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Introducción
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Los trigramas Cielo (arriba) y Tierra (abajo) forman el eje vertical del
bagua, indicando así que la vitalidad del mundo se debe a la
interacción entre lo Creativo (Yang) y lo Receptivo (Yin). Lo Creativo
del Cielo inspira y dirige la vida en el planeta Tierra gracias a la condición
vital Receptiva del mismo. Abriéndose, entregándose y dejándose guiar,
la Tierra materializa las ideas de lo Creativo. Al interactuar lo Creativo
y lo Receptivo constantemente entre sí, lo que se ha formado se transforma
y vuelve a formarse, y así eternamente, de manera que cada ser vivo se
regenera, se vitaliza y evoluciona continuamente.
Los “ayudantes” de la energía del Tao son las fuerzas naturales
activas. Estas fuerzas generan, regulan y regeneran la vida de la Creación
en la Tierra, formando igualmente parejas Yin-Yang para complementarse
mutuamente. Son el Trueno (Creativo) que forma pareja con el Viento
(Receptivo), y el Agua (Receptiva) que forma pareja con el Fuego
(Creativo). La interacción entre dichas fuerzas convierte la Tierra en un
planeta lleno de vida que se corresponde con los estados vitales Lago
(Creativo) y Montaña (Receptiva): la naturaleza con sus lagos y
montañas, etc. y toda la vida orgánica evolutiva en el planeta Tierra.
El Agua
“Aquietamiento de su espalda,
de modo que él ya no siente su cuerpo.
Va a su patio y no ve a su gente.
Ningún defecto.”
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La complementariedad
El Fuego
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Cielo y Tierra
Lo Creativo del Cielo actúa dentro de cada persona. Las líneas del
hexagrama representan, como seis peldaños, las seis etapas por las que “los
seres individuales penetran como una corriente en las formas que les son
propias” (para conocer estas etapas, ver pp. 470-475 del I Ching). Lo
Creativo despierta y desarrolla las cuatro virtudes cardinales del ser
humano: el amor, los valores morales, el sentido de la justicia y la
sabiduría capaz de crear estados duraderos (ver I Ching, pp. 80 y 81).
“Toda etapa alcanzada se convierta a la vez en preparatoria para la
siguiente, y así el tiempo ya no constituye un obstáculo, sino el medio para
la realización de lo posible,” se aclara. Lo Creativo del Cielo origina todos
los fenómenos condicionados por el tiempo mientras que su fuerza
complementaria, Lo Receptivo de la Tierra, acoge dentro de sí el modelo
predeterminado, le da forma espacial y hace posible que nazca.
Dice así: “En el estado quieto de clausura, lo Receptivo abarca todas las
cosas como un enorme regazo materno. En el estado móvil del abrirse, lo
Receptivo da entrada a la luz celestial que ilumina todas las cosas.
Impulsado por la ley del Universo, lo Creativo transforma de modo recto y
firme. A ello se debe la facilidad con la que logra lo duradero.”
El ser humano, igual que el planeta Tierra, es de condición Receptiva. Esto
quiere decir que no podemos dar forma a nuestro ser sin antes abrirnos
interiormente para recibir la información de lo Creativo. Para
consultarnos, conocernos, desarrollarnos, aprender, superarnos y
evolucionar nos entregamos instintivamente a la fuerza Creativa y ésta nos
presta su ayuda desde el interior de cada uno (como el ADN lo hace desde
el núcleo de cada célula). Dejándonos guiar por lo Creativo percibimos que
estamos en “nuestro camino”, el camino de lograr pasito a pasito “una
duradera concordancia con la gran armonía, el Tao”.
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Así que, el dibujo del principio Yin-Yang muestra una dinámica que
tiene lugar dentro de una esfera. Dicha imagen representa la Ley del
Universo (ver art. 4 y 5) que determina las normas de la interacción entre lo
Creativo (Yang) y lo Receptivo (Yin). Dentro de la esfera, dichos
principios universales interactúan entre sí complementándose. La parte
blanca simboliza lo Creativo ("el uno"), es el principio espiritual y
energético que inspira, moviliza y transforma la materia; la parte negra
simboliza lo Receptivo ("el dos"), representa el principio terrenal y material
que concibe el proyecto diseñado por lo Creativo y lo realiza dándole una
forma concreta y física.
La ola en el centro del Tai Ji que separa ambas partes, sugiere el
movimiento de arriba-abajo y de abajo-arriba entre lo energético que sube y
lo material que baja. El punto negro en la parte Creativa simboliza la
inspiración que surge, manifestándose, en el centro de la actividad
transformadora de lo Creativo. Es la simiente de aquello que va a tomar
forma en el lado derecho del símbolo. Visualizando una esfera, observamos
que es la punta de la "cola" negra que se desarrolla ahí de arriba hacia
abajo. La idea Creativa penetra en el ser cuya condición Receptiva es capaz
de percibir y materializar el proyecto que se desarrolla siguiendo el hilo de
la inspiración.
Cada vez que acabamos de realizar una parte del proyecto Creativo, lo
Receptivo en nosotros extrae de ella lo esencial y entrega la energía de lo
realizado a lo Creativo del Cielo, ofreciéndolo a la fuerza Creativa del
mundo que lo vuelve a transformar, por lo que las aportaciones del entorno
van a inspirarnos junto con lo Creativo en nuestro interior. Lo esencial es
el punto blanco en la parte Receptiva, simboliza aquello que induce la
actividad Creativa en el lado izquierdo de la esfera y posibilita que los
seres vivos se renueven, se vitalicen y evolucionen.
Aclaraciones
(*) Dice I Ching (p. 80): "Grande en verdad es la fuerza original de lo
Creativo, todos los seres le deben su comienzo. Y todo el cielo está
compenetrado de esta fuerza." Y (p. 373): "Lo Creativo actúa en lo
invisible y su campo es el espíritu, el tiempo; lo Receptivo actúa en la
materia distribuida en el espacio y consuma las cosas hechas, espaciales."
(**) I Ching (p. 463): "Lo Creativo obra mediante la modificación y la
transformación, a fin de que los seres individuales reciban sus determinadas
formas, y logren duradera concordancia con la gran armonía."
(***) I Ching (p. 81): "Como camino hacia el logro aparece aquí el
reconocimiento y la realización del sentido del universo que, en cuanto ley
perenne, y a través de fines y comienzos, origina todos los fenómenos
condicionados por el tiempo. De este modo toda etapa alcanzada se
convierte a la vez en preparatoria para la siguiente, y así el tiempo ya no
constituye un obstáculo, sino el medio para la realización de lo posible."
(****) El proceso de la constante modificación y transformación se
observa claramente en las reacciones bioquímicas que forman parte de la
biología de cualquier ser vivo. El organismo se regenera, se vitaliza y se
regula gracias a la gran versatilidad funcional de las innumerables
combinaciones moleculares, la gran movilidad de sus componentes y la
gran sabiduría de los procesos naturales.
En el Libro de las Mutaciones viene una figura gráfica que visualiza cómo
la incesante interacción entre el Cielo (lo Creativo) y la Tierra (lo
Receptivo) genera las fuerzas naturales que constituyen el mundo. Según la
tradición, dicha figura se atribuye a Fu Hsi, fundador de la dinastía Xi o
Hsi (2205-1767 a.C.), y es conocida bajo el nombre Ho T'u, el plano del
Río Amarillo (ver p. 397 del I Ching).
En varios hexagramas I Ching habla del significado del color amarillo.
Por ejemplo, en el hexagrama que trata de la obtención de claridad (nº 30:
Lo Adherente), comenta en la línea “seis” del 2º puesto que el amarillo es
el color de la medida. Los sabios que hicieron el Libro de las Mutaciones
buscaron “la medida de Cielo y Tierra”, como hemos visto en la
introducción de este bloque de artículos. Buscaron dicha medida para
desentrañar las leyes a las que la vida está sujeta, y I Ching dice en el
hexagrama 2: Lo Receptivo (línea “seis” en el 5º puesto), que el amarillo es
el color de la tierra y del centro, y que es el símbolo de lo confiable y de lo
auténtico. Así que, “Río Amarillo” bien podría significar “Fuente fiable
de la medida (de Cielo y Tierra)”.
En el plano del Río Amarillo se muestra la génesis de "los cinco estados de
mutación" (*) a partir de números pares e impares para señalar la polaridad
Creativa (color blanco y número impar) y la polaridad Receptiva (color
negro y número par) de los diferentes principios y fuerzas vitales
primordiales. Al usar en el plano bolitas de color blanco (Yang) y negro
(Yin) en cantidades par (Yin) e impar (Yang), los sabios que hicieron este
plano enseñan de este modo además, que la polaridad de los principios
espirituales y energéticos del Cielo se invierte cuando estos principios
se materializan en la Tierra.
(*) Richard Wilhelm puso “los cinco estados de mutación” entre comillas
para remarcar entre paréntesis lo siguiente: wu hsing, por lo común
erróneamente denominados “elementos”.
De modo que el plano del Río Amarillo relata que la unión del principio
“dos” (lo Receptivo de la Tierra) y la capacidad de crear materia orgánica
(el “tres”) convierte a nuestro planeta (el “cinco”) en un ser vivo al que
nos referimos cuando hablamos de la “Madre Tierra” o de Gaia. Esto
coincide con el hecho de que desde tiempos remotos el número 5 está
asociado a lo que se llama “la magia de la Tierra”. En numerología
representa la comunicación, el movimiento y la versatilidad; y el número 5
se asocia además con la relación (conflictiva) entre el amor y el intelecto
debido a la necesidad de hallar respuestas lógicas a las cosas
incomprensibles (mágicas) que ocurren en la vida.
El plano sugiere que la unión del principio “uno” (lo Creativo) y la
capacidad de crear materia orgánica (el “tres”) produce en nuestro
planeta fenómenos “cuatro” como su campo electromagnético, la
atracción magnética del polo Norte, la carga eléctrica, la ionización del
aire, la mineralización del suelo, etc. Como veremos en los hexagramas
relacionados con la fuerza natural Trueno (nº 16: El Entusiasmo y nº 51: Lo
Suscitativo), el número “cuatro” tiene que ver con las condiciones de
supervivencia en el planeta y con las propiedades innatas que permiten que
los diferentes seres encuentren su particular forma de sobrevivir en las
condiciones dadas.
Hemos visto que, según I Ching, lo Creativo del Cielo engendra las fuerzas
activas de la naturaleza mientras que lo Receptivo de la Tierra les confiere
su organización material y hace que nazcan, prosperen y se desplieguen.
Los "hijos mayores” que parió la Tierra son el Trueno, el Viento, el Agua y
el Fuego. Las cualidades específicas de estas fuerzas son primordiales,
dado que determinan las características vitales del planeta Tierra y
regeneran éste constantemente mediante todo tipo de procesos de cambio
que se manifiestan en los estados Lago y Montaña, fuerzas primordiales
que son los “hijos menores” de la unión Cielo-Tierra.
Un día me pregunté qué significan las cualidades de los cuatro hijos
mayores para la Madre Tierra misma, para su Ser, lo Receptivo. Busqué la
respuesta en los hexagramas formados por el trigrama Tierra en la base –
por ser la generadora- y una de las fuerzas de la naturaleza encima –por ser
lo nuevo que le transforma-. Y me impresionó lo que revelan los cuatro
hexagramas correspondientes.
Los efectos de los ciclos Yin y Yang se expresan de una manera paulatina,
específica y detallada durante las diferentes estaciones del año y de un
modo concentrado en el transcurso del día (Yang) y la noche (Yin).
Experimentamos los efectos de los ciclos Yin y Yang en nuestras
necesidades y expresiones físicas y fisiológicas y en la vida emocional,
social, cultural y laboral. I Ching aclara los cambios relacionados con la
vida humana en los hexagramas correspondientes al trayecto de los
cambios que se van produciendo cada vez que una fuerza activa a la
otra en su recorrido por los trigramas del bagua.
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Los cambios continuos a los que la vida está expuesta, los confundimos a
menudo con un caos de casualidades e imprevistos que "debemos
controlar" porque "distraen de nuestros objetivos". Sin embargo, en
realidad dicho "caos" es el guardián del orden vital de nuestras vidas. Es
natural que las condiciones de vida son cambiantes y que muchos de
estos cambios son imprevisibles e incontrolables. Si no existieran, dejaría
de haber vida. Perderíamos nuestra vitalidad y la vitalidad de nuestras
relaciones con los demás.
Cualquier forma de vida se estabiliza y se hace coherente justamente
gracias al "caos" de los procesos de cambio que tienen la virtud de renovar
la vida y regenerarnos. En cambio, intentando controlar y predeterminar
nuestras vidas encaminándolas hacia nuestros objetivos, inmovilizamos la
dinámica natural de los procesos interiores por lo que creamos un
verdadero caos que tiene la maldad de corrompernos.
No nos parece lógico que controlando la vida creamos un caos y, porque
no lo queremos ver, la vida nos enseña sus leyes de una forma cada vez
más dolorosa. Por ejemplo, hoy en día el mundo está sufriendo las
consecuencias del control de la economía. Las medidas de control –y de
descontrol interesado- que adoptaron los gobiernos, crearon condiciones de
vida tan inestables que el sistema colapsó y sobrevino la crisis. E
intentando controlar la crisis, están destruyendo los factores que son
esenciales para mantener y cultivar un mercado laboral estable basado en la
economía real.
Conseguimos lo contrario de lo que queremos siempre que intentamos
controlar las circunstancias cambiantes. Esto ocurre porque no
prestamos atención a las coordenadas que les proporcionan consistencia y
estabilidad. Si buscamos y respetamos los factores esenciales de cualquier
situación conflictiva, las condiciones vitales se armonizarán a partir del
momento que nos dediquemos a cumplir con los mandamientos del fondo
de la cuestión. Por eso, en vez de luchar contra las circunstancias
conflictivas, es preferible prestar atención al sistema de coordenadas en el
que se ha producido determinada situación conflictiva.
Sólo respetando los factores inalterables de la vida, nos sincronizamos
con los procesos vitales. Lo Creativo de la vida hace que las intenciones e
indicaciones de cambio surjan de nuestro sincero sentir, despertando y
estimulando nuestro potencial y desarrollo. Estos procesos naturales hacen
que tomemos conciencia de nuestro ser y de nuestras capacidades y
necesidades por lo que nos regeneramos, nos regulamos y nos vitalizamos
automáticamente.
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Las fuerzas naturales Trueno, Viento, Agua y Fuego son los “mensajeros y
obreros” de lo Creativo del Cielo. Sus respectivas aportaciones crean
determinadas condiciones espacio-temporales que se rigen por leyes
universales. En artículo 8 hemos visto que I Ching aclara mediante
determinados hexagramas cuáles son dichas leyes. Como explica en los
hexagramas que se forman juntando el trigrama Tierra (lo Receptivo) con
el trigrama de cada una de dichas fuerzas naturales, se trata de las leyes
eternas que son intrínsecas a la trama del organigrama de los procesos
naturales aplicados a la vida humana.
En dichos hexagramas explica de qué manera el Trueno trae la justicia al
mundo y el Viento enseña las misteriosas leyes de los procesos
orgánicos. Asimismo, muestra cómo el Agua representa las leyes
internas que conducen a la solidaridad, y el Fuego adquiere la
capacidad de libre dependencia de las fuerzas armoniosas del orden
universal. Además, en los hexagramas formados por la duplicación de los
trigramas que representan las fuerzas primordiales, I Ching describe cómo
deberíamos comportarnos en las circunstancias promovidas por cada una de
ellas.
En el Libro de las Mutaciones se explica por qué determinada actitud
conviene en tales condiciones temporales, dejando claro que las mismas no
tienen nunca un valor absoluto dado que las circunstancias cambian
constantemente. Lo que no cambia es la esencia vital de cada fuerza natural
y lo que debería ser constante también es “la actitud del noble”. Ésta debe
ser en cualquier circunstancia tal como I Ching la describe en el
hexagrama 53, La Evolución: “El noble busca los criterios para su
proceder dentro de sí y en consecuencia se halla firmemente arraigado.
Logra su progreso mediante un cuidadoso y constante trabajo dedicado al
propio desarrollo moral.”
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Erase una vez...
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Unos mil años más tarde el pueblo chino sufrió el yugo de un
tirano
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Del Libro segundo del I Ching (p. 355, § 5) copio uno de los textos más
antiguos sobre la secuencia de trigramas en el Cielo Posterior: