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DEL PERÚ
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INDICE
INTRODUCCIÓN 3
DESARROLLO 4
CONTRATOS
2. TEORIA SOCIOLOGICA DEL CONTRATO 8
TAREA ACADÉMICA I
3. TEORIA ECONOMICA DEL CONTRATO 10
2023
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INTRODUCCIÓN
Los contratos son una institución fundamental del derecho civil y es una manifestación cultural
inherente al ser humano en la sociedad y como tal responde a ideas particulares insertas en un
contexto histórico particular. Por tanto, el concepto jurídico del contrato esta lleno de multitud
de razones externas o extrajurídicas que influyen y modifican su contenido. Es cierto que una
de las principales funciones que asignamos hoy a los contratos es de servir como herramienta
de organización y predicción de nuestro futuro, pero en una sociedad incapaz de abstracción
conceptual el individuo no puede separar el presente y futuro de modo que el contrato mas
que un vínculo de interés económico es una alianza total y mística, cambio de estatus y
análogo a las relaciones de parentesco.
Los contratos como fenómeno económico se entienden como centrales para la vida
empresarial y como un medio de intercambio indispensable. Sin embargo, la simplicidad que
parece rodear a esta institución por su uso cotidiano en el tráfico económico se erosiona
cuando la abordamos desde una perspectiva puramente técnica y jurídica. Así, en la teoría del
contrato existe una situación paradójica entre la base del contrato y su conceptualización. Es
cierto que la doctrina y la jurisprudencia del common law y del derecho continental asumen un
concepto de contrato ampliamente aceptado; Sin embargo, a pesar de ello, los principales
autores discuten y presentan enfoques diversos, a veces incluso irreconciliables entre sí, sobre
las razones que explican sus obligaciones, que son un elemento central de esta institución. Por
tanto, opinamos que para determinar el contenido del concepto de contrato es necesario partir
de su significado más esencial, es decir, como mecanismo generador de obligaciones. Así,
comenzaremos nuestro análisis entendiendo que los contratos son fuente de obligaciones y,
por tanto, son relevantes para responder a la pregunta de por qué son vinculantes. Las
respuestas a estas han variado y también dependido del contexto histórico particular, y
creemos que su análisis nos permitirá hacer un balance de los diferentes enfoques que han
adoptado las agencias contratantes.
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DESARROLLO
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una de las manifestaciones de la libertad individual la constituye la denominada
“autonomía privada”, por cuya virtud, la persona tiene soberanía para gobernar su
esfera jurídica, mediante el establecimiento de reglas vinculantes, especialmente
“en el campo de las relaciones económicas-sociales”.
La autonomía privada cumple dos funciones: poder de constitución de relaciones
jurídicas (libertad de conclusión), y poder de reglamentación del contenido de esas
relaciones jurídicas (libertad de configuración interna).
No obstante, el principio de autonomía privada nunca ha sido absoluto, ni siquiera
en el momento cumbre del liberalismo. En este sentido, la autonomía privada,
como fenómeno social, tiene como base el contexto en que se desenvuelve, por lo
sus límites dependen de los tiempos y de las concepciones imperantes en la
sociedad. Por tanto, si la autonomía privada tiene límites inmanentes, mayores o
menores, entonces bien puede decirse que no está en crisis la propia autonomía
privada, sino más bien el modo en que se concebía sobre la base de los postulados
liberales. Por tanto, “más que un problema de libertad es un problema de sus
límites. El dogma de la autonomía de la voluntad puede proclamarse y repetirse a
condición de que se subraye que prácticamente hoy como lo fue ayer y como lo
será mañana, es un problema de medida”.
1.3.Principios base del contrato
El contrato cumple el objetivo de canalizar el intercambio y asignación de bienes o
servicios en la sociedad, mediante el reconocimiento de ciertos principios que
permiten su funcionalidad.
Libertad, pues se trata de acto de autonomía.
Igualdad, en tanto ello garantiza tutela de la operación.
Patrimonialidad, se trata de una operación económica que sirve para la
satisfacción de intereses individuales y sociales.
Normativa, en tanto el acuerdo es vinculante por lo que crea normas privadas
lo que genera seguridad jurídica, pilar de cualquier sistema económico que
incentiva la creación de riqueza.
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se basa en las necesidades del tráfico, puesto que la economía se desarrolla,
fundamentalmente, por obra de la iniciativa privada, que entre otras cosas
requiere economía de mercado, propiedad y libertad contractual. En tal contexto,
los contratos se constituyen en el principal medio del que se valen los hombres
para tejer entre ellos la urdimbre de sus relaciones jurídicas, por lo que se trata del
instrumento esencial para la vida económica y la promoción de la riqueza.
Conviene recordar que la autonomía privada, antes que un fenómeno jurídico, es
un fenómeno social. Por ello, “el reconocimiento de la autonomía privada es una
exigencia que lleva consigo la misma persona humana, por eso es inadmisible
considerarla como simple ocasión para que actúe la máquina del Estado
(concepción normativista). También es inexacto decir que se trata de algo que,
como de cosas suyas, sólo a los interesados importa”. Esta afirmación es cierta en
el plano sociológica, pero no en el jurídico, pues, efectivamente, el contrato crea
normas.
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religiosas, como ocurría con el testamento romano que debía pronunciarse en una
asamblea pública, o con el acto de transferencia de propiedad, o mancipación, que
exigía un complicado ceremonial con una balanza, siete testigos, vendedor y
comprador, en la que se pesaba el metal representativo del precio. En cualquiera
de los casos, la nuda voluntad, la sola manifestación externa del querer, no era
suficiente para producir vinculación jurídica. El acuerdo informal, en este contexto,
no genera obligaciones. Por lo demás, una prescripción de este tipo es natural en
los sistemas que todavía no abandonan en su totalidad el origen religioso, pues la
sacralidad se vincula normalmente con ritos, fórmulas o actos mágicos, que, por
tal motivo, son necesarios para que una simple voluntad, sin trascendencia alguna,
se diferencia de la voluntad trasladada a ritos, que solo de esa forma producen
acuerdos jurídicos
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tercero, acudir al legislador para que establezca normas positivas que resuelvan
los casos en forma anticipada al conflicto, pero con carácter general.
Concentrémonos en esta última posibilidad. En el cual, ell legislador puede
establecer la misma regla de la compraventa en el sector normativo del
arrendamiento, pero luego tendría que hacer lo propio en el contrato de obra,
mandato, comodato, etc. El resultado es la reiteración de normas. La segunda
posibilidad es crear una categoría más general, que abstraiga todos los elementos
comunes de la compraventa, arrendamiento o mutuo, con lo que nace la
regulación sobre “el contrato”, que en principio se aplica a todos los tipos de
contratos, salvo que exista disposición especial en contrario. El resultado es la
economía legislativa, o la elegantia iuris, como dirían los juristas romanos, en tanto
una sola regla puede cubrir la multiplicidad de acuerdos contractuales.
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De igual manera, esta teoría del contrato social es utilizada para explicar el origen del
Estado. Los seres humanos, con la intención de convivir en sociedad, establecen de
manera implícita un contrato social que les brinda determinados derechos, pero que a
cambio les exige dejar de lado la libertad que tendrían si vivieran en un estado natural
ya que deben someterse a las leyes. Las cláusulas del contrato social, de este modo,
establecen los derechos y las obligaciones de los ciudadanos, siendo el Estado la
institución que las personas acuerdan crear para garantizar el cumplimiento del pacto
en cuestión. Los hombres, en definitiva, delegan el uso de la fuerza en el Estado, que
tiene la potestad de ejercer legítimamente la violencia para que el contrato social sea
respetado. Es importante tener en cuenta que los términos del contrato social no son
naturales y, por lo tanto, pueden ser modificados de acuerdo con la voluntad de los
individuos. Las características del contrato social pueden cambiar por varias razones, y
la más común de todas es la propia evolución de la vida en sociedad, de las ideas
acerca de la justicia y la libertad, que generan un impacto imposible de resistir en la
historia del ser humano. Los hitos de nuestra existencia como especie marcan un antes
y un después que modifica para siempre este contrato tácito e implícito, agregando,
quitando o enmendando cláusulas para que reflejen la imagen más reciente que
tenemos de nosotros mismos.
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teoría se le atribuye al filósofo y escritor suizo Jean-Jacques Rousseau (1712-1778).
Este autor fue una de las principales voces de la Ilustración europea, cuyas ideas
sembraron el terreno para la Revolución Francesa de 1789. Sin embargo, es
posible rastrear ideas semejantes en obras tan antiguas como La República del
filósofo griego Platón (427-347 a. C.) o las Máximas capitales de Epicuro (341-279
a. C.), en torno a la naturaleza violenta y egoísta de la cual proviene el ser humano
y cómo fue indispensable establecer un pacto de convivencia para poder fundar la
civilización. Otros aportantes posteriores fueron los ingleses Thomas Hobbes
(1588-1679) y John Locke (1632-1704), como veremos más adelante.
El pacto descrito en el contrato social no es necesariamente un pacto explícito, o
sea, no podemos rastrear en la historia de la humanidad la firma de dicho acuerdo.
Por el contrario, se trata de un acuerdo tácito, imaginario y social. El Estado nació
en estas circunstancias, pensado como el garante de los derechos ciudadanos y la
autoridad que reclama los deberes, si bien el modo de entender dicho Estado ha
sido muy distinto y ha cambiado mucho a lo largo de la historia de la humanidad.
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el agente quién lo acepta o no. El agente aceptará el contrato si la utilidad obtenida es
mayor que la utilidad que obtendría de no realizarlo, conocida como utilidad de
reserva.
Por lo tanto, podemos señalar que antes de mencionar la situación creada por
la asimetría de la información (que resulta en un procesamiento de contratos
ineficiente y no óptimo) y sus consecuencias para un procesamiento de contratos
eficiente, se puede considerar que el modelo que mejor se adapta a toda clase de
situación es cuando ambas partes tienen el mismo nivel de información. En
otras palabras, la información disponible es simétrica y el esfuerzo en este caso es
observable pero no verificable, por lo que la variable sigue siendo aleatoria y asociada
a la probabilidad de ocurrencia.
De esta forma, se estudia un modelo donde la relación se establece entre un principal
y un agente, y donde es el principal el que tiene todo el poder de negociación, es decir,
que propone el contrato y el agente decide si lo toma o no. En la elaboración del
contrato, el principal debe decidir el nivel de esfuerzo que demanda del agente, para
diseñar los posibles contratos que aceptaría el agente dado ese nivel de esfuerzo y
escoger el que para el principal sea más barato, determinando así la remuneración que
le pagará según el resultado final.
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4.2.Los elementos esenciales de un contrato son:
Las partes: las personas que celebran el contrato.
El consentimiento: el acuerdo de voluntades de las partes para obligarse.
El objeto: el bien o servicio que es objeto del contrato.
La causa: el motivo que induce a las partes a celebrar el contrato.
La teoría legal del contrato es una disciplina dinámica que se adapta a las necesidades
cambiantes de la sociedad. En los últimos años, se han producido importantes avances
en esta materia, como la introducción de los contratos electrónicos y la regulación de
los contratos de consumo. Se divide en dos grandes ramas: la teoría general del
contrato y la teoría de los contratos típicos.
La teoría de los contratos típicos estudia los contratos que tienen un
contenido específico, como la compraventa, el arrendamiento, el préstamo o
el seguro.
La teoría general del contrato estudia los principios y normas comunes a todos
los contratos, independientemente de su naturaleza o contenido.
4.3.Elementos esenciales de los contratos son aquellos sin los cuales el contrato no
tiene valor, o degenera en otro diferente. Estos son:
La capacidad: las partes deben tener la capacidad legal para celebrar
contratos. Es decir, es la aptitud para adquirir derechos y contraer
obligaciones. La capacidad para celebrar contratos se adquiere a la mayoría de
edad, salvo que la ley establezca una edad menor.
El consentimiento: las partes deben manifestar su voluntad de obligarse de
forma libre y consciente. Es decir, es la manifestación de voluntad de las
partes para obligarse; debe ser libre, consciente y expreso.
El objeto: el contrato debe tener un objeto cierto, posible y lícito. Es decir, es
el bien o servicio que es objeto del contrato. El objeto debe ser cierto, posible
y lícito.
La causa: el contrato debe tener una causa lícita y determinante. Es decir, es el
motivo que induce a las partes a celebrar el contrato. La causa debe ser lícita y
determinante.
4.4.Condiciones de validez de los contratos, entre las que se encuentran:
La forma: en algunos casos, la ley exige que los contratos se celebren por
escrito.
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La publicidad: en algunos casos, la ley exige que los contratos se publiquen en
un registro público.
La inscripción: en algunos casos, la ley exige que los contratos se inscriban en
un registro público.
4.5.Efectos de los contratos, entre los que se encuentran:
La creación de derechos y obligaciones: los contratos crean derechos y
obligaciones para las partes.
La exigibilidad de las obligaciones: las obligaciones nacidas de los contratos
son exigibles por las partes.
La responsabilidad por el incumplimiento: las partes son responsables por el
incumplimiento de sus obligaciones.
4.6.Extinción de los contratos:
El cumplimiento: las partes cumplen sus obligaciones.
La resolución: el contrato se resuelve por incumplimiento de una de las partes.
La rescisión: el contrato se rescinde por mutuo acuerdo de las partes.
La nulidad: el contrato es nulo por no cumplir con los requisitos legales.
5. CASOS
En un caso hipotético donde tenemos a dos partes:
Comprador: Juan
Bien a adquirir: automóvil
Vendedor: concesionaria
Ambas partes desean celebrar un contrato de compraventa del vehículo. Vamos a
aplicar algunas bases teóricas del contrato en este escenario:
1) Consentimiento libre y voluntario: Juan decide comprar el automóvil de forma
voluntaria y sin ninguna presión indebida de la concesionaria. La concesionaria
también está dispuesta a vender el automóvil de manera libre y voluntaria.
2) Capacidad legal para contratar: Juan es mayor de edad y tiene la capacidad legal
para comprar un automóvil. La concesionaria también es una entidad legalmente
capacitada para vender vehículos.
3) Objeto y causa lícitos: El objeto del contrato es la compraventa de un automóvil
específico, lo cual es un objetivo legal y posible. La causa lícita es que Juan desea
adquirir un automóvil y la concesionaria desea venderlo.
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4) Equilibrio de las prestaciones: Juan pagará un precio acordado por el automóvil,
mientras que la concesionaria entregará el automóvil en buenas condiciones y con
todos los documentos necesarios. Ambas partes obtienen un beneficio equitativo.
5) Autonomía de la voluntad: Juan y la concesionaria tienen la libertad para
negociar y acordar los términos del contrato, como el modelo del automóvil, el
precio, la forma de pago, etc., dentro de los límites legales.
6) Buena fe y lealtad contractual: Ambas partes se comprometen a actuar de buena
fe ya cumplir con las obligaciones establecidas en el contrato, respetando los
términos acordados y cumpliendo con los plazos.
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los contratos revolucionó la forma en que se negocian los contratos al crear
herramientas para analizar los términos de los contratos y los derechos de las partes
involucradas. Y el hecho de que estas herramientas ayudan a tomar decisiones críticas
sobre las mejores condiciones para contratar empleados y saber cuánto dar
de remuneración a los accionistas.
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