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El abordaje clínico
Los primeros teóricos que evidenciaron la importancia de las diferencias
individuales entre las personas fueron, sin lugar a dudas, los psicólogos
clínicos. Durante la primera mitad del siglo XX tuvo su auge el estudio de
las grandes teorías de la personalidad. Estos psicólogos eran partidarios de
una concepción holística u organísmica y estaban preocupados por entender
los principios de funcionamiento que son comunes a todas las personas, en
especial aquellos que hacen a la singularidad propia de cada sujeto. Dentro
de los autores más importantes podemos citar a Freud (psicoanálisis),
Rogers (fenomenología/ humanismo) y George Kelly (constructos
personales). Estas diferentes líneas teóricas consideraban que cada
individuo es singular, único e irrepetible. Los autores basaban sus
afirmaciones en el estudio clínico de algunos pocos sujetos (pacientes) que
estaban realizando tratamiento psicoterapéutico. En esta línea cobraba
importancia el poder comprender las causas del funcionamiento psicológico
individual.
16 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.)
El abordaje correlacional
El abordaje experimental
Esta escuela, a diferencia de la anterior, hace hincapié en las leyes
generales que rigen la conducta humana y que resultan aplicables a todos los
individuos. Si comparamos la tradición Correlacional con la experimental, la
primera hace foco en las diferencias individuales, y la segunda enfatiza más
los universales que rigen los comportamientos humanos. Autores tales como
Dollar y Miller durante las décadas de 1940 y 1950 se enrolaron dentro de
este enfoque experimentalista y emplearon las bases de las teorías del
aprendizaje para formular los principios del funcionamiento individual.
Hacia 1960 y 1970, y fruto de la revolución cognitiva, autores como Bandura
y Mischel enfatizaron, dentro de un marco de trabajo cognitivo-social, el
estudio de los procesos cognitivos en la determinación de la conducta
humana. Este abordaje metodológico intentó conectar los campos de la
psicología cognitiva y la psicología social.
En síntesis, para la tradición clínica (idiográfica), la personalidad es
sinónimo de singularidad; para la tradición correlacional, el origen de las
diferencias individuales entre los seres humanos se debe a ciertas
disposiciones básicas -los rasgos psicológicos-, y para el enfoque
experimental, importan las leyes generales (procesos básicos) que rigen los
comportamientos humanos.
18 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.)
Motivaciones
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Rasgos y tipos psicológicos. Los rasgos son una de las unidades de análisis
más estudiadas. Como ya hemos referido, se trata de tendencias latentes que
predisponen a los individuos a comportarse de determinado modo, son los
responsables de las diferencias individuales entre unos y otros, y predicen la
conducta humana en diferentes situaciones. Por ejemplo, una persona que
posee el rasgo extroversion, tiende a ser sociable, gregaria, comunicativa,
disfruta del contacto con los demás y participa de diferentes actividades
sociales. Aquello que "impulsa" a este individuo a ser extrovertido es
precisamente este componente, que es el rasgo extroversion. Los rasgos son
de naturaleza inferencial y, por lo tanto, no observables.
Los principios fundamentales que distinguen a los rasgos son la
consistencia y la estabilidad, y son el presupuesto básico de que existe algo
que se mantiene más allá de las diferentes situaciones y a lo largo del tiempo.
Los autores han aislado mediante la metodología del análisis factorial las
dimensiones básicas de las diferencias individuales entre las personas. El
enfoque más moderno y más utilizado por los científicos es el modelo del Big
Five (véase Capítulo 2). Se supone que los rasgos son sumamente estables y
que se consolidan alrededor de los 30 años, existiendo poco cambio en la
personalidad más allá de esta edad (Costa y McCrae, 1990).
La agrupación de varios rasgos distintos se denomina tipo. A diferencia
del rasgo, la consideración del tipo hace alusión a un perfil y es categorial.
Así, algunos autores han aislado diferentes tipos psicológicos: por ejemplo, las
personas que se adaptan y responden bien al estrés constituirían un tipo
psicológico determinado. Myers, McCaulley y Quenk (1998) consideran
dieciséis combinaciones tipológicas basadas en los tipos psicológicos de Jung
(por ejemplo, introvertido/orientado al pensamiento o
extravertido/orientado a la sensación). Esta conceptualization fue tomada
por T. Millón a mediados de la década de 1990 para configurar su descripción
de los modos cognitivos, como estructurante de la personalidad normal
(véase Capítulo 3).
Cabe considerar que muchos autores se dedicaron al estudio de los rasgos
patológicos de la personalidad. No fue sino hasta 1980 que el concepto de
trastornos de la personalidad comenzó a utilizarse, de la mano de las nosologías
internacionales de clasificación (DSM), ocupando allí un lugar destacado y
conocido como Eje II. La tradición de análisis de los rasgos psicológicos
permaneció disociada del estudio de la psicopatología en la historia de la
psicología de la personalidad. No fue sino hasta el año 2013 que la nueva
revisión de las nosologías
20 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.)
Enfoques teóricos
Existen diferentes modelos y enfoques para el estudio de la
personalidad. Para el planteamiento de las diferentes teorías de la
personalidad seguiremos la sistematización propuesta por Millón (1996). El
autor propone diferenciar los enfoques en monotaxonómicos y politaxonó-
micos, empíricos y explicativos, respectivamente (véase Figura 1).
EXPLICATIVO EXPLICATIVO
POLITAXONÓMICO MONOTAXONÓMICO
EMPÍRICO EMPÍRICO
POLITAXONÓMICO MONOTAXONÓMICO
estas otorgó mayor importancia a dos de ellas, sobre las que construyó
cuatro tipos de personalidad. Las dimensiones son baja/alta ansiedad e
introversión/extroversión. A pesar de sus esfuerzos, el problema de esta
tipología es no proveer un marco comprehensivo que explique de forma
acabada el ámbito de las diferencias individuales.
Eysenck, por su parte, ha seleccionado tres dimensiones fundamentales
de la personalidad que la explican. Neuroticismo, introversión/
extroversion y psicoticismo. Siguiendo las ideas de Jung, Pavlov y
Kretschmer, el autor construyó un marco explicativo de la personalidad en
términos biológicos, relacionando la condicionabilidad de los estímulos con
la reactividad nerviosa autónoma.
de análisis que den cuenta del fenómeno objeto de estudio. Dentro de esta
línea tenemos autores en su mayor parte psicoanalíticos, con preocupaciones
básicamente clínicas, que intentaron arribar a explicaciones teóricas sobre
cómo la personalidad se torna patológica.
Heinz Kohut (1971 y 1977) consideró la constitución del sí-mismo (self)
como un organizador del desarrollo psicológico individual. Concebía
evolución del self desde el estado infantil de fragilidad y fragmentación a un
estado cohesivo y organizado, que es el correspondiente a la etapa adulta.
Kohut no pensaba el conflicto psicológico como regulador de la vida
psíquica, tal como lo hacían los teóricos del psicoanálisis clásico, sino que
hipotetizaba que los trastornos de la personalidad tenían que ver con déficits
en la estructuración del self.
Gunderson (1988) construyó una teoría que permite identificar el
desarrollo de la personalidad normal hasta sus variantes más patológicas,
haciendo eje en las patologías límite (borderline) a las cuales dedicó la mayor
parte de su obra.
Otto Kernberg (1984), quizá uno de los teóricos del psicoanálisis
contemporáneo con propuestas más novedosas, trató de instaurar una
nueva tipología en el estudio de la personalidad y sus trastornos. Estableció
que la personalidad se halla más ligada a los diferentes niveles de severidad
que a fijaciones a etapas psicosexuales tempranas -como afirmaba el
psicoanálisis clásico-; el autor organiza los tipos de personalidad según su
nivel de severidad (alto, intermedio y bajo) y de organización estructural
(neurótico, límite y psicótico).
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