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Por otra parte Brandom tampoco excluye el contenido intencional para el aspecto
normativo en el uso de los conceptos, ya que éstos son manejados en relaciones
inferenciales distintas, refiriendo así al mundo pero sin agotarlo: “La línea de
pensamiento que se sigue aquí constituye un este sentido un enfoque lingüístico
relacional de qué es lo conceptual. El uso de los conceptos se trata como si fuera un
asunto esencialmente lingüístico. Afirmar y creer son dos caras de la misma moneda…”
(La articulación de las razones. Robert B. Brandom, p. 7)
Por estas razones las prácticas discursivas para Brandom se diferencian de las acciones
de las criaturas por su aspecto inferencial. Esto es, hablar de conceptos es hablar de
funciones, asignando así un lugar destacado a las prácticas discursivas en el dar o pedir
razones, ya que éstas configuran el contenido conceptual de las actuaciones, expresiones
o estados insertos en las prácticas. Por otra parte, el compromiso inferencial que se da
en los actos de los hablantes no se da solamente en el compromiso material del hablante
sino también en el aspecto intersubjetivo de los hablantes en igualdad de condiciones, el
intercambio de dar o pedir razones no es a lo que se reduce el acto de habla, sino que
Brandom también establece un factor de alteridad en cuanto a las habilitaciones o
autorizaciones recibidas por parte del oyente y del contexto inferencial en general. De
esta manera, los enunciados que se establecen en la comunicación consisten en un
aspecto subjetivo basado en la responsabilidad que se adopta en relación al exterior,
pero as u vez, el exterior, en este caso constituido en parte por el resto de hablantes,
autorizan ese compromiso que el hablante asume en el acto de habla.
Es ahí entonces dónde reside el contenido veritativo de los juicios según Brandom. No
obstante, el aspecto implícito y explícito no pueden ser indiferentes entre sí ya que la
explicitación no es independiente de su contenido implícito, de la posibilidad de que
algo se de implícitamente.
Por estas consideraciones Brandom está fuera de la concepción que acepta como unidad
mínima el significado oracional consistente en su contrastación empírica, ya que esto
supondría el atomismo semántico. Una contrastación empírica según la cual si el
enunciado fuera contrastado, lo que tendría significado sería el propio enunciado, sin
embargo, Brandom cree que es el contexto global de inferencias es lo significativo. De
esta manera para él, no es posible discernir el significado del mundo, haciendo que el
cambio intensional modifique así el aspecto extensional del lenguaje, ya que lo que se
confirma mediante la experiencia material es la totalidad de inferencias significativas.
Para concluir diré que nos encontramos entonces con una propuesta pragmatista que
para Robert Brandom solamente coge sentido si se unifica con el concepto de
normatividad, ya que solamente unas reglas para la explicitación de su uso hacen
posible que se garantice que la expresión tenga un contenido conceptual o
proposicional. Estas normas de uso, por lo tanto, no se limitan al campo de lo
lingüístico solamente, sino que tienen que ver con todo el contexto lógico inferencial
que rodea al enunciando, ya que ahí reside su concepción holista y su posibilidad de
verdad, así como todas las condiciones de uso y las consecuencias semánticas y
prácticas que son derivadas de enunciados en un determinado contexto y se establecen
gracias al intercambio de razones, haciendo que de esta manera el inferencialismo
semántico y el pragmatismo de Wittgenstein queden unificados en el pensamiento de
Robert Brandom.