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Estado del Arte para la generación del Constructo teórico: La

Experiencia del Líder. Desde la Gerencia Resiliente para la


Gobernabilidad.

Si bien es cierto que el término liderazgo se ha ido cambiando y transformando


en el transcurrir del tiempo, de acuerdo a lo planteado por Bass (1990), se tiene
que desde la edad antigua los poemas homéricos develan las cualidades morales
y espirituales relacionadas con la nobleza, la astucia y el sentido del deber de una
clase selecta capaz de ejercer el ejercicio de lo que hoy llamamos liderazgo. Es
por ello que es un tema que ha estado presente desde la creación del mundo, en
el sentido de que en cierta forma nuestros desempeños han sido orientados por la
figura de un líder.

De la misma manera, es necesario develar las raíces filosóficas en las cuales


se sustenta la gerencia, para Ibáñez y Castillo (2012) las organizaciones a través
del tiempo transitan por una serie de cambios, que determinan su naturaleza, es
así pues como con la imposición de las diversas corrientes de pensamientos que
ha predominado en cada etapa de la historia ha dado forma a la doctrina
gerencial. Durante la prehistoria el hombre buscó organizarse, obteniendo así su
sustento, tratando de satisfacer sus necesidades básicas, para ello se demarcaba
el trabajo por sexo, en lo que siempre estuvo presente elementos de la dirección
gerencial; el epicentro de los esquemas de trabajo fue resolver los problemas
económicos, esto propició la organización como fuente para la subsistencia.
En ese mismo sentido, Ibáñez y Castillo (2012) destacan que, la gerencia no
se hizo esperar en las antiguas civilizaciones, es importante el aporte en cuanto a
la gestión de los recursos de las instituciones; se tiene así que las pirámides son
testimonios de las habilidades que poseían estos hombres para trabajar con pocos
recursos haciendo uso de los trabajadores, se trae a colación las siguientes
preguntas ¿Quién coordinaba el trabajo de los demás? ¿Quién supervisaba que
todas las actividades se hicieran de la mejor manera? ¿Cómo administrar los
recursos y los talentos? Aún y cuando en esta época no se hablaba de estos
temas como en la actualidad, las habilidades y competencias gerenciales siempre
estuvieron presentes.

Continuando con el devenir histórico, de acuerdo a lo planteado por Bass


(1990), los filósofos griegos realizan sus aportes, en ese sentido Sócrates plantea
el liderazgo cómo la acción del servicio es lo que debe privar en quienes dirigen el
gobierno; una mezcla de moral, política y justicia era el fin ulterior de la actividad
humana en la responsabilidad de gobernar para los ciudadanos. En cuanto a la
gerencia para el filósofo es una habilidad personal separada del conocimiento
técnico y de la experiencia.

Por su parte, Platón ya recoge aspectos relacionados con esta materia y es que
en su diálogo de Gorgias expone que el liderazgo es una habilidad para salvar las
almas de los ciudadanos y aún más la expresa cómo una habilidad capaz de
introducir en los demás la justicia, la prudencia y virtudes en el corazón de estos.
Con respecto a la gerencia, Ibáñez y Castillo (2012) indican la forma en que
Platón dividió los modos de gobernar en los negocios públicos; comenzando con
la aristocracia, fundamentada en el gobierno de la clase alta o de la nobleza, la
oligarquía, basada en el gobierno de una sola clase social, la democracia, para
gobernar por y para el pueblo y por último la tiranía, que es el tipo de gobierno
ejercido por una sola persona.

Aristóteles por su parte, plantea el liderazgo como una felicidad, y que las
competencias o habilidades, no son menos necesarias que los valores, aquí se
denota una apreciación del liderazgo desde el interior de quienes lideran; es decir
como un rasgo inherente a la personalidad para el ejercicio de tan importante
papel. También al igual que su maestro se detiene en la vocación de servicio
frente a los demás, donde el hombre no puede aspirar sólo a su bien personal
puesto que es un ser social; aquí se deja entrever el carácter colectivo donde no
es posible liderar apartado de la las relaciones que se dan con los demás. Se
aprecia además como Aristóteles plantea características esenciales que deben
poseer los líderes estas son: la virtud, la moral, el servicio, el desapego, la
habilidad, la responsabilidad, la ética y la competencia.

Con respecto a la gerencia, Ibáñez y Castillo (2012) Aristóteles da indicios a lo


que se conoce hoy como el cuadro de mando integral, el cual comprende cuatro
(04) perspectivas para analizar las organizaciones como son: lo financiero,
procesos internos, clientes y la capacitación, es decir es un sistema que nos
informa de la evolución de los parámetros fundamentales del negocio

Ahora bien, desde la perspectivas de Agustín de Hipona expresa que el


propósito de todos los líderes es la mejora de aquellos a quienes lidera
compartiendo muy ampliamente lo esbozado por Platón y Aristóteles; haciendo
énfasis en el liderazgo inspiracional, cuyo centro principal lo es la entrega absoluta
hacia los otros; según Bass (1990) estos líderes dan ánimo, aumentan el
optimismo y entusiasmo, y comunican sus visiones de futuros realizables con
fluidez y seguridad.

Seguidamente, se develan en este apartado los orígenes del pensamiento


administrativo, según Ibáñez y Castillo(2012) se dan con el enfoque clásico, cuyo
precursor fue Frederick Taylor (1865-1915) conocido como el padre de la
administración científica, quien en (1903) fundamentó su filosofía en cuatro
principios básicos, el principio de planeación, evitando la improvisación, la
preparación para el entrenamiento de los trabajadores de acuerdo a sus actitudes
y aptitudes, la ejecución con el propósito de distribuir las funciones y
responsabilidades y el control como un proceso de comparación entre lo ejecutado
y lo planificado.
Continuando con el devenir del pensamiento administrativo, Ibáñez y Castillo
(2012) hace mención sobre la burocracia siendo su precursor el sociólogo alemán
Max Weber, quien en (1909) la define como un conjunto de actividades regulares
que caracterizaba a las modernas corporaciones en el cual se establecía una
jerarquía formal y era regida por reglamentos y líneas de autoridad, donde la
burocracia no buscaba la perfección sino la sistematización.
En ese mismo sentido para Ibáñez y Castillo,(2012) Henrry Fayol en (1916) es
considerado el padre de la teoría clásica de administración apuntó que la gerencia
era una habilidad que se podía adquirir una vez que se entendiese sus principios
fundamentales; su estudio se apalancó en la organización completa haciendo
énfasis en la estructura. Propuso las funciones financieras, contables, técnicas y
de seguridad como una forma para sacar provecho de los recursos que dispone la
organización. Estableció a su vez, los principios generales de la administración.
Por otra parte y en contraposición con el enfoque clásico surge la escuela de
del comportamiento humano, representada por Elton Mayo en (1932). A quien se
le otorga la perspectiva sociológica al considerar al hombre y su interacción con el
entorno, como elemento preponderante y determinante para la satisfacción,
realizando aportes a la gerencia como: el trabajo es una actividad grupal más que
individual, se debe promover la cooperación, dado que el individuo desea
pertenecer a un grupo social, por lo que el desarrollo del sentido de pertenencia y
de valoración afectivas dentro de la organización es fundamental para incrementar
la productividad.
También hizo referencia al liderazgo, definiéndolo como una habilidad para
comunicar lo que desean los integrantes de la organización, en donde se hace
necesario jefes motivadores, democráticos para lograr el aprecio de todos los
integrantes de la organización, para Mayo la concepción de la persona debe ir
más allá del homo economicus, siendo esta secundaria, a las personas les gusta
sentirse recocidas y aceptadas socialmente y sobre todo que lo hagan participe
de las actividades grupales.
Igualmente para Ibáñez y Castillo(2012) otra de las teorías que hizo aporte a la
evolución del pensamiento administrativo y al liderazgo, es la de Douglas Mc
Gregor, quien en (1960) la denomino teoría X y Y, para describir los
comportamientos humanos dentro de las organizaciones, con respecto a la
primera hace énfasis en que los gerentes presuponen que es necesario presionar,
amenazar, controlar a las personas constantemente para alcanzar los objetivos,
en lo relacionado a la segunda , los gerentes motivan e integran a su personal y
consideran que su trabajo es una oportunidad para desarrollar su creatividad, es
decir, o se es autoritario o democrático.

Por otra parte desde mediados de los años 70, el liderazgo carismático es
estudiado por historiadores, científicos, políticos y sociólogos pero es Weber
(1947) quien expresa que las sociedades podrían clasificarse en categorías dentro
de tres tipos de sistemas de autoridad: Tradicional, legal-racional y carismático; es
aquí donde emerge la concepción de esta forma de liderar a partir de la obtención
de autoridad, debido a características ejemplares de quienes lo practican. Los
carismáticos provienen de los márgenes de las ciudades y emergen como líderes
en tiempos de crisis Según Hughes (2007) se piensa que estos poseen cualidades
superhumanas o poderes de origen divino que los aparta del resto de los mortales
ordinarios.

Haciendo alusión a la contemporaneidad y de otra forma de mirar al liderazgo


Freire (1970) toma distancia de las concepciones que se tenía sobre el tema, al
plantear que mientras el liderazgo populista supone realizar una donación hacia el
pobre, y que por tanto el pobre entra deuda con el líder, el liderazgo revolucionario
rompe las cadenas de la dependencia y el clientelismo, construyendo la
reciprocidad; construir el consentimiento activo, como sujetos, y no el
consentimiento pasivo, como objetos disponibles y manipulables, es la premisa.
Este ejercicio no nace de la propaganda, nace del diálogo, de la reflexión y la
acción que problematiza la realidad a ser transformada, se denota aquí el
liderazgo transformacional el cual según Burns (1972) es exclusivamente un
ejercicio moral en el sentido que sirve para elevar el estándar de la conducta
humana.

Otra de las teorías que sienta las bases en el pensamiento administrativo, es la


de la contingencia propuesta por Fred Fledler en (1972) quien sugiere que la
organización es un sistema compuesto de subsistemas y definido por límites que
lo identifican en relación con el suprasistema ambiental. Esta visión procura
analizar las relaciones dentro y entre los subsistemas, así como entre la
organización y su ambiente y definir estándares de relaciones o configuración de
variables, su propósito es analizar cómo las organizaciones operan bajo
condiciones variables y en circunstancias específicas, está dirigida sobre todo a
los diseños organizacionales y sistemas gerenciales adecuados para cada
situación específica.

En esta década de los años setenta, conviene hacer alusión a otro tema de
gran relevancia como lo es la gobernabilidad, al respecto para Oriol (2003) los
primeros orígenes de este tópico se le acuñan a Crozier, Hungtinton y Watanuki
(1975) quienes plantean la necesidad de superar el desajuste entre unas
demandas sociales en expansión y la crisis financiera y de eficiencia del sector
público que caracterizó los 70. De esta forma corrientes como el neoclasicismo y
la elección social aportaron nuevos argumentos para cambiar los límites de un
Estado que se había mostrado incapaz de hacer frente a las necesidades de
crecimiento de una ciudadanía acostumbrada a altos niveles de calidad de vida.
En síntesis, la gobernabilidad era entendida en sentido amplio, como la capacidad
de las instituciones públicas de hacer frente a los desafíos que confronta,
signifiquen éstos retos u oportunidades.

Dentro del ámbito de la gobernabilidad, Oriol (2003) destaca los aportes de O´


Donnell (1979) quien consideró a la gobernabilidad como aquel estado de un país
que, por un lado, evitaba la regresión autoritaria y, por otro, permitía avanzar,
expandir y aprovechar las oportunidades sociales, económicas y políticas. En ese
sentido, de la gobernabilidad dependía la mejora del desempeño económico-social
como base para las mejoras de lo político. De igual forma para el precitado autor
la gobernabilidad jugaba un doble papel; por un lado existe gobernabilidad cuando
se evita la autocracia y, por el otro cuando se expanden los derechos y
oportunidades de las personas.

Cabe considerar, por otra parte el termino resiliencia, el precursor de este tema
fue Michael Rutter quien a partir de 1979 desarrolla su aporte en el contexto de las
ciencias sociales. Rutter, es quien considera que la resiliencia es la capacidad que
tienen aquellas personas que, a pesar de nacer o vivir en situaciones de alto
riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos. De igual manera el
precitado autor destaca estudios en el campo de la psicopatología, referidos a
niños en circunstancias de crisis como pobreza extrema, familias disfuncionales,
entre otras circunstancia desfavorables, donde éstos no presentaban carencias en
el plano biológico ni psicosocial, sino que por el contrario, lograban desarrollarse
de manera prospera y saludable logrando alcanzar calidad de vida. Lo que podría
entenderse como personas que lograron fomentar habilidades dentro de la
adversidad y superar la crisis, es decir personas resilientes.

Retomando e infiriendo nuevamente en las distintas posturas filosóficas del


liderazgo, se tiene que Meindl et all (1987) recuerdan que es un fenómeno
complejo que involucra al líder, a los seguidores y a la situación; es así como se
aprecia que el aprendizaje continuo, el redescubrimiento y el estar consciente de
los cambios internos, pueden constituirse en factores impulsores para producir en
el líder alertas sobre las necesidad constante de revisión de lo que hace, del
establecimiento de mecanismos de control en lo creado y una visión más amplia
de lo que necesita estimular a fin de conseguir los objetivos planteados.

En la década de los noventa, el termino de gobernabilidad toma mayor auge, en


ese sentido Oriol (2003) destaca que Adrienne Héritier aporta una nueva
conceptualización de la legitimidad de las instituciones públicas fundamentada en
la eficiencia de un gobierno orientado para el pueblo, una nueva forma de
entender las políticas públicas desde un ámbito de multinivel y de red, donde la
formulación y la implementación se producen en espacios y niveles políticos
diferentes por actores con distintas capacidades y preferencias.

Seguidamente, en relación a la resiliencia, se tiene que otro de los más


relevantes exponentes a principios del siglo XX, fué Boris Cyrulnik, psicoanalista,
neuropsiquiatra y etólogo francés, cuyos trabajos más destacados y reconocidos
comenzaron a publicarse a finales de los años noventa, predominando entre ellos,
su obra más peculiar y que sienta los fundamentos de la resiliencia es “La
Maravilla del Dolor. El sentido de la Resiliencia”, escrita en 2001, donde devela los
aportes sustantivos sobre la forma en que la adversidad trastoca al sujeto,
generando estrés o enfermedades y padecimientos concretos.

Dentro de este marco, se hace alusión que el termino resiliencia ha sido


adaptado en nuevos contexto como en la psicología, autores como Vanistendael
(2003) definen la resiliencia como la capacidad de una persona o de un sistema
social para desarrollarse y crecer en presencia de grandes dificultades; esta
capacidad tiene varios componentes: protegerse, defenderse, resistir, construir y
proyectarse en el tiempo; al respecto, son diversos los artículos sobre la
resiliencia, estudiada en escenarios trágicos como la pérdida de un ser amado,
pobreza, el maltrato de género, niños abandonados, entre otros contextos de
tragedia e incertidumbre, donde según el autor se han encontrado evidencias de la
resiliencia como una habilidad que conlleva a la superación. En otras palabras,
puede considerarse la resiliencia como la habilidad que poseen las personas para
surgir de las dificultades mantenerse en pie y sacar provecho de ella y salir
fortalecidos en su madurez y desarrollo.

Así mismo, el liderazgo continua su auge para la década del siglo XX, en ese
sentido Drucker (2007) describe al líder como aquel que es capaz de hacer que
sus seguidores realicen lo debido, apuesta por los resultados que se obtengan en
la consecución de los objetivos y a esto le llama liderazgo; afirma que los líderes
son muy visibles y por consiguiente estos demarcan el camino con su ejemplo,
infiere que el liderazgo es responsabilidad, tolerancia y autoconfianza; este último
aspecto es de gran importancia como una premisa fundamental a la hora de
liderar a los individuos y por último que el liderazgo debe aprenderse y puede
aprenderse.

En relación a la gobernabilidad, en los contextos actuales, se hace necesario


destacar la postura de Etkin (2011) quien acuña a este tema el carácter
sociopolítico de la organización, en la cual marca la pauta la empatía hacia la
organización tanto de los actores organizacionales como los de la sociedad, para
ello el precitado autor hace énfasis en la siguiente tesis:
En un entorno de libertades, las organizaciones requieren sostenerse en la
aceptación de los actores y las instituciones sociales. Si sus decisiones son
injustas o sectarias, la población marginada o excluida no sólo podrá
cuestionar las organizaciones, sino también dudar del sistema democrático.
Aquí aparece la importancia de la función de gobierno y de la capacidad de
gobernar en las organizaciones y en relación con un contexto incierto y
cambiante. (Etkin, 2011, p.381)

De esta argumentación nace el hecho de que la capacidad de gobernar de los


gerentes depende de mantener un equilibrio entre las demandas de los actores
organizacionales y de la sociedad, pues ambos esperan que sus necesidades
sean satisfechas, de igual forma se requiere una visión que rompa el paradigma
de la lógica costo- beneficio presente en las decisiones gerenciales, así mismo
trascender e ir más allá de la gerencia efectiva, es decir romper los esquemas de
linealidad en los procesos administrativos que aún persisten en las
organizaciones, pues estamos conviviendo en entornos muy cambiantes y
turbulentos donde el líder resiliente se convierte en actor fundamental, debe dar
cabida a la dialógica organizacional pues existen divergencias y la idea es
complementarlas para lograr acuerdos, impulsando así el sentido de compromiso
y pertenencia del talento humano y la confianza del entorno social.

Desde la perspectiva de los contextos actuales, conviene hacer énfasis que


para Ibáñez y Castillo(2012) el mundo en el que hoy transitamos está
caracterizado por escenarios distintos a los enfoques administrativos del pasado,
es así como la globalización impulsa a las organizaciones a adaptar sus procesos
a través de la gestión del conocimiento, es por ello que la actividad intelectual
como generadora de conocimiento para la innovación se convierten en la base
para la creatividad y productividad.

De ello se desprende que el líder ha de sentir pasión por la innovación, lo cual


conlleva a investigar nuevas y mejores formas para llevar a cabo los procesos, de
la misma manera ha de practicar la visión compartida para lograr el sentido de
compromiso y pertenencia de sus colaboradores hacia la organización. En síntesis
el talento humano con competencias de creatividad e innovación contribuye al
reemplazo de procesos ineficientes que no generan valor a la organización. De la
misma manera cuando el recurso humano está apropiado de un pensamiento
dialógico, emancipado se convierte en un ser clave para el espíritu empresarial.
Con el propósito de continuar con la evolución de la resiliencia, cabe agregar
que Véliz (2014) considera que la definición está fundada en la zona iluminada del
ser humano y que se valida desde las fortalezas, certeza y potencialidades que
todas las personas poseen de una u otra manera; significa entonces que ante una
situación adversa o una crisis que para alguna persona puede significar una
derrota, para otros es una experiencia de fortalecimiento, oportunidad y desarrollo.
Para concretar se podría decir que la resiliencia es una invitación a la flexibilidad
como un elemento primordial a un entorno incierto donde lo único constante es el
cambio.

Para Véliz, el termino resiliencia no solo se aplica a las personas como


individuos capaces de desarrollar ciertas habilidades, sino que además se puede
ver en la forma como la naturaleza se recupera ante aplicación de agentes
contaminantes y destructores, la naturaleza encuentra la forma de regenerarse y
surgir luego de sufrir tales eventos; de igual forma el autor hace referencia a la
resiliencia aplicada en las organizaciones y la define como la capacidad que tienen
las organizaciones de superar crisis y adversidades de forma positiva; es decir que
así como existen personas fuertes que logran superar situaciones desfavorables,
el autor considera que las organizaciones también podrán enfrentar las
dificultades, ser más saludables, sobresalir y perdurar en el tiempo.

Finalmente, se discute en este momento en relación al liderazgo en resiliencia,


Peralta y Velázquez (2020) lo definen como cualquier ser humano capaz de
inspirar, generar, impulsar y motivar sinergias positivas en un grupo humano del
cual el forma parte, en donde esta capacidad emerge de principios éticos,
fundamentada en la coherencia entre sus pensamientos y acciones, sus
características principales son la perseverancia y la creatividad coadyuvando así a
fortalecer la habilidad para resistir las crisis o adversidades y motivando a su
entorno a hacer lo mismo.
De la misma manera, el liderazgo caracterizado por la resilencia tiene la
capacidad de recuperarse de forma tal que tanto los demás y el mismo se
fortalezcan frente a las amenazas, al mismo tiempo el líder en resiliencia
comprende y saca provecho de las oportunidades de la realidad, es altamente
responsable, se fortalece frente a las crisis e impulsa el fortalecimiento de sus
asociados. Por lo tanto, la resiliencia como clave del liderazgo comprende asumir
un nuevo estilo de liderar caracterizado por el amor, la fe, la esperanza, el
agradecimiento la disciplina, la proactividad, la perseverancia y la integridad.

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