Lo que define a las políticas sociales es la forma directa mediante la que el Estado tiene como

objetivo reducir las inequidades sociales y, por tanto, constituir a la cohesión social, brindando
oportunidades productivas, desarrollando las capacidades individuales de los ciudadanos y
asegurando la protección de estos.

El concepto básico es que los seres humanos, por el mero hecho de serlo, tienen derechos similares
en lo que se refiere a la existencia y la calidad de la misma, con independencia de sus restantes
atributos.

El concepto de derechos humanos comenzó a manifestarse con la Revolución Francesa, esta

revolución destruyó el principio de aristocracia en la sociedad y lo reemplazó con conceptos de
igualdad, pero estableció el derecho del Estado en nombre del colectivo denominado "la revolución
que decidió la vida de las personas”

Desde la independencia, América Latina siempre se ha colocado en escenarios delicado en los que
juega un papel dependiente o codependiente.

Al analizar los movimientos sociales en América Latina, las experiencias de movilización de las
últimas décadas del siglo XX y la primera década del XXI cobran especial importancia debido a la
especial naturaleza de la acción colectiva; por un lado, una acción colectiva conjuntamente unida
por una fuerte solidaridad grupal; por otro lado, en muchos casos la capacidad de movilización se
manifestó y llevó a la destrucción de las instituciones.

La formación social de América Latina y el Caribe se ha configurado como una sociedad en torno al
capitalismo. Esto obstaculizó claramente su constitución como comunidades y naciones en un
mismo movimiento promoviendo sensibilidades culturales neocoloniales y oligárquicas, que es una
forma de gobierno en la que el poder político está en manos de unas pocas personas, generalmente
de la misma clase social. Pero que en este caso actuaron como uno de los factores para la
reproducción de las diversas formas de sometimiento que afectan a distintas poblaciones, por lo que
afectó distintas clases sociales.

Las políticas sociales en la mayoría de países latinoamericanos, por no decir que todo, se han
trastornados. Han pasado de ser Estados y se han convertido en una mafia y en realidad esto ha
puesto a la sociedad verdadero estado de emergencia. Esto es exactamente lo que puede llamarse
un estado criminal.

Centrándonos en nuestro país, Tomaré a Omar Torrijos como ejemplo. Este hombre instituyó un
gobierno de corte populista. Torrijos se puso en práctica una política económica liberal que convirtió
a Panamá en un centro bancario internacional.
Fue intolerante con la oposición política y hubo dirigentes opositores encarcelados, exiliados o
asesinados.

Bueno, en términos de acción política, la mafiocracia, como la voy a denominar, fue eliminando casi
todas las diferencias entre dictaduras y la farsas democráticas en las que se encontraba sumergida
Panamá.

Los ejercicios electorales se volvieron un ejercicio mediático, las leyes electorales restringieron los
derechos de los ciudadanos y las protestas fueron cada vez más reprimidas y criminalizadas por la
misma organización policial, tanto por los medios de comunicación como del poder judicial.

Alejándonos, pero no desviándonos del tema, la democracia tenía o más bien, tiene el objetivo de
velar por el bien común, por el desarrollo evolutivo del Estado.

A medida que la economía se desarrollaba, las necesidades en los ciudadanos se incrementaron y las
políticas sociales tuvieron que tomar la responsabilidad de preparar a las personas en cuanto a su
educación y siendo objetiva, la educación es la base de prácticamente todo. porque con una
sociedad ignorante no prospera el Estado.