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LA NORMA, DEMOCRACIA Y LA INSTITUCIONALIDAD

Las normas de convivencia son muy importantes para cualquier sociedad y, en una
democracia, las normas legales le brindan garantías a toda la ciudadanía por igual. Al hacerlo,
estas normas establecen obligaciones o responsabilidades que debemos cumplir como
individuos o integrantes de una organización, como autoridades estatales o en cualquier
ubicación que nos toque. Una norma clave en toda democracia es que ninguna persona u
organización debe vulnerar los derechos de otra en aras de sus intereses. En coherencia con
esto, las normas legales son necesarias para nuestro desempeño como miembros de una
comunidad democrática. Es necesario subrayar, eso sí, que una cosa es que una sociedad
tenga normas legales y otra cosa es que en esa sociedad exista una cultura de la legalidad.
¿Qué entendemos por cultura de la legalidad? Es aquella forma de vida (conocimientos,
costumbres, creencias, etc.) según la cual las personas y organizaciones valoran el
cumplimiento de las normas y respetan a las instituciones que las garantizan, esto porque
reconocen en ellas un pilar fundamental para su existencia. Ahora bien: Para instaurar una
cultura de la legalidad es necesario conocer las normas y las instituciones democráticas, así
como entender las razones de su importancia, además de estar dispuestos a respetarlas. ¿Por
qué en un régimen democrático son necesarias las instituciones públicas? Las normas reflejan
un acuerdo sobre los fines que comparten todos y cada uno de los miembros de la sociedad.
Para garantizar el respeto de esas normas en el marco de sociedades plurales —es decir, entre
personas que tienen diversos y particulares intereses—, se necesitan organismos públicos que
velen por su cumplimiento. A estos organismos los llamamos instituciones públicas; por
ejemplo, la municipalidad de nuestra localidad, el juzgado, la Policía Nacional, etc. Estas
instituciones conforman el Estado y se constituyen para representar el interés general. Las
instituciones públicas se encargan de arbitrar y regular el comportamiento de los individuos y
de las organizaciones privadas, de modo tal que quede garantizado el respeto de las normas
sociales de convivencia. El Estado no es una institución, sino una red de instituciones u
organismos que representan el interés general en una sociedad democrática. 1. Extraído de
Ministerio de Educación del Perú (2018).Desarrollo Personal,Ciudadaníay Cívica, pp. 182-187.
Lima: MINEDU. En un régimen democrático, las instituciones públicas —conformantes de un
Estado autónomo y soberano— se constituyen en un sistema que garantiza el reconocimiento
de los derechos ciudadanos. El fin de las instituciones públicas, y del Estado en su conjunto, no
es beneficiar a un actor privado en particular; sus acciones deben tener como objetivo el bien
de la comunidad de ciudadanas y ciudadanos. De la normatividad a la legalidad En general, en
una sociedad hablamos de normas de convivencia, pero cuando hablamos de Estado de
derecho e instituciones públicas, es más preciso hablar de leyes. Una norma adquiere el
estatuto jurídico de ley cuando deja de ser solo un consenso tácito sobre la conducta de las
personas y pasa a ser reconocida públicamente por la sociedad. Esto ocurre mediante actos
institucionales llamados legislaciones que están a cargo del Poder Legislativo. Así, una norma
se convierte en ley y se espera que el Estado la haga valer para todos.

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