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CASACION" - Nº 1948/22
RESOLUCION Nº226
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im portó, siguieron avanzando, y se llegó al fin querido por Juez y Fiscal: la
continuación de las acciones con m engua en la actividad persecutoria,
violando pedidos de Prórrogas, y a su vez, haciendo a su antojo el plazo
procesal de juicio, enderezando la acción a su gusto, evitando pueda ir a
juicio por jurados debidam ente solicitado, con m engua de dicho derecho de
defensa, conculcando la participación asistencia y representación del
Im putado" (sic).
Entendió que estamos en presencia de una sentencia equiparable
a definitiva, en tanto podría generar un perjuicio de imposible o tardía
reparación ulterior, derivado de la frustración del derecho constitucional a la
libertad ambulatoria, defensa en juicio, y violaciones a los Pactos
Internacionales art. 75 inc. 22 CN que se invoca.
El primer motivo de agravio, es la Admisión del Querellante,
cuando el mismo no ha tenido la activa participación de Acusador en los
términos del art. 405 CPP, ya que no ha firmado la petición, y hecho el
copy-paste, quedó firmado el mismo por parte de la Fiscal. Se dice que es
un Querellante adhesivo, y de allí que su posición estaría validada, cuando
la adhesión se da -valga la redundancia- adhiriendo a la posición fiscal, sin
necesidad de copia de su escrito. Si de escrito se trata, entonces se
necesita firma de todos, de manera invariable, al final del mismo, siendo
única pieza procesal, insustituible, por ser firma obligatoria conforme arts.
139, 140, 167 CPP, y arts. 288 CCC, en donde la firma es un requisito
obligatorio en todo escrito. En nuestro caso, al tratarse de firma electrónica,
(no firma digital ni ológrafa) y negarse autoría, la misma debe tener la firma
del profesional, como lo tienen todos los actos procesales de Juez,
Secretario o Director de OGA, contrario, caemos en la nulidad insanable que
se deja pedida, y por ende debe revocar.
Consideró que no empece el hecho que sea salido de una casilla
de correo que se dice pertenece a Navarro, porque se niega prueba de su
autoría, y es muy claro el art. 386 CCC y de allí el agravio de lo resuelto,
son nulos los actos que no están conforme el CCC, pudiendo incluso, ser
declarados de oficio, como en el caso, por violarse una norma de orden
público como lo es el art. 288 CCC, no se aplica el art. 958, 962 o similares
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del CCC, por no ser libres las partes de poder ejercer ese derecho, sino que
es obligatorio asumir la realidad del CPP, que así lo requiere.
El segundo tema de agravio, es el rechazo por Falta de Pedidos
de Prórroga del Fiscal, y el vencimiento de plazos. El Vocal dice que se
rechaza, porque la defensa consintió la actuación del Fiscal, en el uso de
continuar sin prórrogas, pero no explica y va por ello el agravio, en qué
consistió el consentir por la defensa, qué actos se llevaron a cabo, que
figuran en la tabla, o escalafón de consentimiento de los actos que son
propiedad fiscal únicamente, y solo él debe y puede ejecutarlos. Afirmó que
causa agravio que se exprese que no tiene sanción dicho art. 223, cuando
debe leerse junto al art. 192/93 CPP, en donde se dice que los términos son
perentorios e improrrogables, y el principio adversarial es eso: cada parte
debe hacer su tarea y al Fiscal le incumbe cumplir el CPP con base
constitucional y principio de legalidad, y no hacerlo, carga, conforme la Ley
de Ministerio Público, con las consecuencias de su desidia, en el tratamiento
de dicha ley procesal, en especial, de los pedidos de prórrogas, que
delimitan su accionar, de allí, la obligación de pedirlos.
Destacó que, en este tipo de actos del Fiscal, cobra relevancia la
llamada teoría de la responsabilidad por los actos propios. Además, quien
lleva la acción penal pública es el Fiscal, y solo él debe realizar los actos
necesarios para que la misma siga delante y avance. En el caso, existía
Querella y nada hizo. Imposible cargarle al Imputado tamaña
responsabilidad de las demás partes.
Estaban fijados los hechos, abrió la causa en dos oportunidades:
Julio y agosto de 2020, y la segunda indagatoria, la fijo en diciembre 2021,
lo que avienta que existiera causa compleja, muchos intervinientes, muchos
hechos, o alguna imposibilidad de llevar adelante la misma por la razón que
fuere; y de allí que, unido a ello la falta de prórrogas para ameritar si era
causa del Fiscal, o razones externas al mismo, -es lo que no hizo ex profeso
para no quedar en evidencia que es el propio Fiscal el que alongó los plazos
injustificadamente-, hace que se haya violado el plazo razonable, y se
decrete la Insubsistencia de la acción penal y nulidad de todo lo actuado.
Por último, adujo como agravio, la no admisión del Juicio por
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Jurados, rechazada por razones de no estar el hecho, acaecido con
posterioridad a la Ley 10.746. No solo agravia el hecho que ha sido pedido
en tiempo, ya que se rige por las reglas del juicio común, sino que, cuando
se remite la causa en elevación, luego de los trámites que ante el Juez de
Garantías deben llevarse a cabo, es cuando produce, ipso jure, las
consecuencias de la admisión de tal norma legal de manera irreversible. Es
el acusado el que desea someterse a los designios de un jurado popular, y
sin dudas es lo que hace necesariamente a la necesidad de contar con el
mismo, para que dirima las controversias.
El juzgamiento obligatorio de una franja de delitos a través del
tribunal integrado con jurados, no genera agravio constitucional, porque
esta instituido por ley, y ha sido pedido por el imputado, su admisión es
lógica y oportuna, o violaría las reglas del debido proceso legal y defensa en
juicio, más allá de juez natural al rechazarse dicho planteo. Cabe recordar,
en este punto, que en la reglamentación del llamado tribunal popular, esta
integración podía ser requerida por otros sujetos procesales diferentes al
imputado (Ministerio Público, querellante particular) y, en esa medida, en
definitiva, también le sería impuesto sin posibilidad de resistir esa
intervención.
Y si bien se debate doctrinariamente si el enjuiciamiento con
jurados es un derecho renunciable o irrenunciable, se trata de una decisión
legislativa de pura política criminal, que está dentro del esquema legal para
ser usado por las partes, o reclamado en aras del derecho legítimo de
defensa, de pedirlo el Imputado y que se acceda a ello, para no afectar la
defensa en juicio y el juez natural instaurado.
III- Efectuada la reseña que antecede, liminarmente debe
analizarse el remedio intentado bajo las previsiones de los arts. 514 y 515
del ordenamiento procesal penal (Ley 9754 modif. por ley 10317) y
establecer la admisibilidad del recurso presentado.-|
En tal sentido, corresponde recordar, como lo ha dicho la Sala
Penal del S.T.J.E.R., que la amplitud otorgada al recurso de casación -cfr.
entre otros: "ALBIZZATTI", Sala Penal, S.T.J.E.R., 07/12/04- incluso con
anterioridad al fallo "CASAL" -C.S.J.N., 20/09/05-, no implica darle al
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recurrente la posibilidad de impugnar "todas" las resoluciones y de
"cualquier" modo -así: "SANCIO", 11/03/09-.
IV- Corresponde entonces detenernos en los fundamentos
oralizados por el magistrado en oportunidad de resolver el recurso de
apelación, y confrontarlos con el planteo casatorio, a efectos de determinar
si se ha logrado desarrollar la cuestión federal que la defensa denuncia, y
que justificaría anticipar la intervención del tribunal casatorio, habilitando la
revisión a una decisión previa a la sentencia final.
Así las cosas, el Dr. Derudi, luego de algunas aclaraciones
formales respecto a tener por formulados los agravios manifestados en el
escrito por la Defensa, ingresó al tratamiento de los puntos de agravio.
Comenzó con el planteo de la nulidad de la solicitud de remisión a
juicio por parte de la querella particular; al respecto, sostuvo que la
presentación del Dr. Navarro fue en término, y lo que se cuestiona, es que
no tiene firma, y que se trataría de una copia de la presentación de la
Fiscalía.
Expresó el Dr. Derudi que el hecho de que guarde similitud con la
de la Fiscalía, no implica un vicio que la invalide; a excepción de las
acciones privadas, la legislación prevé el querellante adhesivo, su actuación
es en adhesión a la presentación del MPF, acompañando su acción. Aún en
caso de que sea idéntica, no inválida en modo alguno esa presentación,
porque cumple con los fines procesales previstos. En lo que tiene que ver
con la falta de firma, advirtió un poco de mala fe de parte de la Defensa,
teniendo en cuenta la situación de pandemia e imposibilidad de audiencias
presenciales, lo que ha llevado a la aplicación de medios electrónicos para
las presentaciones de cualquiera de las partes, como presentación válida,
en tanto la autoría queda por demás establecida en base a la dirección de
correo electrónica de la que emana; y concluyó que, de seguirse la tesitura
de la Defensa, no debería ni siquiera tratarse la apelación, por cuanto el
recurso y las presentaciones de la Defensa, también fueron enviadas por
esa vía. Los argumentos del juez de garantías, aunque escuetos, los
considera correctos.
En relación a los pedidos de prórrogas de la IPP, quedó claro que
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no existieron los mismos por parte de la Fiscalía; sin embargo, la norma no
establece ninguna sanción para el caso de que sean vencidos esos plazos;
recordó que en relación al fallo "Cozzi", y los vencimientos de plazos, la
interpretación que surge de ese caso, y aclarada o profundizada por el fallo
"Torres" de la misma Sala Penal del STJER, deja en claro que esta figura de
insubsistencia de la acción penal, puede operar (dejando a salvo su criterio
al respecto, aclaró) en caso que no haya habido una actuación consentida
por la Defensa en relación al vencimiento de los plazos de la IPP. Queda
claro ello en ambos precedentes, y en "Robinson", "Carruego" y "Morales"
de la Cámara de Casación Sala II, de los que lee fragmentos.
Efectuó un análisis también en relación al plazo razonable,
descartando que en el caso de autos exista una afectación al mismo,
trayendo a colación los criterios jurisprudenciales emanados tanto de la
CSJN como de la CIDH. Estamos ante un proceso en el cual se investigan
hechos contra la integridad sexual de menores de muy corta edad, se trata
de un caso que ha tenido una complejidad puntual que tiene que ver con la
demora de la realización de la Cámara Gesell; se agrega a ello que el
Tribunal ha tenido diversas integraciones, por pedidos de la Defensa, lo que
ha generado cierta dilación; y la causa comenzó el año pasado, habiendo
permanecido el imputado la mayor parte del tiempo, en libertad.
En lo que tiene que ver con la aplicación del Juicio por jurados,
también consideró que las razones dadas por el Juez de garantías resultan
acertadas, y la petición se encuentra efectiva y correctamente desechada.
Como lo señalara el juez y la fiscal, los hechos que se investigan tendrían su
fecha de acontecimiento en forma previa a la sanción de la ley de juicio por
jurados; los hechos ya habían acontecido cuando entró en vigencia la ley;
considerando la presentación, la formulación del agravio y los argumentos
dados, además de tratarse de una presentación extemporánea, también
corresponde su rechazo.
Finalmente, en relación a las medidas de restricción, teniendo en
cuenta el carácter excepcional de las mismas, y los motivos dados por el
juez de garantías, no advirtió un riesgo de suma gravedad, habiendo estado
el imputado a derecho y siempre respetando las reglas que se le
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impusieran, por lo que no encuentra justificada la medida, y resolvió en
consecuencia hacer lugar en relación a ese punto, ordenando el arresto
domiciliario de Cepeda en el domicilio establecido, con la posibilidad de
realizar las tareas laborales que desempeñaba, y que no tenga ningún tipo
de contacto con quienes aparecen como víctimas y/o testigos de quienes así
hayan sido determinados por el juez de garantías, y las medidas no
privativas de la libertad que pueda disponer a su criterio el juez de
garantías.
Por todo ello, hizo lugar parcialmente al recurso de apelación sólo
en relación a las medidas de restricción, rechazándolo en relación a los
restantes puntos, y confirmando a ese respecto lo resuelto por el Juez de
Garantías.
V- a) Así las cosas, contra la decisión adoptada por el Sr. Vocal
de Apelación, se alza la Defensa, afirmando que nos encontramos ante una
sentencia equiparable a definitiva, por entender configurado un gravamen
irreparable para su pupilo.
Cabe destacar ello, porque nos encontramos ante el planteo de
un Recurso de Casación contra una resolución que deniega (parcialmente)
la apelación, y confirma la resolución del Juez de Garantías; esto es -en un
primer nivel de análisis-, se ha arribado en dos momentos previos,
diferentes, a la misma solución (para utilizar la conceptualización que
efectúa Maier al referir a la garantía del doble conform e).
Verificado ello, la instancia casatoria sólo correspondería ser
habilitada, en caso de constatarse el mencionado gravam en irreparable;
más aún, como destacábamos en la causa "Bosch" (sent. del 21/04/17), si
se repara en que el diseño del sistema recursivo contempla la posibilidad de
que las resoluciones jurisdiccionales sean equivocadas (en los hechos o en
el derecho) y por ende ocasionen un perjuicio indebido a los afectados
(posibilidad que deriva de la falibilidad propia de la condición humana de los
jueces), ello no implica renunciar a la necesidad de "exam inar globalm ente
cuál es el m ecanism o de recursos dentro del sistem a de enjuiciam iento de
que se trate. En otras palabras, no es lo m ism o referirse a la casación penal
en un sistem a que no tiene otro recurso ... que hacerlo dentro de un
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sistem a que incorpora otro recurso previo (por ejem plo, el denom inado
recurso de apelación)".
Concluíamos que, en nuestro medio, contando con el recurso de
apelación, para situaciones como la presente, lo relevante es examinar la
efectividad de la garantía del doble conform e, herramienta que " pretende
evitar la pervivencia del error o, por lo m enos, dism inuir sus posibilidades
de sobrevida... a través de la duplicación, en dos instancias judiciales o en
dos grados de jurisdicción, de la presentación, discusión y decisión de la
cuestión..." (Pastor, Daniel R., "La nueva imagen de la casación penal",
2001, Ed. AdHoc, p. 95); y que el 'derecho al recurso' " se transform aría,
así, en la facultad del condenado de poner en m archa, con su voluntad, la
instancia de revisión -el procedim iento para verificar la doble conform idad-
que, en caso de coincidir total o parcialm ente con el tribunal de juicio, daría
fundam ento regular a la condena -dos veces el m ism o resultado = gran
probabilidad de acierto en la solución- y, en caso contrario, privaría de
efectos a la sentencia originaria" -MAIER, J. D erecho Procesal Penal. Tom o
I: Fundam entos. Ed. del Puerto, Bs. As., 2004, p. 713-.
V- b) En efecto, para salvaguardar las garantías de los
ciudadanos, el ordenamiento procesal vigente, anticipa la intervención del
tribunal casatorio a decisiones previas a la sentencia final, pero sólo en
casos de un frontal ataque a derechos de los justiciables y con el objeto de
que no se frustren de forma irremediable.
Cabe valorar entonces la trascendencia e importancia del agravio
formulado en autos, y en tal cometido corresponde -en un segundo nivel de
análisis- receptar el criterio postulado por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación (y replicado en numerosos precedentes, por esta Cámara y por la
Sala Penal del STJER) según el cual las resoluciones cuya consecuencia sea
la obligación de seguir sometido a proceso, más allá de las restricciones
normales que derivan del sometimiento a juicio, no causan al justiciable un
perjuicio de imposible reparación ulterior (ver. CSJN Fallos 298:408,
310:1486, 320:212; 329:491, entre otros).
Ello así, por cuanto -en tal sentido- no nos encontramos ante una
sentencia definitiva, ni una resolución que pueda ser equiparada a ella, en
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tanto conlleva para el justiciable -como decíamos- la obligación de seguir
sometido a proceso.
No obstante lo cual, la defensa impetra la vía casatoria reeditando
la alegada conculcación a garantías fundamentales de su representado
-principalmente, pueden extraerse de sus motivos, supuestas afectaciones
al derecho de defensa en juicio, legalidad, derecho a la libertad ambulatoria,
etc.-; a este respecto, es importante destacar que el recurrente, en su
fundamentación, incurre en imprecisiones y formulaciones muchas veces de
difícil comprensión (como incluso fuera ya advertido por el juez de
apelación, en su providencia de fecha 19/09/2022, donde daba cuenta de
planteos en extrem o confusos por parte del recurrente); y no logra anclar
suficientemente las alegadas afrentas con alcance constitucional, a las
concretas circunstancias del caso -o al menos no explicita tal vínculo,
imprescindible para viabilizar la revisión que solicita, como cuando afirma
de manera genérica que se estaría afectando el derecho a la libertad
am bulatoria de su defendido, sin explicar por qué-.
Ello es relevante, toda vez que principios básicos de la
argumentación y el diálogo racional, requieren de las partes una
explicitación clara y concreta de sus planteos, más aún cuando lo que se
pretende es la habilitación de una instancia revisora limitada a supuestos
específicos y de suficiente entidad como para que sea imprescindible el
antes mencionado adelanto de jurisdicción.
En las presentes, no se advierte de la lectura del recurso,
argumentos críticos suficientes contra el razonamiento y/o que no
obtuvieran oportuno tratamiento y respuesta fundada en la instancia de
apelación. El Dr. Derudi, como se advierte de la reseña efectuada, descartó
fundadamente la afectación de garantías constitucionales invocadas por la
defensa, con una fundamentación exhaustiva e integral, sin dejar de lado
ninguno de los motivos esgrimidos por la Defensa que planteara la
Apelación. No obstante ello, el recurrente al no encontrar satisfecha su
pretensión, intenta una nueva instancia de revisión, soslayando que no es
un supuesto que válidamente autorice el acceso a la vía casatoria, la sola
circunstancia que la decisión contenida en instancia de apelación no
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responda cabalmente a los intereses defensivos.
Tampoco puede, por ello mismo, afirmarse que nos encontramos
ante una sentencia arbitraria, en los términos de la pretoriana doctrina de la
CSJN, que invalide la misma. Debe recordarse, que si bien la doctrina desde
siempre discurrió sobre el alcance del concepto de lo que constituye una
sentencia arbitraria, es Carrió quien logra definir qué se entiende por tal, al
sostener: "... que lo que realm ente hace la C orte cuando utiliza com o
herram ienta la noción de sentencia arbitraria y, valiéndose de ella, opera
con el recurso extraordinario dentro del ám bito excepcional de éste, es
descalificar pronunciam ientos o decisiones que vienen rotulados com o
sentencias. Los descalifica en cuanto tales porque, a juicio de la C orte, no
llegan a ser sentencia en térm inos que satisfagan los reclam os de la
C onstitución N acional." CARRIÓ GENARO- CARRIÓ ALEJANDRO. El R ecurso
Extraordinario por S entencia A rbitraria en la jurisprudencia de la C orte
S uprem a. Abeledo Perrot. Bs. As. 1983.
En tal tesitura, puede verificarse prim a facie que ninguno de los
agravios formulados por la defensa logra fundar un supuesto de
arbitrariedad que habilite la instancia de Casación.
VI- a) No obstante todo lo antes dicho -que ameritaría, en
puridad, la inadmisibilidad del recurso interpuesto, sin más-, es importante
efectuar algunas consideraciones puntuales respecto de los tres puntos de
agravio que pueden extraerse del recurso casatorio interpuesto.
VI- b) En relación a la admisibilidad de la actuación del
Querellante particular, no puede perderse de vista -a modo propedéutico-
que asiste razón a la representante de la Fiscalía, quien en la audiencia de
apelación destacó que la Defensa no había formulado un concreto agravio
en relación a ello; esto es, más allá de reiterar -también aquí- los mismos
motivos para cuestionar la solicitud de remisión a juicio por parte del
Querellante -que es una copia de la de la Fiscalía, que no lleva firma, que
no puede asegurarse su autoría por tratarse de una presentación efectuada
por correo electrónico, etc.-, lo cierto es que el recurrente no logra traducir
ello en clave de afectación atendible de algún derecho de su pupilo, como
para abonar la conceptualización de gravamen irreparable, a ese respecto.
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Sin perjuicio de ello, resulta absolutamente lógica, exhaustiva y
razonable, la fundamentación que al respecto enarbola el magistrado de
apelación, destacando que no existe vicio alguno en que el Querellante,
quien acompaña la acusación del MPF, comparta sus fundamentos; menos
aún, existe agravio respecto de la presentación por intermedio del correo
electrónico, resultando poco serio un cuestionamiento aislado a la autoría
de tal escrito, habida cuenta de la situación harto conocida de la pandemia
y las restricciones respectivas. Sumado a todo ello, resulta patente la
inconsecuencia del recurrente, apuntada por el juez de apelación, de
cuestionar una presentación por correo electrónico, habiendo él mismo
efectuado las suyas por el mismo medio.
Por todo ello, y sobre todo por no constituir un motivo atendible
de agravio como para habilitar la casación pretendida, no puede atenderse
a ese primer planteo.-
VI- c) Descartada, como vimos, la mentada arbitrariedad de la
resolución, motivo que la descalificaría como pieza jurídica, intenta por otra
parte la Defensa vincular la necesidad de habilitar una nueva vía de revisión
de lo resuelto, aparentemente, por contrariedad con doctrina sentada,
motivo legalmente previsto en nuestro ordenamiento procesal local para la
procedencia de la impugnación extraordinaria ante el Superior Tribunal de
Justicia de Entre Ríos.
Al respecto, vale recordar una vez más que " el carácter definitivo
de una resolución, a los efectos de su incidencia en la viabilidad de los
recursos, se caracteriza por la particularidad de que el decisorio defina una
cuestión poniendo térm ino al debate, o bien im pida continuar con la
discusión del punto o que cause un agravio de im posible o insuficiente
reparación ulterior (cfr. PA LA C IO , en "Los recursos en el proceso penal", p.
74; C LA R IA O LM ED O , "Tratado de D erecho Procesal Penal", T. V , p. 546,
PA LA C IO , "El recurso Extraordinario Federal", p. 76). En conclusión, el auto
atacado no resulta una sentencia definitiva íntim am ente ligada a la
irreparabilidad del perjuicio -cfr. LU G O N ES y D U G O , "La C asación Penal y el
R ecurso Extraordinario", p. 279- (citado en "STÜRTZ, Hugo Darío -
Apelación S/ RECURSO DE CASACIÓN" Causa Nº 54/14, sent. del
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02/09/2014).
La resolución del Dr. Derudi, como vimos al reseñar sus
fundamentos, se aboca al tratamiento del agravio que, según el apelante,
importaría la imposibilidad de continuación del proceso (aplicabilidad de lo
resuelto en el precedente "Cozzi" del STJER), brindando sobrados
fundamentos de su decisión según la cual, no era de recibo la interpretación
pretendida por el recurrente. Y ello no resultó una decisión antojadiza, sino
que en su fundamentación explicitó sobradamente -en base a precedentes
aplicables- los motivos para así fallar.
Ante ello, el recurrente insiste en que esa parte no consintió
ningún acto efectuado por la Fiscalía; y que, en virtud de la teoría de los
actos propios, no podía cargarse a la Defensa, obligaciones que
corresponden exclusivamente al Ministerio Público Fiscal.
Al respecto, surge con claridad que efectivamente se arribó a la
instancia de remisión a juicio, sin que hasta entonces la Defensa del
encartado haya efectuado planteo alguno respecto de la insubsistencia de la
acción penal.
Dicha circunstancia, da cuenta de que la IPP se encontraba
agotada, sin que la Defensa hoy recurrente haya efectuado los referidos
planteos oportunamente; y es justamente ello, lo que permite analogar,
como lo hizo el Vocal de apelación, la situación del encartado con lo que
emerge de otros precedentes del STJER ("Torres").
Vale agregar, como esta Sala ha destacado en otros precedentes,
que la jurisprudencia no puede analizarse (ni pretenderse su aplicación) en
solitario, desvinculado de su interrelación con otros antecedentes.
Específicamente, el fallo "Cozzi", cuya aplicación pretende el
recurrente, ha sido uno de varios en los que la Sala Penal del STJER ha
abordado la cuestión de los plazos e incidencias de la IPP (ver, por ejemplo,
los fallos "Torres" -citado por el Dr. Derudi en su fundamentación- y
"Robinson"). En todos ellos, se analizó el tópico, cuestionado por el
recurrente, de la aceptación o consentim iento por parte de la Defensa a la
actividad investigativa del Ministerio Público Fiscal.
Así, aunque el recurrente sostenga que no hubo actividad del MPF
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que consintiera, habiéndose la Defensa manifestado respecto de la
insubsistencia de la acción penal recién al momento de la remisión a juicio
-con independencia de los actos que hubiere o no llevado adelante la
acusación-, ello da cuenta de una IPP culminada; aspecto que, justamente,
es lo que considera en su argumentación el Vocal de apelación, por lo que
no se advierte que su conclusión sea antojadiza.
VI- d) Por último, en relación a la aplicación a las presentes del
juzgamiento por Juicio por jurados, esta Sala se ha pronunciado
recientemente al respecto, in re "CICHERO" (res. del 17/11/2022).
Allí, tratándose de una situación análoga a la de autos, se destacó
que no podía obviarse al respecto el análisis escrupuloso sobre la decisión
adoptada, y si otorgar jurisdicción a un Tribunal técnico (decisión que, claro
está, no detenta la calidad de sentencia definitiva), importa para el
justiciable un gravamen irreparable, que permita equiparar la decisión a
definitiva, a los fines de la procedencia del remedio casatorio intentado. Con
cita a otros precedentes, se destacaba que claramente tal decisión no pone
fin al proceso, sin contar (ni en aquél caso, ni en el que ahora nos ocupa)
con la expresión de algún motivo atendible que dé cuenta del concreto
perjuicio que le irrogaría al encartado, ser juzgado por jueces técnicos.
A su vez, se efectuaba allí una remisión, atento a la similitud de
los planteos esgrimidos, a sendos precedentes de esta Sala;
específicamente, a la causa "CASTILLO" (sent. del 16/04/2021), donde se
recordó lo resuelto por la CSJN en "CANALES" (Fallos: 342:697), respecto a
la fijación como límite (en ese caso, para la aplicación de nuevas leyes
procesales a causas pendientes), de la realización de actos válidamente
cumplidos en resguardo del principio de preclusión, de juez natural y
también a fin de evitar dilaciones innecesarias.
También se recordaba lo dicho (en reiterados precedentes, entre
ellos “PAGGI” -en los que hemos hecho referencia a lo dicho por el STJ en
"FARIAS-LUCERO" -sent. del 03/06/13-, y por esta Cámara en "GAGGIETA"
-sent. del 03/12/15-), en tanto debe atenderse a los principios de
"progresividad" y "preclusión", que hacen imposible retrogradar el trámite a
situaciones ya concluidas, toda vez que las facultades de los sujetos
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procesales se extinguen si no son planteadas en la oportunidad respectiva,
siendo imposible reeditar los planteos de etapas anteriores. Así, en “FARIAS
-LUCERO” el STJ dijo: “En este sistem a cobran especial relevancia los
principios de PR O G R ES IV ID A D y PR EC LU S IÓ N , que im piden retrogradar el
trám ite a situaciones ya concluidas toda vez que las facultades de los
sujetos procesales se extinguen si no son planteadas en la oportunidad
respectiva y así, se consolidan situaciones –ventajosas o desventajosas-,
sin que sea posible reeditar los planteos en las etapas posteriores. Esto es
así no sólo por el com prom iso que lo contrario acarrearía para la seguridad
jurídica, sino porque, adem ás, cada parte procesal tiene -com o contracara
de sus facultades- la carga de aprovechar las m ism as oportunam ente".
Se concluía en esa causa, que la firmeza de los actos procesales
constituye una necesidad jurídica que justifica su validez; y el principio de
preclusión -a través de la pérdida de una facultad procesal por haberse
llegado a los límites fijados por la ley para su ejercicio-, opera como un
impedimento o una imposibilidad de reeditar las cuestiones que ya han sido
objeto de tratamiento y de resolución anterior, garantizando de este modo
la seguridad jurídica y una administración de justicia eficaz y rápida que
tiene en cuenta los derechos del imputado y también los derechos de la
víctima.
Una vez superada la audiencia de remisión a juicio, se decía allí,
los referidos sistemas de enjuiciamiento (por Tribunal técnico, o por Jurado
popular) no resultan compatibles o intercambiables; y se concluía que
aplicar el sistema de juicio de jurados a una causa en un estado de
tramitación avanzado, también implicaría una afectación a la celeridad, en
causas donde sólo resta la realización del juicio oral; mientras que para
llegar al debate en el sistema de juicio por jurados deberían realizarse la
audiencia de selección del jurado y la audiencia de admisión de evidencias
-cuyas reglas de admisión son diferentes a las del sistema de
enjuiciamiento común- más la posibilidad de que en otra audiencia pública
se revise la decisión del juez que admite o rechaza un medio de
prueba. Todo ello sin perjuicio de la afectación al principio de preclusión y
garantía de juez natural que implicaría la revocación de un acto
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jurisdiccional firme que fue dictado válidamente.
Dichas consideraciones, mediante analogía, resultan aplicables al
caso de autos, donde -según explicaron las partes en la audiencia de
apelación- la solicitud de aplicación del Juicio por Jurados, más allá de
tratarse del juzgamiento de hechos ocurridos con anterioridad a la entrada
en vigencia de la respectiva ley, fue efectuada en la audiencia de remisión a
juicio con posterioridad a la alegación de las partes acusadoras en relación a
las evidencias cuya producción en la etapa de juicio interesaban.
Ello da pábulo a la consideración de la solicitud como
extemporánea, y avienta, entonces, también por ese motivo, la procedencia
de la vía intentada.
VII) A más de lo dicho, y por tratarse de una situación similar a
la de autos, resulta ilustrativo traer a colación lo resuelto por la Sala II de
esta Cámara de Casación, quien precisó que " (C )ircunscribiendo luego de lo
expuesto, el ám bito de inadm isibilidad del rem edio intentado, de
conform idad con lo establecido por la C .S .J.N ., cabe referir que los autos
que disponen que el proceso continúe no son sentencias definitivas, ni
equiparables a ellas. C om o se anticipó, de la revisión efectuada resulta
evidente que el pronunciam iento recurrido no estableció tal contingencia ni
causó un gravam en de im posible reparación ulterior, ya que el proceso
subsiste.- (Fallos: 326-2:3856). Tam poco el recurrente exhibió
fundadam ente que el decisorio le hubiera irrogado un agravio actual de
insuficiente, im posible o tardía reparación ulterior que perm itiese hacer
excepción a la regla antedicha (Fallos: 328:1108), habiendo m anifestado
sólo su disconform idad con los argum entos allí vertidos. A gotando todas las
hipótesis, desde otra perspectiva del análisis, la D efensa letrada no ha
logrado tam poco exhibir la existencia de una cuestión federal que perm ita
habilitar la com petencia de esta y ulteriores instancias, conform e la doctrina
sentada por la C orte S uprem a de Justicia de la N ación en “D i N unzio” (Fallos
328:1108)..." (cfr. "MORALES", sent. del 02/06/2022).
VII) Por todo ello,
SE RESUELVE:
I- DECLARAR inadmisible el Recurso de Casación articulado
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por el Dr. Walter Luis Martínez, Defensor técnico de César Roberto Cepeda,
contra la resolución de fecha 28/09/2022, dictada por el Tribunal de Juicio y
Apelaciones de Gualeguaychú. Con costas.
II-Protocolícese, notifíquese y en estado, devuélvase.-
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