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5 de mayo de 2022

La minería hasta el desarrollo del capitalismo moderno


Weber inicia este capítulo diciendo que la minería, es decir, la actividad económica de
extracción de minerales, existe desde tiempos primitivos en África con el mineral de hierro
y en Egipto con las arenas auríferas. Después, se vio la necesidad de explotar los minerales
del subsuelo, pero había dos problemas principales con la solución a esta necesidad, o
deseo, si se quiere, el primero el gran esfuerzo económico y físico para cavar un pozo, y
segundo saber hasta qué punto este pozo podía ser productivo. La solución a estos
inconvenientes fue la cooperación entre mineros. Entre los miembros de esta cooperación,
de ahora en adelante asociados, además de tener el derecho a poder explotar el subsuelo,
tienen el deber de mantener la explotación funcionando.

Weber ahora nos plantea quién tiene el derecho a explotar las minas, 1) la persona dueña de
la tierra, el señor feudal, es dueña del subsuelo, y lo que hay en él; o el rey quien considera
estos productos extraídos como regalía, en las que ni el señor feudal no tiene derecho a
llevar acabo una explotación minera sin un acuerdo con el rey. 2) La persona que descubre
un posible punto de explotación minera era dueña de la misma, así la tierra donde está la
explotación no fuera de su propiedad, pero con la condición de pagar una indemnización.
Weber nos propone que la minería moderna deriva más del sistema de regalías que del
señor feudal, esto porque en la primera había más interés en una mayor explotación.

Sigue la exposición Weber con la organización romana sobre la minería en la que encuentra
dos evidencias distintas sobre cómo era esta, por un lado, los esclavos eran obligados a
trabajar en las minas como castigo, y por otro los esclavos que eran sorprendidos
cometiendo una contravención en las minas eran excluidos de las mismas.

Sin embargo, Weber encuentra en la Lex metalli Vipascensis, o Bronces de Vipasca,


promulgadas en la época del Emperador Adriano, siglo II después de Cristo, trabajo libre de
esclavos, es decir, trabajo libre, algo que tendrá repercusiones en las explotaciones de la
Edad Media. Un procurador imperial, una especie de administrador financiero, es el
encargado de la mina dando derecho a otros individuos a explotarla, para ello deben hacer
ciertos pagos para tener ese derecho, mantener la cantidad de pozos abierta a riesgo de ser
cancelado su derecho a la explotación, y en algunos casos pagos al fisco. Esta explotación
es llevada a cabo por unos socios que compartían el pago y gasto de la mina.
Las primeras concesiones hechas sobre las minas las hizo Enrique II con los monasterios en
donarles minas sin la intención de obtener regalías, pero el rey tenía la decima parte de la
producción.
Durante la época de los Hohenstaufen la relación entre el poder político y la minería se
tornó mas fuerte, con una definición de regalía más clara: “nadie tendrá la licentia fodiendi
sin concesión del rey, y será necesario que pague un tributo para obtenerla. A partir de este
momento, incluso los señores territoriales necesitarán la concesión real”. Lo que devino en
la regalía como institución fija. Esto creó tensiones entre la corona y los magnates, que no
solo estuvo en la Alemania, también hubo tensiones en países como Hungría, Francia o
Inglaterra.
Siguiendo en Alemania, la “libertad minera”, no viene de una asociación comarcal, viene
de una “montaña exenta”, que es una región en la cual un señor territorial puede otorgar
derechos de explotación, algo que los monasterios también hicieron pero estoy recibían un
canon de arrendamiento.
Weber sigue en su exposición el paso de pequeñas explotaciones mineras de señores a ser
propiedad de los mineros, poco a poco, hasta que el señor solo recibe un monto por los
beneficios de la mina, y la mina termina siendo propiedad de la asociación de mineros, en
las que se reparten las ganancias por igual, y todos se hacen cargo de las explotaciones a su
cargo en colaboración con los otros mineros.
En la época siguiente empiezan a haber diferencias entre los mineros, es decir, unos
mineros que ya no hacen trabajo directo, y otros que sí lo ejecutan con base a lo que los
primeros ordenan, empero, estos son frecuentes, pero no se convierten en una generalidad
para que exista un gran desarrollo del capitalismo.

En una tercera época, como la señala Weber, se hace presente una gran necesidad de capital
para invertir en las explotaciones mineras, ya que, entre más grandes, necesitan ventilación
y desagüe que implicaban un costo previo alto. Aquí es donde el capitalista entra a la
asociación de mineros.
En la siguiente fase, con el fin de que los traficantes de minerales no presionaran sobre el
uso de las minas, la asociación de mineros decide ser la negociante de los minerales.
Además, como consecuencia esto hizo estas asociaciones adquirieran una contabilidad
capitalista por el asocio de capitales.

Hay que hacer una distinción entre la comunidad minera que eran todos lo que tenían que
ver en esa empresa, y la asociación minera que son los que tenían títulos de participaciones.
A medida que las diferencias entre asociados y obreros se hacía más grande, los medios de
producción pasaron a la asociación, y la necesidad de obreros especializados para una
explotación racional se hizo más grande, se transitó al capitalismo. En consecuencia,
diferentes asociaciones mineras estandarizaron procesos de explotación, decidían sobre la
improductividad de una mina o venta de la misma, ya sea comprada por un particular o otra
asociación minera, que comenzaba a acumular capitales. El resultado se dirigió a que estas
asociaciones se hiciera cargo de su producto, y la distribución de las ganancias tuviera en
cuenta la cantidad o valor invertido por los asociados.

La exploración racional, vista tanto desde lo económico y técnico, necesaria para el


capitalismo, desarrolló el derecho minero tanto para los dueños de minas como para los
obreros.

Para finalizar Weber nos habla de las fundiciones, que, si bien son de carácter autónomo,
están muy relacionadas, ya que no era raro que el dueño de la fundición era el dueño de la
mina de carbón, o del bosque para obtener carbón vegetal. Siendo el carbón el producto
más trascendental y valioso para Occidente, porque, junto con el hierro, fue determinante
para su desarrollo, específicamente con la creación de la máquina de vapor para sacar el
agua de las excavaciones más fácil y rápido.

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