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3.

EL MALTRATO INFANTIL EN EL PERÚ

El Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud (OPS / OMS, 2003) señala que la violencia es una

de las principales causas de muerte en la población de edad comprendida entre los 15 y 44 años, y la

responsable del 14% de las defunciones en la población masculina y del 7% en la femenina,

aproximadamente.

Actualmente, solo diez países en el ámbito mundial han declarado explícitamente como ilegal el

castigo físico contra los niños1. Sin embargo, en la mayoría de países, no existe una calificación

legal o suficiente en el marco de las medidas de protección hacia la infancia para determinar cómo

se califica o considera el castigo corporal.

En la región de América Latina y el caribe, alrededor de 6 millones de niñas, niños y adolescentes

son objeto de agresiones severas y muchos de ellos mueren cada año por la violencia que se desata

al interior del núcleo familiar.

En el Perú el 56.0% de los hogares tienen entre sus integrantes a niñas y niños menores de 12 años

y el 39.8 a adolescentes de 12 a 17 años (ENAHO - INEI, 2006). Según indicadores de desarrollo

humano, el desarrollo de las capacidades de niñas, niños y adolescentes del país se encuentra en

riesgo, a lo cual contribuye las difíciles situaciones de pobreza y violencia a la que están expuestos

(Bardales & Huallpa, 2005; Opción, 2004).

Diariamente, miles de niños y niñas en el Perú son maltratados física y psicológicamente por sus

padres, madres, parientes, profesores, o por cualquier adulto que considere al castigo físico como

normal, aceptable y hasta “necesario”. Las víctimas de estos casos no aparecen en las estadísticas,

salvo que los “castigos” hayan originado graves secuelas o la muerte de quienes recibieron los

1
Austria, Croacia, Chipre, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Israel, Latvia, Noruega y Suecia.:
<www.endcorporalpunishment.org>.
golpes. Aunque esto ocurre con mucha frecuencia, las diferentes formas de castigo físico siguen

siendo vistas como un método de disciplina y aprendizaje.

Según la Presidencia del Consejo de Ministros (2001), se estima que 8 de cada 10 casos de abuso

sexual tiene como victimario a un miembro del entorno familiar de la víctima y que 6 de cada 10

embarazos en niñas de 11 a 14 años son productos de incesto o violación. Por otra parte, el 33% de

las mujeres entre 15 – 49 años, cree que para educar a los hijos es necesario usar algunas veces el

castigo físico.

En el Estudio Epidemiológico Metropolitano de Salud Mental (2002), realizado por el Instituto de

Salud Mental Hideyo – Noguchi en Lima y Callao, se encontró que más del 50% de la población

adolescente ha sufrido algún tipo de abuso en algún momento de su vida. La forma más frecuente

de abuso fue el psicológico (insultos, agresiones verbales, humillaciones, manipulaciones) con un

41,7%, seguido del abuso físico (golpes, puñetes, empujones en circunstancias desventajosas) en un

27,3%.

Basándose en la complejidad y peligrosidad que representa esta problemática para la población

infantil y adolescente del país, el Plan Nacional de Acción por la Infancia y Adolescencia (2002 –

2010) tiene como una de sus principales metas reducir en el 50% los casos de maltrato infantil para

el año 2010, para lo cual propone las siguientes estrategias:

 Promoción de campañas de información, educación y comunicación sobre crianza adecuada

de niños, niñas y adolescentes.

 Difusión de las normas relativas al maltrato y abuso sexual de niños, niñas y adolescentes.

 Fortalecimiento de programas y servicios orientados a la atención de niños, niñas y

adolescentes víctimas de maltrato y abuso sexual.

 Incorporación del enfoque de resiliencia y actividades lúdicas como medios de prevenir el

maltrato infantil y abuso sexual y recuperar a las víctimas del mismo.


 Difusión de los programas que previenen y atienden casos de maltrato de niños, niñas y

adolescentes.

La importancia del problema de la violencia en contra de los niños radica, principalmente, en las

consecuencias que estos actos tienen sobre su desarrollo. Cabe resaltar, que en los niños, las

secuelas de las agresiones psicológicas son tan nefastas como las generadas por las agresiones

físicas. Si bien, cuando se agrede psicológicamente a un niño no se produce contacto físico, el

impacto recae plenamente sobre su autoestima, y las consecuencias de ello pueden ser irreparables.

Las consecuencias de las agresiones físicas no sólo se remiten al daño corporal que le ocasionan al

niño sino que también tienen un impacto psicológico. En términos generales, es necesario destacar

el hecho de que las consecuencias psicológicas son tanto o más graves que las consecuencias

físicas, las cuales - en caso que no conduzcan a la muerte del menor - pueden ser superadas en gran

parte de los casos. Por el contrario, el efecto sobre la integridad psicológica de un niño puede llegar

a ser irreparable y alterar su normal desarrollo en diferentes aspectos de la vida, tales como el

desempeño educativo, el laboral, el proceso de socialización, entre otros (Cortez, 2004).

Existen diferentes explicaciones sobre las causas del maltrato realizado por los adultos,

apreciándose que quien comete el abuso tiene, por lo general, antecedentes de haber sufrido el

mismo tipo de agresión durante su infancia o es una persona que tiene muy poca capacidad de

controlar sus impulsos. Es evidente que por las diferencias de tamaño y fuerza entre adultos y niños,

estos últimos sufran grandes lesiones que pueden incluso causarles la muerte. Condiciones como la

pobreza, nivel educativo bajo, estrés familiar, el abuso de sustancias psicoactivas y otra serie de

factores, se han relacionado también con estas agresiones.

Los niños criados en hogares donde se los maltrata suelen mostrar desordenes postraumáticos y

emocionales. Muchos experimentan sentimientos de escasa autoestima y sufren de depresión y


ansiedad por lo que suelen utilizar el alcohol u otras drogas para mitigar su stress, siendo la adicción

al llegar la adultez, más frecuente que en la población general.

Algunos niños sienten temor de hablar de lo que les pasa porque piensan que nadie les creerá. Otras

veces no se dan cuenta que el maltrato a que son objeto es un comportamiento anormal y así

aprenden a repetir este "modelo" inconscientemente. La falta de un modelo familiar positivo y la

dificultad en crecer y desarrollarse copiándolo, aumenta las dificultades para establecer relaciones

"sanas" al llegar a adulto. Puede que no vean la verdadera raíz de sus problemas emocionales, hasta

que al llegar a adultos busquen ayuda para solucionarlos (Santa María et al, 1997; Bardales &

Huallpa, 2005).

Para muchos niños que sufren de maltrato, la violencia del abusador se transforma en una forma de

vida. Crecen pensando y creyendo que la gente que lastima es parte de la vida cotidiana; por lo

tanto este comportamiento se torna "aceptable" y el ciclo del abuso continúa cuando ellos se

transforman en padres que abusan de sus hijos y estos de los suyos, continuando así el ciclo vicioso

por generaciones.

En Perú, La encuesta ENDES 2000 incluyó por primera vez un módulo sobre violencia familiar con

el fin de conocer las dimensiones nacionales y características de este problema 2. Las encuestadas

fueron mujeres entre los 15 y 49 años. A las que tenían hijos vivos se les preguntó de qué manera

castigan los padres biológicos a sus hijos y de qué manera lo hacían ellas mismas (es decir, las

madres biológicas). Los resultados revelaron lo siguiente: entre las mujeres alguna vez unidas, el

86% reportó que la reprimenda verbal es la forma de castigo más frecuente que el padre utiliza

como castigo para corregir a sus hijos. Sin embargo, el 41 % de los padres acude a los golpes,

castigo que también ejercen las madres en 41.2% (porcentajes semejantes en ambos casos). El

mismo estudio reportó que la mayor incidencia de violencia contra la infancia es producida en

lugares de alta pobreza y exclusión social, como en el departamento de Apurímac, en donde el 62%
2
INEI. Encuesta Demográfica y de Salud Familiar. Lima: INEI-USAID-UNICEF, 2000.
de los padres refieren que castigan con golpes a sus hijos, o en Cajamarca, donde esta cifra se eleva

al 73%. La misma fuente también asoció el nivel educativo a los malos tratos durante la infancia.

Así, el 61% de padres y el 56% de madres que golpean a sus hijos poseen un bajo nivel educativo.

Uno de los más graves tipos de maltrato es el abuso sexual infantil, que tiene una alta prevalencia

en el Perú. Un estudio multicéntrico llevado a cabo por la Organización Panamericana de la Salud

en el país revela que existe un 19.5% de prevalencia de abuso sexual infantil contra las niñas 3. Sin

embargo, solo se llegan a denunciar entre el 10 y el 30% del total de abusos sexuales que ocurren 4.

Una de las más graves características del maltrato infantil, es su carácter intergeneracional. Entre un

70 y 80% de padres que fueron maltratados en su infancia reproducen la violencia contra sus

propios hijos. En el Perú y, de acuerdo con la citada ENDES, el 56 %de mujeres encuestadas

reconocían haber sido golpeadas en su infancia, y llegaron a constituir hasta el 70 % en

departamentos como Apurímac, Loreto y San Martín.

3.1. Magnitud y tendencias.

En el caso del Perú, el maltrato infantil puede ser considerado un problema colectivo debido

a la magnitud del problema y su carácter endémico. Las características epidemiológicas del

maltrato infantil también refuerzan la necesidad de priorizar su prevención y atención del

maltrato infantil en salud pública. En el Perú, los índices de maltrato infantil son altos, y

este puede ser considerado un mal endémico por su cronicidad y genera consecuencias

graves para el desarrollo social, emocional y mental del niño o adolescente, por lo tanto, en

las futuras generaciones del país. Se agrega, además, que una de las más graves

características del maltrato infantil es su carácter intergeneracional.

3.2. Respuesta del Estado peruano frente al maltrato infantil.

3
ÜUEZMES, A., PALOMINO, N. y M. RAMos. Violencia Sexual y fisica contra las mujeres en el Perú.
Lima: OMS- CMP Flora Tristán- UPCH, 2002.
4
CESIP. Abuso Sexual infantil en Comas. Lima: CESIP, 1998; MINSA. Registros administrativos de la
casuística del MINSA. Lima: Dirección de Promoción de la Salud. MINSA, 1998.
Antes de proceder al estudio de las obligaciones de los Estados en general y del

cumplimiento de estas obligaciones por parte del Estado peruano, específicamente frente al

maltrato infantil, que será objeto de apartados futuros, el presente se limitará a brindar una

breve descripción de las respuestas del Estado peruano frente a la problemática tratada.

3.2.1. La normatividad nacional.

El Estado peruano tiene la obligación de respetar, proteger y realizar (cumplir con) los

derechos a la salud de todos los niños y adolescentes. El derecho a la salud se encuentra

reconocido en los artículos 7° y 11° de la Constitución del Perú. Por su parte, el artículo

4° dispone que los niños son objeto de protección especial por parte del Estado.

Las principales normas infraconstitucionales vigentes en el Perú, con relación al

maltrato infantil, son sobre violencia familiar y se señalan a continuación:

 Ley de Protección frente a la Violencia Familiar, Ley 26260 y D.S. 006-97-

JUS.

 Ley 27982 que modifica el Texto Único Ordenado de la Ley 26260.

 Constitución del grupo impulsor de hogares libres de violencia familiar -

GRUPFAM- Resolución Suprema N° 074-98-PROMUDEH.

 Creación del Programa Nacional contra la Violencia Sexual y Familiar. Decreto

Supremo 008-2001-PROMUDEH.

 Crean Hogares de Refugio Temporal para las víctimas de violencia familiar,

mediante Ley 28236 publicada el 29 de mayo del 2004.

El sector Salud, según las Normas y Procedimientos para la Prevención y Atención

de la violencia familiar y el maltrato infantil del Ministerio de Salud, asume

compromisos concretos frente al maltrato infantil.

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