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1 José Luis Paredes Oblitas

ABOGADOS

EL PLAZO PARA REALIZAR ACTOS ANTE EL JUEZ, EN RAZÓN


DE QUE EXISTE DISTANCIA MAYOR A LA NORMAL, DEBE
APLICARSE AÚN EN MATERIA DISCIPLINARIA EN LOS
COLEGIOS DE ABOGADOS, Y NO RIGE SOLO PARA
CONTESTAR A LA DEMANDA SINO INCLUSO PARA APELAR.
LA SC SE REFIERE AL ART. 146 DEL c.p.c.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0372/2003-R Sucre, 26 de marzo de 2003 En el


presente amparo el actor alega que el proceso disciplinario que se le siguió en el
Tribunal de Honor del Colegio de Abogados fue realizado a sus espaldas, y que su
apelación fue rechazada sin tomar en cuenta que fue presentada fuera del término de
los tres días que señala la ley porque existió un bloqueo de caminos que determinó su
demora y porque no le concedieron el término de la distancia que prevé el Código de
Procedimiento Civil. Corresponde examinar si tales ilegalidades son ciertas y si han
lesionado los derechos fundamentales que invoca el recurrente para, en su caso,
otorgar la tutela que brinda este recurso extraordinario.

III.1. El DS 26052 de 19 de enero de 2001 abrogó el Código de Ética Profesional para


el Ejercicio de la Abogacía aprobado por DL 11788 de 9 de septiembre de 1974, y en
su art. 1 establece que: "El presente Código tiene por objeto establecer un conjunto de
normas a las que el abogado deberá sujetar su conducta en razón de su profesión,
indispensable para la correcta administración de justicia y base fundamental para la
convivencia humana". El art. 26 de dicho Decreto, atribuye a los Tribunales de Honor
Departamentales, la competencia de conocer y resolver en primera instancia las
denuncias que se plantearen contra los abogados por infracciones éticas cometidas. El
Tribunal Nacional de Honor es el organismo de competencia nacional para conocer en
grado de apelación, las causas resueltas por los Tribunales de Honor Departamentales,
según el art. 34-a).

La Sección Segunda del Capítulo II del Título Segundo del citado DS 26052,
contempla el procedimiento que se debe observar para tramitar un proceso
disciplinario ante una denuncia por la presunta comisión de una falta ética. El art. 47
establece que si el profesional abogado sometido a proceso no concurriere a la
audiencia o audiencias señaladas, se pronunciará resolución en rebeldía. La
Resolución que emita el Tribunal de Honor Departamental puede ser apelada de
manera fundamentada, en el plazo perentorio de tres días por la parte que se creyere
agraviada (art. 48). La alzada, con o sin respuesta, será concedida en el efecto
suspensivo, remitiendo obrados al Tribunal Nacional de Honor.

Por su parte, el art. 146 CPC dispone:


Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 2

"Para toda diligencia que debiera practicarse fuera del asiento del juzgado o tribunal,
se ampliarán los plazos fijados por este Código a razón de un día por cada doscientos
kilómetros o cada fracción que no baje de cien, siempre que exista transporte aéreo,
ferroviario o de carretera. Si no hubiere estos servicios la ampliación será de un día
por cada sesenta kilómetros".

III.2. En la especie, el proceso disciplinario instaurado contra el recurrente ante el


Tribunal de Honor del Colegio de Abogado de Potosí, fue sustanciado previa citación
legal que se le practicó, sin que pueda argüir que fue tramitado a sus espaldas, por
cuanto en su misma demanda indica que "quizás la demasiada confianza y buena fe de
su parte" hicieron que no asuma defensa, o sea que tenía pleno conocimiento de tal
proceso.

III.3. Al haber sido notificado el 4 de diciembre de 2002 a horas 15:25, tenía los tres
días que el art. 47 del DS 26052 señala para formular su apelación; empero el escrito
de la alzada fue recién entregado -de acuerdo a lo sostenido por los recurridos y no
desvirtuado por el actor- el 9 de diciembre a horas

10:15.

Los recurridos han declarado expresamente que consideraron otorgar el plazo de la


distancia para que la apelación sea admitida, imponiéndose el criterio de que tal
ampliación solamente rige para la contestación a la demanda. Sin embargo, el art. 146
CPC no efectúa distinción alguna sobre si se aplica al actuado referido (respuesta a la
demanda) o también al plazo de las apelaciones.

Conviene remarcar, al respecto, que, como lo ha sostenido este Tribunal, en su SC


136/2003, de 6 de febrero: "... el orden constitucional, no obstante de ser el derecho a
la defensa un instituto integrante de las garantías del debido proceso, lo consagra
autónomamente, precisando de manera expresa en el art. 16.II que 'El derecho a la
defensa en juicio es inviolable'; precepto que desde el punto de vista teleológico ha
sido creado para poner de relieve esta garantía fundamental, que debe ser interpretada

siempre conforme al principio de la favorabilidad, antes que restrictivamente", debe


entenderse, que la norma del art. 146 CPC debe aplicarse otorgando el plazo de la
distancia, también cuando la parte se encuentra en un lugar distinto a aquel en que se
ha pronunciado una resolución final, a fin de que tenga la oportunidad de remitir
oportunamente su objeción a tal decisión, o, dicho de otro modo, para que pueda
apelar de la determinación que, a decir suyo, le causa agravio en sus intereses y
derechos.

En el caso de autos, según el informe oficial del Instituto Geográfico Militar del
Distrito de Chuquisaca, la distancia entre Villazón y Potosí es de 357 kilómetros. En
consecuencia, aplicando el razonamiento del art. 146 CPC y otorgando el plazo de la
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distancia para la apelación del ahora recurrente contra la Resolución del Tribunal de
Honor del Colegio de Abogados de Potosí, además de los tres días que dispone el art.
47 del DS 26052, el actor tenía dos días adicionales al efecto, o sea que, como fue
notificado el 4 de diciembre a horas 15:25, los tres días vencían el 7 de diciembre a la
misma hora, pero con el plazo de la distancia resulta que la apelación que ha sido
presentada el 9 de diciembre a horas 10:15, se encontraba dentro de término.
Entonces, el rechazo de la apelación constituye un acto ilegal que debe ser reparado a
través del presente recurso extraordinario, ya que el actor carece de otra vía para tal
efecto.

Se deja sentado que la procedencia del presente recurso no implica -como pretende el
recurrente- dejar sin efecto la Resolución de suspensión de 23 de octubre de 2002,
sino exclusivamente la legalidad de conceder la apelación para que el Tribunal de
Honor del Colegio Nacional de Abogados defina lo que en derecho corresponda.

III.4. En lo concerniente a lo aseverado por la Corte de amparo, resumido en el


numeral I.2.3-3) de la presente Sentencia, cabe recordar que la vasta jurisprudencia
del Tribunal Constitucional ha definido que cuando una resolución judicial o
administrativa, ilegal y arbitraria afecta al contenido esencial de un derecho
fundamental, no puede sustentarse su ilegalidad bajo una supuesta "cosa juzgada";
abriéndose en ese caso inexcusablemente el ámbito de protección del Amparo
Constitucional consagrado por el art. 19 de la Constitución Política del Estado (SSCC
111/99-R, 322/99-R, 103/2001-R, 504/01-R, 727/01-R, 1029/01-R, 048/2002-R,
498/2002-R, 1315/2002-R, 1446/2002-R, y muchas otras).

De todo lo examinado, se concluye que la Corte de amparo, al haber declarado


improcedente el Recurso, no ha evaluado correctamente los datos del proceso ni las
normas aplicables al mismo.

ABOGADOS

EN LOS JUICIOS DISCIPLINARIOS ANTE EL COLEGIO DE


ABOGADOS NO SE PUEDE NEGAR LA SOLICITUD DE
FOTOCOPIAS LEGALIZADAS A LAS PARTES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0544/2003-R Sucre, 24 de abril de 2003

III.5. Que, finalmente con relación a la extensión de fotocopias y un certificado, ese


pedido ha sido negado por los recurridos, con el argumento de que de acuerdo al art.
43 del Código de Ética, las audiencias y actuaciones son secretas y no podrá otorgarse
testimonios, como expresan los recurridos en su informe a fs. 92 y 94.

Que, en una situación similar a la presente (tramitación de proceso disciplinario por


supuestas faltas cometidas por abogados), este Tribunal en SC 693/2002-R expresó:
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 4

"Que, al margen de la omisión mencionada, los recurridos también han vulnerado el


derecho a la defensa al negar la certificación y las fotocopias de las diligencias de la
notificación haciendo una incorrecta interpretación del art. 44 del Código de Ética,
pues éste si bien es restrictivo en cuanto a la reserva y extensión de certificados y
testimonios, en dicha restricción no debe comprenderse al procesado, más aun cuando
éste simplemente solicita certificación acerca de una diligencia de notificación".

Que, al haberse negado al procesado (recurrente) las fotocopias y certificado


solicitado, también se ha lesionado el derecho a la defensa del recurrente.

Que, por lo relacionado en los puntos III.3., III.4. y III.5. de la presente Sentencia, se
tiene que los vocales del Tribunal Nacional de Honor del CONALAB recurridos, al
pronunciar las Resoluciones impugnadas, como son los Autos de 27 de octubre de
2002 y su complementario de 17 de enero de 2003 (a través de los que como sanción
se concede licencia al abogado recurrente), han cometido ilegalidades, por cuanto
antes de la emisión de esos Autos, debieron subsanar las omisiones ilegales que se
incurrieron como es no haber abierto un término de prueba, haber permitido que sea
un Oficial de Diligencias y no el Presidente del Tribunal quien haya designado al
vocal relator y no entregar las fotocopias y certificación solicitadas; con lo que se
infringió la garantía al debido proceso, en cuanto al derecho de defensa y juez natural.

Que el Tribunal del Recurso al haber declarado procedente el Recurso, ha hecho una
correcta evaluación del caso en análisis, así como ha dado una cabal aplicación del art.
19 CPE.

ABOGADOS

PROCEDIMIENTO ANTE EL COLEGIO DE ABOGADOS. NO ES


NECESARIO QUE EL TRIBUNAL DE HONOR CALIFIQUE LAS
CONDUCTAS JURIDICAMENTE ANTES DE INICIAR PROCESO,
PORQUE SE INVESTIGAN HECHOS. POR OTRO LADO NO HAY
NECESIDAD DE AUTO DE APERTURA DE PRUEBA, PORQUE
PROCEDE DIRECTAMENTE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0043/2004-R Sucre, 14 de enero de 2004 El


recurrente alega que los recurridos vulneraron sus derechos al trabajo, a una
remuneración justa, a la defensa y al debido proceso, con el argumento que dentro del
proceso disciplinario que se le siguió en el que se le impuso la sanción de dos años de
suspensión de ejercicio en la profesión de abogado: a) se aceptó una denuncia sobre
hechos no tipificados en el nuevo Código de ética profesional vigente, sino en el
Código abrogado; b) no se calificó los puntos a probarse durante el proceso; c) se
pronunció una sentencia por hechos no denunciados ni acusados; y, d) el Tribunal
Nacional no abrió el término probatorio y confirmó la sentencia sin considerar los
5 José Luis Paredes Oblitas

puntos apelados. Por consiguiente, corresponde analizar si los hechos denunciados se


encuentran dentro del ámbito de protección otorgado por el art. 19 CPE.

III.1. El Código de ética profesional para el ejercicio de la abogacía, es un cuerpo


legal que establece los parámetros y los valores que rigen la conducta que debe asumir
el abogado para ejercer la profesión así como en sus relaciones con los operadores de
justicia, colegas y clientes. En este sentido aunque refiriéndose al anterior Código, la
SC 828/2002, de 15 de julio, este Tribunal dijo: "(...) al efecto cabe señalar que el
proceso disciplinario es un procedimiento en el que se juzga el comportamiento de un
funcionario frente a normas administrativas de carácter ético destinadas a proteger la
eficiencia, eficacia, idoneidad y moralidad de la administración pública; en el caso de
los abogados para proteger el ejercicio eficaz, idóneo y eficiente de la profesión en el
marco de las reglas de ética y moral previstas en el ordenamiento legal que rige la
materia (...)".

Si bien en dicho cuerpo legal, no se describen cada uno de los elementos que
componen las conductas, como sucede en la parte especial del ordenamiento
sustantivo penal, aquello no implica que no pueda juzgarse a los abogados cuando su
actuar es contrario al Código referido; pues, de entenderse de tal forma, se estaría
negando toda eficacia jurídica a sus normas. Al respecto, cabe establecer que las
normas descritas por los arts. 4, 11, 17 y 69 del DS 26052, imponen al abogado en el
ejercicio de la profesión una conducta acorde y respetuosa a la Constitución Política
del Estado, las Leyes de la República, las normas del citado Código y las buenas
costumbres, estableciendo el art 69 que: "El abogado no puede patrocinar o asesorar
intereses opuestos dentro de la misma causa, tampoco puede anteponer su propio
interés al de su cliente, ni solicitar ni aceptar beneficios económicos de la parte
contraria. El abogado que infrinja estas prohibiciones sufrirá una suspensión de uno o
dos años, sin perjuicio de la sanción penal".

III.2. Dentro del contexto señalado, en el presente recurso se denuncia que no se


observó el principio de congruencia a tiempo de emitirse la sentencia pronunciada
dentro del proceso disciplinario seguido contra el representado del recurrente. Al
respecto, cabe precisar que el DS 26052 (Código de Etica Profesional para el ejercicio
de la Abogacía), en sus arts. 42 al 53 establece el desarrollo del proceso disciplinario
que puede ser iniciado a denuncia de parte, siendo la Comisión de Conciliación la
que, después de buscar un acuerdo entre partes, determinará la procedencia o
improcedencia de la denuncia; en el primer caso, remitirá los antecedentes al Tribunal
de Honor Departamental para la sustanciación del proceso, órgano encargado de
señalar día y hora de audiencia, en la que se escucharán las exposiciones
fundamentadas de las partes. Una vez firmada el acta respectiva, se abre el término de
prueba de diez días en común, debiendo producirse las pruebas de cargo y descargo en
dicho plazo.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 6

De la secuencia descrita, el citado Código no prevé el pronunciamiento de un auto o


resolución a través de la cual se califique previamente la conducta del abogado en las
disposiciones contenidas en ese cuerpo legal para viabilizar el desarrollo del proceso,
constituyendo en definitiva los hechos denunciados el objeto del proceso disciplinario,
sobre los cuales se recepcionará las pruebas de las partes, se escucharán sus alegatos y
se pronunciará resolución conforme establece su art. 46.

En el caso de autos, los afectados presentaron denuncia contra el representado del


recurrente, citando erróneamente disposiciones contenidas en el Código Abrogado
(DS 11788 de 9 de septiembre de 1974), pero describiendo claramente los hechos o
conductas en las que hubiera incurrido el actor en el ejercicio de la profesión,
consistentes en lenguaje destemplado, agresivo y obsceno, exigencias y condiciones
para favorecer a su cliente a través de la elaboración de documentos transaccionales
fraudulentos, incluso obligando a incurrir en falso testimonio, acoso sexual,
amenazas, amedrentamientos verbales y físicos, extorsiones e interferencia y
obstaculización de las investigaciones; resultando que una vez sometido Jorge Paz
Mendieta a un proceso, al que se presentó y dentro del cual se produjeron pruebas, el
Tribunal de Honor del Colegio Departamental de Abogados, valorando todos esos
antecedentes de acuerdo a su sana crítica, emitió sentencia declarando probada la
denuncia, al concluir que elaboró un documento transaccional que fue presentado
junto a uno de desistimiento de la parte contraria pero suscrito por él;
consiguientemente se ha demostrado que el representado del actor fue sancionado de
acuerdo al contenido de la denuncia y conforme a las normas que rigen la materia, por
lo que no existe lesión al debido proceso ni a los demás derechos señalados por el
actor como violados.

III.3. En cuanto a la falta de apertura de término probatorio por parte del Tribunal
Nacional de Honor, el DS 26052 establece en su art. 50 lo siguiente: "Recibido el
proceso se radicará la causa en el Tribunal Nacional de Honor, iniciándose el término
de prueba, el cual será de cinco días hábiles, teniendo las partes como domicilio
procesal la Secretaría del Tribunal".

En el caso de autos, radicada la causa ante el Tribunal de Honor del CONALAB el 22


de octubre de 2002, el mandante del actor se apersonó el 28 de octubre para
complementar los fundamentos de su recurso de apelación y reiterar su petitorio de
revocatoria de la resolución impugnada, sin reclamar en esa instancia la falta de
apertura de término probatorio que reclama; en consecuencia, el presente recurso cae
en la causal de improcedencia contenida en el art. 96.2) de la Ley del Tribunal
Constitucional (LTC), habida cuenta que consistió libre y expresamente el acto
denunciado.

III.4. Por último, se acusa que los miembros del Tribunal Nacional confirmaron la
sentencia sin considerar los puntos apelados; sin embargo, se advierte de los
antecedentes que informan el cuaderno procesal, que el citado tribunal de alzada de
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manera fundamentada procedió a resolver la apelación del recurrente, confirmando el


fallo impugnado, sin que se evidencie que las autoridades demandadas hubieran
cometido algún acto ilegal; al contrario, del contenido de la resolución de 21 de abril
de 2003, se evidencia que se pronunció respecto a las agravios contenidos en el
memorial de apelación presentado por el mandante del recurrente.

Del análisis efectuado, se concluye que el Tribunal de amparo constitucional, al haber


declarado procedente el recurso, ha hecho una incorrecta evaluación de antecedentes y
no ha dado una cabal aplicación del art. 19 CPE.

ABOGADOS

PATENTE POR SERVICIOS PROFESIONALES DE ABOGADOS


QUE DEBEN PAGARSE POR ORDENANZA MUNICIPAL
APROBADA POR EL SENADO ES CONSTITUCIONAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0028/2004 Sucre, 31 de marzo de 2004 El


presente recurso fue planteado con el argumento de que a través de la Ordenanza
043/2001, el Gobierno Municipal de Potosí creó la patente por servicios profesionales,
exigiendo a los Abogados que cumplan con el pago de ese tributo, sin considerar que
ellos ya cancelan los impuestos como el IVA, RC-IVA, el IUE y el IT creados por la
Ley 843, por lo que se trataría de una doble tributación, y que además, no se cumplió
con el procedimiento señalado por la Constitución para aprobar la Ordenanza de
Tasas y Patentes. En consecuencia, corresponde determinar en revisión, si es fundada
la pretensión del recurrente.

III.1.El recurso contra tributos y otras cargas públicas, constituye un mecanismo de


control normativo de las disposiciones legales por las que se crea, modifica o suprime
un tributo, sean éstos impuestos, tasas, patentes o cualquier género de contribución,
con la finalidad de que se proceda a establecer si las mismas son o no compatibles con
las normas, preceptos, principios o declaraciones de la Constitución Política del
Estado, conforme manda el art. 120.4 de la CPE, con la que guarda concordancia la
previsión contenida en el art. 68 de la LTC.

III.2.Por previsión expresa de los arts. 26 y 59,2ª de la CPE, ningún impuesto


municipal es obligatorio sino cuando ha sido creado conforme a las prescripciones de
la Constitución, siendo atribución del Poder Legislativo el imponer contribuciones de
cualquier clase o naturaleza, suprimir las existentes y determinar su carácter nacional,
departamental o universitario, así como decretar los gastos fiscales.

Por otra parte, el art. 66.4ª de la misma Ley Fundamental, atribuye a la Cámara de
Senadores, la potestad de aprobar las Ordenanzas Municipales relativas a tasas y
patentes.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 8

Asimismo, los arts. 66.4ª y 201.I de la CPE, 12 inc.10) y 105 de la Ley de


Municipalidades (LM), preceptúan que el Concejo Municipal tiene potestad
normativa para establecer tributos, sólo si se trata de tasas o patentes, cuya creación
requiere aprobación previa de la Cámara de Senadores, basada en un dictamen técnico
del Poder Ejecutivo.

III.3.Según el art. 101 de la LM, se consideran ingresos municipales tributarios a los


provenientes de impuestos, tasas y patentes. Finalmente, en función a lo dispuesto por
el art. 105 de la LM :

I.El Gobierno Municipal, a través del Alcalde Municipal, presentará las Ordenanzas
de Tasas y Patentes, sus modificaciones o enmiendas al H. Senado Nacional dentro de
los primeros sesenta días de cada legislatura ordinaria, previo dictamen técnico
motivado del Poder Ejecutivo, el mismo que será emitido en el plazo máximo de
veinte días a partir de su presentación; caso contrario, remitirá sin el dictamen
requerido. II.El Senado Nacional considerará esta Ordenanza en un plazo no mayor a
los sesenta días a partir de su presentación. vencido este plazo, se entenderán por
aprobadas y entrarán en vigencia. III.Si el Gobierno Municipal no presentara la
Ordenanza de Tasas y Patentes en el plazo establecido en el presente artículo, regirá la
última vigente, bajo su propia responsabilidad.

En el caso que se analiza, se tiene evidencia, de que, la Ordenanza de Tasas y Patentes


043/2001 del Gobierno Municipal de Potosí, gestión 2001, fue aprobada por el
Senado Nacional a través de la Resolución 088/01-02 de 14 de mayo de 2002, previo
dictamen técnico del Ministerio de Hacienda DGPTI-UADT 5.411 396/2001, de 16 de
noviembre, cumpliendo las regulaciones y exigencias contenidas en los preceptos
constitucionales y legales citados precedentemente.

III.4Por otra parte, es necesario establecer con carácter previo el marco conceptual de
los diferentes tipos de tributos, para poder determinar si es evidente la doble
tributación denunciada.

Tributos son una clase o modalidad de ingreso público que tienen su origen en las
prestaciones obligatorias impuestas por el Estado a las personas físicas o jurídicas.
Según el art. 9 del Código Tributario Boliviano (CTB), "Son tributos las obligaciones
en dinero que el Estado, en ejercicio de su poder de imperio, impone con el objeto de
obtener recursos para el cumplimiento de sus fines".

De acuerdo a la norma prevista por el art. 10 del CTB, el impuesto es "el tributo cuya
obligación tiene como hecho generador una situación prevista por Ley, independiente
de toda actividad estatal relativa al contribuyente".

Tasas, de modo general, son una remuneración que efectúa el particular al Estado por
los servicios públicos prestados por los organismos estatales, son un gravamen que
9 José Luis Paredes Oblitas

tienen la finalidad de recuperar el costo del bien o servicio ofrecido y prestado


efectivamente por el Estado. El art. 11 del CTB, define a las tasas como "tributos cuyo
hecho imponible consiste en la prestación de servicios o la realización de actividades
sujetas a normas de Derecho Público individualizadas en el sujeto pasivo...".

Contribuciones especiales constituyen el pago efectuado por una inversión que realiza
el Estado, a través de sus entidades, en beneficio de un grupo de personas, a cuya
consecuencia se valorizan los bienes de éstos. El art. 12 del CTB establece que "las
contribuciones especiales son los tributos cuya obligación tiene como hecho
generador beneficios derivados de la realización de determinadas obras o actividades
estatales y cuyo producto no debe tener un destino ajeno a la financiación de dichas
obras o actividades que constituyen el presupuesto de la obligación".

La Patente, a su vez, constituye un permiso anual de la autoridad competente para el


ejercicio de una determinada actividad, que se materializa a través de un pago en
forma de tributo. El art. 9.III del CTB señala que "Las Patentes Municipales
establecidas conforme a lo previsto por la Constitución Política del Estado, cuyo
hecho generador es el uso o aprovechamiento de bienes de dominio público, así como
la obtención de autorizaciones para la realización de actividades económicas".

En resumen, la Patente constituye una autorización o permiso anual que otorgan los
Gobiernos Municipales para que en su jurisdicción se desarrollen determinadas
actividades económicas, entre

ellas las que los Abogados realizan en sus bufetes, y por lo mismo, no se grava el
ejercicio profesional en sí o la prestación de servicios profesionales como tal.

III.5Con relación a la doble tributación denunciada, corresponde hacer referencia que


el Tribunal Constitucional, en un caso similar, pronunció la SC 18/2000, de 19 de
abril, en la que, al igual que la SC 61/2000, de 30 de agosto, señala: " ... el art. 201,
parágrafo I de la CPE reconoce a los concejos municipales potestad normativa, a la
vez que facultades para crear tasas o patentes previa aprobación de la Cámara de
Senadores basada en un dictamen técnico del Poder Ejecutivo (Ministerio de
Hacienda), de donde resulta, que el Gobierno Municipal de la ciudad de La Paz ha
ejercido sus facultades de orden administrativo y técnico en el ámbito de su
jurisdicción y competencia territoriales (art. 200.II de la Constitución Política del
Estado), por lo que al aprobar la Ordenanza Municipal 172/98 de 8 de diciembre de
1998 no ha infringido normas constitucionales ni ha alterado la delimitación del
dominio tributario a la que se refiere el art. 95 (modificado) de la Ley 1606 de 22 de
diciembre de 1994, sujetándose más bien a las disposiciones de la Constitución
Política del Estado, según lo establece la primera parte del art. 26 de la CPE
Consiguientemente la Ordenanza Municipal impugnada dentro del presente recurso
está dentro del marco constitucional".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 10

De acuerdo a lo dispuesto por el art. 16 del CTB, el hecho generador o imponible es el


presupuesto de naturaleza jurídica o económica expresamente establecido por Ley
para configurar cada tributo, cuyo acaecimiento origina el nacimiento de la obligación
tributaria; en cuyo mérito los abogados en el ejercicio libre de la profesión están
sujetos al pago de impuestos como el IVA, el RC-IVA, el IUE y el IT, que gravan los
contratos de prestación de servicios, las utilidades resultantes de los estados
financieros de las empresas al cierre de cada gestión anual y las prestaciones de
servicios, entre otros, estando claramente establecido por la Ley 843 el nacimiento del
hecho imponible para cada uno de estos impuestos; en cambio, la Ordenanza
Municipal impugnada fija como hecho generador de la Patente por Servicios
Profesionales Independientes a la autorización o permiso anual - no así al ejercicio de
la profesión ni a la prestación de servicios- para el funcionamiento del comercio,
industria y los servicios en general en la jurisdicción municipal, incluyendo dentro del
objeto de esta autorización municipal el ejercicio de las actividades libres e
independientes realizadas por personas tales como profesionales y técnicos -entre
ellos los Abogados-; de donde resulta; que esta Patente no grava los hechos
generadores sobre los cuales se aplican los impuestos creados por la Ley 843 y que
afectan a la actividad profesional del Abogado; por consiguiente, si los hechos
imponibles fijados en aquellos impuestos y la Ordenanza Municipal impugnada no
son análogos, no es evidente la supuesta doble tributación que argumenta la parte
recurrente.

Finalmente, conforme señala el propio recurrente, si bien es cierto, que los arts. 92 y
95 del CTB, respectivamente, abrogan por una parte, las normas legales que crean
impuestos o contribuciones y por otra, derogan disposiciones relativas a impuestos y
contribuciones, creados por los municipios; empero, las mismas están condicionadas a
que los hechos generadores sean análogos a los de los tributos o que crean otros
impuestos o contribuciones, extremo que no acontece en este caso, porque el hecho
generador de la patente, no tiene ninguna relación con los tributos establecidos por la
Ley 843, como son, el IVA, RC-IVA, el IT y el IUE.

III.6.Por consiguiente, el Gobierno Municipal de Potosí, al dictar la Ordenanza


043/2001, por la que se aprueba las Tasas y Patentes por la gestión 2001 y que fue
debidamente aprobada por Resolución 088/01-02 dictada por el Senado Nacional, ha
actuado en el marco de su jurisdicción y competencia, sin que por ello pueda
considerarse que con dicha Ordenanza se haya impuesto una doble tributación y
menos, que se hubiera atentado contra el principio de jerarquía normativa entendida
por la jurisprudencia constitucional como: "…uno de los principios fundamentales
inherentes al Estado Democrático de Derecho, en que se sustenta la estructura jurídica
del Estado, al otorgar diferentes niveles a las disposiciones legales, en función de los
órganos que las emiten, de manera que una norma situada en un rango inferior no
puede oponerse a otra de rango superior" SC 105/2003, correspondiendo en
11 José Luis Paredes Oblitas

consecuencia, de conformidad con el art. 70.1 de la LTC declarar la aplicabilidad de


la referida Ordenanza Municipal.

ACTO ADMINISTRATIVO

DOCTRINA SOBRE EL ACTO ADMINISTRATIVO Y SU NO


REVOCATORIA DE MANERA UNILATERAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0395/2003-R Sucre, 26 de marzo de 2003 Los


recurrentes Ronald Quinteros Limpias, Eddy Jaen Fuentes y Erico Navarro Agreda
sostienen que el Alcalde Municipal ha vulnerado sus derechos a la seguridad jurídica,
dedicarse a una actividad

lícita, propiedad privada y a la defensa, al emitir dentro del recurso jerárquico la


Resolución Administrativa 040/2002 de 215 de marzo, que confirma su similar
249/2001 de 3 de septiembre de 2001 por la que se les impuso multa pecuniaria y la
demolición de 260.46 m2. de su inmueble, no obstante de haber sido aprobados tanto
la línea y nivel como los planos de construcción en el año 1995 y 96 respectivamente.

III.1 El art. 19 CPE así como el art. 94 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC),
establecen el amparo constitucional como una garantía para la protección de derechos
constitucionales cuando son amenazados, restringidos o suprimidos ya sea por un acto
ilegal o una omisión indebida, de modo que cuando se plantea este recurso, a la
jurisdicción constitucional le cabe examinar los hechos que constituyen los actos
ilegales u omisiones indebidas denunciados, y verificar si realmente los derechos y
garantías bajo el ámbito de su protección han sido lesionados.

III.2 El Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre el tema en análisis en la


sentencia 998/2002-R de 16 de agosto de 2002 que expresa: " Que, a fin de dilucidar
la problemática planteada, es preciso partir de un principio fundamental, como es el
de establecer la conducta y voluntad en la que se origina un acto administrativo, que
viene a constituirse en la base del mismo y por tanto legitima sus efectos en lo
posterior. Con ese fin, cabe señalar la jurisprudencia sentada por este Tribunal, en la
Sentencia Constitucional 95/01 de 21 de diciembre de 2001, que desarrolla
ampliamente la esencia, calidad y alcances de dicho acto al señalar que: "El principio
de la buena fe es la confianza expresada a los actos y decisiones del Estado y el
servidor público, así como a las actuaciones del particular en las relaciones con las
autoridades públicas. De manera que aplicado este principio a las relaciones entre las
autoridades públicas y los particulares, exige que la actividad pública se realice en un
clima de mutua confianza que permita a éstos mantener una razonable certidumbre en
torno a lo que hacen, según elementos de juicio obtenidos a partir de decisiones y
precedentes emanados de la propia administración, asimismo certeza respecto a las
decisiones o resoluciones obtenidas de las autoridades públicas". "Que, en el marco
jurídico referido se presume que los actos administrativos del Estado son legales y
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 12

legítimos; habrá de recordarse que la presunción de legitimidad del acto


administrativo se funda en la razonable suposición de que el acto responde y se ajusta
a las normas previstas en el ordenamiento jurídico vigente a tiempo de ser asumido el
acto o dictada la resolución, es decir, cuenta con todos los elementos necesarios para
producir efectos jurídicos, por lo que el acto administrativo es legítimo con relación a
la Ley y válido con relación a las consecuencias que pueda producir..." "... Que, en el
marco de los principios referidos, el administrado acude de buena fe a la
Administración Pública para obtener las respuestas a sus pedidos y soluciones a sus
problemas o resoluciones a sus procesos o trámites, en esa circunstancia expone la
razón de sus pretensiones, asume su defensa ofreciendo y produciendo prueba, antes
de la emisión de los actos que se refieren a sus derechos subjetivos o intereses
legítimos, debiendo la administración producir los informes pertinentes para
finalmente dictar una resolución debidamente fundamentada en la que considere los
principales argumentos de las cuestiones propuestas, en cuanto fueren conducentes
para la solución del caso, resolución que se presume ha sido emitida de buena fe por
el administrador público, y si el particular se encuentra afectado con esa
determinación podrá interponer los recursos pertinentes; admitiéndose por todo ello la
presunción de legitimidad de los actos administrativos". "Que, ya refiriéndose al caso
en concreto que correspondió resolver en el citado fallo, también se dijo: Que, en ese
contexto, se entiende que si el administrado realiza su trámite de aprobación de planos
y otros, conforme al procedimiento previsto por las normas municipales y, a la
conclusión del proceso obtiene una resolución administrativa favorable, por cuanto se
aprueba su plano, se presume la buena fe del profesional que realiza la gestión y del
administrador público que emite la resolución, por lo mismo se presume su
legitimidad y legalidad; en esa circunstancia, los ciudadanos deben tener confianza y
seguridad no sólo del ordenamiento jurídico, sino de las actuaciones que han realizado
ante las autoridades que ostentan el Poder Público, quienes deben asegurarles una
convivencia pacífica y principalmente, permanencia y estabilidad de sus actos
administrativos".

"Que, tal entendimiento, queda plenamente sustentado en un razonamiento lógico y


elemental, pues habiéndose basado el acto administrativo en el principio de la buena
fe y culminado su proceso en una resolución, no puede el administrado y menos la
Administración, por voluntad unilateral, dejarlo sin efecto, sea cual fuere la razón para
ello, pues un actuar así, desnaturalizaría por completo los principios fundamentales en
los que se asienta un Estado democrático de derecho, pues al margen del principio
referido, que asegura la estabilidad y buena marcha del Estado citado, es el de la
seguridad jurídica, la cual a partir de la SC 287/1999-R de 28 de octubre, ha sido
recogida conforme a la doctrina como ...la condición esencial para la vida y el
desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la integran. Representa la
garantía de la aplicación objetiva de la ley, de tal modo que los individuos saben en
cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin que el capricho, la
torpeza o la mala voluntad de los gobernantes pueda causarles perjuicio", de modo,
13 José Luis Paredes Oblitas

que esencialmente importa "exención de peligro o daño, solidez, certeza plena, firme
convicción".

"Que, siendo así concebido dicho principio, está expresamente reconocido como
derecho en el art. 7.a) CPE, por lo que debe ser estrictamente observado y respetado
también por los órganos del Estado o entidades públicas, sin que la potestad o facultad
que se les hubiera otorgado para legislar o normar, les exima de su observancia".

"Que, sin embargo, si el Gobierno Municipal considera que la Resolución que ha


anulado indebidamente, es producto de un trámite irregular, debe acusarlo en un
proceso ante el tribunal jurisdiccional correspondiente, donde se respete el derecho al
debido proceso y el principio de legalidad del administrado, pero no puede "ipso
facto" decidir sobre el acto declarándolo nulo si en principio el mismo le otorgó
legalidad y lo legitimó con una Resolución".

III.3 Que en el caso presente, los recurrentes acudieron al órgano ejecutivo de la


Alcaldía Municipal buscando la aprobación de plano para al construcción de un
edificio en el lote de terreno de su propiedad, efectuaron su trámite en las secciones
correspondientes de una Administración Municipal legítima y la nueva
Administración Municipal, lejos de respetar los efectos legales del acto
administrativo, a más de 5 años de ser autorizada la construcción cuestiona los planos
aprobados y somete a los recurrentes a un Proceso Técnico Administrativo que
termina por conminar a los recurrentes al pago de una cuantiosa multa y a la
demolición de parte de la construcción, atentando contra la seguridad jurídica
garantizando por el art. 7.a CPE, por lo que corresponde otorgarles la tutela.

III.4 Que no se ha restringido el derecho a la defensa a los recurrentes toda vez que
durante el proceso han presentado todos los recursos de ley, revocatoria y jerárquico.

III.5 Es necesario expresar que en el caso sometido a revisión, los recurrentes fueron
notificados con el recurso jerárquico el 27 de junio de 2002, y plantearon el recurso de
amparo el 27 de noviembre de 2002, es decir a los 5 meses, lo que significan que se
encuentran dentro del plazo que las SSCC 1442/2002-R, 146/2003-R, 166/2003-R han
establecido como término máximo para que se interponga el amparo constitucional,
siendo éste de seis meses, computables a partir de la notificación con la resolución
objetada, o de la realización del acto lesivo.

ACTO ADMINISTRATIVO

ACTO ADMINISTRATIVO PERFECTO Y ACTO


ADMINISTRATIVO EFICAZ. SUS COMPONENTES.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 14

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0680/2006-R Sucre, 17 de julio de 2006 La


recurrente afirma que se vulneraron sus derechos a la igualdad, a la dignidad, a la
seguridad jurídica, al trabajo, de petición, al debido proceso y a la función pública, al
señalar que en la convocatoria pública emitida para el cargo de Inspector General del
Ministerio Público, ocupó el primer lugar en el proceso de selección según informe de
las consultoras contratadas al efecto, mismo que fue puesto en conocimiento del
Consejo Nacional del Ministerio Público por el Fiscal General de la República en
reunión realizada el 21 y 22 de abril de 2005, donde los Fiscales de Distrito por
unanimidad elevaron una terna encabezada por su persona, habiendo sido designada
en el cargo por el recurrido conforme a lo establecido en el art. 85 de la LOMP;
empero, dicha autoridad pese a sus reiteradas solicitudes, se niega a posesionarla en el
cargo, pretendiendo retrotraer y desconocer su designación, aduciendo que no se
realizó la misma y que en su momento se haría conocer una determinación, buscando
así anular su nombramiento haciendo elaborar informes maliciosos para confundir a
los fiscales, haciendo ver que el acto fue fraudulento. Por consiguiente, corresponde
determinar en revisión, si tales extremos son ciertos y si se justifica otorgar la tutela
solicitada.

III.1.A los efectos de revolver la problemática venida en revisión corresponde señalar


que el art. 84 de la LOMP establece la Inspectoría General como el órgano encargado
de velar por el correcto funcionamiento del Ministerio Público para asegurar y
promover la eficiencia y eficacia en el cumplimiento de sus fines y que está a cargo
del Inspector General que conforme al art. 85 de la indicada Ley debe ser designado
por el Fiscal General de la República de terna propuesta por el Consejo Nacional,
previa convocatoria pública y concurso de méritos.

Por su parte, el Reglamento de Planificación e Ingreso a la Carrera Fiscal del


Ministerio Público, respecto a la designación del Inspector General, luego de reiterar
lo establecido al respecto en la Ley Orgánica del Ministerio Público, en su art. 19,
respecto al procedimiento y designación de esta autoridad, señala:

"Artículo 19.- Procedimiento y designación.

1.Recepcionadas las solicitudes, por la Jefatura de Ingresos se procederá a la apertura


de un archivo por solicitante en el que se incluirá la solicitud y documentos aportados,
anotándose en los libros de registro correspondientes. Una vez finalizado el plazo
harán llegar una copia a cada uno de los miembros del Consejo Nacional del
Ministerio Público, que elaborarán un informe global sobre cada uno de los
candidatos, sin perjuicio de lo dispuesto en el número 3.

2.El Consejo Nacional del Ministerio Público, previa valoración de los méritos
conforme al baremo (cuadro de calificación o ponderación) establecido, elegirá a tres
de los candidatos, entre los que hayan obtenido mayor puntuación, elaborando un
informe debidamente motivado sobre cada uno de los candidatos.
15 José Luis Paredes Oblitas

3.El Fiscal General, de conformidad con el artículo 85 de la LOMP, designará según


su criterio al candidato de la terna que considere más idóneo.

4.La designación se notificará al postulante elegido, que deberá tomar posesión en el


plazo de 20 días calendario, debiendo presentar en dicho plazo la solicitud de
posesión acompañando los documentos exigidos".

"Artículo 20.- Posesión y juramento.

El Fiscal General de la República, ministrará posesión del cargo, debiendo prestar


juramento en orden a cumplir y hacer cumplir la Constitución Política del Estado, las
Leyes, los principios democráticos y derechos fundamentales de las personas y velar
por el correcto funcionamiento del Ministerio Público".

III.2.En el caso que se analiza, la recurrente aduce que en la octava reunión ordinaria
del Consejo Nacional del Ministerio Público realizada en la ciudad de Cochabamba el
21 y 22 de abril de 2005, fue nombrada en el cargo de Inspectora General del
Ministerio Público, conforme a lo establecido en el art. 85 de la LOMP, no obstante
de lo cual, indica que el recurrido hace caso omiso a sus reiteradas solicitudes de
posesión en el cargo, situación que vulneraría sus derechos invocados, pues estima
que el acto administrativo de su designación estaría perfeccionado. Por su parte, el
recurrido sostiene que para ser titular de un derecho, éste debe estar consolidado, cosa
que no ha ocurrido en el caso de la actora al no existir memorando o resolución
expresa de nombramiento.

A fin de resolver dicha controversia corresponde acudir a lo que se establece en la


doctrina del derecho administrativo al respecto, partiendo de que como acto
administrativo se entiende toda declaración, disposición o decisión de la
administración de carácter general o particular, emitida en ejercicio de sus funciones y
que produce efectos jurídicos sobre el administrado, y que según sostiene Roberto
Dromi (Derecho Administrativo, Ediciones Ciudad Argentina, 1997, pp. 227 a 239),
para su existencia requiere del cumplimiento de ciertos requisitos esenciales, a saber:
competencia, objeto, voluntad y forma, requisitos que deben concurrir
simultáneamente de acuerdo con el modo requerido por el ordenamiento jurídico.

La competencia es la esfera de atribuciones de los entes y órganos, determinada por el


derecho objetivo o el ordenamiento jurídico positivo. Es el conjunto de facultades y
obligaciones que un órgano puede y debe ejercer legítimamente. En otros términos, es
el conjunto de atribuciones que, en forma expresa o razonablemente implícita, le
confieren la Constitución, las leyes y los reglamentos y que debe ser ejercida directa y
exclusivamente por el órgano que la tiene atribuida como propia, salvo los casos de
delegación, sustitución o avocación previstos por las disposiciones normativas
pertinentes.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 16

El objeto del acto administrativo es la materia o contenido sobre el cual se decide,


certifica, valora u opina. El objeto tiene que ser cierto, claro, preciso y posible física y
jurídicamente.

La voluntad administrativa que está compuesta por la voluntad subjetiva del


funcionario y la voluntad objetiva del legislador, comprende elementos subjetivos
(intelectivos de los órganos-individuos) y objetivos (normativos procesales).

Por forma se entiende el modo como se instrumenta y se da a conocer la voluntad


administrativa, es el modo de exteriorización de esa voluntad, lo cual se produce a
través de la publicación y la notificación. Los actos administrativos deben ser
notificados al interesado, pues la publicación no suple la falta de notificación. La falta
de publicación no vicia al acto.

Respecto a la notificación del acto administrativo, Dromi señala (pág. 242) que el acto
que no ha sido notificado no produce efectos jurídicos inmediatos, no es acto
administrativo en el concepto señalado, careciendo de eficacia mientras no sea
notificado al interesado, agrega que la comunicación del acto afecta a la vinculación o
sujeción del administrado, no debiendo la notificación ser imprecisa ni ambigua (las
negrillas son nuestras).

Entonces, conforme a la doctrina sucintamente desarrollada, es posible distinguir


entre un acto administrativo perfecto y un acto administrativo eficaz, entendiéndose
por el primero aquel que cumple con todos los requisitos de procedimiento y forma
señalados por ley para su expedición, mientras que un acto administrativo es eficaz
cuando surte efectos frente a las partes interesadas, creando, modificando o
extinguiendo relaciones jurídicas entre las partes, eficacia que se adquiere una vez que
el acto administrativo es publicado, cuando se trata de un acto de carácter general,
impersonal y abstracto, o notificado, cuando se trata de un acto de carácter particular,
personal y concreto. Consecuentemente, el acto administrativo adquiere eficacia o
produce sus efectos, recién luego de que haya sido publicado o notificado; en otros
términos, los actos administrativos existen desde que se expiden, pero su validez y
eficacia está condicionada a su publicación o notificación. Este criterio se halla
patentizado en nuestro ordenamiento jurídico en el art. 32.I de la LPA que respecto a
la validez y eficacia de los actos administrativos señala que éstos se presumen válidos
y producen efectos desde la fecha de su notificación o publicación.

III.3.En la especie, como se tiene referido, desde la perspectiva de la recurrente existe


un acto administrativo perfecto, empero, de acuerdo a la doctrina citada, este acto es
todavía ineficaz, por cuanto su pretendida designación no cumplió con el requisito
formal de la notificación, condición que en este caso y de acuerdo al ordenamiento
jurídico (art. 19.4 del Reglamento de Planificación e Ingreso a la Carrera Fiscal del
Ministerio Público) resulta sine qua non para adquirir el derecho a ser posesionada
que reclama, y a partir del cual corren los veinte días de plazo para dicha posesión; es
17 José Luis Paredes Oblitas

decir, que el acto administrativo en el que la actora pretende ampararse será eficaz y
podrá surtir efectos en el momento en que sea legalmente notificada con el
memorando o resolución de designación, y entretanto ello no ocurra, no puede
reclamar posesión alguna en el cargo, por lo que no existe lesión al derecho a la
seguridad jurídica, entendida como aplicación objetiva de la ley, o la certeza o
certidumbre de que el marco legal es y será respetado, puesto que la negativa de la
autoridad recurrida se sustenta en la disposición del Reglamento anteriormente citada,
que establece que la posesión en el cargo de Inspector General del Ministerio Público
está sujeta a la notificación con la designación en el cargo que se haga al postulante
elegido, situación que conforme se vio no ha ocurrido en el caso de autos, siendo
además que conforme al art. 20 del mismo Reglamento la posesión y juramento son
los requisitos previos para el ejercicio del cargo de Inspector General, por lo que aún
no puede invocar lo previsto en el art. 40.2 de la CPE.

De otro lado, la amplia difusión que a través de los medios se dio a la supuesta
designación de la recurrente en el cargo de Inspectora General según ella misma
señala, no podía en ningún caso suplir a la notificación como requisito esencial para la
eficacia del acto, por cuanto tal designación se trata de un acto personalísimo y
concreto y no así de un acto general o abstracto, lo que necesariamente exige una
notificación, que por lo demás está contemplada como requisito en la misma norma.

AGUINALDO

PAGO DE AGUINALDOS A LOS FUNCIONARIOS PUBLICOS.


NATURALEZA DEL AGUINALDO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0369/2003-R Sucre, 26 de marzo de 2003 El


presente amparo es planteado por el actor alegando que el recurrido rehusa pagar a su
favor el aguinaldo de navidad de la gestión 2002, que le corresponde por duodécimas,
al haber trabajado por más de siete meses ese año, luego de sucesivos contratos a
plazo fijo. Corresponde analizar, en revisión, si tales extremos dan lugar al
otorgamiento de la tutela que brinda este recurso extraordinario.

III.1. El contrato de trabajo a plazo fijo es aquel en el que empleador y trabajador


acuerdan que la relación laboral tendrá una vigencia determinada, cumplida la cual, se
entiende, cesarán los efectos de tal relación. El contrato por tiempo indefinido es la
regla, el contrato a plazo fijo es la excepción. Sin embargo, en muchas empresas
privadas, e instituciones públicas, pese a que el contrato a plazo fijo debe celebrarse
únicamente en aquellas tareas que no son permanentes ni inherentes al rubro de la
entidad, suscriben el contrato a plazo fijo con trabajadores que prestarán servicios que
son inmanentes y propios al giro de institución. Empero, sea que se trate de un
contrato por tiempo indeterminado -que en el caso de funcionarios públicos conlleva
la inclusión en la planilla de personal permanente- o por tiempo definido o a plazo
fijo, el trabajador tiene derecho a percibir las remuneraciones que la ley acuerda. La
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 18

remuneración es la contraprestación que percibe el trabajador por haber puesto su


capacidad de trabajo a disposición del empleador, en los términos y condiciones del
contrato de trabajo que tienen celebrado. La remuneración se otorga como contenido u
objeto de la prestación del empleador, en cumplimiento de su obligación básica de
remunerar el trabajo, y lo recibe el trabajador como contraprestación de su trabajo. El
término "remuneración" en una acepción amplia, abarca a todas las formas de
retribución que el empleador debe reconocer a favor del trabajador, así, se encuentran
dentro de ella, el sueldo o salario, las primas, bonos, pago de horas extraordinarias y,
por supuesto, el aguinaldo de navidad. Otros autores sostienen que el "salario" implica
la totalidad de las percepciones económicas de los trabajadores, por la prestación
profesional de los servicios laborales por cuenta ajena, ya retribuyan el trabajo
efectivo o impliquen otro tipo de reconocimiento por la prestación del servicio. En
Bolivia, la Ley de 18 de diciembre de 1944, estableció la obligación de pago de
aguinaldo a cargo de los empleadores a favor de los trabajadores. Ingresando al
ámbito del funcionario público, el art. 4 de la Ley del Estatuto del Funcionario
Público (EFP) establece que servidor público es aquella persona individual, que
independientemente de su jerarquía y calidad, presta servicios en relación de
dependencia a una entidad sometida al ámbito de aplicación de la presente Ley. El
término servidor público, para efectos de esta Ley, se refiere también a los
dignatarios, funcionarios y empleados públicos u otras personas que presten servicios
en relación de dependencia con entidades estatales, cualquiera sea la fuente de su
remuneración. El art. 51 EFP, al establecer las bases generales de las remuneraciones
a los servidores públicos, señala que fundan en los siguientes aspectos: a)
Periodicidad y oportunidad de la retribución; g) Derecho a la percepción de un
aguinaldo de navidad equivalente a un salario mensual o duodécimas
correspondientes. Nótese que esta norma no efectúa ninguna discriminación relativa a
la calidad de funcionario permanente o por tiempo definido.

III.2. En el caso objeto de análisis, el recurrente tiene suscritos cuatro contratos


sucesivos a plazo fijo con el Ministerio de Gobierno, que guardan continuidad entre
sí, para prestar servicios propios e inherentes al giro de esa repartición de Estado,
dado que las funciones de Asistente de la Dirección General de Asuntos
Administrativos no podrían considerarse en ningún caso como eventuales y necesarias
solamente por un corto tiempo, sino que son atinentes a la labor general y cotidiana de
dicha Dirección. El actor está considerado como servidor público ante la ley, sin que
la naturaleza y duración del contrato que ha celebrado con el Estado, pueda
determinar el desconocimiento de esa condición, más aún si se considera que la labor
que desempeñó se extendió desde 1999 hasta la pasada gestión 2002. Por
consiguiente, tiene el derecho que el art. 51-g) LEFP le reconoce, es decir, a la
percepción del aguinaldo de navidad, en igualdad de condiciones que los demás
funcionarios públicos, al margen de la fuente de su remuneración, o partida
presupuestaria que la deba soportar. En ese sentido, lo dispuesto por Instructivo
DGP/081/2002, del Ministerio de Hacienda, que determina que son acreedores al
19 José Luis Paredes Oblitas

aguinaldo de navidad únicamente los servidores públicos considerados en la planilla


de personal permanente (partida 11700), que hubieran cumplido un mínimo de tres
meses trabajados de manera ininterrumpida durante la gestión fiscal 2002, quedando
excluidos, según el numeral 6 de esa norma, "el personal eventual o interino,
considerando que nadie puede ser contratado por un período mayor a 90 días para
cubrir puestos vacantes de la estructura institucional, de conformidad a lo establecido
por el art. 5to. inc. e) del Estatuto del Funcionario Público...y el artículo 12avo. Inc. e)
de su Reglamento (DS 25749 del 20 de abril de 2000)", no puede ser aplicable al caso
del recurrente porque, por una parte la Ley del Estatuto del Funcionario Público,
cuando consagra el derecho del servidor público a recibir el pago del aguinaldo de
navidad, no realiza distinción alguna entre servidor permanente, interino, eventual o
sujeto a contrato a plazo fijo, y por otra, porque un Instructivo no puede ser aplicado
en contra de lo que dice una Ley, por imperio de la jerarquía normativa que establece
el art. 228 de la Constitución Política del Estado (CPE). Tampoco puede apoyarse la
negativa a pagar el aguinaldo de navidad al recurrente, en que el art. 5-e) EFP
disponga que los funcionarios interinos son aquellos que, de manera provisional y por
un plazo máximo e improrrogable de 90 días, ocupan cargos públicos previstos para la
carrera administrativa, en tanto no sea posible su desempeño por funcionarios de
carrera conforme al Estatuto y disposiciones reglamentarias, porque en los hechos, el
Ministerio de Gobierno suscribió en enero de 2002, después de tres contratos
sucesivos anteriores, un contrato a plazo fijo por el término de un año, lo que implica
que al servidor que prestó servicios durante más de tres meses le nace el derecho de
recibir el tantas veces citado aguinaldo -en el marco de la Ley de 18 de diciembre de
1944; y del Instructivo 001/02 de 3 de diciembre de 2002 (fs. 86), de la Dirección
General del Trabajo, que regula el pago del aguinaldo de la gestión pasada en las
empresas privadas e instituciones públicas, determinando en su apartado 1, que "Toda
institución pública o empresa comercial, industrial o cualquier otro negocio está
obligada a pagar a sus empleados y obreros, con un mes de sueldo por concepto de
aguinaldo de navidad"; y en el numeral 4: "Tienen derecho a percibir el pago del
aguinaldo, los trabajadores que hubiesen cumplido labores más de tres meses, siendo
empleados, y más de un mes siendo obreros. Los trabajadores que no hubiesen
prestado servicios por un año continuo, percibirán el aguinaldo por duodécimas en
forma proporcional por el tiempo de servicios prestados"- sin que pueda alegarse que
los anteriores administradores, al celebrar ese acuerdo y pagar ese beneficio en los
años 2000 y 2001, infringieron la norma anotada, ya que el derecho del servidor
público, como trabajador del Estado, no puede ser desconocido por autoridad alguna,
a más que se ajusta a lo preceptuado por el Estatuto que rige la materia. Asimismo, es
menester recordar que aunque la cláusula Tercera de los cuatro contratos a plazo fijo
celebrados por el recurrente con el Ministerio de Trabajo manifieste que el monto
fijado como sueldo "incluye todos los beneficios de ley, pagaderos a la conclusión de
cada mes trabajado", los derechos laborales son irrenunciables por mandato
constitucional en su art. 162-II, que categóricamente reconoce: "Los derechos y
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 20

beneficios reconocidos en favor de los trabajadores no pueden renunciarse, y son


nulas las convenciones contrarias o que tiendan a burlar sus efectos".

III.3. La demanda que en el ámbito civil ha formulado el recurrente no puede servir de


base para una declaratoria de improcedencia de este recurso, pues, de un lado, en esa
demanda no se ha solicitado el pago del aguinaldo de la gestión 2002, sino la
resolución judicial del contrato por incumplimiento unilateral del empleador
(Ministerio de Gobierno), y de otro, el aguinaldo de navidad ha sido instituido como
una remuneración anual que tiene por exclusivo fin que el trabajador pueda solventar
los gastos que demanda precisamente la fiesta de navidad, de ahí el motivo por el que
se impone el pago doble de ese derecho cuando no se ha cancelado oportunamente, o
sea, dentro del término fijado por el Ministerio de Trabajo cada año. De tal modo, el
amparo constitucional es el único medio que puede dar una tutela inmediata al
recurrente, al evidenciarse la vulneración de su derecho a una remuneración justa, ya
que -contrariamente a lo aseverado por el recurrido y corroborado por la Corte del
recurso- la falta de pago del aguinaldo de navidad significa un desconocimiento del
derecho consagrado por el art. 7-j) CPE, porque como se tiene expresado, la
remuneración abarca todas las formas de retribución a favor del trabajador, incluida el
aguinaldo.

III.4. Finalmente, debemos referir que si bien el art. 61 EFP establece como atribución
del Superintendente General de la Superintendencia del Servicio Civil: a) Conocer y
resolver los recursos jerárquicos planteados por aspirantes a funcionarios de carrera, o
funcionarios de carrera públicos, relativos a controversias sobre ingreso, promoción o
retiro de la función pública, o aquellos derivados de procesos disciplinarios, en el
marco del Estatuto y las disposiciones reglamentarias aplicables, el actor no tenía la
posibilidad de acudir a esa instancia para reclamar el pago del aguinaldo de navidad,
objeto de este recurso, puesto que no tiene la condición de funcionario de carrera.
Tampoco podía ocurrir a la judicatura laboral ordinaria, toda vez que ésta no tiene
competencia para dirimir controversias entre el Estado como empleador y el servidor
público. Consecuentemente, sólo tenía la vía extraordinaria del amparo constitucional
para demandar el respeto de su derecho lesionado. En suma, el recurrido ha vulnerado
el derecho de Rolando Xavier Bartocci López a una remuneración justa por su trabajo,
en la que está inmerso el derecho al aguinaldo anual de navidad, debiendo pagar ese
concepto en un monto equivalente a las duodécimas que le correspondan de la gestión
2002, más el recargo del doble, en conformidad con el numeral 7 del Instructivo
001/02 de 3 de diciembre de 2002. De todo lo examinado, se concluye que la Corte de
amparo, al haber declarado improcedente el recurso, no ha evaluado correctamente los
datos del proceso y las normas aplicables al mismo.

ALCADES MUNICIPALES

CAUSAS Y PROCEDIMIENTO PARA LA SUSPENSIÓN DE


ALCALDES.
21 José Luis Paredes Oblitas

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0085/2004- R Sucre, 14 de enero de 2004 III.1La


suspensión de los Alcaldes, puede verificarse de la siguiente manera:

III.1.1 Suspensión temporal cuando exista en su contra auto de procesamiento


ejecutoriado, o cuando concurran contra dicho funcionario municipal, alguno de los
casos establecidos por las normas de la Ley 1178 y sus reglamentos.

III.1.2 Suspensión definitiva, que acarrea también la perdida del mandato de Alcalde y
Concejal, cuando exista en su contra, sentencia condenatoria ejecutoriada a pena
privativa de libertad, pliego de cargo ejecutoriado, sentencia judicial ejecutoriada por
responsabilidad civil contra el estado y en los casos previstos por la Ley 1178 y sus
Reglamentos.

III.1.3 Todos los casos de denuncia contra Alcaldes deben ser sometidos al
procedimiento establecido en las normas previstas por los arts. 35 al 37 LM a fin de
imponer la sanción; es decir, debe sustanciarse un proceso interno, dentro del cual
deberá comprobarse la veracidad de los hechos que originen la causal de suspensión y
emitirse la Resolución pertinente (salvo los casos de suspensión temporal o definitiva
previstos líneas arriba, en cuyo caso la suspensión procederá en forma automática a la
sola comprobación de los hechos que la originen y la resolución será sólo de carácter
formal, conforme determina la norma prevista por el art. 36.II LM). La restitución en
el cargo, sólo procederá cuando la suspensión temporal por auto de procesamiento
ejecutoriado, concluya con sentencia absolutoria [puesto que la inocencia ya no se
halla previsto en el Código de procedimiento penal].

III.1.4 Otra forma de suspensión de las funciones de un alcalde, es mediante el


Procedimiento del voto constructivo de Censura, previsto por las normas de los arts.
200.IV CPE y 50 a 52 LM. Este se da, cuando el Alcalde pierde la confianza del
concejo, estableciéndose un procedimiento que debe cumplirse rigurosamente que se
halla contemplado en las mencionadas normas; es decir, debe ser formulado después
de haberse cumplido un año de gestión del Alcalde y ante el presidente del Concejo,
debe publicarse la solicitud y notificarse al Alcalde y proponerse el sustituto. Esta
propuesta debe ser analizada en el plazo de 24 horas, admitiendo o rechazando la
moción de censura, luego debe ser debidamente votada por el pleno del concejo,
dentro de los siete días hábiles desde su presentación y publicación, requiriéndose tres
quintos del total de sus miembros, los que deben ser redondeados al número entero
superior en caso de duda. Se debe posesionar inmediatamente al nuevo alcalde; este
procedimiento no puede repetirse sino después de un año de ese cambio de alcalde ni
puede efectuarse en el último año de Gestión municipal. En la sesión del voto
constructivo de censura podrá participar los concejales suplentes si los titulares así lo
autorizan por escrito, y debe estar necesariamente un vocal de la Corte Departamental
Electoral para avalar el procedimiento, el Alcalde removido reasumirá sus funciones
de Concejal durante el resto del periodo municipal. Todo acto que no cumpla dicho
procedimiento será nulo.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 22

III.2Al respecto la jurisprudencia emitida por este Tribunal ha ratificado los conceptos
descritos en el punto anterior, así la Sentencia Constitucional (SC) 1286/2002-R, de
28 de octubre, en un caso similar, indica que: "El Concejo Municipal de Tiquina en
conocimiento del resultado del indicado proceso interno, emite la Resolución 14/2002
de 17 de junio, mediante la cual se dispone la destitución del Alcalde Municipal
dando aplicación al art. 29 LSAFCO, incurriendo así en un acto ilegal que atenta
contra el ejercicio de la función de Alcalde que ostenta legalmente por mandato
popular y que se encuentra garantizado por el art. 42.2) CPE, conculcando además el
debido proceso y derecho al trabajo reconocidos por los arts. 7.d) y 16 CPE, por
cuanto no existe contra el recurrente Auto de Procesamiento Ejecutoriado, sentencia
condenatoria ejecutoriada a pena privativa de libertad, ni pliego de cargo ejecutoriado,
o sentencia judicial por responsabilidad civil contra el Estado, condiciones
establecidas por los arts. 34.II) y 36.5) y 6) LM, para decidir la suspensión temporal o
definitiva, como en este caso. Estas normas son concordantes con los arts. 48 y 49 de
la misma Ley, relativos a la suspensión temporal o definitiva del Alcalde Municipal,
así lo ha establecido el Tribunal Constitucional en su SC 858/2001-R, de 14 de agosto
(...)".

Por otra parte, se ha aclarado que el:"(...) voto de censura, es un voto político, por
cuanto después de realizarse el trámite correspondiente, en definitiva tres quintos del
total de los miembros de un Concejo Municipal, proceden a la remoción del Alcalde,
como una manifestación de la falta de confianza que existe por las acciones de la
máxima autoridad ejecutiva del Gobierno Municipal, expresando su oposición o
ruptura de una coalición". "Que, el procedimiento para la aplicación del voto
constructivo de censura es el establecido en el art. 51 de la Ley de Municipalidades,
cuyo inc. 1) hace referencia a que la propuesta de la moción -firmada por un tercio de
los Concejales en ejercicio- debe estar motivada y fundamentada." SC 711/2003-R, de
28 de mayo.

III.3En el caso presente, conforme ha demostrado el recurrente, en diciembre del


2002, el Concejo Municipal de Punata, luego de haber verificado, que contra el
Alcalde José Antonio Gonzáles Alvarado, existían varios pliegos de cargo
ejecutoriados por adeudos al Estado, en cumplimiento de la norma prevista por el art.
49 LM, determinó, mediante Resolución Municipal 76/2003, la suspensión definitiva
como alcalde y la pérdida del mandato como Concejal. Como lógica consecuencia de
esa determinación, al estar impedido definitivamente para ejercer el cargo de Alcalde,
el Concejo Municipal recurrido, designó mediante resolución 7/2003 al recurrente,
como nuevo Alcalde por las gestiones 2003 a 2004. Esta designación necesariamente
debía abarcar hasta el fin de la gestión 2004, por ser el quinto año de la gestión
municipal, porque no está permitido hacer uso del proceso del voto constructivo de
censura, conforme a las normas previstas por los arts. 201.II in fine CPE y 51.9 LM.
23 José Luis Paredes Oblitas

III.4En cuanto a la solicitud del el ex Alcalde José Antonio Gonzáles Alvarado, quien
pidió al Concejo Municipal de Punata su reincorporación como Concejal, porque la
causal de su suspensión se había extinguido. El ente deliberante, en la sesión del 6 de
octubre del 2003, sin estar debidamente incluido en el orden del día, luego de analizar
el informe de las Comisiones, admitió tal solicitud, pese a que ésta no fue debida ni
correctamente debatida, puesto que primero se puso a consideración mediante el voto,
si se consideraba o no la solicitud y cuando se emitió el voto favorable por tres
quintos de los concejales para considerar la solicitud, el Presidente, hizo conocer a los
miembros del Concejo que se había votado por la reincorporación, ordenando se
convoque al solicitante, para hacerle conocer que fue reincorporado al cargo de
"Alcalde", pese a que éste no solicitó su reincorporación como Alcalde, sino como
Concejal, tampoco se debatió en dicha sesión que se estaba determinando la
reincorporación a ese cargo, sino sólo que se iba a considerar su solicitud (fs. 146 a
153). Por otra parte, el acta mencionada, evidencia que en ningún momento se emitió
voto o determinación alguna, para abrogar la Resolución Municipal 7/2003 y "todas
las Resoluciones Municipales de designación de Autoridades Municipales anteriores a
la 46/2003", sin embargo, el Presidente y Secretaria del Concejo, suscribieron la
Resolución Municipal 47/2003 de 6 de octubre determinando tales aspectos.

Todos estos actos demuestran que el Presidente y los miembros del Concejo
Municipal de Punata, realizaron actos ilegales, transgrediendo la norma prevista por el
art. 40 CPE, al impedir al recurrente, el ejercicio de servidor público, debidamente
designado por el ente deliberante, y dejar en forma ilegal sin efecto una determinación
suya de suspensión definitiva del anterior Alcalde, que por su propia naturaleza no
podía ser reconsiderada ya que conforme a la norma prevista por el art. 48 LM, sólo
puede reconsiderarse, una suspensión temporal, ordenando la reincorporación o
restitución a las funciones de Alcalde, pero de ninguna manera podía reconsiderarse
una suspensión definitiva, puesto que ésta debe ser emitida sobre la base de cosa
juzgada, que es inmodificable, e inamovible, no pudiendo ser alterada ni revisada,
salvo casos excepcionales cuando se verifica la infracción de derechos fundamentales
de las personas, aspecto que en el caso presente no ha demostrado el tercer interesado
que hubiere ocurrido y que por ello hubiese presentado reclamo oportúnamente.

III.5Por otra parte, se han violado también las normas previstas por los arts. 201.II
CPE, 47 al 52 LM, puesto que sin existir causal legítima de suspensión temporal o
definitiva, determinaron la abrogatoria de la Resolución de la designación como
Alcalde del recurrente, contrariando toda una secuencia de actos y normas jurídicas,
pues se abrogaron además todas las anteriores Resoluciones de nombramiento a
Autoridades Municipales, implicando que se abrogó en forma arbitraria,
designaciones de alcaldes que ya cumplieron sus periodos de ejercicio o que
ejercieron ese cargo por diferentes situaciones y motivos que no se conocen; es decir,
emitieron una determinación general, pese a que el problema era específico respecto
al recurrente. Por otra parte, el argumento formulado por el recurrido en el informe
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 24

ante el Juez de amparo y ratificado en la audiencia, de "haberse perdido la


confianza"y que por ello se determinó la reincorporación del anterior Alcalde, es
igualmente ilegal, puesto que no se llevó a cabo ningún proceso de voto constructivo
de censura y porque éste se encontraba expresamente prohibido al ser el quinto año de
la gestión municipal.

III.6También, corresponde aclarar que no es correcto el fundamento del Juez de


amparo, al declarar procedente en parte el recurso y ordenar "la nulidad de todo acto o
resolución a partir de la Resolución Municipal 76/2002", puesto que esta
determinación atenta contra la seguridad jurídica del país en su conjunto, porque no
puede dejarse sin efecto los actos y negocios que hubiera efectuado la Alcaldía de
Punata, ya que ésta en cumplimiento de las propias facultades previstas por la norma
del art. 200 CPE, efectuó actividades normativas, ejecutivas, administrativas y
técnicas que son irreversibles para el desarrollo humano del municipio, además que
conforme ha establecido la jurisprudencia ordinaria y constitucional, la nulidad de
ninguna manera es de hecho, sino de pleno derecho, la que debe ser debida y
judicialmente establecida y sobre las comprobación de las causales de nulidad de cada
acto jurídico y no en forma general y abstracta como en forma indebida dispuso el
juez de amparo.

III.7Finalmente, extraña la resolución emitida por el Juez de Amparo, al actuar en


forma similar a los recurridos, cuando dispuso la nulidad de todo acto y resolución a
partir de la Resolución Municipal 76/2002, sin tomar en cuenta que los Concejos
Municipales, no sólo emiten Resoluciones sobre nombramientos y suspensiones de
Alcaldes y Concejales, sino como órgano deliberante y fiscalizador del municipio
emite diferentes determinaciones las que son cumplidas por el ejecutivo municipal y
los habitantes del mismo.

Que, en consecuencia el Juez del recurso, al haber declarado procedente en parte el


amparo, no ha dado correcta aplicación al art. 19 CPE.

ALCALDE MUNICIPAL

LA RENUNCIA A LA CALIDAD DE ALCALDE NO IMPLICA LA


RENUNCIA A LA CALIDAD DE CONCEJAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0621/2003-R

Sucre, 08 de mayo de 2003 Se debe dejar sentado que una vez que el Alcalde renuncia
a esa función, automáticamente reasume su cargo de Concejal Titular, sin necesidad
de que el Presidente del Concejo lo "habilite" nuevamente, ya que tal habilitación se
la da la Ley al momento de ser elegido y posesionado como Concejal Titular, a
diferencia de lo que acontece con los Concejales suplentes que deben ser habilitados y
convocados por el Presidente de la Directiva Municipal de acuerdo al art. 39-5) LM.
25 José Luis Paredes Oblitas

ALCALDE MUNICIPAL

PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO PARA SUSPENDER A UN


ALCALDE U OTRO FUNCIONARIO PUBLICO

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0742/2003-R Sucre, 3 de junio de 2003 El


recurrente afirma que los demandados han vulnerado sus derechos al debido proceso y
a la seguridad jurídica, previstos por los arts. 16 y 7.a) CPE, por cuanto en el proceso
administrativo que se le inició a denuncia de la concejal Jacinta María Álvarez por
supuestas faltas cometidas en el ejercicio de sus funciones como Alcalde Municipal
de Villazón, se lo tramitó de acuerdo con el art. 35 LM. Sin embargo elevado el
informe final de la Comisión de Ética al Concejo Municipal, este organismo
deliberante en la sesión de 18 de febrero de 2003, declaró procedente la denuncia y
mediante Resolución Municipal 004/2003 lo suspendió temporalmente de sus
funciones por 30 días de acuerdo con los arts. 35, 36, 48 LM y art. 29 LSAFCO, que
no es aplicable a su caso, por cuanto debió serle impuesta la sanción de conformidad
con el art. 36 LM, lo que no ocurrió, pues en su procesamiento se aplicó la Ley
especial y contradictoriamente para sancionarlo la Ley de Administración y Control
Gubernamental. Por consiguiente, corresponde determinar, en revisión, si tales
extremos son ciertos y si se justifica otorgar la tutela que brinda el art. 19 CPE.

III.1 El art. 174 LM, establece respecto a la responsabilidad administrativa: Cuando se


conozcan casos que involucren a servidores públicos municipales, el procesamiento se
llevará a cabo conforme a las disposiciones contempladas en el Reglamento de la
Responsabilidad por la Función Pública. Si la responsabilidad recae en el Alcalde
Municipal o en los Concejales, como consecuencia de informes de auditoría, dictamen
emitido por el Contralor General de la República o denuncia de parte, el proceso se
sustanciará de acuerdo con lo establecido en los arts. 35 y 36 de la presente Ley.

III.2 En el caso que se examina, el Concejo Municipal de Villazón, en uso de la


facultad conferida por el art. 12.16) LM, inició proceso sumario interno en contra del
Alcalde de la mencionada localidad, -ahora recurrente- basándose en la denuncia
efectuada por la Concejal Jacinta María Alvarez por supuestas faltas cometidas, para
establecer la responsabilidad de la autoridad municipal en que hubiera incurrido en el
ejercicio de sus funciones, proceso que fue tramitado conforme a lo establecido por
los arts. 35 y 36 LM, el que concluyó con el Informe Final de la Comisión de Ética
que fue remitido al ente deliberante.

III.3 El Concejo Municipal de Villazón en conocimiento del mencionado informe, en


la sesión realizada el 18 de febrero de 2003, declara procedente la denuncia y emite la
Resolución 04/03 que dispone la suspensión temporal por 30 días del Alcalde
Municipal dando aplicación al art. 29 LSAFCO, incurriendo así en un acto ilegal que
atenta contra el ejercicio de la función de Alcalde que ostenta legalmente por mandato
popular y que se encuentra garantizado por el art. 42.2) CPE, conculcando además el
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 26

debido proceso y derecho al trabajo reconocidos por los arts. 7.d) y 16 CPE, por
cuanto no existe contra el recurrente Auto de Procesamiento Ejecutoriado, en estrados
judiciales, condición establecida por los arts. 34.I) y 36.5) LM, para decidir la
suspensión temporal, como en este caso. Estas normas son concordantes con el arts.
48-I) de la misma Ley, relativos a la suspensión temporal del Alcalde Municipal. Así
lo ha establecido el Tribunal Constitucional en su SC. 858/2001-R de 14 de agosto de
2001 al señalar: "Que en consecuencia, la Comisión de Etica así como el Concejo
Municipal sometió al recurrente a una normativa ajena a su calidad de Alcalde
Municipal, ignorando las leyes vigentes que claramente señalan el procedimiento y las
sanciones que deberán imponerse a Alcaldes y Concejales, disposiciones que por
mandato del art. 174 de la Ley N° 2028, son los arts. 35 y 36 de ese cuerpo legal,
infringiendo de esa manera la garantía del debido proceso consagrada en el art. 16
constitucional, así como el derecho al trabajo del recurrente. Así lo ha reconocido la
jurisprudencia constitucional en la Sentencia N° 014/01".

III.4 Por lo expuesto, se tiene que el Concejo Municipal recurrido al haber dispuesto
la suspensión temporal por 30 días del Alcalde de Villazón, ha incurrido en un acto
ilegal, teniendo en cuenta que para el caso es de preferente aplicación la Ley de
Municipalidades en la que está señalado el procedimiento que debe aplicarse a los
procesos internos, las sanciones y las causales de suspensión del Alcalde Municipal.

ALCALDE MUNICIPAL

SI SE RENUNCIA AL CARGO DE ALCALDE, NO SE RENUNCIA


AL CARGO DE CONEJAL, POR ELLO NEGAR LA
REINCORPORACIÓN COMO CONCEJAL ES ILEGAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1327/2004-R Sucre, 17 de agosto de 2004 El


recurrente sostiene que las autoridades demandadas han vulnerado sus derechos a la
seguridad jurídica, al trabajo, a formular peticiones, a una remuneración justa y a la
función pública, ya que el 17 de enero de 2004, renunció como Alcalde del Municipio
de Vacas, después de 4 años de ejercer esas funciones y al solicitar en 17 de abril del
año en curso su reincorporación como Concejal Titular, el Concejo Municipal
mediante Resolución Municipal 016/2004 de 28 de abril rechazó su petición, con el
argumento de que su renuncia comprendió también el cargo de Concejal y por
determinación asumida por las Sub-Centrales que conforman la Central Única de
Campesinos Chiwalaki. Por consiguiente, corresponde determinar en revisión, si tales
extremos son ciertos y si se justifica otorgar la tutela que brinda el art. 19 de la CPE.
27 José Luis Paredes Oblitas

III.1En el caso examinado se constata que el recurrente Zenobio Rosas Villarroel, el


17 de abril de 2004 mediante nota manuscrita, renunció a su cargo como Alcalde
Municipal de Vacas, sin que dicha dimisión hubiera comprendido al de Concejal
Titular. Sin embargo, ante la solicitud del recurrente para ser reincorporado al seno
del ente deliberante, éste realizando una errónea interpretación de la renuncia
formulada emitió la cuestionada Resolución Municipal 016/2004 por la que rechazó la
petición de reincorporación, de la que solicitó su reconsideración sin que hasta la
fecha hubiera sido resuelta. III.2Planteada la problemática, y ante la existencia del
recurso de reconsideración interpuesto por el recurrente, que se encuentra pendiente
de resolución, es necesario referirse en lo pertinente a la SC 849/2003-R: "…
quedando expedita la vía del Amparo para otorgar la tutela solicitada en resguardo de
los derechos y principios referidos, que como se ha evidenciado han sido vulnerados
por el Gobierno Municipal representado por el recurrido, pues no corresponde
sustentar la improcedencia del Recurso planteado en la existencia de la
reconsideración prevista en el art. 22 LM, dado que no es un recurso propiamente
dicho, por una parte y por otra, este Tribunal también ha dejado expresamente
establecido en diversos fallos, que los actos ilegales u omisiones indebidas, que
amenacen, restrinjan o supriman un derecho fundamental, deben ser dejados sin efecto
en el trámite o proceso donde se ha originado, o ante la autoridad responsable de los
mismos, pues de no ser así, importaría anular el ejercicio efectivo de los derechos
fundamentales". Línea jurisprudencial aplicable en el caso de autos, y que permite
ingresar al análisis de fondo del recurso. III.3En este sentido conforme lo señalado en
el punto III.1, los demandados han vulnerado los derechos invocados por el
recurrente, al no dar curso a su pedido de reincorporación como Concejal cargo al que
no renunció, lo que determina se otorgue la tutela solicitada. Con relación a lo
afirmado por los recurridos en la audiencia de que las inasistencias del recurrente
implican una renuncia tácita como Concejal, ello no es evidente por cuanto esa
situación está prevista por el art. 33.3) como las sanciones en el art. 36 LM, no
constando en obrados que el ente deliberante hubiera adoptado alguna determinación
menos aplicado sanción alguna.

ALCALDE MUNICIPAL

SOBRE MANTENIMIENTO DEL CARGO DE ALCALDE


MUNICIPAL, MIENTRAS SE ELIJA OTRO. EL TC ESTA
SENTENCIA CAMBIA DE INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL
SOBRE EL TEMA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0390/2006-R Sucre, 24 de abril de 2006 El


recurrente solicita tutela del derecho al debido proceso consagrado en el art. 16 de la
CPE, que considera fue vulnerado por el recurrido, quien pese a que su gestión de un
año como Presidente del Concejo Municipal de Sica Sica concluyó, continuó en
ejercicio de dicho cargo, ejerciendo las facultades de Presidente en la moción de
censura constructiva presentada en su contra, la cual, además, fue admitida en una
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 28

sesión que no se llevó a cabo. En consecuencia, en revisión de la Resolución del Juez


de amparo, corresponde dilucidar, si tales argumentos son evidentes y si constituyen
actos ilegales lesivos de los derechos fundamentales de la recurrente, a fin de otorgar
o negar la tutela solicitada.

III.1.A ese efecto, en primer lugar es necesario delimitar el alcance del presente
amparo constitucional, en el cual, se denuncian dos aspectos; de un lado, la actuación
del recurrente como Presidente del Concejo Municipal de Sica Sica, más no así el
procedimiento de censura constructiva iniciado contra el recurrente; en consecuencia,
no corresponde analizar dicho procedimiento, pues no ha sido denunciado; y de otro
lado, la admisión del recurso en la sesión de 25 de enero de 2006, ya que según el
recurrente, dicha sesión no existió, por lo que corresponderá analizar la referida
sesión.

III.2.Para dilucidar en debida forma la problemática presentada, es necesario precisar


que las normas previstas por el art. 14 de la LM, disponen que el Concejo Municipal
elegirá su Directiva, conformada por un presidente, vicepresidente y secretario en la
primera sesión; norma de la cual se dedujo que esa directiva tenía una duración por
todo el periodo constitucional de cinco años de mandato de los concejales (art. 200.IV
de la CPE); empero, luego, mediante Ley 2316, de 23 de enero de 2002, el legislador
insertó un parágrafo Tercero al art. 14 de la LM, disponiendo que el mandato de la
directiva de un concejo municipal, dura un año, pudiendo, los concejales directivos
ser reelectos para dichos cargos; en consecuencia, al término del año de mandato de
esta directiva, éste concluye, debiendo elegirse nuevamente a los miembros de la
Directiva; empero, la norma referida no prevé qué sucede cuando no se ha elegido a la
nueva directiva cuando la anterior ya concluyó en su mandato, por ello es necesario
hacer una interpretación desde y acorde con la Constitución Política del Estado de la
normativa citada; a ese efecto, se debe señalar que el art. 14.III de la LM, ha sido
emitido por el legislador para modificar la anterior forma de organización de los
concejos municipales, ya que antes de la emisión de la Ley 2316, las directivas de los
concejos municipales debían permanecer en sus cargos los cinco años que dura el
periodo constitucional de los concejales; en consecuencia, impone una nueva
estructuración de éstos, sobre la base de la alternabilidad en el ejercicio de los puestos
directivos del concejo municipal, estableciendo un mandato de un año; en ese sentido,
el orden legal implementado por el art. 14.III de la LM, a diferencia del mismo
artículo antes de que fuera incrustado el parágrafo tercero, es la alternabilidad, o por
lo menos la reelegibilidad para el ejercicio de los cargos directivos de un concejo
municipal, tomando en cuenta que el periodo constitucional de los concejales dura
cinco años; es decir, que de todas maneras el órgano colegiado que es el que ejerce
jurisdicción se mantiene con la misma composición; por ello, es lógico deducir que el
objeto de la norma analizada, es la de posibilitar la legitimidad, por elección o
reelección por el propio concejo municipal de los miembros de la directiva, no siendo
la ratio legis (razón legal) de dicha norma, el cumplimiento inexorable e
29 José Luis Paredes Oblitas

improrrogable de su año de gestión, pues sea quien fuere el presidente de los entes
colegiados municipales, dicha instancia se mantiene con los mismos integrantes; por
tanto, no es lo mismo que el periodo constitucional de los concejales, pues cuando
éste llega a su fin, se da un cambio de autoridades, lo que no ocurre en el
cumplimiento de la gestión de la directiva de un concejo municipal, ya que el ente
colegiado seguirá siendo el mismo.

Por tales disquisiciones, es razonable deducir que, si bien es cierto que la directiva de
un concejo municipal es elegida para un año de gestión, no es menos cierto que el ente
colegiado sigue constituido por los mismos concejales; por lo que no atenta contra el
mandato constitucional, que dispone que los concejales tienen un periodo de cinco
años, que dicho plazo sea ampliado de manera razonable para posibilitar la elección
de una nueva Directiva, o en su caso, también reducido si es que la elección de una
nueva Directiva se diese faltando unos días para que concluya el año de gestión, ya
que no siempre será posible que se realice en el preciso día en que se cumple el año de
gestión, y no por ello se generaran causales de nulidad, pues el órgano colegiado sigue
siendo el mismo; siendo lo importante que exista la alternabilidad en los cargos
directivos, siendo lo razonable conceder la opción a que los concejales renueven su
directiva en las tres primeras sesiones luego de cumplido el año de gestión de la
directiva saliente, pues esa es la ratio legis del art. 14.III de la LM.

III.3.De otro lado, las normas previstas por el art. 16 de la LM, establecen el carácter
de las sesiones de los concejos municipales, estableciendo que son de dos tipos: a)
ordinarias, y b) extraordinarias; con las siguientes características: i) publicas, y sólo
reservadas en determinados casos; ii) un 75 % en la sede oficial del Concejo
Municipal, y un 25 % en un distrito municipal o un cantón; y iii) deben contar con
quórum, constituido por la asistencia de la mitad más uno de los miembros en
ejercicio.

III.4.En ese contexto jurídico corresponde analizar la problemática presentada; en ese


objetivo, se tiene que, el recurrente denuncia que el Concejal, Severo Rojas Luna fue
elegido como Presidente del Concejo Municipal de Sica Sica para la gestión 2005, por
tanto el 2006 ya no podía ejercer dicha condición, y que por ello resultaría nula la
admisión de la moción de censura constructiva presentada en su contra, porque dicha
admisión fue en una sesión en la que el referido recurrido actuó como Presidente del
Concejo Municipal de Sica Sica.

Con ese antecedente, se debe manifestar que si bien es cierto que el recurrido fue
elegido Presidente del Concejo Municipal de Sica Sica el 13 de enero de 2005, tal
mandato se debe extender conforme la interpretación efectuada en el Fundamento
Jurídico III.2 de la presente Sentencia, con referencia a las normas del art. 14.III de la
LM, hasta que sea elegido un nuevo Presidente, de forma razonable, en las tres
primeras sesiones de la nueva gestión, pues existen muchas razones que motivan a
conceder dicho plazo razonable, máxime cuando un cambio de directiva en los
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 30

concejos municipales no implica cambio de concejales, sino sólo la alternabilidad en


los cargos directivos, y que la composición el órgano colegiado se mantiene con los
mismos concejales; por ello, ya fue explicado que lo que busca la norma citada o su
ratio legis, es la legitimidad en los cargos de la directiva de los concejos municipales
mediante la renovación periódica, y no así que indefectiblemente, el día en que
cumple el año de gestión éstos cesen en sus funciones directivas, pues por continuidad
administrativa deben permanecer hasta que se elija un nuevo directorio, para recién
entregar a esa autoridad la responsabilidad extra que impone la presidencia de un
concejo municipal; de otro lado, tampoco se debe descuidar dicha alternabilidad al
extremo que implique incumplimiento de la norma del art.

14.III de la LM, por ello se ha señalado que es razonable conceder un periodo de tres
sesiones ordinarias, desde el cumplimiento del año de mandato, para proceder a la
elección de las nuevas autoridades.

Conforme lo reiterado, en el caso presente, si bien el recurrido ya cumplió el año de


gestión para el que fue elegido; de un lado, aún no se procedió a la elección de la
nueva directiva, por lo que estaba en la obligación de continuar en su cargo hasta que
se elija uno nuevo, lo que efectivamente sucedió el 7 de febrero de 2006, en la
segunda sesión ordinaria del Concejo Municipal de Sica Sica, ratificando al recurrido;
y de otro lado, no se encuentra en la situación en que fenece su mandato
constitucional y deja de ser concejal; por tanto, el recurrido, al ejercer el cargo de
Presidente del Concejo Municipal en la sesión de 25 de enero de 2006, en la que fue
admitida la moción de censura constructiva planteada contra el recurrente, y firmar la
Resolución Municipal 001/2006 que formalizó dicha admisión, no lesionó los
derechos fundamentales del recurrente, mucho menos al debido proceso, ya que éste
implica "(…) el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo en el que sus
derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables
a todos aquellos que se hallen en una situación similar" (SC 0418/2000 - R, de 2 de
mayo); pues al participar, el recurrido, en la admisión de la moción constructiva de
censura planteada contra el recurrente, aplicó la disposiciones jurídicas generales
aplicables a todos quienes se encuentren en una situación similar, no afectando la
justicia y equidad que merece el recurrente en la tramitación de la moción
constructiva de censura planteada en su contra.

ALCALDES MUNICIPALES

CON MEDIDAS DE HECHO SE DESTITUYÓ A UN ALCALDE.


PRECEDENTES CONSTITUCIONALES SOBRE ESTE TEMA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0070/2004- R Sucre, 14 de enero de 2004 Los


recurrentes solicitan tutela a sus derechos a la defensa, al debido proceso, a ejercer los
cargos de Presidente, Secretaria y Concejal, consagrados en las normas de los arts.
7.d), 16.II, IV CPE, 28, 31.III, 39 y 41 LM, denunciando que han sido vulnerados por
31 José Luis Paredes Oblitas

los recurridos, puesto que luego de haber sido intervenido el edificio de la Alcaldía de
Achocalla, teniéndolos amenazados y prohibidos de hacerse presente en dicha
localidad, se les alejó del Concejo, se constituyó uno nuevo ilegal y paralelo con la
participación de Concejales inhabilitados y suplentes, pese a que sus titularles no
fueron legalmente suspendidos ni autorizaron dicha participación, conformando nueva
directiva, designando un Alcalde interino, sin haber renunciado el titular, cobrando
impuestos y otros, sin tener competencia para ello. En consecuencia, en revisión de la
resolución del Tribunal de amparo, corresponde dilucidar si tales extremos son
evidentes y si constituyen actos ilegales lesivos de los derechos fundamentales
referidos, a fin de otorgar o negar la tutela solicitada.

III.1Que, la SC 0034/2002, de 2 de abril, pronunciada por éste Tribunal, hizo constar


que conforme se estableció en las "Sentencias Constitucionales (SSCC) 1053/00-R de
10 de noviembre, 303/2001-R de 9 de abril y 637/2001-R de 2 de julio, se interpretó
que la Directiva del Concejo Municipal, elegida en la primera sesión de Concejo,
duraría en sus funciones cinco años, salvo que cesaran en sus funciones

o fueran suspendidos temporal o definitivamente de sus puestos de Concejales, al no


contemplar la Ley Nº 2028 en ninguna de sus normas la posibilidad de una nueva
elección", también en la misma SC se aclaró que el tercer párrafo inserto al art. 14
LM, mediante Ley 2316 de 23 de enero de 2002, publicada el 31 del mismo mes y
año, donde se estableció que las directivas del Concejo Municipal y de las comisiones
durarían en sus funciones un año, pudiendo ser reelectos, en la forma establecida por
dicha Ley y Reglamentos internos, "(....) debe regir para lo venidero, de acuerdo a los
arts. 33 y 81 de la Ley Fundamental del país (.....)" ; es decir, que solo cabría la
posibilidad de renovación de la directiva de los Concejos Municipales cuando sus
integrantes fueran suspendidos temporal o definitivamente, o por una causa voluntaria
de "renuncia, fuerza mayor por muerte, incapacidad, (...) o por voluntad de someterse
a la elección y designación de una nueva directiva (...)", conforme se reconoció en la
SC 0700/2003-R, de 22 de mayo.

III.2Referente a la habilitación y reincorporación de Concejales cuya licencia se


otorgó por los Concejos Municipales, éste Tribunal, ha establecido, en la SC
0059/2003-R, de 16 de enero, que: "el recurrido (...) solicitó la incorporación de su
suplente (...) , por la gestión 2002, es así que dando curso a su petición, el Concejo
Municipal (...), mediante Resolución Municipal 004/2002 de 13 de junio de 2002,
incorporó a la nombrada por la presente gestión vigente hasta el 6 de febrero de 2003;
sin embargo, sin que el plazo señalado hubiera vencido, (...) [el recurrido] pidió su
reincorporación, que fue aceptada por las co-recurridas en sus calidades de Presidenta
y Secretaria del Concejo, en clara transgresión del art. 31-III de la Ley de
Municipalidades, que prohíbe que un concejal titular se reincorpore a sus funciones
mientras no se haya cumplido el término de su licencia. Así lo ha reconocido la
jurisprudencia en casos similares en las SSCC 194/2001-R y 341/2002-R".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 32

"(...) Como consecuencia de la ilegal reincorporación de (...) [el recurrido], todos los
actos y resoluciones de las co-recurridas, -entre los que se cuenta la elección y
designación como Alcaldesa a (...) y como Presidente del Concejo a (...), son nulos de
pleno derecho, por haber sido adoptados en sesiones en las que participó un concejal
inhabilitado, dando lugar a su realización en sesiones que carecían del quórum
reglamentario de la mitad más uno del total de los miembros en ejercicio del Concejo
(...)"

III.3La SC 1502/2002-R, de 9 de diciembre, estableció que las "(...) acciones de hecho


- como las que motivan el presente recurso- no pueden hallar amparo legal bajo
circunstancia alguna, y sus autores, como los que cooperan o contribuyen a lograr los
resultados perseguidos con esas acciones, así sean esperados desde la expectativa
social, se sitúan dentro de la ilegalidad y se hacen acreedores -autores y cómplices- a
las consecuencias jurídicas de sus actos, en la forma en que el orden jurídico lo
establece; pues, el Estado de Derecho, si bien establece un control judicial de la
administración y una sujeción de los poderes públicos a la ley, cualquier acción
antijurídica debe ser enjuiciada conforme al procedimiento que establece la ley, no
pudiendo reprimir o sancionar tales actos con acciones de hecho, que también caen en
la antijuricidad (...)"

Por otra parte, la misma Sentencia Constitucional, estableció que (...)la resolución
18/2002, al proponer un alcalde sustituto sin que exista una moción de censura que
respalde esa actuación, viola el art. 51 LM y cae en la nulidad prevista en el art.
51.10) de dicha Ley."

"(...) que la resolución municipal 18/2002, si bien no suspende expresamente al


recurrente de sus funciones, nombra un alcalde sustituto que ha estado ejerciendo
funciones, -como confiesa este último en el informe prestado en audiencia-, por lo que
ha ocasionado en los hechos el desconocimiento ilegal de la designación del
recurrente como ejecutivo municipal; irregularidad avalada por los concejales co-
demandados, quienes sin la existencia de un proceso de voto constructivo de censura
contra el actor, lo sustituyeron, y reconocieron tácitamente a la nueva autoridad
ilegalmente designada en base a una resolución nula de pleno derecho".

III.4De la abundante jurisprudencia transcrita líneas arriba, se llega a las siguientes


conclusiones: a) que, en caso de existir renovación voluntaria de las Directivas de los
Concejos Municipales, en forma posterior a la vigencia de la Ley 2316 de 23 de enero
de 2002, el periodo de sus funciones sería de un año; b) que, los Concejales Suplentes
asumen la titularidad de sus cargos, cuando se otorga licencia, dejen sus funciones en
forma temporal o definitiva por fallo judicial ejecutoriado, se presente renuncia o
exista un impedimento definitivo de sus Concejales Titulares. El Suplente,
necesariamente deberá ejercer hasta el vencimiento de la licencia otorgada, conforme
establece la norma prevista por el art. 31.III LM; c) que, en caso de situaciones de
hecho cometidos contra Alcaldías y Concejos Municipales, los integrantes de estos
33 José Luis Paredes Oblitas

órganos no pueden ser partícipes ni tampoco pueden avalarlos, de lo contrario se


incurriría en actos ilícitos sometidos a juzgamiento y d) que, no puede designarse a un
alcalde interino si el titular no ha sido sometido a un proceso de censura constructiva,
o sometido a un proceso interno administrativo, cuya determinación final sería tomada
por el Concejo debidamente conformado.

III.5En el caso presente, se ha demostrado que luego de un cabildo y una marcha


efectuada en la localidad de Achocalla, varias personas ingresaron y tomaron el
edificio de la Alcaldía, previamente a ser amenazados y registrados fueron obligados,
tanto al Alcalde, como sus funcionarios a abandonar el mismo, impidiéndoles sacar
sus pertenencias y documentos. Esas personas permanecieron en el edificio, alegando
problemas de límites de una sección municipal y presuntos malos manejos por parte
del Alcalde y miembros del Concejo, impidiendo a todos éstos a retornar a sus
funciones e incluso a la misma localidad y según la versión de algunos se les obligó a
suscribir actas y documentos de renuncia, o por lo menos se intentó que suscribieran
los mismos. Posteriormente, el Vicepresidente del Concejo, contrariando lo dispuesto
por el art. 25 de su propio reglamento que exige que las reuniones extraordinarias
serán convocadas por su Presidente, convocó mediante aviso público a una sesión del
Concejo, para restituir como titular al Concejal Wenceslao Ochoa Rivera y
reestructurar la Directiva del H. Concejo Municipal. En esa sesión, llevada a cabo el 6
de septiembre de 2003, sin que se encuentre debidamente inserta en el orden del día,
se analizó una supuesta renuncia del presidente del concejo y al mismo tiempo se
habilitó como Concejal Titular a Wenceslao Ochoa Rivera, nombrándolo como nuevo
presidente, pese a que su licencia a solicitud suya, estaba otorgada hasta marzo del
2004. En esa sesión, actuó como Secretaria del concejo la Concejal Suplente Carmela
Mamani de Condori, sin que exista constancia alguna que a su titular Julio Julián Paco
Ninaja, se le haya otorgado licencia o que éste hubiese dado autorización expresa para
que su suplente forme parte del directorio, conforme exige la norma prevista por el
art. 14.II LM y menos se haya llevado a cabo tres sesiones anteriores donde ese
concejal no hubiese asistido conforme exige la norma prevista por el art. 14.b) del
Reglamento del mismo Concejo, actuaciones que son ilegales por parte de dicho
nuevo Presidente y Secretaria a.i. que acarrean la nulidad de las mismas.

III.6Por otra parte, en dicha sesión del 6 de septiembre de 2003, el Concejo, ante un
presunto abandono de Gastón Cárdenas Balboa, designó como alcalde interino, al
Concejal Onorio Alipati Llanos, cuya posesión se efectuó en forma inmediata,
recomendando se haga cargo de las instalaciones municipales, debiendo tomar los
recaudos de ley para precautelar el patrimonio municipal. Esta designación es
totalmente arbitraria, puesto que no se encontraba prevista en el orden del día de esa
sesión; la misma fue presidida por un concejal que se hallaba inhabilitado porque su
licencia seguía vigente hasta marzo del 2004, por una parte y por otra, participó una
Secretaria Concejal suplente, sin que su Titular le haya autorizado para ese efecto.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 34

III.7Todos estos actos implican una tácita destitución del Alcalde titular, habiéndose
quebrantado de ésta manera las normas previstas por los arts. 47, 48 y 49 LM que
establecen los casos de reemplazo, suspensión temporal y definitiva y pérdida de
mandato como Alcalde, como son la renuncia o impedimento definitivo, por la
existencia de Auto de procesamiento ejecutoriado y otros casos previstos por la Ley
1178, (para la suspensión temporal) y cuando exista sentencia condenatoria
ejecutoriada a pena privativa de libertad, pliego de cargo ejecutoriado o sentencia
judicial ejecutoriada por responsabilidad civil contra el Estado o en casos
contemplados por la mencionada Ley 1178, (para suspensión definitiva). Ninguno de
estos casos se ha evidenciado que se haya alegado en las actuaciones de los
mencionados Concejales de Achocalla, demostrando ilegalidad de los mismos,
máxime si mediante nota remitida el 23 de septiembre de 2003, suscrita por el
Presidente y Secretaria a.i., sin determinar el inicio de un proceso interno
administrativo, conminan a dicho Alcalde a presentar informe en 48 horas sobre el
estado del Municipio, haciéndole conocer que ha sido sustituido por otro Alcalde a.i.,
e incluso emitieron avisos, donde hacen conocer al público que el Alcalde saliente ya
no tenía atribución ni competencia sobre los asuntos municipales de Achocalla,
ratificando esas actuaciones indebidas, ignorando de ésta manera los derechos al
debido proceso y a la defensa del mencionado Alcalde, ilegalmente destituido.

III.8Si bien de obrados, se verifica que contra alguno de los recurrentes se ha


formalizado imputación formal por presunta comisión de delitos en el ejercicio de sus
funciones, empero, en ningún momento el concejo analizó esas imputaciones
formales, ni determinó se pase a la Comisión de Ética, previsto por el Reglamento de
dicho Concejo, menos aún se resolvió su suspensión temporal o definitiva, conforme
exigen las normas previstas por los arts. 34 a 37 LM, sin embargo, contrarias a esas
normas la nueva directiva del Concejo vulnerando los derechos al trabajo, al debido
proceso, a la defensa y a ejercer las funciones directivas de dichos Concejales,
alegando "Abandono" de funciones, pese a que no se verificó la inasistencia continua
a tres sesiones del mismo, determinó sesionar con la participación de Concejales
Suplentes, nombró una nueva directiva, designó un nuevo alcalde, e incluso en forma
posterior, pese a tener conocimiento de sus actuaciones ilegales, designó como su
Vicepresidente al anterior presidente, cuya renuncia fue tratada en una sesión que no
estaba convocada para ese efecto.

Que, en consecuencia el tribunal del recurso, al haber declarado improcedente el


amparo, no ha dado correcta aplicación al art. 19 CPE.

AMPARO ADMINISTRATIVO MINERO

AMPARO ADMINISTRATIVO MINERO, PUEDE UTILIZARSE


ANTES DE ACUDIR AL PREFECTO Y SOLO AGOTADA ESTA VÍA
PUEDE ACUDIRSE AL RECURSO DE AMPARO
CONSTITUCIONAL.
35 José Luis Paredes Oblitas

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1508/2004- R Sucre, 21 de septiembre de 2004

Los recurrentes solicitan tutela a sus derechos a la seguridad jurídica, a la vida, al


trabajo, a la petición y a la propiedad consagrados en los arts. 7 incs. a), d), h) e i) de
la CPE, denunciando que los mismos han sido vulnerados por la autoridad recurrida
puesto que no dio cumplimiento a la RA 01/2004 de 5 de enero, que les autorizó
proseguir con los trabajos de explotación minera que realizan en la zona de Itapaya,
pese a que su solicitud fue reiterada en varias oportunidades, luego de que los
comunarios del lugar mediante acciones de hecho, en forma violenta, destruyendo
maquinaria y equipos ocuparon sus concesiones mineras, impidiéndoles el normal
desarrollo de sus actividades, lo que ocasionó daños y perjuicios en su economía
lesionando así sus derechos y garantías constitucionales. En consecuencia, en revisión
corresponde determinar la veracidad de esos hechos a efectos de otorgar o negar la
tutela solicitada.

III.1.La jurisprudencia constitucional partiendo de la interpretación de las normas


previstas por el art. 19 de la CPE y 94 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), ha
establecido que el amparo constitucional está regido por dos principios, el de
inmediatez y el de subsidiaridad, habiéndose desarrollado la doctrina constitucional
sobre este último principio en el sentido de que no se puede otorgar tutela mediante el
amparo cuando el recurrente no agotó los medios y recursos ordinarios ante la
autoridad o instancias superiores a ésta para hacer valer sus derechos, así se pronunció
en la SC 1337/2003-R, de 15 de septiembre, entre otras, partiendo de la interpretación
de las normas citadas, señalando lo siguiente: "(…) de ese entendimiento
jurisprudencial, se extraen las siguientes reglas y sub reglas de improcedencia de
amparo por subsidiariedad cuando: 1) las autoridades judiciales o administrativas no
han tenido la posibilidad de pronunciarse sobre un asunto porque la parte no ha
utilizado un medio de defensa ni ha planteado recurso alguno, así: a) cuando en su
oportunidad y en plazo legal no se planteó un recurso o medio de impugnación y b)
cuando no se utilizó un medio de defensa previsto en el ordenamiento jurídico (…)"
(las negrillas son nuestras). De dicha sub-regla, se concluye que los fundamentos de
una demanda de amparo sólo pueden ser analizados en el fondo cuando la parte
recurrente ha utilizado todos los medios y recursos idóneos, hasta agotar todas las
instancias, siempre que fueran competentes para hacer cesar el acto ilegal u omisión
indebida, pues en el único caso que se otorga tutela aun existiendo dichas vías, es
cuando éstas no otorgaran una protección eficaz y oportuna ante la lesión denunciada
y las consecuencia sean previsiblemente irreparables.

III.2.En ese marco y en aplicación del principio de subsidiariedad, en la problemática


ahora planteada se debe determinar si los recurrentes utilizaron los medios idóneos
ante las autoridades competentes para hacer cesar el acto ilegal que denuncian. En ese
cometido, es preciso remitirse a las normas contenidas en el Código de minería, así
por ejemplo, la norma prevista en el art. 113 del Código de Minería (CM) establece
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 36

que el conocimiento y resolución de las actuaciones concernientes a la obtención,


oposición, amparo administrativo minero, nulidad y otros actos relativos a las
concesiones mineras, corresponden a la jurisdicción administrativa minera. En
coherencia con este precepto la norma prevista en el art. 117 de la misma Ley,
establece que entre las atribuciones del Superintendente de Minas está la de otorgar
concesiones mineras, resolver en la vía administrativa, los casos de oposición, amparo
administrativo y otros. Asimismo, conforme establece el art. 42 del CM, se halla
facultado para disponer todas las medidas y acciones para garantizar el pleno ejercicio
de la concesión minera, cuando fueran objeto de invasión, perturbación, de modo que
alteren el normal y pacífico desarrollo de sus actividades mineras, sea por persona
particular o autoridad no judicial, precepto que halla su complemento en la norma del
art. 142 del mismo ordenamiento jurídico que establece el procedimiento del amparo
administrativo minero, mediante el cual los afectados pueden denunciar y demandar
los agravios sufridos ante el Superintendente de minas, que en el plazo de cuarenta y
ocho horas de presentado el recurso negará u otorgará la protección solicitada,
requiriendo si fuese necesario la intervención del Prefecto del Departamento para que
disponga el apoyo de la fuerza pública.

Sobre estos hechos, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional determinó que: "(...)
los recurrentes tenían otra vía expedita e inmediata para hacer valer sus derechos y
reparar los actos ilegales que acusa (...) es decir, que los recurrentes en virtud del
contrato suscrito con el concesionario titular podían interponer amparo administrativo
minero conforme al art. 42 del citado Código" (SC 1988/2000-R de 21 de noviembre).
Asimismo en la SC 517/2001-R, de 28 de mayo, el Tribunal Constitucional
determinó: "Que si bien el recurso de amparo tiene la finalidad de precautelar los
derechos fundamentales de la persona, es a condición de que no se tenga otro medio
para la protección inmediata de tales derechos. En el presente caso no se da esa
situación puesto que los recurrentes tienen la vía del amparo administrativo minero
previsto por los arts. 42, 142 y 144 del Código de Minería, por el cual se le debe dar
ese amparo en el plazo de 48 horas, dando intervención al Ministerio Público para el
procesamiento penal, en caso de que los hechos arbitrarios configuren ilícitos. En
consecuencia, el Tribunal de amparo al declarar improcedente el recurso ha dado
correcta aplicación al art. 19 de la Ley fundamental".

Contrastando la jurisprudencia constitucional y la normativa citada con la


problemática planteada, se infiere que los recurrentes como medio ordinario de
defensa de sus derechos tenían expedita la presentación del amparo administrativo
minero, a efectos de hacer valer sus pretensiones, y no recurrir directamente ante el
Prefecto del Departamento solicitando dé cumplimiento a la RA 001/2004 que dictó, y
por la que autorizó la prosecución de los trabajos de explotación de agregados en las
concesiones mineras de Itapaya, puesto que como bien se ha demostrado, la
jurisdicción ordinaria minera otorga los mecanismos de defensa idóneos e inmediatos
para la defensa de los derechos lesionados, debiendo los recurrentes acudir ante el
37 José Luis Paredes Oblitas

Superintendente de Minas a tal efecto, aspecto que determina la improcedencia del


recurso por aplicación del principio de subsidiariedad que lo caracteriza.

AMPARO CONSTITUCIONAL

LOS VECINOS CIERRAN UNA CALLE, EL TC DICE QUE


PROCEDE EL AMPARO, AUNQUE NO HAYAN AGOTADO LA VÍA
ADMINISTRATIVA PARA EL RECLAMO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0355/2003-R Sucre, 25 de marzo de 2003 Los


recurrentes afirman que el Director de la Escuela "José Rojas Trujillo", los miembros
recurridos de la Junta Escolar, y padres de familia por orden verbal del Alcalde
Municipal de Sacaba, les han restringido su derecho a ingresar y salir de sus viviendas
como al libre tránsito por vía pública, procediendo a cerrar y clausurar una calle de
uso público, con la construcción de cimientos y sobre cimientos sobre la que poseen
inmuebles de su propiedad.

III.1 Las calles, aceras, avenidas, etc, son bienes municipales de dominio público
destinados al uso irrestricto por parte de la comunidad y corresponden al Gobierno
Municipal como lo disponen los arts. 84 y 85 LM, siendo este ente deliberante el
responsable de elaborar y ejecutar políticas, planes, proyectos y estrategias para el
desarrollo urbano, con los instrumentos y recursos que son propios de la Planificación
Urbana, elaborando normativas del uso del suelo urbano y emprendiendo acciones
que promuevan el desarrollo urbanístico de los centros poblados de acuerdo con
normas nacionales, como le impone el art. 126 del mismo cuerpo de leyes.

III.2 En este sentido, al ser estos bienes municipales de beneficio de la comunidad por
ello mismo no pueden ser objeto de supresión por parte de un grupo de personas en
perjuicio -como en este caso- de los vecinos de la Urbanización "Los Olivos" quienes
se ven perjudicados a la libre transitabilidad y acceso de la vía pública que ha sido
cerrada impidiéndoles el ingreso a sus viviendas, quienes desde el año 2001
efectuaron de manera permanente sus reclamaciones ante el Alcalde Municipal de
Sacaba sin que hubieran obtenido resultado alguno, por el contrario se evidencia por
los datos del proceso que los "vecinos y padres de familia" de la Escuela "José Rojas
Trujillo" -hoy recurridos- a ningún título podían proceder al cierre y clausura de la
calle y menos utilizar acciones de hecho para el efecto como son la construcción de
cimientos y sobre cimientos, al no tener ninguna legitimación y menos contar con una
orden de autoridad competente incurriendo en actos ilegales que hacen viable la tutela
que brinda el amparo como mecanismo de protección inmediata, aunque hayan
existido otros medios legales para interponer su reclamo en defensa de sus derechos.
La jurisprudencia constitucional se ha pronunciado al respecto SC 142/2003-R: "... no
obstante el carácter subsidiario del amparo, solamente en casos excepcionales y a fin
de evitar un real, inminente e irreparable daño, procede otorgar la tutela de este
recurso, aún en caso que la persona tenga otra vía o recurso legal al que acudir, pero
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 38

que por las características especiales la lesión resulta irreparable, por no actuar con la
inmediatez que la emergencia exige".

En consecuencia, el Tribunal de amparo al haber declarado procedente el recurso, ha


efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes procesales y dado correcta
aplicación al art. 19 CPE.

AMPARO CONSTITUCIONAL

CONCLUIDA LA VIA ADMINISTRATIVA PROCEDE EL AMPARO


AUN HAYA LA POSIBILIDAD DEL CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO PORQUE ÉSTE ES UNA VIA DIFERENTE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0220/2005-R Sucre, 15 de marzo de 2005


III.5.Finalmente, cabe aclarar que la instancia administrativa concluye con la
resolución del recurso jerárquico, mientras que el proceso contencioso administrativo,
es una vía judicial, no administrativa, diferente a la primera, no siendo necesario
agotar ésta, para luego recién interponer el amparo constitucional, puesto que si se
constata la infracción de derechos fundamentales, una vez concluida la vía
administrativa, se abre la posibilidad de su tutela mediante el recurso de amparo
constitucional, siendo la impugnación judicial mediante el proceso contencioso una
vía diferente y no un prerrequisito para interponer el amparo solicitado, según arguyen
los recurridos. En ese sentido se ha pronunciado la uniforme jurisprudencia de este
Tribunal, citando al efecto las SSCC 159/2002-R, 347/2003-R, 1800/2003-R,
213/2004-R entre otras.

AMPARO CONSTITUCIONAL

LA RECONSIDERACIÓN EN MATERIA MUNICIPAL NO ES UN


RECURSO PARA QUE SE EXIJA SU AGOTAMIENTO EN EL
AMPARO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0519/2005-R Sucre, 13 de mayo de 2005

III.4. En cuanto a lo argumentado por el Juez de amparo con relación al recurso de


reconsideración, se debe aclarar que la jurisprudencia de manera uniforme y sostenida
ha establecido que la reconsideración prevista en el art. 22 de la LM no es
propiamente un recurso (SSCC 998/2002-R, 1382/2003-R, 1936/2003-R, 478/2004-R,
002/2005-R, 093/2005-R), por lo que no es necesario se resuelva el pedido de
reconsideración antes de plantear el amparo constitucional.

ANULABILIDAD Y NULIDAD DE LOS ACTOS


ADMINISTRATIVOS
39 José Luis Paredes Oblitas

NO ES POSIBLE QUE FUERA DE LOS RECURSOS Y DEL


TÉRMINO PREVISTO POR LEY SE ANULEN LOS ACTOS
ADMINISTRATIVOS, AÚN CUANDO SE ALEGUEN ERRORES DE
PROCEDIMIENTO COMETIDOS POR LA PROPIA
ADMINISTRACIÓN, POR CUANTO LA LEY, EN DEFENSA DEL
PARTICULAR, HA ESTABLECIDO EXPRESAMENTE LOS
MECANISMOS QUE SE DEBEN UTILIZAR PARA CORREGIR EL
ERROR O LA EQUIVOCACIÓN; POR ENDE, FUERA DEL
PROCEDIMIENTO PREVISTO Y LOS RECURSOS SEÑALADOS
POR LA LEY, UN MISMO ÓRGANO NO PODRÁ ANULAR SU
PROPIO ACTO ADMINISTRATIVO, POR CUANTO UNA VEZ
DEFINIDA UNA CONTROVERSIA Y EMITIDA LA RESOLUCIÓN,
ÉSTA INGRESA AL TRÁFICO JURÍDICO Y POR LO TANTO YA
NO ESTÁ BAJO LA COMPETENCIA DE LA AUTORIDAD QUE LA
DICTÓ, SINO A LA COMUNIDAD.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0258/2007-R Sucre, 10 de abril de 2007 Del


contexto legal previsto por las disposiciones citadas y la jurisprudencia glosada se
infiere que las resoluciones administrativas emitidas en ejercicio de la atribución de
autoridad jerárquica en los procedimientos administrativos regulados por los arts. 137
y ss de la LM, y por la Ley de Procedimiento Administrativo, generan derechos
subjetivos a favor de la persona que accionó el recurso jerárquico; no siendo posible
que tanto la nulidad como la anulabilidad de los actos administrativos, puedan ser
invocadas mediante una demanda de nulidad, fuera de la interposición de los recursos
administrativos previstos en la ley y fuera del plazo por ella establecida; en
consecuencia, en virtud a los principios de legalidad, presunción de legitimidad, y
buena fe, no es posible que fuera de los recursos y del término previsto por ley se
anulen los actos administrativos, aún cuando se aleguen errores de procedimiento
cometidos por la propia administración, por cuanto la Ley, en defensa del particular,
ha establecido expresamente los mecanismos que se deben utilizar para corregir el
error o la equivocación; por ende, fuera del procedimiento previsto y los recursos
señalados por la ley, un mismo órgano no podrá anular su propio acto administrativo,
por cuanto una vez definida una controversia y emitida la Resolución, ésta ingresa al
tráfico jurídico y por lo tanto ya no está bajo la competencia de la autoridad que la
dictó, sino a la comunidad.

ARRAIGO

EXPLICACIÓN DEL PORQUE NO PROCEDE EL ARRAIGO EN


MATERIA IMPOSITIVA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL N° 537/2002-R Sucre, 13 de mayo de 2002 Que


dentro de la tramitación del proceso administrativo por cobranza coactiva seguido por
la Dirección Distrital de Impuestos Internos en contra de María Nancy Monrroy
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 40

Peralta, como consecuencia del fallecimiento de ésta, se dispuso el arraigo de su hija


Emma Miralva Castillo Monrroy, quien plantea el presente Recurso alegando que con
esa medida, se ha restringido su libertad de locomoción. Corresponde a este Tribunal,
determinar si lo demandado es o no evidente, a efectos de otorgar o no la protección
solicitada.

Que el Tribunal Constitucional mediante la Sentencia 823/01-R de 14 de agosto de


2001, con relación a la aplicación del arraigo por incumplimiento de obligaciones
tributarias, con la facultad interpretativa reconocida por el art. 4 de la Ley del
Tribunal Constitucional, ha establecido:

Que el art. 304 del Código Tributario establece que la Administración Tributaria, a
través de sus reparticiones legalmente constituidas, dentro de sus respectivas
jurisdicciones, procederá al cobro coactivo de los créditos tributarios firmes, líquidos
y legalmente exigibles, emergentes de fallos y/o resoluciones administrativas pasadas
en autoridad de cosa juzgada.

El art. 306 del citado Código expresa que es título suficiente para iniciar la acción
coactiva, el Pliego de Cargo, el que estará acompañado del Auto Intimatorio,
otorgando al deudor el plazo de tres días para que cancele la suma correspondiente al
tributo adeudado, su actualización, intereses, multas, bajo conminatoria de aplicarse
las medidas precautorias pertinentes. En ese sentido, el art. 308 dispone que vencidos
los tres días, el ente administrativo está facultado a ordenar inmediatamente las
medidas coercitivas necesarias, entre las que figura el arraigo (Inc.5), en apoyo a la
cual la autoridad demandada determinó la ejecución de esta medida, la cual es
impugnada de ilegal, abusiva y contraria a la constitución.

Que, en este sentido, corresponde interpretar si el arraigo, como medida restrictiva de


la libertad personal está vigente luego de la reforma del Art. 308 del Código
Tributario, producida a raíz de la vigencia de la Ley Nº 1602. En este cometido, se
tiene lo siguiente:

1. Que el Art. 6 de la Ley N° 1602, bajo el nombre jurídico de "Abolición de Apremio


Corporal", establece:

"En los casos de obligaciones de naturaleza patrimonial, el cumplimiento forzoso de


las mismas podrá hacerse efectivo únicamente sobre el patrimonio del o de los sujetos
responsables, sin que en ninguno de los siguientes casos sea procedente el apremio
corporal del deudor (transcribimos sólo lo pertinente al caso en análisis):

Obligaciones fiscales Arts. 17, 25, 26 del Decreto Ley N° 14933 de 29 de septiembre
de 1977 sobre Procedimiento Coactivo fiscal, elevado a rango de Ley por la Ley N°
1178 de 20 de julio de 1990.
41 José Luis Paredes Oblitas

-Obligaciones tributarias Art. 308 inciso 5) del Código Tributario".

1.1. A los efectos de verificar los alcances del precepto transcrito, corresponde
analizar los artículos aludidos en el mismo. En este propósito, se tiene que los
artículos 17, 25 y 26 del D.L. 14933, tienen el siguiente texto:

"Artículo 17°.- Vencidos los términos previstos en los Arts. 11° y 14° si el
demandado no hubiere presentado los descargos o justificativos, el juez coactivo
girará Pliego de Cargo concediéndole un término improrrogable de 5 días para que
pague la obligación bajo conminatoria de apremio."

"Artículo 25.- Ejecutoriado el Pliego de Cargo, se expedirán los mandamientos de


apremio y embargo de los bienes del deudor. Cuando el hecho objeto de acción se
hallare tipificado como delito se remitirán las piezas correspondientes al Ministerio
Público para el respectivo procesamiento penal."

Artículo 26°.- Apremiado el deudor, el juez coactivo podrá disponer su libertad


provisional, previa garantía personal solidaria y mancomunada, o de bienes muebles o
inmuebles, según la cuantía siempre que el hecho generador de la obligación no dé
lugar a procesamiento penal".

Del contenido de los artículos citados se extrae que la nueva normativa legal deroga la
conminatoria de apremio y el apremio corporal, por ser una medida de coacción,
restrictiva de la libertad personal, no compatible con la persecución del cobro de las
obligaciones patrimoniales, entendimiento que guarda plena correspondencia con lo
establecido en el Art. 7 de la Ley en análisis, que conserva el siguiente texto: Artículo
7° (Garantías Patrimoniales).- Los créditos emergentes de obligaciones contenidas en
las disposiciones materia de la presente ley, para su ejecución gozarán de las garantías
patrimoniales de los derechos establecidos por el Código Civil, así como de las
medidas precautorias y sanciones pecuniarias previstas en el Código de Procedimiento
Civil, sin perjuicio de las específicamente dispuestas en sus respectivos
ordenamientos legales".

Que, de lo anterior se interpreta que para el cobro de deudas u obligaciones


patrimoniales no es posible el uso de medidas restrictivas a la libertad personal,
entendimiento interpretativo que guarda coherencia plena con la exposición de
motivos o ratio legis de la norma jurídica en análisis (ley Nº

1602), cuando expresa que:

"La libertad es el bien jurídico que posibilita el goce de todos los otros bienes
protegidos por un ordenamiento determinado. Sin justicia no hay libertad y sin
libertad no hay justicia. En consecuencia, la libertad puede ser restringida única y
exclusivamente como reacción a un delito".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 42

Que, el arraigo en materia penal es una medida restrictiva de la libertad, por la que se
aplica al probable autor de un hecho delictivo, en los supuestos en que haya peligro de
fuga, la prohibición de salir del país, de la localidad en la cual reside o del ámbito
territorial que fije el juez o tribunal. (así Art. 240-3 de la Ley 1970).

Que, en materia civil existe el arraigo, sin embargo, este tiene otro objeto y no
compromete ni restringe la libertad personal, sino que tiene la finalidad de que el
demandante asegure el pago a favor del demandado de las costas procesales que
pueden devenir de la acción interpuesta. Así lo entiende la doctrina más autorizada en
la materia, conforme a lo siguiente:

"Arraigo.- Acción y efecto de arraigar o arraigarse, en la acepción forense de afianzar


la responsabilidad a las resultas del juicio. Dícese así porque esta fianza suele hacerse
con bienes raíces, pero también se puede hacer por medio de depósito en metálico o
presentando fiador abonado (Dic. Acad.). En algunas legislaciones, como en la
Argentina, el arraigo constituye una de las excepciones previas que puedan ser
opuestas a la demanda, cuando el demandante no tuviera domicilio o bienes
inmuebles en la República". (Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales.
Manuel Osorio). "Garantía real o personal que debe prestar, a solicitud del
demandado, el actor que no tiene domicilio ni bienes en la República, para asegurar el
pago de las costas y daños derivados del juicio, a los que eventualmente pudiera ser
condenado".

Ejemplo. "Cuando el actor no esté domiciliado en la República, será obligado, si el


reo lo pide, a dar fianza (de arraigo) de pagar las costas y daños en que pueda ser
condenado" (CPC., 120). (Vocabulario Jurídico: Eduardo Couture)

CONSIDERANDO: Que, la proscripción de toda medida restrictiva de libertad para el


cobro de obligaciones o deudas, establecida en la Ley 1602, constituye la
complementación necesaria a la Ley de 19 de diciembre de 1905, que derogó la
prisión por deudas civiles, pero que sin embargo dejó subsistente tal medida, entre
otras, para las deudas provenientes de costas procesales, así como las contraídas o
resultantes a favor del erario fiscal o municipal (Art. 11.5) y una adaptación definitiva
al orden constitucional boliviano y su compatibilización con los derechos y garantías
que los acuerdos y convenios internacionales prevén sobre la materia, que se
constituyen en normas vigentes en el país, por estar ratificadas por el Estado
boliviano, conforme a lo siguiente:

El Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos en su Art. 11 establece:

"Nadie puede ser encarcelado por el solo hecho de no poder cumplir una obligación
contractual"
43 José Luis Paredes Oblitas

La Convención Americana de los Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa


Rica, sobre el particular establece:

"Artículo 7.- Nadie puede ser detenido por deudas. Este principio no limita los
mandatos de autoridad judicial competente dictados por incumplimientos de deberes
alimentarios".

De lo anterior se constata que los preceptos contenidos en la Ley 1602, guardan


consonancia con la legislación comparada sobre la materia, en sentido de que sólo es
posible adoptar medidas restrictivas a la libertad como consecuencia de un ilícito
penal. En este sentido, entre otros, el Código Tributario Chileno en su Art. 163-f)
establece: que " ...la tramitación de los procesos a que tienen lugar los delitos
previstos en este cuerpo legal se ajustará a las reglas establecidas en los Libros I y II
del Código de Procedimiento Penal, con las modificaciones que a continuación se
expresan:... Al conceder el beneficio de la libertad provisional, el tribunal decretará
simultáneamente el arraigo del procesado, hasta el término por sentencia firme del
proceso incoado 2".

Como se podrá apreciar, aquí proviene el arraigo como consecuencia de la comisión


de un delito tributario y es ordenado por el Juez en materia penal.

Que, en lo que corresponde a nuestro país, en todo caso si como consecuencia de un


incumplimiento al pago de una obligación tributaria, se constatara la existencia de
delito conforme a las descripciones

típicas formuladas por la Ley, tal comportamiento puede merecer las acciones
restrictivas a la libertad que el ordenamiento jurídico vigente prevé, quedando
consiguientemente reservada para la jurisdicción penal las medidas cautelares
personales, entre ellas el apremio y el arraigo.

CONSIDERANDO: Que, de lo precedentemente relacionado se interpreta que al ser


el arraigo una medida cautelar restrictiva de la libertad personal, (contemplada en el
art. 308.5) del Código Tributario Boliviano, ha quedado sin efecto a consecuencia de
la reforma introducida al Código Tributario por el art. 13 de la Ley Nº 1602,
juntamente con el apremio, al ser ambas medidas cautelares restrictivas de la libertad
personal; entendimiento interpretativo que guarda plena coherencia con lo establecido
por esta ley, cuando señala en su exposición de motivos que "la libertad" puede ser
restringida única y exclusivamente como reacción a un delito, por lo tanto a ningún
boliviano ni extranjero, autoridad alguna, puede restringir su libertad personal en
ninguna de sus formas como medio para el cobro de obligaciones patrimoniales con
las excepciones previstas para las materias familiar y social establecidas por los arts.
11 y 12 de la citada Ley Nº 1602.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 44

Que en ese mismo sentido se han pronunciado las Sentencias Constitucionales


86/2002-R, 286/2002-R, 321/2002-R, entre otras.

Que de los fundamentos jurídico-constitucionales transcritos, se establece que en el


caso que se examina, las autoridades recurridas, al haber dispuesto el arraigo para el
cumplimiento de una obligación tributaria, han lesionado el derecho fundamental de
la recurrente de libertad de locomoción, previsto en el art. 7 inc. g) de la Constitución

AUDIENCIA

SI UNA AUDIENCIA ES INSTALADA EN UN HORARIO


DIFERENTE AL SEÑALADO, DICHA AUDIENCIA ESTÁ VICIADA
DE NULIDAD.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0876/2004-R Sucre, 8 de junio de 2004 De lo


expuesto, se concluye que la sesión ordinaria del Concejo Municipal de Puerto Pérez,
realizada el 5 de enero de 2004, fue legalmente citada, sin embargo no fue legalmente
instalada, al no dar cumplimiento a la hora fijada en la convocatoria, lo que significa
que ésta no se llevó a cabo, por lo mismo su temario no fue considerado legalmente,
ya que la posterior sesión instalada en horario diferente del señalado en la
convocatoria carece de los requisitos de validez exigidos por las normas previstas por
el art. 16.I. y II. de la LM y 65 del Reglamento Interno del Concejo Municipal de
Puerto Pérez, en consecuencia son nulos de pleno derecho los actos llevados a cabo en
ella así como las resoluciones adoptadas, conforme a lo que disponen los arts. 16.V de
la LM y 70 del Reglamento Interno del Concejo Municipal de Puerto Pérez, ya que
para la realización de la sesión a Hrs. 15:00 p.m. del día 5 de enero no se cumplió con
el requisito de la convocatoria pública y por escrito.

AUTONOMÍA MUNICIPAL

LA AUTONOMIA MUNICIPAL NO ES UN DERECHO, MENOS


UNA GARANTÍA SINO UNA INSTITUCIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL N° 485/2002-R Sucre, 26 de abril de 2002 Que


en el caso que se examina, se evidencia que los recurrentes no han identificado los
derechos o garantías vulnerados, sino que han señalado como lesionada, la autonomía
45 José Luis Paredes Oblitas

municipal -que no es un derecho, menos una garantía-, institución que da la potestad a


los municipios de regir los intereses de la comunidad, mediante normas y órganos de
gobierno propios.

Que en consecuencia, al no haberse cumplido con el presupuesto esencial para la


procedencia del presente Recurso, no se abre la competencia de este Tribunal para
conocer el fondo del asunto,

BONOSOL

VOTO DISCIDENTE RESPECTO A LA


INCONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY DEL BONOSOL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0026/2003 Sucre, 25 de marzo de 2003 Los


recurrentes impugnan de inconstitucionales las normas previstas por los arts. 8, 9, 10,
11, 12 y 13 de la Ley 2427 del Bonosol, de 28 de noviembre de 2002, con el
fundamento de que vulneran las normas previstas por los arts. 7.i) y 22 de la
Constitución, al disponer el Estado de los Fondos de Capitalización Individual, que
son de propiedad privada, en el pago del Bonosol, obligando a los bolivianos afiliados
al Seguro Social Obligatorio de Largo Plazo a invertir en las acciones de las empresas
capitalizadas imponiéndoles precios superiores al real; lo que en su criterio se
constituye en una verdadera "confiscación". En consecuencia, corresponde a este
Tribunal establecer si las infracciones denunciadas son evidentes

III.1 Que, con carácter previo al análisis de fondo de la problemática planteada en el


presente recurso, cabe recordar que el recurso directo o abstracto de
Inconstitucionalidad tiene por objetivo la verificación de la compatibilidad o
incompatibilidad de las disposiciones o normas legales impugnadas con los principios,
declaraciones, preceptos y normas de la Constitución. En consecuencia este Tribunal
Constitucional realizará una contrastación objetiva de ambas disposiciones y normas
para establecer si efectivamente se produce la colisión de aquellas con éstas,
reduciéndose su labor a definir si las disposiciones y normas legales impugnadas se
ajustan y son conformes a la Constitución o por el contrario son contrarias a ella.

III.2 Que, asimismo se deja presente que el pago del Bono Solidario (Bonosol) y la
constitución del Fondo de Capitalización Colectiva, se originan como consecuencia de
la dictación de la Ley 1544 de Capitalización. En efecto, el Poder Legislativo, en
ejercicio de su atribución establecida por el art. 59-5ª de la Constitución Política del
Estado, mediante el art. 6 de la disposición legal citada, autorizó al Poder Ejecutivo
transferir, a título gratuito, las acciones de propiedad del Estado en las sociedades de
economía mixta constituidas dentro del proceso de capitalización, en beneficio de los
bolivianos que al 31 de diciembre de 1995 hubiesen alcanzado la mayoría de edad (21
años). El art. 7 de la citada Ley establece que el Poder Ejecutivo dispondrá por
Decreto Supremo los mecanismos idóneos, transparentes y apropiados para que los
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 46

bolivianos indicados anteriormente, se beneficien con la transferencia de dichas


acciones a fondos de pensiones de capitalización individual a crearse de acuerdo a
Ley. En el marco de la norma referida, el 29 de noviembre de 1996 se promulgó la
Ley 1732 de Pensiones, en la que se establecieron las normas que definieron y
regularon la forma en que se beneficiarán los bolivianos con las acciones estatales
transferidas en su favor. El art. 3 de la mencionada Ley dispuso que los recursos
provenientes de las acciones del Estado transferidos en beneficio de los bolivianos
indicados en el art. 6 de la Ley de Capitalización, serán destinados al pago de una
anualidad vitalicia denominada Bono Solidario (Bonosol) y al pago de gastos
funerarios. El art. 4 determinó que los referidos recursos, juntamente con los recursos
del seguro social obligatorio de largo plazo para la prestación de jubilación,
conforman fondos de pensiones administrados por las AFP's. Los arts. 12 y 13 de esta
Ley contemplaban la prestación por gastos funerarios y el Bonosol, de conformidad a
las condiciones allí especificadas. Mediante los arts. 1, 2, 3, 4, 5, 8, 9, 10, 11, 12 y 13
de la Ley 1864 de Propiedad y Crédito Popular de 15 de junio de 1998, se modificó la
Ley 1732 de Pensiones, en cuanto se refiere al régimen de Administración del Fondo
de Capitalización Colectiva, así como el referido al pago del Bonosol y los gastos
funerarios.

Finalmente, cabe señalar que la Ley 1732 de Pensiones ha establecido el Seguro


Social Obligatorio de Largo Plazo financiable con las cotizaciones y aportaciones que
realizan los afiliados al sistema, constituyendo la cuenta individual, que según define
el art. 5 de la citada Ley, "Es la cuenta del Afiliado en el Fondo de Capitalización
Individual, compuesta por las cotizaciones, la rentabilidad del Fondo de
Capitalización Individual a favor de éste y otros recursos que establece la presente
Ley". La totalidad de las Cuentas Individuales, según dispone el art. 22 de la
mencionada Ley, conforman el Fondo de Capitalización Individual administrado por
las Administradoras de Fondos de Pensiones.

III.3 Que, en cumplimiento de la Ley 1544 de Capitalización, así como los Decretos
Supremos 23985 de 30-03-95, 24076 de 24-07-95, 24585 de 29-04-97, 24640 de 04-
06-97, 24666 de 21-06-97, 24667 de 21-06-97 y 24700 de 07-07-97, el Gobierno de la
República de Bolivia ha transferido el derecho propietario de las acciones del Estado
provenientes de las empresas capitalizadas en favor de los bolivianos y bolivianas
referidos en el art. 6 de la Ley 1544, con un destino específicamente definido por la
Ley 1732 como es el pago de anualidad vitalicia denominada BONOSOL. A efecto de
garantizar que las acciones transferidas beneficien a los bolivianos y bolivianas en la
forma establecida por Ley, el Gobierno de Bolivia ha constituido en contrato de
Fideicomiso (trust) la totalidad de las acciones transferidas con las Administradoras
de Fondos de Pensiones.

Cabe señalar que según J. Rodríguez Rodríguez el Fideicomiso es un "negocio


jurídico indirecto y fiduciario en virtud del cual la institución fiduciaria adquiere la
47 José Luis Paredes Oblitas

propiedad de ciertos bienes que le transmite el fideicomitente, con obligación de


dedicarlos a un fin convenido". La institución jurídica del fideicomiso tiene diferentes
modalidades, entre las que se tiene el "trust" instituido en la legislación inglesa, y
consiste en el "negocio jurídico en virtud del cual se transfieren uno o más bienes a
una persona, con el encargo que los administre o enajene y con el producto de su
actividad cumpla una finalidad establecida por el constituyente en su favor o en
beneficio de un tercero" (Carlos Bollini S. y Eduardo J. Boneo V.), de manera que el
fideicomiso importa la transmisión de la titularidad de un bien, efectuada por un
sujeto llamado fideicomitente a otro denominado fideicomitido, fideicomisario o
fiduciario, que queda obligado a disponer de dicho bien conforme lo ordena aquél. El
art. 1409 del Código de Comercio de Bolivia establece el siguiente concepto "Por el
fideicomiso una persona, llamada fideicomitente, transmite uno o más bienes a un
Banco, llamado fiduciario, quien se obliga a administrarlos o enajenarlos para cumplir
una finalidad determinada en provecho de aquél o de un tercero llamado beneficiario".
En consecuencia, el contrato de Fideicomiso en la modalidad del "trust" supone una
traslación de dominio a favor del fiduciario, quien se constituye en un dueño de los
bienes que le han transferido, pero dueño jurídico y no económico, y con carácter
temporal y revocable "limita su potestad de propietario en orden al cumplimiento de la
finalidad prevista por el fideicomitente" (Carlos Bollini S. y Eduardo J. Boneo V.), de
manera que en la práctica se presenta la figura de que sobre el mismo bien existen dos
propietarios, uno legal (fiduciario) y otro económico (el beneficiario).

Que, de otro lado con relación a las Cuentas Individuales que conforman el Fondo de
Capitalización Individual, mediante las normas previstas por los arts. 22, 26, 27, 31,
40 al 43 de Ley 1732 de Pensiones, el Estado ha encomendado su administración a las
Administradoras de Fondos de Pensiones; comprendiendo dicha administración, entre
otras, las inversiones en títulos - valores y en los mercados financieros autorizados,
conforme a las normas previstas en la Ley y su Reglamento.

III.4 Que, examinadas las disposiciones legales impugnadas se establece que las
normas en ellas previstas han sido establecidas en el marco normativo
precedentemente referido, que de ninguna manera constituye un desconocimiento del
derecho propietario de los activos que conforman los dos Fondos de los bolivianos, es
decir, el Fondo de Capitalización Colectiva y el Fondo de Capitalización Individual.
Al contrario, las disposiciones legales impugnadas establecen normas que regulan la
Administración de los referidos Fondos por las Administradoras de Fondos de
Pensiones; normativa que el Estado establece, con relación al Fondo de Capitalización
Colectiva, en su condición de fideicomitente para que el fiduciario administre los
recursos de manera tal que se dé fiel cumplimiento a la finalidad para la que fue
constituido el fideicomiso, cual es la de pagar el Bono Solidario anual a los bolivianos
a favor de quienes se han transferido las acciones de las empresas capitalizadas bajo la
modalidad de fideicomiso.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 48

III.4.1 En efecto, el art. 8º de la Ley 2427 del Bonosol, establece dos normas a saber:
a) la primera, referida a la administración de las acciones de los bolivianos en las
empresas capitalizadas, las que forman el patrimonio del Fondo de Capitalización
Colectiva; el Estado, en su condición de fideicomitente, en ejercicio de la potestad que
le asiste, instruye al fiduciario (AFP) hacer inversiones de los activos del referido
fondo en cuotas de los Fondos de Capitalización Individual. Adviértase que con dicho
mandato legal no está disponiendo del patrimonio de ninguno de los fondos, por
cuanto las Administradoras de Fondo de Pensiones efectuarán la inversión en nombre
y representación de los propietarios económicos de las acciones de las empresas
capitalizadas que constituyen el fideicomiso, es decir, los bolivianos mayores de 21
años al 31 de diciembre de 1995; desde otra perspectiva, tampoco dispondrán las
cuotas del Fondo de Capitalización Individual a favor del Estado, lo harán a nombre y
en representación de los afiliados a dicho fondo, estableciendo una relación comercial
y financiera entre los titulares de ambos fondos, sin participación alguna del Estado.
b) la segunda, referida a la liberación de las inversiones antes referidas de los límites
previstos en la Ley 1732 de Pensiones y su Reglamento, es decir, al tope máximo que
el legislador había previsto para la inversión de las cuotas del Fondo de Capitalización
Individual, como medida de protección de dichos recursos. Empero, con ello, la
disposición legal no ha dispuesto transferencia alguna de la propiedad de los activos
de ninguno de los Fondos a favor del Estado; pues se entiende que si bien es cierto
que no se aplicará los límites previstos por el art. 40 de la LP, no es menos cierto que
las inversiones deberán regirse a las previsiones de las normas reglamentarias de la
Ley impugnada establecidas sobre la base de los principios y criterios de previsión,
prudencia y diversificación de riesgos, ya que la liberalidad dispuesta por el art. 8-II
de la Ley impugnada no alcanza a las otras limitaciones o restricciones de inversión
previstas por el ordenamiento jurídico vigente que no han sido derogadas tácita o
expresamente por la Ley 2427 del Bonosol.

III.4.2 Que, el art. 9 de la Ley impugnada establece a su vez dos normas: a) la


primera, define el Fondo de Capitalización Colectiva y la conformación de sus
activos, cuando dispone que "son fondos de pensiones cuyos activos están
constituidos por cuotas de los Fondos de Capitalización Individual", habrá de recordar
que el activo es el haber total de una persona natural o jurídica, constituye el importe
general de los valores, constituido por bienes materiales, inmateriales y financieros,
forma parte del patrimonio, en este caso del Fondo de Capitalización Colectiva. La
norma impugnada, al definir que el activo del Fondo de Capitalización Colectiva está
constituido por cuotas de los Fondos de Capitalización Individual, de ninguna manera
está transfiriendo los recursos de este fondo a favor del Estado, menos confiscando,
como sostienen los recurrentes; si se toma en cuenta que las cuotas de los Fondos de
Capitalización Individual, son los recursos económico - financieros (dinero) que

provienen de los aportes que hacen los empleados y particulares a las AFPs con
destino a su renta de vejez. Se entiende que para el caso de que las Administradores
49 José Luis Paredes Oblitas

de Fondos de Pensiones, en función a la norma prevista por el art. 8.I de la Ley


impugnada, inviertan las acciones de las empresas capitalizadas en las cuotas de los
Fondos de Capitalización Individual, éstas cuotas formarán parte del activo del Fondo
de Capitalización Colectiva, a su vez, y en contrapartida, las acciones de las empresas
capitalizadas con las que se invierte en las cuotas del Fondo de Capitalización
Individual, formarán parte de los activos de este fondo; con lo que no se produce
ningún despojo, transferencia ilegal o confiscación de dichos activos a favor del
Estado, como sostienen los recurrentes. b) la segunda, define el destino exclusivo de
los activos del Fondo de Capitalización Colectiva al pago del Bonosol, ello no
constituye de manera alguna una transferencia de los Fondos de Capitalización
Colectiva, menos del Fondo de Capitalización Individual a favor del Estado, o un
desconocimiento de la propiedad de los aportantes sobre dichos fondos, como
sostienen los recurrentes; cabe aclarar que dicha disposición se encuadra en el marco
del ejercicio de su función de Fideicomitente que tiene el Estado quien instruye al
fiduciario reglas para la administración del bien constituido en fideicomiso a objeto de
garantizar el cumplimiento de la finalidad para la que se constituyó dicho fideicomiso;
cabe recordar que, como se tiene ya referido, la transferencia de las acciones de las
empresas capitalizadas a favor de los bolivianos mayores de 21 años al 31 de
diciembre de 1995 fue con un destino específico y bajo la modalidad de fideicomiso.

III.4.3 Que, el art. 10º de la Ley impugnada establece tres normas que regulan la
administración de los Fondos de Capitalización Individual: a) la primera, define la
naturaleza de dichos Fondos y la forma en que están constituidos; lo que de ninguna
manera lesiona el orden constitucional, menos vulnera las normas de la Constitución
que invocan los recurrentes, toda vez que no dispone ninguna transferencia de los
activos de dichos fondos a favor del Estado o terceros que no sean los legítimos
propietarios; pues para la eventualidad de que las acciones de las empresas
capitalizadas sean invertidas en las cuotas del Fondo de Capitalización Individual,
como dispone el art. 8 de la Ley impugnada, la norma dispone que dichas inversiones
formarán parte del activo de dicho Fondo, como debe ser en garantía de los titulares
de las cuentas individuales que conforman el mencionado fondo. b) la segunda,
establece la forma en que se definirá el valor de la cuota de los Fondos de
Capitalización Individual; lo que resulta ser un procedimiento que no implica
transferencia o enajenación alguna. c) la tercera, obliga a las Administradoras de
Fondos de Pensiones a establecer los valores de las cuotas en forma diaria, conforme
al procedimiento previsto por Ley, con el objeto de que las Cuotas de los Fondos de
Capitalización Individual mantengan su valor actualizado para los fines de una
eventual inversión de los activos del Fondo de Capitalización Colectiva en dichas
cuotas; empero, ello no lesiona de modo alguno el derecho propietario de los titulares
de los recursos del Fondo de Capitalización Individual, como sostienen los
recurrentes.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 50

III.4.4 Que, el art. 11º de la Ley impugnada, como un mecanismo de garantía para la
vigencia de los Fondos de Capitalización Individual y Fondos de Capitalización
Colectiva, establece normas que obligan a las Administradoras a mantener su
patrimonio y registros contables separados del patrimonio de los fondos referidos,
asimismo dispone que el patrimonio de ambos fondos sea manejado de manera
separada, lo cual significa que el legislador no ha dispuesto de manera alguna que los
activos del Fondo de Capitalización Individual sean transferidos al Fondo de
Capitalización Colectiva, o que ambos patrimonios sean fusionados; al contrario, de
manera expresa determina su manejo separado, conforme a las finalidades para las
que han sido constituidos cada uno de los fondos, así como tomando en cuenta la
titularidad de los activos de cada uno de ellos. Finalmente la disposición legal
examinada, declara el carácter indivisible, imprescriptible e inafectable por
gravámenes o medidas precautorias de los fondos antes referidos, lo cual constituye
una garantía del mantenimiento y vigencia de los mismos, para que cumplan con la
finalidad para la que han sido creados. En consecuencia, la disposición legal analizada
no contradice de forma alguna las normas previstas por los arts. 7.i) y 22 de la
Constitución como arguyen los recurrentes.

III.4.5 Que, el art. 12º de la Ley impugnada, establece una norma que obliga a las
Administradoras de Fondos de Pensiones, como las encargadas de la administración
de las acciones de las empresas capitalizadas que son de propiedad de los bolivianos,
a valorarlos diariamente, estableciendo para el efecto el respectivo procedimiento,
mencionando las normas a las que deben sujetarse en la realización de dicha
operación. Con ello no afecta de manera alguna el derecho propietario que tienen los
bolivianos afiliados al Fondo de Capitalización Individual, pues la disposición legal
examinada no establece norma alguna que implique una disposición o transferencia
ilegal de los activos de ninguno de los Fondos, por lo mismo, no contradice en
absoluto los preceptos constitucionales invocadas por los recurrentes.

III.4.6 Que, finalmente el art. 13º de la Ley impugnada establece una norma que
permita a las Administradoras de Fondos de Pensiones contar con liquidez para hacer
efectivo el pago del Bonosol y los Gastos Funerarios, a ese efecto crea la figura de
redención, a través de la cual las mencionadas administradoras, podrán redimir las
cuotas de propiedad de los Fondos de Capitalización Colectiva en los Fondos de
Capitalización Individual; lo que significa que podrán liberar aquellas cuotas que son
de propiedad del Fondo de Capitalización Colectiva, por lo mismo forman parte de
sus activos, como consecuencia de las inversiones que efectúen en las acciones de las
empresas capitalizadas, conforme a la norma prevista por el art. 8 de la Ley
impugnada. En consecuencia, la redención no se aplica sobre la propiedad de los
bolivianos afiliados al Seguro Social Obligatorio de Largo Plazo, cuyas cuentas
individuales conforman el Fondo de Capitalización Individual; adviértase que la
redención no se aplica sobre los activos de este último fondo, sino sobre las acciones
de las empresas capitalizadas por lo que la norma impugnada no lesiona el derecho a
51 José Luis Paredes Oblitas

la propiedad privada, menos constituye un proceso de confiscación como sostienen


los recurrentes.

III.5 Que, contrastadas las disposiciones legales impugnadas con las normas previstas
por los arts. 7.i) y 22 de la Constitución, identificadas como vulneradas por los
recurrentes, se establece que no existe lesión o vulneración alguna, conforme se pasa a
demostrar seguidamente.

III.5.1 Si bien el art. 7.i) de la Constitución proclama como parte de los derechos
fundamentales de la persona el derecho a la propiedad, es importante recordar que en
la concepción moderna del Derecho se reconoce la propiedad como un derecho
relativo y no absoluto, lo que le permite al Estado limitar los atributos y poderes
reconocidos a los propietarios mediante actos legislativos y, excepcionalmente
administrativos, que restrinjan el derecho propietario por razones de interés general.

Ahora bien, las disposiciones y normas legales impugnadas no definen el derecho


propietario sobre los activos de los Fondos de Capitalización Colectiva y los Fondos
de Capitalización Individual; de otro lado, tampoco desconocen la titularidad del
derecho propietario de los bolivianos mayores de 21 años al 31 de diciembre de 1995,
en el caso de los Fondos de Capitalización Colectiva, y los aportantes o cotizantes en
el caso de los Fondos de Capitalización Individual, por lo mismo no disponen la
transferencia de la propiedad de manera ilegal o indebida que desconozca el derecho
propietario de sus titulares; finalmente no establecen limitación alguna al ejercicio del
derecho propietario. Como se tiene referido en el punto III.4 de esta Sentencia, el
legislador ha previsto normas jurídicas que regulan la administración de las acciones
de las empresas capitalizadas transferidas a favor de los bolivianos y que forman parte
del activo de los Fondos de Capitalización Colectiva, con la finalidad de lograr
resultados óptimos que permitan cumplir con el objetivo para el cual fueron
transferidas dichas acciones, cual es la de pagar una renta anual denominada Bono
Solidario (Bonosol). De otro lado, modifican algunas reglas sobre la administración
de los Fondos de Capitalización Individual, que les fue encomendada a las
Administraciones de Fondos de Pensiones mediante la Ley 1732 de Pensiones; pues
habrá de recordar que los recursos que forman parte del Fondo de Capitalización
Individual, si bien son de propiedad de los bolivianos afiliados a dichos fondos,
empero no son de libre disponibilidad de sus titulares sino que constituyen
precisamente el Fondo que es administrado por las AFPs.

En consecuencia, las disposiciones y normas legales impugnadas no contradicen la


norma prevista por el art. 7.i) de la Constitución, menos la vulneran, por lo mismo no
son incompatibles con la referida norma Constitucional.

III.5.2 Que, asimismo las disposiciones y normas legales impugnadas no contradicen


ni lesionan la norma prevista por el art. 22 de la Constitución, misma que establece la
garantía para el ejercicio del derecho a la propiedad privada sujeto a la condición en
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 52

ella prevista, asimismo fija las condiciones para su limitación como es la expropiación
por causas de necesidad y utilidad pública o cuando la propiedad no cumple una
función social. En el caso de las disposiciones legales objeto del control de
constitucionalidad, como ya se tiene referido, no desconocen de manera alguna el
derecho a la propiedad privada que tienen los bolivianos sobre los activos de los
Fondos de Capitalización Colectiva y Fondos de Capitalización Individual; pues no
disponen de manera alguna la transferencia a favor del Estado o de terceros dichos
derechos, por lo mismo tampoco disponen la expropiación de los referidos activos, ni
requieren hacerlo, ya que las inversiones dispuestas se realizan con sujeción a las
reglas previstas para el efecto en el ordenamiento jurídico vigente, como son el
Código de Comercio, las Leyes 1732, 1834 y 2427, respectivamente. Se deja
establecido que de la ratio legis de las disposiciones legales impugnadas se colige que
el legislador ha previsto que las inversiones de referencia se realicen en operaciones
bursátiles sujeto a las reglas de juego del Mercado de Valores así como de las normas
previstas en las leyes citadas anteriormente.

Desde otra perspectiva, cabe señalar que las normas previstas por las disposiciones
legales impugnadas no disponen, menos constituyen una confiscación de los activos
del Fondo de Capitalización Individual conformada por los recursos provenientes de
los aportes realizados por los trabajadores y particulares, como sostienen los
recurrentes. La confiscación significa la adjudicación o transferencia de una propiedad
privada al Estado sin contraprestación alguna, es decir, sin pago de precio alguno
como sucede con la expropiación o compra; es pues, como dice Guillermo
Cabanellas, "el robo decretado por el Poder Público, con impunidad establecida por el
mismo", por ello, en los Estados Democráticos de Derecho se la prohíbe, así el art. 23
de la Constitución de nuestro país prohíbe expresamente la confiscación de bienes
como castigo político. En el caso objeto del examen no se ha producido tal hecho,
menos dispuesto, la transferencia de los activos de los Fondos de Capitalización
Colectiva, ni de los Fondos de Capitalización Individual al Estado a ningún título. En
consecuencia, tampoco se evidencia contradicción o infracción de las disposiciones
legales impugnadas con las normas previstas por los arts. 22 y 23 de la Constitución.

III.5.3 Que, los fundamentos expresados por los recurrentes como "concepto de
violación constitucional" se basan en legítimas susceptibilidades y sospechas de que
las empresas capitalizadas, cuyas acciones se invertirán en las cuotas de los Fondos de
Capitalización Individual, tendrán menor rentabilidad que el Fondo de Capitalización
Individual debido a que -según refieren- "al fracaso de la capitalización", asimismo en
el temor de los riesgos que corren los aportantes al Fondo de Capitalización Individual
para acceder a la renta de vejez y la determinación del monto de la renta, por un
eventual bajo rendimiento de las inversiones.

Al respecto, cabe reiterar lo referido en el punto III.1 de esta Sentencia, que la


declaración de inconstitucionalidad de una disposición legal o norma impugnada debe
53 José Luis Paredes Oblitas

responder a una colisión objetiva y cierta entre ella y las normas de la Constitución,
no puede estar basada en una deducción de situaciones hipotéticas que,
eventualmente, podrían producirse en el futuro cuando se dé aplicación a las normas
impugnadas; pues para esas emergencias en el Sistema Constitucional Boliviano rige
el principio de la responsabilidad del Estado por los actos u omisiones ilegales de sus
autoridades y funcionarios, principio que garantiza a las personas el ejercicio de sus
derechos fundamentales.

Que del análisis precedentemente expuesto se llega a la conclusión de que las


disposiciones legales impugnadas no contradicen las normas y principios establecidos
por la Constitución Política del Estado, conforme han sido enumerados, por lo que se
hace inviable el recurso.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción y competencia que le confieren


los arts. 120.1ª CPE y los arts. 7-1), 54 y siguientes de la LTC, declara la
CONSTITUCIONALIDAD de los artículos 8, 9, 10, 11, 12 y 13 de la Ley 2427 del
Bonosol de 28 de noviembre de 2002, con los efectos establecidos por el art. 58-V de
la Ley 1836. BONOSOL SENTENCIA QUE DECLARA LA
CONSTITUCIONALIDAD DEL BONOSOL

FUNDAMENTACIÓN DE VOTO DISIDENTE En cumplimiento del art. 47.II de la


Ley del Tribunal Constitucional (LTC), los suscritos Magistrados fundamentan su
voto disidente en la Sentencia Constitucional 026/2003 de 25 de marzo de 2003.

Del análisis de los preceptos impugnados de la ley 2427 (BONOSOL), y su contraste


con los preceptos constitucionales invocados como lesionados, se establece que las
indicadas disposiciones violan las normas, valores y principios constitucionales,
conforme a lo siguiente:

I. Normas jurídicas que dan nacimiento al Fondo de Capitalización Colectiva (FCC) y


destino de este fondo.

I.1 El artículo 3° de la Ley de Pensiones (LP), hoy derogado por el art. 67-B1 de la
Ley Nº 1864 de 15 de junio de 1998, Ley Propiedad y Crédito Popular., creó el
Bonosol en los siguientes términos:

"ARTICULO 3º.- (DESTINO DE LOS RECURSOS DE LA


CAPITALIZACION).¬"Los recursos provenientes de las acciones de propiedad del
Estado en las empresas capitalizadas, transferidos en beneficio de los ciudadanos
bolivianos especificados en el Artículo 6º de la Ley de Capitalización, serán
destinados al pago de una anualidad vitalicia denominada Bono Solidario (Bonosol) y
al pago de gastos funerarios, de conformidad a la presente Ley."
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 54

I.2 Aunque la Ley de pensiones no define expresamente el FCC, como lo hace con el
Fondo de Capitalización Individual (FCI), el art. 5° de la nombrada ley, lo crea
implícitamente al referirse a la base de datos del Fondo, bajo el siguiente texto:

"ARTICULO 5º.- (DEFINICIONES).¬

Para los efectos de la presente Ley, se establece las siguientes definiciones:"

"BASE DE DATOS DEL FONDO DE CAPITALIZACIÓN COLECTIVA: Es el


listado de los Beneficiarios de la Capitalización, provisto por la Superintendencia de
Pensiones."

"BENEFICIARIO DE LA CAPITALIZACION: De conformidad a la Ley de


Capitalización, son los ciudadanos bolivianos residentes en el país, que al 31 de
diciembre de 1995 hubiesen alcanzado la mayoridad."

"BONO SOLIDARIO (BONOSOL): Es el pago anual no heredable, efectuado en


forma vitalicia en favor de los Beneficiarios de la Capitalización, de conformidad a la
presente Ley."

II. Normas jurídicas que crean el Fondo de Capitalización Individual (FCi) y el


destino de este fondo.

II.1. La Ley de pensiones, en los arts. 5° y 7º, crea de manera expresa el FCI,
conforme el siguiente texto:

"ARTICULO 5º.- (DEFINICIONES).- Para los efectos de la presente Ley, se


establece las siguientes definiciones:

"CUENTA INDIVIDUAL: Es la cuenta del Afiliado en el fondo de capitalización


individual, compuesta por las cotizaciones, la rentabilidad del fondo de capitalización
individual en favor de ésta y otros recursos que establece la presente Ley."

"ARTICULO 7º.- (PRESTACION DE JUBILACION).¬

La prestación de jubilación se pagará al Afiliado, independientemente de la edad,


cuando tenga en su Cuenta individual un monto que permita el financiamiento de una
Pensión igual o superior al setenta por ciento (70%) de su Salario Base y de la
prestación por muerte para sus Derechohabientes."

"A partir de los sesenta y cinco (65) años de edad, el Afiliado, independientemente del
monto acumulado en su Cuenta Individual, tendrá derecho a solicitar voluntariamente
la prestación de jubilación en su favor y de sus Derechohabientes."
55 José Luis Paredes Oblitas

"La Pensión de jubilación se pagará como resultado del monto de la Cuenta Individual
del Afiliado." CONCLUSIÓN PRELIMINAR

De lo expresado líneas arriba se establece que los Fondos de Capitalización Colectiva


e Individual tienen una fuente de financiamiento y finalidad distintas. Pues, mientras
que el Fondo de Capitalización Colectiva está financiado con los fondos de la
capitalización y es destinado al pago del BONOSOL, el Fondo de Capitalización
Individual está integrado fundamentalmente por las cotizaciones o aportes que
realizan los afiliados y la rentabilidad (entre ellos, por ejemplo, los intereses que
puedan devenir de los depósitos de sus recursos).

III. Fundamentos jurídicos en que se sustenta la inconstitucionalidad de las normas


impugnadas

III.1 Establecido como ha quedado precedentemente expuesto, de que el patrimonio


del Fondo de Capitalización individual es de propiedad exclusiva de los afiliados,
resulta claro e incontrovertible que cuando el art. 8 de la ley impugnada, dispone en su
primer párrafo que "...las administradoras de fondos de pensiones inviertan, a valor de
capitalización, las acciones de las empresas capitalizadas que forman parte del activo
de los fondos de capitalización colectiva, en cuotas de los fondos de capitalización
individual que representan y administran"; agregando luego en el segundo párrafo del
mismo artículo que "Para este propósito , estas acciones no estarán sujetas a límites de
inversión del fondo de Capitalización individual, establecido en la Ley No. 1732 de
pensiones y Reglamentos", se ha eliminado la previsión o salvaguarda que se tenía
prevista en el art. 40 de la Ley de Pensiones, modificado por la Ley Nº 1977 de 14 de
mayo de 1999, y Ley 1864 de 15 de julio de 1998, según la cual, sólo era posible
invertir sus fondos dentro de los límites fijados en la indicada norma y conforme al
siguiente texto:

"ARTICULO 40º.- (ADMINISTRACION DE PORTAFOLIO DE INVERSIONES).¬

"Los recursos de los fondos de pensiones deberán ser invertidos por la Administradora
de Fondos de

Pensiones (AFP) exclusivamente en los títulos - valores y en los mercados financieros


autorizados de acuerdo al reglamento respectivo, considerando los siguientes límites:

a) No más de 10% (diez por ciento) del valor del Fondo de Capitalización Individual
deberá estar invertido en los títulos de valores de un solo emisor o un grupo de
emisores vinculados, de acuerdo con el Reglamento. b) No más de 40% (cuarenta por
ciento) de los títulos valores deberá pertenecer a una misma emisión

o serie de acuerdo con el Reglamento.


Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 56

[....]" Ahora bien, ¿qué finalidad tienen los límites de inversión? El de precautelar que
a consecuencia de que la inversión se haga ante un solo emisor de los títulos o valores
adquiridos (en este caso las acciones del FCC), pueda sobrevenir la disminución
parcial o la pérdida total del patrimonio por la baja del valor de tales títulos-valores.
Esta elemental previsión es la que adoptan, por ejemplo, las normas que regulan la
actividad bancaria en todos los países del mundo. Así, en Bolivia, la Ley de Bancos y
Sistema Financiero (Ley Nº 1488 de 16 de abril de 1993), modificada por la Ley Nº
2297 de 20 de diciembre de 2001, Ley de Fortalecimiento de la Normativa y
Supervisión Financiera y la Ley 1864 de 15 de junio de 1998, Ley de Propiedad y
Crédito Popular, establecen sobre el particular lo siguiente:

"Artículo 44º.- Una entidad financiera bancaria, no podrá conceder o mantener


créditos con un prestatario o grupo prestatario que, en su conjunto, excedan el veinte
por ciento (20%) del patrimonio neto de la entidad. Las operaciones contingentes,
contragarantizadas a primer requerimiento por bancos extranjeros de primera línea,
según registro de la Superintendencia, podrán alcanzar el límite máximo del treinta
por ciento (30%) del patrimonio neto de la entidad. (Vigente por Ley Nº 2297 de 20
de diciembre de 2001, Ley de Fortalecimiento de la Normativa y Supervisión
Financiera) "Artículo 45º.- Una entidad financiera podrá conceder créditos a un
prestatario o grupo prestatario hasta el cinco por ciento (5%) de su patrimonio neto,
salvo que los créditos estén debidamente garantizados según reglamentación.
Debiendo el reglamento que será emitido por el CONFIP determinar aquellos casos en
los que el monto total de los créditos podrá exceder el patrimonio de la entidad
financiera hasta un máximo de dos veces. En ningún caso, el riesgo de la entidad
financiera excederá el patrimonio neto del prestatario." (Vigente por Ley Nº 1864 de
15 de junio de 1998, Ley de Propiedad y Crédito Popular)

La experiencia nos muestra que la acumulación de los préstamos en pocos deudores


(generalmente créditos vinculados), es lo que han determinado las quiebras más
recientes de Bancos en nuestra nación (Este fue el caso, entre otros, del Banco de
Cochabamba, Banco Sur y BIDESA). Las mismas previsiones son establecidas en el
Sistema de Seguros; en las que de manera general, las legislaciones del mundo,
salvaguardan a las compañías y los asegurados de las consecuencia de una
insolvencia, estableciendo, por ejemplo que una compañía

Ahora bien, conforme lo ha establecido la jurisprudencia de este Tribunal, la


seguridad, como derecho fundamental consiste en "exención de peligro o daño;
solidez; certeza plena; firme convicción" (así, SC 287/99-R, entre otras)

La Ley del Bonosol, al eliminar el resguardo que se establecía en el art. 40 LP para


precautelar el patrimonio de los afiliados al fondo, ha violado el derfecho a la
seguridad jurídica al quitarle el fin de protección de ese derecho, que no es otro que el
proveer seguridad. Así, en el caso de autos, el legislador ordinario, al sancionar los
preceptos impugnados de la ley 2427, ha lesionado el derecho fundamental a la
57 José Luis Paredes Oblitas

seguridad jurídica y derivado de ello, los derechos a la propiedad y la seguridad


social, consagrados por el art. 7 constitucional; dado que si bien es cierto que todas las
inversiones implican riesgos, y los mismos forman parte consustancial de la vida
social, éstos se vuelven contrarios a la seguridad consagrada por el art. 7.a de la
Constitución Política del Estado, cuando la regulación sobrepasa los límites del riesgo
racionalmente permitido que se considere intrínseco a la propia actividad. Aquí, es
por demás claro, que la Ley impugnada ha creado un riesgo que no es el intrínseco a
la actividad regulada, sino que al eliminar las previsiones o salvaguardas que de
manera normal requiere la actividad, ha quebrantado la seguridad de que deben estar
revestidos los recursos del Fondo de Capitalización Individual para asegurar con ellos,
las prestaciones a que están destinados, entre ellas, principalmente, a pagar la renta de
jubilación de los afiliados a la misma.

CONCLUSIÓN FINAL

Consecuentemente, los preceptos impugnados de la Ley 2427, han violado el derecho


a la Seguridad

Jurídica y derivado de ello, el de propiedad y de la Seguridad Social, por lo que


debieron declararse inconstitucionales.

CLAUSURA DE LOCALES

EL GOBIERNO MUNICIPAL NO PUEDE ORDENAR EL CIERRE O


CLAUSURA DE UN LOCAL DE MANERA ARBITRARIA Y SIN
SEGUIR EL PROCEDIMIENTO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0002/2005-R Sucre, 3 de enero de 2005 Los


recurrentes arguyen que el Concejo Municipal de Vinto emitió la Resolución
Municipal 22/04 disponiendo la clausura definitiva del bar quinta "Rincón Vinteño",
sin que medie razón alguna, sin cumplir procedimiento administrativo y sobre la base
ambigua de lo determinado por el art. 5.II numerales 2 y 6 de la LM, vulnerando sus
derechos a la seguridad jurídica, al trabajo, a formular peticiones y la garantía del
debido proceso. Corresponde, en revisión, analizar si en este caso se debe otorgar la
tutela buscada por el actor.

III.1. El recurso de amparo constitucional ha sido instituido como un recurso


extraordinario que otorga protección inmediata contra los actos ilegales y las
omisiones indebidas de autoridades o particulares que restrinjan, supriman o
amenacen restringir o suprimir derechos y garantías fundamentales de la persona,
reconocidos por la Constitución y las Leyes.

III.2. La SC 1465/2004-R, de 14 de septiembre, establece que: "(...) corresponde


otorgar la protección inmediata y eficaz a la recurrente contra el acto arbitrario de la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 58

autoridad recurrida, quien ha procedido a la clausura de su puesto de venta a través de


una decisión en la que no se especifican claramente las normas infringidas ni las
disposiciones del Reglamento de Sanciones por Contravenciones de la Alcaldía de
Punata que justifiquen la sanción, conforme establece el art. 60 del citado Reglamento
y menos como consecuencia de algún procedimiento que derive en una resolución que
autorice el acto denunciado; pues conforme ha determinado este Tribunal
Constitucional en la SC 927/2002-R, de 2 de agosto: "(...) la clausura implica el cierre
temporal o permanente de un local, comercio, establecimiento, etc., y se trata de una
determinación administrativa que constituye una sanción que sólo puede ser adoptada
por la autoridad pública competente para el efecto, como consecuencia de situaciones
fácticas y previo cumplimiento de un procedimiento administrativo y formalidades
procesales correspondientes en cada caso".

III.3. En el caso que se examina, es aplicable la línea jurisprudencial glosada, por


cuanto se constata que el Concejo Municipal de Vinto dispuso la clausura definitiva
del bar quinta "Rincón Vinteño" de propiedad de los actores como una medida
arbitraria de hecho, basándose únicamente en la solicitud de la OTB "Miraflores", sin
la observancia de procedimiento administrativo alguno ni formalidades procesales
correspondientes, y sin citar expresamente las normas vulneradas del Reglamento para
Expendio y Consumo de Bebidas Alcohólicas de dicho Municipio que avalen tal
sanción, por lo que corresponde otorgar la tutela impetrada.

III.4. Respecto al recurso de reconsideración interpuesto por los recurrentes, se


evidencia que si bien aquellos formularon ese recurso a fin de agotar la vía
administrativa de reclamo y ejerciendo su derecho a formular peticiones, la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional, ha señalado que "la reconsideración
prevista por el art. 22 LM no es un medio expedito y eficaz para hacer valer los
derechos conculcados, puesto que no sólo se requiere la voluntad de la parte que la
presenta, sino también el voto de 2/3 del total de sus miembros para reconsiderar las
Ordenanzas y Resoluciones Municipales", SSCC 998/2002-R, 621/2003-R,
1027/2003-R; asimismo la línea jurisprudencial sostiene que: "La reconsideración
establecida por el art. 22 LM no constituye un recurso propiamente dicho...por lo que
no corresponde sustentar la improcedencia del recurso en su existencia". Así SC
1382/2003-R-entre otras" (SC 1936/2003-R, de 18 de diciembre).

En ese orden, no cabe considerar el recurso de reconsideración con relación al derecho


a formular peticiones que invocan los actores.

En consecuencia, la problemática analizada se halla dentro de las previsiones del art.


19 de la CPE, por lo que el Juez de amparo al haber declarado procedente el presente
recurso, ha evaluado en forma correcta los datos del proceso y las normas legales
aplicables al mismo, si bien con distinto fundamento.

CLAUSURA DE LOCALES
59 José Luis Paredes Oblitas

LA CLAUSURA DE UN LOCAL O CENTRO COMERCIAL NO


PUEDE SER UN ACTO DE HECHO, SINO DEBE PROCEDERSE
MEDIANTE RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1465/2004-R Sucre, 14 de septiembre de 2004


La recurrente sostiene que la autoridad recurrida vulneró sus derechos a la seguridad
jurídica y al trabajo, ya que pese a haber cancelado la suma fijada por la comuna para
la adquisición de un puesto de venta, la recomendación de parte del Concejo
Municipal y sus reiterados reclamos, no puede ocuparlo habiendo sido clausurado por
el Alcalde demandado. Corresponde analizar si los hechos denunciados se encuentran
dentro del ámbito de protección otorgado por el art. 19 de la CPE.

III.1. EL Tribunal Constitucional en su SC 1010/2002-R, de 20 de agosto de 2002, a


precisado lo siguiente: "Que la inmediatez, -que es una de las características del
amparo junto con la subsidiaridad-, debe ser aplicada cuando, por razones de tiempo,
la remisión a los procedimientos ordinarios resulte claramente tardía para tutelar el
derecho fundamental violado o amenazado de violación; en este sentido, el amparo no
sólo procede cuando no existe otra vía legal para la tutela de los derechos
conculcados, sino también, en los casos en que aquella resulta ineficaz, por tardía,
para proteger el derecho fundamental conculcado o amenazado; asimismo, debe
establecerse si el recurrido

o sujeto pasivo del amparo se encuentra por razones de hecho en una clara situación
de poder respecto al recurrente".

III.2. En la problemática planteada, se advierte que después de la recomendación del


Concejo Municipal de Punata al ejecutivo municipal de dar preferencia en la venta de
sitios a los propietarios de inmuebles que desean realizar alguna actividad comercial,
el 31 de marzo de 2004 la actora canceló a la Alcaldía Municipal de Punata, la suma
de Bs44.- por concepto de alquiler de un sitio municipal ubicado en la calle Sucre
309, de una superficie de 2 m lineales correspondiente a la Gestión 2004, para
participar en las ferias semanales del lugar; no obstante, ante los reclamos presentados
por una comerciante que anteriormente ocupaba el referido sitio de venta y el apoyo
recibido de varios integrantes del gremio, se suscitaron conflictos entre ambas,
derivando en advertencias de la autoridad demandada de rescindir la adjudicación a la
actora, motivo por el cual ésta acudió ante el Concejo Municipal, el que instruyó al
recurrido dar una solución definitiva al conflicto que lejos de ser solucionado,
determinó que el 8 de junio de 2004, el demandado, con el argumento de haberse
generado un conflicto social, ordenara la clausura del puesto de venta de la recurrente
con la advertencia de no poder realizar ninguna actividad en el mismo, bajo
prevención de ser revertido y adjudicado a otras personas y si bien se intentó una
conciliación entre partes ante la Intendencia, la medida quedó subsistente.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 60

Si bien es cierto que la recurrente ante la determinación asumida por la autoridad


ejecutiva del Municipio, puede hacer uso de los recursos que franquean los arts. 137,
140 y 141 de la LM; no es menos evidente que pese a la existencia de esos medios
legales, corresponde otorgar la protección inmediata y eficaz a la recurrente contra el
acto arbitrario de la autoridad recurrida, quien ha procedido a la clausura de su puesto
de venta a través de una decisión en la que no se especifican claramente las normas
infringidas ni las disposiciones del Reglamento de Sanciones por Contravenciones de
la Alcaldía de Punata que justifiquen la sanción, conforme establece el art. 60 del
citado Reglamento y menos como consecuencia de algún procedimiento que derive en
una resolución que autorice el acto denunciado; pues conforme ha determinado este
Tribunal Constitucional en la SC 927/2002-R, de 2 de agosto: "(...) la clausura implica
el cierre temporal o permanente de un local, comercio, establecimiento, etc., y se trata
de una determinación administrativa que constituye una sanción que sólo puede ser
adoptada por la autoridad pública competente para el efecto, como consecuencia de
situaciones fácticas y previo cumplimiento de un procedimiento administrativo y
formalidades procesales correspondientes en cada caso".

Consecuentemente, la autoridad municipal demandada al disponer arbitrariamente la


clausura del puesto de venta adjudicado a la recurrente, ha vulnerado sus derechos al
trabajo y a la seguridad jurídica conforme ésta denuncia en su demanda, circunstancia
que abre la protección inmediata prevista en el art. 19 de la CPE.

Por lo expuesto, la Jueza de amparo al haber declarado improcedente el recurso, no ha


efectuado una correcta interpretación de los hechos y de los alcances del art. 19 de la
CPE.

CLAUSURA DE QUIOSCOS

LA ALCALDÍA NO PUEDE CLAUSURAR QUIOSCOS O PUESTOS


DE VETAN SIN PREVIO PROCESO ADMINISTRATIVO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1420/2003-R Sucre, 26 de septiembre de 2003


La recurrente alega que el H. Alcalde Municipal, Intendente Municipal y Jefa de
Sitios del Municipio de Cercado, la hicieron víctima de atropellos al haber clausurado
su caseta y decomisado sus herramientas de trabajo, sin que exista ninguna
determinación oral o escrita al efecto, a lo que se suma la falta de respuesta y atención
a los reclamos efectuados; por lo que corresponde considerar lo solicitado a fin de
otorgar o no la tutela demandada.

III.I. La SC 367/03-R de 26 de marzo mencionando la SC 1010/2002-R de 20 de


agosto, expresa que "la inmediatez, -que es una de las características del amparo junto
con la subsidiariedad-, debe ser aplicada cuando, por razones de tiempo, la remisión a
los procedimientos ordinarios resulte claramente tardía para tutelar el derecho
fundamental violado o amenazado de violación; en este sentido, el amparo no sólo
61 José Luis Paredes Oblitas

procede cuando no existe otra vía legal para la tutela de los derechos conculcados,
sino también, en los casos en que aquella resulta ineficaz, por tardía, para proteger el
derecho fundamental conculcado o amenazado; asimismo, debe establecerse si el
recurrido o sujeto pasivo del amparo se encuentra por razones de hecho en una clara
situación de poder respecto al recurrente".

III.2. En la problemática planteada, se advierte que en cumplimiento a las RRMM


564/90 y 1554/95, por las que se instruyó al Alcalde Municipal de Cochabamba, el
retiro inmediato de kioscos, módulos y anaqueles, ubicados en plazas, calles avenidas
y otras áreas de uso público, que no tuvieren la correspondiente autorización de
construcción e instalación y no darse curso a ninguna autorización al respecto; el 18
de enero de 2003 se procedió a la clausura del puesto de venta de la recurrente
ubicado en calle Francisco Velarde esquina Punata y el 1 de febrero del mismo año al
retiro del anaquel; si bien es cierto que la recurrente acudió a la Intendencia
Municipal, Alcaldesa y al propio Concejo Municipal que ordenó al Ejecutivo, la
emisión de una resolución en aplicación al reglamento de recursos administrativos,
pudiendo en su caso recurrir al órgano deliberante para el cumplimiento de su
determinación; no es menos evidente que no obstante la existencia de ese medio legal,
corresponde otorgar la protección inmediata y eficaz a la recurrente contra los actos
arbitrarios de las autoridades recurridas, quienes sin un previo procedimiento
administrativo, han procedido a la clausura de su puesto de venta y al retiro de su
anaquel, ya que si bien cursa en obrados una papeleta de citación, por la que se ordenó
a la actora el retiro de la estructura metálica, concediendo el plazo de 48 horas para el
efecto, no existe constancia de su debido diligenciamiento, al no constar firma de la
recurrente, tampoco día y hora de su ejecución y menos cursa en antecedentes que se
hubiera desarrollado algún procedimiento que derive en una resolución que autorice
los actos denunciados; por lo que se concluye que los recurridos han privado a la
recurrente su derecho al trabajo y del sustento diario, circunstancia que abre la
protección inmediata prevista en el art. 19 CPE.

Así ha procedido en un caso similar este Tribunal, como se desprende de la SC


927/2002-R que señala: "Que la clausura implica el cierre temporal o permanente de
un local, comercio, establecimiento, etc., y se trata de una determinación
administrativa que constituye una sanción que sólo puede ser adoptada por la
autoridad pública competente para el efecto, como consecuencia de situaciones
fácticas y previo cumplimiento de un procedimiento administrativo y formalidades
procesales correspondientes en cada caso".

Del análisis efectuado, se concluye que el Tribunal de amparo constitucional, al haber


declarado procedente el recurso, ha efectuado una correcta evaluación de
antecedentes, así como ha dado una cabal aplicación del art. 19 CPE.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 62

CLAUSURA DEL LOCALES

LA ALCADÍA PUEDE CLASUSRAR UN LOCAR DADO EN


COMODATO POR ELLA MISMA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1362/2003-R

Sucre, 19 de septiembre de 2003 III.3Frente a una problemática similar, este Tribunal


en la SC 0195/2003-R, de 21 de febrero estableció:

"Del cuaderno procesal remitido en el presente caso a este Tribunal, se evidencia que
no existe Resolución administrativa emitida por ninguna autoridad municipal sobre la
clausura y desocupación del almacén alquilado a la recurrente. Por tanto, no puede
declararse improcedente el recurso con el fundamento de que la actora no agotó los
recursos previstos en la Ley de Municipalidades en su arts. 137 y siguientes, porque
para la utilización de los mismos se requiere contar con una decisión emitida en forma
de Resolución escrita que se pueda impugnar, razón por la cual debe ingresarse al
estudio del fondo de la problemática".

En el caso que se examina, de los antecedentes remitidos en revisión tampoco se


evidencia la existencia de Resolución Administrativa alguna emitida por autoridad
municipal que disponga la clausura del mingitorio a cargo de la recurrente, menos que
le haya sido notificado personalmente, por lo que la actora se encuentra imposibilitada
de acudir a los medios de impugnación previstos por los arts. 137 y siguientes LM, en
consecuencia corresponde ingresar al análisis de fondo de la problemática.

III.4El art. 16.II y IV CPE establecen la inviolabilidad del derecho a la defensa y que
nadie puede ser condenado a pena alguna sin antes haber sido oído y juzgado en
proceso legal, precepto que como ha definido el Tribunal Constitucional en profusa
jurisprudencia, no sólo es aplicable al ámbito judicial, sino también administrativo. En
la especie, el recurrido no ha demostrado que la sanción de clausura impuesta a la
recurrente haya sido resultado de un previo y debido proceso en contra de ésta por
presuntas faltas o contravenciones en las que hubiese incurrido, menos que en la
aplicación del mismo se haya observado el principio de legalidad, por cuanto según se
advierte de los Reglamentos presentados por el recurrido de manera incompleta, las
faltas que se atribuyen a la actora merecen sanciones pecuniarias y no clausura, la que
está reservada para el cobro coactivo de multas impagas, procedimiento al que
tampoco fue sometida.

Por otra parte, es innegable que la clausura dispuesta en contra de la recurrente está
motivada también por un supuesto incumplimiento de parte de ésta al contrato de
comodato suscrito con la Alcaldía, conforme surge de los informes de los funcionarios
municipales, así como de los precintos de clausura; ante tal situación, correspondía al
Alcalde demandar la resolución del contrato de conformidad al art. 568 CC, cual lo ha
63 José Luis Paredes Oblitas

hecho aunque después de que se adoptara la ilegal medida, por lo que en tanto no se
dirima en estrados judiciales la controversia suscitada, la Alcaldía no puede disponer
la clausura como sanción por incumplimiento al contrato de comodato, porque al
hacerlo está incurriendo en justicia directa, prohibida por el art. 1282 CC, ya que para
resolver los conflictos de derecho derivados del incumplimiento de los contratos
existen las instancias y vías previstas por el ordenamiento jurídico.

Consiguientemente, al haberse dispuesto la clausura del mingitorio a cargo de la


recurrida, se ha incurrido en un acto ilegal que no sólo vulnera sus derechos invocados
a la seguridad jurídica y al trabajo, sino también a la defensa y al debido proceso, y el
principio de legalidad, lo que amerita se otorgue la protección inmediata que brinda el
amparo constitucional.

En consecuencia, la situación planteada se halla dentro de las previsiones del citado


art. 19 CPE, por lo que el Juez de amparo al haber declarado improcedente el recurso,
no ha efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes procesales ni dado
correcta aplicación al citado precepto constitucional.

COBRO COACTIVO

AUSENCIA DE COMPETENCIA DE LA AUTORIDAD JUDICIAL


PARA EJERCITAR EL COBRO COACTIVO DE UNA DEUDA
TRIBUTARIA, LUEGO DE DECLARADA IMPROBADA LA
DEMANDA DE LAS RESOLUCIONES ADMINISTRATIVAS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0052/2003 Sucre, 6 de junio de 2003 Que el


recurrente impugna el Auto Interlocutorio 14/2002 de 18 de noviembre y pide se
declare su nulidad, con el fundamento de que la autoridad judicial recurrida ha
actuado sin jurisdicción ni competencia, al pretender efectuar el cobro coactivo de una
deuda tributaria emergente de la Resolución Determinativa, cuando su competencia ya
había cesado como emergencia del Auto Supremo 154 que declaró improbada la
demanda contenciosa tributaria planteada por el contribuyente Cooperativa
Comunidad San Calixto contra la Administración Tributaria; motivo por el que,
conforme

a las normas previstas por los arts. 304, 306 y 397 del Código Tributario, es
competencia de la Administración Tributaria efectuar el cobro coactivo del adeudo
tributario. En consecuencia, corresponde analizar lo planteado y determinar sí la
autoridad judicial recurrida ha incurrido en los presupuestos jurídicos previstos por el
art. 31 de la Constitución Política del Estado (CPE) y 79-II de la Ley del Tribunal
Constitucional (LTC), a fin de declarar fundado o infundado el recurso.

III.1 Que, al efecto corresponde señalar que el art. 79 LTC, que desarrolla los
presupuestos jurídicos previstos por el art. 31 CPE, dispone expresamente que "I.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 64

Procede el recurso directo de nulidad, contra todo acto o resolución de quien usurpe
funciones que no le competen, así como contra los actos de quien ejerza jurisdicción o
potestad que no emane de la ley. II. También procede contra las resoluciones dictadas
o actos realizados por autoridad judicial que esté suspendida de sus funciones o
hubiere cesado".

III.2 Que, conforme a las normas previstas por el art. 157.B). de la LOJ los jueces en
materia administrativa, coactiva fiscal y tributaria tienen competencia, entre otras,
para: "1. Conocer y decidir, en primera instancia, de los procesos contencioso-
tributarios por demandas originadas en los actos que determinen tributos y en general,
de las relaciones jurídicas emergentes de aplicación de las leyes tributarias (..) 3.
Ejecutar las sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada pronunciadas en materia
contencioso-tributaria, conforme al Código Tributario". Si bien es cierto que de las
normas transcritas se concluye que la autoridad judicial recurrida, al conocer y
resolver la demanda contencioso-tributaria planteada por el contribuyente Cooperativa
"Comunidad San Calixto" contra la Administración Regional de La Paz del Servicio
de Impuestos Nacionales, impugnando la Resolución Determinativa 000867 de 20 de
noviembre de 1992, actuó con plena jurisdicción y competencia, no es menos cierto
que dicha jurisdicción y competencia cesó al haberse emitido el Auto Supremo Nº 54
de 15 de julio de 1997 que declaró improbada la demanda; toda vez que si el
demandante, a través de la demanda, perseguía la anulación de la resolución
determinativa al declararse improbada la demanda el proceso concluyó cuando la
decisión judicial adquirió la calidad de cosa juzgada, toda vez que la pretensión del
contribuyente fue declarada improbada. En consecuencia, en ese momento cesó la
jurisdicción y competencia de la autoridad judicial recurrida con relación al adeudo
tributario del contribuyente Cooperativa Comunidad San Calixto establecido mediante
la Resolución Determinativa Nº 000867 de 20 de noviembre de 1992.

Por lo referido, queda claro que la autoridad judicial recurrida no tenía competencia
para proceder al cobro coactivo de la deuda tributaria que motivó la demanda
contencioso-tributaria, ya que la demanda fue declarada improbada por lo mismo no
existe nada que ejecutar, cosa distinta sería si la autoridad judicial hubiese declarado
probada la demanda, en cuyo caso la acción judicial hubiese dado respuesta al
objetivo buscado por el acto o demandante, por lógica consecuencia esa sentencia
ejecutoriada tendría que ser ejecutada por la autoridad judicial que la pronunció. Es
esa línea de razonamiento lógico jurídico que el legislador ha otorgado la facultad de
proceder al cobro coactivo de los créditos tributarios firmes, líquidos y legalmente
exigibles, a la Administración Tributaria, pues así lo dispone la norma prevista por el
art. 304 del Código Tributario que expresamente señala lo siguiente: "La
administración Tributaria, a través de sus reparticiones legalmente constituidas, dentro
de sus respectivas jurisdicciones procederá al cobro coactivo de los créditos
tributarios firmes, líquidos y legalmente exigibles emergentes de fallos y/o
resoluciones administrativas pasadas en autoridad de cosa juzgada y de todos los que
65 José Luis Paredes Oblitas

se encuentren en mora (...)" Se entiende que la Resolución Administrativa,


determinativa de un tributo, adquiere la calidad de cosa juzgada una vez agotadas las
vías de impugnación previstas por el art. 174 del CTb., es decir, la vía administrativa
de los recursos de revocatoria y jerárquico, o la vía jurisdiccional del contencioso
tributario. En esa misma línea de razonamiento, el legislador ha otorgado competencia
a la Administración Tributaria para adoptar las medidas coercitivas necesarias para
hacer efectivo el cobro coactivo, medidas que están previstas por el art. 308 del citado
Código Tributario.

Que, esta línea de razonamiento ya fue adoptada por este Tribunal mediante su SC
008/2001-R de 10 de enero, en la que al fundamentar su decisión que resolvió un caso
similar, ha sostenido al "declarar improbada la demanda y por consiguiente firmes y
subsistentes las resoluciones administrativas impugnadas a través de la demanda, el
Juez de primera instancia no puede proceder al cobro del impuesto a título de ejecutar
la sentencia, pues la demanda no tenía ese objeto (..) el art. 304 del Código Tributario
faculta a la Administración Tributaria a realizar el cobro coactivo de los créditos
tributarios, cuando textualmente dispone: "La Administración Tributaria, a través de
sus reparticiones legalmente constituidas, dentro de sus respectivas jurisdicciones
procederá al cobro coactivo de los créditos tributarios firmes, líquidos y legalmente
exigibles emergentes de fallos y/o resoluciones administrativas pasadas en autoridad
de cosa juzgada y de todos los que se encuentran en mora, así como de las multas
administrativas y los pagos a cuenta que determine la administración conforme a
normas legales, como también las autodeclaraciones juradas que hubiesen presentado
los sujetos pasivos y fueren pagados total o parcialmente." (...). Además que el art.
308 del citado cuerpo legal otorga facultades a la Administración Tributaria para
disponer las medidas coercitivas, como las dispuestas por la autoridad recurrida y que
han motivado el presente Recurso."

III.3 Que, de lo referido precedentemente se concluye que la autoridad judicial, al


haber emitido el Auto Interlocutorio impugnado, a través del cual pretende efectuar el
cobro coactivo de la deuda tributaria, bajo el argumento de ejecutar una sentencia
judicial ejecutoriada que declaró improbada la demanda, ha usurpado las funciones de
la Administración Tributaria, toda vez que actuó cuando ya había fenecido su
competencia. En consecuencia, tanto el acto como la resolución asumida por la
autoridad judicial recurrida encuadra en los presupuestos jurídicos previstos por los
arts. 31 de la Constitución y 79 de la Ley Nº 1836 del Tribunal Constitucional, por lo
que corresponde declarar su nulidad.

COBRO DE ADEUDOS TRIBUTARIOS

PROCEDIMIENTO COMPLETO EN LA COBRANZA DE ADEUDOS


TRIBUTARIOS. EL JUEZ COACTIVO FISCAL NO TIENE
COMPETENCIA PARA EJECUTAR EL COBRO Y SOLO LO TIENE
LA ENTIDAD ADMINISTRATIVA.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 66

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 100 /2003 Sucre, 27 de octubre de 2003 De


acuerdo con el art. 31 de la Constitución Política del Estado (CPE), este Tribunal debe
pronunciarse sobre los recursos directos de nulidad interpuestos contra autoridades
públicas que hubieran incurrido en usurpación de funciones o ejercido jurisdicción
que no emane de la ley. En el caso de autos, corresponde determinar si las autoridades
recurridas, en su calidad de Gerente GRACO La Paz y Jefe de Departamento Jurídico,
Técnico, Coactivo y Contencioso de la Gerencia GRACO La Paz del Servicio de
Impuestos Nacionales, al dictar el Pliego de Cargo 021/03 de 9 de julio, han usurpado
funciones del Juez en materia Administrativa, Coactiva Fiscal y Tributaria, que a
criterio del recurrente, es el único competente para proceder al cobro coactivo por
adeudos impositivos pasados en autoridad de cosa juzgada.

III.1Que, del contenido de los preceptos que integran el Código tributario, y en


especial: del Título IV, denominado "Procedimiento ante la Administración
Tributaria"; Título V, "De la jurisdicción contenciosa Tributaria"; Título VI,
"Procedimiento Contencioso Tributario" y el Título VII, "Cobranza Coactiva", se
extraen los siguientes extremos relevantes, desde el surgimiento del acto
administrativo tributario hasta su ejecución:

a) Fase determinativa.- La cual incluye de manera global, los siguientes actos:

1. Que, a la Administración Tributaria, como ente encargado de la


recaudación de los tributos del Estado, para lograr sus objetivos, la ley le otorga
facultades de fiscalización e investigación, a los efectos de determinar con eficacia,
los adeudos tributarios.

2. Que, una vez concluida la investigación y verificación de declaraciones


tributarias, realiza la liquidación o determinación tributaria, que no es otra cosa que la
declaración de la existencia de un tributo no cancelado, que es susceptible de
corrección, ante las observaciones que el contribuyente pueda hacer a la liquidación
del tributo impago.

3. Concluida la fase determinativa, el ente fiscal dicta la resolución


correspondiente intimando el pago (acto administrativo).

b) Fase recursiva.- Concluida la fase determinativa, el sujeto pasivo del tributo o


contribuyente, puede impugnar la determinación tributaria mediante los recursos
contemplados en el Capítulo VII del Título IV; sea en la vía administrativa, a través
del recurso de revocatoria, o en la vía judicial, mediante el proceso contencioso
administrativo, tal como reconoce el art. 174 CTb.

En caso de seguirse la vía judicial para la impugnación de la Resolución


Determinativa, el Juez de Partido Administrativo, Coactivo Fiscal y Tributario es la
autoridad competente para conocer y resolver en primera instancia el proceso
67 José Luis Paredes Oblitas

contencioso-administrativo, a tenor del art. 157.B)1 de la Ley de Organización


Judicial (LOJ), pudiendo su fallo ser impugnado a través del recurso de apelación y,
por su parte, el Auto de Vista pronunciado en alzada, puede ser objeto del recurso de
casación ante la Corte Suprema, resolviéndose, en definitiva, la exigibilidad o no de la
Resolución Determinativa dispuesta por la Administración Tributaria.

En el supuesto de que la causa resulte adversa al contribuyente y, por ende, favorable


a la Administración Tributaria, una vez que esos fallos judiciales adquieran ejecutoria
y calidad de cosa juzgada, los adeudos tributarios contenidos en la Resolución
impugnada adquieren la calidad de crédito tributario firme, líquido y legalmente
exigible y debe procederse a su cobro coactivo.

De lo anterior se extrae que, luego de que la Administración Tributaria realiza la


determinación del adeudo tributario, la ley brinda a los contribuyentes medios de
impugnación, dentro de los cuales -como quedó precisado- se encuentra la vía
judicial, que opera como mecanismo de control jurisdiccional de la actuación de la
administración.

c) Fase de ejecución.- Agotadas las vías impugnativas y superado el control judicial


aludido, resulta congruente que, conforme lo determina el CTb en el Título VII (arts.
304 - 314), la cobranza coactiva de los créditos tributarios firmes, líquidos y exigibles,
tenga que volver al órgano que realizó la determinación tributaria, para desarrollar la
fase ejecutiva, de acuerdo al procedimiento establecido en la normativa aludida, hasta
lograr el cobro total de los adeudos tributarios, teniendo la Administración Tributaria
plena competencia para iniciar y sustanciar dicha acción coactiva; pues, la ley de
manera congruente con el sistema, le otorga facultad expresa para iniciarla a través de
la emisión del Pliego de Cargo y Auto Intimatorio, además de resolver las
excepciones opuestas, disponer medidas coercitivas, ordenar el remate de los bienes
del deudor, así como a pronunciarse de acuerdo a ley sobre cualquier otro aspecto que
se hubiera suscitado en su tramitación.

Consiguientemente, el Juez de Partido Administrativo, Coactivo Fiscal y Tributario,


no obstante que el art. 157.B).3. LOJ reconoce entre sus facultades el de "Ejecutar las
sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada pronunciadas en materia contencioso-
tributaria, conforme al Código Tributario", no tiene competencia para, en ejecución de
sentencia, proceder al cobro coactivo de un adeudo tributario que cuente con fallos
judiciales ejecutoriados que reconozcan su exigibilidad, toda vez que la norma aludida
no encuentra coherencia alguna con el sistema de fiscalización y recaudación de
tributos ni con la ejecución de los adeudos líquidos y exigibles por lo que en tal
contexto, debe entenderse que la atribución de ejecutar las sentencias pasadas en
autoridad de cosa juzgada a que se refiere el art. 157.B) 3 LOJ, se limita a que el juez
remita los fallos pasados en autoridad de cosa juzgada al órgano llamado por ley
(Administración de Impuestos Internos), ordenando la cobranza coactiva, a través del
cúmplase.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 68

Por lo demás, ninguna disposición en el Código Tributario guarda compatibilidad con


el enunciado legal aludido, sin que sea pertinente en este caso la aplicación del art.
514 del Código de Procedimiento Civil (CPC), -como erradamente pretende la
empresa recurrente- ya que en forma expresa la norma especial (Código tributario),
reconoce a la cobranza coactiva, como facultad privativa de la Administración
Tributaria, tal como lo ha declarado la jurisprudencia constitucional en la Sentencia
Constitucional (SC) 52/2003 de 6 de junio, al expresar que:

"Conforme a las normas previstas por el art. 157.B). (LOJ) los jueces en materia
administrativa, coactiva fiscal y tributaria tienen competencia, entre otras, para: "1.
Conocer y decidir, en primera instancia, de los procesos contencioso-tributarios por
demandas originadas en los actos que determinen tributos y en general, de las
relaciones jurídicas emergentes de aplicación de las leyes tributarias (..) 3. Ejecutar las
sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada pronunciadas en materia contencioso-
tributaria, conforme al Código Tributario". Si bien es cierto que de las normas
transcritas se concluye que la autoridad judicial recurrida, al conocer y resolver la
demanda contencioso-tributaria planteada por el contribuyente Cooperativa
"Comunidad San Calixto" contra la Administración Regional de La Paz del Servicio
de Impuestos Nacionales, impugnando la Resolución Determinativa 000867 de 20 de
noviembre de 1992, actuó con plena jurisdicción y competencia, no es menos cierto
que dicha jurisdicción y competencia cesó al haberse emitido el Auto Supremo Nº 54
de 15 de julio de 1997 que declaró improbada la demanda; toda vez que si el
demandante, a través de la demanda, perseguía la anulación de la resolución
determinativa al declararse improbada la demanda el proceso concluyó cuando la
decisión judicial adquirió la calidad de cosa juzgada, toda vez que la pretensión del
contribuyente fue declarada improbada. En consecuencia, en ese momento cesó la
jurisdicción y competencia de la autoridad judicial recurrida con relación al adeudo
tributario del contribuyente Cooperativa Comunidad San Calixto establecido mediante
la Resolución Determinativa Nº 000867 de 20 de noviembre de 1992.

Por lo referido, queda claro que la autoridad judicial recurrida no tenía competencia
para proceder al cobro coactivo de la deuda tributaria que motivó la demanda
contencioso-tributaria, ya que la demanda fue declarada improbada por lo mismo no
existe nada que ejecutar, cosa distinta sería si la autoridad judicial hubiese declarado
probada la demanda, en cuyo caso la acción judicial hubiese dado respuesta al
objetivo buscado por el acto o demandante, por lógica consecuencia esa sentencia
ejecutoriada tendría que ser ejecutada por la autoridad judicial que la pronunció. Es
esa línea de razonamiento lógico jurídico que el legislador ha otorgado la facultad de
proceder al cobro coactivo de los créditos tributarios firmes, líquidos y legalmente
exigibles, a la Administración Tributaria, pues así lo dispone la norma prevista por el
art. 304 del Código Tributario que expresamente señala lo siguiente: "La
administración Tributaria, a través de sus reparticiones legalmente constituidas, dentro
de sus respectivas jurisdicciones procederá al cobro coactivo de los créditos
69 José Luis Paredes Oblitas

tributarios firmes, líquidos y legalmente exigibles emergentes de fallos y/o


resoluciones administrativas pasadas en autoridad de cosa juzgada y de todos los que
se encuentren en mora (...)" Se entiende que la Resolución Administrativa,
determinativa de un tributo, adquiere la calidad de cosa juzgada una vez agotadas las
vías de impugnación previstas por el art. 174 (CTb), es decir, la vía administrativa de
los recursos de revocatoria y jerárquico, o la vía jurisdiccional del contencioso
tributario. En esa misma línea de razonamiento, el legislador ha otorgado competencia
a la Administración Tributaria para adoptar las medidas coercitivas necesarias para
hacer efectivo el cobro coactivo, medidas que están previstas por el art. 308 del citado
Código Tributario."

Este entendimiento ha sido reiterado por este Tribunal, en un caso similar a través de
la SC 72/2003 de 4 de Agosto.

III.2En el caso de autos, se tiene que la Administración Tributaria pronunció la


Resolución Determinativa 09/1996 de 30 de septiembre, impugnada por el
contribuyente (Empresa FORTY & LEON, actualmente CONVISA) en la vía judicial,
a través del proceso contencioso tributario, el mismo que culminó con la sentencia
pronunciada por el Juez Tercero Administrativo, Coactivo Fiscal y Tributario, en
forma favorable a la Administración Tributaria, ya que declaró como subsistentes los
actos administrativos impugnados; resolución judicial que quedó ejecutoriada al no
ser impugnada, en consecuencia, firme y legalmente exigible el crédito tributario
establecido en dicha Resolución.

Conforme a lo señalado, agotada que ha sido la vía impugnativa, la Administración


Tributaria, con plena competencia, dio inicio a la cobranza coactiva emitiendo el
Pliego de Cargo 021/03 de 9 de julio, por el monto de Bs1.184.226.-, en correcta
aplicación de los arts. 304 y 306 CTb, que textualmente establecen:

Art. 304.- "La Administración Tributaria, a través de sus reparticiones legalmente


constituidas, dentro de sus respectivas jurisdicciones, procederá al cobro coactivo de
los créditos tributarios firmes, líquidos y legalmente exigibles emergentes de fallos
y/o resoluciones administrativas pasadas en autoridad de cosa juzgada y de todos los
que se encuentren en mora, así como de las multas administrativas y los pagos a
cuenta que determine la administración conforme a normas legales, como también las
autodeclaraciones juradas que hubiesen presentado los sujetos pasivos y que fueron
pagados total o parcialmente."

" La Administración Tributaria iniciará y sustanciará la acción coactiva hasta el cobro


total de los adeudos tributarios, de acuerdo al procedimiento indicado en este Título".

Art. 306.- "Será título suficiente para iniciar la acción coactiva el Pliego de Cargo, el
que se acompañará del respectivo Auto Intimatorio que librará el ente administrativo a
través de su máxima autoridad en cada jurisdicción. Conforme al mismo, se
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 70

emplazará al deudor para que dentro del plazo de tres (3) días de la notificación
cancele la suma correspondiente al tributo adeudado, su actualización, intereses,
multas, bajo conminatoria de aplicarse las medidas precautorias pertinentes. Tales
medidas podrán ser dispuestas por la administración antes del libramiento del Pliego
de Cargo y Auto Intimatorio cuando exista fundado riesgo para la percepción de
créditos tributarios firmes, líquidos y legalmente exigibles. La notificación del título
de deuda será efectuada en la forma prevista en el art. 162".

De todo lo expuesto, se concluye que las autoridades recurridas al dictar el Pliego de


Cargo 021/03 de 9 de julio, en procura de realizar la cobranza coactiva, ha actuado
dentro de la competencia que le ha sido asignada por el ordenamiento jurídico, sin que
sus actos caigan en la nulidad prevista en el art. 31 CPE.

COMISION DE ETICA

LA COMISION DE ÉTICA DEL GOBIERNO MUNICIPAL, NO


PUEDE IMPONER SANCIONES, YA QUE ELLO ESTÁ
RESERVADO AL CONCEJO MUNICIPAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0754/2005-R

Sucre, 5 de julio de 2005 El recurrente señala que el Concejal titular Armando Pereira
Martínez fue designado Alcalde Municipal de Sucre, por lo que el Presidente del
Concejo Municipal le convocó para que cumpla las funciones de Concejal; a cuya
consecuencia, asistió a las sesiones de 8 y 22 de octubre de 2004, como suplente de
Armando Pereira Martínez; habiendo el 6 de octubre de 2004, formalizado su
renuncia a un cargo que desempeñaba en la Municipalidad; sin embargo, a raíz de una
denuncia formulada en su contra; por Resolución Municipal de 20 de octubre de 2004,
se dispuso la apertura de proceso administrativo interno, a cargo de la Comisión de
Ética del Concejo Municipal -ahora recurrida-, la misma que el 21 de octubre de
2004, dictó Auto de apertura de proceso, en el que sin calificar el proceso que se le
sigue (sic.), menciona que con la atribución establecida en la Ley de Municipalidades
y Reglamento de la Comisión, el denunciado -su persona- debía abstenerse de asistir
al Pleno del Concejo, a cuya consecuencia, se convocó en su lugar a Nelson
Calvimontes Zenteno para que sesione como Concejal Suplente; señala que contra
esta determinación, el 25 de octubre de 2004, formuló impugnación pidiendo se deje
sin efecto la suspensión; que sin embargo, la Comisión de Ética -recurrida-, dictó el
Auto de 9 de noviembre de 2004, abriendo término probatorio de 10 días,
consolidando de esta manera la ilegal sanción de suspensión; pese a lo reconocido en
la SC 1627/2002-R, respecto a que al suplente que adquiere la titularidad temporal se
le debe aplicar el art. 31 de la LM; consecuentemente, se vulnera el debido proceso y
el principio de legalidad, por lo que interpone el presente recurso. Corresponde
analizar por ende si tales aseveraciones son ciertas, y si dan lugar o no a brindar la
tutela que otorga el art. 19 de la CPE.
71 José Luis Paredes Oblitas

III.1.El amparo constitucional ha sido instituido como un recurso extraordinario que


otorga protección inmediata contra los actos ilegales y las omisiones indebidas de
autoridades o particulares que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir
derechos y garantías fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución y
las leyes, siempre que no exista otro recurso o vía legal para demandar el respeto de
tales derechos.

III.2.A objeto de resolver la problemática planteada, previamente corresponde


recordar que por previsión expresa del art. 174 de la LM, "Cuando se conozcan casos
que involucren a servidores públicos municipales, el procesamiento se llevará a efecto
conforme a las disposiciones contempladas en el Reglamento de la Responsabilidad
por la Función Pública. Si la responsabilidad recae en el Alcalde Municipal o en los
Concejales, como consecuencia de informes de auditoria, dictamen emitido por el
Contralor General de la República o denuncia de parte, el proceso se sustanciará de
acuerdo con lo establecido en los arts. 35 y 36 de la presente Ley".

También es preciso señalar, que el art. 35 de la LM, en concordancia con el art. 32 de


la misma Ley, establece que el Concejo Municipal, una vez conocido el hecho, de
oficio o a denuncia de parte, contra un Concejal, el Alcalde o un Agente Municipal,
dispondrá la apertura de un proceso administrativo interno a ser sustanciado por la
Comisión de Ética, la cual dentro de las siguientes cuarenta y ocho horas de recibidos
los antecedentes, citará en forma personal con la denuncia y el Auto de apertura del
proceso a la autoridad involucrada para que asuma defensa y presente su prueba de
descargo dentro del período probatorio de diez días, a cuya conclusión elevará un
informe final ante el Concejo, el que pronunciará Resolución declarando procedente o
improcedente la denuncia, debiendo contar con el voto afirmativo de la mayoría
absoluta de los concejales, así como con los hechos, pruebas indiciales, los
responsables directos o indirectos, las acciones legales por seguir y la sanción
aplicable conforme establece la norma del art. 36 de la LM, preceptos jurídicos
concordantes con los arts. 48 y 49 del mismo ordenamiento jurídico. Asimismo, el art.
34 al establecer las causales de suspensión temporal y definitiva del Concejal, señala
que la primera procede por existir en su contra Auto de procesamiento ejecutoriado en
estrados judiciales; que la suspensión definitiva procede cuando el Concejal ha sido
condenado por Sentencia ejecutoriada a pena privativa de libertad, tener pliego de
cargo ejecutoriado o Sentencia judicial ejecutoriada por responsabilidad civil contra el
Estado, o en los casos contemplados en la Ley de Administración y Control
Gubernamentales y sus reglamentos cuando corresponda.

III.3.En el marco normativo y jurisprudencial referido precedentemente, este Tribunal


pasa a dilucidar la problemática planteada, señalando al efecto, que en el presente
recurso, se impugna el Auto de apertura del proceso de 21 de octubre de 2004, en el
que la Comisión de Ética determinó que: "Entre tanto dure el presente proceso, la
Comisión de Ética, con la atribución establecida en la Ley 2028 y Reglamento de la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 72

Comisión, el denunciado debe abstenerse de asistir al Pleno a efectos de evitar


nulidades de los actos del Concejo del que podría ser partícipe"(sic.); determinación
contra la cual, el ahora recurrente el 25 de octubre de 2004, formuló impugnación ante
dicha Comisión -hoy recurrida-, pidiendo deje sin efecto el Auto de apertura de
proceso; sin embargo, la misma, lejos de considerar y resolver esta impugnación,
dictó el Auto de 9 de noviembre de 2004, abriendo término probatorio de diez días;
decisión que dio lugar a la interposición del presente recurso, entendiendo que aquélla
determinación lesiona su derecho al debido proceso y al principio de legalidad;
extremo que debe ser analizado a objeto de conceder o negar la tutela demandada.

III.4.A este propósito, es necesario dejar establecido que la Comisión de Ética del
Concejo Municipal, actúa como sumariante en los procesos administrativos internos,
en el marco establecido por el art. 35 de la LM; consecuentemente, su competencia
está limitada a tramitar en la vía sumaria el proceso administrativo interno, dictando el
Auto de apertura de proceso, citando al Concejal denunciado, abriendo el término de
prueba, a cuya conclusión debe presentar el informe final al Concejo Municipal, a
objeto de que el mismo declare la procedencia o improcedencia de la denuncia, con el
voto afirmativo de la mayoría absoluta de los concejales, determinar la acciones
legales a seguir y en su caso, la sanción aplicable en función de lo dispuesto por el art.
36 de la referida Ley; consiguientemente, la citada comisión no tiene facultad legal
para aplicar sanciones en forma directa a las personas sometidas a proceso interno.

En el caso que se examina, los integrantes de la referida Comisión de Ética, a tiempo


de pronunciar el Auto de apertura de proceso de 21 de octubre de 2004 -cuya nulidad
se solicita-, excediendo el límite de sus atribuciones y por ende, en forma arbitraria,
determinaron que el recurrente se "abstenga de asistir al Pleno del Consejo"; acto
ilegal que fue materializado por el H. Concejo Municipal de Sucre al convocar a
Nelson Calvimontes Zenteno para que sesione como Concejal en lugar del ahora
recurrente, conforme se evidencia del acta del Pleno del Concejo Municipal de 25 de
octubre de 2004 (fs. 51 a 57).

Los antecedentes referidos, permiten concluir, que la virtual sanción dispuesta por las
autoridades recurridas en el citado Auto de apertura de proceso de 21 de marzo 2004,
o sea, al inicio del proceso, al margen de ser arbitraria, desconoce normas expresas de
la Ley de Municpalidades, que determinan que en todo proceso administrativo interno
contra Concejales y alcaldes, la única instancia que puede establecer responsabilidad
administrativa y por lo mismo, aplicar sanciones es el Concejo Municipal, por el voto
afirmativo de la mayoría absoluta de sus miembros, conforme al art. 36.I de la LM;
actuación que lesionó el derecho fundamental al debido proceso y al principio de
legalidad, el primero entendido como: "[…] que toda actividad sancionadora del
Estado, sea en el ámbito jurisdiccional o administrativo, debe ser impuesta previo
proceso, en el que se respeten todos los derechos inherentes a la garantía del debido
proceso, entre los cuales se encuentra el derecho a la defensa, que implica a su vez,
73 José Luis Paredes Oblitas

entre otros elementos, la notificación legal con el hecho que se le imputa al afectado,
y con todas las actuaciones y resoluciones posteriores, la contradicción y presentación
de pruebas tendentes a desvirtuar la acusación, la asistencia de un defensor, el derecho
pro actione ó a la impugnación; asimismo, el derecho a la defensa, se relaciona
directamente con los derechos a la igualdad de las partes ante la ley y ante su
juzgador, al juez natural y a la seguridad" (SC 42/2004, de 22 de abril), y el segundo
como: "El principio de sometimiento de los poderes al orden constitucional y las
leyes, es una manifestación del principio general de imperio de la ley, según el cual
todos (gobernantes y gobernados), se encuentran sujetos a la ley y únicamente en
virtud de ella adquieren legitimidad sus actuaciones (principio de legalidad).
Conforme a esto, en el marco de nuestra Constitución, como en las otras de esta órbita
de cultura, el principio de legalidad se constituye en el pilar básico del Estado de
Derecho y soporte del principio de seguridad jurídica. Viene a sustituir el gobierno de
los hombres por el gobierno de la ley. Es por tanto un principio informador de todo el
ordenamiento jurídico de la nación"(SC 0101/2004, de 14 de septiembre).

COMITES DE VIGILANCIA

PARA DESTITUIR AL COMITÉ DE VIGILANCIA DE LAS OTBS


DEBE ACTUARSE EN LA MISMA FORMA EN LA QUE SE LOS
DESIGNO, DE OTRA MANERA LA DESTITUCION NO ES
DEMOCRÁTICA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0883/2004-R Sucre, 8 de junio de 2004

III.2.En la problemática que se examina, el Capítulo Tercero del Decreto


Reglamentario a la Ley de Participación Popular y Descentralización (DS 24447 de
14 de enero de 1997) reglamenta aspectos relacionados con los Comités de Vigilancia.
Así, cuando se refiere a la revocatoria de la directiva de los mismos, su art. 13 señala
que su mandato será revocado por las OTBs (sin especificar el número de éstas), de
acuerdo al procedimiento y forma por los que fueron elegidos sus representantes;
señalando tres causales de revocatoria en su art. 12: 1) negligencia en el cumplimiento
de las atribuciones señaladas en el art. 10 de la LPP, a denuncia de 2/3 del Comité de
Vigilancia, 2) Inasistencia injustificada a tres reuniones continuas o cinco
discontinuas del Comité de Vigilancia durante un año, 3) No informar de sus
actividades a las OTBs del distrito o cantón al que representan a denuncia formal de
los interesados. Asimismo en su art. 11 inc. 4) dispone que en caso de revocatoria los
miembros suplentes del Comité de Vigilancia asumirán la titularidad.

Lo anotado en los arts. 12 y 13 de dicho Decreto concuerda con lo previsto por los
arts. 21 y 22 del Estatuto Orgánico del Comité de Vigilancia de la provincia Modesto
Omiste del Municipio de Villazón.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 74

En ese contexto y en el caso concreto ahora analizado, se tiene que si bien es evidente
que los recurrentes como miembros de la directiva de dicho Comité de Vigilancia no
informaron a las OTBs sobre sus actividades, constituyendo esta omisión una causal
de revocatoria de su mandato, no es menos cierto que esa directiva fue elegida en una
reunión de representantes municipales, comunitarios, cívicos y de OTBs mediante
voto directo, sin que en la revocatoria de la misma que efectuaron 21 OTBs y otras
organizaciones comunitarias y locales, se haya cumplido con idéntico procedimiento,
vale decir revocatoria democrática por voto popular directo en asamblea institucional,
cual exige el art. 13 mencionado, y sin que los suplentes de los actores hubieran
asumido la titularidad conforme prevé el indicado art. 11 inc. 4), aspectos que
configuran vulneración a la garantía del debido proceso, por lo que corresponde abrir
el ámbito de protección del amparo constitucional.

En ese sentido se ha pronunciado este Tribunal en su uniforme jurisprudencia, citando


al efecto las SSCC 1514/2002-R, 119/2003-R, 1266/2003-R, 460/2004-R, 467/2004-
R, 487/2004-R, entre muchas otras.

En consecuencia, la problemática planteada se halla dentro de las previsiones del art.


19 de la CPE, por lo que el Juez de amparo al haber declarado improcedente el
presente recurso, no ha evaluado correctamente los datos del proceso ni las normas
legales aplicables al mismo.

COMITES DE VIGILANCIA

LOS COMITES DE VIGILANCIA NO TIENEN FACULTADES


PARA SUSPENDER NI DESTITUIR ALCALDES. ENUMERACION
DE LAS FACULTADES DE LAS OTBS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1103/2004-R Sucre, 16 de julio de 2004 El


recurrente, solicita tutela a su derecho al trabajo, y a la garantía del debido proceso,
consagrados en las normas de los arts. 7.d) y 16 de la CPE, vulnerados por los actos
de los recurridos, quienes sin someterlo a previo proceso, como prescriben las normas
de los arts. 201.II de la CPE y 35, 36 y 37 de la LM, le suspendieron del cargo de
Alcalde del Municipio de Tomina, eligiendo uno interino en su lugar. En
consecuencia en revisión de la resolución del Tribunal de amparo, corresponde
dilucidar si tales extremos son evidentes y si constituyen un acto ilegal lesivo de
alguno de los derechos fundamentales del recurrente; a fin de otorgar o negar la tutela
solicitada.

III.1.Antes de ingresar al fondo del problema planteado, es necesario establecer que


las normas previstas por el art. 12 de la LM, desarrollan las atribuciones de los
concejos municipales, y de ellas la otorgada por el num. 24 expresa: "Designar de
entre sus miembros en ejercicio, por mayoría absoluta, al Alcalde Municipal interino,
en caso de ausencia o impedimento temporal del Alcalde Municipal", de la referida
75 José Luis Paredes Oblitas

norma se extrae que un Concejo Municipal puede elegir un Alcalde Municipal


interino, en dos supuestos: 1) en caso de ausencia; y 2) en caso de impedimento
temporal del Alcalde Municipal.

III.1.1. Interpretando la facultad de elección de un Alcalde Municipal interino, "en


caso de ausencia" de la autoridad designada, es imprescindible anotar que dada la
cualidad de la que esta investida esta autoridad, que ejerce la representación del
Gobierno Municipal por mandato de las normas previstas por el art. 44.1) de la LM,
su ausencia esta reglamentada, ya que no es razonable un Gobierno Municipal que en
un determinado momento pueda carecer de su autoridad que lo representa; en tal
sentido, las normas previstas por el art. 44 num. 34 de la LM, disponen como una
atribución del Alcalde Municipal, "Solicitar al Concejo licencia por ausencia temporal
a efectos de la designación del Alcalde Municipal Suplente, de conformidad con el
procedimiento establecido por el Reglamento General del Concejo Municipal"; de lo
que se deduce, que el ejercicio de la atribución otorgada al Concejo Municipal, por las
normas del art. 12.24) de la LM, para elegir un Alcalde Municipal interino depende de
la ausencia del Alcalde Municipal, previa licencia solicitada por la propia autoridad
ejecutiva.

III.1.2. De la misma forma, con referencia a la atribución encomendada para elegir


Alcalde Municipal interino, en caso de "impedimento temporal" de la autoridad en
ejercicio, es un supuesto que también se encuentra reglado por las normas previstas
por el art. 48 de la LM, que expresan: "El Alcalde Municipal será suspendido
temporalmente del ejercicio de sus funciones y las de Concejal, por existir en su
contra auto de procesamiento ejecutoriado. La suspensión persistirá durante toda la
substanciación del proceso para asumir su defensa. También procede la suspensión
temporal en los casos contemplados en la Ley de Administración y Control
Gubernamentales de 20 de julio de 1990 (LSAFCO) y sus Reglamentos, cuando
corresponda."; de lo que se colige que, los impedimentos que conllevan la suspensión
temporal del Alcalde Municipal son: a) existir en su contra auto de procesamiento
ejecutoriado; y b) los casos contemplados en la LSAFCO y sus reglamentos; que no
son aplicables en forma automática, ya que por mandato de las normas previstas en
los arts. 35 de la LM, que reglan el procedimiento de suspensión de concejales y
alcalde, se debe instaurar un debido proceso que cumpla con los preceptos señalados.

En concordancia con lo desarrollado, para que el Concejo Municipal de Tomina o de


otro municipio pueda elegir un Alcalde Municipal interino, en forma previa el titular
debió solicitar licencia o se le debió suspender temporalmente como resultado de un
proceso interno, caso contrario se estaría ante un acto ilegal y arbitrario, que lesiona
los derechos del Alcalde electo. III.2.Por otra parte, tomando en cuenta el Comité de
Vigilancia es uno de los mecanismos de control social y participación popular,
instituidos para el mejor ejercicio de las competencias, fines y objetivos del
municipio, en el marco del régimen de autonomía municipal reconocido por las
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 76

normas previstas en el art. 200 y siguientes de la CPE, conviene aquí exponer sus
atribuciones, las que originalmente fueron otorgadas por las normas previstas en el
art. 10.I de la ley de Participación Popular (LPP), que disponen expresamente lo
siguiente: "a) Vigilar que los recursos municipales de Participación Popular sean
invertidos en la población urbana y rural, de manera equitativa, constituyendo el nexo
para que las Organizaciones Territoriales de Base ejerzan los derechos reconocidos
por la presente Ley. "b) Controlar que no se destinen en gastos corrientes del
Gobierno Municipal más del 10% de los recursos de la Participación Popular. "c)
Pronunciarse sobre el presupuesto de los recursos de Participación Popular y la
rendición de cuentas de gastos e inversiones efectuada por el Gobierno Municipal.
Este pronunciamiento deberá hacerse público por cualquier medio de comunicación,
remitiéndose copia al Poder Ejecutivo para que actúe de conformidad a las
atribuciones que le reconoce la Constitución Política del Estado. Las que
posteriormente fueron ampliadas por las normas previstas por el art. 150 de la Ley de
Municipalidades (LM), que disponen textualmente lo siguiente: "I. El Comité de
Vigilancia, como instancia social representante de la sociedad civil organizada ante el
Gobierno Municipal, es responsable de facilitar la participación, supervisión y control
ciudadano en la gestión social de la municipalidad, de acuerdo a lo establecido en la
Ley de Participación Popular.

"II. Los Comités de Vigilancia conformarán, en un plazo no mayor a noventa (90)


días a partir de la promulgación de la presente Ley un Consejo Consultivo, cuya
función será apoyar técnica y logísticamente las acciones necesarias para el logro de
los objetivos de la participación popular y la promoción del crecimiento económico
del Municipio. El Consejo Consultivo estará integrado por delegados de los sectores
productivos y de servicios de mayor incidencia en el Municipio y de organizaciones
medioambientales y profesionales del mismo.

"III. El Comité de Vigilancia tiene la función de apoyar la planificación participativa


municipal, la formulación y reformulación del Plan Operativo Anual y el Plan de
Desarrollo Municipal.

"IV. El Plan Operativo Anual debe contar con el pronunciamiento previo y expreso
del Comité de Vigilancia para su tratamiento y aprobación por el Concejo Municipal
en un Plazo máximo de quince (15) días, a partir de su recepción, en caso de no existir
pronunciamiento en el plazo establecido, se entenderá su conformidad.

"V. El Comité de Vigilancia tendrá la facultad de controlar el cumplimiento de los


porcentajes establecidos por Ley para los gastos de inversión y gastos corrientes de
los recursos provenientes de la Coparticipación Tributaria.

"VI. El Comité de Vigilancia está obligado a evaluar semestralmente el cumplimiento


de las políticas, planes, programas y proyectos del Gobierno Municipal, mediante
informe escrito circunstanciado técnica y legalmente. Dicho informe será aprobado al
77 José Luis Paredes Oblitas

menos por dos tercios de los miembros del Comité de Vigilancia y será presentado al
Gobierno Municipal y dado a conocer públicamente.

"VII. Queda prohibido bajo sanción de nulidad, cualquier acto que no contemple lo
previsto por el Artículo 11° de la Ley de Participación Popular, concerniente al
trámite de suspensión de los recursos de la Participación Popular.

Disposiciones legales de las que se puede concluir que ninguna otorga al Comité de
Vigilancia atribución para suspender del cargo al Alcalde o a los concejales, quienes
ostentan legitimidad por haber surgido del mecanismo de elección democrático,
establecido por el constituyente boliviano, en las normas previstas por el art. 200.IV
de la CPE.

En casos en los que el Comité de Vigilancia, mediante actos de hecho evitó que las
autoridades cumplan su función, este Tribunal Constitucional, en su SC 1052/2002-R
de 2 septiembre, manifestó lo siguiente: "(...) habiéndose establecido que no existe,
permisibilidad alguna estipulada por Ley para que las organizaciones civiles como los
Comités de Vigilancia y menos los Comités Cívicos de una determinada jurisdicción
municipal, puedan tomar acciones de hecho y menos cerrar las puertas de la Alcaldía
Municipal y el Concejo, se evidencia que los recurridos como integrantes de dichos
Comités han vulnerado no sólo el orden constitucional democrático, que en nuestra
República, es representativo como lo prescriben los arts 1, 2 y 4 CPE, lo cual implica
que el pueblo no puede deliberar por sí mismo sino por medio de sus representantes, y
por ello, no está facultado para cambiar a los gobiernos ya sea locales como nacional
por voluntad de una "Asamblea Popular", pues ésta forma de deliberar no está prevista
ni en la Constitución ni en las Leyes, de modo que no se puede respaldar un acto de
fuerza con el argumento de que fue decisión del pueblo, cuyos integrantes, están
obligados conforme al art. 8-a) CPE, a acatar y cumplir la Constitución como las
Leyes de la República, y en el caso, los recurridos han ignorado este deber con su
accionar ilegal, como también han vulnerado el derecho al trabajo y al debido
proceso, pues ipso facto han presumido la culpabilidad de los recurridos,
considerándolos culpables de innumerables irregularidades administrativas y de
hechos dolosos, lo cual necesariamente debe ser investigado y procesado en las vías
que establece la Ley, pues nadie puede ser sentenciado ni condenado si no ha tenido la
oportunidad de conocer la denuncia en su contra y asumir defensa por la misma."

III.3.En el caso en estudio, el Comité de Vigilancia en "Ampliado de Emergencia"


(sic), llevado a cabo el 5 de abril de 2004, luego de conocer denuncias de malos
manejos económicos en la Alcaldía, decidió suspender al recurrente de su condición
de Alcalde, lo que constituye una acción de hecho por no estar respaldada en derecho;
por ello mismo, constituye un acto nulo de pleno derecho que no puede tener eficacia
alguna porque surge de la arbitrariedad, el abuso y la ilegalidad, respaldándose solo en
la voluntad y el capricho de un grupo de personas, que, no conformes con suspender a
una autoridad legalmente constituida, eligieron al Concejal Santiago Anzaldo Quenta
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 78

como Alcalde Municipal interino de Tomina, lesionando no sólo la garantía del


debido proceso consagrada por las normas previstas por el art. 16 de la CPE, ya que
también atentan contra el sistema democrático representativo de elección de las
autoridades locales instaurado por los preceptos del art. 200.VI de la CPE, que
expresa que en caso de que ningún candidato reúna la mayoría absoluta, el Alcalde
será elegido por el Concejo Municipal.

III.4.Por otro lado, el recurrente manifiesta que sin haberle instaurado un proceso
interno, el Concejo Municipal de Tomina eligió un Alcalde Municipal interino, lo que
es aceptado por el recurrido Presidente del Concejo Municipal, quien manifiesta que
el órgano deliberante del Gobierno Municipal de Tomina, ante la suspensión del
recurrente, por el "ampliado de Emergencia", eligió un Alcalde interino para no
perjudicar el normal funcionamiento de la Institución, es decir ante la suspensión del
Alcalde Municipal determinada por el ampliado del Comité de Vigilancia del
municipio, el Concejo Municipal resolvió nombrar una autoridad interina acatando la
ilegal decisión, que como se señaló no debió ser reconocida por el Concejo Municipal
ni por ninguna autoridad o persona, y no debió tener efecto alguno al interior del
Gobierno Municipal, mucho menos provocar la elección de una autoridad ejecutiva
interina, ya que ello lesiona no sólo el derecho fundamental del recurrente de trabajar
en la función para la que fue designado, sino también el derecho al debido proceso,
por cuanto fue sancionado con la suspensión sin habérsele instaurado un debido
proceso en el que tuviera la oportunidad de conocer los actos que se le imputan y
ejercer su defensa; activando con esos actos la tutela constitucional que debe otorgar
la jurisdicción constitucional.

De los fundamentos expuestos, se concluye que el Comité de Vigilancia de Tomina,


actuó arbitraria e ilegalmente, al suspender al recurrente de su condición de Alcalde y
elegir otra autoridad que lo reemplace; ilegalidad que reiteró el Concejo Municipal de
Tomina, al elegir un Alcalde Municipal interino, sin haber instaurado un debido
proceso para la suspensión del recurrente, lesionando con ello el derecho al trabajo y
la garantía del debido proceso, consagrados por las normas de los arts. 7.d) y 16 de la
CPE; y alterando el sistema democrático representativo, instaurado por las normas
previstas en el art. 200-VI de la CPE, para la elección de los alcaldes.

En consecuencia el Tribunal de amparo, al haber declarado procedente el recurso, ha


dado correcta y estricta aplicación a las normas previstas por el art. 19 de la CPE.
79 José Luis Paredes Oblitas

COMPETENCIA

NO SE PUEDE RECLAMAR LA COMPETENCIA LUEGO DE


HABERLA CONSENTIDO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1329/2003-R Sucre, 12 de septiembre de 2003


Concluido el proceso de referencia el recurrente interpone el presente recurso
pretendiendo se dejen sin efecto las Resoluciones que determinan su destitución,
alegando que ellas fueron dictadas por jueces carentes de competencia, lesionando el
derecho al juez natural, sin tener presente que si lo consideraba así luego de ser
notificado con la apertura del proceso administrativo tenía los medios expeditos para
observar la falta de competencia, al no hacerlo no sólo que no observó la legitimidad
del Sumariante sino que se sometió a su competencia, al presentar pruebas e
interponer los recursos de revocatoria y jerárquico, criterio establecido entre otras, en
la SC 1881/2003-R.

CONCEJAL MUNICIPAL

LA SENTENCIA ABSOLUTORIA NO EJECUTORIADA NO TRAE


CONSIGO EL HECO DE LEVANTAR LA SUSPENCIÓN DE LA
CALIDAD DE CONCEJAL, POR QUE SOLO SE SUPRIMEN LAS
MEDIDAS CAUTELARES, Y LA SUSPENSIÓN DEL CARGO NO ES
UNA MEDIDA CAUTELAR SINO ADMINISTRATIVA Y ÉTICA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0251/2005-R Sucre, 18 de marzo de 2005


III.8.Respecto al argumento esgrimido por los recurridos, y por el Tribunal de
amparo, en sentido de que al haberse dictado sentencia absolutoria, cesan todas las
medidas cautelares, pues tiene efectos inmediatos, y que la suspensión del cargo de
concejal debe ser considerada como tal, por tanto quedaba sin efecto la suspensión de
los recurridos de manera automática; cabe afirmar que tal pretensión no tiene asidero
legal, pues si bien es cierto que las normas previstas por el art. 364 del CPP, de un
lado, en el primer párrafo establecen que: "La sentencia absolutoria ordenará la
libertad del imputado en el acto, la cesación de todas las medidas cautelares
personales y fijará las costas y en su caso declarará la temeridad o malicia de la
acusación de la responsabilidad correspondiente."; en el segundo párrafo dispone que
sólo "La libertad del imputado se ordenará aun cuando la sentencia absolutoria no esté
ejecutoriada y se cumplirá directamente desde la sala de audiencia.", no siendo
evidente que disponga la suspensión de todas las medidas cautelares aún cuando la
sentencia absolutoria fue apelada, pues como se señaló en el FJ III.4 de la presente
Sentencia, los preceptos del art. 396.1 del CPP, disponen que los recursos "tendrán
efecto suspensivo, salvo disposición contraria"; y de otro lado, se debe también
afirmar que la suspensión del ejercicio de la concejalía por existir acusación formal,
no es una medida cautelar como equivocadamente interpretan los recurridos, pues más
bien es una medida administrativa a cargo de la propia administración del Gobierno
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 80

Municipal, y no tiene por objeto asegurar el proceso penal o sus resultados, sino sólo
alejar al Concejal procesado penalmente del ejercicio de su mandato, como una
sanción administrativa en resguardo de los bienes de la institución y del Estado,
precautelando los principios del ejercicio de la función pública y la ética de los
servidores públicos, que tiene independencia en sus fines y objetivos del proceso
penal; por tanto no se puede afirmar que merezca el mismo tratamiento que una
medida cautelar y que cese automáticamente con la sentencia absolutoria, sino que al
tener vigencia propia, debe ser suprimida por el propio Gobierno Municipal que la
estatuyó, como se argumento en al FJ III.3 de la presente Sentencia. Por tanto, los
argumentos de los recurridos no son atendibles para la improcedencia del presente
recurso.

CONCEJALES

EL CONCEJAL SUPLENTE SOLO PUEDE SER ELEGIDO ALCALDE


SI SU TITULAR LO HA AUTORIZADO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1268/2003-R Sucre, 26 de agosto de 2003 Los


recurrentes señalan que aprovechando la ausencia de las autoridades municipales
legalmente elegidas, los recurridos procedieron a elegir irregularmente a un nuevo
Alcalde, vulnerando así sus derechos al trabajo y a la petición. Corresponde analizar
por ende si tales aseveraciones son ciertas, y si dan lugar o no a brindar la tutela que
otorga el art. 19 de la Constitución Política del Estado (CPE).

III.1El amparo otorga protección inmediata contra los actos ilegales y las omisiones
indebidas de autoridades o particulares que restrinjan, supriman o amenacen restringir
o suprimir derechos y garantías fundamentales de la persona, reconocidos por la
Constitución y las Leyes.

III.2 De acuerdo a lo establecido por el art. 31.II y III LM, los Concejales suplentes
asumirán la titularidad cuando los Concejales titulares dejen sus funciones en forma
temporal o definitiva, no pudiendo asistir ambos a la misma sesión, prevaleciendo los
derechos del titular respecto del suplente. A su vez, el art. 14-II determina que los
Concejales suplentes sólo podrán ser elegidos miembros de la Directiva del Concejo,
cuando su titular lo autorice expresamente.

III.3En la especie, consta que el co-recurrente Gerardo Estremadoiro Martínez tiene la


calidad de Concejal suplente, habiendo asumido la titularidad durante la gestión 2002
en circunstancias en las que Agapito Vira Cuéllar, Concejal titular, fuera elegido
Alcalde Municipal. Sin embargo, figura en los antecedentes la nota de 16 de enero de
2003 por la cual este último presentó renuncia al cargo de máxima autoridad
ejecutiva, la cual fue aceptada por el Concejo Municipal en su sesión de 18 de febrero
del presente año, aceptándose su reincorporación al seno del Concejo Deliberante.
Esta situación dio lugar a que el recurrente Gerardo Estremadoiro retome en esa fecha
81 José Luis Paredes Oblitas

su condición de Concejal suplente. Empero, se puede constatar por una parte que en la
sesión del Concejo Municipal de 4 de febrero de 2003, el citado Concejal fue elegido
Presidente de este Órgano Deliberante, pero para ello, como Concejal suplente, estaba
obligado a recabar autorización expresa del Concejal titular, extremo que no se ha
acreditado, por lo que esa elección no es válida. Por otra parte, una vez que en la
sesión del 18 de febrero de 2003 fue aceptada la renuncia presentada por el entonces
Alcalde Agapito Vira Cuéllar, éste se reincorporó al Concejo Municipal asumiendo la
titularidad, por lo que el co-recurrente Gerardo Estremadoiro, como Concejal
suplente, estaba impedido de participar en las sesiones posteriores de ese Órgano
Deliberante, según previene el art. 31-III LM, por lo que tanto la convocatoria que
lanzó el 10 de abril como "Presidente" del Concejo Municipal, como su participación
en la sesión del 12 de ese mismo mes, son completamente ilegales, viciando de
nulidad la elección de los otros dos recurrentes, Alfonso Jiménez Aramayo como
Alcalde y de Gerardo Sossa como Secretario del Concejo Deliberante. Por
consiguiente, las irregularidades anotadas en ningún momento pueden generar
derechos que ameriten la tutela que brinda el art. 19 CPE, y, por otra parte, ante esa
situación anómala, los recurrentes carecen de legitimación activa para interponer el
recurso de amparo que se revisa. En consecuencia, el Tribunal de amparo al haber
declarado improcedente el recurso, ha valorado correctamente los hechos e
interpretado a cabalidad los alcances del art. 19 CPE.

CONCEJALES

NO HAY INCOMPATIBILIDAD DE FUNCIONES DE UN


CONCEJAL CON OTRO CARGO QUE NO SEA PUBLICO Y QUE
SEA ADMITIDO POR LA LEY DE MUNICIPALIDADES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0246/2004-R Sucre, 20 de febrero de 2004 De


todo lo referido se establece como otra sub regla que: cuando un Alcalde Municipal o
Concejal en ejercicio, acepta y ejerce funciones en asociaciones privadas, constituidas
dentro del marco legal establecido en el art. 12.15 LM, no se encuentra en un caso de
incompatibilidad y menos puede considerarse por ello la existencia de una renuncia
tácita; agotados que hayan sido los medios ordinarios de defensa, se abre la tutela
constitucional a través de un recurso de amparo, cuando se constata la lesión cierta y
evidente a derechos fundamentales.

CONCEJALES
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 82

LA NATURALEZA DE LA ELECCION DE CONCEJALES Y


ALCALDE MUNICIPAL. SI SE ELIGE CONCEJAL Y LUEGO
ALCALDE Y SE PIERDE LA CALIDAD DE CONCEJAL EN ESTE
CASO SE PIERDE LA CALIDAD DE ALCALDE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1607/2004-R Sucre, 4 de octubre de 2004 El


recurrente solicita tutela a los derechos a la dignidad, a la libertad, al trabajo, a emitir
libremente sus ideas, al libre tránsito, a formular peticiones a una remuneración justa
y a la seguridad social, consagrados por las normas previstas en el art. 6.II y 7 incs. b),
g), h), j) y k) de la CPE; vulnerados por los recurridos, quienes con actos de violencia,
amenazas e intimidación, le obligaron a escribir una nota solicitando licencia hasta el
7 de febrero de 2005, y sin tomar en cuenta que luego pidió que esa nota sea
desestimada por las ilegalidades cometidas sobre su voluntad viciándola, aceptaron su
licencia al cargo de concejal, siendo que desempeñaba el cargo de Alcalde. En
consecuencia, corresponde dilucidar en revisión, si tales argumentos son evidentes y
si constituyen actos ilegales lesivos de los derechos fundamentales del recurrente, a
fin de otorgar o negar la tutela solicitada.

III.1.Para la debida comprensión de la problemática planteada, es necesario primero


dejar establecidos algunos elementos jurídicos concurrentes a su dilucidación, a ese
objeto es preciso referirse a la condición de Concejal y Alcalde.

El Constituyente a tiempo de configurar el Estado y dotarlo entre otros de un régimen


municipal, en las normas previstas por los arts. 200 y ss. de la CPE, ha establecido las
bases fundamentales de ese régimen municipal, disponiendo que el gobierno y la
administración de los municipios están a cargo de Gobiernos Municipales autónomos,
y que ésta consiste en la potestad normativa, ejecutiva, administrativa y técnica en el
ámbito de su jurisdicción y competencia territoriales; ocupándose también de la
conformación de los gobiernos municipales, estableciendo que están a cargo de un
Concejo y un Alcalde, de los cuales según las normas previstas por el art. 200.IV "Los
Concejales son elegidos en votación universal, directa y secreta por un período de
cinco años"; mientras que los Alcaldes de acuerdo al parágrafo V del mismo artículo
"Son (...) quienes estén inscritos en primer lugar en las listas de Concejales de los
partidos. El Alcalde será elegido por mayoría absoluta de votos válidos"; de lo que se
infiere que, la Ley Fundamental ha establecido un sistema de elección directa de los
Concejales Municipales, mientras que la elección del Alcalde tiene una fórmula
alternativa, pues de darse la situación de la inclinación de la mayoría absoluta de
votos válidos a favor de una fórmula, es elegido Alcalde el candidato a primer
Concejal de la postulación que obtuvo ese apoyo, siendo ésta una elección directa;
mientras que de no ocurrir aquello, la elección del Alcalde será de acuerdo con los
preceptos del art. 200.VI de la CPE, que disponen "Si ninguno de los candidatos a
Alcalde obtuviera la mayoría absoluta, el Concejo tomará a los dos que hubieran
logrado el mayor número de sufragios válidos y de entre ellos hará la elección por
83 José Luis Paredes Oblitas

mayoría absoluta de votos válidos del total de miembros del Concejo, mediante
votación oral y nominal", lo que implica una elección indirecta.

En este segundo caso, en que la elección del Acalde surgió de la potestad delegada por
el soberano al Concejo Municipal, la condición de Alcalde deviene de la condición de
Concejal, pues no hubo elección directa en ese cargo, ello implica que si un Alcalde
elegido de esta forma pide licencia al cargo de concejal, esa solicitud lleva implícita la
solicitud de licencia a la condición de Alcalde, pues de ninguna otra manera se podría
entender tal hecho; por ello el documento de licencia cuestionado en el presente
recurso por vicios en la formación de la voluntad, que contiene una solicitud de
licencia al cargo Concejal, implícitamente lleva también la misma solicitud al cargo
de Alcalde, pues es el que venía desempeñando el recurrente, y es en esa dimensión
que debe ser analizado.

Sobre la mencionada nota, se debe además expresar que contiene una solicitud de
licencia definida al cargo de concejal hasta el 7 de febrero de 2005, lo que implica una
renuncia, pues el periodo constitucional del recurrente y de todas las autoridades
municipales del país culmina antes de esa fecha, por ello se infiere que la intención
implícita es que el recurrente no vuelva al ejercicio de su cargo.

III.2.Ante acciones de hecho similares, en que se forzó a autoridades ediles en el


mismo Municipio de Inquisivi, a dejar vacante el cargo de Alcalde o Concejal por
medio de violencia en su persona, este Tribunal Constitucional en la SC 1083/01-R de
8 de octubre, expresó lo siguiente: "(...) en el caso presente, tanto por lo denunciado
por el recurrente como del informe de los recurridos, se evidencia claramente que la
renuncia no fue espontánea y voluntaria, características esenciales que debe tener un
acto, mas aún cuando se trata de una renuncia, pues ésta debe ser presentada y firmada
únicamente por el recurrido sin la intervención de terceros como ha ocurrido en el
caso de autos, donde para lograr la renuncia se ejerció presión, hecho que también ha
sido confirmado por un informe policial y la denuncia de tales hechos por el
agraviado ante instancias policiales.

"Asimismo, el Art. 4 de la Constitución Política del Estado, en su numeral I establece:


'El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y de las
autoridades creadas por ley', mandato constitucional que en el Régimen Municipal,
importa que los miembros del Municipio no pueden sesionar ni conformarse en
Cabildos para forzar la renuncia del Ejecutivo Municipal, pues ante una mala
administración la Carta Fundamental citada ha instituido la censura para removerlo, la
cual debe ser presentada por los Concejales Municipales que en esta materia son los
representantes de cada uno de los miembros del Municipio, sin que en ningún caso el
pueblo pueda intervenir directamente en dicho proceso, cuyo procedimiento está
específicamente detallado a partir del art. 50 de la Ley de Municipalidades, siendo
esta la vía legal que debieron seguir los recurridos para remover al Alcalde de sus
funciones al haberle perdido la confianza.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 84

"Los recurridos al permitir y consentir que el pueblo directamente intervenga en la


renuncia del recurrente y luego sobre esos hechos proceder a elegir a un nuevo
Alcalde, han cometido un acto ilegal que lesiona el derecho no sólo al debido proceso
y a ejercer funciones públicas, previstos en los arts. 16 y 40 de la Constitución Política
del Estado lo cual deja expedita y abierta la competencia de la justicia constitucional
para otorgar la protección solicitada."

Aunque la jurisprudencia glosada resolvió una problemática en la que se forzó la


renuncia de la autoridad edil recurrente, con el propósito de desestabilizar el Gobierno
Municipal legalmente constituido, y que en el caso en estudio se presenta la novedad
de que lo que se forzó es la "licencia definida hasta el 6 de febrero de 2005", se infiere
que ambas situaciones tienen el innegable objetivo de provocar el vacío de autoridad
ejecutiva en la Alcaldía de Inquisivi, por medio de la fuerza, por ello se concluye que
aunque el mecanismo utilizado es diferente, pues se forzó a una licencia por lo que
queda del periodo constitucional, de tal modo que el recurrente no pueda volver a
ejercer el cargo de Alcalde ni de Concejal para los que fue electo, todos los demás
elementos fácticos son similares, por eso el razonamiento adoptado es aplicable a los
hechos denunciados.

III.3.En el caso en estudio, el recurrente denuncia que por medio de violencia,


hostigamiento, amenazas, privación de la libertad y lesión a su dignidad proferidas
por una turba de más de cien personas, dirigidas por Julián Coca, Miriam Butrón,
Sixto Butrino y otros, fue obligado a elaborar un manuscrito de solicitud de licencia a
su cargo (fs 17), y firmándolo entregarlo a la Presidencia del Concejo Municipal, para
que éste ente, sin tomar en cuenta las condiciones en que esa nota fue lograda, que
eran de su conocimiento pues les comunicó tales hechos y algunos estuvieron siendo
protagonistas, "con una hipocresía única" (sic) la consideraron y aceptaron su
solicitud de licencia hasta el 7 de febrero de 2005, lo que en la práctica importa una
renuncia al cargo de Alcalde, pues se tuvo el cuidado de exceder la fecha en que
concluye el periodo constitucional del recurrente como concejal y por tanto como
Alcalde.

En ese sentido, de los antecedentes que cursan en el expediente, en los que consta que
el propio recurrido Presidente del Concejo Municipal, mediante certificación (fs. 22 y
23) reconoce que la nota de solicitud de licencia del recurrente fue elaborada forzado
por las acciones de hecho denunciadas en el memorial de recurso, consistentes en
actos de violencia cometidos por una turba, ataques físicos y amenazas de muerte; lo
que es corroborado por el Oficial Patrullero de DP-3 Ronald Daza Callejas, que
también certificó los hechos denunciados en el memorial de recurso de amparo,
referidos a la agresión de que fue víctima un Policía, y el recurrente para la obtención
del documento de su licencia definida mediante actos de violencia, insultos y
amenazas proferidas por más de cien personas (fs. 25); este Tribunal concluye que la
solicitud de licencia presentada por el recurrente no fue un acto espontáneo y
85 José Luis Paredes Oblitas

voluntario, consentido o manifestado en ejercicio del derecho a la libre determinación


de la personalidad, siendo más bien un acto totalmente ajeno a la decisión personal del
recurrente, pues incluso al día siguiente pidió al Concejo Municipal que desestime el
"fraudulento documento" (sic); empero, curiosamente el Concejo Municipal no tomó
en cuenta para nada tal comunicación, que inequívocamente contenía un cambio de
decisión, por si acaso esta hubiera sido tomada por el recurrente, lo que era obligación
de los recurridos considerar, pues se trataba de una manifiesta expresión de la
voluntad de la autoridad edil que supuestamente pidió licencia, así lo expresó este
Tribunal Constitucional, en un caso en que de igual manera una licencia conseguida
con violencia, fue desestimada por su autor, pero ese hecho no fue tomada en cuenta,
y en la SC 0141/2004-R de 4 de febrero, manifestó lo siguiente "(...) los recurridos al
tomar conocimiento de la primera solicitud de la actora de que se deje sin efecto su
licencia indefinida y se la restituya a su cargo, debieron dar curso inmediatamente a la
misma y reincorporarla a sus funciones sin mayores trámites.", de tal entendimiento se
concluye que al no obrar así los recurrentes incurrieron en una omisión indebida
lesiva de los derechos del recurrente.

Lo expresado, configura flagrantes lesiones a los derechos del recurrente a la libre


determinación y al ejercicio de las funciones públicas para las que fue electo,
consagrados por las normas previstas en los arts. 6.II, 32 de la CPE y art. 23 de la
Convención Americana Sobre Derechos Humanos, o Pacto de San José de Costa Rica
(CADH), integrada a la legislación interna mediante Ley 1430 de 11 de febrero de
1993, y emergente de esa lesión, se suprime también el derecho al trabajo, previsto
por la Ley Fundamental en el precepto del art. 7 inc. d); lo que activa la protección
que otorga la jurisdicción constitucional a través del recurso de amparo constitucional
previsto en las normas del art. 19 de la CPE.

III.4.En lo referente a los argumentos de los recurridos, se tiene que estos son
completamente inconsistentes, pues afirman que la licencia del recurrente fue
voluntaria lo que fue demostrado contundentemente que no es así, y también quedó
plenamente demostrado que la aceptación de la forzada licencia es un hecho atribuible
a los recurridos, por tanto si ostentan legitimación pasiva.

III.5.De otro lado, es también necesario señalar que de los cinco recurridos, cuatro
participaron de los hechos lesivos a los derechos del recurrente descritos
anteriormente, pues la concejala Asunta Pinto Mamani no firmó la Resolución
020/2004, por medio de la cual se aceptó la supuesta licencia del recurrente, por tanto
no contribuyó con su voto en la aprobación de la mencionada resolución, por
consiguiente no ostenta legitimación pasiva que es la coincidencia entre la autoridad o
persona que presuntamente causó la violación de los derechos y aquella contra quien
se dirige la acción, siendo por ello que el recurso debe ser declarado improcedente
contra la citada concejala suplente.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 86

III.6.Por último, se deja claramente establecido que en el presente recurso, de acuerdo


a los fundamentos expuestos por el recurrente, solo se consideró las acciones de hecho
denunciadas y la actitud del Concejo Municipal, respecto de la nota de licencia
firmada con evidente violencia sobre la persona del recurrente, y no otros elementos
que hacen a la conformación del Concejo y del ejecutivo municipal del Gobierno
Municipal de Inquisivi, como la presencia de Julián Coca en el Concejo Municipal
que corresponde ser considerado por sus propias instancias internas, como la
Comisión de Ética; por consiguiente no corresponde pronunciarse sobre todas las
resoluciones que el recurrente pidió que sean anulados, sino solo a las Resoluciones
020/2004 de 2 de junio y 029/2004 de 7 de julio, por ser las que ejecutaron la
supresión de los derechos fundamentales del recurrente.

De los fundamentos expuestos, este Tribunal Constitucional, llega a la firme


convicción de que existió violencia y presión en la persona del recurrente para lograr
la elaboración y suscripción de la nota de licencia que luego depositó en las manos del
recurrido Presidente del Concejo Municipal, para que el ente deliberante municipal,
sin tomar en cuenta que el recurrente pidió que se deje sin efecto la mencionada nota,
aceptara la solicitud de licencia ignorando las acciones de hecho sobre el recurrente,
configurando todo ello la supresión de los derechos fundamentales del recurrente a la
libre determinación de la personalidad y al ejercicio del derecho al trabajo en la
función pública para la que fue elegido, consagrados por las normas previstas en los
arts. 6.II, 7 inc. d), 32 de la CPE y 23 de la CADH, mereciendo por ello la tutela que
brinda el recurso de amparo constitucional.

De todo lo expuesto, se concluye que la Corte de amparo, al declarar procedente el


recurso, ha evaluado correctamente los datos del proceso y las normas aplicables al
mismo.

CONCEJO MUNICIPAL

NO PUEDEN EXISTIR DOS CONCEJOS MUNICIPALES


PARALELOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0357/2003-R Sucre, 25 de marzo de 2003 En el


presente amparo se alega que los recurridos dispusieron ilegalmente la suspensión del
cargo de Concejal Municipal del representado de la recurrente y posesionaron a la
Concejala suplente, a través de Resoluciones emitidas por un "concejo Municipal
paralelo" al existente en forma legal en Colcapirhua. Corresponde examinar, en
revisión, si tales ilegalidades son ciertas y si han lesionado los derechos
fundamentales que invoca la actora para, en su caso, otorgar la tutela que brinda este
recurso extraordinario.

III.1. El art. 31-II LM establece que los suplentes asumirán la titularidad cuando los
concejales titulares dejen sus funciones en forma temporal o definitiva, por fallo
87 José Luis Paredes Oblitas

judicial ejecutoriado o ante renuncia o impedimento definitivo, o en caso de haber


sido elegidos alcaldes, de acuerdo con lo establecido en el artículo 95 del Código
Electoral. El art. 32 de la misma Ley determina que el Concejal será suspendido
temporal o definitivamente del ejercicio de sus funciones, previo proceso
substanciado conforme a Ley.

El art. 34 dispone que la suspensión temporal del Concejal procede por existir en su
contra auto de procesamiento ejecutoriado en estrados judiciales, con el objeto de que
pueda asumir su defensa o en los casos establecidos en la Ley 1178 de 20 de julio de
1990 y sus Reglamentos, cuando corresponda. La suspensión definitiva del Concejal
procede por haber sido condenado con sentencia ejecutoriada a pena privativa de
libertad, tener pliego de cargo ejecutoriado o sentencia judicial ejecutoriada por
responsabilidad civil contra el Estado, o en los casos contemplados en la Ley 1178 de
20 de julio de 1990 y sus Reglamentos, cuando corresponda.

III.2. En el caso sometido a revisión, se tiene constancia que, ante la solicitud de la


Concejala suplente Aidée Maldonado de ser habilitada en el lugar del representado de
la recurrente, por pesar en su contra una denuncia de doble percepción de salarios, en
sesión del 3 de diciembre el Concejo legalmente constituido, presidido por Rolando
Ojalvo Caballero, decidió remitir antecedentes a la Comisión de Ética para la
sustanciación del proceso administrativo interno respectivo, en el que se observarían
las formalidades que la Ley de Municipalidades establece. Sin embargo, los
Concejales Carlos de Ugarte Velasco y César Padilla Bustamante, discordes con la
determinación del aludido Presidente, elaboraron un acta de sesión y dictaron una
espuria Resolución bajo los mismos números de las realizadas ese día (88/02 y
041/2002, respectivamente, ambas de 3 de diciembre de 2002), en las que dispusieron
declarar procedente la denuncia por incompatibilidad y renuncia tácita del Concejal
Fernando Galindo Grandchant.

En consecuencia, no procedieron conforme a la normativa municipal vigente, por


cuanto se ha suspendido en forma tácita -no existe una resolución expresa al efecto- a
Fernando Galindo Grandchant de sus funciones ediles, es decir, en forma discrecional
y arbitraria, sin que se sustancie previamente el proceso administrativo interno
determinado por Resolución Municipal 41/02 de 3 de diciembre, pronunciada por la
Directiva del Concejo establecida de acuerdo a ley.

La Resolución Municipal 041/2002 de 3 de diciembre suscrita por los Concejales


Carlos de Ugarte Velasco, como Presidente, Aidée Maldonado de López, como
Secretaria y el Concejal César Padilla Bustamante, es a todas luces ilegal, puesto que -
además de efectuar una errónea interpretación de la Resolución de amparo de 2 de
diciembre de 2002 emitida por el Juez de Partido Segundo en lo Civil de Quillacollo-
de un lado, el nombrado Carlos de Ugarte usurpó funciones del Presidente Rolando
Ojalvo Caballero, que ese mismo día, en forma previa, presidió una sesión del ente
deliberante, en la que emitió la Resolución del mismo número que ordenaba se
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 88

remitan antecedentes a la Comisión de Ética, o sea que no existía ninguno de los


motivos que el art. 40 LM prevé para el reemplazo del Presidente; y de otro, la
Concejala suplente Aidée Maldonado aparece suscribiendo como Secretaria de dicho
Concejo, cuando la Resolución -también ilegal- 042/2002 por la que se le ministró
posesión, lleva fecha de 10 de diciembre. Sobre todo es necesario remarcar que no es
admisible en Derecho, el funcionamiento de dos Directivas Municipales paralelas,
evidenciándose sin lugar a dudas que la conformada por los anteriormente citados
Concejales Carlos de Ugarte y Aidée Maldonado, con la anuencia del Concejal César
Padilla, está fuera del marco legal.

La actuación del Presidente legal del Concejo Municipal de Colcapirhua, Rolando


Ojalvo Caballero, que presidió la sesión del 3 de diciembre en la que por Resolución
041/2002 ordenó se abra proceso administrativo contra Fernando Galindo G., estuvo
encuadrada al ordenamiento jurídico; pero, al haber dictado el decreto de 13 de
diciembre de 2002 (fs. 25 vta.), rechazando el pedido del representado de la recurrente
de reconsiderar el ilegal acto cometido en su contra, bajo el argumento de que los
demás Concejales -Carlos de Ugarte y César Padilla, concretamente- rechazaron su
solicitud, a más de desconocer su propia competencia, avaló la conducta de los
nombrados, lo que ciertamente determina el alcance de la procedencia de este amparo.

En suma, los recurridos conculcaron los derechos al trabajo, a ejercer una función
pública y a la seguridad jurídica de Fernando Galindo Grandchant. Debiendo
otorgársele la protección de este recurso, para la reparación de tales derechos.

III.3. Resulta necesario establecer que la procedencia de este recurso no implica dejar
sin efecto la Resolución 041/2002 de 3 de diciembre, pronunciada por el Concejo
Municipal de Colcapirhua, bajo una directiva constituida legalmente, para efectos de
que se prosiga el trámite emergente de dicha resolución.

III.4. No existe identidad de sujetos, objeto ni causa entre éste y el amparo


constitucional formulado por Aidée Maldonado Claros, toda vez que el presente ha
sido interpuesto a nombre de Fernando Galindo Grandchant, sobre la base de la
dictación de las ilegales Resoluciones 041/2002 y 042/2002 de 3 y 10 de diciembre de
2002 por el Concejo Municipal "paralelo" de Colcapirhua, buscando su nulidad y el
respeto de lo determinado en la Resolución 041/2002 de 3 de diciembre, pronunciada
de acuerdo a ley.

III.5. Lo relativo a la presunta "renuncia tácita" del representado del recurrente no


puede ser analizada por medio de este amparo, dado que no es el motivo de su
interposición.

De todo lo examinado, se concluye que el Juez de amparo, al haber declarado


procedente el recurso, ha evaluado correctamente los datos del proceso y las normas
aplicables al mismo.
89 José Luis Paredes Oblitas

CONCEJO MUNICIPAL

NO PUEDEN TOMARSE DECISIONES POR EL CONCEJO


MUNICIPAL SI ANTES NO SE HA CONVOCADO A LA CESIÓN
INDICANDO LOS PUNTOS A TRATARSE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0715/2003-R Sucre, 28 de mayo de 2003 El


recurrente alega que los Concejales demandados, -en base a una supuesta renuncia
que hubiera

formulado a su cargo, la cual fue presentada por un testaferro, sin su autorización-,


apartándose del orden del día señalado para esa sesión; aceptaron su renuncia y
eligieron en su lugar como Alcalde Municipal a Andrés Mena Siacara, además de
haber incurrido en otras irregularidades que determinan la nulidad de esa sesión. Por
tanto, corresponde establecer si lo denunciado es evidente y amerita la tutela que
brinda el amparo constitucional.

III.1 Con relación a la elección del nuevo Alcalde Municipal, si bien la autonomía
municipal que les reconoce el art. 200.II de la Constitución Política del Estado (CPE),
concordante con el art. 4.II.1. LM, permite a los Concejales recurridos la libre
elección del Ejecutivo Municipal, no les exime en momento alguno de cumplir los
requisitos y procedimientos señalados por la Constitución y la Ley de
Municipalidades para ese fin.

En el caso presente, queda claramente establecido que los concejales recurridos se


excedieron en sus atribuciones toda vez que luego de considerar la carta de "renuncia"
del recurrente (negada por éste), eligieron al nuevo ejecutivo municipal sin que tal
punto hubiera estado señalado en el orden del día y menos consignado en la
convocatoria emitida para esa sesión, requisito inexcusable para la legalidad de sus
actos, los que son nulos de pleno derecho por mandato expreso del art. 16.V LM, toda
vez que después de la lectura de la carta de renuncia, y para dar cumplimiento al art.
47 LM, correspondía y corresponde que el Presidente del Concejo, en caso de
aceptarse en forma expresa la misma, convoque a nueva sesión precisando en el orden
del día la elección del nuevo Alcalde Municipal, de acuerdo a lo exigido por los arts.
16.I y 39.7 LM; normativa que los demandados han violado flagrantemente.

En consecuencia, la Resolución 005/2003 de 21 de febrero ahora impugnada, por la


que se elige a Andrés Mena Siacara en el cargo de Alcalde Municipal de Llallagua, y
el Acta de su posesión, al ser emergentes de una sesión en la que no se han observado
las formalidades y requisitos que de acuerdo a la Ley de Municipalidades son
esenciales, son también nulas de pleno derecho a tenor del art. 16-V LM.

A lo referido se suma que toda elección o reemplazo del ejecutivo municipal debe
realizarse de entre los miembros en ejercicio del Concejo, por mayoría absoluta de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 90

votos válidos por disposición de los arts. 200.V CPE y 47 LM, lo que tampoco se ha
dado en el presente caso, pues de siete concejales, sólo hubo cuatro votos a favor,
cuando la mayoría absoluta requiere de cinco votos conformes.

Consecuentemente, las actuaciones ilegales y omisiones indebidas en que han


incurrido los demandados, restringen los derechos del recurrente a la seguridad
jurídica, al trabajo y a ejercer una función pública, por lo que corresponde otorgar la
tutela solicitada. Así ha procedido en casos similares el Tribunal Constitucional, a
través de las SSCC 214/2000-R, 307/2000-R, 759/2000-R y 317/2001-R, entre otras.

III.2 Sobre la afirmación del recurrente de que jamás hubiera presentado renuncia a su
cargo y que se tratara de una tramoya, es un aspecto que debe ser dilucidado en la vía
pertinente, no correspondiendo su análisis dentro del presente recurso, conforme al
entendimiento contenido en la SC 317/2001-R, de 16 de abril.

De lo precedentemente analizado se concluye que el Juez de amparo al haber


declarado improcedente el recurso, no ha realizado una correcta aplicación de los arts.
19 CPE y 94 y siguientes de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC).

CONCEJO MUNICIPAL

EL PRESIDENTE DEL CONCEJO MUNICIPAL TIENE LA


OBLIGACION DE FIRMAR LAS ORDENANZAS Y
RESOLUCIONES MUNICIPALES AUN NO ESTE DE ACUERDO
CON ELLAS. ESTE ES UN CASO ADMINISTRATIVO EN QUE LA
PERSONA DEBE FIRMAR AÚN SIN ESTAR DE ACUERDO CON
LO QUE FIRMA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0849/2004-R Sucre, 1 de junio de 2004 El


Concejo Municipal, por una parte aprobó la declinatoria presentada por la Comisión
de Ética, y por otra, que mediante Resolución se autorice al Presidente del Concejo
Municipal para que presente denuncia y querella ante el Ministerio Público contra el
Alcalde por existir irregularidades en el manejo administrativo del Proyecto
Educativo de Red; el proyecto de Resolución fue aprobado en sesión, no obstante, el
Presidente del Concejo Municipal, ahora recurrente, se rehusó a firmar la Resolución,
por lo que resulta evidente que la Resolución impugnada ni siquiera fue emitida por el
Concejo Municipal -precisamente por no haberse suscrito la misma por el Presidente
del Concejo

Municipal-. Corresponde señalar al efecto, que la posición asumida por el Presidente


del Concejo Municipal no se ajusta a derecho; pues, la exigencia establecida por el art.
39.6) de la LM, de suscribir junto con el Secretario, las Ordenanzas, Resoluciones,
Actas y otros documentos oficiales del Concejo, es una obligación que tiene como
representante del órgano deliberante y no a título personal y que debe asumirla aún
91 José Luis Paredes Oblitas

cuando él no haya estado de acuerdo; lo contrario, es decir, pretender que el


Presidente del Concejo sólo firme aquellas resoluciones con las que está de acuerdo,
imposibilitaría que las mismas, en todos esos casos, sean promulgadas, o que dichas
decisiones sean impugnadas por éste, apartándose del sentido que le asigna la ley. Por
lo que, al no existir la resolución impugnada no se cometió acto ilegal alguno que
vulnere los derechos a la igualdad, a la defensa, los principios de legalidad y
presunción de inocencia, como equivocadamente denuncia el recurrente en su
demanda, lo cual amerita la improcedencia del recurso.

CONCEJO MUNICIPAL

LA FACULTAD DE OTORGAR LICENCIAS A LOS CONCEJALES


ASI COMO AUTORIZAR SU REINCORPORACIÓN ES
ATRIBUCIÓN DEL PRESIDENTE DEL CONCEJO Y NO DEL
CONCEJO MUNICIPAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1229/2004-R Sucre, 3 de agosto de 2004 III.3.De


acuerdo con el marco legal establecido por las normas del art. 39 num. 15 de la LM y
los antecedentes jurisprudenciales anotados, la atribución para otorgar licencia a los
concejales y por tanto también autorizar su reincorporación, ha sido otorgada a la
Presidencia del Concejo Municipal, y no al ente colegiado; en consecuencia, la
recurrida Presidenta del Concejo Municipal no debió someter a consideración del
pleno del Concejo la solicitud del recurrente, instancia plenaria que a su vez no debió
pronunciarse y menos rechazar la reincorporación del recurrente, por cuanto esto
importa la vulneración de sus derechos fundamentales al ejercicio de la función
pública para la que fue elegido, y por ello al trabajo, a recibir una remuneración y a la
seguridad jurídica, consagrados por las normas previstas por los arts. 40. 2ª, 7 incs. a),
d) y j) de la CPE.

CONCEJERO

DESTITUCIÓN DE CONCEJERO MUNICIPAL SIN PROCESO


PREVIO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0320/2003-R Sucre, 18 de marzo de 2003 El


recurrente sostiene que fue elegido como Consejero Departamental Poblacional de
Padilla, cuya posesión fue negada por el Prefecto del Departamento contra quien
interpuso amparo constitucional que fue declarado procedente, por lo que en
cumplimiento al fallo constitucional se le ministró posesión, sin embargo no obstante
de ello los concejales del municipio de Padilla ilegalmente revocaron su mandato, por
supuestas irregularidades producidas en su elección sin someterlo previamente a
proceso, vulnerando de esta manera sus derechos a la seguridad jurídica, debido
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 92

proceso, presunción de inocencia, a ser juzgado por un Juez imparcial y a la igualdad


jurídica, previstos por los arts. 7.a), 16 y 6.I) CPE.

III.1. El art. 12.I) LDA, establece : " Los Concejales Municipales de cada una de las
provincias del departamento, designarán por dos tercios de votos de sus miembros
presentes, a los ciudadanos que reúnan las condiciones de idoneidad y que deben tener
domicilio en la provincia, por lo menos durante el año anterior a su elección",
disposición concordante con el art. 12.25) de la Ley de Municipalidades (LM) que
señala entre otras como atribución del Concejo Municipal "designar en un plazo no
mayor de sesenta (60) días a los Consejeros Departamentales de su jurisdicción y
coordinar con ellos acciones en el ámbito departamental y municipal". Por su parte el
art. 6 del DS 24997 de 31 de marzo de 1998, dispone: "La designación de los
Consejeros Departamentales podrá ser revocada, antes de la conclusión del periodo de
su mandato, por dos tercios de votos de los Concejales Municipales que los
designaron, por causales establecidas en el Reglamento Interno de los Consejos
Departamentales, previo proceso administrativo. Normas legales que determinan en
forma expresa que la revocatoria de la designación de los Consejeros Departamentales
debe ser resultado de un proceso administrativo instaurado en el Concejo Municipal.

III.2. En el caso de autos, se constata que los demandados concejales municipales


omitieron el cumplimiento de las citadas disposiciones legales, al revocar la
designación del recurrente como Consejero Departamental Poblacional de Padilla,
pues tal decisión no fue resultado de un proceso administrativo, el que no se le
instauró privándole de asumir su defensa y de que sea oído dentro de un debido
proceso, acto ilegal que no sólo contraviene sus propias Leyes y Reglamentos sino
que vulnera los derechos y garantías fundamentales invocados por el recurrente,
previstos por los arts. 16, 6.I) y 7.a) CPE. En este sentido, la SC 378/2002-R, señala:
"Que el art. 16.IV de la Constitución Política del

Estado establece que nadie puede ser condenado a pena alguna sin haber sido oído y
juzgado previamente en proceso legal; ni la sufrirá si no ha sido impuesta por
sentencia ejecutoriada y por autoridad competente, garantía constitucional que no sólo
es aplicable al ámbito de los procesos judiciales, sino a todo proceso que tenga como
objetivo la aplicación de alguna sanción, como es un proceso disciplinario".

III.3. El caso planteado, relativo a una revocatoria ilegal de mandato de Consejero


Departamental, se encuentra dentro de las previsiones del art. 19 CPE, que ha
instituido el amparo constitucional para precautelar los derechos y garantías
fundamentales de la persona ante los actos ilegales de particulares o funcionarios que
restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimirlos en su ejercicio.

En consecuencia, el Tribunal de amparo al haber declarado procedente el recurso ha


efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes procesales y dado correcta
aplicación al citado precepto constitucional.
93 José Luis Paredes Oblitas

CONCEJERO DEPARTAMENTAL

PROCEDIMIENTO PARA LA REVOCATORIA DE CONCEJERO


DEPARTAMENTAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1591/2004-R Sucre, 4 de octubre de 2004 El


recurrente denuncia que la autoridad recurrida vulneró sus derechos a ser elegido, a
ocupar un cargo público, al trabajo y a una justa remuneración, pues no lo convocó a
sesionar en el Consejo Departamental, pese a ser designado consejero departamental,
haberse rechazado una solicitud de revocatoria de su mandato y solicitado
reiteradamente se reciba su juramento y se le entregue el respectivo credencial.
Corresponde considerar si en la especie es viable otorgar la tutela pretendida.

III.1. Con relación al Consejo Departamental, el art. 10 de la Ley de Descentralización


Administrativa (LDA), establece que es un órgano colegiado de consulta, control y
fiscalización, dentro del ámbito de las atribuciones señaladas en dicho cuerpo legal, de
los actos administrativos del Prefecto; compuesto por representantes de las distintas
provincias designados por los concejales municipales, de acuerdo a los criterios
previstos en los arts. 11 y 12 de la referida Ley. Por su parte el DS 27431 que aprueba
el Reglamento a la Ley de Descentralización Administrativa con referencia a los
Consejos Departamentales, establece un procedimiento para la designación de sus
miembros que se inicia con la convocatoria pública emitida por el Prefecto de
Departamento, veinte días antes de la finalización del periodo de ejercicio del
Consejero Departamental, a cuyo efecto debe convocar a los Gobiernos Municipales a
proceder a la designación de sus representantes por territorio y población.

En cuanto a la designación de consejeros por territorio, el art. 10 del citado DS 27431,


establece que dentro de los plazos señalados precedentemente, el Presidente del
Concejo Municipal de la Capital de la Provincia, mediante nota dirigida a sus
respectivos Consejos, convocará a todos los Concejales Municipales de la misma,
además de disponer que la respectiva convocatoria debe ser publicada a través de
medios de comunicación oral y escrita que tenga la provincia, señalando la fecha y
hora de la reunión, con al menos siete días de anticipación. Cabe precisar que el acto
requiere la participación de la mitad más uno del total de miembros de los consejos
municipales de la provincia y debe estar presidido bajo la presidencia del Presidente
del Concejo Municipal de la capital de Provincia, debiendo ser elegidos los consejeros
con los dos tercios de votos favorables de los miembros presentes de acuerdo al art.
10 inc. c) del DS 27431, siendo de responsabilidad del Presidente del Concejo
Municipal de la capital de la Provincia, la elaboración del acta respectiva que una vez
suscrita por los concejales participantes, será remitida a conocimiento del Prefecto del
Departamento, dentro las cuarenta y ocho horas siguientes, para la entrega de
credenciales y juramento de buen desempeño de los designados de acuerdo al art. 12
inc. a) y b) del DS 27431. En caso de no reunirse el quórum, la reunión será
postergada por 24 horas y de persistir la falta de quórum, será emitida una nueva
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 94

convocatoria dentro de los cinco días siguientes. Si el proceso de designación no se


realiza dentro del plazo establecido, se aplica la reelección tácita, manteniéndose el
Consejero anterior hasta la designación y acreditación del nuevo consejero, conforme
determina el citado art. 10 inc. f) concordante con el art. 14 del DS 27431.

Ahora bien, la revocatoria del mandato constituye una de las causales para el cese de
funciones de los consejeros departamentales conforme el art. 15 inc. d) del DS 27431,
revocatoria que procede por las causales previstas en el art. 17 del citado DS. Esta
medida puede ser adoptada como consecuencia de un proceso iniciado de oficio o a
denuncia cuando existan elementos de juicio suficientes sobre la existencia de alguna
de las causales establecidas en el art. 17 del DS 27431. En este caso los Concejos
Municipales emiten una resolución motivada de inicio del procedimiento de
revocatoria de mandato adoptada con un quórum de la mayoría absoluta de sus
miembros y el voto de dos tercios de los concejales presentes. Sustanciado el proceso
de acuerdo a las normas del art. 20 del mismo cuerpo legal, concluye con el
pronunciamiento de una resolución fundamentada que puede disponer: a) la
revocatoria del mandato del consejero involucrado, si los miembros presentes en la
sesión se pronuncian por la procedencia de la medida por dos tercios de votos; o b) la
confirmación del mandato y el archivo de antecedentes, si no existe la mayoría
señalada precedentemente. En ambos casos la resolución, dentro de los dos días
siguientes a su pronunciamiento, será notificada al Consejero Departamental
involucrado y al Prefecto de Departamento a efecto de su registro y cumplimiento
(art. 21 DS 27431).

III.2. En el caso de autos, de los antecedentes cursantes en el cuaderno procesal, se


evidencia que el 29 de abril de 2004 se celebró la sesión extraordinaria de los
Municipios de San Andrés y Loreto de la Provincia Marbán del Departamento del
Beni, en la que el recurrente fue designado como consejero departamental con 6 votos
de los 9 existentes, vale decir conforme la votación exigida por el art. 10 inc. c) del
DS 27431; sin embargo, en la sesión de 8 de mayo de 2004, Elías Vaca Méndez,
solicitó el inicio del procedimiento de revocatoria de mandato del recurrente al estar
supuestamente comprendido en las causas de impedimento para ejercer las funciones
de consejero departamental, motivando la Resolución 07/2004 de 10 de mayo, dictada
por el Concejo Municipal de Loreto, que convocó al Concejo Municipal de San
Andrés y de Loreto a sesión extraordinaria para decidir la procedencia o
improcedencia de la solicitud de revocatoria.

En ese entendido el 10 de mayo de 2004, el Presidente del Concejo Municipal de


Loreto remitió al Prefecto del Departamento copia del acta de designación del actor
como consejero departamental e informó de la existencia del trámite de revocatoria de
designación. Por su parte, el 11 de mayo de 2004, el recurrente hizo conocer al
Prefecto del Departamento los antecedentes de su designación, la falta de su
acreditación oportuna por parte del Presidente del Concejo Municipal de Loreto,
95 José Luis Paredes Oblitas

además de advertir el uso de recursos constitucionales en caso de no recibirse su


juramento y entregarse su credencial como consejero.

De lo expuesto, se infiere que si bien el Presidente del Concejo Municipal de Loreto


no observó los plazos establecidos por el art. 10 inc. e) del DS 27431, no cabe duda
que acreditó al actor como consejero departamental, en cuyo mérito correspondía a la
autoridad recurrida dar cumplimiento a la designación efectuada por los concejos
municipales de San Andrés y Loreto, por ende, entregar la respectiva credencial
previo juramento del actor, no siendo justificable la excusa de que se inició el proceso
de revocatoria contra la elección del actor, habida cuenta que dicho proceso por sí
solo no tiene la virtud de dejar sin efecto el mandato delegado al consejero designado,
ya que surte efectos la resolución fundamentada pronunciada a su conclusión en una
de las formas previstas por el art. 21 del referido DS.

De otra parte, se tiene que el 11 de junio de 2004, se realizó la sesión extraordinaria


para considerar la solicitud de revocatoria del mandato del recurrente, la misma que
no obtuvo los dos tercios de votos exigidos por el art. 21 inc. a) del DS 27431 por lo
que la designación del actor como consejero departamental quedó confirmada y pese a
que por notas de 16 y 21 de junio 1, 8, 16, 19 y 27 de julio de 2004 solicitó a la
autoridad recurrida se le tome el juramento de rigor y se le entregue su credencial
como consejero departamental, ésta no respondió a dichas peticiones, no siendo
tampoco válida la excusa para ese proceder la presentación de un recurso de amparo
constitucional presentado por Elías Vaca Méndez, pues no se ha acreditado que el
Tribunal que conoció dicho recurso haya adoptado alguna medida cautelar respecto a
la posesión del actor como consejero departamental, aspectos que determinan que se
tenga que otorgar al recurrente la tutela prevista por el art. 19 de la Constitución
Política del Estado (CPE).

De lo precedentemente analizado se concluye que el Tribunal de amparo al haber


declarado procedente el recurso, ha realizado una correcta aplicación del art. 19 de la
CPE.

CONCEJO DE LA JUDICATURA

PARA SANCIONAR EN LA VIA DISCIPLINARIA A LOS


MIEBROS DEL CONCEJO DE LA JUDICATURA O A LOS QUE
ESTÁN SOMETIDOS A SU JURISDICCIÓN, NO ES NECESARIO
ABRIR INVESTIGACIÓN PREVIA PORQUE ESTA FACULTAD ES
POTESTATIVA Y NO IMPERATIVA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0342/2003-R Sucre, 19 de marzo de 2003 Al


haberse dispuesto la apertura de un proceso disciplinario en contra del recurrente, sin
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 96

que se realice previamente una investigación, se ha lesionado sus derechos al debido


proceso, defensa y seguridad jurídica. Este Tribunal debe evidenciar en revisión de la
resolución dictada por el Tribunal de Amparo, si tal denuncia se enmarca o no en la
protección establecida en el art. 19 de la Constitución Política del Estado (CPE).

Que, cuando se inicie un proceso disciplinario como emergencia de una denuncia, el


Consejo podrá encomendar la realización de una investigación previa, como instituye
el art. 45 LCJ; a su vez el art. 65 del Reglamento de Procesos Disciplinarios dispone
que el Director de la U.R.D. en conocimiento de una denuncia, instruirá cuando
corresponda la investigación por la falta disciplinaria cometida; de igual manera, el
art. 27 inc. a) del Manual de Funciones de la Unidad de Régimen Disciplinario
establece que las investigaciones previas podrán iniciarse como emergencia de una
denuncia y posterior recomendación de la U.R.D. o Delegado Distrital.

Que, de las normas transcritas precedentemente se tiene que la posibilidad de


realizarse una investigación previa dentro de la tramitación de un proceso
disciplinario, no es imperativo sino potestativo, pues se deja a criterio de la autoridad
competente disponer o no la realización de la investigación previa, ello en función a
que la denuncia esté o no suficientemnte respaldada por pruebas que hagan presumir
la existencia de la falta que justifique y fundamente la apertura del proceso
disciplinario.

Que, en el caso que se examina, como emergencia de una denuncia en contra el


recurrente por la supuesta comisión de una falta disciplinaria grave, el Director de la
Unidad de Régimen Disciplinario recurrido (U.R.D.) instruyó se prepare un informe
al Pleno "... sin necesidad de disponerse investigación previa, en mérito a la
contundencia de la denuncia y la prueba"; resolución impugnada de ilegal en esta
acción. Esta determinación ha sido validada por el Presidente y Consejeros también
demandados, por cuanto los mismos a través de la Resolución de 10 de septiembre de
2002, instruyen la apertura del proceso disciplinario en contra del recurrente.

Que, el disponerse la apertura y sustanciación del proceso disciplinario sin previa


investigación, no se ha lesionado el debido proceso, menos la presunción de inocencia
o la seguridad jurídica, ya que no se ha condenado a sufrir pena alguna, sino se ha
dispuesto la sustanciación del proceso disciplinario en el que el procesado (recurrente)
deberá asumir plena defensa para desvirtuar la denuncia que se ha planteado en su
contra; por lo que no es viable la protección demandada.

Que el Tribunal del Recurso al haber declarado improcedente el Recurso, ha hecho


una correcta evaluación del caso en análisis, así como ha dado una cabal aplicación
del art. 19 CPE.

CONCEJO DE LA JUDICATURA
97 José Luis Paredes Oblitas

LAS PERSONAS CONTRATADAS CON BECA TRABAJO EN EL


CONCEJO DE LA JUDICATURA GOZAN DE LOS MISMOS
DERECHOS QUE LOS QUE SON FUNCIONARIOS JUDICIALES,
POR ELLO DEBE HACERCELES PROCESOS DISCIPLINARIOS
EN CASO DE INCUMPLIMIENTO DE SUS DEBERES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0358/2003-R Sucre, 25 de marzo de 2003 En el


presente amparo se alega que los recurridos pronunciaron la Resolución 22/2002 por
la que dispusieron la resolución del contrato de beca-trabajo de la recurrente,
realizando una errónea calificación de su conducta como falta muy grave, lo que
conculca sus derechos al trabajo y a la seguridad jurídica. Corresponde examinar, en
revisión, si tales ilegalidades son ciertas y si han lesionado los derechos
fundamentales que invoca la actora para, en su caso, otorgar la tutela que brinda este
recurso extraordinario.

III.1. El art. 40-8) LCJ, tipifica como falta grave el incumplimiento por tres veces
durante un año, por parte de secretarios, auxiliares y oficiales de diligencias, de la
obligación prevista por el art. 135 CPC. Esta norma concuerda con el art. 22-II.-8 del
Reglamento de Procesos Disciplinarios del Poder Judicial.

El art. 21 del citado Reglamento expresa que el mismo es aplicable a todos los
funcionarios del Poder Judicial del país, excepto a los Ministros de la Corte Suprema,
Magistrados del Tribunal Constitucional y Consejeros de la Judicatura, cuyo régimen
de responsabilidad disciplinaria corresponde a otro órgano del Estado.

III.2. La SC 0278/2003-R de 11 de marzo, ha declarado que:

"...las personas contratadas por el Consejo de la Judicatura mediante becas-trabajo,


son funcionarios judiciales que gozan de los derechos previstos en la Ley 1817 y sus
Reglamentos. Resulta imperioso señalar que el propio contrato de beca-trabajo
establece en su cláusula séptima, que 'se halla amparado en la Ley de Organización
Judicial, Ley 1817 del Consejo de la Judicatura y Reglamentos Internos', sin que sea
admisible en derecho exigir las obligaciones contempladas en dicha normativa,
divorciándolas de los derechos que consagra, puesto que a la par que estos
funcionarios -como todo servidor público en el Poder Judicial- tienen deberes
inherentes a sus funciones, tienen también reconocidos sus derechos, que además,
están consagrados en la Ley Fundamental a toda persona.

Es necesario reiterar y dejar muy claro que, de los antecedentes que cursan en el
expediente, se colige que los becarios del Poder Judicial son contratados bajo el
sistema de "contratos a plazo fijo", modalidad distinta a los permanentes, pero no por
ello dejan de estar bajo la protección de la Ley de Organización Judicial y Ley 1817
del Consejo de la Judicatura, conforme en el caso de autos, reza en la cláusula séptima
del Contrato DRH 004/2001.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 98

De manera que en caso de una denuncia contra el becario por mal comportamiento en
su trabajo, antes del cumplimiento del plazo, debe seguirse todos los pasos del debido
proceso establecidos en el Reglamento de Procesos Disciplinarios como lo hemos
manifestado, de la misma manera como se procede con cualquier funcionario
permanente..."

A partir de dicha Resolución, se debe considerar a los funcionarios judiciales


contratados a plazo fijo mediante contratos de beca-trabajo, como cualesquier
funcionario del Poder Judicial, con los derechos y obligaciones que la normativa
citada le acuerdan, ya que, además, las funciones para las que son contratados son
permanentes, inherentes a la actividad judicial cotidiana en general, a diferencia de las
actividades eventuales que pueden presentarse fuera de las funciones inmanentes a la
jurisdiccional.

En ese sentido, es inaplicable el art. 3 del Reglamento de Procesos Disciplinarios por


cuanto desconoce el derecho a la defensa y la garantía del debido proceso, no
pudiendo, por ende, simplemente rescindirse de manera directa los contratos aludidos,
sino que debe iniciarse, proseguirse y concluirse un proceso administrativo en el que
se establezca la responsabilidad del servidor en el hecho denunciado y se aplique la
sanción correspondiente. Tampoco debe aplicarse lo estipulado en la cláusula quinta
del contrato de trabajo suscrito por la actora, ya que no puede destituirse a ningún
funcionario -así sea contratado a plazo fijo bajo la modalidad de beca trabajo-
solamente "previo informe escrito" del Titular del Juzgado en que preste sus servicios
o de la Delegación Distrital del Consejo de la Judicatura, porque se vulneraría el
derecho a la defensa y la garantía del debido proceso, consagrados en el art. 16 de la
Constitución Política del Estado (CPE).

III.3. En el caso presente, se tiene que ante la denuncia formulada por un litigante
contra el Secretario y la Oficial de Diligencias del Juzgado Segundo del Trabajo y
Seguridad Social de Santa Cruz, se siguieron los pasos que la Ley 1817 y el
Reglamento de Procesos Disciplinarios del Poder Judicial determinan, es decir, se
procedió con la investigación previa, y apartándose de la sugerencia emergente de ella
-que recomendó la resolución directa del contrato de beca-trabajo suscrito con la
actora- se instauró proceso disciplinario, sustanciado en primera instancia por el
Tribunal Sumariante, que emitió la Resolución 22/2002 (que erróneamente lleva el
número 22/2001), de 12 de agosto de 2002, por la que se estableció que Zulma Cavero
"infringió el art. 40 numeral 8 de la Ley 1817 del Consejo de la Judicatura y art. 22
parágrafo II numeral 8 del Reglamento de Procesos Disciplinarios al no cumplir el art.
135 del Código de procedimiento Civil y delegar funciones a la supernumerario del
Juzgado". Conocida esa decisión, ambos denunciados presentaron apelación que fue
conocida y resuelta por el Pleno del Consejo, que pronunció la Resolución 144/2002
de 29 de agosto, confirmando el fallo objeto de alzada.
99 José Luis Paredes Oblitas

En consecuencia, se sometió a la recurrente a un proceso disciplinario previo a la


disposición de resolver el contrato de beca-trabajo que tenía firmado con el Consejo
de la Judicatura, conforme a Derecho.

No obstante del procedimiento legal observado, la calificación de la conducta de la


actora, que fue ajustada a los arts. 40-8) LCJ y 22-II-8) del Reglamento de Procesos
Disciplinarios del Poder Judicial, no se adecua a los datos del proceso, porque en
ninguna parte de las Resoluciones 22/2002 y 144/2002 se hace referencia a anteriores
faltas similares cometidas por la denunciada, en virtud de lo que no es correcta tal
calificación, reservada para los casos de segunda reincidencia o incumplimiento de la
obligación que impone el art. 135 CPC por tres veces; sin embargo, no puede
declararse la procedencia de este recurso por tal motivo, en razón a dos factores: el
primero, por no haber presentado la recurrente la prueba pertinente que acredite que
tal extremo fue oportunamente reclamado en su recurso de apelación, para determinar
el agotamiento de la vía previa al amparo, y, el segundo, porque no ha planteado el
recurso contra el Pleno del Consejo de la Judicatura que es la instancia que conoció,
resolvió su apelación y mantuvo la calificación de su conducta, máxime si se toma en
cuenta que aún en el caso -no admitido- de llegar a anular la Resolución 22/2002,
continuaría plenamente vigente y con todo el valor legal la Resolución 144/2002,
emitida por el tantas veces referido Consejo, cuyos miembros no han sido recurridos.

Entonces, por la falta de prueba que acredite que la recurrente alegó los puntos que le
sirven de base para la formulación de su demanda de amparo, en la instancia
administrativa previa (recurso de apelación), y en atención a no haber dirigido esa
demanda también contra el Presidente y miembros del Consejo de la Judicatura, este
recurso es improcedente, y al haberlo declarado así la Corte de amparo, ha evaluado
correctamente los datos del proceso y las normas aplicables al mismo.

CONCEJO DE LA JUDICATURA

EL CONCEJO DE LA JUDITACURA PUEDE PROPONER UN


ARANCEL DE PRECIOS DE LOS TIMBRES Y LAS TASAS DE LOS
DIFERENTES SERVICIOS JUDICIALES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 95/2003 Sucre, 22 de septiembre de 2003 El


presente recurso es planteado arguyendo que la Resolución Senatorial 059/01-02 de
24 de enero, que aprobó el Arancel de Valores Judiciales, y el art. 13-II-7) LCJ, han
creado tasas en contra de lo dispuesto por los arts. 26, 59-1º, 66 y 116-VIII CPE. En
ese entendido, a fin de establecer si es fundada la pretensión del recurrente, del
examen de las normas aplicables al presente asunto, se llega a estas conclusiones:
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 100

III.1.El art. 68 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), establece la procedencia


de este recurso contra toda disposición legal que cree, modifique o suprima un tributo,
impuesto, tasa, patente, derecho o contribución de cualquier clase o naturaleza, que
hubiera sido establecida sin observar las disposiciones de la Constitución. El recurso
debe ser planteado por el sujeto pasivo del tributo y dirigido contra la autoridad que lo
aplicare o pretendiere aplicarlo.

III.2.El art. 13 LCJ fija las competencias del Consejo de la Judicatura, cuyo numeral
II, referido a materia económica y financiera, en su inciso 7), establece que es
atribución del citado órgano:

"Proponer al Honorable Senado Nacional, tasas por la prestación de servicios del


Registro de Derechos Reales, Derechos Judiciales, Servicios Notariales y otros
valores, no pudiendo las mismas ser aplicadas sin contar con la previa aprobación del
Senado Nacional" (las negrillas son nuestras).

Por consiguiente, la disposición legal transcrita, objetada por el actor, no está creando,
modificando ni suprimiendo tributo alguno, puesto que está referida única y
exclusivamente a la potestad del Consejo de la Judicatura de proponer al Senado las
tasas a cobrarse en los diferentes servicios judiciales. De modo tal que no vulnera
ninguno de los preceptos constitucionales invocados como lesionados por el
recurrente.

III.3.La Resolución Senatorial 059/01-02 de 24 de enero también impugnada,


homologa el Reglamento de Aranceles del Poder judicial, según el detalle allí
contenido sobre multas procesales, depósitos judiciales, aranceles de Derechos Reales,
timbres judiciales en actos procesales, arancel de valores judiciales, y otros ingresos
especiales.

La Ley 1817 del Consejo de la Judicatura, fue aprobada por el Congreso Nacional y
promulgada por el Presidente de la República, de acuerdo al procedimiento legislativo
reconocido en los arts. 71 a 81 CPE. La referida Ley, en su art. 13-II-7), a tiempo de
reconocer la competencia del Consejo de la Judicatura de proponer tasas por la
prestación de servicios judiciales, atribuye al Senado Nacional la competencia de
aprobar dichas tasas, precisamente cuando, en su última parte, prohíbe la aplicación
de las mismas cuando no cuenten con la previa aprobación del Senado.

Es decir que, respetando el principio de reserva legal en cuanto a la creación,


modificación y supresión de tributos, consagrado en el art. 59-1ª y 2ª CPE, el
Congreso Nacional, en el art. 13-II-7) LCJ hoy objetado, otorga al Senado Nacional la
atribución de aprobar las tasas por la prestación de servicios del Registro de Derechos
Reales, Derechos Judiciales, Servicios Notariales y otros valores, en virtud de lo que
la Resolución Senatorial 059/01-02 de 24 de enero ha sido emitida en uso específico
101 José Luis Paredes Oblitas

de esa atribución, sin que se haya infringido lo determinado por los arts. 26, 59-1ª, 66
ni 116-VIII CPE.

Resulta imperioso mencionar que este Tribunal se pronunció sobre una problemática
similar a través de la Sentencia Constitucional 070/2003, de 30 de julio.

De todo lo examinado en la presente sentencia, se concluye que el art. 13-II-7) LCJ


reconoce una competencia al Consejo de la Judicatura que de modo alguno implica la
creación de ningún tributo, por una parte, y por otra, que la Resolución Senatorial
059/01-02 de 24 de enero de 2002, ha sido pronunciada por el Senado Nacional en
uso de la atribución que el artículo 13-II-7) LCJ mencionado le confiere, sin que sean
evidentes las acusaciones que realiza el recurrente en su demanda, todo lo que da
lugar a la declaratoria de aplicabilidad de las normas impugnadas.

CONCEJO DE LA JUDICATURA

PROCEDIMIENTO PARA SANCIONAR FALTAS GRAVES EN EL


CONCEJO DE LA JUDICATURA, LA SANCIÓN DE SUSPENSIÓN
DEL CARGO, IMPLICA QUE EL SUSPENDIDO NO GOZA DE
HABERSE POR LOGICA CONSECUENCIA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1523 /2003-R Sucre, 27 de octubre de 2003 El


recurrente afirma que el recurrido Director Distrital del Consejo de la Judicatura, al
ordenar al habilitado del Poder Judicial de Tarija, la suspensión del pago de sus
haberes, pese a que en ninguna parte de la resolución emitida en su contra dentro del
proceso disciplinario que se le siguió, se determinó tal sanción, vulneró sus derechos
al debido proceso y a la defensa. Por consiguiente corresponde determinar en revisión,
si tales extremos ameritan otorgar la tutela que brinda el art. 19 CPE.

III.1 La Ley del Consejo de la Judicatura, establece en su art. 37.I) que: "Todo
funcionario judicial es responsable civil, penal y disciplinariamente por las acciones u
omisiones que obstaculicen el normal desenvolvimiento de las actividades del Poder
Judicial o atenten a la correcta y oportuna administración de justicia.", estableciendo
la existencia de tres clases de faltas disciplinarias: muy graves, graves y leves (arts.
39, 40 y 41 LCJ); estando todos los funcionarios judiciales sometidos a dicha Ley y
sus Reglamentos, además de ser juzgados y sancionados administrativa y
disciplinariamente cuando por acción u omisión de sus funciones incurren en las faltas
establecidas en la Ley, incluyendo los jueces que de acuerdo al art. 10.a) RPDPJ son
considerados como funcionarios judiciales jurisdiccionales.

De manera específica el art. 15 del citado Reglamento señala que la sanción: "es toda
pena prevista anteladamente como consecuencia de la comisión de una falta
disciplinaria, que se impone al funcionario judicial al dictarse resolución en proceso
disciplinario", y de manera particular respecto a las faltas graves, el art. 26.2 RPDPJ,
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 102

señala que: "La sanción en caso de faltas muy graves, cometidas por Vocales y Jueces
estará determinada por ley", el art. 28 del mismo reglamento indica: "Se considera
agravada una falta disciplinaria: 1. Cuando se trata de falta muy grave y sea
flagrante...sic", mientras que el art. 30 de la misma norma, determina que "Se
impondrá la sanción mayor prevista, cuando concurran agravantes", disposiciones que
son concordantes con la contenida en el art. 26 in fine del aludido RPDPJ, que indica:
"Cuando la sanción sea emergente de proceso disciplinario instaurado a funcionario
judicial jurisdiccional (Vocal o Juez), por la comisión de Faltas muy Graves, se tendrá
en cuenta la norma vigente al momento de dictar resolución". Por su parte el
Reglamento Específico de Administración de Personal en cuanto a sanciones, se
remite a la Ley del Consejo de la Judicatura al establecer su art 111 que "la aplicación
de las sanciones disciplinarias a las faltas muy graves, graves y leves deberá estar de
conformidad a lo establecido en los arts. 53, 54 y 55 de la Ley 1817".

Establecido el marco normativo aplicable al caso de autos, se concluye que la sanción


mayor vigente en el momento del juzgamiento disciplinario al actor, aplicables a las
faltas muy graves, en cumplimiento de los arts. 26 y 30 RPDPJ, como consecuencia
de la inconstitucionalidad declarada de los arts. 53 LCJ y 24 de la Ley de
Organización Judicial por Sentencia Constitucional (SC) 11/99 de 18 de octubre, es la
contenida en el art. 54 LCJ, es decir la suspensión del ejercicio de funciones de uno a
doce meses, sin goce de haberes.

III.2 En el caso de autos, el Consejo de la Judicatura con la facultad que le otorga la


Constitución y su Ley, sobre la base de la denuncia formulada por Claudia Sandra
Villalpando Correa, desarrolló el proceso disciplinario contra el recurrente y una vez
clausurado el término de prueba, el tribunal sumariante, el 24 de junio de 2003,
pronunció la resolución Final que declaró probado el proceso por faltas disciplinarias
calificadas como muy graves por los arts. 39 num. 3), 11) y 14) LCJ, 81 inc. f), y 82
incs. e), g), i), m), n) REAP, con la agravante de resultar flagrantes (art. 28 RPDPJ),
imponiendo la sanción máxima vigente a la fecha, consistente en la suspensión por
diez meses del ejercicio de su función como Juez y una vez ejecutoriada la resolución,
la autoridad recurrida comunicó por oficio de 8 de julio de 2003, al habilitado del
Poder Judicial de Tarija, la sanción impuesta al recurrente mencionando que la
suspensión era sin goce de haberes.

El recurrente, a través de la interposición del presente recurso, pretende que la sanción


impuesta por el tribunal sumariante, una vez sustanciado el proceso disciplinario, se
haga efectiva con goce de haberes, al no haberse determinado expresamente lo
contrario en la resolución emitida; sin embargo como consecuencia de la
inconstitucionalidad declarada del art. 53 LCJ por este tribunal, al caso de autos es de
aplicación, la sanción establecida por el art. 54 de la referida Ley, que se halla en
correspondencia con lo dispuesto por el inc 2 y último párrafo del art. 26 RPDPJ y art.
111 REAP, vale decir que la sanción se halla expresamente determinada por la ley, sin
103 José Luis Paredes Oblitas

que una omisión en la parte dispositiva de la resolución pronunciada por el Tribunal


Sumariante, imposibilite su aplicación, teniendo en cuenta que toda norma
disciplinaria tiene como componentes el precepto y la sanción, de modo que cuando
un funcionario, quebranta una norma, debe someterse a la sanción que se encuentra
impuesta, la misma que no puede modificarse salvo que la norma otorgue la facultad
discrecional al o los funcionarios encargados de juzgar, para imponer la sanción,
agravando o atenuándola, pero siempre dentro de los límites máximos y mínimos
previstos por la norma.

Ello significa que al haberse impuesto al actor la suspensión de su cargo, como


sanción máxima prevista para las faltas que cometió, no puede dividirse el precepto y
la sanción, imponiéndole sólo una parte de ésta, porque el art. 54 LCJ, aplicable al
caso, no faculta dicha alternativa, por lo que al haberse impuesto la sanción de
suspensión de diez meses del cargo que ejercía, implica que esa suspensión es sin
goce de haberes, porque dicha disposición no contempla otra figura jurídica; sanción
que se halla debidamente autorizada por los arts. 26.2 y párrafo in fine y 30 RPDPJ.

Por último debe tenerse en cuenta que toda sanción importa la consecuencia jurídica
desfavorable que el incumplimiento de un deber produce en relación con el obligado;
de modo que admitir una suspensión con goce de haberes, como sanción a faltas
cometidas en el desempeño de funciones, resulta absolutamente contrario a su propia
esencia; pues la autoridad recurrida al comunicar la suspensión del pago de haberes,
como consecuencia del proceso disciplinario desarrollado contra el actor, no ha
incurrido en acto ilegal alguno que amerite la tutela demandada.

Del análisis efectuado, se concluye que el Juez de Amparo, al haber declarado


procedente el Recurso, ha hecho una incorrecta evaluación de antecedentes, así como
no ha dado una cabal aplicación del art. 19 CPE.

CONCEJO DE LA JUDICATURA

CONFORMACIÓN DE LA COMISIÓN DEL CONCEJO DE LA


JUDICATURA PARA EL JUZGAMIENSO DE LOS SOMETIDOS A
SU COMPETENCIA.

AUTO CONSTITUCIONAL 72/2003-ECA Sucre, 12 de noviembre de 2003 II.2El


art. 42 de la Ley 1817 señala cuáles son las autoridades competentes para sustanciar
los procesos disciplinarios e imponer las consiguientes sanciones, cuyo numeral 1.
preceptúa que: "Por faltas muy graves o por las graves comprendidas en los numerales
2), 3), 6,) 7 y 9 del artículo 40 de la presente Ley, una Comisión del Consejo de la
Judicatura", debiéndose entender, en fiel interpretación del texto transcrito, que quien
conforma dicha Comisión es el Pleno del Consejo, y no así un Director Distrital, de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 104

manera que esta autoridad, si bien tiene facultades para designar a los miembros del
Tribunal Sumariante en el marco del art. 76 del Reglamento de Procesos
Disciplinarios del Poder Judicial, carece de atribuciones para conformar la Comisión a
la que se refiere el art. 42.1 de la Ley 1817.

II.3Respecto a la potestad de delegación de funciones establecida por el art. 13.V.2 de


la Ley 1817, en cuyo mérito no sólo el Pleno del Consejo de la Judicatura tendría
facultad para conformar una Comisión a efectos de tramitar los procesos disciplinarios
por faltas muy graves y graves, sino también los Directores Distritales previa
delegación de funciones, corresponde señalar que en el informe de fs. 445 a 447
presentado por los apoderados de los Consejeros recurridos, no se menciona el hecho
de que ese órgano administrativo y disciplinario hubiera delegado expresamente esa
función específica a favor del Delegado Distrital de Santa Cruz, y tampoco cursa en el
expediente la constancia de que esta fue delegada, pues debe entenderse que la
delegación de funciones sólo puede ser expresada por escrito a los fines establecidos
en la Ley 1178 referidos a la responsabilidad funcionaria.

CONCEJO MUNICIPAL

DISPONE LA NULIDAD DE LA CONVOCATORIA PORQUE NO SE


HIZO POR AUTORIDAD COMPETENTE QUE ES EL PRESIDENTE
DEL CONCEJO MUNICIPAL Y NO SU VICEPRESIDENTE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0062/2004 Sucre, 2 de julio de 2004 En el


presente recurso el actor considera que las autoridades recurridas actuaron
arbitrariamente ejerciendo atribuciones del Presidente del Concejo Municipal de
Oruro sin que éste se encontrare ausente o impedido temporalmente, al emitir la
Convocatoria 11/2004, por lo que ingresaron en la nulidad prevista en el art. 31 de la
CPE.

III.1. Conforme establecen los arts. 120.6ª de la CPE y 79 de la Ley del Tribunal
Constitucional (LTC), el recurso directo de nulidad procede contra todo acto o
resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra los actos
de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la Ley. En ese orden, en
cumplimiento de las disposiciones citadas, a la Justicia Constitucional sólo le
concierne determinar si el servidor público o la entidad recurridos actuaron con
jurisdicción y competencia al dictar la resolución o resoluciones impugnadas o si en
su defecto usurparon funciones, sin que le esté permitido ingresar a efectuar un
análisis de fondo de la problemática.

III.2.El art. 38 de la LM señala que "El Presidente del Concejo Municipal es el


representante legal y máxima autoridad de este cuerpo colegiado".
105 José Luis Paredes Oblitas

Las sesiones ordinarias y extraordinarias del Concejo Municipal, serán


necesariamente públicas y deberán convocarse obligatoriamente de manera pública y
por escrito por el Presidente del Concejo, sometiendo a su consideración la agenda y
los asuntos que competen al gobierno municipal, cual exige el art. 16, concordante
con el art. 39.7. del mismo cuerpo legal.

Asímismo, el art. 40 de dicho compilado de leyes, señala "El Vicepresidente


reemplazará al Presidente sólo en casos de ausencia o impedimento temporal con las
mismas atribuciones y responsabilidades".

A su vez, el art. 41.2) de la LM afirma que el Concejal Secretario tiene como


atribución suscribir con el Presidente y antes de la siguiente sesión, las Ordenanzas,
Resoluciones, Actas y otros documentos oficiales internos y públicos.

III.3. En el caso sometido a revisión, se evidencia que la Convocatoria 11/2004 a la


sesión del Concejo Municipal de Oruro, publicada en el diario "La Patria" el 3 de
marzo de 2004, efectivamente no fue emitida por la autoridad competente -Presidente
del Concejo Municipal en su calidad de representante legal y máxima autoridad de ese
Ente colegiado-, conforme establece el indicado art. 39.7 de la LM, sino por el
Vicepresidente ahora recurrido, autoridad ésta que está facultada a suplir al Presidente
en las circunstancias expresamente señaladas por el art. 40 de la LM, las mismas que
sin embargo, no han concurrido, por lo que esta autoridad incurrió en usurpación de
funciones al haber asumido atribuciones que son exclusivas del Presidente del
Concejo Municipal. En este sentido, aquel actuó fuera de su jurisdicción y
competencia.

De similar manera, el Concejal Secretario, Abdón Rufino Véliz Corrales, al haber


suscrito la Convocatoria en cuestión con el Vicepresidente del Concejo Municipal, si
bien procedió dentro de su atribución de refrendar los actos oficiales del Municipio, lo
hizo sin competencia porque no la firmó conjuntamente con el Presidente del Concejo
que -se reitera- no estaba impedido o ausente para ser reemplazado por el
Vicepresidente. Por lo que la participación de ambos recurridos en la emisión de la
Convocatoria impugnada vicia de nulidad la referida Convocatoria.

III.4.Respecto a la personería del actor, se evidencia que su identidad está claramente


demostrada por la credencial expedida por la Corte Departamental Electoral, donde
figura con el nombre de Hugo Zavaleta Loayza con el que interviene en el presente
recurso.

III.5. En cuanto a la legitimación activa y representatividad del recurrente, a tenor de


lo previsto por el art. 80 de la LTC se tiene que el recurso directo de nulidad lo
interpondrá toda persona que se considere agraviada, situación en la que se encuentra
el actor como miembro del Concejo Municipal de Oruro, es decir que no actuó en
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 106

representación de dicho Concejo, sino como integrante del mismo considerándose


lesionado por la Convocatoria que ahora impugna, al ser parte de este ente colegiado.

III.6. Con relación al hecho de que los recurridos actuaron como consecuencia de la
recomendación del Fiscal de Distrito y según dispone el citado Auto complementario
75/2004, cabe destacar que tales recomendaciones en ningún momento expresaron
que la convocatoria tendría que realizarse aún con infracción del mandato de la Ley,
de modo que las autoridades recurridas no pueden escudar su actuación sin
competencia en la opinión del Ministerio Público, ni en lo dispuesto en el mencionado
Auto de la Corte de amparo.

CONCEJO MUNICIPAL

LA ORDENANZA MUNICIPAL EMITIDA SOLO POR ALGUNOS


CONCEJALES EN UNA SESIÓN NO CONVOCADA Y LLEVADA
OFICIALMENTE, ES NULA POR INCOMPETENCIA DE LOS
CONCEJALES QUE LA EMITIERON AL HABER USURPADO LAS
FUNCIONES DEL CONCEJO MUNICIPAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0092/2006 Sucre, 28 de noviembre de 2006


III.3.En el caso presente, la recurrente denuncia que la OM 015/06, de 21 de julio de
2006, ha sido emitida sólo por los recurridos, y no por el Concejo Municipal de
Coripata en una sesión ordinaria o extraordinaria, por lo que la competencia para
dicho acto del Concejo Municipal de Coripata ha sido usurpada por los tres
Concejales ahora recurridos.

Analizada tal denuncia y los antecedentes remitidos a este Tribunal Constitucional, se


evidencia que el Concejo Municipal de Coripata se reunió en sesión ordinaria el 21 de
julio de 2006, no obstante ello, en dicha sesión no se aprobó la OM 015/06, y más por
el contrario, el Concejal ahora recurrido, Wálter Tórrez Calle informó que el 13 de
julio de 2006, fecha en que no existió sesión del Concejo Municipal de Coripata, los
comunarios les obligaron a emitir la Ordenanza ahora impugnada, incluso anotando la
fecha de una próxima sesión; es decir, el 21 de julio; confesión del ahora recurrido
que demuestra que la Ordenanza impugnada fue emitida sólo por los tres recurridos,
sin que hubiera sido aprobada por el Concejo Municipal de Coripata en una sesión
que cumpliese con los requisitos de validez previstos por los arts. 16 y 17 de la LM;
en consecuencia, los tres recurridos usurparon la competencia que tiene el Concejo
Municipal de Coripata para emitir ordenanzas municipales; atribución reconocida por
las normas de los arts. 12.4 y 20 de la LM al ente colegiado, no a sus integrantes,
conforme ya fue explicado; pues sin que el citado Concejo Municipal se hubiera
reunido en sesión, emitieron la OM 015/06; por consiguiente, adecuaron sus actos y
dicha Ordenanza a la causal de nulidad, prevista por el art. 79 de la LTC y explicada
en el Fundamento Jurídico III.1 de esta Sentencia, de usurpación de las competencias
del Concejo Municipal de Coripata.
107 José Luis Paredes Oblitas

CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

DEFINICIÓN DE LO QUE SE ENTIENDE POR PROCESO


CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO Y EL CONSENTIMIENTO DE
LA COMPETENCIA PARA RESOLVER ESTE PROCESO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0028/2003 Sucre, 26 de marzo de 2003

III.1 El Tribunal Constitucional ha establecido en su jurisprudencia que de acuerdo


con el art. 118.7ª CPE, la Corte Suprema tiene atribuciones para resolver, en única
instancia, las demandas contencioso-administrativas o sea que su fallo es definitivo, al
no darse otra instancia alguna para modificarlo, sustanciado que haya sido el trámite
respectivo hasta su conclusión, conforme a lo previsto por los arts. 778 al 781 CPC o
sea que se trata de un proceso judicial en el que se da "una secuencia o serie de actos
que se desenvuelven progresivamente con objeto de resolver (...) el conflicto sometido
a su decisión", según sostiene la doctrina procesal, criterio sustentado también por el
derecho positivo a través del código adjetivo civil. Esto quiere decir que en los
procesos contencioso-administrativos, tramitados como se dijo en única instancia, no
existe la posibilidad de acudir a etapas como la apelación o al recurso de casación.
Ello equivale a que en el desarrollo de este proceso, los recurrentes debían observar o,
en su caso, impugnar las presuntas irregularidades u omisiones para que sean resueltas
por el tribunal de la causa, a fin de que el proceso tenga un trámite regular incluyendo
el cumplimiento de plazos señalados por ley.

III.2 Todo proceso, por otra parte, supone la existencia de una relación jurídica en
virtud de la cual las partes en litigio se encuentran sometidas a la actividad y
decisiones jurisdiccionales del juez, ante quien -en consecuencia- deberán hacer valer
sus derechos en el curso del juicio que se tramita, utilizando oportunamente los
medios de impugnación que la ley reconoce, para evitar efectos preclusivos. Con
mayor razón en un juicio contencioso-administrativo que se desenvuelve en única
instancia y no tienen los litigantes la oportunidad de acudir a otra instancia que les
permita modificar sustancial o formalmente los actuados y decisiones adoptados en el
proceso.

III.3 En el presente caso, se cuestiona la competencia de los Ministros de la Corte


Suprema demandados a través del recurso directo de nulidad en el cual sostienen los
recurrentes que el fallo, dentro del contencioso administrativo, sustentado entre el
recurrente Roberto Germán Freire con la Superintendencia de Bancos y Entidades
Financieras, se lo dictó fuera del plazo legal puesto que el sorteo de la causa se realizó
el 11 de enero de 2002, habiéndose pronunciado la sentencia el 25 de septiembre de
2002 o sea a los ocho meses y medio del sorteo del expediente, es decir fuera del
plazo perentorio concedido por el art. 204.III CPC que es de 30 días. Conviene
aclarar, en este punto, que el fallo dictado por la Corte Suprema que motiva la
presente impugnación, no es emergente de un recurso de casación, sino el resultado de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 108

haber concluido un proceso contencioso-administrativo, de acuerdo con la facultad


que la Constitución le reconoce en su art. 118.7ª y arts. 778 al 781 CPC, según se
indicó antes.

III.4 En tal sentido, los recurrentes podían haber impugnado dentro de las incidencias
del mismo proceso contencioso-administrativo, los actos y omisiones procesales
atribuibles al tribunal o jueces de la causa, considerados irregulares o ilegales y
formular, en su caso, al vencimiento del plazo para dictar sentencia (cuarenta días de
acuerdo con el art. 204.I CPC), el pedido de regularización a fin de que tanto el nuevo
relator como la propia sala tengan habilitada su competencia para presentar el
proyecto de sentencia y emitir el fallo respectivo. En este caso, resulta que el
demandante del contencioso-administrativo no realizó acto alguno en ese sentido,
omisión que dentro de dicho proceso significó un consentimiento tácito a la
competencia del juzgador para que se pronuncie en la causa, ya que ella no fue
cuestionada en momento alguno, desde que se había producido el vencimiento del
plazo señalado por el art. 204.I CPC.

III.5 La jurisprudencia del Tribunal, ha establecido al respecto, en su Sentencia


Constitucional 69/2002 de 12 de agosto dictada dentro del proceso contencioso-
administrativo instaurado por Quintín Churqui Churiri, José Rodríguez Zarate y otros
contra el Fiscal General de la República, emergente del fallo dictado por el
Superintendente de Minas: "Según se ha explicado antes, los recurrentes podían
impugnar dentro del proceso contencioso-administrativo, los actos procesales
considerados irregulares o al margen de la competencia del Tribunal Supremo, como
la presunta nulidad de los sorteos por ejemplo reclamar antes de la emisión de la
sentencia oportunamente, el vencimiento de los plazos, si es que existía tal hecho ...".

CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

NATURALEZA DEL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, LUEGO


DEL RECURSO DE REVOCATORIA Y EL JERARQUICO VIENE EL
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0508/2003-R Sucre, 16 de abril de 2003 En el


presente amparo los recurrentes alegan que: a) son funcionarios que ingresaron al
SNAP por concurso de méritos y examen de capacidad, pero han sido retirados de sus
funciones sin justificación alguna; b) las Resoluciones emitidas por el
Superintendente del Servicio Civil han dispuesto su reincorporación, pero las
autoridades recurridas no las han acatado. En ese sentido, corresponde, en revisión,
analizar si en la especie se debe otorgar la tutela que buscan los actores.

La SC 347/2003-R, de 19 de marzo, ha establecido que:


109 José Luis Paredes Oblitas

"...en el marco de los principios de la legalidad y la seguridad jurídica, el legislador ha


previsto, en el art. 66 EFP, que la resolución dictada en el recurso jerárquico tendrá el
carácter definitivo, por lo que será inalterable e irrevisable; así lo ha entendido este
Tribunal Constitucional en su jurisprudencia, cuando en la SC 159/2002 de 27 de
febrero, al interpretar los alcances de la norma prevista por el art. 66 EFP, ha
establecido que: La mencionada Ley, en su art. 66 dispone que la competencia de la
Superintendencia de Servicio Civil para conocer y resolver los recursos jerárquicos,
está limitada a los casos en los que previamente se hayan agotado los procedimientos
de reclamación ante las correspondientes entidades, conforme a Reglamento, siendo
sus decisiones definitivas, sin que admitan, en la vía administrativa, recurso ulterior
alguno, salvo el contencioso administrativo. El procedimiento a seguir por el
funcionario está contemplado por el art. 66, que determina que las decisiones referidas
al ingreso, promoción y retiro a la carrera administrativa, podrán ser impugnadas
mediante un recurso de revocatoria interpuesto ante la misma autoridad que hubiese
dictado la decisión impugnada. Las resoluciones denegatorias de los recursos de
revocatoria pronunciadas por autoridad administrativa correspondiente, podrán ser
impugnadas en recurso jerárquico ante el Superintendente de Servicio Civil, quien se
pronunciará mediante resolución administrativa en única y última instancia, sin lugar
a recurso administrativo ulterior salvo el contencioso administrativo.

Que, de otro lado, el carácter definitivo, inalterable e irrevisable de la resolución


emitida en el recurso jerárquico se colige de la norma prevista por el art. 62-II LEFP,
que dispone expresamente lo siguiente: Las decisiones emitidas por la
Superintendencia de Servicio Civil son definitivas y no admiten, en la vía
administrativa, recurso ulterior alguno, salvo el contencioso administrativo ello
tomando en cuenta que el recurso jerárquico es el último recurso que tiene el servidor
público, en la vía administrativa, para hacer valer sus derechos cuando considera que
los mismos son lesionados ilegal o indebidamente.

Que, asimismo cabe señalar que a fin de reglamentar los recursos de revocatoria y
jerárquico previstos en la Ley para regular la carrera administrativa, se dictó el DS
26319 de 15 de septiembre de 2002, que en el mismo sentido de lo prescrito en los
arts. 66 y 62 referidos, en su art. 34.IV dispone: Contra la resolución administrativa
definitiva que expresa o presuntamente resuelve el recurso jerárquico el interesado
únicamente podrá acudir a la vía contencioso-administrativa., concordante con ello, en
su art. 38-I.d), refiriéndose al agotamiento de la vía administrativa, también establece
que la vía administrativa quedará agotada entre otros casos, cuando se resuelva el
recurso jerárquico o hubiese transcurrido el plazo para el dictado de la
correspondiente resolución sin que se resuelva el recurso jerárquico presentado. Al
tenerse por agotada dicha vía el art. 39 del mismo decreto dispone: Una vez resuelto
el recurso jerárquico o si vencido el plazo para pronunciarse sobre el recurso
jerárquico, no se dictare resolución, el Interesado podrá acudir a la impugnación
judicial por la vía del proceso contencioso-administrativo.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 110

Que, las normas referidas han sido establecidas por el legislador en el marco del
precepto previsto por el art. 118-7ª de la Constitución, por cuyo mandato son
atribuciones de la Corte Suprema de Justicia el Resolver las causas contenciosas que
resulten de los contratos, negociaciones y concesiones del Poder ejecutivo y las
demandas contencioso-administrativas a las que dieren lugar las resoluciones del
mismo pues de una interpretación constitucional, aplicando el principio de la eficacia
o efectividad constitucional, se infiere que el Constituyente estableció dicha norma
como un mecanismo de control de legalidad sobre los actos y resoluciones de los
funcionarios y autoridades administrativas; ello en razón a que en un Estado
Democrático de Derecho sustentado, entre otros, en el principio de la legalidad, los
servidores públicos ejercen sus funciones con sujeción a las leyes vigentes en el
ordenamiento jurídico. En consecuencia, las decisiones o resoluciones de la
Superintendencia de Servicio Civil también se encuentran sometidas a ese control de
legalidad mediante el proceso contencioso-administrativo, máxime si se toma en
cuenta que dicha entidad, por definición del art. 58 de LEFP, es una persona jurídica
de derecho público que ejerce sus atribuciones bajo la tuición del Ministerio de
Trabajo y Microempresa.

...Que, de lo referido precedentemente se concluye que la Resolución Administrativa


dictada por el Superintendente del Servicio Civil, al resolver un recurso jerárquico,
sólo puede ser impugnada en la vía judicial en un proceso contencioso-administrativo;
lo que significa que, en el ordenamiento jurídico vigente, no está prevista la vía de la
revisión o reconsideración para que las partes puedan plantear ante la misma
autoridad que dictó la Resolución Administrativa. En consecuencia, cualesquiera de
las partes que se considere agraviada por la resolución del Superintendente del
Servicio Civil deberá impugnarlo por la vía judicial antes referida".

En el caso sometido a revisión, los recurridos no interpusieron demanda contenciosa


administrativa contra las Resoluciones dictadas por el Superintendente del Servicio
Civil en las que ordenó la restitución de los recurrentes en sus respectivos cargos,
encontrándose, por ende, plenamente vigentes en mérito de lo cual deberán acatarlas
cumpliendo lo dispuesto por la citada autoridad del Servicio Civil.

Así lo ha determinado este Tribunal en sus SSCC 245/2003-R, 347/2003-R, y muchas


otras.

Resulta imprescindible advertir, de un lado, que no constituye requisito forzoso que


una entidad pública tenga suscrito un convenio con el PRI sobre el proceso de
institucionalización para que se respeten y cumplan las normas establecidas en el
Estatuto del Funcionario Público; y, de otro, que la falta de cumplimiento de una
formalidad como es la obtención del número de registro de la Superintendencia del
Servicio Civil no es motivo válido para desconocer los derechos del funcionario de
carrera.
111 José Luis Paredes Oblitas

De todo lo examinado, se concluye que la Corte de amparo, al haber declarado


improcedente el Recurso, no ha evaluado correctamente los datos del proceso y las
normas aplicables al mismo.

CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO Y CONTENCIOSO


TRIBUTARIO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0009/2004 Sucre, 28 de enero de 2004 A través


del presente recurso se cuestiona la constitucionalidad de las normas previstas por los
arts. 139.b) y c), 140.a) y b), 143, 144, 145, 146 y 147 de la Ley 2492 Código
Tributario Boliviano de 02 de agosto de 2003, con el fundamento de que las mismas
infringen las normas previstas por los arts. 16.I) y IV), 116.II) y III) y, 118.7) de la
Constitución Política del Estado (CPE), al establecer procedimientos jurisdiccionales
a desarrollarse ante un órgano administrativo que jamás puede administrar justicia en
materia tributaria. En consecuencia corresponde a este Tribunal establecer si las
infracciones denunciadas son evidentes.

III.1A ese efecto cabe señalar que el recurso directo o abstracto de


inconstitucionalidad tiene por finalidad el control objetivo de las disposiciones legales
para establecer su compatibilidad o incompatibilidad con los principios,
declaraciones, preceptos y normas de la Constitución, con el objeto de realizar una
depuración del ordenamiento jurídico del Estado. Por lo que corresponde a este
Tribunal, a la luz de los fundamentos expuestos por los recurrentes y el alegato
formulado por el personero legal del Congreso Nacional, determinar si la Ley
impugnada es constitucional o inconstitucional.

A ese efecto, con carácter previo al análisis del fondo, cabe efectuar un análisis de
algunos institutos jurídico - constitucionales vinculados con la problemática planteada
en el recurso.

III.2Principio de separación de poderes y actividad jurisdiccional.

Siguiendo la doctrina del Derecho Constitucional, este Tribunal Constitucional, a


través de su jurisprudencia, ha señalado que "el Estado Democrático de Derecho está
organizado sobre la base de los principios fundamentales, entre otros, de la separación
de funciones conocida también como el principio de división de poderes, lo que
implica la distribución de las competencias y potestades entre diversos órganos
estatales para el ejercicio del poder público, de manera tal que esa distribución se
constituya en una limitación para cada órgano de poder el que sólo podrá ejercer las
potestades que forman parte de su competencia". En el marco del principio
fundamental referido, que está consagrado en la norma prevista por el art. 2 de la
Constitución, el Constituyente ha efectuado la distribución de funciones y
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 112

competencias; así la potestad legislativa, de control y fiscalización la tiene el Poder


Legislativo; la función ejecutiva, administrativa y reglamentaria la ejerce el Poder
Ejecutivo y el ejercicio de la potestad jurisdiccional la tiene el Poder Judicial.

Conforme enseña la doctrina del Derecho Constitucional, la concepción dogmática de


la "división de poderes", ha sido superada en el constitucionalismo contemporáneo
con la adopción del concepto de la separación de funciones que se sustenta en los
siguientes principios: 1) la independencia de los órganos de poder del Estado; 2) la
coordinación e interrelación de funciones entre los órganos; y 3) el equilibrio entre los
órganos que se establece a partir frenos y contrapesos; ello implica que los diversos
órganos de poder del Estado no desarrollan única y exclusivamente sus función
esencial, también participan en el desempeño de las funciones y labores de los otros
órganos, en el marco de las atribuciones y competencias conferidas por el
Constituyente, así el Legislativo participa en las labores del Ejecutivo aprobando el
presupuesto general de la nación, o ratificando los tratados internacionales, entre
otros; de su parte el Ejecutivo participa en las labores del Legislativo a través de los
mecanismos previstos en la Constitución, tales como la iniciativa legislativa, la
promulgación de la Ley, entre otras actividades.

En el marco de la doctrina referida existe una corriente doctrinal que considera que el
Poder Ejecutivo, también participa en la labor jurisdiccional asignada al Poder
Judicial, aunque con las reservas del caso. En efecto, tomando en cuenta que en
sentido amplio, la jurisdicción es la potestad pública atribuida al Poder Judicial para
conocer y fallar en los asuntos litigiosos sometidos a su conocimiento, conforme a
ley; existe una corriente doctrinal que considera que la labor desempeñada por
algunos órganos administrativos del Poder Ejecutivo, en ejercicio de la potestad
administrativa sancionadora que tiene el Estado, constituye una labor jurisdiccional;
puesto que la potestad administrativa se traduce normalmente en la sanción correctiva
y disciplinaria para reprimir las acciones u omisiones antijurídicas, constituye un
mecanismo de autoprotección, en cuanto contribuye a preservar el orden jurídico
institucional y asegurar el cumplimiento de las decisiones administrativas. Empero,
cabe señalar que, frente a esa posición doctrinal surge otra corriente importante
representada por estudiosos del Derecho Administrativo, tales como Dromí,
Fernández Vásquez, entre otros, que consideran que el ejercicio de la potestad
administrativa sancionadora ejercida por algunos órganos del Poder Ejecutivo no es
en esencia una labor jurisdiccional, sino una labor propiamente administrativa, toda
vez que, dada su naturaleza jurídica la potestad administrativa sancionadora, si bien es
cierto que asume dos modalidades: la disciplinaria (frente a los funcionarios que
violan los deberes y prohibiciones) y la correccional (por las infracciones de los
particulares a las obligaciones o restricciones en materia tributaria, financiera, fiscal,
etc.), no es menos cierto que la decisión asumida por el órgano administrativo
presenta la forma jurídica de "acto administrativo" que no es asimilable a una
sentencia proferida por la autoridad judicial; pues el acto administrativo es
113 José Luis Paredes Oblitas

impugnable a través de recursos en sede administrativa, como el revocatorio,


jerárquico o reclamaciones, y revisable por la vía judicial a través de procesos
contenciosos, de manera que la inmutabilidad de dichas decisiones es de carácter
formal y no material. Para ese sector doctrinal la potestad jurisdiccional es privativa
del Poder Judicial, de manera que los órganos administrativos no ejercen función
jurisdiccional, sino asumen actos administrativos cuya naturaleza jurídica no es
jurisdiccional.

III.3El debido proceso, en su elemento del derecho del juez natural

Con el objeto de resguardar los principios fundamentales de la legalidad y la


seguridad jurídica, así como la libertad de las personas, el Constituyente ha
consagrado, en el art. 16 de la Constitución, el debido proceso; de otro lado, los
instrumentos internacionales de protección de los derechos humanos a los que se ha
adherido y ratificado el Estado boliviano, han consagrado como un derecho humano el
debido proceso, así la Declaración Universal de Derechos Humanos en su art. 10, el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su art. 14, la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en su art. 8.

Este Tribunal Constitucional, a través de su jurisprudencia, ha desarrollado la


naturaleza y finalidad del debido proceso. Así en el AC 289/1999-R, ha definido que
"(..) la garantía constitucional del debido proceso, exige que los litigantes tengan el
beneficio de un juicio imparcial ante los tribunales y que sus derechos se acomoden a
lo establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se
hallen en una situación similar, es decir, implica el derecho de toda persona a un
proceso justo y equitativo, lo que importa a su vez el derecho a la defensa, el
emplazamiento personal, el derecho de ser asistido por un intérprete, el derecho a un
juez imparcial(..)" (las negrillas han sido marcadas); de otro lado, ha señalado que el
debido proceso "(..) comprende el conjunto de requisitos que deben observarse en las
instancias procesales, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente
ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos" (SC
Nº 418/2000-R y Nº 1276/2001-R).

Conforme a las normas previstas por los arts. 14 y 16-IV de la Constitución, 10 de la


Declaración Universal de los Derechos Humanos, 14.1 del Pacto Internacional de los
Derechos Civiles y Políticos y 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos o Pacto de San José de Costa Rica, uno de los elementos esenciales del
debido proceso es el derecho a ser juzgado y oído por un juez natural competente,
independiente e imparcial para la determinación de sus derechos y obligaciones o para
el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal. Con relación al tema,
este Tribunal en su SC 0491/2003- R de 15 de abril, ha señalado lo siguiente: "Uno de
los elementos esenciales de la garantía del debido proceso es el derecho al juez natural
competente, independiente e imparcial; debiendo entenderse por Juez competente
aquel que de acuerdo a las normas jurídicas previamente establecidas, conforme
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 114

criterios de territorio, materia y cuantía, es el llamado para conocer y resolver una


controversia judicial; Juez independiente aquel que, como se tiene referido, resuelve
la controversia exenta de toda ingerencia o intromisión de otras autoridades o poderes
del Estado; y Juez imparcial aquel que decida la controversia judicial sometida a su
conocimiento exento de todo interés o relación personal con el problema,
manteniendo una posición objetiva al momento de adoptar su decisión y emitir la
resolución. El cumplimiento de estos requisitos que hacen al juez natural permite
garantizar la correcta determinación de los derechos y obligaciones de las personas; de
ahí que la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya jurisprudencia es
vinculante para la jurisdicción interna, en su Sentencia de 31 de enero de 2001 (Caso
Tribunal Constitucional del Perú, párrafo 77), ha establecido que 'toda persona sujeta
a juicio de cualquier naturaleza ante un órgano del Estado deberá contar con la
garantía de que dicho órgano sea competente, independiente e imparcial'".

De lo referido precedentemente se tiene que en todo proceso jurisdiccional o proceso


administrativo, en el que se vaya a adoptar una decisión final a través de una sentencia
o acto administrativo, según se trate de un proceso tramitado ante autoridad judicial o
administrativa, es necesario que la autoridad (unipersonal o colegiada) sea: a)
competente para conocer y resolver la controversia, porque previamente ha sido
determinada por ley (principio de legalidad) en razón a materia, territorio, turno, etc,
lo que implica que ninguna persona puede ser sometida al conocimiento de una
autoridad que es incompetente para conocer o resolver su controversia; b)
independiente que es aquella autoridad que resuelve la controversia al margen de
presiones que pudieran ser ejercidas por personas u otras autoridades, sometiéndose
únicamente al derecho y; c) imparcial que implica que la autoridad no deba tener
opinión anticipada sobre el resultado final del asunto que conoce, tampoco dejarse
influenciar por nadie ni con nada a favor ni en contra de alguna de las partes, sino
mantener una posición objetiva a tiempo de pronunciar su decisión final.

III.4Naturaleza jurídica del Procedimiento Tributario y del Proceso Tributario

Conforme enseña la doctrina, de manera general, el procedimiento es el conjunto de


actos realizados ante la autoridad administrativa, por parte del administrado,
tendientes a obtener el dictado de un acto administrativo. En cambio el proceso es el
conjunto de actos recíprocamente coordinados entre sí, conforme a reglas
preestablecidas, que tienen por fin decidir una controversia entre partes (litigio), por
una autoridad imparcial e independiente (juez) mediante una decisión o sentencia con
fuerza legal (cosa juzgada).

Del marco doctrinal referido se infiere que el procedimiento tributario es el conjunto


de actos realizados por la administración tributaria, en relación jurídica con el
contribuyente, con la finalidad de determinar la deuda tributaria, conseguir el pago de
la misma y, en su caso determinar los ilícitos tributarios para aplicar las sanciones
previstas en el ordenamiento jurídico tributario. En cambio el proceso tributario es el
115 José Luis Paredes Oblitas

conjunto de actos coordinados tendientes a dilucidar una controversia entre partes


(administración tributaria y contribuyente), por una autoridad independiente e
imparcial, a través de una decisión con fuerza de verdad legal. Cabe señalar que la
doctrina del Derecho Tributario y del Derecho Tributario Procesal, establece la
diferencia entre los conceptos de procedimiento tributario y proceso tributario,
sostiene que el procedimiento se desarrolla en el ámbito administrativo, por lo que no
existe una autoridad decisoria imparcial e independiente, sino que la propia
administración, quien siendo parte en la contienda dicta la resolución que se
constituye en un acto administrativo, el que carece de fuerza de cosa juzgada material,
toda vez que puede ser revisada en sede administrativa e impugnada ante la autoridad
judicial; en cambio el proceso tributario se desarrolla en el ámbito jurisdiccional, ante
una autoridad independiente e imparcial, en el que intervienen dos partes en igualdad
de condiciones y de manera contradictoria, concluyendo el proceso con una decisión
que adquiere la calidad de cosa juzgada material.

Recogiendo la doctrina del Derecho Administrativo y del Derecho Tributario, en


resguardo de los principios fundamentales de la legalidad, la reserva legal y la
seguridad jurídica, la Ley N° 1340 de 28 de mayo de 1992 estableció el procedimiento
tributario con normas que resguardaban los derechos y garantías constitucionales del
contribuyente, entre otras, el derecho al debido proceso en sus elementos del derecho
al juez natural, el derecho a la defensa, el derecho a impugnar los actos
administrativos. Así en el Título IV, Capítulo VII, estableció las vías de revisión e
impugnación de los actos administrativos emitidos por la Administración Tributaria,
es decir, adoptó el sistema de las dos vías, no paralelas sino excluyentes entre sí, para
que el contribuyente pueda hacer valer sus derechos y garantías constitucionales
frente al acto administrativo. En efecto, bajo el nómen juris "De los recursos
administrativos y jurisdiccionales", la citada Ley estableció la vía de revisión del acto
administrativo en sede administrativa a través del recurso de revocatoria y el recurso
jerárquico previstos por el art. 171.1°); de otro lado, estableció la vía de impugnación
ante la autoridad jurisdiccional, es decir, a través de procesos contencioso-tributarios,
asignando inicialmente la competencia al Tribunal Fiscal que actuaba como juzgado
de primera y segunda instancia, un Tribunal que en esencia no fue parte del Poder
Judicial, pero sí fue un Tribunal jurisdiccional independiente e imparcial, con todas
las características de un Tribunal Judicial; finalmente se encomendó a la Corte
Suprema de Justicia para conocer los recursos de nulidad o casación planteados contra
las sentencias emitidas por el Tribunal Fiscal; empero, previó que la elección de una
vía importaba la renuncia a la otra. Posteriormente, mediante Ley N° 1455 de
Organización Judicial, se asignó la jurisdicción y competencia para sustanciar los
procesos contencioso-tributarios a los Juzgados en materia Administrativa.

III.5El Procedimiento Tributario y Proceso Tributario en el Código Tributario vigente


Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 116

La Ley N° 2492 Código Tributario Boliviano, de 2 de agosto de 2003, que abroga la


Ley N° 1340 de 28 de mayo de 1992, hizo una confusión del procedimiento tributario
con el proceso tributario, de manera que ha restringido la vía de la impugnación
judicial al proceso contencioso administrativo, eliminando el proceso contencioso-
tributario.

A través de las disposiciones legales impugnadas se ha previsto la vía de revisión del


acto administrativo emitido por la administración tributaria a través del Recurso de
Alzada y el Recurso Jerárquico a sustanciarse ante La Superintendencia Tributaria
creada para el caso. En efecto, la norma prevista por el art. 131 de la Ley N° 2492,
dispone que "Contra los actos de la Administración Tributaria de alcance particular
podrá interponerse Recurso de Alzada en los casos, forma y plazo que establece el
presente Título. Contra la Resolución que resuelve el Recurso de Alzada solamente
cabe el Recurso Jerárquico, que se tramitará conforme al procedimiento que establece
este Código (..)". De otro lado, la citada disposición legal, como consecuencia de la
confusión del procedimiento tributario con el proceso tributario que ha realizado el
legislador ordinario, establece como vía de impugnación judicial el proceso
contencioso administrativo, cuya naturaleza jurídica, fines y objetivos serán
analizados más adelante.

En las normas previstas por los arts. 139 al 144 de la mencionada Ley N° 2492 se
establecen las atribuciones y funciones del Superintendente Tributario General y de
los Superintendentes Tributarios Regionales; se define la organización, estructura y
procedimientos administrativos del Superintendente General se aprobarán mediante
Resolución Suprema y en el caso de las Superintendencias Regionales, se aprobarán
mediante Resolución Administrativa emitida por la Superintendencia General; se
determina los actos administrativos que pueden ser impugnados por la vía del Recurso
de Alzada, fijando el plazo para interponer el recurso; finalmente se establece la forma
y plazo en que se interpone el Recurso Jerárquico. De una interpretación literal de las
normas referidas, se puede colegir que los recursos previstos, como son la Alzada y el
Jerárquico, son vías de revisión del acto administrativo tributario en sede
administrativa, por lo que per se no contradicen los valores supremos, principios
fundamentales, derechos y garantías constitucionales y preceptos de la Constitución.
Empero, el contenido de algunas normas previstas por las disposiciones legales
impugnadas, por contradicción, así como el sistema adoptado, por omisión, vulneran
las normas de la Constitución. Por lo que, seguidamente este Tribunal pasa a someter
a juicio de constitucionalidad, en principio de las disposiciones legales impugnadas en
el recurso, y posteriormente al sistema de impugnación adoptado por la Ley
impugnada.

Con referencia a la norma prevista por el art. 139.b) de la Ley N° 2492 cabe señalar
que, interpretada la misma conforme a los derechos fundamentales y garantías
constitucionales consagrados por la Constitución, se entiende que el Recurso
117 José Luis Paredes Oblitas

Jerárquico previsto, como una atribución del Superintendente Tributario General,


constituye una vía de revisión del acto administrativo tributario en sede
administrativa, lo que no debe ni puede impedir al contribuyente someter al control
jurisdiccional el acto administrativo revisado, es decir, no debe ni puede excluir la
impugnación judicial; en consecuencia, en el marco de esa interpretación la norma no
es incompatible con la Constitución en general, menos con las normas
constitucionales invocadas por los recurrentes en particular; toda vez que al ser una
vía de revisión en sede administrativa, no excluyente de la vía de impugnación
judicial, la actuación del Superintendente Tributario General no constituye una labor
jurisdiccional propiamente dicha, pues éste no sustituirá ni suplirá a la autoridad
judicial competente; en consecuencia, en el marco de esta interpretación
constitucional, no quebranta las normas previstas por el art. 116 de la Constitución; de
otro lado, se entiende que en las normas que regularán el procedimiento a seguirse en
el trámite de recurso resguardarán el debido proceso. Empero, se reitera que dicha
norma deberá ser aplicada en el marco de esta interpretación.

Respecto a las normas previstas por el art. 140.a) y b) de la Ley impugnada, cabe
señalar que interpretadas las mismas desde y conforme a la Constitución, se entiende
que, el Recurso de alzada, previsto como una atribución de los Superintendentes
Tributarios Regionales, constituye una vía de revisión del acto administrativo
tributario en sede administrativa, no siendo una vía excluyente de la impugnación
judicial del acto administrativo tributario, sino alternativo para el contribuyente; en
consecuencia dichas normas tampoco son incompatibles con la Constitución en
general menos con las normas invocadas, como vulneradas, por los recurrentes, en la
medida en que sean aplicadas en el marco de esta interpretación constitucional; toda
vez que al ser una vía de revisión en sede administrativa, no excluye la vía de
impugnación judicial, la actuación de los Superintendentes Tributarios Regionales no
constituye una labor jurisdiccional propiamente dicha sino de un procedimiento
administrativo tributario, pues éste no sustituirá ni suplirá a la autoridad judicial
competente, en consecuencia, en el marco de esta interpretación constitucional, no
quebranta las normas previstas por el art. 116 de la Constitución; de otro lado, se
entiende que en las normas que regularán el procedimiento a seguirse en el trámite de
recurso resguardarán el debido proceso.

Con relación a las normas previstas por los arts. 143 y 144 que se impugnan en el
recurso, corresponde referir que las mismas, al enumerar los actos administrativos
tributarios contra los que proceden los recursos de Alzada y Jerárquico,
respectivamente, así como establecer los plazos para su interposición, en el marco de
la interpretación constitucional efectuada de las normas legales que instituyen los
recursos de referencia, tampoco son incompatibles con la Constitución, ya que si el
legislador ha previsto como una vía de revisión de los actos administrativos tributarios
en sede administrativa, a través de los recursos de alzada y jerárquico, mismos que en
el marco de la interpretación constitucional efectuada precedentemente son
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 118

compatibles con la Constitución, resulta obvio que para la procedencia de los


mencionados recursos es necesario determinar los actos administrativos que podrán
ser sometidos a esa revisión, por lo mismo dichas normas no contradicen el debido
proceso consagrado por el art. 16 de la Constitución, tampoco lesionan la unidad
jurisdiccional prevista por el art. 116 de la Ley Fundamental. Empero, la
compatibilidad de estas normas sólo se da en la medida en que sean aplicadas
conforme a la interpretación constitucional efectuada por este Tribunal
precedentemente.

Respecto a las normas previstas por el art. 145 de la Ley N° 2492, cabe señalar que al
instituir la Revisión Extraordinaria de los actos administrativos firmes, como
atribución de la máxima autoridad ejecutiva de la Administración Tributaria y las
Superintendencias Tributarias, resulta incompatible con la Constitución, toda vez que
contradice principios fundamentales, derechos fundamentales y garantías
constitucionales, asimismo normas constitucionales orgánicas, conforme se detalla a
continuación.

La Revisión Extraordinaria, no es un medio de impugnación ni ordinario ni


extraordinario, sino una acción procesal subsidiaria que persigue rescindir una
sentencia firme, dejando imprejuzgada la cuestión litigiosa; es una acción
impugnatoria autónoma, al que se accede por existir hechos ajenos al proceso y
ocurridos fuera de él que provocan la lesión o el gravamen; procede contra una
sentencia que adquiere firmeza, es decir, aquella contra la que no cabe recurso alguno
ordinario ni extraordinario, ya por su naturaleza, ya por haber sido consentida por las
partes. Según la doctrina del Derecho Procesal, la Revisión Extraordinaria comprende
un doble enjuiciamiento iudicium rescindens (juicio resindente) y iudicium
rescisorium (juicio rescisorio), encomendado a distintos órganos jurisdiccionales no
administrativos. En el juicio rescindente, el tribunal de revisión decide acerca de la
existencia del vicio producido por el hecho nuevo con carácter puramente negativo:
dejando sin efecto la sentencia firme. El juicio rescisorio es contingente del anterior y
a él pueden acudir las partes para que se dicte una nueva sentencia, por cuanto el
objeto litigioso resulta en ese momento carente de decisión, aunque el juez se
encuentra vinculado, desde luego, por las declaraciones del fallo de revisión. De lo
referido se concluye que: a) la Revisión Extraordinaria es una acción procesal
aplicable sólo en el ámbito jurisdiccional; b) la Revisión Extraordinaria, siendo una
acción procesal subsidiaria, no se activa de oficio sino a instancia de parte; c) su
finalidad es dejar sin efecto una sentencia firme; y d) dada su naturaleza jurídica, es
competente para conocer esta acción procesal un tribunal independiente e imparcial,
por lo que generalmente se encomienda la labor al Tribunal Supremo.

Contrastada la Revisión Extraordinaria instituida por la disposición legal impugnada


con la naturaleza jurídica referida precedentemente, se establece que aquella no se
encuadra en ésta, es decir, en la acción procesal subsidiaria, por las siguientes razones:
119 José Luis Paredes Oblitas

1) se pretende aplicar al ámbito del procedimiento administrativo tributario y no al


proceso tributario; 2) de una interpretación sistematizada de las normas contenidas por
el art. 145 de la Ley N° 2492 se establece que puede activarse de oficio o a instancia
de parte, pues en el parágrafo III de la disposición legal examinada, al establecer el
plazo en que debe ser resuelta la Revisión, se refiere que el plazo se computará "desde
la presentación de la solicitud del interesado cuando sea a instancia de partes..",
interpretando la frase "cuando" que está empleado en la dimensión alternativa,
aplicando el argumento a contrario sensu se concluye que también podrá activarse la
Revisión de oficio; con ello se lesiona el principio fundamental de la seguridad
jurídica, consagrado como derecho fundamental por el art. 7.a) de la Constitución,
conforme a interpretado este Tribunal; toda vez que la estabilidad del acto
administrativo se verá alterada por la voluntad unilateral y discrecional de la
Administración Tributaria, máxime si la disposición legal le reconoce la facultad de
conocer de la Revisión al mismo generador del acto administrativo, lo que significa
que el Administrado se encontrara en permanente incertidumbre e inseguridad a las
resultas de la voluntad de la Administración Tributaria; 3) se otorga competencia para
sustanciar la Revisión Extraordinaria a la propia Administración Tributaria o a la
Superintendencia, es decir, a la misma autoridad que genera el acto administrativo,
con lo que se vulnera el principio de la buena fé de los actos administrativos, que
según ha definido este Tribunal en su SC 095/2001 impide que la Administración
Pública pueda revisar y anular unilateralmente sus propios actos administrativos; de
otro lado se lesiona el debido proceso en su elemento del juez natural independiente,
competente e imparcial consagrado por los arts. 14 y 16 de la Constitución, toda vez
que se encomienda a la Administración Tributaria revisar sus propios actos
administrativos, siendo así que la Revisión debió encomendarse a la autoridad judicial
independiente e imparcial, para que pueda sustanciar la acción procesal autónoma en
igualdad de condiciones para las partes, y, en su caso, pueda anular el acto
administrativo; finalmente vulnera la norma prevista por el art. 116-II y III de la
Constitución, toda vez que se estaría creando, de hecho, un Juzgado especial para la
revisión extraordinaria y se desconoce el mandato del Constituyente de que la
potestad de juzgar en la vía ordinaria, contenciosa y contenciosa administrativa
corresponde al Poder Judicial.

Tomando en cuenta que la norma prevista por el art. 139.c) es concordante con las
normas previstas por el art. 145 de la Ley impugnada, también resulta incompatible
con la Constitución por las razones y fundamentos jurídico - constitucionales
precedentemente expuestos.

Respecto a la norma prevista por el art. 146 de la ley impugnada, sometida al juicio de
constitucionalidad se determina que la misma es incompatible con el principio de
Reserva Legal consagrado por el art. 7 de la Constitución. En efecto, la norma
examinada hace una remisión reglamentaria directa respecto a los procedimientos
administrativos tributarios, es decir, dispone que los procedimientos para la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 120

sustanciación de los recursos de Alzada y Jerárquico, referidos a los plazos, términos,


condiciones, requisitos y forma, serán previstos por Decreto Supremo Reglamentario,
lo cual lesiona el principio de reserva legal, que según ha definido este Tribunal, en su
Declaración Constitucional N° 06/2000, es la "institución jurídica que protege el
principio democrático, al obligar al legislador a regular aquellas materias que por
disposición de la Constitución deben ser desarrolladas en una Ley; es una institución
que impone un límite tanto al Poder Legislativo como al Ejecutivo; a aquél,
impidiendo que delegue sus potestades en otro órgano, y a éste, evitando que se
pronuncie sobre materias que, como se dijo, deben ser materia de otra Ley"; pues
habrá de recordar que la potestad administrativa sancionadora del Estado, así como el
procedimiento tributario al ser de carácter correctivo, deberá ser ejercida en el marco
del principio de la reserva legal, lo que implica que los ilícitos o infracciones
administrativas, las sanciones, así como las normas generales y esenciales del
procedimiento deben ser definidos por Ley, remitiéndose al reglamento solamente los
aspectos secundarios de detalle de los procedimientos. En el caso de la norma
examinada, el legislador ha omitido establecer los aspectos generales y esenciales del
procedimiento, tales como los requisitos y condiciones de admisibilidad de los
recursos, las causales de rechazo, las modalidades de resolución, los plazos y
penalidades para el incumplimiento de plazo por parte de las autoridades
administrativas que conocerán de los recursos; pues directamente ha remitido al
Reglamento la regulación de esos aspectos esenciales del procedimiento.

En concordancia con la norma examinada precedentemente, las normas previstas por


el art. 141 de la Ley impugnada, establecen la remisión al reglamento la regulación de
los procedimientos aplicables ante la Superintendencia General, con la agravante de
que, en contradicción con la norma prevista por el art. 146, dispone que el reglamento
será aprobado mediante Resolución Suprema, y en el caso de las Superintendencias
Tributarias Regionales, el procedimiento será aprobado mediante Resolución
Administrativa emitida por el Superintendente Tributario General, lo cual lesiona el
principio de la reserva legal, conforme se tiene fundamentado precedentemente.

III.6La impugnación vía judicial en la Ley N° 2492 Código Tributario Boliviano

Como se tiene referido precedentemente, en el marco de los valores supremos de la


justicia y la igualdad, la potestad administrativa sancionadora del Estado, en el ámbito
tributario, debe ser ejercida con resguardo y la debida protección de los derechos
fundamentales y garantías constitucionales del administrado contribuyente; para ello,
según enseña la doctrina modernamente el Estado establece vías paralelas de revisión
e impugnación de los actos administrativos tributarios. En efecto, conforme ha
evolucionado la doctrina del Derecho Administrativo y del Derecho Tributario, en la
legislación estatal tributaria se establece, de un lado, la vía de revisión del acto
administrativo tributario en sede administrativa a través de la revocatoria, la alzada,
recurso jerárquico o la reclamación; del otro, la vía de la impugnación judicial, a
121 José Luis Paredes Oblitas

través del proceso contencioso-tributario; para esta última vía se otorga competencia a
un Juez o Tribunal independiente de la administración tributaria, por lo mismo
imparcial.

Con relación a la vía de impugnación judicial, la doctrina enseña que si bien


inicialmente se asumió como vía de tutela judicial el proceso contencioso
administrativo, a partir de una aparente similitud entre los mecanismos de tutela del
Derecho Administrativo y los del Derecho Tributario; empero, con la evolución
doctrinal se han establecido diferencias entre ambos ámbitos, por lo mismo las
legislaciones estatales han establecido la vía del proceso contencioso - tributario,
como vía de tutela judicial al contribuyente en materia tributaria. Como se tiene
referido en el punto III.4 de esta Sentencia, asumiendo la evolución doctrinal, el
legislador, mediante la Ley N° 1340, adoptó como vía judicial de impugnación del
acto administrativo tributario el proceso contencioso - tributario con una
configuración procesal propia y diferente del proceso contencioso administrativo. A
esta altura del análisis cabe señalar que el proceso contencioso - tributario tiene su
fundamento en el derecho de contradicción del contribuyente, derecho que nace en los
valores supremos de la justicia y la igualdad; el derecho a la contradicción se
constituye en el derecho a obtener la decisión justa del litigio mediante una sentencia
que debe dictarse en el proceso, luego de tener la oportunidad de ser oído en igualdad
de condiciones, para defenderse, alegar, probar e interponer los recursos que la ley
procesal prevea; persigue una doble finalidad, de una lado, la satisfacción del interés
público en la buena justicia y en la tutela del derecho objetivo y, del otro, la tutela del
derecho constitucional de defensa y de la libertad individual en sus distintos aspectos;
de manera que el proceso contencioso - tributario tiene la cualidad de ser un proceso
contradictorio, en el que las partes tienen la oportunidad de hacer valer sus
pretensiones a través de la presentación y producción de pruebas, contradecir los
hechos y los fundamentos jurídicos.

Sometido a juicio de constitucionalidad las disposiciones legales impugnadas, se tiene


que, si bien es cierto que los recurrentes impugnan el art. 139 de la Ley N° 2492 y no
así el art. 131, en el que se instituye el sistema de revisión e impugnación de los actos
administrativos tributarios, no es menos cierto que, por disposición expresa de la
norma prevista por el art. 58-III de la Ley N° 1836, "la Sentencia podrá declarar la
inconstitucionalidad de otros preceptos que sean conexos o concordantes con la norma
legal impugnada..", en ese marco cabe señalar que las normas previstas por el art. 139
impugnado tienen concordancia y son conexas con las normas previstas por el art. 131
de la Ley, toda vez que aquellas nacen de éstas; en consecuencia, este Tribunal
Constitucional pasa a someter a juicio de constitucionalidad el art. 131 de la Ley
impugnada.

En ese orden cabe señalar que el art. 131 de la Ley impugnada es inconstitucional por
omisión normativa. En efecto, la disposición legal sometida a examen modifica el
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 122

sistema de protección o tutela administrativa y judicial del contribuyente previsto en


la Ley N° 1340 de 28 de mayo de 1992; ese sistema de tutela paralela se ha sustituido
por la de una tutela única, es decir, vía revisión en sede administrativa, a través de los
recursos de Alzada y Jerárquico, con el complemento de un control de legalidad del
acto administrativo tributario a través del proceso contencioso-administrativo a
sustanciarse ante la Corte Suprema de Justicia; lo que significa que se ha excluido la
vía de la impugnación judicial del acto administrativao a desarrollarse ante el Juez o
Tribunal independiente e imparcial; esa supresión se hace evidente, cuando la Ley
impugnada, a través de la Disposición Final Primera abroga, la vigencia del Código,
el art. 157-B de la Ley N° 1455 de Organización Judicial, norma ésta que asignó
competencia a los Jueces en Materia Administrativa, para conocer y decidir, en
primera instancia, de los procesos contencioso-tributarios por demandas originadas en
los actos que determinen tributos y en general, de las relaciones jurídicas emergentes
de aplicación de las leyes tributarias.

Con la supresión referida, el art. 131 de la Ley impugnada contradice a la


Constitución, toda vez que lesiona la garantía constitucional (derecho humano) del
debido proceso en su elemento del derecho al juez natural, independiente, imparcial y
competente consagrado por las normas previstas por los arts. 14 y 16-IV de la
Constitución, ya que le priva al contribuyente toda posibilidad de someter el acto
administrativo tributario a un proceso contencioso en el que de manera contradictoria
y en igualdad de condiciones pueda ser oído y hacer valer sus pretensiones,
produciendo prueba, objetando la de contrario, desvirtuando los procedimientos
administrativos tributarios que dieron lugar al acto determinativo del tributo, en suma
lograr una decisión legal y justa; de otro lado se lesiona el derecho a impugnar los
actos administrativos tributarios ante un juez o tribunal independiente e imparcial,
toda vez que si bien es cierto que tiene la vía de revisión en sede administrativa, a
través de los recursos de alzada y jerárquico, no es menos cierto que la autoridad
competente para dicha revisión no es totalmente independiente, en la medida en que el
financiamiento de sus actividades, que incluye el pago de sus sueldos, proviene de las
recaudaciones tributarias, conforme dispone la norma prevista por el art. 133.1 de la
Ley impugnada; pues habrá de recordar que una de las formas de garantizar la
independencia del Juez o Tribunal es la gratuidad en el acceso a la justicia, esto es que
las partes no tengan que efectuar la remuneración por los servicios prestados, en el
caso examinado será la Administración Tributaria la que, a través del desembolso del
1% del total de las recaudaciones tributarias, soportará el funcionamiento de las
Superintendencias. De manera que, si la revisión en sede administrativa es realizada
por una autoridad administrativa que no es independiente e imparcial, es obvio que el
legislador debió prever la vía de la impugnación judicial como un medio de tutela
alternativo, es decir, que el contribuyente tenga, por una parte, la vía de revisión en
sede administrativa y, por otra, la vía de impugnación judicial.
123 José Luis Paredes Oblitas

De otro lado lesiona los valores supremos de la justicia e igualdad, inherentes al


Estado Democrático de Derecho y consagrados por el art. 6 de la Constitución, toda
vez que al impedir al contribuyente acceder a la vía judicial de impugnación del acto
administrativo, le impedirá ejercer el derecho de contradicción, por lo mismo le
impedirá acceder, en igualdad de condiciones, a la vía judicial para lograr una
sentencia justa y legal del litigio, en consecuencia que obtenga una tutela judicial
efectiva que, como bien ha establecido este Tribunal en su jurisprudencia, constituye
parte del debido proceso.

Al respecto cabe aclarar que el fundamento expresado por el Presidente del Congreso
Nacional, en el alegato presentado a favor de la Ley impugnada, no es atendible, toda
vez que el proceso contencioso administrativo previsto por el art. 131, dada su
naturaleza jurídica, no reemplaza al proceso contencioso - tributario, el que, como se
tiene referido precedentemente, difiere de aquél en su

naturaleza jurídica, su finalidad y objetivo, así como en su propia configuración


procesal; pues entre tanto aquél es una vía de control de legalidad, éste es una vía de
impugnación directa y controversial del acto administrativo tributario, el primero es
una que requiere del agotamiento de las instancias administrativas, el segundo es una
vía directa y alternativa a los procedimientos administrativos tributarios; mientras
aquél se tramita como un proceso de puro derecho y en única instancia, éste se tramita
como un proceso de hecho admitiendo los recursos previstos en el ordenamiento
procesal. En ese orden, las normas previstas por el art. 147 de la Ley impugnada, que
son concordantes y conexas con el art. 131, también son incompatibles con la
Constitución, conforme se tiene referido y fundamentado precedentemente.

CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

LA INTERPOSICIÓN DE UNA DEMANDA CONTENCIOSA


ADMINISTRATIVA CONTRA UNA RESOLUCIÓN QUE
RESUELVE EL RECURSO JERARQUCIO SUSPENDE LA
EJECUCION DE LA MENCIONDA RESOLUCIÓN, PERO SI EL
REGLAMENTO ESPECIFICO ESTABLECE LA EXCEPCIÓN PUEDE
EJECUTARSE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1084//2004-R Sucre, 13 de julio de 2004 El


recurrente denuncia la vulneración de sus derechos a trabajar y dedicarse al comercio,
a la seguridad jurídica, así como la violación de la garantía del debido proceso, por
cuanto, la autoridad recurrida procedió a la ejecución ilegal de la Resolución SCRZI
198/2003, de 7 de julio, cortando el funcionamiento de la Agencia Despachante
Orientcruz a través del sistema informático, no obstante que la indicada Resolución no
se encuentra ejecutoriada, toda vez que los fallos que la confirmaron en la vía
administrativa, fueron impugnadas mediante la demanda contencioso administrativa,
actualmente en trámite. Por consiguiente, corresponde analizar si los hechos
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 124

denunciados se encuentran dentro del ámbito de protección otorgado por el art. 19 de


la CPE.

III.1.La SC 702/2004-R de 12 de mayo, resolviendo un caso similar interpuesto por


otra agencia despachante de aduana, ha dejado establecido que:

"La comisión de contravenciones aduaneras, da lugar al inicio de un debido proceso


administrativo, a fin de que el sindicado tenga la oportunidad de defenderse con todos
los medios legales previstos por ley, para que finalmente, la autoridad sumariante
pronuncie, con la debida fundamentación, la RA correspondiente, la cual, admite dos
vías de impugnación, que no son otra cosa que mecanismos de control del acto
administrativo, y son:

a)Los recursos gubernativos o administrativos, ó de control interno, que se inician en


sede administrativa, como expresión del ejercicio de control interno sobre sus actos
administrativos por la propia Administración. Está conformado por: 1.- El recurso de
revocatoria ante la misma autoridad que dictó la Resolución que se impugna; y 2.- El
recurso jerárquico ante la autoridad superior, con cuya Resolución esta vía queda
agotada, quedando el acto o sanción firme.

b)Los recursos en vía jurisdiccional o de control externo, tienen por objeto someter a
control externo lo actuado por la Administración, a fin de servir de equilibrio entre
ésta y el administrado. Estos recursos se abren a la conclusión de la vía
administrativa, permitiendo a la parte afectada plantear demanda contencioso
administrativa ante la autoridad judicial competente.

En nuestra legislación nacional, siguiendo esa concepción doctrinal, se estableció un


procedimiento sancionador de contravenciones aduaneras contenido en los arts. 242 al
252 de la LGA, -derogados por la Disposición Final 11 del Código Tributario
Boliviano, de 4 de noviembre de 2003- y en los arts. 287 al 295 de su Decreto
Reglamentario, DS 25870 de 11 de agosto de 2000 -también derogados por el DS
27310 de 9 de enero de 2004-, cuyo análisis corresponde realizar al haber sido
aplicados en el caso concreto. Así, esta normativa reconoce la realización de un
proceso administrativo aduanero, el cual concluye con una Resolución fundamentada
que puede ser impugnada por los recursos de revocatoria y jerárquico cual prevén los
arts. 246 al 248 de la LGA y 291 al 294 del DS 25870, señalando expresamente en los
arts. 248 de la LGA y 294 del DS 25870, que agotado el procedimiento administrativo
con la Resolución denegatoria del recurso jerárquico pronunciada por el Directorio de
la Aduana Nacional, podrá interponerse demanda contencioso administrativa en la vía
jurisdiccional.

Ahora bien, la ejecución de las resoluciones administrativas dictadas por el Directorio


de la Aduana Nacional, se realizará siempre y cuando las mismas hayan adquirido
ejecutoria y tengan calidad de cosa juzgada, sea porque no fueron impugnadas a través
125 José Luis Paredes Oblitas

del contencioso administrativo, ó porque se acudió a esa vía fuera del plazo legal, ó se
renunció expresamente a utilizarla, ó una vez presentado el contencioso
administrativo fue objeto de desistimiento. Sin embargo, si las resoluciones
administrativas son impugnadas mediante la demanda contencioso administrativa,
tendrá que esperarse a que esa vía concluya y cuente con sentencia ejecutoriada, con
calidad de cosa juzgada, para recién proceder a su ejecución. Entendimiento que está
en coherencia con lo dispuesto por el art. 248 de la LGA, que reconoce la vía
impugnativa jurisdiccional, y el art. 295 DS 25870, cuyo primer párrafo expresa
textualmente: "Las resoluciones administrativas dictadas por el Directorio de la
Aduana Nacional y las autoridades jurisdiccionales competentes de la materia,
debidamente ejecutoriadas, y/o pasadas en autoridad de cosa juzgada, deberán ser
ejecutadas por la autoridad aduanera que conoció la causa en primera instancia, en un
plazo no mayor de cinco (5) días de su radicatoria, bajo responsabilidad en caso de
incumplimiento.

Hacer una interpretación contraria, que permita la ejecución de la RA pese a que es


objeto aún de impugnación a través de una demanda contencioso administrativa en
trámite, sin que exista norma expresa que determine tal situación en el procedimiento
aplicable al caso, sería permitir un acto discrecional de la administración aduanera, en
contra de la potestad reglada que tiene en materia sancionadora, en virtud de la cual
no sólo deben estar señaladas expresamente en la ley las contravenciones y las
sanciones, sino también el procedimiento a seguir, al que debe sujetarse la autoridad y
el que en este caso no prevé sino la ejecución de las resoluciones administrativas
cuando estén ejecutoriadas y con calidad de cosa juzgada, lo que por ejemplo, no
ocurre en otros reglamentos administrativos, que establecen en forma taxativa que la
interposición de la demanda contencioso administrativa, no suspenderá la ejecución
inmediata de las resoluciones dictadas en sede administrativa, como sucede, en el
Reglamento de Recursos de Revocatoria y Jerárquicos para la Carrera Administrativa
( art. 37 del DS 26319, de 15 de septiembre de 2001). Lo que respalda el criterio de
que tiene que existir norma expresa para determinar un efecto como el señalado".

III.2.El razonamiento precedente y que ha sustentado la Resolución de otro recurso de


amparo, es aplicable al caso presente, puesto que en este caso como en el que se
dilucidó anteriormente de acuerdo al procedimiento establecido en los arts. 242 a 252
de la LGA, y el Decreto Reglamentario, DS 25870 de 11 de agosto de 2000
(actualmente derogados), se instruyó el inicio de proceso administrativo contra la
Agencia Despachante de Aduana "Orientcruz", representada por el recurrente,
imponiéndoles tanto a la Agencia referida como al actor, la sanción de suspensión
temporal de actividades por noventa días, en aplicación del art. 187 inc. b) de la LGA,
mediante RA SCRZI 198/03 de 7 de julio de 2003, al haber infringido el art. 58 inc. b)
del Reglamento de la Ley General de Aduanas, e incurrido en la infracción aduanera
prevista por el art. 186 inc. h) de la LGA; resolución que fue impugnada a través del
recurso de revocatoria, que al ser denegado, fue remitido ante el Directorio de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 126

Aduanas, donde también se denegó el recurso planteado en grado jerárquico,


confirmándose la Resolución impugnada mediante Resolución RD 03-129-2003 de 18
de septiembre, todo de conformidad con los arts. 243 al 248 de la LGA.

En uso de lo dispuesto por los arts. 248 de la LGA y 294 del DS 25870, el recurrente
planteó demanda contencioso administrativa buscando que se deje sin efecto la
Resolución dictada por el Directorio de la Aduana en recurso jerárquico, la cual se
encuentra pendiente de Resolución; extremo que por lo establecido en la Sentencia
Constitucional glosada, no permite su ejecución, por lo que la autoridad recurrida al
haber ordenado el corte del sistema informático de la Aduana Nacional a la Agencia
Despachante que el recurrente representa, pretendiendo ejecutar la RA SCRZI
198/2003 de 7 de julio, que le impuso como sanción la suspensión de actividades por
noventa días, en razón a que el recurrente continuaba ejerciendo actividades de
comercio exterior, viola los derechos alegados como infringidos por el recurrente en
su recurso, toda vez que al no existir una Resolución ejecutoriada dentro de la
demanda contencioso administrativa, no puede procederse a la ejecución señalada por
el art. 295 del DS 25870, correspondiendo otorgarle la tutela solicitada.

III.3. Es necesario dejar establecido que en el presente caso no existe impersonería del
recurrido, como concluyó el Tribunal del recurso, por cuanto, si bien éste dictó la RA
SCRZI 198/2003, que fue objeto de recurso de revocatoria y jerárquico, no es menos
cierto, que fue la misma autoridad quien ordenó la ejecución del fallo administrativo
mediante Auto Administrativo GRSCZ-AI-336/2003 de 14 de octubre (fs. 20 a 21) no
obstante estar en trámite el proceso contencioso administrativo, circunstancia que dio
lugar a la interposición del presente recurso .

Por lo expuesto, el Tribunal de amparo al haber declarado improcedente el recurso, no


ha efectuado una correcta interpretación de los hechos y de los alcances del art. 19 de
la CPE.

CONTENCIOSO TRIBUTARIO

TODO SOBRE EL CONTENCIOSO TRIBUTARIO

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0018/2004 Sucre, 2 de marzo de 2004 III.1De


acuerdo con lo dispuesto por el art. 54 LTC, "el recurso directo o abstracto de
inconstitucionalidad procederá contra toda ley, decreto o cualquier género de
resolución no judicial, contraria a la Constitución Política del Estado como acción no
vinculada a un caso concreto"; es decir, que este recurso es una acción de puro
derecho en la que el juzgador debe confrontar el texto de la norma impugnada con el
de la CPE, para determinar si hay contradicción en sus términos, con el objeto de
realizar el control correctivo de la norma y así depurar el ordenamiento jurídico del
Estado. En este cometido, corresponde analizar si las normas a las que hace mención
el recurrente son contrarias al ordenamiento constitucional.
127 José Luis Paredes Oblitas

III.2A través del recurso directo o abstracto de inconstitucionalidad, como vía de


control a posteriori, se impele al órgano encargado del control de constitucionalidad a
emitir un pronunciamiento que verse sobre la constitucionalidad o
inconstitucionalidad pura de la norma que se ataca, norma que necesariamente debe
formar parte del derecho positivo, es decir del derecho que se encuentra en vigencia y
regula en un determinado momento.

En el recurso que se examina, se cuestiona la constitucionalidad de los arts. 107, 131,


tercer páragrafo, 132, 147 y Disposición Final Primera del Código Tributario o Ley
2492 de 2 de agosto de 2003. Con carácter previo a considerar el fondo del recurso, es
necesario dejar establecido que el Tribunal Constitucional, por SC 0009/2004 de 28
de enero, declaró la inconstitucionalidad, -entre otros-, de los arts. 131, parágrafos 2)
y 3) y 147 CTb, en cuyo mérito, estas disposiciones legales ya no forman parte de
Derecho Positivo Boliviano. Consecuentemente, estas normas legales, ya no pueden
ser objeto de consideración.

III.3Por otra parte, demanda la inconstitucionalidad de la Disposición Final Primera,


arts. 132 y 107 CTB, con el argumento de que los recursos ante la Superintencia
Tributaria constituirían la única vía de impugnación de las decisiones de la
Administración Tributaria, quien ejercería una verdadera potestad jurisdiccional
porque sería la única instancia encargada de resolver las controversias que inicien los
contribuyentes sobre las determinaciones definitivas de la Administración Tirbutaria,
infringiendo principios y garantías fundamentales como la división de funciones, el
debido proceso, la presunción de inocencia, así como la atribución exclusiva del
Poder Judicial para resolver controversias; por lo que con carácter previo, corresponde
precisar que la SC 0009/2004, entre sus fundamentos, ha establedido:

"En ese orden cabe señalar que el art. 131 de la Ley impugnada es inconstitucional
por omisión normativa. En efecto, la disposición legal sometida a examen modifica el
sistema de protección o tutela administrativa y judicial del contribuyente previsto en
la Ley 1340 de 28 de mayo de 1992; ese sistema de tutela paralela se ha sustituido por
la de una tutela única, es decir, vía revisión en sede administrativa, a través de los
recursos de Alzada y Jerárquico, con el complemento de un control de legalidad del
acto administrativo tributario a través del proceso contencioso-administrativo a
sustanciarse ante la Corte Suprema de Justicia; lo que significa que se ha excluido la
vía de la impugnación judicial del acto administrativo a desarrollarse ante el Juez o
Tribunal independiente e imparcial; esa supresión se hace evidente, cuando la Ley
impugnada, a través de la Disposición Final Primera abroga, la vigencia del Código,
el art. 157-B de la Ley 1455 de Organización Judicial, norma ésta que asignó
competencia a los Jueces en Materia Administrativa, para conocer y decidir, en
primera instancia, de los procesos contencioso-tributarios por demandas originadas en
los actos que determinen tributos y en general, de las relaciones jurídicas emergentes
de aplicación de las leyes tributarias. Con la supresión referida, el art. 131 de la Ley
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 128

impugnada contradice a la Constitución, toda vez que lesiona la garantía


constitucional (derecho humano) del debido proceso en su elemento del derecho al
juez natural, independiente, imparcial y competente consagrado por las normas
previstas por los arts. 14 y 16-IV de la Constitución, ya que le priva al contribuyente
de toda posibilidad de someter el acto administrativo tributario a un proceso
contencioso en el que de manera contradictoria y en igualdad de condiciones pueda
ser oído y hacer valer sus pretensiones, produciendo prueba, objetando la de contrario,
desvirtuando los procedimientos administrativos tributarios que dieron lugar al acto
determinativo del tributo, en suma lograr una decisión legal y justa; de otro lado se
lesiona el derecho a impugnar los actos administrativos tributarios ante un juez o
tribunal independiente e imparcial, toda vez que si bien es cierto que tiene la vía de
revisión en sede administrativa, a través de los recursos de alzada y jerárquico, no es
menos cierto que la autoridad competente para dicha revisión no es

totalmente independiente, en la medida en que el financiamiento de sus actividades,


que incluye el pago de sus sueldos, proviene de las recaudaciones tributarias,
conforme dispone la norma prevista por el art. 133.1 de la Ley impugnada; pues habrá
de recordar que una de las formas de garantizar la independencia del Juez o Tribunal
es la gratuidad en el acceso a la justicia, ésto es que, las partes no tengan que efectuar
la remuneración por los servicios prestados; en el caso examinado será la
Administración Tributaria la que, a través del desembolso del 1% del total de las
recaudaciones tributarias, soportará el funcionamiento de las Superintendencias. De
manera que, si la revisión en sede administrativa es realizada por una autoridad
administrativa que no es independiente e imparcial, es obvio que el legislador debió
prever la vía de la impugnación judicial como un medio de tutela alternativo, es decir,
que el contribuyente tenga, por una parte, la vía de revisión en sede administrativa y,
por otra, la vía de impugnación judicial.

De otro lado lesiona los valores supremos de la justicia e igualdad, inherentes al


Estado Democrático de Derecho y consagrados por el art. 6 de la Constitución, toda
vez que al impedir al contribuyente acceder a la vía judicial de impugnación del acto
administrativo, le impedirá ejercer el derecho de contradicción, por lo mismo le
impedirá acceder, en igualdad de condiciones, a la vía judicial para lograr una
sentencia justa y legal del litigio, en consecuencia que obtenga una tutela judicial
efectiva que, como bien ha establecido este Tribunal en su jurisprudencia, constituye
parte del debido proceso.

Al respecto cabe aclarar que el fundamento expresado por el Presidente del Congreso
Nacional, en el alegato presentado a favor de la Ley impugnada, no es atendible, toda
vez que el proceso contencioso administrativo previsto por el art. 131, dada su
naturaleza jurídica, no reemplaza al proceso contencioso - tributario, el que, como se
tiene referido precedentemente, difiere de aquél en su naturaleza jurídica, su finalidad
y objetivo, así como en su propia configuración procesal; pues entre tanto aquél es
129 José Luis Paredes Oblitas

una vía de control de legalidad, éste es una vía de impugnación directa y controversial
del acto administrativo tributario, el primero es una que requiere del agotamiento de
las instancias administrativas, el segundo es una vía directa y alternativa a los
procedimientos administrativos tributarios; mientras aquél se tramita como un proceso
de puro derecho y en única instancia, éste se tramita como un proceso de hecho
admitiendo los recursos previstos en el ordenamiento procesal. En ese orden, las
normas previstas por el art. 147 de la Ley impugnada, que son concordantes y conexas
con el art. 131, también son incompatibles con la Constitución, conforme se tiene
referido y fundamentado precedentemente.

Del entendimiento contenido en la SC 0009/2004, precedentemente transcrito, se


extraen las siguientes conclusiones:

III.3.1. La Disposición final Primera Ctb, es incompatible con la Constitución por


cuanto al derogar el literal B) del art. 157 de la Ley 1455 de 18 de febrero de 1993,
Ley de organización judicial, suprime la competencia de los Jueces en materia
administrativa, coativa fiscal y tributaria, para conocer y decidir los procesos
contencioso tributarios, por demandas originadas en los actos que determinan tributos
y en general todas las acciones referidas a materia tributaria, lesiona los derechos
fundamentales de la persona los derechos, entre ellos, al debido proceso en su
elemento del juez natural, independiente e imparcial, así como a los valores supremos
de la justicia e igualdad.

III.3.2. La SC 009/2004, al haber declarado la inconstitucionalidad por omisión


normativa del art. 131.2) Ctb, determina un nuevo marco legal y jurisprudencial en el
que deben ser interpretados los artículos 132 y 107 ahora impugnados, por lo que
corresponde establecer si estas normas vulneran o no los principios y garantías
señalados por el recurrente, conforme a lo siguiente:

Principio de separación de poderes y actividad jurisdiccional.

El Estado Democrático de Derecho, se traduce en una serie de principios de orden


jurídico-político reconocidos en la Constitución Política del Estado, tal el de
separación de poderes o también conocido como división de poderes -entre otros-,
principio de orden constitucional que entraña la distribución de competencias que
tienen los diferentes órganos de igual rango que forman parte del Estado, realizando
cada uno de ellos sus actividades conforme a sus propias potestades; este principio de
separación de poderes se encuentra consagrado en el art. 2 CPE que establece: "La
soberanía reside en el pueblo (..) su ejercicio está delegado a los poderes Legislativo,
Ejecutivo y Judicial. La independencia y coordinación de estos poderes es la base del
gobierno"; en consecuencia, la potestad legislativa, de control y fiscalización la tiene
el Poder Legislativo; la función ejecutiva, administrativa y reglamentaria la ejerce el
Poder Ejecutivo y el ejercicio de la potestad jurisdiccional la tiene el poder Judicial.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 130

Garantía al debido proceso, en su competencia referido al derecho a la presunción de


inocencia.

Para proteger la libertad de las personas y en su sentido más amplio su seguridad


jurídica, el Constituyente ha previsto la garantía al debido proceso, que implica que
las controversias que se presentan entre las personas o entre el Estado y particulares,
deben ser resueltas en un proceso jurisdiccional, que se encuentre amparado por una
serie de garantías que posibiliten a la autoridad judicial o administrativa resolver esas
situaciones de relevancia jurídica en el marco de los valores de la justicia y equidad;
por consiguiente, la observancia de esta garantía no sólo debe darse en el marco de los
procesos jurisdiccionales, sino que también son aplicables a los denominados
procesos administrativos, por ser esa garantía que vincula a todas las autoridades
judiciales o administrativas.

Esta garantía constitucional, se encuentra consagrada en el art. 16-IV CPE cuando


establece: "Nadie puede ser condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado
previamente en proceso legal"; la importancia y el reconocimiento de esta garantía
constitucional ha sido examinada en el art. 10 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos incorporado en los arts. 14.1 del Pacto Internacional de los
Derechos Civiles y Políticos y 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos o Pacto de San José de Costa Rica.

La uniforme jurisprudencia de este Tribunal Constitucional ha desarrollado la


naturaleza y finalidad de la garantía al debido proceso, razonamiento que partió del
entendimiento contenido en el AC 289/1999-R, en el que se expresó:

"... la garantía constitucional del debido proceso, el mismo que exige que los litigantes
tengan el beneficio de un juicio imparcial ante los tribunales y que sus derechos se
acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos
aquellos que se hallen en una situación similar, es decir, implica el derecho de toda
persona a un proceso justo y equitativo, lo que importa a su vez el derecho a la
defensa, el emplazamiento personal, el derecho de ser asistido por un intérprete, el
derecho a un juez imparcial; y por otra parte, se produce también por la infracción de
las disposiciones legales procesales, es decir, los procedimientos y formalidades
establecidos por Ley" (las negrillas han sido marcadas).

Esta garantía al debido proceso es aplicable también al ámbito administrativo, como


lo entendió este Tribunal en el razonamiento que partió de la SC 378/2000-R, en la
que se manifestó: " ... la aplicación de una sanción sin previo proceso, resulta
inadmisible dentro del orden constitucional boliviano (..) garantía procesal que es
aplicable a toda forma de sanción, sea penal o dentro del llamado Derecho Penal
Administrativo" (las negrillas han sido marcadas). Es que en la tramitación de un
proceso administrativo de cualquier naturaleza, debe responder a un procedimiento
131 José Luis Paredes Oblitas

que implique el respeto a las reglas del debido proceso legal en función a los
principios, valores, derechos y garantías constitucionales.

Otro de los elementos que componen e integran la garantía al debido proceso, es el


derecho a la presunción de inocencia del procesado, expresamente consagrado en el
art. 16-I CPE cuando se señala: "Se presume la inocencia del encausado mientras no
se pruebe su culpabilidad", derecho que también se encuentra expresamente
mencionado y reconocido en las Convenciones y tratados Internacionales vigentes
sobre derechos humanos, desarrollados más en el ámbito penal, pero ello no implica
que esos razonamientos no sean aplicados a otro tipo de procesos, como son los
administrativos, en los que también puede vulnerarse o amenazarse ese derecho que
tiene por finalidad asegurar que cualquier persona que se encuentra sometida a un
proceso (de cualquier naturaleza), sea considerada y tratada como inocente, lo que
implica que: a) no puede presumirse la culpabilidad del procesado, b) la carga de la
prueba esté a cargo del acusador, c) no puede obligarse al procesado a declarar contra
sí mismo y d) su silencio, no puede ser utilizado en su perjuicio.

III.3.2.1Realizadas las consideraciones previas, corresponde analizar el art. 132 CTb,


anteriormente transcrito, que crea la Superintendencia Tributaria como parte del Poder
Ejecutivo, con jurisdicción y competencia en todo el territorio nacional, con el objeto
de conocer y resolver los recursos de alzada y jerárquico que se interpongan contra los
actos definitivos de la Administración Tributaria, lo que significa que ambos recursos
constituyen vías de revisión de los actos administrativos tributarios en sede
administrativa, no siendo excluyentes de la impugnación judicial sobre esos actos,
sino alternativos para el contribuyente, conforme al entendimiento contenido en la SC
0009/2004, anteriormente citado.

Por consiguiente, el texto de la norma impugnada no es incompatible con la


Constitución, por cuanto al crear la Superintendencia Tributaria para que conozca y
resuelva los recursos de alzada y jerárquico a ser interpuestos en la Administración
Tributaria, no se infringen los principios fundamentales anotados, porque la actuación
de los Superintendentes Tributarios no constituye una labor jurisdiccional
propiamente dicha, sino un procedimiento administrativo tributario; por otra parte, en
la medida en que los recursos de alzada y jerárquico constituyen vías de revisión en
sede administrativa, sin excluir la impugnación judicial, está claro que no pretende
sustituir a la autoridad judicial competente; bajo este entendimiento, y en la seguridad
de que este mecanismo no lesionó los mencionados derechos fundamentales, los arts.
139, b), 140, 143 y 144, todos del CTb, que se refieren a los recursos de alzada y
jerárquicos a ser conocidos y resueltos por los Superintendentes Tributarios
Regionales y por el Superintendente Tributario General, respectivamente, fueron
declarados constitucionales mediante la mencionada SC 009/2004, de 28 de enero,
manteniéndolos vigentes y por tanto dentro del Derecho Positivo Boliviano.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 132

III.3.2.2Otra norma impugnada de inconstitucional es la contenida en el art. 107.I


CTb, que determina que la ejecución tributaria, incluso de los fallos firmes dictados
en la vía judicial, será exclusivamente administrativa, debiendo la Administración
Tributaria conocer todos sus incidentes, no pudiendo acumularse a los procesos
judiciales ni a otros procedimientos de ejecución.

Sometida la mencionada disposición legal al juicio de constitucionalidad, se deben


hacer las siguientes precisiones con relación a la facultad que, antes de la vigencia de
la Ley 2492, tenía la Administración Tributaria en la fase ejecutiva, y cómo esa
atribución fue entendida por el Tribunal Constitucional:

La Ley 1340, de 28 de mayo de 1992 , en el título VII, Cobranza Coactiva,


señalaba,en el art. 304 que la Administración Tributaria, a través de sus reparticiones
legalmente constituidas, dentro de sus respectivas jurisdicciones debía proceder al
cobro coactivo de los créditos tributarios firmes, líquidos y legalmente exigibles,
emergentes de fallos y/o resoluciones administrativas pasadas en autoridad de cosa
juzgada y de todos los que se encontraban en mora, así como de las multas
administrativas y los pagos a cuenta que determinaba la administración conforme a
normas legales, como también las autodeclaraciones juradas que hubiesen presentado
los sujetos pasivos y que fueron pagados total o parcialmente.

La Administración Tributaria debía inicar y susantanciar la acción coactiva hasta el


cobro total de lo adeudos tributarios, de acuerdo al procedimiento indicado en el título
VII.

Si bien la competencia de la Administración Tributaria era clara con relación al cobro


coactivo de las resoluciones administrativas pasadas en autoridad de cosa juzgada, y
en los otros supuestos señalados por el artículo antes citado, no sucedía lo mismo con
relación a las resoluciones judiciales ejecutoriadas emergentes de procesos
contencioso-tributarios; toda vez que el art.157- B). 3, en su primer parágrafo, otorga
a los jueces en materia administrativa, coactiva fiscal y tributaria competencia para:
"Ejecutar las sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada pronunciadas en materia
contenciosa-tributaria, conforme al Código Tributario"

Frente a esta aparente contradicción entre ambas normas, el Tribunal Constitucional,


en las SSCC 0052/2003, 0072/2003 y 12/2004, precautelando el respeto al debido
proceso y la igualdad las partes, estableció lo siguiente: a) Cuando los fallos
ejecutoriados dictados en la vía judicial, declaran improbada la pretensión del
contribuyente y determinan la exigibilidad de la Resolución Determinativa
impugnada, el Juez de Partido Administrativo, Coactivo Fiscal y Tributario, en
ejecución de sentencia, debe limitarse a decretar el cúmplase y entregar en desglose la
documentación aparejada por la administración tributaria, para que ésta haciéndose
cargo de la cobranza coactiva, dicte el Pliego de Cargo y el Auto Intimatorio
correspondiente, para hacer efectivo el cobro de los adeudos tributarios, en aplicación
133 José Luis Paredes Oblitas

de los arts. 304 al 314 CTb. b) Cuando los fallos judiciales ejecutoriados declaran
probada la demanda contencioso-tributaria, es decir, que llegaron a determinar la
inexistencia de adeudos tributarios y dejaron sin efecto la Resolución Determinativa
que los establece, la ejecución de sentencia, en uso de la atribución que le confiere el
art. 157 inc. B).3. LOJ, le corresponderá al Juez de Partido Administrativo, Coactivo
Fiscal y Tributario y se concretará en las órdenes de desembargo de bienes,
descongelamiento de fondos retenidos, cancelación de gravámenes y otros, siendo por
demás claro que en este supuesto, al no existir ninguna deuda tributaria, la
Administración Tributaria no tendría nada que ejecutar.

Ahora bien, en caso de que los fallos judiciales ejecutoriados declaren probada en
parte la demanda, por ende, modifiquen parcialmente la Resolución Determinativa y
establezcan un nuevo monto del adeudo tributario, se aplicará lo señalado en el inc. a),
por cuanto al existir un adeudo tributario cierto, líquido y exigible calculado en una
resolución judicial pasada en autoridad de cosa juzgada, su cobro deberá efectuarlo
directamente la Administración Tributaria, conforme a los arts. 304 al 314 CTb.

Sin embargo, si las resoluciones judiciales ejecutoriadas declaran probada en parte la


demanda contencioso-tributaria, y modificando parcialmente la Resolución
Determinativa, no señalan a cuánto

asciende el adeudo tributario, sino que al contrario, ordenan un nuevo cálculo del
mismo en ejecución de sentencia en base a lo que tienen dispuesto, resulta
imprescindible determinar con precisión y en base a la normativa vigente, cuál es la
autoridad competente para ordenar y supervigilar la legalidad del nuevo cálculo, así
como para realizar la cobranza coactiva".

III.3.2.2Establecido el entendimiento de este Tribunal referente a la facultad de la


Administración Tributaria con relación al anterior Código, se debe analizar la norma
contenida en el art. 107.I Ctb, precisando que, declarada la inconstitucionalidad por
omisión normativa del art. 131.2) del nuevo Código Tributario, por la SC 0009/2004,
por cuanto la impugnación exclusiva en la vía administrativa es contraria a los
derechos al debido proceso en su elemento del derecho al juez natural, independiente
e imparcial así como a los valores supremos de la justicia e igualdad, como lógica
consecuencia, la ejecución tributaria no puede ser una atribución exclusiva de la
Administración Tributaria, toda vez que ésta estará limitada a los casos en que un
resolución judicial ejecutoriada declare improbada la pretensión del contribuyente y
determine la exigibilidad del Título de Ejecución Tributaria, o cuando se declare
probada en parte la demanda, y por ende, se modifique parcialmente el Título de
Ejecución Tributaria, ordenando un nuevo cálculo del adeudo tributario en ejecución
de sentencia, entendimiento que es coherente con la disposición contenida en el art.
157.B) LOJ, y la norma prevista en el art.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 134

116.III CPE que establece que la facultad de juzgar en la vía ordinaria, contenciosa,
contenciosa-administrativa y la de hacer ejecutar lo juzgado corresponde a la Corte
Suprema y a los tribunales y jueces respectivos, bajo el principio de unidad
jurisdiccional. De lo que se concluye, que la Administración Tributaria no puede tener
exclusividad en la ejecución tributaria de los fallos firmes dictados en la vía judicial.

CONTENCIOSO TRIBUTARIO

COMPETENCIA DE LOS JUECES EN MATERIA IMPOSITIVA


(CONTENCIOSO TRIBUTARIO). EN ESTE CASO, UNA JUEZ
ADMITE LA DEMANDA Y LUEGO LA REVOCA POR ADVERTIR
QUE NO TIENE COMPETENCIA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0021/2004 Sucre, 10 de marzo de 2004

III.1.A través del AC 202/2000-CA, de 17 de octubre, el Tribunal Constitucional


interpretó que luego de la reforma constitucional de 1994, la garantía del art. 31 de la
Constitución no excluye a las resoluciones judiciales del marco de aplicación del
recurso directo de nulidad, y se constituye en una garantía de aplicación general
contra todos los "...actos de los que usurpen funciones que no les competen así como
los actos de los que ejerzan jurisdicción o potestad que no emane de la Ley", tal como
expresa el art. 31 CPE, entendiendo de lo señalado que la previsión contenida en el
art. 79.II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC) no limita sino que más bien
amplía los alcances de este recurso, al añadir expresamente que "También procede
contra las resoluciones dictadas o actos realizados por autoridad judicial que esté
suspendida de sus funciones o hubiere cesado", por consiguiente, se establece la
competencia de este Tribunal para conocer el fondo del asunto planteado.

En ese contexto, corresponde determinar si la autoridad judicial demandada tenía


competencia para dictar el Auto de 3 de septiembre de 2003, por el que admitió la
demanda contencioso-tributaria interpuesta por ANAGRAMA S.R.L. contra
GRACO-La Paz del SIN, y ordenó la suspensión de la ejecución coactiva de los
Pliegos de Cargo 29-441/2002 de 13 de diciembre de 2002 y 29-84/2003 de 28 de
febrero de 2003.

III.2.En la problemática de fondo a ser dilucidada, este Tribunal ha emitido las SSCC
32/2002, de 2 de abril, 31/2003, de 1 de abril, y 111/2003, de 1 de diciembre, cuyo
criterio se sintetiza en el presente fallo a continuación.

El art. 157 de la Ley de organización judicial (LOJ) fija la competencia de los jueces
en materia administrativa, coactiva, fiscal y tributaria, disponiendo en su inciso b).1)
que tienen la atribución de "conocer y decidir, en primera instancia, de los procesos
contencioso-tributarios por demandas originadas en los actos que determinen tributos
y, en general, de las relaciones jurídicas emergentes de la aplicación de leyes
135 José Luis Paredes Oblitas

tributarias", de lo que se concluye que la Jueza hoy recurrida tiene jurisdicción y


competencia para conocer en general todo proceso contencioso-tributario.

Sin embargo, su competencia para un caso concreto se abre cuando concurren los
requisitos señalados por ley. Al respecto, el art. 174 CTb señala que serán susceptibles
del proceso contencioso tributario los actos de la Administración por los que se
determine tributos o se apliquen sanciones, siempre que la parte interesada no haya
utilizado el recurso administrativo de revocatoria.

El procedimiento previsto por los arts. 174 y siguientes (proceso contencioso-


tributario), "...es aplicable a los casos en que el contribuyente no esté de acuerdo con
la determinación por parte de la Administración sobre el tributo o las multas que se le
pretenden cobrar", y "tiene por finalidad obtener una resolución por la cual se
determine la obligatoriedad y cuantía de un monto que el contribuyente debe pagar a
favor del Estado, pudiendo tratarse del tributo mismo o de una multa y otros recargos.
Consecuentemente, cuando es el propio contribuyente que, mediante un acto
voluntario reconoce la existencia de una deuda que debe satisfacer hacia el fisco, ya
no es necesaria la realización de proceso alguno, porque -se reitera- el mismo
obligado ha declarado, bajo juramento, que existe cierto monto que debe por concepto
de impuestos" (SC 111/2003).

En conclusión, la declaración jurada es un acto que manifiesta el saber y la voluntad


de cumplir una obligación. Si la declaración es aceptada por la Administración,
constituye una obligación líquida (pues ya está fijado el monto que se tendría que
pagar) y exigible (porque se ha presentado una vez realizado el hecho generador), las
mismas que no pueden ser modificadas ni anuladas por ninguna autoridad
administrativa o jurisdiccional conforme expresa el art. 305 CTb, estando su cobro
directo a cargo de la Administración Tributaria, la cual por disposición del art. 304
inc. 3) CTb tiene potestad para iniciar y sustanciar la acción coactiva hasta el cobro
total de los adeudos tributarios, de acuerdo al procedimiento indicado en el Título del
referido Código.

Por consiguiente, la Jueza recurrida no tenía facultad alguna para admitir la demanda
contencioso tributaria planteada por ANAGRAMA S.R.L.

Empero, en la especie, dicha autoridad advirtió su error y reconoció su falta de


competencia cuando la recurrente exhibió las declaraciones juradas presentadas por la
empresa contribuyente y, a raíz de ello, emitió el Auto 16/2003 de 2 de diciembre, por
el que dejó sin efecto la admisión de la demanda. Una vez interpuesta la apelación por
ANAGRAMA S.R.L. contra esa determinación, la Jueza no la consideró por carecer
de potestad legal al efecto, decisión ésta que, al no merecer ningún recurso, cobró
ejecutoria.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 136

En consecuencia, la Resolución judicial que originó la interposición del presente


recurso ha desaparecido pues fue dejada sin efecto por la propia autoridad recurrida,
por lo que corresponde declarar infundado el recurso directo de nulidad.

No obstante, no corresponde imponer multa alguna a la parte recurrente toda vez que
el mencionado Auto 16/2003 de 2 de diciembre, fue emitido después de la
interposición de este recurso (que data del 1 de diciembre), y notificado en 8 de
diciembre a la Gerente de GRACO-La Paz.

CONTENCIOSOS ADMINISTRATIVO

LA REVISIÓN DE UNA RESOLUCIÓN EN UN CONTENCIOSO


ADMINISTRATIVO POR LA CORTE SUPREMA PUEDE QUEDAR
NULA POR VENCIMIENTO DEL PLAZO Y PERDIDA DE
COMPETENCIA, EMPERO EL DEMANDANTE EN ESTE CASO NO
HIZO CONOCER DE MANERA OPORTUNA ANTE EL PROPIO
TRIBUNAL QUE EL PLAZO SE VENCÍA, POR OTRO LADO
EMITIDO EL AUTO SUPREMO, PIDIÓ COMPLEMENTACIÓN DE
EL Y CON ELLO CONSINTIÓ LA COMPETENCIA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0020/2005 Sucre, 10 de marzo de 2005 El


recurrente impugna la Sentencia 133/2004, de 15 de octubre, pronunciada por la Sala
Plena de la Corte Suprema de Justicia, dentro del proceso contencioso administrativo
instaurado por International Fuel SRL., contra el Superintendente General del Sistema
de Regulación Sectorial (SIRESE), alegando que ese fallo fue pronunciado fuera del
plazo de cuarenta días previsto por el art. 204.I inc. 1) del CPC, por lo que es nula de
pleno derecho, así como el Auto Supremo Complementario 136/2004. En
consecuencia, corresponde analizar lo planteado y determinar si las autoridades
recurridas al dictar la Sentencia 133/2004, así como el Auto Supremo
Complementario 136/2004 que se cuestionan, han actuado con jurisdicción y
competencia, o por el contrario han incurrido en los preceptos jurídicos previstos por
los arts. 31 de la CPE y 79.II de la LTC, a fin de declarar fundado o infundado el
recurso.

III.1. Dada su naturaleza jurídica, el recurso directo de nulidad es una acción


jurisdiccional de control de legalidad sobre los actos o resoluciones de las autoridades
públicas, cuya finalidad es la de declarar expresamente la nulidad de los actos
invasivos o usurpadores de las competencias delimitadas por la Constitución y las
leyes; vale decir, que es un medio jurisdiccional reparador.

El art. 79 de la LTC, que desarrolla los presupuestos jurídicos previstos por el art. 31
de la CPE, dispone expresamente que "I. Procede el recurso directo de nulidad, contra
todo acto o resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra
los actos de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la ley. II. También
137 José Luis Paredes Oblitas

procede contra las resoluciones dictadas o actos realizados por autoridad judicial que
esté suspendida de sus funciones o hubiere cesado".

En consecuencia, a la jurisdicción constitucional en el caso presente, sólo le concierne


determinar si las autoridades recurridas, al dictar la Sentencia 133/2004, así como el
Auto complementario 136/2004, actuaron o no con jurisdicción y competencia.

III.2.Al efecto, corresponde precisar, que el art. 118.7ª de la CPE faculta a la Corte
Suprema de Justicia a resolver las causas contenciosas que resulten de los contratos,
negociaciones y concesiones del Poder Ejecutivo y de las demandas contencioso-
administrativas a las que dieren lugar las resoluciones del mismo. El proceso
contencioso administrativo regulado por el art. 778 y siguientes del CPC, procede en
los casos en que hubiere oposición entre el interés publico y el privado y cuando la
persona que creyere lesionado o perjudicado su derecho privado hubiere acudido
previamente ante el Poder Ejecutivo reclamando expresamente contra el acto
administrativo y agotando ante ese poder todos los recursos de revisión modificación
o revocatoria de la Resolución que le hubiera afectado; de donde resulta, que este
proceso tiene sus caracterizas y peculiaridad propias y por lo mismo, la Sentencia
dictada por los ministros de la Suprema Corte de Justicia, en uso de la facultad
conferida por la citada norma constitucional, no es el resultado de un recurso de
casación, sino de la conclusión del proceso contencioso administrativo, que da lugar
al pronunciamiento de un fallo en única instancia; en cuyo mérito, los litigantes no
tienen la posibilidad de acudir a otras instancias en busca de la modificación
sustancial o formal de las decisiones adoptadas en dicho proceso.

III.3.En el caso que se examina, el recurrente demanda la nulidad de la Sentencia


133/2004 de 15 de octubre, dictada por la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia,
argumentando que fue pronunciada fuera del plazo de cuarenta días que establece el
art. 204.I inc. 1) del CPC, por cuanto no obstante de que la causa fue sorteada el 1 de
septiembre de 2004, el fallo impugnado recién fue emitido cuarenta y cuatro días
después, es decir cuando ese Tribunal ya había perdido automáticamente su
competencia por falta de pronunciamiento de la sentencia dentro del plazo legal,
conforme establecen los arts. 208 y 209 del CPC.

A fin de resolver el problema planteado, es necesario señalar que las partes que
intervienen en un proceso, tienen derechos y deberes procesales, siendo uno de sus
deberes, cuidar por el desarrollo normal del proceso en resguardo de sus propios
intereses; en el caso concreto, los personeros legales de la Empresa demandante y
representada en este recurso, podían y debían formular sus observaciones, sobre la
denuncia que motiva el recurso que se examina, respecto de la "perdida automática de
competencia por falta de pronunciamiento de la Sentencia dentro del plazo legal",
dentro del mismo proceso contencioso administrativo y antes del pronunciamiento de
la sentencia; extremo que no aconteció; por cuanto de antecedentes se establece que
en momento alguno se cuestionó la supuesta pérdida de competencia de las
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 138

autoridades demandadas; por el contrario, una vez que fueron notificados con la
Sentencia cuya validez se cuestiona, por memorial de 23 de octubre de 2004, el
demandante, solicitó explicación y complementación de dicha Sentencia, con cuya
actuación, admitieron y consintieron expresamente la competencia de dicho tribunal y
por consiguientemente, la legalidad de la Sentencia; que al no haber formulado el
recurrente su reclamo oportunamente sobre el supuesto pronunciamiento de la
Sentencia fuera del plazo establecido por ley, dejó precluir sus derechos, conforme ha
razonado el Tribunal Constitucional en las SSCC 69/2002 y 28/2003, al señalar que:
"En el presente caso, se cuestiona la competencia de los Ministros de la Corte
Suprema demandados a través del recurso directo de nulidad en el cual sostienen los
recurrentes que el fallo, dentro del contencioso administrativo, sustentado entre el
recurrente Roberto Germán Freire con la Superintendencia de Bancos y Entidades
Financieras, se lo dictó fuera del plazo legal puesto que el sorteo de la causa se realizó
el 11 de enero de 2002, habiéndose pronunciado la sentencia el 25 de septiembre de
2002 o sea a los ocho meses y medio del sorteo del expediente, es decir fuera del
plazo perentorio concedido por el art. 204.III CPC que es de 30 días. Conviene
aclarar, en este punto, que el fallo dictado por la Corte Suprema que motiva la
presente impugnación, no es emergente de un recurso de casación, sino el resultado de
haber concluido un proceso contencioso-administrativo, de acuerdo con la facultad
que la Constitución le reconoce en su art. 118.7ª y arts. 778 al 781 CPC, según se
indicó antes.

En tal sentido, los recurrentes podían haber impugnado dentro de las incidencias del
mismo proceso contencioso-administrativo, los actos y omisiones procesales
atribuibles al tribunal o jueces de la causa, considerados irregulares o ilegales y
formular, en su caso, al vencimiento del plazo para dictar sentencia (cuarenta días de
acuerdo con el art. 204.I CPC), el pedido de regularización a fin de que tanto el nuevo
relator como la propia sala tengan habilitada su competencia para presentar el
proyecto de sentencia y emitir el fallo respectivo. En este caso, resulta que el
demandante del contencioso-administrativo no realizó acto alguno en ese sentido,
omisión que dentro de dicho proceso significó un consentimiento tácito a la
competencia del juzgador para que se pronuncie en la causa, ya que ella no fue
cuestionada en momento alguno, desde que se había producido el vencimiento del
plazo señalado por el art. 204.I CPC (...)".

Siguiendo esta línea de razonamiento, en la SC 040/2004, de 14 de abril, este Tribunal


ha señalado que "En tal sentido, los recurrentes podían haber impugnado dentro de las
incidencias del mismo proceso contencioso-administrativo, los actos y omisiones
procesales atribuibles al tribunal o jueces de la causa, considerados irregulares o
ilegales y formular, en su caso, al vencimiento del plazo para dictar sentencia
(cuarenta días de acuerdo con el art. 204.I del CPC), el pedido de regularización a fin
de que tanto el nuevo relator como la propia sala tengan habilitada su competencia
para presentar el proyecto de sentencia y emitir el fallo respectivo. En este caso,
139 José Luis Paredes Oblitas

resulta que el demandante del contencioso-administrativo no realizó acto alguno en


ese sentido, omisión que dentro de dicho proceso significó un consentimiento tácito a
la competencia del juzgador para que se pronuncie en la causa, ya que ella no fue
cuestionada en momento alguno, desde que se había producido el vencimiento del
plazo señalado por el art. 204.I del CPC.

La jurisprudencia del Tribunal, ha establecido al respecto, en su Sentencia


Constitucional 69/2002 de 12 de agosto dictada dentro del proceso contencioso-
administrativo instaurado por Quintín Churqui Churiri, José Rodríguez Zarate y otros
contra el Fiscal General de la República, emergente del fallo dictado por el
Superintendente de Minas: "Según se ha explicado antes, los recurrentes podían
impugnar dentro del proceso contencioso-administrativo, los actos procesales
considerados irregulares

o al margen de la competencia del Tribunal Supremo, como la presunta nulidad de los


sorteos por ejemplo reclamar antes de la emisión de la sentencia oportunamente, el
vencimiento de los plazos, si es que existía tal hecho ...".

III.4.La jurisprudencia glosada, es de aplicación al caso que se examina, en razón, de


que el recurrente sin embargo de haber sido de su conocimiento la fecha de sorteo de
la causa, no formuló observación alguna y en su caso, no advirtió dentro del mismo
proceso contencioso administrativo y de manera oportuna, el inminente vencimiento
del plazo para dictar Sentencia, y pedir que se asuman las determinaciones
correspondientes dentro del marco de la ley, cuya omisión implica consentimiento
tácito de la competencia del juzgador para que pronuncie la respectiva sentencia; no
siendo posible que sólo ante la emisión de una sentencia que le es adversa, el
recurrente alegue pérdida de competencia invocando el art. 31 de la CPE.

CONTRALORIA

UN DICTAMEN DE LA CONTRALORÍA ES SOLO UN


INSTRUMENTO POR EL CUAL SE DETERMINAN INDICIOS DE
DISTINTO ORDEN EN RELACIÓN A RESPONSABILIDADES, Y
ES SOLO UNA PRUEBA SUSCEPTIBLE DE SER DESVIRTUADA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1591/2005-R Sucre, 9 de diciembre de 2005


Ahora bien, conviene precisar que el resultado final de una auditoria gubernamental es
un dictamen, el cual puede encontrar indicios de responsabilidad de distinta
naturaleza, así sea civil, penal o administrativa; empero, la determinación de la
existencia o no de la responsabilidad corresponde al órgano correspondiente, así en
caso de que el dictamen del Contralor General de la República identifique
responsabilidad penal, corresponderá a las autoridades jurisdiccionales determinarla
por medio de un proceso penal; de igual forma, cuando se identifiquen indicios de
responsabilidad civil, corresponde a un proceso coactivo fiscal su determinación,
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 140

siendo el dictamen de responsabilidad civil emitido por el Contralor General de la


República sólo una prueba susceptible de ser desvirtuada, así se ha manifestado el
Órgano Jurisdiccional ordinario, pues en ese sentido el Auto Supremo 200 ¬Coactivo
Fiscal, de 20 de julio de 2005, emitido por la Sala Social y Administrativa de la Corte
Suprema de Justicia, ha establecido la siguiente doctrina jurisprudencial: "Siendo útil
en este punto dejar establecido que, si bien es cierto que los Informes de Auditoría
elaborados por la Contraloría y aprobados por el Contralor General de la República,
tienen la calidad de instrumento con fuerza coactiva suficiente para promover la
acción coactiva fiscal, conforme previene el art. 3 del Procedimiento Coactivo Fiscal
elevado a rango de Ley por el art. 52 de la Ley 1178 de Administración y Control
Gubernamental, también es evidente que son opiniones técnico-jurídicas que no
constituyen normas ni verdades jurídicas inamovibles, como erróneamente entiende el
recurrente, por lo que, sometidas al proceso coactivo fiscal admiten prueba en
contrario". Del mismo modo, la doctrina jurisprudencial que emana de la labor
jurisdiccional de la Corte Suprema de Justicia, ha establecido que en el proceso
coactivo fiscal se puede ingresar al análisis de los indicios encontrados por un
dictamen de responsabilidad civil, y en caso de identificar una indebida o errónea
aplicación de las normas legales o en la compulsa de la prueba en el dictamen, éste
podrá quedar sin efecto alguno; así entre otros, los AASS: 116 de 4 de octubre de
1997 de la Sala Social-1; 277 de 22 de octubre de 1997 de la Sala Social-1; 174 de 29
de octubre de 1997 de la Sala Social-1; y 168 de 12 de enero de 1998 dictado por la
Sala Social-1.

CONTRATACIONES

TODA ENTIDAD PUBLICA DEBE GENERAR SU REGLAMENTO


ESPECÍFICO DE CONTRATACIONES, QUE DEBE SER
HOMOLOGADO POR LA ENTIDAD RECTORA DE LA QUE
DEPENDE. SI EN ESE REGLAMENTO SE ESTABLECE QUIEN ES
LA MAE EN UN PROCESO DE IMPUGNACIÓN, ENTONCES DEBE
APLICARSE ESE REGLAMENTO. EN ESTE CASO SE DECLARÓ
LA NULIDAD PORQUE LA MAE SEGÚN EL REGLAMENTO NO
ERA LA AUTORIDAD QUE RESOLVIÓ UN RECURSO DE
IMPUGNACIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0026/2006 Sucre, 28 de abril de 2006 El


recurrente impugna la Resolución del Consejo de Administración de la Fundación
Cultural del Banco Central de Bolivia 092/05, que resolvió el recurso administrativo
de impugnación que presentó para cuestionar la RA 21/2005 de adjudicación en la
Licitación Pública Nacional 01/2005, primera convocatoria; para la provisión e
instalación del sistema de seguridad del Museo Nacional de Etnografía y Folklore -
MUSEF; no obstante de que el pliego de condiciones y las Normas Básicas del
Sistema de Administración de Bienes y Servicios disponen que resolver dicho recurso
es competencia de la MAE. En consecuencia, corresponde analizar lo planteado y
141 José Luis Paredes Oblitas

resolver si los recurridos al emitir la Resolución impugnada incurrieron en los


presupuestos del art. 31 de la CPE y 79.II de la LTC, a fin de declarar fundado o
infundado el recurso.

III.1.De acuerdo a lo establecido por el art. 120.6ª de la CPE, el recurso directo de


nulidad instituido en resguardo del art. 31 de la CPE, procede contra todo acto o
resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra los actos
de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la ley; luego, el art. 79 de la
LTC desarrolla los presupuestos jurídicos previstos por el art. 31 de la CPE,
disponiendo expresamente que este recurso procede "...contra todo acto o resolución
de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra los actos de quien
ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la ley", luego la previsión contenida en
el parágrafo segundo del mencionado artículo amplía los alcances de este recurso, al
añadir expresamente que "También procede contra las resoluciones dictadas o actos
realizados por autoridad judicial que esté suspendida de sus funciones o hubiere
cesado".

Dada esa naturaleza, el recurso directo de nulidad ha sido concebido como una acción
ante esta jurisdicción constitucional de control de legalidad sobre los actos o
resoluciones de las autoridades públicas, cuya finalidad es declarar expresamente la
nulidad de los actos invasivos o usurpadores de las competencias delimitadas por la
Constitución y las leyes; por ello es un medio jurisdiccional reparador del acto
concreto que fue emitido con invasión, usurpación, o cuando la autoridad perdió
competencia.

III.2.Para la resolución del presente recurso, es necesario precisar que las normas
previstas por el art. 81 de la CPE que disponen:

"La ley es obligatoria desde el día de su publicación, salvo disposición contraria de la


misma ley".

De un lado, ha previsto una garantía para efectivizar el principio de seguridad jurídica,


pues sólo el conocimiento previo de una disposición legal puede obligar a su
cumplimiento, materializando así la naturaleza primaria de la seguridad jurídica, que
impone que nadie puede ser obligado a una conducta, si es que previamente no han
sido establecidas las normas legales que lo constriñan a asumir tal o cual actuación; de
otro lado, al referir a la "ley" la norma constitucional analizada, refiere a la ley en
sentido material; vale decir, a todo instrumento normativo que cumpla con las
características materiales de una ley, esto es, que sea abstracta, intemporal, general y
de cumplimiento obligatorio; en conclusión, se refiere a toda norma con esas
características, aunque no sea una ley formal; así, existen los decretos supremos, las
ordenanzas municipales, y otros instrumentos normativos.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 142

III.3.De igual forma, es imprescindible conocer que las normas previstas por el art. 22
de la LACG disponen que el Ministerio de Hacienda es el órgano rector del sistema de
administración de bienes y servicios; en cuya función, tiene la atribución de
compatibilizar las disposiciones específicas que dicta cada entidad para la
administración de sus bienes y servicios, precautelando que sean concordantes con las
normas básicas emitidas por el citado órgano rector.

Para el efecto anotado, las normas previstas por el art. 6 del Reglamento del texto
ordenado del DS 27328, aprobado mediante Resolución Ministerial 532 del Ministerio
de Hacienda, de 23 de septiembre de 2005, disponen que cada entidad sujeta al ámbito
de control de la LACG, debe elaborar su Reglamento Específico de Contrataciones,
con el objetivo de dar a conocer la naturaleza jurídica de la entidad, la delegación de
funciones de las autoridades encargadas de los procesos de contratación y en general
establecer todos los aspectos relativos a los procesos de contratación no señalados en
las Normas Básicas del Sistema de Administración de Bienes y Servicios y el citado
Reglamento a dichas normas; luego, el proyecto de Reglamento Específico debe ser
compatibilizado por el órgano rector, para luego de su homologación por éste, recién
ser aprobado mediante resolución expresa de la entidad; es decir, que un reglamento
específico de contrataciones de una entidad pública, alcanza el rango de norma con
validez de ley material y por ello de cumplimiento obligatorio, luego de su
compatibilización por el órgano rector, de su aprobación mediante una resolución
expresa emitida por la propia entidad y de la publicidad de la misma, conforme
disponen las normas analizadas anteriormente, en concordancia con lo previsto por el
art. 81 de la CPE.

III.4.Ahora bien, en el caso presente, la Fundación Cultural del BCB publicó la


Licitación Pública Nacional 01/2005, primera convocatoria; para la provisión e
instalación del sistema de seguridad del Museo Nacional de Etnografía y Folklore -
MUSEF; habiendo, en tal procedimiento administrativo, presentado su oferta la
empresa representada por el recurrente, y mediante RA 21/2005, de 29 de noviembre
fue concluido, adjudicando a la empresa AMTRONIX Bolivia S.R.L. la provisión
requerida; por ello, mediante memorial de 2 de diciembre de 2005, el recurrente, por
su representada, cuestionó en recurso de impugnación la Resolución citada; recurso
que fue resuelto por la Resolución del Consejo de Administración 092/05, de 8 de
diciembre de 2005 confirmando el instrumento impugnado; empero, el recurrente
afirma que la citada Resolución fue emitida sin competencia, porque el pliego de
condiciones de la licitación pública, en el apartado 3.1 establece que la MAE es el
Secretario Ejecutivo de la Fundación Cultural del BCB; y en el numeral 46, estipula
que la atribución de resolver el recurso administrativo de impugnación le corresponde
a la MAE; por tanto, el Consejo de Administración de la Fundación Cultural del BCB
actuó sin competencia; lo cual es evidente, por los argumentos siguientes:
143 José Luis Paredes Oblitas

Primero, el pliego de condiciones, que se constituye en el documento elaborado por la


Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia para regular el proceso de
contratación que dio lugar al presente recurso, en forma expresa determina en el
numeral 46 del inc. F, en forma concordante con la norma del art. 161.II del
Reglamento del texto ordenado del DS 27328, que la MAE es la autoridad encargada
de resolver el recurso administrativo de impugnación, y debemos recordar que el
apartado

3.1 del mismo pliego, estableció que la MAE era el Secretario Ejecutivo de la
Fundación; por tanto, era a esta autoridad a la que le correspondía resolver el recurso
de impugnación interpuesto por el recurrente; y Segundo, el Reglamento Específico
de Contratación de la entidad, que, en las normas previstas por el art. 10 establece que
el Consejo de Administración será competente para resolver los recursos de
impugnación, no había sido aprobado aún mediante una resolución, hasta el 9 de
febrero de 2006, según consta en la nota DIGENSAC/EJE/251/06 de la Directora
General de sistemas de administración gubernamental del Ministerio de Hacienda,
pues a tiempo de hacer conocer que el proyecto enviado era compatible con la
normativa general, les informó que correspondía su aprobación mediante una
resolución, tal como mandan las normas previstas por el art. 6.IV del Reglamento del
texto ordenado del DS 27328, para luego proceder a su publicación y así otorgar
obligatoriedad al citado Reglamento; en definitiva, hasta el 9 de febrero de 2006, la
Fundación Cultural del BCB no tenía Reglamento Específico de Contrataciones,
porque el compatibilizado por el órgano rector, a la fecha citada era un proyecto, pues
no había sido aprobado mediante una Resolución expresa y ésta publicada; por tanto,
las previsiones de las Normas Básicas del Sistema de Administración de Bienes y
Servicios debieron ser aplicadas; y ya fue explicado, que el art. 116.II del Reglamento
de dichas normas, estableció que la MAE era la encargada de resolver el recurso de
impugnación.

De lo expuesto, se concluye que la dilucidación del recurso de impugnación


presentado por el recurrente en la Licitación Pública Nacional 01/2005, primera
convocatoria; para la provisión e instalación del sistema de seguridad del Museo
Nacional de Etnografía y Folklore -MUSEF, le correspondía a la MAE designada por
el pliego de condiciones de dicha licitación, que es el Secretario Ejecutivo de la
Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia; consiguientemente, los recurridos
miembros del Consejo de Administración de dicha Fundación, al haber resuelto el
citado recurso de impugnación, usurparon las funciones de la MAE, por ello
adecuaron la Resolución impugnada a uno de los supuestos previstos por el art. 31 de
la CPE, que declara la nulidad de los actos emitidos con usurpación de funciones que
correspondan a otra autoridad.

CONTRATOS
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 144

AUTORIDAD QUE TIENE LA FACULTAD DE RECHAZAR UN


CONTRATO DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS CELEBRADO
ANTE EL GOBIERNO MUNICIPAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0379/2003-R Sucre, 26 de marzo de 2003 La


Empresa DIMENSION ENASA Ltda.., afirma que el Concejo Municipal de el Alto,
representado por su Presidente, ha vulnerado sus derechos al trabajo y al debido
proceso por cuanto la Licitación Pública Nacional 01/2002, para el servicio del
barrido, limpieza , recolección, transporte y disposición final de residuos sólidos en la
ciudad de El Alto, le fue adjudicada suscribiendo con el ejecutivo el respectivo
contrato el que indebidamente ha sido rechazado mediante Resolución Municipal
244/2002 de 3 de diciembre, luego de haber ampliado de la misma manera el plazo
para su consideración, con el fundamento de no haber cumplido en el proceso
licitatorio con lo que disponen las Normas Básicas.

III.1 El art. 12, 11) LM faculta al Concejo Municipal a "Aprobar o rechazar


convenios, contratos y concesiones de obra, servicios o explotaciones del Municipio
en un plazo máximo de quince (15) días". Sin embargo, del texto de esa norma se
infiere que ese plazo se concede para que se dicte la respectiva Resolución que
apruebe o rechace el convenio o contrato. A su vez, el art. 12 de las Disposiciones
Finales y Transitorias de la misma Ley faculta al Concejo Municipal a que por dos
tercios de votos, se puedan ampliar los plazos establecidos en el art.12, numerales 5,
11 y 14 LM, siempre que esa ampliación no duplique los mismos. Por consiguiente, la
ampliación del plazo de 15 días sólo procede para que el pleno del Concejo Municipal
apruebe o rechace un determinado contrato o convenio.

III.2 En el caso de autos, consta que una vez que el 5 de noviembre de 2002 se
recibieron en el Concejo Municipal los antecedentes de la Licitación Pública y el
respectivo contrato cuestionados, las dos ampliaciones del plazo fueron dispuestas
para que las Comisiones del Concejo Municipal expidan sus informes
correspondientes. Así se tiene que por Resolución 222/2002 de 14 de noviembre de
2002, se amplió el plazo otorgado por el art. 12-11) LM por diez días para que la
Comisión Administrativa-Financiera, de manera coordinada con la Comisión de
Desarrollo Económico y la Comisión Jurídica presenten el correspondiente informe
(fs. 271) y posteriormente, a través de la Resolución 241/2002 de 28 de noviembre, el
mismo Concejo Municipal amplió ese plazo por cuatro días para que la Comisión
Jurídica presente el informe sobre el contrato en cuestión. (fs. 270). Es así, que recién
el 3 de diciembre de 2002 el Concejo Municipal de El Alto expidió la Resolución
244/2002 que rechaza el contrato, empero este pronunciamiento lo hizo
extemporáneamente, pues dicha Resolución fue dictada luego de transcurridos 28 días
de recibidos los antecedentes de la Licitación Pública respectiva, o sea ya se había
operado la preclusión para que el Concejo Municipal pueda rechazar el contrato
suscrito con la recurrente.
145 José Luis Paredes Oblitas

III.3 Mediante la Ordenanza Municipal 038/96, de 21 de junio, se creó la Empresa


Municipal de Aseo de El Alto (EMALT) como entidad descentralizada de servicio
público del Gobierno Municipal de El Alto. A su vez, mediante su similar 019/96, de
12 de abril de ese año, se aprobó el Estatuto EMALT, en el que se señala que aquella
actúa como empresa descentralizada del Gobierno Municipal (art. 7); es competente
para celebrar toda clase de contratos (art. 12); está conformada por un Directorio y un
Gerente General (art. 20); el Directorio tendrá como función básica la de administrar
y dirigir la Empresa por medio de actos y normas (art. 21), estando compuesto entre
otros por el Alcalde como Presidente, por un miembro del Ejecutivo Municipal y por
dos representantes del Concejo Municipal (art. 22); entre las atribuciones del
Directorio figura la de autorizar los contratos que deba celebrar la Empresa cuando los
montos excedan las facultades del Gerente General (art. 35); el Gerente General es la
máxima autoridad ejecutiva de la Empresa y su representante legal (art. 36), por lo
que entre sus atribuciones figura la de celebrar contratos y ejecutar los actos de su
competencia (art. 39).

El indicado Estatuto establece, en consecuencia, que el Directorio es el máximo


órgano normativo de dicha Empresa, mientras que el Gerente General es el
representante legal como máxima autoridad ejecutiva, de manera que los contratos
que suscriba el Gerente General deberán ser considerados y autorizados por el
Directorio, tal como determina el art. 35 de dichos Estatutos, por ser la máxima
autoridad de la Empresa.

III.4 Si bien el art. 44.22) LM faculta a los Alcaldes a presidir los consejos de
administración o los directorios de las empresas públicas o mixtas, esto no implica
que los procesos de licitación o los contratos que se suscriban en ellas tengan que ser
aprobados por el Concejo Municipal por el solo hecho de que conste la firma del
Alcalde, pues en dichas empresas éste no actúa como Máxima Autoridad Ejecutiva
Comunal, sino como presidente de los consejos de administración o directorios de
aquellas, y en esa condición suscribió el contrato con la empresa recurrente tal como
se estipula en su Cláusula Primera ( Partes Contratantes) donde textualmente se dice:
"Dirá usted que las partes contratantes son: EMPRESA MUNICIPAL DE ASEO EL
ALTO (EMALT) creada por las Ordenanzas Municipales 099/93 de fecha 15 de
octubre de 1993, regida por el estatuto interno según Ordenanza Municipal 019/96 de
fecha 12 de abril de 1996, con Personería Jurídica 538 de fecha 1 de noviembre de
2001, representado por el H. Alcalde Municipal de la ciudad de El Alto en su
condición de Presidente del Directorio, Dr. José Luis Paredes Muñoz y por el Gerente
General Arq. Oscar Machicao Gonzáles con domicilio en la ciudad de El Alto, quien
en adelante se denominará el CONTRATANTE y la EMPRESA DIMENSION
ENASA"Ltda., legalmente representada por (...) que en adelante se denominará el
CONTRATISTA quienes celebran y suscriben el presente contrato"
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 146

III.5 Por consiguiente, el art. 12.11) LM, que otorga al Concejo Municipal la facultad
de aprobar o rechazar los convenios o contratos que se suscriban, no es aplicable al
caso que se revisa, porque por una parte esta potestad tiene relación con el
seguimiento que ese Organo Deliberante y Fiscalizador debe efectuar al Plan
Operativo Anual y al Presupuesto Municipal, según las atribuciones conferidas por
ese mismo artículo en sus numerales 8) y 9), y por otra parte, se refiere únicamente a
los contratos que suscriba el Alcalde Municipal en su calidad de Autoridad
Responsable del Proceso de Contratación y Máxima Autoridad Ejecutiva del
Gobierno Municipal, pero no así cuando interviene como Presidente del Directorio de
una empresa descentralizada como es EMALT, tal como ocurre en el asunto que se
analiza.

III.6 Por otro lado, el art. 12, num. 18) de la citada Ley dispone que el Concejo
Municipal deberá "Fiscalizar, a través del Alcalde Municipal, a los Oficiales Mayores,
Asesores, Directores y personal de la administración municipal, así como a los
directorios y ejecutivos de las Empresas Municipales". En consecuencia, respecto a
EMALT, la labor de fiscalización del Concejo Municipal no es directa, sino que
respetando el ordenamiento interno de aquella Empresa, corresponde al Directorio -
cuya presidencia está reservada al Alcalde- cumplir esa labor de fiscalización, y por
ello figura entre sus atribuciones la de aprobar los contratos que se suscriban, facultad
que le reconoce el art. 35 de su Estatuto.

III.7 Por otra parte, el Concejo Municipal de El Alto, al rechazar el contrato de 27 de


agosto de 2002, ha incurrido en un acto ilegal que vulnera el régimen contractual
establecido en el art. 519 del Código Civil (CC), atentando contra los derechos a la
seguridad jurídica y al trabajo reconocidos por el art. 7.a) y d) CPE.

III.8 El recurso de amparo constituye la vía constitucional idónea contra toda


infracción y violación de derechos que estén previstos como tales en la Ley
fundamental, así ya está establecido por la Jurisprudencia Constitucional en la SC
531/2000-R que dice: "... son fines del Tribunal Constitucional ejercer el control de
constitucionalidad y garantizar la primacía de la Constitución, el respeto y vigencia de
los derechos y garantías fundamentales de las personas", tal como lo establece el art. 1
inc. II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC).

En consecuencia, el Tribunal de amparo al haber declarado procedente el recurso, ha


efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes procesales y dado correcta
aplicación al art. 19 CPE.

COOPERATIVAS

FACULTADES DE CONALCO E INALCO EN EL PROCESO DE


INTERVENCION DE LAS COOPERATIVAS.
147 José Luis Paredes Oblitas

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0023/2004 Sucre, 10 de marzo de 2004 En el


presente recurso el actor expresa que la Cooperativa que representa, fue intervenida en
virtud a la Resolución de CONALCO 002/2003, entidad que actuó sin jurisdicción y
competencia porque la intervención de las Cooperativas es atribución privativa de
INALCO conforme a su Estatuto Orgánico.

III.1.Conforme establecen los arts. 120.6ª CPE y 79 de la Ley del Tribunal


Constitucional (LTC), el recurso directo de nulidad procede contra todo acto o
resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra los actos
de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la Ley. En ese orden, en
cumplimiento de las disposiciones citadas, a la Justicia Constitucional sólo le
concierne determinar si el servidor público o la entidad recurridos actuaron con
jurisdicción y competencia al dictar la resolución o resoluciones impugnadas o si en
su defecto usurparon funciones, sin que le esté permitido ingresar a efectuar un
análisis de fondo de la problemática.

III.2.El Decreto Ley 13 de septiembre de 1958, denominado "Ley General de


Sociedades Cooperativas", en su art. 23 establece que son sociedades cooperativas de
servicios las que: 2) conceden o distribuyen servicios particulares de carácter material,
cultural o moral a sus miembros o a la sociedad en general (viviendas,
comunicaciones, sanidad, regadío, servicios eléctricos, transportes, etc.).

El art. 127 del mencionado Decreto Ley establece que el Consejo Nacional de
Cooperativas es el órgano encargado de la ejecución y cumplimiento de esa Ley; y el
art. 128 crea la Dirección Nacional de Cooperativas, como órgano del Consejo
indicado, destinado a la ejecución, control y supervigilancia de las sociedades
cooperativas.

El DS 12008 de 29 de noviembre de 1974 crea el Instituto Nacional de Cooperativas


(INALCO) sobre la base de la Dirección Nacional de Cooperativas, como organismo
descentralizado, con personalidad jurídica, autonomía administrativa y patrimonio
independiente.

Mediante DS 12650 de 26 de junio de 1975 se aprueba el Estatuto Orgánico de


INALCO, cuyo art. 2 establece que el movimiento cooperativo nacional está sujeto a
la autoridad, a las directivas y normas que imparta el Instituto, coordinando las
relaciones que tenga éste con otras entidades del Estado, de conformidad con las
disposiciones de la Ley General de Sociedades Cooperativas, armonizando sus actos
con la política social y laboral del gobierno.

El art. 8 del citado Estatuto, contempla las atribuciones de INALCO, y en su inciso b)


determina que es función suya la orientación, asesoramiento y supervisión de las
cooperativas; el inciso d), señala como otra competencia el cumplir y hacer cumplir la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 148

Ley General de Sociedades Cooperativas y demás leyes y decretos sobre


cooperativismo.

El art. 11 del Estatuto Orgánico de INALCO señala que CONALCO está integrado
por los siguientes miembros: "1. Presidente: Ministro de Trabajo y Desarrollo Laboral
o su representante. Un representante por cada uno de los Ministerios que siguen:
Trabajo y Desarrollo Laboral, Economía y Planificación, Finanzas, Asuntos
Campesinos y Agropecuarios, Minería y Metalurgia, Transportes, Comunicaciones y
Aeronáutica Civil, Urbanismo y Vivienda; un representante por cada uno de los
siguientes organismos: Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias;
Federación Nacional de Cooperativas Mineras; Federación Nacional de Cooperativas
de Ahorro y Crédito, otras Federaciones de carácter nacional que se organicen
legalmente, organismos auxiliares del cooperativismo".

El art. 13 d) de la referida norma, señala como atribución del Consejo Nacional:


"vigilar el cumplimiento de las normas destinadas a regular el buen funcionamiento
técnico, económico-administrativo y de los recursos humanos del Instituto y la
aplicación de los sistemas administrativos conforme lo señala la Ley de Organización
Administrativa del Poder Ejecutivo."

A su vez el art. 14 del tantas veces citado Estatuto de INALCO está presidido por su
Director Ejecutivo, que es designado por el Ministro de Trabajo y Desarrollo Laboral,
con aprobación del Presidente de la República, durando en sus funciones cuatro años,
pudiendo ser reelecto por un idéntico periodo.

El art. 14 inc. c) del mismo Estatuto fija como atribución del Director Ejecutivo de
INALCO disponer la intervención de las sociedades cooperativas, previos los
informes técnicos, debiendo reportar el ejercicio de estas atribuciones periódicamente
al Consejo Nacional.

III.3. En el caso sometido a revisión, no obstante que la potestad que las normas
legales precedentemente citadas le otorgan al Director Ejecutivo Nacional de
INALCO para intervenir las sociedades cooperativas, fue expedida la Resolución de
Consejo 002/03 de 22 de septiembre de 2003 por CONALCO por la que se dispuso la
intervención de la Cooperativa que representa el actor.

De ese modo, se evidencia la usurpación de funciones por parte de CONALCO al


emitir la Resolución impugnada, por cuanto, no obstante que esa decisión fue
"homologada" por INALCO a través de la RA 189 de 5 de noviembre de 2003, tal
"homologación", no puede sustituir todo el procedimiento administrativo que debe
preceder a la determinación de intervenir una Cooperativa, toda vez que para ello son
necesarios los informes técnicos previos elaborados al efecto, que deberán ser
evaluados por la instancia competente por ley para ello como es INALCO, que no
149 José Luis Paredes Oblitas

puede tampoco desconocer su propia atribución delegándola a CONALCO, órgano


encargado de otro tipo de funciones, previstas categóricamente por la ley.

En este sentido es importante puntualizar que el procedimiento administrativo de la


intervención traduce en la práctica una relación jurídica sustantiva entre
Administración y administrado. Desempeña un papel formal para el cumplimiento de
un objeto esencial. Es el cauce formal por el que se exterioriza la actuación
administrativa del Estado, que por su significación jurídica afecta derechos subjetivos
públicos. En el caso de autos, ese actuar administrativo del Estado se da a través de
CONALCO ejerciendo sus funciones de supervisión, e INALCO acciona a través de
su Director Ejecutivo ejecutando la intervención.

DEMOLICION

LA ALCALDÍA NO PUEDE DEMOLER PROPIEDAD PRIVADA SIN


CUMPLIR PRIMERO CON EL DEBIDO PROCESO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1167/2003-R Sucre, 19 de agosto de 2003 El


recurrente afirma que la Alcaldía Municipal, ha vulnerado sus derechos a la seguridad
jurídica, a la propiedad, a la defensa y al debido proceso, previstos por los arts. 7.a),
i); 16.II y IV y 22 CPE, por cuanto de manera arbitraria procedió a la demolición de
un muro en un terreno de su propiedad, aprovechando su ausencia y sin notificación
alguna, siendo que su derecho propietario está reconocido por sentencia ejecutoriada
dictada en proceso de usucapión e inscrito en Derechos Reales. Por consiguiente,
corresponde determinar en revisión, si tales extremos son ciertos y si se justifica
otorgar la tutela que brinda el art. 19 CPE.

III.1En el caso examinado, tanto el recurrente como la Alcaldía Municipal reclaman la


propiedad del terreno sobre el que se produjo la demolición y ambos sustentan su
derecho en títulos debidamente registrados en Derechos Reales, y si bien, esta
controversia corresponde ser dilucidada por la justicia ordinaria y no por la justicia
constitucional, sin embargo ésta no puede dejar de advertir que la conducta de los
recurridos constituye la comisión de actos ilegales que vulneran derechos
fundamentales, por cuanto la Alcaldía, asumiendo que su derecho propietario sobre el
inmueble en cuestión, es el legítimo, que el proceso que ha dado origen al derecho del
actor y ahora recurrente se encuentra viciado, ha dispuesto la demolición, a objeto de
"recuperar propiedad municipal", vale decir realizando justicia directa, la cual se
encuentra prohibida por el art. 1282 CC, pues el que debe definir a quién le asiste el
legítimo derecho propietario sobre el lote de terreno es la autoridad judicial
competente y no como en este caso la municipalidad.

III.2Consecuentemente, las autoridades y funcionarios municipales al haber ordenado


y procedido a la demolición del muro que hizo construir el recurrente, han cometido
un acto ilegal, sin que pueda servirles de justificativo haber actuado en uso de las
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 150

atribuciones conferidas por los numerales 31) y 32) del art. 44 LM, pues no cursa en
antecedentes que la "sanción" de demolición impuesta al recurrente haya sido
resultado de un debido y previo proceso por incumplimiento a normas municipales,
vulnerando así sus derechos a la seguridad jurídica, a la defensa y al debido proceso,
lo que amerita otorgar la tutela inmediata a fin de que cesen las ilegalidades y actos
hostiles por tratarse de vías de hecho que vulneran derechos fundamentales invocados
por el recurrente, hasta tanto se dirima la controversia en la instancia correspondiente.
Así lo ha establecido el Tribunal Constitucional en su jurisprudencia, citando para el
efecto las SSCC 1321/2002-R, 994/2002-R, 354/2002-R y 236/2002, entre otras.

Consiguientemente, la situación planteada se halla dentro de las previsiones del art. 19


CPE, por lo que el Tribunal de amparo al haber declarado improcedente el recurso, no
ha efectuado una adecuada compulsa de los datos procesales ni dado correcta
aplicación al citado precepto constitucional.

DERECHO ADMINISTRATIVO

POTESTAD SANCIONADORA Y POTESTAD CORRECTIVA EN EL


DERECHO ADMINISTRATIVO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0757/2003-R Sucre, 4 de junio de 2003

III.1. Sobre la potestad sancionadora de la Administración Pública.- El Estado, en


determinados supuestos, otorga a la Administración Pública potestad sancionadora. El
conjunto de normas que regulan esa potestad, lo constituye el llamado Derecho
Administrativo sancionador. Esta potestad sancionadora, por los fines que persigue, se
bifurca en dos: la disciplinaria y la correctiva. La primera se dirige a proteger los
propios intereses de la Administración como organización (eficiencia, puntualidad,
etc); sus sanciones están dirigidas a sus funcionarios, así como a personas vinculadas
a la Administración por especiales deberes y relaciones jurídicas. La segunda, se
dirige a imponer sanciones a la generalidad de ciudadanos que pudieran transgredir
los deberes jurídicos que las normas les imponen como administrados. Este es el caso
de las infracciones que establece por ejemplo, el Código Tributario en su Título III, en
el que se establecen sanciones específicas para quienes incumplan los mandatos y
prohibiciones contenidos en la referida norma legal (Derecho administrativo penal).
En estos supuestos, la Administración tiene facultad para imponer sanciones, las que,
en algunos casos, tienen igual o mayor gravedad que las establecidas en el Código
penal (este es el caso de las multas), pero tal potestad no alcanza en ninguno de los
151 José Luis Paredes Oblitas

casos, a imponer la pena privativa de libertad, la cual está reservada al órgano judicial
correspondiente.

DERECHO ADMINISTRATIVO

PRINCIPIOS DE LA ADMINISTRACIÓN PUBLICA DESTINADOS


A LAS SEGURIDAD Y ESTABILIDAD DE SUS RESOLUCIONES,
LAS CUALES NO PUEDEN SER REVOCADAS
UNILATERALMENTE Y DE MANERA ARBITRARIA. EL DERECHO
DE PETICION EN EL INFORMALISMO ADMINISTRATIVO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1464/2004-R Sucre, 13 de septiembre de 2004


Los recurrentes aseveran que el Concejo Municipal de Tiraque pronunció la
"Resolución Municipal No. 07/98 de 26 de junio de 1998" (sic.), asignándoles una
parada en dicha localidad. Sin embargo, en forma unilateral, sin que se les haya dado
aviso de ningún inicio de trámite, por interés de los concejales Ángel Zenteno y
Miguel Crespo, revocaron la referida Ordenanza Municipal, utilizando normas
retroactivamente, arguyendo que no se habían cumplido los requisitos para su
pronunciamiento. Además, los recurridos, al abrogar la OM 07/98, luego de cinco
años de vigencia, obraron sin competencia, cayendo sus actos en la nulidad prevista
por el art. 31 de la CPE, asimismo vulneraron el art. 33 de la CPE al aplicar
retroactivamente la Ley de Municipalidades sobre una Ordenanza emitida bajo la
vigencia de la Ley Orgánica de Municipalidades de 1985, aplicando institutos
jurídicos que esta última no prevé. Por consiguiente, corresponde analizar si los
hechos denunciados se encuentran dentro del ámbito de protección otorgado por el art.
19 de la CPE.

III.1. Principios de la actividad administrativa.

Antes de ingresar al análisis del fondo de la problemática planteada en el presente


recurso, conviene anotar algunos de los principios básicos que rigen la actividad
administrativa:

III.1.1. El principio de legalidad en el ámbito administrativo, implica el sometimiento


de la Administración al derecho, para garantizar la situación jurídica de los
particulares frente a la actividad administrativa; en consecuencia, las autoridades
administrativas deben actuar en sujeción a la Constitución, a la ley y al derecho,
dentro de las facultades que les están atribuidas y de acuerdo a los fines que les fueron
conferidos. Este principio está reconocido en el art. 4 inc. c) de la Ley de
Procedimiento Administrativo (LPA) que señala: "La Administración Pública regirá
sus actos con sometimiento pleno a la ley, asegurando a los administrados el debido
proceso"; esto implica, además, que los actos de la Administración pueden ser objeto
de control judicial (vía contenciosa administrativa), como lo reconoce el art. 4 inc. i)
de la LPA, al establecer que "El Poder Judicial, controla la actividad de la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 152

Administración Pública conforme a la Constitución Política del Estado y las normas


legales aplicables".

Otro signo del principio de sometimiento de la administración al derecho está referido


a que la administración no puede sustraerse del procedimiento preestablecido, sino
que debe sujetar su actuación y el de las partes en su caso, a lo previsto en la norma
que regula el caso en cuestión. Conforme a esto, la Ley de Procedimiento
Administrativo en su art. 2 establece que: " I La Administración Pública ajustará todas
sus actuaciones a las disposiciones de la presente Ley".

III.1.2. Principio de la jerarquía de los actos administrativos. Se deriva del principio


de legalidad, y prescribe que ninguna disposición administrativa podrá vulnerar los
preceptos de otra norma de grado superior, principio que está recogido en el art. 4 inc
h) de la LPA, cuando establece que: "La actividad y actuación administrativa y,
particularmente las facultades reglamentarias atribuidas por esta Ley, observarán la
jerarquía normativa establecida por la Constitución Política del Estado y las leyes".

III.1.3. Principio de los límites a la discrecionalidad. La discrecionalidad se da cuando


el ordenamiento jurídico le otorga al funcionario un abanico de posibilidades,
pudiendo optar por la que estime más adecuada. En los casos de ejercicio de poderes
discrecionales, es la ley la que permite a la administración apreciar la oportunidad o
conveniencia del acto según los intereses públicos, sin predeterminar la actuación
precisa. De ahí que la potestad discrecional es más una libertad de elección entre
alternativas igualmente justas, según los intereses públicos, sin predeterminar cuál es
la situación del hecho. Esta discrecionalidad se diferencia de la potestad reglada, en la
que la Ley de manera imperativa establece la actuación que debe desplegar el agente.

Esta discrecionalidad tiene límites, pues siempre debe haber una adecuación a los
fines de la norma y el acto debe ser proporcional a los hechos o causa que los originó,
conformándose así, los principios de racionalidad, razonabilidad, justicia, equidad,
igualdad, proporcionalidad y finalidad. La Ley del Procedimiento Administrativo, en
el art. 4. inc. p), establece en forma expresa el principio de proporcionalidad, que
señala que "La Administración Pública actuará con sometimiento a los fines
establecidos en la presente Ley y utilizará los medios adecuados para su
cumplimiento".

III.1.4. Principio de buena fe. Junto al principio de legalidad, singular importancia


tiene el principio de buena fe, reconocido en el art. 4 inc. e) de la LPA, que establece
que "en la relación de los particulares con la Administración Pública se presume el
principio de buena fe. La confianza, la cooperación y la lealtad en la actuación de los
servidores públicos y de los ciudadanos, orientarán el procedimiento administrativo".
Este principio ha sido desarrollado por el Tribunal Constitucional en la SC 95/2001,
de 21 de diciembre, señalando que "…es la confianza expresada a los actos y
decisiones del Estado y el servidor público, así como a las actuaciones del particular
153 José Luis Paredes Oblitas

en las relaciones con las autoridades públicas. De manera que aplicado este principio a
las relaciones entre las autoridades públicas y los particulares, exige que la actividad
pública se realice en un clima de mutua confianza que permita a éstos mantener una
razonable certidumbre en torno a lo que hacen, según elementos de juicio obtenidos a
partir de decisiones y precedentes emanados de la propia administración, asimismo
certeza respecto a las decisiones o resoluciones obtenidas de las autoridades públicas".

III.1.5. Principio de presunción de legitimidad. Según este principio, las actuaciones


de la Administración Pública se presumen legítimas, salvo expresa declaración
judicial en contrario [art. 4 inc. g) de la LPA]). La presunción de legitimidad del acto
administrativo, como la ha establecido la Sentencia antes aludida, "…se funda en la
razonable suposición de que el acto responde y se ajusta a las normas previstas en el
ordenamiento jurídico vigente a tiempo de ser asumido el acto o dictada la resolución,
es decir, cuenta con todos los elementos necesarios para producir efectos jurídicos,
por lo que el acto administrativo es legítimo con relación a la Ley y válido con
relación a las consecuencias que pueda producir. La doctrina enseña que el
fundamento de la presunción de legitimidad radica en las garantías subjetivas y
objetivas que preceden a la emanación de los actos administrativos, que se manifiesta
en el procedimiento que se debe seguir para la formación del acto administrativo, que
debe observar las reglas del debido proceso, que comprende el derecho del particular
de ser oído y en consecuencia exponer la razón de sus pretensiones y u defensa".

III.2. Validez de los actos administrativos

En coherencia con los principios antes anotados, el art. 27 de la LPA, señala que "se
considera acto administrativo, toda declaración, disposición o decisión de la
Administración Pública, de alcance general o particular, emitida en ejercicio de la
potestad administrativa, normada o discrecional, cumpliendo con los requisitos y
formalidades establecidos en la presente Ley, que produce efectos jurídicos sobre el
administrado. Es obligatorio, exigible, ejecutable y se presume legítimo".

El art. 32 de la LPA, señala que "Los actos de la Administración Pública sujetos a esta
ley se presumen válidos y producen efectos desde la fecha de su notificación o
publicación". De acuerdo a esta norma, se presume la validez de los actos
administrativos; sin embargo, el capítulo V de la LPA, establece los casos en que el
acto administrativo puede ser declarado nulo o anulable. Así, el art. 35 establece:

"I. Son nulos de pleno derecho los actos administrativos en los casos siguientes: a)
Los que hubiesen sido dictados por autoridad administrativa sin competencia por
razón de la materia o del territorio; b) Los que carezcan de objeto o el mismo sea
ilícito o imposible; c) Los que hubiesen sido dictados prescindiendo total y
absolutamente del procedimiento legalmente establecido; d) Los que sean contrarios a
la Constitución Política del Estado; y e) Cualquier otro establecido expresamente por
ley.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 154

II. Las nulidades podrán invocarse únicamente mediante la interposición de los


recursos administrativos previstos en la presente ley" .

Por su parte, el art. 36, determina que:

"I. Serán anulables los actos administrativos que incurran en cualquier infracción al
ordenamiento jurídico distinta de las previstas en el artículo anterior.

"II. No obstante lo dispuesto en el numeral anterior, el defecto de forma sólo


determinará la anulabilidad cuando el acto carezca de los requisitos formales
indispensables para alcanzar su fin o dé lugar a la indefensión de los interesados.

III. La realización de actuaciones administrativas fuera del tiempo establecido para


ellas sólo dará lugar a la anulabilidad del acto cuando así lo imponga la naturaleza del
término o plazo.

IV. Las anulabilidades podrán invocarse únicamente mediante la interposición de los


recursos administrativos previstos en la presente Ley".

De acuerdo a las normas transcritas, tanto la nulidad como la anulabilidad de los actos
administrativos, sólo pueden ser invocadas mediante la interposición de los recursos
administrativos previstos en la ley y dentro del plazo por ella establecido; en
consecuencia, en virtud a los principios de legalidad, presunción de legitimidad, y
buena fe, no es posible que fuera de los recursos y del término previsto por ley se
anulen los actos administrativos, aún cuando se aleguen errores de procedimiento
cometidos por la propia administración, pues la Ley, en defensa del particular, ha
establecido expresamente los mecanismos que se deben utilizar para corregir la
equivocación; por ende, fuera del procedimiento previsto y los recursos señalados por
la ley, un mismo órgano no podrá anular su propio acto administrativo (conocido en la
doctrina como acto propio), por cuanto una vez definida una controversia y emitida la
Resolución, ésta ingresa al tráfico jurídico y por lo tanto ya no está bajo la
competencia de la autoridad que la dictó, sino a la comunidad, como lo ha reconocido
este Tribunal en la SC 1173/2003-R, de 19 de agosto.

Lo señalado precedentemente, es aplicable también para los casos de revocatoria,


modificación o sustitución de los actos administrativos propios que crean, reconoce o
declaran un derecho subjetivo, ya que éstos sólo pueden ser revocados cuando se
utilizaron oportunamente los recursos que franquea la ley, o cuando el acto beneficie
al administrado.

Sobre esta problemática (del acto propio) la jurisprudencia comparada ha precisado lo


siguiente:

1. Tribunal Supremo español:


155 José Luis Paredes Oblitas

"La buena fe que debe presidir el tráfico jurídico en general y la seriedad del
procedimiento administrativo, imponen que la doctrina de los actos propios obliga al
demandante a aceptar las consecuencias vinculantes que se desprenden de sus propios
actos voluntarios y perfectos jurídicamente hablando, ya que aquella declaración de
voluntad contiene un designio de alcance jurídico indudable…" (Sentencia de 22 de
abril de 1967).

2. Corte Constitucional de Colombia:

"Un tema jurídico que tiene como sustento el principio de la buena fe es el del respeto
al acto propio, en virtud del cual, las actuaciones de los particulares y de las
autoridades públicas deberán ceñirse a los postulados de la buena fe (art. 83 C.N).
Principio constitucional, que sanciona entonces, como inadmisible toda pretensión
lícita, pero objetivamente contradictoria con respecto al propio comportamiento
efectuado por el sujeto".

"La teoría del respeto al acto propio, tiene origen en el brocardo 'Venire contra
pactum proprium nellí conceditur' y, su fundamento radica en la confianza despertada
en otro sujeto de buena fe, en razón de una primera conducta realizada. Esta buena fe
quedaría vulnerado si fuese admisible aceptar y dar curso a una pretensión posterior y
contradictoria…." (Sentencia T-295/99).

Ahora bien, no obstante lo anotado precedente, es criterio general de la doctrina que


existen actos que pueden ser revocados por razones de oportunidad, con el objetivo de
satisfacer las exigencias de interés público, caso en el que la Administración está
obligada a indemnizar al particular; en cambio, hay otros que no gozan de estabilidad
y, por lo mismo, pueden ser revocados por la Administración, por razones de utilidad
pública, no siendo indemnizables, salvo cuando ha existido culpa administrativa o
cuando la Administración ha realizado una incorrecta valoración del interés público.
Son actos administrativos inestables, por ejemplo, los permisos concedidos por la
Administración, cuya vigencia y revocatoria dependerá de la discrecionalidad de la
Administración, apreciando si está o no de acuerdo con el interés público.

III.3. Terceros afectados por actos administrativos

Precautelando los derechos de terceras personas, el art. 33 de la LPA, establece que


"La Administración pública notificará a los interesados todas las resoluciones y actos
administrativos que afecten a sus derechos subjetivos intereses legítimos", norma
relacionada con el art. 16 de la LPA, que establece que las personas, en su relación
con la Administración Pública, tiene, entre otros, los siguientes derechos: "a) A
formular peticiones ante la Administración Pública, individual o colectivamente; c) A
participar en un procedimiento ya iniciado cuando afecte sus derechos subjetivos e
intereses legítimos..".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 156

En ese sentido, las terceras personas que resulten afectadas en sus derechos por
cualquier resolución o acto administrativo, deben ser necesariamente notificadas para
que puedan asumir defensa y participar en el procedimiento ya iniciado, no siendo
posible que la Administración, en forma unilateral y sin el cumplimiento de las
formalidades previstas por ley, pueda revocar o modificar actos o resoluciones que
reconozcan derechos a favor de los administrados, sin el consentimiento de éstos.

III.4. Acto Administrativo y Gobierno Municipal.

El art. 2.II de la LPA, establece que "Los Gobiernos Municipales aplicarán las
disposiciones contenidas en la presente Ley, en el marco de lo establecido en la Ley
de Municipalidades". En este contexto, las normas de la Ley del Procedimiento
Administrativo, son aplicables al ámbito municipal, compatibilizadas con las
contenidas en la Ley de Municipalidades y, en consecuencia, las disposiciones que
emanen del ejecutivo o legislativo municipal, que definan alguna situación jurídica
concreta, deben considerarse como actos administrativos, y como tales, dentro del
marco jurídico antes referido, se presumen legales, legítimos y, por lo mismo, sólo
pueden ser anulados, revocados o modificados cuando se siga el procedimiento y los
plazos establecidos por la Ley de Municipalidades, conforme a los criterios señalados
en la Ley del Procedimiento Administrativo ( FJ III.2). Lo señalado, no contradice el
art. 21.IV de la LM, que establece que "Toda Ordenanza se encuentra vigente
mientras no fuera derogada o abrogada mediante otra Ordenanza emitida por el
Concejo del Municipio correspondiente. No existe declaratoria de desuso de
Ordenanzas Municipales"; pues, se debe tener presente que la atribución de derogar o
abrogar que tiene el Concejo Municipal, está referida a las Ordenanzas Municipales,
las que, conforme a los arts. 12.4 y 20 de la LM, son normas generales emanadas del
Concejo Municipal; y en tanto éstas cumplan con su carácter de generalidad podrán
ser derogadas o abrogadas por el Concejo Municipal, conforme a lo establecido por el
art. 21 de la LM; sin embargo, esta facultad no podrá ser ejercida en forma
discrecional, sino que estará limitada por los propios fines establecidos por la Ley de
Municipalidades, deberá basarse en criterios técnicos, políticos, económicos, sociales,
etc., que sean atendibles y proporcionados; es decir, que la actuación debe adecuarse a
los fines de la norma y el acto debe ser proporcional a los hechos o causa que los
originen, atendiendo al principio de los límites de la discrecionalidad ( FJ III.1.3.).

Ahora bien, cuando la Ordenanza Municipal no contenga normas generales sino que,
por una inadecuada utilización - común en nuestra realidad jurídica- defina una
situación concreta, creando, reconociendo o declarando un derecho subjetivo -que
debió resolverse a través de una resolución-, agotándose el procedimiento establecido
por Ley, el Concejo Municipal no podrá derogarla o abrogarla, por respeto a los
derechos adquiridos por los administrados, y los principios de legitimidad y buena fe.

No obstante lo anotado precedentemente, la Ordenanza Municipal puede revestir la


característica de un acto administrativo inestable, cuando a través de ella se conceda a
157 José Luis Paredes Oblitas

los administrados, por ejemplo, permisos por los cuales se autoriza a una persona
natural o jurídica el ejercicio de un derecho (venta de bebidas alcohólicas, instalación
de kioskos, etc.). Este acto puede ser revocado por la Administración con la debida
fundamentación, por razones de utilidad pública; sin embargo, estará restringido por
el principio de los límites de la discrecionalidad a que se ha hecho referencia
anteriormente y será un deber de la Administración el notificar a terceras personas que
podrían resultar afectadas en sus derechos, antes de dictarse o emitirse el acto
administrativo, otorgándoles así la posibilidad de ejercer el derecho a la defensa,
como lo establece la Ley del Procedimiento Administrativo, glosada anteriormente.

III.5.Análisis del caso concreto. El Sindicato de Transportes "2 de Junio", a través de


sus representantes, solicitó al Presidente del Concejo Municipal de Tiraque, el 18 de
junio de 1998, la asignación de una parada en Shinahota, haciendo constar en el otrosí
del memorial que acompañaban la documentación pertinente, petición a la que se dio
curso mediante OM 07/98 de 26 de junio de 1998, en virtud de la cual el Sindicato
recurrente tenía una parada establecida y asignada en Shinahota desde el año 1998. No
obstante ello, ante la solicitud de otro Sindicato de Transporte, el Concejo Municipal
de Tiraque, a través de la OM 03/2004 de 4 de febrero, abrogó la Ordenanza
Municipal anterior y la dejó sin efecto, argumentado una serie de irregularidades en su
emisión.

En ese orden, conforme a los lineamientos legales y doctrinales referidos en los


puntos precedentes, corresponde determinar lo siguiente: 1. el carácter de acto
administrativo estable de la OM 07/98, y 2. la posibilidad de que sea abrogada por
otra Ordenanza y, en su caso, las condiciones que debían presentarse para abrogarla.

III.5.1. Como se ha señalado en el FJ III.4. las ordenanzas municipales tienen carácter


general; dado que, que conforme al art. 12 de la LM, el Concejo Municipal es el
órgano representativo, deliberante, normativo y fiscalizador de la gestión municipal;
sin embargo, como también se ha establecido en el mismo punto, unas ordenanzas
municipales declaran un derecho subjetivo, y por ese motivo tienen la característica de
irrevocabilidad; sin embargo, otras tienen la característica de constituir actos
administrativos inestables, en la medida en que sólo autorizan a una persona el
ejercicio de un derecho. En este sentido, la OM 07/98, se constituye en un acto
administrativo inestable, que no tiene carácter definitivo, pues estará vigente en la
medida en que satisfaga los requerimientos de la población, y podrá ser modificado
por la Administración con la debida fundamentación, tomando en cuenta diversos
criterios técnicos, económicos, sociales, orientados por la utilidad pública; pues, como
lo sostiene el art. 5 de la LM, "La Municipalidad y su Gobierno Municipal tienen
como finalidad contribuir a la satisfacción de las necesidades colectivas y garantizar la
integración y participación de los ciudadanos en la planificación y el desarrollo
humano sostenible del Municipio" .
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 158

III.5.2. En ese sentido, la OM 07/98, podía ser abrogada siempre y cuando se hubieran
llenado las siguientes exigencias:

1. Fundamentación. La abrogatoria sólo puede justificarse cuando existen razones


técnicas, económicas, sociales, etc., bajo la orientación de la utilidad pública, que
determinen la adopción de esa medida; en este sentido, los argumentos deben ser
proporcionales a los hechos o causa que los originen y los fines del Goberno
Municipal, pues sólo estos argumentos tornan legítima la actuación de la
Administración.

En la especie, el Concejo Municipal mediante la OM 03/2004, bajo el fundamento de


"haber sido emitida en fecha distinta a la sesión Ordinaria del H. Concejo Municipal y
en mérito a que dicha solicitud nunca fue considerada, menos aprobada Por el H.
Concejo Municipal conforme a la determinación del art. 25 de La Ley Orgánica de
Municipalidades" (sic.), dejó sin efecto lisa y llanamente la OM 07/98; fundamento
que no constituye un argumento razonable par justificar la determinación asumida,
puesto que, de un lado, al gozar los actos administrativos de la presunción de
legitimidad, legalidad y buena fe, se fundan en la razonable suposición que el acto
responde y se ajusta a las normas previstas en el ordenamiento jurídico vigente a
tiempo de ser asumido y, por ende, el acto administrativo es legitimo con relación a la
ley y válido con relación a las consecuencias que pueda producir.

De otro lado, conforme se ha señalado en el FJ III.2., la Ley de Procedimiento


Administrativo, establece que las causas de anulabilidad y nulidad, entre las que se
encuentra la prescindencia total y absoluta del procedimiento legalmente establecido
en la emisión de un acto administrativo -razón esgrimida por los recurridos- sólo
pueden ser invocadas dentro del procedimiento y el plazo previsto por Ley, no siendo
posible invocarlas fuera de ese procedimiento.

2. Notificación previa. La decisión de abrogar la Ordenanza, debió ser notificada con


carácter previo a los ahora recurrentes para que, precautelando sus legítimos intereses,
puedan ejercer su derecho a la defensa, conforme a las normas generales contenidas
en la Ley del Procedimiento Administrativo. Además, los concejales recurridos no
tomaron en cuenta que uno de los fines del Gobierno Municipal es el de favorecer la
integración social de sus habitantes, bajo los principios de equidad e igualdad de
oportunidades (art. 5.II numeral 7 de la LM); al contrario, las autoridades demandadas
abrogaron la Ordenanza Municipal para dar cabida a otro Sindicato de Transporte, sin
escuchar a los recurrentes, actuando en un plano de desigualdad evidente.

Por los fundamentos expuestos precedentemente, se constata que los concejales


recurridos, vulneraron los derechos fundamentales al trabajo, a la seguridad jurídica y
a la defensa de los afiliados al Sindicato "2 de junio"; por lo que corresponde otorgar
la tutela solicitada.
159 José Luis Paredes Oblitas

III.5.Respecto al derecho de petición, entendido por la jurisprudencia de este Tribunal


en la SC

189/2001-R, de 7 de marzo, como "…la potestad, capacidad o facultad que tiene toda
persona de formular quejas o reclamos frente a las conductas, actos, decisiones o
resoluciones irregulares de los funcionarios o autoridades públicas o la suspensión
injustificada o prestación deficiente de un servicio público, así como el de elevar
manifestaciones para hacer conocer su parecer sobre una materia sometida a la
actuación de la administración o solicitar a las autoridades informaciones; en sí es una
facultad o potestad que tiene toda persona para dirigirse, individual o colectivamente,
ante las autoridades o funcionarios públicos, lo que supone el derecho a obtener una
pronta resolución, ya que sin la posibilidad de exigir una respuesta rápida y oportuna
carecería de efectividad el derecho. En consecuencia, el ejercicio del derecho supone
que una vez planteada la petición, cualquiera sea el motivo de la misma, la persona
adquiere el derecho de obtener pronta resolución, lo que significa que el Estado está
obligado a resolver la petición. Sin embargo, el sentido de la decisión dependerá de
las circunstancias de cada caso en particular y, en esa medida podrá ser positiva o
negativa…"; se constata que los actores, en representación del Sindicato "2 de junio",
presentaron ante el Concejo Municipal su solicitud de "revocatoria de Ordenanza
Municipal" el 10 de febrero de 2004; recurso que si bien no está previsto para las
ordenanzas municipales -pues de éstas sólo se puede solicitar la reconsideración- no
es menos cierto que en virtud del principio de informalismo, los concejales
municipales debieron dar respuesta al actor; al no hacerlo, lesionaron el derecho de
petición del sindicato representado por los actores.

DERECHO DE IMPUGNACION

ES CONSTITUCIONAL QUE SE IMPONGA UN PORCENTAJE DE


DINERO COMO GRANTÍA PARA ACCEDER AL DERECHO DE
IMPUGNACIÓN EN PROCESOS DE LICITACIÓN. NATURALEZA
DE LOS CONTRATOS ESTATALES Y EL CUMPLIMIENTO DE
NORMAS ADMINISTRATIVAS

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0024/2005 Sucre, 11 de abril de 2005 El presente


recurso ha sido planteado con la finalidad de someter al control de constitucionalidad
los arts. 71.I y 81.IV incs. a) y b) del DS 25964 de 21 de octubre de 2000 y del art. 2
del DS 26208 de 7 de junio de 2001, en lo concerniente a las modificaciones de los
artículos impugnados del DS 25964 por ser contrarios y violatorios de los arts. 7 inc.
h), 16.II, 116.X y 229 de la CPE, por lo que, antes de ingresar a la verificación de su
compatibilidad o incompatibilidad con las normas de la Ley Fundamental,
corresponde a este Tribunal establecer si dicha norma está comprendida entre las
disposiciones o normas objeto del control de constitucionalidad.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 160

III.1. Antes de ingresar al análisis del recurso formulado, conviene referirse a la


observación realizada por el personero del órgano que generó las normas impugnadas,
pues afirma que no se ha dado cumplimiento con el requisito de contenido del recurso
indirecto de inconstitucionalidad establecido en los preceptos del art. 60.1 de la Ley
del Tribunal constitucional (LTC), que impone la mención de la ley, decreto o
resolución no judicial cuya inconstitucionalidad se cuestiona, pues las señaladas en el
memorial del incidente son inexistentes, aludiendo a los arts. 71.I, 81.IV. incs. a) y b)
del DS 25964 modificadas por el art. 2 del DS 26208, ya que el DS 25964 tiene sólo
tres artículos, lo cual es cierto; empero, no es menos evidente que el art. 1 del
mencionado Decreto, aprueba las Normas Básicas del Sistema de Administración de
Bienes y Servicios (NBSABS), contenidas en 210 artículos y dos anexos y los
modelos de pliego de condiciones; en ese sentido, es fácilmente perceptible que el
recurso se refiere a los arts. 71.I, 81.IV a) y b) de las NB-SABS, aprobadas por el DS
25964, pues incluso el memorial por medio del que se planteó el incidente las
transcribió, por tanto, no es cierto que el recurso carezca de requisitos de contenido,
ya que se mencionó de manera inequívoca las normas cuestionadas, por lo que la
Comisión de Admisión de este Tribunal Constitucional, mediante AC 609/2004-CA,
admitió el recurso; por lo expuesto, corresponde considerar el fondo del recurso
formulado.

III.2. Presupuesto Jurídico del Control de Constitucionalidad

El objeto del recurso de inconstitucionalidad, por cualquiera de las dos vías


reconocidas, es el examen de constitucionalidad de las disposiciones legales
impugnadas, lo que supone que el órgano encargado del control procede a examinar
las normas cuestionadas para contrastarlas con las normas previstas en la
Constitución. De manera que los recursos de inconstitucionalidad, directo o abstracto
o indirecto o incidental, no tienen por objeto la verificación de los fines, los
propósitos, la conveniencia o beneficios que pudiese generar la disposición legal
sometida a control, lo que significa que el Tribunal Constitucional, como órgano
encargado del control de constitucionalidad, no tiene a su cargo la evaluación de si
son convenientes, oportunos o benéficos los propósitos buscados por las normas
impugnadas, su labor se concentra en el estudio y decisión de objetivos acerca de la
constitucionalidad o inconstitucionalidad de las mismas.

En concreto el recurso indirecto de inconstitucionalidad, según lo prescribe el art. 59


de la LTC procede en los procesos judiciales o administrativos cuya decisión dependa
de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una ley, decreto o cualquier género
de resolución no judicial aplicable a aquellos procesos. Este recurso será promovido
por el juez, tribunal o autoridad administrativa, de oficio o a instancia de parte, antes
de dictarse sentencia en cualquier etapa del proceso.

Consecuentemente corresponde compulsar en la especie si los arts. 71.I y 81.IV incs.


a) y b) del DS 25964 de 21 de octubre de 2000, modificados por el art. 2 del DS
161 José Luis Paredes Oblitas

26208 de 7 de junio de 2001, son contrarios a los arts. 7 inc. h), 16.II, 116.X y 229 de
la CPE conforme sostiene el que promovió el recurso.

Para la dilucidación de la problemática planteada, resulta imprescindible analizar la


naturaleza jurídica de un proceso de contratación de bienes y servicios, pues se
impugna la inconstitucionalidad de normas que regulan su fase de fiscalización,
control e impugnación.

III.3.Naturaleza de la Licitación Pública

La licitación pública es una forma de procedimiento administrativo a seguir por el que


una entidad pública invita a los interesados en la presentación de propuestas para la
provisión de bienes y servicios requeridos por una entidad, para que sujetándose a las
bases dadas en el pliego de condiciones, presenten sus propuestas. Los fines de la
contratación estatal constituyen un marco de referencia para efectos de la
interpretación de las normas del contrato y de los documentos contractuales. Una
interpretación armónica de las normas que consagran el principio de selección
objetiva de los concursantes en un proceso licitatorio, implica analizar no sólo la
propuesta más favorable para la entidad, sino también aquella que se ajuste al interés
general y a la eficaz prestación de los servicios públicos que busca la entidad estatal,
los cuales constituyen un marco general de referencia para la interpretación de la
norma, el contrato y los documentos del contrato. En efecto, la idea del interés general
y de la eficaz prestación de los servicios públicos constituye el fin de la contratación
estatal, finalidad que debe estar presente de manera permanente y constante tanto en el
adelantamiento de los procesos de selección como durante la ejecución del contrato.
Aplicando la doctrina a nuestro ordenamiento jurídico se puede establecer que el
Capitulo Primero del Titulo Primero de las Normas Básicas de Contratación de Bienes
y Servicios, define expresamente los principios a los cuales debe ajustarse la
contratación con entidades de carácter público. Dentro de los principios del derecho,
acogidos dentro de la disposición legislativa, se encuentra el de la "buena fe",
amparado por el art. 16.I de la CPE, que lo establece como presunción de inocencia.
Sin embargo este principio de la buena fe no puede constituirse en una barrera que
impida a las autoridades el cumplimiento de su función, pues, como también lo ha
puesto presente, la protección del interés general y del bien común, que son
igualmente postulados fundamentales en el Estado Social de Derecho, imponen al
mencionado principio límites y condicionamientos que son constitucionalmente
válidos. Cuando hablamos del régimen legal de la contratación nos estamos refiriendo
precisamente a uno de los sistemas establecido en la LSAFCO, es por ello que en el
proceso de contratación se aplican los principios dados en estas Normas, como ser de
la buena fe, de la transparencia, eficacia, eficiencia y economicidad; principios que al
constituirse en el marco del accionar del servidor público buscan combatir la
corrupción, es por ello que podemos decir que este sistema permitirá la selección
objetiva de los contratistas que en definitiva nos lleva a la conclusión de que esta
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 162

última deviene de dos aspectos, de una parte la favorabilidad del ofrecimiento y, de


otra, la concesión de los fines que se buscan con la celebración y ejecución del
contrato. El régimen jurídico aplicable a este proceso de contratación y al contrato que
se adjudique en virtud del mismo, es el previsto en el pliego de condiciones, que
obviamente debe sujetarse a la normativa vigente en la materia. Esta exigencia tiene
fundamento, en tanto que el aporte de la documentación exigida en los pliegos de
condiciones permitirá, al contratante, contar durante la etapa de evaluación de las
ofertas con la información suficiente para lograr la verificación de los datos aportados
por los proponentes, que tienen incidencia en la comparación objetiva de las ofertas,
como lo es la relativa a la experiencia que habilita o inhabilita a los proponentes.

En ese sentido, como primera conclusión, se debe afirmar que la contratación de


bienes y servicios por parte del Estado es un procedimiento administrativo; por ello,
conviene conocer las características que la doctrina le otorga.

III.3.1. El Derecho a la Defensa en el Procedimiento Administrativo

Respecto al derecho de defensa en el procedimiento administrativo, la doctrina


reconoce que al igual que la defensa en juicio, consagrada constitucionalmente, es
también un derecho aplicable al procedimiento administrativo, comprendiendo los
derechos: a) a ser oído; b) a ofrecer y producir prueba; c) a una decisión fundada; y d)
a impugnar la decisión; razonamiento coincidente con el expresado por la
jurisprudencia constitucional que, en la SC 1670/2004-R, de 14 de octubre, estableció
la siguiente doctrina jurisprudencial "(...) es necesario establecer los alcances del
derecho a la defensa reclamado por la recurrente, sobre el cual este Tribunal
Constitucional, en la SC 1534/2003-R, de 30 de octubre manifestó que es la: '(...)
potestad inviolable del individuo a ser escuchado en juicio presentando las pruebas
que estime convenientes en su descargo, haciendo uso efectivo de los recursos que la
ley le franquea. Asimismo, implica la observancia del conjunto de requisitos de cada
instancia procesal en las mismas condiciones con quien lo procesa, a fin de que las
personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del
Estado que pueda afectar sus derechos.'; interpretación constitucional, de la que se
extrae que el derecho a la defensa alcanza a los siguientes ámbitos: i) el derecho a ser
escuchado en el proceso; ii) el derecho a presentar prueba; iii) el derecho a hacer uso
de los recursos; y iv) el derecho a la observancia de los requisitos de cada instancia
procesal" (las negrillas son nuestras).

En este contexto cabe establecer que la impugnación es un recurso de reclamación al


que tiene derecho el perdidoso en un proceso de contratación y si bien está sujeto a la
condición de presentación de la garantía, ello precautela que el impugnante o
recurrente presente documentos e informaciones que correspondan a la realidad, o sea
que, la exigencia de garantía para la impugnación, resguarda la presentación de
recursos con fundamentos legales y fácticos que puedan dar lugar a una eventual
revocatoria de la Resolución objetada, por ello de comprobarse la malicia en la
163 José Luis Paredes Oblitas

formulación de la impugnación, el impugnante será sancionado con la pérdida de la


garantía, ahora bien esta sanción tiene por objeto cubrir los costos que implican la
impugnación de una resolución, que se traducen en el empleo de medios físicos,
tecnológicos y materiales que inciden a la larga en el presupuesto de una entidad,
además este monto deberá cubrir en parte el perjuicio que se ocasiona a la entidad con
la paralización del proceso de contratación por ello le corresponde, al Poder Ejecutivo
establecer una condición que no constituye un limite sino que la entidad contratante
ejercitando una función administrativa ejecutara los términos de la condición
imponiendo las sanciones que consagra la norma impugnada.

En este sentido, el trámite de impugnación previsto en el art. 81.I del DS 25964


establece que a tiempo de interponer el recurso de impugnación en los procesos de
licitación, se deberá presentar una garantía irrevocable, renovable y de ejecución
inmediata, que en el caso de la impugnación contra la resolución de adjudicación debe
ser equivalente al 1% del precio de la proponente que impugna, por su parte el art.
71.I del DS 25964, dispone que en caso de ser confirmada la resolución impugnada la
garantía será ejecutada, lo que de ninguna manera lesiona el derecho a recurrir o
impugnar que tiene todo participante, sino que constituye un requisito para evitar la
presentación de recursos sin fundamento por lo que mal puede ser considerado como
un acto que lesiona el derecho a la defensa consagrado por el art. 16.II de la CPE, más
por el contrario la norma, sometida al control de constitucionalidad en sus arts. 71.I y
81.IV incs. a) y b) (DS 25964 de 21 de octubre de 2000) y (el art. 2 del DS 26208 de 7
de junio de 2001), en lo concerniente a las modificaciones de los artículos
impugnados del DS 25964, establece un trámite procesal que le garantiza al afectado
controvertir la impugnación y ejercer plenamente su derecho de defensa. Es más, el
acto que decide la impugnación es susceptible de ser cuestionado, en la propia vía
administrativa y posteriormente aún en la vía jurisdiccional.

La doctrina Argentina establece que, a los fines de presentar la impugnación durante


el desarrollo del procedimiento precontractual, se debe acompañar una garantía de
impugnación como condición formal de validez. Las formas que deben asumir esta
garantía (depósito bancario, aval bancario, seguro de caución, etc.), y el monto de la
misma se hallan predeterminados en los respectivos pliegos de bases y condiciones, o
en las normas legales generales. Por consiguiente, las impugnaciones que no cuenten
con su correspondiente garantía, no serán consideradas, debiendo ser rechazadas sin
más trámite.

El objetivo de posibilitar a los participantes en el procedimiento licitatorio la


presentación de impugnaciones contra los actos separables, es el de sanear el
procedimiento. De esta suerte, en el momento de celebrarse el contrato, ya se habrán
corregido todos los vicios en el precontrato. Las impugnaciones que se intenten deben
efectuarse atacando los actos separables viciados en el momento de su producción,
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 164

pues de lo contrario se consideraría tardía la impugnación que se efectuase por actos


anteriores que en principio fueron consentidos por el interesado.

Ahora bien, las entidades públicas en el ejercicio de la función administrativa al


conocer las impugnaciones, deben ceñirse a los postulados y reglas del derecho
público, procurando observar la finalidad que el ordenamiento jurídico busca
asegurar, utilizando para ello los medios expresamente autorizados. Es sabido que los
actos jurídicos en los que se concreta el ejercicio de la función asignada, se ubican
dentro de la categoría de los actos administrativos y, en cuanto tales, están sujetos a
las específicas disposiciones que regulan la materia. De acuerdo con lo anotado, el
ciudadano que interpone un trámite de impugnación supone adelantar un
procedimiento típicamente administrativo, los resultados de este trámite constituyen
actos que en ningún caso tiene la calidad de cosa juzgada.

Por lo tanto la impugnación es una etapa previa que se realiza ante la misma
administración, en este caso ante la entidad solicitante, constituyéndose en una
primera ocasión para darle curso a las eventuales inconformidades que puedan
suscitarse; etapa que, como procedimiento administrativo que es, admite la
controversia necesaria y otorga las oportunidades pertinentes para que los diferentes
puntos de vista se expresen, antes de adoptar la solución que se estime acertada, de
manera que al proceso de impugnación no le es ajeno el debido proceso cuya
aplicación a las actuaciones administrativas aumenta la probabilidad de que todos los
puntos de vista relevantes sean ponderados y de que la decisión tomada, en sede
administrativa, sea justificada y racional. La falta de previsión de trámites como los
analizados o su simple pretermisión se traduciría en la omisión del art. 16 de la CPE
que extiende el debido proceso a "toda clase" de actuaciones administrativas.

III.3.2. El Principio de Gratuidad en el Procedimiento Administrativo

El principio de gratuidad de la justicia no tiene expreso reconocimiento como tal en


nuestro ordenamiento superior, sin embargo corresponde desarrollarlo según la
previsión establecida en el art. 116.X de la CPE, señalando que la gratuidad es, en
esencia, la condición para hacer realidad el acceso a la justicia en condiciones de
igualdad, pues la situación económica de las partes no puede colocar a una de ellas en
situación de privilegio frente a la otra ni propiciar, consiguientemente la
discriminación.

El principio de gratuidad previsto para la administración de justicia, es aplicable


también al procedimiento administrativo, así lo establecen las normas previstas por el
art. 4 inc. o) de la LPA, "Principio de gratuidad: Los particulares sólo estarán
obligados a realizar prestaciones personales o patrimoniales a favor de la
Administración Pública, cuando la Ley o norma jurídica expresamente lo establezca",
de lo que se infiere que en la previsión normativa del principio de gratuidad se
establece la excepción, vale decir la posibilidad de que se obligue al administrado a
165 José Luis Paredes Oblitas

realizar una prestación patrimonial, reconociendo en forma implícita la naturaleza


jurídica del principio de gratuidad, el que si bien constituye una condición esencial en
la administración de justicia, ello no significa que el Estado debe cargar las expensas,
y costos que resulten en todos los procesos sean estos judiciales o administrativos.
Mas, por el contrario debemos entender que al haberse establecido esta garantía e
imponer la sanción en caso de ratificarse la Resolución impugnada, se acogió lo
dispuesto en el art. 550 del CPC, que en lo pertinente dice: "(...) siempre que la parte
victoriosa prestare fianza de resultas...", estas imposiciones constituyen excepciones
erigidas alrededor del alcance del aludido principio, toda vez que el mismo presenta
limitaciones para su aplicación.

La excepción señalada, o sea la posibilidad de imponer requisitos o


condicionamientos dentro de un procedimiento administrativo, tiene su fundamento
en que, por una parte, se aplica a las emergencias de una licitación pública destinada a
la adquisición de bienes y servicios por el Estado en las mejores condiciones posibles
y el trámite no esté reatado a impugnaciones dilatorias promovidas de mala fe que de
admitírselas, simple y llanamente, darían lugar a una negativa proliferación de las
mismas, desvirtuando la naturaleza y objetivos de una licitación. Por otra parte, los
proponentes, dentro de una licitación, concurren a la misma sometiéndose a sus
términos y regulaciones establecidos previamente y conocen de antemano las
contingencias de orden patrimonial que pueden darse, como en el caso que se
examina. En consecuencia no puede considerarse esta previsión como contraria a la
norma constitucional referida a la gratuidad en la administración de justicia, ya que
los decretos reglamentarios, sometidos al control de constitucionalidad en sus arts.
71.I y 81.IV incs. a) y b) (DS 25964 de 21 de octubre de 2000) y (el art. 2 del DS
26208 de 7 de junio de 2001), en lo concerniente a las modificaciones de los artículos
impugnados del DS 25964 parcialmente impugnados, consignan expresamente la
obligación del impugnante de que a tiempo de impugnar presente una garantía.

Lo que nos permite concluir que si bien es cierto que el principio de gratuidad es un
medio de acceso efectivo a la justicia gratuita, éste tiene las excepciones
precedentemente desarrolladas, por lo que, aplicando el anterior razonamiento al caso
de autos se debe entender que la parte interesada a tiempo de interponer la
impugnación tendrá que presentar la garantía que asegure la seriedad de su recurso.
Además de las razones de índole constitucional existen razones legales, en las que el
mencionado principio tiene sus condicionamientos, derivados de otro postulado
fundamental como es el de la prevalencia del interés común; al respecto cabe destacar
que el principio de gratuidad, está vinculado a que la justicia esté al alcance de todos
es decir sea efectivo el derecho fundamental a la igualdad. Es así que la mayoría de
las legislaciones del mundo contemplan la condena en costas usualmente a quien ha
sido vencido en juicio, así como en los procesos de contratación se establece una
sanción a quien no ha sido favorecido con la impugnación; así tenemos en Colombia
la Ley 80 de 1993 (Octubre 28) "Estatuto General de Contratación de la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 166

Administración Pública", en su art. 22.5 dice "DE LA IMPUGNACIÓN DE LA


CLASIFICACIÓN Y CALIFICACIÓN. Por otro lado en la Argentina tenemos la
Disposición 297/03 de la Administración Federal de Ingresos Públicos de 11 de junio
de 2003, que en art. 53 al referirse a los recursos nos remite a las impugnaciones, al
analizar los textos de ambas tenemos que el espíritu de ellas se encuadra plenamente a
lo previsto en el art. 81.IV. incs. a) y b) de las NBSABS. De manera que la garantía
prestada para hacer uso del recurso de impugnación e incluso el cobro de ella, supone
algunas erogaciones económicas sin que ello comprometa el principio de la gratuidad.

III.3.3. Derecho de Petición en la Impugnación por Vía Administrativa

De otro lado, habiendo señalado la incidentista como afectado el derecho de petición,


por cuanto el derecho de impugnación constituye parte esencial de los derechos de
petición y ninguna norma puede restringir, alterar, suprimir o castigar el ejercicio de
este derecho, no pudiendo condicionarlo a un depósito previo de un porcentaje del
monto de la licitación pública y advertir al recurrente que perderá dicho depósito si la
resolución impugnada es confirmada.

Al respecto se debe establecer que el art. 7 inc. h) de la CPE se refiere al derecho de


petición, el mismo que, según la SC 275/2003-R, de 11 de marzo"(...) es considerado
como un derecho fundamental del ser humano, consiste en la facultad de toda persona
para dirigirse a las autoridades públicas a fin de reclamar, pedir u observar alguna
cosa que es de interés de aquélla, consagrándose como un derecho de los ciudadanos
tendiente a mejorar el poder omnímodo del Estado, constituyéndose en un
instrumento de particular importancia para que la sociedad civil pueda controlar a sus
autoridades y hacer valer sus derechos. Es así que el derecho a formular peticiones
contenido en el art. 7-h) CPE se refiere precisamente al derecho fundamental cuyo
núcleo esencial comprende la respuesta pronta y oportuna, contestando en lo posible
la petición en sí misma, es decir resolviendo el asunto objeto de la petición".

Asimismo, a través de las SSCC 189/2001-R y 776/2002-R, entre otras, el Tribunal


Constitucional ha establecido que ese derecho se puede estimar como lesionado
cuando la autoridad a quien se presenta una petición o solicitud, no la atiende; es
decir, no la tramita ni la responde en un tiempo oportuno o en el plazo previsto por
Ley de forma que cubra las pretensiones del solicitante, ya sea exponiendo las razones
por las cuales no se la acepta, o dando curso a la misma, con motivos sustentados
legalmente o de manera razonable, sin que pueda tenerse por violado el derecho de
petición al darse una respuesta negativa en forma motivada, pues el derecho de
petición en su sentido esencial no implica necesariamente una respuesta positiva, sino
una respuesta oportuna y emitida en el término legal además de motivada.

III.4.Principio de Reserva Legal


167 José Luis Paredes Oblitas

También es necesario señalar que la Declaración Constitucional 06/2000, de 21 de


diciembre, al referirse al principio de reserva legal dice que es la "(...) institución
jurídica que protege el principio democrático, al obligar al legislador a regular
aquellas materias que por disposición de la Constitución deben ser desarrolladas en
una Ley; es una institución que impone un límite tanto al Poder Legislativo como al
Ejecutivo; a aquél, impidiendo que delegue sus potestades en otro órgano, y a éste,
evitando que se pronuncie sobre materias que, como se dijo, deben ser materia de
Ley….". Al respecto; la jurisprudencia constitucional, sobre la facultad reglamentaria
entre otras a través de la SC 75/2001, de 10 de septiembre, ha señalado: "Conforme
establecen los arts. 85 y 96 inc.1) de la Constitución Política del Estado, el Poder
Ejecutivo se ejerce por el Presidente de la República conjuntamente con los Ministros
de Estado, teniendo entre otras la atribución de ejecutar y hacer cumplir las leyes,
expidiendo los decretos y órdenes convenientes, sin definir privativamente derechos,
alterar los definidos por Ley ni contrariar sus disposiciones guardando las
restricciones consignadas en la Constitución Política del Estado. En uso de esa
facultad emitió el Decreto Supremo Nº 26140 de 6 de abril de 2001 y su Reglamento
Anexo a él, ante la necesidad de reglamentar el funcionamiento de las Organizaciones
no Gubernamentales ONG's e Instituciones Privadas de Desarrollo IPDs, que realizan
actividades a favor de las organizaciones indígenas, campesinas originarias y
colonizadores del país, organismos cuyas actividades fueron reguladas por el Decreto
Supremo Nº 22409 de 11 de enero de 1992, que no sólo crea el Registro Único
Nacional de los mismos, sino los define, emitido por el Poder

Ejecutivo con plena competencia y atribución propia; facultad Reglamentaria que no


es limitativa pues permite al Poder Ejecutivo hacer cumplir las Leyes dentro de un
marco que no contradiga los derechos protegidos por las normas que regula y por la
Constitución Política del Estado, de la que emerge su potestad".

En mérito a lo anterior, podemos establecer que la facultad de la entidad licitante está


reglada precisamente por las Normas Básicas porque es responsabilidad de ésta
definir, en cada proceso, el cumplimiento de las mismas. Por ello no se puede desde
ningún punto de vista objetar la competencia Reglamentaria del Poder Ejecutivo; en
igual forma, en materia de procedimientos administrativos le está permitido al Poder
Ejecutivo regular procedimientos especiales, no otra cosa se entiende de los Decretos
impugnados los cuales justamente al referirse a la clasificación y calificación de
proponentes, están regulando la impugnación, no obstante lo expuesto debe advertirse
que será responsabilidad de la institución licitante, definir en cada proceso, si amerita
o no el cobro de las expensas, así como el determinar, según las formas propias de
cada proceso; exigencias que no constituyen una limitación al derecho de
participación en estos procesos, más por el contrario son condiciones para la
materialización de las diversas etapas de contratación del mismo.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 168

El art. 20 de la LACG, habilitó expresamente a los distintos órganos rectores de los


sistemas de administración y control gubernamentales la emisión de normas y
Reglamentos Básicos para cada sistema. Asimismo, determina el alcance que deba
tener dicha normatividad habilitada para casa sistema (art. 6 al 16) entre ellos el
Sistema de Administración de bienes y Servicios (art. 10).

En este entendido el art. 63 de las NBSABS, modificado por el DS 26208, dispone


que los proponentes podrán impugnar los actos administrativos constitutivos del
proceso de contratación, figurando entre ellos el recurso de impugnación previsto en
el art. 80 de las citadas Normas Básicas, que procede contra la resolución que apruebe
el informe de calificación del sobre "A" y la resolución de adjudicación. Entre tanto,
el art. 81.IV modificado, determina que a tiempo de interponer el recurso de
impugnación, se deberá presentar una garantía que sea irrevocable, renovable y de
ejecución inmediata, debiendo ser el equivalente al 1% del precio de referencia o el
monto presupuestado si el recurso se interpone contra la resolución que aprueba el
informe de calificación del sobre "A", y del 1% de la propuesta del impugnador si el
recurso se plantea contra la resolución de adjudicación. Finalmente, el art. 71.I del DS
25964 establece que una vez agotada la vía administrativa y en caso de haberse
confirmado la resolución impugnada, la Máxima Autoridad Ejecutiva ordenará la
ejecución de las garantías presentadas.

Estas garantías están contempladas en las Normas Básicas de referencia en mérito a la


permisión contenida en el art. 1447 del Código de comercio, que establece que "Por el
contrato de fianza bancaria, un Banco o entidad de crédito debidamente autorizado, se
comprometen a garantizar a una persona, frente al acreedor, el cumplimiento de las
obligaciones contraídas por el fiado, en un contrato de obra (...)".

En este ámbito, los procesos de contratación en el sector público tienen que ser
desarrollados sumariamente, debiendo adecuarse a lo previsto en el Programa Anual
de Contrataciones, establecido por el art. 12 de las Normas Básicas del Sistema de
Bienes y Servicios (SABS); a este efecto, las Normas Básicas establecen que los
plazos para las diferentes etapas de dicho proceso -publicación de convocatorias,
plazos de presentación de propuestas, apertura de sobres, formulación de consultas,
interposición de recursos y otras- son breves; asimismo, y para evitar dilaciones
perjudiciales para la entidad contratante, el legislador ha previsto que los recursos que
contemplan las Normas Básicas ya citadas no sean objeto de uso abusivo por parte de
los proponentes ante supuestas irregularidades cometidas por las autoridades
administrativas, a cuyo efecto se determina la presentación de garantías bancarias, las
que deberán ser devueltas a los recurrentes en caso de que la Resolución impugnada
sea revocada, o podrán ser ejecutadas por la entidad contratante en caso de que dicha
Resolución sea confirmada.

De lo anotado precedentemente se constata la inexistencia de vulneración alguna al


art. 229 de la CPE que regula el principio de primacía de la Constitución al establecer
169 José Luis Paredes Oblitas

que: "Los principios, garantías y derechos reconocidos por esta Constitución no


pueden ser alterados por las leyes que regulen su ejercicio ni necesitan de
reglamentación previa para su cumplimiento", pues las normas impugnadas no
pretenden el desconocimiento de ningún precepto constitucional, y menos alteran
principio alguno, como se tiene ya señalado.

III.5.Finalmente, con referencia a la justificación de las normas impugnadas, en los


fines y objetivos del procedimiento administrativo de adquisición de bienes y
servicios, conviene señalar que, el presente recurso no puede realizar el examen de
constitucionalidad de las normas cuestionadas basado en esas premisas, pues sólo
puede cumplir el objetivo de contrastar las mismas con el texto de la Ley
Fundamental, sus principios y declaraciones y los derechos que consagra, no siendo
pertinente analizar la conveniencia o no de los preceptos impugnados.

De los fundamentos expuestos, se debe concluir que, las normas previstas por el art.
81.IV. incs. a) y b) de las NBSABS, aprobado por el DS 25964 y modificado por el
art. 2 del DS 26208, al imponer como condición para presentar el recurso de
impugnación en el procedimiento administrativo de adquisición de bienes y servicios,
la presentación de una garantía, no son contrarias y violatorias de los arts. 7 inc. h),
16.II, 116.X y 229 de la CPE.

DOCENTES UNIVERSITARIOS

LAS CARGAS HORARIAS DE LOS DOCENTES


UNIVERSITARIOS, NO PUEDEN DESPROGRAMARSE
ARBITRARIAMENTE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1753/2003-R Sucre, 1 de diciembre de 2003 El


recurrente arguye que el Decano de la Facultad de Contaduría Pública, con la
anuencia del Sub-Decano y del Jefe de Carrera, dispuso de manera verbal que, pese a
ser profesor ordinario con 14 años de experiencia, se proceda a su desprogramación
como docente, habiéndose enterado que la razón para ello se origina en el hecho de
que no votó por él en los Claustros Universitarios. Por consiguiente, corresponde
analizar si los supuestos actos ilegales son evidentes y si se encuentran dentro del
ámbito de protección otorgado por el art. 19 CPE.

III.1El amparo constitucional ha sido instituido como un recurso extraordinario que


otorga protección inmediata contra los actos ilegales y las omisiones indebidas de
autoridades o particulares que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir
derechos y garantías fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución y
las Leyes.

III.2En la especie, el recurrente aduce que el Decano de la Facultad de Contaduría


Pública ordenó verbalmente, sin justificación alguna, que no se le asigne carga horaria
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 170

en los grupos que le corresponden, extremo que no fue negado por las autoridades
recurridas, quienes sostienen que el actor no es docente de la nueva Facultad de
Auditoría Financiera o Contaduría Pública, y por consiguiente no le corresponde la
asignación de carga horaria en esa unidad facultativa.

Sobre el particular es necesario precisar que, de acuerdo a lo previsto por el art. 58 del
Reglamento General del Profesor Universitario de la UAGRM, uno de los derechos de
los docentes consiste en que no podrán ser removidos de sus cargos sin previo proceso
(numeral 18); que dentro del respectivo período académico y con la debida
anticipación, se le asignará la carga horaria correspondiente (numeral 22), la misma
que luego no podrá ser objeto de reducción sin que medie justificación, aclarándose
que cuando no existiese el número de alumnos para impartir sus materias, se le
asignarán trabajos de investigación o de extensión para mantener su carga horaria
anterior (numeral 23).

Los preceptos legales anotados, permiten concluir que la reducción de carga horaria o
desprogramación, no depende de la voluntad de la autoridad universitaria, sino de las
circunstancias que en determinado momento pueden justificar que se asuma esa
determinación, como es la inexistencia de alumnos para dictar la materia programada,
según dispone el ya citado art. 58, numeral 23 del Reglamento General del Profesor
Universitario.

En al caso que se analiza, resulta ser evidente que de manera ilegal, se procedió a
"desprogramar" al recurrente por instrucciones verbales del Decano recurrido, es
decir, a suprimir la carga horaria asignada al actor en gestiones pasadas, sin que medie
justificativo alguno, y lo que es más, pese a tratarse de una determinación que
afectaba los derechos de un docente ordinario, no se expidió Resolución
fundamentada como era lo correcto, arbitrariedad que no solo lesiona el derecho a la
defensa del actor, sino también sus derechos al trabajo, al debido proceso y a la
seguridad jurídica; consecuentemente el recurrente se encuentra en estado de
indefensión ante la ilegalidad descrita, requiriendo la tutela inmediata que el amparo
constitucional otorga a las personas cuyos derechos o garantías han sido conculcados.

En un caso similar, por SC 1186/2001-R, de 14 de noviembre, se consideró la


siguiente problemática:

"El art. 45 del Estatuto Orgánico de la U.A.G.R.M. expresa que en cada Facultad,
Escuela o Instituto dependiente de la Universidad, funcionará un Consejo Directivo
"que juntamente con el Decano o Director, ejercerá el gobierno del establecimiento".
El art. 49-e) del indicado Estatuto atribuye a los Consejos Directivos la competencia
de "incoar procesos contra profesores por notoria incapacidad, negligencia, reiteradas
inasistencias o inmoralidad y, si encontrara materia justiciable, someterlos a la
jurisdicción del Consejo Universitario..".
171 José Luis Paredes Oblitas

Por su parte, el Reglamento General del Profesor Universitario y Reglamento del


Escalafón Docente, en su art. 58-18), reconoce como derecho del profesor
universitario, el no ser removido de su cargo sin previo proceso; disposición ésta que
concuerda con el art. 91-a) del mismo cuerpo de normas, que determina que el
docente será removido de su cargo por destitución, previo proceso.

En el caso objeto de revisión, Bernardo Durán Ribera, en su condición de Profesor


Ordinario de la U.A.G.R.M., goza de los derechos consagrados en las normas
precedentemente anotadas; sin embargo, la determinación del recurrido ha suprimido
tales derechos al determinar su "desprogramación" -que en los hechos implica una
destitución- sin haberlo sometido previamente a un proceso, conculcando así la
garantía prevista por el art. 16 de la Constitución Política del Estado a la presunción
de inocencia, el derecho de defensa y el debido proceso,...".

III.3Por otra parte, si bien se ha acreditado que contra la determinación verbal


expedida por el Decano recurrido el actor interpuso reclamo ante esta autoridad
universitaria y luego presentó apelación ante el Consejo Directivo de la Facultad de
Contaduría Pública, no tuvo respuesta oportuna alguna, lo que constituye una omisión
indebida al no haber atendido oportunamente las solicitudes y reclamos del
demandante, vulnerando así el derecho de petición consagrado en el art.7. h) CPE,
otra razón más para otorgar la tutela que brinda el art. 19 CPE.

Por consiguiente, el Tribunal de amparo, al haber declarado procedente el amparo


constitucional, ha evaluado correctamente los datos del proceso y aplicado
adecuadamente el art. 19 CPE.

DOMINIO SOBRE LAS AGUAS

DOMINIO DEL ESTADO SOBRE LA AGUAS. ANALISIS DE ELLO


EN EL DERECHO CIVIL Y EL DERECHO ADMINISTRATIVO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0041/2003 Sucre, 28 de abril de 2003 El recurso


indirecto o incidental de inconstitucionalidad es una acción de puro derecho a través
de la cual se ejerce el control correctivo o a posteriori de las disposiciones legales,
para verificar su compatibilidad o incompatibilidad con las normas de la Constitución,
la que conforme a lo establecido por el art. 59 LTC procede en los procesos judiciales
o administrativos cuya decisión dependa de la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de una ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial
aplicable a aquellos procesos. Corresponde analizar la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de la Ley 2425 de 15 de noviembre de 2002, tomando en cuenta
que el solicitante, en el memorial en el que pide se promueva este recurso, acusó la
infracción de los preceptos constitucionales contenidos en los arts. 6, 7 incs. h), i), j),
16, 22, 33, 134, 136, 228 y 229 CPE, así como el desconocimiento de los arts. 5 y 18
de la Ley de Aguas de 1906 y 153 del Código Civil.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 172

III.1. Que, los arts. 5 y 18 del DS de 08 de septiembre de 1879, elevado a rango de


Ley el 28 de noviembre de 1906, establecen que tanto en los predios de los
particulares, como en los de propiedad del Estado o fiscales, las aguas que en ellos
nacen continua o discontinuamente, pertenecen al dueño respectivo para su uso y
aprovechamiento, mientras discurren por los mismos predios; en ese mismo sentido el
dominio de las aguas minero medicinales, son del dueño del predio en que nacen si las
utiliza.

Que, antes de ingresar al fondo de lo demandado, corresponde determinar el contexto


constitucional en el que se emitieron las normas señaladas en el párrafo precedente.
En las Constituciones Políticas de 1878 y 1880 (en cuya vigencia se dictó por una
parte el DS de 08 de septiembre de 1879 y por otra la Ley de 28 de noviembre de
1906) en los regímenes especiales, nada se reguló con relación a los bienes
nacionales, sólo se estableció los regímenes municipal y de la fuerza pública.

Que, es recién en la Constitución Política de 1938, sancionada el 20 de octubre de ese


año por una Convención Nacional, que por primera vez se amplía el capítulo de
"régimenes especiales" y se regula al "régimen económico y financiero", en su art.
107 establece como bienes del dominio originario de Estado a las aguas; con esa
reforma y otras se abre una nueva época del Derecho Constitucional boliviano.

Que, las posteriores Constituciones como la actual, mantienen la redacción del art.
107 señalado, ampliándolo en algunas partes, quedando redactada la previsión del art.
136 de la Constitución Política

del Estado, así: "I. Son bienes del dominio originario del Estado, el suelo y el
subsuelo con todas sus riquezas naturales, las aguas lacustres, fluviales y medicinales,
así como elementos y fuerzas físicas susceptibles de aprovechamiento. II. La Ley
establecerá las condiciones de este dominio, así como las de su concesión y
adjudicación a los particulares"; por consiguiente, el agua como fuerza física
susceptible de aprovechamiento, se encuentra dentro de los bienes del dominio
originario del Estado.

III.2. Que, el solicitante pide se promueva la presente acción, afirmando que como
propietario del suelo en el que discurren aguas, tiene la facultad de aprovechar ese
recurso hídrico. Corresponde determinar si las aguas medicinales que discurren por la
propiedad del recurrente, se encuentran o no dentro de la previsión del art. 136 CPE.

Que, el dominio originario del Estado sobre las aguas implica un dominio fluvial, que
está constituido por los ríos propiamente dichos, los arroyos y todo curso de agua en
los trechos que corran dentro del territorio de un Estado; estos bienes se regulan en
parte por el Derecho público (Derecho administrativo) y en parte por el Derecho
privado (Derecho civil).
173 José Luis Paredes Oblitas

Que, cuando se trata de aguas reguladas por el Derecho administrativo (cuyas normas
y principios son diferentes a los del Derecho privado) implica que las aguas públicas
(que integran el dominio originario del Estado) "... están afectadas al uso directo de la
colectividad referida a una entidad administrativa de base territorial y destinada al uso
público de los administrados y no son susceptibles, por tanto, de apropiación privada"
(Enciclopedia Jurídica Omeba, T IX, pág. 424); de esa definición se desprende que el
uso que se realice de las aguas fluviales y medicinales (como sería la utilización de
carácter industrial, comercial y otros), necesariamente tienen que ser determinadas por
el Estado a través de una Ley de la República, que establezca las condiciones de su
dominio, así como las concesiones o adjudicaciones a particulares, como se colige del
segundo párrafo del art. 136 CPE.

Que, a través de la Ley 2029 de 29 de octubre de 1999 (modificada por Ley 2066 de
11 de abril de 2000), se establecen las normas que regulan la prestación y utilización
de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario, así como el
procedimiento para otorgar concesiones y licencia para la prestación de los servicios;
el párrafo segundo del artículo transitorio de dicha Ley establece "Todas las
autorizaciones para aprovechamiento de otros usos (diferentes a la utilización de los
servicios de agua potable y alcantarillado sanitario, como son la utilización comercial
de aguas medicinales), en tanto se apruebe la Ley que norme el Recurso Agua, serán
aprobadas por Ley".

Que, es en ese marco legal que se ha sancionado y promulgado la Ley 2425 de 15 de


noviembre de 2002 que en su artículo único establece "Consolídase a favor del
Gobierno Municipal de Potosí, el uso de la totalidad de las aguas termales que fluyen
de la fuente denominada "Ojo del Inca" o "Uchu Laguna" ... para destinarlas
exclusivamente al Complejo Recreacional "Tarapaya" de propiedad municipal,
garantizando con ellas el funcionamiento de éste a favor de la comunidad"; Ley
demandada de inconstitucional en el presente recurso, por cuanto considera el
solicitante que a título de "consolidación", de manera perpetua se otorga una
"concesión" disfrazada a favor de la municipalidad.

Que, corresponde aclarar que "La concesión es, un acto de Derecho Público, mediante
el cual el Estado, delega a una persona o en una empresa particular, una parte de su
autoridad y de sus atribuciones para la prestación de un servicio de utilidad general",
concesión que tiene características y naturaleza diferente a la consolidación, que
implica "Juntar el dominio útil y el directo" (Diccionario de Ciencias Jurídicas,
Políticas y Sociales de Manuel Ossorio, págs. 203 y 222). Con la Ley demandada de
inconstitucional, no se ha otorgado a ningún particular concesión perpetua alguna
(como equivocadamente parece entender el solicitante), sino que se ha consolidado
para el Estado (a través del Gobierno Municipal de Potosí), la utilización de las aguas
termales que fluyen de la fuente denominada "Ojo del Inca" (medicinales), que
constituyen parte de los bienes del dominio originario del propio Estado, destinadas a
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 174

favor de la colectividad y por lo tanto no susceptibles de apropiación privada (como


pretende el solicitante).

Que, de todo lo anteriormente relacionado, se concluye que la Ley impugnada se


ajusta al marco constitucional establecido en el art. 136 CPE, y al no tratarse de
concesión a persona particular alguna, no tiene relación con la previsión del art. 134
CPE (que establece que las concesiones de servicios públicos, no podrán ser por un
periodo mayor al de cuarenta años).

Que, en consecuencia, no se ha lesionado el derecho a la propiedad privada previsto


por el art. 7-i) y garantizado por el art. 22 CPE, puesto que si bien el recurrente es
propietario del suelo, en el cual fluye y discurren aguas termales medicinales, estas
como se vio anteriormente, corresponden al dominio originario del Estado, el cual
puede establecer mediante Ley las condiciones de este dominio, como señala el tantas
veces indicado art. 136 CPE, norma con la que concuerda la previsión del segundo
párrafo del art. 153 del Código Civil que en cuanto a las aguas medicinales se refiere,
indica que estas se rigen por las disposiciones que les conciernen. Por ende, tampoco
implica una vulneración a los incisos d) y j) del art. 7 Constitucional (derechos al
trabajo y a una remuneración justa) por cuanto el Estado no se encuentra ni se
encontraba obligado a otorgar la concesión o adjudicación de las aguas para su
aprovechamiento y explotación al solicitante.

III.3. Que, la Ley que se impugna, tampoco es contraria al art. 6 CPE por cuanto al
tratarse de una norma de aplicación general, no afecta a la personalidad y capacidad
jurídica del recurrente, quien de manera particular no se ha visto discriminado en el
goce de sus derechos, libertades y garantías reconocidas por la Constitución por
razones de raza, sexo, religión u otras conforme es el sentido de dicha disposición
constitucional.

Que, tampoco es evidente la afirmación del solicitante en sentido de que la Ley 2425
lesione la norma contenida en el art. 7 inc. h) CPE que consagra el derecho de
petición, pues el ejercicio de este derecho no implica necesariamente que toda
petición sea atendida favorablemente, como lo ha señalado la profusa jurisprudencia
del Tribunal Constitucional.

Que, el solicitante igualmente estima que la Ley impugnada vulnera su derecho a la


defensa, porque sin previo proceso se le habría despojado de su propiedad, sin
embargo ya se expresó anteriormente que el indicado no es el propietario de las aguas
termales que fluyen de la fuente denominada "Ojo del Inca" o "Ucku Lagunas" (Uru
y/o Uchu), las que conforme al art. 136 CPE corresponden al dominio originario del
Estado.

Que, en cuanto a la vulneración del art. 33 Constitucional, ello tampoco es evidente


puesto que la Ley que se impugna no legisla con carácter retroactivo, ya que
175 José Luis Paredes Oblitas

contrariamente a lo manifestado por el recurrente, éste hasta antes de la promulgación


de la Ley no tenía ningún derecho de uso, aprovechamiento y utilización de las aguas,
siendo que su petición de concesión de agua al Prefecto del Departamento es de 11 de
diciembre de 2002, posterior a la promulgación de la Ley.

Que, finalmente, si bien el recurrente no fundamenta la forma en que la Ley cuya


constitucionalidad cuestiona infringe los arts. 228 y 229, sin embargo corresponde
expresar que ello tampoco se ha dado en el presente caso, puesto que de acuerdo a
todo lo expuesto anteriormente al no existir incompatibilidad de dicha Ley con ningún
precepto de la Constitución, se ha respetado la primacía de ésta, no habiéndose
alterado tampoco ningún principio, garantía o derecho reconocido por la Constitución
con la vigencia de la indicada Ley.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción que ejerce por mandato de los


artículos 120-1ª de la Constitución Política del Estado, 7.2 y 59 y siguientes de la Ley
del Tribunal Constitucional, de 1 de abril de 1998, resuelve:

Declarar INFUNDADO el Recurso Indirecto o Incidental de Inconstitucionalidad


promovido a solicitud e instancia de Augusto Russo Oros, en consecuencia
CONSTITUCIONAL la Ley 2425 de 15 de noviembre de 2002.

ELECCIONES

ALCANCES Y DEFINICIÓN DE LO QUE DEBE ENTENDERSE POR


MAYORÍA, EN EL CASO CONCRETO HACE ALUSIÓN AL
NÚMERO MÁS CRECIDO DE VOTOS CONFORMES EN UNA
VOTACIÓN O ELECCIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1335/2005-R Sucre, 21 de octubre de 2005 Los


recurrentes arguyen que los recurridos: 1) en forma ilegal e indebida sesionaron el
once de enero de 2005, eligiendo Directiva del Concejo Municipal y Alcalde, sin
observar lo previsto por los arts. 14 de la LM y 200 de la CPE, puesto que no se llevó
a cabo una sesión pública en sí, y no observaron que la agrupación ciudadana "Poder
Vecinal" de la cual forman parte, constituía la mayoría del Concejo Municipal; 2) se
vulneró su derecho a formular peticiones porque no se produjo la debida respuesta a
su solicitud en sentido que se instaure dicha sesión en forma pública en la escuela
"Melchor Cuadros". Corresponde, en revisión, analizar si en este caso se debe otorgar
la tutela buscada por los actores.

III.1. El art. 14 de la LM, modificado por la Ley 2316, de 23 de enero de 2002,


dispone que: "I El Concejo Municipal, en su primera sesión, elegirá su Directiva de
entre los concejales titulares. La
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 176

Directiva del Concejo estará compuesta por un Presidente, un Vicepresidente y un


Secretario. El Presidente y el Secretario representarán a la mayoría, y el
Vicepresidente a la minoría. Asimismo, deberá organizar comisiones para tratar y
resolver asuntos correspondientes a sus atribuciones.

II. Los concejales suplentes sólo podrán ser elegidos miembros de la Directiva del
Concejo, cuando su titular lo autorice expresamente y, en caso de su reincorporación,
se procederá a nueva elección por el cargo cesante.

III. Los concejales que integran las Directivas del Concejo Municipal y de las
Comisiones, durarán en sus funciones un año, pudiendo ser reelectos, en la forma
establecida por la presente Ley y Reglamento Interno del Concejo Municipal".

III.2. Previamente a ingresar al análisis de fondo de la presente problemática, es


necesario precisar los alcances y definición de lo que debe entenderse por mayoría, en
el caso concreto hace alusión al número más crecido de votos conformes en una
votación o elección. En lo numérico y electoral, contra la esparcida fórmula de que la
mayoría es la "mitad más uno", conviene aclarar que eso es verdad en los números
pares; por ejemplo de 10, la mayoría son 6, donde se cumple lo antes recalcado. Sin
embargo, en los impares, la mayoría es "la mitad más medio"; como resulta fácil
advertir si se trata de 9, en que 5 son mayoría.

En ese entendido, la mayoría absoluta está formada por la mitad más uno de los votos.
Tratándose de número par, la constituye el entero inmediato superior a la mitad, de 8
es 5, si el número de votantes o votos es impar, la mayoría absoluta la determina el
número entero que sigue a la fracción matemática de la mitad, así de 7 -cuya mitad es
3,5- la mayoría la forman 4 y las cifras mayores hasta 7.

La mayoría relativa constituye un conjunto uniforme de pareceres o de votos que


predomina en una discusión o votación, sin llegar a más de la mitad de los emitidos.
Por ejemplo cuanto entre 10 votos, el partido político A logra 4, el B 2; el C 2; y el D
1, gana por mayoría relativa el A; pero aún habiendo obtenido más votos que cada
uno de los otros aisladamente, no ha alcanzado la mayoría absoluta, que en este caso
serían 6 o más.

El análisis de la regla de la mayoría no ha recorrido solamente el camino de la


búsqueda de "condiciones de homogeneidad" cada vez más elaboradas tales que
aseguren la posibilidad de evitar implicaciones negativas en determinado proceso
eleccionario. La regla de la mayoría no es el único instrumento de formación de las
decisiones colectivas, pero se explica el uso de esta regla en aquellos contextos en que
los intereses en juego de los participantes son de tal importancia y potencialmente tan
divergentes que se deben proteger a cualquier costo.
177 José Luis Paredes Oblitas

III.3. Efectuadas las precisiones conceptuales que anteceden corresponde resolver la


problemática planteada, a cuyo efecto resulta necesario interpretar los alcances de la
norma prevista por el art. 14 de la LM, por cuyo mandato la Directiva del Concejo
estará compuesta por "un Presidente, un Vicepresidente, y un Secretario. El Presidente
y el Secretario representarán a la mayoría y el Vicepresidente a la minoría"; ahora
bien, respecto a la alocución de "mayoría", este Tribunal entiende que la norma se
refiere al bloque de mayoría conformada al interior del concejo municipal a través de
alianzas o acuerdos políticos realizados entre las diferentes organizaciones (partidos
políticos, agrupaciones ciudadanas o pueblos indígenas) que hubiesen intervenido en
las elecciones municipales, acuerdos realizados para conformar el gobierno municipal,
salvo que se trate de un partido político, agrupación ciudadana o pueblo indígena que
hubiese obtenido la mayoría absoluta de concejales en las elecciones municipales que
le permita por si solo conformar el gobierno municipal; dicho de otra forma, la norma
legal prevista por el art. 14 de la LM se refiere a la mayoría constituida dentro del
Concejo Municipal para conformar el respectivo gobierno municipal.

En el caso que motivó el presente recurso de los antecedentes que cursan en el


expediente que fueron referidos en la parte conclusiva de esta Sentencia, se tiene la
evidencia que los recurrentes forman parte de la agrupación ciudadana "Poder
Vecinal", que en las elecciones municipales obtuvo una mayoría relativa, alcanzando
el 22,11% de votos validos, lo que significa que al no tener la mayoría absoluta de
concejales del Concejo Municipal de Vinto, no tenían el derecho para asumir la
Presidencia y la Secretaría en la Directiva del Concejo Municipal, toda vez que con la
votación obtenida no tenían una mayoría absoluta para conformar por si solo el
gobierno municipal, lo que significa que los otros frentes, partidos políticos o
agrupaciones ciudadanas, legítimamente podían realizar acuerdos o alianzas para
constituir una mayoría al interior del Concejo Municipal y, por lo tanto, conformar el
gobierno municipal, en cuyo caso a ello les correspondía acceder a la Presidencia y
Secretaría en la Directiva del Concejo Municipal. En consecuencia, no es posible ni
razonable que a través del presente amparo constitucional, se le reconozca a los
recurrentes el derecho de acceder a la Presidencia y la Secretaría del Concejo
Municipal, ya que ellos significa desconocer el sentido de la norma legal prevista por
el art. 14 de la LM así como la posibilidad de que al interior del Concejo Municipal se
puedan formar alianzas o acuerdos políticos para constituir una mayoría y conformar
el gobierno municipal.

En ese contexto, se concluye que no existe lesión alguna a los derechos invocados por
los recurrentes, puesto que como se tiene dicho, el ser mayoría relativa no les concede
el derecho material de presidir la Directiva del Concejo Municipal, por lo mismo, al
haber conformado una mayoría entre el resto de los partidos o frentes, ello no les
impide que ejerzan la función pública de concejales para cuyo cargo han sido elegidos
por votación popular. Situación que amerita declarar improcedente el recurso.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 178

Asimismo, conviene destacar que las sesiones del Concejo Municipal deben llevarse a
cabo en el propio Concejo y no así en establecimientos escolares que están destinados
a fines educativos distintos del rubro edil.

En consecuencia, la situación planteada no se halla dentro de las previsiones


contenidas en el art. 19 de la CPE, por lo que el Juez de amparo al haber declarado
improcedente el presente recurso, ha evaluado correctamente los datos del proceso y
las normas legales aplicables al mismo. Sin embargo, se estima muy elevada la
cuantía de la multa impuesta contra los recurrentes en Bs1500.- por lo que es
necesaria una modificación al respecto, conforme este Tribunal ha determinado en sus
SSCC 0692/2001-R, 0728/2001-R, 0874/2001-R, 0300/2002-R, 1572/2002-R,
1025/2003-R, y otras.

EMBARGO Y COMISO

MOMENTO EN QUE EL ESTADO DECIDE TRANSFERIR EL


DERECHO PROPIETARIO PRODUCTO DE UN REMATE DE
BIENES COMISADOS EN ADUANA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0866/2004-R Sucre, 7 de junio de 2004 III.1.En


forma previa al tratamiento del fondo del problema, es necesario establecer si las
normas civiles son aplicables a los actos recurridos en el presente recurso; ello
tomando en cuenta que la doctrina reconoce diferentes institutos jurídicos para la
afectación a los bienes de las personas, dos de ellos son el "embargo" y el "comiso",
incorporados al ordenamiento jurídico nacional por el Código de Procedimiento Civil
y el Código Tributario respectivamente, como medida de afectación de ciertos bienes
para efectivizar una obligación la primera y como sanción accesoria la segunda.

III.2.El embargo es una institución jurídica de naturaleza civil, establecida como


mecanismo judicial que restringe la disposición del bien embargado, con el objeto de
ser destinado al pago de una obligación en mora que tiene su propietario,
accesoriamente es utilizado por los procedimientos sancionadores administrativos o
penales, cuando la responsabilidad civil emergente de una trasgresión obliga a afectar
los bienes del obligado; así, por ejemplo, el Código de Procedimiento Penal (CPP) lo
utiliza como medida cautelar de carácter real para garantizar la reparación del daño
causado; también se instituyó en el ámbito tributario, a través del Código Tributario
abrogado -vigente para el trámite de remate de los 22 lingotes de oro- pues en su título
VII que consigna normas que regulan la cobranza coactiva de los créditos tributarios
firmes por resolución ejecutoriada, en los arts. 308.1) y 309, se dispone que los bienes
embargados propios del deudor será rematados, disponiendo la aplicación supletoria
de las normas del Código de Procedimiento Civil, en la comprensión obvia de que se
179 José Luis Paredes Oblitas

trata de un acto regido por los principios del derecho civil por afectar bienes propios
de los ejecutados.

III.3.Es diferente la naturaleza jurídica del "comiso", establecido por normas que
regulan la relación entre el Estado y los administrados, como son el Código Tributario
y la Ley General de Aduanas (LGA), siendo por tanto de naturaleza administrativa y
establecida como sanción accesoria por el art. 106 inc. b) del CTb abrogado,
comprendiéndose como la pérdida del derecho propietario sobre los bienes
provenientes de una conducta calificada como delictiva, supone la apropiación por
parte del Estado de ese bien sin que haya otro objetivo particular, por tanto existe una
extinción del derecho de propiedad -sin embargo lo expuesto, siempre es pasible a la
aplicación de normas penales más favorables al delincuente, de acuerdo con los
principios constitucionales-, por ello a partir de ese acto no son aplicables normas
civiles como en el caso del embargo, porque ya no existe disputa judicial ni derechos
controvertidos que por vía de las normas civiles pueda reclamar el propietario de los
bienes comisados; y el Estado puede disponer de estos bienes de acuerdo a los
procedimientos administrativos que haya establecido con anterioridad; que en el caso
de los lingotes comisados, estas normas son las previstas por el Procedimiento Para
Remate de Mercancías de la Aduana Nacional, aprobado mediante Resolución RD01-
041-01, de 7 de noviembre de 2001.

III.4.Determinada la norma aplicable al caso que motivó el presente recurso,


corresponde señalar que ésta, en su art. 5.7.f), establece que concluido el acto la
Administración Aduanera emitirá Resolución Administrativa de Adjudicación, que es
el acto que concluye el procedimiento de transferencia de bienes estatales a favor de
privados, ya que no es un acto personal el que demuestra la voluntad de transferir un
bien del Estado a favor del particular, sino es el acto institucional materializado en
una resolución administrativa y mientras ésta no exista, los anteriores son meros actos
preparatorios de la voluntad de la administración y, de manera general dichos actos no
generan derecho propietario alguno porque todavía no se ha expresado la voluntad
estatal, por lo mismo son susceptibles de modificación si existen razones fundadas
para ello.

En el presente caso, según acreditan los antecedentes que cursan en el expediente los
actos preparatorios de la voluntad administrativa de transferencia de los lingotes de
oro fueron modificados, es esa modificación que impugna el recurrente arguyendo
que, habiendo depositado el monto del valor en el que se adjudicó dos lingotes de oro,
no se ha emitido a su favor la Resolución de Adjudicación, más por el contrario se
emitió un Auto administrativo devolviéndole el depósito inicial efectuado, sin darle
mayores explicaciones, por lo que acudió en recurso de revocatoria primero y
jerárquico en forma posterior, según las previsiones del procedimiento administrativo,
establecidas en las normas de los arts. 64 y 66 de la LPA, a los cuales recibió como
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 180

respuesta la confirmación del Auto impugnado, y la negación al recurso jerárquico en


dos oportunidades.

III.5.El recurrente pide amparo constitucional a su derecho a la propiedad de dos


lingotes de oro, los cuales adquirió en el remate de 22 de septiembre de 2003; al
respecto corresponde señalar que de acuerdo a la norma prevista por el art. 85 del
Código civil (CC), los bienes de las entidades públicas se rigen por las leyes
especiales que les conciernen; por lo que, siendo los nueve (9) lingotes de oro de
propiedad del Estado, por el comiso determinado, no se aplican las normas del Código
de procedimiento civil, sino el Procedimiento Para Remate de Mercancías de la
Aduana, aunque habrá de aclarar que ello no impide que, en resguardo de los
principios y garantías constitucionales, se apliquen leyes que beneficien al infractor de
las normas aduaneras. Conforme a las normas en el referido Procedimiento para
Remate de Mercancías de la Aduana, el proceso de subasta pública de los bienes
estatales por efecto del comiso, concluye con la adopción de la Resolución
Administrativa de Adjudicación, resolución que en el caso que motiva el presente
recurso no fue emitido, debido a que la autoridad administrativa recurrida fue citada
con un recurso de amparo constitucional planteado por la propietaria original de los
nueve lingotes de oro que fueron objeto de comiso. En consecuencia, al no haberse
emitido la Resolución Administrativa de Adjudicación, conforme a la norma prevista
por el art. 5.7.f) del citado Procedimiento, no se consolidó el derecho propietario
sobre los dos lingotes de oro a favor del hoy recurrente.

De lo referido se concluye que el proceso de subasta pública de los lingotes de oro, en


el que el recurrente se adjudicó dos lingotes, no concluyó legalmente, simplemente
quedó en la fase de los actos preparatorios de la voluntad de la administración para
transferir el derecho propietario de los bienes subastados, toda vez que, como se dijo,
no se emitió la Resolución Administrativa de Adjudicación que constituye la
culminación del proceso, por lo tanto de la constitución de la voluntad administrativa;
por lo que dichos actos eran susceptibles de modificación, máxime cuando hubo una
razón fundada para ello, pues el proceso estuvo viciado de nulidad porque la autoridad
administrativa, hoy recurrida, había vulnerado derechos fundamentales y garantías
constitucionales de la propietaria original de los lingotes que fueron objeto de comiso
y posterior subasta pública, nulidad que luego fue declarada por la jurisdicción
constitucional dentro de un recurso de amparo constitucional. En consecuencia, la
autoridad recurrida al emitir el Auto Administrativo LAPLI 00066-04, disponiendo la
devolución del dinero pagado por los dos lingotes de oro por el hoy recurrente, no ha
lesionado los derechos fundamentales a la seguridad jurídica, ya que no hizo
aplicación caprichosa de la ley, tampoco lesionó el derecho a la propiedad privada,
por cuanto dicho derecho no se consolidó en su favor por las razones referidas
precedentemente.
181 José Luis Paredes Oblitas

III.6.Con relación al fundamento expresado por el recurrente en el sentido de que la


autoridad recurrida sustentó la legalidad del Auto Administrativo LAPLI 00066-04,
en la SC 125/2004-R, de 27 de enero, la que, a decir suyo, no anuló el remate de 22 de
septiembre de 2003 en el que se adjudicó los dos lingotes de oro subastados,
corresponde realizar las siguientes precisiones.

1° El formato adoptado por este Tribunal Constitucional para la emisión de sus


sentencias, tiene la siguiente estructura: a) La identificación; b) los antecedentes con
relevancia jurídica; c) la parte conclusiva; d) los fundamentos jurídicos de la
sentencia; y e) la parte resolutiva, conocida también con el nombre de decisum. Según
la doctrina, la parte de los fundamentos jurídicos de la sentencia está integrada por la
ratio decidendi, o razón de la decisión, son aquellas partes de la sentencia que
contienen los fundamentos centrales y necesarios sin los cuales no se justificaría ni
entendería el fallo y el obiter dictum que son aquellos argumentos referidos de pasada
o a mayor abundamiento, es decir, aquellas elaboraciones doctrinales consignadas en
el desarrollo lógico del razonamiento jurídico del fallo. Al respecto, este Tribunal
Constitucional, asumiendo ese criterio doctrinal, en su AC 58/2002 de 8 de julio, ha
señalado que " en una Sentencia Constitucional, existe una parte conocida como ratio
decidendi que se expresa como un razonamiento lógico de las motivaciones o
fundamentos que llevan a la toma de la resolución, el obiter dictum que son los
argumentos adyacentes que coadyuvan en mayor o menor medida al fundamento
principal del fallo (..)"

2° Siendo la ratio decidendi la razón jurídica de la decisión, es decir, el sustento


jurídico-constitucional del fallo, es indudable que la parte resolutiva de la Sentencia
tiene que ser interpretada y entendida a la luz de ratio decidendi.

3° Partiendo de lo referido precedentemente, de la lectura y análisis de la SC


125/2004-R, de 27 de enero, se evidencia de que dicho fallo expresa como ratio
decidendi lo siguiente: "(..) Al haber rechazado la solicitud planteada por los
recurrentes para acogerse al programa transitorio, voluntario y excepcional para el
tratamiento de adeudos tributarios, la autoridad recurrida incurrió en una decisión
ilegal; luego, al haber dispuesto y desarrollado la prosecución del remate de los
lingotes de oro, incurrió en acto indebido (...)"; complementando el razonamiento
citado, la sentencia expreso lo siguiente: "(...) la autoridad administrativa, aplicando el
principio de favorabilidad, pudo acoger la propuesta de pago al contado, por lo tanto
atender favorablemente la solicitud; al no obrar de esa forma, la autoridad recurrida
lesionó el derecho a la igualdad jurídica ante la Ley y el derecho a la seguridad
jurídica que consagran los arts. 6.I y 7.a) CPE, toda vez que los excluyó de los
alcances de una norma general prevista por el legislador con carácter general y de otro
lado no hizo una aplicación objetiva de la norma sino adoptó una decisión caprichosa
partiendo de una incorrecta y errónea interpretación de la disposición transitoria
referida." (las negrillas son nuestras). De lo que se infiere que la razón de la decisión
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 182

adoptada en la SC 125/2004-R, de 27 de enero, por la que se declaró procedente el


recurso planteado por Omar Gino Rodríguez Navarro y Silvia Saavedra Orozco contra
Eddy Paravicini Cárdenas, Administrador de la Aduana Interior La Paz, fue la
vulneración de los derechos a la seguridad jurídica y la igualdad en que incurrió la
autoridad recurrida al haber rechazado indebidamente la solicitud planteada por los
propietarios de los lingotes de oro, por lo que, otorgando tutela a dichos derechos, este
Tribunal ordenó a la autoridad recurrida sustancie debidamente la solicitud de
acogerse al programa transitorio, voluntario y excepcional, para el tratamiento de
adeudos tributarios en mora, previsto por el nuevo Código Tributario; ello supone que
la autoridad recurrida, al haber vulnerado los derechos fundamentales de los
propietarios originales de los lingotes de oro subastados vició de nulidad sus actos, y
un acto nulo no nace a la vida jurídica, no tiene una existencia legal, por lo mismo,
para restablecer los derechos lesionados la autoridad recurrida está obligada a declarar
la nulidad pre-existente de todos esos actos.

4° De lo referido se concluye que, si bien es cierto que en la parte resolutiva de la SC


125/2004-R de 27 de enero, este Tribunal Constitucional no declaró expresamente la
nulidad de la subasta pública, no es menos cierto que de la ratio decidendi de dicho
fallo se infiere que el referido acto estuvo viciado de nulidad, por lo que la disposición
de que la autoridad recurrida en el amparo resuelto, mediante la citada sentencia,
llevaba implícita la orden de que dicha autoridad modifique los actos preparatorios de
la voluntad administrativa de transferir los lingotes de oro subastados, declarando la
nulidad de dicha subasta.

III.7.De lo expuesto precedentemente se concluye que la autoridad recurrida no


lesionó los derechos fundamentales a la seguridad jurídica y a la propiedad privada
del recurrente, máxime si éste, al tiempo de intervenir en la subasta pública y
adjudicarse dos, de los nueve, lingotes de oro subastados fue expresamente advertido
de que los propietarios originales habían planteado un recurso de amparo
constitucional; posteriormente, ante la solicitud de entrega de bienes adjudicados
planteado por el hoy recurrente, la autoridad recurrida respondió expresamente que no
podía atender la solicitud por existir un recurso de amparo constitucional contra la
Aduana Nacional por el derecho a la regularización de la mercadería (los lingotes de
oro), y que la administración aduanera procedería conforme a ley una vez que el
Tribunal Constitucional se pronuncie en revisión, en dicha nota le recordó que ese
hecho le fue advertido antes del remate. De manera que el hoy recurrente, estuvo
advertido de que el acto de la subasta pública en la que se adjudicó los dos lingotes de
oro, podría ser modificado o anulado como consecuencia del amparo constitucional de
cuya presentación fueron advertidos todos los participantes de la subasta, no obstante
intervino en el acto y se adjudicó dos lingotes de oro, a resultas de la decisión que
emitiese la jurisdicción constitucional.

EMPRESAS COMISIONISTAS
183 José Luis Paredes Oblitas

EL IMPUESTO QUE DEBEN PAGAR

SENTENCIA CONSTITUCIONAL N° 47/2002 Sucre, 8 de mayo de 2002 La


Resolución Administrativa 05-08-90 de 31 de enero de 1990 consta de cinco puntos, y
aclara el tratamiento tributario de los comisionistas, quienes deben pagar por la
comisión recibida los impuestos al IVA y al IT, señalando que no son comisionistas
aquellos que adquieren un bien o un servicio que lo revenden con sus propias facturas,
a quienes se les aplicará el IVA y el IT sobre el monto total de la venta o del ingreso
bruto, según corresponda, exceptuando del tratamiento de comisionistas a aquellos
que comercialicen bienes sujetos a precios establecidos por organismos
gubernamentales y que no están expuestos a la libre oferta y demanda, quienes
pagarán solo el IT sobre el monto de su comisión. Por último, deja sin efecto la
Resolución Administrativa 05-544-89 de 23 de octubre de 1989 (fs. 66).

V.3. En consecuencia, queda claramente establecido que la Resolución antes descrita,


es una norma administrativa reglamentaria que no puede ser motivo de análisis en el
presente recurso, ya que no crea, modifica ni suprime ningún tributo, impuesto, tasa,
patente, derecho o contribución alguna. Es más, los impuestos IVA e IT que
reglamenta, han sido creados por la Ley 843, preceptos que en ningún momento han
sido impugnados

ESTABLECIMIENTOS DE EDUCACION

LA NEGATIVA DE UN COLEGIO DE RECIBIR A UN NIÑO COMO


SU ESTUDIANTE, NO PUEDE ADMITIRSE SINO LO HACE
SOBRE BASES OBJETIVAS DE QUE NO HAY EQUIPAMIENTO Y
ESAPCIO. Y NO ES PERMITIDA LA NEGATIVA DIRECTA Y SIN
FUNDAMENTO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0606/2003-R Sucre, 6 de mayo de 2003 Los


recurrentes, consideran que la autoridad demandada al haberse negado por tercera vez
a inscribir a Miguel Ángel Aranibar Herrera (hijo menor de la co-recurrente) en el
segundo curso de primaria del establecimiento Educativo a su cargo, ha lesionado los
derechos a recibir instrucción y a la cultura del menor. Este Tribunal, en revisión de la
resolución pronunciada por el Tribunal de amparo, pasa a evidenciar si los extremos
denunciados son o no ciertos, a efecto de otorgar la protección, si así correspondiera.

Que, el art. 7-e) CPE consagra el derecho a recibir instrucción y adquirir cultura,
como uno de los derechos fundamentales reconocidos por el Estado; el art. 177-I-III
de la misma Carta Fundamental, declara que la educación es la más alta función del
Estado, debiendo fomentar la cultura del pueblo y que la educación fiscal es gratuita,
siendo obligatoria en el ciclo primario.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 184

Que, la Educación en general es un derecho y un deber de todo boliviano, en


particular la educación es un derecho del niño o niña, que le permite el desarrollo
integral de su persona sin discriminación alguna, como se desprende de las
previsiones de los arts. 1 inc. 6) y 3 inc. 5) de la Ley 1565, de 07 de julio, o Ley de
Reforma Educativa y los arts. 3 y 112 del Código Niño, Niña y Adolescente.

Que, el número recomendado de alumnos por curso en las unidades educativas


públicas en áreas de población concentrada es de 30 alumnos como mínimo y 40
como máximo para nivel primario y secundario; el Director podrá adecuar el número
de alumnos según la capacidad de la infraestructura y de equipamiento, como
establece el art. 41 del Reglamento de Organización y Funcionamiento para Unidades
Educativas de los Niveles Inicial, Primario y Secundario.

Que, en el caso que se analiza, la Directora del Colegio "Jesús María Fe y Alegría"
recurrida, negó la solicitud de la recurrente Mary Herrera Yevara de Aranibar de
inscribir a su hijo menor Miguel Ángel Aranibar Herrera en el segundo curso de
primaria, con el argumento de por no existir plazas.

Que, este Tribunal, con la facultad reconocida en el art. 45 LTC, solicitó a la


Dirección Distrital del SEDUCA certifique cual es la capacidad del curso al que la
recurrente pretende inscribir a su hijo, no sólo en cuanto a espacio físico
(infraestructura) sino también en cuanto a equipamiento y plaza; en cumplimiento a
tal solicitud, se emitió el Informe 05/2003, de 23 de abril, por el que se certifica que:

"La Capacidad máxima de acuerdo al espacio físico del Segundo Curso Básico "A" de
la Unidad Educativa "Jesús María Fe y Alegría" y turno mañana, es para 40 alumnos.
Sin embargo ... cuenta con 9 mesas para 4 alumnos cada una, es decir tienen en
equipamiento (mobiliario) una capacidad para albergar a 36 alumnos".

Que, como consecuencia de la Resolución pronunciada por el Tribunal de amparo,


que declaró procedente la presente acción, en la nueva lista del curso figuran 37
alumnos, siendo el último de ellos el hijo menor de la recurrente (fs. 79), el mismo
que se encuentra cumpliendo sus actividades escolares en la mesa de la profesora de
curso (fs. 76-78).

Que, la recurrida como Directora de la Unidad Educativa, pudo haber habilitado la


plaza para el hijo de la recurrente, en el marco del art. 41 del Reglamento de
Organización y Funcionamiento para Unidades Educativas referido y no de manera
directa negarse a inscribir arguyendo falta de plazas; con esa actitud ha lesionado el
derecho a la educación del menor.

Que, corresponde a la demandada adecuar el número de alumnos recomendados por


curso (que tiene un máximo 40), con la capacidad de la infraestructura (también para
185 José Luis Paredes Oblitas

40 alumnos), por lo menos con relación al hijo de la recurrente (que sería el alumno
37 de la lista), dotándole del mobiliario necesario y adecuado.

Que, siendo obligación del Estado prestar el servicio público de la educación, por
constituir un instrumento para el ejercicio de los demás derechos, corresponde
conceder la tutela demandada y proteger el derecho fundamental a la educación del
hijo menor de la recurrente; por lo que es viable la tutela solicitada

Que el Tribunal del Recurso al haber declarado procedente el Recurso, ha hecho una
correcta evaluación del caso en análisis, así como ha dado una cabal aplicación del art.
19 CPE.

ESTUDIANTES

EXPULSIÓN SIN PROCESO PREVIO. DOS ESTUDIANTES DE


COLEGIO SON SORPRENDIDOS CON MARIHUANA, PERO
MERECIAN PROCESO PREVIO PARA LA EXPULSIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0131/2004-R Sucre, 28 de enero de 2004 La


recurrente sostiene que la autoridad demandada ha vulnerado los derechos a la
educación, a recibir instrucción y cultura y a la defensa, de sus hijos menores Pablo y
Elías Corrales Claros de 14 y 16 años de edad, alumnos regulares del 7mo. y 8vo. de
primaria respectivamente en la Unidad Educativa "Ramón G. Prada", pues al ser
sorprendidos uno de ellos en posesión de marihuana y el otro portando un cuchillo
pequeño doméstico, fueron expulsados por el Director del establecimiento quien no
cumplió con lo dispuesto por el art. 21 del RAFUE, que establece un proceso
disciplinario donde los menores puedan asumir defensa y no obstante de que las
autoridades jerárquicas instruyeron su incorporación y habilitación para los exámenes
del tercer trimestre, el recurrido se resiste a dar cumplimiento. Por consiguiente,
corresponde determinar en revisión, si tales extremos son ciertos y si se justifica
otorgar la tutela que brinda el art. 19 CPE.

III.1En el recurso examinado se constata que el Director de la Unidad Educativa


"Ramón G. Prada" (recurrido), al sorprender a Pablo y Elías XX alumnos regulares de
dicho establecimiento en posesión de sustancias controladas y arma punzocortante,
procedió directamente a su expulsión infringiendo y vulnerando el derecho a la
defensa y por tanto al debido proceso reconocidos por el art. 16 CPE con relación al
art. 5 del Código Niño, Niña y Adolescente, por cuanto al haber impuesto una sanción
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 186

tan drástica como la suspensión definitiva de los mencionados alumnos, sin darles
oportunidad de asumir defensa como señala el Reglamento de Administración y
Funcionamiento para Unidades Educativas de nivel inicial, primario y secundario en
su art. 12.c), que dispone: "...Antes de la suspensión definitiva del alumno se
notificará a él y a sus padres para que tengan la oportunidad de asumir defensa"; pues
conforme a la norma correspondía un sumario disciplinario, aplicando en su caso,
como medida precautoria la suspensión temporal entre tanto se sustancie el proceso.
III.2La autoridad demandada no dio cumplimiento a la citada disposición legal, pues
como lo señala en su informe, al revestir gravedad los hechos que motivaron la
adopción de su decisión debió iniciar un sumario informativo o un proceso interno en
el que los sancionados tengan la oportunidad de presentar descargos o al menos
prestar su declaración, para desvirtuar, rechazar o en su caso admitir los extremos que
se les atribuyen. Al no haberlo hecho así ha restringido y vulnerado los derechos
invocados en el recurso, lo que determina su procedencia al ser evidente la actuación
ilegal del recurrido quien si bien como afirma, tiene el deber de velar por la seguridad
del alumnado en general, empero debe hacerlo cumpliendo con las disposiciones
legales y procedimientos previstos por ley, no vulnerando derechos y garantías
fundamentales como en el caso de autos, mismas que deben ser reparadas,
independientemente de la denuncia presentada ante el Ministerio Público.

Por lo relacionado, corresponde otorgar la tutela solicitada por encontrarse los hechos
dentro de las previsiones del art. 19 CPE. En tal virtud, el Tribunal de amparo
constitucional al haberlo declarado procedente ha efectuado una adecuada compulsa
de los antecedentes procesales.

EXPROPIACION

TRAMITE DE LA EXPROPIACIÓN, ANTES DE OCUPAR EL


INMUEBLE DEBE FIRMARSE LA MINUTA DE TRANSFERENCIA
Y PAGARSE EL JUSTIPRECIO. EL INCUMPLIMIENTO DE ESTA
OBLIGACIÓN ABRE LA VÍA DEL AMPARO, POR QUE EL
PERJUDICADO NO TIENE OTRA VÍA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1671/2003 -R Sucre, 21 de noviembre de 2003


Los recurrentes, solicitan tutela a sus derechos fundamentales a la propiedad privada,
referente a una justa indemnización por la expropiación y a la seguridad jurídica,
consagrado en las normas de los arts. 7.i), 22 y 7.a) CPE, en consideración a que pese
a haberse concluido el trámite de expropiación hace varios años atrás, la Alcaldía de
Cochabamba, no les canceló la indemnización prevista por ley. En consecuencia, en
revisión la resolución del Tribunal de amparo, corresponde dilucidar si tales extremos
son evidentes y si constituyen actos ilegales lesivos contra los derechos fundamentales
de los recurrentes, a fin de otorgar o negar la tutela solicitada.
187 José Luis Paredes Oblitas

III.1Con carácter previo al análisis de la problemática planteada por el recurrente cabe


señalar que la expropiación es un instituto o procedimiento de derecho público
mediante el cual el Estado, por razones de necesidad y utilidad pública o cuando la
propiedad no cumple una función social, priva coactivamente a un particular de la
titularidad de un bien obligándolo a transferir del dominio privado al dominio público
la propiedad sobre el bien, previo cumplimiento de un procedimiento específico y el
consiguiente pago de una indemnización.

De lo referido se infiere que, si bien es cierto que, en el marco de la nueva concepción


sobre los alcances de los derechos fundamentales, el Constituyente ha determinado
una limitación al ejercicio del derecho a la propiedad privada, que se opera a través de
la expropiación, no es menos cierto que, para la aplicación de esa limitación, ha
establecido garantías a favor del titular del derecho limitado, las que se pueden
resumir en lo siguiente: a) la expropiación sólo se realizará previa declaración
solemne de la necesidad y utilidad pública, determinada por autoridad competente; b)
el procedimiento se someterá a las disposiciones legales previamente establecidas; y
c) la cesión del derecho propietario, así como la ocupación pública del bien
expropiado, sólo se materializará previo pago de la justa indemnización.

III.2En el caso que motivó el presente recurso, de los antecedentes que cursan en el
expediente se establece que la Alcaldía de la ciudad de Cochabamba inició y
desarrolló el procedimiento administrativo de expropiación del bien inmueble del
recurrente, sito en la zona de Condebamba de la ciudad de Cochabamba, a cuyo efecto
dictó la Ordenanza Municipal 1703/95 de 24 de noviembre, declarando la necesidad y
utilidad pública, por consiguiente disponiendo la expropiación del inmueble; el
procedimiento expropiatorio se sujetó a las normas previstas por la Ley de
expropiación (LE) de 30 de diciembre de 1884, así como a los arts. 83 a 88 de la Ley
696 Orgánica de Municipalidades (LOM) de 10 de enero de 1985. En el
procedimiento administrativo de expropiación, la Alcaldía Municipal, mediante
Resolución Técnico Administrativa 1852/97 de 2 de octubre, aprobó el respectivo
justiprecio practicado por el perito dirimidor, fijándose en la suma de Bs349.232,00-.

En el marco de las garantías constitucionales previstas por el Constituyente en el art.


22 de la Constitución y referidas precedentemente, se entiende que la Alcaldía
Municipal de la ciudad de Cochabamba, para que el titular del derecho propietario
pueda otorgar la respectiva escritura traslativa de dominio y pueda ocupar el bien
inmueble expropiado debió haber efectivizado el pago de la indemnización en el
monto determinado por el perito; pues así dispone el art. 22 LE, cuando textualmente
dispone lo siguiente: "Para el pago de las propiedades sujetas a expropiación, se
expedirán libramientos que se entregarán a los interesados, sin que se pueda proceder
a la expropiación u ocupación de los terrenos antes de que conste el pago de dichos
libramientos". Empero, de los antecedentes que cursan en el proceso se evidencia que
no se procedió conforme al mandato de la norma legal referida, toda vez que, de un
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 188

lado, no hizo efectivo el pago de la indemnización conforme al justiprecio


determinado y; de otro, ocupó de hecho el inmueble objeto de la expropiación en el
que construyó el parque público "Ulises Hermosa", situación que se agrava cuando, a
pesar del tiempo transcurrido, casi cinco años desde la aprobación del justiprecio, no
se ha efectuado el pago correspondiente.

En consecuencia, la Alcaldía Municipal de la ciudad de Cochabamba, si bien es cierto


que ha resguardado las garantías constitucionales del titular del bien inmueble
expropiado, emitiendo la Ordenanza Municipal que declara la necesidad y utilidad
pública y dispone la expropiación, asimismo ha sujetado a un procedimiento
administrativo el trámite de la expropiación, no es menos cierto que ese resguardo fue
parcial, toda vez que no cumplió con la tercera condición prevista por el
Constituyente, como es la de pagar previamente la indemnización justa, con lo que ha
lesionado el derecho propietario de los recurrentes, así como su garantía
constitucional al ejercicio del derecho propietario en los procesos administrativos de
expropiación, ya que, de una parte, al no efectuarse el pago de la indemnización
previa a ocupar el terreno ha incurrido en una grave omisión y, de otra, al haber
ocupado el bien inmueble y ejercido dominio sobre el mismo antes de efectivizarse el
pago de la indemnización previa que prevé la norma constitucional, más aún cuando
no tenía la escritura traslativa de dominio, incurrió en un acto ilegal que lesiona el
derecho fundamental de los recurrentes; pues en la práctica se ha producido una
ocupación ilegal y arbitraria del bien inmueble de los mismos; empero, dichos actos y
omisiones no son imputables al recurrido, actual titular de la Alcaldía Municipal de la
ciudad de Cochabamba, por lo que no se le puede imputar responsabilidad alguna,
salvo el restablecimiento del derecho lesionado.

Los actos y omisiones ilegales e indebidas en los que ha incurrido la Alcaldía


Municipal de la ciudad de Cochabamba no tienen justificativo alguno, toda vez que,
conforme a la norma prevista por el art. 84 LOM, "El valor de las expropiaciones
dispuestas por el Concejo o Junta Municipal deberá incluirse en el Presupuesto de la
gestión siguiente", lo que significa que debió haber tomado las previsiones
presupuestarias respectivas.

III.3No es atendible el fundamento expresado por la autoridad municipal recurrida, y


esgrimido por el Tribunal del Amparo para declarar la improcedencia del recurso, en
el sentido de que no se habrían agotado las vías legales ordinarias previas, debido a
que los recurrentes voluntariamente habrían acudido a la instancia jurisdiccional
ordinaria al haber planteado un requerimiento en mora, que fue debidamente citado
cedulariamente a la autoridad recurrida, lo que abriría la vía del proceso ejecutivo. Al
respecto cabe referir, que conforme a las normas previstas por la Ley de
Expropiaciones de 30 de diciembre de 1884, en el procedimiento administrativo de
expropiación no existe la vía judicial del proceso ejecutivo para el cobro de la
indemnización. En efecto, conforme a la norma prevista por los arts. 38 y siguientes
189 José Luis Paredes Oblitas

de la citada Ley sólo corresponde la vía judicial cuando exista discusión respecto a la
determinación sobre la necesidad de que se expropie todo o parte de la propiedad y
sobre la determinación del monto a ser indemnizado, no correspondiendo la vía
judicial para exigir el pago de la expropiación; ello en razón a que corresponde a la
entidad pública que efectúa la expropiación el realizar el pago de la indemnización
con carácter previo a que se efectivice la transferencia del derecho propietario sobre el
inmueble a expropiarse, así como a la ocupación física del inmueble, por lo mismo no
es al titular del bien expropiado a quien corresponde cobrar, por vías judiciales la
indemnización, sino a la entidad que realiza la expropiación efectuar el pago previo de
la indemnización; por lo tanto, no es evidente que los recurrentes tengan la vía del
proceso judicial expedita para efectuar el cobro de la indemnización, pues si bien
plantearon un requerimiento de mora, deberá entenderse que es en la vía de la
reclamación permanente a la que se han visto obligados por la omisión de la Alcaldía
Municipal de Cochabamba.

En definitiva, los recurrentes no tienen ninguna otra vía legal expedita e idónea para
lograr la protección inmediata de su derecho fundamental lesionado, pues si bien es
cierto que, conforme a la norma prevista por el art. 87 LOM, en cuya vigencia se
tramitó la expropiación, los recurrentes pudieron haber acudido a la figura legal del
abandono o caducidad de la expropiación, pidiendo les sea revertido el bien
expropiado para poder efectuar actos de disposición del bien inmueble, por no haberse
efectuado el pago de la indemnización en el plazo de dos años, no es menos cierto que
ello materialmente es imposible toda vez que la Alcaldía Municipal de la ciudad de
Cochabamba, ha efectuado la ocupación física del inmueble, así como ha asumido
actos de disposición del inmueble habiendo construido el parque público "Ulises
Hermosa", de manera que los recurrentes no podrían ocupar nuevamente un parque
público; de ello se infiere que los recurrentes no tienen ninguna otra vía legal para la
protección inmediata de sus derechos lesionados.

III.4Por otra parte tampoco es atendible el argumento expresado por la autoridad


municipal recurrida, en sentido de que el amparo no sea sustituto de acciones
judiciales para realizar cobros de dinero. Al respecto cabe señalar, que al otorgarse la
tutela que brinda el amparo constitucional no se está garantizando el cobro de dinero
proveniente de una obligación contractual, lo que se garantiza y protege es el derecho
a la propiedad privada y la garantía constitucional prevista por el Constituyente a
favor del titular del bien expropiado; toda vez que, como se tiene referido
precedentemente, la expropiación de un bien está sujeta al cumplimiento de requisitos
y condiciones previos, entre ellas al pago de la indemnización antes de la ocupación;
porque la expropiación es una transferencia obligada, lo que supone que genera
obligaciones recíprocas a las partes, al expropiante al pago del justo precio y, al
expropiado, a la entrega del bien, así como de la suscripción de la escritura pública
traslativa de dominio. En el caso presente, la entidad pública expropiante ha ocupado
de hecho el bien inmueble objeto de la expropiación sin haber pagado previamente la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 190

indemnización, lesionando de esa forma el derecho a la propiedad privada de los


recurrentes, que es lo que se tutela a través del amparo.

III.5Estando dilucidada la problemática planteada y, como quiera que al haberse


evidenciado la lesión de los derechos fundamentales y garantías constitucionales de
los recurrentes, este Tribunal determinará la procedencia del recurso y otorgará la
tutela solicitada; empero, existe la necesidad de modular los alcances de la parte
resolutiva de esta Sentencia, ello en el marco de la interpretación previsora a la que
está sujeta la jurisdicción constitucional. En ese orden, cabe señalar que al otorgar la
tutela para restablecer el derecho lesionado, como es la propiedad privada, este
Tribunal tendrá que disponer la inmediata restitución del bien inmueble a los
recurrentes para que estos puedan reasumir el dominio y desarrollar actos jurídicos de
disposición, ello no es posible debido a que en el inmueble ya se ha construido un
parque librado al dominio publico. Frente a esa realidad, la alternativa que le queda a
este Tribunal es disponer que la Alcaldía Municipal de la ciudad de Cochabamba
proceda al pago de la indemnización conforme al justiprecio practicado y aprobado;
empero, no puede disponer que el pago sea inmediato o en el día, toda vez que las
entidades públicas, entre ellas las Alcaldías Municipales, están regidas por
programaciones de sus ingresos y egresos plasmados en el respectivo presupuesto, en
el marco de las normas previstas por los arts. 147, 151 y 152, concordante con el art.
59.3ª de la Constitución, así como las normas previstas en la respectiva Ley de
Municipalidades y la Ley de Administración y Control Gubernamentales (LSAFCO);
de manera que no podrían efectuar ningún gasto o, en su caso, pago alguno que no
esté presupuestado; entonces no sería correcto disponer el pago inmediato de la
indemnización, ya que con ello se estaría obligando a que la autoridad municipal
recurrida acuda a otros fondos incurriendo en malversación. Por lo tanto, se efectúa la
modulación respectiva de la parte resolutiva de la presente sentencia, respecto a la
modalidad y el tiempo en que se efectuará el pago.

En consecuencia el Tribunal de amparo, al haber declarado improcedente el recurso,


no ha dado correcta aplicación de la norma prevista en el art. 19 CPE.

EXPROPIACION

INCUMPLIMIENTO DE LA ALCALDIA

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1766/2003-R Sucre, 1 de diciembre 2003 El


recurrente sostiene que la autoridad recurrida en representación del Concejo
Municipal de Quillacollo ha vulnerado sus derechos a la petición y a la propiedad,
pues el 6 de octubre de 1994 el entonces Gobierno Municipal emitió la Ordenanza
Municipal Nº 64/94 de expropiación de su terreno de 1.004.40 m2. de extensión
destinado a mercado y feria de ganado y no obstante haber transcurrido ocho años y
diez meses de la publicación de la referida Ordenanza Municipal, hasta la fecha no se
ha efectivizado el proyecto ni se ha procedido al pago indemnizatorio de la
191 José Luis Paredes Oblitas

expropiación, circunstancia por la que a pesar de sus reiterados reclamos y pedidos de


caducidad de la referida Resolución Municipal y la reversión de su propiedad no ha
recibido respuesta alguna, omisión indebida que vulnera sus derechos constitucionales
señalados Por consiguiente, corresponde determinar en revisión, si tales extremos son
ciertos y si se justifica otorgar la tutela que brinda el art. 19 CPE.

III.1En el caso examinado se constata que el Concejo Municipal de Quillacollo,


emitió la Ordenanza Municipal Nº 064/94 de 6 de octubre de 1994, que declaró de
necesidad y utilidad pública y consiguiente expropiación de varios terrenos
comprendidos en la zona de Zapenco, dentro de los que se encuentra el de propiedad
del recurrente, debiendo en consecuencia aplicar al procedimiento administrativo de
expropiación la Ley Orgánica de Municipalidades de 10 de enero de 1985, en
observancia de lo dispuesto por el art. 3 de las disposiciones transitorias de la Ley Nº
2028, en virtud de que el trámite fue iniciado en su vigencia. III.2Al respecto el art. 87
de la citada Ley Orgánica de Municipalidades determina que en caso de no ejecutarse
la obra o de no haberse pagado o compensado el precio de la expropiación en un plazo
que no deberá exceder de dos años, la Municipalidad revertirá al propietario el bien
expropiado, previa dictación de una Ordenanza que justifique la anulación del
proyecto. En el caso de autos, ha transcurrido superabundantemente el plazo referido,
sin haberse ejecutado la obra menos haberse pagado el precio, no obstante de los
continuos y reiterados reclamos efectuados por el recurrente para que se dicte una
nueva Ordenanza Municipal que determine la anulación de la expropiación, que no
fueron deferidas por las autoridades municipales, lo que constituye no sólo una
omisión ilegal que origina inseguridad en el recurrente sino fundamentalmente
restricción de su derecho a la propiedad, pues en el transcurso de nueve años el
recurrente, propietario del terreno cuya expropiación fue dispuesta no ha podido
ejercer ese derecho reconocido por los arts. 7.i) y 22 CPE, para usar, gozar y disponer
legítimamente de su propiedad. III.3Por lo relacionado precedentemente, se evidencia
que la Alcaldía Municipal de Quillacollo no canceló el precio por la extensión de
terreno expropiado al recurrente, por cuya razón no se suscribió la minuta y, en
consecuencia, no se perfeccionó su derecho propietario, toda vez que desde el año
1994, en el que se dictó la Ordenanza Municipal de necesidad y utilidad pública de los
referidos terrenos, a la fecha no han cumplido con los requisitos exigidos para que se
haga efectiva la expropiación, situación que se agrava al no pronunciarse sobre la
nulidad de dicha Ordenanza, solicitada por el recurrente que justifique la anulación
del proyecto por el que se dispuso la expropiación, vulnerando como se dijo, el
derecho a la propiedad privada y a la seguridad jurídica del recurrente, sin considerar
el tiempo transcurrido y los constantes reclamos efectuados, pues se constata que la
Presidenta del Concejo Municipal (demandada), el 16 de septiembre de 2003 requirió
al Ejecutivo Municipal para que conmine a la Dirección de Asesoría Legal eleve
informe sobre el caso presente, el mismo que fue pedido después de haber sido
notificada con el recurso en 17 de septiembre (fs. 59), advirtiéndose que se sigue
dilatando la solución del caso del recurrente según consta en obrados de que estos
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 192

informes se vienen realizando desde el año 2000, derivándolos de una autoridad a otra
en perjuicio de sus derechos y sin tener presente que dicho trámite administrativo no
puede durar indefinidamente, lo que determina se le otorgue la tutela constitucional
que solicita, en consideración a que los actos ilegales y omisiones indebidas por parte
de la Alcaldía Municipal de Quillacollo, no obstante del transcurso del tiempo y los
trámites efectuados por el recurrente continúan, circunstancia que abre el ámbito de
protección de este amparo constitucional. Lo relacionado precedentemente, determina
la procedencia del recurso, haciendo viable la tutela que solicita el recurrente, al
encontrarse la situación planteada dentro de las previsiones del art. 19 CPE, de
manera que el Juez de amparo al haber declarado procedente el recurso aunque con
distinto fundamento, ha efectuado una adecuada compulsa del mismo y dado correcta
aplicación al citado precepto constitucional

EXPROPIACION

EL JUSTIPRECIO PRODUCTO DE LA EXPROPIACIÓN DEBE


PAGARSE TERMINADO EL PROCEDIMIENTO DE
EXPROPIACIÓN Y NO ES OBVICE EL HECHO DE QUE HAYAN
APARECIDO MÁS HEREDEROS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0538/2004-R Sucre, 7 de abril de 2004 Las


recurrentes afirman que la Alcaldía Municipal, representada por su Ejecutiva
Municipal, ha vulnerado sus derechos a la seguridad jurídica y a la propiedad,
previstos por los arts. 7.a), i) y 22 de la CPE, por cuanto no obstante de haber ocupado
hace más de veinte años arbitrariamente sus terrenos cuya propiedad le es legítima a
título de sucesión hereditaria, y haber emitido con posterioridad las Ordenanzas
Municipales de necesidad y utilidad pública en 1995, a la fecha no proceden al pago
de la indemnización a pesar de existir un acuerdo transaccional suscrito con la entidad
municipal, desconociendo sus derechos enunciados y causándoles un grave perjuicio.
Por consiguiente, corresponde determinar en revisión, si tales extremos son ciertos y
si se justifica otorgar la tutela que brinda el art. 19 de la CPE.

III.1Para un adecuado pronunciamiento en el presente caso, resulta necesario señalar


los alcances del art. 22 de la CPE, invocado por las recurrentes. Esta norma
constitucional, de manera precisa y categórica dispone en su parágrafo II: "La
expropiación se impone por causa de utilidad pública o cuando las propiedad no
cumple una función social, calificada conforme a ley y previa indemnización justa".
Con este precepto, la Constitución precautela el derecho propietario de las personas
poniéndolas a resguardo de cualquier apropiación u ocupación arbitraria e ilegal de
instituciones públicas o particulares, pues condiciona la expropiación de la propiedad
particular, a un pago justo y previo de su precio antes de ser ocupado por la entidad
que resulte beneficiaria de tal medida expropiatoria.
193 José Luis Paredes Oblitas

En ese sentido se tiene jurisprudencia: "Que la Resolución N° 367 de 14 de enero de


1975, dictada por el Ministerio del Interior contraría el art. 22-II de la Constitución
Política del Estado al disponer que se dé curso a la minuta o escritura de transferencia
del inmueble a expropiarse y se inscriba en Derechos Reales, ya que la indicada
norma constitucional exige que previamente debe efectuarse el pago de la
indemnización correspondiente para recién formalizar de manera legal la transferencia
emergente del proceso de expropiación; lo contrario significaría atentar contra el
derecho de propiedad y aun contra el debido proceso previsto por el art. 16-IV de la
Constitución ya que se estaría desconociendo las garantías a las que tienen derecho las
partes afectadas dentro del trámite de expropiación, más aún si como en el presente
caso, sin haber cumplido con el pago indemnizatorio quedó inscrito en Derechos
Reales el inmueble a expropiarse a favor del Ministerio del Interior (hoy Ministerio de
Gobierno), según se evidencia por el certificado remitido por el Juez Registrador de
Derechos Reales.

Que en este sentido, la circunstancia de que exista conflicto sobre las personas que
reclaman la titularidad del derecho propietario sobre el inmueble a expropiarse, no
constituye impedimento alguno para que se dé cumplimiento al art. 22-II de la
Constitución Política del Estado que dispone el previo pago de la indemnización justa,
pues el art. 8 de la Ley de Expropiación de 30 de diciembre de 1884 prevé esta
situación al establecer que "El precio íntegro de la tasación se satisfará al interesado
con anticipación al desahucio, o se depositará si hubiere reclamación de tercero por
razón de enfiteusis, servidumbre, hipoteca, arriendo u otro cualquier gravamen que
afecte la propiedad, dejando a los tribunales ordinarios la declaración de los
respectivos derechos."

"A su vez el art. 1 de esta Ley a tiempo de reafirmar el derecho de propiedad de la


persona y señalar los requisitos previos a la expropiación, dispone en su inciso 4 que
debe efectuarse " el pago del precio de la indemnización", precepto que concuerda con
el art. 22 de la citada Ley de 30 de diciembre de 1884 y que también guarda relación
con el art. 8 en lo que respecta al depósito del monto indemnizatorio que debe
efectuarse cuando hubieran reclamaciones sobre la titularidad del derecho propietario
del bien inmueble a expropiarse" (SC 7/2002-R).

III.2Sujetándose a la precedente norma constitucional, el art. 122.I de la Ley de


Municipalidades señala expresamente que "Los Gobiernos Municipales están
facultados para ejercer el derecho de expropiación de bienes privados mediante
Ordenanza Municipal, dentro del ámbito de su jurisdicción, con sujeción a la
Constitución Política del Estado y a lo establecido por la presente ley".

Es así que el Concejo Municipal de la Prov. Cercado del Departamento de


Cochabamba emite las Ordenanzas Municipales: 1624, 1423, 1715, todas del año
1995 (fs. 20-25), y la No 2044 de 10 de octubre de 1997 (fs. 33-34), todas ellas de
carácter expropiatorio y declarando de necesidad y utilidad los terrenos de María
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 194

Natividad Ovando Vda. de Caballero e hijas, a título sucesorio. Es oportuno referirse,


por otra parte, a la Resolución Municipal No 1952 de 15 de octubre de 1996 (fs. 26),
mediante la cual reconoce el derecho propietario de los terrenos expropiados, a favor
de Natividad Ovando Vda. de Caballero, Shirley Caballero Ovando y Patricia
Caballero Ovando, a la vez que añade textualmente en su parte considerativa: "Que la
Honorable Municipalidad desde hace más de 12 años ha ocupado dichos terrenos para
le regularización de vías y transferencia por mejor derecho a terceras personas, sin
haber sido concluido el trámite de expropiación y menos haberse cancelado la
indemnización conforme a ley". De todo lo relacionado surge la incuestionable
evidencia de que el Gobierno Municipal de la Provincia Cercado del Departamento de
Cochabamba reconoció expresa y tácitamente el derecho de propiedad sobre los
terrenos expropiados a favor de las recurrentes y de someterse al proceso
expropiatorio señalado por la Ley de 30 de diciembre de 1879.

III.3Resulta conveniente, en el caso que se examina, referirse a la SC 913/2000-R de 2


de octubre, que aprobó la procedencia del amparo constitucional interpuesto por
Shirley del Carmen y Patricia Roxana Caballero, dentro de situaciones fácticas
diferentes, a fin de evitar la demora en el proceso de expropiación y se lo remita a la
instancia judicial. En este fallo el Tribunal Constitucional basó su Resolución, entre
otros fundamentos, en la circunstancia de que: "las recurrentes han demostrado ser
legítimas propietarias por sucesión hereditaria de una propiedad ubicada en la zona
"La Chimba", Villa Busch, sector del actual hipódromo de la ciudad de Cochabamba".

Habiendo, en consecuencia, concluido el proceso de expropiación instaurado por el


Gobierno Municipal de la Provincia Cercado del Departamento de Cochabamba,
según consta en obrados por la afirmación que hacen las partes en el convenio
transaccional de fs. 61 a 65 en el que se fija el monto indemnizatorio a pagarse,
corresponde acatar la norma constitucional contenida en el art. 22.II por parte de
dicho Gobierno Municipal, no siendo óbice alguno que en el citado convenio hayan
sido estipuladas condiciones al margen de la previsión constitucional, frente a lo cual
corresponde precautelar la supremacía de la Constitución Política del Estado que
figura entre los fines que debe cumplir el Tribunal Constitucional de acuerdo con el
art. 1.II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), precepto emergente del art.
116.IV de la CPE que le atribuye a este Tribunal el control de constitucionalidad lo
que supone la protección de los derechos y garantías fundamentales de la persona,
prevista en el art. 1.II de la LTC.

Asimismo, no cabe el justificativo que hace la autoridad recurrida para no pagar la


indemnización resultado de un proceso expropiatorio, conforme a la Ley de 30 de
diciembre de 1884, el hecho de que se hubieran presentado otros herederos, pues tal
situación está prevista en la citada ley, en el art. 8 de la Ley de 30 de diciembre de
1884 cuando para tales casos debe efectuarse un depósito del monto indemnizatorio.
195 José Luis Paredes Oblitas

Los antecedentes relacionados y que han merecido el debido análisis, llevan a la


conclusión de que el presente recurso está dentro de las previsiones y alcances del art.
19 de la CPE, de manera que el Tribunal de amparo al haberlo declarado procedente,
ha efectuado una adecuada compulsa del mismo y dado correcta aplicación al citado
precepto constitucional

EXPROPIACION

REQUISITOS

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1089/2004-R Sucre, 14 de julio de 2004 El


recurrente afirma que se han vulnerado sus derechos a la seguridad jurídica, propiedad
privada, defensa, libertad y la garantía prevista en el art. 31 Constitucional, al señalar
que a solicitud del Fiscal y Juez recurridos, se ha promulgado la OM 029/2003 de 7 de
noviembre por la que se dispone la expropiación de su inmueble para la construcción
de una carceleta, de la cual solicitó su reconsideración y se opuso al trámite, sin que
haya recibido respuesta, siendo presionado para que acepte la expropiación y entregue
la casa y los documentos inclusive bajo conminatoria de apremio. Por consiguiente,
corresponde determinar en revisión, si tales extremos son ciertos y si se justifica
otorgar la tutela que brinda el art. 19 de la CPE.

III.1. El art. 122 de la LM establece el derecho de expropiación que asiste a los


Gobiernos Municipales dentro del ámbito de su jurisdicción, con sujeción a la
Constitución Política del Estado y a lo establecido por dicha Ley.

El parágrafo II de la citada disposición legal señala:

"Las expropiaciones requieren de previa declaratoria de necesidad y utilidad pública


previo pago de indemnización justa, mediante Ordenanza Municipal aprobada por dos
tercios. En esta Ordenanza deberá especificarse con precisión el fin a que habrá de
aplicarse el bien expropiado de acuerdo a los planes, proyectos y programas
debidamente aprobados con anterioridad a la expropiación. Una vez concluido el
trámite de expropiación, el Alcalde Municipal deberá informar al Concejo
Municipal".

III.2.En el caso que se examina, si bien en la Ordenanza Municipal impugnada se


pretende expropiar el inmueble del recurrente, por la cual ha sido declarada de
"utilidad pública" y se ha especificado con precisión el fin al que estará destinado, se
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 196

observa sin embargo que la referida Ordenanza en su aprobación no cumple con un


requisito de carácter formal pues debió ser aprobada por dos tercios de votos como
exige la norma, ya que únicamente está suscrita por tres concejales, observándose la
ausencia de las firmas de Patricio Ledo Gutiérrez, Presidente y de la Concejala María
Quecaña Paucara, sobre cuyos nombres figuran espacios en blanco, lo que implica la
falta de aprobación por parte de estos, pues dos tercios de cinco concejales implica la
emisión de cuatro votos conformes, lo que en la especie no ha ocurrido, incurriéndose
así, de inicio, en un primer acto ilegal que vicia el pretendido trámite de expropiación.

Asimismo, la norma en análisis señala que el fin al cual será aplicado el bien
expropiado debe estar de acuerdo a los planes, proyectos y programas debidamente
aprobados con anterioridad a la expropiación, situación que en el caso de autos
tampoco fue observada, pues de los antecedentes que cursan en obrados no se
evidencia o cuando menos los recurridos no han demostrado que la construcción de la
carceleta forme parte de algún plan, proyecto o programa del Gobierno Municipal de
Sacaca, aprobado con anterioridad, teniéndose como único antecedente sobre el
particular una simple solicitud del Fiscal y Juez co-recurridos. Además que dentro de
los fines del Gobierno Municipal definidos por el art. 5.II de la LM, no están las de
construir cárceles o carceletas, tampoco dentro de las competencias que para el
cumplimiento de sus fines han sido establecidas por el art. 8 de la indicada Ley,
especialmente en su parágrafo II donde se hace énfasis -como competencia del
Gobierno Municipal en materia de infraestructura- la construcción, equipamiento y
mantenimiento de infraestructura en los sectores de educación, salud, cultura,
deportes, micro riego, saneamiento básico, vías urbanas y caminos vecinales, ninguna
de las cuales tiene relación con la construcción de establecimientos penitenciarios, lo
cual se encuentra encomendado a otras instancias del Gobierno Central, siendo así que
el art. 85.II de la Ley de ejecución penal y supervisión (LEPS) establece que será la
Dirección General de Régimen Penitenciario y Supervisión, la que apruebe los
proyectos de construcción, remodelación y adaptación de los establecimientos
penitenciarios, estableciéndose de lo anteriormente expresado que las autoridades
municipales recurridas pretenden expropiar un inmueble para darle un uso no previsto
en el ámbito de la competencia y fines del Gobierno Municipal incurriendo en un
nuevo acto ilegal.

III.3.Por otra parte, siempre dentro del marco legal establecido para el trámite de las
expropiaciones a cargo de los Gobiernos Municipales se tiene que el art. 123.I de la
LM señala respecto al avalúo o justiprecio, que el monto de la indemnización por
expropiación de bienes urbanos, será el valor acordado entre partes o, en su caso, el
establecido por autoridad competente, previo avalúo pericial. En el caso en análisis se
pretende imponer al recurrente un monto indemnizatorio no sólo ilegal, sino arbitrario
de Bs17.102,59.- determinado unilateralmente por el Gobierno Municipal sobre valor
catastral establecido en base a la RS 217079 de 10 de junio de 1997, que aprueba las
tablas para el cobro del Impuesto a la Propiedad de Bienes Inmuebles para la gestión
197 José Luis Paredes Oblitas

1996, cuando estos valores son actualizados cada año sobre la base de la variación del
tipo de cambio, pretendiéndose aplicar no solamente valores desactualizados, sino una
disposición legal que ya no está en vigencia, puesto que el Gobierno Central en
cumplimiento a disposiciones legales vigentes, todos los años a través de Resolución
Suprema aprueba la zonificación y tablas para el cobro del referido impuesto. No
obstante, ante la disconformidad del recurrente con dicho monto, lo que correspondía
era acudir ante el Juez competente para que defina el justiprecio previo avalúo
pericial. Así, la SC 1595/2002-R, de 20 de diciembre.

III.4.Por todo lo aseverado en los fundamentos precedentes, se establece que el


Alcalde y Concejales demandados, han incurrido en actos ilegales y omisiones
indebidas que vulneran los derechos del recurrente a la seguridad jurídica y a la
propiedad privada, pues si bien este Tribunal ha considerado la expropiación como un
límite al ejercicio del derecho a la propiedad privada, no es menos cierto que para ese
efecto existen garantías a favor del titular del derecho que se pretende limitar: a) la
expropiación sólo se realizará previa declaración expresa de la necesidad y utilidad
pública, determinada por autoridad competente; b) el procedimiento se someterá a las
disposiciones legales previamente establecidas; y c) la cesión del derecho propietario,
así como la ocupación pública del bien expropiado, sólo se materializará previo pago
de la justa indemnización (SC 1671/2003-R, de 21 de noviembre), garantías que no
fueron observadas en el presente caso, especialmente en lo que respecta a los dos
últimos incisos, puesto que el procedimiento no se sujetó a disposiciones legales
vigentes y porque se pretende imponer el pago de una indemnización fijada
unilateralmente, aspectos que ameritan la tutela solicitada frente a la ausencia de otro
medio o recurso legal de protección, pues si bien el recurrente interpuso un recurso de
reconsideración de la Ordenanza en cuestión, hasta la fecha no ha sido debidamente
resuelta. Cabe tomar en cuenta, además, que de acuerdo con la jurisprudencia
constitucional, la reconsideración establecida por el art. 22 de la LM no constituye un
recurso propiamente dicho, por lo que no se puede sustentar la improcedencia del
amparo con el argumento de encontrarse supuestamente pendiente de resolución este
recurso. En ese sentido las SSCC 998/2002-R, 621/2003-R, entre otras.

III.5.Si bien el Fiscal y el Juez co-recurridos se limitaron en principio a solicitar la


expropiación de un inmueble para la cárcel pública, sin hacer especificación alguna,
sin embargo, de los antecedentes que constan en obrados se puede establecer que
dichos funcionarios influyeron oficiosamente en el trámite expropiatorio, pues el
primero de los nombrados solicitó informe sobre este trámite mediante requerimiento,
sin justificar tal petitorio, más aún si en el indicado trámite no tenía participación
alguna. El Juez, entre tanto, hizo conocer de manera insistente su criterio a favor de la
pretendida expropiación del inmueble del recurrente, saliéndose de sus atribuciones
propias de una autoridad jurisdiccional, en un asunto ajeno a su competencia. De este
modo, los indicados funcionarios asumieron actos ilegales contrarios al derecho de
propiedad del recurrente, si se considera que por la autoridad de que estaban
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 198

investidos su intervención fue determinante para lograr una expropiación no sujeta a


lo preceptuado por el art. 22 de la CPE

EXPROPIACION

PUEDE TOMARSE POSESIÓN DEL INMUEBLE A EXPROPIARSE


ANTES DE PAGAR EL JUSTIPRECIO, SI EL PROPIETARIO LO
HA CONSENTIDO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1098/2004-R Sucre, 14 de julio de 2004 El


recurrente, solicita tutela a su derecho a la seguridad jurídica y a la propiedad privada,
consagrados en las normas previstas por los arts. 7 incs. a) e i) y 22 de la
Constitución, denunciando que fueron vulnerados por la Prefectura de Cochabamba,
que sin haber concluido con los trámites de la expropiación, y sobre todo sin cancelar
la indemnización en forma previa, como mandan las normas previstas en el art. 22.II
de la CPE, ha procedido a la posesión de sus terrenos. En consecuencia, en revisión de
la resolución del Tribunal de amparo, corresponde dilucidar si tales extremos son
evidentes y si constituyen un acto ilegal lesivo de alguno de los derechos
fundamentales del recurrente; a fin de otorgar o negar la tutela solicitada.

III.1.Antes de ingresar al fondo del problema planteado, es necesario establecer que la


expropiación es un instituto jurídico reconocido por la norma prevista por el art. 22.II
de la Constitución, que prescribe: "La expropiación se impone por causa de utilidad
pública o cuando la propiedad no cumple una función social, calificada conforme a
ley y previa indemnización justa", dicha norma constitucional está desarrollada por la
Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública (LE), de 30 de diciembre de 1884,
la que en su art. 1° establece los requisitos y condiciones disponiendo lo siguiente:
"Siendo inviolable el derecho de propiedad, no se puede obligar a ningún particular,
corporación o establecimiento de cualquier especie, a que ceda o enajene lo que sea de
su propiedad para obras de interés público, sin que precedan los requisitos siguientes:
1º. Declaración solemne de que la obra proyectada es de utilidad pública, y permiso
competente para ejecutarla; 2º. Declaración de que es indispensable que se ceda o
enajene el todo o una parte de la propiedad para ejecutar la obra de utilidad pública;
3º. Justiprecio de lo que haya de cederse o enajenarse; 4º. Pago del precio de la
indemnización.";
199 José Luis Paredes Oblitas

Las normas previstas por el art. 4 de la LE imponen, a la entidad expropiante, la


obligación de sustanciar un procedimiento instructivo en el que oirá a los interesados,
y decidirá sobre la necesidad de la expropiación; de otro lado, según dispone el art. 5
de la citada Ley, si en ese procedimiento instructivo se produce disconformidad del
propietario el expediente será enviado al gobierno, para que sea el que dicte la
resolución final.

Por previsión del art. 7 de la mencionada Ley, concluida la primera etapa descrita,
debe practicarse el justiprecio de la propiedad, a cuyo efecto cada parte (propietario y
entidad expropiante) nombra su perito o entre ambas a un tercero en caso de discordia,
el cual de no haber acuerdo será nombrado por el Juez de Partido, pudiendo ser
recusado hasta dos veces por los interesados; en caso de existir solo un perito que
provoque disconformidad en el monto al propietario, éste puede también reclamar
ante la propia prefectura, de acuerdo con lo previsto por el art. 21 de la citada ley, en
un procedimiento administrativo.

De lo referido precedentemente se concluye que la expropiación de una propiedad


privada es sometida a un procedimiento administrativo que se inicia con la
declaración de necesidad y utilidad pública y concluye con el justiprecio de la
propiedad y el pago de la indemnización prevista por el art. 22 de la Constitución.

III.2.En el caso que motiva el presente recurso, de los antecedentes que cursan en el
expediente se constata que el Estado boliviano, mediante DS 14544 de 26 de abril de
1977, ha declarado de necesidad y utilidad pública la expropiación de la extensión
superficial de 6.400 hectáreas en la región de Santivañez, provincia Capinota del
Departamento de Cochabamba, destinadas a la implementación de un Parque
Industrial en el mencionado Departamento, debiendo determinarse las áreas
susceptibles de esta disposición a la localización del Parque Industrial, labor
encargada a la disuelta Corporación Regional de Desarrollo de Cochabamba
(CORDECO), cuyas atribuciones y responsabilidades en obras y proyectos, por
mandato de las normas previstas por el art. 24 de la Ley de Descentralización
Administrativa, pasaron a ser responsabilidad de la Prefectura de Cochabamba.

Dentro de dicha declaración de necesidad y utilidad pública han sido afectados los
terrenos que adquirió el recurrente el 20 de junio de 2002, así consta de los
documentos internos de la Prefectura cursantes en el expediente. Al tener
conocimiento de dicha situación, el recurrente se apersonó ante la Prefectura, hoy
recurrida, y propuso la suscripción de un contrato expresado en un documento
privado, cuyas firmas y rúbricas fueron debidamente reconocidas (fs. 92 a 94); en
dicho contrato, el recurrente hizo un expreso reconocimiento y respeto del uso
industrial de los terrenos, así como la constitución de servidumbre voluntaria por
utilidad pública de los servicios públicos, finalmente expresó su voluntad de
someterse a la expropiación; dicha manifestación expresa, según refiere el propio
recurrente, se constituyó en un permiso expreso de su parte para que la Prefectura
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 200

realice trabajos como movimientos de tierra, instalación de alcantarillados, desagüe


pluvial e instalaciones eléctricas. El referido contrato, sometido a consideración del
Consejo Departamental por el Prefecto del Departamento, conforme a las normas
previstas en la Ley de Descentralización Administrativa, fue rechazado mediante
Resolución 160/2003 de 29 de septiembre de 2003 (fs. 47 a 51), con el argumento de
que no se debía firmar ningún contrato que provoque gastos insulsos a la institución
prefectural, encontrándose en trámite un proceso de expropiación; por lo que la
mencionada Resolución dispuso se culmine el proceso, debiendo incluirse en el
presupuesto de la gestión 2004 los recursos para efectuar el pago del justo precio de la
propiedad expropiada.

III.3.El recurrente denuncia como actos ilegales e indebidos el que la Prefectura del
Departamento de Cochabamba habría tomado posesión de sus terrenos, cuya
expropiación fue declarada de necesidad y utilidad pública, y realizado trabajos sin
haber pagado el justo precio, lo que en su criterio vulnera sus derechos a la seguridad
jurídica y a la propiedad privada, por ello solicita se le otorgue tutela disponiendo la
conclusión del trámite de expropiación y cancelación del justo precio en el plazo de
15 días. Para dilucidar la problemática planteada corresponde expresar las siguientes
consideraciones de orden jurídico - constitucional:

III.3.1. Con relación a los supuestos actos ilegales e indebidos en que habría incurrido
la Prefectura del Departamento de Cochabamba, al haber tomado posesión de los
terrenos y realizado trabajos sin haber pagado el justo precio, cabe señalar lo
siguiente: a) el recurrente no ha demostrado que la autoridad recurrida hubiese
tomado posesión de su propiedad privada por vías y acciones de hecho; b) según
acredita el documento cursante de fs. 92 a 94 del expediente, fue el propio recurrente
que de manera libre y expresa constituyó servidumbre voluntaria sobre sus terrenos
declarados de necesidad y utilidad pública para la expropiación; por lo mismo fue él
quien otorgó autorización para que la Prefectura recurrida pueda realizar los trabajos
que hoy denuncia como ilegales y arbitrarios. En efecto, en la cláusula Segunda de la
Minuta suscrita por el recurrente, éste declara expresamente lo siguiente: "Al presente
en condición de propietario, con legítimo derecho antes citado, de libre y espontánea
voluntad, reconozco en forma expresa respeto absoluto del uso industrial de los
terrenos ubicados en el Parque Industrial Santivañez y la constitución de servidumbre
voluntaria por utilidad pública de los servicios públicos, -destinado a la constitución
de servidumbres de paso, para la construcción de vías públicas de circulación
vehicular y peatonal, tendido de red eléctrica, agua potable, gas, alcantarilla y otros
servicios, en la forma y proporción que se hallen emplazados y descritos en los
respectivos planos de viabilidad-, a favor de la Prefectura de Cochabamba,
permitiendo el ingreso de personal, maquinarias y todos los trabajos necesarios para
realizar el establecimiento de las servidumbres y/o dar por bien ejecutado los trabajos
ya efectuados en los mencionados terrenos en las áreas señaladas" (las negrillas son
nuestras). Aunque debe advertirse que dicho convenio de constitución de servidumbre
201 José Luis Paredes Oblitas

no se perfeccionó por haber sido rechazado por el Consejo Departamental; y c)


finalmente, no se ha demostrado que la autoridad recurrida hubiese recibido de parte
del recurrente una notificación expresa en sentido de que, habiéndose rechazado el
convenio, quedaba sin efecto la autorización de servidumbre y realización de trabajos
que fue concedida a la Prefectura, para que ésta disponga la suspensión de los
trabajos.

La autorización expresa otorgada mediante el documento de 29 de julio de 2003, ha


sido reconocida por el recurrente en el mismo memorial del recurso. De lo que se
concluye que el ingreso al terreno y la realización de los trabajos, por parte de la
Prefectura del Departamento de Cochabamba, fue ejecutado con el consentimiento
libre y expreso del recurrente.

En consecuencia, si bien es cierto que la jurisprudencia constitucional establecida por


este Tribunal, señala que la entidad pública que proceda a la expropiación de una
propiedad privada no puede tomar posesión ni ocupación de dichos bienes sino
efectúa previamente el pago del justo precio, no es menos cierto que en el caso que
motiva el presente recurso hubo un consentimiento libre y expreso de parte del
propietario de los terrenos, hoy recurrente; por lo tanto, no puede calificarse la acción
de la Prefectura recurrida como ilegal o indebida; lo cual hace improcedente el
presente amparo constitucional e inviable la concesión de la tutela solicitada; ello en
aplicación de la norma prevista por el art. 96.2 de la Ley del Tribunal Constitucional
(LTC), así como la jurisprudencia establecida en la SC 795/2004-R, de 21 de mayo,
en la que este Tribunal ha sostenido lo siguiente: "(...) La Ley del Tribunal
Constitucional, ha enunciado ciertas causales de improcedencia, entre las que se
encuentra el consentimiento libre y expreso del acto ilegal u omisión indebida
supuestamente lesivo de derechos y garantías fundamentales. En este orden, implica
que el legislador ha considerado que al ser el consentimiento una expresión de la libre
voluntad, no existe causa para dar curso a la tutela cuando se advierte este supuesto en
los hechos denunciados, de modo que resulta lógico jurídicamente razonar negándose
la tutela, en sentido de que el acto aún se considere lesivo, si ha sido admitido y
consentido por el interesado en un primer momento, aún cuando después lo denuncie
y pretenda la protección, pues este Tribunal no puede estar a disposición de la
indeterminación de ninguna persona, dado que ello sería provocar una incertidumbre
en los actos jurídicos, que conforme al ordenamiento jurídico sustantivo como
procesal tienen sus efectos inmediatos, los mismos que no pueden estar sujetos a los
caprichos y ambivalencias de ninguna de las partes intervinientes, por lógica
consecuencia no pueden estas actitudes ser motivo de concesión de tutela alguna."

III.3.2. Con relación a la conclusión del proceso de expropiación y la cancelación del


justo precio en el plazo de 15 días, cabe señalar que de los antecedentes que cursan en
el expediente se constata que el proceso de expropiación se encuentra en curso; pues
se ha cumplido con la fase de declarar la necesidad y utilidad pública, así como con la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 202

comparecencia del propietario de los terrenos a expropiarse, quien acreditó su derecho


propietario, conforme se tiene ya referido precedentemente; la prefectura incluyó en
su presupuesto de la gestión 2004 una partida destinada al pago por la expropiación, si
bien dicha partida no fue aprobada mediante la Ley Financial que aprobó el
Presupuesto General de la Nación de la gestión 2004, cursan en el expediente
documentos que acreditan las gestiones realizadas por la Prefectura para superar dicha
emergencia en el primer semestre de la gestión 2004, así acredita la documental
presentada por la autoridad recurrida que cursa de fs. 72 a 73. De otro lado, el proceso
se encuentra en la fase de determinación del precio de los terrenos a expropiarse; ello
conforme a lo previsto por la Ley, así como la Resolución 160/2003 del Consejo
Departamental, que el recurrente pide sea cumplida; pues Artículo Tercero de dicha
Resolución dispone que "para la valoración se considere el valor catastral y el valor
pericial que asigne un avaluador habilitado por la Superintendencia de Bancos e
Instituciones Financieras y el Departamento Técnico de la Unidad Requirente y otros
pertinentes" (sic), ello implica que la institución prefectural todavía no procedió a la
valoración del bien a expropiar, estando recién en la etapa de nombrar a su tasador,
ante lo cual el recurrente tiene derecho a nombrar el suyo, e incluso a un tercero que
defina el justo precio por sus terrenos, o en su caso impugnar administrativamente el
monto de la indemnización definido por el expropiante; empero, no existiendo
definición del monto de la indemnización, la institución recurrida no puede proceder a
su cancelación, por lo que no existiendo éste, la jurisdicción constitucional tampoco
puede ordenar, como pide el recurrente, su pago en un plazo perentorio de quince
días; porque además importa que el procedimiento de expropiación no está concluido
encontrándose en trámite.

De lo referido, se concluye que estando en trámite el procedimiento de expropiación,


lo que justifica el no haberse efectuado el pago extrañado, no existe vulneración al
derecho de propiedad privada ni a la seguridad jurídica, como invoca el recurrente;
empero, es recomendable que la Prefectura del Departamento de Cochabamba, hoy
recurrida, imprima la celeridad necesaria al trámite de expropiación para concluir el
mismo con el pago del justo precio de los terrenos objetos de expropiación, de manera
que el proceso concluya en un tiempo razonable.

Por los fundamentos expuestos, el presente amparo constitucional se hace


improcedente, por lo mismo no es viable conceder la tutela solicitada.

En consecuencia el Tribunal de amparo, al haber declarado procedente el recurso, no


ha dado correcta y estricta aplicación a las normas previstas por el art. 19 de la CPE.

EXPROPIACION

PROCEDIMIENTO DE LA EXPROPIACIÓN. EL GOBIERNO


MUNICIPAL NO TIENE COMPETENCIA PARA EXPROPIAR
203 José Luis Paredes Oblitas

INMUEBLES EN BENEFICIO DE OTRAS ENTIDADES, EN ESTE


CASO LA UNIVERSIDAD PUBLICA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0084/2004 Sucre, 2 de agosto de 2004 Los


recurrentes arguyen que la Ordenanza Municipal 417/2003 de 18 de diciembre, fue
emitida por el Concejo Municipal de Santa Cruz sin competencia, por cuanto no
puede expropiar a favor de un tercero, que es la UAGRM, disponiendo que ésta pague
la indemnización; que no se ha seguido el procedimiento expropiatorio legal y se ha
vulnerado el debido proceso, por lo que solicitan la nulidad de dicho instrumento.
Corresponde analizar si los recurridos tenían competencia para dictar la Resolución
objetada en la demanda.

III.1.Dada la naturaleza jurídica del recurso directo de nulidad se establece que es una
acción jurisdiccional de control de legalidad sobre los actos o resoluciones de las
autoridades públicas, cuya finalidad es la de declarar expresamente la nulidad de los
actos invasivos o usurpadores de las competencias delimitadas por la Constitución y
las leyes; vale decir, que es un medio jurisdiccional reparador (SC 108/2003).

El art. 79 de la LTC, que desarrolla los presupuestos jurídicos previstos por el art. 31
de la CPE, dispone expresamente que este recurso procede contra todo acto o
resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra los actos
de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la ley, no correspondiendo
examinar ningún otro aspecto que los indicados.

III.2.En primer término cabe estudiar si el recurso fue presentado dentro del término
que prevé el art. 81 de la LTC, dado que los recurridos aducen que la parte
demandante tenía conocimiento de la Ordenanza Municipal impugnada en ocasión de
plantear un amparo constitucional el 23 de diciembre de 2003 y que el recurso sería
extemporáneo.

Conforme al informe presentado, a requerimiento de la Comisión de Admisión de este


Tribunal, por el Concejal Presidente Andrés Gallardo Ibarra, mediante oficio
008/2004 de 13 de abril (fs. 43), la Ordenanza Municipal 417/2003 de 18 de
diciembre, fue publicada el viernes 13 de febrero de 2004 en el periódico "El Nuevo
Día", página A21. Por tanto, la referida fecha es la que debe tomarse en cuenta para el
inicio del cómputo del plazo dispuesto por el art. 81 de la LTC, por cuanto, como lo
sostuvo la SC 436/2004-R, "...es necesario recordar que por previsión expresa de los
arts. 20 y 21 LM, las Ordenanzas y Resoluciones son normas de cumplimiento
obligatorio a partir de su publicación; que las Ordenanzas en particular, previamente
deben ser remitidas al Ejecutivo Municipal a fin de que las promulgue o en su defecto,
haga conocer sus observaciones; consecuentemente, es un requisito inexcusable que
hace a la existencia y validez de la misma y en tanto no se cumpla con ella, no puede
afectar derechos propietarios definidos y menos, crear derechos expectaticios a favor
de terceros...", y en la especie, al momento de efectuarse la audiencia de amparo
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 204

constitucional que formularon los recurrentes contra el Concejo Municipal y Alcalde


de Santa Cruz impugnando la Resolución Municipal 176/2003 que ratificó la
paralización de obras de construcción de la Universidad "Franz Tamayo" en terrenos
de los actores, el Alcalde mediante su abogado, sostuvo no tener conocimiento del
instrumento ahora objetado, lo que demuestra incontrovertiblemente que a esa fecha
aún no fue remitida al Ejecutivo para su promulgación, y por ende, no era pública ni
obligatoria.

Entonces, el recurso directo de nulidad presentado el 29 de marzo de este año, se


encuentra dentro del plazo señalado por la norma contenida en el art. 81 de la LTC,
correspondiendo ingresar a su análisis de fondo.

III.3.Los arts. 7 inc. i) y 22 de la Ley Fundamental, garantizan la propiedad privada,


siempre que el uso que se haga de ella no sea perjudicial al interés colectivo. El art.
22.II de la CPE reconoce que la expropiación puede imponerse por causa de utilidad
pública o cuando la propiedad no cumple una función social, calificada conforme a
ley y previa indemnización justa. El procedimiento a seguirse para adoptar tal medida
se encuentra previsto en la Ley de expropiación de 30 de diciembre de 1884 y el pago
indemnizatorio al art. 11 del DL 14375 de 21 de enero de 1977.

En coherencia con la normativa citada, el Tribunal Constitucional, a través de la SC


1671/2003-R, de 21 de noviembre, seguida por su similar 591/2004-R, de 22 de abril,
ha reconocido que "...la expropiación es un instituto o procedimiento de derecho
público mediante el cual el Estado, por razones de necesidad y utilidad pública o
cuando la propiedad no cumple una función social, priva coactivamente a un
particular de la titularidad de un bien obligándolo a transferir del dominio privado al
dominio público la propiedad sobre el bien, previo cumplimiento de un procedimiento
específico y el consiguiente pago de una indemnización.

De lo referido se infiere que, si bien es cierto que, en el marco de la nueva concepción


sobre los alcances de los derechos fundamentales, el Constituyente ha determinado
una limitación al ejercicio del derecho a la propiedad privada, que se opera a través de
la expropiación, no es menos cierto que, para la aplicación de esa limitación, ha
establecido garantías a favor del titular del derecho limitado, las que se pueden
resumir en lo siguiente: a) la expropiación sólo se realizará previa declaración
solemne de la necesidad y utilidad pública, determinada por autoridad competente; b)
el procedimiento se someterá a las disposiciones legales previamente establecidas; y
c) la cesión del derecho propietario, así como la ocupación pública del bien
expropiado, sólo se materializará previo pago de la justa indemnización".

La Ley de Expropiación de 1884, en su art. 2 determina que se entiende por obras de


utilidad pública las que tienen por objeto directo proporcionar al Estado en general, a
uno o más departamentos, provincias o cantones, cualesquiera usos o disfrutes de
beneficio común, bien sean ejecutadas por cuenta del Estado, de los departamentos,
205 José Luis Paredes Oblitas

provincias o cantones, bien por compañías o empresas particulares autorizadas


competentemente. El art. 4 de esta Ley dispone que la declaración que una obra es de
utilidad pública, y el permiso para emprenderla, serán objeto de una ley o de las
respectivas ordenanzas municipales, siempre que para ejecutarla haya que imponer
una contribución que grave a una o más circunscripciones. Los demás casos serán
objeto de un decreto del poder ejecutivo, debiendo preceder a su expedición los
requisitos allí indicados.

Por su parte, la Ley de Municipalidades, en su Título V referido a Patrimonio, Bienes


Municipales y Régimen Financiero, contempla en el Capítulo VII (Expropiaciones), el
art. 122 que dispone:

I.Los Gobiernos Municipales están facultados para ejercer el derecho de expropiación


de bienes privados mediante Ordenanza Municipal, dentro del ámbito de su
jurisdicción, con sujeción a la Constitución Política del Estado y a lo establecido por
la presente Ley. II.Las expropiaciones requieren de previa declaratoria de necesidad y
utilidad pública previo pago de indemnización justa, mediante Ordenanza Municipal
aprobada por dos tercios. En esta Ordenanza deberá especificarse con precisión el fin
a que habrá de aplicarse el bien expropiado de acuerdo con los planes, proyectos y
programas debidamente aprobados con anterioridad a la expropiación. Una vez
concluido el trámite de expropiación, el Alcalde Municipal deberá informar al
Concejo Municipal".

De acuerdo al art. 123, el monto de la indemnización o justiprecio por expropiación


de bienes inmuebles urbanos, será el valor acordado entre partes o, en su caso,
establecido por la autoridad competente, previo avalúo pericial. Las expropiaciones en
el área rural requeridas por el Gobierno Municipal, para obras de Interés Social y
Servicios Públicos, se regirán por Ley 1715 de 18 de octubre de 1996 (Ley del
servicio Nacional de Reforma Agraria). En ningún caso se aplicará la compensación
con otros inmuebles de propiedad pública municipal. El parágrafo IV de esta
disposición establece que el valor de todas las expropiaciones dispuestas por el
Concejo deberá incluirse en el presupuesto municipal de la gestión correspondiente,
como gasto de inversión.

En los casos de resistencia o inconcurrencia del propietario del bien expropiado al


emplazamiento para la suscripción de la minuta o escritura pública de transferencia
forzosa, determina el art. 124, el Juez de Partido de turno en lo Civil la suscribirá a
nombre del propietario renuente, previo trámite en la vía voluntaria.

Según el art. 125, en caso de no efectivizarse la Ordenanza Municipal que declaró la


necesidad y utilidad pública, para la expropiación, en un plazo no mayor a dos (2)
años desde su publicación, dicha Ordenanza perderá vigencia y la venta forzosa
quedará sin efecto.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 206

III.4 La Ley 1108 de 22 de septiembre de 1989 declaró de prioridad nacional el


proyecto de creación de la Ciudad Universitaria "Gabriel René Moreno" en toda el
área de sus terrenos señalados por oficinas del Plan Regulador, comprendidas en la
UV 32 del plano de Santa Cruz, cuyos límites son: al norte con la Av. Busch, al sud,
Av. Universidad; al este, Av. "26 de Febrero", y al Oeste con el Tercero Anillo de
Circunvalación, con una superficie de 589.346 m2 "adicionales a los terrenos del
Campus Universitario propios de su pertenencia". El artículo segundo de esta Ley
autorizó la contratación y financiamiento nacional o extranjero a la UAGRM, con
garantía del Estado por intermedio del Banco Central de Bolivia, con destino a la obra
y construcción de la Ciudad Universitaria.

III.5.Conforme se tiene constatado, el Concejo Municipal de Santa Cruz emitió la OM


010/93 de 12 de enero de 1993, en la que declaró de necesidad y utilidad pública y
consiguiente expropiación, las mejoras, adaptaciones, reconstrucciones y lotes
adheridos o superpuestos a los terrenos de la UAGRM comprendidos en la Ley 1108,
y dispuso que la Universidad organice el proceso legal para el pago de la justa
indemnización.

La OM 101/95 de 21 de diciembre de 1995 aprobó la apertura de vía vehicular y


cambió de uso de suelo a vivienda del sector del Barrio "3 de Mayo", dejando sin
efecto la expropiación del sector que fue determinada por OM 10/93. Nótese que la
OM 101/95 fue emitida en virtud de las solicitudes tanto de la UAGRM, como de los
vecinos del barrio "3 de Mayo" que a esa fecha ya tenían consolidadas sus viviendas
en ese sector, y que si bien se dejó sin efecto la OM 10/93, fue exclusivamente en
relación a los vecinos asentados con viviendas en el lugar "desde hace años". De
manera que lo descrito no tiene mayor relevancia en el asunto de fondo ahora
estudiado.

En 18 de diciembre de 2003, el Concejo Municipal de Santa Cruz dictó la OM


417/2003, por la que "ratificó" la declaratoria de necesidad y utilidad pública, dispuso
la expropiación del terreno comprendido en la manzana P1, de la UV 32 de Santa
Cruz, en una extensión de 3.258,175 m2 de propiedad de los esposos hoy
demandantes, o de quienes acrediten mejor derecho propietario, a favor de la
UAGRM, y declaró que el justiprecio del terreno, a ser determinado conforme a ley,
será pagado por dicha Universidad.

En primer término, se evidencia que el Concejo Municipal, en lugar de "ratificar" lo


señalado en la OM 10/93, debió declarar la necesidad y utilidad pública por cuanto
conforme al art. 125 de la LM, como no se efectivizó aquella Ordenanza, que declaró
la necesidad y utilidad pública en 1993, y transcurridos más de dos años desde su
publicación, dicha Ordenanza perdió vigencia y la venta forzosa quedó sin efecto.

A más de ello, en el marco normativo establecido por la Ley de Expropiación de


1884, y por la propia Ley de Municipalidades, los hoy denominados Gobiernos
207 José Luis Paredes Oblitas

Municipales pueden disponer la expropiación de bienes particulares, siempre que: se


precise el fin a que habrá de aplicarse el bien expropiado de acuerdo con los planes,
proyectos y programas aprobados con anterioridad a la expropiación, el valor de la
expropiación sea incluido en el presupuesto municipal de la gestión correspondiente
como gasto de inversión, y, según el art. 4 de Ley de 1884, la declaración de que una
obra es de utilidad pública, y el permiso para emprenderla, serán objeto de una ley o
de las respectivas ordenanzas municipales, siempre que para ejecutarla haya que
imponer una contribución que grave a una o más circunscripciones. Los demás casos
serán objeto de un decreto del poder ejecutivo.

En el caso estudiado, se trata de una expropiación realizada a favor de un tercero, no a


nombre propio por la Alcaldía Municipal de Santa Cruz, sino para la UAGRM,
entidad de educación superior que no depende del Gobierno Municipal en ningún
sentido ni en ámbito alguno; además, la indemnización a pagarse no figura en el
presupuesto de la Alcaldía, sino que se ha determinado que la misma será cancelada
por la Universidad, en mérito de tales aspectos, se concluye que el Concejo Municipal
de Santa Cruz ha actuado sin competencia al expropiar terrenos de particulares a favor
de una entidad diferente a la Municipalidad, y al disponer que el pago de dicha
expropiación la realizará tal institución, es decir, la Universidad Autónoma Gabriel
René Moreno, la cual en todo caso tiene la potestad de solicitar a la instancia
legalmente competente, gestione la emisión del instrumento jurídico idóneo para que
se efectivice la expropiación que ahora se ha realizado en contra de las normas que
rigen la materia.

Consecuentemente, deberá declararse la nulidad de la Ordenanza Municipal


impugnada por haber sido emitida por el Concejo Municipal de Santa Cruz, sin
competencia legal al efecto.

III.6.El recurso directo de nulidad ha sido instituido exclusivamente para definir si un


acto o resolución han sido realizados o pronunciados sin competencia que emane de la
ley, o con usurpación de funciones, de modo que cualesquier otras alegaciones de la
parte recurrente, deben ser expuestas a través de otras vías y medios, tal como la
vulneración del debido proceso acusada por los actores en el caso de autos.

FOTOCOPIAS LEGALIZADAS

LA AUTORIDAD ADMINISTRATIVA, (EN ESTE CASO


UNIVERSITARIA), NO PUEDE NEGAR FOTOCOPIAS
LEGALIZADAS DE UN PROCESO, CUANDO QUIEN LAS PIEDE
ES PARTE EN EL MISMO. Y NO PUEDE REMITIR A LA PARTE A
QUE PRESENTE ORDEN JUDICIAL PARA SU LOGRO.

AUTO CONSTITUCIONAL 0056/2004-ECA Sucre, 16 de julio de 2004 En dicho


proceso intervinieron a su turno todos los recurridos incluso el ahora impetrante,
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 208

cuando la recurrente por memorial de 4 de agosto de 2003 solicitó al Rector de la


Universidad (co-recurrido) se le franqueen fotocopias legalizadas de todas las piezas
correspondientes al sumario en su contra, haciendo constar expresamente que se
encontraban en el despacho del Departamento Legal, petitorio que remitido a dicho
departamento, el mencionado impetrante elevó un informe "recomendando" y
"sugiriendo" que la solicitud sea realizada mediante "orden judicial", citando para ello
normas impertinentes, como las de la Ley del Procedimiento Administrativo, que no
prevén tal situación ya que los documentos solicitados por la actora bajo ningún
motivo podían considerarse como documentación reservada o limitada en su acceso,
puesto que para ello, conforme señala el propio artículo citado, se requiere disposición
legal expresa o determinación de autoridad administrativa competente, extremos no
acreditados en el informe, máxime si la solicitante era la procesada y como tal le
asistía el derecho irrestricto de acceso a los documentos que formaban parte del
expediente de su proceso, habiéndose vulnerado así su derecho a la defensa, por cuyo
motivo quedó comprendido también dentro los alcances de la SC 0291/2004-R.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

FUNCIONARIOS PROVISORIOS Y FUNCIONARIOS DE


CARRERA

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0281/2003 - R Sucre, 11 de marzo de 2003 Que,


el recurrente solicita tutela a su derecho al trabajo consagrado por el art. 7-d) CPE,
denunciando que el mismo ha sido vulnerado por el recurrido al haberlo destituido de
su cargo por no ser militante de su partido político sin considerar que es funcionario
público con más de 5 años de antigüedad y que goza de los derechos y garantías
reconocidos en dicha calidad. En consecuencia, corresponde dilucidar si los hechos
denunciados son evidentes y si constituyen un acto ilegal lesivo de los derechos
fundamentales referidos, a fin de otorgar o negar la tutela solicitada.

III.1 Que, de acuerdo al art. 36 del Reglamento del Estatuto del Funcionario Público
contenido en el DS 25749 se tiene que todos : "Los funcionarios incorporados a las
entidades públicas hasta la vigencia de la Ley Nº 2027 sin proceso de convocatorias
públicas competitivas y evaluación de méritos, tendrán el carácter de funcionarios
públicos provisorios. Por consiguiente, dichos funcionarios no serán acreedores a los
derechos contenidos en el numeral II del art. 7 de la mencionada Ley…".

Que, el art. 5 de la Ley 2104 modificatoria del Estatuto del Funcionario Público,
dispone que este cuerpo legal, ingresará en vigencia plena noventa días después de la
posesión del Superintendente de Servicio Civil, el mismo que fue posesionado, en el
cargo el 20 de marzo de 2001, de modo que realizado el cómputo, se tiene que
Estatuto ingresó en vigencia plena el 20 de junio de 2001.
209 José Luis Paredes Oblitas

III.2 Que, en el presente caso, si bien el recurrente demuestra haber prestado sus
servicios en relación de dependencia en una entidad estatal como es el Servicio
Departamental de Salud (SEDES) e ingresado a la misma antes de la vigencia del
Estatuto del Funcionario Público, no es menos cierto que no ha demostrado ser un
funcionario de carrera, calidad que es la que se debe acreditar para exigir las garantías
previstas en el art. 7.II EFP, pues aún tomando en consideración la fecha señalada por
él (mayo de 1997) y que hubiese trabajado en forma ininterrumpida en el SEDES, su
antigüedad no alcanza a los cinco años exigidos por el art. 70.I.a) EFP, lo cual si bien
le da la calidad de funcionario público lo hace en la categoría de provisorio y no de
carrera, y por ello no puede exigir gozar del derecho a la estabilidad laboral prevista
solo para los funcionarios de carrera de acuerdo al art. 7.II.a) EFP, como tampoco
puede ser sometido a proceso previo, dado que éste es un derecho que no está previsto
para los funcionarios públicos provisorios sino únicamente para los de carrera
conforme disponen los arts. 40 y 41 EFP.

Que, ese sentido también se han resuelto otras problemáticas similares, entre ellas la
que fuera declarada improcedente por SC 420/2002-R, de 15 de abril, que dice:

".. el recurrente no ha acreditado haber sido incorporado al cargo mediante proceso de


convocatoria pública competitiva y evaluación de méritos, pues su Memorando de
designación expresa que fue por disposición superior por una parte, por otra, él se
considera como "funcionario de libre nombramiento"; empero, habiendo sido
incorporado a la función pública antes de la vigencia plena del Estatuto del
Funcionario Público, debe ser considerado como funcionario público provisorio, de
acuerdo a lo dispuesto por el art. 36 del Decreto Supremo Nº 25749, por lo que no
puede estar comprendido ni gozar de los derechos inherentes a los funcionarios de
carrera, entre los cuales se goza de la estabilidad laboral prevista en el art. 7-II inc. a)
del Estatuto del Funcionario Público, como tampoco le es aplicable el retiro por la vía
de la destitución, previo proceso disciplinario, pues éste es también un derecho
exclusivo de los funcionarios incorporados a la carrera administrativa, según
determina el art. 41 de dicho Estatuto, así ya se estableció en similar problemática
resuelta mediante la Sentencia Constitucional Nº 51/2002 de 18 de enero de 2002."

Que con el mismo razonamiento también se negó la tutela mediante la SC 1229/2002-


R de 14 de octubre que refiriéndose a un caso como el planteado también se dijo:

".. al haberse concluido que la recurrente es una funcionaria provisoria municipal, su


destitución no vulnera el derecho al proceso previo que le asiste a los funcionarios de
carrera, de modo que el recurrido al haberle comunicado que se prescindiría de sus
servicios como Contadora de la Alcaldía a su cargo, no ha cometido ningún acto ilegal
restrictivo del derecho al trabajo."

".. en todo caso y si la recurrente considera ser funcionaria de carrera -que no ha


demostrado-, antes de haber acudido al Amparo, debía haber agotado todas las
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 210

instancias administrativas a través de los recursos correspondientes. De igual forma


aún no teniendo dicha categoría, debió pedir reconsideración del memorando ante el
mismo recurrido, pero no pretender suplir dichos medios a través del Recurso
planteado, que por naturaleza, es subsidiario."

Que en el caso planteado, el recurrente debió agotar todas las vías que tenía a su
alcance para formular su reclamo antes de plantear el Amparo, pues de acuerdo al art.
2 del DS 25233 de 27 de noviembre de 1998, el SEDES depende linealmente del
Prefecto del Departamento y funcionalmente del Director de Desarrollo Social de la
respectiva Prefectura, instancias a las cuales no ha acudido el recurrente, pues no ha
acreditado haber presentado reclamo por escrito ante los titulares de dichas entidades,
de modo que también por esa razón cabe declarar la improcedencia aplicando el
principio de subsidiariedad.

Que, en consecuencia el Tribunal del Recurso, al haber declarado procedente el


amparo constitucional no ha dado correcta y estricta aplicación al art. 19 CPE.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

FUNCIONARIO DE CARRERA Y FUNCIOARIO DE LIBRE


NOMBRAMIENTO EN EL GOBIERNO MUNICIPAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0695/2003- R Sucre, 21 de mayo de 2003 Que la


recurrente solicita tutela a su derecho al trabajo, consagrado en el art. 7-d) CPE,
denunciando que ha sido vulnerado por la recurrida, puesto que pese a estar vigente
un contrato que se cumple el 31 de enero de 2003, le ha agradecido sus servicios sin
someterla a proceso alguno. En consecuencia, en revisión de la resolución del
Tribunal de amparo, corresponde dilucidar si tales extremos son evidentes y si
constituyen un acto ilegal lesivo del derecho fundamental referido, a fin de otorgar o
negar la tutela solicitada.

III.1 Que, con carácter previo a resolver la problemática planteada, se hace ineludible
señalar que la recurrente no puede invocar la aplicación de la Ley General del
Trabajo, no sólo porque en el mismo contrato de servicios que suscribió se acordó su
inaplicabilidad, sino porque es la Ley de Municipalidades la que rige las categorías de
servidores públicos municipales, cuyas normas regulan la forma de ingreso a prestar
servicios en los Municipios, así como su permanencia y el retiro.

III.2 Que, hecha esa precisión respecto a la inaplicabilidad de la Ley General del
Trabajo para resolver la problemática planteada, corresponde definir la normativa que
es aplicable al caso de la recurrente, para lo que debe definirse también qué clase de
funcionaria es.
211 José Luis Paredes Oblitas

Con relación a que pudiera estar sujeta a las disposiciones de los funcionarios de
carrera administrativa municipal, no existe posibilidad alguna, puesto que no ha sido
contratada con anterioridad a la vigencia de la Ley Nº 2028 de Municipalidades ni
posterior a ella, mediante los procesos de reclutamiento a través de convocatorias
externas o internas. En consecuencia, la recurrente no puede ser catalogada como
funcionaria municipal de carrera, puesto que la Ley de Municipalidades, puesta en
vigencia el 28 de octubre de 1999, en la norma prevista por el art. 64, refiriéndose a
las formas de reclutamiento y selección de personal, en su parágrafo I establece
expresamente lo siguiente: "Los procesos de reclutamiento de personal en los
Gobiernos Municipales están fundados en los principios de mérito, competencia y
transparencia…"; de igual forma en el parágrafo II prevé que: "Los procesos de
reclutamiento de personal deberán ser realizados mediante convocatorias externas y
convocatorias internas". Finalmente, el mismo artículo en su parágrafo III estipula que
la selección de los funcionarios y consecuente ingreso a la carrera administrativa
municipal, se efectuará en aplicación de las normas establecidas por el Sistema de
Administración de Personal. De otro lado, al margen de dichas disposiciones de
reclutamiento y selección, la norma prevista por el art. 59 de la citada Ley, dispone
que a partir de su promulgación, el personal que se incorpore a los Gobiernos
Municipales será considerado en las categorías siguientes:

1. Los servidores públicos municipales sujetos a las previsiones de la Carrera


Administrativa Municipal descrita en la presente Ley y las disposiciones que rigen los
funcionarios públicos;"

2. Los funcionarios designados y de libre nombramiento que comprenden al


personal compuesto por los oficiales mayores y los oficiales asesores del Gobierno
Municipal...".

3. Las personas contratadas en las empresas municipales públicas o mixtas (..)


éstas se encuentran sujetas a la Ley General del Trabajo.

En definitiva, en el marco de las normas referidas precedentemente, la recurrente no


puede ser considerada como funcionaria municipal de carrera.

III.3 Que, descartada la posibilidad de que la recurrente sea considerada como


funcionaria municipal de carrera, por no encontrarse en ninguna de las categorías
reconocidas por la Ley de Municipalidades, este Tribunal considera que está sujeta a
las previsiones del art. 59 inc. a) de las Normas Básicas del Sistema de
Administración de Personal, disposición legal que expresamente dispone que los
funcionarios públicos que -a la fecha de su vigencia- desempeñan sus funciones en
puestos correspondientes a la carrera administrativa y cuya situación no se encuentre
comprendida en el art. 57 -se refiere a los funcionarios de carrera- de las presentes
Normas Básicas, serán considerados funcionarios provisorios.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 212

Que de la lectura de dicha norma legal, se colige de manera clara que el servicio que
presta la recurrente en la Alcaldía a cargo de la recurrida, es de carácter provisorio, es
decir, la recurrente es funcionaria provisoria, por lo mismo es de libre remoción, de
manera que al haber prescindido de sus servicios, la recurrida no ha lesionado el
derecho fundamental invocado por la recurrente, ya que dada la forma en que fue
incorporada no se le constituyó derecho alguno de estabilidad, el que sólo está
reconocido a los funcionarios de carrera, condición que es evidente no tiene la
recurrente.

Que por lo expuesto, no corresponde otorgar la tutela solicitada, dado que no existe
vulneración a ningún derecho fundamental de la recurrente, ya que no ha demostrado
ser servidora municipal de carrera.

Que, en consecuencia el Tribunal del Recurso, al haber declarado improcedente el


amparo ha dado correcta aplicación al art. 19 CPE.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

ES CONTRA LA LEY DESPEDIR A UN FUNCIONARIO PUBLICO


DE CARRERA SIN PROCESO PREVIO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0706/2003-R Sucre, 28 de mayo de 2003 En el


presente amparo la recurrente arguye que se ha vulnerado su derecho al trabajo al
haber sido destituida de su cargo, sin considerar que éste fue institucionalizado, pues
obtuvo el mayor puntaje en el concurso de méritos y examen de competencia
convocado para regularizar los diversos cargos del SEDES. En ese sentido,
corresponde, en revisión, analizar si en la especie se debe otorgar la tutela solicitada.

III.1. Como se tiene evidenciado, mediante convocatoria interna (denominada de


regularización) a concurso de méritos y examen de competencia la recurrente fue
ratificada en el cargo de Médica M/T que desempeñaba desde 1997, con el ítem 7900,
o sea que se sometió al proceso de institucionalización establecido por RM 155 de 27
de marzo de 2002, razón por la que, conforme al art. 7-2) del Estatuto del Médico
Empleado, aprobado por Resolución Ministerial 0290 de 14 de julio de 1999, tiene
derecho a la inamovilidad en su centro de trabajo, no pudiendo ser destituida ni
removida, sin previo consentimiento o proceso que compruebe y justifique esa
medida. En ese sentido, el recurrido, al disponer la destitución de la actora, bajo el
argumento de "transformación del Gobierno Departamental", incurrió en un acto
ilegal y conculcó sus derechos al trabajo, a la seguridad jurídica, a la inamovilidad
funcionaria y la garantía del debido proceso, ya que debió observar que por su
condición de funcionaria pública se encuentra sometida a las normas de la Ley 1178,
Decreto Supremo Nº 23318-A, según las cuales debió instaurarles un proceso
administrativo interno si consideraba que existían causales para ello; caso contrario,
deberían permitir que continúen prestando sus funciones cotidianas; o, en caso de
213 José Luis Paredes Oblitas

existir ciertamente un "proceso de transformación del Gobierno Departamental" -


aducido en el memorando de retiro- tal proceso implica la supresión del ítem de la
recurrente, pues de acuerdo al art. 32 del DS 26115 de 16 de marzo de 2001 que
aprueba las Normas Básicas del Sistema de Administración de Personal, el retiro, que
es la terminación del vínculo laboral que une a la entidad con el servidor público,
podrá producirse, entre otras causales allí contempladas, por la supresión del puesto,
entendida como la eliminación de puestos de trabajo cuando éstos dejen de tener
vigencia como resultado de la modificación de competencias o restricciones
presupuestarias a la entidad, traducidos en los Sistemas de Programación de
Operaciones y Organización Administrativa, en cuyo caso se suprimirá también el
ítem correspondiente, dicha decisión (retiro de la entidad por supresión del puesto),
debe ser comunicada por escrito con una anticipación mínima de treinta días
calendario, además que si el servidor público afectado cumpliera los requisitos de un
puesto vacante, será asignado al mismo previo cumplimiento de los procesos
establecidos en las mencionadas Normas. Entonces, al no existir causal para iniciar
proceso interno a la recurrente, ni haberse demostrado la supresión de su puesto de
trabajo ni del ítem correspondiente, el recurrido debió permitir que continúe prestando
sus funciones, ya que -precisamente- por tratarse de una servidora que ocupa
funciones en atención a haber ganado un concurso de méritos y un examen de
competencia, goza de inamovilidad funcionaria, con las salvedades y formalidades
anotadas.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

LA DIFERENCIA ENTRE FUNCIONARIOS DE CARRERA Y


FUNCIONARIOS DESIGNADOS O DE LIBRE NOMBRAMIENTO
NO ES INCONSTITUCIONAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0101/2003 Sucre, 27 de octubre de 2003 III.1El


recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad, como vía de control concreto,
correctivo o a posteriori de constitucionalidad, tiene por finalidad que este Tribunal,
verifique la compatibilidad o incompatibilidad de la disposición legal impugnada con
los principios, valores y normas de la Constitución, recurso que conforme a lo
establecido por el art. 59 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC) procede en los
procesos judiciales o administrativos cuya decisión dependa de la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de una ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial
aplicable a aquellos procesos. Consecuentemente, en la especie, corresponde
compulsar si el art. 59, numerales 1) y 2) LM es contrario a los arts. 7, incisos d) y j),
y 157 CPE.

III.2El art. 59 de la LM dispone lo siguiente:


Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 214

"Artículo 59.- (Servidores Públicos y otros Empleados). A partir de la promulgación


de la presente Ley, el personal que se incorpore a los Gobiernos Municipales será
considerado en las siguientes categorías:

1.Los servidores públicos municipales sujetos a las previsiones de la Carrera


Administrativa Municipal descrita en la presente Ley y las disposiciones que rigen
para los funcionarios públicos.

2.Los funcionarios designados y de libre nombramiento que comprenden al personal


compuesto por los oficiales mayores y oficiales asesores del Gobierno Municipal.
Dichas personas no se consideran funcionarios de carrera y no se encuentran sujetas a
la Ley General del Trabajo ni al Estatuto de Funcionario Público, de acuerdo con lo
previsto por el Artículo 43 de la Constitución Política del Estado". A su vez, el art. 7
CPE, al detallar los derechos fundamentales de la persona, señala: "d) A trabajar y a
dedicarse al comercio, la industria o a cualquier actividad lícita, en condiciones que
no perjudiquen al bien colectivo. "j) A una remuneración justa por su trabajo, que le
asegure para sí y su familia una existencia digna del ser humano. Por otra parte, el art.
157 CPE establece lo siguiente: "I. El trabajo y el capital gozan de la protección del
Estado. La Ley regulará sus relaciones, estableciendo normas sobre contratos
individuales y colectivos, salario mínimo, jornada máxima, trabajo de mujeres y
menores, descansos semanales y anuales remunerados, feriados, aguinaldos, primas u
otros sistemas de participación en las utilidades de la empresa, indemnización por
tiempo de servicios, desahucios, formación profesional y otros beneficios sociales y
de protección a los trabajadores. II.Corresponde al Estado crear condiciones que
garanticen para todos posibilidades de ocupación laboral, estabilidad en el trabajo y
remuneración justa".

III.3El art. 44 CPE dispone que "El Estatuto del Funcionario Público establecerá los
derechos y deberes de los funcionarios y empleados de la Administración y contendrá
las disposiciones que garanticen la carrera administrativa, así como la dignidad y
eficacia de la función pública".

La Ley de Administración y Control Gubernamentales (Ley 1178), en su art. 9,


establece que "el Sistema de Administración de Personal, en procura de la eficiencia
en la función pública, determinará los puestos de trabajo efectivamente necesarios, los
requisitos y mecanismos para promoverlos, implantará regímenes de evaluación y
retribución del trabajo, desarrollará las capacidades y aptitudes de los servidores y
establecerá los procedimientos para el retiro de los mismos".

A su vez, el art. 5 de la Ley 2027 (Estatuto del Funcionario Público) clasifica a los
servidores públicos en:

a)Funcionarios electos: son aquellos cuya función pública se origina en un proceso


eleccionario previsto por la CPE, y no están sujetos a las disposiciones de la Carrera
215 José Luis Paredes Oblitas

Administrativa ni a ese Estatuto. b)Funcionarios designados: son aquellos cuya


función pública emerge de un nombramiento a cargo público, conforme a la CPE,
funcionarios que tampoco están sujetos a la Carrera Administrativa ni a ese Estatuto.
c)Funcionarios de libre nombramiento: son aquellos que realizan funciones
administrativas de confianza y asesoramiento técnico especializado para los
funcionarios electos o designados, y tampoco están sujetos a las disposiciones
relativas a la Carrera Administrativa. d)Funcionarios de carrera: son aquellos que
forman parte de la administración pública, cuya incorporación y permanencia se
ajusta a las disposiciones de la carrera Administrativa. e)Funcionarios interinos: son
aquellos que, de manera provisional y por un plazo máximo e improrrogable de 90
días, ocupan cargos públicos previstos para la carrera administrativa, en tanto no sea
posible su desempeño por funcionarios de carrera.

Por otra parte, las Normas Básicas del Sistema de Administración de Personal,
aprobadas por DS 26115, de 16 de marzo de 2001, establecen lo siguiente:

1) En la clasificación de puestos en las instituciones públicas, los del primer y


segundo nivel jerárquico se encuentran en la categoría superior, figurando los
funcionarios electos y designados señalados en la Ley 2027. Luego, la categoría
ejecutiva, que comprende puestos cabeza de áreas y unidades organizacionales, está
compuesta por el tercer y cuarto nivel, encontrándose en ella los funcionarios de libre
nombramiento. Y en la categoría operativa, del quinto al octavo nivel, se encuentran
los funcionarios de carrera administrativa. Se determina, además, que los funcionarios
de libre nombramiento ocuparán solamente puestos con funciones administrativas de
confianza y asesoramiento especializado y técnico (art. 13).

2) Serán reconocidos como funcionarios de carrera, entre otros, los servidores


públicos que a la fecha de vigencia de la Ley 2027, hubieran desempeñado la función
pública en la misma entidad de manera ininterrumpida durante cinco o más años,
exigiendo que este plazo sea de siete o más años para quienes ocupan puestos
jerárquicos del cuarto nivel de la carrera administrativa. Pero además se establece que
podrán asimilar la condición de funcionarios de carrera, previa convalidación de su
proceso de vinculación con la administración pública por parte de la Superintendencia
del Servicio Civil, aquellos servidores que hayan sido incorporados al servicio público
en los últimos cinco años a través de procesos de convocatorias públicas competitivas
(art. 57.I y II).

3) Los funcionarios públicos que actualmente desempeñen sus funciones en puestos


correspondientes a la carrera administrativa y cuya situación no se encuentre
comprendida en el art. 57 de las presentes Normas Básicas, serán considerados
funcionarios provisorios y tendrán la oportunidad de ingresar a éstos mediante los
procesos de convocatoria internas (art. 59).
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 216

Entre tanto, la Ley de Municipalidades, en su art. 64. I, establece que "Los procesos
de reclutamiento de personal en los Gobiernos Municipales están fundados en los
principios de mérito, competencia y transparencia a través de procedimientos que
garanticen la igualdad de condiciones de selección". En este marco normativo, se
tiene previsto de manera expresa que sólo los funcionarios que se sometan a los
procesos de reclutamiento y selección de personal, así como a las evaluaciones
periódicas de su desempeño para su permanencia, movilidad o retiro, podrán ser
incorporados a la Carrera Administrativa Municipal, conforme disponen los arts. 61,
64, 66 y 67 de la citada Ley 2028.

III.4Los preceptos normativos señalados, determinan claramente la diferenciación


entre funcionarios de carrera con los funcionarios designados y los de libre
nombramiento. Mientras que la incorporación y permanencia de los primeros se ajusta
a las disposiciones de la carrera administrativa, los funcionarios designados y los de
libre nombramiento pertenecen al ámbito de los funcionarios provisorios, por cuanto
su ingreso a una entidad pública no es resultado de aquellos procesos de reclutamiento
y selección de personal, sino que obedece a una invitación personal del máximo
ejecutivo para ocupar determinadas funciones de confianza o asesoramiento en la
institución, infiriéndose de ello que estas funciones son temporales o provisionales, es
decir, mientras dure la gestión del ejecutivo municipal que los ha designado, y que por
tanto son también funciones de libre remoción. Y por otra parte, mientras a los
funcionarios de carrera les están reservadas tareas de diversa índole, teniendo el
derecho de ser promovidos de acuerdo a los procesos de evaluación, los funcionarios
de libre nombramiento solamente podrán ocupar cargos administrativos de confianza
y asesoramiento especializado y técnico.

Por consiguiente, al establecer que los funcionarios designados y de libre


nombramiento no serán considerados funcionarios de carrera ni estarán sujetos a la
Ley General del Trabajo ni al Estatuto del Funcionario Público, el art. 59, num. 1) y
2) LM adecua sus preceptos a los principios de méritos, competencia y transparencia
contenidos en el art. 64. I del mismo cuerpo normativo, así como al Estatuto del
Funcionario Público dentro del marco establecido por el art. 44 CPE, es decir,
garantizando la carrera administrativa, así como la dignidad y eficacia de la función
pública, por lo que no se advierte violación del art. 7, inc. d) CPE referido al derecho
al trabajo, que es entendido como la potestad, capacidad o facultad de toda persona
para desarrollar cualquier actividad física o intelectual.

Tampoco aquella disposición legal viola el art. 7, inc. j) CPE que protege el derecho a
percibir una remuneración justa por el trabajo, por cuanto la diferenciación entre
funcionarios de carrera con funcionarios designados y de libre nombramiento no
afecta al derecho a recibir una contraprestación justa por la realización de una
determinada labor, sea física o intelectual.
217 José Luis Paredes Oblitas

Por último, no es evidente que el art. 157 CPE -que dispone que el trabajo y el capital
gozan de la protección del Estado-, hubiera sido violado por el art. 59, num. 1) y 2) de
la Ley 2028, porque el hecho de velar tanto por la carrera administrativa como por la
eficiencia en la función pública, es parte del rol proteccionista reservado al Estado,
conforme preceptúa el art. 44 CPE.

Por lo expuesto precedentemente, se concluye que no son evidentes las infracciones a


la Constitución que el recurrente atribuye a la disposición legal impugnada.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

NO SE PUEDE DESTITUIR A UN FUNCIONARIO DE CARRERA


SIN PREVIO PROCESO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1610 /2003 - R Sucre, 10 de noviembre de 2003


III.5Que, en definitiva, siendo el recurrente un funcionario público del sector
educativo que accedió al cargo a través de un proceso de institucionalización por
medio de calificación y concurso de méritos, no pudo ni puede ser destituido de su
cargo si no ha cometido falta o ha incurrido en responsabilidad alguna y no ha sido
previamente sometido a un proceso administrativo o disciplinario ante un tribunal
competente, independiente e imparcial, en el que se demuestre su culpabilidad;
empero, al estar demostrado que la autoridad recurrida lo destituyó sin causa o
justificativo legal alguno y sin haberlo sometido a un debido proceso, lo que lesiona
sus derechos fundamentales y garantías constitucionales referidos precedentemente, se
activa la vía tutelar y se hace viable otorgar la tutela solicitada.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

LA SUSPENSION SIN GOCE DE HABERES ES ILEGAL, CUANDO


NO MEDIA PREVIO PROCESO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1666/2003- R Sucre, 17 de noviembre de 2003


III.2Con relación al primer problema planteado en el recurso, cabe referir que en el
caso de autos, se evidencia que la recurrente, siendo funcionaria de la Caja de Salud
de la Banca Privada Regional Santa Cruz, fue suspendida de su fuente laboral sin goce
de haberes, a partir del 6 de junio del 2003, por el Sub Administrador y el Jefe de
Personal de dicha Regional, habiéndose realizado luego una auditoria interna, cuyo
resultado se conoció recién el 26 del mismo mes y año, sobre cuya base se organizó
sumario administrativo, pronunciándose Auto Inicial, con el que fue notificada el 16
de julio de 2003, donde prestó su declaración informativa y remitió informe como
descargo. En consecuencia, la recurrente fue suspendida de sus funciones sin goce de
haberes a partir del 6 de junio hasta el 16 de julio de 2003.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 218

III.3La suspensión sin goce de haberes, que le fue impuesta a la recurrente, constituye
una sanción anticipada que no es admisible ni atendible en un Estado Democrático de
Derecho, toda vez que, conforme disponen las normas previstas por los arts. 16.IV de
la Constitución, 8.1 del Pacto de San José de Costa Rica y 14.1 del Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, nadie puede ser condenado a sufrir
pena alguna, -incluye las sanciones administrativas y de carácter disciplinario-, sin
antes haber sido oído y juzgado por un juez natural; esta es una regla básica de
derecho que la doctrina conoce como el debido proceso. Empero, en el caso que
motiva el presente recurso, los personeros legales, Sub Administrador y Jefe de
Personal, de la entidad en la que presta sus servicios la recurrente, la suspendieron de
sus funciones sin goce de haberes, sin haberla sometido previamente a proceso
administrativo o disciplinario alguno en el que se determine su responsabilidad
respetando el derecho a la defensa, pues cono único fundamento de la medida ilegal
expresaron que le aplicaban la medida "preventiva" entre tanto dure el "proceso de
cuantificación por auditoria interna y se constituya el tribunal sumariante para la
sustanciación de un proceso administrativo interno", así lo han reconocido los
recurridos en la audiencia a tiempo de prestar el informe respectivo. En consecuencia,
al haber dispuesto la suspensión de sus funciones sin goce de haberes, los co-
recurridos Administrador Regional y Jefe de Personal de la Caja de Salud de la Banca
Privada de Santa Cruz, han incurrido en actos ilegales que lesionan el derecho al
debido proceso, en su elemento del derecho a la defensa y la presunción de inocencia
de la recurrente, por lo que resulta procedente el amparo constitucional, por lo mismo
se hace viable la concesión de la tutela solicitada, en estricta aplicación de las normas
previstas por los arts. 19 de la Constitución y 94 de la Ley del Tribunal Constitucional
(LTC), no siendo válida la afirmación de las autoridades recurridas, en sentido de que
la suspensión fue como una medida de resguardo de la documentación a ser auditada,
puesto que si se hubiera dado esta "medida cautelar" no se le hubiera quitado a la
recurrente el derecho a percibir el salario que por ley le corresponde, como ocurrió
por ejemplo en un caso similar resuelto mediante Sentencia Constitucional 075/2003
de 12 de agosto, cuando se indicó: ".(...)se impone diferenciar la suspensión como
sanción disciplinaria de la suspensión como medida cautelar; en el caso presente, la
Resolución impugnada no determinó la suspensión del recurrente como sanción, sino
simplemente como medida cautelar mientras se sustancie el sumario informativo
correspondiente, extremo que está respaldado por el hecho de que el recurrente hizo
efectivo el cobro de sus haberes mensuales (...)".

FUNCIONARIOS PUBLICOS

PROCEDIMIENTO PARA DETERMINAR INDICIOS DE


RESPONSABILIDAD CIVIL, PENAL Y ADMINISTRATIVA EN
LOS FUNCIONARIOS PUBLICOS.
219 José Luis Paredes Oblitas

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0075/2004-R Sucre, 16 de enero de 2004 En el


presente recurso la actora arguye que ha sido sometida a un proceso administrativo
interno en el FNDR, donde prestó servicios como Consultora, en el que la Sumariante
no ha valorado la prueba aportada por su parte, ha dispuesto se le envíe un detalle de
las llamadas que efectuó, y se ha dictado una resolución en la que, sin que se haya
realizado previamente un informe de auditoría, se ha establecido su responsabilidad
administrativa, civil y penal, ilegalidades que han sido avaladas en la resolución del
recurso jerárquico, todo lo que vulneraría sus derechos a la seguridad jurídica, a la
defensa, a una justa remuneración, el principio de presunción de inocencia y la
garantía del debido proceso. En ese sentido, corresponde en revisión, analizar si en la
especie se debe otorgar la tutela pretendida, tomando en cuenta los caracteres que le
son inherentes.

III.1.La Ley de Administración y Control Gubernamentales (LSAFCO), en su art. 28


señala que todo servidor público responderá de los resultados emergentes del
desempeño de las funciones, deberes y atribuciones asignados a su cargo. A ese
efecto, la responsabilidad administrativa, ejecutiva, civil y penal se determinará
tomando en cuenta los resultados de la acción u omisión.

El término de "servidor público" utilizado en dicha Ley, conforme indica el inciso c)


de la norma aludida, se refiere a los dignatarios, funcionarios y toda otra persona que
preste servicios en relación de dependencia con autoridades estatales, cualquiera sea la
fuente de su remuneración.

El art. 29 LSAFCO determina que la responsabilidad es administrativa cuando la


acción u omisión contraviene el ordenamiento jurídico-administrativo y las normas
que regulan la conducta funcionaria del servidor público. Se determinará por proceso
interno de cada entidad que tomará en cuenta los resultados de la auditoria si la
hubiere. La autoridad competente aplicará, según la gravedad de la falta, las sanciones
de multa hasta un veinte por ciento de la remuneración mensual; suspensión hasta una
máximo de treinta días; o destitución.

La responsabilidad es civil cuando la acción u omisión del servidor público o de las


personas naturales o jurídicas privadas cause daño al Estado valuable en dinero (art.
31). La responsabilidad es penal cuando la acción u omisión del servidor público y de
los particulares, se encuentran tipificadas en el Código Penal (art. 34).

El art. 35 de la Ley analizada, establece que cuando los actos o hechos examinados
presenten indicios de responsabilidad civil o penal, el servidor público o auditor los
trasladará a conocimiento de la unidad legal pertinente y ésta mediante la autoridad
legal competente solicitará directamente al juez que corresponda, las medidas
precautorias y preparatorias de demanda a que hubiere lugar o denunciará los hechos
ante el Ministerio Público.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 220

El Reglamento de la Responsabilidad por la Función Pública, aprobado por DS


23318-A, modificado por el DS 26237, en su art. 15, señala que todo servidor público
es pasible de responsabilidad administrativa. Lo son asimismo, los ex servidores
públicos a efecto de dejar constancia y registro de su responsabilidad.

El art. 18 del Reglamento referido, también modificado por el DS 26237,


conceptualiza al proceso interno como el procedimiento administrativo que se incoa a
denuncia, de oficio o en base a un dictamen, dentro de una entidad a un servidor o ex-
servidor público a fin de determinar si es responsable de alguna contravención y de
que la autoridad competente lo sancione cuando así corresponda. Consta de dos
etapas: sumarial y de impugnación, que a su vez se constituye por los recursos de
revocatoria y jerárquico. El sumariante, según el art. 21, es la autoridad legal
competente, que de acuerdo al art. 12, es la prevista en las normas específicas de la
entidad, o en su defecto, el servidor público designado por el máximo ejecutivo en la
primera semana hábil del año, el máximo ejecutivo de la entidad que ejerce tuición o
el servidor público que corresponda para los casos del art. 67, el Superintendente del
Servicio Civil, cuando corresponda.

El Sumariante, conforme al art. 21.a), al tener conocimiento de la presunta falta o


contravención del servidor público, tiene facultad de disponer la iniciación del
proceso o pronunciarse en contrario, con la debida fundamentación.

III.2.En el caso objeto de análisis, ante el conocimiento de que el principal sindicado


en un proceso penal abierto por presuntos hechos de corrupción en el FNDR,
mencionó el nombre de la recurrente como involucrada en tales hechos, la Sumariante
de dicho Fondo dispuso la apertura de proceso administrativo interno contra Cristina
Ossio Dick, quien fue legalmente citada con la Resolución 007/2003 de 20 de marzo,
prestó su declaración informativa, aportó y produjo prueba, emitiéndose la Resolución
Sumarial 010/2003 de 22 de abril, en la que la citada Sumariante estableció la
existencia de responsabilidad administrativa e indicios de responsabilidad civil y
penal, lo que motivó ordene la remisión de antecedentes a la Unidad de Auditoría
Interna para que se elabore un informe al respecto, y al Ministerio Público para que se
inicie la investigación pertinente.

Contra esa decisión, la actora presentó recurso de revocatoria y contra la resolución de


éste, recurso jerárquico, que mereció la Resolución RA Jerárquica 001/2003 de 26 de
mayo, en la que revocó en parte la Resolución Sumarial 013/2003 y aceptó como
válido el Informe Final de Actividades AL-CO-157.B.INF/03 de 28 de febrero de
2003, para que sea valorado como descargo por Auditoría Interna, y en lo demás,
ratificó la responsabilidad administrativa y los indicios de responsabilidad civil y
penal contra la sumariada.
221 José Luis Paredes Oblitas

De la relación efectuada, se concluye que el proceso interno contra la recurrente se


tramitó conforme lo disponen las normas establecidas a ese fin, habiendo la sumariada
asumido plena defensa en el mismo al ofrecer prueba.

III.3.Conforme al art. 50 del DS 23318-A, la responsabilidad civil emerge del daño al


Estado valuable en dinero, la misma que será determinada por juez competente.

El dictamen de responsabilidad civil es una opinión técnica jurídica emitida por el


Contralor General de la República, tiene el valor de prueba preconstituida y contendrá
la relación de los hechos, actos u omisiones que supuestamente causaron daño
económico al Estado, fundamentación legal, cuantificación del posible daño e
identificación del presunto o presuntos responsables (art. 51). El dictamen referido es
un instrumento legal que sirve para que la entidad requiera al responsable, si fuera el
caso, el pago del presunto daño; para que la entidad inicie la acción legal que
corresponda contra el o los responsables; o para que la Contraloría exprese
divergencia en cuanto al monto del presunto daño económico, los presuntos
responsables o cualquier otro aspecto contenido en un informe de auditoría interna o
externa.

En la especie, la recurrente reclama que en el proceso que se le siguió se ha


determinado la existencia de responsabilidad administrativa, civil y penal en su
contra, y de manera contradictoria -a decir suyo-en el mismo fallo se ha dispuesto que
Auditoría Interna realice una auditoría sobre la responsabilidad civil que pesaría en su
contra. Sin embargo, la Resolución Sumarial 010/2003, que ha sido ratificada por la
Resolución de los recursos de revocatoria y jerárquico, no ha determinado "la
existencia de responsabilidad civil y penal" sino de indicios de las mismas, en virtud
de lo que, respecto de la primera, ha remitido antecedentes para que la Unidad de
Auditoría Interna elabore los informes pertinentes, que deberán ser sometidos al
procedimiento que señala la LSAFCO en sus arts. 42 y siguientes, para que el
Contralor General de la República emita el dictamen de responsabilidad civil, si fuera
el caso, al ser la única autoridad que tiene potestad para hacerlo.

En consecuencia, la Sumariante no ha actuado ilegalmente al declarar en la


Resolución 010/2003 que existen indicios de responsabilidad civil en la conducta
funcionaria de Cristina Ossio Dick, puesto que no la ha determinado, sino que,
conforme a ley, a remitido antecedentes para que la Unidad de Auditoría Interna
elabore el informe pertinente.

Por otra parte, conforme lo disponen los arts. 61 y 62 del DS 23318-A, la Sumariante
al identificar indicios de responsabilidad penal respecto de la recurrente, ha dispuesto
se envíen actuados al Ministerio Público, que deberá investigar si existe comisión de
algún delito en las funciones que le cupo desempeñar a la actora, más aún si se toma
en cuenta que la SC 619/2003-R, como otras (SC 140/2003-R), ha declarado que:
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 222

"...la investigación penal es independiente de cualquier otro proceso administrativo


que se pueda instaurar. Dicho de otro modo, no es presupuesto necesario para plantear
un proceso penal o investigar la presunta comisión de un delito, la existencia previa de
una Resolución que declare la existencia de responsabilidad administrativa e indicios
de responsabilidad penal en un servidor público respecto de su conducta funcionaria,
toda vez que es legalmente válido y permitido que se inicie la investigación penal ante
una denuncia, sin que se haya instaurado ningún proceso administrativo antes de ello.
Entonces, la determinación de existencia o no de las responsabilidades anotadas,
corresponde a las instancias llamadas por ley, siendo labor del Fiscal continuar con la
investigación de los supuestos delitos".

III.4.La máxima autoridad ejecutiva del FNDR, competente para resolver el recurso
jerárquico, al emitir la Resolución 001/2003 de 26 de mayo, no ha incurrido en acto
ilegal u omisión indebida alguna, por cuanto si bien revocó en parte la Resolución
Sumarial 010/2003 y reconoció como válido el Informe Final de Actividades AL-CO-
157.B.INF/03 de 28 de febrero de 2003, presentado por la recurrente, para que sea
valorado como descargo por Auditoría Interna, mantuvo la declaración de existencia
de responsabilidad administrativa y de indicios de responsabilidad civil y penal, en el
marco de los datos del proceso y las normas legales vigentes.

III.5.Conforme lo ha sostenido de manera uniforme la jurisprudencia constitucional, la


facultad de valoración de la prueba aportada en cualesquier proceso corresponde
privativamente a los órganos jurisdiccionales ordinarios, o a las instancias
administrativas ante las que se tramiten sumarios internos -como es el caso- por lo que
el Tribunal Constitucional no puede pronunciarse sobre cuestiones que son de
exclusiva competencia de aquellos, y menos atribuirse la facultad de revisar la
valoración de la prueba que hubieran efectuado las autoridades judiciales o
administrativas competentes, toda vez que este recurso extraordinario tiene la única
finalidad de restablecer los derechos fundamentales que hubieran sido conculcados
por autoridades o particulares (SSCC 1274/2001-R, 577/2002-R, 1367/2002-R,
993/2003-R, 1380/2003-R, 1461/2003-R, entre otras).

Siguiendo el criterio uniforme de la jurisprudencia citada, no es posible ingresar a


valorar la prueba que ofreció y produjo la recurrente en el proceso que sirve de origen
a este recurso.

III.6.Finalmente, en lo relativo a la instrucción de la Sumariante dada a la Telefonista


del FNDR para que le remita un reporte sobre las llamadas recibidas y realizadas por
la recurrente en el ejercicio de sus funciones, dicha orden no atenta contra ningún
derecho ni garantía fundamental, porque al tratarse de una entidad pública, las
autoridades tienen la potestad de resguardar los intereses económicos del Estado, de
manera que inclusive pueden establecer ciertas restricciones para la utilización de las
líneas telefónicas y disponer se controle, en forma computarizada, las llamadas que
efectúa cada servidor público, lo que de ninguna manera significa que se pueda tener
223 José Luis Paredes Oblitas

acceso al contenido de tales llamadas -escuchar las conversaciones- ya que ese


aspecto sí está expresamente prohibido por el art. 20.II de la Constitución Política del
Estado (CPE).

En consecuencia, no se constata ilegalidad alguna que pueda dar lugar a la


procedencia del presente recurso en relación a ninguna de las autoridades recurridas,
de modo que la Corte de amparo, al declarar procedente el recurso, no ha efectuado
una correcta y cabal evaluación de los datos del proceso y las normas aplicables al
mismo.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

LA AUTORIDAD COMPETENTE PARA DESPEDIR EMPLEADOS


DE SALUD ES EL DILOS Y NO EL SEDES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0151/2004-R Sucre, 4 de febrero de 2004


Haciendo una interpretación sistematizada del contenido y alcances de los arts. 5-a),
9-K y 33 del DS 25233 y arts. 4 y 8-VIII del DS 26875, este Tribunal en el marco de
la línea jurisprudencial establecida en SC 690/2003-R, criterio reiterado en SSCC.
108/2003 (RDN), 1161/2003-R, 740/2003-R, -entre otras-, ha dejado sentadas las
siguientes sub-reglas: 1) el SEDES se constituye en el máximo nivel de gestión
técnica de salud del Departamento; 2) a partir de la nueva normativa (DS 26875), el
DILOS se constituye en la máxima autoridad en materia administrativa, de la que
dependen los recursos humanos en el área de salud y; 3) al haberse redefinido el rol
del SEDES (a partir de la nueva normativa), el Director Técnico de esa entidad ya no
tiene facultades para contratar ni despedir al personal de salud, en razón de que la
potestad de gestionar recursos humanos corresponde al DILOS.

III.2Por lo expuesto precedentemente, ya no corresponde realizar mayores


interpretaciones de las normas señaladas, sino simplemente aplicar la línea
jurisprudencial mencionada.

En el caso que se examina, de obrados se evidencia que el 26 de marzo de 2003, el


Director del SEDES agradeció los servicios de la recurrente, la que solicitó a dicha
autoridad la revocatoria de esa decisión con el argumento -entre otros- de que no se
valoró la Resolución 01/2003 emitida por el DILOS; el Director del SEDES, por nota
627/2003 de 4 de junio, hizo saber a la recurrente que la Resolución 01/2003 carece
de respaldo legal, siendo el SEDES el único que tiene facultad de efectuar
designaciones, cambios y otros.

Corresponde en este punto recordar, que este Tribunal en la SC 690/2003-R de 21 de


mayo (emitida con anterioridad a la respuesta que dio la autoridad recurrida el 4 de
junio de 2003), reconoció la validez legal de la Resolución 01/2003 dictada por el
DILOS, cuando expresó:
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 224

"… la emisión de la Resolución 01/2003 de 27 de enero de 2003, por la que el DILOS


de Cochabamba ha resuelto "dejar sin efecto todos los cambios, destituciones,
designaciones y convocatorias a concurso de méritos y examen de competencia
realizadas por el Servicio Departamental de Salud, en el Municipio del Cercado, a
partir del 1º de enero de 2003, hasta que un análisis exhaustivo de la realidad de los
recursos humanos en salud sea debatida y tratada en el DILOS, y todas las posteriores
contrataciones e incorporaciones deberán ser bajo la modalidad de concurso de
méritos y examen de competencia", obedece al nuevo contexto normativo que impera
en el país sobre la gestión de recursos humanos en salud, y por consiguiente, tiene
plena validez legal" (las negrillas son nuestras).

En consecuencia, la decisión del Director del SEDES, recurrido, de agradecer los


servicios de la recurrente, así como su respuesta realizada por nota 627/2003 de 4 de
junio -a través de la que negó el pedido de la recurrente de dejar sin efecto el
memorando de agradecimiento de servicios-, no se ajusta al marco de las normas
legales que han sido interpretadas por este Tribunal a través de la línea jurisprudencial
que partió de la SC 690/2003-R, en sentido de que el SEDES ya no tiene facultad para
despedir personal y que esa potestad de gestionar recursos humanos corresponde al
DILOS, Sentencia en la que además, se reconoció la validez legal de la Resolución
01/2003 dictada por el DILOS y desconocida expresamente por el recurrido. Con tal
respuesta y razonamiento del recurrido, se evidencia que el Director del SEDES,
ignoró el carácter vinculante de las Sentencias dictadas por el Tribunal, conforme
establece el art. 44 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), norma cuyo alcance
ha sido interpretada en la SC 58/2002 de 8 de julio, en la que se expresó:

"… la vinculatoriedad de las Sentencias del Tribunal Constitucional, implica que los
poderes públicos que sean aplicadores del derecho, se encuentran sujetos a la manera
de cómo los preceptos y principios de la Constitución, han sido interpretados por el
Tribunal Constitucional. En consecuencia, por la eficacia vinculante de dicha
interpretación, los poderes públicos están obligados a seguir la doctrina constitucional
que ha resultado de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en todo
tipo de procesos constitucionales.

… la vinculación alcanza una trascendencia especial, respecto a los jueces y tribunales


de la justicia ordinaria, quienes a tiempo de resolver las controversias sometidas a su
conocimiento, deberán tener en cuenta la doctrina constitucional, por ser los
principales destinatarios de la misma. En el caso de las Sentencias Constitucionales
pronunciadas en los recursos de amparo constitucional, se aprecia en revisión si hay
una efectiva vulneración de derechos fundamentes, Sentencias que por ser
vinculantes, tienen el valor de precedente para casos futuros análogos".

De la presente relación se evidencia que el recurrido al emitir la nota 627/2003 de 4


de junio ha cometido un acto ilegal, porque con ella se ha ignorado el carácter
vinculante de las Sentencias Constitucionales, en las que se interpretó la facultad que
225 José Luis Paredes Oblitas

tiene el DILOS en materia de gestión de recursos humanos, así como se reconoció la


validez de la RA 01/2003; lo que hace procedente la protección demandada.

III.3Por otra parte, corresponde determinar si es cierta o no la existencia de la omisión


denunciada por la recurrente, en sentido de que el Director del SEDES recurrido no
habría dado cumplimiento a lo dispuesto en la RA 06/2003 de 1 de agosto dictada por
el DILOS. A este efecto es necesario señalar por una parte, que la recurrente el 27 de
junio de 2003 presentó denuncia contra los actos del Director del SEDES ante el
Prefecto del Departamento y Director Departamental de Desarrollo Social de la
Prefectura, y solicitó que se pronuncie Resolución Administrativa respecto a su
destitución. Pese al tiempo transcurrido, las autoridades de la Prefectura no
pronunciaron Resolución alguna respecto a la denuncia planteada por la recurrente, lo
que constituye silencio administrativo, entendido como una negación a la petición,
puesto que no puede esperarse en forma indefinida la respuesta de la autoridad que se
trate, como se ha entendido en SSCC 740/2003-R, 691/2003-R, entre otras; en esas
circunstancias, se evidencia que en la especie no existe vía administrativa pendiente
de resolución.

Por otro lado la recurrente el 29 de julio de 2003 presentó denuncia en contra de los
actos del Director del SEDES, a conocimiento del DILOS cuyos responsables; en
función a lo dispuesto por la resolución 01/2003, emitieron la RA 06/2003 de 1 de
agosto, en la que se dejaron sin efecto los memorandos de cambio de ítem y
agradecimiento de servicios y se dispuso la restitución de la recurrente a su cargo; la
misma que no obstante, el tiempo transcurrido y los reiterados reclamos de la
recurrente a la autoridad recurrida, no se cumplió; omisión indebida e ilegal, que
desconoce la atribución privativa del DILOS, como es la de gestionar recursos
humanos, acto ilegal que lesiona los derechos de la recurrente a la seguridad jurídica,
trabajo, petición y participar en la función pública, consagrados en los arts. 7 incs. a),
d), h) y 40.2 CPE, lo que hace viable la protección demandada.

Establecida como está la competencia del DILOS para la administración de recursos


humanos -habiendo por ello emitido la RA 06/2003 por la que se dispone la
restitución a su cargo-, no corresponde a este Tribunal entrar a determinar si en la
especie la recurrente es o no una funcionaria pública de carrera y si como tal le
correspondía o no tramitarse en su contra un proceso administrativo interno para
establecer su destitución; tampoco puede establecerse en este amparo el hecho de que
la recurrente habría incurrido en una falta que ameritaría destitución por haber faltado
o no a su puesto de trabajo.

III.4Finalmente, es necesario hacer referencia al hecho denunciado por el Director del


SEDES recurrido en el presente amparo, en sentido de que la RA 06/2003 dictada por
el DILOS, carecería de valor legal por no haber sido suscrita por los tres miembros
del Directorio sino solo por dos.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 226

Una Resolución Administrativa -como cualquier acto administrativo- puede adolecer


de un vicio cuando ha sido emitida incumpliendo normas constitucionales o legales,
en tal situación esa resolución o acto puede ser considerado inexistente (nulo) o se
presume su legitimidad (anulabilidad) según la gravedad del vicio, pero la declaratoria
de una nulidad (con efectos ex tunc para actos inexistentes y ex nunc para actos que
tienen presunción de legitimidad) no se opera de hecho sino que es de derecho; en ese
sentido, deberá ser la autoridad competente (judicial o administrativa) la que declare
tal nulidad cuando a través del procedimiento pertinente se haya demostrado la
ilegalidad por la existencia de los vicios; consecuentemente, no se puede presumir una
nulidad.

Conforme al desarrollo doctrinal precedente, se tiene que este Tribunal no puede


considerar de hecho que la RA 06/2003 emitida por el DILOS sea una Resolución
nula por no haber sido suscrita por todos sus miembros; si se considera que existe tal
falta, la persona que se considere agraviada con la misma, deberá impugnarla a través
de los mecanismos establecidos por ley y por lo mismo, no puede pretender que este
Tribunal de manera directa establezca y reconozca que la misma carece de valor legal.

En consecuencia, el Tribunal del recurso, al haber declarado procedente el recurso, ha


dado una correcta aplicación al art. 19 CPE.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

LA CARTA DE PETICION DE LICENCIA INDEFINIDA PUEDE


SER REVOCADA EN CUALQUIER TIEMPO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0141/2004-R Sucre, 4 de febrero de 2004

III.1. La carta suscrita por la recurrente pidiendo licencia indefinida, fue aceptada por
el Presidente del Concejo Municipal ahora recurrido, quien convocó al Concejal
Suplente de la actora para que asuma esas funciones en su ausencia, en uso de la
atribución que le reconoce el art. 39.15) de la Ley de Municipalidades (LM), tal como
afirma esta autoridad en su informe.

Sin embargo, como quiera que la licencia indefinida no tiene una fecha cierta de
conclusión, se infiere que la misma queda automáticamente sin efecto cuando la
persona que la solicitó pide la reincorporación a sus funciones, no siendo de
aplicación en este caso lo señalado en el art. 31 LM, que expresa que "Un Concejal
Titular no podrá reincorporarse a sus funciones mientras no se haya cumplido el
término de su licencia".
227 José Luis Paredes Oblitas

FUNCIONARIOS PUBLICOS

LOS FUNCIONARIOS DE LA ALCALDÍA QUE NO SON


FUNCIONARIOS DE CARRERA, SI SE CONSIDERAN
DESPEDIDOS INJUSTAMENTE, DEBEN ACUDIR ANTE EL JUEZ
LABORAL. UNA EXPLICACIÓN DE QUIENES SON
FUNCIONARIOS DE CARRERA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0880/2004-R Sucre, 8 de junio de 2004 Las


recurrentes arguyen haber sido destituidas de las funciones que desempeñaron durante
18 y 21 años en la Alcaldía Municipal de Sucre, sin previo proceso y sin que exista
causal alguna para esa medida, en virtud de lo que consideran que se han vulnerado
sus derechos a la seguridad jurídica, al trabajo, a formular peticiones, y la garantía del
debido proceso. En ese sentido, corresponde, en revisión, analizar si en la especie se
debe otorgar la tutela pretendida.

III.1. El amparo constitucional ha sido instituido como un recurso extraordinario que


otorga protección inmediata contra los actos ilegales y las omisiones indebidas de
autoridades o particulares que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir
derechos y garantías fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución y
las Leyes, siempre que no existiera otro recurso, vía o medio para demandar tal
protección.

En ese sentido, la SC 1548/2003-R, ha declarado que:

"...el recurso de amparo por su naturaleza subsidiaria, es viable en la medida en que el


recurrente previamente agote los medios ordinarios o administrativos de defensa para
la tutela de derechos fundamentales o garantías constitucionales puesto que esta
acción extraordinaria pone término al conjunto de medios procesales que tienen el
mismo objeto".

III.2.La Ley de Municipalidades, en su art. 59 señala que a partir de la promulgación


de la misma, el personal que se incorpore a los Gobiernos Municipales, será
considerado en las categorías de: 1) Servidores públicos municipales sujetos a las
previsiones de a Carrera Administrativa descrita en esa Ley y en disposiciones que
rigen para los funcionarios públicos; 2) funcionarios designados y de libre
nombramiento que comprenden al personal compuesto por los oficiales mayores y los
oficiales asesores del Gobierno Municipal, que no se consideran funcionarios de
carrera y no se encuentran sujetas a la Ley general del trabajo ni al Estatuto del
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 228

Funcionario Público; y 3) las personas contratadas en las empresas municipales


públicas o mixtas, establecidas para la prestación directa de servicios públicos.

El art. 61 de la LM establece la carrera administrativa municipal con el objetivo de


promover la eficiencia de la actividad administrativa en servicio de la colectividad, el
desarrollo laboral de los servidores públicos municipales y la permanencia de éstos
está condicionada a su desempeño. La carrera administrativa municipal se articula
mediante el Sistema de Administración de Personal. Dicha carrera se sujeta a las
disposiciones de los artículos 62 y siguientes. De otro lado, el Estatuto del
Funcionario Público de 27 de octubre de 1999 (EFP), en su art. 3-III, determina que
las carreras administrativas en los Gobiernos Municipales, Universidades Públicas,
Escalafón Judicial del Poder Judicial, Carrera Fiscal del Ministerio Público, Servicio
Exterior y Escalafón Diplomático, Magisterio Público, se regularán por su legislación
especial aplicable en el marco establecido en el Estatuto. Así, conviene aclarar que si
bien el art. 70-I-a) del EFP considera funcionarios de carrera aquellos servidores
públicos que, en la fecha de vigencia del presente Estatuto, estuvieren en el
desempeño de la función pública en la misma entidad, de manera ininterrumpida por
cinco o más años, independientemente de la fuente de su financiamiento, no es menos
evidente que el parágrafo III de esta misma norma dispone que para efectos del
cumplimiento de los parágrafos I y II solo podrán ser incorporados a la carrera
administrativa, aquellos dependientes que presenten renuncia voluntaria a su cargo se
les haga liquidación de acuerdo al régimen laboral a que tengan derecho, quedando
sujetos al Estatuto y sus disposiciones reglamentarias, manteniendo su antigüedad
únicamente para efectos de calificación de años de servicio. III.3.En el caso de autos,
las recurrentes no gozaban de la condición de funcionarias municipales de carrera,
dado que no han acreditado que su ingreso se haya producido en virtud de un proceso
de selección de personal mediante concurso de méritos y examen de competencia, o
sea que al ser funcionarias de libre designación, son también de libre remoción (SC
468/2003-R), habiendo prestado servicios desde 1983 y 1985, se encontraban dentro
del ámbito de la Ley General del Trabajo, extremo que ha sido confirmado por ellas
mismas al solicitar la intermediación del Director Departamental del Trabajo y al
manifestar en su demanda de amparo que no existe causal alguna citada en la Ley
General del Trabajo que justifique su despido. En ese marco, como lo ha sostenido
invariablemente este Tribunal en sus SSCC 920/2002-R, 776/2003-R, 1072/2003-R,
1373/2003-R, 1460/2003-R, 314/2004-R, y muchas otras, la jurisdicción especial del
Trabajo y Seguridad Social se ejerce por los órganos judiciales señalados por el art. 6
del DL 16896 de 25 de julio de 1979 (Código Procesal del Trabajo), teniendo
competencia, de conformidad a su art. 9, para decidir las controversias emergentes de
los contratos individuales y colectivos del trabajo, de la aplicación de las leyes de
Seguridad Social, Vivienda de interés social, denuncias por infracción de leyes
sociales y de higiene y seguridad ocupacional, la recuperación del patrimonio de las
organizaciones sindicales, del desafuero sindical, y otras materias y procedimientos
señalados por ley. El art. 152-6) de la Ley de Organización Judicial (LOJ), reconoce
229 José Luis Paredes Oblitas

competencia a los jueces del trabajo y seguridad social, entre otros aspectos, para
conocer en primera instancia de las demandas de reincorporación. En consecuencia,
las recurrentes, que -se reitera- están incluidas en el ámbito de la Ley General del

Trabajo, deben ocurrir a la judicatura laboral para formular su reclamo de


reincorporación a los cargos que desempeñaron en la Alcaldía Municipal de Sucre,
por cuanto en el proceso que eventualmente puedan instaurar en esa instancia, tendrán
la potestad de probar sus alegaciones, así como conocer las de contrario para que el
Juez se forme convicción sobre lo demandado, no pudiendo otorgárseles la tutela que
buscan a través de este recurso extraordinario y subsidiario. III.4.Conforme, a las
normas previstas por los art. 9.II del DS 26139 de 15 de septiembre de 2001 de
Recursos de Revocatoria y Jerárquicos, 67 y siguientes del DS 26115 de 16 de marzo
de 2001 de Normas Básicas del Sistema de Administración de Personal (aplicables al
caso de autos, por determinación de la Disposición Tercera párrafo I de la Ley 2341
de 23 de abril de 2002, de Procedimiento Administrativo, que ingresó en vigencia a
partir del 25 de julio de 2003, por la modificación que hizo la Ley 2446 de 19 de
marzo de 2003, respecto de la disposición final segunda de la referida Ley) proceden
los recursos de revocatoria y jerárquico contra todo acto administrativo o resolución
que determine el ingreso a la carrera administrativa, la promoción o retiro de
funcionarios de carrera, normas que son concordantes con las previstas por los arts.
137, 140 y 141 de la LM, para que una vez concluida la vía administrativa ante la
Superintendencia de Servicio Civil cuyas decisiones son definitivas y de
cumplimiento obligatorio, conforme establecen las normas previstas por los arts. 143
de la LM y 62.I y II del EFP, puedan acudir los interesados al proceso Contencioso
Administrativo.

En el presente asunto, como se tiene dicho, las recurrentes no fueron funcionarias


municipales de carrera, motivo por el cual la instancia a la que deben acudir, si
consideran necesario, es a la judicatura laboral ordinaria, de conformidad a lo
explicado en esta Sentencia.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

PARA DESTITUIR UN FUNCIONARIO DE CARRERA SE


REQUIERE INSTALARSE PROCESO DISCIPLINARIO PREVIO. Y
SI UN D.S. DICE QUE NO ES NECESARIO DEBE APLICARSE
PRIMERO LA LEY (ESTATUTO DEL FUNCIONARIO PUBLICO)
SOBRE EL D.S. POR APLICACIÓN DEL 228 DE LA
CONSTITUCIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1025/2004-R Sucre, 1 de julio de 2004 El


recurrente afirma que se han vulnerado sus derechos al trabajo, a la petición y a la
defensa por cuanto la autoridad recurrida además de haber dispuesto la intervención
de la Gerencia Socio ¬Ambiental a su cargo, lo destituyó sin que exista un previo
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 230

proceso. Por consiguiente, en revisión, corresponde establecer si es pertinente otorgar


la tutela reclamada.

III.1. De acuerdo con los antecedentes señalados, se establece que el recurrente fue
designado el 12 de noviembre de 2001, Gerente Socio Ambiental del SNC, como
emergencia de haber participado en el concurso de méritos convocado para el efecto,
dentro del requerimiento de personal a cargos jerárquicos del SNC, publicado por el
PNUD. El 10 de diciembre de 2003, el Presidente Ejecutivo del SNC mediante
memorando le comunicó al recurrente que fue destituido del cargo que venía
desempeñando, por lo que éste, anunciando recurso de amparo constitucional, pidió se
deje sin efecto esa determinación la que, sin embargo, fue reiterada con el argumento
de haber sido asumida dentro del marco del art. 16 inc. k) del DS 26336 al haberse
evidenciado indicios de responsabilidad funcionaria, según afirmación de la parte
recurrida.

III.2. Para el caso, si bien en el citado DS 26336 de 29 de septiembre de 2001 se


reglamenta el desenvolvimiento institucional del SNC y es en el art. 16 inc. k) del
parágrafo II que se le reconoce al Presidente Ejecutivo del SNC la atribución de
"Designar, nombrar y promover al personal del SNC de conformidad a las normas y
procedimientos del Sistema de Administración de Personal, en el marco de la Ley
1178 y Ley 2027 del Estatuto del Funcionario Público...", en cambio no puede
soslayarse el hecho de que el recurrente ha ingresado al SNC como resultado de un
concurso de méritos, antecedente que, según lo dispuesto por el art. 5 del EFP, no
hace distinción alguna en el nivel jerárquico del funcionario por cuanto se concreta a
indicar que "Funcionarios de carrera: son aquellos que forman parte de la
administración pública, cuya incorporación y permanencia se ajusta a las
disposiciones de la Carrera Administrativa que se establecen en el presente Estatuto".

Esto significa que al recurrente le asisten todos los derechos que la ley establece en
beneficio de esta categoría de servidores, a lo que fundamentalmente debe añadirse la
preferente aplicación de la Ley Estatuto del Funcionario Público frente a lo dispuesto
en los Decretos Supremos que están citados en el presente fallo, conforme a la
previsión constitucional del art. 228 de la Ley Fundamental que, por una parte,
consagra la primacía de la Constitución y, por otra, la jerarquía normativa.

III.3. Asimismo, se constata la evidencia documentada de fs. 11 de obrados, relativa a


la destitución del recurrente pues la autoridad recurrida mediante nota de 9 de febrero
de 2004 le comunica que "la decisión adoptada fue en el marco de lo establecido por
el art. 16, inc. k) del D.S. 26336 que reglamenta el Marco Institucional del Servicio
Nacional de Caminos, al haberse evidenciado indicios de responsabilidad por la
función pública", afirmación que debió ser resultado de un previo proceso
administrativo que no se ha dado en el caso, vulnerando el art. 16.IV de la CPE para
probar o desvirtuar las presuntas irregularidades que se le atribuyen al recurrente,
derecho que asiste a todo funcionario público, ya sea o no de carrera ante
231 José Luis Paredes Oblitas

sindicaciones de esta naturaleza por cuanto el derecho a la defensa, como uno de los
presupuestos esenciales del debido proceso, así como el principio de presunción de
inocencia deben ser observados antes de aplicar sanciones. Cabe aclarar que no se
encuentra en este caso el funcionario público de carácter provisorio que haya sido
destituido sin atribuírsele responsabilidad alguna.

Los antecedentes señalados determinan que este Tribunal otorgue la tutela reclamada,
por lo que el Tribunal de amparo al haber declaro procedente el recurso ha hecho una
correcta aplicación del art. 19 de la CPE

FUNCIONARIOS PUBLICOS

NO OBSTANTE QUE EL RECURRENTE ES FUNCIONARIO


PUBLICO PROVISORIO, NO SE LE PUEDE DESPEDIR POR
FALTAS SIN PREVIO PROCESO, AUNQUE NO SEA
FUNCIONARIO DE CARRERA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1068/2004-R Sucre, 6 de julio de 2004 La


recurrente alega la vulneración de sus derechos al trabajo, a la estabilidad laboral y a
la no discriminación, a la petición, a la presunción de inocencia, a la seguridad
jurídica y al debido proceso, por cuanto el recurrido no dio curso a sus solicitudes de
certificación para que explique el motivo que dio lugar a su despido el 24 de
diciembre de 2003, que pidió incluso por orden judicial y tampoco contestó al
memorial en que pidió su reincorporación. Consiguientemente, corresponde analizar
si los hechos reclamados se encuentran dentro del ámbito de protección que otorga el
art. 19 de la Constitución Política del Estado.

III.1.Antes de ingresar a considerar el fondo de lo demandado, corresponde establecer


si los funcionarios de la Empresa Nacional de Televisión Boliviana son funcionarios
públicos o no, para el efecto es necesario hacer una revisión de las disposiciones
legales en orden cronológico.

El Decreto Supremo (DS) 08395 de 19 de junio de 1968 que crea la Empresa de


Televisión Boliviana dispone que funcionará como entidad autárquica de derecho
público. Con posterioridad mediante DS 08571 de 20 de noviembre de 1968 cambia
de denominación a Empresa Nacional de Televisión.

Conforme al art. 2 del DS 08125 de 31 de octubre de 1967 y al art. 6 del Decreto Ley
(DL) 11049 de 24 de agosto de 1973 los empleados de la Televisión Boliviana son
funcionarios públicos, ratificado en el DS 11863 de 15 de octubre de 1993, que en su
artículo único aclara que el "status" del personal administrativo de la Empresa
Nacional de Televisión Boliviana, fue desde su creación y se mantiene dentro de las
regulaciones legales del empleado público, mientras no se dicte una ley especial.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 232

El DL 14642 de 3 de junio de 1977 aún vigente define la naturaleza, los objetivos, las
funciones, la estructura orgánica y el régimen patrimonial y financiero de la Empresa
Nacional de Televisión, además establece que la Empresa Nacional de Televisión
Boliviana por su estatus se regula por normas legales para empleados públicos.

La Ley de Organización del Poder Ejecutivo dispone que la Empresa Nacional de


Televisión Boliviana se encuentra bajo tuición del Ministerio de la Presidencia que
posteriormente fue modificada por el DS 25482 de 10 de agosto de 1999.

El reglamento a la nueva Ley de Organización del Poder Ejecutivo, devuelve la


tuición de la Unidad de Comunicación Gubernamental al Ministerio de la Presidencia.

En virtud del marco jurídico glosado los empleados de ENTB tienen la calidad de
funcionarios públicos, por consiguiente, la recurrente es una funcionaria pública
provisoria por su forma de contratación, ya que de la documental arrimada al recurso
se evidencia que accedió al cargo de Técnica de Personal después de un proceso de
selección en el que participó junto a otras dos personas, en cuyo mérito la Gerente
general de esa época, por memorando Gcia. Gral. 0119/2003 le comunicó

su designación, a partir del 14 de julio de 2003. Sin embargo, dentro de ese proceso de
selección, no consta que se hubiera realizado una convocatoria ni interna ni externa,
como exigen tanto las Normas Básicas del Sistema de Administración de Personal
como el Estatuto del funcionario público, a objeto de garantizar la transparencia e
igualdad en los procesos de selección y de ese modo garantizar el ingreso de elemento
idóneo a la administración pública. Por el contrario, de la revisión del file de la
recurrente y lo afirmado por el demandado, a la referida selección no le presidió la
convocatoria correspondiente, es más, incluso, resulta extraño que no obstante que el
Comité de Selección sugirió en su informe la contratación de la recurrente para el
cargo de Secretaria de Gerencia General por haber obtenido un mayor puntaje en la
evaluación curricular y de conocimientos, sin embargo, el memorando emitido por la
entonces Gerente general de la Empresa Nacional de Televisión Boliviana la designó
como Técnica de Personal, cargo diferente al que postuló. En consecuencia, al no
haberse observado en la contratación de la recurrente el proceso de reclutamiento de
personal previsto por las Normas Básicas del Sistema de Administración de Personal
y el Estatuto del funcionario público ésta no puede ser considerada como funcionaria
de carrera, siendo por lo tanto como funcionaria provisoria, sin que pueda acogerse a
los derechos de los funcionarios de carrera.

III.2. Ahora bien, el hecho de que la recurrente sea una funcionaria pública provisoria
y, como tal, no sometida a las ventajas de un funcionario de carrera, no hace que la
misma se encuentre exenta o eximida de responsabilidad por la función pública que
nace del mandato que la sociedad otorga a los poderes del Estado para que, en su
representación, gestionen la cosa pública persiguiendo el bien común y el interés
colectivo, así lo ha dejado establecido la SC 187/2003-R, de 21 de febrero.
233 José Luis Paredes Oblitas

De lo que se colige que todo funcionario público provisorio o ex funcionario público


provisorio puede ser sometido a proceso cuando se le atribuye la comisión de
supuestas faltas, más aún cuando como consecuencia de la supuesta comisión de las
mismas se le destituye de sus funciones.

En el caso presente, por memorando 320/03 de 24 de diciembre de 2003, Gerencia


General comunicó a la recurrente que habían prescindido sus servicios, "debido a los
antecedentes registrados el 22 de diciembre del año en curso" (sic) (fs. 2). Sin
embargo, consta en otro memorando con el mismo número y fecha (fs. 44), que se
procedió a su despido definitivo por haber "transgredido la normatividad legal y
jurídica, relacionada a la infidencia, suplantación de instrucciones, alteración
documentaria y no registro de correspondencia institucional, relativos a su
correspondencia y relacionados a los de la Empresa" (sic). Lo que significa que la
recurrente fue destituida de sus funciones por la supuesta comisión de faltas en el
ejercicio de sus funciones, sin que hubiera sido sometida a un proceso previo, puesto
que si bien es cierto que ésta no goza de inamovilidad funcionaria por no ser una
funcionaria de carrera, ello no significa que pueda ser arbitrariamente destituida por la
supuesta comisión de faltas, pues en ese caso y a fin de determinar responsabilidades,
debe iniciarse a todo funcionario público sin exclusión, un proceso previo, dentro del
cual ejerza sus derechos y garantías esenciales previstos en el art. 16.II y IV de la
CPE, que reconocen el derecho a defensa y la garantía del debido proceso en
coherencia con esta disposición el Pacto de San José de Costa Rica, ratificado por
Bolivia a través de la Ley 1430 de 11 de febrero de 1993, en su art. 8.1. referente a
garantías judiciales expresa: "Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas
garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación
de cualquier acusación penal formulada contra ella, ó para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter".

Sobre cuya base, este Tribunal Constitucional, definió el debido proceso como: "…el
derecho que tiene todo encausado a ser oído y juzgado con las debidas garantías, por
un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, instituido con anterioridad
al hecho y dentro de los márgenes de tiempo establecidos por ley" (SSCC 1044/2003-
R 418/2000-R, 1276/2001-R, 917/2003-R, 842/2003-R, 820/2003-R, entre otras).

La SC 136/2003-R, de 6 de febrero precisó que: "El art. 16.IV de la Constitución


Política del Estado (CPE), consagra la garantía del debido proceso, expresando que
"Nadie puede ser condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado en proceso
legal", de lo que se extrae que la Ley fundamental del País, persigue evitar la
imposición de una sanción, o la afectación de un derecho, sin el cumplimiento de un
proceso previo, en el que se observen los derechos fundamentales y las garantías de
naturaleza procesal contenidos en la Constitución y las leyes que desarrollan tales
derechos, garantía que conforme a la jurisprudencia sentada por este Tribunal, alcanza
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 234

a toda clase de procesos judiciales o administrativos (Así SSCC 378/2000-R,


441/2000-R, 128/2001-R, 347/2001-R, 0081/2002-R y 378/2002-R, entre otras)".

La SC 1748/2003-R, de 1 de diciembre, expresa que: "En cuanto al debido proceso,


consagrado como garantía constitucional por el art. 16 de la Constitución, y como
derecho humano en el art. 8 del Pacto de San José de Costa Rica y 14 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, este Tribunal Constitucional ha
entendido, en su uniforme jurisprudencia, como "el derecho de toda persona a un
proceso justo y equitativo en el que sus derechos se acomoden a lo establecido por
disposiciones jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una
situación similar (...) comprende el conjunto de requisitos que deben observarse en las
instancias procesales, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente
ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos"
(SSCC 418/2000-R y 1276/2001-R).

La SC 0119/2003-R, de 28 de enero, señala que: "el debido proceso es de aplicación


inmediata, vincula a todas las autoridades judiciales o administrativas y constituye
una garantía de legalidad procesal que ha previsto el Constituyente para proteger la
libertad, la seguridad jurídica y la fundamentación o motivación de las resoluciones
judiciales" (SC 0489/2003- R de 15 de abril).

Finalmente, la SC 731/2000-R, de 27 de julio, interpreta que: "las garantías del debido


proceso no son aplicables únicamente al ámbito judicial, sino que deben efectivizarse
en todas las instancias en la que a las personas se les atribuya -aplicando un
procedimiento previsto en la Ley- la comisión de un acto que vulnere la normativa
vigente y es obligación ineludible de los que asumen la calidad de jueces, el garantizar
el respeto a esta garantía constitucional".

Por consiguiente, de la normativa citada que conforma el bloque de constitucionalidad


y las sub reglas establecidas por el Tribunal Constitucional sobre el debido proceso, se
infiere que toda actividad sancionadora del Estado, sea en el ámbito jurisdiccional o
administrativo, debe ser impuesta previo proceso, en el que se respeten todos los
derechos inherentes a la garantía del debido proceso, entre los cuales se encuentra el
derecho a la defensa, que implica a su vez, entre otros elementos, la notificación legal
con el hecho que se le imputa al afectado, y con todas las actuaciones y resoluciones
posteriores, la contradicción y presentación de pruebas tendentes a desvirtuar la
acusación, la asistencia de un defensor, el derecho pro actione ó a la impugnación;
asimismo, el derecho a la defensa, se relaciona directamente con los derechos a la
igualdad de las partes ante la ley y ante su juzgador, al juez natural y a la seguridad.
Además, cabe hacer notar que en la SC 136/2003-R, este Tribunal ha establecido que
el derecho a defensa debe ser interpretado conforme al principio de favorabilidad
antes que restrictivamente; posiciones todas, afines a la doctrina administrativa
contemporánea.
235 José Luis Paredes Oblitas

Por lo que en este caso la destitución de la recurrente por la supuesta comisión de


faltas, sin previo proceso resulta ilegal y vulnera su derecho al trabajo y
fundamentalmente la garantía del debido proceso reconocida en el texto del art. 16.IV
de la CPE, así como los principios que subyacen en la misma, que es aplicable, como
se tiene explicado, a toda actividad sancionadora del Estado, sea en el ámbito
jurisdiccional o administrativo, y en cuya observancia, la imposición de toda pena o
sanción administrativa, debe ser resultado de un previo proceso de ley, el cual, ha sido
desconocido por la autoridad recurrida.

En cuanto al supuesto embarazo de la recurrente, este extremo no puede ser


considerado toda vez que la recurrente no alegó tal extremo al momento de su
destitución ni fue el mismo puesto a conocimiento del recurrido oportunamente.

Por consiguiente, el Tribunal de amparo al haber declarado procedente el recurso, ha


hecho una correcta evaluación del caso en análisis y de los alcances del art. 19 de la
CPE.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

LOS FUNCIONARIOS PUBLICOS DE LIBRE NOMBRAMIENTO


PUEDEN SER DESTITUIDOS O REMOVIDOS POR LA SOLA
VOLUTNAD DEL EMPLEADOR, SIN QUE ESTÉ OBLIGADO A
JUSTIFICAR SU DECISIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1311/2005-R Sucre, 18 de octubre de 2005 La


recurrente, solicita tutela a sus derechos a la dignidad humana, seguridad jurídica,
trabajo, a percibir una remuneración justa y participar de la función pública, al acceso
a la información pública, así como al principio de legalidad, previstos por los arts.
6.II, 7 incs. a), d), y j); 16.IV y 42. II y 35; de la CPE, denunciando que fueron
vulnerados por el recurrido, quien después de notificado con la SC 0721/2004-R, que
anuló el proceso disciplinario seguido en su contra y dispuso su reincorporación; y en
su cumplimiento emitió el memorando CNGR-MEM-0358/2004 de 7 de junio,
disponiendo su reincorporación; empero, al día siguiente, para burlar el cumplimiento
de dicha Sentencia

Constitucional, por memorando GNRH-MEM-0359/2004, de 8 de junio, prescindió


de sus servicios; por lo que interpuso revocatoria, que fue rechazada, formulando
contra dicha decisión recurso jerárquico, que fue desestimado, con el argumento de
que como era funcionaria de libre nombramiento, lo era también de libre remoción;
sin tener en cuenta que si bien el Gerente Departamental de la Contraloría es un
funcionario de libre nombramiento y remoción dicha condición no quiere decir que
"su remoción sea libre y absolutamente discrecional"(sic). En consecuencia en
revisión de la Resolución del Tribunal de amparo, corresponde dilucidar si tales
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 236

extremos son evidentes y si constituyen actos ilegales lesivos de alguno de los


derechos fundamentales de la recurrente; a fin de otorgar o negar la tutela solicitada.

III.1. Antes de ingresar al análisis de la problemática planteada, corresponde en


primer término, analizar si el presente recurso cumple con el requisito de inmediatez
en la interposición, puesto que la autoridad recurrida refiere que el recurso fue
interpuesto fuera del plazo de seis meses establecido para interponer el amparo,
computando dicho plazo desde la fecha del memorando de destitución de 8 de junio
de 2004.

Al respecto, corresponde recordar que la profusa jurisprudencia constitucional de


manera uniforme, ha establecido a partir de la SC 1442/2002-R, 25 de noviembre,
reiterada por las SSCC 73/2003-R, 125/2003-R, 044/2004-R, 0064/2004-R, 493/2005-
R, entre otras, que el recurso de amparo debe ser planteado de forma inmediata o
hasta los seis meses, luego de conocerse el acto ilegal u omisión indebida, siempre
que no hubiere otro recurso inmediato para la protección del derecho o garantía
constitucional que han resultado lesionados; es decir, "(...) dicho plazo se computa a
partir del conocimiento del acto ilegal u omisión indebida o del agotamiento de los
medios administrativos u ordinarios previstos en la ley (...)"(SC 1383/2004-R de 20
de agosto); línea jurisprudencial que además precautela el carácter subsidiario del
amparo cuyo plazo de interposición, establecido vía jurisprudencial, "(...)está
sustentado básicamente en el principio de preclusión de los derechos para accionar,
pues por principio general del derecho ningún actor procesal puede pretender que el
órgano jurisdiccional esté a su disposición en forma indefinida, sino que sólo podrá
estarlo dentro de un tiempo razonable, pues también es importante señalar que si en
ese tiempo el agraviado no presenta ningún reclamo implica que no tiene interés
alguno en que sus derechos y garantías le sean restituidos" (1157/2003-R, de 15 de
agosto).

En consecuencia, en el recurso planteado no se puede alegar la infracción al principio


de inmediatez que rige como característica esencial del amparo, dado que como se
tiene señalado el cómputo del plazo de seis meses para la interposición del amparo
debe computarse a partir del agotamiento de todos los medios y recursos que tuviera
el recurrente para la reparación y restitución de sus derechos restringidos o
suprimidos. Así, en el caso de autos, se advierte de obrados, que si bien el memorando
de destitución GNRH-MEM-0359/2004, es de 8 junio; empero, la actora solicitó la
revocatoria del mismo y luego formuló contra dicha decisión recurso jerárquico, que
fue desestimado por nota CG/122/04, de 18 de agosto de 2004; habiendo sido
interpuesto el presente recurso dentro de término, el 16 de febrero de 2005; situación
por la cual corresponde ingresar al análisis del fondo del asunto; señalando que en
este recurso se tiene cumplido también el requisito de subsidiariedad del amparo por
cuanto la actora agotó la vía administrativa interponiendo los recursos de revocatoria
y jerárquico.
237 José Luis Paredes Oblitas

III.2.En este orden, entrando al análisis de fondo de la problemática planteada


corresponde señalar que desarrollando las normas previstas por los arts. 43 y 44 de la
CPE, el legislador sancionó el Estatuto del Funcionario Público, Ley 2027 de 27 de
octubre de 1999, el cual contiene las normas que regulan la relación del Estado con
los funcionarios públicos. Así el art. 3 del EFP, referido a su ámbito de aplicación,
parágrafo III, en relación al art. 2 del Reglamento de Desarrollo Parcial a la Ley del
EFP (aprobado por DS 25749, de 24 de abril de 2000) señala que los servidores
públicos de la Contraloría General de la República, están sometidos al ámbito de
aplicación del Estatuto del Funcionario Público. Por su parte el art. 5 del EFP dispone
que existen cinco clases de servidores públicos, entre los que se señala los
funcionarios electos, los designados, los de libre nombramiento, los de carrera y los
interinos.

Dentro de ese marco legal, el Reglamento Interno de Personal de la Contraloría


General de la República (R/AR-004), versión 9, aprobado por Resolución
CGR/024/2005, de 24 de febrero, en su art. 6 referido a las clases de servidores
públicos, dispone que de acuerdo al art. 5 del EFP, los servidores públicos de la CGR
se clasifican en: "a) funcionario designado: Contralor General de la República; b)
funcionarios de libre nombramiento: Subcontralores, Gerentes Nacionales, Gerentes
Departamentales, Gerentes Principales, Secretario General y Asesores; c) funcionarios
de carrera (...) y funcionarios interinos (...)". El art. 14, de dicho Reglamento, referido
al nombramiento, dispone que los servidores públicos de libre nombramiento serán
designados por el Contralor General de la República a través de Resolución.

Ahora bien, con relación a quienes están sometidos al proceso de evaluación del
desempeño y cuáles son los fines del mismo entratándose de funcionarios de carrera o
de libre nombramiento; el Procedimiento de Evaluación del Desempeño (P/AR-144),
versión 3, aprobado por Resolución CGR/036/2004 de 25 de febrero de 2004, en su
acápite referido al alcance, dispone que comprende a todos los servidores públicos de
la CGR, inclusive gerentes departamentales y gerentes principales, a excepción del
Contralor, subcontralores y gerentes nacionales. A su vez, el art. 24, Reglamento
Interno de Personal de la Contraloría General de la República (R/AR-004), versión 9,
referido, bajo el nomen juris de evaluación del desempeño prescribe que "(...) Los
servidores públicos de libre nombramiento de la CGR, podrán ser evaluados con fines
referenciales y de registro. Su permanencia en el puesto, está sujeta a la decisión del
Contralor General de la República; norma que concuerda con lo previsto por la parte
final del art. 22 del D 26115, de 16 de marzo de 2001, Normas Básicas del Sistema de
Administración de Personal que señala que "La evaluación del desempeño para los
funcionarios no comprendidos en la carrera administrativa tiene carácter referencial y
de registro".

Asimismo, por el tipo de funciones que se le asigna al Contralor Departamental, la


clasificación de este puesto, que se encuentra en el nivel jerárquico 3 y de las
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 238

condiciones personales exigibles para este nivel ejecutivo; entre otras -el alto grado de
confiabilidad-, todos ellos previstos en el Manual de Puestos de la Contraloría General
de la República M/AR-012, (fs. 151 vta. 152 y vta. y 158 y vta); se establece que el
cargo de Contralor Departamental de la República es un cargo de confianza,
explícitamente establecido en la ley y los reglamentos de la Contraloría General de la
República; habiendo sido aceptada, dicha condición tanto por la recurrente como por
el recurrido.

III.3. Ahora bien, respecto a la naturaleza jurídica de los servidores públicos de libre
nombramiento y remoción, que también se denominan cargos de confianza
corresponde señalar que la SC 1714/2004-R, de 25 de octubre, reiterada en la SC
888/2005-R, de 1 de agosto, expresó que estos "no están sujetos a las disposiciones
relativas a la carrera administrativa, lo que importa que no se reconoce para estos
servidores algunos de los derechos que el catálogo de derechos del funcionario
público consagra, como el de la estabilidad, pues su ingreso, también diferente del de
los funcionarios de carrera, está exento de formalidades, requisitos y procedimientos,
siendo por ello que se denominan de libre nombramiento, pues es suficiente la
voluntad de la máxima autoridad de la entidad; de igual modo para proceder a su
retiro o remoción, tratándose de funcionarios de libre nombramiento, sólo es
suficiente la voluntad de la autoridad que lo nombró, por lo que no necesita de ningún
procedimiento disciplinario sancionador interno, o de otro tipo, siendo una facultad
discrecional otorgada por la ley" (las negritas son nuestras).

En efecto, si los servidores públicos de carrera gozan de una prerrogativa especial cual
es la estabilidad en el cargo, garantía que no tienen los funcionarios de libre
nombramiento y remoción pues su permanencia en el mismo depende de la
discrecionalidad del empleador, es razonable que, al destituirlos o removerlos, se les
dé un tratamiento diferente, esto en razón de que, por una parte, el ingreso de un
servidor público a la carrera está supeditado únicamente al cumplimiento de los
requisitos contenidos en la Constitución y en el estatuto especial que los regula,
(Estatuto del Funcionario Público) y, su permanencia en el mismo sólo debe estar
condicionada a la idoneidad del empleado, al cumplimiento de las funciones de modo
eficiente y eficaz y al logro de la mejor prestación del servicio público; por lo que no
puede entonces el empleador separar al trabajador de su cargo por razones distintas a
la calificación insatisfactoria de su desempeño laboral, la violación del régimen
disciplinario, o alguna de las demás causas previstas en la Constitución y la ley. En
cambio, la situación de los funcionarios públicos de libre nombramiento y remoción,
es completamente distinta a los de carrera, pues para éstos la vinculación,
permanencia y retiro de sus cargos depende de la voluntad del empleador, quien goza
de discrecionalidad, otorgada por la ley para decidir libremente sobre estos asuntos;
discrecionalidad que si bien no puede confundirse con la arbitrariedad; empero, por la
naturaleza jurídica de esta clase de servidores públicos (de libre nombramiento y
remoción); tampoco le es exigible al empleador justificar la decisión de remoción o
239 José Luis Paredes Oblitas

retiro motivadamente; un entendimiento en contrario, es decir, establecer la


inamovilidad funcionaria de esta clase de servidores públicos, o exigir motivación o
justificación para su remoción, implicaría desconocer su verdadero estatus, que dada
la naturaleza de su vínculo con la administración, no puede establecerse bajo ningún
criterio.

En este sentido, en un caso similar en que un funcionario de libre nombramiento de


una Prefectura denunció su retiro como lesivo a sus derechos, la SC 1013/2004-R, de
2 de julio, señaló lo siguiente: "En la especie, (...) fue designado por el Prefecto del
departamento de Pando en forma directa, sin que haya existido proceso de selección
alguno para ocupar el cargo de Director Técnico del Servicio de Fortalecimiento
Municipal y Comunitario, por consiguiente su condición era la de funcionario de libre
nombramiento. En esa lógica, al tratarse de un servidor de libre nombramiento,
también es de libre remoción, sin que pueda argüir la falta de realización de proceso
interno en su contra para determinar su retiro de la entidad (...)".

III.4.En el caso de examen, se evidencia que la actora después de ser reincorporada en


su cargo de Gerente Departamental de la Contraloría General de la República en el
departamento de Cochabamba, como emergencia del cumplimiento de la SC SC
0721/2004, fue destituía por memorando GNRH-MEM-0359/2004, de 8 junio, en el
que la autoridad recurrida le comunicó que decidió prescindir de sus servicios a partir
de esa fecha, con el argumento de que "(...) el cargo del Gerente Departamental de la
Contraloría General de la República en el Departamento de Cochabamba, constituye
un cargo ejecutivo de libre nombramiento conforme señala el Artículo 5º inciso c) de
la Ley No 2027 del Estatuto del Funcionario Público (...)" (sic); habiendo interpuesto
contra dicha decisión los recursos de revocatoria y jerárquico los que fueron
desestimados, bajo el mismo fundamento, de que al ser una funcionaria de libre
nombramiento, lo era también de libre remoción.

De lo expuesto se tiene que la actora en su condición de funcionaria de libre


nombramiento, no goza de inamovilidad funcionaria ni del derecho a la estabilidad
laboral; por lo mismo, la autoridad recurrida, para proceder a su retiro, no precisaba
justificar su destitución motivadamente; más aún si su decisión no fue arbitraria, sino,
conforme lo sostiene en su informe, se sustentó en razón a que perdió confianza en la
actora; razón por la cual, respecto a lo sostenido por la misma en su demanda de
amparo en sentido de que la remoción del Gerente Departamental de la Contraloría,
así sea un funcionario de libre nombramiento, no puede ser libre y absolutamente
discrecional; es una posición contraria a la normativa señalada y jurisprudencia
constitucional emitida al respecto, toda vez que, al ser distintas las condiciones en las
que ingresan los empleados de carrera a la de los empleados de libre nombramiento y
remoción, sería desproporcionado aplicar, en materia de desvinculación, las reglas de
los primeros a la condición de los empleados de confianza; siendo la discrecionalidad
en lo relativo a la remoción del empleo una atribución necesaria en caso de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 240

funcionarios que ejercen una labor eminentemente política, o que requieren de


colaboradores de su más absoluta confianza para el logro de sus fines, es decir, la
destitución a un funcionario de libre nombramiento y libre remoción por pérdida de
confianza no tiene que ser necesariamente justificada, un entendimiento en contrario,
desvirtuaría la naturaleza jurídica de esta clase de servidores públicos, que el
legislador en el Estatuto del Funcionario Público distinguió explícitamente.

Por lo que, es necesario, referir que el poder discrecional para decir sobre el ingreso o
retiro de los servidores públicos de la Contraloría General de la República, que le
asignan tanto ley como los Reglamentos al Contralor General de la República, es sólo
respecto a los servidores públicos de libre nombramiento y remoción, en razón a su
status, por cuanto si para el nombramiento las normas a las que está sometido no le
exigen mayores requisitos que justamente el ejercicio de la discrecionalidad, no
podría exigírsele motivación o justificación en la remoción de esta clase de servidores
públicos, un entendimiento en contrario, cambiaría sustancialmente la naturaleza
jurídica de los mismos.

Consiguientemente, la condición de la actora de funcionaria de libre nombramiento,


posibilitaba también su retiro o remoción por la sola voluntad de la autoridad que la
nombró, por tanto, al haber emitido el memorando GNRH-MEM-0359/2004 de 8
junio, la autoridad recurrida no lesionó ninguno de los derechos invocados en esta
acción tutelar.

III.5. De otro lado, respecto a lo aseverado por la actora, en sentido de que si bien el
DS 26115 establece la evaluación con carácter referencial y de registro de los
funcionarios no comprendidos en la carrera administrativa, este no es el caso de los
servidores públicos de libre nombramiento de la Contraloría General de la República;
es una aseveración que carece de veracidad, por cuanto, tanto el Procedimiento de
Evaluación del Desempeño (P/AR-144), versión 3, precedentemente citado, así como
el art. 24 del Reglamento Interno de Personal de la Contraloría General de la
República (R/AR-004), versión 9, referido, prescribe que: "(...) Los servidores
públicos de libre nombramiento de la CGR, podrán ser evaluados con fines
referenciales y de registro. Su permanencia en el puesto, está sujeta a la decisión del
Contralor General de la República; norma que concuerda con lo previsto por la parte
final del art. 22 del D 26115 de 16 de marzo de 2001, Normas Básicas del Sistema de
Administración de Personal que señala que "La evaluación del desempeño para los
funcionarios no comprendidos en la carrera administrativa tiene carácter referencial y
de registro".

Todo esto en razón de que el objetivo y fin del proceso de evaluación del desempeño
no es sólo para efectos de la permanencia y estabilidad en el cargo, sino, para
determinar en qué medida los servidores públicos han apoyado el cumplimiento del
programa de operaciones anual, en función de la eficacia, eficiencia y economicidad,
para la toma de decisiones relativas a la capacitación y movilidad del personal,
241 José Luis Paredes Oblitas

además de contribuir al mejoramiento del desempeño del personal, mediante la


identificación de fortalezas y debilidades, así lo determinan tanto el Procedimiento de
Evaluación del

Desempeño (acápite Objeto); como el Reglamento Interno de Personal de la


Contraloría General de la República (Capítulo VI); razón por la cual, la actora no
puede pretender que el hecho de que los servidores públicos estén sometidos a un
proceso de evaluación por su desempeño, les genere de hecho, un derecho a
estabilidad laboral, toda vez que ésta, estará condicionada, tratándose de funcionarios
públicos de carrera, por la calificación satisfactoria de su desempeño laboral, la no
violación del régimen disciplinario, u otras, y tratándose de servidores públicos de
libre nombramiento y remoción por la sola voluntad del empleador, quien en ejercicio
de su poder discrecional (no arbitrario), prescinda de los servicios de esta clase de
funcionarios, conforme se entendió en el FJ III.2.

III.6.Por otra parte, es necesario aclarar que el anterior recurso de amparo interpuesto
por la actora que mereció la SC 0721/2004-R, en la que este Tribunal Constitucional
anuló obrados del proceso administrativo interno que se le siguió, ordenando su
reincorporación; no tiene ninguna vinculación con la temática analizada, por cuanto el
derecho protegido en esa ocasión fue el debido proceso en su elemento del derecho al
juez natural, al haber sido procesada la actora administrativamente por una instancia
incompetente, derecho que fue restablecido al haberse anulado dicho proceso
administrativo, disponiéndose su reincorporación; sin que tenga relevancia analizar en
este amparo, si en cumplimiento de dicho fallo la destitución dispuesta fue un día
después de que se la restituyó, por cuanto, como se tiene referido, en nada incidió en
la destitución de la recurrente que motivó este nuevo amparo, toda vez que este se
sustenta en el hecho de que la actora es una funcionaria de libre nombramiento y
remoción, aspecto que ya fue analizado en los Fundamentos Jurídicos precedentes.

De todo lo expuesto, se concluye que la Corte de amparo, al declarar improcedente el


recurso, ha evaluado correctamente los datos del proceso y las normas aplicables al
mismo.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

LA UNICA FORMA DE PROBAR QUE SE ES FUNCIONARIO DE


CARRERA, ES OBTENIENDO EL REGISTRO EN LA
SUPERINTENDENCIA DE SERVICIO CIVIL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0356/2006-R Sucre, 12 de abril de 2006 III.2.De


otro lado, del análisis de la normativa pertinente a la demostración incontrastable y
por ello incontrovertible de la condición de servidor público de carrera administrativa,
se tiene que las normas previstas por el art. 50 de las NBSAP establecen que la
condición de funcionario de carrera se alcanza una vez obtenido el número de registro
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 242

otorgado por la Superintendencia de Servicio Civil, previa certificación del Servicio


Nacional de Administración de Personal del cumplimiento de los requisitos formales
de incorporación; en consecuencia, la forma de demostrar de manera incuestionable,
de tal modo que los derechos emergentes de la carrera administrativa protegida por las
normas del art. 44 de la CPE no sean controvertidos, el acceso a la carrera
administrativa, es obteniendo y acompañando al recurso de amparo constitucional el
número de registro otorgado por la Superintendecia del Servicio Civil".

FUNCIONARIOS PUBLICOS

DIFERENCIA ENTRE EMPLEADO PÚBLICO Y FUNCIONARIO


PÚBLICO. AMBOS SON SIN EMBARGO SERVIDORES
PUBLICOS. DIFERENCIA ENTRE EMPLEADO Y TRABAJADOR,
SUS DERECHOS SON DIFERENTES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0029/2006 Sucre, 3 de mayo de 2006 El presente


recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad fue promovido de oficio por los
Vocales de la Sala Social y Administrativa de la Corte Superior del Distrito Judicial
de Cochabamba, dentro del proceso social que sigue Oscar Camacho Santos contra la
Alcaldía Municipal de Quillacollo, por cobro de derechos y beneficios sociales de
desahucio, indemnización, vacaciones y bono funcional devengados; demandando la
inconstitucionalidad de los arts. 7.III del EFP y 59 inc. 3) de la LM, por vulnerar los
derechos a la seguridad jurídica, a la defensa y al debido proceso, establecidos en los
arts. 7 inc. a) y 16.II y IV de la CPE. Corresponde analizar si tales vulneraciones son
evidentes.

III.1.Conforme lo previene el art. 120 atribución 1ª de la CPE, el recurso de


inconstitucionalidad constituye una vía de control correctivo o a posteriori de
constitucionalidad de leyes, decretos y cualquier género de resoluciones no judiciales
y tiene por finalidad que el Tribunal Constitucional verifique si la norma impugnada
de inconstitucional -que tiene que ser aplicada en un proceso judicial o administrativo
concreto-, es compatible o incompatible con los principios, valores y normas de la
Constitución. En este marco, el art. 59 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC),
ha establecido que el recurso indirecto de inconstitucionalidad procederá en los
procesos judiciales o administrativos cuya decisión dependa de la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de una ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial
aplicable a aquellos procesos. En el caso que se examina, dentro de la tramitación del
proceso social que sigue Oscar Camacho Santos contra la Alcaldía Municipal de
Quillacollo, por cobro de derechos y beneficios sociales de desahucio, indemnización,
vacaciones y bono funcional devengados, los Vocales de la Sala Social y
Administrativa de la Corte Superior de Cochabamba, promovieron el presente
recurso, por cuanto consideran que los arts. 7.III del EFP y 59 inc. 3) de la LM, son
contrarios a las previsiones contenidas en los arts. 7 inc. a) y 16.II y IV de la CPE;
recurso que fue promovido antes de la dictación de la Resolución de apelación que se
243 José Luis Paredes Oblitas

encuentra radicada ante la Sala Social y Administrativa de la Corte Superior del


Distrito Judicial de de Cochabamba. Correspondiendo así su análisis. III.2.Las normas
impugnadas en el presente recurso, son los arts. 7.III del EFP y 59 inc. 3) de la LM,
que en sus contenidos expresan lo siguiente: Art. 7.III del EFP:

"ARTICULO 7°.- (DERECHOS) (…) III. Los derechos reconocidos para los
servidores públicos en el presente Estatuto y su régimen jurídico, excluyen otros
derechos establecidos en la Ley General del Trabajo y otras disposiciones del régimen
laboral que rigen únicamente para los trabajadores".

Art. 59 inc. 3) de la LM:

"Artículo 59° (Servidores Públicos y otros Empleados). A partir de la promulgación


de la presente Ley, el personal que se incorpore a los Gobiernos Municipales será
considerado en las siguientes categorías: (…) Inc. 3) Las personas contratadas en las
empresas municipales, públicas o mixtas, establecidas para la prestación directa de
servicios públicos, éstas se encuentran sujetas a la Ley General del Trabajo."

III.3.Por su parte, las previsiones constitucionales acusadas de infringidas son:

El art. 7 inc. a) de la CPE que refiere que: "Toda persona tiene los siguientes derechos
fundamentales, conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio: (…) a) A la vida, la
salud y la seguridad;(…)". El art. 16.II y IV de la CPE que establece que: "II. El
derecho de defensa de la persona en juicio es inviolable. (…) IV. Nadie puede ser
condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado previamente en proceso legal;
ni la sufrirá si no ha sido impuesta por sentencia ejecutoriada y por autoridad
competente. La condena penal debe fundarse en una ley anterior al proceso y sólo se
aplicarán las leyes posteriores cuando sean más favorables al encausado -debido
proceso-". III.4.En este contexto, es preciso determinar si las normas legales
impugnadas son contrarias a las normas constitucionales aludidas en el párrafo
anterior, a cuyo fin corresponde realizar las siguientes consideraciones:

En principio, corresponde recordar que respecto al art. 58.V de la LTC, la SC


0101/2004, de 14 de septiembre, expresó lo siguiente: "(...) según el art. 58.V, 'La
Sentencia que declare la constitucionalidad de la norma legal impugnada, hace
improcedente cualquier nueva demanda de inconstitucionalidad contra ella'; ello no
impide someter a la indicada norma a un nuevo juicio de constitucionalidad, al ser
distinto el fundamento en el que se basó tal análisis; dado que lo que la norma prohíbe
es un nuevo examen sobre un mismo fundamento".

En ese orden, si bien es cierto que el art. 7.III de la EFP -ahora impugnado-,
anteriormente fue sometido a control de constitucionalidad por parte de este Tribunal
Constitucional, mereciendo la SC 0016/2000, de 3 de abril, que declaró su
constitucionalidad respecto a los arts. 157, 158, 159 y 162 de la CPE; no es menos
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 244

evidente, que conforme se ha expresado precedentemente, este Tribunal tiene la


potestad de estudiar la norma impugnada -art. 7.III del EFP-, al haberse denunciado su
inconstitucionalidad respecto a preceptos constitucionales distintos a los analizados en
la referida SC 0016/2000; situación que no impide un nuevo examen de
constitucionalidad de la norma impugnada; consecuentemente, corresponde realizar
control constitucional respecto de las normas constitucionales citadas en el presente
recurso, vale decir, los arts. 7 inc. a) y 16.II y IV de la CPE.

Realizada la aclaración anterior, corresponde establecer la diferencia doctrinal entre


"trabajador" y "servidor público".

Así en cuanto al "trabajador", no obstante de que en la doctrina y en la legislación no


hay un acuerdo en la denominación de esta parte contractual, pues unas veces es
llamado empleado, otras obrero, el que presta su trabajo en la contratación laboral, es
conveniente señalar que el :"Trabajador es toda persona que presta a otra un servicio
material, intelectual, o de ambos géneros, en virtud de un contrato de trabajo". Es por
ello que al hablar de trabajador nos referimos a la parte contrapuesta, al sujeto opuesto
al de patrono. Los empleados y obreros son trabajadores, vocablo éste que tiende a
englobar a estos dos conceptos y uniformar así, bajo una sola denominación, a los que
arriendan el trabajo. Consecuentemente, "trabajador" es, toda persona que presta a
otros sus servicios en virtud de un contrato de trabajo o de aprendizaje. El trabajador
se caracteriza por lo siguiente: a) Ha de ser una persona física; una persona jurídica es
incapaz de prestar un trabajo. b) Ha de trabajar por cuenta ajena; es decir, en provecho
de otra persona. Pero conviene aclarar que, no obstante a que el trabajador ha de
trabajar por cuenta ajena, en ningún momento perderá su condición de tal, por el
hecho de tener algún interés en la empresa o sociedad donde presta sus servicios,
como es el caso de que sea accionista de la misma. c) Realiza una labor subordinada;
la subordinación es la característica de la contratación laboral; comprende: potestad de
mando y dirección, organización, fiscalización y obediencia disciplinada en el trabajo.
En todo contrato de trabajo, la dependencia o subordinación de una parte a la otra
constituye el rasgo más característico de la contratación de trabajo, y es, a la vez, la
que permite diferenciar distintas situaciones, más o menos dudosas, que podrían
encuadrarse en el Derecho del Trabajo o en otra disciplina conexa. Con mucha razón
en referencia a este punto se ha dicho que la legislación denominada del trabajo o
laboral se propone amparar a los trabajadores, pero refiriéndose exclusivamente a los
trabajadores subordinados. La subordinación o dependencia es un requisito
indispensable del contrato, que se caracteriza por una suma de atribuciones reservadas
al patrono y derivadas precisamente de la situación de dependencia en que se
encuentra el trabajador. Por el hecho de que el trabajador presta un trabajo
subordinado está supeditado en un todo a las órdenes e instrucciones del patrono,
pudiendo decirse que su voluntad no existe, por hallarse sometido a las indicaciones
del patrono en cuanto a la labor que le ha sido encomendada. En consecuencia la
subordinación del trabajador, en los contratos de trabajo, debe ser entendida en el
245 José Luis Paredes Oblitas

sentido de que éste debe plegarse a los criterios directivos del patrono, labor del
trabajo, a los métodos, a las costumbres y a las modalidades del trabajo propios de la
industria o trazados por el propietario. d) La percepción de un salario: Salario es toda
entrega de dinero o en especie que el patrono haga al trabajador a cambio de su labor
ordinaria, y que constituya un beneficio para dicho trabajador.

Por otra parte, en cuanto al servidor público, corresponde recordar que éste Tribunal a
través de la SC 0129/2004, de 10 de noviembre, señaló que: "Sobre el particular, el
Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Osorio, refiere que
empleado público es el "Agente que presta servicios con carácter permanente,
mediante remuneración, en la administración nacional, provincial o municipal. Se
encuentra jerárquicamente dirigido por el funcionario público, por el agente de la
administración nacional, provincial o municipal que tiene la representación del órgano
al frente del cual se encuentra, con facultades de voluntad de imperium, con el
ejercicio de la potestad pública".

El mismo autor, en cuanto al término funcionario, señala que si bien la Real


Academia Española se inclina por la equiparación de funcionario con empleado
público, entre ambos términos se suelen trazar diferencias, siendo una de ellas el
carácter profesional del empleado, inferior en la jerarquía, y la índole directiva y
menos estable del funcionario; sosteniendo que de acuerdo con esto, "el ministro es
funcionario, y no empleado público, condición que sí posee un oficinista de Estado…"
Similar entendimiento se encuentra en la Enciclopedia Jurídica Omeba.

Del análisis sistemático de nuestra Constitución vigente, se constata que la distinción


conceptual en los términos expresados por la doctrina aludida, no concuerda con el
contenido normativo de la ley fundamental del País; dado que ambos términos son
utilizados indistintamente. Así, mientras algunos artículos sólo hacen referencia a
funcionarios públicos (arts. 15, 18, 19, 45, 55); en otros, se utiliza ambas expresiones:
"Funcionarios y empleados públicos" (arts. 43, 44, 50, 54) y, finalmente, sólo en los
arts. 96.15) y 96.16) se utiliza el término empleado.(…)

Esta técnica legislativa es reproducida por las leyes desarrollo. En efecto, el Estatuto
del Funcionario Público, no contempla entre las clases de funcionarios a que alude el
art. 5 de esa Ley, a los empleados públicos, y más bien, utiliza el nombre genérico de
servidores públicos, distinguiéndolos en: funcionarios electos, designados, de libre
nombramiento, de carrera, interinos (…)".

En efecto, conforme a la norma prevista por el art. 4 del EFP se considera servidor
público a toda persona individual, que independientemente de su jerarquía y calidad,
presta servicios en relación de dependencia a una entidad sometida al ámbito de
aplicación de dicha Ley; en ese orden, el término servidor público refiere también a
los dignatarios, funcionarios y empleados públicos u otras personas que presten
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 246

servicios en relación de dependencia con entidades estatales, cualquiera sea la fuente


de su remuneración.

En consecuencia, se evidencia, que de la diferencia entre trabajador y servidor


público, parte la diferencia existente entre dos regímenes constitucionales distintos, en
Ley Suprema de nuestro ordenamiento jurídico.

En este contexto, es necesario dejar establecido que conforme reconoce la


Constitución Política del Estado, existe un régimen constitucional social, que se
encuentra comprendido en el Título Segundo (Régimen Social), Parte Tercera, arts.
156 al 164 de la CPE referido al Régimen de los Trabajadores y el Empleador,
determinando de manera categórica que el trabajo es un deber y un derecho, y
constituye la base del orden social y económico; el trabajo y el capital gozan de la
protección del Estado; la ley regulará sus relaciones estableciendo normas sobre
contratos individuales y colectivos, salario mínimo, jornada máxima, trabajo de
mujeres y menores, descansos semanales y anuales remunerados, feriados, aguinaldos,
primas u otros sistemas de participación en las utilidades de las empresas,
indemnización por tiempo de servicios, desahucios, formación profesional y otros
beneficios sociales y de protección a los trabajadores. Correspondiendo al Estado
crear condiciones que garanticen para todos posibilidades de ocupación laboral,
estabilidad en el trabajo y remuneración justa. Asimismo, se reconoce que el Estado
tiene la obligación de defender el capital humano protegiendo la salud de la
población; asegurando la continuidad de sus medios de subsistencia y rehabilitación
de las personas inutilizadas y propendiendo al mejoramiento de las condiciones de
vida del grupo familiar. Los regímenes de seguridad social deberán estar inspirados en
los principios de universalidad, solidaridad, unidad de gestión, economía, oportunidad
y eficacia, cubriendo las contingencias de enfermedad, maternidad, riesgos
profesionales, invalidez, vejez, muerte, paro forzoso, asignaciones familiares y
vivienda de interés social.

Por otra parte, se garantiza la libre asociación patronal; reconociéndose además y


garantizándose la sindicalización como medio de defensa, representación, asistencia,
educación y cultura de los trabajadores, así como el fuero sindical en cuanto garantía
para sus dirigentes por las actividades que desplieguen en el ejercicio específico de su
mandato, no pudiendo éstos ser perseguidos ni presos. Se establece, asimismo, el
derecho de huelga como el ejercicio de la facultad legal de los trabajadores de
suspender labores para la defensa de sus derechos, previo cumplimiento de las
formalidades legales; debiendo el Estado fomentar, mediante legislación adecuada, la
organización de cooperativas. El Estado, mediante tribunales u organismos especiales
deberá resolver los conflictos entre patronos y trabajadores o empleados, así como los
emergentes de la seguridad social.

III.5.En este contexto, corresponde dejar establecido que la propia Constitución


Política del Estado, instituye de manera separada al Régimen Social, en un Título
247 José Luis Paredes Oblitas

referido a los "Funcionarios Públicos"; cuyo contenido se encuentra desarrollado en


su Parte Primera, Título Cuarto, arts. 43 al 45 de la CPE.

En efecto, el art. 43 de la Ley Fundamental dispone que "una ley especial establecerá
el Estatuto del Funcionario Público sobre la base del principio fundamental de que los
funcionarios y empleados públicos son servidores exclusivos de los intereses de la
colectividad y no de parcialidad o partido político alguno", por otro lado el art. 44 del
mismo cuerpo legal dispone que "El Estatuto del Funcionario Público establecerá los
derechos y deberes de los funcionarios y empleados de la administración y contendrá
las disposiciones que garanticen la carrera administrativa, así como la dignidad y
eficacia de la función pública". Precisamente en cumplimiento de las normas referidas
precedentemente, el legislador ha elaborado y sancionado el Estatuto del Funcionario
Público cuyas disposiciones desarrollan las normas constitucionales referidas,
estableciendo un marco normativo que regula la relación del Estado con sus
servidores públicos, garantizando el desarrollo de la carrera administrativa, es decir, la
permanencia y estabilidad en el cargo, así como asegurando la dignidad,
transparencia, eficacia y vocación de servicio a la colectividad en el ejercicio de la
función pública, así como la promoción de su eficiente desempeño y productividad; a
cuyo efecto contiene normas que establecen los principios generales, el ámbito de
aplicación, los derechos y deberes de los servidores públicos, así el régimen de la
carrera administrativa. En este entendido, a través de la SC 0079/2001, de 28 de
septiembre, se reconoció que "(…) la Ley Nº 2027 Estatuto del Funcionario Público
tiene su origen y fundamento en la Constitución Política del Estado, por cuanto
desarrolla las normas establecidas en sus arts. 43 y 44 (…)".

En desarrollo de esas normas fundamentales, el Estatuto del funcionario público, por


previsión de su artículo segundo constituye un cuerpo legal que regula la relación del
Estado con sus servidores públicos, a fin de garantizar el desarrollo de la carrera
administrativa; por otra parte, la Ley de Municipalidades, de 28 de octubre de 1999,
como norma especial, a través del Capítulo V, del Título IV ha introducido la carrera
administrativa para sus servidores públicos y otros empleados municipales,
garantizando la carrera administrativa municipal y regulando el procedimiento y la
forma en que debe ser implementada, norma de aplicación especial en el marco de lo
dispuesto por el art. 3.III del EFP, modificado por el art. 1 de la Ley 2104 de 21 de
junio de 2000.

En este marco, corresponde señalar que el Estatuto del funcionario público, fue
promulgado para suplir la ausencia de normas específicas que regulen las relaciones
del Estado con sus servidores públicos, así como para dar cumplimiento a lo
determinado en los arts. 43 al 45 de la CPE, que determina el objetivo principal de
esta normativa que contiene el establecimiento de los derechos y deberes de los
funcionarios de la administración pública, así como define las normas que garantizan
la carrera administrativa, respetando la dignidad y eficacia de la función pública.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 248

En este marco, se evidencia de la ubicación del Título referido a los Funcionarios


Públicos, que los mismos no se encuentran comprendidos en la base de la
administración pública, sino como ciudadanos especiales, con deberes particulares
con el Estado y con derechos igualmente determinados y reducidos por ley frente al
resto de la población.

III.6.En la problemática planteada, se advierte que en el recurso promovido por los


Vocales de la Sala Social y Administrativa de la Corte Superior de Cochabamba,
denunciando que lo determinado en los artículos impugnados, pone a determinados
trabajadores en virtual estado de indefensión ante la imposibilidad que tienen de
aplicar en proceso ordinario una norma sustantiva que está prevista en la Ley General
del Trabajo y sus disposiciones conexas; no consideraron que existe una Ley Especial
que regula la relación del estado con sus servidores públicos, que establece
procedimientos administrativos para la tramitación de reclamos que pudieran surgir y
que éste Tribunal en materia de controversias que se presenten en el ámbito municipal
sobre ingreso, promoción y retiro de la carrera administrativa, ha establecido en la SC
1306/2005-R, de 14 de octubre, que: "(...) conforme al art. 1 de la Ley 2104 de 21 de
junio de 2000 que modifica el art. 3.III del Estatuto del funcionario público (EFP), las
carreras administrativas en los Gobierno Municipales se regularán por su legislación
especial aplicable en el marco establecido del referido Estatuto; concordante con el
art. 3.I inc. a) del Anexo al Decreto Supremo 26740, la Carrera Administrativa
Municipal se rige por el Título IV, Capítulo V de la Ley de Municipalidades. (...)
Asimismo, en cuanto a los trámites administrativos, éstos deben sujetarse al
procedimiento de los recursos de revocatoria y jerárquicos, especialmente a lo
previsto en el DS 26319 de 15 de septiembre de 2001 en su art. 7, que señala: 'Carrera
Administrativa con Legislación Especial. I. Los funcionarios de las carreras con
Legislación Especial, en aplicación de lo establecido en el Estatuto del Funcionario
Público y sus reglamentos, no se encuentran sometidos a la jurisdicción de la
Superintendencia. II. Las autoridades legales establecidas en su legislación especial
aplicable, serán las competentes para resolver los recursos administrativos de
revocatoria y jerárquico, derivados de procesos disciplinarios o emergentes de
controversias sobre ingreso, promoción y retiro de sus carreras administrativas". "En
este contexto, se concluye, que en función de lo dispuesto por el art. 228 de la CPE y
del art. 3.I inc. a) del Anexo al DS 26740 de 4 de agosto de 2002, es de preferente
aplicación la Ley de Municipalidades a la problemática planteada; en cuyo mérito, en
el caso concreto, debió haber sido tramitado y resuelto en la instancia municipal, los
recursos jerárquicos presentados por los actores, conforme además preveé el DS
26319 de 15 de septiembre de 2001 en su art. 7, al disponer que las autoridades
legales establecidas en su legislación especial aplicable -municipal- serán las
competentes para resolver los recursos administrativos de revocatoria y jerárquico,
derivados de procesos disciplinarios o emergentes de controversias sobre ingreso,
promoción y retiro de sus carreras administrativas" (SC 1476/2005-R, de 22 de
noviembre).
249 José Luis Paredes Oblitas

Con la finalidad de determinar si las previsiones contenidas en los arts. 7.III del EFP y
59 inc. 3) de la LM, cuya inconstitucionalidad se demanda, lesionan los derechos
reconocidos por los arts. 7 inc. a) y

16.II y IV de la CPE, es preciso realizar las siguientes consideraciones:

Confrontadas las normas impugnadas con el texto del art. 7 inc. a), referido al derecho
a la seguridad jurídica, corresponde señalar que las previsiones contenidas los arts.
7.III del EFP y 59 inc. 3) de la LM, no contradicen dichos preceptos, por cuanto este
Tribunal a través de su jurisprudencia, ha entendido que: "(…) el Inc. a) del art. 7 de
la Constitución Política del Estado consagra la seguridad como uno de los derechos
fundamentales de las personas (entendida como exención de peligro o daño; solidez;
certeza plena; firme convicción), de lo que se extrae que es deber del Estado proveer
seguridad jurídica a los ciudadanos, asegurando a todos el disfrute del ejercicio de los
derechos públicos y privados fundamentales que le reconocen la Constitución y las
leyes; principios que se hallan inspirados en un orden jurídico superior y estable
(Estado de Derecho), que satisfaga los anhelos de una vida de paz, libre de abusos y
arbitrariedad, como ha establecido la jurisprudencia de este Tribunal ( AC 287/99-R y
SC 223/00-R)" (SC 300/2000-R). Reconociéndole además, como "(…) condición
esencial para la vida y el desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la
integran. Representa la garantía de la aplicación objetiva de la ley, de tal modo que los
individuos saben en cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin
que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los gobernantes pueda causarles
perjuicio" (AC 0287/1999-R, de 28 de octubre)." (SC 0591/2005-R). Y, finalmente,
estableciendo que: "…cuando el Estado realiza un acto jurídico o emite una
disposición, ésta no sólo compromete a los funcionarios que circunstancialmente
firmaron la misma, sino al organismo en cuestión, que está obligado a su
cumplimiento y, consecuentemente, a respetar el derecho que tiene el ciudadano a que
no se cambien las reglas del juego preestablecidas…" (SC 0223/2000-R, de 15 de
marzo); en esa comprensión del derecho a la seguridad jurídica, ésta no resulta
lesionada cuando los servidores públicos son excluidos del goce de los derechos
establecidos en la Ley General del Trabajo, porque en forma expresa se ha
determinado un régimen jurídico propio que determina sus derechos y obligaciones,
consecuentemente, no se genera una situación de incertidumbre o un vacío jurídico,
que supondría inseguridad jurídica por ausencia normativa; con mayor razón si se
tiene en cuenta lo expresado en los Fundamentos Jurídicos III.4 y III.5 de la presente
Resolución; por lo que se reitera la inexistencia de lesión al derecho a la seguridad
jurídica, por la aplicación de los arts. 7.III del EFP y 59 inc. 3) de la LM a un caso
concreto.

Por otra parte, con la finalidad de determinar si las previsiones contenidas en los arts.
7.III del EFP y 59 inc. 3) de la LM, violentan los arts. 16.II y IV de la CPE,
corresponde señalar que la jurisprudencia constitucional ha definido el derecho a la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 250

defensa en la SC 1534/2003-R, de 30 de octubre como la: "(...) potestad inviolable del


individuo a ser escuchado en juicio presentando las pruebas que estime convenientes
en su descargo, haciendo uso efectivo de los recursos que la ley le franquea.
Asimismo, implica la observancia del conjunto de requisitos de cada instancia
procesal en las mismas condiciones con quien lo procesa, a fin de que las personas
puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado
que pueda afectar sus derechos." Asimismo, con relación al debido proceso ha dejado
sentado que es: "(...) el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo en el
que sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales
aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar (...)", (SC 418/2000-
R)." (SC 0249/2005-R). "…corresponde señalar que si bien este derecho es integrante
de las garantías al debido proceso, la Constitución Política del Estado lo consagra
autónomamente en el art. 16.II señalando que el derecho de defensa de la persona en
juicio es inviolable, al respecto la SC 1534/2003-R, de 30 de octubre, señala: "El
debido proceso comprende a su vez el derecho a la defensa, previsto por el art. 16-II
CPE" (SC 0320/2005-R, de 7 de abril).

Asimismo, en cuanto al art. 16.IV de la CPE, que reconoce que nadie puede ser
condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado previamente en proceso legal;
ni la sufrirá si no ha sido impuesta por sentencia ejecutoriada y por autoridad
competente. La condena penal debe fundarse en una ley anterior al proceso y sólo se
aplicarán las leyes posteriores cuando sean más favorables al encausado; "…este
Tribunal en su SC Nº 0119/2003-R ha definido que "la garantía -del debido proceso-
consagrada por el art. 16 de la Constitución, reconocida como derecho humano en los
arts. 8 del Pacto de San José de Costa Rica y 14 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, ha sido entendida por este Tribunal en su uniforme jurisprudencia
básicamente como el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo en el
que sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales
aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar (..) comprende el
conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales, a fin de que
las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado
del Estado que pueda afectar sus derechos (SSCC 418/2000-R y 1276/2001-R). Se
entiende que el derecho al debido proceso es de aplicación inmediata, vincula a todas
las autoridades judiciales o administrativas y constituye una garantía de legalidad
procesal que ha previsto el Constituyente para proteger la libertad, la seguridad
jurídica y la fundamentación o motivación de las resoluciones judiciales; en materia
penal comprende un conjunto de garantías mínimas que han sido consagrados como
los derechos del procesado en los arts. 8.2 del Pacto de San José de Costa Rica y 14.3
del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos". Entre las garantías
mínimas referidas en la jurisprudencia citada, se tiene el derecho de toda persona
acusada de un delito "a ser informado sin demora, en un idioma que comprenda y en
forma detallada, de la naturaleza y causas de la acusación formulada contra ella" (art.
14.3.a) PIDCP)." (SC 0361/2003- R, de 25 de marzo). "En cuanto a sus alcances, en la
251 José Luis Paredes Oblitas

SC 1234/2000-R, de 21 de diciembre, se ha definido que la garantía del debido


proceso: "(...) es aplicable no sólo al ámbito judicial, sino también al administrativo
cuando se tenga que someter a una persona a un procedimiento en el que deberá
determinarse una responsabilidad".

Ahora bien, del contenido de las normas impugnadas, que están referidas por una
parte, a que los derechos reconocidos para los servidores públicos en el Estatuto del
funcionario público y su régimen jurídico, excluyen otros derechos establecidos en la
Ley General del Trabajo y otras disposiciones del régimen laboral que rigen
únicamente para los trabajadores (art. 7.III del EFP) y por otra, a que las personas
contratadas en las empresas municipales, públicas o mixtas, establecidas para la
prestación directa de servicios públicos, se encuentran sujetas a la Ley General del
Trabajo (art. 59 inc. 3) de la LM); se concluye que las -normas impugnadas- no tienen
relación directa o vinculación alguna con las previsiones consagradas en las normas
constitucionales denunciadas de vulneradas; por cuanto, las normas impugnadas no
persiguen la imposición de una sanción con desconocimiento de las garantías

procesales contenidas en la Constitución y las leyes, habida cuenta que la actividad


sancionadora del Estado se encuentra resguardada por la garantía del debido proceso
que debe ser asumida y aplicada por toda autoridad, en el caso de los trabajadores
regidos por la Ley General del Trabajo (la jurisdicción laboral) y en el caso de los
servidores públicos regidos por el Estatuto del funcionario público (las instancias y
procesos administrativos y jurisdiccionales creados por Ley); consecuentemente, no
se advierte que los arts. 7.III del EFP y 59 inc. 3) de la LM, contravengan o sean
contrarias a las normas contenidas en el art. 16.II y IV de la CPE. Por lo expuesto, se
concluye que los artículos invocados de inconstitucionales en el recurso, no vulneran
las normas constitucionales consagradas en los arts. 7 inc. a) y 16.II y IV de la CPE y
por lo mismo, no desconocen ni limitan los derechos y garantías constitucionales
referidos ut supra; por consiguiente en el caso que se examina no existe contradicción
entre las normas impugnadas con los citados artículos de la Constitución Política del
Estado. Al contrario, concuerdan con esas normas así como con los principios que de
ellos emanan, por las razones anteriormente expuestas.

FUNCIONARIOS PUBLICOS

CAMBIAR DE UNIDAD DE TRABAJO A UN FUNCIONARIO


PUBLICO REDUCIENDO EL NIVEL QUE ADQUIRIÓ POR
CONCURSO DE MÉRITOS, ES IR CONTRA SU DIGNIDAD.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0489/2005-R Sucre, 6 de mayo de 2005 El actor


denuncia la vulneración de sus derechos a la seguridad jurídica y a la dignidad, bajo el
argumento de que la autoridad recurrida de manera ilegal mediante memorando
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 252

0474/2004, de 18 de agosto, le transfirió a partir del 1 de septiembre del mismo año al


cargo de Encargado del Área de Sanidad Vegetal del Distrito de Potosí, rebajándole
de jerarquía, sin tener en cuenta que accedió al cargo de Jefe Nacional de Sanidad
Vegetal, con asiento en Trinidad, después de un proceso de selección y dadas las
especiales condiciones de los funcionarios del SENASAG suscribió un contrato de
trabajo por cuatro años. Pese a sus reclamos a las instancias pertinentes, la ilegal
determinación está vigente. En consecuencia, corresponde establecer si los hechos
demandados se encuentran dentro del ámbito de protección otorgado por el art. 19 de
la CPE.

III.1. En el caso presente, de obrados se establece que el recurrente no es un


funcionario de carrera sino un funcionario provisorio, existiendo como antecedente
que el Servicio de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria-SENASAG solicitó
a la Superintendencia del Servicio Civil la incorporación a la carrera administrativa de
sus servidores públicos bajo la modalidad transitoria de convalidación de procesos de
selección e incorporación continua, dicha instancia previa revisión y análisis de la
documentación y en base al dictamen correspondiente pronunció la RA SSC-
058/2002, de 16 de diciembre, disponiendo la no incorporación, entre otros, del actor
a la carrera administrativa por no cumplir con lo dispuesto en el art. 44.I inc. a) del
Reglamento del Procedimiento de Incorporación a la Carrera Administrativa. Sin
embargo, el hecho que el recurrente sea un funcionario público provisorio y, como tal,
no sometido a las prerrogativas de un funcionario de carrera, de ningún modo justifica
una actuación arbitraria y autoritaria del empleador que desconozca los derechos del
recurrente, pues éste, como consecuencia de un proceso de selección, suscribió un
contrato de trabajo a plazo fijo con el SENASAG, emergiendo de ese modo una
relación laboral que debe encuadrarse a la normativa interna del SENASAG.

III.2. Bajo el referido entendimiento este Tribunal ingresa a analizar los alcances de la
terminación asumida por el recurrido en el memorando 0474/2004, mediante el cual
dispone la transferencia del actor a aun cargo de menor jerarquía, debiendo
previamente precisar lo siguiente:

III.2.1. Sobre la supuesta lesión al derecho a la dignidad

El art. 6.II de la CPE proclama que "La dignidad y la libertad de la persona son
inviolables. Respetarlas y protegerlas es deber primordial del Estado" (las negrillas
son nuestras); ello implica que el contenido y alcances del concepto dignidad humana,
no es únicamente un problema ético sino fundamentalmente de interpretación del
derecho positivo; con el plus de estar positivado con la categoría de un valor jurídico
fundamental en la norma suprema del Estado y por tanto, vincula a todos (autoridades,
funcionarios y particulares).

De manera complementaria, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos


(integrantes del bloque de constitucionalidad), ven en la dignidad humana el valor
253 José Luis Paredes Oblitas

básico que fundamenta los derechos humanos y el Estado de Derecho. En este sentido,
el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclama que:
"la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la
dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de
la familia humana" y que "los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la
Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la
persona humana", para reconocer luego en su art. 1° que: "Todos los seres humanos
nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y
conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros" (las negrillas
son nuestras). En el mismo sentido se pronuncia el Pacto Internacional de los
Derechos Civiles y Políticos de 19 de diciembre de 1966 y la Convención Americana
de Derechos Humanos de 22 de noviembre de 1969.

Retomando nuestra tarea interpretativa, adquiere particular relevancia el hecho de que


el Legislador Constituyente haya impuesto al Estado como deber primordial, el
respetar y proteger la dignidad de la persona.

Desde esta perspectiva, al ser lo primordial, según el Diccionario de la Real Academia


Española: lo "Primitivo, primero. Aplicable al principio fundamental de cualquier
cosa" y según el Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual de Guillermo
Cabanellas, lo "Primero en trascendencia o necesidad. Primitivo. Fundamental.
Preferente", se extrae de ello, el tácito reconocimiento del carácter instrumental o
servicial del Estado destinado a asegurar una forma de convivencia compatible con las
exigencias de respeto y protección de la dignidad de la persona. En este sentido, es
posible conceptuar a la dignidad, como el derecho de toda persona a un trato que no
lesione su condición de ser racional, libre, igual y capaz de autodeterminación
responsable; lo que conlleva la prohibición de que sea tratado como un objeto o
instrumento.

Conforme a lo anotado, del texto constitucional y las normas complementarias


aludidas, surge, en primer término, un mandato de abstención a los poderes públicos y
en lo pertinente a los particulares, que prohíbe la producción de normas o la
realización de actos, que tengan un contenido degradante o envilecedor; y en segundo
término, un mandato de actuación, que le impele a desarrollar políticas destinadas a
promocionar o favorecer el desarrollo de la persona.

Por tanto, lesionará el derecho a la dignidad, todo acto o disposición que degrade o
envilezca a la persona a un nivel de estima incompatible con su naturaleza humana,
cualquiera sea el lugar o situación en la que se encuentre. Este componente constante
o mínimo del derecho a la dignidad debe ser verificado teniendo en cuenta la situación
concreta.

III.2.2. Selección y nombramiento del recurrente


Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 254

El actor, luego de un proceso de selección, fue contratado como servidor público del
SENASAG, para prestar servicios como Jefe Nacional de Sanidad Vegetal del
SENASAG, en la ciudad de Trinidad, en virtud del contrato de trabajo de 2 de marzo
de 2002, cuya cláusula quinta establecía que la relación laboral establecida en el
contrato tendría una duración de cuatro años, vale decir hasta el 31 de diciembre de
2005, fecha en la que automáticamente pasaría a convertirse en funcionario
permanente entrando a la carrera administrativa y gozando de las prerrogativas
establecidas en los arts. 4, 5 inc. d) del EFP, siempre y cuando cumpla con los
requisitos y procedimiento establecidos para el efecto.

Conforme a los niveles de organización del SENASAG queda claro que el recurrente
postuló y fue designado en un cargo jerárquico hasta que el Director del SENASAG -
ahora recurrido-, mediante memorando 0474/2004 de 18 de agosto, le comunicó que
por necesidad de servicio a partir del 1 de septiembre del mismo año sería transferido
como Encargado del Área de Sanidad Vegetal, dependiente de la Jefatura Distrital del
SENASAG Potosí, en las mismas condiciones salariales; lo que significa una baja de
nivel al dejar de ser un funcionario de nivel jerárquico, pues conforme lo determina el
art. 9 del DS 25729 los niveles jerárquicos son los que corresponden al Director
Nacional del Servicio, Jefe Nacional de Unidad (para el que fue contratado el
recurrente) y Jefe Distrital de Unidad.

III.2.2. Normativa aplicable a los funcionarios del SENASAG

Corresponde determinar ahora si la legislación aplicable al SENASAG fue creada


tomando en cuenta el mandato constitucional de prohibición de creación de normas
que lesionen la dignidad humana o si por el contrario tal normativa se halla sujeta a
tales mandatos.

La Ley 2061 de 16 de marzo de 2000 creó el SENASAG, como estructura operativa


del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, encargado de administrar
el Régimen de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria. El art. 2 de esa Ley
establece las competencias del SENASAG.

El DS 25729 de 7 de abril de 2000, establece la organización y funcionamiento del


SENASAG, órgano de derecho público desconcentrado del Ministerio de Agricultura,
Ganadería y Desarrollo Rural, con estructura propia, competencia de ámbito nacional
y dependencia funcional del Viceministro de Agricultura y Ganadería. Tiene
independencia de gestión técnica, legal y administrativa; su dependencia funcional del
referido Viceministro, se entiende como la supervisión de éste sobre el cumplimiento
de las normas, objetivos y resultados institucionales.

El art. 8 del DS 25729 se refiere a los niveles de organización del SENASAG; por su
parte, el art. 9 de la misma disposición legal señala que: "I. Los niveles jerárquicos del
SENASAG está conformada por: el Director Nacional del Servicio, el Jefe Nacional
255 José Luis Paredes Oblitas

de Unidad y el Jefe Distrital de Unidad (las negrillas son nuestras); debajo de los
cuales, no debe existir ningún otro nivel jerárquico, pudiendo el SENASAG para el
desarrollo de sus Unidades, establecer áreas de trabajo, con profesionales
responsables de las mismas, implementando al mismo tiempo equipos de trabajo
multidisciplinarios.

El art. 10 del DS 25729 dispone que el Director del SENASAG, tiene el rango de
Director General del Ministerio y será designado por Resolución Suprema, a
propuesta del Ministro de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, teniendo entre
otras atribuciones la de designar, nombrar y remover al personal del SENASAG, en
conformidad a las normas y procedimiento del Sistema de Administración de
Personal. Por su parte, el art. 32 inc. b) del DS 25729 establece que los funcionarios
del SENASAG son servidores públicos y por lo tanto se hallan sujetos a las normas y
procedimientos del Sistema de Administración de Personal en el marco de la Ley de
Administración y Control Gubernamentales, el Estatuto del Funcionario Público y el
régimen de la carrera administrativa del mismo.

Las Normas Básicas del Sistema de Administración de Personal, en su capítulo IV se


refiere al subsistema de movilidad de personal, concretamente el art. 31 de la misma
disposición se refiere a los procesos de transferencia, señalando que la transferencia es
el cambio permanente de un servidor público de su unidad de trabajo a otra unidad de
la misma entidad u otra entidad. Se efectúa entre puestos similares o afines. No
necesariamente implica incremento de remuneración y debe prevalecer el consenso
entre el servidor público y las entidades involucradas.

De lo anterior se establece que la legislación aplicable al caso, al disponer que el


cambio de un servidor público de su unidad de trabajo a otra se debe realizar entre
puestos similares o afines, precautela el derecho a la dignidad, que podría verse
lesionado si se brindaba discrecionalidad a la autoridad competente para producir
cambios de nivel que signifique una degradación del funcionario, afectando de esa
manera aquel componente constante de dignidad que debe acompañar a toda persona,
en cualquier circunstancia.

III.3. Si bien es posible que dentro de la estructura de una institución se produzca


cualquier cambio o modificación de las condiciones laborales; sin embargo, la misma
debe realizarse precautelando no lesionar el derecho a la dignidad del trabajador. En el
caso de autos, la determinación del recurrido pretendió ser justificada por razón de
mejor servicio, sin tener en cuenta que el actor asumió el cargo de Jefe Nacional de
Sanidad Vegetal, con asiento en la ciudad de Trinidad, luego de un proceso de
selección, suscribió un contrato de trabajo por cuatro años, cuya estabilidad estaba
condicionada, según su normativa interna, a las evaluaciones periódicas. De otro lado,
tampoco al asumir la determinación consideró lo dispuesto por el art. 31 de las
Normas Básicas del Sistema de Administración de Personal, que rigen para los
funcionarios del SENASAG, para precautelar la dignidad del trabajador dispone que
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 256

cualquier transferencia se efectúa entre puestos similares o afines y en el que debe


prevalecer el consenso entre servidor público y la entidad.

Consiguientemente, en el caso de autos, el recurrido, al haber destinado al actor como


Encargado de Área de Sanidad Vegetal, que es una función significativamente inferior
a la que ocupaba, desmejoró sustancialmente su condición y relación laboral,
produciendo una degradación que menoscaba el mínimo de dignidad constante
inherente a su persona, -en el caso concreto- cuyo respeto y protección, como quedó
expresado, se constituye en el fin primordial del Estado y el fundamento del orden
político y la paz social, lo que torna en ilegal la determinación asumida, que debe ser
reparada a través de la protección que brinda el art. 19 Constitucional y demás normas
complementarias aludidas.

GOBIERNO MUNICIPAL

LA COMISIÓN DE ETICA DE UN MUNICIPIO DEBE SER


DESIGNADA A PRINCIPIO DE LA GESTIÓN Y NO DESPUES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0087/2004-R

Sucre, 14 de enero de 2004 El recurrente sostiene que los demandados, vulneraron sus
derechos al trabajo, debido proceso y a ejercer una función pública, pues en su
condición de Concejal del Municipio de Inquisivi, la Comisión de Etica inició en su
contra y otro Concejal proceso administrativo interno por la supuesta comisión de
faltas señaladas en el art. 33.3) LM, con el que no fue citado ni notificado
personalmente sino mediante cédula, proceso que se sustanció con una serie de
irregularidades y que concluyó con la suspensión definitiva de su mandato. Sin
embargo los actos de la Comisión de Etica son nulos de pleno derecho, por cuanto los
miembros que la conforman debieron ser elegidos anualmente, es decir al inició de la
presente gestión como lo dispone el art. 35-VII) LM, requisito que al no haberse
cumplido vicia de nulidad lo actuado, más aún cuando se le impuso una sanción que
no le correspondía al no existir en su contra Auto de procesamiento ejecutoriado ni
sentencia condenatoria también ejecutoriada. Por consiguiente, corresponde
determinar en revisión, si tales extremos son ciertos y si se justifica otorgar la tutela
que brinda el art. 19 CPE.

III.1De los antecedentes procesales se constata que mediante RM 011/2003 de 16 de


abril el Concejo Municipal de Inquisivi dispuso el procesamiento interno de los
Concejales Wálter Calle Laura (recurrente) y Heriberto Marca Poma, debiendo la
Comisión de Etica sustanciar el proceso interno de conformidad con el art. 35 y
siguientes de la Ley de Municipalidades (LM). Al respecto dicha disposición legal
prevé el juzgamiento del Alcalde y Concejales cuando en el ejercicio de sus funciones
cometan faltas que están señaladas en el art. 33 del mismo cuerpo de leyes, proceso
que se sustanciará de acuerdo con la normativa citada y art. 36 de la Ley 2028, siendo
257 José Luis Paredes Oblitas

competente para ello la Comisión de Ética que debe ser designada anualmente según
lo establece el art. 35 nums. I y VII) LM. III.2Conforme con esta última disposición
legal, la Comisión de Etica debe ser designada al iniciarse cada gestión, es decir
anualmente lo que no se cumplió en el caso de autos, pues dicha Comisión como lo
admiten los propios recurridos en la audiencia, fue designada el 2 de mayo de 2002, y
no obstante de esta omisión el proceso en contra del recurrente y el otro Concejal se
sustanció con una serie de irregularidades que concluyó con la suspensión definitiva
de su mandato, en contravención al art. 40.2) CPE y art. 36 num. 5 y 6) LM , norma
en la que la sanción de destitución no está comprendida pues sólo reconoce la
suspensión temporal del ejercicio del mandato al existir Auto de procesamiento
ejecutoriado y la suspensión definitiva en caso de sentencia condenatoria ejecutoriada
a pena privativa de libertad, presupuestos que no se dan en el caso del recurrente.
III.3Por lo expresado se evidencia que la Comisión de Ética, al no haber sido
legalmente designada de acuerdo con la Ley de Municipalidades en vigencia, vició de
nulidad lo actuado, vulnerando de esa manera la garantía del debido proceso
reconocida por el art. 16 CPE, los derechos a la defensa, al trabajo, a ejercer la
función pública para la que fue elegido el recurrente y el principio de igualdad de las
partes, consagrado por el art. 6.I constitucional, del que se extrae la garantía de la
tutela jurisdiccional eficaz, entendida en el sentido más amplio, dentro del contexto
constitucional referido, como el derecho que tiene toda persona de acudir o someterse
ante un juez o tribunal competente e imparcial, para hacer valer sus derechos. III.4Al
respecto el Tribunal Constitucional se ha pronunciado de manera uniforme en sus
fallos al establecer que: "la garantía del debido proceso que consagra el art. 16 CPE,
es aplicable no sólo al ámbito judicial, sino también al administrativo cuando se tenga
que someter a una persona a un procedimiento en el que deberá determinarse una
responsabilidad" ; por ello si bien el Concejo Municipal dispuso el inicio de un
proceso administrativo interno contra el recurrente, dicho juzgamiento debió haber
sido sustanciado por la Comisión de Ética legítimamente elegida como lo determina la
normativa municipal y con respeto de sus derechos y garantías.

Corresponde, en consecuencia, otorgar la tutela solicitada por encontrarse los hechos


dentro de las previsiones del art. 19 CPE, instituido para precautelar los derechos y
garantías fundamentales de las personas ante actos ilegales de particulares o
funcionarios que los supriman o restrinjan, o amenacen restringirlos o suprimirlos en
su ejercicio. En tal virtud, la Jueza de amparo constitucional al haberlo declarado
procedente ha efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes procesales y
dado correcta aplicación al citado precepto constitucional.

GOBIERNO MUNICIPAL

EL REGIMEN MUNICIPAL EN BOLIVIA. COMPETENCIA DEL


ORGANO LEGISLATIVO PARA CAMBIAR LA SEDE DEL
GOBIERNO MUNICIPAL.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 258

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0074/2004 Sucre, 16 de julio de 2004 Los


recurrentes impugnan de nulidad la Ordenanza Municipal 002/2004 de 9 de febrero,
denunciando que las autoridades recurridas, actuando sin tener jurisdicción ni
competencia y usurpando las funciones del Poder Legislativo, han dispuesto el
cambio de sede administrativa del Gobierno

Municipal de la Tercera Sección Municipal de la Provincia Nor Cinti, de su capital


Incahuasi nombrada por Ley de la República, a la población de Villa Charcas,
vulnerando el art. 31 de la CPE. En consecuencia, corresponde a este Tribunal,
determinar si los hechos denunciados son evidentes y encuadran en los presupuestos
jurídicos previstos por los arts. 31 de la Constitución y 79 de la LTC, para declarar la
nulidad de la Ordenanza Municipal impugnada.

III.1.El régimen municipal en Bolivia

Dada la importancia de la problemática planteada, este Tribunal considera necesario


referirse previamente al marco conceptual y normativo del Régimen Municipal en
Bolivia.

Al respecto cabe señalar que el Régimen Municipal en Bolivia está constituido por
tres elementos básicos: el Municipio, la Municipalidad y el Gobierno Municipal, los
tres elementos están íntimamente vinculados al grado que uno no podría tener
existencia propia y autónoma sin la presencia de los otros elementos. El Municipio,
según la doctrina es la comunidad autónoma de personas asociadas por vínculos de
tradición, localidad y trabajo, dentro del territorio de un Estado, dirigida por la
autoridad que ella misma ha elegido para alcanzar los fines que le son inherentes. La
norma prevista por el art. 3-I de la Ley Municipalidades (LM), la define como "la
unidad territorial, política y administrativamente organizada, en la jurisdicción y con
los habitantes de la Sección de Provincia, base del ordenamiento territorial del Estado
unitario y democrático boliviano". Es pues la unidad territorial básica del Estado, que
tiene como elementos esenciales el territorio, la población y organización político
¬administrativo. La Municipalidad, conforme define el art. 3.III de la citada Ley, "es
la entidad autónoma de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio
propio que representa institucionalmente al Municipio, forma parte del Estado y
contribuye a la realización de sus fines". Finalmente, el Gobierno Municipal es el
mecanismo constitucional a través del cual se ejerce el poder político en el Municipio,
definiendo políticas, aprobando planes y programas de desarrollo y administrando los
bienes y servicios del Municipio. Según la norma prevista por el art. 3.IV de la LM, es
el que ejerce el gobierno y la administración del Municipio.

El Régimen Municipal fue instituido en el sistema constitucional boliviano en la


reforma constitucional de 1839, luego fue suprimido en la reforma constitucional de
1843 para ser restituido el año 1851. La definición de la naturaleza jurídica, los fines y
259 José Luis Paredes Oblitas

objetivos, así como de los elementos constitutivos del Régimen Municipal, ha tenido
un variable tratamiento normativo en la Constitución.

III.2. La sede de funciones del Gobierno Municipal

Tomando en cuenta que la problemática planteada se origina en la decisión adoptada


por las autoridades recurridas, de cambiar la sede de funciones del órgano ejecutivo
del Gobierno Municipal, cabe señalar que ni la Constitución, menos la Ley de
Municipalidades definieron de manera expresa la sede de funciones del Gobierno
Municipal; sin embargo, implícitamente sí lo hicieron, es decir, tanto el Constituyente
cuanto el legislador dejaron una norma implícita de la que puede extraerse una sub
regla que defina la situación referida a la sede de funciones del Gobierno Municipal.

Realizando una revisión retrospectiva de la Constitución, se puede señalar que la


Constitución reformada el año 1839, al instituir los Gobiernos Municipales, en su art.
128 dispuso que "Habrá un concejo Municipal en todas las capitales de Departamento,
y en las de provincia donde lo permita su vecindario", de otro lado, en su art. 135
definió que "en cada cantón habrá una junta municipal, debiendo la ley arreglar el
nombramiento y el número de sus individuos". La Constitución reformada el año
1861, en su art. 69 definió de manera más clara el tema al disponer que "habrá un
Concejo Municipal en cada capital de departamento y de provincia, y en cada cantón,
uno o más agentes municipales". En la Ley Fundamental reformada el año 1947, se
introdujo una reforma importante, definiendo de manera más clara y expresa el
Régimen Municipal, instituyendo el Gobierno Municipal Autónomo, señalando su
asiento y forma de elección; así, el art. 148 dispuso lo siguiente: "a) El Gobierno
comunal es autónomo. b) En las capitales de Departamento, habrá un Concejo
Municipal y un Alcalde. c) En las provincias, en sus secciones y en los puertos, habrá
Juntas municipales. d) Los Alcaldes serán rentados. e) En los cantones habrá Agentes
Municipales. f) Los miembros de los Concejos y Juntas municipales, serán elegidos
mediante sufragio popular según el sistema de listas incompletas y por el período de
dos años. g) Los Alcaldes serán elegidos por los respectivos Concejos

o Juntas municipales, por el período de dos años". En la reforma constitucional de


1967, se mantuvo la norma anteriormente citada. Finalmente en la reforma
constitucional de 2004, se modificó las normas previstas por el art. 200 de la
Constitución; con relación al tema objeto de análisis, en el primer parágrafo del citado
artículo se definió lo siguiente: "El gobierno y la administración de los municipios
están a cargo de Gobiernos Municipales autónomos y de igual jerarquía. En los
cantones habrá agentes municipales bajo supervisión y control del Gobierno
Municipal de su jurisdicción".

Del análisis de las normas constitucionales citadas, se puede concluir en principio,


que la Constitución no definió de manera expresa la sede de funciones del Gobierno
Municipal; sin embargo, efectuando una interpretación de dichas normas se puede
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 260

extraer una norma implícita que sí define el tema objeto de análisis, es decir, la sede
de funciones del gobierno Municipal. En efecto, en las normas previstas por la
Constitución, adoptadas en las diferentes reformas constitucionales mencionadas se
define lo siguiente: a) el Municipio será administrado por un Gobierno Municipal; y
b) el Gobierno Municipal estará conformado, en las capitales de Departamento por un
Concejo Municipal y Alcalde, en las provincias y los puertos por Juntas Municipales
y Alcaldes; y en los Cantones por Agentes Municipales; de lo que se infiere que, si en
cada capital de Departamento, en cada Provincia y Sección se instituye un Concejo
Municipal y Alcalde, ambos constituyen el Gobierno Municipal, entonces la sede de
funciones es en la capital de cada unidad territorial, no puede ser de otra manera, pues
si se toma en cuenta que, según la norma prevista por el art. 110 de la Constitución el
territorio de la República se divide políticamente en departamentos, provincias,
secciones de provincias y cantones, entonces, en las capitales de las tres primeras
unidades territoriales existen un concejo Municipal y un Alcalde, lo que supone que
es en ese lugar su sede de funciones, de otro lado en los cantones existen Agentes
Municipales, por lo mismo, la sede del gobierno Municipal no puede estar fijada en
un Cantón sino en la capital de la Sección de Provincia (Sección Municipal según la
Ley de Participación Popular).

A lo señalado cabe añadir que, de conformidad a lo previsto por el art. 203 de la


Constitución "Cada Municipio tiene una jurisdicción territorial continua determinada
por ley"; esa Ley que define la jurisdicción territorial del municipio es la Ley de
Municipalidades, que en su art. 6 dispone expresamente lo siguiente: "El Gobierno
Municipal ejerce su jurisdicción y competencia en el área geográfica correspondiente
a la Sección de Provincia respectiva", de ello, se infiere nuevamente que el Gobierno
Municipal, constituido por el Concejo Municipal y el Alcalde, tiene su sede en la
capital de la Sección de Provincia, pues en los cantones habrá un Agente Municipal,
por mandato expreso del art. 200-I de la Constitución vigente y el art. 10 de la LM..

III.3. El Gobierno Municipal; funciones y atribuciones del concejo Municipal

Dada la condición de Estado unitario descentralizado, el constituyente ha instituido en


la estructura política los Gobiernos Municipales Autónomos, que en la doctrina
constitucional se los conoce como Gobiernos Locales Autónomos. En efecto, como se
tiene referido precedentemente, según dispone el art. 200-I de la Constitución "El
gobierno y la administración de los municipios están a cargo de Gobiernos
Municipales autónomos y de igual jerarquía".

Por definición de la norma prevista por el art. 200-II de la Constitución, "la autonomía
municipal consiste en la potestad normativa, ejecutiva, administrativa y técnica en el
ámbito de su jurisdicción y competencia territoriales".

Con relación al tema de la autonomía municipal, este Tribunal Constitucional en su


SC 0065/2003 de 15 de julio, ha señalado lo siguiente: "(..) el art. 200 de la
261 José Luis Paredes Oblitas

Constitución prevé que "I. El gobierno y la administración de los municipios están a


cargo de Gobiernos Municipales autónomos y de igual jerarquía (..)", luego de manera
expresa define los alcances de la autonomía de dichos Gobiernos Municipales
señalando que: "II. La autonomía municipal consiste en la potestad normativa,
ejecutiva, administrativa y técnica en el ámbito de su jurisdicción y competencia
territoriales" (..) De otro lado, la misma Ley, en su art. 4 define el alcance de la
autonomía municipal, prescribiendo: (…) "I. La autonomía municipal consiste en la
potestad normativa, fiscalizadora ejecutiva, administrativa y técnica ejercida por el
Gobierno Municipal en el ámbito de su jurisdicción territorial y de las competencias
establecidas por Ley. (..)"II. La autonomía municipal, se ejerce a través de: (..) 1. La
libre elección de las autoridades municipales, 2. La facultad de generar, recaudar e
invertir recursos, 3. La potestad de dictar Ordenanzas y Resoluciones determinando
así las políticas y estrategias municipales, 4. La programación y ejecución de toda
gestión jurídica, administrativa, técnica, económica, financiera, cultural y social; 5. La
potestad coercitiva para exigir el cumplimiento de la presente Ley y de sus propias
Ordenanzas y Resoluciones, y 6. El conocimiento y Resoluciones de controversias
relacionadas con el ejercicio de sus potestades normativas, ejecutivas, administrativas
y técnicas, mediante los recursos administrativos previstos en la presente Ley y las
normas aplicables." (..) De las normas precedentemente referidas se infiere que la
autonomía de los gobiernos municipales, tal y como se reconoce en los arts. 200 CPE,
3 y 4 LM gozan de una garantía institucional con un contenido mínimo que los
órganos del poder central, como son el Ejecutivo, en el ámbito de su potestad
reglamentaria y administrativa, y el legislativo, en el ámbito de su potestad legislativa,
de control y fiscalización, deben resguardarla (..)". (las negrillas son nuestras).

De lo que se concluye lo siguiente: a) los Municipios como unidades territoriales


básicas del ordenamiento territorial del Estado, se gobiernan y administran mediante
un Gobierno Municipal autónomo; y b) si bien la autonomía de los gobiernos
municipales está expresamente reconocida en la Constitución, el ejercicio de la misma
es reglada, lo que significa que se ejerce en los alcances y con los límites fijados por
la propia Constitución y sujeto a las definiciones previstas en la Ley de
Municipalidades, lo que supone que se ejerce en el marco de las competencias
establecidas por dicha Ley.

La norma prevista por el art. 8 de la LM define las competencias del Gobierno


Municipal en las siguientes materias: a) Desarrollo Humano y Sostenible; b)
Infraestructura; c) Administrativa y financiera; d) Defensa del consumidor; y e)
Servicios. Si bien es cierto que la autonomía municipal, entre otras cosas, comprende
la potestad normativa, se entiende que la misma será ejercida en el ámbito de las
competencias asignadas por la norma precedentemente referida.

Finalmente, cabe señalar que el Concejo Municipal, como parte del Gobierno
Municipal autónomo, por disposición del art. 12 de la LM se constituye en el "órgano
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 262

representativo, deliberante, normativo y fiscalizador de la gestión municipal"; la


potestad normativa la ejerce dictando Ordenanzas Municipales a través de las cuales
establece disposiciones legales municipales de carácter general y obligatorio para su
aplicación en todo el Municipio; empero, dicha potestad la ejercerá en el marco de las
competencias que la Ley de Municipalidades asigna al Gobierno Municipal; lo que
significa que, siendo la autonomía reglada el Concejo Municipal no puede emitir
normas que no estén comprendidas en el ámbito de su competencia.

III.4.La problemática planteada

Según lo referido por los recurrentes, así como por los recurridos, la problemática
planteada en el presente recurso se origina en la emisión de la Ordenanza Municipal
002/2004 de 9 de febrero de 2004, por las autoridades municipales recurridas; en
criterio de los recurrentes sin tener jurisdicción y competencia para ello, usurpando las
funciones del Poder Legislativo; pero, en criterio de los recurridos, la Ordenanza
impugnada fue emitida con plena jurisdicción y competencia, en el marco de las
normas previstas por la Constitución y la Ley de Municipales y con legitimidad, por
pedido de las Organizaciones Territoriales de Base del Municipio.

Sobre la base de las precisiones conceptuales y el análisis normativo del Régimen


Municipal que anteceden, corresponde dilucidar la problemática planteada. A cuyo
efecto corresponde formular las siguientes consideraciones de orden jurídico -
constitucional:

III.4.1. En primer lugar corresponde señalar que la definición de la sede de funciones


del Gobierno Municipal, es una atribución que corresponde al ámbito político-
administrativo.

Ahora bien, conforme se ha señalado en el punto III.2 de esta sentencia, si bien no de


manera explícita, pero implícitamente está definido que la sede de funciones del
Gobierno Municipal es en la capital de la Sección de Provincia (Sección Municipal),
esa fue la voluntad del Constituyente, desde que introdujo el Régimen Municipal al
sistema constitucional boliviano y que no ha sido sustancialmente modificada, al
contrario ha sido debidamente desarrollada por el legislador, así se infiere de la norma
prevista por el art. 12 de la LM. En consecuencia, para modificar esa sede de
funciones del gobierno Municipal deberá emitirse una norma legal de igual o superior
jerarquía.

III.4.2. Respecto a la competencia del Gobierno Municipal para definir el cambio de


su sede administrativa, efectuando un análisis cuidadoso de las normas previstas por
la Ley de Municipalidades, más específicamente el art. 8 de la misma, se concluye
que el Legislador no le ha conferido competencia para ello. En efecto, conforme se ha
señalado las competencias asignadas por el Legislador al Gobierno Municipal
autónomo, están organizadas en cinco materias, entre ellas se tiene la materia
263 José Luis Paredes Oblitas

Administrativa y Financiera. Revisando el desglose de las competencias en dicha


materia se establece que no está incluida la potestad de definir el cambio de sede
administrativa del Gobierno Municipal.

Cabe advertir que las atribuciones que el legislador asigna al Gobierno Municipal en
las normas previstas por el art. 164 de la LM, que textualmente dispone lo siguiente:
"Los Gobiernos Municipales tienen la potestad de organizar administrativamente el
territorio del Municipio en distritos municipales, en el marco del proceso participativo
de planificación y de ordenamiento municipal", no constituye una competencia de
carácter político - administrativo, referida a la definición o cambio de la sede
administrativa del Gobierno Municipal, toda vez que la citada norma tiene su alcance
estrictamente al ámbito de la competencia administrativa referida a la forma en que el
Gobierno Municipal organizará territorialmente el Municipio para el cumplimiento de
los fines que definidos por el art. 5 de la LM. En consecuencia, la norma prevista por
el art. 164 de la LM no puede servir de fundamento para la legalidad de la Ordenanza
Municipal impugnada en el presente recurso.

III.4.3. Si el Gobierno Municipal, como tal, no tiene competencia para disponer el


traslado de la sede administrativa del Gobierno Municipal, con mayor razón el
Concejo Municipal, como parte de dicho Gobierno, no tiene competencia alguna para
tomar esa decisión, por lo mismo para emitir una norma municipal que defina dicha
situación, como sucedió en el caso que motivó el presente recurso. En efecto, en el
marco de la autonomía reglada, el legislador ha desarrollado las funciones y
atribuciones del Concejo Municipal, enmarcando las mismas a las finalidades y
competencias del Gobierno Municipal. Así en el art. 12 de la LM, se enumeran las
atribuciones del Concejo Municipal, en ellas no está prevista la atribución de disponer
el cambio de la sede administrativa del Gobierno Municipal, ni siquiera de uno de sus
integrantes (Alcaldía o Concejo Municipal). En consecuencia, no estando explícita o
implícitamente prevista la competencia de disponer el cambio de la sede
administrativa del gobierno Municipal o de la Alcaldía, el Concejo Municipal, al
emitir la Ordenanza Municipal impugnada, ha obrado sin tener jurisdicción ni
competencia. No son atendibles los fundamentos expuestos por las autoridades
recurridas en su alegato presentado ante este Tribunal Constitucional mediante
memorial de 30 de marzo de 2004, en sentido de que la decisión habría respondido al
pedido de sesenta y dos OTBs que se habría sustentado en las normas previstas por los
arts. 146 y 147 de la LM. Al respecto cabe recordar que en un Estado Social y
Democrático de Derecho, como es el Estado boliviano, si bien es cierto las personas
tienen el derecho de formular peticiones individual o colectivamente, así lo consagra
el art. 7.h) de la Constitución, no es menos cierto que dichas peticiones deberán ser
formuladas ante las autoridades competentes, de un lado y, del otro, si se planteasen
ante una autoridad incompetente para atender la petición, ésta deberá derivar a la
autoridad o funcionario competente, pues no le está permitido que, a título de atender
una petición de los ciudadanos, tenga que usurpar funciones, pues ello está
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 264

expresamente prohibido por la norma prevista por el art. 31 de la Constitución. Por


otro lado, cabe señalar que las normas municipales invocadas por los recurridos, por
cuanto en ninguno de ellas está previsto que, el Concejo Municipal, tenga que
disponer el cambio de la sede administrativa del Gobierno Municipal atendiendo un
pedido de los ciudadanos, pues las normas invocadas definen los derechos de los
habitantes del Municipio con relación al Gobierno Municipal (art. 146 LM), así como
el ejercicio del derecho de petición en el ámbito municipal (art. 147 LM). Tampoco es
atendible el argumento expuesto por los recurridos, en sentido de que su decisión se
sustentaría en la autonomía municipal establecida por los arts. 200-I de la
Constitución, 4-I y II.3 de la LM; por cuanto, como se tiene referido, la autonomía
municipal es reglada y abarca a los ámbitos de las competencias definidas por la Ley,
concretamente por el art. 8 de la LM, en las que, se reitera, no está prevista la
competencia del Gobierno Municipal para disponer el cambio de su sede
administrativa. Con relación a las normas previstas por los arts. 29.1) y 4) de la LM,
invocadas por los recurridos para justificar su decisión impugnada, corresponde
señalar que, si bien es cierto que el numeral 1) del art. 29 de la LM dispone como
obligación de los concejales el "Cumplir la Constitución Política del Estado y las
leyes velando por la correcta administración de los asuntos municipales", no existe
Ley alguna que establezca competencia del Concejo Municipal para disponer el
traslado de la sede administrativa del Gobierno Municipal; y la norma prevista por el
numeral 4) del citado art. 29 se explica por sí sola, toda vez que establece como
obligación de los concejales el "Defender los derechos ciudadanos e intereses de la
comunidad, en el marco de las competencias municipales", como ya se tiene referido
en forma reiterativa, no es competencia del Concejo Municipal disponer el cambio de
sede administrativa del Gobierno Municipal, por lo tanto no puede sostener que
defendieron los derechos de los ciudadanos, pues ante la petición planteada por las
OTBs que refieren los recurridos, lo que correspondía era que traslades dicha petición
ante la autoridad competente y luego lo gestionen.

Finalmente, corresponde señalar que las normas previstas por los arts. 12.19) y 79.7)
de la LM no son aplicables al caso, por cuanto se refieren a la distritación municipal,
no así a la definición de la sede administrativa del Gobierno Municipal.

III.4.4. Con relación a la autoridad competente para disponer el cambio de la sede


administrativa del Gobierno Municipal, corresponde señalar que de una interpretación
sistematizada de las normas previstas por el art. 59.18 y 203 de la Constitución, así
como de los arts. 6 y 153 de la LM, se infiere que dicha autoridad es el Poder
Legislativo.

En efecto, según la norma prevista por el art. 203 de la Constitución "Cada Municipio
tiene una jurisdicción territorial continua determinada por ley", en cumplimiento de
dicha norma, el art. 6 de la
265 José Luis Paredes Oblitas

LM ha definido que "El Gobierno Municipal ejerce su jurisdicción y competencia en


el área geográfica correspondiente a la Sección de Provincia respectiva". De otro lado,
el art. 153 de la LM, dispone que "la creación, fusión y delimitación de unidades
político-administrativas y, entre ellas, de las secciones de Provincia correspondientes
al municipio, es facultad privativa del Poder Legislativo, conforme a la Constitución
Política del Estado previo proceso técnico administrativo y cumplimiento de
requisitos definidos por ley"; finalmente el art. 59.18ª de la Constitución establece
como atribución del Poder Legislativo el "Crear nuevos departamentos, provincias,
secciones de provincia y cantones, así como fijar sus límites, habilitar puertos
mayores y establecer aduanas".

De las normas citadas se infiere lo siguiente: a) si el Municipio es una unidad


territorial, la creación y delimitación de dicha unidad es potestad del Poder
Legislativo; b) el Municipio es gobernado y administrado por un gobierno Municipal;
c) la jurisdicción del Gobierno Municipal está definida por la Ley de
Municipalidades; d) la creación, fusión y delimitación de unidades político-
administrativas y, entre ellas, de las secciones de Provincia correspondientes al
municipio es facultad privativa del Poder Legislativo; e) la sede del Gobierno
Municipal, está implícitamente definida por la Constitución y la Ley de Municipalices
en la capital de la Sección de Provincia; y f) por lo tanto, si es atribución del Poder
legislativo crear departamentos, provincias, secciones y cantones, fijando sus límites,
está implícita en dicha potestad el definir la capital respectiva de la unidad territorial
creada, que se constituirá en sede del Gobierno Municipal, por lo mismo también está
implícitamente definido que será dicho órgano de poder del Estado el que disponga el
cambio de la sede administrativa del Gobierno Municipal.

En consecuencia, siendo una potestad del Poder Legislativo el disponer el cambio de


la sede administrativa del Gobierno Municipal, las autoridades municipales, al emitir
la Ordenanza Municipal 002/2004 de 9 de febrero de 2004, han usurpado las
funciones del referido Poder Legislativo, viciando de nulidad su decisión, por lo que
corresponde declarar su nulidad.

GOBIERNO MUNICIPAL

LOS GOBIERNOS MUNICIPALES DEBEN PROMOVER


PROCESOS DE INSTITUCIONALIZACIÓN CONVOCANDO A
CARGOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0169/2007-R Sucre, 21 de marzo de 2007 La


recurrente aduce la lesión a sus derechos a la dignidad humana, a la seguridad
jurídica, al trabajo, a percibir una remuneración justa, a participar en la función
pública y al debido proceso; así como al principio de legalidad; por cuanto el 9 de
junio de 2004, la ex Alcaldesa Municipal expidió memorando agradeciendo sus
servicios en el cargo que desempeñaba como Jefe del Departamento III de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 266

Programación de Operaciones, invocando el art. 55 del DS 21060; contra cuya


decisión el 16 de junio y el 16 de agosto de 2004 interpuso recurso de revocatoria y al
no haber recibido respuesta alguna, por silencio administrativo, el 26 de agosto de
2004 formuló recurso jerárquico; que fue resuelto por el Concejo Municipal de
Cochabamba por Resolución Municipal 4179 de 22 de octubre de 2004, resolviendo
declarar improcedente el recurso jerárquico planteado y en consecuencia ratificó el
memorando 1189 de 9 de junio de 2004 en aplicación del art. 11 de las Disposiciones
Transitorias de la LM, que dispone que se encuentra sometida y protegida por la
normativa contenida en la Ley General del Trabajo y su Decreto Reglamentario; sin
tener en cuenta, que está sujeta al régimen jurídico de la carrera administrativa
municipal conforme lo reconoce el art. 94 inc. 1) del Reglamento Interno de Personal
del Gobierno Municipal de Cochabamba, denominado Reglamento Interno de
Trabajo; por lo que no podía ser destituida sin previo proceso que justifique esta
medida y de acuerdo con las causales de desvinculación que están señaladas en los
arts. 72 de la LM y 130 del Reglamento de Trabajo, normas que son concordantes con
los arts. 41 del EFP y 32 del DS 26115. Consiguientemente, corresponde analizar en
revisión si los hechos reclamados se encuentran dentro del ámbito de protección que
otorga el art. 19 de la CPE.

III.1. Sobre la excepción al principio de inmediatez

Este Tribunal a través de su jurisprudencia, ha establecido que el recurso de amparo


constitucional, adoptado en Bolivia como una acción tutelar de los derechos
fundamentales y garantías constitucionales, tiene por naturaleza jurídica el de ser un
recurso regido por los principios de subsidiariedad e inmediatez, debiendo en atención
a este último principio, el recurrente solicitar su tutela en forma inmediata, es decir,
una vez que se opere la vulneración del derecho y agote las vías legales ordinarias, a
cuyo efecto se ha establecido un plazo razonable de seis meses para que la persona
afectada presente el recurso; sin embargo, también es necesario recordar que a través
de la SC 762/2003-R, de 6 de junio, ha establecido que la subregla fijada por el
Tribunal respecto a la excepción al principio de inmediatez, señalando que:"…no es
rígida ni cerrada, pues podrá flexibilizarse cuando se hubiese excedido en algunos
días y la lesión del derecho fundamental sea evidente y de tal naturaleza que el órgano
encargado del control de constitucionalidad no puede ni debe permitir se consume".

En esta línea de razonamiento, según la SC 200/2006-R de 21 de febrero, "(…) deben


concurrir dos elementos imprescindibles para que pueda flexibilizarse el cómputo de
los seis meses establecidos como plazo máximo para la presentación de la demanda de
amparo: primero, que el término se hubiera excedido solamente en unos días, y
segundo, que la vulneración al derecho fundamental sea indudable y de tal magnitud
que el Tribunal Constitucional no pueda soslayarlo de modo alguno".

En la problemática planteada, se tiene establecido que la recurrente accionó un


anterior amparo constitucional interpuesto dentro del plazo de los seis meses,
267 José Luis Paredes Oblitas

concretamente a los 5 meses y 29 días de haber agotado la instancias legales de


impugnación, el que en revisión fue resuelto por la SC 1636/2005-R, de 15 de
diciembre, declarado improcedente el recurso por incumplimiento del requisito de
dirigir el mismo contra todos los miembros del Concejo Municipal de Cochabamba,
en cuyo mérito, siguiendo la jurisprudencia de este Tribunal contenida en las SSCC
1353/2003-R, 0814/2006-R, 0059/2007-R, el segundo amparo debió ser interpuesto
dentro del plazo que le restaba, lo que equivale a decir, que la recurrente tenía un solo
día para interponer el segundo amparo, contados a partir de la notificación con la
referida Sentencia Constitucional, ello en razón de que en el primero no se ingresó al
análisis de fondo de su demanda. En el caso concreto, este segundo amparo fue
interpuesto el 14 de marzo de 2006, y aunque no consta la fecha en la cual fue
notificada la recurrente con la SC 1636/2005-R, se advierte que fue presentado fuera
del plazo que le quedaba para accionar este medio de protección; sin embargo, es
preciso señalar que el Tribunal Constitucional, dado el carácter expansivo de los
derechos y sobre todo de los derechos sociales, cuya aplicación debe ser inmediata,
debe asegurar ante todo un mínimo de reconocimiento y efectividad de los mismos,
sin que aspectos formales tiendan a desconocerlos; en tal virtud, aplicando el principio
de favorabilidad y las circunstancias del caso en el que la recurrente -de acuerdo a la
jurisprudencia constitucional- tenía únicamente un día para interponer el amparo, es
posible flexibilizar dicha jurisprudencia sobre la observancia del principio de
inmediatez ante la evidente lesión y su vinculación con derechos sociales que deben
ser especialmente protegidos en el marco de un Estado Social de Derecho. En el caso
concreto, los hechos denunciados en vinculación y articulación con los derechos
fundamentales alegados de lesionados, justifican el análisis de fondo, en la medida en
que se reconozca la necesidad de darle un tratamiento especial, como en otros casos
en los que este Tribunal justificó la excepcionalidad del plazo de interposición de seis
meses que rige a este recurso.

III.2.Sobre el proceso de institucionalización de los servidores públicos municipales


provisorios que ingresaron antes de la Ley de Municipalidades y su incorporación
paulatina a la carrera administrativa municipal

III.2.1. Jurisprudencia constitucional vinculante.

Con carácter previo al análisis de fondo del asunto, corresponde recordar dos casos
análogos en los que funcionarios municipales -justamente del Municipio de
Cochabamba- denunciaron la vulneración de derechos fundamentales similares al caso
de examen, sosteniendo lo siguiente: a) ingresó al Municipio antes de la vigencia de la
Ley de Municipalidades, contando con más de 15 años de trabajo, vale decir,
alegando ser funcionarios municipales con antigüedad considerable y, b) destitución
de su fuente laboral sin tener en cuenta que fueron incorporados a la carrera
administrativa municipal. Decisión, que fue reclamada a través de los recursos
administrativos de revocatoria y jerárquico.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 268

En efecto, en el primer caso, se denunció lesión a los derechos a la seguridad jurídica,


al trabajo, a la petición, a la defensa y la garantía del debido proceso, aduciendo que
las autoridades municipales recurridas prescindieron de sus servicios alegando que es
servidora pública provisoria, sin considerar que es funcionaria de carrera y sin haber
instaurado en contra suyo un proceso interno; problemática que fue resuelta mediante
SC 1476/2005-R, de 22 de noviembre, en la que se estableció que los Gobiernos
Municipales están obligados a implementar la carrera administrativa municipal a
través de procesos de institucionalización; por ello, modulando los efectos de la
Sentencia, se dispuso que: "... el Gobierno Municipal de Cochabamba, en el término
máximo de ciento ochenta días, implemente el proceso de institucionalización a la
carrera administrativa municipal de los funcionarios que se encuentran bajo su
dependencia"; (las negrillas son nuestras), con el argumento de que: "(...) queda claro
que en aplicación de las normas legales citadas precedentemente, los Gobiernos
Municipales están obligados a implementar la carrera administrativa municipal; sin
embargo, en el caso concreto, los antecedentes procesales que informa el expediente,
permiten establecer que el Gobierno Municipal de Cochabamba, hasta la fecha no ha
implementado el proceso de institucionalización a la carrera administrativa municipal
de sus funcionarios, que se encuentra reconocido por mandato de la Constitución y las
leyes; situación que provoca lesión a los derechos fundamentales de los servidores
públicos municipales y a la seguridad jurídica, siendo necesario que dicho proceso de
institucionalización sea efectivizado por el Gobierno Municipal de Cochabamba, a fin
de que los funcionarios municipales tengan la oportunidad de acogerse al mismo, con
el advertido de que la referida falta de consolidación de dicho proceso, no puede ser
atribuida a los propios funcionarios municipales, al ser de responsabilidad de la
entidad edilicia" (las negrillas son nuestras).

Posteriormente, en el segundo caso, mediante SC 0356/2006-R de 12 de abril, este


Tribunal, complementando el razonamiento referido, desarrollando el marco
normativo que sustenta dicho entendimiento señaló:

"En efecto, esta línea jurisprudencial, se sustenta en razón de la interpretación


sistemática y teleológica de las siguientes disposiciones legales, que señalan lo
siguiente: En primer término, existe normativa clara sobre la carrera administrativa y
los funcionarios públicos no sujetos a ella. Así la norma prevista por el art. 5 del
Estatuto del funcionario público (EFP) efectúa una clasificación de los funcionarios
públicos en: electos, designados, de libre nombramiento, de carrera e interinos,
señalando que son funcionarios de carrera: "(...) aquellos que forman parte de la
administración pública, cuya incorporación y permanencia se ajusta a las
disposiciones de la Carrera Administrativa que se establecen en el presente Estatuto'.
Por su parte, el art. 71 del EFP '(CONDICION DE FUNCIONARIO PROVISORIO).
Los servidores públicos que actualmente desempeñen sus funciones en cargos
correspondientes a la carrera administrativa y cuya situación no se encuentre
comprendida en el artículo precedente, serán considerados funcionarios provisorios,
269 José Luis Paredes Oblitas

que no gozarán de los derechos a los que hace referencia el Numeral II del Artículo 7°
de la presente Ley. El Poder Ejecutivo programará, en el ámbito de su competencia, la
sustitución gradual de los funcionarios provisorios por funcionarios de carrera,
mediante la implementación de programas de desarrollo institucional'. De cuya
normativa se colige que los funcionarios públicos son considerados de carrera cuando
estuviese demostrado que en su incorporación y permanencia en el cargo cumplieron
con todos los requisitos exigidos por las disposiciones de la carrera administrativa, es
decir, que hubiesen sido sometidos a un proceso de reclutamiento de personal
mediante convocatorias internas y externas, sobre la base de los principios de mérito,
competencia y transparencia, conforme lo prevé el art. 23 del EFP y en caso de no
estar comprendido dentro de esa categoría, serán considerados como provisorios, con
derecho a ser incorporados a la carrera administrativa previo proceso de selección en
un programa de institucionalización. Por otra parte el art. 3 del EFP, referido a su
ámbito de aplicación, parágrafo III, en relación al art. 4 del Reglamento de Desarrollo
Parcial a la Ley del EFP (aprobado por Decreto Supremo DS 25749 de 24 de abril de
2000), disponen que de acuerdo a la norma consagrada por el art. 200 de la CPE, que
regula la autonomía municipal, la carrera administrativa de los gobiernos municipales
se rige por la Ley de Municipalidades.

En ese marco, la Ley de Municipalidades, Ley especial de aplicación en el presente


caso, estableciendo la categoría de los servidores públicos municipales dispone lo
siguiente: "Artículo 59.¬(Servidores Públicos y otros Empleados). A partir de la
promulgación de la presente Ley, el personal que se incorpore a los Gobiernos
Municipales será considerado en las siguientes categorías: 1.Los servidores públicos
municipales sujetos a las previsiones de la Carrera Administrativa Municipal descrita
en la presente Ley y las disposiciones que rigen para los funcionarios públicos. 2. Los
funcionarios designados y de libre nombramiento que comprenden al personal
compuesto por los oficiales mayores y oficiales asesores del Gobierno Municipal (...)'.

Asimismo, el art. 11 de las Disposiciones Finales y Transitorias de la Ley de


Municipalidades '(Trabajadores Municipales). Las personas que se encuentren
prestando servicios a la Municipalidad, con anterioridad a la promulgación de la
presente Ley, a cualquier título y bajo cualquier denominación, mantendrán sus
funciones bajo las normas y condiciones de su contratación o designación original, ya
sea bajo la protección de la Ley General del Trabajo o cualquier disposición legal
pertinente. Los Gobiernos Municipales podrán incorporarlos paulatinamente en las
categorías de empleados que establece la presente Ley'.

En ese orden, respecto a la selección de los funcionarios para el ingreso a la carrera


administrativa municipal la norma prevista en el art. 64 de la LM dispone que los
procesos de reclutamiento de personal en los gobiernos municipales estarán fundados
en los principios de mérito, competencia y transparencia, a través de procedimientos
que garanticen la igualdad de condiciones de selección, siendo realizados los mismos
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 270

mediante convocatorias externas e internas y que además de ello la selección de los


funcionarios y consecuente ingreso a la carrera administrativa municipal, se realizará
sobre la base de su capacidad, idoneidad, aptitud y antecedentes laborales y
personales, en aplicación de las normas establecidas por el Sistema de Administración
de Personal.

A ese efecto, en concordancia con el art. 64 de la LM, precedentemente citado, el


Decreto Supremo 26115 de 16 marzo de 2001, que aprueba las Normas Básicas del
Sistema de Administración de Personal, cuyo ámbito de aplicación es obligatorio en
todas las entidades del sector público, como es el caso de los Municipios, señala lo
siguiente:

1) Serán reconocidos como funcionarios de carrera, entre otros, los servidores


públicos que a la fecha de vigencia de la Ley 2027, hubieran desempeñado la función
pública en la misma entidad de manera ininterrumpida durante cinco o más años,
exigiendo que este plazo sea de siete o más años para quienes ocupan puestos
jerárquicos del cuarto nivel de la carrera administrativa. Pero además se establece que
podrán asimilar la condición de funcionarios de carrera, previa convalidación de su
proceso de vinculación con la administración pública por parte de la Superintendencia
del Servicio Civil, aquellos servidores que hayan sido incorporados al servicio público
en los últimos cinco años a través de procesos de convocatorias públicas competitivas
(art. 57.I y II);

2) Los funcionarios públicos que actualmente desempeñen sus funciones en puestos


correspondientes a la carrera administrativa y cuya situación no se encuentre
comprendida en el art. 57 de las presentes Normas Básicas, serán considerados
funcionarios provisorios y tendrán la oportunidad de ingresar a éstos mediante los
procesos de convocatoria internas (art. 59).

En este marco normativo, se tiene previsto de manera expresa que sólo los
funcionarios que se sometan a los procesos de reclutamiento y selección de personal,
así como a las evaluaciones periódicas de su desempeño para su permanencia,
movilidad o retiro, mediante procesos de convocatorias internas o externas, podrán ser
incorporados a la Carrera Administrativa Municipal, conforme disponen los arts. 61,
64, 66 y 67 de la citada Ley de Municipalidades" (las negrillas y el subrayado son
nuestros).

La misma SC 0356/2006-R, resolviendo el caso concreto, señaló:

"(…) si bien, conforme se concluyó en fundamento jurídico precedente que la


recurrente no demostró que tiene la categoría de funcionaria pública de carrera
municipal y por lo mismo es un funcionaria pública municipal provisoria; sin
embargo, esta situación se debe a que el Gobierno Municipal de Cochabamba no ha
implementado el proceso de institucionalización a la carrera administrativa municipal
271 José Luis Paredes Oblitas

de sus funcionarios, que se encuentra reconocido por mandato de la Constitución y las


leyes, cual era su obligación y responsabilidad conforme lo estipula la parte final del
art. 71 del EFP con relación al art. 11 de las disposiciones finales y transitorias de la
LM; así como lo previsto por el art. 59 del DS 26115 de 16 marzo de 2001, que
establecen la obligación de los gobiernos municipales de procurar la sustitución
gradual de los funcionarios provisorios por funcionarios de carrera, mediante la
implementación de programas de desarrollo institucional, para que los funcionarios en
la categoría de provisorios tengan la oportunidad de ingresar a éstos mediante los
procesos de convocatoria internas, conforme lo determina también el art. 18 del DS
26115 que señala expresamente que esta clase de convocatoria'(...) está dirigida
exclusivamente a los servidores públicos de la entidad con fines de promoción o para
ser incorporado a la carrera administrativa (...); coligiéndose de la normativa señalada
que en determinados supuestos, puede la ley consagrar formas de concurso cerrado a
través de convocatorias internas con el fin de proteger de manera preferente las
expectativas de aquellos servidores públicos que en su condición de provisorios
tengan el legítimo derecho de acceder a la carrera administrativa" (las negrillas y el
subrayado son nuestros).

III.2.2. Situación del Gobierno Municipal de Cochabamba

Para abordar el tema del proceso de institucionalización que encara esta entidad
edilicia, respecto de los servidores públicos municipales provisorios que ingresaron
antes de la Ley de Municipalidades y su incorporación paulatina a la carrera
administrativa municipal, así como establecer claramente cuál es el avance o estado
de dicho proceso; en primer término, corresponde referirse a los alcances de la
Resolución Municipal 2711/2000 de 3 de marzo, emitida por el Concejo Municipal de
la Provincia Cercado del Departamento de Cochabamba.

A ese efecto, es necesario señalar que la Resolución Municipal 2711/2000, determinó


en su artículo 2 que: "Los trabajadores municipales cuyos servicios sean necesarios,
deberán ser incorporados como servidores públicos municipales a la Carrera
Administrativa Municipal prevista en el Artículo 61 de la Ley 2028 de
Municipalidades, debiendo cursarse a dichos trabajadores, las cartas simultáneas de
resolución y conclusión de contratos de trabajo otorgados bajo el anterior régimen de
la Ley General

del Trabajo y al mismo tiempo, su inmediata recontratación e incorporación por


adecuación al nuevo régimen laboral municipal; asimismo los Beneficios Sociales que
correspondan por Ley a estos trabajadores, serán liquidados con exclusión del
DESAHUCIO, de acuerdo y conformidad con los trabajadores" (sic) (las negrillas y el
subrayado es nuestro).

Esta determinación, se fundó, conforme se advierte en el segundo y tercer


considerando de la misma Resolución Municipal en razón de que "(…) la mencionada
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 272

Ley de Municipalidades, en su Artículo 61, establece la creación de la Carrera


Administrativa Municipal, con el objetivo de promover la eficiencia de la actividad
administrativa en servicio de la colectividad, el desarrollo laboral de los servidores
públicos municipales, así como su permanencia condicionada a su desempeño"(sic).
(las negrillas son nuestras).

"(…) el Artículo 11 de las disposiciones transitorias de la Ley 2028, determina que los
trabajadores que se encontraban prestando servicios a la H. Municipalidad con
anterioridad a la promulgación de dicha Ley, podrán ser incorporados como
servidores públicos en la Carrera Administrativa Municipal, dentro del marco de la
Ley 1178 de 20 de julio de 1990 (SAFCO)" (sic) (las negrillas son nuestras).

De donde resulta que si bien la Resolución Municipal 2711/2000 de 3 de marzo,


puede considerársela como el primer paso de una decisión administrativa objetiva del
Concejo Municipal de iniciar un proceso de institucionalización respecto de los
servidores públicos municipales provisorios que ingresaron antes de la Ley de
Municipalidades a efectos de su incorporación paulatina a la carrera administrativa
municipal; sin embargo, no es menos cierto que para evitar confusión en su aplicación
y ejecución que eventualmente lesionen derechos fundamentales, los términos que
contiene dicha Resolución Municipal, deben ser reglamentados conforme a las normas
previstas en los arts. 11, 59, 61, 64, 66 y 67 de la LM, que concuerdan con lo
dispuesto en los arts.57.I y II y 59 DS 26115 de 16 marzo de 2001 (Normas Básicas
del Sistema de Administración de Personal); teniendo en cuenta, que dichas
disposiciones ya fueron analizadas e interpretadas teleológica y sistemáticamente
desde y conforme a la Constitución en la SC 0356/2006-R, que resolvió un amparo
similar al presente contra este mismo Municipio.

Sin embargo, contrariamente a lo expuesto -según aseveración de los propios


recurridos (fs. 4 del acápite I.2. de la presente Resolución)-"(…) al presente el
Gobierno Municipal del Cercado no cuenta con los Reglamentos de Incorporación a la
Carrera Administrativa ni el Reglamento de la Carrera misma"(sic), los que señalan
más adelante, que dicho proceso quedó en suspenso justamente por falta de los
aludidos reglamentos; situación que contraviene el orden constitucional y legal antes
señalado y que de ningún modo puede ser atribuida a los funcionarios municipales, al
ser de responsabilidad de la entidad edilicia. En cuyo mérito, si bien al tiempo de
interposición del presente amparo aún no se cumplió el término que otorgó este
Tribunal mediante SSCC 1476/2005-R y 0356/2006-R para que el Gobierno
Municipal de Cochabamba implemente objetivamente el proceso de
institucionalización a la carrera administrativa municipal de los funcionarios
provisorios que ingresaron antes de la Ley de Municipalidades, -esto es, dictando los
reglamentos correspondientes, así como publicando las respectivas convocatorias
internas de concurso de méritos y examen de competencia-, a efectos de que este
Tribunal se pronuncie sobre un eventual incumplimiento de Sentencias
273 José Luis Paredes Oblitas

Constitucionales; no es menos evidente, que no se puede soslayar la existencia de


evidente falta de voluntad política y administrativa para el efecto, por cuanto desde el
año 2000 en que se dictó la indicada Resolución Municipal 2711/2000 de 3 de marzo,
hasta el presente año pasaron ya 7 años y aún no se aprueban los aludidos
reglamentos, que concreticen el proceso de institucionalización de este Municipio,
omisión que no encuentra justificativo alguno para no cumplir con lo que la
Constitución Política del Estado y la leyes ordenan.

III.3. El caso de examen

En el caso que se analiza, la recurrente ingresó al Gobierno Municipal de


Cochabamba el año 1986, como encargada de Registros y Estadística del
Departamento de Policía Municipal, luego ocupó varios cargos, habiéndosele
agradecido sus servicios el 9 de junio de 2004, cuando contaba con más de 16 años de
trabajo, en cuyo mérito estaba en la categoría de servidora pública municipal
provisoria que ingresó antes de la Ley de Municipalidades, con una antigüedad
considerable.De donde resulta que respecto a la calidad de funcionaria que ostenta la
recurrente pueden realizarse las siguientes conclusiones:

1.No es funcionaria municipal de carrera, por cuanto, la forma de demostrar


incuestionablemente esta condición o categoría que ostenta cualquier funcionario
público, es acreditar que accedió al cargo del que fue destituido de acuerdo a las
disposiciones de la carrera administrativa municipal sometiéndose a una convocatoria
interna o externa o a los procesos de reclutamiento de personal, acompañando al
efecto el número de registro otorgado por la Superintendencia del Servicio Civil,
conforme se entendió en la SC 0306/2006-R de 29 de marzo.

2.No se advierte que a partir de la vigencia de la Ley de Municipalidades se hubiera


consolidado el proceso de institucionalización de su cargo en el que hubiera
participado a efectos de ingresar a la carrera administrativa, conforme lo estipula la
parte final del art. 71 del EFP con relación al art. 11 de las disposiciones finales y
transitorias de la LM; así como lo previsto por el art. 59 del DS 26115 de 16 marzo de
2001, que establecen la obligación de los Gobiernos Municipales de procurar la
sustitución gradual de los funcionarios provisorios por funcionarios de carrera,
mediante la implementación de programas de desarrollo institucional. En cuyo mérito,
la recurrente no puede pretender, conforme asevera en su demanda, que el proceso de
institucionalización concluya, -respecto a su caso- con el pago de sus beneficios
sociales, cuyos efectos inmediatos - a decir suyo- son que se encuentra excluida del
ámbito de la Ley General del Trabajo y automáticamente pasa a la carrera
administrativa; por cuanto el proceso de institucionalización se inicia y concluye con
la implementación de un proceso de selección de personal que se articula justamente
cuando existe una convocatoria interna o externa de concurso de méritos y examen de
competencia, que en el caso de la actora al ser funcionaria pública provisoria que
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 274

ingresó antes de la Ley de Municipalidades, tiene derecho a que previamente se


convoque a una convocatoria interna.

Así razonó la SC 0356/2006-R, señalando:

"Por lo expuesto, la aseveración esgrimida por la actora en sentido de que mediante


nota 552/2000 de 31 de mayo de 2000, fue incorporada a la carrera administrativa
municipal, no es conforme a Derecho, toda vez que si bien mediante dicha nota el
Presidente y Secretaria del Concejo Municipal de ese entonces, le aceptaron su
solicitud de incorporase a la carrera administrativa municipal, este hecho no puede
automáticamente convertirla en funcionaria publica de carrera, en contra del orden
constitucional y legal establecido, por cuanto uno de los cambios constitucionales de
mayor trascendencia fue precisamente la institucionalización de la carrera
administrativa, para el acceso a los empleos del Estado, institucionalización que en
efecto contribuye a depurar las prácticas clientelistas o políticas en cuanto hace al
nombramiento de los servidores públicos, convirtiendo al mérito y la capacidad de los
aspirantes su único fundamento.

De ahí la prohibición implícita que el legislador impone a la incorporación automática


de los funcionarios a la carrera administrativa, quienes no pueden adquirir los
derechos que le son inherentes a los funcionarios de esta categoría si antes no ha
cumplido los requisitos y las condiciones que la ley señala. Un entendimiento en
contrario, de un lado, negaría la esencia del sistema de carrera, toda vez que en dicho
ámbito todos los cargos, sin excepción, deben someterse a un proceso de
reclutamiento de personal mediante convocatorias internas o externas, sobre la base de
los principios de mérito, competencia y transparencia, conforme lo prevé el art. 23 del
EFP; de otro, concedería al empleador una potestad infundada y fuera de lo previsto
en la ley, dejando de lado conceptos como el mérito y la capacidad, para darle paso a
otros de diversa índole, permitiendo que la discrecionalidad de los nominadores rija
este sistema, e impidiendo que todos aquellos que crean tener las condiciones para
desempeñar un cargo de esa naturaleza tengan la oportunidad de acceder a ellos,
simplemente porque no hay un mecanismo que permita la evaluación de sus méritos y
capacidades; para finalmente no permitir diferenciar las funciones de los empleos en
conformidad con su naturaleza y categoría de los que son de carrera y de los que son
políticos o de confianza, lo que ciertamente vulneraría el derecho a la igualdad de
acceso a la función pública".

Sin embargo de lo expuesto, las conclusiones arribadas respecto de la condición de la


recurrente de ningún modo son atribuibles a la actora, quien por el contrario el 18 de
diciembre de 2003, o sea antes de ser destituida, solicitó conjuntamente con otros
funcionarios municipales su "incorporación a la carrera administrativa", la que debió
efectivizarse por el Municipio de Cochabamba a través de un proceso de
institucionalización convocando a un concurso de méritos interno al cargo de la
actora, en aplicación a la normativa vigente existente (arts. 11, 59, 61, 64, 66 y 67 de
275 José Luis Paredes Oblitas

la LM, que concuerdan con lo dispuesto en los arts.57.I y II y 59 del DS 26115 de 16


marzo de 2001 (Normas Básicas del Sistema de Administración de Personal); extremo
que no aconteció, por cuanto contrariamente, si bien emitió la Resolución Municipal
2711/2000 de 3 de marzo, que conforme se señaló en el fundamento jurídico III.2,
puede considerársela como el primer paso de una decisión administrativa objetiva del
Concejo Municipal de iniciar un proceso de institucionalización respecto de los
servidores públicos municipales provisorios que ingresaron antes de la Ley de
Municipalidades a efectos de su incorporación paulatina a la carrera administrativa
municipal; sin embargo, no es menos cierto, que dicho proceso quedó trunco por falta
de reglamentación; que desde esa fecha (año 2000) aún no se concretiza,
evidenciándose falta de voluntad política o administrativa para el efecto; situación que
impele a este Tribunal, otorgar una tutela de excepción a favor de la recurrente, en
resguardo del derecho a la igualdad de acceso a la función pública, así como en
observancia del principio de la seguridad jurídica y ordenar la restitución a sus
funciones, sólo a efectos de que cuando se materialice dicho proceso de
institucionalización, en el término máximo de 90 días, tenga la oportunidad de
acogerse al mismo.

Así lo determinó la SC 0356/2006-R, indicando:

"Consiguientemente, al no existir una explicación razonable para que el Gobierno


Municipal de Cochabamba no hubiera promovido un proceso de institucionalización
convocando a concurso de méritos para la designación del cargo de la actora, no
obstante existir normatividad vigente que obliga a aquello, hace que con esa omisión
indebida se hubiera impedido a la recurrente, -con el legítimo derecho que le asiste-,
participar en un proceso de institucionalización que le dé la oportunidad de ingresar a
la carrera administrativa municipal; situación que impele a este Tribunal, en resguardo
del derecho a la igualdad de acceso a la función pública, así como en observancia del
principio de la seguridad jurídica a restituirla a sus funciones, solo a efectos de que
cuando se materialice dicho proceso de institucionalización, tenga la oportunidad de
acogerse al mismo" (las negrillas son nuestras).

De todo lo expuesto, corresponde otorgar una tutela excepcional, en consecuencia, el


Tribunal de amparo, al haber denegado el amparo, no ha evaluado correctamente los
datos del proceso ni las normas aplicables al mismo.

INRA

LAS RESOLUCIONES DEL INRRA NO SON MODIFICABLES


SINO POR LA VÍA CONTENCISOSA ADMINISTRATIVA O
JUDICIAL, PERO NUNCA DE OFICIO NI SIQUIERA ALEGANDO
NULIDAD DEL PROCESO DE SANEAMIENTO.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 276

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 87/2003 Sucre, 9 de septiembre de 2003 Los


recurrentes, impugnan la Resolución Administrativa RCS 004/2003 de 31 de enero,
por la que se ANULARON las RACS-SC 0237/2002, 0238/2002, 0239/2002,
0240/2002, 0241/2002 y 0242/2002 de 29 de abril, (que calificaron sus inmuebles
rústicos, como pequeñas propiedades ganaderas y establecieron el precio concesional
para la adjudicación); alegando que el Director Nacional del INRA al emitirla ha
actuado sin jurisdicción ni competencia, en consideración a que contra las indicadas
Resoluciones Administrativas, no se interpuso recurso alguno y la atribución para
conocer cualquier impugnación dictada dentro del proceso de saneamiento,
corresponde sólo al Tribunal Agrario Nacional, de conformidad a la norma prevista
por el art. 68 de la Ley del Servicio Nacional de Reforma Agraria de 18 de octubre de
1996, por lo que se ha incurrido en la nulidad prevista por el art. 31 CPE,
restringiendo además sus derechos a la propiedad privada, al trabajo, a la legalidad y a
la seguridad jurídica. En ese contexto, corresponde determinar si la autoridad
recurrida, tenía competencia para dictar la RA RCS 004/2003 de 31 de enero.

III.1Que, al efecto cabe señalar que la competencia es la capacidad jurídica que tiene
una determinada autoridad o funcionario conferida por la Constitución o las Leyes, a
objeto de que, en representación del Estado, de acuerdo a determinadas reglas
previamente establecidas pueda conocer y resolver un determinado asunto o
controversia de carácter administrativo o judicial. La competencia puede ser definida
a partir de diversos criterios, es decir, por razón de territorio, de materia, la cuantía o
la naturaleza jurídica de la controversia a resolver.

Tomando en cuenta que, a través del presente recurso se impugna la Resolución


Administrativa RCS 004/2003, de 31 de enero emitida por el Director Nacional del
Instituto Nacional de Reforma Agraria, corresponde dilucidar si dicha autoridad tenía
competencia para emitir la resolución impugnada.

III.2Que, según la norma prevista por el art. 17 de la LSNRA el Instituto Nacional de


Reforma Agraria, es una entidad pública descentralizada del Ministerio Público de
Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, con jurisdicción nacional, personalidad
jurídica y patrimonio propio; es el órgano técnico-ejecutivo encargado de dirigir,
coordinar y ejecutar las políticas establecidas por el Servicio Nacional de Reforma
Agraria; sus funciones y atribuciones están expresamente enumeradas por el art. 18 de
la referida Ley. Según la norma prevista por el art. 19 LSNRA, el Instituto nacional de
Reforma Agraria tiene como estructura orgánica: 1.- La Dirección Nacional; 2.- Las
Direcciones Departamentales; y 3.- Las Jefaturas Regionales; la Dirección nacional,
como máximo nivel de autoridad institucional, es el órgano ejecutivo encargado de
dirigir, coordinar y supervisar el cumplimiento de las atribuciones conferidas al
Instituto Nacional de Reforma Agraria, así lo dispone la norma prevista por el art. 20-
I de la mencionada LSNRA.
277 José Luis Paredes Oblitas

Ahora bien, una de las funciones y atribuciones conferidas por la LSNRA al Instituto
Nacional de Reforma Agraria es la de ejecutar y concluir el proceso de saneamiento
de la propiedad agraria, conforme lo dispone la norma prevista por el art. 65 LSNRA;
proceso de saneamiento que, según lo define el art. 64 de la citada Ley, es el
procedimiento técnico-jurídico transitorio destinado a regularizar y perfeccionar el
derecho de propiedad agraria.

III.3Que, en el marco conceptual y normativo referido en los puntos precedentes, el


legislador ha otorgado competencia al Director Nacional del INRA, como es la
autoridad recurrida, para que a la culminación del proceso de saneamiento de la
propiedad agraria, pueda emitir Resoluciones Administrativas en los casos no
previstos por el art. 67-II.1, es decir, emitir las Resoluciones Administrativas
Confirmatorias o Constitutivas; así se infiere de las normas previstas por los arts. 20-I
y 67-II.2 LSNRA. Empero, dicha competencia concluye con la emisión de la
respectiva Resolución Administrativa, ello en razón a que, según la norma prevista
por el art. 68 LSRNA, las resoluciones emergentes del proceso de saneamiento serán
impugnadas únicamente ante el Tribunal Agrario Nacional, en proceso contencioso-
administrativo; lo que significa que las resoluciones administrativas emitidas por el
Director Nacional del INRA a la culminación del proceso de saneamiento de la
propiedad agraria son inamovibles e irrevisables por la misma Autoridad
Administrativa que las emitió.

En efecto, tomando en cuenta que las resoluciones administrativas emitidas a la


culminación del proceso de saneamiento de la propiedad agraria modifican o
constituyen derechos sobre las tierras sometidas a saneamiento, según corresponda, el
legislador ha dotado del carácter de inmodificabilidad e irrevisabilidad de dichas
resoluciones en sede administrativa; ello en resguardo del principio de la seguridad
jurídica, que según ha definido este Tribunal en su Sentencia Constitucional
287/1999-R de 28 de octubre, "es la condición esencial para la vida y el
desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la integran. Representa la
garantía de la aplicación objetiva de la ley, de tal modo que los individuos saben en
cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin que el capricho, la
torpeza o la mala voluntad de los gobernantes pueda causarles perjuicio", así como del
principio de la buena fe y la presunción de legitimidad de los actos administrativos,
que según ha definido este Tribunal en su SC 095/2001 de 21 de diciembre de 2001,
"es la confianza expresada a los actos y decisiones del Estado y el servidor público,
así como a las actuaciones del particular en las relaciones con las autoridades
públicas. De manera que aplicado este principio a las relaciones entre las autoridades
públicas y los particulares, exige que la actividad pública se realice en un clima de
mutua confianza que permita a éstos mantener una razonable certidumbre en torno a
lo que hacen, según elementos de juicio obtenidos a partir de decisiones y precedentes
emanados de la propia administración, asimismo certeza respecto a las decisiones o
resoluciones obtenidas de las autoridades públicas". Se entiende que, siendo el
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 278

proceso de saneamiento de la propiedad agraria, un procedimiento técnico -


administrativo desarrollado con resguardo de los derechos y garantías de las personas
detentadoras de las tierras sometidas al proceso, la resolución administrativa que
emite el Director Nacional del INRA constituye una verdad jurídica que cierra el
proceso de regularización o perfeccionamiento del derecho de propiedad agraria, de
manera que si la resolución es confirmatoria o constitutiva abre una nueva fase, como
es la de la titulación, subsiguientemente se opera la preclusión que constituye la
conclusión de la competencia del Director Nacional del INRA con relación a la
emisión de la Resolución Administrativa Confirmatoria o Constitutiva. En
consecuencia, la referida autoridad administrativa no puede, de oficio ni a instancia de
parte, revisar, menos modificar o anular, la resolución administrativa emitida a la
culminación del proceso de saneamiento de la propiedad agraria, es decir, no tiene
competencia establecida por la Ley para ese efecto.

III.4Que, en el marco legal antes referido, se establece que la autoridad recurrida, una
vez emitidas las RACS-SC 0237/2002, 0238/2002, 0239/2002, 0240/2002, 0241/2002
y 0242/2002, de 29 de abril, como culminación del proceso de saneamiento, perdió
competencia con relación al caso; es decir, concluyó su competencia con relación al
proceso de saneamiento resuelto mediante esas Resoluciones Administrativas; por lo
que no podía emitir ninguna resolución que anule dichas resoluciones, menos aún de
oficio, como sucedió en el caso objeto de examen, ya que para ello no tenía
competencia otorgada por la Ley. En consecuencia, al emitir la Resolución
Administrativa 004/2003 de 31 de enero, impugnada en el presente recurso, ha
actuado sin competencia incurriendo en los presupuestos jurídicos previstos por el art.
31 de la Constitución, con lo que ha viciado de nulidad la mencionada Resolución
Administrativa, haciendo procedente el recurso planteado.

III.5Que, el argumento expuesto por el recurrido, en el memorial de respuesta, en


sentido de que se determinó la nulidad porque los poseedores del terreno saneado
hubieran inducido a error al INRA, respecto al tipo de propiedad con fraccionamiento,
no es atendible ni constituye un fundamento jurídico - constitucional valedero para
sustentar una actuación ilegal viciada de nulidad, toda vez que, como se tiene referido,
no tenía ni tiene competencia para revisar, menos anular, una Resolución
Administrativa emitida a la culminación del proceso de saneamiento de la propiedad
agraria, pues si tiene evidencias de que los beneficiarios de la Resoluciones
Administrativas emitidas hubiesen falseado los datos, la información o los
documentos que sirvieron de base para calificar la propiedad incurriendo en hechos
dolosos, debió presentar denuncia al Ministerio Público o presentar la demanda de
nulidad del proceso de saneamiento, conforme faculta las normas contenidas en la
disposición final decimocuarta LSNRA y arts. 243 y 247 del Reglamento de la misma
Ley, ante el Tribunal Agrario Nacional, situación que no ha ocurrido en el caso
presente.
279 José Luis Paredes Oblitas

III.6Por otra parte, no corresponde a este Tribunal analizar la infracción de otros


derechos alegados por los recurrentes, puesto que el objeto único del presente recurso
es establecer si la autoridad recurrida ha actuado con jurisdicción y competencia al
asumir el acto o emitir la resolución impugnada.

LICENCIA

DIFERENCIA ENTRE LICENCIA Y PATENTE; SUPRECION DE


LICENCIA PREVIO PROCESO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0214/2005-R Sucre, 10 de marzo de 2005


III.3.En el caso que se examina, se evidencia que la mandante del recurrente obtuvo
una licencia provisional para desarrollar la actividad de lavado de autos (en la calle)
mientras se elabore un reglamento "para dicha partida" (sic.), situación que da lugar a
que la licencia pueda ser revalidada hasta que exista la norma que regule el desarrollo
de dicha actividad, salvo trámite legal administrativo que deje sin efecto mediante una
resolución esa licencia. En efecto, conforme a los datos que informan los antecedentes
la autoridad recurrida no ha demostrado de modo alguno que la licencia (provisional)
otorgada a favor del administrado hubiera sido sólo por un año, tal como informó en
audiencia; por el contrario, debe inferirse que una vez que fue expedida la licencia,
aún ésta sea provisional, no existe razón alguna para impedir el pago de los recaudos
que impone el Municipio por la gestión o período que corresponda, porque, además, -
en este caso- la provisionalidad no sólo está supeditada en el tiempo a una gestión o a
un período fijo, sino a la elaboración de un reglamento que corresponde hacerla y
aprobarla al Gobierno Municipal.

Debe tenerse en cuenta que una licencia de funcionamiento es una autorización escrita
que emite el ente ejecutivo del Gobierno Municipal para la realización de una
actividad económica o social solicitada, la misma que difiere en sus alcances de una
patente municipal que es un tributo cuyo hecho generador o imponible es la
autorización o permiso eventual que se concede para el funcionamiento de toda
actividad económica.

III.4.Por otra parte, el acto administrativo por el cual se otorga una licencia
provisional puede dejarse sin efecto mediante una resolución fundada y previo un
trámite administrativo en el que debe garantizarse al administrado el derecho al
debido proceso, es decir, en el orden práctico, no puede condenársele a sufrir una pena
(clausura, decomiso, etc.) sin que previamente exista un mecanismo que le permita
asumir defensa, para cuyo fin, el administrado debe ser citado legalmente. En el caso
de examen, la administrada (María Teresa Niño de Guzmán Fernández) no fue citada
legalmente para que se presente en las oficinas de la Alcaldía para esclarecer, en su
caso, la naturaleza o alcances de la licencia o autorización con la que cuenta, y poder
oponerse, impugnar o contrastar los informes técnicos que pueden dar origen a una
determinación mediante la cual se deje sin efecto la mencionada licencia, habiéndose
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 280

por el contrario, tomado acciones de hecho que no obstante de haber sido reclamadas
ante el Alcalde por la actitud de los funcionarios, no fue reparada.

III.5.Corresponde señalar, por otra parte, que los bienes de dominio público
corresponden al Gobierno Municipal que tiene el mandato de reglamentar mediante
Ordenanza Municipal la autorización de ocupación de espacios y vías públicas
precautelando la libre circulación de los ciudadanos y los derechos de los propietarios
circundantes conforme a lo establecido en los arts. 85 y 88 de la LM; en ese sentido,
la Administración municipal tiene la facultad legal para adoptar las medidas
administrativas que considere necesarias para la adecuada utilización del espacio
público ya sea para el ejercicio de una actividad comercial o cualquier actividad lícita,
así como, también puede privar, limitar o restringir el desarrollo de esas actividades
para cuyo fin se concedió una licencia. En este último caso, previo a un trámite
sustanciado de acuerdo con las normas municipales y respetando los valores,
principios, y derechos y garantías que informa la Constitución al ordenamiento
jurídico nacional.

Si bien el derecho al trabajo no supone una facultad de exigir de la Administración


Municipal el otorgamiento de una autorización para el desarrollo de una actividad;
una vez otorgada -a no ser que expresa o reglamentariamente sea por tiempo
determinado- no puede la Alcaldía desconocer el principio de la buena fe de la
administración pública por la que se impone el deber de no contradecirse en sus
actuaciones, de ahí que una acción de hecho además de afectar las expectativas
económicas y sociales del administrado lesiona el derecho fundamental al trabajo
puesto que impide desarrollar una actividad económica o de servicio.

En ese mismo sentido, la SC 410/1999-R, de 13 de diciembre señaló: "el recurrido al


haber privado de sus puestos de venta a las recurrentes y negarles su devolución, ha
suprimido de manera ilegal e indebida los derechos fundamentales al trabajo de las
mismas, toda vez que en ellos ejercían su actividad de comercio; constituyendo ésta
una vulneración que afecta a su medios de subsistencia, privándoles de sus fuentes de
ingreso". Las negrillas son nuestras.

III.6.En cuanto al decomiso de los bienes, bajo las consideraciones expuestas en los
puntos precedentes, no constituye sino un exceso de los funcionarios que fue
ejecutado de manera arbitraria e ilegal, y en lugar de ser devueltos inmediatamente y
ordenarse en tal sentido por la autoridad recurrida, ésta, más bien, pretende
condicionar la devolución de las herramientas de trabajo de la mandante del recurrente
a la suscripción de un documento, lo que está evidentemente fuera de lugar y lesiona
el derecho a la propiedad de la administrada.

De la misma manera, en cuanto al derecho de petición se trata, está evidenciado que la


autoridad recurrida no obstante de que ya tiene una postura, la misma que ha sido
expresada en la nota dirigida a María Teresa Niño de Guzmán Fernández, que si bien
281 José Luis Paredes Oblitas

no le fue entregada, en audiencia la mostró; resulta evidente que dicha respuesta no


fue oportuna presentándose recién en audiencia, por lo que de acuerdo con la
jurisprudencia constitucional está establecido que se tendrá por lesionado el derecho
de petición cuando "la autoridad no la responde en un tiempo razonable ya sea en
sentido positivo o negativo…", razonamiento que sigue la línea jurisprudencial
trazada por este Tribunal que establece que el núcleo esencial de este derecho
"comprende la respuesta pronta y oportuna, resolviendo en lo posible la petición en sí
misma, es decir resolviendo el asunto objeto de la petición" (SSCC 218/2001-R y
1494/2004-R, entre otras).

En consecuencia, la situación planteada se encuentra dentro de los alcances y


previsiones del art. 19 de la CPE, de manera que el Tribunal de amparo al haber
declarado procedente el recurso, sólo en parte, no ha dado correcta aplicación al
citado precepto constitucional.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción y competencia que ejerce por


mandato de los arts. 19.IV y 120.7ª de la CPE; arts. 7 inc. 8) y 102.V de la Ley del
Tribunal Constitucional (LTC), en revisión, con los fundamentos expuestos, resuelve:

1º REVOCAR la Resolución 024/2004 de 18 de septiembre de fs. 46 a 48 vta.,


pronunciada por la Sala Civil, Familiar y Comercial de la Corte Superior del Distrito
Judicial de Oruro.

2º Declarar PROCEDENTE el recurso interpuesto contra la autoridad recurrida, que


deberá disponer la inmediata devolución de los bienes decomisados a la administrada,
y la permisión para que regularice los pagos de recaudos de ley para desarrollar su
actividad conforme con la licencia provisional otorgada, hasta la elaboración y
aprobación del reglamento sobre el rubro, o se emita Resolución técnico
administrativa, previo trámite, conforme a Reglamento, mediante la cual se justifique
la determinación de la administración, sin costas por ser excusable.

LICITACIONES PÚBLICAS

LA LICITACIÓN PUBLICA QUE TERMINA CON UNA


ADJUCIACIÓN OBLIGA A LA ENTIDAD ADJUDICANTE A
FIRMAR EL CONTRATO PARA CONCLUIR EL TRAMITE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1464/2003-R Sucre, 6 de octubre de 2003 El


recurrente arguye que no obstante que por Resolución Administrativa 997/02 de 18 de
diciembre de 2002 se adjudicó a su favor el servicio de té y refrigerio del Ministerio
de Trabajo, y pese a sus reclamos, han transcurrido ocho meses sin que hasta la fecha
se hubiera suscrito el respectivo contrato, con lo cual se ha vulnerado su derecho al
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 282

trabajo. Por consiguiente, corresponde analizar si los actos denunciados son evidentes
y si se encuentran dentro del ámbito de protección otorgado por el art. 19 CPE.

III.1El recurso de amparo constitucional consagrado por el art. 19 CPE, ha sido


instituido como una garantía de protección inmediata contra los actos ilegales o las
omisiones indebidas de los funcionarios o particulares que restrinjan, supriman o
amenacen restringir o suprimir los derechos y garantías de las personas reconocidos
en la Constitución y las Leyes.

III.2Las Normas Básicas del Sistema de Administración de Bienes y Servicios,


aprobadas por el DS 25964, de 21 de octubre de 2000, establecen en su art. 44 que la
Autoridad Responsable del Proceso de Contratación emitirá Resolución de
adjudicación a favor del proponente cuya propuesta hubiera sido recomendada. A su
vez, el art. 45.II de ese cuerpo normativo determina que el contrato de servicios
deberá ser suscrito por las partes no antes de transcurrido el plazo de cinco días
hábiles ni después de veinte días hábiles de haberse notificado a éste con la
Resolución de adjudicación, salvo que se hubiere impugnado la misma. Sin embargo,
el parágrafo III de este artículo, modificado por el DS 26144, de 6 de abril de 2001,
señala que las entidades públicas podrán excepcionalmente, por una vez y por razones
de orden administrativo-financiero, ampliar el plazo para la suscripción del contrato
por un plazo que no podrá exceder de treinta días calendario, debiendo informar al
adjudicatario en forma expresa y motivada la nueva fecha de suscripción del acuerdo
contractual.

III.3En el caso de autos, de la literal aparejada se evidencia que dentro de la


convocatoria publicada por el Ministerio del Trabajo y Microempresa para la
adjudicación del servicio de té y refrigerio, se emitió la Resolución Administrativa
997/02 de 18 de diciembre por la que la autoridad responsable del proceso de
contratación de ese Ministerio resolvió adjudicar ese servicio al recurrente, a quien se
le hizo llegar dicha Resolución al día siguiente. Sin embargo, pese al tiempo
transcurrido, no se suscribió contrato alguno de servicios hasta la fecha.

Al expedir la Resolución Administrativa 997/02 por la que se adjudicó el servicio de


té y refrigerio a favor del recurrente, el Ministerio convocante asumió la obligación de
culminar el proceso a través de la suscripción del respectivo contrato, mientras que
simultáneamente, el actor adquirió el derecho a prestar el servicio de referencia. Por
tanto, correspondía que una vez vencido el plazo de cinco días hábiles desde la
notificación al adjudicatario con la Resolución Administrativa correspondiente, se de
inicio al trámite para la suscripción del respectivo contrato con el objeto de culminar
el proceso de invitación pública, del que el titular de ese Ministerio era responsable en
la supervisión, control y seguimiento, de conformidad al art. 27-II de las Normas
Básicas ya citadas. Sin embargo, al no haber actuado conforme determina el art. 45-I,
II y III de dichas Normas, se incurrió en omisión indebida, vulnerando no sólo el
derecho al trabajo del actor, sino también su derecho a la seguridad jurídica,
283 José Luis Paredes Oblitas

"entendida como la garantía de la aplicación objetiva de la Ley, de tal modo que los
individuos saben en cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin
que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de las autoridades pueda causarles
perjuicio" (SC 739/2003-R).

III.4Por otra parte, es necesario aclarar que si bien consta que la autoridad demandada
no fue quien incurrió en los actos ilegales denunciados por haber sido designada
recientemente como Ministro de Trabajo y Microempresa, sin embargo como titular
de la Cartera de Estado en la que se efectuó el proceso de contratación impugnado, le
corresponde asumir la representación institucional.

Por consiguiente, el Tribunal de amparo, al haber declarado procedente el amparo


constitucional, ha efectuado una correcta valoración de los hechos y una adecuada
interpretación de los alcances del art. 19 CPE.

LICITACIONES PUBLICAS

PROCEDIMIENTO Y AUTORIDADES ANTE QUIENES SE


IMPUGNAN DECISIONES ADMINISTRATIVAS EN CASO DE
LICITACIONES PUBLICAS. LOS PRESIDENTES DE LAS
ENTIDADES PUBLICAS UNA VEZ EMITIDAS SUS
RESOLUCIÓNES PIERDEN COMPETENCIA PARA REVISARLAS
POR LA VIA DE LA IMPUGNACIÓN ANTE LOS MISMOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 107/2003 Sucre, 10 de noviembre de 2003 El


recurrente expresa que el Presidente Ejecutivo del SNC emitió la Resolución
Presidencial 26/2003 de 8 de julio, ahora impugnada, cuando carecía de competencia
al efecto, pues ya quedó agotada la vía administrativa al pronunciar resolución en el
recurso de impugnación planteado por su parte. Corresponde, por ende, determinar si
el instrumento objetado fue dictado sin competencia por la autoridad recurrida.

III.1Acto administrativo es la decisión general o especial de una autoridad


administrativa, en ejercicio de sus propias funciones, y que se refiere a derechos,
deberes e intereses de las entidades administrativas o de los particulares respecto de
ellas. El pronunciamiento declarativo de diverso contenido puede ser de decisión, de
conocimiento o de opinión. Los caracteres jurídicos esenciales del acto administrativo
son: 1) La estabilidad, en el sentido de que forman parte del orden jurídico nacional y
de las instituciones administrativas; 2) La impugnabilidad, pues el administrado puede
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 284

reclamar y demandar se modifique o deje sin efecto un acto que considera lesivo a sus
derechos e intereses; 3) La legitimidad, que es la presunción de validez del acto
administrativo mientras su posible nulidad no haya sido declarada por autoridad
competente; 4) La ejecutividad, constituye una cualidad inseparable de los actos
administrativos y consiste en que deben ser ejecutados de inmediato; 5) La
ejecutoriedad, es la facultad que tiene la Administración de ejecutar sus propios actos
sin intervención del órgano judicial; 6) La ejecución, que es el acto material por el que
la Administración ejecuta sus propias decisiones. De otro lado, la reforma o
modificación de un acto administrativo consiste en la eliminación o ampliación de una
parte de su contenido, por razones de legitimidad, de mérito, oportunidad o
conveniencia, es decir, cuando es parcialmente contrario a la ley, o inoportuno o
inconveniente a los intereses generales de la sociedad.

III.2Dentro de la normativa boliviana que rige el Sistema de Bienes y Servicios,


adviértese que en 21 de mayo de 2003 se ha publicado el DS 27040 de 16 de mayo,
que aprueba las Normas para la Contratación de Bienes, Obras, Servicios Generales y
de Consultoría; sin embargo este Decreto entrará en vigencia a partir de la aprobación,
mediante Resolución Suprema, del Reglamento y de los Modelos de Pliego de
condiciones, que aún no se ha realizado, por lo que aún está vigente el DS 25694
desde el 7 de junio de 2001, el cual aprobó las Normas Básicas del Sistema de
Administración de Bienes y Servicios (NBSABS).

El DS 26842 de 12 de noviembre de 2002 ha sido emitido con la finalidad de


optimizar los plazos para hacer más expedita la licitación y adjudicación de obras, por
lo que ha establecido un procedimiento complementario a las NBSABS. El Decreto
mencionado debe ser aplicado para la ejecución del Plan Obras con Empleos, en las
licitaciones y contrataciones del sector público con un presupuesto mayor a
Bs1.000.001.- en los sectores de Caminos, Gas Domiciliario, Riego, Electrificación
Rural, Vivienda y Saneamiento Básico. La Licitación Pública Nacional que dio origen
al recurso directo de nulidad que nos ocupa, fue convocada y realizada en el marco del
DS 26842, cuyo art. 5 determina que el procedimiento de apertura de propuestas,
evaluación, calificación y adjudicación se llevarán a cabo mediante un acto único de
carácter público. La apertura e inicio del acto único estará a cargo del Presidente de la
Comisión de Calificación y el cierre, a cargo de la Autoridad Responsable del Proceso
de Contratación (ARPC).

Luego de abiertas las propuestas, la Comisión de Calificación realizará,


inmediatamente y en sesión permanente, la evaluación del sobre "A" y emitirá un
Informe de Calificación y Recomendación de los proponentes habilitados, a la ARPC.
Concluida la calificación del sobre "A", se procederá a la apertura del sobre "B" de la
propuesta económica, solamente de los proponentes habilitados y la Comisión
elaborará un cuadro comparativo en el que conste claramente el precio más bajo. La
285 José Luis Paredes Oblitas

ARPC dictará resolución motivada de adjudicación a la propuesta con el precio más


bajo.

En caso de objeción al informe, la ARPC devolverá antecedentes a la Comisión de


Calificación con sus objeciones, otorgándoles un plazo máximo de un día hábil para
su revisión. Recibido por segunda vez el informe, la ARPC dictará resolución de
adjudicación al precio más bajo. Esta determinación constará en acta y se notificará a
todos los proponentes.

El Anexo del DS 26842 en su numeral 6, contempla la posibilidad de interponer el


recurso de oposición contra la resolución de aprobación del Pliego de Condiciones, y
el recurso de impugnación contra la resolución de adjudicación, el cual, según el
numeral 8, debe plantearse ante la ARPC en el plazo de 3 días desde el acto de
adjudicación, quien deberá remitir el recurso ante la Máxima Autoridad Ejecutiva
(MAE), que lo resolverá en el plazo de tres días.

El numeral 9 del Anexo del DS 26842, indica que la vía administrativa queda agotada:
a) cuando quede resuelto el recurso de oposición interpuesto contra la resolución que
aprueba el Pliego de Condiciones; y b) cuando quede resuelto el recurso de
impugnación contra la resolución de adjudicación.

El art. 12 del DS 26842 señala que en caso de presentarse situaciones no previstas en


esa norma, se aplicará lo dispuesto por las NBSABS.

Dentro de las responsabilidades y funciones de la MAE, reconocidas en el art. 27


NBSABS, se halla la de ejercer el control y seguimiento de los actos de la ARPC, que
es designada por aquella (parágrafo II segundo párrafo). Nótese que en ninguna parte
esta disposición prevé o reconoce la potestad de la MAE de adjudicar licitación
alguna.

A su vez, la ARPC tiene su responsabilidad y funciones delimitadas en el art. 28, que


señala que es la responsable directa ante la MAE por la contratación de bienes y
servicios de una entidad y de sus resultados. El parágrafo IV de esta norma dispone
que las funciones de la ARPC consisten en: a) autorizar el inicio del proceso de
contratación y designar a los miembros de la comisión de calificación y de recepción;
b) controlar el cumplimiento del proceso de contratación y establecer las
responsabilidades correspondientes; d) adjudicar la contratación de bienes o servicios
una vez concluido el proceso correspondiente.

De acuerdo al art. 32-d), la Comisión de Calificación tiene funciones de


asesoramiento y corre a su cargo la apertura de las propuestas, su análisis, evaluación,
calificación y elaboración del informe y recomendación de adjudicación dirigido a la
ARPC.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 286

III.3En el caso sometido a examen, INCOTAR S.R.L. y Asociados planteó recurso de


impugnación contra la Resolución ARPC 0149/2003 de 30 de mayo, en la que la
ARPC, de acuerdo con el Informe de la Comisión de Calificación, adjudicó a favor de
"Royal" S.R.L. y Asociados, la Licitación Pública Nacional 26/2003, para el
suministro de la totalidad de mano de obra, equipo, materiales y servicios conexos
para la ejecución del mantenimiento rutinario y de imprevistos en el tramo 29 "Cr. Rt.
0014 (Khuchu Ingenio) - Lim. Dpto. Chuquisaca-Tarija (El Puente), Cotagaita (Puerta
Campo SNC) - Cr. Rt. 0001 /Khuchu Ingenio)".

Remitida la impugnación, el Presidente Ejecutivo del SNC, en su condición de MAE,


encomendó a dos profesionales de esa entidad, la elaboración del Informe de Revisión
Técnica, que fue entregado el de 6 de junio, fecha en la que pronunció la Resolución
Presidencial 21/2003 mediante la cual revocó la Resolución ARPC 0149/2003, aprobó
el Informe de Revisión Técnica antedicho, y en su artículo tercero, adjudicó a favor de
INCOTAR S.R.L. y Asociados, la Licitación tantas veces mencionada.

Con la emisión de la referida Resolución Presidencial, de acuerdo al art. 9-b) del


Anexo del DS 26842, quedó agotada la vía administrativa, porque no cabía ningún
otro recurso, actuación ni resolución por parte de ninguna otra empresa ni por la
entidad convocante en ninguna de sus instancias en sede administrativa.

Sin embargo, actuando sin tener atribución legal reconocida a tal fin, ante los
insistentes reclamos de "Royal" S.R.L. y Asociados -que inclusive formuló
"impugnación" contra la Resolución Presidencial 21/2003- el Presidente Ejecutivo del
SNC dictó la Resolución 24/2003 de 26 de junio, en la cual, ratificó "in extenso" el
contenido de la Resolución Presidencial 21/2003 en su artículo primero, dejó sin
efecto el artículo segundo (en el que aprobó el Informe de Revisión Técnica de 6 de
junio), y, de manera por demás contradictoria, anuló el proceso de Licitación hasta la
calificación por parte de la Comisión de Calificación del sobre "B", toda vez que dejó
subsistente el artículo tercero en el que adjudicó la obra a INCOTAR S.R.L. y
Asociados.

Nuevamente, frente a la solicitud de "Royal" S.R.L. y Asociados, la MAE del SNC


dictó la Resolución Presidencial 26/2003, de 8 de julio, en la que dejó sin efecto la
adjudicación de la Licitación a favor de INCOTAR S.R.L., designó nueva ARPC y le
instruyó conforme otra Comisión de Calificación para que proceda a la evaluación y
calificación de los sobres "B".

En consecuencia, si a partir del momento en que dictó la Resolución Presidencial


21/2003 de 6 de junio, quedó agotada la vía administrativa, el Presidente Ejecutivo del
SNC no tenía posibilidad alguna para pronunciar otras Resoluciones, menos
desconociendo las decisiones que había adoptado en dicho instrumento. Por
consiguiente, las Resoluciones Presidenciales 24/2003 y 26/2003, fueron emitidas sin
competencia, de manera que no tienen validez jurídica alguna. Empero, al haberse
287 José Luis Paredes Oblitas

planteado este recurso únicamente contra la Resolución 26/2003 de 8 de julio, este


Tribunal solamente puede declarar la nulidad de la misma, sin que le esté permitido
abarcar otros actos o resoluciones que no han sido expresamente impugnados en la
demanda.

Asimismo, cabe especificar que la MAE si bien tiene la facultad de resolver el recurso
de impugnación, y, si da curso al mismo, puede anular la Resolución de adjudicación
de la ARPC, no es menos evidente que su competencia, en cuanto a la solución del
aludido recurso administrativo, no alcanza a la potestad de disponer la adjudicación a
favor de una de las empresas cuyos sobres "B" hayan sido calificados, sino que,
anulada la determinación de la Autoridad Responsable del Proceso de Contratación, la
MAE dispondrá se emita una nueva, observando las normas que hubieren sido
desconocidas, o anulará el proceso si detecta irregularidades en su tramitación, sin
poder adjudicar la Licitación, al ser ésa una atribución privativa de la ARPC. En ese
entendimiento, inclusive la adjudicación efectuada en la Resolución Presidencial
21/2003, está viciada de nulidad. Pero -se reitera- este Tribunal no puede declarar la
nulidad de decisiones que no hayan sido objeto concreto del recurso.

El art. 79 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC) establece que el recurso


Directo de Nulidad procede contra todo acto o resolución de quien usurpe funciones
que no le competen, así como contra los actos de quien ejerza jurisdicción o potestad
que no emane de la Ley.

De todo lo analizado, se concluye que el Presidente Ejecutivo del SNC, como Máxima
Autoridad Ejecutiva en el Proceso de Licitación Pública Nacional 26/2003, ha actuado
sin competencia al emitir la Resolución Presidencial 26/2003 de 8 de julio de este año.

LICITACIONES PÚBLICAS

PROCEDIMIENTO PARA DEJAR SIN EFECTO RESOLUCIONES


PREFECTURALES EN PROCESOS DE LICITACIÓN PÚBLICA.
RECURSOS EN PROCEDIMIENTOS DE LICITACIÓN PÚBLICA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1893/2003-R Sucre, 16 de diciembre de 2003 En


el presente amparo la recurrente alega que el Prefecto recurrido ha dejado sin efecto la
Primera Convocatoria a la Licitación Pública Nacional PDLP/SEPCAM/UL-C-29/03
y la Resolución por la que se adjudicó a la Asociación Accidental de empresas que
representa, la Construcción del Puente Vehicular Chaquerine, sin que exista una
norma legal en la que pueda apoyar su decisión ni un trámite de impugnación, y sin
tomar en cuenta que el proceso de licitación ya concluyó, ni que el precio ofertado,
por el que se adjudicó, fue evaluado según el sistema que establece el DS 25964 en su
Sección III, con todo lo que considera que se han vulnerado los derechos de su
representada a la seguridad jurídica, a la defensa, al trabajo y la garantía del debido
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 288

proceso. En ese sentido, corresponde, en revisión, analizar si en la especie se debe


otorgar la tutela pretendida.

III.1.Al inicio de cada año, las entidades públicas deberán elaborar el Programa Anual
de Contrataciones sobre los bienes y servicios que requieran para el cumplimiento de
los objetivos previstos en su Programa Operativo Anual. El Referido Programa de
contrataciones deberá contener, entre otros, información relativa a la cantidad y valor
estimado, partida presupuestaria, fuente de financiamiento y organismo financiador
(art. 12) y publicado en la Gaceta Oficial, lo que no ocurrió en el caso de análisis.

El art. 13 NBSABS contempla, entre las modalidades de contratación, la Licitación


Pública, que tiene por objeto permitir la participación de un número indeterminado de
proponentes, mediante convocatorias públicas en periódicos y en la Gaceta Oficial de
convocatorias. El sistema de calificación de las propuestas deberá estar expresamente
establecido y detallado en los Pliegos de Condiciones. El precio de referencia no
podrá constituir o ser considerado como criterio de calificación, con excepción en la
contratación de obras (art. 23-II).

Dentro de las responsabilidades y funciones de la MAE, reconocidas en el art. 27


NBSABS, se halla la de ejercer el control y seguimiento de los actos de la ARPC, que
es designada por aquella (parágrafo II segundo párrafo).

A su vez, la ARPC tiene su responsabilidad y funciones delimitada en el art. 28 de las


NBSABS, que señala que es la responsable directa ante la MAE por la contratación de
bienes y servicios de una entidad y de sus resultados. El parágrafo IV de esta norma
dispone que las funciones de la ARPC consisten en: a) autorizar el inicio del proceso
de contratación y designar a los miembros de la comisión de calificación y de
recepción; b) controlar el cumplimiento del proceso de contratación y establecer las
responsabilidades correspondientes; d) adjudicar la contratación de bienes o servicios
una vez concluido el proceso correspondiente. Esta disposición concuerda con el art.
44 NBSABS que expresa que la ARPC, una vez recibido y analizado el informe de
calificación, si está de acuerdo con la recomendación, emitirá resolución de
adjudicación a favor del proponente cuya propuesta hubiese sido recomendada, siendo
en esta situación responsables solidarios por la adjudicación, los miembros de la
comisión de calificación y la ARPC.

Asimismo, la Unidad Administrativa según lo dispone el art. 31 c) de la NBSABS


debe: preparar el pliego de condiciones incorporando las especificaciones técnicas o
términos de referencia según el modelo del pliego de Condiciones. Estos documentos
deben ser enviados a la Unidad de Contratación para que tramite la autorización para
la convocatoria por la ARPC.

La Unidad solicitante también es responsable, según el art. 30.b) de estimar para cada
contratación el precio referencial del requerimiento en base a la información
289 José Luis Paredes Oblitas

proporcionada por el catálogo de bienes emitido por el Órgano Rector o por otras
fuentes de información suministradas por las organizaciones empresariales y otros, c)
formular el pedido por escrito con la justificación del requerimiento en concordancia
con el Programa Operativo Anual y e) verificar el origen de los fondos, la existencia
de la partida presupuestaria correspondiente a la gestión y en caso de inversión con
duración mayor a un año, verificar que cuente con el financiamiento asegurado.

El art. 34 NBSABS manda que para cada contratación de bienes y servicios, las
entidades públicas deberán elaborar un pliego de condiciones específico, utilizando
obligatoriamente el Modelo de Pliego de Condiciones que forma parte de las Normas
Básicas, e incorporando únicamente las especificaciones técnicas o términos de
referencia requeridos para cada contratación. El Modelo de Pliego de Condiciones
Para la Contratación de Obras Públicas, publicado en Edición Especial 022 de la
Gaceta Oficial, que forma parte de los Anexos al DS 25964, en su numeral 4,
claramente determina que la entidad pública deberá consignar el precio referencial y
fuente de financiamiento.

Desarrollado el procedimiento de evaluación y calificación que indican los arts. 36 a


42 NBSABS, el contrato que establezca las obligaciones y derechos de la entidad
pública y del adjudicatario, deberá ser suscrito por las partes, no antes de transcurrido
el plazo de cinco día hábiles, ni después de veinte días hábiles de haberse notificado a
éste con la resolución de adjudicación, salvo que se hubiese impugnado la misma (art.
45).

III.2.La Prefectura de La Paz, en el marco de las NBSABS, aprobadas por DS 25964 y


disposiciones complementarias del DS 26842 (Obras con Empleos), convocó a
empresas constructoras legalmente establecidas en el país a presentar propuestas para
la Construcción del Puente Chaquerine, señalando como ARPC a César Sánchez
Fuentes.

El numeral 4.1 de tal Pliego establece como precio referencial para la obra, la suma de
Bs19.747.950.-financiados por el TGN, Fondo de Compensación - Prefectura La Paz,
el que no guarda relación con el monto señalado en el Certificado Presupuestario de
Bs8.072.614.000 (fs.16).

El art. 37 del Pliego de Condiciones (fs. 66), prevé que el Convocante, mediante
resolución administrativa expresa podrá dejar sin efecto el proceso de contratación
únicamente cuando surja un hecho de fuerza mayor o caso fortuito, debidamente
justificado, que hubiera extinguido la necesidad de la contratación en cuestión, sin que
el Convocante incurra en responsabilidad alguna respecto de los proponentes
afectados por esa decisión.

La Sección III del Pliego de Condiciones (fs. 497), determina que las propuestas
deben ser evaluadas y calificadas en dos etapas, de acuerdo a los arts. 4 y 5 del DS
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 290

26843. En primera instancia, los documentos legales, administrativos, antecedentes y


propuesta técnica contenidos en el Sobre "A", deben ser evaluados bajo la modalidad
de "cumple o no cumple" con lo solicitado, emitiendo la Comisión de Calificación el
informe de calificación final y la recomendación de proponentes habilitados a la
ARPC. Posteriormente, y como segunda etapa, se procederá a la calificación de la
propuesta económica contenida en el Sobre "B", únicamente de aquellos proponentes
que hayan sido habilitados mediante el informe y recomendación correspondiente
después de la calificación del Sobre "A". La Comisión de Calificación elaborará un
cuadro comparativo en el que conste claramente el precio más bajo, documento que
será entregado a la ARPC. Concluidos los procesos de calificación de los sobres "A" y
"B", y en base a los cuadros correspondientes, la ARPC dictará Resolución motivada
de adjudicación a la propuesta con el precio más bajo. III.3En el caso sometido a
examen, el Prefecto del Departamento de La Paz, por Resolución 217/03, resolvió
dejar sin efecto la Primera Convocatoria a la Licitación Pública Nacional
PDLP/SEPCAM/UL-C-29/03 referida a la Construcción del Puente Chaquerine, por
las siguientes razones: a) ninguno de los proponentes se encontraba habilitado para al
apertura del sobre "B"; b) de conformidad al art. 27.II del DS 25964, la MAE está
encargada de ejercer la supervisión, control y seguridad de los actos de la ARPC, por
lo que según el punto 37-D del Pliego de Condiciones, resolvió dejar sin efecto la
Convocatoria y c) la Resolución de adjudicación 056/03 no se ajusta al presupuesto
establecido por la gestión 2003. En efecto según la Certificación Presupuestaria
correspondiente de 3 de mayo de 2003, el Presupuesto de la gestión 2003 para esa
obra es de Bs8.072.614.000, mientras que el referencial es de Bs19.747.950 y el
adjudicado de Bs21.506.484.39, que está dentro de los márgenes que el Pliego de
Condiciones señala, considerando el referencial, aspectos que explican la

decisión tomada por la MAE, que ciertamente tiene la potestad de controlar,


supervisar y efectuar un seguimiento estricto de los actos de la ARPC durante el
proceso de contratación, pudiendo evaluar todas las fases desarrolladas y las
decisiones asumidas en el mismo, en especial, y con mayor razón, antes de suscribir el
contrato respectivo, puesto que en su condición de Máxima Autoridad Ejecutiva, será
quien tenga la responsabilidad respecto de los términos y condiciones -incluidos los
precios-plasmados en el contrato que firme con la empresa adjudicada.

Resulta imprescindible anotar que, en virtud de la consignación de un precio


referencial en el Pliego de condiciones que no condice al monto presupuestado
legalmente, surge la necesidad de investigar y determinar la responsabilidad de los
servidores públicos a cuyo cargo estuvo la elaboración del Pliego de Condiciones, así
como a la Unidad Administrativa y los funcionarios que debieron revisar en su
momento las emergencias del proceso.

III.4.Hasta acá la MAE, al dejar sin efecto la Primera Convocatoria a la Licitación


Pública Nacional PDLP/SEPCAM/UL-CO-29/03 por existir un hecho de fuerza
291 José Luis Paredes Oblitas

mayor que no permitía la ejecución de la obra -la insuficiencia de recursos para la


construcción del Puente vehicular Chaquerine que se licitó-, aunque para salvar este
escollo pudo haberse acudido a lo previsto en el art. 43.c) de las NBSABS que señala:
"Si los precios propuestos excediesen el presupuesto determinado para esa
contratación, salvo que a decisión exclusiva de la entidad pública, se modifique el
presupuesto institucional previsto para la contratación del bien o servicio y el monto
de la propuesta económica del proponente esté dentro de la cuantía que corresponda a
la modalidad utilizada para el proceso de contratación.", y no lo hizo- actuó de
conformidad con el punto 37-D del Pliego de Condiciones, puesto que de no hacerlo
el Prefecto, al percatarse de que en el Pliego de Condiciones se señaló como precio
referencial un monto irreal, con once millones de bolivianos más de la suma
presupuestada, habría incurrido en responsabilidad. III.5.Sin embargo, de la
documentación recibida cursante de fs. 713 a 1030, solicitada por la Magistrada
Relatora a la Prefectura de La Paz para aclarar algunos aspectos del recurso, se
constató que la MAE luego de declarar desierta la primera convocatoria a través de la
Resolución Prefectural Nº 217/03 de 29 de julio de 2003, por las causas de fuerza
mayor señaladas en el punto 37-D, publicó una Segunda Convocatoria para la
Licitación Pública Nacional PDLP/SEPCAM/UL-CO-29/03 en septiembre de 2003,
sobre el tema, en base a un Pliego de Condiciones que en la Sección I, punto 4, señala
nuevamente como precio referencial la misma suma de Bs19.747.950, es decir
idéntica a la de la Primera Convocatoria y más aún, cursa a fs. 315 de la
documentación remitida, la nueva Certificación Presupuestaria de 8 de diciembre de
2003, que consigna el mismo monto indicado para la primera convocatoria, es decir
Bs8.339.430, lo que muestra claramente que no existe ni existió el caso de fuerza
mayor argumentado en la Resolución Nº 217/03 de 29 de julio de 2003, para declarar
desierta la Primera Convocatoria y el proceso se estaría llevando a cabo en idénticas
condiciones y con iguales errores en los que se incurrió en la Primera Licitación.
III.6.Con respecto al informe dirigido al entonces Prefecto del Departamento de La
Paz, por el Director Jurídico de 28 de julio de 2003, en el que se manifiesta que
ninguno de los proponentes se encontraba habilitado para la apertura del sobre "B",
también señalado en la Resolución Prefectural Nº 217/03, resultó extemporáneo, pues
se debieron observar las irregularidades mencionadas antes de la Apertura del sobre
"B", como lo establecen las NBSABS. Sin embargo, como lo dispone el art. 45.IV de
las Normas Básicas del Sistema de Administración de Bienes y Servicios: "Cuando
por nueva elección o por circunstancias de reestructuración la Máxima Autoridad
Ejecutiva cesara de sus funciones (como ocurrió), la nueva autoridad podrá revisar,
evaluar y fiscalizar, previa suscripción del contrato, aquellos procesos que hubieran
sido adjudicados, a fin de verificar que los mismos se realizaron de acuerdo a las
presentes Normas Básicas. Si del resultado de dicha actividad, se verificase que
existen irregularidades, anulará automáticamente el proceso y la adjudicación,
apoyándose documentalmente para dicha determinación, acto que deberá ser
informado a Contraloría General de la República, a efectos de establecer las
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 292

responsabilidades pertinentes". III.7.De otro lado, debe tomarse en cuenta que la SC


232/2003-R, ha declarado:

"...Las Resoluciones Presidenciales impugnadas Nos. 127/2002 y 130/2002, al revocar


la Resolución Presidencial Nº 125/2002 y ratificar la admisión del recurso de
impugnación presentado por ARG-COPESA-ICA y revocar la adjudicación de la obra
a ASTALDI S.p. A., anulando el proceso de licitación hasta el momento de la emisión
del Informe de Calificación Final y Recomendación por parte de la Comisión de
Calificación, no podían ni pueden ser objeto individualmente de ningún recurso
dentro del trámite de licitación, por prohibición expresa del art. 63 del DS 25964
modificado por el art. 2 del DS 26908, toda vez que dentro de toda licitación sólo se
admiten los recursos de oposición contra la resolución que aprueba el Pliego de
Condiciones y de impugnación contra la resolución que apruebe el informe de
calificación del sobre "A" y contra la resolución de adjudicación, conforme prescriben
los arts. 73 y 80 del DS 25964 modificados por el art. 2 del DS 26208".

De manera que la Asociación Accidental de empresas que representa la recurrente no


tenía otro medio de impugnación a su alcance que el presente recurso, lo que ha
motivado se ingrese al estudio del fondo de la problemática formulada en el caso.

Igualmente, es necesario recordar que la SC 1143/2003-R, ha establecido que:

"...el recurrente equivocadamente pretende hacer valer el recurso de revocatoria


previsto en la Ley 2341 de Procedimiento Administrativo (LPA), dado que este
cuerpo legal no es aplicable a los procesos de licitación pública, pues su ámbito, si
bien es cierto que, por disposición del art. 2 de la misma, se centra en la
Administración Pública constituida por el "Poder Ejecutivo, que comprende la
administración nacional, las administraciones departamentales, las entidades
descentralizadas o desconcentradas y los Sistemas de Regulación SIRESE, SIREFI y
SIRENARE; y" "Gobiernos Municipales y Universidades Públicas"; no es menos
cierto, que los recursos de revocatoria y jerárquico establecidos en ésta son
mecanismos y medios generales para impugnar los actos y resoluciones de las
autoridades de dichas entidades por parte de los administrados

Que, en el caso presente, por un lado, el recurrente no está en calidad de administrado


frente a los actos de los recurridos y, por otro, existen normas especiales que
determinan los recursos exclusivos y expeditos para hacer valer los derechos de los
proponentes dentro de los procesos de licitación pública".

Con lo que queda claramente sentado que los recursos previstos en la Ley 2341 no son
aplicables dentro de los procesos de licitación, como es el caso presente.

Con los fundamentos expresados, el presente recurso resulta procedente debiendo


revocarse la improcedencia del fallo del Tribunal de amparo.
293 José Luis Paredes Oblitas

LICITACIONES PÚBLICAS

RECURSOS A UTILIZARSE CONTRA UNA DESCALIFICACION


DE UNA EMPRESA EN UNA LICITACION PÚBLICA EMTIDIA
POR UNA PREFECTURA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1648/2004-R Sucre, 8 de octubre de 2004 El


recurrente alega que la autoridad demandada ha vulnerado los derechos de la empresa
que representa al ejercicio de una actividad lícita y a la defensa, porque a) revocó la
adjudicación efectuada a su favor en base a argumentos errados y a documentación
presentada por una empresa descalificada con posterioridad a la propuesta en
contravención del art. 37 inc. 3) del DS 25964 y art. 4 del DS 26842, b) sustituyó la
redacción del informe de la comisión calificadora usurpando funciones y c) anuló el
mismo de manera ultrapetita, pues ese extremo no fue solicitado en la impugnación.
Por consiguiente, corresponde analizar si los hechos denunciados se encuentran dentro
del ámbito de protección otorgado por el art. 19 de la CPE.

III.1. Marco Jurídico de la Licitación

A efectos de resolver la problemática planteada se hace menester precisar el marco


normativo al cual estuvo sujeto el proceso de contratación que motiva el presente
recurso, es así que el 1 de abril de 2004, la Prefectura del departamento de Santa Cruz,
emitió la Licitación Pública Nacional DDAF/DDI/UFO/UC "N°" 001/2004, Segunda
Convocatoria, para el proyecto de pavimentación ruta 4 (Km 80), Santa Rosa del Sara
de ese Departamento, "en el marco de las Normas Básicas del Sistema de
Administración de Bienes y Servicios (NBSABS) aprobadas mediante Decreto
Supremo N° 25964, y complementariamente aplicando las previsiones del Decreto
Supremo 26842 de fecha 12 de noviembre de 2002". Disposición aplicable teniendo
en cuenta que el objeto de la licitación es la construcción del tramo de una carretera en
el departamento de Santa Cruz.

El DS 26842 que aprueba el "Plan de Obras con Empleos, en las licitaciones y


contrataciones del sector público en los sectores de Caminos, Gas Domiciliario,
Riego, Electrificación Rural, Vivienda y Saneamiento Básico", establece en el art. 5
que el procedimiento de apertura de propuestas, evaluación, calificación y
adjudicación, se llevará a cabo mediante un acto único de carácter público, constituido
por la instalación del acto, la apertura de propuestas, la evaluación de propuestas, el
informe de calificación y recomendación, la adjudicación, el acta y la Resolución de
adjudicación.

La apertura e inicio del acto único estará a cargo del Presidente de la Comisión de
Calificación y el cierre, a cargo de la Autoridad Responsable del Proceso de
Contratación (ARPC). Luego de abiertas las propuestas, la Comisión de Calificación
realizará, inmediatamente y en sesión permanente, la evaluación del sobre "A" y
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 294

emitirá un Informe de Calificación Final y Recomendación de los proponentes


habilitados a la ARPC. Concluida la calificación del sobre "A", se procederá a la
apertura del sobre "B" de la propuesta económica, solamente de los proponentes
habilitados y la Comisión elaborará un cuadro comparativo en el que conste
claramente el precio más bajo. La ARPC dictará Resolución motivada de adjudicación
a la propuesta con el precio más bajo.

En caso de objeción al informe, la ARPC devolverá antecedentes a la Comisión de


Calificación con sus objeciones, otorgándoles un plazo máximo de un día hábil para
su revisión. Recibido por segunda vez el informe, la ARPC dictará Resolución de
adjudicación al precio más bajo. Esta determinación constará en acta y se notificará a
todos los proponentes.

Por su parte, el Anexo del citado Decreto Supremo en su numeral 6, contempla la


posibilidad de interponer el recurso de oposición contra la Resolución de aprobación
del Pliego de Condiciones, y el recurso de impugnación contra la Resolución de
Adjudicación, el cual, según el numeral 8, debe plantearse ante la ARPC en el plazo
de tres días desde el acto de adjudicación, quien deberá remitir el recurso ante la
Máxima Autoridad Ejecutiva (MAE), que lo resolverá en el plazo de tres días.

El numeral 9 del Anexo del DS 26842, indica que la vía administrativa queda agotada:
a) cuando quede resuelto el recurso de oposición interpuesto contra la Resolución que
aprueba el Pliego de Condiciones; y b) cuando quede resuelto el recurso de
impugnación contra la Resolución de adjudicación.

Ahora bien, las normas precedentes son incluidas en el pliego de condiciones que
constituye el marco de la licitación, al establecer en el punto 31 que el procedimiento
de apertura de propuestas, evaluación, calificación y adjudicación se llevarán a cabo
mediante un acto único de carácter público, transcribiendo prácticamente el citado art.
5 del DS 26842; sin embargo, pese a este extremo, contradictoriamente al numeral 6
del DS 26842, el mismo pliego establece en el punto 45 -referido a la interposición
(presentación) del recurso de impugnación-, que: "Los proponentes podrán interponer
recursos de impugnación, únicamente contra la Resolución que aprueba el informe de
calificación del sobre "A" y la Resolución de adjudicación: los cuales deberán ser
presentados ante la Autoridad Responsable del Proceso de Contratación y serán
resueltos por el Prefecto de Departamento". Disposición que no encuentra coherencia
ni con el texto aludido del pliego ni con el DS 26842, dado que conforme al referido
decreto, asumido por el propio pliego de condiciones, no existe ninguna resolución
que apruebe el informe de calificación del sobre "A", sino un informe de calificación
y recomendación y además porque la forma como se halla concebido dicho
procedimiento reconoce únicamente el recurso de oposición a la Resolución de
Aprobación del Pliego de Condiciones y el recurso de impugnación a la Resolución de
adjudicación.
295 José Luis Paredes Oblitas

III.2. Análisis de la Sujeción de la autoridad recurrida al marco legal

En el caso de autos, como consecuencia de la licitación que motiva el presente


recurso, por informe de evaluación de propuestas sobre "A" de 23 de abril de 2004, la
Comisión de Calificación, concluyó que la Empresa Anglarill Amboró & Asociados,
no cumplió con el punto 8 de la Sección VI del pliego de condiciones, quedando
descalificada, por lo que mediante la Resolución 003/2004 de la misma fecha, la
autoridad responsable del proceso de contratación, adjudicó la obra a la Empresa
Constructora Apolo Ltda., representada por el actor, lo que determinó que la Sociedad
Accidental Anglarill Amboró & Asociados, interponga recurso de impugnación, que
la autoridad demandada en ejercicio de la atribución que le reconocen los art. 8.II y III
del DS 26842 y 45 del Pliego de Condiciones, resolvió mediante la Resolución
Prefectural 162/04 de 30 de abril de 2004, que declaró procedente el recurso de
impugnación, revocó la Resolución de adjudicación 003/2004 de 23 de abril, dictada
por la autoridad responsable de contratación y repuso el proceso de contratación hasta
el estado de apertura del sobre "B", con la incorporación de la citada empresa, al
concluir que la Empresa Anglarill Amboró & Asociados cumplía con todos los
documentos solicitados en la Sección VI del pliego de condiciones desde el punto 1 al
11, en mérito a fundamentos que no son sino consecuencia de una valoración de
antecedentes, de la documental presentada a la propuesta y del informe jurídico que la
autoridad recurrida dispuso a efectos de resolver la impugnación, la misma que no
puede ser compulsada por este Tribunal ya que ello importaría revisar la valoración de
prueba efectuada por una autoridad administrativa competente en la sustanciación y
Resolución del referido medio impugnativo.

De lo expuesto, se establece que si bien la Empresa Anglarill-Amboró no objetó el


resultado del informe de la Comisión en la que la descalificaron, no lo hizo ante la
inexistencia de tiempo para hacerlo, pues si bien el pliego de condiciones le reconocía
el recurso de impugnación, el mismo -conforme se tiene referido- no podía tener
aplicación práctica por la forma de concepción del procedimiento de apertura de
propuestas, evaluación, calificación y adjudicación asumido por el mismo pliego de
condiciones, sin soslayar que dicha empresa solicitó verbalmente a la Comisión la
revisión del informe e incluso concertó una entrevista con ésta para discutir el tema.

III.2.1. Con relación a la supuesta presentación de documentación con posterioridad a


la propuesta, se tiene que ante el recurso de impugnación presentada por la Sociedad
Accidental Anglarill-Amboro & Asociados contra la Resolución de adjudicación
003/2004, la autoridad recurrida remitió antecedentes al Director Jurídico
Departamental, para su opinión, quien por informe DI.D.U.DN 223/04 de 30 de abril
de 2004 y en base a los certificados respaldatorios presentados por la citada Empresa
en su propuesta, concluyó que las atribuciones de Subjefe ejercidas por el Carlos
Einar Bruun en el proyecto de pavimentación de la carretera Santa Cruz-Trinidad a
cargo del SNC bajo la modalidad de administración directa en la gestión 1993, por lo
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 296

que esas funciones eran operativas, de modo que la comisión calificadora al


inhabilitar al proponente fundando su informe en un criterio muy técnico no analizó el
conjunto de la prueba presentada al currículum vitae y el acta de reunión aclaratoria
del pliego de condiciones, recomendando en definitiva se declare probada la
impugnación; lo que implica que los documentos presentados en la impugnación no
fueron relevantes ni aportaron mayores elementos de juicio que los ya existentes en el
proceso de licitación, vale decir que los documentos entregados por la Empresa
Anglarill-Amboró & Asociados a tiempo de la presentación de su propuesta y la
aclaración del Pliego de Condiciones fueron los únicos documentos que el Director
Jurídico Departamental los consideró para emitir el informe legal 223/2004 de 30 de
abril, que dio lugar a que la autoridad demandada dicte la Resolución impugnada que
declaró procedente la impugnación.

III.2.2.Respecto a los efectos de la Resolución Prefectural, el art. 65 Normas Básicas


del Sistema de Administración de Bienes y Servicios (NBSABS), establece que "La
Resolución que resuelva revocar la Resolución impugnada, implicará la anulación del
proceso hasta el vicio más antiguo, a partir del cual se repondrá el proceso de
contratación".

En la problemática planteada la Resolución emitida por la autoridad demandada


repuso el proceso de contratación hasta el estado de apertura del sobre "B", con la
incorporación de la citada empresa, al concluir que la Empresa Anglarill Amboró &
Asociados cumple con todos los documentos solicitados en la Sección VI del pliego
de condiciones desde el punto 1 al 11; es decir, la decisión adoptada por la autoridad
demandada es coherente con el proceso de contratación, teniendo en cuenta que en la
apertura del sobre "B" participan únicamente aquellas propuestas cuyo sobre "A"
hubiera cumplido con los requisitos exigidos por la entidad o alcanzado la calificación
mínima requerida en el pliego de condiciones según corresponde el art. 40 inc. b) de
las NBSABS, sin que dicha actuación constituya un acto ilegal que amerite la tutela
prevista por el art. 19 de la CPE.

III.3. Por último, con relación al fundamento del Tribunal de amparo referido en el
punto 1.2.4 inc. b) de la presente Resolución, con el que se invocan fallos de este
Tribunal en sustento del fallo que se revisa, debe tenerse en cuenta -conforme se
señaló precedentemente- que el proceso de contratación se halla normado por las
disposiciones contenidas en el DS 26842, que establece el procedimiento mediante un
acto único de carácter público que es adoptado por el pliego de condiciones y que
posibilita la impugnación de la Resolución de adjudicación y no así del sobre "A"
aisladamente; no siendo aplicable por tanto al caso de autos la SC 1163/2002, de 25
de septiembre, al ser anterior al DS 26842 de 12 de noviembre del mismo año,
normativa que ha sido emitida con la finalidad de optimizar los plazos para hacer más
expedita la licitación y adjudicación de obras, estableciendo un procedimiento
297 José Luis Paredes Oblitas

complementario a las Normas Básicas del Sistema de Administración de Bienes y


Servicios.

En consecuencia el Tribunal de amparo, al haber declarado procedente el recurso no


ha dado correcta aplicación al art. 19 de la CPE.

MAGISTERIO

PROCEDIMIENTO PARA JUZGAR ADMINISTRATIVAMENTE A


LOS MIEMBROS DEL MAGISTERIO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1787/2004-R Sucre, 12 de noviembre de 2004 La


recurrente solicita tutela de su derecho a la defensa, indicando que fue sometida a un
proceso disciplinario en su condición de Directora de la Unidad Educativa "Cornelio
Saavedra", sancionándosele con la suspensión de 60 días en sus funciones, sin goce de
haberes, por lo que apeló ante el Director del SEDUCA, quien confirmó el fallo
impugnado; señala que además se empleó el

Reglamento de la Carrera Administrativa de Educación, aprobado por RM 062, de 17


de febrero de 2000, que se refiere al personal administrativo, no así al docente; sin
embargo, en la aplicación de sanciones se empleó el Reglamento de Faltas y
Sanciones Disciplinarias del Magisterio, aprobado por RS 212414 de 21 de abril de
1993, y luego, en la fase de apelación, se arguyó la existencia de los DDSS 25273 y
23968; por último, indica que en la conformación del Tribunal Disciplinario se
incurrió en un grave error al designar como Promotor Fiscal a un docente
simplemente egresado, quien estaba inhabilitado de ser miembro de dicho Tribunal,
por no ser de igual o mayor jerarquía que los procesados, como exigen los arts. 18 y
19 del Reglamento de Faltas y Sanciones. En consecuencia, corresponde dilucidar si
tales extremos son evidentes y si constituyen actos ilegales lesivos de los derechos
fundamentales referidos a fin de otorgar o negar la tutela solicitada.

III.1.El amparo constitucional ha sido instituido como un recurso extraordinario que


otorga protección inmediata contra los actos ilegales y las omisiones indebidas de
autoridades o particulares que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir
derechos y garantías fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución y
las Leyes, siempre que no exista otro recurso o vía legal para demandar el respeto de
tales derechos.

III.2.Respecto al régimen legal aplicable a los procesos disciplinarios en el sector de


educación, a través de la SC 1687/2004-R de 18 de octubre, este Tribunal ha
establecido que: "El art. 3 del Reglamento de Faltas y Sanciones del Magisterio y
Personal Docente y Administrativo, aprobado por Resolución Suprema 212414 de 21
de abril de 1993, señala que en cumplimiento de lo dispuesto por el art. 16 de la CPE,
la legislación penal vigente, la Declaratoria Universal de los Derechos del Hombre,
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 298

nadie puede ser sancionado sin haber sido oído y juzgado, siendo el derecho de
defensa de la persona en el proceso disciplinario ineludible".

"El art. 12 de este Reglamento determina que se aplicarán sanciones a los infractores,
por los tribunales que tramiten los procesos, es decir que si existiere alguna conducta
tipificada como falta, deberán ser los tribunales establecidos por ley los que
determinen la sanción a imponerse en el caso concreto".

"El DS 23968 de 24 de febrero de 1995, Reglamento Sobre las Carreras en el Servicio


de Educación Pública, dentro del Título III sobre la Carrera Administrativa, Capítulo
V, art. 36, señala que la administración del personal y los casos de sanción o retiro
para los funcionarios de la Carrera Administrativa, se regirán por las disposiciones
emanadas de la Secretaría Nacional de Educación, de acuerdo al Reglamento del
Funcionario Público. Esa disposición es el Reglamento de la Carrera Administrativa
del Servicio de Educación Pública, aprobado por Resolución Ministerial 062/00, de 17
de febrero de 2000, conforme lo ha declarado este Tribunal en su SC 685/2002-R, de
11 de junio; "por disposición del art. 3.III de la Ley 2027, las carreras administrativas
en el Magisterio Público se regularán por su legislación especial aplicable en el marco
establecido en el presente Estatuto; en consecuencia, todo proceso administrativo en
el ramo educativo se rige por el Capítulo III sobre el Régimen Disciplinario del
Reglamento de la Carrera Administrativa del Servicio de Educación Pública aprobado
por RM 062/00 de 17 de febrero de 2000".

III.3.En el caso de examen, se constata que ante las denuncias interpuestas contra la
recurrente y otro, se sustanció el correspondiente proceso disciplinario que culminó
con el pronunciamiento de la Resolución 01/2004-05-21, a través de la cual el
Tribunal Disciplinario declaró probada la denuncia, "tipificándose el hecho de
acuerdo al art. 9 inc. d) (faltas leves); art. 10 inc. k) y o) (faltas graves) del
Reglamento de Faltas y Sanciones Disciplinarias del Magisterio", aprobado por RS
212414, imponiéndole como sanción la suspensión de 60 días en el ejercicio de sus
funciones, sin goce de haberes.

En grado de revisión, el Director del SEDUCA recurrido, pronunció la Resolución


Administrativa (RA) Departamental de 14 de junio de 2004, señalando que el proceso
que dio lugar al caso en análisis, se sustanció en aplicación del Reglamento de Faltas
y Sanciones Disciplinarias del Magisterio, aprobado por RS 212414, con las
modificaciones introducidas por los DDSS 23968 y 25273, confirmando la
Resolución impugnada con la rebaja de la sanción a 45 días de suspensión.

III.4.Establecido el régimen legal aplicable al caso, corresponde dejar establecido, que


el proceso administrativo instaurado contra la hoy actora, debió organizarse y
tramitarse, conforme a las previsiones contenidas en el Reglamento sobre las Carreras
en el Servicio de Educación Pública, instituido mediante DS 23968 de 24 de febrero
de 1995 y aprobado por la RM 062/00 de 17 de febrero de 2000; lo que no ocurrió en
299 José Luis Paredes Oblitas

el caso examinado, en razón de que se aplicó el Reglamento de Faltas y Sanciones del


Magisterio, aprobado por RS 212414, de 21 de abril de 1993, habiéndose conformado
un Tribunal compuesto por tres maestros, en contravención a lo que dispone el art.
62.II del ya citado

Reglamento de la Carrera Administrativa del Servicio de Educación Pública. Por otra


parte, la autoridad recurrida, no obstante de la apelación interpuesta por la recurrente,
conoció la Resolución pronunciada por el Tribunal Disciplinario en grado de revisión,
sin considerar que los arts. 65, 66 y 67 de este Reglamento contemplan el recurso de
apelación contra los fallos que se dicten en los procesos administrativos.

III.5.Consiguientemente, está demostrado que la autoridad educativa recurrida


cometió actos ilegales al no haber observado que el Tribunal Disciplinario fue
conformado al margen de lo que establece el Reglamento de la Carrera Administrativa
del Servicio de Educación Pública, pese a que dicha anomalía fue advertida por la
actora en ocasión de interponer el recurso de apelación contra el fallo de primera
instancia, en función a lo dispuesto por el art. 65 del referido Reglamento,
impugnación que no fue considerada por la autoridad demandada, omisión indebida
que lesiona el debido proceso, porque desconoce el derecho de recurrir e impugnar
que tiene la persona sometida a proceso; lo que implica violación del derecho de la
recurrente a la defensa y a la garantía al debido proceso, que ha sido entendido como
un derecho fundamental consagrado por la norma prevista por el art. 16.II de la CPE,
y que tiene dos connotaciones: la primera es el derecho que tienen las personas,
cuando se encuentran sometidas a un proceso con formalidades específicas, a tener
una persona idónea que pueda patrocinarle y defenderle oportunamente, mientras que
la segunda es el derecho que precautela a las personas para que en los procesos que se
les inicia, tengan conocimiento y acceso de los actuados e impugnen los mismos con
igualdad de condiciones conforme a procedimiento preestablecido y por ello mismo es
inviolable por las personas o autoridades que impidan o restrinjan su ejercicio.

Este derecho se halla íntimamente ligado al debido proceso consagrado por los arts.
16 de la CPE y 8 del Pacto de San José de Costa Rica, que conforme ha establecido la
jurisprudencia de este Tribunal en la SC 1234/2000-R, de 21 de diciembre, entre
otras, es aplicable no sólo al ámbito judicial sino también al administrativo cuando se
tenga que someter a una persona a un procedimiento en el que deberá determinarse
una responsabilidad; por lo mismo, todo proceso de la naturaleza que fuere deberá ser
sustanciado con absoluto resguardo y respeto de los derechos y garantías del
procesado.

MAGISTERIO

LAS NORMAS QUE SE USAN PARA PROCESAR EN LA VÍA


ADMINISTRATIVA A UN FUNCIONARIO DE LA EDUCACIÓN
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 300

PUBLICA SON PARTICULARES Y NO SE APLICAN LAS


NORMAS GENERALES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0259/2005-R Sucre, 23 de marzo de 2005 El


recurrente solicita tutela a los derechos fundamentales a la seguridad jurídica, al
debido proceso y a la defensa, consagrados en los arts. 7 inc. a) y 16.II y IV de la
CPE, que considera fueron vulnerados, pues en el proceso disciplinario que tramitaron
en su contra, no se aplicó lo dispuesto por las normas procesales establecidas en la
RM 062/00, puesto que: a) el Tribunal fue ilegalmente posesionado por autoridad
incompetente; b) le dieron un plazo de diez días para sus descargos, ampliándolo
indebidamente, lo que ocasionó la duración del proceso por un tiempo superior al
plazo máximo de veinte días; siendo por ello que la resolución final fue dictada
cuando el Tribunal perdió competencia; y c) le negaron el derecho de apelar. En
consecuencia, en revisión de la Resolución de la Jueza de amparo, corresponde
dilucidar, si tales argumentos son evidentes y si constituyen actos ilegales lesivos de
los derechos fundamentales del recurrente, a fin de otorgar o negar la tutela solicitada.
III.1.Para el análisis del recurso formulado, es necesario establecer el régimen
normativo procesal que se debe aplicar para el caso del procesamiento administrativo
del recurrente; a ese efecto se tiene que, las normas previstas por el art. 12.II del DS
23318-A, modificado por el DS 26237 de 29 de junio de 2001, al estipular la
autoridad legal competente y el procedimiento a seguir para el procesamiento
administrativo de los funcionarios públicos, dispone que: "En los casos de los
Gobiernos Municipales, Universidades Públicas, Escalafón Judicial del Poder
Judicial, Carrera Fiscal del Ministerio Público, Servicio Exterior y Escalafón
Diplomático, Magisterio Público, Servicio de Salud Pública y Seguridad Social,
Fuerzas Armadas y Policía Nacional, la autoridad legal competente así como el
procedimiento para la determinación de la responsabilidad administrativa, se regirá
por su legislación especial aplicable"; por ello en un caso denunciado por el Rector
institucionalizado del Tecnológico Agropecuario de Tarata, a quien se procesó con las
normas generales previstas por la Ley de Administración y Control Gubernamentales
y las previstas por el DS 23318-A modificado por el DS 26237 en lugar de las
específicas establecidas para el sector de la educación, en la SC 1301/2002-R, de 28
de octubre de 2002, este Tribunal Constitucional expreso la siguiente línea
jurisprudencial: "(...) el Reglamento sobre las Carreras en el Servicio de Educación
Pública, contenido en DS 23968 de 24 de febrero de 1995, en su art. 34 establece que
pertenecen a la Carrera Administrativa del Servicio de Educación Pública como
funcionarios públicos, '1. El Director General, los Directores Departamentales ..., los
Directores de Institutos Superiores, ...'. El mismo Decreto, en su art. 36, señala que la
administración del personal y los casos de sanción o retiro para tales funcionarios se
regirán por las disposiciones emanadas de la Secretaría Nacional de Educación, de
acuerdo al Reglamento del Funcionario Público". "(...) a fin de regular en el marco del
Estatuto del Funcionario Público (EFP), la Ley de Reforma Educativa (LRE) y el DS
23968, se dicta el Reglamento de la Carrera Administrativa del Servicio de Educación
301 José Luis Paredes Oblitas

Pública aprobado por Resolución Ministerial 062/00 de 17 de febrero de 2000, el cual


de acuerdo al art. 4 del mismo, tiene alcance a todo el personal de la carrera
administrativa del servicio de educación pública que tiene relación de dependencia
con sus organizaciones educativas". "(...) el art. 33 de la citada Resolución Ministerial,
prescribe que el régimen disciplinario define el tratamiento de las situaciones que
contravienen u omiten las disposiciones del Reglamento. Empero también estipula
que 'el régimen disciplinario se rige por lo dispuesto en el Régimen de
Responsabilidad por la Función Pública regulada por la Ley 1178 de Administración
y Control Gubernamentales y sus disposiciones reglamentarias'". "(...) sin embargo, el
art. 1º DS 26237 de 26 de junio de 2001, que modifica disposiciones del DS 23318-A,
en su numeral II refiriéndose a las normas que regulan la conducta funcionaria del
servidor público establece que son: a) generales o las establecidas en el Estatuto del
Funcionario Público y otras leyes y b) específicas o las establecidas por cada entidad".
"(...) en el caso de análisis, es evidente que el sector administrativo del Servicio de
Educación Pública tiene sus normas específicas, pues así el Capítulo III RM 062/00
relativo al Régimen Disciplinario para los funcionarios de la carrera administrativa del
SEP, establece a partir de su art. 50, las faltas y el procedimiento a seguir para el caso
de contravenciones a las disposiciones que regulan el trabajo del personal de la carrera
administrativa que, de acuerdo al caso, se tipificarán como leves y graves". "(...) a
efectos de procesamiento dichas normas han previsto dos fases la sumarial y de
apelación, debiendo la primera fase estar a cargo de un tribunal administrativo, cuya
constitución para cada caso se encuentra expresamente prevista en el art. 62 de la
misma Resolución Administrativa (...)". En forma congruente con las normas y la
jurisprudencia glosada, se debe concluir que para tramitar la responsabilidad
administrativa del recurrente, ante las denuncias efectuadas en su contra, son
aplicables las normas específicas emitidas para el sector de la educación, contenidas
en el Reglamento de la Carrera Administrativa del Servicio de Educación Pública,
aprobado mediante RM 062/00, de 17 de febrero de 2000. III.2.Ahora bien, respecto a
la denuncia de haberse lesionado el derecho a apelar, se debe manifestar que,
mediante memorial de 17 de junio de 2004, el recurrente apeló la Resolución dictada
por el Tribunal Sumariante, por resultarle lesiva, recurso que fue rechazado por la
equivocada interpretación de que no correspondía porque las normas previstas por el
art. 72 del EFP, y el DS 23318-A modificado por el DS 26237, "extinguieron" el
recurso de apelación, instituyendo en su lugar los recursos de impugnación de
revocatoria y jerárquico; empero, tal como se concluyó en el fundamento precedente,
las normas previstas por el DS 23318-A, modificado por el DS 26237, no son
aplicables al caso del recurrente, pues esta sujeto a una normativa específica, que es el
Reglamento de la Carrera Administrativa del Servicio de Educación Pública,
aprobado mediante RM 062/00, normativa que en los preceptos del art. 65 con
especificidad reconoce el derecho a la fase de apelación, en materialización del
derecho a la segunda instancia proclamado por normas internacionales como el art. 8
inc. h) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que consagra el
"Derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior", en consecuencia, al negar
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 302

la apelación, se vulneró el derecho que asiste al recurrente de la segunda instancia, y


con ello se lesionó el debido proceso, y también el derecho a la defensa, entendido
como la: "(...) potestad inviolable del individuo a ser escuchado en juicio presentando
las pruebas que estime convenientes en su descargo, haciendo uso efectivo de los
recursos que la ley le franquea." (SC 1534/2003-R, de 30 de octubre); y a la seguridad
jurídica, entendida esta como la "condición esencial para la vida y el
desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la integran. Representa la
garantía de la aplicación objetiva de la ley, de tal modo que los individuos saben en
cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin que el capricho, la
torpeza o la mala voluntad de los gobernantes pueda causarles perjuicio" (AC 287/99-
R, de 28 de octubre), pues no se aplicó objetivamente la ley, causando perjuicio al
recurrente al negarle la apelación solicitada; en consecuencia el recurso debe ser
declarado procedente.

MILITARES

PROCEDIMIENTO PARA SUSTANCIAR UNA DEMANDA EN


MATERIA MILITAR.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0398/2004-R Sucre, 23 de marzo de 2004 El


recurrente, solicitó tutela a sus derechos a la igualdad y a la seguridad jurídica
consagrados en las normas previstas por los arts. 6 y 7 inc. a) de la CPE, denunciando
que fueron vulnerados por los

recurridos, puesto que pese a haber cumplido con todos los requisitos previstos por la
Constitución, Leyes y Reglamentos que rigen la Carrera Militar, se le excluyó en el
ascenso al Grado de General de Brigada, por no hallarse incluido dentro de los "cupos
y porcentajes" establecidos ilegalmente. En consecuencia, en revisión de la
Resolución del Tribunal de amparo, corresponde dilucidar si tales extremos son
ciertos y si constituyen actos ilegales lesivos del derecho fundamental referido, a fin
de otorgar o negar la tutela solicitada.

III.1. La abundante Jurisprudencia emitida por este Tribunal ha establecido, que "El
amparo constitucional ha sido instituido como un recurso extraordinario que otorga
protección contra los actos ilegales y las omisiones indebidas de autoridades o
particulares que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir derechos y
garantías fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución y las Leyes,
siempre que no existiera otro recurso legal para dicha protección" SC 0004/2003-R de
7 de enero. Y específicamente, respecto de trámites administrativos ante las instancias
Militares, estableció que: "El Capítulo VI del Reglamento del Tribunal del Personal
establece los recursos que puede utilizar el miembro de las FFAA que efectúa un
reclamo sobre alguna decisión que afecte a sus intereses en la carrera militar, tales
recursos son el de reconsideración, planteado ante el mismo órgano, y el de apelación,
303 José Luis Paredes Oblitas

ante el Tribunal Superior del Personal de las FFAA" SSCC 0004/2003-R de 7 de


enero y 792/2003 de 11 de junio entre otras.

III.2.Por lo relacionado, se establece que, cuando un funcionario militar considera que


alguna determinación afecta su carrera, puede interponer recurso de reconsideración
establecido por la norma prevista por el art. 36 del Reglamento del Tribunal del
Personal de las Fuerzas CJ-RGA-205 de 1996, que señala que: "en conocimiento de la
Resolución, el interesado podrá hacer uso por conducto regular, del recurso de
reconsideración ante el Tribunal del Personal, en el plazo de quince días, con la
solicitud y la documentación debidamente fundamentada". De acuerdo a la norma
prevista por el art. 37 de dicho Reglamento, el Tribunal se debe reunir y analizar los
fundamentos presentados, luego decidirá sobre la procedencia o improcedencia de la
reconsideración en el término de diez días; si se declara la improcedencia, se debe
conceder el recurso de apelación ante el Tribunal Superior del Personal de las Fuerzas
Armadas en el tiempo máximo de quince días.

III.3. En el caso presente, al tener conocimiento el recurrente de que no se encontraba


incluido en la lista elaborada por el Tribunal de Personal del Ejército, para el ascenso
a grado de General de Brigada, (porque presuntamente no estaba incluido en las
vacancias que estableció el Tribunal Superior de las Fuerzas Armadas), impugnó esa
determinación en forma directa ante este último Tribunal mediante recurso de
reconsideración, el que se le rechazó por no haber agotado previamente dicho recurso
ante el Tribunal de Personal del Ejército, conforme prevé el mencionado Reglamento
de Personal. Posteriormente, reencausando el procedimiento, formuló el recurso de
reconsideración ante el Tribunal de Personal del Ejército, presentando su solicitud por
intermedio del Comandante General del Ejército, pero hasta antes de la interposición
del amparo constitucional, el aludido Tribunal de Personal, no emitió resolución
alguna, por esa situación el recurrente, presentó nueva solicitud ante la misma
autoridad, para que remita al Tribunal Superior de las Fuerzas Armadas su
impugnación, por haber transcurrido dieciocho días hábiles desde la interposición del
mencionado recurso. Esta solicitud fue rechazada, por cuanto el abogado que le
patrocinaba se encontraba impedido de defenderlo por ser funcionario militar y
porque no se evidenció la existencia de la interposición de un recurso de apelación
ante el Tribunal de Personal del Ejército quién debió remitir el recurso, junto a todos
los antecedentes, ante el Tribunal Superior de las Fuerzas Armadas.

De lo analizado, se tiene que si bien el recurrente interpuso el recurso de


reconsideración previsto por el Reglamento del Tribunal de Personal de las Fuerzas
Armadas; empero, no exigió ante este Tribunal se resuelva dicho recurso, tampoco
interpuso el recurso de apelación para que se tramite ante el Tribunal Superior de las
Fuerzas Armadas. Si consideró que se dio un presunto silencio administrativo, que
implica ser negativo a sus pretensiones, una vez vencido el plazo previsto por el
aludido Reglamento, debió interponer, el recurso de apelación, para que junto a todos
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 304

los antecedentes sean remitidos ante el mencionado Tribunal Superior, o incluso a


tiempo de interponer el recurso de reconsideración, pudo interponer alternativamente
el recurso de apelación, puesto que la norma prevista por el art. 37 del referido
reglamento, establece que en caso de declararse improcedente el recurso, concederá el
recurso de apelación ante el Tribunal Superior del Personal de las Fuerzas Armadas.

Por lo relacionado, se concluye, que el recurrente, no utilizó ni agotó en forma debida


ni oportuna los recursos previstos por las normas que rigen la materia objeto de
análisis, ingresando su pretensión dentro de la improcedencia en base al principio de
subsidiariedad que rige a los amparos constitucionales.

III.4. Por otra parte, cabe puntualizar, que conforme establecen las normas previstas
por los arts. 108 al 110 de la LOFA, el Tribunal de Personal de las Fuerzas es el
organismo encargado de hacer cumplir las leyes, reglamentos militares en primera
instancia, mientras que el Tribunal Superior del Personal de las Fuerzas Armadas, es
el máximo organismo para hacer cumplir las mencionadas disposiciones, siendo sus
resoluciones definitivas por ser de última instancia y de observación obligatoria para
las tres fuerzas; en el caso presente, el recurrente en forma indebida, presentó ante el
Ministro de Defensa Nacional, al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y al
Comandante General Accidental del Ejército otras solicitudes para que se le conceda
el ascenso que aspira, pese a que es de conocimiento suyo que las Fuerzas Armadas se
sustenta en la cohesión de sus estructuras, misión y organización vertical, basada en
principios de disciplina, jerarquía, orden y respeto a la Constitución Política del
Estado, sus Leyes y Reglamentos, conforme establecen las normas previstas por las
arts. 209 de la CPE y 1.f) de la LOFA, aspectos que evidencian que el recurrente, sin
agotar las instancias ni acudir en forma oportuna ante las autoridades competentes,
interpuso el amparo constitucional que debe ser declarado improcedente por
encontrarse dentro de la causal de improcedencia prevista por la norma del art. 96.1
de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC).

En consecuencia el Tribunal de amparo, al haber declarado improcedente el recurso,


ha dado correcta aplicación a la norma prevista por el art. 19 de la CPE.

MILITARES

ANTE EL TRIBUNAL DE LA FUERZA NAVAL, PROCEDE SEGÚN


SUS DISPOSICIONES, EL RECURSO DE COMPLEMENTACIÓN Y
ENMIENDA QUE PERMITE ANULAR, REVOCAR O MODIFICAR
LAS RESOLUCIONES, POR ELLO SI EL RECURRENTE NO LO
PLANTEÓ NO AGOTÓ LA VÍA QUE LE PERMITA RECURRIR POR
MEDIO DEL AMPARO CONSTITUCIONAL

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1518/2004-R Sucre, 22 de septiembre de 2004


III.2.En el caso de autos, se evidencia que por Resolución 46/02 de 19 de diciembre
305 José Luis Paredes Oblitas

de 2002, el Tribunal del Personal de la Fuerza Naval Boliviana, en base a la directiva


28/2002 de 20 de noviembre, resolvió desestimar la postulación del actor a la EAEN
por no cumplir los requisitos básicos exigidos por la referida directiva, decisión que
determinó que el recurrente a través de varios memoriales solicitara al Comandante
General de la Fuerza Naval la autorización para su ingreso a la EAEN para la gestión
2004, esta petición mereció la Resolución de 27 de noviembre de 2003 que la
desestimó bajo el argumento de haber sido tratada y resuelta con anterioridad por el
Tribunal del Personal de la Fuerza Naval Boliviana. En ese entendido el 16 de
diciembre de 2003, el recurrente interpuso recurso de reconsideración bajo alternativa
de apelación contra ambas resoluciones, que mereció la Resolución 01/04 de 9 de
enero de 2004 dictada por el Tribunal del Personal de la Fuerza Naval Boliviana, que
ratificó la Resolución 046/2002 y concedió al actor el recurso de apelación ante el
Tribunal Superior del Personal de las FFAA de la Nación. Este Tribunal por
Resolución 10/04 de 22 de marzo de 2004, confirmó la Resolución 46/2002 de 19 de
diciembre, contra la cual el recurrente no interpuso el recurso de aclaración,
explicación y enmienda previsto por el art. 42 del Reglamento del Tribunal Superior
del Personal de las FFAA de la Nación recurso que a diferencia de lo establecido en
otras normas procesales, faculta al órgano modificar, anular, o revocar dicha
Resolución conforme a lo siguiente: "la aclaración, explicación, enmienda, es el
recurso que se interpone en el término de 48 Hrs. ante el mismo tribunal y corre desde
el momento de la notificación por el Tribunal Supremo de las FFAA. Este recurso
sólo sirve para aclarar enmiendas o complementar la resolución principal del Tribunal
y modificar, anular o revocar dicha resolución", siendo por tanto un medio legal
idóneo para que el Tribunal Superior del Personal de las FFAA regularice los
extremos denunciados; no pudiendo el actor pretender subsanar su negligencia
mediante el presente amparo constitucional, que es un recurso extraordinario y
subsidiario, que procede única y exclusivamente cuando se han agotado los recursos y
medios existentes para que la persona exija el respeto de los derechos y garantías que
estima lesionados, o cuando la Ley no contempla ningún otro recurso o medio, o
cuando existiendo esos medios, no le aseguren la inmediatez y eficacia necesaria en la
protección frente a un inminente e irreparable daño, lo que no ocurre en la especie,
pues el actor no obstante tener el medio impugnativo previsto por ley no lo formuló
oportunamente para hacer valer sus derechos dentro del propio proceso,
desconociendo una de las características fundamentales del amparo cual es la
subsidiariedad.

MINISTERIOS

FACULTADES DE LOS MINISTERIOS Y DE LOS PREFECTOS.


SE DECLARA NULA LA DECISIÓN DE UN MINISTRO QUE
USURPÓ FUNCIONES DE UN PREFECTO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0066/2006


Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 306

Sucre, 26 de julio de 2006 Los recurrentes impugnan la RM 101/06 y la Convocatoria


a exámenes de competencia y concurso de méritos para optar al cargo de director de
unidad educativa pública, fiscal y de convenio de las áreas formal y alternativa y los
declarados de acuerdo al art. 228 del CEB del sector urbano, publicada el 26 de marzo
de 2006; porque fueron emitidas sin que el Ministerio de Educación y Culturas tenga
atribuciones para ello, ya que esa atribución le corresponde a los directores distritales
y a las Prefecturas de los Departamentos, y pese a que la Convocatoria emitida
expresa ser a nombre de dichas instituciones, las Prefecturas de los Departamentos de
La Paz y de Santa Cruz niegan haberla efectuado. En consecuencia, corresponde
analizar lo planteado y resolver si los recurridos al emitir la Resolución y
Convocatoria impugnadas incurrieron en los presupuestos del art. 31 de la CPE y 79.II
de la LTC, a fin de declarar fundado o infundado el recurso.

III.1.Competencia del Tribunal Constitucional y naturaleza del recurso directo de


nulidad

De acuerdo a lo establecido por el art. 120.6ª de la CPE, este Tribunal Constitucional


tiene la atribución de resolver los recursos directos de nulidad interpuestos en
resguardo del art. 31 de dicha Ley Fundamental; dicho recurso, procede contra todo
acto o resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra los
actos de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la ley. Interpretando la
normativa citada, la SC 0020/2004, de 4 de marzo, estableció dos supuestos jurídicos
en los que el recurso directo de nulidad se activa para decretar la nulidad de los actos
y resoluciones de las autoridades del poder público, siendo ellos los siguientes: "1) la
usurpación de funciones que no le competen, debiendo entenderse por tal el ejercicio
de una función sin tener título o causa legítima para ello; lo que significa el ejercicio
ilegítimo, por parte de un funcionario o autoridad, de una función que le está
reconocida a otra autoridad o funcionario; o estándole reconocida a él, ya expiró su
periodo de funciones o está suspendido del ejercicio de las mismas por algún motivo
legal; 2) el ejercicio de una jurisdicción o potestad no asignada por la Constitución o
la Ley; debiendo entenderse por tal, el que una persona o funcionario asuma una
jurisdicción o ejerza una competencia que no le ha sido asignada por el ordenamiento
jurídico, es decir, ejerza una jurisdicción o competencia inexistente en el
ordenamiento jurídico".

Consecuentemente, en el presente recurso no se pude dilucidar las denuncias referidas


a aplicación de normas derogadas o que no estén vigentes, así como tampoco los
supuestos derechos legales de los recurrentes, pues sólo es un mecanismo para
determinar si la autoridad recurrida actuó con competencia al dictar el acto o
resolución impugnado; por lo que el análisis se limitará a dicha labor.

En ese contexto, también es necesario afirmar que mediante SC 0013/2000, de 10 de


marzo, se estableció "que al analizar la procedencia del recurso directo de nulidad
sólo cabe considerar si el órgano generador del acto que se impugna tiene jurisdicción
307 José Luis Paredes Oblitas

y competencia", no correspondiendo, en consecuencia, en lo que concierne a los actos


o resoluciones administrativas, pronunciarse respecto a la legalidad del contenido de
las mismas, menos sobre sus condiciones de validez legal, cuyo examen corresponde,
en su caso, a los órganos jurisdiccionales llamados para conocer de los procesos
contencioso administrativos u ordinarios.

III.2.Ingresando a resolver la cuestión suscitada, corresponde exponer que según


disponen las normas previstas por el art. 177.I de la CPE "La educación es la mas alta
función del Estado…", precepto del cual se extrae un mandato a los poderes y
autoridades del poder público, para que asuman como función primordial, el deber de
procurar la educación de todos y cada uno de los bolivianos; luego, la propia
Constitución Política del Estado, encarga que dicha misión fundamental sea regida a
través del Ministerio del ramo, pues las normas del art. 184 disponen lo siguiente:

"La educación fiscal y privada en los ciclos preescolar, primario, secundario, normal y
especial, estará regida por el Estado mediante el Ministerio del ramo y de acuerdo al
Código de Educación. El personal docente es inamovible bajo las condiciones
estipuladas por ley".

De la interpretación de las normas anotadas, se deduce que puede existir educación


fiscal, a cargo del Estado, y privada; siendo, la educación en general gradual y
sistematizada; también existen sistemas especiales; luego, el texto constitucional de
manera expresa dispone que la educación debe estar regida, vale decir gobernada, por
un ministerio dedicado al ramo, y también instituye dos reservas legales; la primera
para que sea un código de educación el que desarrolle las normas que regirán la mas
alta función del Estado; y luego, para que las condiciones de ingreso, permanencia y
retiro de la función docente se regulen por ley, reconociendo el derecho a la
inamovilidad de los maestros.

Desarrollando los mandatos constitucionales aludidas, según el art. 55 de la LRE, la


citada Ley de Reforma Educativa modificó el Código de la Educación Boliviana a que
hace referencia el citado art.

184 de la CPE; por tanto, sus normas son las que rigen la educación boliviana, y el
ingreso, permanencia y retiro de la función docente.

Respecto a los directores de unidades educativas, las normas previstas por el art. 35 de
la LRE, disponen lo siguiente:

"Los Directores de los establecimientos educativos y de los Núcleos Escolares


deberán ser educadores formados en el nivel superior, de probada capacidad y
experiencia educativa. Serán seleccionados mediante examen de competencia y
designados por la autoridad superior, de acuerdo a reglamento o convenio".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 308

La norma anotada, en lo pertinente a la selección de los directores de unidades y


núcleos educativos, establece que será mediante examen de competencia, y la
designación a cargo de la autoridad superior; todo de acuerdo a un reglamento.

Adicionalmente, con el objeto de regular la transición del anterior régimen regulado


por el Código de la Educación Boliviana al de la reforma educativa, las normas del
art. 10 de las Disposiciones Transitorias de la LRE disponen lo siguiente:

"Los actuales Directores Titulares de Núcleos y de Unidades Escolares, quedan en sus


cargos. Para su ratificación o sustitución se procederá a una evaluación de acuerdo al
nuevo reglamento. Podrán ser destituidos por infracción al Reglamento de Faltas y
Sanciones Disciplinarias vigente".

Norma de la que se extrae que la ratificación o sustitución de los directores de


unidades educativas y núcleos, que a tiempo de la promulgación de la citada Ley
estuvieron ejerciendo esos cargos, depende de una evaluación conforme a un nuevo
Reglamento, ello implica que existe necesidad de un nuevo Reglamento que regule el
ingreso, permanencia y retiro de la función de director de unidad y núcleo escolar.

Pues bien, existiendo la necesidad de reglamentar el proceso de selección de


directores, así como otros aspectos de la Ley de Reforma Educativa, las normas
previstas por el art. 2 de las Disposiciones Transitorias de dicha Ley disponen que "El
Poder Ejecutivo reglamentará todos los aspectos de la presente Ley"; ello implica el
cumplimiento del mandato de las normas del art. 96.1ª de la CPE, que disponen que es
atribución del Presidente de la República: "Ejecutar y hacer cumplir las leyes,
expidiendo los decretos y órdenes convenientes"; de lo que se deduce que reglamentar
la Ley de Reforma Educativa, es una atribución exclusiva del Presidente de la
República y los Ministros de Estado, no pudiendo ser descentralizada, porque el límite
de la descentralización, como se analizará más adelante, son las potestades asignadas
en forma exclusiva a una autoridad central del Estado, como es la facultad
reglamentaria de las leyes.

Adicionalmente, se tiene que las normas previstas por el art. 3 inc. e) de la LOPE,
determinan que es una atribución general de todos los ministros, dictar normas
relativas al ámbito de su competencia; lo que implica ejercer la facultad reglamentaria
de las leyes referidas a cada ministerio, deduciéndose que es atribución del Ministerio
de Educación y Culturas reglamentar la Ley de Reforma Educativa, y por ello, la
forma de selección y designación de los directores de unidades y núcleos educativos.

III.3.De otro lado; se tiene que el legislador constituyente, en las normas previstas por
el art. 109.I de la CPE, estableciendo la forma de ejercicio del Poder Ejecutivo en
cada departamento, y atendiendo a la división territorial administrativa del Estado,
determinó que:
309 José Luis Paredes Oblitas

"En cada Departamento el Poder Ejecutivo está a cargo y se administra por un


Prefecto, designado por el Presidente de la República".

Luego, el art. 110.I de la Ley Fundamental, dispone que el ejercicio del Poder
Ejecutivo es conforme a un régimen de descentralización administrativa:

"El Poder Ejecutivo a nivel departamental se ejerce de acuerdo a un régimen de


descentralización administrativa".

Respecto a las normas aludidas, la SC 0075/2005, de 13 de octubre, ha manifestado lo


siguiente:

"(…) Bolivia ha adoptado la forma de República Unitaria, lo cual implica la


existencia de un gobierno para todo el territorio nacional, no es menos cierto que la
propia Constitución, en su art. 110, establece un régimen de descentralización
administrativa, en el que los Prefectos de Departamento, juntamente

con los Consejos Departamentales, cumplen una función importantísima en la


dirección del Poder Ejecutivo a nivel departamental para el logro del desarrollo
humano sostenible".

En ese contexto supralegal, se tiene que la "función importante" como la llamó la


jurisprudencia anotada, que desempeñan las Prefecturas de los Departamentos, ha sido
desarrollada mediante la descentralización de ciertas responsabilidades del Poder
Ejecutivo, que no sean competencias exclusivas del Ejecutivo central, para que sean
cumplidas por dichos entes territoriales; ya que la "Descentralización Administrativa"
establecida por las normas del art. 110 de la CPE, supone; de un lado, un instituto
jurídico constitucional, que obliga a que la administración del Estado tenga una
instancia intermedia entre el Estado central y los ciudadanos para la atención de las
necesidades de éstos; y de otro lado, es un instituto jurídico establecido por una norma
programática, que alcanza su plena vigencia mediante el desarrollo de las
competencias prefecturales a través de una Ley; por tanto, es un concepto jurídico que
se explica en sus alcances por medio de la ley que lo desarrolla; lo que significa que
tiene un concepto legal y un alcance también determinado en la Ley; con esa
explicación, se tiene que según las normas previstas por el art. 1 de la LDA, la
descentralización administrativa "(...) consiste en la transferencia y delegación de
atribuciones de carácter técnico-administrativo no privativas del Poder Ejecutivo a
nivel Nacional (…)"; con ese presupuesto legal, se tiene que la descentralización
administrativa prefectural supone la transferencia de las atribuciones establecidas por
el art. 5 de la LDA a favor de las Prefecturas.

Las normas previstas por el inc. g) del art. 5 de la LDA, disponen que es atribución
del Prefecto del Departamento:
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 310

"Administrar, supervisar y controlar, por delegación del Gobierno Nacional, los


recursos humanos y las partidas presupuestarias asignadas al funcionamiento de los
servicios personales de educación, salud y asistencia social en el marco de las
políticas y normas para la provisión de estos servicios".

De la norma glosada, se extrae que es competencia de las Prefecturas administrar los


recursos humanos y por tanto los servicios personales destinados al funcionamiento
del servicio de educación, en el marco constitucional de la descentralización
administrativa, o sea, de ser el ente intermediador de la administración; dicha labor,
debe cumplirla acatando las normas que regulan la provisión de esos servicios, que
emanan de la potestad reglamentaria prevista por el art. 96.1ª de la CPE, tal como fue
explicado en la parte final del Fundamento Jurídico III.2 de esta Sentencia.

En ese ámbito legal, las normas previstas por el art. 3.II de la LDA establecen que la
organización interna de la Prefectura será reglamentada mediante decreto supremo;
luego, mediante DS 25232, de 27 de noviembre de 1998, se dispuso que la ex
Dirección Departamental de Educación, se convierta en el SEDUCA, como órgano
operativo y desconcentrado de la Prefectura del Departamento, con independencia de
gestión administrativa, pero dependiente del Prefecto y funcionalmente de la
Dirección de Desarrollo Social (arts. 1 y 2 del DS 25232); ahora bien, las normas
reseñadas, disponen que el SEDUCA es parte de la Prefectura; por tanto ejerce sus
atribuciones en el marco del régimen de descentralización administrativa consagrado
constitucionalmente, lo que implica que sus competencias deben ser respetadas por las
autoridades nacionales.

El mismo DS 25232, en el art. 6 establece los niveles de organización y las


respectivas funciones de cada nivel del SEDUCA, estableciendo que existe un nivel
departamental a cargo del Director Departamental de Educación; y un nivel distrital a
cargo del Director Distrital de Educación; ahora bien, dentro de esa organización, las
normas del art. 22 inc. o) del referido Decreto, disponen como atribución del Director
Distrital de Educación la de administrar los recursos humanos, financieros y
materiales asignados a cada distrito educativo; labor que en el departamento es
atribuida al Prefecto; luego, como otra competencia del Director Distrital, las normas
del art. 49 del DS 23968, de 24 de febrero de 1995, modificando el art. 34 del DS
23951, de 1 de febrero de 1995, estipulan "El Director de Unidad Educativa es
designado por el Director Distrital de entre los postulantes aprobados en el examen de
competencia convocado por la Dirección Distrital en base al reglamento de
calificación promulgado por Resolución Secretarial" (las negrillas son nuestras). De
manera concordante, el art. 9 del DS 25255, de 18 de diciembre de 1998, inherente a
la administración del personal del servicio de educación pública, dispone que "La
contratación del personal administrativo que cumple funciones en la Dirección
Distrital de Educación, personal docente y administrativo de las unidades educativas
en todas las áreas (formal, superior y alternativa), niveles y modalidades será
311 José Luis Paredes Oblitas

designado únicamente por el Director Distrital correspondiente"; en consecuencia, es


al Director Distrital al que le compete lanzar la convocatoria y designar al Director de
Unidad Educativa, función que emerge del mandato constitucional de que ciertas
competencias estatales deben ser territorializadas, para que los ejerza una entidad
intermedia a la que los ciudadanos tengan acceso y así posibilitar la consolidación de
una democracia participativa, tal como prescribe la norma constitucional del art. 1 de
la Ley Fundamental del Estado.

III.4.Ahora bien, en el presente caso se denuncia la nulidad de la RM 101/06, y de la


Convocatoria a concurso de méritos y exámenes de competencia para optar al cargo
de director de unidad educativa pública, fiscal y de convenio de las áreas formal y
alternativa; para dilucidar la validez o no de dicho instrumento y acto, corresponde
analizarlos por separado.

Así, respecto a la RM 101/06, se tiene que ésta disposición aprobó la Convocatoria


pública, los instrumentos de evaluación y el Reglamento para designar directores de
unidades educativas públicas, fiscales y de convenio de las áreas formal y alternativa;
lo que implica que la Resolución impugnada aprobó los instrumentos normativos que
deben regir los procedimientos administrativos de selección y designación de los
directores de unidades educativas públicas, fiscales y de convenio de las áreas formal
y alternativa, para lo cual el Ministerio de Educación y Culturas tiene atribuciones, tal
como fue explicado en el Fundamento Jurídico III.2 de esta Sentencia, porque la
selección y designación de los directores de unidades educativas debe efectuarse
conforme a Reglamento, según prescriben las normas del art. 35 de la LRE, y como
también ya fue explicado, el Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Educación y
Culturas es el encargado de emitir dicho Reglamento y todos los instrumentos
necesarios para cumplir la labor de selección y designación de Directores de unidades
educativas.

Corresponde hacer una distinción de la Convocatoria aprobada por la Resolución


impugnada, la cual debe constituirse en un modelo de convocatoria, ya que como se
explicara más adelante, publicar la misma es una atribución que no le compete al
Ministerio recurrido; empero, la elaboración y emisión de los reglamentos e
instrumentos aprobados por la Resolución impugnada es una competencia de las
autoridades recurridas, por tanto, la Convocatoria aprobada debe ser considerada un
modelo a ser aplicado por quienes tienen la potestad de convocar a examen de
competencia para designar directores de unidades educativas; consecuentemente, los
recurridos, al emitir la Resolución impugnada no actuaron usurpando las funciones de
otra autoridad, así como tampoco ejerciendo una potestad que no emane de la ley; por
tanto la Resolución impugnada no se adecua a ninguno de los supuestos previstos por
el art. 31 de la CPE para declarar su nulidad.

III.5.En lo relativo a la Convocatoria a concurso de méritos y exámenes de


competencia para optar al cargo de director de unidad educativa pública, fiscal y de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 312

convenio de las áreas formal y alternativa; se debe manifestar que tal y como fue
expresado con minuciosidad en el Fundamento Jurídico III.3 de la presente Sentencia,
la atribución de designar a los directores a los que está dirigida la Convocatoria
impugnada, conforme disponen las normas del art. 49 del DS 23968, modificatorio del
art. 34 del DS 23951, corresponde al Director Distrital de Educación, dicha atribución
la ejerce escogiendo, de entre los postulantes aprobados en el examen de competencia
convocado por esa misma autoridad a uno de ellos, según la precitada norma; en
consecuencia, la publicación de la Convocatoria modelo a examen de competencia,
para optar al cargo de director de unidad educativa, corresponde al Director Distrital
de Educación de cada distrito; empero, dado que esa autoridad ejerce jurisdicción en
un área territorial inferior al departamento, cuando la convocatoria pretenda ser
departamental, la potestad de emitir la convocatoria impugnada deberá ser compartida
entre los Directores Distritales y el SEDUCA, como ente dependiente de la Prefectura
y con autoridad departamental, con funciones de administración de los recursos
humanos de servicio de educación, y de coordinación entre las direcciones distritales
(art. 9 incs. f) y h) del DS 25232); por ello, además de dichas autoridades, tiene
también atribución para emitir la convocatoria a examen de competencia para optar al
cargo de Director de unidad educativa el Prefecto del Departamento, pues la
Prefectura, es la entidad territorial a favor de la cual ha sido descentralizada la
competencia de administrar el personal del SEDUCA.

De lo expuesto, se deduce que la Convocatoria emitida por el Ministerio de Educación


y Culturas, para optar al cargo de director de unidad educativa pública, fiscal y de
convenio de las áreas formal y alternativa del sector urbano, ha sido publicada sin
competencia, pues consta por la presente acción a nombre de la Prefectura del
Departamento de Santa Cruz y la nota de 10 de abril de 2006 dirigida por el Prefecto
del Departamento de La Paz a dos de los recurrentes, que dichas Prefecturas no
emitieron la Convocatoria impugnada; y de otro lado, los recurridos no ha demostrado
que hubieran sido las Prefecturas de los demás departamentos del país las que
emitieron la mencionada convocatoria; por tanto, siendo esa una competencia
compartida entre las Prefecturas, los SEDUCA y los Directores Distritales, el
recurrido usurpó las funciones de estas autoridades departamentales al emitir la
convocatoria de 26 de marzo de 2006, debiendo por ello ser anulada; ya que el recurso
directo de nulidad, ha sido instituido para materializar las normas del art. 31 de la
CPE, que en lo pertinente, disponen la nulidad de los actos de los que usurpen
funciones.

Consiguientemente, la Convocatoria impugnada por los recurrentes se encuentra


dentro de los alcances del recurso directo de nulidad, por lo que corresponde declarar
fundado en parte el recurso.

MOCION DE CENSURA
313 José Luis Paredes Oblitas

VIOLACIÓN DEL PROCEDIMIENTO MUNICIPAL DE MOCIÓN


DE CENSURA

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0450/2003-R Sucre, 9 de abril de 2003 Juan


Salonero Flores, afirma que los concejales municipales demandados han vulnerado su
derecho a ejercer la función pública para la que fue elegido, al haber procedido a su
remoción como Alcalde del Municipio de Villa Rivero, siguiendo un procedimiento
irregular de moción de censura constructiva en su contra, con el que no fue notificado
conforme lo dispone la Ley de Municipalidades. No se siguió el conducto regular de
presentación de la misma, además de haber intervenido como Secretaria del Concejo
quien no fue elegida en esas funciones e incumplir con la publicación que señala el
art. 51.4) LM.

III.1 Contra el recurrente -Alcalde Municipal de Villa Rivero- los concejales


demandados presentaron moción constructiva de censura, para removerlo de sus
funciones, situación que está prevista por el art. 201.II) CPE al señalar: "Cumplido
por lo menos un año desde la posesión del Alcalde que hubiese sido elegido conforme
al párrafo VI del art. 200, el Concejo podrá censurarlo y removerlo por tres quintos
del total de sus miembros mediante voto constructivo de censura siempre que
simultáneamente elija al sucesor de entre los concejales". En concordancia con este
precepto constitucional la Ley de Municipalidades en su art. 50 prevé como medida
de excepción cuando el Concejo Municipal ha perdido la confianza en el Alcalde
Municipal, señalando en el art. 51 del mismo cuerpo de leyes el procedimiento al que
debe sujetarse.

III.2 En el caso de autos, por los antecedentes procesales se constata que: a) el


memorial de moción constructiva de censura fue presentado al Concejo Municipal por
conducto de su Presidente cumpliendo con lo que dispone el art. 51.2) LM, el que fue
admitido por el Oficial Mayor del Municipio que no está facultado para ello, ya que el
Concejo al tener la atribución para rechazar la moción también la tiene para admitirla
como se colige del inc. 3) del citado artículo de la Ley de Municipalidades; b) la
moción presentada debió ser publicada y notificada al recurrente conforme al inc. 2)
de la misma norma, a efecto del cómputo de los 7 días para ser votada por el pleno del
Concejo como lo establece el inc. 4), lo que no ocurrió por cuanto sólo se comunicó a
la opinión pública mediante el periódico "Los Tiempos" que se procedería a la
censura constructiva el 14 de enero de 2003; c) para la consideración de la moción, el
Concejo no sesionó en la sede oficial de sus funciones como lo prevé el art. 51.5 LM,
así lo ha establecido el Tribunal Constitucional en su SC 926/02-R de 2 de agosto.

III.3 Las omisiones mencionadas han viciado de nulidad el proceso de moción de


censura como lo determina el art. 51.10) LM al indicar: "Será nula toda actuación que
no cumpla el procedimiento antes señalado", disposición aplicable al caso de autos.
En consecuencia, se justifica la procedencia del recurso al haberse establecido los
actos ilegales de los demandados que no sólo han vulnerado los derechos que invoca
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 314

el recurrente sino que también han actuado en contravención de su propia Ley,


correspondiendo por ello otorgarle la tutela constitucional que solicita.

III.4 El recurso de amparo constituye la vía constitucional idónea contra toda


infracción y violación de derechos que estén previstos como tales en la Ley
fundamental, así lo ha establecido la Jurisprudencia Constitucional en la SC
531/2000-R al disponer: "... son fines del Tribunal Constitucional ejercer el control de
constitucionalidad y garantizar la primacía de la Constitución, el respeto y vigencia de
los derechos y garantías fundamentales de las personas", tal como lo establece el art. 1
inc. II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC).

Consiguientemente, el Juez de amparo al haber declarado procedente el recurso ha


efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes procesales y dado correcta
aplicación al citado precepto constitucional.

NOTARIOS DE FE PÚBLICA

PROCEDIMIENTO PARA NOMBRAMIENTO Y DESIGNACIÓN DE


NOTARIOS DE FE PÚBLICA, Y SUS INCOMPATIBILIDADADES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0590/2003-R Sucre, 06 de mayo de 2003 En el


presente amparo el recurrente afirma que luego de ser designado Notario de Fe
Pública de La Paz y expedido a favor suyo el Título respectivo, la Sala Plena de la
Corte Superior de ese distrito ha negado ministrarle posesión en virtud a la existencia
de un proceso contencioso tributario incoado por su persona contra la Administración
Regional de Impuestos Internos en 1998, lo que conculca sus derechos al trabajo, a
una remuneración justa, a la defensa y a formular peticiones. En ese sentido,
corresponde, en revisión, analizar si en la especie se debe otorgar la tutela que busca
el actor.

III.1. La Ley de Organización Judicial (LOJ) en su art. 278 establece que para ser
designado Notario de Fe Pública y desempeñar este cargo, se requiere:

"1) Ser ciudadano en ejercicio; 2) Tener título de abogado en provisión nacional; y


haber ejercido la profesión con ética y moralidad cuando menos dos años; 3) No haber
sido condenado a pena privativa de libertad; 4) No estar comprendido en las
prohibiciones e incompatibilidades señaladas en esa ley para los jueces; 5) Ser
examinado y aprobado por la Corte Superior de Distrito, respectiva; 6) Para ser
Notario en las capitales de provincia se requiere, por lo menos, poseer diploma de
bachiller en humanidades; en los cantones como mínimo haber cursado el ciclo
intermedio. El mismo tratamiento se otorgará en los distritos judiciales de Beni y
Pando, entre tanto no existan profesionales abogados que soliciten desempeñar estos
cargos".
315 José Luis Paredes Oblitas

Las prohibiciones e incompatibilidades a que se refiere el inciso 4) de la norma


transcrita son aquellas que están contempladas en el art. 6 LOJ, sobre la
incompatibilidad de la función con otros cargos públicos y funciones directivas en
instituciones privadas, mercantiles y de cualquier otra naturaleza, a excepción de la
docencia universitaria; el art. 7 respecto de la incompatibilidad con el ejercicio de la
abogacía; el art. 9 sobre la incompatibilidad en razón de parentesco con jueces y
magistrados; y, el art. 13 que señala los impedimentos para la función judicial,
aplicable a la función de los Notarios, cuando determina:

"Los declarados interdictos, enajenados mentales, sordos, mudos, ciegos y los


menores de edad, igualmente los alcohólicos crónicos y drogadictos, no podrán
ejercer las funciones de magistrados, de jueces ni de personal subalterno. Si alguna de
las causales sobreviniere al nombramiento o posesión del funcionario, se procederá a
una nueva designación previa comprobación del hecho que le diere mérito. Tampoco
podrán ejercer estas funciones los condenados a pena privativa de libertad por delitos
comunes, con sentencia ejecutoriada".

Por su parte, la convocatoria pública lanzada por el Consejo de la Judicatura para


Notarios de Fe Pública en todo el territorio nacional (fs. 52), exige como requisitos
mínimos habilitantes, entre otros, el Certificado de no tener procesos con el Estado,
Certificado actualizado de no tener antecedentes policiales, Certificado del Registro
Electoral, Certificado de no tener sentencia condenatoria ejecutoriada ni procesos
penales pendientes y declaración personal notariada de no estar comprendido en las
prohibiciones e incompatibilidades señaladas por ley.

III.2. En el caso de autos, de acuerdo a los arts. 13.III.2) y Disposición Final Segunda
LCJ, que modifica el art. 285 LOJ, el Consejo de la Judicatura, luego de haber
evaluado la documentación mínima habilitante de cada uno de los candidatos,
calificado sus méritos y después de seleccionarlos mediante examen de competencia,
remitió las nóminas de los postulantes a Notarios de Fe Pública a cada Corte Superior
para que las Salas Plenas procedan a la designación correspondiente, figurando en la
lista del Distrito de La Paz, el recurrente.

De tal modo, José Lizandro Herrera Goytia fue habilitado y seleccionado por el
Consejo de la Judicatura en primera instancia, donde se estudió y evaluó sus
antecedentes, entre los que ya se encontraba el Certificado de Información sobre
Solvencias con el Fisco, pues al ser éste un requisito imprescindible y habilitante
contemplado en la convocatoria, de no haberlo presentado no podía haber rendido el
examen de competencia siquiera, ya que la primera fase de selección se refiere a la
comprobación de presentación de todos los documentos requeridos, luego los mismos
son calificados y es en ese momento en que se determina si una persona puede pasar a
la siguiente etapa del proceso, que es el examen de competencia u oposición.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 316

Entonces, si bien es cierto que existe un proceso contencioso-tributario aún no


fenecido iniciado por el hoy recurrente contra la Administración Regional de
Impuestos Nacionales-La Paz, no es menos evidente que tal circunstancia no
constituye óbice legal alguno para que pueda ser posesionado y ejercer las funciones
de Notario de Fe Pública para el que ha sido designado conforme a Derecho, toda

vez que fue seleccionado por el Consejo de la Judicatura, venció todas las fases del
proceso de selección y evaluación hasta lograr la extensión del Título de
nombramiento, máxime si se toma en cuenta que no existe en su contra sentencia
condenatoria a pena corporal ni pliego de cargo ejecutoriado, y no está comprendido
en los casos de exclusión, prohibición ni incompatibilidad de la Ley, ello en el marco
que establecen los arts 61.5 con relación al 117.III de la Constitución Política del
Estado (CPE).

Obsérvese que los propios recurridos reconocen en el informe prestado en este


recurso, que el actor cumplió "con todos y cada uno de los requisitos" exigidos para
postularse y ser nombrado como Notario de Fe Pública, y por ello se le extendió el
Título de designación de Notario de Fe Pública.

Por consiguiente, al haber negado ministrar posesión a José Lizandro Herrera Goytia
en el cargo de Notario de Fe Pública de Primera Clase Nº 078 de La Paz, las
autoridades demandadas han incurrido en un acto ilegal que lesiona los derechos del
recurrente al trabajo y a la seguridad jurídica, que deben ser reparados a través de este
recurso constitucional extraordinario al no tener el actor otra vía a la cual presentar su
reclamo.

PARALIZACION DE OBRAS

LUEGO DE QUE TODOS LOS PLANOS FUERON APROBADOS


POR EL GOBIERNO MUNICIPAL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE
UNA OBRA, LA ORDEN DE SU PARALIZACIÓN ES ILEGAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0436/2004-R Sucre, 24 de marzo de 2004 La


parte recurrente arguye que sin ninguna facultad, el Concejo Municipal de Santa Cruz
instruyó la paralización de las obras que ejecuta en sus terrenos, contando para ello
con la debida autorización recabada de instancias del Ejecutivo, y pese a hacerse
conocer esta situación, se persistió en ordenar esa medida extrema, sin que
previamente se hubiera instaurado un proceso técnico legal. Por consiguiente,
corresponde analizar en revisión si los supuestos actos ilegales son evidentes y si se
encuentran dentro del ámbito de protección otorgado por el art. 19 de la CPE.

III.1.El recurso extraordinario de amparo constitucional ha sido instituido como un


recurso que otorga protección inmediata contra los actos ilegales y las omisiones
indebidas de autoridades o particulares que restrinjan, supriman o amenacen restringir
317 José Luis Paredes Oblitas

o suprimir derechos y garantías fundamentales de la persona, reconocidos por la


Constitución y las Leyes.

III.2.En un caso de similares características el Tribunal Constitucional a través de la


SC 95/2001 de 21 de diciembre, señaló lo siguiente: "…, un Estado Democrático se
organiza y rige por los principios fundamentales, entre ellos, el de seguridad jurídica,
el de buena fe y la presunción de legitimidad del acto administrativo. La seguridad
implica "exención de peligro o daño, solidez, certeza plena, firme convicción" y, la
seguridad jurídica, conforme enseña la doctrina es "condición esencial para la vida y
el desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la integran. Representa la
garantía de la aplicación objetiva de la Ley, de tal modo que los individuos saben en
cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin que el capricho, la
torpeza o la mala voluntad de los gobernantes pueda causarles perjuicio" concepto que
ha sido asumido por este Tribunal en su jurisprudencia. En consecuencia, es deber del
Estado proveer seguridad jurídica a los ciudadanos asegurando a todas las personas el
efectivo ejercicio de sus derechos fundamentales y garantías constitucionales
proclamados por la Constitución (...)".

"El principio de buena fe es la confianza expresada a los actos y decisiones del Estado
y el servidor público, así como a las actuaciones del particular en las relaciones con
las autoridades públicas. De manera que aplicado este principio a las relaciones entre
las autoridades públicas y los particulares, exige que la actividad pública se realice en
un clima de mutua confianza que permita a éstos mantener una razonable certidumbre
en torno a lo que hacen, según elementos de juicio obtenidos a partir de decisiones y
precedentes emanados de la propia administración, asimismo certeza respecto a las
decisiones o resoluciones obtenidas de las autoridades públicas".

".. en el marco jurídico referido se presume que los actos administrativos del Estado
son legales y legítimos; habrá de recordarse que la presunción de legitimidad del acto
administrativo se funda en la razonable suposición de que el acto responde y se ajusta
a las normas previstas en el ordenamiento jurídico vigente a tiempo de ser asumido el
acto o dictada la resolución, es decir, cuenta con todos los elementos necesarios para
producir efectos jurídicos, por lo que el acto administrativo es legítimo con relación a
la Ley y válido con relación a las consecuencias que pueda producir (...)".

".. en ese contexto, se entiende que si el administrado realiza su trámite de aprobación


de planos y otros, conforme al procedimiento previsto por las normas municipales y, a
la conclusión del proceso obtiene una resolución administrativa favorable, por lo que
se aprueba su plano, se presume la buena fe del profesional que realiza la gestión y del
administrador público que emite la resolución, por lo mismo se presume su
legitimidad y legalidad; en esa circunstancia, los ciudadanos deben tener confianza y
seguridad no sólo del ordenamiento jurídico, sino de las actuaciones que han realizado
ante las autoridades que ostentan el Poder Público, quienes deben asegurarles una
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 318

convivencia pacífica y principalmente, permanencia y estabilidad de sus actos


administrativos".

III.3.En el ámbito municipal, cuando el administrador procede a aprobar y autorizar


los planos y demás documentación técnica presentada por los administrados, de
acuerdo a normas y procedimientos municipales, se presume la legalidad de esa
actuación administrativa efectuada bajo el principio de buena fe. A partir de ello, los
administrados gozan de una razonable certeza de que ese acto debe subsistir en el
tiempo, por motivos de seguridad jurídica.

Este razonamiento fue expresado por el Tribunal Constitucional en la SC 223/2000-R,


de 15 de marzo, en la que se señala lo siguiente: "Que cuando el Estado realiza un
acto jurídico o emite una disposición, ésta no sólo compromete a los funcionarios que
circunstancialmente firmaron la misma, sino al organismo en cuestión, que está
obligado a su cumplimiento y, consecuentemente, a respetar el derecho que tiene el
ciudadano a que no se cambien las reglas del juego preestablecidas".

III.4.En el caso que se examina, se constata que el 27 de octubre se expidió la


Resolución 2003/58 por la que el Director General de Desarrollo Territorial, el
Director de Regulación Urbana y el Oficial Mayor de Desarrollo Territorial del
Gobierno Municipal de Santa Cruz, autorizaron el colocado de sellos de aprobación
en los planos que corresponden al terreno de la U.V. 32, de propiedad de los actores,
entendiéndose que dicha licencia fue concedida previo cumplimiento de los requisitos
técnicos y jurídicos, las condiciones y formalidades exigidas por la normativa
municipal; en consecuencia, dicha resolución debe ser cumplida en resguardo del
principio de legalidad y los derechos de los administrados, en tanto no existan
suficientes y fundadas razones, para modificarla o revocarla, mediante un
procedimiento administrativo.

Sin embargo los recurrentes, -como se tiene señalado-, cumplieron con todos los
requisitos exigidos por la Municipalidad de la ciudad de Santa Cruz, para obtener la
aprobación de los planos de construcción y la consiguiente autorización para el inicio
de construcción de obras, mediante notas de 6 y 11 de noviembre de 2003, el Concejo
Municipal instruyó al Ejecutivo que proceda a paralizar las obras iniciadas por los
actores "si es que no existen planos y autorización aprobados conforme a Ley", orden
que fue ejecutada pese a que los demandantes cumplían con ese requisito;
posteriormente, el Órgano Deliberante dictó la Resolución 176/2003 de 11 de
diciembre ratificando la inmediata paralización de las obras de construcción de la
UNIFRANZ, sin embargo de los reiterados reclamos formulados por los afectados,
tanto al Concejo como al Ejecutivo Municipal.

Consecuentemente, las autoridades recurridas, al haber ordenado y procedido a la


paralización de obras iniciadas por la parte recurrente, pese a que éstos cumplían con
la condición exigida de contar con planos y autorización debidamente aprobados por
319 José Luis Paredes Oblitas

la propia Alcaldía Municipal, cometieron un acto ilegal, desconociendo así un acto


administrativo anterior asumido por una dependencia del Ejecutivo Municipal, como
es la Oficialía Mayor de Desarrollo Territorial, lesionando el derecho a la seguridad
jurídica prevista en el art. 7 inc. a) de la CPE.

III.5.Por otra parte, tampoco cursa en antecedentes que la medida de paralización de


obras haya sido resultado de un previo proceso administrativo por incumplimiento a
normas municipales o de carácter técnico, y que como consecuencia de la valoración
de nuevos antecedentes y prueba aportada se hubiese expedido una resolución
fundamentada, revocando la autorización concedida inicialmente por autoridad
municipal competente, por lo que también, desde esta perspectiva, los recurridos
cometieron un acto ilegal, que lesiona la garantía del debido proceso administrativo,
entendido como el pleno cumplimiento de lo prescrito en la Ley y en las reglas
especiales sobre el asunto en trámite. En último término, de lo que se trata es de evitar
que la suerte del particular quede en manos del ente administrativo. Por lo cual, todo
acto arbitrario de éste, entendido por tal el que se aparta de las normas legales
aplicables, para realizar su propia voluntad, implica violación del debido proceso.

III.6.Respecto a la expropiación de los terrenos en cuestión, previamente, es necesario


recordar que por previsión expresa de los arts. 20 y 21 LM, las Ordenanzas y
Resoluciones son normas de cumplimiento obligatorio a partir de su publicación; que
las Ordenanzas en particular, previamente deben ser remitidas al Ejecutivo Municipal
a fin de que las promulgue o en su defecto, haga conocer sus observaciones;
consecuentemente, es un requisito inexcusable que hace a la existencia y validez de

la misma y en tanto no se cumpla con ella, no puede afectar derechos propietarios


definidos y menos, crear derechos expectaticios a favor de terceros, sin cumplir con
aquellas exigencias legales y las contenidas en los arts. 122 y 123.IV de la LM, que de
manera expresa señalan que en la respectiva ordenanza debe especificarse con
precisión el fin al que habrá de aplicarse el bien expropiado de acuerdo con los planes,
proyectos y programas debidamente aprobados con anterioridad a la expropiación, y
que el valor de todas las expropiaciones dispuestas por el Concejo deberá incluirse en
el presupuesto municipal de la gestión correspondiente, como gasto de inversión,
disposiciones legales que fueron desconocidas por el Concejo Municipal, por cuanto
la Ordenanza Municipal -cuya copia cursa a fs. 127, fue dictada a pedido de las
autoridades de la UAGRM , en fecha 18 de diciembre de 2003, o sea, con
posterioridad a la orden de paralización de obra ilegalmente emitida y lo que es más,
el propio Ejecutivo Municipal desconocía la existencia de esta Ordenanza, conforme
de manera reiterada señaló el asesor legal de este municipio en la audiencia de
amparo, por lo que al no haber sido promulgada ni publicada dicha Ordenanza, menos
pudo haber sido objeto de impugnación mediante los mecanismos establecidos por
Ley; por otra parte, si bien la parte recurrente solicitó la reconsideración de la
Resolución Municipal 176/2003, y sin aguardar una respuesta interpuso el presente
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 320

recurso de amparo; sin embargo, esta situación no puede ser esgrimida para declarar
improcedente la demanda con el argumento de la subsidiariedad, porque este Tribunal
ha encausado una línea jurisprudencial orientada en sentido de que la reconsideración,
prevista en el art. 22 de la LM, no constituye propiamente un recurso, así lo ha
establecido el Tribunal Constitucional en la SC 1936/2003-R -entre otras-; por lo que
el hecho de que los actores solicitaron al Concejo Municipal que revise o reconsidere
la mencionada Resolución, no significa que se tenga un recurso pendiente.

III.7. Finalmente, si bien es cierto, que mediante Ley 1108 de 22 de septiembre de


1989, se declaró de prioridad nacional el proyecto de creación de la ciudad
universitaria "Gabriel Rene Moreno" en todo el área de sus terrenos señalados por las
oficinas del Plan Regulador comprendidas en la U.V. 32 del plano de la ciudad de
Santa Cruz, con los limites señalados en ella, con una superficie de 589.346 m2
adicionales a los terrenos del Campus Universitario; en cuyo mérito, se dicto la
Ordenanza Municipal 010/93, expropiando terrenos a favor de esta universidad;
empero, la misma fue dejada sin efecto por su similar 101/95, por la que además, se
cambia el uso de suelo, sin que la UAGRM hubiese realizado gestión o reclamo
alguno en estos aproximadamente 15 años transcurridos desde la promulgación de
dicha Ley.

Por los antecedentes expuestos, se reitera que la orden de paralización de construcción


emitida por el Concejo Municipal en las circunstancias y condiciones señaladas, al
margen de desconocer un acto administrativo, constituye un acto ilegal que lesiona los
derechos a la propiedad y la seguridad jurídica, por lo que corresponde brindar la
tutela demandada; sin perjuicio de que la UAGRM acuda a la vía llamada por Ley en
defensa de sus pretenciones.

En consecuencia, el Tribunal de amparo, al haber declarado improcedente el recurso


interpuesto, no ha evaluado adecuadamente los hechos ni aplicado correctamente el
art. 19 de la CPE.

PATENTES

DEFINICIÓN DE PATENTE. SOBRE LA CREACION DE UNA


PATENTE PARA EL FUNCIONAMIENTO DE CLUBES
NOCTURNOS Y SALONES DE JUEGOS ELECTRONICOS.
DESIGULADAD EN LA APLICACIÓN DE UNA PATENETE COMO
TRIBUTO AL ESTADO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0119/2003 Sucre, 17 de diciembre de 2003 Con


la finalidad de que este Tribunal pueda determinar si con la Ordenanza Municipal se
ha lesionado el principio de igualdad, señalado como lesionado por el representante de
los recurrentes, corresponde desarrollar el sentido de la igualdad ante la ley, así como
la igualdad como base del Tributo. El principio de igualdad ante la ley, se encuentra
321 José Luis Paredes Oblitas

consagrado en el art. 6. I CPE que a tiempo de establecer que el ser humano tiene
personalidad y capacidad con arreglo a las leyes, reconoce los derechos, libertades y
garantías sin distinción alguna, disposición con la que concuerdan los arts. 2 y 7 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 2 de la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre, arts. 2, 3 y 26 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y arts. 1 y 24 de la Convención Americana Sobre Derechos
Humanos. Las personas sin distinción de ninguna naturaleza (tales como la
nacionalidad, religión u otras), se encuentran obligadas a contribuir al sostenimiento
del Estado en proporción a su capacidad económica, como establece el art. 8. d) CPE,
con la que concuerda el art. 26 de la Declaración Americana de Derechos y Deberes
del Hombre, en cuya virtud toda persona tiene el deber de pagar los impuestos
establecidos por ley para el sostenimiento de los servicios públicos.

En ese contexto normativo surge el principio de igualdad como base del tributo, según
el que todas las personas (sin distinción de ninguna naturaleza), se encuentran en la
obligación de pagar tributos y contribuir, pero en forma proporcional y progresiva a
su capacidad económica. Esa igualdad como base del tributo, está consagrada en el
art. 27 CPE, que reconoce los principios de generalidad, igualdad y proporcionalidad,
cuando establece que la creación, distribución y supresión de un impuesto y demás
cargas públicas, tendrán carácter general, debiendo determinarse en relación a un
sacrificio igual de los contribuyentes, en forma proporcional o progresiva.

III.4En la Ordenanza Municipal 077/00 impugnada, se establecen patentes


municipales para las recreaciones públicas que se aplicarán sobre juegos electrónicos
de atari y otros (art. 11.5), a ser cancelada en forma mensual, conforme se señala en el
punto 1.2 del anexo de Arancel de Patentes y Tasas (patente a recreaciones públicas).
La patente (como es la establecida en el anexo de la Ordenanza Municipal y aprobada
por el Senado Nacional), constituye un: "Permiso gubernamental para ejercicio de
ciertos comercios o industrias, mediante el pago de una cuota o derecho para ello
señalado" (Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio,
pág. 726); al constituirse la patente en un permiso de la autoridad competente para el
ejercicio de una actividad, que se materializa a través de un pago en forma de tributo,
la distribución de esa carga pública deberá ser establecida conforme al principio de
igualdad, que implica cuando menos, el derecho del contribuyente a que no existan
excepciones o privilegios que excluya a unos lo que en iguales circunstancia se
concede a otros.

En el art. 4 de la mencionada Ordenanza se reconoce a la patente como una


autorización o permiso anual o eventual que se concede para el funcionamiento del
comercio, industria y servicios en general de expansión y similares en la jurisdicción
municipal; respecto a aquellas actividades permanentes de servicios de expansión
(tales, como clubes nocturnos y similares) se reconoce el pago de una patente unitaria
anual, sin embargo de ello, respecto aquellas actividades también permanentes de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 322

servicios de expansión (tales, como los diversos juegos electrónicos distractivos y


similares) se establece el pago mensual de la patente; de esta relación se tiene que en
la Ordenanza Municipal impugnada, es evidente un trato desigual entre sujetos
pasivos del mismo tributo, pues tratándose de actividades permanentes de servicios de
expansión, en unos casos, se aplica una patente anual y en otros, se establece patente
mensual, como es el caso de los propietarios de juegos electrónicos que están
obligados a pagar una patente mensual en actividades permanente y no eventuales.

Cuando situaciones idénticas establecen el pago de un tributo, pero son tratadas en


forma desigual, se evidencia una lesión al principio de igualdad como base del tributo,
pues no se tuvo en cuenta que en las mismas circunstancias -como serían las
actividades permanentes de servicios de expansión-, no deben existir privilegios que
excluyan a unos de lo que se concede a otros -como es el pago de una patente anual y
no mensual-. De donde resulta, que en este caso, se han creado distinciones arbitrarias
e injustas contra determinados sujetos pasivos de un tributo, lesionándose con ello el
principio a la igualdad; consecuentemente, la Ordenanza Municipal 077/00
impugnada al establecerse una patente mensual por actividades permanentes,
contradice el principio de igualdad como base del tributo establecido en el art. 27
CPE, y por lo mismo, es inconstitucional y da lugar a que se declare su inaplicabilidad
al caso concreto.

III.5En esta acción extraordinaria, también se denuncia de vulnerado el derecho al


trabajo, consagrado en el art. 7 inc. d) y reconocido en el art. 156 CPE, así como el
principio de jerarquía normativa regulado en el art. 228 de la misma Constitución.
Con relación a la supuesta vulneración al derecho al trabajo, se llega a establecer que
esa denuncia no es evidente, pues al fijarse patentes de funcionamiento de cualquier
actividad (sea de servicio de expansión u otro) no se impide el ejercicio al derecho al
trabajo de nadie, al contrario se establecen las condiciones a partir de las cuales la
autoridad competente, permite el desempeño y ejercicio de una actividad económica
determinada, en consecuencia, no lesiona el derecho al trabajo de modo alguno. Por
otra parte, tampoco es evidente la vulneración del principio de jerarquía normativa,
porque según los recurrentes, la Ordenanza Municipal 077/00 impugnada, contiene un
anexo que seria contrario a uno de sus artículos, por cuanto esta Ordenanza y su anexo
constituye un todo que entre si se complementa y por ende, no lesiona este principio,
según el cual, la validez de una norma legal depende exclusivamente del respeto y
subordinación a lo dispuesto en las normas que le son jerárquicamente superiores; de
modo que una norma tendrá validez en la medida en que tenga plena compatibilidad
con lo dispuesto en la Constitución u otra norma de rango superior, conforme señala
el magistrado José Antonio Rivera en su obra: " Derechos fundamentales y Garantías
Constitucionales en el Nuevo Sistema Penal Acusatorio".

PATENTES
323 José Luis Paredes Oblitas

LAS PATENTES IMPUESTAS POR ORDENANZA MUNICIPAL


DEBEN SER AUTORIZADAS O APROBADAS POR EL SENADO,
DE OTRA MANERA SON INCONSTITUCIONALES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0054/2004 Sucre, 15 de junio de 2004 El


presente recurso contra tributos y otras cargas públicas es formulado por el recurrente
en representación de sus mandantes -comercializadores de venta de carne al detalle-,
comercializadores de carne en el Municipio de Santa Cruz de la Sierra, alegando que:
a) el Gobierno Municipal de Santa Cruz en aplicación de las Ordenanzas Municipales
013/93 de 16 de marzo y 040/96 de 5 de noviembre, a través de los agentes de
retención (frigoríficos) procedió a la retención ilegal de la patente de transformación
de alimento y cuero a sus mandantes, cobro que realizaba de forma diaria la Alcaldía
Cruceña a través de los frigoríficos que fungían como agentes de retención, por lo que
frente a estos cobros en su condición de sujetos pasivos de la patente, dirigiéndose al
Gobierno Municipal el 13 de agosto de 2003 solicitaron la devolución, sin embargo,
dicho petitorio fue rechazado; b) en la OM 040/96 de 5 de noviembre, se ha omitido
establecer los elementos constitutivos de la patente de transformación de ganado
vacuno y porcino en cuero y alimento, sin definir el sujeto activo, pasivo y hecho
generador; c) en cuanto a la OM 013/93 de 16 de marzo, que ha trastocado la
Resolución del Senado Nacional 075/88, la misma no fue aprobada por el Senado
Nacional; d) ambas ordenanzas municipales no cumplen los preceptos
constitucionales establecidos en los arts. 26, 66.4 y 201 de la Constitución Política del
Estado (CPE) y los arts. 12.10 y 105 de la Ley de Municipalidades (LM). En
consecuencia, del examen de las normas aplicables al presente caso, corresponde
determinar si es fundada la pretensión de la parte recurrente.

III.1.El recurso contra tributos y otras cargas públicas, constituye un mecanismo de


control normativo de las disposiciones legales por las que se crea, modifica o suprime
un tributo, sean éstos impuestos, tasas, patentes o cualquier género de contribución,
con la finalidad de que se proceda a establecer si las mismas son o no compatibles con
las normas, preceptos, principios o declaraciones de la Constitución Política del
Estado, conforme manda el art. 120.4 de la CPE, con la que guarda concordancia la
previsión contenida en el art. 68 de la LTC.

III.2.Para efectos del análisis del presente recurso, es necesario hacer referencia con
carácter previo al marco conceptual de los diferentes tipos de tributos: (SC 0028/2004
de 31 de marzo) Tributos son una clase o modalidad de ingreso público que tienen su
origen en las prestaciones obligatorias impuestas por el Estado a las personas físicas o
jurídicas. Según el art. 9 del CTB, "Son tributos las obligaciones en dinero que el
Estado, en ejercicio de su poder de imperio, impone con el objeto de obtener recursos
para el cumplimiento de sus fines".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 324

De acuerdo a la norma prevista por el art. 10 del CTB, el impuesto es "el tributo cuya
obligación tiene como hecho generador una situación prevista por Ley, independiente
de toda actividad estatal relativa al contribuyente".

Tasa, de modo general, es una remuneración que efectúa el particular al Estado por
los servicios públicos prestados por los organismos estatales, es un gravamen que
tiene la finalidad de recuperar el costo del bien o servicio ofrecido y prestado
efectivamente por el Estado. El art. 11 del CTB, define a las tasas como "tributos cuyo
hecho imponible consiste en la prestación de servicios o la realización de actividades
sujetas a normas de Derecho Público individualizadas en el sujeto pasivo...".

Contribuciones especiales constituyen el pago efectuado por una inversión que realiza
el Estado, a través de sus entidades, en beneficio de un grupo de personas, a cuya
consecuencia se valorizan los bienes de éstos. El art. 12 del CTB establece que "las
contribuciones especiales son los tributos cuya obligación tiene como hecho
generador beneficios derivados de la realización de determinadas obras o actividades
estatales y cuyo producto no debe tener un destino ajeno a la financiación de dichas
obras o actividades que constituyen el presupuesto de la obligación".

La Patente, a su vez, constituye un permiso anual de la autoridad competente para el


ejercicio de una determinada actividad, que se materializa a través de un pago en
forma de tributo. El art. 9.III del CTB señala que "Las Patentes Municipales
establecidas conforme a lo previsto por la Constitución Política del Estado, cuyo
hecho generador es el uso o aprovechamiento de bienes de dominio público, así como
la obtención de autorizaciones para la realización de actividades económicas".

En resumen, la Patente constituye una autorización o permiso anual que otorgan los
Gobiernos Municipales para que en su jurisdicción se desarrollen determinadas
actividades económicas.

III.3.El art. 59.2ª CPE reconoce al Poder Legislativo la competencia de imponer, a


iniciativa del Poder Ejecutivo, contribuciones de cualquier clase o naturaleza,
suprimir las existentes y determinar su carácter nacional, departamental o
universitario, así como decretar los gastos fiscales. El art. 66.4ª de la misma Ley
Fundamental atribuye a la Cámara de Senadores, la potestad de aprobar las
Ordenanzas Municipales relativas a tasas y patentes.

El art. 4, numerales 1) y 2) del CTB de 1992, -en vigencia al momento de la emisión


de las Ordenanzas Municipales ahora impugnadas-, establecía que sólo la Ley puede
crear, modificar o suprimir tributos; definir el hecho generador de la relación
tributaria, fijar la tasa o el monto del tributo, la base de su cálculo e indicar el sujeto
pasivo; y, otorgar exenciones, condenaciones, rebajas u otros beneficios.
325 José Luis Paredes Oblitas

La Ley Orgánica de Municipalidades, de 10 de enero de 1985 vigente hasta el 8 de


noviembre de 1999, en su art. 93 establece que todo régimen tributario debe constar
de los siguientes elementos constitutivos: 1. Materia gravable; 2. Hecho generador; 3.
Base imponible; 4. Sujetos de tributo; 5. Alícuotas; y 6. Normas de administración
tributaria.

Según el art. 96.5 de la Ley mencionada, las patentes, ingresos municipales


ordinarios, son tributos cuya obligación periódica tiene como hecho generador la
realización de la Actividad Económica en general dentro de la jurisdicción municipal.
El art.102 determina que en las primeras treinta sesiones de cada legislatura ordinaria,
las Alcaldías Municipales presentarán a consideración del Senado Nacional, las
modificaciones y enmiendas a las Ordenanzas de Patentes e Impuestos Municipales
vigentes, previo dictamen técnico del Ministerio de Finanzas, el mismo que será
emitido en el plazo máximo de quince días, a partir de su presentación. El
incumplimiento de esta formalidad dará lugar a que ese postergue automáticamente la
vigencia de las modificaciones propuestas. Si en el plazo de sesenta días no fueran
aprobadas las Ordenanzas tributarias y las modificaciones propuestas, entrarán
automáticamente en vigencia.

III.4.Respecto a las OM 013/93 de 16 de marzo y 040/96 de 5 de noviembre, este


Tribunal ya se ha pronunciado mediante la SC 007/2003 de 27 de enero, declarando
su inaplicabilidad con los fundamentos que se trascriben in extenso a continuación:

"III.2La OM 13/93 promulgada en 25 de marzo de 1993, no fue remitida al Senado


Nacional para su homologación, conforme se tiene constatado por la Certificación
emitida por esa instancia legislativa, y como lo ha reconocido este Tribunal en su SC
1342/2002-R, cuando en su numeral III.5, declaró":

"...La ilegalidad de los actos está en el hecho de que provienen de la Ordenanza


Municipal (013/93 de 25 de marzo) que no fue, hasta hoy, aprobada por el Senado
Nacional no pudiendo por consiguiente ser invocada como fuente válida de dichos
actos puesto que adolece de ese requisito esencial previsto por el art. 66.4) CPE, para
generar decisiones conforme a ley, de los órganos municipales, en este caso de la
Dirección de Recaudaciones de la Alcaldía Municipal de Santa Cruz de la Sierra. Por
otra parte, el art. 19 CPE da el carácter de inmediatez a la protección de los derechos
de la persona de manera que esa tutela debe hacérsela efectiva con la inmediatez y
oportunidad necesarias, a fin de que los daños que pudieran ocasionarse no resulten
irreparables, lo que ocurriría si se mantiene y ejecuta el acto ilegal mientras se espera
el resultado de otro medio legal que carezca de esa inmediatez y eficacia".

"Consecuentemente, si bien la citada disposición señala los sujetos pasivo y activo de


la patente de transformación de ganado en alimento y cuero -aspecto del que carece la
OM 040/96, como se verá más adelante- al no contar con la aprobación del Senado,
no es obligatoria, constituyéndose en ilegal el cobro que se pretenda hacer con la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 326

misma, por ser contrario al principio de legalidad, que por un lado recoge los
principios de certeza jurídica e igualdad, y por otro, conlleva la ausencia de
discrecionalidad. Como consecuencia de ello, el mencionado principio de legalidad
tiene una doble dimensión: en la normativa, que supone que la regulación de la
materia financiera debe hacerse mediante ley -principio de reserva legal, y en el caso
que nos ocupa, al gozar de potestad tributaria derivada, los Municipios pueden crear
patentes mediante Ordenanzas Municipales siempre que sean aprobadas por una
Resolución Senatorial-; y en su dimensión aplicativa, conlleva el sometimiento al
control de legalidad de la actuación administrativa en materia financiera -principio de
legalidad administrativa-. Por tanto, el principio de reserva de ley en materia
tributaria, supone que las decisiones sobre ingresos públicos, dada su relevancia para
el ciudadano, deben ser reguladas por las normas jurídicas de rango superior
jerárquico emanadas del órgano legislativo, que es el de máxima representación de los
ciudadanos, lo que motiva la necesidad de que las Ordenanzas sobre patentes cuenten
con la aprobación del Senado Nacional, como requisito previo para su obligatoriedad
y cumplimiento".

"III.3Del examen de la OM 040/96 de 5 de noviembre de 1996, legalmente aprobada


por el Senado Nacional, como se tienen demostrado, se concluye que ha omitido
establecer en forma categórica, cual en Derecho se requiere, los sujetos pasivos de la
patente de transformación de ganado vacuno y porcino en cuero y alimento, sin
definir tampoco el sujeto activo, lo que si bien está claro en la OM 013/93, al no haber
sido ésta aprobada por la instancia legislativa señalada por la Constitución para el
efecto, no puede ser tomada como obligatoria".

"Según el art. 21 del Código Tributario (CTB), el sujeto activo de la relación tributaria
es el ente acreedor del tributo. Y, de acuerdo a su art. 22, el sujeto pasivo es la
persona obligada al cumplimiento de las prestaciones tributarias, sea en calidad de
contribuyente o de responsable".

"De tal modo, la determinación de los sujetos activo y, sobre todo, pasivo de un
tributo que se trate -de la patente, en la especie- debe ser clara, expresa e inequívoca,
ya que tiene que definir las personas que estarán sujetas a esa obligación para que, por
una parte, conozcan la imposición que deben cumplir, y por otra, el Estado tenga la
potestad de exigir su pago. El efectivo cumplimiento de la obligación tributaria
requiere la concreción de los sujetos llamados a tal cumplimiento, que son los
denominados obligados o contribuyentes. Si no se ha determinado, en la norma que
crea un tributo, quién debe ser el que la cumpla, o quién debe pagarlo efectivamente,
no puede exigirse la observancia de la misma; no puede dejarse el establecimiento del
sujeto pasivo a la discrecionalidad del ente estatal respectivo, si no está determinada
en una norma positiva".

"En consecuencia, al no haber establecido la OM 040/96 las personas sujetas al pago


de la patente por transformación de ganado vacuno y porcino en cuero y alimento, no
327 José Luis Paredes Oblitas

puede exigirse el pago de la misma a los ahora recurrentes, que no están contemplados
en esa normativa, como comercializadores de ganado al detalle".

"De todo lo examinado en la presente sentencia, se concluye que la OM 013/93 de 25


de marzo de 1993 no ha sido aprobada por el Senado Nacional, por lo cual no puede
ser obligatoria al no contar con el requisito que el art. 66.4) CPE establece para su
cumplimiento; y , la OM 040/96, de 5 de noviembre de 1996, tampoco es obligatoria
en lo relativo a la patente de transformación de ganado vacuno y porcino en alimento
y cuero, por haber creado un tributo -dicha patente- sin establecer todos sus elementos
configuradores, pues ha omitido determinar el sujeto pasivo y activo de la misma,
todo lo que da lugar a la declaratoria de inaplicabilidad de las normas impugnadas al
caso concreto, como dispone el art. 70-2) de la Ley del Tribunal Constitucional
(LTC)".

III.5.En consecuencia, sin mayor análisis, dichos fundamentos en su vertiente


doctrinal como legal, se recogen en la presente sentencia, dado que el supuesto
planteado en el recurso que ahora se resuelve, es idéntico al que se planteó en el caso
que dio lugar a la Sentencia citada; consecuentemente, es de aplicación el art. 44 de la
LTC, en cumplimiento del principio de vinculatoriedad que rige a las resoluciones
dictadas por la jurisdicción constitucional, corresponde aplicar el mismo
razonamiento contenido en la citada Sentencia Constitucional y por consiguiente,
declarar la inaplicabilidad de las Ordenanzas Municipales 013/93 de 25 de marzo de
1993, y 040/96, de 5 de noviembre de 1996.

PATRIMONIO CULTURAL

NORMAS QUE REGULAN EL PATRIMONIO CULTURAL


HISTORICO Y MONUMENTOS NACIONALES. UNA PROLIJA
EXPLICACION DE QUE ES EL PATRIMONIO CULTURAL

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0015/2004 Sucre, 1 de marzo de 2004 De


acuerdo con el art. 31 CPE le corresponde a este Tribunal pronunciarse sobre los
recursos directos de nulidad interpuestos contra autoridades públicas que hubieran
incurrido en usurpación de funciones

o ejercido jurisdicción que no emane de la ley sin que pueda considerar otros aspectos
que no sean inherentes a la naturaleza de este proceso. En este caso los recurrentes
alegan que las autoridades hoy demandadas actuaron sin competencia al emitir la
Resolución Municipal 311/03 de 31 de octubre de 2003, por cuanto no contaron con
autorización del Viceministerio de Cultura para la ejecución de los trabajos que se
realizan en predios del Hospital Santa Bárbara por determinación del Gobierno
Municipal de Sucre. Corresponde analizar si tales aseveraciones son ciertas para
determinar si la autoridad recurrida actuó conforme a las atribuciones que la ley le
confiere.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 328

III.1La legitimación pasiva es la calidad que se adquiere por la coincidencia que se da


entre la autoridad que causó el presunto acto ilegal o, en este caso, la autoridad que
supuestamente actuó sin competencia y aquélla contra quien se dirige la acción, lo que
no ocurre en el presente caso en relación a la Alcaldesa Municipal de Sucre, Aydé
Nava Andrade, pues la Resolución Municipal 311/03 que se objeta a través de este
recurso directo de nulidad no fue emitida por ella sino por el Concejo Municipal,
órgano diferente al Ejecutivo municipal, de tal forma la citada autoridad no debió ser
demandada en la presente acción.

III.2El art. 1 del DS 05918 de 6 de noviembre de 1961, declaró Tesoro Cultural de la


Nación, a todo monumento, museo, obra o pieza que tenga valor artístico y
arqueológico existente en el territorio de la República, detallando que "son
monumentos y piezas históricas, aquellas que se hallan vinculadas o relacionadas con
la historia patria o los próceres que actuaron en ella, a saber: a) Edificios: La casa de
la Libertad (Sucre), los Palacios de Gobierno (Sucre y La Paz), la Casa Nacional de
Moneda (Potosí), las Casas Consistoriales de las capitales de departamento, las casas
donde naciones, vivieron o murieron los Próceres bolivianos, la casa que ocupó la
antigua Audiencia de Charcas, la de los Corregidores y la de los Oficiales Reales en
Potosí. En cada caso se hará una declaratoria especial. El art. 15 de este Decreto
señalaba que la declaración de un inmueble como Monumento Nacional, crea para el
propietario particular de éste, impedimento legal para alterarlo en todo o en parte,
debiendo proceder a su conservación, reparación y cuidado bajo el inmediato
asesoramiento de la Dirección Nacional de Cultura.

La Resolución del Ministerio de Educación 1642 de 27 de noviembre de 1961, en su


numeral 4 prohibía "terminantemente y con carácter general a las instituciones,
entidades religiosas, coleccionistas, personas particulares, efectuar restauraciones de
ninguna clase en todas aquellas obras que se especifican en el Decreto Supremo del 6
de noviembre de 1961, sin el consentimiento de las Direcciones ya citadas, las que se
encargarán de dar las instrucciones del caso para la restauración que se desee. Para
efectuar dichos trabajos deberán los interesados solicitar autorización al Ministerio de
educación, por intermedio de la Dirección de Bellas Artes y Monumento Nacional y
la Dirección de Antropología".

Mediante DS 08171 de 7 de diciembre de 1967, el Hospital Santa Bárbara, de Sucre,


fue declarado Monumento Nacional, entre otros inmuebles de Bolivia. Este
instrumento jurídico no menciona ninguna norma relativa a la restauración y
conservación de tales Monumentos, ni señala la autoridad encargada de su custodia y
resguardo.

III.4La Constitución Política del Estado, reformada por Ley 1585 de 12 de agosto de
1994, en su art. 200-II establece que la autonomía municipal consiste en la potestad
normativa, ejecutiva, administrativa y técnica en el ámbito de su jurisdicción y
329 José Luis Paredes Oblitas

competencia territoriales. El art. 201 señala que el Concejo Municipal tiene potestad
normativa y fiscalizadora.

El art. 138 CPE determina que los bienes patrimonio de la Nación constituyen
propiedad pública, inviolable, siendo deber de todo habitante del territorio nacional
respetarla y protegerla. Igualmente, el art. 191 de la Ley Suprema señala que los
monumentos y objetos arqueológicos son de propiedad del Estado; la riqueza artística
colonial, la arqueológica, la histórica y documental, así como la procedente del culto
religioso, son tesoro cultural de la Nación y están bajo el amparo del Estado y no
pueden ser exportadas; el Estado protegerá los edificios y objetos que sean declarados
de valor histórico o artístico.

La Ley 2028, promulgada el 28 de octubre de 1999 y publicada el 8 de noviembre del


mismo año, denominada Ley de Municipalidades (LM), en su art. 4 define a la
autonomía municipal como la potestad normativa, fiscalizadora, ejecutiva,
administrativa y técnica ejercida por el Gobierno Municipal en el ámbito de su
jurisdicción territorial y de las competencias establecidas por Ley, y se ejerce a través
de: 3) la potestad de dictar Ordenanzas y Resoluciones determinando así las políticas
y estrategias municipales.

El art. 5-II señala los fines del Gobierno Municipal, entre los que se encuentran: 1)
Promover y dinamizar el desarrollo humano sostenible, equitativo y participativo del
Municipio, a través de la formulación y ejecución de políticas, planes, programas y
proyectos concordantes con la planificación del desarrollo departamental y nacional;
2) crear condiciones para asegurar el bienestar social y material de los habitantes del
Municipio, mediante el establecimiento, autorización y regulación y, cuando
corresponda, la administración directa de obras, servicios públicos y explotaciones
municipales; 5) preservar el patrimonio paisajístico, así como resguardar el
Patrimonio de la Nación existente en el Municipio.

En cuanto a las competencias municipales, el art. 8-I-1 reconoce como atribución del
Gobierno Municipal, en materia de desarrollo humano sostenible, planificar y
promover el desarrollo humano sostenible en el ámbito urbano y rural del Municipio,
de conformidad con las normas de la planificación participativa municipal. El numeral
II de la misma norma en su inciso 1 claramente determina que es potestad del
Gobierno Municipal "construir, equipar y mantener la infraestructura en los sectores
de educación, salud, cultura, deportes, micro riego, saneamiento básico, vías urbanas
y caminos vecinales".

El art. 86 LM expresa que son bienes de dominio público todos aquellos inmuebles
destinados a la administración municipal y a la prestación de un servicio público
municipal, así como aquellos bienes inmuebles transferidos por la Ley de
Participación Popular y otras disposiciones legales. Al efecto, recuérdese que la Ley
de Participación Popular 1551 de 20 de abril de 1994 (art. 13), transfirió a título
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 330

gratuito a favor de los Gobiernos Municipales, los bienes muebles e inmuebles


afectados a la infraestructura física de los servicios públicos de salud, educación,
cultura, deportes, caminos vecinales y microriego, consistentes en hospitales de
segundo y tercer nivel, hospitales de distrito. En ese marco, amplió las competencias
que, entonces, estaban delimitadas en la Ley Orgánica de Municipalidades, indicando
que también abarcarían a la administración y control del equipamiento,
mantenimiento y mejoramiento de los bienes muebles e inmuebles de propiedad del
Gobierno Municipal, incluyendo los transferidos por esa Ley, reglamentando su uso.

La citada Ley de Municipalidades en su art. 95 manifiesta que los bienes


patrimoniales arqueológicos, precolombinos, coloniales, republicanos históricos,
ecológicos y arquitectónicos de la Nación, o los procedentes del culto religioso, ya
sean de propiedad privada, pública o de la Iglesia, localizados en el territorio de la
jurisdicción municipal, se encuentran bajo la protección del Estado, sujeto a
legislación especial y destinados inexcusablemente al uso y disfrute de la
colectividad. El Gobierno Municipal, en coordinación con organismos nacionales e
internacionales competentes, precautelará y promoverá la conservación, preservación
y mantenimiento de los bienes del Patrimonio Histórico-Cultural y Arquitectónico de
la Nación en su jurisdicción.

III.5De otro lado, la Ley 2446 de Organización del Poder Ejecutivo (LOPE), de 20 de
marzo de 2003 en su art. 4 determina que el Ministerio de Desarrollo Económico tiene
la facultad de fomentar la producción y difusión de la cultura y proteger la riqueza
cultural, religiosa, histórica y documental; proveer a su custodia y atender a su
conservación, promoviendo su uso como fuente generadora de empleo y bienestar.

El art. 23 del DS 26973 de 27 de marzo de 2003 (Reglamento a la LOPE), reconoce


las competencias del Viceministro de Cultura, dependiente del Ministerio de
Desarrollo Económico, puntualizando que son facultades de aquel: a) Formular y
ejecutar políticas para fomentar la producción y difusión de la cultura y proteger la
riqueza cultural, religiosa, histórica y documental; proveer a su custodia y atender a su
conservación, promoviendo su uso como fuente generadora de empleo y bienestar; b)
promover la conservación o restauración de monumentos, inmuebles u otros bienes
que se consideren de interés histórico, religioso y cultural. Promover el desarrollo de
regiones con potencial turístico o ecológico; c) Efectuar el seguimiento y control de
las instituciones nacionales y extranjeras, en el cumplimiento de las normas de
conservación y custodia del patrimonio histórico, arquitectónico, arqueológico,
artístico, religioso, etnográfico y documental; d) coordinar con las prefecturas y
municipios, actividades de promoción y capacitación cultural y artística.

III.6En el caso sometido a examen, los recurrentes, representantes de la Viceministra


de Cultura, sostienen que el Gobierno Municipal de Sucre ha actuado sin competencia
al emitir la Resolución Municipal 311/03, porque debieron recabar previamente una
autorización de dicha repartición del Estado para poder proceder a la demolición de
331 José Luis Paredes Oblitas

una parte del inmueble del Hospital Santa Bárbara, al estar declarado Monumento
Nacional.

De conformidad al certificado Treintañal de Propiedades emitido por el Juez


Registrador de Derechos Reales de Chuquisaca en 18 de diciembre de 2003 (fs. 198),
presentado por el Presidente y la Concejala Secretaria recurridos, mediante Sentencia
de 10 de agosto de 1979, el Juez Segundo de Partido en lo Civil de la Capital, declaró
probada la demanda de usucapión planteada por el representante de Unidad Sanitaria,
y, por tanto, reconoció el derecho propietario de la misma sobre los terrenos del
"actual" (entonces) Instituto Psiquiátrico Sección Mujeres, con una superficie de
3.109,45 m2, colindante con el Hospital Santa Bárbara y con su Iglesia, ubicados en la
Plaza Libertad; del Hospital Santa Bárbara, con una extensión de 5.372,40 m2,
colindante con el Instituto Psiquiátrico Sección Mujeres, Plaza Libertad, calles
Ayacucho y Destacamento Ciento Once; entre otros inmuebles allí detallados.

Entonces -como está refrendado en la referencia histórica presentada por el propio


PRAHS (fs. 113 a 119)- el Hospital Santa Bárbara fue fundado en 1554, con estilo
arquitectónico renacentista y en 1864 el Dr. Gregorio Pacheco mandó construir junto
al Hospital, un ambiente con carácter mixto (hombres y mujeres), para acoger a los
enfermos mentales "justo en el ángulo que quedaba al extremo de la Iglesia", pero al
quedar pequeño dicho pabellón, hizo construir otro edificio en la Plaza Aniceto Arce,
actual Psiquiátrico de Varones.

De ese modo, queda plenamente demostrado que el Hospital Santa Bárbara no tuvo
nunca ambientes ni construcciones hacia la calle René Moreno, sino que su
construcción daba y da a la Plaza Libertad, a la calle Destacamento 111 y a la calle
Ayacucho, correspondiendo al Instituto Psiquiátrico Sección Mujeres, el inmueble
ubicado sobre calle René Moreno y parte de la plaza Libertad, por ello los
documentos adjuntos al expediente dicen que Gregorio Pacheco ordenó la
construcción del mismo en forma adyacente a la Iglesia del Hospital, y sobre la
referida calle.

Por consiguiente, la pared que ha sido demolida en virtud de la orden dada en la


Resolución Municipal 311/03 hoy impugnada, no correspondió nunca al Hospital
Santa Bárbara sino al Instituto Psiquiátrico Gregorio Pacheco Sección Mujeres, que
en ningún momento ha sido declarado Monumento Nacional, y cuya demolición ha
obedecido, al margen de la disposición del Gobierno Municipal, a la autorización de
la Jefa de Normas y Catálogos del PRAHS, como consta del Formulario de Visita
Técnica de 22 de octubre de 2003 (fs. 147), en el que se indica que el área a demoler
fue construida posteriormente a la parte que da a la calle Destacamento 111, Rosendo
Villa y parte de la René Moreno, acompañando un plano en el que se delimita la parte
sobre la que recayó el permiso de demolición, que coincide con la pared demolida en
los hechos, y al permiso dado a tal fin por el Prefecto del Departamento de
Chuquisaca al Director del Hospital Santa Bárbara, mediante nota DESPACHO
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 332

PREF. Nª 663/2003 de 27 de agosto (fs. 204), en el que autoriza el inicio de trabajos


"en predios del ex manicomio de mujeres, en el sector ubicado entre las calles René
Moreno y Ayacucho" (sic).

En ese sentido, se arriba a la certeza de que no se ha demolido parte del Hospital


Santa Bárbara, sino del ex Instituto Psiquiátrico de Mujeres, que no tiene la categoría
de Monumento Nacional, lo que motivo la solicitud de permiso al Prefecto, y obtenida
la misma, se procedió con la demolición de la pared sobre la calle René Moreno para
dar lugar a la construcción de una moderna Unidad de Emergencias. Así, queda
demostrado que el Gobierno Municipal de Sucre actuó con la competencia que le
reconoce el art. 8-II-1 LM.

III.7De otro lado, realizado un análisis cronológico sobre la promulgación de las


diferentes disposiciones que han normado lo pertinente al tratamiento, restauración y
conservación del patrimonio histórico y monumentos nacionales, se llega a la clara
conclusión de que las normas invocadas por la parte recurrente y en las que se basa
para demandar la nulidad de la Resolución Municipal 311/03 por haber sido emitida
sin que el Gobierno Municipal de Sucre obtenga previamente una autorización del
Viceministerio de cultura para efectuar trabajos en un edificio declarado Monumento
Nacional -que como se tiene dicho, en realidad los trabajos se están realizando en un
edificio diferente- son de data muy anterior a la promulgación de la Ley de Reformas
a la Constitución (de 1994) y de la Ley de Municipalidades (de 1999), disposición
esta última que atribuye a los Gobiernos Municipales la potestad de precautelar y
resguardar la riqueza histórica y cultural de la Nación, por una parte, y por otra, en
cuanto a infraestructura, reconoce su competencia para realizar construcciones
destinadas al área de salud.

En cambio, si bien el Reglamento de la LOPE mantiene la facultad del Viceministerio


de Cultura para promover la conservación o restauración de monumentos, inmuebles
u otros bienes que se consideren de interés histórico, religioso y cultural, promover el
desarrollo de regiones con potencial turístico o ecológico, y para efectuar el
seguimiento y control de las instituciones nacionales y extranjeras, en el
cumplimiento de las normas de conservación y custodia del patrimonio histórico,
arquitectónico, arqueológico, artístico, religioso, etnográfico y documental; no es
menos evidente que en ninguna de tales disposiciones se encuentra una que le confiera
potestad para "autorizar" a los Gobiernos Municipales u otros órganos del Estado,
para realizar trabajos en monumentos nacionales, y menos una que disponga la
nulidad de resoluciones dictadas sin dicha autorización.

En consecuencia, el Gobierno Municipal de Sucre no ha usurpado competencias del


Viceministerio de Cultura ni ha actuado sin potestad legal al emitir la Resolución
311/03, dado que la orden de demolición ha sido dada y ejecutada sobre la parte de un
edificio diferente al Hospital Santa Bárbara, cual es el ex Psiquiátrico de Mujeres que
no ha sido declarado Monumento Nacional, por una parte, y por otra, no existe norma
333 José Luis Paredes Oblitas

que disponga la obligatoriedad de obtener autorización de dicho Viceministerio para


efectuar trabajos en edificios declarados Monumento Nacional. En síntesis, el
Concejo Municipal de Sucre ha asumido la decisión contenida en la Resolución
impugnada en el marco de la facultad concedida por el art. 8-II-1) LM, de modo que
no resultan ciertas las aseveraciones de los recurrentes plasmadas en su demanda.

PENSIONES

SOBRE PENSIONES DE VEJEZ Y LAS AFPS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0441/2003-R Sucre, 10 de abril de 2003 El


presente amparo es planteado por Esther Antonieta Leytón Michel, arguyendo que el
recurrido ha negado su solicitud para conminar a la Aseguradora "Pro-Vida" proceda
al pago de su pensión de invalidez, en cumplimiento de la RA P-258 de 21 de marzo
de 2002, bajo el argumento que la solicitud habría sido presentada fuera del plazo del
art. 60 del DS 24469. Corresponde analizar si en este asunto se debe otorgar la tutela
que brinda este recurso extraordinario.

III.1. La Ley 1732, de Pensiones (LP), determina en su art. 10, que la prestación por
riesgo profesional se pagará como consecuencia del accidente de trabajo o
enfermedad profesional que provoque el fallecimiento o incapacite definitivamente al
afiliado para continuar realizando el trabajo que desempeñaba. La incapacidad podrá
ser total o parcial, si en este caso supera el diez por ciento (10%) de la pérdida de su
capacidad laboral en el trabajo que desempeñaba. La prestación de invalidez por
riesgo profesional en favor del afiliado consiste en Pensiones correspondientes a un
porcentaje de su Salario Base, de acuerdo al porcentaje de su incapacidad,
determinado mediante calificación. Esta prestación se pagará cuando el porcentaje de
invalidez dictaminado sea superior al veinticinco por ciento (25%). La prestación de
invalidez por riesgo profesional se paga hasta la emisión de una calificación que
suspenda la declaración de invalidez o hasta que el Afiliado cumpla la edad de sesenta
y cinco años, desde esta edad el Afiliado recibirá la prestación de jubilación. El
Afiliado declarado inválido en un porcentaje de incapacidad profesional superior al
diez por ciento e igual o inferior al veinticinco por ciento recibirá, por una sola vez, en
calidad de prestación de invalidez por riesgo profesional, una indemnización
equivalente a cuarenta y ocho veces su Salario Base por el porcentaje de su
incapacidad.

El art. 20 LP, modificado por el art. 27 de la Ley de Reactivación Económica Nº 2064


de 3 de abril de 2000, establece que las prestaciones de invalidez, riesgos
profesionales y muerte, deberán ser exigidas en un plazo máximo de treinta y seis (36)
meses, contando desde el día que ocurrió la invalidez o muerte. Vencido dicho plazo,
los recursos prescribirán a favor del Estado.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 334

El art. 51 del DS 24469 de 17 de enero de 1997 (Reglamento de la Ley de Pensiones),


establece que el afiliado que hubiera sufrido un accidente de trabajo o crea estar
afectado por una enfermedad profesional debe acudir a los Entes Gestores de Salud,
para recibir la oportuna atención. En caso de accidente debe comunicar este hecho
directamente a su empleador, o por medio de terceros, y llenar un formulario de
denuncia de Accidente de Trabajo. Dicho formulario debidamente llenado y firmado
por el afiliado, o quien sea su representante, y el empleador deberá ser entregado, a la
AFP, en un plazo establecido por la Superintendencia que no podrá ser superior a los
diez días calendario de ocurrido el Accidente de Trabajo. El afiliado tendrá derecho a
Pensión de invalidez o muerte por Riesgos Profesionales a causa de un Accidente de
Trabajo siempre y cuando la AFP reciba el formulario de denuncia de Accidente de
Trabajo dentro el plazo establecido. Si el Empleador se negase a firmar los
formularios de denuncia de accidente, el Afiliado o su representante deberá denunciar
este hecho ante la Superintendencia, en un plazo no mayor a los diez días calendario
de ocurrido el accidente, siendo suficiente esta denuncia para habilitarse como
acreedor a las prestaciones del Seguro de Riesgos Profesionales.

El Seguro por Riesgos Profesionales, conforme al art. 59 del referido Reglamento,


otorga prestaciones por invalidez permanente parcial y total de acuerdo a los
siguientes porcentajes de invalidez establecidos por la Ley de Pensiones: Si la
incapacidad es menor o igual al diez por ciento (10%) no se concederá prestación
alguna; si la incapacidad es mayor al diez por ciento (10%) y llega hasta veinticinco
por ciento (25%), se otorga una indemnización global por Riesgo Profesional; si la
incapacidad es superior al veinticinco por ciento (25%) y menor o igual al sesenta por
ciento (60%) se reconoce como invalidez permanente parcial y se concede Pensiones
en proporción al grado de incapacidad que presente el Afiliado; si la incapacidad es
superior al sesenta por ciento (60%) se reconoce como invalidez permanente total. La
invalidez permanente total corresponde al cien por ciento (100%) de invalidez.

Tomando en cuenta la modificación realizada por la Ley de Reactivación Económica


Nº 2064 de 3 de abril de 2000 a la Ley de Pensiones Nº 1732 de 29 de noviembre de
1996, en cuanto al plazo para la solicitud de prestaciones de invalidez, riesgos
profesionales y muerte, al tratarse de una norma

superior (Ley), la disposición de jerarquía inferior, como es el Decreto Supremo


24469 de 17 de enero de 1997 (Reglamento de la Ley de Pensiones), ha sido dejado
sin efecto en forma tácita en su art. 60 en la parte que disponía que el período máximo
para solicitar Pensión de invalidez era de doce (12) meses a partir de la fecha en que
el Ente Gestor de Salud determinare que la atención curativa ya no procede y que la
afección o desorden es permanente e irreversible, pues según el cambio introducido
por la citada Ley 2064, el término se ha ampliado a treinta y seis meses.

El art. 61 dispone que para tener derecho a pensión de invalidez los Afiliados deben
cumplir con los requisitos establecidos en la Ley de Pensiones y con los siguientes
335 José Luis Paredes Oblitas

requisitos adicionales: a) Ser dependiente afiliado Activo o estar dentro de los seis
meses de haber concluido la relación de dependencia laboral; b) Que su invalidez sea
superior al veinticinco por ciento (25%); c) Que su invalidez provenga de Riesgo
Profesional; d) Haber presentado los Formularios de denuncia de accidente, si la causa
de invalidez era un Accidente de Trabajo.

Según el art. 62, la calificación de invalidez deberá realizarse aplicando el Manual de


Normas de Evaluación y Calificación del Grado de Invalidez utilizado en la
calificación de invalidez por Riesgo Común. Adicionalmente, se utilizará la lista de
criterios y ponderaciones de reclasificación por tipo de actividad laboral, así como la
lista de Enfermedades Profesionales, por tipo de actividad. La entidad encargada de
calificar deberá emitir un dictamen indicando el grado de la invalidez y si el origen de
la misma es por Riesgo Común o por Riesgo Profesional y tendrá un plazo a ser
determinado por la Superintendencia que no podrá superar los cuarenta y cinco (45)
días calendario desde que se inició la solicitud de calificación.

Una vez que el Afiliado sea calificado como inválido con incapacidad superior al
veinticinco por ciento (25%), de acuerdo a dictamen emitido y se verifique el
cumplimiento de los requisitos indicados en el presente reglamento tendrá derecho a
Pensión de invalidez. La Pensión de invalidez por Riesgo Profesional se devenga a
partir de la fecha de presentación de la solicitud de Pensión de invalidez (art. 63 DS
24469).

III.2 En la especie, se tiene evidencia que el accidente de trabajo de la recurrente


sucedió el 4 de noviembre de 1998, habiendo ésta presentado la denuncia de tal
accidente el 14 de enero de 1999, es decir, fuera del término de diez días que establece
el art. 51 del DS 24469.

La actora planteó su solicitud de pensión de invalidez a los dos años y cinco meses de
denunciado el accidente de trabajo, y a los dos años y un mes (veinticinco meses)
desde que se habría consolidado la invalidez, conforme lo ha aseverado la Intendencia
de Pensiones en su nota de 5 de septiembre de 2002 (fs. 41), invalidez que en el peor
de los casos, si se considera el informe sin fecha de fs. 42, se habría consolidado en
enero de 1999 y, aún tomando como punto de partida ese mes para el cómputo de los
treinta y seis meses que fija el art. 27 de la Ley 2064 para exigir la prestación por
invalidez, la solicitud formulada por la recurrente se encuentra dentro de término pues
ésta fue planteada el 28 de junio de 2001.

A partir de su solicitud de pensión de invalidez, tanto la AFP "Futuro de Bolivia" -que


tuvo conocimiento y canalizó la solicitud de la recurrente para la revisión del primer
dictamen de calificación de incapacidad laboral- como la Intendencia de Pensiones,
dieron curso a todo el trámite de calificación del grado de incapacidad de origen
laboral, sin mencionar en ningún momento que la denuncia de accidente de trabajo o
la solicitud de pensión habrían sido extemporáneas. De tal modo, si bien la denuncia
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 336

de accidente de trabajo fue realizada fuera de término, la Intendencia de Pensiones -


así como la AFP mencionada- continuaron el procedimiento para la calificación de
incapacidad de la actora, permitieron que presente solicitud de revisión contra el
primer dictamen, y apelación contra el segundo, creando así expectativa y
consintiendo con la extemporánea denuncia de accidente de trabajo, toda vez que al
dar curso al trámite que se inicia luego de tal denuncia, aceptaron implícitamente esa
demora, y con su silencio, la admitieron, sin que ahora puedan invocarla como motivo
de rechazo del pedido de Esther Antonieta Leytón Michel, quien ciertamente presentó
su solicitud de pensión de invalidez dentro del plazo legalmente establecido al efecto,
habiendo incurrido en un error la Intendencia de Pensiones y la AFP "Futuro de
Bolivia", al basarse en el plazo que señala el art. 60 del Reglamento de la Ley de
Pensiones que cuando señaló el término de doce meses lo hizo sobre la base del art.
20 de la Ley, empero, al ser ésta modificada por la Ley 2064, que fijó en 36 meses el
plazo para solicitar la prestación, tácitamente dejó sin efecto el art. 60 del Reglamento
en la parte concerniente al merituado término, por lo que queda claro que el plazo para
solicitar la prestación o pensión de invalidez es de 36 meses, y así lo ha reconocido la
propia Intendencia de Pensiones en su Circular SPVS-IP 054/2000 de 11 de mayo de
2000 (fs. 69).

Por consiguiente, la Intendencia de Pensiones ha incurrido en un acto ilegal al negar el


pedido de la recurrente de conminar a la AFP "Futuro de Bolivia" y a la Aseguradora
respectiva, para que pague a su favor la pensión de invalidez de acuerdo al porcentaje
de incapacidad laboral de origen profesional que le ha sido calificado, vulnerando sus
derechos a la seguridad social y a la seguridad jurídica, en virtud de lo que se abre el
ámbito de protección de este recurso.

Del análisis efectuado, se concluye que la Corte de amparo, al haber declarado


improcedente el recurso, no ha evaluado correctamente los datos del proceso ni las
normas aplicables al mismo.

PENSIONES

LAS AFPS TIENES LEGITIMACIÓN ACTIVA PARA PLANTEAR


RECURSO DE AMPARO CONSTITUCIONAL A FAVOR DE LOS
APORTES DE LOS BENEFICIARIOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1653/2003 - R Sucre, 17 de noviembre de 2003


El recurrente, solicita tutela al derecho y a las características y garantías de la
seguridad social de los afiliados a la AFP que representa, consagrados en las normas
de los arts. 7.k) y 158.II CPE, en consideración a que con la resolución que emitieron
los recurridos, se dejó sin efecto la ampliación de la ejecución por nuevos aportes en
mora, dentro del proceso ejecutivo social seguido contra la empresa MOPAR S.A.,
impidiendo de esta manera el goce de ese derecho a sus trabajadores, en base a los
principios de economía, oportunidad y eficacia. En consecuencia, en revisión de la
337 José Luis Paredes Oblitas

resolución del Tribunal de amparo, corresponde dilucidar si tales extremos son


evidentes y si constituyen un acto ilegal lesivo de los derechos fundamentales
referidos a fin de otorgar o negar la tutela solicitada.

III.1Que, antes de ingresar al fondo del recurso, corresponde determinar por este
Tribunal, si la AFP Futuro de Bolivia, tiene legitimación activa, para solicitar la tutela
impetrada, para lo cual se debe tener presente lo siguiente:

III.1.1 Conforme establecen las normas previstas por el art. 158 CPE, el Estado tiene
la obligación de defender el capital humano protegiendo la salud de la población,
asegurando sus medios de subsistencia y rehabilitación, propendiendo a mejorar las
condiciones de vida del grupo familiar. Determina también, que la seguridad social se
inspira en principios de universalidad, solidaridad, unidad de gestión, economía,
oportunidad y eficacia, cubriendo las contingencias de enfermedad, maternidad,
riesgos profesionales, invalidez, vejez, muerte, paro forzoso, asignaciones familiares y
viviendas de interés social; dichas coberturas son debidamente reguladas por el
Código de seguridad social (CSS) y la Ley de Pensiones (LP), habiendo establecido
ésta última el Seguro Social Obligatorio de Largo Plazo (SSO), que cubre las
prestaciones de jubilaciones, invalidez, muerte y riesgos profesionales, los que son
cubiertos con el fondo de pensiones constituido por los aportes al Fondo de
Capitalización Individual, los que a su vez se constituyen en fideicomisos
irrevocables, con duración indefinida, cuya administración fue encomendada a las
Administradores de Fondos de Pensiones (AFP), conforme a la indicada Ley de
Pensiones y disposiciones reglamentarias (arts. 2 y 4 LP).

III.1.2. Conforme establece la norma prevista por el art. 5 LP, las AFPs son
sociedades anónimas de objeto social único, encargadas de la administración y
representación de los Fondos de Pensiones, constituidas de acuerdo a la Ley de
Pensiones y Código de Comercio (Ccom). Para garantizar el financiamiento de las
prestaciones del Seguro Social Obligatorio, la Ley ha dispuesto que todas las
instituciones y empresas públicas y privadas, que hacen de agentes de retención,
deben remitir mensualmente a las AFPs todos los aportes de los beneficiarios, para el
caso de incumplimiento de la referida obligación se ha creado una acción legal
denominada "Proceso Ejecutivo Social", para que en la vía judicial, ante la Judicatura
Laboral y de Seguridad Social, se puedan recuperar dichos aportes incluyendo los
intereses y recargos, conforme establecen las normas previstas por los arts. 23 y 33
LP; a ese efecto la norma prevista en el art. 95 del Reglamento de Ley de Pensiones
(DS 24469 de 17 de enero de 1997 versión ordenada), ha otorgado a las AFPs
personalidad jurídica para iniciar y sustanciar esas acciones judiciales. De lo referido
se concluye que las AFPs tienen plena personalidad jurídica para iniciar y proseguir
hasta su conclusión los procesos ejecutivos sociales, en representación de los
beneficiarios del sistema de pensiones que realizan los aportes, también personería o
legitimación activa, para iniciar y proseguir la mencionada acción judicial y todo otro
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 338

incidente, recurso ordinario o extraordinario que emerja de dicha obligación impuesta


por ley, al ser depositario de esa obligación que tiene el Estado de precautelar el
capital humano y garantizar en base a los principios de universalidad, solidaridad,
unidad de gestión, oportunidad, economía y eficacia, conforme establece la norma
prevista en el art. 158.II CPE. En consecuencia, de lo referido

precedentemente se infiere y determina que las AFPs tienen suficiente personería para
interponer recursos de amparo constitucional, como en el caso presente, para cumplir
con la misión que le ha sido conferida de administrar los recursos del Fondo de
Capitación Individual destinado a la cobertura del Seguro Social Obligatorio, más aún
en aquellos casos en los que, a través de actos, resoluciones u omisiones, se lesione o
vulnere los derechos fundamentales de los beneficiarios, conforme se estableció en la
SC 1015/01- R de 21 de septiembre.

III.2Que, definida la legitimación activa del recurrente, se procede al análisis de la


problemática planteada. A ese efecto, cabe señalar que, conforme establecen las
normas previstas por los arts. 23 LP y 7 del DS 25722 de 31 de marzo de 2000, las
AFPs, pueden aplicar dos procedimientos alternativos para el cobro de contribuciones
en mora: a) la Gestión de cobro, en la vía administrativa y b) el proceso Ejecutivo
Social, ante las instancias judiciales. Estas no son excluyentes entre sí, tampoco una
constituye requisito para el uso de la otra vía.

Para el caso de que la AFP, resolviese utilizar la vía del proceso ejecutivo social, por
disposición de la norma prevista por el art. 23 LP, el proceso se sustanciará de
acuerdo a las disposiciones del Código de procedimiento civil. Ahora bien para
aquellos en los que, estando en proceso de ejecución una obligación de prestaciones o
cumplimientos continuos, se produzcan nuevos vencimientos de plazo de otras cuotas,
la norma prevista por el art. 495 CPC establece que la ejecución dispuesta en la
Sentencia podrá ampliarse respecto a esas nuevas cuotas vencidas, a cuyo efecto el
Juez de la causa debe expedir una conminatoria para que el obligado acredite el
cumplimiento de esos adeudos en el plazo de tercero día exhibiendo los recibos que
acrediten haberse extinguido la obligación, en caso de incumplimiento se amplía la
ejecución dispuesta en Sentencia.

La norma procesal civil referida tiene su fundamento en la naturaleza jurídica de los


procesos de ejecución que, conforme enseña la doctrina procesal civil son de
tramitación sumaria basados en un título que trae aparejada ejecución contra el
obligado, de modo tal que en virtud del mismo se puede proceder sumariamente al
embargo y la venta de los bienes del deudor moroso para satisfacer al acreedor.
Entonces se entiende que, existiendo un título ejecutivo en el que se constituye una
obligación económica cuyo pago es programado en partidas con vencimientos de
plazos sucesivos, planteado el proceso de ejecución si con posterioridad a la sentencia
que se dicte en dicho proceso vencieran nuevos plazos o cuotas de la misma
obligación, entonces la ejecución dispuesta en sentencia se amplía sin necesidad de un
339 José Luis Paredes Oblitas

nuevo proceso; empero, debe quedar claro que dicha ampliación sólo procederá
cuando se trata de una misma obligación cuyos nuevos vencimientos se dieron en la
tramitación del proceso ejecutivo o la ejecución de sentencia, lo que significa que para
disponer la ampliación de la ejecución dispuesta en sentencia deberán concurrir los
siguientes presupuestos jurídicos: a) que las cuotas u obligaciones de pago vencidas
durante el proceso o con posterioridad a la sentencia, deben tener su origen en un acto
jurídico idóneo constituido mediante un contrato celebrado entre el acreedor y deudor,
o constituida por disposiciones legales expresas como es el caso de los depósitos que
deben efectuar las empresas públicas o privadas, o entidades públicas de los aportes
efectuados por sus trabajadores o empleados, que los reciben en calidad de agentes de
retención; b) que se trate de obligaciones emergentes del adeudo principal y que
deban ser cancelados en forma continua de acuerdo a los plazos y condiciones
establecidos en el título ejecutivo o en la norma legal que lo genera; y c) que los pagos
sean permanentes hasta la extinción de la obligación.

Es indudable que, para evitar cualquier eventual lesión al debido proceso, el legislador
ha previsto mecanismos y formalidades previas para que el Juez de la causa pueda
disponer la ampliación de la ejecución dispuesta en sentencia dictada dentro del
proceso de ejecución. En efecto, según las normas previstas por el art. 495 CPC, se
deben cumplir con los siguientes requisitos y procedimientos: 1) el ejecutante, al
solicitar la ampliación, deberá acreditar debidamente el vencimiento de plazos para el
pago de nuevas cuotas, vencimientos que se hubiesen producido durante la
tramitación del proceso o después de dictada la sentencia; 2) presentada la solicitud de
ampliación, el Juez de la causa deberá conminar al ejecutado para que dentro de
tercero día acredite el pago de dicha obligación exhibiendo los recibos de pago
correspondientes; y 3) sólo en caso de que el obligado no exhiba dichos documentos,
entonces ampliará la ejecución. De lo referido se concluye que, con el procedimiento
de ampliación de la ejecución no se lesionará el debido proceso, en su elemento del
derecho a la defensa, del ejecutado, toda vez que éste podrá dentro del plazo de los
tres días acreditar que las obligaciones reclamadas fueron debidamente pagadas o, si
así corresponde, podrá efectuar las observaciones respectivas con la correspondiente
prueba; de otro lado, tampoco constituye alteración a la cosa juzgada, puesto que tanto
la obligación intimada para su cumplimiento en el Auto intimatorio y reconocida en la
sentencia, como la obligación conminada para su pago y luego ampliada en ejecución
de sentencia, tienen el mismo origen contractual o legal, sometidas a los mismos
vencimientos y formalidades de su constitución, no siendo pertinente que el Juez de la
causa, a título de indefensión o vulneración de los derechos constitucionales aludidos,
ordene el inicio de una nueva causa, sobre la base de una misma obligación cuyos
vencimientos se han ido acumulando en el transcurso del proceso; máxime si se toma
en cuenta que, siendo obligaciones que tienen una misma fuente u origen, el título
ejecutivo ya fue sujeto de un juicio de legalidad dentro del proceso ejecutivo que dio
lugar a la sentencia; de manea que cualquier impugnación sobre la validez legal del
título ya fue planteada por el ejecutado y dilucidado por el Juez en sentencia.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 340

III.3Que, en el caso presente, han concurrido todos los requisitos y condiciones


previstas por el art. 495 CPC, toda vez que, tanto la deuda originalmente demandada
cuanto la que motivó la ampliación tienen su origen en una misma obligación, cual es
la establecida por la Ley de Pensiones para la constitución del Fondo de
Capitalización Individual, a cuyo efecto los empleados de la empresa ejecutada han
realizado sus aportes o cotizaciones, mismos que fueron retenidos por la empresa
MOPAR, en su condición de agente de retención, de manera que ésta tiene la
obligación de pagar las cotizaciones, primas y comisiones deducidas mensualmente
del Total Ganado de los Afiliados dentro de un plazo que no podrá exceder de 30 días,
así lo dispone el art. 21 LP, de manera que la obligación es una sola, pero su
cumplimiento es permanente y periódico, por lo que los vencimientos son mensuales;
ahora bien, si el empleador no cumple con esa obligación otorgada por ley, se activa
la facultad de iniciar la acción ejecutiva social, si una vez obtenida la sentencia se
producen nuevos incumplimientos entonces se aplica la norma prevista por el art. 495
del CPC disponiéndose la ampliación de la ejecución dispuesta en sentencia.

III.4Que, de lo expuesto precedentemente se concluye que los recurridos, al Revocar


el Auto de 28 de octubre de 2002, atentaron contra los derechos a la seguridad social y
a la propiedad privada de los afiliados de la empresa MOPAR S.A. y el derecho al
acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva de la AFP FUTURO DE BOLIVIA
S.A., cuya legitimación activa, en el caso presente ostenta la AFP a nombre de dichos
trabajadores.

Se considera que se ha vulnerado los derechos a la seguridad social y a la propiedad


privada de los afiliados de la empresa recurrida, porque el empleador retiene en su
poder dineros de los aportes mensuales que efectúan dichos trabajadores como
cotización destinada a los Fondos de Capitalización Individual para la cobertura del
Seguro Social Obligatorio, fondos que son administrados por la AFP recurrente, de
manera que al no efectuar el pago oportuno de dichas cotizaciones se apodera del
dinero de propiedad de sus empleados, ocasionándoles graves perjuicios, ya que
impedirá que éstos reciban oportunamente las prestaciones y beneficios del Seguro
Social Obligatorio, lo que significa que no se cumplirán los principios y objetivos
consagrados en la norma prevista en el art. 158.II CPE.

Por otra parte, se vulnero el derecho al acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva
por haberse negado a la AFP FUTURO DE BOLIVIA S.A., el cobro de dineros que
tiene la obligación de exigir su entrega y administrar conforme a la Ley de Pensiones
y normas reglamentarias, por lo que corresponde otorgar la tutela solicitada, conforme
ha establecido este tribunal en la SC 020/2003 de 28 de febrero, cuando indicó que:
"en aquellas circunstancias en las que el empleador que no ha pagado en la
oportunidad debida las cotizaciones (primas) -con destino a la Cuenta Individual del
Afiliado-, dicho empleador se constituye en mora, debiendo pagar con intereses y
341 José Luis Paredes Oblitas

recargos, procediéndose a la sustanciación de un proceso ejecutivo social, como


establecen los arts. 21, 23 y 33 LP."

III.5Que, finalmente se aclara que no corresponde pronunciar criterio alguno respecto


de la nulidad prevista en el art. 31 CPE, en que presuntamente cayeron lo recurridos,
por ser ésta objeto de otro tipo de recurso que la Constitución y la Ley 1836
reconocen y establecen su procedimiento.

En consecuencia, el Tribunal del recurso, al haber declarado procedente el amparo, ha


dado correcta aplicación al art. 19 CPE.

PENSIONES

EL TOPE MAXIMO DE LA RENTA DE VEJEZ, ANALISIS DE LOS


TEMAS SOBRE RENTA

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0062/2005 Sucre, 19 de septiembre de 2005


Mediante el recurso directo o abstracto de inconstitucionalidad, se ha impugnado la
constitucionalidad del DS 27427 de 31 de marzo de 2004, por violar presuntamente
los arts. 6, 7, 12, 23, 30, 33, 92, 96.1ª, 116.VIII, 156, 157, 158, 162, 228, 229 y 234 de
la CPE; de manera que con la atribución que le confieren las normas previstas por los
arts. 116.IV y 120.1ª de la CPE y 7 inc. 2) de la Ley del Tribunal Constitucional
(LTC), corresponde a este Tribunal someter a juicio de constitucionalidad la
disposición legal impugnada.

III.1. Sin embargo corresponde precisar que la disposición legal sometida al control
de constitucionalidad en el presente caso, ya fue impugnada anteriormente por la vía
de otro recurso directo o abstracto de inconstitucionalidad, sustanciado con el
expediente 2005-11149-23-RDI, recurso que fue resuelto mediante SC 0051/2005, de
18 de agosto, a través de la cual, este Tribunal Constitucional realizando el respectivo
juicio de constitucionalidad ha declarado la inconstitucionalidad de la disposición
legal impugnada, con los fundamentos jurídicos que se transcriben a continuación:

"III.4.La problemática planteada respecto al DS 27427

Efectuadas las precisiones conceptuales, así como el objeto y alcance del control de
constitucionalidad por la vía del recurso de inconstitucionalidad, este Tribunal pasa a
dilucidar la problemática planteada, sometiendo a juicio de constitucionalidad las
normas previstas por el Decreto Supremo impugnado con las normas de la
Constitución Política del Estado identificadas por el recurrente como vulneradas,
siguiendo un orden cronológico para ello.

"III.4.1.La supuesta infracción de las normas previstas por el art. 1.II de la CPE"
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 342

La norma prevista por el art. 1.II de la CPE define que Bolivia: "Es un Estado Social y
Democrático de Derecho que sostiene como valores superiores de su ordenamiento
jurídico, la libertad, la igualdad y la justicia"; la norma constitucional define la
configuración del Estado, así como el sistema de valores sobre los que se estructura el
sistema constitucional boliviano.

A objeto de resolver la problemática planteada en el presente recurso, resulta


necesario referirse al concepto del Estado Social, el cual, según la doctrina
constitucional, significa un modelo de organización social, política y económica
basado en los valores supremos de la dignidad humana, la igualdad y la justicia, en el
que la política estatal esté orientada a garantizarle a su población las condiciones
básicas para una existencia digna de seres humanos, como seres dotados de un fin
propio, y no cual simples medios para fines de otros; lo que significa que el papel del
Estado no debe reducirse a resguardar el orden público y no interferir ni vulnerar las
libertades de las personas, sino principalmente a contrarrestar las desigualdades
sociales existentes y ofrecer a todos sus nacionales las oportunidades necesarias para
desarrollar sus aptitudes y para superar las necesidades materiales. Ello implica que,
el Estado debe desplegar políticas orientadas, entre otras, a proteger y atender de
manera especial a los sectores sociales con mayores desventajas, como aquellas que
tengan debilidad manifiesta por su condición económica, por carencia de trabajo, o
por la disminución de su capacidad física, prestándoles asistencia y protección
necesarias en el marco de las posibilidades económicas que estén a su alcance.

En cambio el Estado de Derecho es una forma de organización política que persigue,


como objetivo inmediato, la sujeción de los órganos del poder a la norma jurídica. De
manera que el concepto de Estado de Derecho implica el sistema de valores,
principios y reglas según los cuales se crea y perfecciona el ordenamiento jurídico, se
limita y controla el poder estatal y se protegen y realizan los derechos del individuo.

En cuanto a los valores consagrados por la norma constitucional objeto de análisis,


cabe señalar que se entiende por valor libertad a la facultad natural que todo ser
humano ejerce para determinar por sí mismo cada uno de sus actos o decisiones;
como la capacidad de autodeterminarse en el espacio, el tiempo y la estructura social-
política, sin restricciones o limitaciones que no provengan de una justa causa y estén
determinadas en una ley. El valor igualdad, como el ideal supremo de la humanidad,
consiste en el trato adecuado a los fenómenos que surgen en el seno de la sociedad,
diferenciando las hipótesis que son iguales entre sí, de aquéllas que son diversas;
equilibrio que impone un trato divergente para circunstancias no coincidentes. El
valor justicia, consistente en "dar a cada uno lo suyo", como uno de los pilares
fundamentales para garantizar un orden político, económico y social justo, pues la
justicia conlleva la idea de un Estado democrático, participativo y pluralista fundado
en el respeto de la vida, la libertad, la dignidad humana y la diversidad, así como la
distribución equitativa de la riqueza social.
343 José Luis Paredes Oblitas

Ahora bien, sometido al respectivo juicio de constitucionalidad el Decreto Supremo


impugnado, contrastando sus normas con las previstas por el art. 1.II de la CPE, este
Tribunal no encuentra la contradicción o infracción denunciada por el recurrente, toda
vez que al establecer un tope máximo para las rentas en curso de pago y rentas en
curso de adquisición, del sistema de seguro social obligatorio de largo plazo en la
modalidad de reparto, no desconoce ni altera la configuración del Estado Social y
Democrático de Derecho, ya que no priva a los titulares de las rentas en curso de pago
o en curso de adquisición de las condiciones básicas para su existencia digna de seres
humanos ni genera desigualdades sociales de ellos con relación a los otros sectores
sociales que forman parte del anterior sistema de seguro social obligatorio de largo
plazo; el Decreto Supremo impugnado tampoco desconoce los valores supremos
consagrados por el art. 1.II de la CPE, pues no altera la capacidad de
autodeterminación de las personas, por lo mismo no desconoce el valor de la libertad;
tampoco impone un trato discriminatorio de los titulares de las rentas con relación a
otras personas que se encuentren en una situación similar; finalmente no impone un
trato injusto, no razonable o inmotivado a los titulares de las rentas".

"III.4.2.La supuesta infracción de las normas previstas por el art. 7 incs. a), j) y k) de
la CPE

En primer lugar, corresponde señalar que este Tribunal Constitucional, al interpretar


las normas previstas por el art. 7 de la CPE, en su SC 004/2001, de 5 de enero, ha
establecido que en Bolivia la Constitución Política del Estado consagra los derechos
fundamentales, pero a la vez establece límites a su ejercicio a través de sus propias
normas y, en su caso, remitiendo a las disposiciones legales ordinarias; ello, en
aplicación de las normas previstas por los arts. 28 de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre y 30 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, señalando expresamente lo siguiente: "los derechos fundamentales no son
absolutos, encuentran límites y restricciones en los derechos de los demás, la
prevalencia del interés general, la primacía del orden jurídico y los factores de
seguridad, moralidad y salubridad públicos, que no pueden verse sacrificados en aras
de un ejercicio arbitrario o abusivo de las prerrogativas individuales; es decir, que los
derechos fundamentales pueden ser limitados en función al interés social. Es en ese
orden que la Constitución ha establecido el mecanismo legal para la regulación y
restricción de los derechos fundamentales". Empero, a los efectos de establecer los
límites al ejercicio de los derechos humanos, la norma prevista en el art. 7 primer
párrafo de la CPE, ha proclamado el principio fundamental de la reserva legal.

Con relación al principio de la reserva legal, este Tribunal, en su DC 06/2000, de 21


de diciembre, recogiendo los criterios doctrinales sobre la materia, ha definido como
la: "institución jurídica que protege el principio democrático, al obligar al legislador a
regular aquellas materias que por disposición de la Constitución deben ser
desarrolladas en una Ley; es una institución que impone un límite tanto al Poder
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 344

Legislativo como al Ejecutivo; a aquél, impidiendo que delegue sus potestades en otro
órgano, y a éste, evitando que se pronuncie sobre materias que, como se dijo, deben
ser materia de otra Ley".

La norma prevista por el art. 7 inc. a) de la CPE consagra los derechos fundamentales
a la vida, la salud y la seguridad. Con relación al derecho a la seguridad, este Tribunal
Constitucional, realizando una interpretación integradora de la norma constitucional,
aplicando el principio de la fuerza expansiva de los derechos fundamentales, ha
establecido que ese derecho no sólo abarca la seguridad personal sino también el
derecho a la seguridad jurídica de la persona; en ese orden, siguiendo los criterios
doctrinales, en su SC 287/1999-R, de 28 de octubre, ha señalado que la seguridad
jurídica: "es condición esencial para la vida y el desenvolvimiento de las naciones y
de los individuos que la integran. Representa la garantía de la aplicación objetiva de la
ley, de tal modo que los individuos saben en cada momento cuáles son sus derechos y
sus obligaciones, sin que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los gobernantes
pueda causarles perjuicio" ; partiendo de ese concepto, en su SC 095/2001, de 21 de
diciembre, este Tribunal ha sostenido que: "es deber del Estado proveer seguridad
jurídica a los ciudadanos asegurando a todas las personas el efectivo ejercicio de sus
derechos fundamentales y garantías constitucionales proclamados por la Constitución,
los tratados, convenios y convenciones suscritos y ratificados por el Estado como
parte del bloque de constitucionalidad, así como las leyes ordinarias".

El art. 7 inc. j) de la CPE consagra el derecho fundamental a una remuneración justa,


derecho de carácter social, que consiste en la potestad y facultad que tiene toda
persona a recibir una retribución o contraprestación justa por el trabajo realizado, en
función al desgaste de energía física, psíquica y mental desplegada en la labor
encomendada por su empleador o la persona que hace uso de sus servicios personales,
de manera que le asegure para sí y su familia una existencia digna del ser humano.
Con relación al derecho a la justa remuneración, este Tribunal, en su SC 1612/2003-
R, de 10 de noviembre, ha señalado que: "consiste en la potestad o facultad que tiene
toda persona de recibir una retribución o contraprestación adecuada conforme al
trabajo desarrollado, es decir, un salario equitativo e igual por trabajo de igual valor";
y respecto a los alcances del derecho consagrado por el art. 7 inc. j) de la CPE, este
Tribunal, en su SC 070/2005-R, de 28 de enero, ha señalado que: "dicho precepto, al
referirse a "remuneración", engloba a todos los emolumentos que percibe una persona,
sea en su condición de trabajador activo o pasivo, como es el caso, pues -además- la
renta de jubilación o vejez constituye un derecho que el trabajador ha adquirido por
toda su vida de prestación de servicios".

Finalmente, el art. 7 inc. k) de la CPE, consagra el derecho fundamental a la seguridad


social que consiste en la potestad o capacidad de toda persona para acceder a los
sistemas de protección y resguardo de su vida y salud física y mental; su seguridad
económica, vivienda, descanso y la protección de su núcleo familiar; cobertura a
345 José Luis Paredes Oblitas

contingencias inmediatas y mediatas; vale decir, las coberturas de salud preventiva y


curativa, coberturas de riesgos profesionales y accidentes de trabajo; rentas de
invalidez, de vejez, de derechohabientes, y las demás asignaciones familiares.

Sometidas a juicio de constitucionalidad las normas previstas por el Decreto Supremo


impugnado, contrastando con las normas constitucionales antes referidas, este
Tribunal considera ciertas las denuncias planteadas por el recurrente respecto a la
infracción de las normas previstas por el art. 7 incs. a), j) y k) de la CPE; conforme se
detalla a continuación:

1° Las normas previstas por el Decreto Supremo impugnado, al establecer un tope


máximo al monto de las rentas en curso de pago y en curso de adquisición, fijando
dicho monto en la suma de Bs8.000.-mensual, ha establecido una limitación al
ejercicio del derecho a la renta de vejez de las personas aseguradas, como titulares o
beneficiarios, al anterior sistema de seguro social obligatorio de largo plazo, un
derecho que, como bien se tiene expresado en los FJ III.1.1, III.1.2 y III.1.3, emerge
de los derechos fundamentales a la seguridad social y a una remuneración justa; lo
que significa que, la disposición legal impugnada ha establecido un límite al ejercicio
de estos derechos fundamentales infringiendo el principio de la reserva legal
proclamado por el art. 7, primer párrafo, de la CPE, el que, como se tiene referido
precedentemente, impide imponer limitaciones al ejercicio de los derechos
fundamentales mediante disposiciones legales que no sean leyes de naturaleza formal
y material; por lo tanto, al ser un Decreto Supremo el que ha establecido los límites al
ejercicio de los derechos referidos, la disposición legal impugnada es incompatible
con la norma prevista por el art. 7, primer párrafo, de la CPE que proclama el
principio de reserva legal por él proclamado. Con ello, la disposición legal impugnada
también lesiona indirectamente las normas previstas por el art. 7 incs. j) y k) que
consagran los derechos fundamentales a una remuneración justa y a la seguridad
social, toda vez que los limita en su ejercicio sin resguardar el principio de la reserva
legal.

De otro lado, cabe señalar que la disposición legal impugnada al establecer un tope
máximo al monto de las rentas en curso de pago y en curso de adquisición,
indirectamente contradice la norma prevista por el art. 81 del CSS, con lo cual vulnera
el principio de la jerarquía normativa proclamado por el art. 228 de la CPE.

2° Con relación a los alegatos formulados por el personero legal del órgano emisor de
la disposición legal impugnada, cuando sostiene que la misma tiene como su base de
sustento legal en las normas previstas por el art. 57 de la LP que ha transferido la
obligación del pago de las rentas en curso de pago y en curso de adquisición al TGN;
de un lado y, de otro, en las normas previstas por los arts. 81 del CSS que establece
topes superiores e inferiores en el salario para el cálculo de las prestación en dinero, y
el art. 82 del mismo Código que prevé que la revisión de los cálculos se efectuará
cuantas veces sea necesario; asimismo expresa como fundamento el que dicha
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 346

disposición responde a los principio de justicia social que tienden a asegurar a todos
los habitantes una existencia digna del ser humano; cabe señalar lo siguiente: a) si
bien es cierto que, dada la naturaleza jurídica del anterior sistema de seguro social
obligatorio de largo plazo, estructurado sobre la base del sistema de reparto común,
podría resultar necesario establecer topes máximos a las rentas a pagarse para
procurar, en el marco del principio de solidaridad sobre el que se estructura el régimen
de seguridad social, para que todos los asegurados tengan acceso al pago de las rentas
en un monto razonable; no es menos cierto que, al constituir una limitación al
ejercicio de los derechos a una remuneración justa y a la seguridad social, dichos
topes deben ser establecidos mediante una Ley de la República; b) la norma prevista
por el art. 81 del CSS establece un límite máximo al salario del trabajador sobre el que
se efectuará cálculo de la prestación en dinero, ello significa que para establecer el
salario promedio sobre el cual se calculará el monto de la renta de vejez, el legislador
ha previsto un límite máximo fijado, al promulgarse el referido Código, en la suma de
Bs6.000.- diarios o Bs180.000.- mensuales y, en la proporción del 30% por las sumas
excedentes; tomando en cuenta la variación del valor adquisitivo de la moneda
nacional en función a la devaluación, el propio legislador ha previsto, en el art. 82 del
CSS, la revisión de los cálculos establecidos en el art. 81 del mismo cuerpo legal
cuantas veces se consideren necesarios; claro está que esos cálculos, conforme prevé
el art. 165 del Reglamento del Código de seguridad social, deben efectuarse sobre la
base de un estudio técnico actuarial que establezca el tope compatible con el
equilibrio financiero de los regímenes afectados. Empero, corresponde aclarar que las
normas legales previstas por el Código de seguridad social, invocadas por el
Presidente de la República como fundamento del Decreto Supremo impugnado, han
previsto un límite máximo en los salarios sobre cuyo promedio debe calcularse la
renta a cancelarse al asegurado

o sus beneficiarios, de ninguna manera han previsto un tope al monto de la renta a


pagarse, como lo hace la disposición legal impugnada; y c) si el Poder Ejecutivo
consideró que al haberse transferido la obligación de cancelar las rentas en curso de
pago y en curso de adquisición al TGN, que los salarios promedio sobre los cuales se
calcularon o calcularán las prestaciones, es decir, las rentas que se vienen pagando y
se pagarán, no responden a los límites previstos por el Código de seguridad social con
lo que se pone en riesgo el equilibrio financiero de los regímenes afectados, debió
haber procedido al estudio matemático actuarial necesario y sobre dicha base
establecer los nuevos montos del salario máximo sobre el cual deben calcularse las
prestaciones en dinero; sin embargo, no obró de esa forma, al contrario, mediante la
disposición legal impugnada estableció una limitación al ejercicio de los derechos a
una remuneración justa y a la seguridad social fijando un tope máximo a las rentas en
curso de pago y en curso de adquisición.

3° Conforme acredita la fundamentación de motivos del Decreto Supremo impugnado


y los alegatos expuestos por el Presidente de la República ante este Tribunal, la
347 José Luis Paredes Oblitas

disposición legal impugnada tiene su sustento en la política de austeridad asumida por


el Poder Ejecutivo, así como en una incorrecta interpretación y aplicación de las
normas previstas por los arts. 57 de la LP, 81 y 82 del CSS; disposiciones legales que
no han sido correctamente interpretadas, por lo mismo no han sido aplicadas con
objetividad; en consecuencia, el Decreto Supremo impugnado infringe el derecho a la
seguridad jurídica consagrado por el art. 7 inc. a) de la CPE; toda vez que, como se
tiene ya referido, el art. 81 del CSS prevé un límite al salario sobre el cual debe
efectuarse el cálculo de la prestación en dinero, no establece límite a la renta en curso
de pago o en curso de adquisición".

"III.4.4. La supuesta infracción de las normas previstas por los arts. 157, 158 y 162 de
la CPE

El recurrente ha denunciado que la disposición impugnada infringe las normas


previstas por el art. 157 de la CPE. Dicha disposición constitucional de carácter
programática, al tiempo de proclamar que el trabajo y el capital gozan de la protección
del Estado, remite a la legislación ordinaria la regulación de las relaciones obrero-
patronales, particularmente los referidos a los regímenes de contratos, salarios,
jornadas de trabajo y descanso, beneficios sociales y protección al trabajador;
asimismo, establece la obligación del Estado a crear condiciones de acceso a la
ocupación laboral, la estabilidad en el trabajo y la remuneración justas; se entiende
que dicha legislación propenderá a la protección de los derechos sociales y culturales
de los trabajadores; esa legislación está expresada básicamente por la Ley General del
Trabajo, el Código de seguridad social y la Ley de Pensiones.

Efectuada la contrastación del Decreto Supremo impugnado con las normas previstas
en la disposición constitucional descrita no se encuentra contradicción alguna, por lo
tanto no existe incompatibilidad entre las normas previstas por el Decreto Supremo
impugnado con las de la disposición constitucional examinada, ya que no desconoce
de manera alguna la protección de la que gozan el trabajo y el capital; tampoco
desconoce la remisión legislativa prevista respecto a la regulación de los regímenes
emergentes de las relaciones obrero-patronales.

De otro lado, el recurrente también denuncia la infracción de lo previsto por el art.


158 de la CPE, que impone al Estado la obligación de defender y proteger al capital
humano del Estado, creando las condiciones necesarias para que las personas puedan
gozar efectivamente de su derecho a la seguridad social, a través de coberturas a las
contingencias inmediatas, como la salud, y a las contingencias mediatas como el
régimen de seguro social obligatorio de largo plazo; para ese efecto, la disposición
constitucional transcrita establece los principios sobre los cuales deberán organizarse
los regímenes de seguridad social, describiendo las coberturas que deben brindar
dichos regímenes; se trata pues de una norma constitucional de naturaleza
programática a ser desarrollada por el legislador e implementada por el Poder
Ejecutivo.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 348

Efectuada la respectiva contrastación del Decreto Supremo impugnado con las normas
previstas por el art. 158 de la CPE, este Tribunal no encuentra una directa
contradicción ni incompatibilidad entre ambas, toda vez que aquel no desconoce el
deber del Estado de proteger al capital humano, ya que no ha suprimido las rentas de
vejez en curso de pago o en curso de adquisición, tampoco ha desconocido los
principios sobre los cuales deben configurarse los regímenes de la seguridad social,
como son la universalidad, solidaridad, unidad de gestión, economía, oportunidad y
eficacia, al contrario, según refieren los alegatos del personero legal del órgano
emisor de la disposición legal impugnada, la finalidad que persigue el Decreto
Supremo es resguardar el principio de la igualdad y justicia social entre los
asegurados al anterior sistema de seguro social obligatorio de largo plazo; finalmente
no desconoce los ámbitos de cobertura del seguro social definidos por la norma
constitucional.

Asimismo, el recurrente denuncia la infracción de las normas previstas por el art. 162
de la CPE, disposición constitucional que, de un lado, define la naturaleza jurídica de
las disposiciones sociales como de orden público, y establece la excepción al principio
de la irretroactividad de la ley, disponiendo el carácter retroactivo de las leyes sociales
y laborales en los casos en los que así determine expresamente la ley; y, de otro,
consagra garantías constitucionales normativas para proteger los derechos sociales de
los trabajadores frente a los empleadores, determinando la irrenunciabilidad de los
derechos y beneficios sociales de los trabajadores como una garantía frente a
eventuales actos o hechos fraudulentos de los empleadores, tomando en cuenta la
situación vulnerable en que se encuentran éstos frente a los empleadores o patronos,
de manera que, no por la necesidad de trabajo y empleo que tengan los trabajadores,
puedan aceptar condiciones de trabajo fuera del marco contemplado en el
ordenamiento jurídico, es decir, renunciando a sus beneficios sociales y otros
derechos que les reconocen la Constitución y las leyes.

Efectuado el juicio de constitucionalidad de la disposición legal impugnada


contrastándola con las normas constitucionales previstas por el art. 162 de la CPE,
este Tribunal no encuentra contradicción alguna, toda vez que el Decreto Supremo no
desconoce el carácter de orden público que tienen las disposiciones sociales, ni la
posibilidad de una aplicación retroactiva de las disposiciones sociales en los casos en
los que así se determinen expresamente en la misma ley; tampoco constituye una
acción gubernamental encaminada a obligar al sector pasivo a renunciar a sus
beneficios sociales, pues no se han suprimido las rentas de vejez en curso de pago o
en curso de adquisición, lo que ha sucedido es que el Gobierno ha establecido un tope
máximo al monto de las rentas, aunque de manera errónea vulnerando el principio de
la reserva legal y de la seguridad jurídica, tal como se tiene ya referido
precedentemente; empero, el hecho de poner un tope máximo al monto de la renta de
vejez a pagarse no constituye de manera alguna una imposición de renuncia a los
beneficios sociales de los trabajadores; como erróneamente considera el recurrente".
349 José Luis Paredes Oblitas

"III.4.5. La supuesta infracción de las normas previstas por el art. 229 de la CPE

Finalmente, el recurrente ha denunciado la infracción del art. 229 de la CPE,


disposición constitucional que establece una garantía inalterabilidad del núcleo
esencial de los derechos fundamentales y garantías constitucionales consagrados en la
Constitución Política del Estado; lo que implica que además de la reversa legal, la
Constitución Política del Estado establece una limitación al alcance de las leyes que
podría dictar el Legislativo para desarrollar los derechos fundamentales y establecer
sus límites, las que no podrán alterar el sentido mismo de los derechos fundamentales
consagrados por el texto constitucional, sólo podrían establecer los límites
estrictamente necesarios sin desnaturalizarlos o desconfigurar el núcleo esencial del
derecho.

En el caso presente, la disposición legal impugnada, si bien es cierto que establece


límites al ejercicio de los derechos fundamentales a una remuneración justa y a la
seguridad social, infringiendo el principio de la reserva legal proclamado por el art. 7,
primer párrafo, de la CPE, no es menos cierto que no elimina el núcleo esencial de los
referidos derechos, por lo mismo no los desnaturaliza ni desconfigura; en
consecuencia, el Decreto Supremo impugnado no es incompatible con el art. 229 de la
CPE como sostiene el recurrente.

De los fundamentos expuestos, se concluye que el DS 27427 infringe las normas


previstas por los arts. 7, primer párrafo e incs. a), j) y k), así como la prevista por el
art. 228 de la CPE, por lo mismo es incompatible con dichas normas constitucionales
y con los principios de la reserva legal, de la jerarquía normativa y la seguridad
jurídica, así como con los derechos fundamentales a una remuneración justa y a la
seguridad social consagrados por las citadas normas constitucionales, por lo que debe
declararse su inconstitucionalidad con los efectos previstos por el art. 58.II de la LTC.
De otro lado, también se concluye que la disposición legal impugnada no contradice
ni infringe las normas previstas por los arts. 1.II, 34, 35, 157, 158, 162 y 229 de la
CPE."

Con relación a los efectos de la referida SC 0051/2005, se estableció:

"Dada la naturaleza jurídica del modelo de control de constitucionalidad adoptado en


Bolivia, el Constituyente ha previsto que los efectos de la sentencia que declare la
inconstitucionalidad de las disposiciones legales sólo serán para lo venidero, no tienen
efecto retroactivo; así se infiere de la norma prevista por el art. 121.III de la CPE, por
cuyo mandato: "La sentencia de inconstitucionalidad no afectará a sentencias
anteriores que tengan calidad de cosa juzgada", norma que tiene su fundamento el
resguardo del principio de seguridad jurídica. Este Tribunal, haciendo una
interpretación de dicha norma constitucional, ha entendido que ese efecto también es
extensible al ámbito administrativo, por lo que la declaración de inconstitucionalidad
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 350

no afectará a los actos administrativos firmes en los que se hubiese aplicado la


disposición legal declarada de inconstitucional.

En el marco del fundamento jurídico referido, este Tribunal advierte que la presente
Sentencia sólo tendrá su efecto a partir de su notificación para adelante, lo que
significa que no podrán revisarse los actos administrativos adoptados sobre la base de
la disposición legal impugnada y declarada como inconstitucional."

III.2. En consecuencia, al existir ya un pronunciamiento expresado que declara la


inconstitucionalidad de la disposición legal impugnada con efecto erga omnes, no
corresponde ingresar nuevamente a otro análisis sobre la cuestionada
inconstitucionalidad dado que la Resolución aludida de conformidad a lo establecido
por el art. 58.II de la LTC, prescribe que "La sentencia que declare la
inconstitucionalidad de la norma legal impugnada, tendrá efecto abrogatorio de la
misma", consiguientemente, los efectos, la norma impugnada ya no forma parte del
ordenamiento jurídico de la República.

PETICIONES

LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA TIENE SEIS MESES PARA


RESPONDER A LAS PETICIONES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0994/2006-R Sucre, 9 de octubre de 2006 En ese


sentido, la SC 1483/2004-R, de 14 de septiembre ha establecido: "El recurrente
manifiesta que presentó continuos reclamos en forma verbal dada su humilde
condición, a las que no respondieron las sucesivas autoridades, hasta que el 22 de
enero del presente año solicitó por escrito el cumplimiento del compromiso adquirido
con su persona, petición que no fue respondida; a ese respecto es necesario establecer
que las normas previstas por el art. 17 de la Ley de Procedimiento Administrativo
(LPA), disponen la obligación que tiene la administración de responder en todos los
procedimientos, cualquiera sea su forma de iniciación, otorgando además plazo de
seis meses para la emisión de la resolución; es decir que en el caso denunciado, el
plazo para que la autoridad recurrida dé respuesta a la solicitud del recurrente todavía
se encontraba vigente a tiempo dé la presentación del presente recurso, una vez
concluido, de persistir la falta de respuesta, el recurrente podrá aplicar las reglas del
silencio administrativo y deducir los recursos que considere pertinentes, de acuerdo
con las normas del citado art. 17 de la LPA; de ello se infiere que aún existe la vía
administrativa para el reclamo de los derechos del recurrente, haciendo aplicable la
subregla establecida por la SC 1337/2003-R, que estableció la improcedencia del
recurso de amparo por subsidiariedad´(...) 2) b) cuando se utilizó un medio de defensa
útil y procedente para la defensa de un derecho, pero en su trámite el mismo no se
agotó, estando al momento de la interposición y tramitación del amparo, pendiente de
resolución (...)´".
351 José Luis Paredes Oblitas

PLIEGO DE CARGO

SI UNA PERSONA HA EMITIDO AUTODECLARACIÓN JURADA


QUE HA GENERADO UN PLIEGO DE CARGO, NO PUEDE LUEGO
INTERPONER DEMANDA CONTENCIONSA TRIBUTARIA
CONTRA AQUEL

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0031/2003 Sucre, 1 de abril de 2003

III.1. A través del AC 202/2000-CA de 17 de octubre, el Tribunal Constitucional


interpretó que luego de la reforma constitucional de 1994, la garantía del art. 31 de la
Constitución no excluye a las resoluciones judiciales del marco de aplicación del
recurso directo de nulidad, y se constituye en una garantía de aplicación general
contra todos los "...actos de los que usurpen funciones que no les competen así como
los actos de los que ejerzan jurisdicción o potestad que no emane de la Ley", tal como
expresa el art. 31 CPE, entendiendo de lo señalado que la previsión contenida en el
art. 79.II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC) no limita sino que más bien
amplía los alcances de este recurso, al añadir expresamente que "También procede
contra las resoluciones dictadas o actos realizados por autoridad judicial que esté
suspendida de sus funciones o hubiere cesado", por consiguiente, se establece la
competencia de este Tribunal para conocer el fondo del asunto planteado.

En ese contexto, corresponde determinar si la autoridad judicial demandada tiene


competencia para dictar el Auto de 24 de septiembre de 2002 por el que admite la
demanda contencioso-tributaria interpuesta por Aerosur S.A., contra la Dirección
Regional GRACO Santa Cruz del SIN, y ordena la paralización de la ejecución
coactiva del Pliego de Cargo 79-17/2002 de 14 de mayo de 2002.

III.2. El art. 157 LOJ fija la competencia de los jueces en materia administrativa,
coactiva, fiscal y tributaria, disponiendo en su inciso b).1) que tienen la atribución de
"conocer y decidir, en primera instancia, de los procesos contencioso-tributarios por
demandas originadas en los actos que determinen tributos y, en general, de las
relaciones jurídicas emergentes de la aplicación de leyes tributarias". De lo anterior,
se concluye que el Juez recurrido tiene jurisdicción y competencia para conocer en
general todo proceso contencioso-tributario.

Sin embargo, su competencia para un caso concreto se abre cuando concurren los
requisitos señalados por ley. Al respecto, el art. 174 CTb señala que serán susceptibles
del proceso contencioso tributario los actos de la Administración por los que se
determine tributos o se apliquen sanciones, siempre que la parte interesada no haya
utilizado el recurso administrativo de revocatoria.

Al respecto, la SC 32/2002 de 2 de abril dictada por este Tribunal ha establecido que


el procedimiento previsto por los arts. 174 y siguientes (proceso contencioso-
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 352

tributario), "...es aplicable a los casos en que el contribuyente no esté de acuerdo con
la determinación por parte de la Administración sobre el tributo o las multas que se le
pretenden cobrar", y que ..."tiene por finalidad obtener una resolución por la cual se
determine la obligatoriedad y cuantía de un monto que el contribuyente debe pagar a
favor del Estado, pudiendo tratarse del tributo mismo o de una multa y otros recargos.
Consecuentemente, cuando es el propio contribuyente que, mediante un acto
voluntario reconoce la existencia de una deuda que debe satisfacer hacia el fisco, ya
no es necesaria la realización de proceso alguno, porque -se reitera- el mismo
obligado ha declarado, bajo juramento, que existe cierto monto que debe por concepto
de impuestos".

"En conclusión, la declaración jurada es un acto que manifiesta el saber y la voluntad


de cumplir una obligación. Si la declaración es aceptada por la Administración,
constituye una obligación líquida (pues ya está fijado el monto que se tendría que
pagar) y exigible (porque se ha presentado una vez realizado el hecho generador)...",
las mismas que no pueden ser modificadas ni anuladas por ninguna autoridad
administrativa o jurisdiccional conforme expresa el art. 305 CTb, estando su cobro
directo a cargo de la Administración Tributaria, la cual por disposición del art. 304.3)
CTb tiene potestad para iniciar y sustanciar la acción coactiva hasta el cobro total de
los adeudos tributarios, de acuerdo al procedimiento indicado en el Título del referido
Código.

III.3. El precedente jurisprudencial transcrito es aplicable a la problemática planteada,


porque en este caso, Aerosur S.A. ha determinado el tributo que adeuda a través de la
presentación de las autodeclaraciones juradas respectivas, las que al no merecer
ninguna observación por la Administración Tributaria, adquirieron la calidad de
firmes, líquidas y exigibles, correspondiendo en consecuencia su cobro coactivo, sin
dar lugar a ningún tipo de impugnación ni por la vía judicial ni por la vía
administrativa, pues los montos reconocidos por la empresa son los que han servido
de base para la emisión del Pliego de Cargo de 14 de mayo de 2002 y el Auto
Intimatorio, que Aerosur S.A. pretende ilegalmente impugnar a través de un proceso
contencioso tributario, el cual sólo hubiera sido viable si hubiese existido una
verificación que origine una determinación de oficio de adeudos tributarios por la
Administración Tributaria, lo que no se da en la especie.

III.4. Por todo lo explicado, la autoridad demandada ha actuado sin jurisdicción ni


competencia al admitir el proceso contencioso tributario incoado por Aerosur S.A., a
través del auto de 24 de septiembre de 2002, el cual cae en la nulidad prevista por el
art. 31 CPE, toda vez que el Pliego de Cargo impugnado en el proceso contencioso
tributario, deviene de las autodeclaraciones juradas presentadas a Graco Santa Cruz,
que no fueron pagadas como correspondía, y que al haber sido aceptadas por la
353 José Luis Paredes Oblitas

Administración Tributaria sin ninguna observación ni modificación en sus montos,


adquirieron la calidad de firmes, líquidas y exigibles.

III.5. Que, debido a que la demanda principal no refirió de manera expresa al juzgador
que el cobro coactivo intentado devenía de una declaración jurada no observada por la
Administración Tributaria, y por lo tanto, el asunto estaba en su fase de cobranza
coactiva, corresponde eximir al recurrido de responsabilidad por error excusable.

PLIEGO DE CARGO

PLIEGO DE CARGO Y DEMANDA CONTENCIOSO TRIBUTARIA


CONTRA EL MISMO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0053/2003 Sucre, 11 de junio de 2003

III.1. Conforme establecen los arts. 120.6ª CPE y 79 de la Ley del Tribunal
Constitucional (LTC), el recurso directo de nulidad procede contra todo acto o
resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra los actos
de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la Ley. En ese orden, en el
caso sometido a examen, cábele al Tribunal Constitucional determinar si el Pliego de
Cargo 04/2002 de 23 de enero de 2002 fue dictado por GRACO - La Paz con
jurisdicción y competencia.

III.2. El art. 174 CTb establece que los actos de la Administración por los que se
determine tributos o se apliquen sanciones pueden impugnarse por quien tenga un
interés legal, dentro del término perentorio de quince días computables a partir del día
y hora de su notificación al interesado, hasta la misma hora del día de vencimiento del
plazo, por una de las siguientes vías a opción del interesado: 1) Recurso de
Revocatoria ante la autoridad que dictó la Resolución. Cuando éste haya sido
rechazado se interpondrá ante la instancia jerárquica superior de la misma
Administración; 2) Acción ante la autoridad jurisdiccional, que se sustanciará con
arreglo a lo dispuesto en el Procedimiento Contencioso- Tributario establecido en el
Título VI de ese Código. La elección de una vía importa renuncia de la otra.

El art. 182 CTb crea la jurisdicción contencioso-tributaria para el conocimiento de


todas las demandas que se interpongan con ocasión de los actos de la administración o
de los distintos entes de derecho público por los cuales se determinen tributos en
general así como de las relaciones jurídicas emergentes de la aplicación de las leyes,
decretos y normas tributarias en general.

De acuerdo al art. 306 del mismo Código, el Pliego de Cargo es título suficiente para
iniciar la acción coactiva, el que se acompañará del respectivo Auto Intimatorio que
librará el ente administrativo a través de su máxima autoridad en cada jurisdicción.
Conforme al mismo, se emplazará al deudor para que dentro del plazo de tres días de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 354

la notificación cancele la suma correspondiente al tributo adeudado, su actualización,


intereses, multas, bajo conminatoria de aplicarse las medidas precautorias pertinentes.

III.3. En el caso de autos, el Pliego de Cargo 04/2002 fue emitido el 23 de enero de


2002, antes que la demanda contencioso tributaria incoada en 18 de enero de ese año
por "Berthin Amengual y Asociados" S.R.L., sea admitida por el Juez Administrativo,
Coactivo, Fiscal y Tributario, que dispuso tal admisión en 25 de enero de 2002, siendo
notificado el SIN tanto con la demanda como con el Auto admisorio después de esa
fecha, por lo que respondió en 4 de marzo de la citada gestión.

En consecuencia, al momento de emitir el Pliego de Cargo 04/2002 de 23 de enero de


2002, GRACO-La Paz tenía competencia para hacerlo ya que transcurrieron los
quince días desde la notificación al deudor de tributos con la RD 025/2001 de 31 de
diciembre de 2000, que se realizó en 4 de enero de 2000 (fs. 13), pero aconteció que
la interposición de la demanda contencioso tributaria, planteada dentro de término, no
le fue notificada sino después de haber librado el Pliego ahora objetado.

Conforme al art. 231 CTb, la presentación de la demanda ante el Juez en materia


Administrativa (según la modificación introducida por el art. 157-B)-1 de la Ley de
Organización Judicial), determina la suspensión de la ejecución del acto, resolución o
procedimiento impugnados.

Entonces, la RD 025/2001 de 31 de diciembre de 2001, que tiene como instrumento


para la cobranza coactiva del monto allí consignado al Pliego de Cargo 04/2002 de 23
de enero de 2002, no puede ser efectivizada en tanto no se dilucide en estrados
judiciales el proceso contencioso tributario instaurado por el recurrente, o sea que el
Pliego de Cargo, dictado por un "error excusable" como lo ha sostenido la propia
autoridad recurrida, tampoco será ejecutado, pues tiene su sustento en una Resolución
Determinativa objetada en la vía jurisdiccional.

De lo dicho se concluye que, tomando en consideración la naturaleza y el fin del


recurso directo de nulidad, no se puede por esta vía declarar la nulidad del Pliego de
Cargo impugnado por falta de competencia, dado que se tiene evidencia que fue
emitido cuando GRACO-La Paz contaba con competencia al efecto, toda vez que -se
reitera- no tenía conocimiento oficial de la demanda contencioso tributaria, la cual, en
esa fecha, aún no fue admitida.

Sin embargo, ello no significa que el tantas veces mencionado Pliego de Cargo tenga
valor y eficacia jurídica, y menos que este Tribunal avale su emisión, sino que el
mismo debe necesariamente ser dejado sin efecto por la instancia correspondiente, ya
que todo Pliego de Cargo debe obedecer al incumplimiento de pago oportuno del
monto señalado en la Resolución Determinativa respectiva, que en este caso está
cuestionada.
355 José Luis Paredes Oblitas

III.4. En lo concerniente a la actuación de la Contraloría General de la República, se


constata que la misma se redujo a registrar el adeudo -que aún no cuenta con
resolución ejecutoriada para su cobro-que "Berthin Amengual y Asociados" S.R.L.
tendría frente a GRACO-La Paz, aspecto que está respaldado por el art. 45 del DS
23215, que dispone que para efectos de control gubernamental externo posterior la
Contraloría General de la República recibirá de las unidades jurídicas de las entidades
públicas informes al 30 de marzo, 31 de julio y 30 de noviembre dando cuenta del
inicio, estado, problemas principales y finalización de los procesos administrativos,
requerimientos de pago, acciones judiciales a su cargo y otros que sean pertinentes.

Por ende, la Contraloría -que no es la Institución que emitió el Pliego de Cargo


impugnado por el actor- simplemente cumplió con una atribución y obligación que la
ley le impone, en mérito de lo que, al momento de dejarse sin efecto el Pliego de
Cargo 04/2002 -como se ha indicado que debe forzosamente ocurrir- se deberá dar
aviso a la entidad de control gubernamental a fin de que lo retire de su base de datos,
para no acarrear perjuicios posteriores a la empresa demandante.

PODER JUDICIAL

PROCEDIMIENTO APLICABLE A RECURSOS DE REVOCATORIA


Y JERÁRQUICOS EN LA CARRERA ADMINISTRATIVA DEL
PODER JUDICIAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1295/2006-R Sucre, 18 de diciembre de 2006 El


art. 61 del Reglamento de Carrera Administrativa del Poder Judicial, referido a los
procedimientos de los recursos de revisión y revocatoria contra las decisiones
relativas al ingreso, evaluación del desempeño, promoción y cesación de funciones de
los funcionarios administrativos, establece que: "Los recursos señalados
precedentemente, se sujetarán a los plazos, términos, condiciones y requisitos
previstos en el reglamento específico".

Sin embargo, en dicho Reglamento Específico (fs. 58 a 130) no se prevé la regulación


de los plazos y términos a computarse en ese tipo de recursos, por lo que corresponde
determinar cuál es el instrumento legal reglamentario aplicable al efecto. A ese fin, se
tiene el Reglamento de la Responsabilidad por la Función Pública (DS 23318-A, de 3
de noviembre de 1992) que es el que el recurrente sugiere, se debe aplicar para el
cómputo de los plazos de los recursos de revocatoria y jerárquico que interpuso ante
el Pleno del Consejo de la Judicatura, impugnando el Acuerdo 340/2005 y la RA
001/2006, pronunciadas por el Pleno y por los Gerentes General y de Recursos
Humanos de esa institución, relacionados con la institucionalización de cargos. El
citado Reglamento en su art. 2 señala que sus disposiciones se aplican exclusivamente
al dictamen y a la determinación de la responsabilidad por la función pública, de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 356

manera independiente y sin perjuicio de las normas legales que regulan las relaciones
de orden laboral. Norma que permite colegir que el Reglamento de la Responsabilidad
por la Función Pública no es aplicable a los recursos de revocatoria y jerárquicos que
impugnan decisiones relativas al ingreso, evaluación del desempeño, promoción y
cesación de funciones de funcionarios administrativos del Poder Judicial.

Por otra parte, y con relación a lo afirmado por las autoridades recurridas, se cuenta
con la Ley de Procedimiento Administrativo. El objeto de esta Ley, a decir de su art. 1
de la LPA es:

a) Establecer las normas que regulan la actividad administrativa y el procedimiento


administrativo del sector público; b) hacer efectivo el ejercicio del derecho de petición
ante la Administración Pública; c) regular la impugnación de actuaciones
administrativas que afecten derechos subjetivos o intereses legítimos de los
administrados; y, d) regular procedimientos especiales.

Objeto que como se tiene anotado, se remite básicamente a regular los trámites
administrativos del sector público y el ejercicio del derecho de petición ante la
Administración Pública, lo que conduce a concluir, que esta Ley tampoco es
pertinente para los mencionados recursos de revocatoria y jerárquicos.

Finalmente, se tiene el DS 26319, de 15 de septiembre de 2001, que conforme al art.


67 del Estatuto del Funcionario Público (EFP), aprobado por Ley 2027, de 27 de
octubre de 1997 -que fue modificada por Ley 2104, de 21 de julio de 2000- establece
el procedimiento administrativo para la sustanciación de los recursos de revocatoria y
jerárquicos a que hacen referencia los arts. 65 a 67 del EFP; y teniendo en cuenta que
el Estatuto del Funcionario Público se extiende a todos los servidores públicos que
presten servicios en relación de dependencia con cualquier organismo del Estado, y
que si bien admite la existencia y aplicación de una normativa propia de las entidades
previstas en su art. 3.III del EFP, ésta debe sujetarse al marco legal establecido por el
Estatuto del Funcionario Público, lo que implica que se aplicarán supletoriamente las
normas de dicho Estatuto a las materias no reguladas por tal normativa especial, como
acontece en el presente caso. Por lo que este Tribunal, establece que la norma
aplicable al procedimiento de los citados recursos de revocatoria y jerárquicos,
constituye el DS 26319. Desde esa perspectiva, corresponde examinar el primer punto
formulado por el recurrente en los Fundamentos Jurídicos.

III.2. Caso analizado: Primer aspecto impugnado por el recurrente

El recurrente aduce por una parte, que los Consejeros de la Judicatura no habrían
resuelto en los plazos de ley los recursos de revocatoria y jerárquico que interpuso
contra el Acuerdo 340/2005, y la RA 001/2006, pronunciados por el Pleno del
Consejo de la Judicatura y por los Gerentes General y de Recursos Humanos de dicha
institución, respectivamente.
357 José Luis Paredes Oblitas

Una vez que se determinó aplicar el procedimiento que prevé el DS 26319 a los
recursos de revocatoria y jerárquicos previstos por el Reglamento de Carrera
Administrativa del Poder Judicial, con relación al recurso de revocatoria que planteó
el recurrente el 8 de febrero de 2006, a tenor del art. 31 de dicho Decreto Supremo, el
plazo de ocho días para emitir pronunciamiento, se encuentra vencido, y de acuerdo a
lo dispuesto por el parágrafo tercero del art. 31 del DS 26319 citado, la resolución se
la tendrá por denegada cuando vencido el plazo no se la dicte, de manera que el
recurrente podía haber interpuesto el correspondiente recurso jerárquico y al haber
acudido directamente a la vía tutelar del presente recurso, que es subsidiario de esta
otra vía de reclamo que tenía expedita el recurrente, se debe denegar la tutela
impetrada.

POLICÍA

LOS TRIBUNALES DE LA POLICÍA PARA SANCIONAR


POLICÍAS DEBEN ESTAR CONSTITUIDOS POR ABOGADOS, DE
OTRO MODO SE LESIONA EL DERECHO AL JUEZ NATURAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1730/2003 - R Sucre, 28 de noviembre de 2003

III.2.2 Ahora bien, en el ámbito disciplinario de la Policía Nacional, al ser de carácter


sancionatorio, al adoptar la configuración procesal de los procesos disciplinarios se
han previsto normas específicas en el Reglamento de Disciplina y Sanciones de la
Policía Nacional para resguardar la garantía o derecho al debido proceso. En ese
orden, cabe referir que, conforme a las normas previstas por los arts. 20, 32-b, 33-a,
34 y 74 y siguientes del citado Reglamento, el proceso disciplinario está constituido
por un conjunto de actuaciones procesales; así en un primer momento el Tribunal
Disciplinario Sumariante investiga el hecho que constituye una falta, en esa tarea
puede acumular los indicios y suficientes elementos de juicio, en cuyo caso dictará
Auto de Procesamiento, que constituye la base sobre la que -en la etapa del plenario y
en primera instancia- el Tribunal Disciplinario Departamental procesa y puede dictar
fallo condenatorio en contra de los Jefes, Oficiales, Suboficiales, Clases y Policías de
línea y de servicio, resolución que puede ser impugnada en recurso de apelación que
será conocido y resuelto por el Tribunal Disciplinario Superior. Con relación a la
composición del Tribunal Disciplinario Departamental, en el marco del derecho al
juez natural del procesado, la norma prevista por el art. 29 RDSPN establece que el
mismo estará compuesto por un Presidente, un Fiscal (Abogado), cuatro vocales, un
Auditor (abogado), que tengan el grado de Coronel o Teniente Coronel y el secretario
(abogado) que sea oficial.

En el caso que motiva la interposición del presente amparo, el Tribunal Disciplinario


Departamental de La Paz, dictó la Resolución 02/2003 de 7 de abril, por la que
condenó al recurrente con el pase a la situación de disponibilidad de la Letra "B" y
con dos años de pérdida de antigüedad, Resolución que fue suscrita por un Presidente,
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 358

cinco Vocales y un Secretario, lo que implica que ese Tribunal no estuvo constituido
conforme manda la norma prevista por art. 29 RDSPN, pues además de contar con
mayor número de vocales que el establecido, no conformó el mismo un fiscal, un
auditor y un secretario que tengan el título de abogado, como lo reconocieron
expresamente en su informe los recurridos, quienes justificaron esa omisión porque
existirían pocos abogados con ese grado y lo hicieron así para evitar retardación de
justicia.

Cuando como en la especie se ha constituido un Tribunal Disciplinario de la Policía


Nacional en forma contraria a la norma, se lesiona la garantía al debido proceso del
procesado, en cuanto corresponde a su derecho al juez natural, por cuanto la
Resolución final ha sido dictada por un Tribunal que en su formación y constitución
es ilegal y en tal circunstancia, dicho Tribunal no abre su competencia y sus miembros
dejan de ser independientes e imparciales. Esa irregularidad procesal, correspondió
ser corregida por los miembros del Tribunal Disciplinario Superior de la Policía
Nacional recurridos, quienes conocieron de esa falta grave en el recurso de apelación
que planteó el recurrente contra la Resolución condenatoria emitida por el Tribunal
Disciplinario Departamental; sin embargo, de ello omitiendo considerar ese aspecto
de tan relevante importancia, a través de la Resolución 105/2003 de 18 de junio,
confirmaron la Resolución anterior, con lo que convalidaron la ilegal conformación y
constitución del Tribunal Disciplinario Departamental y como consecuencia,

lesionaron la garantía al debido proceso y el derecho al Juez natural del recurrente, lo


que amerita la protección demandada en este amparo, como en una situación similar a
la presente lo reconoció este Tribunal en SC 820/2003-R, en la que también se otorgó
la protección demandada. Empero, cabe aclarar que en cuanto a los alcances de la
tutela que debe brindarse al recurrente, no corresponde a la jurisdicción constitucional
anular la resolución dictada por el Tribunal Disciplinario Departamental, máxime
cuando sus integrantes no han sido recurridos, pues esa tarea corresponde al Tribunal
Disciplinario Superior que oficia de Tribunal de Alzada.

Que, en consecuencia el Tribunal del recurso, al haber declarado procedente el


amparo, ha dado una correcta aplicación al art. 19 CPE.

PRESTACION VIAL

LAS LEYES QUE DETERMINARON LA PRESTACIÓN VIAL SE


HALLAN VIGENTES Y NO PUEDEN SER ABROGADAS POR
DECRETOS SUPREMOS.
359 José Luis Paredes Oblitas

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0037/2003 Sucre, 09 de abril de 2003 Que, el


recurrente denuncia la vulneración de los principios de reserva legal y de legalidad
consagrados en los arts. 26 y 27 CPE, denunciando que los mismos han sido
vulnerados por el recurrido pues dando una indebida aplicación a los ilegales Decreto
Supremo 21320 de 3 de julio de 1986 y Resolución Prefectural 220/2001 de 27 de
abril de 2001, instruyó a la empresa donde trabajan para que por planilla se les
descuente de su haber por concepto de Prestación Vial, sin que este impuesto hubiera
sido creado por el Poder Legislativo. En consecuencia, corresponde dilucidar si tales
extremos son evidentes y si la Prestación Vial cuestionada lesiona derechos
fundamentales de los recurrentes.

III.1 Que, el recurso contra tributos y otras cargas públicas, conforme establece el art.
68 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), procede contra toda disposición legal
que cree, modifique o suprima un tributo, impuesto, tasa, patente, derecho o
contribución de cualquier clase o naturaleza, que hubiere sido establecida sin observar
las disposiciones de la Constitución Política del Estado.

Que dicho recurso, ha sido creado en resguardo de la previsión constitucional


contenida en el art. 59-2) CPE que señala entre las atribuciones del Poder Legislativo,
el imponer contribuciones de cualquier clase o naturaleza, suprimir las existentes y
determinar su carácter nacional, departamental o universitario, así como decretar los
gastos fiscales, a iniciativa del Poder Ejecutivo.

III.2 Que, respecto a la creación e imposición del Decreto Supremo 21320 de 3 de


julio de 1986 y la Resolución Prefectural 220/2001 de 27 de abril de 2001, este
Tribunal ya se ha pronunciado mediante la SC 50/2002 de 12 de junio, en la cual ha
realizado un examen de sus disposiciones habiendo declarado su inaplicabilidad con
los fundamentos que se trascriben in extenso a continuación:

"V.2 Acudiendo a la doctrina, el término "contribución" en su acepción fiscal es la


cuota "en metálico o en especie, y en alguna oportunidad las prestaciones personales,
que se imponen para atender necesidades del Estado, de las provincias o de los
municipios". Se emplea como sinónimo de impuesto, tributo, subsidio y gabela.
(Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual de Guillermo Cabanellas, Tomo II, pág.
361). Por otra parte, los servicios o prestaciones personales se entienden como una
"Contribución de hecho, a modo de trabajo forzoso, aunque ocasional, para realizar
una obra o servicio de bien general" o como "un impuesto personal" (Diccionario
Enciclopédico de Derecho Usual de Guillermo Cabanellas, Tomo VI, pág. 385).
Consiguientemente, la prestación vial constituye una contribución cuyo cobro si bien
está señalado en dinero, tiene la particularidad de que su cumplimiento puede hacerse
en dinero o en servicios personales, contando entre sus características la
unilateralidad, la generalidad y la coacción además de reglamentar su tasa o monto,
base de cálculo, sujeto pasivo, infracciones y sanciones, situación que determina
claramente que se encuentra dentro de las "contribuciones de cualquier clase o
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 360

naturaleza" a que se refiere el art. 59.2 de la Constitución, las que necesariamente


deben ser impuestas mediante una Ley formal dictada por el Poder Legislativo."

"V.3. Es precisamente en ese contexto doctrinal y jurídico que la prestación vial fue
creada por Ley de 16 de octubre de 1880, norma que fue sustituida por la Ley de 2 de
diciembre de 1904, que a su vez fue derogada por la Ley de 9 de diciembre de 1905,
la que fue puesta en vigencia nuevamente por Ley de 16 de diciembre de 1907."

"V.4. La mencionada Ley de 9 de diciembre de 1907 determina que la prestación vial


es obligatoria para todos los varones mayores de 18 años y menores de 60,
exceptuándose a los que tengan impedimento físico para el trabajo. Será exigible
mediante un padrón, señalando la autoridad, las épocas, plazos y sitios en que deban
prestar sus servicios los habitantes, no mayores a tres leguas de distancia de su
domicilio. Los remisos serán compelidos a llenar su obligación bajo apremio,
penándoseles con dos días de trabajo ó su equivalente en dinero. Esta ley fue
complementada por Ley de 29 de noviembre de 1913, que prohíbe el pago en efectivo
a los indígenas, debiendo éstos prestar sus servicios personalmente o mediante
sustituto. Asimismo, por Ley de 4 de diciembre de 1941 se crea la Dirección General
de Vialidad, que en virtud al art. 5-m) de dicha disposición legal, se encarga de la
cobranza de la prestación vial en dinero o en trabajo. El Decreto Ley 0072 de 29 de
marzo de 1944 eleva el impuesto de prestación vial a Bs40 de esa época, sin recargo
alguno, siendo el trabajo personal de cuatro días útiles. Por último, a través del
Decreto Ley 0081 de 31 de marzo de 1944, se establece que el boleto de prestación
vial formará parte de la documentación personal del contribuyente, quien deberá
presentarlo previamente para ser atendido en las oficinas públicas nacionales,
departamentales o municipales, quienes deberán exigirle su exhibición bajo pena de
desacato a la ley."

"V.5. Por otra parte, corresponde aclarar que existe una profusa legislación
pronunciada respecto a la prestación vial conformada por un sinnúmero de Decretos
Supremos y Resoluciones Supremas que sin tomar en cuenta la jerarquía normativa
establecida por el orden constitucional modificaron las normas citadas, y lo que es
más, el Decreto Supremo de 27 de abril de 1937 "derogó" la Ley de 9 de diciembre de
1905, determinación que no puede ser tomada en cuenta dado que una Ley sólo puede
ser derogada o sustituida por otra de igual jerarquía. En este entendido, toda esta
normativa no puede ser tomada en cuenta, ya que la prestación vial al ser una
contribución, sólo puede ser modificada por una Ley expresa pronunciada por el
Poder Legislativo, ya sea en cuanto a la edad de los obligados, los días trabajados, el
monto a cobrarse, su destino, la entidad recaudadora y administradora y las sanciones,
para recién en base a ello proceder a su reglamentación mediante una disposición
legal inferior."

"V.6. Por lo señalado, el marco normativo vigente sobre la prestación vial se


encuentra conformado por la Ley de 9 de diciembre de 1905, complementada por las
361 José Luis Paredes Oblitas

Leyes de 29 de noviembre de 1913 y 25 de noviembre de 1931 y con las


modificaciones introducidas por la Ley de 4 de diciembre de 1941, Decreto Ley 0072
de 29 de marzo de 1944 y Decreto Ley 0081 de 31 de marzo de 1944, y establecen
que la prestación vial: a) Es obligatoria para los varones mayores de 18 años y
menores de 60, excepto los que tengan impedimento físico para el trabajo. b)
Corresponde a cuatro días de trabajo a una distancia que no exceda de tres leguas del
domicilio de los obligados, ó su equivalente en dinero a 40 bolivianos antiguos, sin
recargo alguno, prohibiéndose el pago de la prestación vial en efectivo a la raza
indígena, la que prestará sus servicios personalmente o mediante sustitutos. c) El
boleto de prestación vial otorgado por esta contribución, formará parte de los
documentos personales del contribuyente y las oficinas públicas nacionales,
departamentales o municipales atenderán al interesado previa su exhibición, bajo
sanción de desacato a la ley. d) El destino de la prestación es para la construcción,
mejora y terminación de caminos, puentes y calles. e) Encarga a la Dirección General
de Vialidad de la cobranza del impuesto de prestación vial en dinero o en trabajo y su
forzosa inversión dentro de los respectivos distritos contribuyentes." "(...) VI.1. Que,
de lo anterior se constata que en total contradicción con las Leyes vigentes en materia
de prestación vial, el Decreto Supremo 21320 de 3 de julio de 1986, emitido por el
Poder Ejecutivo, expresa en su artículo primero que todos los habitantes y estantes de
la República mayores de 21 años y menores de 60, cualquiera fuere su condición,
excepto los imposibilitados físicamente para el trabajo y los excluidos expresamente
por decreto supremo 4781 de 20 de mayo de 1964, están obligados a partir de la fecha
al pago anual por prestación vial por un monto equivalente a tres (3) días del salario
mínimo nacional vigente al día de la cancelación. La mencionada contribución puede
pagarse en dinero o en servicios personales consistentes en tres días de trabajo en
obras de construcción, reparación o conservación de los caminos de la República bajo
la dirección y control de personal responsable del Servicio Nacional de Caminos.
Asimismo, señala las formas de pago de la prestación vial, los agentes de retención,
recaudadores, plazos, cobro coercitivo, multas, sanciones y el destino exclusivo de los
fondos recaudados con esa contribución al mantenimiento y mejoramiento de la red
vial nacional."

"VI.2. Que, en consecuencia, el Poder Ejecutivo, a través del Decreto Supremo 21320
ha intentado modificar la Ley de 9 de diciembre de 1905, complementada por las
Leyes de 29 de noviembre de 1913 y 25 de noviembre de 1931 y con las
modificaciones introducidas por la Ley de 4 de diciembre de 1941, Decreto Ley 0072
de 29 de marzo de 1944 y Decreto Ley 0081 de 31 de marzo de 1944, referentes a la
prestación vial, en cuanto a la edad, excepciones, tiempo de trabajo y administración
de los fondos, ignorando que cualquier modificación debe hacérsela mediante Ley
expresa y no a través de un Decreto Supremo. Por consiguiente, al dictar el DS 21320
ha quebrantado la jerarquía normativa consagrada por el art. 228 de la CPE, así como
la expresa atribución del Poder Legislativo contenida en el art. 59-2) del texto
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 362

constitucional, situación que determina la inaplicabilidad de la norma impugnada, con


relación al caso concreto."

"VI.3. Que, en cuanto a la Resolución Prefectural 220 de 27 de abril de 2001 se tiene


que la misma fue pronunciada con el objeto de dar estricto cumplimiento al Decreto
Supremo 21320 impugnado, por lo que en su calidad de norma conexa, también
resulta inaplicable."

III.3 Que sin mayor análisis, dichos fundamentos en su vertiente doctrinal como legal,
se recogen en la presente sentencia, dado que el supuesto planteado en el recurso que
ahora se resuelve en cuanto a la imposición de las mismas disposiciones es idéntico al
que se planteó en la Sentencia citada, de modo que dando aplicación al art. 44 LTC, y
por lo mismo, en cumplimiento del principio de vinculatoriedad que rige a las
resoluciones dictadas por la jurisdicción constitucional, corresponde aplicar el mismo
razonamiento contenido en la citada Sentencia Constitucional, vale decir, declarar la
inaplicabilidad del Decreto Supremo 21320 de 3 de julio de 1986 y la Resolución
Prefectural 220/2001 de 27 de abril de 2001.

PRINCIPIO DE INFORMALISMO

PRINCIPIO DE FAVORABILIDAD.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0512/2003-R Sucre, 16 de abril de 2003

III.5. En el caso de autos, en virtud del principio de "informalismo" del Derecho


Administrativo (junto con los de oficialidad y eficacia) -que excusa al administrado de
la observancia de las exigencias formales no esenciales- ambos recurridos, buscando
favorecer al recurrente para que ejerza su derecho de impugnación, corrigieron las
evidentes equivocaciones formales del recurrente, admitiendo un recurso denominado
equivocadamente "apelación", en errónea aplicación del Reglamento del municipio de
Villazón, cuando la primera vez que se interpuso se trataba de un recurso de
revocatoria y la segunda vez, de un recurso jerárquico, procediendo en ambos casos a
dictar resolución. De esta manera, suplieron la confusión en que incurrió el recurrente
a tiempo de utilizar los recursos de impugnación, al entender en forma equívoca que
el proceso interno debía estar regido al Reglamento Interno del municipio de Villazón,
y no al DS 23318-A y al DS 26237 que lo modifica, no obstante haber sido advertido
desde el inicio que estas últimas eran las normas a las que se regía el trámite.

De lo expuesto se establece que las autoridades recurridas no cometieron ningún acto


ilegal contra el recurrente, sino que sometieron sus actos a derecho, por lo que el
Tribunal de amparo procedió en forma correcta al declarar improcedente el recurso
planteado.

PRINCIPIO DE INFORMALISMO
363 José Luis Paredes Oblitas

EL PRINCIPIO DEL INFORMALISMO Y FAVORABILIDAD EN


MATERIA ADMINISTRATIVA PROCESAL. SI EL PERJUDICADO
PRESENTA UN RECURSO SIN CALIFICARLO O MENCIONAR
QUE RECURSO ES, LA AUTORIDAD TIENE EL DEBE
PROCESARLO E INCLUSO ENCAUZARLO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0642/2003-R Sucre, 8 de mayo de 2003 Que, los


arts. 23 y 24 del DS 23318-A, modificados por el art. 11 del DS 26327 (marco
normativo aplicable al presente caso, como se manifestó en el punto III.1. de la
presente Sentencia), establecen que cuando un servidor público se encuentre afectado
con la resolución emitida por el sumariante, la impugnará a través del recurso de
revocatoria que será presentado ante la misma autoridad sumariante, quien deberá
pronunciar una nueva resolución ratificando o revocando la primera; en su caso y
posteriormente podrá plantear el recurso jerárquico.

Que, de lo manifestado por el recurrente en su demanda, así como por el informe de la


autoridad recurrida y en audiencia, se evidencia que en el presente caso, la resolución
de destitución pronunciada por el sumariante fue impugnada por el recurrente a la
máxima autoridad ejecutiva (recurrido) a través del recurso de apelación, no habiendo
interpuesto adecuadamente el recurso de revocatoria y posteriormente el jerárquico, si
fuere factible.

Que, si bien el recurrente no planteó el recurso correcto de revocatoria y en su caso el


jerárquico, ha presentado "recurso de apelación", impugnación que de acuerdo al
principio de informalismo, viene siendo tramitada por la autoridad recurrida, estando
pendiente de resolución.

Que, el principio de informalismo consiste en la excusación de la observancia de


exigencias formales no esenciales y que pueden cumplirse después, por ejemplo la
errónea calificación del recurso (Juan Francisco Linares, Derecho Administrativo,
Editorial Astrea, pág. 348); la excusación referida, debe ser interpretada siempre a
favor del interesado o administrado, pues traduce la regla jurídica in dubio pro
actione, o sea, de la interpretación mas favorable al ejercicio al derecho a la acción,
para asegurar, más allá de las dificultades de índole formal, una decisión sobre el
fondo de la cuestión objeto del procedimiento. Por consiguiente en virtud a ese
principio de informalismo, la autoridad administrativa podrá interpretar el recurso no
de acuerdo a la letra del escrito, sino conforme a la intención del recurrente,
corrigiendo equivocaciones formales de los administrados (Roberto Dromi, El
Procedimiento Administrativo y Derecho Administrativo, ambos Ediciones Ciudad
Argentina, págs. 78-79 y 846, respectivamente).

Que, en coherencia al principio de informalismo, se tiene al principio de


favorabilidad, entendido por este Tribunal en SC 136/2003-R, en sentido de que "... el
intérprete está obligado a optar por aquel entendimiento interpretativo que desarrolle
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 364

de mejor forma y con la mayor efectividad, los derechos, principios y valores que
consagran el orden constitucional"; de acuerdo al sentido de ambos principios
(informalismo y favorabilidad), con la finalidad de garantizar el debido proceso y
derecho de defensa del administrado o de quien se encuentra siendo procesado, el
ordenamiento administrativo permite a la autoridad administrativa realizar una
interpretación favorable al procesado, corrigiendo esas equivocaciones formales en las
que incurrió quien está siendo administrado.

Que, a su vez, este Tribunal con la facultad interpretativa que le reconoce el art. 4 de
la Ley 1836, en una situación similar a la presente entendió:

"... que el recurrente actuó sin asesoramiento profesional, por error o precipitación.
Que habiéndose presentado el recurso en tiempo hábil, corresponde al órgano
pertinente conocer y resolver en el fondo la reclamación planteada; teniendo en cuenta
que la segunda instancia, cuando corresponde, es un derecho reconocido en nuestra
legislación y de manera universal. Que procede el recurso de Amparo para corregir
errores u omisiones que no puedan ser corregidos mediante recursos ordinarios y
siempre que no haya otro medio o recurso para la protección inmediata de sus
derechos y garantías como lo establece la jurisprudencia nacional", Auto
Constitucional 286/1999-R, de 28 de octubre.

Que, igualmente en SC 512/2003-R, de 16 de abril, expresó:

"... la garantía del debido proceso no está instituida para salvaguardar el ritualismo
procesal, sino para garantizar que el mismo se desarrolle revestido de las garantías
esenciales ... en virtud del principio de "informalismo" del Derecho Administrativo
(junto con los de oficiliadad y eficacia) -que excusa al administrado de la observancia
de las exigencias formales no esenciales- ...".

Que, por consiguiente, la impugnación del recurrente bien puede ser reconducida por
la autoridad administrativa correspondiente, en el marco del principio de
informalismo referido.

Que el Tribunal del Recurso al haber declarado procedente el Recurso, ha hecho una
correcta evaluación del caso en análisis, así como ha dado una cabal aplicación del art.
19 CPE.

PRINCIPIO DE INFORMALISMO

MÁS HALLA DEL NOMBRE EMPLEADO POR EL RECURRENTE


EN SU IMPUGNACIÓN, DEBE IMPRIMIRSE EL TRAMITE LEGAL
DEL RECURSO QUE CORRESPONDA. POR PRIMACÍA DE ESTE
PRINCIPIO.
365 José Luis Paredes Oblitas

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0764/2003- R Sucre, 6 de junio de 2003

III.3.2 En el marco de la nueva normativa referida, si bien es cierto que el procesado,


hoy recurrente, presentó recurso de apelación mediante memorial de 16 de noviembre
de 2002 (fs. 77 - 78), aplicando el principio de la informalidad que caracteriza a los
procesos administrativos, el sumariante debió imprimir el trámite de rigor
correspondiente al recurso de revocatoria pronunciando la respectiva resolución
ratificando o revocando la resolución impugnada. Conforme ha establecido este
Tribunal en su jurisprudencia, en el marco del principio de la informalidad, más allá
del nombre formal del recurso empleado por el recurrente, debe interpretarse la
intención que tuvo de impugnar la resolución administrativa sancionatoria, por lo
mismo debe concederse y tramitarse el recurso que corresponda conforme a la
normativa vigente que regula los procesos disciplinarios administrativos. Al no haber
obrado de esa forma, el co-recurrido sumariante ha lesionado la garantía del debido
proceso del recurrente, en sus elementos del derecho a la defensa y el derecho de
recurrir del fallo ante el Juez o Tribunal superior, consagrados por los arts. 16 de la
Constitución y 8.2.d), e) y h) del Pacto de San José de Costa Rica. La situación se
agrava más aún, porque el co-recurrido sumariante concede el recurso de apelación y
remite ante un Tribunal de Apelación, que conforme a las normas antes referidas, no
tiene existencia jurídica, por lo mismo no es Juez o Tribunal natural, exigencia de la
garantía del debido proceso. Lo que hace procedente el recurso.

PRINCIPIO DE INFORMALISMO

EL INFORMALISMO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO


PERMITE LA PRESENTACIÓN DE RECURSOS SIN LA EXACTA
DENOMINACIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0022/2004 -R Sucre, 7 de enero de 2004


III.4Evidentemente los recurrentes fueron destituidos de su cargo sin una
fundamentación debida, puesto que a todos protege la inamovilidad funcionaria y la
prohibición de discrecionalidad de los cargos previstas por las normas de los arts. 75.I
LM y 44.I EFP, contra éstas determinaciones, los recurrentes hicieron valer sus
derechos en las instancias administrativas, pero alegando en su defensa recursos con
denominación diferentes a la prevista por ley, aspectos que son subsanables en base al
principio de informalismo que rige la materia, por lo que al haber agotado las vías que
tenían y al verificarse los actos ilegales que fueron objeto al ser destituidos de sus
cargos, el amparo se hace procedente.

PRINCIPIO DE INFORMALISMO

EL INFORMALISMO DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTATIVO


SE APLICA A LOS PROCESOS INTERNOS DE LOS ENTES
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 366

PUBLICOS Y NO A LOS PROCESOS EXTERNOS COMO POR


EJEMPLO UNA LICITACIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0177/2004-R Sucre, 4 de febrero de 2004

III.1 Con carácter previo, a resolver la problemática planteada y conforme a las líneas
jurisprudenciales sentadas por este Tribunal Constitucional, corresponde establecer si
el principio de informalismo es aplicable a cualquier tipo de proceso administrativo.

A ese fin, corresponde precisar, que si bien el principio de informalismo implica que
la errónea denominación de un recurso, no vicia ni enerva la petición, puesto que el
recurso tendrá la denominación correspondiente a su naturaleza y no a la que
erróneamente le atribuyan las partes, debiendo la administración dar el trámite del
recurso promovido de acuerdo a la índole del mismo, corrigiendo equivocaciones
formales de los administrativos interpretando el recurso no de acuerdo a la letra del
escrito sino conforme a la intención del recurrente a quién se favorece, para evitar que
por defectos de forma se dejen de tramitar recursos erróneamente calificados; empero,
la amplia jurisprudencia de este Tribunal, establecida en SSCC 1070/2003-R,
764/2003-R, 642/2003-R, 512/2003-R, -entre otras-, ha señalado que el principio de
informalismo, se aplica en la tramitación de procesos administrativos internos,
inherentes a la responsabilidad administrativa del funcionario público que al interior
de una institución pública se encuentra procesado en la vía disciplinaria.

La línea jurisprudencial de referencia, no es aplicable ni asimilable a procesos


administrativos emergentes de una licitación para la realización de una obra pública,
cuyo procedimiento y trámite se encuentra expresamente regulado en las normas
contenidas por el DS 25964 de 21 de octubre de 2000

o Normas Básicas del Sistema de Administración de Bienes y Servicios, modificado


en algunos de sus artículos por el DS 26208 de 07 de junio de 2001, según los cuales
se cambia el recurso de revocatoria por el recurso de oposición y el recurso jerárquico
por el de impugnación, normativa legal que necesariamente, debe ser de conocimiento
de quienes participan en un proceso de licitación pública.

Conforme a las disposiciones legales citadas precedentemente, cuando una de las


partes del proceso de licitación, plantea equivocadamente un recurso en lugar de otro,
este Tribunal en SSCC 1143/2003-R, 18/2003-R, -entre otras-, ha establecido las
siguientes sub-reglas: a) la resolución de adjudicación dentro de un proceso de
licitación ya no puede ser cuestionada a través de un "recurso de revocatoria" sino por
medio de un "recurso de impugnación", b) cuando equivocadamente se plantea un
recurso de revocatoria para impugnar una resolución de adjudicación y no así un
recurso de impugnación, esa falla no constituye un mero error formal subsanable, sino
un error material insubsanable, no siendo aplicable el principio de informalismo y c)
la no interposición del recurso idóneo implica una negligencia y descuido del
367 José Luis Paredes Oblitas

recurrente, que no puede ser subsanada por la vía del amparo constitucional, porque,
no sustituye los medios o recursos que las leyes franquean a las personas para la
defensa de sus intereses.

III.2Por otra parte, corresponde, determinar si la recurrente impugnó o no las


resoluciones de adjudicación a través de los medios idóneos.

A este efecto, es preciso recordar, que el recurso de revocatoria ha sido modificado


por el recurso de oposición que procede contra la Resolución que aprueba el pliego de
condiciones; que el recurso jerárquico, ha sido modificado por el recurso de
impugnación, recurso que procede contra la Resolución que aprueba el informe de
calificación del Sobre "A" y la resolución de adjudicación; de donde resulta, que se ha
cambiado el "recurso de revocatoria por el de oposición" y el "recurso jerárquico por
el de impugnación", consecuentemente, no procede ningún recurso administrativo
durante el desarrollo, sustanciación y ejecución de un proceso de contratación, contra
actos que no sean los expresamente previstos, conforme señalan las normas
contenidas en los arts. 63, 73 y 80 del DS 25964 (modificados por el art. 2 del DS
26208) y lo dispuesto por el art. 3 del DS 26208.

En el caso que se examina, se tiene establecido, que dentro de la tramitación del


proceso de licitación para la contratación de pavimento rígido en las Avenidas "Las
Delicias" y "Uyuni", la ARPC emitió las RA 123/2003 y 124/2003 por las que
adjudicó las obras a la Empresa Constructora CIABOL Ltda., lo que motivó a la
Empresa Constructora "S & L Ingeniero" Ltda. -representada por la recurrente-, a
plantear equivocadamente un "recurso de revocatoria", sin tener en cuenta, que
conforme a la normativa aplicable, la resolución de adjudicación sólo se puede objetar
a través de un "recurso de impugnación". Consecuentemente, las autoridades
recurridas no han cometido acto ilegal alguno al haber emitido las Resoluciones
Prefecturales 270/2003 y 271/2003, por las que se rechazó los recursos de revocatoria,
aplicando correctamente la normativa vigente, y fundamentalmente, los arts. 2 y 3 del
DS 26208, cuyas normas han sido interpretadas por este Tribunal en las SSCC
1143/2003-R y 18/2003-R referidas; lo que hace inviable la protección demandada.

III.3 Respecto a la segunda problemática, relativa a que se habrían emitido las


Resoluciones Prefecturales 270/2003 y 271/2003 fuera de término legal, corresponde
realizarse las siguientes consideraciones.

Cuando en los procesos de licitación de obras públicas se ha emitido una resolución


de adjudicación, ésta puede ser objetada a través del recurso de impugnación -como se
manifestó anteriormente-, cuyo trámite está regulado por los arts. 81 (modificado en
alguna de sus partes por el art. 2 del DS 26208 referido) y 83 del DS 25964,
disposiciones legales que señalan el plazo de tres días, para la interposición del
recurso de impugnación, el que deberá ser presentado ante la autoridad que hubiese
dictado la resolución de adjudicación, autoridad que en el plazo de dos días elevará
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 368

antecedentes a la Máxima Autoridad Ejecutiva (MAE), la que recibidos los


antecedentes en el plazo máximo de cinco días hábiles (computables desde su
recepción), deberá dictar resolución.

En la especie, se evidencia que la ARPC dictó las Resoluciones de adjudicación


123/2003 y 124/2003, a cuya consecuencia, la recurrente en representación de la
Empresa Constructora "S & L Ingenieros" Ltda., el 24 de octubre de 2003, o sea,
dentro del plazo de tres días, planteó en ambos casos los recursos de revocatoria (no
de impugnación como correspondía), el mismo que junto a los demás antecedentes fue
elevado ante la MAE o Prefecto y Comandante del Departamento de Tarija el 06 de
noviembre de 2003 a horas 10:00, dando lugar al pronunciamiento de las
Resoluciones Prefecturales 270/2003 y 271/2003 de 13 de noviembre del mismo año,
por las que se rechazó los recursos. Dichas resoluciones (de rechazo) han sido
emitidas dentro del término de cinco días hábiles computables desde su recepción y
no fuera de plazo legal como equivocadamente se manifiesta en este recurso; teniendo
en cuenta, que "días hábiles" son los dias lunes a viernes, inclusive, por ser los
habilitados para las actuaciones ante las autoridades administrativas, salvando los
sábados, domingos y feriados; en consecuencia, tampoco es cierta la denuncia en
sentido de que las resoluciones impugnadas en este amparo habrían sido dictadas
fuera de término legal, otra razón más, que hace inviable la protección solicitada por
la recurrente.

PRINCIPIOS DEL DERECHO ADMINISTRATIVO

DEFINICIÓN

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0908/2005-R Sucre, 8 de agosto de 2005


III.2.Por otra parte, es necesario señalar que en la SC 1464/2004-R, de 13 de
septiembre, este Tribunal ha establecido, con referencia a algunos principios que rigen
la actividad de la administración, lo siguiente:

"III.1.1. El principio de legalidad en el ámbito administrativo, implica el sometimiento


de la Administración al derecho, para garantizar la situación jurídica de los
particulares frente a la actividad administrativa; en consecuencia, las autoridades
administrativas deben actuar en sujeción a la Constitución, a la ley y al derecho,
dentro de las facultades que les están atribuidas y de acuerdo a los fines que les fueron
conferidos. Este principio está reconocido en el art. 4 inc. c) de la Ley de
Procedimiento Administrativo (LPA) que señala: `La Administración Pública regirá
sus actos con sometimiento pleno a la ley, asegurando a los administrados el debido
proceso'; esto implica, además, que los actos de la Administración pueden ser objeto
de control judicial (vía contenciosa administrativa), como lo reconoce el art. 4 inc. i)
de la LPA, al establecer que `El Poder Judicial, controla la actividad de la
Administración Pública conforme a la Constitución Política del Estado y las normas
legales aplicables'.
369 José Luis Paredes Oblitas

Otro signo del principio de sometimiento de la administración al derecho está referido


a que la administración no puede sustraerse del procedimiento preestablecido, sino
que debe sujetar su actuación y el de las partes en su caso, a lo previsto en la norma
que regula el caso en cuestión. Conforme a esto, la Ley de Procedimiento
Administrativo en su art. 2 establece que: `I. La Administración Pública ajustará todas
sus actuaciones a las disposiciones de la presente Ley'.

III.1.2. Principio de la jerarquía de los actos administrativos. Se deriva del principio


de legalidad, y prescribe que ninguna disposición administrativa podrá vulnerar los
preceptos de otra norma de grado superior, principio que está recogido en el art. 4 inc.
h) de la LPA, cuando establece que: `La actividad y actuación administrativa y,
particularmente las facultades reglamentarias atribuidas por esta Ley, observarán la
jerarquía normativa establecida por la Constitución Política del Estado y las leyes'.

III.1.3. Principio de los límites a la discrecionalidad. La discrecionalidad se da cuando


el ordenamiento jurídico le otorga al funcionario un abanico de posibilidades,
pudiendo optar por la que estime más adecuada. En los casos de ejercicio de poderes
discrecionales, es la ley la que permite a la administración apreciar la oportunidad o
conveniencia del acto según los intereses públicos, sin predeterminar la actuación
precisa. De ahí que la potestad discrecional es más una libertad de elección entre
alternativas igualmente justas, según los intereses públicos, sin predeterminar cuál es
la situación del hecho. Esta discrecionalidad se diferencia de la potestad reglada (…)´.

Esta discrecionalidad tiene límites, pues siempre debe haber una adecuación a los
fines de la norma y el acto debe ser proporcional a los hechos o causa que los originó,
conformándose así, los principios de racionalidad, razonabilidad, justicia, equidad,
igualdad, proporcionalidad y finalidad. La Ley del Procedimiento Administrativo, en
el art. 4. inc. p), establece en forma expresa el principio de proporcionalidad, que
señala que `La Administración Pública actuará con sometimiento a los fines
establecidos en la presente Ley y utilizará los medios adecuados para su
cumplimiento'.

III.1.4. Principio de buena fe. Junto al principio de legalidad, singular importancia


tiene el principio de buena fe, reconocido en el art. 4 inc. e) de la LPA, que establece
que `en la relación de los particulares con la Administración Pública se presume el
principio de buena fe. La confianza, la cooperación y la lealtad en la actuación de los
servidores públicos y de los ciudadanos, orientarán el procedimiento administrativo´.
Este principio ha sido desarrollado por el Tribunal Constitucional en la SC 95/2001,
de 21 de diciembre, señalando que "…es la confianza expresada a los actos y
decisiones del Estado y el servidor público, así como a las actuaciones del particular
en las relaciones con las autoridades públicas. De manera que aplicado este principio a
las relaciones entre las autoridades públicas y los particulares, exige que la actividad
pública se realice en un clima de mutua confianza que permita a éstos mantener una
razonable certidumbre en torno a lo que hacen, según elementos de juicio obtenidos a
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 370

partir de decisiones y precedentes emanados de la propia administración, asimismo


certeza respecto a las decisiones o resoluciones obtenidas de las autoridades públicas".

III.1.5. Principio de presunción de legitimidad. Según este principio, las actuaciones


de la Administración Pública se presumen legítimas, salvo expresa declaración
judicial en contrario [art. 4 inc. g) de la LPA]). La presunción de legitimidad del acto
administrativo, como la ha establecido la Sentencia antes aludida, `…se funda en la
razonable suposición de que el acto responde y se ajusta a las normas previstas en el
ordenamiento jurídico vigente a tiempo de ser asumido el acto o dictada la resolución,
es decir, cuenta con todos los elementos necesarios para producir efectos jurídicos,
por lo que el acto administrativo es legítimo con relación a la Ley y válido con
relación a las consecuencias que pueda producir. La doctrina enseña que el
fundamento de la presunción de legitimidad radica en las garantías subjetivas y
objetivas que preceden a la emanación de los actos administrativos, que se manifiesta
en el procedimiento que se debe seguir para la formación del acto administrativo, que
debe observar las reglas del debido proceso…".

En cuanto al acto administrativo, su validez, nulidad y anulabilidad a que se refieren


los arts. 27, 32,

35 y 36 de la LPA, la citada Sentencia Constitucional, ha establecido que: "(…)tanto


la nulidad como la anulabilidad de los actos administrativos, sólo pueden ser
invocadas mediante la interposición de los recursos administrativos previstos en la ley
y dentro del plazo por ella establecido; en consecuencia, en virtud a los principios de
legalidad, presunción de legitimidad, y buena fe, no es posible que fuera de los
recursos y del término previsto por ley se anulen los actos administrativos, aún
cuando se aleguen errores de procedimiento cometidos por la propia administración,
pues la Ley, en defensa del particular, ha establecido expresamente los mecanismos
que se deben utilizar para corregir la equivocación; por ende, fuera del procedimiento
previsto y los recursos señalados por la ley, un mismo órgano no podrá anular su
propio acto administrativo (conocido en la doctrina como acto propio…"; aclarando
que lo señalado "es aplicable también para los casos de revocatoria, modificación o
sustitución de los actos administrativos propios que crean, reconoce o declaran un
derecho subjetivo, ya que éstos sólo pueden ser revocados cuando se utilizaron
oportunamente los recursos que franquea la ley, o cuando el acto beneficie al
administrado".

PROCEDMIENTO ADMINISTRATIVO

NATURALEZA DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO, SU


DIVISIÓN EN DOS PARTES, LA DISCIPLINARIA Y LA
CORRECTIVA. PROCEDIMIENTO QUE SE UTILIZA PARA QUE
EL FUNCIONARIO PUBLICO SE DEFIENDA CONTRA LA
371 José Luis Paredes Oblitas

ADMINISTRACION Y PROCEDIMIENTO PARA QUE SE


DEFIENDA EL ADMINISTRADO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0870/2004-R Sucre, 8 de junio de 2004 La


recurrente, solicita tutela a sus derechos a la seguridad jurídica y al debido proceso;
consagrados por las normas de los arts. 7 inc. a) y 16 de la CPE; denunciando que han
sido vulnerados por el recurrido, al haberle negado el recurso jerárquico interpuesto,
porque el procedimiento sancionador establecido en el capítulo VI -arts. 71 adelante-
de la LPA, es el mecanismo procesal que se debe utilizar para la tramitación del
proceso administrativo instaurado en su contra por la Autoridad Sumariante del
Gobierno Municipal de Cochabamba, ya que es una norma posterior, que ha derogado
tácitamente las normas previstas para esos trámites establecidas en los DDSS 23318-
A y 26237. En consecuencia, en revisión de la Resolución del Tribunal de amparo,
corresponde dilucidar si tales extremos son evidentes, si constituyen actos ilegales
lesivos de alguno de los derechos fundamentales de la recurrente; a fin de otorgar o
negar la tutela solicitada.

III.1.Al efecto, existiendo discrepancia de criterios sobre la normativa aplicable al


proceso administrativo que sustanció el recurrido en contra de la recurrente, resulta
necesario referirse al proceso administrativo sancionador, definiendo su naturaleza
jurídica, sus fines y alcances. Sobre el tema, este Tribunal ha desarrollado la doctrina
sobre la potestad administrativa sancionadora del Estado, así en su SC 757/2003-R, de
4 de junio, ha señalado lo siguiente: "(...) El Estado, en determinados supuestos,
otorga a la Administración Pública potestad sancionadora. El conjunto de normas que
regulan esa potestad, lo constituye el llamado Derecho Administrativo sancionador.
Esta potestad sancionadora, por los fines que persigue, se bifurca en dos: la
disciplinaria y la correctiva. La primera se dirige a proteger los propios intereses de la
Administración como organización (eficiencia, puntualidad, etc); sus sanciones están
dirigidas a sus funcionarios, así como a personas vinculadas a la Administración por
especiales deberes y relaciones jurídicas. La segunda, se dirige a imponer sanciones a
la generalidad de ciudadanos que pudieran transgredir los deberes jurídicos que las
normas les imponen como administrados. Este es el caso de las infracciones que
establece por ejemplo, el Código Tributario en su Título III, en el que se establecen
sanciones específicas para quienes incumplan los mandatos y prohibiciones
contenidos en la referida norma legal (Derecho administrativo penal). En estos
supuestos, la Administración tiene facultad para imponer sanciones, las que, en
algunos casos, tienen igual o mayor gravedad que las establecidas en el Código penal
(este es el caso de las multas), pero tal potestad no alcanza en ninguno de los casos, a
imponer la pena privativa de libertad, la cual está reservada al órgano judicial
correspondiente." (las negrillas son nuestras).

Dada la naturaleza jurídica de la potestad administrativa sancionadora disciplinaria, la


sustanciación del respectivo proceso se rige por una legislación y reglamentación
propias o específicas; así, en lo que concierne a la responsabilidad por la función
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 372

pública, el proceso administrativo sancionador se rige por las normas previstas por la
Ley de Administración y Control Gubernamentales (LSAFCO) y su Reglamentario
aprobado mediante el DS 23318-A, modificado por DS 26237; respecto a la potestad
sancionatoria correctiva también se rige por normas expresas para cada caso, por
ejemplo en materia municipal por las ordenanzas específicas, en materia tributaria por
el Código Tributario, sólo en ausencia de ellas se aplicarán de manera supletoria las
normas de la Ley de Procedimientos Administrativos, por expresa disposición del art.
80.II de esta Ley.

III.2.La conclusión referida precedentemente tiene su sustento jurídico en lo siguiente:

En primer lugar, las normas previstas por los arts. 43 y 44 de la CPE, disponen que
una ley especial establecerá los derechos y obligaciones de los funcionarios y
empleados de la administración. En ese marco, se ha sancionado y promulgado la Ley
del Estatuto del Funcionario Público, la que en sus normas prevé el régimen
disciplinario y de responsabilidad a la que están sujetos los servidores públicos;
asimismo, dispone expresamente, en la norma prevista por su art. 17, que: "El régimen
disciplinario define el tratamiento a las situaciones que contravienen el presente
Estatuto, el ordenamiento jurídico administrativo y las normas que regulan la
conducta funcionaria en cada entidad. Se rigen por lo dispuesto en el Régimen de
Responsabilidad por la función Pública regulado por la Ley N° 1178 de
Administración y Control Gubernamental y sus disposiciones reglamentarias" (las
negrillas son nuestras).

En segundo lugar, la LSAFCO en el capítulo correspondiente a la Responsabilidad


por la Función Pública, ha establecido que la responsabilidad puede ser
administrativa, ejecutiva, penal y civil. Con relación a la responsabilidad
administrativa, en su art. 29 define que se genera: "(...) cuando la acción u omisión
contraviene el ordenamiento jurídico-administrativo y las normas que regulan la
conducta funcionaria del servidor público. Se determinará por proceso interno de cada
entidad que tomará en cuenta los resultados de la auditoria si la hubiere. La autoridad
competente aplicará, según la gravedad de la falta, las sanciones de multa hasta un
veinte por ciento de la remuneración mensual; suspensión hasta una máximo de
treinta días; o destitución". Finalmente, en la norma prevista por su art. art. 45 dispone
que la reglamentación a la norma anteriormente expresada, será aprobada mediante
Decreto Supremo; por ello el Poder Ejecutivo, mediante DS 23318-A, ha aprobado y
puesto en vigencia el Reglamento de la Responsabilidad por la Función Pública la que
consigna las normas específicas que regulan la sustanciación de los procesos
administrativos disciplinarios para la determinación de la responsabilidad
administrativa o descartarla.

En tercer lugar, la norma prevista por el art. 174 de la Ley de Municipalidades (LM),
de manera expresa dispone lo siguiente: "Cuando se conozcan casos de
Responsabilidad Administrativa que involucren a servidores públicos municipales, el
373 José Luis Paredes Oblitas

procesamiento se llevará a cabo conforme a las disposiciones contempladas en el


Reglamento de la Responsabilidad por la Función Pública -la aprobada mediante DS
23218-A-" (las negrillas son nuestras).

Finalmente, la norma prevista por el art. 3.II.d) de la LPA, excluye de forma expresa
del ámbito de su aplicación "los Regímenes agrario, electoral y del sistema de control
gubernamental, que se regirán por sus propios procedimientos", de esto se comprende
que la exclusión se refiere al sistema de control gubernamental establecido por la
LSAFCO, que incluye el régimen de responsabilidad por la función pública.

Del análisis de las normas referidas se concluye que, las normas aplicables a los
procesos administrativos internos, que tienen por objeto establecer responsabilidad
administrativa por la función pública de los servidores públicos son las previstas por
el DS 23318-A modificado mediante el DS 26237, y no así las normas supletorias
establecidas para el procedimiento sancionador correctivo por la Ley de
Procedimiento Administrativo, como equivocadamente pretende la recurrente, ya que
las normas de esta última son de aplicación general en la relación de la administración
con sus administrados y no con sus servidores públicos; pues se reitera que, por
mandato expresa de la norma prevista por el art. 80.II de la LPA, el procedimiento
sancionador contenido en dicha Ley, tendrá carácter supletorio, lo que supone que
será aplicado sólo ante ausencia de una norma expresa en el Reglamento específico.

III.3.En el presente recurso, la recurrente pide la aplicación preferente de las normas


de la Ley del Procedimiento Administrativo, porque en su criterio fueron derogadas
en forma tácita las normas previstas por el DS 23318-A, en especial las del art. 22 y
de estas la establecida por el inc. d), que señala el plazo de tres días para la
presentación del recurso jerárquico, y por tanto se ordene al recurrido conceda el
recurso jerárquico planteado el 21 de enero contra la Resolución de 6 de enero y
negada el 6 y 9 de febrero. Dicha pretensión no es atendible por cuanto ha quedado
definido que la Ley de Procedimiento Administrativo y las normas del procedimiento
administrativo sancionador establecidas en ella, no son de aplicación al proceso
administrativo sancionador disciplinario abierto en su contra, ya que las normas a
aplicarse son las del DS 23318-A con sus modificaciones, por tanto el recurrido al
haber sustanciado el proceso administrativo en contra de la recurrente conforme a
estas normas, obró correctamente, no existiendo en ello vulneración al debido
proceso, ni a la seguridad jurídica como erróneamente sostiene la recurrente.

III.4.Con referencia a la aclaración del decreto de negación al recurso jerárquico,


realizada por el recurrido, se tiene que el error material en que incurrió el recurrido no
vulneró ningún derecho, ya que si bien negó el recurso planteado por la recurrente
señalando normas equivocadas, el fondo de la negación está plenamente justificado,
por tanto la aclaración efectuada no modifica en nada la situación jurídica de la
recurrente ni vulnera el derecho a la seguridad jurídica ni a la garantía del debido
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 374

proceso, ya que estos más bien fueron protegidos al establecer en debida forma la
norma que aplicó el recurrido para rechazar el recurso.

De lo expuesto se concluye que el recurrido, con la aplicación del DS 23318-A, no


vulneró el derecho a la seguridad jurídica ni la garantía del debido proceso,
reconocidos por las normas del art. 7 inc. a) y 16 de la CPE, porque este instrumento
legal contiene las normas que se deben aplicar a los procedimientos administrativos
internos de las entidades públicas en el procedimiento administrativo sancionador
disciplinario; por ello no corresponde otorgar la tutela solicitada.

En consecuencia el Tribunal de amparo, al haber declarado procedente el recurso, no


ha dado correcta y estricta aplicación al art. 19 de la CPE.

PROCESO ADMINISTRATIVO

DEFINICIÓN DE PROCESO ADMINISTRATIVO.

AUTO CONSTITUCIONAL 041/2004-CA Sucre, 22 de enero de 2004 En el caso


que nos ocupa, Rodolfo Guzmán Hurtado en representación de Ana María Gutiérrez
Ribera solicita al Director de Aduanas-Regional Santa Cruz y posteriormente al
Presidente Ejecutivo y Directorio de la Aduana Nacional, se promueva el recurso
indirecto o incidental de inconstitucionalidad demandando la inconstitucionalidad del
Decreto Supremo 26960 de 11 de marzo de 2003 y Decreto Supremo 27149 de 2 de
septiembre de 2003, art. 39, parte in fine, después de haber solicitado mediante
memorial de 2 de octubre de 2003, la nacionalización de los vehículos de propiedad
de su mandante acogiéndose a lo dispuesto por la Disposición Transitoria Tercera,
Num. V del Código Tributario, Ley 2492 de 2 de agosto de 2003, trámite
administrativo de nacionalización de sus vehículos, si es que así correspondiere, que
no constituye en estricto sensu un proceso administrativo, puesto que conforme lo
establece la doctrina, el proceso administrativo comprende todos los conflictos
jurídicos que se generan en ejercicio de la relación administrativa y que integran la
bilateralidad administración-administrados; en consecuencia, la norma jurídica de
derecho público genera una relación jurídica bilateral, en la que la administración
pública y administrado son partes intervinientes como sujetos titulares de derechos y
deberes recíprocos, pudiendo, ser actor o demandado el administrado o la
Administración pública, según la situación jurídica de que se trate, razón por la cual
los administrados, personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, pueden ser
accionantes en el proceso administrativo, cuando se les hubieren afectado sus
derechos subjetivos públicos, pretendiendo la anulación total o parcial de la
disposición administrativa impugnada, el restablecimiento o reconocimiento del
derecho vulnerado, desconocido o incumplido y el resarcimiento de los perjuicios
sufridos. (Roberto Dromi. Derecho Administrativo 6° ed. Ediciones Ciudad
Argentina, Buenos Aires, 1997 p. 909), en ese entendido, el incidente ha sido
solicitado sin la existencia de proceso administrativo alguno, por lo mismo no existe
375 José Luis Paredes Oblitas

una sentencia o resolución final pendiente ante la Dirección de Aduanas-Regional


Santa Cruz.

RECURSO JERARQUICO

EL RECURSO JERAQUICO EN PROCESOS ADMINISTRATIVOS


EN LA ALCALDÍA, DEBE SER PRESENTADO EN EL TERMINO DE
5 DÍAS Y NO DE DIEZ, PORQUE ASÍ LO DICE SU LEY
ESPECIAL. LA AUTORIDAD QUE RECEPCIONA EL RECURSO
CITADO, NO TIENE COMPETENCIA PARA PRONUNCIARSE
SOBRE EL TÉRMINO QUE FUE PRESENTADO, Y SU DEBER SE
CIRCUNSCRIBE A REMITIR ESTE JUNTO A LO OBRADO AL
SUPERIOR, EL CUAL PUEDE PRONUNCIARSE SOBRE LA
EXTEMPORANEIDAD DE SU PRESENTACION.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0045/2005 Sucre, 7 de julio de 2005 Ahora bien,


teniendo en cuenta el marco normativo referido precedentemente, se tiene que las
normas de la Ley de Procedimiento Administrativo son aplicables a los recursos
administrativos reconocidos por la Ley de Municipalidades, teniendo en cuenta las
normas contenidas en esta Ley, en ese ámbito si bien la Ley de Procedimiento
Administrativo establece un plazo de diez días para interponer el recurso jerárquico,
será de aplicación en procedimientos municipales lo dispuesto por el art. 141 de la
LM que establece un término más corto, es decir en el plazo de cinco días.

Por su parte, de la lectura concordada de los arts. 61 de la LPA y 55 del Reglamento


de Procedimiento Técnico Administrativo, se tiene que la autoridad competente para
resolver el recurso jerárquico tiene las siguientes opciones: a) puede confirmar total o
parcialmente la resolución impugnada; b) puede revocar total o parcialmente la
decisión; c) puede desestimar el recurso jerárquico en tres situaciones: si el recurso
fue interpuesto fuera de término, no cumplió las formalidades previstas o no cumplió
con el requisito de legitimación del administrado; o, d) puede anular obrados hasta el
vicio más antiguo.

De esto se concluye que si bien el recurso jerárquico debe ser presentado ante la
misma autoridad administrativa competente para resolver el recurso de revocatoria, su
facultad se limita a remitir el recurso y sus antecedentes en el plazo de tres días a la
autoridad superior que tiene atribución para resolver el recurso en una de las formas
identificadas precedentemente, sin que el inferior pueda compulsar la concurrencia o
no de los requisitos formales del recurso al no tener atribución emanada por ley para
tal efecto, la misma que no se halla contenida en el art 57 inc. b) del Reglamento de
Procedimiento Técnico Administrativo, como erradamente señala la autoridad
recurrida.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 376

III.3. En el caso de autos, de los antecedentes que informan el cuaderno procesal se


evidencia, que iniciado el procedimiento técnico administrativo contra la recurrente,
por RA 35/2004 de 7 de octubre, la autoridad demandada la sancionó a demoler un
área de construcción, así como al pago de una multa; decisión que mereció de parte de
la recurrente la interposición de recurso de revocatoria, que fue resuelto por RA
039/2004 de 22 de diciembre, que confirmó la resolución impugnada; es así que el 30
de diciembre de 2004, la parte recurrente interpuso recurso jerárquico, mereciendo la
RA A.L. 002/2005 de 14 de marzo, por la cual la autoridad recurrida declaró la
ejecutoria de la RA 039/2004 de 22 de diciembre de 2004, manteniendo firme y
subsistente lo resuelto en la RA 035/2004 de 7 de octubre de 2004, bajo el argumento
de que no presentó el recurso de conformidad al art. 53 del Reglamento de
Procedimiento Técnico Administrativo y dentro del plazo previsto.

Esto implica que una vez presentado el recurso jerárquico por parte de la recurrente, la
autoridad municipal demandada emitió la Resolución impugnada ingresando a
analizar aspectos formales del recurso interpuesto, cuando dicha función, conforme a
las normas mencionadas en el Fundamento Jurídico III.2 de la presente Resolución,
corresponde privativamente a la autoridad competente resolver el recurso jerárquico,
en el caso de autos al Alcalde Municipal de La Paz, consecuentemente, la autoridad
recurrida al emitir la RA A.L. 002/2005 de 14 de marzo, no ajustó su actuación a la
tramitación del recurso jerárquico usurpando funciones que no le competen; situación
que hace viable el recurso interpuesto.

RECURSOS ADMINISTRATIVOS

PROCEDIMIENTO ADMINISTATIVO DEL RECURSO DE


REVOCATORIA Y EL RECURSO JERARQUICO ANTE LA
SUPERINTENDENCIA GENERAL DEL SERVICIO CIVIL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0029/2003 Sucre, 2 de abril de 2003

III.1 Conforme establecen los arts. 120.6ª de la Constitución Política del Estado (CPE)
y 79 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), el recurso directo de nulidad
procede contra todo acto o resolución de quien usurpe funciones que no le competen,
así como contra los actos de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la
Ley. En ese orden, en el caso sometido a examen, corresponde al Tribunal
Constitucional determinar si la RA SSC/IRJ/062/2002 de 2 de diciembre de la pasada
gestión fue dictada por el Superintendente General del Servicio Civil con jurisdicción
y competencia.

III.2 El Estatuto del Funcionario Público, aprobado por Ley 2027 de 27 de octubre de
1999, vigente desde junio de 2001, en su art. 3 establece que el ámbito de aplicación
del mismo abarca a todos los servidores públicos que presten servicios en relación de
dependencia con cualquier entidad del Estado, independientemente de la fuente de su
377 José Luis Paredes Oblitas

remuneración. Servidor público es aquella persona individual, que


independientemente de su jerarquía y calidad, presta servicios en relación de
dependencia a una entidad sometida al ámbito de aplicación de dicho Estatuto; el
término de servidor público, a efectos de esa Ley, se refiere también a los dignatarios,
funcionarios y empleados públicos u otras personas que presten servicios en relación
de dependencia con entidades estatales cualquiera sea la fuente de su remuneración
(art. 4). El art. 5-d) conceptúa a los funcionarios de carrera como aquellos que forman
parte de la administración pública, cuya incorporación y permanencia se ajusta a las
disposiciones de la carrera administrativa.

De acuerdo al art. 48 EFP, la Superintendencia del Servicio Civil es una persona


jurídica de derecho público, con jurisdicción nacional y sede en La Paz, que ejerce sus
atribuciones con autonomía técnica, operativa y administrativa, bajo la tuición del
Ministerio de Hacienda, cuyo objetivo es supervisar el régimen y gestión de la carrera
administrativa en las entidades públicas comprendidas en el ámbito de aplicación del
Estatuto, velando por la aplicación de los principios de eficiencia y eficacia en la
función pública, el logro de resultado por la gestión, la dignidad y los derechos de los
servidores públicos. El Superintendente General del Servicio Civil, entre sus varias
atribuciones, conforme al art. 61-a) EFP, tiene la de conocer y resolver los recursos
jerárquicos planteados por aspirantes a funcionarios de carrera, o funcionarios de
carrera públicos, relativos a controversias sobre ingreso, promoción o retiro de la
función pública, o aquellos derivados de procesos disciplinarios, en el marco de dicho
Estatuto y las disposiciones reglamentarias aplicables.

El art. 62 EFP dispone que la competencia de la Superintendencia de Servicio Civil


para conocer y resolver los recursos jerárquicos, está limitada a los casos en los que
previamente se hayan agotado los procedimientos de reclamación ante las
correspondientes entidades, conforme a Reglamento. Las decisiones emitidas por la
Superintendencia de Servicio Civil son definitivas y no admiten, en la vía
administrativa, recurso ulterior alguno, salvo el contencioso administrativo. Las
decisiones referidas al ingreso, promoción y retiro a la carrera administrativa, podrán
ser impugnadas, según lo establece el art. 66 EFP, mediante un recurso de revocatoria
interpuesto ante la misma autoridad que hubiese dictado la decisión impugnada. Las
resoluciones denegatorias de los recursos de revocatoria pronunciadas por autoridad
administrativa correspondiente, podrán ser impugnadas en recurso jerárquico ante el
Superintendente de Servicio Civil, quien se pronunciará mediante resolución
administrativa en única y última instancia, sin lugar a recurso administrativo ulterior
salvo el contencioso administrativo. El art. 67 determina que los procedimientos que
regulen los recursos señalados precedentemente, se sujetarán a los plazos, términos,
condiciones y requisitos señalados por normas procesales aplicables que deberán
elaborarse por el Órgano Rector, que las propondrá al Poder Ejecutivo para su
aprobación mediante Decreto Supremo.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 378

El DS 23318-A (Reglamento de la Responsabilidad por la Función Pública),


modificado por el DS 26237 de 29 de junio de 2001, en su art. 22-e) fija el plazo de
tres días para que se formule el recurso jerárquico contra la resolución del recurso de
revocatoria. Y, en su art. 23 claramente determina que:

"Artículo 23 (Impugnación).¬

I. El servidor público afectado podrá impugnar las resoluciones emitidas por el


sumariante dentro de un proceso interno, interponiendo los recursos de revocatoria y
jerárquico según su orden. Los funcionarios de carrera definidos en el inciso d) del
artículo 5 de la Ley del Estatuto del Funcionario Público tramitarán los recursos de
revocatoria y jerárquico conforme a procedimiento reglamentado por la
Superintendencia de Servicio Civil.

II. Los funcionarios provisorios harán uso de los recursos de revocatoria y jerárquico
conforme al procedimiento establecido en los artículos 24 al 30 del presente
reglamento" (las negrillas son nuestras).

Por su parte, el DS 26319 de 15 de septiembre de 2001, que establece el


procedimiento administrativo para la sustanciación de los recursos de revocatoria y
jerárquico antes mencionados, declara que los procedimientos establecidos en él son
de cumplimiento obligatorio para todas las entidades públicas, autónomas, autárquicas
y descentralizadas sometidas al ámbito de aplicación del Estatuto del Funcionario
Público y que no tuviesen una carrera con legislación especial (art. 3).

El art. 11-II del DS 26319 preceptúa que para el ejercicio de los recursos de
revocatoria y jerárquico emergentes de procesos internos a funcionarios de carrera, se
aplicarán los plazos, condiciones, procedimientos y requisitos establecidos en ese
mismo Decreto. Para el cómputo de plazos, el art. 14 expresa que toda actuación
administrativa que se deba realizar en aplicación de dicho Decreto, se efectuarán en
días y horas hábiles administrativos, entendiéndose por tales a los dispuestos en la
reglamentación horaria vigente para la Superintendencia o entidad pública, según
corresponda la instancia donde se desarrolla el recurso administrativo. Salvo lo
anterior, para el cómputo de plazos determinados en días, solamente se computarán
los días hábiles administrativos. Los plazos previstos para la tramitación de los
recursos de revocatoria y jerárquico se entienden, en el marco del art. 15, como
máximos y son de cumplimiento obligatorio; comenzarán a correr a partir del día
siguiente a aquel en que tenga lugar la notificación del acto de que se trate y
concluyen al comienzo de la primera hora del día siguiente a su vencimiento.

El art. 33-II del DS 26319 dispone que el recurso jerárquico deberá ser interpuesto por
el interesado ante la misma autoridad administrativa que dictó el recurso de
revocatoria, dentro del plazo de cinco días siguientes a su notificación o de vencido el
379 José Luis Paredes Oblitas

plazo para dictar resolución del recurso de revocatoria. El parágrafo III de esta norma,
claramente determina:

"III. El recurso jerárquico deberá ser elevado en el plazo de dos días de haber sido
interpuesto, ante el Superintendente para su admisión, conocimiento y resolución".

En el plazo de dos días de recibido el recurso, éste deberá ser admitido. A momento
de admitir el recurso, el Superintendente dispondrá la apertura del periodo de prueba
correspondiente. A partir de la admisión del recurso jerárquico, el Superintendente de
Servicio Civil, tiene el plazo de treinta días para emitir resolución que lo dirima (art.
34-I).

III.3 En el caso de autos, el recurrente arguye que de acuerdo al art. 30 del DS 26237,
las resoluciones ejecutoriadas de los procesos internos causan estado y no pueden ser
modificadas ni revisadas por otras autoridades administrativas, lo que determina -a
criterio suyo- la falta de competencia con la que actuó el recurrido, pues la apertura de
dicha competencia solamente se produciría -según dice- como efecto de un recurso
jerárquico oportunamente interpuesto ante la autoridad que resolvió el recurso de
revocatoria, y en este caso, el Superintendente del Servicio Civil habría abierto su
competencia "por su cuenta y sin el cumplimiento del presupuesto procesal", pues no
existe ninguna norma legal que le reconozca la atribución de solicitar la remisión de
recursos y procesos mediante cartas. Sin embargo, de las normas legales analizadas en
el numeral precedente, conforme se desprende del memorando de designación de
funciones YGYA/CB/0135/00 de 22 de marzo de 2000 (fs. 81), se evidencia que
Nelson Vera Ossio es un funcionario de carrera, en mérito de lo cual para la
interposición, resolución, cumplimiento y cómputo de plazos de los recursos de
revocatoria y jerárquico deberá observar lo dispuesto por el DS 26319 y no así lo
determinado por el DS 26237 que expresamente en su art. 23-I y II, dispone que los
funcionarios de carrera se sujetarán al procedimiento que emita la Superintendencia
del Servicio Civil, en cambio, los funcionarios provisorios deberán sujetarse a lo que
determina dicho Decreto. Pues bien, fue el DS 26319 el que ha definido el
procedimiento que se debe seguir en la tramitación de los recursos de revocatoria y
jerárquico por parte de funcionarios de carrera, y el art. 33-II del aludido Decreto
(26319) dispone que el recurso jerárquico deberá ser interpuesto por el interesado ante
la misma autoridad administrativa que dictó el recurso de revocatoria, dentro del plazo
de cinco días siguientes a su notificación. Nelson Vera Ossio fue notificado con la
Resolución 01/2002 de 6 de septiembre de 2002 que resolvió el recurso de
revocatoria, a horas 12:00 del 11 de septiembre de 2002 (fs. 306 vta.); e interpuso
recurso jerárquico, ante el Sumariante, en 18 de septiembre de 2002 a horas 9:20.
Tomando en cuenta que los días 14 y 15 de septiembre de 2002 fueron sábado y
domingo, respectivamente, y que el cómputo del plazo finaliza al comienzo de la
primera hora del día siguiente de su vencimiento, se constata que el recurso jerárquico
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 380

formulado por Nelson Vera Ossio está dentro del término de los cinco días que -se
reitera- establece el art. 33-II del DS 26319 aplicable a este caso.

Consecuentemente, al haber solicitado el Superintendente del Servicio Civil al


Sumariante de AASANA-Cochabamba la remisión del recurso jerárquico más los
antecedentes del proceso administrativo interno seguido contra el servidor público
Nelson Vera Ossio, ha actuado con plena competencia, así como al haber admitido el
referido recurso toda vez que el Sumariante lo único que debe hacer, presentado un
recurso jerárquico, es remitirlo ante la autoridad máxima de la Superintendencia de
Servicio Civil dentro del plazo de dos días, puesto que es el Superintendente General
de esa repartición quien tiene la potestad de admitirlo; por ende, ante la omisión de
remitir el tantas veces citado recurso junto con el expediente respectivo -acto que
debía ser efectuado de oficio por el Sumariante-, la autoridad recurrida pidió le sea
enviado, y ante la persistente negativa del Sumariante, dictó el Auto de 8 de octubre
de 2002, por el que admitió el recurso, abrió el término de prueba, y, nuevamente,
ordenó la remisión de antecedentes, para que después del trámite legal en la
Superintendencia, pronuncie la Resolución Administrativa SSC/IRJ/062/2002 de 2 de
diciembre de 2002, ahora impugnada, que -como se tiene demostrado- emerge de un
recurso jerárquico legalmente interpuesto en término hábil, admitido y resuelto por el
Superintendente ahora recurrido en el marco del ordenamiento jurídico que le
reconoce plena competencia al efecto.

Resulta imprescindible dejar sentado que Nelson Vera Ossio tiene la condición de
servidor público sujeto a la carrera administrativa, pese al "agradecimiento de
servicios" que se le hizo por memorando YGY/CB/0843/01 de 12 de octubre de 2001
(fs. 290), en mérito a que la RA SSC/IRJ/006/2002 de 5 de febrero de 2002 (fs. 138 a
142), dispuso la reincorporación de Nelson Vera Ossio a sus funciones de Jefe
Administrativo de AASANA, siendo responsabilidad de esa institución el no haber
dado cumplimiento a esa orden -que se encuentra absolutamente vigente y
ejecutoriada- ya que inclusive el amparo constitucional que ésta planteó contra dicha
Resolución Administrativa fue declarado improcedente por no haber agotado
previamente la vía legal prevista a tal fin.

De todo lo examinado, se concluye que Walter Guevara Anaya, Superintendente


General del Servicio

Civil, al emitir la Resolución Administrativa SSC/IRJ/062/2002 de 2 de diciembre de


2002 -objetada por el actor- ha actuado con plena jurisdicción y competencia, no
siendo evidentes las ilegalidades acusadas en la demanda.

RECURSOS ADMINISTRATIVOS

PROCEDIMIENTO PARA IMPUGNAR RESOLUCIONES O ACTOS


DE LA ALCALDÍA. EL PLAZO CORRE DESDE EL DÍA SIGUIENTE
381 José Luis Paredes Oblitas

EN QUE HA VENCIDO EL PLAZO QUE TIENE LA AUTORIDAD


PARA PRONUNCIARSE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0067/2005-R Sucre, 26 de enero de 2005 La


recurrente solicita tutela a los derechos a la seguridad jurídica, al trabajo y de petición,
consagrados en el art. 7 incs. a), d) y h) de la CPE, que considera fueron vulnerados,
pues le fue negada su solicitud de padrón municipal por un funcionario de menor
jerarquía, siendo ello una facultad del Alcalde Municipal, y ante los recursos de
revocatoria y jerárquico, tanto el Alcalde como el Concejo Municipal no emitieron
respuesta, por lo que dio por negados los mismos y rechazada su solicitud. En
consecuencia, en revisión de la Resolución del Tribunal de amparo, corresponde
dilucidar, si tales argumentos son evidentes y si constituyen actos ilegales lesivos de
los derechos fundamentales de la recurrente, a fin de otorgar o negar la tutela
solicitada.

III.1.Para el debido análisis del recurso formulado, es necesario reiterar que las
normas previstas por el art. 19.IV de la CPE, estipulan que se: " (....) concederá el
amparo siempre que no hubiere otro medio o recurso legal para la protección
inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados (...)",
formulación constitucional que ha sido precisada, así las normas previstas por el art.

96.3 de la LTC señalan que: "El Recurso de Amparo no procederá contra las
resoluciones judiciales que por cualquier otro recurso puedan ser modificadas o
suprimidas aún cuando no se haya hecho uso oportuno de dicho recurso", regulación
que permitió complementar la configuración procesal del recurso de amparo. De las
disposiciones referidas, se desprende que el recurso de amparo se constituye en un
instrumento subsidiario en la protección de los derechos fundamentales, porque no es
posible utilizarlo si es que previamente no se hubiere agotado la vía ordinaria de
defensa de los derechos consagrados en la Constitución Política del Estado, y en las
normas internacionales de derechos humanos.

La doctrina jurisprudencial de este Tribunal Constitucional, ha establecido en la SC


1337/2003-R, de 15 de septiembre, las subreglas que emergen de las normas
precedentemente citadas y del carácter subsidiario del recurso de amparo
constitucional.

III.2.En el caso en estudio, los hechos que motivaron el recurso no fueron


debidamente impugnados por la vía ordinaria que la Ley de Municipalidades concede
a toda persona para impugnar las resoluciones y actos de las autoridades municipales
ejecutivas; pues ante el decreto de 14 de abril de 2004, por medio del cual el
encargado de coactivos de la Alcaldía Municipal de Sacaba, denegó a la recurrente el
padrón municipal solicitado, ésta recurrió en recurso de reposición mediante memorial
de 19 de abril de 2004, en forma errónea ante la autoridad superior y no ante la que
dictó el acto impugnado como prevén las normas previstas por el art. 140 de la LM;
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 382

empero, por el principio de informalismo debe ser asumido como el recurso de


revocatoria, pues la autoridad edil recurrida tenía la obligación de encaminarlo
correctamente; sin embargo, el recurso no fue resuelto, en consecuencia, la recurrente
activó la previsión legal contenida en la parte in fine del art. 140 de la LM, que
establece que pasados los diez días de plazo para la dilucidación del recurso de
revocatoria, sin que la autoridad encargada emita resolución, se lo tendrá por
denegado, quedando abierta la posibilidad de plantear recurso jerárquico.

Además de lo expuesto, se debe aclarar que aunque las normas contenidas en la Ley
de municipalidades no prevén el momento desde el cual se debe computar el plazo
para presentar el recurso jerárquico cuando se aplique el silencio administrativo
negativo como forma de conclusión del recurso de revocatoria, limitándose a señalar
que el recurso jerárquico se interpondrá dentro de los cinco días hábiles siguientes a la
notificación con la resolución al recurso de revocatoria (art. 141 de la LM), éste debe
computarse desde el vencimiento del plazo para resolver el recurso de revocatoria,
aplicando por analogía lo estipulado por los preceptos del 66.II de la LPA, que
disponen lo siguiente: "El Recurso Jerárquico se interpondrá ante la misma autoridad
administrativa competente para resolver el recurso de revocatoria, dentro del plazo de
diez (10) días siguientes a su notificación, o al día en que se venció el plazo para
resolver el recurso de revocatoria".

En el caso en análisis, ante el silencio negativo de la autoridad ejecutiva municipal de


Sacaba encargada de resolver el recurso de revocatoria, la recurrente presentó recurso
jerárquico mediante memorial en la Secretaría de despacho del Alcalde el 11 de mayo
de 2004 (fs. 49), es decir, fuera del plazo de cinco días otorgado por las normas
previstas por el art. 141 de la LM para la interposición del recurso, que venció el 10
de mayo, pues empezó a correr desde la conclusión del plazo para dictar resolución al
recurso de revocatoria, el 3 de mayo; en consecuencia, la recurrente no utilizó los
recursos administrativos que la ley le confería para la protección de sus derechos
fundamentales, haciendo aplicable el carácter subsidiario del recurso de amparo, para
dictaminar la improcedencia de la presente solicitud de tutela, pues la sub regla 2). a)
de las establecidas por la SC 1337/2003-R, de 15 de septiembre, establece que el
amparo constitucional es improcedente por subsidiariedad, cuando; "(...) 2) las
autoridades judiciales o administrativas pudieron haber tenido o tienen la posibilidad
de pronunciarse, porque la parte utilizó recursos y medios de defensa, así: a) cuando
se planteó el recurso pero de manera incorrecta, que se daría en casos de
planteamientos extemporáneos o equivocados (...)" , entendimiento aplicable al caso
en estudio, pues el recurso jerárquico fue presentado extemporáneamente, lo que
provoca la improcedencia del presente recurso de amparo constitucional.

III.3.De otro lado, respecto a la emisión de la Resolución Administrativa (RA)


28/2004, cuya notificación a la recurrente de 1 de julio de 2004, es negada por ésta, se
debe manifestar que ese es un aspecto que no puede dilucidarse en el recurso de
383 José Luis Paredes Oblitas

amparo constitucional, pues siendo un hecho controvertido deberá ser reclamado en


las instancias que correspondan, al igual que la doble notificación utilizada como
argumento por el Tribunal del recurso; empero, para efectos del presente recurso no
puede obviarse que existiendo notificación en el domicilio señalado por la recurrente
en el primer memorial, con la Resolución que nuevamente negó su petitorio, la
mencionada resolución debió ser impugnada por la recurrente por vía de los diferentes
recursos administrativos que otorgan las normas previstas por los arts. 137 y ss. de la
LM, al no hacerlo también ocasionó la improcedencia de la tutela constitucional en
aplicación del carácter subsidiario del recurso de amparo.

Cabe aquí hacer la aclaración que si bien ya existió un primer acto de rechazo a la
solicitud de la recurrente, materializado en el decreto de 14 de abril de 2004, éste por
sí sólo era recurrible, pues las normas previstas por el art. 56 de la LPA, establecen
que son también recurribles por vía de los recursos administrativos, los actos que
ponen fin a una actuación administrativa, como fue el decreto de 14 de abril de 2004,
pues se dispuso que sea notificado a la recurrente, lo que importa que daba fin al
procedimiento de petición que inició; en consecuencia, ese acto definitivo era
impugnable como efectivamente lo hizo la recurrente, y de igual manera por su lado,
la RA 28/2004 era susceptible de los recursos legales de revocatoria y jerárquico;
empero, ninguno de los actos descritos fue agotado en los recursos administrativos
concedidos por la Ley de Municipalidades, lo que como se concluyó provoca la
improcedencia del recurso.

Consiguientemente, el Tribunal de amparo al haber declarado procedente en parte el


recurso, no ha realizado una correcta aplicación de las normas previstas por el art. 19
de la CPE.

RECURSOS ADMINISTRATIVOS

SI UN SUJETO NO HA PARTICIPADO EN UN PROCEDIMIENTO


ADMINISTRATIVO PERO ADQUIERE CONOCIMIENTO DE LA
RESOLUCIÓN QUE LE PERJUDICA, PUEDE PLANTEAR LOS
RECURSOS ADMINSITRATIVOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0249/2006-R Sucre, 17 de marzo de 2006


III.2.De los antecedentes adjuntos al expediente se evidencia que en el acta de
secuestro consta como propietario del vehículo "Osvaldo Coronel Condorcet",
habiéndose levantado el acta de intervención contravencional, señalando esos datos
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 384

como propios del posible contraventor. Por su parte, el co-recurrido Administrador a.i.
de la Aduana Interior Cochabamba, Boris E. Guzmán Arze pronunció la Resolución
Determinativa AN-GRCGR-CBBCI-03-985/05 de 9 de junio de 2005 declarando
autor de la contravención aduanera de contrabando también a "Osvaldo Coronel
Condorcet", a quien se realizaron las notificaciones con esa decisión conforme al
segundo párrafo del art. 90 del CTB.

Ahora bien, el actor, que responde al nombre de Rubén Osvaldo Condorcet Coronel,
aduciendo tener la calidad de propietario del vehículo decomisado y posteriormente
rematado, reclama a través de este recurso que no fue legalmente notificado con
ninguna de las actuaciones antes descritas, lo cual es evidente de acuerdo a los datos
antes glosados, lo que significaría que existió un error en el nombre del propietario
durante todo el procedimiento. En consecuencia, ante la existencia del mencionado
defecto en el nombre, que determina que el recurrente no haya sido notificado
conforme al segundo párrafo del art. 90 del CTB, lo cual constituye

un error procesal que tiene relevancia constitucional, por lo que merecería ser
tutelado, empero, el recurrente una vez informado por cualquier fuente de lo actuado,
acreditando su derecho propietario sobre el vehículo, bien pudo presentar recurso de
alzada y resuelto éste si fuera adverso a sus intereses, recurso jerárquico, conforme las
normas previstas por el art. 131 del CTB, respecto a lo cual debe efectuarse la
siguiente aclaración.

Se reconoce en el procedimiento administrativo dos etapas: 1) la etapa de constitución


del acto y 2) la etapa de impugnación del acto administrativo: la primera es aquella
que de oficio o a solicitud de parte interesada sirve para accionar la actividad
administrativa para que las autoridades asuman una decisión: dicho acto puede afectar
los intereses del impulsor del mismo, por lo que se abre para éste los recursos de
impugnación; sin embargo, cuando el acto administrativo es de oficio, como los
procedimientos sancionadores, se reconoce a la persona el derecho a que sea
notificada desde el inicio del procedimiento porque tiene el derecho a asumir su
defensa, y luego acceder a la etapa de impugnación del acto administrativo y en ellos
cuestionar mediante los recursos de ley el acto lesivo a sus derechos. Ahora bien, si
dicha notificación no se cumple y el procesado administrativamente no ha podido
ejercer la defensa de sus derechos en la etapa de constitución del acto administrativo
por no haber sido notificado, puede acceder de forma directa a los mecanismos de
impugnación del mismo, pues la legitimación activa en dichos recursos corresponde a
cualquier perjudicado por el acto administrativo conforme prevé el art. 202 del CTB,
lo cual deberá hacerlo cuando tome conocimiento del acto lesivo a sus derechos por el
medio que fuere, ya que al no haber sido notificado no corre el término para la
presentación de los recursos de impugnación y se supone que el recurso ha sido
presentado dentro de plazo, siendo esa una materialización del principio de
385 José Luis Paredes Oblitas

informalismo del procedimiento administrativo expresado en la SC 992/2005-R, de 19


de agosto:

"(…) en el procedimiento administrativo rige el principio de informalismo, que


excluye de este procedimiento la exigencia de requisitos formales; de su consagración
en la Ley de Procedimiento Administrativo y la jurisprudencia de este Tribunal
Constitucional puede expresarse con carácter enunciativo y no limitativo, las
siguientes aplicaciones prácticas del principio de informalismo: i) no es preciso
calificar jurídicamente las peticiones; ii) los recursos pueden ser calificados
erróneamente, pero han de interpretarse conforme la intención del recurrente y no
según la letra de los escritos; iii) la administración tiene la obligación de corregir
evidentes equivocaciones formales; iv) la equivocación del destinatario tampoco
afecta la procedencia de la petición o del recurso; y v) si no consta la notificación del
acto impugnado debe entenderse que el recurso ha sido interpuesto en término".

Además de lo expuesto, en la etapa de impugnación del acto administrativo, el


recurrente puede reclamar todas las lesiones a sus derechos fundamentales y legales,
(como constituyen el error en el nombre en el acta de intervención, la Resolución
Determinativa y en la notificación con esos actuados), así como sobre el fondo del
asunto, porque el objeto de todo el procedimiento administrativo es único, establecer
la verdad material sobre el asunto administrado (art. 200 del CTB).

Consiguientemente, al haberse instaurado en este caso un procedimiento sancionador


contravencional contra el recurrente, sin que éste haya sido notificado conforme a ley,
tal lesión al debido proceso y a la defensa debe reclamarla por medio de los recursos
de impugnación que la vía administrativa le otorga, pues el amparo constitucional no
es alternativo a dichas vías.

De lo analizado se concluye que el Juez de amparo al haber declarado procedente el


recurso con relación a Boris E. Guzmán Arze, Administrador a.i. Aduana Interior
Cochabamba e improcedente respecto a Jorge Navarro Calderón, Gerente Regional de
Aduana Cochabamba, no ha realizado una correcta interpretación de los hechos ni de
los alcances del art. 19 de la CPE.

RESOLUCION

LA PUBLICACIÓN DE UNA RESOLUCIÓN EN PRENSA SOLO


CONSTITUYE UN AVISO Y NO SIRVE COMO NOTIFICACIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0472/2003-R Sucre, 9 de abril de 2003

III.4 No obstante lo anotado, se constata que dicha Resolución no ha sido legalmente


notificada al recurrente, por cuanto el comunicado de prensa de fs. 86 -como se dijo-
no constituye una notificación sino un simple aviso para que se apersone por sí o
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 386

mediante apoderado a la oficina de Sumarios para notificarse con la Resolución AN-


GEGPC-SM-33/2002 de 29 de octubre. De lo que se infiere que al no haberse
apersonado no fue notificado legalmente, más aún si cursa en obrados a de fs. 90 a
101, las Ordenes Instruidas libradas por la Sumariante para la notificación de los co-
procesados Juan Carlos Miller y Fernando Sattori, omitiendo proceder de la misma
manera con el recurrente. Consiguientemente, la ejecutoria de la citada Resolución es
ilegal, pues para ello debió observarse las reglas del debido proceso en su componente
esencial del derecho a la defensa, ya que por esta omisión se le impide al recurrente
acceda a los recursos de revocatoria y jerárquico establecidos por los arts. 24 y 24 de
DS 26237 de 29 de junio de 2001 -aplicable al caso- para la defensa de sus derechos
que considera lesionados.

III.5 La garantía del debido proceso, en este sentido, es aplicable a los procesos
administrativos sumarios o informativos en los que tenga que determinarse una
responsabilidad disciplinaria o administrativa, como ocurre en el presente caso. Así,
mediante Sentencia Constitucional 731/2000-R, este Tribunal ha definido que: "las
garantías del debido proceso no son aplicables únicamente al ámbito judicial, sino que
deben efectivizarse en todas las instancias en la que a las personas se les atribuya -
aplicando un procedimiento previsto en la Ley- la comisión de un acto que vulnere la
normativa vigente y es obligación ineludible de los que asumen la calidad de jueces,
el garantizar el respeto a esta garantía constitucional.

III.6 De lo relacionado, se establece que la Sumariante de la Aduana Nacional-La Paz,


no sólo ha lesionado la garantía al debido proceso administrativo del recurrente, que
reconoce su derecho a la defensa, previsto en el art. 16.II y IV constitucional, sino
también el derecho a la seguridad jurídica, más aún si se tiene presente que la
resolución que lo responsabiliza administrativamente, ha sido ejecutoriada por la
demandada. Sin embargo el Tribunal Constitucional ha establecido que: " cuando una
resolución ilegal afecta el contenido esencial de un derecho fundamental como el
citado precedentemente- no se puede sustentar su ilegalidad bajo una supuesta cosa
juzgada, en cuyo caso se abre el ámbito de aplicación del Amparo Constitucional,
previsto en el art. 19 CPE. Aspecto que es también aplicable a materia administrativa,
ya que la protección de los derechos fundamentales de las personas abarca a todos los
ámbitos y jurisdicciones, sin excepción.

En consecuencia, la situación planteada, se encuentra dentro de las previsiones del art.


19 CPE, por lo que el Tribunal de amparo al haber declarado procedente el recurso
aunque con diferentes fundamentos ha efectuado una adecuada compulsa de los
antecedentes procesales y dado correcta aplicación al citado precepto constitucional.

RESOLUCION
387 José Luis Paredes Oblitas

LA ALCALDÍA NO PUEDE EMITIR UNA RESOLUCIÓN Y LUEGO


UNILATERALMENTE REVOCARLA OCASIONANDO UN
PERJUICIO A TERCEROS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0449/2003-R Sucre, 9 de abril de 2003

III.1 El presente recurso se origina en la Resolución Técnico Administrativa 955/99


de 9 de agosto que revoca su similar 199/96 de 7 de octubre que aprueba el plano de
regularización del lote de terreno y el plano de construcción de 16 de noviembre de
1998 de propiedad del recurrente, puesto que el Concejo Municipal de Cochabamba
emitió la RTA 199/96 de 7 de octubre que aprueba la regularización del terreno como
el plano de construcción al haber constatado que el propietario cumplió con los
requisitos legales, técnicos y administrativos para su procedencia, permitiéndole desde
ese momento el ejercicio y disfrute de su derecho propietario ejecutando el plano
aprobado por la entidad municipal, siendo inadmisible que transcurridos tres años en
caso de la regularización y casi un año de la aprobación de planos de haberse
consolidado tal situación se emita otra Resolución que revoca su similar atentando no
sólo contra el derecho de propiedad sino esencialmente contra la seguridad jurídica
que constituye uno de los derechos fundamentales de las personas (entendida como
exención de peligro o daño; solidez, certeza plena, firme convicción) siendo deber del
Estado y sus instituciones brindar esa seguridad a los ciudadanos de modo que todos
ellos puedan disfrutar del ejercicio de los derechos públicos y privados fundamentales
que les reconocen la Constitución y las leyes, conforme a los principios inspirados en
un orden jurídico superior que resulta ser el Estado de Derecho.

III.2 En este sentido el Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre el tema en la


Sentencia 998/2002-R de 16 de agosto de 2002 que expresa:

RESOLUCION ADMINISTRATIVA

PROCEDIMEIENTO ADMINISTRATIVO PARA DEJAR SIN


EFECTO UNA RESOLUCION ADMINISTRATIVA (DEL PODER
EJECUTIVO Y DENTRO EL MISMO PODER EJECUTIVO)
EMITIDA POR LA DIRECCIÓN DE DERECHOS DE AUTOR.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0394/2003-R Sucre, 26 de marzo de 2003

Los recurrentes sostienen que la Directora de Derecho de Autor ha vulnerado los


derechos a la defensa, debido proceso, presunción de inocencia y principio de
legalidad previstos por los arts. 16 CPE, de la empresa PIVA RECORDS, por cuanto
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 388

dentro de la denuncia formulada por el Presidente de ASBOPROFON contra la


empresa que representan por la supuesta e indebida utilización de imágenes en video,
fueron citadas a una audiencia de conciliación en la que no llegaron a ningún acuerdo,
para posteriormente emitir la Resolución Administrativa 573/2002 de 12 de
noviembre que declara haberse demostrado que la empresa denunciada incurrió en el
delito de violación al derecho de autor y dando por concluido asimismo el
procedimiento de conciliación, restringiendo su derecho a la defensa y sin tener
presente que le queda aún el arbitraje, por lo que impugnaron dicha resolución
solicitando su revocatoria como elevando reclamo ante el Director Nacional de
SENAPI, antes de ser notificadas con ella.

III.1 El art. 71 de la Ley 1322 de 13 de abril de 1992 señala: "Establécese un


procedimiento administrativo de conciliación y arbitraje de mutuo acuerdo entre
partes, previa a la instancia ordinaria, bajo la competencia de la Dirección Nacional de
Derecho de Autor, para resolver las controversias civiles relativas a la materia de esta
Ley". Por su parte el DS 23907 de 7 de diciembre de 1994 aprueba el Reglamento de
la citada Ley 1322 en cuyo art. 30 establece el procedimiento de conciliación y
arbitraje. Ahora bien, en autos, el caso se inicia con la denuncia del Presidente de
ASBOPROFON contra la empresa PIVA PRODUCCIONES que representan los
recurrentes, y dentro del cual se llama a audiencia de conciliación la que concluida las
partes no llegan a un acuerdo conciliatorio otorgándoles un plazo de quince días para
presentar sus pruebas las que son ofrecidas por el denunciante y no así por la empresa
denunciada, motivando ello se emita la cuestionada Resolución 573/2002 que
determina que las imágenes del video "Bella Mujer" de Manolo Otero, fueron
utilizadas sin autorización por PIVA PRODUCCIONES, configurando ello el delito
de violación de derecho de autor, además de dar por concluido el procedimiento de
conciliación, pudiendo las partes acudir a otras instancias para hacer valer sus
derechos.

III.2 La Resolución Administrativa impugnada, da por concluida -como se dijo- la vía


conciliatoria que contempla la Ley de Derecho de Autor de 1992 y que es una norma
legal que el Poder Ejecutivo establece en el art. 20 de la Ley de Organización del
mismo (LOPE) referente a la jerarquía normativa. Es así, que dentro de este contexto
de acuerdo a la norma reglamentaria de la LOPE, el Servicio Nacional de Propiedad
Intelectual (SENAPI), es parte de la estructura del Ministerio de Desarrollo
Económico como lo establece el art. 31 de la citada norma reglamentaria de la LOPE,
en concordancia con el DS 25195 cuyo art. 2 señala que el SENAPI tiene dependencia
lineal con dicho Ministerio y en lo funcional del Viceministerio de Industria y
Comercio Interno, que está facultado para tramitar y resolver en grado de apelación,
las acciones y recursos administrativos que fueren interpuestos en relación a asuntos
comprendidos en su área de competencia, siendo su titular el Viceministro de
Industria y Comercio la autoridad competente para resolver los recursos de apelación
389 José Luis Paredes Oblitas

contra las Resoluciones Administrativas pronunciadas por el Director de Derechos de


Autor.

III.3 El art. 30.1.b) del DS 23907 de 7 de diciembre de 1994 que aprueba el


Reglamento de la Ley 1322 establece el procedimiento de conciliación y arbitraje, que
no ha sido cumplido por la recurrida, no obstante de haber sido solicitado, pues dicha
norma señala que fracasada la conciliación se intentará el arbitraje cuyo
procedimiento está indicado en su inc.2) y que en el caso de autos, debió observarse
en vez de emitir la cuestionada Resolución 573/2002, que dio por concluido el
proceso de conciliación sin considerar que el mismo comprende una segunda fase que
es el arbitraje con el que recién concluye, por lo que dicha omisión constituye un acto
ilegal que vulnera los derechos al debido proceso y a la defensa de la empresa
recurrente. La jurisprudencia constitucional al respecto ha establecido: "las garantías
del debido proceso no son aplicables únicamente al ámbito judicial, sino que deben
efectivizarse en todas las instancias en la que a las personas se les atribuya -aplicando
un procedimiento previsto en la Ley- la comisión de un acto que vulnere la normativa
vigente y es obligación ineludible de los que asumen la calidad de jueces, el garantizar
el respeto a esta garantía constitucional" (SC 731/2000-R).

III.4 El recurso de amparo constituye la vía constitucional idónea contra toda


infracción y violación de derechos que estén previstos como tales en la Ley
fundamental, así ya está establecido por la Jurisprudencia Constitucional en la SC
531/2000-R que dice: "... son fines del Tribunal Constitucional ejercer el control de
constitucionalidad y garantizar la primacía de la Constitución, el respeto y vigencia de
los derechos y garantías fundamentales de las personas", tal como lo establece el art. 1
inc. II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC).

RESOLUCIONES

LA ADMINISTRACION PUBLICA TIENE QUE SER CLARA Y


PUNTUAL EN SUS RESOLUCIONES Y DESICIONES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0771/2003-R Sucre, 6 de junio de 2003 Y es que


la claridad que exige el principio de certeza, obliga a la administración pública en
general, a ser clara, puntual y precisa en sus resoluciones; todo lo anotado, determina
la necesidad de control judicial de los actos de la administración..

RESOLUCIONES
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 390

LA IMPUGNACIÓN CONTRA UNA RESOLUCIÓN PREFECTURAL,


DEBE HACERSE ANTE EL JUEZ DE PARTIDO Y NO ANTE EL
MISMO PREFECTO CUANDO SE TRATA DE RESOLUCIONES
QUE OTORGAN AUTORIZACIÓN A PERSONAS COLECTIVAS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1555/2003-R Sucre, 4 de noviembre de 2003


III.3En la especie, una vez que concluyó el trámite administrativo con la emisión de la
Resolución 091/2002 que aprobó las modificaciones al Estatuto y Reglamento Interno
del Colegio de Contadores de Santa Cruz, correspondía que toda impugnación sea
interpuesta ante el Juez de Partido, conforme dispone el art. 59 CC con relación al 61
CC, lo que no ocurrió en el caso que se revisa, en razón de que fue el Prefecto
recurrido quien con exceso de autoridad procedió a dejar sin efecto la Resolución
091/2002 a simple petición del Colegio de Auditores y Contadores Públicos de Santa
Cruz, quienes impugnaron la aprobación de las modificaciones a los Estatutos de
referencia, por lo que el Prefecto al dar curso a la impugnación cuando debió
rechazarlo y disponer su impugnación ante la autoridad legítimamente llamada por ley
conculca la seguridad jurídica que brinda el ordenamiento jurídico vigente, entendida
como la garantía de la aplicación objetiva de la ley, en consecuencia los sujetos saben
en cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, para precautelar sus
intereses, como en el presente caso la posibilidad de impugnar la Resolución
091/2002 si las partes consideraban pertinente; de otro lado lesiona la garantía del
debido proceso, por cuanto modifica la situación jurídica referida a los derechos del
recurrente sin darles oportunidad alguna a que asuma defensa y pueda controvertir en
el caso.

Por lo expuesto, se concluye que, la autoridad prefectural conculcó los derechos a la


seguridad jurídica y al debido proceso del Colegio de Contadores de Santa Cruz,
correspondiendo otorgar la tutela solicitada a fin de que los derechos lesionados por
los recurridos, sean restituidos inmediatamente.

En consecuencia, el Tribunal de amparo, al haber declarado procedente el recurso, ha


evaluado correctamente los datos del proceso y aplicado adecuadamente el art. 19
CPE.

RESOLUCIONES

LAS AUTORIDADES NO PUEDEN ANULAR SUS PROPIAS


RESOLUCIONES, PARA ELLO, DEBEN ACUDIR A LA
AUTORIDAD JUDICIAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1936/2003-R Sucre, 18 de diciembre de 2003 El


representante de las recurrentes arguye que sus mandantes son propietarias de unos
terrenos ubicados en el Municipio de Sacaba, y mediante Ordenanza 129/99 de 14 de
diciembre, se aprobó el cambio de uso del suelo, y posteriormente se expidió la
391 José Luis Paredes Oblitas

Resolución 894/99 de 27 de diciembre por la que se aprobó el plano de urbanización,


en mérito a la cual se efectuó la cesión gratuita de áreas a favor del Municipio. Sin
embargo, un año después, por Ordenanza Municipal 001/2001 se abrogó su similar
129/99, dejando sin efecto la Resolución Municipal 894/99, causando tremendo
perjuicio a sus mandantes. En consecuencia, corresponde establecer si los hechos
demandados se encuentran dentro del ámbito de protección otorgado por el art. 19
CPE.

III.1.El amparo constitucional ha sido instituido como un recurso extraordinario que


otorga protección inmediata contra los actos ilegales y las omisiones indebida de
autoridades o particulares que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir
derechos y garantías fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución y
las Leyes.

III.2.El reclamo de la actora se origina en el hecho de que por Ordenanza 001/2001,


de 26 de enero, el Concejo Municipal de Sacaba abrogó la Ordenanza 129/99 de 14 de
diciembre por la que se autorizó el cambio de uso del suelo de los terrenos de
propiedad de sus mandantes, dejando sin efecto además la Resolución Municipal
894/99 de 27 de diciembre por la que se aprobó el proyecto de urbanización de esos
predios "por ajustarse al reglamento y normas vigentes de urbanismo".

III.3. Por el principio de responsabilidad que debe caracterizar el manejo de la gestión


pública municipal, las Ordenanzas Municipales y otras resoluciones que emiten tanto
el órgano deliberante como la autoridad ejecutiva de los municipios, deben responder
a una realidad objetiva y como lógica consecuencia, a la constatación previa, del
cumplimiento de los requisitos legales, técnicos y administrativos que exige cada
procedimiento, en resguardo de la legalidad de los actos administrativos y por ende, la
seguridad jurídica, entendida esta ultima como: "la condición de exención de peligro o
daño; solidez; certeza plena; firme convicción, de lo que se extrae que es deber del
Estado proveer seguridad jurídica a los ciudadanos asegurando a todos, el que
disfruten del ejercicio de los derechos públicos y privados fundamentales que le
reconocen la Constitución y las Leyes; principios que se hallan inspirados en un orden
jurídico superior y estable". SC 1669/2002. Por otra parte, las autoridades y órganos
que conforman el poder público, tienen la obligación de subordinar sus actos a la
Constitución Política del Estado y a las leyes vigentes, en virtud del principio de
legalidad propio de un estado de derecho, que como señala el Magistrado Dr. Willman
Durán Ribera, "garantiza la aplicación objetiva de la ley, de tal modo que los
individuos saben en cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin
que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los gobernantes pueda causarles
perjuicio".

III.4.Por otra parte, mediante SC 395/2003-R de 26 de marzo, este Tribunal ha dejado


claramente establecido que: "si un Gobierno Municipal considera que una
determinada Resolución es producto de un trámite irregular, debe acusarla en un
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 392

proceso ante el tribunal jurisdiccional correspondiente, donde se respete el derecho al


debido proceso y el principio de legalidad del administrado, pero no puede ipso facto
decidir sobre el acto declarándolo nulo o sin efecto si en principio el mismo le otorgó
legalidad y lo legitimó expresamente a través de una Resolución".

Respecto a la sentencia venida en revisión cuya improcedencia se declara con el


fundamento de que el recurrente tenía, los recursos establecidos en los arts. 137 y sgts.
de la Ley de municipalidades (LM), como la revocatoria y el recurso jerárquico para
impugnar la resolución, es necesario dejar establecido, que estos recursos, conforme
dispone la referida norma legal, sólo pueden ser utilizados para impugnar "las
Resoluciones emitidas por la autoridad ejecutiva de Gobierno Municipal" En
consecuencia, no son procedentes cuando se trate de Ordenanzas Municipales
emitidas por el Concejo Municipal ente colegiado que al margen de ser la máxima
autoridad, es un órgano representativo, deliberante, normativo y fiscalizador de la
gestión municipal, conforme lo establecen los arts. 12 y 20 LM.

Que por previsión expresa del Art. Art. 22 de la LM, solo el Concejo Municipal a
instancia de parte o del Alcalde Municipal por el voto de dos tercios del total de sus
miembros podrá reconsiderar las Ordenanzas y Resoluciones Municipales; en el caso
que se examina, se tiene establecido que los recurrentes, solicitaron al ente
deliberante, la reconsideración de la Ordenanza Municipal 001/2001, que no mereció
una respuesta satisfactoria y oportuna; con cuya actuación esta parte, agotó la vía
administrativa, conforme dispone el Art. 142.1 de esta ley; con la aclaración de que,
aún cuando el recurrente no hubiere solicitado la reconsideración, se tendría por
agotada la vía administrativa por dos motivos: por una parte, la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional, ha señalado que "la reconsideración prevista por el art. 22
LM no es un medio expedito y eficaz para hacer valer los derechos conculcados,
puesto que no sólo se requiere la voluntad de la parte que la presenta, sino también el
voto de 2/3 del total de sus miembros para reconsiderar las Ordenanzas y
Resoluciones Municipales", SSCC 998/2002-R, 621/2003-R, 1027/2003; asimismo la
línea jurisprudencial sostiene que : "La reconsideración establecida por el art. 22 LM
no constituye un recurso propiamente dicho...por lo que no corresponde sustentar la
improcedencia del recurso en su existencia". Así SC 1382/2003-R.-entre otras-; y por
otra, el art. 142 LM señala categóricamente que se considerará agotada la vía
administrativa: "2. Cuando se trate de Ordenanzas Municipales emitidas por el
Concejo Municipal".

Finalmente, en función a lo dispuesto por el art. 143 LM, agotada la vía


administrativa, para impugnar una ordenanza o una resolución municipal, el
interesado podrá acudir a la a la vía judicial mediante el proceso contencioso -
administrativo y en su defecto, recién mediante los recursos previstos en la
Constitución Política del Estado y las leyes aplicables, teniendo en cuenta el principio
de subsidiariedad del recurso de amparo y las características propias de los otros
393 José Luis Paredes Oblitas

recursos constitucionales. Razonamientos que permiten concluir que en este caso, no


se abre la competencia del art. 19 CPE, por el principio de subsidiariedad, que exige
que la parte interesada haya agotado todos

los recursos ordinarios que le franquea la ley, en defensa de sus derechos, SC


1702/2003-R de 24 de noviembre, -entre otras- lo que determina la improcedencia del
presente recurso.

Por consiguiente, la Juez de amparo, al haber declarado improcedente el recurso, con


otro fundamento, ha evaluado correctamente los datos del proceso y aplicado
adecuadamente el art. 19 CPE.

RESOLUCIONES

NO PUEDEN EXISTIR ADENDUMS QUE COMPLEMENTEN LAS


RESOLUCIONES MUNICIPALES, SI SE DESEA CAMBIAR O
MODIFICAR UNA RESOLUCION, DEBE SER POR MEDIO DE
OTRA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0262/2004-R Sucre, 27 de febrero de 2004 En


ninguna parte de la Ley de Municipalidades existe la posibilidad de que el Concejo
pueda emitir "adendum" a las Ordenanzas ni Resoluciones Municipales, ya que, en
caso de ser necesaria la complementación de tales instrumentos por la existencia de
aspectos sobrevivientes o que, existiendo, no fueron considerados oportunamente,
deberá emitirse una nueva Resolución u Ordenanza, en la que se fundamenten en
forma debida los motivos que impulsan al Gobierno Municipal a pronunciar
decisiones adicionales a las ya asumidas.

Así, al margen de que el "adendum" sin fecha que corre a fs. 28 del cuaderno procesal
es una figura inexistente en la Ley de Municipalidades -utilizado en el ámbito del
Derecho Civil cuando se pretende ampliar o completar los efectos y alcances de los
contratos- no contiene la mínima exposición de motivos para determinar la
paralización de la construcción de la Terminal del Sindicato "Norte", siendo, por
tanto, inválida legalmente, ya que el art. 8.I.10 LM, atribuye al Gobierno Municipal la
potestad de: "Reubicar, luego de un proceso técnico-administrativo-jurídico, sin que
medie expropiación ni compensación alguna, el uso de los inmuebles destinados a
vivienda, comerciales, industriales o de cualquier otro carácter, que no cumplan o
afecten al plan de ordenamiento urbano y territorial, la norma del uso del suelo o
cuando el interés público así lo aconseje".

Máxime si se considera que, en autos, el Sindicato demandante cuenta con la


Autorización de Construcción de la Terminal dada por el Departamento Técnico de la
Alcaldía, previa aprobación de planos, y si bien no existe en el expediente la
autorización de la Comisión Técnica del Concejo, se entiende que tal construcción fue
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 394

iniciada, no otra cosa significa que el ente deliberante haya ordenado la paralización
de obras. Empero, esa orden -repetimos- es ilegal porque ha sido dada mediante un
instrumento ("adendum" a una Resolución) no reconocido legalmente para que los
gobiernos Municipales adopten sus determinaciones en el marco de sus atribuciones,
por una parte, y por otra, no es emergente del procedimiento administrativo donde se
pueda evidenciar la legalidad de los motivos para asumir una decisión de esa
naturaleza, extremos que ciertamente acarrean una restricción indebida al ejercicio del
derecho propietario del sindicato "Norte", y una lesión al derecho a la seguridad
jurídica consagrado en el art. 7 inc. a) CPE, debiendo otorgarse la tutela que busca el
recurrente.

RESOLUCIONES

UNA AUTORIDAD ADMINISTRATIVA NO PUEDE ANULAR SUS


PROPIAS RESOLUCIONES EN PERJUICIO DE LOS TERCEROS
INTERESADOS, SIN ANTES SEGUIR UN PROCESO
DETERMINADO DE ANULACION, PORQUE ESTO VA CONTRA
LA SEGURIDAD JURÍDICA. Y NO SE JUSTIFICA POR EL ACTO
DE CONVALIDACIÓN Y SANEAMIENTO PREVISTO EN EL ART.
37 DE LA LEY DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0820/2004-R Sucre, 26 de mayo de 2004

III.2. En el caso de autos, se evidencia que a pedido de la Viceministra de Medio


Ambiente, Recursos Naturales y Desarrollo Forestal, el Director Departamental de
Recursos Naturales y Medio Ambiente del Departamento de Santa Cruz, instruyó
proceso administrativo contra el recurrente por la presunta contravención a la Ley del
Medio Ambiente (LMA), hasta que por nota de 30 de julio de 2001, dicha autoridad,
remitió el respectivo expediente al Prefecto del Departamento para que esta autoridad
pronuncie la Resolución final, extremo que ameritó el informe de parte de la Jefatura
de la Unidad de Gestión Jurídica de la Prefectura, que concluyó que el Director de
Recursos Naturales y Medio Ambiente era la autoridad con competencia para
pronunciar la resolución final. Es decir, que fue la propia administración la que
definió quien debía concluir el trámite, en cuyo efecto se pronunció la Resolución
Administrativa 23/2003 de 9 de enero de 2003, que absolvió al actor de contravención
a la Ley del Medio Ambiente y sus Reglamentos, al tener posesión legal de cueros de
pecarí, y dispuso que para la exportación debía complementar con los CITES
respectivos por ante el Viceministerio de Recurso Naturales y Medio Ambiente.

Esta resolución quedó ejecutoriada al no ser impugnada, razón por la cual el 27 de


febrero de 2003, el actor solicitó al Viceministro de Medio Ambiente, Recursos
Naturales y Desarrollo Forestal la extensión de CITES para la exportación de 8.000
cueros de pecarí, autoridad que requirió la presentación de los originales o fotocopias
legalizadas de los documentos existentes en el expediente técnico administrativo,
395 José Luis Paredes Oblitas

hasta que el 30 de diciembre de 2003 el Ministro recurrido pronunció la Resolución


Ministerial 262 disponiendo la anulación de obrados del sumario administrativo
seguido contra el recurrente, incluida la Resolución Administrativa 23/2002, bajo el
argumento de que el Director Departamental de Recursos Naturales y Medio
Ambiente usurpó funciones que le corresponden al Prefecto del Departamento, por
ende denegó la certificación impetrada por el actor para la exportación de 8.000
cueros de pecarí, mientras el Prefecto emita la respectiva resolución.

De lo expuesto, se evidencia que la autoridad recurrida, en su condición de autoridad


ambiental a nivel nacional de acuerdo al art. 4 inc. b) del Reglamento General de
Gestión Ambiental, aprobado por DS 24176 de 8 de diciembre de 1995, asumió
conocimiento del trámite cuando estaba concluido y con resolución ejecutoriada y no
como consecuencia de la interposición del recurso de impugnación previsto por el art.
66 de la Ley de Procedimiento Administrativo (LPA), con relación a las causas de
nulidad previstas por el art. 35.I de la citada Ley, las mismas que pueden invocarse
únicamente mediante la interposición de los recursos administrativos previstos en esa
ley.

En consecuencia, la autoridad recurrida no podía discrecionalmente hacer uso de su


facultad de realizar un análisis del trámite de manera oficiosa y de anular obrados
pues si bien esa potestad de revisión de oficio esté prevista en la ley , se halla
reconocida en cuanto a su ejercicio dentro de un proceso administrativo en curso y no
en uno concluido como sucede en el caso de autos, por lo que únicamente le
correspondía pronunciarse respecto a la solicitud del recurrente sobre la extensión de
CITES para la exportación de 8.000 cueros de pecarí, sobre la base de un acto dictado
por la administración basado en el principio de la buena fe y concluido con una
resolución ejecutoriada; de modo, que si bien la administración pudo haber incurrido
en un error durante la tramitación del proceso, sus efectos no pueden ser asumidos por
el administrado por una decisión unilateral de la autoridad recurrida, teniendo en
cuenta que a consecuencia de la decisión asumida por el Director Departamental de
Recursos Naturales y Medio Ambiente, se creó respecto al recurrente una situación
jurídica definida que no puede ser modificada o anulada arbitrariamente, dado que
sobre esa base proyectó legítimamente la actividad comercial que venía saneando,
enmarcado en la certeza de que el acto administrativo había definido favorablemente
su petitorio.

Ahora bien, si la autoridad recurrida considera que la Resolución que anuló


indebidamente, fue pronunciada por una autoridad incompetente, debió acusarla en un
proceso ante el Tribunal jurisdiccional correspondiente y no anularla directamente, no
siendo válido el fundamento de que la nulidad declarada se justifica en la vía de
convalidación y saneamiento, de acuerdo al art. 37 de la LPA, como señala el
Tribunal de Amparo, dado que el art. 37.III de la citada ley, se refiere a circunstancias
no aplicables al caso de autos; en consecuencia la autoridad recurrida incurrió en un
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 396

acto ilegal que afecta el derecho a la seguridad jurídica del recurrente, derecho que ha
sido entendido por este Tribunal como "la condición esencial para la vida y el
desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la integran. Representa la
garantía de aplicación objetiva de la Ley, de modo tal que los individuos saben en
cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin que el capricho, la
torpeza o la mala voluntad de los gobernantes pueda causarles perjuicio";
consecuentemente corresponde otorgar la tutela prevista por el art. 19 de la CPE.

Del análisis efectuado, se concluye que el Tribunal de amparo constitucional, al haber


declarado improcedente el recurso, ha hecho una incorrecta evaluación de
antecedentes.

RESOLUCIONES

EL MUNICIPIO NO PUEDE EMITIR RESOLUCIONES POR LAS


QUE DEFINA DERECHO PROPIETARIO, PEOR AUN SOBRE ESA
BASE NO PUEDE ORDENAR DEMOLICIONES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1112/2004-R Sucre, 16 de julio de 2004 El


recurrente afirma que se ha vulnerado sus derechos a la seguridad jurídica, defensa y
debido proceso, al señalar que funcionarios de la Subalcaldía de Mallasa por la fuerza
y ejerciendo violencia

contra su persona y familia, por dos veces consecutivas asaltaron su domicilio y


procedieron a la demolición de su inmueble, saqueando sus bienes, amparados en la
Resolución Municipal 272/2001 de 7 de agosto, con la que nunca fue notificado,
desconociendo totalmente el proceso. Por consiguiente, corresponde determinar en
revisión, si tales extremos son ciertos y si se justifica otorgar la tutela que brinda el
art. 19 d la CPE.

III.1. El amparo constitucional ha sido instituido como un recurso extraordinario que


otorga protección inmediata contra los actos ilegales y las omisiones indebidas de
autoridades o particulares que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir
derechos y garantías fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución y
las Leyes.

III.2.El art. 1449 del Código Civil (CC), establece que corresponde a la autoridad
judicial proveer a la defensa jurisdiccional de los derechos, a demanda de parte o a
instancia del Ministerio Público en los casos previstos por ley. Asimismo, los
Capítulos II y III del Título Tercero del Libro Quinto del indicado Código establecen
las acciones en defensa de la propiedad y de la posesión.

El art. 1282 del CC, prohíbe la justicia directa al señalar que "nadie puede hacerse
justicia por sí mismo sin incurrir en las sanciones que la Ley establece".
397 José Luis Paredes Oblitas

III.3.Al respecto, y frente a situaciones fácticas similares a las que se compulsa, la


jurisprudencia de este Tribunal en la SC 1167/2003, de 19 de agosto, reiterada en la
SC 0031/2004-R de 14 de enero, señaló:

"En el caso examinado, tanto el recurrente como la Alcaldía Municipal reclaman la


propiedad del terreno sobre el que se produjo la demolición y ambos sustentan su
derecho en títulos debidamente registrados en Derechos Reales, y si bien, esta
controversia corresponde ser dilucidada por la justicia ordinaria y no por la justicia
constitucional, sin embargo ésta no puede dejar de advertir que la conducta de los
recurridos constituye la comisión de actos ilegales que vulneran derechos
fundamentales, por cuanto la Alcaldía, asumiendo que su derecho propietario sobre el
inmueble en cuestión, es el legítimo, que el proceso que ha dado origen al derecho del
actor y ahora recurrente se encuentra viciado, ha dispuesto la demolición, a objeto de
'recuperar propiedad municipal', vale decir realizando justicia directa, la cual se
encuentra prohibida por el art. 1282 CC, pues el que debe definir a quién le asiste el
legítimo derecho propietario sobre el lote de terreno es la autoridad judicial
competente y no como en este caso la municipalidad."

III.4.Dicha línea jurisprudencial es aplicable a la problemática que se analiza, por


cuanto el Gobierno Municipal de La Paz de inicio ha asumido que le asiste pleno y
perfecto derecho propietario sobre los predios donde se encuentra el inmueble
respecto del cual el recurrente invoca igual derecho, sin tomar en cuenta que
existiendo conflicto de derechos al respecto, debió acudir ante la autoridad judicial
competente para que resuelva la controversia en la forma determinada por las leyes de
la República. Por el contrario, el Alcalde Municipal recurrido, definiendo derechos
cual si fuera autoridad judicial y actuando como Juez y parte, dictó la Resolución
Municipal 0272/2001 estableciendo que el Gobierno Municipal es propietario de los
predios donde se encuentra el inmueble en cuestión, ordenando su demolición por
tratarse de una construcción clandestina, condenándose al recurrente a dicha sanción
sin que previamente haya sido oído y juzgado en proceso legal, como manda el art.
16.IV de la CPE, puesto que según se evidencia de antecedentes que cursan en
obrados, en principio fue directamente y a través de simples memorándums (Nos. A-
161 y A-287) que se le ordenó "proceda a demoler el inmueble construido en
propiedad municipal", siendo que la Resolución Municipal de referencia fue dictada
con posterioridad, a sugerencia de la Fiscal como confiesa la apoderada del recurrido
en su informe, vulnerándose así su derecho a la defensa, pues no está demostrado que
con carácter previo a la determinación de demolición contenida en los indicados
memorandos, la Alcaldía haya escuchado los argumentos del recurrente, le haya
permitido presentar sus descargos y tener acceso y conocimiento de los actuados
administrativos que se llevaban a cabo.

En igual omisión se incurrió con motivo de emitirse la Resolución Municipal


0272/2001 de 7 de agosto, la que ordena y en la cual se sustenta la demolición
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 398

efectuada por los funcionarios del Gobierno Municipal que fue suscrita por el Alcalde
recurrido, ya que ésta tampoco fue resultado de proceso previo alguno que fuera de
conocimiento del recurrente, en el que haya sido escuchado y producido prueba de
descargo, ya que la indicada Resolución le fue notificada con posterioridad a que
fuera dictada, la que además no cumple con la normativa vigente entonces para la
demolición de construcciones clandestinas, es decir, el "Procedimiento Administrativo
Municipal de Demolición de Construcciones Clandestinas" aprobado por Resolución
Municipal 00113/90 de 16 de abril de 1990 (fs. 189 a 190) que establece otro
procedimiento que tampoco garantiza el derecho a la defensa y debido proceso y no
prevé recurso de impugnación alguno.

III.5.Cabe señalar también, siempre dentro del análisis de la observancia de las


garantías del derecho a la defensa y el debido proceso, que la notificación al
recurrente con el Memorándum 40/04 de 27 de abril de 2004 y que precipitaron los
actos ilegales reclamados por el actor, no cumple con los requisitos legales a los que
los propios funcionarios municipales se sometieron, cual es el art. 121 del CPC,
puesto que el "aviso de notificación" fue dejado a una persona menor de 14 años,
contraviniendo lo dispuesto en el parágrafo I de la citada disposición legal. Asimismo
en la cédula practicada con la intervención de testigo de actuación, si bien éste firma
la diligencia, no fue debidamente identificado conforme prescribe el parágrafo II del
art. 121 del CPC.

III.6.Respecto a la demolición del inmueble del actor y al lanzamiento de sus bienes,


los que quedaron en la calle como se tiene evidenciado de las fotografías que cursan
en obrados, que no fueron cuestionadas por la autoridad recurrida, en un caso similar
ocurrido en la Alcaldía de Cochabamba, este Tribunal en la SC 1453/2003-R, de 3 de
octubre, señaló:

"(…) al Gobierno Municipal de Cochabamba se le ministró posesión judicial del


inmueble ubicado en la Av. Simón López esquina Melchor Pérez de Olguín, al haber
alegado éste derecho de propiedad y presentado título de dominio, por lo que si el
Alcalde recurrido consideraba que el recurrente se encontraba en posesión o
detentación ilegal del mismo, debió interponer las acciones judiciales
correspondientes en defensa de la propiedad y/o posesión de la Municipalidad, pero
en ningún caso, por sí y ante sí, instruir o consentir se proceda al desalojo violento del
actor y su familia, poniendo sus enseres a la calle, sin orden de autoridad judicial
competente, incurriendo en un acto no sólo ilegal, sino también arbitrario (…)".

Habiéndose alegado en aquella oportunidad la existencia de otras vías para la tutela de


los derechos lesionados, la indicada Sentencia, al respecto fundamentó:

"Si bien el recurrente en defensa de su pretendida posesión tiene expeditas las mismas
acciones que corresponden a la Alcaldía Municipal, existiendo igualmente procesos
judiciales en curso, no es menos evidente que al haberse incurrido en vías de hecho
399 José Luis Paredes Oblitas

para resolver una cuestión que debía hacerlo la justicia ordinaria, se justifica otorgar
la tutela inmediata que brinda el amparo constitucional a fin de que cesen las
ilegalidades y los actos hostiles en tanto se dirima la controversia en la instancia
correspondiente, evitando así que la vulneración de derechos, como en el presente
caso, dé lugar a daños que pueden ser irreparables si no se presta la protección
inmediata y eficaz. Así lo ha establecido el Tribunal Constitucional en su
jurisprudencia, citando para el efecto las SSCC 1321/2002-R, 994/2002-R, 354/2002-
R, 236/2002 y 1167/2003-R, entre otras."

Dicho entendimiento jurisprudencial corresponde ser aplicado a la problemática que


se analiza, por cuanto al igual que en el precedente citado, los actos de los
funcionarios de la Subalcaldía de Mallasa realizados al amparo de la Resolución
Municipal suscrita por el Alcalde recurrido, constituyen actos ilegales y arbitrarios
que lesionan derechos fundamentales y atentan contra la dignidad del recurrente, pues
si bien la demolición se encuentra prevista dentro de las atribuciones de la autoridad
demandada, la supremacía del orden constitucional exige el respeto y la observancia
de garantías mínimas como las desarrolladas en los fundamentos anteriores, para que
la medida de coerción sea válida, lo contrario significa incurrir en vías de hecho,
inadmisibles en un estado de derecho y que ameritan la protección inmediata que
brinda el amparo constitucional para que cesen las ilegalidades y actos hostiles,
reponiéndose las cosas a su estado anterior, en tanto la autoridad competente dirima la
controversia suscitada, evitando así daños irreparables si es que no se otorga una
tutela rápida y eficaz.

III.7.No obstante de lo señalado en los fundamentos anteriores, este Tribunal aclara


que la tutela que ha de otorgarse en el caso será provisional, para la protección
inmediata de sus derechos vulnerados, en tanto el Gobierno Municipal, por una parte,
sustancie el debido proceso administrativo en contra del actor para determinar el
carácter clandestino de la construcción, garantizándole su derecho a la defensa
irrestricta, de modo tal que en caso de que deba ser sancionado con la demolición, sea
luego de haber sido oído y juzgado en proceso legal, según prescribe el art. 16.IV de
la CPE, pues toda actividad sancionadora del Estado, sea en el ámbito jurisdiccional o
administrativo, debe ser resultado de un previo proceso; y por otra, sea la autoridad
judicial competente, en su caso, la que dirima la controversia respecto al derecho de
propiedad de los predios sobre los que se encontraba la construcción que fue
demolida. Todo ello por cuanto no se puede desconocer que la Ley de
Municipalidades en su art. 8.I.9) concordante con el art. 44.32) faculta a los
Gobiernos Municipales a demoler las construcciones que no cumplan con las normas
urbanísticas y otras administrativas, entre las cuales están las construcciones
clandestinas, por haber infringido tales normas.

Por todo lo expresado precedentemente, la situación planteada se encuentra dentro de


las previsiones del citado art. 19 de la CPE, por lo que el Tribunal de amparo al haber
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 400

declarado procedente el recurso, ha efectuado una adecuada compulsa de los


antecedentes procesales y dado correcta aplicación al citado precepto constitucional.

RESOLUCIONES

DECLARATORIA DE NULIDAD DE RESOLUCIONES


MUNICIPALES POR SER EMITIDAS POR EL CONCEJO
MUNICIPAL CONFORMADO SIN CUORUM SUFICIENTE. Y POR
PERSONAS QUE CARECIAN DE COMPETENCIA PARA ACTUAR
COMO CONCEJALES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0105/2004 Sucre, 22 de septiembre de 2004 El


recurrente alega que la Sesión de Concejo 01/2003 y las Resoluciones Municipales
01/2003, 02/2003 y 03/2003 todas de 21 de mayo, son nulas al ser producto de un
Concejo Municipal incompetente, al no encontrarse sus miembros en ejercicio legal
de funciones. Corresponde analizar si los recurridos tenían competencia para emitir
las Resoluciones objetadas en la demanda.

III.1.Dada la naturaleza jurídica del recurso directo de nulidad se establece que es una
acción jurisdiccional de control de legalidad sobre los actos o resoluciones de las
autoridades públicas, cuya finalidad es la de declarar expresamente la nulidad de los
actos invasivos o usurpadores de las competencias delimitadas por la Constitución y
las leyes; vale decir, que es un medio jurisdiccional reparador (SC 108/2003, de 10 de
noviembre).

El art. 79 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), que desarrolla los


presupuestos jurídicos previstos por el art. 31 de la Constitución Política del Estado
(CPE), dispone expresamente que este recurso procede contra todo acto o resolución
de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra los actos de quien
ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la Ley.

En consecuencia, a la Jurisdicción Constitucional en el caso presente, única y


exclusivamente le concierne determinar si los recurridos, al realizar la Sesión de
Concejo 01/2003 y pronunciar las Resoluciones Municipales 01/2003, 02/2003 y
03/2003 todas de 21 de mayo, actuaron o no con jurisdicción y competencia.

III.2.El art. 12 de la LM expresa que el Concejo Municipal es la máxima autoridad del


Gobierno Municipal; constituye el órgano representativo, deliberante, normativo y
fiscalizador de la gestión municipal, señalando entre sus atribuciones, en el inc. 1) de
la norma citada, la organización de su directiva.

El art. 14 de la LM, modificado por la Ley 2316, de 23 de enero de 2002, dispone


que:
401 José Luis Paredes Oblitas

" I El Concejo Municipal, en su primera sesión, elegirá su Directiva de entre los


concejales titulares. La Directiva del Concejo estará compuesta por un Presidente, un
Vicepresidente y un Secretario. El Presidente y el Secretario representarán a la
mayoría, y el Vicepresidente a la minoría. Asimismo, deberá organizar comisiones
para tratar y resolver asuntos correspondientes a sus atribuciones.

II Los concejales suplentes sólo podrán ser elegidos miembros de la Directiva del
Concejo, cuando su titular lo autorice expresamente y, en caso de su reincorporación,
se procederá a nueva elección por el cargo cesante.

III Los Concejales que integran las Directivas del Concejo Municipal y de las
Comisiones, durarán en sus funciones un año, pudiendo ser reelectos, en la forma
establecida por la presente Ley y Reglamento Interno del Concejo Municipal".
Conforme al art. 16.IV de la LM, las sesiones del Concejo Municipal no podrán
efectuarse si no existe el quórum reglamentario, que se formará con la asistencia de la
mitad más uno del total de sus miembros en ejercicio, siendo nulos de pleno derecho
los actos del Concejo Municipal que no cumplan las condiciones señaladas en los
incisos anteriores del referido precepto. Por su parte, el art. 27 de la Ley analizada,
determina que los concejales cesan en sus funciones por fallecimiento; cumplimiento
de mandato; renuncia; incapacidad física o mental declarada judicialmente;
incompatibilidad sobreviniente; sentencia condenatoria ejecutoriada a pena privativa
de libertad; y pliego de cargo ejecutoriado o sentencia judicial ejecutoriada por
responsabilidad civil contra el Estado y por las demás causales establecidas por Ley.

En cuanto a los concejales suplentes, el art. 31 de la LM, señala que mientras no


ejerzan de forma permanente el cargo de concejales titulares, los suplentes podrán
desempeñar cargos en la administración pública de acuerdo con el Reglamento, con
excepción de aquellos en el propio Gobierno Municipal de su jurisdicción o
cualesquiera de sus reparticiones. Los suplentes asumirán la titularidad cuando los
concejales titulares dejen sus funciones en forma temporal o definitiva, por fallo
judicial ejecutoriado o ante renuncia o impedimento definitivo, o en caso de haber
sido elegidos alcaldes, de acuerdo con lo establecido en el art. 5 del Código electoral
(CE). El Concejal titular y el suplente no podrán asistir a la misma sesión
prevaleciendo los derechos del titular respecto del suplente. Un Concejal titular no
podrá reincorporarse a sus funciones mientras no se haya cumplido el término de su
licencia. III.3.En la especie, se observa que en el Municipio de Ichoca se han sucedido
varias renuncias y consiguientes habilitaciones de concejales, lo que es determinante
para dirimir la problemática planteada. Al efecto, es necesario dejar claro que,
conforme a los datos del expediente y al informe remitido a solicitud de este Tribunal
por la Corte Departamental Electoral de La Paz - Sala Provincias, en lo concerniente a
este recurso y tomando en cuenta que la Sesión y las Resoluciones Municipales
impugnadas contaron con la participación de Julia Gabriel de León, Sixto Benavides
Mayta, José Aguilar Mamani y Román Cossío Valdez, se produjeron las siguientes
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 402

renuncias y habilitaciones: a)Por Resolución de la Corte Departamental Electoral de


La Paz - Sala Provincias 281/99 de 24 de diciembre de 1999, se habilitó como
concejales municipales de Ichoca, a Sixto Benavides Mayta (titular), maría Roque
(suplente); Román Cossío Valdéz (titular), Nieves Laura Vargas (suplente); Zenobio
Borras Gutiérrez (titular), Mery Aruquipa Ticona (suplente); José Aguilar Mamani
(titular), Francisca López Gutiérrez (suplente); y, Julia Gabriel (titular) y Rolando
Ayala Mancilla (suplente). b)Por Resolución 21/02/2001, la Corte Departamental
mencionada, habilitó a Rolando Ayala Mancilla como Concejal Titular en suplencia
de Julia Gabriel de León. c)El recurrente fue elegido Alcalde Municipal por
Resolución 0012/2002 de 18 de abril de 2002; presentando renuncia a ese cargo y al
de Concejal por nota de 11 de abril de 2003. d)Sixto Benavides renunció como
concejal por nota de 12 de abril de 2003, la cual fue presentada a la Corte Electoral el
22 de mayo de ese año, habilitando en su cuenta a María Roque. e)María Roque y
Rolando Ayala renunciaron como concejales, el 9 de junio y 9 de julio de 2003
respectivamente, en virtud de lo que por Resolución 047/2003, de 21 de noviembre, la
Corte Electoral habilitó a Fidelia Laura Villca y a Víctor Solares Montaño como
concejales titulares. III.4.La sesión de 21 de mayo de 2003, cuestionada por el actor,
fue llevada a efecto con la presencia de Román Cossío Valdez, José Aguilar Mamani
y Sixto Benavides Mayta, cuando este último había presentado renuncia al cargo el 12
de abril de 2003 y, aceptada la misma, la Corte Departamental Electoral de La Paz -
Sala Provincias, habilitó a su suplente, de modo que no tenía potestad para participar
en la sesión de Concejo del 21 de mayo de 2003 y menos emitir las Resoluciones
pronunciadas en ese acto. José Aguilar Mamani tampoco se encontraba habilitado
para participar en dicha sesión, por cuanto estaba suspendido de sus funciones desde
la gestión 2001, en mérito de lo que la indicada Corte Electoral también habilitó a su
suplente. En relación a la intervención de Román Cossío, que el actor alega que
también se encontraba suspendido de sus funciones, este extremo no ha sido
debidamente probado, ya que no existe documental alguna en el cuaderno procesal
que acredite ese extremo. Por otra parte, si bien en la fotocopia que sale a fs. 26,
presentada por el recurrente, en la sesión de 21 de mayo de 2003 aparentemente
participó Julia Gabriel Zárate, en el acta con firmas originales de fs. 138 solamente
figuran los nombres y firmas de José Aguilar, Román Cossío y Sixto Benavides. En
consecuencia, la sesión del Concejo Municipal de Ichoca de 21 de mayo de 2003, se
realizó con la presencia de tres de los recurridos -mencionados precedentemente- dos
de los cuales: Sixto Benavides Mayta y José Aguilar Mamani no estaban habilitados
para participar y votar para las decisiones, de manera que no se dio cumplimiento al
mandato del art. 16.IV de la LM, que dispone que las sesiones del Concejo no pueden
realizarse si no existe el quórum reglamentario de la mitad mas uno de sus miembros
en ejercicio, y contando con cinco concejales el Municipio de Ichoca, las reuniones y
determinaciones deben efectuarse y adoptarse por lo menos con tres Concejales en
ejercicio legal de sus funciones, al no haber sucedido esto en el caso presente, tanto la
sesión de 21 de mayo de 2003, así como las Resoluciones en ella pronunciadas,
signadas con los números 01/2003, mediante la que eligieron a los miembros de la
403 José Luis Paredes Oblitas

Directiva del Concejo; 02/2003 , por la que aceptaron la renuncia de Zenobio Borras
al cargo de Alcalde y resolvieron elegir nuevo Ejecutivo; y 03/2003, en la que
eligieron como Alcalde a Román Cossío Valdéz, son nulas de pleno derecho al tenor
de lo dispuesto por el art. 16.V de la LM, al haber sido emitidas por personas que
carecían de competencia para participar en la sesión de 21 de mayo de 2003 y sin
reunir el quórum reglamentario establecido por ley. Cabe dejar claro que aún en el
caso -no demostrado en la forma que en Derecho se exige- de que en la sesión del
Concejo Municipal de Ichoca del 21 de mayo de 2003, hubiera participado la
Concejala Julia Gabriel de Leon, tampoco se reunía el quórum necesario, pues
solamente se hubiera contado con dos concejales habilitados, que no pueden llevar a
cabo la reunión en forma válida ni pronunciar determinaciones. Finalmente, se
desvirtúa la afirmación realizada por la parte recurrida en sentido de que al haber
renunciado el recurrente a su cargo de Alcalde Municipal de Ichoca, carecería de
interés para formular el presente recurso, ya que las Resoluciones impugnadas no le
afectaría, puesto que una de las determinaciones impugnadas (Resolución 02/2003) es
la que precisamente aceptó tal renuncia y resolvió elegir nuevo Alcalde, y la
Resolución 03/2003 designó en ese cargo al co - demandado Román Cossío, todo ello
en una sesión ilegal de acuerdo a lo estudiado y examinado en esta Sentencia.

Por consiguiente, se ha constatado que tanto la sesión de Concejo 01/2003, como las
Resoluciones Municipales 01/2003, 02/2003 y 03/2003 todas de 21 de mayo, fueron
realizada y pronunciadas, respectivamente, por un Concejo sin el quórum suficiente, y
por personas que carecían de competencia para actuar como concejales en esa fecha.

RESOLUCIONES

EL PLAZO DE SEIS MESES PARA DICTAR UNA RESOLUCION


EN MATERIA ADMINISTRATIVA, SE APLICA CUANDO NO
EXISTE NORMA PARTICULAR QUE ESTABLEZCA UN PLAZO
DIFERENTE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0598/2005-R Sucre, 2 de junio de 2005 Con


relación a la supuesta lesión del derecho a la petición porque la entidad contratante no
habría dado respuesta a su solicitud de procedimiento administrativo, corresponde
señalar que ello no es evidente, toda vez que, según los antecedentes que cursan en el
expediente, la recurrente planteó la solicitud el 21 de julio de 2004 y el 26 del mismo
mes y año recibió una providencia por parte del PAN Chuquisaca, en la que se le
exigía la subsanación de la omisión de presentación de prueba que le favorezca,
respondiendo ella por memorial presentado el 29 de julio de 2004 en el que señaló que
ofrecía como prueba la documentación que se encontraba en las oficinas de la entidad,
documentación que según lo informado por el recurrido, habría sido entregada en
despacho del abogado de la recurrente en fecha 30 de agosto de 2004; ahora bien, la
norma contenida en el art. 17, parágrafo II de la LPA dispone sobre los procesos
administrativos en general, que el plazo máximo para dictar la resolución expresa es
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 404

de seis meses desde la iniciación del procedimiento, salvo plazo distinto establecido
conforme a reglamentación especial para cada sistema de organización administrativa,
aplicando dicha norma legal al caso en análisis se tiene que la recurrente presentó su
memorial de solicitud de procedimiento administrativo el 21 de julio de 2004, por lo
que el plazo que tenía la entidad para pronunciar resolución vencía el 21 de enero de
2005, es decir, que al momento de la interposición del presente amparo constitucional
la entidad recurrida se encontraba dentro del plazo para emitir la respectiva
resolución.

RESPONSABILIDAD ADMNISTRATIVA

LOS CASOS DE POSIBLE RESPONSABILIDAD


ADMINISTRATIVA DEL CONTRALOR GENERAL DE LA
REPÚBLICA, FISCAL GENERAL DE LA REPÚBLICA O
SUPERINTENDENTES, SUS INMEDIATOS DEPENDIENTES, LOS
AUDITORES INTERNOS O ASESORES LEGALES DE ESAS
REPARTICIONES, SERÁN RESUELTOS POR LAS RESPECTIVAS
COMISIONES DEL PODER LEGISLATIVO, CON ARREGLO A LAS
LEYES VIGENTES. ES ENTONCES EL CONGRESO A TRAVÉS DE
SUS COMISIONES QUIENES JUZGAN ESTAS PERSONAS Y NO
OTROS JUECES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0721/2004-R Sucre, 14 de mayo de 2004 III.3En


ese sentido, corresponde analizar lo que señala el art. 67.IX del DS 23318-A de 3 de
noviembre de 1992 (Reglamento de la Responsabilidad por la Función Pública)
modificado por el art. 2 del DS 26237 de 29 de junio de 2001, que establece:

"Los casos de posible responsabilidad administrativa del Contralor General de la


República, Fiscal General de la República o Superintendentes, sus inmediatos
dependientes, los auditores internos o asesores legales de esas reparticiones, serán
resueltos por las respectivas comisiones del Poder Legislativo, con arreglo a las leyes
vigentes".

El Manual de Organización y Funciones de la Contraloría General de la República


M/OA-011, en todas sus versiones, es decir, las aprobadas por Resolución CGR-
1/056/2002 de 14 de mayo (no se encuentra en obrados, en el expediente del recurso
directo de nulidad cursa a fs. 351 a 367), CGR-1/136/2002 de 3 de septiembre (fs. 62
a 89) y Resolución CGR/016/03 de 1 de abril (fs. 90 a 120) establecen la Gerencia
Departamental con Nivel Jerárquico Operativo, Clasificación Sustantiva

(porque sus funciones contribuyen directamente al logro de los objetivos de la


entidad) y con dependencia -dice- del Contralor General (fs. 84 y 113), aspecto que
implica una dependencia inmediata y directa de los Gerentes Departamentales
respecto al Contralor General de la República, y si bien de acuerdo al Manual de
405 José Luis Paredes Oblitas

Puestos de la Contraloría General de la República M/AR-012, en cuyo punto 9 se


establece la Clasificación de Puestos (fs. 565) dichos servidores públicos se
encuentran en Nivel Jerárquico 3, debajo del Subcontralor y Asesor General que se
encuentran en el Nivel Jerárquico 2, en ninguna parte de las disposiciones en análisis
de la Contraloría se establece la dependencia de los funcionarios del nivel 3 con
relación al nivel 2, sino más bien, y de manera expresa en el Manual de Organización
y Funciones M/OA-011, del Contralor General que corresponde al Nivel Jerárquico 1.
Todo lo cual se encuentra ratificado por el organigrama que cursa a fs. 569.

III.4Consecuentemente, en el caso en análisis, la recurrente en su calidad de Gerente


Departamental de la Contraloría de Cochabamba, se encuentra dentro del presupuesto
establecido por el art. art. 67.IX del DS 23318-A modificado por el art. 2 del DS
26237, como dependiente inmediata del Contralor General de la República, por lo que
su responsabilidad administrativa debe ser resuelta por las comisiones respectivas del
Poder Legislativo. En tal virtud, las autoridades recurridas: Sumariante de la
Contraloría y Contralor General a.i. de la República al haber sustanciado y resuelto a
su turno un proceso administrativo en contra de la actora, estableciendo su
responsabilidad administrativa y por ende su destitución el primero, y convalidado los
actos del Sumariante el segundo, han incurrido en actos ilegales y omisiones
indebidas que lesionan sus derechos a la seguridad jurídica y debido proceso en su
vertiente del Juez natural; y al haberla destituido de sus funciones, sus derechos al
trabajo y a participar de la función pública que ameritan la tutela que brinda el amparo
constitucional.

No es evidente como afirman los demandados que la recurrente se haya sometido a la


competencia del Sumariante pues en todo momento, a tiempo de asumir defensa e
interponer los recursos de ley, cuestionó la competencia de dicho funcionario.
Tampoco es cierto que este Tribunal haya reconocido la competencia de aquél en el
recurso directo de nulidad, ya que en la SC 0091/2003 no se ingresó al análisis de
fondo, sino se estableció que la actora debía impugnar dicha incompetencia a través
de los recursos de ley y luego, una vez agotados, interponer amparo constitucional
como lo ha hecho.

III.5Respecto a la renuncia que habría formulado la recurrente y con cuyo argumento


se pretende la improcedencia del amparo a tenor de lo señalado por el art. 96.2) de la
LTC como acto consentido libre y expresamente, de acuerdo a los antecedentes que
cursan en obrados, se tiene que si bien es cierto que la actora formuló renuncia al
cargo -con anterioridad a la iniciación del proceso administrativo- no es menos
evidente que se retractó de dicha determinación y la retiró antes de que sea
formalmente aceptada, todo ello en el ejercicio de su derecho al libre desarrollo de su
personalidad, lo cual ha sido además admitido por los recurridos, puesto que iniciaron,
sustanciaron y resolvieron el proceso como actual y no como ex servidora pública. De
no ser así no se hubiese dispuesto su destitución, puesto que no se puede destituir de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 406

un cargo a quien ya no lo ejerce. En consecuencia dicha renuncia no puede


considerarse como un acto libre y expresamente consentido.

Por todo lo expresado precedentemente, la situación planteada se encuentra dentro de


las previsiones del citado art. 19 de la CPE, por lo que el Tribunal de Amparo al haber
declarado improcedente el recurso, no ha efectuado una adecuada compulsa de los
antecedentes procesales ni dado correcta aplicación al citado precepto constitucional.

RESTITUCION DE FUNCIONARIO PÚBLICO

EMITIDA LA RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA POR EL


SUPERINTENDENTE DEL SERVICIO CIVIL, DISPONIENDO LA
RESTITUCIÓN DEL FUNCIONARIO PÚBLICO, ESTA DEBE SER
CUMPLIDA SIN OBSERVACIONES.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0506/2003- R Sucre, 16 de abril de 2003 Que la


jurisprudencia constitucional referida, es resultado de una interpretación correcta y
justa de los alcances de las normas relativas al ejercicio de funciones, los derechos y
obligaciones de los funcionarios públicos; queda claramente establecido y sin lugar a
argumentaciones contrarias, que dictada la Resolución Administrativa por el
Superintendente del Servicio Civil disponiendo la restitución de un funcionario
público, a la autoridad ejecutiva que lo hubiese retirado, sólo le cabe cumplirla, y para
el caso de considerarla errada podrá acudir a la vía contencioso administrativa, pero
sin perjuicio de cumplir lo resuelto en la vía administrativa.

RETROACTIVIDAD

DEFINICIÓN. EXPLICACION DE PORQUÉ EL DS 27302 NO ES


IRRETROACTIVO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0107/2004 Sucre, 4 de octubre de 2004 El


presente recurso ha sido planteado con la finalidad de someter al control de
constitucionalidad la Resolución Administrativa de la Superintendencia de
Electricidad 044/2004 de 30 de enero, que aprobó las Tarifas Base y las
correspondientes Fórmulas de Indexación para la Empresa de Electricidad de La Paz
S.A. (ELECTROPAZ), así como el DS 27302 de 23 de diciembre de 2003 en sus arts.
3, 4 y 6, por ser presuntamente contrarios y violatorios de los arts. 26, 27, 33, 96-I y
228 CPE. Corresponde analizar si el caso formulado se adecua a la naturaleza y a los
alcances del recurso incidental de inconstitucionalidad contemplado en la Ley 1836,
y, de ser así, si la vulneración acusada es evidente.

III.1.El artículo 59 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), establece que el


recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad "procederá en los procesos
judiciales o administrativos cuya decisión dependa de la constitucionalidad o
407 José Luis Paredes Oblitas

inconstitucionalidad de una ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial


aplicable a aquellos procesos...", lo que significa que el recurso sólo procede cuando
la disposición legal sobre cuya constitucionalidad exista duda, tenga que ser
necesariamente aplicada a la resolución del caso dilucidado dentro del proceso
judicial o administrativo.

Dicho de otro modo, este recurso constituye una acción de puro derecho que implica
confrontar el texto de la norma impugnada con el de la Constitución Política del
Estado, para determinar si hay contradicción en sus términos, con el objeto de realizar
el control correctivo de la norma y así depurar el ordenamiento jurídico del Estado; en
síntesis, lo que se busca es que al resolver un recurso ordinario dentro de un
determinado proceso judicial o administrativo, en la decisión final no se aplique una
norma inconstitucional. Para su procedencia, el legislador ha previsto además de los
requisitos formales señalados por el art. 30 de la Ley del Tribunal Constitucional
(LTC), los siguientes, contenidos en el art. 59 de dicha Ley: a) que el incidente sea
promovido dentro la tramitación de un proceso judicial o administrativo, b) que el
incidente se promueva de oficio o a solicitud de alguna de las partes que intervienen
en el proceso; asimismo, ha previsto la necesidad de la existencia de duda razonable y
fundada sobre la constitucionalidad de la disposición legal aplicable al caso concreto
y la vinculación necesaria entre la validez constitucional de la norma con la decisión
que deba adoptar la autoridad judicial o administrativa, es decir, que dicha decisión
dependa de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la disposición legal;
consecuentemente, el recurso solo será procedente cuando la disposición legal sobre
cuya constitucionalidad exista duda, tenga que ser necesariamente aplicada a la
resolución del caso concreto a ser dilucidado dentro del proceso judicial o
administrativo.

III.2.En lo concerniente a la Resolución Administrativa de la Superintendencia de


Electricidad 044/2004 de 30 de enero -impugnada- que aprobó las Tarifas Base y las
correspondientes Fórmulas de Indexación para la Empresa de Electricidad de La Paz
S.A. (ELECTROPAZ), corresponde precisar en principio su naturaleza jurídica.

A ese efecto, este Tribunal Constitucional ha entendido que los actos administrativos:
"(…) son declaraciones de voluntad, conocimiento u opinión destinadas a producir
efectos jurídicos, es decir, el nacimiento, modificación o extinción de derechos u
obligaciones. Así, el acto administrativo abarca todas las manifestaciones de voluntad
administrativa, cualesquiera que sean sus formas (actos unilaterales o plurilaterales), o
sus efectos (generales o individuales) (…)" (SC 0039/2004 de 20 de abril).

En este marco, la Resolución Administrativa 044/2004 fue dictada por la


Superintendencia de Electricidad en uso de sus facultades y atribuciones conferidas
por la Ley de Electricidad, su reglamentación y demás disposiciones conexas,
resolviendo: a) aprobar las Tarifas Base y las correspondientes Fórmulas de
Indexación, incluyendo los índices de incremento de eficiencia, para la Empresa de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 408

Electricidad de La Paz S.A. (ELECTROPAZ), detallados en el Anexo 1 de dicha


Resolución, para su aplicación a partir de la facturación del mes de enero de 2004 y;
b) que los precios máximos de suministro de electricidad de ELECTROPAZ, que
aplicará a sus consumidores regulados, a partir de la facturación del mes de enero de
2004, se determinarían mensualmente aplicando a la estructura tarifaria vigente al mes
de diciembre de 2003, la fórmula de indexación detallada en el Anexo 2 de dicha
Resolución.

Es decir que, de los antecedentes examinados, la Resolución Administrativa de


referencia -cuya inconstitucionalidad se demanda a través del presente recurso-
constituye un acto administrativo y no una norma jurídica de alcance general, por lo
cual no forma parte de las disposiciones que pueden ser objeto de este recurso de
inconstitucionalidad, toda vez que no se trata de una ley, un decreto o una resolución
que pueda ser aplicada en el fallo final que se adopte en el recurso de revocatoria en
trámite, sino que precisamente es la decisión objetada y cuestionada en dicho recurso
de revocatoria interpuesto por la ahora recurrente.

En consecuencia, la Resolución Administrativa 044/2004 de 30 de enero no es una


norma jurídica que pueda someterse al control de constitucionalidad mediante la
presente acción, lo que significa que no existe una de las condiciones esenciales
previstas por el art. 59 de la LTC, para la procedencia de este recurso en relación a la
merituada Resolución, motivo por el que no es posible ingresar al análisis de su
presunta inconstitucionalidad.

III.3.En cuanto a los artículos 3, 4 y 6 del DS 27302 de 23 de diciembre de 2003 y su


supuesta aplicación retroactiva, corresponde realizar el examen correspondiente.

La Ley 1600 de 28 de octubre de 1994, creó el Sistema de Regulación Sectorial


(SIRESE), cuyo objetivo es regular, controlar y supervisar aquellas actividades de los
sectores de telecomunicaciones, electricidad, hidrocarburos, transportes, aguas y las
de otros sectores que mediante ley sean incorporados al Sistema y que se encuentren
sometidas a regulación conforme a las respectivas normas legales sectoriales,
asegurando que: a) Las actividades bajo su jurisdicción operen eficientemente,
contribuyan al desarrollo de la economía nacional y tiendan a que todos los habitantes
de la República puedan acceder a los servicios; b) Tanto los intereses de los usuarios,
las empresas y demás entidades reguladas, cualesquiera fuera su forma y lugar de
organización o constitución, como los del Estado, gocen de la protección prevista por
ley en forma efectiva; y c) La potestad de regulación estatal se ejerza estrictamente de
acuerdo con la ley.

El Sistema de Regulación Sectorial (SIRESE) está dirigido por la Superintendencia


General y las Superintendencias Sectoriales, de acuerdo con lo establecido en esa Ley
y otras normas legales sectoriales y tendrán su domicilio principal en la ciudad de La
Paz (art. 2 Ley SIRESE). Conforme al art. 10-e) de la Ley mencionada, es
409 José Luis Paredes Oblitas

competencia de las Superintendencias Regionales: Aprobar y publicar precios y


tarifas de acuerdo a las normas legales sectoriales, vigilando su correcta aplicación,
asegurando que la información sustentatoria esté disponible para conocimiento de las
personas interesadas.

Las resoluciones pronunciadas por los Superintendentes Sectoriales podrán ser


impugnadas, por cualquier persona natural o jurídica, o los órganos competentes del
Estado, a través del recurso de revocatoria (art. 22), cuya resolución es pasible de ser
impugnada ante el Superintendente General mediante el recurso jerárquico (art. 23).

La Ley 1604 de 21 de diciembre de 1994, de Electricidad, norma las actividades de la


Industria Eléctrica y establece los principios para la fijación de precios y tarifas de
electricidad en todo el territorio nacional. Están sometidas a la misma, todas las
personas individuales y colectivas dedicadas a la Industria Eléctrica, cualesquiera sea
su forma y lugar de constitución.

III.4.Al tratarse de un tema relacionado con tarifas eléctricas, antes de ingresar al


examen de fondo, para una mejor comprensión de la presente Sentencia conviene
definir algunos términos que se emplearán a lo largo de la misma.

W.-WATIO (UNIDAD DE POTENCIA ELÉCTRICA) kW.-KILOWATIO (MIL


WATIOS) Wh.-WATIO hora (UNIDAD DE ENERGÍA ELÉCTRICA) KWh.-
KILOWATIO hora (ENERGÍA, mil watios, PRODUCIDA O CONSUMIDA EN
UNA HORA) MWh.-MEGAWATIO hora (ENERGÍA, millón watios, PRODUCIDA
O CONSUMIDA EN UNA HORA)

POTENCIA O DEMANDA DE PUNTA: Es la potencia facturada en el bloque alto.

POTENCIA O DEMANDA MÁXIMA: Es la máxima potencia del sistema

POTENCIA O DEMANDA FUERA DE PUNTA: Es la potencia facturada fuera de la


hora de punta

PÉRDIDAS DE ENERGÍA: Es la energía que se pierde debido a las longitudes de


líneas en diferentes voltajes y las instalaciones clandestinas, se calcula en por ciento.

BT:BAJA TENSIÓN. MT:MEDIA TENSIÓN. AT:ALTA TENSIÓN.

FACTOR DE CARGA: Es la relación de la energía consumida en un determinado


periodo de tiempo sobre la potencia de punta de ese mismo periodo de tiempo,
multiplicado por el periodo de tiempo (730 horas).

NODO: Es el punto o barra de un Sistema Eléctrico destinado a la entrega y/o


recepción de Electricidad
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 410

CONSUMIDOR NO REGULADO. Es aquel que tiene una demanda de potencia igual


o mayor a un cierto mínimo y que está en condiciones de contratar, en forma
independiente el abastecimiento directo de electricidad con el Generador o
Distribuidor u otro proveedor. Dicho mínimo será fijado por la Superintendencia de
Electricidad de acuerdo a la evolución del mercado.

CONSUMIDOR REGULADO: Es aquel ubicado en el área de Concesión de un


Distribuidor y necesariamente abastecido por este.

CONCESIÓN. Es el acto administrativo por el cual la Superintendencia de


Electricidad, a nombre del Estado Boliviano, otorga a una persona colectiva el
derecho de ejercer la actividad de servicio público de Distribución, o ejercer en los
Sistemas Aislados, en forma integrada las actividades de Generación, Transmisión y
Distribución. En todos los casos, la Concesión de servicio público se otorgará por un
plazo máximo de cuarenta (40) años

CARGO DE CONSUMIDOR: Es la relación entre los costos de consumidores y el


número promedio anual de Consumidores Regulados del Distribuidor,
correspondientes al nivel de tensión respectivo. Este cargo se aplicará mensualmente a
cada consumidor, se aplica una fórmula

CARGO POR POTENCIA DE PUNTA: Es el cargo por Potencia de Punta en Media


Tensión, multiplicado por el Factor de Pérdidas Medias de Potencia en Baja Tensión
más el cargo por Potencia fuera de Punta correspondiente al nivel de Baja Tensión. Se
determina con la aplicación de una formula:

CARGO POR POTENCIA FUERA DE PUNTA: Se calcula con la relación entre los
costos de distribución correspondientes al nivel de Baja Tensión, dividido entre la
sumatoria de demandas máximas individuales en la etapa de Baja Tensión. Se
determina con la aplicación de una fórmula.

CARGO POR ENERGÍA: Es igual al cargo por Energía por Media Tensión
multiplicado por el Factor de Pérdidas Medias de Energía en Baja Tensión. Se
determina con la aplicación de una fórmula.

FACTOR DE PÉRDIDAS: El Factor de Pérdidas Medias de Potencia para cada nivel


de Tensión se calculará como el valor inverso de la diferencia entre la unidad y el
valor unitario de las pérdidas de Potencias correspondientes. Se aplica una fórmula.

TARIFA BASE: Se determina aplicando los cargos: De Consumidor, Por Potencia de


Punta, Por Potencia Fuera de Punta y de Energía con sus respectivas fórmulas

DISTRIBUIDOR: Es la Empresa Eléctrica, titular de la Concesión de Servicio


Público que ejerce la actividad de Distribución.
411 José Luis Paredes Oblitas

DISTRIBUCIÓN: Es la actividad de suministro de Electricidad a Consumidores


Regulados y/o a Consumidores NO Regulados mediante instalaciones de Distribución
Primarias y Secundarias.

EMPRESA ELÉCTRICA. Es la persona colectiva, pública o privada, nacional o


extranjera, incluyendo las cooperativas, constituida en el país, que ha obtenido
Concesión o Licencia para el ejercicio de actividades de la Industria Eléctrica.

REGULACIÓN. Es la actividad que desempeña la Superintendencia de Electricidad,


al cumplir y hacer cumplir la presente ley y sus reglamentos, asegurando la correcta
aplicación de los principios, objetivos y políticas que forman parte de ésta.

SISTEMA AISLADO. Es cualquier Sistema Eléctrico que no está conectado al


Sistema Interconectado Nacional.

SISTEMA ELÉCTRICO. Es el conjunto de las instalaciones para la Generación,


Transmisión y Distribución de electricidad.

SISTEMA INTERCONECTADO NACIONAL. (SIN) Es el Sistema Eléctrico


interconectado que, a la fecha de promulgación de la presente ley, abastece de
electricidad en los departamentos de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Oruro,
Chuquisaca y Potosí y los sistemas Eléctricos que en el futuro se interconecten con
éste.

III.5.En el entendido que, en el marco de lo establecido en la Ley de Electricidad


(LE), y el Reglamento de Precios y Tarifas aprobado por DS 26094 de 2 de marzo de
2001, la Superintendencia de Electricidad y las principales empresas distribuidoras
estaban realizando el proceso para la aprobación de las tarifas de distribución para el
período 2004-2007, a ser aprobadas en diciembre de 2003, según lo dispuesto por DS
27114 de 30 de junio de 2003, el Gobierno Nacional emitió el DS 27302 de 23 de
diciembre de 2003, con el objeto de establecer medidas que permitan estabilizar las
tarifas de electricidad.

Dicho Decreto ha sido impugnado en primer término, en su art. 3, referido a la


proyección y actualización de activos, norma que contiene los términos transcritos en
el numeral II.3 de esta Sentencia.

Al respecto, en el Título V (De los Precios y Tarifas), Capítulo IV (Precios Máximos


de Distribución), de la LE, el art. 50 dispone que el precio máximo de transmisión
pagado por los Generadores conectados al Sistema Troncal de Interconexión, deberá
cubrir el costo total de Transmisión, que comprende la anualidad de la inversión y los
costos de operación, mantenimiento y administración de un Sistema Económicamente
Adaptado de Transmisión. Los precios máximos a pagar por el uso de instalaciones de
transformación y de transmisión, que no pertenecen al Sistema Troncal de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 412

Interconexión, comprenden la anualidad de la inversión más los costos de operación,


mantenimiento y administración y pérdidas de transmisión correspondientes a
instalaciones típicas de Sistemas Económicamente Adaptados. La Superintendencia
de Electricidad aprobará semestralmente los precios máximos de Transmisión, las
respectivas fórmulas de indexación mensual y determinará las condiciones de
utilización de las instalaciones de Transmisión. Vencido el período de vigencia de los
precios máximos de transmisión, y mientras no sean aprobados los del período
siguiente, éstos y sus respectivas fórmulas de indexación continuarán vigentes. El
procedimiento para la aplicación de lo establecido en ese artículo será determinado
por reglamento.

El art. 51 de la LE, determina que:

"Artículo 51.- (PRECIOS MÁXIMOS DE DISTRIBUCIÓN).- Los precios máximos


para el suministro de electricidad de las empresas de Distribución a sus Consumidores
Regulados contendrán las tarifas base y las fórmulas de indexación.

1. Las tarifas base se calcularán tomando en cuenta los siguientes aspectos:

a)El costo de las compras de electricidad, gastos de operación, mantenimiento y


administración, intereses, tasas e impuestos que por ley graven a la actividad de la
Concesión, cuotas anuales de depreciación de activos tangibles, amortización de
activos intangibles y la utilidad resultante de la aplicación de la tasa de retorno sobre
el patrimonio establecida en la presente ley. El costo de las compras de electricidad se
valorará como máximo al precio de Nodo respectivo, cuando corresponda se incluirán
los precios a que se refiere el segundo párrafo del artículo 50º de la presente ley; no se
incluirán los costos que, a criterio de la Superintendencia de Electricidad, sean
excesivos, no reflejen condiciones de eficiencia o no correspondan al ejercicio de la
Concesión;

b)Las previsiones de ventas de electricidad a sus consumidores; y,

c)Los ingresos previstos por concepto de venta y transporte de electricidad, utilización


y conservación de elementos de servicio y retribuciones que, por cualquier otro
concepto, obtenga la empresa de los bienes afectados a la Concesión.

2. Las fórmulas de indexación mensual estarán compuestas de:

a)Un primer componente que refleje el ajuste por variaciones en los costos de la
empresa, establecido en función de las variaciones de los índices de precios, menos el
índice de incremento de eficiencia que será determinado por la Superintendencia de
Electricidad; y,
413 José Luis Paredes Oblitas

b)Un segundo componente que transfiera las variaciones en los precios de compra de
electricidad y las variaciones en las tasas e impuestos que por ley graven a la actividad
de Concesión.

Por períodos de cuatro años, la Superintendencia de Electricidad aprobará los precios


máximos de suministro de electricidad para los Consumidores Regulados de cada
empresa de Distribución. Las tarifas y sus fórmulas de indexación tendrán vigencia
por este período. Una vez vencido el período de cuatro años, y mientras las tarifas no
sean aprobadas para el periodo siguiente, éstas y sus respectivas fórmulas de
indexación continuarán vigentes. El procedimiento para la aplicación de lo establecido
en el presente artículo será determinado por reglamento".

El art. 42 del Reglamento de Precios y Tarifas (RPT), aprobado por DS 26094, señala
que se calcularán los precios máximos de distribución para cada nivel de tensión, los
que estarán compuestos por las tarifas base y fórmulas de indexación. La Tarifa base
para cada nivel de tensión se compone de: a) Cargo por potencia de punta; b) Cargo
por potencia fuera de punta; y, c) Cargo por energía. Las tarifas base serán indexadas
mensualmente mediante la aplicación de fórmulas que reflejen tanto la variación de
los costos de distribución como los incrementos de eficiencia operativa y que
permitan el traspaso directo de variaciones en los costos de compras de energía e
impuestos.

El art. 45 del mismo Reglamento establece que los costos de suministro para el
cálculo de las tarifas base y por cada nivel de tensión, serán aprobados por la
Superintendencia mediante Resolución. Los costos de suministros comprenden:
compras de electricidad, costos de consumidores, impuestos, tasas, costos de
operación, costos de mantenimiento, costos administrativos y generales, cuota anual
de depreciación de activos tangibles, cuota anual de amortización de activos
intangibles, gastos financieros y otros costos que tengan relación con el suministro y
sean aprobados por la Superintendencia por Resolución con el detalle allí indicado,
consignando en su inciso g) la cuota anual de depreciación de los activos tangibles
afectos a la concesión, que se calculará aplicando las tasas de depreciación y
procedimientos aprobado por la Superintendencia mediante Resolución; y en su inciso
h): "la cuota anual de amortización del activo fijo intangible afecto a la concesión, que
se calculará en base a un plan de amortizaciones aprobado por la SSDE mediante
Resolución".

El Estudio Tarifario Noviembre 2003- Octubre 2007, en su numeral 7 (de los


Informes) señala que de acuerdo al art. 45 del RPT la tarifa base y por nivel de tensión
debe ser calculada considerando los siguientes aspectos:

a)Los costos de compra de energía b)Los costos de consumidores c)Impuestos y tasas


d)Costos de operación e)Costos de mantenimiento f)Costos administrativos y
generales g)Cuota anual de depreciación h)Cuota anual de amortización del activo
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 414

tangible i)Costos financieros De las disposiciones anotadas se establece que el art. 3


del DS 27302, contrariamente a lo sostenido por la recurrente, se enmarca a lo
dispuesto por los arts. 50 y 51 de la LE y 45 del RPT, estableciendo de manera clara
la forma de proyección y actualización de los activos, dado que el art. 51 de la citada
Ley contempla los costos que deben tomarse en consideración para el cálculo de las
tarifas base, de modo que la norma impugnada no infringe lo dispuesto por la Ley,
sino que la reglamenta. Además, el art. 50 del RPT establece el procedimiento para
determinar el valor del patrimonio afecto a la concesión, el cual incluye el valor de los
activos fijos, lo cual refuerza la necesidad de determinar -se reitera- la forma de
proyección y de actualización de los mismos. Es necesario tomar en cuenta que las
empresas distribuidoras de electricidad realizan la actualización de sus estados
financieros siguiendo las reglas de la Norma de Contabilidad 3 del Colegio de
Auditores de Bolivia, referida a los Estados Financieros en moneda constante,
aplicada como un principio contable generalmente aceptado, es decir, que el valor
total del activo fijo es actualizado en relación al tipo de cambio. La actualización de
los activos constituye un proceso y una norma contable -dicho de otro modo, una
obligación de la empresa-, que en los hechos no puede determinar variaciones
importantes en las tarifas dentro del periodo tarifario que corresponda. Es decir que lo
dispuesto por el art. 3 del Decreto impugnado, no es contrario a lo señalado por la Ley
de Electricidad, sin que exista conculcación del mandato contenido con el art. 228 de
la CPE.

En ese sentido, el Poder Ejecutivo, al asumir la norma contenida en el art. 3 del DS


impugnado, no ha rebasado los límites que el art. 96-I de la CPE le impone cuando le
reconoce competencia para ejecutar y hacer cumplir las leyes, expidiendo los decretos
y órdenes convenientes, sin definir privativamente derechos, alterar los definidos por
ley ni contrariar sus disposiciones, guardando las restricciones consignadas en esta
Constitución, tampoco transgrede -como se ha expresado- el principio de jerarquía
normativa consagrado por el art. 228 de la Ley Fundamental, porque no es contraria a
lo establecido por la Ley de Electricidad.

III.6.El art. 4 del DS 27302 impugnado autoriza a cada distribuidor que administre
sistemas de distribución urbanos y sistemas eléctricos rurales, incorporar los costos de
desarrollo en los costos de operación y costos de consumidores de cada sistema, para
que sean determinados de manera que permitan alcanzar cargos de consumidores y
cargos de potencia fuera de punta iguales para todos los sistemas.

Sin embargo, el sistema de distribución que atiende ELECTROPAZ corresponde a


una sola concesión, es decir únicamente se limita al sistema de distribución urbano,
razón por la que lo dispuesto por el art. 4 mencionado, que constituye un mecanismo
para la consideración conjunta de los costos de distribución de distribuidores que
administran sistemas de distribución urbanos y a la vez sistemas eléctricos rurales, no
415 José Luis Paredes Oblitas

ha sido considerado en la determinación de las tarifas y fórmulas de indexación


aprobados por Resolución SSDE 044/2004.

Consecuentemente, no puede ingresarse al fondo del estudio de esa norma impugnada


-que, a decir de la recurrente, vulneraría lo previsto por los arts. 26 y 27 de la Ley
Fundamental- toda vez que, al no haber sido considerada en la determinación de
tarifas y fórmulas de indexación por no ser aplicable a ELECTROPAZ S.A., es una
disposición que, lógicamente, no será aplicada en la Resolución que emita la
Superintendencia de Electricidad al definir el recurso de revocatoria planteado por la
recurrente.

III.7.En lo concerniente a la impugnación del art. 6 del DS 27302, cabe el siguiente


análisis.

El art. 54 de la LE, dispone:

"ARTÍCULO 54. (TASA DE RETORNO Y COSTOS FINANCIEROS). La tasa de


retorno sobre el patrimonio afectado a la Concesión utilizada en la determinación de
la utilidad para el cálculo de la tarifa base, será el promedio aritmético de las tasas de
retorno anuales sobre el patrimonio del grupo de empresas listadas en la Bolsa de
Valores de Nueva York e incluidas en el índice Dow Jones de empresas de utilidad
pública de los últimos tres años.

La Superintendencia de Electricidad reglamentará los costos financieros a ser


reconocidos como parte de los costos de explotación de la empresa de Distribución".

La Superintendencia de Electricidad ha emitido la Resolución 026/2004 de 27 de


enero de 2004, en la que ha señalado los costos financieros a ser reconocidos como
costos de explotación resultantes de préstamos de largo plazo contratados por la
empresa distribuidora para la expansión de sus instalaciones de distribución
contraídos para el financiamiento de bienes afectos al ejercicio de la concesión,
asimismo, en ese instrumento ha fijado los límites a que se sujetarán tales costos.

Es menester expresar que el art. 51 del RPT señala que la utilidad para el cálculo de la
Tarifa Base de Distribución, será obtenida multiplicando la tasa de retorno definida
por la Superintendencia mediante Resolución, con aplicación de lo determinado en el
artículo 54 de la Ley de Electricidad, por el valor del patrimonio afecto a la Concesión
establecido en el artículo 50 del citado Reglamento, que indica que el patrimonio
afecto a la Concesión, será igual al valor del activo fijo neto más el capital de trabajo
neto, menos el valor del pasivo de largo plazo asociado al activo fijo, de acuerdo a las
normas allí especificadas.

Por consiguiente, tomando en consideración que el art. 6 impugnado dice que para la
determinación de la tasa de retorno sobre el Patrimonio Afecto a la Concesión
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 416

establecida en el art. 54 de la LE, se considerará la información de los últimos tres


años contados a partir del año anterior del año base del estudio tarifario, y que para
futuras aprobaciones de tarifas, la tasa de retorno no podrá variar por encima o por
debajo, en un punto porcentual respecto a la aprobada en el anterior estudio tarifario,
la Superintendencia ha considerado la información de los últimos tres años contados a
partir del año anterior del año base del estudio tarifario. El año base para el estudio
tarifario es el 2002, por lo que la SSDE adopta los últimos años contados a partir del
año anterior: 1999, 2000 y 2001, en forma correcta y conforme lo manda la Ley de
Electricidad. Asimismo, se constata que en el anterior periodo tarifario la tasa de
retorno para ELECTROPAZ fue fijada en 10.1 (conforme lo menciona la Resolución
de la SSDE de 2 de marzo de 2004, fs. 5), encontrándose actualmente en 9.1, de
acuerdo a la Resolución SSDE 205/2003, de 31 de diciembre, o sea que la tasa de
retorno fijada para el periodo 2004 a 2007 es menor a la que regía en el anterior
periodo tarifario, contrariamente a lo aducido por la recurrente.

Por lo examinado, no existe contradicción entre lo dispuesto por el art. 6 del DS


27302 objetado y el art. 54 de la LE, toda vez que más bien, señala a partir de cuándo
se tomarán en cuenta los últimos tres años para la determinación de la tasa de retorno,
es decir que no introduce ningún elemento ni concepto nuevo contrario al art. 54
indicado, tampoco lo modifica ni cambia la metodología de fondo que esa disposición
determina, por ende, no se evidencia vulneración alguna al mandato del art. 228 de la
CPE, como erróneamente sostiene la actora, ni lesiona lo previsto por los arts. 26 y 27
de la Ley Suprema.

III.8.Con relación a la presunta aplicación retroactiva del DS 27302, conviene


recordar que el art. 33 de la Constitución instituye el principio y garantía de la
irretroactividad de la Ley cuando dispone expresamente que: "la ley dispone para lo
venidero y no tiene efecto retroactivo, excepto en materia social cuando lo determine
expresamente y en materia penal cuando beneficie al delincuente". Una Ley es
retroactiva cuando sus efectos se proyectan sobre hechos, actos o relaciones jurídicas
acaecidas con anterioridad a su entrada en vigor, es decir, cuando incide sobre
relaciones jurídicas legalmente establecidas y consagradas. La retroactividad implica
la aplicación de una Ley nueva a hechos anteriores a su promulgación (SC 1421/2004-
R).

Doctrinalmente, se denomina retroactividad a la traslación de la vigencia de una


norma jurídica creada en un determinado momento histórico, a un momento anterior
al de su creación. Desde el punto de vista lógico, esta operación implica subsumir
ciertas situaciones de hecho pretéritas que estaban reguladas por normas vigentes al
tiempo de su existencia, dentro del ámbito regulatorio de las nuevas normas creadas.

El DS 27302 fue emitido por el Poder Ejecutivo el 23 de diciembre de 2003,


estableciendo medidas que permitan estabilizar las tarifas de electricidad, como
determina el art. 1 de dicho decreto al señalar su objeto.
417 José Luis Paredes Oblitas

Del estudio pormenorizado de las disposiciones de ese instrumento impugnadas por la


recurrente, se ha constatado que las mismas no incurren desde ningún punto de vista
en contradicción con lo dispuesto por la Constitución Política del Estado, con la Ley
de Electricidad ni con el DS 26094 de 2 de marzo de 2001, que aprueba el
Reglamento de Precios y Tarifas, o sea que no se ha vulnerado el principio de
supremacía constitucional ni de jerarquía normativa como se ha manifestado en esta
Sentencia, porque las normas objetadas no han modificado, infringido ni contradicho
ninguna de aquellas disposiciones.

Partiendo de esa premisa, se tiene que si bien el proceso de estudio para la regulación
de tarifas eléctricas de ELECTROPAZ se inició antes de la dictación del DS 27302 -
que data del 23 de diciembre de 2003-, este conjunto de normas no ha introducido
ninguna modificación al marco normativo existente hasta entonces para la regulación
de tarifas eléctricas, proceso que aún no estaba concluido cuando fue pronunciado tal
Decreto, por una parte, y por otra, las nuevas tarifas eléctricas a ser cobradas por
ELECTROPAZ, fijadas por la SSDE, rigen a partir de enero de 2004, como lo
estableció la Resolución Administrativa SSDE 044/2004, de manera que el Decreto
Supremo impugnado no ha sido aplicado en forma retroactiva, sino que se ha
producido la figura de la retrospectividad, llamada también "retroactividad no
auténtica", que se produce cuando una Ley regula o interviene en situaciones fácticas
aún no concluidas (SSCC 0011/2002, 1421/2004-R), por cuanto -se reitera- el proceso
previo a la fijación y regulación de tarifas eléctricas no terminó aún cuando se emitió
el Decreto 27302, pues no se había constituido ni consagrado tampoco relación
jurídica alguna, a más que las nuevas tarifas eléctricas, cuya regulación se basa, entre
otras normas, en las previstas en el Decreto objetado tantas veces referido, que
comenzaron a regir desde enero de 2004.

Por consiguiente, no es cierta la aplicación retroactiva que acusa la recurrente,


dándose en el caso una aplicación retrospectiva por las razones jurídicas explicadas.

III.9.De todo lo expuesto, se concluye que: a) la supuesta inconstitucionalidad de la


Resolución Administrativa SSDE 044/2004 de 30 de enero de 2004, no puede ser
estudiada a través del presente recurso, al constituir el acto administrativo impugnado
en el recurso de revocatoria dentro del que se ha planteado el incidente de
inconstitucionalidad; b) el art. 4 del DS 27302 no es aplicable a ELECTROPAZ S.A.
porque esta empresa no administra ningún sistema de electricidad rural, solamente
urbano, de modo que no puede analizarse su presunta inconstitucionalidad al no ser
una norma a aplicarse en la resolución final del recurso de revocatoria mencionado; c)
los arts, 3 y 6 del DS 27302 no son contrarios a los arts. 26, 27, 33, 96.I y 228 de la
Constitución Política del Estado (CPE); y d) no existe aplicación retroactiva del DS
27302 de 23 de diciembre de 2003. LOS ARTS, 3 Y 6 DEL DS 27302 NO SON
CONTRARIOS A LOS ARTS. 26, 27, 33, 96.I Y 228 DE LA CONSTITUCIÓN
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 418

POLÍTICA DEL ESTADO (CPE); Y D) NO EXISTE APLICACIÓN


RETROACTIVA DEL DS 27302 DE 23 DE DICIEMBRE DE 2003.

SILENCIO ADMINISTRATIVO

EL SILENCIO ADMINITRATIVO EN LA ÚLTIMA INSTANCIA SE


CONSIDERA COMO AGOTAMIENTO DE LA VÍA PARA
PROCEDER CON EL RECURSO DE AMPARO CONSTITUCIONAL

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1161/2003-R Sucre, 19 de agosto de 2003


Consecuentemente, el acto ilegal está demostrado, así como se tiene evidencia que la
actora ha agotado las instancias administrativas de reclamo, puesto que ha acudido
ante el propio recurrido, ante el Prefecto del Departamento de Potosí y, finalmente,
ante el Viceministro de Salud, demandando la restitución en su cargo, sin obtener
ninguna respuesta, lo que desvirtúa los fundamentos de improcedencia del Tribunal de
amparo, máxime si se considera que si bien la reiteración de tal pedido al Prefecto fue
presentado en 14 de abril de 2003, y éste aún no le respondió, por lo que podría
alegarse la existencia de una vía pendiente de resolución, no es menos evidente que el
silencio administrativo debe entenderse como una negativa a lo solicitado por el
peticionante, dado que no puede esperarse en forma indefinida la respuesta de la
autoridad que se trate, motivo por el que el presente recurso podría ser declarado
procedente exclusivamente por la vulneración del derecho de petición. Sin embargo,
ello únicamente acarrearía un mayor perjuicio a la actora, en virtud de lo que,
considerando la excepción al principio de subsidiariedad del amparo constitucional,
que consiste en la necesidad de otorgar la tutela inmediata para evitar la consumación
de un perjuicio mayor, inminente e irreparable, debe declararse la procedencia de este
recurso para cumplir esa finalidad (SSCC 119/2003-R, 142/2003-R, 277/2003-R,
301/2002-R, 740/2003-R). III.3.Conforme a las SSCC 1315/2002-R, 1442/2002-R,
85/2003-R, 125/2003-R, 389/2003, 588/2003-R, 618/2003-R, 707/2003-R, el plazo
para interponer el amparo constitucional es de seis meses computables a partir del
acto ilegal o desde que se agotaron los medios legales de reclamo, y en este caso, la
recurrente ha formulado en forma insistente el pedido de restitución en sus funciones,
habiendo presentado su última solicitud en ese sentido el 14 de abril de 2003, razón
por la que el recurso se encuentra dentro de término.

SILENCIO ADMINISTRATIVO

EXCEPCIÓN AL SILENCIO ADMINISTRATIVO EN EL PROCESO


PENAL ADUANERO, SINO TIENE RESPUESTA UNA PETICIÓN,
NO HAY SILENCIO ADMINISTRATIVO, PORQUE EN PROCESO
PENAL DE TIPO ADMINISTRATIVO LA SANCIÓN O
RESOLUCION DEBE SER EXPRESA.
419 José Luis Paredes Oblitas

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0273/2004-R Sucre, 27 de febrero de 2004 La


empresa recurrente, solicitó tutela a sus derechos al comercio, al trabajo, a formular
peticiones, a la propiedad y a los principios de la presunción de inocencia y celeridad
procesal, consagrados en las normas de los arts. 7 incs. d), h), i), 16.I y 116.X CPE,
denunciando que han sido vulnerados por el recurrido, dentro del proceso penal
administrativo seguido por el recurrido contra la empresa recurrente, puesto que: a)
pese a haber presentado descargos y solicitado la declaratoria de la prescripción de la
acción, incurrió en silencio administrativo negativo por no resolver sus solicitudes en
el plazo previsto por las normas del Código tributario abrogado que rige a dicho
proceso y b) tampoco se pronunció sobre el recurso jerárquico interpuesto por el
silencio administrativo demostrado, ni dispuso la remisión de los antecedentes a la
autoridad llamada por ley. En consecuencia, en revisión de la resolución del Tribunal
de amparo, corresponde dilucidar si tales extremos son ciertos y si constituyen actos
ilegales lesivos de los derechos fundamentales referidos, a fin de otorgar o negar la
tutela solicitada.

III.1Antes de resolver el presente amparo constitucional, corresponde destacar que


para la imposición de una sanción por la comisión de actos ilegales de las personas, se
las somete a un juzgamiento donde se aplica un determinado procedimiento que se
halla sujeto por la materia infringida, el tribunal u órgano que juzgará y especialmente
la sanción a ser impuesta.

De acuerdo a la gravedad de los hechos y la sanción a ser impuesta, puede dividirse la


materia en penal o materia administrativa; la primera es ordinaria, que juzga delitos
comunes en base a jueces y tribunales instituidos mediante el Código de
procedimiento penal por infracción a normas del Código penal, la segunda es la
potestad sancionadora que otorga el Estado a la Administración Pública, la que "(...)
se bifurca en dos la disciplinaria y la correctiva. La primera se dirige a proteger los
propios intereses de la Administración como organización (eficiencia, puntualidad,
etc); sus sanciones están dirigidas a sus funcionarios, así como a las personas
vinculadas a la Administración por especiales deberes y relaciones jurídicas. La
segunda se dirige a imponer sanciones a la generalidad de ciudadanos que pudieran
transgredir los deberes jurídicos que las normas les imponen como administrados.
Este el caso de las infracciones que establece por ejemplo el Código Tributario [Ley
1340] en su Título III, en el que se establecen sanciones específicas para quienes
incumplan los mandatos y prohibiciones contenidos en la referida norma legal
(Derecho administrativo penal)". (SC 757/03-R, de 4 de junio).(El paréntesis es
nuestro). Entonces, cuando se denuncia que una persona cometió cierta infracción,
según el caso, puede ser sometida a un proceso penal, para ser juzgado por la presunta
comisión de delitos ordinarios o a un proceso penal administrativo, por la comisión
presunta de delitos administrativos.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 420

Estos dos tipos de procesos, tienen sus propias características, sus reglas sustantivas y
adjetivas, empero por su naturaleza de ser materia penal (ordinaria o administrativa),
rigen para ambos los principios de legalidad y especificidad, es decir, que el órgano
sancionador, el procedimiento aplicable y especialmente la sanción deben
necesariamente estar previstos con anterioridad al juzgamiento, principios que son
concordantes con la garantía del debido proceso consagrado en la norma prevista por
el art. 16.IV CPE. Así se ha reconocido en la SC 787/00-R, de 24 de agosto, cuando
se indicó que: "(...) las reglas del debido proceso no son sólo aplicables en materia
penal, sino también a toda la esfera sancionadora, dentro de ella la materia
administrativa disciplinaria, conforme lo ha establecido la jurisprudencia de este
Tribunal".

III.2Dados los parámetros generales sobre los principios y garantías que regulan los
procesos penales administrativos aduaneros, corresponde desglosar la problemática
planteada en el presente caso. Así tenemos respecto al primer punto, que al existir
mercaderías de propiedad de la empresa recurrente que presuntamente no se
encontraba respaldada documentalmente, el Gerente General de la Administración de
Aduana Interior La Paz, amparado en las normas previstas por los arts. 110 y 172 de
la Ley 1340, emitió Auto Inicial de Proceso Penal Administrativo 114-02 de 5 de
febrero, por el delito de contrabando contra los representantes de la referida empresa,
misma que presentó sus descargos y alegatos solicitando se aplique en su favor la
prescripción de la acción por haber transcurrido más de dos años desde que se incautó
la mercadería. Al no recibir respuesta en el plazo previsto por las normas del aludido
Código tributario, consideró que se operó en su contra, el "silencio administrativo
negativo", que se entiende como el rechazo o negativa de las peticiones formuladas,
por lo que interpuso recurso jerárquico para ante el órgano superior el que debería
resolver dicho recurso, sin embargo, la autoridad recurrida, no concedió el mismo y
menos ordenó la remisión de los antecedentes ante el superior jerárquico.

Ante esas supuestas omisiones, el recurrente solicitó tutela a sus derechos al


comercio, al trabajo, a formular peticiones, a la propiedad, a los principios de la
presunción de inocencia y celeridad procesal, por considerar que existía en su contra
el referido silencio administrativo; sin embargo cabe señalar que, conforme se hizo
constar líneas arriba, los procesos administrativos penales se encuentran revestidos de
otras garantías y principios procesales.

Por otra parte, si bien en materia administrativa, la falta de respuesta por parte de las
autoridades constituye silencio administrativo que vulnera el derecho fundamental a la
petición, cuando el solicitante presentó su reclamo y exigió la extenuación idónea de
los medios o recursos en cada una de las instancias, (así reconoció este Tribunal
Constitucional en las SSCC 757/2003-R de 4 de junio, 128/01-R de 12 de febrero,
1040/00-R de 10 de noviembre, 699/2002 de 14 de junio y 492/2003-R de 15 de
abril); este silencio no es aplicable en materia penal administrativa, por cuanto
421 José Luis Paredes Oblitas

conforme a los principios de legalidad y especificidad que rigen en este ámbito, no


puede el órgano administrativo guardar silencio para que se considere como si se
hubiera emitido una resolución definitiva, porque las sanciones deben ser específicas
y puntuales en base a la normativa vigente, después de haberse comprobado que se
cometió o no la infracción legal acusada, de manera que un proceso penal
administrativo, debe necesariamente concluir con una resolución.

En el caso presente de los antecedentes que cursan en el expediente se infiere que el


proceso penal

administrativo aún no ha concluido con la emisión de la resolución, por encontrarse el


proceso en trámite con el informe técnico, precisamente por ello el recurrente hizo
llegar impugnación del informe emitido por el técnico de la Administración de
Aduanas Interior La Paz, esto evidencia que, si bien existió una retardación en la
resolución de proceso, empero, ésta no fue imputable a la autoridad recurrida sino al
técnico, ante quien se encontraban los obrados y cuando éste devolvió dichos
antecedentes, el recurrido ordenó la remisión de obrados en vista fiscal para que se
pronuncie sobre el fondo del asunto, significando con esto que los presuntos actos
ilegales (supuesto silencio administrativo según el recurrente) acusados por la
empresa recurrente, cesaron antes de que el recurrido conozca el presente recurso. En
consecuencia no se ha lesionado el derecho de petición invocado por el recurrente,
puesto que conforme ha establecido este tribunal, en todo proceso las partes tienen
derecho a exigir una respuesta en un plazo razonable y cuando no se otorga la misma
existe violación al derecho a la petición, pero en el caso presente se acreditó que esos
actos han cesado, por lo que el recurso debe ser declarado improcedente conforme
establece la norma prevista por el art. 96.2 de la Ley del Tribunal Constitucional
(LTC).

III.3Por otra parte, es evidente que la autoridad recurrida tiene el plazo de quince días
para emitir resolución conforme establece la norma prevista por el art. 173 CTb (Ley
1340), sin embargo, este plazo se computa desde que el expediente ingrese a
despacho, luego de haberse emitido el informe técnico que corresponda y al ser un
proceso penal administrativo, el representante del Ministerio Público debe emitir su
requerimiento en conclusiones, pasos procesales que no pueden omitirse, toda vez que
forman parte de la configuración procesal previsto para el efecto, de manera que el
cumplimiento de dichas actuaciones procesales no puede calificarse como un supuesto
"silencio administrativo" que se reitera, es inaplicable en un proceso penal
administrativo.

III.4Finalmente cabe recordar que la subsidiariedad es una causal de improcedencia de


los recursos de amparo constitucional, al respecto, este Tribunal en SC 1337/2003-R,
de 15 de septiembre, desarrolló los siguientes supuestos:"(...) 1) las autoridades
judiciales o administrativas no han tenido la posibilidad de pronunciarse sobre un
asunto porque la parte no ha utilizado un medio de defensa ni ha planteado recurso
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 422

alguno, así: a) cuando en su oportunidad y en plazo legal no se planteó un recurso o


medio de impugnación y b) cuando no se utilizó un medio de defensa previsto en el
ordenamiento jurídico y; 2) las autoridades judiciales o administrativas pudieron
haber tenido o tienen la posibilidad de pronunciarse, porque la parte utilizó recursos y
medios de defensa, así: a) cuando se planteó el recurso pero de manera incorrecta, así
se daría en casos de planteamientos extemporáneos o equivocados y b) cuando se
utilizó un medio de defensa útil y procedente para la defensa de un derecho, pero en
su trámite el mismo no se agotó, estando al momento de la interposición y tramitación
del amparo, pendiente de resolución", en el caso presente se demostró que la empresa
recurrente, interpuso recurso jerárquico contra un presunto "silencio administrativo",
pese a que conforme se ha fundamentado este no es procedente en asuntos que
resuelven conductas sometidas a una sanción penal o penal administrativa, por lo que
el recurso aludido, al adecuarse a la segunda posibilidad de subsidiariedad,
mencionada líneas arriba, referida a la interposición de un recurso de manera
incorrecta, ingresó en la causal de improcedencia de la norma prevista por el art. 96.3
LTC, puesto que la empresa recurrente, no agotó todas las vías o instancias
administrativas dentro del proceso penal aduanero seguido en su contra.

En consecuencia el Tribunal de amparo, al haber declarado improcedente el recurso,


pero con diferentes argumentos, ha dado correcta aplicación a la norma prevista por el
art. 19 CPE

SILENCIO ADMINISTRATIVO

LA AUTORIDAD ADMINISTRATIVA TIENE EL PLAZO DE SEIS


MESES PARA RESPONDER UNA PETICIÓN, SOLO VENCIDO EL
PLAZO SE CONCRETA EL SILENCIO ADMINISTRATIVO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1483/2004-R Sucre, 14 de septiembre de 2004 El


recurrente manifiesta que presentó continuos reclamos en forma verbal dada su
humilde condición, a las que no respondieron las sucesivas autoridades, hasta que el
22 de enero del presente año solicitó por escrito el cumplimiento del compromiso
adquirido con su persona, petición que no fue respondida; a ese respecto es necesario
establecer que las normas previstas por el art. 17 de la Ley de Procedimiento
Administrativo, disponen la obligación que tiene la administración de responder en
todos los procedimientos, cualquiera sea su forma de iniciación, otorgando además
plazo de seis meses para la emisión de la resolución; es decir que en el caso
denunciado, el plazo para que la autoridad recurrida dé respuesta a la solicitud del
recurrente todavía se encontraba vigente a tiempo dé la presentación del presente
recurso, una vez concluido, de persistir la falta de respuesta, el recurrente podrá
423 José Luis Paredes Oblitas

aplicar las reglas del silencio administrativo y deducir los recursos que considere
pertinentes, de acuerdo con las normas del citado art. 17 de la LPA; de ello se infiere
que aún existe la vía administrativa para el reclamo de los derechos del recurrente,
haciendo aplicable la sub regla establecida por la SC 1337/2003-R, que estableció la
improcedencia del recurso de amparo por subsidiariedad "(...) 2) b) cuando se utilizó
un medio de defensa útil y procedente para la defensa de un derecho, pero en su
trámite el mismo no se agotó, estando al momento de la interposición y tramitación
del amparo, pendiente de resolución (...)".

III.3.De los fundamentos expuestos, se concluye que el recurrente no esperó que su


solicitud de cancelación sea respondida o transcurra el plazo para aplicar las reglas del
silencio administrativo, existiendo por ello en trámite la vía administrativa, de igual
forma el recurrente tiene la vía civil para reclamar el cumplimiento del acta de
conciliación suscrita con la Alcaldía de Poroma; siendo por ello que el presente caso
no se ajusta a las previsiones establecidas por las normas del art. 19 de la CPE para la
procedencia del recurso, debiendo en consecuencia ser declarado improcedente.

En consecuencia el Tribunal de amparo, al haber declarado improcedente el recurso,


ha dado correcta y estricta aplicación a las normas previstas por el art. 19 de la CPE.

SILENCIO ADMINISTRATIVO

APLICACIÓN DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO EN LA


TRAMITACIÓN DE LOS RECURSOS ADMINISTRATIVOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0067/2005-R Sucre, 26 de enero de 2005

III.2.En el caso en estudio, los hechos que motivaron el recurso no fueron


debidamente impugnados por la vía ordinaria que la Ley de Municipalidades concede
a toda persona para impugnar las resoluciones y actos de las autoridades municipales
ejecutivas; pues ante el decreto de 14 de abril de 2004, por medio del cual el
encargado de coactivos de la Alcaldía Municipal de Sacaba, denegó a la recurrente el
padrón municipal solicitado, ésta recurrió en recurso de reposición mediante memorial
de 19 de abril de 2004, en forma errónea ante la autoridad superior y no ante la que
dictó el acto impugnado como prevén las normas previstas por el art. 140 de la LM;
empero, por el principio de informalismo debe ser asumido como el recurso de
revocatoria, pues la autoridad edil recurrida tenía la obligación de encaminarlo
correctamente; sin embargo, el recurso no fue resuelto, en consecuencia, la recurrente
activó la previsión legal contenida en la parte in fine del art. 140 de la LM, que
establece que pasados los diez días de plazo para la dilucidación del recurso de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 424

revocatoria, sin que la autoridad encargada emita resolución, se lo tendrá por


denegado, quedando abierta la posibilidad de plantear recurso jerárquico.

Además de lo expuesto, se debe aclarar que aunque las normas contenidas en la Ley
de municipalidades no prevén el momento desde el cual se debe computar el plazo
para presentar el recurso jerárquico cuando se aplique el silencio administrativo
negativo como forma de conclusión del recurso de revocatoria, limitándose a señalar
que el recurso jerárquico se interpondrá dentro de los cinco días hábiles siguientes a la
notificación con la resolución al recurso de revocatoria (art. 141 de la LM), éste debe
computarse desde el vencimiento del plazo para resolver el recurso de revocatoria,
aplicando por analogía lo estipulado por los preceptos del 66.II de la LPA, que
disponen lo siguiente: "El Recurso Jerárquico se interpondrá ante la misma autoridad
administrativa competente para resolver el recurso de revocatoria, dentro del plazo de
diez (10) días siguientes a su notificación, o al día en que se venció el plazo para
resolver el recurso de revocatoria".

En el caso en análisis, ante el silencio negativo de la autoridad ejecutiva municipal de


Sacaba encargada de resolver el recurso de revocatoria, la recurrente presentó recurso
jerárquico mediante memorial en la Secretaría de despacho del Alcalde el 11 de mayo
de 2004 (fs. 49), es decir, fuera del plazo de cinco días otorgado por las normas
previstas por el art. 141 de la LM para la interposición del recurso, que venció el 10
de mayo, pues empezó a correr desde la conclusión del plazo para dictar resolución al
recurso de revocatoria, el 3 de mayo; en consecuencia, la recurrente no utilizó los
recursos administrativos que la ley le confería para la protección de sus derechos
fundamentales, haciendo aplicable el carácter subsidiario del recurso de amparo, para
dictaminar la improcedencia de la presente solicitud de tutela, pues la sub regla 2). a)
de las establecidas por la SC 1337/2003-R, de 15 de septiembre, establece que el
amparo constitucional es improcedente por subsidiariedad, cuando; "(...) 2) las
autoridades judiciales o administrativas pudieron haber tenido o tienen la posibilidad
de pronunciarse, porque la parte utilizó recursos y medios de defensa, así: a) cuando
se planteó el recurso pero de manera incorrecta, que se daría en casos de
planteamientos extemporáneos o equivocados (...)" , entendimiento aplicable al caso
en estudio, pues el recurso jerárquico fue presentado extemporáneamente, lo que
provoca la improcedencia del presente recurso de amparo constitucional.

SILENCIO ADMINISTRATIVO

EL SILENCIO ADMINISTRATIVO TRAE COMO EFECTO UNA


NEGACIÓN DE LA PETICIÓN NO RESUELTA. FUNDAMENTOS
CONSTITUCIONALES DE ELLO

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0018/2005 Sucre, 8 de marzo de 2005


425 José Luis Paredes Oblitas

III.4.A esta altura del análisis, no se puede omitir la mención de que el silencio
administrativo como instituto del derecho administrativo tiene como presupuesto
básico para dar cabida a su concepción, el establecimiento de un plazo para que la
Administración resuelva la petición o recurso planteado, y es la consecuencia prevista
por el ordenamiento jurídico legal administrativo cuando transcurrido ese plazo, el
administrado o interesado podrá entender por aceptada o negada su solicitud. Para su
análisis, cabe citar una parte de la Sentencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad
Andina que en una acción de nulidad dentro del proceso AN-97, de 9 de marzo de
1998, con relación al acto administrativo y el silencio administrativo, señaló:

La esencia del acto es su efecto jurídico, es decir la expresión de la autoridad, que


crea, extingue o modifica una situación jurídica o establece deberes con respecto al
administrado. Para que ese efecto jurídico se produzca es obligatorio que la
administración se pronuncie sobre la cuestión planteada para su resolución. El silencio
de la administración puede interpretarse, según las legislaciones de cada País
Miembro, como un silencio negativo o positivo. El primero en el entendido de que la
administración al guardar silencio sobre el reclamo Administrativo, deja expedita la
vía contenciosa administrativa para que el administrado plantee su acción. El silencio
positivo, significa que transcurrido el plazo legal para que la administración se
pronuncie, al no hacerlo, está aceptando la petición formulada.

El silencio administrativo, según la doctrina, es tan sólo una 'conducta inexpresiva de


la administración, inapta por lo tanto para ser considerada como una manifestación de
voluntad en un determinado Estado' (Gordillo, Obra citada, tomo 3, pág. X-19). Para
que el silencio negativo o positivo pueda considerarse como acto administrativo, debe
estar expresamente dispuesto por el orden jurídico".

III.5.El silencio administrativo, en consecuencia, es una presunción legal que le asigna


un efecto positivo o negativo a la inactividad de la administración que no se pronuncia
oportunamente con referencia a una petición del administrado, cuya finalidad se
afinca en el interés de proteger al administrado contra la morosidad administrativa
cuando requiere de un pronunciamiento expreso de la administración, de tal suerte que
el legislador -debe entenderse así- privilegió el interés público, específicamente del
administrado, al poner límite a la dilación del pronunciamiento de una resolución, y a
cuya consecuencia, éste, o bien puede consentir con sus efectos siéndole favorable o
no, o por el contrario, quedará habilitado para impugnar la determinación en pie. En
otro orden, en el ámbito de la jurisprudencia comparada, cabe mencionar un
precedente inserto en la Sentencia C-304/99 pronunciada por la Corte Constitucional
de Colombia, que señala lo siguiente:

"(…) sin perjuicio de lo que deba seguirse en lo que al derecho fundamental alude, el
legislador tenía que ofrecer a las personas los mecanismos idóneos para que, pese al
incumplimiento del deber de las autoridades, pudieran encontrar respuesta positiva o
negativa en torno a lo pedido. Y, por supuesto, bien podía la Ley, sin violentar la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 426

Constitución, señalar efectos jurídicamente valiosos al silencio administrativo, en


relación con el contenido de lo que el peticionario pretendió al formular la petición.
Por eso la consecuencia positiva o negativa del silencio depende de la libre evaluación
del legislador, dentro del ámbito de sus atribuciones constitucionales. Que haya
acudido a instituir la figura del `acto presunto´, negativo en unos casos para dar lugar
a los recursos y acciones pertinentes, y positivos en otros, para fundar directamente la
certeza del peticionario acerca de aquello que reclamaba, no se opone a la Carta
política, en cuanto ni anula ni disminuye el núcleo esencial del derecho de petición".

III.6.Como es bien sabido, y conforme al desarrollo jurisprudencial y doctrinal


referido ut supra, al derecho de petición le es inherente una resolución pronta y
oportuna que absuelva la solicitud, reclamo

o queja presentada ante el funcionario o la autoridad, positiva o negativamente. En ese


sentido, la interposición de los recursos de impugnación administrativa, en contra de
resoluciones emitidas por una autoridad ejecutiva del Gobierno Municipal, sea por la
vía de un recurso de revocatoria o recurso jerárquico, previstos por los arts. 140 y 141
de la LM, constituyen para el ciudadano el ejercicio de su derecho de petición, lo que
entonces para la administración municipal presupone el deber de resolverlos dentro de
los términos establecidos; empero, cuando ello no ocurre, el art. 141 de la indicada
Ley, referido al recurso jerárquico, en su parte in fine, cuya constitucionalidad se
cuestiona, prevé que se opera el silencio administrativo, al que el legislador le ha
atribuido efectos negativos, sin que por ello se haya apartado de los principios, valores
y normas de la Constitución, por cuanto el

indicado precepto no es contrario al derecho de petición reconocido por el art. 7 inc.


h) de la CPE, puesto que no lo anula ni disminuye, ya que como se vio, el núcleo
esencial de este derecho, cual es la respuesta rápida y oportuna, no se ve mayormente
afectado, ya que ante la falta de pronunciamiento por parte de la administración
municipal dentro del término establecido, está previsto que de inmediato se opere la
presunción de la denegación del recurso, salvando así la omisión y asumiendo una
respuesta negativa al recurso planteado, con lo que el derecho de petición ha quedado
satisfecho por voluntad legal, aunque en un sentido negativo.

Corresponde señalar además que dicha situación (efecto negativo del silencio
administrativo) se traduce en un beneficio para el propio interesado, en cuanto le
habilita para acceder a la vía judicial y evita dejarlo en indefensión, ya que no debe
esperar se dicte la resolución administrativa, haciendo así efectivo su derecho a la
tutela judicial efectiva, siendo inadmisible la pretensión del incidentista en el sentido
de que dicha negativa sea entendida como una decisión positiva para el administrado,
pues ello significaría dar curso a pretensiones inclusive descabelladas por la sola
inacción de la administración, ya que el silencio positivo constituye un verdadero acto
administrativo que confiere derechos, lo cual ocasionaría un estado de
inconstitucionalidad mayor al que se pretende evitar, al afectarse fundamentalmente a
427 José Luis Paredes Oblitas

la seguridad jurídica, por ello, para que se opere el silencio administrativo positivo, es
necesaria una disposición legal expresa.

SISTEMA REGULATORIO

LOS SISTEMAS DE REGULACIÓN SECTORIAL Y SUS


FUNDAMENTOS. FACULTADES DE INALCO FRENTE A LA
SUPERINTENDENCIA DE ENERGÍA ELÉCTRICA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0104/2004 Sucre, 13 de septiembre de 2004 Los


recurrentes denuncian que el recurrido Director General de Cooperativas al dictar la
RA 001/04 de 27 de abril de 2004, que dispuso la intervención de la Cooperativa que
representan, actuó sin competencia así como también los co-recurridos, Viceministro
del Trabajo y la Delegada Presidencial Anticorrupción al participar en la intervención
material, pues la competencia para intervenir corresponde a la Superintendencia de
Electricidad. En consecuencia, corresponde analizar lo planteado y resolver si los
recurridos al realizar dicha interpretación han incurrido en los presupuestos del art. 31
de la CPE y 79.II de la LTC, a fin de declarar fundado o infundado el recurso.

III.1.Al efecto, con carácter previo al análisis de fondo de la problemática planteada,


tomando en cuenta que los recurrentes denuncian que existe usurpación a las
funciones otorgadas a la Superintendencia de Electricidad, corresponde analizar las
atribuciones otorgadas a la Superintendencia de Electricidad.

III.1.1. El Sistema de Regulación Sectorial (SIRESE) fue creado por la Ley 1600 de
28 de octubre de 1994 con el objeto de regular ciertas actividades privadas; con
relación al papel de regulación que el Estado ejerce a través del SIRESE, este
Tribunal Constitucional, en su SC 0071/2004-R de 16 de julio, ha sostenido lo
siguiente: "se entiende por regulación la serie de instrumentos mediante los cuales, los
gobiernos, establecen requerimientos sobre la libre actividad de las empresas y de los
ciudadanos. En ese sentido, las regulaciones son limitaciones impuestas a la libertad
de los ciudadanos y de las empresas por presumibles razones de interés público. Las
regulaciones, así entendidas, se expresan tanto en leyes como en reglamentos y
órdenes o actos administrativos producidos en los diferentes niveles de gobierno o en
las organizaciones no gubernamentales o autoreguladas que tengan poderes
reguladores delegados. Se clasifican en tres categorías:

"1º Regulaciones Económicas, con las que se interviene directamente en decisiones de


mercado, a través de decisiones orientadas a regular la fijación de precios, la
competencia, la entrada o salida en los mercados. La reforma reguladora trata en este
sector de incrementar la eficiencia económica mediante la reducción de barreras a la
competencia y a la innovación, a menudo mediante la desregulación y el uso de
regulaciones proveedoras de eficiencia, y mediante el mejoramiento de los marcos
reguladores para el funcionamiento y la supervisión prudente de los mercados.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 428

"2º Regulaciones Sociales, con las que se intenta proteger bienes públicos como salud,
la seguridad, el medio ambiente y la cohesión social. Los efectos económicos de las
regulaciones sociales pueden ser preocupaciones secundarias o inesperadas, pero
pueden ser substanciales. La reforma reguladora trata aquí de verificar su genuina
necesidad y de diseñar los instrumentos reguladores y otros que resulten más
flexibles, simples y más efectivos al menor costo.

"3º Regulaciones Administrativas, son las formalidades administrativas mediante las


que los gobiernos recogen información e intervienen en las decisiones económicas,
individuales. Pueden tener impactos substanciales en el desempeño del sector privado.
La reforma reguladora intenta en este campo eliminar todo lo que ya no es
estrictamente necesario, reduciendo y simplificando su funcionamiento y mejorando
la transparencia de su aplicación" (las negrillas son nuestras).

El SIRESE se ejerce a través de la Superintendencia General y las Superintendencias


Sectoriales. En ese orden, las normas previstas por el art. 10 de la Ley del Sistema de
Regulación Sectorial (LSIRESE), establecen las atribuciones de las Superintendencias
sectoriales, entre ellas la de electricidad, otorgándole la facultad de "f) Intervenir las
empresas y entidades bajo su jurisdicción reguladora y designará los interventores,
según lo dispongan las normas legales sectoriales"; normas que examinadas en base a
los razonamientos doctrinales y jurisprudenciales expuestos, expresan una regulación
de tipo administrativo sobre las empresas reguladas; empero, esa facultad se ejerce
según lo disponen las normas legales sectoriales.

III.1.2. Ingresando al sector de electricidad, corresponde señalar que la Ley de


electricidad, en las normas previstas por su art. 1 define su alcance al disponer lo
siguiente: "La presente ley norma las actividades de la Industria Eléctrica y establece
los principios para la fijación de precios y tarifas de electricidad en todo el territorio
nacional. Están sometidas a la presente ley, todas las personas individuales y
colectivas dedicadas a la Industria Eléctrica, cualesquiera sea su forma y lugar de
constitución. La producción de electricidad de origen nuclear será objeto de ley
especial." (las negrillas son nuestras).

En ese marco normativo, el art. 12 de la LEc, en su primer párrafo, dispone


expresamente que "La Superintendencia de Electricidad es el organismo con
jurisdicción nacional que cumple la función de Regulación de las actividades de la
industria Eléctrica. La máxima autoridad ejecutiva de este organismo es el
Superintendente de Electricidad, cuya forma de designación está establecida en la Ley
Nº 1600 (Ley del Sistema de Regulación Sectorial) de fecha 28 de octubre de 1994
(...)" (las negrillas son nuestras)•

De las normas citadas se infiere que se encuentran sometidas a la regulación de la Ley


de electricidad todas las personas individuales y colectivas dedicadas a la industria
eléctrica, cualquiera sea su forma de constitución, de lo que se concluye que la
429 José Luis Paredes Oblitas

regulación de la citada ley alcanza también a las cooperativas que se dedican a la


industria eléctrica (art. 1 de la LEc). De otro lado, se infiere que la Superintendencia
de Electricidad cumple las funciones de regulación de las actividades de la industria
eléctrica (art. 12 de la LEc), lo que significa que este ente sectorial ejerce su función
reguladora sobre las actividades de todas las personas individuales y colectivas
dedicadas a la industria eléctrica, incluidas las cooperativas.

Efectuando un análisis más detallado de las funciones de la Superintendencia de


Electricidad, se debe referir que, conforme disponen las normas previstas por el art.
12, segundo párrafo, de la LEc, "Además de las atribuciones generales establecidas en
dicha ley (se refiere a la Ley 1600), el Superintendente de Electricidad tendrá las
siguientes atribuciones específicas sujetas a lo dispuesto en la presente ley y sus
reglamentos: "(..) e) Intervenir las Empresas Eléctricas, cualesquiera sea su forma de
constitución social, y designar interventores;" (las negrillas son nuestras).

Ahora bien, corresponde precisar que, contrariamente a las normas anteriormente


descritas, la prevista por el art. 12 de la LEc es especifica, pues mientras que las
anteriores se referían a la industria eléctrica de manera general como su objeto de
regulación, la presente señala que el sujeto de intervención por la Superintendencia de
Electricidad son "las Empresas Eléctricas", de lo que se infiere que el objeto de
regulación es distinto y más preciso, y no incluye a las cooperativas destinadas a la
industria eléctrica. Por eso se hace necesario identificar qué es una Empresa Eléctrica.

III.1.3. Las normas previstas por el art. 2 de la LEc, contienen las definiciones para la
aplicación de la mencionada Ley, y disponen que:

"Empresa Eléctrica. Es la persona colectiva, pública o privada, nacional o extranjera,


incluyendo las cooperativas, constituida en el país, que ha obtenido Concesión o
Licencia para el ejercicio de actividades de la Industria Eléctrica." (las negrillas son
nuestras); ello implica que las cooperativas se consideran empresas eléctricas; empero
tal cualidad se la consigue con la obtención de Concesión o Licencia, esta última "Es
el acto administrativo por el cual la Superintendencia de Electricidad, a nombre del
Estado Boliviano, otorga a una persona individual o colectiva el derecho de ejercer las
actividades de Generación y Transmisión. Los mínimos, a partir de los cuales se
requiere Licencia, serán fijados por la Superintendencia de Electricidad", mientras que
para el caso de las dedicadas a la distribución corresponde la concesión, que de
acuerdo a las definiciones establecidas por las normas previstas en el art. 2 de la LEc,
"Es el acto administrativo por el cual la Superintendencia de Electricidad, a nombre
del Estado Boliviano, otorga a una persona colectiva el derecho de ejercer la actividad
de servicio público de Distribución, o ejercer en los Sistemas Aislados, en forma
integrada las actividades de Generación, Transmisión y Distribución. En todos los
casos, la Concesión de servicio público se otorgará por un plazo máximo de cuarenta
(40) años".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 430

Normas de las que se extrae que, sólo una persona individual o colectiva que tiene
concesión o licencia puede considerarse como una Empresa Eléctrica, derivando de
ello su condición pasiva para ser sujeto de intervención por la Superintendencia de
Electricidad.

III.1.4. De otro lado, las personas individuales o colectivas dedicadas a la distribución


de energía eléctrica no titulares de una concesión, pueden continuar ejerciendo la
industria eléctrica y acceder a ser entes regulados mediante la firma de un contrato de
adecuación, según las normas previstas por el art. 2 del DS 26299 de 1 de septiembre
de 2001, que lo define como "el contrato que permite a la Superintendencia de
electricidad cumplir con la función de regulación sobre las personas individuales

o colectivas que hasta la fecha de promulgación del presente Decreto Supremo, no son
titulares de una concesión en el marco de la Ley de Electricidad"; y en los preceptos
del art. 3 dispone que todas las personas individuales o colectivas dedicadas a la
distribución de electricidad deben firmar un contrato de adecuación en el plazo de seis
meses.

Las normas previstas por el art. 4 del DS 26299, establecen el contenido y alcance del
contrato de adecuación, disponiendo que debe prever "la obligación de adecuarse a la
Ley de Electricidad en los aspectos legales, técnicos y económicos; así como de
manera transitoria, tarifas, requisitos mínimos de calidad de distribución, obligaciones
relacionadas con la operación y mantenimiento del sistema de distribución,
compromisos de expansión de la cobertura del servicio, compromisos de inversión,
área de operación, y otros aspectos que consideren necesarios para la operación del
sistema en el período de adecuación, los cuales serán determinados en función a las
características técnicas y económicas de cada sistema.", de lo que se infiere que el
contrato de adecuación tiene como objetivo preservar la operación del sistema, la
adecuación a la ley de electricidad de las empresas que desarrollan la actividad de la
industria eléctrica, y otros elementos de carácter técnico, económico y legales; y no
sobre los aspectos orgánico administrativos, o de resguardo de interés de los
propietarios o socios, si se trata de cooperativas, lo cual resulta obvio, pues el objeto
del contrato no es preservar el interés particular de los socios de una cooperativa, sino
por el contrario los principios de la regulación dirigen su objetivo a favor de los
usuarios del servicio que presta la empresa, por tanto los aspectos de orden interno de
las empresas que gozan de un contrato de adecuación a la Ley de Electricidad no son
objeto de fiscalización por parte de la Superintendencia de Electricidad en la etapa de
adecuación, por lo tanto, sobre ellos no tiene facultad de intervención, como se
analizará en los párrafos siguientes.

De otro lado, cabe referir que el mencionado DS 26299, en la norma prevista por el
art. 7 establece las condiciones para una intervención a las personas individuales o
colectivas que firmaron un contrato de adecuación, disponiendo que son:
431 José Luis Paredes Oblitas

a) Que posean máxima potencia demandada anual superior a 500 KW y que no hayan
suscrito el Contrato de Concesión de Adecuación a la Ley de electricidad en el plazo
indicado en el art. 3 del presente Decreto Supremo.

b) Que durante la vigencia del Contrato de Adecuación a la Ley de electricidad, no


cumplan con los alcances estipulados en el mismo. Cuando considere que está en
riesgo la continuidad del suministro de energía eléctrica.

Del texto legal referido se infiere que una persona individual o colectiva dedicada a la
distribución eléctrica, que no firmó un contrato de adecuación en el plazo otorgado
por el Art. 3 del DS 26299 es susceptible de intervención cuando incurre en las
causales descritas; empero debe advertirse que en el contrato de adecuación no se
encuentran previstos los aspectos orgánicos, administrativos y de protección al socio,
por lo que cualquier problema emergente de dichos aspectos no constituye una causal
de intervención.

III.2.De otro lado, con carácter previo al análisis del fondo de la problemática
planteada, corresponde analizar las atribuciones de la Dirección General de
Cooperativas, para lo que se debe señalar que, de acuerdo con lo previsto por el
artículo único del DS 27441 de 7 de abril de 2004, desde la fecha de su promulgación
la señalada Dirección asumió todas las atribuciones del Instituto Nacional de
Cooperativas.

Ahora bien, conforme lo dispuesto por el art. 7 del Estatuto Orgánico del Instituto
Nacional de Cooperativas (INALCO) aprobado mediante DS 12650 de 26 de junio de
1975 -vigente por no haber sido derogado o abrogado- INALCO era el "órgano rector
y normativo de la política nacional sobre cooperativas" (sic.), y según lo previsto por
el art. 9 del referido Estatuto, su nivel de decisión, estaba conformado por el Consejo
Nacional de Cooperativas y la Dirección Ejecutiva, otorgándole a esta instancia las
funciones descritas por el art. 15 del Estatuto Orgánico del INALCO, entre las que se
destaca la otorgada en el inc. c) que dispone que es su función "Cumplir y hacer
cumplir la Ley General de Sociedades Cooperativas y otras disposiciones afines,
constituyéndose en la autoridad para el otorgamiento, modificaciones o revocación de
las personalidades jurídicas de las sociedades cooperativas y para su intervención
previos los informes técnicos, reportando del ejercicio de estas atribuciones
periódicamente al Consejo Nacional" (sic.) (las negrillas son nuestras); de lo que se
infiere que existía un expreso mandato legal, que otorgaba a la Dirección Ejecutiva
del extinto INALCO, la facultad de cumplir y hacer cumplir la Ley General de
Sociedades Cooperativas, otorgar, revocar y modificar la personalidad jurídica de las
cooperativas y la de intervenirlas, previos informes técnicos.

La facultad de intervención otorgada al extinto INALCO, que ahora corresponde a la


Dirección General de Cooperativas, surge de la naturaleza del cooperativismo y los
principios que los rigen, expresados en las normas previstas por el art. 1 de la Ley
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 432

General de Sociedades Cooperativas, en los que prima la igualdad de derechos y


obligaciones, el principio de control democrático, la propiedad y acción conjunta de
los socios; ello implica que la intervención tiene por objeto precautelar el interés de
los socios de la cooperativa, en resguardo de los principios de ésta, tal como lo
expresan las normas previstas por el art. 15 del Estatuto del INALCO descritas
anteriormente.

De ello se infiere que, sobre los aspectos orgánicos y administrativos de los derechos
sociales y de la propiedad conjunta de las Cooperativas debe intervenir la Dirección
General de Cooperativas, en aplicación de la atribución que ahora ejerce por
transmisión de las dispuestas para el INALCO

III.3.Expuestas las premisas normativas, doctrinales y jurisprudenciales que confluyen


a la dilucidación de la problemática planteada, corresponde analizar el caso planteado.

Al respecto cabe señalar que, de los antecedentes del recurso que cursan en el
expediente se evidencia que la Cooperativa de Servicios Eléctricos MANIQUÍ Ltda.,
de acuerdo a las normas previstas en el art. 2 de sus Estatutos, tiene como objeto
social proveer energía eléctrica, para lo cual puede realizar los actos jurídicos
necesarios; en cumplimiento a ello firmó un contrato de adecuación a la Ley de
Electricidad con la Superintendencia de Electricidad (fs. 123 a 134), ello implica que,
aunque se dedica a la industria eléctrica, no tiene concesión para ejercer la
distribución eléctrica, estando autorizada a ejercer esa actividad sólo por el contrato
de adecuación, de acuerdo con la permisión otorgada por las normas previstas por el
art. 2 del DS 26299, en ese sentido la facultad de intervención de la Superintendencia
se limita a las causales previstas por el art. 7 del mencionado Decreto Supremo, y
producto de ello también al cumplimiento de lo establecido en las estipulaciones del
Contrato de Adecuación, que en la cláusula Trigésimo Sexta establece las causales de
intervención a la Cooperativa, en caso de concurrir las condiciones establecidas por
las normas previstas en el art. 35 de la LEc, que disponen que tal medida solo será
posible cuando se ponga en riesgo la normal provisión del servicio, lo que no fue el
motivo de la intervención a la cooperativa, pues no esta en duda ni en cuestionamiento
la capacidad de continuar ejerciendo la industria eléctrica de la Cooperativa, sino solo
el uso, la administración y el abuso denunciado de los derechos y bienes societarios,
aspectos sobre los cuales la Superintendencia de electricidad no tiene competencia
para intervenirla.

En consecuencia, con relación al argumento de los recurrentes en sentido de que la


intervención es prerrogativa del Superintendente de Electricidad, por lo que el
Director General de Cooperativas del Ministerio de Trabajo habría usurpado las
funciones de aquél, cabe señalar que ello no es evidente, pues como se tiene
demostrado, por la causal que motivó la intervención impugnada no le compete al
Superintendente de Electricidad asumir tal decisión.
433 José Luis Paredes Oblitas

III.4.Por otro lado, del análisis de la RA 001/04 de 27 de abril de 2004, dictada por el
Director General de Cooperativas del Ministerio del Trabajo, impugnada en el
presente recurso, se tiene que en consideración a las denuncias de "actos incorrectos y
corrupción" (sic), el Departamento Legal de INALCO elevó informes sugiriendo su
intervención, y que siendo atribución de la Dirección General de Cooperativas vigilar
el cumplimiento de la Ley General de Sociedades Cooperativas, con el objeto de
precautelar el patrimonio de los socios, determinó su intervención por noventa días,
mediante la mencionada Resolución; acto que, de acuerdo con los fundamentos
jurídico - legales expresados precedentemente, fue asumido con plena competencia
emanada del ordenamiento jurídico que regula la materia. De otro lado no constituye
usurpación de las atribuciones de la Superintendencia de Electricidad, pues no tiene
que ver con el riesgo en la provisión del servicio, y por el contrario está

destinado a precautelar los derechos sociales sobre la propiedad conjunta de los socios
de la Cooperativa, lo que evidentemente está bajo la protección de los principios del
cooperativismo y por ello es obligación del Estado precautelarlos por medio de los
mecanismos expresamente creados para ello, que en el caso de las cooperativas es la
Dirección General de Cooperativas, que actuó con plena potestad que emana de la Ley
General de Sociedades Cooperativas, las normas previstas en el art. 15 inc. c) del
Estatuto Orgánico del INALCO, y lo previsto por el DS 27441 de 7 de abril de 2004.

En consecuencia, corresponde señalar que, no existiendo usurpación de las


atribuciones de algún otro órgano del Estado, la Resolución impugnada no cae en los
presupuestos jurídicos previstos por el art. 31 de la Constitución.

III.5.Por último, con relación a los actos de los co - recurridos Tomás Quiróz
Cartagena, Viceministro de Cooperativas y Guadalupe Cajías de la Vega, Delegada
Presidencial Anticorrupción; corresponde expresar que no participaron en la emisión
de la Resolución impugnada, por ello no la vician de nulidad, no teniendo mayor
participación con actos directos en la intervención de la Cooperativa, pues los actos de
intervención, según el artículo Segundo de la Resolución impugnada, consisten en
asumir la representación de la Cooperativa, garantizar las actividades de la empresa,
intervenir sus bienes muebles e inmuebles, la documentación contable y el inventario
de los activos fijos, contratar una auditoria financiera, convocar a Asamblea General
Extraordinaria de socios, la elección de los miembros de los Consejos de
Administración y Vigilancia y otras acciones que demande el cumplimiento de la
Resolución; lo que implica que la intervención constituye una serie de actos que se
desarrollarán en el tiempo, y no solo el acto de dar a conocer la Resolución
impugnada, que es lo que hicieron los co - recurridos, por lo que sus actos no
constituyen usurpación de las funciones concedidas a otras autoridades u órganos del
Estado, así como tampoco el ejercicio de potestad alguna, porque como se manifestó
sólo se limitaron a dar cumplimiento a una resolución dictada en correcta aplicación a
las funciones concedidas a la Dirección General de Cooperativas.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 434

De los fundamentos expuestos, se concluye que, la Resolución impugnada fue dictada


en ejercicio de las funciones y atribuciones otorgadas a la Dirección General de
Cooperativas, por el Estatuto Orgánico del INALCO aprobado mediante DS 12650 y
transferidas a esa instancia por el DS 27441, por lo que ésta y su ejecución no son
actos ejercidos sin potestad; y tampoco usurpó las funciones de otro órgano o
instancia del Estado, pues la Superintendencia de Electricidad no tiene facultad de
intervención a los aspectos societarios y orgánicos de la Cooperativa por encontrarse
ésta en etapa de adecuación a la Ley de electricidad.

SISTEMA REGULATORIO

FACULTADES DE UN INTERVENTOR EN EL SISTEMA


REGULATORIO. EN EL CASO DE LA INTERVENCIÓN DEL LAB,
EL INTERVENTOR DETERMINÓ LA CESACIÓN DE LOS
PUESTOS DE ALGUNOS GERENTES, Y REALIZÓ ACTOS
ADMINISTRATIVOS, EL TC DICE QUE PUEDE HACERLO
PORQUE UN NUEVO DECRETO SE LO PERMITIÓ Y LA NORMA
POSTERIOR DEROGA TÁCITAMENTE A LA ANTERIOR.

AUTO CONSTITUCIONAL 127/2006-CA Sucre, 16 de marzo de 2006 El recurrente


impugna las siguientes Resoluciones y actos administrativos: i) Resolución
Administrativa RA SC-STR-DS-RA-0042/2006, porque fue dictada por el
Superintendente Interino de Transportes en ejercicio de una competencia no asignada
por ley, pues no le está reconocida la facultad de que asigne funciones al Interventor
que vayan más allá del marco regulatorio, como hizo al atribuirle funciones
administrativas expresamente negadas. ii) Resolución Administrativa RA SC-STR-
DS-RA-0059/2006, emitida por la misma autoridad, también dictada sin competencia,
porque ninguna norma le reconoce la facultad para suspender la realización de la
Junta General Extraordinaria de Accionistas de la empresa intervenida, concluyendo
sus funciones en la resolución de intervención; iii) Resolución Interventorial
001/2006, emitida usurpando las funciones del Directorio de la empresa intervenida, y
sin que le esté reconocida la potestad de asumir la dirección administrativa de la
misma por las normas de los DDSS 24718 y 28619; iv) Resolución Interventorial
002/2006, porque mediante dicho instrumento el Interventor usurpó las funciones del
Superintendente de Transportes y de los administradores de la empresa intervenida,
pues designó delegados de intervención con funciones administrativas que le están
prohibidas incluso a él; v) Resolución Interventorial 004/2006, que al designar
interventores para dos gerencias usurpa las funciones del Superintendente de
Transportes, y es el ejercicio de una potestad no contemplada por la ley; y vi) la
circular 001/2006; las notas INCBB/0021/DDCBB/06; INTCBB/024/DDCBB/06;
INCBB/0027/MMCBA/06; INCBB/026/OOCBA/06; y INCBB/0028/00CBA/06;
demuestran el ejercicio de facultades de administración prohibidas en forma expresa
por las normas del art. 27 del DS 24718, que limita el alcance de lo dispuesto por el
art. 26 inc. g) del mismo decreto, modificado por el DS 28619. En consecuencia,
435 José Luis Paredes Oblitas

corresponde analizar lo planteado y resolver si los recurridos al emitir la Resolución


impugnada incurrieron en los presupuestos del art. 31 de la CPE y 79.II de la LTC, a
fin de declarar fundado o infundado el recurso.

III.1.Competencia del Tribunal Constitucional y Naturaleza del recurso directo de


nulidad

De acuerdo a lo establecido por el art. 120.6ª de la CPE, este Tribunal Constitucional


tiene la atribución de resolver los recursos directos de nulidad interpuestos en
resguardo del art. 31 de dicha Ley Fundamental; dicho recurso, procede contra todo
acto o resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra los
actos de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la ley; asimismo, los
arts. 79 y ss de la LTC desarrollan el procedimiento instrumentado para tal efecto, y la
previsión contenida en el parágrafo segundo del mencionado artículo, amplía los
alcances de este recurso, al añadir expresamente que "También procede contra las
resoluciones dictadas o actos realizados por autoridad judicial que esté suspendida de
sus funciones o hubiere cesado".

Dada su naturaleza, el recurso directo de nulidad ha sido concebido como una acción
ante la jurisdicción constitucional de control de legalidad de los actos o resoluciones
de las autoridades públicas, cuya finalidad es declarar expresamente la nulidad de los
actos invasivos o usurpadores de las competencias delimitadas por la Constitución y
las leyes; por ello es un instrumento jurisdiccional supresor del acto concreto que fue
emitido con invasión, usurpación o pérdida de competencia.

Interpretando la normativa citada, la SC 0020/2004, de 4 de marzo, estableció dos


supuestos jurídicos en los que el recurso directo de nulidad se activa para decretar la
nulidad de los actos y resoluciones de las autoridades del poder público, siendo ellos
los siguientes: "1) la usurpación de funciones que no le competen, debiendo
entenderse por tal el ejercicio de una función sin tener título o causa legítima para
ello; lo que significa el ejercicio ilegítimo, por parte de un funcionario o autoridad, de
una función que le está reconocida a otra autoridad o funcionario; o estándole
reconocida a él, ya expiró su periodo de funciones o está suspendido del ejercicio de
las mismas por algún motivo legal; 2) el ejercicio de una jurisdicción o potestad no
asignada por la Constitución o la Ley; debiendo entenderse por tal, el que una persona
o funcionario asuma una jurisdicción o ejerza una competencia que no le ha sido
asignada por el ordenamiento jurídico, es decir, ejerza una jurisdicción o competencia
inexistente en el ordenamiento jurídico".

III.2.Delimitación de la problemática planteada y de los temas concurrentes

En el presente recurso directo de nulidad, se plantea la nulidad de resoluciones


emitidas por el Superintendente interino de Transportes relacionadas a la intervención
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 436

del LAB S.A.; así como de algunas resoluciones y actos de administración del
Interventor de dicha empresa.

En principio, es necesario dejar establecido que a través del referido recurso directo de
nulidad, no se impugna la intervención del LAB S.A. determinada mediante
Resolución Administrativa R.A.SC-STR-DS-RA-0040/2006, ni el contenido o
alcances de la misma; por el contrario, el propio recurrente reconoce en forma expresa
que "además de la inoportunidad y la carencia de fundamentos en la mencionada
Resolución de Intervención, no se tiene ninguna observación de tipo competencial o
legal al respecto"; en cuyo mérito, la tramitación del recurso, desde su admisión por la
Comisión de Admisión de este Tribunal mediante el AC 0127/2006-CA, no tiene por
objeto impugnar o cuestionar la intervención del LAB S.A. ni la Resolución que
determinó dicho acto administrativo; por cuanto el recurrente, se limito a impugnar
sólo algunas resoluciones y actuaciones posteriores realizadas en la ejecución de dicha
intervención; en ese convencimiento, la suspensión de la competencia de las
autoridades demandadas dispuesta en función del art. 84 de la LTC, emergente de la
admisión del recurso, no suspendió la intervención ni las facultades de las autoridades
que la dispusieron o que la estaban ejecutando.

III.3.El sistema regulatorio y la facultad de intervención

La norma prevista por el art. 141 de la CPE, establece lo siguiente:

"El Estado podrá regular, mediante Ley, el ejercicio del comercio y de la industria,
cuando así lo requieran, con carácter imperioso, la seguridad o necesidad pública.
Podrá también, en estos casos, asumir la dirección superior de la economía nacional.
Esta intervención se ejercerá en forma de control, estimulo o de gestión directa".

En una interpretación contextualizada del contenido de la referida norma legal, se


extraen dos prerrogativas que con referencia a la política económica le son
reconocidas al Estado por el constituyente.

La primera, está referida a la potestad que tiene el Estado para regular, mediante ley
formal, el ejercicio del comercio y de la industria; dicha facultad ha sido condicionada
por el constituyente a la concurrencia de uno de los dos supuestos: i) por necesidad
imperiosa que surge de la seguridad nacional por amenazas internas o externas; y ii)
en cumplimiento de su deber de satisfacer las necesidades de la población; es decir,
una "necesidad pública"; en este punto es preciso también señalar que dado que la
regulación de la industria y el comercio implica la reglamentación del goce de tres
derechos fundamentales consagrados por el art. 7 incs. d) e i) de la CPE, como son los
derechos a dedicarse al comercio, a la industria y a la propiedad privada, en
condiciones que no perjudiquen al bien colectivo y cumpliendo una función social,
dicha regulación, respetando el principio de reserva legal, deberá legitimarse mediante
una ley formal; por tanto, será mediante un instrumento emanado del Poder
437 José Luis Paredes Oblitas

Legislativo, - una ley-, por medio de la cual se determine si concurre una de las
condiciones materiales expuestas anteriormente, para regular el ejercicio del comercio
y la industria. Así, para el caso de identificarse la existencia de una necesidad de la
población, que deba ser satisfecha mediante la prestación de un servicio, éste se
denominará público. Al respecto, la doctrina ha superado la concepción del servicio
público como uno prestado por el Estado, o por una de sus manifestaciones, a la
visión del servicio público desde el punto de vista del destinatario, así un servicio
público, es aquel destinado a satisfacer una necesidad de consumo general, pudiendo
ser atendida por el propio Estado, por medio incluso de empresas estatales, o por
particulares, mediante una concesión que posibilite proveer el servicio público, en un
marco legal regulado por el Estado, manteniendo a éste con potestades sobre el
operador del servicio, dicha forma de administración, es la denominada regulación y
control de los servicios.

Al respecto, la SC 0013/2006, de 15 de marzo, ha expresado lo siguiente:

"Tradicionalmente los servicios públicos han sido responsabilidad del Estado,


básicamente por el requerimiento de grandes inversiones para elevar la cobertura de
los servicios y mejorar su calidad de prestación y porque la mayoría de estos servicios
eran monopólicos, de modo que el patrimonio público de las empresas se constituía en
una garantía de protección del usuario. Sin embargo, ante la identificación de los
defectos del modelo tradicional de los servicios públicos vinculados a la gestión,
calidad y costos del servicio brindado, y a la confusión entre los papeles de la política,
la regulación y la prestación, se inició un movimiento de reforma de los servicios
públicos, destinado a modificar el mencionado esquema a través de la transferencia de
la prestación de los servicios a la empresa privada y la creación de un marco
regulatorio, así como de un ente regulador destinado básicamente a tres finalidades: a)
velar por los intereses de los usuarios, adoptando las medidas necesarias para asegurar
que éstos reciban un servicio de buena calidad a un precio razonable y que dispongan
de medios para expresar sus reclamaciones; b) aislar a las empresas prestadoras de la
injerencia política y asegurar que las tarifas del servicio cubran los costos de
operación y proporcionen la rentabilidad correspondiente; y c) vigilar que las
empresas prestadoras se comporten de acuerdo con la normatividad vigente,
permitiendo el logro de las metas estratégicas identificadas como objetivo y
asegurando que las tarifas del servicio se mantengan a un nivel adecuado que permita
a las empresas cubrir los costos de operación y mantenimiento y obtener una
rentabilidad razonable.

"Ahora bien, a partir de la concepción de que la regulación constituye, un conjunto de


instrumentos adoptados por los gobiernos para establecer requerimientos sobre la libre
actividad de las empresas y los ciudadanos, de modo que las regulaciones bien pueden
constituirse en limitaciones impuestas a la libertad de los ciudadanos y de las
empresas por razones de interés público, ésta puede expresarse a través de tres clases:
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 438

regulaciones económicas, con las que se interviene directamente en decisiones de


mercado tales como la fijación de precios, la protección de la competencia, la entrada
o salida en los mercados; regulaciones sociales, con las que se intenta proteger los
bienes públicos tales como la salud, la seguridad, el medio ambiente y la cohesión
social y las regulaciones administrativas, concebidas como las formalidades
administrativas mediante las cuales los gobiernos recogen información e intervienen
en las decisiones económicas individuales".

La intervención estatal en el orden económico

La 2ª norma o prerrogativa prevista por el art. 141 de la CPE, está referida a la


atribución conferida al Estado, para que pueda asumir, la dirección superior de la
economía nacional, cuando concurren uno de los supuestos mencionados
precedentemente, precepto que debe ser entendido como la potestad de intervenir en
la actividad económica que se desarrolla en la jurisdicción del Estado.

La intervención Estatal en el orden económico, es la que ejercen los gobiernos, a


efectos de dirigir y regular la actividad económica o una parte de ella, tanto en lo que
se refiere a las relaciones comerciales entre Estados cuanto en lo que afecta a la
producción y al comercio interiores, y puede presentar diferentes niveles dependiendo
del sistema político y la doctrina económica que adopte un Estado; así, la adopción de
una perspectiva económica liberal podrá reducir la intervención a su mínima
expresión hasta incluso una abstención total; de otro lado, en un sistema de economía
estatizada la intervención será directa y obligatoria. En un sistema social y
democrático de derecho, como el asumido por Bolivia, conforme disponen las normas
del art. 1.II de la CPE, sostenido por los valores superiores de libertad, igualdad y
justicia, el alcance de la intervención estatal no puede quedar sujeto a la aplicación de
uno u otro sistema económico, pues la aplicación de alguno de ellos afecta a uno de
esos valores supremos; así un orden económico intervencionista debilitará la esfera de
autodeterminación de las personas, y con ello el valor superior de libertad; por el
contrario, la excesiva permisividad del Estado, posibilitada por su falta de
intervención, someterá a las personas a condiciones materiales de desigualdad e
injusticia, sacrificando dichos valores y con ello el Estado Social y Democrático de
Derecho.

En procura de relativizar los efectos nocivos de la aplicación de doctrinas económicas


injustas, la doctrina del derecho ha reconocido niveles de intervención en la vida
económica, mediante formas de concreción que procuran no afectar demasiado la
esfera de la libertad, protegiendo que la economía no sea un instrumento de supresión
de la igualdad y la justicia. Nuestra Constitución reconoce algunos de esos
instrumentos, así el art. 132 consagra el principio de justicia social en la organización
económica, el cual implica una distribución equitativa de la riqueza nacional; empero,
al mismo tiempo, el art. 144 de la CPE, establece que la iniciativa privada recibirá el
estímulo y la cooperación del Estado, de igual forma el derecho a la propiedad privada
439 José Luis Paredes Oblitas

está consagrado como fundamental; ello implica que el Estado tiene intervención en la
vida económica, mediante mecanismos constitucionales definidores de la
organización económica del mismo.

III.4.La intervención en el servicio público de transporte

Sobre el particular, es necesario establecer que el legislador ha previsto que el


trasporte es una servicio público sujeto a regulación, así las normas previstas por el
art. 1 de la LSIRESE, disponen lo siguiente:

"Créase el Sistema de regulación Sectorial (SIRESE), cuyo objetivo es regular,


controlar y supervisar aquellas actividades de los sectores de telecomunicaciones,
electricidad, hidrocarburos, trasportes, aguas y las de otros sectores que mediante ley
sean incorporados al sistema..."

De lo expuesto, queda claro que el legislador ha previsto que las prestaciones de los
servicios públicos se encuentren reguladas, por ello también ha establecido niveles de
intervención graduales, que ya fueron clasificados por la jurisprudencia constitucional
en: regulaciones económicas, tales como la fijación de precios y tarifas, la protección
de la competencia [art. 10 incs. b) y e) de la LSIRESE] y otras; regulaciones sociales,
con las que se intenta proteger el interés público [art. 10 inc. b) de la LSIRESE]; y las
regulaciones administrativas, concebidas como las formalidades administrativas
mediante las cuales los gobiernos recogen información e intervienen en las decisiones
económicas individuales; una de ellas es la intervención de los operadores de los
servicios regulados, prevista por el art. 10 inc. f) de la LSIRESE, que dispone, que es
una atribución general de todos los superintendentes sectoriales:

"Intervenir las empresas y entidades bajo su jurisdicción reguladora y designar a los


interventores, según lo dispongan las normas legales sectoriales".

De la norma glosada, se infiere, en primer lugar, que el Estado ha previsto una forma
específica de intervención sobre las empresas que prestan servicios públicos de
transporte, como el LAB S.A. Dicha intervención deberá ser dispuesta por el
Superintendente Sectorial, que en el caso viene a ser el Titular de la Superintendencia
de Transportes, entidad creada por el art. 1 del DS 24178, de 8 de diciembre de 1995,
conforme disponen las normas del art. 10 del DS 24718, de 22 de julio de 1997; por
cuanto el art. 121 inc. h) de las atribuciones de la autoridad de regulación sectorial, de
la Ley de la Aeronáutica Civil en Bolivia (LACB), reconoce como una de las
atribuciones de la autoridad de regulación sectorial la siguiente:

"Procesar infracciones, aplicar multas y sanciones e intervenir preventivamente a las


empresas reguladas del sector conforme a normas reguladoras".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 440

Precepto con el que concuerda el art. segundo inc. i) del citado DS 24178, y el art. 10
inc. f) del también nombrado DS 24718.

En consecuencia, las normas sectoriales para el servicio público de transporte


aeronáutico, prevén la intervención preventiva de las empresas operadoras; dicha
intervención calificada de preventiva, para el caso del sector de transportes, debe ser
aplicada conforme disponen las normas del DS 24718, cuyo art. 10 del citado Decreto
dispone lo siguiente:

"...intervenir preventivamente a las empresas reguladas del sector conforme al


presente decreto supremo".

En ese orden, es necesario precisar que las normas previstas por el DS 24718,
modificado por el DS 28619, de 9 de febrero de 2006, en lo relativo a la procedencia
de la intervención preventiva, actualmente disponen lo siguiente:

"Art. 24.- Cuando se ponga en riesgo la normal prestación de los servicios


aeronáuticos nacionales y los servicios aeroportuarios concesionados, la
Superintendencia de Transportes, mediante resolución administrativa fundamentada
podrá decidir la intervención preventiva del titular por un plazo no mayor a noventa
(90) días que podrá prorrogarse por una sola vez y por un mismo periodo con una
autorización del Superintendente General del Sistema de Regulación Sectorial.

El alcance, las condiciones y características de la intervención serán establecidas por


el Superintendente de Transportes mediante resolución administrativa".

Por su parte, el art. 26 del DS 24718, también modificado por el artículo único del DS
28619, dispone que son atribuciones del interventor las siguientes:

Vigilar la conservación de los bienes y activos del Titular; b) Comprobar los ingresos
y egresos del Titular; c) Dar cuenta inmediata a la Superintendencia de cualquier
irregularidad que advierta en la administración a cargo del Titular; d) Informar
periódicamente a la Superintendencia sobre el cumplimiento de su labor y presentar el
informe final con una anticipación no menor de veinte (20) días al vencimiento del
plazo de la intervención preventiva incluyendo conclusiones y recomendaciones.

Por mandato del DS 28619, le fueron adicionadas las siguientes:

e) Adoptar las medidas necesarias para el restablecimiento del servicio, la


regularización y fortalecimiento de la empresa. f) disponer la realización de auditorias
que correspondan. g) Contratar personal especializado para el cumplimiento de los
fines de la empresa intervenida. h) Los recursos económicos necesarios para la
"renumeración" (sic) del interventor y el personal especializado, serán cubiertos con
441 José Luis Paredes Oblitas

cargo a la empresa. i) otras facultades que le fueran atribuidas por el Superintendente


de Transportes mediante Resolución Administrativa expresa".

La normativa expuesta presenta una especial configuración, pues de un lado, las


atribuciones conferidas al Interventor por el DS 24718, se limitan a una función de
vigilancia, supervisión y procesamiento de información, máxime cuando el artículo 27
del mismo, establece lo siguiente:

"El interventor no tendrá facultades de administración ni de disposición de los bienes


y activos del titular. Deberá guardar confidencialidad y reserva acerca de toda la
información que haya tomado conocimiento con motivo del ejercicio de su cargo".

Dicha norma expresamente prohíbe la administración de la Empresa intervenida, por


parte del interventor, en una lógica consonancia con las atribuciones concedidas a éste
por el art. 26 del DS 24718; empero, los incisos incorporados al art. 26 del DS 24718
por el DS 28619, agregan de alguna manera facultades de administración, no otra cosa
significa la atribución de contratar personal especializado para el cumplimiento de los
fines de la Empresa intervenida, así como la adopción de medidas necesarias para el
restablecimiento del servicio, la regularización y fortalecimiento de la Empresa;
potestad de la que se infiere que la facultad del interventor, llega incluso a la adopción
de medidas estratégicas de largo alcance, con el objeto de "fortalecer" la empresa, lo
que obviamente rebasa una mera administración hacia una labor de proyección a
futuro de la misma, mediante la toma de decisiones trascendentales; prueba de ello, es
que el Poder Ejecutivo mediante su función reglamentaria, ha previsto una norma
abierta, toda vez que el inc. i) del artículo único del DS 28619, posibilita que
mediante resolución administrativa el Superintendente de Transportes atribuya nuevas
facultades al interventor.

Ahora bien, tal como fue expresado, la contradicción normativa emergente de las
nuevas facultades concedidas al Interventor por el DS 28619, debe ser resuelta
conforme el mencionado Decreto estatuye, pues previó en el parágrafo tercero de su
artículo único, la abrogación y derogación de toda norma contraria a sus
disposiciones, en aplicación del principio "ley posterior deroga a la anterior" (lex
posterior derogat priori); por esa conclusión, se entiende que el art. 27 del DS 24718,
en todo aquello que sea contrario a las normas del DS 28619, por ser éste de fecha
posterior, se encuentra tácitamente derogado; y concretamente la frase "el Interventor
no tendrá facultades de administración", por ser contraria a las facultades que otorga
el citado DS 28619.

En consecuencia, en el marco de los citados decretos supremos, el Interventor


nombrado por la Superintendencia de Transportes para intervenir preventivamente la
Empresa, tiene facultades de administración, las cuales se encuentran expresamente
determinadas en la normativa analizada; con el advertido de que dichas facultades
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 442

pueden ser ampliadas por el Superintendente de Transportes mediante Resolución


Administrativa; tal como señala el inc. i) del DS 28619.

En el caso concreto de la intervención del LAB S.A., es preciso señalar que el


Superintendente de Transportes no hizo uso de la potestad concedida por el inf. i) del
DS 28619, ya que por ninguna resolución expresa ha concedido otras facultades,
adicionales a las previstas por los DDSS 24718 y 28619 al Interventor del LAB S.A.
Aquí conviene referirse a la Resolución Administrativa R.A. SC-STR-DS-RA-
0042/2006, impugnada en el presente recurso, mediante la cual el Superintendente
Interino de Transportes atribuyó a favor del Interventor del LAB S.A., las facultades
establecidas en el art. 26 del DS 24718, y por el DS 28619; Resolución que en el
artículo Tercero, señala los alcances, condiciones y características de la intervención,
conforme le facultan las normas del art. 24 del DS 24718, modificado por el DS
28619; de ello se infiere, que dicha Resolución no tenía el objeto de conceder nuevas
facultades al Interventor, situación que en los hechos no se dio; toda vez que las
atribuciones del Interventor del LAB S.A., son las expresamente conferidas por los
DDSS 24718 y 28619, y ninguna otra adicional.

Ahora bien, se reitera, que en el marco de las normas que regulan la intervención de
las Empresas que presta servicio público de transporte, las autoridades recurridas tiene
las siguientes atribuciones y facultades:

El Superintendente de Transportes, conforme establecen las normas de los arts. 2 inc.


f) de la LSIRESE, 2 inc. l) del DS 24178 y 24 del DS 24718 modificado por el DS
28619 tiene atribución para:

Disponer la intervención preventiva del operador, y delimitar los alcances,


condiciones y características de la intervención; así como designar al interventor [arts.
2 inc. l) del DS 24 178 y 24 del DS 24718 modificado por el DS 28619); y

Asignar facultades al Interventor, además de las dispuestas por los DDSS 24718 y
28619.

El interventor del LAB S.A., según disponen las normas previstas por el arts. 26 del
DS 24718, el DS 28619 y la R.A. SC-STR-DS-RA-0042/2006, tiene atribución para:

a) Vigilar la conservación de los bienes y activos del Titular; b) Comprobar los


ingresos y egresos del Titular; c)Dar cuenta inmediata a la Superintendencia de
cualquier irregularidad que advierta en la administración a cargo del Titular; d)
Informar periódicamente a la Superintendencia sobre el cumplimiento de su labor y
presentar el informe final con una anticipación no menor de veinte (20) días al
vencimiento del plazo de la intervención preventiva incluyendo conclusiones y
recomendaciones. e)Adoptar las medidas necesarias para el restablecimiento del
servicio, la regularización y fortalecimiento de la empresa. f) Disponer la realización
443 José Luis Paredes Oblitas

de auditorias que correspondan. g)Contratar personal especializado para el


cumplimiento de los fines de la empresa intervenida. h)Los recursos económicos
necesarios para la "renumeración" (sic) del interventor y el personal especializado,
serán cubiertos con cargo a la empresa.

III.5.La problemática planteada

A fin de establecer si las Resoluciones y actos impugnados fueron emitidos por las
autoridades recurridas en el marco de la competencia emanada de la ley, corresponde
señalar que en primer lugar se analizará las resoluciones emitidas por el
Superintendente de Transportes; para luego analizar los actos del Interventor del LAB
S.A.

A ese efecto, se tiene que el Superintendente de Transportes emitió las Resoluciones


Administrativas

R.A. SC-STR-DS-RA-0042/2006 y R.A.SC-STR-DS-RA-0059/2006 impugnadas en


el presente recurso.

III.5.1. La Resolución Administrativa R.A. SC-STR-DS-RA-0042/2006, de 13 de


febrero, tiene tres objetivos expresados en sus tres artículos, el primero, es atribuir a
favor del Interventor del LAB S.A., las facultades establecidas en el art. 26 del DS
24718, y por el DS 28619; analizada tal Resolución, se tiene que ésta es una
determinación reiterativa de las atribuciones que por mandato de los citados Decretos
Supremos tiene el Interventor, no siendo necesario que ningún instrumento inferior las
reconozca expresamente para que el Interventor pueda ejercerlas, pues son inmanentes
a esa función por mandato de la facultad reglamentaria del Poder Ejecutivo; con el
advertido de que conforme se ha expuesto, es competencia del Superintendente de
Transportes asignar en el marco de los referidos Decretos Supremos, otras facultades
al Interventor, por expresa disposición de las normas del art. 26 inc. i) del DS 24718,
modificado por el DS 28619; por tanto, la asignación de atribuciones al Interventor es
una competencia expresa del Superintendente de Transportes; en consecuencia, la
Resolución analizada, no implica el ejercicio de una potestad que pertenezca a otra
autoridad, así como tampoco el ejercicio de una facultad inexistente, únicos supuestos
sancionados con nulidad por el artículo 31 de la CPE.

El artículo segundo de la Resolución analizada, fija el monto de la remuneración del


Interventor, determinación plenamente compatible con la facultad de nombrar al
Interventor concedida por el art. 2 inc. l) del DS 24718, ya que se infiere que a tiempo
de nombrar Interventor, el Superintendente de Transportes debe asignarle una
remuneración, por tanto es un aspecto que de igual forma que el anterior, implica el
ejercicio de las competencias asignadas al Superintendente.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 444

El artículo Tercero fija los alcances, condiciones y características de la intervención


en la parte de los fundamentos de dicha Resolución; al respecto, analizadas las
competencias del Superintendente de Transportes, se concluye que las normas del art.
24 del DS 24718, modificado por el DS 28619, asignan a dicha Autoridad la facultad
para establecer las condiciones y características de la intervención; por tanto, al
señalar que cumplía tal obligación, el recurrido no ha usurpado las competencias de
ninguna otra autoridad, así como tampoco ejerció una atribución inexistente; por el
contrario, actuó de acuerdo a la competencia asignada en forma expresa por la referida
norma. Conforme lo expuesto, la Resolución Administrativa R.A. SC-STR-DS-RA-
0042/2006, de 13 de febrero, no está comprendida en ninguna de las causales
establecidas por el art. 31 de la CPE.

III.5.2. En cuanto a la Resolución Administrativa R.A.SC-STR-DS-RA-0059/2006, de


1 de marzo, se tiene que por medio de dicho instrumento el Superintendente Interino
de Transportes instruyó la suspensión de la Junta General Extraordinaria de
Accionistas convocada por el Directorio del LAB S.A., respaldando tal decisión en las
normas previstas por el art. 12 del DS 27172, que disponen lo siguiente:

"En caso de emergencia que conlleve riesgo para la continuidad o regularidad en la


prestación de servicios públicos, los Superintendentes, de oficio o a pedido de parte
adoptarán resoluciones urgentes, necesarias para atender la emergencia y evitar
perjuicios a los administrados".

La citada norma, otorga potestades generales a los superintendentes sectoriales, para


situaciones de emergencia; cuya existencia genera para los Superintendentes, la
potestad para adoptar resoluciones urgentes, de necesidad impostergable.

En la comprensión de que la norma analizada no es un precepto claramente atributivo


de una facultad, sino que establece un concepto indeterminado, que genera potestades,
se debe señalar que tales normas se encuentran limitadas por su propio fin. Así, se
debe precisar que establece dos objetos: i) atender la emergencia; y ii) evitar
perjuicios a los administrados; por ello, la potestad que otorga la norma analizada,
está sujeta al fin específico que le ha sido encomendado, de ello se infiere, que el
parámetro que permite averiguar la competencia del recurrido Superintendente de
Transportes, para emitir un acto administrativo haciendo uso de la facultad concedida
por el art. 12 del DS 27172, está en que el acto debe cumplir uno de los objetivos de
dicha norma; lo que no implica analizar la conveniencia o la oportunidad o no del
acto, sino sólo si la autoridad, al ejercer la potestad emergente de un concepto
indeterminado, lo hizo en el marco de la protección de los fines y objetivos para los
que fue creado el cargo público que ostenta.

Ahora bien, en el caso concreto de la R.A.SC-STR-DS-RA-0059/2006, el


Superintendente de Transportes alega que: ante la publicación de la convocatoria a la
Junta General Extraordinaria de Accionistas del LAB S.A., estando vigente la
445 José Luis Paredes Oblitas

intervención preventiva, se hicieron públicas diversas manifestaciones de sectores


sociales anunciando vías y acciones de hecho, lo que generó una situación de
"incertidumbre y alta conflictividad social" (sic), según los fundamentos de la
Resolución analizada, y la conclusión a que arriba, evidenció peligro para la provisión
del servicio; en definitiva, la Superintendencia, fundamentó la Resolución
cuestionada, en la existencia de peligro en la prestación del servicio, lo que le
permitió accionar la competencia concedida por el art. 12 del DS 27172 analizada; lo
expresado, no implica la valoración de la oportunidad o conveniencia de la suspensión
de la Junta de accionistas, sino sólo que el recurrido Superintendente, tenía
competencia para suspenderla, porque en su convicción se generó riesgo para la
continuidad del servicio; es decir, que la situación se adecuó al segundo de los
supuestos previstos por el art. 12 del DS 27172.

La conclusión a la que arribó el Superintendente de Transportes, sobre la existencia de


riesgo en la provisión del servicio que presta el LAB S.A., por la "incertidumbre y alta
conflictividad social" (sic), permitió que se active la potestad concedida a dicha
autoridad por el art. 12 del DS 27172; en ese supuesto, es que el Superintendente
ejerció una potestad que le está reconocida; consiguientemente, la Resolución
demandada no se adecua a ninguno de los supuestos previstos por las normas del art.
31 de la CPE.

III.6.Respecto a las Resoluciones y actos administrativos emitidos por el Interventor


del LAB S.A., corresponde recordar que el recurrente cuestiona las Resoluciones:
Interventorial 001/2006; Interventorial 002/2006 e Interventorial 004/2006; las que
serán analizadas a continuación:

III.6.1. La Resolución Interventorial 001/2006, determinó que "todas las decisiones y


determinaciones del Directorio deben ser puestas en conocimiento del interventor para
su aprobación antes de su aplicación"; pues bien, ya fue advertido que el art. 26 del
DS 24718, concede facultades de control vigilancia y levantamiento de información al
Interventor, así la norma del inc. a) de dicho artículo dispone que el Interventor debe:
"vigilar la conservación de los bienes y activos del titular", el inc. b): "comprobar los
ingresos y egresos del titular"; en consecuencia, el Interventor tiene atribuciones para
vigilar que las decisiones y actos de administración de la entidad intervenida no
afecten a la conservación de los bienes destinados al servicio público, y conocer con
detalle la cuenta de ingresos y egresos del titular, para lo cual naturalmente deberá
conocer y aprobar todas las acciones que implementará la administración, caso
contrario, la intervención perdería su objeto, cual es el de limitar la libertad de acción
de la administración de la empresa intervenida, en resguardo del interés público en el
servicio; teniendo para ello la facultad, el interventor, de impartir las órdenes e
instrucciones correspondientes para que todos las instancias, empleados y trabajadores
del operador intervenido le presten la información que requiera, y en su caso,
oponerse a ciertos actos y decisiones, en defensa del interés público protegido; en
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 446

consecuencia, al disponer que le sean comunicadas todas las decisiones y


determinaciones del Directorio, y que no sean aplicadas hasta su aprobación, el
recurrido no ha ejercido una potestad inexistente, sino más bien una competencia que
le fue asignada y que constituye el objeto de la intervención.

Por otra parte, conforme ya fue explicado, uno de los supuestos que genera la nulidad
de los actos de una autoridad, es que usurpe las atribuciones o competencias asignadas
a otra autoridad; complementando dicho razonamiento, es necesario aclarar que la
garantía que otorga el citado art. 31 de la CPE, es para limitar los excesos del poder
público; por tanto, no puede existir usurpación de funciones que implique la nulidad
de los actos de una autoridad o funcionario público, como el Interventor, porque
dichas funciones debe ser cumplidas por particulares, como el Directorio, su
Presidente, o la propia junta de accionistas del LAB S.A. porque no son autoridades
públicas.

Por lo que se concluye que en el caso concreto, tampoco concurre el supuesto de


usurpación de las facultades de alguna otra autoridad pública por los actos del
Interventor; ya que, de un lado, el recurrente asevera que se usurpó las atribuciones
del Directorio del LAB S.A., que es una instancia privada, por tanto sus competencia
son se encuentran bajo el ámbito protectivo del art. 31 de la CPE; y de otro lado, la
instrucción impartida no implicó la usurpación de una facultad concedida a otra
autoridad pública, pues ninguna otra tiene la atribución expresa para requerir
información, que no sea la Superintendencia, en este caso de Transportes, la cual
precisamente efectúa dicha labor por medio del Interventor, porque éste fue nombrado
por esa instancia, y tiene expresa competencia para vigilar la conservación de los
bienes de la empresa, conforme dispone la norma del art. A) del DS 24718. ojo lo
encuentro muy confuso.

III.6.2. El recurrente también impugna La Resolución Interventorial 002/2006,


mediante la cual el recurrido Interventor determinó designar delegados de
Intervención en todas las Gerencias y Unidades necesarias, para el cumplimiento de
su tarea de intervención; disponiendo asimismo la prohibición de tomar decisiones a
los ejecutivos de la Empresa intervenida sin el visto bueno del delegado interventor; y
la Resolución Interventorial 04/2006 designó delegados interventores en las Gerencias
de Fianzas, Administración y Abastecimiento, y en la de Auditoria Interna; así como
nombró una Asistente del Interventor.

Respecto a dichas medidas; en primer lugar es preciso reiterar que la norma del inc. e)
del art. 26 del DS 24718, modificado por el DS 24718, dispone que el Interventor
tiene atribución para "adoptar las medidas necesarias para el restablecimiento del
servicio, la regularización y fortalecimiento de la empresa"; dicha atribución, también
establece un concepto indeterminado "medidas necesarias"; que se activa para buscar
uno de los tres objetivos de la misma norma: i) restablecer el servicio; ii) regularizar
la empresa; o iii) fortalecer la Empresa intervenida; razonando en contrario - contrario
447 José Luis Paredes Oblitas

sensu -; deben existir tres supuestos para que se active dicha potestad, i) que el
servicio este interrumpido; ii) que existan irregularidades en la empresa, determinadas
fehacientemente; y iii) que la empresa se encuentre en riesgo inminente que haga
necesario fortalecerla mediante medidas urgentes.

Analizando las Resoluciones Interventoriales 02/2006 y 04/2006, se tiene que el


Interventor designó delegados de intervención, y determinó que las decisiones
empresariales sean aprobadas por estos, como la adopción de una medida necesaria
para el restablecimiento del servicio, la regularización y fortalecimiento de la Empresa
intervenida, porque existía una situación irregular o de excepción, como es la propia
intervención, además de la suspensión de los vuelos, lo que incluso motivo el cese de
algunos empleados; máxime, cuando toda esa situación puso en evidente riesgo a la
Empresa intervenida; por tanto, las Resoluciones Interventoriales 02/2006 y 04/2006
fueron asumidas con plena competencia que fluye del inc. e) del art. 26 del DS 24718,
modificado por el DS 28619; y de ninguna manera implica la usurpación de las
funciones del Superintendente, porque éste no tiene facultades para adoptar medias
para restablecer, regularizar y fortalecer la Empresa intervenida, así como tampoco
para nombrar delegados interventores; por tanto, las Resoluciones Interventoriales
002/2006 y 004/2006, no se adecuan a los supuestos previstos por el art. 31 de la CPE.
Se reitera, que a través del recurso directo de nulidad no puede analizarse el fondo de
la resolución o acto impugnado, sino sólo, si la autoridad a tiempo de emitirla tenía o
no competencia para ello (SC 0005/2003, de 21 de enero); por eso, los
cuestionamientos a la inadecuación, inconveniencia, falta de proporción e incluso
perjuicios que pueda ocasionar la medida adoptada, no pueden ser analizados en el
presente recurso.

III.7.Asimismo, el recurrido cuestiona los siguientes actos administrativos del


Interventor: la circular 001/2006; las notas INCBB/0021/DDCBB/06;
INTCBB/024/DDCBB/06; INCBB/0027/MMCBA/06; INCBB/026/OOCBA/06; y
INCBB/0028/00CBA/06.

III.7.1. Respecto a la circular 001/2006, mediante la cual el Interventor solicitó, a


todas las Gerencias de la Empresa intervenida, que todo reracionamiento interno y
externo le sea comunicado, que sólo sean posibles con su visto bueno, y que cada una
de las Gerencias debían reportarle diariamente sus actividades; son válidos los
argumentos expuestos al analizar la Resolución Interventorial 01/2006, ya que las
normas del art. 26 del DS 24718, conceden facultades de control vigilancia y
levantamiento de información al Interventor, pues el inc. a) de dicho artículo dispone
que el Interventor debe: "vigilar la conservación de los bienes y activos del titular", y
el inc. b) le concede facultad para: "comprobar los ingresos y egresos del titular"; de
igual modo, los argumentos expuestos al analizar las Resoluciones Interventoriales
002/2006 y 004/2006 son aplicables, pues en ejercicio de la potestad para regularizar
y fortalecer la empresa, el Interventor bien puede instruir que se le den a conocer
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 448

todos los actos de los empleados de la empresa intervenida; máxime, si se tiene en


cuenta que una de las funciones del Interventor es procesar información para emitir su
informe, conforme disponen las normas de los incs. c) y d) del art. 26 del DS 24718;
por lo que se llega ha establecer que la circular 001/2006, no fue emitida con carencia
de competencia, ya que el Interventor tiene la atribución de solicitar información
directa a los empleados de la Empresa intervenida; otra cosa es que la medida
ciertamente sea irracional o exagerada; empero, ello no se puede analizar en el
presente recurso directo de nulidad, pues no le compete analizar la oportunidad,
conveniencia o proporcionalidad del acto administrativo.

III.7.2. El recurrente también cuestiona la nota INCBB/0021/DDCBB/06, de 23 de


febrero, mediante la cual el Interventor solicitó al Presidente del Directorio del LAB
S.A. información sobre la acciones que se implementaran respecto al pedido de
devolución de dos naves por parte de las empresas que las rentaron; y la nota
INTCBB/024/DDCBB/06, por medio de la cual, solicitó al mismo Presidente del
Directorio que suspenda la Junta Extraordinaria de Accionistas, por no haber sido
puesta en conocimiento del Interventor conforme dispuso la Resolución Interventorial
001/2006.

Respecto a la primera de las citadas misivas, se debe reiterar los argumentos ya


expuestos al analizarla

Circular 001/2006, pues dicha Circular es también un instructivo para solicitar


información, al igual que la nota analizada; en tal sentido, también se debe reiterar que
el Interventor tiene atribuciones para requerir toda la información sobre el giro,
administración y realidad económica de la Empresa intervenida; máxime, cuando se
trata de los bienes destinados a la prestación del servicio público, como son dos
aeronaves en el caso del LAB S.A., porque se encuentran directamente relacionadas
con el servicio público que la intervención protege, y que es el objeto que genera
dicha medida, por ello corresponde a la potestad de vigilancia, control, recojo de
información, de regularización y fortalecimiento previstas en las normas del art. 26
incs. a), b), c), d) y e) del DS 24718, modificado por el DS 28619; en consecuencia, la
nota analizada no implica el ejercicio de ninguna atribución inexistente por parte del
Interventor, así como tampoco el ejercicio de una potestad encargada a otra autoridad.

Con relación a la segunda carta, por medio de la cual el Interventor instruyó al


Presidente del Directorio del LAB S.A. la suspensión de la Junta Extraordinaria de
Accionistas convocada por el Directorio, porque no fue de conocimiento del
Interventor, conforme había instruido mediante la Resolución Interventorial 001/2006;
al respecto, se debe manifestar que la citada Resolución Interventorial dispuso que
todas las determinaciones del Directorio sean puestas en conocimiento del Interventor
antes de su aplicación; ahora bien, la convocatoria a Junta Extraordinaria de
Accionistas no cumplió ese requisito, como afirma la misiva analizada; ello implica el
incumplimiento a una determinación del Interventor, de esa transgresión, emerge para
449 José Luis Paredes Oblitas

el Interventor la facultad para exigir el cumplimiento de sus determinaciones, y


solicitar queden sin efecto los actos que no cumplieron éstas, porque al interior de la
Empresa intervenida, el interventor, como representante del Estado, que materializa la
limitación a la libertad de la Empresa intervenida, tiene la autoridad suficiente para
decidir sobre todos los aspectos relativos al cumplimiento de sus atribuciones, y exigir
que sus determinaciones sean cumplidas; de lo contrario, la intervención perdería
significación y resultaría insulsa, y por lo mismo no podría cumplir a su objetivo
superior de preservación del servicio como el fin social de la propiedad afectada al
mismo; por ello, se concluye que al dirigir la nota examinada lo hizo en uso de sus
atribuciones y competencias; no existiendo tampoco usurpación de funciones, porque
ninguna autoridad del Estado tiene la facultad de hacer cumplir las resoluciones
dictadas por el Interventor de una empresa regulada por parte de los empleados de
dicha empresa.

III.8.3. Por último, respecto a las notas; INCBB/026/OOCBA/06,


INCBB/0027/MMCBA/06 y INCBB/0028/00CBA/06, mediante las cuales el
Interventor del LAB S.A. cesó de sus cargos al Gerente de Operaciones, al Gerente
Técnico y Jefe de Pilotos del LAB S.A.; al primero por haber dispuesto en forma
unilateral la suspensión de un vuelo con destino a Madrid, y a los dos restantes, con el
objeto de garantizar una similar operación; se debe manifestar que tal decisión, fue
asumida por el Interventor recurrido en uso de las facultades concedidas por el inc. a)
del DS 24718, incorporado mediante el DS 28619, norma sobre la cual ya se explicó,
concede facultades indeterminadas, las cuales deben enmarcarse en los fines y
objetivos de la misma norma, que son: i) restablecer el servicio; ii) regularizar la
empresa; o iii) fortalecer la Empresa intervenida; razonando en contrario ¬contrario
sensu -; deben existir tres supuestos para que se active dicha potestad, i) que el
servicio este interrumpido; ii) que existan irregularidades en la empresa, determinadas
fehacientemente; y iii) que la empresa se encuentre en riesgo inminente que haga
necesario fortalecerla mediante medidas urgentes; en tal sentido, se debe precisar que
la nota de cese en sus funciones al Gerente de Operaciones, se debió a que en forma
unilateral determinó la suspensión de un vuelo comercial del LAB S.A. con destino a
Madrid, lo que motivó que el Interventor considere que existía un atentado contra los
fines de la Empresa intervenida; y la cesación del Gerente de Técnico y del Jefe de
Pilotos del LAB S.A. fue motivada para garantizar el vuelo LLB 1000 de 6 de maro
de 2006, es decir para garantizar el servicio que presta la Empresa intervenida; lo que
se ajusta a los supuestos en que se activa la potestad concedida por el inc. a) del DS
24718, incorporado mediante el DS 28619, pues dichas suspensiones tienen por objeto
restablecer el servicio, porque fue interrumpido, concretamente el vuelo a Madrid de 6
de marzo de 2006, y fortalecer la empresa, pues evidentemente la suspensión de una
operación comercial, por la voluntad de un Gerente, es una irregularidad que genera
riesgo para la Empresa.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 450

En consecuencia, si bien, no existe una norma expresa que determine que el


Interventor puede cesar personal de la Empresa intervenida; no obstante ello, ya fue
explicado que existe una potestad para que el Interventor pueda tomar decisiones
concretas, con el objetivo de garantizar el restablecimiento del servicio, la
regularización y fortalecimiento de la empresa. De lo expuesto se concluye, que el
Interventor recurrido actuó en el marco de sus potestades y facultades al emitir las
notas de cesación en sus cargos de algunos Gerentes, al no estar esa facultad conferida
a ninguna otra autoridad pública; consiguientemente, no existió actuación sin
competencia ni usurpación de una función que corresponde a otro funcionario; en
consecuencia, ninguno de las Resoluciones y actos denunciados se adecua a ninguno
de los supuestos previstos por las normas del art. 31 de la CPE, por lo que no
corresponde declarar su nulidad.

Consiguientemente, las resoluciones y actos impugnados por el recurrente no se


encuentran dentro de los alcances del recurso directo de nulidad, por lo que
corresponde declarar infundado el recurso.

SISTEMA REGULATORIO

TODA EMPRESA SOMETIDA AL SISTEMA REGULATORIO, ES


DE INTERES PUBLICO ASÍ COMO LOS SERVICIOS QUE
BRINDA, POR TANTO, SI UN CONCESIONARIO SOLICITA LA
APLICACIÓN DE LA SUSPENSIÓN DE UNA RESOLUCIÓN
ALUDIENDO EL PELIGRO EN LA CONTINUIDAD DEL
SERVICIO QUE PRESTA, Y ESE RIESGO ES VERIFICABLE
RAZONABLEMENTE Y DEDUCIBLE POR LA AUTORIDAD
SECTORIAL CON LOS ELEMENTOS A SU ALCANCE, LA
SUSPENSIÓN DE LA EJECUCIÓN DE LA RESOLUCIÓN
ADMINISTRATIVA DEBE SER CONCEDIDA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0227/2007-R Sucre, 3 de abril de 2007 III.3.En el


caso presente, los recurrentes denuncia que la autoridad recurrida, mediante la RAR
2006/0146 impuso la servidumbre que Telecable solicitó sobre 774 postes de la red de
propiedad de ELFEO S.A., pero al mismo tiempo obligó a cancelar una compensación
de $us100 000.- a ser cancelados en el término de treinta días calendario desde la
notificación con la misma Resolución; ante lo cual la empresa representada por el
recurrente interpuso recurso de revocatoria y solicitó la suspensión de la ejecución de
la Resolución, recurso que fue concedido por Auto de 16 de marzo de 2006; empero,
la autoridad recurrida negó la suspensión, argumentando la falta de acreditación del
interés público comprometido o el perjuicio en el administrado.
451 José Luis Paredes Oblitas

Ahora bien, analizada la respuesta a la solicitud de los recurrentes, se arriba a la


conclusión de que el derecho a la seguridad jurídica, consagrado por las normas del
art. 7 inc. a) de la CPE fue lesionado, porque éste: "(…) Representa la garantía de la
aplicación objetiva de la ley, de tal modo que los individuos saben en cada momento
cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin que el capricho, la torpeza o la mala
voluntad de los gobernantes pueda causarles perjuicio" (AC 0287/1999-R de 28 de
octubre); y en el caso analizado, fueron mal aplicadas las normas del art. 59.II de la
LPA, porque todo servicio regulado por el Sistema de Regulación Sectorial (SIRESE)
tiene relevancia e interés público; por tanto, si un concesionario solicita la aplicación
de la norma citada, aludiendo el peligro en la continuidad del servicio que presta, y
ese riesgo es verificable razonablemente y deducible por la autoridad sectorial con los
elementos a su alcance, la suspensión de la ejecución de la resolución administrativa
debe ser concedida; lo que no ocurrió en el caso presente, ya que ante la solicitud de la
empresa representada por el recurrente de suspensión de la ejecución de la RAR
2006/0146, tal petición le fue negada, porque supuestamente no demostró el interés
público que estaba en riesgo, cuando éste es inmanente a los servicios regulados por el
SIRESE, por tanto, la solicitud debió ser concedida, ya que existía además una
razonable percepción a priori del riesgo en la continuidad del servicio, porque
Telecable demostró no estar de acuerdo con la Resolución citada, pues la impugnó por
medio del recurso de revocatoria, lo que implicaba además, la posibilidad de
revocatoria del pago. En consecuencia, al estar afectado el derecho a la seguridad
jurídica, consagrado por el art. 7 inc. a) de la CPE, el amparo peticionado debe ser
concedido, para subsanar la situación lesiva denunciada; máxime, cuando el acto
ilegal denunciado, sitúa en riesgo el ejercicio de los derechos al trabajo, a dedicarse al
comercio, la industria o a cualquier actividad lícita en condiciones que no perjudiquen
al bien colectivo, consagrados por el art. 7 inc. d) de la CPE, pues el perjuicio que
ocasiona la decisión asumida, puede ocasionar la suspensión del servicio que presta la
empresa representada por los recurrentes en el recurso.

SUPERINTENDENCIAS

SOBRE EL PROCEDIMIENTO CONTRA RESOLUCIONES


DICTADAS POR EL SUPERINTENDENTE CIVIL, Y LA
PROHIBICIÓN DE QUE ESTA AUTORIDAD REVISE LAS
RESOLUCIONES QUE HA EMITIDO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0347/2003- R Sucre, 19 de marzo de 2003 Que la


recurrente solicita tutela a su derecho al trabajo consagrado en el art. 7-d) CPE,
denunciando que el mismo ha sido vulnerado por el recurrido, quien ha incurrido en
acto ilegal al dictar la Resolución Administrativa SSC/IRJ/075/2002 de 12 de
diciembre de 2002 disponiendo indebidamente la revocatoria de su similar
SSC/IRJ/040/2002 de 7 de noviembre, mediante la cual, ya había revocado el
memorando de retiro emitido por el Director General de Administración de la
Presidencia del Congreso Nacional-Vicepresidencia de la República. En
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 452

consecuencia, en revisión de la resolución dictada por el Tribunal del Amparo


Constitucional, corresponde a este Tribunal dilucidar si tales extremos son evidentes y
si constituyen un acto ilegal lesivo de los derechos fundamentales referidos, a fin de
otorgar o negar la tutela solicitada.

III.1 Que, en el marco de los principios de la legalidad y la seguridad jurídica, el


legislador ha previsto, en el art. 66 EFP, que la resolución dictada en el recurso
jerárquico tendrá el carácter definitivo, por lo que será inalterable e irrevisable; así lo
ha entendido este Tribunal Constitucional en su jurisprudencia, cuando en la SC
159/2002 de 27 de febrero, al interpretar los alcances de la norma prevista por el art.
66 EFP, ha establecido que: "La mencionada Ley, en su art. 66 dispone que la
competencia de la Superintendencia de Servicio Civil para conocer y resolver los
recursos jerárquicos, está limitada a los casos en los que previamente se hayan
agotado los procedimientos de reclamación ante las correspondientes entidades,
conforme a Reglamento, siendo sus decisiones definitivas, sin que admitan, en la vía
administrativa, recurso ulterior alguno, salvo el contencioso administrativo. El
procedimiento a seguir por el funcionario está contemplado por el art. 66, que
determina que las decisiones referidas al ingreso, promoción y retiro a la carrera
administrativa, podrán ser impugnadas mediante un recurso de revocatoria interpuesto
ante la misma autoridad que hubiese dictado la decisión impugnada. Las resoluciones
denegatorias de los recursos de revocatoria pronunciadas por autoridad administrativa
correspondiente, podrán ser impugnadas en recurso jerárquico ante el Superintendente
de Servicio Civil, quien se pronunciará mediante resolución administrativa en única y
última instancia, sin lugar a recurso administrativo ulterior salvo el contencioso
administrativo."

Que, de otro lado, el carácter definitivo, inalterable e irrevisable de la resolución


emitida en el recurso jerárquico se colige de la norma prevista por el art. 62-II LEFP,
que dispone expresamente lo siguiente: "Las decisiones emitidas por la
Superintendencia de Servicio Civil son definitivas y no admiten, en la vía
administrativa, recurso ulterior alguno, salvo el contencioso administrativo"; ello
tomando en cuenta que el recurso jerárquico es el último recurso que tiene el servidor
público, en la vía administrativa, para hacer valer sus derechos cuando considera que
los mismos son lesionados ilegal o indebidamente.

III.2 Que, asimismo cabe señalar que a fin de reglamentar los recursos de revocatoria
y jerárquico previstos en la Ley para regular la carrera administrativa, se dictó el DS
26319 de 15 de septiembre de 2002, que en el mismo sentido de lo prescrito en los
arts. 66 y 62 referidos, en su art. 34.IV dispone: "Contra la resolución administrativa
definitiva que expresa o presuntamente resuelve el recurso jerárquico el interesado
únicamente podrá acudir a la vía contencioso-administrativa.", concordante con ello,
en su art. 38-I.d), refiriéndose al agotamiento de la vía administrativa, también
establece que la vía administrativa quedará agotada entre otros casos, cuando se
453 José Luis Paredes Oblitas

resuelva el recurso jerárquico o hubiese transcurrido el plazo para el dictado de la


correspondiente resolución sin que se resuelva el recurso jerárquico presentado. Al
tenerse por agotada dicha vía el art. 39 del mismo decreto dispone: "Una vez resuelto
el recurso jerárquico o si vencido el plazo para pronunciarse sobre el recurso
jerárquico, no se dictare resolución, el Interesado podrá acudir a la impugnación
judicial por la vía del proceso contencioso-administrativo".

III.3 Que, las normas referidas han sido establecidas por el legislador en el marco del
precepto previsto por el art. 118-7ª de la Constitución, por cuyo mandato son
atribuciones de la Corte Suprema de Justicia el "Resolver las causas contenciosas que
resulten de los contratos, negociaciones y concesiones del Poder ejecutivo y las
demandas contencioso-administrativas a las que dieren lugar las resoluciones del
mismo"; pues de una interpretación constitucional, aplicando el principio de la
eficacia o efectividad constitucional, se infiere que el Constituyente estableció dicha
norma como un mecanismo de control de legalidad sobre los actos y resoluciones de
los funcionarios y autoridades administrativas; ello en razón a que en un Estado
Democrático de Derecho sustentado, entre otros, en el principio de la legalidad, los
servidores públicos ejercen sus funciones con sujeción a las leyes vigentes en el
ordenamiento jurídico. En consecuencia, las decisiones o resoluciones de la
Superintendencia de Servicio Civil también se encuentran sometidas a ese control de
legalidad mediante el proceso contencioso-administrativo, máxime si se toma en
cuenta que dicha entidad, por definición del art. 58 de LEFP, es una persona jurídica
de derecho público que ejerce sus atribuciones bajo la tuición del Ministerio de
Trabajo y Microempresa.

III.4 Que, de lo referido precedentemente se concluye que la Resolución


Administrativa dictada por el Superintendente del Servicio Civil, al resolver un
recurso jerárquico, sólo puede ser impugnada en la vía judicial en un proceso
contencioso-administrativo; lo que significa que, en el ordenamiento jurídico vigente,
no está prevista la vía de la revisión o reconsideración para que las partes puedan
plantear ante la misma autoridad que dictó la Resolución Administrativa. En
consecuencia, cualesquiera de las partes que se considere agraviada por la resolución
del Superintendente del Servicio Civil deberá impugnarlo por la vía judicial antes
referida.

III.5 Que, en el caso que motivó el presente recurso de amparo constitucional, el


Superintendente del Servicio Civil, hoy recurrido, al conocer y tramitar el recurso
jerárquico que había interpuesto la recurrente, ya emitió la Resolución Administrativa
SSC/IRJ/040/2002 de 7 de noviembre, revocando totalmente el memorando de retiro
y dispuso la reincorporación al ejercicio de la función pública de la recurrente. En el
marco normativo y jurisprudencial antes referido, esa resolución tiene carácter
definitivo, por lo tanto es inalterable e irrevisable; en consecuencia, si la
Vicepresidencia de la República se sentía agraviada con ella debió impugnarla
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 454

mediante recurso contencioso administrativo y no pedir su revisión a la misma


autoridad que la emitió.

Que, en esa misma línea de razonamiento se concluye que la autoridad recurrida no


puede legalmente admitir una solicitud de revisión de una Resolución Administrativa
dictada por él para dejarla sin efecto, de manera que al revisar la Resolución
Administrativa SSC/IRJ/040/2002 de 7 de noviembre y reemplazarla por la
Resolución Administrativa SSC/IRJ/075/2002 de 12 de diciembre, ha actuado de
manera ilegal lesionado el derecho a la seguridad jurídica de la recurrente, a cuya
consecuencia también ha sido lesionado el derecho al trabajo de la misma, por lo que
corresponde otorgar la tutela a fin de que los mismos sean restituidos; no siendo
admisible el argumento de la autoridad recurrida, en el sentido de que la recurrente
debe acudir a la vía del recurso contencioso administrativo, toda vez que al haberse
dictado la Resolución Administrativa SSC/IRJ/040/2002 de 7 de noviembre,
resolviendo al recurso jerárquico, quedó satisfecha la pretensión de la recurrente,
entonces correspondía a la parte perdidosa -Vicepresidencia de la República-
impugnar dicha resolución por la vía contenciosa administrativa y no por la vía de la
revisión como lo habían hecho.

Que, en consecuencia el Tribunal del Recurso, al haber declarado improcedente el


amparo no ha dado correcta aplicación al art. 19 CPE.

SUPERINTENDENCIAS

PROCEDIMIENTO ANTE LA SUPERINTENDENCIA PARA EL


RECLAMO DE CORTE DE SERVICIO DE AGUA Y
ALCANTARILLADO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0777/2003-R Sucre, 10 de junio de 2003 El


recurrente afirma que el Gerente Administrativo de la Empresa Municipal de Agua
Potable de Yacuiba (EMAPYC), ha vulnerado el art. 32 CPE, referente a que "nadie
será obligado a hacer lo que la Constitución y las leyes no manden, ni a privarse de
los que ellas no prohíban", por cuanto no obstante sus reiteradas peticiones le niega la
conexión de este servicio básico, hasta que cancele lo adeudado por el anterior
propietario del inmueble que ahora es de su propiedad al haberlo adquirido mediante
compraventa, sin tener presente que no puede privarle de ese servicio por deudas de
terceros. Por consiguiente, en revisión, corresponde determinar si tales extremos son
ciertos y si se justifica otorgar la tutela que brinda el art. 19 CPE.

III.1 El art. 73.a) de la Ley 2066 de 11 de abril de 2000, modificatoria de la Ley 2029
de 29 de octubre de 1999 de Servicios de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario
señala que los proveedores de servicios de agua potable no podrán aplicar como
sanción al usuario el corte del servicio, excepto cuando tenga deuda en mora por un
período superior al límite que permita el Reglamento, disposición legal que si bien no
455 José Luis Paredes Oblitas

permite el corte de este servicio básico e indispensable a los usuarios, sin embargo
establece una excepción que está prevista por el Reglamento Nacional de Prestación
de Servicios de Agua Potable y Alcantarillado para Centros Urbanos al disponer en su
art. 79 que "La Empresa podrá ordenar el corte del servicio de agua potable en los
siguientes casos: a) por falta de pago de una o más facturas, pasados los 60 días de su
emisión.

III.2 En el caso de autos, la Empresa Municipal Autónoma de Agua Potable y


Alcantarillado de Yacuiba "EMAPYC" , cuyo Gerente Administrativo -ahora
recurrido- en cumplimiento a las citadas normas legales procedió al corte del servicio
de agua potable en la conexión del inmueble de propiedad del recurrente, por existir
obligaciones pendientes por consumo de dicho servicio del anterior propietario. Sin
embargo, no obstante de que la Ley 2066 y el Reglamento aludidos, establecen la
suspensión del suministro de agua potable precautelando los intereses de las empresas
proveedoras de este servicio, la misma Ley en su art. 15.i) le impone a la
Superintendencia de Saneamiento Básico -entre otras- la obligación de proteger los
derechos de los usuarios de los servicios de agua potable y alcantarillado sanitario. Es
así, que el Reglamento de la Ley de Regulación Sectorial aprobado por el DS 24505
de 21 de febrero de 1997, en su Título III establece el Procedimiento de
Reclamaciones, por el cual el usuario puede ejercer su derecho de reclamo ante un
acto u omisión de la empresa regulada, siendo esta misma la que procese y lo resuelva
y en caso de no ser satisfecho en su reclamación puede ocurrir ante la
Superintendencia respectiva, a efectos de que la declare probaba o improbada.

III.3 De los antecedentes procesales indicados, se constata que el recurrente antes de


interponer este recurso no usó de la vía administrativa en reclamo de su derecho que
considera lesionado, acudiendo directamente al amparo constitucional que no es
sustitutivo de los recursos ordinarios o extraordinarios, que la ley franquea a las partes
para la protección de sus derechos que consideren vulnerados, ni puede ser utilizado
para suplir la negligencia de las partes, pues por su carácter subsidiario únicamente se
lo puede interponer cuando se han agotado todos los medios de defensa o cuando el
que se tiene resulta ineficaz para la protección que se busca. En este sentido el
Tribunal Constitucional ha establecido de manera uniforme en sus fallos como en la
SC 374/2002-R que: " la subsidiaridad del amparo constitucional debe ser entendida
como el agotamiento de todas las instancias dentro del proceso o vía legal, sea
administrativa o judicial, en la que se acusa la vulneración, dado que donde se deben
reparar los derechos fundamentales lesionados es en el mismo proceso o en la
instancia donde han sido conculcados, y cuando esto no ocurre queda abierta la
protección que brinda el amparo constitucional".

III.4 No obstante lo antes señalado, es necesario referirse a lo aseverado por el


recurrido en la audiencia de amparo, de que el servicio de agua potable es prestado al
inmueble, invocando para ello el art. 27 del Reglamento Nacional de Prestación de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 456

Servicio de Agua, que se refiere a la obligatoriedad de instalar el servicio de agua


potable en todos los inmuebles con frente a las calles, lo que de ninguna manera
puede interpretarse, como lo hizo el Gerente de EMAPYC, en forma inexplicable, en
el sentido que se menciona, puesto que la instalación de servicio de agua es en
beneficio de los usuarios, es decir de las personas que habitan el inmueble, siendo
inaceptable sostener que dicho servicio se presta al inmueble

En consecuencia, el Juez de amparo al haber declarado improcedente el recurso


aunque con otros fundamentos ha efectuado una adecuada compulsa de los
antecedentes procesales y dado correcta aplicación al art. 19 CPE.

SUPERINTENDENCIAS

SISTEMA DE REGULACIÓN SECTORIAL. SUPERINTENDENCIA


DE TRANSPORTES Y SU COMPETENCIA, CONTROL DEL
TRANSPORTE AEREO, Y OTRAS ENTIDADES QUE LO
REGULAN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0071/2004 Sucre, 16 de julio de 2004 III.1.El


Sistema de Regulación Sectorial en la estructura del Estado

En forma previa a ingresar al análisis de la problemática planteada, resulta necesario


referirse al Sistema de Regulación Sectorial, instituido en Bolivia por la Ley 1600 de
28 de octubre de 1994.

La citada Ley, en su art. 1 crea el Sistema y delimita sus objetivos, disponiendo


expresamente lo siguiente: "Créase el Sistema de Regulación Sectorial (SIRESE),
cuyo objetivo es regular, controlar y supervisar aquellas actividades de los sectores de
telecomunicaciones, electricidad, hidrocarburos, transportes, aguas y las de otros
sectores que mediante ley sean incorporados al sistema y que se encuentren sometidos
a regulación conforme a las respectivas normas legales sectoriales, asegurando que: a)
Las actividades bajo su jurisdicción operen eficientemente, contribuyan al desarrollo
de la economía nacional y tiendan a que todos los habitantes de la República puedan
acceder a sus servicios; b) Tanto los intereses de los usuarios, las empresas y demás
entidades regladas cualesquiera fuera su forma y lugar de organización o constitución,
como los del Estado, gocen de la protección prevista por ley en forma efectiva; y c)
457 José Luis Paredes Oblitas

La potestad de regulación estatal se ejerza estrictamente de acuerdo con la ley" (las


negrillas son nuestras).

De las normas legales citadas precedentemente, se colige que el Estado Boliviano,


reservó determinadas actividades, para que operen bajo un régimen de regulación
estatal, denominado SIRESE, que constituyendo un sistema organizado por sectores,
con normas propias para cada uno de ellos, ejerce la función de regular, controlar y
supervisar las actividades señaladas, u otras que se incluyan por parte del Estado;
existiendo al mismo tiempo un ente centralizador para efectos de revisión de las
actividades de control de los sectores.

Tomando en cuenta que una de las funciones principales del SIRESE es la regulación,
resulta necesario establecer qué se entiende por "regulación", delimitar cuáles son sus
alcances y límites:

De manera general, se entiende por regulación la serie de instrumentos mediante los


cuales, los gobiernos, establecen requerimientos sobre la libre actividad de las
empresas y de los ciudadanos. En ese sentido, las regulaciones son limitaciones
impuestas a la libertad de los ciudadanos y de las empresas por presumibles razones
de interés público. Las regulaciones, así entendidas, se expresan tanto en leyes como
en reglamentos y órdenes o actos administrativos producidos en los diferentes niveles
de gobierno o en las organizaciones no gubernamentales o autoreguladas que tengan
poderes reguladores delegados. Se clasifican en tres categorías:

1º Regulaciones Económicas, con las que se interviene directamente en decisiones de


mercado, a través de decisiones orientadas a regular la fijación de precios, la
competencia, la entrada o salida en los mercados. La reforma reguladora trata en este
sector de incrementar la eficiencia económica mediante la reducción de barreras a la
competencia y a la innovación, a menudo mediante la desregulación y el uso de
regulaciones proveedoras de eficiencia, y mediante el mejoramiento de los marcos
reguladores para el funcionamiento y la supervisión prudente de los mercados.

2º Regulaciones Sociales, con las que se intenta proteger bienes públicos como salud,
la seguridad, el medio ambiente y la cohesión social. Los efectos económicos de las
regulaciones sociales pueden ser preocupaciones secundarias o inesperadas, pero
pueden ser substanciales. La reforma reguladora trata aquí de verificar su genuina
necesidad y de diseñar los instrumentos reguladores y otros que resulten más
flexibles, simples y más efectivos al menor costo.

3º Regulaciones Administrativas, son las formalidades administrativas mediante las


que los gobiernos recogen información e intervienen en las decisiones económicas,
individuales. Pueden tener impactos substanciales en el desempeño del sector privado.
La reforma reguladora intenta en este campo eliminar todo lo que ya no es
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 458

estrictamente necesario, reduciendo y simplificando su funcionamiento y mejorando


la transparencia de su aplicación.

El Sistema de Regulación Sectorial, adoptado mediante la Ley del Sistema de


Regulación Sectorial, tiene la finalidad de asegurar que las actividades bajo su
jurisdicción operen con eficiencia, contribuyan al desarrollo de la economía nacional
y tienda a que todos los habitantes de la República puedan acceder a los servicios;
asimismo que los intereses de los usuarios, las empresas que prestan los servicios y
demás entidades reguladas, gocen de la protección prevista por Ley en forma efectiva;
así lo define el art. 1° de la citada Ley. El sistema, como parte del Poder Ejecutivo, se
rige por la Superintendencia General y las Superintendencias Sectoriales.

Teniendo en cuenta que uno de los objetivos del SIRESE es que los órganos del
sistema regulen la relación entre el usuario y las empresas que prestan el servicio
regulado; la Ley 1600, en su art. 10 prevé las atribuciones generales comunes a todas
las superintendencias, de las que, a los fines de la resolución de la problemática
planteada en el presente recurso, se citan las siguientes:

"Artículo 10.- (Atribuciones). Son atribuciones generales de los Superintendentes


Sectoriales, además de las específicas establecidas en las normas legales sectoriales,
las siguientes:

"b) Promover, en el marco de la Ley, la competencia y la eficiencia en las actividades


de los sectores regulados por SIRESE e investigar posibles conductas monopólicas,
anticompetitivas y discriminatorias en las empresas y entidades que operen en dichos
sectores, cuando considere que pueden ir en contra del interés público, de acuerdo con
el Título V de la presente ley;

"c) Otorgar modificar y renovar las concesiones, licencias autorizaciones y registros y


disponer la caducidad o revocatoria de los mismos en aplicación de la ley;

"d) Vigilar la correcta prestación de los servicios por parte de las empresas y
entidades bajo su jurisdicción reguladora y el cumplimiento de sus obligaciones
contractuales, incluyendo la ejecución del plan de inversiones comprometido y el
mantenimiento de sus instalaciones;

"h) Conocer y procesar, las denuncias y reclamos presentados por los usuarios, las
empresas y entidades reguladas y los órganos competentes del Estado, en relación a
las actividades bajo jurisdicción del SIRESE" (las negrillas son nuestras).

De otro lado, conviene citar la norma prevista por el art. 14 de la Ley 1600, que de
manera textual dispone lo siguiente: "Autorizaciones y registros, serán tramitadas,
otorgadas, revocadas canceladas de acuerdo a lo establecido en las normas legales
sectoriales".
459 José Luis Paredes Oblitas

Por lo demás, cabe señalar que, en el marco de la finalidad y los objetivos del
Sistema, la Ley 1600 establece disposiciones antimonopólicas y de defensa de la
competencia.

III.2.La Superintendencia de Transportes

En el marco de las normas previstas por la LSIRESE del Sistema de Regulación


Sectorial, mediante DS 24178, se creó la Superintendencia de Transportes, con la
misión esencial de regular el servicio del Transporte. Así el art. 1° del referido
Decreto Supremo, modificado mediante el DS 24753 de 31 de julio de 1997, prevé lo
siguiente: "Dispónese el establecimiento de la Superintendencia de Transportes
prevista en los artículos primero y segundo de la Ley SIRESE, como órgano
autárquico, persona jurídica de derecho público, con jurisdicción nacional, autonomía
de gestión técnica, administrativa y económica, con la función de regulación de las
actividades de los subsectores del transporte, que cuentan con normas sectoriales
específicas para su respectiva aplicación por la Superintendencia de Transportes". De
la norma citada, se infiere que la Superintendencia de Transportes es un órgano
autárquico con personería jurídica de derecho público; al respecto, este Tribunal
Constitucional, mediante su SC 73/2001 de 24 de septiembre, ha señalado lo
siguiente: "(...) en el marco de las disposiciones legales establecidas por las leyes Nº
1544 de Capitalización y Nº 1600 del Sistema de Regulación Sectorial, mediante
Decreto Supremo Nº 24178 de 8 de diciembre de 1995 se ha establecido la
Superintendencia de Transportes, como órgano autárquico, persona jurídica de
derecho público, con jurisdicción nacional, autonomía de gestión técnica,
administrativa y económica, con la función de regulación de las actividades del
transporte en todas sus formas (...)".

Ahora bien, además de las atribuciones generales que le confiere la LSIRESE, en su


art. 10 citado precedentemente, el art. 2 del DS 24178 de 8 de diciembre de 1995,
modificado por DS 24753 de 31 de julio de 1997, otorga a la superintendencia de
Transportes, entre otras, las siguientes atribuciones:

"Artículo 2.- Además de las atribuciones generales establecidas en la Ley SIRESE, el


superintendente de Transportes tendrá las siguientes atribuciones específicas: (..) "c)
Proteger los derechos de los usuarios de los servicios de transportes de acuerdo a lo
establecido en las normas legales sectoriales; "d) Asegurar que las actividades del
sector de transportes cumplan con las disposiciones antimonopólicas y de defensa del
consumidor establecidas en la Ley SIRESE y tomar las acciones necesarias para
corregir cualquier incumplimiento. "e) Otorgar concesiones y licencias y enmendarlas,
suscribiendo o autorizando la suscripción de los contratos correspondientes, según
corresponda. "h) Otorgar autorizaciones, revocarlas o modificarlas. "ñ) Aprobar y
controlar, de acuerdo a las normas sectoriales, los precios y tarifas máximos
aplicables al servicio de transporte y publicarlos en medios de difusión nacional" (las
negrillas son nuestras).
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 460

Finalmente, corresponde señalar que, en el ámbito específico del transporte


aeronáutico, se tiene el DS 24718 de 22 de julio de 1997, cuyas normas regulan los
servicios aeronáuticos y servicios aeroportuarios que prestan las personas individuales
o colectivas, nacionales y extranjeras, públicas o privadas, en el territorio nacional y
en el espacio aéreo de su soberanía.

El art. 3 del mencionado Decreto Supremo establece las definiciones de los institutos
que forman parte del ámbito de su regulación; así, respecto a la Autorización señala
"acto administrativo por el cual la Superintendencia de Transportes a nombre del
Estado otorga a una persona individual o colectiva, pública o privada, nacional o
extranjera el derecho de prestar Servicios Aeronáuticos"; con relación a la Concesión
la define como el "acto administrativo por el cual la Superintendencia de Transportes
a nombre del Estado, otorga a una persona individual o colectiva, pública o privada,
nacional o extranjera, el derecho exclusivo de prestar Servicios Aeroportuarios, en un
determinado aeropuerto y por un periodo establecido"; luego define los Servicios
Aeronáuticos como "actividades de transporte aéreo regular, nacional e internacional
de pasajeros, carga y correo, efectuadas por líneas aéreas nacionales y extranjeras o
Agentes o Representaciones Generales"; finalmente a los Servicios Aeroportuarios,
como "actividades destinadas a la atención de aeronaves, pasajeros, equipajes y carga
efectuados en un Aeropuerto".

Las normas previstas por el art. 10 del mencionado Decreto Supremo, define los
alcances de las funciones de la Superintendencia de Transportes, en ese sentido
dispone que "la Superintendencia es el organismo con jurisdicción nacional para
regular las actividades del sector del transporte, incluyendo los Servicios
Aeronáuticos y Servicios Aeroportuarios. La máxima autoridad ejecutiva a cargo de
este organismo es el Superintendente de Transportes. Además de las atribuciones
generales establecidas en la Ley 1600 sus reglamentos y el Decreto Supremo 24178,
tendrá las siguientes atribuciones específicas en relación a los Servicios Aeronáuticos
y Servicios Aeroportuarios: "a)Velar por la calidad y eficiencia de los Servicios
Aeronáuticos y Servicios Aeroportuarios, en beneficio de los usuarios:

"a) (sic.) Garantizar la libre competencia evitando actos que la impidan, restrinjan o
distorsionen: "a) (sic.) Asegurar que el usuario goce de protección contra prácticas
abusivas por parte de los titulares; (..)"

De una interpretación sistematizada de las normas citadas precedentemente, se infiere


que la Superintendencia de Transportes es la única entidad competente para regular el
servicio de transportes aéreos, función de regulación que incluye, entre otras, las
siguientes atribuciones: la otorgación de autorizaciones y concesiones para prestar el
servicio; el control de la correcta prestación del servicio y el cumplimiento de las
obligaciones contractuales de las empresas que prestan los servicios; conocer y
procesar, las denuncias y reclamos de los usuarios sobre los servicios prestados.
461 José Luis Paredes Oblitas

III.3.Otras autoridades que regulan la actividad aeronáutica

Cabe señalar que además de la Superintendencia de Transportes, existen otras


autoridades que regulan la actividad aeronáutica; empero, dichas autoridades tienen su
propio ámbito de competencia que de manera alguna se superponen con las que
corresponden a la Superintendencia de Transportes, tal como se pasa a detallar a
continuación.

III.3.1. El Viceministro de Transportes

El "Reglamento a la Ley de Organización del Poder Ejecutivo" en el art. 7 inc. k)


establece las atribuciones generales a todos los Viceministerios y entre ellas está
precisamente la de "Coordinar con la Superintendencia o entidad reguladora de su
sector"

Este mismo DS 26973 de 27 de marzo de 2003, en su art. 25, otorga atribuciones


normativas, de promoción, formulación de políticas, proyectos, planes en materia
aeronáutica, a la que se suma la administrativa de llevar el Registro Aeronáutico.

De lo dicho se tiene que las actividades del Viceministerio de Transportes se


desarrollan en coordinación con la Superintendencia de Transportes, pero en ningún
caso en defecto de ésta; por lo mismo sus funciones y atribuciones no se superponen
entre sí; pues cada uno tiene su propio ámbito de acción.

III.3.2. La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC)

Creada mediante Ley de 25 de octubre de 1947, cuyas normas le otorgaban la potestad


de regulación de todas las actividades de la aeronáutica civil. Posteriormente con la
implementación del SIRESE, se fueron dictando diferentes instrumentos legales que
delimitaron las nuevas funciones y atribuciones de la DGAC, reduciendo su ámbito de
acción a los aspectos técnicos de la actividad aeronáutica, por cuanto, como se tiene
referido, la potestad de regular la prestación del servicio transporte aéreo corresponde
a la Superintendencia de Transportes.

En efecto, según la norma prevista por el art. 5 del DS 24718 "Normas para la
Regulación de Servicios Aeronáuticos y Servicios Aeroportuarios", "La Dirección
General de Aeronáutica Civil ejerce el control y supervisión técnica de la actividad
aeronáutica realizada en, desde y hacia el territorio nacional de conformidad a lo
establecido por la Ley de 25 de octubre de 1947 y los decretos supremos 06877 de 18
de agosto de 1964, 11185 de 16 de noviembre de 1973, 10422 de 22 de agosto de
1972 y 24315 de 14 de junio de 1996 y demás disposiciones reglamentarias". De otro
lado, el art. 6 del referido Decreto Supremo, dispone lo siguiente: "La Dirección
General de Aeronáutica Civil otorgará Permisos de Operación, licencias y certificados
que sean de su exclusiva competencia de acuerdo al Código Aeronáutico Boliviano y
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 462

a los procedimientos previstos en las Regulaciones Aeronáuticas Bolivianas" (las


negrillas son nuestras); ahora bien, según la norma prevista por el art. 3 del, tantas
veces citado Decreto Supremo, el Permiso de Operación es el "acto administrativo por
el cual la Dirección General de Aeronáutica Civil a nombre del Estado, otorga a un
Operador la autorización de explotación de cualquier actividad aeronáutica de su
competencia, a realizarse en, desde y hacia el territorio nacional, excluyendo las
Autorizaciones otorgadas por la superintendencia de Transportes".

III.4. La problemática planteada

Efectuadas las precisiones conceptuales y normativas, así como delimitados los


ámbitos de competencia de la autoridad recurrente y de las autoridades recurridas,
corresponde dilucidar la problemática planteada, a cuyo efecto cabe expresar las
siguientes consideraciones:

III.4.1. De las normas precedentemente citadas se concluye que, en el marco del


nuevo Sistema de Regulación Sectorial previsto por la Ley 1600, así como las normas
sectoriales aplicables al caso, la regulación del servicio de transporte aéreo es
competencia de la Superintendencia de Transportes, entidad autárquica que, en
representación del Estado, interviene en la regulación del mencionado servicio, con la
finalidad de garantizar la calidad y eficiencia del servicio, garantizando la libre
competencia evitando el ejercicio monopólico del servicio, garantizando los derechos
e intereses de los usuarios, y de las propias empresas que prestan el servicio. En
cambio, la función de promoción, formulación de políticas, proyectos y planes en
materia aeronáutica, es potestad del Viceministerio de Transportes, como parte
integrante del Poder Ejecutivo, función que deberá desarrollarlo en permanente
coordinación con la Superintendencia de Transportes. Finalmente la de control técnico
¬operativo de la actividad aeronáutica realizada en, desde y hacia el territorio
nacional, es competencia de la Dirección General de Aeronáutica Civil, función ésta
que es absolutamente distinta, pero complementaria, a la de regulación del servicio de
transportes aéreos que es de competencia de la Superintendencia de Transportes.

III.4.2. De acuerdo a los argumentos expuestos por el recurrente, así como los
expresados por los recurridos, el Acuerdo de Código Compartido supone un contrato
entre dos operadores de servicios de transporte aéreo, por el cual ambos comparten un
vuelo, utilizando el código de uno de ellos o de los dos, estando sobrentendido que
ambos operadores deben estar debidamente autorizados para la prestación del
servicio, ya que lo contrario imposibilitaría un acuerdo de ese tipo, por cuanto el
ejercicio de una actividad reglada requiere de autorización para su ejercicio; de ello se
deduce que no es un acuerdo que tenga relación con los aspectos técnicos y de
seguridad, o de operación; sino que esencialmente está vinculado con el servicio del
transporte, no otra cosa significa que en el acuerdo firmado entre AEROSUR SA y
TACA-PERU, en su numeral 2., al referirse a la intención u objeto, se señala
textualmente lo siguiente: "con la finalidad de mejorar el servicio a sus clientes"; a su
463 José Luis Paredes Oblitas

vez el numeral 3. lleva por título "Servicios Conjuntos" en el que establecen las
condiciones en las que se prestará el servicio conjunto a los usuarios, lo que
demuestra el objetivo de este tipo de acuerdos es brindar una mejor oferta en los
servicios que prestan a los usuarios.

Ello supone que el servicio conjunto que prestarán las empresas que suscriben del
Acuerdo de Código Compartido, queda sujeto a la regulación y control que ejerce la
Superintendencia de Transportes, en representación del Estado; se entiende que el
servicio conjunto merece una regulación y control para garantizar la calidad y
eficiencia del servicio a prestarse, garantizar la libre competencia evitando acciones
monopólicas, resguardando los intereses y derechos de los usuarios.

Es en ese marco que debe interpretarse la norma prevista por el art. 138 del CA,
aprobado mediante DS 11185 de 16 de noviembre de 1976, que de manera expresa
dispone lo siguiente: "Los acuerdos entre explotadores de servicios de transporte
aéreo regular, que importen consorcio, explotación conjunta, consolidación o fusión
de empresas, servicios o intereses, deberán ser aprobados previamente por la
autoridad aeronáutica. Si ésta no formulare observaciones en el plazo de noventa días,
tales acuerdos se considerarán aprobados" (las negrillas son nuestras); pues se
entiende que, hasta antes de la implementación del sistema de Regulación Sectorial y
la creación de la Superintendencia de Transportes, la autoridad aeronáutica con
potestad para regular el servicio de transporte aéreo era la Dirección General de
Aeronáutica Civil, empero, conforme se tiene demostrado con la descripción de las
normas legales aplicables al caso, en la actualidad, esa autoridad competente es la
Superintendencia de Transportes.

III.4.3. De lo referido precedentemente se concluye que, la atribución de aprobar los


Acuerdos de Código Compartido entre los operadores de servicios de transporte aéreo
corresponde a la Superintendencia de Transportes, la que, como se detalló
anteriormente, ha recibido del Estado la delegación de la función de regular la
actividad de explotación del servicio de transporte aéreo, pues dicha potestad abarca
al control del servicio, de la relación entre usuario y empresas explotadoras de la
actividad y por tanto del conocimiento, autorización y aprobación de los acuerdos que
influenciaran el servicio que prestan las empresas de transporte aéreo, por cuanto estás
tienen su objetivo final en la protección del usuarios, que en caso contrario se vería
desprotegido por la entidad a cargo de la defensa de sus derechos -la Superintendencia
de Transportes- de no conocer y autorizar cada una de las modificaciones que
afectaran el servicio.

III.4.4. En consecuencia, las autoridades recurridas, al emitir la RA 12390 de 22 de


diciembre de 2003, mediante la cual aprobaron el Acuerdo de Código Compartido
suscrito entre la Compañía Boliviana de Transporte Aéreo Privado S.A. "AEROSUR
S.A." y la Empresa Peruana Trans American Airlines S.A. "TACA PERU", han
usurpado las funciones de la Superintendencia de Transportes, por lo que la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 464

Resolución impugnada incurre en los presupuestos jurídicos previstos por el art. 31 de


la Constitución, que la hacen nula de pleno derecho, haciendo procedente el presente
recurso directo de nulidad.

Por último, en cuanto a la ampliación del recurso contra la Resolución Administrativa


12399 de 5 de enero de 2004, dictada por las mismas autoridades, no corresponde su
tratamiento ni pronunciamiento alguno en esta Sentencia, por no haber sido admitida
dicha ampliación, por la Comisión de Admisión de este Tribunal.

SUPERINTENDENCIAS

LAS SUPERINTENDENCIAS PUEDEN ORDENAR MEDIDAS


PRECAUTORIAS COMO LA CONSISTENTE EN PROIVICIÓN DE
INNOVAR.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0013/2006 Sucre, 15 de marzo de 2006

III.5. Atribuciones generales de los Superintendentes

A partir de los objetivos de la LSIRESE, corresponde mencionar las atribuciones


generales comunes a todas las Superintendencias, de las que, a los fines de la
Resolución del caso de autos, se citan las siguientes:

"ARTICULO 10º-. (Atribuciones). Son atribuciones generales de los


Superintendentes Sectoriales, además de las específicas establecidas en las normas
legales sectoriales, las siguientes:

a)Cumplir y hacer cumplir la presente ley, las normas legales sectoriales y sus
reglamentos, asegurando la correcta aplicación de sus principios, políticas y objetivos;

b)Promover, en el marco de la ley, la competencia y la eficiencia en las actividades de


los sectores regulados por SIRESE e investigar posibles conductas monopólicas,
anticompetitivas y discriminatorias en las empresas y entidades que operan en dichos
sectores, cuando considere que pueden ir en contra del interés público, de acuerdo con
el Titulo V de la presente ley;

d)Vigilar la correcta prestación de los servicios por parte de las empresas y entidades
bajo su jurisdicción reguladora y el cumplimiento de sus obligaciones contractuales,
incluyendo la ejecución del plan de inversiones comprometido y el mantenimiento de
sus instalaciones;
465 José Luis Paredes Oblitas

f)Intervenir las empresas y entidades bajo su jurisdicción reguladora y designará los


interventores, según lo dispongan las normas legales sectoriales;

k)Realizar los actos que sean necesarios para el cumplimiento de sus


responsabilidades".

III.6. La Superintendencia de Telecomunicaciones

De otra parte es menester señalar que la LT establece en su art. 1 que la misma tiene
como objeto establecer normas para regular los servicios públicos y las actividades de
telecomunicaciones, que comprenden la transmisión, emisión y recepción, a través de
una Red Pública o Privada, de señales, símbolos, textos, imágenes fijas y en
movimiento, voz, sonidos, datos o información de cualquier naturaleza, o aplicaciones
que facilitan los mismos, por cable o línea física, radioelectricidad, ondas hertzianas,
medios ópticos u otros sistemas electromagnéticos de cualquier índole o especie,
estando sometidas a esa ley las personas individuales y colectivas, nacionales y
extranjeras que realicen dichas actividades originadas o terminadas en el territorio
nacional.

El art. 4 de la citada Ley, modificado por Ley 2342 de 25 de abril de 2002, establece
que la Superintendencia de Telecomunicaciones es un órgano del Sistema de
Regulación Sectorial, que regula el servicio público de telecomunicaciones, a cuya
cabeza se encuentra el Superintendente de Telecomunicaciones, teniendo las
atribuciones señaladas en la referida disposición legal.

III.7. Adopción de Resoluciones urgentes

El DS 27172 aprobó el "Reglamento de la Ley de Procedimiento Administrativo para


el Sistema de Regulación Sectorial-SIRESE", de aplicación en el ámbito de
competencia de la Superintendencia

General del SIRESE y de las Superintendencias Sectoriales, entre ellas la


Superintendencia de Telecomunicaciones.

El art. 12, dispone: "En caso de emergencia que conlleve riesgo para la continuidad o
regularidad en la prestación de servicios públicos, los Superintendentes, de oficio o a
pedido de parte adoptarán resoluciones urgentes, necesarias para atender la
emergencia y evitar perjuicios a los administrados".

III.8. Las medidas cautelares y la prohibición de innovar

La razón de ser de la aplicación de medidas cautelares, en el proceso en general, se


encuentra en la necesidad de evitar que el tiempo que transcurre hasta que recae un
pronunciamiento judicial firme suponga la pérdida de la finalidad del proceso; con las
medidas cautelares se trata de asegurar la posibilidad de realización efectiva de la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 466

Resolución que ponga término al proceso, por tanto el llamado periculum in mora
forma parte de la esencia de las medidas cautelares que se han definido en la doctrina
como aquellos mecanismos procesales tendentes a garantizar la viabilidad o
efectividad de los efectos de la cosa juzgada que haya de producir la Resolución
Judicial que se pronuncie definitivamente sobre el objeto procesal, teniendo como
finalidad intrínseca evitar que se produzca una posible vulneración del derecho a la
tutela judicial efectiva, anticipando provisionalmente algunos de los efectos
característicos de la decisión definitiva; es decir, con ellas se intenta asegurar que la
futura sentencia pueda llevarse a la práctica de modo útil, son medios o instituciones
que directa e inmediatamente pretenden conjurar el peligro que para una futura
ejecución representa la existencia del proceso, o el tiempo que el juicio tarda en
substanciarse; además es menester señalar que las medidas cautelares tienen como
caracteres la perentoriedad, la provisionalidad y la instrumentalidad, habida cuenta
que son a la vez instrumento del proceso, para la aplicación del ordenamiento jurídico
y para la adecuada tutela judicial de los derechos e intereses legítimos.

De otra parte la aplicación de medidas cautelares exige como requisitos objetivos los
siguientes: a) La necesidad de justificación o prueba, aún incompleta o por indicios de
aquellas circunstancias que puedan permitir al tribunal efectuar la valoración de la
procedencia de la medida cautelar; b) la imposibilidad de prejuzgar el fondo del
asunto, en el criterio que las medidas cautelares tienen como finalidad que no resulte
irreparable la duración del proceso, de modo que la adopción de tales medidas no
puede confundirse con un enjuiciamiento sobre el fondo del proceso; c) además, el
periculum in mora que se traduce en la irreparabilidad del perjuicio y el
aseguramiento de la finalidad del proceso.

Ahora bien, "la prohibición de innovar" constituye una medida cautelar que procede
cuando concurren los siguientes presupuestos esenciales: 1) la verosimilitud del
derecho invocado por el actor, el fumus bonis juris, la apariencia de un buen
fundamento; y, 2) el peligro de la demora y la posibilidad de un grave perjuicio,
acción de no innovar que constituye una manifestación de la acción cautelar y para
cuya vigencia basta la existencia de un interés legítimo y actual para obtener la tutela
y que esencialmente tiende a impedir toda clase de innovación y que se vincula
normalmente con la capacidad de disponer la cosa litigiosa; de otra parte, el
fundamento de la medida, en términos generales, es la igualdad de las partes aspecto
que tiene el fin de instituir el necesario equilibrio entre las partes litigantes, otro
fundamento es la aplicación del principio de que nadie puede lesionar el orden
jurídico establecido, haciendo justicia por mano propia y por otra parte significa una
expresión del principio de la buena fe en el proceso.

III.9.La problemática planteada

En el caso de autos, de los antecedentes que informan el cuaderno procesal, se


evidencia que por testimonio 194/2001, de 19 de septiembre, ENTEL S.A. y la
467 José Luis Paredes Oblitas

Empresa AES Communications Bolivia S.A., suscribieron un contrato de usufructo


irrevocable, teniendo como objeto el usufructo por parte de AES sobre uno de los
ductos y al uso compartido de todas las respectivas cámaras de propiedad de ENTEL
S.A., a efecto de que la primera empresa instale fibra óptica y opere una red de
telecomunicaciones al público sujeta a las concesiones y licencias otorgadas a AES
para la prestación de servicios de telecomunicaciones. En ese sentido, AES se obligó a
pagar a ENTEL S.A. una contraprestación de $US10.000.000.- a ser cancelada en
cuotas, acordando las partes en el punto 5.11 del convenio, que ENTEL S.A. podría
proceder con el cobro de cualquiera de las cuotas y los respectivos intereses mediante
la vía ejecutiva, a cuyo efecto AES reconoció al contrato la calidad de título ejecutivo;
de otra parte, en el punto 8.5 se estableció que AES otorgaba una garantía prendaria
sin desplazamiento a favor de ENTEL S.A., sobre la fibra óptica a ser instalada en el
ducto, además que en caso de incumplimiento de las obligaciones de pago de AES,
ENTEL S.A. tendría el derecho a proceder a la ejecución de la garantía prendaria por
la vía ejecutiva.

En mérito a informes técnicos y jurídicos, relativos a la situación de la empresa AES


S.A., y a la continuidad de los servicios prestados por ella, por Resolución
Administrativa Regulatoria 2005/1740, de 12 de octubre de 2005, la Superintendencia
de Telecomunicaciones, resolvió disponer la intervención preventiva a la empresa
AES COMMUNICATIONS BOLIVIA S.A. - registrada en FUNDEMPRESA como
AXS BOLIVIA S.A., designando interventor; y mediante Resolución Administrativa
Regulatoria 2005/1755 ,de 14 de octubre dispuso con carácter de urgencia, invocando
el art. 12 del Reglamento de la Ley de Procedimiento Administrativo para el SIRESE,
la prohibición de innovar sobre la fibra óptica de propiedad de la empresa AES
COMMUNICATIONS BOLIVIA

S.A. hasta tanto no se ofrezca y asegure las más amplias seguridades a los usuarios en
los servicios públicos de telecomunicaciones que dependan de dicha fibra óptica, así
como de las telecomunicaciones de otros operadores; medida precautoria extendida a
ENTEL S.A. -ahora recurrente-; posteriormente por Resolución Administrativa
Regulatoria 2005/2234, de 15 de diciembre de 2005, la Superintendencia de
Telecomunicaciones, dispuso la suspensión de la intervención preventiva a la empresa
AES Communications S.A., intimando el cumplimiento de las recomendaciones
contenidas en el informe final presentado por el interventor, entre ellas, dejar en mora
cero sus obligaciones con ENTEL S.A., en todas aquellas que involucren la fibra
como garantía.

En ese contexto, teniendo en cuenta la naturaleza jurídica y la finalidad del Sistema de


Regulación Sectorial, en la que destaca el interés público, debe entenderse que el art.
12 del DS 27172, al conferir la facultad a los Superintendentes Sectoriales del
SIRESE de adoptar de oficio resoluciones urgentes que sean necesarias para atender
la emergencia y evitar perjuicio a los administrados, busca esencialmente la efectiva
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 468

vigencia del derecho a la continuidad de los servicios públicos que tienen los usuarios
o consumidores.

Ahora bien, en la problemática planteada, se efectuaron informes técnicos y jurídicos


relativos a la situación de la empresa AES S.A. como también con relación a la
continuidad de sus servicios, aspectos que determinaron que la Superintendencia de
Telecomunicaciones, teniendo en cuenta sus atribuciones regulatorias, la función
esencial que cumple y la facultad conferida por citado art. 12 del DS 27172, adopte la
medida de no innovar respecto a la fibra óptica de propiedad de AES hasta que no
ofrezca y asegure las más amplias seguridades a los usuarios en los servicios de
telecomunicación que dependen de la fibra óptica, teniendo en cuenta que la misma
fue otorgada en garantía en el contrato de usufructo irrevocable suscrito con la
empresa recurrente, es decir, que el propósito de la decisión urgente contenida en la
Resolución Administrativa Regulatoria 2005/1755, de 14 de octubre, se limita a
adoptar la medida precautoria de no innovar justificada - según los presupuestos
esenciales de aplicación de la medida - por la necesidad de garantizar la continuidad
de los servicios públicos prestados por AES S.A. a los usuarios o consumidores y en
mérito al perjuicio irreparable que provocaría la discontinuidad de esos servicios; por
lo que se concluye que la autoridad recurrida no incurrió en las previsiones del art. 31
de la CPE, pues no usurpó una función que no le compete, ni ejerció una jurisdicción
o potestad no asignada por la Constitución o la ley, por el contrario actuó conforme la
finalidad para la cual fue creada la Superintendencia, precisamente en consideración a
los caracteres que tiene el servicio público, en el presente caso el de
telecomunicaciones, sujeto al sistema regulatorio previsto en el país.

TRANSPORTE PÚBLICO

LA COMPETENCIA PARA OTORGAR PERMISOS PARA EL


SERVICIO DE TRANSPORTE PUBLICO ES DE LA
SUPERINTENDENCIA Y NO DEL GOBIERNO MUNICIPAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0382/2003- R Sucre, 26 de marzo de 2003

III.1 Que, al efecto cabe precisar que la problemática se genera en la supuesta decisión
unilateral, ilegal e indebida de las autoridades recurridas de disponer el desalojo de la
Terminal que actualmente utilizan los recurrentes para prestar sus servicios de
transporte público. Empero, como quiera que entre los fundamentos de la decisión
adoptada por las autoridades recurridas, según expresaron en su informe, se tiene la
observación sobre la falta de licencia de funcionamiento del Sindicato de
Transportistas "Norte", cabe señalar que por disposición expresa del art. 10 de la Ley
de Capitalización, los servicios públicos de comunicaciones, energía eléctrica,
hidrocarburos y transporte, corresponden a la jurisdicción nacional y serán normados
por leyes sectoriales específicas. A su vez, el art. 1° de la L SIRESE dispone que el
"objetivo (del SIRESE) es regular, controlar y supervisar aquellas actividades de los
469 José Luis Paredes Oblitas

sectores de telecomunicaciones, electricidad, hidrocarburos, transportes, aguas y las


de otros sectores que mediante ley sean incorporados al Sistema y que se encuentren
sometidas a la regulación conforme a las respectivas normas legales sectoriales".

Que en concordancia con la norma citada, el art. 10-c) de la referida Ley dispone:
"son atribuciones generales de los Superintendentes Sectoriales, además de las
específicas establecidas en las normas legales sectoriales, las siguientes: c) Otorgar,
modificar y renovar concesiones, licencias, autorizaciones y registros, y disponer la
caducidad o revocatoria de los mismos en aplicación de la presente ley, las normas
legales sectoriales y reglamentos correspondientes". Por su parte, el Decreto Supremo
Nº 25461 de 23 de julio de 1999 dispone que "la regulación de los Servicios de
Transporte Público Automotor Urbano será realizada por la Superintendencia de
Transportes dentro del marco de las disposiciones establecidas por la Ley Nº 1600".
Que, de la lectura e interpretación correcta de dichos preceptos, queda definitivamente
establecido que la regulación y control del servicio de transporte público es de
competencia nacional y no así municipal, menos aún cuando se trata de un servicio
interprovincial, como ocurre en el caso que se analiza; así lo ha entendido este
Tribunal Constitucional en su jurisprudencia establecida a través de las SSCC
1051/2000,713/2002, 339/02-RAC, 377/02-RAC, 1218/02-RAC.

Que en ese orden legal y jurisprudencial referido, el argumento del Presidente del
Concejo Municipal recurrido -contenido en su nota de 20 de diciembre de 2002- para
instruir al Alcalde que proceda al desalojo impugnado, por cuanto el Sindicato
recurrente se encontraría trabajando de manera clandestina y abusiva, no le
corresponde sostener, pues como se tiene señalado, no es de su competencia autorizar
ni otorgar permisos para el servicio de transporte público

TRIBUTOS

DEFINICIÓN DE LO QUE ES "TASA" COMO FORMA DE


TRIBUTO Y LA DIFERENCIA CON LA "TARIFA RETRIBUTIVA"
QUE NO ES UNA TASA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 79/2002 Sucre, 5 de septiembre de 2002 -,


recibiendo como contraprestación el pago de una tarifa equivalente al 1% sobre el
valor FOB de las mercancías. En consecuencia, la merituada tarifa retributiva no
constituye un "tributo" revestido de la forma de "tasa", como erróneamente sostiene el
recurrente, pues al tenor del art. 13 CTb, los tributos son las prestaciones en dinero
que el Estado exige en ejercicio de su poder de imperio, para el cumplimiento de sus
fines, y se clasifica en impuestos, tasas y contribuciones especiales; la tasa es, de
acuerdo al art. 16 del referido Código, el tributo cuya obligación tiene como hecho
generador la prestación efectiva de un servicio público individualizado en el
contribuyente, cuyo producto no debe tener un destino ajeno al servicio que constituye
el presupuesto de la obligación, estableciendo expresamente en el último párrafo de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 470

esta norma que no es tasa la contraprestación recibida del usuario en pago de servicios
no inherentes al Estado.

II.8. De conformidad con lo expresado por el Código Tributario, son dos, en resumen,
los elementos en función de los cuales se define la categoría tributaria de la tasa.
Primero, el hecho generador de ésta se origina por el desarrollo de una actividad del
ente público, que se manifiesta en una prestación efectiva de un servicio público
inherente a aquel, y que afecta concretamente a la persona que utiliza el servicio; en
segundo término, que el producto recibido tiene que ser necesariamente destinado a la
financiación del servicio cuyo funcionamiento es, como se ha dicho, el presupuesto de
la obligación. En cambio, los precios públicos son las contraprestaciones pecuniarias
que se satisfacen por la prestación de servicios o la realización de actividades
efectuadas en régimen de derecho público, cuando prestándose también tales servicios
o actividades por el sector privado, sean de solicitud voluntaria por parte de los
administrados. Esto significa que los precios públicos no se integran en la categoría
general de los tributos, y ello a su vez tiene como consecuencia de mayor relevancia el
que los principios constitucionales informadores de los tributos, no son aplicables a
esta categoría de ingresos públicos; además, el fundamento de la exigencia de los
precios públicos no puede ser la capacidad económica de los obligados a satisfacerlos,
como ocurre en los tributos, sino que, como la definición del derecho positivo pone de
manifiesto, su fundamento está en la adecuada contraprestación que los obligados a
satisfacerlos deben a los entes públicos que prestan los servicios

o realizan las actividades descritas a favor de dichos obligados. El problema de la


diferencia entre tasa y otros ingresos privados del Estado, especialmente con los
precios, se ofrece tanto en el campo de la dogmática como en la práctica legislativas.
El criterio fundamental para tal diferenciación, está referido a la naturaleza de los
servicios; aquéllos no inherentes al Estado son retribuibles en virtud de un negocio
jurídico privado y en ellos, la relación que da origen a la obligación de pago se basa
en la voluntad de las partes, destacándose el carácter contractual de la obligación. Por
otro lado, aquellos otros servicios inherentes al Estado, cuya obligación por parte del
usuario no se establece contractualmente, sino más bien tiene su fuente inmediata en
la ley, adoptarán la forma tributaria de tasa. la "tarifa retributiva" consignada en la
resolución que se impugna consiste más bien en un precio que se ha señalado como
pago al servicio de valoración

TRIBUTOS

DEFINICIÓN DE TRIBUTOS, IMPUESTOS, TASAS

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 87/2002 Sucre, 14 de octubre de 2002 Tributos,


son las prestaciones en dinero que el Estado, en ejercicio de su poder de imperio,
exige con el objeto de obtener recursos para el cumplimiento de sus fines. Dichas
prestaciones pueden revestir la forma de impuestos, tasas o contribuciones especiales.
471 José Luis Paredes Oblitas

III.7. El impuesto, como lo define el art. 15 CT, es el tributo cuya obligación tiene
como hecho generador una situación independiente de toda actividad estatal relativa al
contribuyente. En otras palabras, son impuestos los tributos exigidos sin
contraprestación identificable inmediatamente, cuyo hecho imponible está constituido
por negocios, actos o hechos de naturaleza jurídica o económica que ponen de
manifiesto la capacidad contributiva del sujeto pasivo, como consecuencia de la
posesión de un patrimonio, la circulación de los bienes o la adquisición o gasto de
renta. También puede decirse que el impuesto es una obligación legal y pecuniaria,
establecida a favor de un ente público en régimen de derecho público, para atender sus
necesidades económicas en virtud de la capacidad económica de sus destinatarios,
caracterizada por la ausencia de actuación administrativa inmediata por ser una
manifestación de la renta, el patrimonio o el consumo.

III.8. Por otra parte, conforme al art. 16 CT, la tasa es el tributo cuya obligación tiene
como hecho generador la prestación efectiva de un servicio público individualizado en
el contribuyente. Su producto no debe tener un destino ajeno al servicio que
constituye el presupuesto de la obligación. Así, son dos, en resumen, los elementos en
función de los cuales se define la categoría tributaria de la tasa. Primero, el hecho
generador de ésta se origina por el desarrollo de una actividad del ente público, que se
manifiesta en una prestación efectiva de un servicio público inherente a aquél, y que
afecta concretamente a la persona que utiliza el servicio; en segundo término, que el
producto recibido tiene que ser necesariamente destinado a la financiación del servicio
cuyo funcionamiento es, como se ha dicho, el presupuesto de la obligación.

III.9. En cuanto a la contribución especial, el art. 17 CT la define como el tributo cuya


obligación tiene como hecho generador beneficios derivados de la realización de
determinadas obras públicas o de actividades estatales y cuyo producto no debe tener
un destino ajeno a la financiación de dichas obras o a las actividades que constituyen
el presupuesto de la obligación. La contribución de mejora es la instituida para costear
la obra pública que produce una valoración inmobiliaria y tiene como límite total el
gasto realizado y como límite individual el incremento del valor del inmueble
beneficiado. La contribución de Seguridad Social, es la prestación a cargo de patronos
y trabajadores integrantes de los grupos beneficiados destinada a la financiación de
los servicios de la Seguridad Social.

TRIBUTOS

TODA RESOLUCIÓN QUE DETERMINE LA CREACIÓN DE TASAS


O IMPUESTOS MUNICIPALES DEBE SER HOMOLOGADA POR
EL SENADO, DE OTRA MANERA ES ILEGAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 84/2003 Sucre, 1 de septiembre de 2003 El


recurrente manifiesta que a través de las Ordenanzas Municipales impugnadas, se ha
aplicado una patente o licencia de funcionamiento de los hoteles, que por una parte
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 472

implica una duplicidad de tributos y por otra no se ha cumplido con el procedimiento


establecido en la Constitución Política del Estado (CPE) y la Ley de Municipalidades
(LM), atentándose los derechos de sus representados a trabajar y a la propiedad
privada. Corresponde dilucidar si tales extremos son evidentes.

III.1 Conforme establece el art. 68 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), el


recurso contra tributos y otras cargas públicas, procede contra toda disposición legal
que cree, modifique o suprima un tributo, impuesto, tasa, patente, derecho o
contribución de cualquier clase o naturaleza, que hubiere sido establecida sin observar
las disposiciones de la Constitución Política del Estado, que en sus arts. 26 y 59.2a
señalan que ningún impuesto es obligatorio sino cuando ha sido creado conforme a las
prescripciones de la Constitución, siendo atribución del Poder Legislativo, el imponer
contribuciones de cualquier clase o naturaleza, suprimir las existentes y determinar su
carácter nacional, departamental o universitario, así como decretar los gastos fiscales,
a iniciativa del Poder Ejecutivo.

El Concejo Municipal tiene potestad normativa para establecer tributos, sólo si se trata
de tasas o patentes, cuya creación requiere aprobación previa de la Cámara de
Senadores, basada en un dictamen técnico del Poder Ejecutivo; como se colige de los
arts. 66.4ª, 201.I CPE, con las que concuerdan los arts. 12.10) y 105 LM.

En ese marco normativo, corresponde determinar los dos puntos demandados en esta
acción extraordinaria, el uno relativo al procedimiento que se siguió en la aprobación
de las Ordenanzas Municipales impugnadas y el otro, en cuanto a una supuesta doble
tributación.

III.2Con referencia al procedimiento para la aprobación de las Ordenanzas que


aprueban tasas y patentes, corresponde mencionar lo siguiente:

Las Ordenanzas Municipales 1918/97, 2056/97, 2281/99, 2628/2001-2671/2001, por


las que se aprueba el arancel de Tasas y Patentes para las gestiones 1996, 1997, 1998
y 2000, respectivamente, fueron dictadas en ejercicio de la atribución establecida en
los arts. 201.I CPE y 105 LM, por el Gobierno Municipal de Cochabamba, y en el
marco de lo dispuesto por los arts. 66.4ª CPE, 12.10) y 105 LM, fueron aprobadas por
el Senado Nacional a través de las Resoluciones Camarales 050/96-97, 041/97-98,
049/98-99 y 010/01-02, respectivamente.

Sin embargo, las Ordenanzas Municipales 2484/00, 2780/2002 y 2988/2003, que


aprueban el arancel de Tasas y Patentes para las gestiones 1999, 2001 y 2002,
respectivamente, no siguieron el mismo procedimiento y por tanto, carecen de una
Resolución del Senado Nacional que las apruebe, como expresamente reconocen
algunas en su propio tenor, así la Ordenanza 2484/00 señala: "... debiendo tramitar el
Órgano Ejecutivo la homologación de la Ordenanza ante el Senado Nacional"
(textual); sin que ese procedimiento se haya cumplido en ese caso, como tampoco se
473 José Luis Paredes Oblitas

cumplió en las Ordenanzas posteriores, ya que las mismas consideraron que no era
necesaria la aprobación del Senado, es más, ese criterio fue expresado en la
Ordenanza Municipal 2780/2002 cuando señala "... no siendo necesaria la remisión de
la misma al Honorable Senado Nacional para su homologación por no haber sido
modificada en ninguna de sus partes y tan sólo haber sufrido el mantenimiento de
valor que la Ley exige" (textual). Criterio que sigue la Ordenanza Municipal
2988/2003, la cual ni siquiera se refiere a la necesidad o no de su homologación,
apoyándose erradamente en que para la gestión 2002, aplicará los parámetros
aprobados para la gestión 2001 (que como se explicó no cuenta con aprobación del
Senado por considerarla innecesaria). Sobre este tema, este Tribunal, a través de la
SC. 7/2003(al igual que SC 9/2000), ha establecido:

"...III.2. La OM 13/93 promulgada en 25 de marzo de 1993, no fue remitida al Senado


Nacional para su homologación, conforme se tiene constatado por la Certificación
emitida por esa instancia legislativa, y como lo ha reconocido este Tribunal en su SC
1342/2002-R, cuando en su numeral III.5, declaró: ´...La ilegalidad de los actos está
en el hecho de que provienen de la Ordenanza Municipal (013/93 de 25 de marzo) que
no fue, hasta hoy, aprobada por el Senado Nacional no pudiendo por consiguiente ser
invocada como fuente válida de dichos actos puesto que adolece de ese requisito
esencial previsto por el art. 66.4) CPE, para generar decisiones conforme a ley, de los
órganos municipales, en este caso de la Dirección de Recaudaciones de la Alcaldía
Municipal de Santa Cruz de la Sierra... Consecuentemente ... al no contar con la
aprobación del Senado, no es obligatoria, constituyéndose en ilegal el cobro que se
pretenda hacer con la misma, por ser contrario al principio de legalidad, que por un
lado recoge los principios de certeza jurídica e igualdad, y por otro, conlleva la
ausencia de discrecionalidad". De acuerdo a lo relacionado y con el criterio
jurisprudencial referido, se tiene que, en el presente caso, las Ordenanzas Municipales
2484/00, 2780/2002 y 2988/2003, por las que se aprueba el arancel de Tasas y
Patentes para las gestiones 1999, 2001 y 2002, no cuentan con la correspondiente
aprobación del Senado, en directa violación de los arts. 66.4ª), 201.I CPE, que
establecen ese requisito, y 228 CPE que consagra la supremacía de la Constitución.
Por tal motivo, las Ordenanzas Municipales descritas no pueden ser obligatorias y el
cobro de las patentes fijadas en las mismas es ilegal, lo que da lugar a la
inaplicabilidad de las mismas al caso concreto, como establece el art. 70.2) LTC.

III.3Con relación a la doble tributación denunciada, corresponde hacer referencia que


el Tribunal Constitucional, en un caso similar, planteado por la Cámara
Departamental de Hotelería de La Paz contra la Alcaldía de La Paz, demandando la
inconstitucionalidad e inaplicabilidad de la Ordenanza Municipal No. 172/98 HAM-
HCM 165/98, que aprobaba patentes de funcionamiento, con el fundamento (al igual
que la presente acción extraordinaria) de que al crearse esas patentes, se había
establecido una doble tributación; pronunció la SC 18/2000, de 19 de abril, (al igual
que la SC 61/2000), que considera que tal situación no se presenta, al señalar:
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 474

" ...el art. 201, parágrafo I de la Constitución Política del Estado reconoce a los
Concejos Municipales potestad normativa, a la vez que facultades para crear tasas o
patentes previa aprobación de la Cámara de Senadores basada en un dictamen técnico
del Poder Ejecutivo (Ministerio de Hacienda), de donde resulta que el Gobierno
Municipal de la ciudad de La Paz ha ejercido sus facultades de orden

administrativo y técnico en el ámbito de su jurisdicción y competencia territoriales


(art. 200.II de la Constitución Política del Estado), por lo que al aprobar la Ordenanza
Municipal No. 172/98 de 8 de diciembre de 1998 no ha infringido normas
constitucionales ni ha alterado la delimitación del dominio tributario a la que se
refiere el art. 95 (modificado) de la Ley No. 1606 de 22 de diciembre de 1994,
sujetándose más bien a las disposiciones de la Constitución Política del Estado, según
lo establece la primera parte del art. 26 de la citada Ley Fundamental
Consiguientemente la Ordenanza Municipal impugnada dentro del presente recurso
está dentro del marco constitucional", declarando en consecuencia, "la aplicabilidad
de las normas impugnadas o sea los arts. 1º, 2º, I Patentes, arts. 3º, 4º y 5º, 1.1
Patentes de Funcionamiento por Actividad Económica Permanente; Arancel de
Patentes y Tasas Municipales gestión 1998, I. Patentes, 1. Patente de Funcionamiento
para Actividades Permanentes y Factores de Corrección por Actividades Económicas
Desarrolladas, numeral 8 de la Ordenanza Municipal No. 172/98 H.A.M.-H.C.M.
165/98, aprobada por Resolución Senatorial R.N. 065/98-99 (Ordenanza Municipal
No. 017/99 H.A.M.-H.C.M. 017/99)".

Conforme al entendimiento expresado por el Tribunal Constitucional en la SC


18/2000 de referencia, cuando de acuerdo al procedimiento establecido en la
Constitución Política del Estado y la Ley de Municipalidades, el Gobierno Municipal
aprueba ordenanzas municipales relativas a tasas y patentes para actividad hotelera -
entre otras-, no existe doble tributación, sino que ejercita tal facultad en el ámbito de
su jurisdicción y competencia, sin alterar por ello el dominio tributario. En esa misma
línea, el Gobierno Municipal de Cochabamba, al dictar las OM 1918/97, 2056/97,
2281/99, 2628/2001-2671/2001, por las que se aprueba el arancel de Tasas y Patentes
a ser pagadas en las gestiones 1996, 1997, 1998 y 2000, y que fueron debidamente
aprobadas por Resoluciones Camarales dictadas por el Senado Nacional, han actuado
en el marco de su jurisdicción y competencia, sin que por ello pueda considerarse que
con dichas Ordenanzas se haya impuesto una doble tributación, como
equivocadamente entiende el recurrente; todo lo que da lugar a la declaratoria de
aplicabilidad de esas Ordenanzas, conforme al art. 70.1) LTC.

TRIBUTOS

DEFINICIÓN DE TRIBUTO, TASA, IMPUESTO Y DEMÁS


FIGURAS TRIBUTARIAS.
475 José Luis Paredes Oblitas

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0092 /2003 Sucre, 18 de septiembre de 2003


Que, el recurrente acusa de inconstitucionales las normas previstas por los arts. 4, 5-II
y VI y 15 del segundo período del Anexo al Decreto Supremo 26257 de 20 de julio de
2001, por lo que pide se declare su inaplicabilidad, con el argumento de que dichas
normas vulneran las normas previstas por los arts. 59.1ª y 2ª y 228 de la Constitución
y 4-1) y 14 CTb, dado que la Contraloría General de la República aplica las normas
impugnadas, pese a que éstas han creado una contribución al margen de las citadas
disposiciones que además tienen rango superior a las normas impugnadas. En
consecuencia, corresponde dilucidar si tales extremos son evidentes y si las normas
impugnadas son contrarias a la Constitución.

III.1Que, al efecto cabe señalar que el recurso contra tributos y otras cargas públicas
es un proceso constitucional a través del cual se somete al control de
constitucionalidad una disposición legal que crea, modifica o suprime tributos en
general, sean éstos impuestos, tasas, patentes o cualquier género de contribuciones, a
objeto de que se proceda a la verificación de la compatibilidad o incompatibilidad de
sus normas con las de la Constitución. Es en ese marco que la norma prevista por el
art. 68 de la Ley 1836, dispone que este recurso procede contra toda disposición legal
que cree, modifique o suprima un tributo, impuesto, tasa, patente, derecho o
contribución de cualquier clase o naturaleza, que hubiere sido establecida sin observar
las disposiciones de la Constitución Política del Estado.

III.2Que, con carácter previo al juicio de constitucionalidad de las normas


impugnadas, resulta necesario, acudiendo a la doctrina y el derecho positivo vigente,
establecer el marco conceptual de los diferentes tipos de tributos, para luego
determinar la naturaleza jurídica del pago que deben efectuar los servidores públicos
para obtener el certificado que acredite el cumplimiento de la obligación de presentar
declaración jurada de bienes y rentas, cuya creación motiva el presente recurso.

Tributos, de manera general se puede señalar que los tributos son una clase o
modalidad de ingreso público que tienen su origen en las prestaciones obligatorias
impuestas por el Estado a las personas físicas o jurídicas. Según el tratadista Sáinz de
Bujanda, citado por Héctor Belisario Villegas en su obra "Curso de finanzas, derecho
financiero y tributario", 8ª edición, el tributo es "toda prestación patrimonial
obligatoria -habitualmente pecuniaria- establecida por ley, a cargo de las personas
físicas y jurídicas que se encuentren en los supuestos de hecho que la propia ley
determine, y que vaya

dirigida a dar satisfacción a los fines que al Estado y a los restantes entes públicos
estén encomendados". Según la norma prevista por el art. 13 CTb, "Tributos son las
prestaciones en dinero que el Estado, en ejercicio de su poder de imperio, exige con el
objeto de obtener recursos para el cumplimiento de sus fines". Los tributos pueden ser
de distinta índole, impuestos, tasas, patentes, contribuciones; así el art. 14 CTb define
que "los tributos son: Los impuestos, las tasas y las contribuciones especiales".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 476

Impuestos, según sostiene Alejandro Menéndez Moreno en su obra Derecho


Financiero y Tributario, impuesto es la "obligación legal y pecuniaria, establecida a
favor de un ente público en régimen de derecho público para atender a sus
necesidades económicas, en virtud de la capacidad económica de sus destinatarios,
caracterizada negativamente por la ausencia de actuación administrativa y
positivamente por ser una manifestación de la renta, el patrimonio o el consumo";
según la norma prevista por el art. 15 CTb el impuesto es "el tributo cuya obligación
tiene como hecho generador de una situación independiente de toda actividad estatal
relativa al contribuyente".

Tasas, de manera general son una remuneración que efectúa el particular al Estado por
los servicios públicos prestados por los organismos estatales, son un gravamen que
tienen la finalidad de recuperar el costo del bien o servicio ofrecido y prestado
efectivamente por el Estado. Según la doctrina especializada, recogida por Alejandro
Menéndez Moreno en su obra citada, la tasa es una "obligación legal y pecuniaria
establecida a favor de un ente público en régimen de derecho público para atender a
sus necesidades económicas, en virtud de la capacidad económica de sus destinatarios,
en la cual la capacidad económica concretamente gravada consiste en la utilización
privativa o aprovechamiento especial del dominio público, o bien en la prestación de
servicios o en la realización de actividades en régimen de derecho público que se
refieran, afecten o beneficien de modo particular al sujeto pasivo". La norma prevista
por el art. 16 CTb, define a la tasa como "el tributo cuya obligación tiene como hecho
generador la prestación efectiva de un servicio público individualizado en el
contribuyente. Su producto no debe tener un destino ajeno al servicio que constituye
el presupuesto de la obligación".

Contribuciones especiales, de manera general se puede señalar que es el pago


efectuado por una inversión que realiza el Estado, a través de sus entidades, en
beneficio de un grupo de personas, a cuya consecuencia se valoriza los bienes de
éstos. Según Alejandro Menéndez Moreno las contribuciones especiales son una
"obligación legal y pecuniaria establecida a favor de un ente público en régimen de
derecho público para atender a sus necesidades económicas, fundamentada en la
capacidad económica de sus destinatarios pasivos concretada en la obtención de un
beneficio o un aumento de valor de sus bienes como consecuencia de la realización de
obras públicas o del establecimiento o ampliación de servicios públicos". Según la
norma prevista por el art. 17 CTb la contribución especial "es el tributo cuya
obligación tiene como hecho generador beneficios derivados de la realización de
determinadas obras públicas o de actividades estatales y cuyo producto no debe tener
un destino ajeno a la financiación de dichas obras o a las actividades que constituyen
el presupuesto de la obligación".

Conforme enseña la doctrina del Derecho financiero y Tributario, son ésos los tributos
que constituyen una de las modalidades del ingreso público; empero, en algunas
477 José Luis Paredes Oblitas

legislaciones se viene creando una nueva figura legal de ingreso público denominado
"precio público". En efecto, en España, mediante la Ley Nº 8/1989 de Tasas y Precios
Públicos, se ha creado esta nueva modalidad de ingreso público.

Precios Públicos, según la referida Ley los precios públicos "son contraprestaciones
pecuniarias que se satisfacen por la prestación de servicios o realización de
actividades susceptibles de ser prestados o realizados por el sector privado", según la
doctrina española responden a un esquema y naturaleza típicamente tributaria, porque
en definitiva no son sino auténticas tasas tal y como los define el art. 26 de la Ley
General Tributaria, cuya modalidad nace en el criterio de voluntariedad en la solicitud
de la prestación y por la posibilidad de ser prestado por el sector privado. El
fundamento jurídico de los precios públicos se ubica en la relación contractual entre el
sector público que ofrece el servicio y el particular que lo solicita y recibe; surgen de
servicios o actividades que no son de solicitud o recepción obligatoria para los
administrados. El art. 24 de la Ley 8/1989 de Tasas y Precios Públicos de España,
define a esta nueva modalidad de ingreso público, como la "contraprestación
pecuniaria que se satisface por: a) la utilización privativa o el aprovechamiento
especial del dominio público; b) las prestaciones de servicios y las entregas de bienes
accesorias a las mismas efectuadas por los servicios públicos postales; y c) la
prestación de servicios o realización de actividades efectuadas en régimen de Derecho
público cuando los servicios o las actividades no sean de solicitud o recepción
obligatoria por los administrados o sean susceptibles de ser prestados o realizados por
el sector privado, por no implicar intervención en la actuación de los particulares o
cualquier otra manifestación de autoridad, o bien por no tratarse de servicios en los
que esté declarada la reserva a favor del sector público". En el párrafo 2º del citado
artículo se precisa que, "a los efectos de la letra c) del número anterior, no se
considerará voluntaria la solicitud por parte de los administrados: a) cuando les venga
impuesta por disposiciones legales o reglamentarias; b) cuando constituya condición
previa para realizar cualquier actividad u obtener derechos o efectos jurídicos
determinados".

En la legislación tributaria boliviana no está expresamente prevista esta modalidad de


ingreso público, pues en el Código Tributario no existe referencia alguna que pueda
servir de base o fuente para un examen del precio público previsto en las normas
impugnadas a través del presente recurso. Empero, cabe referir que, por la vía
jurisprudencial, este Tribunal se refirió a los precios públicos en su SC 65/2002
definiéndolo como "contraprestaciones pecuniarias que se satisfacen por la prestación
de servicios o la realización de actividades efectuadas en el régimen de Derecho
Público, cuando prestándose también tales servicios o actividades por el sector
privado, sean de solicitud voluntaria por parte de los administrados...", sobre esa base
conceptual, este Tribunal se refirió a las diferencias entre las tasas y los precios
públicos, al respecto dijo "el criterio fundamental para tal diferenciación, está referido
a la naturaleza de los servicios; aquellos no inherentes al Estado son retribuibles en
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 478

virtud de un negocio jurídico privado y en ellos, la relación que da origen a la


obligación de pago se basa en la voluntad de las partes, destacándose el carácter
contractual de la obligación. Por otro lado, aquellos otros servicios inherentes al
Estado, cuya obligación por parte del usuario no se establece contractualmente, sino
más bien tiene su fuente inmediata en la ley, adoptarán la forma tributaria de tasa".

De lo referido precedentemente se infiere que los precios públicos, como una nueva
modalidad de ingreso público se caracterizan básicamente por la concurrencia de los
siguientes presupuestos jurídicos: a) utilización privativa o aprovechamiento especial
de determinados servicios prestados por el Estado, aunque no son exclusivos de éste,
al contrario sean susceptibles de ser prestados por el sector privado; b) los servicios
prestados por el Estado no sean de solicitud o recepción obligatoria por los
particulares, es decir, que las personas físicas o jurídicas no estén obligadas a solicitar
o recibir el servicio, que la solicitud o la recepción del servicio no les sea impuesta
por la ley o los reglamentos; y c) el servicio solicitado o recibido no constituya una
condición previa para realizar cualquier actividad u obtener derecho o efectos
jurídicos determinados. Dicho de otra forma, para que una contraprestación impuesta
por el Estado a los particulares sea calificada como precio público deben concurrir dos
requisitos esenciales: a) la voluntariedad para el acceso al servicio público; y b) el no
monopolio del sector público en la prestación del servicio. La inconcurrencia de
cualquiera de los presupuestos referidos hace que la contraprestación impuesta al
particular sea calificada como una Tasa.

III.3 Que, ingresando en materia respecto a la problemática planteada en el presente


recurso, corresponde determinar si la contraprestación pecuniaria prevista en las
normas impugnadas es efectivamente un "precio público" como sostiene la autoridad
recurrida. A ese efecto, cabe señalar que la contraprestación prevista por las normas
impugnadas tiene su base en el servicio de recepción y verificación de la declaración
jurada de bienes y rentas de los servidores públicos prestado por el Estado, a través de
la Contraloría General de la República. Empero, ese servicio tiene su origen en
normas previstas por la Constitución y la Ley del Estatuto del Funcionario Público.

En efecto, la Constitución en su Primera Parte, Título Cuarto, relativo a los


funcionarios públicos, tiene prevista la norma que establece la obligatoriedad de los
funcionarios públicos de prestar declaración expresa de bienes o rentas;
concretamente el art. 45 de la Ley Fundamental establece que: "Todo funcionario
público, civil, militar o eclesiástico está obligado, antes de tomar posesión de un cargo
público, a declarar expresa y específicamente los bienes o rentas que tuviere, que
serán verificados en la forma que determine la ley."

De otro lado, desarrollando la norma constitucional referida, la Ley del Estatuto del
Funcionario Público, establece en su Título V el Régimen de la Declaración de Bienes
y Rentas y la obligatoriedad de todo servidor público de presentarla; para cuyo fin se
479 José Luis Paredes Oblitas

establecen las bases en las normas previstas por los artículos que se transcriben a
continuación:

"Artículo 53.- Todos los servidores públicos, cualquiera sea su condición, jerarquía,
calidad o categoría, están obligados a prestar declaraciones expresas sobre los bienes
y rentas que tuvieren a momento de iniciar su relación laboral con la Administración.

"Durante la vigencia de la relación laboral del servidor con la administración y aún al


final de la misma, cualquiera sea la causa de terminación, las declaraciones de bienes
y rentas de éstos, podrán ser, en cualquier momento, objeto de verificación. Al efecto,
los servidores públicos, prestarán declaraciones y actualizaciones periódicas conforme
a reglamentación expresa".

"Artículo 54.- Las declaraciones juradas de bienes y rentas deberán observar los
principios de universalidad, obligatoriedad, periodicidad y transparencia.

"Las declaraciones juradas de bienes y rentas de los funcionarios públicos electos,


designados, de libre nombramiento y aquellos de carrera especialmente determinados
conforme a Reglamento, estarán además sometidos al principio de publicidad,
pudiendo incluso el Órgano Rector del Sistema de Control Gubernamental, a efectos
de verificación, solicitarles nuevas declaraciones juradas sobre sus bienes y rentas
hasta un año después de haber determinado su vinculación con la Administración".

"Artículo 55.- La Contraloría General de la República, como Órgano Rector del


Sistema de Control Gubernamental, ejercerá la atribución de dirigir y controlar un
Sistema de Declaración de Bienes y Rentas para todo el sector público.

"La Contraloría General de la República propondrá al Poder Ejecutivo, para su


vigencia mediante Decreto Supremo, la reglamentación relativa al Sistema de
Declaración de Bienes y Rentas y a las atribuciones que, conforme a la delegación
conferida mediante este Estatuto, le corresponda ejercer".

Que, del mandato constitucional citado y las disposiciones legales referidas, se


extraen, en cuanto al tema tratado, las siguientes premisas: a) que todo funcionario
público cualquiera sea su categoría está obligado a prestar su declaración jurada de
bienes y rentas, como condición esencial para iniciar su relación laboral con la
Administración pública; asimismo, durante la vigencia de la relación laboral deberán
prestar declaraciones y actualizaciones periódicas; b) que la declaración prestada
deberá ser verificada de acuerdo a lo que determine la ley; y c) que la Contraloría
General de la República como Órgano Rector del Sistema de Control Gubernamental
es la encargada de dirigir y controlar el Sistema de Declaración de Bienes y Rentas y
que para dicho efecto, conforme a la delegación conferida por la Ley del Estatuto del
Funcionario Público, debía proponer al Poder Ejecutivo la reglamentación
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 480

correspondiente, para que esa instancia la ponga en vigencia mediante Decreto


Supremo.

III.4 Que, establecidos los conceptos doctrinales como legales de los tributos,
integrados éstos por los impuestos, tasas y contribuciones especiales, así como sobre
los precios públicos, como también las normas fundamentales y legales que sirvieron
de base para la emisión de las normas impugnadas contenidas en el Anexo al Decreto
Supremo 26257 de 20 de julio de 2001, que aprueba el Reglamento de Desarrollo
Parcial de la Ley, se pasa a dilucidar la problemática planteada en el recurso, es decir,
a determinar si las normas impugnadas son incompatibles con la Constitución como
sostiene el recurrente.

III.4.1 Para realizar el juicio de constitucionalidad, se transcriben in extenso las


normas impugnadas:

"Art. 4 (Categorías).¬

"I. Sólo para efectos de éste Reglamento, los servidores públicos se clasifican en dos
categorías:

"A. Funcionarios electos, designados y de libre nombramiento; máximos ejecutivos de


las entidades públicas; directivos de primer nivel jerárquico que estén a cargo de los
distintos sistemas operativos, administrativos y de control; y todos los servidores
públicos del Poder Judicial, Ministerio Publico, Ministerio de Hacienda, Contraloría
General de la República, Banco Central de Bolivia, Superintendencias, Unidad de
Investigaciones Financieras, Aduana Nacional, Servicio de Impuestos Nacionales,
Directorio Único de Fondos, Fondo de Desarrollo Regional y el Fondo de Inversión
Social y Productiva órganos especializados de lucha contra el narcotráfico, jefes y
oficiales de las Fuerzas Armadas de la Nación y de la Policía Nacional.

"B. Todos los demás servidores públicos que no estén comprendidos expresamente en
la categoría "A", incluyendo al personal docente del Magisterio Fiscal, servidores
públicos del Sector Salud, comprendidos en el parágrafo I del artículo 1 del Decreto
Supremo 24182, Sub oficiales y clases de las Fuerzas Armadas de la Nación; Sub
oficiales, clases y policías de la Policía Nacional.

"Los servidores públicos que sean designados interinamente en otro cargo, no están
obligados a presentar nueva declaración de bienes y rentas.

"Si existiese duda en la categorización de los servidores públicos, se resolverá siempre


a favor de la categoría 'A'."

"Art. 5 (Efectos).- El estar comprendido en una de las categorías anteriormente


establecidas, tendrá los siguientes efectos:
481 José Luis Paredes Oblitas

"(...) II. Periodicidad.- Además de lo señalado en el art. 6 del presente Reglamento, los
servidores públicos estarán obligados a presentar actualización de declaración jurada
de bienes y rentas de acuerdo a la siguiente frecuencia: Categoría "A" cada año;
Categoría "B" cada tres años.

"VI. Precio.- Este certificado sólo tendrá un precio para la categoría "A"; los
servidores públicos de la categoría "B" estarán exentos de éste pago."

"Art. 15 (Fijación de precio).- Conforme dispone art. 5, parágrafo VI, del presente
Reglamento, sólo los servidores públicos de la categoría "A", con excepción de
aquellos cuyo haber básico sea inferior a cinco salarios mínimos, están obligados a
pagar por la certificación de cumplimiento de esta obligación, de acuerdo a la
siguiente escala:

" - Los funcionarios elegidos, designados, de libre nombramiento, máximos ejecutivos


y directivos de primer nivel de las entidades públicas pagarán la suma de Bs400.

" - Los demás servidores públicos que pertenezcan a la categoría "A", pagarán la suma
de Bs200.

" Para la entrega de declaraciones juradas de bienes y rentas a que hace referencia el
art. 3, parágrafo 4, del presente Reglamento, los interesados deberán pagar la suma de
Bs500 por cada declaración.

"La Contraloría General de la República, en aplicación de su autonomía operativa,


técnica y administrativa consagrada en el art. 41 de la Ley 1178 de Administración y
Control Gubernamentales, actualizará mediante resolución expresa el precio por la
extensión de estas certificaciones para asegurar el mantenimiento de su valor.

"Los montos recaudados por la expedición de los certificados de cumplimiento de la


declaración de bienes y rentas ingresarán en su totalidad al presupuesto de la
Contraloría General de la República, para cubrir los costos de operaciones del Sistema
de Declaración Jurada de Bienes y Rentas."

III.4.2 En principio corresponde examinar la denuncia de infracción de las normas


previstas por los arts. 59-1) y 2) de la Constitución que, según el recurrente, se origina
en el hecho de que se ha creado una carga tributaria al establecer el precio de la
certificación expedida por la Contraloría General de la República como constancia de
la presentación de la declaración de bienes y rentas.

Al respecto cabe señalar que, según las normas previstas por los arts. 5-VI y 15 del
Reglamento de Desarrollo Parcial de la Ley 2027 del Estatuto del Funcionario
Público, aprobado mediante DS 26257, la contraprestación impuesta al servidor
público se trata de un "precio público", por cuanto la misma se origina en el Servicio
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 482

prestado por la Contraloría General de la República en la recepción de la declaración


de bienes y rentas y la consiguiente extensión del Certificado, cuya recaudación es
destinada para cubrir los costos de operaciones del Sistema de Declaración Jurada de
Bienes y Rentas.

Haciendo un examen cuidadoso de la configuración de la contraprestación referida,


así como los presupuestos jurídicos en los que se sustenta y fundamenta, en contraste
con los criterios doctrinales y jurisprudenciales que caracterizan el ingreso público
denominado como "precios públicos", se establece con absoluta claridad que no se
trata, en esencia, de un verdadero precio público, sino de una Tasa creada con la
denominación de "precio" como se refiere en las normas impugnadas. Esta conclusión
tiene su fundamento en lo siguiente:

a)No concurren los presupuestos jurídicos que hacen a la naturaleza jurídica del
precio público. En efecto, en primer lugar, el servidor público a quien se aplica el
supuesto precio, no hace uso ni aprovechamiento de un servicio prestado por el
Estado que sea susceptible de ser también proporcionado por el privado, pues sólo
puede ser prestado por la Contraloría General de la República, y no exista otra entidad
privada a la que pueda acudir el servidor público; en segundo lugar, el supuesto
servicio, es de solicitud y recepción obligatoria por los servidores públicos, toda vez
que, como se tiene referido precedentemente, la declaración jurada de bienes y rentas
constituye una obligación impuesta por la Constitución y la Ley del Estatuto del
Funcionario Público; finalmente, el servicio prestado, como es la expedición del
Certificado de constancia de la declaración jurada de bienes y rentas, constituye una
condición previa y esencial para asumir la función de servidor público, así como para
permanecer en el cargo, al extremo de que, según la norma prevista por el art. 7 del
Reglamento de Desarrollo Parcial de la Ley 2027 del Estatuto del Funcionario
Público, el incumplimiento de esta obligación en los casos de inicio o conclusión de la
relación laboral o requerimiento de la Contraloría General de la República genera
responsabilidades administrativas y penales. Ahora bien, según la norma prevista por
el art. 5-V del Reglamento referido, el cumplimiento de la obligación de prestar la
declaración jurada de bienes y rentas, sólo puede ser acreditado válidamente con el
Certificado, por cuya extensión se aplica el cobro del "precio". En consecuencia, el
supuesto "precio público" no nace de una relación contractual voluntaria ni de un
servicio prestado por el Estado susceptible de ser también suministrado por el
privado; lo que supone que no concurren los dos requisitos esenciales que configuran
su naturaleza jurídica, como son la voluntariedad y el no monopolio del sector
público.

b)Al contrario, concurren todos los elementos constitutivos de la Tasa. En efecto, el


pago que debe efectuar el servidor público a la Contraloría General de la República
para que le extienda el Certificado de declaración jurada de bienes y rentas, tiene
como hecho generador en el servicio público (recepción de la declaración jurada de
483 José Luis Paredes Oblitas

bienes y rentas y extensión del respectivo Certificado) individualizado en el


contribuyente (servidor público) quien deberá devolver el costo de ese servicio
mediante el precio denominado tasa; de otro lado, su producto no tiene un destino
ajeno al sostenimiento del servicio; así se acredita de la documentación remitida por la
autoridad recurrida a requerimiento del Magistrado Relator, pues los recursos
económicos - financieros recaudados son destinados única y exclusivamente al
sostenimiento del Sistema regentado por la Unidad de Declaración de Bienes y
Rentas.

En definitiva, la contraprestación creada mediante el Reglamento de Desarrollo


Parcial de la Ley 2027 del Estatuto del Funcionario Público, en sus normas previstas
por los arts. 5-VI y 15, no es un precio público sino una Tasa que forma parte del
universo de los Tributos definidos por el art. 14 del Código Tributario.

III.4.3Definida como está la naturaleza jurídica de la contraprestación creada por las


normas impugnadas, cabe efectuar el respectivo juicio de constitucionalidad,
contrastando dichas normas con las previstas por la Constitución. En ese orden cabe
señalar que el Constituyente, a través de las normas previstas por los arts. 26 y 59.2ª
de la Constitución, ha previsto el principio de reserva legal en el ámbito tributario lo
que implica que los tributos, en cualesquiera de sus formas, para ser obligatorios
deben ser establecidos por el Poder Legislativo. En efecto, según la norma prevista
por el art. 26 de la Constitución "ningún impuesto es obligatorio sino cuando ha sido
establecido conforme a las prescripciones de la Constitución", el término "impuesto"
empleado por el Constituyente no debe ser interpretado en el sentido restrictivo sino
amplio, sobre la base de una interpretación sistematizada, teleológica y en
concordancia práctica, toda vez que en otras normas referidas al ámbito tributario se
emplea el término de "impuesto" juntamente con "cargas públicas y "contribuciones".
En concordancia con la norma precedentemente citada, el art. 59.2ª de la Ley
Fundamental prescribe como atribución privativa del Poder Legislativo el ".. imponer
contribuciones de cualquier clase o naturaleza, suprimir las existentes y determinar su
carácter nacional, departamental o universitario(..)". En desarrollo de las normas
constitucionales referidas, el Código Tributario, a través de su art. 4.1º dispone que
"sólo la Ley puede: 1º) Crear, modificar o suprimir tributos; definir el hecho
generador de la relación tributaria, fijas la tasa o el monto del tributo, la base de su
cálculo o indicar el sujeto pasivo".

Analizando en el marco normativo referido, se concluye que las normas impugnadas


contravienen el principio de la reserva legal previsto por las normas constitucionales
referidas precedentemente, toda vez que, no obstante ser normas reglamentarias
aprobadas mediante Decreto Supremo, han creado una Tasa aplicable a los servidores
públicos por el servicio público individualizado prestado por el Estado a través de la
Contraloría General de la República. Claro está que, para sustraerse del control de
constitucionalidad y legalidad, la han denominado como "precio" (público se
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 484

entiende) a la contraprestación pecuniaria creada, hecho que, como se ha demostrado,


no se justifica de manera alguna, toda vez que no concurren los presupuestos jurídicos
y requisitos esenciales para que la contraprestación sea calificada como "precio
público", toda vez que el hecho que da lugar a la obligación, como es la declaración
jurada de bienes y rentas, no es realizado por el servidor público de forma libre y
espontánea sino le es impuesta coactivamente; desde otra perspectiva, el que en las
normas impugnadas se hubiese consignado a la contraprestación como un "precio" no
desnaturaliza de manera alguna el carácter de Tasa. En consecuencia, las
disposiciones legales que han creado la Tasa al servicio público de recepción de la
declaración jurada de bienes y rentas y la consiguiente extensión del Certificado que
acredita tal situación, al contradecir los principios y normas de la Constitución, son
inconstitucionales, lo que da lugar a que se declare su inaplicabilidad al caso concreto.

TRIBUTOS

CUANDO SE EMITE UNA DECLARACIÓN JURADA SE ACEPTA


EL MONTO A PAGAR Y NO SE PUEDE DEMANDAR
CONTENCIOSO TRIBUTARIO, PORQUE EL JUEZ YA NO ES
COMPETENTE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 111/2003

Sucre, 1 de diciembre de 2003 III.1A través del Auto Constitucional 202/2000-CA de


17 de octubre, el Tribunal Constitucional interpretó que luego de la reforma
constitucional de 1994, la garantía del art. 31 de la Constitución no excluye a las
resoluciones judiciales del marco de aplicación del recurso directo de nulidad, y se
constituye en una garantía de aplicación general contra todos los "...actos de los que
usurpen funciones que no les competen así como los actos de los que ejerzan
jurisdicción o potestad que no emane de la Ley", tal como expresa el art. 31 CPE,
entendiendo de lo señalado que la previsión contenida en el art.

79.II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC) no limita sino que más bien amplía
los alcances de este recurso, al añadir expresamente que "También procede contra las
resoluciones dictadas o actos realizados por autoridad judicial que esté suspendida de
sus funciones o hubiere cesado", por consiguiente, se establece la competencia de este
Tribunal para conocer el fondo del asunto planteado.

En ese contexto, corresponde determinar si la autoridad judicial demandada tenía


competencia para dictar el Auto de 11 de junio de 2003, por el que admitió la
demanda contencioso-tributaria interpuesta por "Comerind Cia. Bol. Libanesa
Comercial Industrial" S.R.L. contra la Dirección Regional GRACO La Paz del SIN, y
ordenó la suspensión de la ejecución coactiva del Pliego de Cargo 29-43/2003, de 28
de febrero de 2003.
485 José Luis Paredes Oblitas

III.2En la problemática de fondo a ser dilucidada, este Tribunal ha emitido la SC


32/2002, que es el fallo fundador de línea jurisprudencial -y constituye la sentencia
hito- que ha sido seguida por la Sentencia Constitucional (SC) 31/2003, de la cual se
transcribe a continuación la parte pertinente del fundamento jurídico, al tener con el
presente mayor similitud por cuanto en ambos casos, el recurrente fue el personero del
SIN:

"El art. 157 LOJ fija la competencia de los jueces en materia administrativa, coactiva,
fiscal y tributaria, disponiendo en su inciso b).1) que tienen la atribución de "conocer
y decidir, en primera instancia, de los procesos contencioso-tributarios por demandas
originadas en los actos que determinen tributos y, en general, de las relaciones
jurídicas emergentes de la aplicación de leyes tributarias". De lo anterior, se concluye
que el Juez recurrido tiene jurisdicción y competencia para conocer en general todo
proceso contencioso-tributario.

Sin embargo, su competencia para un caso concreto se abre cuando concurren los
requisitos señalados por ley. Al respecto, el art. 174 CTb señala que serán susceptibles
del proceso contencioso tributario los actos de la Administración por los que se
determine tributos o se apliquen sanciones, siempre que la parte interesada no haya
utilizado el recurso administrativo de revocatoria.

Al respecto, la SC 32/2002 de 2 de abril dictada por este Tribunal ha establecido que


el procedimiento previsto por los arts. 174 y siguientes (proceso contencioso-
tributario), '...es aplicable a los casos en que el contribuyente no esté de acuerdo con la
determinación por parte de la Administración sobre el tributo o las multas que se le
pretenden cobrar', y que ... 'tiene por finalidad obtener una resolución por la cual se
determine la obligatoriedad y cuantía de un monto que el contribuyente debe pagar a
favor del Estado, pudiendo tratarse del tributo mismo o de una multa y otros recargos.
Consecuentemente, cuando es el propio contribuyente que, mediante un acto
voluntario reconoce la existencia de una deuda que debe satisfacer hacia el fisco, ya
no es necesaria la realización de proceso alguno, porque -se reitera- el mismo
obligado ha declarado, bajo juramento, que existe cierto monto que debe por concepto
de impuestos'.

'En conclusión, la declaración jurada es un acto que manifiesta el saber y la voluntad


de cumplir una obligación. Si la declaración es aceptada por la Administración,
constituye una obligación líquida (pues ya está fijado el monto que se tendría que
pagar) y exigible (porque se ha presentado una vez realizado el hecho generador)...',
las mismas que no pueden ser modificadas ni anuladas por ninguna autoridad
administrativa o jurisdiccional conforme expresa el art. 305 CTb, estando su cobro
directo a cargo de la Administración Tributaria, la cual por disposición del art. 304.3)
CTb tiene potestad para iniciar y sustanciar la acción coactiva hasta el cobro total de
los adeudos tributarios, de acuerdo al procedimiento indicado en el Título del referido
Código".
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 486

III.3En la especie, "Comerind Cia. Bol. Libanesa Comercial Industrial" S.R.L., ha


determinado el tributo que adeuda al Fisco a través de la presentación de las
autodeclaraciones juradas respectivas, las que al no merecer ninguna observación por
la Administración Tributaria, adquirieron la calidad de firmes, líquidas y exigibles,
correspondiendo en consecuencia su cobro coactivo, sin dar lugar a ningún tipo de
impugnación ni por la vía judicial ni por la vía administrativa, pues los montos
reconocidos por la empresa -a los que GRACO - La Paz sumó únicamente el
mantenimiento de valor, intereses y multa por mora (accesorios) conforme a ley- son
los que han servido de base para la emisión del Pliego de Cargo de 28 de febrero de
2003 y el Auto Intimatorio, que la empresa deudora pretende ilegalmente impugnar a
través de un proceso contencioso tributario, el cual sólo hubiera sido viable si hubiese
existido una verificación que origine una determinación de oficio de adeudos
tributarios por la Administración Tributaria, lo que no se da en autos.

III.4.Por todo lo explicado, la autoridad demandada ha actuado sin jurisdicción ni


competencia al admitir el proceso contencioso tributario incoado por, "Comerind Cia.
Bol. Libanesa Comercial Industrial" S.R.L., a través del Auto de 11 de junio de 2003,
el cual cae en la nulidad prevista por el art. 31 CPE, toda vez que -se reitera- el Pliego
de Cargo impugnado en el proceso contencioso tributario, deviene de las
autodeclaraciones juradas presentadas a Graco La Paz que no fueron pagadas como
correspondía, y que al haber sido aceptadas por la Administración Tributaria sin
ninguna observación ni modificación en sus montos, adquirieron la calidad de firmes,
líquidas y exigibles.

III.5.En atención a que la demanda contenciosa tributaria no refirió de manera expresa


a la Juzgadora que el cobro coactivo intentado devenía de una declaración jurada no
observada por la Administración Tributaria, y por lo tanto, el asunto estaba en su fase
de cobranza coactiva, corresponde eximir a la recurrida de responsabilidad por error
excusable.

TRIBUTOS

PROCEDIMIENTO PARA EJECUTAR LAS DEUDAS


TRIBUTARIAS, AUTORIDADES COMPETENTES PARA LA
COMPULSIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1854/2003-R Sucre, 12 de diciembre de2003 Los


recurrentes afirman que se han vulnerado los derechos de su representado a la
seguridad jurídica, a la defensa y al debido proceso, así como las garantías contenidas
en los arts. 14 y 15 constitucionales, al señalar que cumpliendo fallos ejecutoriados
dentro de un proceso contencioso tributario, presentó a la Administración Tributaria
una autoliquidación y pago por Bs.1.767, suma que considera es la que adeudada por
concepto de los impuestos que le fueron fiscalizados, sin que la misma haya sido
observada o reliquidada; empero, se le ha notificado con un pliego de cargo por el que
487 José Luis Paredes Oblitas

se le intima a pagar la suma de Bs.403.321, mayor inclusive a la establecida en la


Resolución Determinativa, la cual no quedó incólume, pues su demanda fue declarada
probada en parte, estimando que para cualquier pago la fase determinativa debe ser
reiniciada. Por consiguiente, corresponde determinar en revisión, si tales extremos son
ciertos y si se justifica otorgar la tutela que brinda el art. 19 CPE.

III.1 El amparo constitucional ha sido instituido como un recurso extraordinario que


otorga su protección inmediata contra los actos ilegales y las omisiones indebidas de
funcionarios o particulares que restrinjan, supriman, o amenacen restringir o suprimir
derechos y garantías fundamentales de la persona reconocidos por la Constitución y
las Leyes, siempre que no hubiere otro medio o recurso legal para la protección
inmediata de esos derechos.

III.2El Título VII de la Ley 1340 de 28 de mayo de 1992 (Código Tributario), mismo
que es de aplicación a la problemática que se analiza, se refiere a la Cobranza
Coactiva, señalando en su art. 304 que la Administración Tributaria a través de sus
reparticiones legalmente constituidas, procederá al cobro coactivo de los créditos
tributarios firmes, líquidos y legalmente exigibles emergentes de fallos y/o
resoluciones administrativas pasadas en autoridad de cosa juzgada y de todos los que
se encuentren en mora, así como de las multas administrativas, de los pagos a cuenta
que determine la administración, como también de las autodeclaraciones juradas que
hubiesen presentado los sujetos pasivos y que fueron pagados total o parcialmente.

Este Tribunal en la SC 0072/2003, de 4 de agosto, respecto a la aludida fase de


ejecución, ha dejado claro que:

"Agotadas las vías impugnativas y superado el control judicial aludido, resulta


congruente que, conforme lo determina el Código tributario en el Título VII (arts. 304
al 314), la cobranza coactiva de los créditos tributarios firmes, líquidos y exigibles,
tenga que volver al órgano que realizó la determinación tributaria, para desarrollar la
fase ejecutiva, de acuerdo al procedimiento establecido en la normativa aludida, hasta
lograr el cobro total de los adeudos tributarios, teniendo la Administración Tributaria
plena competencia para iniciar y sustanciar dicha acción coactiva; pues, la ley de
manera congruente con el sistema, le otorga facultad expresa para iniciarla a través de
la emisión del Pliego de Cargo y Auto Intimatorio, además de resolver las
excepciones opuestas, disponer medidas coercitivas, ordenar el remate de los bienes
del deudor, así como a pronunciarse de acuerdo a ley sobre cualquier otro aspecto que
se hubiera suscitado en su tramitación."

A continuación la indicada Sentencia precisa que la competencia del Juez de Partido


Administrativo, Coactivo Fiscal y Tributario en ejecución de sentencia se limita a
remitir los fallos pasados en autoridad de cosa juzgada al órgano llamado por ley
(Administración de Impuestos Internos), ordenando la cobranza coactiva, a través del
cúmplase.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 488

III.3Asimismo, el art. 306 CTb señala que será título suficiente para iniciar la acción
coactiva el Pliego de Cargo, el que se acompañará del respectivo Auto Intimatorio que
librará el ente administrativo a través de su máxima autoridad en cada jurisdicción.

El art. 307 CTb establece que la ejecución coactiva no podrá suspenderse por ningún
recurso ordinario o extraordinario, ni por ninguna solicitud que pretenda dilatarla o
impedirla salvo las siguientes excepciones: a) Pago total documentado; y, b) Nulidad
del título por falta de jurisdicción y competencia de quien lo emitió, que únicamente
podrá demandarse mediante recurso directo de nulidad.

III.4En la problemática que se examina, el recurrente impugna y pretende la nulidad,


entre otras actuaciones, del Pliego de Cargo 353-2003 de 18 de agosto de 2003, así
como se su correspondiente Auto Intimatorio, en consecuencia le correspondía hacer
uso de las excepciones previstas en el art. 307 CTb anteriormente señaladas y no del
presente recurso, que por su carácter subsidiario no es sustitutivo de los recursos
ordinarios o extraordinarios que confiere la ley en defensa de los derechos que se
estiman lesionados, máxime si como afirma ha realizado una autoliquidación y
pagado la suma de Bs.1.767 a través del formulario 6015, pues considera que esa es la
suma que le corresponde cancelar; por lo que al haberse interpuesto el presente
recurso, sin agotar los recursos y medios legales que tenía a su alcance para hacer
respetar los derechos y garantías presuntamente vulnerados, el amparo resulta
improcedente, como lo ha señalado de manera reiterada y uniforme la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional a través de innumerables fallos, citando para el efecto
únicamente y de manera particular, por tratarse de la misma materia, la SC 422/2002-
R de 15 de abril.

III.5En cuanto a la pretensión del actor de que se reinicie la fase determinativa y la


Administración Tributaria gire una nueva vista de cargo en base a los reparos que
pudiesen surgir de su autoliquidación, la misma resulta inadmisible, por cuanto ello
implicaría repetir o volver sobre actuaciones que la Administración ya ha realizado y
respecto a las cuales la propia justicia se ha pronunciado a través de resoluciones que
se encuentran ejecutoriadas, como resultado de un debido proceso contencioso
administrativo, donde el representado de los recurrentes ha ejercitado de manera
amplia su derecho a la defensa. Por ello mismo, es también inaceptable la petición
formulada para que a través de este recurso se deje sin efecto y sin valor la Vista de
Cargo 399-77.073-030/97, la Resolución Determinativa 03/98 de 30 de enero de 1998
y las fiscalizaciones, auditorias y todos los actos previos a estas, puesto que sobre
todos estos actuados y resoluciones existen fallos con autoridad de cosa juzgada, no
pudiéndose volver a debatir aspectos que ya fueron resueltos.

Consiguientemente, la situación planteada no se halla dentro de las previsiones del


citado art. 19 CPE, por lo que el Tribunal de amparo al haber declarado improcedente
el recurso, ha efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes procesales y dado
correcta aplicación al citado precepto constitucional.
489 José Luis Paredes Oblitas

TRIBUTOS

PRINCIPIO DE IGUALDAD TRIBUTARIA

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0119/2003 Sucre, 17 de diciembre de 2003 Con


la finalidad de que este Tribunal pueda determinar si con la Ordenanza Municipal se
ha lesionado el principio de igualdad, señalado como lesionado por el representante de
los recurrentes, corresponde desarrollar el sentido de la igualdad ante la ley, así como
la igualdad como base del Tributo. El principio de igualdad ante la ley, se encuentra
consagrado en el art. 6. I CPE que a tiempo de establecer que el ser humano tiene
personalidad y capacidad con arreglo a las leyes, reconoce los derechos, libertades y
garantías sin distinción alguna, disposición con la que concuerdan los arts. 2 y 7 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 2 de la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre, arts. 2, 3 y 26 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y arts. 1 y 24 de la Convención Americana Sobre Derechos
Humanos. Las personas sin distinción de ninguna naturaleza (tales como la
nacionalidad, religión u otras), se encuentran obligadas a contribuir al sostenimiento
del Estado en proporción a su capacidad económica, como establece el art. 8. d) CPE,
con la que concuerda el art. 26 de la Declaración Americana de Derechos y Deberes
del Hombre, en cuya virtud toda persona tiene el deber de pagar los impuestos
establecidos por ley para el sostenimiento de los servicios públicos.

En ese contexto normativo surge el principio de igualdad como base del tributo, según
el que todas las personas (sin distinción de ninguna naturaleza), se encuentran en la
obligación de pagar tributos y contribuir, pero en forma proporcional y progresiva a
su capacidad económica. Esa igualdad como base del tributo, está consagrada en el
art. 27 CPE, que reconoce los principios de generalidad, igualdad y proporcionalidad,
cuando establece que la creación, distribución y supresión de un impuesto y demás
cargas públicas, tendrán carácter general, debiendo determinarse en relación a un
sacrificio igual de los contribuyentes, en forma proporcional o progresiva.

TRIBUTOS

AUTORIDAD QUE DEBE EJECUTAR LOS ADEUDOS


TRIBUTARIOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0012/2004 Sucre, 13 de febrero de 2004 De


acuerdo con el art. 31 de la Constitución Política del Estado (CPE), este Tribunal debe
pronunciarse sobre los recursos directos de nulidad interpuestos contra autoridades
públicas que usurpen funciones o ejerzan jurisdicción que no emane de la ley. En el
caso de autos, corresponde determinar si la autoridad recurrida, al dictar el Auto
Intimatorio de 1 de septiembre de 2003 ha actuado o no con competencia.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 490

III.1. El Tribunal Constitucional en la SC 72/2003, de 4 de agosto, que se refiere en


particular a los casos en que se haya impugnado a través de la vía judicial, la
Resolución Determinativa emitida por la Administración Tributaria, expresó que
cuando los fallos pronunciados en la demanda contencioso-tributaria fueran adversos
al demandante por haberse declarado improbada su pretensión y por ende, se
reconozca la exigibilidad de la Resolución Determinativa impugnada al constituirse
en un crédito tributario firme, líquido y exigible, "la Administración Tributaria tiene
plena competencia para iniciar y sustanciar dicha acción coactiva; pues, la ley de
manera congruente con el sistema, le otorga facultad expresa para iniciarla a través de
la emisión del Pliego de Cargo y Auto Intimatorio, además de resolver las
excepciones opuestas, disponer medidas coercitivas, ordenar el remate de los bienes
del deudor, así como a pronunciarse de acuerdo a ley sobre cualquier otro aspecto que
se hubiera suscitado en su tramitación".

El mismo fallo constitucional 72/2003, con relación a las facultades del Juez de
Partido Administrativo, Coactivo Fiscal y Tributario, señala que no obstante que el
art. 157 inc. B).3. de la Ley de Organización Judicial (LOJ) le reconoce entre sus
atribuciones la de "Ejecutar las sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada
pronunciadas en materia contencioso-tributaria, conforme al Código Tributario", "no
tiene competencia para, en ejecución de sentencia, proceder al cobro coactivo de un
adeudo tributario, que cuente con fallos judiciales ejecutoriados que reconozcan su
exigibilidad, toda vez que la norma aludida no encuentra coherencia alguna con el
sistema de fiscalización y recaudación de tributos ni con la ejecución de los adeudos
líquidos y exigibles, por lo que en tal contexto, debe entenderse que la atribución de
ejecutar las sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada a que se refiere el art. 157
inc. B).3. LOJ, se limita a los casos en los que la demanda contencioso-tributaria, en
caso de seguirse la vía judicial, se declara probada: en consecuencia, la sentencia con
calidad de cosa juzgada que favorece al contribuyente, debe ser ejecutada por la
autoridad que la pronunció, es decir por el Juez de Partido Administrativo, Coactivo
Fiscal y Tributario". Este criterio se basa en el precedente jurisprudencial contenido
en la SC 0052/2003, que afirma:

"...si la autoridad judicial hubiese declarado probada la demanda, en cuyo caso la


acción judicial hubiese dado respuesta al objetivo buscado por el actor o demandante,
por lógica consecuencia esa sentencia ejecutoriada tendría que ser ejecutada por la
autoridad judicial que la pronunció...".

III.2.El anterior discernimiento adoptado por el Tribunal Constitucional, señala


claramente la autoridad competente para tramitar la ejecución de sentencia, en los
siguientes casos:

a)Cuando los fallos ejecutoriados dictados en la vía judicial, declaran improbada la


pretensión del contribuyente y determinan la exigibilidad de la Resolución
Determinativa impugnada, el Juez de Partido Administrativo, Coactivo Fiscal y
491 José Luis Paredes Oblitas

Tributario, en ejecución de sentencia, debe limitarse a decretar el cúmplase y entregar


en desglose la documentación aparejada por la administración tributaria, para que ésta
haciéndose cargo de la cobranza coactiva, dicte el Pliego de Cargo y el Auto
Intimatorio correspondiente, para hacer efectivo el cobro de los adeudos tributarios,
en aplicación de los arts. 304 al 314 CTb. b)Cuando los fallos judiciales ejecutoriados
declaran probada la demanda contencioso-tributaria, es decir, que llegaron a
determinar la inexistencia de adeudos tributarios y dejaron sin efecto la Resolución
Determinativa que los establece, la ejecución de sentencia, en uso de la atribución que
le confiere el art. 157 inc. B).3. LOJ, le corresponderá al Juez de Partido
Administrativo, Coactivo Fiscal y Tributario y se concretará en las órdenes de
desembargo de bienes, descongelamiento de fondos retenidos, cancelación de
gravámenes y otros, siendo por demás claro que en este supuesto, al no existir
ninguna deuda tributaria, la Administración Tributaria no tendría nada que ejecutar.

Ahora bien, en caso de que los fallos judiciales ejecutoriados declaren probada en
parte la demanda, por ende, modifiquen parcialmente la Resolución Determinativa y
establezcan un nuevo monto del adeudo tributario, se aplicará lo señalado en el inc. a),
por cuanto al existir un adeudo tributario cierto, líquido y exigible calculado en una
resolución judicial pasada en autoridad de cosa juzgada, su cobro deberá efectuarlo
directamente la Administración Tributaria, conforme a los arts. 304 al 314 CTb.

Sin embargo, si las resoluciones judiciales ejecutoriadas declaran probada en parte la


demanda contencioso-tributaria, y modificando parcialmente la Resolución
Determinativa, no señalan a cuánto asciende el adeudo tributario, sino que al
contrario, ordenan un nuevo cálculo del mismo en ejecución de sentencia en base a lo
que tienen dispuesto, resulta imprescindible determinar con precisión y en base a la
normativa vigente, cuál es la autoridad competente para ordenar y supervigilar la
legalidad del nuevo cálculo, así como para realizar la cobranza coactiva.

III.3.En el supuesto anteriormente descrito, se debe partir de que el fallo judicial


ejecutoriado no estableció un monto cierto que pueda ser objeto de cobro inmediato
por la Administración Tributaria, en consecuencia, toda vez que no existe un crédito
tributario firme, líquido y legalmente exigible, que es un requisito para iniciar la
cobranza coactiva por la Administración Tributaria como prescribe el art. 304 CTb, la
competencia de dicha entidad no se abre sino hasta que se determine en ejecución de
sentencia el monto a ser cobrado.

En ese entendido, y como quiera que el crédito tributario a ser calculado debe ser
realizado de manera imparcial, en estricto cumplimiento de un fallo ejecutoriado y en
respeto del debido proceso y de la igualdad de las partes, es incuestionable que esa
actuación debe hacérsela bajo control jurisdiccional para garantizar su legalidad, y por
tanto quien debe ejercer ese control es el Juez de Partido Administrativo, Coactivo
Fiscal y Tributario que conoció la causa, que en uso de la atribución que le reconoce
el art. 157 inc. B).3. LOJ, una vez devuelto el proceso a su despacho, decretará el
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 492

cúmplase y ordenará a la Administración Tributaria que haga el recálculo del adeudo


tributario de acuerdo a lo señalado en la resolución, y una vez efectuada esa labor, la
Administración Tributaria deberá presentarla ante el Juez de la causa, para que éste
ponga en conocimiento de la parte contraria, y de esa manera, el contribuyente pueda
hacer las observaciones que considere convenientes en el plazo de ley, dentro de los
límites de lo ordenado por el fallo ejecutoriado, para que manteniéndose la liquidación
realizada o previa enmienda de la misma, el juez concluya su actuación con la
aprobación del monto emergente del recálculo y la remisión de lo obrado así como de
la documentación pertinente a la Administración Tributaria, para que ésta, en base al
monto firme, líquido y exigible calculado en ejecución de sentencia, inicie la cobranza
coactiva en uso pleno de las atribuciones que le reconoce el art. 304 y siguientes CTb.

De esta manera, respetando las competencias que les señala la ley tanto a la autoridad
judicial como a la Administración Tributaria, la ejecución de sentencia en el supuesto
objeto de análisis consta de dos momentos procesales, de los cuales, el primero abre la
competencia para proseguir con el segundo, y son:

a)El nuevo cálculo del adeudo tributario en base a lo dispuesto por un fallo judicial
pasado en autoridad de cosa juzgada, que está a cargo del Juez de Partido
Administrativo, Coactivo Fiscal y Tributario hasta su aprobación;

b)La cobranza coactiva del monto así calculado, por parte de la Administración
Tributaria, que se inicia con la emisión del Pliego de Cargo y su correspondiente Auto
Intimatorio.

III.4.En el caso de autos, la Administración Tributaria pronunció la Resolución


Determinativa GRACO 027/97 de 26 de junio de 1997, impugnada por el
contribuyente en la vía judicial, a través del proceso contencioso administrativo, el
mismo que culminó en primera instancia con la Sentencia que declaró probada en
parte la demanda, la cual luego de hacer una serie de modificaciones a la Resolución
Determinativa, estableció un nuevo monto como adeudo tributario, manteniendo en lo
demás la resolución impugnada. Este fallo fue confirmado en apelación, empero, en
casación, la Corte Suprema casó parcialmente el Auto de Vista, dispuso ciertas
modificaciones a la Resolución Determinativa y ordenó se efectúe un nuevo cálculo
en ejecución de sentencia, manteniendo en los demás puntos los términos de la
Sentencia de primer grado.

En ejecución de sentencia, sin que exista una suma firme, líquida y exigible, la
Administración Tributaria, arrogándose atribuciones que no le reconoce el art. 304
CTb, luego de pedir el desglose de la documentación al Juez de la causa, realizó en
forma unilateral y sin control jurisdiccional la nueva liquidación del crédito tributario,
sobre cuya base y sin que esté abierta su competencia para el caso concreto, la
autoridad recurrida emitió el Pliego de Cargo y el Auto Intimatorio de 1 de septiembre
de 2003, cuya nulidad se pretende.
493 José Luis Paredes Oblitas

De lo señalado, se establece que todo lo actuado en el presente caso por la


Administración Tributaria en ejecución de sentencia, es nulo de pleno derecho, y por
ende, la autoridad recurrida, al dictar tanto el Pliego de Cargo como el auto
intimatorio de 1 de septiembre de 2003 ahora impugnado, actuó también sin
competencia, toda vez que dio inicio a la cobranza coactiva obviando un paso procesal
fundamental inexcusable, en el que se debía determinar en forma legal e imparcial el
monto cierto del adeudo tributario en cumplimiento al Auto Supremo y por orden de
la autoridad judicial, siendo por demás evidente que su competencia para dictar dicho
Auto no estaba abierta legalmente, ya que como se tiene explicado, la misma recién se
iniciaba a partir de la existencia de un monto firme, líquido y exigible como señala
expresamente el art. 304 CTb, y que en este proceso, al no estar señalado
expresamente en el Auto Supremo, debió ser previamente calculado y aprobado por
orden de la autoridad judicial.

Por lo expuesto, el Auto intimatorio dictado por la autoridad recurrida cae en la


nulidad prevista en el art. 31 CPE, cosa diferente hubiera sido, si la emisión del Pliego
de Cargo y del Auto Intimatorio impugnado, hubieran provenido de una liquidación
del adeudo tributario realizado bajo control jurisdiccional, que no se dio en la especie.

Se aclara que toda la normativa utilizada tanto de la Ley de Organización Judicial


como del Código tributario ( Ley 1340, de 28 de mayo de 2002) aplicable al caso de
autos ante su plena vigencia, en la época de su tramitación, ha sido expresamente
derogada por el Código tributario (Ley 2492, de 2 de agosto de 2003), vigente desde
el 4 de noviembre de 2003, por mandato de la Disposición Final Décima de ese
cuerpo legal.

TRIBUTOS

APLICACIÓN DEL ANTIGUO CODIGO TRIBUTARIO Y DEL


NUEVO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0386/2004-R Sucre, 17 de marzo de 2004 El


recurrente alega la vulneración de los derechos a la seguridad jurídica y al debido
proceso de la empresa que representa, así como la violación del principio de
irretroactividad de la ley, toda vez que la autoridad recurrida una vez dictada la
Resolución Determinativa le negó la concesión del recurso de revocatoria previsto en
el Código Tributario abrogado para impugnar esa Resolución y de aplicación en su
caso, en el erróneo entendido de que debía utilizar los medios de impugnación
previstos en el nuevo Código Tributario Boliviano. Consiguientemente, corresponde
analizar si los hechos reclamados se encuentran dentro del ámbito de protección que
otorga el art. 19 de la CPE.

III.1. El Código tributario anterior (Ley 1340 de 28 de mayo de 1992), fue abrogado
por el Código Tributario Boliviano (Ley 2492 de 2 de agosto de 2003), el cual entró
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 494

en vigencia el 4 de noviembre de 2003, de conformidad a lo prescrito por las


Disposiciones Finales novena y décima de este nuevo cuerpo legal.

Este nuevo Código, dispone en su disposición Transitoria Primera que "Los


procedimientos administrativos o procesos judiciales en trámite a la fecha de
publicación del presente Código, serán resueltos hasta su conclusión por las
autoridades competentes conforme a las normas y procedimientos establecidos en las
Leyes Nº 1340, de 28 de mayo de 1992, Nº 1455, de 18 de febrero de 1993; y, Nº
1990, de 28 de julio de 1999 y demás disposiciones complementarias". A su vez, en
su Disposición Transitoria Segunda, expresa que "Los procedimientos administrativos
o procesos jurisdiccionales, iniciados a partir de la vigencia plena del presente
Código, serán sustanciados y resueltos bajo este Código".

III.2. En el caso de autos, el procedimiento de fiscalización por parte de la


Administración Tributaria, se inició al amparo del Código Tributario abrogado (Ley
1340), concluyendo con la Resolución Determinativa 29/2003 Graco de 22 de octubre
de 2003, la cual fue notificada a la empresa, el 29 de octubre de 2003, en plena
vigencia de dicho Código.

Por consiguiente, los recursos a ser utilizados para impugnar esa Resolución
Determinativa por la empresa a la que el recurrente representa, son los descritos en el
art. 174 del CTb, y es en ese entendido, que el actor, en su representación, interpuso
dentro del término señalado por esa norma, el recurso de revocatoria ante la autoridad
recurrida, que fue quien dictó dicha Resolución, en uso correcto del citado art. 174.1
del CTb.

Sin embargo, la autoridad recurrida, haciendo una errónea interpretación de la


normativa aplicable al caso, negó ilegalmente el recurso de revocatoria incoado, al
considerar que la empresa debió plantear los recursos establecidos por el nuevo
Código Tributario Boliviano, y, declarando ilegalmente la ejecutoria de la Resolución
Determinativa, emitió el Pliego de Cargo 049/2003 de 19 de noviembre de 2003, a fin
de iniciar su cobranza coactiva.

Consecuentemente, la autoridad recurrida, al rechazar el recurso de revocatoria y


emitir el Pliego de Cargo, ha violado los derechos a la seguridad jurídica procesal y al
debido proceso de la empresa recurrente; no así el principio de irretroactividad
consagrado por el art. 33 constitucional, como erróneamente lo sostiene el recurrente
y lo asumió el Tribunal de amparo en los fundamentos de la resolución que se revisa;
pues, como lo ha establecido la jurisprudencia de este tribunal, de manera general, en
materia procesal, la ley aplicable es la vigente al momento de la realización del acto
procesal (así SSCC 280/2001-R, 837/2001-R, 979/2002-R, entre otras); no obstante
aquello conviene reiterar que la naturaleza o carácter procesal de una norma legal, no
depende del cuerpo de disposiciones en la que se halle ubicado, sino de su contenido.
Conforme a esto, lo que se debe de tratar de precisar en cada caso, es la esencia
495 José Luis Paredes Oblitas

procesal o no de la ley a aplicarse. En este cometido, "…si ésta, por su contenido,


tiende a describir ese tipo particular de relación constitutiva y dinámica que
denominamos proceso y que la ley revela por esa noción de marcha que va desde la
demanda hasta la ejecución; si halláramos en ella la descripción de cómo se debe
realizar u ordenar el cúmulo de actos tendientes a la obtención de una decisión judicial
susceptible de ejecución coactiva por parte de los órganos del Estado, esa ley será
procesal y como tal debemos tratarla" (Couture, en Estudios de Derecho procesal
civil). Este entendimiento parte del hecho de que "El derecho procesal es el conjunto
de normas que regulan la actividad jurisdiccional del Estado para la aplicación de las
leyes de fondo, y su estudio comprende: la organización del Poder Judicial y las
determinaciones de la competencia de los funcionarios que la integran y la actuación
del juez y las partes en la sustanciación del proceso" (Alsina, en Tratado teórico-
práctico de derecho procesal, civil y comercial); lo que revela el carácter siempre
instrumental del proceso, "…por cuanto sirve para que se puedan tutelar los derechos
que tienen no sólo los ciudadanos sino todos los integrantes de una determinada
comunidad organizada" (Gómez Orbaneja, en Derecho procesal penal).

Lo expresado precedentemente, no implica un quebrantamiento del principio general


de irretroactividad consagrado por el art. 33 constitucional, en materia alguna, menos
en el campo penal; pues, la aplicación de derecho procesal se rige por el tempus regis
actum y la aplicación de la norma sustantiva por el tempus comissi delicti; salvo claro
está, los casos de ley más benigna; lo que tampoco, como lo precisó la jurisprudencia
de este Tribunal, significa una contradicción con los mandatos del art. 14 de la CPE,
dado que lo que ahí se consagra como garantía, está dirigido a que el tribunal u órgano
jurisdiccional competente (no jueces) para conocer el asunto en cuestión, sea el
establecido por ley con anterioridad a la comisión del delito (Así SC 560/2002-R).

Lo anterior no significa desconocer que, como lo precisó la SC 280/2001-R, en los


casos de aplicación del derecho transitorio, el legislador por economía procesal
disponga "[…] que los procesos pendientes y aún los hechos delictivos no sometidos a
proceso, se tramiten conforme a la nueva modalidad procesal (pues en materia
procesal no es exigible la aplicación de la norma que regía el tiempo de la comisión
del delito, como ocurre en materia penal) […]"

Por lo que el Tribunal de amparo al haber declarado procedente el recurso, aunque


con distinto fundamento, ha hecho una correcta evaluación de los antecedentes así
como de los alcances del art. 19 CPE.

TRIBUTOS

PROCEDIMIENTOS TRIBUTARIOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0029/2004 Sucre, 31 de marzo de 2004 A través


del presente recurso se cuestiona la constitucionalidad de las normas previstas por la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 496

Disposición Transitoria Primera, del Capítulo IV del DS 27310 de 9 de enero de 2004,


con el fundamento de que las mismas infringen las normas previstas por el art. 14 de
la de la CPE. En consecuencia corresponde a este Tribunal determinar si las
infracciones denunciadas son evidentes.

III.1.Cuando se procede a la modificación de una Ley para cambiar un determinado


sistema o régimen jurídico por otro nuevo, se produce un proceso de transición, ello
obliga al legislador a establecer disposiciones transitorias que regulen ese proceso, en
resguardo del principio fundamental de la irretroactividad de la Ley, a objeto de que
los actos jurídicos iniciados durante la vigencia del sistema

o régimen modificado concluyan sobre la base de las normas previstas en la Ley


modificada; en consecuencia, en la nueva Ley se incluyen disposiciones transitorias;
lo propio sucede en el ámbito reglamentario, pues al elaborar el respectivo
Reglamento de la nueva Ley, la autoridad competente está obligada a establecer
disposiciones transitorias para regular el proceso de transición.

Ahora bien, mediante la Ley 2492 Código Tributario Boliviano de 2 de agosto de


2003, el legislador ha cambiado el régimen tributario boliviano vigente a esa fecha y
que había sido establecido mediante la Ley 1340 de 28 de mayo de 1992. Tomando en
cuenta lo referido precedentemente, el legislador ha previsto las Disposiciones
Transitorias en la Ley 2492, estableciendo las normas que regulan la transición del
régimen modificado al nuevo.

En ese orden, la Disposición Transitoria Primera de la Ley 2492, con relación a la


sustanciación de los procedimientos administrativos o procesos judiciales en curso, ha
previsto un régimen transitorio disponiendo expresamente lo siguiente:

"Primera. Los procedimientos administrativos o procesos judiciales en trámite a la


fecha de publicación del presente Código, serán resueltos hasta su conclusión por las
autoridades competentes conforme a las normas y procedimientos establecidos en las
leyes N° 1340, de 28 de mayo de 1992; N° 1455, de 18 de febrero de 1993; y, N°
1990, de 28 de julio de 1999 y demás disposiciones complementarias" (las negrillas
son nuestras).

Tomando en cuenta que el procedimiento administrativo, en el ámbito tributario, es el


conjunto de actos realizados ante la autoridad administrativa tributaria tendientes a
obtener la constitución de un acto administrativo; de la norma prevista por la
disposición transitoria citada se extraen las siguientes conclusiones:

a)Los procedimientos administrativos (tributarios) o procesos judiciales, en curso a la


fecha de publicación de la Ley 2492, se sustancian y resuelven, hasta su conclusión,
en aplicación a las normas previstas en el anterior régimen jurídico, entre ellas las de
la Ley 1340 de 28 de mayo de 1992. Al efecto, cabe señalar que el término conclusión
497 José Luis Paredes Oblitas

no debe interpretarse en el sentido restrictivo, es decir, no debe entenderse que el


procedimiento administrativo concluirá con la adopción del acto administrativo por
parte de la administración tributaria, al contrario debe entenderse en sentido amplio de
que el término empleado por la citada norma legal se refiere a que el acto
administrativo adoptado en el procedimiento adquiera la firmeza legal, lo que supone
que si el contribuyente se considera agraviado por el acto administrativo constituido
en el procedimiento administrativo tributario podrá impugnarlo por las vías legales
previstas por ley. En ese marco se entiende que la impugnación se efectuará por una
de las vías previstas por el art. 174 de la Ley 1340 de 28 de mayo de 1992 y se
sustanciará, hasta su conclusión, sobre la base de las normas previstas por esta Ley.

b)La impugnación a los actos administrativos constituidos en el procedimiento


administrativo tributario, o a las decisiones adoptadas en los procesos judiciales, está
incluida en este régimen transitorio, de manera que tienen que sustanciarse sobre la
base de las leyes referidas en la disposición transitoria citada.

c)Son competentes para conocer y sustanciar los procedimientos administrativos


(tributarios) y procesos judiciales, las autoridades definidas en las leyes referidas en la
disposición transitoria citada.

III.2.La disposición legal impugnada establece una norma transitoria absolutamente


diferente a la prevista por la Disposición Transitoria Primera de la Ley 2492,
analizada en el punto anterior.

En efecto, el DS 27310 (último párrafo de la primera disposición transitoria), de


manera textual dispone lo siguiente: "La impugnación de los procedimientos
administrativos que estuvieran en trámite antes de la vigencia de la Ley 2492 resueltos
con posterioridad a dicha fecha, será realizada utilizando los recursos administrativos
señalados en el Título III de dicha Ley", se refiere a los recursos de alzada y
jerárquico a sustanciarse ante los Superintendentes Tributarios.

Como se podrá advertir la disposición impugnada establece un régimen diferente al


previsto por la Ley 2492 para la sustanciación de la impugnación, toda vez que
dispone que, si el procedimiento administrativo es resuelto con posterioridad a la
vigencia del nuevo régimen la impugnación, se la sustancie en el marco de las normas
previstas por la nombrada Ley 2492.

Conforme se ha señalado en el punto anterior, el régimen transitorio previsto por la


Ley 2492 incluye la impugnación al acto administrativo constituido en el
procedimiento administrativo, ya que hace referencia que prevé que dichos
procedimientos se tramitarán y resolverán hasta su conclusión sobre la base de las
normas previstas en las leyes que regulaban el régimen tributario anterior; es
indudable que el procedimiento administrativo no concluirá entre tanto no adquiera la
firmeza el acto administrativo constituido dentro del mismo.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 498

III.3.De lo referido precedentemente se concluye que, la disposición legal impugnada


(DS 27310), al establecer un régimen transitorio diferente al previsto por la Ley 2492,
de hecho ha modificado a ésta en franca contradicción a la norma prevista por el art.
59.1ª de la Constitución, por cuyo mandato es atribución privativa del Poder
Legislativo el modificar las leyes. De otro lado, contradice la norma prevista por el
art. 96.1ª de la Ley Fundamental, por cuyo mandato, si bien el Presidente de la
República puede expedir los decretos y órdenes convenientes, para ejecutar y hacer
cumplir las leyes, no puede definir privativamente derecho, alterar los definidos por
ley ni contrarias sus disposiciones.

TRIBUTOS

CARACTERISTICAS DE LOS IMPUESTOS. EL DERECHO DE


IMPUESTOS QUE TIENE EL ESTADO. LA BASE IMPONIBLE
DEBE SERE CLARA Y PRECISA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0044/2004 Sucre, 29 de abril de 2004 El presente


recurso ha sido planteado con la finalidad de someter al control de constitucionalidad
el art. 5, penúltimo párrafo del inc. b) del parágrafo II del DS 24053 de 29 de junio de
1995, porque vulneraría el art. 27 de la CPE, por lo que, antes de ingresar a la
verificación de su compatibilidad o incompatibilidad con las normas de la
Constitución, corresponde a este Tribunal establecer si dicha norma está comprendida
entre las disposiciones o normas objeto del control de constitucionalidad.

III.1De acuerdo con lo dispuesto por el art. 54 de la Ley del Tribunal Constitucional
(LTC), "el recurso directo o abstracto de inconstitucionalidad procederá contra toda
Ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial, contraria a la Constitución
Política del Estado como acción no vinculada a un caso concreto"; es decir, que este
recurso es una acción de puro derecho que implica confrontar el texto de la norma
impugnada con el de la Constitución Política del Estado, para determinar si hay
contradicción en sus términos, con el objeto de realizar el control correctivo de la
norma y así depurar el ordenamiento jurídico del Estado. En este propósito,
corresponde analizar si la norma a la que hace mención el recurrente es contraria al
ordenamiento constitucional.

A través del recurso directo o abstracto de inconstitucionalidad, como vía de control a


posteriori, se impele al órgano encargado del control de constitucionalidad a emitir un
pronunciamiento que verse sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad pura de
la norma que se cuestiona, disposición legal que necesariamente debe formar parte del
derecho positivo, es decir, del derecho que se encuentra en vigencia y regula en un
determinado momento.

III.2Con referencia a la vulneración del art. 27 de la CPE, que refiere que: "Los
impuestos y demás cargas públicas obligan igualmente a todos. Su creación,
499 José Luis Paredes Oblitas

distribución y supresión tendrán carácter general, debiendo determinarse en relación a


un sacrificio igual de los contribuyentes, en forma proporcional o progresiva, según
los casos". Este precepto establece la garantía constitucional de administración
pública, que doctrinalmente se conoce como igualdad ante las cargas públicas e
impuestos.

De dicho mandato constitucional, se establecen las siguientes reglas:

a.La igualdad de todos ante los impuestos y cargas. Consiste en que en la aplicación
de los impuestos no se admiten ni existen diferencias por razones de raza, sexo,
condición económica, educativa o cultural, por creencia religiosa o política. Todos los
bolivianos están obligados a cumplir con el pago de los impuestos y las cargas
públicas. Esta regla no debe entenderse con relación al monto del impuesto a pagar,
sino respecto a la obligatoriedad del impuesto o las cargas públicas.

b.La generalidad de los impuestos, referida a que los impuestos en su creación,


distribución y supresión, tienen carácter general; es decir, son para todos y no para
parcialidades determinadas.

c.La proporcionalidad de los impuestos, bajo el principio de que el que tiene más paga
más y el que tiene menos paga menos, la alícuota del impuesto debe ser proporcional
a la capacidad económica de los obligados. Dicho de otra manera, el impuesto debe
ser expresado en términos porcentuales y no absolutos, de manera que la persona con
mayor ingreso que pague más y la persona con menor ingreso pague menos. En su
caso, si se trata de una tasa fija, deberá aplicarse el sistema progresivo para establecer
que quien tenga más ingresos pague un monto mayor.

III.3En este contexto, es preciso señalar que el cobro de los impuestos, en el marco de
un Estado de Derecho, debe ser fiel a la idea de brindar tratamiento igual a los iguales
y desigual a los desiguales, de manera que el pago de tributos por parte de los
ciudadanos a la administración, consulte las circunstancias concretas y objetivas que
rodean cada caso y se traduzca en la aplicación equitativa de las cargas que configura
la Ley. La concreción del principio de igualdad no puede entenderse, como una
simple medida que establece mecánicamente la paridad entre todos los administrados,
sino como el resultado de un ejercicio fundado en la equidad.

En cuanto al principio de legalidad del impuesto, corresponde señalar, que la


atribución reconocida a las autoridades para la creación o regulación de cargas
impositivas, debe respetar el principio de reserva legal que, expresado en el aforismo
nullum tributum sine lege, exige tanto la necesidad de un acto del legislador para la
creación de gravámenes, así como el respeto al supuesto político de la representación,
en virtud del cual, la creación de impuestos va de la mano del consentimiento -directo
o indirecto- de la colectividad.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 500

En cuanto a la obligación tributaria, es necesario puntualizar, que desde la perspectiva


práctica de las relaciones entre el fisco y los ciudadanos, el cumplimiento adecuado de
las obligaciones tributarias, depende de la claridad y certeza con que se establezcan
cada uno de sus elementos, en razón de que en el marco del régimen general de
obligaciones que regula el ordenamiento jurídico, se encuentra la necesidad de
conocer con precisión cuál es el contenido de las cargas que se le imponen al
contribuyente. Se trata de conceptos que cobran especial importancia cuando se
aplican a las relaciones entre el Estado y los particulares en el campo tributario,
teniendo en cuenta, la diferencia de lo que ocurre en el ámbito privado, puesto que no
sólo están en juego intereses particulares, sino que también se ven comprometidos
fines sociales y derechos reconocidos a toda la colectividad; por ello, se explica la
necesidad de que las normas tributarias, tanto sustantivas como procedimentales
expresen claramente su radio de acción y los actos y sujetos a quienes han de
aplicarse.

Así, el principio de certeza en materia tributaria, que surge como consecuencia lógica
de legalidad, tiene la finalidad de garantizar que todos los elementos del vínculo
impositivo entre los administrados y el Estado estén consagrados inequívocamente en
la Ley, ya sea porque las normas que crean el tributo los expresan con claridad o
porque en el caso de que una disposición legal remite a otra para su integración, es
posible identificar dentro del texto remitido, el sujeto activo, el sujeto pasivo, el hecho
gravable, la base gravable y la tarifa del gravamen.

III.4La Ley 843 (texto ordenado 2000) en el art. 79, establece la creación del ICE que
se aplica respecto a dos situaciones: a) sobre las ventas de determinados bienes
muebles situados o colocados en el territorio del país y; b) sobre las importaciones
definitivas de los mismos bienes.

Reglamentando esta norma, el Poder Ejecutivo pronunció el DS 24053, de 29 de


junio, en cuyo art. 5 penúltimo párrafo del inc. b) del parágrafo II -ahora impugnado-
se determinó que en las ventas de bebidas alcohólicas de producción nacional
(cerveza, singanis, vinos, aguardientes y licores), se presume sin admitir prueba en
contrario un 10 % de roturas y pérdidas por manipuleo en el proceso de
comercialización, porcentaje que deberá aplicarse al importe del ICE, debiendo su
valor deducirse de dicho importe, y la diferencia resultante, constituye el monto del
impuesto a pagar, debiendo consignarse por separado en la factura respectiva todas las
operaciones indicadas precedentemente.

III.5En este marco, con la finalidad de determinar si la previsión contenida en el


referido DS 24053, cuya inconstitucionalidad se demanda, lesiona el principio de
igualdad ante la Ley -como afirma la parte recurrente-, corresponde recordar que el
Tribunal Constitucional, en su amplia y uniforme jurisprudencia ha desarrollado el
sentido de este principio, -entre otras- en la SC 083/2000, 24 de noviembre, señalando
que:"La igualdad, en su genuino sentido, no consiste en la ausencia de toda distinción
501 José Luis Paredes Oblitas

respecto de situaciones diferentes, sino precisamente en el adecuado trato a los


fenómenos que surgen en el seno de la sociedad, diferenciando las hipótesis que
exigen una misma respuesta de la Ley y de la autoridad, pues respecto de éstas, la
norma razonable no debe responder al igualitarismo ciego -lo que quebrantaría la
igualdad- sino primordialmente al equilibrio que impone un trato diferente para
circunstancias no coincidentes, lo que significa que la igualdad no consiste en la
identidad absoluta, sino en la proporcionalidad equivalente entre dos o más entes, es
decir, en dar a cada cual lo adecuado según las circunstancias de tiempo, modo y
lugar".

Por otra parte, en la Declaración Constitucional 002/2001, de 8 de mayo, este


Tribunal Constitucional sostiene: "Que el derecho a la igualdad consagrado en el art. 6
de la Constitución Política del Estado, exige el mismo trato para los entes y hechos
que se encuentran cobijados bajo una misma hipótesis y una distinta regulación
respecto de los que presentan características desiguales, bien por las condiciones en
medio de las cuales actúan, ya por las circunstancias particulares que los afectan; no
prohibiendo tal principio dar un tratamiento distinto a situaciones razonablemente
desiguales; siempre que ello obedezca a una causa justificada, esencialmente
apreciada desde la perspectiva del hecho y la situación de las personas, pues unas u
otras hacen imperativo que, con base en criterios proporcionados a aquellas, el Estado
procure el equilibrio, cuyo sentido en Derecho no es otra cosa que la justicia concreta.
Conforme a esto, el principio de igualdad protege a la persona frente a
discriminaciones arbitrarias, irracionales; predica la identidad de los iguales y la
diferencia entre los desiguales, superando así el concepto de la igualdad de la Ley a
partir de la generalidad abstracta, por el concepto de la generalidad concreta; en este
sentido, la fórmula adoptada por el proyecto de ley consultado, se enmarca dentro del
sistema de valores superiores que consagra la norma suprema del País: Igualdad y
solidaridad".

Entre tanto, en la SC 119/2003, de 17 de diciembre, se destaca que: "El principio de


igualdad ante la Ley, se encuentra consagrado en el art. 6. I de la CPE que a tiempo de
establecer que el ser humano tiene personalidad y capacidad con arreglo a las leyes,
reconoce los derechos, libertades y garantías sin distinción alguna, disposición con la
que concuerdan los arts. 2 y 7 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, art.
2 de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, arts. 2, 3 y 26 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y arts. 1 y 24 de la Convención
Americana Sobre Derechos Humanos. Las personas sin distinción de ninguna
naturaleza (tales como la nacionalidad, religión u otras), se encuentran obligadas a
contribuir al sostenimiento del Estado en proporción a su capacidad económica, como
establece el art. 8 inc. d) de la CPE, con la que concuerda el art. 36 de la Declaración
Americana de Derechos y Deberes del Hombre, en cuya virtud toda persona tiene el
deber de pagar los impuestos establecidos por Ley para el sostenimiento de los
servicios públicos. En ese contexto normativo surge el principio de igualdad como
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 502

base del tributo, según el cual todas las personas (sin distinción de ninguna
naturaleza), se encuentran en la obligación de pagar tributos y contribuir, pero en
forma proporcional y progresiva a su capacidad económica. Esa igualdad como base
del tributo, está consagrada en el art. 27 de la CPE, que reconoce los principios de
generalidad, igualdad y proporcionalidad, cuando establece que la creación,
distribución y supresión de un impuesto y demás cargas públicas, tendrán carácter
general, debiendo determinarse en relación a un sacrificio igual de los contribuyentes,
en forma proporcional o progresiva".

Conforme a la jurisprudencia glosada, el derecho a la igualdad exige el mismo trato a


quienes se encuentren en circunstancias similares, por lo que sólo se justificará un
trato diferente por parte del poder público, cuando las situaciones sean
razonablemente desiguales y siempre que ello responda a una causal justificada.

III.6En el caso que se examina, de la lectura de los fundamentos expresados por el


recurrente, se infiere que éste impugna la norma contenida en el DS 24053 de 29 de
junio de 1995, en su art. 5, penúltimo párrafo del inciso b) del parágrafo II, por
considerar que la misma contradice el principio de igualdad, señalando que: "(...) la
norma reglamentaria, al sancionar la exclusión de las bebidas refrescantes
embotelladas de los beneficios de la presunción de pérdidas y roturas por manipuleo
en el proceso de comercialización, ha vulnerado el principio de IGUALDAD,
consagrado en el art. 27 de la CPE, y al hacerlo ingresa en franca rebelión al orden
constitucional".

Si bien es cierto, que con la incorporación de la norma cuestionada, la intención del


legislador está orientada a compensar con ese 10% a los productores de bebidas
alcohólicas embotelladas por las roturas y pérdidas sufridas en el proceso de
comercialización; sin embargo, también es evidente que la aludida norma legal, no
excluye de manera expresa en su texto a los productores de bebidas refrescantes de la
presunción respecto a la existencia de roturas y pérdidas por manipuleo en dicho
proceso de comercialización; consiguientemente, no existe una base de sustentación
para afirmar que la norma impugnada efectivamente, vulnera el principio de igualdad
que invoca el recurrente y por lo mismo, no existe incompatibilidad de este precepto
con el art. 27 de la CPE.

III.7Por otra parte, no se advierte que la norma acusada de inconstitucional genere una
discriminación arbitraria, de las bebidas refrescantes embotelladas frente a las bebidas
alcohólicas; toda vez que por una parte, no hace ninguna distinción ni comparación
entre ambas actividades en detrimento de las

primeras y, por otra, del análisis del contenido y alcances del DS 24053, se concluye
que entre las bebidas refrescantes y las bebidas alcohólicas existen diferencias en el
tratamiento impositivo, pues mientras a las primeras se grava con una tasa específica
del 0.15 %, las bebidas alcohólicas están sometidas a una tasa ocho veces mayor y que
503 José Luis Paredes Oblitas

alcanza al 1.20 %, lo que demuestra que entre ambos productos se presentan


características no coincidentes que justifican diferencias en el tratamiento, que
responden a una realidad objetiva y concreta; finalmente, la no inclusión de las
bebidas refrescantes embotelladas dentro del alcance del referido art. 5, no distorsiona
de modo alguno el sentido de equidad ni contradice el núcleo esencial y menos,
lesiona el principio de igualdad ante la Ley que constituye la base de sustentación del
tributo, en función a lo establecido por el art. 27 de la CPE. En consecuencia, no
existen antinomias entre la disposición legal impugnada y la norma constitucional
referida.

TRIBUTOS

PROGRAMA TRANSITORIO DE ADEUDOS TRIBUTARIOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0065/2004 Sucre, 12 de julio de 2004 El presente


recurso ha sido planteado con la finalidad de someter al control de constitucionalidad
el art. 9. VI del DS 27369 de 17 de febrero de 2004 (Reglamento al Programa
Transitorio Voluntario y Excepcional de la Ley 2626), porque vulneraría los arts. 7
inc. a), 29, 33, 228 y 229 de la CPE, en cuyo mérito, antes de ingresar a la
verificación de su compatibilidad o incompatibilidad con las normas de la
Constitución, corresponde a este Tribunal establecer si dicha norma está comprendida
entre las disposiciones o normas objeto del control de constitucionalidad.

III.1.De acuerdo con lo dispuesto por el art. 54 de la Ley del Tribunal Constitucional
(LTC), "el recurso directo o abstracto de inconstitucionalidad procederá contra toda
Ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial, contraria a la Constitución
Política del Estado como acción no vinculada a un caso concreto"; es decir, que este
recurso es una acción de puro derecho que implica confrontar el texto de la norma
impugnada con el de la Constitución Política del Estado, para determinar si hay
contradicción en sus términos, con el objeto de realizar el control correctivo de la
norma y así depurar el ordenamiento jurídico del Estado. En este propósito,
corresponde analizar si la norma a la que hace mención el recurrente es contraria al
ordenamiento constitucional.

A través del recurso directo o abstracto de inconstitucionalidad, como vía de control a


posteriori, se impele al órgano encargado del control de constitucionalidad a emitir un
pronunciamiento que verse sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad pura de
la norma que se cuestiona, disposición legal que necesariamente debe formar parte del
derecho positivo, es decir, del derecho que se encuentra en vigencia y regula en un
determinado momento.

III.2.Corresponde precisar que el Código Tributario Boliviano aprobado mediante Ley


2492 de 2 de agosto de 2003, recoge novedosos institutos jurídicos, así como técnicas
e instrumentos administrativos para un mejor cumplimiento de las funciones
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 504

asignadas a cada una de las administraciones tributarias, en procura de lograr los


siguientes objetivos: a) dotar al país del instrumento jurídico - tributario adecuado a
los cambios que se han producido en Bolivia y el mundo en el último período; b)
establecer un marco jurídico claro dentro del cual se desenvuelvan las relaciones entre
el sujeto activo y los sujetos pasivos; c) simplificar los procedimientos tributarios; d)
incentivar el pago de tributos por iniciativa del propio contribuyente; e) evitar el pago
extemporáneo y tardío del tributo; f) aplicar sanciones a los infractores.

En este entendido y a efecto de cumplir adecuadamente dichos objetivos, a tiempo de


elaborar la norma citada y tomando en cuenta que en todo proceso de transición
normativa, se hace necesario establecer procesos de regularización, encaminados a
solucionar situaciones pasadas para facilitar la aplicación de la nueva norma; es decir,
establecer reglas para evitar los problemas emergentes de la transición normativa,
como complemento a la nueva medida, se planteó la necesidad de implementar un
mecanismo legal de exoneración que tomando en cuenta la coyuntura económica del
país, permita a los contribuyentes regularizar sus obligaciones tributarias, aliviando de
esta forma la cartera en mora pendiente de las Administraciones Tributarias y
facilitando la implementación de la nueva norma.

La Disposición Transitoria Tercera del CTB, contempló un Programa Transitorio,


Voluntario y Excepcional de regularización de adeudos tributarios que tuvo vigencia
hasta el 2 de diciembre de 2003; sin embargo, a petición de diversos sectores y por
iniciativa del Poder Legislativo, se dictó la Ley 2626 que sobre la base del Primer
Programa, incluyó algunas modificaciones tanto en el porcentaje (diferenciación por
sectores) como en el procedimiento dispuesto para determinar la base para el Pago
Único Definitivo, que es una de las tres modalidades establecidas en la Ley para
acogerse al Programa de Regularización. Si bien la Ley 2626 introduce tratamientos
particulares para algunos sectores (exportadores y constructores), éstos se aplican
considerando el cumplimiento de ciertos requisitos que la propia Ley ha establecido
como instrumento para que los fundamentos de orden social que han inspirado la
medida se materialicen.

La Ley 2626 de 22 de diciembre de 2003 establece en su art. 2 lo siguiente: "Se


modifica el numeral 1 del inciso a), Pago Único Definitivo, parágrafo I, de la Tercera
Disposición Transitoria de la Ley 2492 del Código Tributario Boliviano, con el
siguiente texto: Se establece un pago equivalente al 10% del total de las Ventas Brutas
declaradas en un año. A tal efecto se deberá tomar como base de cálculo el promedio
de las ventas brutas declaradas de los 4 años calendario comprendidos entre 1999 y
2002. Dicho pago supone la regularización de todas las obligaciones tributarias
(impuestos, sanciones y accesorios) pendientes por las gestiones fiscales no prescritas.
Este pago podrá realizarse hasta el 2 de abril de 2004 al contado o mediante un pago
inicial del 25% a la misma fecha y 3 cuotas bimestrales iguales y consecutivas con
una tasa de interés sobre saldos del 5%. Este acogimiento implica la renuncia a los
505 José Luis Paredes Oblitas

saldos a favor y las pérdidas que hubieran acumulado los contribuyentes y/o
responsables, con excepción del crédito fiscal comprometido para la solicitud de
devoluciones de CEDEIM´s previa verificación. El cálculo de las ventas brutas
descontará el valor de las exportaciones certificadas.

A efecto del cálculo para el Pago Único Definitivo se aplicará el porcentaje del 3%
sobre el promedio de las ventas brutas declaradas de los cuatro años calendario
comprendidos entre 1999 y 2002, en los siguientes casos: a) contribuyentes y/o
responsables cuya actividad principal sea la construcción según su registro en el
Padrón de Contribuyentes del Servicio de Impuestos Nacionales y/o en el Registro
Nacional de Empresas Constructoras a cargo del Viceministerio de Transporte. b)
Exportadores, sólo cuando el volumen total de ventas esté destinado a la exportación.

El incumplimiento en el pago de hasta dos de las cuotas bimestrales mencionadas,


dará lugar a la pérdida automática de los beneficios del programa, consolidándose los
pagos realizados a favor del Fisco".

De lo que se colige que, la propia Ley 2626 estableció en el art. 2 inc. a) que, en el
caso del sector de la construcción, el registro, ya sea en el Servicio de Impuestos
Nacionales o en el Viceministerio de Transporte, se constituye en una condición que
les legitima para beneficiarse del trato particular y en el caso de los exportadores,
citados en el inc. b), sólo cuando el total de las ventas está destinado a la exportación.

Asimismo, el art. 7 de la citada Ley 2626, señala: "Con la finalidad de implementar el


nuevo Código Tributario Boliviano, se establece un Programa Transitorio, Voluntario
y Excepcional para el tratamiento de adeudos tributarios en mora con las siguientes
particularidades: -En el caso de impuestos cuya recaudación corresponda al Servicio
de Impuestos Nacionales, el Programa alcanzará a los adeudos tributarios en mora al
30 de junio de 2003. -En el caso de impuestos cuya recaudación corresponda a los
Gobiernos Municipales y a la Aduana Nacional, el Programa se sujetará a lo dispuesto
en los parágrafos IV y V de la Disposición Transitoria Tercera de la Ley 2492".

Por lo referido precedentemente, se concluye que la Ley 2626 establece que sólo se
someten al Programa los adeudos tributarios generados hasta el 30 de junio de 2003,
por lo que en el caso del sector de la construcción, las deudas exoneradas son las
generadas en la condición de constructores, a efecto de beneficiarse con el tratamiento
particular que la Ley les otorga, que los integrantes de ese sector deben acreditar su
condición de tales, mediante su inscripción en los registros correspondientes hasta la
fecha en que el beneficio les alcanza; consiguientemente, el beneficio para los
constructores no alcanza ni puede alcanzar a quienes no eran constructores durante el
periodo que abarca la exoneración.

En este contexto, se dictó el DS 27369 de 17 de febrero de 2004 que en su art. 9.VI


señala que el tratamiento dispuesto por art. 2 inc. a) de la Ley 2626, será aplicable a
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 506

los sujetos pasivos cuyo registro en el Padrón de Contribuyentes del Servicio de


Impuestos Nacionales y/o en el Registro Nacional de Empresas Constructoras a cargo
del Viceministerio de Transporte, se hubieran realizado hasta el 30 de junio de 2003,
debiendo considerarse en estos casos que la base de cálculo para el Pago Único
Definitivo se establecerá con el promedio del total de las ventas brutas anuales
declaradas por la empresa.

Con la finalidad de determinar si la previsión contenida en el referido art. 9.VI del DS


27369 de 17 de febrero del 2004, cuya inconstitucionalidad se demanda, lesiona los
arts. 7 inc. a), 29, 33, 228 y 229 de la CPE, es preciso realizar las siguientes
consideraciones:

a. En cuanto a la norma impugnada afectaría la seguridad jurídica

Corresponde señalar que este Tribunal, a través de su amplia y uniforme


jurisprudencia, ha definido la seguridad jurídica como "la condición esencial para la
vida y el desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la integran.
Representa la garantía de aplicación objetiva de la Ley, de modo tal que los
individuos saben en cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin
que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los gobernantes pueda causarles
perjuicio"; trasladado al ámbito judicial, implica el derecho a la certeza y la
certidumbre que tiene la persona frente a las decisiones judiciales, las que deberán ser
adoptadas en el marco de la aplicación objetiva de la Ley y la consiguiente motivación
de la resolución" (SC 0753/2003- R, de 4 de junio). En ese marco, la Ley 2626
establece un Programa Transitorio, Voluntario y Excepcional de regularización de
adeudos tributarios que tiene como objetivo, regularizar obligaciones tributarias
correspondientes a gestiones anteriores, mediante la exoneración, una de las formas de
extinción de obligaciones tributarias prevista en los arts. 51 del CTb y 58 del CTB, de
intereses y sanciones, de tal forma que los deudores tributarios que se acojan a él,
solamente cancelen el monto del tributo omitido actualizado a la fecha de pago
mediante una de las tres modalidades establecidas en la norma: 1) la primera referida
al pago al contado de la obligación tributaria, que incluso puede ser rebajado en un
10%; 2) la segunda, mediante la concesión de un plan de pagos de hasta 5 años con la
aplicación de una tasa de intereses del 5% y, 3) la tercera, mediante el pago de un
monto presuntivo calculado sobre las ventas brutas declaradas de las cuatro últimas
gestiones (1999 a 2002).

De lo que se infiere que la ley se aplica sobre deudas actualmente exigibles, pero
generadas en gestiones o períodos pasados, por lo que el Decreto Supremo también
debe regular dichos períodos respetando siempre el espíritu de la misma, en razón de
que dicha ley establece la regularización de adeudos tributarios, debe entenderse que
los contribuyentes que pretenden beneficiarse con esta medida cumplan con las
condiciones establecidas en la misma hasta la fecha en que el beneficio alcanza, es
decir, hasta el 30 de junio de 2003, deberían demostrar su condición de constructores,
507 José Luis Paredes Oblitas

tomando en cuenta que las obligaciones a ser regularizadas fueron generadas en tal
condición; por lo que no se constata que el art. 9.VI del DS 27369 de 17 de febrero
del 2004 afecte de manera alguna la seguridad jurídica.

b. En cuanto a que la norma impugnada vulneraría el art. 33 de la CPE

Es preciso referir que, con la finalidad de determinar si la previsión contenida en el


referido DS 27369, cuya inconstitucionalidad se demanda, lesiona el principio de
irretroactividad de la Ley -como afirma la parte recurrente-, corresponde precisar que
el Estado ejerce el monopolio de la potestad sancionatoria o el ius puniendi,
estableciendo al efecto, en el marco de los principios fundamentales de la reserva
legal y de la legalidad, las normas legales que tipifican los actos u omisiones de las
personas como delitos penales o ilícitos administrativos, señalando las respectivas
sanciones, así como la autoridad o tribunal competente para juzgarlos y sancionarlos.
En ese marco se tienen leyes especiales que establecen regímenes sancionatorios, ya
sea por delitos penales que serán perseguidos y sancionados por la jurisdicción penal
o por ilícitos administrativos que serán sancionados por las autoridades o tribunales
administrativos creados por la Ley para el efecto. El ejercicio del ius puniendi
responde a las políticas adoptadas por el Estado en el orden criminológico, social y
económico; dentro de ese marco el Estado puede adoptar medidas con criterio de
oportunidad para despenalizar determinadas conductas o penalizar otras, disponer
amnistías o indultos; uno de los ámbitos en los que el Estado adopta este tipo de
políticas es el tributario, en el que dispone amnistías, con relación a la persecución y
aplicación de sanciones, no sólo de carácter penal o administrativo, sino también de
carácter económico, liberando de todas las penalidades con la finalidad de que el
administrado cancele los tributos adeudados al Estado.

En este entendido, las disposiciones legales emitidas por el Estado que establecen
amnistías, liberando a las personas de la persecución y aplicación de sanciones de
carácter penal o administrativo, se entiende que, en el marco de la excepción al
principio de la irretroactividad de la Ley, prevista por el art. 33 de la CPE, dichas
disposiciones legales tienen una aplicación retroactiva a favor del encausado en
materia penal ordinaria o del administrado o procesado en materia administrativa
sancionatoria, como es el caso del ámbito tributario. En consecuencia, el programa
transitorio, voluntario y excepcional, para el tratamiento de adeudos tributarios en
mora, implica una aplicación retroactiva a los administrados que al haber incumplido
el pago de los tributos previstos por Ley hubiesen incurrido en delitos o ilícitos
administrativos sujetos a persecución penal y administrativa, toda vez que constituye
una Ley benigna que libera a los contribuyentes en mora de la persecución
sancionatoria en el orden penal o administrativo, así como de las sanciones
pecuniarias e intereses emergentes del incumplimiento de las obligaciones tributarias.

En ese contexto, se concluye que el art. 9.VI del DS 27369 de 17 de febrero del 2004
al establecer el 30 de junio de 2003, como fecha límite para acceder a este beneficio,
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 508

no es contrario al espíritu de la excepción al principio de la irretroactividad de la Ley,


prevista por el art. 33 de la CPE, en razón de que de dicha disposición legal se da una
aplicación retroactiva a favor del administrado o procesado en materia administrativa
sancionatoria, como es el caso del ámbito tributario, hasta el 30 de junio de 2003, a
cuyo efecto se entiende que el sujeto pasivo que demande ese trato, debe demostrar
que durante el período del beneficio cumplía la condición prevista y no después.

c.En cuanto a que la norma impugnada modificaría el parágrafo segundo inc. a) del
art. 2 de la Ley 2626 violando el principio de reserva de ley consagrado en el art. 6
inc. 3) delCTB y, vulnerando el art. 29 de la CPE.

Es necesario dejar establecido que, los contribuyentes del sector de la construcción,


que por ley tienen un tratamiento diferenciado del resto, cuyo registro en el Padrón de
Contribuyentes del Servicio de Impuestos Nacionales y/o en el Registro Nacional de
Empresas Constructoras a cargo del Viceministerio de Transporte se hubiera realizado
hasta la fecha en que también por Ley se concede el beneficio, no con posterioridad,
podrán acogerse al Programa aplicando el porcentaje del 3% sobre el promedio de las
ventas brutas declaradas de los cuatro años calendario comprendidos entre 1999 y
2002.

En ese entendido, la aceptación de un registro posterior implicaría la concesión


intencionada de un beneficio adicional al del Programa de Regularización de Adeudos
Tributarios violatorio de la Ley, a cuya consecuencia, el Estado estaría renunciando
ilegítimamente a una parte de las recaudaciones tributarias. En consecuencia, si un
agente económico inició sus actividades después del 30 de junio de 2003 y, recién se
registró como constructor, no puede tener deuda tributaria sujeta a exoneración según
el efecto temporal de la Ley o, peor aún, si habiendo tenido actividad económica
diferente a la construcción durante el período sujeto a exoneración, se le estaría
otorgando un beneficio no dispuesto por la Ley, contrariando los arts. 26 y 59 de la
CPE, 4 del Ctb y 6 del nuevo CTB, referidos al principio de legalidad, en aplicación
del cual sólo la ley puede crear, modificar o suprimir tributos y en su caso exonerar
total o parcialmente el pago de tributos. El requisito material emergente de la Ley de
exoneración es que se hubiera realizado formalmente la actividad de la
"construcción", verificable por haber estado inscrita en los registros públicos como
constructor, durante el período temporal alcanzado por el beneficio.

La norma impugnada responde al espíritu de la Ley 2626, por cuanto el beneficio de


la exoneración alcanza sólo a los contribuyentes que hasta el 30 de junio de 2003
hubieran tenido actividad gravada, tuvieran obligaciones tributarias pendientes -
generadas con anterioridad- y, cumplan las condiciones establecidas en la norma;
adicionalmente y por disposición expresa de la misma norma, en el caso de los
constructores, estos deben cumplir la condición de estar debidamente registrados, ya
sea en el Servicio de Impuestos Nacionales o en el Viceministerio de Transporte hasta
509 José Luis Paredes Oblitas

la fecha en que el beneficio les alcanza y; en el caso de los exportadores, sólo cuando
el total de sus ventas esté destinado a la exportación.

Finalmente, en cuanto al art. 29 de la CPE, que establece que sólo el Poder


Legislativo tiene facultad para alterar y modificar los Códigos, es preciso aclarar que
en el presente caso, no se constata la afirmación del recurrente en sentido de que con
el DS 27369 se pretenda introducir sustanciales modificaciones a la Ley 2626, dado
que en este caso, el Decreto como instrumento normativo dictado por el Poder
Ejecutivo conforme a las atribuciones conferidas por el art. 96 de la CPE, se
constituye en el instrumento de ejecución de la mencionada Ley que atendiendo
situaciones pasadas y en esta medida respetando el espíritu de la misma, impone
límites que coadyuvan a alcanzar el objetivo trazado al momento de su concepción;
sin que esta situación implique cambiar el contenido de la Ley 2626; por lo que
tampoco se constata vulneración alguna al art. 29 de la CPE.

d. En cuanto a que la norma impugnada vulneraría los arts. 228 y 229 de la CPE.

Corresponde señalar que, el art. 228 de la CPE en su contenido, al reconocer que: "La
Constitución Política del Estado es la ley suprema del ordenamiento jurídico nacional.
Los tribunales, jueces y autoridades la aplicarán con preferencia a las leyes, y éstas
con preferencia a cualesquiera otras resoluciones", resguarda los principios de
supremacía constitucional y jerarquía normativa, habiendo sido desarrollado su
alcance y contenido por este Tribunal, en la SC 13/2003, de 14 de febrero, en la que
dispone que "Uno de los principios fundamentales inherentes al Estado Democrático
de Derecho es el principio de la jerarquía, el cual consiste en que la estructura jurídica
de un Estado se basa en criterios de niveles jerárquicos que se establecen en función
de sus órganos emisores, su importancia y el sentido funcional; de manera que una
norma situada en un rango inferior no puede oponerse a otra de superior rango (...).
Que, en el marco del referido principio fundamental concordante con los principios de
la soberanía popular y la supremacía constitucional, el Constituyente ha distribuido
las competencias para la elaboración y emisión de las disposiciones legales, habiendo
asignado al Órgano Legislativo, como expresión de la voluntad popular, la potestad
privativa de "dictar leyes, abrogarlas, derogarlas, modificarlas e interpretarlas", así
dispone expresamente el art. 59.1ª de la Constitución; en cambio al Órgano Ejecutivo
le ha asignado la potestad de "ejecutar y hacer cumplir las leyes, expidiendo los
decretos y órdenes convenientes, sin definir privativamente los derechos, alterar los
definidos por Ley ni contrariar sus disposiciones...", así lo señala el art. 96.1ª de la
Ley Fundamental. Conforme a lo referido se establece que existe una clara diferencia,
no sólo formal sino material, entre la Ley y el Decreto Supremo; pues, en cuanto al
contenido se refiere, la primera establece el conjunto de normas generales y
obligatorias a cuyo cumplimiento uno está compelido por la fuerza, en cambio el
segundo establece disposiciones legales específicas que desarrollan, es decir,
reglamentan las normas generales previstas por la Ley, sin desconocer, suprimir, ni
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 510

modificar los derechos y obligaciones establecidos por ésta; de otro lado, en cuanto se
refiere al lugar que ocupan en la jerarquía normativa, la Ley, como expresión de la
voluntad popular, se encuentra en un nivel superior al Decreto Supremo, por lo que
éste debe subordinarse a aquella (…)".

En el caso que se examina, analizada la disposición impugnada en el marco del


razonamiento precedentemente expuesto, se establece que el parágrafo VI del art. 9
del DS 27369 de 17 de febrero de 2004 (Reglamento al Programa Transitorio
Voluntario y Excepcional de la Ley 2626) al determinar que "(…) El tratamiento
dispuesto por el inciso a) del artículo 2 de la Ley 2626, será aplicable a los sujetos
pasivos cuyo registro en el Padrón de Contribuyentes del Servicio de Impuestos
Nacionales y/o en el Registro Nacional de Empresas Constructoras a cargo del
Viceministerio de Transporte, se hubieran realizado hasta el 30 de junio de 2003,
debiendo considerarse en estos casos que la base de cálculo para el Pago Único
Definitivo se establecerá con el promedio del total de las ventas brutas anuales
declaradas por la empresa (…)", no modifica el contenido de la Ley 2626 ni
contraviene los principios fundamentales de supremacía constitucional y la jerarquía
normativa. Finalmente, tampoco se constata vulneración alguna al art. 229 de la CPE
que como el anterior artículo, regula el principio de la primacía de la Constitución al
establecer que: "Los principios, garantías y derechos reconocidos por esta
Constitución no pueden ser alterados por las leyes que regulen su ejercicio ni
necesitan de reglamentación previa para su cumplimiento".

En consecuencia, no se evidencia la existencia de contravención alguna, ni antinomias


entre el art. 9.VI del DS 27369 de 17 de febrero de 2004 y los preceptos
constitucionales señalados.

TRIBUTOS

EL ORGANO LEGISLATIVO TIENE EL DEBER DE EMITIR UNA


NORMA QUE ESTABLEZCA Y REGULE EL PROCESO
CONTENCIOSO TRIBUTARIO, PARA ELLO TIENE UN AÑO, DE
OTRA MANERA VOLVERA EL PROCESO ANTERIOR

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0076/2004 Sucre, 16 de julio de 2004 El recurso


indirecto o incidental de inconstitucionalidad, como vía de control concreto,
correctivo o a posteriori de constitucionalidad, tiene por finalidad que este Tribunal,
verifique la compatibilidad o incompatibilidad de la disposición legal impugnada con
los principios, valores y normas de la Constitución, recurso que conforme a lo
establecido por el art. 59 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC) procede en los
procesos judiciales o administrativos cuya decisión dependa de la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de una ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial
aplicable a aquellos procesos. Consecuentemente en la especie, de acuerdo a lo
511 José Luis Paredes Oblitas

alegado por el recurrente, corresponde compulsar si la Disposición Final Novena del


CTB, es contraria a los arts. 7 inc. a), 16.II y IV de la CPE.

III.1.La SC 0009/2004, de 28 de enero, declaró inconstitucional por omisión


normativa el art. 131 del CTB al haber modificado el sistema de protección o tutela
administrativa y judicial del contribuyente prevista en el Código tributario,
excluyendo la vía de impugnación judicial ante un juez o tribunal independiente e
imparcial, contradiciendo así la garantía constitucional del debido proceso en su
elemento del derecho al juez natural, independiente, imparcial y competente
consagrado en las normas previstas por los arts. 14 y 16.IV de la CPE, privando al
contribuyente de toda posibilidad de someter

el acto administrativo tributario a un proceso contencioso en el que de manera


contradictoria y en igualdad de condiciones pueda ser oído y hacer valer sus
pretensiones, produciendo prueba, objetando la de contrario, desvirtuando los
procedimientos administrativos tributarios que dieron lugar al acto determinativo,
para en suma lograr una decisión legal y justa.

En aquella oportunidad se llamó la atención al legislador por no haber previsto la vía


de impugnación judicial como medio de tutela alternativo, omisión que lesiona los
valores supremos de justicia e igualdad impidiendo al contribuyente el ejercicio de su
derecho a una tutela judicial efectiva, toda vez que el proceso contencioso
administrativo previsto en el referido art. 131, dada su naturaleza jurídica -se dijo- no
reemplaza al proceso contencioso-tributario, puesto que el primero es una vía de
control de legalidad, que requiere el agotamiento de las instancias administrativas,
mientras que el segundo es una vía de impugnación directa y controversial del acto
administrativo tributario, y finalmente, porque aquel se tramita como proceso de puro
derecho y en única instancia, mientras que éste como un proceso de hecho,
admitiendo los recursos previstos en el ordenamiento procesal.

Por estos mismos motivos y al ser conexas se declararon también inconstitucionales


las normas del art. 147 del Ctb, además, inconstitucionales por contradicción los arts.
131 tercer párrafo, 139 inc.c), 141, 145, 146 y 147 del indicado Código.

III.2.Es indudable que la ratio decidendi de la SC 0009/2004 resumida en el punto


anterior apunta al restablecimiento del proceso contencioso tributario como medio de
impugnación judicial y alternativo de los actos de la administración tributaria, sin
excluir la impugnación en sede administrativa, lo cual ha sido patentizado con la
declaratoria de inconstitucionalidad, a través de la SC 0018/2004 de 2 de marzo, de la
Disposición Final Primera del CTB que establecía la derogatoria del literal B) del art.
157 de la LOJ que señalaba la competencia de los Juzgados en materia administrativa,
coactiva, fiscal y tributaria para conocer y decidir, en primera instancia, los procesos
contencioso-tributarios originados en los actos de determinación de tributos y en
general de las relaciones jurídicas emergentes de la aplicación de leyes tributarias. En
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 512

suma, la impugnación de los actos administrativos ante la autoridad jurisdiccional por


vía del contencioso tributario prevista en el art. 174 del CTb se encuentra plenamente
vigente.

III.3.El restablecimiento de la garantía constitucional del debido proceso, en su


elemento del derecho al juez natural, independiente, imparcial y competente, así como
de los valores supremos de justicia e igualdad y el derecho a la tutela judicial efectiva
del administrado contribuyente como resultado de lo dispuesto en las SSCC
0009/2004 y 0018/2004 quedaría trunco sin el instrumento que haga efectiva la tutela
de esos derechos y garantías, cual es precisamente el procedimiento contencioso-
tributario como el que se encontraba previsto por el Título VI del CTb, que ha
quedado sin efecto como consecuencia de la abrogatoria dispuesta por la disposición
legal que ahora se impugna de inconstitucional.

Dicha abrogatoria resulta incompatible con la Constitución, puesto que lesiona los
derechos fundamentales del contribuyente al debido proceso en su componente del
juez natural, independiente e imparcial, así como los valores supremos de justicia e
igualdad, suprimiendo además el derecho a la defensa del contribuyente en sede
judicial, puesto que la medida legislativa ha ocasionado una ausencia total de los
mecanismos de carácter procedimental que hagan viable la acción ante la autoridad
jurisdiccional para obtener así una tutela judicial efectiva, lo cual sólo será posible
con la vigencia de un procedimiento tributario que reúna los requisitos mínimos para
garantizar el debido proceso en cada caso.

III.4.Asimismo, la abrogatoria del Código tributario, por la Disposición Final Novena


del CTB, en lo que respecta al procedimiento contencioso tributario previsto en el
Título VI del antiguo Código tributario, es contraria al principio de seguridad jurídica,
que el art. 7 inc. a) de la CPE recoge como derecho fundamental y que conforme ha
entendido este Tribunal en profusa jurisprudencia es "la condición esencial para la
vida y el desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la integran;
representa la garantía de la aplicación objetiva de la Ley, de tal modo que los
individuos saben en cada momento cuáles son sus derechos y obligaciones, sin que el
capricho, la torpeza o la mala voluntad de las autoridades pueda causarles perjuicios",
puesto que el contribuyente que estime que ha sufrido una lesión de sus derechos por
parte de la Administración Tributaria, ante la ausencia de un procedimiento que regule
el contencioso tributario, se verá imposibilitado de acudir a dicha instancia,
precisamente por la falta de los mecanismos que hagan eficaz esa tutela, como ocurre
en el caso que ha motivado el recurso, ya que la falta de normas a las cuales tanto las
partes como el juez sujeten sus actuaciones les impide ejercer sus derechos y cumplir
sus obligaciones inherentes a un debido proceso con reglas procesales preestablecidas.

III.5.No obstante de lo expresado en los fundamentos anteriores y dado que conforme


a lo señalado
513 José Luis Paredes Oblitas

por el art. 59.1ª de la CPE, es atribución del Poder Legislativo dictar leyes, abrogarlas,
derogarlas, modificarlas e interpretarlas, corresponde a este Órgano suplir el vacío
legal dejado como emergencia de la abrogatoria del Código tributario, en cuanto al
procedimiento contencioso tributario se refiere, dictando la ley correspondiente que lo
regule y establezca. Por tal razón, este Tribunal dicta una sentencia exhortativa
determinando la constitucionalidad de la disposición legal impugnada con vigencia
temporal, exhortando al Poder Legislativo para que en el plazo de un año a partir de
su citación dicte la ley extrañada, tomando en cuenta los fundamentos contenidos en
la presente Sentencia; y en caso de no hacerlo dentro de dicho término, la Disposición
Final Novena del CTB quedará expulsada del ordenamiento jurídico del Estado en lo
que respecta a la abrogatoria del procedimiento contencioso tributario establecido en
el Título VI, arts. 214 a 302 del CTb.

TRIBUTOS

PROCEDIMIENTO ESPECIAL TRIBUTARIO DE RESTITUCIÓN


DE LO INDEBIDAMENTE DEVUELTO POR LA
ADMINISTRACION TRIBUTARIA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0082/2004 Sucre, 30 de julio de 2004 El presente


recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad fue promovido dentro del
recurso de amparo constitucional interpuesto por Industrias Oleaginosas S.A.
representada por Nenad Matkovic Vranjikan contra el Gerente Distrital de GRACO
Santa Cruz del Servicio de Impuestos Nacionales, Miguel Sanz Chávez, a instancia de
la empresa representada, demandando la inconstitucionalidad del art. 127 del CTB,
por ser presuntamente contrario a lo dispuesto por los arts. 16 y 228 de la
Constitución Política del Estado (CPE). Corresponde analizar si tales vulneraciones
son evidentes.

III.1De conformidad con lo establecido por el art. 59 de la LTC, el recurso indirecto


de inconstitucionalidad procederá en los procesos judiciales o administrativos cuya
decisión dependa de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una ley, decreto o
cualquier género de resolución no judicial aplicable a aquellos procesos. III.2La
norma impugnada en el presente caso es el art. 127 del CTB, que en cuanto a la
ejecución de garantías, en su contenido expresa lo siguiente: "Si la modalidad de
devolución se hubiera sujetado a la presentación de una garantía por parte del
solicitante, la misma podrá ser ejecutada sin mayor trámite a solo requerimiento de la
Administración Tributaria, en la proporción de lo indebidamente devuelto, cuando
ésta hubiera identificado el incumplimiento de las condiciones que justificaron la
devolución, sin perjuicio de la impugnación que pudiera presentarse".

III.3Por su parte, las previsiones constitucionales acusadas de infringidas son: El art.


16 de la CPE que establece que:
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 514

"I.Se presume la inocencia del encausado mientras no se pruebe su culpabilidad. II.El


derecho de defensa de la persona en juicio es inviolable. III.Desde el momento de su
detención o apresamiento, los detenidos tienen derecho a ser asistidos por un
defensor. IV.Nadie puede ser condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado
previamente en proceso legal; ni la sufrirá si no ha sido impuesta por sentencia
ejecutoriada y por autoridad competente. La condena penal debe fundarse en una ley
anterior al proceso y sólo se aplicarán las leyes posteriores cuando sean más
favorables al encausado".

El art. 228 de la CPE reconoce que: "La Constitución Política del Estado es la ley
suprema del ordenamiento jurídico nacional. Los tribunales, jueces y autoridades la
aplicarán con preferencia a las leyes, y éstas con preferencia a cualesquiera otras
resoluciones".

III.4En este contexto, es preciso determinar si la norma legal impugnada es contraria a


las normas constitucionales aludidas en el párrafo anterior, a cuyo fin corresponde
realizar las siguientes consideraciones:

a)Respecto a las declaraciones juradas

El art. 78 del CTB, establece que las declaraciones juradas son la manifestación de
hechos, actos y datos comunicados a la Administración Tributaria en la forma,
medios, plazos y lugares establecidos por las reglamentaciones que ésta emita, se
presumen fiel reflejo de la verdad y comprometen la responsabilidad de quienes las
suscriben en los términos señalados por ese Código. Podrán rectificarse a
requerimiento de la Administración Tributaria o por iniciativa del sujeto pasivo o
tercero responsable, cuando la rectificación tenga como efecto el aumento del saldo a
favor del Fisco o la disminución del saldo a favor del declarante. También podrán
rectificarse a libre iniciativa del declarante, cuando la rectificación tenga como efecto
el aumento del saldo a favor del sujeto pasivo o la disminución del saldo a favor del
Fisco, previa verificación de la Administración Tributaria. Los límites, formas, plazos
y condiciones de las declaraciones rectificatorias serán establecidos mediante
Reglamento. En todos los casos, la declaración jurada rectificatoria sustituirá a la
original con relación a los datos que se rectifican. Finalmente, no es rectificatoria la
declaración jurada que actualiza cualquier información o dato brindado a la
Administración Tributaria no vinculados a la determinación de la deuda tributaria. En
estos casos, la nueva información o dato brindados serán los que tome como válidos la
Administración Tributaria a partir de su presentación.

b)En cuanto a la determinación de la deuda tributaria

Es preciso señalar que la determinación es el acto por el cual el sujeto pasivo o la


Administración Tributaria declara la existencia y cuantía de una deuda tributaria o su
inexistencia (art. 92 del CTB); en ese entendido, las formas de determinación
515 José Luis Paredes Oblitas

contenidas en el art. 93 del mismo cuerpo legal establecen que la determinación de la


deuda tributaria se realizará: 1. Por el sujeto pasivo o tercero responsable, a través de
declaraciones juradas, en las que se determina la deuda tributaria; 2. Por la
Administración Tributaria, de oficio en ejercicio de las facultades otorgadas por Ley;
3. Mixta, cuando el sujeto pasivo o tercero responsable aporte los datos en mérito a
los cuales la Administración Tributaria fija el importe pagar. La determinación
practicada por la Administración Tributaria podrá ser total o parcial. En ningún caso
podrá repetirse el objeto de la fiscalización ya practicada, salvo cuando el
contribuyente o tercero responsable hubiera ocultado dolosamente información
vinculada a hechos gravados.

c)Respecto a la ejecución tributaria

El art. 107 del CTB, al referirse a su naturaleza, reconoce que la ejecución tributaria,
incluso de los fallos firmes dictados en la vía judicial será exclusivamente
administrativa, debiendo la Administración Tributaria conocer todos sus incidentes,
conforme al procedimiento descrito en la sección correspondiente. La ejecución
tributaria no será acumulable a los procesos judiciales ni a otros procedimientos de
ejecución. Su iniciación o continuación no se suspenderá por la iniciación de aquellos,
salvo en los casos en que el ejecutado esté sometido a un proceso de reestructuración
voluntaria.

En este sentido, el art. 108 del CTB, establece que la ejecución tributaria se realizará
por la Administración Tributaria con la notificación de los siguientes títulos: numeral
9) Resolución administrativa firme que exija la restitución de lo indebidamente
devuelto.

d)En cuanto a la devolución tributaria

El Código Tributario Boliviano en su Capítulo II, referido a los procedimientos


tributarios en general, contempla en su Sección VIII, relativa a los procedimientos
especiales, la Subsección III, que establece las normas referidas a la devolución
tributaria.

En ese marco, se tiene que la devolución es el acto en virtud del cual el Estado por
mandato de la Ley, restituye en forma parcial o total impuestos efectivamente pagados
a determinados sujetos pasivos o terceros responsables que cumplan las condiciones
establecidas en la Ley que dispone la devolución, la cual establecerá su forma,
requisitos y plazos. (art. 125 del CTB).

Así, en cuanto al procedimiento, el art. 126 del CTB, dispone que las normas dictadas
por el Poder Ejecutivo regularán las modalidades de devolución tributaria,
estableciendo cuando sea necesario parámetros, coeficientes, indicadores u otros, cuyo
objetivo será identificar la cuantía de los impuestos a devolver y el procedimiento
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 516

aplicable, así como el tipo de garantías que respalden las devoluciones. La


Administración Tributaria competente deberá revisar y evaluar los documentos
pertinentes que sustentan la solicitud de devolución tributaria. Dicha revisión no es
excluyente de las facultades que asisten a la Administración Tributaria para controlar,
verificar, fiscalizar e investigar el comportamiento tributario del sujeto pasivo o
tercero responsable, según las previsiones y plazos establecidos en el Código
Tributario Boliviano. La Administración Tributaria competente deberá previamente
verificar si el solicitante tiene alguna deuda tributaria, en cuyo caso procederá a la
compensación de oficio. De existir un saldo, la Administración Tributaria se
pronunciará mediante resolución expresa devolviendo el saldo si éste fuera a favor del
beneficiario.

Finalmente, respecto a la ejecución de garantía, se tiene que el art. 127 del CTB -
ahora impugnado ¬establece que: "Si la modalidad de devolución se hubiera sujetado
a la presentación de una garantía por parte del solicitante, la misma podrá ser
ejecutada sin mayor trámite a solo requerimiento de la Administración Tributaria, en
la proporción de lo indebidamente devuelto, cuando ésta hubiera identificado el
incumplimiento de las condiciones que justificaron la devolución, sin perjuicio de la
impugnación que pudiera presentarse".

Previsión legal ésta que tiene estrecha relación con el art. 128 del CTB, referido a la
restitución de lo indebidamente devuelto, que reconoce expresamente que cuando la
Administración Tributaria hubiera comprobado que la devolución autorizada fue
indebida o se originó en documentos falsos o que reflejen hechos inexistentes, emitirá
una resolución administrativa consignando el monto indebidamente devuelto
expresado en Unidades de Fomento de Vivienda, cuyo cálculo se realizará desde el
día en que se produjo la devolución indebida, para que en el término de veinte días,
computables a partir de su notificación, el sujeto pasivo o tercero responsable pague o
interponga los recursos establecidos en el Código Tributario Boliviano, sin perjuicio
que la Administración Tributaria ejercite las actuaciones necesarias para el
procesamiento por el ilícito correspondiente.

e)Respecto a la devolución impositiva a las exportaciones

Con la finalidad de evitar la exportación de componentes impositivos y en


consideración a que la Ley 1340 (anterior Código tributario) no establecía un trámite
especial para la devolución impositiva por concepto de exportaciones, se promulgó la
Ley 1489 de 16 de abril de 1993 (Desarrollo y Tratamiento Impositivo de las
Exportaciones), modificada por la Ley 1963 de 23 de marzo de 1999 y, reglamentada
por el DS 25465 de 23 de julio de 1999, disposiciones legales que regulan de modo
específico la devolución de impuestos a las exportaciones en cumplimiento al
principio de neutralidad impositiva establecido en la Ley 843 Texto Ordenado.
517 José Luis Paredes Oblitas

Las normas del DS 25465 se aplican a la devolución del impuesto al valor agregado
(IVA), impuesto a los consumos específicos (ICE) y el gravamen arancelario
consolidado (GAC). La solicitud de devolución de impuestos internos y del GAC, se
presentan al sistema de Ventanilla Única de Exportación o a las oficinas ahora del
Servicio de Impuestos Nacionales, una solicitud de devolución impositiva en
formulario que tiene carácter de declaración jurada. La emisión y entrega del
Certificado de Devolución de Impuestos (CEDEIM) se la realiza de las siguientes
maneras y plazos: b) Veinte días calendario cuando el exportador comprometa, en su
solicitud de devolución impositiva (SDI), la entrega de una boleta de garantía bancaria
por el monto total de devolución correspondiente al IVA y al ICE. En este caso, el
exportador a tiempo de recoger el CEDEIM deberá entregar la correspondiente boleta
de garantía bancaria, por el cien por cien del monto de devolución, con validez de
ciento veinte días calendario a partir de la fecha de entrega del CEDEIM.

III.5En cuanto a que el art. 127 del CTB, vulneraría el art. 16 de la CPE

Cabe señalar que con el objeto de resguardar los principios fundamentales de la


legalidad y la seguridad jurídica, así como la libertad de las personas, el Constituyente
ha consagrado, en el art. 16 de la Constitución, el debido proceso; de otro lado, los
instrumentos internacionales de protección de los derechos humanos a los que se ha
adherido y ratificado el Estado boliviano, han consagrado como un derecho humano el
debido proceso, así la Declaración Universal de Derechos Humanos en su art. 10, el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su art. 14, la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en su art. 8.

Este Tribunal Constitucional, a través de su jurisprudencia, ha desarrollado la


naturaleza y finalidad del debido proceso. Así en el AC 289/1999-R, de 29 de octubre,
ha definido que "(...) la garantía constitucional del debido proceso, exige que los
litigantes tengan el beneficio de un juicio imparcial ante los tribunales y que sus
derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables
a todos aquellos que se hallen en una situación similar, es decir, implica el derecho de
toda persona a un proceso justo y equitativo, lo que importa a su vez el derecho a la
defensa, el emplazamiento personal, el derecho de ser asistido por un intérprete, el
derecho a un juez imparcial(...)"; de otro lado, ha señalado que el debido proceso "(...)
comprende el conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias
procesales, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier
tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos" (SC 1091/2004-R,
de 14 de julio).

En el caso de examen, se reconoce al art. 127 del CTB como una norma legal de
naturaleza potestativa o discrecional, no imperativa o mandatoria, dado que la
ejecución de la garantía se da ante determinadas condiciones establecidas en la propia
norma, tales como:
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 518

a)Si la modalidad de devolución se hubiera sujetado a la presentación de una garantía


por parte del solicitante. b) La garantía por parte del solicitante, podrá ser ejecutada
sin mayor trámite a solo requerimiento de la Administración Tributaria, en la
proporción de lo indebidamente devuelto. c) Cuando la Administración Tributaria
hubiera identificado el incumplimiento de las condiciones que justificaron la
devolución y; d)Sin perjuicio de la impugnación que pudiera presentarse.

De lo que se colige, que el Código Tributario Boliviano no se está refiriendo a un


proceso normal de determinación de oficio, sino a un proceso especial de devolución
indebida de valores, por consiguiente, no se pueden aplicar los mismo plazos que se
otorgan en los procesos de determinaciones normales o comunes, dado que al tener un
tratamiento distinto, se pretende la restitución de lo indebidamente devuelto, que
reconoce expresamente que cuando la Administración Tributaria hubiera comprobado
que la devolución autorizada fue indebida o se originó en documentos falsos o que
reflejen hechos inexistentes, emitirá una resolución administrativa consignando el
monto indebidamente devuelto, cuyo cálculo se realizará desde el día en que se
produjo la devolución indebida, para que en el término de veinte días, computables a
partir de su notificación, el sujeto pasivo o tercero responsable pague o interponga los
recursos establecidos en el Código Tributario Boliviano, sin perjuicio que la
Administración Tributaria ejercite las actuaciones necesarias para el procesamiento
por el ilícito correspondiente, así lo ha reconocido el art. 128 del CTB.

En este orden, es preciso además, dejar establecido que la finalidad precautoria


contenida en la última parte de la norma impugnada -art. 127 CTB- al establecer
expresamente: "(…) sin perjuicio de la impugnación que pudiera presentarse (...)"
resguarda los intereses y derechos del sujeto pasivo, pues tomando en cuenta que la
boleta de garantía tiene una vigencia temporal definida, el legislador consideró
importante otorgar la potestad a la Administración Tributaria para que pueda ejecutar
la boleta bancaria antes de su vencimiento, en la vía precautoria, lo que no le impide
al sujeto pasivo impugnar la decisión de la ejecución, si considera que existe error o
lesión a sus derechos, impugnación que se entiende se realizará de conformidad a las
normas previstas en el citado art. 128 del CTB. Por su parte, el art. 137 del mismo
cuerpo legal, claramente dispone que el recurrente cuenta con las vías de impugnación
abiertas a través del proceso contencioso tributario o el recurso de alzada ante la
Superintendencia Tributaria, para hacer uso de su derecho de defensa que le otorga el
Código Tributario Boliviano e impugnar las observaciones realizadas por el Servicio
de Impuestos Nacionales; por lo que no se evidencia vulneración alguna de la norma
impugnada respecto del art. 16 de la CPE.

III.6En cuanto a que el art. 127 del CTB, vulneraría el art. 228 de la CPE

Es preciso señalar que, el art. 228 de la CPE resguarda los principios de supremacía
constitucional y jerarquía normativa, habiendo sido desarrollado su alcance y
contenido por este Tribunal, en la SC 13/2003, de 14 de febrero, en la que dispone que
519 José Luis Paredes Oblitas

"uno de los principios fundamentales inherentes al Estado Democrático de Derecho es


el principio de la jerarquía, el cual consiste en que la estructura jurídica de un Estado
se basa en criterios de niveles jerárquicos que se establecen en función de sus órganos
emisores, su importancia y el sentido funcional; de manera que una norma situada en
un rango inferior no puede oponerse a otra de superior rango (...)".

En este sentido, en cuanto al art. 228 de la CPE que como se ha señalado reconoce el
principio de la primacía de la Constitución, el art. 127 del CTB, cuya
inconstitucionalidad se demanda a través del presente recurso, no contradice ni altera
el principio de jerarquía normativa previsto por el citado art. 228 de la CPE, dado que
el precepto impugnado no vacía de contenido la garantía del art. 16.II del CPE, sino
que procura el derecho a la defensa dentro del marco de la Constitución.

En consecuencia, no se evidencia que la previsión legal impugnada infrinja los


preceptos constitucionales consagrados en los arts. 16 y 228 de la CPE, por las
razones anteriormente expuestas.

TRIBUTOS

MOMENTO EN QUE EMPIEZA A CORRER EL TERMINO DE LA


PRESCRIPCIÓPN EN LA OBLIGACIÓN DE ADEUDOS
TRIBUTARIOS. LA LEY QUE SE APLICA ES LA VIGENTE EN
AQUEL MOMENTO DEL INICIO DEL TERMINO DE LA
PRESCRIPCIÓN.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL1362/2004-R Sucre, 17 de agosto de 2004 El


recurrente alega que los Vocales recurridos, en una mala interpretación de las normas
legales y tomando la correspondencia como causal de interrupción de la prescripción
en materia tributaria aduanera, han revocado la Resolución de la Jueza Cautelar que
declaró probada la excepción de prescripción opuesta por su parte, lo que lesiona el
derecho de su representada a la seguridad jurídica, el principio de legalidad y la
garantía del debido proceso. Consecuentemente, en revisión, se debe analizar en
primer término si se cumplió con el trámite legal del amparo constitucional, y, siendo
así, verificar si en la especie es pertinente otorgar la tutela pretendida.

III.1El problema que se presenta requiere en primer término la determinación de la


normativa aplicable al caso de autos en relación al término de la prescripción de la
obligación tributaria aduanera y normas conexas.

A ese efecto se debe partir de la premisa que la prescripción consiste en la


consolidación de una situación jurídica por efecto del transcurso del tiempo; ya sea
convirtiendo un hecho en derecho, como la posesión en propiedad; ya perpetuando
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 520

una renuncia, abandono, desidia, inactividad o impotencia. En el ámbito del Derecho


Civil la prescripción constituye un modo de adquirir un derecho o de liberarse de una
obligación por el transcurso del tiempo Es por lo tanto, un medio de adquirir derechos
o de perder otros adquiridos, obrando el tiempo, en realidad, como el productor
esencial de estas situaciones jurídicas.

El fundamento de la prescripción es, por regla general, el deseo del legislador de


imponer la paz social, la cual se vería amenazada por la actividad, largo tiempo
diferida, de un acreedor o de un propietario. Este fundamento es admitido en la casi
totalidad de las legislaciones, variando únicamente el plazo necesario para la
prescripción y las causas o motivos de su interrupción o suspensión (SC 00172004-R).

En síntesis, se puede decir que la prescripción es una figura jurídica a través de la cual
se adquieren derechos -prescripción adquisitiva- o se liberan obligaciones -
prescripción liberatoria- por el transcurso del tiempo determinado específicamente en
la norma que se trate. Consiguientemente, la disposición que señala el término de
prescripción liberatoria en concreto, para aplicarse a cualquier materia o ámbito, es la
que se encuentra vigente al momento de nacer el derecho de reclamar el cumplimiento
de la obligación correspondiente, pues es a partir de ese momento que comienza a
computarse el citado plazo. Es decir que la norma aplicable es aquella vigente a
tiempo de surgir el derecho a exigir que una obligación sea honrada, por cuanto la
fijación de un término de prescripción no constituye una norma procedimental para
que se aplique la vigente al momento de iniciar el proceso respectivo.

En autos, la fiscalización iniciada por la Aduana Nacional, Regional Yacuiba y que ha


dado lugar al inicio de la investigación, se asienta sobre las importaciones de diesel oil
efectuadas por "Pisco"

S.R.L. del 8 al 29 de agosto de 1997, fecha en la que estaba plenamente vigente la Ley
1340 de 28 de mayo de 1992 (Código Tributario), siendo entonces sus normas sobre
prescripción las válidas para el asunto analizado. Cabe aclarar que diferente es la
aplicación de las normas procesales, toda vez que este Tribunal en sus SSCC 75/2003-
R, 1430/2002-R, 1065/2002-R, 513/2003-R, entre otras, ha dejado establecido que en
cuanto a las disposiciones aplicables en la etapa investigativa y del juicio oral, dentro
de procesos aduaneros, son las contenidas en el Código de Procedimiento Penal
vigente, que se aplica a todas las causas penales a partir del 31 de mayo de 2001 y
según la interpretación de la Disposición Final Sexta (Derogatorias y Abrogatorias)
del mismo Código se derogó las normas procesales penales previstas en las leyes
especiales (como son las normas adjetivas de la LGA), así como toda otra disposición
legal que le sea contraria (Código Tributario de 1992, por ejemplo).

III.2El art. 52 del CTb, aplicable al caso, establece que la acción de la Administración
Tributaria para determinar la obligación impositiva, aplicar multas, hacer
verificaciones, rectificaciones o ajustes y exigir el pago de tributos, multas, intereses y
521 José Luis Paredes Oblitas

recargos, prescribe a los cinco años. El término referido se extenderá a siete años
cuando el contribuyente o responsable no cumplan con la obligación de inscribirse en
los registros pertinentes, de declarar el hecho generados o de presentar las
declaraciones tributarias y, en los casos de determinación de oficio, cuando la
Administración no tuvo conocimiento del hecho (que no es el caso).

El cómputo del plazo de prescripción comienza a correr desde el 1 de enero del año
calendario siguiente a aquel en el que se produjo el hecho generador. Para los tributos
cuya determinación o liquidación es periódica, se entenderá que el hecho generado se
produce al finalizar el período de pago respectivo.

Conforme al art. 54 CTb, el curso de la prescripción se interrumpe:

1)Por la determinación del tributo, sea ésta efectuada por la Administración Tributaria
o por el contribuyente, tomándose como fecha la de la notificación o de la
presentación de la liquidación respectiva;

2)Por el reconocimiento expreso de la obligación por parte del deudor;

3)Por el pedido de prórroga u otras facilidades de pago.

III.3.En el caso analizado, si bien por nota 3075/2001 de 25 de abril de 2001, la


Gerente Nacional de Fiscalización de la Aduana Nacional solicitó al Gerente General
de "Pisco" S.R.L. remita un detalle de todas las internaciones realizadas por esa
empresa en el periodo comprendido entre "1996-marzo/2001", con la "finalidad de
acelerar la emisión de resultados" de la fiscalización de importaciones de diesel, no es
menos evidente que esa carta no determina el tributo adeudado por la empresa
señalada, y la respuesta dada por "Pisco" S.R.L. a través de la nota 203/2001, de 15 de
mayo, no contiene de ningún modo el reconocimiento -ni expreso ni tácito- de la
deuda tributaria, menos un pedido de prórroga o facilidades de pago.

No puede reputarse una solicitud efectuada por la Aduana para que un contribuyente
le remita la documentación que requiera, como una determinación del tributo, por
cuanto ésta debe necesariamente contener una suma líquida y exigible por periodos
claramente identificados, lo que no ocurre en la carta de 25 de abril de 2001 de la
Aduana Nacional que constituye sólo un pedido para que la entidad hoy recurrente le
envíe la documentación allí señalada.

Pues bien, la determinación del tributo debe estar contenida en una declaración de la
Administración Tributaria que indique clara y categóricamente la existencia de
obligaciones impagas y la suma líquida y exigible por ellas, lo que ha acontecido en la
especie en la Nota de Cargo YACTF 011/2002 de 13 de diciembre de 2002, notificada
a la empresa recurrente el 21 del mismo mes y año, constituyendo éste el momento de
interrupción de la prescripción, conforme lo establece el art. 54-1) del CTb.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 522

En efecto, tomando en cuenta que el cómputo de la prescripción comienza a correr


desde el primero de enero del año calendario siguiente a aquel en que se produjo el
hecho generador, la notificación realizada el 21 de diciembre de 2002 a la empresa
"Pisco" S.R.L. por tributos omitidos entre el 5 y 29 de agosto de 1997, conlleva una
interrupción del término de la prescripción, pues al momento de notificar a la entidad
hoy demandante con la Nota de Cargo antedicha, se encontraba corriendo aún ese
plazo, toda vez que -se reitera- el cómputo de los cinco años comienza desde el primer
día del año siguiente, o sea que desde el 1 de enero de 1998 al 21 de diciembre de
2002 aún no transcurrieron los cinco años que hacen que la Administración Tributaria
pierda el derecho de cobrar o iniciar acciones por tributos devengados.

Por ende, no se evidencia acto ilegal que lesione los derechos de la entidad recurrente,
resultando improcedente el amparo.

TRIBUTOS

LA PRESCRIPCION DE LA ACCIÓN TRIBUTARIA Y LA


PRESCRIPCION DE LA SANCIÓN TRIBUTARIA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0028/2005 Sucre, 28 de abril de 2005 El presente


recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad es promovido contra el párrafo
tercero de la Disposición Transitoria Primera del DS 27310, de 9 de enero de 2004,
por ser presuntamente contrario a lo previsto en los arts. 7 inc. a), 59.1ª, 96.1ª y 228
de la CPE. Corresponde analizar si el caso formulado se adecua a la naturaleza y a los
alcances del recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad contemplado en la
Ley del Tribunal Constitucional, y, de ser así, si la vulneración acusada es evidente.

III.1.El art. 59 de la LTC, establece que el recurso indirecto o incidental de


inconstitucionalidad "procederá en los procesos judiciales o administrativos cuya
decisión dependa de la constitucionalidad

o inconstitucionalidad de una ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial


aplicable a aquellos procesos...".

Este Tribunal Constitucional, mediante su AC 219/2003-CA, de 9 de mayo, ha


establecido que: "el recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad, como vía
de control concreto de constitucionalidad del ordenamiento jurídico, es una acción
jurisdiccional extraordinaria a través de la cual el órgano judicial o la autoridad
administrativa de oficio o a instancia de parte, cuando considere que en un
determinado proceso de su conocimiento, una disposición legal aplicable al caso y de
523 José Luis Paredes Oblitas

cuya validez dependa el fallo, pueda ser contraria a las normas de la Constitución
Política del Estado, planteará este recurso ante el Tribunal Constitucional. Es
indirecto, porque las personas naturales o jurídicas dentro de un proceso judicial o
administrativo en el cual se pretende aplicar una norma de cuya constitucionalidad se
tenga duda razonable, solicitan al juez, tribunal o autoridad administrativa promueva
el recurso, por cuanto esta autoridad es la única facultada para plantear el recurso
indirecto

o incidental de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, es decir, no puede


ser interpuesto en forma directa por la persona que considera que va a ser afectada por
la disposición impugnada. Y es incidental, porque la acción es promovida como una
cuestión accesoria al proceso judicial o administrativo dentro del cual, de oficio o a
instancia de cualquiera de las partes que intervienen en el mismo, se promueve el
recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad, sin perjudicar la tramitación de
dicho proceso" (SC 0007/2005, de 17 de enero).

En la disposición transcrita, se encuentran los aspectos que de manera ineludible


deben ser considerados para formular el incidente de inconstitucionalidad. El primero
se refiere a que debe existir un proceso administrativo o judicial instaurado dentro del
que se pueda promover la acción. El segundo aspecto es que la ley, decreto o
resolución de cuya constitucionalidad se duda, tenga que ser aplicada a la decisión
final del proceso; pues al tratarse, precisamente, de un recurso que se plantea dentro
de un proceso concreto, lo que se busca es que en la resolución del mismo no se
aplique una norma inconstitucional, por lo que, si es planteado contra una norma que
no será aplicada al fallo del asunto, deberá ser rechazado de plano por el juez o
tribunal respectivo.

En la especie, es innegable la aplicación de la norma impugnada en la Resolución que


se emita dentro del procedimiento de verificación iniciado, por cuanto de la
constitucionalidad o inconstitucionalidad del precepto objetado depende la
continuidad o no de dicho procedimiento, lo que motiva el estudio del fondo del caso.

III.2.Es necesario establecer el marco jurídico en el que se encuentran las normas


sobre prescripción en materia tributaria, para efectuar el estudio correspondiente al
caso:

La Ley 1340, de 28 de mayo de 1992 (Código Tributario anterior, ahora abrogado),


establecía en su art. 52:

"Artículo 52.- La acción de la Administración Tributaria para determinar la obligación


impositiva, aplicar multas, hacer verificaciones, rectificaciones o ajustes y exigir el
pago de tributos, multas, intereses y recargos, prescribe a los cinco años".

El término precedente se extenderá:


Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 524

A siete años cuando el contribuyente o responsable no cumplan con la obligación de


inscribirse en los registros pertinentes, de declarar el hecho generador o de presentar
las declaraciones tributarias y, en los casos de determinación de oficio cuando la
Administración no tuvo conocimiento del hecho.

A los efectos de la extensión del término se tendrá en cuenta si los actos del
contribuyente son intencionales o culposos, conforme a lo dispuesto por los artículos
98º,101º y 115º".

El art. 53 decía, respecto del cómputo del término de la prescripción: "El término se
contará desde el 1º de enero del año calendario siguiente a aquel en se produjo el
hecho generador. Para los tributos cuya determinación o liquidación es periódica, se
entenderá que el hecho generador se produce al finalizar el período de pago
respectivo".

En cambio, la Ley 2492, Código Tributario Boliviano, de 2 de agosto de 2003, en el


art. 59, contenido en la Subsección V, referida a la Prescripción como forma de
extinción de la obligación tributaria, dentro de la Sección VII del Capítulo III
(Relación Jurídica Tributaria), del Título Primero (Normas Sustantivas y Materiales),
dispone:

"ARTICULO 59° (Prescripción).

I. Prescribirán a los cuatro (4) años las acciones de la Administración Tributaria para:

1. Controlar, investigar, verificar, comprobar y fiscalizar tributos.

2. Determinar la deuda tributaria.

3. Imponer sanciones administrativas.

4. Ejercer su facultad de ejecución tributaria.

II. El término precedente se ampliará a siete (7) años cuando el sujeto pasivo o tercero
responsable no cumpliera con la obligación de inscribirse en los registros pertinentes
o se inscribiera en un régimen tributario que no le corresponda.

III. El término para ejecutar las sanciones por contravenciones tributarias prescribe a
los dos (2) años".

El art. 60 del CTB, señala:

"ARTICULO 60° (Cómputo).


525 José Luis Paredes Oblitas

I. Excepto en el numeral 4 del parágrafo I del artículo anterior, el término de la


prescripción se computará desde el 1 de enero del año calendario siguiente a aquel en
que se produjo el vencimiento del período de pago respectivo.

II. En el supuesto 4 del parágrafo I del Artículo anterior, el término se computará


desde la notificación con los títulos de ejecución tributaria.

III. En el supuesto del parágrafo III del Artículo anterior, el término se computará
desde el momento que adquiera la calidad de título de ejecución tributaria".

Por su parte, el DS 27310, de 9 de enero de 2004, que Reglamenta al Código


Tributario Boliviano, en su Disposición Transitoria Primera -cuyo párrafo tercero es
impugnado en este recurso- establece:

"A efecto de la aplicación del criterio de validez temporal de la Ley tributaria,


establecido por la Disposición Transitoria Primera de la Ley Nº 2492, el concepto de
procedimiento administrativo en trámite se aplicará a todos los actos que pongan fin a
una actuación administrativa y por tanto puedan ser impugnados utilizando los
recursos administrativos admitidos por Ley. En consecuencia, los procedimientos
administrativos abajo señalados que estuvieran en trámite a la fecha de publicación de
la Ley 2492, deberán ser resueltos conforme a las normas y procedimientos vigentes
antes de dicha fecha:

a)Fiscalización y determinación de la obligación tributaria; b)Procedimiento


sancionatorio (sumario infraccional); c)Control y cobro de autodeterminación;
d)Impugnación, y; e)Cobranza coactiva.

La impugnación de los procedimientos administrativos que estuvieran en trámite antes


de la vigencia de la Ley Nº 2492 resueltos con posterioridad a dicha fecha, será
realizada utilizando los recursos administrativos señalados en el Título III de dicha
Ley.

Las obligaciones tributarias cuyos hechos generadores hubieran acaecido antes de la


vigencia de la Ley Nº 2492 se sujetarán a las disposiciones sobre prescripción
contempladas en la Ley Nº 1340 de 28 de mayo de 1992 y la Ley Nº 1990 de 28 de
julio de 1999" (las negrillas son nuestras).

Recuérdese que el párrafo segundo de la citada Disposición ha sido declarado


inconstitucional por SC 0029/2004, de 31 de marzo.

III.3.El impetrante estima que el tercer párrafo de la Disposición Transitoria Primera


del DS 27310, vulnera lo dispuesto por los arts. 7 inc. a), 59.1ª, 96.1ª y 228 de la CPE,
porque establece que las obligaciones tributarias que hayan emergido de hechos
generadores acaecidos antes de la vigencia del nuevo Código Tributario Boliviano, se
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 526

sujeten a los términos de prescripción establecidos en el antiguo Código, contrariando


lo señalado por los arts. 59 y 150 del CTB.

Con el fin de comprender a cabalidad el instituto de la prescripción que interesa al


presente asunto, es imperioso distinguir la potestad de determinar la obligación
tributaria, controlar, verificar, comprobar y fiscalizar los tributos, que se circunscribe
dentro del ámbito puramente tributario, de la potestad de iniciar acciones para
imponer sanciones cuando el sujeto pasivo o contribuyente no ha cumplido lo
dispuesto por las normas legales, lo que ingresa dentro del ámbito tributario punitivo;
distinción imprescindible porque los tributos no participan de la naturaleza de las
contravenciones, sino que, las normas tributarias punitivas comienzan a tener
aplicación cuando las normas tributarias propiamente dichas no han sido respetadas.

La ubicación sistemática de los preceptos reguladores de la prescripción permite


obtener dos datos: en primer lugar, el instituto se refiere en esencia a la deuda
tributaria y, por ende, al crédito del que es titular la Administración Tributaria. De
otro lado, la prescripción queda configurada como un modo anormal de extinción del
crédito tributario, toda vez que la verdadera finalidad de la relación obligacional suele
ser la de su desaparición con su cumplimiento, es decir, su extinción por la realización
del interés que opera como fundamento de la misma, lo que sobreviene -en las
obligaciones de dar- tras el desplazamiento patrimonial que constituye su causa. La
prescripción es, entonces, una causa anormal o subsidiaria de extinción de la deuda
tributaria que frustra la satisfacción del interés general que se encuentra en ella y que
no puede operar por consiguiente, cuando dicha extinción ha tenido lugar por las vías
normales de cumplimiento de la prestación tributaria -pago- o, en general, realización
de la facultad o derecho sometido a prescripción.

Entonces, el régimen de prescripción de la obligación tributaria no puede gozar de


idénticas características y alcances al régimen de prescripción de las normas
sancionadoras en esta materia, por ello ha de tenerse en cuenta que la imposición de
sanciones no se inscribe, en sentido estricto, en el marco de la relación obligacional,
puesto que obligación y sanción tributarias parten de presupuestos diferentes:
realización del hecho imponible y contravención al ordenamiento jurídico tributario,
respectivamente.

Por ello precisamente, en el anterior Código Tributario, la prescripción de la


obligación tributaria se encuentra contemplada en la Sección Quinta (Prescripción),
del Capítulo V (De la Extinción), del Título II (De la Relación Jurídico-Impositiva);
en cambio, la posibilidad de retroactividad de las normas tributarias punitivas se halla
en el Título III (De las Infracciones y Sanciones), Capítulo I (De la parte General),
Sección Primera (Disposiciones Generales), cuando el art. 66 del Código abrogado
señalaba: "Las normas tributarias punitivas sólo regirán para el futuro. No obstante,
tendrán efecto retroactivo las que supriman infracciones, establezcan sanciones más
benignas o términos de prescripción más breves".
527 José Luis Paredes Oblitas

Lo propio ocurre en el Código Tributario Boliviano actual, que dedica el art. 59,
ubicado en el Capítulo III (Relación Jurídica Tributaria), del Título Primero (Normas
Sustantivas y Materiales) de ese cuerpo de normas- a consagrar el instituto
prescriptivo tributario, en el que no existe salvedad alguna sobre la irretroactividad de
las disposiciones legales tributarias, no pudiendo aplicarse -como pretende el
recurrente, lo señalado por el art. 150 del mismo Código, que se encuentra en el Título
IV, referido a los ilícitos tributarios, Capítulo I, sobre las disposiciones generales, y
que dice: "Las normas tributarias no tendrán carácter retroactivo, salvo aquellas que
supriman ilícitos tributarios, establezcan sanciones más benignas o términos de
prescripción más breves o de cualquier manera beneficien al sujeto pasivo o tercero
responsable", por cuanto esta disposición que debe ser entendida a cabalidad dentro
del marco de retroactividad que reconoce el art. 33 de la Constitución que claramente
prohíbe la retroactividad de las normas, excepto en materia social, cuando la misma lo
determine en forma expresa, y en materia penal, cuando beneficie al delincuente; es
decir que la retroactividad sólo se opera cuando una persona es sindicada de la
comisión de un delito, en el caso que nos ocupa, de un ilícito tributario, lo que no
ocurre en el procedimiento de verificación tributaria, en el que la Administración está
ejercitando la competencia que la Ley le confiere para comprobar la veracidad de la
autodeterminación de la obligación impositiva, no está atribuyendo al contribuyente
conducta ilícita alguna, más aún, el contribuyente tiene la facultad de presentar sus
descargos y demostrar la corrección de tal autodeterminación y del pago realizado.

Por ende, la norma contenida en el párrafo tercero de la Disposición Transitoria


Primera del DS 27310, no contraviene lo dispuesto en el art. 59 del CTB, ni vulnera la
prelación normativa que establece el art. 228 de la CPE. Tampoco es contrario a lo
señalado por los arts. 59.1ª y 96.1ª de la Ley Fundamental, porque el Poder Ejecutivo,
al emitir la norma impugnada, no ha definido derechos, no ha alterado los definidos
por ley ni ha contrariado sus disposiciones, a más que no ha desconocido la potestad
privativa del Poder Legislativo de dictar leyes, abrogarlas, derogarlas, modificarlas e
interpretarlas.

No es evidente tampoco el desconocimiento del derecho a la seguridad jurídica


reconocido en el art. 7 inc. a) de la CPE, y entendido como: "la condición esencial
para la vida y desenvolvimiento de las naciones y de los individuos que la integran,
representa la garantía de la aplicación objetiva de la ley, de tal modo que los
individuos saben a cada momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones, sin que
el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los gobernantes puedan causarle
perjuicio", siendo deber del Estado proveer seguridad jurídica a los ciudadanos
asegurando a todos, el disfrute del ejercicio de los derechos públicos y privados
fundamentales que reconocen la Constitución y las Leyes (AC 287/1999-R, SSCC
194/2000-R, 567/2001-R y muchas otras), puesto que lejos de ignorar el mandato de
la Constitución, la disposición objetada por el impetrante, se adecua al precepto del
art. 33 de la Ley Fundamental, como se tiene dicho.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 528

TRIBUTOS

LA GESTIÓN TRIBUTARIA EN BOLIVIA, EL PROCEDIMIENTO


TRIBUTARIO Y LOS RECUROS DE REVOCATORIA Y
JERAQUICO.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1466/2005-R

Sucre, 18 de noviembre de 2005 La recurrente solicita tutela de los derechos a la


seguridad jurídica y al debido proceso en su elemento del derecho a la defensa,
consagrados en los arts. 7 inc. a) y 16.II y IV de la CPE, que considera fueron
vulnerados por el recurrido, pues rechazó el recurso jerárquico presentado contra la
Resolución de recurso de alzada STR/CHQ/RA 0004/2005 emitida para revocar la
Resolución Sancionatoria 78/2004, la cual emitió en su condición de Gerente Distrital
de Chuquisaca del SIN; con el argumento de no haberse acompañado el precedente
obligatorio conforme exigen las normas del art. 30 inc. f) del DS 27350. En
consecuencia, en revisión de la resolución del Tribunal de amparo, corresponde
dilucidar, si tales argumentos son evidentes y si constituyen actos ilegales lesivos de
los derechos fundamentales de la recurrente, a fin de otorgar o negar la tutela
solicitada.

III.1.A ese efecto, conviene conocer el contexto en el que se desarrolla la


administración y gestión de la política tributaria del Estado.

III.1.1. La gestión tributaria

Las normas previstas por el art. 146 de la CPE establecen que las rentas se dividen en
nacionales, departamentales y municipales, debiendo ser clasificadas por Ley, e
invertirse independientemente por sus respectivos tesoros; en ese contexto supralegal,
en lo relativo a las rentas nacionales y su administración por el Poder Ejecutivo
conforme la atribución conferida a este Órgano por el art. 96.6ª de la CPE, las normas
previstas por el art. 4 de la Ley de Organización del Poder Ejecutivo (LOPE), en lo
relativo al Ministerio de Hacienda, en el inc. a) establecen que es atribución de dicho
Ministerio ejecutar y controlar, entre otras, la política fiscal nacional tributaria; lo que
implica ejercer y ejecutar la gestión tributaria, que supone los procedimientos
administrativos tendientes a la recaudación, fiscalización y administración de los
tributos.

Para tal efecto, conforme establecen las normas previstas por el art. 3 de la Ley de
Servicio de Impuestos Nacionales, el SIN tiene la función de administrar el sistema de
impuestos, y el art. 132 del CTB establece que la Superintendencia Tributaria tiene
por objeto conocer y resolver los recursos de alzada y jerárquico que se interpongan
contra los actos definitivos de la Administración Tributaria. De lo que se infiere que el
Ministerio de Hacienda ha delegado la gestión tributaria a dos órganos autárquicos de
529 José Luis Paredes Oblitas

derecho público, con autonomía de gestión administrativa, funcional, técnica y


financiera (arts. 2 de la Ley del Servicio de Impuestos Nacionales y 132 del CTB);
así, de un lado; la administración, aplicación, recaudación y fiscalización eficiente y
eficaz de los impuestos internos, la orientación y facilitación del cumplimiento
voluntario, veraz y oportuno de las obligaciones tributarias y la cobranza y sanción de
los que incumplen lo que establece el Código Tributario Boliviano, a cargo del SIN; y
de otro lado, la resolución de las reclamaciones que dichos actos generen, mediante el
conocimiento y dilucidación de los recursos de alzada y jerárquico, a cargo de la
Superintendencia Tributaria.

Se establece que tanto el SIN como la Superintendencia Tributaria ejercen funciones


delegadas por el Ministerio de Hacienda; de un lado, porque es a éste al que le
corresponde la ejecución de la política tributaria nacional; y de otro porque tanto el
art. 2 de la Ley del Servicio de Impuestos Nacionales, como el art. 132 del CTB
establecen que funcionan bajo tuición del Ministerio de Hacienda.

III.1.2. El procedimiento tributario

La SC 0009/2004, de 28 de enero, ha establecido que "(...) el procedimiento tributario


es el conjunto de actos realizados por la administración tributaria, en relación jurídica
con el contribuyente, con la finalidad de determinar la deuda tributaria, conseguir el
pago de la misma y, en su caso determinar los ilícitos tributarios para aplicar las
sanciones previstas en el ordenamiento jurídico tributario (...)"; luego, la misma
Sentencia expuso que también "(...) se ha previsto la vía de revisión del acto
administrativo emitido por la administración tributaria a través del Recurso de Alzada
y el Recurso Jerárquico a sustanciarse ante La Superintendencia Tributaria creada
para el caso (...)".

Lo expuesto por la jurisprudencia glosada, implica que el legislador a tiempo de


configurar los órganos y procedimientos tributarios, ha establecido que la fase
constitutiva del acto administrativo tributario esté a cargo del SIN, como uno de los
órganos de la gestión tributaria; y de otro lado, ha determinado que la fase de
impugnación del acto administrativo tributario esta encargada a la Superintendencia
Tributaria, como el segundo órgano de gestión tributaria.

De lo expresado, se infiere que la gestión de los tributos se efectúa mediante actos


administrativos, los cuales, tal como reconoce la doctrina del acto administrativo,
tienen dos fases, la etapa de gestión o constitución del acto administrativo tributario, y
la segunda de impugnación de dicho acto, a cargo de la Superintendencia Tributaria;
resaltando como conclusión, que el acto administrativo tributario es uno sólo revisable
por la vía de los recursos de impugnación; sin embargo, pese a que el acto
administrativo tributario es uno sólo, correspondiente a la gestión del Órgano
ejecutivo de los tributos y rentas nacionales, al haber sido encargado a órganos
diferentes en sus dos etapas, se reconoce a ambos entes gestores relativa autonomía de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 530

gestión administrativa, funcional, técnica y financiera para el cumplimiento de sus


roles específicos, aunque tendientes al mismo objeto, la gestión de las rentas y
tributos.

Dicha autonomía de gestión tiene su fundamento en la necesidad de que, al cumplir


sus funciones los órganos estatales se encuentran obligados a respetar los derechos y
garantías de las personas que son el origen no sólo de las funciones que ejercen, sino
del Estado mismo; por tanto, la garantía de un procedimiento tributario legal, llevado
a cabo conforme los principios de legalidad y seguridad jurídica, es siempre un
principio rector de todo acto administrativo y tributario; por ello la etapa de
impugnación del acto tributario, aún teniendo el mismo objeto que la etapa
constitutiva del acto, tiene también como objetivos resguardar los derechos del
administrado.

III.1.3. Los recursos de alzada y jerárquico

a)El recurso de alzada

Las normas previstas por el art. 131 del CTB disponen que contra los actos de la
Administración Tributaria de alcance particular podrá interponerse recurso de alzada
en los casos expresamente previstos por dicha Ley, así el art. 143 determina que
procede contra los siguientes actos definitivos:

1.Las resoluciones determinativas. 2.Las resoluciones sancionatorias. 3.Las


resoluciones que denieguen solicitudes de exención, compensación, repetición o
devolución de impuestos. 4.Las resoluciones que exijan restitución de lo
indebidamente devuelto en los casos de devoluciones impositivas. 5.Los actos que
declaren la responsabilidad de terceras personas en el pago de obligaciones tributarias
en defecto o en lugar del sujeto pasivo. Luego el art. 4 de la Ley 3092, de 7 de julio de
2005, estableció que el recurso de alzada será admisible también contra: 1.Acto
administrativo que rechaza la solicitud de presentación de Declaraciones Juradas
Rectificatorias. 2.Acto administrativo que rechaza la solicitud de planes de facilidades
de pago. 3.Acto administrativo que rechaza la extinción de la obligación tributaria por
prescripción, pago o condonación. 4.Todo otro acto administrativo definitivo de
carácter particular emitido por la Administración Tributaria. Normativa de la que se
extrae como primera conclusión que el recurso de alzada sólo puede ser planteado por
la persona particular que considere que sus derechos e intereses legítimos han sido
desconocidos o se encuentren amenazados por el acto tributario con el alcance
descrito; y como segunda conclusión, que la Administración Tributaria no podrá hacer
uso del recurso de alzada, pues por un lado, los intereses del Estado, referidos a la
gestión del tributo, no pueden ser afectados por los actos impugnables por medio del
recurso de alzada; y por otro lado, es la Administración Tributaria la que emite los
actos susceptibles de ser cuestionados por vía del primer recurso de impugnación del
acto administrativo, resultando ilógico que emita uno que luego quiera impugnarlo.
531 José Luis Paredes Oblitas

b) El recurso jerárquico

En cuanto al recurso jerárquico, es preciso expresar que dada la configuración de la


gestión tributaria, se debería concordar ambos recursos de impugnación del acto
administrativo, tanto el de alzada, como el jerárquico, como instrumentos de
cuestionamiento del acto administrativo tributario a favor del administrado, pues
mediante ellos se constituye una obligación a ser cumplida por el contribuyente, ó sea
para impugnar la decisión de la administración tributaria; empero, la particular
nomenclatura del art. 144 del CTB puede dar lugar a la interpretación de que también
podrá hacer uso de él la propia Administración Tributaria, al disponer "quien
considere que la resolución que resuelve el recurso de alzada lesione sus derechos,
podrá interponer de manera fundamentada, recurso jerárquico ..."; pues así expuesto
da a entender que existen partes en el recurso de alzada y que cualquiera de ellas que
se considere agredida en sus derechos o intereses legítimos puede accionar la vía
jerárquica.

Tal interpretación dio lugar a que el DS 27350 contenga normas que posibiliten que
sea la propia administración tributaria la que pueda accionar el recurso jerárquico, así
las normas del art. 30 del citado Decreto, al estipular el procedimiento al que se
sujetará el recurso jerárquico, disponen que la Administración Tributaria podrá hacer
uso del recurso jerárquico para impugnar resoluciones que pongan fin al recurso de
alzada, con la limitación de que la administración sólo accederá al recurso cuando la
resolución de alzada sea contraria a otros precedentes dictados por la
Superintendencia General o las Regionales, e incluso Autos Supremos; precedente
contradictorio que deberá ser invocado a tiempo de interponer el recurso.

La exigencia del precedente contradictorio es una limitación a la facultad de accionar


el recurso jerárquico, emergente de la naturaleza de la gestión tributaria, ya que siendo
encargada al Órgano Ejecutivo del Estado, que la ejerce por el Ministerio de
Hacienda, el que a su vez ha delegado dicha gestión a dos órganos, resulta obvio que
existe un interés común perseguido, que es el interés del Estado, por tanto sólo será
posible para la Administración Tributaria accionar el recurso jerárquico, cuando el
interés del Estado se vea comprometido, para lo cual tienen que existir actos previos
que en ocasión de similares supuestos de hecho y de derecho, demuestren que el
Estado tiene intereses emergentes de la aplicación del derecho al caso particular, por
lo que evidentemente, mediante una actuación o resolución distinta se los afectaría. Es
decir que el precedente contradictorio en materia administrativa, supone que dada la
forma en que se actuó en un caso anterior, dando lugar al surgimiento de ciertos
intereses del Estado; actuando esta vez de diferente manera a tiempo de emitir una
resolución en otro recurso de alzada afectó los intereses del Estado, por lo que éste
adquiere legitimación para reclamar sus intereses, estando sus funcionarios y
autoridades obligadas a defenderlos, bajo apercibimiento legal de ser
responsabilizados por la pérdida de esos intereses estatales. En consecuencia, la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 532

potestad de accionar el recurso jerárquico concedida a la Administración Tributaria,


encuentra sustento en la defensa de los intereses del Estado, los que a su vez emergen
de la contradicción entre la Resolución dictada en el recurso de alzada, con otra
Resolución dictada anteriormente en un caso similar, lo que implica que existe una
resolución contraria a los intereses del Estado.

III.2.Analizando que la recurrente argumentó que el precedente contradictorio no debe


exigirse a la Administración Tributaria, porque el art. 30 inc. f) del DS 27350 resulta
contrario a lo dispuesto por el art. 144 del CTB, así como en aplicación al
razonamiento establecido en la SC 1401/2003-R, es necesario expresar lo siguiente.

III.2.1. Con referencia a la supuesta contradicción entre la exigencia del precedente


contradictorio preceptuado en el art. 30 inc. f) del DS 23750 con el art. 144 del CTB,
vemos que este último consagra el recurso jerárquico sin la exigencia de ningún
requisito para la interposición del mismo, se debe precisar lo siguiente; si bien es
cierto que las normas del citado artículo del Código Tributario no exigen el
precedente contradictorio, también es evidente que el mismo artículo, en su parte in
fine establece que el recurso jerárquico será sustanciado conforme dispone el art. 139
inc. b) del CTB, precepto que estipula que el Superintendente Tributario General tiene
entre sus atribuciones conocer y resolver los recursos jerárquicos de acuerdo a
reglamentación específica, lo que implica una expresa remisión legislativa a la
potestad reglamentaria, para que sea ésta la que imponga los requisitos y condiciones,
plazos, facultades de las partes y otras previsiones que regulen el trámite del recurso
jerárquico, en el entendido de que dicho recurso se ejerce ante los mismos entes
gestores de la gestión tributaria; en consecuencia, la norma prevista por el art. 30 inc
f) del DS 27350 no es contraria a lo dispuesto por el art. 144 del CTB, sino
complementaria, por tanto debe ser aplicada.

III.2.2. En cuanto a la aplicación del razonamiento establecido en la SC 1401/2003-R,


de 26 de septiembre, referida a la interpretación del art. 416 del Código de
procedimiento penal (CPP), en lo relativo a la presentación del precedente
contradictorio, es necesario expresar que dicha Sentencia, en el FJ III.2 al analizar las
disposiciones contenidas en el artículo citado del Procedimiento Penal, identificó que
la exigencia de invocar el precedente contradictorio a tiempo de interponer la
apelación restringida, era de imposible cumplimiento, porque dicho precedente
debería ser contradictorio al auto de vista ha impugnarse en el recurso de casación;
auto de vista que era inexistente al momento de interponerse el recurso de apelación;
por tanto se hizo una interpretación desde y acorde con la Constitución para viabilizar
el recurso de casación que conforma los mecanismos de defensa de la persona acusada
en juicio penal.

En el caso de las normas del art. 30 inc. f) del DS 27350 no existe ningún problema en
la disposición lógica del momento en que se debe presentar el precedente
contradictorio, pues se lo exige a tiempo de interponer el recurso jerárquico, y porque
533 José Luis Paredes Oblitas

la Resolución del recurso de alzada resultare contradictoria a resoluciones dictadas en


otros recursos de alzada, jerárquicos e incluso autos supremos anteriores,

por tanto es un requisito que no ofrece mayores problemas en su cumplimiento que no


sea el requisito jurídico de identificar un precedente contradictorio, lo que no es
contrario al espíritu de la norma, la cual, como fue expresado a tiempo de analizar el
recurso jerárquico, tiene sustento precisamente en legitimar a la Administración
Tributaria para la interposición del recurso jerárquico en defensa de los intereses del
Estado, los cuales, por existir precedentes contradictorios a la resolución del recurso
de alzada se encuentran en riesgo. En consecuencia, la norma prevista por el art. 30
inc. f) del DS 27350 es exigible en su literalidad, no siendo necesaria interpretación
que viabilice el ejercicio del derecho a la defensa, como fue necesario en el caso del
art. 416 del CPP.

III.3.La problemática planteada

En el presente amparo constitucional, la recurrente denuncia que le fue negado en


forma indebida el recurso jerárquico que accionó contra la Resolución de recurso de
alzada STR/CHQ/RA 0004/2005, tal rechazo se debió a que no presentó el precedente
contradictorio exigido por las normas del art. 30 inc. f) del DS 27350, pues considera
que dicho precedente no debe ser exigido; empero, tal como se razonó y explicó en el
fundamento jurídico anterior, la exigencia del precedente contradictorio no es un
requisito ilegal o lesivo a los derechos que la recurrente reclama, pues ha sido
instituido por vía de la potestad reglamentaria para legitimar la acción de la
Administración Tributaria en el recurso jerárquico, no resultando contraria, sino
complementaria a las normas que reconocen dicha vía impugnativa, por tanto, el
rechazo al recurso jerárquico presentado por la recurrente no es un hecho ilegal; pues
no lesiona el derecho a la seguridad jurídica, ya que éste consiste en una "(...)
condición esencial para la vida y el desenvolvimiento de las naciones y de los
individuos que la integran. Representa la garantía de la aplicación objetiva de la ley,
de tal modo que los individuos saben en cada momento cuáles son sus derechos y sus
obligaciones, sin que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los gobernantes
pueda causarles perjuicio (...)" (SC 0287/1999-R, de 28 de octubre); pues al rechazar
el recurso jerárquico interpuesto por la recurrente, el recurrido aplicó objetivamente la
Ley, y fue más bien por el incumplimiento a los requisitos exigidos en las
disposiciones reglamentarias por parte de la recurrente que el recurso fue rechazado.

III.4.En lo relativo al derecho al debido proceso en su elemento del derecho a la


defensa; en primer lugar se debe expresar que el debido proceso, conforme la noción
aceptada por la jurisprudencia constitucional, es: "(...) el derecho de toda persona a un
proceso justo y equitativo en el que sus derechos se acomoden a lo establecido por
disposiciones jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una
situación similar (...)" (SC 418/2000-R, de 2 de mayo); en ese sentido jurídico, como
ya fue expresado al desvirtuar la lesión al derecho a la seguridad jurídica, en el
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 534

presente caso, el recurrido aplicó las normas legales o disposiciones jurídicas


aplicables a todos quienes se encuentren en una situación similar a la denunciada por
la recurrente, por tanto no fue sometida a un proceso injusto o inequitativo, no siendo
atendible el argumento de supresión del debido proceso.

En segundo término, respecto al derecho a la defensa, se debe señalar que tal como la
jurisprudencia de este Tribunal ha determinado, el derecho a la defensa consiste en
una: "(...) potestad inviolable del individuo a ser escuchado en juicio presentando las
pruebas que estime convenientes en su descargo, haciendo uso efectivo de los
recursos que la ley le franquea. Asimismo, implica la observancia del conjunto de
requisitos de cada instancia procesal en las mismas condiciones con quien lo procesa,
a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de
acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos." (SC 1534/2003-R, de 30 de
octubre); de dicha noción del derecho a la defensa, emerge el convencimiento de que
las entidades estatales que en ejercicio de sus facultades y atribuciones generen actos
administrativos que a su vez obligan a los particulares a prestaciones, como
obligaciones tributarias, no pueden ejercer el derecho a la defensa, pues éste implica
actos de protección de las personas ante esos actos del Estado. En esa comprensión,
en la SC 0489/2003-R, de 15 de abril de 2003, se expresó la siguiente doctrina
jurisprudencial: "(...) si bien es cierto que al denunciante en un proceso administrativo
disciplinario también se le debe reconocer la garantía al debido proceso, no es menos
cierto que no les es inherente el derecho a la defensa, puesto que de un entendimiento
lógico y ontológico del mismo, la defensa responde a la acusación, por lo que en ese
sentido, el derecho a la defensa sólo está reconocido al denunciado o procesado, pero
no así al denunciante o acusador, a quien en lugar de dicho derecho se le reconocen
otros como el derecho de acceso a la justicia, a la protección judicial, a presentar las
pruebas que demuestren su acusación, a impugnar y otros (...)"; en consecuencia,
siendo en el procedimiento administrativo tributario la Administración Tributaria la
que acciona los mecanismos de persecución del Estado, en similar actitud a un
denunciante, no es lógico que luego reclame la lesión al derecho a la defensa, pues
éste mas bien le será reconocible al perseguido por los procedimientos tributarios, ya
que no esta demás recordar que el procedimiento administrativo que dio lugar al
presente recurso emergió de una fiscalización efectuada por la Administración
Tributaria, de la cual surgió un cargo contra el tercero interesado, del

cual se defendió mediante los mecanismos de impugnación. En conclusión, el derecho


a la defensa no puede ser ejercido por la Administración Tributaria dentro de los
procedimientos administrativos tributarios, pues es el órgano gestor de los tributos,
por tanto no se le puede conceder tutela constitucional con referencia a dicho derecho,
por lo que el presente recurso debe ser denegado.

Para finalizar, con referencia a que en otros casos la Superintendencia Tributaria


hubiera tramitado similares recursos jerárquicos planteados por la misma
535 José Luis Paredes Oblitas

Administración Tributaria hoy recurrente, se debe expresar que no se puede en el


presente recurso analizar la legalidad o ilegalidad de esos actos, pues sólo se denunció
el rechazo al recurso jerárquico interpuesto contra la Resolución de recurso de alzada
STR/CHQ/RA 0004/2005; empero, si en otros procedimientos existió la irregularidad
de aceptar un recurso jerárquico sin la presentación de todos los requisitos exigibles
por la normativa aplicable, es responsabilidad de las autoridades que cometieron dicha
omisión, pero tales actos no pueden generar una obligación, para la Autoridad que
cometió el acto, o costumbre de ignorar la norma del art. 30 inc. f) del DS 27350, pues
ello lesionaría los derechos a la seguridad jurídica y al debido proceso de los
administrados.

III.5.De otro lado, es necesario observar y llamar la atención del Tribunal de amparo
así como al Secretario del mismo por las deficiencias del acta de la audiencia del
presente recurso, cuya elaboración, conforme la norma prevista por el art. 203 inc. 3)
de la Ley de Organización Judicial (LOJ) le corresponde al Secretario de la Sala,
debiendo las Autoridades del órgano jurisdiccional supervisar que su contenido
refleje; de un lado, las ampliaciones, explicaciones y complementaciones efectuadas
por el recurrente; y de otro, el informe presentado por el recurrido, que no está
obligado a prestarlo en forma escrita, por tanto deberá exponerse en el acta los
argumentos jurídicos, legales, doctrinales, jurisprudenciales y el petitorio que realiza,
ya que sólo de ese modo el acta dará testimonio fiel de lo acontecido en la audiencia,
demostrando no sólo el ejercicio del derecho a la defensa, sino también que los actos
del Tribunal de amparo y la posterior resolución, fueron efectuados en efectiva
materialización de los principios rectores de la administración de justicia
constitucional, de publicidad y probidad, consagrados por el art. 116.X de la CPE.

De los fundamentos expuestos, este Tribunal Constitucional arriba al firme


convencimiento de que en el presente caso, la Autoridad recurrida aplicó las normas
legales que correspondían, por lo que no lesionó el derecho a la seguridad jurídica; y
que el derecho a la defensa no puede ser reclamado por la Administración Tributaria
cuando ejerce su atribución de gestión tributaria en los procedimientos
administrativos a su cargo, por tanto el recurso debe ser denegado, ya que no se
adecua a los supuestos que el art. 19 de la CPE ha previsto para conceder tutela
constitucional.

TRIBUTOS

EN MATERIA TRIBUTARIA SE DECLARA INCONSTITUCIONAL


LA NORMA QUE ESTABLECE QUE LOS PLAZOS SON
IMPRORROGABLES. ESTO PORQUE DEBE TOMARSE EN
CUENTA LA DISTANCIA YA QUE DE OTRA MANERA SE
LESIONA EL DERECHO A LA IGUALDAD ENTRE LOS
CONTRIBUYENTES DE LA URBE FRENTE A LOS OTROS
CONTRIBUYENTES.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 536

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0079/2006 Sucre, 16 de octubre de 2006 El


incidentista cuestiona la constitucionalidad del último párrafo del art. 4 del CTB,
señalando que es contrario al principio de igualdad y a la garantía del debido proceso,
consagrados por los arts. 6.I y

16.IV de la CPE, por cuanto al establecer que el término de la distancia no surte


efecto en el cómputo de plazos y términos previstos en el indicado Código, coloca en
un plano de desigualdad a los contribuyentes que no viven en las capitales de
departamento para acceder a los órganos de impugnación, resultando arbitrario que el
legislador haya restringido el término de la distancia en perjuicio de los
contribuyentes que no son "capitalinos", tratando de manera igual a los desiguales.
Por consiguiente, corresponde determinar si los extremos señalados son evidentes a
los efectos de realizar el control de la constitucionalidad que le encomienda a este
Tribunal el art. 120.1ª de la CPE.

III.1.Naturaleza y alcances del control de constitucionalidad

El recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad, como vía de control


correctivo o a posteriori de la constitucionalidad, tiene por finalidad que este Tribunal
verifique la compatibilidad o incompatibilidad de la disposición legal impugnada con
los principios, valores y normas de la Constitución, recurso que conforme a lo
establecido por el art. 59 de la LTC procede en los procesos judiciales o
administrativos cuya decisión dependa de la constitucionalidad o inconstitucionalidad
de una ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial aplicable a aquellos
procesos. Al respecto, este Tribunal en la SC 0019/2006, de 5 de abril, siguiendo el
criterio expresado en su similar

0051/2005, de 18 de agosto, ha señalado lo siguiente:

"(...) es necesario precisar los alcances del control de constitucionalidad que ejerce a
través de los recursos de inconstitucionalidad, por cualquiera de las dos vías
reconocidas -directa o indirecta-. En ese orden, cabe señalar que el control de
constitucionalidad abarca los siguientes ámbitos: a) la verificación de la
compatibilidad o incompatibilidad de las disposiciones legales impugnadas con las
normas de la Constitución Política del Estado, lo que incluye el sistema de valores
supremos, principios fundamentales, así como los derechos fundamentales
consagrados en dicha Ley Fundamental; b) la interpretación de las normas
constitucionales así como de la disposición legal sometida al control desde y
conforme a la Constitución Política del Estado; c) el desarrollo de un juicio relacional
para determinar si una norma legal es o no conforme con las normas constitucionales;
determinando previamente el significado de la norma legal por vía de interpretación; y
d) la determinación de mantener las normas de la disposición legal sometida al
control. De lo referido se concluye que el control de constitucionalidad no alcanza a la
valoración de los fines, los propósitos, la conveniencia o beneficios que pudiese
537 José Luis Paredes Oblitas

generar la disposición legal sometida a control; lo que significa que el Tribunal


Constitucional, como órgano encargado del control de constitucionalidad, no tiene a
su cargo la evaluación de si son convenientes, oportunos o benéficos los propósitos
buscados por las normas impugnadas, su labor se concentra en el control objetivo de
constitucionalidad de las disposiciones legales objetadas (…)".

III.2.El régimen de los plazos en el Código Tributario Boliviano y otras normas


concurrentes a la resolución de la problemática planteada

A los efectos de la resolución de la problemática planteada corresponde referirse al


régimen de plazos y términos previstos en el art. 4 del CTB, que señala:

"ARTICULO 4° (Plazos y Términos). Los plazos relativos a las normas tributarias


son perentorios y se computarán en la siguiente forma:

1. Los plazos en meses se computan de fecha a fecha y si en el mes de vencimiento no


hubiera día equivalente, se entiende que el plazo acaba el último día del mes. Si el
plazo se fija en años, se entenderán siempre como años calendario.

2. Los plazos en días que determine este Código, cuando la norma aplicable no
disponga expresamente lo contrario, se entenderán siempre referidos a días hábiles
administrativos en tanto no excedan de diez (10) días y siendo más extensos se
computarán por días corridos.

3. Los plazos y términos comenzarán a correr a partir del día siguiente hábil a aquel
en que tenga lugar la notificación o publicación del acto y concluyen al final de la
última hora del día de su vencimiento.

En cualquier caso, cuando el último día del plazo sea inhábil se entenderá siempre
prorrogado al primer día hábil siguiente.

4. Se entienden por momentos y días hábiles administrativos, aquellos en los que la


Administración Tributaria correspondiente cumple sus funciones, por consiguiente,
los plazos que vencieren en día inhábil para la Administración Tributaria, se
entenderán prorrogados hasta el día hábil siguiente.

En el cómputo de plazos y términos previstos en este Código, no surte efecto el


término de la distancia" (El texto en negrilla constituye la disposición legal
impugnada de inconstitucionalidad en el presente recurso).

Asimismo, el art. 131 del CTB establece los recursos admisibles que tienen expeditos
los contribuyentes en la vía administrativa a los efectos de impugnar los actos de la
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 538

Administración Tributaria como son el recurso de alzada y contra la Resolución que


resuelve éste, el Recurso Jerárquico, ambos con efectos suspensivos.

El art. 143 del CTB establece los actos definitivos contra los que es admisible el
recurso de alzada, señalando en su último párrafo que este recurso debe interponerse
en el plazo perentorio de veinte (20) días improrrogables, computables a partir de la
notificación con el acto a ser impugnado; mientras que el art. 144 del CTB señala que
el recurso jerárquico puede ser interpuesto ante el Superintendente Tributario
Regional que resolvió el recurso de alzada, dentro del plazo de veinte (20) días
improrrogables, computables a partir de la notificación con la respectiva Resolución.

El art. 6.I del DS 27350 aclara que el recurso de alzada debe presentarse ante el
Superintendente Tributario Regional a cuya jurisdicción está sujeta la autoridad
administrativa cuyo acto definitivo es objeto de impugnación o a través de la
Intendencia Departamental correspondiente, lo mismo que el Recurso Jerárquico, el
que una vez admitido debe ser remitido por el Superintendente Tributario Regional
actuante al Superintendente Tributario General para su resolución.

Cabe aclarar que la Superintendencia Tributaria creada a partir de la aprobación del


Código Tributario Boliviano tiene por objeto conocer y resolver los recursos de alzada
y jerárquico que se interpongan contra los actos definitivos de la Administración
Tributaria (art. 132 del CTB) y que está compuesto por un Superintendente Tributario
General con sede en la ciudad de La Paz y cuatro Superintendentes Tributarios
Regionales con sede en las capitales de los departamentos de Chuquisaca, La Paz,
Santa Cruz y Cochabamba, además de los intendentes en las capitales de
departamento donde no existan Superintendencias Regionales, con funciones técnico
administrativas que garanticen el uso inmediato de los recursos previstos por el
Código, sin facultad para resolverlos. Asimismo, el art. 6.III del DS 27350 señala que
a solicitud del Superintendente Tributario Regional, el Superintendente Tributario
General puede autorizar el establecimiento de oficinas locales de recepción de
recursos administrativos en las localidades donde el volumen de casos lo haga
necesario para facilitar el acceso a estos recursos.

III.3.Sobre el principio de igualdad y la garantía del debido proceso

Respecto al principio de igualdad este Tribunal en la SC 0049/2003, de 21 de mayo,


ha señalado:

"(…) el mandato de igualdad en la formulación del derecho exige que todos sean
tratados igual por el legislador. Pero esto no significa que el legislador ha de colocar a
todos en las mismas posiciones jurídicas ni que tenga que procurar que todos
presenten las mismas propiedades naturales ni que todos se encuentren en las mismas
situaciones fácticas. El principio general de igualdad dirigido al legislador no puede
exigir que todos deban ser tratados exactamente de la misma manera y tampoco que
539 José Luis Paredes Oblitas

todos deban ser iguales en todos los aspectos. Entonces, el medio idóneo para que el
legislador cumpla con el mandato de este principio es aplicando la máxima o fórmula
clásica: 'se debe tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual'. En eso consiste la
verdadera igualdad. A quienes presentan similares condiciones, situaciones,
coyunturas, circunstancias, etc., se les puede tratar igualmente; pero, cuando existen
diferencias profundas y objetivas que no pueden dejarse de lado, se debe tratar en
forma desigual, porque solamente de esa manera podrá establecerse un equilibrio
entre ambas partes. La Ley es la que tiene que establecer los casos, formas y alcances
de los tratamientos desiguales.

En consecuencia, no toda desigualdad constituye necesariamente, una discriminación,


la igualdad sólo se viola si la desigualdad está desprovista de una justificación
objetiva y razonable, y la existencia de dicha justificación debe apreciarse según la
finalidad y los efectos de la medida considerada, debiendo darse una relación
razonable de proporcionalidad entre los medios empleados y la finalidad perseguida".

Asimismo, en la DC 0002/2001, de 8 de mayo, se establecido que:

"(...) el derecho a la igualdad consagrado en el art. 6 de la Constitución Política del


Estado, exige el mismo trato para los entes y hechos que se encuentran cobijados bajo
una misma hipótesis y una distinta regulación respecto de los que presentan
características desiguales, bien por las condiciones en medio de las cuales actúan, ya
por las circunstancias particulares que los afectan; no prohibiendo tal principio dar un
tratamiento distinto a situaciones razonablemente desiguales, siempre que ello
obedezca a una causa justificada, esencialmente apreciada desde la perspectiva del
hecho y la situación de las personas, pues unas u otras hacen imperativo que, con base
en criterios proporcionados a aquellas, el Estado procure el equilibrio, cuyo sentido en
Derecho no es otra cosa que la justicia concreta. Conforme a esto, el principio de
igualdad protege a la persona frente a discriminaciones arbitrarias, irracionales;
predica la identidad de los iguales y la diferencia entre los desiguales, superando así el
concepto de la igualdad de la ley a partir de la generalidad abstracta, por el concepto
de la generalidad concreta (…)".

En cuanto al debido proceso, éste ha sido definido por la jurisprudencia de este


Tribunal como:

"el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo en el que sus derechos se
acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos
aquellos que se hallen en una situación similar (...) comprende el conjunto de
requisitos que deben observarse en las instancias procesales, a fin de que las personas
puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado
que pueda afectar sus derechos" (SSCC 0418/2000-R y 1276/2001-R, entre otras).
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 540

El debido proceso tiene como su componente esencial el derecho a la defensa, el cual


ha sido consagrado de manera autónoma en el art. 16.II de la CPE, señalando que éste
es inviolable, el cual ha sido entendido por la jurisprudencia de este Tribunal en su SC
1534/2003-R, de 30 de octubre como:

"(...) la potestad inviolable del individuo a ser escuchado en juicio presentando las
pruebas que estime convenientes en su descargo, haciendo uso efectivo de los
recursos que la ley le franquea. Asimismo, implica la observancia del conjunto de
requisitos de cada instancia procesal en las mismas condiciones con quien lo procesa,
a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de
acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos (...)".

III.4.Juicio de constitucionalidad de la norma sometida a control

En el caso de autos, la disposición legal impugnada al establecer expresamente que en


el cómputo de plazos y términos previstos en el Código Tributario Boliviano, no surte
efecto el término de la distancia, coloca a todos los contribuyentes en un plano de
generalidad abstracta, sin considerar que los contribuyentes de las capitales de
departamento se encuentran en una situación fáctica muy diferente respecto de los
contribuyentes que se encuentran domiciliados fuera de dichas capitales en cuanto a la
posibilidad de acceder oportunamente a los recursos administrativos contra los actos
de la Administración Tributaria de alcance particular, puesto que los términos que se
establecen para plantear estos recursos son perentorios e improrrogables, sin tomar en
cuenta que quienes no residen en las capitales de departamento en la medida en que se
encuentren más alejados de dichos centros urbanos, pueden tropezar con una serie de
dificultades a los efectos de la interposición de los recursos que les franquea la ley,
derivadas no sólo de las distancias existentes entre la capital de departamento con la
localidad o lugar de que se trate, sino también de otras dificultades como las relativas
a la existencia o no de un servicio regular de transporte, el estado de los caminos, la
dificultad para conseguir en esas poblaciones el asesoramiento profesional adecuado y
el tiempo que puede tomar el estudio de un caso, las contingencias -no poco
frecuentes- derivadas de huelgas, paros, bloqueos u otros casos de fuerza mayor como
derrumbes, riadas y otras inclemencias del tiempo que sin lugar a dudas pueden
incidir negativamente o cuando menos dificultar el traslado del contribuyente a los
lugares donde las Superintendencias Regionales o Intendencias tienen su sede a los
efectos de interponer los recursos que les franquea la Ley, a lo cual debe sumarse la
erogación de recursos económicos necesarios para dicho traslado, situación que
coloca a estos contribuyentes en un plano de desigualdad no sólo frente a los
contribuyentes de capital de departamento, sino también y fundamentalmente frente a
la propia Administración Tributaria, la que generalmente se encuentra en dichas
capitales.

Consecuentemente, la situación descrita anteriormente constituye un caso de


desigualdad irracional entre los contribuyentes que residen en las capitales de
541 José Luis Paredes Oblitas

departamento frente a aquellos que se encuentran asentados fuera de éstas,


circunstancia que exigía de parte del legislador un tratamiento diferenciado en cuanto
al cómputo de plazos a favor de los últimos, por las razones precedentemente
anotadas, ya sea estableciendo el plazo de la distancia conforme se prevé en el art. 146
del CPC, o según se establecía en el art. 227.1 del Código Tributario abrogado, o
fijando un plazo adicional como el señalado por ejemplo por el art. 21.III de la LPA,
por cuanto si bien el legislador goza de libertad de configuración normativa para
establecer normas, procedimientos, crear instituciones, definir sus atribuciones, etc.,
esta libertad encuentra sus límites en la observancia inexcusable de los principios
constitucionales, como el de igualdad en el presente caso, pues la existencia de
diferencias objetivas en cuanto al transcurso del tiempo para la interposición de los
recursos entre los contribuyentes de las capitales de departamento respecto de los que
residen en lugares distintos a éstas ameritan un tratamiento diferenciado, a objeto de
establecer un equilibrio saludable.

De otro lado, la disposición legal impugnada lesiona también la garantía del debido
proceso en su componente esencial del derecho a la defensa, aplicables también en
materia administrativa, por cuanto no asegura el acceso efectivo a los recursos que
prevé la ley en igualdad de condiciones tratándose del caso de los contribuyentes que
no tengan su domicilio en las capitales de departamento, por idénticas razones a las
anotadas precedentemente, quienes en los hechos tienen un plazo más reducido
respecto de los contribuyentes de las capitales de departamento para acceder a los
medios de impugnación que prevé el Código Tributario Boliviano contra los actos de
la Administración Tributaria.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional en virtud de la jurisdicción y competencia que ejerce por


mandato de los arts. 120.1ª de la CPE; arts. 7 inc. 1) y 54 y ss. de la LTC, resuelve
declarar INCONSTITUCIONAL el último párrafo del art. 4 del CTB con los efectos
derogatorios establecidos en el art. 58.III de la LTC.

TRIBUTOS

LA RELACIÓN JURÍDICO TRIBUTARIA, LA OBLIGACIÓN


TRIBUTARIA, ACCESORIOS Y SANCIONES,
RESPONSABILIDAD TRIBUTARIA DE LAS PERSONAS
COLECTIVAS, VÍA Y PROCEDIMIENTO PARA DETERMINAR LA
CONDUCTA DOLOSA RESONSABLE.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0081/2006 Sucre, 18 de octubre de 2006

III.4.1. El responsable, sujeto pasivo de la obligación tributaria


Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 542

El art. 18 del CTb establece que la obligación tributaria surge entre el Estado u otros
entes públicos y los sujetos pasivos en cuanto se produce el hecho generador de la
obligación tributaria previsto en la norma legal. Constituye un vínculo de carácter
personal aunque su cumplimiento se asegure mediante garantía real o con privilegios
especiales". De la norma glosada se puede inferir que en el ámbito Tributario, surge la
relación bilateral que se produce entre el Estado u otros entes públicos y los
particulares, en el que el Estado, a través de sus entidades respectivas, se constituye en
el acreedor del tributo por lo que es el sujeto activo de la relación tributaria, y los
particulares se constituyen en los deudores del tributo como sujetos pasivos.

Sujeto pasivo: El sujeto pasivo de la relación jurídica tributaria es la persona que debe
cumplir con la obligación tributaria. El carácter de sujeto pasivo lo define la ley, por
ello, cada ordenamiento jurídico determina en su correspondiente legislación
tributaria sobre quienes recae el cumplimiento de la obligación, estableciendo quienes
son los sujetos pasivos. Según define el art. 22 del CTb el sujeto pasivo de la
obligación tributaria, es "…la persona obligada al cumplimiento de las prestaciones
tributarias, sea en calidad de contribuyente o de responsable". (El subrayado es
nuestro). Consecuentemente, de conformidad con la norma prevista en el Código
Tributario abrogado, disposición legal que es objeto de análisis, el término sujeto
pasivo engloba a dos diferentes sujetos que intervienen en la relación tributaria y que
se constituyen en los sujetos pasivos de la obligación tributaria; ellos son, por una
parte, los contribuyentes y por otra, los responsables.

Los contribuyentes: Según lo dispuesto por el art. 24 del CTb "Son contribuyentes las
personas en las que se verifica el hecho generador de la obligación tributaria". De
acuerdo con la doctrina del Derecho Tributario los contribuyentes también son
conocidos como los responsables por deuda propia; en consecuencia, son aquellas
personas naturales o jurídicas contra quienes se ha verificado el hecho imponible
previsto en la norma legal y, en consecuencia, resultan deudores a título personal de la
obligación tributaria.

Los responsables: Conforme dispone el art. 27 del CTb "…son las personas que sin
tener el carácter de contribuyentes deben, por mandato expreso de la ley, cumplir las
obligaciones atribuidas a éstos". Según la doctrina, son conocidos como los
responsables por deuda ajena, ello debido a que la Ley tributaria llama a cumplir la
obligación junto con el contribuyente o en su lugar, al ser también sujeto pasivo de la
obligación tributaria, aunque no esté revestido del carácter de contribuyente.

De donde resulta, que contrariamente a lo afirmando de manera reiterada por el


incidentista, el responsable, en función de lo dispuesto por el Código Tributario de
1992 no es propiamente una "tercera persona", sino sujeto pasivo del tributo, con
todas las consecuencias que ello implica, teniendo en cuenta que por mandato expreso
de la ley debe cumplir las obligaciones atribuidas a los contribuyentes, esto es, pagar
el tributo y cumplir con los deberes formales [inscribirse a los registros, llevar libros,
543 José Luis Paredes Oblitas

presentar declaraciones, etc. (art. 142 del CTb)], responsabilidad que además resulta
ser de carácter solidario, encontrándose en esta situación, entre otros, los directores,
gerentes o representantes de las personas jurídicas y demás entes jurídicos con
personalidad legalmente reconocida (art. 28 inc. 2) del CTb), o los que dirijan,
administren o tengan la disponibilidad de los bienes de entes colectivos que carecen
de personalidad (art. 28 inc. 3) del CTb). En este contexto, es posible concluir que
tanto el contribuyente, o sea, la persona sobre la cual se produce el hecho generador
(deudor por cuenta propia), así como el responsable, la persona que por prescripción
de la ley debe cumplir las obligaciones atribuidas al contribuyente (deudor por
obligación ajena) deben cumplir con las obligaciones tributarias, por cuanto ambos -se
reitera- son sujetos pasivos de la obligación tributaria.

Ahora bien, un tema que se ha debatido mucho en la doctrina es el alcance de la


responsabilidad de los representantes, en razón de que la deuda tributaria además de
estar integrada por su contenido esencial, cual es la cuota que deriva del hecho
generador, puede estar conformada, también, por otros elementos como intereses,
recargos, sanciones. En este sentido, en el marco de las regulaciones contenidas en el
Código Tributario corresponde establecer los alcances de la responsabilidad.

III.4.2. Obligación tributaria, accesorios y sanciones

A este propósito, resulta necesario referirse a la naturaleza y alcance de la obligación


tributaria, accesorios y las penalidades emergentes de las infracciones o ilícitos
tributarios.

Obligación Tributaria: De acuerdo al art. 18 del CTb precedentemente glosado, la


obligación tributaria surge entre el Estado u otros entes públicos y los sujetos pasivos
en cuanto se produce el hecho generador, que de acuerdo al art. 37 del CTb es el
expresamente determinado por la ley para tipificar el tributo cuya realización origina
el nacimiento de la obligación tributaria. En otras palabras, la obligación tributaria es
el tributo que debe ser cancelado por el sujeto pasivo cuando se produce el hecho
generador.

Accesorios: Según la doctrina del Derecho Administrativo, son aquellas obligaciones


que siguen a la principal o están adheridas a la misma, como son los intereses que
genera la deuda tributaria constituida en mora, y las sumas emergentes del
mantenimiento de valor de la deuda tributaria constituida en mora por el
incumplimiento del contribuyente. Estos accesorios están claramente definidos por los
arts. 58 y 59 del CTb, cuando establecen que los intereses y la actualización en los
casos de pago parcial o total del tributo que sean efectuados fuera del plazo previsto
por ley, sin necesidad de actuación alguna de la Administración Tributaria. En el
primer caso, todo pago de tributos realizado después de la fecha de vencimiento hace
surgir además la obligación de pagar junto al tributo, un interés equivalente a la tasa
activa bancaria comercial, promedio nominal, utilizada para créditos en moneda
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 544

nacional, según lo determinado por el Banco Central de Bolivia, que se liquidan desde
la fecha de vencimiento del impuesto hasta el día hábil anterior al pago; mientras que
la actualización, se refiere a la indexación de la deuda tributaria, que de acuerdo al
Código, será según el tipo de cambio oficial vigente para el dólar americano con
relación a la moneda nacional, entre la fecha de vencimiento de pago del tributo y el
día hábil anterior en que efectivamente se realiza la cancelación. Por lo tanto
constituyen parte integrante de la obligación tributaria, como aquellas sumas de
dinero que están adheridas a la deuda principal.

En efecto, los intereses y mantenimiento de valor, son los que constituyen


propiamente los accesorios de la obligación tributaria, que en modo alguno tienen
carácter de sanción o penalidad, cuyo objeto es impedir que el tributo sufra
menoscabo en su valor monetario por el tiempo trascurrido entre la fecha de
vencimiento para el pago y el momento en que éste se hace efectivo, cuya finalidad es
compensar la depreciación que pudiera sufrir la moneda nacional con relación al dólar
americano y estimular a los contribuyentes a que cancelen el tributo dentro del plazo
establecido al efecto; consiguientemente, se reitera, no constituyen penalidad alguna,
prueba de ello, es que en el marco de lo dispuesto por el art. 60 del CTb, los
regímenes de actualización e intereses son también aplicables a los propios
contribuyentes en los casos de cobro erróneo o indebido de tributos por parte del
sujeto activo.

Las sanciones: Emergen de las contravenciones o delitos tributarios, por acción u


omisión por parte de los contribuyentes y, en su caso, de los responsables. El Código
Tributario, en su Título Tercero, con el nomen juris "De las infracciones y sanciones",
define los delitos y las contravenciones tributarias, estableciendo el comportamiento
infractor o delictivo, así como las sanciones previstas para los mismos. Entre las
sanciones establecidas por el art. 88 del CTb, se tienen, -entre otras-, el presidio, la
multa, el comiso de los efectos materiales objeto del delito o de la contravención o
utilizados para cometerlos, la clausura temporal del establecimiento, la suspensión y
destitución de cargos públicos. Inhabilitación definitiva para el ejercicio de cargos
públicos, oficios y profesiones.

Ahora bien, entre los principios que informan el Derecho Penal está el de la
responsabilidad personal, según el cual las consecuencias de la comisión del ilícito no
pueden ser exigidas más que a las personas que con su comportamiento han causado
la lesión constitutiva del mismo. Este principio, rige también en el ámbito de la
potestad sancionadora de la Administración, con el advertido de que en éste ámbito,
es donde las matizaciones con el Derecho Penal en sentido estricto son de mayor
alcance.

Una de las principales diferencias es la relativa a la responsabilidad de las personas


jurídicas. La regla tradicional del Derecho Penal es que las personas jurídicas no
pueden ser responsables penalmente. En el ámbito de las infracciones administrativas
545 José Luis Paredes Oblitas

la cuestión se plantea de manera muy diversa, en atención a que respecto de las penas
que no tienen privación de libertad, las personas jurídicas pueden ser consideradas
directamente responsables de la sanción derivada de la infracción, por ello tienen la
condición de sujeto infractor; empero, se aclara, que el requisito del elemento
subjetivo (el dolo o la culpa) deberá ser apreciado en función del comportamiento de
las personas físicas que actúan como órganos o representantes. Estas personas podrán
ser consideradas como responsables de la sanción, junto a la persona jurídica a la que
se atribuye como sujeto principal de la infracción.

En nuestra legislación, por mandato expreso del art. 78 del CTb, la responsabilidad
por los delitos o contravenciones es personal, salvo las excepciones establecidas en el
mismo Código; lo que significa que sólo se puede sancionar a una persona por una
infracción tributaria, cuando ésta, a través de su acción u omisión ha infringido la
norma tributaria con dolo o culpa, sin que exista la posibilidad de desplazar
automáticamente la responsabilidad a otras personas que no participaron en la
contravención

o el delito tributario. Ello significa que la responsabilidad solidaria tendría su límite


en la responsabilidad por delitos o contravenciones; sin embargo, es preciso hacer un
análisis diferenciado respecto a las personas jurídicas y naturales:

-Personas jurídicas: El art. 84 del CTb, determina que las entidades o colectividades
tengan o no personalidad jurídica, pueden ser sancionadas pecuniariamente por delitos
o contravenciones tributarias, añadiendo posteriormente que "Sin perjuicio de la
responsabilidad pecuniaria de la entidad, sus representantes, directores, gerentes,
administradores o mandatarios podrán ser sancionados por su actuación personal en el
delito o contravención, siempre que hubieran actuado con dolo o culpa".

Del texto de la norma glosada, emergen dos situaciones, por una parte, que la persona
jurídica sí puede ser sancionada pecuniariamente por una contravención o delito, lo
que significa que la multa impuesta por ese concepto, forma parte de la obligación
tributaria que adeuda la entidad o colectividad, la que tendrá que ser cumplida por sus
representantes, en virtud a lo dispuesto por el art. 28 del CTb.

Por otra parte, la misma norma señala que los responsables pueden ser sancionados
por delitos o contravenciones; empero, se recalca que su actuación debe ser personal,
lo que implica que debe haber participado en la comisión de la infracción tributara, y
que además debe existir dolo o culpa.

Consecuentemente, tratándose de personas jurídicas, se advierte que los responsables


deben cumplir con la obligación de cancelar la multa impuesta a la entidad o
colectividad, debido a que tienen la calidad de representantes de las personas
jurídicas, y como tales, deben cumplir las obligaciones atribuidas a éstas (art. 27 del
CTb) en forma solidaria, conforme lo determina el art. 28 del CTb; aclarándose que,
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 546

de acuerdo al último párrafo de esa norma, la responsabilidad solidaria de los


representantes se limita al valor de los bienes que administren, salvo que éstos
hubieren actuado con dolo.

Finalmente, se debe señalar que el responsable sólo podrá ser sancionado por la
infracción tributaria, cuando su actuación haya sido personal y haya existido dolo o
culpa, según prevé el art. 84 del CTb.

-Personas naturales: Respecto a las personas naturales, el tratamiento establecido por


el Código Tributario es similar, pues se parte de la regla general que la
responsabilidad es personal; en ese sentido, los responsables (art. 28 del CTb) sólo
podrán ser sancionados por una infracción tributaria, cuando hubieren participado en
la misma con culpa o dolo; consecuentemente, no existe posibilidad de que la sanción
impuesta a título personal a un contribuyente, pueda ser asumida por el responsable,
salvo que éste hubiera tenido participación en el hecho y hubiere actuado con dolo o
culpa. De ello se concluye, que la responsabilidad solidaria, en el caso de las personas
naturales, no alcanza a las sanciones impuestas como consecuencia de delitos o
infracciones tributarias, salvo que -como se tiene dicho- los responsables hubieran
tenido participación en el hecho y actuado con dolo y culpa.

Alcance de la responsabilidad solidaria: Del análisis efectuado, se concluye que la


obligación tributaria alcanza no sólo al tributo que debe ser cancelado por el sujeto
pasivo cuando se produce el hecho generador, sino también a los accesorios y a las
multas cuando éstas son impuestas a personas jurídicas, como consecuencia de
infracciones tributarias; sin embargo, tratándose de multas impuestas a personas
naturales como resultado de un delito o contravención tributaria, éstas tienen carácter
personal y por lo mismo, quedan excluidas de la responsabilidad solidaria. En ese
ámbito, tanto los contribuyentes como los responsables pueden ser sancionados
personalmente por las infracciones tributarias en las que hubieren participado.

III.5.Existencia de vía y procedimiento para determinar la conducta dolosa del


responsable

Conforme al orden constitucional, en todo proceso jurisdiccional o administrativo en


el que se vaya a adoptar una decisión final a través de una sentencia o acto
administrativo, según se trate de un proceso tramitado ante autoridad judicial o
administrativa, es necesaria la existencia de un procedimiento a cumplirse para la
determinación de la conducta dolosa.

El Código Tributario abrogado prevé la fase de determinación de oficio a cargo de la


Administración

Tributaria que conforme al art. 168 del CTb se inicia con el traslado al contribuyente,
se entiende también que al responsable, de las observaciones a cargos que se le
547 José Luis Paredes Oblitas

formulen, concediéndole el plazo de veinte días improrrogables para formular sus


descargos presentando las pruebas conducentes al efecto (art. 169). Es de aclarar que
estos cargos se refieren también a la conducta fiscal del sujeto pasivo, es decir si
incurrió o no en algún delito o contravención tributaria, por lo que en este término
probatorio puede presentar toda la prueba que estime pertinente con relación a la
existencia o no de dolo o culpa en su conducta, ya que conforme se establece en el
párrafo tercero del art. 169 del CTb, "si del procedimiento resulta comprobado algún
delito o contravención, la sanción debe ser dictada en la misma resolución
determinativa. De no hacerlo se entenderá que no hay mérito para ello con la
consiguiente liberación de responsabilidad para el contribuyente"; consiguientemente,
se entiende, que para pronunciarse en uno u otro sentido, la Administración Tributaria
debe necesariamente compulsar la prueba que al respecto haya sido ofrecida y
producida.

Una vez dictada la resolución determinativa, donde se establece de oficio el tributo a


pagar, más accesorios y multas según los casos, el funcionario responsable, por
prescripción del art. 170 inc.3) del CTb, tiene la obligación de dejar constancia sobre
la apreciación de las pruebas y las defensas alegadas, momento a partir del cual surge
el derecho del contribuyente o responsable de impugnar dicha Resolución, en virtud a
lo establecido por el art. 174 del CTb que señala que los actos administrativos por los
que se determinen tributos y se apliquen sanciones, pueden impugnarse por una de las
dos vías establecidas al efecto, esto es: recurso de revocatoria, ante la misma
autoridad que dictó la Resolución, con su consiguiente recurso jerárquico ante el
superior en grado, o en su caso, se puede optar por la vía judicial a través del proceso
contencioso tributario ante el juez en materia administrativa, donde se puede hacer
uso de todos los medios probatorios admitidos en Derecho, con excepción del
juramento de posiciones de los funcionarios de la administración pública y la
confesión de autoridades, vía que además contempla los recursos de apelación ante la
Sala Social y Administrativa de la Corte Superior y recurso de nulidad ante la Corte
Suprema de Justicia, con el advertido empero, de que la elección de una vía importa la
renuncia de la otra.

Finalmente, para los casos en que el responsable no haya sido incluido en el proceso
de determinación ni en la Resolución determinativa, y no exista pronunciamiento
expreso sobre su responsabilidad, el art. 171 y siguientes del CTb prevé el sumario
administrativo como un mecanismo específico para el procesamiento de delitos y
contravenciones a que se refiere el art. 69 del Código, que debe ser instruido por
autoridad competente mediante el cargo, en el que debe constar claramente el acto u
omisión que se atribuye al presunto infractor, estableciéndose plazos probatorios
según los casos para que formule sus descargos por escrito y ofrezca sus pruebas.

III.6.Juicio de constitucionalidad en el presente caso

III.6.1. Artículo 27 del Código Tributario abrogado


Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 548

El incidentista sostiene que el art. 27 del CTb, no precisa el alcance de lo que debe
entenderse por "obligación tributaria", incurriendo en omisión normativa, ya que no
define si se refiere sólo al tributo determinado, o también a los accesorios y multas, lo
que a su juicio va en contra del principio de personalidad de la pena, solicita que
dicho artículo sea interpretado conforme a la Constitución y ante la supuesta duda
sobre su alcance, propone que se opte por una solución que sea más favorable al
ámbito de las libertades y derechos de la persona que concurre como responsable,
concluyendo que la responsabilidad de éste, en el marco de la interpretación que
propone, se limite al pago del tributo omitido y no pagado por el contribuyente y que
no debería alcanzar a los accesorios constituidos por las multas, mantenimiento de
valor e intereses, que según él, no son propiamente obligaciones tributarias, sino
penalidades que aplica la Administración Tributaria por delitos y contravenciones.

Al respecto, corresponde señalar, que este Tribunal, en atención a los fundamentos


expresados precedentemente, llega a la convicción de la inexistencia de la omisión
normativa acusada; por cuanto, para que se pueda realizar el análisis de
inconstitucionalidad por omisión es imprescindible que exista un mandato del
Constituyente para el desarrollo legal de una norma constitucional; es decir, debe
existir una norma que imponga al Poder Legislativo la obligación de desarrollar el
precepto a través de una ley, extremo que no acontece en el caso que se examina; por
el contrario se evidencia, que conforme se tiene referido en el Fundamento Jurídico
III.3., la norma contenida en el art. 27 de la CPE, no contiene ningún mandato al
legislador para el desarrollo legal de la norma.

Respecto a la vulneración del principio de legalidad sancionadora, consagrado en el


art. 16.IV de la CPE y el principio de personalidad de la pena proclamado por el art.
5.3 de la Convención Americana de Derechos Humanos, se constata que tal lesión no
es evidente, toda vez que, el art. 27 del CTb, impugnado de inconstitucional, debe ser
interpretado de conformidad a las otras normas del Código

Tributario para extraer su verdadero significado; en ese ámbito, conforme al análisis


efectuado en el Fundamento Jurídico III.4., se constata, por una parte, que los
accesorios no constituyen propiamente penalidades o sanciones por la comisión de
delitos y contravenciones tributarias, sino una obligación del sujeto pasivo del tributo
cuando cancela el impuesto fuera del plazo establecido en la normativa pertinente;
sujeto pasivo que está constituido no sólo por el contribuyente, sino también por el
responsable, que por ley está obligado a cumplir con las obligaciones tributarias del
contribuyente.

Por otra parte, con relación a las sanciones pecuniarias, como consecuencia de la
comisión de infracciones tributarias, conforme quedó señalado en el Fundamento
Jurídico III.4., éstas forman parte de la obligación tributaria cuando son impuestas a
personas jurídicas; sin embargo, tratándose de multas impuestas a personas naturales,
como consecuencia de delitos o contravenciones tributarias, éstas tienen carácter
549 José Luis Paredes Oblitas

personal y por lo mismo no pueden ser desplazadas automáticamente hacia otras


personas; concluyéndose que tanto los contribuyentes como los responsables sólo
pueden ser sancionados por las infracciones tributarias en las que hubieren participado
con dolo o culpa, en virtud del principio de personalidad de la pena.

Finalmente, al encontrarse claramente establecidos los alcances de la obligación


tributaria en el Código Tributario abrogado, debe ser la Administración Tributaria, la
que, interpretando la legalidad ordinaria, conforme a los métodos o cánones de
interpretación, respetando los principios, valores, derechos y garantías
constitucionales, defina, en cada caso concreto, cuál es el contenido y alcance de la
obligación tributaria.

III.6.2. Artículo 28 del CTb

En lo que respecta al art. 28 del CTb, tampoco existe omisión normativa, puesto que
conforme se tiene señalado de manera prolija en el Fundamento Jurídico III.5. el
Código Tributario abrogado y vigente para el caso, señala las vías tanto judiciales
como administrativas, y el procedimiento a través del cual debe determinar la
conducta dolosa del responsable, garantizándose en una y otra vía su derecho al
debido proceso como sujeto pasivo de la obligación tributaria, pudiendo ejercitar
ampliamente su defensa tanto en sede administrativa como judicial, pues en el primer
caso se prevé un plazo probatorio razonable en la fase de determinación de oficio para
presentar descargos o pruebas (20 días), que como se dijo abarcan también aspectos
relacionados con la conducta fiscal del responsable según el delito o contravención
que le impute la Administración Tributaria, lo mismo ocurre en la vía judicial donde
también existe un término probatorio (30 días) y que está a cargo de una autoridad
imparcial como es el juez en materia administrativa.

En efecto, el procedimiento señalado por el art. 168 y siguientes del CTb, es el que
permitirá determinar la actuación dolosa o culposa de los responsables, cuando éstos
son involucrados en el procedimiento para la determinación del tributo, en cuyo caso
la Resolución debe establecer puntualmente quién o quiénes cometieron el delito o la
infracción, por el carácter personal de la responsabilidad; esto es, si el representante
actuó dolosa o culposamente, o si carece de responsabilidad, conforme prescribe el
tercer párrafo del art. 169 del CTb; y para el caso en el que no haya sido incluido en el
procedimiento y en la resolución determinativa, y por lo tanto, no existió
pronunciamiento expreso sobre su responsabilidad, se tendrá expedita la vía del
sumario administrativo previsto por el art. 171 y siguientes del CTb a los efectos de
determinar el dolo o la culpa y hacer efectiva la responsabilidad señalada en el art. 28
del CTb impugnado.

Asimismo, en ambas vías existe la posibilidad de impugnar las decisiones ante el


superior en grado, a través del recurso jerárquico en el primer caso y de apelación y
recurso de nulidad en caso de haberse elegido la vía judicial.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 550

Por otra parte, tampoco se vulnera el principio de presunción de inocencia, ya que la


determinación de la responsabilidad por delitos y contravenciones, la existencia de
dolo en el responsable y la aplicación de la sanción correspondiente, sólo puede ser
resultado de una resolución que se encuentre debidamente ejecutoriada y dictada por
autoridad competente sea en la vía judicial o administrativa, teniendo en cuenta, que
conforme al art. 304 del CTb, el cobro coactivo, instancia en la cual el patrimonio del
responsable puede quedar afectado, únicamente es posible cuando se trata de créditos
tributarios firmes, líquidos y legalmente exigibles emergente de fallos y/o
resoluciones administrativas pasadas con autoridad de cosa juzgada, lo cual guarda
estricta consonancia con el art. 16.IV de la CPE.

III.7.Finalmente, con relación al art. 27 de la CPE que establece los principios de


igualdad y generalidad frente a los tributos según la capacidad contributiva, el
incidentista no ha realizado ninguna fundamentación sobre la inconstitucionalidad de
los arts. 27 y 28 segundo párrafo del CTb con relación al señalado precepto
constitucional, por lo que no corresponde análisis alguno al respecto.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional en virtud de la jurisdicción y competencia que ejerce por


mandato de los arts. 120.1ª de la CPE; arts. 7 inc. 2), 59 y ss de la LTC, resuelve
declarar la CONSTITUCIONALIDAD de los arts. 27 y 28 segundo párrafo del CTb
(Ley 1340, de 28 de mayo de 1992).

TRIBUTOS

LA SUPLETORIEDAD DE LAS NORMAS CIVILES TIENE POR


OBJETO COMPLETAR LOS VACÍOS LEGALES, NO
ORDINARIZAR UN PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
SUSTANCIALMENTE DIFERENTE A UNO CIVIL O PENAL.

AUTO CONSTITUCIONAL 0012/2007-ECA Sucre, 3 de abril de 2007 Al respecto,


se debe manifestar que evidentemente las normas del art. 312 del CTb, disponen un
mandato de aplicación supletoria de las normas del Código de Procedimiento Civil al
procedimiento administrativo de ejecución coactiva de una deuda tributaria,
concretamente de los arts. 525 y ss. del CPC; empero, todo procedimiento
administrativo en esencia no es similar a un proceso judicial, por ello tiene normas
propias; así por ejemplo, respecto a la valuación de los bienes inmuebles a ser
rematados, el art. 311 del CTb, determina con precisión: "(…) En los inmuebles y
automotores, la base será el valor establecido para la determinación del Impuesto a la
Renta Presunta de Propietarios de Bienes o el que lo reemplace en el futuro (…)"; en
consecuencia, existe un procedimiento mucho más expedito para la ejecución coactiva
por vía administrativa de las deudas tributarias, prueba de ello es que el avalúo de los
bienes a ser rematados es de forma automática; tales facultades emergen de las
551 José Luis Paredes Oblitas

potestades exorbitantes que se le reconoce al Estado en determinadas situaciones;


conforme lo expuesto, para el remate de bienes inmuebles en procedimiento
administrativo de ejecución coactiva por deuda tributaria, regido por el Código
Tributario abrogado, dicho Código prescribe el procedimiento administrativo a seguir,
no siendo necesarias todas las formalidades exigidas en los procedimientos civiles,
porque la supletoriedad de las normas civiles tiene por objeto completar los vacíos
legales, no ordinarizar un procedimiento administrativo sustancialmente diferente a
uno civil o penal. En consecuencia, lo expresado en el Fundamento Jurídico III.5 de la
SC 0079/2007-R, no precisa ser aclarado ni complementado, por ser los argumentos
expuestos lo suficientemente claros y precisos.

TRIBUTOS

SOBRE LA NATURALEZA DEL RECURSO CONSTITUCIONAL


CONTRA TRIBUTOS.

AUTO CONSTITUCIONAL 160/2003-CA De conformidad a lo dispuesto por el art.


33-II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), el recurso de reposición procede
contra los autos constitucionales de rechazo, el mismo que además de ser presentado
dentro del plazo de tres días, debe contener la fundamentación de las razones por las
que el recurrente considera que el recurso rechazado debió ser admitido, precisando
los errores de hecho que supuestamente cometió la Comisión de Admisión al rechazar
el recurso interpuesto.

En el caso de autos, el recurrente por memorial que antecede, interpone el recurso de


reposición, argumentando que el art. 26 CPE no necesita reglamentación para ser
aplicado, facultando dicha norma a que los perjudicados con impuestos ilegales
puedan acudir directamente al Tribunal Constitucional, sin condicionar dicho derecho
al medio por el que ha sido establecido el impuesto ilegal y que los principios,
garantías y derechos reconocidos por la Constitución no pueden ser alterados por
leyes que regulen su ejercicio, ni necesitan de reglamentación previa para su
cumplimiento, por lo que de rechazarse el recurso interpuesto por la actora, se estaría
vulnerando el derecho constitucional consagrado por el art. 26. Al respecto, si bien la
atribución cuarta del art. 120º CPE otorga al Tribunal Constitucional la facultad de
conocer y resolver los recursos contra tributos, impuestos, tasas, patentes, derechos o
contribuciones creados, modificados o suprimidos en contravención a lo dispuesto en
esta Constitución, la propia Constitución en su art. 121 parágrafo IV dispone que la
Ley reglamentará la organización y funcionamiento del Tribunal Constitucional, así
como las condiciones para la admisión de los recursos y sus procedimientos, esa ley
es la N° 1836 Ley del Tribunal Constitucional, de 1 de abril de 1998, que en lo que
corresponde al recurso contra tributos que nos ocupa, dispone que el mismo procede
contra toda disposición legal que cree, modifique o suprima un tributo, impuesto, tasa,
patente, derecho o contribución de cualquier clase o naturaleza que hubiere sido
establecida sin observar las disposiciones de la Constitución Política del Estado. De
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 552

dichas normas se establece que el art. 68 LTC no altera lo dispuesto por la


Constitución Política del Estado, más al contrario, al reglamentar las condiciones para
la admisión de sus recursos así como sus procedimientos, cumple el mandato del art.
121-IV CPE, por lo que el argumento expuesto no demuestran en lo absoluto que la
Comisión de Admisión haya cometido algún error al pronunciar el auto de rechazo del
recurso interpuesto. Por otra parte, es necesario tener presente que el recurso contra
tributos es una acción jurisdiccional extraordinaria a través de la cual se procede a un
control objetivo de la normatividad para sanear el ordenamiento jurídico del Estado,
por ello es que la ley dispone que procede el mismo contra toda disposición que cree,
modifique o suprima un tributo, impuesto, tasa, patente, derecho o contribución de
cualquier clase o naturaleza; en consecuencia, el control normativo por medio del
recurso contra tributos de ninguna manera puede abarcar a los contratos, así se trate de
contratos administrativos, entendiéndose por tales a toda declaración bilateral o de
voluntad común, productora de efectos jurídicos entre dos personas, de las cuales una
está en ejercicio de la función administrativa, por cuanto los mismos no reúnen los
caracteres de generalidad, autoridad y obligatoriedad necesarios para ser consideradas
disposiciones legales. Contrariamente al carácter de obligatoriedad de las
disposiciones legales, uno de los elementos del contrato administrativo es el de la
voluntad, el consentimiento, es decir, para que haya contrato se requieren de dos
voluntades válidas y puestas que concurran a su formación contractual.
Consiguientemente, al haberse rechazado mediante Auto Constitucional 124/2003-
CA, de 12 de marzo de 2003, el recurso contra tributos interpuesto por el recurrente
con los fundamentos expuestos, se establece que esta Comisión de Admisión no ha
incurrido en error alguno que haga viable la reposición.

UNIVERSIDADES

PROCEDIMIENTO PARA INICIAR DENUNCIAS EN LA


UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0042/2004-R Sucre, 14 de enero de 2004 El


recurrente alega que los recurridos vulneraron sus derechos a la seguridad jurídica, al
trabajo, a una justa remuneración, a la defensa, a la petición y al debido proceso, bajo
el argumento de: a) haber sido doblemente juzgado por una misma causa, objeto y con
la misma prueba; b) durante el trámite se le negó la producción de prueba ofrecida de
su parte en tiempo oportuno, derivando el proceso en la suspensión de sus funciones
como Director de la Carrera de Matemáticas por el tiempo de 3 meses; c) no fue
legalmente notificado con la resolución 03/03 de 2 de mayo de 2003; y, d) sus
solicitudes para la extensión de fotocopias legalizadas de las resoluciones emitidas no
fueron atendidas. Por consiguiente, corresponde analizar si los hechos denunciados se
encuentran dentro del ámbito de protección otorgado por el art. 19 CPE.

III.1. El principio "non bis in idem", si bien no aparece reconocido en el texto


constitucional, ha de estimarse comprendido en el art. 16.IV CPE, integrado al
553 José Luis Paredes Oblitas

principio de legalidad penal con el que guarda íntima relación, importando en


definitiva la prohibición de un ejercicio reiterado del jus puniendi del Estado; es decir,
que una de sus más conocidas manifestaciones, supone la imposibilidad de que
recaiga duplicidad de sanciones, en los casos que se aprecie una triple identidad: En
cuanto al sujeto o identidad personal, que sólo ampara a la persona juzgada; con
relación al objeto, caracterizado por el mismo comportamiento atribuido a la misma
persona y respecto a la identidad de causa que se refiere a una duplicidad o
multiplicidad de procesos, donde se examina ese comportamiento.

Doctrinalmente, este postulado que se extiende a toda clase de procesos, es una forma
de protección de la persona y una manera de brindarle certeza en los dictados de los
jueces y de la administración, impidiendo a las autoridades investigar, juzgar o
condenar a una persona más de una vez por el mismo hecho respecto del cual ya se
tramitó un proceso y se profirió una decisión, constituyendo un elemento destinado a
realizar los valores de la justicia y la seguridad jurídica y de otros principios como la
presunción de inocencia y el derecho de defensa.

III.2.En el caso de autos, las observaciones y denuncias referidas al Concurso de


Méritos y examen de competencia en la Carrera de Matemáticas, contenidas en el
INF. AUD. INT. 27/99 de 25 de agosto de 1999, fueron rechazadas por el Comité
Ejecutivo del Consejo Universitario por resolución 257/00 de 20 de junio de 2000 que
ordenó el archivo de obrados; posteriormente sobre la base del citado informe de
auditoria y reformulado el Informe Complementario 006/2000, la Unidad de Auditoria
Interna de la Universidad recomendó al Rector reiterar directamente a la Comisión
Sumarial Universitaria, el inicio de sumario informativo contra el recurrente, el
mismo que fue desarrollado por la Sala II de la Comisión Sumarial que concluyó con
el respectivo informe en conclusiones, que ameritó el pronunciamiento del auto inicial
de 19 de marzo de 2003 emitido por la Comisión de Procesos Sala I, siendo
desarrollado el proceso hasta la emisión de la Resolución 03/03 de 2 de mayo de
2003, que sancionó al actor con la suspensión del cargo de docente sin goce de
haberes por el tiempo de tres meses calendario.

De lo relacionado se infiere que los hechos demandados no constituyen un doble


procesamiento, pues como consecuencia del rechazo a las observaciones y denuncias
del Concurso de Méritos y Examen de Competencia de la Carrera de Matemática,
dependiente de la Facultad de Ciencias Puras y Naturales, dispuesto por el Comité
Ejecutivo del Consejo Universitario el 20 de junio de 2000, no llegó a desarrollarse
ninguna investigación respecto a las denuncias formuladas contra el recurrente, sino
que ésta se inicio a raíz de la reformulación del Informe Complementario 006/2000, lo
que significa que no existe vulneración al principio non bis in idem al no presentarse
la identidad de causa traducida en una duplicidad o multiplicidad de procesos, en los
términos expuestos en el punto III.1. de la presente resolución.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 554

Sin embargo, no es menos evidente que todo proceso, para ser legal, debe respetar las
normas aplicables al caso; dado que, si éstas son infringidas, se vulneraría la garantía
del debido proceso que, conforme lo ha entendido la jurisprudencia de este Tribunal,
es "el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo en el que sus derechos
se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos
aquellos que se hallen en una situación similar (..) comprende el conjunto de
requisitos que deben observarse en las instancias procesales, a fin de que las personas
puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado
que pueda afectar sus derechos" (SC 418/2000-R, y SC1276/2001-R, entre otras), que
además exige "que nadie sea privado, judicial o administrativamente, de sus derechos
fundamentales sin que se cumplan ciertos procedimientos establecidos por Ley,
dándole la posibilidad al individuo de exponer razones en su defensa, probar esas
razones y esperar una sentencia fundada, después de haber sido oído". SC 447/2001.
Esta garantía, de acuerdo al entendimiento contenido en las SSCC 731/2000-R,
1234/2000-R, 1341/2001-R, "es aplicable no sólo al ámbito judicial, sino también al
administrativo cuando se tenga que someter a una persona a un procedimiento en el
que deberá determinarse una responsabilidad".

En el caso analizado, el proceso instaurado contra el recurrente, ha sido desarrollado


vulnerando la garantía del debido proceso, por cuanto no se cumplió con el art. 21 del
Reglamento de Procesos Universitarios que señala: "Las denuncias sobre faltas e
infracciones y los requerimientos de Sumarios Informativos serán dirigidos a los
Consejos Facultativos y en los casos que superen el ámbito facultativo al Comité
Ejecutivo del Honorable Consejo Universitario. Las mismas previo análisis del caso
serán admitidas en el plazo de diez días y se remitirán a la Comisión Sumarial
competente, para el levantamiento del respectivo sumario. En caso de ser rechazada la
denuncia por falta de fundamentos, se ordenará el archivo de obrados". En efecto,
conforme se ha detallado en el punto II.4. de la presente sentencia, la auditoría interna
de 2 de febrero de 2001, fue presentada al Rector de la UMSA y no al Comité
Ejecutivo del Consejo Universitario que conoció inicialmente la denuncia, el cual de
acuerdo a la norma reglamentaria citada, debió tomar conocimiento de esta nueva
auditoría y determinar si ratificaba el archivo de obrados o, en su caso, admitía la
denuncia, en cuyo mérito debía remitir los antecedentes a la Comisión Sumarial. Este
extremo fue alegado por el actor en su expresión de agravios contenida en su recurso
de apelación, sin que hubiera merecido ningún pronunciamiento por el Consejo
Universitario en la Resolución 177/03, al igual que otros agravios que también
reclama a través del presente recurso, como el rechazo de memoriales de ofrecimiento
de prueba presuntamente presentados dentro del término de prueba, por lo que se
concluye que los recurridos vulneraron el debido proceso y, como consecuencia del
cumplimiento de la sanción de suspensión en el ejercicio de la docencia sin goce de
haberes por el tiempo de tres meses calendario, el derecho al trabajo y a una
remuneración justa; en consecuencia, corresponde otorgar la tutela solicitada
555 José Luis Paredes Oblitas

III.3. El actor acusa no haber sido notificado con la resolución 03/03 de 2 de mayo de
2003, emitida por la Comisión de Procesos Universitarios Sala Primera, que dispuso
en primera instancia su suspensión del cargo de docente sin goce de haberes por el
tiempo de 3 meses calendario, sin embargo, en el memorial de 4 de junio de 2003, por
el cual interpuso recurso de apelación alegó estar "notificado con la Resolución
082/03 emitida por el Honorable Consejo Universitario y por consecuencia con la
Resolución 03/03 de fecha 2 de mayo de 2003", en cuyo mérito no es evidente la
omisión acusada por lo que no corresponde su consideración.

III.4. En cuanto a la falta de atención a sus solicitudes para la extensión de fotocopias


legalizadas y la vulneración a su derecho a la petición, el actor no presenta ninguna
prueba que acredite la formulación de un petitorio en esos términos ante la
autoridades recurridas, incumpliendo el art. 97.V LTC, que al establecer los requisitos
de forma y contenido del recurso de amparo señala: "Acompañar las pruebas en que
se funda la pretensión", motivo por el cual la presente acción tutelar resulta
improcedente con relación a esta particular problemática.

III.5. Por último, respecto a la determinación asumida por el Tribunal de amparo de


declarar improcedente el recurso con relación a las autoridades recurridas, debe
tenerse en cuenta que el art. 21 del Estatuto Orgánico de la Universidad Mayor de San
Andrés, establece la composición del Consejo Universitario, incluyendo al Rector
como encargado de presidirlo y también al Secretario General, por lo que al haber
suscrito las autoridades recurridas en ejercicio de esas funciones la resolución
impugnada a través del presente recurso extraordinario, asumen legitimación pasiva
sobre los hechos demandados, que conforme ha establecido el Tribunal Constitucional
en las SSCC 126/2003-R, 1602/2002-R, 1555/2002-R, entre otras, la legitimación
pasiva es considerada como la: "calidad que se adquiere por la coincidencia que se da
entre la autoridad que presuntamente causó la violación a los derechos y aquélla
contra quien se dirige la acción", por lo que corresponde declarar la procedencia del
recurso con relación a las autoridades demandadas.

Del análisis efectuado, se concluye que el Tribunal de amparo constitucional, al haber


declarado procedente el recurso contra el actual Consejo Universitario e improcedente
respecto a los recurridos, ha hecho una parcial evaluación de los antecedentes y
alcances del art. 19 CPE.

UNIVERSIDADES

LA ASAMBLEA DOCENTE ESTUDIANTIL DE LA UNIVERSIDAD


MAYOR DE SAN ANDRÉS NO PUEDE DESTITUIR DOCENTES
ORDINARIOS.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1357/2004-R Sucre, 18 de agosto de 2004 De


otra parte, si bien es cierto que la Asamblea Docente Estudiantil de la Carrera de
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 556

Comunicación Social de la UMSA, adoptó una decisión respecto a la problemática


planteada al definir la anulación y desconocimiento del proceso de selección y
designación de docentes de la gestión 2003, la misma no puede servir de sustento para
la actuación de la autoridad recurrida, pues si bien dicha Asamblea constituye el
máximo organismo de decisión en esa carrera conforme el art. 36.I del Estatuto
Orgánico de la UMSA, sus determinaciones deben estar encuadradas en el marco
normativo de la Universidad, pues los representados del recurrente al ser docentes
ordinarios conforme los arts. 86 inc. a), 87 del Estatuto de la Universidad Boliviana,
17, 18 inc. a) y 19 del Reglamento del Régimen Académico Docente de la
Universidad Boliviana (RRADUB), únicamente pueden ser removidos de sus cargos
por las causales establecidas por los arts. 81 y 82 del citado Reglamento; en cuyo
mérito al no haber concurrido ninguna de ellas y pese a ello, la autoridad demandada
asumió una medida de hecho, vulneró los derechos constitucionales de los
representados del actor, por lo cual corresponde otorgar la tutela prevista por el art. 19
de la CPE.

VACIO NORMATIVO

DEFINICIÓN DE LO QUE ES UN VACIO NORMATIVO. LAS


NORMAS DEL CODIGO CIVIL SOBRE PRESCRIPCION NO
PUEDEN APLICARSE AL DERECHO DE LA SEGURIDAD SOCIAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0221/2004-R Sucre, 12 de febrero 2004 III.1Al


efecto cabe señalar que la problemática se origina en un aparente vacío normativo del
Código de seguridad social con relación al instituto de la prescripción de la acción de
cobro de aportes de los trabajadores para las prestaciones del Seguro Social
Obligatorio que se encuentren en mora, es decir, que el legislador no habría previsto
el plazo para la prescripción extintiva de la acción judicial de cobro de los aportes
laborales o cotizaciones de los trabajadores no desembolsados por el empleador a la
entidad gestora.

Para dilucidar la problemática planteada resulta necesario referirse al vacío normativo


y la forma en que se resuelve dicha situación. Con relación al vacío normativo, cabe
señalar que se produce en aquellos supuestos en los que el legislador, al elaborar la
Ley, crea una determinada institución jurídica, pero omite regular un determinado
elemento o detalle referido a la institución creada, con lo que se origina un vacío
normativo en la Ley. Según enseña la doctrina, el vacío normativo se resuelve por
medio de procedimientos de integración normativa, lo que supone una aplicación
supletoria de normas contenidas en otras leyes análogas o, en su caso, aplicando los
principios generales del Derecho. Ahora bien, para la aplicación supletoria de una
norma legal a situaciones no contempladas expresamente en una Ley, requiere de la
concurrencia de las siguientes condiciones: 1) la previsión expresa contenida en la
Ley que presenta el vacío normativo de la aplicación supletoria de determinadas leyes
para las situaciones no previstas expresamente; 2) la analogía legis, es decir, que la
557 José Luis Paredes Oblitas

situación no contemplada expresamente en la Ley que presenta el vacío normativo sea


igual a la situación regulada por la otra Ley, cuya norma se aplicará por supletoriedad.

De otro lado, cabe referir que no toda ausencia de una norma en la Ley puede ser
calificada como vacío normativo, pues resulta que en determinadas circunstancias el
legislador, de manera voluntaria y consciente, decide no prever en la Ley una norma
para una determinada situación jurídica, así por ejemplo, decide no crear un
determinado instituto jurídico porque su creación podría contradecir los valores
supremos, principios fundamentales, derechos y garantías constitucionales y demás
preceptos de la Constitución, pues en ese caso el intérprete de la Ley no podría
concluir que se trata de un vacío normativo; por ello es importante que el Juez o
Tribunal al resolver un caso concreto en el que la situación jurídica no esté
expresamente contemplada en la Ley deberá efectuar una interpretación sistematizada
y en concordancia práctica la Ley desde y conforme a la Constitución, para establecer
si definitivamente se trata de un vacío normativo o de una situación no prevista por el
legislador en cumplimiento de las normas de la Constitución.

III.2En el caso presente, el recurrente impugna la decisión de las autoridades


judiciales recurridas, porque considera que el Código de seguridad social, tiene un
vacío normativo, al no haber previsto el plazo para la prescripción extintiva de la
acción judicial de cobro de aportes en mora para las prestaciones del Seguro Social
Obligatorio, por lo que cree que las autoridades judiciales debieron aplicar, por
supletoriedad, las normas previstas por el Código civil, y al no haber obrado de esa
forma, sino aplicado las normas previstas por el Decreto Supremo 18494, en
consecuencia, al haber rechazado la excepción de prescripción planteada en el Proceso
Coactivo Social seguido por la Caja Nacional de Salud, vulneraron su derecho
fundamental a la seguridad jurídica. Al respecto cabe hacer las siguientes
consideraciones:

III.2.1. En primer lugar, de una interpretación sistematizada de las normas previstas


por el Código de seguridad social, desde y conforme a la Constitución, se llega a la
conclusión de que no existe un vacío normativo respecto al plazo de prescripción de la
acción de cobro de aportes en mora para las prestaciones del Seguro Social
Obligatorio, lo que significa que el legislador no omitió regular expresamente esa
situación, al contrario resolvió no instituir el instituto de la prescripción para dicho
supuesto jurídico.

En efecto, el Código de seguridad social, en su Título VI, Capítulo V, instituye la


prescripción, de manera que en su art. 230 contiene normas que regulan dicho
instituto jurídico; empero, en dichas normas no está prevista la prescripción de la
acción de cobro de los aportes laborales en mora. En consecuencia, interpretando las
normas previstas por el art. 230 del Código de Seguridad Social, se puede inferir que
si el legislador ha creado el instituto jurídico de la prescripción de la obligación de la
Caja para otorgar los beneficios establecidos en dicho Código y la acción de los
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 558

asegurados y beneficiarios, normas en las que no se incluye la prescripción de la


acción de cobro de aportes en mora para las prestaciones del Seguro Social
Obligatorio, a contrario censu, el legislador ha decidido no instituir la prescripción
para este último supuesto.

El Legislador ha tenido que partir de una interpretación de las normas constitucionales


referidas al régimen social y el derecho a la seguridad social de las personas. En
efecto, si se toma en cuenta que el art. 7 inc. k) CPE consagra como un derecho
fundamental de la persona la seguridad social, de otro lado la norma prevista por el
art. 158 de la Ley Fundamental dispone que "el Estado tiene la obligación de defender
el capital humano protegiendo la salud de la población; asegurará la continuidad de
sus medios de subsistencia (...)"; finalmente la norma prevista por el art. 162 de la
Constitución proclama que "los derechos y beneficios reconocidos a favor de los
trabajadores no pueden renunciarse (..)", se entiende que la obligación de los
empleadores de pagar los aportes para las prestaciones del Seguro Social Obligatorio
no podría caducar por el solo transcurso del tiempo, pues esos recursos tienen un fin
esencial que es la cobertura de la Seguridad Social en beneficio de los trabajadores, de
manera que les permita contar con los medios necesarios e idóneos para resguardar y
garantizar su salud y su propia vida.

III.2.2 En segundo lugar, aún para el caso de que hubiese un vacío normativo en el
Código de seguridad social, no podrían aplicarse las normas previstas por el Código
civil, en razón a no existir la analogía legis entre ambos cuerpos normativos. En
efecto, el Derecho de Seguridad Social corresponde al ámbito del Derecho Público
interno, por lo mismo las normas del Código de seguridad social regulan las
relaciones de los particulares con el Estado; en cambio el Derecho Civil corresponde
al ámbito del Derecho Privado Interno, por lo mismo las normas del Código civil
regulan las relaciones de los particulares entre sí; de manera que la situación
aparentemente no contemplada por el Código de seguridad social, como es la
prescripción de la acción de cobro de aportes en mora para las prestaciones del Seguro
Social Obligatorio, no es igual a la situación contemplada explícitamente en el Código
civil; por lo tanto no puede aplicarse supletoriamente, al ámbito del régimen de
Seguridad Social, las normas previstas por el Código civil.

III.3De lo referido precedentemente, se infiere que las autoridades judiciales


recurridas, al no haber aplicado las normas previstas por el Código civil para
determinar la prescripción de la acción de cobro de los aportes labores; por lo tanto, al
haber declarado improcedente la excepción de prescripción planteado por la empresa
demandada, hoy recurrente, mediante las resoluciones impugnadas, no han lesionado
el derecho a la seguridad jurídica de la empresa recurrente, lo cual hace inviable la
concesión de la tutela solicitada en el recurso.

III.4 Finalmente, se aclara que no corresponde aplicar en el presente caso, las


disposiciones contenidas en la Ley de Pensiones, que remiten el régimen de la
559 José Luis Paredes Oblitas

prescripción al Código civil, referidas al no cobro de las rentas, puesto que esta Ley
regula aportes propios de los trabajadores, con fines personales para cubrir el seguro
social a largo plazo, en base a su propia normativa, mientras que los aportes objeto del
presente recurso, son para cubrir gastos del seguro social a corto plazo,
específicamente para precautelar la salud de la población, la que se halla, protegida
por el Estado, conforme se señaló en el punto anterior de esta Sentencia.

En consecuencia, el tribunal de amparo, al haber declarado procedente el recurso, no


ha dado correcta aplicación al art. 19 CPE.

VOTO DE CENSURA

SOBRE EL VOTO CONSTRUCTIVO DE CENSURA EN EL


GOBIERNO MUNICIPAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0607/2003-R Sucre, 07 de mayo de 2003 El


recurrente interpone el presente recurso argumentando que el Concejo Municipal en el
procedimiento de voto constructivo de censura en su contra, no ha dado cumplimiento
a lo establecido por los arts. 51 numerales 1) y 3) LM, puesto que la moción: a) no se
encuentra motivada menos fundamentada y b) la Resolución de admisión ha sido
dictada a las 97 horas de su recepción, fuera del plazo de 24 horas señaladas por Ley.
Corresponde establecer si lo denunciado es evidente y amerita la tutela que brinda el
art. 19 Constitucional.

III.1. Que, uno de los requisitos de la moción constructiva de censura, estriba en que
debe realizarse mediante propuesta motivada, fundamentada y firmada, al menos por
un tercio de los concejales en ejercicio; el Concejo, si fuera el caso, en el plazo de 24
horas, sin trámite previo, rechazará dicha moción por incumplimiento de ese requisito,
como se colige de la previsión contenida en el art. 51 incs. 1) y 3) LM.

Que, en el caso de autos, la moción del voto constructivo de censura se encuentra


debidamente motivada y fundamentada en los dieciséis puntos contenidos en el
memorial en el que ha sido propuesta; por consiguiente no es cierta la afirmación en
sentido de que la moción "es solamente puro discurso carente de sustento y seriedad".

Que, el plazo de 24 horas señalado por el art. 51 inc. 3) es para el rechazo de la


moción por incumplimiento de los requisitos establecidos en los numerales 1 y 2 de
dicho artículo. El recurrente, de manera equivocada, entiende que ese plazo es
también para la admisión de la moción, lo que no es cierto, como se desprende de una
lectura textual de dicho artículo; por consiguiente, la moción no ha sido rechazada
(único caso en el que se aplica el plazo de 24 horas referido), al contrario fue admitida
por el Concejo Municipal en su sesión de 18 de febrero de 2003, conforme se infiere
del oficio que cursa a fs. 9.
Diccionario de Jurisprudencia Constitucional 560

III.2. Que, si bien el recurrente únicamente alega como violaciones al procedimiento


de censura constructiva las expresadas en el punto III.1. de la presente Sentencia, no
obstante, de antecedentes se evidencia que la remoción del recurrente por esta vía
prevista en el art. 201.II CPE, cumple con los requisitos exigidos por los arts. 50.I y II
y 51 LM, por cuanto además de encontrarse la moción debidamente motivada y
fundamentada, ha sido firmada por tres concejales que constituyen más de un tercio
del Concejo Municipal compuesto por cinco miembros, quienes han propuesto
simultáneamente el nombre del candidato a Alcalde sustitutivo, ha sido presentada al
Concejo Municipal por conducto de su Presidente, debidamente notificada al Alcalde,
ha sido votada luego de transcurridos siete días de su presentación, en sesión pública
que ha contado con la presencia de un vocal acreditado por la Corte Departamental
Electoral y por tres concejales que hacen tres quintos del total de sus miembros.

Que, en cuanto a la publicación que no ha sido acreditada en obrados, se tiene que el


recurrente no ha denunciado la falta de cumplimiento de este requisito, por lo que se
entiende que se tiene cumplido con el mismo; máxime si de obrados se evidencia que
dicho recurrente asistió personalmente a la sesión de 28 de febrero de 2003 (en la que
se votó la moción), oportunidad en la que inclusive tomó la palabra.

Que, por todo lo expresado, no es viable otorgar la tutela demandada, por ser evidente
que el mecanismo de remoción del Alcalde Municipal, por voto constructivo de
censura, se sujetó al procedimiento establecido por Ley.

VOTO DE CENSURA

EL VOTO CONSTRUCTIVO DE CENSURA NO ES UN PROCESO


ADMINISTRATIVO Y POR TANTO NO ES NECESARIO EL
RESPETO A LA DEFENSA.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0694/2003- R Sucre, 21 de mayo de 2003

III.4 Que, con relación a que no se le hubiera permitido presentar sus descargos y en
consecuencia con ello lesionado su derecho a la defensa, es preciso recordar lo que
señala el art. 50 LM, pues el procedimiento de voto constructivo de censura constituye
una medida de excepción, que se produce cuando el Concejo Municipal pierde
confianza en el Alcalde, y no está prevista en la Ley ninguna opción de defensa de
dicha autoridad en el sentido que considera el recurrente, pues la censura es un
instrumento de gestión política sin que pueda confundirse con un proceso
administrativo, que es muy distinto al voto constructivo de censura.

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