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FRA ANGELICO

Vicchio di Mugello, Florencia, H. 1395 - Roma, 1455


Guido di Pietro se trasladó en fecha incierta a Florencia con su hermano Benedetto,
ingresando ambos en el taller de manuscritos de la parroquia de San Miguel
Visdomini. Benedetto se formó como copista, y Guido como iluminador, lo que explica
su ulterior maestría en obras de pequeño formato. En 1417 figuraba como pintor y
ciudadano florentino en la Confraternidad de San Nicolás de Bari, y en 1418 cobraba
por un retablo desaparecido para San Esteban del Puente en Florencia. En 1423 había
profesado ya como dominico en el convento observante de Santo Domingo en Fiesole
y tomado el nombre de Fra Giovanni da Fiesole.
El nombre de Fra Angelico, como ha pasado a la historia, aparece por primera vez
catorce años después de su muerte en referencia a su profunda espiritualidad,
ampliamente destacada por su primer biógrafo, Antonio Manetti, hacia 1494-1497.
Entre 1420 y 1432 Fra Angelico compaginó la iluminación (Misal, Ms. 558, Museo di
San Marco, Florencia) con obras de altar para Santo Domingo y otras fundaciones de
la orden, aplicando a éstas el preciosismo y delicadeza de la miniatura, como se
aprecia en La Anunciación (Prado) o La Coronación de la Virgen (Musée du Louvre,
París). Realizadas en un momento crucial para el arte florentino, estas obras delatan la
confluencia en Angelico de muy variadas influencias, desde el gótico internacional de
Lorenzo Monaco -en cuyo entorno cabría situar su primera formación- al arte
«revolucionario» de Masaccio, sin olvidar el elegante y refinado artificio de Gentile da
Fabriano.
El año 1432 marcó un punto de inflexión en su carrera, al pintar para el Arte
de'Linaiuoli un tríptico cuya tabla central, de grandes dimensiones, muestra a la Virgen
con el Niño entronizados (Museo di San Marco, Florencia). Acabado en 1436, el
tríptico señala la madurez artística de Angelico y su rotunda decantación por las
propuestas más avanzadas, curiosamente representadas por artistas de la generación
anterior; de hecho, su concepción espacial y la monumentalidad de las figuras lo
aproximan más a Masaccio (fallecido en 1428) y a escultores como Ghiberti (1378-
1455) que a sus colegas coetáneos.
El tríptico Linaiuoli suscitó el interés de dos poderosos patronos rivales: Palla Strozzi,
para quien pintó una Deposición (Museo di San Marco, Florencia), y Cosme de
Médicis, que le encargó la decoración del convento de San Marcos en Florencia, un
proyecto colosal que realizó entre 1440 y 1445 y que comprendía tanto los altares
como la pintura al fresco de las principales estancias del edificio, incluyendo cuarenta
y tres celdas.
Esta enorme tarea solo pudo llevarse a cabo gracias a la existencia, perceptible ya
desde inicios de la década de 1430, de un amplio y bien organizado taller entre cuyos
miembros figuraría Benozzo Gozzoli, su discípulo más destacado. Con la elección
como papa en 1446, con el nombre de Eugenio IV, de Antonio Pierozzi, antiguo prior
de San Marcos, Fra Angelico se trasladó a Roma, donde estuvo pintando durante
cuatro años en el Vaticano.
Solo se conserva uno de sus trabajos romanos: el ciclo de frescos con las vidas de
san Esteban y san Lorenzo en la capilla privada de Nicolás V (1448-1449), que
evidencia su profunda asimilación de la obra de Masaccio en la capilla Brancacci
(Santa María del Carmen, Florencia). Tras una breve estancia en Orvieto, regresó en
1450 a Florencia para asumir el priorato de Santo Domingo en Fiesole, trabajando de
nuevo para Cosme y Pedro de Médicis. Su último encargo fue la desaparecida
decoración al fresco del claustro de Santa María sobre Minerva, principal fundación
dominica en Roma, donde siguió un programa iconográfico concebido por fray Juan de
Torquemada, a quien Fra Angelico conocía desde la estancia del prelado español en
Florencia en la década de 1430.

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