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6/07/2023

Desarrollo y Constitución de América Latina

Pensar América Latina. El desarrollo de la sociología latino americana – Marcos Roitman

Para Marcos Roitman, la realidad latinoamericana está maldita porque hemos sido parte del
capitalismo colonial, hemos negado, o al menos intentado, esconder los pueblos indígenas.
Todo esto para reproducir una historia que no es nuestra, una repetición de situaciones que
no vienen de un proceso latinoamericano, lo que deriva en que el pensamiento social
latinoamericano también esté maldito. Es decir, copiamos y reproducimos paradigmas del
“Primer Mundo” como el capitalismo, socialismo, progreso científico técnico, etcétera, no
creamos nuestros paradigmas, sino que cualquier intento de pensar la realidad
latinoamericana fuera el foco del Norte Global es una utopía que vale la pena seguir.

Para Marcos Roitman, las ciencias sociales latinoamericanas se volvieron un “sincretismo


teórico”, un mix de diversos autores sin relación alguna que no terminan de crear una
teoría, debido a esto los científicos sociales latinoamericanos estudian su realidad desde los
datos empíricos usando conceptos europeos o norteamericanos. Lo que propone el autor es
sacar el imperialismo cultural y la colonialidad del saber de las ciencias sociales, esto no
implica negar o evitar los desarrollos teóricos del “Primer Mundo”, implica saber que esos
desarrollos teóricos tienen un contexto, unos valores e ideología, y, asimismo, la creación
de conceptos propios latinoamericanos.

Desde la sociología latinoamericana, se trata de que esos conceptos teóricos encajen en


nuestra realidad social, pero esos conceptos nos llevan a ser una muy mala copia de los
procesos económicos, sociales y políticos del “Primer Mundo”, pero, curiosamente,
olvidando nuestro pasado, solo enfocándonos en alcanzar el progreso de occidental. De esta
forma las ciencias sociales, en específico la sociología, se han vuelto cómodas para el orden
establecido con sus análisis del cambio social, etcétera. Pero el costo de esto es que las
ciencias sociales además de no tener un papel activo en la sociedad, tiene haber personas de
otros países que digan y señalen a dónde debe ir la sociología. Es decir, la sociología
latinoamericana se ha vuelto conformista, sumisa y reproductora de formas de dominación.

Otro síntoma de esta maldición es que los sociólogos piensan en estudiar América Latina
para sus intereses personales, es decir, apenas logra cierto reconocimiento académico o
gubernamental, se esfuman tales investigaciones y propuestas, para decir que luego que
fueron un lapsus, o un momento en la vida, así volviéndose parte del status quo. La
transformación del sistema de explotación y dominación no es más que una máscara y un
disfraz para obtener el poder que se odio mientras no se tiene, o mientras, no se hace parte
de él. El argumento del discurso es entonces vacío y plano.

Roitman acaba este capítulo invitando a las ciencias sociales a dejar de lado la recetas, las
formas cerradas de pensamiento sin que haya una sola crítica, una crítica con razones y
argumentos. Ver más allá de los libros sin dejarlos.

La sociología del cambio social centró sus esfuerzos en que el desarrollo capitalista
presupone tiene que estar articulado con una sociedad democrática y liberal en la cual que
identificar los rasgos que oligárquicos y antimodernizadores. Hay tres concepciones que
fueron desarrolladas para que sea posible un cambio social modernizador 1) el folk-urbano,
2) el paso de una sociedad feudal a una democrática de clases medias, 3) el cambio de una
sociedad ruralidad-oligarquía a una sociedad urbano industrial.

Como se puede notar estas tres concepciones del cambio social se contraponen con las
concepciones, desde esta sociología, que quieren mantener el orden social. Roitman define
esto como concepción dual, es decir, oligarquía contra sectores medios, campo contra
ciudad, escasa movilidad social contra alta movilidad social. Pero el problema del cambio
social, al menos desde esta perspectiva, es que no permite crítica o discrepancia, por lo
tanto, es: se hace de esta manera o se está condenado al subdesarrollo.

El debate teórico ahora se desplaza a lucha teórica entre el paradigma weberiano y


marxiano, derivando esto en que las propuestas teóricas y análisis empíricos sobre el
cambio social no eran asépticos y objetivos, al menos no en su totalidad. El ejemplo del
autor es el “Proyecto Camelot” de EE.UU. que tiene por objetivo definir qué es el
desarrollo, cómo lograr ese desarrollo, además de estás metas sean objetivo para todos los
países. Este debate teórico se estuvo, está y estará, influido por organizaciones y Estado que
buscan lograr unas metas específicas, como la insurrección armada.

El paradigma occidental y el paradigma moderno se unen para darnos solo una salida, o
solo una senda por recorrer, y esa senda es la del progreso técnico-industrial. Esta senda ha
sido tan publicitada e impuesta que sus análisis en las ciencias sociales se presentan no
neutrales y objetivos, cuando no lo son. A lo cual aparece la opción de escoger otros
caminos rompiendo con la colonialidad del poder y del saber.

La propuesta para superar esta colonialidad es hacer uso de la transmodernidad, de Dussel,


la cual propone superar los límites del paradigma moderno introduciendo una interlocución
de saberes, diversos y no uniformes, que no sea acaparada por Occidente.

El científico social tiene que estar comprometido con su espacio y tiempo, la teoría o
análisis empírico, además de estar suscrito a la ciencia, tiene implicaciones en la
reproducción de paradigmas que afectan la realidad social latinoamericana, es decir, el
científico social es a su vez sujeto político. Esta toma de posición desde una ciencia no es
tomada como valida por la neutralidad-valorativa que toma la ideología como algo
despreciable en las ciencias sociales. Se hace una crítica a la neutralidad-valorativa, que
busca en las ciencias sociales sean objetivas, imperturbables, sin sesgos e influencias
ideológicas, pero esto en la práctica no es posible, dado que el científico social en realidad
no es capaz de abstraerse de su entorno, de ver todo tal cual es, porque el científico social
está inmerso en su espacio-tiempo con unas particularidades que los afectan y determinan
su realidad, por más objetivo que trate de ser. Y se promueve el uso de la imaginación
sociológica que consiste en situarse en un espacio-tiempo ser consciente de las fuerzas y
circunstancias alrededor, saber de qué modo nos afectan tanto individualmente como
colectivamente. Entonces, la sociología no tiene que reducirse a los conceptos dados en el
exterior y a la mera estadística, que no termina por estudiar de forma “fiel” a
Latinoamérica, de este modo la sociología latinoamericana tiene como estudio una sociedad
que está en crisis.
La teoría de la dependencia recibió críticas desde la sociología de la modernización y la
sociología crítica. La primera objetaba que la teoría de la dependencia pedía cambios, en
lugar de analizarlos, su teoría es más ideológica que una sociología científica, por parte de
la sociología crítica se presentan críticas sobre 1) qué es la dependencia, 2) la dificultad
para analizar las clases sociales en Latinoamérica y 3) el rechazo a la existencia de un
capitalismo dependiente.

Con la sociología se institucionalizó en Latinoamérica se empezó a preguntar sobre el rol


de sociólogo, sus objetivos, y qué estudiar y con qué métodos. La sociología de la
explotación, viviendo del corpus teórico marxista, fue calificado de ser ideología, dejando
de lado la neutralidad valorativa, y tomando posición hacia su objetivo de estudio. La
crítica a los métodos cuantitativos sigue presente, porque esta hace uso de la desigualdad y
no de la explotación, además ignora quién es el explotado, el explotador.

Haciendo uso de la teoría de Marx, recuperando el método cuantitativo y añadiendo


conceptos como la explotación y colonialismo interno se puede crear una nueva rama en la
sociología que es la sociología de la explotación. Según la explicación del autor, las
ciencias sociales nunca dejan de ser ciencias que tengan un carga moral y ética, es decir, no
es posible el quehacer sociológico sin que este tenga relación con la ideología y la ética.

La sociología del poder se concentra en estudiar la forma y desarrollo de las organizaciones


políticas, económicas, sociales y la construcción del Estado-Nación, Dentro de este
interrogante está la pregunta sobre las características de una sociedad moderna-industrial-
democrática en contraposición a las sociedades rurales-oligárquicas-tradicionales.

La sociología de la explotación es una rama de la sociología que se centra en el estudio de


las relaciones sociales y económicas que conducen a la explotación de ciertos grupos o
clases sociales por parte de otros. Esta perspectiva analiza las desigualdades estructurales y
las dinámicas de poder que permiten y perpetúan la explotación en diferentes ámbitos de la
sociedad.

La explotación del hombre sobre otros ha estado presente en todas las épocas, pero en el
capitalismo porque se sostiene sobre el cálculo económico racional, la legitimidad político-
jurídica y el método científico acabando así con cualquier espacio que no sea el de trabajo.
Y precisamente ese cálculo es una postura que es política, no es algo que esté fuera de una
ideología. De esta forma, no haciéndose visible, la explotación en el capitalismo es posible,
es decir, nos presenta a todos como iguales, pero en un giro lingüístico solamente, porque
en la práctica no somos igual, y mucho menos hay simetría de poder.

Si el imperialismo es el desarrollo y existencia de un capital monopolista que tiene la


conducción de otros territorios. La globalización sería lo mismo, pero manteniendo las
relaciones de poder y dominación, mostrando todo como neutral y un deber ser, es decir, un
simple cambio de concepto con transformaciones científicas y tecnológicas. Lo que se
pretende con la globalización, haciendo uso de la falsa igualdad, es que todos los países
pueden alcanzar el desarrollo de los países del norte global únicamente siguiendo unos
pasos a seguir.

América es, según el Roitman, un cuadro con muchos cuadros al interior de ella, en la que
las realidades y estructuras son difíciles de comprender, y más si es nivel latinoamericano,
porque en esta región sur del continente las realidades y los tiempos se superponer entre sí,
es decir, el relato de América Latina no homogéneo, es heterogéneo. Y estas disparidades
se entrelazan entre ellas dando así diferentes aspectos a estudiar.

La lucha por la descolonización es una lucha que permite la lucha por el tiempo, lo que se
quiere decir acá es que no somos desde de la conquista y la colonia, somos anteriores a
ellos, milenariamente anteriores, teníamos nuestra propia organización, y cultura. Es una
lucha por apropiarse del relato, y transformarlo para transformar la realidad
latinoamericana.

En los pueblos originarios sí una división del trabajo, élites políticas y económicas que se
quedaban con el excedente producido por el pueblo llano, lo quiere decir que en estas
sociedades sí había explotación y dominación.
Durante el período colonial, la sociedad latinoamericana fue una sociedad dividida entre
conquistados y conquistadores, con una fuerte división étnica. Los conquistadores eran los
que organizaban políticamente, y económicamente la sociedad y el gobierno lo cual les
permite imponer su ideología. En esta sociedad hay unos privilegiados que tienen
beneficios por su color de piel. En medio de esto, se desarrolló la esclavitud y la
acumulación de capital.

Para Marx, el capitalismo nace desde la violencia, esta acumulación se da desde la


expropiación de los campesinos y siervos, y desde el capitalismo colonial. Por medio de
leyes se expropia a los campesinos para que conviertan mano de obra para las empresas
colonial que los explotan. Se sacaban recursos desde América Latina y África para que
vayan a Europa. Sin embargo, aunque esto haya pasado hace mucho tiempo, el
colonialismo sigue dentro de nuestra sociedad latinoamericana.

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