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Postraumático
Este escrito es producto del trabajo de clase denominado “Abordaje Terapéutico de los
Trastornos Psicológicos”, dirigido por la profesora Martha Juliana Villegas Moreno. Los
alejandra2.lopez@ucp.edu.co
Introducción
(TEPT), se puede evidenciar la prevalencia e incidencia del mismo a nivel global y nacional. En
primer lugar, con respecto a cifras a escala mundial, se encuentra una prevalencia de 4.4% y una
incidencia de 7.2% para el TEPT en Australia durante el año 2011 (Bados, 2015). Según la
Organización Mundial de la Salud (2013), para este año un 3.6% de la población mundial padece
TEPT. De manera similar, en el año 2016 se encuentra una prevalencia del TEPT de 3.5% en el
mundo (Rojas, 2016), así como una prevalencia de 15.2% entre los veteranos de la guerra de
Posteriormente, en el año 2017, para los países de Europa, Asia, África y América Latina,
se observa una prevalencia del TEPT que oscila entre el 0,5% y el 1,0% (Pineda et al., 2017).
Francia, Alemania, Israel, Italia, Japón, Nueva Zelanda, Irlanda del Norte, Portugal, España,
Holanda, Estados Unidos, Brasil, Bulgaria, Colombia, Líbano, México, Rumania, Sudáfrica,
Irak, Perú, China y Ucrania, se encuentra una prevalencia del TEPT de 3.9% en la población
En cuanto al año 2020, según investigaciones realizadas en países como Estados Unidos,
Sudáfrica, China, Reino Unido, Ruanda, Gambia, Nigeria, Uganda, Haití y Zimbabwe, se reporta
una prevalencia del TEPT de 28% entre personas diagnosticadas con el virus de
inmunodeficiencia humana (VIH) (Tang et al., 2020). También, se encuentra una prevalencia
entre el 6,1% y el 9,2% para la población adulta de Estados Unidos y Canadá (Johnson et al.,
reporta una prevalencia del TEPT entre el 8% y el 37%, y de 55%, respectivamente; en el caso
de niños y adolescentes iraquíes desplazados, se presenta una prevalencia del 10% (Richa et al.,
2020).
Actualmente, en el año 2021, se observa una incidencia del TEPT de 16.4% entre los
trabajadores sanitarios, pacientes, y población general en países como China e India, a partir de
la pandemia del COVID-19; de igual manera, para esta misma muestra, los índices de
prevalencia del TEPT son de 19% para los trabajadores sanitarios, 15.7% para la población
general y 20.3% para los pacientes (Fan et al., 2021). Este último dato difiere de la tasa de
prevalencia del TEPT presentada en otro estudio, en pacientes hospitalizados con COVID-19 en
Con respecto a las cifras epidemiológicas a nivel nacional, se evidencia en el 2013 una
prevalencia del TEPT de 52.2% en el personal militar de la ciudad de Medellín (Pineda et al,
adultos víctimas del desplazamiento forzado por el conflicto armado, de las ciudades de
Medellín, Bogotá y Buenaventura (Castaño et al., 2018). En el año 2020, se ve una prevalencia
del TEPT de 35% para las mujeres víctimas del desplazamiento forzado por el conflicto armado
en Santa Marta (Ferrel et al., 2020). Asimismo, se presenta una prevalencia mayor, de 80%, para
las mujeres víctimas de esta muestra que además sufrieron de abuso sexual (Ferrer et al., 2020).
A nivel del eje cafetero, según un estudio realizado en Pereira en instituciones vinculadas
al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), se encuentra que, entre los menores de
(Trejos y García, 2020). Sin embargo, se puede observar un vacío frente a las estadísticas
epidemiológicas del TEPT a nivel regional y local, así como la necesidad de realizar más
investigaciones para una mayor claridad sobre las tasas de prevalencia e incidencia del TEPT en
estas zonas geográficas.
Cabe resaltar que las tasas de prevalencia del TEPT pueden variar según los instrumentos
información sociodemográfica (Bados, 2015). Además, estas cifras suelen ser mayores en
personas que han experimentado algún evento traumático y en las mujeres, puesto que se
encuentran más expuestas a experimentar eventos traumáticos relacionados con el abuso sexual
Para finalizar, es relevante abordar el TEPT, ya que este, al igual que otros trastornos
mentales, presenta una alta prevalencia que genera una carga psicológica, social y económica, así
presenta una alta comorbilidad con otros trastornos, como la ansiedad y la depresión, y trae
consigo una gran discapacidad (Chen et al., 2021; OMS, 2004). Por ende, se plantea la necesidad
de crear políticas para la prevención y promoción de la salud mental, con el fin de mitigar la
prevalencia e incidencia, tanto de los síntomas del TEPT como del trastorno en sí (OMS, 2004).
Abordaje teórico
El Trastorno por Estrés Postraumático ha sido caracterizado durante más de 100 años
(Foa et al., 1989). Desde una perspectiva cognitivo-conductual, el TEPT hace referencia a la
naturales, tortura, agresión, abuso físico y sexual, crimen, muerte repentina de una persona
Astin y Resick, 2002); es pertinente mencionar que “(…) un acontecimiento se define como
traumático cuando ha implicado la muerte o una lesión grave o la amenaza de muerte o lesión y
el individuo experimenta un fuerte afecto negativo en respuesta al suceso” (Astin y Resick, 2002,
p. 171). Cabe resaltar que este trastorno puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, aunque
síntomas intrusos relacionados con el trauma, los cuales se refieren a recuerdos intrusivos,
repetitivos e involuntarios acerca del evento traumático que se presentan en forma de flashbacks
o pesadillas, acompañados de miedo y terror (Beck y Clark, 2012; OMS, 2014). También, se
recuerdos, situaciones o emociones -como el miedo, vergüenza, culpa, rabia y tristeza- asociados
al trauma (Beck y Clark, 2012; OMS, 2014; Astin y Resick, 2002). Adicionalmente, se halla la
la frecuencia cardiaca, sudor, respiración rápida y mareos (Beck y Clark, 2012; OMS, 2014;
En este sentido, otros síntomas que se presentan a nivel fisiológico son la dificultad para
distintas esferas como la social, laboral y educativa, pues las relaciones interpersonales se
deterioran por la falta de confianza y apego hacia las demás personas; esto último disminuye la
capacidad para disfrutar la vida, ser productivo y planificar el futuro, llevando a un descenso en
la calidad de vida (Astin y Resick, 2002; Pieschacón, 2006; Beck y Clark, 2012).
Referente a los factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de padecer el
TEPT, se evidencian los trastornos psiquiátricos previos, tanto del individuo como de su familia,
y el historial de trauma infantil (Beck y Clark, 2012). Además, pueden influir las características
indefensión, horror, culpa o vergüenza-, y su nivel de apoyo social (Beck y Clark, 2012).
información y teoría del procesamiento emocional. En primer lugar, la teoría conductual del
aprendizaje plantea que los síntomas del TEPT se desarrollan y mantienen a partir de principios
incondicionado (EI) que genera una respuesta incondicionada (RI) de temor, es asociado con el
recuerdo del trauma y otros estímulos que se relacionan a este, convirtiéndose en estímulos
condicionados (EC) que producen la misma respuesta de temor como respuesta condicionada
(RC) (Keane et al., 1985; Astin y Resick, 2002; Beck y Clark, 2012). Asimismo, en busca de
evadir los estímulos relacionados al trauma que generan malestar, se desencadenan conductas de
escape y evitación, entre las que se encuentran el abuso de sustancias y alcohol, con el fin de
disminuir el malestar emocional de manera momentánea, aunque a largo plazo esto produce un
síntomas del TEPT son producto del conflicto entre la información del evento traumático y los
esquemas previos de la persona sobre sí misma, los otros y el mundo (Resick y Schnicke, 1992;
Astin y Resick, 2002). En este sentido, la información del trauma no se procesa completamente
intrusivos, el mantenimiento de los síntomas del trastorno, al evadir estos síntomas intrusos y sus
En otra instancia, la teoría cognitiva del procesamiento emocional propone que el TEPT
las respuestas y la interpretación de ambos- (Astin y Resick, 2002; Foa et al., 1989). Esta
estructura de temor se activa con cualquier evento o estímulo relacionado con el trauma,
generando que el individuo interprete la información como una amenaza, por lo que
mantenimiento de los síntomas, pues el evitar impide reorganizar la estructura de temor (Astin y
Por último, y en concordancia con el modelo cognitivo, Beck y Clark (2012) exponen
insensibilidad, desconfianza-, el mundo -como peligroso o sin sentido-, el trauma y los síntomas
del trastorno; por esto, se busca emplear estrategias maladaptativas de control, que contribuyen
al desarrollo y mantenimiento de los síntomas del TEPT, pues se evita transformar las
recolectar tanto los datos sociodemográficos del paciente como la información relacionada con el
TEPT que permita indagar sobre la naturaleza e historia del trauma, los síntomas y su gravedad,
las creencias de sí, los otros, el mundo y el futuro relacionadas con el trauma, las valoraciones
negativas de los pensamientos, imágenes y recuerdos intrusos relacionados con el trauma y las
estrategias maladaptativas de control de los síntomas (Beck y Clark, 2012; Zayfert y Becker,
funcionamiento diario en distintas esferas -social, laboral, educativa- (Zayfert y Becker, 2008).
encuentra la Escala TEPT Administrada por el Clínico (CAPS), la cual es una entrevista clínica
estructurada diseñada por el Centro Nacional para el TEPT, considerada por Beck y Clark (2012)
y Zayfert y Becker (2008) como la herramienta más recomendada para el diagnóstico del TEPT.
Esta consta de preguntas estructuradas para evaluar la presencia de un trauma -definido desde el
DSM-V-, la aparición, frecuencia, gravedad y duración de los síntomas del TEPT, las
(PDS) y el Listado de Comprobación TEPT (PCL), autoinformes desarrollados por Foa et al.
(1997) y el Centro Nacional para el TEPT, respectivamente, con el fin de evaluar la frecuencia y
gravedad de los síntomas del TEPT en el último mes, para determinar un diagnóstico de TEPT
(Beck y Clark, 2012; Pieschacón, 2006). De igual manera, para la medición de los síntomas se
Mississippi para el TEPT Relacionado con el Combate (MPTSD), las cuales evalúan la
Cogniciones Postraumáticas (PTCI) diseñado por Foa et al. (1999), para evaluar los
negativas sobre el self, en la cual se incluye la visión general negativa de sí mismo, cambio
conceptos como desconfianza en los otros y mundo inseguro; y autoinculpación por el trauma
(Foa et al., 1999; Beck y Clark, 2012). En este punto es relevante indagar también por las
creencias sobre el self, los otros y el mundo previas al trauma, para así comprender cómo estas se
Por último, es necesario valorar el estado físico del paciente en cuestión, los trastornos
comórbidos y los problemas asociados, lo cual se puede realizar a través del Programa de
estructurada que evalúa la comorbilidad que se puede presentar con el TEPT, como los
trastornos del estado de ánimo, ansiedad y consumo de sustancias (Pieschacón, 2006; Zayfert y
pertinentes para medir la comorbilidad, como el Test de Actitudes Alimentarias (EAT) para los
trastornos alimenticios, el Inventario de Depresión de Beck para la depresión, entre otros (Beck y
Diagnóstico
Tratamiento
ansiedad y los síntomas asociados a este, así como en el mejoramiento del funcionamiento social
la reconstrucción de la memoria del trauma asociada con una menor amenaza y angustia, y la
sustitución de las respuestas maladaptativas de evitación por unas más adaptativas, de manera
que la persona logre aceptar el evento traumático y recuperar el sentido de control sobre el
mismo (Pieschacón, 2006; Beck y Clark, 2012). Para alcanzar esto, se emplean diversas técnicas
TEPT, que se recogen en 3 principales intervenciones que han mostrado ser eficaces para el
tratamiento de los síntomas del TEPT: Entrenamiento en Inoculación de Estrés (EIE), Terapia de
aprendizaje que tiene como propósito guiar al paciente en la comprensión y control de las
reacciones de temor asociadas al trauma; esto por medio de 3 fases: fase educativa -presentación
de información desde la teoría del aprendizaje sobre el desarrollo de las respuestas de temor y las
aprendizaje y del procesamiento emocional, que tiene como objetivo reducir las respuestas de
miedo y ansiedad, desmentir las creencias negativas asociadas al trauma, reducir las respuestas
traumático (Villavicencio y Montalvo, 2011; Beck y Clark, 2012; Astin y Resick, 2002; Zayfert
y Becker, 2008). La EP consta de una fase educativa sobre los síntomas del TEPT, un
recuerdo, hasta disminuir las respuestas de temor (Astin y Resick, 2002; Pieschacón, 2006).
cuenta de la eficacia de este tratamiento, pues en ambos casos las pacientes muestran una
disminución o eliminación de los síntomas del TEPT y una mejora significativa en sus distintas
áreas de funcionamiento.
información, que busca modificar las creencias disfuncionales relacionadas con el trauma y
facilitar la expresión del afecto, identificando los conflictos entre la nueva información y los
(Villavicencio y Montalvo, 2011; Astin y Resick, 2002; Resick y Schnicke, 1992). Esta terapia
se constituye de 3 componentes: componente educativo -se explican los síntomas del TEPT junto
con la teoría del procesamiento de la información y se le pide al paciente describir por escrito el
significado del evento-, componente de exposición -se le pide al paciente escribir el evento
sugiriendo unas más adaptativas- (Resick y Schnicke, 1992; Beck y Clark, 2012).
Por otro lado, se presenta una intervención reciente en el tratamiento del TEPT,
Esta terapia no se encuentra sustentada en un marco teórico sólido y preciso, sin embargo,
diferentes investigaciones resaltan su efectividad en el tratamiento del TEPT, como es el caso del
con discapacidad intelectual moderada, se evidencia una reducción significativa de los síntomas
(TCC-CT) es una de las intervenciones más investigadas y suele usarse en los casos de niños y
2011). Cabe resaltar que, a nivel general, el diseño del tratamiento siempre busca ajustarse a las
periódicamente los progresos del paciente (Beck y Clark, 2012; Astin y Resick, 2002).
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