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Historia Argentina

Contemporánea
Pasados presentes de la política,
la economía y el conflicto social
'
IL\o a la democracia: la herencia de la dictadura y
las üusiones frustradas (1983-1989)

Ariel I;iladoro, Alejandra Giulúmi y Miguel Mazzeo

Creer que las palabras expresan los fiensumienios, creer que los pensamien-
tos rigen la voluntad, creer que la voluntad conduce a los aeonteáinitnlos
y creer que los acetitecitaientos son controlados por e¡ alcance de las leyes,
tal es la síntesis de la confia ti^a cívica radical.
Enrique Fogwill (1984)

1. Introducción

La derrota en la Guerra de Malvinas provocó un profundo descrédito del régi-


men militar. Tras la renuncia del general Leopoldo Fortunato Galtieri, las Fuerzas
Armadas designaron como presidente ai general Reinaldo Bignonc, quien asu-
mió el papel de "liquidador" de la experiencia de la dictadura militar. Se inició
de ese modo el proceso de transición hacia un régimen político democrático,
signado por la crisis económica, la de scstruc tu ración de la tradicional matriz
sustituriva de importaciones v el sostenimiento del régimen de acumulación
de la valorización financiera, la crítica situación por la que atravesaban los tra-
bajadores, la instalación del problema del desempleo, la creciente difusión pú-
blica de la verdad respecto del terrorismo de Estado y la movilización de los
organismos de derechos humanos.
• ii En abril de 1983 las Fuerzas Armadas redactaron un Acta Institucional. I *,n elí;i
asumían la responsabilidad en las "acciones antisubversivas" y declaraban falle-
cidos a los desaparecidos. Buscaban evitar a toda costa una revisión de lo actua-
do y borrar las secuelas del terrorismo estatal. Consideraban a las prácticas más
características de este tipo de terrorismo -la desaparición de personas, el exter-
minio de prisioneros y la tortura— como "actos de servicio" o "gestos patrióti-
cos". En esa misma línea, impulsaron una ley de autoamnistía, por cual se li-
braba de toda responsabilidad a los ideólogos y ejecutores del mayor genocidio
de nuestra historia.
\'\o militar estableció un nuevo estatuto de los partidos políticos, que
'comenzaron a reorganizarse. A través de ellos se canalizaron las expectativas de
T
416 | / M l l l - : i . l 1 t A [ X ) R ( ) , A I . ( - ; | . - \ N l > R A C i n J . \ N I Y i \ ( l t ; U I J . M \ / . / . l - : ( l I . M Í l C I ' O l t N O A l.Ani-MOCHACIAfllíKl-l'ffi'J) | 417

la sociedad argentina, como quedó demostrado por la afiliación masiva ¿e ciu- siendo "eí liberalismo por otros medios". Enrique Foguill publicó, en mayo de
dadanos. Este proceso tuvo lugar más allá de las limitaciones de los partidos y 1984, un ensayo en la revista FJ Porteño titulado "La herencia cultural del Proce-
de la mayoría de los dirigentes políticos, muchos de ellos cómplices, en diver- so", donde destacaba una invariante histórica de largo plazo, que se inició con la
sos grados, de la dictadura militar, o sencillamente obsoletos o visualizados dictadura y que continuó en el período abierto en 1983. Proponía, crudamente,
como políticamente inadecuados para un procedo democrático, tolerante y res- buscar el Proceso en los "pasadizos progresistas de los contemporáneos"1.
petuoso de los derechos.
Esto último ocurrió principalmente con el Partido Jusácialista, dominado por
la derecha política y sindical. Lorenzo Miguel, líder de la Unión Obrera Meta- 2. La política de derechos humanos y la cuestión militar:
lúrgica (UOM) y heredero del sindicalismo vandonsta, era además vicepresi- avances y retrocesos
dente del Partido fusticialista, siendo de hecho la máxima autoridad del parti-
do, ante la ausencia y el desprestigio de la titular, la ex presidente Isabel Perón. Los organismos de derechos humanos, en particular las Madres de Plaza de
Los principales representantes del poder sindical peronista limitaron sus criti- Mayo-, constituyeron una de las principales resistencias a la dictadura militar.
cas a la dictadura y establecieron un diálogo con los militares. El pacto militar- El movimiento de derechos humanos fue creciendo y consolidándose a partir de
sindical fue denunciado por el radicalismo durante la campaña electoral, prin- la apertura política en 1982. Con el retorno de la democracia, una de las tareas
cipalmente por el candidato presidencial Raúl'Ricardo Alfonsín, lo que contri- de los organismos que lo conformaban, consistió en regularizar la situación
buyó a que una parte del electorado, tradicionalmentc peronista, votara la fór- jurídica de presos políticos, exiliados, niños nacidos en la clandestinidad, pa-
mula de la UCR. rientes de desaparecidos con causas penales pendientes y problemas patrimo-
Además, Alfonsín legitimaba su candidatura por el hecho de haber surgido de niales, de documentación, etc.
elecciones internas en la UCR. Durante la campaña electoral desplegó un discur- Amplios sectores del movimiento de derechos humanos y partidos políticos
so basado en la posibilidad de la construcción de un Estado de derecho y asumió opositores a la UCR reclamaron la formación de una comisión parlamentaria
personalmente el papel de garante de los valores republicanos. Alfonsín convoca- bieameral, con poderes para investigar los crímenes del terrorismo de Estado.
ba a la sociedad a realizar una "apuesta contractual", tomando la figura del "pac- Sin embargo, Alfonsín, en una de sus primeras medidas, creó un organismo
to" como la forma principal de la política. Por todo esto, en las elecciones de ligado directamente al Poder Ejecutivo, la Comisión Nacional sobre la Desapa-
1983, el candidato de la Unión Cívica Radical obtuvo más del 50 por ciento de rición de Personas (CONADEP), dirigida por el escritor Ernesto Sabato y otras
los votos y se impuso a la fórmula justicialista integrada por ítalo Argentino personalidades de la cultura y la política3* El objetivo de la comisión era inves-
Luder y Deolindo Bittel, que alcanzó el 40 por ciento. La primera derrota del tigar y acumular pruebas sobre las prácticas del terrorismo estatal durante la
justicialismo en elecciones ubres y la instauración de un bipartidismo inexistente dictadura (desaparición de personas, torturas, asesinatos, etc.), sobre el destino
con anterioridad, marcaron el tono de los tiempos iniciales del nuevo gobierno. de los detenidos-desaparecidos y sobre los campos de concentración. En menos
Se abrió un período que muchos de los contemporáneos interpretaron como de de un año la comisión reunió gran cantidad de expedientes con testimonios de
franca ruptura con el pasado dictatorial-(Ua polisémica idea de "democracia" pare-
cía actuar como un conjuro contra los años de piorno. Sin embargo, la herencia de 1 lístcban Rodrigue/: L-' invariante He la época. Las Jornias de la cultura política en la
la dictadura se manifestaría profunda y la sociedad que emergía de ella era muy Argentina contemporánea, \& Plata, I Adiciones I,a Grieta, 2001, p. 10.
distinta a la de los inicios de la década de 1970.;Baste sólo observar uno de los~ 2 También cabe destacar la participación de: Abuelas de Pla/a de Mayo, 1'amiliares de Des-
datos más significativos que presentaba el escenario político en 1983: la menor aparecidos y Detenidos por Ka/ones Políticas, el Servicio de l*ax y Justicia, el (.entro
de t istudios legales y Sociales, el Movimiento I Ecuménico por los Derechos 1 [tímanos, u
incidencia relativa de fuerzas políticas "revolucionarias" y de izquierda, de gru-
Asamblea Permanente por los Derechos I lumanos, la Liga Argentina por l"s DerecN s
pos contestatarios y rebeldes en el campo sindical y estudiantil. El contraste con del Hombre y la Asociación de líx Detenidos y Desaparecidos, creada en 1984.
los años previos al golpe del 76 era evidente, una clara constatación de que los 3 l-'.ntrc otros, integraban la CONADKP Rene I «avaloro, (aime de Nevares, Gregorio
principales objetivos de la dictadura militar se habían cumplido. Klimovsky y Magdalena Rui:/ (¡míia/ú. Adolfo Pérex Iísi|uivcl, premio Nobel de la IV.,
La democracia representativa fue la forma que asumió la continuidad del proceso rechazó el ofrecimiento a f< irmar parte de la CON ADI ÍP por considerar que debía haberse
económico-social iniciado por Alfredo Marañe;: de Hoz. La democracia terminó creado una comisión parlamentaria.
418: A U I I J . I ll.AlXllíO.AU-ltANDKACIU.I \NI YM1GU .I.IU.V/y.líO

sobrevivientes de los campos de concentración y de sus familiares v amigos. III El gobierno de Alfonsín, coherente con su concepción verticalista de la toma de
miedo aún reinante en la sociedad argentina y la supervivencia parcial del apa- decisiones políticas, no estuvo a la altura de las circunstancias históricas. Lejos de
rato represivo de la dictadura, nunca embestido a fondo por el gobierno radical, presionar y cercar al poder militar, apoyándose en la importantísima moviliza-
lucieron que muchas personas se negaran a declarar ante la CONADEP. Los ción popular y en el formidable repudio que la sociedad estaba manifestando
organismos de derechos hum;mos estimaron en 30.000 el número de personas hacia los sublevados, decidió negociar y conceder. El presidente, un "liberal" más
detcmdas-desaparecidas durante la dictadura militar y en más de 500 los cen- que un "demócrata", había claudicado. Quedó demostrado que en su idea de la
tros clandestinos de detención (campos de concentración). democracia, el énfasis estaba puesto en lo procedimental. No concebía la demo-
Los militares pretendían ser juzgados por sus pares pero, ante la presión de los cracia como la lucha por más democracia. Carecía de la predisposición para difun-
organismos de derechos humanos v de la sociedad así como por el compromiso dir el poder estatal por todo el tejido social y, por lo tanto, no favoreció un proce-
demostrado por algunos sectores del propio gobierno, los casos de violación de so de expansión de los ámbitos estratégicos de la participación popul:u. Al con-
derechos humanos perpetrados por las fuerzas de seguridad fueron pasados a trario, impulsó la proliferación de circuitos median/adores que reproducían las
tribunales civiles después de una reforma introducida por el Congreso que esta- desigualdades, rarificando el poder de los que tenían poder. Es decir, al mediati-
blecía que el fallo de la justicia militar podía ser apelado ante la Cámara Fede- zar los puntos de vista y los intereses que entraban en colisión en un marco signado
ral con competencia en el lugar donde los hechos se habían producido. por la asimetrías, benefició a los grupos más poderosos.
1 ín abril de 1985 comenzaron las audiencias del juicio a las tres primeras juntas Poco después de los sucesos de Semana Santa, en junio de 1987, el Congreso
militares. Desde ese mes hasta fin de año. la sociedad se conmovió ante los sancionó la Ley de Obediencia Debida (ley 23.521), por la cual los oficiales de
relatos de sobrevivientes que ponían en evidencia el grado de barbarie ejercido menor graduación, los suboficiales y los cuadros subalternos en general, respon-
por la dictadura militar y el Estado argentino, que mató, torturó, violó, robó sables inmediatos de .un abanico de aberraciones, quedaban librados de toda res-
(bienes y personas) y que no dejó derecho por avasallar. A fin de año, los princi- ponsabilidad en la represión, puesto que habían "obedecido" las órdenes de sus
pales jerarcas del "Proceso" fueron condenados a cárdena perpetua o a muchos superiores. Estas leyes acabaron con las expectativas que una parte de la sociedad
años de prisión. Los procesos judiciales no se limitaron a los militares, en 1986 había depositado en el gobierno radical. Amplios sectores se sintieron profunda-
fue extraditado José López Rega, y acusado por su rol como jefe de la Triple A. mente frustrados. A partir de 1987, el consenso inicial del gobierno de Alfonsín
Alfonsín estaba dispuesto a disminuir eí poder de las fuerzas Armadas, para lo se fue deteriorando a pasos agigantados.
cual pasó a retiro a un conjunto de oficíales de alto rango y redujo el presupues- De todos modos, durante 1988 hubo otras dos rebeliones. Aldo Rico, después
to militar. Pero fueron los juicios los que generaron la reacción militar. Según de fugar, volvió a sublevarse en 1988, en Monte Caseros, en Corrientes. A fin de
la Cámara, había que avanzar en la investigación, no sólo teniendo en cuenta las ese ano, el coronel Mohamed Alí Semeldín, otro líder "carapintada", se sublevó
responsabilidades de los oficiales superiores sino también las de los "ejecutores" en Villa Martelli, en la provincia de Buenos Aires. Sciiicldín exigía una amnis-
de las órdenes de los jefes. Los hechos demostraron que, a pesar de! descrédito, tía para todos los militares juzgados y procesados y la renuncia del comandante
los multares aún eran un factor de poder. - en jefe del Ejército. Ambos terminaron en prisión, pero quedaba claro que la
En diciembre de 1986, el gobierno, a través de una ley, Limitó a 60 días el plazo cuestión seguía abierta y que los responsables del genocidio podían seguir re-
para presentar acciones penales contra representantes de las fuerzas de seguri- cuperando terreno.
dad que hubieran participado en la represión. A pesar de los cuestionamien-tos En enero de 1989, un comando guerrillero del Movimiento Todos por la Patria
de los organismos de derechos humanos y de una masiva movilización, la lla- (MTP) intentó copar el regimiento de I ,a Tablada, con el fin de evitar un supuesto
mada Ley de Punto Final (ley 23-492) fue sancionada. golpe militar carapintadaj. Enrique Gomarán Merlo, miembro del MTP, mili-
Los militares aprovecharon las señales de debilidad que daba el gobierno y avan- tante del Partido Revolucionario de los Trabajadores y del Ejército Revoluciona-
zaron. En Semana Santa de 1987, un grupo de militares dirigidos por el coronel rio del Pueblo (PRT-ERP) durante los años 60 y 70 y principal responsable de la
Aldo Rico (conocidos como "carapintadas", por embadurnarse el rostro con operación, afirmaba que: "La idea era ganar la iniciativa, parar el golpe, lograr la
inocultable predisposición bélica) se sublevaron en Campo de Mayo. El repudio
popular hacia los sublevados fue contundente: cientos de miles de personas col-
maron la Plaza de Mayo. 4 Se basaban en información de los organismos di: inteligencia de! Kstadu
420 I MtIi:].1-ll.\[X)R<),AI.I-:|ANI>HAC;iL'l.lANIYNfl(:L'l'.I.M,\/./.r.() N. líinouNo A i . UA (1 -«vi <;*<>)

movilización popular y exigir al gobierno firmeza frente a los planteos militares. quienes abogaban por la preservación de un ordenamiento social jerárquico -vía
Pensábamos que con la gente en la calle y fos militares aún no movilizados en la redistribución desigual de la riqueza- y por la reproducción del sistema de
conjunto se dificultaría mucho fa represión posterior; claro que no descartábamos dominación. ¿Se podrían explicar las atrocidades del nazismo, por ejemplo, sólo a
nuevos enfrentamientos, pero ya en mejores condiciones. En aquel momento el partir del funcionamiento de sus instancias burocráticas? ¿Los métodos no fueron
poder político estaba cada vez más condicionadlo, el pueblo se sentía cada vez más plenamente funcionales a los objetivos?
separado de esc poder político y los golpistas estaban cada vez más envalentona- Para la "teoría" ambos demonios "violaron las leyes" y eso los equipararía. No se
dos. Con La Tablada intentábamos frenar ese proceso y ayudar a un cambio de toma en cuenta el sentido de la supuesta "violación" ni las características de esa
rumbo que despejara el camino de la democracia"3. legislación, los intereses que afectaba y los que perpetuaba. Tampoco repara en
La acción, por cierto, fue extemporánea, tanto por su metodología como por su una/paradoja: los defensores de la teoría de los dos demonios no pueden dejar de
concepción militarista y vanguardista. reconocer que la violación sistemática de esa ley por parte de la dictadura militar
El Ejército no dejó escapar la oportunidad de señalar la vigencia de la "guerri- condujo, en última instancia, a una renovada vigencia de ta misma. F.s decir, en
lla" y de reprimir salvajemente (hubo fusilados y desaparecidos) a un grupo de algún punto deben reconocer que los militares violaron la ley porque la ley estaba
guerrilleros en situación de inferioridad numérica y técnica. A pesar de sus en peligro y porque sus mecanismos usuales resultaban insuficientes para
objetivos en contrario, los sucesos de La Tablada contribuyeron con la ofensiva autodefenderse. Los sectores que apoyaron su sistemática violación se convirtie-
militar y de los sectores más retrógrados. ron luego, una vez erradicado el "mal" que atentaba contra ellas, en sus sostenedores.
La teoría de los dos demonios, tras la fachada de la doble condena, oculta la
justificación del terrorismo de Estado.
3. La teoría de los dos demonios La teoría de los dos demonios generaliza retrospectivamente una situación. Sin
hacer distinciones sociales, de clase o de grupo, afirma que en 1976 toda la
La "teoría de los dos demonios" fue un fenómeno político-discursivo, uno de sociedad estaba igual de aterrorizada por la guerrilla y la Triple A. Tras esta
los principales paradigmas hegemónicos que, a partir del retorno de la demo- afirmación, que tiende a socializar la culpa, se oculta el supuesto, pocas veces
cracia en 1983, se "interpone" y distorsiona la comprensión del pasado y del explícito, que sostiene que la mayoría del país consintió "en los hechos" el
presente. Esta lectura del pasado inmediato pusp a funcionar mecanismos de golpe de Estado, aportando asi a la fundamcntación de la teoría autoritaria el
olvido que fueron el abono de crisis posteriores. consenso "tácito" o "pasivo" que supuestamente prestan los argentinos cuando
Esta "teoría" encontró su formulación más concreta en el informe de la Comisión rediman orden.
Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), específicamente en el Por otra parte la teoría escinde al pueblo de sus organizaciones a través de la
prólogo de Ernesto Sabato al Nunca Más, donde afirma lo siguiente: "A los deli- noción de "masa vacante" y de sus esquemas binarios: pueblo -dirigentes, pue-
tos de los terroristas las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infi- blo-agitadores, pueblo-infiltrados. Además reduce al sujeto social que impug-
nitamente peor, produciendo la más grande tragedia de «uestra historia'"'. raba objetivamente al sistema a una de sus expresiones (la que por otra parte
Pero la equiparación de víctimas y victimarios no era precisamente el punto más e .taba en crisis y en retroceso): los grupos armados. ¿Y los trabajadores?
falible de la teoría de los dos demonios. Uno de los pilares de esa teoría consiste Sj puede afirmar también que el documental La \\epublica perdida, difundido
en atribuir a los demomzados un supuesto "culto a los medios" y una concepción masivamente durante 1983 y 1984, se ajustaba a los lincamientos principales
de los objetivos como "meras coartadas". De este modo, el supuesto "culto a la de esta teoría y además la aplicaba retrospectivamente. De este modo, la histo-
violencia" negaría, por un lado, los anhelos de liberación, justicia y transforma- ria argentina mostraba al "pueblo" como sujeto pasivo (espectador del drama
ción social de toda una generación y, por el otro, los objetivos reaccionarios de nacional) y víctima inocente de la sinrazón y la violencia de grupos minorita-
_;
rios de signos diversos.
5 l'.nriquc G ornarán Merlo: Memorias de Enrique Gorriaráa Merlo, de los setenta a La Finalmente la teoría de los dos demonios niega que los itinerarios de la
Tablada, Buenos Aircs¿ Maneta, 2003, p. 501. dictadura militar permanezcan inconclusos. La reflexión sobre la dictadura
6 CONADI'.P, N##ca más. lujarme de la Comisión Nacional ¡tara la Investigación de la
ha girado muchas veces alrededor del tópico de su posible retorno y de la
Desaparición de Persiaas, Buenos Aires, KUDKBA, 1984.
necesidad de generar los mecanismos idóneos que acoten esa posibilidad: la
422 I Alina. H M L X H Í O , A I . l i | A N L > K A C ; i l | . | A N I Y M I G U ; j . M - \ X / , l - X > K I . K K I'OKNO ,\ ., 423

apuesta fuerte a la consolidación del sistema institucional, la práctica acti- nos de avalar o de negar-, hicieron propio el discurso oficial en cuanto a la
va de la memoria, una sana pedagogía que disponga a las nuevas generacio- antinomia autoritarismo -democracia. A partir de esta dicotomía, proyectada
nes a la posición del "nunca más". De este modo, el problema se reduce a retrospectivamente, adhirieron al nuevo orden corno reaseguro de no retorno a
una cuestión de "educación cívica". Tal fue la estrategia de! radicalismo. El las prácticas autoritarias de la dictadura. A la vez, el gobierno avivó la. idea de
horror se congelaba y se transformaba en pn-ro pasado. Sólo se trataba de que la sociedad estaba amenazada por un nuevo golpe de Estado. Esc hecho
garantizar su irrepetibilidad, ignorando una forma de dominio que sólo actuó como mecanismo de di se iplin amiento respecto de las decisiones guber-
difiere de la anterior por sus atributos externos y formales. Existe una rea- namentales, y el temor limitó la libertad y e! compromiso de participación en
lidad siniestra que una sociedad por hipócrita o golpeada tiende a negar: la movimientos que se propusieran profundos cambios sociales.
dictadura está con nosotros, aunque aparentemente el tiempo transcurrido Así y todo, buena parte eje la ciudadanía, por lo menos durante un tiempo, se
la haya convertido en algo lejano y extraño. La principal certeza de la dicta- sintió protagonista de b construcción democrática, visualizó a los partidos po-
dura (el segundo demonio de don Ernesto Sabato) es la supervivencia de sus líticos como representantes de sus intereses y confluyeron en ellos afiliándose o
efectos. La pregunta en torno a las posibilidades de que regresen los tiem- acompañándolos en propuestas y manifestaciones públicas.
pos del horror no tiene' sentido. Vivimos en él aunque se nos presente con Por otra parte, se hizo notorio que el nuevo régimen político democrático
otros ropajes: miseria, descomposición social, corrupción, impunidad, des- expresaba profundas transformaciones en relación con sus antecesores, pues
trucción del espacio público (sin dejar de reconocer la reedición en nuevos los métodos de lucha y las formas de la acción popular característicos de la
contextos de la violencia institucional y policial). Su aliento remite al es- época anterior a 1976, si bien se mantuvieron durante los 80, habían perdido
panto y es el espanto. La teoría de los dos demonios intenta convencernos su antigua efectividad. Los inicios de la democracia evidenciaban durísimas
de que la garantía del no-retorno al tiempo del "'caos" y el "horror" implica herencias de la dictadura, como la desaparición de muchísimos de los mejores
aceptar el predominio de los sectores dominantes y aprender a convivir, militantes populares y la formación individualista de tantos otros jóvenes
resignados y promiscuos, con sus efectos. que nacían a la vida política. Por otra parte, el proceso de despolitización de
los sectores populares, lejos de detenerse, asumió nuevas formas a partir de
1983. Fueron sometidos a un proceso de "electoralización" y de dispersión
4. El Estado condicionado y los límites de la democracia que incrementó su fragmentación. La democracia, en la concepción limitada
del radicalismo, se opuso al efectivo ejercicio de la política.
Alfonsín intentó construir un Estado de derecho y fundar una ciudadanía basa- De todos modos, lenta e imperceptiblemente, nuevos actores (jóvenes y muje-
da exclusivamente en los derechos civiles y polídcos. En otras palabras, se trató res), nuevos ejes articuladorcs (derechos humanos, lo cultural- comunicado nal,
de una concepción donde el régimen político, al transitar de la dictadura a la 'lo territorial o lo "barrial") y nuevos métodos para la lucha y la protesta social
democracia, garantizaría un orden con mayor, bienestar para el conjunto de la aparecieron en la escena del conflicto y fueron conformando diversos dpos de
sociedad. Fiel a la tradición radical, apostó, con gran ingenuidad política y sin movimientos que resistieron la despolitización.
atender a la relación de fuerzas, a que la("ctica de los procedimientos" y el El consenso inicial a la gestión alfonsinista, el apoyo masivo a un conjunto de
respeto de la Constitución y las leyes resolvieran los conflictos estructurales, iniciativas, dieron pie a que algunos políticos e intelectuales cercanos al gobier-
limitaran el poder de las corporaciones y lograran el equilibrio social. Esta no hablaran de un "tercer movimiento histórico", una especie de síntesis
confianza se expresó en uno de los principales slogans de Alfonsín: "Con la superadora de las dos grandes tradiciones populares de la historia argentina, el
democracia se come, se cura y se educa". Todo se cargó a la cuenta de la demo- radicalismo yrigoyenista y el peronismo.
cracia. Pero la experiencia de gobierno, muy rápidamente, enfrentó al radicalismo con
Por su parte, amplios sectores de la sociedad eligieron creer que los fundamen- una realidad que demostraba las limitaciones de esos mecanismos (idealizados) a
tos del Estado de derecho, como la división de poderes, las leyes fielmente la hora de confrontar con intereses muy arraigados y con las conductas especula-
aplicadas por jueces "independientes", la amplia vigencia de las libertades per- tivas y abiertamente disociativas de los principales actores económicos y corpora-
sonales y políticas, serían garandas suficientes de un capitalismo más justo. En tivos, por lo general poco proclives a hacer concesiones en beneficio del conjunto
contraposición al terrorismo de Estado que venían de padecer -e incluso algu- y a respetar la in>tirucionaUdad. El gobierno radical contribuyó activamente con
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424] Alimi.l l].AlX>tU>.AIK)AN!>lUC:]UMNIYMI(;UI-J.MA/./.Í.O

similar, el Ejecutivo abrió continuos espacios de "conceitacíón", negociacio-


el proceso de dqspoli tizado n al presentar esas ¡imitaciones como inherentes a la nes directas con otras corporaciones empresariales y con sectores de la buro-
política. Fue instalando gradualmente la idea d.e la imposibilidad de !a política cracia sindical, en especial con el Grupo de los 15, lidcrado por Armando
más allá de sus condicionamientos, idea que sé consolidó en los 90.
Cavaheri y Jorge Triaca.
La instauración del régimen de acumulación de la valorización financiera ha- ¿Qué capacidad tendría el Poder Ejecutivo para concillar y, llegado el caso,
bía dejado un pesado lastre: la deuda externa. Siendo uno de los mayores "•¡ibordinar a las principales fracciones del capital? ¿Contaba el poder político
condicionantes del accionar del Listado, generaba situaciones totalmente nue- con poder suficiente para "disciplinar" ai capital que durante la dictadura había
vas, alterando el funcionamiento característico de la economía y la sociedad conseguido consolidar su poder económico? El gobierno radical obró, de algún
argentina de veinte o treinta años atrás. Las condiciones financieras interna- modo, respondiendo afirmativamente a estos interrogantes.
cionales habían cambiadlo desde mediados de los años 70 y ya no "operaban Por su parte, la "transición a la democracia'' mostraba sus límites. I7,l go-
en un cuadro general de alza global de la tasa de ganancia en las economías bierno estaba lejos de construir v legitimar mecanismos políticos por me-
avanzadas'". dio de los cuales los representantes electos fueran quienes definieran y deci-
La forma de Estado neoliberal, por su parte, mostraba claramente que la dieran la política económica y social. Y lejos estaba también de dinamizar
capacidad de control del aparato estatal sobre la dinámica económica luego instituciones estatales que canalizaran proyectos de las mayorías. Por cierto
de la dictadura estaba seriamente disminuida. El aparato de gestión y ad- que no eran muy amplios los sectores de la sociedad (despolitizada) que
ministración se bahía deteriorado en un grado lo suficientemente alto para demandaban la concreción de tales prácticas democráticas. Quizás uno de
limitar las capacidades del Estado a la hora de trazar y ejecutar la política los mayores triunfos de la dictadura militar fue lograr subvertir en muchos
económica y disciplinar a los factores de poder. Un Estado desarticulado, la idea de "política", en. el sentido de que los dirigentes proponen y deci-
herencia de la dictadura, era un poderoso condicionante para el gobierno den, mientras que los proyectos colectivos quedan relegados, en todo caso,
radical ya que resultaba incapaz de imponer políticas a los grandes grupos a decisiones puntuales y poco relevantes. La idea de que "la política es de
económicos nacionales y transnacionales, al capital financiero y a la buro- los políticos" y la concepción de que el sujeto político es el individuo y no
cracia sindical. el colectivo social, había calado hondo, es decir, se habían naturalizado el
I lacia 1984 se constituyó la corporación de empresarios conocida corno Capi-
posibilismo y el oportunismo.
tanes de la Industria, a partir de una convocatoria formal del canciller Dante Una característica central del régimen de la "transición a la democracia" fue
Caputo. El gobierno declaraba estar interesado en crear un espacio de "debate la creciente participación de "operadores políticos". Articuladores de acuer-
de ideas" con ese sector. Se trataba de representantes de un conjunto de gru- dos más o menos informales entre el radicalismo y los sectores dominantes,
pos económicos locales diversificados, consolidados al calor de la gestión de generaron espacios propicios para la concreción de negocios políticos y eco-
la dictadura militar*. Así, el Estado creaba un nivel extraparlamentario de nómicos. Teniendo en cuenta la continuación del proyecto económico-social
relación con el sector empresario, que consistía en negociaciones directas lle- que se había iniciado en la dictadura militar, las presiones de los sectores
vadas a cabo por un conjunto de funcionarios centrales en la estructura del dominantes hacia el gobierno y la actividad de los operadores, Eduardo
partido de gobierno. Los Capitanes de la Industria se fortalecieron como cor- Basualdo ha situado en los años de Alfonsin los orígenes de un proceso de
poración, adquirieron un lugar central en las decisiones de Estado, tanto en cooptación ideológica de militantes políticos, sindicales y otros intelectuales
las referidas a defender y acrecentar las prerrogativas económicas adquiridas propios del campo popular por parte de la clase dominante, que dio en llamar
durante la dictadura, como en decisiones políticas más a barca uvas''. De modo '"el transformismo argentino". Basualdo considera que el transformismo res-
ponde a una estrategia global de la clase dominante para mantener y expandir
(Jaudio Katx, "Kl circulo vicioso de la crsisis mundial y la dcud;i de America Latina", "en democracia" el régimen de valorización financiera que había logrado im-
Calidad 'Económica, N" 83-84, cuarto y tjuinto bimestre de 1988, pp. 32 y 55. plantar a través de la dictadura'".
8 Véase Marcelo Luis Acuña, Alfonsiny ti poder económico. Buenos Aires, Corregidor,
1995, p. "¡44-45.
Vcuse l-,duardo Basualdo, Sistema político y modelo de acumulación en la Argentina,
t O Véase i Eduardo Basualdo, of>. cit., p. 46.
Be-mal, Universidad Nacional de Quilines, 2001, p. 44-
4261 .\uii.i.i-iF,Aix>ií(>,ALi-:j.-\Ni)H\<;in,i,\NiYivtk;L-i-:i.MA/./.iai 427

En concordancia con las nueras condiciones imperantes en el capitalismo mun- ruado de mediador entre ambos países durante la dictadura, aun cuando el fallo
dial, el capital financiero pasó a ocupar un lugar cada vez más destacado entre beneficiaba a Chile. Para avalar su posición, y para presionar al Parlamento,
los actores económicos de mayor poder relativo. De hecho, fue durante los años convocó a una consulta popular. En 1984, la población participó de un plebis-
del gobierno de Raúl Alfonsíu cuando la voz de los acreedores de la deuda cito y aprobó cl tratado.
externa comenzó a ser decisiva en el rumbo económico del país. Según el esque-
ma de Basualdo, el conjunto de los representantes políticos perdieron autono-
mía relativa respecto del poder económico y, en pocos años, las medidas políti- 5. Economía y sociedad: la puja sectorial por la
cas fueron un fiel reflejo de los intereses de las distintas fracciones del capital. redistribución del ingreso
I :n poco tiempo, el entusiasmo inicial dio paso al reconocimiento de un hecho: la
dictadura militar había creado nuevas Condiciones estructurales y e! radicalismo Al asumir cl radicalismo el gobierno, los problemas económicos estabífn vincu-
no tenía la fuerza social necesaria, la intención ni la capacidad para revertirías. lados a la puja redistribum a, la caída de la inversión y la deuda externa, lil
Un otros campos, el contraste con la dictadura era notorio. La democracia ga- contexto mundial no se presentaba favorable: a una crisis de los precios de los
rantizó la libertad de pensamiento, expresión y creación, y en líneas generales productos agrícolas se sumaba el aumento por parte de Estados Unidos del tipo
el gobierno radical se mostró tolerante frente a los conflictos sociales. Las uni- de Ínteres que se debía pagar por la deuda. "La crisis financiera internacional
versidades públicas se normalizaron después de muchos años de intervenciones. (...) explota en agosto-septiembre de 1982. Esta crisis, originada en la aguda
J ,a libertad de prensa se hizo efectiva, al igual que la participación ciudadana en iliquidez que surge de la política monetaria de EUA y en ía insolvencia genera-
algunos ámbitos. Esto generó la airada respuesta de los,sectores ultramontanos, lizada de los deudores de América Latina, provoca una abrupta interrupción de
que cuestionaron cl "libertinaje" sin disimular su añoranza por los tiempos de los créditos de la banca privada mundial**11.
la dictadura- La sanción de la Ley de Divorcio Vincular, en 1987, apoyada por El ministro de Economía Bernardo Grispun internó un retorno a la matriz
los no católicos y por muchos católicos, generó la reacción de la Iglesia, que sustitutiva y distribuciomsta; de hecho, se ha dicho que su programa se inspi-
después de mucho tiempo (desde 1955), recurrió a la movilización callejera. La raba en la experiencia de Arturo Illia. Según el ministro y su equipo, los estí-
actitud retrógrada de la Iglesia católica argentina reflejaba de algún modo las mulos para el crecimiento económico debían provenir de la demanda interna y
complicidades de la institución con la dictadura militar. Ese mismo año, se del poder adquisitivo de las clases populares. Por lo tanto, propició una mejora
sancionó la Ley de Patria Potestad Compartida, complementando de este modo, salarial, la protección arancelaria y un parcial control de precios. Además, trato
aunque tardíamente, el proceso de modernización de las relaciones familiares. de reactivar la actividad industrial a partir de créditos. Contradictoriamente, la
Como contraparte, la Iglesia obtuvo del gobierno y del Listado nacional un política económica de Gnspun no alteró la operatoria de los monopolios que se
espacio clave en el Congreso Pedagógico y una influencia nada despreciable en vieron claramente beneficiados. Esto hizo que fuera inevitable la explosión
el trazado de las políticas educativas y en la selección de los contenidos de la inflacionaria y tornó imposible contrarrestar las presiones de los distintos gru-
enseñanza. Pero, sin dudas, el juicio a los ex comandantes genero la reacción pos de interés.
más cruda de la derecha, que utilizó todos los medios, incluyendo atentados Frente a la deuda externa, el gobierno adoptó inicialmente una "línea dura".
públicos, para oponerse. Manifestó sus intenciones de determinar qué parte de la deuda era ilegítima.
En sus empresas belicistas de convocatoria nacional, la dictadura militar había Pero esta disposición no duró mucho. Al poco tiempo, el pago de la deuda se
dejado pendiente la definición de nuevas estrategias estatales frente al triunfo convirtió en uno de los principales objetivos del gobierno.
británico en la Guerra de Malvinas y para la resolución del conflicto con Chile Los intereses de la deuda externa se devoraban literalmente los excedentes de la
por la soberanía de la zona del Canal de Beagle. En ambos casos -en contraste balanza comercial, todos los recursos obtenidos a partir del superávit del co-
con el régimen militar—, el gobierno de Alfonsín priorizó posturas antibelicistas, mercio exterior. La transferencia de recursos tanto a los acreedores como .'• ios
e intensificó las vías diplomáticas de diálogo. Ante Gran Bretaña intentó sin
éxito reiniciar negociaciones bilaterales y luego optó por buscar apoyos en foros
multilaterales, como las Naciones Unidas. En el caso del Beagle, la diplomacia 1 1 Aníbal Mayn: |»L,n Sourromllc". R»M«/ E~'", N" 63, Aúnelo bimcst
radical decidió aceptar la propuesta formulada por el Vaticano, que había ac- 1985, p. 6.
428 I ARJ!-:].l-l].Al)(]|«>,Al.i;|ANl>liAC;!L : I.IANIVMK;L'l-:].MA//f'X) '• ; i - R | i : i ' 0 l t N()'\].Al>KM(«:KA(:i'\(iyH. 1 . 1 W^|429

grupos económicos y los conglomerados externos atentaba contra la inversión, nombre de la nueva moneda que reemplazaba al peso, tenía como objetivo prio-
lo que imposibilitaba el crecimiento del producto y el descenso de los precios. ritario bajar la inflación rápidamente. Se redujo el déficit fiscal y se aumenta-
Vale subrayar, siguiendo a Basualdo, que las transferencias de recursos a estos ron los impuestos a las exportaciones. Se frenó la emisión monetaria y se conge-
grupos económicos locales y conglomerados externos, muchas veces excedían a laron precios, tarifas públicas y salarios. Se devaluó un 15 por ciento v se conge-
las transferencias hacia los acreedores'-. En efecto, fye este esquema de priori- ló el tipo de cambio.
dades del gobierno el que, más adelante, condujo a los acreedores externos a A diferencia del perfil distributivo de la gestión Grispun, el nuevo plan econó-
impugnar el accionar del gobierno radical, desencadenando la corrida cambiaría, mico favorecía el aumento de las exportaciones agropecuarias v la reestructura-
cuyo desenlace fue la hiperinnación. ción industrial (de las ramas más concentradas y vinculadas al mercado exter-
Para atender a las urgentes necesidades de los sectores más postergados, el go- no) a partir de la apertura de la economía. Se intentó mantener un tipo de
bierno impulsó el Plan Alimentario Nacional (PAN), que distribuía cajas de cambio alto para favorecer las exportaciones y alejar el viejo fantasma de la
alimentos. De hecho, siguiendo los lincamientos del Banco Mundial, comenza- escasez de divisas (típico rasgo del stop and go).
ba a aplicarse un esquema de políticas asistencialistas que, lejos de discutir la Además se impulsó la reestructuración del sector público mediante
redistribución de la riqueza, simplemente gestionaban la pobreza alimentando privatizaciones de algunas empresas públicas que venían operando como meca-
a los carenciados. De este modo, pasó a estar fuera de la discusión la distribu- nismo de transferencia de subsidios a las empresas más concentradas, contratis-
ción de los ingresos. Las cajas del PAN preanunciaron la suerte que sobrevino a tas o clientes del Estado. De este modo, siguieron delineándose los rasgos de la
los sectores que no consiguieron insertarse en la sociedad salarial. El problema forma del Estado neoliberal y, cada vez más, ésta pasó a atender las necesidades
de la pobreza fue crecientemente abordado como un problema de los pobres. de los sectores dominantes. Si durante la dictadura habían sido beneficiados los
Por otra parte, un conjunto de sectores políticos visualizaban las "posibilidades grupos económicos como contratistas del Estado, ahora se planteaba que las
electorales" de la miseria. El asistencialismo, un eficaz factor de despoütización empresas públicas pasaran directamente a manos privadas. Durante el gobierno
de las clases populares y de reproducción de la pobreza y de las élites políticas, - radical, el esquema de privatizaciones no contó con el apoyo necesario en el
se extendió y fue delineando una "patria asistencia lista". Congreso, fundamentalmente debido a la oposición del peronismo. Pocos años
El intento de Grispun no funcionó y, ante la presión de los acreedores externos y después, hiperin ilación mediante, el gobierno de Menem sería el encargado de
un rebrote inflacionario, renunció en febrero de 1985. La capacidad impugnadora articular los intereses de los sectores dominantes, efectuando las privatizaciones
de los acreedores comenzaba a mostrar su fuerza. De hecho, las relaciones con el en los años 90.
FMI durante la gestión de Grinspun habían sido muy conflictivas. El impacto inicial del Plan Austral fue positivo, la inflación cayó de manera
Más allá de las intenciones keynesianas, el poder económico presionaba a favor pronunciada. Esto le permitió al radicalismo ganar las elecciones legislativas de
de la continuidad de los procesos iniciados con la dictadura: la concentración v 1985. Pero el fenómeno inflacionario retornó; los precios aumentaron y los sala-
diversificación económicas. El gobierno radical no alteró en lo sustancial el rios siguieron deteriorándose. Las modificaciones parciales del plan no consiguie-
mecanismo de subsidios hacia los sectores más concentrados de la industria ni ron detener el proceso inflacionario. Como la productividad de la industria au-
las políticas de promoción industrial, es decir, no,afectó a los sectores que se mentaba, mientras que el costo de la fuerza de trabajo disminuía, difícilmente
habían consolidado y expandido durante la dictadura y que no se caracteriza- puede sostenerse que los salarios fueron responsables del aumento de precios. Por
ban precisamente por propiciar algún proyecto de desarrollo nacional. el contrario, las prácticas monopólicas (determinantes de los precios) de las gran-
Grispun fue reemplazado por Juan Vital Sourrouille, un economista con un des empresas operaron sistemáticamente impulsando el alza. Dos años más tarde
perfil más académico que político, con orientación afín a la Comisión Econó- el plan era insostenible. En las elecciones de 1987, que ponían en juego varias
mica para America Latina (CEPAL). El nuevo ministro implemento un plan gobernaciones y que renovaban la Cámara de Diputados, el radicalismo fue de-
económico que revertía las propuestas inicíales: El denominado Plan Austral, rrotado y el peronismo salió fortalecido1*.

12 Véase líduardo Basualdo: Acerca dt la naturaleza 'de-la dei/tia externa y la defunción de 13 De hecho, el oficialismo perdió ai todos los distritos, salvo Córdoba, Río Negro y la
UHÚ estrategia política, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmcs-Hacso-Págtna/
12, 1999. Capital l-'cdcral.
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La inflación pasó a funcionar como el termómetro de la economía. En un marco de abucheados por sectores de la concurrencia que respondían a las entidades
puja distributiva, la marcha de los precios reflejaba las disputas tanto entre las agropecuarias.
distintas fracciones del capital, como entre el conjunto del capital y el trabajo. Sin Muchos factores atentaron contra el plan; los que daban cuenta de la creciente
embargo, es preaso apuntar que el perjuicio del aumento de precios es marcadamente crisis que se venía gestando hacia dentro del gobierno, al interior de los secto-
asimétrico entre clases sociales. Mientras que Lis empresas miden el volumen de sus res dominantes, así como entre dominantes y dominados. Las cnsis de hegemo-
ganancias según la marcha de los precios, los asalariados -en particular los de meno- nía de las etapas anteriores volvían a reflejarse en la palestra política argentina.
res ingresos— miden si alcanzan a cubrir la canasta básica de aumentos- Por añadi- Los cuadros técnicos que representaban intereses de las distintas fracciones del
dura, en esta etapa los alimentos básicos incrementaban sus precios en proporciones capital operaban abiertamente en función de cada uno de los grupos. Entre este
mayores al promedio inflacionano. tipo de acciones, las gestiones poco "patrióticas" de Domingo Felipe Cavallo
En agosto de 1988, una vez agotado el Plan Austral, el gobierno lanzó el Plan resultaron premonitorias de lo que sería la década del 90, pues había reco-
Primavera. Su principal objetivo era "ganar tiempo" para arribar a ¡as elecciones mendado al Fondo Monterario Internacional (EMT) y al Banco Mundial que
presidenciales de 1 989 con la inflación controlada, por eso el plan se basó en una limitaran sus créditos al gobierno argentino.
concertacíón de precios con los sectores más concentrados de la industria. Ahora La relación con estos organismos multilaterales de crédito se tornó cada vez más
bien, su funcionamiento exigía garantizar un flujo constante de divisas en el mer- conflictiva durante el último año y medio del gobierno radical. Kl ingreso de
cado local para mantener el valor del dólar bajo. El plan no se diferenciaba en lo Nicholas Brady como secretario del Tesoro norteamericano de la gestión entrante-
sustancial de los anteriores. Se trató de una nueva versión de los programas de de George Hcrbcrt Bush, señalaba un cambio en la política, aumentando las
ajuste ensayados previamente: negociar con los organismos de crédito, ampliar el exigencias hacia los países deudores por parte de estos organismos. 1 lacia unes de
superávit de la balanza comercial, aplicar políticas de ingresos recesivas que afec- 1988, bajo et Plan Brady, el rol del FM1 en los planes económicos de los gobier-
taban el consumo interno, etc. Lo distintivo fue, en todo caso, el énfasis puesto en nos latinoamericanos fue ganando importancia al operar como supervisor ipso
las "reformas estructurales", particularmente del sector público (reducir su parti- foeto de las políticas llevadas adelante por estos gobiernos. Las renegociaciones de
cipación en beneficio del capital monopolice), en la flexibilízación de los regíme- la deuda externa argentina sólo se realizaban si el gobierno hacía los cambios
nes legales con el objetivo de anular las restricciones aí capital extranjero, en la exigidos por esta institución que, en última instancia, obra en consonancia con
aplicación de regímenes de "capitalización de la deuda", etc. los intereses de Estados Unidos1'. El Consenso de Washington, en los hechos,
En líneas generales, el plan comenzaba a mostrar crecientemente las apetencias cristalizó durante la década de los 90 los lincamientos políticos que 1 astados Uni-
de largo de plazo del capital financiero. En términos de Leonardo lilejer: "El dos propuso para América Latina: privatización de empresas públicas, le\es de
equipo económico parece dispuesto a continuar el programa de reformas es- flexibilización -precarización- laboral, liberalüíación del sistema financiero y
tructurales en el sistema financiero y el comercio exterior. Todas las medidas apertura de la economía, entre otras medidas que fueron supervisadas por el I' MI.
apuntan a consolidar el proceso de concentración y centralÍ2 ación de la econo- En este contexto, a partir de mayo de 1988, el gobierno entró de hecho en
mía, profundizando la inserción dependiente de nuestro país ea una economía cesación de pagos con los organismos multilaterales de crédito y se radicalizó la
crecientemente transnacionalizada"14. conflictividad entre las distintas fracciones del capital pues, tal como señala
Por otro lado, se veía cómo el gobierno tenía cada vez menos apoyo por parte de Basualdo"', paradójicamente, el gobierno venía desatendiendo los pedidos de
las fracciones del capital excluidas de las prioridades del plan. En efecto, no contó
con el aval de las principales entidades agropecuarias; la poderosa Sociedad Rural
Argentina (SRA) se declaró en "estado de alerta". El principal punto de discordia 1 5 Si bien el FMI se presenta comí, una entidad multilateral, en los hechos, los v
I -litadas Unidos tiene dentro de la misma hacen que ninguna decisión pueda toma,
era el tipo de cambio. La SRA y otras entidades agropecuarias exigían un tipo de
el consenso norte-americano. 1-1 n general, los votos de los países deudores son claramente
cambio único. La tensión tuvo su pico durante la Exposición Rural en agosto de minoritarios en la asamblea del i-MI y la mayoría se compone de países desarroll
1 988, cuando el presidente Alfonsín y otros representantes del gobierno fueron esta manera, la institución condensa los intereses de los países dominantes en el esa
internacional.
14 Leonardo Hlejer: "Kl Plan Primavera", Realidad Económica^ N" 83-84, cuarto y 16 l ' d u a r d o Hasualdo. Awa d< la n^m,!^ de la Atufa ^rna y la ,
bimestre de 1988, p. 32.
estrategia política, op. dt.
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i:i.Ri-vroKNOAi.\) ¡ 43j"

los acreedores externos y convalidando la acumulación del capital concentrado los sectores más concentrados de la industria. De este modo, el Estado asumió
interno.
el costo de la acumulación de capital de tales grupos.
En el transcurso de la primera quincena de febrero de 1989 el dólar trepó de 17 En este sentido, la experiencia se inscribe en la lógica del período iniciado en
a 26 australes, y también subieron las tasas de interés. Los bancos nacionales y 1976. También por esto mismo, y no por simple cronología, puede considerar-
extranjeros -acreedores del listado- fueron los responsables de la comda- del se como antesala de las políticas imple mentadas en los 90. De hecho, durante el
dólar. Al mes siguiente, el Banco Mundial suspendió la entrega de parte de un gobierno de Alfonsín se impulsó la "reforma del Estado", es decir, las
crédito otorgado con anterioridad y se radicalizó el enfrentamiento entre los privatizaciones (que avanzaron en su versión "periférica"). La hiperinflación,
acreedores externos y el gobierno. por su parte, se perfiló como otro momento del disciplinamiento social que
La devaluación desató el aumento de precios y la economía, en un marco venía a complementar el del terrorismo estatal.
estructuralmente inflacionario, siguió más que proporcionalmente el aumento El gobierno de Raúl Alfonsín no hizo más que profundizar la debilidad Estatal.
del dólar. El país ingresó en la hiperinflación. lx>s aumentos de precios, desqui- El resultado final fue una crisis económica que culminó en un proceso
ciados y constantes, hicieron mviable el sostenimiento de la situación. La hipcnnflacionario, paradójicamente presentada y asumida por buena parte de
hipennflación radicalizó la sensación de insostenibüidad del gobierno y la ne- la población (los medios jugaron un rol clave en este aspecto) como consecuen-
cesidad de cambios en las medidas de política económica. La disputa por la cia de una excesiva presencia del Estado en la economía y en la sociedad. Esta
redistribución del ingreso entre los grupos económicos más poderosos pasó a completa reversión del sentido común imperante hasta los años 70, marcó, en
dominar el escenario económico y político. el terreno de la hegemonía, el triunfo estratégico de los sectores más concentra-
Los cambios que sobrevendrían a la "híper" sólo podían llevarse adelante en la dos del gran capital.
medida en que tanto los grupos económicos locales como el capital extranjero y Por otra parte, durante esos años, el sindicalismo se constituyó como uno de los
los acreedores externos acordaran su contenido. El'resto de la población, ante la sectores opositores más importantes del gobierno radica). A poco de asumir, el
huella de pánico que fue marcando la hípcr, legitimaría este acuerdo entre los gobierno envió al Congreso un proyecto de ley de Reforma Sindical. La ley era
actores de mayor poder económico. contradictoria: por un lado, buscaba minar el poder de la burocracia sindical,
Entretanto, el ministro Sourrouille renunció y fue reemplazado por un dirigen- modificando los estatutos gremiales, dando mayor participación a las bases y a
te político, Juan Carlos Pugüese. Su gestión estuvo signada por la impotencia la minorías, pero, al mismo tiempo, procuraba erosionar el poder político de
frente a la voracidad de las distintas fracciones del capital en puja. los sindicatos. A pesar de las diferencias dentro del sindicalismo y del peronismo
(después de la derrota del 83, se planteó una disputa por el control del
justicialismo entre "ortodoxos" y "renovadores"), hubo un alto grado de cohe-
6. La crisis del gobierno radical, un final anticipado sión en torno al cuestiona miento de la ley, la que por un voto no fue aprobada
en el Senado. Este intento frustrado debilitó al gobierno, y el sindicalismo, en
Cuando el radicalismo asumió el gobierno y contribuyó^ la restauración del cambio, salió fortalecido. La Confederación General del Trabajo (CGT) confor-
régimen democrático en diciembre de 1983, no era plenamente consciente de mó una conducción unificada. El líder del gremio cervecero, Saúl Ubaldini, se
los condicionamientos de la transición. convirtió en secretario general a fines de 1986.
La puja entre el capital y el trabajo y la lucha intersectorial de grupos económi- El sindicalismo remontó una situación de fraccionamiento y desprestigio y co-
cos por la apropiación de los ingresos en un contexto de recursos escasos, infla- menzó a recuperar cierta credibilidad en las bases peronistas. Se convirtió asi en
ción descontrolada, exportación de divisas y fuga de capitales -a lo que debe- uno de los principales sectores opositores al gobierno radical, en particular a su
mos sumar las limitaciones de la estructura social y estatal—, hicieron que el política económica, reaüzando en total 13 paros generales. Por otra parte, des-
gobierno radical, después de un inicio relativamente auspicioso, abjurara de sus pués del inicial intento disciplinador, el gobierno radical impulsó leye?, que
mejores intenciones y asumiera el único objetivo de administrar la crisis políti- beneficiaban abiertamente a la burocracia sindical, fundamentalmente la ley de
ca y económica del sistema. Asociaciones Profesionales (que establecía la reelección, el sindicato único por
La política económica del gobierno favoreció el reemplazo de la acumulación actividad, etc.).
por los subsidios. A través de las empresas públicas, se transfirieron subsidios a Después de la derrota en las elecciones de 1983, el peronismo se dividió, como
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señaláramos, entre "ortodoxos" y "renovadores". A partir de las elecciones de CONADKP, Nanea más. informe d¡ la Comisión Racionalpara i,i Investigación de ¡a Desata-
ndo» tlr Personas, Buenos Aires, KUDI-'.BA, 1984.
19871 los segundos se consolidaron en la estructura partidaria. En las eleccio-
l):.iniilj. Murió \, Kobeitn. "Restauración democrática y política económica: Arecnti-
nes internas de 1988, se enfrentaron, para dirimirla candidatura presidencial,
na, 1984-1991", cu Morales, luán Antonio \, Cary (cus.), í.¿ipolítica ecoHónñ-
Antonio Cañero y Carlos Saúl Mcncm. Si bien ambos tenían orígenes "renova- cn en la trun si don a la democracia. Lecciones tlt Argentina. Bulii'ii/, (.'.hit?, Uruguay,
dores", el grueso de la estructura partidaria respohdía al primero, l'or eso, to- Santiago de Chile, luiciones CIKPLAN, 1993.
dos los grupos "marginales" del peronismo, tanto los sectores "ortodoxos" (la K;ic/, Claudio, "Ki circulo vicioso de lu crisis mundial y la deuda de Américu Latina", Reali-
derecha política y sindical) como los sectores residuales de la izquierda peronista dad Económica. N" 83-84, cuarto y (.juinto bimestre de 1988.
(Montoneros, concretamente) se encoíumnaron detrás de la candidatura de lx.-vit, (Cecilia y Ortix, Ricardo, "!,a hipctinflaáón argentina: prelustona de los años 90",
Menem. Su estética de caudillo federal, anacrónica pero cficatf, su indiscutible Época. Rei'ísín Argentina Ae Economía Política, ano 1, N" 1, diciembre de 1999.
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cansina y un discurso que ponía el énfasis en la defensa de la soberanía nacional
Portantiero, Juan Carlos, "),a conccrtación t]ue no fue: de la Ley Mucci al Plan Austral", en
y en las políticas redistribuüvas, más e! hecho de que su rival, Antonio Cañero, Nun, [osé y Portanticro, J u a n Carlos, ílin.iyos ¡obre lu traiisiciáii democnitica argentina.
aparecía como una versión muy cercana al alfonsinismo, le sirvieron para ganar Buenos Aires, Puntosur, 198T.
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En las elecciones presidenciales del 14 de mayo de 1989, se impuso la fórmula Rodrigue/, Hsteban, Líi imanante dt la época, l^ts formas de la cultura política tu la Argenti-
justicialista que postulaba a Carlos Menem y a Eduardo Duhalde como presi- na contemporánea, la Plata, Kdiciones l.a (¡neta, 2001.
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