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A los chicos suele afectarle más el cambio de altura que están atravesando,
lo que les hace percibirse como torpes en deportes en los que antes
destacaban. La siguiente analogía que te ayudará a entender mejor esta
situación: Imagina que cada mañana tuvieses que conducir un coche que
va creciendo paulatinamente.
Desapego parental
Todos los cambios que se produzcan en esta etapa se vivirán con una
intensidad mucho mayor.
Por ejemplo, seguro que conoces algún caso de celos entre hermanos, en el
que uno de ellos suele quejarse de los beneficios del otro. En este punto
hay que ser especialmente cuidadoso, puesto que la percepción de
desigualdad de un adolescente es un desencadenante claro de violencia
y agresividad.
Toma una actitud equitativa con tus hijos, de forma que los hermanos
tengan los mismos derechos y obligaciones.
Uno de los modelos más interesantes que intenta dar explicación a este
fenómeno es el de Albert Bandura:
Por otro lado, el autor también habla de los mecanismos cognitivos que
utilizan los jóvenes al usar la violencia (como deshumanización de las
víctimas, autoengaño con respecto a las consecuencias, etc.).
6 Consejos para tratar la rebeldía en la
adolescencia
Ten en cuenta que se trata de una etapa pasajera. Acepta los cambios que
se están produciendo en este periodo. Seguro que tu hijo se ha quejado en
más de una ocasión de que nadie le entiende, o manifiesta abiertamente
que es un incomprendido.
Puede que te resulte complicado aceptarlo, pero es posible que tenga parte
de razón. Intenta no centrarte en los castigos que le impones a tu hijo
y procura comprender su punto de vista.
Coméntale también como era tu relación con tus padres, para que se sienta
identificado en tu experiencia. Fomenta la comunicación familiar durante las
comidas, sin encender la televisión ni otros aparatos electrónicos.
Ya hemos visto algunos de las exigencias que te pueden imponer tus hijos
–piercings, tatuajes, cambios de look, entre otros-. Selecciona algunos
ámbitos en los que puedes ser más permisivo/a, para que no te conviertas
en su enemigo.
Por ejemplo, podrías permitirle que escoja la ropa que le gusta o que
decore la habitación a su antojo. De hecho, puedes implicarte aún más si le
acompañas a ir de compras y aceptas el estilo de ropa o música que le
guste.
Ser democráticos
Utiliza esta técnica de negociación para temas como hora de llegada a casa,
viajes, etc. Recuerda que siempre se puede llegar a puntos medios.
Muestra preocupación por las notas y visita a los profesores con frecuencia,
para saber qué comportamiento muestra en el colegio y si sus
relaciones sociales son adecuadas. Los síntomas de problemas mentales
pueden pasar desapercibidos, confundiéndose con la crisis típica de la
adolescencia.
Otro de los motivos para estar preocupado/a por tu hijo o hija es que las
enfermedades mentales como depresión pueden estar acompañadas por
consumo de sustancias o tentativas de suicidio.
Esperamos que te hayan sido útiles estos consejos. Recuerda que nadie nos
enseña a ser padres, por lo que lo hacemos lo mejor que sabemos.
Referencias
1. Alvarez-Solís, R.; Vargas-Vallejo, M. Violencia en la
adolescencia. Salud en Tabasco (2002), vol. 8, núm. 2, pp. 95-
98.
2. Amanda Céspedes. Niños con pataleta, adolescentes
desafiantes. Cómo manejar los trastornos de conducta en los
hijos.
3. Bruce E. Levine. How Teenage Rebellion Has Become a
Mental Illness (2008).
4. Lamas, C. Para comprender la adolescencia problemática.
Pág 63-85 (2007).
5. Romero Romero, R. La depresión y el suicidio en niños y
adolescentes. Revista del Sistema Cetys Universidad (2002).