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El BAGUA DE FU HSI

Inicié esta sección de artículos para exponer en profundidad el sentido de la


secuencia “premundana” de trigramas en el bagua del “Cielo Anterior” o
“octograma de Fu Shi (o Fu Xi)”. Las razones que me llevaron a emprender
esta tarea, tienen su raíz en un cúmulo de “casualidades” que llamaron mi
atención sobre el hecho de que existen doctrinas que quitan, literalmente, la
vida al bagua original que el emperador Fu Hsi hizo para enseñar el
fundamento del Libro de las Mutaciones: I Ching.
En primer lugar, me hicieron saber que existe un dogma que dictamina que
dicho bagua no tiene importancia porque representa la inmovilidad,
mientras que, muy al contrario, representa la dinámica equilibradora
entre los principios eternos –inamovibles- que rige los cambios cíclicos
y regenera la vida. En vez de reconocer esta dinámica y los principios
eternos en los que se fundamentan los hexagramas del I Ching, se cree ese
dogma de la inmovilidad y se acepta la doctrina que enseña que el
ordenamiento de los trigramas en el denominado “Cielo Posterior”, u
“orden intramundano”, representa la dinámica a través de la cual se
suceden los ciclos de la naturaleza y el tiempo.
En segundo lugar, resultó que existe una doctrina muy extendida que
enseña la secuencia vital del “octograma de Fu Shi”, olvidándose sin
embargo de su esencia: la interacción entre el Cielo (lo Creativo) y la
Tierra (lo Receptivo), la interacción Yin-Yang gracias a la cual existe
cualquier expresión de la vida, entre ellas, la existencia misma de las
fuerzas de la naturaleza que mantienen el equilibrio Yin-Yang.
Dado que dicha doctrina declara que el bagua de Fu Hsi enseña que la
energía Creativa del Cielo se materializa de arriba hacia abajo mediante un
recorrido por los trigramas en forma de “s”, decidí exponer la dinámica
vital a fondo, aportando la información original que Richard Wilhelm
recopiló acerca de la dinámica en la “secuencia premundana” cuyo orden se
remonta a Fu Hsi, como afirma en p. 352 (último párrafo) de su traducción
del I Ching.

Introducción

Publicado el Lunes, 19 Agosto 2013


Última actualización en Sábado, 11 Octubre 2014

(Contenido ampliado: 13-09-2014) Al principio del verano 2013, la vida


me confrontó por tres vías diferentes con el hecho de que existe una versión
del bagua original basada en interpretaciones absolutamente contrarias al
sentido del mismo. En el plazo de una semana me regalaron y me
enseñaron libros en los que se utiliza el bagua original de la época de Fu
Hsi pero alterado su significado. Al indicar la dirección del movimiento
colocando en el centro de la secuencia de trigramas una “s” que va del
trigrama Cielo (lo Creativo) al trigrama Tierra (lo Receptivo), se profana el
sentido del bagua. Vamos a ver por qué la dirección indicada por esta "s"
va en contra de la dinámica vital y qué consecuencias tiene eso para la
comprensión de la misma.

La “s” que se colocó en alguna época de su historia en el bagua, sugiere


que la Tierra recibe y concretiza la energía del Cielo directamente en
su estado Lago, sin abrirse de modo Receptivo (trigrama Tierra) hacia
lo Creativo (trigrama Cielo). Probablemente, la dirección indicada por la
"s" parte de una interpretación errónea del trigrama Cielo en el bagua hecho
por el rey Wen, el denominado bagua del “Cielo Posterior". Según
determinadas interpretaciones de este último bagua, el trigrama Cielo
corresponde, junto con el trigrama Lago, al Elemento Metal por lo que se
introdujo una gran confusión sobre lo Creativo del Cielo, al identificar la
fuerza espiritual del Cielo que es energética y eterna, con el Elemento
temporal que determina la masa y la potencia gravitatoria y bipolaridad del
planeta así como las circunstancias cambiantes de la vida terrenal.

Por ejemplo, José Luis Padilla Corral dice en su "Tratado de Medicina


Tradicional China" (Libro tercero: El octograma de Fu Shi, pp. 207 a
211) lo siguiente: "Según la secuencia del Emperador Fu-Shi todo
comienza con la máxima expansión, las tres líneas enteras (trigrama Cielo).
A partir de ahí se va a generar todo un proceso de concretización hasta
llegar a partida-partida-partida (trigrama Tierra)." Este proceso de
concretización se haría mediante un movimiento que, según Padilla, recorre
un trayecto que baja del Cielo pasando por el Lago y el Fuego hacia el
Trueno, y sube desde ahí al Viento donde vuelve a bajar, pasando por el
Agua y la Montaña hacia la Tierra. Para así (cito lo que dice en p. 211):
"llegar al punto culminante de la expansión del Yang en tres actitudes: el
Cielo, el hombre y la Tierra que se convierten en el opuesto y
complementario. Hemos partido del Principio Masculino que anima el
Yang, para llegar al Principio Femenino que anima el Yin."
I Ching dice, sin embargo, que las fuerzas naturales se generan gracias
a la unión de lo Creativo (trigrama Cielo) y lo Receptivo (trigrama
Tierra). Gracias a su condición Receptiva, la Tierra se abre hacia lo
Creativo por lo que el planeta concibe y genera sus "hijos": las fuerzas
primordiales de la naturaleza que, interactuando entre sí, crean las
condiciones necesarias para la generación de la vida evolutiva que se
desarrolla en los estados Lago y Montaña del Elemento Tierra. Según la
información anterior a la redacción del I Ching que ha llegado a nuestro
tiempo (ver "Discusión de los Trigramas", pp. 352 y 362), el primer hijo
(Yang) fue el Trueno y la primera hija (Yin) el Viento, el segundo hijo
(Yang) fue el Fuego y la segunda hija (Yin) el Agua, el tercer hijo de la
Tierra fue su estado Creativo "Lago" y la tercera hija fue su estado
Receptivo "Montaña".
El movimiento en forma de "s" en el que, entre otros, Padilla se basa,
es producto de una interpretación que omite la interacción fundamental
entre lo Creativo del Cielo y lo Receptivo de la Tierra. Suponer que lo
Creativo del Cielo se manifiesta en primer lugar en el estado "Lago", en
vez de crear primero las fuerzas primordiales de la naturaleza, es una
muestra de la osadía de la mente humana. En alguna época de la historia
del bagua de Fu Hsi se aceptó una interpretación incitada por la serpiente
que hizo que Adán y Eva se autoexcluyeran del paraíso, la serpiente que
surge al confiar en los criterios temporales de la Mente, en vez de tomar
conciencia de los valores de lo Receptivo del Corazón.
El egocentrismo de la Mente puede hacernos pensar que, sin hacer uso de
su condición Receptiva (trigrama Tierra), la Tierra (planeta y vida
evolutiva) materializa en su estado vital Lago la voluntad de lo Creativo del
Cielo. Sin embargo, este modo de pensar es igual a olvidarse del espíritu
humano y entregar el mando de nuestras vidas a la mente racional,
pretendiendo que nuestra capacidad de razonamiento y cálculo basta para
organizar la vida, solucionar nuestros problemas y conseguir nuestros
objetivos. Para nuestra desgracia, el resultado de esta forma de pensar se
refleja en el mundo conflictivo que hemos creado. Además, la doctrina
basada en una interpretación mental del bagua de Fu Hsi nos priva de su
sentido: la visión global que permite entender el funcionamiento del
sistema armónico que crea una dinámica universal con propiedades
autorreguladoras capaz de mantener el equilibrio Yin-Yang, tanto en
el planeta y en el cuerpo como en la vida humana.

La secuencia de trigramas en el bagua original muestra la constante


regeneración de la vida en el planeta Tierra gracias al principio
Receptivo (trigrama Tierra) y la receptividad de sus habitantes. Al ser
Receptiva, la Tierra se abre hacia lo Creativo del Cielo por lo que la
energía Creativa penetra en la Tierra, fecundándole a ésta (ver I Ching:
hexagrama 11, La Paz). Luego, las fuerzas de la naturaleza surgen del
interior del planeta Tierra y mantienen su vitalidad gracias a la constante
interacción entre lo Creativo (Yang) y lo Receptivo (Yin). Los hijos (Yang)
y las hijas (Yin) de la Tierra son símbolos de las fuerzas complementarias
que nutren, regulan y regeneran la biosfera terrestre y renuevan igualmente
las condiciones espacio-temporales de cualquier ser vivo. La constante
interacción entre lo Creativo del Cielo y lo Receptivo de la Tierra genera
un movimiento natural y fluido que se autorregula gracias a la dinámica
Yin-Yang entre las fuerzas complementarias, representadas por los ocho
trigramas.

Según la información que viene en el Libro segundo del I CHING


traducido por Richard Wilhelm, tanto la propia obra como el bagua se
hicieron a fin de instruir la humanidad sobre el funcionamiento de la
vida. Para ello los antiguos sabios hicieron la secuencia de los ocho
trigramas en el bagua de manera que se veía cómo interaccionan entre sí las
fuerzas complementarias, las fuerzas Yin y Yang situadas una frente a la
otra en el bagua. En la doctrina que aplica el bagua de Fu Hsi pero con una
“s” colocada en medio, se sugiere que el movimiento de la “s” viene dado
por I Ching, pretendiendo justificar dicho movimiento basándose en
interpretaciones y racionalizaciones que no tienen nada que ver ni con el
espíritu ni con la materia de dicha obra.

La secuencia de trigramas en el bagua original

Lo primero que I Ching enseña en el Libro de las Mutaciones es que el


ser humano debe reconocer y respetar que su condición vital se determina
por el principio Receptivo, igual que la del planeta Tierra y todos los
demás seres vivos. Siendo Receptivo, el ser humano tiene que (aprender a)
dejarse guiar por lo Creativo del Cielo a fin de vivir en todo momento de
acuerdo con las leyes universales.
La segunda enseñanza muestra que encontramos nuestro camino en la
vida siguiendo las indicacions de nuestro sincero sentir, ya que
únicamente así se puede conectar con lo Creativo del Cielo que actúa en el
interior de cada ser.
Lo tercero es que lo que percibimos como "nuestro camino" es un camino
que cada persona sólo puede vislumbrar por sí misma, yendo pasito a pasito
siendo leal a su sincero sentir y respetando el "Tao del hombre": las
normas universales del amor y del sentido de la justicia (ver I Ching, p.
351, § 2). "Yendo por este camino el ser humano logrará una duradera
concordancia con la gran armonía, el Tao," asegura I Ching.

“Al entregarse y seguir a lo Creativo, alcanza la posición duradera que


le cuadra. Si lo Receptivo quisiera avanzar por sí mismo, se desviaría de
su índole natural y perdería el camino,” dice I Ching (p. 480). Dicho
principio primordial lo va aclarando y explicando desde diferentes ángulos
(8x8) en cada uno de los 64 hexagramas del Libro de las Mutaciones. Estos
hexagramas tratan de los continuos cambios a los que la vida humana está
sujeta para renovarnos, vitalizarnos y evolucionar.

El fundamento del Libro de las Mutaciones ya estaba dado en tiempos


del rey Wen (ver I Ching p. 375) en cuya época se redactó la versión del I
Ching que conocemos (ver p. 352). Afortunadamente, Richard Wilhelm
rescató mucha información de épocas anteriores a la redacción de la
versión de esta obra que tradujo para Occidente. Era una de las versiones
que había sobrevivido hasta el siglo XX, cuando él conoció el I Ching
viviendo en China. Durante más de veinte años Richard Wilhelm estudió
El Libro de las Mutaciones con un sabio chino y lo hizo con los más
renombrados eruditos chinos de la antigua escuela cuando, después de la
revolución china en 1911, Tsingtao se convirtió en residencia de buen
número de ellos hasta que aquella región fue conquistada también.
A no ser por la recogida de toda clase de información en el Libro segundo
de su traducción del I Ching, habría sido imposible profundizar en el
legado de los investigadores que hicieron el bagua y El Libro de las
Mutaciones en la época de Fu Hsi, fundador de la dinastía Xi o Hsi (2205-
1767 a.C.). Y a no profundizar en dicha obra, probablemente no me habría
dado cuenta de la grave profanación que está sufriendo el bagua que
hicieron a fin de aclarar el sentido de los cambios a los que la vida en la
Tierra está sujeta.
Ahora que sí me he dado cuenta, siento la obligación de resarcir en lo
posible el daño causado por la inconsciente manipulación de su obra. Para
ello primero voy a presentar a las personas que hicieron el Libro de las
Mutaciones, transcribiendo del Libro segundo del I Ching la
información que Richard Wilhelm recopiló sobre ellas:

“Los santos sabios de tiempos antiguos que hicieron el Libro de las


Mutaciones, quisieron escrutar los órdenes de la ley interior y del destino.”
(ver I Ching p. 351)
“Eran capaces de abarcar con su visión el conjunto de todos los
movimientos bajo el cielo. Contemplaban de qué modo éstos coincidían y
se enlazaban a fin de seguir su curso según sus ordenamientos eternos.” (p.
392)
“Obraron en sí mismos la concordancia con el Tao y su Virtud y de
acuerdo con ello establecieron el orden de lo recto. Al penetrar con el
pensamiento el orden del mundo externo hasta el fin, y la ley de su propia
interioridad hasta el núcleo más profundo, arribaron a la comprensión del
destino.” (p. 349)
“El Libro de las Mutaciones contiene la medida de Cielo y Tierra; por eso
es posible abarcar y estructurar con él el Sentido (Tao) de Cielo y Tierra.”
(p. 381) Dicha medida dicta las leyes a las que la vida está sujeta.
Respetándolas, jugamos nuestro papel constructor en el mundo: “Pues el
destino puede ir formándose cuando se conocen sus leyes. La causa por la
cual es posible enfrentar el destino es el hecho de estar la realidad siempre
condicionada, determinada por condiciones espacio-temporales.” (p. 384)
“En él (el Libro) se encuentran las formas y los ámbitos de todas las
configuraciones del Cielo y de la Tierra, de modo que nada se le escapa. En
él se hallan todas las cosas del contorno, de modo que no falte ninguna de
ellas. Por eso por su intermedio puede penetrarse en el Sentido del día y de
la noche al punto de comprenderlo. Por eso el espíritu no está ligado a sitio
alguno, y el Libro de las Mutaciones no está ligado a ninguna forma.” (ver
I Ching p. 384)

1. Las fuerzas vitales que mueven el mundo

Publicado el Lunes, 19 Agosto 2013


Última actualización en Viernes, 26 Septiembre 2014

La lógica orgánica del Libro de las Mutaciones se debe a sus orígenes, la


percepción de las indicaciones de lo Creativo del Cielo. Indagando en el
Libro segundo, se revela que los investigadores que hicieron esta obra, se
basaron en evidencias que sólo se pueden sentir, como por ejemplo la
evidencia de que "el espíritu mora misteriosamente dentro de nosotros".
Escuchando a lo Creativo del Cielo en su interior, llegaron a entender que
"el espíritu del Tao del Cielo se hace realidad en la Tierra". Convencidos de
que existe un sistema general de orden en el universo, se guiaron por los
sentidos y su propio sentir para observar la realidad y emplearon la lógica
mental para desentrañar la estructura básica de la dinámica vital que es "la
medida de Cielo y Tierra".
Según los creadores del fundamento del Libro de las Mutaciones (I Ching),
las fuerzas vitales que mueven el mundo se forman al unirse, en
combinaciones de tres, dos principios energéticos: lo Creativo (el
"uno") y lo Receptivo (el "dos"). Estos principios son representados
mediante unos simples trazos. Lo Creativo (o Yang) es una línea continua y
lo Receptivo (o Yin) es una línea partida en dos. Con tres de estas líneas se
forman los trigramas que simbolizan las fuerzas naturales que determinan
las condiciones vitales en el planeta Tierra (ver I Ching p. 407). De ahí que,
con la ayuda de los trigramas y su significado, es posible vislumbrar y
comprender "las condiciones espacio-temporales" que determinan la
realidad.
La "medida de Cielo y Tierra" la resumieron así: "El uno se divide y se
vuelve dos. El dos se une y se convierte en uno. Lo Creativo y lo Receptivo
se unen y constituyen el mundo." Y en el siglo VI a.C. el célebre filósofo
taoísta, Lao Tse, hizo en su obra Tao Te King (capítulo XLII) la siguiente
aclaración:

El Tao produjo el Uno


El Uno produjo el Dos
El Dos produjo el Tres
El Tres produjo todas las cosas

El “Uno” es la energía originaria procedente del Tao (Qi Original) y el


“Dos” es la interacción entre lo Creativo y lo Receptivo (principio Yin-
Yang). Para distinguir los diferentes significados, se escriben los números
de Lao Tse con mayúscula. El “Tres” es la "viviente manifestación de la
energía del Tao", igual que el “tres” entendido como la suma del “uno” y
el “dos” de I Ching que se refiere también al principio primordial que
posibilita la generación de materia viva.

Lo Creativo (Yang) procede del Cielo y es de naturaleza energética y


espiritual mientras que lo Receptivo (Yin) procede de la Tierra y es de
naturaleza material y terrenal. Lo Creativa y lo Receptivo son fuerzas
complementarias cuya interacción (el “Dos”) es necesaria para crear vida,
regenerarla y conservarla.
Lo Creativo (el “uno”) es la energía originaria, luminosa, espiritual, fuerte
y activa del Tao que inspira la Creación y dirige las transformaciones
constantes a las que los seres vivos están sujetos para nutrirse, renovarse y
vitalizarse. Lo Receptivo (el “dos”) es la disposición de entrega a las
intenciones espirituales de lo Creativo que, siguiendo sus indicaciones,
tiene la capacidad de materializar las ideas de lo Creativo. De modo que lo
Receptivo es el principio primordial capaz de dar forma a las
intenciones de lo Creativo, convirtiéndolas en todo tipo de fenómenos,
seres y otras expresiones vitales visibles, tangibles y consistentes (el
“tres”).

Los principios primordiales “uno” (línea continua Yang) y “dos” (línea


discontinua Yin) impulsan un continuo cambio creativo. Dividiéndose,
el “uno” se convierte en “dos” y uniéndose, el “dos” se vuelve a convertir
en “uno” (principio Yin-Yang). Jugando con tres de estos principios
vitales, se crean determinados estados de mutación que son las fuerzas
naturales que mueven el mundo. Con las líneas que representan el
principio vital Yin (discontinua) y el principio vital Yang (continua), se
pueden hacer 8 combinaciones de 3 líneas, es decir, ocho trigramas que
corresponden a las fuerzas vitales primordiales. Las características de
cada una de estas fuerzas surgen de la dinámica inherente a la estructura de
líneas Yin y Yang de los trigramas.

Fuerzas Creativas (Yang):

Fuerzas Receptivas (Yin):

Estas fuerzas vitales interactúan constantemente entre sí. La dinámica


entre ellas se visualiza en los hexagramas formados por dos de estos
trigramas. Interactuando siempre dos fuerzas vitales, se pueden generar
(8x8) diferentes estados globales de cambio, las condiciones espacio-
temporales, cuyas características se describen en los 64 hexagramas del
Libro de las Mutaciones (o bien, Libro de los Cambios o I Ching). Junto a
cada hexagrama, I Ching explica globalmente cuáles son las condiciones
espacio-temporales dadas en determinado hexagrama. Estas condiciones se
definen por las características de cada uno de los trigramas que componen
el hexagrama cuya interpretación se fundamenta en las tendencias
movilizadoras intrínsecas de las fuerzas vitales implicadas.
De modo que en los 64 hexagramas del Libro de las Mutaciones se
describen las circunstancias de forma que se aclaran las características de
determinados procesos de transformación y cambio, facilitando así la
toma de conciencia del movimiento natural de las fuerzas primordiales
implicadas en determinados procesos vitales. De modo que la
información sobre los hexagramas sirve de ayuda para reconocer estos
procesos y actuar en concordancia con la dinámica natural de la vida.

2. El significado de la estructura de los trigramas

Publicado el Lunes, 19 Agosto 2013


Última actualización en Domingo, 28 Septiembre 2014

(07-09-2014: Contenido ampliado) Afortunadamente, la estructura de los


trigramas y hexagramas tiene su lógica intrínseca gracias a la cual se puede
comprobar la fiabilidad, o no, de modificaciones del texto original del I
Ching que se han producido a lo largo de la historia, y asimismo la
fiabilidad de las interpretaciones y aplicaciones que se le han dado. Richard
Wilhelm (que tradujo la obra china al alemán) explica el significado
original de la estructura de los trigramas y hexagramas en el Libro segundo
del I Ching, donde comenta además las modificaciones más esenciales que
el rey Wen introdujo en el propio I Ching.

Las modificaciones se deben, probablemente, a la intención de adaptar


la visión original del I Ching a la comprensión contemporánea e
inducidas por intereses temporales del poder político y económico, dado
que los sabios que determinaron los fundamentos del Libro de las
Mutaciones, establecieron “el orden de lo recto”, la medida de Cielo y
Tierra que dicta las leyes eternas a las que la vida está sujeta. Estas leyes no
cambian, pero las normas y los criterios de lo eterno y duradero no
interesan al ego ni al poder terrenal.
En los textos más antiguos se habla del hecho de que “los estímulos de lo
Creativo afluyen hacia nosotros desde las profundidades de las fuerzas
Creativas de nuestro interior”. Es decir, en contra de lo que dicta la ley de
la gravedad, lo Creativo que es una energía procedente del Cielo, penetra
en las profundidades de nuestro ser y desde ahí se manifiesta subiendo
hacia arriba, hacia nuestra conciencia. La ley del universo dicta que cada
ser vivo tiene en su interior una “línea” de conexión abierta que le
comunica directamente con las directrices de lo Creativo del Cielo. Estas
directrices nos permiten movernos en el mundo terrenal de acuerdo
con las leyes eternas. Si respetáramos estas leyes, no haría falta que
ningún poder terrenal se adjudique el privilegio de imponer un
ordenamiento del mundo basado en pareceres políticos e intereses
temporales y arbitrarios.
En los hexagramas del I Ching “los de arriba” no son los poderosos
sino la gente noble que se guía por las indicaciones de lo Creativo del
Cielo. Según I Ching, la condición vital del planeta Tierra y la de todos los
seres que vivimos en él, se determina por lo Receptivo. De ahí que
encontramos el camino en la vida siempre y cuando escuchamos las
indicaciones de lo Creativo en nuestro interior, prestando atención a las
configuraciones Yin y Yang de la energía del Tao que se manifiestan en las
condiciones espacio-temporales de nuestras vidas.

Las “configuraciones Yin y Yang” generan los efectos de la energía del


Tao sobre la naturaleza. Son las fuerzas primordiales representadas
por los ocho signos primarios, los trigramas:
- Los trigramas Cielo y Tierra representan las fuerzas universales de lo
Creativo y lo Receptivo.
- Los trigramas Trueno (Metal), Viento (Madera), Fuego y Agua
representan las fuerzas naturales que son activas en lo temporal.
- Los trigramas Lago y Montaña representan los estados terrenales y
temporales del Elemento Tierra que se producen gracias a las influencias de
dichas fuerzas primordiales.

En el orden “premundano” del Cielo Anterior, las líneas que ocupan


determinados puestos en los trigramas, dan información fundamental
sobre el carácter de las fuerzas primordiales.
La primera línea de cada trigrama, la de abajo, indica la condición vital
Creativa o Receptiva de determinada fuerza (ver I Ching: p. 362). La
segunda línea (centro) indica si es lo Creativo o lo Receptivo el principio
que dirige su movimiento y sus acciones en el planeta Tierra. La tercera
línea (arriba) indica la predisposición Creativa o Receptiva de determinada
fuerza natural durante las fases de transición hacia lo desconocido. Dicho
de otra forma: indica su disposición natural en los procesos de
transformación de lo establecido. Estos procesos se dan en los hexagramas
(unión de dos trigramas), cuando dos fuerzas vitales interactúan entre sí.
No obstante, hay doctrinas que aplican una división Tierra-Hombre-
Cielo o Cuerpo-Mente-Espíritu a las tres líneas del trigrama, sin tener
en cuenta que dicha triada se refiere a procesos de cambio mientras que los
trigramas representan fuerzas cuya naturaleza se determina por
características inamovibles. Los Elementos no son "reinos" (como dicen
algunas doctrinas) sino fuerzas primordiales. Es decir, promueven cambios
pero estas fuerzas mismas no cambian nunca, dado que las características
esenciales de su naturaleza son eternas e inamovibles. Para que surja una
dinámica entre el Cielo (arriba), el Hombre (centro) y la Tierra (abajo)
tienen que existir condiciones espacio-temporales. Tales condiciones
surgen siempre y cuando dos fuerzas vitales interactúan entre sí. Es decir,
la dinámica Espíritu-Mente-Cuerpo sólo se puede dar en los
hexagramas (ver I Ching p. 352, 1er párrafo, así como p. 377, arriba). La
aplicación de la triada de los principios universales Espíritu, Mente y
Cuerpo a los trigramas, es una muestra de cómo se ha profanado el legado
de Fu Hsi.

Si aplicáramos los principios universales Tierra, Hombre y Cielo a las


líneas que forman un trigrama, nuestra comprensión del carácter de
las fuerzas naturales se basaría en las siguientes interpretaciones
erróneas:
La primera línea del trigrama aportaría datos sobre su forma material
(Tierra/cuerpo), en vez de indicar su condición vital Receptiva o Creativa.
La segunda línea indicaría su actitud Creativa o Receptiva ante los
cambios (Hombre/mente), en vez de señalar cuál es la fuerza universal
(lo Creativo o lo Receptivo) que dirige el movimiento y las acciones que
surgen de la esencia de su ser. Este último dato determinante corresponde
originalmente a la segunda línea del trigrama pero, al aplicar la triada
Tierra-Hombre-Cielo a los trigramas, se ubicaría en la tercera
(Cielo/espíritu), con lo cual confundiríamos las aportaciones eternas y
duraderas del espíritu con las aportaciones temporales y arbitrarias de la
mente. Esto sucede cuando el ser humano se cree Dios y pretende cambiar
la naturaleza de las cosas. O como lo dice I Ching: "si lo Receptivo
(Cuerpo) quisiera avanzar por sí mismo", sin su guía natural, lo Creativo
(Espíritu).

I Ching describe las características universales de las ocho fuerzas


primordiales en los hexagramas formados por la duplicación del
trigrama correspondiente, y es la quinta línea del hexagrama (2ª línea del
trigrama superior) la que generalmente representa el “gobernador” o el
“gerente” del hexagrama que describe las condiciones espacio-temporales
dadas. (Para conocer más datos sobre el significado del lugar de las líneas
que forman determinado hexagrama, ver I Ching: pp. 446 a 453.)
La línea continua que representa el principio Creativo (Yang), es lo
condicionante. La línea discontinua que representa el principio Receptivo
(Yin), es lo condicionado por el principio Creativo. En el hexagrama nº 1
formado por dos trigramas Cielo (Ch’ien: Lo Creativo) I Ching explica lo
que es lo Creativo y cómo actúa, y en el hexagrama nº 2 formado por dos
trigramas Tierra (K’un: Lo Receptivo) explica cuál es la actitud y la
función de lo Receptivo (ver artículo 4).
Lo Creativo del Cielo procede del Tao y conduce todo el acontecer, es
aquello que engendra y dirige la acción. No obstante, lo Creativo nunca
aparece en forma manifiesta; de la forma se encarga lo Receptivo, el
principio vital complementario de lo Creativo. El planeta Tierra es pura
Receptividad por lo que sabe abrirse y entregarse para acoger dentro de sí
el modelo predeterminado por las energías espirituales del Tao para
darle forma y hacer que nazca. En p. 479, I Ching lo explica así: “Mientras
que el Logro de lo Creativo consiste en el hecho de que los seres
individuales reciben sus determinadas formas, el Logro de lo Receptivo
tiene por efecto que nazcan, prosperen y se desplieguen.”

Las fuerzas primordiales (las configuraciones Yin y Yang de la energía


del Tao) interactúan entre sí de un modo determinado para salvaguardar la
armonía del Tao en el planeta Tierra. La secuencia de trigramas en el bagua
de Fu Hsi representa esta dinámica vital y equilibradora. Es el bagua del
Cielo Anterior (Cielo Previo o secuencia premundana según I Ching, ver p.
353). Existe, sin embargo, otra secuencia muy diferente de los trigramas: el
bagua del Cielo Posterior (u orden intramundano, ver p. 356) cuya
secuencia representa el orden del mundo.
Según la tradición, la secuencia de los trigramas en el bagua del Cielo
Anterior se remonta a Fu Hsi, fundador de la dinastía Xi o Hsi (2205-1767
a.C.), mientras que se atribuye el bagua del Cielo Posterior al rey Wen de
Chou (aprox. 1150 a.C.) en cuya época se comenzó la redacción de la
versión del Libro de las Mutaciones que ha llegado a nuestros tiempos.
Como el rey Wen cambió la condición vital Creativa o Receptiva de los
trigramas Agua, Fuego, Lago y Montaña, modificó además en
determinados hexagramas la interpretación de la dinámica espacio-
temporal dada por los trigramas implicados. En el capítulo llamado
“Discusión de los Trigramas” vienen todo tipo de explicaciones y
comentarios sobre las dos versiones del bagua (ver pp. 349 a 366 del I
Ching).

3. El Bagua del Cielo Anterior

Publicado el Lunes, 19 Agosto 2013

Última actualización en Miércoles, 30 Septiembre 2015


 3. El Bagua del Cielo Anterior
 La complementariedad
 Todas las páginas

Página 1 de 2

28-09-2014: Artículo ampliado con la información de los hexagramas


correspondientes a las características de las fuerzas primordiales
Receptivas: Viento, Agua, Montaña, y Creativas: Trueno, Fuego y Lago.
Para entender la dinámica vital en la que se fundamenta la medicina china,
me he basado en el bagua del Cielo Anterior (atribuido al emperador Fu
Hsi) porque enseña la interacción Yin-Yang entre las fuerzas primordiales
a cuya dinámica se debe que la vida existe y que el ser humano y los demás
seres y fenómenos vitales mantienen la salud, es decir, el equilibrio Yin-
Yang.
Los textos completos de los 64 hexagramas del “Libro primero” del I
Ching traducido por Richard Wilhelm, se pueden leer en la dirección URL:
http://iching-tegularius.blogspot.com.es/

Los trigramas Cielo (arriba) y Tierra (abajo) forman el eje vertical del
bagua, indicando así que la vitalidad del mundo se debe a la
interacción entre lo Creativo (Yang) y lo Receptivo (Yin). Lo Creativo
del Cielo inspira y dirige la vida en el planeta Tierra gracias a la condición
vital Receptiva del mismo. Abriéndose, entregándose y dejándose guiar,
la Tierra materializa las ideas de lo Creativo. Al interactuar lo Creativo
y lo Receptivo constantemente entre sí, lo que se ha formado se transforma
y vuelve a formarse, y así eternamente, de manera que cada ser vivo se
regenera, se vitaliza y evoluciona continuamente.
Los “ayudantes” de la energía del Tao son las fuerzas naturales
activas. Estas fuerzas generan, regulan y regeneran la vida de la Creación
en la Tierra, formando igualmente parejas Yin-Yang para complementarse
mutuamente. Son el Trueno (Creativo) que forma pareja con el Viento
(Receptivo), y el Agua (Receptiva) que forma pareja con el Fuego
(Creativo). La interacción entre dichas fuerzas convierte la Tierra en un
planeta lleno de vida que se corresponde con los estados vitales Lago
(Creativo) y Montaña (Receptiva): la naturaleza con sus lagos y
montañas, etc. y toda la vida orgánica evolutiva en el planeta Tierra.

El bagua del Cielo Anterior


Los trigramas se leen de dentro hacia fuera de manera que la línea
interior de cada uno indica la condición vital Creativa (Yang) o Receptiva
(Yin) de determinada fuerza vital

La secuencia de trigramas en el bagua del Cielo Anterior muestra la


interacción complementaria que las fuerzas vitales primordiales
mantienen entre sí. Sobre esta dinámica informa el siguiente texto arcaico
(I Ching p. 352, § 3):

Cielo y Tierra determinan la dirección.


La Montaña y el Lago mantienen la unión de sus fuerzas.
El Trueno y el Viento se excitan mutuamente.
El Agua y el Fuego no se combaten entre sí.

Arriba en el bagua está el trigrama Cielo que representa el principio


universal de lo Creativo y abajo, en el lado opuesto, está su
complementario, el trigrama Tierra que representa el principio universal
de lo Receptivo. En el hexagrama nº 1 formado por dos trigramas Cielo
(Ch’ien: Lo Creativo) I Ching explica lo que es lo Creativo y cómo actúa,
y en el hexagrama nº 2 formado por dos trigramas Tierra (K’un: Lo
Receptivo) explica cuál es la actitud y la función de lo Receptivo (ver
artículo 4).
La interacción entre dichas fuerzas universales genera, sostiene y
dirige las cuatro fuerzas activas de la naturaleza. Estas fuerzas
naturales, a su vez, interactúan entre sí por lo que generan condiciones
vitales de naturaleza energética y material que determinan, sostienen y
regulan los estados primordiales Lago y Montaña del Elemento Tierra
(planeta y cada uno de sus habitantes), y gracias a estos estados vitales se
mantiene la unión de las fuerzas de Cielo y Tierra, la dinámica Yin-Yang.
Lo Creativo del Cielo engendró las fuerzas naturales Creativas
(Trueno y Fuego) y Receptivas (Viento y Agua) y les inspira
continuamente con su energía espiritual. Estas cuatro fuerzas
primordiales son los "hijos" de la Madre Tierra, pero se arraigan en el
orden universal del Cielo por lo que, además de sus aportaciones visibles
y palpables, transmiten a la Tierra el conocimiento de determinadas leyes
universales (con respecto a estas leyes: ver artículo 8).

Las fuerzas naturales Receptivas

Las fuerzas naturales Receptivas (Yin) que dan forma a la energía


luminosa de lo Creativo del Cielo, aparecen en el lado derecho del
bagua. Son el Viento (Madera), el Agua y la Montaña.

El Viento (Elemento Madera)

El Viento es la fuerza Receptiva que se encuentra al lado


derecho del trigrama Cielo. Aplicando las características
correspondientes a los puestos de las líneas que forman un trigrama (ver
artículo anterior), el trigrama Viento dice mucho sobre la fuerza natural
Viento (Elemento Madera): Siendo de condición Receptiva (1ª línea), se
dirige por lo Creativo (2ª línea) y su predisposición en los procesos de
cambio es también Creativa (3ª línea).
I Ching especifica las características de su naturaleza en el hexagrama
formado por dos trigramas Viento, llamado Lo Suave (nº 57). Entre muchas
aclaraciones más, dice así: “Su atributo es la suavidad que, no obstante,
penetra como el viento o como la madera (árbol) con sus raíces. (...)
Difunde los mandamientos de lo Creativo y da cumplimiento a sus
asuntos." En este hexagrama se explica que el Viento se adapta a las
circunstancias, sin perder el rumbo, y recurre al tiempo como medio para
su acción. Esto requiere firmeza en el interior (2º línea) y tener las cosas
claras, cualidades que esta fuerza natural posee gracias a su condición
Receptiva y las aportaciones de lo Creativo del Cielo.

Para su nutrición, regulación, regeneración y desarrollo, la vida


depende especialmente de las aportaciones del Viento (Elemento
Madera). Nos referimos a esta fuerza natural cuando hablamos de la
fuerza de la Naturaleza, la que se impone siempre aunque no le hagamos
caso, intentemos dominarla o le maltratemos. La vida enseña que,
intentando someter la Naturaleza a las leyes del mundo, el ser humano se
hace daño a sí mismo (como demuestran, por ejemplo, los síndromes del
Hígado en medicina china).
En el hexagrama (nº 20) formado por los trigramas Tierra
(abajo) y Viento (arriba) se muestra lo que la “hija mayor” aporta a la
Madre Tierra. Este hexagrama se llama “La Contemplación”. En él I
Ching recomienda observar las obras de la naturaleza (Viento) mediante la
máxima seriedad de nuestro recogimiento interior (Lo Receptivo).
Entonces, dice, tomaremos conciencia del misterioso poder espiritual que
surge de sus obras y actúa sobre nosotros, conquistándonos, por lo que
daremos lugar a que las misteriosas leyes divinas de la vida se cumplan
en nuestra propia persona.
Reproduzco del Libro tercero del I Ching (p. 577) el dictamen arcaico
donde se describen las condiciones espacio-temporales creadas gracias a la
interacción entre lo Receptivo (Tierra) y el Viento:

“La Contemplación. La ablución ha tenido lugar pero aún no la ofrenda.


Plenos de confianza elevan la mirada hacia él.”
Plenos de confianza elevan hacia él la mirada.
Los de abajo miran hacia él y son transformados.
Él les abre la visión de la vía divina del Cielo,
Y las cuatro estaciones del año no se desvían de su regla.
Así el santo emplea la vía divina para brindar enseñanza,
Y el mundo entero lo acata dócilmente.

El Agua

La segunda hija, el Agua, se dirige por lo Creativo (2ª línea) y es


muy Receptiva gracias a su condición vital (1ª línea) y predisposición ante
los cambios (3ª línea). La composición de su trigrama explica por qué el
agua es la fuente de la vida y cómo logra materializar y conservar fielmente
las intenciones de lo Creativo del Cielo. I Ching dice en su hexagrama: “El
Agua origina toda vida en la Tierra”. Es el hexagrama nº 29, se llama Lo
Abismal o Lo Insondable como símbolo de los peligros que el agua
atraviesa sin inmutarse, conservando siempre la esencia vital de su
naturaleza.
Como vamos a ver más adelante (La Génesis de los Elementos), el Agua es
la configuración de lo Creativo del Cielo en la Tierra. En el Libro
tercero del I Ching se dice que el signo Lo Abismal significa, además, el
corazón (ver p. 622). Ahí se explican las condiciones creadas por la
naturaleza del Agua así: “El corazón encierra las inclinaciones y
predisposiciones naturales, la esencia divina, que por ello corre el peligro
de hundirse en concupiscencias y pasiones. También en este caso la
superación del peligro consiste en retener firmemente la predisposición
originariamente buena. Esto está indicado por el hecho de que los trazos
firmes (lo Creativo) constituyen el centro (de cada trigrama).”

En el Libro primero la explicación de las condiciones espacio-temporales


en este hexagrama se determina por el cambio de género que introdujo el
rey Wen. Al afirmar que el Agua es “el hijo del medio”, la interpretación
del trigrama no cuadra con lo que dice el dictamen. Se explica el
significado de las líneas así: “Un trazo Yang se ha precipitado cayendo
entre dos trazos Yin y es encerrado por éstos como el agua en la hondada
de un valle. (…) Lo luminoso (*) contenido en el interior de lo oscuro
(*), la razón. (…) El signo se encarga de señalar una situación objetiva
(“repetición del peligro”) a la cual es necesario acostumbrarse. (…) Por eso
el peligro también se simboliza como hondonada o quebrada, esto es, como
un estado en el que uno se halla como el agua en una quebrada.”

(*) “Lo luminoso” es la línea continua que representa el principio Creativo


del Cielo, y “lo oscuro” es la línea partida en dos que representa el
principio Receptivo de la Tierra. De modo que se confunde aquí la
encerrona de la razón, con la apertura del corazón que recibe las
indicaciones de lo Creativo del Cielo.
No obstante, en la explicación del dictamen parece que sí se ha
respetado el espíritu del hexagrama, al reconocer que “el agua da un
ejemplo para la conducta correcta que corresponde en tales condiciones.”
Dice así: “Fluye y fluye y rellena todos los lugares por los que pasa hasta
sus bordes y nada más; no retrocede ante ningún sitio peligroso, ante
ninguna caída, y nada le hace perder su índole propia y esencial. En todas
las circunstancias permanece leal a sí misma. Así la veracidad hace que en
circunstancias difíciles uno perciba interiormente, con el corazón, el fondo
de la situación.”

El estado vital Montaña

La tercera hija, la Montaña, representa el estado vital


contemplativo del Elemento Tierra (planeta, habitantes y sistema
digestivo). La composición de su trigrama indica que se abre interiormente
(1ª y 2ª línea) de modo Receptivo, preparándose para acoger los cambios
inspirados por lo Creativo (3ª línea). En el hexagrama formado por dos
trigramas Montaña, El Aquietamiento (nº 52), I Ching aclara que las
condiciones espacio-temporales dadas indican que el movimiento ha
alcanzado su fin normal, por lo que la vida nos pide pararnos (no como el
mundo cuya dinámica produce estrés). Se trata aquí de “alcanzar la quietud
del corazón”.
Los consejos que I Ching da en este hexagrama, van dirigidos a conseguir
que “el noble no vaya en sus pensamientos más allá de su situación,”
aclarando que la situación que el hexagrama describe, está determinada por
“el fin y comienzo de todo movimiento”. Para alcanzar la quietud del
corazón, el dictamen dice así:

“Aquietamiento de su espalda,
de modo que él ya no siente su cuerpo.
Va a su patio y no ve a su gente.
Ningún defecto.”

Se explica este dictamen recordando que “en la espalda se encuentran todos


los cordones nerviosos que transmiten el movimiento.” Y sigue así:
“Cuando uno consigue que el movimiento de estos nervios espinales se
aquiete, desaparece por así decirlo el yo con sus inquietudes. Ahora bien,
una vez que el hombre ha logrado aquietarse así en su interior, puede
dirigirse hacia el mundo externo. Ya no verá en él la lucha y el torbellino
de los seres individuales, y será dueño de la verdadera quietud necesaria
para comprender las grandes leyes del acontecer universal y el modo de
actuar como corresponde. El que actúe partiendo de esta posición abisal no
cometerá ninguna falta.”

Así que, el estado vital Montaña hace que el Elemento Tierra se


aquiete, preparándose para recibir a su debido tiempo la inspiración
para efectuar (en el estado Lago) los cambios requeridos por lo
Creativo del Cielo. Esto lo ilustra muy bien la fisiología del sistema
digestivo, análoga a la digestión y asimilación de nuestras vivencias. Dicho
sistema nos obliga a tranquilizarnos para digerir los alimentos
adecuadamente, dado que la cantidad de adrenalina en la sangre debe
disminuir para que se active el denominado sistema parasimpático que
estimula los procesos metabólicos en el tubo digestivo.

3. El Bagua del Cielo Anterior

Publicado el Lunes, 19 Agosto 2013

Última actualización en Miércoles, 30 Septiembre 2015


 3. El Bagua del Cielo Anterior
 La complementariedad
 Todas las páginas

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La complementariedad

La secuencia de trigramas Receptivos en el lado derecho del bagua


muestra las fuerzas primordiales que trabajan a las órdenes de lo
Creativo del Cielo. Las fuerzas activas, Viento y Agua, se abren hacia sus
intenciones y perciben sus indicaciones para cumplir con su función
Receptiva de materializar la energía del Tao. Y el estado Montaña prepara
al planeta Tierra y a cada una de sus criaturas para percibir las indicaciones
de lo Creativo y recibir las aportaciones energéticas y materiales de las
fuerzas naturales.
No obstante, las fuerzas Receptivas de la naturaleza sólo pueden
cumplir con su misión cuando interactúan con sus respectivas fuerzas
complementarias. Y el estado Montaña sólo puede cumplir con su misión
en la Tierra si se materializan las indicaciones que ha recibido de lo
Creativo, poniendo manos a la obra en el estado Lago. Las “manos” para
realizar la obra de las fuerzas Receptivas son las fuerzas naturales
representadas por los trigramas en el lado izquierdo del bagua, las
fuerzas Creativas.

Las fuerzas naturales Creativas

En el lado opuesto de las fuerzas Receptivas se encuentran sus


respectivas fuerzas complementarias Creativas (Yang), enseñando así
cuáles son las parejas Yin-Yang: Viento-Trueno, Agua-Fuego, Montaña-
Lago. Estas parejas interactúan para cumplir con su cometido de “acoger
las intenciones de lo Creativo del Cielo y hacer que reciban sus
determinadas formas y logren duradera concordancia con la gran armonía”.
Las fuerzas naturales que se ocupan del “hacer” (Yang) en dicho proceso
de recepción de formas determinadas por lo Creativo, son el Trueno
(Metal), el Fuego y el Lago (estado vital creador del Elemento Tierra).
El “hacer” de las fuerzas Creativas del planeta Tierra consiste en la
ejecución de determinadas transformaciones electromagnéticas, químicas,
bioquímicas, etc. así como transformaciones inspiradas por impulsos
sensoriales, sensitivas, emocionales, mentales y espirituales. Estas
transformaciones son imprescindibles para reengendrar la vitalidad, ya que
a no transformarse “las manifestaciones vivientes de la energía del Tao”,
éstas se volverían inertes. Cualquier materia viva debe renovarse y
energizarse constantemente para así conservar su vitalidad, expresarse,
realizarse y desarrollarse.

El Trueno (Elemento Metal)

El primer hijo de la Tierra es el Trueno. Engendrado por la


fuerza primordial Cielo, el Trueno representa el nacimiento de la vida
material y corporal que se ha generado en el interior de la Tierra. La
condición vital del Trueno es Creativa (1ª línea) por lo que es una fuerza
Yang, aunque su fuerza complementaria la hija mayor, el Viento, posee
más cualidades Creativas que el Trueno, como muestran sus respectivos
trigramas.
La fuerza Creativa del Trueno emerge de las entrañas de la Tierra
ascendiendo con poderío, dice I Ching en el hexagrama formado por dos
trigramas Trueno, nº 51: Lo Suscitativo. La fuerza del Trueno representa
la conmoción de un terremoto y el sonido aterrador que acompaña a una
descarga eléctrica en el cielo. El trigrama Trueno se forma al introducirse la
línea Creativa desde abajo, el interior de la tierra, en el trigrama Tierra (tres
líneas discontinuas). Las líneas Receptivas en los puestos segundo y
tercero del trigrama Trueno indican la actitud requerida en las
condiciones espacio-temporales que se producen por la sacudida del
Trueno.

I Ching describe estas condiciones así: “La conmoción que se levanta


desde el interior de la Tierra, hace que el hombre sienta temor.” Nos
asustamos y exclamamos con rechazo: "¡Ju, ju!" En tales circunstancias
I Ching aconseja lo siguiente: “La conmoción aterra a cien millas, y él no
deja caer el cucharón sacrificial, ni el cáliz. (…) Así el noble permanece
siempre en actitud de veneración ante la aparición de la fuerza Creativa del
Cielo, pone orden en su vida y escruta su corazón indagando si acaso,
secretamente, hay algo en él que esté en contradicción con la voluntad
divina. (…) Tan honda seriedad interior hace que todos los terrores
externos reboten impotentes sobre ella. (…) Palabras rientes: ¡Ja, ja!
Luego se tiene una regla. (…) El nuevo despertar de la vitalidad que
vuelve a movilizarse desde dentro.”

“Luego se tiene una regla” alude probablemente a lo que aprendemos


cuando afrontamos “sin dejar caer el cucharón sacrificial,” las situaciones
difíciles que nos dan miedo. Mantener la calma y abrirnos interiormente
para percibir las indicaciones de lo Creativo, enseña muchas cosas nuevas
sobre nosotros mismos y los demás, haciendo que aumente nuestra
conciencia de las normas universales del amor y de la justicia. Luego,
nos alegramos al reconocer que las normas que surgen de nuestro interior
generan “una regla” fiable que nos da seguridad e indica la dirección de
nuestra conducta.

El Fuego

La segunda fuerza Creativa de la Tierra es el Fuego cuyo


trigrama muestra que esta fuerza natural se dirige (2ª línea) por el principio
Receptivo, aunque su condición vital es Creativa (1ª línea) así como su
actitud ante los cambios (3ª línea). Dirigiéndose por lo Receptivo (el
corazón), "el noble, al reconocer este condicionamiento y al entrar en
dependencia de las fuerzas armoniosas y benignas del orden universal,
obtiene el éxito," dice I Ching en el hexagrama 30: El Fuego.
Según el rey Wen, el Fuego es una fuerza Yin, “la hija del medio”. Dice
así: “Una línea oscura (lo Receptivo) está adherida a un trazo claro (lo
Creativo) arriba y a otro igual abajo: la imagen de un espacio vacío entre
dos trazos fuertes, por lo cual éstos se vuelven claros. (…) Como el agua
desciende desde el cielo, así el fuego asciende llameante desde la tierra.
Mientras que K’an (Agua) simboliza el alma encerrada en el cuerpo, Li
(Fuego) simboliza la naturaleza en su radiante transfiguración.”
Al interpretar que la naturaleza del Fuego es Receptiva, sobraría el
consejo de I Ching en el dictamen. Dice así: “Es propicia la
perseverancia, pues aporta el éxito. Dedicarse al cuidado de la vaca trae
ventura.” La vaca es símbolo de máxima docilidad, una cualidad que lo
Receptivo posee por naturaleza así como la perseverancia necesaria para
obedecer a lo Creativo del Cielo, siguiendo pasito a pasito sus indicaciones.

Justamente porque la condición vital del Fuego y su actitud ante los


cambios son creativas por naturaleza (1ª y 3ª línea), debemos ser
conscientes de que la naturaleza humana se dirige por el principio
Receptivo (2ª línea). Para realizar nuestro ser debemos guiarnos por lo
Creativo del Cielo, no por lo Creativo del Fuego (la Mente). La razón no
puede avanzar por sí misma. Para avanzar necesita abrirse hacia lo Creativo
del Cielo que se manifiesta gracias al Agua, la fuerza complementaria del
Fuego. Los seres vivos somos creadores gracias a nuestra condición
receptiva (Yin). Lo Receptivo del Agua conecta con lo Creativo del Cielo a
través del sincero sentir del Corazón. De ahí que el Fuego se agota
rápidamente y se vuelve destructivo si la Mente no se deja guiar por el
Corazón. Mirando directamente al sol, su luz nos ciega en vez de
iluminarnos.
Por eso, I Ching aclara las condiciones espacio-temporales de este
hexagrama recordando cuál es la condición vital del ser humano. Dice
así: “Lo claro, al irradiar la luz, requiere la presencia de lo perseverante en
su interior, para no quemarse del todo y estar en condiciones de iluminar en
forma duradera. (…) Al cultivar dentro de sí esta docilidad, esta voluntaria
dependencia (de las fuerzas armoniosas y benignas del orden universal),
logrará una claridad nada hiriente y encontrará su puesto en el mundo. (…)
En virtud de la claridad de su ser hace que la luz se extienda cada vez más
en el interior de la naturaleza humana.”

El estado vital Lago

El tercer hijo de la Tierra es su estado vital Creativo, el Lago.


Representa la vida social y laboral en la que creamos nuestras condiciones
vitales. El trigrama Lago muestra que la condición vital de este estado es
Creativa (1ª línea) y su naturaleza se dirige por lo Creativo del Cielo (2ª
línea). Como comenta I Ching en el hexagrama formado por dos trigramas
Lago (nº 58: Lo Sereno), la firmeza y la fuerza en el interior (2º línea) nos
aportan la constancia, verdad y fortaleza que necesitamos para realizarnos
en la vida, mientras que lo Receptivo (3ª línea) hace que seamos
respetuosos y amables en el trato con los demás, abiertos a sus
aportaciones: “Así el noble se reúne con sus amigos para la discusión y la
ejercitación.”
El hexagrama muestra lagos que reposan uno sobre el otro, así
enlazados “no será fácil que se agoten, pues uno enriquece al otro”
comenta, afirmando a continuación: “Lo mismo ocurre en el campo
científico." "La ciencia ha de ser una energía refrescante, vivificante, y
únicamente puede llegar a serlo en el trato estimulante entre amigos de
ideas afines, con los que uno platica y se ejercita en la aplicación de las
verdades vitales,” dice I Ching en este hexagrama.

Los trigramas Montaña y Lago representan los principios vitales


que determinan el estado de salud del Elemento Tierra

El estado fértil del planeta Tierra lo representan los trigramas Lago y


Montaña y estos, asimismo, representan el estado de salud de las criaturas
terrestres. Igual que el planeta, cada uno de sus habitantes expresan
mediante los estados vitales Creativo (Lago) y Receptivo (Montaña) cómo
utilizan las influencias y aportaciones que reciben de las cuatro fuerzas
naturales. Igual que el sistema digestivo, necesitamos estas aportaciones
para sobrevivir adaptándonos a las circunstancias cambiantes y elaborar
"nutrientes" que son las lecciones de vida que nos permiten desarrollarnos
realizando nuestro ser espiritual en la Tierra.
El acogimiento de las aportaciones de las fuerzas de la naturaleza hace que
el principio Receptivo de la Tierra convierta al planeta en la Madre Tierra,
una madre que sostiene el desarrollo de la extraordinaria biodiversidad de
fenómenos vitales, formas de vida, materia viva y seres vivos. Una
biodiversidad cuyo estado vital, a su vez, estimula y nutre la interacción
Yin-Yang entre las fuerzas activas de la naturaleza: la fuerza Receptiva del
Viento con su fuerza complementaria el Trueno y la fuerza Receptiva del
Agua con su fuerza complementaria el Fuego (ver también la página
“funciones y efectos en imágenes” en el siguiente bloque dedicado al
bagua).

4. “Cielo y Tierra determinan la dirección”

Publicado el Martes, 10 Septiembre 2013


Última actualización en Lunes, 29 Septiembre 2014

 4. “Cielo y Tierra determinan la dirección”


 Cielo y Tierra
 La unión de lo Creativo y lo Receptivo
 Todas las páginas

Página 1 de 3

(27-09-2014: Artículo ampliado, ver pp. 2 y 3) "Cielo y Tierra determinan


la dirección", dice I Ching sobre la dinámica vital que se visualiza en el
bagua original (ver pp. 352 y 353). Lo Creativo del Cielo y lo Receptivo de
la Tierra determinan la dirección tanto en el bagua como en la vida. En este
artículo veremos cuáles son las características de Lo Creativo y de Lo
Receptivo, los hexagramas 1 y 2, y el hexagrama 11 llamado La Paz, donde
I Ching expone la interacción entre las fuerzas primordiales Cielo y Tierra.
La Tierra se rige por la ley de la gravedad y el Cielo se rige por la ley del
Universo. Sobre esta ley sabemos bien poco, pero I Ching (ver pp. 367 a
370) da una idea global al afirmar lo siguiente: "La ley del Universo
establece el punto referencial que da un sistema de coordenadas dentro del
cual todo lo demás podrá encuadrarse. (...) El punto referencial es la
norma de la no-mutación (lo inamovible) que es el trasfondo sobre el
cual se hace posible cualquier cambio, sin excepción. (...) Se sobreentiende
que el universo constituye una trama de referencias homogéneas, es decir,
que es un cosmos y no un caos. (...) De ahí que este punto referencial, de un
orden máximo, sea lo no mutante, que constituye el punto de referencia
para todo lo mutante."

Además de traducir el I Ching, Richard Wilhelm estudió la filosofía de esta


obra con el sabio Lao Nai Hsüan y explica en el Libro segundo (p. 368):
“Al Libro de las Mutaciones le sirve de base, para esta trama de
referencias, la distinción entre Cielo y Tierra: El Cielo, el mundo superior,
luminoso, que, si bien incorpóreo, regula y determina poderosamente todo
acaecer, y frente a él la Tierra, el mundo de abajo, oscuro, que es corporal
y depende en sus movimientos de los fenómenos del Cielo. (…) Estos dos
principios fundamentales de toda existencia se simbolizan luego en los dos
signos o hexagramas básicos del Libro de las Mutaciones: Lo Creativo y
Lo Receptivo.”

La ley del Universo trata de la dinámica entre lo Creativo y lo


Receptivo, el principio Yin-Yang. Sobre este principio dice I Ching, entre
otras cosas (p. 369): “En el cielo reina un constante movimiento y cambio;
sobre la tierra pueden observarse estados fijos, aparentemente duraderos.
Pero mirado con mayor detenimiento, esto es sólo un engaño. (…) No
existe nada sencillamente quieto; la quietud es, al contrario, tan sólo un
estado de transición del movimiento, es por así decirlo movimiento latente.
Pero existen puntos en los cuales el movimiento se torna visible. Esto se
simboliza mediante trazos firmes (lo Creativo) y blandos (lo Receptivo)
con los que se van construyendo los diferentes signos. En este contexto se
designa como principio del movimiento a lo firme, lo fuerte, y como
principio de quietud a lo blando. La línea firme se representa mediante un
trazo indiviso que corresponde al principio de lo luminoso (lo Creativo); y
la línea blanda mediante un trazo partido que corresponde al principio de lo
oscuro (lo Receptivo).”
4. “Cielo y Tierra determinan la dirección”

Publicado el Martes, 10 Septiembre 2013

Última actualización en Lunes, 29 Septiembre 2014

 4. “Cielo y Tierra determinan la dirección”


 Cielo y Tierra
 La unión de lo Creativo y lo Receptivo
 Todas las páginas

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Cielo y Tierra

Hexagrama 1. Ch’ien: Lo Creativo

(ver I Ching: pp. 79 a 85 y 461 a 477)

El trigrama CIELO representa el Qi Original, la protoenergía


del Tao. Son tres trazos firmes que representan el principio de lo luminoso
con su movimiento y fortaleza. I Ching describe las características de este
principio en el hexagrama formado por la duplicación del trigrama Cielo, el
primer hexagrama llamado Ch’ien, Lo Creativo. En él da mucha
información sobre las propiedades y la forma de actuar de esta fuerza
primordial a la que I Ching se refiere como: lo Creativo del Cielo.
Lo Creativo obra el principio, el engendramiento de todos los seres. Es una
fuerza energética y espiritual que está presente en todo y en todos. Su
imagen se presenta como entidad no condicionada por circunstancias
espaciales y se la concibe como movimiento, un movimiento intencionado
que utiliza el poder del tiempo y el poder de la perseverancia en el
tiempo, la duración, para expresarse. Dice I Ching: “Lo Creativo obra
mediante la modificación y la transformación, a fin de que todos los seres
individuales reciban sus determinadas formas, y logren duradera
concordancia con la gran armonía, el Tao.”
Dice así: "El comienzo de todas las cosas reside todavía, por así decirlo,
en el más allá, en forma de ideas que aún deben llegar a realizarse.
Pero en lo Creativo reside también la fuerza destinada a dar forma a estas
imágenes primarias de las ideas. Es lo que queda señalado con la palabra
“logro” y “éxito”. (…) Con respecto al acontecer universal, se expresa en el
hexagrama la fuerte acción creativa de la divinidad. Aplicado el signo al
mundo humano denota la acción creadora del santo y del sabio, el
gobernante y conductor de hombres, que gracias a su fuerza despierta y
desarrolla en estos últimos su esencia más elevada (ver p. 79).”

Lo Creativo del Cielo actúa dentro de cada persona. Las líneas del
hexagrama representan, como seis peldaños, las seis etapas por las que “los
seres individuales penetran como una corriente en las formas que les son
propias” (para conocer estas etapas, ver pp. 470-475 del I Ching). Lo
Creativo despierta y desarrolla las cuatro virtudes cardinales del ser
humano: el amor, los valores morales, el sentido de la justicia y la
sabiduría capaz de crear estados duraderos (ver I Ching, pp. 80 y 81).
“Toda etapa alcanzada se convierta a la vez en preparatoria para la
siguiente, y así el tiempo ya no constituye un obstáculo, sino el medio para
la realización de lo posible,” se aclara. Lo Creativo del Cielo origina todos
los fenómenos condicionados por el tiempo mientras que su fuerza
complementaria, Lo Receptivo de la Tierra, acoge dentro de sí el modelo
predeterminado, le da forma espacial y hace posible que nazca.

Hexagrama 2. K’un: Lo Receptivo

(ver I Ching: pp. 86 a 91 y 477 a 489)

El trigrama TIERRA representa lo Receptivo, el principio


primordial capaz de concebir las ideas provenientes de la energía Creativa
para darles forma orgánica. I Ching describe las características de este
principio en el hexagrama formado por dos trigramas Tierra. Es el
hexagrama 2: K’un, Lo Receptivo. Además, en dicho hexagrama aclara de
qué manera se complementan ambos principios primordiales, que se
empezaron a llamar “Yin” y “Yang” en épocas posteriores al origen del
Libro de las Mutaciones.
Lo Creativo es el Yang y lo Receptivo es el Yin. Uno no hace nada sin el
otro, son dos fuerzas interdependientes que tienen cada una un papel bien
definido. Lo Creativo conduce todo el acontecer, es aquello que engendra
y dirige la acción, y nunca aparece en forma manifiesta. "La Tierra está
quieta. No actúa por sí misma, sino que acoge constantemente los influjos
del Cielo. Así se torna inagotable y eterna en su vivir (ver p. 480)."
Lo Receptivo es lo manifiesto, lo visible y tangible, es aquello que crea
la forma, pero no la idea. Por eso, lo Creativo es el “uno” y lo Receptivo
es el “dos”, no como ordenación jerárquica sino como reconocimiento del
hecho de que la forma viene después de la idea. Ambos son primordiales
para crear la materia viva.

Dice así: “En el estado quieto de clausura, lo Receptivo abarca todas las
cosas como un enorme regazo materno. En el estado móvil del abrirse, lo
Receptivo da entrada a la luz celestial que ilumina todas las cosas.
Impulsado por la ley del Universo, lo Creativo transforma de modo recto y
firme. A ello se debe la facilidad con la que logra lo duradero.”
El ser humano, igual que el planeta Tierra, es de condición Receptiva. Esto
quiere decir que no podemos dar forma a nuestro ser sin antes abrirnos
interiormente para recibir la información de lo Creativo. Para
consultarnos, conocernos, desarrollarnos, aprender, superarnos y
evolucionar nos entregamos instintivamente a la fuerza Creativa y ésta nos
presta su ayuda desde el interior de cada uno (como el ADN lo hace desde
el núcleo de cada célula). Dejándonos guiar por lo Creativo percibimos que
estamos en “nuestro camino”, el camino de lograr pasito a pasito “una
duradera concordancia con la gran armonía, el Tao”.

4. “Cielo y Tierra determinan la dirección”

Publicado el Martes, 10 Septiembre 2013

Última actualización en Lunes, 29 Septiembre 2014


 4. “Cielo y Tierra determinan la dirección”
 Cielo y Tierra
 La unión de lo Creativo y lo Receptivo
 Todas las páginas

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La unión de lo Creativo y lo Receptivo

Cuando la Tierra se abre hacia el Cielo, la energía Creativa


penetra en el interior del Elemento Tierra, es decir, en el núcleo del
planeta y en el fuero interno de cada uno de sus habitantes. Las condiciones
espacio-temporales que se crean de esta manera, se describen en el
hexagrama formado por los trigramas Cielo (abajo) y Tierra (arriba). La
imagen muestra que, al abrirse el trigrama Tierra hacia el Cielo, las líneas
continuas del trigrama Cielo que representan la energía Creativa penetran a
través de la apertura del trigrama Tierra y se colocan por debajo de éste.

Se forma así el hexagrama que representa la dinámica del principio


Yin-Yang. Las fuerzas Yin y Yang se unen en íntima armonía y forman un
hexagrama (nº 11) llamado La Paz.
En él I Ching dice: “El Cielo se coloca por debajo de la Tierra. De ello
emana paz y bendición para todos los seres. (…) En el mundo humano se
trata de una época de concordia social. En lo interior, en el centro, se halla
lo luminoso; lo oscuro está afuera. Así lo luminoso (lo Creativo) actúa con
vigor y lo oscuro (lo Receptivo) se muestra transigente. De este modo
ambas partes obtienen lo que les corresponde.”

Cielo y Tierra se unen: la imagen de La Paz.


Así reparte y completa el soberano
el curso de cielo y tierra,
fomenta y ordena los dones de cielo y tierra,
con lo cual asiste al pueblo.

Si lo Receptivo quisiera avanzar por sí mismo…

En el hexagrama nº 2: Lo Receptivo (ver p. 480), I Ching hace la siguiente


observación: “Al entregarse y seguir a lo Creativo, uno alcanza la posición
duradera que le cuadra. Si lo Receptivo quisiera avanzar por sí mismo, se
desviaría de su índole natural y perdería el camino.”
Perdemos el camino si la falta de tiempo, sosiego y atención impide que
nos conectemos con lo Creativo en nuestro interior. Entonces, la
condición receptiva de nuestro ser hace que nos dirijamos hacia el exterior
para encontrar las directrices de nuestra conducta. Las directrices que
ofrece el mundo externo se determinan, sin embargo, por deseos,
exigencias y necesidades que se basan a menudo en intereses y criterios
temporales y especulativos en vez de fundarse en los valores duraderos y
fiables de nuestro ser espiritual.
Según la sabiduría del Tao, la salud depende del equilibrio Espíritu-
Mente-Cuerpo. El espíritu es el gobernador de la vida, la mente es la
fuerza transformadora de la vida, el cuerpo es el templo de la vida. El
clásico Wen Tse (siglo I a.C.) establece la siguiente regla para mantener el
equilibrio Espíritu-Mente-Cuerpo: “El desequilibrio de uno de ellos daña
a los tres. Cuando el espíritu asume el mando, el cuerpo lo sigue de
forma natural y esta disposición beneficia a los tres. Cuando el cuerpo
dirige, el espíritu lo sigue y eso daña a los tres.”
Los valores del espíritu humano los conocemos y reconocemos en nuestro
fuero interno. Son los valores del amor incondicional y del sentido de la
justicia y estos valores se nutren de las influencias de lo Creativo del Cielo.
Por eso, en la medida que nos dejamos dirigir por los criterios interesados
del “mundo que nos toca vivir” en vez de guiarnos por las directrices que
surgen de nuestro fuero interno, creamos un mundo inhumano que produce
conflictos en nuestro interior y en nuestro entorno.

Las fuerzas de la naturaleza representan las fuerzas inmutables, y por


tanto fiables, del orden universal. Por eso, los consejos que I Ching da en
los hexagramas que hemos visto en el artículo anterior, constituyen los
fundamentos para adquirir y renovar el equilibrio interior imprescindible
para mantener una conexión fluida con la fuerza de lo Creativo en nuestro
interior y percibir en todo momento las indicaciones de esta fuerza
inspiradora.
Escuchándonos con sinceridad interior discernimos lo justo de lo
injusto, discernimos lo humano de lo inhumano, discernimos lo bueno (lo
vital) de lo malo (lo destructivo), etc. Tenemos esta capacidad gracias al
código de normas universales que posee cualquier ser vivo en su interior.
Igual que el ADN del ser humano establece la fisiología de nuestro cuerpo,
este código genético establece el funcionamiento de nuestro espíritu.
El ser humano tiene libre albedrío por lo que cada persona posee la
libertad, bien de escucharse o de hacer caso omiso a los valores eternos y
fiables que conoce por naturaleza. A menudo, los criterios interesados del
mundo nos obligan de una u otra forma a olvidarnos de nuestros valores
espirituales por lo que los seres humanos somos probablemente la única
especie capaz de no respetar su naturaleza y obviar las directrices de lo
Creativo del Cielo.
5. La Ley del Universo

Publicado el Miércoles, 11 Septiembre 2013

Última actualización en Domingo, 15 Diciembre 2013

En el artículo 4 hemos visto que lo no mutante que constituye el punto de


referencia para todo lo mutante, reside en los principios primordiales de lo
Creativo y lo Receptivo y la interacción entre ambos. El “uno”, el “dos” y
el “Dos” son las referencias no mutantes en las que el equipo de
investigación de Fu Hsi se basó para hacer el Libro de las Mutaciones hace
más de 4.000 años. Para diseñar la trama enigmática de dicha obra,
bastaron dos tipos de trazo (una línea continua y otra partida en dos), 8
combinaciones de 3 de dichos trazos (trigramas) y 64 combinaciones de 2
trigramas (hexagramas).

Sabiendo cómo se comportan el “uno” y el “dos” y cuáles son las normas


de la interacción entre ambos (el "Dos"), todo lo demás es cuestión de
deducción y observación. El “uno” y el “dos” no son mutables en sí
mismos. Son, sin embargo, los únicos causantes de la gran diversidad de
situaciones posibles y de la increíble variedad de seres únicos y fenómenos
vitales. Por eso, la “medida de Cielo y Tierra” es sencilla. Dicha medida
permite, no obstante, reconocer el orden en el aparente caos de la vida.
La trama formada por lo Creativo, lo Receptivo, el principio Yin-Yang, las
4 direcciones de movimiento de las fuerzas naturales Trueno, Viento, Agua
y Fuego y los 2 estados vitales del planeta Tierra constituye el trasfondo
sobre el cual la vida se desarrolla y se hace posible cualquier cambio.
Por eso, la “medida de Cielo y Tierra” es reconocible en cualquier situación
caótica. La trama del trasfondo de cualquier situación es siempre la misma,
en el fondo todo funciona siempre de la misma manera, todo tiene su
orden y cualquier desorden tiene su causa “mecánica” deducible de la
lógica orgánica de dicha trama. Esta lógica es “la causa por la cual es
posible enfrentar el destino”, dado que “la realidad está siempre
condicionada, determinada por condiciones espacio-temporales,” como
dicen los santos sabios que hicieron el Libro de las Mutaciones (ver I
Ching: p. 384).
Nuestra condición Receptiva

I Ching habla del hecho de que “los estímulos de lo Creativo afluyen


hacia nosotros desde las profundidades de las fuerzas Creativas de
nuestro interior”. Aunque se trata de una energía procedente del Cielo y la
ley de la gravedad dicta que lo energético sube, resulta que lo Creativo
penetra en las profundidades de nuestro ser y que desde ahí se manifiesta
subiendo hacia arriba, hacia nuestra conciencia. Por eso intuimos “la
medida de Cielo y Tierra” y reconocemos desde pequeños las directrices
del Cielo y los valores eternos que nos permiten comportarnos de
acuerdo con unas leyes que son comunes en todos los pueblos del
planeta, aunque no estén legisladas ni sean respetadas.
I Ching afirma que los estímulos Creativos surgen de nuestro verdadero
ser, que es nuestra esencia, y va saliendo a la luz en la medida en la que nos
dejemos guiar por las indicaciones de lo Creativo en nuestro fuero interno.
“El tiempo y la perseverancia de lo Creativo son los medios para la
realización de lo posible.” Paulatinamente, pasito a pasito nos realizamos a
lo largo de un camino infinito. “Esto se debe a que el movimiento de lo
Creativo se basa en la duración en el tiempo, y más allá del tiempo, de un
movimiento que jamás se detiene,” dice I Ching.
La ley del Universo dicta que lo Receptivo de la Tierra se abre a lo
Creativo del Cielo, como se visualiza en el bagua donde las líneas
discontinuas del trigrama Tierra muestran su apertura hacia las líneas
continuas del trigrama Cielo. Luego, “al entregarse y seguir lo Creativo, lo
Receptivo posee la capacidad de dar forma a lo espiritual.” Este es el
Sentido primero y último del principio Yin-Yang: lo Receptivo se abre a
las intenciones de lo Creativo en nuestro interior, se entrega a ellas y se
deja guiar por sus indicaciones. Como lo Creativo transforma de modo
recto y firme, a ello se debe la facilidad con la que logramos lo duradero,…
siempre que el ser humano logre algo duradero.

Nuestro libre albedrío

El principio Yin-Yang dicta que, en todos los ámbitos, la formación


material depende de la transformación energética. Es la ley del Universo.
Supeditándose la materia a las transformaciones energéticas dirigidas por lo
Creativo del Cielo, la materia viva mantiene el equilibrio Yin-Yang por lo
que los seres y cualquier otra “viviente manifestación de la energía del
Tao” mantienen aquella durabilidad que se traduce en salud.
En cambio: “Si lo Receptivo (la Tierra y, análogamente, cualquier ser vivo)
se rebelara y pretendiera dirigir las transformaciones, perdería el camino y
crearía tensiones y conflictos entre las fuerzas naturales,” advierte I Ching.
A dicha rebelión debemos seguramente las tensiones y conflictos
ecológicos que se expresan en el estado vital del planeta causando todo tipo
de fenómenos destructivos. Procesos análogos surgen siempre que nos
olvidemos de nuestra condición vital Receptiva y pretendamos dirigir,
manipular o modificar la vida desoyendo las indicaciones de lo Creativo en
nuestro interior.
“Cuando la orientación de la acción concuerda con las leyes universales,
conduce a la conquista de lo que se ambiciona. (…) Cuando el rumbo de la
acción se opone directamente a las leyes universales, conduce
necesariamente a la pérdida” (I Ching p. 376). “Cuando se contemplan los
fenómenos entre Cielo y Tierra, la ley del universo aparece sobre los
hombres de forma aplastante, con toda su grandeza y su fuerza, y en toda
su desconcertante variedad y multiplicidad. Estos fenómenos enseñan los
Principios de la creación activa,” afirma I Ching. Es decir: cuando la
cooperación entre lo Creativo y lo Receptivo se perturba, aparecen
fenómenos destructivos que enseñan principios vitales que deberíamos
investigar.
En p. 368 del I Ching, Richard Wilhelm hace este comentario: “Con el
despertar de nuestra conciencia nos hallamos colocados en medio de
determinadas estructuras referenciales sobremanera poderosas. El
problema consiste en elegir el propio punto de referencia de tal modo
que coincida enteramente con el punto de referencia del acontecer
cósmico universal. Pues sólo entonces nuestro mundo, creado por nuestra
decisión, escapará al destino de estrellarse contra las estructuras
referenciales en extremo poderosas con las que entonces entraría en
conflicto.”

No hace falta estrellarnos para aprender los Principios de la creación


activa.
Como dice Richard Wilhelm en la página 369 del I Ching: “En la
naturaleza es factible comprobar semejante tendencia hacia el orden.”
Mantenemos el orden universal siendo naturales y respetando nuestra
condición Receptiva para percibir las indicaciones de lo Creativo. La
cultura egoísta que explota al pueblo y al planeta, nos despoja de la
inocencia y la confianza; pero podemos recobrarlas tomando conciencia del
hecho de que la trama universal es aplicable a cualquier campo. Dicha
trama está formada por lo Creativo, lo Receptivo, el principio Yin-Yang,
las 4 direcciones de movimiento de las fuerzas naturales Trueno, Viento,
Agua y Fuego y los 2 estados vitales del planeta Tierra.
La referida trama constituye el trasfondo de la relación común y la
armonía que hay entre macrocosmos y microcosmos. Por eso, en
cualquier ámbito del microcosmos que exploremos, se puede reconocer la
dinámica determinada por las leyes universales. De todo esto da testimonio
la milenaria experiencia de la Medicina Tradicional China. En tiempos muy
antiguos los médicos chinos se dieron cuenta de la utilidad práctica de la
trama en la que se basa el Libro de las Mutaciones; la adaptaron a sus
necesidades y aprendieron a cooperar con la naturaleza para cuidar del
equilibrio Yin-Yang que asegura la salud, no sólo del cuerpo sino también
de la mente y del alma.

6. El ritmo de inspiración y realización

Publicado el Domingo, 24 Noviembre 2013

Última actualización en Domingo, 15 Diciembre 2013

El Libro de las Mutaciones dice que la vida es "la viviente manifestación


de la energía del Tao", como hemos visto en artículo 2. "El uno se divide y
se vuelve dos. El dos se une y se convierte en uno. Lo Creativo y lo
Receptivo se unen y constituyen el mundo." La energía se transforma en
materia y ésta se transforma en energía. Transformándose continuamente la
una en la otra, la energía y la materia impulsan un movimiento circular que
es el fundamento de la vida del universo, dice I Ching. Dicha dinámica se
denomina el principio Yin-Yang, la interacción constante entre lo Creativo
y lo Receptivo que posibilita la creación y la evolución de la materia viva.

"El mundo de abajo", la Tierra, es corporal y depende en sus movimientos


de los fenómenos del Cielo. Como dice un texto muy antiguo (ver I Ching
p. 359, § 6): "El espíritu mora misteriosamente en todos los seres y actúa a
través de ellos". I Ching explica que el espíritu actúa mediante lo
Creativo, la fuerza primordial procedente del Cielo que penetra en los
seres vivos donde moviliza la materia orgánica y dirige las
transformaciones de modo que la vida se vuelve a engendrar
constantemente, en cualquier manifestación corporal de la energía del Tao
y en cualquier expresión orgánica de la vida (ver bloque Dinámica Vital,
artículo 3).
Para entender la dinámica primordial que se visualiza mediante la imagen
del principio Yin-Yang, tenemos que tener en cuenta que dicho principio
está basado en la convicción de que la vida se fundamenta en un
movimiento circular del universo. El movimiento circular crea formas
esféricas, por lo cual el símbolo que representa la dinámica vital, tiene que
ser tridimensional. De ahí que para entender la interacción dinámica entre
lo Creativo y lo Receptivo, hay que visualizar dicho símbolo, llamado "Tai
Ji", en tres dimensiones.

Así que, el dibujo del principio Yin-Yang muestra una dinámica que
tiene lugar dentro de una esfera. Dicha imagen representa la Ley del
Universo (ver art. 4 y 5) que determina las normas de la interacción entre lo
Creativo (Yang) y lo Receptivo (Yin). Dentro de la esfera, dichos
principios universales interactúan entre sí complementándose. La parte
blanca simboliza lo Creativo ("el uno"), es el principio espiritual y
energético que inspira, moviliza y transforma la materia; la parte negra
simboliza lo Receptivo ("el dos"), representa el principio terrenal y material
que concibe el proyecto diseñado por lo Creativo y lo realiza dándole una
forma concreta y física.
La ola en el centro del Tai Ji que separa ambas partes, sugiere el
movimiento de arriba-abajo y de abajo-arriba entre lo energético que sube y
lo material que baja. El punto negro en la parte Creativa simboliza la
inspiración que surge, manifestándose, en el centro de la actividad
transformadora de lo Creativo. Es la simiente de aquello que va a tomar
forma en el lado derecho del símbolo. Visualizando una esfera, observamos
que es la punta de la "cola" negra que se desarrolla ahí de arriba hacia
abajo. La idea Creativa penetra en el ser cuya condición Receptiva es capaz
de percibir y materializar el proyecto que se desarrolla siguiendo el hilo de
la inspiración.
Cada vez que acabamos de realizar una parte del proyecto Creativo, lo
Receptivo en nosotros extrae de ella lo esencial y entrega la energía de lo
realizado a lo Creativo del Cielo, ofreciéndolo a la fuerza Creativa del
mundo que lo vuelve a transformar, por lo que las aportaciones del entorno
van a inspirarnos junto con lo Creativo en nuestro interior. Lo esencial es
el punto blanco en la parte Receptiva, simboliza aquello que induce la
actividad Creativa en el lado izquierdo de la esfera y posibilita que los
seres vivos se renueven, se vitalicen y evolucionen.

Ambas partes se complementan, lo Creativo alimenta a lo Receptivo y


lo Receptivo alimenta a lo Creativo. Uno es la razón de ser del otro, por
lo que entre ellos surge una dinámica de ir y venir que se realimenta
continuamente:
- Lo Receptivo de la Tierra realiza un proyecto diseñado por la fuerza
Creativa del Cielo (*).
- Para materializar este proyecto en la Tierra, lo Receptivo se guía por las
indicaciones que surgen del punto negro que se produce en el centro de la
actividad transformadora de lo Creativo del Cielo (**).
- Para realizar el proyecto, lo Receptivo se entrega a las intenciones de lo
Creativo, preguntando y escuchando, dando y recibiendo, creando y
ofreciendo (***).
- Lo Receptivo se dedica a la formación material y, guiándose de dicha
manera por las indicaciones de lo Creativo, logra crear una gran diversidad
de materia orgánica que entrega al cuerpo, posibilitando así que el
organismo se regenere y regule sus funciones. Luego, estas funciones
orgánicas -al abrirse a las transformaciones energéticas de lo Creativo-
hacen que el cuerpo se vitalice (****).
- De forma análoga ocurre en el ámbito emocional, mental y espiritual.
Siendo Receptivos y dedicándonos a nuestra vocación de realizarnos,
compartimos lo esencial de nuestro esfuerzo con el mundo, posibilitando
así que los destellos de nuestro ser renueven el mundo y actualicen nuestra
comunicación con los proyectos de lo Creativo. De este modo el principio
Receptivo hace posible que lo Creativo del Cielo regenere y vitalice la
Tierra y sus habitantes, y que lo Creativo vuelva a inspirarnos emocional,
intelectual y espiritualmente.

Aclaraciones
(*) Dice I Ching (p. 80): "Grande en verdad es la fuerza original de lo
Creativo, todos los seres le deben su comienzo. Y todo el cielo está
compenetrado de esta fuerza." Y (p. 373): "Lo Creativo actúa en lo
invisible y su campo es el espíritu, el tiempo; lo Receptivo actúa en la
materia distribuida en el espacio y consuma las cosas hechas, espaciales."
(**) I Ching (p. 463): "Lo Creativo obra mediante la modificación y la
transformación, a fin de que los seres individuales reciban sus determinadas
formas, y logren duradera concordancia con la gran armonía."
(***) I Ching (p. 81): "Como camino hacia el logro aparece aquí el
reconocimiento y la realización del sentido del universo que, en cuanto ley
perenne, y a través de fines y comienzos, origina todos los fenómenos
condicionados por el tiempo. De este modo toda etapa alcanzada se
convierte a la vez en preparatoria para la siguiente, y así el tiempo ya no
constituye un obstáculo, sino el medio para la realización de lo posible."
(****) El proceso de la constante modificación y transformación se
observa claramente en las reacciones bioquímicas que forman parte de la
biología de cualquier ser vivo. El organismo se regenera, se vitaliza y se
regula gracias a la gran versatilidad funcional de las innumerables
combinaciones moleculares, la gran movilidad de sus componentes y la
gran sabiduría de los procesos naturales.

La dinámica del principio Yin-Yang enseña la relación del surgimiento


mutuo que existe entre la energía universal y la materia viva. Es lo que
se llama en fisiología un sistema de "feed-back", un sistema de
realimentación. La energía del universo se transforma en materia viva, ésta
se transforma en energía orgánica y la misma se transforma otra vez en
energía cósmica. E igual que hay una dinámica Yin-Yang entre la energía y
la materia, así también el cosmos y el mundo se relacionan mediante una
dinámica Yin-Yang. De ahí el trasfondo común y la armonía intrínseca que
determinan la relación entre el macrocosmos y el microcosmos.

Los regalos de lo Creativo

Al expresar nuestras dudas, respetar nuestras limitaciones y plantearnos


todo tipo de cuestiones, nos realizamos y nos superamos desarrollando
nuestros dones y potencialidades. Respetando nuestras limitaciones y
preguntándonos cosas, hacemos que en nuestro interior los recuerdos y
conocimientos se activen y se reorganicen y, manteniéndonos concentrados
y atentos, surgen además cosas nuevas de la "nada" donde reina lo
Creativo del Cielo, junto con una selección sorprendentemente congruente
y eficaz de conocimientos antiguos.
Evolucionamos sobre todo gracias a los regalos que recibimos de dicha
energía del universo. La energía Creativa brota en nuestro interior,
abriéndose como si fuera una flor que enseña sus pétalos, uno por uno. Si
nos preguntamos de corazón algo y profundizamos, la “flor” nos mostrará
sus “pétalos”, uno tras otro, hasta que dejemos de preguntar. Y hasta lo
infinito seguirá mostrando más y más "pétalos" siempre que preguntemos.
Son auténticos regalos, aunque no son gratis. Para encontrarlos hace falta
querer solucionar una cuestión, abrirse hacia lo Creativo y respetar la
dinámica del principio Yin-Yang. Para eso hace falta tener paciencia,
confianza y fe. Siendo impacientes, temerosos y controladores corremos el
riesgo de que el ego tome el mando, escondiéndose detrás de la supuesta
objetividad y racionalidad de la mente (ver Círculos Viciosos). Esto, lo
explica I Ching así en el Libro de las Mutaciones (p. 480): "Si lo Receptivo
quisiera avanzar por sí mismo, se desviaría de su índole natural y perdería
el camino. Al entregarse y seguir a lo Creativo alcanza la posición duradera
que le cuadra."
La vitalidad del "tres", la materia viva

Interactuando entre sí, la unión de lo Creativo y lo Receptivo produce "el


tres", la materia viva, en cuyo interior la vida se vuelve a engendrar
constantemente gracias al principio Yin-Yang. Sin embargo, si se altera la
interacción fluida entre lo Creativo y lo Receptivo, la materia pierde
vitalidad por lo que el espíritu (lo Creativo) sufre y el cuerpo (lo
Receptivo) enferma. Y también el planeta sufre y enferma cuando pierde
el equilibrio Yin-Yang, entre otras causas debido a la destrucción de los
bosques tropicales que son el Pulmón de la Tierra. Los síntomas de intentar
reequilibrarse, los sufrió la Tierra por ejemplo el pasado 8 de noviembre
cuando un devastador tifón arrasó varias islas Filipinas.
Para hacer que cualquier materia viva mantenga el equilibrio Yin-Yang, lo
Creativo tiene cuatro ayudantes. Son las fuerzas de la naturaleza cuyas
cualidades causan las corrientes energéticas que producen diferentes
circunstancias variables, determinando las condiciones espacio-temporales
en la Tierra. El Trueno (Elemento Metal) crea la corriente electromagnética
y los Elementos Madera, Agua y Fuego crean las corrientes de aire
(Viento), agua y calor.
Gracias a las condiciones espacio-temporales creadas por las
aportaciones de dichas fuerzas, el planeta se regenera, se autorregula y
se organiza, por lo que los diferentes ecosistemas son capaces de
mantener su equilibrio ecológico y climatológico, las diferentes especies
son capaces de adaptarse a las condiciones medioambientales y mantener el
equilibrio alimenticio en su hábitat (Tierra); y los seres humanos
aprendemos a cuidar del equilibrio medioambiental y mantener el
equilibrio sustento-laboral (Tierra), espiritual-humano (Agua), emocional-
mental (Fuego), social-fisiológico (Viento/Madera) y energético-
económico (Trueno/Metal) en nuestras vidas y en la sociedad y el mundo.

7. La génesis de los Cinco Elementos

Publicado el Sábado, 19 Octubre 2013


Última actualización en Domingo, 15 Diciembre 2013

La obra de medicina más antigua que ha llegado a nuestros tiempos,


procede de China y fue escrito en el siglo V a.C. Se conoce dicha obra
como “el Su Wen” y contiene las respuestas de unos sabios a las preguntas
del Emperador Amarillo, “Hoang Ti”. Voy a citar unas respuestas del sabio
Kwei-Yee-Chu para ubicarnos en esa época remota cuando floreció la
medicina en China. En el capítulo 66 Kwei-Yee-Chu dice por ejemplo: “La
circulación de los cinco elementos, y el yin y el yang son el camino del
cielo y la tierra; son los grandes esquemas de todas las cosas, el origen de
la mutación, la raíz y el principio del nacimiento y la destrucción, la
residencia de los dioses. ¿Quién puede permitirse no conseguir comprender
estas cosas? (…) Por consiguiente, lo divino se convierte en energía en el
cielo y en forma física en la tierra; la interacción de la forma física y la
energía se transforma para generar todas las cosas.”

Un par de preguntas y respuestas más del mismo capítulo:


El Emperador Amarillo preguntó: “¿Podría decirme cómo se turnan los
cinco elementos para reinar en las cuatro estaciones?”
Kwei-Yee-Chu contestó: “Los cinco elementos se turnan para gobernar no
sólo en las cuatro estaciones, sino también en un año y en un día y en una
hora.”
El Emperador Amarillo preguntó: “¿Cómo se turnan en el gobierno?”
Kwei-Yee-Chu contestó: “He consultado el Clásico Antiguo de la
Circulación de las Energías celestes, que contiene las afirmaciones
siguientes: los cielos son la infinidad originada a partir de la energía
original que da lugar a todas las cosas. Los cinco elementos se turnan para
gobernar durante todo el año, propagando la energía del cielo al alma
verdadera y rigiendo la gran tierra como soberanos. Las nueve estrellas
brillan y las siete fuentes de luz (el sol, la luna y los cinco planetas)
circulan. Por consiguiente, hay Yin y Yang, hay suavidad y dureza; de
forma que el hombre y lo divino tienen sus respectivas posiciones, y el frío
y el calor estival tienen su naturaleza relajante y expansiva, de forma que la
generación y la transformación prosiguen indefinidamente, lo cual da lugar
a la vida de todas las cosas. Esta teoría se ha transmitido durante diez
generaciones.”

En el Libro de las Mutaciones viene una figura gráfica que visualiza cómo
la incesante interacción entre el Cielo (lo Creativo) y la Tierra (lo
Receptivo) genera las fuerzas naturales que constituyen el mundo. Según la
tradición, dicha figura se atribuye a Fu Hsi, fundador de la dinastía Xi o
Hsi (2205-1767 a.C.), y es conocida bajo el nombre Ho T'u, el plano del
Río Amarillo (ver p. 397 del I Ching).
En varios hexagramas I Ching habla del significado del color amarillo.
Por ejemplo, en el hexagrama que trata de la obtención de claridad (nº 30:
Lo Adherente), comenta en la línea “seis” del 2º puesto que el amarillo es
el color de la medida. Los sabios que hicieron el Libro de las Mutaciones
buscaron “la medida de Cielo y Tierra”, como hemos visto en la
introducción de este bloque de artículos. Buscaron dicha medida para
desentrañar las leyes a las que la vida está sujeta, y I Ching dice en el
hexagrama 2: Lo Receptivo (línea “seis” en el 5º puesto), que el amarillo es
el color de la tierra y del centro, y que es el símbolo de lo confiable y de lo
auténtico. Así que, “Río Amarillo” bien podría significar “Fuente fiable
de la medida (de Cielo y Tierra)”.
En el plano del Río Amarillo se muestra la génesis de "los cinco estados de
mutación" (*) a partir de números pares e impares para señalar la polaridad
Creativa (color blanco y número impar) y la polaridad Receptiva (color
negro y número par) de los diferentes principios y fuerzas vitales
primordiales. Al usar en el plano bolitas de color blanco (Yang) y negro
(Yin) en cantidades par (Yin) e impar (Yang), los sabios que hicieron este
plano enseñan de este modo además, que la polaridad de los principios
espirituales y energéticos del Cielo se invierte cuando estos principios
se materializan en la Tierra.

(*) Richard Wilhelm puso “los cinco estados de mutación” entre comillas
para remarcar entre paréntesis lo siguiente: wu hsing, por lo común
erróneamente denominados “elementos”.

Los principios energéticos del Cielo se transforman en la Tierra en


configuraciones materiales
El plano señala de qué manera ocurre esto:

 - El principio primordial “uno” (lo Creativo del Cielo) se


materializa en el planeta en el Elemento Agua.
 - El principio primordial “dos” (lo Receptivo de la Tierra) se
materializa en el planeta en el Elemento Fuego.
 - El principio primordial “tres” (la capacidad de crear la viviente
manifestación de la energía del Tao, la materia viva) se materializa
en el planeta en el Elemento Madera (Viento).
 Además, el plano indica que el “tres” produjo el “cuatro” y el
“cinco”. Para formar el “cuatro”, el “uno” tiene que haberse unido al
“tres” y para formar el “cinco” tiene que haber sido el “dos” el que
se unió al “tres”.

De modo que el plano del Río Amarillo relata que la unión del principio
“dos” (lo Receptivo de la Tierra) y la capacidad de crear materia orgánica
(el “tres”) convierte a nuestro planeta (el “cinco”) en un ser vivo al que
nos referimos cuando hablamos de la “Madre Tierra” o de Gaia. Esto
coincide con el hecho de que desde tiempos remotos el número 5 está
asociado a lo que se llama “la magia de la Tierra”. En numerología
representa la comunicación, el movimiento y la versatilidad; y el número 5
se asocia además con la relación (conflictiva) entre el amor y el intelecto
debido a la necesidad de hallar respuestas lógicas a las cosas
incomprensibles (mágicas) que ocurren en la vida.
El plano sugiere que la unión del principio “uno” (lo Creativo) y la
capacidad de crear materia orgánica (el “tres”) produce en nuestro
planeta fenómenos “cuatro” como su campo electromagnético, la
atracción magnética del polo Norte, la carga eléctrica, la ionización del
aire, la mineralización del suelo, etc. Como veremos en los hexagramas
relacionados con la fuerza natural Trueno (nº 16: El Entusiasmo y nº 51: Lo
Suscitativo), el número “cuatro” tiene que ver con las condiciones de
supervivencia en el planeta y con las propiedades innatas que permiten que
los diferentes seres encuentren su particular forma de sobrevivir en las
condiciones dadas.

En el plano se observa que los números 1 a 5 están relacionados con los


principios espirituales y energéticos del Cielo y que los números 6 a 10
se refieren a las fuerzas naturales en la Tierra. El valor numérico de las
configuraciones materiales es la suma del número adjudicado a
determinado principio energético y el número “cinco” que representa “la
magia de la Tierra”. Por eso, se puede ver de un vistazo cuál es la
procedencia energética de determinado Elemento y cuál es su condición
vital: Creativa (Yang) o Receptiva (Yin).

De modo que el plano revela que el Elemento Agua (6 bolitas negras) es la


configuración material de lo Creativo (1) en la Tierra (5). Siendo el seis un
número par, el Agua es Yin por lo que le conviene una actitud Receptiva y
entregarse a las indicaciones de lo Creativo del Cielo para encontrarse con
el espíritu y la energía de su verdadero ser.
El Elemento Fuego tiene 7 bolitas blancas (2+5) porque es la
configuración de lo Receptivo (2) en la Tierra (5), donde el Fuego es Yang
debido a su condición Creativa. La condición vital la conocemos por la 1ª
línea de su trigrama y ahora también por el hecho de que el siete es un
número impar. No obstante, es importante darnos cuenta de que, en el
fondo, el Fuego es más terrenal que el Agua ya que es la configuración
material de la Receptividad de la Tierra, el “dos”.
El Elemento Madera tiene 8 bolitas negras (3+5). Un número par, así que,
siendo la fuerza natural creadora de la matera viva, la Madera es una fuerza
Receptiva. Esto lo muestra también el trigrama Viento donde la 1ª línea
indica que su condición vital es Receptiva. Sabiendo que el Elemento
Madera representa la naturaleza vegetal y, por tanto, todos los procesos
orgánicos, es evidente que sería incapaz de crear nada viable a no ser por
las indicaciones inspiradoras de lo Creativo del Cielo que percibe gracias a
su Receptividad.
El Elemento Metal tiene 9 bolitas blancas (4+5). Esto indica que el
Elemento que se encarga de las condiciones vitales que determinan las
posibilidades de supervivencia en el planeta, es una fuerza natural Creativa.
Dichas condiciones del planeta y las de sus habitantes son innatas y
permiten la supervivencia. En nuestro caso son “regalos” energéticos como
el instinto, la intuición y la percepción sensitiva que vienen de lo Creativo
del Cielo. A través de tanto los regalos como los sustos que surgen de
improviso de nuestro interior, percibimos “la mano de Dios” que reclama
responsabilidad individual despertando nuestra toma de conciencia del
orden universal.
El Elemento Tierra tiene 10 bolitas negras (5+5) dibujadas sobre un
rectángulo que tiene en su centro el dibujo de la “molécula mágica” (*) del
Ciclo Cosmológico, el dibujo que visualiza la dinámica auto-reguladora de
la vida. En numerología el número 10 está compuesto por los números
“uno” y “cero”. El “uno” simboliza el principio primordial de lo Creativo y
el “cero” simboliza la eternidad. Es decir, indicaría que la vida en la Tierra
es un proyecto espacio-temporal Creativo de evolución eterna.

(*) El dibujo de las cinco bolitas en el centro lo he llamado la “molécula


mágica” porque es una figura que se repite en muchos ámbitos orgánicos
diferentes como en el dibujo de la dinámica entre las fuerzas naturales en el
Ciclo Cosmológico y en la estructura general de las moléculas de los
aminoácidos, por ejemplo.
8. Las condiciones creadas por las fuerzas naturales

Publicado el Domingo, 20 Octubre 2013


Última actualización en Sábado, 26 Septiembre 2015

Hemos visto que, según I Ching, lo Creativo del Cielo engendra las fuerzas
activas de la naturaleza mientras que lo Receptivo de la Tierra les confiere
su organización material y hace que nazcan, prosperen y se desplieguen.
Los "hijos mayores” que parió la Tierra son el Trueno, el Viento, el Agua y
el Fuego. Las cualidades específicas de estas fuerzas son primordiales,
dado que determinan las características vitales del planeta Tierra y
regeneran éste constantemente mediante todo tipo de procesos de cambio
que se manifiestan en los estados Lago y Montaña, fuerzas primordiales
que son los “hijos menores” de la unión Cielo-Tierra.
Un día me pregunté qué significan las cualidades de los cuatro hijos
mayores para la Madre Tierra misma, para su Ser, lo Receptivo. Busqué la
respuesta en los hexagramas formados por el trigrama Tierra en la base –
por ser la generadora- y una de las fuerzas de la naturaleza encima –por ser
lo nuevo que le transforma-. Y me impresionó lo que revelan los cuatro
hexagramas correspondientes.

Los ocho trigramas

¿Qué significan las cualidades de sus "hijos" para la madre Tierra?

Considerando a la Tierra como un cuerpo celestial Receptivo que se


energiza, se transforma y se desarrolla gracias a las influencias de las
cuatro fuerzas activas de la naturaleza, pensé que los principios del Ser de
nuestro planeta deberían venir en los hexagramas formados por el trigrama
Tierra, abajo, y el trigrama correspondiente a cada uno de los "hijos" arriba.

De la primera unión de Cielo (lo Creativo) y Tierra (lo Receptivo) nacen


los “hijos” mayores: las fuerzas complementarias Trueno (fuerza
Creativa) y Viento (fuerza Receptiva), y de su segunda unión nacen las
fuerzas complementarias Agua (fuerza Receptiva) y Fuego (fuerza
Creativa). El hexagrama que surge en la constelación Tierra-Trueno (suelo
terrestre, Metal) enseña sus cualidades en El Entusiasmo, la constelación
Tierra-Viento (naturaleza vegetal, Madera) se llama La Contemplación, la
constelación Tierra-Agua trae La Solidaridad, y el hexagrama que muestra
la constelación Tierra-Fuego (calor y luz del sol) habla de El Progreso.

Los trigramas en el bagua se leen de dentro hacia fuera


Así que, la línea interior es la línea inferior del trigrama

Hexagrama 16. Yü: El Entusiasmo

El trigrama TIERRA abajo y TRUENO arriba forman un hexagrama


llamado El Entusiasmo. En él se describen las condiciones espacio-
temporales que se crean debido al alumbramiento y a la reactivación
regular del Trueno.
Este hexagrama trata de la inviolabilidad de las leyes naturales en el
mundo. Aquí I Ching resalta el hecho de que sólo se pueden imponer
aquellas leyes que se hallan arraigadas en el sentir del pueblo y habla
de la importancia de la música, ya que tiene el poder de unificar los
movimientos de masas dado que “la música posee el poder de disolver las
tensiones del corazón surgidas de la vehemencia de oscuros sentimientos”.
Así que, I Ching relaciona los “oscuros sentimientos” con las “tensiones
del corazón” y aconseja que los gobiernos respeten las leyes naturales e
impongan sólo aquellas que se hallan arraigadas en el sentir del pueblo. De
ahí que experimentamos que, respetando las leyes naturales, los
sentimientos positivos y actitudes constructivas se propagan automática y
espontáneamente.
Recordando las correspondencias del Elemento Metal, llama la atención
que “casualmente” y gracias a los atributos relacionados con dicho
Elemento (instinto, intuición, tacto, olfato, percepción sensitiva, sentido
común, sentido de la justicia...), nos damos cuenta de que existen
determinadas leyes naturales que son –en principio- inviolables.
Hexagrama 20. Kuan: La Contemplación, la Vista

El trigrama TIERRA abajo y VIENTO arriba forman un hexagrama


que se llama La Contemplación. En él se describen las condiciones
espacio-temporales ocasionadas por el alumbramiento y la reiteración de la
suave insistencia del Viento, la fuerza complementaria del Trueno.
Dicho hexagrama trata de las misteriosas leyes divinas de la vida. Dice I
Ching: “El signo es símbolo de un soberano que hacia lo alto contempla la
ley del Cielo, y hacia abajo las costumbres del pueblo; pero que, además,
dado su buen gobierno, constituye un elevado modelo para las masas.”
“Así puede observarse una sagrada seriedad en la naturaleza, en la
regularidad con que transcurren todos los acontecimientos naturales. (…)
Mediante la máxima seriedad de su recogimiento interior, dan lugar a que
las misteriosas leyes divinas de la vida se cumplan en su propia persona.”
Así que, en este hexagrama I Ching habla también de leyes naturales.
Coincidiendo con el significado del Elemento Madera, se trata aquí de
aquellas que rigen la naturaleza orgánica. Dichas leyes se enseñan en el
Bagua del Cielo Anterior, el bagua que se hizo en la época del mítico
Emperador Fu Hsi. La secuencia de los trigramas indica cuáles son las
leyes del tiempo que rigen los cambios cíclicos en la Tierra. Estos cambios
constituyen el trasfondo de la relación común y la armonía que hay entre
macrocosmos y microcosmos.
Los cambios cíclicos que se manifiestan en la naturaleza enseñan las leyes
universales que determinan los efectos positivos y negativos de los
cambios creados por seres que tienen libre albedrío, como el ser
humano. De ahí que I Ching subraya la importancia de la “observación de
la regularidad con que transcurren todos los acontecimientos naturales” y la
“máxima seriedad del recogimiento interior” para reconocer en nuestra
propia persona cómo funcionan las leyes divinas de la vida.

Las fuerzas vitales Agua y Fuego

En el artículo anterior hemos visto que el Agua, siendo la configuración de


lo Creativo del Cielo, ejerce dicha función en el planeta Tierra, y que al
Fuego (el Sol) le corresponde la función de lo Receptivo de la Tierra. Esta
aparente incongruencia la reitera I Ching también en los hexagramas que se
refieren a su interacción con el trigrama Tierra. Por ejemplo en el
hexagrama que viene ahora, resulta que la línea central del trigrama Agua
es el soberano de la totalidad del movimiento del signo. Y en el siguiente
viene una parábola que muestra que el Fuego es como un príncipe,
respetuoso con el Gran Rey. De ahí el dicho de que en el bagua "el Agua
y el Fuego no se combaten entre sí”.

Hexagrama 8. Pi: La Solidaridad

El trigrama TIERRA abajo y AGUA arriba forman un hexagrama


llamado La Solidaridad o bien, El mantenerse unido. En él I Ching
describe las condiciones espacio-temporales que se crean gracias al
alumbramiento y a la actividad del Agua en la Tierra.
En dicho hexagrama dice: “Sobre la tierra, el agua confluye cómo y dónde
puede, juntándose por ejemplo en el mar, donde se reúnen todos los ríos. Es
este un símbolo que sugiere la solidaridad y sus leyes. (…) Las aguas
confluyen por sí solas, porque las mismas leyes rigen el agua en todas sus
partes. (…) Así también la sociedad humana, donde existe un verdadero
foco de unión, allí los inseguros, aquellos que al comienzo vacilan, van
acercándose, paulatinamente, por sí mismos. Los vínculos se establecen y
se fortalecen de acuerdo con determinadas leyes internas.”
El soberano del movimiento es la línea continua en el 5º puesto del
hexagrama y, siendo ésta la 2º línea del trigrama Agua, representa lo
Creativo del Cielo. Sobre las líneas discontinuas que representan lo
Receptivo dice I Ching: “Los dúctiles se mantienen unidos, se solidarizan
al recibir el influjo de la voluntad firme que emana del puesto conductor
(5º) que, para ellos, constituye el centro de la unión. Pero, a su vez, también
esta fuerte personalidad conductora (5ª línea) se solidariza con las otras, en
las que encuentra un complemento necesario a su propia naturaleza.”

Hexagrama 35. Chin: El Progreso

El trigrama TIERRA abajo y FUEGO arriba forman un hexagrama


llamado El Progreso. En él se muestran las condiciones espacio-
temporales que surgen gracias al alumbramiento y la activación de un
Fuego “respetuoso”. “Representa al sol que va elevándose sobre la tierra,”
dice I Ching en dicho hexagrama.
“Es la imagen de un progreso rápido, fácil, que al mismo tiempo equivale a
una expansión y claridad de alcance cada vez mayor. (…) Es la imagen de
un fuerte príncipe feudal que reúne a los demás príncipes en torno al
soberano, el Gran Rey, en paz y obediencia; el Gran Rey lo distingue con
generosos obsequios y lo atrae brindándole confianza en su círculo más
inmediato.”
“Esto implica una doble idea: la acción del progreso propiamente dicho
emana de un hombre en posición dependiente, en quien los demás ven a
uno de los suyos, gracias a lo cual lo siguen voluntaria y dócilmente. Este
conductor posee la suficiente claridad interior como para no abusar de
la gran influencia que ejerce, sino para antes bien utilizarla a favor de su
soberano. Éste por su parte, libre de celos de cualquier índole, agasaja al
gran hombre con ricos regalos y lo atrae para tenerlo siempre cerca de sí.
Un amo iluminado y un siervo obediente, he aquí las condiciones para un
gran progreso.”
“El sol se eleva por sobre la tierra: la imagen del Progreso. Así el noble
ilumina por sí solo sus claros talentos. La luz del sol que se expande
sobre la tierra es clara por naturaleza, pero cuanto más asciende el sol, tanto
más emerge de entre las turbias brumas hasta brillar en su pureza original,
iluminando un ámbito cada vez mayor. Así también la verdadera esencia
del hombre, que es originalmente buena, se enturbia por su contacto con lo
terrenal y requiere por tanto una purificación, para poder alumbrar con la
claridad que originalmente le corresponde.”

9. Las leyes del tiempo

Publicado el Domingo, 15 Diciembre 2013


Última actualización en Domingo, 15 Diciembre 2013

La dinámica que las fuerzas naturales mantienen entre sí en el bagua,


enseña el desarrollo natural de los cambios cíclicos. Estos cambios
pertenecen al sistema de realimentación o "feed-back" imprescindible para
la constante regeneración de la vida. La secuencia de trigramas muestra
cómo interactúan las fuerzas naturales entre sí para salvaguardar el
equilibrio Yin-Yang en el planeta y, tomando en consideración las
recomendaciones de I Ching en los hexagramas correspondientes, veremos
que también nosotros necesitamos los cambios cíclicos para regenerarnos,
regularnos y vitalizarnos.

En la traducción del Libro de las Mutaciones de Richard Wilhelm viene


una recopilación de textos anteriores a la versión del I Ching que tradujo.
Para desentrañar las leyes del tiempo que se visualizan en el bagua del
Cielo Anterior, me he basado sobre todo en dichos textos y en aquellos que
aclaran el significado de los hexagramas correspondientes a los ocho
trigramas. Las leyes del tiempo que desentrañaron los sabios que hicieron
el bagua de Fu Hsi, muestran cómo se ordenan los cambios aparentemente
caóticos de las circunstancias en nuestro entorno.
Al contrario de lo que ocurre en el bagua del Cielo Posterior, en el bagua
de Fu Hsi las fuerzas complementarias interactúan entre sí de forma fluida
y coordinada y producen un movimiento infinito con efectos renovadores,
armonizadores y vitalizadores. Según I Ching (ver p. 352, § 3), la dinámica
entre los trigramas se determina por la relación mantenida entre Cielo y
Tierra ya que "Cielo y Tierra determinan la dirección". La relación entre
ambos y, por tanto, la dirección del movimiento en el bagua dependen del
estado vital del Elemento Tierra, como dice la frase que viene a
continuación: "La Montaña y el Lago mantienen la unión de sus fuerzas".

El Libro de las Mutaciones especifica la función de lo Receptivo de la


Tierra de la siguiente manera: "Abriéndose, lo Receptivo se entrega y
sigue lo Creativo del Cielo y puede así parir y hacer prosperar y
desplegarse aquello a lo que lo Creativo le incita; en su estado de
clausura, lo Receptivo abarca todas las cosas como en un enorme
regazo materno."
Es decir, si lo Receptivo de la Tierra se encuentra en su estado abierto, la
Tierra se abre hacia lo Creativo del Cielo. En este caso, el movimiento de
la energía vital en el bagua parte del trigrama Tierra. En cambio, si la
Tierra se encuentra en su estado de clausura, lo Creativo del Cielo actúa
aportando sus indicaciones y transformando lo material por medio de las
fuerzas Receptivas Viento y Agua. De ahí que la dirección del movimiento
en el bagua depende del estado vital de la Tierra. Si la Tierra está abierta y
receptiva, el movimiento de los cambios cíclicos parte del trigrama Tierra,
situado abajo en el bagua; si la Tierra se encuentra en su estado de clausura,
dicho movimiento parte de arriba, del trigrama Viento que está situado al
lado derecho del Cielo, como muestra la secuencia de trigramas en el bagua
del Cielo Anterior.

Lo Receptivo se abre, por ejemplo, para absorber el calor y la luz y se


cierra para proteger la Tierra del frío y de las tormentas. En otoño la Tierra
empieza a cerrar su superficie y en primavera el suelo terrestre vuelve a
abrirse. Por eso, en invierno la Tierra está en su estado de clausura y en
verano está en su estado abierto, igual que los poros de nuestra piel. E igual
que lo Receptivo de la Tierra se abre y se cierra según los cambios cíclicos
en el transcurso del día y la noche, y durante los cambios estacionales en el
curso del año, así también lo hacen la naturaleza y los habitantes de la
Tierra.

Abriéndose, la Tierra y sus habitantes perciben las directrices de lo


Creativo cuyas indicaciones guían la actividad formadora que materializa
las intenciones energéticas y espirituales del Cielo. Cerrándose, la Tierra
se mantiene quieta, abarca todo sin hacer nada, deja que las cosas se
ubiquen y maduren solas, sabiendo dar tiempo al tiempo. Igual que en la
naturaleza vegetal, en la naturaleza humana ambas actitudes se alternan y
surgen a su debido tiempo.
No obstante, siempre que nos sumerjamos en el torbellino de los
quehaceres del mundo perdemos la noción de los tiempos naturales,
pensando que hay que apurar el tiempo en vez de hacer cada cosa en su
tiempo y dar tiempo al tiempo. Muchas veces no sabemos qué es lo que
pide el tiempo. No obstante, tomando conciencia de las leyes del tiempo
que se indican en el Libro de las Mutaciones, aprendemos a guiarnos por
las normas universales con respecto a los cambios en nuestras vidas.
I Ching asegura que lo Creativo utiliza el poder del tiempo y enseña por
medio de los hexagramas que es precisamente su perseverancia en el
tiempo la que hace que, pasito a pasito, logremos "duradera concordancia
con la gran armonía". Sentimos entonces un estado de bienestar producto
de la recepción de las aportaciones de las fuerzas naturales, como hemos
visto por ejemplo en el artículo donde relacionamos las funciones de la
linfa con el compromiso personal.
La gran perseverancia de lo Creativo se observa sobre todo en el
proceso de cambio denominado "permutación". Dice el Libro de las
Mutaciones (ver I Ching p. 370): "La permutación es un movimiento
cíclico de fenómenos que se forman en el cielo en virtud de la andanza y
mudanza del sol, la luna y los astros. Estos fenómenos cambiantes
transcurren de acuerdo con leyes determinadas y, vinculadas a dichos
fenómenos, se forman en la Tierra configuraciones que obedecen a leyes
idénticas."

Observando los fenómenos que se presentan en el mundo orgánico


durante los cambios cíclicos, los sabios que hicieron el I Ching
desentrañaron las leyes del tiempo y las plasmaron en el bagua. Fueron
capaces de reconocer dichas leyes en los cambios aparentemente caóticos
de nuestras condiciones vitales y supieron predecir la clase de cambio que
toca en cada momento, conociendo además los requerimientos de las
diferentes clases de cambio. Como cada uno de nosotros es un mundo
orgánico, así como la humanidad en su conjunto, las leyes del tiempo que
se muestran en el bagua son aplicables al movimiento cíclico de la
permutación en la vida humana.
Richard Wilhelm (ver I Ching, p. 370): "Son éstas las leyes inmutables
conforme a las cuales tienen lugar las mutaciones según el pensamiento
chino. El Libro de las Mutaciones cumple precisamente la finalidad de dar
expresión a estas leyes, representadas en las leyes del cambio que se
produce dentro de los diferentes signos (hexagramas). Una vez lograda la
reproducción perfecta de tales leyes, se obtiene una suficiente supervisión
del acontecer, y se está capacitado para comprender por igual el pasado y el
futuro, y para aplicar esta comprensión a las condiciones dadas cuando se
debe actuar."
Es decir, aprendemos de la historia al comprender la relación que hay entre
nuestras acciones y las circunstancias. En la medida en la que obtengamos
una visión global de las leyes naturales y las consecuencias de nuestros
actos, podremos actuar de manera adecuada y constructiva en "las
condiciones dadas", o sea, en cualquier circunstancia.

10. El transcurso del tiempo en el bagua

Publicado el Domingo, 15 Diciembre 2013


Última actualización en Domingo, 05 Enero 2014

Existen dos direcciones de movimiento en el bagua, hay un movimiento


ascendente y un movimiento descendente, ya que no existe Yin sin Yang.
El movimiento Yang es ascendente, centrífugo, expansivo y transformador
de la materia; el movimiento Yin es descendente, centrípeto, contráctil y
formador de la materia. El movimiento cíclico Yang parte del punto más
bajo: el trigrama Tierra, lo Receptivo. El movimiento cíclico Yin parte del
punto culminante: el trigrama Cielo, lo Creativo.

¡Ojo! Los trigramas en el bagua se leen de dentro hacia fuera

Cuando lo Creativo del Cielo se une a lo Receptivo de la Tierra se


inicia el ciclo expansivo Yang. De manera consecutiva se activan las
fuerzas naturales Trueno (Yang) y su fuerza complementaria Viento (Yin),
y las fuerzas naturales Fuego (Yang) y su fuerza complementaria Agua
(Yin). La interacción entre dichas fuerzas activas produce determinados
frutos que la Tierra comparte en su estado vital Lago (situado arriba, a la
izquierda del trigrama Cielo) y cuya esencia se contrae en el estado
complementario Montaña (abajo, a la derecha del trigrama Tierra).
Los frutos y la esencia del ciclo expansivo son como el fruto y las
semillas de una planta. Dado que para compartir los frutos hay que estar
acompañado y para contraer la esencia hay que estar a solas y consigo
mismo, la fuerza primordial de lo Receptivo hace que el Elemento Tierra (y
así cada uno de nosotros) se abra hacia el exterior en el estado Lago y hacia
el interior en el estado Montaña.

Hacen falta atención y tiempo para contraer la esencia de los frutos


procedentes del ciclo expansivo. La esencia de las vivencias se guarda en
la oscuridad, igual que las semientes del campo. E igual que éstas, la
esencia se siembra a su debido tiempo, hay que dejar que madure arropada
por lo Receptivo de la Tierra. De ahí la importancia del estado de clausura.
Estando lo Receptivo en su estado de clausura, lo Creativo no puede
unirse a la Tierra (situada abajo en el bagua) por lo que el Cielo (arriba)
se dirige a la “hija mayor” que tiene al lado. Como hemos visto, la “hija
mayor” entre las fuerzas naturales es el Viento, símbolo de la naturaleza
orgánica cuyo trigrama se sitúa al lado derecho del Cielo en el bagua.
Cuando la Tierra se encuentra en su estado de clausura, lo Creativo del
Cielo ejerce su influencia a través de la condición Receptiva de las
fuerzas de la naturaleza. De modo que en el ciclo retrospectivo Yin, lo
Creativo moviliza al Viento y al Agua (situada debajo del trigrama Viento)
cuyas influencias obran de modo invisible y tomándose su tiempo en
nuestro interior. A su vez, las fuerzas Receptivas Viento y Agua interactúan
con sus respectivas fuerzas complementarias Creativas: Trueno (abajo, a la
izquierda del trigrama Tierra) y Fuego (encima del trigrama Trueno); y el
estado Receptivo Montaña (abajo) interactúa con su estado complementario
Lago (arriba).
Así que, los cambios cíclicos que incentivan la extracción de la esencia y la
formación de las simientes del futuro, se inician arriba, en el trigrama
Viento (Elemento Madera) y dichos cambios avanzan en dirección
contraria al ciclo expansivo.

Aparentemente, la acción expansiva se extiende desde el trigrama Tierra,


pasando por los trigramas Trueno (Elemento Metal), Fuego y Lago, hasta
alcanzar la cima, el Cielo. También aparentemente, al llegar a la cima se
inicia el ciclo Yin desde el trigrama Cielo, pasando por los trigramas
Viento (Elemento Madera), Agua y Montaña, hasta llegar al trigrama
Tierra abajo. No obstante, ambos ciclos se desarrollan gracias a la
conjunta acción que ejercen las parejas de fuerzas complementarias en
cada ciclo.
El movimiento Yang ascendente, centrífugo, expansivo y transformador
de la materia sube desde el trigrama Tierra hacia el trigrama Cielo,
impulsado por las fuerzas Creativas situadas en el lado izquierdo del bagua
y nutrido por las aportaciones de las fuerzas Receptivas situadas en el lado
derecho.
El movimiento Yin descendente, centrípeto, contráctil y formador de la
materia baja desde el trigrama Cielo hacia el trigrama Tierra impulsado por
lo Creativo del Cielo. Al abrirse hacia las influencias del Cielo, las fuerzas
Receptivas Viento y Agua se encargan de la formación de aquello que sus
fuerzas complementarias Trueno y Fuego necesitan para avanzar.
Por eso, cuando las fuerzas vitales se ponen en movimiento en el bagua
“puede comprobarse un movimiento doble”, dice I Ching (p.353): “El
movimiento común, de curso progresivo, que va adicionándose en el
transcurso del tiempo y se expande, por el cual queda determinado lo que
va feneciendo e ingresa en el pasado; y un movimiento contrario, regresivo,
que se va replegando y contrayendo en el transcurso del tiempo, mediante
el cual se van formando los gérmenes del porvenir. El conocer este
movimiento confiere el conocimiento del futuro.”

Los efectos de los ciclos Yin y Yang se expresan de una manera paulatina,
específica y detallada durante las diferentes estaciones del año y de un
modo concentrado en el transcurso del día (Yang) y la noche (Yin).
Experimentamos los efectos de los ciclos Yin y Yang en nuestras
necesidades y expresiones físicas y fisiológicas y en la vida emocional,
social, cultural y laboral. I Ching aclara los cambios relacionados con la
vida humana en los hexagramas correspondientes al trayecto de los
cambios que se van produciendo cada vez que una fuerza activa a la
otra en su recorrido por los trigramas del bagua.

Dependiendo del movimiento ascendente (ciclo Yang) o descendente


(ciclo Yin), unas veces la fuerza Yang impulsa la interacción con su
pareja Yin, otras veces el impulso viene de la fuerza Receptiva que
inspira la acción de su pareja Creativa. El hexagrama que expresa la
interacción entre ambas fuerzas, se construye colocando en primer lugar
(abajo) el trigrama que representa la fuerza natural impulsora, y en segundo
lugar (arriba) el trigrama que corresponde a la fuerza natural recién
activada. De manera que, gracias a la construcción del hexagrama y el
significado del mismo, se revela la diferencia que hay entre los efectos de
las influencias de determinadas fuerzas en el ciclo expansivo (Yang) y en el
ciclo retrospectivo (Yin).
Por ejemplo, en el ciclo expansivo la fuerza Creativa Trueno impulsa la
interacción Trueno-Viento mientras que en el ciclo retrospectivo es la
fuerza Receptiva Viento la que impulsa la interacción entre ambas fuerzas.
El hexagrama que se corresponde con la interacción entre el Trueno y el
Viento en el ciclo expansivo es el hexagrama formado por el trigrama
Trueno abajo y el trigrama Viento arriba (nº 42: El Aumento) mientras que
el hexagrama formado por el trigrama Viento abajo y Trueno arriba (nº 32:
La Duración) describe la interacción entre ambas fuerzas en el ciclo
retrospectivo.
Por eso, hacer un recorrido por los hexagramas que se corresponden con los
tramos sucesivos en el trayecto de ambos ciclos por el bagua, explica
muchas cosas sobre los cambios cíclicos en nuestras vidas y aporta
información fundamental para llegar a entender interiormente cuáles son
las leyes del tiempo y cuáles las exigencias naturales para aprovechar
el tiempo de manera que aprendamos a actuar en duradera concordancia
con la gran armonía.

11. Los cambios cíclicos regeneran la vida

Publicado el Domingo, 09 Febrero 2014

Última actualización en Domingo, 14 Septiembre 2014

 11. Los cambios cíclicos regeneran la vida


 La interacción entre Cielo y Tierra
 Erase una vez...
 Unos mil años más tarde el pueblo chino sufrió el yugo de un tirano
 El combate con lo Creativo del Cielo
 Todas las páginas

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Los sabios que hicieron el bagua, no sólo mostraron el sistema de


coordenadas que da fundamento y cohesión a la vida, sino que
especificaron este sistema para aplicarlo a la vida humana. Al observar la
naturaleza a su alrededor, vieron que lo no mutante constituye una trama de
referencias homogéneas que permite cualquier cambio. Cuando
reconocieron en su propio interior esta misma trama de referencias,
vislumbraron que el organigrama de la vida es igual en todos los casos.
Observaron además que los procesos de cambio a los que la vida está sujeta
son imprescindibles para regenerarla. Dado que el ser humano difícilmente
acepta los cambios y se descentra con facilidad por miedo a lo
desconocido, hicieron un estudio profundo de los cambios a los que la vida
está sometida e hicieron el Libro de las Mutaciones para enseñar los
fundamentos eternos de cualquier cambio que sí son conocidos, inalterables
y estables.

Los cambios continuos a los que la vida está expuesta, los confundimos a
menudo con un caos de casualidades e imprevistos que "debemos
controlar" porque "distraen de nuestros objetivos". Sin embargo, en
realidad dicho "caos" es el guardián del orden vital de nuestras vidas. Es
natural que las condiciones de vida son cambiantes y que muchos de
estos cambios son imprevisibles e incontrolables. Si no existieran, dejaría
de haber vida. Perderíamos nuestra vitalidad y la vitalidad de nuestras
relaciones con los demás.
Cualquier forma de vida se estabiliza y se hace coherente justamente
gracias al "caos" de los procesos de cambio que tienen la virtud de renovar
la vida y regenerarnos. En cambio, intentando controlar y predeterminar
nuestras vidas encaminándolas hacia nuestros objetivos, inmovilizamos la
dinámica natural de los procesos interiores por lo que creamos un
verdadero caos que tiene la maldad de corrompernos.
No nos parece lógico que controlando la vida creamos un caos y, porque
no lo queremos ver, la vida nos enseña sus leyes de una forma cada vez
más dolorosa. Por ejemplo, hoy en día el mundo está sufriendo las
consecuencias del control de la economía. Las medidas de control –y de
descontrol interesado- que adoptaron los gobiernos, crearon condiciones de
vida tan inestables que el sistema colapsó y sobrevino la crisis. E
intentando controlar la crisis, están destruyendo los factores que son
esenciales para mantener y cultivar un mercado laboral estable basado en la
economía real.
Conseguimos lo contrario de lo que queremos siempre que intentamos
controlar las circunstancias cambiantes. Esto ocurre porque no
prestamos atención a las coordenadas que les proporcionan consistencia y
estabilidad. Si buscamos y respetamos los factores esenciales de cualquier
situación conflictiva, las condiciones vitales se armonizarán a partir del
momento que nos dediquemos a cumplir con los mandamientos del fondo
de la cuestión. Por eso, en vez de luchar contra las circunstancias
conflictivas, es preferible prestar atención al sistema de coordenadas en el
que se ha producido determinada situación conflictiva.
Sólo respetando los factores inalterables de la vida, nos sincronizamos
con los procesos vitales. Lo Creativo de la vida hace que las intenciones e
indicaciones de cambio surjan de nuestro sincero sentir, despertando y
estimulando nuestro potencial y desarrollo. Estos procesos naturales hacen
que tomemos conciencia de nuestro ser y de nuestras capacidades y
necesidades por lo que nos regeneramos, nos regulamos y nos vitalizamos
automáticamente.

El sistema de coordenadas de la vida

Los cambios cíclicos que se manifiestan en el planeta a consecuencia de la


andanza y mudanza del Sol, la luna y los astros con respecto a la Tierra,
son análogos a los cambios que cada uno de nosotros experimenta en sus
circunstancias vitales. Las ciencias que exploran los fenómenos terrestres
desde el cielo, así como las que exploran el universo desde la tierra, han
contribuido mucho a adquirir una visión global de los factores que
determinan los cambios a los que la vida está sujeta. Sabemos por ejemplo
que las condiciones meteorológicas se determinan siempre por los
mismos factores, aunque el tiempo es cambiante por definición y las
condiciones puntuales nunca son predecibles a medio y largo plazo.
Gracias a la costumbre en televisión de dar la previsión del tiempo
mostrando los factores que determinan las circunstancias meteorológicas,
tenemos una visión global del comportamiento de las fuerzas de la
naturaleza y asumimos que la interacción entre los elementos Sol (Fuego),
tierra (Trueno), agua (Agua) y aire (Viento) originan determinadas
condiciones meteorológicas globales mientras que las circunstancias
puntuales son muy variables y sólo previsibles para un plazo no mayor que
cinco días.
Deberíamos asumir estos hechos igualmente cuando se trata de los demás
cambios cíclicos. Es decir, deberíamos prestar atención a los factores
fiables que determinan los cambios, y vivir en tiempo presente las
circunstancias cambiantes. No obstante, en vez de vivir adaptándonos a los
cambios y cooperar con las fuerzas naturales que obran a favor de la vida,
luchamos a menudo contra el desarrollo natural queriendo evitar,
predeterminar y manipular los cambios, intentando frustrar, truncar e
inhibir que vayan por su camino natural.

Al parecer no hemos tomado conciencia de que, igual que el tiempo,


cualquier tipo de condición espacio-temporal es, por definición, cambiante
e imprevisible. Provocamos todo tipo de conflictos al no respetar que la
vida está expuesta a una infinidad de cambios no determinados.
Provocamos así conflictos porque son precisamente dichos cambios e
imprevistos los que regeneran y regulan la vida.
Al contrario del corazón que conecta con lo Creativo de nuestra fuente de
vida, si la mente toma el mando y pretende dirigir los cambios, lo hace
basándose en criterios momentáneos, temporales y arbitrarios. Creamos así
circunstancias injustas que desestabilizan tanto a la naturaleza como a
nosotros mismos, en vez de promover la regeneración y regulación como
ocurre si actuamos de acuerdo con las leyes eternas que rigen la vida, como
dice I Ching: “guiados por las fuerzas armoniosas y benignas del orden
universal”.
Los cambios naturales crean circunstancias inestables que, muy al
contrario de desestabilizarnos, nos armonizan. Al invitarnos a
implicarnos en procesos creativos que son aún más cambiantes, las fuerzas
del orden universal hacen que nos centremos y nuestras aportaciones fluyan
de la fuente creativa en nuestro interior. Damos así lo mejor de nosotros y
somos felices al realizar nuestro verdadero ser. Los cambios que surgen de
ese modo no son nunca caóticos ni momentáneos, temporales, arbitrarios o
casuales porque se establecen de acuerdo con unos principios consistentes
que no cambian nunca. Gracias a la trama de las coordenadas de
principios inalterables, la vida cambia constante y libremente de un
modo increíblemente coherente.
La vida es armónica a pesar de, y asimismo gracias a, la infinita cantidad y
variedad de cambios a los que sus manifestaciones están sometidas. Esto
ocurre gracias a las coordenadas formadas por las fuerzas primordiales
cuyas influencias mantienen la cohesión del conjunto del universo así como
de cualquier forma de vida. Son la coordenada Cielo-Tierra y las
coordenadas formadas por las fuerzas naturales complementarias: Trueno-
Viento y Agua-Fuego. La interacción entre dichas fuerzas primordiales
crea las condiciones de vida en la Tierra, cuyos estados vitales Lago y
Montaña mantienen la unión de lo Creativo y lo Receptivo.

Todo tipo de exploraciones muy variadas, especialmente en el siglo XX,


han hecho que cada vez más científicos descubran que las fuerzas naturales
organizan la vida infinitamente mejor que el ser humano. La organización
de la vida es tan perfecta que en la obra GAIA, el atlas de la gestión del
planeta se expresa la sorpresa de los científicos que exploraban las
características que permiten a nuestro planeta albergar la vida, de este
modo: “La vida, por su mera presencia, al parecer crea y mantiene las
condiciones necesarias para su propia supervivencia.”
Como se relata en dicha obra, quienes primero dieron con este fenómeno de
la biosfera autoregeneradora fue un grupo de científicos espaciales que
estaba diseñando experimentos para la detección de la vida en otros
planetas. Desde entonces muchos estudios se han dedicado a investigar
cómo se desarrolló y cómo se mantiene “este frágil milagro que llamamos
la biosfera”. Sobre dicho milagro reproduzco de la citada obra el siguiente
párrafo ilustrativo.
“Dentro del reino de la vida, todos y cada uno de los organismos están
enlazados, por tenuemente que sea, con todos los demás. Los microbios, las
plantas y los mamíferos, los animales terrícolas y los oceánicos, están
todos inmersos en el gran ciclo de la energía y los nutrientes
procedentes del Sol, la tierra, el agua y el aire. Este sistema de
intercambio global circula por medio de varios mecanismos de transporte,
desde las corrientes oceánicas a los patrones climáticos y de vientos; desde
las migraciones de los animales a los procesos de alimentación, desarrollo
y descomposición.”

11. Los cambios cíclicos regeneran la vida

Publicado el Domingo, 09 Febrero 2014

Última actualización en Domingo, 14 Septiembre 2014

 11. Los cambios cíclicos regeneran la vida


 La interacción entre Cielo y Tierra
 Erase una vez...
 Unos mil años más tarde el pueblo chino sufrió el yugo de un tirano
 El combate con lo Creativo del Cielo
 Todas las páginas

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La interacción entre Cielo y Tierra

Los medios técnicos actuales permiten observar la interacción entre Cielo y


Tierra. Gracias a ello sabemos que existe una interacción electromagnética
que determina la vitalidad y la extraordinaria biodiversidad de la Tierra. La
magnetosfera de nuestro planeta está influenciada por el campo magnético
solar y la interacción entre ambos campos magnéticos y las partículas
cargadas provenientes del Sol produce una cantidad enorme de fenómenos
vitales.
La mayoría de dichos fenómenos son tan conocidos que han llegado a
formar parte del sentido común, aunque a menudo les prestamos tan poca
atención que llegamos a negar la existencia del principio Creativo del
Cielo. La interacción electromagnético entre Cielo y Tierra se manifiesta
además mediante fenómenos excepcionales y “mágicos” como las auroras
boreales y australes, y fenómenos que se notifican desde hace relativamente
poco tiempo, como son las interferencias en las comunicaciones por ondas
electromagnéticas y alteraciones en los satélites artificiales en órbita.
Pero aunque neguemos la existencia de lo Creativo del Cielo, esto no quita
que sabemos que el campo magnético solar se une con la superficie del
planeta en los polos magnéticos terrestres y penetra en el interior de la
Tierra desde donde se extiende hacia la superficie, creando una “burbuja”
dentro del campo magnético solar denominada la magnetosfera terrestre
(ver imagen).

En occidente llamamos Sol, tierra, agua y aire a las fuerzas


primordiales Fuego, Trueno (Metal), Agua y Viento (Madera) de la
cultura china, y los científicos han comprobado que la interacción
entre dichas fuerzas determina las condiciones vitales en el planeta.
Así, se ha investigado cómo las corrientes geomagnéticas terrestres
influyen el comportamiento de las corrientes de aire, agua y calor y de qué
manera éstas a su vez interactúan. Gracias a las exploraciones científicas
sabemos cómo dichas corrientes afectan a las condiciones espacio-
temporales en diferentes zonas del planeta y cómo evolucionan las
condiciones meteorológicas en el curso de un año a un lado del planeta y al
otro y en ambos hemisferios. Son sólo algunos ejemplos de los efectos
palpables generados por las fuerzas primordiales cuya dinámica
desentrañaron y enseñaron los sabios del emperador Fu Hsi hace unos
4.000 años, además de que lo hicieron sabios de otras culturas que
cumplieron con dicha misión en otros continentes.
Lo que no tenemos tan claro es que todos somos Tierra en relación con
el Cielo. Igual que la Tierra, todos y cada uno de los seres vivos reciben las
influencias energéticas de las fuerzas naturales. La energía de lo Creativo
del Cielo atraviesa la atmósfera terrestre y, además de que penetra en el
cuerpo celeste Tierra a través del polo norte, penetra en el cuerpo de
cualquier habitante del planeta. Por eso encontramos el camino en medio
de todo tipo de influencias y cambios en nuestro entorno, siempre que
hacemos uso de nuestro libre albedrío guiándonos por la “brújula” en
nuestro interior que marca el “norte”. Percibimos y utilizamos esta
fuerza directiva, aunque nuestra mente niegue todo lo que tiene que ver con
lo Creativo del Cielo y la sabiduría de la vida.

Igual que lo Creativo del Cielo se adentra en la Tierra, así lo Creativo


penetra en nuestro ser y en cada célula de cada órgano de nuestro
cuerpo. Igual que las influencias de las fuerzas primordiales se desplazan
desde el núcleo del planeta hacia la superficie, así surgen dichas influencias
de nuestro fuero interno y del núcleo celular de los órganos, sistemas y
tejidos de nuestro cuerpo. Igual que los efectos de sus influencias se
manifiestan en el interior y en la superficie de la Tierra, así se manifiestan
en nuestro ser (espíritu y alma), en nuestros actos (sentimientos y mente),
en nuestra condición vital (cuerpo y ánimo) y en las circunstancias que
creamos a nuestro alrededor.

Campo electromagnético del corazón

© Institute of HearthMath Research Center, California


Las fuerzas naturales

Las fuerzas naturales Trueno, Viento, Agua y Fuego son los “mensajeros y
obreros” de lo Creativo del Cielo. Sus respectivas aportaciones crean
determinadas condiciones espacio-temporales que se rigen por leyes
universales. En artículo 8 hemos visto que I Ching aclara mediante
determinados hexagramas cuáles son dichas leyes. Como explica en los
hexagramas que se forman juntando el trigrama Tierra (lo Receptivo) con
el trigrama de cada una de dichas fuerzas naturales, se trata de las leyes
eternas que son intrínsecas a la trama del organigrama de los procesos
naturales aplicados a la vida humana.
En dichos hexagramas explica de qué manera el Trueno trae la justicia al
mundo y el Viento enseña las misteriosas leyes de los procesos
orgánicos. Asimismo, muestra cómo el Agua representa las leyes
internas que conducen a la solidaridad, y el Fuego adquiere la
capacidad de libre dependencia de las fuerzas armoniosas del orden
universal. Además, en los hexagramas formados por la duplicación de los
trigramas que representan las fuerzas primordiales, I Ching describe cómo
deberíamos comportarnos en las circunstancias promovidas por cada una de
ellas.
En el Libro de las Mutaciones se explica por qué determinada actitud
conviene en tales condiciones temporales, dejando claro que las mismas no
tienen nunca un valor absoluto dado que las circunstancias cambian
constantemente. Lo que no cambia es la esencia vital de cada fuerza natural
y lo que debería ser constante también es “la actitud del noble”. Ésta debe
ser en cualquier circunstancia tal como I Ching la describe en el
hexagrama 53, La Evolución: “El noble busca los criterios para su
proceder dentro de sí y en consecuencia se halla firmemente arraigado.
Logra su progreso mediante un cuidadoso y constante trabajo dedicado al
propio desarrollo moral.”

Las circunstancias cambian, pero los cambios cíclicos y las lecciones


impartidas por las fuerzas naturales se repiten constantemente. Una y
otra vez, las fuerzas que se activan consecutivamente dan su enseñanza
junto con los consejos correspondientes y estos son bien definidos y nada
cambiantes. Se podría resumir su esencia así:

Trueno (hexagrama Lo Suscitativo, nº 51): “Una honda seriedad


interior que hace que todos los terrores externos reboten impotentes
sobre ella.”
Viento (hexagrama Lo Suave, nº 57): “Su atributo es la suavidad que,
no obstante, penetra como el viento o como el árbol con sus raíces. Así
el noble difunde sus mandamientos y da cumplimiento a sus asuntos.”
Agua (hexagrama Lo Insondable, lo Abismal, nº 29): “Origina toda vida
en la tierra. Fluye y fluye y rellena todos los lugares por los que pasa
hasta sus bordes y nada más; no retrocede ante ningún sitio peligroso,
ante ninguna caída, y nada le hace perder su índole propia y esencial.”
Fuego (hexagrama Lo Adherente, nº 30): “Significa estar condicionado,
basarse en algo consistente. Todo lo que expande luz en el mundo,
depende de algo a lo cual quedar adherido para poder alumbrar de un
modo duradero.

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 El combate con lo Creativo del Cielo
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Erase una vez...

Erase una vez un tiempo en que las personas


se dedicaron a cultivar la Tierra y a aprender de la vida. En todos los
sentidos cultivaron la Tierra, la tierra que produce el sustento, la tierra de
su propio ser, la tierra de sus habilidades y capacidades, la tierra de su
comunidad y la tierra del gobierno; por el gusto de conocerse y conocer la
vida cada vez mejor, se exploraron a sí mismas indagando en su interior y
exploraron tierras lejanas viajando y conociendo otros paisajes, otros
pueblos, otras formas de vivir, otras habilidades, otro lo que fuera.
Fue durante el reino del mítico emperador Fu Hsi que dicha Tierra
cultivada generó personas que se dedicaron en cuerpo y alma a penetrar en
los secretos de la vida. El propio monarca incluido, un equipo de sabios se
entregó a seguir el curso del conjunto de todos los movimientos bajo el
cielo según sus ordenamientos eternos. Como dice un comentario recogido
en el I Ching de Richard Wilhelm (p. 349): “Al penetrar con el
pensamiento el orden del mundo externo hasta el fin, y la ley de su propia
interioridad hasta el núcleo más profundo, arribaron a la comprensión del
destino.”
Desentrañaron así la trama de los principios vitales no mutantes que dan
estabilidad, consistencia y coherencia a la vida y propagaron su
funcionamiento mediante el bagua. Asimismo hicieron poemas para
explicar y divulgar la sabiduría de los 64 procesos de cambio que se
recogieron en “El Libro de las Mutaciones”.
En aquella época los emperadores tienen que haber sido hombres sabios
que ejercieron la función de soberano como un buen padre de familia. Ya
que, de los textos de los hexagramas se desprende la importancia que
dieron a los principios fundamentales para el desarrollo de las virtudes
humanas y asimismo la atención que prestaron a la organización
estatal para que tuviera un influjo estimulante y alentador en el
corazón del pueblo y aumentara de modo natural la cooperación social
en, por ejemplo, las comunidades agrarias (ver El Pozo de Agua,
hexagrama 48).
La sencillez del bagua y la forma poética que emplearon para enseñar los
principios esenciales y recordar los consejos correspondientes a las
circunstancias cambiantes de la vida, hizo que la sabiduría del Libro de las
Mutaciones echara sus raíces en el pueblo. De ahí que el pueblo chino hasta
hoy en día emplea dictámenes del I Ching como refranes, sin conocer
siquiera dicha procedencia.

¿Vivieron felices y comieron perdices?

Es de suponer que en tales circunstancias tanto la clase soberana como la


obrera vivieron felices, ya que la gente se tranquilizaría al vivir en
comunidades justas y comprobar que cada persona recibe continuamente
las indicaciones de lo Creativo para afrontar y superar sus dificultades y
renovar su vida. Al darse cuenta de que los cambios cíclicos son
imprescindibles para regenerarse, regularse y vitalizarse, todos cobrarían
confianza en la vida respetando las coordenadas del bagua e interiorizando
los consejos de los hexagramas.
Al saber cómo afrontar las dificultades, los agricultores, trabajadores,
comerciantes, artesanos, artistas, funcionarios, administradores, príncipes,
gobernadores y monarcas se dedicarían a su cometido confiando en sí
mismos y en los demás. Todos superarían sus miedos, resolverían sus
problemas, se dedicarían a sus trabajos y desarrollarían sus dones.
Realizándose, explorándose y perfeccionándose, disfrutarían compartiendo
sus habilidades, conocimientos y dones por lo que se sobreentiende que
desarrollarían una cultura vital y maravillosa...
No obstante, no fue así para siempre. Las lecciones de la vida no se
heredan ni se pueden enseñar. Hace falta sentir lo vivido, la experiencia
no se aprende de otros. Muchas veces es necesario sufrir para alcanzar
una lección oculta, ya que las lecciones de la vida se esconden y se
disfrazan cuando no afrontamos en su momento la dificultad que la vida
puso en nuestro camino. Es imprescindible sentir lo que estamos
viviendo para poder recibir en nuestro fuero interno las lecciones de la
vida. Por eso, el trabajo que hicieron nuestros ancestros, la educación que
recibimos, la suerte de disfrutar condiciones vitales favorables, todo esto
ayuda. Pero para sentirse feliz, cada ser humano tiene que explorar la vida,
comprometerse consigo mismo y usar su libre albedrío,
responsabilizándose de sus elecciones y decisiones.
Lo único que podemos y deberíamos hacer es afrontar los cambios,
dejándonos guiar por las fuerzas armoniosas y benignas del orden
universal. De dicha manera la vida nos da sus lecciones en su momento. Es
a cada uno de nosotros -niños, jóvenes y adultos- abrirnos a las lecciones
de la vida, salvaguardar éstas en nuestro interior y transmitirlas por
nuestros actos. Procurando respetar los valores y factores no mutantes,
encontramos pasito a pasito el camino de la vida, cuya veracidad se
distingue por ser un camino de renovación, auto regulación y vitalización.
El pueblo chino dejó escapar su dicha por indiferencia e inercia y el
consiguiente abuso de la libertad humana y la corrupción. Una desgracia
que ocurre siempre que dejemos de perseverar en la citada “actitud del
noble”. Si obstruimos el curso natural de los cambios, bloqueamos nuestra
propia fuente de vida, inmovilizándonos interiormente. Así consumió el
pueblo chino la herencia de aquellos tiempos felices, ya que los hechos
históricos dicen que habían perdido su libertad y cultura de vida unos mil
años después del reino del emperador Fu Hsi.

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Unos mil años más tarde el pueblo chino sufrió el yugo de un
tirano

La desidia de dejarse llevar por la soberbia, comodidad e indiferencia hizo


paulatinamente que la sociedad de mutuo apoyo y complementariedad se
convirtiera en un campo de batalla donde explotadores y explotados
libraron luchas de poder y dividieron al pueblo en víctimas y verdugos. Los
sistemas de convivencia se hicieron cada vez más rígidos, complejos e
injustos hasta que todo el poder cayó en manos de un tirano sin escrúpulos.
Aquel tirano mató y encarceló a mucha gente y envenenó el corazón del
pueblo debido a su crueldad y las injusticias. El rey Wen fue uno de los
prisioneros y en la cárcel diseñó un bagua que reflejaría la trama del
organigrama de la vida humana. En dicho bagua la secuencia de trigramas
queda desprendida del ordenamiento por parejas Yin-Yang y, por lo tanto,
no tiene en cuenta las fuerzas complementarias que constituyen las
coordenadas que dan cohesión a la vida y cuya interacción mantiene el
equilibrio Yin-Yang e impulsa el movimiento circular que es el
fundamento de la vida del universo.
La secuencia de trigramas del rey Wen se denomina el bagua del “Cielo
Posterior” u “orden intramundano” (ver I Ching, p. 356). Muestra un
sistema de organización que se sobrepone a la secuencia original de
trigramas que desde entonces se llama el bagua del “Cielo Anterior” o
“secuencia premundana” (ver I Ching, p. 353), en alusión a la trama de
organización de la vida natural, anterior al mundo humano.
No está claro si el rey Wen estudió el funcionamiento del sistema de
explotación y sumisión al poder que sufrieron en la época del tirano, y
extrajo de dicha experiencia la trama del organigrama causante de
conflictos y enfermedades a fin de desenmascarar sus causas o si, muy al
contrario, su intención era suplantar con la nueva secuencia de trigramas la
trama de coordenadas del bagua original.

El bagua del rey Wen

Aunque no sabemos si el rey Wen equiparó, o no, un mundo corrupto con


el mundo humano, sí sabemos que los poderes del mundo no permiten que
los trabajadores se rijan por los valores del bagua del Cielo Anterior. Creo
que, hasta que no comprendamos que no es el mundo sino el poder el que
corrompe al hombre, dejaremos que “el mundo” (del poder) marque
nuestras pautas. Y mientras tanto, la naturaleza humana pide a gritos que
hagamos caso a la dinámica del bagua original, puesto que nuestra
naturaleza maltratada se manifiesta mediante los pensamientos y
sentimientos negativos, conflictos y enfermedades que padecemos.
En el Libro segundo del I Ching, Richard Wilhelm comenta (p. 358):
“Con fines de una comprensión plena es necesario representarse siempre al
orden intramundano como transparente, trasluciéndose el orden
premundano.” Dicha representación se ve en la siguiente imagen.

Imagen cedida por: Lotus Nei Gong, School of Daoist Arts

En el pequeño círculo interior se sitúa la secuencia de trigramas del bagua


de Fu Hsi (orden premundano, Cielo Anterior) y en el círculo exterior
grande el bagua del rey Wen (orden intramundano, Cielo Posterior).
Comparándolos, observamos que las alteraciones más preocupantes las han
sufrido los trigramas Cielo y Tierra. Como veremos cuando pongamos los
trigramas del bagua original en movimiento, es materialmente imposible
que ninguna fuerza terrenal ocupe el lugar de los trigramas Cielo y Tierra.
No obstante, en el bagua del Cielo Posterior, el trigrama Fuego ha tomado
posición del puesto de lo Creativo del Cielo mientras que el trigrama Agua
ocupa el puesto de lo Receptivo de la Tierra. Así que, las fuerzas
primordiales que determinan la dirección de los cambios cíclicos a los
que la vida está sujeta, han sido suplantadas por las fuerzas que
ejercen las funciones del Gobierno y la Administración Pública en el
mundo.
Esto seguramente tiene que ver con el hecho de que los sistemas del poder
proclaman que lo energético y lo espiritual (es decir: lo Creativo) no es de
este mundo. Sin embargo, lo que pasa cuando hacemos caso al “mundo”
(del poder), es desastroso tanto para el bienestar mental, emocional y moral
del pueblo como para el bienestar gubernamental, material y social del
Estado. El bagua del rey Wen muestra las causas de dicho desastre; éstas y
la posible interacción entre los trigramas de ambos círculos concéntricos
invitan a la reflexión. No obstante, aquí me voy a limitar a reproducir lo
fundamental de lo que I Ching dice sobre la usurpación del poder de lo
Creativo del Cielo por parte del hombre.

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El combate con lo Creativo del Cielo

Del Libro segundo del I Ching (p. 355, § 5) copio uno de los textos más
antiguos sobre la secuencia de trigramas en el Cielo Posterior:

Dios se manifiesta al surgir en el signo de lo Suscitativo (Trueno); hace


que todo sea pleno en el signo de lo Suave (Viento); deja que las
criaturas se perciban mutuamente con la mirada en el signo de lo
Adherente (Fuego); hace que mutuamente se sirvan en el signo de lo
Receptivo (Tierra); da alegría en el signo de lo Sereno (Lago); lucha en
el signo de lo Creativo (Cielo); se afana en el signo de lo Abismal
(Agua); los lleva a la consumación en el signo del Aquietamiento
(Montaña).

Aquí se relaciona lo Creativo con la lucha y en una interpretación de la


escuela de Kung Tse (Confucio) se dice: “El combate en el signo de Lo
Creativo” (ver p. 357). Viene así, sin comentario ninguno. Esto es muy
chocante, y más si tomamos en consideración lo que el Libro de las
Mutaciones mismo dice sobre el combate con lo Creativo.

I Ching se refiere al combate con lo Creativo en la sexta línea del


hexagrama 1: Lo Creativo.
Dice así (p. 85):

Al tope un nueve significa:


Dragón soberbio tendrá que arrepentirse.

Cuando alguien pretende ascender tan alto que pierde el contacto


directo con el resto de los hombres, se torna solitario y esto,
necesariamente, conduce al fracaso. Hay aquí una advertencia contra la
ambición titánica que supera las propias fuerzas. Una brusca caída al
abismo sería la consecuencia.

En el Libro tercero (p. 475) vienen los siguientes comentarios:

"Dragón soberbio tendrá que arrepentirse.”


¿Qué quiere decir esto?

Dijo el maestro: El que es distinguido sin poseer la posición para ello; el


que es elevado sin sostén del pueblo; el que mantiene a las personas
capaces en puestos subordinados sin que encuentren apoyo, tendrá que
arrepentirse no bien se ponga en movimiento.

“Dragón soberbio tendrá que arrepentirse.”


Todo lo que se lleva hasta el extremo, cae en la desventura.

Soberbia significa que uno sabe cómo avanzar impulsivamente, mas no


cómo retirarse; que uno sólo conoce la persistencia mas no la
decadencia; que uno sólo sabe algo de la ganancia pero nada de la
pérdida.
Sólo el santo es el que sabe cómo avanzar con impulso y cómo retirarse,
cómo retener y cómo desistir, sin que se reduzca su recta índole.

Asimismo, en la sexta línea del hexagrama 2: Lo Receptivo, se trata de


la lucha con lo Creativo.
Dice así (p. 91):

Al tope un seis significa:


Dragones luchan en la pradera.
Su sangre es negra y amarilla.

En el puesto más alto lo sombrío debería retroceder ante lo luminoso. Si


pretende afirmarse en este puesto, que no le cuadra, y en vez de servir
pretende dominar, atrae sobre sí la ira de lo fuerte. Se produce una lucha
en la cual cae derribado, pero en esa lucha se perjudican sin embargo
ambas partes.

En el Libro tercero (p. 483) viene el siguiente comentario:

“Dragones luchan en la pradera”:


el camino llega a su fin.
El seis al tope trata de aferrarse, a pesar de que la situación de oscuridad
ya ha llegado a su fin. En ese momento lo umbrío sale de la zona de
indiferencia y se torna positivamente maligno. Por consiguiente, se
traba una lucha con la fuerza primaria luminosa que, viniendo desde
afuera, se enfrenta con lo oscuro. Es una lucha en la cual ambos
elementos se dañan.

Continúa en el bloque: "El bagua en movimiento"

Si perseveramos en la “actitud del noble”, los cambios cíclicos nos


renuevan una y otra vez. Renovándonos, nos vitalizamos continuamente y
aprendemos las lecciones vitales que enseñan “cómo avanzar con impulso
y cómo retirarnos, cómo retener y cómo desistir, sin que se reduzca nuestra
recta índole”, como dice el comentario en el Libro tercero (p. 475) que
acabamos de ver, refiriéndose al combate del “dragón soberbio” con lo
Creativo.
Los cambios cíclicos hacen que, igual que los animales salvajes, tengamos
que emplearnos a fondo para acoplarnos a las nuevas condiciones
vitales y desarrollar nuestro potencial. Aunque, en el fondo, estos
cambios se repiten infinitamente igual que la alternancia día-noche y las
cuatro estaciones del año, en la práctica cada cambio vuelve a ser nuevo y
significa un reto. El mundo del poder que pretende controlarlo todo, los
teme y así nos han educado, con temor a los cambios. Sin embargo, tomar
conciencia de la normalidad y regularidad de los cambios cíclicos y
conocer los factores inalterables que determinan las características,
dificultades y ventajas de cada fase de estos cambios, es tranquilizador e
inspirador.
Por eso, dedicamos un nuevo bloque de artículos a los cambios cíclicos que
se visualizan en el bagua que hicieron el emperador Fu Hsi y los “santos
sabios” que hicieron también la versión arcaica del Libro de la Mutaciones.
En el nuevo bloque nos basamos en la sugerencia de que en la antigüedad
el bagua era un mecanismo móvil de cuatro coordenadas. Como hemos
visto en artículo 10, esto lo sugiere el siguiente párrafo del I Ching (p.
353): “Al entreverarse los signos, es decir cuando se ponen en movimiento,
puede comprobarse un movimiento doble: el común, de curso progresivo,
que va adicionándose en el transcurso del tiempo y se expande, y un
movimiento contrario, regresivo, que se va replegando y contrayendo en el
transcurso del tiempo.”
Especialmente mediante los cambios cíclicos, lo Creativo del Cielo ejerce
su gran perseverancia. Repitiéndose circunstancias temporales basadas en
determinados “nexos universales”, repetimos constantemente
determinadas lecciones de vida. Los nexos universales son, en general, las
interacciones entre dos de las fuerzas primordiales representadas por los
ocho trigramas. Así que, hay 64 (8x8) combinaciones posibles cuyas
características se describen en los 64 hexagramas del Libro de las
Mutaciones.
Los nexos implicados en los cambios cíclicos no son tantos. Para saber
cuáles son, nos guiamos por la secuencia de trigramas dada en el bagua y
para conocer las características de las diferentes fases de los cambios que
se repiten cíclicamente, basta la información que viene en aquellos
hexagramas formados por las coordenadas y fuerzas del bagua que se
activan sucesivamente durante los cambios cíclicos.
Como veremos en el siguiente bloque de artículos, I Ching ordena el caos
aparente de las circunstancias imprevisibles e incontrolables, aclarando los
factores fiables que determinan las condiciones temporales. En los
hexagramas correspondientes a determinadas fases de los cambios cíclicos
I Ching enseña lo que la vida nos pide y nos ofrece en determinado nexo
temporal. Basándonos en esta información, podemos llegar a entender el
fondo de cualquier cambio difícil o desconcertante y adoptar la actitud
requerida para dejarnos ayudar por las fuerzas naturales.

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