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El derecho y el "trabajo" fueron desde épocas pretéritas los únicos medios de enriquecimiento,
siempre a excepción, naturalmente, de "este año". En realidad, los métodos de la acumulación
originaria son cualquier cosa menos idílicos. El dinero
y la mercancía no son capital desde
un primer momento, como tampoco lo son los medios de producción y de
subsistencia. Requieren ser transformados en capital. Pero esta transformación misma sólo se
puede operar bajo determinadas circunstancias coincidentes: es necesario que se enfrenten y entren
en contacto dos clases muy diferentes de poseedores de mercancías, a un lado los propietarios de
dinero, de medios de producción y de subsistencia, a quienes les toca valorizar, mediante la
adquisición de fuerza de trabajo ajena, la suma de valor de la que se han apropiado; al otro
lado, trabajadores libres, vendedores de la fuerza de trabajo propia y por tanto vendedores de
trabajo. Con esta polarización del mercado de mercancías están dadas las condiciones
fundamentales de la producción capitalista. La relación del capital presupone la escisión entre los
trabajadores y la propiedad sobre las condiciones de realización del trabajo.
La llamada acumulación originaria no es, por consiguiente, más que el proceso histórico de
escisión entre productor y medios de producción. Aparece como "originaria" porque configura
la prehistoria del capital y del modo de producción correspondiente al mismo. Tenemos procesos
históricos, una serie que, precisamente, es de carácter dual: por una parte, disolución de las
relaciones que convierten a los trabajadores en propiedad de terceros y en medios de producción de
los que éstos se han apropiado, y por la otra, disolución de la propiedad que ejercían los productores
directos sobre sus medios de producción. El proceso de escisión, pues, abarca en realidad toda la
historia del desarrollo de la moderna sociedad burguesa, historia que no ofrecería dificultad alguna
si los historiadores burgueses no hubieran presentado la disolución del modo feudal de producción
exclusivamente bajo el clair-obscur [claroscuro] de la emancipación del trabajador, en vez de
presentarla a la vez como transformación del modo feudal de explotación en el modo capitalista de
explotación.
El punto de partida del desarrollo fue el sojuzgamiento del trabajador. La etapa siguiente consistió
en un cambio de forma de ese sojuzgamiento. La expropiación que despoja de la tierra al
trabajador constituye el fundamento de todo el proceso. De ahí que debamos considerarla en
primer término. Sólo en Inglaterra, y es por eso que tomamos de ejemplo a este país, dicha
expropiación reviste su forma clásica.
2. Expropiación de la población rural, a la que se despoja de la tierra.
Lo que exigía el sistema capitalista era, a la inversa, una condición servil de las masas
populares, la transformación de las mismas en alquilones y la conversión de sus medios de
trabajo en capital. "Terratenientes y arrendatarios", dice el doctor Hunter, "operan aquí de común
acuerdo. Unos pocos acres por cottage harían de los trabajadores personas demasiado
independientes".
En el cuadragésimo tercer año de su reinado, finalmente, no hubo más remedio que reconocer
oficialmente el pauperismo, implantando el impuesto de beneficencia.
Todavía en los últimos decenios del siglo XVII la yeomanry, el campesinado independiente,
era más numerosa que la clase de los arrendatarios. Los yeomen habían constituido la fuerza
principal de Cromwell y se comparaban ventajosamente, como reconoce el propio Macaulay, con los
merdosos hidalgos borrachos y sus sirvientes, los curas rurales, obligados a casarse con la "moza
favorita" del señor. Todavía, los asalariados rurales mismos eran copropietarios de la propiedad
comunal. Hacia 1750, aproximadamente, la yeomanry había desaparecido.
Todos éstos y sus familias se han visto expulsados de su propiedad, junto a otras muchas familias a
las que aquellos daban ocupación y mantenían". "Cuando la tierra cae en manos de unos pocos
grandes arrendatarios", dice el doctor Price, "los pequeños arrendatarios se transforman en gente
que tiene que ganarse el sustento trabajando para otros y se ve obligada a ir al mercado para buscar
todo lo que necesita. Quizás se efectúe más trabajo, porque habrá más compulsión en este aspecto.
Crecerán las ciudades y las manufacturas, porque más gente, en busca de trabajo, se verá empujada
hacia ellas.
(Pág. 12) Era necesario establecer la proporción correcta (due) entre las tierras de labor y las
pasturas.