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microorganismos. Las bebidas que se obtienen tienen propiedades curativas. Hay tres
tipos de Kéfir, el de leche, el de agua y el de té. Del primero, el Kéfir de leche, se
obtiene una especie de yogurt, del segundo, una bebida parecida a una limonada con
gas, y del tercero, una bebida de hierbas. La mayoría de gente conoce más el Kéfir de
leche. En realidad, los tres tipos son el mismo Kéfir, con la misma microflora, pero
adaptados a medios distintos.
Los nódulos son una asociación simbiótica de gran numero de microorganismos activos
que producen la biomasa del kéfir similares a gránulos elásticos en forma de coliflor.
Estos fermentan la leche en excelentes condiciones de higiene, aportando propiedades
conservadoras que frenan a los microbios responsables de la degradación de los
alimentos. Inocula en el intercambio, sus colonias de flora microbiana al caldo de
cultivo (en este caso la leche) que se agregan a la flora de nuestro organismo,
repoblando y reforzando esta biodiversidad tan importante para la asimilación y filtrado
de todo lo que comemos.
Como es el kéfir
Los nódulos de Kéfir tienen forma de masa semisólida elástica y amarillenta, con una
textura rugosa que recuerda a la coliflor y algunos corales. Es una aglomeración de
gránulos que contienen bacterias y levaduras, no patógenas, unidas por una matriz de
polisacárido blanca, producida por los microorganismos que viven en estrecha
simbiosis, adaptándose constantemente a los cambios ambientales y manteniendo un
equilibrio constante.
Cada gránulo de Kéfir contiene:
La bebida obtenida con el kéfir a partir de la leche es parecida al yogur líquido, pero
indudablemente distinta ya que la modificación es mucho más profunda y la lactosa se
trasforma totalmente en ácido láctico asimilable cuando las condiciones son optimas,
mientras que en el yogur gran parte del ácido láctico no es totalmente asimilable, de lo
que deriva una de las mayores ventajas del kéfir frente al yogur.
Al fermentarse la leche por medio de los nódulos del kéfir se produce una doble
fermentación “alcohólica y acidular que descompone la indigesta lactosa, a la que
trasforma en ácido láctico, que impide que los alimentos se deterioren en los intestinos,
depurando y ayudando a restablecer el equilibrio de la flora intestinal. También se
transforman sus proteínas (albúmina y caseína) incrementando su valor biológico,
haciéndose más asimilables y conservándose mejor, no generando tantos antígenos
como en la leche. Se produce una peptonización en cuyo proceso se pierde cal y ácido
fosfórico mientras que se origina una hidrólisis. Se forman además, diferentes ácidos
terapéuticos, ácidos; láctico, carbónico, butírico y acético. La acidez propia en el kéfir
no neutraliza la del estómago, consiguiendo coagular la caseína de la leche.
Es normal encontrar un corte en la leche con separación del suero. Bastará con
removerlo. También pueden aparecer coágulos blanquecinos que se disuelven
presionando. Es la caseína finamente dividida y cuajada en pequeños granos. La
aparición de líquido espumoso con coágulos de caseína es normal si la fermentación es
fuerte, debido a una larga exposición o a una temperatura elevada o mucha cantidad de
nódulos que aceleran el proceso de trasformación de la leche.
Propiedades
Al ser un alimento predigerido a causa de la fermentación, parte de sus principios
medicinales se asimilan en el estómago y van directamente a la sangre, mientras que
otros alimentos tienen que ser digeridos, produciéndose a veces indeseables
fermentaciones intestinales.
En el Cáucaso, donde el Kéfir se ha consumido frecuentemente desde hace miles de
años, la gente vive de 110 a 125 años y se mantienen con buena salud, no conocen la
tuberculosis, el cáncer ni las enfermedades de los ojos. El Kéfir, cura las enfermedades
del sistema respiratorio y los desarreglos del estómago, úlceras, infecciones intestinales
crónicas, las enfermedades del hígado, la vesícula biliar y los riñones, así como otras
muchas enfermedades y afecciones, además de ser preventivo contra el cáncer.
El kéfir tiene una tensión de cuajo muy baja. La leche kefirada es menos densa que el
yogur. Esto quiere decir que la cuajada se fragmenta muy fácilmente en partículas muy
pequeñas. (Mientras que el cuajo del yogur se mantiene cohesionado, o bien se deshace
en pedazos). EL pequeño tamaño de las partículas en la cuajada de kéfir facilita su
digestión, al presentar ante los agentes de la digestión una mayor superficie sobre la
cual actuar. La facilidad para ser digerido ha hecho que muchos investigadores
recomienden el kéfir como un alimento particularmente benéfico para los niños las
personas convalecientes y o con insuficiencia gástrica, o las de edad avanzada.
Es una buena fuente de minerales, vitaminas y grasas naturales que posee cualidades
antisépticas y estimulantes de las secreciones gástricas, pancreáticas e intestinales, e
impide el desarrollo de muchas bacterias nocivas, como las que producen la cándida, la
salmonelosis y la disentería. Además contiene los aminoácidos esenciales que ayudan al
cuerpo en sus funciones de mantenimiento y regeneración.
Las proteínas completas en el kéfir están predigeridas y por lo tanto son fácilmente
asimiladas.
El kéfir en la dieta puede tener un efecto profundamente calmante sobre los nervios.
El contenido del Kéfir en fósforo, el segundo mineral más abundante en nuestros
cuerpos, ayuda a utilizar los carbohidratos, grasas, y proteínas para el crecimiento el
mantenimiento y la energía de las células.
El kéfir es rico en Vitamina B12, B1, y Vitamina K. es una fuente excelente de biotin,
una Vitamina del grupo B que ayuda en la asimilación del cuerpo de otras vitaminas del
grupo B, como el ácido fólico, el ácido pantothenico, y la vitamina B12.
Las numerosas ventajas de mantener una tasa de entrada de vitaminas del grupo B
adecuada beneficia la regulación de los riñones, el hígado y el sistema nervioso a la vez
que solventa desórdenes de la piel, aumentando la energía y promoviendo la longevidad.
Hay una relación entre el consumo de leche de vaca y la diabetes juvenil. Y otras
enfermedades que en su mayoría se pueden evitar tomando kéfir con moderación y
regularidad, suprimiendo el consumo de leche y llevando una alimentación sensata.
Las personas muy enfermas y delicadas, al ser muy inconveniente la excesiva ingestión
de grasas por su difícil digestión, deberían tomar preferentemente el suero de la leche
kefirada, el cual ha sido desprovisto de toda grasa. De esta forma se digiere en dos horas
y media o tres a lo sumo, mientras que si contiene grasa necesita cinco horas.
Oligoelementos y kéfir
El ácido láctico producido a partir de la lactosa favorece la asimilación del calcio,
fósforo, potasio y magnesio al aumentar la solubilidad de estas sales minerales en el
intestino. De esta forma pueden ser absorbidas mucho mejor por la pared intestinal, de
donde pasan al torrente sanguíneo. A través de la sangre llegan finalmente a su destino;
las células.
Para preparar el kéfir en leche cruda sin hervirla previamente, es necesario que éste libre
de antibióticos y pesticidas procedentes de la medicación y la alimentación del animal.
Tendría que ser leche de ganadería ecológica o similar. Además de extremar la higiene y
mantener en buen estado el cultivo, cuando la procedencia de la leche es dudosa, se
produce una fermentación poco ácida, de mal aspecto y olor, por lo que es aconsejable
hervir la leche o cambiar el nódulo (podría estar muriendo) y empezar de nuevo, para
evitar posibles contaminaciones. A pesar de que las propiedades del kéfir se verán
mermadas, no debemos obsesionarnos con ello. Esto mismo ocurre con otros alimentos
a los cuales es preciso quitarles una parte importante (la piel de la fruta por ejemplo)
cuando se duda de su buena procedencia.
Tradicionalmente se elabora con leche cruda recién ordeñada, de manera que el propio
cultivo de kéfir cumple varias funciones al mismo tiempo. Modifica las sustancias poco
digeribles, evita inmediatamente contaminaciones y alarga la vida útil de la leche sin
necesidad de hervirla, ya que la leche bien fermentada por medio de los nódulos de kéfir
adquiere una acidez apropiada que junto al ácido láctico y las colonias nativas del kéfir
inoculadas en la leche evitan la contaminación de microorganismos patógenos, incluso a
temperatura ambiente, siempre que la fermentación continué trasformando aun más a
fondo la leche. Antiguamente no existían aparatos refrigeradores y aun así conservaban
la leche de esta manera en periodos cortos. Para periodos largos se hacen quesos que
aunque de gran calidad, pierden gran parte de las propiedades de la leche kefirada al
separar el suero, elaborando un producto altamente proteico y graso.
Elaboración
Nos encontramos ante un cultivo en leche muy particular y un método totalmente casero
y artesanal, que no dará siempre los mismos resultados, aunque sí parecidos. Puede
variar el resultado final, en función de la calidad de la leche, la salud del kéfir y la
relación de cantidad entre estos. Además de otros factores como la temperatura
ambiente la climatología y posiblemente los ciclos lunares. Mientras más fresca sea la
leche mejor, y si es envasada, una vez abierto el envase es recomendable usarla toda
aunque luego haya que guardarla en la nevera después de fermentada. Así se conserva
mejor y se evita que se contamine. Se puede ir tomando durante los cuatro días
siguientes. Esto también es mejor para el nódulo de kéfir.
Segunda fermentación
También se puede seguir fermentando la leche después de separar los nódulos. Consiste
en dejar la leche kefirada en un tarro tapado (Dejando espacio para el aire) dentro del
armario durante tres días e incluso una semana, removiéndolo una vez al día para
mezclar las cuajadas con el suero. No se estropeará mientras siga fermentando. De esta
manera se consigue trasformar aún más la lactosa, aumentando así su digestibilidad. La
formación de espuma en la superficie cuando lleva muchos días se debe a la actividad
de las colonias de levaduras que siguen trasformando la leche, se remueve para que se
mezcle.
Lo recomendable sería hacerlo siempre con los nódulos de kéfir, y si son escasos para la
cantidad de leche, añadir una parte de la anterior tanda de leche fermentada junto a los
nódulos para acelerar la fermentación. De esta manera tenemos mayor seguridad de que
el kéfir acabe con los antígenos de la leche y ponga a raya a los intrusos. Es obvio que a
menor volumen de kéfir y mayor de leche, las sustancias terapéuticas y la microflora
procedente del nódulo de kéfir estarán en menor concentración. También la lactosa y
proteínas se verán menos modificadas. Mantener una temperatura ambiente elevada en
torno a 25 - 28º C. se hace imprescindible para activar rápidamente la fermentación
cuando se utiliza poca cantidad de cultivo.
Utensilios:
Un recipiente higiénico preferentemente de cristal para alimentación totalmente
transparente. Evitar los recipientes de tonos verdosos u otros colores, pues son de peor
calidad y se suelen usar para contenedores de materiales secos, legumbres etc. Si es de
barro debe de estar libre de metales usados para el esmaltado al horno. en cualquier caso
tiene que estar en perfecto estado sin grietas por donde se lixiviarían los componentes
del esmalte. La capacidad ha de ser mayor que el volumen de leche que se prepare
habitualmente. Esto es importante sobre todo si se hace la fermentación con el
recipiente cerrado a presión en cuyo caso ha de quedar 1/3 de aire.
Tapa que evite el contacto directo con el aire. Usaremos un paño de tela y un cordel o
banda elástica para sujetarlo o una tapa que ajuste bien de cristal o madera. Si se usa una
tapa metálica ha de estar recubierta por la parte interior y no presentar marcas de óxido,
esto es vital si se hace el fermento con el recipiente cerrado a presión.
Colador para separar los nódulos. Hay varias alternativas, pero se recomienda evitar los
tamices metálicos habituales por plástico blanco o materiales nobles como junco, bambú
etc., perfectamente higienizados. Un escurridor de verduras es apropiado. Un tenedor de
madera o un cucharón de coger aceitunas se pueden usar también para recoger los
nódulos.
Otra manera es usar una redecilla holgada en forma de bolsa para contener los nódulos.
Ingredientes:
de 2 a 3 cucharas soperas de nódulos de kéfir por cada litro de leche es lo habitual
Procedimiento:
Como tomarlo
La leche kefirada tiene un sabor efervescente natural, refrescante, ácido y ligeramente
agrio, con un suave aroma que recuerda a la levadura fresca. Para redondear esto,
contiene entre 0.08 a 2% de alcohol. Además de otros compuestos aromáticos que
contribuyen a su sabor único y aroma agradable, especial del yogur de kéfir.
Una vez preparado, si no se bebe de inmediato hay que guardarlo refrigerado, pero no
más de tres o cuatro días ya que el ácido láctico poco a poco se invierte, haciéndose
cada vez menos asimilable, por lo tanto no es recomendable comprar leche kefirada en
el comercio a menos que se tenga la plena seguridad de que sea reciente.
Si se mezcla, combina mejor con cereales, frutas dulces y desecadas, miel, melazas y
manzana. Recordar que la digestión empieza en la boca con la salivación y el sentido
del gusto que avisa al estómago de lo que se le avecina, dándole la oportunidad de
prepararse y segregar el tipo de jugos gástricos más adecuado. Por eso es conveniente
tomarlo despacio. Si mezclamos el kéfir con otras sustancias de sabores muy
diferenciados, como demasiado dulce o batidos de chocolate, café, etc. O con otros
ácidos, estaremos creando un conflicto entre paladar y estómago, reduciendo
considerablemente la capacidad de digerir correctamente. Se puede probar, para los que
no soportan su sabor natural, endulzar la leche kefirada y seguir fermentándola sin el
nódulo, de esta manera el edulcorante es sometido a la fermentación haciéndose más
asimilable (Todo lo que se fermente fuera será mejor a que lo haga en nuestro aparato
digestivo)
El kéfir se puede tomar solo. Al principio puede resultar muy extraño al olfato y al
paladar, sobre todo para quien no está familiarizado con los sabores propios de los
alimentos fermentados, como el yogur natural, pues tiene un sabor a la vez ácido y
agrio. Con el uso llega a gustar su sabor y aroma peculiares y el paladar se puede
acostumbrar. Esto es más fácil si se baja la cantidad de edulcorante paulatinamente.
Cuando se filtre para devolverlo a la leche se puede aprovechar el agua, ya que contiene
el polisacárido soluble (Kefiran) trasferido por el kéfir y responsable de muchas de sus
virtudes medicinales.
Hay quien lo lava cada semana en verano y cada 15 días en invierno. Hay quien no lo
lava nunca y otros lo hacen a diario. Cada cual buscara la manera más apropiada. Lo
importante es que el kéfir esté sano y no se debilite y que la leche sea de la mejor
calidad que podamos conseguir. Ojo con el cloro, que puede ser un factor debilitante en
extremo. Cuidado si se usa agua directamente del grifo, el agua caliente en exceso
puede desequilibrar o matar al kéfir (Superior a 35º C) Dejar correr el grifo y testar con
la mano que tienda a fría. Es recomendable aclarar bien los nódulos con agua a
temperatura ambiente y sin cloro. Si no disponemos de agua de manantial o mineral, se
puede dejar reposar agua del grifo durante un par de días en recipientes cubiertos con un
paño, como jarras o botellas de cristal y mejor si son de color azul. Hervir el agua 10
minutos hace que se evapore el cloro más rápidamente.
Con un poco de atención se puede tener siempre kéfir, ya que el nódulo de kéfir
cultivado en leche se reproduce muy rápido. Cuando sobre una parte, una buena manera
de completar el vínculo simbiótico entre nosotros y el kéfir es regalarlo entre los
familiares y amigos o a quien le haga falta. (También es una forma de tenerlo en
reserva. Alguien adoptará la costumbre de cultivarlo)
Conservación
Cuando nos sobren nódulos de kéfir, podemos conservarlos para guardarlos, o se
pueden ofrecer a quien los necesite. Hay varias maneras de conservarlos y reactivarlos
posteriormente.
En la nevera:
Siempre que se guarde en la nevera, para reactivar el kéfir de nuevo hay que dejar que
se temple a temperatura ambiente, tanto el cultivo como la leche que le pongamos.
En leche de 4 a 5 días:
Debemos dejar el bote con la leche y los nódulos en la nevera y así el proceso de
fermentación es más lento. Luego deberemos colarlo y proceder como siempre.
En agua 1 semana:
Se lavan bien los nódulos con agua fría y se guardan en un recipiente de cristal cubiertos
con agua fría sin cloro. Luego se ponen en la nevera a 4 o 5ºC. De esta manera
conservan su vitalidad durante una semana. Después de este tiempo la van perdiendo,
pero al volver a utilizarlos su comportamiento es más lento y suelen recuperarse con el
tiempo. En este caso es aconsejable dejarlos más tiempo con la leche, colocar el
recipiente en un lugar más cálido o mezclarlos con poca cantidad de leche. De esta
forma al cabo de un tiempo volverán a recuperase.
Secos:
Notas:
Al activar nódulos deshidratados de kéfir los primeros días la leche pasará a través de
algunas etapas inusuales, con respecto a su aspecto y aroma. La leche producirá
inicialmente una actividad de la levadura, como "espuma" que se forma en la superficie
de la leche.
La actividad de la levadura puede alcanzar un pico después de tres a 5 días, entonces
comienza a desplomarse mientras que las tandas consecutivas se cultivan bien.
En las tandas siguientes, la microflora debe encontrar un equilibrio entre las bacterias y
levaduras, que los nódulos de kéfir alcanzan normalmente. Esto puede durar entre una a
dos semanas. La tasa de crecimiento puede no ser evidente, en algunos casos, hasta la
tercera semana. Los nódulos deben de ser más blancos al finalizar cada tanda.
Mientras que son fecundos, los nódulos son blancos y elásticos con una sensación
levemente fangosa (Kefiran)
EL KÉFIR DE AGUA
También es originario del Cáucaso. Sus nódulos son más pequeños, casi
transparentes y con una capacidad de crecimiento inferior a la del kéfir de la
leche. Para todas las personas que quieran abstenerse totalmente de consumir
lácteos, el kéfir de agua es una auténtica alternativa ya que sus propiedades no
son menores. Su sabor recuerda a la limonada pero con más consistencia. Su
consumo no es incompatible con el del otro kéfir, pueden tomarse ambos
productos, cada uno a hora diferente del día.
Propiedades
Puede usarse para combatir catarros, enfermedades del estómago,
inflamaciones intestinales crónicas y del hígado, problemas de la bilis,
enfermedades de la vejiga y también de las vías respiratorias. Es muy apto
para la convalecencia después de largas enfermedades. También para
desarreglos nerviosos, úlceras internas, resfriados, esclerosis, infartos,
diarreas, intestino perezoso, anemia, alergia, leucemia y eccemas.
Muy indicado en mujeres embarazadas porque refuerza sus defensas y alivia
sus posibles problemas de estreñimiento. Para su uso curativo hay que tomar
cantidades importantes. Las dosis para problemas específicos son:
· Para fortalecer el sistema nervioso: un litro al día
· Para la úlcera de estómago: un litro diario. La mejoría es evidente en sólo dos
semanas.
· Para el asma y el catarro bronquial: un litro diario durante bastante tiempo.
· Para la anemia: un litro al día. En tres meses la sangre se habrá normalizado.
· Para la leucemia: es una gran ayuda junto a otros tratamientos. Tomar dos
litros al día.
· Para alergia y eccemas: Combinar el uso interno y externo. Tomar un litro al
día y aplicar también sobre la piel: Lavarse con él la cara y las manos o la zona
a tratar. En un mes se notarán los resultados.
· Para problemas de riñones y vejiga: un litro diario
· Para problemas de vesícula y bilis: un litro diario.
El kéfir de agua, tomado en menor medida, también regenera la flora intestinal.
Usado de modo ocasional es un magnífico preventivo y refuerza nuestro
sistema inmunitario.
Cómo preparar el kéfir de agua
Ingredientes:
· 3 cucharadas de nódulos de kéfir de agua
· 3 cucharadas de azúcar moreno
· 1 higo seco o 1 ciruela pasa
· ½ limón
· 1 litro de agua
Introducir todos los ingredientes en un recipiente de vidrio de litro y medio y
tapar. El tiempo de fermentación acostumbra a ser de dos día, como máximo
tres. Cuando el kéfir esté listo, exprimir bien el limón y retirar el higo o la ciruela
pasa. Colar el líquido que ya está listo para tomar. Lavar los nódulos bajo un
chorro de agua fría. Lavar también el frasco y volver a empezar. La bebida que
se obtiene hay que guardarla en un recipiente de vidrio tapado con un corcho;
así saldrán más burbujitas.
Cabe señalar que el azúcar lo necesita el hongo para reproducirse y activar la
fermentación pero a los dos días apenas queda rastro del azúcar. Del mismo
modo, el higo o la ciruela pasa que se añaden neutralizan la fermentación
alcohólica.
Para conservar los nódulos del kéfir de agua basta con dejarlos en un bote con
agua y azúcar. De este modo se conservan varios meses. Cuando se quieran
reactivar basta con lavarlos y seguir el proceso normal.
Preparación
La bebida que se obtiene del Kéfir de agua viene a ser como una limonada con gas
(algún amigo mio lo ha comparado con el Cava). Para prepararla necesitaremos un jarro
de cristal con tapa. Las que van mejor son aquellos jarros de conserva, con cierre
hermético (así se conserva mejor el gas) y tapa ancha para facilitar el rellenado del
Kéfir. El agua ha de ser sin cloro (de pozo, manantial, mineral, ...). Las proporciones por
litro de agua es :
Lo tapamos y lo removemos y
sacudimos para que se mezcle bien el
azúcar.
Para hacer "Kefir de uva" se usa una parte de zumo de uva y una parte de agua. Como
ingrediente adicional se puede añadir algunas hojas de menta fresca. No rellenar la jarra
de kefir más de 2/3 de total, cerrar la tapa de la jarra y dejarlo fermentar durante 24
horas con los granos de kefir. Colar el "kefir de uva", el cual cambia para parecerse al
Champan por su contenido burbujeante ... de hecho, si fermentas añadiendo un poco de
zumo de uvas verdes (inmaduras), puedes tener un auténtico y saludable Champan
alternativo, el sabor del cual se parece mucho al Champan real. Necesitas añadir un 1/4
de volumen de zumo de uvas verdes por cada 3/4 de zumo de uvas maduras en la jarra.
Una opción al zumo de uvas verdes inmaduras es usar en su lugar zumo de limón.
Añadir el zumo de 1 limón por cada 500 ml y fermentar como normalmente.
Cuando se realiza kefir de uva, puedes usar zumo de uva embotellado, siempre y cuando
sea 100% puro zumo, sin ningún conservante añadido. Aunque usando zumo de uvas
recién exprimidas se tiene la ventaja de añadir otra beneficiosa bacteria y hongo, el cual
forma parte de la microflora nativa de las frutas frescas maduradas orgánicamente. Esta
es la película blanca que se ve en la piel de las uvas. Puedes usar zumo de uvas blancas
o negras como ingredientes para hacer el kefir de uva.