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Esto, mas allá de los dones y talentos propios de cualquier capacidad humana
desarrollada, rodea a la palabra “líder” y “liderazgo” de un aura que nos va a
dificultar el estudio de la cuestión.
1
R.M. MacIver y C.H. Page, Sociología (1937), Madrid, Tecnos, 3ª. Edición, 1977.
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en función del contexto, c) está ligado a las expectativas de sus seguidores, con
sus recursos, demandas y actitudes.
A su vez, también está claro que pese a considerar el liderazgo como un papel,
es el líder quien puede por sí mismo elaborar y determinar su papel.
Asimismo no está demás destacar que al haber líder y seguidores puede haber
a veces alguna cuota de coerción, aunque sea sutil, pero es importante destacar
que los procesos que entrañan menor coerción el liderazgo adquiere mayor
altura.
TIPOS DE LIDERAZGO.
Del filósofo y sociólogo alemán Max Weber (1864-1920) heredamos una de las
clasificaciones mas conocidas del liderazgo, también llamado por el sociólogo
“tipos de dominación”. Hace una distinción entre:
Liderazgo carismático: se basa en la personalidad del líder, se lo sigue
en virtud de una confianza personal en lo revelado, en lo heroico o en lo
ejemplar dentro de un determinado ámbito.
Liderazgo tradicional: se apoya en la fe cotidiana de las tradiciones. Se
cree en la rectitud absoluta de la forma tradicional de hacer las cosas. El
liderazgo se transmite por mecanismos como la herencia. La estructura
de organización es del tipo patriarcal o feudal.
Liderazgo racional-legal: donde la vigencia del liderazgo tiene carácter
racional, se apoya en la legalidad de los órdenes establecidos y del
derecho, de forma impersonal. Es el liderazgo democrático.
Talento oratorio.
Fuerza de voluntad.
Superioridad de conocimientos.
Profundidad de convicciones.
Solidez ideológica.
Confianza.
Capacidad de concentración.
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TAREAS DEL LIDER.
Trazar Objetivos. Los líderes desempeñan la función de trazar metas. En el
complejo mundo en el que hoy vivimos, de intereses contrapuestos, se trata,
simplificando de definir metas comunes en grupos divididos. Por otro lado, debe
resolver la tensión inevitable del corto y largo plazo.
LIDERAZGO Y PODER.
Ya hicimos referencia a que liderazgo y poder no son lo mismo. Por definición,
los líderes siempre tienen aunque sea mínima, una cuota de poder. Pero,
muchas veces quienes tiene el poder, carecen de liderazgo.
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Los líderes que además tienen poder institucional, no dudan en usar ese poder,
pueden ser persuasivos por sus dotes de liderazgo pero unen la persuasión con
el ejercicio efectivo del poder.
Sin embargo mas allá de ese poder institucional hay otras fuentes de poder,
como por ejemplo: la riqueza, el conocimiento y la información, el atractivo
personal, la fuerza, la costumbre, las creencias, la opinión pública, los símbolos,
o simplemente…estar cerca del poder.
DIMENSION MORAL
Desde ya que cuando pensamos en el liderazgo, o en un líder sabemos que si
cumple con los atributos que estamos analizando llevará adelante su rol con
eficacia, la cuestión es que aquí se trata de vincular al líder con los valores de la
sociedad en la que se desenvuelve y su cultura.
En este caso, la idea era hacer una referencia a otra parte de la dimensión
moral: a los transgresores. A través de la historia podemos hacer un recorrido
de personajes que han ejercitado métodos crueles con sus propios ciudadanos.
Idi Amin en Uganda, Stalin, en la U.R.S.S., Duvallier en Haití, o el mismo Adolf
Hitler.
UN MODELO DE LIDERAZGO
Como un aporte mas, acercamos un simple modelo de liderazgo asimilable a
diferentes organizaciones. Para ésta postura el líder auténtico se expresa en el
llamado “modelo diamante del liderazgo” ya que se estructura en torno a cuatro
formas:
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IV. LIDERAZGO Y CONDUCCIÓN POLÍTICA.
Julián Licastro ()
Quién está al frente del grupo se constituye por lo tanto en modelo de ejercicio
laboral o profesional, y también del plano espiritual que refiere su actividad
específica, es decir se convierte en un ejemplo de vida. Este puede ser positivo
o negativo, constructivo o destructivo del accionar del grupo, pero nunca resulta
neutral.
He aquí el campo principal del líder, ante todo como maestro de vida, evitando
que las relaciones humanas se deslicen al mundo inanimado de las cosas. Por
Ex Secretario político del Presidente Perón, embajador y representante argentino ante la OEA en materia de
Defensa.
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esta causa, aún en la preocupación normal por el criterio de producción, no
debe resaltar en ninguna acción del grupo la idea de «objeto» [Kusch].
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educa con los fundamentos de la filosofía de la acción, el estudio del
comportamiento social y grupal y la teoría y práctica del arte de conducir.
Aquí tenemos ya una conclusión importante, porque para liderar es tan valiosa
la actitud como la aptitud. La capacidad innata es la habilidad o destreza
espontánea que se manifiesta en los episodios iniciales de vida grupal, donde
las personas más dotadas para el arte se destacan enseguida. El temperamento
inherente al guía de sus propios compañeros o amigos se pone en evidencia
fácilmente y va siendo aceptado por un número cada vez mayor de ellos. Sin
embargo, para alcanzar el nivel de un conductor esta cualidad en estado natural
no es suficiente y requiere el dominio paulatino de la metodología del poder con
criterio orgánico y sentido estratégico. Aquí el temperamento se convierte en
carácter y la habilidad se traduce en un verdadero estilo.
En la personalidad especial del líder ocurren, como algo normal, una serie de
percepciones, elaboraciones y expresiones propias de la conducción, pero que
son vistas como excepcionales cuando logran la eficiencia buscada. En realidad
en este arte como en otros «el genio es trabajo», queriendo simbolizar que el
talento recibido al nacer exige su perfeccionamiento con esfuerzo, seriedad y
constancia [Perón]
3- El Liderazgo Organizado.
«Una buena intención se reviste de poder para realizarse o se anula».
EMERSON
Pero las leyes son nulas sin las costumbres (Horacio), porque la legitimidad no
nace de la mera formalidad de la norma, sino de las convicciones y prácticas
sociales que la sustentan. Esto no sólo vale en el marco general de la sociedad
civil, sino que su espíritu debe penetrar en los distintos grupos y organizaciones
para producir liderazgos con reales criterios y métodos democráticos,
adecuados naturalmente al tipo funcional de cada estructura.
NI AUTORITARISMO NI DEBILIDAD.
El liderazgo no nace repentinamente de la voluntad de conducir, porque
requiere fijar y cumplir un itinerario adecuado: la educación para la organización,
la organización para la dirección, y la dirección para la acción y el resultado. En
este camino por tramos bien pautados, educar es integrar los valores, las ideas
y los sentimientos que constituyen la concepción del grupo; organizar es ubicar
a cada participante en su espacio exacto de trabajo; y dirigir es ordenar el
tiempo de avance hacia los objetivos programados, aprovechando los
momentos apropiados y las ventajas del terreno.
Por simple contraste quedan señalados los principales defectos que anulan la
conducción: en el campo intelectual, la ineptitud y la carencia de capacitación;
en el campo ético, la deshonestidad individual y la corrupción estructural; en el
campo táctico, la simulación y el oportunismo; en el campo estratégico, la
imprevisión, la ambigüedad y la vacilación en el mando.
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En cuanto al «genio estratégico», es un concepto especial que debe reservarse
solamente a aquella mente que, poseyendo un alto grado de discernimiento y
creatividad, se manifiesta por hechos extraordinarios (Clausewitz).
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Es el conductor en potencia y en acto, que concentra su atención, aprecia la
situación, reúne energías genera proyectos. Él tiene una gran visión para
advertir tendencias, posibilidades, alternativas y ocasiones de éxito. Líder
orientador y constructor que sabe unir eficacia operativa, respecto del
cumplimiento de funciones y tareas, la solidaridad interna que se refleja en el
espíritu de cooperación, motivación y afecto que brilla a su alrededor. Así su
grupo prevalece y se abre a más y mejores perspectivas de acción.
«Existimos en tanto hacemos proyectos para afirmar el ser, porque existir implica ser posible».
KUSCH
Para identificar y utilizar dichas oportunidades a favor del plan propuesto, hace
falta golpe de vista, mentalidad previsora y audacia. Esto permite compendiar la
situación e interpretar con rapidez la modalidad que van tomando las acciones
propias y adversas a fin de decidir la situación con el empleo de los medios
necesarios, según sugiera la misma realidad de los hechos.
La acción del verdadero liderazgo es una práctica vital que se orienta por los
principios y se apoya en los valores. Su expresión fundamental se concreta en
las ideas y planes que su particular energía moviliza. El orden democrático que
establece es un situarse «con» el otro y no «ante» el otro, lo que no implica
debilidades ni vacilaciones, pero sí descarta de plano la opresión y la represión.
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Algunas reflexiones acerca del Liderazgo
Daniel Arzadún( )
1. Cuando las jerarquías y el orden vigente son fuertes y estables, no hace falta
explicar por qué el líder manda (sea de una agrupación barrial o de la Nación).
Su lugar está asegurado. Muchas veces, entonces, se vuelve la atención hacia
sus cualidades personales, hacia su carisma: el líder manda porque es
seductor, porque tiene cualidades “mágicas” que logran generar obediencia.
Cuando, por el contrario, aquellas jerarquías y aquel orden se debilitan y
tambalean, no sólo se vuelve más difícil explicar por qué manda el líder, sino
que muchas veces no se sabe bien quién es el que manda. En este último caso,
la falta de certezas hecha un manto de duda sobre todo aquel que es visto
como líder: siempre puede ser, en realidad, el títere de otro, un invento
mediático o un simple oportunista.
Profesor INCaP
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acciones y palabras del líder como expresivas del proyecto político, tanto por los
miembros del mismo, como por sus adversarios. En tanto líder, todo lo que un
hombre dice o hace no es referido a él como individuo, sino al grupo que
representa en su conjunto. La representación pues no refiere a los intereses
particulares de individuos aislados, sino a la subjetividad política que se
constituye en un proyecto. Esta subjetividad, sin embargo, no es anterior a la
representación, sino que se constituye a través de ella. Es decir, no existe una
unidad anterior que posteriormente es representada por un líder, sino que la
representación es la que produce aquella unidad. Aquí se hacer referencia a un
hombre, pero es posible imaginar —y existen numerosos ejemplos— de grupos
y proyectos liderados por un conjunto de hombres. En este punto lo decisivo no
es tanto el número, sino el hecho de que sean vistos como una unidad. En tanto
sean reconocidos de esa manera la relación de liderazgo será la misma.
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Al tener lugar, la operación de liderazgo pone en común un conjunto de
prácticas, ideas, objetivos, etc., que antes, por sí solos no lograban unificar
nada. Esta operación de “poner en común” se expresa y resume en la creación
de un nombre para sí mismos y en la definición de un sentido de la política.
Puede decirse que una operación de liderazgo tiene lugar cuando un nombre
expresa todo un conjunto de prácticas que tiene un sentido político definido para
un grupo, constituido, precisamente en torno a ese nombre. A la luz de las
operaciones y procedimientos que constituyen la operación de liderazgo es
posible referirse a la construcción de un proyecto político como manera
específica de ocupar un territorio.
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Conducción política.2
Guillermo Justo Chaves
INTRODUCCION. CONCEPTO.
En la estructura del poder, cualquiera sea ella, adquiere singular importancia la
presencia de algunos seres humanos cuya actividad como conductores
determina en alta dosis el comportamiento de la sociedad.
2 “Se ha llegado a discutir muchas veces si la conducción es un arte o una ciencia. Asunto difícil de establecer en
forma categórica, porque en ella uno utiliza todos los conocimientos, sean éstos de la ciencia o de la vida, que es la
mas grande de todas las ciencias, para un conductor. Sin embargo, es indudable que la conducción es un arte; es
puramente un arte, y utiliza como las demás artes, parte de la ciencia. Si en lugar de arte fuese ciencia, ya existiría
alguna fórmula para crear una obra de arte como la de Napoleón, como la de Alejandro o la de César. Creo que no
existe una ciencia que capacite al hombre para este trabajo. La ciencia, en general difiere del arte y se rige por leyes,
las cuales establecen que a los mismos efectos, corresponden las mismas causas. El arte, en cambio, es una cosa
distinta; no tiene reglas fijas ni leyes, sino que se rige por principios que se enuncian en una misma forma pero que
se aplican de diferentes modos y maneras. Vale decir que nada nos da la posesión del arte, de un principio como
cierto, sino mediante la transformación que el criterio y la capacidad del conductor hace en su aplicación en cada
caso concreto; porque las mismas causas en la conducción no producen los mismos efectos.” Perón, Juan Domingo,
Conducción Política, Ed. CS, Buenos Aires, 1998, p.189.
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El conductor político debe seguir el objetivo fundamental del Estado soberano
consistente en defender los intereses de la comunidad de la cual es
instrumento, ya sea en el ámbito político, el económico y el cultural. Debe tener
la capacidad para cumplir con una función integradora de los muchas veces
intereses contrapuestos de una sociedad; una actitud previsora ante el
escenario de oportunidades y amenazas, siendo consciente del poder real con
que cuenta. Asimismo contar con el talento de poder “ver mas allá”, de manera
de saber “crear el futuro”4
Juan Domingo Perón, sostenía que “la habilidad del conductor está en percibir
el problema, en captar cada uno de sus factores en su verdadero valor, sin
equivocar ninguno de los coeficientes que, con distinta importancia, escalonan
las formas principales y secundarias de los hechos. Captado el problema en su
conjunto, elaborado por el propio criterio y resuelto con espíritu objetivo y real el
hecho se penetra; el análisis lo descompone, la síntesis lo arma y el método lo
desarrolla. Eso es todo cuanto se puede decir de la operación que,
naturalmente, se produce en la personalidad del conductor. Es algo tan
extraordinario como lo que sucede con los organismos fisiológicos que,
ingiriendo distintas sustancias, producen reacciones y efectos similares”.7
5“Si el conductor debe ser también maestro, debe enseñar; y debe enseñar por el mejor camino, que es el del
ejemplo...”, Perón, Juan Domingo, op.cit., p.214.
6 “...Así es como, lo mas importante, motorizador de la sociedad y su desarrollo se ha perdido: la confianza entre
gobernantes y gobernados. El capital moral. Ella –la confianza- es la esperanza firme que se tiene en una persona,
un proyecto o un partido político. Cuando alguien la pierde deja de ser “creíble”, “fiable” y así es como se desmorona
la legitimidad de un gobierno. Sin credibilidad no hay confianza, no hay legitimidad y tambalea peligrosamente la
“gobernabilidad”. Además, sin credibilidad no hay liderazgo ni conducción política...”, ver Chaves, Guillermo Justo,
“Credibilidad, el verdadero poder”, en Diario EL DIA de La Plata del viernes 7 de junio de 2002, p.4.
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Por ello, hoy en lo que denominamos “el arte de gobernar”, la conducción
política asume un protagonismo del cual en algún momento se la había
desplazado, fundamentalmente en los noventa a partir de las “mágicas recetas”
del Washington consensus.
ELEMENTOS.
Hemos pasado por numerosos autores antes de arribar al conocido texto de
Juan Domingo Perón “Conducción Política”, en él su autor hace una distinción
de tres elementos (en tanto sujetos) de la conducción política:
1- El Conductor.
2- Los cuadros auxiliares de la conducción.
3- El pueblo o “la masa” y su organización.
1- Doctrina.
2- Teoría.
3- Formas de ejecución (preparación, publicidad, propaganda,
medios de acción, ejecución estratégica y táctica, agentes de
ejecución, la lucha política).
CARACTERES.
Perón habla de las características de la conducción política moderna,
remarcando que depende de las circunstancias de tiempo y lugar, de la misma
manera que hay una evolución en las artes y en las ciencias, también ocurre
con esta disciplina.
EL CONDUCTOR.
Hemos definido las capacidades del líder o del conductor, el perfil que se traza
en la obra que estamos analizando lo tratamos mas arriba, pero para agregar
8 Perón, Juan D., op.cit. p.57.
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algo mas a esta cuestión resulta de utilidad la caracterización que hace
Napoleón del genio del conductor y dice: “representando los calores morales por
las coordenadas verticales y los valores intelectuales por la base, el genio es
aquel que tiene una base igual a su coordenada”, es decir que tiene repartido
armoniosamente sus valores morales y sus valores intelectuales, o sea que es
capaz de concebir el bien y de ejecutarlo.
VISION DE CONJUNTO.
La visión de conjunto es sin duda una cualidad fundamental del conductor, pero
su tratamiento individual tiene sentido porque es un aspecto que coinciden
unánimemente los autores y se vincula con el liderazgo estratégico, es ni mas ni
menos que esa mirada panorámica que hace que el conductor vea mas allá,
abarcando todas la partes de la realidad política.
ESTRATEGIA Y TACTICA.
En el capítulo III hace referencia al método de la conducción diciendo “siendo la
conducción todo un sistema de acción, es indispensable recurrir a un método,
que le da racionalidad”.
No queda mucho para decir sólo que el éxito se mide por los resultados y la
conclusión es que si la conducción es buena, resulta; si es mala fracasa.
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CONDUCCION POLITICA, PRESIDENCIALISMO Y FORTALECIMIENTO
INSTITUCIONAL.
Como último aspecto a analizar es la vinculación entre estos tres grandes temas
en la realidad argentina y latinoamericana.
9 Sartori, Giovanni. Ingeniería Constitucional comparada, Ed. FCE, México (1994), cuarta reimpresión, 2000, p.99.
10“...Si consideramos que la primera autoridad política directa se remonta a 1536 encontramos que, hasta estos días,
nuestro territorio conoció 274 años de gobierno absoluto, 193 de gobierno republicano y, dentro de éstos, 43 del
período de organización nacional, 127 de gobierno constitucional y 23 de dictaduras militares.
Por un lado, el presidente es heredero de la tradición republicana del ciudadano presidente, cuya persona no se
identifica con el cargo que ejerce. Durante los primeros tiempos de nuestra vida nacional éste fue el pensamiento
prevaleciente. En el primer gobierno patrio se estableció que “ni el presidente, ni algún otro individuo de la Junta en
particular, revestirán carácter público, ni tendrán comitiva, escolta o aparato que los distinga de los demás
ciudadanos”. También que “en las diversiones públicas, los individuos de la Junta comprarán entrada como cualquier
ciudadano...”, Frossasco, Diego Luis, Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Córdoba, “La
institución presidencial”, en diario La Voz del Interior, del Jueves 16 de agosto de 2001,Córdoba, Argentina, p.6.
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Es necesario, por lo tanto, cambiar la óptica de enfoque del “problema” del
presidencialismo. Hasta el año 2001, la preocupación fue la concentración de
facultades en el presidente, alterando el principio de equilibrio de los poderes.
Quién está al frente debe conducir con decisión un proceso que apunte a que la
sociedad civil se organice, a fortalecer los partidos políticos como
representantes de la comunidad, las organizaciones sociales y a que la
economía funcione mínimamente sobre valores éticos.
La conducción política implica asumir un firme compromiso de evitar la
corrupción, estimular la participación de la sociedad y crear redes sociales; que
en el complejo social existan valores morales y normas compartidas: una ética,
una moral para el trabajo, la producción, el comercio, la política, la cultura.
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el desarrollo integral de la sociedad, la reconstrucción de las instituciones y la
"CONFIANZA".
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BARATARIA. Revista Castellano-Manchega
de Ciencias sociales
ISSN: 1575-0825
eduardo.diaz@urjc.es
Asociación Castellano Manchega de
Sociología
España
RESUMEN
En este trabajo se desarrolla un enfoque sociológico para el estudio del liderazgo político.
El enfoque sociológico del liderazgo está relacionado con su proceso de construcción
social. Este proceso es analizado mediante los dos conceptos principales del
“constructivismo estructuralista” de Bourdieu: habitus y campo del líder político.
Conceptos que expresan las dimensiones subjetivas y objetivas del fenómeno del liderazgo
y que se manifiestan en tres procesos interrelacionados: la socialización, la
institucionalización y la legitimación de las prácticas políticas del líder.
PALABRAS CLAVE
Líder, habitus, campo político, construcción social.
ABSTRACT
This paper develops a sociological approach to the study of political leadership. The
sociological approach of the leadership is related to the process of social construction. This
process is analyzed by the two main concepts of Bourdieu’s “constructivism structuralist”:
habitus and field of political leader. These concepts express the objective and subjective
dimensions of the phenomenon of leadership. The subjective and objective dimensions are
manifested in three interrelated processes: socialization, institutionalization and
legitimization of the political practices of the leader.
KEYWORDS
Leader, habitus, political field, social construction.
INTRODUCCIÓN
estudios sobre los líderes y/o dirigentes políticos que la han orientado, aún no
disponemos de una concepción o definición del liderazgo universalmente aceptada.
Además el liderazgo político se caracteriza por ser un campo de estudio
especialmente incómodo, debido a su carácter multidimensional. Como ya
señalaron Bass y Stogdill (1974) en su Handbook of Leadership, existen tantas
definiciones de liderazgo como investigadores han intentado definirlo. Así, la
Enciclopedia internacional de las ciencias sociales admitió que el liderazgo podía
ser estudiado desde tres aspectos diferentes: psicológicos, sociológicos y políticos
(Gibb, Tannenbaum y Seligman, 1979:589-608). Este trabajo se concentra en los
aspectos “sociológicos” del liderazgo.
Gran parte de los sociólogos han visto en el liderazgo el ejercicio del poder
o de influencia en colectividades sociales tales como grupos, organizaciones,
comunidades o naciones. Ese ejercicio del poder está mediatizado por el carisma
personal del líder, concepto escurridizo y de difícil delimitación, aunque
“característica inherente al estudio del liderazgo político cuyo análisis no puede
Práctica obviarse” (Deusdad Ayala 2001:212). En la práctica el poder de los líderes se ha
del poder, 3
funciones:
aplicado a las tres funciones siguientes, muy generales y relacionadas entre sí: fijar
-Fijar fines los fines, metas u objetivos de la colectividad; crear las estructuras necesarias para
para alcanzarlos alcanzar los fines de ésta; y mantener o reforzar esas estructuras. Los estudios
-Crear estructuras
-Mantener dichas sociológicos han dedicado especial atención a la última de estas funciones, en
estructuras.
parte, porque es más susceptible de estudio empírico, especialmente en los
contextos burocráticos que es donde se han realizado muchos de los estudios sobre
liderazgo. El énfasis en la función de mantenimiento del orden social ha llevado a
las teorías del liderazgo a su vertiente más “estática”, por lo menos hasta los años
setenta del siglo XX (Tannenbaum, 1979:597-598). El enfoque aquí propuesto para
Énfasis
Construcción social
el estudio del liderazgo considera las tres funciones apuntadas anteriormente,
del líder, como haciendo énfasis en un proceso “dinámico” de construcción social del líder.
proceso dinámico.
Si atendemos a las ideas que sobre el liderazgo político se han ofrecido a lo
largo de la historia, se pueden distinguir tres enfoques principales (Rejai y Phillips,
1997:1-2). El primer enfoque coincide con los escritos de los grandes pensadores
clásicos que se aproximan al estudio del liderazgo en términos del “Gran hombre”
Visión subjetivista y sus rasgos distintivos. En este grupo están las siguientes caracterizaciones
del liderazgo
originales del líder: Platón y el Rey filósofo, Nicolás Maquiavelo y el Príncipe,
Thomas Carlyle y el Héroe, Nietzsche y el Superhombre. A este grupo de estudios,
en tanto que realzan las dimensiones subjetivas-personales del líder, se le llamará
“visión subjetivista del liderazgo”. Un segundo enfoque ha estado representado por
grandes pensadores de la historia moderna y contemporánea, quienes acentúan el
papel de las situaciones y contextos sociales en la formación de los líderes. En este
Visión objetivista grupo hallamos una múltiple relación de pensadores. Por ejemplo: Adam Smith y
del liderazgo
la mano invisible, Herbert Spencer y el Darwinismo social, Carlos Marx y la lucha
de clases. A este conjunto de estudios, en tanto que destacan las condiciones
objetivas-impersonales en las que se producen los líderes, los denominaremos
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subjetividad se está hablando de una misma realidad, porque en el orden humano una mismapresentes en
Lider como
sometida a un proceso de construcción social, se caracteriza por ser relacional e OBJETO
interactivo, más que estrictamente “personal”, sobre todo en lo referente a la SOCIAL y
relación del líder con sus seguidores reales y potenciales 2 , así como con otros como construcción
agentes del campo político y del campo de poder en los que el líder intenta relacional interactiva
e
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estos modos de capitalización son autónomos, a veces compitiendo entre sí. Por
ejemplo: el conflicto entre quienes detentan el capital cultural y los que poseen el
capital político, intelectuales contra políticos, o viceversa. Otras veces los modos
de capitalización se vinculan y se tornan acumulativos, aliándose los que detentan
el capital económico y los que aspiran a obtener capital político. Por ejemplo, las
alianzas entre los hombres de negocios y los políticos, orientando los primeros
como han de actuar los segundos, o viceversa. Esto se puede ver claramente en la
influencia y presión que ejercen los lobbies norteamericanos sobre la legislación y
las políticas federales proyectadas por el Presidente de los Estados Unidos. O
incluso más visiblemente el hombre de negocios que gana la presidencia de un
gobierno (piénsese en Silvio Berlusconi, Italia) y acaba su mandato no sólo siendo
más rico sino más poderoso, y mientras tanto otros agentes políticos han sido
excluidos de la obtención de gran parte de los capitales legítimos en juego.
Lo que Bourdieu denomina “campo de poder” es un lugar donde entran en
relación varios campos y capitales: es ahí donde se enfrentan, o se alían, los
dominantes de diferentes campos. El campo de poder es un campo de luchas por el
poder entre los que detentan distintos poderes. El concepto bourdesiano de campo
de poder puede abrir nuevos horizontes en los estudios del liderazgo político, en la
medida que el fenómeno del liderazgo político trasciende el propio campo político
y enlaza con el campo cultural, campo económico, campo periodístico, etc. Es más,
se puede apreciar como los líderes políticos del ámbito estatal acumulan gran
capital cultural, en forma de títulos oficiales adquiridos en prestigiosas
universidades públicas o centros educativos privados, poseen puestos públicos de
trabajo como funcionarios en excedencia debido a que son titulares de una plaza
obtenida en una oposición y, asimismo, acumulan el reconocimiento a las labores
ejercidas durante su anterior carrera política como representantes locales,
regionales o nacionales de su partido. Por esto, el campo político no es autónomo
en el sentido que lo pueda ser el campo artístico o el campo intelectual respecto de
otros campos. Más bien, el político es un campo que está vinculado a otros campos
y capitales (cultural, administrativo, económico, periodístico), con los cuales
establece una lógica de alianza o enfrentamiento y, de este modo, el líder político
puede acumular o perder capitales de diversos campos y disfrutar de mayor o
menor reconocimiento entre sus seguidores. De acuerdo con este razonamiento, el
líder político gozaría de un gran volumen de capital “simbólico”, en la medida que
le sean reconocidos capitales acumulados anteriormente en distintos campos.
Considerando los anteriores argumentos las categorías de observación del
campo político, vendrían dadas por las leyes generales de los campos sociales, las
leyes específicas del campo “político” (véase ley 2) y el capital e intereses puestos
en juego. De acuerdo con la interpretación de Gutiérrez (2002:31), las leyes
generales de los campos sociales son leyes de funcionamiento invariable, válidas
para campos tan diferentes como puedan serlo el campo económico, el político, el
campo científico, el campo de la religión, etc. Dichas leyes generales son:
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agentes. Es decir, las clases dominantes luchan por estos cuatro tipos de
capitales y dependiendo de la cantidad de cada especie de capital y de su
distribución relativa en el espacio social (volumen y estructura de capital),
tendremos diferentes grupos de la clase dominante. El grupo de los
intelectuales detentan gran volumen de capital cultural; poseen innumerables
títulos escolares, conocimientos especializados en ciencias o artes concretas. El
grupo de los dueños y directivos de grandes empresas ostentan gran volumen
de capital económico (patrimonio y dinero) y capital social en forma de
relaciones sociales. El grupo de los dirigentes de organizaciones políticas y los
gobernantes ostentan gran volumen de capital político “institucionalizado”,
capital social en forma de relaciones sociales y capital cultural en forma de
títulos escolares “superiores”. Los nobles y aristócratas poseen gran volumen
de capital social “institucionalizado” y capital cultural; detentan numerosos
títulos de nobleza, nombramientos oficiales y títulos escolares. En la medida
que cada grupo de la clase dominante posea capitales característicos de otros
campos, ello incidirá en un mayor reconocimiento social por parte de quienes
poseen más de una especie de capital (capital simbólico). El capital simbólico
es el “capital económico o cultural cuando es conocido y reconocido”
(Bourdieu, 1988:139). El capital simbólico es un capital de reconocimiento o
de consagración. En definitiva, la distribución desigual del capital dentro de un
campo lleva a posiciones diferentes. La posición es el lugar ocupado en cada
campo, en relación con el capital específico que allí está en juego. Las
posiciones son relativas y suponen pensarlas relacionalmente.
Sobre las ocho leyes antes comentadas, de modo especial la segunda ley
que marca la especificidad del campo político, está cimentada la construcción
social de todo líder político. Si profundizamos en el análisis de la segunda ley,
observamos que el capital y los intereses “políticos” en juego, en un momento
histórico determinado, van a estructurar el campo político en cuestión. Un capital
político origina un campo específico con sus posiciones y relaciones entre
posiciones, que llamaremos campo político. El capital político puede definirse
como “conjunto de bienes acumulados que se producen, se distribuyen, se
consumen, se invierten, se pierden” en un campo político (Costa 1976; citado en
Gutiérrez, 2002:35). Concretamente, el capital político “proporciona a sus
poseedores una forma de apropiación privada de bienes y de servicios públicos”
(residencias, hospitales, escuelas, etc.)” 6 . La apropiación privada de bienes y
servicios públicos implica la acumulación de poder material y poder simbólico para
sus poseedores. El poder simbólico, junto con el poder político, implica la
imposición de una visión de la realidad sobre los actores desprovistos de los
recursos monopolizados por unos pocos (los líderes), en detrimento de los muchos
(sus seguidores, opositores y competidores). Así, el líder se caracteriza por poseer
una decisiva capacidad para la construcción y definición de la realidad
sociopolítica con su lenguaje, sus palabras y sus clasificaciones. Así lo hizo Luís
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 9, pp. 189-203, 2008, ISSN: 1575-0825
200 José Francisco Jiménez Díaz
XIV cuando decía: “El Estado soy yo”, célebre frase que rememora el inmenso
poder ejercido por el “Rey Sol”.
CONCLUSIONES
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 9, pp. 189-203, 2008, ISSN: 1575-0825
Enfoque sociológico para el estudio del liderazgo político 201
NOTAS
1
Considerar la construcción social de una realidad social, tal como lo es el liderazgo
político, desde la perspectiva de Bourdieu, “implica plantear una manera de mirar y analizar
los condicionamientos sociales que afectan al proceso de investigación, tomando como
punto especial de la mirada, al propio investigador y sus relaciones” (Gutiérrez, 2002:18-
19). En concreto, las relaciones que mantiene el investigador con la realidad que analiza y
con los agentes cuyas prácticas investiga (a), y, las relaciones que a la vez lo unen y lo
enfrentan con sus pares y las instituciones comprometidas en el juego científico (b).
2
Antonio Robles Egea afirma que la dimensión de construcción social del liderazgo
político, en tanto tarea o invención colectiva, ha sido reconocida por gran parte de los
estudios clásicos del fenómeno (Robles Egea, 2008). Asimismo, han reconocido dicha
dimensión en sus investigaciones Natera Peral (2001) y Lucas (1999).
3
Consideramos la definición de relatos biográficos que ha utilizado Daniel Bertaux en sus
investigaciones. De este modo, “el relato de vida puede constituir un instrumento precioso
de adquisición de conocimientos prácticos, con la condición de orientarlo hacia la
descripción de experiencias vividas en primera persona y de contextos en los que esas
experiencias se han desarrollado. Eso equivale a orientar los relatos de vida hacia la forma
que un día propusimos llamar “relatos de prácticas” (Bertaux, 2005:21).
4
“Misterio” que no se llega a conocer en tanto no se comprende el particular habitus del
líder político. Un elemento central de este “misterio” sería el particular carisma del líder
político, el cual puede estar rodeado de elementos ‘naturales, aprendidos y manufacturados’
(Deusdad Ayala 2001:212). Es la cuestión del ‘misterio del ministerio’, como llamaban los
canonistas (Bourdieu, 1988:142).
5
Véase el trabajo de Boas Shamir y Galit Eilam (2005): “What´s your story? A life-story
approach to authentic leadership development”, en The Leadership Quarterly, Volume 16,
Issue 3, pp. 395-417. Asimismo es muy interesante el trabajo de Delgado Fernández y
Sánchez Millas (2007).
6
Bourdieu (1997:30). Asimismo, véase Bourdieu (2000).
BIBLIOGRAFÍA
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 9, pp. 189-203, 2008, ISSN: 1575-0825
202 José Francisco Jiménez Díaz
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BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 9, pp. 189-203, 2008, ISSN: 1575-0825
Enfoque sociológico para el estudio del liderazgo político 203
RECIBIDO: 29/04/08
ACEPTADO: 14/07/08
BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 9, pp. 189-203, 2008, ISSN: 1575-0825
Celestino del Arenal
7. Introducción
[153]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
3Ibid. p.VII.
[154]
Celestino del Arenal / Teoría de las relaciones internacionales hoy: ...
[755]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
[156]
Celestino del Arenal / Teoría de las relaciones internacionales hoy: ...
o
John A. Vásquez, op. cit.. p. 5
[157}
ESTUDIOS INTERNACIONALES
[158]
Celestino del Arenal / Teoría de las relacione» internacionales hoy: ...
12
Ver: David J. Dunn, "The Emergence of Change as a Theoretical Concern
in International Relations", en: B. Buían y R. J. B. Jones (eds), Change and the
Study of International Relations: The Evaded Diinenaions, (Londres: 1981), pp. 71-84.
[159}
ESTUDIOS INTERNACIONALES
U 60}
Celestino del Arenal / Teoría de las relaciones internacionales hoy: ...
[162]
Celestino del Arenal / Teoría de la« relacione» internacionales hoy: ...
[163}
ESTUDIOS INTERNACIONALES
[164]
Celestino del Arenal / Teoría de las relaciones internacionales hoy: ...
1R
Ver: Celestino del Arenal, Introducción a las Relaciones Internacionales.
op. cit., pp. 288-311.
[165]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
U66}
Celestino del Arenal / Teoría de la» relaciones internacionales hoy: ...
[767]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
20 Ibid. pp.365-381.
[168]
Celestino del Arenal / Teoría de la» relaciones internacionales hoy: ...
[169]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
[170]
Celestino del Arenal / Teoría de las relaciones internacionales hoy: ...
[171]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
[172]
Celestino del Arenal / Teoría de las relaciones internacionales hoy: ...
no .
Edward L. Morae, Modernization and the Transformation of International
Relations, (Nueva York/Londres: 1976), p. XVI.
Ver Robert O. Keohane (ed.). Neorealism and its Critica, (Nueva York: 1986).
[173]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
[174]
Celestino del Arenal / Teoría de la* relacione» internacionale» hoy: ...
[775]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
de
Jomo decíamos es, sobre todo, su referencia explícita a la
estructura del sistema lo que distingue a los neorrealistas de
los realistas clásicos, aunque en este punto hay diferencias
significativas entre los mismos en cuanto al alcance de los
imperativos estructurales. De esta forma, en palabras de
Richard K. Ashley, el realismo estructural contemporáneo puede
considerarse como una redención científica de la erudición
realista clásica.27 Con todo, no se puede desconocer que en la
mayoría de los realistas clásicos, como es el caso, entre otros,
de Hans J. Morgenthau, la estructura del sistema internacional,
jugaba implícitamente un papel no desdeñable. No hay más que
recordar que el realismo tradicional consideraba que los Estados
actuaban en el marco de un sistema de Estados, cuyo principio
básico de funcionamiento era el equilibrio de poder, que
actuaba como imperativo estructural.
Lo que caracteriza, así, al neorrealismo es que, junto a la
lucha por el poder y el interés nacional, como principios
rectores de la política internacional, introduce explícitamente y
al mismo nivel, en cuanto principio rector, las influencias y
condicionamientos que se derivan de la estructura del sistema
internacional. Como establecerá Kenneth N. Waltz:
p.117.
[176]
Celestino del Arenal / Teoría de las relaciones internacionales hoy: ...
29 Ibid,
p. 129.
30RobertP. Gilpin, War and Change in World Politics. (Cambridge: 1981), p. 86.
31Kenneth N. Walti, op. cit.. pp. 93-94.
V77]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
3. Conclusión
[178]
Celestino del Arenal / Teoría de las relaciones internacionales hoy: ...
[179]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
Q 1
[180]
Celestino del Arenal / Teoría de las relacione» internacionales hoy: ...
[181]
ESTUDIOS INTERNACIONALES
[182]
Capítulo 1
ENFOQUES TEóRICOS
DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Los esfuerzos por teorizar acerca de las naturaleza de las relaciones en.
tre los estados son bastante viejos; algunos de hecho se remontan a la
antigüedad en la India, China y Grecia. Si bien las reflexiones de Platón
y Aristóteles sobre el tema son bastante esquemáticas, el historiador c;le la
antigua Grecia, Tucídides, escribió un tratado clásico, Historia de la Gue-
rra del Peloponeso, que cualquier estudiante de relaciones internaciona-
les todavía puede leer con provecho.! El príncipe de Maquíavelo, un pre"
cursor del moderno análisis del poder y del sistema de los estados, ponía
11
12 ~ Enfoques teóricos de las relaciones internacionales
Para lbs años tremta ' había un creciente reconocimiento entre los profeo
soresde relaciones! internacionales' de la 'brecha existente entre los ' "uto-
pistas" y los "realistas" . . El: clima académico posterior' a la Primera 'Gue-
rra1Mundial ,hiio que fuera ' conducente 'para los utopistas ' preocUparse pOI!
los , medios de Impedir: otra guerra. En consecuencia, . esta ' tarea '. impulsó
el estadio 'serio de las"relaciones' 'internacionales. Ningún especialista de
dicho~ ,pedoi:lo 'analizó' de ~ manera más ' aguda que Edward Hallet Carr en
su ;"(:er~oliadó · trabajó~21 ' las ' diferenCias' filosófica's entre utopistas : y realis-
tas. , ~·ste, 'si bien publicadO: eil' 1939, noiuvo su efeoto' en Estados' UÍlidoS
hasta despué's :de la Segunda' Guerra 'Mundial. · La mayor,íi de"las análisis
ebmpara,tistassiguientes"se remiten 'claramente a .dkhol ·trabajOl;¡ '.
i':JfmCarr; veía a los utopistas', en su ' mayoría,' corr1'0 i~a:descendientes' ¡nte-
iéctuales '}del optimismo iluminista del siglo xVIIT," el "liheralismo ' delsi~
glol ~IX'<y' :el ¡idealismo wilsoniano-del siglo, xx; El utopisnioestá' estrecha-
inente ;asomado' :c onuna tendencia distintivamente :: anglo-norteamericana
ao~pbnér.'que 'IO's estadista:s' disfrutan 'de amplia' -libertad de · elección en
eNtrazado ;de~. la" poIítíca 'e xterior..22 Echados apeTder por un cierto fari·
séísmo-;<>!t}!r¡,utopistas ' se aferraban ' a: la ' creencia ' de que Estados -Unidos
habfa: entraooeh la Primera Guerra Mundial como un adalid desinteresado,
ine1asi:ve ¡remis'O,' de la moral internacional. Subrayando tómodebería:
comportarse la gente en sus relaciones internacionales más que cómo
se-Icol'inportade 'hecho; los utopistas norteameriCanos desdeñaban la política
tlel equilibrió· de"podér (históricamente identificada: con Europa), los ar~
mamentos"nacionales,el uso de la fuerZa en los asUntos internacionales y
los'1ratadoS' !s~aretos . de -alianza que ·precedieron a la Primera Guerra Mun-
dial; ' Pdr-rci:ontraposición, subrayaban los' derechos y obligaciones legales
intetnáddriáles; la' armonía natural del interés nadonal -que recordaha
la' "IJlano' invisible" : del Adam Sinith 23_ como ' regUladora de la preserva-
ción de la paz' internacional, uría fuerte confianza en la razón' en los asun-
tos hümanos y la'~ cohñanza' en la funci6n de presetvador de la paz del
Enfoques . teóricos .de lfls r,elq.ciones int~rnacionqles. '::'.. l~
lqs dos pmses en. los', cuales las universidades ',habil:lo : n;tO:strado'.'m ayor
avanCe :en :el desarrollo: de: entregueJ;raS de:llas "relaciones ·internacionales¡
produjeron. análisis 'adecuados para la , reali~c!l ; de poSguerra:" Varios ' tra~
bajos públicados a . fines de ' los' años ic1,latentl:l ;s;u;brayaban lel enfoque del
po,derpata el estudio ,de,.las' relacio~es : J.ntelillaCiOnales. "Uno :de Jos auto-
..-es ,inglesesniás a menudo citado: eralMarrtim Wight" 'quien :señalaba que : 1
; ' ,- " '.: -', ',"":i . ;:'; ,r': : ~. I ~ ...r ! . . ... . . ..;- ,
.10 que :distingbe alá,'historia modetíia' dé ,lanhistoria medieval es el
:¡predominio 'de -la ¡idea: de' poder sobve,ila,')i4ea; ~de:, tlerecho; " el " mislllQ
J élin::iino,¡< '.p oder" :para describir. a un EstadQ \em su asp.ecto: intemaci~
-nal',es ' significativ<;) ~ la visión del 'hombre¡¡de.Ja: calle; quien,'quizá$
'está.inclinade} a aar'pQr selitado que 'l a política ,e",teriores inevitable"~
,mente upolítica de poder'.'¡ no 'carece de ;una .aguda,' ;p eneít:ac;:iÓn.31 ' .
." •. :: : o;,. ,O!. ':') . ,' .
Los libros de ' texto anteriores 'c ontenían algunas observaciones teóricaS:
sobre tópicos cOIl1o el nacionalismo, el imperialismo, el 'colonialismo, la
emergencia del Tercer Mundo, la ideología y la propaganda, y el efecto
de los factores e'conóriiicos y tecnológicos en his relaciones' intt~rnadonales.
Algúnos corttenían ' capítulos sobre alianzas, integraéión regiorial o funcio-,
nal, desarme o contr.ol de 'armamentos y técnicas :especfficas de política
exterior como la intervención, la no alineación y r el ' aislamiento. Pocas
vecesse'Veíáun esfuerZo por trazar vínculos precisos' entre las teodas o
por averiguar SI las teorías parciales podían unirse en un todo mayor y
coherente.M Esto Iiopreteride 'sugerir que los' autores necesariamente care-,
cieran de 'su propia teoría configuradorá. Peto no presentaban una teoría
generalizada de forma sistemática. Por cierto, varios de ellos sin duda
sospechaban 'de las teoda'!; aisladas y 'abarcadoras. ' '
A 'lo largo de todo el período que va hasta' fines de los años cuarenta,
ha habido ' un lento desarrollo de metodologías y técnicas. de investigación,
análisis y enseñanza de relaciones internacionales, que ha .contribuido al
crecimiento de la teo'ría.3s El esfuerzo hacia la construcción de una teoría
abarcadora empezó con el "Gran Debate'" entre realistas e idealistas (tra-
tado en el . Capítulo 3). Originalmente, la mayoría de ¡os mlen:ibros de-
ambas escuelas era lo que ahora llamamos tradicionaliStas. Quienes esta-
ban interesados ·en rechazar las premisas de la política internacional tra-
dicional encabezaron el camino en el desarrollo de metodologÍas conduc-
tistás cuan,titativas, pero pronto se les unieron algunos realistas que querían
demostrar que la evaluaCión básica de poder no se podía dejar fácilmente
de lado.
Los añoS sesenta fueron testigos de una considerable expansión del in-
terés eh el análisis teórico,36 y su convalidación por medio de metodologías
tales como el análisis de contenido y las correlaciones de., dos variables;
•20 ~ Enfoqu.~s. teóricos de las relaciones internacionales
. .
Inclusive el esfuerzo por clasificar teorías como "grandes" o "de 'mediano
alca?ce" ~uede provocar debate. No se trata de categorías completamen-
te dIsyuntIvas, algunas teorías pueden ubicarse entre ellas y otras pueden
no adecuarse bien a ninguna de las dos. La teoría de toma de decisiones
d~ Richard Snyder y sus colegas, por ejemplo, no es tanto una teoría ex-
plIcativa con poder de predicción como un esquema taxon6mico o clasifi-
catorio ' preciso, un marco conceptual que le suministra al investigador
que está haciendo un estudio de casos aislados o comparados en el tema
de toma de decisiones, un marco ordenado para recoger y analizar datos.
Otras teorías de la toma de decisiones como la "cibernética" (John Stein-
bruner), la del "comportamiento satisfactorio" (Herbert Simon), la "buro-
crática" (Morton Halperin) y la del "agente racional" o de los "procesos
de organización" (Graham Allison) se acercan más a ser explicativas. To-
das las teorías antes mencionadas, más otras, serán tratadas en los capí-
tulos siguientes. El fin de mencionarlas aquí no apunta tanto a abrumar,
menos aún a desalentar al estudiante, sino a indicar que no sólo hay
muchas teorías diferentes sino también tipos y formas diferentes de teori-
zar sobre las relaciones internacionales. Las autoridades del campo en
absoluto coinciden en qué sería mejor: construir una gran teoría primero
y dejar que la formulación de teorías de mediano alcance fluyera de
ella, o probar y solidificar un conjunto de teorías de mediano alcance
antes de proceder a un nivel más elevado y abstracto. Stanley Hoffmann,
por ejemplo, prefiere empezar con la gran teoría mientras que J. David
Singer se inclinaría a poner las bases con teorías de mediano alcance, de
base empírica. La situación ha cambiado poco desde que Glenn Snyder
y Paul Diesing escribieron, más de una década atrás:
Seguía sugiriendo, con bastante ' sensatez, ,q ué el ' "tema de 'las relaciones
internacionales consiste en cualquier conocimiento, tomado de cualquier
fuente, que puedá ser de ayuda para responder' a nuevos problemas inter-
nacionales o para entender los viejos".43 ' '
, Durante más de una década después de la Segunda Guerra Mundial.
los e's Pecialistas discutieron si las relaciones internacionales podían ' lIa-
,r narse ima disciplina con metodología y conÚmído sustancial propio, o si
era tan encidopédkacomo para pertenecer a varias disciplinas. Quincy
Wright la consideraba una "disciplina en emergencia" en proceso de for-
madón~ y aducía que responde a los criterios ' definitorios de sus criti-
cos tánto :como la mayoría de las disciplinas académiCas, en el desarrollo
tle la',ctúll la historia ha jugado un papel tan importante cómo la lógica.44
Morton' A. Kaplan,al insistir en 'que las relaciones internacionales carecen
'del carácter de disciplinaporque ' D.o "hay un centro disciplinario común
'ql;l~, J>ue~a ' ser ~ndqu~cid?,: com~ lo ha 1?-abi~,~ ef,1 .e~,a' ~quivál~n.te?e
-la cIénCIa polítIca"; nmgun conjunto de habIlIdades ,y: tecmcas y nmgun
cuerpo desarrollado deproposiciories teóricas,preferia reconocer a Ul polí-
tica internacionalsiírtplemente , como una subdisciplina ,dentro de la cien-
dapolítica.4s " , ,, ,
Frederick S. D~nn afirma que las relaciones intemaciohales ptteden
"ser , consideradas COlpO las ' relaciones concretaS que tienen :l ugar !a: tra-
vés de las froníerasnacionales; o como el 'cuerpo, 'de conochnieIltos que
tenemos sobre tales relaciones: en cualquier' 'meirrierlto ' dado".46 Este es un
enfoque bastante ' habitúal, peró ¿es , ádecuadó? 'És : ~barcadory no llinita
el tema alas relaciones 'oficiales entre 'estados y:gobiemos. Pero ¿es acaso
e's ta determinación demasiado amplia y sería mejor incluir las relaciones
·transnadonales sobre la ' base de susignifiCad6ii ' política; , por ejemplo,
céntrándose en las influenchis que 'ellas ejercen en las unidades polítiCas' del
mundo?: Como estudiosos de la polítiCa, nos preocupan las relaciones en-
tre todos los' agentes ' -estatales y no estatales, internacionales y transna-
cionales- en la medida en que contribuyen a una comprensIón 'de ,los
fenómenos políticos. Definimos la política internacional como el esfuetz6
de un Estado u otro agente internacional por influir en cierta forma: a otro
Estado, u otro agente internacional. Una reÜtción de influencia puede abar-
-ca:¡. el uso concreto o la amenaza de uso de la fuerza militar o puede ba-
sarse 'e nteramente o en parte en otros alicientes, tales como incentivos
políticos o económicos. La política internacional, más aún, al igual que
toda la política, representa la conciliación de perspectivas, metas e mtere-
's es variables. Así la política internacional incluye muchas pero no nece-
'sariamente todas las transacciones o interacciones que tienen lugar a tra-
vés de las fronteras nacionales. "
Enfoques teóricos de las relaciones internacionales ,." i5:
.qw :eIWontr.amosen las ciencias físicas (por razones que se explicarán '
.üelante), y puede asumir muchas formas diferentes. En las relacio-
ne~terria'CÍonales, el término teoría ha sido utilizado, al igual que tantos
otros términos, de formas distintivas y a menudo confusas. Entre los usos
más importantes están los siguientes. La teoría ha sido igualada con una
filosofía, una ideología, una hipótesis, un conjunto de conceptos interre-
lacionados, un conjunto de hipótesis interrelacionadas, un conjunto de
hipótesis interrelacionadas con una cantidad necesaria de pruebas que la
apoyan y un conjunto de axiomas y conceptos de los cuales pueden deri-
varse hipótesis. La teoría puede ser deductiva o inductiva, una distinción
que se elaborará más adelante. Puede ser una taxonomía -un esquema
de clasificación o un marco conceptual que permite el arreglo ordenado y
el examen de los datos. Puede ser una descripción y análisis del compor-
tamiento político de agentes racionales, basado en un solo motivo domi-
nante como el poder. 0, en lugar de describir cómo los agentes racionales
de hecho actúan, puede ser normativa, indicando cómo deberían compor-
tarse; un tema sobre el cual se dirá más a continuación. Finalmente, como
se ha sugerido antes, puede ser un conjunto de recomendaciones políticas
para seguir un particular curso de acción.
práctica 'en términos de Hume, podemos decir que mientras que el teóricd>
puro por lo general se preocupa principalmente por los procesos de pen-
samiento deductivos para generalizar formulaciones, el encargado de tra-
zar políticas tiene un interés principal en el conocimiento empírico e'
inductivo, derivado de la propia experiencia personal más que de cualquier-
esfuerzo sistemático de investigación. El encargado de trazar políticas se
preocupa también por los detalles sutiles de los valores, las fuerzas y las
preferencias políticas que operan en una situación particular en toda su.
realidad existencial, más que por la abstracción universal o probabilidad.,
Mientras que el teórico social quiere concentrarse primordialmente en
elementos comunes a muchas situaciones, el encargado de trazar políticas
invariablemente quiere información detallada acerca de aquellos elementos'
que son únicos respecto del caso que tiene entre manos.
Sin embargo, para que nadie reciba una impresión errónea, recalcamos:
que los énfasis diferentes del teórico y del profesional no alteran el hecho
de que sea deseable que cada uno intente apreciar las modalidades de cono-
cimiento peculiares del otro. Ninguno de ellos puede permitirse desestimar
el conocimiento generalizado o particularizado. Los líderes de fines del"
siglo xx deben pesar y mezclar diferentes teorías · en sus esfuerzos por
entender los acontecimientos, elegir políticas adecuadas y predecir resul-·
tados. Sin embargo, es probable que sigan prefiriendo sus propias "teorías-
intuitivas" -el efecto acumulativo de su propia educación y experiencia.
política ya sea en cargos electos, por designación o usurpación, ejecutivos,_
legislativos o diplomáticos- como guía confiable para elecciones políticas,
a las estructuras teóricas abstractas elaboradas en los círculos académicos'
y a menudo expresadas en una terminología no familiar para los encarga··
dos de trazar políticas. Los teóricos académicos apuntan a la comprensión;
los políticos prácticos deben elegir cursos de acción. Los primeros intentan
prescindIr de los acontecimientos de todos los días, los segundos no pueden .
. Finalmente, debemos recordar que los líderes políticos por lo generar
están preocupado's por configurar la política exterior de sus países res-
pecto dé los prinCipales aliados y adversarios. El alcance de su atención
en el ámbito internacional está limitado parla mayor cantidad de tiempo·
y esfuerzo que deben consagrarles a los asuntos internacionales. Pocas ve-
ces pueden afrontar el lu.io de pensar acerca de todo el sistema interna-
cional. El te6rico internacional debe estar profundamente interesado en la-
política exterior de un conjunto de estados, según el fenómeno preciso que
está investigando, pero se da cuenta de que las "relaciones internaciona-
les" sOn más que simplemente la suma de las políticas exteriores de las-
nácionés. Aunque hay un fuerte vínculo entre la política internacional y la:
nacional y 'la economía,58 hay una "interioridad" en el . trazado de la polí-
fÍéa exterior que exige una perspectiva nacional específica. El especialista
académico que se maneja con la teoría internacional, enfoca el tema desde'
una ' perspectiva más amplia ' y se centra en los resultados netos de los-
prótesos interactivos que los encargados de trazar la política nacional pue~·.
den querer intentar entender e influir ' en ellos, pero no siempre de forma'
completa o ·exitosa. Páraque no se nos malinterprete, agreguemos de inme~·
diato que una ' gran cantidad de nuestro conocimiento sustancial sobre
reladonesinternaeionales siempre ha venido, y seguirá haciéndolo, de estu':':
.30 ~. Enfoques teóricos de las relaciónes inlefnacionáles
dios ,de política exterior nacional y comparada.59 Los dos enfoques intersec-
tan 'e n muchos lugares pero no sonjdénticos~·
las ciencias sociales (por contraste con la física o la química) éstas por 10
general no son de orden muy alto; tampoco las da él método deductivo
'<> los métodos utilizados por químicos, físicos o biólogos. Newton fue el
más grande físico de Su época, pero Einstein demostró que su trabajo era
parcial y.tenía defectos, tanto como eventualmente inc!usive el !rabaj?
de Einstem pueda ser reemplazado por una nueva teona. En la mvestI-
gación en política internacional, es algo raro obtener correlaciones esta-
dísticas en altos niveles de significación, a tal punto, por ejemplo, que
:sólo habría una sola oportunidad en mil de que estuvieran obligados a
coincidir.
La deducción y la inducción no deberían considerarse ni como enfo--
ques en competencia ni como mutuamente excluyentes. Algunos especia-
listas preferirán uno al otro y harán ' más avances, con uno que con el otro.
La construcción de la teoría exige una combinación fructífera de los dos,
más algo más, que se ,discutirá en , su momento. El argumento de que en
la era nuclear Un sistema internacional bipolar es más estable que uno
multipolar y t 'ceversa; que no pueda apoyarse en pruebas empíricas, gene-
ralmente pro ede por deducción lógica a partir de ,pr~misas supuestas res-
pecto de la ca tidad de incertidumbre en el sistem~ y .el número de agentes
a los cuales los estados deben dirigir su atención., (Ver la referencia a
Singer, Waltz y Bueno de Mesquita en el Capítulo 8.) Por el otro lado, a la
proposición teórica de mediano alcance de que los gobiernos encuentran
relativamente fácil seguir políticas de integración económica regional en
períodos de crecimiento próspero y tienden a volver a atrincherarse en el
particularismo nacional en épocas de recesión, puede llegarse, por ' deduc-
ción y puede ser ~omprobada por referencia a la evaluación de la Comu-
nidad Económica Europea. (Ver Capítulo 10.)
Kenneth N. Waltz distingue las teorías de los datos empíricos, las
correlaciones estadísticas, las hipótesis y las leyes o generalizaciones ob-
tenidas por inducción. Las correlaciones estadísticas, aun si son signifi-
cativas, no son hechos y nunca pueden establecer conexiones causales.
Podemos llegar a leyes y generalizaciones empíricas a través ' de métodos
inductjvos y éstos pueden idelltificar asociaciones invariables o proba-
bles, pero no pueden explicarlas. Los antiguos babilonios estaban fami-
liariz;ados con la~ leyes de los movimientos de las, mareas que podían
,<>bservar, medir y predecir, pero no podían explicar ,tales leyes.~sa es la
función de la teoría, a la que no puede llegarse sólo P9r la deducción,
'pues ,Ila deducción meramente procede de ' forma lógica desde premisas
iniciales y así no puede suministrar nuevas , explicaciones poderosas. Las
'teorías tienep que ser, inventadas por un prOceso intelectual creativo que
toma un r,conjunto de leyes y generalizaciones diferentes, las simplifica
aislando unos pocos factores clave, las abstrae de lo que no es importante,
las suma en'· una forma antes desconocida y las sintetiza en un Il¡uevo sis-
tema explicativo ideal y casi perfecto, Semejante proceso difícilmente pue-
,da ser enseñado. Un libro de texto no puede más que mostrar cÓmo otros
han teorizado, Los ;estudiosos pueden juzgar pOr sí mismos si una teoría
particular es reveladora, satisfactoria y prometedora. Esperamos que una
.r evisión de varias te01;Ías inspire a aquellos que las estudian a embarcarse
·en suspTo}:>i¡ls trayectorias de .teorización.<i3
Enfoques teóricos de las relaciones internacionales '" 33
Aun al margen del agudo análisis de Waltz, sería erróneo sugerir que la
teoría del equilibrio de poder es obsoleta. Muchos teóricos "modernos",
"no tradicionales" y "científicos" han descubierto que merece atención.
Morton A. Kaplan la convierte en uno de sus seis modelos heurísticos de
los sistemas internacionales. Le consagra más espacio al sistema del equi-
librio de poder con sus reglas esenciales que a cualquiera de los demás
sistemas.97 (Para una discusión de los modelos de sistemas deKaplan, ver
el Capítulo 4.) Arthur Lee Burns, después de estudiar el problema del sis-
tema en un equilibrio estable, llega a la conclusión de que "los arreglos
más estables parecerían ser un mundo de cinco o más potencias impares,
independientes y de aproximadamente igual fuerza", dado que no serían
fácilmente divisibles en dos lados iguales.98 Por su simplicidad para calcular
(46 '~ '1infó~ue's teoriCos de las relaciones internacionales
fá~ ;'té'la:¿¡bnds ' y por la certeza y estabilidad que produciría tal simplicidad,
'B~ms 'sosH~ne que,' óptimamente, el sistema más estable sería un mundo
!(!le "t:lhco bloques aproximadamente iguales, cada uno de los cuales inclu-
yera una familia de naciones-clientesintercambiables".99 '
Más recientemente, R. Harrison Wagner ha aducido que cualquier nú-
mero' de agentes entre dos y cinco puede ' producir un sistema estable,
'Pero 'que el sistema más estable es aquel de tres agentes.1oo Muchos ' analis-
tas dél caII1.PO de la disuasión nuclear y la teoría del control de armamentos
han actualizado y planteado en formas altamente sofistiCadas las catego-
nas del pen,samiento vinculado con 'el equilibrio de poder.101 Y si bien
'r oúchos 'intelectuales y ~specialistas universitarios consideran la teoría
"él 'equilibrio de poder una t~oríaburda, poco elaborada, simplistamente
ingenua Y ob,s oleta de las relaciones internacionales, gran cantidad de esta-
ttist'as',: polí~kos, diplomátiCos, capitostes; periodistaS y gente de la calle
<tdqavía' la consid,eta como 'tina explicación adecuadá de lo que de hecho
ocurre enelsistema internadonaly la bas~ sobre)a cual la política exte-
rior debería formuhlrse y dirigirse. La teoría retiene su encanto y validez
:para los analistas ' ~e. la limitaCión de armas e~tratégicasy de la: relación
entre Estados Unidos, la Unión Soviética; China, Europa Occidental, Japón
y otros
(. .'
centros
.~" . .
de. 'poder del
" .
sistemaglobaÍ.
. . " . ' , "
Conclusiones
Nuestro propósito en este capítulo ha sido mostrar de manera general
cómo el estudio de las relaciones internacionales ha evolucionado, a fin de
abrir el escenario para examinar las principales teorías, del pasado y el
presente, en detalle.
En el principal trabajo de Quincy Wright, A Study of International
Relations (Un estudio de las · relaciones internacionales ), .después de admi-
tir que las relaciones internacionales todavía Son "una disciplina emer-
gente que manifiesta poca unidad desde el punto de vista del método y la
lógica",115 sugiere que el campo puede ser mejor entendido si lo aborda-
mos a través de cuatro perspectivas intelectuales básicas. En su opinión,
toda la realidad social puede dividirse adecuadamente en cuatro catego-
!52 ."., ~Enfoques teóricos de las relaciones internacionales
-das ~ ,l) <lo ,concreto (lo que fue o lo que es, conocido a través del método
4 escriptivo);' 2) lo posible (lo que puede ser, conocido a través del método de
Ja: ~ especulación teórica); 3) lo probable (lo que será, conocido a través
.del ,método de predicción); 4) lo deseable (lo que debería ser, conocido a
través del método de la reflexión ética, valorativa o normativa). Estas
.cuatro categorías, dice Wright, corresponden a la historia, el arte, la cien-
,cia y la filosofía. lló Los autores encuentran esta categorización digna de
-examen, pues es útil en todas las ciencias sociales.
, Para resumir, la función esencial de la teoría internacional es permi~
-timos mejorar nuestro conocimiento respecto de la realidad internacional,
sea con el fin de la "pura comprensión" o con el fin más activo de cambiar
,dicha realidad. La teoría nos ayuda a ordenar nuestro conocimiento exis-
tente y a descubrir nuevos conocimientos de forma más eficaz. Suministra
-un marco de pensamiento en el cual definhnos las prioridades de investi-
:gación y seleccionamos las herramientas disponibles más adecuadas para
recoger y analizar datos. La teoría dirige nuestra atención a similaridades
-y diferencias significativas y sugiere relaciones que no se habían percibido
:antes. En el mejor de los casos, la teoría sirve como prueba de que las
-potencias de la mente humana han sido aplicadas a un problema concreto
·con previsión, imaginación y profundidad, y esta prueba inspira otras
-para esfuerzos ulteriores tendientes al desacuerdo o la coincidencia.
No hay un solo modelo de teoría. La teorización social se produce en
muchos niveles y a través de muchas perspectivas disciplinarias, con
-va:rios experimentos y enfoques interdisciplinarios en curso. La teoría de
"las relaciones internacionales, que va más allá de la teoría de la "política
exterior", contiene componentes que son descriptivos, especulativos, pre-
. dictivos y normativos. Un especialista aislado puede subrayar cualquiera
-tle éstos, pero cuanto más altamente desarrollado esté el campo de la
teoría de las relaciones internacionales , como un todo, será más probable
que implique una síntesis de "lo que es", "lo que puede ser", "lo 'que pro-
oablemente será" y "lo que debería ser". La buena teoría puede ser induc-
tiva o deductiva, micro o macro, altamente específica, de mediano alcance
,o "grande" en el sentido de ser tan abarcadora COmo el estado de nuestro
conocimiento en cualquier momento dado lo permite y explicando un nú-
mero lo más amplio posible de fenómenos con la menor cantidad de varia-
-bIes posible. Todos estos enfoques son válidos y útiles cuando se los
maneja con inteligencia y cuidado metodológico y cuando se aplica al nivel
apropiado, o los niveles apropiados de análisis en el estudio de las rela-
ciones internacionales.
"NOTAS AL CAPITULO 1
-:: " * El tema del desarme ofrece un ejemplo de lo que quiere decir Rosenau.
;Quienes le asignan la , más alta prioridad y urgencia al desarme en la agenda
il;tternacional pueden subestimar los problemas políticos, psicológicos, técnicos
y - estratégicos implicados. Quienes se han especializado en ' el estudio de los
·"d~tps empmco-histórico-técnicos sobre desarme pueden haber alcanzado concIu-
.sienes tan pesimistas como subestimar las dificultades de alcanzar alguna vez
..aCJlerdos ,de limitación de armas.
Enfoques teóricos de las relaciones internacionales ~ 53
'the Wilr' 1914 (Nueva York, Scribner's, 1930); Raymond J. Sontag: European
Diplomatic History, 1871-1932 (Nueva York, Appleton, 1933); G. P. Gooch y
Harold 'W. Temperly: British; Documen,ts on the Origins of the W~;, 1~89-19.14
(Londres His Majesty's StatIOnery Off Ice, 1928). Para una evaluacIOn histono-
'gráfica d~l trabajo de los historiadores norteamericanos, ver Warren I. Cohen:
The American Revisionists: The Lessons of Intervention in World War 1 (Chicago,
University of Chicago Press, 1967).
13 Carlton J. H. Hayes: Essays on Nationalism (Nueva York, Macmillan,
1926)· Hans Kohn: A History of Nacionalism in the . East (Londres, George
RoutÍedge, 1932); Nationalism in the Soviet Union (Londres, George Routledge,
1933), y The Idea of Nationalism (Nueva York, Macmillan, 1944).
14 Philip J. Noel-Baker: Disarmament(Nueva York, Harcourt Brace Jova-
novich, 1926); James T. Shotwell: War as an Instrument of National Policy
(Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich, 1929); J. W. Wheeler-Bennett: Disar-
mament and Security Since Locarno, 1925..1931 (Nueva York, Macmillan, 1932).
15 Parker T. Moon: Imperialism and World Politics (Nueva York, Macmillan,
1926); Herbert I. Priestley: France Overseas: A Study of Modern Imperialism
(Nueva York, Appleton, 1938).
16 Harold Nicolson:Peacemaking, 1919 (Boston, Houghton Mifflin, 1933), Y
Diplomacy (Londres, Oxford University Press, 1939).
17 Carl J. Friedrich: Foreign Policy in the Making: The Search for a New
Balance of Power (Nueva York, Norton, 1938); Alfred Vagts: "The United States
and the Balance of Power", Journalof Politics, III (noviembre de 1941),401-449.
18 James Fairgrieve: Geography and World Power (Nueva York, Dutton,
1920; Nicholas J. Spykman: "Geography and Foreign Policy, 1", American Poli-
tical Science Review, XXXII (febrero de 1938), 213-236; Y los dos libros siguien-
tes: America's Strategy in World Politics (Nueva York, Harcourt Brace Jovano-
vich, 1942) y The Geography of Peace (Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich,
1944). Spykman también escribió dos artículos con Abbie A. Rollins: "Geographic
Objectives in Foreign Policy 1", American Political Science Review, XXXIII
(junio de 1939), 391-410 Y "Geographic Objectives in Foreign Policy II", ibídem
(agosto de 1939), 591-614. Las teorías de Mahan y Mackinder se tratan en el
Capítulo 2 de este texto; para una discusión de las teorías de Spykman, ver
el Capítulo 3.
" 19 Frimk M. Russell: Theories of International Relations (Nueva York,
Appleton, 1936).
20 Sir Norman Angell: The Gret Illusion (Nueva York, G. P. Putnam's Sons,
1933),'Ver también J. D. B. Miller: Norman Angell and the Futility of War: Peace
and the PublicMind (Londres, Macmillan, 1986), especialmente caps. 2 y 3.
21 E. H. Carr: The Twenty-Years' Crisis, 1919-1939: An Introduction to the
'Study df International Relations (Londres, Macmillan, 1939; Harper & Row
[Torchbooks], 1964).
22 4rnold Wolfers: "Statemanship and Moral Choice", World Politícs, I
(enero de 1949), 175-195, Y "Political Theory and International Relations" en
,Arnold Wolfers y Laurence Martin, comps.: The Anglo-American Tradition in
Foreign Affairs (New Haven, Yale University Press, 1956); Kenneth W. Thompson:
"The Lilllts of PrincipIe in International Politics: Necessity and the New Balance
of Power", Journal of Politics XX (agosto de 1958), 437-467. George F. Kennan
ha comentado de la siguiente forma el enfoque legalista-moralista de los nor-
teamericanos de los problemas internacionales: "Nuestro genio nacional, nuestro
sentido ·de la decencia, nuestro sentimiento por la transacción y la ley, nues-
tra franqueza y honestidad, ¿acaso estas cualidades no han tenido éxito en pro-
d~cir e;n este contine~te un~ sociedad sin paralelo por su falta de tensiones y
vIOlencIa . .. ? No habla motIvos por los cuales el mundo exterior, con nuestra
ayud~, no ~e adecuara .a ~a vida s~ violencia." De Realities of American
Forezgn Polzcy, extracto mc1wdo en DavId L. Larson, comp.: The Puritan Ethic
in United States foreign Policy (Princeton, Van Nostrand, 1966), p. 34.
. 23. Adam Smlth y otros economistas del siglo XVIII, siguiendo los pasos indi-
vI_d...u.a..h..s..ta.s_ i..
.e_ ! ...
?hn.........!:-_ocke, enseñaron que la gente en un sistema competitivo,
Enfoques teóricos de las relaciones internacionales - 55
cuando busca su propia ganancia privada, está conducida por una "mano invi-
sible" a promover el interés de toda la sociedad.
24 E. H. Carr: The Twenty Years' Crisis 1919-1939: An Introduction to the
Study of International Relations (Londres, MacmilIan and Company, Ltd., 1962),
página 9.
25 Ibídem, p. 5.
26 G. Lowes Dickinson: Causes of International War (Londres, The Swarth-
more Press, Ltd., 1920). Otros trabajos importantes que son ilustrativos de la
bibliografía de las relaciones internacionales en su fase utópica incluyen Norman
Angell, op. cit.; Nicholas Murray Butler: Between Two Worlds: Interpretations
of the Age in Which We Live (Nueva York, Charles . Scribner's Sons, 1934);
Nicholas Murray Butler: A World in Ferment: Interpretations of the War for
a New World (Nueva York, Charles Scribner's Sons, 1917); G. Lowes Dickinson:
The International Anarchy, 1904-1914 (Nueva York y Londres, The Century Com-
pany, 1926); Harold Josephson: James T. Shotwell and the Rise of Internatio-
nalísm in Ameríca (Cranbury, N.J., Associated University Presses, Ind., 1975);
Gilbert Murray: The Ordeal of This Generatíon (Nueva York y Londres, Harper
& Row, 1929); James T. ShotweIl: The Autobiography of James T. Shotwell
(Nueva York, The Bobbs-Merril Company, Inc., 1961); James T. ShotweIl: The
Hístory of History (Nueva York, Columbia University Press, 1939); Alfred
Zimmern: America & Europe and Other Essays (Freeport, N.Y., Books for
Libraries Press, 1929; reimpreso en 1969); Alfred Zimmern: The Leage of Natíons
and The Rule of Law, 1918-1935 (Nueva York, RusseIl & RusseIl, 1939; reimpreso
en 1969). Ver Alfred Zimmern: "The Problem of CoIlective Security" en Neutra-
lit y andoCollective Security, Harris Foundations Lectures, 1936 (Chicago, Univer-
sity of Chicago, 1936), pp. 3-89.
27 E. H. Carr: op. cit., p. 62, ver especialmente caps. 1-6. Para una exposición
más completa de las teorías realistas ver Capítulo 3 de este libro.
28 Ibídem, p. 92.
29 Ibídem, pp. 5-6.
30 Ibídem, pp. 10, 20-21, 93-94.
31 Martin Wight: Power Politics: "Looking Forward", Pamphlet N~ 8 (Lon-
dres, Royal Institute of International Affairs, 1946), p. 11.
32 Hans J. Morgenthau: Politics Among Nations (Nueva York, Knopf, 1948,
1954, 1960, 1967); Frederick L. Schuman: International Politics: An Introduction
to the Western State System, 4~ y 5~ ed. (Nueva York, McGraw-HilI, 1948, 1953);
Robert Strausz-Hupé y Stefan T. Possony: International Relations (Nueva York,
McGraw-HilI, 1950, 1954); Norman D. Palmer y Howard C. Perkins: International
Relations (Boston, Hourghton Mifflin, 1953, 1957, 1969); Norman J. Padelford y
George A. Lincoln: The Dynamics of International Politics (Nueva York, Mac-
milIan, 1962); Ernst B. Haas y AJ,len S. Whiting: Dynamics of International
Relations (Nueva York, McGraw-HilI, 1956); Harold y Margaret Sprout: Foun-
dations of National Power (Princeton, Van Nostrand, 1945, 1951) y Foundations
of International Politics (Princeton, Van Nostrand, 1962); Quincy Wright: The
Study of International Relations (Nueva York, Appleton-Centrury-Crofts, 1955),
pp; 23-24; Charles PI. Schleicher: Introduction to International Relations (Engle-
woodCliffs, N.J., Prentice HalI, 1954) e International Relations: Cooperation and
Conflíct (Englewood Cliffs, N.J., Prentice HalI, 1962); Frederick H. Hartmann:
The Relations of Nations (Nueva York, Macmillan, 1957, 1962); 1\.. F. K. Organski:
World Polítics (Nueva York, Knopf, 1958); Lennox A. MilIs y Charles H. McLaugh.
lin: Wórld Politics in Transition (Nueva York, Holt, Rinehart y Winston, 1956);
Fred Greene: Dynamics of International Relations (Nueva York, Holt, Rinehart
y Winston, 1964); W. W. Kulski: International Politics in a Revolutionary Age
(Filadelfia, Lippincott, 1964, 1967). Se lIama la atención del lector a las siguien-
tes revisiones de los textos tempranos de relaciones internacionales: ' Richard
C. Snyder: "Toward Greater Order in the Study of International . Politics",
World Polítics VII (abril de 1955), 462478; Fred A. Sondermann: "The Study of
International Relations: 1956 version", World Politics, X (julio de 1958), 639-647;
Kenneth W. Boulding: "The Content of International Studies in College: A
56 ~ Enfoques teóricos de las relaciones internacionales
39 Alfred North Whitehead: Science and the Modern World (Nueva York,
Macmillan, 1925), (Nueva York, New American Library, 1948), p. 30.
40 Alfred Zimmern: "Introductory Report to the Discussions in 1935" en
Alfred Zimmern, comp.: University Teaching of International Relations, Report
.(Jf the Eleventh Session of the International Studies Conferenee (París, llIlter-
natlOnal Institute of Intellectual Cooperation, League of Nations, 1939), pp. 7-9.
Más adelante C. A. W. Manning preparó un fascículo para la UNESG:O sobre
la enseñanza universitaria de las relaciones internacionales en el cual adoptó
una posición similar. Hay un complejo de las relaciones internacionales que
tiene que ser considerado desde un "ángulo universalista" y ninguna de las
disciplinas establecidas según se las enseña tradicionalmente puede ser deposi-
taria de nuestra confianza en cuanto a que ofrezca esta perspectiva necesaria.
Ver P. D. Marchant: "Theory and Practice in the Study of International Rela-
tions", International Relations, 1 (abril de 1955), 95-102.
41 Nicholas J . Spykman: "Methods of Approach to the Study of Interna-
tional Relations", Proceedings of the Fifth Conference of Teaehers of Internatio-
nal Law and Related Subjeets (Washington, Carnegie Endowment for Inter-
national Peace, 1933), p. 60.
42 Frederich S. Dunn: "The Scope of International Relations", World Politics,
1 (octubre de 1948), p. 142.
43 Ibídem, p. 144.
44 Quincy Wright: The Study of International Relations (Nueva York,
Appleton-Century-Crofts, 1955), pp. 23-24.
4S Morton A. Kaplan: "Is International Relations a Discipline?", The Journal
.(Jf Polities, XXIII (agosto de 1961), p. 462.
46 Frederick S. Dunn, op. cit., p. 143.
47 Stanley Hoffmann, comp.: Contemporary Theory in International Rela-
tions (Englewood Cliffs, N.J., Prentice-Hall, 1960), pp. 4-6. Raymond Aron ha
'Señalado de igual forma, si bien la dificultad para definirla es real, que no
debería exagerarse, dado que toda disciplina científica carece de límites exter-
nos precisos. Más importante que saber dónde los fenómenos empiezan o dejan
de ser datos de las relaciones internacionales, dice Aron, es el foco principal de
interés de la disciplina. Para él, está en las relaciones entre los estados. Peaee
and War: A Theory of International Relations, trad. Richard Howard y Annett
Baker Fox (Nueva York, Praeger, 1960), pp. 5-8.
48 Morton A. Kaplan: System and Proeess in International Politics (Nueva
York, Krieger, 1976) , p. 3. En un artículo escrito como respuesta a la crítica
de Bull a los autores científicos (ver nota 79), Kaplan acusaba a los tradicio-
nalistas de usar la historia de forma inepta, de caer en la trampa de "la
excesiva particularización y la generalización sin vinculaciones" y de no ser
-conscientes de que muchos autores de la nueva escuela científica consideran la
historia como un laboratorio para la adquisición de datos empíricos. Ver su
"'The New Great Debate: Traditionalism vs. Science in International Relations",
World Politics, XIX (octubre de 1966), pp. 15-16.
49 Morton A. Kaplan: "Problems of Theory Building and Theory Confir-
mation in International Politics", en Knorr y Verba, comps.: op. cit., p. 23;
Morton A. Kaplan: New Approaehes to International Relations (Nueva York,
Sto Martin's, 1968), pp. 399-404. Ver también George Modelski: "Comparative
International Systems", World Polities, XIV (julio de 1962), pp. 662-674, en el
cual comenta el libro de Adda B. Bozeman: Polities and Culture in International
History (Princeton, Princeton University Press, 1960) . Ver también Hoffmann,
·op. cit., pp. 174-180.
50 Morton A. Kaplan: System and Proeess, cap. 2.
51 "La sustancia de la teoría es la historia, compuesta de acontecimientos
y ocurrencias únicas. Un episodio de la historia y la política en un sentido
nunca se repite. Ocurre tal como lo hace sólo una vez . . . En este sentido la
historia está más allá del alcance de la teoría. Subyacente a toda teoría, sin
e mbargo, está el presupuesto de que estos mismos acontecimientos únicos tam-
b ién son instancias más concretas de proposiciones más generales. Lo totalmente
58 ~ Enfoques teóricos de las relaciones internacionales
único al no tener nada en común con otra cosa, es indescriptible . .. " Kenneth
W. Tbompson: "Toward a Theory of International Polítics", American Political
Science Review, XLIX (septiembre de 1955), p. 734.
. 52 Ver Fred N. Kerlinger: Foundation of Behavioral Research (Nueva York,
Holt Rinehart y Winston, 1966), p. 11 Y Robert Brown: Explanation in Social
Scie:Zce (Chicago, Aldine, 1963), p. 174.
-53 Gustav Bergman: The Philosophy of Scienee (Madison, University of
Wisconsin Press, 1958), pp. 31-32.
54 Abraham Kaplan: The Conduct of Inquiry (San Francisco, Chandler,
1964), p. 319.
ss Carl G. Hempel: Fundamentals of Concept Formation in Empirical
Science (Chicago, University of Chicago Press, 1952), p. 36.
56 The Ethics of Aristotle, trad.: D. P. Chase (Nueva York, Dutton, 1950),
Libro VI, p. 147. Hans J. Morgenthau, haciéndose eco de Aristóteles, subrayaba
la diferencia existente entre "lo que vale la pena conocer intelectualmente y lo
que es útil para la práctica". "Reflections on Polítical Science", Review of
Politics, XVII (octubre de 1955), p. 440.
57 David Hume: A Treatise of Human Nature, Parte III, "Of Probability
and Knowledge", en The Essential David Hume, introducción de Robert P. Wolff
(Nueva York, New American Library, 1969), pp. 53-99. Ver Sheldon S. Wolin:
"Hume and Conservatism", American Political Science Review, XLVII (diciem-
bre de 1954), pp. 999-1016. Michael Polanyi también ha tratado la diferencia
entre la teoría .de los asuntos y la práctica de los asuntos. Personal Knowledge
(Chicago, University of Chicago Press, 1958), pp. 49 Y sigs.
58 Para análisis de los vínculos entre estructuras y procesos políticos inter-
nos por un lado y la política exterior por el otro, ver James Rosenau: Linkage
Polities (Nueva York, The Free Press, 1969); Henry A. Kissinger: "Domestic
Structure and Foreign Polícy" en American Foreign Policy: Three Essays (Nueva
York, Norton, 1969); Wolfram Hanreider: "Compatibility and Consensus: A
Proposal for the Conceptual Linkage of External and Internal Dimensions of
Foreign Polícy" en Hanreider, comp.: Comparative Foreign Policy: Theoretical
Essays (Nueva York, McKay, 1971) y Jonathan Wilkenfeld, comp.: Confl ict
Behavior and Linkage Politics (Nueva York, McKay, 1973).
59 Fred A. Sondennann: "The Linkage Between Foreign Policy and Inter-
national Politics" en James N. Rosenau, comp., op. cit., pp. 8-17.
60 Quincy Wright: "Development of a General Theory of International Rela-
tions" en Horace V. Harrison, comp.: op. cit., p. 20.
6~ Ibídem, pp. 21-23.
62 James N. Rosenau: The Scientific Study of Foreign Poliey, ed. rev. (Lon-
dres, Frances Pinter, 1980), pp. 19-31.
. 63 Kenneth N. Walts: Theory of International Polities, cap. 1, "Laws and
Theories".
64 Ver J. David Singer: "The Level-of-Analysis Problem in Internationaf
Relations" en Knorr y Verba, comps.: op. cit., pp. 77-92. Reproducido en James
N. Rosenau, comp.: International Politics and Foreign Policy: A Reader in Re-
search and Theory, ed. rev. (Nueva York, The Free Press, 1969), pp. 20-29. K. J .
Holsti acepta que el paradigma clásico que postula a los estados soberanos
como agentes principales en un sistema global anárquico, ha sido muy puesto
en la picota en las últimas décadas, pero insiste en que sigue siendo el p ara-
digma dominante y todavía mantiene la fidelidad de la mayoría de los teóricos
internacionales. The Dividing Discipline: Harmony and Diversity in International
Theory (Boston, Mass., Allen & Unwin, 1985).
65 El tema de los agentes de otro tipo que los estatales está analizado de
fonna exhaustiva por Richard W. Mansbach, Yale H. Ferguson y Donald E.
Lampert: The Web of World Polities: Non-State Aetors in the Global System
(Englewood Cliffs, N.J., Prentice Hall, 1976).
66 Samuel P. Huntington: "Transnational Organizations in World Politics",
World Politics, XXV (abril de 1973); Joseph S. Nye, Jr.: "Multinational Corpo-
rations in World Politics", Feorign Affairs, 53 (octubre de 1974); Robert Gilpin:
U.S. Power and the Multinational Corporation (Nueva York, Basic Books, 1975);
Enfoques teóricos de las relaciones internacionales ~ 59
identificar modelos entre variables. Los resultados del factoreo, los factores que'
definen los modelos diferentes, a menudo se denominan "dimensiones", de allí"
el uso de la palabra "dimensionalidad" en el Proyecto DON. Para una discusión
detallada del factoreo, ver Harry H. Harmon: Modern Factor Analysis (Chicago,
University of Chicago Press, 1967); R. J. Rummel: Applied Factor Analysis
(Evanston, Illinois, Northwestern University Press, 1970) y L. L. Thurstone:
Multiple Factor Analysis (Chicaog, University of Chicago Press, 1965).
lOS Jonathan Wikenfeld: "Domestic and Foreign Conflict Behavior of
Nations", Journal of Peace Reseatch, I (1968), p. 57.
lOó Ibídem, p. 66.
107 Las contribuciones de Kurt Lewin para determinar los prerrequisitos
metodológicos y conceptuales para una ciencia del comportamiento humano, se-
dice que son relevantes para todas las ciencias sociales. El teórico del campo
psicológico ve el comportamiento humano como una función, no ya de las
características internas de la persona ni de una supuesta causa histórica, sino·
de la interacción de la persona y los acontecimientos contemporáneos que se
dan en el entorno. Aduce, en consecuencia, que los determinantes del compor-
tamiento humano deberían tratarse en un solo campo unificado más que sepa-
rados en disciplinas tradicionales. Según Lewin, todo comportamiento puede
concebirse como un cambio que ocurre en algún estado de un campo, en una.
unidad dada de tiempo. Al centrarse en la dinámica de la motivación, el con-
flicto y el cambio, desarrolló una teoría de campo similar en varios aspectos·
a la teoría de los sistemas. Demostró cómo los sistemas vivientes buscan un'
equilibrio en relación con sus entornos a través de procesos recurrentes de esta-
blecimiento de metas, planteo de tensiones, locomoción de la persona dentro del'
entorno psicológico o un cambio en la estructura del entorno percibido y reduc-
ción de la tensión. Ver Kurt Lewin: Field Theory in Social Science (Nueva.
York, Harper & Row, 1951), p. 45; y el artículo sobre "Field Theory" de Morton
Deutsch en la International Encyclopedia of the Social Sciences, David L. Sills,.
comp. (Nueva York, Macmillan y The Free Press, 1972), Vol. 5, pp. 407-417.
108 Ouincy Wright: "Development of a General Theory of International Rela-
tions" en Horace V. Harrison, comp.: The Role of Theory in Internationat
Relations (Princeton, Van Nostrand, 1964), p. 38 y The Study of Internatia-
nal Relations (Nueva York, Appleton, 1955), pp. 524-569.
109 Para un examen completo de coordenadas en la teoría de campo, ver
Ouincy Wright: A Study of International Relations, op. cit., pp. 540-567.
110 R. J. Rummel: "A Status Field Theory of International Relations",.
Dimensionality of Nations Project Report N~ 50 (Honolulú, 1971), p. 5.
11l Para ejemplos de estudios cuantitativos en relaciones internacionales,
ver Morton A. Kaplan, comp.: New Approaches to International Relations (Nueva
York, Sto Martin's Press, 1168); Richard L. Merritt y Stein Rokkan, comps.:
Comparing Nations: The Use of Quantitative Data in Cross-National Research
(New Haven, Yale University Press, 1966); John E. Mueller, comp.: Approaches
to Measurement in International Relations: A Non-Evangelical Survey (Nueva,
York, Appleton, 1969); James N. Rosenau, comp.: International Politics aná
Foreign Policy (Nueva York, The Free Press, 1969); Rudolph J. Rummel y otros:
Dimensions of Nations (Evanston, Illinois, Northwestern University Press, 1967);
Bruce Rus~tt: International Regions in the International System (Chicago, Rana
McNally, 1967) y J. David Singer: Quantitative International Politics: Insights
and Evidence (Nueva York, The Free Press, 1968).
112 Carl G. Hampel y Paul Oppenheim: "Studies in the Logic of Expla-
nation", Philosophy of Science, XV (1948), pp. 135-175.
113 Werner Heisenberg: Physics and Philosophy (Nueva York, Harper &
Row, 1958), pp. 179, 183, 186. Debería señalarse que el principio de indetermi-
nación a menudo se nombra de forma menos precisa entre los científicos
sociales como "el principio de incertidumbre".
• 114 Ver Quincy Wright: A Study of International Relations, cap. 7. "Educa-
tIOnal and Research Objectives", Western Political Quarterly XI (septiembre de
1958), pp. 598-606. Otra reflexión penetrante sobre el papel de la teoría norma-
62) ~ Erlf@ques teóricos de las relaciones internacionales
Madrid, 2006
© FUHEM, Fundación Hogar del Empleado
Derechos de reproducción prohibidos. Las solicitudes deben ser dirigidas al CIP.
Sumario
Introducción: La era de lo “internacional” .................................................................................... 5
Expectativas .......................................................................................................................................... 22
Bibliografía ............................................................................................................................................ 25
3
.
Las Relaciones Internacionales
y sus debates
5
Este reconocimiento de la importancia de lo el punto de vista más cosmopolita y abierto de
internacional está impulsado, en primer lugar, por todos en potencia, puesto que proporciona prue-
el conjunto de tendencias interrelacionadas que bas de la interacción y el desarrollo común de
se subsumen bajo el término “globalización”, un pueblos, economías, religiones y tecnologías
proceso que la mayoría de los autores data a par- mucho antes de que el Estado, la comunidad o la
tir de los cambios políticos, sociales y económicos nación modernos impusieran sus fronteras en los
de las décadas de 1980 y 1990. Sin embargo, la asuntos humanos.
mayor importancia de “lo internacional” conlleva Naturalmente, estos cambios académicos e
cambios intelectuales y teóricos más amplios. En intelectuales han sido reforzados en gran medida
primer lugar, implica una recuperación y reutiliza- por los sucesos acaecidos en el mundo y que han
ción de textos e ideas que están presentes en la alterado categorías de pensamiento establecidas
disciplina de las Relaciones Internacionales desde desde hace mucho tiempo sobre lo internacional.
sus comienzos —en la década de 1920—, así como Estos sucesos van desde el final de la Guerra Fría,
una recuperación de lo que suele denominarse el avance de la globalización, la oleada de gue-
“teoría clásica”. Se trata de ideas sobre lo inter- rras “nuevas”, o al menos posteriores a la Guerra
nacional que están presentes, a menudo de forma Fría, y el estallido de la ofensiva terrorista isla-
implícita o no sistemática, en los textos de los mista en todo el mundo. Mientras en muchas
teóricos de la política, filósofos e historiadores de regiones del mundo las cuestiones sobre comuni-
siglos anteriores (como Maquiavelo, Rousseau, dad, identidad y tradición han adquirido una
Kant) y se remontan a las primeras formulaciones importancia mayor, en la teoría política e inter-
de ideas sobre política, sean de las antiguas nacional viene produciéndose un notable aumen-
Grecia y Roma o, paralelamente, las antiguas to de trabajos con una orientación diferente,
China, India y el mundo islámico. Al mismo tiem- sobre cuestiones de ética global, jurisdicción
po, el aumento del énfasis en lo internacional legal universal, reforma de las instituciones inter-
implica un desafío a lo que, hasta ahora, había nacionales y cosmopolitismo en su sentido más
sido una de las premisas fundamentales de gran amplio.1 Además de generar un nuevo interés,
parte de la labor académica, sea en las Ciencias tanto por parte de los estudiantes como del públi-
Sociales o en la Literatura, a saber, la del “siste- co, por los asuntos relativos a lo internacional,
ma delimitado”, el correspondiente a la nación, el estas tendencias han obligado a los estudiantes
Estado y la comunidad tal como los concebimos de Relaciones Internacionales del entorno acadé-
hoy. El replanteamiento de lo internacional impli- mico a replantearse sus marcos históricos y teóri-
ca un cuestionamiento de la importancia y las cos generales.
limitaciones de ese enfoque del “sistema delimi- Todas las teorías y, de hecho, todas las disci-
tado”, de modo que lo que antes podía haberse plinas académicas responden en parte a los suce-
considerado una literatura o una historia de la sos que ocurren en el mundo real: en última ins-
sociedad nacional, del Estado, hoy se ve en su tancia, si no hubiera problemas en la sociedad y
contexto más general, donde lo internacional con- en los asuntos modernos, si no hubiera crisis, no
forma y determina en gran medida lo que ocurre habría ciencias sociales. Fueron los delitos y los
dentro de un país concreto. Esto es así tanto en el suicidios los que impulsaron los estudios de los
caso de la Sociología histórica que estudia la for- primeros sociólogos; la inflación y el desempleo,
mación de los Estados, las lenguas o los sistemas los que alentaron la economía; y la agitación polí-
educativos como en el de la Historia del Arte y la tica y los defectos de legitimación, los que espo-
Literatura. Paradójicamente quizás, la ciencia learon a los primeros teóricos de la política. Lo
social que, en la época moderna, se ha prestado a mismo cabe decir de las relaciones internaciona-
menudo a los usos más nacionalistas y delimita- les. De hecho, se puede considerar el aumento de
dos, la Arqueología, podría considerarse también los estudios sobre Relaciones Internacionales,
1 Archibugi, Daniele and Held, David (eds.): Cosmopolitan Democracy, Polity Press, Cambridge, 1995; Beitz, Charles: Political Theory
and International Relations, Princeton University Press, Princeton, 1979; Toulmin, Stephen: Cosmopolis. The Hidden Agenda of
Modernity, University of Chicago Press, Chicago, 1990 (traducido al español: Cosmópolis: el trasfondo de la modernidad, Península,
Barcelona, 2001).
6
Las Relaciones Internacionales y sus debates
como el de todas las ciencias sociales, un produc- to intelectual, porque es la mejor forma de ver
to del cambio en tres círculos concéntricos: el cómo surgió y las fuerzas que la han determinado
central, y más claro de ellos, es la disciplina en sí, y continúan haciéndolo. Esto se aplica en primer
sus debates, sus cambios en cuanto a ideas domi- término a la limitación de un ámbito académico
nantes o “paradigmas”, y la agenda de investiga- denominado “Relaciones Internacionales”.3 Las
ción que establece y en la que trabaja. El segun- ciencias sociales son como las naciones: para el
do es el clima general de las ciencias sociales y la observador contemporáneo, afirman ser reflejos
vida intelectual en general, que de forma abierta, de divisiones naturales y eternas. Las ciencias
en el caso de los conceptos o debates que toma sociales que se enseñan en las universidades
prestados, y de forma encubierta, a través de la actuales parecen corresponderse a objetos de
ósmosis más amplia y la formulación del pensa- estudio que existen objetivamente en el mundo
miento en una época concreta, determina las exterior. En esta perspectiva, el estudio académi-
preocupaciones e ideas de una ciencia social co de las relaciones internacionales se correspon-
determinada.2 El tercero es el mundo de los suce- de con algo determinado, innegablemente objeti-
sos en sí que, aunque no de forma inmediata, sí vo, en el mundo “real”: las relaciones entre
determinan con el paso del tiempo la trayectoria Estados. Pero al igual que ocurre con las naciones,
de la ciencia social, ya sea al obligar a los autores esta apariencia de solidez y de correspondencia
a explicar el curso de los acontecimientos o al con la realidad es engañosa. Para empezar, las
inducirlos a proporcionar teorías que sirvan para ciencias sociales no siempre han existido, como
legitimar y considerar inevitables las formas de tampoco lo han hecho las naciones, sino que han
poder y de conflicto que predominan en una nacido en el último siglo o hace dos, en respuesta
determinada época. a los cambios y, en concreto, a los desafíos de la
sociedad moderna y del mundo en general. La oca-
sión para el surgimiento de una rama de las cien-
Las Relaciones cias sociales no es tanto que haya algo que estu-
Internacionales y las ciencias diar, sino que haya un desafío, un problema, una
sociales crisis que abordar.
La materia de las relaciones internacionales —
La disciplina Relaciones Internacionales y su las relaciones entre Estados, la guerra, el poder, la
evolución histórica hay que situarlas en su contex- intersección de intereses militares y económicos,
2 Algunas de las ideas más influyentes dentro del ámbito de las Relaciones Internacionales no proceden de la propia disciplina, sino
de avances más generales de las ciencias sociales de la época. Así, la obra de E.H. Carr en la década de 1930, como demuestra en
su The Twenty Years Crisis (1939), estuvo muy influida por el sociólogo Karl Mannheim y el filósofo Bertrand Russell; las teorías alter-
nativas sobre relaciones internacionales de los años 70 fueron influidas por la entonces importante filosofía del estructuralismo, las
de los años 90 por la del postmodernismo. En época reciente, los autores cuya obra es, posiblemente, de máxima relevancia para
las relaciones internacionales incluyen a Martha Nussbaum y Amartya Sen, sobre los valores y necesidades universales; Francis
Fukuyama, sobre el “final de la historia” y las implicaciones de la revolución en las ciencias de la vida para la política internacional,
y la obra del historiador Paul Kennedy, sobre la ascensión y la caída de los imperios y las hegemonías. Véanse Sen, Amartya:
Development as Freedom, Oxford University Press, Oxford, 1999 (traducido al español como Desarrollo y libertad, Planeta,
Barcelona, 2000); Fukuyama, Francis: The End of History and the Last Man, Hamish Hamilton, London, 1992 (traducido al español
como El fin de la historia y el último hombre, Planeta, Barcelona, 1992); Kennedy, Paul: The Rise and Fall of the Great Powers,
HarperCollins, Londres, 1988 (traducido al español como El auge y caída de las grandes potencias, Plaza y Janés, Espluges de
Llobregat, 1989).
3 En el uso convencional, “Relaciones Internacionales”, con iniciales mayúsculas, se refiere a las teorías, mientras que con minúscu-
las (“relaciones internacionales”) se refiere al mundo real de los Estados y de los sucesos.
7
la ética del trato con los extranjeros— existe desde nacionalismo, la ecología y la migración ejemplos
hace varios milenios. Las reflexiones sobre ello, de obvios.
mayor o menor importancia para las filosofías de la El desarrollo, pasado y futuro, del estudio aca-
época, que se agrupan bajo el nombre de “Teoría démico de las relaciones internacionales es, por
Clásica”, se remontan unos dos milenios, y no tanto, parte del desarrollo de la ciencia social, en
exclusivamente en el mundo occidental.4 El surgi- sí mismo un reflejo de desafíos y cambios más
miento de un estudio académico definido después generales de la sociedad moderna y de nuestro
de la I Guerra Mundial y de institutos de política mundo moderno. Lo que parece una reflexión
como Chatham House y el Consejo de Relaciones independiente, objetiva, sobre un área determina-
Exteriores refleja, no ya el descubrimiento de la da naturalmente no es tan imparcial ni atemporal
materia, sino más bien una sensación de preocu- como podría parecer. No estamos ocupándonos de
pación ante la quiebra del orden internacional, un objeto o contenido fijos: igual que sucede con
especialmente la larga paz del siglo XIX y la per- las naciones, la cuestión no es si se está produ-
plejidad debido a que, las sociedades occidentales ciendo un cambio, o si los cambios de fronteras o
industrializadas, lejos de hacer obsoleta la guerra, el comercio exterior son deseables, sino qué
la habían convertido, aparentemente, en algo cen- aspectos del pasado pueden y deben preservarse y
tral en su interacción. cuál es la mejor forma de gestionar estos cambios
La analogía con las naciones se refiere no sólo e interacciones. Del mismo modo, la relación de
al origen, sino también a la división. Al igual que este estudio académico con cuestiones políticas en
sucede con las naciones, lo que parece natural y el mundo exterior es ya estable. Como ha afirma-
de existencia permanente —las fronteras entre do Rafl Dahrendorf, sociólogo y ex director de The
áreas de estudio— son, cuando se las examina más London School of Economics, en referencia a la
de cerca, a menudo arbitrarias en sí mismas, mero ciencia social en general, es inevitable y deseable
reflejo de donde cayeron exhaustos una vez los que esta relación, la de la reflexión con la prácti-
combatientes, donde los funcionarios trazaron las ca, sea de tensión.5
líneas, donde se detuvieron los movimientos de
ideas. Del mismo modo, estas fronteras cambian,
como cambian los habitantes de las disciplinas Las funciones de la ciencia
afectadas. Así pues, gran parte de lo que hoy entra social
en el ámbito de las relaciones internacionales —la
política del poder en su sentido amplio y su rela- Hay que juzgar la disciplina de las Relaciones
ción con los recursos naturales y el espacio— fue Internacionales con los mismos criterios que se
en un tiempo dominio de la geografía. Muchos de aplican a otras ciencias sociales y hay que sopesar
los temas de la filosofía política clásica, incluso las su futuro desarrollo frente a los desafíos que el
ineludibles reflexiones sobre la naturaleza del ser mundo le plantea. En términos generales, hay cua-
humano, aparecen en el pensamiento político tro justificaciones para la existencia de una disci-
internacional. Hay personas a quienes desasosiega plina académica de este tipo. En primer lugar, está
especialmente que, para la interacción creativa la formación de la mente: el estudio de esta mate-
con otros, muchos temas contemporáneos parecen ria concreta en el ámbito universitario debe con-
quedar al otro lado de las fronteras, siendo el tribuir a una formación intelectual general, en
4 Para estudios de esta corriente de pensamiento, gran parte de la cual está entrelazada con reflexiones generales sobre la historia
y la teoría política y económica, véanse Knutsen, Torbjorn L.: A history of International Relations theory, Manchester University
Press, Manchester, 1997; Wight, Martin: International Relations Theory: The Three Traditions, editado por Gabriele Wight y Brian
Porter en Leicester University Press, Leicester y Londres, 1991; Williams, Howard: International Relations in Political Theory, Open
University Press, Milton Keynes, 1992; Luard, Evan: Basic Texts in International Relations, The Evolution of Ideas about International
Society, Macmillan, Londres, 1992.
5 Brown, Chris y Ainley, Kirsten: Understanding International Relations, tercera edición, Palgrave Macmillan, Basingstoke, 2005;
Carlsnaes, Walter, Risse, Thomas y Simmons, Beth A (eds.): Handbook of International Relations, Sage, Londres, 2002; Baylis, John
y Smith, Steve (eds.): The Globalization of World Politics. An introduction to international relations, tercera edición, Oxford
University Press, Oxford, 2005; Ralf Dahrendorf: LSE, A History of The London School of Economics and Political Science 1895-1995,
Oxford University Press, 1995.
8
Las Relaciones Internacionales y sus debates
cuanto a capacidad para pensar con claridad y advertencia de Dahrendorf sobre la necesaria ten-
conceptualmente, formular ideas con concisión y sión mental. La forma más frecuente de evitar el
pensar de forma independiente. Éste es el criterio engreimiento de estar totalmente abstraídos de
que se aplica tradicionalmente a una educación los sucesos y cambios contemporáneos es impli-
clásica y que se traslada al estudio de la ciencia carse menos en el debate inmediato de que una
social moderna. Si una formación universitaria en ciencia social es la que más puede aportar al
Relaciones Internacionales no puede hacer que los esclarecimiento de cuestiones políticas. Del
estudiantes piensen y escriban con rigor, compa- mismo modo que no se contrata principalmente a
rable en términos generales con el de los estu- los economistas para predecir las cotizaciones de
diantes de Historia o Economía, Sociología o mañana de la bolsa de valores, tampoco se forma
Política, entonces no se debe impartir. El segundo a los sociólogos en primer lugar para comentar el
criterio es el de la transmisión de un cuerpo de asesinato más reciente.
teoría: poner a disposición de una audiencia aca- Un informe provisional sobre las Relaciones
démica un conjunto de ideas y de textos que no Internacionales después de tres cuartos de siglo,
encontraría de forma convencional. La ciencia teniendo en cuenta estos criterios, ofrecería un
social debe colocar en un contexto más exigente y panorama variopinto.6 Desde la perspectiva de la
preciso las cuestiones que puedan surgir en la vida presencia en la universidad, las Relaciones
contemporánea y tratarlas como si carecieran de Internacionales se han afincado bien en el mundo
profundidad histórica. Puede que buena parte de anglófono y están ganando terreno en la Europa
esta transmisión sea contemporánea, pero debe continental y en algunas zonas del Tercer Mundo.
incluir esa parte de la tradición clásica que sigue La demanda estudiantil fue especialmente elevada
siendo pertinente. Y sobre todo, debe poner en durante la década pasada. Los temas de relaciones
entredicho el sentido común, la opinión general- internacionales, sobre todo las relaciones entre
mente aceptada que da por sentado o considera Estados y la interacción del poder estatal con otras
sencillo algo que no es ninguna de ambas cosas. formas más “estructurales”, se han hecho funda-
En tercer lugar, el estudio académico debe conlle- mentales en gran parte del debate de la ciencia
var la formación en un área concreta de pericia social contemporánea, sobre todo en el debate
profesional, una preparación de los estudiantes sobre la “globalización”. Dentro de la propia disci-
para trabajar, en este caso, en la organización plina, hay un ambiente de efervescencia teórica,
internacional y la política exterior. En cuarto toda una diversidad de debates conceptuales, más
lugar, debe proporcionar conocimientos que sean o menos relacionados con lo que está ocurriendo
pertinentes a la resolución de cuestiones contem- en otras ramas de las ciencias sociales. Las cues-
poráneas, a la discusión y la formulación de la tiones en discusión dentro de la materia y en
política pública. Si es importante registrar esto muchos casos de indudable sustancia intelectual y
como una de las funciones del estudio académico, política son: ¿Puede funcionar el sistema interna-
es igualmente relevante señalar que no puede ser cional sin un Estado que lo lidere, un hegemon?
la única justificación y, en muchos casos, la prin- ¿Hasta qué punto se está superando el Estado? ¿Van
cipal: hay una distinción entre una pertinencia las democracias a la guerra entre sí? ¿Puede haber,
general ante las cuestiones contemporáneas y el ha habido realmente, en las últimas décadas y
comentario sobre lo que es de importancia más siglos, “progreso” en las relaciones entre Estados?
inmediata. Aquí tenemos que tener en cuenta la Los que están a la derecha, los neoconservadores
6 Para estudios generales de la disciplina académica contemporánea véanse Groom, A.J. R. y Light, Margot (eds.): Contemporary
International Relations: A Guide to Theory, Pinter Publishers, Londres, 1994; Olson, William C. y Groom, A.J.R.: International
Relations Then & Now. Origins and Trends in Interpretation, Routledge, Londres, 1991; Booth, Ken y Smith, Steve (eds.):
International Relations Theory Today, Polity Press, Cambridge, 1995; Halliday, Fred: Rethinking International Relations, Macmillan,
Londres, 1994 (edición en español: Las relaciones internacionales en un mundo en transformación, La Catarata, Madrid, 2002).
También se pueden seguir las novedades contemporáneas en las revistas académicas pertinentes, como la Review of International
Studies, el European Journal of International Relation, y Millennium, Journal of International Studies en el Reino Unido;
International Studies Quarterly e International Organisation en Estados Unidos; y Deutsche Zeitschrift für internationale
Beziehungen en Alemania.
Mi colega Geoffrey Stern, en “International relations in a changing world: bucking the trendies”, The World Today, julio de 1995,
hace un análisis sólido y escéptico de esta literatura, considerada como un conflicto entre “tradicionales” y “modernos”.
9
Aunque el realismo continúa siendo
el enfoque dominante en las relaciones
internacionales, hay una pluralidad
de perspectivas a veces cacofónica
10
Las Relaciones Internacionales y sus debates
Tabla 1
Teoría contemporánea de las Relaciones Internacionales: una selectiva hoja de ruta
Sin duda hay diversidad, productividad, vitali- de la historia, intelectual y política, han hecho
dad, debates. Pero suscitan preocupación en rela- inclinarse la balanza en contra de esta preocupa-
ción a cada uno de los cuatro criterios enunciados. ción por la educación de la mente. Del mismo
Los criterios más estrictamente académicos plan- modo, en el ámbito de la propia teoría, el panora-
tean varias dificultades. Los componentes básicos ma es muy desigual. La teoría clásica conserva
de las enseñanzas sobre relaciones internacionales cierto predominio en el campo académico y en
—teoría clásica y contemporánea, instituciones ciertos aspectos está provocando una respuesta:
internacionales, guerra y paz, más conocimientos parece que el final de la Guerra Fría ha sido bueno
de historia internacional y derecho internacional— para indagar en cuestiones fundamentales, sobre
pueden proporcionar una formación, en sus pro- todo en el campo de los aspectos éticos en las
pios términos, tan rigurosa e informativa como la relaciones internacionales (derechos humanos,
de cualquier otra ciencia social. Pero la obsesión obligación, ética transnacional, justicia).7
por las ideas contemporáneas y una depreciación Además, se están desarrollando teorías en algunas
7 Entre una lista de obras muy extensa cabe destacar Thompson, Janna: Justice and World Order, A Philosophical Inquiry, Routledge,
Londres, 1992; Beitz, Charles: Political Theory and International Relations, Princeton University Press, Princeton, 1979; O’Neill,
Onora: Faces of Hunger, Allen & Unwin, Londres, 1986; Brown, Chris: International Relations Theory: New Normative Approaches,
Harvester Wheatsheaf, Hemel Hempstead, 1992; Nardin, Terry: Law, morality and the Relations of States, Princeton University
Press, Princeton, 1983 (traducido al español: La ley y la moral en las relaciones entre los Estados, EDAMEX, México, 1985).
11
áreas nuevas y creativas: el número creciente de decible, regular. La historia es irrelevante para
investigaciones de la intersección de la política este tipo de investigaciones, salvo cuando propor-
con la economía, una reactivación de la “economía ciona un conjunto amplio de datos. Se dedican
política internacional”, es una de ellas;8 el reco- enormes esfuerzos, y cantidades de dinero, a pro-
nocimiento, largo tiempo aplazado, de la impor- yectos que, desde un punto de vista metodológico,
tancia de las cuestiones relativas al género en el son una completa pérdida de tiempo: correlacio-
campo de las relaciones internacionales es otra;9 nar las causas de la guerra o la ruptura de alian-
la investigación de cómo las formas de interacción zas, o el aumento del nacionalismo. Este cientifis-
estatal e interestatal han cambiado con el tiempo, mo es especialmente potente en el país que domi-
y de la intersección de éstas con los cambios na el estudio de las relaciones internacionales,
nacionales, es una tercera.10 Estados Unidos. Desde la revolución conductista de
Pero junto con estos cambios creativos cabe la década de 1950 hasta el actual predominio de la
observar otras tendencias que podrían hacer de- teoría de la elección racional, las ciencias sociales
saparecer estas novedades positivas, confundir al estadounidenses están dominadas por estas meto-
estudiante y ofuscar al teórico. Una es lo que dologías, para perjuicio de Estados Unidos y tam-
cabría denominar, en términos generales, “cienti- bién, y en exceso, del resto del mundo.11 Además
fismo”, la aplicación a las ciencias sociales de un de la banalización general de gran parte del tra-
modelo de análisis “científico” que está fuera de bajo académico en Estados Unidos, esto también
lugar para las ciencias sociales y que podría ser ha confirmado la distancia cultural, histórica e
irrelevante asimismo para gran parte de las cien- intelectual que separa los enfoques dominantes a
cias naturales. Si los políticos aceptan las ideas de ambos lados del Atlántico. Resulta irónico que la
unos economistas fallecidos hace tiempo, parece disciplina dedicada al estudio de las tendencias
que los autores de textos sobre relaciones interna- internacionales y globales sea cada vez más vícti-
cionales hacen lo mismo con las ideas de unos filó- ma de lo que cabría denominar esferas de influen-
sofos de las ciencias sociales fallecidos hace tiem- cia intelectuales.12
po, autores de principios del siglo XIX, para quie- Otra tendencia destacada en la teoría de las
nes lo científico equivale a algo cuantificable, pre- Relaciones Internacionales es la que se denomina,
8 El renacimiento de la “economía política internacional” refleja la convergencia de dos tendencias, inicialmente distintas: por una
parte, una preocupación nacida de la frustración tanto con la política como con la economía ortodoxas en la separación en la
teoría de dos campos estrechamente interrelacionados en la realidad; y por otra, la aplicación a las relaciones internacionales de
las teorías marxistas de las relaciones entre Estados y Norte-Sur. Las obras de Gilpin, Robert: The Political Economy of
International Relations, Princeton University Press, Princeton, 1987 (traducción al español: La economía política de las relaciones
internacionales, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1990) y Strange, Susan: States and Markets: An Introduction to
International Political Economy, Frances Pinter, Londres, 1988, son ejemplos de la primera; la de Gill, Stephen: American
Hegemony and the Trilateral Commission, Cambridge University Press, Cambridge, 1992 y la de Van der Pijl, Kaes: The Making of
an Atlantic Ruling Class, Verso, Londres, 1984, de la segunda.
9 Entre una extensa lista de obras, véanse Peterson, V. Spike y Runyan, Anne Sisson: Global Gender Issues, Westview Press, Oxford,
1993; Zalewski, Marysia: “Well, what is the feminist perspective on Bosnia”, International Affairs, vol. 71, nº 2, abril de 1995;
Grant, Rebecca y Newland, Kathleen (eds.): Gender and International Relations, Open University Press, Milton Keynes, 1991.
10 Rosenberg, Justin: The Empire of Civil Society, Verso, Londres, 1994; Little, Richard: “International relations and large-scale his-
torical change”, en Groom y Light (eds.): Contemporary International Relations, Pinter Publishers, Londres/Nueva York, 1994.
11 Como expresó de forma característica Susan Strange en su discurso presidencial ante la Convención de la Chicago International
Studies Association: “Quienes imitan a los economistas sólo tendrían excusa si los resultados de estos préstamos fueran significa-
tivamente mejores que los juicios cualitativos de situaciones sumamente complejas y dinámicas basados en análisis comparativos
realizados en el tiempo y el espacio y en diferentes sectores de actividad económica. El mero hecho de que los economistas lleven
disfrutando durante la mayor parte de este siglo de la reputación del todo inmerecida de tener capacidad predictiva no es una
buena razón intelectual para intentar imitarlos.” Para una crítica de la aplicación de conceptos de racionalidad a las relaciones
internacionales, véase Richardson, James: “History Strikes Back: the State of International Relations Theory”, Australian Journal
of Political Science, vol. 29, nº 1, 1994, pp. 179-87. Muchas de las críticas aplicables al cientifismo en las Relaciones
Internacionales fueron formuladas hace tiempo en la clásica obra de Crick, Bernard: The American Science of Politics, Routledge
& Kegan Paul, Londres, 1959.
12 Para una advertencia temprana al respecto, véase Holsti, Kal: The Dividing Discipline: Hegemony and Diversity in International
Theory, Allen & Unwin, Londres, 1987. En la década de 1960 hubo una batalla de metodologías entre el enfoque “cientifista” esta-
dounidense, basado en la cuantificación y la predicción, y el enfoque “histórico” británico, basado en “juicios”: ninguno de los
dos bandos salió muy airoso, y no se hizo ningún avance intelectual. Véase Knorr, Klaus y Rosenau, James (eds.): Contending
Approaches to International Politics, Princeton University Press, Princeton, 1969.
12
Las Relaciones Internacionales y sus debates
en términos generales, “postmodernismo”.13 Esta Además, aplicar un buen criterio pasado de moda
corriente, floreciente en varias ramas de las cien- puede explicar muy poco. Atrapado con demasiada
cias sociales, se originó con la rebelión filosófica frecuencia en el concepto verbal, en el debate
generalizada que tuvo lugar en Francia a partir de artificioso sobre la variedad de lenguajes y signifi-
la década de 1960 contra las afirmaciones del cados, el postmodernismo es, al final, un callejón
modernismo dominante, fuera racionalista ortodo- sin salida, la mayor parte de cuyas afirmaciones
xo o marxista. Para el postmodernismo es la razón válidas se han hecho ya antes en otros lugares.14
en sí la que hay que cuestionar, pues afirma la Un tercer motivo de preocupación es el concer-
existencia de una “gran narración” única, en la niente a la relación indirecta y mediada de las dis-
historia, o de un observador único y privilegiado. ciplinas, aunque inexorable, con el debate públi-
El postmodernismo acoge una multiplicidad de co. Si influir en el debate público y darle forma y
puntos de vista, niega las afirmaciones de la razón educación política es también un criterio, cuando
y celebra el relativismo en la ética. Algunos de sus no el único, entonces hay que decir que el estudio
argumentos merecen atención: es correcto indicar académico de las relaciones internacionales ha
los lazos que unen lo que se dice y los intereses de fracasado durante gran parte de su historia. Esto
la persona que lo dice; es creativo en las formas en es cierto no sólo en el caso de los centros de estu-
las que llama la atención sobre las funciones del dios políticos, sino también del reconocimiento
símbolo, el discurso y el significado en las relacio- más general, o más bien su ausencia, de los puntos
nes internacionales; su sugerencia de múltiples fuertes del enfoque académico y teórico en sí
identidades es importante. Pero, en las Relaciones mismo. En las áreas pertinentes de la vida pública,
Internacionales igual que en el resto de las cien- la mayoría de los profesionales o el lector medio
cias sociales, eso lleva con demasiada frecuencia a del The Times Literary Supplement o de la New
la confusión, a un aumento de afirmaciones sobre York Review of Books conocen las contribuciones
el discurso y a un relativismo a menudo paralítico. de, digamos, el derecho o la economía, pero pocos
13 Estas teorías se estudian en dos artículos de Brown, Chris: “Critical theory and postmodernism in international relations”, en
Groom, A.J. R. y Light, Margot (eds.): Contemporary International Relations: A Guide to Theory, Pinter Publishers, Londres, 1994
y “Turtles All the Way Down’: Anti-Foundationalism, Critical Theory and International Relations”, Millennium, Journal of
International Studies, vol. 23, nº 2, verano de 1994. Aunque el propio Brown se declara contrario a erigir una única escuela de
pensamiento que pueda etiquetarse de “postmodernismo”, esta defensa no se sostiene: los autores presentados convencional-
mente en este campo sí presentan, igual que cualquier escuela teórica, un conjunto de temas comunes y luchan batallas similares.
Evitar las autorreferencias elogiosas no es una de las virtudes más evidentes del postmodernismo. Para un reciente artículo que
sostiene la idea de un enfoque común, véase Cochran, Molly: “Postmodernism, ethics and international political theory”, Review
of International Studies, vol. 21 nº 3, julio de 1995.
14 Quizá la mejor de las muchas réplicas que se han hecho a esta corriente y su “hipocondría metodológica” sea la obra de Gellner,
Ernest: Postmodernism, Reason and Religión, Routledge, Londres, 1992 (traducido al español: Posmodernismo, Razón y Religión,
Paidós, Barcelona, 1994). Una de las afirmaciones más habituales de hoy día es que tenemos que escuchar las voces hasta ahora
marginadas y “no occidentales” en las Relaciones Internacionales, y que los currículos convencionales de las universidades occi-
dentales ignoran estas voces. Esto es algo que vale la pena señalar, pero con tres salvedades significativas: primero, no hay ningu-
na razón para suponer que quienes hablan “en nombre de” el mundo no occidental, o de un país determinado del mismo, sean
más representativos de lo que piensan las personas, en general, de ese país; en segundo lugar, aunque escuchar estas voces no
conlleva la aceptación automática de lo que dicen, hay mucha invocación falaz a lo indígena y a la teoría de la conspiración en lo
que pasa por análisis “no occidental”; en tercer lugar, el contenido de gran parte de lo que pasa por alternativo en el discurso
internacional es, si se examina de cerca, ideas occidentales recicladas: Mao, Jomeini, Gandhi, por no mencionar a Castro y
Guevara, lo confirman. Nada demuestra mejor estos tres puntos que el mismo concepto básico de rebelión antioccidental, es decir,
el nacionalismo.
13
El argumento de que la ciencia
debe explicar, no predecir,
es pertinente para las ciencias sociales
creen que esto sea así en el ámbito de las rela- creto tres: el hundimiento del comunismo y sus
ciones internacionales. Para la mayoría de quie- consecuencias; la convicción cada vez mayor de
nes se dedican a la política exterior, el mundo que lo que hasta ahora era la base del análisis, el
teórico de las relaciones internacionales es un Estado-nación, se está debilitando o superando; y
campo ajeno e irrelevante, cuando no, de hecho, las implicaciones para la teoría, y la postura ética,
uno de cuya existencia no saben nada. Después del aumento del terrorismo transnacional, así
de más de una década enseñando Relaciones como la respuesta de Estados Unidos al mismo. Si
Internacionales en un departamento universita- bien ninguno de estos tres importantes cambios
rio, he llegado a la triste conclusión de que prác- internacionales conlleva necesariamente, exami-
ticamente todas las personas que uno se encuen- nados más de cerca, las consecuencias que a veces
tra en el mundo, sea el académico u otro, creen se les asocian, ofrecen desafíos significativos a las
que el estudio académico de las relaciones inter- ideas establecidas.
nacionales es un subcampo de los comentarios de La Guerra Fría fue, a primera vista, buena para
noticias. Es fácil achacar aquí la principal respon- las relaciones internacionales: si el fracaso de la
sabilidad a lo complejo de la teoría: pero la teo- Liga de las Naciones y la II Guerra Mundial contri-
ría tiene que ser eliminada, forzosamente, de la buyeron en gran medida a establecer el “realis-
aplicación práctica inmediata, en las Relaciones mo” como el enfoque dominante de E.H. Carr,
Internacionales igual que en la Economía o el Raymond Aron y Martin Wight dentro del ámbito
Derecho. La disciplina no carece de debates de académico, la Guerra Fría, un conflicto en el que
fondo pertinentes. Lo que es más preocupante es todas las sociedades parecían ensombrecidas por
que un uso indebido de la teoría, y de la distan- el peligro de la guerra nuclear entre Estados,
cia académica, y una autocomplacencia en refle- reforzó sin duda la importancia de “lo internacio-
xiones de segunda categoría para generar textos nal” dentro de las universidades. Pero, en cierto
que carecen de disciplina teórica o trascendencia sentido, la disciplina floreció no tanto por la
práctica, han sido agravados por una desconfian- Guerra Fría como por negar su cualidad caracte-
za duradera dentro del mundo político incluso rística, pues en el pensamiento realista la Guerra
hacia las ideas y perspectivas teóricas más subal- Fría no era más que otro capítulo de la sombría
ternas. El mundo de los asuntos internacionales historia de la rivalidad, la desconfianza, la perfi-
es un carnaval de embaucadores e ignorantes. La dia de las grandes potencias, una continuación de
principal función de una disciplina académica es un patrón histórico que se remontaba a Tucídides
permitir que el individuo se cuestione el sentido y que, por tanto, no exigía en absoluto un análisis
común: en el caso de las Relaciones particular. Se puede buscar en vano en los libros
Internacionales, esta parece una tarea aún más de texto y discusiones sobre las relaciones inter-
vana que en otros ámbitos. nacionales habituales durante las décadas de 1950
y 1960 un debate sobre qué era la Guerra Fría
como tal. Con la excepción del subcampo de los
El final de la Guerra Fría estudios estratégicos, una actividad caracterizada
más por extrapolaciones falsas de una conducta
A estos desafíos de la teoría se han sumado, en los presuntamente racional que por el conocimiento
últimos años, los del propio mundo real y en con- de la historia, la disciplina permaneció más bien
14
Las Relaciones Internacionales y sus debates
silenciosa al respecto. Puesto que todo estaba en grafía, por ejemplo, la mayoría ni deben ni pue-
Maquiavelo, no había nada más que decir. Por den hacerlo.17
tanto, fue significativo que el hombre que, más Si la meta adecuada es la explicación y no la
que ningún otro, debería haber combinado un predicción, entonces surge otro desafío más perti-
interés académico por la materia con las implica- nente: el de explicar por qué el sistema soviético
ciones prácticas terminase escribiendo un libro en cayó cuando lo hizo. Obviamente, ninguna explica-
el que se limitaba a reafirmar, si bien con elegan- ción puede ser puramente internacional, pero
cia, las verdades de la teoría del equilibrio de tampoco puede hacer referencia sólo a lo que ocu-
poderes.15 rre dentro de los países, ni siquiera dentro del país
El repentino hundimiento del comunismo ha decisivo en toda la trama, la ex URSS. El fracaso
planteado diversas cuestiones prácticas que los del comunismo fue en diversos aspectos un fraca-
estudiantes de Relaciones Internacionales deben so internacional: primero, el fracaso al no lograr
comentar, entre ellas el nacionalismo, la migra- difundirlo en todo el mundo y la pérdida de opti-
ción, la proliferación de armas, la secesión. Pero mismo y legitimidad consiguientes; luego el fraca-
hay otros desafíos también más teóricos. Uno de so por no poder crear un sistema de alianzas efec-
ellos es el de la predicción: sin duda todos hemos tivo para rivalizar con el de Occidente; después la
hecho el ridículo al no ver lo que ocurriría en 1989 erosión gradual, y cada vez más visible, de la com-
y 1991. Una respuesta a esto es la que dan los his- petitividad, civil y militar, con Occidente. Al final,
toriadores, que alegan que estos sucesos han el comunismo se hundió no porque fracasara en
demostrado lo poco que se puede producir teori- ningún sentido absoluto —sus pueblos no estaban,
zando y que deberíamos volver a la narrativa.16 en general, ni en rebelión ni muriéndose de ham-
Sin embargo, este es otro ejemplo de debate mal bre— sino por la percepción de que no competía, y
formulado: aquí estamos, una vez más, atrapados de que no tenía ninguna perspectiva a largo plazo
en una falsa idea de la ciencia. El argumento de de competir con éxito, con Occidente. Una expli-
que las ciencias sociales deben predecir, porque si cación de ese hundimiento tendría que estudiar
no lo hacen no cumplen el criterio de “ciencia”, tanto la entropía general del sistema soviético
es infundado por partida doble. Por un lado, no como las percepciones y decisiones de sus líderes,
hay ninguna razón por la que las ciencias sociales pero también la forma en que fue afectado por
deban imitar a las ciencias naturales en todos sus diversos factores internacionales.
aspectos. Por otro, las ciencias naturales en sí Fuera o no la Guerra Fría un tipo de conflicto
mismas se alejan cada vez más de la prueba de la particular, muchos afirmarían ahora que con el
predicción y algunas de sus ramas (la biología evo- hundimiento del comunismo el mundo está vol-
lutiva es el ejemplo más evidente) ni siquiera fin- viendo a una preguerra fría, cuando no a la
gen hacerlo. El argumento de que la ciencia debe situación anterior a 1914. Mucho se ha escrito
explicar, no predecir, es pertinente a gran parte sobre las formas en que el mundo ha retrocedido
de las ciencias sociales y naturales. Si algunas con el final de la Guerra Fría, según un autor, al
ciencias sociales pueden predecir, como la demo- menos hasta la Edad Media. En algunos sentidos
15 Kissinger, Henry: Diplomacy, Simon & Shuster, Londres, 1993. Traducido al español: Diplomacia, Ediciones B, Barcelona, 1996.
16 Gaddis, John Lewis: “International Relations theory and the end of the Cold War”, International Security, vol. 17, nº 2, 1992-1993.
Yo he tratado el tema más exhaustivamente en Halliday, Fred: Rethinking International Relations, Macmillan, Londres, 1994, capí-
tulos 8-10. (Edición en español: Halliday, Fred: Las relaciones internacionales en un mundo en transformación, Catarata, Madrid,
2002).
17 La postura de que la tarea de las ciencias sociales es explicar se ha cuestionado desde otra postura, a saber, aquella que afirma
que las explicaciones como tales son imposibles, dada la participación del sujeto humano, y que por tanto debemos limitarnos a
comprender. Este enfoque, conocido en términos generales como hermenéutica, podría sin embargo conllevar sus propios riesgos,
al entregar cualquier afirmación de objetividad en una deferencia exagerada a la subjetividad de la interpretación. Para argu-
mentos a favor véanse Smith, Steve y Hollis, Martin: Explaining and Understanding International Relations, Clarendon Press,
Oxford, 1991, capítulo 4; Brown, Chris y Ainley, Kirsten: Understanding International Relations, tercera edición, Palgrave
Macmillan, Basingstoke, 2005 y Wendt, Alexander: “The Agent-Structure Problem, in International Relations Theory”, International
Organization, vol. 41, nº 3, verano de 1987. Una ironía de este enfoque es que el padre de la “comprensión” en las ciencias
sociales, Max Weber, fue, en cuanto a las Relaciones Internacionales, defensor de una racionalidad y una objetividad implacables.
Puede que haya espacio para teorías comparables sobre, por ejemplo, los orígenes del nacionalismo o las causas de la guerra, pero
esto podría tener poco que ver con la participación del teórico implicado en estas actividades.
15
El estado ha perdido el poder
de gestionar sus propias sociedades,
al mismo tiempo que se erosionan
viejas identidades basadas
en el estado-nación
por lo menos, el hundimiento del comunismo, si Estados democráticos desarrollados para gestio-
no nos ha devuelto a una era anterior, además de nar sus diferencias sin recurrir a la guerra o a la
reavivar reivindicaciones y símbolos históricos, amenaza de guerra.19 Aún es demasiado pronto
ha suscitado de forma muy imperiosa varias cues- para saber con certeza cuál de estas dos even-
tiones clásicas en las relaciones internacionales. tualidades prevalecerá.
Una de ellas es la del derecho de las naciones a
la autodeterminación y las condiciones en las
que la comunidad internacional reconoce este
derecho: a pesar del compromiso contenido en la
Debates sobre el Estado:
Carta de la ONU, el mapa del mundo se corres- globalización y derechos
ponde menos con cierta autodeterminación de individuales
los pueblos (ya existentes) y más con el acciden-
te, el cansancio de la guerra y la capacidad de Frente a las afirmaciones de que estamos
los Estados para crear naciones dentro de ellos. regresando al pasado, otros dicen que estamos ya
Una segunda cuestión clásica, y muy vigente, es en un sistema internacional claramente nuevo,
la del conflicto entre dos grandes potencias: sobre todo debido a lo que se denomina “globali-
estamos en una situación en la que, por primera zación”.20 Esto coincide con un mayor interés, por
vez en un siglo, ni hay un conflicto militar entre parte de los analistas de las relaciones internacio-
dos grandes potencias ni se está preparando uno, nales, por la economía política y la sociología de
aunque no está claro si esta fase puede ser dura- las relaciones internacionales: por cómo la unidad
dera. Hay quienes, basándose tanto en la histo- política, el Estado, interactúa con las estructuras
ria como en la lógica, dicen que esta abstención de poder económico y con las tendencias sociales,
no puede durar y que las disputas sobre el incluidas las de la cultura, dentro de la comunidad
comercio y la influencia que ya estamos viendo mundial. Se alega a menudo el argumento a favor
desembocarán en la reactivación de una compe- de la globalización: los cambios en el comercio,
tencia militar general y de los bloques. 18 las finanzas, las comunicaciones, los medios de
Doscientos años después de que se publicara una comunicación mundiales hacen que el Estado haya
de las mejores obras teóricas sobre las relaciones perdido su poder de gestionar, y para aislar, a sus
internacionales, las trece páginas de Kant sobre propias sociedades, al mismo tiempo que erosio-
La paz perpetua, ésta sigue siendo una cuestión nan viejas identidades basadas en estos Estados-
vital. Otros señalarían la capacidad de los nación separados. Vivimos en un mundo de estruc-
18 Rosecrance, Richard: ‘”A New Concert of Powers?”, Foreign Affairs, primavera de 1992; Mearscheimer, John, “Back to the Future:
Instability in Europe after the Cold War”, International Security , vol. 15, nº 1, verano de 1990; Harvey, Robert: The Return of the
Strong, Macmillan, Londres, 1995. Otros pesimistas son Minc, Alain: Le nouveau Moyen Age, Gallimard, París, 1993 (traducido al
español: La nueva Edad Media: el gran vacío ideológico, Temas de Hoy, Madrid, 1994) y Huntington, Samuel: “A Clash of
Civilisations?”, Foreign Affairs, verano de 1993.
19 Doyle, Michael: “Liberalism and world politics”, American Political Science Review, vol. 80, nº 4, diciembre de 1986; para argu-
mentos en contra véase Cohen, Raymond: “Pacific Unions: A Reappraisal of the Theory that ‘Democracies Do Not Go to War with
Each Other’”, Review of International Studies, vol. 20, nº 3, 1994.
20 Para discusiones representativas véanse Camilleri, Joseph y Falk, Jim: The End of Sovereignty?, Edward Elgar, Aldershot, 1992 y
Sklair, Leslie: Sociology of the Global System, Harvester Wheatsheaf, Hemel Hempstead, 1991.
16
Las Relaciones Internacionales y sus debates
turas globales cada vez mayores, o de estructuras Las relaciones internacionales siempre han
transnacionales, pero no relacionadas con el tenido una dimensión ética, sea en debates sobre
Estado, que escapan al control ortodoxo. Parte de la ética de la guerra, sobre los aciertos y errores
esto podría ser benigno (el mercado del eurodó- de la intervención o las reivindicaciones en con-
lar) y parte no tanto (el narcotráfico). Estas ideas flicto de los Estados y los derechos humanos. Nada
no son producto del final de la Guerra Fría, aun- es más prescriptivo que el “interés nacional”,
que la terminación de ese conflicto las haya favo- supuestamente objetivo y amoral. En los últimos
recido: desde la década de 1970 al menos, cuan- años hemos visto un reforzamiento de este interés
do no desde la de 1840, se debate mucho el tema ético, como respuesta a varios factores convergen-
de la “interdependencia”, con la sugerencia de tes: los derechos humanos, como una cuestión
que el creciente contacto entre países desarrolla- legal y filosófica, han adquirido mayor importancia
dos al menos reduce el riesgo de guerra, disminu- en el debate internacional en los últimos veinte
ye la importancia de las cuestiones militares y años. Además, la cuestión de la intervención ha
reduce el poder de los Estados. Sin embargo, los sido planteada nítidamente por varias crisis poste-
argumentos en contra no han perdido ninguna riores a la Guerra Fría, sobre todo las de Irak,
fuerza: se exagera la novedad histórica de todo Somalia, Haití y la ex Yugoslavia. Estos debates se
esto, pues los Estados comerciaban mayores por- basan en una contraposición de la moralidad de los
centajes del PIB antes de la I Guerra Mundial que Estados, según la cual son los Estados el principal
ahora y la gente emigraba más de un siglo antes. referente ético y la principal fuente de orden y
Además, los Estados siguen conservando poderes justicia, y una moralidad de los individuos, según
considerables y están desarrollando otros nuevos, la cual los Estados deben ceder a las reivindicacio-
y no hay confundir el cambio hacia coaliciones de nes de los individuos y a las reivindicaciones implí-
Estados, formales (UE) o informales (el BIS, el citas, igualitarias y redistributivas que surgen de
Grupo de los 7, etc.), con la disolución de los estos individuos.22 Esta discusión se cruza ahora
Estados. Por otro lado, a medida que se desarro- con otra, más antigua pero ahora igualmente vehe-
llan formas de globalización, la respuesta de mente, sobre la base moral de la propia ética; un
muchos es no identificarse con nuevas estructuras debate en el que los defensores de unos principios
cosmopolitas, sino reafirmar sus propios intereses universales, basados en la razón, son cada vez más
e identidades. Además, los realistas salmodian cuestionados por quienes afirman que la ética sólo
que la construcción de vallas es parte necesaria es inherente a grupos humanos específicos, a
de la paz. Por tanto, cabe considerar que el argu- comunidades.23 Los debates Estado/individuo
mento sobre la desaparición del Estado y sobre la comunitario/universalista son conceptualmente
“globalización” no ofrece una reafirmación con- distintos, pero se superponen en parte: quienes
sensuada de un nuevo sistema internacional, sino sostienen la primacía de los individuos tienden a
una exploración de los procesos contradictorios apoyar el argumento de que hay reivindicaciones
que conlleva esta globalización selectiva y diver- universalistas que trascienden cualquier entidad
sas evaluaciones diferentes, analíticas y éticas, de más amplia, sea la nación, el Estado o la comuni-
lo que implica.21 dad; quienes defienden los derechos de los Estados
21 Entre numerosas críticas la primera, Waltz, Kenneth: “The Myth of national interdependence”, en Kindelberger, Charles (ed.): The
International Corporation, MIT Press, Cambridge, 1971 y una de las más recientes, Hist, Paul y Thompson, Grahame: “Globalization
and the future of the nation-state”, en Economy and Society, vol. 24, nº 3, agosto 1995, pp. 408-442. Al menos estos argumentos
no deben dejar dudas sobre la afirmación de que algo llamado “soberanía” existió una vez y se está perdiendo ahora.
22 Para la crítica de la moralidad de los Estados, véase Thompson, Janna: Justice and World Order, A Philosophical Inquiry, Routledge,
Londres, 1992 (ver notas 1 y 7 más arriba); Beitz, Charles: Political Theory and International Relations, Princeton University Press,
Princeton, 1979; para argumentos en contra véanse Nardin, Terry: Law, morality and the Relations of States, Princeton University
Press, Princeton, 1983 (traducido al español: La ley y la moral en las relaciones entre los Estados, EDAMEX, México, 1985) y los
argumentos siempre pertinentes de Bull, Hedley en The anarchical society : a study of order in world politics, McMillan Press,
Basingstoke 1977, capítulos 10-14. (Edición en español: La sociedad anárquica. Un estudio sobre el orden en la política mundial,
La Catarata, Madrid, 2005).
23 Véanse Waltzer, Michael: Spheres of Justice, A Defense of Pluralism and Equality, Basic Books, Nueva York, 1983, y MacIntyre,
Alasdair: After virtue, Duckworth, Londres, 1981 (traducción al español: Tras la virtud, Crítrica, Barcelona, 1987) para declara-
ciones de la postura comunitaria.
17
bien podrían hacerlo basándose en principios uni- y que sólo con una reafirmación más enérgica de la
versalistas, pero en un mundo donde el nacionalis- cooperación internacional, incluida la creación de
mo y su supuesto correlato, la soberanía del alianzas, se podría hacer frente al desafío terroris-
Estado, se han convertido en principios tan gene- ta. Quienes en los años anteriores habían propug-
ralizados (universales), es difícil resistirse al recur- nado teorías de la globalización y las desigualda-
so de la “tradición” nacional y a reivindicaciones des que contenía se dieron prisa en atribuir el
morales enmarcadas en términos nacionales o terrorismo a las desigualdades, de riqueza, poder
“tradicionales”. Hay muchos gobiernos, y no todos y respeto humano, inherentes al sistema, mientras
son del Tercer Mundo, que lo han hecho. que la teoría del “choque de civilizaciones” pro-
pugnada en 1993 parecía haber encontrado, en los
sucesos del 11-S y la retórica sunní radical de
El 11-S y la reconfiguración Osama Bin Laden, su confirmación decisiva. Los
del orden mundial puntos de vista menos ortodoxos no fueron menos
capaces de explicar estos sucesos: para los marxis-
Si el desmoronamiento de la Guerra Fría y el inexo- tas, reflejaban otro capítulo de la contradicción
rable avance de la globalización fueron procesos existente del capitalismo avanzado y en desarro-
que tardaron años, cuando no décadas, en de- llo, si bien uno en el que la ideología de los opri-
sarrollarse, no parece que ése sea el caso de la ter- midos había alcanzado un nuevo nivel de falsa
cera crisis importante de la política mundial que, consciencia; para las feministas, la violencia de los
en época reciente, plantea un desafío al analista voluntarios suicidas islamistas reflejaba la educa-
académico, al comentarista de política pública y a ción machista distorsionada recibida en las escue-
funcionarios por igual: a saber, la explosión en la las coránicas sólo para varones y su inducción al
escena internacional del terrorismo fundamentalis- mundo homoerótico de Al Qaeda; para los postmo-
ta islamista, personificado en los atentados contra dernistas, los mismos medios con los que se lanzó
Manhattan del 11 de septiembre de 2001. el ataque, y la estructura descentralizada, no
Como siempre, cada paradigma de las relacio- jerárquica, general del movimiento islamista eran
nes internacionales puede hacer, y normalmente un rechazo decisivo a las formas predominantes
hace, la afirmación de que este suceso y sus con- hasta la fecha de organización militar y política.
secuencias, como las invasiones estadounidenses En otras palabras: “todo sigue igual”.
de Afganistán y posteriormente de Irak, eran Frente a otros sucesos mundiales importantes,
explicables en su marco de referencia. Los realis- sin embargo, puede que no sea adecuada la res-
tas proclamaron que este ataque y la respuesta puesta basada en la imperturbabilidad, por no
estadounidense personificaban la supremacía del hablar de la aucomplacencia, teórica. Se cuestio-
Estado en las relaciones internacionales y de las naron las teorías y los conceptos de las relaciones
cuestiones de seguridad tal como se entendían tra- internacionales en varios aspectos clave, igual que
dicionalmente. Por otra parte, el cambio de la las políticas de seguridad de los Estados, las fuer-
atmósfera política patente en Estados Unidos y zas policiales y los servicios de seguridad de todo
también en el mundo islámico, producido como el mundo. En primer lugar, estaban los propios
consecuencia de estos sucesos, en el que las acti- militantes islamistas y su ideología: si la explica-
tudes se alejaron de un compromiso con valores e ción es la principal tarea del análisis académico,
instituciones universales, como la ONU y el dere- entonces surgía la cuestión de cómo explicar estos
cho internacional, para ir hacia la reafirmación de sucesos, sea en función de la religión, factores cul-
preocupaciones más particularistas (los valores turales que atraviesan todas las fases de la histo-
estadounidenses, el islam) parecía confirmar una ria, el carácter dictatorial de ciertos Estados
perspectiva realista. Los liberales y quienes apo- musulmanes o la historia internacional de Oriente
yaban el derecho y las instituciones internaciona- Medio en el último siglo. Gran parte de los comen-
les alegarían, por el contrario, que estos sucesos tarios reflejaban no sólo inclinaciones y preferen-
demostraban aún más la necesidad de respetar la cias directamente nacionales o políticas, sino tam-
ONU, las normas de intervención internacionales y, bién preferencias teóricas sobre, por ejemplo, la
de hecho, el trato a los civiles, por ambos bandos, importancia del pasado lejano o de consideracio-
18
Las Relaciones Internacionales y sus debates
nes culturales y religiosas inmutables en la expli- Nueva York en 1993 hasta los atentados de Madrid
cación de la conducta política. Lo que muchos, de 2004 y Londres de 2005, afectaron a diversos
especialmente en Estados Unidos, eran reacios a países y continentes. Por último, parecía que la
ver era que los orígenes de este movimiento podí- comunidad musulmana o umma se estaba uniendo
an verse no en factores culturales y de civilización en una única causa política y militar con la conse-
atemporales, ni, como se dijo falsamente después cuencia, entre otras, de que el “choque de civili-
en relación con Irak, en las acciones de determi- zaciones”, o un conflicto general, entre Occidente
nados Estados “irresponsables” de la región, sino y el mundo islámico, era ahora una realidad.
que estaban en algo en lo que Estados Unidos y sus Sin embargo, una combinación de conocimien-
aliados habían estado implicados durante la déca- tos regionales y de precisión teórica podría ofre-
da de 1980: a saber, la Guerra Fría y la moviliza- cer algunas rectificaciones a esta visión. Era evi-
ción del radicalismo islamista por parte de dente, en primer lugar, que la gran mayoría de los
Occidente contra la URSS. Esta modernidad del musulmanes rechazaba la militancia yihadista en
contexto político estaba unida al hecho de que, general, aun cuando deseaba que su sociedad y su
analizándola más detenidamente, la ideología de sistema político fueran en cierto modo más “islá-
Al Qaeda y las cuestiones que movilizaban a micos”. En segundo lugar, es obvio que, aunque
muchos varones jóvenes en todo el mundo islámi- estos grupos armados pudieran realizar ciertas
co no eran productos de ninguna creencia religio- acciones, no estaban en condiciones de desafiar a
sa atemporal, sino que, en su esencia, eran moder- casi ninguno de los más de 50 Estados musulma-
nas, radicales, populistas, del tipo de asuntos que nes existentes ni de derrotar a ningún Estado
había movilizado a muchas personas en todo el occidental. Lo que es más importante, un mínimo
mundo: la ocupación extranjera de tierras consi- de precisión en el uso de términos de las relacio-
deradas propiedad del pueblo oprimido, la oposi- nes internacionales podría servir para demostrar
ción a gobiernos dictatoriales considerados clien- que, aunque estos grupos eran en cierta medida
tes de potencias extranjeras, el rechazo a la capaces de actuar en diferentes países, esto no
explotación de la riqueza popular y nacional por los hacía más “transnacionales”, del mismo modo
fuerzas económicas externas y el rechazo a la que el hecho de que una empresa venda produc-
derrota y la humillación por parte de Estados occi- tos, o tenga fábricas, en varios Estados no la con-
dentales. El lenguaje de expresión era islámico y vierte automáticamente en una empresa transna-
las formas de respuesta, injustificables; pero el cional. Con la caída de los talibanes en noviem-
contexto en el que había surgido Al Qaeda, y el bre de 2001, los radicales sunníes perdieron el
contexto ideológico básico de su mensaje, eran apoyo explícito de un Estado. Este hecho repre-
modernos. Los hechos y los informes por sí solos no sentó un importante revés para los yihadistas que
podían explicar esta cuestión; hacía falta una pre- desde la década de 1980 habían gozado del mece-
cisión teórica y conceptual. nazgo y la protección de una sucesión de Estados:
Un aspecto igualmente importante es el relati- Estados Unidos, Pakistán y Arabia Saudí hasta
vo al carácter “transnacional” o internacional del 1989, Sudán desde 1990 hasta 1996 y Afganistán
propio movimiento islamista. El islam como reli- desde 1996 hasta 2001. Un análisis más minucio-
gión reivindica una lealtad, como el catolicismo, so de la composición de los grupos armados impli-
que trasciende y de hecho es anterior a las formas cados también mostraba que, aunque sí había
modernas de nación y comunidad. Bin Laden y sus cierto transnacionalismo en el reclutamiento, eso
colegas radicales yihadistas también pudieron, en estaba lejos de ser la característica predominan-
el Afganistán de la década de 1980 y más tarde, te de los grupos militares islamistas: en la mayo-
reclutar militantes en una gran diversidad de paí- ría de los casos el reclutamiento y la acividad
ses musulmanes: entre sus filas había combatien- estaban claramente confinados dentro de un solo
tes procedentes de Bosnia y Chechenia, Palestina e Estado, es decir, eran grupos “nacionales”
Indonesia, Yemen e Irak, así como de países occi- (Hizbolá en el Líbano, Hamas y la Yihad Islámica
dentales. Del mismo modo, sus actividades y las de en Palestina, el GIA en Argelia), mientras que
los grupos afiliados a ellos o inspirados por ellos, dentro de Al Qaeda, aunque los miembros ordina-
desde las primeras acciones identificables en rios procedían de numerosos países, la dirección
19
era de origen saudí o egipcio. Otra prueba de la temas que abarca como en los enfoques teóricos.
supervivencia de los factores “nacionales” es el Así, el ámbito de materias que son objeto de la
hecho de que entre los miembros ordinarios había disciplina seguirá siendo probablemente amplio y
frecuentes disputas entre diferentes grupos étni- quizá aumente incluso más. La economía política
cos.24 internacional, los estudios de seguridad, el nacio-
Los sucesos del 11-S, al igual que el final de la nalismo… todos los indicios apuntan a que estas
Guerra Fría y el avance de la globalización, susci- preocupaciones establecidas seguirán siendo
taron muchas otras cuestiones de importancia his- importantes dentro y fuera de la universidad.25
tórica, analítica y teórica. Entre ellas están, sin Una cuestión que preocupó en gran medida a la
duda, la naturaleza del poder en el mundo moder- comunidad internacional en el periodo posterior al
no, los determinantes de la política exterior esta- final de la Guerra Fría de principios de la década
dounidense y el papel del miedo en las relaciones de 1990 era el de la intervención, “humanitaria”
nacionales e internacionales. El 11-S también ha en el sentido más estricto y política en un sentido
obligado a todos los que trabajan sobre las rela- más amplio: el Kurdistán, Bosnia, Somalia y
ciones internacionales a pensar con más claridad, Ruanda fueron sólo algunos de los casos más
y con más profundidad histórica, sobre el papel de importantes y es probable que, como tema de
la cultura en las relaciones internacionales, enten- relevancia ética y política, continúe preocupando.
dido como un estudio de cómo los valores cultura- Pero estos casos no han aclarado ni los principios
les y religiosos afectan a las actitudes públicas y morales, ni las directrices políticas, que siguen
estatales hacia las relaciones internacionales, pero estando sometidos tanto a los caprichos de la polí-
también cómo las fuerzas y el marco internaciona- tica nacional en los principales Estados como a
les influyen en las culturas nacionales, moldeán- cualquier cálculo de obligación. En un contexto
dolas para sus fines contemporáneos e inexora- post Guerra Fría, hay muchas razones para reexa-
bles. Así es justamente como debería ser: aparte minar la materia original del tema, eso que erró-
del desarrollo interno de la disciplina, y de la neamente se denomina “utopismo”. Si se ha aban-
influencia de tendencias intelectuales contempo- donado hace mucho la creencia ingenua de que el
ráneas más amplias, son estos sucesos mundiales derecho internacional puede prevenir la guerra,
los que, pese a todo el miedo del “presentismo”, otros dos aspectos de esa visión wilsoniana original
deben servir como materia prima y desafío dura- tienen una considerable relevancia contemporá-
dero para las supuestas y posibles autocomplacen- nea: la creación de instituciones de gobernanza
cias de la teoría de las Relaciones Internacionales. global y la relación de la democracia con la paz. El
primero abarca no sólo las principales instituciones
globales —la ONU, el FMI, la OMC, etc.—, sino tam-
Temas viejos y nuevos bién un abanico de cuestiones, relativamente nue-
vas, sobre tributación, regulación y gestión. El
Si hasta la fecha el estudio de las Relaciones segundo, un tema clásico reavivado en gran medi-
Internacionales ha tenido una trayectoria desigual, da con la desaparición del comunismo, tiene
parece probable que en el futuro siga exhibiendo numerosas implicaciones, políticas y teóricas, para
puntos fuertes y débiles comparables, tanto en los el estudio de las relaciones internacionales.26
24 Gerges, Fawaz: The Far Enemy. How Jihad Went Global. Cambridge University Press, Cambridge, 2005; Halliday, Fred: Two Hours
that Shook the World, Saqi, London, 2001; Kepel, Gilles: Jihad. The Trail of Political Islam I.B.Tauris, Londres, 2002 (traducida
al español como: La yihad. Expansión y declive del islamismo, Península, Barcelona, 2001).
25 Para una perspectiva general del programa que tienen ante sí las Relaciones Internacionales, véanse las propuestas del director
entrante de International Organization (Odell 1992). Bajo el título de “Temas tradicionales y oportunidades prometedoras” enu-
meraba: teorías generales de las relaciones internacionales y política exterior; economía política; guerra, paz y seguridad; insti-
tuciones; negociación; ideas políticas. También daba la bienvenida a los trabajos sobre la relación nacional-internacional, el
nacionalismo y la historia.
26 Doyle, Michael: “Liberalism and world politics”, American Political Science Review, vol. 80, nº 4, diciembre de 1986; Fukuyama,
Francis: The End of History and the Last Man, Hamish Hamilton, Londres, 1992 (traducido al español: El final de la historia y el
ultimo hombre, Planeta, Barcelona, 1992); Halliday, Fred: Rethinking International Relations, Macmillan, Londres, 1994 (edición
en español: Las relaciones internacionales en un mundo en transformación, Catarata, Madrid, 2002).
20
Las Relaciones Internacionales y sus debates
27 Encontramos esta lista en la obra de Kaplan, Robert: The Ends of the Hearth, Alfred Knopf, Nueva York, 1996 en Harvey, Robert:
The Return of the Strong, Macmillan, Londres, 1995 y en Minc, Alain: Le nouveau Moyen Age, Gallimard, París, 1993 (traducido al
español: La nueva Edad Media: el gran vacío ideológico, Temas de Hoy, Madrid, 1994).
21
Relaciones Internacionales: el nexo entre sociedad ahora en dimensiones individuales y sociales,
nacional y las relaciones internacionales, el papel podría verse afectada por este contexto: la cons-
de la cultura al influir y determinar el sistema y la titución internacional de las economías, imágenes
periodización histórica del sistema internacional. de género, prácticas sociales, posibilidades lega-
El vínculo nacional-internacional, además de su les. El encuentro del feminismo con lo internacio-
importancia intrínseca, es una cuestión a través de nal, tanto como el encuentro de la sociología,
la cual las Relaciones Internacionales pueden de- también plantea cuestiones a ambos cuerpos de
sarrollar su relación con otras áreas de las ciencias pensamiento: las mismas complejidades, analíti-
sociales, incluso estudiando la evolución del cas y éticas, de las cuestiones internacionales
Estado y examinando patrones de interacción en imponen la aclaración y el desarrollo de enfoques
diferentes periodos de la historia. De hecho, una feministas. El feminismo tampoco ha sido inmune
vez que se considera el Estado no una abstracción a las distorsiones del postmodernismo: en sus orí-
legal, sino una entidad política y social, es posible genes, socialistas y liberales, basados en princi-
una reorientación del tema.28 Acerca del papel de pios racionalistas de la Ilustración, su impacto en
la cultura, hay mucha especulación sobre cómo las la disciplina se ha visto reducido por esta asocia-
comunicaciones internacionales, por satélite, ción divisiva con interpretaciones inconsistentes,
cable y fax, han derribado barreras entre Estados antipositivistas y potencialmente antiemancipato-
y sociedades. En esta idea subyace otra afirmación rias.30 La presunción, predominante durante gran
sobre el papel de la cultura en la constitución de parte del postmodernismo, de que sólo éste ofre-
sistemas de influencia y dominación. Lo menos que ce un medio de examinar estructuras de domina-
cabe decir es que estas afirmaciones exigen una ción y dar voz a los oprimidos, se reproduce en el
evaluación cuidadosa y comparativa. La tercera de análisis de las relaciones de género. Como han
estas cuestiones, la periodización de la historia del demostrado las críticas feministas del postmoder-
sistema, nos permite examinar hasta qué punto los nismo, el riesgo es el de automarginarse, disfra-
cambios en la sociedad, y sobre todo la llegada de zado a menudo como principio: con demasiada
la “modernidad”, han reestructurado el sistema frecuencia prevalece la introversión metodológica
internacional.29 Las tres cuestiones lindan con el a expensas de la crítica ética o del análisis sus-
asunto, suprimido con frecuencia en la disciplina tantivo.
tradicional de las Relaciones Internacionales,
tanto por parte del realismo como por parte del
conductismo, de la evolución histórica del Estado Expectativas
y la alteración de sus poderes y su carácter.
Por su parte, el feminismo ya ha demostrado Sobre este telón de fondo, cualquier previsión
cómo una serie de cuestiones consideradas con- sobre a dónde va la disciplina en el próximo cuar-
vencionalmente neutrales en cuanto al género tie- to de siglo debe formularse con gran cautela y
nen en realidad un carácter de género: la seguri- debe reconocer el papel de las tres dimensiones
dad, el interés nacional, los derechos humanos, la formativas sobre el tema: la evolución de la propia
guerra, el nacionalismo. En tal sentido, suscita una disciplina, los cambios en las demás ciencias socia-
reconceptualización general de gran parte de las les y la trayectoria de la historia mundial. Dicho
Relaciones Internacionales, vinculada al desarrollo esto, algunos temas clásicos y pesimistas parecen
de otros enfoques críticos. Pero del mismo modo, abocados a permanecer con gran firmeza en la
la participación del feminismo en lo internacional agenda: la guerra, la violencia no estatal, el nacio-
sugiere una serie de cuestiones sobre las que la nalismo y el conflicto comercial. Otros atraerán la
propia perspectiva feminista, centrada hasta atención de quienes están en el extremo político:
28 Little, Richard: “International relations and large-scale historical change”, en Groom y Light (eds.): Contemporary International
Relations, Pinter Publishers, Londres/Nueva York, 1994.
29 Rosenberg, Justin: The Empire of Civil Society, Verso, Londres, 1994.
30 Molyneux, Maxine y Steinberg, Deborah: “Mies and Shiva’s Ecofeminism : a New Testament?”, en Feminist Review nº 49, prima-
vera, 1995 (traducido al español como “El ecofeminismo de Shiva y Mies: ¿regreso al futuro?”, en Ecología Política, nº 8, 1995);
Nussbaum, Martha: “The Hip Defeatism of Judith Butler”, New Republic, vol. 22, nº 2, 1999.
22
Las Relaciones Internacionales y sus debates
El terrorismo, la migración,
la guerra de los conflictos comerciales y
la proliferación nuclear
centrarán la agenda de
las relaciones internacionales
31 Singer, Max y Wildavsky, Aaron: The Real World Order: Zones of Peace/Zones of Turmoil, Chatham House, Chantam,1993.
32 Fukuyama, Francis: The End of History and the Last Man, Hamish Hamilton, Londres, 1992 (traducido al español: El final de la his-
toria y el ultimo hombre, Planeta, Barcelona, 1992). Entre los numerosos textos que tratan de Fukuyama, dos son de interés espe-
cial: Lutz Niethammer, Posthistoire, Has History Come to an End?, Verso, Londres, 1992; y Perry Anderson, “The End of History”,
en A Zone of Engagement, Verso, Londres, 1992.
33 Una agenda que en cierto modo es paralela a ésta, y que trata de unir las Relaciones Internacionales con conceptos generales de
teoría social, es la de Rosenberg, Justin: “The International Imagination: IR Theory and ‘Classic Social Analysis’”, en Millennium,
vol. 23, nº 1, primavera de 1994.
23
desarrollar, su relación con la Historia: quizá que se necesitan mutuamente más que nunca. Las
demasiado preocupada por distanciarse de la his- Relaciones Internacionales existen como asignatu-
toria diplomática de la que surgió originalmente, ra académica, siguiendo a Dahrendorf, debido, en
las Relaciones Internacionales necesitan ahora un parte, a la permanente tensión con el mundo de la
vínculo más comprometido con la Historia. Una historia y los sucesos. A esta motivación, la fuente
base de este tipo es un requisito previo para una más duradera de insatisfacción, hay que darle la
teorización adecuada en Relaciones Interna- bienvenida sobre todas las demás.
cionales. Del mismo modo, un estudio atento de la
Historia podría servir, paradójicamente, para res-
catar las Relaciones Internacionales de la afirma- La autonomía de las
ción de continuidades transhistóricas donde no las Relaciones Internacionales
hay. Si uno de los cambios más interesantes en las
Relaciones Internacionales es el examen de cómo La disciplina de Relaciones Internacionales, para
el sistema internacional no ha sido continuamente poder hacer frente a los desafíos académicos e his-
el mismo desde las guerras del Peloponeso, los tóricos que tiene ante sí, ha de producir un traba-
argumentos a favor o en contra de esto sólo pue- jo que cumpla los criterios de la teoría de las cien-
den hacerse por medio de un estudio crítico de la cias sociales, y al mismo tiempo ayude en la doble
propia historia. Lo mismo se aplica, a fortiori, a tarea de cualquier ciencia social que se enfrente a
los argumentos sobre cómo son los patrones “nue- ella, a saber, la de explicar sucesos y procesos, y
vos” o perennes de las relaciones contemporáneas la de aclarar los debates normativos. El cumpli-
entre Estados. miento de estas tareas avanzaría mucho si los pro-
Por último, la disciplina puede reforzar la ten- fesionales prestaran el debido respeto a las formas
dencia ya evidente hacia el examen de las cues- de actividad intelectual afines a la labor de las
tiones éticas en las relaciones internacionales. Si relaciones internacionales, a saber, una buena
una de las características más sorprendentes del comprensión de la historia y un reconocimiento de
debate público contemporáneo, y también del que las bases de los debates se sitúan en el inte-
académico, es el énfasis en estas cuestiones éti- rior de la filosofía de las ciencias sociales en gene-
cas, sorprende igualmente cómo estos debates ral. Pero la labor de las relaciones internacionales
carecen normalmente de profundidad histórica o también exige que otros científicos sociales y quie-
de precisión teórica: casi todos los comentarios nes intervienen en la política pública reconozcan
sobre, por ejemplo, el enfrentamiento Irak- el propio campo específico de estudio de las
Estados Unidos en Kuwait (1990-1991) o la crisis Relaciones Internacionales, sus conceptos, teorías
bosnia (1992-1995) se hicieron con una aparente y metas; es decir, su autonomía frente a las demás
conciencia histórica, como en la invocación del ciencias sociales e igualmente frente al debate
“apaciguamiento”. Pero el debate sobre cuestio- público y político.
nes morales —cuándo y cómo intervenir, si se debe La disciplina de Relaciones Internacionales no
aceptar un mal para prevenir otro, nuestra obliga- puede ser una herramienta de políticos, periodis-
ción de ayudar a otros pueblos— se viene realizan- tas, analistas del mercado o espías, o estar impul-
do en un discurso moral desprovisto de dimensión sada por sus prioridades y metodologías. Tampoco
histórica. Esto no quiere decir, por supuesto, que es un apéndice de las ciencias sociales con un
esta dimensión proporcionaría las respuestas a enfoque “nacional” o de “sistema delimitado”, sea
todos los dilemas morales; sin embargo, serviría dentro de la historia, la política, el derecho o la
para informar e iluminar el debate público y afinar economía: lo internacional no es, como se suele
las decisiones que tienen que tomar políticos y presentar, algo residual o añadido a otras formas
votantes. Aquí, acertadamente, los mundos de la de investigación, como el último grupo minoritario
teoría clásica y del debate político público podrían al que se le pide que sume sus opiniones resumidas
encontrarse en una interacción creativa. Sin duda a una investigación más general, nacional o esta-
parece, sobre la base de los últimos tres cuartos tista. Para que la teoría de las Relaciones
de siglo, y no menos en esta época de tanta con- Internacionales haga su tarea y participe en el
fusión en las esferas internacional e intelectual, mundo en general de otras ciencias sociales y en el
24
Las Relaciones Internacionales y sus debates
debate público, esta autonomía disciplinaria debe Beitz, Charles: Political Theory and
ser reconocida, respetada y preservada. Entonces International Relations, Princeton
la ciencia de las Relaciones Internacionales podrá University Press, Princeton, 1979.
desempeñar un papel adecuado, reuniendo tres Booth, Ken y Smith, Steve (eds.): International
condiciones que cualquier ciencia social necesita Relations Theory Today, Polity Press,
para establecer y promover esa autonomía e inte- Cambridge, 1995.
gridad: primero, debe hacer bien su propio traba- Brown, Chris y Ainley, Kirsten: Understanding
jo y no caer presa de la moda metodológica y la International Relations, tercera edición,
inversión epistemológica; en segundo lugar, aque- Palgrave Macmillan, Basingstoke, 2005.
llos con los que interactúe deben respetar esa Brown, Chris: International Relations Theory:
autonomía, como la disciplina de las Relaciones New Normative Approaches, Harvester
Internacionales debe respetar la suya, sea acadé- Wheatsheaf, Hemel Hempstead, 1992.
mica o no; y por último, las Relaciones Brown, Chris: “Critical theory and postmoder-
Internacionales y sus interlocutores lejanos y cer- nism in international relations”, en Groom,
canos, todos, deben conservar cierto grado de A.J. R. y Light, Margot (eds.): Contemporary
duda estratégica sobre sí misma y aceptar que International Relations: A Guide to Theory,
para muchas cuestiones, algunas clásicas, otras Pinter Publishers, Londres, 1994.
suscitadas por sucesos o tendencias intelectuales Brown, Chris: “‘Turtles All the Way Down’: Anti-
recientes, no tenemos todavía, ninguno de nos- Foundationalism, Critical Theory and
otros, respuestas claras. La autonomía teórica, el International Relations”, Millennium, Journal
respeto mutuo y un mínimo continuo de modestia, of International Studies, vol. 23, nº 2, vera-
duda e investigación intelectual son los requisitos no de 1994.
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28
Títulos ya publicados
cavarozzi@gmail.com
Resumen
Democracia y no democracia fueron desde el período de entreguerras partes constitutivas de
la modernización política en América Latina.. Las nuevas democracias en la región potencian
esa ambivalencia en un contexto marcado por la dislocación de los Estados y el avance de
un capitalismo generador de desorden y desigualdad.
Abstract
Beginning in the interwar period, democracy and non-democracy grew simultaneously in
modernizing Latin America. Contemporary democracies retain that ambivalence wtithi a
capitalist model defined by the growth of inequality and disorder.
1. Therborn describe a la ruta de los Nuevos Mundos como una en que las cuestiones centrales tuvieron que ver con
1) la aplicación o no del discurso moderno de los derechos y 2) la determinación de quienes pertenecían al Pueblo (the
people). Agrega que los clivajes políticos en esta ruta tendieron a ser ideológicamente pragmáticos o sincretistas y socio-
económicamente sub-determinadas (under-determined) y que la cuestión racial tornó a ser decisiva.
2. Me refiero a “Más allá de las transiciones a la democracia en América Latina” originalmente publicado en el Journal of
Latin American Studies en 1991; “La Política: clave del largo plazo latinoamericano” publicado en Marcelo Cavarozzi, El
Capitalismo político tardío y su crisis en América Latina. (1996) y “Acción presidencial en la América Latina: antecedentes
históricos y una tipología del siglo XXI” en Sergio Fausto (comp.), Difícil Democracia; 2010. No hace falta aclarar que utilizo
el término "construcción" en un sentido metafórico. Las viejas sociedades coloniales dejaron legados, o escombros, que
constituyeron, en buena medida, el material sobre el cual se construyeron las "nuevas sociedades".
3. Wanderley Gilherme dos Santos capta con agudeza este fenómeno al definir a la “ciudadanía regulada” como el “…
concepto de ciudadanía cuyas raíces no se encuentra en un código de valores políticos, … sino en un sistema de estrati-
ficación ocupacional definido por norma legal”. (Cidadanía e Justiça; 1979; pg. 75)
4. En algunos casos estos “nuevos mundos” incluyeron un dramático cambio poblacional. En el medio siglo que precedió
a 1914 en Argentina, Uruguay y el Centro Sur de Brasil se produjo una verdadera revolución demográfica debido al in-
flujo masivo de la inmigración trasatlántica; también llegaron numerosos inmigrantes a otros países de la región, como
Chile, Cuba y Venezuela, pero en una proporción menor que en los primeros casos. Este aluvión –como lo denominó
críticamente un aristócrata chileno-- produjo un cambio drástico de esas sociedades al generar nuevos actores y nuevas
costumbres.
la creación y construcción institucional del imperio esclavócrata brasileño bajo los herederos de los
Bragança subraya que dicho proceso implicó la formación simultánea de un estado –con intencio-
nes centralizadoras pero en la práctica regionalizado-- y de las clases dirigentes especialmente en
las provincias más dinámicas del Centro Sur y el Sur, como Rio de Janeiro, Rio Grande do Sul y Sâo
Paulo.7 El segundo es de mi autoría en el que me refiero al Chile del ochocientos, y en él señalo que la
construcción del estado nacional chileno a partir de la década de 1830 fue paralela a la constitución
de la oligarquía terrateniente del Valle Central como una clase-en-el-Estado hegemónica.8 Claro está
que este proceso se aceleró a partir de la expansión territorial que se produjo al incorporarse al Chile
original las regiones anteriormente controladas por bolivianos, peruanos y mapuches.
Los dos casos mencionados sugieren uno de los rasgos centrales de los procesos de construcción de
la semi-periferia latinoamericana, --conjunto que incluye también a México, Argentina y Uruguay. En
los cinco casos mencionados el desarrollo primario exportador inaugurado en la segunda mitad del
siglo XIX estuvo asociado a la formación de un Estado nacional dotado de un grado relativamente sig-
nificativo de soberanía.9 Es por ello que en el análisis de esta etapa no incluyo casos como a) el colom-
biano, cuya temprana inserción en el emergente mercado mundial de capitales colapsó rápidamen-
te socavando hasta tal punto las bases materiales del Estado nacional que un presidente promovió la
anexión a los Estados Unidos en 1859 y algunas décadas más tarde no tuvo ninguna capacidad para
oponerse a la secesión de Panamá; b) el paraguayo, ya que entre 1865 y 1870 la destrucción produci-
da por la guerra de la Triple Alianza --que a partir de 1866 se desarrolló de manera exclusiva en territo-
rio del Paraguay-- no sólo implicó en los hechos la desaparición del Estado nacional, sino también el
exterminio de alrededor de la mitad de la población; c) el peruano, donde la construcción de Estado
prácticamente abortó a finales del siglo XIX con la derrota frente a Chile en la guerra del Pacífico y las
repercusiones que tuvieron la pérdida de territorio y la bancarrota fiscal sobre el crédito externo y d)
el cubano, país que a pesar del dinamismo de la economía generado por el boom azucarero (o quizás
precisamente por ello), se mantuvo en un status colonial de jure durante todo el siglo XIX y de facto
incluso después de producida la tardía independencia de España en 1902, ya que Estados Unidos
continuó interviniendo desembozadamente en la política interna hasta 1959.
Las clases dirigentes se enfrentaron con un triple desafío en los cinco casos que analizo. En primer
lugar, tuvieron que generar las condiciones materiales y de gestión para dinamizar la extracción, cul-
tivo, procesamiento y exportación de los commodities agrícolas y mineros cuya demanda estaba cre-
ciendo en el mundo –como se sabe, la canasta de exportables abarcó desde el oro y la plata y algunos
metales no preciosos como el cobre, el zinc, el hierro y el estaño y los fertilizantes (guano y salitre)
hasta la lana, la carne vacuna, las maderas, el henequén, el azúcar, los cereales, el caucho, el tabaco,
el café, el lino, la quina, las bananas, el cacao y ya hacia fines del período, el petróleo y el carbón. Para
ello, las elites latinoamericanas, muy especialmente las de los cinco países arriba mencionados, se
7. En las páginas 73 y 74 la autora repara en el hecho que “… a Coroa foi capaz de manipular eventos em favor do interesse
daquele duplo processo de construçâo: o Estado e seu principal grupo dirigente”.
8. Marcelo Cavarozzi. “El orden oligárquico en Chile” en Desarrollo Económico, 18:70 (1978)
9. Por diversas razones, que sólo menciono al pasar a continuación, en los otros casos el desarrollo estatal fue más tardío
y menos potente.
convirtieron en los socios menores, pero ciertamente no irrelevantes, de los operadores que controla-
ban el comercio internacional y el mercado de capitales con base en la haute finance de Londres, Paris
y Nueva York. Estas tareas las desarrollaron tanto en los casos en que el respectivo sector productivo
quedó en su poder, como en aquellos otros en que la propiedad y el management pasó a manos de
firmas extranjeras.
En segundo lugar, las elites que dirigieron el proceso de plena integración al mercado mundial debie-
ron también promover la construcción de Estado, es decir la creación de los mecanismos burocráti-
cos, jurídicos, hacendarios, militares y de reproducción cultural que les permitieran ejercer un cierto
control, más o menos efectivo, sobre la población y el territorio. Este segundo proceso también tuvo
mayores avances en los cinco casos aludidos que en el resto de la región.
Finalmente, las nuevas clases dirigentes se enfrentaron con el desafío de articular un régimen polí-
tico. ¿Qué significaba esto? Implicaba por una parte, definir las características de la comunidad a la
cual se gobernaba y representaba, partiendo de una situación en la cual la existencia de lazos socia-
les previos era precaria, como sostuve al postular la debilidad relativa del “viejo orden”. Emergía, por
ende, un doble desafío: el de dibujar el contorno de la comunidad en construcción, es decir de quie-
nes la integraban y quienes no, y cómo esos “ciudadanos” eran “representados” por the ruling elite,
tanto a través del control de las instituciones del Estado, como de la influencia que ejercía en esferas
de poder formalmente ubicadas fuera del Estado, es decir las redes clientelísticas, la iglesia católica,
la prensa, las universidades y el ámbito productivo, espacio este último en el cual la discrecionalidad
de la cual dicha elite disfrutaba era prácticamente absoluta, especialmente en el mundo rural. Más
complicado aún, ¿cómo seleccionar dentro de los miembros de la elite a los “más destacados”, es
decir a los ocupantes de los cargos superiores del gobierno y la administración? Este fue el talón de
Aquiles en la ecuación oligárquica. Los conflictos generados por la competencia entre “ins” y “outs”,
como los denomina Timothy Scully en su trabajo sobre Chile, entre presidentes y parlamentos, y entre
las diferentes maquinarias regionales --unas veces entre ellas mismas y otras con el poder ejecutivo
nacional-- en ningún caso se resolvieron legítimamente de modo estable. Se diseñaron, ciertamen-
te, algunos mecanismos que aliviaron temporariamente las presiones y los estallidos – los ejemplos
más destacados fueron la república parlamentaria en Chile (1891-1925), la dictadura personalista en
México (1876-1910) y la conservación del poder en manos de las oligarquías regionales en la Repú-
blica Velha brasilera (1889-1930). Pero todos esos mecanismos acabaron desgastándose en algunos
casos, o saltando por los aires en otros, siendo la revolución mexicana el ejemplo más dramático del
segundo tipo de desenlace.
¿Cuál era el meollo de la conflictividad irresuelta de los regímenes oligárquicos? Las diferentes faccio-
nes que competían por el control de los cargos de la cúpula del Estado, y de sus adyacencias relevan-
tes, nunca se pusieron plenamente de acuerdo en torno a reglas que dirimieran las modalidades de
acceso a dichos cargos y la permanencia en ellos. Y esa falta de acuerdos se refería, centralmente, a la
determinación de quienes eran “ciudadanos”, cómo votaban, y cómo y quiénes contaban los votos; el
corolario de este desacuerdo era, claro está, la utilización sistemática del fraude y el cohecho en algu-
nos casos y la exclusión de vastas franjas de la población en otros. De esto se derivaba inevitablemente
una cuestión que tenía efectos aún más serios en cuanto a la gravedad y la violencia de los conflictos:
las limitaciones al sufragio, el fraude, y los otros ardides y enredos que las elites, sus leguleyos y sus
policías bravas inventaban y ejecutaban, a menudo con consecuencias letales, no sólo tenían como
consecuencia excluir del sufragio, formalmente o de hecho, a la mayoría de los potenciales ciudada-
nos, es decir a las clases medias y populares. El fraude, así como otros mecanismos antidemocráticos,
era también utilizado por las diferentes facciones de las elites para dirimir los conflictos entre ellas ...
haciéndose trampa, claro está. Por ende, los dos procesos –la ampliación de la ciudadanía política y la
dilucidación de los conflictos intra-elitarios—quedaron irremisiblemente ligados. Y no resueltos.
En el mismo núcleo del régimen oligárquico, por lo tanto, se plantó la simiente de su irreductible ile-
gitimidad. Las disputas centrales no se refirieron solamente al control del Estado y al diseño y alcance
de sus funciones --incluyendo aquí que prerrogativas y bienes materiales debía ceder la iglesia católi-
ca, ni sobre los rumbos a seguir en materia de economía-- sino también a la arquitectura del régimen
político. Y en esa decisiva instancia fundacional la falta de acuerdo en torno a cómo se ampliaría efec-
tivamente el sufragio, y los caminos que se siguieron para intentar aperturas controladas, abrieron,
por el contrario, una caja de Pandora que no se cerraría por más de un siglo.
La referencia a la iglesia del párrafo precedente me suscita una reflexión sobre un tema más amplio
vinculado a la imagen de los “Nuevos Mundos”. En América Latina, el liberalismo no se topó con le-
gados absolutistas del porte y la densidad de los que enfrentaron los liberales europeos, con la ex-
cepción precisamente de las prerrogativas asociadas a los fueros eclesiásticos que sobrevivieron a las
turbulencias del primer cuarto del siglo XIX. Por cierto que estas prerrogativas no eran una cuestión
menor, teniendo en cuenta que la iglesia católica disfrutó en los territorios controlados por las monar-
quías ibéricas y las nuevas repúblicas del siglo XIX de un cuasi-monopolio cultural del que no gozaba
en Europa.
De todos modos, se podría concluir que los liberalismos latinoamericanos no tuvieron la necesidad
de defender demasiado vigorosamente la retórica y la práctica de las libertades individuales, en la
medida en que muchos de los privilegios estamentales y corporativos todavía en pie, ya habían sido
severamente erosionados durante los procesos independentistas y las guerras civiles de la primera
mitad del siglo XIX. También se podría arriesgar la opinión que, en una suerte de simetría inversa,
otro de los ingredientes del liberalismo europeo --esto es, su visión de que el Estado debía limitarse a
cumplir funciones de defensa del orden y la propiedad— “quedó patas para arriba”, si se me perdona
la expresión. Esto fue así porque la destrucción que arrasó los aparatos administrativos y políticos
coloniales requería, por el contrario, que los emergentes Estados nacionales se enfrentaran con ta-
reas de reconstrucción institucional de una magnitud descomunal. No sólo debían hacerse cargo de
diseñarse y organizarse a sí mismos, sino también de intervenir en la construcción de las "nuevas"
sociedades y reentretejer los vínculos de estas sociedades con la economía global, rigiéndose ya por
nuevos códigos: las leyes de mercado, el respeto de las constituciones y la adhesión a la Pax Britanni-
ca (en este último caso, claro está, emergieron excepciones plenamente justificadas por las jerarquías
financieras y comerciales del mundo; por ejemplo cuando se redefinió bajo que Estado latinoameri-
cano se encontraría el control de una materia prima esencial como el salitre de la costa pacífica) .
10. Como se sabe, "la no re-elección y el sufragio efectivo" fueron los lemas que levantó Madero cuando cuestionó la legi-
timidad del régimen porfirista en 1910.
11. Esta circunstancia llevó a José Nun a proponer la categoría de “golpe militar de clase media” en su pionero artículo de
la década de 1960. “América Latina: la crisis hegemónica y el golpe militar” en Desarrollo Económico; Nº 22-23 (1966).
viniera, aunque, por supuesto, las respectivas capacidades para hacerlo dependían de los dispares
recursos de los que cada uno de ellos disponía.
Los actores políticos recurrían a los códigos para interpelar a los sujetos de variadas maneras. Como
se sabe, en la práctica lo hacían dirigiéndose básicamente a los hombres porque las mujeres recién
recibieron el derecho al voto en torno a mediados del siglo XX –las fechas que marcaron los límite
fueron 1938 en Uruguay y 1953 en México. Los distintos miembros de la ruling class, es decir los políti-
cos, los funcionarios, los militares, los caudillos, los curas, los patrones de base clientelar, así como los
propietarios de los medios de prensa escrita y oral de carácter masivo --la radio se transformó en una
herramienta política decisiva en esta etapa-- se dirigían a "las masas", aludiendo a ellas alternativa-
mente como clientes, como ciudadanos, como trabajadores, como fieles, como pueblo identificado
con un líder, o como "soldados de la nación católica en armas" marchando en contra de enemigos
externos e internos. El ingreso en la política de masas en América Latina, entonces, se canalizó si-
multáneamente a través de diversos carriles; algunos de ellos fueron heredados de etapas previas,
mientras que otros surgieron en el clima iliberal prevaleciente en la entreguerras. Me parece útil, en
ese sentido, extender la metáfora del Estado de Compromiso utilizada por Francisco Weffort y Edson
Nunes a la esfera del régimen político. En ese sentido, entonces, se puede definir a los regímenes
surgidos durante la etapa del ingreso de las masas a la política como "regímenes de compromiso", en
la medida que en ellos ningún código de reglas "detentaba una supremacía clara sobre los otros".12
Repasando lo anotado hasta aquí, se pueden destacar los rasgos en los que nuestros cinco casos di-
firieron de la experiencia europea del siglo XX. Como se desprende del sugerente texto de Luebbert
--lamentablemente poco utilizado en la academia latinoamericana-- a partir de la firma del tratado
de Versailles en cada uno de los tipos de regímenes políticos discutidos por dicho autor --esto es, las
democracias liberales, los fascismos, las social democracias escandinavas y las dictaduras tradiciona-
les-- se combinaron múltiples códigos de selección de los elencos estatales y de legitimación de sus
pretensiones de representación. Pero hubo una diferencia muy significativa entre ambos conjuntos
de casos, los latinoamericanos y los europeos. Mientras que en Europa, con la excepción de algunas
dictaduras tradicionales, una o dos reglas proveyeron el núcleo del recurso en última instancia del
régimen, en América Latina la debilidad de las anclas sociales de la política y el predominio de la
heterogeneidad político-cultural le confirieron un carácter provisorio a la fórmula; la mayoría de las
instancias de predominio de una regla sobre otras resultaron ser precarias, y por lo tanto reversibles.
Este fenómeno se presentó con claridad en la Argentina del primer peronismo, como apuntó con su
proverbial agudeza Halperín Donghi, porque en ese caso el propio eje del régimen político, el mismo
Perón, era quien promovía la precariedad de las reglas. Vale la pena, por ende, citar extensamente al
notable historiador argentino:
(La) concepción de la política (de Perón), que la reducía a una técnica para suscitar la obediencia,
privaba al veredicto del sufragio universal --a sus ojos tanto como a los de su adversarios- de buena
parte de su poder legitimante. Este hombre que supo como nadie obtener del electorado las respues-
tas que de él deseaba, había perdido hasta tal punto la fe política en el veredicto de la ciudadanía que
le hubiera permitido reconocer, como si lo hizo Yrigoyen, un signo seguro de su derecho a gobernar.
12. Cfr. Edson Nunes; A Gramática Política do Brasil. Clientelismo e Insulamento Burocrático; página 26.
Nunca advirtió a cuanto renunciaba al ver en sus victorias electorales tan sólo una confirmación de
su innato genio de conductor, que era a su juicio el que le confería ese derecho. A más de socavar
la única justificación irrefutable para su consolidación de gobernante legítimo, esa visión de la po-
lítica estaba muy lejos de corresponder a la práctica de Perón como conductor: lejos de imponer a
movimiento, Estado y sociedad la firmeza estructural y las claras líneas de autoridad propias de una
organización militar, éste se esforzó con éxito en mantenerlos en una permanente provisionalidad e
indefinición, que hacía que la única autoridad segura fuera la suya propia. (Cfr. La Larga agonía de la
Argentina peronista; Buenos Aires: Ariel, 2006; páginas 25-26)
El desenlace de 1955 sugiere que la autoridad de Perón no era segura, ni siquiera para algunos de sus
seguidores, es decir aquellos que no lo defendieron cuando un sector de las fuerzas armadas, apo-
yado por la iglesia católica y los partidos de oposición, logró derribarlo. Pero, se puede dar un paso
más. Más precisamente, proyectar hacia adelante la fascinante disección que hizo Halperin Donghi
del Perón de la primera presidencia, abarcando las décadas que siguieron hasta el retorno del pero-
nismo al gobierno en 1973. El "tirano prófugo", como lo bautizaron ingenuamente los militares que
lo echaron en 1955, llevó al pináculo de eficacia su arte del manejo de los permanentes movimientos
tácticos y la indefinición de las reglas con las que jugaba precisamente después de ser desalojado
del gobierno. Su genio político no se apagó cuando fue depuesto en 1955; por el contrario, en los si-
guientes dieciocho años sus diestras maniobras --es decir, las de privilegiar alternativamente el diálo-
go, la resistencia o la "guerra popular", entronizar a "delegados" de diferentes signos ideológicos para
hacerlos "tronar" cuando le convenía, promover la formación de una nueva dirigencia sindical, enviar
supuestos aviones negros a surcar los cielos argentinos preanunciando su próxima llegada, ordenar
el voto en blanco o disponer el apoyo circunstancial a políticos no peronistas, (entre las numerosas
movidas que maquinó desde el exilio)-- le permitieron a Perón contribuir a que en las elecciones de
1958, 1963 y 1973 vencieran los candidatos no favorecidos por los sucesivos gobernantes militares,
desestabilizar cuando a él le pareció a los respectivos triunfadores --es decir, Frondizi, Íllia y Cámpora,
este último designado por él mismo-- y forzar a las tres dictaduras militares instaladas entre 1955 y
1966 a abandonar el gobierno --derrotadas y plagadas de disensiones internas-- al fracasar en sus
intentos de sacarlo para siempre de la escena.13
La Argentina del período 1930-1983, entonces, constituyó el ejemplo extremo de la provisoriedad
que caracterizó a los regímenes del período de ingreso de las masas a la política. También Brasil
estuvo marcado por el mismo síndrome, especialmente en las etapas que respectivamente abrieron
y cerraron dicho período, es decir la primera administración de Getulio Vargas entre 1930 y 1945 y
la dictadura militar de 1964-1985. Getulio desplegó variadas fórmulas de régimen en aquellos años,
pero en ese plano sus logros fueron efímeros ya que no consiguió que se consolidara ninguna de las
fórmulas semi-democráticas o semi-autoritarias que propuso. Este fracaso contrastó con los induda-
bles logros en la construcción de instituciones burocráticas, tanto civiles como militares. Por su parte,
13. Estudié el surgimiento de una nueva dirigencia sindical argentina partir de 1955, también peronista pero con nuevos
personajes y reglas de funcionamiento. El Vandorismo, en competencia con Perón hasta su muerte en 1974 y de manera
casi indisputada hasta 1985, fue el actor predominante del peronismo sobreviviendo incluso el asesinato de Vandor, crea-
dor y líder del renovado sindicalismo, a manos de la guerrilla peronista en 1969. (Cfr. Sindicatos y política en Argentina;
Buenos Aires: Ediciones CEDES, 1985).
cuarenta años más tarde las prácticas de los gobiernos de las fuerzas armadas entre 1964 y 1985
incluso terminaron recurriendo a una práctica que capturó con justeza la esencia misma de la provi-
soriedad: la del casuismo. Como es conocido, la práctica del caso por caso fue aplicada por el gobier-
no militar especialmente cuando quería favorecer a sus partidarios en las elecciones, o perjudicar a
sus adversarios. Sin embargo, el régimen brasilero contuvo algunos ingredientes que se mantuvieron
relativamente inalterados durante el medio siglo abierto con el golpe de 1930 y que le confirieron un
grado de continuidad ausente en el caso argentino: 1) la legislación sindical implementada a partir de
1933 y que sobrevivió hasta la reforma constitucional de 1988; 2) el rol "moderador" que, a la manera
de Pedro II, asumieron las fuerzas armadas a través de su poder de veto; 3) la vitalidad del elenco de
políticos partidarios surgido en 1945, elenco que atravesó con una alta tasa de sobrevida las siguien-
tes cuatro décadas gracias a la bajísima lealtad que en la mayoría de los casos le demostraron a las
etiquetas de los partidos a los que eventualmente adhirieron sus miembros y 4) la estabilidad de las
burocracias públicas, tanto en la administración federal como en las empresas del Estado y los orga-
nismos descentralizados. Citar a Maria D’Alva Gil Kinzo Radiografia do quadro político brasileiro
Chile fue, seguramente, el caso más paradojal de nuestro grupo. Por una parte, se distinguió por la
continuidad de una hegemonía capitalista oligárquica que perduró por más de dos siglos y que fue
bastante más sólida que en los cuatro casos restantes. La notable capacidad adaptativa de la aristo-
cracia terrateniente constituida durante el siglo XVIII a partir de alrededor de doscientas familias del
"vecindario noble" del Valle Central --como señala Arnold Bauer, le permitió resistir los cambios en
el campo y, como resultado de ello, defender exitosamente sus prerrogativas políticas y económicas
hasta el aggiornamento de la legislación electoral en 1958 y las reformas agrarias del período 1967-
1972. Por otra parte, Chile fue el único país en América del Sur en el cual la fortaleza de una coalición
social y partidaria que se mantuvo unida durante casi dos décadas, le permitió a la izquierda llegar
al gobierno; estuvo a punto de triunfar en las elecciones de 1958 y, ya como Unidad Popular, venció
en 1970 y propuso una vía de desarrollo no capitalista dentro del marco democrático. La existencia
de un partido Comunista con sólida implantación en la clase obrera, nuevamente el único ejemplo
de América Latina, fue uno de los factores en que se apoyó dicha fortaleza. Esta combinación de “de-
recha” fuerte e “izquierda” también fuerte –si bien con muchos menos recursos que sus adversarios--
alimentó la construcción de un Estado muy eficaz para disciplinar a los trabajadores del campo y la
ciudad, pero que, a la vez, reveló una pertinaz incapacidad para desarmar las herramientas rentísticas
de los terratenientes, quienes prestamente encontraron aventajados discípulos en las prácticas de
apropiación de recursos públicos en la "burguesía" industrial. El resultado del despliegue de estos
clivajes sociales y políticos fue, en primer lugar, la formación de un Estado despótico pero débil; esta
debilidad no resultó ajena a la vigencia de una inflación que durante más de un siglo sometió a las
instituciones públicas a un sostenido proceso de corrosión. En ese sentido, resulta pertinente resca-
tar la imagen de Albert Hirschman, quien, en un notable texto escrito en 1965 definió a Chile como el
locus classicus de la inflación del continente. (Cfr. Journeys toward Progress; pag. 217).14 Los proyectos
desarrollistas que emergieron entre 1927 y 1967 abortaron o fueron bloqueados a través de la colo-
14. El largo siglo de inflación chilena fue minimizado por las corrientes de izquierda cuando triunfaron en 1970, mientras
que su interpretación fue deformada por la derecha al atribuir su origen a las inconsistencias de las políticas implementa-
das por demócratas cristianos y socialistas en el período 1964-1973.
nización del Estado por parte de los grandes empresarios y la eficacia de las argucias parlamentarias
de los políticos de derecha. En segundo lugar, el régimen político afianzó sus atributos republicanos
y liberales a partir de 1920, pero, al mismo tiempo, negó de manera drástica el principio de soberanía
popular a través de la legislación electoral, la administración de los comicios --controlada por los ca-
ciques y socios de la oligarquía en los ámbitos rurales-- el congelamiento de la ciudadanía política, y
la proscripción del comunismo. No quedaron resquicios, entonces, para que se filtraran las demandas
de ampliación de la ciudadanía: el corolario fue una democracia truncada. El principal acierto político
de la oligarquía chilena no fue, de todas maneras, bloquear la democracia, sino velar la verdadera
naturaleza de este desenlace no democrático. La vigencia del modelo restrictivo fue eficazmente en-
mascarado por un guión, seguido ad lítteram por actores y analistas, en el que los trazos destacados
fueron el pluripartidismo y el estricto cumplimiento de los plazos electorales.
Uruguay y México, en cambio, no compartieron el síndrome de provisoriedad y tutela militar de la
política que prevaleció en Chile, Argentina y Brasil, o al menos no estuvieron afectados por muchos
de sus rasgos. En Uruguay, el "muro" reformista del batllismo mostró serias "grietas" como, hace ya
medio siglo, señaló Carlos Real de Azúa en el lúcido ensayo citado más abajo. Pero el "impulso" repu-
blicano y democrático, sobre todo a partir de la sanción de la constitución de 1917, hizo de Uruguay el
único caso de democracia masculina en la América Latina de la primera mitad del siglo XX. La propor-
cionalidad, el respeto por las minorías, el voto secreto, la elección presidencial directa, los registros
electorales confiables, la implantación del plebiscito, la autonomía departamental y el despliegue
de mecanismos consociativos aseguraron, como el mismo autor subrayó, el funcionamiento de un
régimen político en el que se respetó el principio de la soberanía popular (limitado a los hombres), y
que tuvo escasos paralelos en un mundo que hasta 1943 estuvo dominado por el avance de diversos
modelos autoritarios.15 El proyecto batllista también incluyó la implementación de un amplio sistema
de seguridad social y la reordenación de la asistencia médica pública que, como señaló Real de Azúa,
configuraron junto a otros programas, la creación de un verdadero welfare state, de hecho uno de los
primeros en el mundo. (Cfr. El Impulso y su freno; páginas 38-39)
En México, el proceso fue mucho más turbulento y prolongado que en el caso uruguayo, pero el resul-
tado fue más duradero. El régimen de partido/estado demoró más de un cuarto de siglo en revertir la
militarización de la política desatada por el comienzo de la revolución en 1910. Porque como se des-
prende de los monumentales trabajos de Katz, Womack, Garciadiego y Knight, la revolución no fue
una, sino varias revoluciones que se sucedieron a partir de la contrarrevolución de 1913. Derrotada la
reacción encabezada por el general Huerta, se desató la guerra entre las dos facciones revoluciona-
rias, sin que la Constitución de 1917 y la derrota de los Convencionalistas de Villa y Zapata pusiera fin
a la violencia política. A partir de 1920 cada sucesión presidencial involucró rebeliones y asesinatos de
personajes centrales, amén de disputas dentro de la “familia revolucionaria" en numerosos estados
en torno al control de las gobernaciones, amén de la sangrienta guerra cristera desarrollada entre
15. De todos modos, la “consociatividad” del régimen uruguayo le reservó espacios institucionales significativos al nacio-
nalismo opositor, a pesar de que fue derrotado en todas las contiendas presidenciales hasta 1958. Este particular arreglo
constituyó ciertamente uno de los reaseguros de la dominación social, al oponer “frenos” a posibles avances democráticos
de mayor magnitud.
1926 y 1929 que se cobró casi 100.000 víctimas. Empero, precisamente a partir de 1929, el vencedor
de los cristeros, Plutarco Elías Calles, mostró la capacidad de encauzar políticamente los conflictos.
Lo hizo a través de la creación del Partido Nacional Revolucionario, movida que le permitió inducir o
forzar a los caudillos regionales a dirimir las disputas internas en el marco de un mecanismo en el que
la última palabra la tenía el "Jefe Máximo", o sea él mismo, y convertirse en el árbitro de las sucesio-
nes presidenciales a partir del asesinato de Obregón. Precisamente la última sucesión que digitó, la
de 1934, en la cual seleccionó a un general a quien presumía dócil como presidente, el michoacano
Lázaro Cárdenas, permitió que se diera la penúltima vuelta de tuerca al régimen político mexicano.
Claro que eso implicó el fin del Maximato, pues Cárdenas mandó al exilio a Calles cuando éste preten-
dió continuar ejerciendo su influencia; así se generó el espacio para reformar el partido y refundar
el régimen de la revolución. El ahora llamado Partido de la Revolución Mexicana se transformó en un
aparato corporativo de control ciertamente más efectivo, no sólo de las elites políticas y militares sino
también de las masas populares, al crearse los sectores Obrero, Campesino, Popular y Militar; como es
bien conocido, su promotor devino en el último gran caudillo militar de la revolución.
Cárdenas, por cierto, no se privó de ejercer las prerrogativas previstas por Calles; sin embargo, a la par
que promovió la progresiva purga de los militares del juego político --proceso que tuvo bastante de
auto-purga y que se materializó en definitiva en la década del 40-- dispuso otras medidas estratégicas
como la nacionalización del petróleo y el cumplimiento de las promesas de reforma agraria. El viraje
inducido por Cárdenas permitió superar dos riesgos polares: la militarización de la política, en un
extremo, y la consolidación de una dictadura personalista, en el otro. Así se dio origen al régimen po-
lítico más legítimo y estable de la etapa de incorporación de las masas a la política en América Latina
que, claro está, fue autoritario y civilista. Perduraría por más de medio siglo y por esa razón se convir-
tió en el único caso en que, a pesar de atravesar varias metamorfosis entre 1970 y 1994, un régimen
generado en la etapa de incorporación de las masas a la política sobrevivió hasta el fin del Siglo XX.
En los otros casos se fue armando un juego cuyas dos principales cartas eran, sólo aparentemente,
contradictorias: una, la amenaza, explícita o no, de intervención militar, y la otra, los bluffs a los que
recurrían los políticos y las elites --es decir los parceiros reais—utilizando como baraja al parceiro fan-
tasma, esto es el pueblo, recurriendo a la sugerente dicotomía que Weffort acuñó en 1963.16 Como
resultado de ello, la efectividad de la participación electoral de las masas estuvo fundamentalmente
vinculada a su potencial disruptivo –a través de paradójicas contribuciones a la ingobernabilidad—y
no a alimentar la legitimidad de los procesos de toma de decisiones, o a la promoción de la accounta-
bility de los funcionarios públicos electos. En un trabajo anterior, he destacado como esta modalidad
de funcionamiento de la política en la cual se “sedimentaban geológicamente” los conflictos evitando
resolverlos y generando sucesivas fugas hacia adelante. Una parecida observación en relación al mo-
delo de “industrialización dirigida por el Estado” que caracterizó a la Matriz Estado-Céntrica la realizó
Ocampo cuando señalaba que
… en lugar de modificar la estructura de protección para promover nuevas industrias, se superpusie-
ron capas de protección nuevas a las antiguas, lo que generó el patrón “geológico” de protección que
16. El artículo original de Francisco Weffort es citado por el mismo autor en O Populismo na política brasileira; 1978.
se convertiría en una característica esencial del modelo ... Esto se debió obviamente a la economía
política que caracterizaba al proceso, en la que la protección de un sector específico se consideraba
una “conquista” permanente del sector que se beneficiaba con ella.17
Los dilemas y conflictos de los regímenes de participación de masas quedaron temporariamente se-
pultados, no sólo en un sentido metafórico, por los regímenes militares fundacionales de la década
de 1970 surgidos en Uruguay, Chile y Argentina. No fue accidental que las respuestas más drásticas
a los cuellos de botella de la América Latina, que aspiraron a eliminar la política de cuajo, surgieran
en los tres países del extremo sur latinoamericano. En este "otro polo", al decir de Camôes, se mani-
festaron de modo más agudo las estrecheces del cul-de-sac al que había arribado la fórmula merca-
do-internista e intervencionista de la Matriz Estado-Céntrica, fenómeno que, a su vez, se asoció a la
desarticulación de los "pactos fiscales" de carácter implícito que habían sido uno de los mecanismos
centrales de la fórmula. Como señalé en un trabajo previo
... se produjo una exacerbación del conflicto distributivo, cuyas manifestaciones más notorias fueron
el pasaje de un régimen de inflación moderada a otro de alta inflación y la agudización del déficit
fiscal. (Cfr. Cavarozzi: "La Política: clave del largo plazo latinoamericano; página 135).
Además, los tres regímenes del sur que habían canalizado la inclusión y participación de las masas,
a menudo con el propósito de controlarlas, carecieron de los engranajes que amortiguaran las ten-
siones y permitieran, por ende, posponer el derrumbe. En cambio, en los casos de México y Brasil la
salida de la Matriz Estado-Céntrica no estuvo asociada a quiebres políticos; esta salida no fue ajena
a la circunstancia de que el oxígeno distributivo suministrado por el último envión desarrollista de
la década 1970 complementó la capacidad de los Estados de las dos economías más grandes de la
región para poder ejercitar la represión sin tener que recurrir a mecanismos de excepción. De todos
modos, también en Brasil, el régimen de la última etapa de incorporación de las masas sucumbiría
durante la década del 80 en un proceso menos dramático en lo político, pero igualmente penoso en
lo económico.
Esa década se abrió con la crisis de la deuda que afectó a toda la región, declarada inicialmente por
no otro que el secretario de Hacienda y Crédito Público de México en 1982, Jesús Silva Herzog, y se
cerró con las derrotas políticas que los militares brasileros y los políticos priístas experimentaron, res-
pectivamente, en 1985 y 1988. En México, de todos modos, Carlos Salinas, gracias a las habilidades
como alquimistas de los cómputos oficiales de colegas como Fernando Gutiérrez Barrios y Manuel
Bartlett, "ganó" las elecciones.18 Como examino detenidamente en la próxima sección, Salinas fracasó
en su intento de aggiornare al PRI sin tener que pagar el precio de una perestroika --el fantasma de
Mikhail Gorbachev era el personaje principal de las pesadillas que cotidianamente perseguían al po-
lítico mexicano, quien fue indudablemente el último gran politics-maker de su país. De todos modos,
sus maniobras pospusieron el desenlace por más de una docena de años ya que el PRI recién perdería
la presidencia en el 2000.
grupos guerrilleros, especialmente las FARC, ha generado una lógica muy particular que ha impreg-
nado la política a partir de la década de 1980. En estos países, ese curso ha quedado en buena me-
dida atado a los intereses de los “poderes fácticos” nacionales y extranjeros, tanto de los que operan
dentro de los marcos legales, como de los que lo hacen al margen de ellos.
El segundo eje parte del análisis de los mecanismos del régimen político que se perfilan en las so-
ciedades analizadas durante la primera década y media del Siglo XXI. Para ello recurro al mismo pro-
cedimiento que utilicé en la Sección II al examinar los rasgos de dichos regímenes en la etapa de
incorporación de las masas a la política. Señalaba en aquella sección que el derrumbe de los regí-
menes oligárquicos había abierto una Caja de Pandora al producirse el surgimiento de carriles de
representación y legitimación que eran, a la vez, competitivos y complementarios, fenómeno que
contribuyó decisivamente a que los regímenes de esa etapa tuvieran un carácter provisorio. A partir
de las transiciones de la década de 1980, el sentido de la democracia representativa ha variado; en
este caso me refiero a que los miembros de la ruling class que habitualmente habían recurrido a ca-
rriles alternativos de representación para promover y defender sus intereses y sus orientaciones valo-
rativas, tornaron de modo más sistemático a utilizar los carriles democráticos, sin ocluir o interrumpir
los procesos electorales, ni proscribir a los partidos políticos, ni asociarse a planteos militares.19 Esta
verdadera metamorfosis del régimen tiene dos caras; por un lado, los carriles no democráticos del ré-
gimen político experimentaron profundas transformaciones que no fueron del todo ajenas a la nueva
fisonomía del capitalismo y, en particular, a los diseños de los "domicilios arcanos" donde los dueños
del dinero se encuentran con los dueños del poder político, parafraseando nuevamente a Arrighi. Por
el otro lado, el carril de la democracia de partidos “perdió peligrosidad” al reducirse, aún más, la ya
escasa importancia que tenían "los programas" y acentuarse la dependencia de los partidos y de sus
miembros con respecto a la financiación de la dedicación a la política y de las campañas electorales;
también influyó la transformación de los políticos en meros cultores de imágenes, en desmedro de
la palabra, tal como Oscar Landi anotara sagazmente hace ya tiempo. Esta metamorfosis facilitó que
los titulares del poder económico lo ejercieran sin necesidad de ir en contra de la democracia de
partidos.
19. El tema del sentido lo desarrollo en "El sentido de la democracia en la América Latina contemporánea" en Perfiles
Latinoamericanos; N° 2 (Junio 1993).
"artificio" del Estado. Pero la ilusión de la primavera democrática y la promesa del paraíso del mercado
se disiparon al poco tiempo. La ilusión democrático sucumbió en el fragor de las hiperinflaciones que
entre 1985 y 1990 azotaron a Bolivia, Argentina, Brasil y Perú --aunque el síndrome afectó también,
más suavemente, a México, Uruguay y Venezuela; el paraíso del mercado, por su parte, probó ser un
espejismo arrasado por el efecto Tequila de fines de 1994 y por la crisis mundial desatada en 1997.
Quiero subrayar, por lo tanto, que debajo de las "democracias de libro de texto" de una década y de
las "reformas de manual" de los profesores de Chicago y sus discípulos de la siguiente, que cautiva-
ron por igual a políticos de viejo y nuevo cuño y a las ciudadanías latinoamericanas, se desplegó un
sostenido proceso de destrucción. En la década de 1980 se produjo un proceso que fue caracteriza-
do acertadamente por Frenkel y Fanelli como de ajuste caótico, designando como tal a la serie de
brutales ajustes que achicaron el Estado, desorganizaron la economía y dispararon el índice de Gini
hacia arriba como corolario del derrumbe de sucesivos intentos de ajustes heterodoxos; la coyuntura
abierta por el lanzamiento de los planes Austral en la Argentina (1985) y Cruzado en Brasil (1986)
representaron los ejemplos más notorios de estos ajustes que fueron el resultado paradójico del fra-
caso de los planes económicos y no de su éxito. Pero no fueron Argentina y Brasil los únicos casos de
ajuste caótico pues también Bolivia, Perú, Venezuela y México enfrentaron travesías parecidas bajo
Siles Suazo, Alan García (1985-1990), Jaime Lusinchi y Miguel de la Madrid. Los secretarios del tesoro
norteamericanos, James Baker y Nicholas Brady no hicieron más que agregar leña al fuego en esos
sombríos años de la segunda mitad de la década de 1980; sus recomendaciones de ajuste y reforma
estructural fueron una suerte de reedición, acuñada en el lenguaje y las prácticas de los economistas
del siglo XX, de las letales curaciones de los matasanos de la Europa antigua.
El primer tratamiento fue el plan Baker de 1985, basado en una hipótesis bastante extravagante: el
entonces secretario del tesoro de Estados Unidos postulaba que los países endeudados no necesita-
ban una reducción de créditos, sino, por el contrario, el aporte de nuevos créditos. Baker sostenía que
si los créditos se asociaban a reformas radicales, les permitirían a los países latinoamericanos salir de
la encrucijada y encontrar el camino para crecer y rembolsar todas sus deudas, antiguas y nuevas. Ya
entonces asomaba la píldora más dura del tratamiento: las "reformas estructurales". Los países endeu-
dados no sólo debían recomponer su liquidez, para lo cual se recomendaban los habituales planes
de ajuste presupuestario y correcciones de la moneda y de la tasa de cambio, sino que además de
acuerdo al diagnóstico de economistas como Milton Friedman, Arnold Haberger, los conocidos pro-
fesores de la Universidad de Chicago20, los países de la región debían recuperar la solvencia que, era
socavada supuestamente por el "artificial" sobredimensionamiento del Estado. Para ello se requería
que al ajuste, que de hecho el Fondo Monetario Internacional venía recomendando tozudamente
desde la década de 1950, se sumaran las reformas estructurales. Luego siguió el Plan Brady, es decir el
programa que el sucesor de Baker en el cargo de secretario del Tesoro, Nicholas Brady, implementaría
al fracasar el de su antecesor. La versión académica de las reformas --esto es, los programas de desre-
20. Haberger y Friedman generaron numerosos discípulos y seguidores en América Latina. Algunos de los más prominen-
tes fueron Carlos Rodríguez y Adolfo Diz (Argentina), Alejandro Vegh Villegas (Uruguay), Sergio de Castro y Rolf Lüders
(Chile), Roberto Campos (Brasil), Miguel Gil Díaz y Jesús Reyes Heroles (México), Gonzalo Sánchez de Losada (Bolivia) y
Moisés Naim (Venezuela).
gulación, privatizaciones y apertura comercial, al poco tiempo fue resumida, como es archiconocido,
en el célebre Consenso de Washington redactado por el economista John Williamson.
Ya a comienzos década de 1990 el ingreso de capitales de corto plazo permitió ocultar temporaria-
mente que las brechas que se habían abierto veinte años atrás no estaban cerradas.21 La destrucción
de la Matriz Estado-Céntrica siguió su curso durante la década del 90, sin que nada demasiado sólido
emergiera en su reemplazo.22 En la base misma del proceso de destrucción de la antigua matriz se
encontraba la radical redefinición del papel del Estado. Juan Antonio Ocampo dio en el blanco al
subrayar que la devastación que produjo en la región el reingreso en los mercados de capitales se
prolongó durante todo el último cuarto del siglo XX, y que, por lo tanto, no abarcó únicamente la
llamada "década perdida" de los 80. Ocampo subrayó, asimismo, un contraste fundamental: durante
el período abarcado entre 1930 y fines de la década de 1970, los Estados latinoamericanos, directa
o indirectamente, habían redistribuido recursos "hacia adentro" --entre el 2 y 3 % del PBI total de la
región. En cambio, a partir de la crisis de la deuda de 1980-1982, los Estados de la región se convir-
tieron en "cobradores" por cuenta de los actores externos --es decir, le extrajeron a sus sociedades
alrededor del 4 ó 5% del PBI para afrontar los pagos de los intereses y servicios de una deuda externa
que se había multiplicado por cinco en menos de un lustro. Sólo Chile, Costa Rica y Colombia pudie-
ron escapar de esa lógica de trituración; los dos primeros porque recibieron cuantiosos préstamos
externos oficiales --una excepcionalidad acordada entre el director del Fondo Monetario Internacio-
nal, Jacques de Larosière, y el chairman de la Reserva Federal de Estados Unidos, Paul Volcker, con el
blessing de los funcionarios de Ronald Reagan-- y en el caso de Colombia porque fue el único país
que había manejado prudentemente la expansión de la deuda externa en la década anterior y "se
benefició" con el aporte de los ingresos provenientes del narcotráfico.
A esta altura, se debe subrayar que, de hecho, fue en la década del 80 donde se comienza a perfilar
la excepcionalidad de la ruta chilena. Si bien, el apoyo político y económico que Pinochet recibió del
gobierno de los Estados Unidos fue un ingrediente imprescindible para el éxito de su empresa, no
puede ignorarse que los militares chilenos y sus ideólogos –apoyados consistentemente por casi la
mitad de la población chilena-- alcanzaron objetivos en los que fracasaron tanto las dictaduras mi-
litares de los países vecinos, como los gobiernos democráticos de las dos últimas décadas del Siglo
XX, es decir instaurar un modelo capitalista dinámico apoyado en la apertura de los mercados y en el
21. En realidad, el primer ajuste que incluyó las reformas ortodoxas preconizadas por el Consenso había sido encarado
cinco años antes por un régimen democráticamente electo; sus ejecutores, preanunciando el viraje que después pro-
tagonizaría en Argentina el peronismo menemista, fueron los viejos políticos nacionalistas del MNR boliviano todavía
comandado por Víctor Paz Estenssoro.
22. En cierto sentido, resultó paradójico que el modelo mercado-internista y de "crecimiento hacia adentro" predominan-
te desde entreguerras resultara tan vulnerable a los embates que sufrió desde el sistema económico mundial como el
modelo anterior de "crecimiento hacia afuera" que había perecido en los años que siguieron a la primera guerra mundial.
¿Porqué me parece una paradoja? Porque dos modelos orientados en direcciones bastante opuestas sufrieron por igual
la dependencia con respecto a la economía mundial. Mientras que el modelo de la belle epoque había proclamado como
su virtud principal la integración plena a los mercados comerciales y de capitales del mundo, en cambio, el surgido en
el período de entreguerras exhibió como rasgos centrales el proteccionismo, la autarquía, y en algunos casos un nacio-
nalismo económico extremo. A pesar de sus diferencias, ambos modelos sucumbieron cuando las condiciones externas
cambiaron.
surgimiento de una nueva clase de capitalistas que se benefició tanto con una dura legislación anti-
sindical sancionada bajo la dictadura militar, como por la demolición de las conquistas que las clases
populares chilenas habían logrado en materia de servicios sociales.
Pero retomando el hilo del argumento, no fue de extrañar, entonces, que a partir de fines de la década
del 80 los pobres de América Latina pidieran "menos Estado" uniéndose al coro que hacía décadas
integraban los ricos y sus ideólogos. La década del 90, con los pobres votando por Menem, Fujimori,
Collor de Mello, y por la alianza que encabezaban Víctor Paz Estenssoro y Gonzalo Sánchez de Loza-
da, líderes del MNR boliviano, cerraba la parábola de crecimiento, estancamiento y achicamiento del
Estado que había comenzado setenta años antes.23 Otro de los casos de la década de 1990 en que
efectivamente la votación de los pobres fue recapturada por antiguos defensores de las políticas
nacionalistas, pero ahora reconvertidos a la panacea neoliberal, fue el de los políticos del Partido
Revolucionario Institucional. El gobierno del PRI, presidido por Carlos Salinas de Gortari después de
su dudosa victoria en las elecciones presidenciales de 1988, logró en las siguientes elecciones, las par-
lamentarias de 1991 y las presidenciales de 1994, retornar al tope de las preferencias de los votantes
mexicanos con relativa comodidad y con una reducida dosis de manipulación electoral.
El caso mexicano, sin embargo, no llegaría a destacarse, sin embargo, por la habilidad política de Sali-
nas, sino porque expondría de manera dramática las falacias de la panacea neoliberal. El corolario fue
que en pocos años el régimen político más sólido de América Latina se transformaría en una armazón
frágil e incapaz de mantener el orden público. Los cuellos de botella de la Matriz Estado-Céntrica,
especialmente su crónica recaída en los déficits de balanza de pagos, no fueron resueltos por las
políticas adoptadas durante el período 1982-1994; por el contrario, terminaron siendo agravados. La
llamada crisis del Tequila lo demostró concluyentemente. El episodio mismo que la desencadenó --es
decir el anuncio formulado en Diciembre de 1994 por Jaime Serra Puche, el secretario de Hacienda
y Crédito Público del recién asumido presidente Ernesto Zedillo, de que México evitaría una maxide-
valuación produjo inmediatamente ese resultado. El país fue inmediatamente arrastrado por la caída
incontrolada del peso culminando un annus horribilis que contagió a prácticamente toda la región.
La cronología de los sucesos de 1994 brinda una vívida imagen de como se imbricaron los procesos
económicos y políticos en la crisis de la antigua matriz en la que había sido, sin duda, la versión nacio-
23. Como es sabido, las transiciones a la democracia se sucedieron entre 1978 (Ecuador) y 1990 (Chile), incluyendo a Perú,
Bolivia, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. En la siguiente década, en cambio, las transformaciones tuvieron otro con-
tenido; se generalizó la adopción de programas económicos de corte neoliberal por parte de un conjunto de gobiernos
constitucionales de la región, conjunto que abarcó asimismo a México y Venezuela. Las transiciones y los programas
neoliberales velaron, sin embargo, el fenómeno de destrucción de la antigua matriz de dirección estatal, sustitución de
importaciones, integración social y participación controlada de las masas que describí en la sección anterior. Los líderes
de la década del 80 --tipificados por Hernán Siles Suazo en Bolivia (1982-1985), Raúl Alfonsín en Argentina (1983-1989),
y el primer Alan García en Perú (1985-1990)-- nos deslumbraron inicialmente con su ethos democratizante, y que los
hiper-presidentes del 90 --algunos de cuyos ejemplos notorios fueron Paz Estenssoro, Menem y Salinas-- se convirtieron
en personajes de resonancia mundial al abrazar las ideologías del libre mercado a pesar de provenir de partidos con una
tradición nacionalista y dirigista; sin embargo, unos y otros no hicieron más que presidir un cuarto de siglo de estanca-
miento económico y creciente desigualdad. Fue más bien, lo subrayo nuevamente, un fin de época que el comienzo de
una nueva. Los países de la región fueron transformados, en realidad, por la desarticulación de los pilares de la matriz an-
terior más que por la erección de nuevos mecanismos que organizaran pautas de conducta alternativas de los individuos
y las empresas privadas.
nal más perdurable. En sólo once meses se vino abajo un régimen que había sido edificado laboriosa-
mente durante décadas sobre la base de uno de los mitos más potentes del siglo XX latinoamericano:
la de una epopeya revolucionaria revitalizada en la década del 30 por Lázaro Cárdenas con la reforma
agraria y la nacionalización del petróleo y cimentada en el diseño y la implementación efectiva de
un conjunto de mecanismos de control, represión y cooptación armados desde la cúpula del poder
político que impregnaron completamente a la sociedad mexicana. Desde Calles hasta López Portillo,
cuyo mandato culminó precisamente cuando estalló la crisis anterior, es decir la de la deuda en 1982,
los sucesivos presidentes habían aceitado y ampliado aquellos mecanismos. Sin embargo con el fin
del sexenio de López Portillo, a la magnitud de la crisis externa se sumó la evidencia del agotamiento
de los políticos tradicionales del PRI --a quienes la calificación de "dinosaurios" se aplicó a partir de
esos años con total justeza. Este agotamiento se manifestó en la incapacidad política del sucesor de
López Portillo, Miguel de la Madrid, quien no atinó a reactivar las herramientas de cooptación y re-
presión ni a intentar seriamente promover una apertura democrática. La enorme repercusión de los
desaciertos de de la Madrid --ampliados aún más por el lente de aumento de la ineficacia del Estado
mexicano para reaccionar frente al sismo de 1985-- revelaron que no se trataba únicamente de eje-
cutar tecnocráticamente medidas de ajuste, sino que se requería de audacia, y también de una dosis
no menor de inteligencia, para reconstruir la menoscabada autoridad presidencial sobre la base de
una renovación del régimen político. De la Madrid y la cúpula dirigencial del PRI carecieron manifies-
tamente de dichas virtudes.
La impotencia del Estado federal para lidiar con el terremoto en la misma capital del país profundizó
aún más la grieta en la hegemonía del partido/Estado. Estas carencias y el manto de opacidad con
que se intentó ocultarlas, llevaron a que el PRI se dividiera en 1987-88. El candidato disidente a la pre-
sidencia, Cuahtémoc Cárdenas, prestigiado por añadidura por ser el hijo de Lázaro, obtuvo al menos
un tercio de los votos en 1988, según reconocieron los cómputos oficiales, que fueron ostensible-
mente manipulados. La trampa que benefició al ganador, Carlos Salinas de Gortari, aparentemente
un tecnopol con escasa prosapia partidaria, destapó, sin embargo, a un político de inusitada habilidad
táctica y con una clara estrategia acerca de cómo superar el bache. El nuevo presidente maniobró
para aislar, por una parte, a la oposición de "izquierda" representada por el Partido de la Revolución
Democrática (PRD) fundado por Cárdenas y otros disidentes del PRI y, por la otra, para abrir espacios
a nivel sub-nacional a los opositores de "derecha" de la antigua agrupación católica, anti revoluciona-
ria y liberal, el Partido Autonomista Nacional (PAN), reconociendo por primera vez el triunfo electoral
de un candidato a gobernador no priista --en Baja California en 1989, al que se sumaron un par más
de gobernadores opositores, siempre del PAN, en los siguientes años.
Salinas indujo, entonces, una verdadera revulsión en el sistema partidario mexicano que inicialmente
lo favoreció, pero que a la larga produjo resultados que, seguramente, él no deseaba. Todo ello lo llevó
adelante, por supuesto, sin abandonar las acendradas tradiciones priístas de manejo absolutamente
discrecional de las reglas, incluidas las electorales. Salinas llegó a promover "interinatos" de gober-
nadores en la mitad de los estados cuando los resultados no se ajustaban a sus previsiones o cuando
el candidato priista "triunfante" resultaba un fiasco -- y reiteró la confusión total de lo público y lo
privado, especial aunque no únicamente, cuando se trataba de alimentar los peculios de los jerarcas.
Paralelamente, empero, promovió la creación de una suerte de ministerio electoral, como lo llamó Al-
berto Aziz: el Instituto Federal Electoral (IFE), inspirado por un intelectual prestigioso que hizo gala de
profesionalismo e imparcialidad. Este politólogo --primero fungiendo como Consejero Ciudadano y
más adelante ocupando la presidencia del instituto-- logró que la celebración de elecciones federales
dejara atrás muchas de las trampas del pasado.24 Salinas borró a los partidos satélites --partidos sub-
alternos no competitivos, como barrocamente los calificó el ya mencionado Woldenberg-- que el PRI
había manejado durante décadas para alimentar la ficción de un sistema pluripartidario; logró que el
PAN se transformara en una oposición más verosímil y propensa al acuerdo, pero que no tenía a esa
altura grandes chances para ganar la presidencia y, de paso, relegó al PRD al tercer lugar tanto en las
elecciones de 1991, como en las de 1994. El PRD se mantendría en un lejano tercer puesto también
en las siguientes elecciones presidenciales, las del 2000, pero la coda de ese último año ya no sería
mérito de Salinas, sino responsabilidad de los propios dirigentes perredistas y sus desaciertos.
El logro más destacado de Salinas, de todos modos, fue en el campo de la economía: la aprobación
del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá que el senado norteamericano votó
finalmente en Noviembre de 1993, después de varios años de arduas negociaciones. Y ese mismo
mes Salinas, refirmando las más puras tradiciones autoritarias e hiper-presidencialistas mexicanas,
destapó a su candidato, y seguro ganador, de las elecciones presidenciales de 1994, Luis Donaldo
Colosio, secretario de Desarrollo Social, un verdadero superministro que manejaba lo que, en la prác-
tica, se había convertido en un partido de gobierno bis, el Pronasol. Así culminaba un año en el que
la refundación salinista del priísmo parecía haber cerrado la larga década de infortunios económicos
y políticos inaugurada con el default de 1982.
No resultó así. Como bien se sabe, 1994 probó desde el minuto inicial que tanto la salida de la crisis
de la deuda, como la reconstrucción de la autoridad política de la presidencia mexicana, habían sido
un espejismo. Sin embargo, lo más sorprendente no fue el derrumbe del peso en Diciembre de 1994
--que constituyó el episodio que cerró una “crónica del desastre anunciado” por numerosos analistas
y consejeros extranjeros desde Lloyd Bentsen, secretario del Tesoro de Bill Clinton, hasta Rudiger Dor-
nbusch, economista del MIT, ante la evidencia que los inversores de capitales de corto plazo huirían
de la moneda mexicana más temprano que tarde dado que el mantenimiento del abultado déficit
externo, producido por la sobrevaluación del peso, resultaba a todas vistas insostenible.
Lo más inesperado del final de la presidencia de Salinas y del traspaso del mando a su sucesor, fue
la serie de reveses políticos que sufrió el gobierno priísta durante todo el año de 1994, comenzando
por la rebelión zapatista iniciada la noche misma de año nuevo. Ese 1 de Enero el Ejército Zapatis-
ta de Liberación Nacional (EZLN), un grupo armado compuesto por cientos de indígenas de etnias
24. José Woldenberg es a quien me refiero. Cfr. Alberto Aziz Nassif, "El rompecabezas salinista: recuento político de un
gobierno" en Marcelo Cavarozzi (coordinador), México en el Desfiladero: los años de Salinas; México, FLACSO/Juan Pablos
Editor, 1997; página 74. Woldenberg, un politólogo graduado en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México),
jugó un papel decisivo en la transformación del Instituto Federal Electoral (IFE) en un organismo con la capacidad de con-
trolar, en buena medida, la limpieza de las elecciones a nivel federal. No sucedió lo mismo en las elecciones estaduales,
donde en muchos casos los parecidos organismos que operaban en la órbita subnacional continuaron manipulando los
resultados.
rol central. Fueron en total 53.000 millones de dólares con los cuales se creó un fondo de estabiliza-
ción que se usaría en caso que México no dispusiera de recursos propios para hacer frente a los pagos
de su deuda externa, lo cual no era para nada descartable, dada la fuerza de la corrida contra el peso.
El presidente Clinton utilizó 20.000 millones del Exchange Stabilization Fund (ESF), al cual el ejecutivo
norteamericano podía recurrir sin requerir autorización del congreso para apuntalar la creación del
fondo de emergencia; la medida no dejó de tener algo de arbitrario, pues Clinton escogió la vía de ESF
sólo después que el congreso de su país demorara la concesión de ayuda a través de una ley. México,
como consecuencia de la ayuda norteamericana, evitó el default y retomó la senda de la baja inflación
... al precio de descender a tasas aún más bajas de crecimiento. Lo que Clinton no pudo evitar, obvia-
mente, fue el continuado deterioro de la figura presidencial --que se había iniciado a las dos semanas
de inaugurado el período-- y todavía mucho más significativamente, que este deterioro arrastrara de
modo inexorable al PRI. Zedillo se desentendió de la suerte de su partido, incluyendo el steering del
proceso sucesorio, que había sido una de las tareas centrales de todo presidente mexicano desde
Calles en adelante. Se inició así un proceso de cambio profundo que comenzó por el mismo núcleo
político mexicano, el régimen presidencialista autoritario asentado en el PRI, y que, no sorprendente-
mente, abarcó a la sociedad en su conjunto. En realidad, a pesar que tanto los pensadores liberales del
estilo de Enrique Krause, como quienes querían construir una social democracia a la mexicana, entre
ellos Porfirio Muñoz Ledo y otros ex disidentes del PRI, se ilusionaron con la posibilidad de México
ingresara en la ruta de construcción de una poliarquía de libro de texto con tres partidos ordenada-
mente ubicados en la izquierda, el centro y la derecha, en realidad el país comenzaba a internarse
por un sendero que era exactamente lo contrario: la destrucción del México revolucionario sin que
nada ocupara el vacío. Sergio Zermeño captó agudamente este proceso en sus albores acuñando la
imagen de la "sociedad derrotada": en 1996 ya se refirió a un "México roto", que según el sociólogo
mexicano incluía al menos a la mitad de la población, tanto a los "que nunca fueron integrados por
la modernidad del modelo anterior (es decir el Estado-céntrico, MC)" y aquellos otros que agregó "la
pedacería dejada por la 'década perdida' y el shock neoliberal".25 La conclusión del primer acto de la
saga fue, ciertamente, la inobjetable y concluyente derrota del candidato priísta, Francisco Labastida,
en las elecciones presidenciales de 2000.
¿Porqué me he detenido para describir detalladamente los rasgos del proceso político mexicano du-
rante el período 1988-2000? Porque México constituye una metáfora elocuente de la peculiar con-
fluencia que se produjo a fines del siglo XX en toda la región. No fue, como resulta obvio, el final feliz
que había predicho Fukuyama en su renombrado ensayo --es decir la conjunción virtuosa de demo-
cracia y mercado-- sino la confluencia de dos fracasos, es decir la suma de los fracasos de la democra-
cia y el mercado para materializar los milagros que el profeta académico había prometido al anunciar
el fin de la historia. Es decir, hubo (y hay) "más democracia" y "más mercado", pero los avances de una
y otro no contribuyeron a resolver los dilemas económicos y políticos enfrentados por América Latina
en el ocaso del siglo XX. En México la confluencia fue, además, particularmente tortuosa. El temor de
Salinas de convertirse en un Gorbachev tropical y protagonizar la versión latinoamericana de la per-
estroika determinó que, en contraste con los casos sudamericanos de salida de dictaduras militares,
25. Cfr. Sergio Zermeño, 1996. La sociedad derrotada. El desorden mexicano del fin de siglo. México: Siglo XXI; página 170.
el mercado llegara en México antes que la democracia. La democracia, o mejor dicho una promesa
verosímil de su materialización, recién advino una década y media más tarde, en 2000. Empero, la
reversión de la secuencia sudamericana no le sirvió de mucho a México: sufrió, al igual que los países
del sur, las tribulaciones de la "media década perdida". Más aún, durante la siguiente década la demo-
cracia electoral --ciertamente empañada por un nuevo resultado dudoso, el de 2006-- no consiguió
consolidar el sistema tripartidario emergente --de hecho tanto el PAN y el PRD van camino de con-
vertirse en una nueva versión de los partidos "subalternos no competitivos" a los que se refería Wol-
denberg, y el Estado mexicano quedó aún más arrinconado ante el colapso del orden público que se
profundizó durante la segunda presidencia panista, la de Felipe Calderón (2006-2012). Como señalo
en la próxima sección, el segundo acto de la saga inaugurada en la década de 1990, completando la
ominosa imagen de Zermeño, podría llegar a ser un "Estado derrotado".
Resumiendo el argumento; cuando me refiero al "doble fracaso" no estoy afirmando que los procesos
de democratización y de remercantilización no hayan avanzado en las tres décadas recientes. Por el
contrario, si se compara la América Latina de 2014 con la de 1980, ciertamente hay más mercado y
hay más democracia, o quizás con más propiedad, hay menos Estado y menos autoritarismo. Lo que
pretendo enfatizar, a riesgo de repetirme, es que, por lo menos hasta principios del siglo XXI, con la
excepción parcial de Chile, la combinación de democracia y mercado no se articuló como una fórmu-
la alternativa a la destruida Matriz Estado-Céntrica. El mercado, en todo caso, no se impuso porque
sus ideólogos convencieran, sino porque la fuerza arrasadora de la globalización que comenzó en
el segundo lustro de la década de 1970 derrumbó las fronteras comerciales, financieras y culturales
que las sociedades latinoamericanas habían erigido durante el medio siglo anterior. Por su parte, la
democracia venció sus contrincantes por walk over, si se me permite una metáfora deportiva; los ad-
versarios, anteriormente temibles, estaban replegándose cuando sobrevinieron las transiciones. En
esa lista de adversarios, por supuesto, figuraban prominentemente las dictaduras militares, tanto las
burocrático-autoritarias o´donnellianas como las fundacionales que, al decir de Garretón, se implan-
taron en la siguiente década. Empero el elenco de regímenes autoritarios en retirada también incluyó
a la fórmula del partido único mexicano y a los regímenes sultanísticos sobrevivientes hasta casi fi-
nes de siglo, como el de Stroessner en Paraguay y el más benigno, pero igualmente anti-democrático,
de Joaquín Balaguer en la República Dominicana.26 A pesar que algunos presidentes de la década
de 1980, como Hernán Siles Suazo, Raúl Alfonsín y Alan García, despertaron inicialmente la ilusión
de una democracia que refundara la política de sus países, ellos protagonizaron, por el contrario, un
verdadero eclipse de la política. El corolario del período 1980-2000 fue, por ende, la conformación de
democracias by default.
26. Realmente, el caso de la República Dominicana, no incluido en este texto, merece un comentario. A pesar de promo-
ver una suerte de distençao a la Geisel, Balaguer, un ex ministro del tirano Trujillo, tuvo la habilidad de mantener algunos
de los rasgos centrales de la dictadura trujillista --es decir el patrimonialismo a ultranza, la cooptación de los posibles
opositores, el microcontrol de las redes de poder social y el ejercicio selectivo de la represión; sobre esas bases dominó la
escena política dominicana hasta fines del siglo XX.
gobiernos durante el Siglo XXI.28 Por otra parte, los rasgos principales de las tres rutas comenzaron a
perfilarse hacia fines de la década de 1980, cuando coincidieron hitos que marcaron una divisoria de
aguas. La dictadura pinochetista perdió el plebiscito de 1988 abriendo el cauce para la instalación de
gobiernos popularmente electos por primera vez desde 1970. A su vez, este evento prácticamente
coincidió tanto con la celebración de la primera elección presidencial popular en Brasil después del
fin de la dictadura militar , como con el lanzamiento de la estrategia de Carlos Salinas de integración
económica de México con los otros países de América del Norte dentro del NAFTA (North American
Free Trade Association).
La excepcionalidad de Chile se remontaba más temprano, sin embargo: hasta principios de la dé-
cada. El país comenzó a ser excepcional a partir de 1980-1982, y especialmente desde 1985, cuando
logró salir del pozo en que había caído como resultado de las políticas económicas que la dictadura
pinochetista había implementado durante el período 1973-1980. La excepcionalidad tuvo mucho
que ver con la circunstancia que Chile no sufrió la “década perdida”, lo que favoreció que la transición
del autoritarismo tuviera un curso diferente al resto de los países de América del Sur. Como ya anoté
más arriba, el apoyo económico de Estados Unidos y del FMI que recibió el gobierno de Pinochet
a principios de la década de 1980 no sólo le permitió al dictador superar la encrucijada en que se
encontraba Chile en esa coyuntura –el nivel de desempleo en 1982 había superado el 20 por ciento
como resultado de una caída del PBI para el trienio 1980-1982 de alrededor del 15 por ciento.29 El
efecto más importante de la ayuda, que cobró tanto una dimensión simbólica como material, fue que
el Estado en Chile escapó de la morsa que apretó al resto de sus contrapartes de la región que se con-
virtieron en penosos agentes del pago de una deuda externa que se elevaba a proporciones mucho
más elevadas del PBI que lo que había sido históricamente.30 Como bien se sabe, el corolario de este
fenómeno no fue que países como Bolivia, Perú, Brasil o Argentina pudieran pagar la deuda, sino que
en el intento fallido de hacerlo, Estados que ya prestaban sus servicios de manera precaria y desigual
lo hicieran todavía de manera más insatisfactoria, especialmente en el caso de los sectores de la po-
blación que sufrían más carencias. La paradójica consecuencia de este contraste fue que el Estado
que promovía su propio achicamiento en aras del predominio del mercado apareció reforzado en su
rol, mientras que los Estados que defendieron hasta fines de la década de 1980 enfoques estatistas y
dirigistas –incluidos los planes heterodoxos para combatir la inflación como el Austral argentino y el
Cruzado brasileño—se desprestigiaron y perdieron la capacidad de prestar las más básicas funciones
estatales. De esa manera, se abonó el terreno para la prédica de los defensores del neoliberalismo en
la siguiente década en casos como Argentina, Perú y Brasil, quienes ya no necesitaron, como si fue el
28. De todos modos, resulta obvio que en Chile y Brasil es mayor la afinidad del gran empresariado con las coaliciones
opuestas a la Nueva Mayoría (la Concertación hasta 2013) y al PT. Tanto la Alianza (es decir, la coalición de la UDI y RN)
en Chile, como el conglomerado partidario liderado por los candidatos presidenciales del PSDB en Brasil han tendido a
recibir el apoyo político de los empresarios nacionales de mayor peso.
29. La exitosa superación por parte del dictador chileno de la encrucijada en que se encontraba a principios de la década
de 1980 también se debió a la habilidad con la que Pinochet maniobró frente a las protestas populares, que fueron dura-
mente reprimidas, y frente a los cuestionamientos surgidos en su propio frente interno.
30. En varios casos, como en Brasil y Argentina, el Estado asumió también la deuda contraída por empresas privadas, que
era aproximadamente igual a la original del sector público.
caso de Pinochet, de la mano dura para imponer proyectos de reforma estructural. De todos modos,
a medida que avanzaba la década de 1980 el sustento de legitimación de la dictadura chilena fue
variando gradualmente: de un gobierno que basaba su legitimación en su eficacia para “poner en su
lugar a los marxistas”, a otro que la basaba en el éxito de sus programas económicos.
La diferente trayectoria que siguió Chile durante la década de 1980 dejó, claro está, su legado. El con-
traste con el resto de América del Sur se fue tornando cada vez más marcado. A fines de esa década
los presidentes de la primera etapa democrática habían atravesado, y no resuelto, las crisis económi-
cas de 1988-1990 y tuvieron que pagar el costo político por ello. Sarney en Brasil, Alan García en Perú
y Alfonsín en Argentina –como así también sus partidos-- y Lusinchi en Venezuela, fueron repudiados
por la ciudadanía que votaron a líderes y partidos que se presentaron como lo opuesto a aquellos a
quienes reemplazaron; las políticas estatistas aparecieron como los responsables de las crisis.31 No
resultó sorprendente, entonces que los sucesores, Collor de Mello, Fujimori, Menem e incluso Carlos
Andrés Pérez, propusieran soluciones que implicaban dar un giro de 180 grados y adoptaran políticas
bautizadas como neoliberales. En cambio, en Chile la coyuntura tuvo un sentido totalmente diferen-
te; el frente opositor que triunfó en las elecciones presidenciales de 1989 claramente basó su cam-
paña en el rechazo del carácter autoritario del gobierno militar, y no en una crítica al enfoque de sus
políticas económicas. Chile se instaló, entonces, en una ruta en la que, imaginaria y materialmente,
se “alejaba” de un continente atrapado por el cepo de la deuda y sumido en la alta inflación; la crítica
explícita, y a veces implícita, al pasado no se limitó a la dictadura pinochetista sino también alcanzó a
la memoria de la Unidad Popular. En otras palabras, se confirmaba el abandono tout court de la Matriz
Estado-Céntrica --es decir, de la idea de construcción política de una sociedad industrial. Esa condena
se centró en los rasgos negativos que enmarcaban el derrumbe de la MEC, pero también abarcó la
etapa previa de construcción de Estados enfocados en la incorporación social y política de sectores
excluidos. Resultó apropiado para la confirmación de la imagen de una “isla que se alejaba del caos”
el iceberg que el país envió como símbolo a su pabellón en la feria mundial de Sevilla de 1992, ya con
Patricio Aylwin en la presidencia.
El rasgo distintivo que caracterizó a la ruta chilena a partir del último cuarto del siglo XX fue, entonces,
la de una sociedad que mayoritariamente dejó atrás la idea y las prácticas de la construcción colec-
tiva de una matriz societal definida por la tutela estatal de las diferentes clases sociales, incluidos los
trabajadores organizados y los empleados públicos. Es cierto que el Chile del siglo XX había genera-
do y reforzado vínculos jerárquicos y también había consolidado una distribución extremadamente
desigual de la riqueza. Pero era igualmente cierto, al mismo tiempo, que la política chilena a partir
de la década de 1920 había contribuido contradictoria, pero decisivamente, a articular mecanismos
institucionales e informales que habían provisto los canales para implementar entre 1964 y 1970 una
reforma agraria efectiva que había erosionado seriamente el poder oligárquico en el campo y pos-
31. En realidad Bolivia resultó el caso precursor, pues la condena ciudadana al estatismo del primer presidente democrá-
tico, Hernán Siles Suazo, se dio tempranamente en 1985 y llevó al triunfo de Víctor Paz Estenssoro, del otrora nacionalista
y estatista Movimiento Nacionalista Revolucionario, quien encaró una dura política de ajuste y reestructuración de signo
neoliberal a partir de aquel año. Carlos Andrés Pérez en Venezuela representó otro ejemplo de la nueva tendencia, aun-
que en su caso él llegó a la presidencia sucediendo a otro político de su propio partido en 1989, el también Adeco Jaime
Lusinchi.
teriormente, durante el gobierno de la Unidad Popular, habían abierto una grieta en la dominación
social por la cual se filtró una verosímil propuesta de “vía no capitalista de desarrollo” apoyada por los
partidos de izquierda y los sectores progresistas de la democracia cristiana y que promovió la incor-
poración de los sectores excluidos hasta entonces, es decir los campesinos y los pobres urbanos.
Durante los cuatro gobiernos que encabezó entre 1990 y 2010, la Concertación triunfante en 1989
no se apartó significativamente de los lineamientos heredados del gobierno militar. Esa orientación
la reconoció más tarde el ministro de Hacienda de Patricio Aylwin, el político demócrata cristiano
elegido presidente en 1990. Alejandro Foxley, que de él se trata, elogió los programas de Pinochet
como “una contribución histórica que terminó cambiando el modo de vida de todos los chilenos para
bien, no para mal”.32 Las políticas sociales implementadas por los gobiernos de Aylwyn, Frei, Lagos y
Bachelet (2006-2010), en conjunción con el sostenido crecimiento económico apoyado en el boom
del cobre, redujeron drásticamente la pobreza partir de 1990. Sin embargo, la coalición gobernante
de centro-izquierda no modificó el sesgo privatista del modelo heredado; incluso en algunas áreas lo
acentuó. Por una parte, la extrema disparidad de ingresos y de acceso a los servicios que predominó
Chile hacia finales de la dictadura, convirtiéndolo en uno de los países más desiguales del mundo, no
fue revertida en las siguientes dos décadas. Los servicios de educación, salud y seguridad social con-
tinuaron estando mayoritariamente a cargo de prestadores privados con una alta correlación entre
calidad y precio y el correlativo foco en el lucro; los hospitales y las escuelas públicas no recibieron un
financiamiento que permitiera su funcionamiento adecuado.
Por otra parte, la expansión de producción de cobre que convirtió a Chile en el primer productor
mundial del mineral –era el tercero en 1990— trajo consigo el consiguiente alza del monto de las
exportaciones, que se multiplicaron por ocho entre 1990 y 2010 medidas en precios a dólares corrien-
tes. Ahora bien, prácticamente todo ese aumento fue generado por empresas privadas, mientras que
hasta 1990 la participación del sector privado en la producción de cobre había sido muy reducida.
En conclusión, como titula Garretón en uno de sus libros más recientes, la experiencia de la Concerta-
ción fue una de neoliberalismo corregido y progresismo limitado. Chile representa el caso más claro
de una ruta centrada en la total apertura de la economía, las privatizaciones y la desregulación en
donde el fenómeno de una revolución capitalista promovida por un gobierno despótico ha generado
un escenario político plenamente renovado a pesar de la subsistencia de actores del pasado, como
los socialistas, los comunistas y los demócrata cristianos. Es cierto que la arquitectura partidaria ha
recuperado su posición como eje de la escena política después que el ex-dictador Pinochet perdiera
la influencia institucional e informal que mantuvo hasta ser puesto en prisión en Londres en 1998. Sin
embargo, la circunstancia que fuera una acción exógena al sistema político chileno la que marcara el
eclipse de Pinochet --esto es la detención promovida por el juez español Baltasar Garzón en Inglate-
rra que lo mantuvo recluido durante más de un año-- constituyó un indicador de la "levedad" de la
democracia chilena hasta fines del siglo XX.33 Ese, y otros "enclaves autoritarios" --como los denominó
32. Citado por Carlos Huneeus, La Democracia semisoberana. Chile después de Pinochet. Santiago: Taurus, 2014; página
521.
33. Pinochet continuó ejerciendo la comandancia en jefe del ejército chileno hasta marzo de 1998, es decir hasta ocho
años después de haber transferido la presidencia al opositor Patricio Aylwin. Precisamente en su discurso de despedi-
acertadamente Manuel Antonio Garretón-- perduran todavía en cierta medida y son uno de los fac-
tores que explican porque Chile continuó transitando un sendero aparte.
El contraste de Chile con Brasil no puede ser más evidente: en el primer caso se produjo una revo-
lución capitalista autoritaria promovida por la dictadura que cambió de raíz la matriz social sin que
los gobiernos democráticos posteriores modificaran sustancialmente ese curso. En el segundo, en
cambio, los gobiernos de la transición a la democracia se enfrentaron con una situación económica
muy seria en 1985 que se agravó aún más a fines de esa década cuando los cuellos de botella del es-
tatismo desarrollista se intensificaron a raíz de la crisis de la deuda. El curso seguido a partir de 1990
no se apartó en demasía de los trazos esenciales de la MEC latinoamericana precisamente a partir de
reiterar el acendrado estilo propio de cambio –es decir, abriendo nuevos etapas sin cerrar las anterio-
res. La ruta brasileña continuó caracterizándose, entonces, por la acumulación de sucesivas etapas
de desarrollo; a partir de 1930 este proceso “sedimentario” había promovido la imbricación del sector
privado y el Estado descansando en el cierre de la economía, la creación de empresas públicas y la
regulación de las relaciones de clase. El sesgo estatista se atenuó considerablemente a partir de la
llegada de Fernando Henrique Cardoso al ministerio de hacienda en 1993 y su posterior acceso a la
presidencia dos años más tarde. El éxito de las medidas antiinflacionarias conocidas como el Plano
Real no sólo corrigió las distorsiones macroeconómicas más graves; le permitieron a Cardoso, asimis-
mo, triunfar en dos elecciones presidenciales consecutivas; las de 1994 y 1998. También se encaró la
privatización de empresas públicas marcando la reversión del largo ciclo estatista iniciado sesenta
años antes; una de las privatizaciones más importantes fue la de Vale do Rio Doce, la productora de
hierro y níquel más grande del mundo, en 1997. De todos modos, tanto la desregulación de la econo-
mía, como la apertura comercial avanzaron más tibiamente que el proceso de privatización.34 La crisis
de la “media década perdida” afectó fuertemente a Brasil; las medidas que Cardoso se vio obligado a
tomar a partir de 1999 si bien impidieron que el país sufriera una debacle catastrófica como Argentina
–que también había recurrido a la apreciación cambiaria y la entrada de capitales de corto plazo en la
década de 1990, deterioraron seriamente la popularidad del gobierno y del Partido da Social Demo-
cracia Brasileira (PSDB) integrado por disidentes del PMDB a partir de 1988. En la siguiente elección
presidencial de fines de 2002, el candidato del PSDB y antiguo colega de FHC, Jose Serra, fue clara-
da del cargo militar, el ex dictador se enorgullecía del "mantenimiento del modelo económico y las reformas sociales
emprendidas" durante su gobierno. Pocos meses después, Pinochet fue encarcelado en Londres; su desmoronamiento
político culminó seis años más tarde cuando el senado norteamericano reveló los pormenores de una investigación que
puso en descubierto que el militar tenía cuentas secretas en el Banco Riggs de aquel país, así como en otras instituciones
extranjeras, bajo nombres falsos. Esas irregularidades le permitieron acumular al menos 27.000.000 de dólares en cuentas
que también incluían a otros miembros de su familia, algunos de los cuales terminarían presos después de la muerte de
Pinochet. Quizás fue una casualidad, pero al poco tiempo el Riggs Bank cambió de nombre y pasó a denominarse PNC
Bank.
34. También en 1995 se lanzó el Mercosur, convirtiendo así a la Argentina en un socio comercial importante en la siguiente
década y media, especialmente sobre la base de la integración parcial de las industrias automotrices de ambos países.
De todos modos, el sector primario no sólo mantuvo su elevada participación en el paquete exportador, sino que la in-
crementó. Y esta circunstancia no fue ajena al relativo estancamiento de las exportaciones brasileras en la década actual,
después de haber demostrado un gran dinamismo en la anterior. Históricamente los productos primarios han estado
sujetos a mayores fluctuaciones en sus precios en el mercado mundial que los industriales, y la tendencia de recaída en
sus niveles en el bienio actual están afectando significativamente a toda Sudamérica, y en particular a Brasil.
mente derrotado por Lula, el ex dirigente sindical que había fundado el Partido de los Trabalhadores
(PT) en 1979.
La llegada al poder de Lula en 2003, después de haber sido derrotado en las tres elecciones presi-
denciales previas no marcó una simple alternancia en el gobierno; el hecho constituyó, un profundo
quiebre con el pasado, aunque también implicó un retorno a tradiciones políticas brasileras secula-
res. ¿Cómo es posible sostener una afirmación aparentemente tan contradictoria? El componente de
ruptura se vinculó a que el acceso a la presidencia de un migrante interno nordestino proveniente
de los estratos más pobres implicó ciertamente un cuestionamiento a la estructura jerárquica de la
sociedad brasilera. Medio siglo atrás Getulio Vargas había sido conocido como “el pai dos pobres”;
Lula también tuvo una relación especial con los sectores subordinados; sin embargo, habiendo sido
pobre él mismo, les proveyó un polo de identificación identitaria más cercano e igualitario que en el
caso de Getulio. Que Lula lo hiciera al comando de un partido que reivindicó su origen en la sociedad
civil, y situándose inicialmente más allá del espectro político tradicional, no hizo más que agregar un
elemento adicional de ruptura con el pasado. La circunstancia que Lula ocupara la posición de mayor
poder político durante ocho años, y que se mantuviera luego como una figura decisiva en la presi-
dencia de Dilma Rousseff, lo situó simbólicamente en un espacio político diferente que no reemplazó,
pero si se sumó al plano propiamente partidario.
Pero, como planteo más arriba, Lula y las presidencias del PT representaron también una continuidad
en relación al pasado de Brasil. En primer lugar, porque las políticas de los tres períodos del PT en
el gobierno inaugurados en 2003, sin revertir totalmente la orientación ortodoxa de la estrategia
macroeconómica de los años previos, implicaron un retorno al curso seguido desde 1930, es decir
retomaron, en buena medida, el estatismo y la regulación socio-económica. En ese sentido, entonces,
la década de Cardoso puede ser vista como una especie de paréntesis. Las medidas antiinflacionarias
dispuestas en la década de 1990 continuaron siendo aplicadas, pero el viraje que le había impuesto
Cardoso al curso del modelo económico, en la dirección de un mayor peso de la lógica de mercado,
comenzó a revertirse cuando asumió la presidencia Lula; entre otros cambios, suavizando la dureza
de los ajustes y retornando a políticas de protección industrial a través de instrumentos arancelarios
y no arancelarios. En segundo lugar, la llegada de Lula al centro del escenario político y social de Brasil
–lugar que ha continuado ocupando incluso durante la presidencia de Dilma Rousseff—marcó una
continuidad en un sentido adicional, quizás más profundo: la continuada existencia de carriles de
representación alternativos en el espacio del régimen político, o sea el fenómeno que he caracteriza-
do como regímenes de compromiso. El ascenso de Lula se tradujo en la coexistencia de una escena
partidaria gobernada por la lógica de una persona, un voto, por un lado, y la vigencia de carriles de
representación y legitimación del régimen político vinculados a otros códigos: principalmente, los
asociados a la relación entre un líder carismático con el pueblo y los anelhos burocrático-empresaria-
les informales teorizados precisamente por el mismo Cardoso, por el otro lado.
En el cambio de siglo, la política brasilera retornó a una versión, si bien aggiornada, de los regímenes
de compromiso del pasado.35 Hasta 1985 el sistema de partidos había funcionado con un “modera-
35. A los ya citados trabajos de Nunes y Weffort se debe agregar la Radiografia del Quadro Partidario de Maria D´Alva Gil
dor” externo, los militares, que intervinieron sistemáticamente --primero como árbitros y “correctores
de excesos populistas”, y a partir del golpe de 1964 como encargados del poder ejecutivo federal,
pero adjudicando un rol subsidiario a los partidos en el parlamento, y luego también en los gobiernos
estaduales. Como es obvio, el hecho que los militares fueran el poder moderador, le imprimió inesta-
bilidad al régimen.
El fin de la dictadura militar en 1985 abrió, como es sabido, lo que tornó a ser una transición caótica:
es decir, los años de las presidencias de Sarney y Collor de Melo. Paradojalmente, empero, y a pesar
de la crisis económica y política que culminó con el impeachment de Collor de Melo y la hiperinfla-
ción, el sistema de partidos pareció convertirse en la arena dominante de la política, generando inclu-
so una salida institucional a la doble crisis a través del Plano Real y el ascenso de Fernando Henrique.
Más aún, si concentramos la mirada en las elecciones presidenciales a partir de 1994, la dominancia
partidaria dio como un resultado un juego que tendió a estabilizarse como una partida bi-coalicional.
Entre 1994 y 2014 en ese plano han competido excluyentemente dos constelaciones partidarias, una
encabezada por el PSDB y otra por el PT, que se enfrentaron periódicamente a nivel federal sin que
aparecieran otros candidatos con posibilidades reales de vencer en la elección. Incluso cuando una
tercera candidata se perfiló inicialmente como capaz de quebrar el duopolio, como Marina Silva en
2014, ello en definitiva no se materializó.
De todos modos, la primera elección presidencial dilucidada por el voto popular en treinta años, la de
1989, ya estaba sugiriendo que la estabilización de la arquitectura partidaria a nivel federal no era la
única novedad; la otra fue la recreación de la instancia del poder moderador, esta vez encarnado en
un personaje individual, esto es Lula. El sorpresivo ascenso del Lula, que le permitió en 1989 ingre-
sar al ballotage postergando al político trabalhista Leonel Brizzola, marcó la aparición de una figura
que comenzó a trascender la escena partidaria al mismo tiempo que se transformaba en uno de sus
actores centrales. La capacidad de moverse en el tablero de los partidos, y al mismo tiempo de jugar
por fuera de él, le permitió a Lula el ir desarrollando gradualmente un poder de arbitraje dentro de la
política nacional . En este sentido, se puede establecer un paralelo entre Lula y etapas anteriores de
la historia política brasilera caracterizadas por la vigencia de un poder moderador con capacidad de
jugar por encima --o por debajo, según se prefiera-de los partidos. Obviamente, la principal diferen-
cia con el período 1930-1985 es el hecho que este poder moderador se ejerce en un contexto de un
electorado plenamente incorporado --lo que no era el caso en aquel período-- y que no descansa en
la amenaza de ruptura del juego institucional.
A partir de 2012, sin embargo, se ha generado un impasse cuyas manifestaciones más claras son el
estancamiento de la economía y la pérdida relativa de popularidad del PT; este síndrome culminó
con el dificultoso triunfo de Dilma Rousseff en la segunda vuelta de la elección presidencial de 2014.
Estas circunstancias sugieren que Brasil están enfrentando dos obstáculos extremadamente serios
al estrecharse los márgenes para mantener los difíciles equilibrios que descansan en Lula y que le
han permitido al PT triunfar en cuatro elecciones presidenciales consecutivas. Estos son equilibrios
Kinzo que brinda un completo análisis de los partidos después del fin del régimen militar. Sao Paulo: Centro de Estudios,
Fundación Konrad Adenauer; 1993.
políticos y económicos: le han permitido a la fuerza gobernante, por una parte, retener una propor-
ción abrumadora de los votos de los más pobres y atraer, paralelamente, el apoyo electoral de un
segmento significativo de las nuevas clases medias generadas por el crecimiento del país durante el
siglo XXI; y por otra parte, expandir la base industrial del país al mismo tiempo que ha aumentado la
dependencia de Brasil de la exportación de commodities agrícolas y minerales. El interrogante que se
plantea a mediados de la década de 2010 es claro: ¿es posible para Brasil mantenerse en la ruta de un
neodesarrollismo de base regional limitada, en un mundo globalizado como el actual, generando, si-
multáneamente, los recursos que permitan continuar avanzando en la dirección de reducir la todavía
altísima desigualdad a través de la incorporación de los sectores excluídos?
México es, en contraste con Brasil y Chile, un caso más dramático de transformación fallida ante la
crisis de la MEC que estalló ya hace más de tres décadas. Lo retrató con un título, ya hace tiempo,
Isabelle Rousseau, quien al realizar un balance de la gestión de Carlos Salinas (1988-1994) se refería
a ella con la imagen de Modernidad con pies de barro.36 Obviamente la autora no podía imaginar que
tres sexenios más tarde, es decir en 2012, el PRI recuperaría la presidencia después de haberla per-
dido en 2000; lo hizo con una plataforma en la que sus dos mensajes centrales --uno explícito y otro
implícito-- fueron, por un lado, el retorno a la implementación de las "reformas estructurales" que
había prometido Salinas en 1988 y, por el otro, la reversión de la situación de evaporación del poder
político presidencial producida a partir de la asunción de Zedillo en 1994 y agudizada durante los
dos sexenios del PAN.37 Menos aún podía Rousseau intuir que su imagen no sólo retrataba adecua-
damente las limitaciones del proyecto salinista, sino que también resultaría ser una premonición del
derrumbe que protagonizaría dos décadas más tarde el otrora discípulo de Salinas de Gortari, es decir
Enrique Peña Nieto. No lo podía intuir porque sólo hace dos años, cuando Peña Nieto triunfaba en las
elecciones presidenciales de 2012 superando al político de izquierda, Andrés Manuel López Obrador,
también referido como AMLO, parecía que el retorno del PRI a la cima del poder político en México
marcaba el cierre del largo hiato de la política mexicana que se había abierto en 1994. Se llenaban va-
rios requisitos. En principio, al vencer claramente al candidato de izquierdas en 2012, se dejaba atrás
la "amenaza" que representaba AMLO, quien no sólo había encarnado por años la resistencia política
más consistente al proyecto salinista, sino también había probablemente despojado del triunfo en
las elecciones presidenciales de 2006, cuando el IFE (Instituto Federal Electoral) y el TRIFE (Tribunal
Federal Electoral) se habían negado a efectuar un recuento de las innumerables casetas impugnadas
como reclamaban sus partidarios. Pero, además, el PRI retornaba a la presidencia habiendo aparente-
mente dejado atrás sus largas décadas de partido autoritario --con lo cual se completaba la transición
incompleta a una "democracia tripartidaria de libro de texto" iniciada en 2000-- pero abriendo al
mismo tiempo la posibilidad de restaurar los mecanismos de control social gravemente erosionados
36. Isabelle Rousseau; México: 1995, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos.
37. Efectivamente, después de ocupar durante ocho décadas el gobierno mexicano, el partido creado en 1929 por la Di-
nastía de Sonora que había emergido en 1920 como el grupo triunfante de las luchas entre las facciones revolucionarias,
esto es el PRI, perdió por primera vez una elección presidencial en 2000. Más allá de que el candidato triunfante, Vicente
Fox del PAN, tuvo la habilidad de presentarse como el abanderado de la democracia articulando una coalición que incluyó
a muchos disidentes del PRD, como ya señalé, el PRI estaba derrotado desde hacía seis años atrás, cuando Ernesto Zedillo
se había convertido en un presidente lame duck a los quince días de asumir.
durante las presidencias panistas de Fox y Calderón. Las promesas sonaban verosímiles, y de paso
acariciaban los oídos de las calificadoras de riesgo y de los organismos económicos internacionales; el
apuesto ex gobernador del estado de México anunciaba que completaría las reformas estructurales
iniciadas por Salinas --que, dicho sea de paso, el PRI había bloqueado durante los doce años panistas
en nombre de las banderas de la Revolución. De lo que se trataba, principalmente, era de abrir plena-
mente al capital privado el sector energético y la explotación del petróleo, propuesta que terminó de
aprobarse en Agosto de 2014. Los inversores, entusiasmados con la perspectiva de grandes negocios,
no percibían que los cambios prometidos no contribuirían a revertir la tendencia al engrosamiento de
las filas del "México roto" aludido por Zermeño veinte años atrás, sino que más bien la reforzarían.
Pero el flanco más débil de las reformas de Peña Nieto era otro: precisamente lo que el PRI había
garantizado durante décadas; el control del orden social a través de una maquinaria que había com-
binado represión, cooptación, ascenso social y una inteligencia que llegaba a los estratos más bajos
de la sociedad. Ya desde las crisis de las décadas de 1980 y 1990, la ecuación de trabajo informal, nar-
cotráfico y corrupción de policías, políticos y funcionarios venía corroyendo la trama social mexicana.
Los tres elementos estaban presentes en México desde antes de las crisis, pero el estancamiento del
mercado de trabajo formal (sumado a la alta tasa de natalidad) y el crecimiento del consumo en Esta-
dos Unidos se combinaron para expandir dramáticamente el negocio de la droga a partir de 1980-82.
Y el modelo de desarrollo seguido a partir del gobierno de Salinas, del que sus sucesores, Zedillo,
Fox y Calderón, no se apartaron, profundizó la distancia entre el México moderno trasnacional y el
"México roto". La creciente integración de la industria nacional al mercado norteamericano y la crisis
de buena parte de la agricultura tradicional no hicieron más que aumentar el número de mexicanos
desintegrados de la sociedad edificada a partir del período de entreguerras bajo el paradigma de la
Revolución. Y en esa sociedad, una vez producido el eclipse político de Carlos Salinas, desapareció
rápidamente la figura disciplinadora del presidente que ponía límites a las arbitrariedades más gro-
seras, y consiguientemente más indignantes, de funcionarios y políticos y fijaba ciertos parámetros
a partir de los cuales los abusos a los derechos humanos cometidos por policías, militares y sicarios
eran relativamente ocasionales o resultaban cuidadosamente ocultados.
Ahora, a fines de 2014, se percibe que, en realidad, el retorno del PRI a la presidencia no sirvió para
revertir el derrumbe del Estado mexicano. Los episodios de asesinatos de pobres dedicados al menu-
deo de la droga, de periodistas, de mujeres sometidas a la violencia pública y privada, de estudiantes
sobre todo en el campo pero también en las ciudades, de integrantes de bandas del narcotráfico, de
jóvenes en discoteques y antros, de oficiales y soldados del ejército y de la marina mexicanos, de
centroamericanos transitando por territorio mexicano hacia Estados Unidos y de otros que se encon-
traban en el "lugar equivocado" han continuado multiplicándose; los números han seguido crecien-
do, registrándose al mismo tiempo una creciente involucración de miembros de las fuerzas armadas
en masacres y operaciones ilegales. Y no se trata solamente de los "estados pobres del sur", Guerrero,
Chiapas, Oaxaca, como cierta prensa apunta. Es en todo el país --desde Tamaulipas y Baja California en
el norte hasta la frontera guatemalteca, pasando por Michoacán, donde denominadas "autodefen-
sas" operan en vastas regiones, el Distrito Federal y el mismo estado de México, siempre gobernado
por el partido de la Revolución desde 1925-- donde los nombres de localidades grandes y pequeñas
continúan engrosando a la lista de muertes y violaciones groseras a los derechos humanos: Uruapán,
Cuernavaca, Degollado, Tlatlaya, Ciudad Juárez, Iztapalapa, Yurécuaro, la Barca, Jitlotlán, Ciudad Vic-
toria y cientos más.
Durante dos años --los que han transcurrido del período de Peña Nieto-- y con la colaboración siste-
mática de Televisa (la principal estación de televisión) que difundía las "buenas noticias" --por ejem-
plo capturas o muertes de jefes del narcotrático-- pero censuraba las malas, se impuso el simulacro.
Pero el asesinato/desaparición/presunta calcinación de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa
en Iguala, Guerrero el 26 y 27 de Setiembre de 2014, que expuso la involucración de funcionarios
municipales y estaduales con sicarios, la inacción del ejército nacional, y el desconcierto de Peña
Nieto y sus ministros, parecen haber colmado el vaso. Y el interrogante que asoma en México es de
relevancia política, ética y teórica: ¿por cuánto tiempo podrá mantenerse la aparente compatibilidad
entre, por un lado, una sociedad que se deshace y un capitalismo que, por el otro, desarrolla nuevas
oportunidades de negocios "no apartándose de la ruta trazada" tal como lo anunció ominosamente
el presidente Peña Nieto al Consejo Coordinador Empresarial más de dos meses después de la trage-
dia de Guerrero? (Excelsior; 6-12-2014)
En Argentina, Bolivia y Ecuador el síndrome del doble fracaso --que se extendió asimismo a otro
país sudamericano en el cual, como se sabe, no hubo transición en la década de 1980, es decir Ve-
nezuela-- explica, en buena medida, lo que sucedió a partir de comienzos del nuevo siglo.38 No fue
casual que en aquellos casos en los cuales el doble fracaso se manifestó de manera más rotunda
--inicialmente a fines de la década de 1980, pero sobre todo durante la media década perdida-- varios
regímenes, comenzando en 1999 por Venezuela precisamente, y siguiendo más tarde por Argentina,
Bolivia y Ecuador, comenzaran a transitar un sendero de redefinición radical del discurso político. Esta
redefinición se produjo a partir de la articulación progresiva de una vertiente de radical negación,
sobre todo retórica pero también práctica, del par de ingredientes de la ruta que se había insinuado
durante el período 1980-2000, esto es de la ruta alla Fukuyama que predicaba la combinación de
la democracia de partidos con la economía de mercado.39 El fenómeno de redefinición al que me
refiero se apoyó, por una parte, en el aumento de la capacidad fiscal del estado --fruto a su vez de
la expansión inédita y sostenida de los ingresos producidos por las exportaciones de commodities
mineras y agrícolas que se registró a partir de 2002-- y, por la otra, en la reconstrucción significativa
de la autoridad política disuelta en las dos décadas postreras del siglo XX. En Venezuela y Ecuador
la evaporación de la autoridad política se extendió durante toda la década de 1990 mientras que en
Argentina y Bolivia se desencadenó más tardíamente, ya que los respectivos gobiernos de aquella
década, es decir los de Carlos Menem y los hegemonizados por el MNR y Gonzalo Sánchez de Losada,
protagonizaron fugas hacia adelante que parecieron inicialmente exitosas pero que se derrumbarían
en los fragores de la crisis asiático-mundial iniciada en 1997.
38. En esta última sección incorporo los países andinos al análisis ya que a partir de 1999 en prácticamente todos ellos se
registraron fenómenos políticos de relevancia que enriquecen la mirada comparativa.
39. Como las rutas seguidas en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina implicaron una crítica de las soluciones de "dere-
cha", fueron calificadas como "giros a la izquierda". Creo que debemos reflexionar un tanto más cuidadosamente acerca
de esta última calificación.
La reconstrucción de autoridad en el siglo XXI se encarnó de manera excluyente en los titulares del
poder ejecutivo; los respectivos presidentes se convirtieron en los ejes del sistema político postulán-
dose creíblemente como la contracara de los presidentes débiles que los precedieron. En esos cua-
tro países, entonces, se desplegó una verdadera reorganización de la economía política, que como
ya señalé, se basó en la negación de la fórmula sostenida por el Consenso de Washington, es decir
de la fórmula que recomendaba la implementación de reformas de mercado radicales en el marco
de gobiernos democráticos pluripartidarios. Se produjo, entonces, en Venezuela, Argentina, Bolivia
y Ecuador un retorno de la política, retorno, sin embargo, que estuvo cargado de negatividad. Este
fenómeno tuvo mucho que ver con el glamour de los discursos que le achacaron a la "primavera de-
mocrática" (y a las salidas de mercado) la responsabilidad de los tropiezos y fracasos que culminaron
en las crisis de fines de las décadas de 1980 y 1990. Desde de esta perspectiva, los políticos de partido
llenaron a la perfección el casillero de plena culpabilidad en la que los ubicaron líderes como Chávez,
Néstor Kirchner, Evo Morales y Correa, por supuesto con la "complicidad" reiterada de las mayorías de
los electorados. Los partidos políticos y sus dirigentes --incluidos en el caso de Kirchner los miembros
de su propio partido que representaban el pasado oprobioso, expresado por Carlos Menem-- fueron
pintados como la encarnación de todos los defectos que, supuestamente o no, habían llevado a las
crisis económicas de fines de siglo y desencadenado los procesos de evaporación de la autoridad
asociados a dichas crisis. Los políticos tradicionales, entonces, quedaron ubicados en el peor espacio
posible: aquel caracterizado por la pasividad, --la "torpe inacción", como la tituló Gargarella-- la co-
rruptela generalizada, y la complicidad con los organismos internacionales, los grupos empresariales
trasnacionales, los grandes bancos y los fondos de inversión. De todos modos, cabe aclarar algo rela-
tivamente obvio: el tinte antiimperialista que se le dio a los proyectos enunciados por los presidentes
de los cuatro países incluidos en este subgrupo --que en algún caso recibieron títulos como el de
socialismo bolivariano o socialismo del Siglo XXI-- quiso recubrir, en realidad, la ausencia de una ar-
quitectura clara de la economía política que fuera más allá de la previsible adaptación a los vaivenes
de los precios de los commodities de exportación.
No resultó accidental que en los cuatro casos del síndrome de la doble negación, el cesarismo presi-
dencial resultara un componente fundamental de las respectivas fórmulas políticas que se armaron a
partir de fines de siglo. Por ende, los rasgos que definen al cesarismo se acentuaron: la provisoriedad
de las reglas, la subordinación de los poderes legislativos y judiciales a los presidentes, la recurrencia
a medidas típicas de las situaciones de emergencia permanente como los decretos de necesidad y
urgencia, la pérdida de importancia de los organismos de control y el personalismo decisionista en
el que las normas se subordinan sin restricciones al que detenta el poder. Tampoco debe sorprender
que en los dos casos en que los personajes centrales, Chávez y Néstor Kirchner, murieron temprana-
mente, el problema típico de los hiperpresidencialismos latinoamericanos desde Perón en adelante,
el de la sucesión, reapareciera con toda crudeza. Esta situación no sólo responde a la circunstancia
obvia que en estos casos la vigencia de partidos dominantes del estilo del MAS, del socialismo unido
venezolano o del peronismo torna extremadamente improbable la alternancia partidaria; lo que es
más grave aún es que las mismas fuerzas gobernantes --dada la carencia o la irrelevancia de sus nor-
mas internas-- por lo general no cuentan con mecanismos, formales o informales, que permitan re-
emplazar al "líder" con una figura de peso. La única salida, entonces, es la reelección indefinida, lo cual
mantenga (esta última) como amenaza", en Colombia ese sustrato último aparece permanentemen-
te en suspenso, por lo tanto otorgándole sustancia a la política. 40 En ese sentido, y para utilizar un
término algo desgastado, se puede sostener que la política sobredetermina los procesos sociales y
económicos en Colombia.
En cambio en Perú, la política no ha retornado del doble vaciamiento que experimentó a principios y a
fines de la década de 1990. Entre 1988 y 1990 el ocaso del APRA fue acompañado, en ambos extremos
del arco ideológico, por las implosiones de la "izquierda" y la "derecha" que les impidieron suceder a
Alan García; en 2000 la escabrosa destitución de Fujimori marcó, a su vez, el declive de la última fuerza
política a la cual se la podía asociar con un cierto ideario, si bien de esencia autoritaria.41 Se han suce-
dido en la presidencia Paniagua, Toledo, Alan García (en su segunda presidencia) y Ollanta Humala;
los cuatro han coronado la conversión de Perú en "estrella del continente" según refieren numerosos
informes de bancos de la región; efectivamente de acuerdo a la CEPAL es, por lejos, el país que más
crecido en América Latina después de Panamá. La principal "virtud" de los presidentes de este siglo
ha residido en que no han entorpecido el despliegue de grandes corporaciones mineras que convir-
tieron a Perú a en el primer productor latinoamericano de plata --mineral del cual es también primer
productor mundial-- plomo, estaño, oro, zinc y el segundo en cobre y en que no han podido detener
la exportación ilegal de minerales preciosos --solamente la de oro ya superó a las exportaciones de
drogas a partir de 2011. Puesto crudamente, la política tiene escasa influencia sobre lo que ocurre en
la sociedad y la economía peruanas; a la apertura comercial se agrega la incapacidad para regular la
economía formal y controlar la ilegal. No debe sorprender, entonces, lo que revela un reciente trabajo
de la Universidad Católica de Perú: en el periodo 2000-2010, el PBI per cápita en términos reales se
elevó en aproximadamente 50%. Sin embargo, el desempeño de las series de ingresos de los trabaja-
dores resultó menos alentador. Durante ese periodo, el salario real del sector privado cayó en 5,3% y
los sueldos en el sector público se redujeron en aproximadamente un punto porcentual.42
40. La definición de Calvez se encuentra en Política. Una introducción. (Buenos Aires: Editorial Docencia, 1999; p.21).
41. El desenlace retrató la fragilidad del régimen fujimorista; se trató del fin de una "dictablanda" que había gozado de
un efímero lustro de popularidad a raíz de sus éxitos en la supresión de la inflación y la liquidación de la guerrilla de Sen-
dero Luminoso. Sin embargo, Fujimori no resistió la revelación de los manejos corruptos del número dos de su régimen
y jefe del poderoso Servicio de Inteligencia Nacional, el "asesor" Vladimiro Montesinos, un ex militar vinculado a la CIA.
El escándalo estalló cuando se hicieron públicos videos en los cuales Montesinos aparecía personalmente comprando
el voto de parlamentarios para que aprobaran la posibilidad de que el presidente optara por una segunda reelección en
2000. Fujimori, quien de todos modos había ganado esa reelección al retirarse de la segunda vuelta el candidato opositor,
Alejandro Toledo, fue destituido por el congreso a fines de ese mismo año por "incapacidad moral".
42. Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor."La distribución del ingreso en el Perú" en Janina León Castillo y Javier
Iguíñez Echeverría; Desigualdad distributiva en Perú: dimensiones. Lima: Fondo Editorial PUCP, 2011.
tema del Estado orientándonos en la dirección del análisis de como sus debilidades históricas y las
insuficiencias de las políticas públicas se habían acentuado a partir de la crisis de la deuda de 1982,
agravando por ende las desigualdades sociales y expandiendo las "zonas marrones" a las que se refi-
rió O´Donnell. Esa búsqueda era necesaria y resultó fructífera y, sin duda, quedan aún muchos interro-
gantes por responder. En este trabajo, empero, apunto en otra dirección, la del régimen político. Los
cambios políticos que se sucedieron a partir de 1998-1999, es decir cuando la crisis mundial de fines
de siglo llegó a América Latina, nos enfrentan, nuevamente, a un rasgo que caracterizó a los regíme-
nes de la región ya desde fines del siglo XIX: en el pasado los avances de la democracia no se produ-
jeron en contra de la no-democracia, o la antidemocracia; en el presente tampoco. Tanto en la etapa
de construcción del Estado, como en la de incorporación de las masas a la política, la democracia y
la no democracia se desarrollaron en paralelo; en otras palabras, la expansión de la ciudadanía po-
lítica liberal y del principio de una persona, un voto, se produjo en simultáneo con la ampliación del
clientelismo, el desarrollo de mecanismos de regulación de la ciudadanía, el ingreso de los militares
a las arenas de la política de masas y el crecimiento del personalismo cesarista. Es cierto que a partir
de las transiciones de hace tres décadas, el autoritarismo militar está en franco retroceso y no parece
probable que se produzcan regresiones graves en ese área; sin embargo, otras modalidades no de-
mocráticas de selección de dirigentes --es decir de integración de la ruling class-- y de articulación de
comunidad están lejos de haberse eclipsado y algunas de ellas están creciendo rozagantemente en la
mayoría de las democracias inauguradas en la década de 1980, como así también en otros casos.
Reconociendo desde ya la falta de sistematicidad de los comentarios que siguen, me propongo iden-
tificar algunas de las modalidades no democráticas de representación que florecen en los regímenes
políticos del siglo XXI, adelantando el propósito de desarrollar el tema en un futuro trabajo. En primer
lugar, se han fortalecido algunos dispositivos de lo que podría definirse como un corporativismo
societalista de mercado de carácter informal. Si bien es cierto que algunos de dichos dispositivos ya
existían previamente, lo significativo es que han ganado en preponderancia después de la desarti-
culación de los canales relativamente formalizados de implementación de políticas públicas del pa-
sado estado-céntrico. En particular, las herramientas tradicionales de política económica se tornaron
anticuadas ante el avance de la globalización y el efecto de los ajustes caóticos de la década de 1980
y el desmantelamiento deliberado de lo quedaba de la maquinaria estado-céntrica implementado
por gobiernos como los de Argentina, Brasil, Perú y México --para citar algunos casos-- en la década
siguiente. Lo que quiero subrayar no tiene que ver con los contenidos sustantivos de políticas espe-
cíficas --la represión financiera y el otorgamiento de subsidios a empresas que sustituían importa-
ciones, por ejemplo-- sino que el ocaso de la fórmula estado-céntrica le hizo perder la centralidad a
mecanismos establecidos de vinculación entre los dueños del dinero y los dueños del poder político.
En su reemplazo se generaron nuevos mecanismos de regulación del capital y de eslabonamiento
de las firmas privadas al sector público (incluidas las empresas públicas) a través de los cuales se
produce un fenómeno de dos caras: por un lado, el gran capital, favorecido por los cambios en la
economía mundial, ha avanzado en la colonización del Estado maximizando su capacidad para so-
cializar pérdidas y privatizar ganancias a través de mecanismos legales y extra-legales y, por el otro,
el Estado incrementó sus capacidades para adjudicar "favores" --es decir premiar y extorsionar a los
capitalistas-- descansando tanto en la disposición de una mayor masa de recursos a partir del fin de
la media década perdida, como en la implementación de nuevas herramientas de policy making que
le otorgan mayores grados de discrecionalidad. Este fenómeno ha adquirido especial relevancia en
ciertos sectores como la construcción de obras públicas, la prestación de servicios públicos, la minería
y la banca.
En segundo lugar, especialmente en los países federales como Argentina, Brasil y México se ha exten-
dido y reforzado el clientelismo orientado a los pobres, es decir un conjunto de prácticas que abarca
a los sectores populares que han quedado fuera de los mercados formales de trabajo o nunca han
ingresado a ellos. De todos modos, este fenómeno del neoclientelismo mantiene las características
del clientelismo tradicional que prosperó en las etapas de construcción de Estado y de ingreso de las
masas a la política, tanto en los ámbitos rurales como urbanos. Se trata entonces de una estructura
de redes informales basadas en relaciones personales y asimétricas de intercambio generalizado de
carácter desigual; como se sabe, la compulsión a integrarse como clientes en estas redes es generada
en muchos casos por el imperio de las necesidades más mínimas. La dependencia clientelar en ge-
neral, no está sancionado legalmente, sino que a menudo es implementada en tramas que incluyen
policías, políticos y funcionarios vinculados a redes criminales. Es bien conocido que el fenómeno de
los "punteros" partidarios que transan drogas está tan extendido en las grandes áreas metropolitanas
argentinas que terminan produciendo un "crowding out" en relación a los que no cuentan con ese
recurso. La expansión de este fenómeno del neoclientelismo a menudo ha estado vinculada a la im-
plementación de programas de transferencias condicionadas de ingresos que surgieron en la década
de 1990 y se expandieron especialmente en la siguiente. Me refiero a los Programas de Transferencias
Monetarias Condicionadas (PTC) como los de México "Progresa" (1997 - 2002) y Oportunidades (2002
- 2007); Brasil con su programa "Bolsa Familia" (2004 - presente); y Argentina: Programa Familias por
la Inclusión Social (2004 -2010).
Last but not least, El cesarismo presidencial ha reaparecido con renovado vigor en el siglo XXI. Señalé
que este fenómeno adquirió especial relevancia en los países caracterizados por el síndrome de la do-
ble negación, es decir Venezuela, Argentina, Bolivia y Ecuador. Sin embargo, Álvaro Uribe compartió
muchos de los atributos del cesarismo durante su presidencia entre 2002 y 2010. Y una variante cier-
tamente morigerada fue la de Lula en el mismo período; el político brasilero mantuvo una relación de
negociación permanente con el congreso, no de sujeción, a la vez que en 2010 evitó la tentación de
buscar una segunda reelección, salida que hubiera demandado una reforma constitucional.
Resumen:
Por importantes que sean los problemas remanentes de la transición y
consolidación, los desafíos principales de la democracia en la región se
pueden hoy definir mejor en términos de profundización, relevancia y calidad
de los regímenes democráticos, lo que se superpone en muchos casos con
aspectos de transición y consolidación aún pendientes. Es en la
profundización, la relevancia y la calidad del régimen donde se juega el
destino democrático de las sociedades latinoamericanas. Estos fenómenos
serán los que definirán la estabilidad de los regímenes y las posibilidades de
nuevas olas de autoritarismo.
1
S. Huntington: The Third wave. Democratization in the late twentieth century, Norma Oak,
University of Oklahoma Press, 1991; P. Schmitter: «Cinco reflexiones sobre la cuarta onda de
democratizaciones» en C. Barba, J. L. Barros y J. Hurtado (eds.): Transiciones a la democracia
en Europa y América Latina, Porrúa, México, 1991.
3
Esta parcialidad o limitación de la esfera política puede verse como uno de los
productos del aprendizaje que la sociedad hace de las transiciones, donde la
gradualidad y la negociación juegan un rol determinante. Pero, también, este
aspecto es el que explica la frustración de algunos sectores y la visión
desencantada, relativamente masiva, de que la democracia «no ha cambiado
nada» en la vida de cada Lino y que, aunque sin duda hay un avance en las
libertades y la seguridad, «las cosas siguen igual para la mayoría de la «ente».
No debe olvidarse que el etos democrático estuvo siempre más asociado a la
idea de igualdad y de vida mejor para las grandes masas, lo que se denominó
en otra época «democracia sustantiva», y mucho menos a la idea de
mecanismos institucionales de elección de gobernantes, a los que no siempre
se les otorgaba credibilidad. No nos olvidemos tampoco que la mayor parte de
5
Hemos dicho que los procesos de democratización política que hemos definido
como transiciones, se desencadenan contra un tipo particular de autoritarismo:
5
He desarrollado estos temas en «Democratización, desarrollo, modernidad. ¿Una nueva
problemática para América Latina?» en M. Alcántara e I. Crespo (eds.): Los límites de la
consolidación democrática en América Latina, Ediciones Universidad Salamanca, 1995.
7
6
Hacia una nueva era política...., cap. 9.
8
«transición» por arriba. Pero, por otro lado, en todos los casos hubo procesos
de movilización social y política que se combinaron para forzar o reforzar las
aperturas desde arriba. Es el componente «desde abajo». Mientras más
sociales fueron tales movilizaciones, más descompusieron el régimen, pero
menos avanzaron en la transición. Mientras más políticas fueron ellas, más
debieron conceder y negociar y por lo tanto hicieron más para que los sectores
militares y civiles en el poder tuvieran, precisamente, también que negociar y
conceder.
9
M. A. Garretón: «Redemocratization in Chile» en Journal of Democracy vol. 6 Nº 1, 1/1995.
10
Lo primero a indicar es que no existe un patrón único para los diferentes casos
de transiciones, fundaciones o extensiones democráticas. Por otro lado, tal
enfoque descansa demasiado en la interpretación de la acción racional de los
actores, remarcando la cristalización de determinadas funciones o principios de
acción en actores determinados. Más que blandos y duros, moderados y
maximalistas, institucionales o políticos, lo que hay son principios de acción
combinados de diversa manera y en diversos momentos por actores que
cambian y se metamorfosean en contextos en que el cálculo racional no puede
separarse de las pasiones, los traumas del pasado, los temores y las
aspiraciones difusas del futuro. En el caso chileno, para citar una de las
múltiples excepciones a los modelos analíticos en términos de intereses
militares corporativos vs. intereses políticos, o de duros vs. blandos, no existió
nunca la primera distinción; y la segunda sólo apareció una vez que se produjo
el desencadenamiento irreversible de la transición, no siendo en ningún caso
su determinante.
Desde otra perspectiva, parece importante preguntarse qué les pasa a los
actores sociales en los procesos de democratización. En el periodo de vigencia
de la matriz sociopolítica nacional-popular, se dio un movimiento social central
que abarcaba, más allá de sus particularidades, a los diferentes movimientos
sociales concretos11. Esto significa que cada uno de los movimientos
particulares era al mismo tiempo desarrollista, modernizador, nacionalista,
orientado hacia el cambio social y se identificaba como parte del «pueblo». El
paradigma del movimiento nacional y popular fue generalmente el movimiento
10
G. O’Donnell, P. Schmitter, L. Whitehead: ob. cit.
11
En lo que sigue retomamos ideas desarrolladas en «Movimientos Sociales y Procesos de
Democratización. Un marco analítico» en M. A. Garretón y O. Mella (eds.): Dimensiones
actuales de la sociología, Bravo y Allende Editores, 1995.
11
¿Qué democracia?
Esto no significa que ya haya emergido una nueva matriz, sino que tenemos
diferentes procesos que incluyen la descomposición, la persistencia de viejos
elementos, intentos de recrear la misma matriz y también la construcción de
otras nuevas. Estos procesos complejos tienden a orientarse hacia cuatro
posibilidades diferentes. Una es la descomposición sin un nuevo patrón de
acción social. La otra es la regresión a la matriz clásica. La tercera es la
construcción de una nueva matriz caracterizada por la autonomía y el
fortalecimiento y complementación mutua de cada componente. La cuarta es
una coexistencia de las tres anteriores, por ámbito o región, sin un patrón
nacional común. Los resultados de estas combinaciones son diferentes para
cada país y es demasiado pronto para predecir el resultado.
La C.P. en America Latina ha tenido un desarrollo muy desigual, en íntima relación con el propio desarrollo
político de los diferentes países. La coincidencia se refiere tanto a sus inicios y al camino recorrido hacia una
disciplina científica, como a sus temarios y a sus alcances teóricos y metodológicos. Aunque en términos
generales se puede hablar de un cierto afianzamiento de la C.P. en la región, su estado actual difiere mucho
según los países, lo que restringe fuertemente las generalizaciones. Por lo demás, existe poca autoreflexión sobre
la disciplina y su desarrollo.
(1) Las disparidades del desarrollo de la disciplina se desprenden bien de los balances por país que ha compilado
D. Altman en la Revista de Ciencia Política en su número aniversario XXV de 2005. Mientras que M. Leiras, J.
Abal Medina y M. D’Alessandro observan para Argentina el camino de la institucionalización de la C.P. desde la
retrospectiva, M. Tanaka pone énfasis en la necesidad de establecer aún la C.P. en el Perú. Mientras que para
Venezuela A.E. Álvarez Díaz y S. Dahdah Antar destacan las fortalezas pasadas y llaman la atención sobre las
vulnerabilidades presentes, R. Alfaro Redondo e I. Acuña Chaverri ven en Costa Rica la C:P. todavía en
búsqueda de su identidad disciplinaria. D. Azpuru opina que en Guatemala la C.P. se enfrenta al reto de su
consolidación como disciplina independiente, consistiendo en Brasil el reto para la C.P. en su expansión, según
O. Amorím Neto y F. Santos. En términos generales, pasar de vocación a disciplina, desarrollo exitoso que
atestan A.M. Bejarano y M.E. Wills para Colombia, ha resultado difícil, y en algunos países es obra aún no
acabada. En este proceso, el factor político ha constituido la variable de mayor impacto. El desarrollo tardío y
frágil de la democracia trajó consigo un desarrollo análogo de la C.P. Así lo constatan rotundamente A. Majía
Acosta, F. Freidenberg y S. Pachano para Ecuador. En el caso de Bolivia, M. Varmoux Garay ubica la situación
de la C.P. precisamente entre dos fases políticas, entre la reforma política, muy influida por algunos politólogos,
y la crisis de la democracia. En el caso de México, S. Loaeza considera que el pulso de la disciplina corre parejo
al pulso del cambio político. Sin embargo, en los países de mayor desarrollo de la disciplina, sobre todo en
Argentina, se observan evoluciones que tienen su fundamento en el dinamismo interno de la C.P., relacionado
con el desarrollo de la disciplina en el mundo occidental, o sea, en consideraciones algo desvinculadas del
quehacer político autóctono.
(2) Es difícil determinar de forma precisa el momento fundacional de la C.P. en América Latina, debido a la
dificultad de diferenciar bien entre estudios políticos realizados por académicos provenientes de disciplinas
vecinas, como la historia, la sociología o la economía, y la C.P. como disciplina propia. Hasta hoy día, valiosos
estudios de la política se efectúan “fuera” de la C.P. Para la constitución de la disciplina ha sido clave el
desarrollo de las →Ciencias Sociales en general. Sin embargo, tanto la debilidad de las ciencias sociales como el
predominio de una de ellas podía representar un obstáculo para el establecimiento de la C.P. La sociología,
establecida con anterioridad a la C.P., constituye un ejemplo de esta última condición, en la medida en que sus
enfoques y tradiciones teóricas hayan podido negar la autonomía de lo político y, por consiguiente, la necesidad
de una disciplina específica dedicada al análisis de la política. El caso peruano resulta el más llamativo en este
sentido, con el agregado de que cuando se genera una demanda de estudios políticos, son los propios sociólogos
los que la cubren, invadiendo y ocupando de hecho el ámbito genuinamente politológico. Esto explica la
tardanza en la constitución de la C.P. propiamente dicha en el Perú, tanto en su dimensión de investigación como
de docencia.
Para la mayoría de los países de la región se puede diferenciar entre dos épocas fundacionales, finales de los
años sesenta y principios de los años ochenta. En Venezuela, por ej., la C.P. nace en 1958 con la democracia, en
el contexto de lucha por su constitución, en la que la Universidad desempeñó un papel de abanderado. Allí se
establece por primera vez la relación prioritaria en el desarrollo de la C.P. en América Latina: su vinculación con
la →Democracia. La disciplina nace con la democracia, que es a la vez norte y objeto de su estudio. Sin
embargo, la relación no es del todo fácil. Muchos politólogos de la primera generación se sintieron atraídos por
la política, compromitiéndose con ella, lo que supuso para la C.P una pérdida de recursos intelectuales, dado que
muchos abandonaron el campo académico. El desarrollo de la profesionalidad se vió asimismo negativamente
afectado, en la medida en que las posiciones ideológicas y los enfrentamientos políticos vividos en tiempos de
democracia invadieron las oficinas de estudio y las aulas de docencia. Esta última tendencia se expresó más
claramente en el concepto de la →Ciencia Comprometida.
A partir de 1965, se crearon las primeras cátedras y escuelas de C.P., por ej. en Colombia (1965), Uruguay
(1966), Costa Rica (1968), Chile (1969) y Guatemala (1969). Ya en la fase fundacional, se observa la
peculiaridad de desligar la política internacional de la C.P. En la misma época se crearon las primeras escuelas
de Relaciones Internacionales que ofrecieron programas de estudio independientes de la C.P. En cuanto al lento
pero continuo desarrollo de la disciplina, el caso de Chile es tal vez el más paradigmático: el Instituto de Ciencia
Política de la Pontificia Universidad Católica se fundó en 1969. Primero se impartieron cursos mínimos y de
servicio para distintas unidades académicas, en 1973 se desarrolló un post-título en →Relaciones
Internacionales, en 1982 se ofreció el primer Programa de Master en C.P., y actualmente (2005) se está
preparando el primer programa de doctorado en C.P. La C.P. pudo asentarse incluso bajo el →Régimen
Autoritario de Pinochet. En opinión de los propios politólogos chilenos el desarrollo de la disciplina hubiese
resultado más dificil bajo la democracia preautoritaria, dado el alto grado de ideologización y polarización de sus
iniciadores (cf. Fernández 2005). Si esta afirmación fuera cierta, el caso chileno sería divergente, pues en todo
los demás países donde existía la disciplina, los regímenes militares supusieron una suerte de paréntesis en el
desarrollo de la C:P., de forma que a menudo se habla de un renacimiento o de una refundación acaecida tras la
redemocratización alrededor del año 1980. Esto es epecialmente cierto en los casos de mayor tradición
politológica, el de Argentina, donde los inicios de la disciplina se remontan a los años 1920 y 1930, y en
Uruguay, donde las raíces del estudio de la política datan incluso del siglo XIX. Tales refundaciones sirvieron
para renovar la disciplina en términos teóricos y metodológicos. En otros países, como por. ej. Bolivia, la C.P.
arranca por primera vez con la recuperación de la democracia a principios de los años 1980. En México, la
disciplina existía ya bajo el régimen autoritario, aunque en aquel entonces se lamentaba la escasa producción de
estudios políticos. Con la apertura del régimen, se observa un impresionante crecimiento de la C.P. Desde los
años noventa, “el panorama se enriquece y cobra forma la imagen del corpus de una C.P. méxicana, robusta,
plural y diversa que no se sujeta a un paradígma único sino que se apoya en información e instrumentos
analíticos generados en otras disciplinas. Detrás de este desarrollo disciplinario está el ascenso de la C.P. liberal,
el desplazamiento de la tradición marxista que durante décadas dominó el estudio del poder y del conflicto, así
como la autonomización del estudio de la política de la sociología y del análisis de clase” (Loaeza 2005: 194).
Así, en la segunda época de su desarrollo, la C.P. pudo aprovechar también el cambio en la valoración de la
política en tanto campo autonómo, lo cual implicaba la superación del sesgo antipolítico que dominaba en las
ciencias sociales, si bien este proceso tomó un ritmo distinto en los diferentes países. De hecho, hasta finales de
los años sesenta prevalecieron corrientes de análisis sociologistas y estructuralistas, el →Marxismo y el neo-
marxismo, predominante entre los intelectuales de América Latina, por un lado, y el →Cepalismo, predominante
entre los economistas de la región, por el otro. En este contexto se generó la teoría de la→Dependencia, de
enorme impacto en la →Teoria del Desarrollo y en la C.P. a nivel internacional, que no fue tanto un producto de
la incipiente disciplina regional como del →Estructuralismo economicista y sociologista. La fundación de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en Santiago de Chile ha sido la primera respuesta a
este desafío, consistente en superar las limitaciones conceptuales. Actualmente, sigue siendo un reto enorme para
la C.P. de la región no caer en estos u otros enfoques reduccionistas. Otro factor de cambio y de apoyo al
desarrollo de la disciplina consistió en una progresiva superación de la excesiva politización (C.P. militante),
aunque en varios países los politólogos siguieron mostrándose atraídos por la política, siempre dispuestos a
cambiar la mesa de estudio por una función política, administrativa o diplomática.
(3) El campo temático de la C.P. en América Latina está fuertemente determinado por la política nacional. En
general, modificaciones de la agenda doméstica derivan en primer lugar de las fases y problemas que los
sistemas políticos atraviesan en estos procesos. Así, anunciándose o iniciándose el →Cambio de Sistema, el
interés cognitivo se enfocó preferentemente hacia el modelo y camino concreto de la →Democratización, pero
también hacia el diseño institucional con el que fundar y hacer viable la democracia, dentro de un planteamiento
normativo: la democracia liberal como norte. Una vez instalada la democracia, el interés cognitivo se dirigió
hacia la →Consolidación de la democracia todavía incipiente, debatiéndose los temas originarios de la
subdisciplina del →Gobierno: las instituciones de la democracia - la forma de gobierno, el →Sistema Electoral y
el →Sistema de Partidos políticos -, su estructura y su funcionamiento. Lo que interesa especialmente – en el
marco de un concepto de democracia procedural - es la determinación de la influencia que tienen las reglas de
juego para el acceso al poder y para en el proceso político en general. Este interés se articula en el conocimiento
de la influencia de lo institucional en dos dimensiones: en el desempeño de los gobiernos y en la
→Gobernabilidad democrática. Los pobres resultados de la labor de los gobiernos, reflejados en las →Encuestas
en forma de evaluaciones crecientemente negativas del funcionamiento de la democracia y articulados en el
debate general bajo el concepto del →Desencanto, fomentan el interés cognitivo por la calidad de la democracia.
En esta nueva orientación de los estudios se incluyen todos los fenómenos que invaden el concepto de
democracia como sustancial y normativo, desde la →Cultura Política, hasta la desigualdad social, lo cual
contribuye a devaluar lo conseguido como →Democracia Electoral, cuestionando así la democracia misma.
Más allá de estas tendencias temáticas generales, el temario de la C.P. ha seguido la agenda política del
respectivo país. Para Venezuela, por ej., la pregunta se bifurcó: ¿qué explica la estabilidad política de los años
setenta y ochenta, y cuáles son las razones de la inestabilidad de los años 1990, y especialmente de la crisis de la
democracia venezolana a partir de 1999? En Colombia, obviamente, en el centro de atención se situó el tema de
la →Violencia, sobre todo en sus dimensiones políticas. En Guatemala, la subordinación de las fuerzas armadas
al poder civil era y sigue siendo un tema preocupante, además de peligroso. Para cada país se pueden encontrar
algunas peculiaridades, aunque su trato conceptual no se corresponde necesariamente con lo que a nivel
internacional se percibe, pues tal percepción suele a menudo estar monopolizada por un solo autor con acceso a
la comunidad internacional. Por ej., en el debate nacional de la C.P. chilena, el concepto de los →Enclaves
Autoritarios desempeña un rol mucho menor que la presencia de este concepto - derivado del análisis del caso
chileno - a nivel internacional hace suponer. En general, han sido pocos los académicos que pudieron integrarse
en el mainstream internacional, o mejor dicho estadounidense, de la C.P. dedicado al estudio de América Latina.
Sus aportaciones a las “compilaciones comparativas”, que ciertamente no reflejan la amplitud de las
investigaciones nacionales sobre los respectivos temas estudiados, no hacen más que suministrar la información
por país para los balances comparativos de los estudiosos extranjeros. Puede decirse entonces que la relativa
ventaja comparativa de la cual disponen los politólogos latinoamericanos sobre los investigadores extranjeros en
relación al más profundo conocimiento de la historia política de sus propios países no encuentra compensación
ni en el análisis comparativo ni en el refinamiento metodológico. En ocasiones, no se excluye que las
generalizaciones no respeten los resultados inductivos, pues frecuentemente la base teórica no proviene de la
región, sino que se fundamenta en la experiencia histórica de los países industrializados. Solo G. O’Donnell
pudo sustraerse de esta tendencia debido a su labor teórica, condensada en los coneptos de→Autoritarismo
Burocrático y de →Democracia Delegativa, que, pese a ser controvertidos, han enriquecido el debate teórico
sobre el desarrollo de las formas de dominación. Por otra parte, las investigaciones nacionales, muy relacionadas
con las agendas políticas del respectivo país, se desconectan a menudo de los temarios de la C.P. a nivel
internacional. Sólo para Argentina se sostiene que “la agenda temática de la C.P. es similar a la de los centros
universitarios de Estados Unidos que incluyen a países latinoamericanos dentro de sus estudios comparativos”
(Leiras et al. 2005).
(4) En cuanto a los métodos de investigación, no se distingue bien entre métodos y técnicas de investigación,
diferenciación que enseña G. Sartori (1987). En América Latina prevalece tradicionalmente el →Método
Histórico. Es la opción consecuente para explicaciones genéticas en la medida en que los politólogos se
encierran en lo monográfico nacional. Así, la estructura del sistema de partidos encuentra su explicación en la
evolución histórica, cuya exposición favorece la descripción cronológica. Siendo tal trabajo muy valioso, éste no
se corresponde bien con las aspiraciones de la C.P., consistentes en análisis sistemáticos y conocimientos
generalizables. Los propios politólogos latinoamericanos lamentan la ausencia de estudios comparativos. No es
que no existan estudios comparativos que incluyan varios países de la región y que incluso ubiquen a países en
una perspectiva comparativa con países fuera de la región, pero tales estudios han sido escritos por politólogos
norteamericanos y europeos. Amorím Neto y Santos (2005) expresan la opinión predominante entre los expertos:
Hay que “transformar la disciplina [en una cuestión] menos parroquial, lo que implica incorporar decididamente
el análisis político comparado”. Asimismo, señalan que el problema se origina en la enseñanza: “cursos de
política comparada prácticamente no existen en las graduaciones de ciencias sociales”. Es comprensible que el
interés cognitivo se centre en los problemas nacionales, sin embargo esta preocupación a la larga conduce a un
excesivo →Parroquialismo, como constatan Álvarez Díaz y Dahdah Antar para Venezuela. Se observa que los
países con una C.P. de más larga data parecen tener mayores problemas para reorientar su disciplina hacia lo
comparativo, mientras que una de las más jóvenes, la peruana, está despegando con esta metodología de análisis.
Es cierto lo que afirma Azpuru (2005) para Guatemala: “es difícil comprender la realidad guatemalteca si no se
transcienden las fronteras de lo local; es por ello que las fronteras geográficas de estudio deben ampliarse,
utilizando en particular la C.P. comparada”.
Por otra parte, a partir de los años 1990 se observa una incipiente orientación hacia modelos formales y métodos
empírico-estadísticos. En general, el uso de teorías y técnicas de investigación más modernas en los países
latinoamericanos depende mucho del contacto que sus respectivos institutos e investigadores tengan con centros
de investigación en Estados Unidos y Europa. El país mejor integrado en este sentido es probablemente
Argentina, para el cual se constata una “creciente difusión del →Neo-institucionalismo de inspiración
racionalista, los análisis basados en las teorías de la elección pública, de la elección colectiva, la →Teoría de
Juegos y las técnicas estadísticas” (Leiras et al. 2005: 81). Para Costa Rica, sin embargo – y no es un caso
aislado – se sigue lamentando: “con excepción de los estudios hechos sobre Costa Rica por politólogos
extranjeros, el empleo sistemático de técnicas de observación cuantitativas y cualitativas no sólo es reciente sino
escaso. Buena parte de la producción, además, tiene un carácter ensayístico o bien descriptivo” (Alfaro Redondo/
Acuña Chaverri 2005), lo cual pudiera deberse al hecho de que numerosos estudiosos se sirven de la prensa para
difundir sus opiniones. No sólo entre los países, sino en el seno de las comunidades académicas nacionales
mismas se observa cierta disyuntiva entre una orientación más cuantitativa-anglosajona y otra más cualitativa-
continental-europea, cuyo debate epistemológico aún está pendiente en la región.
(5) La imagen que da a la sociedad la C.P. como disciplina es muy heterogénea. Por un lado, dada su orientación
hacia las elecciones y los partidos políticos, es reconocida experta en estos temas, con un conocimiento
específico en la materia, no sólo para analizarla, sino también de consultoría de los propios actores. De esto
resulta la aceptación de la disciplina en la sociedad como ciencia para ganar elecciones. Otra herramienta de la
C.P. consiste en el análisis institucional, en el cual se encuentra en competencia con el →Derecho Público, y
especialmente con el derecho constitucional. Entre estas ramas del saber se ha llegado a dar a veces un diálogo
interdisciplinario muy fecundo, por ej. en el campo del →Derecho Electoral, así como también en el debate
sobre el →Presidencialismo y el →Parlamentarismo. La sociedad en general, sin embargo, no está tan interesada
en las reglas, sino en los resultados del juego. La falta de cultura institucional, por un lado, y las necesidades
económicas y sociales, por el otro, llevan al público a priorizar en su interés político los desempeños de los
gobiernos en el campo de las políticas sectoriales. La C.P. en América Latina aún no se considera como experta
en políticas públicas, pues no se le supone un conocimiento para gobernar bien. Lo cual, por cierto, excluye al
mismo tiempo tendencias hacia gobiernos tecnócratas, aun cuando politólogos entren en ellos. En varios países,
los politólogos han influido en el desarrollo político, pero más bien a título personal y no como representantes de
una disciplina experta en las diversas carteras. En la medida en que los politólogos partipan en la política
activamente, la disciplina puede perder credibilidad, contagiándose de la crisis de la democracia al perder la
distancia con su objeto de estudio. Por otra parte, los politólogos - aunque menos que antes – se ven influídos por
la política y por agudos conflictos políticos e ideológicos, lo que sigue repercutiendo fuertemente en el desarrollo
de la disciplina como comunidad científica. A pesar de no existir más que un pequeño grupo de politólogos,
éstos suelen no tomar nota de los demás, bien sea ignorando los escritos de los otros, bien no citándolos en sus
propios trabajos. La autopercepción de la comunidad politológica se parece mucho a lo que G.A. Almond (1999)
ha descrito como “disciplina segmentada”.
(6) Lo que observa M. Tanaka (2005) para el caso peruano, es válido para toda la región: “la politización de la
academia ha disminuido considerablemente, se ha legitimado el estudio de la política desde cánones científicos,
los politólogos (aunque todavía muy pocos) tienen mejor formación y están más al tanto de la literatura
internacional”. Es conveniente señalar que estos logros se consiguieron en el marco de un entorno financiero
precario, en el que se encuentra en general toda la academia latinoamericana. Es apropiado también mencionar el
aporte internacional al desarrollo de la disciplina regional a través de programas de cooperación entre centros de
estudios latinoamericanos, por un lado, y estadounidenses y europeos, por el otro. Especial mención merecen las
fundaciones científicas y políticas por sus programas de becas. El reclutamiento de politólogos para ejercer la
C.P. universitaria, es decir, para la investigación y la docencia, pasa en la actualidad por estudios de doctorado
en Estados Unidos o Europa, siendo el lugar del estudio muy indicativo para la orientación epistemológica del
profesional. Respecto al futuro de la C.P. en América Latina, referiéndonos nuevamente a los balances
nacionales de su estado actual en la Revista de Ciencia Política (2005), el objetivo general y mayormente
aceptado es el consolidar el establecimiento de la disciplina y fomentar su profesionalidad. Se piensa, por un
lado, en el desarrollo de un mayor pluralismo temático (especialmente a través de una mayor orientación hacia el
análisis de las políticas públicas) y metodológico (sobre todo mediante la aplicación del método comparativo en
sus múltiples dimensiones) y, por el otro, en la superación de tendencias endogámicas, o sea, en el desarrollo de
un mayor sentido de comunidad científica como comunidad de debate y crítica. Como señales positivas en esa
dirección se pueden interpretar la creciente cantidad de revistas politológicas y, en general, la mayor actividad de
las asociaciones nacionales de C.P., así como la fundación en 2003 de la Asociación Latinoamericana de Ciencia
Política, cuyos muy frecuentados congresos se celebran anualmente. Por otra parte, el crecimiento de la
disciplina plantea también un reto desde un punto de vista más material, que a menudo se tematiza en los debates
internos. Se trata, en primer lugar, del financiamiento de los estudios, en segundo lugar, de la calidad de la oferta
académica y su evaluación según criterios homologados y, por último, del ingreso de los licenciados en C.P. en
el mercado laboral a un nivel correspondiente a su formación.
Un balance político a
Argentina
Luis Alberto ROMERO | Carlos FARA | Marcos NOVARO | Fernando RUIZ
Graciela FERNÁNDEZ MEIJIDE | Daniel SABSAY | Gabriel PALUMBO | Adrián Lucardi
Argentina
Luis Alberto ROMERO
Marcos NOVARO
Carlos FARA
Fernando RUIZ
Daniel SABSAY
Graciela FERNÁNDEZ MEIJIDE
Gabriel PALUMBO
Adrián Lucardi
© 2013
Diseño de tapa y armado: Yanina Arboleya
Fotos portada: Gentileza de la Agencia Diarios y Noticias
(DyN)
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
Noviembre de 2013
ÍNDICE
Presentación...................................................................... 5
Gabriel C. Salvia
Prólogo.............................................................................. 7
Vicente Palermo
La democracia argentina treinta años después.................. 15
Luis Alberto Romero
Treinta años de democracia:
el problema de los partidos................................................ 29
Marcos Novaro
Treinta años de elecciones y opinión pública.................... 43
Carlos Fara
Treinta años de periodismo
y democracia: vidas circulares............................................ 53
Fernando J. Ruiz
Constitución y estado de derecho...................................... 73
Daniel Sabsay
Memoria y derechos humanos a 30 años
del retorno a la democracia................................................ 89
Graciela Fernández Meijide
El papel de legitimación de los jóvenes
en la recuperación democrática......................................... 105
Gabriel Palumbo
El regalo envenenado
de la dictadura militar........................................................ 115
Adrián Lucardi
PRESENTACIÓN
5
un botín electoral y la escasa alternancia presidencial.
En las dos terceras partes de estos treinta años
de democracia, en la Argentina gobernó una misma
persona y un matrimonio: Carlos Saúl Menem, entre
1989-1999, y Néstor Kirchner y Cristina Fernández de
Kirchner, entre 2003 y 2013, todos ellos peronistas. En
países vecinos, como Chile y Uruguay, que retornaron
más tarde a la democracia, la alternancia presidencial,
de personas y partidos, es una característica funda-
mental de su mejor desempeño político, económico e
institucional, lo cual se refleja en casi todos los índices
internacionales que miden dichos aspectos.
En términos de calidad democrática y vigencia de
la forma republicana de gobierno, puede concluirse que
entre 1983 y 2013 la Argentina viene descendiendo,
década tras década. El ascenso, en la mejora institu-
cional, la gobernabilidad democrática, el crecimiento
económico genuino y la inclusión social, llevará varias
décadas y requerirá de la madurez de la dirigencia po-
lítica junto a un esfuerzo importante de la sociedad en
su conjunto.
Este libro aspira entonces a ofrecer un balance de
estos treinta años de democracia y al mismo tiempo
llamar la atención sobre los principales desafíos políti-
cos que tiene la Argentina.
Finalmente, corresponde agradecerle a la Funda-
ción Konrad Adenauer por apoyar esta iniciativa, a los
autores por sus valiosas colaboraciones, al staff y direc-
tivos de CADAL por su confianza, y a todos ellos por
su enorme generosidad.
Gabriel C. Salvia
Presidente del Centro para la Apertura
y el Desarrollo de América Latina
6
PRÓLOGO
7
Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en la argentina
8
Prólogo
9
Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en la argentina
10
Prólogo
11
Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en la argentina
12
Prólogo
Vicente Palermo
Investigador Principal del Conicet
Miembro del Club Político Argentino
13
LA DEMOCRACIA ARGENTINA
TREINTA AÑOS DESPUÉS
Luis Alberto Romero
I.
Dicho esto, podemos pasar a un análisis un poco más refinado,
y a dos posibles respuestas, según la refiramos a las expectativas
15
La democracia Argentina treinta años después
16
Luis Alberto Romero
migos -con los que hasta coexiste bajo el mismo estado- y cuya
voluntad se coloca por encima de la de cualquier derecho indivi-
dual, y también por encima de cualquier ley. Desde principios del
siglo XX esta idea, que recoge la tradición romántica del volk, se
ha asociado con la de líder de masas, que sintetiza y expresa su
voluntad, manifiesta a través de algún plebiscito -por ejemplo una
asamblea o una plaza unánimes- y ejerce sin límite la autoridad
que el pueblo delega en él. Suele llamarse a esta segunda versión
“democracia plebiscitaria de masas”.
II.
Subrayo el punto porque en toda la primera etapa de la experien-
cia democrática argentina, entre 1916 y 1955, fue esta segunda
forma la que predominó. No era esto lo que prometía la ley Sáenz
Peña, que en 1912 consagró el sufragio secreto y obligatorio, el
uso del padrón militar -libre de cualquier manipulación guber-
namental- y el sistema de lista incompleta. La reforma procuraba
a la vez empujar a los votantes -que no hacían uso del existente
derecho universal masculino al sufragio-, garantizarles la transpa-
rencia del comicio y estimular la formación de grandes partidos,
que serían “de ideas” y no de caudillos, y que previsiblemente se
alternarían en el poder.
En cierto sentido, la reforma fue exitosa e inauguró la moder-
na democracia de masas. El número de votantes creció gradual-
mente, hasta alcanzar en 1928 un nivel relativamente estable del
80% del padrón. Si bien la mayoría de los extranjeros no se na-
cionalizó, su número dejó de ser relevante con el paso del tiempo,
pues sus hijos sí eran argentinos. En 1947 se incorporó al sufragio
a las mujeres, y por esos años los territorios nacionales se convir-
tieron en provincias, de modo que sus habitantes se incorporaron
al padrón nacional.
La historia de las elecciones fue más matizada. Hoy los historia-
dores piensan que los procesos electorales, pasados y presentes, no se
dividen en puros y fraudulentos, blancos y negros, sino que hay una
17
La democracia Argentina treinta años después
serie de grises, que tienen que ver con lo que ocurre antes del voto,
durante el voto y después del voto. De modo que no caben las opo-
siciones tajantes. Pero visto en conjunto, en la Argentina posterior
a la ley Sáenz Peña el saldo no fue malo. El sufragio fue bastante
claro durante el período radical, entre 1916 y 1930. Nadie dudó de
la legitimidad de los presidentes electos, aunque muchos observaron
que en las elecciones provinciales, luego de una intervención federal
-y fueron muchas- los resultados se modificaban en favor de los ra-
dicales. También señalaron que las policías seguían teniendo mucho
que ver con el sufragio, en alguna de sus etapas.
Entre 1930 y 1946 -dejando de lado los períodos de gobierno
militar- las elecciones fueron mucho más oscuras, al punto que se
la denomina comúnmente la década del fraude. Efectivamente,
los gobiernos lograron evitar que los radicales volvieran a ganar la
presidencia. En 1931, lo hicieron con facilidad por la abstención
de los radicales, luego de haber sido vetado su candidato, el ex
presidente M. T. de Alvear. Pero el veto era razonable y previsible,
por el principio constitucional de no reelección durante un perío-
do completo (Alvear había sido presidente entre 1922 y 1928).
En 1937, en cambio, Alvear se presentó y fue derrotado por me-
dio de un fraude escandaloso. Los radicales se abstuvieron hasta
1935, facilitando las cosas tanto al oficialismo como a la oposición
socialista o demo-progresista. Desde 1936 los radicales ganaron
concejalías, diputaciones y gobernaciones, y en 1940 obtuvieron
un resonante triunfo legislativo, amparado en la voluntad anti
fraudulenta del presidente Ortiz. En suma, fue una historia con
matices.
La elección presidencial de 1946 fue declarada ejemplar por
ambos bandos, y todo indica que el ajustado triunfo de Perón
fue legítimo. En las elecciones siguientes, no hay razones para
dudar de la mayoría de votantes peronistas: Perón superó el 60%,
una cifra con la que cualquier candidato se entusiasmaría hoy.
Pero sugestivamente, el gobierno hizo lo imposible para reducir
la parte opositora, que rondaba entre el 30 y el 40%, cambiando
18
Luis Alberto Romero
19
La democracia Argentina treinta años después
III.
Daré un salto a través del período 1955-1983, en el que la de-
mocracia basada en el sufragio dejó de ser el principal canal de la
20
Luis Alberto Romero
21
La democracia Argentina treinta años después
22
Luis Alberto Romero
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La democracia Argentina treinta años después
24
Luis Alberto Romero
IV.
Así llegamos al momento del balance de los treinta años de de-
25
La democracia Argentina treinta años después
26
Luis Alberto Romero
BIBLIOGRAFÍA
• Altamirano, Carlos: Bajo el signo de las masas (1943-1973),
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• Bertoni, Lilia Ana: Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas.
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XIX, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000.
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Buenos Aires, Ariel, 2006.
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• Persello, Ana Virginia: Historia del radicalismo. Buenos
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• Quiroga, Hugo: La Argentina en emergencia permanente.
Buenos Aires, Edhasa, 2007.
• Romero, José Luis: Las ideas políticas en Argentina, 5ª ed.,
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1975.
• Romero, Luis Alberto: Breve historia contemporánea
de la Argentina, 3ª ed., Buenos Aires, Fondo de Cultura
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• Romero, Luis Alberto: La larga crisis argentina. Del siglo
XX al XXI. Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2013.
• Zanatta, Loris: Breve historia del peronismo clásico. Buenos
Aires, Sudamericana, 2009.
27
TREINTA AÑOS DE DEMOCRACIA:
EL PROBLEMA DE LOS PARTIDOS
Marcos Novaro
INTRODUCCIÓN.
EL PERONISMO Y LA DEBILIDAD
DE LOS PARTIDOS
Reparar la tradicional debilidad del sistema de partidos argen-
tino fue una de las metas fundamentales que abrazó el proyecto
democrático en 1983. Su fracaso al respecto, a tres décadas de
iniciado el proceso de democratización, es sin duda uno de los
limitantes más serios que nuestro sistema político enfrenta para
su buen desempeño, y lo seguirá siendo, al menos, en el futuro
próximo.
En el centro de este desafío se encontraba entonces, y todavía
se encuentra hoy en día, el peronismo. Aunque las condiciones
29
Treinta años de democracia: el problema de los partidos
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Marcos Novaro
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Treinta años de democracia: el problema de los partidos
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Marcos Novaro
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Treinta años de democracia: el problema de los partidos
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Marcos Novaro
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Treinta años de democracia: el problema de los partidos
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Marcos Novaro
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Treinta años de democracia: el problema de los partidos
38
Marcos Novaro
39
Treinta años de democracia: el problema de los partidos
BIBLIOGRAFÍA
• Carrizo, Carla (2011): ““La política al interior de los
partidos: peronismo, radicalismo y kirchnernismo”, en
Malamud, Andrés y Miguel De Luca (comps) La política en
tiempos de los Kirchner, Buenos Aires: Eudeba.
• Gibson, Edward (2013): “Elasticidades del Peronismo: La
década del 90 y la transformación del sistema de partidos en
40
Marcos Novaro
la Argentina”, mimeo.
• Levitsky, Steven (2005): La transformación del justicialismo.
Del partido sindical al partido clientelista, 1983-1989. Buenos
Aires: Siglo XXI.
• Mustapic, Ana María (2002): “Del partido peronista al
partido justicialista. Las transformaciones de un partido
carismático”. En Cavarozzi, Marcelo y Abal Medina, Juan
Manuel (h.), El asedio a la política. Los partidos latinoamericanos
en la era neoliberal. Rosario: Homo Sapiens.
• Scherlis, Gerardo (2008): “Gobierno de partido y partido
de gobierno: la consolidación del partido estatal de redes en
Argentina”, Iberoamericana, N. 32, Octubre 2008, pp. 165-
170
• Torre, Juan Carlos (1999): “El peronismo como solución y
como problema”, en Marcos Novaro (comp.) Entre el abismo y
la ilusión, Buenos Aires: Norma.
41
TREINTA AÑOS DE ELECCIONES
Y OPINIÓN PÚBLICA
Carlos Fara
La opinión pública nacional tiene ciclos que están más allá de los
comicios. Cuando un ciclo se termina y aparece otro, lo más proba-
ble es que esta mutación se manifieste en los resultados de la pri-
mera elección que la sociedad tenga por delante. Es un tema poco
analizado, pero es la clave para comprender por qué y cuándo los
procesos políticos finalizan en la cabeza y el corazón de los ciudada-
nos, independientemente de los tiempos institucionales.
En este capítulo se realizará una lectura retrospectiva de qué
sucedió con la opinión pública desde 1983 a la fecha para com-
prender cómo se han desarrollado los ciclos mencionados.
43
Treinta años de elecciones y opinión pública
44
Carlos Fara
45
Treinta años de elecciones y opinión pública
46
Carlos Fara
47
Treinta años de elecciones y opinión pública
48
Carlos Fara
49
Treinta años de elecciones y opinión pública
II. EPILOGO
50
Carlos Fara
BIBLIOGRAFÍA
• “La opinión pública post crisis: de cara al Bicentenario”,
Argentina 2010. Pensando el Bicentenario (Compilado por
Juan Carlos Herrera), Editorial Corregidor, Buenos Aires,
Argentina, 2007.
51
TREINTA AÑOS DE PERIODISMO Y
DEMOCRACIA: VIDAS CIRCULARES
Fernando J. Ruiz (1)
1
“Colaboraron en la búsqueda de información estadística las alumnas de la Facultad de Co-
municación de la Universidad Austral, Constanza Lambertucci y Agustina de Villafañe. Los
cuadros elaborados están disponibles en el sitio: http://periodismoydemocracia.wordpress.
com/2013/11/15/30-anos-de-periodismo-y-democracia-estadisticas-2/
53
Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
EL ALFONSINISMO
54
Fernando J. Ruiz
55
Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
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Fernando J. Ruiz
57
Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
EL MENEMISMO
8
Julio Bazán, Crónica de un cronista, Del nuevo extremo, Buenos Aires, 2006, p. 36.
58
Fernando J. Ruiz
años en que fueron estatizados. Por supuesto que los nuevos due-
ños de las licencias televisivas siguieron ejerciendo cierto control,
pero ya había un margen mayor para el desarrollo del periodis-
mo profesional. Comenzaron a surgir programas de periodismo
de investigación en televisión. Esto permitía que este medio que,
entonces y ahora sigue siendo la principal fuente de información
de la ciudadanía, comenzara a ofrecer información de más calidad
y profundidad.
En otro sector de la industria de la televisión se estaba pro-
duciendo una segunda transformación, en la televisión por cable.
Este fue el cuarto ciclo de ampliación del ecosistema. En 1991 la
empresa Cablevisión llegaba a sus primeros 70 mil clientes. En
1993 se creó Todo Noticias (TN) y en 1996 ese canal comenzó a
transmitir 24 horas seguidas en vivo. Para el año 2000, Argentina
tenía la industria de televisión por cable con más penetración en
América Latina. (9) Esa industria multiplicó la cantidad de canales
a niveles insospechados. Un país acostumbrado a optar entre me-
nos de una decena de canales, de pronto vio multiplicada su ofer-
ta. Además, a medida que esta poderosa industria se desarrollaba,
mostraba su potencia federal y local. De hecho, es una industria
que nació en el interior del país. Ahora era posible hacer canales
locales y generar, por primera vez en la historia, periodismo tele-
visivo de alcance local.
EL KIRCHNERISMO
59
Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
60
Fernando J. Ruiz
61
Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
13
Para una discusión mayor sobre esta dimensión de la representación, ver Fernando J. Ruiz,
“Fronteras móviles: caos y control en la relación entre periodistas y políticos en América Lati-
na”, en Bernardo Sorj (comp.), Poder político y medios de comunicación. De la representación política
al reality show, Siglo XXI/Plataforma Democrática, Buenos Aires, 2010, p. 25.
62
Fernando J. Ruiz
63
Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
servicios públicos. (14)
Cada uno de estos tres ciclos políticos tuvo un arco de voces
privilegiado. Pero el hecho de que hayan sido etapas de democra-
cia real hace que las voces disidentes nunca fueron silenciadas, e
incluso tuvieron a veces un plus de noticiabilidad precisamente
por su escasez. La hegemonía de las ideas estaba más dada por la
construcción de consensos sociales abrumadores que por la censu-
ra de las alternativas. (15)
2. La institucionalización de la crítica
64
Fernando J. Ruiz
65
Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
18
‘Partido del estado’ es la expresión que utilizaba en México la oposición al gobierno del
Partido Revolucionario Institucional (PRI) hasta el año 2000. El peronismo y el PRI han sido
siempre primos hermanos.
19
Para una descripción del proceso ver Edi Zunino, op.cit., p. 47-68.
66
Fernando J. Ruiz
67
Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
68
Fernando J. Ruiz
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Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
70
Fernando J. Ruiz
71
Treinta años de periodismo y democracia: vidas circulares
ANEXO
TABLA COMPARATIVA DE CICLOS
POLÍTICOS Y MEDIÁTICOS
Principio
Ciclo Norma Ciclo mediático Estilo político
mediático
(1)
Parlamento
Decreto-
de papel La política
Alfonsinismo Ley de la
(2) letrada
dictadura
Explosión de
Fms
(3) Apertura
de la TV
Ley de
abierta Periodismo de
Menem reforma del El show
(4) cuarto poder
estado
Explosión
del cable
Periodismo
de seguridad
Ley de
(5) Internet La ebullición democrática/
Servicios de
Kirchner (6) Redes de la discusión periodismo
Comunicación
sociales pública de cuarto
Audiovisual
poder/ guerra
mediática
72
CONSTITUCIONALISMO Y ESTADO
DE DERECHO
Daniel Sabsay
EL CONSTITUCIONALISMO Y EL
SURGIMIENTO DEL DERECHO
CONSTITUCIONAL
El derecho constitucional es el producto de un movimiento de
ideas, el constitucionalismo, que se desarrolla en Europa en el
Siglo XVIII. Se trata de la rama del derecho que apunta a la
organización del poder en el Estado con especial empeño en el
resguardo del espacio de libertad de la sociedad. Así, regula las
relaciones entre éste y los particulares y las que se suscitan en su
interior entre los distintos titulares del poder estatal. “Las nor-
mas del Derecho Constitucional se definen por su objeto: serían
las normas que regulan las materias directamente vinculadas a la
garantía básica de la libertad. Y se destacan dos tipos de normas
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Constitución y estado de derecho
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2
Mario Midón, Manual de Derecho Constitucional Argentino, 2º ed., Bs. As., 2004, p.
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Eduardo P. Jiménez, Derecho Constitucional Argentino, Tomo I, EDIAR, Bs. As., 2000, p. 24.
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Daniel Sabsay
85
Constitución y estado de derecho
86
Daniel Sabsay
BIBLIOGRAFÍA
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2º ed., Bs. As.
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I, EDIAR, Bs. As., 2000.
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edición, Buenos Aires, 1999.
87
MEMORIA Y DERECHOS HUMANOS
A 30 AÑOS DEL RETORNO
A LA DEMOCRACIA (1)
Graciela Fernández Meijide
I.
Los '60 y, sobre todo, los '70 fueron años de extrema violencia en
la Argentina, durante los cuales el paradigma fue amigo-enemigo.
Hasta en el algún momento el propio general Perón, líder que vi-
1
Transcripción de la presentación realizada por la autora en el seminario “Un balance político
a 30 años del retorno a la democracia en la Argentina”, el jueves 12 de septiembre de 2013.
89
Memoria y derechos humanos a 30 años del retorno a la democracia
90
Graciela Fernández Meijide
nista ( JP). Si bien sus orígenes eran absolutamente diferentes, casi to-
dos los jóvenes que ingresaban provenían de clase media y media alta.
En el caso de Montoneros la mayoría de ellos provenían de fa-
milias católicas, de formación católica y ellos mismos estudiaban en
escuelas católicas privadas, concurrían a las parroquias donde el fenó-
meno de la teología de la liberación, después del Concilio vaticano II
y del documento de Medellín, los había enfrentado con la pobreza. Y
el mensaje que recibían era: hay pobres, ustedes son responsables de
hacerse cargo de este tema. Era muy pesada la demanda para una ju-
ventud que, como todas, era romántica, quería trascender y que tenía
un bombardeo de distintas circunstancias revolucionarias, desde la
lucha anticolonial que estaba llevando a cabo Argelia, con los apor-
tes que llegaban de los intelectuales que escribían sobre eso, hasta la
guerra de Vietnam en la que un pequeño pueblo, podía ganarle al
coloso: Estados Unidos. Todas esas experiencias, con el Che Guevara
diciendo “hay que armar cien Vietnam”, eran trasladables mecánica-
mente. El razonamiento era: si Vietnam pudo por qué nosotros no.
La revolución cubana influenciaba progresivamente en esos jóvenes
católicos que iban adquiriendo valores marxistas, aun cuando nunca
terminaran uniéndose con el ERP. En cambio, hacia 1973 se produjo
la incorporación a Montoneros de las FAR, Fuerzas Armadas Revo-
lucionarias, que provenían de la izquierda tradicional.
El momento de mayor choque fue la llegada de Perón a la Ar-
gentina en 1973. Se trató del enfrentamiento entre dos sectores
del peronismo: el sindical asimilado a la derecha peronista, contra
Montoneros la izquierda nacionalista. Ambos disputaban la posi-
bilidad de imponer su propia impronta a un Perón que volvía a la
Argentina- en buena medida gracias a la permanente agitación a la
que sometía la Juventud Peronista a las sucesivas dictaduras- enfer-
mo y viejo y con la convicción de la necesidad de que era preciso
conformar un gobierno de coalición para dar solución a los proble-
mas del país. Nunca había estado dispuesto a hacer una revolución y
sabía que, por otra parte, el pueblo lo único que quería era recuperar
y mantener los beneficios otorgados por un estado de bienestar. En
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Memoria y derechos humanos a 30 años del retorno a la democracia
II.
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Graciela Fernández Meijide
las que los habeas corpus eran firmados por los familiares, pues los
abogados tenían miedo de hacerlo.
En este contexto empiezan las movilizaciones, hay una mar-
cha muy grande convocada por Saúl Ubaldini, entonces líder de la
CGT, bajo la consigna “Paz, Pan y Trabajo”. Las fuerzas de seguri-
dad, con presencia de carros hidrantes, impidieron violentamente
que se ingresara a la plaza de Mayo y se lanzaron a apalear y apre-
sar a jóvenes que ya se animaban a volver a participar.
Al día siguiente se amaneció con la noticia de que se iniciaba
la guerra de Malvinas. Quien entonces presidía la Junta Militar,
el general Galtieri, planificó encolumnar a la sociedad detrás del
gobierno con un tema sensible, querido por todos e inculcado
desde la escuela primaria, como era el tema Malvinas. Allí volvió
a pasar lo que a uno le cuesta creer que pase: la gente se olvidó
que Galtieri era un asesino, de los desaparecidos y responsable de
los problemas económicos. Primó el sentimiento nacionalista, tan
difícil de erradicar de nuestra tradición como argentinos. Para mi
sorpresa y tristeza hasta la gente de izquierda se alineó en la causa
Malvinas.
El conflicto terminó en derrota. Y ahí tenemos la contradic-
ción: la alegría, por un lado, de que ello nos abre el camino para
la salida a la democracia y, por otro, el dolor de sufrir más pérdida
de gente joven, los soldados de Malvinas. Además estaban los que
volverían con heridas físicas y psíquicas profundas, que termi-
naron con algunos de ellos suicidados por la poca atención que
recibieron.
De ahí en más, la sociedad argentina cambió de humor: de
no escuchar a los organismos de DDHH pasó a visibilizarlos.
Fue entonces cuando comenzó a pensar que si los militares ha-
bían sido capaces de llevarnos a semejante guerra y además ser
derrotados, cosa que no les perdonaba, también podrían haber
sido capaces de hacer todo aquello por lo que estaban siendo
denunciados por los organismos de DDHH. Es decir, que lo
de los desaparecidos era verdad. Recién entonces las marchas
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Memoria y derechos humanos a 30 años del retorno a la democracia
III.
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Graciela Fernández Meijide
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Graciela Fernández Meijide
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EL PAPEL DE LEGITIMACIÓN
DE LOS JÓVENES EN LA
RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA
Gabriel Palumbo
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El papel de legitimación de los jóvenes en la recuperación democrática
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Gabriel Palumbo
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EL REGALO ENVENENADO DE LA
DICTADURA MILITAR
Adrián Lucardi
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El regalo envenenado de la dictadura militar
marzo de 1976; (b) cada provincia recibirá tres bancas más de las que
le correspondan por su población; y (c) ningún distrito podrá contar
con menos de cinco diputados. De esta manera, un decreto-ley de un
gobierno de facto a punto de dejar el poder elevó la representación
de las provincias más chicas del país muy por encima del mínimo de
dos diputados que establecía el art. 42 de la constitución peronista de
1949, y ello a pesar que la igual representación en el Senado ya asegu-
raba a todas las provincias suficiente representación de sus intereses.
Pero las verdaderas consecuencias de este decreto-ley van
mucho más allá de esta desigual representación legislativa. Como
espero mostrar en este capítulo, el decreto-ley 22.847 tiene impor-
tantes consecuencias políticas y económicas, como ser una fuerte
reducción de la competencia política en varios distritos del país, el
exceso de gasto en personal en muchas provincias, e incluso serias
consecuencias macroeconómicas a nivel nacional.
VOTOS DESIGUALES
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Adrián Lucardi
1
La Ciudad de Buenos Aires también se beneficia porque es el único distrito que perdió pobla-
ción desde 1980, y sin embargo no puede contar con menos diputados que en 1976.
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Adrián Lucardi
2
Lo que el presidente sí puede hacer es aumentar la alícuota o la recaudación de aquellos
impuestos que no se coparticipan, como el impuesto al cheque, o las retenciones a las exporta-
ciones. Pero IVA y Ganancias son impuestos coparticipables, lo que implica que por cada peso
que se recauda, un porcentaje es transferido automáticamente a cada provincia de acuerdo a una
fórmula predeterminada.
3
Huelga decir que esta relación no es válida solo para 2010; si repitiéramos el mismo gráfico
para cada año entre 1988 y 2009, encontraríamos un patrón muy similar.
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4
Valores expresados a precios de 2010, al igual que en el resto de este capítulo.
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5
Recientemente, La Rioja y San Luis modificaron sus constituciones para eliminar la reelec-
ción indefinida.
6
Las restantes son Jujuy y Santiago del Estero. En esta última, el PJ gobernó hasta 2004 y la
UCR lo hace desde 2005, pero ello solo fue posible por la intervención federal que removió al
juarismo del poder.
7
Para Catamarca vale lo mismo que para Santiago del Estero: la remoción de los Saadi del
poder en 1991 sólo fue posible por la intervención federal.
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CONCLUSIÓN
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REVISTA DE CIENCIA POLÍTICA / VOLUMEN 25 / Nº 1 / 2005 / 76 – 91
MARCELO LEIRAS
UNIVERSIDAD DE SAN ANDRÉS, ARGENTINA
MARTÍN D’ALESSANDRO
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA
Resumen
El presente trabajo analiza el desarrollo de la ciencia política en Argentina. Defiende cuatro tesis. La
primera, es que el análisis científico de la política en Argentina resulta de la profesionalización y diferencia-
ción interna de las ciencias sociales, tiene a las universidades como centro institucional y es altamente
vulnerable a los cambios de régimen político. La segunda, es que en los últimos años, y apoyada en el
crecimiento de los programas universitarios de grado y posgrado, crece la autonomía académica de la
disciplina. Su autonomía como campo de ejercicio profesional crece a un ritmo más lento. La tercera, es
que las agendas temáticas de los estudios políticos en el país reflejan las prioridades de los tomadores
de decisiones, las de la comunidad internacional de investigadores y las trayectorias de formación de
quienes practicamos la disciplina. Los principales temas de interés para la opinión pública tienen un papel
menos relevante. Finalmente, que la contribución de las politólogas y politólogos al análisis de la política
aún lucha por diferenciarse claramente de las intervenciones realizadas desde el derecho, la sociología,
la economía y el análisis periodístico para tratar los mismos temas.
Abstract
This article analyzes the development of political science in Argentina. It defends four theses. First, that the
development of the scientific analysis of politics in Argentina stems from the professionalization and internal
differentiation of social sciences, is centered in universities and is highly vulnerable to regime change.
Second, that in the last few years the discipline’s academic autonomy grows, supported by the growth of
university undergraduate and graduate programs. Its autonomy as a field of professional practice evolves at
a slower pace. Third, that research agendas reflect mainly the priorities of decision makers, international
scholarly communities and personal trajectories of local practitioners. Public concerns play a less significant
role. Finally, that the specific contribution of political scientists to political analysis still struggles to clearly
define its difference from interventions made by jurists, sociologists, economists and journalists.
76
LA CIENCIA POLÍTICA EN ARGENTINA: EL CAMINO DE LA INSTITUCIONALIZACIÓN DENTRO Y FUERA DE LAS AULAS UNIVERSITARIAS
I. INTRODUCCIÓN
Como en casi todas las sociedades, en Argentina la reflexión sobre la política es tan antigua como
los conflictos políticos mismos. La crisis de soberanía abierta con la captura de Fernando VII en
Bayona, las guerras de independencia, los primeros ensayos de gobierno representativo, y los
largos años de disputa por la organización constitucional dieron lugar a encendidas polémicas
sobre los fundamentos del orden político. Ellos se desarrollaron en los recintos legislativos y en la
prensa. Cuando la construcción estatal comenzó a fraguar, la reflexión política se extendió tam-
bién a la historiografía y a las aulas universitarias
En las primeras décadas del siglo XX, y al mismo tiempo que en Europa o Estados Unidos, en las
universidades de Buenos Aires, La Plata, Córdoba y el Litoral se dictaban cursos de “ciencias
sociales”, “ciencias de la cultura” o “ciencias del espíritu”, de sociología y de derecho político en
facultades de Derecho y Ciencias Sociales o de Filosofía y Humanidades. Estos cursos apuntaban
a arraigar las instituciones de la Constitución, bajo un marco positivista de confianza en la Razón.
Así emerge una ciencia política “formalista”, concentrada en los marcos legales en los que se
desenvuelve la acción política. Desviándose parcialmente de este sesgo descriptivo, entre 1910 y
1928 se publicó la Revista Argentina de Ciencias Políticas, cuyas contribuciones incorporaron el
estudio de los actores, del funcionamiento de las estructuras políticas y del cambio ligado a la
ampliación del sufragio.
En los años 20 y 30, el auge de esa tradición formalista alentó la creación de institutos, acade-
mias, revistas y facultades de Ciencias Políticas y Sociales. A partir de los años 40, una nueva
generación de sociólogos, influidos por teorías acuñadas principalmente en los Estados Unidos,
cambió el ejercicio profesional de las ciencias sociales. El cambio influyó en los estudios políticos
universitarios. Con la sociología académica nació una nueva profesión intelectual que revalorizaba
la investigación empírica e impugnaba la epistemología y los métodos de las generaciones ante-
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MARCELO LEIRAS, JUAN ABAL MEDINA, MARTÍN D’ALESSANDRO
riores. Esta nueva profesión demandaba otro modelo de universidad. Articulada alrededor del
trabajo de Gino Germani, tenía como horizonte teórico al estructural–funcionalismo y la teoría de
la modernización y como fuente de financiamiento para sus novedosas dedicaciones exclusivas,
al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y los aportes de fundacio-
nes extranjeras.
El golpe militar de 1966 truncó el proyecto de modernización científica y desalojó a los investigado-
res de las universidades de gestión estatal. Muchos de ellos emigraron. Quienes permanecieron en
el país, continuaron enseñando en universidades de gestión privada o trabajando en los centros de
investigación independientes constituidos a principios de la misma década2. La Sociología fue la
disciplina más importante entre las que se cultivaron en estos centros. Varios de sus estudios se
concentraron en temas políticos, entre los que se destacan las raíces sociales del peronismo (Germani,
1973; Murmis y Portantiero, 1973) y el comportamiento electoral (Canton, 1968).
A partir de 1969 y durante el primer quinquenio de la década siguiente, el conflicto social y político
en la Argentina se intensificó. La politización alcanzó al debate académico y en muchos casos
motivó la impugnación del interés científico como fundamento del análisis de la política. No impi-
dió, sin embargo, que investigadores argentinos elaboraran interpretaciones agudas y, en varios
casos, originales, sobre las consecuencias sociales y políticas de las formas de desarrollo capita-
lista características de los países latinoamericanos. Probablemente estas interpretaciones le de-
ban menos al ambiente académico e intelectual local que a la participación de sus protagonistas
en programas y redes internacionales de formación e investigación. En este marco pueden inscri-
birse los citados estudios de O’Donnell sobre la relación entre modernización y autoritarismo o los
de José Nun sobre la marginalidad (1969), que dieron lugar a una conocida polémica con Fernan-
do Henrique Cardoso3. Contemporáneamente, los intelectuales asociados con la revista Pasado &
Presente4, más vinculados con los ámbitos de reflexión cercanos a las organizaciones políticas,
difundían una influyente interpretación de las lealtades políticas de las clases populares latinoame-
ricanas inspirada en la obra de Antonio Gramsci. Las importantes contribuciones de este período
coexistieron con la pérdida de confianza en la investigación científica como vía de acceso al
1
El primero se había fundado a fines de la década de 1950 en la Universidad de Cuyo.
2
Entre estos centros cabe destacar al Instituto Torcuato Di Tella (1958) y la Fundación Bariloche (1963).
3
Recogida en José Nun (2001).
4
Entre ellos José Aricó y Juan Carlos Portantiero.
78
LA CIENCIA POLÍTICA EN ARGENTINA: EL CAMINO DE LA INSTITUCIONALIZACIÓN DENTRO Y FUERA DE LAS AULAS UNIVERSITARIAS
Tras el golpe de 1976, los funcionarios de la dictadura dispusieron el cierre de muchas carreras
de ciencias sociales y la persecución de investigadores y docentes universitarios. Con un nuevo
éxodo, la actividad se paralizó casi por completo. Como en muchos otros países latinoamerica-
nos, se refugió en unos pocos centros de investigación (casi todos localizados en la Ciudad de
Buenos Aires)6. A pesar de la amenaza represiva, durante la segunda mitad de los 70 en estos
centros de investigación germinó la revalorización de la democracia como régimen y el interés en
el Estado como organización que impulsaría el renacimiento de la disciplina a partir de 1984
(Oszlak y O’Donnell, 1976; Oszlak, 1978; O’Donnell, 1977, 1978). Los estudios más influyentes
elaborados en esta línea formaron parte de proyectos comparativos internacionales entre los que
se destaca el de transiciones desde gobiernos autoritarios, liderado por O’Donnell, Philippe Schmitter
y Lawrence Whitehead (1988).
las prácticas, las instituciones, las organizaciones y las ideas políticas durante los siglos XIX y XX
(Alonso, 2000; Botana y Gallo, 1997; Chiaramonte, 1997; Sábato, 1998; Zimmermann, 1995).
La agenda de investigación en ciencia política, por un lado, acompañó las prioridades de los
tomadores de decisiones y, por otro, analizó los problemas que empezaban a detectarse en el
funcionamiento de las instituciones de gobierno. A fines de los ’80, la preocupación por la conso-
lidación de la democracia y las aspiraciones reformistas del Presidente Alfonsín estimularon una
serie de estudios sobre la conveniencia y la posibilidad de reemplazar o moderar el régimen
presidencialista de gobierno (Consejo para la consolidación de la demoracia 1986; Nohlen y De
Riz, 1991). Los problemas de eficacia y eficiencia en el funcionamiento de las burocracias estata-
les dieron lugar a programas de investigación, de formación de postgrado y de capacitación
profesional de funcionarios en temas de administración y políticas públicas (Oszlak y otros, 2004).
La larga presidencia de Carlos Menem, sus políticas y su estilo de gestión motivaron el desarrollo
de la más amplia y nutrida agenda de trabajo que la ciencia política haya producido en Argentina
hasta el momento. El sorpresivo giro programático de un partido de base popular indicaba que la
estructura de mediaciones entre Estado y sociedad se estaba transformando (Acuña, 1995;
Cavarozzi, 2000; García Delgado, 1998). Las tendencias delegativas y la debilidad de los contro-
les horizontales que O’Donnell reconoció en las democracias latinoamericanas (1992; 1998),
preocuparon también a los investigadores en Argentina, que analizaron la relación entre el Presi-
dente y el Congreso (Ferreira Rubio y Goretti, 1996; Molinelli, 1991; Novaro, 2001), la
personalización de la toma de decisiones (Novaro, 1994; Sidicaro y Mayer, 1995) y las nuevas
formas del populismo manifestadas en el menemismo como estilo político y fenómeno identitario
(Delamata, 2001; Mackinnon y Petrone, 1999). La relación entre partidos, organizaciones, pode-
res y niveles de gobierno en las políticas de reforma estructural fueron objeto de otro fuerte
programa de trabajo (Acuña y Smith, 1996; Etchemendy y Palermo, 1998; Gibson y Calvo, 1999;
Gerchunoff y Torre, 1996; Iazetta, 1997; Palermo y Novaro, 1996; Smith, Acuña y Gamarra,
1994; Torre, 1997). Los logros, las contradicciones y los fracasos de estas políticas llamaron la
atención sobre la influencia de los gobiernos y los actores políticos provinciales en la toma de
decisiones y la formación de mayorías en la escala nacional. El análisis de la estructura fiscal
federal y las diferencias interprovinciales en el comportamiento electoral y la conformación de los
sistemas de partidos son los signos de esta influencia que motivaron la mayor cantidad y los más
influyentes estudios (Calvo y Abal Medina, 2002). El interés en los resultados de los procesos de
privatización y descentralización de los servicios públicos y las condiciones de producción de las
políticas sociales son otros programas de trabajo cuya génesis puede asociarse con la implemen-
tación de las políticas de reforma (Repetto, 2001; Faletti, 2001).
80
LA CIENCIA POLÍTICA EN ARGENTINA: EL CAMINO DE LA INSTITUCIONALIZACIÓN DENTRO Y FUERA DE LAS AULAS UNIVERSITARIAS
Como puede observarse, la agenda temática de la ciencia política que se practica en Argentina es
similar a la de los centros universitarios de los Estados Unidos que incluyen a países latinoameri-
canos dentro de sus estudios comparativos. Las teorías y las técnicas dominantes en el currícu-
lum de ese país influyen en las investigaciones y la docencia locales. Esta influencia se manifiesta
en la creciente difusión del neo–institucionalismo de inspiración racionalista, los análisis basados
en las teorías de la elección pública, de la elección colectiva, de los juegos y las técnicas estadís-
ticas. En muchos casos, los estudios que usan estas herramientas son realizados por economis-
tas o por politólogos que colaboran con economistas (Tommasi y Saiegh, 1997; Acuña y Tommasi,
1999). En esta línea se inscribe una extensa y fructífera lista de trabajos sobre los sistemas
electorales, los mecanismos de selección de candidatos, el comportamiento de los legisladores y
la interacción estratégica entre los poderes de gobierno (De Luca et al., 2002; Jones et al., 2002;
Iaryczower et al., 2002).
Las instituciones en las que se enseña y produce la ciencia política en Argentina son plurales y
complejas. Ofrecen un panorama de “mesas separadas” como el que preocupaba a Almond (1999)
en los Estados Unidos. Pero se trata de mesas distintas7. Con los estudios más cercanos al main–
stream norteamericano coexiste un firme interés y una lectura informada de los autores clásicos
de la tradición política occidental (Borón, 2002). El interés por el canon suele estar asociado,
tanto entre los profesores como entre los alumnos, con el análisis de clásicos del siglo XX, espe-
cialmente Hannah Arendt (Hilb, 1994), Carl Schmitt (Dotti, 2000; Dotti y Pinto, 2002), Jürgen
Habermas, John Rawls y otros teóricos de la justicia (Gargarella, 1999) y, por supuesto, Max
Weber (Pinto, 1996). La influencia weberiana se manifiesta también en formas más tradicionales
de análisis institucional, que son tan frecuentes en los cursos como en las publicaciones y suelen
acompañar la cita de otros autores europeos como Norberto Bobbio y Giovanni Sartori. La teoría
política en clave post–estructuralista también aparece, aunque con peso mucho menor, del mismo
modo que los estudios de género, las teorías feministas y los debates asociados con el
multiculturalismo. En otra mesa, subsisten las referencias bibliográficas y los temas de los sesen-
tas y setentas: el estructural–funcionalismo, el análisis de sistemas eastoniano, los análisis clasis-
tas, los dependentistas y el estudio de las obras de Marx y Durkheim.
7
Almond destacaba la ausencia de diálogo entre las escuelas teóricas y sub disciplinas que estructuran la producción de
la ciencia política en los Estados Unidos. Cada una de estas escuelas constituye, entonces, una “mesa” y, como ocurre
en las cenas muy numerosas, los comensales sólo conversan con quienes comparten la mesa e ignoran a quienes están
en mesas vecinas. Esta relativa incomunicación entre sub campos disciplinarios también se registra en Argentina.
Decimos que las “mesas” argentinas son distintas porque los criterios de división de los sub campos son distintos de los
que prevalecen en los Estados Unidos.
81
MARCELO LEIRAS, JUAN ABAL MEDINA, MARTÍN D’ALESSANDRO
Destacamos algunas conclusiones de este breve repaso. El análisis político realizado en ámbitos
académicos ha sido vulnerable a los frecuentes cambios de régimen político que experimentó el
país. Los períodos más productivos coinciden con la estabilidad constitucional y la vigencia del
pluralismo. Cuando las circunstancias políticas y económicas lo permitieron, el estudio científico
de la política encontró en las universidades su sede principal. La multiplicidad de paradigmas,
estilos y programas de trabajo característica de la disciplina en todos los países se reproduce en
Argentina a partir de la pluralidad de trayectorias educativas y vínculos institucionales de los
docentes e investigadores universitarios. Las agendas temáticas son sensibles a la evolución de
las agendas de gobierno y a las prioridades de las redes regionales de investigación (frecuente-
mente centradas en y estructuradas desde los Estados Unidos)10. Veremos en el siguiente aparta-
do que nunca en Argentina tanta gente enseñó, investigó y publicó en ciencia política como ahora.
Sin embargo, su desarrollo profesional e influencia social marchan más lentamente.
ciencia política es una carta que las autoridades de las universidades jóvenes toman en cuenta y
juegan en su intento de distinguir su oferta de las casas de estudios más tradicionales. En el
campo académico, la disciplina es visible y valorada positivamente.
ALUMNOS DE UNIVERSIDADES DE
GESTIÓN PRIVADA
Alumnos de C. Política y RRII 2834 2896 3056 3219 3320 3698
Alumnos de C. Política y RRII /
Alumnos de Universidades
Gestión Privada 1,8% 1,6% 1,5% 1,6% 1,6% 1,7%
15
Puesto que contamos con datos agrupados no podemos determinar cuánto de este crecimiento obedece a los progra-
mas de ciencia política o a los de relaciones internacionales.
83
MARCELO LEIRAS, JUAN ABAL MEDINA, MARTÍN D’ALESSANDRO
A juzgar por la Tabla 2, el interés en estas disciplinas persiste en el tiempo un poco menos que
otras vocaciones. En 2002, los estudiantes en ciencia política y relaciones internacionales repre-
sentaban el 0,9% del total y los egresados que obtuvieron estos títulos el 0,7%. La caída de estas
disciplinas en el total de diplomas de grado es más pronunciada entre quienes recibieron sus
títulos en universidades de gestión privada. Sugerimos una hipótesis de interpretación. La conso-
lidación de la ciencia política como programa de formación universitaria parece ir a un ritmo más
rápido que el de su consolidación como profesión. Esto explicaría que el porcentaje de egresados
caiga en las instituciones de gestión privada, cuyo alumnado es más sensible al valor de mercado
de los títulos, y en los años de profundización de la crisis económica, cuando aumenta el costo de
oportunidad de continuar estudios con inserción laboral más incierta. También es posible, y com-
patible con lo mencionado anteriormente, que el contenido de los programas de estudio decepcio-
ne a los alumnos una vez que ingresan a las carreras.
EGRESADOS DE UNIVERSIDADES DE
GESTIÓN PRIVADA
Egresados de C. Política y RRII 263 332 303 258 237 203
Egresados de C. Política y RRII /
Egresados de Universidades
Gestión Privada 2,4% 2,4% 2,0% 1,6% 1,5% 1,1%
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación de la Nación.
84
LA CIENCIA POLÍTICA EN ARGENTINA: EL CAMINO DE LA INSTITUCIONALIZACIÓN DENTRO Y FUERA DE LAS AULAS UNIVERSITARIAS
Junto con la multiplicación de espacios en los que se enseña ciencia política surgieron nuevas
oportunidades de publicación académica. En un relevamiento informal hemos contado 11 revistas
con revisión de pares vigentes en las que se publican textos de la disciplina. Seis de ellas publican
fundamentalmente artículos politológicos16. Diez de las 11 publicaciones relevadas comenzaron a
aparecer después de 1990, confirmando el movimiento de fortalecimiento institucional de los
últimos años. Debe notarse, sin embargo, que la autonomía académica de la disciplina es aún
incompleta. Puesto que el número de puestos en los programas de ciencia política es mucho más
grande que el que puede cubrirse con los profesionales formados en la generación anterior y el
número de programas crece, la mayoría de los profesores universitarios provienen de otros cam-
pos17. La auto–reproducción de los planteles profesionales es una tarea para la próxima genera-
ción de politólogos.
Esta insuficiencia obedece, en parte, a una divergencia, en camino de resolverse, entre las inclina-
ciones vocacionales y los itinerarios laborales de quienes estudiaron en universidades de gestión
estatal y quienes lo hicieron en las de gestión privada. Los segundos consiguen una rápida incor-
poración al ámbito laboral, principalmente en puestos con un perfil empresarial. Por ejemplo: en
consultoras políticas, en las áreas de relaciones institucionales de las empresas o en medios de
comunicación. Les insume un mayor esfuerzo ingresar al ámbito académico, especialmente en las
universidades nacionales o en proyectos de organismos estatales como el CONICET. El primer
contacto con el mundo laboral para los egresados de las universidades de gestión estatal suele
ser la docencia o la investigación ad honorem. Esta experiencia académica facilita el acceso a las
becas y subsidios ofrecidos por los organismos estatales, las fundaciones y las universidades
nacionales y extranjeras. El fuerte compromiso académico de universidades de gestión privada
como la de San Andrés y la Torcuato Di Tella y el trabajo para facilitar la inserción ocupacional de
sus egresados de algunas universidades públicas más jóvenes (como las de General San Martín,
General Sarmiento y Lanús) muestran un camino de superación de esta divergencia.
Los principales empleadores de politólogos y politólogas en puestos que requieren saber ciencia
política se concentran en actividades sin fines de lucro: el gobierno nacional, los provinciales y los
locales; los organismos internacionales, las organizaciones de la sociedad civil y las universida-
des. En el sector privado, los principales demandantes son los estudios de opinión pública y
16
Estas son: Revista Argentina de Ciencia Política, Revista de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP), PostData,
Política y Gestión (Universidad de San Martín), El Debate Político (Universidad de San Andrés, Universidad Di Tella,
FLACSO y IUPERJ) y Deus Mortalis (esta última publica textos de filosofía política). Aparecen textos de ciencia política en
Desarrollo Económico (IDES), Estudios Sociales (Universidad del Litoral), Revista de Ciencias Sociales (Universidad de
Quilmes), Sociedad (Facultad de Ciencias Sociales de la UBA) y Prismas (Universidad de Quilmes).
17
Como ejemplos de ello podemos mencionar que de los 35 profesores titulares que tiene la carrera de ciencia política en
la UBA (la más numerosa del país) solo 8 son polítólogos, es decir el 22,86%. En el mismo sentido la materia Ciencia
Política en el Ciclo Inicial (CBC) de la Universidad de Buenos Aires no tiene ni un solo politólogo sobre un total de 8
cátedras. Cabe destacar que por esta asignatura pasan anualmente cerca de 10.000 estudiantes, constituyéndose, sin
dudas, en el espacio académico cuantitativamente más relevante para difundir las particularidades de la disciplina.
85
MARCELO LEIRAS, JUAN ABAL MEDINA, MARTÍN D’ALESSANDRO
marketing político. Las tareas predominantes para las que se requiere a los colegas son el análisis
especializado de información (en forma de investigación, consultoría o asesoría); la capacitación y
la docencia (en variadas modalidades) y la gestión.
Varios de estos sectores están creciendo. La demanda de profesionales para la gestión pública en
todos los niveles de gobierno aumenta, aunque a menudo el acceso a esos puestos está sujeto a
restricciones “informales” como la identidad partidaria. Los procesos de reforma institucional,
frecuentes en las provincias y siempre presentes en la discusión pública nacional, reclaman trata-
mientos politológicos. Las organizaciones de la sociedad civil aumentan en número y tamaño y, de
manera creciente, orientan su actividad a la incidencia sobre las políticas públicas. Las universida-
des, hemos mostrado, multiplican su oferta de formación en ciencia política. Los organismos
internacionales contratan servicios de consultoría o emplean de modo permanente a profesiona-
les locales. La frecuencia de las campañas y la mediatización de la política ofrecen múltiples
oportunidades para los análisis de opinión pública.
Sin embargo, la inserción profesional en puestos para los que la ciencia política es una competencia
relevante continúa siendo muy dificultosa para la mayoría de los jóvenes egresados. Esta dificultad
obedece a varias razones. En primer lugar, puesto que la demanda de empleo se concentra en
organizaciones que no persiguen fin de lucro, la actividad es muy sensible a las oscilaciones en el
financiamiento. En segundo lugar, las políticas de contratación no son claras: en el Estado, porque la
profesionalización de la gestión pública es incompleta; en las organizaciones de la sociedad civil,
porque suelen ser pequeñas, financieramente vulnerables y están ellas mismas en proceso de madu-
ración. En tercer lugar, porque la inversión en educación superior es muy baja y el financiamiento del
sistema de investigación pobre, lo cual hace que rara vez los numerosos puestos universitarios
puedan constituirse en única fuente de ingresos. Finalmente, porque muchas veces los empleadores
desconocen cuáles son los saberes específicos de las politólogas y los politólogos.
86
LA CIENCIA POLÍTICA EN ARGENTINA: EL CAMINO DE LA INSTITUCIONALIZACIÓN DENTRO Y FUERA DE LAS AULAS UNIVERSITARIAS
ridad pública) no es muy firme. Nuestras herramientas conceptuales más poderosas sirven, sobre
todo, para el análisis institucional. El público suele estar más preocupado por los resultados y las
jugadas que por conocer las reglas del juego. Las reglas restringen las jugadas y resultados
posibles, pero esto sólo es perceptible para quien ya conoce las reglas y los modos de inferir
jugadas y resultados a partir de ellas.
Estos argumentos deben interpretarse como una descripción de las dificultades que enfrenta una
disciplina en crecimiento más que como el diagnóstico de un saber en declinación. La consolida-
ción de la ciencia política como programa de estudios debería exhibir sus frutos en poco tiempo.
Decenas de miembros de la “segunda” generación de científicos políticos argentinos, formados
durante los primeros años de universidad democrática, han sido admitidos en los más competiti-
vos programas de postgrado en el exterior, lo cual verifica la validez internacional de los estándares
de estudio locales. Algunos de ellos trabajan en departamentos de ciencia política de primer nivel
y publican en las más exigentes revistas y editoriales. Otros regresaron y realizan actividades de
docencia e investigación tanto en universidades metropolitanas como en las del interior del país.
Los congresos de la Sociedad Argentina de Análisis Político se reúnen con regularidad y convocan
presentaciones de docentes y alumnos de todos los programas existentes en Argentina. La opi-
nión de los científicos políticos ha sido muy influyente en los numerosos debates acerca de la
reforma política, tiene creciente presencia en las intervenciones públicas de las organizaciones de
la sociedad civil y dispone de un lugar en los medios gráficos. La regularización del financiamiento
de la investigación, la institucionalización de los caminos profesionales existentes y el abordaje de
los temas de preocupación ciudadana más urgente son los desafíos que el abordaje científico de
la política debe enfrentar para apuntalar y expandir el lugar social que ha tallado en su corta
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Marcelo Leiras es Licenciado en Sociología (UBA, 1992) y Candidato a Doctor en Ciencia Política (Department of Political
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instituciones de gobierno democráticas y en las teorías sobre la génesis y los efectos de las instituciones. Se ha desempeña-
do como consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Unicef, OIT y la Fundación Ford. Sus publicaciones
más recientes incluyen, “¿De qué hablamos cuando hablamos de instituciones informales”, en Estudios de Política Comparada,
editado por Arturo Fernández (2004, Rosario: Universidad Nacional de Rosario), y “Organización partidaria y democracia: tres
tesis de los estudios comparativos y su aplicación a los partidos en Argentina”, en Revista SAAP 1 (3) (2004).
(E–mail: mleiras@udesa.edu.ar )
Juan Abal Medina (h.) es Doctor en Ciencia Política (FLACSO–México). Fue investigador Visitante de la Universidad de
Georgetown. Profesor en las universidades de Buenos Aires, San Andrés y San Martín e investigador del CONICET. Es autor de
numerosos libros y artículos en revistas especializadas sobre las instituciones políticas. Actualmente se desempeña como
Coordinador del Plan Estratégico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
(E–mail: juanabal@uolsinectis.com.ar )
Martín D’Alessandro es politólogo de la Universidad de Buenos Aires, UBA; Magíster en Ciencias Sociales, UBA; y Doctoran-
do UBA. Actualmente se desempeña como profesor de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires, Universidad de San
Andrés y Universidad de San Martín.
(E–mail: mdalessandro@ciudad.com.ar)
91
Capitulo 1
La reorganizaci6n de las instituciones pollticas
capacidad de convivencia, luego de tantos anos de retrocesos y frustracio- yoritarios, Italo Luder y Deolindo Bittel (proclamada eI 6 de septiembre),
nes. Los ciudadanos cifraron sus esperanzas de cambio en eI resultado de por eI justicialismo, y Raul Nfonsfn y Victor Mardnez (proclamada eI 30
ese doble juego de reclamoso Los gobernantes y dirigentes comprendieron de julio), por eI radicalismo, se lanzaba la dura competencia por eI poder,
tardfamente que ellogro de la transicion democratica iba a depender de la luego de siete anos de gobierno militar.
interrelacion de un proceso de reforma politica y de reforma economica. El discurso etico-polftico que acompano a Nfonsin durante la campana
Esta incomprension impidio que se enfrentara desde el comienzo con la electoral estuvo basado en dos ejes centrales: la Constituci6n Nacional y los
doble tarea de reinstalar la democracia y reorganizar la economfa. Era la otra derechos humanos. La democracia de 1983 encontro, entonces, dos principios
cara del desconocimiento de las profundas transformaciones operadas en eI fundantes: el Preambulo de la Constitucion, que recitaba el candidato radical
capitalismo mundial a fines de la decada del setenta. ante miles de ciudadanos, y la promesa de juzgar la violacion de los derechos
En julio de 1983 eI gobierno de Reynaldo Bignone dio a conoc;er el humanos. Se abria otra perspectiva en la sociedad: los crimenes cometidos
texto de la ley que convocaba a elecciones generales de autoridade~acio- acabarian recibiendo castigo. Esta definicion condiciono mas tarde al gobier-
nales, provinciales y municipales, a realizarse el 30 de octubre. Al mismo no radical cuando hallo dificultades para llevar adelante su promesa electoral.
tiempo que se abrian las puertas a la campana electoral, la esperanza de los Nfonsfn habia comprendido, mejor que los politicos peronistas, que los ter-
argentinos se acercaba a sus horas decisivas. La convivencia organizada bajo minos de la "contradiccion principal" en la Argentina de los anos ochenta no
eI imperio de la ley y la sucesion padfica del poder dejaba de ser una cons- eran "liberacion 0 dependencia" sino "democracia 0 dictadura". En buena
truccion simbolica y discursiva para alcanzar viso de realidad. medida la "propuesta politica" de la campana giro en torno a esos postulados:
Tres meses antes de este anuncio, cuando todavfa se discuda la fecha democracia, Estado de derecho, justicia, derechos humanos2.
delllamado a elecciones en un agitado clima antidictatorial, Raul Alfonsfn Nfonsfn cometio el error conceptual de identificar durante su campa- \
denunciola existencia de un pacta militar-sindical, entre un sector del Ejer- na a la democracia con bienestar economico, confusion que puede generar
cito y un sector del peronismo, enrolado en las 62 Organizaciones Sindica- una falsa creencia entre los ciudadanos, pensar que una vez instaladas !as
les, que conmovio la estructura del Ejercito y repercutio fuertemente en el instituciones democraticas la prosperidad economica es una consecuencia
Partido Justicialista y en la Multipartidaria. Entre los nombres que surgie- inmediata. Estas fueron las expectativas que se crearon en los pafses del Este
ron de la den uncia figuraban los generales Cristino Nicolaides, Jorge Suarez despues de 19893. Los inconvenientes de identificar democracia con pros-
Nelson, Juan Carlos Trimarco, y los sindicalistas Lorenzo Miguel, Diego peridad economica quedan demostrados ante la decepcion polftica que pro-
Ibanez, Herminio Iglesias y Rogelio Papagnol. A pesar de los desmentidos voca entre los ciudadanos la frustracion de sus esperanzas. Ngo similar podria
de los seetores involucrados, la den uncia del acuerdo corporativo dej6 un haber ocurrido en la Argentina. Aunque comprensible por el momenta en
saldo polftico favorable al precandidato radical. Con esta estrategia, Alfonsin que se vivia, a la salida de la dictadura militar, no fueron afortunados algu-
quebro la connivencia entre un segmento del Ejercito y una franja del sin- nos conceptos de Raul Nfonsfn cuando, luego de recitar el Preambulo,
dicalismo, apoyandose en los reparos a un acuerdo militar-sindical que ma- asegura ba que "con 1a d'emocraCla se come, se ed uca, y se curao.. "4 . Para no
nifestaron la Fuerza Aerea, la Armada y un sector del Ejercito. Asimismo, la cargar con valores sustantivos a la definicion de democracia (que despues
denu~cia fue bien recibida por la amplia mayoria de la sociedad que era no se pueden cumplir), hubiera sido mas conveniente aludir al Gobierno y
procl.lv.ea rechazar un esquema corporativo que pudiera conspirar contra la no al sistema democratico y decir: "con mi gobierno democrdtico se va a
tranSlClon democratica. comer, educar y cura!'. Estas reservas conceptuales tienen una finalidad muy
Restablecida la dirigencia polftica, a traves de las elecciones internas de concreta: procurar que la democracia cumpla con 10 que promete. Se bus-
cadao partido ' con'lenzo a recorrerse e 1tramo unal
C'. • .,
de la norma1JzaClon IllStl-
0 0
por la impactante realidad de una sociedad que no podia conocer por ente- La insubordinaci6n militar y 10s derechos humanos
ro el sentido de su ubicacion. El modelo de espacio publico participativo
entro en crisis. La disminucion del entusiasmo ciud<idano Ie quita central i- EI problema de la violacion de los derechos humanos en el Cono Sur (Chi-
dad a la participacion, mientras que la vida politica se atenua y los espacios le, Uruguay, Brasil y Argentina) planteo en el espacio de las nuevas demo-
institucionales muestran sus limites. La democracia como ifusi6n dejaba fu- cracias una pregunta decisiva sobre el legado del terror: la capacidad de
gar a fa democracia como procedimiento. La autoridad presidencial, que ha- estas democracias para juzgar alas Fuerzas Armadas13. ~Seria posible un
bia conferido al pais una determinada estabilidad y seguridad como garante nuevo Nuremberg? EI interrogante dejaba entrever las limitaciones institu-
personal de la transicion en el dificultoso recorrido hacia la consolidacion cionales del sistema democratico para investigar y condenar a los responsa-
de la democracia, se abandon a en una cierta inercia peligrosa. Hacia 1987, bles de los crimenes, ante una probable regresion autoritaria. La cuestion
el Estado democd.tico ya no puede continuar como antes ofreciendo un quedo, entonces, encerrada en la exasperante tension entre justicia y politi-
espacio publico de participacion. ca, entre las exigencias de reparacion etica y el realismo politico. ~Como
Por un momento el ciudadano se sintio participe de los asuntos publi- juzgar alas Fuerzas Armadas sin poner en peligro la estabilidad del orden
cos: apoyo abiertamente al sistema democratico, puso barrera a los alzamien- democratico? En los paises mencionados, la "razon militar" no admite ni
tos militares, participo de la discusion publica (ademas del Congreso acepta discrepancias: reclama impunidad ante las consecuencias de la apli-
Pedagogico, del interes por el tema de los derechos humanos y del apoyo a la cacion de metodos ilegitimos de represion.
solucion pacifica en el conflicto con Chile por el Beagle, un vasto sector de Ninguno de los paises de America Latina que atravesaron por el horror
la poblacion se manifesto a favor de la Ley de Divorcio y de la Patria Potestad de una dictadura cruel, llego tan lejos como la Argentina en la investigacion
Compartida) y mostro disposicion para movilizarse por aquellas cuestiones y juicio alas Fuerzas Armadas, aun cuando no se pudo mantener en pie la
reltivas a la buena marcha de la vida en comun. La politica parecia no ser una sentencia condenatoria a los culpables. La comparacion con los casos de
cosa de pocos y la vida publica resultaba aceptable y digna. Empero la vida Chile, Uruguay y Brasill4 muestra nitidamente la diferencia entre las dis-
privada pronto se constituiria en el recinto donde los ciudadanos irian a refu- tintas soluciones adoptadas por los gobiernos democraticos, las que sin duda
giar su indiferencia luego de los desencantos y de la perdida de interes en los responden a los earn bios operados con el pasado segun el tipo de transicion
asuntos comunes. Un individuo decepcionado abandonaba la posibilidad de encarada: continua/discontinua, pactada/no pactada.
convertirse en el sujeto de una politica participativa, que ya no estaba dis- En la Argentina no hubo transicion pactada. EI efecto Malvinas fue
puesto a generar, al mismo tiempo que un Gobierno presionado por la crisis concluyente: permitio iniciar el proceso de transicion democratica sin ne-
y en apuros ya habia decidido dejarla de lado. cesidad de pactar el traspaso del poder. Los militares iniciaron una retirada
A pesar del "golpe de mercado" y de la resistencia de las Fuerzas Arma- desordenada, conscientes, al menos en su franja mayoritaria, de que era
das a ser investigadas y juzgadas por la violacion de los derechos humanos, imposible retornar a la situacion anterior al2 de abril, situacion que tal vez
la democracia reunio la fortaleza suficiente como para que el presidente les hubiera permitido obtener la seguridad de no ser juzgados. Dos actos
~fonsin pudiera transmitir el mando constitucional, en 1989, a otro pre- institucionales de la nueva democracia, de distinta jerarquia pero igual-
sldente elegido mediante sufragio universal. No corrio la misma suerte la mente destacables, la derogacion de la Ley de Autoamnistia y el juicio pe-
tran~icion economica. La gestion de Alfonsin ingreso en un proceso pro- nal a las Juntas Militares, pusieron de relieve la ausencia de un pacto entre
greslvo de rigidez, del que no podra salir, hasta llegar al descontrol provoca- civiles y militares.
do por situaciones hiperinflacionarias y anomicas, que 10 obligaron a adelantar Luego de la derrota de Malvinas quedo abierto el proceso de transicion
el traspaso del poder. democratica. Los militares persiguieron, en vano, una salida concertada,
negociada con las fuerzas politicas. En una situaci6n de debilidad propusie-
ron acotdar las pautas que regularfan el proceso de disoluci6n del orden ministro de Defensa designado, Raul Borras, que tendia a jerarquizar al
autoritario y la instalaci6n, pOl'ende, de un regimen democratico. De esta Estado Mayor Conjunto, organismo que asesoraria al Poder Ejecutivo a
forma, la Junta Militar enumer6 a mediados de noviembre de 1982 los traVes del titular de Defensa. En esa busqueda de subordinaci6n del poder
temas de la concertaci6n entre los que figuraban "la lucha contra el terroris- militar al poder politico, Alfonsin no acept6 que las cupulas militares sa-
mo" y el problema de los "desaparecidos"15. lientes designaran a sus sucesores. El 7 de diciembre, al dia siguiente de la
Ante el fracaso de esa estrategia de impunidad, esa busqueda continua- disoluci6n de la Junta Militar, se conoci6 el pase a retiro de los tres coman-
ra sin cesar en tiempos de democracia. Es a partir de este momento donde dantes, quienes fueron reemplazados luego de la asunci6n del mando presi-
revela su senti do la idea de pacto postergado, expresi6n de la 16gicadel realis- dencial, y el nombre de sus sucesores.
mo politico, que hemos sostenido en otro trabaj01G,y que se conecta con la La politica de Alfonsin buscaba un equilibrio entre ellegitimo reclamo
idea de una transici6n poLitica incompLeta, transici6n que no pudo comple- de justicia y la necesaria preservaci6n del sistema democratico, un equili-
tar el gobierno de Alfonsin. brio entre la itica de La convicci6n y la itica de La responsabilidad ~C6mo
Las limitaciones politi cas del sistema democratico para juzgar y condenar a juzgar a toda una instituci6n que, adem as de disponer del monopolio de la
los responsables de los crimenes, que dejaron sin efecto el reclamo de justicia fuerza, habia sido durante cincuenta anos el actor principal de la politica
por la acci6n de diversas medidas de los gobiernos democraticos de Alfonsin argentina? La estrategia gubernamental, enunciada por el propio presiden-
y Menem, pueden ser interpretadas en clave de pacto postergado. Un pacto te en su discurso del 13 de diciembre, descansaba en los siguientes puntos:
diferido en el tiempo, que no clausura situaciones sino que las suspende,
puede explicar de manera convincente los sacudones militares durante la de- 1) En funci6n del juez natural (art. 18 de la Constituci6n Nacional prohibe
mocracia que derivarian tanto en las leyes de Punto Final y Obediencia sacar al imputado de los jueces designados por ley antes del hecho de'la
Debida como en el indulto presidencial. Reaparece asi la pretendida sentencia causa) se preve lajurisdicci6n miLitarcomo instancia competente para los
de impunidady se cierra una etapa. Con la politica de derechos humanos del delitos cometidos entre el24 de marzo de 1976 y el 26 de septiembre de
gobierno de Kirchner, en otro contexto hist6rico, con una relaci6n de fuerzas 1983. La reforma del C6digo de Justicia Militar, sancionada en febrero
diferente entre civiles y militares, se reabre el ciclo de investigaci6n de la jus- de 1984, dej6 sin efecto la competencia de los tribunales militares para el
ticia y el pacto postergado comienza a resquebrajarse. futuro, pero no para los hechos del pasado. De esta manera, al encomen-
La estrategia de Alfonsin frente alas Fuerzas Armadas y a la violaci6n dar al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas el juicio a los miembros
de los derechos humanos fue definida antes del 10 de diciembre. El presi- de las tres primeras Juntas Militares, la acci6n del gobierno radical perse-
dente electo se habia propuesto como objetivo inmediato la subordinaci6n guia una doble finalidad: procurar que la "limpieza" moralizante provi-
de las Fuerzas Armadas al poder civil, al poder emanado de la Constituci6n niese del interior de las propias fuerzas y que la misma no recayese sobre
y de la voluntad popular. Con la modificaci6n de la Ley de Ministerios 17, el conjunto del personal militar, para 10 \cual se irian a distinguir tres
producto de las negociaciones entre el general Bignone y los representantes niveles de responsabilidad. En efecto, a la par que se inculpaba de mane-
de Alfonsin, el futuro presidente constitucional en su condici6n de Co- ra ejemplar a los miximos representantes del orden autoritario, se distin-
mandante en Jefe de las Fuerzas Armadas volveria a asumir las funciones guian entre el resto de los miembros esos niveles de responsabilidad que
que desempenaban los comandantes de cada fuerza. Se determinaba expre- procuraba evitar la acusaci6n generalizada.
samente en la ley que los poderes de guerra y sus atribuciones constitucio- Ademas, y de manera significativa, la reforma del C6digo de Justi-
nales en la materia corresponderfan al Ministerio de Defensa. Para fortalecer cia Militar dej6 abierta la instancia de apeLaci6n a Lajusticia civiL de los
~arecuperaci6n de las atribuciones del poder civil, el presidente eleeto ela- pronunciamientos de los tribunales militares referidos al perfodo antes
or6 Ul) proyecto de reesrructuraci6n de Ias Fuerzas Armadas a traves del aludido, asi como tambien abri6 la partici paci6n de los particulares
damnificados ante esos tribunales para la presentacion de pruebas. Igual- subordinados que no van a ser alcanzados por la eximente de obedien-
mente, ellos podian intervenir en los tribunales civiles. cia debida, y que son responsables de los hechos cometidos junto a
EI exito de esta propuesta suponia el animo y la mejor intencion de quienes impanieron las ordenes objeto de este proceso"18.
las Fuerzas Armadas para llevar adelante por si mismas una depuracion 3) Creacion de la CONADEP por decreto presidencial dellS de diciem-
en sus propias filas. Pero se desmorono aceleradamente ante la falta de bre de 1983, con la finalidad de recibir denuncias y pruebas para ser
disposicion del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de juzgar a remitidas a la justicia. El Informe de esa labor titulado Nunca mas, entre-
sus pares en el mes de septiembre de 1984, en cuanto avalo los proce- gado al Presidente de la Nacion el 20 de septiembre de 1984, y la
dimientos empleados y no cuestiono las ordenes operacionales impar- emision del programa de television que mostraba las investigaciones
tidas por los jefes militares. En una actitud decidida, la camara federal realizadas, causaron un profundo males tar en los medios castrenses. El
se avoca inmediatamente al tratamiento de la causa ante el incumpli- "descenso al infierno", como Ernesto Sabato califico alguna vez a la
miento de los plazos concedidos al Consejo Supremo por demora in- dolo rosa tarea emprendida por la CONADEp, promovio el mas gran-
justificada. de acto de toma de conciencia de una sensibilizada sociedad.
2) A fin de no inculpar a toda la institucion militar por la represion
antisubversiva, se definieron, a traves de la reforma del Codigo de ]us- Como se ha analizado, la intencion inicial del Gobierno fracaso. En una
ticia Militar, tres niveles de responsabilidad: a) los que planificaron y actitud corporativa, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas se nego a
ejercieron la supervision; b) los que actuaron sin capacidad decisoria juzgar a los miembros de la institucion. Tampoco logro el Gobierno que la
cumpliendo ordenes; c) los que cometieron excesos en el cumplimien- camara federal deslindara a traves de sus fallos la responsabilidad de los
to de directivas superiores. Se buscaba, pues, amparar ala amplia ma- imputados, de acuerdo a los niveles previamente establecidos. En este sen-
yoria de los imputados por el principio de obediencia debida. Esta idea tido, tanto la sentencia de la camara federal como el pronunciamiento de la
marca una diferencia con 10 que fueron despues la Ley de Punto Final Corte Suprema al establecer la existencia de un pLan criminaL de los coman-
y los indultos. dantes -que provocaron los hechos atroces y aberrantes- cerraron las posi-
Ante la inexistencia de una ley reglamentaria de dicho principio, el bilidades de encontrar por via judicial una salida para la delimitacion de los
Gobierno espero que fuera la camara federal con sus fallos la que deli- grados de responsabilidad de los imputados. AI oficialismo solo Ie quedaba
mitara los casos concretos de aplicacion. Como esta via no funciono, la via legislativa, ya agotadas las otras dos. Es 10 que hara despues con la Ley
asi como tampoco la instancia de la Cone Suprema (ya que ambos de Obediencia Debida. Aqui prevalecio la etica de la responsabilidad.
tribunales desestimaron que hubiera habido una guerra que diera lu- Entre la reforma del Codigo de ]usticia Militar (febrero de 1984) y la
gar a la presuncion de obediencia debida), el ministro de Defensa en primera rebelion de abril de 1987 rondo la incertidumbre en el proceso de
una accion final instruyo, en abril de 1986, a los fiscales militares para transicion democratica, por la usina de rum ores y la intoxicacion de noti-
que pidieran tanto el reagrupamiento y aceleracion de los juicios como cias militares, por los relevos y las designaciones en los altos mandos, por el
la absolucion de todos los que siguieron las ordenes impanidas por los espiritu de cuerpo que se formaba entre la oficialidad media que se resisda
ex comandantes, siempre que no hubieran cometido hechos atroces 0 a ser juzgada, por las diferencias entre la justicia civil yel Gobierno demo-
aberrantes. Las instrucciones motivaron un notorio rechazo en el am- cratico, y por el pleito entre la justicia civil y la justicia militar. EI hecho
bito de la justicia, que destapo una crisis profunda entre la camara mas remarcable fue el temible clima golpista que rodeo la iniciacion del
federal.
yelP 0 dE' .
er Jecutlvo, en cuanto aquella entendia que las . ins- jUicio a los comandantes. La noche anterior, el 21 de abril de 1985, el
trucClOnes contradedan el sentido de su fallo historico. Fundamenta- presidente AIfonsin en un discurso dramatico sin precedentes historicos
ba la camara en la sentel1Cla . contra 1os ex comandantes: ".[...] eXlsten denuncio abienamente la conspiracion golpista y convoco a los ciudadanos
a defender el sistema democritico. Debio admitir que el proceso a los ex por 10 actuado en la "guerra sucia". Sin embargo, la intencion de los rebel-
com andantes provocaba tensiones, pero aun asi ese juicio, a su entender, des iba mas alIa: obtener de la sociedad el reconocimiento por la lucha
"terminara con cincuenta afios de frustracion democratica"19. Alfonsin for- contra la subversion.
mulo la den uncia en los terminos que siguen: La Ley de Punto Final, sancionada en diciembre de 1986, saHa al cruce
de las presiones y de una inedita crisis militar, que los diferentes alzamien-
[...) En nombre de una responsabilidad insoslayable que hemos toS pusieron de relieve con la ruptura de la cadena de mandos. El sentido de
asumido con humildad pero con firmeza inalterable denuncio al esa ley era evitar tanto ]a proliferacion de los juicios como disipar el estado
pueblo argentino la actividad disolvente de quienes pronostican el de sospecha que pesaba sobre la institucion militar, para 10 cual se promo-
caos y la anarqufa, presagian estallidos sociales, auguran aislamientos via la aceleracion de las causas y la fijacion de un termino de prescripcion
internacionales y, en definitiva, se convierten en pregoneros de la de la accion penal. Se preveian, pues, plazos exiguos de 30 y 60 dias para
disgregacion nacional. Es una evidencia que esta ante los ojos de denunciar hechos nuevos y para procesar a quienes no 10 hubieran sido.
todos. Los mas insensatos se han atrevido a tentar a oficiales su- Cumplidos los mismos se extinguia la accion penal. El dispositivo legal,
periores de las Fuerzas Armadas con diversas propuestas que van que limitaba la accion de la justicia, resulto sin embargo insuficiente para la
desde presuntos gabinetes de coalicion hasta la posibilidad de gol- voracidad de los "carapintadas", el sector del Ejercito que se alzo en arm as
pede Estado [...). cuatro meses mas tarde, en abril de 1987.
Ellevantamiento de Semana Santa, encabezado por el teniente coronel
Paralelamente, y en medio de la euforia democratica, las encuestas de opi- Aldo Rico, que mantuvo en vilo al pais durante cuatro dias, termino con
nion revelaban el apoyo mayoritario de la sociedad al enjuiciamiento de los una sospecha de negociacion entre el presidente Alfonsin y los amotinados
miembros de la Junta Militar. Desde el valor atribuido en la cultura occi- realizada en Campo de Mayo. Horas mas tarde, desde los balcones de la
dental a la persona humana y desde la justicia como presupuesto de la de- Casa Rosada Raul Alfonsin anunciaba ante una multitud que "la casa esta
mocracia se levanto otro escenario (menos transigente que ponia el acento en orden", frase celebre que en la percepcion colectiva sono mas a una clau-
en la etica de la conviccion, liderado por las organizaciones de los derechos dicacion que a una entrega incondicional de los insurrectos. La decepcion
humanos y por sectores poHticos activos de todos los partidos) que dejo de la ciudadania fue inevitable y el Estado democratico mostro sus Hmites
agudos interrogantes: ~como reconstruir una democracia solida y durable en la resolucion del tema de los derechos humanos.
sin una condena judicial por la violacion a los derechos humanos?, ~espo- En junio de 1987, dos meses despues de la rebelion de Semana Santa,
sible la reconciliacion sin la voz reparadora de la justicia?, ~la inestable his- se aprobo la ley que delimitaba la obediencia debida, en base ados fuertes
toria poHtica del pais no ha ensefiado que no se defiende alas instituciones considerandos: 1) "Se presume de pleno derecho (sin admitir prueba en
democraticas concediendo poder 0 privilegios a los representantes del or- cOntrario) que los oficiales jefes, oficiales subalternos, y suboficiales de las
den autoritario? Fuerzas Armadas y de seguridad, no son punibles por los delitos cometidos
A partir del juicio a los responsables de la represion se abrio una tensa en la lucha contra el terrorismo por haber obrado en virtud de obediencia
relacion entre el gobierno radical y las Fuerzas Armadas. Mientras un esta- deb~da". 2) "La misma presuncion se aplica a los oficiales superiores que no
do ~e sospecha pesaba sobre toda la institucion militar (sin que el discurso h~bleran revistado como com andantes en Jefe, jefe de Zona, jefe de Subzona
o.f1Clalpudiera aplacarlo con el argumento de la individualidad de los jui- o )efe de Fuerzas de Seguridad, salvo que en el plaza de 30 dias de promul-
ClOS),las rebeliones militares de Semana Santa (abril1987), de Monte Ca- gada la ley se resuelva judicialmente que ruvieron capacidad decisoria 0 que
sews (enero 1988) y Villa Martelli (diciembre 1988) reactualizaron con parriciparon en la elaboracion de las ordenes". Se dejo aclarado que la pre-
fuene presion belica la situacion altn no resuelta: la irresponsabilidad penal suncion anterior 110 era aplicable a los delitos de violacion, sustraccion u
ocultacion de menores y apropiacion extorsiva de inmuebles20. Con poste- der juzgar a todos los acusados. La idea del gobierno radical fue el enjuicia-
rioridad al indulto del presidente Menem, esa reserva legal permitio la de- miento a un centenar de militares y no a la totalidad de los involucrados en
ten cion de varios jefes de la dictadura. los actos represivos.
A pesar de esta nueva legislacion, las rebeliones continuaron en Monte En un libro reciente21, y con la distancia necesaria que Ie otorga la histo-
Caseros, en Villa Martelli y, finalmente, en diciembre de 1990 bajo el go- ria, Raul Alfonsin desde una politica abierta a la etica sefiala con crudeza 10
bierno de Carlos Menem. Las dos ultimas sublevaciones fueron lideradas que fue un obrar conforme ala etica de la responsabilidad. Dice el ex presi-
por el coronel Seineldin. Las demandas rebeldes actualizaban una preten- dente en el capitulo 2:
sion no resuelta en el campo politico: la no revision por 10 actuado en la
lucha contra la subversion. Las cuatro insurrecciones dejaban la sensacion Por otro lado, no se podian construir los cimientos de la naciente
de un conflicto no resuelto, y eran la evidente demostracion de que las democracia en nuestro pais desde una claudicacion etica. El ci-
armas de un importante sector de las Fuerzas Armadas no estaban al servi- miento de la vida democratica argentina exigia poner a considera-
cio del Gobierno civil. Una parte activa del viejo aparato del poder militar cion de la sociedad, explicitamente, el tema de la represion ejercida
permaneda intacta. Los sediciosos de las tres primeras sublevaciones no desde el Estado. Y llevar a los responsables de la violencia ante los
pudieron ser reprimidos por las fuerzas leales al gobierno de Alfonsin, por- tribunales. Pero habia que hacerlo sin perder de vista la situacion
que la demanda de impunidad cohesionaba a la institucion militar. En cam- de fragilidad de la democracia. Muchas veces me pregunte si por
bio, la represion fue posible en el curso del cuarto episodio rebelde, en defender los derechos humanos que habian sido violados en el pasa-
diciembre de 1990, cuando el conjunto de las Fuerzas Armadas tuvO la do no arriesgaba los derechos humanos del porvenir. Es decir, si
garanda del presidente Menem de indultar a los responsables del orden no estaba poniendo en peligro la estabilidad de la democracia y,
autontano. en consecuencia, la seguridad de los ciudadanos. (p. 36).
Frente a los alzamientos belicos y ante la resistencia militar a los juicios
por violacion de los derechos humanos, la sociedad civil puso de manifiest?
una lealtad generalizada al sistema democdxico, hasta entonces nunca practl-
cada, en un pais que permanecio durante medio siglo regido por un sistema Nuestro objetivo no podia ser el juicio y la condena a todos los
politico que conto con las Fuerzas Armadas como uno de sus protagonistas que de una manera u otra habfan vulnerado los derechos huma-
principales. As!' una parte activa de la sociedad se movilizaba en defensa de nos, porque esto era irrealizable, sino alcanzar un castigo ejempli-
la continuidad de los juicios y la aplicacion de las condenas a los responsa- ficador que previniera la reiteracion de hechos similares en el futuro.
bles de la represion. Por eso, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida Necesicabamos dejar una impronta en la conciencia colectiva en el
representaron en la mirada de la mayoria el triunfo del realismo politico sentido de que no habia ningun grupo, por poderoso que fuera,
sobre las demandas eticas y de justicia de la sociedad. La verdad de la justi- que estuviera por encima de la ley y que pudiera sacrificar al ser
cia no coincidio con la verdad de la politica. Las denominadas "Ieyes de humano en funcion de logros supuestamente valiosos. Queriamos
perdon" fueron conquistadas por la presion de la espada. La democracia prevenirnos como sociedad; sentar el precedente de que nunca mas
habia perdido una batalla librada desde el campo de la justicia, que sin un argentino seria sacado de su casa en la noche, torturado 0 ase-
duda causo un impacto negativo en la conciencia y en el animo de los sinado por funcionarios del aparato estatal. (pp. 45-46).
ciudadanos que habian depositado su confianza en el Estado democratico,
que ahora comenzaba a dejar a un lado la responsabilidad de asegurar el
castigo debido por los actos criminales, al menos en los terminos de preten-
La modernizacion democratica: primer impulso (1983-1985) controlar algunos sindicatos. El proyecto de reordenamiento sindical tuvo
un "resPaldo condicionado" de un grupo de sindicalistas democraticos del
El gobierno radical avanzo con prontitud en determinad~s a~easy con d~fe- peronismo y de expresiones de izquierda que elevaron una declaracion al
rentes temas que generaban conflictos. En el terreno soclallmplemento, a minimo de Trabajo firmada, entre otros, por Julio Guillan (telefonicos),
traves de una ley, un programa alimentario nacional destinado a los secto- Alberto Piccinini (metalurgicos), Sergio Peralta (prensa), Omar Gorini (ju-
res mas postergados de la sociedad. Otra iniciativa ya mencionada fue l.a diciales), Roberto Nagera (mecanicos de Cordoba), Raul Brunel (graficos),
convocatoria al Congreso Pedagogico encargado de crear un estado de OpI- Avelino Fernandez (metalurgicos), Victor Rotuno (luz y fuerza), Daniel
nion y de elaborar propuestas para una nueva ley nacional de educacion. Egea (carne), donde compardan "la necesidad de democratizacion de la
Este congreso encontraba un significativo antecedente en aquel otrO cele- vida sindical", objetivo que no se limitaba a la renovacion de la dirigencia
brado en 1882 bajo la presidencia del general Roca, que dio lugar a. u~a sino que se prolongaba a la plena participacion de las bases24•
propuesta educativa de avanzada que se plasma en la ley 1420, con s~s pnncI- Ante la iniciariva del oficialismo, el movimiento sindical peronista -que
pios de ensefianza publica, gratuita y obligato ria. L~ que. ~staba en Juego en estaba dividido en dos centrales- inicio un rapido proceso de unificacion.
la propuesta del gobierno radical no era solo la dlscuslOn de una Ley de El temor produjo su efecto. A mediados de enero de 1984 las dos centrales
educacion sino el sistema educativo y cultural que modelada las futuras se habian unificado en una sola CGT, conducida por Ubaldini, Triaca,
generaciones de argentinos. Por eso, el tema abrio la ~osibilidad de pa~~i- Baldassini y Borda. Desde alii fueron profundizandose las criticas al radica-
cipacion a la sociedad y movilizo a la Iglesia Catoltca ~ una acruaclOn lismo ya su politica economica. A principios de febrero, el Consejo Nacio-
eneraica por la defensa de sus intereses en la ensefianza pnvada y contra el nal Justicialista presidido por Lorenzo Miguel (principal acusado del pacto
disc~rso demasiado laico que flotaba en el ambiente. Los resultados del militar-sindical) en una declaracion resolvio "repudiar la politica economi-
Congreso no fueron tal vez los esperados, la Iglesia a traves de sus delega- ca y social del partido gobernante y que es la continuidad de la implemen-
dos consiguio una participacion central en la elaboracion de los documen- rada por la dictadura militar", a la vez que apoyaba la movilizacion de la
tos finales. CGT contra el proyecto de reordenamiento sindicaF5. A fines de septiem-
Una de las propuesras mas interesantes del proyecto renovador del ra- bre de 1986, en un plenario de la CGT, el gobierno radical fue acusado
dicalismo fue la democratizacion sindical. Se apuntaba, fundamentalmen~ nuevamente de ser la "continuidad de la dictadura". El discurso antiguber-
te, a la libertad sindical y a la inclusion de las minorias en los organos de namental de la CGT continuara hasta el final del primer tramo de la tran-
conduccion, al control de las elecciones por el Estado, ala limitacion de la sicion democratica.
reeleccion de los dirigentes, ya la participacion de las bases en la seleccion El proyecto elaborado por Mucci fue aprobado en la camara de dip uta-
22
de los dirigentes. El proyecto de ley del minimo de Trabajo Antonio Mucci , dos donde el radicalismo tenia mayoda y rechazado en la camara de sena-
presentado a mediados de diciembre, golpeo en el corazon del poder gre- dores por un voto, el de Elias Sapa~G, legislador por la provincia de Neuquen,
mial, por 10 que encontro cerradas resistencias. En la opinion de Marcelo en marzo de 1984. Esta fue la primera derrota importante del radicalismo y
Luis Acufia23, el proyecto perseguia cuarro objetivos fundamentales: 1) re- se frusrro la posibilidad de hacer ingresar al sindicalismo en el proceso de
solver una situacion irregular en el campo sindical por la falta de legitimi- d~mocratizacion abierto en la sociedad argentina. En abril de 1984 el mi-
dad en los mandatos de los dirigentes. Durante la dictadura se habian nlStro Mucci fue reemplazado por Juan Manuel Casella que llevo adelante
suspendido las elecciones internas de los gremios; 2) promover la demoCl'a- Unapolirica conciliadora con los sindicatos. No obsrante, los enfrentamientos
cia en los gremios para generar una apertura hacia las corrientes no peronis- y las tensiones con el gobierno de Alfonsin no cesaran. La CGT, unificada
tas; 3) evitar que el dinero proveniente de las obras sociales fuera utilizado por Saul Ubaldini, organizo rrece paros nacionales. Finalmente, se sancio-
con fines politicos; 4) el radicalismo guardaba la secreta ilusion de poder no la Ley de Reordenamienro Sindical que impedla el control guberna-
mental de las elecciones y la representaci6n de las minodas en los 6rganos EI resultado fue la inviabilidad del acuerdo politico explicitado en el
de conducci6n. La imposible democratizaci6n sindical habia llegado a su Acta de Coincidencias. Su fracaso se debi6 principalmente a la debilidad y a
fin. En su Memoria Politica, Alfonsin recuerda que "enlos casi seis anos de la crisis interna del Partido Justicialista, que no habia superado aun su derrota
mi gestion se produjeron mas de 3.000 paros y 13 huelgas generales. Desde electoral, yal creciente poder del sector gremial en la esfera partida ria y poli-
junio de 1985 a mayo de 1986 hubo 411 paros, cifra unica en el mund.~ a tica, que no estaba muy dispuesto a celebrar alianzas con el gobierno radical.
pesar de que el nivel de desocupaci6n era del 6%, infimo en comparaclOn EI dima politico no se mostraba muy propicio para superar la fragilidad de la
con el 18% alcanzado en la gesti6n que me sucedi6 y el mas del 20% al que democracia argentina. La CGT daba comienzo a un plan de lucha, la Iglesia
Cat6lica elevaba su voz de disconformidad por el proyecto de Ley de Divor-
trepo'I astlmosamente
. Iuego "27 .
EI gobierno radical habia comprendido, tal vez sobre la b~se de la ~x- cio y las Fuerzas Armadas se resistian a ser juzgadas por la violaci6n de los
periencia espanola, que la estabilidad de la naciente democraCla argentll1a derechos humanos. Se restableda el universo corporativo en pos de los pro-
2
requeria de una indispensable concert~ci6n politica y sociaI ,8. Portanti~r.o pios intereses sectoriales, en los momenros mas diHcilesde la transici6n. Como
analizaba en 1987 que en el caso argentlno, como en otros palses de Amen- senalaba Portantiero, ante el fracaso del Acta de Coincidencias, el Gobierno
ca Latina, la concertaci6n tenia un doble objetivo. Desde el puntO de no tuVOmas alternativa que apelar al sindicalismo, trasladando la concerta-
vista politico, debia apuntar a consolidar la democracia y, desde el punto ci6n de la esfera politica al plano corporativo. La CGT fue recibida por el
de vista econ6mico, debia poner en marcha una nueva economia basada en presidente constitucional en el mes de junio de 1984.
otro ciclo de acumulacion29. En este sentido, la concertaci6n propuesta por La via de la concertacion con los seetores empresariales y sindicales
el radicalismo tuvO dos direcciones: el acuerdo entre los partidos politicos y el comenz6 a desarrollarse formalmente en el mes de agosto de 1984. En la
perspectiva del Gobierno se vislumbraba un acuerdo semejante al Pacto de
acuerdo entre empresarios y sindicatos.
EI primer paso de la concertaci6n fue el Acta de Coincidencias .Pol~ticas la Mondoa firm ado durante la transici6n espanola. Sin embargo, ~n la Ar-
firmada con las principales fuerzas de la oposici6n en el mes .de JU11l0~e gentina las cosas sedan a este nivel muy diferentes. La primera propuesta
1984. Aunque fueron invitados, no suscribieron el Acta el Parudo Intransl- del Gobierno de aumento salarial fue rechazada por la CGT que abandon6
gente y el Partido Comunista, por el campo de la izquierda, ni la Unio~ del la concertaci6n y anunciola primera huelga general que tuvo lugar el 3 de
Centro Democratico, por el espacio de la derecha. Sobre la base de un nucleo septiembre. Reintegrada a la mesa de la concertaci6n, en los primeros me-
de coincidencias minimas se buscaba fortalecer el sistema politico-institucio- ses de octubre tanto la CGT como la UIA exigieron un paquete de medidas
nal para crear mejores condiciones en la dura tarea de la reconstrucci6n eco- econ6micas, en un contexro dificil para el Gobierno que negociaba la deu-
n6mica. Detras de esta invitaci6n aparedan los temores que generaban los da con el FMI. Aunque las partes paredan unidas en la elaboracion de una
eventuales problemas de gobernabilidad. La falta de un interlocutor valido en propuesta conjunta, en una situacion econ6mica adversa, la central sindical
las ftlas del Partido Justicialista era una de las preocupaciones principales del suspendi6 nuevamente su participaci6n en las negociaciones a comienzos
gobierno radical. Por eso, como medida previa a esta concertaci6n en el mes de 1985, y manifest6 su punto de vista a traves de un documento de ocho
de mayo fue convocada a la Casa de Gobierno la ex presidenta Isabel Peron, PUntos30. En esta linea, el poder sindical ampli6 sus alianzas con la Iglesia y
quien vivia en Madrid. Se tenia la esperanza de encontrar en su persona la S~ctoresempresariales para profundizar su estrategia de confrontacion poli-
figura representativa y simb61ica de un peronismo que se hallaba en esos tlca con el Gobierno nacional.
momentos muy fragmentado y sin un lider que 10 unificara como fuerza En conclusi6n, la propuesta aprobada por las dos corporaciones conte-
politica. Mas alla de la buena voluntad de la ex presidenta fue muy poco 10 nia demandas sectoriales, contradictorias entre si, que no conformaba un
que pudo hacer, los puntos en comun a los que se arribaron se fracturaron programa comun, y que s6lo reafirmaba la alianza corporativa. Mientras la
inmediatamente ante la continuidad de la crisis justicialista. CGT aceptaba la reducci6n del gasto publico, Ja reducci6n del deficir fis-
cal, que traeria perjuicios en materia de desempleo y disminucion salarial, Ie ororgaba margen de accion a un Gobierno muy presionado pOl'los sindica-
las organizaciones empresarias aceptaban el derecho de los trabajadores a (Os,la deuda externa y la alta inflacion. Mienttas el peronismo y los sectores
administrar las obras sociales31. Entre la crisis economica y la creciente infla- de derecha y de izquierda rechazaban el plan, la CGT asumia una actitud mas
cion fue languideciendo la propuesta de concertacion que ya no interesaba a prudente y de espera ante los signos de tranquilidad social. Los exitos iniciales
las entidades empresarias ni alas sindicales. Ante la malograda concerta- del nuevo programa economico, al controlar la inflacion, contribuyeron a
cion, el presidente Alfonsin cambiara. de estrategia. que el radicalismo ganara las elecciones legislativas de noviembre de 1985,
a pesar de que perdiera ocho puntas desde las elecciones de 1983 y que el
peronismo disminuyera en seis punros33. En buena medida las elecciones
La modernizaci6n democratica: segundo impulso (1985-1987) constituian una evaluacion de la gestion de gobierno, pero tal camidad de
voros tampoco era ajena alliderazgo y popularidad de Alfonsin.
EI ano 1985 marco el momento de inflexion de la politica radical. Tal vez se La reconstruccion de la democracia en una sociedad conflictiva como la
podrfa consignar que es la senal de la consolidacion del "alfonsinismo", es nuestra requeria, mucho mas que en los paises que disfrutan de un orden
decir, de la produccion de un discurso renovador con propuestas de moder- politico estable, de un compromiso dvico tendiente a crear las condiciones
nizacion social que se alejaba claramente de las concepciones tradicionales para la estabilidad. Pero estas condiciones no pueden ser forjadas solamente
del partido centenario. Mas alIa de sus resultados finales, tres realizaciones enlos acuerdos politicos explicitos,sino que tam bien ellasdeberian formarse en el
principales distinguen a este nuevo periodo que se clausura en 1987: el Plan espacio que se consiente a una mayor participacion social. Desde este punto
Austral, el Consejo para la Consolidacion de la Democracia y el discurso de de vista no se ubico en la buena direccion el discurso presidencial pronuncia-
do enla Plaza de Mayo a fines de abril de 1985, antes de que fuera presentado
Parque Norte.
el Plan Austral, cuando se convoco oficialmente a la sociedad a la defensa de
la democracia pOl'las amenazas golpistas. Alfonsin dejo pasar la oportunidad
de crear un eje politico de unificacionnacional, enlos hechos, alrededor de la
defensa de la democracia, pOl'encima del apoyo a su Gobierno. EI cambio de
EI pumo nodal de la crisis que vivia laArgentina en los comienzos de la transi- etapa era evidente. POl'el contrario, anuncio ante una multitud integrada pOl'
cion se descubria en la gravedad de la crisis economica y en el problema de la radicales, secrores del peronismo, intransigentes, socialistas e independientes,
deuda externa. La respuesta antiinflacionaria de caracter gradualista aplicada el inicio de una "economia de guerra". Al escuchar esta definicionlos mani-
pOl'el minimo de Economia Bernardo Grinspun habia naufragado. En febrero festames encolumnados detds de las corrientes peronistas y de izquierda se
de 1985, Grinspun fue reemplazado par Juan Sourrouille, quien puso en mar- retiraron de la plaza. Esas palabras de austeridad que sonaron como medidas de
cha un plan economico heterodoxo, elaborado bajo la mas absoluta reserva, sin ajuste economico, que apuntaban a controlat el gasro publico y frenar la infla-
conocimiemo incluso del propio partido radical, denominado Plan Austral, cion, parecieron clausurar las posibilidades de acuerdo social para encarar refor-
que entre otras medidas modificaba el signa monetario, que tamaba el mismo mas profundas. Deda Alfonsin en esa oportunidad, en uno de los momentos
nombre del plan. En el discurso de presentacion del nuevo program a economi- mas destacados de su discurso:
co, el presidente Alfonsin prometio -junto a su ministro de Economia- que el
Banco Central no emitiria mas moneda para satisfacer los requerimientos de la Hemos recibido una economia desquiciada y un Estado devasta-
1esoreria. EI gasto publico solo tendria un financiamiento genuin032. do. Todos estamos sin duda demandados en estos momentos des-
Dado a conocer, enronces, a mediados de junio, el plan fue muy bien de tres puntas de vista. En primer lugar, hay un reclamo legitimo de
recibido por el conjunto de la poblacion, que abrfa un camino de esperanza y los secrores populares en busqueda de reivindicaciones justas. Hay,
al mismo tiempo, la necesidad de poner en orden la economia y por dolar y el Banco Central dejo de emitir dinero para financiar los desequili-
esto ha de lograrse a traves de un ajuste que va a ser duro y que va brios del Tesoro Nacional. Deda Alfonsin en el mensaje del 14 de junio de
a demandar el esfuerzo de todos. Por ultimo, hay tam bien una 1985 cuando anunciaba la implementacion del nuevo plan:
tercera demanda que es la necesidad de crecimiento de la econo-
mia, porque la recesion -cuando se mantiene en el tiempo- esta Nadie de be confundirse acerca de 10 que comienza. Estamos sacu-
desesperanzando a los pueblos e impide la realizacion definitiva de diendo todos los lastres que impedian que la Argentina se pusiera
la democracia. Es decir, en este estado dif£Cil,frente a una econo- en marcha. Este plan no esta concebido para resolver unicamente
mia desangrada, tenemos que dar respuesta a requerimientos po- algunos problemas actuales. La reforma economica sera la herra-
pulares y, al mismo tiempo, tenemos que ordenar la economia y mienta para enterrar definitivamente un pasado que por decadas
tenemos que crecer. Esto se llama, compatriotas, economia de nos llevo de crisis en crisis. Por 10 tanto, la apuesta no es mejorar
guerra y es bueno que todos vayamos sacando conclusiones34. algun indice. La apuesra es generar el despegue de la economia
nacional.
En esos dias, continuaba la confrontacion con la CGT que llevo adelante
su segundo paro nacional, pero esta vez sin el apoyo de seetores de la UIA, EI control de la inflacion y la estabilidad de la monecla eran los presupues-
ni de los denominados "capitanes de la industria", un grupo poderoso de tos indispensables para el crecimiento economico y la consolidacion de la
industriales que pareda apoyar el programa economico en esa etapa. Desde democracia. Durante el gobierno de Menem se pondra de relieve el rol
esa supuesta coincidencia, el ministro Sourrouille solicitaba de esos empre- institucionalizante que cum plio la estabilidad de la moneda luego del pro-
sarios la disminucion de los despidos de obreros para mejorar el clima so- ceso hiperinflacionario de 1989-1990. La experiencia argentina, como tan-
cial. Con el Plan Austral, el gobierno radical volvia a la escena poHtica mas ras otras, ha demostrado la relacion entre democracia y moneda, esto es, la
fortalecido para reimpulsar la concertacion en el marco de 10 que se deno- intima conexion entre legitimidad de la moneda y crisis poHtica. Larriquera37,
mino la conftrencia economica y sociaL No obstante, el emprendimiento no por su parte, llama la atencion sobre el enfasis que colocaba Alfonsin en la
tuvo exito. Cada uno de los sectores involucrados defendia sus propios inte- reconstruccion de fa moneda como institucion fundamental de la economia,
reses y los objetivos comunes se desdibujaban. Mientras la CGT confrontaba tanto en el mensaje del lode mayo de 1985 en el Congreso como en el
con el Gobierno (reclamando aumentos salariales imposibles de satisfacer), discurso de la Boisa de Comercio de Buenos Aires, en el mes de julio. Insis-
los empresarios (acostumbrados a vivir a expensas del Estado) presionaban da Alfonsin en este ultimo lugar:
para obtener mayores beneficios.
En un contexto complejo, de alta inflacion y de crisis de la deuda pu- Pero la inflacion no es solo un fenomeno monetario sino, princi-
blica, el gobierno radical propuso, entonces, un "plan de estabilizacion he- palmente, el cauce desleal para asignar y transferir riquezas y para
terodoxo"35, apoyado en medidas coyunturales que buscaban contener el ello ha servido en los ultimos 40 afios de la vida argentina. [Con la
gasto publico y la espiral inflacionaria sin apelar a reformas estructurales. estabilidad] vamos a empezar aver los defectos de la economia
En la opinion de Gerchunoff y Llach36, el diagnostico del equipo economi- argentina y seremos inmediatamente exigidos para realizar las co-
co de Sourrouille reconoda que el deficit fiscal y la emision monetaria eran rrecciones en una tarea aun mas vasta y mas compleja que la de la
las causas principales de la inflacion, sin embargo remarcaba que el control pollrica antiinflacionaria en senti do estricto.
de la misma pasaba por la reduccion de las expectativas inflacionarias. Con
ese plan se congelaron todos los precios de la economia, la nueva unidad AI ano, un plan de esrabilizacion de corta plazo, que cOntuvO inicialmente la
monetaria, el Austral, establecio un cambio fijo de 80 centavos de australes inflacion, puso al descubieno sus limiraciones y resurgieron los problemas
fiscales. En febrero de 1986, eI ministro Sourrouille an uncia eI comienzo de denominado Grupo de los 15. Las trarativas fueron lIevadas a cabo pOl'algu-
la "segunda etapa" del Plan Austral. Se procuraba encontrar una solucion nos miembros de la "Junta Coordinadora Nacional"39, en especial pOl'Enri-
de fondo a los problemas estructurales sobre la base de las privatizaciones, la que Nosiglia, y tLlvieron como base el Programa de Sinceramiento Salarial,
liberalizacion de los mercados, una apertura economica gradual, la promo- disenado pOl'Armando Caro Figueroa, secretario de Trabajo, y defensor de
cion de las exportaciones y eI crecimiento economico3~. Desde un diseno que un estilo de concertacion similar al implementado en Espana a traves del
rechazaba !as politicas de ajuste estructural se pensaba en la reforma del Esta- Pacto de la Moncloa.
do y en la reestructuracion industrial. Con nuevas reglas de juego, se perse- Con ese programa se otorgaron aumentos salariales que fueron, en prin-
guia la reestructuracion de las empresas publicas y se promovia Ia reconversion cipio, a beneficial' a aquellos sectores que habian negociado con eI Gobier-
industrial para mejorar eI perfil exportador del pais. Se reasignarian recursos no, sin que se hubiera tenido en cuenta la productividad de la economia y
economicos provenientes de un credito del Banco Mundial y de la venta de los riesgos que ello acarrearia al mismo Plan Austral. Las pautas fijadas pOl'
las empresas publicas para constituir un "Fondo para la Modernizacion y el Ministerio de Economia para los aumentos salariales no fueron respeta-
Desarrollo Industrial". Lentamente fue cambiando eI perfil del Plan Austral. das en las negociaciones salariales. As!, el Estado entablo un compromiso
A partir de abril de 19861as tarifas y los tipos de cambio fueron "flexibilizados" con un sector del sindicalismo, cuyos efectos se hicieron sentir rapidamente
y se establecio una pauta para el aumento de salarios y los precios privados. La sobre la estabilidad de la economia. Se inicio un nuevo proceso inflaciona-
etapa del congelamiento de precios quedaba aWlSy se produjo, como advier- rio que puso en descubierto las debilidades del Plan Austral y su incapaci-
ten Gerchunoff y Llach, la reapertura de las c1asicas disputas distributivas dad para resolver los problemas fiscales. EI plan sucumbio ante la logica
entre secrores. negociadora del presidente Alfonsin y de la Junta Coordinadora Nacional,
En el marco de una renacida plataforma liberal a nivel internacional, el que no vacilo en dejar de lado la racionalidad del equipo economico. Co-
debate sobre la necesidad de la reforma del Estado en la Argentina fue ins- menzo a derrumbarse, pues, cuando la sociedad Ie retiro su confianza y
talado durante el gobierno de Alfonsfn en la segunda etapa del Plan Aus- sobrevino una nueva frustracion ante el fracaso del programa de estabiliza-
tral. A principios de 1986 el Gobierno nacional intento poner en marcha cion economica. Lo que continuo despues fue una revision del Plan Austral
un ambicioso plan de privatizaciones con el secretario de Promocion y Cre- que se condenso en un paquete de medidas economicas aplicadas a partir
cimiento, Norberto Bertaina, iniciativa que fue recibida pOl'una oposicion de febrero de 1987 y que se conocieron periodisticamente con el nombre de
cerrada del peronismo y de sectores del radicalismo, cuyas voces disonalltes "australito" .
se pronunciaron a favor del viejo Estado intervencionista y empresario. Mas
tarde se renueva la iniciativa -en Otro infructuoso esfuerzo- con Rodolfo
Terragno como ministro de Obras y Servicios Publicos, en septiembre de
1987.
En esta segunda etapa, el gobierno radical tuvo serias dificultades para £1 Consejo para la Consolidacion de la Democracia fue creado pOl' decreto
controlar las principales variables macroeconomicas y para sostener sus acuer- presidencial en diciembre de 1985, con la "mision de contribuir a la elabora-
dos con los Capitanes de la Industria. No fue ajeno a esta situacion el acuerdo cion de un proyecto transformador fundado en la etica de la solidaridad y en la
entablado 1'01' Alfonsin con los secrores mas desprestigiados del sindicalis- democracia participativa, en orden a la modernizacion de las estructLlrascultu-
mo, en un momento en que los mismos Ie ofredan la posibilidad de dialogo rales, ciendficas, educativas, productivas y estatales de Ia sociedad argentina".
y habia muestras de fracturas en el interior del propio movimiento obrero. Coordinado pOl'el f11osofodel Derecho y la Politica Carlos Nino e integrado
De esta manera, Alfonsin definio una politica de alianzas con Lorenzo Mi- pOl'juristas, politicos y personalidades de actuacion en la vida nacional40, el
guel, secretario general de la DOM y !ide I' de Ias 62 Organizaciones, yel Consejo estuvo llamado para crear un "proyecto de consolidaci6n de nuestro
regimen republicano y democratico, tendiente a la modernizaci6n de la socie- para la Argentina del futuro, en el marco de la recuperaci6n de todas las
dad argentina", sobre la base de la "amplia participaci6n de la ciudadanfa". porencialidades del pais, para volverlo mas integrado sin las injustas desigual-
El gobierno de Alfonsfn disefi6, por tanto, un espacio de discusi6n dades regionales. El plan fue presentado como la afirmaci6n de un autentico
pluralista, representativo de los diferentes ambitos en que se puede escindir federalismo. Finalmente, las dos propuestas no pudieron ser concretadas
la organizaci6n de la vida colectiva, para la producci6n de proyectos que por falta de apoyo politico y parlamentario, aunque despertaron interes en
orientaran la tarea de Gobierno, tras los fines ya expresados. Para realizar su importantes seetores de la sociedad y mow'aron la imagen de un proyecto
labor el Consejo recibi6 la visita de reconocidas personalidades del Dere- democratico modernizador.
cho, la Ciencia Polltica y la Historia41, y se organiz6 en diferentes comisio- EI primer mandatario Ie confi6, entonces, al Consejo la confecci6n de
nes integradas por especialistas42. A titulo ilustrativo vamos a mencionar una propuesta de reforma constitucional, en la que se buscara "perfeccionar
algunas de ellas: la Comisi6n de Centros de Altos Estudios, dedicada a anali- la parte organica de la Constituci6n, para hacer mas agil y eficaz el funcio-
zar la creaci6n de institutos de nivel academico superior para la educaci6n namiento de los diversos poderes del Estado y para profundizar la partici-
post-universitaria; la Comisi6n de Ciencia y Tecnologfa, asignada al estu- paci6n democratica". La propuesta no deb fa incluir modificaci6n alguna
dio del aprovechamiento de esas capacidades del pafs; la Comisi6n de Arti- de la extensi6n y condiciones del mandato del presidente en funciones. En
culaci6n de las Relaciones y Poderes Politicos del Estado y las Organizaciones octubre de 1986, el Consejo elev6 al Presidente un Dictamen Preliminar
Sociales, consagrada al analisis del papel que cumplen en la sociedad las sobre la conveniencia, oportunidad, alcance y temario de la reforma44.
distintas organizaciones intermedias y su vinculaci6n con el Estado; la Co- El gobierno radical promovia la elaboraci6n de un proyecto de reforma
misi6n de Descentralizaci6n, Federalismo y Desburocratizaci6n, destinada constitucional de caracter semipresidencial que iria a reemplazar al clasico
al examen de medidas conducentes al fortalecimiento del federalismo y al regimen presidencialista argentino. Habfa una clara intenci6n de producir
estudio de mecanismos que permitan abandonar el centralismo adminis- una modificaci6n sustancial en el regimen polftico y, asf, atenuar la rigidez
trativo y los excesos de la burocracia. Ademas se crearon las Comisiones de del presidencialismo. Entre democracia y Constituci6n hay una estrecha
Economia y Producci6n; Comisi6n de Fuerzas Armadas; Comisi6n de Me- relaci6n, y de ella dependen aquellas disposiciones que establecen un tipo u
dios de Comunicaci6n Social; Comisi6n de Poder Judicial, Comisi6n de otro de regimen politico. En esa direcci6n trabaj6 el Consejo para la Con-
Reordenamiento Demografico e Integraci6n Territorial. solidaci6n de la Democracia, con todas las reservas de sus Consejeros, sin
El presiden te Alfonsfn encomend6 al Consejo, en los meses de marzo y que se pudiera apreciar en la practica el alcance y el significado de la refor-
abril de 1986, el estudio de dos temas relevantes para la organizaci6n del ma propuesta al no haber obtenido acuerdo legislativo. No obstante, su pro-
Estado y la sociedad. En primer lugar, la elaboraci6n de un proyecto de refor- ducci6n con los diferentes puntos de vista fue un antecedente fundamental
ma constitucional y, en segundo lugar, el disefio de un proyecto de traslado de la reforma constitucional de 1994.
de la Capital Federal a Viedma-Carmen de Patagones, a orillas del Rio Ne- Aunque el Consejo descart61a idea de proponer la sustituci6n del regi-
gro. En la opini6n de Alfonsin, era "indispensable crecer hacia el sur, hacia men presidencialista por uno parlamentario, para no violentar las tradiciones
el mar y hacia el frio, porque el sur, el mar y el frio fueron acaso los segmen- politicas argentinas, recomend6 la adopci6n de un sistema mixto de go bier-
tos del perfil inconcluso que subsiste en la Argentina"43. Las razones que se no, que permitiera la incorporaci6n de elementos del parlamentarismo para
invocaban no s610 tenian que ver con las potencialidades de la Patagonia, atemperar la inflexibilidad de nuestro sistema presidencialista. El regimen
sino de manera especial con un declamado federalismo que buscaba poner mixto tiende a favorecer la cooperaci6n entre los poderes y a desconcentrar
fin al centralismo politico y la acumulaci6n de riquezas concentradas en la las numerosas funciones que cumple el presidente, otorgandole mayor par-
Capital Federal y el area metropolitana. El proyecto de una nueva capital ticipaci6n y responsabilidad al Congreso. Por eso fueron consideradas di-
significaba para el Gobierno la mejor demostraci6n de que se trabajaba versas alternativas a partir de la creaci6n de la figura de un Jefe de Gabinete,
Presidente del Consejo de Ministros 0 Primer Ministro. Con esta nueva sectores del peronism045. En la perspectiva de Raul Alfonsin46 se habia llega-
instituci6n se buscaba aumentar el peso del parlamento en combinaci6n do a un acuerdo fundamental con Antonio Cafiero, presidente del Partido
con una Figura presidencial mas atenuada. Se introdudan cambios funda- ]usticialista y gobernador de la provincia de Buenos Aires, sobre la necesidad
mentales en el regimen politico, pero a la vez se resguardaba la tradici6n y contenido de la reforma. Pero despues de la derrota de Cafiero en las elec-
presidencialista argentina. En ese esquema, el Presidente seda el Jefe Supre- ciones internas y, en consecuencia, del triunfo de Carlos Menem como can-
mo de la Naci6n y el Primer Ministro el Jefe de la Administraci6n Publica. didato peronista para las elecciones nacionales, se produjo un vuelco en el
El Presidente debia ser designado por sufragio universal y directo, por el consenso obtenido entre los dos partidos mayoritarios. Hacia fines de sep-
sistema de doble vuelta, y disponia de la facultad de disolver la camara de tiembre de 1987, la Comisi6n de Reforma Constitucional del' Partido
diputados y de remover al Primer Ministro. Justicialista dictamin6, en funci6n de los cambios operados en el peronismo
En esta nueva organizaci6n del poder, la Corte Suprema actuaba como por las elecciones internas, de manera contra ria alas coincidencias y se opuso
arbitro ante un eventual conflicto de competencias entre el Jefe de Estado y ala creaci6n de un sistema semipresidencialista. A la par, el dictamen propi-
el Jefe de Gobierno, entre el Presidente y el Primer Ministro. Tambien se ciaba la reelecci6n ilimitada del Presidente. La voz de Carlos Menem se habia
disefiaron algunas modificaciones en el funcionamiento del poder legislati- escuchado en el interior de su partido. Como resultado, Alfonsin decidi6
vo para aumentar las jerarquias de las camaras y volver mas agil yeficiente conduir con el proceso de reforma yel 28 de septiembre esa determinaci6n
el mecanismo de elaboraci6n y sanci6n de las leyes. Se tuvo en cuenta que fue comunicada por su ministro del Interior a los partidos politicos.
en todas partes los parlamentos no hacen mas que acompafiar las iniciativas Con la creaci6n del Consejo para la Consolidaci6n de la Democracia,
del Poder Ejecutivo. se promovi6, como se dijo, la sustituci6n del regimen presidencialista por
Igualmente, se establecieron principios que buscaban reafirmar y sos- otro de caracter mixto, con el preciso objetivo de limitar la excesiva concen-
tener el federalismo real e hist6rico, el que se aseguraba a traves de un orga- traci6n del poder presidencial. Justamente, Carlos Nin047, coordinador de
nismo institucionalizado que cumplia la funci6n de control federal, es decir, ese Consejo, defini6 al sistema argentino como "hiperpresidencialista" y
el control del uso de los poderes delegados, poderes no delegados y poderes sefia16sus desventajas frente a un sistema mixto 0 parlamentario en 10 que
concurrentes. Asimismo, se propusieron reformas para garantizar las auto- hacia a la atenuaci6n de la dispersi6n temporal, espacial y funcional de la
nomias municipales, la institucionalizaci6n de los partidos politicos y las soberania popular, por 10 que su estructura rigida 10 alejaba de manera
asociaciones intermedias. Se presentaron formas semi-directas de democra- notable del ideal de la democracia deliberativa. De ahi su preferencia por
cia, como el plebiscito, el referendum, la iniciativa popular, que ampliaban un sistema mixto dinamico, como el propuesto por el Consejo, que presta-
la participaci6n de los ciudadanos en el proceso politico. Ademas, se pro- ba atenci6n alas experiencias de Francia, Portugal y Finlandia, sistema que
ponia la legitimaci6n definitiva de los derechos econ6micos y sociales, en resultaria mas descentralizado, menos disperso en la expresi6n de la volun-
donde se consagraba la funci6n social de la propiedad, para proteger a los tad popular y mas univoco en la forma de procesar el consenso.
ciudadanos desfavorecidos del reparto de capacidades y riquezas. Se preten-
dia, por otra parte, suprimir aquellos articulos de la Constituci6n Nacional
que exigian el requisito de pertenecer a la comuni6n cat61ica, apost61ica y EI Discurso de Parque Norte
romana para ser Presidente y Vicepresidente de la Naci6n. Es facil apreciar
que el dictamen preliminar del Consejo sirvi6 de fundamento, como fue El Discurso de Parque Norte48 es el mensaje que el presidente Alfonsin ley6
sefialado, de la reforma constitucional de 1994. ante el plenario de delegados al Comite Nacional de su partido en el mes de
Los estudios preliminares no conduyeron en acuerdos legislativos, entre diciembre de 1985. Raul Alfonsin habia convocado con anterioridad a un gru-
otras razones , POI' 1a escasa aceptaclOn
. , que tuvo J a ll1lClatIVa
. .. . .
entre Clertos po de intelectuales, independientes y afiliados al partido radical, a participar en
la elaboracion de 105textos presidenciales que iban a fijar 105grandes temas sobre 105que se aspira a constituir las "rutinas" de una sociedad democratica.
de la agenda politica. La convocatoria, que no exigia entonces la afiliacion En primer lugar, el pluralismo, que en esta interpretacion significa el "reco-
partidaria, modifico el vinculo entre intelectuales y poder politico. La produc- nocimiento del otro y la capacidad para aceptar las diversidades y discre-
cion mas significativa de ese nucleo de hombres de ideas, conocido como "Gru- pancias c~~o condicion para ,Iaexistencia de una sociedad libre". En segundo
po Esmeralda", fue precisamente el Discurso de Parque Norte. Los grandes lugar, la etlca de la democracla fundamentada en la idea de la "justicia como
temas propuestos pOl'el gobierno radical, la "democracia participativa", la "mo- equidad'; propuesta pOl' John Rawls en su TCoria de la }usticia de 1971,
dernizacion", y la "etica de la solidaridad", marcaron un cambio de rumbo en el concepto que en el Discurso fue definido "como distribucion de las venta-
discurso presidencial, a la vez que proponia una convocatoria a 105actores de la jas y de 105sacrificios, con arreglo aJ criterio de dar prioridad a 105desfavo-
transicion, pOl'encima de 105intereses del partido oficial. recidos aumentando relativamente su cuota de ventajas y procurando
La democracia participativa se asienta en una tradicion de discurso que, disminuir su cuota de sacrificios". En tercer lugar, la idea de pluralismo
segun Macpherson49, se inicio como consigna de 105movimientos estudian- suponia as~mir como legitimos el disenso y el conflicto. Aqui aparece un
tiles de la Nueva Izquierda de la decada del sesenta. Se difundio entre la clase punta de vista remarcable que entiende que el conflicto no siempre desesta-
obrera en 105anos sesenta y setenta, y una clara manifestacion de ese espiritu biliza a la democracia y que la democracia pluralista tiene que dar cabida al
fue el nacimiento de corrientes favorables al control obrero de la industria. La disenso y a Jos diversos intereses en lucha, en cuanto que toda forma demo-
clave de esta concepcion es la misma idea de participacion; de participacion cratica esca emplazada en un vasta campo de tensiones entre consenso y
de 105ciudadanos en la toma de decisiones politicas, sin que ello implique disenso.
adoptar la forma de una democracia directa. La pregunta fundamental que se ~n efecto, el conflicto no siempre desestabiliza, el disenso y la discon-
hacia Macpherson en 1976 (cuando escribio su libro) no era acerca de como for~ldad pueden tam bien afianzar a la democracia. AI mismo tiempo que
funcionarfa la democracia participativa, sino como llegar a ella. 105cmdadanos pretenden con justa razon evaluar la calidad de la democra-
En el Discurso se afirmaba que la "participacion es un movimiento c~a,~an,ifiestan legitimamente sus desacuerdos en la organizacion del espa-
destinado a agrandar 105espacios de libertad, de bienestar y de relacion hu- CIQpu~llco. Las pretensiones legitimas de 105ciudadanos, las luchas porIa
mana [...] Es un movimiento que provoca cambios en la mentalidad colec- creencla comun en la igualdad, no conducen indefectiblemente a la deses-
tiva y, consecuentemente, en las instituciones". Para Alfonsin la democracia tabilizacion de la democracia. La estabilidad, indica Navet50, que no es en
participativa representaba una extension e intensificacion del concepto t??O caso inmovilidad, tiene necesidad de conflicto. En esta misma direc-
moderno de democracia, y no se contrapone en modo alguno a la democra- Clon" Hir sch man 51sostlene
' "d
-sigulen 0 I'd
a teslS e Marcel Gauchet y Helmut
cia formal, en tanto toda democracia es siempre formal, pues requiere de Dublel_ que el conflicto social puede ser un 50Sten de la democracia. Pero
normas y reglas para organizar la aetividad politica y el funcionamiento de las no se trata de cualquier dase de conflicta, Hay algunos generos de conflicto
instituciones. En verdad, este modelo de democracia participativa no se q,uese deben considerar constructivos para la consolidacion de la democra-
contraponia con el modelo de democracia constitucional, no son en abso- Cia,a diferencia de otros que son destructivos. POl'ello, Hirschman escribe
luto incompatibles. El discurso presidencial reconocia que la democracia que a tra ' d 1 fl' 1
Yes e con teto a gente aprende a discutir a fondo las cosas y de
representativa establecida en nuestra Constitucion no excluia otros meca- eSamanera el co fl" "d .
, n teto actua como un pro uctor emmentemente eficien-
nismos de participacion y que se podian establecer "canales de expresion te de 1I1tegracion y cohesion"52.
adecuados a 105partidos politicos, las organizaciones sociales, 105munici- El discurso socialdemocrata de Alfonsin pronunciado en Parq ue Norte
pios, las instituciones barriales y vecinales". ~o lograba convencer a buena parte del espacio progresista argentino (in-
Esta concepcion de democracia, en su combinacion con la idea de c:~e~do a seetores importantes de su propio partido), mas indinado a
modernizaci6n y etica de la solidaridad, reconocia un conjunto de valores P SIClonespopulistas, y poco afecto al repertorio de principios de la tradi-
cion politica liberal. Sin duda, el tern a que tuvo menos aceptacion y que En el texto no hay una referencia explicita al rol de los particlos politi-
genero mas controversia en ese espacio fue el de la modernizacion. La idea cos, ni ala "democracia de partidos" (en terminos de Bernard Manin) don-
de modernizacion como concepto sociologico aparece en la concepcion de la confianza de los ciudadanos no esta puesta en las personas sino en la
estructural-funcionalista, a mediados del siglo xx. Ubicada en el marco del organizacion partidaria. El sistema de partidos parece ser el actor ausente
analisis del cambio social desperto el interes de algunos sociologos norte- de la propuesta de modernizacion. Mas bien, como se ha visto, el enfasis
ameticanos, en momentos en que se consolidaba la preeminencia de fue colocado en los poderes de la sociedad, en la mayor participacion deli-
Norteamerica en el mundo. En America Latina y en otras zonas perifericas berativa, en un "sujeto democratico", esto es, en un ciudadano responsable
fueron conceptualizadas las nociones de "subdesarrollo" y "dependencia" que hace suyos los valores de la democracia. Sin embargo, el radicalismo, el
durante las decadas del sesenta y setenta, en franca diferencia con el modelo partido mas viejo de la Argentina, esta llamado -en palabras de Alfonsin- a
de cambio social propuesto por la concepcion funcionalista. Del concepto de ser el partido de la convocatoria para el fururo, a convertirse en la "fuerza
modernizacion se infirieron dos connotaciones basicas negativas que le otor- aglutinante para la construccion del pais nuevo, del pais moderno". "[ ... J El
garon un perfil que fue una invitacion para la desestimacion de muchos: su radicalismo argentino debe provocar la sintesis, suscitar la modernidad, abrir
connotacion etnocentrica y su caracter imitativo. el futuro". Ese era el papel que el presidente Alfonsln Ie asignaba a su partido
En la Argentina de los ailos ochenta, el concepto de modernizacion a fines de 1985, tal vez en el momenta mas alto de su liderazgo social, en un
aparecio en momentos de una crisis generalizada, como una idea que momento en que la masa electoral todavia expectante respondia a los termi-
englobaba el progreso social y propiciaba la racionalidad politica. El Dis- nos que se Ie presentaban en elnuevo escenario politico; en una situacion, en
curso reclamaba la urgente necesidad de definir el paso hacia una "nueva fin, donde la crisis del Partido ]usticialista era manifiesta y ponia en evidencia
modernizacion", en tanto concepto integral, que solo era posible en un mar- la irresolucion de la derrota electoral de 1983.
co de democracia y equidad social. No se trataba, pues, de un proceso de El mensaje presidencial dio lugar a una intensa polemica en el mundo
modernizacion con "arreglo a un criterio de eficientismo tecnico", sino de un politico y cultural acerca de sus postulados y premisas, cuando la sociedad
proceso que debetia tender a incrementar el bienestar general. Frente a una argentina que no quetia hundirse en la decadencia buscaba una salida a tan-
concepcion de modernizacion liberal, que refuerza los poderes privados, y tos ailos de atrasos y postergaciones. En el marco de ese debate, la FUCADE
ante una concepcion de izquierda clasica, que refuerza los poderes del Es~a- invito en 1986 a un grupo de intelectuales a discutir el Discurs053. Entre
do, la concepcion del Discurso apostaba a una modernizacion en democra- los participantes, Atilio Boron apuntaba que mas alla de las discrepancias
cia y en solidaridad, que refuerza los poderes de la sociedad. pUntuales no era frecuente en la politica argentina un llamamiento presi-
En esa linea argumental, el "ttipode" (democracia, modernizacion y eti- dencial a discutir y poner en marcha un ambicioso programa de transfor-
ca de la solidaridad) fue concebido como un "programa, una propuesta para maciones sociales. "Por eso, nadie podtia negar que el mensaje instala el
la sociedad, no una Ley de la historia". Y esto solo se podia realizar si se ponia debate politico de nuestro pais en un nivel cualitativamente superior y dis-
a su servicio una "poderosa voluntad colectiva". Esta fue la convocatoria de tinto a todo 10 que hemos conocido en largos afios"54. Cinco afios despues
Alfonsin: "a toda la sociedad, a los ciudadanos y alas organizaciones para de que fuera pronunciado, dos de los miembros (Portantiero y De Ipola,
poner en march a una discusion franca y constructiva que permita superar los intelectuales independientes) que participaron en la reflexion yelaboracion
bloques que nos condenaran a la decadencia". El pacto democrdtico entre acto- del discurso de Parque Norte, se interrogaban sobre esa cooperacion y tra-
res era el medio mas adecuado para escapar de las pujas salvajesy de la guerra zaban un ajustado balance55. Reconocen que la voracidad de la crisis nacio-
de todos contra todos. El pacto era un compromiso que definia "un marco nalle quito toda resonancia a esas palabras, convirtiendolas en un trOZO
global com partido dentro del cuallos conflictos pueden procesarse sin desem- remOto del pasado, al no resolver los dilemas que planteo. Pero si las mis-
bocar en el caos y las diferencias coexisten sin disolverse". mas mantienen alguna relevancia -agregan los autores- ello se de be al he-
cho de haber fijado los temas de largo plazo de la agenda P?litica. C~ns- y Fuerza, integrante del mencionado grupo. Atras habia quedado la inicia-
dentes del rol de intelectuales comprometidos con la democraCla, Portantlero riva de democratizacion del sindicalismo y las intenciones de frenal' el po-
y De Ipola entienden que esa colaboracion formo parte "~e un intento ~e del' de las corporaciones. Como era de esperar, y mas aHa de algunas
otorgarle sentido a la dificil construccion de la demoCl'aCla en la Arg:ntl- diferencias, la CGT de Ubaldini y!as 62 Organizaciones dirigida pOl' Lo-
na", aunque para una parte del ambiente cultural los hombres de Ideas renzo Miguel elogiaron la accion del nuevo ministro de Trabajo, poniendo
debfan permanecer alejados del po del' para resguardar el ejercicio de la cri- de manifiesto la logica corporativa de los gremios. De todas maneras, esto
tica y evitar toda contaminacion. Cabe recordar tam bien, como una mues- no impidio que Saul Ubaldini estrechara sus alianzas con Antonio Cafiero,
tra mas de un cambio en la relacion entre intelectuales y poder56, que otros !ider del movimiento renovador en el peronismo y candidato a gobernador
intelectuales colaboraron en distintas areas del gobierno de Alfonsin, aun- de la provincia de Buenos Aires en las elecciones de septiembre de 1987. A
que no se constituyeron como grupos (pOl'ejemplo, Juan Sourrouille (mi- estas alturas, el peronismo politico pareda haber superado los efectos de la
nistro de Economfa), Adolfo Canitrot, Roberto Frenkel, Jorge Roulet, Dante derrota electoral de 1983, se reorganizaba como oposicion desde la direc-
Caputo (ministro de Relaciones Exteriores), Jorge Sabato (ministro de Edu- cion renovadora de Cafiero, recuperaba protagonismo en el interior de su
cacion), Juan Carlos Torre, Oscar Oszlak, Emilio Tenti, Marcos Aguinis) 57. propio partido, y se mow'aba como una alternativa de poder.
Para Alfonsin, el ano 1987 fue el comienzo de un cambio, yen buena
medida trazo una Frontera en su periodo de gobierno, al indicar un antes y
La derrota electoral de 1987 yel zigzag de la poHtica oficial un despues en terminos de gesrion. Debio enfrentar los sucesos de Semana
Santa, el fracaso de la alianza con el Grupo de los 15, el males tar de los
El exito inicial del Plan Austral Ie permitio al gobierno radical mantener la grupos economicos, el descontrol de la inflacion, la derrota electoral de sep-
iniciativa politica hasta 1987. A partir de entonces, debilitado pOl' el dete- tiembre, las resistencias en el interior de su partido y la perdida de legitim i-
rioro de la economia y pOl'el reducido apoyo social, ingreso en un proceso dad de apoyo. En este universo complejo, las elecciones de septiembre
de negociacion con los poderes corporativos, economicos y sindicales, sin tuvieron un doble significado. POl'un lado, la derrota electoraPB. El peronis-
encontrar una alternativa viable a la gravedad de la crisis economica. Atras mo recupero su caudal electoral historico, obtuvo e141 ,48% de los votos, el
quedaban los impulsos de un proyecto modernizador que habia sido supe- COntrolde 17 provincias y logro la mayoria en la camara de diputados. En
rado pOl' el dinamismo de la crisis y poria falta de apoyo. El gobierno de cambio, el radicalismo solo triunfo en la Capital Federal, Cordoba y Rio
Alfonsin se fue desgastando, tanto en el plano economico como en el poli- Negro, y obtuvo el 37,32% en las elecciones a diputados nacionales. El
tico, hasta llegar al traspaso adelantado del poder en julio de 1989. resto de las gobernaciones quedo en manos de partidos provinciales. POl'el
Recordemos que elnuevo marco de alianzas que definio el presidente otro, la ruptura del marco de alianzas entablado con un sector del sindicalis-
Alfonsin arrastro tambien al partido radical. Los hombres de la Junta Coor- mo y de los empresarios. Alderete renuncio al Ministerio de Trabajo y fue
dinadora Nacional, encabezados pOl'Enrique Nosiglia (con influencias cre- reemplazado pOl'Ideler Tonelli. En el Ministerio del Interior fue designado
cientes en el Gobierno), fueron desplazando en algunos lugares claves a los Enrique Nosiglia y en el Ministerio de Obras y Servicios Publicos Rodolfo
sectores historicos del radicalismo, incluso a los provenientes de la propia ~erragno. La gravedad de la crisis se revelaba igualmente en la perdida de
linea interna de Alfonsin, el Movimiento de Renovacion y Cambio, para hderazgo social de Alfonsin.
actual' como sosten de la nueva epoca. El acercamiento al Grupo de los 15 , . Inmediatamente vinieron las reformas al plan economico luego de las
(opositor al secretario de la CGT, Saul Ubaldini) fue promovido pOl' los cnticas de la oposicion y de dirigentes del partido radical, y la busqueda de
propios dirigentes de la Coordinadora. Asi, a fines de marzo de 1987 fue u~ pacto de gobernabilidad con los partidos politicos. La perdida de legiti-
designado ministro de Trabajo Carlos Alderete, dirigente del gremio de Luz tllidad del Gobierno Ie restaba fuerza y posibilidades para ordenar una si-
tuaci6n que se agravaba progresivamente. En agosro de 1988 el presidente recomendaba, como una via de soluci6n para las economias altamente en-
Alfonsin puso en marcha el denominado "Plan Primavera" que pretendi6 deudadas de los paises del Tercer Mundo, el cobro de los servicios de salud
con poca fuerza impulsar las todavia pendientes reform as estru.ctural~,s,y se y educaci6n universitaria que prestaba el sector publico, asi como tambien
mantuvo hasta febrero de 1989 wando se produjo el denomll1ado golpe el desarrollo de una linea de privarizaciones de las empresas estatales para
econ6mico" que arrastr6 al gobierno nacional a la crisis fl11~l. mejorar su eficiencia y reducir la absorci6n de recursos fiscales. El debate ya
Aplicado en un momento de debilidad del gobierno radlcal~el plan fu.e se habia instalado en la Argentina y, aunque mal planteado, uno de sus ejes
el resultado de un acuerdo desindexatorio conla Uni6n Industrial Argentl- principales era la dicotomia privatizaci6n/estatizacion. Tampoco la discu-
na y la Camara de Comercio, entidades que se be~eficiar~n c.on una reduc- si6n pasaba por la contraposici6n "menos Estado" y "mas mercado", sino,
ci6n del IVA59,sin que se hablara ahora en los mlsmos termll10S que antes en rodo caso, poria construcci6n de un nuevo tipo de Estado, mas acorde
de congelamiento de precios. El pacto implicaba, aden:as, u~a importante con los cambios del mercado internacional y con las necesidades de inser-
transferencia de recursos provenientes del sector agrano haCia el Estado y ci6n competitiva de la economia argentina. Es pOl'ello que Rodolfo Terragno,
otrOS secrores de la producci6n. Mientras los secrores del campo rechaza- ministro de Obras y Servicios Publicos, se convirti6 en el hombre mas po-
ban el plan, la CGT presionaba para debilicar al Gobierno y provocar la lemico de la administraci6n de Alfonsin, a pesar de su moderada politica de
caida de Sourrouille. Como escribe Schvarzer60, el apoyo empresario no fue privatizaciones. En tanto 10s trabajadores estatales se preparaban para lu-
gratuito y el Gobierno estuvo obligado a marchar hacia un sistema cambiario char contra la "ola privatista" que habia irrumpido en el escenario argenti-
mas libre, por el cual estableci6 dos tipos de cambio basicos: un mercado no. Al fin, la reforma de fondo del Estado, la construcci6n de un nuevo
financiero, supuestamente libre, pero sometido a la regulaci6n del ~anco Estado, como deseaba el Gobierno, no tuvo lugar. En palabras de Sidicar06J,
Central y un mercado comercial, fijado exclusivamente por las aut~ndades los cambios realizados por la politica oficial no adjudicaron demasiada im-
monetarias. Como consecuencia de la presi6n de los sectores agranos, que portancia a la recuperaci6n de la eficiencia estatal en el proceso de fortaleci-
exigian un sistema de paridad unica, y de la demanda cr~ciente de. divisas miento de la democracia. Como las reform as fueron escasas no se pudieron
en el mercado financiero, el Banco Central no tuvO mas alternatlva que mejorar las capacidades estatales.
ofrecer d61ares al mercado. Unicamente se podia mantener esta estrategia
con disponibilidad de divisas del Banco Central para poder resistir las pre-
siones del mercado, sobre todo en momentos en que la sociedad comenza-
ba a perder la confianza en su propia moneda. El problema fue que la
demanda de d61ares lleg6 a ser tan elevada que no hubo oferta capaz de En los afios ochenta culminaba el ciclo del modelo estatal de desarrollo que
ofrecer equilibrio. He ahi el escenario que se abri6 en 1989. Entre los apo- a fines de la decada del setenta habia dado muestras de agotamiento. Debi-
yos limitados y la incertidumbre econ6mica y politica, el plan no pudo do a que el Estado estaba afectado pOl'una profunda crisis de financiamien-
sobrevivir hasta las elecciones de mayo de 1989. to no podia dar cuenta, como antes, de sus principales funciones sociales.
En el contexto de la crisis mundial, los Gobiernos de los paises desa- Se extinguia una concepci6n estatal, cuya caracteristica fue durante afios el
rrollados y los organismos multilaterales de credito recomendaban politicas subsidio, la prebenda, mediclas protectoras de un empresariado antischum-
publicas similares para todos los paises: medidas de ajuste, control fiscal, peteriano, no competitivo, amante de las ganancias pingues, incapaz de
promoci6n de las inversiones extranjeras, la definici6n de un perfil produc- exponerse, que forj6 una relaci6n perversa entre desarrollo capitalista y Es-
tivo sobre la base de la especializaci6n y la busqueda incesante de integra- rado. De tal forma, en los afios serenta, ese Estado "asistencial" ingresaba en
ci6n regional. Los organismos financieros internacionales tambien disefiaron Una nueva fase que ha sido lIamada Estado contratista 0 subsidiador. El
un modelo de gestion publica. £1 Banco Mundial, en su Informe de 1988, EStado se vinculaba mediante conrratos con grandes empresas, 10que origi-
no una especie de burguesia contratista, que vivio de los encargos del Esta- social afectaba naturalmente los recursos que podian destinarse para gastos
do. Con ese tipo de Estado, que favorecio un determinado estilo de com- de inreres general. Los subsidios implicaban:
portamiento empresarial, tuvo que luchar el gobierno radical.
Los mecanismos de subsidios del Estado para la clase empresaria fue- 1) 2,75 veces 10 que destina la Administraci6n Nacional (Ad. Nac.) para
ron diversos. Un buen ejemplo se encuentra en el periodo 1981-1983 que cultura y educaci6n.
se caracterizo tanto poria expansion del gasto publico -que figuraba en el 2) Casi 7 veces 10 que la Ad. Nac. gasta en salud.
Presupuesto Nacional- como poria aparicion de una serie de "gastos ocul- 3) Mas de 7 veces del gasto en Seguridad de la Ad. Nac.
tos" que no se contabilizaban. Ese fue el resultado del analisis que realizo el 4) £1 equivalente a 1,42 veces 10que se gasta pOl' "bienestar social" (segu-
Informe de la Secretaria de HaciendaG2, firmado pOl' el Secretario Mario ridad social, vivienda, trabajo, asistencia social, depone, recreacion).
Brodersohn y el Ministro Juan Vital Sourrouille, que acompafiaba el Presu- 5) Mas de 20 veces de 10que se destina a Justicia.
puesto de 1989. Se destacaban en ese periodo los siguientes mecanismos: 6) Dos tercios de deficit de todo el sector publico argentino.
7) El 70% de toda la inversi6n real del sector pllblico.
1) Subsidios ocultos en la "licuacion" de la deuda privada interna. 8) El 37% del total de sueldos pagados por el sector publico.
2) Subsidios ocultos en los seguros de cambio y en la estatizacion de la 9) Casi el 23% de la recaudaci6n tributaria del sector publico.
deuda privada externa.
3) Regimenes de promocion industrial, con subsidios que en lugar de Un Informe de 1988 de la Sindicatura General de Empresas (SIGEP)G3
aparecer como gastos publicos se encubren en reducciones de impues- revelaba que en los 22 alios que distan entre 1965 y 1987 el conjunto de las
tos debido a desgravaciones y diferimientos fiscales. trece compafiias que integraban el Directorio de Empresas Publicas regis-
4) Avales otorgados pOl' el sector publico para el endeudamiento del sec- traba un deficit total de 52.037 millones de d6lares. El promedio del deficit
tor privado para la realizacion de obras publicas en algunos casos y en los 22 afios se elev6 a 1.900 millones de d61ares anuales. Gran parte de
grandes proyectos de inversion en otros (papel, petroquimica, sidetur- los desequilibrios fueron financiados con los apones del Tesoro Nacional:
gia) que terminaron siendo pagados por el Estado. el promedio de financiamiento sobre la necesidad global fue del 69,1%,
con un minimo del 23,4% registrado en 1979 y un maximo del 122,2% en
La "Iicuacion" de los pasivos internos y externos del sector privado, dice el 1983. No pareda, por cieno, razonable que toda la sociedad financiara las
Informe, funcionaba de la forma que sigue. En el frente interno, a HaVeSde distorsiones de empresas mal administradas que no protegian debidamente
un "shock" inflacionario con bajas tasas de interes que practicamente los capitales del Estado.
"licuaron" la deuda privada interna. En el primer semestre de 1982, el sub- La discusi6n sobre la privatizaci6n en la Argentina fue planrcada mu-
sidio a los deudores lleg6 al 7% del PBI, en cambio en el segundo semestre chas veces en terminos de eficiencia econ6mica. Situar el debate en termi-
yen 1983 oscil6 entre 10,8% y 13,4% del PBI. En el frente externo, los ~os erraticos no era mas que dar una batalla alii precisamente donde el
seguros de cambio llevaron a la estatizacion de la deuda extern a privada con hberalismo economico es fuerte. Pocas dudas quedaban entre los usuarios
subsidios que significaron una perdida para el Estado del 50% de la deuda a~gentinos que las empresas publicas, en su gran mayoria, prestaban un servi-
privada externa. c~oineficiente y eran rigurosamente deficitarias, abulrando de manera con-
En un primer intento de cuantificacion, el Informe de la Secretaria de SIderable el volumen del deficit fiscal en el PBI. Pero razonar unicamente
Hacienda determino que los subsidios del sector publico nacional, via Pre- en clave de estatizaci6n/privatizaci6n no es mas que ocultar, como escribe
supuesto Nacional, sistema tributario y precios de las empresas publicas, ~osanvallonG4, la dimensi6n sociol6gica y politica de la cuesti6n para redu-
ascendieron en 1987 a 4.000 millones de dolares, cuyo costo economico y clrla de manera exclusiva a su aspecto financiero.
Es cierto que el debate sobre las privatizaciones quedo reducido al pro- que el ministro Terragno propiciaba con su politica de privatizaciones la
blema de la ineficiencia de las empresas publicas. Planteadas las cosas en esos creacion de sociedades con empresas estatales de otros paises, conservando
t(~rminos no aparecieron muchas opciones ala propuesta neoliberal. EI deba- para el Estado argentino el comrol de la mayoria del paquete accionario.
te no coloco el tema de la privatizacion/estatizacion en el centro de la relacion En conclusion, apremiado por la crisis, el gobierno radical quedo encerra-
entre Estado y sociedad civil, es decir, en el marco de una redefinicion de las do en la imperiosa necesidad de combatir la inflacion para estabilizar la
fronteras entre el Estado y la sociedad. Como no se buscO una respuesta ecol1omia y legitimar la moneda. Ese era un paso imprescindible para ase-
diferente, las alternativas quedaron encerradas en las instancias del mercado 0 gurar la estabilidad de la democracia.
del Estado. No fue posible imaginar, como sugiere Rosanvallon en el texto
recien citado, que 10scolectivos locales (asociaciones diversas, fundaciones,
etc.) pueden asumir tareas y responsabilidades en el campo economico-social
y cultural. Transferir a esos colectivos una parte de los servicios publicos
hubiera sido buscar una via de autonomizaci6n novedosa, reduciendo las Algunos aconcecimientos de comienzos de 1989 sorprendieron a la socie-
demandas al Estado, sin apelar exclusivamente a la clasica solucion de las dad y al gobierno radical. A fines de enero, el pais se vio sacudido por la
privatizaciones. EI acento puede ser puesco en la idea de sociedad civil. No se accion terrorista del grupo denominado "Movimienco Todos por la Patria"
trataba de resolver la crisis del Estado intervencionista acosandolo u "olvidin- que ataco un cuartel militar en La Tablada, provincia de Buenos Aires, y
dolo" sino "trascendiendolo", como proponen Heller y Feher65, mediante cam- dejo un saldo de 28 muertos entre sus imegrantes. En febrero, un colapso
bios profundos en las estructuras socio-economicas y la abolicion de sus economico -calificado como "golpe de mercado"- puso fin al Plan Prima-
dimensiones paternalistas que paralizan la accion ciudadana. vera y a los intentos de privatizacion, acortando los tiempos del gobierno
Lo que habia que mudar, por consiguiente, eran las condiciones en de Alfonsin. Lo que siguio despues fue el descontrol financiero y moneta-
que se desarrollaba la gestion publica. Ello implicaba clausurar la era en la que rio. La sociedad habia perdido la confianza en la moneda nacional, el Aus-
un capitalismo anacronico, junto a una burguesia contratista y unas empre- tral, por 10que aumemaba incesamememe la demanda de divisas extranjeras.
sas publicas ineficientes, exigian para su supervivencia, 0 sus comodos be- Retornaba la tirania del dolar. AI mismo tiempo, el gobierno radical nego-
neficios, de subsidios permanentes de la sociedad. La relacion perversa entre ciaba un nuevo acuerdo con el FMl, en un clima de incertidumbre, donde
capitalismo y Estado debia ser trastocada si se ambicionaba salir del atraso el Partido ]usticialista buscaba sacar redicos politicos de la crisis.
y la postergacion. Obviamente, no era ficil invertir una arraigada cultura En los primeros dias de febrero se conocio el nuevo paquete de medi-
estatalista, que legitimaba y aceptaba como valida esas formas de interven- das economicas que comprendia la devaluaci6n de la moneda y la creacion
cion estatal, por otra que rechazara las distorsiones del sistema y pudiera de un triple mercado de cambios, que comenia un mercado libre sin nin-
emprender la busqueda de nuevas formas de solidaridad social. La relacion gun respaldo gubernamemal. EI aumento del dolar era irrefrenable, las ta-
Estado y sociedad civil fue puesta en cuestion. Los problemas que presentaba sas de inceres alcanzaron el 20% mensual y la inflacion se disparaba sin
el nuevo rol del Estado en la ecol1omia y en la sociedad eran de una natura- Control. Los empresarios abandonaron al Gobierno a su suerte y se retira-
leza esencialmente diferente de aquellos que surgieron al finalizar la Segun- ron de la alianza, para evitar la responsabilidad que les correspondia ante
da Guerra Mundial. EI desafio hist6rico estaba trazado. Las dmidas respuestas I?s fracasos de una politica economica que habian compartido. En la adver-
del radicalismo tuvieron que ver con la oposicion abierta del peronismo a sldad de ese panorama el gobierno radical se desintegraba y la sociedad
cualquier imenco de reforma del Estado y con las limitaciones para definir comenzaba a sencir 10sefectos perniciosos de la aha inflacion.
un nuevo tipo de Estado, alejado del viejo Estado intervencionista y del EI candidato presidencial de la union dvica radical, Eduardo Angeloz,
Estado minimo propiciado por e11iberalismo economico. Hay que destacar exigio a fines de marzo de 1989 la renuncia del ministro Sourrouille con la
expresa intencion de no ser arrastrado por el fracaso de la poUtica economi- alternancia tuvo lugar el 10 de diciembre de 1999 cuando la Alianza asu-
ca del Gobierno. Inmediatamente, ocupo el Ministerio de Economia el mio el poder que dejo el justicialism067.
dirigente radical Juan Carlos Pugliese, presidente de la camara de diputa- Durante el siglo XX yen el tiempo ya transcurrido del nuevo siglo, la
dos. Lo que siguio fue una politica economica erratica. En menos de dos sucesion d~1poder ha sido complicada en la Argentina. En primer lugar,
meses, el nuevo Ministro fijo un doble mercado de cambios, luego un mer- por la seguIdIlla de golpes de Estado que despojaron a los civiles del poder y, en
cado unico, el congelamiento de precios y tarifas publicas, la creacion de segundo lugar,por la inestabilidad polltica de nuestra "democracia entrecortada",
impuestos extraordinarios, mientras el alza de precios era incontenible, el en la cualla sucesion del poder no alcanza a constituir una verdadera rLltina.En
dolar seguia en su escalada, el salario real se descomponia y la hiperinfla- esta primera experiencia de alternancia polltica, el traspaso del poder presento
cion asomaba su rostro en un pais sin rumbo cierto. Luego de estas marchas sus dificultad~s por el contexto en que se desplegaba: la falta de autoridad polI-
y contramarchas, el presidente Alfonsin reemplazo a Pugliese por Jesus tica, el panico bancario, el desorden social. Aunque funcionaron las reglas y los
Rodriguez, joven dirigente de la Junta Coordinadora Nacional, cuando la procedimientos, conocidos y aceptados por todos, para la seleccion de la aLlto-
crisis recortaba los cursos de accion y reduda el horizonte temporal. La ridad publica, se abrio un escenario incierto en los momentos previos ala entre-
entrega anticipada del Gobierno sera la consecuencia directa del fracaso ga del mando denominado, como en otras ocasiones, "transicion del poder".
economico y del desorden monetario. Con ello se indicaba que hada falta algo mas que la legitimidad del procedi-
El perfil de los candidatos presidenciales66, Carlos Menem y Eduardo miento para asegurar una transferencia padfica y ordenada del poder entre dos
Angeloz, no expresaba las tendencias renovadoras de sus propios partidos civilespertenecientes a signos polfticos opuestos.
que con el retorno de la democracia habian procurado iniciar una nueva Con el presidente electo se inicio el periodo de transicion que finalizo
epoca. En el peronismo, Menem se habia impuesto frente a Cafiero en las e! 8 de julio con la transmision del mando. Alfonsin disponia todavia de
elecciones internas movilizando a los sectores marginales, con un liderazgo Slete meses d~ mandato constitucional. Un periodo extremadamente largo
paternalista que recuperaba las viejas tradiciones peronistas. En el radicalis- para un Goblerno en crisis, con una situacion economica diffeil de COntro-
mo, en cambio, el candidato surgio de una "decision autoritaria" del propio lar. Con ese panorama a la vista, el gobierno radical Ie propuso al Presidente
presidente del partido, Raul Alfonsin, que entendio que el mejor candidato electo acortar el periodo constitucional para asegurar la gobernabilidad del
era el Gobernador de la provincia de Cordoba, uno de los bastiones del pais. Se constituyeron sendos equipos de negociacion de ambos partidos
radicalismo que habia sobrevivido la derrota electoral de 1987. A pesar de que buscaron acercar las posiciones en momentos muy oscuros, pero siem-
la oposicion de la corriente progresista del radicalismo, el candidato fue un pre sobre la base de que el peronismo no hablaba de cogobierno. Finalmen-
representante de su ala tradicional. Luego de un esbozo de renovacion po- te, esa posibilidad fracaso por los desacuerdos polfticos. Entre las razones
lftica aparecieron las versiones mas conservadoras en ambos partidos, con que invocaba eI justicialismo se hallaba la negativa a apoyar "medidas im-
un estilo eficientista en el caso del radicalismo y un estilo netamente popu- populares" para la resolucion de los problemas economicos, ademas de que
lista en el candidato peronista. no habia obtenido del radicalismo la decision de encontrar una salida al
Las e1ecciones presidenciales tuvieron lugar el 14 de mayo y el vence- p:oblema militar. En buen romance se Ie exigia al gobierno nacional el
dor fue eI candidato justicialista, Carlos Menem. EI partido peronista al- dlCtado de indultos que beneficiaran a los condenados por la violacion de
canzo el47,3% de los sufragios yel partido radical el32,4%. Estas elecciones los derechos humanos.
fueron un hito significativo para nuestro sistema polftico, porque por pri- .. ~te la falta de acuerdos para acortar el periodo de transicion, Alfonsin
mera vez en nuestra historia un Gobierno democratico transfirio el poder ~lfIglO un mensaje al pais el23 de mayo en el que anuncio que continuaria
por via del sufragio universal a un partido de la oposicion. Ello indicaba asta el final de su mandato:
nuestra primera alternancia polftica en elecciones nacionales. La segunda
Pero 10 cierto es que nosotros estamos dispuesros, como dije antes, despues de la transmisi6n del mando una delegaci6n conjunta para nego-
a gobernar sin desmayo hasta el10 de diciembre del corriente ano. c.iar con los organismos internacionales de creditos; 4) promover una ex-
Eso si, que nadie venga a decir en 10 sucesivo que resulta 0 puede haustiva investigaci6n de todos los actos administrativos del actual gobierno
"
resultar conveniente una entrega antlClpa d a68 . radical. Tiempo despues Alfonsfn evocaba que "mas alla de los desacuerdos
que podian tenerse con mi gesti6n, existia un recalentamiento de la situaci6n
Pasados los efectos de ese discurso siguieron las gestiones para la entre~a politica artificialmente producido". Con un 7% de desocupaci6n -continua
anticipada del poder. Aparentemente la voracidad de la c:isis ~ehabia torCl- Alfonsfn- se produjeron "asaltos a supermercados, paros parciales cotidianos,
do el brazo al presidente Alfonsin, sin embargo nunca habla, de)a,~ode pensar huelgas generales, violencia callejera, pedidos del justicialismo para que yo
en la reducci6n del plazo constitucional, como una COntrlbUClOna la con- renunciara, en esas condiciones se produjo un estallido que no dej6 otro
tinuidad de la democracia. El delegado personal de Alfonsin, Rodolfo camino que acelerar el traspaso del poder"7l. Aunque Alfonsin ejerce en su
Terragno, fue el encargado de esas gestiones (plagadas de marchas y cont,ra~ libro una legftima defensa de su gobierno, no se puede dejar de reconocer la
marchas) hasta el discurso presidencial del 12 de junio, en el que comumco escasa voluntad polftica de Menem y los seetores que 10 acompanaban por
su decisi6n de entregar el poder el 30 de junio. El tema militar continuaba encontrar aquellos entendimientos minimos que hubieran permitido la
siendo uno de los obstaculos para el acuerdo. Las declaraciones de Menem gobernabilidad de la democracia, con 10 que se hubieran evitado las tragi-
fueron elocuentes: "Es necesario y l6gico que sea el presidente Alfonsin quien cas consecuencias de los estallidos sociales. Por el contrario, en ese clima de
resuelva los problemas que subsisten en eI' am b'lto castrense."69 , tensi6n social se escucharon discursos imprudentes y demag6gicos, yaccio-
Antes de que se difundiera la renuncia presidencial, Terragno Ie habla nes desestabilizantes de dirigentes peronistas en algunas provincias que pro-
entregado personalmente a Menem una carta de Alfonsin e~ la que 10 po- piciaban y organizaban los saqueos, junto a grupos militares 0 de las fuerzas
nia en conocimiento de los pasos que iba seguir y de la necesldad de firmar de seguridad72.
un acuerdo de cuatro puntos. Era el ultimo intento por encontrar una sali- Ante una Argentina conmocionada, Atilio Cadorin escribia en su ha-
da concertada. Terragno esper6 inutilmente la respuesta hasta las 21 ~s. del bitual columna dominical que habia dos presidentes y ningun gobierno73. En
lunes 13. Vencido el plazo, Alfonsin difundi6 alas 22hs. el mensa)e que verdad, asediado por la crisis74y ante la falta de respuesta de Menem, Alfonsin
habia sido grabado con anterioridad70. En sus palabras se aclaraba ql}e "re- retom6la iniciativa despues de un largo tiempo y acort6los plazos de la transi-
signaba a partir del 30 de junio de 1989" la primera ~agiStrat~r~, en "aras cion ante la sorpresa del peronismo. A partir de entonces se abri6 una breve
del bien com un" y explicaba que las razones de su medltada deClSlOnse en- etapa en la que los integrantes de la "comisi6n de transici6n" de ambos
contraban en "la hondura de la crisis socioecon6mica [que] requiere medidas partidos entre otros acuerdos estableci6 el 8 de julio como el dia en que
no s6lo energicas sino tambien permanentes". Ala vez, resaltaba el escaso asumirfa Menem.
margen de acci6n del Gobierno para resolverla, AI recoger el guante de su Volviendo a los obstaculos constitucionales para acortar el mandato,
adversario sostuvo, en otrO pasaje, que para tomar esa decisi6n habia tenido cabe recordar a Linz75 cuando asevera que la elecci6n por un perfodo fijo
en cuenta que el Presidente electo "habia dicho en reiteradas oportunida- muestra cabalmente la rigidez del sistema presidencialista frente al sistema
des que esra listo para asumir funciones", parlamentario. En rigor, no se puede reducir ni prolongar el mandato de un
Explic6 igualmente que no habia obsraculos constitucionales insalvables Presidente elegido mediante sufragio popular por un periodo de tiempo
para el acortamiento del mando y resumi6, por otra parte, los cuatro pun- determinado, que establece la propia Constituci6n. La emergencia en un
tos de la propuesta elevada a Menem: 1) facilitar la inmediata sanci6n de periodo de transici6n hace que la rigidez de una Constiruci6n presidencial
leyes econ6micas propuestas por el futuro Gobierno; 2) los actuales Minis- sea mas problematica que la de un sistema parlamentario que favorece res-
tros informaran de inmediato y en detalle a sus sucesores; 3) constituir puestas mas flexibles76. En el caso que nos preocupa, el debare fue plantea-
do tanto en el ambito politico como en el campo del derecho. La salida, en proposito de reconstituir la Constitucion y sus instituciones fundamenta-
el marco del Estado de derecho, se encuadraba en el artkulo 75 de la Cons- les. Aunque no pudo construir una democracia participativa, la "democra-
titucion sobre acefalia (hoy art. 88, luego de la reforma de 1994) yen la Ley cia como ilusion", puso las bases de una democracia constitucional en la
de Acefalia de 1975, por la renuncia de ambos mandatarios. Eso fue 10 que que el Go.bierno s~ elige por una competencia padfica entre partid~s y el
ocurrio con la situacion de Alfonsin y Vktor Martinez. p~der se eJ~rcesegun las re~las constitucionales. EI gobierno radical procu-
Mas alia del debate sobre los vados de la Ley de Acefalia, presentada la ro construlr una democracla constitucional de respero al derecho, ubican-
renuncia de ambos magistrados, el Congreso reunido en Asamblea Legisla- do a la Constitucion como norma superior a la ley del propio Estado.
tiva fue quien procedio a cubrir los cargos en cuestion. Como habia presi- Alfonsin goberno sin plenos poderes (pleins pouvoirs), esro es, sin aque-
dente y vicepresidente electos, la Asamblea los designo y les tome juramento 1I0spoderes que se Ie confieren al ejecutivo para expandir su esfera de deci-
en el recinto de la camara de diputados. De inmediato, en la Casa de Go- sion, permitiendole hacer frente alas circunstancias excepcionales de necesidad
bierno el Presidente saliente Ie entrego al Presidente entrante los simbolos y urgencia, en detrimento del poder legislativo. Se expanden los poderes
del cargo. Ahora bien, en nuestro Estado de derecho, que impone el princi- gubernal~entales p~r~ ingresar en el campo exclusivo de la legislacion par-
pio de division de poderes, el acortamiento del periodo de mandato del lamentana. Esta practIca se desarrolla en tiempos de excepcion, en situacio-
Poder Ejecutivo -en los terminos ya relatados- no afectaba de ninguna nes de emer?:ncia, porque la preeminencia del Poder Ejecutivo en el proceso
manera el plaza de [os mandaros de los legisladores, tam bien previsro en la de producclOn de las leyes afecta la normal distribucion del poder en un
Constitucion, Esta~o democratico constitucional. No hubo en el gobierno radical un uso
La crisis economica encontro, como vimos, su mas alta expresion en el a~uslvo de la declaracion de situacion de emergencia. Entre 1983 y 1989 se
colapso hiperinflacionario de fines de mayo: especulacion financiera, corri- dlCtaron 8 decreros de necesidad y urgencia, y 21 decretos de caracter
das bancarias, estallidos sociales, Espontaneos en algunos casos y provoca- excepcional, que no encuadran en la clasificacion antes mencionada. Del
dos en muchos otros para acelerar el retiro de Alfonsin, 10cierto fue que los total de 29 decretos, cabe notar que 20 de ellos corresponden a temas
saqueos a supermercados y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad economicos y fueron dictados a partir de la implementacion del Plan
en el Gran Buenos Aires, Rosario, Cordoba, Mendoza, Salta, Tucuman y en Austraj77.
otros lugares, provocaron la muerte de 15 personas, centenares de heridos y , Otro pUnto importante para la consolidacion de una democracia cons-
detenidos. Ante la gravedad de los conflictos sociales, el Poder Ejecutivo trtucional es la ausencia de corrupcion en la cumbre. Si bien esta puede
decreto el 29 de mayo el Estado de sitio en todo el pais por el termino de 30 tener sus rakes en la historia y en la cultura de los pueblos, sus causas se
dias, medida que fue mas tarde convalidada por el Congreso. En fin, ante el hal~ansiempre en intereses economicos y politicos. El gobierno de Alfonsin,
desborde de la economia y frente a la crisis de confianza en la moneda a,~lferencia del gobierno de Menem, no establecio relaciones de corrup-
nacional, el dolar termino gobernando la sociedad. Sin autoridad politica CI~n, que lIevaron a un uso incorrecro del poder publico para beneficios
capaz de controlar el desorden, el presidente Alfonsin renuncio a su cargo pnvados',Los riesgos de una relacion ilegal entre la esfera publica y la priva-
seis meses antes de que venciera el mandato constitucional. ~a son eVldentes: la corrupcion destruye las instituciones. La corrupcion en
a c,umbre es la cara oculta de la ilegalidad, con ello se alimentan practicas
antldemoc 't' I ood ' , ,
d . ra lCas en e teJ! 0 111StltUClOnal,se pervierte la politica y se
Avances y limites en el primer tramo de la transici6n esallenra a los ciudadanos,
, . EI tema de la hegemonia en la politica argentina ha sido seiialado con
Con todo, ellegado principal del gobierno de Alfonsin sera el respero a la InSIStenc' N al' B
r ' la por at 10 otana, cuyas reflexiones ponen al descubierto las
ley y alas reglas que transfieren padficamente el poder. Cumplio con el alces profundas de una tradicion hegemonica representada en lideres y Go-
HUGO QUIROGA ---------------:--- _
biernos que desde el siglo pasado se proyecta hasta el presente. Esa costumbre . ,1CSobre cl
' particular,
. R. Dahrendorf, F. Furet, B. Geremek La d
' ' . '
emOCrtlClaen Europa
LucIO ,aracclolo (edn.), Ahanza, Madrid, 1993. '
ha revelado las ambiciones de perpetuidad de muchos de 10sque ejercieron el
4 EI mismo concepto fue utilizado en el primer mensaJ'e presidencial a I A 1
poder tanto en los gobiernos civiles como en los militares. Finalmente, como '·1' I 0 d d' ," nte a samb ea
Legis aClva,e c 1 e IClembre
" . de 1983: La democtacia es un valor aun mas ' aIto que el de
sabemos, esas pretensiones de supremada no lograron constituir regimenes una merab"lQrma de legmmldad del poder, porque con la democracia no sol 0 se Vota SinO .
estables. Pero 10cierto es que esd.n presentes en nuestra historia. El presiden- que tam len se come, se educa y se cura". Discursos presidenciales. Secretarf d I c'
" 1)'bl' D' " a e nlOrma-
cion u !Ca. IreCClOnGeneral de Difusion.
te Alfonsin no pudo escapar de esa tradicion hegemonica incorporada en el
juego democratico cuando se miro con buenos ojos desde un sector del go- · C5 Guillermo
I ' O'Donnell y Philippe Schmiccer, Transiciones desde un gobiemo ~ t '
, ~ll ortta-
rIO. ;nc USIOnestentatlvas sobre las democrtlcias inciertas. 4, Paidos, Buenos Aires, 1988
bierno radical1a creacion de un "Tercer Movimiento Historico", que iria a " ' bus Alberto Romero ticula como "Ilusion democratica" al primer paragrafo del
sintetizar en un nuevo movimiento politico (por encima del sistema de parti- capll'ldo
· ,"
VIII de su Ilbro Breve hIStOrIacontemnoral1ea
1''''
de la Aruentil1a ' FCE ,gun
Se d a ed'1-
dos) 1asexperiencias del yrigoyenismo y el peronismo. La idea de movimien- cIOn revisada y accuahzada, Buenos Aires, 2003.
. . 7 Para un ana'I'ISIS. de Ios cambios en el mapa electoral se puede consul tar el trabajo de
to politico refuerza 1as politicas de contenido plebiscitario, favorece las
Llhal~a De Rlz y Gerardo Adroguc, "Democracia y elecciones en Argenrina: 1983-1989"
tentaciones hegemonicas y expresa claras tendencias antiinstitucionales. Es- en
B Dieter .Nohlen y Liliana De Riz, Reforma instituciol1aly cambio politico ' Cedes-Leg asa,,
tos argumentos forman parte de las criticas que historicamente habia realiza- uenos AIres, 1991. 19ualmenre, ~n esrudio del comportamiento electoral del perfodo se
do el radicalismo al peronismo. De todas maneras, 1apropuesta de un Tercer halla ~n Manuel Mora y AraUJO, Ensayo yError, Planeta, Buenos Aires, 1991.
Movimiento Historico, aunque circulo en el pensamiento de algunos diri- ~ LUlsAlberto Romero, Bre.vehlSt~rIa contemporanea de la Argentina, op. cit.
Dmursos PrestdenClales, Secretana de InformaCion Publica. Direccion General de
gentes, no alcanzo a tener una verdadera formulacion y traduccion.
Difusion,
El escenario publico que se levanto con el juicio a las Juntas Militares IU Remito a la obra de Juan Llach, Gtro siglo, otra Aruentina Ariel Buenos Aires
fue un hecho historico irreversible, que se conservara en la memoria de los 1997. .'" " ,
argentinos. En este primer tramo de la transicion, atravesado por subleva- , ,11 :fr. Isidoro Cheresky, "La emergencia de los derechos humanos y el rerroceso de 10
ciones militares y situaciones hiperinflacionarias, los ciudadanos y dirigen- polmco , en PUIltOde Vista, N° 43, Buenos Aires, agosto, 1992.
• 12 EI rema de las distinras fases de la rransicion, as! como la necesidad de su inrerac-
tes por encima de 1asfrustraciones demostraron su apego a los valores de la
Cion, ha sido bien tratado pOl'Juan Carlos Porranriero en su rrabajo "Revisando et camino:
vida democratica. Pero en el transcurso de su mandato, Alfonsin dejo sin las apuestas de la democracia en Sudamerica", en Sociedad, Facultad de Ciencias Sociales
resolver dos temas centra1es para la estabilidad y consolidacion de l.ademo- (UBA), N° 2, Buenos Aires, Mayo de 1993.
cracia: La subordinaci6n totaL de LasFuerzas Armadas aLpoder civil, por 10 · 13 Sobre el particular, Hugo Quiroga, "La verdad de la justicia y la verdad de la poli-
,1 Vease, "La denuncia de AJfonsin. Se conmueve el tablero gremial", pOl'Luis Somine, La Nacion, 12/11182.
en hi Economisla, 29/4/83. , , 16 Hugo Q'ulroga, EI tiempo del "Proceso'~ Conflictos y coincidencias entre politicos y
.2 Raul Alfons!n, Ahortl. Mi propuesta politictl, Sudamericana-P]aneta, Buenos Aires, 2rntlttares' seg un d a e d"ICJOnrevisa
, 'd a y ampltada,
' Fundacion Ross-Homo Sapiens, Rosano, '
SerClembre de 1983. 004, en especialla "Presenraci6n".
37 Daniel Larriquera, La econorrda radicaL en La tempestad, Sudamericana, Buenos Ai-
17Ley N0 23.023, La Nacian, 9/12/83. .'
IHf'LD'ttJ.rlO
. dLJ"o
e Utel)
N°36
~)
28/1/86 , p18
.,
Perfil , BuenosAlres,LaRazon,29/4/86. res, 1988, pp. 162 Y 166.
19 La Hazan, 22/4/85, version complera del discurso. 3H Cfr. Marcelo Luis Acuna, A Lfimsin y eLpoder econamico, op. cit.
20 Clarin, 5/6/87, rexro complero de la ley. 39 Era una tendencia en el interior del partido radical, constituida pOI'jovenes dirigentes
2\ Raul Alfonsfn, Memoria polftica. Transician a La democracia y derechos humanos, que adquirio un peso creciente en el gobierno de Alfonsin. Al respecro se puede consulrar a
Carlos Alramirano, "La Coordinadora: elementos para una interpretacion", en Jose Nun y
FCE, Buenos Aires, 2004. ."
22 Dirigente grafico socialista, miembro del Movimiento NaclOn~1 de RenovaClOn Juan Carlos Portamiero, Ensayos sobre La transician dernocratica en LaArgentina, op. cit.
Sindical (MNRS), agrupacion pluralisra con predominio de radicales, pnnclpal apoyatura 40 Sus miembros fueron: Oscar Albrieu, Jose Antonio Allende, Ismael Amit, Leopoldo
Bravo, Genaro Carrio, fulul Dellepiane, Guillermo Estevez !3oero, Rene I:avaloro, Ricardo
gremial de Alfonsfn. . I
2'\ He tenido en cuenra en este punro y en el que sigue, referido a la concertaClon, a Flouret, Enrique Nosiglia, Julio H. Olivera, Ema Perez Ferreira, Oscar Puiggros, Angel F.
inreresante obra de Marcelo Luis Acuna, Alfonsin y eLpoder econamico. ELfr.acaso de La concer- Robledo, Fernando Storni, Jorge Taiana, Alfredo 1. Virolo, Maria Elena Walsh, Emilio
tacian y Lospactos corporativos entre 1983 y 1989, Corregidor, Buenos Aires, 1;'95, p. 81. Weinschelbaum.
Asimismo, en ambos temas he consultado el trabajo de Juan Carlos Portantlero, La concer- 41 Norberto Bobbio, filosofo politico italiano; Robert Dahl y Alfred Stepan, politolo-
tacion que no fue: de la ley Mucci al Plan Austral", en Jose Nun y Juan Carlos Portantlero gos norteamericanos; Robert Potash, hisroriador norteamericano; Rafael Arias, miembro
(comps.), Ensayos sobre La trawician democratica en LIIArgentina, Punwsur, Buenos Aires, del Consejo de Reforma Constitucional de Espana; Paolo Taviani, presidente de la Comi-
sion de Relaciones Exteriores del Senado italiano; Manuel Aragon, presidente del Instituro
1987.
Clarin, 21/12/83.
24
de Estudios Constitucionales de Espana; Bernard Schwanz, constitucionalista norteameri-
Clarin, 8/2/84.
2) . cano; Aulis Aarnio, fslosofo del derecho fsnlandes; Schlomo BenAmi, profesor israeli.
26 Sapag fue el arbirro en la contienda entre radicales y peronistas. Propuso l~odIflca- 42 Vease eI "Prologo" allibro Reforma Constitucional. Dictamen preLiminar deL Consejo
ciones al proyecro original que no fueron aceptadas. Su voto inclinola balanza haCia ellado para La ConsoLidacian de La Democracia, Eudeba, Buenos Aires, 1986.
43 Tres anos ganados. BaLance de gestian deL gobiemo democratico desde eL lOde diciem-
del peronismo, otorgandole la mayorfa.
bre hasta diciembre 1986. Subsecretaria de Comunicacion Social, Direcci6n General de
Op. cit., p. 50.
27 .' . . R Dos
Un trabajo pionero emre nosotros fue pubhcado por Mana GroSSI~ ~arlO " .
2H Difusion.
Samos, "La concenacion social: una perspectiva sobre instrumentos de reguiaCion economlCO- 44 Dicho Dictamen fue publicado por Eudeba en 1986, cuyas referencias fueron anre-
social en procesos de democratizacion", en Critica y Utopia, N° 9, Buenos Aires, mayo .de 1Z83. riormenre citadas. Asimismo, eI Consejo publico un volumen tirulado PresidertciaLismo vs.
29 Juan Carlos Portantiero, "La concertacion que no fue: de la ley MUCCIal lla~ ParLarnmtarismo. Materiales para eLestudio de la Reforrna COl15titucionaL, Eudeba, 1988, que
Austral", Jose Nun y Juan Carlos Portanriero (comps.), Ensayos sobre La trrlr/SlClOndemocra- presenra un debate sobre las caracteristicas de los tipos de regfmenes democraticos, que inclu-
ye un conjunro de trabajos de reconocidos profesores de ciencia politica (Linz, Lijphart,
tica en LaArgentina, 01'. cit. .' '.
30 Entre ellos la CGT reclamaba la devolucion de las obras soclales a sus legmmos Riggs, Mangabeira Unger, Nino, Nogueira).
duenos, los trabajadores; y una concenacion sin tutores y caparaces del monetansmo lI1ter- 4) En ellibro de Alberto Manuel Garcia Lema, La reforma por derttro. La dificiL COI15-
truccian deL cOl15ensoconstitucional, Planeta, Buenos Aires, 1994, se encuenrran las razones
nacional. Clarin, 4/1/85. . I
3\ Vease Marcelo Luis Acuna, A!fomin y eLpoder econamico, op. cit., cap. 2, en espeCia de ese fracaso en la opinion de uno de los actotes principales del justicialismo.
4(, Vease su Memoria PoLitica, op. cit., pp. 166-189.
1'.121.
47 Vease su trabajo, "EI hiper-presidencialismo argentino y las concepciones de la
Clarin, 15/06/85.
32 . .. ,
Vease Edgardo Catterberg, Los mxentinos frente a Lapolftica. Cultura polft/ca y opmlOn
33 democracia", en Nino, Gargarella, Rodriguez, Krsticevic, Lerer, Sabsay, De Riz,
pubLica en La transician argentina a La derrwcracia, Planeta, Buenos Aires, 1989, cap. VII. Smulovitz, EL presidenciaLismo puesto a prueba, Centro de Esrudios Constirucionales,
:14 Discursos PresidenciaLes Secretaria de Informacion Publica. Direccion General de Madrid, 1992.
Difusion Fragmenw citado en 'ellibro de Marcelo Luis Acuna, ALJonsin y eLpoder econami- , • 4H Se 10 conoce con ese nombre porque fue leido en 10ssalones de Parque None, en un
co, nora 2, p. 178. ambito privado de la ciudad de Buenos Aires. Su texto completo se encuentra en e1libro
3) Remirimos al excelente rrabajo de Juan Carlos Torre, EL promo politico de reforrnas ~LfiJrlSin discursos sobre eLdiscurso, L. Aznar, A. Boron, E. Catterberg, T. Di Tel la, M. Farrell,
econamicas en America Latina, Paid6s, Buenos Aires, 1998. "Mailman, C. Nino, F. Srorni, C. Strasser, R. Terragno, Eudeba-Fucade, Buenos Aires,
19 86.
3(, Pablo Gerchunoff y Lucas Llach, El cicio de La ilusian y eL desencanto. Un sigLo de
politicas econamicas argentinas, Ariel Sociedad Economica, Buenos Aires, 1998, pp. 396-419. 49 C. B. Macpherson, La democracia liberal y su epoca, Alianza, Madrid, 1981.
)0 Georges Naver, "La ciudad en conflicro", en H. Quiroga, S. Villavicencio y P. Rua en
. el ano 2001, vease "La alrernancia imperfecra" ,.en Estudt'os Soc'tates,
I }' .
,evtsta ".
unwer-
Vermeren (comps,), Filosoflas de la ciudadania. SUjetopolitico y democracia, Homo Sapiens, sitana(JR.
Semestral, 25, Segundo Semestre 2003 ) Universidad Nacional(1 del ·L·(0 I,Ia .
Rosario, 1999. La Nacton, texeo completo del mensaje, 24/5/89.
)\ Albert O. Hirschman, "Los conflicros sociales como pilares de las sociedades de- W La Nacion, 9/6/89.
mocraricas de libre mercado", en A. O. Hirschman, Tendmcias autosubversivas. Ensayos, 71/ La Nacion, texto completo, 13/6/89.
FCE, Mexico, 1996. 71 Raul Alfonsin, Memoria Politica, op. cit., pp. 140-141.
)2 Marcel Gaucher, 'Tocqueville, l'Amerique er nous", en Libre, 7, 1980, pp. 116- 72 EI propio A1fon~indestaca en sulibro que el vicegobernador de la provincia de Sanra Fe,
117, cirado en Albert O. Hirschman, "Los conflictos sociales como pilares de las socieda- AntonIO Van rei1,conoCla 10que pasaba, porque grupos vinculados a Vanrell habian organizado
des democriricas de libre mercado", op. cit. una fuena muy dlsclpllJ1ada en 10s barrios marginales, junro a los carapintadas I· ·d d
';3 Alfimsin, discursos sobre el discurso, L. Aznar, A. Boron, E. Catrerberg, T. Di Tella,
' 'l A' . Y a segun a
provll1C1a. Slmlsmo, se sup~ que eI gobernador de la provincia, Victor Reviglio, habia retenido
M. Farrell, C. Mailman, C. Nino, F. Storni, C. Strasser, R. Terragno, op. cit. durante semanas bolsas de allmentos enviadas pOl'eI Gobierno nacional' op. cit 147
73 ' ., p. .
)4 Arilio Boron, "Los dilemas de la modernizacion y los sujeros de la democracia", en La Nacion, 18/6/89, "La Seman a PoUtica".
Alfimsin, discursos sobre el discurso , op. cit. p. 51. 74 L d" d· I
os JrIgentes ra lca es se molesraron pOl' las declaraciones del futuro viceministro
)) Juan Carlos Portanriero y Emilio De 1pola, "Luces y sombras de un discurso rrascen- de economia, Guido Di .Tella, que aseguraba que eI dolar seria "recontra alto" y habria una
denre", publicado originalmenre en La Ciudad Futura, fue reproducido en ellibro de Juan nueva ~10I1e~a, declaraclones que 110contribuyeron a mejorar las condiciones para COntro-
Carlos Porranriero, El tiempo de fa politica, Temas Grupo Editorial, Buenos Aires, 2000. lar la sltuaclOn. Tampoco las de Domingo Cavallo en el exterl'or I . d' ..
, .. ' as que esrUVleron mgJ-
)(, Sobre esta cuesri6n, remito a mi articulo "Los inrelecruales en la politica argentina. das a perrurbar los senslbliJzados mercados argentinos.
7'; J
Noras sobre una relacion problemarica", en Politica y Gestion, Volumen 7, Homo Sapiens, uan. J L'IIlZ, "I)emocracla. presl'd'encla I 0 parlamenraria. iQUe diferencia implica?",
Rosario, 2004. en Juan 1: LulZ y Arruro Valenzuela (comps.) La crisis del presidencialisrno. 1. l'erspeetiz1as
';7 Ya en 1985 Marcelo Cavarozzi senalaba con raz6n que los dos presidentes que cornparatwas, Allanza, Madrid, 1997.
manruvieron una relaci6n cercana con los intelectuales fueron Arturo Frondizi y Rald 7G EI' L' he,
, mlsmo II1Z ace rererenCla ala situacion dc Isabel Peron para ejemplificar las
Alfonsin. Reenvio a su inrervencion en la nota "1ntelecruales y polirica en Argentina", en dIficulrades que causa la :lgldez del presidencialismo. En una situacion de crisis profunda,
Revista Debate, N° 4, Buenos Aires, octubre-noviembre, 1985. de amenaza de golpe de Estado, y anre la negariva de Isabel Peron a presenrar su renuncia al
,M Sobre el comportamiento electoral de los ciudadanos en las elecciones de 1987 se cargo de presldente de la Naci6n, la oposicion busc6 destiruirJa mediante juicio politico 0
puede consultar ram bien a Edgardo Carterberg, Los argentinos Fente ala politica, op. cit. a traves de la apltcacl6n de normas de incapacidad, a partir de noviembre de 1975, sin que
,9 Para un analisis del plan remito al rexto de Pablo Gerchunoff y Lucas Llach, El cicio se llegara a una soluci6n entre las fuerzas politicas. El golpe ruvo lugar el 24 de marzo de
de la ilusion y el desel1canto, op. cit., p. 417; ya la obra de Marcelo Luis Acuna, Alftmsin y el 1976, op. cit., p. 39, cita 21.
poder economico; op. cit., p. 321. . d . 77 Sobre cl particular, remiro al trabajo de Mario Maurich y Gabriela Liendo, "iEsrilo
(,1/ Jorge Schvarzer, Implantacion de un modelo econornico. La experiencia argentina en- eClslo~,IStade goblcrno 0 estrategla decretista de gobierno? La Argentina de Alfonsin y
tre 1975 y e12000, A-Z Editora, Buenos Aires, 1998, pp. 117-118. Menem , en EugenIO Kvaternik (comp.), l::.tementospara el andlisis politico. La Argentina y el
(,I Ricardo Sidicaro, La crisis del Estado y los actorespoliticos y socioeconornicos en fa Cono Sur en los 90, Paidos, Buenos Aires, 1998.
Argentina (1989-2001), Libros del Rojas, Universidad de Buenos Aires, 2001, pp. 46-51. 7~ En e1 discurso de Parque Norre, Alfonsin sostenia que "La inflacion es la otra cara
G2 Camara de Diputados de la Naci6n, Trimite Parlamentario, N° 108, 29 de sep- d e fa Viole ,. d I . 1 d '
" nCla yea anOl11la:e reverso e una 1111smamedalla de la decadencia social".
tiembre de 1988. [...] la depredacion de la moneda implicaba simulcaneameme la depredaci6n de rodos los
(,3 La Nacion, "Empresas publicas 22 anos con desequilibrios", 28/10/88. valores de la solidaridad colecriva".
G4 Pierre Rosanvallon, La crise de 1Etat Providence, Seuil, Paris, 1981.
1
Poroto TENEV
(peronista)
El retorno a la democracia GOB
Luis bicho
LEON (UCR)
El 10 de diciembre de 1983 regresaba al país la democracia. En el Chaco
también se realizaba la apertura política. Es así que el 30 de octubre de 1983 la Deolindo
ciudadanía concurrió a votar en elecciones generales. Mientras en la Nación se imponía BITTEL
(caudillo)
Alfonsin con el 52% de los votos por sobre el peronismo encabezado por Luder; en el
Chaco el peronista Florencio “Poroto” Tenev1 triunfaba por un escaso margen de 3723 Deolindo felipe
BITTEL
votos por encima del candidato radical Luis “Bicho” León2. La competencia electoral
fue reñida desde la misma largada de campaña por todo el territorio donde se avizoraba
un eventual empate técnico entre ambas fuerzas. La dictadura militar del coronel José
David Ruiz Palacios jugaba un papel supuestamente neutral y no apoyó a ningún
candidato en especial. Por otro lado, desde la Nación se empujaba con el espaldarazo de
los partidos fuertes. Deolindo Bittel3 hacía lo propio como caudillo del Chaco4 y como
parte de la fórmula presidencial por el justicialismo, siendo candidato a vicepresidente
en 1983.
Testimonio:
“Había un empate técnico donde uno de los dos ganaba al otro por 100 votos. Y
Bittel arregló con el Bicho. León fue Diputado Nacional entre 73 y 76. Y Senador en los
80. Un tipo que descolló en el Congreso. Fue Presidente del Parlamento
Latinoamericano y Vicepresidente del Parlamento Mundial. No le gustaba la tarea de
gobernador. Entonces le dieron la senaduría. También se ubicó gente del radicalismo
en cargos clave, la Luca fue al Superior Tribunal, también en Lotería y en el Tribunal
de Cuentas. No fue un gobierno de unidad, en el fondo se buscaba asegurar el triunfo
de Poroto. A los ojos de la gente si quedó como un acuerdo de gobernabilidad”.
(Edgardo)
1
Florencio Tenev fue ministro de gobierno desde 1973 a 1976 durante el gobierno de Deolindo Bittel.
Gobernador del Chaco entre 1983 y 1987. Además, candidato a gobernador del Chaco en 1995 por el
Peronismo.
2
Luis León fue diputado nacional entre 1973 y 1976. Precandidato a presidente en la interna radical de
1983 que perdió frente a Alfonsín. Candidato a gobernador del Chaco en 1983 por la UCR. Senador
nacional desde 1983 a 1992 y reelegido para el periodo 1992-2001. Presidente del Parlamento
Latinoamericano y vicepresidente del Parlamento Mundial en los 80 y 90.
3
Vicegobernador del Chaco entre 1952 y 1955. Gobernador entre 1963 y 1966 y luego entre 1973 y
1976. Candidato a vicepresidente por el PJ en 1983. Senador Nacional desde 1983 hasta 1987. Intendente
de Resistencia entre 1987 y 1989. Desde 1989 hasta 1997 fue Senador Nacional por el Chaco.
4
Deolindo Felipe Bittel fue el primer Vicegobernador Constitucional en 1951 y dos veces gobernador en
1963 y 1973 por el Partido Justicialista (ambos mandatos interrumpidos por golpes de Estado en 1966 y
1976 respectivamente).
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Una vez asumido el poder provincial, Tenev llamó a un acuerdo de
gobernabilidad donde sumó a la oposición a integrar lugares clave del ejecutivo. De esta
forma el oficialismo provincial se ganaba un cuadro de situación tranquilizador frente a
una UCR que había ganado no sólo las presidenciales sino gobernaciones clave en gran
parte de las provincias del país. Como afirma Fernández (2008): “Pero el Justicialismo
ganador con la UCR perdedora en la provincia pero triunfadora en la Nación con
Alfonsín aceptó avanzar en un acuerdo de gobernabilidad, habilitando espacios
radicales consentidos por Tenev, del mismo modo que Raúl Bittel se aseguraba la
presidencia de la Legislatura. Por esa vía, la abogada María L. Lucas, que había sido
candidata a diputada nacional, fue promovida al Superior Tribunal de Justicia donde
batió record de permanencia, mientras Jorge Yunes ingresaba al directorio del Banco
del Chaco, Alberto Zaragoza al de Lotería Chaqueña y Héctor Ovando al Instituto de
Vivienda, para citar lo más importante”. (Fernández, 2008)
Testimonio:
Testimonio:
“En el año 86 con el tema de los durmientes lo plancharon a Poroto, yo no creo que fue
ni una estafa ni un error de él, la exportación estaba cerrada ya a Japón y bueno
estaba todo listo y negociaron con los Pons que hasta pelaron los quebrachos y una
diferencia en ese tema terminó archivando los palos en el ferrocarril. Ellos tenían
buena relación con Poroto y decían nos cagaron los japoneses. Ahí el Banco del Chaco
tuvo que salir a bancarlos y se desfinanció la entidad. Fue un golpe duro para el
Peronismo porque querían iniciar juicio político contra Poroto.” (Adrián)
Testimonio:
“Y junto a Bittel en esos años eran la figuras fuertes, Poroto le dio un empuje a un
partido popular y movimientista. Quico Morales era otro que nunca rompió la barrera
pero era distinto a Poroto. Era un tipo estratega Tenev y quizá eso le sirvió para
surfear la cuestión provincial. Eso le sirvió con los años para correrlo del medio a
Bittel en parte por ser un hombre mayor” (Victor)
Testimonio:
3
dieron duro. Eso lo mató a Poroto. Tanto fue el golpe que había un dicho de Poroto que
decía: ´el que sea candidato a gobernador en el 87 lo vamos a tener que sacar de una
sacristía´, y ahí apareció Baroni que le decían Monseñor, porque había sido
seminarista”. (Edgardo)
La elección de 1987
5
Baroni como hombre fuerte del Bittelismo, integró la fórmula junto a Emilio Carrara, un intendente del
interior provincial. Fue senador nacional entre 1973 y 1976 por el Chaco y Ministro de Gobierno de
Deolindo Bittel entre 1963 y 1966.
6
La diferencia entre ambas fuerzas políticas sería del 3,8% llegando a copar la totalidad de votantes en
dichas elecciones.
4
Testimonio:
Testimonio:
“Se delineo una muy buena estrategia pensada por el entonces Deolindo Felipe
Bittel (que era Senador Nacional) de asegurar los principales municipios con los
mejores hombres. El mismo bajó a la provincia, se postuló en Resistencia y ganó. Lo
mismo ocurrió con el Doctor Luis Lita, por entonces Ministro de Salud Pública de
Tenev que triunfó en Sáenz Peña y el Subsecretario de Salud, el Doctor Pastor
conquistó Villa Ángela. Con estas tres ciudades donde se ganó masivamente se arrastró
la imagen de Baroni y se mantuvo el gobierno.” (Rene)
Si bien la UCR para aquellos años venía golpeada por los desenlaces del
gobierno de Alfonsin, localmente el peronismo no lograba encauzar a un gobierno muy
tibio en sus acciones políticas, aún muy cuestionado por la administración anterior de
Tenev en materia de corrupción y jaqueado por la crisis económica arrastrada por la
hiperinflación.
Testimonio:
“Yo lo quería mucho a Baroni, lo critique mucho pero no fueron años fáciles, Poroto
hizo mucho pero dejó muchas deudas y Baroni se dedicó a sanear la provincia. En el
año 91 me llamó Bittel a Casa de Gobierno y me dijo que cada ciudad tenía un
candidato natural y que yo era el de Sáenz Peña así como en ese momento en
Resistencia era Rogelio Camarasa que fue Ministro de Economía de Baroni y ahora es
Vicepresidente del Banco del Chaco”. (Néstor)
Testimonio:
5
definitiva la elección fue peleada pero se ganó cómodo gracias a la estrategia de
Bittel”. (Edgardo)
Testimonio:
“Acá en la provincia con todo el oficialismo a favor de Cafiero, gana Menem y no tenía
ni fiscales. La gente se volcó por Menem masivamente. Esto constituyó un duro revés
para el partido a nivel interno” (Luis).
Testimonio:
“El tema de Baroni era lo mismo de Tauguinas, no eran políticos y además los años
que le tocó gobernar eran difíciles. En medio de la hiperinflación no solucionaron nada
Baroni y su equipo y el desgaste fue mayor. Nosotros queríamos que esto cambie
porque la dictadura nos dejé encandilados y creo que el peronismo pudo manejar la
cosa los primeros años de democracia pero después fueron desgastados por sus propias
gestiones. Ya para el 88 empieza a movilizarse la gente de Acción Chaqueña. Yo recién
me incorporo en el 90 al partido. Había una condición sine qua non: había que ser
buen vecino. Había que llevar soluciones a la comunidad. Porque la idea era construir
una alternativa y aprovechar el momento político de ese entonces.” (Victor)
6
Testimonio:
“La fórmula oficial era Gonzalez-Lita, todavía no estaba Quico y Lili Sotelo.
Después le calientan la cabeza a Rafa Gonzalez que el Chacho Bittel lo iba a cagar y
en vez de arreglar sentados en una mesa se abren de la línea fuerte del partido. Eso
molestó mucho a Bittel y se quedan sin candidato y piensan en Quico Morales y Lili
Sotelo. Entonces me mandan a buscar por Bittel con Chiquin Comisso que estaba en
Cámara de Diputados y Bittel me preguntó si yo seguía con Quico o me iba con Rafa.
Yo a Quico lo quería pero tenía diferencias, el había sido Ministro de Gobierno,
Justicia y Educación y había tenido fuertes encontronazos con los docentes. Y Bittel me
dice ´y bueno mi hijo es lo único que tenemos: lo vamos a bañar, lo vamos a perfumar y
le vamos a poner talco en el culo y lo largamos´”. (Néstor)
Testimonio:
“El candidato del oficialismo era Quico Morales, que había sido Ministro de
Gobierno, Justicia y Educación de Tenev. Un político muy doctrinario y bien formado,
que medía bien en las encuestas pero que había tenido algunos roces recurrentes con el
sector docente, de tipo confrontativo y que hicieron que gran parte de ese caudal de
votos se fueran a la oposición.” (René)
Testimonio:
“Hay quienes opinaron en esa época que si se hubiese hecho la estrategia del
87 se habría ganado o también si se hacia una multiplicidad de listas por ejemplo en
Sáenz Peña hubieran traccionado a favor de Morales. Quico Morales era un orador
impresionante, creo que el peronismo se confió mucho en esa época.” (Daniel)
7
José David Ruiz Palacios fue Subsecretario del Interior del General Videla entre 1976 y 1980. Fue
gobernador de Facto de la provincia entre 1981 y 1983. Creo el Partido Acción Chaqueña en 1988. En
1989 fue elegido intendente de Resistencia hasta 1991. Fue candidato a gobernador del Chaco en 1995
por Acción Chaqueña. Murió en 2001 siendo diputado provincial del Chaco. Famoso por su imagen
rustica y pueblerina, tenía amplia llegada a diversos sectores sociales y contaba con gran aceptación
popular gracias a su demagogia.
7
Testimonio:
Ante dicha imposibilidad legal, Ruiz Palacios nombra a un delfín político que
enfrente al peronismo. El designado será quien fuera su Ministro de Salud Pública en
1980, el Doctor Rolando Tauguinas. La elección se definiría por un estrecho margen de
1470 votos a favor de la PACh, quien cosecharía el 37,5% frente al Justicialismo que
llegará al 37,1%. La UCR sólo lograría un magro 22% obteniendo cerca de 90.000
votos. A estos tres actores fuertes se sumaron fórmulas por fuera del peronismo oficial
que menguaron la cantidad de votos que esperaba obtener el Justicialismo. Dos
dirigentes peronistas, Ruben Sotelo y Principe (que iban con dos partidos por fuera del
oficialismo) obtuvieron 6000 y 4000 votos en dicha contienda, esenciales para que el
Justicialismo triunfara. “Lo cierto es que luego de su primera participación en las
legislativas obteniendo el 12 por ciento de los votos, a los dos años Acción Chaqueña
presentó la fórmula gubernamental Rolando Tauguinas-Luis Alberto Varisco, que
consiguió el apoyo de la población para asumir el período entre 1991-1995. La división
de los votos entre fuerzas hizo que Tauguinas se impusiera al candidato justicialista por
solamente 1.470 votos, es decir, el 37,5 contra el 37,1 por ciento. El radicalismo vio
menguada sus fuerzas de manera abismal perdiendo en dos años más de 46.000 votos.”
(Fernández, 2011)
Testimonio:
“Para Ruiz Palacios el problema no era Tauguinas sino su hija que era la
Secretaria General de la Gobernación. La esposa de Tauguinas también era brava,
manejaba toda la agenda del gobernador y te hacían sentir su poder. Siempre fueron el
8
grano del doctor, porque se agarraban con todo el mundo, igual él no era político, era
buena gente nada más y reconocido acá en Sáenz Peña. En ese momento Ruiz Palacios
era Presidente de la Cámara, en el año 93. Pero ya el partido estaba quebrado en la
provincia”. (Victor)
Testimonio:
Testimonio:
“El proceso de caída de Acción Chaqueña comienza allí cuando se pelean Ruiz
Palacios y Tauguinas. Donde fue evidente que no tenían un proyecto de construcción a
futuro. Los últimos tiempos del mandato de Tauguinas fueron gobernar el día a día, con
una actuación política muy tibia y encima con una relación distante con la Nación. Fue
catastrófico como se produjo el desenlace de un partido que parecía que se proyectaba
con fuerza y que para el 95 terminó sin pena ni gloria” (René)
Testimonio:
“El problema surgió cuando Tauguinas se plantó y dijo el gobernador soy yo, el
tema es que Ruiz Palacios era presidente de la Legislatura, el creador del partido en el
88, presidente de su espacio, en sí el dueño de los votos. Ahí se produce una ruptura
política entre ellos. No bastó la buena gestión de Elda Pértile en Resistencia o el
triunfo contundente de Lapasini en Saenz Peña”. (Daniel).
9
Testimonio:
“Ruiz Palacios era diputado y tenía una oficina en casa de gobierno y esto hizo
crisis muy pronto y se rompe la relación entre ellos, la esposa apareció en escena y se
enfrenta con Ruiz Palacios y renuncian varios ministros. Entre ellos Piscini que era de
Saenz Peña. Entonces Tauguinas buscó gente que le responda a él. Ruben Piceda de
Diario Norte va a Economía y Garcia Solá a Gobierno, Justicia y Educación. Estaba
muy solo Tauguinas porque no tenía partido, no le respondía la gente de Ruiz Palacios
que eran mayoría. Pasó muy rápido estos años porque a fines del 93 el peronismo
vuelve a ganar mayoría en Diputados y desplazan a Ruiz Palacios que era el Presidente
de la Cámara. Además juegan con el desgaste de Tauguinas. En esos años quiebra el
Banco del Chaco y cierra, recién con Rozas se crea el Nuevo Banco del Chaco, además
de los conflictos docentes y la sesación de pagos, había un país estable pero Tauguinas
apuesta a terminar su mandato nada más”. (Edgardo)
Con el auge de la reelección de julio de 1995 del presidente Carlos Menem por
más del 50% de los votos, el Peronismo provincial comenzó a trabajar para la elección
de septiembre del mismo año, con la esperanza de volver al poder. Es que el oficialismo
que gobernaba se veía alicaído por las peleas internas; el caudillo procesista Ruiz
Palacios, desde su diputación nacional veía recortado su poder y el saliente Tauguinas
(que tenía derecho a la reelección por la reforma de la Constitución del 94) rehuyó de un
nuevo mandato intentando una legislación nacional. En esta ocasión, por el partido de
gobierno se presentaba la fórmula Ruiz Palacios-Pértile, que consagrará así su última
elección con candidatos propios de la PACh. Ante esto, el Justicialismo se recostó en
una figura convocante como lo era el ex gobernador Florencio Tenev que compartiría
binomio con Roberto Bracone. Del otro lado, la UCR desplazó a Luis León de la
conducción y lanzó un frente político renovado liderado por el diputado provincial
Ángel Rozas8 en un espacio interno llamado Convergencia Social. El radicalismo con la
fórmula Rozas-Pibernus iría a las elecciones junto al FrePaSo (peronistas disidentes), el
Socialismo y sectores progresistas locales.
8
Angel Rozas fue diputado provincial durante tres mandatos consecutivos entre 1983 y 1995. Primero
dentro del MAI (Movimiento de Afirmación Irigoyenista) de Luis León. Ya para 1991 intentó obtener la
bendición para la candidatura a gobernador que fue ganada por Livio Lataza. En 1994, creo un espacio
político dentro del radicalismo llamado Convergencia Social con el cual desbancó la autoridad de León
del partido provincial y obtuvo la candidatura a gobernador de 1995.
10
Testimonio:
“En el año 94 Ángel Rozas me ofrece la fórmula cuando quería saltar la cerca y
patearle el tablero a León. Ya se veía un desgate político en el Bicho y había perdido la
energía que los políticos tenemos que tener para generar cambios, sobre todo en los
procesos de recuperación de la democracia. Y fue así, Rozas se lanzó a una interna y
desplazó al Bicho León y le peleo la gobernación a Poroto”. (Victor)
El juego electoral volvía a polarizarse y las dos fuerzas más grandes volverían a
chocar. Con la idea de “subir al Chaco a la Nación” Tenev alineo su campaña tras la
figura de Menem, abriendo la estrategia a una posible privatización futura de la empresa
estatal de electricidad: SECHEEP así como también otras dependencias del Estado. Esta
premisa defendida por “Poroto” Tenev le valió el rechazo de vastos sectores de la
sociedad que se negaban a las privatizaciones. Ángel Rozas supo interpretar dicho
mensaje e hizo campaña desde el proteccionismo estatal.
Testimonio:
“En ese año le dieron el apoyo a Poroto y creo que Bracone no ayudó a la fórmula, él
iba a ir a internas con Kuskman de Villa Ángela pero una última decisión de Poroto lo
dejó como candidato a vice, a la militancia no le gustó pero bueno pesaba su
popularidad pero no era de carrera peronista. Aparte trascendieron muchas cosas de
Poroto en la sociedad ese año con respecto a su salud aún así ganó primero pero no le
alcanzó. Yo nunca estuve de acuerdo con el sistema de ballotage. Un sistema encima
copiado del orden nacional. También los comentarios de los servicios públicos para Constitución
del 94
privatizarse corrieron aunque la Constitución Provincial del 94 prohibía estrictamente
privatizar los servicios básicos del estado. Creo que hubo partidos políticos pequeños
que los juntó Ángel Rozas, salvando las distancias es lo que hizo Coqui sumando a
Acosta y Bergia, como sectores disidentes del radicalismo. Rozas sumó a sectores
progresistas del Peronismo, alineados con Chacho Alvarez y Bordón a nivel nacional.
Un discurso antiprivatista donde se sumaron el Dr Santiago Montaldo, el Dr Gomez
Lestani, Claudio Mendoza, que habían sido funcionarios de Baroni en los 80. El
Peronismo fue con su caudal propio a esa elección. Y con un margen de 3000 votos le
sirvió a Angel para ganarle a Poroto. Poroto estaba muy pegado al discurso de
Menem. Esas empresas públicas habían sido creadas por Bittel en el 73 por iniciativa
de su Ministro de Economía Juan Carlos Benitez, que había sido el Ministro de
Economía más joven que tuvo el país con 28 años. SECHEEP Y SAMEEP eran un
baluarte del Peronismo. Poroto hablaba de engancharnos al Menemismo porque era
difícil salirse de eso porque en su reelección Menem ganó muy cómodo. Al final, la
Alianza ganó acá siendo el primer distrito de todo el país donde ganaban. Rozas suma
a la UCRI, al partido comunista, al socialista, al sector progresista del peronismo y
recibe el apoyo fuerte de Acción Chaqueña, sin duda”. (Edgardo)
Sin embargo, un acuerdo de última hora entre Rozas y Acción Chaqueña definió
el triunfo para la UCR por una diferencia muy ajustada de 6800 votos. Es así que Ruiz
Palacios ordenó a todos sus intendentes aliados (Resistencia, Sáenz Peña y demás
ciudades) que prestaran todo el apoyo político al Radicalismo. De este modo, Rozas
consiguió el 50,6% contra el 49,3% que obtenía Tenev. Comenzaba así una etapa nueva
para la provincia, el radicalismo era gobierno por primera vez en la historia local y
recuperaba una gobernación en medio de triunfos menemistas en todo el país.
Testimonio:
“La fórmula también puede ser otro error de la elección, Bracone era un tipo
cuestionado y eso restó. Pasa que buscaron por el lado de su pasado de actor o
cantante. Fue el Palito Ortega nuestro. Yo le tenía fe a Poroto en su zona fuerte, lo que
fue después la liga de los intendentes, lo que es la ruta 16 hacia Santiago del Estero,
aunque en las ciudades grandes estábamos complicados. Eso se sabía pero estaban
todos subidos al caballo. ¡Yo les decía: nos ganó en la última elección Tauguinas
muchachos! Y bueno, Ángel Rozas arregló con Ruiz Palacios, encima cuando se
estrenaba un sistema de elecciones nuevo. Eso fue otro tema, yo creo que el piso del
45% de la Constitución del 94 fue la peor cagada de los constitucionalistas peronistas.
Encima en la sociedad chaqueña no hay voto cautivo, más de la tercera parte es un
voto volátil. En definitiva, no pensaba que perdía Poroto, no pensaba nada pero creía
que iba a estar muy peleado”. (Adrián)
Testimonio:
“La sorpresa viene porque Ruiz Palacios que aún tenía injerencia política se
juega por Rozas y ordena que todo el apoyo del partido vaya para la UCR. Una vez que
Rozas gana las elecciones, Ruiz Palacios va a saludarlo a Rozas y este lo echa de Casa
de Gobierno”. (Luis)
Testimonio:
“Además del apoyo de Acción Chaqueña a Rozas ocurrieron otros sucesos que
no permitieron que el Peronismo triunfara de manera holgada en una elección que se
pensaba ganada de antemano. Los rumores que se suscitaron sobre la figura del
envejecido Tenev y su capacidad para hacer frente a una nueva gestión de gobierno
provincial corrieron como reguero de pólvora en la gente a la hora de votar” (René)
12
Testimonio:
“Fue una desilusión muy grande esa elección con Florencio Tenev, en sí la
sociedad no acompañó más que nada por el antiperonismo que comenzó a formarse.
Creo que no ganó Rozas sino que perdió Tenev” (Daniel)
Con esta base de poder mínima y ante una oposición peronista robustecida en la
Legislatura (con mayoría propia) Rozas comenzó a establecerse como caudillo radical
dentro y fuera de su partido. A partir de 1997, el tablero político jugará a su favor con la
declinación de la imagen del presidente Menem, el crecimiento en las encuestas de
Fernando De la Rúa (que aspiraba a la presidencia por la UCR) y el control de la
Legislatura con las elecciones de medio término de ese mismo año. “En una provincia
tradicionalmente dominada por el PJ, el Frente de Todos -de conformación radical en
un 90 por ciento- tuvo más votos que los que consiguió el "aluvión" del Frejuli en 1973:
56,8 por ciento contra 56,1”. El Frente de Todos cosechó el 56,8 por ciento de la
preferencia electoral, frente al 31,1 del PJ. La Alianza ganó así 10 de las 16 bancas en
juego, el PJ renovó 5 de las 6 que expuso y Acción Chaqueña retuvo una de las dos que
tenía, aunque deben tenerse en cuenta otras cuatro bancas de legisladores que se
escindieron del partido provincial y que integran la alianza gobernante. (Diario La
Nación, 1997). Angel Rozas creaba para las elecciones legislativas de 1997 la Alianza
Frente de Todos, coalición que paralelamente era lanzada a nivel nacional con el pacto
De La Rua (UCR)-Alvarez (FrePaSo).
13
Testimonio:
“Coqui con la Pértile sacó un piso del 30%, fue desastroso y Rozas aplastó al
Peronismo. Al final se hizo un frente con Acción Chaqueña pero no chupo a nadie, el
peronismo fue con los votos de base”. (Adrian)
El gobernador Ángel Rozas no sólo era reelecto con fuerte respaldo popular sino
que la UCR ganaba en Resistencia, Sáenz Peña, Charata, Castelli y Barranqueras entre
otras ciudades fuertes. El espacio de poder que construía “el rozismo” se configuraba
como fuerza política local a gran escala que era observada con recelo desde la Nación9
por la creciente figura carismática del caudillo chaqueño.
Testimonio:
“Hubo una estrategia desde la provincia para rodear Resistencia y Sáenz Peña,
ahogando económicamente a los municipios. En Sáenz Peña, la municipalidad era un
caos, tanto es así que llega Peche y comienza a construir a partir de eso. Casualmente
en esa elección del 99 se realizó un trabajo incansable desde la provincia y desde las
principales ciudades. Y sin embargo, perdimos fuertemente. Era muy fuerte el Rozismo,
tenían de sobra y contra eso no alcanzó. El Peronismo sacó en esa elección un piso
histórico” (Daniel)
9
Las elecciones presidenciales de octubre de 1999 serían ganadas por Fernando De la Rua (Alianza
UCR-FrePaSo) por el 48% al peronista Eduardo Duhalde que obtendría el 38%. Concluía así el mandato
del justicialista Carlos Menem y comenzaba la administración radical.
14
En el panorama político, el 2001 sorprendería al Chaco un hecho inédito. El
vicegobernador Pibernus sería denunciado por corrupción y obligado a renunciar en
julio. Con este contexto, Rozas debió llamar a elecciones generales y postular a su
delfín político Roy Nikisch para ocupar el cargo. Nikisch ganó la elección a
vicegobernador a Maria Ines Pilatti Vergara (PJ) en una clara maniobra de Rozas para
presentarlo como su sucesor dos años más tarde.
Testimonio:
“Y bueno en el 2001 Rozas era muy fuerte, tanto que lo acuestan a Pibernus por
el tema de las tortas, el viejo tenía el perfil de tipo honesto y con esa lo mató pero
también fue una forma de disciplinar a la tropa y a la vez catapultarlo a Roy. En esas
elecciones a vicegobernador hice turismo en el partido, iba de candidata nuestra Marin
Pilatti Vergara, a mi me pareció absurdo pelear una elección a vicegobernador y
encima ellos nos aplastaron”. (Adrian)
Testimonio:
“Creo que fue un hecho causal, acá hubo muchos casos de escuelas donde se
facturó presupuestos que nunca fueron asignados sobre todo de viajes donde estaba
involucrado el entorno del vicegobernador. En la época se decía que Pibernus quería
suceder a Rozas, hecho por el cual le costó el cargo y cayó por este tema de
malversación. Muy jugado por parte de Rozas en un año problemático como fue el
2001, del cual salió fortalecido puesto que su candidato ganó la Vicegobernación. Un
militante joven, intendente de su ciudad, funcionario dinámico y que el mismo quería
como su sucesor”. (René)
La sucesión política
Con las elecciones a gobernador y vice del 2003 Rozas demostró que no sólo
tenían intacto su liderazgo político sino también su capacidad para nombrar la figura
que quisiera para que le sucediera. Y así ocurrió. Su candidato Roy Nikisch10 en
fórmula con Eduardo Moro representó a la Alianza Frente de Todos. Del lado del
peronismo y con un tibio apoyo nacional de Nestor Kirchner (recientemente asumido
como presidente) el binomio de Jorge Capitanich acompañado por Rafael González
intentaron hacer frente al aparato oficial.
10
Roy Nikisch fue intendente de Tres Isletas entre 1995 y 1999 (como su antecesor Pibernus), Ministro
de Gobierno, Justicia y Trabajo entre 1999 y 2001 y vicegobernador entre 2001 y 2003. Fue consagrado
candidato a gobernador en 2003 por el entonces hombre fuerte de la provincia Ángel Rozas.
15
El resultado final fue a favor del partido gobernante. La Alianza se alzó con el
53% de los votos contra el 40% que sumó el Justicialismo. La diferencia se tradujo en
59.900 votos entre uno y otro partido. El objetivo inicial de Ángel Rozas estaba
concretándose. El ex gobernador Rozas dejaba el poder luego de dos mandatos
consecutivos11 con el 80% de imagen positiva. El nuevo gobernador Nikisch debía
seguir sus pasos no sólo para asegurar la continuidad del partido en el gobierno sino
también para posibilitar que cuatros años más tarde Rozas vuelva al poder.
“En las elecciones del 2003 la Alianza Frente de Todos consiguió nuevamente
imponerse al justicialismo con la fórmula Roy Nikisch- Eduardo Moro. Si bien obtuvo
el 41,8 por ciento de los votos contra el 40,9 por ciento del Frente Para la Victoria, en
estos comicios entraron a tallar los partidos colectores que sumaron votos para la
fórmula gubernamental aliancista, que llevó a Nikisch a asumir la gestión con el 53,4
por ciento de los votos”. (Fernández, 2011)
Testimonio:
“No hubo una jugada conjunta con la Nación, creo que desde el principio se dio
por perdida la elección y no se apostó a recuperar la provincia. Cuando el Peronismo
tenía dos excelentes candidatos como Capitanich que había sido Jefe de Gabinete de
Duhalde y Rafael Gonzalez diputado nacional y dirigente histórico. La gente apoyó la
continuidad del candidato de Rozas”. (René)
Una vez en el gobierno Nikisch conservó un muy bajo perfil, pasando casi
desapercibido en la escena nacional, lo que le valió la crítica de parte de su propio
partido. Esto en un contexto donde el país salía a flote de su peor crisis institucional y
económica y los gobernadores buscaban aliarse a la Casa Rosada para realizar
cuantiosas obras enmarcadas en reparaciones históricas. No fue el caso del Chaco. El
11
Ángel Rozas se había negado en 2003 a reformar la Constitución para acceder a un tercer período como
gobernador de la provincia. Por ende, debía “bendecir” a un candidato que encabezará la fórmula radical.
Por esos años existieron varios nombres en danza; Eduardo Gabardini (Ministro Coordinador del
Gabinete) que estaba bien ubicado en la nómina, Roy Nikisch (Vicegobernador de la provincia) quien
ganó la contienda y Carlos Ulrich (Presidente de la Cámara de Diputados).
16
gobernador se mantuvo distante del presidente Kirchner en una política de coexistencia
pacífica llegando a ser el único gobernador radical no alineado con el gobierno nacional.
Durante su período los bonos Quebrachos fueron eliminados, normalizando
sustancialmente la situación económica de la provincia.
Por otro lado, el Justicialismo entendió que si quería regresar al poder debía
formar un frente de amplia participación política que incluya a diversos sectores de la
sociedad. Así lo hizo y comenzó a generar adeptos en la provincia. Si bien la imagen de
Nikisch se mantenía aceptable para gran parte de los chaqueños, el núcleo del partido no
tenía contemplada la posibilidad de que se postule para una reelección. La idea primera
era que Rozas (que era diputado nacional desde 2005) volviera a la gobernación. Fue así
que las presiones entre ambos dirigentes llevaron a una tensión dentro de la misma UCR
que terminó favoreciendo a Rozas para la candidatura a gobernador y relegando a
Nikisch que intentaría una senaduría nacional en las elecciones generales.
Sobre el final del año 2007 debían celebrarse nuevas elecciones a gobernador de
la provincia del Chaco. Los debates al interior del partido gobernante impusieron la
fórmula Rozas-Peche para retener el gobierno a favor del Radicalismo. El saliente
gobernador Nikisch iría por una senaduría nacional. Desde el lado del peronismo, Jorge
Capitanich12 (senador nacional desde 2001) intentaría por tercera vez consecutiva llegar
a ser gobernador. Pretendiendo sacar rédito del prestigio nacional del PJ y del presidente
Kirchner, Capitanich conformó una coalición política de 11 partidos: El Frente Chaco
Merece Más (con el Partido Justicialista a la cabeza) para enfrentar a la poderosa
Alianza Frente de Todos. La amplia coalición fue sumando adeptos desde el Peronismo
hasta el partido Nacionalista, el Movimiento de Bases, el ProCrear y el Pro; así como
también aliados propios de la Alianza Frente de Todos, como La Concertación. Con el
tiempo logró la adhesión del Partido Intransigente y de Acción Chaqueña.13
12
Jorge Capitanich fue Secretario privado del gobernador Danilo Baroni en 1987. Secretario de
Comunicación Social del Chaco en 1989. Subsecretario de Coordinación Técnico-Administrativa de la
Secretaria de Desarrollo Social de la Nación en 1995. Subsecretario de Proyectos Sociales de la Secretaría
de Desarrollo Social de la Nación en 1998. Senador Nacional por la provincia del Chaco en 2001.
Ministro de Infraestructura y Vivienda e interino de Economía, Desarrollo Social y Medio Ambiente,
Salud, Trabajo, Empleo y Formación de Recursos Humanos de Seguridad Social en diciembre de 2001
durante la presidencia interina de Ramón Puerta. Durante el año 2002 se desempeño como Jefe de
Gabinete de Ministros del presidente Eduardo Duhalde. Gobernador de la provincia del Chaco desde
diciembre de 2007.
13
Durante el mandato de Capitanich el Frente se fue ampliando fuertemente hasta llegar a sumar 14
partidos para mediados de 2011. Esos partidos eran: Partido Corriente Martín Fierro, Partido
Intransigente, Partido Proyecto Popular, Partido Movimiento Nueva Fontana, Partido Lealtad Popular,
Partido de la Victoria, Partido Movimiento de Bases, Partido Causa Reparadora, Partido Frente de la
Esperanza, Partido Pro Propuesta, Partido Frente Grande, Partido de la Concertación y Partido
Nacionalista Constitucional.
17
Testimonio:
Según todas las estimaciones de la época el triunfo aplastante sería para Rozas
una vez más por encima del peronismo local. Sin embargo, celebradas las elecciones, la
cuestión se definió sorpresivamente y por un margen muy ajustado. El justicialismo
daría el batacazo electoral al imponerse por el 0,5% de los votos por encima del
radicalismo. Una diferencia de 1176 votos convertía a Capitanich-Ivanoff en la fórmula
vencedora con el 46,85% contra el 46,45% del binomio Rozas-Peche. “Después de 16
años sin conducir los destinos de la provincia, el justicialismo vuelve a imponerse en
las elecciones de 2007, con la fórmula Jorge Capitanich-Juan Carlos Bacileff Ivanoff.
En esta oportunidad Capitanich hizo uso de la estrategia aliancista y a través de
distintos partidos colectores consiguió la cantidad de votos suficientes para llegar al
poder con el 46,8 por ciento de los votos, a pesar de que el Partido Justicialista en
soledad obtuvo el 33,8 por ciento. Los comicios de ese año permitieron que se
presentaran 19 partidos políticos, la mayor cantidad que hubo para una elección
gubernamental. La mayoría de ellos llevaba candidatos propios para las legislativas
pero para gobernador impulsaban la fórmula encabezada por Capitanich, en tanto el
Poder Legislativo quedó en manos de la Alianza liderada por el radicalismo”.
(Fernández, 2011)
Testimonio:
Testimonio:
18
esquema de alianzas y candidaturas de todas las fórmulas del interior que llevaron a
Capitanich como candidato”. (Daniel)
FORMULAS
Gobernador y Vice
Candidatos
Votos %
ROZAS - PECHE 238475 46,45
CAPITANICH - BACILEFF 240480 46,84
OTROS 34495 6,72
Totales 513450
Fuente: Informe elecciones Gobierno del Chaco
La crisis del campo de 2008 sirvió como refuerzo para posicionar al gobernador
Capitanich aún más cerca de la Casa Rosada. La defensa del peronismo local a la causa
emanada por el Kirchnerismo logró aglutinar una base de poder que comenzó a crecer.
No obstante, en las elecciones intermedias de 2009 la difícil situación económica de la
provincia, la crisis del dengue y una oposición con mucha fuerza política cercaron la
diferencia del oficialismo para sobresalir en la elección. Por un margen ajustadísimo el
frente gobernante obtuvo mayoría en la Legislatura, lo que le permitió manejar con
mayor holgura los dos años de mandato que le quedaban. Los dos últimos años del
primer mandato de Capitanich estuvieron signados por una situación económica
tendiente a la mejoría fiscal, una relación política controlada por el oficialismo y una
paz social en términos generales en el territorio local. El afianzamiento a nivel nacional
con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner posibilitó posicionar al gobernador
chaqueño en un lugar destacado de la agenda, llegando a especular con una eventual
vicepresidencia en 2011. Es que, la visita de la Presidente siete veces en el periodo
2007-2011 a la provincia y los aumentos paulatinos y constantes en los índices de
19
coparticipación enviados desde la Nación a la provincia permitieron llegar a las
elecciones de manera cómoda al Justicialismo chaqueño.
Los dos últimos años que completan los treinta años de democracia de este
análisis encontraran al Chaco alienado totalmente con la Nación traduciendo la re-
elección de Jorge Capitanich en un record histórico. Se impondrá nuevamente la
fórmula Capitanich-Ivanoff (PJ) a la del ex gobernador Nikisch-Polini (UCR) en una
total polarización electoral por parte de ambas fuerzas. El PJ cosechará el 66% de los
votos contra el 30% que obtendrá la UCR en una elección que apareció casi
desdibujada. El triunfo provincial fue acoplado a la re-elección presidencial de Cristina
Fernández quien se impuso por el 54% un mes después. La importante elección que
realizó el Peronismo en la provincia le posibilitó además obtener la mayoría electoral
junto a sus aliados del Frente oficialista en la Cámara de Diputados. Para el año 2012, el
Chaco logró potenciar su crecimiento económico en el orden del 50% desde 2007, esto
es un incremento del 10% promedio anual.
Bibliografía
20
MORA Y ARAUJO, Manuel. La Argentina bipolar, los vaivenes de la opinión
pública (1983-2011). Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 2011.
WAINFELD, Mario. Chaco, una provincia peculiar. Articulo Diario Página 12.
Buenos Aires. 2011.
21
La Democracia Delegativa en el Chaco. Un
análisis del gobierno de Ángel Rozas (1995-2003)
1
Índice
Introducción…………………………………………………………………….………3
Desarrollo……………………………………………………………………………….4
La democracia en Chaco……………………………………………….…………..........6
Conclusión………………………………………………………………………..........12
Bibliografía…………………………………………………………………………….13
2
Introducción
3
Desarrollo
Además, como se denota en la descripción arriba mencionada las DDS son ante
todo una forma de democracia, apoyadas en el voto popular, las libertades colectivas y
los derechos de los ciudadanos como garantes del sistema. Sin embargo, el sentido de
teorizar un concepto y acuñarle el nombre delegativa reside en hipotetizar que la
comunidad delega su voluntad popular en un dirigente político para que ejerza su
1Concepto creado por Guillermo O´Donnel en 1994 tras la experiencia de gobierno de Menem en Argentina, Collor
de Mello en Brasil y Fujirmori en Perú. Este concepto será revisado en 2010 a la luz de los gobiernos de Kirchner,
Chavez y Uribe, sumando nuevos planteos y enfoques analíticos.
4
representación ejecutiva y lleve adelante un programa de gobierno. Este concepto de
poder adjetivado y complejizado de las ciencias sociales deriva del concepto de
“decisionista” de Carl Schmitt2.
2
Para Carl Schmitt el Decisionismo es una particular doctrina política que sostiene que el Estado es la fuente
absoluta de toda decisión legal y moral en la vida política.
5
No obstante, no es menos importante mencionar que en ambas obras de análisis
de gobiernos de la región el autor hace referencia a la sociedad, como actor social clave
en el entramado de construcciones políticas de la realidad, que respalda
democráticamente a estos tipos de sistemas políticos. Así, O´Donnel refiere a las
mismas como sistemas signados por crisis políticas institucional que tienen quebrados a
los partidos políticos y donde sus líderes se enarbolan una figura que emerge llevando
adelante una gran causa nacional; la de salvación de la Patria. En estas circunstancia es
donde las instituciones políticas se ven doblegadas y los instrumentos de
materialización de arremetimiento político se plasma en leyes de emergencia, decretos y
el abuso de instrumentos legislativos excesivos (superpoderes).
La democracia en Chaco
6
que consideramos su particular proximidad y cercanía étnica, espacial, fundacional y
climatológica.
3El caso de Gildon Insfran. Dos veces vicegobernador de Formosa (entre 1987 y 1995) y desde mediado de los
noventa hasta la actualidad gobernador de la provincia (1995-2016)
7
La Democracia Delegativa en el Chaco
Por otro lado, según la construcción enmarcada por O´Donnel en los años
noventa para los mandatarios nacionales de la región, ciertas características se asemejan
al caudillo chaqueño casi como una repetición de la época a nivel micro gubernamental.
Es decir, analizando una de sus características, siguiendo a Natanson (2010) sobre la
DDS “es considerar un estorbo la “interferencia” de las instituciones de control sobre
el Poder Ejecutivo, incluyendo a los otros dos grandes poderes del Estado (Legislativo
8
y Judicial), así como las diversas instituciones de accountability horizontal (auditorías,
fiscalías, etc.). Esto lleva, a la larga, a esfuerzos por anular esos controles”. (Natanson,
2010). En el Chaco este tipo de prácticas se vieron ejemplificadas en dos cuestiones. En
el caso del poder legislativo la obtención de una mayoría fuerte de diputados a partir de
1997 (más de la mitad de la Cámara de Diputados que posee 32 legisladores) le permitió
obtener sanción de leyes sin mayores dificultades y el control de fondos de la
Presidencia de la Legislatura que recayó primero en Guillermo Agüero (2 años) y luego
en Carlos Ulrich por otros 6 años. Por otro lado, en el caso del Poder Judicial la
designación en 1996 de los jueces del Superior Tribunal de Justicia por decreto y
evitando el concurso de antecedentes y oposición que indica la constitución, nombrando
a los Dres. Toledo y Avalos (este último fue Secretario General de la Gobernación de
Rozas) permitió obtener influencia y una cuota de poder inusitada en la historia
institucional del Poder Judicial.
9
Por otra parte, otra característica que O´Donnel resalta en la conformación de
este tipo de democracias es que los mandatarios siguen retornando discursiva y
accionarmente a la crisis que le dio origen y sustento a su poder. Esta situación se da
aun cuando pareciera que la crisis se ha ido atenuando. En el caso del Chaco, esta
situación sirvió como argumento para frenar aumentos salariales, promoción de
ascensos, recortes a partidas a municipios y disciplinamiento fiscal (debido a la
paralización económica que acuciaba a la provincia), también por la minoría en la
Legislatura provincial hasta 1997 y la vacancia de dos cargos en el Superior Tribunal de
Justicia.
Por otra parte, otro aspecto que resalta O´Donnel en su análisis es que la no
superación de la crisis y estabilización paulatina de la situación general genera un corto
vuelo en la construcción de poder del líder. Primero, le permitirá crecimiento en su
estructura partidaria y política permitiéndole (como a Rozas) imponerse en cuanto
elecciones se realice. Por ejemplo, las acaecidas desde 1997 hasta 2007, entre
legislativas y ejecutivas. Sin embargo, O´Donnel destaca que esta característica de
apelar constantemente a la crisis y no diagramar un programa de gobierno con
planificación estratégica que permita ciertamente estabilizar la situación, terminará por
menguar el poder del líder, alejando a sus aliados políticos y reduciendo su sequito a un
grupo minoritario. De cierta forma, en 2003 al terminar su mandato Rozas concluyó con
un 80% de imagen positiva según varias mediciones locales, aunque la ruptura con
fuerzas políticas que históricamente acompañaron su performance electoral, se hizo
evidente, tal es el caso del Frente Grande y Acción Chaqueña, fuerzas políticas que le
permitieron la estratégica victoria en 1995 frente al peronismo por 5000 votos.
Por último, una particularidad que recalca O´Donnel sobre este tipo de
democracias son el control y perseguimiento a la prensa crítica y a opositores políticos.
En el Chaco durante el mandato de Rozas, ambas cuestiones fueron palpables. Por caso,
la pauta publicitaria manejada por la Secretaria de Políticas Comunicaciones permitía el
control discrecional de la pauta publicitaria a medios audivisuales y gráficos. Y por el
otro, el perseguimiento a opositores políticos se vio caracterizado por casos que
quedaron en los anales de la provincia. En 1996 sería intervenido el municipio de
Fontana, por claras diferencias entre el entonces gobernador Rozas y el intendente
Rodas. Una localidad que limita geográficamente al Gran Resistencia tenía un caudillo
justicialista administrándola. Algo parecido ocurrió con Roque Saenz Peña (segunda
10
ciudad de la provincia)4, que desde 1998 vio menguado sus recursos financieros hasta
llegar a una estrepitosa cesación de pagos con 8 meses de atrasos en los salarios de los
empleados municipales, razón por la que el gobierno provincial dejó de girar recursos
económicos a la comuna, en manos del Partido Acción Chaqueña con Victor Lapassini
como intendente. Como corolario, en 1999 a punto de ser intervenida la ciudad, se
convocó a elecciones en un clima de caos y desgobierno, y un hombre de confianza de
Rozas se impuso ampliamente otorgándole un triunfo estratégico a nivel construcción
de poder político y de proporción de votos en la reelección a gobernador del mismo año.
Por último, el caso de Elda Pertile, ex intendente de Resistencia entre 1991 y 1995,
perteneciente al Partido Acción Chaqueña, que en 1999 acompañó a Capitanich (PJ) en
la elección que terminó con la reelección de Rozas de manera aplastante. Ese acuerdo
entre Pertile y Capitanich para la elección general le valió una persecución política hasta
ser apartada de su cargo en el Tribunal de Cuentas (en el cual era empleada de carrera) e
iniciar una disputa judicial que llega hasta nuestros días por la restitución de dicho
puesto.
4El caso de Sáenz Peña representa un ejemplo de auténtico bastión del radicalismo junto con Pinedo (ciudad natal de
Rozas) donde el centenario partido gobierna ininterrumpidamente, próximo a cumplir 20 años en el poder.
11
Conclusión
12
Bibliografía
13
EL CONOCIMIENTO SOCIOLÓGICO Y LA SOCIOLOGÍA
POLÍTICA1
Entre las esferas específicas o subsistemas que conforman la sociedad, la política es,
probablemente, la que mayor atención ha recibido por las ciencias sociales y la que cuenta
con mayor antigüedad en su definición como objeto de la reflexión científica. En su estudio
convergen diversas disciplinas como la filosofía política, ciencia política, psicología
política, antropología política y la sociología política. En rigor, se trata de abordajes que,
por encima de las diferencias entre las teorías y conceptos de partida, comparten la certeza
de que para comprender el comportamiento social del hombre, su ligazón con la sociedad
global y con las demás esferas o subsistemas -como por ejemplo, la economía y la cultura-,
es necesario entender antes el universo político.
Con independencia de las diferentes adscripciones teóricas e ideológicas, podría decirse que
cuando se habla de la política como objeto del conocimiento social se coincide en que se
trata de una región de la totalidad social en la que se expresan posiciones de poder,
intereses económicos, relaciones y diferencias de clase, entramados de dominación,
símbolos de autoridad, niveles de jerarquía y subordinación, prácticas de control o
represión. Como regla, se asume también la presencia protagónica en esa esfera de cuerpos
institucionales, como el Estado, el Derecho, los partidos y grupos de presión, y aunque no
ocurre siempre, cada vez más se incluye en ese universo a fenómenos como la llamada
sociedad civil, la socialización, la cultura y la ideología políticas. A pesar de las diferencias
entre las propuestas de corrientes clásicas en las ciencias sociales, como el positivismo, el
neokantismo y el marxismo, no hay duda acerca de la pertinencia que todas le reconocen al
1
Este artículo ha sido publicado en el libro Emilio Duharte Díaz (Compilador) y coautores: La Política:
Miradas Cruzadas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006.
2
poder, las clases sociales, la dominación, la autoridad y al Estado, como espina dorsal que
sostiene y dinamiza los distintos sistemas políticos que han existido, desde la sociedad
esclavista hasta la actualidad. Con disímiles conceptos y ponderaciones, esa podría ser la
conciencia común de autores clásicos, cuyas orientaciones teóricas son bien diferentes,
como Comte, Marx y Weber.
Las notas que siguen no tienen pretensión alguna de exhaustividad ni de sentido conclusivo.
Más bien se ubican en el terreno de la búsqueda, la polémica y el intercambio con otros
estudiosos. Su intención única es presentar puntos de vista que se derivan de la experiencia
docente e investigativa de su autor, acumulada en el estudio de la historia de la sociología,
la teoría y la metodología sociológica y politológica, por requerimientos de la enseñanza
universitaria, y de la investigación de procesos sociopolíticos vinculados a las relaciones
internacionales, por imperativos de la práctica social.2
2
Una versión abreviada de estas ideas fueron presentadas en una mesa redonda en el marco del V Encuentro
Internacional de Estudios Políticos en enero de 2003, coordinada por el Dr. Emilio Duharte Díaz, Jefe del
Departamento de Filosofía y Teoría Política para las Ciencias Sociales, Económicas y Humanísticas de la
Universidad de La Habana.
3
todas comparten el campo de estudio en su sentido más amplio (la sociedad), si bien cada
una de ellas se detiene en alguno o algunos de sus componentes. Esa discusión, referida
tanto al objeto como al método y funciones cognoscitivas de la filosofía de la historia, la
ciencia histórica, la sociología, antropología, ciencia política, psicología social,
antropología cultural, se manifiesta también, desde luego, en aquellas especializaciones
dentro de cada una de las disciplinas citadas, que verticalizan sus indagaciones en
determinados problemas. En su mayoría, ellas contienen, en tal sentido, vertientes que se
ocupan, por ejemplo, de la familia o de la economía, con lo cual se habla y se defienden
esferas de competencia teórica y metodológica determinadas para una psicología de la
familia, y una sociología de la familia; o para una historia económica y una sociología
económica.
Antes de llegar a estas especificaciones, en el caso que nos concierne se impone, al menos,
comprometer el criterio de partida con el que este ensayo asume la demarcación de la
sociología como ciencia social. Con razón, decía Lucio Mendieta y Núñez que “lo que
distingue a la sociología de las otras ciencias sociales es la extrema complejidad de los
fenómenos que estudia (...). La sociología estudia lo que es común a todos los fenómenos
sociales y cómo se hallan relacionados entre sí los elementos no comunes de esos
fenómenos. Esto no se encuentra en ninguna otra ciencia de la sociedad (...). Para lograr el
conocimiento científico de la sociedad era necesario que se ocupara de estudiarla en su
conjunto, como un todo, como resultado de un entretejido de los fenómenos sociales
investigados por cada una de las diferentes ciencias sociales; que estudiara la forma en que
los diversos fenómenos colectivos se integran en la vida social; pero no desde un punto de
vista filosófico, trascendente, puramente especulativo, sino desde el punto de vista de las
realidades concretas científicamente captables y comprobables. Así ha llegado la
sociología, en la actualidad, a la cabal determinación de su objeto y contenido, como
ciencia autónoma de la realidad social”.3
3
Lucio Mendieta y Núñez: “La sociología y la investigación social”, en Revista Mexicana de Sociología,
UNAM, México, No. 5, Sept.-Oct., 1970, pp. 101-104.
4
Bajo esta comprensión -a la que se adscriben las presentes notas-, queda claro que la
sociología se interesa legítimamente en la diversidad de fenómenos y procesos que
acontecen en la sociedad, tanto desde el punto de vista histórico y demográfico, como
étnico, psicológico, económico y cultural. Lo que le brinda al conocimiento sociológico su
especificidad no lo es, por consiguiente (como ocurre con otras ciencias sociales
particulares, con la excepción de la historia) la aprehensión de tales o cuales aspectos, sino Especificidad del
conocimiento
la visión de conjunto, el enfoque abarcador, holístico, que busca y establece el entramado sociológico.
de interrelaciones entre los distintos factores, fenómenos, procesos, que coexisten -en una
relación dialéctica, en la que se excluyen y presuponen mutuamente- en la sociedad,
asumida ésta como un todo, o sea, como un sistema o formación social, definido por
coordenadas histórico-concretas, en términos espacio-temporales.4
Como disciplina científica que procura independizarse dentro del mosaico de las ciencias
sociales, la sociología nace en Europa, entre las décadas del cuarenta y del cincuenta del
siglo XIX, como una forma discursiva consustancial a la modernidad. Echando mano a los
métodos de las ciencias naturales en boga, y a las concepciones que daban cuenta del
dinamismo e interrelación de los fenómenos bajo estudio, compromete sus visiones del
mundo y su vínculo intelectual con la realidad a partir de intereses de clase, de
identificaciones políticas, en una escena posterior a la revolución francesa, definida por el
ascenso del capitalismo, oscilando entre las pretensiones de legitimación del orden burgués,
de una parte, y de su subversión revolucionaria, de otra.
4
Ibídem.
5
En este sentido pudiera afirmarse que la sociología conformó su agenda temática, muy
tempranamente, en el contexto de las revoluciones burguesas, de los cambios políticos y las
transformaciones industriales y tecnológicas, aprehendiendo “lo social” a través de
representaciones, nociones, conceptos, problemas. En este marco, era inevitable la
ponderación de “lo social” en términos “puros”. La representación, la noción, la
conceptualización o problematización de “lo político”, así como todas las construcciones en
torno a ella, serían un punto de detección, identificación, reflexión, en la estructuración
misma del debate sociológico originario, en la articulación de la sociología clásica. Lo
“político” contaminaba, de manera inevitable, la percepción y el abordaje de lo “social”. De
ahí que no pudiera hablarse, por ejemplo, de modo “sociológicamente puro” de las
instituciones -asumiendo solamente la familia, el matrimonio, la iglesia-, sino que de
inmediato la mirada y la inquietud se detenían también (¿o incluso primero?) en el Estado y
el Derecho.
Quizás contribuya a iluminar esa particularidad, en el sentido de precisar, aunque sea por
implicación, la incorporación de la política como objeto del conocimiento sociológico en
un proceso de intelección que posee una connotación histórico-genética, la siguiente
precisión de Pierre Bourdieu: “La sociología se opone a las prudencias de la conveniencia
académica que inclinan a la retirada hacia objetos seguros; pero se opone también a las
falsas audacias del ensayismo o a las imprudencias arrogantes del profetismo. Desechando
la alternativa en la que se encierran quienes prefieren equivocarse con Sartre a tener razón
con Aron, o, al contrario, la del humanismo decisorio que se considera generosidad y la de
la indiferencia desencantada que se quiere lucidez, su objetivo es someter, todo lo posible,
la actualidad a las exigencias ordinarias del conocimiento científico”.5
5
Pierre Bordieu: “La ciencia y la actualidad”, Actes de la recherche en sciences sociales, marzo de 1986, No.
71-72, pp. 2-3.
7
a gran escala, la perfilación de los partidos políticos, la difusión de los códigos que impuso
la Revolución francesa: libertad, igualdad, fraternidad. Con el advenimiento de la
modernidad la política, podría decirse, adquirió una mayor y más definida carta de
ciudadanía en el universo social. Con ello, la política se erigía en forma de conciencia
dominante, a través de la cual el sujeto producía, traducía y reproducía su actividad clasista
en las más diversas esferas, sobre la base de imperativos económicos y de relaciones de
poder que se manifestaban a nivel material y espiritual.
En ese contexto, resulta inevitable para la naciente sociología mirar hacia la política, ¿Sobre qué fenómenos
de la política se
detenerse en la significación de comportamientos, fenómenos, relaciones, instituciones, que interesa la Sociología?
poseen (o adquieren) una función reguladora. De ahí que, a riesgo de esquematizar, pueda
afirmarse que el estudio de “lo político” sea un campo de reflexión, un objeto de análisis,
un núcleo de investigación, en las principales corrientes o paradigmas sociológicos que
6
Octavio Paz: “La letra y el cetro”, en El Ogro Filantrópico, Editorial Joaquín Mortiz, México, 1979, p. 303.
8
II
Aún sin compartir el criterio expuesto, entendiendo que podría expresar una absolutización
muy fuerte, que no guarda correspondencia con la realidad, no puede obviarse el hecho de
que buena parte de los sistemas sociológicos y teorías de mayor renombre -el positivista, el
neokantiano o weberiano, el marxista, el formalista, el empirista, el neopositivista, el
estructural-funcionalista, la teoría de los ciclos históricos, la del conflicto, la neomarxista,
la de las acciones colectivas- dedican tanta atención a los temas políticos como a los que se
insertan en las tradiciones de la sociología urbana, rural, del desarrollo, de la familia, de los
medios de comunicación, de la educación, del trabajo o industrial, económica y de las
relaciones internacionales. En realidad, inclusive en esferas alejadas, en apariencia, de la
problemática política, las referencias a la actividad del Estado, los derechos humanos, la
participación ciudadana, entre otros tópicos, reflejan la presencia, asumida o no, reconocida
o no, de relaciones y procesos políticos. ¿Sería posible negar que la sociología de la
9
7
Jeffrey C. Alexander: Las teorías sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial, Editorial Gedisa,
Barcelona, 2000, pp. 19-20.
10
Para Duverger, cuando se refiere a la sociología y la ciencia política, como cuerpos Duverger
Sociología y
Ciencia Política
disciplinarios, se trata de que “de manera general, las dos fórmulas designan lo mismo, es
decir, sociología y política son sinónimos” (...) en ciertos países, la distinción es puramente
administrativa y pedagógica. En los Estados Unidos, donde la sociología y la ciencia
política constituyen de ordinario dos departamentos distintos de las universidades, se habla
de sociología política cuando un profesor del departamento de sociología se ocupa de los
fenómenos del poder, y de ciencia política cuando el estudio de los mismos fenómenos es
llevado a cabo por un profesor del departamento de ciencia política. En Europa, el título de
ciencia política, todavía poco extendido, sirve generalmente para designar el objeto de las
investigaciones de especialistas, cuya formación de base es histórica o jurídica; el título de
sociólogo se aplica más bien a filósofos de profesión, o más raramente, a personas de
formación sociológica”.
Ciencia Política
“Podríase decir -añade- que la expresión ciencia política tiende a manifestar una cierta
tendencia al estudio aislado de los fenómenos políticos, limitando así sus contactos con
otras ramas de las ciencias sociales. Por el contrario, la denominación sociología política Sociología
Política
parece marcar una voluntad por situar los fenómenos políticos en el conjunto de los
fenómenos sociales, por suprimir los obstáculos entre las disciplinas, por señalar la
profunda unidad de todas las ciencias sociales. En este sentido es en el que sería preferible
la expresión sociología política. Por otra parte, subraya también una más clara voluntad
para emplear los métodos de investigación empíricos y experimentales, en lugar del
razonamiento filosófico”.8
Según se puede apreciar, más allá de diferenciaciones administrativas, con esta última
precisión, Duverger se acerca a la concepción general desde la que Mendieta y Núñez nos
proponía la comprensión del horizonte de la sociología como ciencia social, con lo cual
coincidimos: en el caso de la sociología política se reproduce la perspectiva totalizadora,
8
Maurice Duverger: Sociología Política, Editorial Ariel, Barcelona, 1984, p. 30.
11
holística, integradora de los fenómenos bajo estudio desde una óptica empírica. Como parte
de su quehacer se plantea la interrelación entre los elementos objetivos y subjetivos, entre
los fenómenos que forman el objeto y los que configuran el contexto en que se ubica, la
conexión entre lo económico, lo demográfico, lo cultural, lo sociológico, lo psicológico y lo
político, lo pasado y lo presente.
Por otra parte, según Dowse y Hughes, al referirse a la sociología política, “en algunos
casos, su enseñanza se imparte en el marco de los departamentos de ciencia política; y en
otros, en el de los departamentos de sociología política. El problema parece ser de
importancia menor a no ser porque ni la sociología ni la ciencia política se caracterizan por
tener claramente definidos su ámbito y su método. En sociología, por ejemplo, resulta
obligado discutir los méritos relativos de las teorías del consenso o del conflicto social, de
la llamada teoría pura frente al empirismo vulgar de los métodos cuantitativos frente a los
cualitativos, etc. De forma similar, en la ciencia política el debate se centra en cuestiones
tales como el conductismo frente a las formas de investigación política, a las tradiciones, la
importancia del estudio comparativo, el significado del término política, y el de la posible
aplicación actual de la filosofía y la teoría política clásicas. Indudablemente, la existencia
de la ambigüedad en la posición de esta disciplina con respecto a la ciencia política y la
sociología no hará sino desafiar toda posible elucidación definitiva”.
“Parte es consecuencia del desarrollo histórico de las ciencias sociales -agregan estos
autores-, en especial de la sociología y de la ciencia política. Los primeros científicos
sociales, si a tales se les puede llamar, eran extremadamente eclécticos, tanto en sus
intereses como en sus métodos de análisis de la conducta social. Su preocupación no era ni
la ciencia política, ni la sociología, y es probable que no hubieran comprendido esta
distinción. Para ellos, la sociedad era una entidad que debía estudiarse en su totalidad, es
decir, holísticamente. Los nombres de Tocqueville, Marx, Pareto, Mosca, Spencer y Weber
descuellan como los héroes intelectuales de la ciencia política y la sociología”.
Para estos autores, las diferencias entre ambas disciplinas responden más bien al proceso
histórico de profesionalización de la actividad académica, a la manera en que la
12
En una reflexión más precisa, Dowse y Hughes apuntan las siguientes consideraciones,
cuya importancia para la clarificación nos llevan a reproducirlas en extenso: “La sociología
política se ocupa de los procesos subyacentes a este hecho societal de creación normativa.
Esto supone necesariamente la consideración del problema del orden social, que viene a
significar que las normas creadas, de una forma u otra, son obedecidas. La razón por la que
se obedecen las normas establecidas en diferentes contextos y por autoridades diferentes
constituye una cuestión de gran amplitud y fundamental para la sociología política. A su
vez, este interés conduce necesariamente al especialista en sociología política a estudiar las
estructuras sociales, y su desarrollo, en cuyo marco se crean las normas (...); el especialista
en sociología política tomará, muy probablemente, prestado su aparato conceptual del
sociólogo; éste incluye básicamente la idea de una red de relaciones sociales que se
analizarán a partir de conceptos tales como rol, normas, valores, estructuras y localización
social, su transmisión a través de las sucesivas generaciones y el concepto de organización.
(....) El área básica de preocupación para el especialista en sociología política es difícil de
precisar. Pero nos inclinamos por una definición amplia de lo político, de tal modo que la
limitación arbitraria de su campo de interés no sea inherente a su definición. No obstante,
creemos que un área de especial preocupación para el especialista en sociología política es
el problema del orden social y la obediencia política. La sociología política es, por tanto, el ¿Qué es la
SOCIOLOGÍA POLÍTICA?
Sin duda, los aspectos que puntualizan Dowse y Hughes están comprendidos dentro del
campo de trabajo de la sociología política. Pero, en nuestra opinión, si lo restringimos a las
precisiones finales, resultaría una visión limitada, reduccionista, del conocimiento
sociológico acerca de la política. Como se ha indicado antes, en ese entramado también se
9
Robert E. Dowse y John A. Hughes: Sociología Política, Editorial Tecnos, Madrid, 1992, pp. 22-24.
13
sitúa una amplia gama de factores diversos, como las relaciones políticas, la cultura, la
socialización y la ideología políticas, sin los cuales no sería posible reproducir la totalidad,
la dimensión holística, que es consustancial a cualquier terreno de la sociología como
ciencia social.
Si se acude a otro punto de vista, se aprecia que, por ejemplo, para Jorge Benedicto: “La
sociología política es el campo de estudio que se ocupa de las múltiples y variadas
relaciones existentes entre el ámbito de lo social y el ámbito de lo político, basándose para
ello en una doble premisa: a) La política es preciso entenderla en su contexto social. b) La
realidad social está intrínsecamente moldeada por los elementos políticos. Esta delimitación
genérica del objeto de la sociología política pretende explícitamente obviar la controversia
que ha enfrentado habitualmente a los especialistas en esta materia referida a la forma y
sentido en que hay que plantearse la relación entre sociedad y política; una controversia
que, además, ha estado estrechamente vinculada a la discusión sobre su status como
disciplina (...); la sociología política se configuraría como un área de estudio fronteriza que
pretende integrar las aportaciones provenientes de la sociología y de la ciencia política,
(además de las otras ciencias sociales afines como la historia, la economía o la
antropología) y que tiene en el tema del poder su principal objeto de investigación, teórica y
empírica: las características y formas del poder, sus bases sociales, su ubicación
institucional, su distribución en las sociedades contemporáneas o las consecuencias
derivadas del ejercicio del poder por las diferentes instituciones políticas y sociales”.10
Aquí encontramos nuevas matizaciones que, desde nuestro criterio, complementan de modo
didáctico el enfoque al que se adscribe el presente ensayo.
10
Citado por Salvador Giner, E. Lamo de Espinosa Torres: Diccionario de Sociología, Ed. Ciencias Sociales,
Alianza Editorial, Madrid, 1998, pp. 749-750.
14
Tal vez convendría, para finalizar esta apretada incursión por algunas definiciones, recordar
el carácter histórico de la sociología, como es inherente también al resto de las disciplinas
que integran el mapa del conocimiento científico de la sociedad. No obstante, cuando se
aplica este principio a la sociología política, queda claro que como especialización que se
estructura en el marco de la modernidad, se beneficia de la acumulación de inquietudes y
acercamientos conceptuales que, desde la filosofía de Platón y Aristóteles, constituían una
suerte de plataforma o antecedentes. Es decir, no se partió de cero. Pero a la vez, es
necesario tener en cuenta que desde entonces, los desarrollos ulteriores de la sociología
política se verán condicionados por otros jalones históricos, asociados también a las
maneras en que el capitalismo se expande, o en que la modernidad se transmuta. En tal
sentido, por ejemplo, no hay duda de que los efectos de la segunda postguerra mundial son
importantísimos estímulos a la consolidación profesional e institucionalización académica
de la sociología política, en cuyo objeto se manifestarán las adecuaciones de las relaciones
de poder, de la estructura de clases, las formas de dominación y hegemonismo, que
caracterizan al sistema capitalista mundial a partir de los años de 1950. Con similares
efectos, los cambios globales que décadas después (como el llamado fin de la guerra fría,
basado en el desplome del socialismo como sistema y en la relativa recuperación
hegemónica del imperialismo norteamericano, a comienzos de la década de 1990) tienen
lugar, dejan su huella en los contenidos, enfoques, problemas, que aborda la sociología
política hacia finales del siglo XX, en el marco de la restructuración internacional que se
despliega sobre todo después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
11
Walter G. Runciman: “Cap. II, Aparición de la sociología política”, Sociología y Política, FCE, México,
1966, pp 37-60, 61-85.
15
III
Una vez esbozada la especificidad de la mirada sociológica sobre la política y definidos los
contornos dentro de los que se perfila el objeto de la sociología política, nos parece
oportuno referirnos al condicionamiento que introduce, como parte de un proceso dialéctico
que vincula indisolublemente al objeto con el sujeto del conocimiento en todas las ciencias
sociales, la posición del científico al asumir, soslayar, subestimar, sobredimensionar, los
procesos, fenómenos, relaciones que considerará en sus estudios, junto a la función
cognoscitiva y social que le atribuye a su ejercicio intelectual. En gran medida, aquí se
expresa, una vez más, y con renovada vigencia, la vieja tesis kantiana, retomada por el
marxismo y amplificada especialmente por Gramsci, cuando destacaba el papel de la
intelectualidad orgánica. Nos referimos al elevado coeficiente ideológico que poseen las
ciencias sociales, lo cual adquiere un valor agregado cuando su objeto es, nada menos, que
la política.
Según lo indicaba Pablo González Casanova a raíz del desplome del socialismo europeo,
como imperativo ético, se trataría de que “tenemos que hacer la sociología de los que tienen
la razón y no saben cómo expresarla y menos cómo alcanzarla. En las polémicas del día
deberíamos redescubrir algunas verdades elementales y, a partir de ellas, aclarar el debate
actual entre el pensamiento neoconservador y lo que queda o va a nacer del marxismo, del
pensamiento socialdemócrata, del nacionalismo revolucionario y del leninismo”.12
Cuando nos asomamos a ese debate, señala ese autor, y se sopesan las polémicas
ideológicas y los proyectos políticos en curso, ello “nos coloca en una situación paradójica:
al mismo tiempo que el marxismo entra en una especie de declive hegemónico, la
12
Pablo González Casanova: “La crisis del mundo actual y las ciencias sociales en América Latina”, en Acta
Sociológica, revista cuatrimestral, FCPyS, UNAM, México, Vol.III, No. 3, Septo.-Dic., 1990, p. 93.
16
explotación aumenta”. Otra es la situación, por supuesto, quince años después, cuando
reverdecen los movimientos sociales, las experiencias nacionalistas, se hace más profunda
la nocividad del neoliberalismo, y se asumen bajo nuevas condiciones las tesis del
marxismo. Sería interesante contrastar los argumentos, presupuestos teóricos, principios
metodológicos, categorías y conceptos de las distintas corrientes de las ciencias sociales (y
en especial, las de la sociología política), en sus versiones clásicas y contemporáneas, con
las realidades del mundo de hoy. Pero sin llegar a ello, lo cual rebasaría los propósitos
limitados y las páginas del presente ensayo, no estaría demás recordar la vigencia del
precepto introducido por Charles Wright Mills en una antológica obra, al insistir en que los
fenómenos sociales más importantes eran los cualitativos, y que el principal objetivo de
rigor para un científico social debía ser el análisis cualitativo -sin que ello signifique el
desprecio por la estadística, la modelación matemática, la teoría de juegos y, en general, los
métodos cuantitativos.13
En el mundo actual, definido desde finales del siglo XX por una época de transiciones, de
restructuraciones internacionales, de crisis y recomposiciones de paradigmas teóricos, la
sociología se encuentra de nuevo ante la misma encrucijada del siglo XIX en Europa; ante
un dilema similar al de la sociología en América Latina en las décadas de 1969 y 1970. Se
replantean contradicciones parecidas. Por un lado, las tendencias de una pretendida
“sociología científica”, descriptiva, empírica, cuantitativa y sincrónica, con afanes
normativos, incapaz de estudiar ni de entender el fenómeno de transición y crisis en
nuestros días, haciendo un parcial análisis de estos procesos y fomentando ideas erróneas
sobre las relaciones internacionales, entre los finales del siglo XX y los inicios del XXI.
Como telón de fondo, se trata de recuperar el modelo de equilibrio y consenso que evoca el
positivismo, el racionalismo y el funcionalismo. Por otro, resurge aquella vertiente que trata
de asumir la historia y los procesos de cambio con una visión cualitativa, explicativa, desde
una perspectiva crítica, con una visión diacrónica, cuyo modelo recrea paradigmas como
los del conflicto social o la lucha de clases. El proceso que tiene lugar en las ciencias
sociales contemporáneas expresa pluralismo, eclecticismo, fusiones, amalgamas,
13
Charles Wright Mills: La imaginación sociológica, Edición Revolucionaria, La Habana, 1966.
17
Al asumir la política como objeto de estudio, recibiendo al mismo tiempo los efectos y
condicionamientos que ella les impone dada su condición de sujetos del conocimiento
científico, los sociólogos políticos enfrentan una disyuntiva. ¿Van a seguir preferentemente
los marcos del equilibrio estructural y la acumulación fáctica de rutina, con una tendencia a
detenerse en temas sin trascendencia, con las consecuencias ideológicas conservadoras? ¿O
se van a mover en un esquema que retoma el desequilibrio y el conflicto, que parecerían
estar más a tono con la dinámica de transición, desigualdad, hegemonismo, restructuración,
a escala internacional y de no pocos Estados nacionales?
En ese ejercicio, se han venido acumulando propuestas y enfoques, desde los del
postmodernismo, las concepciones del “fin de las ideologías”, “fin de las utopías” y el “fin
de la historia”, hasta la revitalización de las tesis del determinismo tecnológico, la teoría de
la convergencia, la tecnocracia, la sociedad postindustrial y tecnotrónica, el “choque” de
civilizaciones, y las más recientes corrientes neoconservadoras. Ante los procesos políticos
que tienen lugar hoy en muchas latitudes -como las de América Latina y el Medio Oriente-,
las tendencias de las relaciones políticas internacionales, en las que se mezclan la
globalización neoliberal, la agresividad imperialista, el terrorismo, y las experiencias
políticas al interior de naciones como Estados Unidos, después del 11 de septiembre, que
conmocionan su sociedad civil, su cultura y sistema políticos, o como Venezuela y Cuba,
enfrascadas en el afianzamiento de procesos revolucionarios de independencia, liberación,
de amplia base popular, la noción de compromiso en la sociología política se revela por
partida doble: como determinación que impone el propio objeto de estudio, y como
determinación que establece el condicionamiento político-ideológico del conocimiento
social.
Sociólogos como Camilo Torres, en América Latina, Wright Mills, en Estados Unidos o
Jesús Ibáñez, en España, hicieron suyo ese compromiso, mezclando el conocimiento
sociológico y la sociología política. Hoy, como ayer, la sociología se halla ante grandes
18
retos científicos y políticos, pero también ante enormes oportunidades. Todo dependerá de
si es capaz de sortear el peligro de que se reintroduzca en ella, una vez más, el
irracionalismo, la filosofía de la historia, y se desnaturalice como ciencia social particular,
así como de la forma en que asuma la noción de objetividad: si lo hace desde la perspectiva
naturalista del positivismo y el empirismo, acorde con la visión weberiana de la
“neutralidad axiológica”, o desde el criterio leninista, según el cual en los marcos de una
sociedad de clases no puede haber una ciencia social imparcial.
Perfiles Latinoamericanos
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
publicaciones@flacso.edu.mx
ISSN (Versión impresa): 0188-7653
MÉXICO
2002
Javier Auyero
CLIENTELISMO POLÍTICO EN ARGENTINA: DOBLE VIDA Y NEGACIÓN
COLECTIVA
Perfiles Latinoamericanos, junio, número 020
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Distrito Federal, México
pp. 33-52
Perfiles Latinoamericanos 20
Junio 2002
Resumen
Con base en trabajos etnográficos, este artículo explora una de las dimensiones menos conocidas del 33
clientelismo político: los puntos de vista de quienes reciben favores, los “clientes”. El trabajo hace hincapié
en un aspecto particular del intercambio clientelar, la distribución de bienes a cambio de asistencia a
actos públicos del partido Justicialista de Buenos Aires. Especial atención se pone en la doble vida del
clientelismo (el intercambio objetivo y las experiencia de los actores) y en la negación colectiva del in-
tercambio en la que participan dirigentes políticos y clientes.
Abstract
Based on ethnographical researches, this paper explores one of the least known aspects of political
patronage: the points of view of those receiving the favors, i.e. the “clients”. The work emphasizes a
par- ticular aspect of patronage exchange, the distribution of goods in exchange for attending public
acts of the Justicialista party in Buenos Aires. Special attention is given to the double life of patronage
(in the objective exchange and the participants´ experiences) and to the collective denial of the exchange
in which political leaders and clients take part.
La semana pasada, Juana Medina inauguró una Unidad Básica (oficina del gobernante
Partido Justicialista, en adelante citada como UB) en la parte delantera de su casa en el
* Sociology Department SUNY-Stony Brook y Centro de Estudio en Cultura y Política (CECyP) Buenos Aires.
barrio de Villa Paraíso, en la ciudad de Cóspito.1 Emilio Pedele, concejal de un dis- están lejos de ser meras anécdotas. Ellas condensan los dos aspectos centrales del funcio-
Sección Temática
trito aledaño, está intentando penetrar en el territorio de Cóspito con la intención de namiento del clientelismo político en Buenos Aires: a) depende, en una porción signifi-
convertirse en el próximo intendente o diputado provincial. Con ese fin, Pedele está cativa, de los recursos estatales, y b) ofrece un atractivo pasaje de movilidad social.
abriendo la mayor cantidad de UBs posibles en barrios pobres y villas, y Juana, según ella En el verano de 1989, asistió al lanzamiento de la campaña de Menem en Mar del
mis- ma me comenta, se “puso en contacto con él en el lanzamiento de la campaña Plata. Era la primera vez que Juana (en ese entonces de 34 años) veía el mar. El partido
de Menem” (1995). pagó por el viaje y se alojaron en el hotel de la Unión Tranviarios Automotores, en don-
En ese momento, Juana acababa de perder su trabajo como empleada doméstica y de —Juana remarcó— “hasta había agua caliente, no me puedo quejar”. Fue a través
H
La UB de Juana distribuye leche en polvo del Plan Nacional Materno Infantil entre
los niños y niñas del barrio, pero no tiene el acceso directo a la comida distribuida por el
municipio del que gozan otras UBs del distrito (aunque sí obtiene periódicamente infor-
ace más de dos décadas, en lo que ya puede considerarse uno de los textos clá-
mación relativa a los días de distribución, a través de su participación en las reuniones del sicos sobre clientelismo político, Scott y Kerkvliet (1977) afirmaban que las relacio-
34 nes entre patrones y clientes debían tomarse en serio y no podían ser desmerecidas 35
partido). A pesar de que su acceso a los recursos materiales es limitado, “Yo lo compenso
con otras cosas”, me dijo. Esas “otras cosas” comprenden la organización de viajes para co- mo meros remanentes de viejas y obsoletas estructuras. Por el contrario, como
los niños y niñas de la villa. Pedele le consigue dos o tres buses de la municipalidad de El forma de satisfacer necesidades básicas entre los pobres (tan urbanos como rurales), las
Mirador, y ella obtiene pan y chorizos o carne del anexo municipal. Una vez al mes, ella Relaciones relacio- nes clientelares (entendidas como el intercambio personalizado de favores,
lleva a cuarenta niños aproximadamente a alguna playa (Punta Lara) o parque cercano. clientelares bienes y servicios por apoyo político y votos entre masas y elites) debían analizarse
“Ellos están felices”, me dijo. “Seguro”, le contesté, “pero ¿No es mucho trabajo, con- como un “tipo de lazo social” que podía ser dominante en algunas circunstancias y
seguir los colectivos, la comida, y hacerse cargo de los chicos?” Ella, proba- blemente marginal en otras. Después de veinte años, uno de los observadores más perceptivos
sin darse cuenta, me reveló uno de los secretos de las prácticas clientelares en la villa: de las nuevas democracias latinoamericanas asegura que el clientelismo político con-
“No es tan difícil conseguir las cosas, hay que saber tirar del hilo correcto, gol- pear tinúa siendo una institución informal, bastante extendida en las nuevas poliarquías. Clientelismo
la puerta correcta. Lo más importante es conocer a la persona indicada”.
Guillermo O’Donnell (1996) sugiere que los estudiosos de las democracias latinoame- político
Por el momento, Juana conoce a la “persona indicada” (Pedele) y si él mejora su
po- sición en el campo político local, ella seguramente tendrá acceso a más recursos.
ricanas de- ben liberarse de las ilusiones provocadas por una excesiva atención hacia
Si ella logra “mover gente” para su patrón político (Pedele), previsiblemente tendrá más las organi- zaciones complejas y altamente formalizadas. Reconociendo en forma
bienes y más información. Lo que acaba de suceder probablemente no vuelve a ocurrir: implícita que los modelos normativos pueden convertirse en importantes obstáculos
“¿Viste? Me perdí el Plan Vida,2 pero tengo el Plan Materno”. epistemológicos para nuestra comprensión del funcionamiento de las democracias, este
“Me perdí el Plan Vida, pero tengo el Plan Materno”, y “abrimos la verdulería y las observador afirma que “la mayoría de los estudiosos de la democratización acuerdan en
cosas no estaban saliendo bien [...] entonces decidí abrir una UB, y mirá lo que pasó”, que muchas de las nuevas poliarquías están, a lo sumo, pobremente institucionalizadas.
Pocas parecen haber institucionalizado algo más que elecciones, al menos en términos
de lo que uno podría esperar si mira a las poliarquías más viejas. Pero las apariencias
1
El trabajo de campo para este artículo se realizó durante los años 1995 y 1996 cuando el gobierno nacional estaba
a cargo del presidente Carlos Menem. El gobierno de la provincia de Buenos Aires y del municipio de Cóspito suelen ser engañosas, ya que pueden existir otras instituciones, si bien no las que
también estaban en manos de miembros del Partido Justicialista. Villa Paraíso es un enclave de pobreza urbana muchos de nosotros preferiríamos o reconoceríamos fácilmente.”3 Tal como Scott y
ubicado en la ciudad de Cóspito, en la parte sur del Conurbano Bonaerense. Setenta y cinco por ciento de su po- Kerkvliet previeron, el clientelismo perdura como una institución extremadamente
blación tiene necesidades básicas insatisfechas. Es una de la villas más viejas del Conurbano, y la más grande en
términos de población (15 mil hab.). Los nombres de personas y lugares han sido modificados.
2
El Plan Vida distribuye leche y huevos diariamente en barrios pobres a través de una extensa red de mujeres, lla-
madas “manzaneras”. 3
O’Donnell (1996, p. 37), mi traducción.
influyente, informal, y (las más de las veces) oculta, no destinada ni a desaparecer ni man (¿llamamos?) prácticas antidemocráticas. Este artículo propone una ruptura con Preguntas que
Sección Temática
Características
a permanecer en los márgenes de la sociedad, sea con la consolidación de regímenes del clientelismo este enfoque escolástico, externalista, al centrarse en las opiniones y evaluaciones de se pretenden
democráticos, sea con el desarrollo económico. aquellos actores involucrados en los “intercambios clientelares”. Se pregunta cómo la responder
Mucho antes de los sugerentes comentarios de O’Donnell, sociólogos y antropólo- gente que recibe favores, bienes y servicios de parte de los referentes del partido Justi-
gos han venido insistiendo en el carácter endémico y persistente de los arreglos clien- ¿Qué opinan
sociólogos y
cialista —quienes, sin duda, intentan obtener sus votos— piensa y siente sobre estos
telares en Latinoamérica. Esta noción se ha usado —y se ha abusado de ella— para antropólogos? intercambios, poniendo especial atención a un tipo de intercambio en particular,
y lo académico también denominarían a Nélida y Adela como “clientes”, pero en este Este “círculo íntimo” ayuda a los mediadores a resolver los problemas cotidianos de
caso el término estará cargado con una connotación accesoria peyorativa. Ellas son las los habitantes de la villa: son quienes manejan los comedores infantiles que funcionan
que asisten a los actos, apoyan a este o aquel dirigente político, y usualmente votan en las UBs, están encargados de abrir, cerrar, limpiar y mantener en orden el local,
por el peronismo, porque —al menos así es el relato— “reciben cosas” del partido: anuncian a los miembros de lo que podríamos llamar el “círculo externo” cuando
un trabajo, una medicina, una chapa para el techo, un par de zapatillas para sus hijos el puntero está dis- ponible en la UB, y “pasan la voz” cuando hay distribución de
inadecuada
brinda una inadecuada explicación de la dimensión subjetiva del clientelismo; esto es, explicación de la La gratitud va sin palabras, porque viene —casi siempre— sin palabras. La gente
dimensión
se presta escasa atención a las experiencias, evaluaciones, pensamientos enraizados en subjetiva del que recibe cosas sabe que tiene que ir; es parte de un universo donde los favores co-
esas “relaciones objetivas”. Como sugiere una buena parte de la literatura (aunque creo clientelismo tidianos implican alguna devolución como una regla de juego, entendida como un
que se explora de manera insuficiente), la distribución de bienes y servicios es una con- Esquema
“esquema inmanente a la práctica” (Bourdieu, 1977), como un mandato que existe en
dición necesaria pero insuficiente para el funcionamiento del mundo clientelar. Dado inmanente estado práctico. En la medida en que las relaciones entre detentadores de problemas
hay un acto, nos subimos al bondi (bus), y nos vamos al parque, nos distraemos. el mejor de los casos, un puesto publico, sino un elemento dentro de una red
Nos distraemos, pero no nos preguntés qué pasó en el acto, porque no entendemos de relaciones co- tidianas. Ciertamente, uno de los resultados constitutivos de esta
nada, ésa es la verdad (riéndose). Nos divertimos, porque si no, ¿dónde vamos a ir? red de resolución de problemas es la asistencia a los actos. Pero entender esta
asistencia masiva como un mero producto de la distribución personalizada
En el contexto de la violencia y de un ambiente sofocante y opresivo predominante de bienes y favores es una “distorsión que se acerca al desfiguramiento” semejante a
sienten algo por ellos, son sus amigos y, como buenos amigos, están siempre ac- Bourdieu ubica la “vivencia” del obsequio en el centro de su argumento y el in-
cesibles y dispuestos a ayudar. Cientos de páginas de transcripciones de entrevistas terva- lo temporal, al cual se refieren muchos miembros del círculo íntimo de los
y de notas de campo revelan un hecho simple aunque fundamental: el Estado no se mediadores (“una o dos semanas después del acto Juancito trae la mercadería”), como
percibe como el agente distribuidor de bienes, sino que son Matilde o Juancito. Y al un fac- tor central en la construcción del velo que cubre la verdad del intercambio.
ser ellos lo que distribuyen los bienes, se piensa que no tienen ninguna obligación de Siguiendo a Bourdieu, argumento que la manera en que el “intercambio objetivo” de
La verdad del clientelismo es así colectivamente reprimida, tanto por los mediadores pa- trón). Sin embargo, poner demasiado énfasis en el equilibrio de la reciprocidad
con su énfasis en el “servicio a los pobres”, como en el “amor a los humildes”, “pa- puede hacernos perder de vista un aspecto central en el caso peronista: la legitimidad
sión por su trabajo”, como por los clientes con sus evaluaciones sobre la “amistad”, de la red clientelar como forma de resolver problemas independientemente de este o
la “colaboración”, etcétera. Esto implica que las prácticas clientelares no sólo tienen Doble vida y aquel patrón o mediador (si bien los estilos personales específicos marcan una diferencia
doble verdad
una doble vida (en la circulación objetiva de recursos y apoyos, y en la experiencia en la “manera de dar” de los mediadores).
clientelares
“atado” a ella mediante lazos “fuertes” no abarca a más de cien personas (en una po- problemas. Este reconocimiento es básico en la resolución de problemas mediante la
blación de más de siete mil votantes). La capacidad del mediador para mantener intermediación política. Dentro de un ambiente ideológico de cooperación, compa-
el lazo es también dependiente de la relación que éste establezca con un tercero (el ñerismo, y solidaridad, se construyen lazos que congelan un determinado equilibrio
intendente, en este caso), quien le da los bienes para distribuir. de fuerzas: cuanto más íntima es la relación, más se comparte la ideología de “cuidado
Así, para el caso que he analizado, la imagen de una electorado extenso y cautivo, por los pobres”, de “ayuda social”, propuesta por los referentes, y más completa es
coda: Desde el punto de vista del dirigente , 1996, “Understanding”, en Theory, Culture, and Society 13, núm. 2, pp. 17-37.
En la medida en que la resolución de problemas (intercambios materiales y simbóli- , 1998, Practical Reasons, Stanford, Stanford University Press.
cos, en que se otorga una cosa, un favor y se comunica un mensaje) se inclina a legi-
timar un estado de cosas de facto, un equilibrio de poder desigual, podemos describir Burgwald, G., 1996, Struggle of the Poor: Neighborhood Organization and Clientelist
esas “soluciones”, siguiendo a Bourdieu, como máquinas ideológicas. El acto de dar, las Practice in a Quito Squatter Settlement, Amsterdam, cedla.
acciones “sacrificadas y preocupadas” de los mediadores, transformam —o intentan
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transformar— una relación social contingente —la ayuda a alguien que necesita— en
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LA SOCIOLOGÍA POLÍTICA EN MAX WEBER
INTRODUCCIÓN
Las reflexiones que pretendemos organizar y desarrollar en el presente
trabajo no tienen otra finalidad que la de exponer nuestro punto de vista
acerca del papel del pensamiento weberiano en la consolidación de una vi-
sión sociológica sobre la política. Para lograrlo, valoramos como innece-
sario realizar una comparación con otras figuras que también fueron im-
portantes por su aporte al proceso de formación de esta especialidad. No
se trata de que les restemos valor a esos pensadores, considerados incluso
hasta clásicos de la Teoría Sociológica e igualmente relevantes en su con-
tribución al pensamiento social de la modernidad; sino de ganar tiempo,
espacio y concentración para lograr nuestro fin, que es considerar la con-
tribución weberiana.
Es difícil delimitar el nacimiento de esta rama del conocimiento socio-
lógico, más bien podría decirse que la historia de la Sociología, como cien-
cia que busca su autonomía, es la propia crónica de la Sociología Política.
Desde Comte, con su Sistema de Política Positiva, y pasando por todos los
clásicos de la Sociología, la política siempre fue objeto de interés particu-
lar; esfera donde se intentaba hallar la explicación ha determinados proce-
sos sociales de significación para el sociólogo, tales como: el conflicto, el
orden, el cambio, la solidaridad, la formación de las colectividades, etc.
Así encontramos en los clásicos un afán por estudiar y explicarse el papel
del Estado distinguiéndolo de la sociedad civil; de las nuevas estructuras
políticas que nacían con la modernidad, tales como: el sufragio masculino
(y luego universal), los partidos políticos y la burocracia; de conocer la di-
námica de las relaciones de poder; definir y entender el ejercicio de la au-
toridad, los diferentes roles que desempeña el hombre y el status en que
se ubica en el transcurso de la actividad política.
El nacimiento de la Sociología política se ubica en los años 40 del siglo
XIX y se explica, en principio, por una nueva manera de reflexionar sobre
CONTEXTO HISTÓRICO
5. Estas sólo son algunas características universales del irracionalismo como movimiento
teórico y las asumimos con todas la consecuencias que a veces entraña un proceso de ge-
neralización. No necesariamente cada una de las tesis mencionadas se expresan de igual
forma en todos sus pensadores, ni adquieren la misma dimensión. Pero dado los objeti-
vos que nos propusimos en el trabajo, no podemos detenernos en sus expresiones parti-
culares.
232 ][ REINA FLEITAS RUIZ
6. Para una profundización diferenciada sobre esta polémica, entre los filósofos menciona-
dos recomendamos consultar las obras de Dilthey, Introducción a las ciencias del espíritu
(1883) y de Windelband, Preludios filosóficos (1864).
7. V. Pareto, Formas y Equilibrios sociales, Introducción y selección de Giorgio Braga.
Madrid, Revista de Occidente, 1967, p.17.
La sociología política en Max Weber ][233
sión real pura en cada uno de sus tipos; sino en la aplicación que él hace
de ella para estudiar fenómenos sociales reales.
En la sociología política weberiana se evidencia ese enfoque racional
entorno a la teoría de la dominación burocrática. La Burocracia es el pro-
ducto más genuino de la racionalidad política de Occidente, es la piedra
angular de ese orden; en ninguna otra cultura se logró un orden político,
económico y técnico organizado sobre la base de la burocracia. «Producto
Occidental –dice Weber– es también el funcionario especializado, piedra
angular del Estado moderno y de la moderna economía europea; fuera de
Occidente, el funcionario especializado no ha tenido jamás una tan funda-
mental importancia para el orden social. Es claro que el «funcionario», in-
cluso el funcionario especializado, es un producto antiquísimo de las más
diversas culturas. Pero ningún país ni ninguna época se ha visto tan inexo-
rablemente condenado como el Occidente a encasillar toda nuestra exis-
tencia, todos los supuestos básicos de orden político, económico y técni-
co de nuestra vida en los estrechos moldes de una organización de
funcionarios especializados, de los funcionarios estatales, técnicos, comer-
ciales y especialmente jurídicos, como titulares de las funciones más im-
portantes de la vida social.10
La burocracia, como forma de dominación legal, abarca a toda la es-
tructura del Estado moderno, de las instituciones partidarias, estructuras
de dirección de las empresas capitalistas, entre otras. Ella es el símbolo de
la «Jaula de Hierro» en que vive el ciudadano de la sociedad moderna en
su estadio tardío, como resultado de la acción tendente a la burocratiza-
ción de todas las formas de la actividad humana. Jaula que pudiera pare-
cerle a Weber más asfixiante y rígida en Alemania que en cualquier otro
país, teniendo en cuenta lo que significamos sobre el atraso de las estruc-
turas políticas alemanas de su época.
La concepción racional que sobre la burocracia tiene Weber destaca en
el análisis comparativo que realiza entre dominación burocrática y domi-
nación patriarcal, a través de la cual se evidencia la influencia metodológi-
ca que en él ejerce la teoría de Tönnies sobre los dos tipos históricos de
asociación: «Comunidad y Sociedad».11 Ambas formas de dominación tie-
nen en común –según Weber– en que obtienen la obediencia sobre la base
de la apelación normativa pero «estas normas son en la dominación buro-
crática racionalmente creadas, recurren al sentido de la legalidad abstracta
10. M. Weber, La Ética protestante y el espíritu del Capitalismo, Madrid, Revista de Derecho
Privado, sf., p. 3-4.
11. Ambos tipos considerados dos formas históricas de la evolución humana, dos formas que
también expresan conductas humanas diferentes pues para Tönnies la mujer es la expre-
sión de la comunidad, de lo afectivo y el hombre de la sociedad, lo racional. Expresan
también diversos tipos de la organización de las relaciones sociales: lo doméstico a la co-
munidad y las instituciones políticas y económicas a la sociedad. En este último sentido
es que Weber se adhiere a los tipos dicotómicos de Tönnies.
La sociología política en Max Weber ][235
12. M. Weber, Economía y sociedad. Cap IX, ep. IV. «Dominación patriarcal y patrimonial»,
Madrid, FCE, 1993, p. 753.
13. M. Weber, «El político y el científico», en Sociología Sistémica. Módulo V. Emilio De
Ipola. CECSO, Universidad de Buenos Aires, 1994, p. 63.
14. Ib., pp. 65-66.
15. M. Weber, Economía y sociedad, p. 18.
236 ][ REINA FLEITAS RUIZ
17. Para una profundización consultar el epígrafe 3 del capítulo IX referido a los tipos de do-
minación, que va desde la página 704 hasta la 889, en la ya citada edición de Economía y
sociedad.
238 ][ REINA FLEITAS RUIZ
18. Ver los dos artículos de Wolkgang Mommsen que se reseñan en la bibliografía del pre-
sente trabajo.
19. M. Weber, «La política como vocación», p. 97.
La sociología política en Max Weber ][239
CONCLUSIONES
La obra de Weber es, incluso en lo que se refiere sólo a la sociología polí-
tica, muy rica en matices y diversa en el abordaje de cuestiones teóricas de
interés. No fue nunca nuestra intención abarcar la totalidad de todos los
asuntos abordados por él en esta especialidad, solamente destacar la uni-
dad que entre el método y la sociología política existe, así como sus incon-
secuencias metodológicas y el impacto que tienen hacia el interior del aná-
lisis político.
Weber fue el creador de un método en la teoría sociológica: el com-
prensivo, que aplicó a diferentes ramas del conocimiento sociológico,
entre las que se halla la sociología política. La sociología política entendi-
da en términos weberianos no podría interpretarse acertadamente si no se
parte de ese punto de vista.
Su clara afiliación al orden político capitalista no demerita la monu-
mentalidad de su obra y contribución a la sociología política, aunque sí
desmitifica alguna de las tesis defendida por él en el discurso, como la lla-
mada neutralidad axiológica.
BIBLIOGRAFÍA
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Universidad Autónoma, 1981.
BOTTOMORE, T. y NISBET, R., Historia del análisis sociológico, Buenos Aires,
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MOMMSEN, W., «De Estado Constitucional-liberal a la Democracia de liderazgo-
plebiscitario», en Max Weber y la Teoría Social y Política Contemporánea, 3,
(Julio Pinto, ed.), Buenos Aires, Secretaría Académica de la Fac. de Ciencias
Sociales, Universidad de Buenos Aires.
MOMMSEN, W., «Max Weber y la crisis de¡ sistema de valores liberal», Papers, 15,
Barcelona, Universidad Autónoma, 1981.
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Aires.
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SCHLUCHTER, W., «La vieja síntesis: La Democracia Burocrática», en Max Weber y
la Teoría Social y Política Contemporánea, 3. Buenos Aires, Universidad de
Buenos Aires.
WEBER, M., La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Madrid, Revista de
Derecho Privado.
WEBER, M., «El político y el científico», en Sociología Sistémica. Módulo V. Emilio
De Ipola, CECSO, Universidad de Buenos Aires, 1994.
WEBER, M., Economía y Sociedad, Madrid, FCE, 1993.
LOS GRUPOS FOCALES
POR: JOSE M. HUERTA, PH.D. ESPECIALISTA EN EVALUACIÓN
1
confianza. En adición, los participantes estarían más
comprometidos a utilizar los hallazgos resultantes del proceso.
De la misma manera que no se recomendaría el utilizar a un hombre
de moderador cuando todos los participantes son mujeres. O que
haya entre el mismo grupo de participantes supervisores y
supervisados.
2
Es un proceso social, donde se ofrece la oportunidad de
interactuar con otras personas.
3
La dinámica debe ofrecerse en un ambiente que invite al
intercambio de ideas. Esto puede representar algún tipo de
problema de logística y a menudo se requiere ofrecer algunos
incentivos para los participantes.
4
con un sí o un no se deben evitar. Ejemplos de preguntas son
los siguientes: ¿Qué opinas del programa? ¿Cómo te sentiste
en la conferencia? ¿Dónde conseguiste la nueva información?
¿Qué aspectos te gustan más de la propuesta o proyecto?
Practicar la introducción.
Estar descansado.
Llegar temprano.
5
inquieto debe sentarse justamente al lado del moderador con
el propósito de que se tranquilize un poco.
Guardar su opinión.
Verificar la grabación.
No participar en la dinámica.
6
PROCESO DEL ANALISIS DEL GRUPO FOCAL
7
P3. ¿Qué aspectos considera cuando solicita ayuda?
Resumen Breve/Aspectos Claves Frases Notables
8
Referencia:
Preguntas:
9
MIEMBROS 4-H ENTRE 9-14 AÑOS MUNICIPIO DE ARECIBO
( ) Sí (continúe)
( ) No (termine)
( ) Sí (continúe)
( ) No (termine)
10
Cordialmente,
11
EJEMPLO DE CARTA DE INVITACION PARA LOS GRUPOS FOCALES
Cordialmente,
12
REFERENCIAS
13
EL PAPEL DE LAS ENCUESTAS DE
OPINIÓN EN LAS ELECCIONES
FEDERALES DE 2012
Murilo Kuschick
EL PAPEL DE LAS ENCUESTAS DE OPINIÓN EN LAS ELECCIONES FEDERALES DE 2012 es un
documento de investigación del Centro para el Desarrollo Democrático del Instituto
Nacional Electoral.
La investigación fue realizada por el Dr. Murilo Kuschick, profesor e investigador del
Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana – Azcapotzalco.
Las opiniones y los contenidos de la investigación son responsabilidad del autor.
2
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 5
I. ELECCIONES Y ENCUESTAS EN MÉXICO 19
II. ENCUESTAS ELECTORALES Y MEDIOS DE INFORMACIÓN 25
III. SURGIMIENTO Y UTILIZACIÓN DE LAS ENCUESTAS DE OPINIÓN 27
IV. ANÁLISIS DE LAS ENCUESTAS EN LAS ELECCIONES DE MÉXICO DEL 39
AÑO 2000 AL 2012
V. RESULTADOS DE LA ENCUESTA DE PERCEPCIÓN SOBRE LAS 65
ENCUESTAS DE OPINIÓN PREELECTORALES 2012
VI. CONCLUSIONES 181
BIBLIOGRAFÍA 187
3
4
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, las encuestas de opinión ocupan un lugar preponderante en las
campañas y son un elemento importante dentro del ritual político electoral, pues es casi
imposible pensar en las elecciones sin encuestas.
En términos hipotéticos, las encuestas de opinión comienzan a tener una función
relevante en México a partir del proceso de democratización del país que se inició con la
primera reforma electoral en 1977;1 sin embargo, no se tiene noticia de la realización de
encuestas preelectorales en esas elecciones. Si bien las elecciones comienzan a ser más
competitivas, pues además del PRI hay otros partidos que se disputan el poder, no había
equidad suficiente para que además de la competencia hubiera otro ingrediente
fundamental en la contienda, que es la incertidumbre; es decir, el hecho de que no se
sepa de manera anticipada quién va a ganar el proceso electoral, situación que será más
evidente a partir de la elección de 1988. En esas elecciones se realizaron encuestas con la
finalidad de anticipar quién podría ser el ganador de la elección; sin embargo, una de las
funciones básicas y fundamentales de las encuestas de opinión es mostrar en momentos
diferentes una fotografía del proceso electoral, es decir, cómo se van perfilando los
distintos candidatos y partidos y cuál es la intención de voto que la ciudadanía tiene para
cada uno de ellos.
Ante este panorama surge la pregunta, ¿qué tan importante es saber de forma
anticipada quién podrá ganar una contienda electoral? En una democracia representativa
para acceder al poder, obtener y direccionar recursos, los candidatos y partidos políticos
necesitan ganar en las elecciones. En ese sentido, las elecciones son procesos
competitivos en donde se gana y se pierde; para participar de una manera más racional en
1
Las encuestas de opinión en México se utilizan a partir de los años cuarenta cuando la Revista Tiempo
dirigida por Martín Luis Guzmán publicó resultados de encuestas que llevó a cabo Lazlo Radvanyi sobre la
participación de México en la II Guerra Mundial. Sin embargo, el despegue de las encuestas se inicia en 1988
cuando por iniciativa de investigadores privados se lleva a cabo una veintena de encuestas de opinión
preelectorales. Miguel Basañez, “Opinión Pública en México: una historia”, Revista Este País, núm. 109, abril
2005.
5
la campaña política, los partidos deben conocer: cuáles son las necesidades, deseos,
aspiraciones y expectativas de los ciudadanos; el conocimiento que tienen de los partidos
y sus candidatos, predilecciones, simpatías o antipatías; la aceptación o rechazo a las
políticas públicas que implementan los distintos gobiernos. El conocimiento de estos
asuntos puede investigarse mediante la aplicación de encuestas.
Además, a otros actores de la contienda política les interesa saber quién va ganar una
elección, como es el caso de las élites políticas y económicas que apoyan a candidatos y
partidos y que hacen todo tipo de apuestas sobre los posibles ganadores; también están
interesados los medios de información que se comprometen con los políticos y sus
programas, ya que la contienda les va a reportar ganancias, aumento de tiraje y audiencia,
prestigio e influencia entre el público; por último, los electores quienes de manera directa
no ganan nada en términos materiales, aunque como señala Murray Edelman2 reciben
ganancias simbólicas, esto es, en la campaña obtienen premios y todo tipo de regalos al
mismo tiempo que reciben promesas de una vida mejor, satisfacciones de que su partido
o el candidato con el cual están identificados gane las elecciones y apliqué después
políticas públicas mediante las cuales sentirán que cierto tipo de problemas han sido
resueltos.
En ese sentido, con tantos asuntos en juego para tal cantidad de actores, las encuestas
se vuelven mecanismos imprescindibles como medio de información para la toma de
decisiones; y también son un medio para intentar influir en la decisión de los ciudadanos
que aún no se han decidido. Por tanto, las encuestas como veremos son útiles para la
toma de decisiones y al mismo tiempo funcionan como propaganda y manipulación. Las
encuestas de opinión preelectorales no sólo son una fuente de información, sino también
un mecanismo de influencia. En este trabajo demostraremos que las encuestas juegan un
papel cada vez más relevante como mecanismo de apoyo para la toma de decisión
ciudadana.3
2
Murray Edelman, La Construcción del espectáculo político, Manantial, Buenos Aires, 1991.
3
Shanto Iyengar y Donald Kinder, Televisión y Opinión Pública, Gernika, México, 2004.
6
En la actualidad las encuestas han llegado a ser empleadas por los partidos y
candidatos como un medio más para la propagación, no de sus ideas o de sus propuestas
de campaña, sino como un mecanismo publicitario auxiliar que busca influir en los
electores indecisos para que se suban al carro ganador, band wagon effect, o al perdedor,
por tanto son usadas tanto como medio de información, de planificación de estrategias o
como un mecanismo de propaganda y relaciones públicas.
En efecto, las encuestas de opinión en México han sido utilizadas sobre todo como
mecanismo de influencia, pues se emplean como medio de propaganda a través de spots,
espectaculares y otras vías de difusión, lo que podría significar que han comenzado a
perder o disminuir su credibilidad e importancia en las elecciones.
Sin embargo, mientras los políticos tienen gran fe en los efectos de los medios de
comunicación en la ciudadanía, no sucede lo mismo en el ámbito académico, en donde no
hay unanimidad al respecto. Desde que se planteó la teoría de la aguja hipodérmica se ha
discutido la premisa de que todo lo trasmitido por los medios es aceptado por la
audiencia, es decir, que los efectos de los medios masivos de comunicación son ilimitados
de manera que logran manipular a la audiencia. 4 La teoría fue cuestionada en los años
cuarenta por un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia con la idea de los
efectos limitados de los medios de información,5 ahí se propone que el efecto de los
mensajes puede ser evitado o disminuido, ya que la audiencia los selecciona en función de
sus características sociales. Los diversos grupos “censuran” los mensajes, lo que significa
que no van a votar, comprar, vestir o decir algo que vaya en contra de las costumbres y
valores de su grupo social, con los casos de excepción en los que al sujeto no le interesa la
opinión de los miembros de su grupo de referencia. Otra propuesta dice que la
comunicación funciona con relación a los usos y gratificaciones que proporciona, por lo
que las personas se exponen a los medios que reflejan sus propias opiniones y, por último,
4
Rafael Roda Fernández. Medios de Comunicación de Masas, Siglo XXI editores, Madrid, 1990. Cándido
Monzón A. La Opinión Pública, Tecnos, Madrid, 1990.
5
Paul Lazarsfeld, B. Berelson y H. Gaudet, El Pueblo Elige, Paidós, Buenos Aires, 1964.
7
se ha señalado que en cuestiones de comunicación, por lo regular, un tema no llama la
atención hasta que un líder de opinión hace referencia al mismo.
Sería imposible decir que la comunicación no tiene efectos sobre la audiencia, de ahí
que las campañas políticas procuren colocar la información de sus candidatos en distintos
medios para lograr impactos sobre diversos integrantes de la audiencia. En razón de ello
se han multiplicado los medios dirigidos a los distintos segmentos que conforman la
opinión pública, si bien su poder para influir en las audiencias está ligado a la confianza,
credibilidad y a la imagen de los políticos, partidos y candidatos. Además, los medios y las
encuestas crean una “agenda”, esto es, guían a las audiencias sobre cómo pensar y en qué
pensar: todos los días en las páginas de los periódicos, en las pantallas de televisores y
computadoras se leen y proyectan historias, imágenes y conceptos relacionados con las
propuestas de los partidos y candidatos, tal cantidad de información va a generar el efecto
de priming (impresión) que las personas van a considerar para tomar decisiones. 6
Al llamar la atención sobre unos asuntos, ignorando otros, las noticias de la
televisión influyen en los parámetros mediante los cuales se juzgan a los
gobiernos, a los presidentes, a los políticos y a los candidatos a la función
pública.
La impresión se refiere a los cambios de conceptos que utiliza la gente para
hacer evaluaciones políticas. Cuando juzgan la actuación de un gobierno o
de un presidente y la conveniencia de una política o de un candidato, los
ciudadanos aplican una cantidad de parámetros. Por ejemplo, nuestra
opinión del presidente Reagan podría depender de su actitud respecto al
control del armamento, la vitalidad de la economía nacional, su posición
respecto al aborto, sus citas políticas, su actuación en las conferencias de
prensa, y más mucho más. De acuerdo con la hipótesis de la impresión, si
las noticias de la televisión se inclinan por, digamos, la perspectiva de la
aniquilación atómica, entonces los ciudadanos juzgarían al presidente ante
todo, por su éxito en reducir los riesgos de guerra. Si los noticieros
6
S. Iyengar y D. Kinder, op. cit.
8
trasladan su atención a la economía, los ciudadanos seguirían la tendencia
evaluando ahora al presidente por su capacidad de mantener la
prosperidad, por lo menos de acuerdo con la hipótesis de la impresión.7
La hipótesis de la impresión tiene que ver por tanto, con la capacidad de los noticieros y
de los medios en general por fijar ciertos asuntos en la agenda pública, como es el caso de
las encuestas que imprimen en la mente de los electores la idea de que tal candidato va
delante de los demás, o que resolverá cierto tipo de problemas; lo que no está claramente
fijado en la hipótesis es hasta qué punto, los asuntos que plantean los creadores de la
agenda son aceptados o rechazados en función del prestigio que tienen los diferentes
medios de información frente al público.
Además, también es importante tener en cuenta la hipótesis del framing8 (enmarcado)
que está relacionada con la manera en que los medios construyen sus noticias, con qué
frases, en qué posición‐‐primera plana, páginas interiores, entre otros elementos‐‐colocan
las noticias y con qué tipo de argumentos las explican, a partir de qué marcos y esquemas
las presentan. Todo este conjunto de situaciones podrá incidir en la capacidad de los
medios para afectar, modificar y cambiar a la opinión pública y la opinión con respecto a
las encuestas y el papel que las mismas juegan en las contiendas electorales.
En ese sentido, averiguar el papel de las encuestas implica conocer la percepción que
el público tiene de ellas, más allá de proponer su posible influencia, es importante conocer
cómo son vistas; pues la relación de la opinión pública con las encuestas depende de la
relación del público con los medios de comunicación. En términos hipotéticos se puede
decir que a mayor exposición a los medios, mayor conocimiento de las encuestas, y
viceversa, a menor exposición, la ciudadanía tendrá un menor conocimiento de la
7
Ibid., p. 105
8
La idea de framing (encuadre) fue propuesta por Erving Goffman para explicar la manera en que las
personas o los medios crean marcos, mediante los cuales interpretan a la realidad social. El efecto encuadre
(framing) presenta un marco cognitivo o interpretativo sociopolítico. Justamente, en los medios, tan
importantes como los asuntos que se publican son los argumentos con los que se definen las realidades
sociales, a través de los marcos. Erving Goffman, Frame Analysis. An Essay on the Organization of the
Experience, Harper and Row, London, 1974.
9
publicación de las encuestas en los medios de información; y, por lo tanto, hará un menor
uso de las mismas.
No existe una definición aceptada del concepto de opinión pública, para la mayoría de
los investigadores no hay un acuerdo generalizado de qué conjunto de atributos encierra.
Esta idea se asocia por lo general con un pensamiento que involucra a muchas personas,
lo que Emile Durkheim denominó “inconsciente colectivo”.9 Se puede plantear que la
opinión pública es algo que se encuentra en todos y en ninguno de nosotros, pues se
compone de ideas y percepciones que compartimos sobre ciertos temas, asuntos y
problemas, relacionados con la cosa pública, esto es, con los asuntos que afectan a la
mayoría de las personas que viven en un país, localidad, ciudad o región. De esta manera,
la opinión pública no tiene una forma determinada, no es una institución, no tiene una
razón social, un nombre o algún tipo de representante, además hay que considerar que
existe una diferencia entre la opinión pública agregada y la discursiva.10 La primera es un
resultado, la suma de los juicios individuales que se amalgaman a través del voto y de los
sondeos. Y la segunda es fruto de un proceso colectivo que conversa y discute en
ambientes formales e informales procesando experiencias propias, conocimientos e
información. Mediante las encuestas de opinión se puede documentar la opinión pública
en la recopilación de datos, juicios, temas y asuntos que ingresan a la agenda pública vía
los medios de información.
La opinión pública para algunos son las opiniones que las personas adultas hacen
acerca de temas que están ligados a la agenda gubernamental.11 Por lo regular estas
opiniones no son necesariamente compartidas entre quienes las emiten de tal manera
que puedan surgir discusiones y controversias. Elisabeth Noelle‐Neuman plantea que la
opinión no es un mecanismo racional, sino de control, pues los individuos sólo van a emitir
opiniones cuando confían en quienes están a su alrededor, pero cuando sienten que su
opinión no es mayoritaria no la divulgan, por lo que existe una diferencia entre las
9
Emile Durkheim, Las Formas elementales de la vida religiosa, Schapire, Buenos Aires, 1985.
10
Víctor Sampedro Opinión Pública y democracia representativa, Akal editores, Madrid, 2000.
11
Barbara Bardes y Robert Oldendick, Public Opinion, Wadsworth, Belmont, 2000.
10
opiniones pensadas y las expresadas, de manera que los individuos sólo se unirán a un
punto de vista cuando consulten el clima de opinión predominante y verifiquen si la suya
es o no popular.12 La legitimidad de los gobiernos democráticos depende en gran medida
de la opinión pública, la cual se plasma en las contiendas electorales, dando la victoria o
uno a otro de los candidatos; por lo tanto, la medición de las opiniones mediante las
encuestas es un mecanismo para aquilatar los cambios y las modificaciones en las
actitudes de los ciudadanos. Se puede decir que las encuestas no miden propiamente
opinión, sino actitudes, es decir, la aceptación o el rechazo de una política pública, el
acuerdo o el desacuerdo con un gobernante, la imagen favorable o desfavorable de un
candidato; es decir, las actitudes son la predisposición para responder de manera
favorable o desfavorable hacia un objeto. De esta manera, las actitudes se relacionan con
cierto tipo de estímulos, principalmente aquellos que son enviados por los medios de
comunicación como noticias, publicidad y propaganda considerando que en momentos
distintos los mismos estímulos tendrán resultados diferentes.
Los medios de información no pueden cambiar la actitud y el comportamiento de
todos los electores, sino que el cambio podrá producirse con aquellos que se encuentran
indecisos o que no tienen elementos para tomar una decisión, por tanto los medios de
información difícilmente van a cambiar la opinión de quienes ya han optado por algo, su
mayor apuesta está en los confundidos o indecisos que no desean invertir su tiempo en
hacer acopio de información de candidatos, partidos y sus respectivas ofertas. Estas
personas toman decisiones con información limitada, como plantea Popkin;13 lo que
significa que los spots, noticieros de televisión, radio, espectaculares de las calles, folletos
que distribuyen los partidos en las campañas serán sus fuentes principales de información,
además de lo que dicen sus amistades y conocidos, así como las propias encuestas.
Por lo tanto, la toma de decisión para una gran cantidad de electores se efectuará
mediante modalidades informativas y no a través de los discursos de los candidatos y sus
presentaciones. Dichas modalidades son más económicas, ya que no exigen dedicación,
12
Elisabeth Noelle‐Neuman, La espiral del Silencio, Gedisa, Barcelona, 1990.
13
Samuel Popkin, The Reasoning Voter, The John Hopkins, Nueva York, 1991.
11
detenimiento y análisis, de manera que las encuestas pueden ser uno de esos elementos.
Sin embargo, también encontramos información y teorías que pregonan la poca capacidad
informativa y persuasiva de las encuestas debido a su presentación, formato y sobre todo
al hecho de que aparezcan fundamentalmente en los periódicos, medio que ya no tiene la
capacidad de llegar a un público más amplio; por lo que se afirma que persuadir y
convencer utilizando encuestas es una actividad infructuosa. 14 Se pueden encontrar
distintas opiniones con respecto a la capacidad de las encuestas para persuadir a los
públicos, no obstante, ni los partidos ni los candidatos pueden descartar su uso para tales
propósitos; pese al escepticismo de los académicos, en las campañas políticas se ha
incrementado la publicación de encuestas preelectorales, particularmente en la
televisión.15
En la elección presidencial del 2012, las encuestas y los encuestadores se multiplicaron
e hicieron su aparición no sólo como medio para generar información y realizar
pronósticos de manera imparcial, sino que se convirtieron y fueron parte del espectáculo
mediático. En ese sentido, la demoscopia, ciencia para el conocimiento y la anticipación,
como la definió George Gallup, 16 dejó de ser un mero espectador para convertirse en la
protagonista de un espectáculo que no tuvo un feliz desenlace, por lo menos para las
14
José Maria Claver y Vicente Manzano, “Encuestas y persuasión”, Universidad de Sevilla. Disponible en:
www.aloj.us.es/manzano/pdf/academia/encuestaspersuasion.pdf
15
Llamó la atención la actividad de Televisión Milenio que durante el proceso electoral presentó
diariamente los resultados de una encuesta de opinión preelectoral de la empresa GEA/ISA, esto le generó al
noticiero mucho público, que al final se sintió frustrado, pues pese a que Ciro Gómez Leyva –conductor del
noticiero‐, la haya presentado como la encuesta más exitosa de las elecciones de 2006, al final por las
diferencias entre el resultado de la elección y las estimaciones que presentaba el estudio, presentó disculpas
al público por lo poco certeras que fueron las predicciones de GEA/ISA, aun aquellas presentadas días antes
del pleito. Otra modalidad que se han difundido las encuestas preelectorales ha sido en los sitios de Internet,
como el de Revista Expansión, ADNPolitico.com, así como el sitio de la Asociación Mexicana de Agencias de
Investigación de Mercado (AMAI) OpinaMexico.com.mx
16
Existen varias definiciones de la demoscopia, pero se decidió tomar ésta, pues la desaparición de las straw
polls en los años treinta se debió fundamentalmente al surgimiento de las encuestas de opinión, que en el
caso de la encuesta de George Gallup logró una mayor capacidad predictiva del resultado electoral que las
straw polls que publicaba el Literary Digest. David Moore, The Superpollsters, Four Walls, Eight Windows,
Nueva York, 1995.
12
empresas encuestadoras, pues fueron acusadas de haberse confabulado para dar un
mismo resultado.17
Con esta investigación queremos hacer patente, a partir de la presentación de un
conjunto de resultados de un estudio empírico, cómo se ha pretendido usar las encuestas
de opinión en México, desde su aparición, tanto como medio de información auxiliar para
la toma de decisión de los electores, como para influir en los propios electores;
describiremos de qué forma las percibe la población en la actualidad, si las aceptan o
rechazan y si en la opinión pública ha aumentado o disminuido su importancia e
influencia; si existe desconfianza hacia ellas a partir de los resultados que arrojaron en las
últimas elecciones presidenciales, si llegan a servir como apoyo para la decisión de los
electores, o si son finalmente un elemento más en las campañas electorales; además,
esbozaremos de qué forma puede la autoridad electoral modificar la legislación con
respecto a la publicación de los resultados electorales en los medios de información
públicos.
Analizaremos si las encuestas preelectorales son un referente para la población o
simplemente pasan inadvertidas: se trata de averiguar hasta qué punto han ido
asumiendo un lugar preponderante en la contienda. Asimismo, se indagará si son tomadas
en cuenta como un instrumento para la toma de decisión electoral, lo que las colocaría
como una pieza clave en el juego político.
Se puede plantear como hipótesis que el poder de las encuestas de opinión
preelectorales descansa en su influencia,18 y en su capacidad de informar el posible
resultado electoral, lo que incrementa su credibilidad y confianza. Se puede plantear que
a medida que los resultados de las encuestas publicadas se acercan al resultado oficial
incrementa su poder y a medida que se alejan, disminuye. La influencia de las encuestas y
de las empresas encuestadoras puede aumentar por el prestigio, conocimiento y su poder
17
AFP, “El fracaso de encuestas electorales agudiza debate por impugnación”, Zócalo Saltillo, 18/07/2012,
www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/fracaso‐de‐encuestas‐electorales‐agudiza‐debate‐por‐impugnacion,
(Consulta 29/05/2014)
18
Poder significa toda la posibilidad de hacer triunfar la propia voluntad en el seno de una relación social,
incluso a pesar de las resistencias, sin importar en qué reposa aquella posibilidad. Max Weber, Economía y
Sociedad, FCE; México, 1987, p. 43.
13
predictivo. Empero, como se muestra con los resultados de la investigación, si bien
muchos de los entrevistados fueron encuestados, pocos mostraban un amplio
conocimiento de las empresas encuestadoras que aún no tienen un nombre reconocido
por la ciudadanía.
Definiremos el papel de las encuestas en función de la importancia que tiene en los
procesos electorales , que si bien en otras latitudes, como es el caso de los Estados Unidos
tiene una larga historia, en México y América Latina es un fenómeno muy reciente. Por lo
tanto, debemos intentar explicar su relevancia así como los posibles problemas que se
pueden asociar a su reciente “fracaso” en las elecciones presidenciales de México en el
2012.
La idea de fracaso de las encuestas de opinión apareció en los medios de
comunicación al finalizar las elecciones, al no poder estimar correctamente la distancia
entre los contrincantes y el resultado oficial de la elección. 19 Ahora bien, ¿deben las
encuestas predecir y anticipar el desenlace de los procesos electorales o simplemente
establecer un posible resultado de las elecciones sin generar un pronóstico? 20 Las
encuestas no están obligadas a predecir, pero son un instrumento que, en ciertas
condiciones, puede aproximarse del resultado final, con un margen de error establecido.
Se puede decir que las encuestas siempre han padecido el estigma del fracaso, debido
a que no pueden ser una anticipación exacta sino sólo aproximada. Ahora bien, se puede
realizar un conjunto de pruebas como las establecidas por Mosteller: 21
Cualquier medición de la desviación entre el pronóstico y el resultado tiene
problemas. Los métodos de estimación del error más convencionales y utilizados en
este trabajo son:
19
www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/fracaso‐de‐encuestas‐electorales‐agudiza‐debate‐por‐impugnacion
20
El procedimiento de recolección de información conocido popularmente bajo el nombre de “encuesta”
constituye una técnica propia –y casi exclusiva‐ de investigaciones sociales y políticas que permiten generar
datos cuantitativos. Así vista, la herramienta tiene características particulares que la diferencian de otras
prácticas, y que implican una serie de posibilidades y limitaciones que el investigador no debe desconocer.
La definición del término que brinda la Real Academia Española‐ “conjunto de preguntas tipificadas dirigidas
a una muestra representativa para averiguar estados de opinión o diversas cuestiones de hecho”‐ sintetiza
muy bien a sus tres principales componentes: el cuestionario, la muestra y su muy extendido rango
temático. Daniel Cabrera “En Defensa de las encuestas”, Posdata, vol. 15, no. 2, Buenos Aires, jul./dic. 2010
21
Frederick Mosteller, The Preelections Polls of 1948, Social Science Reaserch Council New York, 1949.
14
La diferencia entre el pronóstico y el resultado al ganador (M1).
El promedio de la diferencias entre el pronóstico y la votación para los tres partidos
más grandes o los que obtuvieron más de 15%, sin considerar signo (M3).
La diferencia entre el pronóstico y la votación entre el primero y el segundo lugar
(M5). 22
Como se aprecia, es posible realizar algunas pruebas objetivas para establecer el grado
de fallo de una encuesta. No es la primera vez que en México se acusa a las empresas
encuestadoras de haber fallado en sus estimaciones, esto no es el problema, sino el grado
de tal fallo y qué tanto se aproxima o se distancia del error establecido en el cálculo
muestral. El objetivo de esta investigación no es indagar tanto el procedimiento mediante
el cual se realizaron las encuestas, sino la percepción que el público tiene de ellas, y hasta
qué punto las consultan, siguen sus resultados y les dan importancia en el momento de
votar.
Ahora bien, en términos metodológicos, ¿es la única manera de juzgar a las encuestas
de opinión? Los efectos de las encuestas dependen de la casa encuestadora, del tamaño
de la muestra, su dispersión, entre otros elementos; pero, otro tipo de efectos deriva de
situaciones provocados por la campaña electoral, como sería el efecto band wagon, es
decir, crear la sensación de que el puntero es inalcanzable mediante la publicación del
resultado de las encuestas. El otro efecto sería lograr que los votos del perdedor, o del
que se coloca en el tercer lugar, se unan al segundo; y por último, el efecto de la espiral
del silencio planteado por Elisabeth Noelle Neuman quien propone que las personas
temen al aislamiento o a quedar en el grupo minoritario, por lo que al manifestar sus ideas
tratan de identificarlas con las opiniones predominantes.23 La autora menciona que este
punto de vista dominante se conoce como el clima de opinión. Por lo tanto, en las
encuestas de opinión no sólo es importante indagar a quién dirige uno su voto, sino quién
cree qué va a ganar la elección. Se podría plantear que las encuestas de opinión no sólo
22
Ulises Beltrán ¿Fallaron las encuestas?, disponible en: www.bibliojuridica.org/libros/3/117874.pdf
23
E. Noelle Neuman, op. cit.
15
deben preguntar la posible intención de voto de los electores, sino proponerse investigar
cómo ciertas circunstancias, el clima de opinión, el medio ambiente, la cultura y la cultura
política afectan las posibles respuestas de los electores. 24 La idea de la espiral del silencio
establece que la población toma en cuenta lo que ellos creen que es la opinión
predominante en su comunidad y en ocasiones se suman a ella.
También podemos encontrar el efecto ‘Bradley’ y el efecto ‘Nicaragua’, como posible
explicación del comportamiento de los encuestados para entender el abultamiento de una
predicción, antes de explicar la diferencia solamente como parte de la mala intención de
las empresas encuestadoras.
El efecto Bradley refiere al hecho de que Tom Bradley, candidato negro a gobernador
del estado de California, tenía una clara ventaja frente a su oponente en las encuestas
electorales, sin embargo fue derrotado. Según la teoría, esto se debió a que los electores,
principalmente blancos, habían declarado en las encuestas que votarían por él, pues
temían que si decían otra cosa serían tachados de racistas. Efecto similar, tal vez más
similar al caso mexicano, ocurrió en Nicaragua en la elección de 1990, cuando se daba por
hecho la victoria de Daniel Ortega y del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y
salió victoriosa Violeta Chamorro. Ello se explica por el comportamiento de los
encuestados que declaraban que votarían por el Frente cuando en realidad lo iban hacer
por la candidata opositora; tal conducta respondía al temor de los electores de represalias
de parte del partido gobernante. Este tipo de efectos pueden ayudar a generar hipótesis
sobre el comportamiento de los electores mexicanos en 2012, además de la explicación
que plantea que las encuestadoras cometieron algún tipo de “fraude”, lo cual no es
imposible, sino difícil de comprobar. En el caso de México, no podemos alegar la
existencia de un temor generalizado en la población; sin embargo, ha persistido en varios
procesos electorales la existencia de una sobrestimación hacia el candidato priista,
situación que se vivió, principalmente en las elecciones del 2000 y 2006, que, sin embargo,
24
El clima de opinión tiene que ver con el consenso básico, la tradición y los valores permanentes de una
sociedad; también con el sistema de creencias, actitudes, exigencias y expectativas de los individuos; y por
último, con los hechos sociales y las reacciones que pueden producir en la población. C. Monzón Arribas, op.
cit., p. 154.
16
no fue tomado en cuenta, pues el PRI perdió; pero en 2012, el fenómeno cobra
importancia tanto por la victoria de este partido como por el hecho de que la preferencia
que mostraba con anterioridad a la elección no se confirmó. Estos fenómenos son
suficientes para generar entre la comunidad de investigadores de opinión y las propias
casas encuestadoras, la necesidad de revisar los métodos y procedimientos utilizados para
levantar la información y difundir los resultados.
Se pudiera plantear, a partir de la teoría que hemos propuesto, una alternativa de
comparación en términos sucintos entre las personas que siguieron las encuestas por
diferentes tipos de medios: televisión, radio y prensa, es decir, se puede conjeturar que el
medio al que el público se expone puede producir alguna diferencia en la confianza y
credibilidad que les despiertan las encuestas; otro elemento que puede modificar la
confianza y credibilidad de las encuestas se relaciona con el hecho de si las encuestas son
percibidas con un mecanismo racional y un factor de toma de decisiones, o si se perciben
como un factor de control. Si todas las encuestas señalan que tal candidato va adelante,
como elector me sumo a la mayoría o, por el contrario, si todas las encuestas me dicen
que un candidato va adelante, desconfío de este resultado.
La otra relación posible la encontramos con la simpatía y la identidad político‐
partidaria: no hay un uso desinteresado de las encuestas, ya que no son exclusivamente
una fuente de información. Los votantes del partido “A”, “B” o “C” toman los resultados
de las encuestas con una dosis de escepticismo, en función de la fuente y de la orientación
de la misma (framing), ya que los únicos que verían los resultados de las encuestas en
forma “ingenua” son aquellos sin orientación política definida, aquellos que simplemente
buscan información sin juzgar de dónde proviene; por tanto, la utilización de los
resultados de las encuestas está ligada tanto al conocimiento y cultura política del
electorado, como al uso que les dan quienes no tiene grandes conocimientos de política y
las toman como medio de información y de decisión.
Esta investigación tiene como objetivo establecer el papel que jugaron las encuestas
de opinión en los comicios federales de 2012 para elegir presidente de la República y
cómo incidieron en la percepción ciudadana; en este sentido, se analiza si los ejercicios
17
demoscópicos determinaron o modificaron las intenciones de participar en los procesos
electorales, si incidieron en la credibilidad y confianza en los mismos, o en la aceptación o
rechazo de la autoridad electoral. Además, se pretende identificar algunas acciones que
podría implementar la autoridad electoral frente al uso que medios y partidos le están
dando a las encuestas en los procesos político‐electorales.
18
I. ELECCIONES Y ENCUESTAS EN MÉXICO
En México se celebraron elecciones presidenciales en el año 2012 y uno de los
acontecimientos más importantes de tal suceso fue la publicación de encuestas de opinión
electoral.25 En algunos casos como el de la empresa Parametría, se dio más de un año de
seguimiento a los distintos actores del proceso.
La cantidad de encuestas de opinión preelectoral que fueron publicadas en el
marco del proceso electoral 2012 superaron en cantidad las del 2006, así como las del año
2000.26 Además, la diferencia fundamental con los procesos electorales anteriores está en
25
Las encuestas de opinión son un procedimiento para conseguir información (opiniones) de un grupo de
sujetos (muestra) que pretende representar a un universo mayor (población), dentro de unos márgenes de
error controlados (probabilidad). Las encuestas de opinión miden eso, opiniones, que a su vez guardan
relación con la situación cultural del país, los estados y corrientes de opinión o la opinión pública. No miden
propiamente opinión pública, tal como se ha entendido y se entiende normalmente, sino opiniones de la
población relacionadas directa o indirectamente con actitud vigilante y crítica de la población sobre asuntos
de interés general. La técnica de las encuestas, por lo tanto, recoge una instantánea del mapa mental y
actitudinal de la población a través de una muestra representativa, en términos de probabilidad. Véase: C.
Monzón, op. cit, p. 164)
26
En términos coloquiales y en el lenguaje común podemos hablar en el mundo hispánico de encuestas de
opinión pública, así como de sondeos de opinión como términos distintos, ya que se piensa que las
encuestas son realizadas mediante un procedimiento científico (muestras representativas de un universo
poblacional y los sondeos no). Sin embargo en la literatura británica, francesa y estadounidense se usa el
término poll, el cual remite tanto al proceso electoral como una encuesta acerca del mismo. “The casting
and registering of votes in on election”. “A survey of the public or a sample of public opinion to acquire
information. El vocablo survey, de la misma manera que encuesta y sondeo, son términos originarios del
francés. Survey, del antiguo verbo surveeir, oversight,supervision.(Online Etymology Dictionary). Les
enquêtes par sondages permettent d'étudier une population sans avoir à en traiter tous les éléments. On ne
prend alors en compte qu'un échantillon sélectionné et représentatif de cette
population. http://montaiguvendee.fr/cms/uploads/pdf/Reference%20et%20Savoir‐
faire/Enquetes%20par%20sondages.pdf. En la trayectoria que conduce a las encuestas y sondeos las social
survey o “estudios de pobreza” iniciadas en Inglaterra a finales del siglo XIX, representan el primer
precedente. Las social survey emprendieron la recogida de datos individuales en el seno de la comunidad a
través de entrevistas personales realizadas casa por casa por equipos organizados de investigadores (…)
Survey, aunque recibió adjetivos distintos al de social, tales como research, sociological, scientifical o
sample, siguió siendo una expresión que denotaba gran número de cosas, la mayoría de ellas empíricas, y
sirvió como sinónimo de investigación. (…) Los estudios de mercado y de medición de audiencias, iniciados
en los felices años veinte y consolidados en la Gran Depresión, constituyen otro ámbito más de explicación
en el éxito y expansión de las encuestas y sondeos (subrayado del autor M.K.)(…) Entre 1934 y 1936 el
término poll (1989) y la expresión “public opinión polling” se abrieron paso y en diez años pasaron a
significar el estudio de las opiniones políticas e intenciones de voto a través de entrevistas a grupos
concretos de personas. (Rospir, 2010, :99‐101). En función a lo anterior he utilizados los términos encuesta y
sondeo como sinónimos dado el tratamiento que realiza tanto Juan Ignacio Rospir en el texto arriba citado,
como en Encuestas: Guía para electores de Michael W. Traugott y Paul J. Lavrakas, como planteo al inicio de
19
la participación de empresas dedicadas de manera profesional a la investigación de
opinión.27 Sin embargo, uno de los hechos más destacables ha sido la disparidad entre los
resultados de la elección y las encuestas, lo que propicia la búsqueda de algún tipo de
explicación para el supuesto “fracaso” de las encuestas.
La idea de fracaso de las encuestas se ha difundido especialmente en los
periódicos, pues existe el supuesto de que las encuestas deberían predecir el resultado
electoral; no obstante, esta es una noción equivocada, ya que las encuestas son un
ejercicio teórico y metodológico, no una bola de cristal. Sin embargo, las encuestas
pueden en ciertas circunstancias y suponiendo que las condiciones no varíen, anticipar lo
que los posibles electores harán en el futuro. Este supuesto implica que entre los
electores existe un grado determinado o mínimo de racionalidad y que a partir de esto
actúan, la idea de racionalidad supone la existencia de un cálculo costo/beneficio. Pues
aunque se puede suponer que la ciudadanía actúa motivada por algún tipo de elemento
irracional, pasión, amor u odio, se tendría que especificar bajo qué circunstancias
funcionan esas emociones; lo que haría que la explicación de las emociones ya tuviera un
sustrato racional, como cuando los electores explican su comportamiento por la simpatía
con un partido política o por la imagen de la persona candidata o por factores que tienen
que ver con la supuesta actuación de quien gobierna.
La aplicación de una encuesta supone realizar uno o varios sondeos a una muestra
que teóricamente reproduce las condiciones del universo poblacional, asimismo hay que
tomar en cuenta el procedimiento de selección de los encuestados, además de la
construcción de un cuestionario y de modalidades apropiadas en términos de neutralidad
y de confianza entre el encuestado y el encuestador. Suponiendo que todas estas
condiciones se den, es posible que a medida que nos acerquemos al evento las
esta nota en el ámbito no académico (televisión, radio) se suele utilizar el término encuesta, haciendo
referencia a la investigación por muestreo estadístico, mientras que sondeo utilizaría un muestreo no
probabilístico, aun cuando conozca esta acepción planteo que es incorrecta, pues como muestro ambos
términos tienen un origen similar y suelen utilizarse de manera indistinta.
27
Si bien existen muchas empresas encuestadoras, en el presente proceso electoral fue importante no sólo
la existencia de éstas empresas sino su vinculación con algunas empresas periodística: la empresa
Parametría se relacionó con EL Sol de México, Buendía y Laredo, con El Universal, BGC, Excelsior, Consulta
Mitofski, con Radio Fórmula, GEA‐ISA, periódico Milenio y, Demotecnia, con UNO‐TV.
20
mediciones serán más precisas y el error será menor. En este sentido, sólo podemos
hablar del fracaso de las encuestas, si entendemos por fracaso el hecho de que no logren
establecer de manera fidedigna el ganador y si el margen de error previamente
establecido de tres o cuatro puntos por arriba o por abajo del estadístico fue rebasado con
relación al parámetro.28 Ahora bien, ¿por qué sucedería algo así? porque un ejercicio
estadístico como una encuesta puede compararse a una fotografía o definirse como una
aproximación de algo que va a pasar, meses o días después. ¿Puede fallar? Falla, como
falla todo tipo de predicción, que no tiene la obligación de decir lo que va pasar, pero lo
que puede hacer es aproximarse al resultado dentro de ciertos márgenes de error, el
problema sucede cuando los márgenes son rebasados.
Lo que sí se puede y se debe investigar son los posibles y probables errores de las
empresas que realizan encuestas de opinión y, sobre todo, si los errores derivan de la
metodología aplicada o de otras condiciones que estuvieron fuera de su control.
A partir de lo anterior se puede plantear que el objeto del presente capítulo es
hacer un recuento de algunas de las encuestas que se realizaron en los procesos
electorales de 2000 a 2012 que fueron publicadas en los periódicos de circulación
nacional; esta observación se hace teniendo en cuenta que haremos uso de la información
que fue divulgada en medios y principalmente páginas del Internet, como es el caso de
ADN Político, Revista Expansión y Opina México de AMAI, además de lo que fue publicado
diariamente en los periódicos.29
28
Se suele llamar estadístico al valor de una variable que se obtiene al realizar un muestreo a una población
determinada; ya el parámetro es el valor de una variable pero cuyo referente es el universo poblacional. Por
ejemplo la estatura, el peso son parámetros cuya variabilidad en el tiempo puede ser mínima, sin embargo,
al encuestar poblaciones específicas podemos darnos cuenta de su variabilidad, en función de las
características del universo poblacional, de ahí que podemos comparar el estadístico con el parámetro. Ya la
decisión de voto por un partido o un candidato varía de elección a elección, de ahí que las encuestas de
opinión sean la manera más apropiada para obtener un estadístico que se comparará con el parámetro de la
elección, es decir el resultado.
29
www.ADNPolitico.com.mx, www.OpinaMexico.com.mx. En estos sitios se encuentran las encuestas
realizadas ex profeso por ciertas empresas para algunos medios informativos como: Excélsior, El Universal, El
Sol de México, Diario Milenio, Periódico Reforma, Radio Fórmula, UNO‐TV, las cuáles son utilizadas en este
trabajo.
21
A partir de lo anterior podríamos plantear las siguientes preguntas: ¿cuál es la
importancia de llevar a cabo encuestas de opinión?, ¿qué función cumplen?, ¿es posible
afirmar que algunas encuestas además de ayudar a formular las estrategias de campaña
de los partidos políticos han funcionado como un instrumento de propaganda y de
relaciones públicas? Para responder estos cuestionamientos podríamos dividir a las
encuestasen dos tipos: privadas y públicas. Las primeras son diseñadas con la finalidad de
informar a los estrategas de las campañas políticas, mientras que las públicas tienen la
principal función de divulgar el estado de la contienda electoral al exponer quién va
adelante, cuáles son sus contrincantes y quién puede ganar.
Los medios de comunicación realizan sondeos para reunir la información que se
utilizará en las historias noticiosas y para decidir los tipos de cobertura que deberán
proporcionar. Una parte importante de las noticias derivadas de los sondeos implica
saber quién va ganando, quién va perdiendo y por cuánto. Al final de la campaña, las
agencias informativas utilizan las encuestas para proyectar quién será el ganador de la
carrera.30
Traugott y Lavrakas señalan que:
(…)La cobertura de las elecciones siempre ha sido una “buena historia” para las
empresas informativas. Las elecciones tienen un alto grado de impacto sobre el
público y ocurren en un orden programado que facilita la planeación de la cobertura y
la asignación de recursos. Las campañas implican conflicto y están llenas de fuentes
dispuestas a hablar con los reporteros y, además, siempre se resuelven el día de la
elección, cuando se declara quiénes son los ganadores y quiénes los perdedores. La
encuestas electorales contribuyen a muchas de estas características de la cobertura de
campaña que existen mucho antes de que siquiera surgieran los sondeos. Los
periodistas disfrutan al usar de los datos de las encuestas en sus historias porque
respaldan muchas de las tendencias y los estilos de reportaje que prefieren.
¿Por qué los medios de comunicación realizan sondeos de opinión? [cursivas de los
autores]
30
Michael Traugott y Paul Lavrakas, Encuestas: guía para electores, Siglo XXI, 1997, p.19
22
Son tres las razones principales por las que los medios de comunicación realizan sus
propios sondeos : 1) les gusta tener control editorial sobre el contenido y la
distribución del tiempo en las encuestas y usar su propia opinión sobre las decisiones
noticiosas y los valores; 2) disfrutan del prestigio profesional que obtienen del
reconocimiento de sus compañeros por la calidad de sus sondeos, esto sucede cuando
las otras agencias informativas toman sus historias o citan los resultados de sus
encuestas en las historias que producen, y 3) utilizan los resultados de sus sondeos
para informar y estructurar los reportajes subsecuentes de sus campañas.31
En términos ideales, se puede decir que por su notoriedad, importancia y prestigio los
medios de información deberían estar interesados en divulgar resultados fidedignos de los
sondeos de opinión. Sin embargo, en México por la trascendencia del proceso electoral y
de la desigualdad relativa entre los contrincantes, además de la desconfianza existente en
la ciudadanía, se ha divulgado la idea que en las elecciones de 2012 algunos medios, como
fue el caso del periódico Milenio que publicaba diariamente los resultados de la empresa
GEA‐ISA, habrían difundido resultados no fidedignos o que favorecían al candidato del
Partido Revolucionario Institucional (PRI), derivado del hecho de que las estimaciones
presentadas en los medios mostraron en algunos casos una diferencia importante entre la
estimación y el resultado de la elección.
Ahora bien, ¿dichas diferencias se deben a errores derivados de la metodología
utilizada por la casa encuestadora o son fruto de una acción premeditada y solicitada por
los medios de comunicación que podrían lucrar con tales manipulaciones?
Algunos analistas como Vidal Romero 32 y Javier Alagón 33 han señalado algunas
inconsistencias en los métodos utilizados por las empresas encuestadoras principalmente
por parte de aquellas que publican resultados de encuestas en medios de información,
31
M. Traugott y P. Lavrakas, op.cit, p. 63‐64
32
Vidal Romero, “Notas para la evaluación de las encuestas preelectorales”, Política y Gobierno, CIDE, vol.
XIX, núm. 1, 2012, México.
33
Javier Alagón “¿Cómo sobrevivir a la tormenta?: Una guía para leer encuestas electorales en México”,
www.opionamexico.org/docs/Como_sobrevivir_la_tormenta.pdf
23
Romero examina varios efectos de la elección y de la casa encuestadora, como elementos
que podrían llevarnos a entender los errores cometidos.
La hipótesis general de efecto elección señala que la diferencia entre la encuesta y la
elección se debe a eventos contextuales específicos de una elección, o subconjunto de
elecciones, que no son considerados por el encuestador y que sesgan la estimación de las
preferencias electorales respecto a la distribución poblacional real de dichas preferencias.
Los temas específicos de efectos de elección que exploro son: a) eventos “impredecibles”,
b) ocultamiento de preferencias de los entrevistados y c) alianzas electorales.
La hipótesis de efectos de casa encuestadora se refiere a que las diferencias entre los
datos de intención de vota de la encuesta y el resultado se generan por sesgos
sistemáticos de cada casa encuestadora tanto en la estimación de las preferencias en
distintas elecciones a lo largo del tiempo como en una ronda en un mismo punto del
tiempo. La naturaleza privada de los datos para el caso de México limita la posibilidad de
verificar exhaustivamente las fuentes específicas de los sesgos por casa encuestadora ‐por
ejemplo, sesgos debidos al diseño del cuestionario o al trabajo de campo.
De la información disponible analizada en esta se desprende la existencia de claros
efectos de casa encuestadora; buena parte de las empresas que más encuestas publicaron
en los procesos para gobernador de 2010 sistemáticamente sobrerrepresentaron al
Partido Revolucionario Institucional (PRI) y subrepresentaron a los principales opositores
de este partido.34
Como se plantea en la hipótesis existe una coincidencia entre algunos autores del
ámbito académico acerca de la sobrerrepresentación del Partido Revolucionario
Institucional PRI en los resultados de las empresas encuestadoras y la sub representación
de los otros partidos. Como el PRI perdió las elecciones presidenciales en 2000 y 2006,
este tema no fue considerado por los analistas; quienes, como dice Vidal Romero se han
enfocado más en la honorabilidad de las casas encuestadoras y sus sospechosas ligas con
los partidos políticos, los diarios y los medios de información.
34
V. Romero, op. cit., p.102‐103
24
II. ENCUESTAS ELECTORALES Y MEDIOS DE INFORMACIÓN
El hecho de publicar encuestas se incluye dentro de la lógica y racionalidad de los medios
de información cuyos fines están guiados, entre otros temas, por sus intereses
económicos y por el espectáculo. 35 Los medios de información pretenden atraer la
atención del público por acontecimientos inesperados e insólitos que únicamente el
medio podrá revelar; de esta manera los medios de comunicación señalarán quién va
ganando, con quién es la disputa y cómo será la contienda en las urnas. Podemos afirmar
que una de las funciones de la publicación de las encuestas en los medios de información
es generar un espectáculo al despertar el interés de saber quién va a ganar la contienda y
cómo se va a decidir. Además, podemos suponer que la cobertura de las campañas
electorales les ofrece a los medios la posibilidad de aumentar su tiraje y sus ingresos
económicos.
El espectáculo según Murray Edelman36 es una característica de los medios que buscan
dramatizar, establecer disputas y enfrentamientos, así como mostrar la posibilidad de
finales felices; estas situaciones se exponen en el ámbito político, donde existe una
distancia entre los acontecimientos políticos y ciudadanía, que hace necesario que los
acontecimientos y actores políticos sean representados bajo formas y modalidades
conocidos. La política se expresa en lenguaje simbólico de ahí que en ocasiones se
presente la contienda electoral como una carrera de caballos que pretende que los
electores se identifiquen con los candidatos y reciban ganancias emotivas al ganar sus
candidatos; ya que las ganancias materiales las reciben los políticos y sus allegados. Los
medios realizan esta traducción a la opinión pública, la incorporan a la actividad política,
35
El filósofo brasileño, Wison Gomes (2004) discute la idea del espectáculo político y que existe una
dificultad para definirlo, ya que se supone que todos sabemos que significa, pues por lo regular espectáculo
tiene que ver como una representación escénica, “lo que se da a ver” aquello que aparece como un show,
como una exhibición, como los programas de televisión que son hechos para que sean vistos, consumidos
como parte de la industria de la cultura audiovisual. En este sentido es como plantea la política como un
espectáculo. En el caso de las encuestas pueden ser parte de este espectáculo, ya que no sabemos
anticipadamente cual va a ser el desenlace de la elección y por tanto cumplen su papel en este show.
36
Murray Edelman, op. cit.
25
permiten cierta intimidad, conocimiento y hacen posible una humanización de los
candidatos; las encuestas son un mecanismo de representación numérica de esta
contienda y permiten que cualquiera entienda la posición y situación de los candidatos.
La divulgación de los resultados de encuestas representa un aumento del poder de los
medios de información y expone una forma de dominación ideológica y una posibilidad de
consolidar el prestigio de ellos mismos como lo plantea Max Weber:
Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación
social, aun contra toda la resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa
probabilidad.
Por dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia a un
mandato determinado contenido entre personas dadas. 37
En ese sentido los medios de comunicación ejercerían una dominación sobre la
audiencia bajo la forma de una influencia en los términos de Talcott Parsons:
La influencia es la manera de tener cierto efecto sobre las actitudes y opiniones de
otros a través de la acción intencional y (aunque no necesariamente racional) el efecto
puede ser o no ser el de provocar un cambio de opinión o prevenir un posible
cambio.38
Las encuestas son un mecanismo de poder bajo la forma de la influencia que se logra no
porque el medio de información dice que tal o cual candidato vaya ganar, sino que lo hace
mediante un mecanismo simbólico que utiliza un indicador numérico, bajo la forma de
una framing metafórico,39 esto es, si lo dicen los números debe ser verdad, ya que se
sostiene en la estadística que es una ciencia; por lo tanto, los números que presentan las
encuestas toman la forma de argumentos de manera que los números sustituyen los
argumentos.
37
Max Weber, op. cit. p.170
38
Talcott Parsons, “Sobre el Concepto de influencia”, Revista Mexicana de Sociología, vol. 26, núm. 2, (mayo
‐ agosto, 1964, p. 364
39
George Lakoff, No pienses en un elefante, Foro Complutense, Madrid, 2007.
26
III. SURGIMIENTO Y UTILIZACIÓN DE LAS ENCUESTAS DE OPINIÓN
Las encuestas de opinión han sido utilizadas desde el siglo XIX, tanto en Europa como en
los Estados Unidos para anticipar los resultados electorales. La primera encuesta sobre
una contienda electoral fue publicada el 24 de julio de 1824 en el diario Harrisburg
Pennsylvanian. Sin embargo, no fue hasta 1896 cuando las encuestas se convirtieron en
un negocio rentable, los periódicos de Chicago enviaron cuestionarios a más de 300 mil
electores registrados, y determinaron que el candidato McKinley ganaría la elección con el
58% de los votos.40 El hecho interesante es que serán los periódicos quienes fomenten la
aparición de las encuestas tanto como un medio para mostrar su independencia de los
“party press” como para llamar la atención de los electores.
Entre 1924 y 1928 se publica la primera encuesta falsa, straw poll, a nivel nacional en
Estados Unidos fue realizada por el Literay Digest, publicación semanal con un formato
muy similar a las revistas Times y Newsweek. En 1936 el periódico envió 20 millones de
boletas dirigidas a subscritores y compradores de sus revistas y periódicos, así como de
nombres sacados de directorios telefónicos y de propietarios de automóviles para
predecir los resultados de la elección de ese año. Sin embargo, la encuesta del Literay
Digest falló en la predicción de la elección, la cual fue acertada por el periodista George
Gallup quien propuso un nuevo método de investigación:
“…special care had to be taken to ensure that respondents from all economic
levels were included in proportion to their existence in the population at large.
“Sampling bias” had to be overcome by choosing a method that would ensure every
voters an equal probability of being included in the sample…”41
Se adoptó el método de cuotas que consiste en entrevistar a un número determinado de
personas de cada categoría económica, y que en este caso se dividió en tres categorías:
los ricos (20%), la clase media (60%) y los pobres (20%), asunto no considerado por el
40
D. Moore, op. cit.
41
D. Moore, op. cit., p. 54
27
Literay Digest, con esta metodología había surgido otra manera de predecir los resultados
electorales.
Desde entonces se puede constatar la relación entre los medios de información y la
realización de encuestas, ya que a los periódicos les interesa divulgar una noticia que
llame la atención de sus lectores, ser los primeros en divulgarla, disminuir los niveles de
incertidumbre, y por tanto, anticipar y predecir un supuesto ganador. El método de
George Gallup tampoco puede ser exacto al 100% pero es más cercano a la realidad que el
que aplicaba el Literay Digest, además que resultó más barato y más rápido, ya que no era
necesario remitir las enormes cantidades de cuestionarios a los posibles electores como
antes lo hacía la revista. 42
Se puede afirmar que Gallup junto a otros encuestadores como Roper y Harris habían
establecido un mecanismo confiable, y veraz para dar a conocer las intenciones de voto de
los electores.
Cuadro y gráfica 1. Resultado de las elecciones de Estados Unidos de 1936 y encuesta Gallup.
42
Ibid.
28
29
Cuadro y gráfica 2. Resultados de las elecciones de Estados Unidos de 1948 y encuesta Gallup.
En 1948 durante la elección presidencial en la que contendió Harry Truman las empresas
encuestadoras fallaron al determinar a los porcentajes y al ganador, ya que semanas antes
de la votación habían determinado que Dewey ganaría. Gallup determinó una diferencia
de 5 puntos porcentuales en contra del presidente Truman, quien finalmente ganó la
elección a pesar de lo dicho por las encuestas. Para aminorar este error, el Congreso de
Estados Unidos obligó a las encuestadoras a adoptar el método probabilístico que es más
complicado que el método de cuotas, ya que requiere que el encuestador precise qué
hogares y qué persona de cada hogar deben ser incluida en la encuesta. El encuestador
debe dividir el territorio nacional en varias regiones que se seleccionarán mediante un
método probabilístico, después se seleccionarán ciudades y en cada una, manzanas y en
30
cada una de ellas, se seleccionarán hogares, y en cada hogar, personas ‐‐hombres,
mujeres‐‐de diferentes edades y así sucesivamente hasta completar la totalidad de la
muestra.
Mediante este método las encuestas volvieron a ser confiables para predecir las
elecciones en los Estados Unidos, sin que esto significara que no habría desviación. No
obstante, las encuestas son un método que puede tener resultados inesperados; por
ejemplo, en la elección del año 2000, las encuestas norteamericanas predijeron que Al
Gore perdería con 46% de los votos y recibió 48.4% mientras que Bush obtendría 48% y
quedó con el 47.9% en la elección popular. Con base en el sistema electoral
estadounidense lo que importa es obtener la mayoría en el Colegio Electoral, en donde el
candidato republicano recibió 271 votos y Al Gore, 266.
31
Cuadro y gráfica 3. Resultados elecciones de Estados Unidos y Encuesta Gallup, año 2000.
Las encuestas no son medios infalibles aun cuando sean un mecanismo muy confiable
para que los políticos, partidos y candidatos planifiquen sus campañas políticas. Sin
embargo, las encuestas pueden ser definidas y utilizadas de diferente manera. Las
encuestas se pueden clasificar en:
a) Públicas, aquellas que aparecen en medios masivos de comunicación,
b) Privadas, aquellas que sólo son accesibles a los asesores de los candidatos.
Los dos tipos de encuestas no implican sondeos contrapuestos, sino que, si en una
encuesta un candidato sale muy favorecido por los electores, hay que divulgar sus
resultados, caso contrario, no se divulgan. Además de su posible publicación la función
primordial de las encuestas privadas es de establecer la estrategia de campaña, así como
32
el público objetivo a quién será destinada la propaganda electoral. Sin embargo, lo que ha
sucedido con frecuencia es que las encuestas se utilizan como un mecanismo de
divulgación o un medio de publicitario, con la finalidad de influir en la decisión de los
electores.
Las encuestas pueden realizar diversas funciones: predecir los resultados; ser insumo
para la planificación de la estrategia de la campaña política; y ser un mecanismo de
relaciones públicas al tener como propósito modificar la opinión de la ciudadanía.
Daniel Bell define la predicción de la siguiente manera:
Habitualmente las predicciones se refieren a acontecimientos –quién ganará una
elección, si un país irá o no a la guerra, quién vencerá en ella, la condición de una
invención‐, es decir, se centran sobre decisiones. Pero en tales predicciones,
aunque posibles, no pueden ser formalizadas o sometidas a reglas. La predicción
de los acontecimientos es inherentemente difícil. Los acontecimientos son la
intersección de vectores sociales (intereses, fuerzas, presiones y cosas
semejantes). Aun cuando de alguna manera se puede determinar la fuerza de
estos vectores individualmente, se necesitaría una “física social” para predecir los
puntos de cruce donde se combinan las decisiones y las fuerzas no sólo para
producir el acontecimiento sino, lo que es más importante, su éxito. La predicción,
por lo tanto, (y la Kremlinología es un buen ejemplo) está en función en alto grado
de un conocimiento y servicios detallados de las interioridades que preceden de
una amplia imbricación con la situación.
La prognosis es posible donde se dan regularidades y recurrencias de los
fenómenos (éstas son raras) o donde se dan tendencias cuya dirección, si no la
trayectoria exacta se puede dibujar en series temporales estadísticas o formularse
como tendencias históricas persistentes. Sin embargo, se trata siempre
necesariamente de probabilidades y de un conjunto de proyecciones posibles. Pero
las limitaciones de la prognosis son también evidentes (…)
También cabe plantearlo de manera diferente: la prognosis es posible sólo donde
se puede presumir un alto grado de racionalidad por parte de los hombres que
influyen en los acontecimientos, reflejado en el reconocimiento de los costos y
limitaciones, la aceptación o definición general de las reglas del juego, el acuerdo
de seguir estas reglas y la buena disposición para ser consecuentes (…)
¿Para qué sirve, entonces, la prognosis? Aunque no se pueden predecir los
resultados, se pueden especificar las restricciones, o los límites, dentro de los
cuales serán efectivas las decisiones políticas. Dados los deseos de los hombres de
controlar su historia, la prognosis supone una conquista distintiva en la
autoconsciencia social.43
43
Daniel Bell, El Advenimiento de la Sociedad Post Industrial, Alianza Editorial, Madrid, 1997, p.18‐19
33
La predicción está limitada por los acontecimientos y por vectores sociales sobre los
cuáles los actores políticos y sociales tienen escasa capacidad de dirección, de ahí el uso
de encuestas de opinión para conocer las preferencias del electorado, y de esta manera ir
modificando la estrategia comunicativa. En la campaña de Vicente Fox asesorada por
Francisco Ortiz las encuestas permitieron establecer que la juventud era el segmento en el
que principalmente debería enfocarse la campaña, con esa información desarrollaron
spots e hicieron mediciones sucesivas para establecer mediante un mecanismo de ensayo
y error que la juventud era el segmento en el cual deberían enfocarse los esfuerzos
comunicativos de la campaña. Otra cuestión es el uso carácter propagandístico y
publicitario para influir en la decisión del electorado con estos datos. Existe una opinión
dividida entre aquellos que piensan que las encuestas influyen de manera directa en la
decisión de los electores y quienes suponen lo contrario, los efectos más estudiados son el
bandwagon y el underdog;44 y aquellos que suponen que es poco probable que las
encuestas afecten de manera directa a los electores. Pero como lo plantean los
investigadores Lazarsfeld, Berelson y Gaudet, si los medios o la prensa o algunos líderes de
opinión difunden cierto tipo de ideas es probable que sean aceptadas y asumidas por la
mayoría del público. 45
El efecto bandwagon predice que los individuos tienden a votar por el candidato que
lidera los sondeos, lo que significa que se suben al carro del vencedor porque los indecisos
quieren sentirse ganadores, no quieren malgastar su voto o desean estar de acuerdo con
la mayoría. El efecto underdog predice que los votantes sienten simpatía por el catalogado
de antemano como perdedor, ya sea porque hay temor de una victoria aplastante por el
otro partido, o porque los votantes de ese partido reaccionan, mientras que los votantes
del otro partido asumen una actitud de exceso de confianza, se quedan en casa y no van a
votar. Es difícil determinar la veracidad de estas teorías; sin embargo, se puede afirmar
que los medios de información ponen más atención en aquel candidato que lidera los
44
Lourdes Martín Salgado, Marketing Política, Paidós, Madrid, 2002.
45
P. Lazarsfeld, B. Berelson y Gaudet, H., op. cit.
34
sondeos de opinión; además, los asesores de campaña se esfuerzan por hacer que su
candidato aparezca como posible vencedor e inalcanzable por sus contrincantes.
La confiabilidad en las encuestas es proporcional a su exactitud científica, de manera
que el encuestador se esmera por presentar información acerca de la metodología ‐‐aun
cuando el público, no la entienda. Así mismo hay una reiteración de los resultados que
exponen la secuencia de los sondeos (tracking polls), aun cuando las presentaciones
diarias presentan menor confiabilidad en sus resultados; también enfatizan la información
del tamaño de la muestra, el número de los sondeos que coinciden o muestran la misma
tendencia en sus resultados ‐‐tantos encuestadores no pueden estar equivocados—y el
intento por establecer la neutralidad del encuestador o del medio “nuestro único interés
es informarle”. Finalmente, como la mayoría de los ciudadanos no conocen ni son
expertos en cuestiones numéricas y estadísticas suelen confiar y creen en las encuestas
que se publican, sea por la credibilidad del medio, sea porque muchas encuestas
coinciden al mismo tiempo.
35
Fuente: http://www.gallup.com/poll/9442/Election‐Polls‐Accuracy‐Record‐Presidential‐Elections.aspx
En esta tabla de encuestas realizadas por la empresa Gallup se puede observar el error en
las estimaciones; pues es imposible que en una predicción no haya error o que la empresa
pretenda maquillarlo, situación que desconocemos; lo que es observable es que los datos
metodológicos brillan por su ausencia en gran parte de los estudios que se hacen en los
Estados Unidos, práctica que en México y en otros países con mayores niveles de
desconfianza no es común, pues los datos metodológicos siempre acompañan a la
divulgación de los sondeos.
36
En algunas elecciones estadounidenses el margen de error es menor, como
sucedió en la elección presidencial del año 2000, donde la diferencia entre la predicción y
el resultado del candidato ganador de la elección, George Bush, fue mínima, apenas 0.1%,
aunque no se acertó en el ganador de la elección popular como fue Al Gore. Mientras que
en la elección de 1992, (Clinton/Bush) entre la predicción y el resultado hubo una
diferencia de cinco puntos porcentuales, aun cuando si acierta en el ganador; de manera
que ninguna encuesta puede hacer un pronóstico totalmente acertado, sino dentro de los
margenes de error.
La encuestadora Gallup aplica muestras de 1,000 a 1,500 individuos, mayores de
18 años, seleccionados de manera aleatoria de acuerdo con la cantidad de hogares que
hay en cada uno de los estados que forman parte de la Unión Americana.46 A partir de
1980 se seleccionan aleatoriamente números telefónicos de hogares y después se
seleccionan a individuos de sexo masculino y femenino, de diferentes edades y de
diferentes niveles socio‐económicos, pero siempre respetando los niveles de confianza, y
márgenes de error. Una muestra puede calcularse con diferentes niveles de confianza
(68.3%, 95.5% y 99.7%), así como diferentes margenes de error, por lo regular puede
aceptarse una muestra de 1,111 integrantes con un nivel de confianza de 95.5 (el nivel de
confianza significa que el estadístico se acerca al parámetro poblacional en 95 de cada 100
casos) y un márgen de error de 3%, lo que significa que si el resultado estimado fue de que
el ganador obtendrá el 35% de los votos, el resultado observado deberá estar en el rango,
32% y 38%; si la distancia entre el resultado de la encuesta y el resultado oficial se
encuentra el rango propuesto, entonces se puede afirmar que la encuesta fue exitosa.
46
Véase http://www.gallup.com/region/es‐xm/americas.aspx
37
38
IV. ANÁLISIS DE LAS ENCUESTAS EN LAS ELECCIONES DE MÉXICO DEL AÑO 2000 AL 2012
A partir de las elecciones federales de 1988 y de 1994 se comenzaron a utilizar encuestas
de opinión preelectorales frecuentemente. Los resultados electorales aquí presentados
nos permiten afirmar que la competencia en las elecciones aumenta sucesivamente; lo
que propiciará una acumulación de conocimiento y profesionalismo en las empresas
encuestadoras. En ese periodo el panorama de las empresas se modifica, desaparecen
algunas, principalmente extranjeras, que todavía realizaron pronósticos electorales en el
año 2000.
Cuadro 4. Resultados elecciones presidenciales México 1929‐2012
39
1958 Adolfo López Mateos (PRI) 6,767,7549 90.43
Luis H. Álvarez (PAN) 705,303 9.42
1964 G. Díaz Ordaz(PRI; PPS y PARM) 8,368,446 88.82
José González T. (PAN) 1,034,337 10.98
1970 Luis Echeverría A.(PRI,PPS y PARM) 11,970,893 86.02
Efraín González Morfín (PAN) 1,945,070 13.98
1976 José López Portillo (PRI,PPS y PARM) 16,727,993 100
1982 M. de la Madrid H.(PRI;PPS y PARM) 16,748,006 70.99
Pablo E. Madero (PAN) 3,700,045 15.68
Arnoldo Martínez V. (PSUM) 821,995 3.48
I. González Gollás (PDM) 433,886 1.85
Rosario Ibarra de Piedra(PRT) 416,448 1.76
Cándido Díaz Cerecedo (PST) 342,005 1.45
Manuel Moreno Sánchez(PSD) 48,413 .20
1988 Carlos Salinas de Gortari (PRI) 9,687,929 50.47
C. Cárdenas S.(PARM,PPS;PFCRN,PMS) 5,929,585 30.97
Manuel Clouthier (PAN) 3,208,584 16.71
Gumersindo Magaña (PDM) 190,891 1.00
Rosario Ibarra de Piedra (PRT) 74,857 .40
1994 Ernesto Zedillo (PRI) 17,336,325 50.18
Diego Fernández de Cevallos (PAN) 9,222,899 26.69
Cuauhtémoc Cárdenas (PRD) 5,901,557 17.08
Cecilia Soto (PT) 975,356 2.82
Jorge González Torres (PVEM) 330,381 .96
Otros 764,429 2.21
2000 Vicente Fox Quesada (PAN,PVEM) 15,988,740 42,52
Francisco Labastida O. (PRI) 13,576,385 36.10
Cuauhtémoc Cárdenas (PRD) 6,259,048 16.64
Gilberto Rincón Gallardo(PDS) 592,075 1.57
2006 Felipe Calderón Hinojosa (PAN) 14,916,927 35.89
40
Roberto Madrazo P. (CPM) 9,237,000 22.23
Andrés M. López Obrador (CPBDT) 14,683,096 35.33
Roberto Campa (PANAL) 397,550 .95
Patricia Mercado (Alternativa) 1,124,280 2.70
Voto Nulos 900,372 2.16
2012 Josefina Vázquez Mota (PAN) 12,786,647 25.14%
Enrique Peña Nieto (C. por México) 19,226,784 38.21%
A. M. López Obrador (M. Progresista) 15,896,999 31.59%
Gabriel Quadri (PANAL) 1,150,662 2.29%
Votos Nulos 1,241,154 2.47%
No registrados 20,907 .004%
Total 50,323,153
Electores 79,454,802
Participación 63.14%
Fuente: Instituto Federal Electoral
41
Cuadro 5. México 2000. Encuestas preelectorales elecciones presidenciales año 2000
47
FLO: Francisco Labastida Ochoa
48
VFQ: Vicente Fox Quesada
49
CCS: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano
42
Universal 03/00 1438 Calle 45.0 39.7 12.7 2.6
Reforma 03/00 1533 Hogar 47.0 38.6 13.3 1.2
GEA 03/00 1200 Hogar 38.8 43.3 16.5 1.4
Technomagmt. 03/00 ‐‐‐ ‐‐‐‐ 47.9 32.3 17.0 2.8
Ceprosepp 04/00 ‐‐‐‐ Telef. 45.7 31.2 17.6 5.5
GAUSSC 04/000 1500 ‐‐‐‐ 41.4 46.0 12.3 .3
Technomgmt. 04/00 ‐‐‐‐‐ ‐‐‐‐‐ 47.4 32.7 17.7 2.2
Reforma 04/00 1647 Hogar 45.0 42.0 12.0 1.0
Quantum 04/00 1920 Hogar 50.4 36.9 10.0 2.7
Universal 04/00 1074 calle 42.2 39.2 14.0 4.5
Reuters/Zogby 04/00 1062 Hog/call 41.6 46.3 9.3 2.8
Pearson(PRI) 05/00 1590 Hogar 45.0 39.0 12.0 2.9
Technomgmt. 05/00 8000 ‐‐‐‐ 45.5 39.1 12.5 2.9
Reforma 05/00 1547 Hogar 42.0 40.0 16.0 2.0
GEA 05/00 ‐‐‐‐ ‐‐‐‐‐ 38.6 43.6 16.4 1.4
Univesal 05/00 1787 Calle 35.9 42.2 16.2 5.7
Milenio(Nielsen) 05/00 2005 ‐‐‐‐ 43.0 36.0 17.0 4.0
CEO 05/00 2450 Calle 42.7 39.0 15.1 3.2
ARCOP 06/00 1400 Hogar 38.0 43.0 17.0 3.0
D. Watch 06/00 1542 Hogar 36.0 41.0 20.0 3.0
Demotecnia 06/00 2,054 Hogar 34.0 44.0 16.0 6.0
GEA 06/00 2287 Hogar 38.0 39.0 19.0 3.0
Universal 06/00 2095 calle 35.0 41.0 20 4.0
Reforma 06/00 1545 Hogar 42.0 39.0 19.0 3.0
CMPolítico 06/00 1800 Hogar 41.0 38.0 18.0 3.0
Milenio 06/00 2489 Hogar 43.0 39.0 16.0 3.0
CEO/UdeG 06/00 2423 hogar 43.0 39.0 15.0 3.0
Pearson 06/00 1800 1800 43.0 39.0 15.0 3.0
Reuters/Zogby 06/00 1330 Hogar 44.0 41.0 15.0 1.0
Fishers 06/00 2750 Hogar 42.0 36.0 19.0 3.0
43
Mund/Dallas 06/00 1362 Hogar 37.0 36.0 27.0 0.0
Technomgmt. 06/00 ‐‐‐ ‐‐‐‐‐ 41.0 34.0 20.0 5.0
Promedio 2145 43.40 38.40 15.40 2.85
Resultado 36.11 42.53 16.64
Diferencia +7.29 ‐4.13 ‐1.24
Error promedio 4.22
Fuente: Murilo Kuschick, “El uso de las encuestas de opinión en las elecciones del año 2000”, Revista
Mexicana de Ciencias Políticas, UNAM, México, 2002.
Las encuestas preelectorales divulgadas en el año 2000 muestran la constante de la
sobreestimación del PRI y de su candidato, situación que encontraremos en elecciones
posteriores. Sin embargo este fenómeno no fue ponderado adecuadamente, pues tanto
en las elecciones federales del 2000 como en las de 2006, el PRI perdió las elecciones
presidenciales.
El análisis de las encuestas preelectorales durante las elecciones federales del año
2000 pone en evidencia el hecho de que el candidato priista fue sobreestimado mientras
que el candidato del PAN fue subestimado. El candidato del PRI obtuvo una intención de
voto de 43.4% en las encuestas, mientras que obtuvo 36.11% de la votación, lo que
representa una diferencia de 7.29 puntos porcentuales. El candidato del PAN obtuvo
38.4% de la intención de voto y 42.53 % en las elecciones, lo que representa una
diferencia de 4.13 puntos porcentuales. Ahora bien, no tenemos una explicación plausible
para la sobreestimación y subestimación de candidatos. Ulises Beltrán analiza el
fenómeno con el siguiente procedimiento: establece M1, que será la diferencia entre el
pronóstico y el ganador; determina M3 a partir del promedio de la diferencia entre el
pronóstico y la votación para los tres partidos más grandes; e identifica M5 que será la
diferencia entre el pronóstico y la votación de la diferencia entre el primer y el segundo
lugar.50
50
U. Beltrán, op. cit.
44
Cuadro 6. Pronóstico realizado por diferentes agencias junio y desviación medida por tres
métodos distintos junio 2000. Elección presidencial.
M1 significa en términos promedio que la diferencia entre el pronóstico y el ganador es
de aproximadamente 4 puntos porcentuales, un punto por arriba del error,
generalmente aceptado en las encuestas electorales. Sin embargo, las encuestas
predecían un empate técnico entre ambos contendientes. En lo que respecta a M3, la
diferencia se atenúa pues la predicción con respecto del candidato del PRD es baja, pues
el promedio de las predicciones fue de 18 puntos porcentuales y el resultado final de
17%. En el caso de M5, la diferencia vuelve a acentuarse, pues la mayoría de las
encuestas pronosticaba una diferencia de más de 4 puntos porcentuales entre el primer
45
y el segundo lugar, mientras que la diferencia real fue mayor, además en la mayoría de
las estimaciones se daba ventaja al candidato del PRI.
La explicación que propone el autor Ulises Beltrán parte del hecho de reconocer
que la calidad de la investigación demoscópica en México no es la más precisa y compara
el error promedio para los tres partidos que sacaron más de 15% del resultado electoral y
lo explica en tres puntos:
Ocultamiento del voto en la no respuesta a la pregunta electoral.
Las preferencias cambiaron entre la última medición y la elección.
Las encuestas fallaron porque no captaron o no buscaron adecuadamente al
votante.
La primera explicación del posible fracaso de las encuestas en la elección del año 2000
pone el énfasis en los encuestados más que en el método de recolección de la
información; sin embargo, el investigador también definirá “fuentes de error en las
encuestas”,51 es decir un conjunto de posibles errores en los elementos que integran el
diseño y el proceso de las encuestas: muestreo, selección de la muestra; definición de la
población objetivo; diseño del cuestionario: redacción de las preguntas, el lugar de la
inserción de las mismas; el uso de las Áreas Geoestadísticas Básicas (AGEBS) o de
secciones electorales; recolección de la muestra, el momento del levantamiento de la
información, selección aleatoria, selección por cuotas, manejo de los rechazos, efectos
de la entrevista, ponderación de los resultados; y, por último, lo que tiene que ver con la
interpretación de los resultados y el reporte de las mediciones, así como la realización de
estimaciones para establecer el resultado de la elección y el informe de la no respuesta,
es decir, los criterios que utilizará el investigador para trabajar con los llamados
indecisos. En ese sentido, sin presentar recriminaciones ni culpables, Ulises Beltrán
establece que un posible origen del fracaso de las encuestas se encuentra en la
metodología y en la manera que fueron aplicadas de las elecciones presidenciales del
año 2000. Estos errores no se corrigieron y aparecieron en las elecciones subsecuentes.
51
Op. cit. p. 15
46
Cuadro 7. Resultados elecciones para Presidente de la República, 2006.
Resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
PAN Cp.M. CPBdeT Alianza Altern N.reg V. válidos V. nulos Total
14,916,927 9,237,000 14,683,096 397,550 1,124,280 298,204 40,657,057 900,373 41,557,430
35.89 22.22 35.33 0.95 2.70 0.71 2.16
Fuente: www.ife.org
Cuadro 8. Asociación Mexicana de Agencias de Investigación, AMAI. Encuestas Electorales:
Elecciones para presidente 2006, preferencia por partido‐candidato. Las cifras entre paréntesis
representan el cálculo efectivo sobre el total de la muestra. Las cifras sin paréntesis son el
cálculo bruto sobre el total de la muestra encuestada.52
Empresa Fecha Felipe Robert López Patrici Robert Otro NS/N Muestra error
Calder o Obrad a o s C
ón Madra or Merca Campa
zo do
ARCOP 17/06/06 (37) (25) (34) (4) 1400
Reforma 17/06/06 (34) (26) (36) (3) (1) 1721 2.3
Universal 16/06/06 (34) (26) (34) (3) (1) 2000 2.9
BGC 16/06/06 (34) (26) (34) (4) (1) (1) 1200 2.9
Consulta 15/06/06 (33) (27) (36) (3) (1) 2000 2.2
M.Politico 16/06/06 31 22 29 3 16 1200 3.3
M.Politico 16/06/06 (37) (26) (34) (3) (1) 1200 3.3
CEO 17/06/06 (34) (25) (36) (4) (2) 2000 2.19
GEA/ISA 15/06/06 33 20 31 2 14 1600 2.5
GEA/ISA 15/06/06 (38) (23) (36) (3) 1600 2.5
52
El cálculo efectivo se realiza después de restar la no respuesta de la muestra inicial, por lo tanto, la
preferencia efectiva se logra estableciendo una nueva distribución de las preferencias con base en una
muestra menor (efectiva) que sólo toma en cuenta a los entrevistados que respondieron de manera efectiva
con respecto a su probable intención de voto. La preferencia bruta no discrimina las preferencias de los
posibles votantes y muestra tanto las respuestas efectivas, como la no respuesta en el cuadro.
47
GEA/ISA 15/06/06 (41) (21) (36) (2) 1600 2.5
Parametríia 15/06/06 (33) (27) (37) (3) (1) 1000 3.1
Indermec 12/06/06 (32) (28) (33) (5) (1) (1) 1500 2.8
Zogby 10/06/06 30 24 27 3 1 1 13 1000 3.1
Zogby 10/06/06 (35) (28) (31) (4) (1) 1000 3.1
GEA/ISA 9/06/06 33 22 31 3 11 1152 3.0
GEA/ISA 9/06/06 (37) (24) (35) (4) 1152 3.0
GEA/ISA 9/06/06 (39) (23) (35) (3) 1152 3.0
Reforma 9/06/06 (35) (23) (37) (3) (1) 2100 2.3
Consulta 8/06/06 (32) (28) (35) (4) (1) 1400 3.3
Demotecnia 07/06/06 (31) (30) (34) (4) (1) 1500 2.6
Universal 07/06/06 (37) (22) (34) (6) (1) 1500 2.5
Parametría 01/06/06 (34) (27) (36) (2) (1) 1000 3.1
Universal 01/06/06 (36) (24) (36) (4) 1500 3.4
BGC 31/05/06 (35) (26) (35) 1200 2.98
GEA/ISA 25/05/06 34 22 26 2 16 1440 3.0
GEA/ISA 25/05/06 (40) (27) (31) (2) 1440 3.0
Consulta 23/05/06 (34) (28) (34) (3) (1) 1400 3.3
Demotecnia 21/05/06 (33) (30) (34) (3) (1) 1000 3.2
Indermec 15/05/06 (36) (24) (33) (4) (1) (2) 24 1500 2.8
Reforma 19/05/06 (39) (22) (35) (2) (1) 1099 2.3
Zogby 6/05/06 34 22 29 2 1 12 999 3.2
Zogby 6/05/06 (38) (25) (33) (2) (1) 999 3.2
Universal 5/05/06 (39) (21) (35) (4) (1) 1500 2.5
Parametría 5/05/06 (36) (26) (34) (3) (1) 1000 3.1
Promedio 35.08 24.85 33.6 3.36 .95 1.75 13.6 1372 2.86
2
Resultado 35.89 22.2 35.33 2.7 .96 1372 2.86
Prom/resul .81 2.63 1.73 .66 0.01 13.6 1372 2.86
2
Fuente: www.opinamexico.org/encuestas_elect.php
48
Cuadro 9. Evaluación de desempeño de las empresas encuestadoras. Elección presidencial
México 2006
Encuestadora Acertó Acertó en Promedio de Suma de N53
ganador (%) margen de diferencias diferencias
error a 1° absolutas a 1° absolutas
y2°(%) y 2° entre el núm.
Efectivo de
candidatos
Arcop 100% 98.2 1.5 2.39 1
Reforma 33% 100 0 .57 3
Universal 66% 99.96 1.03 .76 4
BGC 100% 97 0 1.74 2
Consulta 0% 96 2 2.38 3
M. político 100% 92.5 1.25 2.02 2
CEO 0% 98.22 2 1.42 1
GEA/ISA 100% 97.66 2.07 1.03 8
Parametría 66% 98.42 .63 1.57 3
Indermec 50% 94.5 .5 2.46 2
Zogby 100% 91.9 .55 2.33 4
Promedio 56.8 81.19 .96 1.68 2.75
Fuente: elaboración propia como datos de: www.opinamexico.org/encuestas_elect.php
Si bien nuestro interés radica en el análisis de las encuestas y sondeos llevados a cabo en
la elección presidencial de 2012, es importante hacer mención a las encuestas del año
2006, que no fueron tan criticadas como las de 2012, ya que las estimaciones que hicieron
los encuestadores no estuvieron tan alejadas del resultado final. La metodología
propuesta por Vidal Romero presentada en la tabla nos permite hace las siguientes,
consideraciones: 54
53
N: número de encuestas realizadas por empresa encuestadora.
54
V. Romero, op. cit.
49
En la primera columna encontramos que la mitad de las empresas acertaron
ganador, si bien esto muestra un desempeño no muy brillante de las empresas, se justifica
por lo disputado de la elección, de ahí que algunas empresas como las de los diarios
Reforma y El Universal le daban la ventaja a uno u otra de los contendientes y hasta
pronosticaban un empate.
La segunda columna plantea la proporción de encuestas en que cada empresa
acertó en margen de error de forma conjunta al primero y al segundo lugar tomando
como línea de corte (+/‐3 por ciento) que es la mediana de las encuestas en la muestra,
ésta es una buena aproximación de la precisión estadística del instrumento; dada la
cercanía entre primer y segundo lugar. La mayor parte de las empresas acertaron esta
medida, ya que en promedio lograron 80% de acierto. De ahí que la reputación de las
encuestadoras no fue muy cuestionada en aquella elección. 55
La tercera columna es la medida 3 de Mosteller que es el promedio de la diferencia
entre la encuesta (aquí el promedio de las encuestas de cada empresa encuestadora) y el
resultado de la elección para los dos candidatos punteros. Como se observa este
promedio es menor que uno y en algunos casos llega a cero, es decir en una gran cantidad
de encuestas no se llega al margen de error, la que más se acerca a este indicador es BGC,
cuyo valor es cero; mientras que el valor de GEA/ISA es dos, por lo que supera el margen
de error establecido para las encuestas preelectorales, que por convención debe ser tres.
Como la medida anterior no funciona para elecciones con más de tres candidatos,
para corregirla se utiiza la cuarta medida que presenta la suma de los errores absolutos de
todos los candidatos dividido por el número de candidatos en la elección, la medida
anterior es más del doble de la anterior y expresa la sobrestimación del candidato del PRI,
Roberto Madrazo.
55
Ibid., p.105
50
Cuadro 10. Resultados preliminares elección presidencial, México 2012.
Fuente: www.adnpolitico.com/encuestas
Cuadro 11. Resultados de encuestas pre electorales. México 2012. Resultados brutos y efectivos.
Encuesta Fecha Muestra Error Peña Vázquez López Quadri NS/NC Ventaja
GEA‐ISA 25/06/12 1144 3% 39.5 18.9 24.1 1.8 15.7 P.+15.4
GEA‐ISA 24/06/12 1152 3% 39.8 19.2 23.9 2.2 14.9 P.+15.9
51
GEA‐ISA 23/06/12 1152 3% 38.8 21.1 22.9 2.3 14.9 P.+15.9
Mitofsky 22/06/12 1000 3.1% 38.4 20.8 25.4 1.8 13.6 P.+13.0
Fórmula 22/06/12 1150 3.0% 36.3 20.2 21.8 3.5 18.2 P.+14.5
GEA‐ISA 22/06/12 1152 3.0% 38.3 22.1 22.8 2.3 14.5 P.+15.5
B.Laredo 22/06/12 2000 2.5% 41.2 20.6 23.8 2.0 12.4 P.+17.4
GEA‐ISA 21/06/12 1152 3.0% 38.5 21.4 22.9 2.5 14.7 P.+15.6
Covarrubia 21/06/12 1500 2.5% 38 25 28 3.0 6.0 P.+10
Reforma 21/06/12 1616 2.7% 32.2 18.8 24.1 3.0 21.3 P.+8.1
GEA‐ISA 20/06/12 1150 3.0% 38.6 20.6 23.3 2.6 14.9 P.+15.3
GEA‐ISA 19/06/12 1150 3.0% 39.8 20.3 23.3 2.4 14.2 P.+16.5
GEA‐ISA 18/06/12 1150 3.0% 39 21.5 23.1 2.4 14.0 P+15.9
Parametría 18/06/12 1000 3.1% 35.5 19.1 23.3 3.1 19 P.+12.2
GEA‐ISA 17/06/12 1152 3.0% 39.9 21.7 23 2.4 13 P.+16.9
Mitofsky 15/06/12 1000 3.1% 37.6 20.8 24.3 2 15.3 P.+13,3
GEA‐ISA 15/06/12 1152 3% 37.5 22 22.9 2.1 15.5 P.+14.6
Reforma 14/06/12 1515 2.8% 33.4 19 24.1 3.5 20 P.+9.3
Ipsos‐B. 14/06/12 1000 3.7% 35 20 29 1 15 P.+6.0
GEA‐ISA 14/06/12 1152 3.0% 36.7 21.2 24.2 2.2 15.7 P‐+12.5
GEA‐ISA 13/06/12 1152 3.0% 37.6 20.4 24.7 2 15.3 P.+12.9
GEA‐ISA 12/06/12 1152 3.0% 39.2 19.6 25.4 2.5 13.3 P.+13.8
Parametría 12/06/12 1000 3.0% 33 19 22 3.0 23.0 P.+11.0
Mitofsky 11/06/12 1000 3.1% 37.8 21.6 24 1.9 14.7 P.+13.8
B.Laredo 11/06/12 1600 2.5% 37 21.4 23.5 3 15.1 P.+13.5
GEA‐ISA 11/06/12 1152 3.0% 38.5 21.0 24.2 2.4 13.9 P.+14.3
Fórmula 11/06/12 1200 2.9% 37.2 19.8 21.2 3.5 18.3 P.+16
GEA‐ISA 10/06/12 1152 3.0% 37.7 22.4 24.3 2.6 13.0 P.+13.4
GEA‐ISA 9/06/12 1152 3.0% 37.7 22.5 23.2 2.2 14.4 P.+14.5
Mitofsky 8/06/12 1000 3.1% 37.2 21 25.1 1.5 15.2 P.+12.1
GEA‐ISA 8/06/12 1152 3.0% 37.6 20.5 23.7 2.6 15.6 P.+13.9
GEA‐ISA 7/06/12 1152 3.0% 36.8 17.6 23.6 3 19.0 P.+13.2
52
GEA‐ISA 6/06/12 1152 3.0% 36.1 18.4 23.3 2.9 19.3 P.+12.8
Parametría 5/06/12 1000 3.1% 34.0 18.0 24.0 3.0 21.0 P.+10
GEA‐ISA 5/06/12 1152 3.0% 37.6 18.5 22.3 2.6 19 P.+15.3
GEA‐ISA 4/06/12 1152 3.0% 37.6 20.2 22.2 2.5 17.5 P.+15.4
GEA‐ISA 2/06/12 1152 3.0% 37.4 20.5 21.4 3.0 17.7 P.+16
Mitofsky 1/06/12 1000 3.1% 35.8 20.8 24.0 1.6 17.8 P.+11.8
GEA‐ISA 1/06/12 1152 3.0% 37.7 19.7 21.5 2.8 18.3 P.+16.2
Fórmula 1/06/12 1200 2.9% 35.6 19.2 23.3 1.6 20.3 P.+12.3
GEA‐ISA 31/05/12 1152 3.0% 36.6 19.8 21.8 2.3 19.5 P.+14.8
GEA‐ISA 30/05/12 1152 3.0% 35.4 20.1 21.9 3 19.6 P.+13.5
GEA‐ISA 29/05/12 1152 3.0% 33.9 20.6 21.5 2.7 21.3 P.12.4
Parametría 29/05/12 1000 3.1 33.0 19.0 24.0 2.0 22.0 P.+22.0
Promedio 1175 37.0 20.36 23.55 2.46 16.5
Encuesta Fecha Muestra Error Peña Vázquez López Quadri Ventaja
GEA‐ISA 25/06/12 1144 +‐3% 46.9 22.4 28.5 2.2 P.+18.4
GEA‐ISA 24/06/12 1152 +‐3% 46.7 22.6 28.1 2.6 P.+18.6
GEA‐ISA 23/06/12 1152 +‐3% 45.5 24.8 26.9 2.8 P.+18.6
GEA‐ISA 22/06/12 1152 +‐3% 44.8 25.8 26.7 2.7 P.+18.1
Mitofsky 22/06/12 1000 +‐3.1 44.5 24.1 29.4 2 P.+15.1
Fórmula 22/06/12 1150 +‐3% 44.4 24.7 26.7 4.2 P.+17.7
BGC 22/06/12 1200 +‐2.9% 44.0 25.0 28.0 3 P‐+16
B.Laredo 22/06/12 2000 +‐2.5% 45.0 24.4 27.9 2.7 P.+17.1
GEA‐ISA 21/06/12 1152 +‐3% 45.2 25.1 26.8 2.9 P.18.4
Demotec 21/06/12 1500 +‐2.6% 40.2 22.9 32.4 4.5 P.+7.8
Reforma 21/06/12 1616 +‐2.7% 41.0 26.0 30.0 3.0 P.+11.0
Covarrub 21/06/12 1500 +‐2.5 41.0 26.0 30.0 3.0 P.+11.0
GEA‐ISA 20/06/12 1152 +‐3% 45.4 24.2 27.3 3.1 P.+18.1
GEA‐ISA 19/06/12 1150 +‐3% 46.4 23.7 27.2 2.7 P.+19.2
GEA‐ISA 18/06/12 1150 +‐3% 45.3 25.0 26.8 2.9 P.+18.5
53
Parametría 18/06/12 1000 +‐3.1% 43.9 23.6 28.7 3.8 P.+15.2
GEA‐ISA 17/06/12 1152 +‐3% 45.9 24.9 26.5 2.7 P.+19.4
GEA‐ISA 16/06/12 1152 +‐3% 45.7 26 25.1 3.2 P.+19.7
GEA‐ISA 15/06/12 1152 +‐3% 44.4 26.0 27.1 2.5 P.+17.3
Mitofsky 15/06/12 1000 +‐3.1% 44.4 24.6 28.7 2.3 P.+15.7
Reforma 14/06/12 1515 +‐2.8% 42.0 24.0 30.0 4.0 P.+12.0
Ipsos.B. 14/06/12 1000 +‐3.7% 41.0 24.0 34.0 1.0 P.+7.0
GEA‐ISA 14/06/12 1152 +‐3% 43.6 25.1 28.7 2.6 P.+14.9
GEA‐ISA 13/06/12 1152 +‐3% 44.0 24.1 29.2 2.4 P.+15.1
BGC 13/06/12 1200 +‐2.9% 42.0 29.0 27.0 2.0 P.+13.0
Parametría 12/06/12 1000 +‐3.1% 33.0 24.0 29.0 4.0 P.+14.0
GEA‐ISA 12/06/12 1152 +‐3% 45.2 22.6 29.3 2.9 P.+15.9
Fórmula 11/06/12 1200 +.2.9% 45.4 24.3 26.0 4.3 P.+19.4
Mitofsky 11/06/12 1000 +‐3.1% 44.3 25.3 28.1 2.3 P.+15.9
B.Laredo 11/06/12 1000 +‐3.5 43.6 25.1 27.7 3.6 P.+15.9
GEA‐ISA 11/06/12 1152 +‐3% 44.8 24.3 28.1 2.8 P.+16.7
GEA‐ISA 10/06/12 1152 +‐3% 43.3 25.7 28.0 3.0 P‐+15.3
GEA‐ISA 9/06/12 1152 +‐3% 44.1 26.3 27.0 2.6 P.+17.1
Mitofsky 8/06/12 1000 +‐3.1% 43.8 24.8 29.6 1.8 P.+14.2
GEA‐ISA 8/06/12 1152 +‐3% 44.5 24.3 28.1 3.1 P.+16.4
GEA‐ISA 7/06/12 1152 +‐3% 45.4 21.8 29.2 3.6 P.+16.2
GEA‐ISA 6/06/12 1152 +‐3% 44.8 22.8 28.9 3.5 P.+15.9
Parametría 5/06/12 1000 +‐3.1 43.0 23.0 30.0 4.0 P‐+13.0
BGC 1/06/12 1200 +‐2.9 42.0 28.0 28.0 2.0 P.+14.0
Mitofsky 1/06/12 1000 +‐3.1 43.6 25.3 29.2 1.9 P.+14.4
GEA‐ISA 6/06/12 1152 +‐3% 44.8 22.8 28.9 3.5 P.+15.9
Parametría 5/06/12 1000 +‐3.1 43.0 23.0 30.0 4.0 P‐+13.0
BGC 1/06/12 1200 +‐2.9 42.0 28.0 28.0 2.0 P.+14.0
Mitofsky 1/06/12 1000 +‐3.1 43.6 25.3 29.2 1.9 P.+14.4
Fórmula 1/06/12 1200 +‐2.9 44.7 24.1 29.2 2‐0 P.+15.5
54
GEA‐ISA 31/05/12 1152 +‐3% 45.5 24.6 27.0 2.9 P‐+18.5
GEA‐ISA 30/05/12 1152 +‐3% 44.0 25.0 27.3 3.7 P.+16.7
Parametría 29/05/12 1000 +‐3.1 43.0 24.0 30.0 3.0 P.+13.0
GEA‐ISA 29/05/12 1152 +‐3% 43.1 26.2 27.3 3.7 P.+15.8
GEA‐ISA 28/05/12 1152 +‐3% 42.8 26.2 27.4 3.6 P.+15.4
GEA‐ISA 27/05/12 1152 +‐3% 43.8 25.6 27.0 3.6 P‐+16.8
GEA‐ISA 26/05/12 1152 +‐3% 45.1 25.1 25.5 4.3 P.+19.6
GEA‐ISA 25/05/12 1152 +‐3% 45.9 24.3 24.9 4.9 P.+21.0
Mitofsky 25/05/12 1000 +‐3.1 44.9 25.7 27.4 2 P.+17.5
Reforma 24/05/12 1515 +‐2.9 38.0 23.0 34.0 5.0 P.+4.0
GEA‐ISA 24/05/12 1152 +‐3% 46.8 23.9 25 4.7 P‐+21.4
B.Laredo 24/05/12 1000 +‐3.5% 43.8 26.0 27.7 2.5 P.+16.1
GEA‐ISA 25/05/12 1148 +‐3.1 45.9 24.9 24.7 4.5 P.+21.0
Parametría 23/05/12 1000 +‐3.1 45.0 25.0 27.0 3.0 P.+18.0
GEA‐ISA 22/05/12 1152 +‐3% 44.9 24.8 26.2 4.1 P.+18.7
GEA‐ISA 21/05/12 1152 +‐3% 46.1 24.4 25 4.5 P‐+21.0
GEA‐ISA 20/05/12 1152 +‐3% 46.8 23.6 24.3 5.3 P.+22.5
GEA‐ISA 19/05/12 1152 +‐3% 49.2 24.8 20.7 5.3 P.+24.4
BGC 19/05/12 1200 +‐2.9% 45.0 24.0 27.0 4.0 P‐+18.0
GEA‐ISA 18/05/12 1152 +‐3.0% 47.6 26.0 221.2 5.2 P.+21.6
Mitofsky 18/05/12 1000 +‐3.1% 47.2 25 25.5 2.3 P.+21.7
Fórmula 18/05/12 1200 +‐2.9% 43.6 28.2 25.7 2.4 P.+15.4
IpsosB. 17/05/12 1000 +‐3.7% 43.0 25.0 28.0 4.0 P.+15.0
GEA‐ISA 17/05/12 1152 +‐3% 47.6 25.7 21.7 5.0 P‐+21.9
GEA‐ISA 30/05/12 1152 +‐3% 44.0 25.0 27.3 3.7 P.+16.7
GEA‐ISA 15/05/12 1152 +‐3.0% 45.5 25.1 26.0 6.0 P.+20.4
Parametría 15/05/12 1000 +‐3.1% 46.0 25.0 25.0 3.0 P.+20.0
GEA‐ISA 15/05/12 1152 +‐3.0% 44.6 24.6 24.2 6.6 P.+20.0
GEA‐ISA 14/05/12 1152 +‐3.0% 43.7 25.1 24.7 6.5 P‐+18.6
GEA‐ISA 13/05/12 1152 +‐3.0% 45.6 24.9 23.4 6.1 P.+20.7
55
Covarrubias 13/05/12 1500 +‐2.5% 40.0 26.0 30.0 4.0 P.+10.0
GEA‐ISA 12/05/12 1000 +‐4.0% 44.0 27.0 24.0 5.0 P.+17.0
Mitofsky 11/05/12 1000 +‐3.1% 48.0 26.0 26.0 2.1 P.+22.0
Demotec 10/05/12 1500 +‐2.6% 39.0 26.0 31.0 4.0 P‐+8.0
GEA‐ISA 9/05/12 1152 +‐3.0% 45.4 25.0 24.9 25.1 P.+20.4
Parametría 8/05/12 1000 +‐3.1% 46.0 24.0 25.0 5.0 P.+21.0
BGC 7/05/12 1200 +‐2.9% 45.0 26.0 26.0 3.0 P.+19.0
B.Laredo 7/05/12 1000 +‐3.5 49.6 23.1 24.8 2.5 P.+24.8
Mitofsky 7/05/12 1000 +‐3.1% 47.8 26.6 23.2 3.2 P‐+21.2
Reforma 22/04/12 1515 +‐2.9% 42.0 29.0 27.0 2 P.+13.0
Covarrubias 13/04/12 1500 +‐2.5% 47.0 25.0 27.0 1‐0 P.+22.0
Demotec 27/03/12 1500 +‐2.6% 38.9 30.6 29.2 1.3 P.+8.3
IpsosB. 24/03/12 1000 +‐3.7% 47.0 30.0 23.0 0.0 P‐+17.0
Promedio 1164 44.31 25.04 29.52 3.60 P.+13.0
Fuente: www.adnpolítico.com/encuestas
56
Cuadro 12. Evaluación de casa encuestadoras, resultados brutos. Elección presidencial México
2012.
En la elección presidencial de 2012 las casas encuestadoras entregaron la información
bajo dos modalidades: datos brutos y efectivos. Los datos brutos son más precisos, pues
toman el resultado de la totalidad de la muestra, mientras que los datos efectivos sacan
de la muestra la no respuesta, lo que significa un menor nivel de representatividad frente
al universo. Sin embargo, los datos brutos generan menor confiabilidad y seguridad en la
predicción, pues se desconoce el comportamiento de los indecisos y se puede plantear
que para los fines de los medios, esta forma de mostrar la información resta
espectacularidad, ya que no se puede establecer con precisión quien será el ganador.
57
En la elección del 2012, como se muestra en la primera columna, el potencial
ganador se mantuvo en las diversas mediciones; de ahí que en las encuestas lo exhiban
con mucha anticipación; sin embargo, en la segunda columna encontramos que las
encuestas no aciertan el margen entre primero y segundo lugar, ya que como se muestra
en la tercera columna, el margen de error que debería ser tres, es rebasado por la mayoría
de las encuestas publicadas, que le dan un amplio favoritismo al candidato del PRI. Es
interesante señalar que la empresa que fue más criticada por sus predicciones, GEA/ISA,
fue la más se acerca al margen del error (+/‐3%).
Cuadro 13. Evaluación de casas encuestadoras, resultados efectivos. Elección presidencial
México 2012.
Encuestadora Acertó Acertó Promedio de Suma de N
Ganador margen de diferencias diferencias
error 1° a 2°% absolutas a 1° absolutas
y 2° entre el núm.
Efectivo de
candidatos
GEA/ISA 100% 98.43 7.35 3.43 30
Consulta 100% 98.1 8.77 4.06 10
Fórmula 100% 100 8.55 3.78 4
BGC 100% 99.75 8.37 3.76 4
B.Laredo 100% 100 9.25 4.41 4
Demotecnia 100% 99.52 4.35 1.41 2
Reforma 100% 99 5,25 1.76 4
Covarrubias 100% 102 7.8 3.20 3
Parametría 100% 99.4 8.01 3.86 8
Ipsos 100% 99.4 7.63 3.00 3
Promedio 100% 99.56 7.53 3.27 7.2
Fuente: elaboración propia con datos dewww.adnpolítico.com/encuestas
En el cuadro 13, se muestran los resultados efectivos que se realizan recalculando la
muestra sin contabilizar la no respuesta, lo que expresa un menor tamaño de muestra y
por tanto, un mayor error con respecto a la pregunta sobre la intención de voto. En el
58
cuadro 12 se considera un número limitado de las encuestas que fueron publicadas en los
medios de información, tomando en cuenta las últimas que serían finalmente las más
certeras, ya que fueron realizadas con mayor proximidad a la elección y la mayoría de ellas
fue publicada en medios de comunicación.
La primera columna de los cuadros 12 y 13 son idénticas pues todas las casas
encuestadoras aciertan en determinar al ganador. Con respecto al margen de error entre
el primero y el segundo lugar se puede apreciar en el cuadro 8 es de alrededor de 80%,
mientras que en el cuadro 9 es de 100% o hasta más. En la cuarta columna
correspondiente al promedio de diferencias absolutas entre el primero y segundo lugar se
muestra que si con los datos brutos el margen de error es amplio, con los datos efectivos
ese margen error aumenta casi al doble, ya que con los resultados efectivos el promedio
de la diferencia entre primero y segundo lugar es de 7.53, mientras que con los datos
brutos fue de 5.77. Por último, en la columna que concentra la suma de las diferencias
entre el número efectivo de los candidatos, se puede observar que el promedio en ambos
casos es poco mayor que el margen de error, siendo más cercano la tabla de los
resultados efectivos. Esto significa que si bien se sobreestimó al candidato del PRI, los
resultados para los candidatos fueron subestimados o, que entre el resultado electoral y la
estimación de las encuestas la diferencia fue mínima.
Se determinó un conjunto de posibles efectos tanto de la elección como de las
casas encuestadoras para explicar estos resultados: los efectos en la elección podrían
derivarse del hecho de una espiral del silencio, propiciada por el ocultamiento de la
intención de los votantes. Esta hipótesis establecería que la no respuesta está
directamente relacionada con el voto opositor; no obstante, la no respuesta reportada por
las empresas encuestadoras es variable y no mantiene una relación constante con el voto
por los demás candidatos. Se podrían extrapolar otros efectos derivados de la elección,
que habrían inhibido a los votantes, como la inseguridad, las alianzas electorales, pero por
el momento no contamos con información ni con espacio para abordarla.56
56
Como se plantea, los efectos propios de las casas encuestadoras están determinados por los métodos de
recolección de la información, los efectos de la elección, como decimos son varios y está fuera del alcance
59
Gráfica 5. Consulta Mitofsky. Promedio de encuestas de diciembre‐junio 2000‐2006 y 2012.
México, elecciones presidenciales
Fuente: www.consulta.mx
El efecto “casa encuestadora” está ligado al fenómeno de la sobrestimación del candidato
del PRI en las encuestas y la subestimación por los demás candidatos, como se muestra en
las gráficas 5 y 6. Esta sobrestimación se puede observar en las tres últimas elecciones, en
el que las encuestas reportaron un empate técnico entre Francisco Labastida, 39% y
Vicente Fox, 40%), mientras que el resultado de la elección fue Vicente Fox, 42%; y
Francisco Labastida 36%; lo que significa una diferencia de +3 para Labastida y ‐2, para
Fox. En el 2006, se pronosticó 36% para López Obrador, 33% para Felipe Calderón y 27%,
para Roberto Madrazo, el resultado final fue Felipe Calderón 35.89%; Andrés Manuel
López Obrador 35.33%, y Roberto Madrazo 22.22%. En este caso hay un pequeña
de esta investigación plantearlos, pues están ligados a los múltiples motivos que inhiben a los electores de
participar: clima de inseguridad, los candidatos, las alianzas entre los partidos políticos, entre otros; así
como el hecho de la posible inhibición del voto por el hecho de que un candidato se encuentra muy por
encima de los demás en las intenciones de voto.
60
sobreestimación a favor de López Obrador (.67); 3.89, puntos desfavorables para Calderón
y 4.78 a favor de Madrazo.
Gráfica 6. Consulta Mitofsky Encuestas publicadas en medios de información. México, elecciones
presidenciales 2012
Fuente: www.consulta.mx
En la elección presidencial de 2012 las diferencias a favor del candidato del PRI volvieron a
presentarse. En este caso, la estimación promedio de algunas encuestas sobre la intención
de voto a favor del candidato Enrique Peña Nieto fue de 44%, como apunta la gráfica 6 de
Consulta Mitofsky. El resultado de la elección a favor del candidato priista fue de 38.15%,
lo que significa una diferencia de 5.85 puntos a favor del candidato del PRI. Por el
contrario, hubo una diferencia negativa de 3.64 para el candidato del PRD (promedio de
28% en las encuesta por 31.64% en el resultado final). En el caso de la candidata del PAN,
61
hubo una subestimación mínima, ya que las encuestas en promedio establecieron 25.1%
de la intención del voto y finalmente obtuvo 25.4% de los votos en dicha elecciones.
Como hemos expuesto existe una sobrestimación de los resultados de las
encuestas que favorecen principalmente al candidato del PRI. No hemos encontrado una
causa única que determine este fenómeno, aunque es posible basarse en la investigación
de Vidal Romero;57 para aseverar que las causas se pueden atribuir al cuestionario,
principalmente al orden que ocupa la pregunta de la intención de voto, asunto que podría
generar un sesgo; otra posibilidad sería el fraseo de la pregunta acerca de la intención de
voto; así como la secrecía de la información; sin embargo, este conjunto de hipótesis sólo
podría comprobarse mediante un análisis de los cuestionarios.
Por otro lado, Javier Alagón58 señala que uno de los problemas de las encuestas que
se publican en medios informativos es el tamaño insuficiente de las muestras, la inexacta
cobertura de las mismas, así como la división de la muestra entre distintas secciones
electorales, es decir, problemas relacionados con el método de muestreo. Según este
autor, las muestras usadas por las casas encuestadoras tienen un tamaño insuficiente de
mil encuestados cuando en realidad deberían contar con muestras de 2 mil quinientos a 3
mil personas y aplicarse en un número mayor de localidades; no cinco o seis, sino más de
40 en por lo menos de 200 a 300 secciones electorales, cuando en promedio las casas
encuestadoras utilizan 100 secciones electorales. Finalmente, si las mediciones no son
esporádicas, sino series, es necesario que se vayan modificando las localidades y las
secciones.
¿Ahora bien son suficientes estos temas para hablar del fracaso de las encuestas en
2012? Fracaso en el sentido de que las estimaciones fueron sobrevaloradas para un
candidato y no hubo posibilidad para corregir. Como hemos señalado en esta sección, en
las elecciones de 2000 y 2006 hubo una sobreestimación sobre la tendencia del voto hacia
el candidato del PRI, pero como este partido perdió las elecciones no se planteó la
57
V. Romero, op. cit,. p.2.
58
J. Alagón, op. cit.
62
necesidad de modificar y transformar la metodología de las encuestas o procurar los
errores posibles, cuestión que se hace necesaria a partir de ahora.
La otra cuestión que ponderamos en esta investigación es la relación de las casas
encuestadoras con los medios de información, las necesidades y características de los
mismos, entre las que destacamos su afición a lo espectacular, su descripción de la
campaña como una carrera de caballos y su intento por establecer la agenda electoral así
como colocar a los candidatos en el centro de la atención de sus lectores, oyentes y tele
espectadores.
Otra característica de los medios de comunicación consistió en su interés por
mostrar y crear escenarios definitivos de la elección al presentar los resultados efectivos
en donde la no respuesta y los indecisos fueron omitidos; por tanto, podemos concluir
que al plegarse a los intereses de los medios de información las casas encuestadoras
lograron llamar la atención de la ciudadanía sobre los procesos electorales aunque
pusieron en riesgo su prestigio y credibilidad.
Habíamos planteado la hipótesis de que la credibilidad de las encuestas y sus
empresas encuestadoras estaba en juego por las diferencias entre los resultados de sus
informes, lo habíamos llamado pronósticos, predicciones y anticipaciones. Es importante
plantear que pese a que las encuestas no tienen la obligación de estimar correctamente el
resultado electoral, suelen ser cuestionadas cuando no lo hacen, o cuando dan un
resultado que favorece a un candidato sobre los demás, como sucedió en la elección del
2012. En toda la argumentación se ha favorecido una explicación que privilegia el análisis
metodológico detrás de los errores de estimación de las empresas encuestadoras sobre
versiones o conjeturas que se centran en explicar tales errores como parte de un fraude
electoral. No se ha descartado completamente esta hipótesis, simplemente se ha
considerado que esta hipótesis se encuentra subordinada al uso que hacen los medios de
comunicación que contratan y publican los resultados de las encuestas, favoreciendo que
éstas se conviertan en parte de la agenda de los medios de información. El público se
informa a través de las encuestas, cuyos resultados muestran los medios de comunicación
en función de sus intereses particulares, los cuales puede variar de medio a medio. A
63
partir de esto se puede postular que el interés de los medios no sería defraudar a su
público, sino mediante el enmarcado de las noticias, hacer que el público llegue a cierto
tipo de conclusiones.
64
V. RESULTADOS DE LA ENCUESTA DE PERCEPCIÓN SOBRE LAS ENCUESTAS DE OPINIÓN
PREELECTORALES 2012
El Centro para el Desarrollo Democrático del Instituto Federal Electoral (IFE) solicitó una
encuesta de opinión acerca de la percepción de la población mexicana con respecto a las
encuestas de opinión preelectorales llevadas a cabo en elecciones presidenciales del 2012.
Al finalizar las elecciones presidenciales del 2012 se desataron las críticas contra las
empresas encuestadoras, principalmente porque hubo diferencias importantes entre el
resultado de la elección y los pronósticos de las encuestadoras. Las encuestas son una
especie de fotografía y no necesariamente sus números deben coincidir con la realidad,
pues siempre existe un margen de error, por lo que las encuestas deberán ser evaluadas
con relación al margen de error.
Cuadro 14. Resultados de la elección presidencial 2012, promedio encuestas publicadas y
diferencia entre encuestas y resultado oficial.
En este apartado abordaremos el análisis de la percepción de la ciudadanía con respecto
de las encuestas publicadas durante el proceso electoral de 2012. 59
59
El concepto de percepción está ligado al de opinión y tiene que ver con la manera con que vemos y
definimos a los objetos o con la actitud que tenemos hacia ellos, lo que implica que nuestra percepción está
socialmente determinada, esto es, por un lado, nuestra actitud hacia un objeto tiene un componente
cognitivo o perceptivo, que está formado por el conjunto de ideas, opiniones, categorías, juicios de valor,
creencias, etc. que usamos para pensar. Como vemos este concepto de percepción relaciona nuestras
opiniones a nuestras creencias, prejuicios, por tanto a nuestra cultura que como veremos es la base de
donde surgen nuestras opiniones; Cándido Monzón Arribas, op. cit. p. 142.
65
En esta investigación se documentaron las opiniones y la actitud
(favorable/desfavorable, aceptación/ rechazo) hacia las encuestas que se habían
publicado en los medios masivos de comunicación60. Es posible plantear como hipótesis
que la opinión pública tendrá una opinión favorable de las encuestas cuando el estimado
de las mismas es muy cercano al resultado de la elección y que cuando esto no sucede se
valoran como “fracaso”; por lo tanto pareciera el prestigio de las encuestas se mide por la
exactitud de su pronóstico. Para probar esta hipótesis se llevó a cabo una encuesta de
opinión con respecto al conocimiento que la población tuvo de la publicación de
encuestas sobre las elecciones presidenciales de 2012.
A. METODOLOGÍA
Los entrevistados debían tener 19 años y haber participado en el proceso electoral como
observadores o votantes. Para realizar la investigación se calculó una muestra de 1000
personas, con un nivel de confianza de 95% y un margen de error de 3.16. El tipo
muestreo elegido fue poli‐etápico por conglomerados, y se realizó en diversas etapas
donde se definen varios conglomerados de acuerdo con las circunscripciones, los distritos,
las secciones electorales, las manzanas y los hogares y las personas entrevistadas.
La muestra se dividió entre las cinco circunscripciones electorales en que está dividido
el país como se observa en las imágenes 1 y 2, cada una de ellas tiene 60 distritos
electorales, y una cantidad distinta de secciones electorales.
60
Se pudiera decir que la opinión es la manifestación verbal de una actitud y ésta puede ser definida como la
manera con la que respondemos hacia un objeto determinada y la respuesta puede ser de aceptación o de
rechazo, de agrado o de desagrado; en este sentido, las actitudes aparecen como respuesta a cierto tipo de
estímulos, como puede ser un anuncio, un comentario o a una pregunta, es claro que nuestras actitudes, así
como las opiniones está socialmente mediadas, lo que significa que dependiendo de las condiciones y de los
contextos, vamos a responder de distinta manera a los mismos estímulos, como son las preguntas de una
encuesta.
66
Imagen 1, 2. Mapa de las circunscripciones electorales del país. División de las
circunscripciones por distritos, municipios y secciones.
Fuente: www.ife.org.mx
67
Si tomamos en cuenta la lista nominal por cada una de las circunscripciones, se genera la
división de la muestra que se aprecia en el cuadro 15. Después, las secciones electorales a
partir de la cantidad de distritos electorales, por ejemplo, en Monterrey en Guadalupe hay
cuatro distritos electorales, dividimos la muestra para esta región, es decir, 200 entre 4,
esto es, 50 entrevistas por cada uno de los distritos.
68
Cuadro 15. División del tamaño muestral por circunscripciones.61
61
Todos los cuadros siguientes corresponden a los resultados de la Encuesta de percepción de las encuestas
preelectorales 2012, a menos que señalemos otra información.
69
manera proporcional entre los municipios de Ecatepec, Tlalnepantla, Naucalpan, Ciudad
Nezahualcóyotl y Toluca, conforme a la población de cada localidad.
En términos reales al momento de llevar a cabo las entrevistas, la muestra quedó
dividida en la forma en que aparece en el cuadro 16.
Cuadro 16. Encuesta 2013. División de la muestra por entidad federativa.
Porcentaje Porcentaje
Entidad política
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
70
Cuadro 17. Encuesta 2013. División de la muestra por municipio.
Porcentaje Porcentaje
Municipios
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
71
Cuauhtémoc 19 1.7 1.7 91.4
El cuadro 17 muestra los municipios en los que se llevó a efecto el levantamiento de la
encuesta, y se puede observar la dispersión de la muestra.
Cuadro 18. Nivel socio económico del encuestado.
Porcentaje Porcentaje
Nivel
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Como se puede observar en el cuadro 18, las características de los encuestados
corresponden con las especificaciones planteadas en la muestra; por tanto, al momento
de documentar su comportamiento, se analizará si sus características socioeconómicas
tienen algún tipo de influencia en la toma de su decisión electoral.
Cuadro 19. Género de los entrevistados.
Porcentaje Porcentaje
Género
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
72
NS/NC 4 .4 .4 100.0
Conforme a lo especificado en el marco muestral, otra de las características importantes
es el género de los entrevistados que en su mayoría son personas de sexo femenino.
B. DESCRIPCIÓN DE LOS RESULTADOS
El objetivo en esta investigación es identificar la importancia y el papel que jugaron las
encuestas de opinión preelectorales en la percepción ciudadana. La hipótesis plantea que
las encuestas asumen una mayor importancia en la medida en que los posibles electores
tienen una cultura política más amplia, un consumo de medios más extenso y están más
interesados en los procesos electorales por lo que procuran más información; de ahí, la
posibilidad de que las encuestas hayan constituido para un grupo de posibles electores
una fuente de información alterna. Por tanto, se buscará establecer la percepción que
tienen los entrevistados sobre las encuestas electorales, cuál es su opinión y qué
evaluación hacen con respecto a la actuación de las mismas.
Cuadro 20. ¿Votó usted en las elecciones presidenciales 2012?
Porcentaje Porcentaje
Votó
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Cómo se observa en el cuadro 20, la participación electoral es muy alta, ya que una de las
condiciones de la encuesta era haber participado del proceso o por lo menos haber tenido
la edad para votar en el año de las elecciones. Aquí hay varios factores que pueden
73
explicar la alta participación de la muestra; el principal consistiría en la idea de obligación
cívica que tiene la ciudadanía sobre el voto, ya que para gran parte de la población no
votar puede significar una falta cívica. De esta manera, una característica de la cultura
política es definir la participación electoral como una cuestión de índole moral.
Cuadro 21. En caso que haya votado, ¿por qué candidato votó en las últimas elecciones
presidenciales de 2012? Resultados brutos.
Porcentaje Porcentaje
Candidatos
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Como se observa en el cuadro 21, Josefina Vázquez Mota tiene una intención de voto de
16.3%, Enrique Peña Nieto de 30.9%; Andrés Manuel López Obrador 22.3% y Gabriel
Quadri, 3%; estas son las respuestas con los datos brutos, esto es, sin restarles aquellos
que no hacen pública su intención de voto.
Cuadro 22. En caso que haya votado, ¿Por qué candidato votó en las últimas elecciones
presidenciales de 2012? Resultados efectivos.
Porcentaje Porcentaje
Candidatos
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
74
Andrés Manuel López Obrador 245 30.7 30.7 95.9
Aquí podemos encontrar algunas de las razones de las diferencia entre las estimaciones
hechas por las empresas encuestadoras, con respecto a los resultados oficiales; ya que
con los resultados efectivos, esto es, al restar la no respuesta, la intención de voto por los
distintos candidatos aumenta proporcionalmente a la no respuesta: Peña Nieto pasa de
30.9% a 42.6%, lo que corresponde a un aumento de 11.7 puntos porcentuales; el
aumento de Vázquez Mota es de 6.3 puntos, y el de López Obrador es de 8.4 puntos. Con
estos datos se pueden observar las diferencias entre las estimaciones realizadas por las
empresas encuestadoras al utilizar los resultados efectivos sobre los brutos. Con esta
decisión aumenta el error de la encuesta, pues disminuye el tamaño de la muestra y no
corresponde a la realidad pues desconocemos cómo iban a actuar los votantes con no
respuesta, es decir, los indecisos. Como se aprecia en los dos cuadros anteriores, en una
encuesta hecha casi un año después de las elecciones se obtienen resultados muy
similares al de las encuestas publicadas con anterioridad a las elecciones. Esta
coincidencia no implica que se esté reivindicando el trabajo de las empresas
encuestadoras, pero sí permite mostrar una de las fuentes del error, esto es, presentar los
resultados efectivos que si bien son más espectaculares, son menos confiables que los
brutos.
75
Cuadro 23. Caso haya votado en las elecciones para diputados, ¿Por cuál partido lo
hizo?
Porcentaje Porcentaje
Diputados
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Cuadro 24. Caso haya votado en las elecciones para senadores, ¿Por cuál partido lo
hizo?
Porcentaje Porcentaje
Senadores
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
76
El voto es secreto 77 7.0 7.0 81.3
Tanto en la elección de diputados federales, como en la de senadores, los entrevistados
plantean haber votado principalmente por el PRI y en porcentajes muy similares por el
PRD y el PAN.
Cuadro 25. ¿Simpatiza con algún partido?
Porcentaje Porcentaje
Partidos
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Con relación a la simpatía por partidos políticos, el PRI se coloca en primer lugar con
16.8%, mientras que PAN y PRD se encuentran rezagados con 9.4 y 9.2%,
respectivamente, situación que puede ser interpretarse como resultado de la elección y
del desprestigio de los partidos; del PAN por su actuación en el gobierno; en el caso del
PRD es difícil establecer la razón, pero está ligada principalmente al hecho de que este
77
partido tiene un mayor nivel de aceptación en la región metropolitana de la ciudad de
México y en la región sur del país.
Cuadro 26. ¿Por qué no voto?
Porcentaje Porcentaje
Razones
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Con relación a no haber participado en las pasadas elecciones presidenciales, la
mayoría respondió que no votó porque el candidato no era el adecuado, por el poco
interés en la política y por saber quién ganaría la elección.
Cuadro 27. ¿Qué tan democrático considera que es México?
78
Porcentaje Porcentaje
Calidad de la democracia
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Al tratar el tema de la cultura política en México encontramos que frente a la
democracia la mayoría de la población se encuentra escéptica,62 pues sólo 15.9% de los
entrevistados cree que el país sea muy democrático y democrático; mientras que 32.2%
cree que es más o menos democrático, y casi 50% de los entrevistados lo califica de poco
o nada democrático. Por lo tanto, la idea de la democracia en términos generales no está
muy generalizada en el país, ya que más bien hay un interés pragmático no tanto por la
democracia, sino por sus resultados.
La democracia como valor está asociada a un conjunto de instituciones, una de las
más importantes es la Presidencia de la República, le siguen el Instituto Federal Electoral,
62
La cultura política refiere al conjunto de opiniones, percepciones, ideas, imágenes, valores, costumbres
símbolos y actitudes mediante los cuales una sociedad o segmentos de las mismas representan el poder y la
política y/o se relacionan con ella, Por lo general, la política es vista e imaginada como un ámbito corrupto,
pervertido, por lo regular existe desconfianza, incredulidad en los políticas, al mismo tiempo que significan e
implican posibilidades de mejoría, a partir de sus promesas; si se tiene una algún amigo, pariente que está
en una posición política pues podrá significar para el ser humano común y corriente la posibilidad de
conseguir un puesto, alguna prebenda. La cultura política está llena de símbolos, dichos que los individuos
deben poder interpretar, empero la cultura política es construida y juzgada a partir de tipos ideales y del
“deber ser”. Como veremos muchas de las instituciones políticas y las propias encuestas son juzgadas a
partir de alguno de éstos postulados. Ver: Jacqueline Peschard, La cultura Política Democrática, IFE, México,
1995, Héctor Tejada Gaona, Antropología Política: Enfoques Contemporáneos, Plaza y Valdés, México 1996,
Gabriel Almond y Sidney Verba, La Cultura Política,
pendientesdemigracion.ucm.es/info/cpuno/asoc/profesores/lecturas/almonverba.pdf
79
el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, entre otras. Estas instituciones
tienen amplios significados, la Presidencia de la República representa el non plus ultra de
la política mexicana, pues el presidente todo lo podía y representaba al mismo tiempo a
un dios, a un héroe o a un déspota; por lo que caer en desgracia frente al presidente
implicaba el exilio político, de ahí que el Presidente de la República sea respetado, temido
y alabado.
Cuadro 28. ¿Qué tanta confianza tiene usted en el Presidente de la
República? Diez significa confía mucho y uno no confía nada.
Porcentaje Porcentaje
Calificación
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
La calificación de la Presidencia de la República es la siguiente: media 4.54; mediana 5, y
moda de 1; como se puede apreciar, la calificación hacia la Presidencia es muy baja, esto
puede significar que sobre la figura del Presidente se crean expectativas que no se ven
satisfechas.
80
Cuadro 29. ¿Qué tanta confianza tiene usted en el Instituto Federal
Electoral? Diez significa confía mucho y uno no confía nada.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
La calificación hacia el Instituto Federal Electoral (IFE) es de 5.27, mediana de 5 y una
moda de 1, como se ve el Instituto está mejor calificado que la Presidencia, pero su
calificación es baja frente a otras instituciones, esto puede significar que el resultado de
las elecciones no dejó satisfecho a ciertos segmentos de la sociedad.
Cuadro 30. ¿Qué tanta confianza tiene usted en el Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación? En dónde diez significa confía mucho y uno no confía nada. Tribunal
electoral del poder judicial de la Federación
81
Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido Porcentaje acumulado
El Tribunal Electoral obtiene una calificación promedio más alta de 6.76, mediana de 5 y
una moda de uno; aun cuando no sea aprobatoria es más alta que la de la Presidencia de
la República y del IFE. Muchas razones pueden estar atrás de esta calificación, una de ellas
es el bajo nivel de exposición que en la actualidad tiene el Tribunal frente a la opinión
pública.
Cuadro 31. ¿Qué tanta confianza tiene usted en el gobernador del estado?
En dónde diez significa confía mucho y uno no confía nada.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
82
Seis 106 9.6 9.6 65.3
En cuanto el gobernador del estado encontramos que es una institución que recibe una
calificación promedio de 7.39, mediana de 5 y moda de 1; si bien la calificación no es muy
alta, es mayor que la del Presidente de la República; lo que puede significar una mayor
confianza en la acción de los gobernadores estatales, aun cuando pudiéramos encontrar
diferencias entre cada uno de ellos. Este dato no deja de sorprendernos, pues por lo
menos en el centro del país, existe la idea de que los gobernadores son una especie de
tiranos o déspotas locales, cuestión que no es vista de la misma manera por los habitantes
de cada uno de los estados donde se aplicó la encuesta.
Cuadro 32. ¿Qué tanta confianza tiene usted en el Presidente Municipal
(Jefe Delegacional)? Diez significa confía mucho y uno no confía nada
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
83
Ocho 102 9.3 9.3 89.8
Con relación al Presidente Municipal o en el caso del Distrito Federal, Jefe Delegacional, se
obtuvo una calificación promedio de 5.8, mediana de 5 y moda de 1. Esta calificación
puede tener un significado ambivalente: este ejecutivo que se encuentra más próximo al
ciudadano es probable que sea visto de una manera más real o, por lo contrario, es
juzgado de forma ideal, lo que implica grandes expectativas que tampoco se cumplen aun
cuando en muchos casos la relación con esta autoridad es mínima.
Cuadro 33. ¿Qué tanta confianza tiene usted en los partidos políticos? Diez
significa confía mucho y uno no confía nada.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
84
Cuadro 33. ¿Qué tanta confianza tiene usted en los partidos políticos? Diez
significa confía mucho y uno no confía nada.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
La calificación promedio de los partidos políticos es de 5.45, mediana de 5 y moda de 1,
una calificación no muy baja si pensamos que regularmente los partidos son calificados de
una manera muy negativa por gran parte de los ciudadanos. Por lo tanto, encontramos
que la población aun cuando por lo regular no cree en los partidos, tal vez al momento de
calificarlos sea benévola.
Cuadro 34. ¿Qué tanta confianza tiene usted en la Iglesia? Diez significa
confía mucho y uno no confía nada.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
85
Tres 62 5.6 5.6 27.8
La Iglesia es una de las instituciones mejor calificadas por la población; sin embargo, se
encuentra por debajo del ejército y de los medios de comunicación, que son la segunda
institución mejor calificada. La calificación promedio a la Iglesia es 7.16, mediana de 6 y
una moda de 10. Pese a que sigue siendo muy bien calificada ha habido eventos y
personas que no son creyentes que le dan una menor calificación.
Cuadro 35. ¿Qué tanta confianza tiene usted en el Ejército? Diez significa
confía mucho y uno no confía nada.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
86
Ocho 181 16.4 16.4 61.9
El Ejército es la institución que tiene la mejor evaluación, ya que tiene una calificación de
8.22, mediana de 8 y una moda de 10; está mejor calificada que la Iglesia y que cualquier
otra institución; por tanto, el ejército tiene un gran respaldo y la confianza en la población,
apoyo que las otras instituciones públicas no tienen. La acción del ejército en el combate
al narcotráfico y el reemplazo a la policía en algunos estados como Nuevo León, por
ejemplo, le ha granjeado una muy alta estimación, aun cuando en algunas situaciones ha
sido acusado de represor.
Cuadro 36. ¿Qué tanta confianza tiene usted en la policía?
Diez significa que confía mucho y uno que no confía nada.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
87
NS/NC 18 1.6 1.6 100.0
En el caso de la policía la calificación promedio es 5.81, su mediana de 4 y moda, 1 y su
calificación promedio es más alta que la del Presidente de la República. Como se puede
ver, las instituciones con más reconocimiento son el ejército, los medios de comunicación
y la Iglesia.
Cuadro 37. ¿Qué tanta confianza tiene usted en los medios de
comunicación? Diez significa que confía mucho y uno que no confía nada.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
88
Los medios de comunicación son indispensables como mecanismo de información de las
sociedades contemporáneas, principalmente la televisión, de ahí que sean muy bien
evaluados por la población, su calificación promedio es 7.34, apenas debajo de la del
ejército, con una mediana de 5 y una moda de 1. Con estos datos identificamos una
cultura política, cuyos pilares son instituciones tradicionales, como el ejército y la Iglesia; y
una moderna, por lo menos tecnológicamente, como los medios masivos de comunicación
aun cuando sus contenidos sean muy tradicionales. Las instituciones afines a la
democracia son vistas con desconfianza, como es el caso del IFE y de la propia
democracia.
Cuadro 38. Participa en los procesos electorales
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Acerca de la participación político electoral, 30% de los entrevistados señaló que participa
mucho, 46% dice que participa poco y 17.7% que no participa nada.
Cuadro 39. De qué manera participa en las campañas electorales
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
89
Recibí propaganda en 374 34.0 34.0 44.7
casa mi casa
Al preguntar por el tipo y la calidad de la participación, 34% de los entrevistados refiere
haber recibido propaganda en su domicilio, 11% fue a mítines políticos, 5% asistió a los
debates televisivos y 9.1% vio encuestas en los medios de información. Esta última cifra
indica que las encuestas ya son un medio central para informar a los electores acerca del
proceso político‐electoral. Por otro lado, 7.5% de los entrevistados menciona haber
recibido algún tipo de soborno para votar por algún candidato; por lo que consideramos
que existe una situación híbrida: por un lado, encuestas de opinión, propaganda política; y
por otro, la existencia de sobornos y dádivas para los electores, lo que representa un
proceso electoral en el que están ligados fenómenos de modernidad y tradición.
Cuadro 40. ¿En qué momento decidió votar en las pasadas elecciones electorales?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
90
Hasta el final de las 120 10.9 10.9 70.5
campañas
Otro elemento importante, para identificar el papel de las campañas políticas y de las
encuestas de opinión, como medio auxiliar para la toma de decisión del votante, es
señalar el momento en que los electores decidieron por quién votar, 36% de los
entrevistados señaló que antes comenzaran las campañas ya había decidido la dirección
de su voto; mientras que 23.3% lo hizo con las campañas en marcha, y es posible que para
ellos las encuestas fueran importantes; 10.9% esperó hasta el final de la campaña política
y 14% decidió el día de la elección. Aunque un tercio de los entrevistados decidió su voto
antes del inicio de las campañas, no significa que no hayan consultado encuestas.
Cuadro 41. ¿Usted o algún miembro de su familia fue entrevistado por
alguna empresa encuestadora en su casa o por teléfono?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
De los encuestados, 35.1% afirma haber sido entrevistado por alguna empresa
encuestadora, lo que significa que las encuestadoras desplegaron una amplia movilización
en el país para la realización de sondeos de opinión.
91
Cuadro 42. En caso de ser entrevistado personalmente o familiar
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Como se puede ver en el cuadro 42, 15% de los entrevistados dice haber sido entrevistado
personalmente y 12.3% por una empresa encuestadora de manera telefónica, lo que
significa que cerca de un tercio de los posibles electores fueron entrevistados o tuvieron
contacto con las encuestas; además, cerca de 9% tuvo algún pariente o familiar que fue
entrevistado, esto es, el grado de cobertura de las encuestas en el 2012 fue muy amplio.
Cuadro 43. ¿Qué tanto sigue las campañas electorales?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
92
Sigo las campañas 154 14.0 14.0 26.7
políticas
De la población entrevistada, 12.7% afirmó que sigue con mucho interés las campañas
políticas, mientras que 14% respondió que lo hace con interés; 43% dice que sigue más o
menos las campañas políticas y 20.4% respondió que no le interesan las campañas
políticas. Es importante resaltar que la gran mayoría de los entrevistados realiza algún tipo
de seguimiento de las campañas políticas y que las encuestas de opinión preelectoral son
un medio importante de información.
Cuadro 44. ¿Participa usted políticamente?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
La mayoría de los entrevistados piensa que participa políticamente más allá del voto, 65%
respondió en este sentido, lo que implica un nivel muy elevado de participación política.
93
Cuadro 45. ¿Cómo participa usted en la política?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Con relación a la participación política concreta, encontramos que 4.7% de los
entrevistados afirma que participa de marchas y manifestaciones y 7.1%, asiste a mítines
políticos; por otro lado, las 2.5% dicen pertenecer a un sindicato y 2.6% a un partido
político; 43.6% de los entrevistados vota cuando hay elecciones, por lo tanto, las
modalidades de participación política son escasas y muy tradicionales.
Cuadro 46. ¿Sigue usted los acontecimientos políticos de nuestro país?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
94
Sí 934 84.8 84.8 84.8
La mayoría de los entrevistados dice que sigue los acontecimientos políticos del país,
cuadro 46 y que lo hace a través de los medios de información, principalmente, la
televisión, cuadro 47.
Cuadro 47. ¿Por qué medios de comunicación?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
. .
El medio de comunicación primordial para informarse de los acontecimientos políticos es
la televisión con 55.7%; periódicos con 14.7% y noticias por medio del Internet 6.2%; es de
resaltar que este medio se ha convertido en uno de los que tienen mayor penetración;
finalmente, tenemos a la radio 4.9% y las revistas 2.2%; por tanto, la televisión y los
95
periódicos son los principales medios en los que se da seguimiento a los acontecimientos
políticos del país.
Cuadro 48. En las últimas elecciones, ¿vio en alguno de estos medios
informativos alguna encuesta electoral?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
De los entrevistados, 61.5%, dice haber visto alguna encuesta en uno de estos medios de
información, lo que confirma la amplia presencia y la difusión de las encuestas; las que
junto con los spots políticos son elementos importantes de las campañas políticas. Otra
cuestión es propiamente su impacto e influencia al generar y modificar actitudes, así
como cambiar hábitos.
Cuadro 49. ¿En qué medio lo vio?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
96
El principal medio de información por el cual vieron encuestas los entrevistados fue la
televisión con 41.7%; periódicos, 11.4%; las noticias en Internet, 3%; radio, 3%; y revistas,
1.3%. La televisión es el medio con más menciones y es importante resaltar la distancia
que muestra con respecto de los demás medios, como es el caso de los periódicos y de la
radio que tuvieron una importante cobertura de las elecciones; llama la atención que el
Internet tenga tan baja sintonía, probablemente se debe a que seguir resultados de
encuestas por la red es una actividad poco desarrollada.
Cuadro 50. ¿Cuál periódico?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
97
Informador 5 .5 .5 10.8
El problema lo encontramos cuando les solicitamos que nos especifiquen el nombre del
medio, 90% de los entrevistados no recuerda el nombre de la publicación, siendo el más
citado, El Universal, seguido por, El Sol de México y La Jornada y todos periódicos de
circulación nacional con excepción de El Norte. Lo más sobresaliente es el bajo nivel de
recordación. Hay que tomar en cuenta que la elección se llevó a cabo hace más de un año,
el bajo nivel de recordación de los periódicos estriba en que no estamos preguntado por
los periódicos que lee, sino en donde vio la publicación de encuestas, esto es uno de los
posibles motivos del bajo nivel de respuesta, ya que puede haber una indecisión entre
periódico que lee y el diario en donde vio resultados de una encuesta publicados; es claro
que lo más obvio sería responder con los nombres de algunos de los diarios de la región,
pero el mismo fenómeno sucede con las revistas; esto es, la imposibilidad de recordar el
nombre de alguna publicación, al no haber una marca que le viene a la mente al
consumidor, podemos conjeturar que esto se debe a la ausencia de consumir periódicos y
revistas muy a menudo y por tanto no retener sus nombres.
Cuadro 51. ¿Cuál revista?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
98
Cuadro 51. ¿Cuál revista?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Las revistas ya no son una fuente de información, pues 98.8% de los entrevistados no
recuerdan haber consultado algún semanario y el único recordado fue Proceso con el 1%
de las respuestas.
Cuadro 52. ¿Cuál canal de TV y Conductor?
99
Canal121 1 0.1
C34Monterr 1 0.1
Telefórmula 1 0.1
C41TelecGD 1 0.1
Canal 9 1 0.1
López Dóriga 27 2.5
Loret de Mola 9 0.8
Aristegui 3 0.3
Adela Micha 3 0.2
López Díaz 1 0.1
Benavides 1 0.1
G. Martínez 1 0.1
Mary Loli 1 0.1
NS/NC 660 59.9
Total 1101 100
La televisión es la fuente primordial de información y Televisa está en el primer sitio de
menciones con 16.7%; le sigue Televisión Azteca con 9%. Milenio Televisión, que es canal
de televisión restringido tuvo muchas menciones y fue muy exitoso, pues en el noticiero
de Ciro Gómez Leyva, cada noche se trasmitían los resultados de la encuesta GEA/ISA que
fue famosa por su cobertura. Sin embargo, el conductor pidió disculpas al auditorio, ya
que había afirmado que esta encuesta sería la más acertada y finalmente fue la que tuvo
un mayor margen de error. Es claro que las encuestas pueden no ser certeras, pero se ha
creado una visión estereotipada de las mismas en los medios, y si no aciertan, pierden
credibilidad y confianza; esa puede ser una de las razones por las que Ciro Gómez Leyva
dejo de ser el conductor del noticiero nocturno de Milenio.
100
Cuadro 53. ¿Cuál estación de radio?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
El nivel de recordación con respecto de las estaciones de radio es muy bajo, ya que la
mayoría de los entrevistados no puede recordar en que estación escuchó los resultados de
alguna encuesta; algo similar sucede con respecto de los periódicos y revistas, ya que el
problema no es recordar una estación de radio, sino el nombre de la estación de radio en
donde escuchó resultados de encuestas. La mayoría de las personas contesta con el
primer nombre que le viene a la mente, aunque otras intentan cumplir cabalmente con la
solicitud, esto motiva la confusión y la imposibilidad de dar un nombre, pues como vemos
por las contestaciones, son pocos los casos en los que contestan con nombres de
101
estaciones de radio que no tienen noticieros como es el caso de El Fonógrafo, una
estación musical. Ahora bien, también se puede considerar alto el nivel de recordación de
las estaciones de radio tomando en cuenta que 3% de los entrevistados dijeron que la
radio era su principal medio de información; de este porcentaje, 2.7%, de ellos recuerda el
nombre de una estación de radio; lo mismo se podría decir con relación a cada uno de los
ítems, esto es, periódicos, revistas, estaciones de radio y sitios de Internet.
Cuadro 54. ¿Qué sitio de internet?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Con relación a los sitios de Internet, 96.7% de los entrevistados dice no recordar el lugar
en Internet en donde vieron las encuestas, así que el lugar más recordado fue Facebook
con 1.1% de las menciones, después Yahoo y Milenio Noticias, respuesta que muestra el
éxito que tuvo la encuesta de GEA/ISA que fue divulgada por Milenio.
102
Cuadro 55. ¿Cuál encuesta?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
103
Cuadro 55. ¿Cuál encuesta?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Con respecto a las encuestas hechas públicas en los medios de información, la más citada
fue Consulta Mitofsky con 6% de las menciones, le sigue Milenio Noticias con 1.9%, ya que
algunas personas la mencionan con el nombre de Ciro Gómez Leyva o como GEA/ISA; aun
cuando 87.6% de los entrevistados no recuerda ninguna de ellas. Los niveles de
recordación de la población son bajos, pero algunas empresas encuestadoras como
Consulta, GEA/ISA y Parametría fueron recordadas.
Cuadro 56. ¿Siguió los resultados de esta encuesta?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
De los entrevistados, 35% dijo haber seguido los resultados de las encuestas de opinión,
mientras que 56.9% negó haberlos seguido. Es importante conocer las condiciones y
características de las personas entrevistadas que hicieron el seguimiento de las encuestas
de opinión.
Cuadro 57. Frecuencia del seguimiento.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
105
NS/NC 562 51.0 51.0 100.0
Con relación a la frecuencia del seguimiento, 7.7% afirmaba que diario, 10.2%
semanalmente, 2.3% mensualmente, 15.3% a veces; como se ve la frecuencia de
seguimiento de las encuestas reúne a 20.2% de los encuestados; mientras que 15.2% dice
que lo hizo sólo a veces, esto es, una cantidad muy cercana a 35% que había contestado
que había seguido la difusión de los resultados de las encuestas previas a las elecciones.
Cuadro 58. ¿Qué tan importante es para usted que se publiquen los resultados de las
encuestas en medios de información?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Lo dicho anteriormente se comprueba en el cuadro 51, pues 24.9% de los entrevistados
consideró muy importante la difusión de resultados de encuestas en los medios de
información, 30.8%, lo consideró importante; y 55.7% de los entrevistados cree en la
importancia de la publicación de los resultados de encuestas en los medios de
información. Estos datos señalan que en la percepción popular las encuestas deben ser
fidedignas y el hecho de que muestren errores en sus estimaciones redunda en
detrimento de la imagen de las encuestas y del proceso electoral mismo, pues la
población pierde confianza en ellas.
106
Cuadro 59. ¿Qué tan confiables cree que fueron las encuestas electorales difundidas
en los medios de información con respecto a los resultados de las últimas elecciones
presidenciales?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Como vemos en el cuadro 59, solamente 3.8% de los entrevistados cree que las encuestas
publicadas en los medios son muy confiables, 20.2% las considera confiables, 42.5% las
considera poco confiables; y 25% nada confiables, por lo que 70.5% las juzga como poco y
nada confiables.
Cuadro 60. ¿Tomó en cuenta las encuestas preelectorales difundidas en medios de
información para formar su decisión electoral?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
107
NS/NC 118 10.7 10.7 100.0
Posiblemente una de las consecuencias de que gran mayoría de los entrevistados
considera que los resultados de las encuestas difundidas en los medios de información
fueran poco confiables lo podemos apreciar en los resultados de cuadro 60, pues
solamente 19% de los entrevistado las consideró al decidir su voto, mientras que más de
60% de los entrevistados no las tomó en consideración al momento de decidir su voto. Por
lo tanto, una de las razones de que los entrevistados consideraran que las encuestas
fueron poco confiables en las pasadas elecciones presidenciales, deriva de que las
estimaciones de las encuestas en las que un candidato presentaba delantera sobre sus
contrincantes, no fueran corroborada en los resultados de las elecciones. En este sentido,
se verifica el conocimiento que el público tiene en la actualidad de las encuestas y de su
importancia como mecanismo de información para la opinión pública; también se puede
plantear la idea de que se ha generalizado en la cultura política el estereotipo de que las
encuestas deben proporcionar estimaciones y pronósticos muy cercanos a lo que sucede
en la elección. Sin embargo, se puede plantear que las encuestas preelectorales deberían,
por lo menos, acercarse al margen de error proyectado, más o menos 3; aunque esto no
sucedió en las pasadas elecciones por diversos motivos que la ciudadanía desconoce yque
influyó en su percepción sobre las encuestas.
Cuadro 61. Se habló del fracaso de las encuestas, ¿Está de acuerdo con esta
afirmación?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
108
Ninguno 50 4.5 4.5 93.1
El cuadro 61 muestra que 39.3% de los entrevistados está muy de acuerdo con la
afirmación del fracaso de las encuestas de opinión; 35% de los entrevistados está “poco
de acuerdo” con esta afirmación y 14.3% de los entrevistados está nada de acuerdo. Aun
cuando tenemos un mayoría que se encuentra entre muy de acuerdo y poco de acuerdo,
no se puede decir que el juicio hacia las encuestas sea unánime entre el público
entrevistado.
Cuadro 62. ¿Considera que partidos políticos o candidatos estuvieron de acuerdo en alterar
los resultados de las encuestas electorales difundidos en los medios de comunicación en las
pasadas elecciones presidenciales?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Pese a que no haya unanimidad en el juicio que los entrevistados hicieron con respecto al
supuesto fracaso de las encuestas de las encuestas preelectorales, lo que encontramos es
que 38.4% de ellos estuvieron muy de acuerdo en que hubo un arreglo entre los partidos y
los medios para alterar los resultados de las encuestas y 25.8% estuvo de acuerdo en creer
109
que se dieron tales arreglos; por lo tanto, existe entre el público una suerte de teoría de la
conspiración con relación a la actuación de las empresas encuestadoras al divulgar los
resultados que mostraban una gran distancia entre el candidato del PRI y los demás
candidatos. Sin que sea nuestra intención desacreditar esta posible versión de los
acontecimientos, en las pasadas elecciones presidenciales se pueden ensayar otras
respuestas a lo acontecido, aunque lo más importante es la percepción que tiene la
opinión pública. La opinión pública no se constituye de racionalizaciones, sino de visiones
y percepciones; la mayoría de las personas desconoce cómo se desarrolla una encuesta; lo
único que observan son los resultados, de ahí que se diga que hay una diferencia entre el
conocimiento, esto es, el saber —en el sentido de conocer el procedimiento de
elaboración de las encuestas —, la ignorancia, —no tener conocimientos, ni opinión, al
respecto— y la opinión tener alguna teoría con respecto al fenómeno, aun cuando no sea
informada.63
Cuadro 63. A partir de su percepción de las encuestas, ¿piensa participar en los próximos
procesos electorales?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Sin embargo, la opinión expresada por los entrevistados de la posibilidad de contubernio
entre empresas encuestadoras y partidos políticos para alterar los resultados de las
encuestas no implica que los integrantes de la opinión pública se nieguen a participar en
los procesos electorales subsecuentes; lo que nos permite suponer que la cuestión de la
63
E. Noelle Neuman, op.cit.
110
posible alteración de los resultados de las encuestas preelectorales es sólo un episodio, un
acontecimiento que, si bien importante, no altera la participación de la población en las
elecciones; pues en la cultura política de los mexicanos el acto de votar es percibido como
una cuestión cívico‐moral.
Cuadro 64. En consideración de los resultados de los resultados electorales,
¿Qué tanto confía en el IFE?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Pese a los expresos deseos de seguir participando en los procesos electorales, la confianza
en el IFE aparece mermada ¿no es esto una contradicción? Aparentemente no, pues la
población asume que las elecciones son un deber cívico, mientras que el IFE es una
instancia cuyo encargo es organizarlas, lo que no impide que como institución pueda
corromperse y alejarse de su función primordial como es vigilar el proceso electoral; por lo
que podemos suponer que la población tiene una visión idealizada de los organismos
electorales y los asumen bajo el entendido que deben ser impolutas o bien, por el
contrario, que la mayoría de las veces son instituciones corruptas que sólo sirven a los
fatídicos intereses de los políticos y de los burócratas. Generar este tipo de hipótesis es
arriesgado, pero corresponde con los planteamientos acerca del funcionamiento del
imaginario simbólico de la cultura política con respecto a las instituciones propias del
Estado, en el cual se significa que estas siempre cumplen funciones perversas y alejadas
de los propósitos ciudadanos.
111
Cuadro 65. ¿Qué tan rigurosamente debería el IFE regular la publicación de encuestas
electorales?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Con respecto a la regulación de la publicación de las encuestas de opinión preelectorales,
58.8% de los entrevistados considera que el IFE debería ejercer una estricta vigilancia con
relación a la publicación de resultados de encuestas en medios de información para evitar
posibles fraudes; 2.4% afirmó que la vigilancia debe ser severa, mientras que 16.1% afirmó
que puede ser no tan severamente; 7.4% respondió ni una cosa ni la otra y 7.8% que no
debe regular. Por lo tanto, la mayoría, 61.2% de los entrevistados, considera que el IFE
debe ser estricto en la vigilancia y en los criterios utilizados para permitir que las
encuestas que sean publicadas.
C) INFORMACIÓN ADICIONAL SOBRE PROBLEMAS DEL PAÍS, CONSUMO DE MEDIOS Y
TOMA DE DECISIONES EN ASUNTOS POLÍTICO‐ELECTORALES
Cuadro 66. ¿Cuál es en la actualidad el principal problema del país?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
112
Educación 61 5.5 5.5 5.5
113
Inmigración 1 .1 .1 95.2
Si analizamos el cuadro 66, vemos que la corrupción aparece como el primer problema
señalado por la población entrevistada con 20.3% de los señalamientos; seguridad,
violencia, narcotráfico y delincuencia juntos alcanzan 33.6% de las respuestas; lo que los
coloca en la principal preocupación de la población. Los otros temas mencionados son
economía 8%, empleo, 7.7% y pobreza con 6.4% de las menciones; por lo que a un año de
haber iniciado el nuevo gobierno, la población sigue haciendo referencia a un núcleo de
problemas que fueron citados con anterioridad y principalmente durante el periodo
electoral.
Cuadro 67. ¿Ve algún noticiero de la televisión?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Una de las partes centrales de la información que podemos recolectar del público se
encuentra relacionada al consumo de medios, es impresionante que la gran mayoría de la
población entrevistada (90%) afirme asistir algún noticiero de la televisión.
114
Cuadro 68. Frecuencia.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Sin embargo, la frecuencia cae casi a la mitad; pues 46.8% de los entrevistados dice ver
diariamente un noticiero de televisión; casi siempre, de seis a cinco veces por semana,
11.1%; regularmente, cuatro a tres veces por semana, 18%; casi nunca, de una a dos veces
por semana, 13.3%; nunca, 5.7%. Pese a esta dispersión en la frecuencia encontramos que
la mayoría de los entrevistados ve diariamente los noticieros de la televisión; lo que nos
permite afirmar que tienen mucha importancia como fuente de conocimiento, de
información y elemento auxiliar en la fijación de conductas y en la toma de decisiones de
parte de las personas. Las tendencias de esta variable no necesariamente representan el
consumo de medios en el momento de la elección, pues ese evento sucedió hace más de
un año, por lo que pudieron haber cambiado un poco las tendencias, pero tampoco de
manera tan radical para no ser representativas.
115
Cuadro 69. ¿Qué noticiero ve?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
116
Pepe Cárdenas 3 .3 .3 81.1
Como se puede apreciar en el cuadro referente a los noticieros de televisión que ven los
entrevistados con mayor frecuencia, Televisa es de los más mencionados, así como todos
sus medios informativos, de los que sobresale “El Noticiero”, conducido por Joaquín López
Dóriga, le sigue “Hechos”, conducido por José Alatorre, y otros noticieros que, si bien son
importantes, no logran competir con estos informadores.
Cuadro 70. Lee algún periódico
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
117
Sí 525 47.7 47.7 47.7
Si el consumo de noticieros de televisión ha llegado a casi la totalidad de la población, la
lectura de periódicos ha disminuido, pues sólo 47.7% de la población afirma leerlos.
Cuadro 71. Frecuencia
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
La frecuencia de la lectura de periódicos es baja pues 17.4% afirma leerlos diariamente;
6.4%, casi siempre; , mientras que 10.3% los lee regularmente; y casi nunca, 13%,; por lo
tanto, la mayoría de la población afirma no leer nunca un periódico, y sólo un grupo muy
específico consume con regularidad periódicos; estos datos explican la crisis que atraviesa
esta industria y su comportamiento en sucesos como las elecciones y las campañas
electorales en donde tienen una gran oportunidad para mejorar sus ingresos.
118
Cuadro 72. ¿Cuál periódico lee?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
119
Semanario 1 .1 .1 45.9
Con respecto a los periódicos más consultados los datos revelan que son Metro, 7.3%; y El
Sol de México, El Informador, El Norte, La Jornada, presentan una gran dispersión y una
atomización entre ellos, lo que significa baja capacidad de estos medios de comunicación
para influir en la audiencia.
Cuadro 73. Frecuencia radio
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Con relación a la radio, 36.1% de los entrevistados afirmó escuchar noticieros
radiofónicos. Este porcentaje es menor al de la población que consume medios
periodísticos.
Cuadro 74. Frecuencia
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
120
Casi siempre 6‐5 veces 48 4.4 4.4 21.5
por semana
La frecuencia con la que se escucha la radio es la siguiente: 17.2% lo hace diariamente;
4.4% casi siempre, de seis a cinco veces por semana; 6.9%, de cuatro a tres veces por
semana; 7%, casi nunca; y 33.5%, nunca. Por lo tanto, escuchar la radio es una actividad
que va disminuyendo paulatinamente, pues la gran mayoría ve noticieros en la televisión.
Cuadro 75. ¿Qué noticiero escucha?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
W Radio 10 .9 .9 .9
Radio red 15 1.4 1.4 2.3
Radio fórmula 11 1.0 1.0 3.3
Reporte 98.5 8 .7 .7 4.0
Jacobo Zabludovski 9 .8 .8 4.8
Fonógrafo 3 .3 .3 5.1
Aristegui 29 2.6 2.6 7.7
MVS/102.5 8 .7 .7 8.4
Corte Informativo 42 3.8 3.8 12.3
88.9 12 1.1 1.1 13.4
1440 1 .1 .1 13.4
IMER 4 .4 .4 13.8
103.3 9 .8 .8 14.6
Pedro Ferriz 2 .2 .2 14.8
Imagen 9 .8 .8 15.6
Joya (93.7 FM) 3 .3 .3 15.9
Formato 21 3 .3 .3 16.2
121
Ultra Noticias (Puebla) 2 .2 .2 16.3
Javier Alvarado 2 .2 .2 16.5
95.3 5 .5 .5 17.0
Brozo 1 .1 .1 17.1
Nino Canún 5 .5 .5 17.5
Panorama 1 .1 .1 17.6
informativo
Radio UNAM 1 F.1 .1 17.7
Sergio Sarmiento 1 .1 .1 17.8
99.1 2 .2 .2 18.0
1260 am 1 .1 .1 18.1
Paola Rojas 2 .2 .2 18.3
Radio Centro 10 .9 .9 19.2
José Cárdenas 8 .7 .7 19.9
11.80 am 1 .1 .1 20.0
Ciro Gómez Leyva 2 .2 .2 20.2
Monitor 2 .2 .2 20.3
Ruiz Healy 3 .3 .3 20.6
López Dóriga 7 .6 .6 21.3
89.3 Radar (Puebla) 3 .3 .3 21.5
López Díaz 47 4.3 4.3 25.8
940 am 1 .1 .1 25.9
XET‐ La T grande (Mty) 6 .5 .5 26.4
Adela Micha 1 .1 .1 26.5
1420 (Mty) 2 .2 .2 26.7
Multimedios 7 .6 .6 27.3
107.5 1 .1 .1 27.4
Gallito/760am (GDL) 7 .6 .6 28.1
Notisistema 6 .5 .5 28.6
Metrópoli 1105 3 .3 .3 28.9
101.9 6 .5 .5 29.4
95.5 la mejor (GDL) 1 .1 .1 29.5
Enlace 41 1 .1 .1 29.6
Telediario 2 .2 .2 29.8
104.57planeta (Mty) 1 .1 .1 29.9
Radio Capital/101.3 1 .1 .1 30.0
Radio Metrópoli 1 .1 .1 30.1
Planeta (GDL) 1 .1 .1 30.2
Carlos Huerta 1 .1 .1 30.2
Ultra radio: Fernando 1 .1 .1 30.3
Canales (Puebla)
122
NS/NC 767 69.7 69.7 100.0
Total 1101 100.0 100.0
La costumbre de escuchar noticieros de radio es mayor en las ciudades de provincia que
en el Distrito Federal, pues el noticiero de López Díaz transmitido en la ciudad de Puebla
tuvo 4.3% de las menciones; Corte Informativo, 3.8% y Carmen Aristegui, 2.6%, lo que
significa que la audiencia en la radio está muy fragmentada.
Cuadro 76. ¿Hace uso del Internet como medio de información?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
El uso del Internet no se encuentra muy difundido como se puede observar, pues
únicamente 23.6% de los entrevistados hace uso del internet como medio para
informarse, esto significa que el uso del internet como medio de información es aún bajo.
Cuadro 77. Frecuencia con el que se utiliza Internet para informarse
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
123
Cuadro 77. Frecuencia con el que se utiliza Internet para informarse
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Con relación a la frecuencia de uso del Internet como medio de información, 12.7% lo
usan diariamente; casi siempre, 2.4%; regularmente, 4.1% y casi nunca, 3.5%, nunca,
37.1%. Como ya se afirmaba, el uso del Internet como medio de información es bajo.
Cuadro 78. ¿Qué informativo de internet?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
124
Sol de Toluca 1 .1 .1 11.0
Los portales más usados son Facebook, 3.2%; La Jornada, 2.5%; Yahoo, 1.8%; El Universal,
1.2%. Como se ve los portales de los periódicos son utilizados como fuentes de
información, pero de forma mínima.
125
Cuadro 79. Telenovelas
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Los encuestados que observan telenovelas son 20.1%.
Cuadro 80. Cómicos
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
De los entrevistados, 13.4% observa programas cómicos en la televisión.
Cuadro 81. Deportes
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Los programas de deportes tienen mayor audiencia que las telenovelas, 22.6% declaró ver
programas deportivos en la televisión.
126
Cuadro 82. Noticias
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
El programa más visto según nuestros entrevistados son las noticias, con 44.4% de los tele
espectadores.
Cuadro 83. Películas
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Las películas por la televisión constituyen el segundo programa que tiene más público,
32.25% de los encuestados afirmaron sintonizar este tipo de programa.
Cuadro 84. Reality shows
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Los reality shows sólo fueron mencionados por 7.6% de los entrevistados.
127
Cuadro 85. Internet
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Únicamente 1.5% de los entrevistados dijo hacer uso del Internet como medio para
entretenerse o ver películas.
Cuadro 86. Familiares
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Se le preguntó a los entrevistados a quién consultan en el momento de tomar alguna
decisión, principalmente las que tienen que ver con la decisión electoral y 23.3% de ellos
dijeron que recurren a sus familiares más cercanos como madre y padre, por lo tanto
suponemos que la familia es el ámbito al que más se considera en el momento de tomar
una decisión.
Cuadro 87. Amigos
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
128
Amigos 191 17.3 17.3 17.3
Los amigos son consultados por 17.3% de los entrevistados.
Cuadro 88. Esposa, esposo.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
En tercer lugar encontramos a los cónyuges, quienes son consultados por 15.3% de los
entrevistados.
Cuadro 89. Novia, novio.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Los novios y novias resultan ser poco o nada consultados para este tipo de decisión, pues
solamente 2% de los entrevistados los consulta.
Cuadro 90. Sigo las campañas.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
129
NS/NC 1018 92.5 92.5 100.0
Con relación al seguimiento de las campañas políticas, solamente 7.5% de los
entrevistados afirma seguirlas.
Cuadro 91. Artículos de periódico
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
De los encuestados, 6.1% busca artículos en los periódicos o hacen seguimiento de la
información periodística de la cobertura de las campañas políticas.
Cuadro 92. Spots de televisión
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Sólo 9.3% de los entrevistados toma en cuenta los spots televisivos con la finalidad de
tomar la decisión de su voto.
130
Cuadro 93. Anuncios y programas de radio y TV
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
La consulta de programas de radio y los anuncios que ahí se difunde es tomada en cuenta
por 5.9% de los entrevistados.
Cuadro 94. Participo en mítines y reuniones políticas.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Únicamente 1.3% de los entrevistados señala participar en mítines y reuniones políticas.
Cuadro 95. Consulto encuestas de opinión.
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
131
Las encuestas son tomadas en cuenta como un medio de consulta para la decisión de voto
aun cuando sólo 4.5% de los entrevistados las consulta; esto no significa que no hagan uso
de ellas, es probable que la influencia de las encuestas no sea un proceso consciente de
parte de los encuestados. La influencia principal para la toma de decisión de voto viene de
la consulta a personas con las cuales nos encontramos involucrados emocionalmente y no
con un instrumento ajeno y sin personalidad, como lo sería un periódico o una encuesta
de opinión. A pesar de ello, no existe evidencia que permita afirmar que los medios de
información no sirven como instrumento de consulta para la toma de decisión del voto.
D) INFORMACIÓN SOCIO DEMOGRÁFICA DE LA MUESTRA
Cuadro 96. Sexo
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
. 100.0
El cuadro 96, como se observa muestra que el 51.7% de los entrevistados son mujeres y el
48.3 restante hombres.
Cuadro 97. Estado civil
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
132
Unión libre 86 7.8 7.8 96.1
El estado civil de los entrevistados nos muestra que 48% de ellos están casados, 34.8%,
solteros, 5.4%, divorciados, 7.8%, unión libre, 2.3% son viudos.
Cuadro 98. Demografía
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
1 39 3.5 3.5 3.5
10 9 .8 .8 4.4
11 4 .4 .4 4.7
12 4 .4 .4 5.1
13 1 .1 .1 5.2
17 1 .1 .1 5.3
2 108 9.8 9.8 15.1
3 209 19.0 19.0 34.1
4 305 27.7 27.7 61.8
5 201 18.3 18.3 80.0
6 103 9.4 9.4 89.4
7 46 4.2 4.2 93.6
8 32 2.9 2.9 96.5
9 6 .5 .5 97.0
NS/NC 33 3.0 3.0 100.0
Total 1101 100.0 100.0
La mayoría de las unidades domésticas están integradas por cuatro miembros, 27.7%; le
siguen las de tres, 19.8%; cinco con 18.3%; sin embargo, aparecen unidades con más de 10
integrantes y hasta con 17, lo que muestra la existencia de unidades domésticas
diferentes de la familia nuclear.
133
Cuadro 99. ¿Su casa es: propia o rentada?
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Otro dato interesante se refiere al hecho de que la gran mayoría de los entrevistados,
74.2%, afirma tener casa propia, aunque desconocemos las características de estas
viviendas.
Cuadro 100. Edades de los entrevistados
Hay una buena distribución de las edades entre los entrevistados, así como, una
disminución con relación de las edades más avanzadas, por su relativa disminución en el
contexto de la población total.
Cuadro 101. Escolaridad
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
134
Sin primaria 36 3.3 3.3 3.3
Con relación a la escolaridad encontramos que la mayoría de los entrevistados tienen
nivel de preparatoria, 33%; licenciatura 25.3%, secundaria 24.5%; primaria, 11% y aquellos
que no han terminado el nivel elemental 3.3%. Esta distribución se debe a que el estudio
se realizó en los principales centros urbanos del país, pero no significa que los resultados
del estudio repliquen la estructura de los niveles educativos del país.
Al comparar esta información con la pirámide educativa del país encontramos que
en 2005, 14.6% tenía instrucción primaria incompleta; 17.9% instrucción primaria; 21.5%,
secundaria; 19.5% media superior; y 13.1% superior. A estos datos estadísticos debemos
agregar 8.5% sin instrucción y 4.9% de primaria incompleta.
Cuadro 102. Ingreso familiar
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
135
De 5 a 7SM ($8,974‐ 101 9.2 9.2 71.2
$12,562)
Con relación a la estructura del ingreso encontramos que 17.8% de los entrevistados
perciben hasta un salario mínimo mensual por hogar, es decir que casi el 20% de los
hogares percibe un ingreso que fluctúa entre un peso como mínimo y como máximo algo
cercano a los mil ochocientos pesos, estos ingresos no son indicativos, pues en muchas
ocasiones las personas no dan los datos correctos, por múltiples razones, una de ellas por
temor. De dos a tres salarios mínimos encontramos a 24.7% de la población entrevistada y
de tres a cinco salarios mínimos se encuentra 19.5% de los entrevistados, es decir, que
entre uno y cinco salarios se encuentra el 62% de la población entrevistada, con ingresos
que muy posiblemente no corresponda a los niveles educativos que declara. Los demás
niveles de ingreso que van de cinco a siete salarios mínimos, de siete a diez, de diez a
treinta salarios mínimos corresponde a 18.7%, mientras que de más de treinta salarios
mínimos encontramos al 0.2% de los entrevistados.
Cuadro 103. Ocupación
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
136
Empleado público 115 10.4 10.4 34.8
Las ocupaciones más importantes de los entrevistados son: empleado privado, 24.3 %;
empleado público, 10.4%; ama de casa, 18.5%; comerciante, 13.2%; estudiante, 11.4%,
entre otras.
E) ANÁLISIS DE TABLAS DE CONTINGENCIA
Las inferencias que hemos realizado se encuentran ligadas a la descripción de un conjunto
de variables simples cuyo comportamiento nos muestra que una cantidad importante de
entrevistados participó de los procesos electorales; además, con respecto a nuestro
objetivo de mostrar el papel que jugaron las encuestas en las pasadas elecciones de 2012,
pudimos comprobar que una gran cantidad de encuestados fueron entrevistados por las
empresas encuestadoras, más de 30%. De la totalidad de entrevistados, 61% afirmó haber
visto encuestas en los medios de información. También encontramos que las encuestas
influyeron en la toma decisión de los electores. A medida que más utilizamos los medios
como instrumento de información tendremos el fenómeno de priming y de framing, lo
137
que pudiera determinar que las personas que más consumen medios sean más dirigidas a
utilizar a las encuestas como fuente de información y mecanismo auxiliar en la toma de
decisión electoral.
Tabla 104. ¿Votó en las pasadas elecciones presidenciales? ¿En qué momento decidió votar
en las pasadas elecciones presidenciales
Si 41% de los entrevistados tomó su decisión de voto antes del inicio de las campañas
políticas, significa que estas personas prácticamente no fueron afectadas por las
campañas políticas; mientras que 27.3%, decidió su voto después del inicio de las
campañas; el 11.9%, al final; y 15.9%, en el día de las elecciones. Por lo tanto 55.1% de los
entrevistados decidió su voto después del inicio de las campañas lo que puede significar
que fueron afectados por el desarrollo de las campañas y que sí influyeron en la decisión
de su voto.
Tabla 105. ¿Votó en las pasadas elecciones presidenciales?; ¿Tomó en cuenta las encuestas
preelectorales difundidas en medios de información para formar su decisión electoral?
138
Como se puede observar, 22.7% de las personas que votaron en las pasadas elecciones
presidenciales afirma haber tomado en cuenta los resultados de las encuestas de opinión
para tomar su decisión electoral; 21.6% de los entrevistados no sabe si las tomó o no
cuenta al momento de decidir su voto; mientras que 43.9% de los posibles electores no las
tomó para nada en cuenta, lo que se puede afirmar es que una cantidad importante de
entrevistados considera que las encuestas fueron importantes para su decisión electoral,
aun cuando esto no representa a la mayoría; pues, si sumamos las categorías, ni la una, ni
la otra y no las tomé en cuenta para nada, encontramos que más de 65% de los
entrevistados afirma no haberlas considerado. Sin embargo, estamos lejos de aquellos
que afirman que las encuestas no tienen ninguna importancia, ni son tomadas en cuenta
por los electores.
Tabla 106. ¿Votó en las pasadas elecciones presidenciales?; Considera que los partidos o
candidatos estuvieron de acuerdo en alterar los resultados de las encuestas electorales
difundidas en los medios de comunicación en las pasadas elecciones presidenciales.
139
Como se ve en la tabla 106, la desconfianza con respecto a los partidos, así como a los
medios de comunicación es muy alta entre los ciudadanos mexicanos, pues 63.2% de los
entrevistados considera que los partidos estuvieron muy de acuerdo o algo de acuerdo
con la alteración de los resultados de las encuestas que fueron publicadas o presentadas
en los medios de información; por un lado, esto muestra el bajo nivel de confianza en los
medios que hay en la sociedad y por otro, que esta cantidad es similar a la cantidad de
personas, 61%, que vio encuestas publicadas en medios de información. Por lo tanto, pese
a que hay una cantidad relativamente baja de entrevistados que dice haberlas utilizado
como medio de decisión, una gran mayoría estuvo pendiente de su publicación y de los
resultados que fueron divulgados.
140
Tabla 107. ¿En qué momento decidió votar en las pasadas elecciones presidenciales? Considera que los partidos o candidatos estuvieron de
acuerdo en alterar los resultados de las encuestas electorales difundidas en los medios de comunicación en las pasadas elecciones
presidenciales
141
La tabla 107 nos plantea la siguiente situación: si bien la mayoría de los entrevistados
considera que hubo algún tipo de acuerdo entre partidos y medios para alterar los
resultados de las encuestas, esta suposición es relativamente menor entre aquellos que
tomaron su decisión de voto antes del inicio de las campañas políticas, pues 62.4% de los
entrevistados considera que hubo acuerdo; sin embargo, 67.7% de los que decidieron
después del inicio de las campañas así lo piensan junto 67.5% de los que dejaron su
decisión de voto para el final de la campaña. Los que se decidieron el día de la elección
suman 63%, aun cuando son resultados relativos, lo que nos muestran es la desconfianza
de los posibles electores y cómo va en aumento a medida que se acercaron la fecha de las
elecciones, ya que la cantidad de encuestas que eran divulgadas también iba en ascenso.
Tabla 108. ¿Votó en las pasadas elecciones presidenciales?, ¿A partir de su percepción acerca de
las encuestas piensa participar en los próximos procesos electorales?
Ante el hecho de que los entrevistados consideren que las encuestas divulgadas en el
periodo previo a las elecciones posiblemente hayan sido alteradas, 71.9% piensa seguir
participando de los procesos electorales; sin embargo, 32.4% afirman no haber votado en
las pasadas elecciones y encuentran en la posible alteración de las encuestas una buena
justificación para no participar en los procesos electorales. Aunque la desconfianza en las
encuestas puede ser una buena excusa para la abstención, vemos que la posibilidad que
142
exista duda acerca de la veracidad sí puede incide en la intención de participar en los
procesos electorales.
Tabla 109. ¿Votó en las pasadas elecciones presidenciales? ¿Consultó encuestas de opinión?
Con relación a la consulta de las encuestas, 4.7% de los que respondieron que habían
votado en las elecciones de 2012, dijeron haberlas consultado. Sin embargo, este
resultado es engañoso, ya que la pregunta indagaba alrededor de a quién se consulta o se
tomas en cuenta y hubo muchas respuestas, entre ellas la consulta de encuestas.
143
Tabla 110. ¿Tomó en cuenta las encuestas preelectorales difundidas en medios de información para formar su decisión electoral? Se habló del
fracaso de las encuestas en las pasadas elecciones. ¿Está de acuerdo con ésta afirmación?
En la tabla 110, se muestra que a medida que nos acercamos a aquellos entrevistados que contestaron que no tomaron en cuenta
los resultados de las encuestas al decidir su voto, aumenta la cantidad de aquellos que afirman estar muy de acuerdo y de acuerdo
con el fracaso de las encuestas en las pasadas elecciones presidenciales. Por otro lado, aquellos que sí las tomaron en cuenta para
decidir su voto se muestran poco de acuerdo o nada de acuerdo con esta afirmación. Podemos concluir que a medida que los
144
entrevistados se apoyan en las encuestas para tomar su decisión electoral es menor la percepción de que hayan sido fallidas o de
que fueron un fracaso.
Tabla 111. ¿Qué tan confiables fueron las encuestas electorales difundidas en los medios de información con respecto a los resultados de las
últimas elecciones presidenciales? ¿Considera que los partidos y candidatos estuvieron de acuerdo en alterar los resultados electorales
difundidos en los medios de comunicación en las pasadas elecciones presidenciales?
En la tabla 111, se muestra una tendencia similar a la que se presenta en la tabla anterior, esto es, cuanto más se confía en los
resultados de las encuestas, menos se cree que los partidos y sus candidatos se pusieron de acuerdo para alterar los resultados de
las encuestas. Esto significa que cuanto más confiables sean los resultados de las encuestas preelectorales que son difundidas por los
145
medios de información, la ciudadanía menos supondrá que son alteradas; y al contrario, cuanto menos confiables suponen los
resultados de las encuestas más suponen que los resultados fueron alterados; por lo tanto, es muy importante para la confiabilidad
de las elecciones que las encuestas que sean difundidas se perciban fidedignas.
Tabla 112. ¿Qué tan democrático considera México? ¿Qué tan confiables cree que fueron las encuestas electorales difundidas en los medios de información
con respecto a los resultados de las últimas elecciones presidenciales?
146
Como se puede observar en la tabla 112, los que consideran el país muy democrático
creen que las encuestas fueron muy confiables y confiables, 35.9%. Sin embargo, 48.7%,
de quienes creen que el país es muy democrático las consideraron poco y nada confiables;
los que definen al país como democrático, 36.55%, juzgan las encuestas muy confiables y
confiables; los que las consideran poco o nada confiables suman 48.9% de los
entrevistados. A medida que entre los entrevistados disminuye su creencia en la
democracia, aumenta la desconfianza con respecto de las encuestas, de ahí que los
entrevistados que consideran al país poco democrático tiende a considerar a las encuestas
como poco o nada confiables, 73.3%, mientras que esta misma relación se observa en 80%
de los encuestados que consideran al país nada democrático. Por lo tanto, el juicio hacia
las encuestas depende tanto de la forma en que son presentadas, como de la manera que
los entrevistados juzgan a la democracia que hay en el país
Con relación a la tabla 113, 35.9 % de las personas que juzgan al país como muy
democrático estaban muy de acuerdo con la idea del fracaso de las encuestas; 28.2%,
poco de acuerdo y 17.9%, nada de acuerdo; 21.9%, de los que consideran al país
democrático estaban muy de acuerdo con dicha afirmación, 43.7%, estaban poco de
acuerdo y 13%, nada de acuerdo; 31% de los que consideran al país más o menos
democrático están muy de acuerdo con esta afirmación, mientras que 43.7% dice estar
poco de acuerdo y 13%, nada de acuerdo.
147
Tabla 113. ¿Qué tan democrático considera México? Se habló del fracaso de las encuestas. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
De los entrevistados, 44.2% que afirman que el país es poco democrático y 55% lo perciben como nada democrático, por lo que se
puede concluir que la percepción del fracaso de las encuestas se encuentra directamente relacionada con el juicio del estado de la
democracia en el país: si juzgo al país muy democrático o democrático creo menos en el fracaso de las encuestas o en su
manipulación, es decir, las personas que creen en la democracia tienen una perspectiva más optimista y no creen en la manipulación
ni en la falsificación de los resultados; mientras que las personas que perciben que el país es poco democrático construyen una visión
de la realidad concomitante con esta situación, por tanto las percepciones de la realidad no se dan mediante un proceso en que la
148
opinión se construya en una dimensión normativo racional, sino a partir de elementos subjetivos, como la percepción de qué tan
democrático o poco democrático percibo al país y a partir de ahí se determina un juicio.
Tabla 114. ¿Qué tan importante es que se publiquen los resultados de las encuestas en medios de información? ¿Tomó en cuenta las
encuestas preelectorales difundidas en medios de información para formar su decisión electoral?
149
Como se puede observar en la tabla 114, a medida que los entrevistados creen en la
importancia de la publicación de resultados de las encuestas, se incrementa la cantidad de
personas que dicen haberlas tomado en cuenta, pues 9.5% de los entrevistados dice
haberlas tenido muy en cuenta, mientras 19% los tomó en cuenta, 18.2% ni una cosa ni la
otra; esto es, cree que es importante su publicación, pero no sabe si las tomó o no en
cuenta al momento de tomar su decisión electoral. De la misma manera, 25.6% de los que
las consideran importantes, afirman haber hecho uso de las encuestas como medio para la
toma de decisión electoral. Esto contrasta, con quienes consideran poco importante la
publicación de resultados de encuestas, pero aun así 15.9% de ellos las tomó en cuenta;
mientras que solamente 4.2%, de los que consideran nada importante la publicación de
las encuestas, las utilizaron como mecanismo auxiliar en la toma de decisión electoral.
La tabla 115 es una de las más importantes de nuestra investigación, pues da cuenta
de una de las hipótesis más importantes con respecto a quien va dirigida la publicación de
encuestas y con relación a la hipótesis de la racionalidad limitada que utilizan los electores
al momento de tomar su decisión electoral. En la tabla se muestra que, a medida que una
persona sigue con mayor interés las campañas políticas, toma más en cuenta las
encuestas preelectorales. De los entrevistados, 6.4% siguieron con mucho interés las
campañas y tomaron muy en cuenta las encuestas, mientras que 15.7%, dice haberlas
tomado en cuenta al momento de realizar su decisión electoral; 51.4% de los
entrevistados, esto es, más de la mitad de los de esta categoría refiere no haberlas
tomado nada en consideración, lo que puede significar que las personas que creen tener
150
mucho conocimiento del proceso electoral, si bien las utilizan como medio de información, sigue siendo una mayoría la cantidad de
personas que afirman no utilizarlas.
Tabla 115. ¿Qué tanto sigue las campañas electorales? ¿Tomó en cuenta las encuestas preelectorales difundidas en medios de información
para formar su decisión electoral?
151
Sin embargo, de aquellos que siguen las campañas políticas, 32.5% afirma utilizar las
encuestas como medio de información para tomar una decisión mientras que 31.2% no las
utilizan; también es alta la categoría intermedia, esto es, aquellos que no saben si las
utilizaron o no para tomar una decisión de voto, 27.9%. Por otro lado, sólo 9.8% de las
personas que no están interesadas en las campañas políticas utilizó las encuestas para
apoyar su decisión electoral, mientras que 44.1% de este sector afirma no usarlas para
nada y 31.4%, no sabe o no contestó la pregunta. Aun cuando no podemos establecer una
respuesta concluyente de parte de los entrevistados, se puede decir que las encuestas son
una posibilidad de información tanto para los muy interesados en las elecciones, como
para aquellos que no siguen con frecuencia los acontecimientos políticos, aun cuando los
interesados en los acontecimientos políticos se dividen a medias, entre aquellos que sí las
usan para formar su decisión y voto y los que no; por tanto las encuestas son un medio de
información o un instrumento auxiliar entre aquellos segmentos que sí están interesados
en el acontecer político y no entre aquellos que muestran desinterés en las actividades
políticas o no las conocen.
152
Tabla 116. En las últimas elecciones, ¿vio en alguno de estos medios informativos alguna encuesta electoral? ¿Tomó en cuenta las encuestas
preelectorales difundidas en medios de información para formar su decisión electoral?
Con relación a la tabla 116, se puede establecer que 23.3% de los entrevistados sí atendió y tomó muy en cuenta las encuestas
difundidas en los medios de información, 23.5%, de ellos, no tiene claro haberlas utilizado, mientras que 42.1%, no tomó en cuenta
para nada las encuestas difundidas en los medios. Si bien las encuestas fueron muy visibles, pues 61% de los entrevistados dijeron
haberlas visto en los medios, menos de la mitad las usa como medio para tomar su decisión electoral, tal vez la cantidad no sea
apreciable, pero es casi de las dimensiones de los votantes de Josefina Vázquez Mota.
153
Tabla 117. En las últimas elecciones, ¿vio en alguno de estos medios informativos alguna encuesta electoral? ¿Qué tan confiables cree que
fueron las encuestas electorales difundidas en los medios de información con respecto a los resultados de las últimas elecciones
presidenciales?
En la tabla 117, se muestra que los que vieron encuestas difundidas en medios de información, 28.5% de los entrevistados las
califican de muy confiables y confiables; 43%, las califica de poco confiables y 24.8% de nada confiables, de manera que una
considerable proporción de los posibles electores tiene confianza en las encuestas publicadas en los medios de información.
154
Tabla 118. En las últimas elecciones, ¿vio en alguno de estos medios informativos alguna encuesta electoral? Se habló del fracaso de las
encuestas. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
La tabla 118 nos muestra que 40.3% de los entrevistados que vieron resultados de encuestas publicadas o difundidas en los medios
de información cree en el fracaso de las encuestas, esto se debe principalmente por el escenario que pronosticaban las encuestas de
un triunfo holgado de parte del candidato del PRI, empero 52.7% de los entrevistados no cree en el fracaso de las encuestas de
opinión publicadas en los principales medios de información, este hecho puede tener muchas causas, una de ellas derivada del
hecho de que las encuestas si bien deben estimar el posible resultado electoral, no tienen la obligación de generar un pronóstico
idéntico con el resultado de la elección, cosa que posiblemente entienda una parte importante del electorado.
155
Tabla 119. ¿Qué tan democrático considera México? En consideración de los resultados electorales. ¿Qué tanto confía en el IFE?
En la tabla 119 se muestra que a medida que se considera que el país es muy democrático se confía mucho en el IFE, 41; poco,
48.7%; nada, 10.3%. Al aumentar la cantidad de personas que confían menos en la democracia, la confianza en el IFE se desploma,
como en el caso de poco democrático, en donde 13.4%, confía mucho en el IFE, 43.8%, confía poco y 23% confía nada; por último
tenemos los que juzgan al país nada democrático, en donde 4.5%, confía mucho, 44.4%, poco e igual cantidad, nada, por tanto, hay
una gran relación entre la percepción de la democracia con la confianza en la institución encargada de organizar y llevar a cabo los
procesos electorales.
156
Tabla 120. ¿Qué tan confiables cree que fueron las encuestas electorales difundidas en los medios de información con respecto a los resultados de las
últimas elecciones presidenciales? En consideración de los resultados electorales. ¿Qué tanto confía en el IFE?
157
Un hecho similar lo encontramos en la tabla 120, pues si los entrevistados creen en la confiabilidad de las encuestas también confían
mucho en el IFE, 38.1%; 50% confía poco y 11%, nada. Aquellos que las consideran confiables, 32% confía mucho en el IFE, 61.3%,
confía poco y 6.3%, nada. Los que consideran las encuestas poco confiables, 11.8% confían mucho en el IFE, 68.8% confían poco,
18.2%, nada. Por último, se puede establecer que a medida que disminuye la confianza en las encuestas, disminuye de la misma
manera la confianza en el IFE, lo que puede significar que la institución no sólo debe dar cuenta de la calidad de la elección, sino de
todos los elementos relacionadas con la misma como es la calidad del instrumento, como es el caso de las encuestas preelectorales.
158
Tabla 121. ¿Qué tanto sigue las campañas políticas? Sigo las campañas
Con relación a la tabla cruzada 121, acerca del seguimiento a las campañas políticas encontramos que 14.3% de los entrevistados
dice seguirlas con mucho interés, 14.9% las sigue con interés; 6.1% de los entrevistados dice seguir más o menos las campañas
159
políticas y solamente 2.7%, afirmó que no le interesan las campañas políticas. Por lo tanto, casi un tercio de los entrevistados afirma
seguir las campañas políticas con interés, lo que expresa una situación muy importante, además, si incluimos a los que dicen
seguirlas más o menos con interés la suma llega a 35% de los entrevistados, una cantidad muy importante si consideramos que la
participación electoral no llega a 60% del padrón electoral. Tenemos por tanto que poco más de la mitad de las personas que
usualmente participan de procesos electorales afirman estar interesadas en las campañas políticas del país.
Tabla 122. Lee algún periódico. Frecuencia
Al observar la tabla 122, se observa que la frecuencia de la lectura de diarios aunque es limitada, presenta una la frecuencia diaria de
36.6%; 21.5%, de cuatro a tres veces por semana (y casi nunca, de una a dos veces con 26.7%.
160
Tabla 123. ¿Ve algún noticiero de la televisión? Frecuencia
En el caso del seguimiento de los noticieros de televisión, se observa que 51.7% de los entrevistados los asisten de manera diaria,
mientras que los que los asisten casi siempre suman 12.2%; y 19.9% los ven regularmente; por tanto, la asistencia de noticieros de
televisión es algo que sucede con más frecuencia que la lectura de periódicos.
161
Tabla 124. En caso de ser entrevistado personalmente o familiar. Escolaridad
En el caso de los entrevistados por las empresas encuestadoras, hay una mayor incidencia entre las personas que tienen un mayor
nivel de escolaridad, que entre aquellas con menor.
162
Cuadro 125. ¿Siguió los resultados de esta encuesta? Escolaridad.
163
Tabla 126. ¿Qué tan importante es que se publiquen los resultados de las encuestas en medios? Escolaridad
164
Los datos de la tabla 126 se corroboraron en la tabla 127, pues la publicación de resultados de encuestas de opinión resulta más
importante para las personas que tienen un nivel de escolaridad de preparatoria y de licenciatura; lo cual no significa que tengan un
mayor nivel de cultura política. Sin embargo, se puede plantear que las personas con mayor escolaridad están más interesadas en
obtener fuentes alternas de información política y las encuestas pueden cumplir este cometido.
Tabla 127. ¿Sigue usted los acontecimientos políticos de nuestro país? ¿Qué tan importante es que se publiquen los resultados de las
encuestas en medios?
165
De la misma forma para las personas que dicen seguir los acontecimientos políticos de
nuestro país, 27.7% contestaron que era muy importante para ellos que se publicaran
resultados de encuestas y 32.2% dijeron que era importante, con estos datos podemos
concluir que existe una relación entre el seguimiento de los acontecimientos políticos del
país y la importancia de que se difundan los resultados de encuestas preelectorales.
Partimos del supuesto de que la publicación de resultados de encuestas sería más
importante para aquellas personas menos interesadas en las cuestiones políticas, ya que
sería un buen razonamiento el pensar que las personas no interesadas en cuestiones
políticas tienen poca información y podrían buscarla en las encuestas, pero como señala
John Zaller consu modelo para entender a la opinión pública en lo que respecta al
concepto axioma de recepción: conforme aumenta el nivel de conocimiento que tiene una
persona sobre cierto tema, es mayor su grado de exposición al mismo, y mayor la
probabilidad de que comprenda –o reciba mensajes políticos‐ sobre el tema en cuestión.64
Como se observa en la tabla 128 encontramos que los que consideran que es muy
importante e importante que se publiquen los resultados de las encuestas en los medios
participan políticamente como miembros de un partido político, asisten a marchas y
manifestaciones, van a mítines políticos o asisten reuniones políticas en los
ayuntamientos.
64
John Zaller, The Origins of Public Opinion, Cambridge University Press, Cambridge, 1991. Véase también
Robert Woncester, “Reflexiones sobre la opinión y la políticas públicas”, en Revista Este País, num. 39, junio
de 1994, p. 13
166
Tabla 128. ¿Cómo participa usted en la política? ¿Qué tan importante es que se publiquen los resultados de las encuestas en medios?
167
Sin embargo entre aquellos que tienen poco conocimiento de los asuntos políticos y
simplemente participan votando en las elecciones consideraron que era muy importante e
importante la divulgación de los resultados de las encuestas; pues incluso aquellos que
responden que no les interesa la política sí consideran de su interés que se divulguen los
resultados de las encuestas de opinión.
Tabla 129. ¿Qué tanto sigue las campañas electorales? ¿Ve algún noticiero de la televisión?
En el cuadro 129 verificamos que el consumo de noticieros de la televisión no se
encuentra relacionado con el interés en las campañas políticas, pues se puede plantear
que las personas ven noticieros por televisión haya o no campañas políticas.
168
Tabla 130. ¿Qué tanto sigue las campañas electorales? ¿Lee algún periódico?
La tabla 130 nos muestra una situación distinta a la anterior, pues la lectura de periódicos
aumenta considerablemente con respecto a las personas que efectivamente dicen seguir
con mucho interés y con interés a las campañas políticas; ya que esta variable disminuye
en la medida en que lo hace el interés por las campañas políticas. Por lo tanto, se puede
afirmar que en la medida que aumenta el interés por las campañas políticas sube la
lectura de los periódicos, por tanto los diarios son un medio de información que tiene una
mayor carga informativa en cuestiones electorales, cosa que no sucede con la televisión
que es un medio mucho más general y menos especializado en estos aspectos.
169
Tabla 131. En caso de ser entrevistado personalmente o algún familiar. ¿Lee algún periódico?
La tabla 131 nos muestra que en el caso de las personas que leen algún periódico hay una
amplia mayoría de los que afirman haber sido entrevistados por empresas encuestadoras,
tanto en forma personal, como de manera telefónica, aunque este resultado pudiera ser
fortuito.
170
Tabla 132. En las últimas elecciones, ¿Vio en alguno de estos medios informativos publicada
alguna encuesta electoral? ¿Lee algún periódico?
Corroborando la información en la tabla 132, encontramos que 70% de las personas que
se informan utilizando periódicos consultaron encuestas de opinión publicadas o
difundidas en diversos medios;, lo cual implica que la mayoría de las personas que busca
informarse procura información sobre las campañas políticas, mientras que las personas
que se informa en los periódicos también consultan encuestas. Lo relevante es que las
personas que ya están informadas y que tienen interés en los asuntos políticos, son los
que leen periódicos y que además revisaron las encuestas; por lo que, podemos afirmar
que las encuestas son un instrumento especializado y sirven como medios de información
a todos, pero es un medio importante para los ya informados.
171
Tabla 133. ¿Qué tan confiables cree que fueron las encuestas electorales difundidas en los medios de información con respecto a los resultados de las
últimas elecciones presidenciales? ¿Simpatiza con algún partido político?
172
En la tabla 133 encontramos otro elemento que habíamos planteado en términos
hipotéticos, esto es, que los simpatizantes del PRI, partido que resultó ganador,
encuentran las encuestas más “confiables y muy confiables” que los simpatizantes de los
demás partidos. En el caso de los simpatizantes del PAN, sí confían en las encuestas
aunque en menor grado que los simpatizantes del PRI; sin embargo los que más
desconfían de las encuestas son los simpatizantes del PRD. Esto puede interpretarse de la
siguiente manera, si mi partido obtiene buenos resultados confío en las encuestas, si mi
partido sale mal desconfío de las encuestas; por lo tanto, los simpatizantes de los partidos
políticos no las utilizan como medio de información exclusivamente, sino como una
modalidad para constatar que tan bien o tan mal salen sus partidos o candidatos en estos
indicadores.
173
Tabla 134. ¿Qué tan confiables cree que fueron las encuestas electorales difundidas en los medios de
información con respecto a los resultados de las últimas elecciones presidenciales? ¿Por quién votó?
Una situación similar a la anterior, la encontramos en la tabla 134 donde, 47.6% de los
votantes de Peña Nieto considera a las encuestas muy confiables, y 42.8%, las considera
confiables, mientras que 24.8% de los electores de López Obrador las califican de poco
confiables y 25.1%, las califican de nada confiables; por lo tanto, la confianza en las
encuestas está directamente relacionada con el resultado obtenido por el candidato
174
predilecto de los entrevistados. En este caso, las encuestas no tienen la función exclusiva
de ser como medios de información, sino que se utilizan para confirmar o invalidar la
preferencia de los entrevistados, si mi candidato sale bien: creo en las encuestas; si sale
mal, desconfío de ellas. Ya que las encuestas publicadas mostraron un resultado muy por
arriba de lo que recibió en las urnas Peña Nieto y menos de lo que obtuvo López Obrador,
por lo tanto, las encuestas no son juzgadas de una manera imparcial por los simpatizantes
de los distintos candidatos.
Tabla 135. ¿Qué tan confiables cree que fueron las encuestas electorales difundidas en los
medios de información con respecto a los resultados de las últimas elecciones presidenciales?
Elecciones presidenciales 2012.
Como vemos en la tabla 135, encontramos que 26% de los entrevistados de entre los que
sí participaron del proceso electoral del 2012considera a las encuestas difundidas en los
medios de información muy confiables y confiables, esta cantidad contrasta con 66% que
las considera poco confiables y nada confiables; lo cual nos confirma que la ciudadanía
175
entrevistada exige mayor confiabilidad en los resultados. Aunque las encuestas fueron
importantes mecanismos de difusión de los pronósticos y de consulta, la ciudadanía
considera que se difundieron resultados poco confiables en las encuestas, lo cual tampoco
significa que no hayan sido utilizadas como fuentes de información y de apoyo en la
decisión política, tanto por las personas con mayores niveles de escolaridad, como por
aquellos con un mayor nivel de cultura y de actividad política.
La tabla 136 hace referencia a los abstencionistas, quienes coherentes con su posición
afirman que no les interesa la política: 25% de ellos siguen con interés las campañas
políticas y más de la mitad afirma que no le interesan las campañas; poco más de 60%
afirma no le interesan las campañas y que sigue más o menos las campañas políticas. Este
sector asevera que ya sabían quién ganaría la contienda, se comportan de manera similar
a los que no creían que los candidatos eran adecuados o que siempre ofrecían lo mismo.
176
Tabla 136. ¿Por qué no votó? ¿Qué tanto sigue las campañas políticas?
177
En el sector abstencionista, casi 70% afirma que no les interesan las campañas políticas, 57% de ellos dicen que ya sabía quién iba a
ganar las elecciones, 77% están decepcionados con la política y por tanto no siguen las campañas políticas y cerca de 50% cree que
siempre ofrecen lo mismo partidos y candidatos.
Tabla 137. ¿Qué tan confiables cree que fueron las encuestas difundidas en los medios de información con respecto a los resultados de las
últimas elecciones presidenciales? ¿Por qué no votó?
178
Con relación a la confiabilidad de las encuestas políticas difundidas en las pasadas elecciones, la mayor parte de los entrevistados
que asumimos bajo la condición de abstencionistas las considera poco y nada confiables.
Cuadro 138. ¿Se habló del fracaso de las encuestas? ¿Está de acuerdo con esta afirmación? ¿Por qué no votó?
179
Con respecto al fracaso de las encuestas, encontramos que la mayoría de los
abstencionistas ven que los resultados de los ejercicios demoscópicos fueron desastrosos,
lo que significa que la mayoría de este tipo de electores está muy de acuerdo en una
proporción que llega a 40% en el caso de los que afirman que no les interesa la política,
64.3% de quienes suponían que ya se sabía quién iba a ganar, 46% de los que creen que
ningún candidato era adecuado, 50% de los decepcionados con la política y 45% de los
que dicen que la clase política siempre ofrece lo mismo. Por lo tanto, los llamados
abstencionistas son muy coherentes en su rechazo a la participación política, a las
encuestas y confían en su visión de que la política les tiene poco que ofrecer.
VI. CONCLUSIONES
Algunos de los resultados que encontramos son relevantes, pues como habíamos
planteado a partir de Noelle Neuman65, existe el conocimiento, la ignorancia y la opinión
pública, en el sentido en que esta última aparece como un estereotipo66; de acuerdo con
Lipman la imagen que tenemos de la realidad nunca es directa, sino que se realiza
mediante imágenes mentales que construimos de la realidad. La imagen que hay de las
encuestas está ligada a su capacidad predictiva, pues se espera que las encuestas
preelectorales no sólo anticipen el resultado de las elecciones dentro de unos márgenes
de error previamente establecidos; sino que el estimado y la realidad coincidan, de lo
contrario se considerarán fraudulentas.
Podemos decir que este fue el escenario que se vivió en las elecciones de 2012, pues
una gran cantidad de encuestas publicadas en los medios de información no estimaron en
forma coincidente los resultados de las elecciones presidenciales y fueron consideradas
fraudulentas. A lo largo del trabajo hemos tenido presente este diagnóstico aunque no lo
aceptamos; pues suponemos que tal idea corresponde a un estereotipo que ha sido
difundido por los propios medios de comunicación en aras de aumentar su prestigio ya
que con el consentimiento de las propias empresas encuestadoras divulgaron la idea de
que los resultados de las encuestas que ellos publicaban eran certeros. Cuando los
resultados no fueron coincidentes, se disculparon y cerraron la página sin intentar explicar
qué sucedió. Si bien no podemos dar una total explicación del papel que jugaron las
encuestas en el proceso electoral 2012, con este estudio documentamos cómo la opinión
pública percibió el asunto y qué tanto se ha dañado la concepción pública acerca de las
encuestas de opinión preelectorales.
Mediante esta investigación encontramos que la preferencia bruta favorece a Peña
Nieto, seguido por López Obrador, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri; sin embargo,
al recalcular los resultados y establecer la “preferencia efectiva”, esto es, restando a los
65
E. Noelle Neuman, op.cit.
66
Walter Lipman, Public Opinion, proyect Gutemberg, Nueva York, 2004.
181
llamados indecisos (no respuesta), se obtiene una estimación en donde Peña Nieto
lograría 42% de intención de voto y López Obrador 30%. A casi un año de diferencia de las
elecciones nuestra encuesta corrobora esas estimaciones y determinamos que el
escenario planteado por “la preferencia efectiva” no es verídico, pues desconocemos
cómo se van a comportar los llamados indecisos. Cuando los medios deciden divulgar
estos resultados sobre los brutos, presentan como verdadero algo que es un probable
escenario.
En el cuadro 22 se obtiene un escenario muy similar al que pronosticaron muchas de
las empresas encuestadoras; por lo tanto, se puede establecer que el procedimiento de
divulgar la “preferencia efectiva”, si bien es muy espectacular no debería ser divulgado
como el posible resultado de la elección; por un lado porque es irreal y por el otro, porque
genera la idea de que la elección ya está prácticamente decidida.
De los entrevistados, 35% participó en alguna encuesta electoral, además, 61% de los
encuestados vio, leyó o escuchó resultados de encuestas en algún medio de información,
principalmente televisión o periódico. Sin embargo, los niveles de recordación son bajos;
Consulta Mitofsky es la más recordada, ya que fue divulgada en algún canal de Televisa.
Encontramos que la ciudadanía siguió las encuestas electorales por curiosidad, para
informarse o para ayudarles a formar su criterio. Los entrevistados afirman haber seguido
los resultados de las encuestas y existe la creencia generalizada de que le hace bien a la
contienda electoral que se publiquen resultados.
No obstante, el tema más relevante es el de la confiabilidad en los resultados de las
encuestas. Sólo 25% de los entrevistados consideró que las encuestas publicadas fueron
confiables o muy confiables, apreciación que puede coincidir con los electores de Peña
Nieto, pues existe una relación estadística con respecto a la confianza hacia las encuestas
por los votantes y simpatizantes de partidos y candidatos. Aquellos que votaron por los
candidatos del PAN y del PRD desconfían más de los resultados de las encuestas que
aquellos que votaron por el candidato del PRI; 67% de los entrevistados consideró que las
encuestas divulgadas por los medios de información fueran poco y nada confiables.
182
Cerca de 20% de los entrevistados afirmó haberlas tomado en cuenta y muy en cuenta
para decidir su voto, situación que puede coincidir con la cantidad de personas que tomó
su decisión de voto después de haberse iniciado la campaña política o que esperó hasta el
final de la misma. Aquellas personas que ya habían decidido por quién votar no
necesitaban de este tipo de apoyos. Encontramos errada la suposición de algunos de que
es intrascendente publicar y difundir encuestas en los medios de información; pues las
encuestas son un importante medio de información para la ciudadanía. De las personas
entrevistadas, 39% estuvieron de acuerdo con la afirmación de que las encuestas habían
fracasado, pues muchas de ellas no estimaron de manera precisa el resultado de la
elección. Lo importante es establecer qué segmentos de electores piensan de esta
manera.
Partiendo de la consideración anterior, 38% de las personas entrevistadas considera
que los partidos, los candidatos y los medios de información estuvieron de acuerdo para
modificar los resultados de las encuestas difundidas, lo cual es una acusación muy seria.
Este resultado nos permite comprobar la idea que planteamos como hipótesis acerca del
poder y de la credibilidad de las encuestas, la opinión pública—tal vez con justa razón con
respecto a la función de las encuestas‐‐ supone que la finalidad de las mismas es la de
anticipar con relativa claridad el desenlace de la elección, sino lo hace no tienen fin alguno
y pueden ser tachadas de fraudulentas por no haber cumplido a cabalidad con este
propósito. Por lo que el poder y la influencia de las encuestas se mide por su exactitud y
por la certeza en sus predicciones; aunque tal cuestión no genera en la ciudadanía la idea
de ya no querer participar en futuros procesos electorales.
Sin embargo, tales situaciones minan la confianza de la ciudadanía en el órgano
organizador de los comicios, el IFE, ahora INE, ya que sólo 15% de los entrevistados dice
confiar mucho en la institución, mientras que 57% dice confiar poco y 24.3%, nada; por lo
tanto, la autoridad electoral, aun cuando no genere las encuestas, es mal percibida por la
ciudadanía que supone debe exigir al órgano fiscalizador una mayor vigilancia.
183
Para finalizar estas conclusiones, desde la perspectiva de la cultura política, la
ciudadanía exige al INE que regule y vigile la publicación y difusión de resultados de
encuestas preelectorales de forma atenta.
De esta manera, podemos concluir que la cultura política que permea a la sociedad
mexicana establece qué tipo de instituciones son confiables y tienen credibilidad; como
veíamos, el ejército, los medios de comunicación y la iglesia son los más connotados en
este sentido, y tienen dentro del imaginario colectivo un lugar preponderante. El ejército
por las acciones que emprende para ayudar a la población y por su aparente bajo nivel de
corrupción, esto es, la cultura política de la población premia a las instituciones que
supone intachables y muestran una alta dosis de sacrificio. La iglesia que siempre había
sido la primera o la segunda institución con mayor prestigio en el país, ha caído frente a la
percepción de la población. Por su parte, los medios de información están en una
situación inmejorable debido a su capacidad de difusión y penetración para informar, y ser
una parte central en la vida familiar.
Uno de los datos más relevantes de la investigación es la caída de la calificación del
IFE, ahora INE, en la percepción de la ciudadanía posterior a los resultados de las
elecciones presidenciales del 2012. Llama la atención la buena imagen hacia el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación, situación que puede deberse a que tuvo un
bajo perfil en la última elección y al hecho de que el dictamen de la última elección no fue
muy impugnado.
Una de las cuestiones importantes de la investigación fue establecer que más de 30%
de los entrevistados señaló que lo habían entrevistado de manera personal o
telefónicamente en encuestas electorales, por lo que se perciben las encuestas como un
medio de información popular.
Ahora bien, la ciudadanía más ilustrada, aquella con mayor educación, información y
participación política, hace más uso de las encuestas que las personas con menor
educación formal. Por lo tanto, creemos que la hipótesis que planteamos acerca de la
utilización de las encuestas como elemento auxiliar para la toma de decisión electoral es
184
una opción que corresponde a las personas con mayor nivel educativo y con mayor cultura
política que aquellos que no tienen estas características.
También es importante resaltar que la confianza/desconfianza en las encuestas no
resulta de un juicio racional, sino que se encuentra relacionado con la simpatía política
partidaria, pues los simpatizantes del PRI tienen más confianza en las encuestas que los
simpatizantes del PAN o del PRD, de la misma manera que los votantes de Peña Nieto
confían más en las encuestas que los votantes de los otros candidatos, pese a que la
predicción del resultado hacia Peña Nieto de la mayoría de las encuestas lo
sobreestimaba. Por lo tanto, la confianza en las encuestas no deriva propiamente de un
juicio racional, sino de una visión emotiva, pues los simpatizantes del PRI deberían (en
términos estrictamente racionales) no tener confianza en un indicador que muestra tal
cantidad de errores; sin embargo, confían en el indicador, pese a que muestre señales
equivocadas. En el caso contrario, pese a que algunas encuestas mostraron un panorama
no tan desfavorable hacia López Obrador, una nutrida mayoría de sus simpatizantes
desconfía de las encuestas. Pese a que en la encuesta no se preguntó de manera precisa
sobre el efecto bandwagon y underdog, es decir, no se incluyó una pregunta acerca de si
la motivación de voto estuvo influida por la condición “voté por el candidato que iba
adelante en las encuestas de opinión” o “voté por el candidato que iba adelante para no
perder mi voto” y otras opciones, se puede decir que una de las posibles explicaciones de
la publicación y de la realización de tal cantidad de encuestas está ligada al objetivo de
producir este tipo de efectos en el público, aun cuando no tenemos elementos concretos
para demostrar esta hipótesis.
Por lo tanto, las encuestas de opinión en una sociedad como la mexicana en donde el
medio de información más importante es la televisión y en donde los periódicos tienen
una importancia secundaria, las encuestas, pese a sus características de información
estadística especializada que exige un mínimo conocimiento numérico, ya se han
convertido en un referente en los procesos electorales. Frente a una población que no
dispone de mucho interés y tiempo para enterarse de la contienda, las encuestas se han
vuelto un medio importante y fundamental para obtener información, fijar criterios para
185
la toma de decisión; por lo cual la población exige calidad, credibilidad y confianza; y si tal
cosa no sucede, el INE aparecerá como responsable. En ese sentido, el Instituto es la
instancia, organizadora y garante del resultado electoral, quién finalmente debe dar algún
tipo de solución, generando modificaciones en la legislación para el caso de la publicación
y difusión de las encuestas, además de los aspectos propiamente metodológicos.
La incidencia del INE debería centrarse en las modalidades de difusión de los medios;
por ejemplo, no permitir que se publiquen los resultados de las encuestas bajo la forma de
“resultados brutos y efectivos”, ya que la modalidad de resultados efectivos plantea una
realidad inexistente. Este tipo de ejercicios son más espectaculares que reales y son
interesantes para los medios de información pero redundan en descrédito para las
empresas; por lo tanto, la legislación debería diferenciar las obligaciones de las empresas
encuestadoras como la metodología que aplican y su explicación, de los medios y su forma
para divulgar los resultados de las encuestas. De lo contrario, por atender el propósito de
los medios, las empresas encuestadoras resultarán perjudicadas, junto con el público que
recibirá una información fruto de un mecanismo que si bien no falsifica el resultado de la
encuesta, lo maquilla.
186
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