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Longitudinalmente las Drogas se han caracterizado por ser algo negativo en la

Sociedad. Es decir, hay muchos estereotipos en torno a este tema. Sin embargo, en los
últimos años unos tipos de droga que está tomando fuerza se hacen cada vez mas
popular. Estos son pues las drogas inteligentes o también conocidas como nootrópicos.
En este orden de ideas es importante definir que son las drogas inteligentes; son todas
aquellas que mejoran las funciones cognitivas del ser humano tales como la memoria, la
atención, la precepción. En general, lo que hacen es facilitar el proceso de las funciones
ejecutivas. No obstante, lo hacen a través de la estimulación externa y no por la
producción propia de los neurotransmisores cerebrales.
Las drogas inteligentes han tomado popularidad a través del internet. En las redes
sociales muchos jóvenes observan videos y publicaciones sobre esta forma de drogarse
y de sobre estimular su cerebro. El hecho, es que los estudiantes universitarios están
usando estas drogas para poder rendir académicamente en sus labores. Es decir, estos
jóvenes recurren a las drogas inteligentes para poder cumplir con sus trabajos, tener
mejores resultados académicos y obtener las calificaciones mas altas. Sin embargo, no
se omiten que toda sustancia externa que el cerebro necesite para tener mejor
rendimiento tendrá sus resultados nefastos. Además de generar afectaciones en el
sistema nervioso central. Por lo tanto, el presente documento indica que el uso de drogas
inteligentes en los jóvenes universitarios tiene repercusiones que pueden afectar las
funciones cognitivas.
De acuerdo con el acápite anterior, para desarrollar la aseveración de las
repercusiones de las drogas inteligentes en los jóvenes universitarios, se tomarán en
consideración dos artículos científicos que han estudiado el tema y que permitirán
realizar un comparativo punto por punto entre ambos para finalmente brindar una
postura crítica por parte de quien escribe el presente documento. En este orden de ideas,
el primer punto identificado es el que plantea Pereira (2020) frente al fármaco
metilfenidato el cual se conoce como la droga de la obediencia y que generalmente es
formulado y proporcionado a las personas que padecen trastorno por déficit de atención
e hiperactividad. Este fármaco, permite que las personas mantenga orden y que el
cerebro se estimule para poder seguir instrucciones y captarlas de manera mas rápida. El
metilfenidato ha sido popularizado entre los jóvenes universitarios y se ha vendido
incluso de manera legal para el consumo de los estudiantes en cuestión. Sin embargo, de
acuerdo con Pereira (2020) este hecho no afecta a los universitarios que usan este tipo
de fármaco y que están sanos, dado que no funciona en personas cuyo cerebro no tengan
ninguna dificultad atencional y con el seguimiento de instrucciones “no se han
comprobado científicamente los beneficios clínicos de la utilización del metilfenidato y
de otros medicamentos para esa finalidad en individuos saludables” (Pereira, 2022, p.4)
En comparación con el punto que plantea Pereira (2022) de la no afectación en el
cerebro sano de los estudiantes universitarios, hay una contraposición por parte de
Martínez (2016) quien manifiesta que si hay una modificación en los principales
procesos de funciones cognitivas de personas sanas. Es decir, el metilfenidato si tiene
sus efectos en todo tipo de cerebro, no solo en los que padecen algún trastorno. De
hecho Martínez (2016) indica que probablemente si puede funcionar este fármaco como
un potencializador cognitivo
los efectos producidos sobre la atención, la memoria y el comportamiento, ya no
en personas con algún tipo de trastorno físico o mental, sino en individuos sanos,
por la acción de fármacos psicotrópicos específicos tales como el metilfenidato y
el modafinilo por sus supuestas propiedades como potenciadores cognitivos.
(p.297)
Es claro que lo anterior es punto de vista contradictorios para ambos autores. Sin
embargo, es importante resaltar que el estudio de Martínez (2016) está avalado por las
neurociencias, lo que le permitió revisar y hacer seguimiento a la actividad cerebral de
jóvenes universitarios que consumieron este fármaco en dos posiciones. La primera, en
cerebros sano y la segunda en personas con algún trastorno.
Ahora bien, otro punto comparativo que se encuentra en el artículo de Pereira (2020)
y Martínez (2016) es la confluencia sobre los resultados de la droga inteligente del
modafinil o modafinilo. Este último actúa en el sistema nervioso central, generando
neurotransmisores como la noradrenalina y la dopamina. Los jóvenes universitarios lo
han usado para la concentración, la memoria de trabajo y generar la atención sostenida.
Por su parte, Pereira (2020) indica que en su investigación, algunos de los estudiantes
entrevistados manifestó que
el modafinil, según sus usuarios, garantiza una concentración extraordinaria, un
estado de “superconcentración”, en el que es posible trabajar o estudiar, sin
cansancio, durante varias horas seguidas. En tierras enamoradas de la
productividad, los resultados y salir en primer lugar en todo; el modafinil es oro
(p.10)
De acuerdo con lo anterior, hay un punto de confluencia por parte de Martínez
(2016) citando a Gill et al (2006) en una investigación con población jóvenes encontró
en las entrevistas que estas personas reportaron los siguientes efectos ante el uso del
modafinilo “incrementó ciertas funciones cognitivas como la atención sostenida, el
control cognitivo, la memoria de trabajo y la capacidad de los participantes para asistir a
sesiones didácticas post-turno” (p.299). Es decir, que ambos autores investigados
confluyen que estas drogas inteligentes si tienen una real incidencia en el rendimiento
de los jóvenes universitarios, sobre todo en su capacidad de atender en las clases, em
posiblemente mantenerse en estado de vigilia en sesiones de aprendizaje y obviamente a
la obtención de mejores resultados al captar atencionalmente todas las indicaciones
dadas por el docente.
Ahora bien, ante los puntos que se han comparado en el presente documento y de
acuerdo con el orden textual planteado en los primeros párrafos es importante brindar la
opinión de quien escribe este texto. Es pues, las drogas inteligentes para los estudiantes
universitarios constituyen dos riesgos. El primero, la adicción y el daño en el sistema
nervioso central para quienes las usan, esto incluye una dependencia de los jóvenes para
no poder tener un rendimiento académico positivo sin ninguna influencia. Por el
contrario, deben sobre estimular su cerebro para poder funcionar de manera adecuada.
El segundo, es que a nivel físico los jóvenes universitarios podrían sufrir dificultades
y desequilibrios como temblores, insomnio, excesivos dolores de cabeza y dependencia
para la concentración y el buen desarrollo de las habilidades y funciones cognitivas a
largo plazo así como la productividad de neurotransmisores dado que el cerebro
necesariamente requerirá las sustancias externas para poder concentrarse, mantener la
memoria a largo y a corto plazo. De hecho, Bruno (2015) manifiesta que “ciertas formas
modestas de mejoramiento humano, procuradas a gran escala, podrían tener graves
consecuencias” (p.1) Es decir, todo tipo de drogas o sustancias que el ser humano
ingrese al cerebro y que no sean necesarias para un sistema nervioso sano seguramente
habrán muchos hechos negativos no solo a nivel neuronal, sino a nivel físico e incluso
emocional porque al final los estudiantes universitarios o las personas que abusen de las
drogas inteligentes tendrán consecuencias nefastas en todas las áreas de su vida así
como lo tiene las personas normalmente adictas a otro tipos de drogas como la cocaína,
la marihuana, entre otras.

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