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TEMA 7: MODELOS APLICADOS AL TRABAJO SOCIAL.

EL MODELO
PSICODINÁMICO.

7.1- Introducción
Las primeras y grandes influencias teóricas que recibió el Trabajo Social provinieron de los,
entonces, deslumbrantes progresos científicos a los que llegaron disciplinas como la
psicología y la psiquiatría.

Su influencia se tradujo en el Trabajo Social pasando de conceder primordial atención a los


problemas económicos y sociológicos del cliente, a otorgar mayor importancia al
conocimiento de sus problemas psicológicos y emocionales.

Además acentuó la tendencia a perder de vista los aspectos institucional y social, tan
importantes para Mary Richmond, «y a apoyarse más en los problemas y recursos de la
persona que en los problemas y recursos de la situación».

En este sentido, cobra mucha importancia la obra de Sigmund Freud.

Bajo este modelo se asume que los desórdenes psicológicos son el resultado de la
ansiedad ocasionada por una serie de conflictos sin resolver y fuerzas inconscientes en el
ser humano que al entrar en constante lucha pueden conducir a estados de malestar.

La psicopatología como tal aparece cuando el individuo intenta usar muchos mecanismos
de defensa y éstos fallan.

El ello está motivado por el principio del placer. El ego opera a partir del principio de
realidad, que funciona para satisfacer los deseos del id de las formas más razonables y
realistas. El superyó representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura.

Cuando el ego teme que perderá un conflicto se protege a sí mismo usando la ansiedad
como mecanismo de defensa, el uso exagerado de mecanismos de defensa produce
psicopatología. Otros desórdenes son ocasionados por experiencias emocionales que se
asocian a pérdidas durante la infancia.

7.2- Asunciones básicas del enfoque.


Nuestro comportamiento y sentimientos están fuertemente determinados por motivos
inconscientes. Todo nuestro comportamiento está determinado.

Nuestro comportamiento y sentimientos de adultos (incluidos los problemas psicológicos)


tienen su raíz en las experiencias de nuestra infancia.

La personalidad está formada por tres partes: el ello, el yo y el superyo.

Nuestro comportamiento está motivado por dos instintos básicos: Eros (instinto de vida e
impulso sexual) y thanatos (instinto de muerte e impulso agresivo). Ambos provienen de el
ello.
Las partes de la mente inconsciente (ello y superyó) están en constante conflicto con la
parte consciente de la mente (el yo). Este conflicto genera ansiedad, y para manejar esta
ansiedad (conflicto no resuelto) el yo utiliza los mecanismos de defensa.

7.3- Mecanismos de defensa. (IMPORTANTE)


Los mecanismos de defensa funcionan a nivel inconsciente y nos ayudan a manejar los
sentimientos desagradables (la ansiedad) haciendo que nos sintamos mejor. Los recuerdos
dolorosos, los pensamientos socialmente indeseables, los deseos inaceptables, los
impulsos... que se han bloqueado en el inconsciente, no desaparecen. Continúan ejerciendo
una gran influencia en nuestro comportamiento. Los mecanismos de defensa son las
barreras que mantienen este contenido bloqueado. Hay una batalla continua entre el deseo
(reprimido en el ello) y los mecanismos de defensa.

Utilizamos los mecanismos de defensa para protegernos de sentimientos como la ansiedad


o la culpa que surgen cuando sentimos que nos tratan mal o cuando el ello o el superyó se
vuelven muy exigentes.

No tenemos un control consciente sobre ello, son no-voluntarios. El yo utiliza uno o algunos
para protegernos de situaciones estresantes en la vida. Son naturales y normales. Sólo
cuando se usan de forma desproporcionada se desarrolla la neurosis (estados de ansiedad,
fobias, obsesiones o histeria).

Los principales mecanismos de defensa (aunque hay más) son los siguientes:
➢ Represión
Este es el más importante para el enfoque psicodinámico. Es un mecanismo defensa
que emplea el yo para mantener fuera de la conciencia los pensamientos
amenazadores o molestos. Normalmente se reprimen aquellos que darían lugar a
sentimientos de culpa si los detecta el superyo.

➢ Proyección
Este mecanismo funciona atribuyendo a otras personas nuestros
pensamientos,sentimientos y deseos. Los pensamientos que normalmente se
proyectan en los otros son los que causarían culpa como los pensamientos
relacionados con fantasías sexuales y agresivas.

➢ Desplazamiento
Es la redirección de un impulso (normalmente agresivo) hacia otro punto objetivo. El
objetivo puede ser una persona, un animal o un objeto y sirve como sustituto
simbólico. Alguien que se siente incómodo con su deseo sexual hacia otra persona
puede también sustituirla por un objeto fetiche.

➢ Sublimación
Este es similar al desplazamiento pero tiene lugar cuando utilizamos el
desplazamiento de una forma constructiva y no destructiva. El arte puede ser un
ejemplo. Muchos grandes artistas y músicos han tenido vidas muy infelices y han
utilizado el arte o la música como medio para expresarse.

➢ Negación
La negación implica no reconocer una realidad externa. Si una situación es lo
suficientemente difícil de manejar, la persona niega que exista. Este es un
mecanismo muy primario y peligroso porque no por negar la realidad está
desaparece.

➢ Regresión
Este mecanismo consiste en dar un paso atrás en el desarrollo psicológico cuando
estamos ante una situación estresante. Cuando estamos en problemas o cuando
tenemos miedo, nuestro comportamiento se vuelve más infantil o primario.

➢ Racionalización
En la distorsión cognitiva de la realidad para convertir un suceso o un impulso en
algo menos amenazante. Incluso lo utilizamos con un nivel cercano a la conciencia
cuando nos protegemos a nosotros mismos con excusas, llegando a no ser
consciente de ellas.

➢ Identificación con el agresor


Es una forma de adoptar rasgos negativos o temidos. Por ejemplo, si tienes miedo
de alguien, una forma de dominar ese miedo es volviéndote como esa o esas
personas o no identificándote como agredida.

7.4- Contenido conceptual de referencia del modelo.


La teoría psicoanalítica propone un modelo de desarrollo de la personalidad basado en la
existencia de fuerzas opuestas que procuran conseguir un equilibrio dinámico.

Pone su atención en mejorar y facilitar el desarrollo de la personalidad de los individuos,


que ha podido verse entorpecida por diferentes conflictos psíquicos que han afectado de
forma traumática a estas personas, condicionando y explicando la situación en la que se
encuentran.

La teoría psicoanalítica busca tratar e invertir en el estado “interno” del individuo con el fin
de cambiar la conducta “externa”.

El objetivo es hacer conscientes los conflictos inconscientes y desde ahí mejorar el


funcionamiento general de las personas.

Aunque no es la teoría predominante en la práctica profesional, la teoría psicodinámica, sola


o en combinación con otras teorías, ha aportado diversos enfoques de intervención
interesantes para la práctica profesional del trabajo social, entre los que destacan el
modelo psicosocial, el modelo funcional, en modelo de resolución de problemas y el análisis
de problemas y el análisis transaccional.

7.5- Diferentes enfoques en el modelo.


MODELO CLÍNICO-NORMATIVO
Este enfoque médico ha sido ampliamente aplicado en Trabajo Social y se le denomina así
debido a las connotaciones médicas que contiene, dada la relación que se produjo entre la
disciplina y la medicina. La terminología que utiliza: diagnóstico, tratamiento y pronóstico,
metodología y proceso de intervención son clínicos.
Surgió por Mary Richmond en sus dos obras claves "Diagnóstico Social" (1917) y "Caso
Social Individual" (1922). En ellas se describen las primeras teorías y metodología científica,
extraída de la experiencia de trabajadoras sociales, sacadas a partir de las regularidades
encontradas en sus actuaciones en diferentes campos.

También se señala que este modelo focaliza el problema, aunque nunca se descuidó los
aspectos positivos de las capacidades y posibilidades de las personas. Se denomina
normativo porque seguía la norma de la sociedad, el trabajo social está al servicio de ella. El
objetivo es integrar al individuo que se desvía.

El objetivo general que se persigue con la intervención clínica es el de ayudar a la persona


a comprender mejor su situación y a afrontar de una manera menos dolorosa y patológica
sus conflictos y, en última instancia, a lograr un crecimiento personal que le permita poder
enfrentar con un menor coste personal sus dificultades o problemas vitales.

El proceso metodológico consiste en el estudio de la situación, la realización de un


diagnóstico psicosocial y el establecimiento del tratamiento correspondiente. Es muy
utilizada en el método tradicional de “case work” y la técnica que se utiliza especialmente es
la entrevista individual o familiar.

ENFOQUE FUNCIONAL
Nace como reacción a la excesiva influencia del psicoanálisis en el trabajo social. Considera
que la relación causa-efecto refleja un mecanismo demasiado determinista que deja un
espacio restringido a la posibilidad de cambio, de evolución y creatividad de la persona.

Este modelo tiene en cuenta la voluntad y la capacidad del individuo para mantener el
control de su crecimiento. Dándole la oportunidad de poder efectuar cambios, de ser, al
menos en parte, el artífice de su propia vida.

Los funcionalistas centran en la persona el foco de cambio y atribuyen al trabajador social la


tarea de facilitar la exteriorización de sus posibilidades, permitiéndole expresar al máximo
sus capacidades y orientándolas al cambio.

Se da especial importancia a la relación entre el trabajador social y la persona. El trabajador


social trata de apoyar al cliente a liberar su capacidad innata. Debido a que los trastornos
psíquicos son causados por un uso destructivo de las relaciones del cliente, el trabajador
social funcional trata de sustituirlo con nuevas que conducen al uso constructivo de su
propio yo y el de la otra persona.

A través del proceso de relación, se van asignando responsabilidades a la persona


buscando que ésta se ayude a sí misma, aprendiendo a utilizar los recursos que le ofrece la
agencia o institución.

El método que propone el Trabajo Social funcional no es un estudio o un diagnóstico del


sistema cliente (ya sea éste comunidad), sino hacer que el de un individuo, un grupo, una
familia o una cliente «se mueva». Para ello, el Trabajo Social funcional llama a su
intervención «proceso de apoyo» y deja de usar ya el término de «tratamiento» empleado
en el diagnóstico social de corte psicoanalítico. Para ello es muy importante llevar a cabo
las siguientes “técnicas”:

➢ La clarificación. La clarificación permite que lo desconocido se convierta en


conocido:
- Las posibilidades del servicio.
- Las condiciones requeridas para poder beneficiarse de ellas.
- Lo que se puede esperar del servicio y del trabajador social.
- Las exigencias y las expectativas del cliente.

➢ El fraccionamiento. Permite dividir lo que es percibido como un problema total o


como un objetivo global en algo lo suficientemente pequeño como para ser
aprehendido como necesidad u objetivo de partida.

➢ La empatía y el respeto del ritmo de la persona. Permiten sentir lo que representa


el hecho de cambiar para el cliente y la manera en que responde a este sentimiento
de forma apropiada a la situación particular.

Las principales representantes en el ámbito del Trabajo Social son Virginia Robinson y
Jessie Taft, y ha sido vinculada a la Escuela de Pensylvania.

La intervención consiste en observar y describir la situación del cliente, siendo el


diagnóstico la evaluación de ésta para aprovechar los servicios institucionales,
condicionando la intervención al tipo de recurso que provee la agencia o institución donde
presta su servicio el profesional y a la capacidad de la persona para aprovechar ese y no
otro recurso.

Se profundiza la relación Trabajador Social-cliente para conducir el proceso de toma de


decisiones activando la capacidad para elegir. Se ahonda en el conocimiento del problema y
se visualizan soluciones posibles.

El énfasis no está en el pasado, sino en una visión no médica de entender la situación


actual motivada por las interacciones sociales que hará que se despliegue una serie de
sentimientos problemáticos propiciando mediante el establecimiento de un vínculo relacional
en la que la persona toma un papel completamente protagonista.

ENFOQUE PSICOSOCIAL
El modelo psicosocial tiene como principales exponentes a Woods y Hollis (1964), que
fueron continuadores de la teoría del diagnóstico realizada por Gordon Hamilton en su
publicación: “Teoría y práctica del Trabajo Social” (1940).

El Trabajo Social Psicosocial está preocupado por la mejora de las relaciones


interpersonales y de las situaciones vitales del cliente.

El enfoque psicosocial reconoce de forma constante la importancia de los procesos


psicológicos internos, así como la importancia de los procesos sociales externos, las
condiciones físicas y la interacción entre ellas. El pensamiento de Hamilton y su concepto
de «persona en situación» es la clave para el Trabajo Social psicosocial, ya que se refiere a
la triple configuración consistente en la persona, la situación y la interacción entre ellas.

Para entender la «persona en situación» se requiere un entendimiento de la psicología de


forma que le permita al trabajador social apoyar a la persona que tenga problemas internos.
Igualmente, se requiere un análisis de las fuerzas del entorno que permita descubrir
aquellas fuerzas que están perjudicando o afectando seriamente a las personas, familias o
grupos con los que está trabajando el trabajador social.

Para la Escuela Psicosocial, el diagnóstico que realiza el profesional o la profesional es


esencial, consistiendo en un examen crítico del conjunto persona-situación y del problema
para el que demanda ayuda.

En palabras de F. Hollis (1970): “El proceso diagnóstico es un examen minucioso de un


complejo persona-situación y de la dificultad para la que es solicitada o necesaria una
ayuda, con el fin de llegar a comprender, cada vez con más detalle y precisión, la naturaleza
de la dificultad”.

Este diagnóstico se apoya sobre la observación, la comprensión del problema y de la


persona en situación. También sobre los conocimientos y la experiencia personal y
profesional de la persona experta, que le permitirá dar significado a los datos recogidos.

La relación, medio de comunicación entre una persona que pide ayuda y otra que desea
aportarla, es condición esencial de la intervención desde este modelo.
La figura profesional constituye el primer instrumento de trabajo ya que sus características
personales, lo que dice y como lo dice influyen directamente en las respuestas de la
persona.

ENFOQUE DE RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS


Helen Harris Perlman con su obra: Social Casework: A Problem-solving Process (1957), ha
sido la gran impulsora de este enfoque. Se podría decir que, aunque hay diferentes
orientaciones a la hora de efectuar la práctica en Trabajo Social, el elemento central es la
solución de problemas y centra su atención en el presente (no en el estudio de experiencias
del pasado, ni en la organización de la personalidad).

Es decir, el modelo se fundamenta en centrar la atención en el problema de las personas


más que en las personas en sí. Según este enfoque, el trabajo con casos sociales se define
de la siguiente forma: una persona, con un problema se dirige a un servicio donde una
profesional cualificada o un profesional cualificado la ayuda según cierto proceso.

El objetivo de la intervención es ayudar a resolver la dificultad actual y facilitar un cierto


aprendizaje del problema, para hacer frente a las sucesivas dificultades.
Se basa en el axioma de que la principal fuente de hecho referente al problema reside en el
propio cliente. El cliente es el que conoce, por dentro y por fuera, el problema, respetando el
profesional la propia concepción y prioridades que hace la propia persona del mismo.

El problema consiste en un obstáculo, una necesidad o una acumulación de frustraciones o


inadaptaciones que representan una amenaza o incluso impiden la adecuación vital de la
persona. El lugar es una institución de ayuda al individuo. El proceso es una transacción
progresiva entre el profesional que ayuda y el cliente.

Se establece un tipología de problemas clasificándolos en acuciante, desencadenante,


fundamental y causal, estimando que el trabajador social debe centrarse en aquel problema
que el cliente considere crucial, debiendo llegar también al resto paulatinamente.

Este enfoque admite la naturaleza dinámica y polifacética del problema, en el cual pueden
intervenir muchas variables y diversas, entre las que destaca la interacción con el entorno.
Como él problemas es complejo, propone no trabajar con el conjunto del problema, sino
seleccionar algunos aspectos del mismo como unidad de trabajo.

El diagnóstico deriva en un contrato. Este consiste en la comprensión de las dificultades, de


los recursos que permitan a la persona llegar a tomar una decisión en relación a la
resolución del problema.

7.6- Naturaleza de la relación significativa entre el trabajador social y la persona.


La relación terapéutica difiere en cada uno de los enfoques anteriormente presentados, si
bien se puede percibir que en todos ellos se trata de un tipo de relación entre experto y
lego. El trabajador social es considerado como el profesional experto que con sus
conocimientos es capaz de obtener las informaciones necesarias, analizar los datos más
significativos y proponer los sistemas de acción pertinentes al caso, es decir, es el que lleva
el peso de la intervención.

Realiza, utilizando la metáfora médica, el diagnóstico, el pronóstico del caso y la


intervención necesaria. La persona, denominada paciente, posee en este modelo, un rol de
pasividad, de receptividad y de ausencia de influencia directa en la intervención.

El trabajador social mantiene una cierta distancia personal con el cliente, con el fin de
garantizar que éste sea un espejo o pantalla en blanco que refleja lo que el analizado
proyecta, evitando mostrar sus propias proyecciones o conflictos y la neutralidad necesaria.
Al mismo tiempo debe mostrar una actitud receptiva ante los datos que aporte la persona

La relación, por tanto, se sustenta en torno a dos roles diferentes; por un lado, el paciente,
que ignora cómo se ha originado su problema y mantiene su comportamiento y, por otro, el
trabajador social, que es capaz de hacer consciente lo inconsciente, manteniendo una
escucha cálida, al mismo tiempo que distante.

7.7- Cómo concibe el modelo a la persona que vive el problema


El modelo psicodinámico posee diferentes enfoques que no se ponen de acuerdo en una
única forma de concebir al individuo, si bien en todos ellos se obtiene una visión de la
persona y de su problema de
forma patológica.

A grandes rasgos, se puede señalar que estos enfoques depositan en las causas internas
del sujeto el foco de la intervención.
La persona es la responsable de la situación que atraviesa y la relación de apoyo se basa
en encontrar, sobre todo, las causas internas sobre las que es necesario intervenir.

Se tiende a subrayar que es la persona la que necesita el apoyo de un “experto”, debido a


su limitada comprensión de la situación y de su capacidad actual para hacerle frente,
dejando de lado o ignorando otros factores, como los externos a la hora de interpretar la
situación.

7.8- Psicoanálisis y trabajo social


La teoría del trabajo social ha sido muy influenciada por la teoría psicoanalítica,
concretamente en:
➢ Por la influencia de la terapia al producir un estilo de relación permisivo, abierto y
receptivo en lugar de uno que fuese imperativo y controlador. Una relación que
buscaba además la explicación y la comprensión de la realidad.

➢ Por la importancia atribuida a los sentimientos y a los factores del inconsciente, en


vez de los hechos en sí.

➢ Por la importancia que se le da desde el trabajo social a la infancia y a las relaciones


paterno filiales.

➢ Por el diagnóstico y el insight (facilitar la percepción y comprensión del problema a la


persona), tan útiles hoy en día en la profesión.

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