Está en la página 1de 5

Respuestas endocrinas al entrenamiento

de fuerza

Integrantes:

Israel Bravo

Matías Quiñones

Luis Segura

Docente: Danni Haichelis


Día 1 Biserie 1 Biserie 2 Biserie 3
Ejercicio Sentadilla Remo polea Peso muerto Press pecho Extensión Press hombro
rumano rodilla
Repeticiones 8 – 12 8 – 12 8 – 12 8 – 12 10 - 15 10 - 15
Series 3 3 3 3 2 2
RIR 3 3 3 3 1 1
Diseño sesiones de entrenamiento para planificación 4 semanas.

Día 2 Biserie 1 Biserie 2 Biserie 3


Ejercicio Estocada Press banca Sentadilla Jalón al Curl femoral Pullo ver
reversa split pecho polea
Repeticiones 8 – 12 8 – 12 8 – 12 8 – 12 10 - 15 10 - 15
Series 3 3 3 3 2 2
RIR 3 3 3 3 1 1

Preguntas.

1. Indicar las hormonas que serán participes de la adaptación esperada


2. Indicar las modificaciones agudas y crónicas en la secreción de las hormonas mencionadas
3. Especificar las interacciones entre las hormonas indicadas
4. Que hormonas asociadas al estrés se manifestaran y cuál es su interacción con el resto de
las hormonas

1. Las principales hormonas que generan un estado anabólico son el factor de crecimiento
insulínico tipo 1 (IGF-1), la hormona del crecimiento (GH), la testosterona y la insulina.
La IGF-1 es un péptido homologo que, como su nombre lo indica, tiene una similitud
estructural con la insulina. El IGF-1 lleva a cabo señalizaciones intracelulares con efectos
anabólicos y anti catabólicos sobre el musculo, por tanto, fomenta un mayor crecimiento
tisular (Sandri, 2008), En humanos se han identificado 3 isoformas: IGF-1 Ea, IGF-1 Eb e
IGF-1 Ec. Este último (IGF-1 Ec) es una variante específica para el tejido muscular y se
expresa en respuesta a una carga mecánica, desarrolla su acción de modo
autocrina/paracrina. Debido a lo anterior se ha denominado factor de crecimiento mecano
(MGF) (Goldspink, 2005).
La hormona del crecimiento es una superfamilia de hormonas polipeptídicas liberadas por
el lóbulo anterior de la glándula pituitaria. Esta hormona se segrega de forma pulsátil y,
fuera del ejercicio, su emisión más elevada tiene lugar durante el sueño. La GH tiene
propiedades tanto anabólicas como catabólicas. De un lado estimula la lipolisis
(degradación de los lípidos) y por otro promueve la captación celular de aminoácidos y su
incorporación a diversas proteínas.
La testosterona es una hormona esteroidea derivada del colesterol, sintetizada en las
células de Leydig de los testículos mediante el eje hipotálamo-hipófisis-gonadal, también
se sintetizan pequeñas cantidades en las glándulas suprarrenales y en los ovarios. El
hombre tiene una cantidad de testosterona circulante aproximadamente 10 veces superior
a la de la mujer, y se piensa que esta discrepancia entre géneros es en gran parte la
responsable de la mayor musculación que presentan los varones pospubescentes.
La insulina es una hormona peptídica secretada por las células beta del páncreas. En las
personas sanas, la insulina regula el metabolismo de la glucosa facilitando el
almacenamiento del glucógeno en el musculo y en el tejido hepático. La insulina está
implicada en el anabolismo muscular, estimulando tanto las fases de iniciación como de
elongación de la traducción proteica. La insulina también ejerce efectos anabólicos a través
de la activación de la mTOR (mammalian target of rapamicyne).

2. Se han hallado fuertes correlaciones entre entrenamiento de tipo hipertrófico y secreción


hipofisiaria aguda de GH, un aumento en la concentración de iones hidrogeno en sangre
puede ser en parte responsable de la respuesta de GH al ejercicio anaeróbico agudo de
alta intensidad (Gordon, 1994). Los niveles de GH se multiplican por 10 después del
ejercicio con restricción del flujo sanguíneo (Fujita, 2007). En el estudio de (Kraemer W. J.,
1998) se observaron cambios significativos en la testosterona luego de 6 semanas de
entrenamiento de fuerza, las concentraciones séricas de testosterona fueron
significativamente más altas para los hombres en todos los puntos temporales medidos
(concentraciones de testosterona más altas que las mujeres luego de 1, 6 y 8 semanas de
entrenamiento). (Schwab, 1993) analizaron el efecto en la concentración sérica de
testosterona en varones en un entrenamiento de fuerza a una intensidad del 90-95% de un
6 RM en sentadilla y un 60-65% del peso anterior para 10 repeticiones, se observaron
aumentos significativos para ambos protocolos en relación con las concentraciones de
testosterona basales (sin diferencias significativas entre ambos) y una disminución de estos
luego de 10 de acabar la sesión de entrenamiento. Levar a cabo entrenamiento de tipo
hipertrófico también ha demostrado aumentar de manera significativa los niveles
circulantes de IGF-1 (Kraemer W. J., 1990). Se piensa que tales aumentos están asociados
al aumento de la concentración de GH. Distintos estudios demuestran no generar cambios
a nivel crónico de las concentraciones en reposo de hormonas como testosterona, GH, IGF-
1 e insulina (McCall, 1999). Parece que la respuesta aguda es mas critica para el
crecimiento y la remodelación de los tejidos que los cambios crónicos en las
concentraciones hormonales en reposo (Kraemer W. J., 2005).

3. La GH tiene una estrecha relación con IGF-1, la GH llega al hígado, donde se estimulan las
células hepáticas para producir el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1). Esta
hormona se produce en la liberación de sangre como respuesta en la estimulación de GH.
Cuando los niveles de IGF-1 son altos, envían señales al hipotálamo y a la glándula
pituitaria para reducir la producción de GH. Como podemos observar la hormona GH
estimula directamente la producción de IGF-1 en el hígado, y esta misma hormona antes
mencionada actúa periféricamente para intervenir muchos de los efectos anabólicos de la
GH. La relación que tienen estas 2 hormonas mencionadas es esencial para la regulación
del crecimiento, crecimiento muscular y las adaptaciones que se tienen al ejercicio
(Velloso, 2008).
La GH y el IGF-1 desempeñan papeles anabólicos, estimulan el crecimiento muscular y la
síntesis de proteína. En la recuperación post ejercicios, se produce una liberación de estas
hormonas, lo que conlleva que el cuerpo pueda recuperarse y fortalecer sus tejidos.
La testosterona que aumenta durante y post entrenamiento puede mejorar la sensibilidad
a la insulina. Esto nos quiere decir que una mejor sensibilidad nos ayuda en una mayor
eficiencia en la utilización de nutrientes para la síntesis de proteína y la recuperación.
Se ha sugerido que esta hormona (testosterona) incrementa la liberación de otros agentes
anabólicos incluidos la GH y el IGF-1/MGF (Sculthorpe, 2012)
La interacción entre la insulina, la GH y la IGF-1 en el periodo post-entrenamiento crea un
entorno anabólico optimo. La insulina mejora la eficiencia del transporte de nutrientes
mientras la GH y la IGF-1 proporciona señales anabólicas para el crecimiento y la
reparación muscular (Bosch-Barrera, 2009).

4. Cortisol es una hormona del grupo de los glucocorticoides, cuya liberación desde las
glándulas suprarrenales, está influenciada por los ciclos circadianos. Esta se encuentra en
sus niveles máximos durante la mañana, al inicio de la actividad física (luego de despertar)
y sus niveles mínimos se encuentran durante la media noche. El cortisol es liberado
durante el ejercicio para disponer de los sustratos energéticos necesarios para la actividad
física del día (Kraemer, Ratamess, Hymer, Nindl, & Fragala, 2020). El entrenamiento de
resistencia con cargas elevada (altos volúmenes, altas intensidades, poco descanso entre
series, etc.) ha demostrado incrementar en mayor medida los niveles de cortisol (Kraemer,
y otros, 1990). El ratio testosterona/cortisol ha sido largamente estudiado, y se presenta
como un indicador de la sobrecarga física, aunque se debe aplicar con precaución debido a
la alta variabilidad inter-sujetos (Vervoorn, y otros, 1994).

Bibliografía
Sandri, M. (2008). Signaling in muscle atrophy and hypertrophy. 160-170.
Goldspink, G. (2005). Mechanical signals, IGF-I gene splicing, and muscle adaptation. 232-238.

Gordon, S. E. (1994). Effect of acid-base balance on the growth hormone response to acute high-
intensity cycle exercise. 821-829.

Fujita, S. A. (2007). Blood flow restriction during low-intensity resistance exercise increases S6K1
phosphorylation and muscle protein synthesis. 903-910.

Kraemer, W. J. (1998). The effects of short-term resistance training on endocrine function in men
and women. 69-76.

Schwab, R. O. (1993). Acute effects of different intensities of weight lifting on serum testosterone.
1381-1385.

Kraemer, W. J. (1990). Hormonal and growth factor responses to heavy resistance exercise
protocols. 1442-1450.

McCall, G. E. (1999). Acute and chronic hormonal responses to resistance training designed to
promote muscle hypertrophy. Canadian Journal of applied physiology, 96-107.

Kraemer, W. J. (2005). Hormonal responses and adaptations to resistance exercise and training.
Sports medicine, 339-361.

Kraemer, W., Ratamess, N., Hymer, W., Nindl, B., & Fragala, M. (Febrero de 2020). Growth
Hormone(s), Testosterone, Insulin-Like Growth Factors, and Cortisol: Roles and Integration
for Cellular Development and Growth With Exercise. Frontiers in endocrinology, 11(33), 1-
25.

Sculthorpe, N. S. (2012). Androgens affect myogenesis in vitro and increase local IGF-1 expression.
Med Sci Sports Exerc, 610-5.

Velloso, C. P. (2008). Regulation of muscle mass by growth hormone and IGF‐I. British journal of
pharmacology, 557-568.

Bosch-Barrera, J. H. (2009). La vía de la insulina y el factor de crecimiento similar a la insulina, una


nueva diana terapéutica en oncología. In Anales del Sistema Sanitario de Navarra , 413-
421.

Kraemer, W., Marchitelli, L., Gordon, E., Harman, E., Dziados, E., Mello, R. F., . . . Fleck, J. (1990).
Hormonal and growth factor responses to heavy resistance exercise protocols. Journal of
applied physiology, 1442–1450.

Vervoorn, C., Quist, M., Vermulst, J., Erich, B., de Vries, R., & Thijssen, J. (1994). The behaviour of
the plasma free testosterone/cortisol ratio during a season of elite rowing training.
International journal of sports medicine, 257–263.

También podría gustarte