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UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA DE ESTUDIOS LITERARIOS

LICENCIATURA EN LITERATURA

Asignatura: seminario taller de métodos literarios.

Profesor: Agredo Piedrahita

Estudiante: Iarley Stiben Rodriguez Rodriguez (202327082)

El siguiente trabajo consta de un análisis del cuento "Feliz año nuevo" de Rubén Fonseca, a la
luz de las veintidós técnicas planteadas por Daniel Cassany en su obra "Tras las líneas".
Empecemos por contextualizar la obra a la luz del autor. Rubén Fonseca fue un policía,
abogado y escritor brasileño nacido en el año 1925. Durante su vida ejerció diversas actividades,
entre ellas la de abogado; y no fue sino hasta sus 38 años que se dedicó, de manera exclusiva, a
la literatura.
Los diferentes cargos ocupados durante su vida, como el de policía, le sirvieron para su estilo
narrativo. Esto lo podemos notar por su énfasis en temas como la violencia o la corrupción. En
su etapa en la que abogaba por hombres que tenían conflictos con la ley, mayoritariamente
negros, pudo divisar de cerca la violencia entre estos hombres y del estado hacia las
comunidades empobrecidas.
En "Feliz año nuevo", Fonseca utiliza un estilo llamado realismo sucio, corriente a la que
pertenece Bukowski, la cual consiste en retratar la vida cotidiana de manera cruda y sin tapujos,
esto con una prosa simple. Este estilo utiliza personajes comunes, a menudo de clases bajas; esto
para retratar los conflictos que se sitúan en los escenarios de estas clases, mostrando temas
cotidianos que les atañen. Por otro lado, expone los rasgos psicológicos de los personajes a
través del acto por sí mismo y no tanto del pensamiento; lo que lo diferencia de otros estilos
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literarios que hacen un gran énfasis en los pensamientos del personaje; y a su vez, lo convierte en
un estilo que requiere mucho de la interpretación del lector, pues este requerirá deducir a partir
de los hechos presentados y de lo que se dice "literalmente". Esto último lo podremos ver en
características psicológicas del narrador, de lo cual hablaremos más adelante.
Fonseca pone en escena a un grupo de individuos movidos por la necesidad y el odio; y nos
muestra cómo el poder, la capacidad de ejercer algún tipo de dominación hacia otros, es llevado
al límite incluso cuando no existe la necesidad intrínseca. Muestra las consecuencias de la
desigualdad: el encanallamiento de sus individuos, los del lado más leve de la balanza,
llevándolos a sumirse en la más oscura barbarie.
Hay pues, un resentimiento presente en los protagonistas, en especial del narrador, el cual
tiene un notable odio por las personas de clase alta. Se puede divisar al momento en que,
teniendo la posibilidad de violar a alguna de las mujeres de la casa robada, este se rehúsa
mostrando un repudio por éstas: "Me dan asco estas mujeres. Me cago en ellas. Sólo jodo con las
mujeres que me gustan." Por otro lado, los actos barbáricos que comete a lo largo de su estancia
en la vivienda lo recalcan. Por ejemplo, los actos cometidos en el dormitorio, cuando este
deposita sus heces en la colcha: "Volví al cuarto, empujé a la gordita para el suelo, coloqué la
colcha de satén de la cama con cuidado, quedó lisa, brillando. Me bajé el pantalón y cagué sobre
la colcha."
Algo que se puede percibir en el cuento es la forma en que el narrador, consciente o
inconscientemente, utiliza la misma técnica de manipulación que su víctima para luego
asesinarla. El narrador usa la amabilidad ordenándole el lugar donde quiere que esta se pare, para
luego matarla a balazos. Podría esto suponer en el narrador una especie de psicopatía, por la
incapacidad de sentir empatía y el uso de la amabilidad para su propio beneficio. Algo que, si lo
analizamos, resulta consecuencia de. Me explico. Hay en la obra una notable crítica a una
sociedad donde mientras unos ríen con la plena satisfacción de sus necesidades, otros sufren sin
tener ni qué comer —o, más específicamente, sin siquiera agua para vaciar el baño—. Se muestra
la quietud de la clase acomodada, la cual carece de empatía hacia los menos favorecidos por el
sistema, el cual, para mantener a las clases acomodadas arriba, requiere de la explotación de los
que están abajo, generando desigualdad y las consecuencias de esta mostradas en el cuento:
violencia, barbarie, etc. En el cuento, esa falta de empatía resulta un problema no solo para las
clases bajas —al ser explotadas por las clases altas— sino también para las clases acomodadas,
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ya que cuando las bajas se encanallan, actúan en su beneficio con la misma apatía que reciben de
la otra. Por tanto, se muestra que inconscientemente, varias características inmorales de las clases
dominantes se permean en las clases oprimidas.
Podríamos pensar que esta apatía es, únicamente, el resultado de la miseria y la idea de que
"los ricos tienen de sobra", como podría suponer el texto en el monólogo interno del narrador:
"Hijo de puta. Las bebidas, las comidas, las joyas, el dinero, todo aquello eran migajas para ellos.
Tenían mucho más en el banco. No pasábamos de ser tres moscas en el azucarero". Sin embargo,
teniendo en cuenta el materialismo, el cual presenta que todo acto o idea tiene su causa en las
circunstancias materiales que las preceden, podemos afirmar que la acumulación de
comportamientos apáticos por parte de las clases superiores hacia las clases dominadas,
generaron esta apatía e individualismo en los marginados. Por tanto, no solo la miseria juega un
papel clave en la actitud de los personajes, sino también la influencia empírica que reciben
verticalmente de las clases superiores: la hegemonía cultural, bajo ideas individualistas, puede
llegar a opacar la empatía de la sociedad.
La forma de vida de los personajes muestra la falta de educación propia de las zonas
marginales de la sociedad. La falta de educación podría explicar los comportamientos estúpidos
que tienen los marginados al contribuir, con sus acciones, a que se perpetúe esa atmósfera de
caos. Esto se puede notar en el acto en que, habiendo robado lo que encontraron en la casa, optan
por hacer daño. También se puede notar en detalles como los de irse a orinar a las escaleras —lo
cual representa una adaptación al caos—, o el de la más absurda normalidad que le da Candinha
a la situación. Por tanto, la necesidad pasa a otro plano, uno en el que el motor de las acciones es
el odio reprimido causado por la desigualdad, la opulencia de los altos sectores sociales, la falta
de educación en los sectores marginales, la opresión, la falta de empatía fruto del individualismo,
que pasa a volverse el principio implícito al que obedecen ambas clases sociales.
En suma, el autor retrata a una sociedad con múltiples problemas sociales que propician
diversos males. Lo hace de una manera imparcial —que se puede notar en su estilo, el cual no
emite juicios de valor propios, sino que expone los que requiere la trama adhiriéndolos a un
personaje—. Esto, claro, se nota con una reflexión crítica sobre los sucesos ocurridos en el
cuento, puesto en primera instancia se podría pensar que el autor victimiza a los ricos y sataniza
a los marginados; lo cual deja de ser cierto comprendiendo las circunstancias que muestra el
texto.
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Bibliografía

- Cassany, D. (2006). Tras las líneas. Anagrama.

- Fonseca, R. (1975). Feliz Año Nuevo. Editora Artenova.

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