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como las concentraciones de esteroides sexuales, el nivel de forma física y la
intensidad de las sesiones de ejercicio previas. Tanto para el ejercicio de
resistencia como para el de resistencia, una mayor activación de la glucólisis
anaeróbica y la formación de lactato aumentan la cantidad de GH liberada. No está
claro si una sesión de ejercicio de resistencia o un régimen de entrenamiento de
ejercicio de resistencia in luye en la cantidad total de GH liberada durante un
período de 24 horas; esto puede depender del sexo de la persona, la intensidad del
ejercicio y la duración del entrenamiento de ejercicio. No se ha estudiado la
in luencia de una única sesión de ejercicio de resistencia o de entrenamiento de
resistencia en la secreción de GH durante 24 horas. La modulación de la dieta
previa al ejercicio (especialmente la modulación de la ingesta de grasas) también
puede in luir en la liberación de GH durante el ejercicio de resistencia. No se han
completado estudios que midan la respuesta de GH de 12 a 24 horas al ejercicio de
resistencia tras la ingestión de varias dietas con macronutrientes.
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La GH es una potente hormona anabólica que desempeña un papel
signi icativo en el metabolismo de los lípidos en varios sitios, incluyendo el hígado,
el músculo esquelético y el tejido adiposo (Dehkhoda et al., 2018). Durante
períodos de ayuno o estrés, la GH promueve el uso de lípidos como fuente
primaria de combustible para preservar las reservas de carbohidratos y proteínas
(Lewitt, 2017). En el hígado, la captación y producción de lípidos se incrementan a
través de la fosforilación de las proteínas de unión a elementos reguladores de
esteroles (SREBP-1a) y por el aumento de la expresión de la lipoproteína lipasa (LPL)
(Vijayakumar et al., 2011). Además de esto, la GH también aumenta indirectamente
la oxidación de ácidos grasos y activa la vía de la proteína quinasa activada por
monofosfato de adenosina (AMPK) (Vijayakumar et al., 2011).
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del ejercicio, una función de la duración y la frecuencia del ejercicio (Pritzla et al.,
1999). De hecho, la evidencia actual disponible sugiere que las respuestas de GH
inducidas por el ejercicio sólo pueden ser provocadas en o por encima de
parámetros especí icos de volumen e intensidad del ejercicio. Por ejemplo, Felsing
et al. (1992) mostraron que con el in de aumentar la GH circulante, los hombres
adultos sanos necesitaban hacer ejercicio durante un mínimo de 10 minutos por
encima del umbral de lactato. De forma similar, Gilbert et al. (2008) demostraron
que los hombres adultos sanos que realizaban 30 minutos de ejercicio aeróbico al
70% del VO2 pico obtenían una mayor respuesta de GH que cuando realizaban un
único sprint de 30 segundos en un cicloergómetro. Aunque la mayoría de las
investigaciones se han realizado en hombres, un estudio de Sauro y Kanaley
(2003) también demostró que realizar ejercicio al 75% del VO2pico durante un
mínimo de 10 minutos es su iciente para aumentar la respuesta de GH en mujeres
jóvenes sanas. Estos resultados ponen de mani iesto que, aunque la intensidad del
ejercicio parece in luir en los niveles de GH de forma aguda, también puede ser
necesario un volumen de ejercicio su iciente.
Los estudios han demostrado que, aunque los ejercicios aeróbicos de alta
intensidad, como el ciclismo, la bicicleta estática, la carrera, la cinta rodante, el
footing, el esquí de fondo y la natación pueden elevar la hormona del crecimiento,
el ejercicio más iable para aumentar la producción de la hormona del crecimiento
es el entrenamiento progresivo con pesas. Lo mejor es combinar el ejercicio
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aeróbico con el entrenamiento con pesas. El consumo de suplementos liberadores
de GH junto con el ejercicio puede producir una mejora física signi icativa.
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estrés oxidativo (concentración de LP) no aumentaron considerablemente. Sin
embargo, la ligera elevación de la concentración plasmática de IL-6 sugiere la
existencia de un microdaño más ino en las paredes vasculares y/o el tejido
muscular.
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