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LA PSIQUIATRIA EN EL RENACIMIENTO

Paracelso (1493-1541), autor del tratado "Sobre las enfermedades que privan de la razón". En esta obra
propone que las enfermedades mentales no tienen su causa en Dios, sino en procesos naturales, y adelanta
una clasificación en cinco grupos: epilepsia, manía, locura verdadera, baile de San Vito y "suffocatio
intellectus". Los locos verdaderos se dividen también en cinco tipos: lunáticos, insanos, vesánicos,
melancólicos y obsesos.

En el Malleus maleficarum, (obra heterodoxa incluida en el Índice de Libros Prohibidos varios siglos después),
se define a la enfermedad mental como una forma de brujería o posesión demoníaca cuyo tratamiento pasaba
por la tortura o la hoguera para "liberar" el alma del enfermo.12 Hay que destacar también dentro del
cristianismo el papel de San Juan de Dios (1495-1550) puesto que vivió en sus propias carnes la violencia de la
contención de los locos en el Hospital Real de Granada, y eso tuvo algo que ver con la fundación de la Orden
Hospitalaria, la cual se planteaba formas de atención humanitaria en las instituciones asistenciales

Mucho antes, desde el siglo XIII, en Inglaterra, en Bedlam se acogían locos, y posteriormente en algunas
ciudades europeas bajomedievales, hubo fundaciones civiles y religiosas para la tutela de dementes. En la
Corona de Aragón, tanto el Hospital General de la Sancta Creu de Barcelona, fundado en 1401, como el
Hospital des Innocents de València fundado por Juan Gilaberto Jofré el 1409, acogía a locos. La acogida de
locos no tenía ninguna implicación terapéutica, solamente se desplazaba la responsabilidad de la tutela legal
del loco de una persona física —habitualmente un pariente—, a una persona jurídica —la fundación
hospitalaria. Ya en 1385 el franciscano Francesc Eiximenis, escribió un Regiment de la cosa públicadestinado a
los Jurats de la Ciudad de Valencia en el que establecía las responsabilidades de los gobernantes de la ciudad
en proveer los medios para gestionar a dementes y enfermos, y que inspiró indudablemente la obra del
valenciano Luis Vives siglo y medio más tarde. Por eso, en la Corona de Aragón, como en el Norte de Italia y en
la Europa Católica, muchas de estas instituciones eran ya en el XV civiles y controladas por los municipios y así
siguieron hasta las leyes de reforma de la beneficencia promulgadas por el constitucionalismo moderno en el
s. XIX.

En 1567 Bernardino Álvarez, soldado retirado, inaugura el primer centro de estas características de América,
en México. También porEuropa se extiende esta política de confinamiento: en Inglaterra Enrique VIII inaugura
el primer hospital para locos, el Bethlem Royal Hospital o asilo de Bedlam.

Esta revolución se acompaña de la obra y el pensamiento del que es considerado el padre de la psicología:
Juan Luis Vives, humanista, filósofo y pedagogo español de origen judío, autor del tratado De anima et vita
(Basileae, 1538) en el que apunta varios aspectos de psicología y psicopatología y niega categóricamente el
origen sobrenatural de la locura.

A los de Vives hay que añadir los estudios de Jean François Fernel (1485-1558), quien describe varias
capacidades de la mente como la memoria, la inteligencia, o el sentido común, y que se reafirma en el origen
natural de la enfermedad mental. Johann Weyer (1515-1588), médico y humanista, y algunos otros médicos
como Cornelio Agripa, Girolamo Cardano, Arnau de Vilanova (1238 - 1311), Andrés Laguna, Amato Lusitano o
Lavinio Lemniotambién se oponen a que los locos sean quemados en la hoguera y reivindican el origen médico
de la locura. Weyer desarrolla un tratado teórico sobre el tema del demonio y la locura titulado De Praestigiis
Daemonum. De todas formas se mezclan con frecuencia en algunos de estos autores brujería, locura,
licantropía, alquimia y estados delirantes o epilépticos, en muchos casos con algunas trazas de la misma
misoginia que impregna las tesis oficiales.

En 1511 se publica el Elogio de la locura, un ensayo de Erasmo de Róterdam escrito en forma de sátira en el
que critica las supersticiones y las prácticas piadosas de la Iglesia Católica, así como de la locura de los
pedantes (entre los que se incluye el propio autor). Se trata más de una crítica a la doctrina religiosa imperante
que un tratado sobre psiquiatría pero ejerció una gran influencia en la visión de la enfermedad mental durante
buena parte del renacimiento.

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