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INTRODUCCIÓN

Muchos de los aspectos relacionados con las drogas (consumo, tráfico,


publicidad, etcétera) han ido ganando terreno en los referentes de la vida diaria
de casi todas las personas; por ejemplo, a diferencia de hace algunos años, hoy
día es más común escuchar en la televisión dentro del horario familiar la
palabra "droga". Esta tendencia no muestra intención de cambiar; por el
contrario, quizá dentro de poco tiempo se oiga más veces en un solo día y en
lugares donde antes resultaba muy raro mencionarla. Por eso, la mejor forma
de evitar que las drogas se conviertan en un problema personal o familiar es,
en principio, estar bien informados del tema.

No obstante, debe tenerse sumo cuidado con la información que se obtiene de


las drogas y los problemas asociados con su consumo, ya que algunas veces
proviene de personas o grupos que, respondiendo a intereses más particulares,
no ofrecen una garantía de su veracidad. Ante ello, es importante que se
verifique si las referencias están respaldadas por investigaciones científicas. En
este sentido, el contenido de este libro, además de ofrecer un lenguaje
accesible y claro, sustenta su información en investigaciones nacionales e
internacionales, así como en los 34 años de experiencia que tiene Centros de
Integración Juvenil en la atención integral de la farmacodependencia en México.

Cuando se utiliza el término "droga", se hace referencia tanto a aquellas


sustancias legales como ilegales que, al consumirlas, pueden originar distintos
trastornos físicos o mentales y, en su caso, desencadenar diversas formas de
dependencia (física, psicológica o social). Desde esta lógica, "drogas" no sólo se
limita a sustancias como la mariguana o la cocaína, sino también a otras como
el alcohol y el tabaco, que son causantes de graves daños de salud y de
convivencia social, principalmente entre los jóvenes.

Quizá por el hecho de que el alcohol y el tabaco son drogas permitidas en


nuestra sociedad, se tenga comúnmente la idea de que éstas forman parte del
proceso natural de maduración de las personas. Pero mantener esta actitud
permisiva, representa muchos riesgos si no se toman medidas para evitar o
disminuir los daños que un consumo problemático conlleva al consumidor y a su
entorno. Para ello, es preciso tener en cuenta dos cosas:

 Que el consumo de drogas (cualquiera que éstas sean) no forma parte


de la vida cotidiana de la inmensa mayoría de los jóvenes.

 La mayor parte de las personas que prueban las drogas en determinada


ocasión, deja de consumirlas después de algunos contactos con ellas.

Cuando se formula una pregunta, la posibilidad de respuesta puede ser diversa,


porque implica asumir una posición y definir un punto de vista. En este sentido,
las respuestas que se exponen en este libro no pretenden ser formas únicas de
entender las drogas y los problemas asociados con su consumo, sino una
manera de transmitir la experiencia que nuestra institución ha acumulado sobre
este complejo fenómeno.
Cómo usar el libro y sus contenidos en la escuela
Curricularmente:

Vincular en clase los temas de interés con ciertos capítulos o secciones incluidos
en los libros de texto (lectura grupal o en equipos, exposición del maestro).

Dejar tareas o cuestionarios (individual, por equipo o para realizar


exposiciones).

Realizar juegos (maratón o carrera de conocimientos).

Extracurricularmente:

Recomendar como material de apoyo para la elaboración de tareas,


investigaciones, guiones para obras de teatro, concurso de carteles, dibujos,
literatura, etcétera.

Por medio de cursos propedéuticos.

Cursos de formación profesional al magisterio.

Coordinación de talleres de lectura complementarios con otros compañeros.

En otras actividades organizadas por la escuela (rally, semana de la salud,


quermés, ferias del libro, etcétera).

Como concurso o carrera de conocimientos.

Como recurso de apoyo para dar respuesta a preguntas particulares de interés


general de la población escolar (profesores, alumnos, padres de familia).

Como fomento e introducción a la formación de círculos de lectura.


Como lectura libre (préstamo momentáneo para consulta o revisión del libro).
II. Para informar y/o reforzar el conocimiento que los adolescentes y
jóvenes tienen respecto a las drogas y su consumo

Qué contenidos son recomendables para que revisen los adolescentes


y jóvenes
Cómo pueden utilizar los adolescentes y jóvenes este libro
Como una lectura de interés general.

Como un material para compartir en debates y reuniones con los amigos,


compañeros o familiares.

Como material de apoyo para las exposiciones y otros trabajos escolares.

Como una forma de autodiagnóstico sobre el conocimiento general, riesgo, uso


o abuso de drogas.
Realizando talleres o círculos de lectura.

III. En el ámbito familiar, con padres y madres de familia

Qué contenidos son recomendables para fomentar y/o revisar con los
padres de familia
Cómo pueden usar los padres de familia los contenidos de este libro
Para complementar y apoyar la información revisada en los Círculos de Lectura
del libro Cómo proteger a tus hijos contra las drogas.

Como material de apoyo para establecer una conversación con los hijos sobre
las drogas.
Como material de apoyo para los coordinadores de los Círculos de Lectura del
libro Cómo proteger a tus hijos contra las drogas.
IV. En el sector social, con medios masivos de comunicación, grupos
promotores preventivos, y otros organismos (empresas, instituciones,
etcétera)

Qué contenidos son recomendables para fomentar y/o revisar con


estos grupos
Cómo pueden usar los contenidos del libro estos grupos
Para la organización y el desarrollo de pláticas informativas.
En la conformación de talleres o círculos de lectura sobre el tema de las
adicciones.
V. En el sector salud, con promotores de salud (trabajadores
sociales, psicólogos, enfermeras, médicos, etcétera)

Qué contenidos son recomendables para fomentar y/o revisar con


estos grupos
Cómo pueden usar o abordar los promotes de salud los contenidos de
este libro
Como apoyo en la atención y el tratamiento de pacientes y derechohabientes.

Como tema complementario en las reuniones técnicas y de capacitación.


Para el interés personal y reforzar el conocimiento sobre el tema.

VI. En el desarrollo de los Programas Preventivos de Centros de


Integración Juvenil
VIa. Proyectos de Información
Qué contenidos son recomendables para fomentar y/o revisar con los
participantes
Cómo usar los contenidos el libro con los participantes
Como material de apoyo para estructuración de los contenidos de la sesión
informativa.

Como material para fortalecer o ampliar los temas de interés de los


participantes.

Como material de interés general para el personal de CIJ.

VIb. Proyectos de Orientación


Qué contenidos son recomendables para fomentar y/o revisar con los
grupos de Orientación
Cómo puede usar los contenidos del libro con los grupos de
orientación
Como material de apoyo complementario durante el proceso preventivo (inicio,
término o final de las sesiones).

Como parte de las técnicas de trabajo (lectura grupal o por equipos,


cuestionarios, tareas, etcétera).

V1c. Proyectos de Capacitación


Qué contenidos son recomendables para fomentar y/o revisar con los
grupos organizados
Cómo usar los contenidos del libro con los grupos organizados
Como parte del desarrollo del programa de actividades preventivas; es decir,
coordinar Talleres o círculos de lectura.
A partir de la organización y el desarrollo de pláticas o conferencias, elaboración
de carteles o periódico mural, dípticos, etcétera.
CAPÍTULO I

LAS DROGAS Y SUS EFECTOS

1. ¿Qué es una droga?


La droga es una sustancia o mezcla de sustancias, distintas a las necesarias
para el mantenimiento de la vida (alimento, agua, oxígeno), que al introducirse
en un organismo vivo, modifica alguna de sus funciones y a veces la propia
estructura de los tejidos. Estos cambios también incluyen alteraciones en el
comportamiento, las emociones, las sensaciones y los pensamientos de las
personas.

En términos muy amplios, haciendo caso de esta definición, podemos decir que
¡Estamos rodeados de drogas!: los medicamentos que tenemos en el botiquín,
como los antibióticos y la aspirina son drogas; el té, el café, los refrescos de
cola (que contienen cafeína), las bebidas alcohólicas, el tabaco, todos ellos
contienen droga y, por supuesto, las que estamos acostumbrados a llamarles
drogas: marihuana, cocaína, heroína, éxtasis, etcétera.

El grado de modificación que estas distintas sustancias pueden causar al


organismo va en función del tipo de droga consumida, la personalidad del
consumidor, las expectativas que este tenga respecto a los efectos y el lugar o
la situación donde se consume. Por ejemplo: si una persona que es
normalmente tímida se encuentra en una fiesta y tiene deseos de bailar,
posiblemente beba cierta cantidad de alcohol para desinhibirse y atreverse a
hacerlo.
Se piensa comúnmente que el alcohol y el tabaco, sustancias muy consumidas
en nuestra cultura, no son drogas; sin embargo, éstas cumplen con todos y
cada uno de los puntos de la definición anteriormente citada para ser
consideradas drogas, aunque su consumo les está legalmente permitido a los
adultos. El consumo de alcohol y el tabaco suelen afectar severamente la salud,
e incidir negativamente en las relaciones y la comunicación de las personas, de
la misma forma que las llamadas drogas ilegales o prohibidas, como la
marihuana, la cocaína, la heroína, etcétera

2. ¿Qué tipos de drogas existen?


De acuerdo con su permisividad, las drogas se clasifican en legales (alcohol y
tabaco) e ilegales (marihuana, cocaína, heroína, metanfetaminas, etcétera). Por
sus efectos, se dividen en estimulantes (cocaína, anfetaminas, éxtasis y
tabaco), depresores (marihuana, alcohol, hipnóticos y sedantes, inhalables),
opiáceos (morfina, heroína, metadona y demás derivados del opio),
alucinógenos (LSD, PCP, mezcalina y peyote) e inhalables (pegamentos,
disolventes, aerosoles).

Por sus efectos, condición social, importancia, dependencia, etcétera, existen


diferentes clasificaciones de las drogas. Para conocer mejor los tipos que hay,
resulta más sencillo retomar una de esas clasificaciones.
A lo largo de la historia se han conocido algunas sustancias, cuyo uso y
permisividad en la mayoría de las sociedades han dado pauta a que se les
identifique como de uso legal; tal es el caso del alcohol y el tabaco. Pese a que
diversos estudios demuestran los efectos nocivos de estas sustancias para la
salud, su uso indiscriminado resulta ser poco controlado y el impacto de las
consecuencias en la sociedad se contempla como algo aún muy lejano ("Yo sólo
me tomo una botella cada fin de semana, no puedo ser un alcohólico", "Mi tío
fuma desde los trece años y no parece enfermo"), sin tener clara conciencia de
los daños a corto plazo y de las repercusiones que provoca el consumo. Es
evidente que la legalidad de una droga no se ha determinado en función de la
gravedad de los problemas de salud y/o sociales que puede acarrear su abuso,
sino con base en otros factores como son: los económicos, los culturales o
simplemente los políticos.
Contrariamente, en el caso de algunas otras sustancias como la marihuana, la
cocaína, la heroína, entre otras, ha sido restringido su uso y permisividad por
las sociedades y las instituciones, prohibiendo su venta y distribución,
denominándolas drogas de uso ilegal.

Los avances en el conocimiento científico se han acompañado de una


exploración de nuevos productos químicos que se han puesto a disposición del
consumo humano, tanto los prescritos por médicos como los que se compran
sin receta médica. Estas sustancias se han utilizado con un objetivo similar al
del consumo de drogas, apareciendo así una tercera clasificación denominada
drogas de uso médico. La mezcla de estas sustancias con algún tipo de droga
(legal o ilegal) suele ser utilizada por la población adicta.

3. ¿Qué es la farmacodependencia o drogadicción?

La farmacodependencia o drogadicción es la relación que se establece con una


sustancia tóxica, la cual puede provocar cambios en el organismo, afectando la
salud, las relaciones con la familia, con los amigos, en la escuela, en el trabajo,
etcétera. La relación entre una droga y la persona que la utiliza es por lo
regular voluntaria y autoadministrada, y puede provocar un deseo irresistible
para continuar usando una o varias drogas.
Es importante considerar que la farmacodependencia o drogadicción modifica el
carácter y el comportamiento de las personas, generando cambios en su estado
de ánimo, hábitos alimenticios, ocupaciones diarias, etcétera. Al ser la
drogadicción un proceso anormal, prolongado y compulsivo crea "tolerancia", es
decir, necesidad de usar dosis cada vez mayores para obtener los mismos
efectos o sensaciones placenteros; a la vez, se genera "un síndrome de
abstinencia" física y psicológica, esto es, consumo frecuente de drogas para
evitar los malestares que conlleva dejar de usarlas por determinado tiempo y
creer que si no se consumen, nuestro "rendimiento" no será igual o como
esperamos que sea en nuestra vida diaria.
Cuando se identifica que una persona ha desarrollado "tolerancia" y "síndrome
de abstinencia", se puede hablar entonces que ésta tiene dependencia a una
droga.
Lo que cada persona desea o espera obtener al usar drogas, es una sensación
de bienestar acompañada de: excitación, relajación, modificación de la
percepción, los sentimientos o la conducta, así como la importancia que los
amigos o la sociedad le otorguen al consumo, por ejemplo: sentir que se es
parte del grupo, que se vale más que otros, etcétera, son algunos aspectos que
pueden volver el consumo de drogas una acción importante para el que hace
uso de ellas.

Evidentemente, la relación que cada quien tenga con las drogas puede
convertirse en una situación problemática o de difícil manejo, debido, como ya
se mencionó, a toda la serie de consecuencias orgánicas, psicológicas,
familiares y/o sociales que implica su uso.

4. ¿Qué tipo de usuarios existen?


Los usuarios de drogas pueden ser experimentadores sociales u ocasionales,
funcionales y disfuncionales, de acuerdo con la frecuencia y, en ocasiones, con
la cantidad de droga que consumen; las primeras dos categorías se consideran
de uso y las segundas de abuso.
Conforme la cantidad y frecuencia del uso de sustancias, se desprende una
clasificación que considera desde aquel individuo que sólo ha consumido en una
ocasión alguna droga para probar sus efectos, hasta el que presenta problemas
severos para controlar su consumo, es incapaz de funcionar sin la droga y
requiere de tratamiento especializado.
De Uso

Experimentadores: Son aquellas personas que utilizan las drogas en una sola
ocasión para satisfacer su curiosidad ("a ver a qué sabe", "a ver qué se
siente").

Sociales u ocasionales: Las personas que consumen drogas sólo cuando están
en un grupo o para hacer frente a una situación esporádica (por ejemplo, el
estudiante que toma anfetaminas para mantenerse despierto).

De Abuso

Funcionales: Son aquéllos que necesitan usar drogas para funcionar en


sociedad. No pueden realizar ninguna actividad si no la consumen, y presentan
trastornos cuando no la ingieren.

Disfuncionales: Aquellos que han dejado de funcionar en la sociedad, toda su


vida gira en torno a las drogas y sólo se dedican a conseguirlas y consumirlas.

Es importante tener en cuenta que mientras a una persona no se le


diagnostique una dependencia (tolerancia, síndrome de abstinencia y un deseo
compulsivo por autoadministrarse una droga), no puede hablarse de
farmacodependencia o drogadicción.
Por otro lado, considerando los tipos de sustancias que se consumen, los
individuos pueden clasificarse como monousuarios, cuando usan un sólo tipo de
drogas por ocasión (sólo marihuana, cocaína o éxtasis), o poliusuario, cuando
son más de dos las sustancias que introducen en su organismo, incluyendo las
de uso legal como el alcohol y el tabaco (alcohol y cocaína es uno de los
ejemplos más frecuentes en la sociedad actual).

5. ¿Qué efectos pueden generar las drogas?


Los efectos que causa una droga a nuestro organismo varían en función de la
clase de sustancia de la que se trate; los efectos se clasifican básicamente en
tres tipos: depresores, estimulantes o alucinógenos.

Depresores

En éstos, el funcionamiento del sistema nervioso central disminuye, provocando


descontrol motor y del lenguaje, fallas en la percepción, lo que origina que los
consumidores de estas drogas se tropiecen, caigan, permanezcan mucho
tiempo sentados o acostados; hablen lentamente y se queden dormidos, ya que
generalmente el abuso de sustancias depresoras termina en episodios de sueño
profundo o de inactividad. Los depresores son agentes de abuso debido a que
calman la ansiedad y reducen la tensión, los más conocidos son el alcohol y la
marihuana.

Estimulantes
Sustancias que, al igual que los depresores, actúan directamente sobre el
sistema nervioso central, pero de otra manera, ya que generan diferentes
reacciones del cuerpo, como aumento en la presión sanguínea, en la
temperatura corporal y el ritmo cardiaco; asimismo, euforia, sensación de
bienestar, sentimiento exagerado de felicidad, ansiedad, disminución del
apetito, estados de pánico, miedo, indiferencia al dolor y fatiga, alteraciones del
sueño, comportamiento violento, sentimiento de mayor resistencia física, entre
otras. Dentro de esta categoría se encuentran la cocaína, las anfetaminas y el
éxtasis, también conocidas como estimulantes mayores.

Alucinógenos

El LSD, la mezcalina y el peyote, constituyen las tres drogas alucinógenas más


importantes que producen trastornos en la percepción; es decir, son sustancias
que hacen que el usuario perciba objetos o sensaciones que no existen en la
realidad. La mayoría de las drogas alucinógenas más usadas se fabrican en
laboratorios clandestinos y algunas otras se encuentran en determinadas
plantas. En otros países, la industria química legal produce algunas de estas
drogas, pero sólo con fines de investigación científica. Aun cuando las drogas
alucinógenas se usaron durante algún tiempo en el tratamiento de
enfermedades psiquiátricas y del alcoholismo crónico, hoy no tienen ninguna
utilidad médica debido al peligro que entraña su uso.

Efectos de las drogas más usadas


A continuación se describen los efectos que provocan las drogas que se
consumen con más frecuencia en nuestro país:
Marihuana. Alteración de la percepción del tiempo o de la secuencia de los
eventos, dando la idea de que ha pasado poco tiempo o de que éste se alarga.
También se dan alteraciones de la memoria y no se recuerda claramente qué
pasó primero y qué, después; cambios en el juicio, ya que se hacen cosas que
no se harían normalmente; aumento en la percepción de colores y sonidos, que
en ocasiones se confunde con alucinaciones, sin embargo, es sólo una
agudización de los sentidos visual y auditivo; boca seca, este síntoma hace que
el usuario de marihuana ingiera muchos líquidos, inclusive cuando ya han
pasado los efectos; taquicardia, aun cuando la marihuana es una droga
depresora, en algún momento los que la consumen se sienten muy agitados,
esto no dura mucho; ligero aumento de la presión arterial; desorientación y
poca concentración; esto provoca que las personas parezcan distraídas,
teniendo dificultad para platicar durante un rato largo o concentrarse en alguna
actividad. En dosis elevadas puede presentarse miedo anormal y sin razón, así
como algunas alucinaciones. Como en el alcohol, los efectos inician con una
fase eufórica y posteriormente se presenta depresión y aumento del sueño. Con
el tiempo el comportamiento, inclusive la forma de hablar y pensar, tiende a
hacerse pausado, y se va perdiendo el interés por hacer cosas que antes
resultaban atractivas; a todo esto se le conoce como síndrome amotivacional.
Cocaína. Produce una sensación de euforia y excitación, con la consecuente
elevación del estado de ánimo, mayor energía y capacidad de trabajo,
insomnio, hiperactividad motora y verbal; todo ello hace que las personas se
vean alegres y con ganas de hacer algo; en las fiestas son los que aguantan
más y no parecen cansarse; en su trabajo dan la idea de ser lo más activos. Sin
embargo, su desempeño laboral casi siempre se ve afectado también, por los
periodos de falta de sueño; en ocasiones, puede percibirse aumento
momentáneo de la capacidad de ideación e imaginación; se incrementa la
frecuencia cardiaca y la presión arterial, elevación de la temperatura; lo anterior
provoca que los consumidores se agiten y suden acompañados de una
constante sensación de calor. A largo plazo afecta al corazón y produce
impotencia sexual y frigidez, así como pérdida de interés sexual.
Éxtasis (drogas de síntesis). Euforia y locuacidad caracterizadas por
explosiones de alegría y risa sin motivo, desinhibición, aumento de energía,
estimula al usuario a establecer relaciones sociales; como en el caso de la
cocaína, los consumidores de esta droga se caracterizan por una actividad
intensa y alegre. El éxtasis es conocido como "la droga del amor", ya que bajo
sus efectos se facilitan los contactos amistosos y sexuales; esta droga se
relaciona con la cultura de las fiestas "rave", debido a que los consumidores
asisten a ellas para participar en maratónicas sesiones de baile. Quienes
consumen éxtasis presentan ansiedad, insomnio, irritabilidad, lo cual provoca
que las personas se sientan inquietas y se molesten con facilidad; estos
síntomas se agravan al desencadenarse taquicardia, aumento de la presión
arterial y de la temperatura corporal. En dosis elevadas genera estados de
confusión, alucinaciones visuales y auditivas, así como episodios de miedo
irracional. Debido a los lugares donde esta sustancia suele utilizarse (fiestas,
discoteques, etcétera) es muy fácil que se combine con alcohol, mezcla que
puede resultar altamente peligrosa, incluso mortal.
Heroína. Es un potente analgésico, produce una sensación placentera en la
que se conjuntan la tranquilidad y la euforia; reduce las sensaciones
desagradables derivadas del hambre, el cansancio y las preocupaciones;
descenso de temperatura, resequedad de la boca, estreñimiento, apatía,
disminución de la actividad, dificultades de concentración, náuseas y vómito.
Los consumidores se identifican por falta de interés general y episodios de gran
alegría y relajación contrastados con fases de tristeza, cansancio y
desmotivación cuando falta la sustancia. Esta droga provoca dependencia física
extrema; en personas habituadas puede presentarse síndrome de abstinencia
muy grave (sudoración, lagrimeo, diarrea, calambres y temblores corporales)
que puede llevar a la muerte, también existe el mismo riesgo por sobredosis.
Alcohol. Al principio produce desinhibición y euforia, posteriormente presenta
efectos depresores, descoordinación de los movimientos del cuerpo, dificultad
para articular adecuadamente las palabras, lentitud de reflejos, visión
restringida y somnolencia. Las personas que han consumido alcohol suelen
caminar lentamente e irse de lado; al hablar tienen dificultad para articular las
palabras y expresar con lógica sus ideas. También tienen problemas para
observar claramente lo que pasa a su alrededor; su visión se torna borrosa y no
perciben bien los detalles; al aumentar su temperatura corporal sienten mucho
calor; en dosis excesivas aparece el vómito y malestar estomacal, la agresividad
y otras conductas que ponen en peligro a la persona. Físicamente produce
daños en hígado, corazón, estómago y otros órganos, afectando más
seriamente al primero.

Tabaco. Los daños físicos son considerables: insuficiencia respiratoria,


inflamación de los bronquios, cáncer de pulmón, arteriosclerosis y otros
problemas cardiovasculares. Estos daños se derivan de los efectos a corto plazo
del tabaco, que son: aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial,
inflamación y acidez estomacal, irritación del tracto digestivo, de los pulmones y
las vías respiratorias. Por todo lo anterior, los fumadores tienen accesos
frecuentes de tos y son muy susceptibles a enfermedades e infecciones
respiratorias; también tienen problemas digestivos y son candidatos para
infartos cardiacos y otras enfermedades del corazón. Una forma para identificar
a los fumadores constantes es el olor de sus ropas o la coloración amarilla de
sus dedos y dientes; otro dato característico es que al salir de algún lugar
donde se prohíbe fumar (cines, teatros, hospitales y aviones) lo primero que
hacen es prender un cigarro, lo que habla del alto nivel de dependencia que se
desarrolla con la nicotina.

6. ¿Qué drogas se consumen más?

Segúnla Encuesta Nacional de Adicciones de 1998, en nuestro país las drogas


de mayor consumo son el alcohol (58.5% de los encuestados) y el tabaco
(27.7%), seguidos de la marihuana (4.7%), la cocaína (1.4%) y los inhalables
(0.8%).

De acuerdo con estos datos, el alcohol es la sustancia de mayor consumo en la


población mexicana (58.5%), lo cual significa que más de la mitad de la
población ha tomado una copa por lo menos alguna vez en la vida.
En el mismo orden, el consumo de tabaco en México (27.7%) equivale a más
de la cuarta parte de la población. Es importante mencionar que esta cantidad
no incluye a los exfumadores (14.8%) y que sumando ambos datos, resulta que
42.5% de la población ha consumido tabaco alguna vez en la vida.

El consumo de estas dos sustancias es demasiado alto debido principalmente a


su legalidad. Este hecho no implica que sean menos dañinas, sino que por estar
al alcance de cualquier persona, ser socialmente aceptadas, las hace las drogas
de mayor uso.
Entre las drogas ilegales de mayor consumo en la población mexicana se
encuentra la marihuana con 4.7% (2 millones 244 mil 522 personas); la cocaína
ocupa el segundo lugar con 1.4% (691 mil 218 personas), y los inhalables el
tercer puesto 0.8% (381 mil 214 personas). Esta encuesta considera las
personas que consumieron alguna vez en la vida, en el último año, y quienes lo
hicieron en los últimos 30 días, en el caso de la droga ilegal de mayor consumo,
la tendencia se mantiene estable y se aplica a personas con edades entre 12 y
65 años.

En los adolescentes (12 a 17 años de edad), principalmente en mujeres, existe


una variación en el tipo de sustancia de mayor consumo, ya que la información
referida a la encuesta en los últimos 30 días el uso de inhalables (9 mil 544
mujeres) está en primer lugar, seguido por la marihuana (5 mil 245 mujeres) y
al final la cocaína sólo 2,212 mujeres; esto último indica que la situación del
uso de drogas en mujeres con respecto a la cocaína es mucho menor que en
los hombres.

Finalmente, conviene comentar que los adultos entre 35 y 65 años de edad que
consumieron drogas ilegales alguna vez en la vida probaron principalmente con
marihuana y cocaína, y en mínima proporción, con heroína.

A través de la información de la entrevista que se hace a pacientes cuando


acuden a Centros de Integración Juvenil por primera vez a tratamiento, se
conoce que: las principales drogas de inicio son el alcohol (34.5%) y el tabaco
(21.4%), la marihuana (18.8%), los solventes (11.2%) y la cocaína (9.6%).
Incluyendo alcohol y tabaco, la edad promedio de inicio en el consumo de
drogas es a los 15 años, 46.2% lo iniciaron entre 10 y 14 años y 42.3% entre
15 y 19 años.

De los consumidores que acudieron a tratamiento, 29.7% lo hizo entre 2 y 5


años después de haber iniciado el consumo, 22.8% entre 6 y 10 años y 30.5%
posterior a los 10 años. El 86.9% de los pacientes son hombres y 13.1%
mujeres
7. ¿Quiénes consumen más drogas?
Según estudios, los adolescentes son la población con más alto índice de
consumo de drogas. Esto es debido a la etapa de vida en la que se encuentran,
así como a la presencia de ciertos factores de riesgo: bajo apego escolar y
tener amigos y/o algún familiar consumidor de alguna droga. Curiosamente
también las personas de la tercera edad (60 años en adelante) son quienes,
mediante los medicamentos bajo prescripción médica, están más expuestos al
consumo de drogas.

La etapa de vida conocida como "adolescencia" se distingue por modificaciones


en la persona a nivel emocional, psicológico y fisiológico, que al conjugarse
caracterizan los pensamientos, sentimientos, acciones, de quienes atraviesan
esta fase. Dentro de los aspectos que distinguen a los adolescentes se
encuentran: demasiada energía; inquietud por conocer y explorar cosas
nuevas; rebeldía, principalmente, a la autoridad y al sistema; búsqueda de
espacios de creación y recreación; invención de medios de expresión;
descubrimiento de su identidad; sentirse parte de un grupo, etcétera.
En general, durante esta etapa es cuando se suele tomar la decisión de
experimentar o no con alguna droga, lo cual está documentado ampliamente a
nivel mundial. La adolescencia es una etapa crucial para la expresión de
necesidades reales y/o ideales de las personas; es un momento crítico en el
que los adultos a su alrededor padres de familia, maestros, profesionales_
pueden identificar y responder de la mejor manera a estas carencias
básicamente emocionales y psicológicas. El proceso de transición de niño a
adulto no está terminado, por lo que el consumo de drogas puede jugar un
papel muy oportunista, convirtiéndose en un sustituto que tranquilice (en el
caso de las mujeres) o mitigue la curiosidad (en el caso de los hombres).
Ahora bien, un aspecto influyente para que los adolescentes determinen tomar
una decisión, es el grado de peligrosidad que consideren para el consumo de
cierta droga; aunque en la fase de experimentación este aspecto no tiene
demasiada repercusión cuando se trata de alcohol y tabaco, porque sirve como
elemento de pertenencia e identificación dentro del grupo de amigos o iguales,
sí es efectivo cuando el consumo es frecuente, sobre todo para evitar la
intoxicación con otras drogas.

Por otro lado, en los últimos estudios se ha reportado que las personas de la
tercera edad también se consideran como consumidoras de drogas. Aquí la
variante es el consumo bajo prescripción médica; es decir, las múltiples
enfermedades que los ancianos manifiestan requieren de un comprimido
(medicina) que mitigue el dolor, el desamparo y la soledad que frecuentemente
se presentan en la senectud.

Las ideas que comúnmente se tienen en torno a los ancianos son con
frecuencia denigrantes, por mencionar algunas, son un estorbo, son sucios y
torpes. Las actitudes hacia estas personas están matizadas con un trato
diferente y poco gratificante que acentúa la sensación de inutilidad, el sentido y
el significado que le atribuyen a la vida está deteriorado, fracturado y este
pensamiento conduce a sus familiares y al mismo anciano a resolver su sentir
con algún medicamento que funciona como "calmante".
8. ¿Cuántas personas han consumido drogas ilegales alguna vez en la
vida en nuestro país?

Cerca de 2.5 millones de personas han consumido drogas ilegales alguna vez en
su vida; sin mencionar el número de individuos que consumen alcohol, tabaco y
sustancias médicas
En nuestro país, el grupo más afectado por el consumo de drogas, es el de los
hombres entre 18 y 34 años de edad. Éstos suelen ser los más vulnerables
debido a las exigencias y a la educación dada en la familia, la escuela y los
demás grupos donde se desenvuelven. Culturalmente, se tienen distintas
expectativas de los hombres en relación con las mujeres; por ejemplo, se
espera que sean capaces de realizar cualquier actividad para demostrar su
masculinidad, lo que puede llevar a que, con tal de no perder su lugar y quedar
en vergüenza delante de los otros, acepten retos que implican ciertos riesgos,
entre ellos el consumo de drogas, como el alcohol.

Enseguida, se encuentran los menores de 18 años. Esta población por ser


considerada menor de edad, es todavía dependiente de sus padres, familiares o
tutores, lo que los expone a todo tipo de maltratos y abusos. Aunado a esto,
cabe mencionar que los adolescentes, por las características propias de su
desarrollo (rebeldía, busca de identidad, reto a la autoridad, entre otras), se
encuentran en mayor riesgo de consumir drogas. Asimismo, debido a su
inmadurez orgánica, son más susceptibles a los daños y a generar más
rápidamente una dependencia.
Finalmente, se encuentran las mujeres; su estructura orgánica, la educación y
el trato que reciben en su familia, escuela y en otros lugares, hacen que
algunas de sus conductas sean más severamente sancionadas en comparación
con los hombres; por ejemplo, la imagen estigmatizada y de rechazo de la
mujer alcohólica, hará que quien padece el problema, lo viva aisladamente y
encuentre poca motivación para atreverse a buscar algún tipo de tratamiento
ante el temor de verse expuesta a los demás.

9. ¿Por qué es muy frecuente el consumo de drogas entre niños y


niñas de la calle o internos de reclusorios, entre otros?
Estos grupos de población son altamente vulnerables debido a que están más
expuestos a situaciones de riesgo, como violencia, abuso sexual y múltiples
carencias afectivas y materiales. Los niños y las niñas de la calle enfrentan
numerosas situaciones en las que su "escape" son las drogas, particularmente
los inhalables. Los menores infractores y las personas en reclusión se hallan en
muy alto riesgo de consumir drogas por el encierro, el hacinamiento y la
separación de la familia, en algunas ocasiones, y de la sociedad; la condición de
duda acerca de su futuro los mantiene en constante angustia.
Por las circunstancias que enfrentan los niños de la calle, los menores
infractores y los reclusos, están expuestos a múltiples situaciones de riesgo y/o
estados de ánimo cambiantes, como el desgano, la tristeza, el enojo, la
violencia, etcétera.

El ambiente adverso que los rodea, propicia, por ejemplo, que los niños de la
calle, siendo aún muy pequeños, se inicien en el consumo de drogas, optando
casi siempre por el uso de inhalables. Se trata de menores que no han tenido la
oportunidad de contar con una familia integrada, o un familiar o tutor que los
apoye; tampoco tienen acceso a la educación básica, y difícilmente obtienen
atención médica en caso de enfermedades o accidentes, aun cuando las
instituciones de salud de nuestro país cuentan con programas dirigidos a este
grupo de población, la información que tienen respecto a su derecho a la salud
es mínima o nula.

Para los niños de la calle, por ejemplo, el uso de inhalables puede significar una
forma de evadirse de su realidad, y mientras les dure el efecto no tendrán
hambre o frío, así que probablemente olvidarán por momentos que no cuentan
con un hogar, una escuela, alguien que les brinde amor y protección. En
consecuencia, estarán haciendo lo mismo que sus demás compañeros, lo que
les hará sentir que pertenecen a un grupo y que son aceptados por los otros
De acuerdo con investigaciones en torno a menores infractores, la mayoría de
los niños y las niñas han vivido en una situación económica inestable; además
se presentan con frecuencia la desintegración y/o violencia familiar, así como el
abandono del padre o la madre. Otra característica es que han sufrido de abuso
y maltrato infantil, su interés por estudiar es escaso o no existe, llegando al
abandono escolar.

En muchos de los casos, esta población ve disminuidos momentáneamente sus


problemas, mientras les dura el efecto de algún tipo de droga. Es común que
inicien con inhalables y después experimenten con otros tipos de sustancias,
como cigarro, alcohol, mariguana, etcétera. En la mayoría de las veces es
frecuente encontrar alguna relación entre delitos y consumo de drogas.
En estas personas es muy frecuente encontrar poca claridad respecto a reglas y
normas, tanto de convivencia familiar como social. La marginación lleva a que,
en ocasiones, cometan actos delictivos, entre ellos el robo, como un modo
normal de cubrir sus necesidades básicas, como puede ser comida y ropa.

En lo referente a hombres y/o mujeres en reclusión es importante señalar que


el ambiente carcelario puede ser un factor que incide en el inicio del consumo
de drogas. Las posibilidades de que las utilicen aumentan debido a la hostilidad
del ambiente, peleas por el espacio físico, y por diversas circunstancias que en
muchas ocasiones salen del control de las autoridades, como la introducción
ilegal de drogas, algunas veces proporcionadas por los familiares, los custodios
y otras personas que ingresan a estas instituciones penitenciarias.
El acceso a las drogas, aunado a la dureza e incertidumbre que se viven en los
reclusorios, hace que esta población busque en el uso de alguna sustancia
tóxica una especie de "tranquilizante" que lo ayude a mitigar su situación de
encierro.
En la actualidad, algunas instituciones buscan, mediante programas diseñados
especialmente para estos grupos de la población, participar en la promoción de
su salud física y mental.

10. ¿El alcohol y el tabaco se consideran drogas?


Sí;tanto el consumo de alcohol como del tabaco provocan alteraciones en el
funcionamiento normal del organismo, específicamente del cerebro, lo que
afecta el humor y el comportamiento. Estas drogas contienen sustancias
capaces de provocar una rápida dependencia, que vuelve difícil dejar de
consumirlas.

El tabaco contiene una potente sustancia adictiva llamada nicotina, además del
alquitrán que es muy peligroso y se relaciona estrechamente con la aparición
del cáncer y otras más de 4,000 sustancias tóxicas, como monóxido de
carbono, -el mismo gas que generan los motores de gasolina-, brea,
formaldehído y benceno, entre otras.

Cuando se inhala el humo del tabaco, la nicotina llega al cerebro en cuestión de


segundos. Otras reacciones inmediatas que se presentan son: aumento en la
frecuencia cardiaca y respiratoria, vasoconstricción (adelgazamiento de los
vasos sanguíneos) e incremento de la presión arterial.

Las personas que se inician en el consumo de tabaco pueden experimentar


mareo, náusea y dolor de cabeza. La adicción a la nicotina genera consumo
compulsivo del tabaco.

La nicotina provoca diferentes sensaciones según el estado de ánimo del


fumador; de ahí que muchas personas refieran que fuman para calmar los
nervios, o para estar más alertas. Sin embargo, debe considerarse que si bien
el organismo responde en diferente manera, las más de las veces las reacciones
son de tipo psicológico; es decir, la persona cree que es el tabaco el que
provoca la respuesta que necesita. Por ejemplo: una persona puede estar muy
nerviosa porque presentará un examen importante al día siguiente, entonces
piensa que fumar la calmará, lo cual puede suceder no por el efecto del cigarro,
sino por su predisposición a que éste tiene efectos tranquilizantes.

El fumar es un factor importante para el desencadenamiento del cáncer


pulmonar y también se le asocia con el cáncer bucal, de garganta y laringe, así
como con muchas otras enfermedades. Se sabe, por ejemplo, que los
fumadores entre los 30 y los 40 años de edad, tienen un mayor riesgo de sufrir
un ataque cardíaco

El humo del cigarro contamina el aire y, por tanto, enferma a las personas que
no son fumadoras. A quienes inhalan el humo de los fumadores se les conoce
como fumadores "pasivos" o "involuntarios"; está comprobado que dicha
población se halla en riesgo de contraer enfermedades cardiorrespiratorias
debido a la exposición al humo de tabaco. Este humo es más tóxico que el
inhalado por el propio fumador, ya que contiene 1.4 veces más alquitrán, 3.4
más nicotina y 3.1 más monóxido de carbono. Si tenemos en cuenta que por
cada hora que se pasa el no fumador en un ambiente cargado de humo, aspira
una cantidad equivalente a por lo menos un cigarrillo, comprendemos por qué
el humo del tabaco ajeno amenaza también la salud.
Los hijos de padres fumadores, como fumadores pasivos, tienden a presentar
diversas complicaciones de salud; por ejemplo, la inhalación de humo de tabaco
representa un riesgo mayor de infecciones en vías respiratorias superiores,
tales como bronquitis y neumonía. El humo del tabaco también incrementa la
frecuencia de acumulación de líquido en el oído medio, síntomas de irritación en
las vías respiratorias superiores y una reducción pequeña, pero significativa, en
la función pulmonar; además representa un factor de riesgo para el surgimiento
de nuevos casos de asma.
En relación con el consumo de alcohol, éste puede llevar a una persona a
desarrollar alcoholismo, enfermedad caracterizada por el consumo no
controlado de bebidas alcohólicas.

En principio, el consumo de alcohol puede producir alivio a las tensiones;


asimismo, se asocia con lugares y personas con las que se sabe que la va a
pasar bien, pero sin darse cuenta de que la cantidad va en aumento, lo mismo
que la adaptación fisiológica de las células del cerebro al alcohol. Se pueden
observar comportamientos de posible dependencia al alcohol, por ejemplo:
beber rápidamente y con el estómago vacío; preocuparse porque no le falte la
bebida; ingerir alcohol a escondidas, y molestarse, inclusive volverse irritable si
alguien le habla sobre la forma como bebe.

La persona puede continuar bebiendo y poco a poco desarrollar dependencia,


propiciando incapacidad para detener su consumo una vez que empieza. De
igual manera que no percibe la pérdida de control en cuanto al consumo,
tampoco se da cuenta del deterioro de su salud y de la relación con su familia,
con sus amigos, con sus compañeros de escuela o trabajo.

En México el consumo de alcohol se asocia con las principales causas de


muerte, entre ellas enfermedades del corazón, del hígado (cirrosis hepática),
homicidios, lesiones en riña y accidentes, sobre todo automovilísticos, que son
la principal causa de muerte entre la población joven en el mundo; al respecto,
en nuestro país durante 1998, 61% de los decesos entre jóvenes de 15 a 24
años se debió al consumo de alcohol. El hecho de haber ingerido bebidas
alcohólicas, aumenta en más de 10 veces el riesgo de tener alguna lesión grave
o morir a consecuencia de un accidente.
Cabe mencionar que en nuestro país el principal problema con las bebidas
alcohólicas se debe a que las personas beben mucho en una sola ocasión (más
de cinco copas), lo cual aumenta la posibilidad de accidentes. Esto quiere decir
que una persona puede tomar una sola vez al año pero lo hace hasta
"emborracharse", de manera que al salir de la fiesta estrella su auto o causa
algún daño a otra persona.
La cantidad de alcohol para que una persona se "emborrache", depende del
peso, la talla y el metabolismo (de qué tan rápido su organismo absorba y
deseche lo consumido); en este sentido, la mujer requiere de menos cantidad
de alcohol que un hombre, inclusive teniendo el mismo peso, para presentar
una intoxicación alcohólica. También depende de la bebida, la rapidez con que
se bebe, si se ingiere sola o se combina con refresco u otra bebida.

11. ¿El consumo de alcohol y tabaco en un adolescente, incrementa el


riesgo de usar otras drogas?
Sí. Según algunas investigaciones una persona que ha consumido tabaco y
bebidas alcohólicas a una edad más temprana tiene mayor probabilidad de usar
otro tipo de drogas. Gran parte de las personas que presentan problemas de
alcoholismo inician este consumo antes de cumplir los 18 años de edad. Se
sabe que las personas que lo hacen anterior a los 15 años, se encuentran en un
mayor riesgo de consumir otro tipo de droga; por ello, se dice que el alcohol y
el tabaco son drogas de entrada o de inicio.

En México, la edad más frecuente para empezar a fumar es entre los 13 y 14


años; por ello señalan que el tabaquismo se puede considerar una "enfermedad
pediátrica".

Se tiene información de que entre más temprano comience una persona a


fumar, mayor será el riesgo de que se convierta en un fumador regular o
compulsivo, además de que desarrolle dependencia y sufra las consecuencias a
largo plazo derivadas de este hábito.

De acuerdo con diversos estudios, el consumo de tabaco se asocia con el riesgo


de usar otras drogas. Aun cuando la mayor parte de las personas que fuman
tabaco nunca prueban otras drogas, se ha encontrado en la población mexicana
que quienes fuman o han fumado en el pasado, 7.5% han usado una o más
drogas.

En un estudios realizado en estudiantes de secundaria y bachillerato (hombres


y mujeres) se observó una importante relación entre el consumo de tabaco y
alcohol con el de otras drogas. El riesgo de pasar de una droga licita a una
ilícita se incrementaba con la severidad del patrón de consumo, es decir, a
mayor frecuencia de consumo de tabaco y la cantidad de alcohol por ocasión,
más alto era la probabilidad de que los adolescentes probaran otras drogas.

Esta asociación se puede explicar al tomar en cuenta diversos factores, entre


ellos los ambientales que se relacionan con las oportunidades de consumir
drogas, los cuales son mayores en hombres que en mujeres; otros factores son
la disponibilidad y el nivel de tolerancia social hacia el consumo; es decir, si la
droga se halla lo suficientemente disponible en su entorno y además se cree
que los amigos o compañeros aceptan el consumo, lo que favorece que alguien
use drogas. Algo muy importante que se debe considerar es que los hijos de
padres que fuman o beben alcohol tienen más riesgo de repetir estos patrones
o usar otras drogas. De igual forma, el riesgo de beber en forma frecuente y
presentar dependencia al alcohol es más elevado cuando la edad de inicio es
temprana, antes de los 15 años, y disminuye en la medida en que la persona
comienza a beber a mayor edad.

En síntesis:

 Los resultados de la investigación arrojan que entre los 15 y los 19 años


de edad hay mayor riesgo para experimentar sustancias y que, en la
mayoría de los casos, ocurrió primero el consumo de tabaco y/o alcohol.

 El riesgo de beber regularmente y presentar dependencia es mayor


cuando la edad de inicio es temprana, antes de los 15 años: sin
embargo, disminuye en la medida en que se retrasa la edad de inicio. A
esto se agrega el hecho de que la experimentación con drogas, su uso
continuo y el consumo de múltiples sustancias, son más frecuentes entre
quienes se iniciaron antes de los 15 años.

 De ahí que pueda concluirse que el inicio temprano en el consumo de


tabaco y/o alcohol incrementa el riesgo de uso y abuso de otras drogas.

12. ¿Es más peligroso consumir una droga que otra?

Sí, aunque hay que tomar en cuenta que el peligro se presenta al momento de
iniciar el uso de cualquier droga. El efecto que algunas drogas hacen a nuestro
sistema nervioso central puede ir desde una simple alteración de la percepción,
a un trastorno mental más severo. Lo anterior también está en función de la
frecuencia, la cantidad, la vía de administración (inhalada, oral, intravenosa) y
la capacidad del organismo para tolerarla.

Es común que el riesgo se acreciente cuando alguien pasa del consumo


esporádico de cualquier droga, a un consumo más frecuente que llega a la
dependencia o adicción. Por ejemplo: a partir de que una persona comienza a
consumir cocaína sólo los fines de semana o en las reuniones de amigos, existe
ya un cierto peligro de que ocurra algún daño como un paro cardiaco; no
obstante, esta probabilidad aumenta en la medida en que el consumo se hace
más habitual y se extiende a otras situaciones distintas y más peligrosas a las
asociadas inicialmente. De igual manera, cuando una persona que normalmente
no consume alcohol y lo ingiere en cierta ocasión y de forma excesiva en una
fiesta, la probabilidad de que tenga un accidente de tránsito aumenta.

Por lo anterior, las drogas permitidas como el alcohol, el tabaco o las drogas de
uso médico, pueden ser igual o más peligrosas que otras drogas ilícitas, como
la marihuana, la cocaína, etcétera.

El peligro del consumo de drogas aumenta también cuando una persona va


experimentando con distintas sustancias; generalmente, las drogas de inicio
son las que se consideran legales (alcohol, tabaco y algunas de uso médico).
Cuando una persona pasa de consumir una droga a otra, lo que se conoce
según los especialistas como "escalada", crece siempre la posibilidad de que
exista algún daño orgánico y que las consecuencias familiares y de otro tipo
sean más severas. Por ejemplo, debe considerarse que si el consumo de alcohol
está muy relacionado a enfermedades hepáticas, sumado a un consumo de
cocaína, el cual afecta el sistema cardiovascular, es muy probable que ocurran
trastornos físicos y/o mentales que pueden ser irreversibles e incluso llegar
hasta la muerte.

Debe señalarse que los riesgos y daños asociados al consumo varían


dependiendo de cada sustancia, resaltando las propiedades específicas de cada
droga o la influencia de los componentes con que se adulteran. Esto es más
lógico observarlo en el uso de algunas drogas ilegales como la cocaína o el
éxtasis, debido al desconocimiento y la ausencia de control que se tiene en su
proceso de elaboración. Por ejemplo, en el caso del éxtasis, un adolescente
habituado a consumir tres pastillas durante una noche, sin que conozca su
composición; o, que consuma una sola de esas pastillas pero con distinto grado
de sustancia activa en su elaboración, está en alto riesgo de causarse algún
tipo de daño cerebral irreversible.

Otro peligro del consumo de drogas, consiste en combinar o alternar dos o más
drogas legales e ilegales para incrementar los efectos o disminuir o paliar los
efectos negativos que cada una de ellas provoca; por ejemplo, si en una fiesta
un consumidor de alcohol y cocaína empieza a beber de manera excesiva, en
poco tiempo comenzará a sentir malestar como consecuencia de su intoxicación
alcohólica. Para que estas sensaciones orgánicas desagradables cesen y baje la
borrachera, recurre al consumo de cocaína, pero el efecto posterior le
provocará ansiedad, náuseas, dolor de estómago, sudoración; es así como de
nueva cuenta volverá a ingerir alcohol para contrarrestar ahora el malestar de
la cocaína creándose, por tanto, un proceso repetitivo. Ante esta situación, la
posibilidad de llegar a una sobredosis se incrementa casi sin que el sujeto lo
advierta.

13. ¿En qué lugares se suelen conseguir drogas con mayor facilidad?

De acuerdo con lo que manifiesta la mayoría de las personas que consumen


algún tipo de drogas, los lugares donde se consiguen con mayor facilidad son:
escuela, con los amigos, en las fiestas y discotecas. Aunque también existen
algunos otros sitios donde se acostumbra acudir para consumirla: unidades
deportivas, bares, cantinas, cárceles, vecindades, etcétera.

A partir de una encuesta con estudiantes a nivel nacional, se pudo conocer que
en el caso de los alucinógenos e inhalables, los adolescentes dijeron que los
obtuvieron, en primera instancia, dentro de su propia casa o la de otra persona;
en segundo término, mencionaron que en la escuela consiguieron los
inhalables. Para el caso de la marihuana, la mayoría de los estudiantes
expresaron que la adquirieron por primera vez en la calle o en un parque, en
fiestas, en su casa o en la escuela. En cuanto a la cocaína, indicaron que
principalmente la tuvieron a su alcance en fiestas, y la heroína, en la calle o en
el parque y en un bar, cantina o discoteca. Cabe destacar que entre 10 y 14 de
cada 100 estudiantes consiguieron la marihuana, la cocaína, los inhalables o la
heroína en su escuela.

Como puede verse, los lugares que podrían considerarse seguros para evitar el
contacto con las drogas, representan también sitios de riesgo. Por lo que es
necesario tener presentes algunos aspectos para prevenir el consumo de
drogas:

 Tener una comunicación asertiva con los hijos.

 Conocer a las amistades de los hijos, sin que necesariamente implique


prohibirles su compañía.

 Saber los lugares que frecuentan.

 Autorizar que sus hijos asistan a fiestas siempre y cuando respeten las
horas de salida y llegada a casa, sin que esto represente ponerlos en
riesgo.

14. ¿Quién es la persona que, comúnmente, ofrece una droga por


primera vez?
Contrariamente a lo que muchos piensan, no es un desconocido el principal
responsable de que esto ocurra, sin negar que en ocasiones suceda así. Según
las encuestas realizadas a jóvenes estudiantes, se sabe que la persona a través
de la cual, se consigue una droga por primera vez (legal o ilegal) es alguien
cercano: amigo, familiar o conocido.

Cuando es un conocido quien ofrece la droga, se dan comúnmente una serie de


condiciones previas, por ejemplo: que haya cierta confianza para tratar el tema
o acudir a lugares donde comparten actividades de interés común.

No se puede asegurar que cuando esto se suscita, la persona que ofrece la


droga tenga la intención de hacerle daño a quien la ofrece, incluso quizá sea
motivado por la existencia de ciertos lazos de amistad o cercanía afectiva que
los une. En estos casos, lo más probable es que el amigo que invita al
consumo, no sepa o no esté bien enterado de los daños que esto puede
provocar en su persona y en la de otro.

Tampoco sería del todo correcto quedarnos con la idea de que el inicio del
consumo de drogas se da siempre por invitación directa de otra persona. Los
medios de comunicación (televisión, espectaculares, radio, internet) influyen de
manera importante para que algunas personas comiencen a experimentar con
alguna sustancia tóxica, o para que, en todo caso, busquen a pequeños
traficantes o se acerquen a consumidores que los pongan en contacto con ellos.

15. ¿En qué momento se convierte en problema el uso de drogas?


Estodepende de muchos factores, como el tipo de droga que se consume, ya
que cada sustancia tóxica actúa de manera diferente en nuestro organismo;
algunas sustancias causan daño más fácil y rápidamente que otras; la edad de
la persona, entre más joven, su cuerpo y mente está menos preparados para
soportar los efectos nocivos de las drogas. También dependerá de los valores
morales que se tengan en los grupos (amigos, familiares, compañeros de
escuela, etcétera) con los que se convive.

Es importante recordar que el ser humano es un ente biológico, psicológico y


social, cuyo comportamiento, pensamientos y sentimientos están sujetos a
sufrir modificaciones causadas por el entorno. Cuando una persona se inicia en
el consumo de drogas, dichas áreas también pueden verse afectadas de distinta
manera, y el camino que se recorre de un consumo no problemático a uno que
lo es, varía de una persona a otra.

En el caso de una droga permitida (legal), tal vez la parte social del consumidor
no se afecte de inmediato, porque otras personas no lo reprobarán tan
duramente. Sin embargo, el organismo puede verse afectado desde los
primeros usos; por ejemplo, la nicotina posee un gran potencial adictivo. A
pesar de ello, el consumo de estas drogas se considera un problema sólo hasta
cuando las personas tienen ya una alta dependencia y graves daños en el
sistema respiratorio, lo que provoca que su tratamiento sea más complicado.

Referente a las drogas no permitidas (ilegales), la situación varía un poco: El


aspecto social (con el grupo de amigos, familiares, etcétera) se ve seriamente
afectado de manera inmediata, cuando se conoce que una persona consume
drogas, como la marihuana o cocaína, por el rechazo que existe culturalmente
hacia ellas, lo que en ocasiones resulta contraproducente para ayudar a una
persona, porque se le "etiquetará" de "vicioso", "vago", "pacheco", "grifo" u
otro término negativo y se le excluye cuando más requiere del apoyo de otros.
A este rechazo se suman los efectos físicos y psicológicos que producen cada
una de las drogas. A veces el mayor problema para quien acude a tratamiento
no radica en el consumo, sino en los sentimientos de culpa y el estado de
marginación y aislamiento en que se siente.

Por algunos rasgos característicos de su edad los niños y adolescentes se


encuentran en mayor riesgo de comenzar a utilizar alguna droga; aunado a
ello, entre menor edad se tenga, los daños al organismo y a la mente pueden
resultar más graves. Las consecuencias por fumar en un adulto que empezó a
los once años, no serán las mismas en otro que lo hizo a los veinte años. La
capacidad y madurez de los pulmones para responder a las más de cuatro mil
sustancias tóxicas que contiene el tabaco, no son comparables entre las
personas con esa diferencia de edad. Todos los individuos forman parte de
distintos grupos y de una sociedad. Estos grupos (familiares, de amistad,
religiosos, políticos, etcétera) siempre esperan que sus integrantes se
comporten y piensen de manera más o menos similar. El hecho de que el
consumo de drogas se considere problemático, se basa en las expectativas que
un grupo o los miembros que lo forman tengan; por ejemplo; el que un joven
de 18 años de edad beba esporádicamente alcohol, se puede considerar un
problema en una familia donde no se acostumbra este consumo; en cambio en
otra, para la que el alcohol es elemento común de la convivencia (por ejemplo,
en los fines de semana), el consumo esporádico no se consideraría como un
problema.

16. ¿Qué problemas se asocian al consumo de drogas?

Los estudios al respecto muestran que después de un determinado tiempo o del


consumo de cierta cantidad de droga, no siempre se presentan inmediatamente
problemas serios, aunque sí aumenta el riesgo de padecer enfermedades del
corazón, del sistema nervioso central, del hígado, etcétera. No es solamente
nuestro organismo el único perjudicado, sino que también surgen problemas
con la autoridad, la familia, el trabajo o la escuela.

Los principales problemas directa o indirectamente asociados al consumo de


drogas tienen repercusiones de salud, sociales, legales y económicas; estas
consecuencias, además de las relacionadas con la salud, son muy diversas y
pueden subdividirse en:

Sociales. Los adictos a drogas se ven envueltos con frecuencia en agresiones,


desorden público y conflictos raciales, así como en diferentes formas de
marginación y segregación social.

Relaciones interpersonales. Cuando el individuo prefiere consumir drogas a


estar con otras personas, se pueden arruinar o destruir las relaciones afectivas
y perderse las amistades.

Motivacionales. Por lo general, los adictos dejan de participar en actividades


sociales; abandonan metas y planes, además, no les importa crecer como
personas, ni intentan resolver constructivamente los problemas, recurriendo a
más drogas como "solución".

Familiares y que afectan a terceros. También, el abuso de las drogas puede


perjudicar a personas cercanas al consumidor; por ejemplo, el dinero destinado
a comprar drogas puede privar a la familia de satisfactores elementales, como
comida o ropa. Además es frecuente que los problemas y las situaciones de la
adicción generen discusiones y conflictos familiares.

Legales. Las reacciones violentas o la incapacidad de control que provocan


algunas drogas pueden involucrar a los consumidores en situaciones
problemáticas y en conflictos legales. Por ejemplo, la difícil coordinación y la
confianza excesiva que produce la ingesta de alcohol, resulta muy peligrosa
cuando se combina con la conducción de un automóvil. Recuérdese que en
todo el mundo, una de las principales causas de muerte entre los jóvenes se
relaciona con accidentes de tráfico causados por el consumo excesivo de
alcohol.

Abusar de las drogas es contra la ley. Los transgresores (tanto los que
experimentan como los que consumen drogas) con cierta regularidad corren el
riesgo de tener que pagar multas y/o ser encarcelados. Un arresto puede
significar tanto la interrupción de los planes de vida, como el registro de
antecedentes penales.

17. ¿El consumo de drogas es provocado por factores genéticos o


hereditarios?
No, aunque algunos estudios, en especial los enfocados al consumo de alcohol,
demuestran que los hijos de alcohólicos tienen un alta predisposición al
consumo de esta sustancia, aún no se ha establecido una causalidad directa de
consumo entre padres e hijos. Desafortunadamente, con otro tipo de drogas,
esta relación no se ha estudiado lo suficiente; no obstante, algunas
investigaciones apuntan a que existe cierta relación entre algunos mecanismos
genéticos y la predisposición al consumo, sin que hasta ahora haya pruebas
que lo confirmen.

Los hijos de consumidores de drogas están en mayor riesgo de caer en las


adicciones, pero no debido a un mecanismo hereditario directo (como el caso
de algunas enfermedades: hemofilia, diabetes y otras), sino por la actitud
permisible que suele haber en estas familias en torno a las mismas drogas, en
las que generalmente son vistas como algo "normal" en la relación familiar. En
estos casos se han identificado varias situaciones de tipo orgánico que elevan el
nivel de predisposición para el consumo (los casos más estudiados son los de
hijos de alcohólicos); sin embargo, las investigaciones muestran también que
un ambiente familiar, vecinal o de amigos de consumo considerable de drogas
o en el que hay actitudes favorables hacia el mismo y poca conciencia de los
daños que produce, ejerce una influencia decisiva para que se inicie el
consumo. Por lo tanto, evitar el abuso de drogas y mantener una actitud no
permisiva hacia el alcohol y el tabaco, reducen de forma importante los riesgos
personales y ambientales que favorecen la aparición del consumo.
En estudios recientes con roedores transgénicos realizados en la Universidad de
Columbia, Nueva York, se indica que cuando se alteran determinados
receptores cerebrales, se afectan de manera importante los efectos
estimulantes de la cocaína y del alcohol. Los científicos concluyeron que estos
animales podrían servir como modelos para estudiar los factores bioquímicos
que condicionan las variaciones individuales en la susceptibilidad a las drogas.
CAPÍTULO II

18.- ¿Por qué se Consumen las Drogas?

Las causas que propician el consumo de drogas obedecen a ciertos factores,


como la creencia de que la droga no le hace daño, la presión de los amigos; la
curiosidad, la suposición de que las drogas pueden ayudarlos a olvidar sus
problemas o a calmar su angustia, ansiedad o dolor. Las razones pueden ser
numerosas, pero lo importante es saber que el consumo de drogas daña el
organismo, la mente y la relación con los demás.

Se han realizado diversos estudios e investigaciones para determinar el motivo


por el que una persona se inicia y continúa con el consumo de alcohol, tabaco u
otras drogas, estableciendo que las situaciones y razones son múltiples.

A este conjunto de características se les conoce como "factores de riesgo".


Aunque no se ha podido precisar la combinación de éstos para el consumo, se
tiene la certeza de que entre más factores de riesgo tenga o a los que esté
expuesta una persona, será más probable que use drogas.

También se ha observado que, generalmente, en la adolescencia se inicia con


más frecuencia el consumo de drogas. Si se consideran las características del
adolescente: necesidad de reafirmar la identidad, búsqueda de la
independencia, emociones fuertes, sensaciones intensas, influencia de los
amigos y compañeros, etcétera), resulta fácil entender que los jóvenes se
encuentren en mayor riesgo de iniciar el consumo.

Algunas personas que consumen alcohol, tabaco u otras drogas se muestran


renuentes a admitir que su consumo se pueda convertir en un hábito nocivo y
peligroso. Esto puede deberse a que la gran mayoría de los consumidores de
estas sustancias conocen a muchas personas que las usan ocasionalmente, y a
pocos alcohólicos o drogadictos o con problemas de adicción graves. La
inmadurez en la adolescencia es natural en el desarrollo humano, por lo que el
placer momentáneo obtenido por una droga es otro factor de riesgo.
Se debe tener muy en cuenta que todos los adictos a algún tipo de droga,
fueron alguna vez experimentadores y que, en un principio creyeron que no les
pasaría nada, que podrían controlarse, hasta que, casi sin darse cuenta, la
droga se fue haciendo cada vez más necesaria, sin importar lo que tuvieran que
hacer para conseguirla, ni el daño que ello ocasionaría a la familia o a quienes
los rodeaban, pero sobre todo, sin que importara el daño causado a sí mismos.

Las creencias que se tienen respecto a la droga, sus efectos, la aceptación que
los compañeros puedan tener de ella, son motivos importantes para llegar al
consumo.
19. ¿Cuáles son los mitos más comunes sobre las drogas?

La información que las personas tienen respecto a las drogas puede ser muy
variada, porque la encontramos en todos lados: televisión, cine, internet,
amigos o vecinos, etcétera. Pero, muchas veces, esta información no es exacta
y se halla muy "contaminada" por las diversas formas de pensar de la gente. A
continuación se presentan algunos de los mitos más comunes que se tienen
sobre las drogas, junto con su contraparte, la realidad:

 Quien consume drogas puede dejar de hacerlo cuando quiera. Sí, pero
depende del grado de dependencia a una droga. Generalmente, sólo se
puede abandonar el consumo con la ayuda de un programa de
recuperación y con la asistencia de un experto.

 Los efectos de la marihuana desaparecen después de unas cuantas


horas. Los trastornos de memoria, concentración, coordinación y reflejos,
entre otros, pueden permanecer hasta por tres días a partir de un
consumo de marihuana.

 La cocaína es adictiva sólo si se inyecta. La cocaína produce adicción


muy rápidamente sin importar la vía de consumo: aspirada, fumada
como crack, o inyectada.
Las drogas alivian el estrés y ayudan a soportar los problemas. Los
efectos de ciertas sustancias mientras duran, pueden hacer que los
problemas se olviden, pero cuando éstos cesan, los problemas
probablemente aumentarán.

 Con café cargado se baja la borrachera. Una vez que el alcohol ya circula
por la sangre, sólo el tiempo podrá eliminarlo.

 La inhalación de thinner o cemento produce efectos tan rápidos que no


da tiempo de que dañe el organismo. Los inhalables se introducen en la
sangre en segundos y circulan por todo el cuerpo, lo que puede causar
ataques del corazón o muerte por sofocación, pues reemplazan al
oxígeno en los pulmones.

 El tabaco masticado o aspirado ("rape") no hace daño. En ambas formas


de consumo existen riesgos importantes como cáncer de boca y afección
de los bronquios, hipertensión arterial, problemas dentales, pérdida del
gusto y del olfato, etcétera.

 Se necesita consumir drogas por mucho tiempo para que empiecen a


hacer daño. Desde la primera vez que se consume una droga adictiva
existen riesgos a veces graves (por ejemplo: ataques cardiacos,
convulsiones, crisis de pánico, etcétera).

 Si se compra la droga a vendedores conocidos, se asegura su pureza.


Nadie puede asegurar la pureza de las drogas adictivas no médicas que
son ilegales (salvo las bebidas alcohólicas o el tabaco).
 Una mujer embarazada que consume drogas no puede dañar a su hijo.
Las sustancias adictivas afectan al feto tanto o más que a la madre, el
niño puede nacer antes de tiempo, morir o sufrir daños físicos y
mentales.
 Fumar calma los nervios. Nada más falso, ya que la nicotina es una
droga que estimula el sistema nervioso central.

20. ¿La drogadicción es un vicio, una enfermedad o un problema


social?

La drogadicción es ante todo, una enfermedad y, adicionalmente, un problema


social; lo primero porque afecta directamente la salud física y mental de las
personas, al generar daños orgánicos, empeorar la calidad de vida, limitar el
desarrollo de metas personales y profesionales, etcétera. Es un problema social,
debido a que provoca una serie de problemas que no sólo afectan a quien se
droga, sino a los familiares, amigos y a las personas que lo rodean; además
dificulta las relaciones interpersonales saludables (respeto, comunicación,
confianza), incrementa el riesgo de tener accidentes y/o cometer actos
delictivos y agrava la economía personal y/o familiar, etcétera.

Es importante no perder de vista que el significado, el valor o la importancia


que cada quien le da a la drogadicción, depende principalmente de lo que en
diversos medios se ha dicho acerca de qué es, cómo se atiende y qué es
necesario hacer para usar o evitar las drogas; por ejemplo, los mensajes
publicitarios de radio y televisión sobre lo supuestamente importante, o lo
beneficios que se adquieren por el consumo de alcohol y/o tabaco; las
campañas de salud que informan sobre las causas y consecuencias de las
adicciones; las pláticas o comentarios con amigos y conocidos acerca de las
sensaciones o los efectos que se obtienen al usar drogas legales (alcohol y
tabaco) o ilegales (marihuana, cocaína, etcétera).

La calidad y cantidad de información que cada uno tiene, así como las creencias
y experiencias directas o indirectas que se han tenido con las drogas, son
aspectos que también se relacionan con la opinión que se tiene de la
drogadicción; por ejemplo, algunas veces se asocia la forma de vestir, hablar o
el lugar donde vive una persona con el hecho de que use drogas, y por ello,
decimos que es un vicioso, un delincuente o un malviviente; sin embargo, esto
no es así, ya que todos tenemos amigos, familiares o conocidos que hablan y se
visten de cierta forma y no por ello son necesariamente "viciosos" o
"delincuentes". Si bien la drogadicción puede favorecer para que una persona
llegue a cometer actos delictivos o acciones que dañen la integridad o
propiedad de otras personas, también afecta progresivamente la salud física y
mental de quien hace uso de ellas.

Para evitar información confusa o llena de mitos y prejuicios sobre la


drogadicción, es necesario conocer algunas de las formas o los modelos
preventivos de uso de drogas que diversas instituciones públicas y privadas
utilizan para explicar y atender esta problemática.

 Desde el punto de vista jurídico, la drogadicción es vista como una


infracción a una norma; en este sentido, deben establecerse medidas o
mecanismos que la disminuyan, como sanciones legales o penas
jurídicas. Este modelo considera que la persona es un infractor, porque
trafica y/o hace uso de drogas ilegales; bajo este concepto, las
instituciones policíacas o judiciales actúan en la lucha contra la
drogadicción.

 Desde la perspectiva médica o de salud, se cree que el adicto a las


drogas es una persona que padece una enfermedad causada por éstas.
De esta forma, la drogadicción se convierte en un problema de salud
pública y, ante todo, de salud mental que es necesario prevenir y curar
para evitar que se contagie la demás población.

 En cuanto al enfoque psicosocial la drogadicción se entiende como una


conducta más que es necesario analizar. Además, reconoce que todos
los individuos están expuestos o influidos por aspectos psicológicos y
ambientales que afectan sus decisiones. En otras palabras, este modelo
no considera que las drogas en sí mismas sean las causantes del
problema del consumo, más bien, sustenta que las necesidades
psicológicas, emocionales y sociales de cada quien son las que dificultan
un desarrollo saludable, por lo que considera necesario informar veraz y
oportunamente para evitar la drogadicción, así como fomentar que las
personas tomen decisiones que beneficien su salud.

 Otras explicaciones, como la sociocultural, consideran que la


desigualdad, la marginación, el desempleo y otros aspectos son factores
que generan drogadicción, los tipos de droga y las formas de consumo;
es decir, que los factores sociales, económicos y culturales
desencadenan la aparición del consumo de drogas, por lo que es
necesario mejorar las condiciones de vida, satisfacer las necesidades
personales, modificar los valores y las creencias que mantienen el uso de
drogas, etcétera.

Si bien la drogadicción es una enfermedad y un problema social al que todos


estamos expuestos, es importante que tengamos una opinión clara, veraz y
convincente con respecto a ella, de forma que guíe nuestra manera de pensar y
actuar en beneficio y protección de nuestra salud integral, ya que a final de
cuentas, es el individuo y no la droga, el agente de la drogadicción.

21. ¿Quiénes son más vulnerables para consumir drogas?

Las personas que se encuentran en una situación más vulnerable para al


consumo de drogas son los adolescentes, los niños, las mujeres y las personas
de la tercera edad. Cuando se dice que alguien es vulnerable, se refiere a que
es "blanco" para el daño, porque se encuentra en desventaja o en incapacidad
física y/o material.

La vulnerabilidad depende de la magnitud de las situaciones que a continuación


se listan:

La importancia de la exposición a un daño o peligro: Esto quiere decir que una


persona está expuesta ante peligros muy o regularmente graves, por ejemplo:
violencia continúa dentro y fuera del hogar, inseguridad pública y asaltos
continuos, falta de interés por la escuela, entre otros.

El conocimiento que se tiene del daño o peligro: se relaciona con la información


que se tiene sobre el peligro, por ejemplo que una persona esté enterada de las
consecuencias que representa tomar una decisión, como es el hecho de beber
alcohol durante una reunión familiar.

La capacidad que se tiene para enfrentar el daño o el peligro: Tiene que ver
con los recursos internos con los que cuenta cada persona para hacer frente al
peligro, por ejemplo: la forma en que alguien afronta una situación en la que se
ve presionado a beber más alcohol de lo que desea. Los niños y los
adolescentes constituyen poblaciones vulnerables a iniciar un consumo de
drogas por el periodo de inestabilidad psicológica y fisiológica por la que
atraviesan, lo cual se ve doblemente afectado cuando no tienen la protección
de sus padres y/o cuando desertan de la escuela, situaciones que pueden estar
provocadas por varias razones: problemas económicos, carencia de habilidades
académicas y de apoyo familiar; así como cuando no tienen acceso o
posibilidad de continuar la educación; existe analfabetismo y alto riesgo de que
sean explotados por adultos, cuando tienen baja autoestima, etcétera.
Las mujeres son altamente vulnerables a desarrollar conductas adictivas,
particularmente al alcohol, básicamente por dos causas:
 Diferencia biológica: Comparado con el organismo del hombre, el de la
mujer metaboliza más lentamente el alcohol.

 Situación social: La sociedad se muestra menos tolerante con las


mujeres en cuanto al consumo de alcohol y otras drogas; además, al
igual que los niños y jóvenes, las mujeres están más expuestas a
determinadas formas de violencia física y psicológica dentro y fuera de
su familia.

 La desadaptación desempeña un importante papel en la vulnerabilidad;


por ejemplo: cuando un niño no logra adaptarse a otros ambientes,
como la escuela, otra casa, etcétera, muestra ciertos comportamientos -
pega, se sale del lugar, grita-, que lo ponen en riesgo. Los padres,
maestros y ciertos adultos son "clave" en el fortalecimiento de
habilidades y recursos para que ocurra una adaptación favorable, que, a
su vez, los aleje de otras dificultades capaces de dañarlos.
22. ¿Qué tan importantes son los factores de riesgo en el inicio del
consumo de drogas?

Los factores de riesgo aumentan el peligro de que los niños, los adolescentes,
los jóvenes y los adultos consuman drogas en algún momento, estos factores
pueden ser individuales, como aquellos que tienen que ver con características
personales, por ejemplo: agresividad, rebeldía, timidez, etcétera; familiares, los
cuales se presentan en las relaciones y los comportamientos de las familias,
como conflictos entre padres-hermanos-hijos, sobreprotección de alguno de los
padres, entre otros; sociales, que se desarrollan en ambientes sociales y
culturales, tienen relación con la política, la economía del país, la organización
de las comunidades (colonias, barrios) y demás; por ejemplo: violencia,
disponibilidad de drogas, etcétera. Entre a más riesgos se vea expuesta una
persona, mayor posibilidad tendrá de usar y abusar de las drogas en algún
momento de su vida.

Factores de riesgo individuales

Los factores de riesgo individuales o personales se asocian a las características


o conductas aprendidas por cada persona a lo largo de su vida. El carácter y el
comportamiento influyen en el consumo o no de drogas, por ejemplo:

Baja percepción de riesgo: Se refiere a la escasa noción que el individuo tiene


de los daños y las consecuencias que implica el consumo de drogas, por
ejemplo: "Si diario bebo tres copas, no tengo ningún problema, pues el alcohol
se procesa rápido".

Conductas agresivas impulsivas: Se presentan cuando alguien actúa con la


intención de faltarle al respeto a los demás sin aparente motivo y/o
justificación, ya sea de forma verbal o física. Este tipo de conductas dificulta la
integración social y provoca otro tipo de actividades más problemáticas, como
delincuencia, consumo de drogas, violencia, etcétera.

Estados de depresión y ansiedad: Aparecen cuando se viven de forma


constante y profunda momentos de tristeza, soledad e incomprensión. Cuando
alguien siente que "nadie lo quiere, ni lo comprende", suele actuar de forma
precipitada para evitar ese estado buscando salidas fáciles, como el consumo
de drogas. Los adolescentes pasan comúnmente por estas situaciones, ya que
se encuentran en la etapa donde se preguntan ¿quiénes son?, tratando de
encontrar una identidad propia; por ello, es importante que cuenten con
compañías adecuadas que les ayuden a afrontar dichos momentos.

Dificultad para establecer relaciones interpersonales: Este problema se da


cuando alguien carece de habilidades para acercarse a los otros, y el caso es
más "duro" cuando se trata de los amigos o compañeros; lo anterior se agrava
aún más si ocurre en niños y adolescentes. Las personas en esta situación
muestran inseguridad, retraimiento, agresividad, etcétera, lo cual los hace
"presa fácil" para el consumo de drogas, ya que harían cualquier cosa por
pertenecer a un grupo o relacionarse con los demás.
Dificultades escolares: El desinterés por la escuela, la escasez de habilidades
para desarrollar las actividades escolares, la falta de atención o concentración,
los problemas de conducta, la deserción o el abandono escolar, la reprobación y
el fracaso escolar, originan otros problemas mayores, como consumo de
drogas, vagancia, etcétera.

Factores de riesgo familiares

Dichos factores tienen que ver con el entorno y las relaciones familiares, por
ejemplo:

Poca claridad de reglas familiares y escasa disciplina: Las normas implícitas o


explícitas de la convivencia familiar tienen poca o nula efectividad, por ejemplo:
cuando a los hijos no se les establece la hora de llegada a la casa, los lugares
de juego, de comida, etcétera.

Conflictos familiares: Se presentan cuando los padres discuten o se agreden por


cualquier situación en presencia de los hijos, quienes son los más afectados.

Falta de participación de los padres con los hijos: Los padres no muestran una
preocupación por sumarse a las actividades de sus hijos, por ejemplo: no
revisan las tareas de sus hijos, no comparten espacios de juego, de estudio, de
diversión, etcétera.

Padres y/o hermanos consumidores de drogas: Si en las familias alguno o


ambos padres son alcohólicos, fumadores o consumen alguna otra droga, los
hijos aprenden de su ejemplo, considerando o dando por hecho que son
conductas adecuadas y normales.

Violencia familiar: Los golpes e insultos a los niños y adolescentes provocan que
huyan de sus hogares, los que los pone en una situación con muy pocos o
nulos apoyos para rechazar el consumo de alcohol y otras drogas.

Factores de riesgo sociales

Tienen que ver con ambientes sociales y culturales que rodean a las personas,
por ejemplo:

Violencia: Se manifiesta de manera física o psicológica, y puede ocurrir en la


familia, en la calle, en la comunidad, en el barrio, o en cualquier otro lugar;
esta circunstancia genera conductas adaptativas y defensivas.

Corrupción e injusticia: La impotencia de las personas ante situaciones que no


se pueden castigar o denunciar les provoca desesperanza y sentimientos de
fragilidad, lo cual favorece ciertas conductas inadecuadas

Disponibilidad de drogas: Facilidad que tiene una persona para adquirir droga
cuando lo desee.
23. ¿Son los padres responsables del consumo de drogas en sus hijos?

No en todos los casos. Si bien los padres de familia son los primeros modelos
para formar la personalidad de los hijos, además de transmitir costumbres,
valores, sentimientos y conductas que van a matizar las actitudes,
pensamientos y acciones posteriores, a medida que los hijos crecen, otras
personas o medios pueden influir de manera importante para que consuman
drogas. Cuando existe una carencia de afecto y apoyo en la convivencia diaria
entre padres e hijos, éstos se hacen más vulnerables ante las situaciones
difíciles que se les presenten en un futuro inmediato, como puede ser el abuso
de drogas

La estructura de la familia mexicana sigue conformándose en la mayoría de los


casos por padres e hijos. La convivencia de los padres de familia como pareja y
la forma como se relacionan con el hijo determinan el modo de sentir, pensar y
actuar del menor. Como cuando se construye un edificio, los cimientos son los
que garantizan su solidez, así los padres son quienes enseñan las habilidades
necesarias para que su hijo sea lo menos vulnerable posible; aunque también,
tiene que ver la calidad de los ladrillos, el cemento, la mano de obra y otras
cosas más. Con ello se pretende ejemplificar, que aun cuando los progenitores
son el primer contacto y modelos por imitar, no son los únicos que participan
en la constitución psicológica de una persona, aunque sí direccionan desde los
primeros días de vida la actuación y el pensamiento del niño.

En un estudio que se realizó a menores que trabajan en la calle para apoyar la


economía familiar, se encontró que aquéllos que cuentan con una familia
completa (padres de familia y hermanos) se hallan mejor protegidos contra el
consumo de drogas. Por el contrario, cuando hay ausencia de alguno de los
padres, el consumo de sustancias tóxicas tiende a ser más frecuente. Lo
anterior demuestra la importancia de ambos padres de familia como principales
guías y conductores de los hijos.

Cada integrante de la familia desempeña un papel específico, la interacción que


día tras día se genera va matizando la personalidad de cada individuo. Por
ejemplo, en una familia donde los progenitores discuten constantemente, no
hay momentos de tranquilidad en casa, sino instrucciones confusas y/o
contradictorias que van coartando la interacción y difícilmente se cubren las
necesidades psicológicas y emocionales de los hijos. En cambio, en un
ambiente familiar donde se escuchan las opiniones, se tratan de hacer
acuerdos, se giran instrucciones claras, precisas y congruentes, cada integrante
de la familia aporta sus opiniones; además, se fomenta en los hijos la
confianza, la libertad de expresión, el sentirse capaces de desempeñar diversas
actividades, etcétera, todo lo cual aleja a los hijos de situaciones de peligro
como las adicciones.
24. ¿Cómo influyen las relaciones familiares para evitar o propiciar el
consumo de drogas?
Los resultados de diversas investigaciones sobre drogadicción señalan que el
núcleo familiar y, particularmente, ciertos aspectos de su dinámica, como la
calidad de la relación, la comunicación, la expresión de afectos, los valores, la
satisfacción de necesidades físicas, psicológicas y emocionales, así como el
sentido de unión y pertenencia entre los integrantes de la familia, son factores
que aumentan o disminuyen el riesgo del consumo de drogas.

Si bien la familia es una de las principales fuentes de apoyo y contención,


también es cierto que las relaciones familiares no siempre son las más
adecuadas para el sano desarrollo psicológico y emocional de sus integrantes;
ejemplo de ello, es la violencia familiar, sobre todo la que abarca a niños y
mujeres. Algunos datos en nuestro país señalan que el 29 por ciento de las
mujeres que viven en ciudades han sufrido violencia física por parte de su
pareja; de ese porcentaje, en el 60 por ciento de los casos estuvo involucrado
el consumo de alcohol. También, se reporta que la forma como se conducen los
padres, por ejemplo, ser castigadores o controladores, puede influir en el
comportamiento futuro de sus hijos al volverse inseguros, retraídos, agresivos,
etcétera.

Específicamente, el riesgo de consumir drogas aumenta cuando en la familia se


presentan las siguientes situaciones:

 Que los padres de familia asuman actitudes permisivas ante el


consumo de sustancias (ya sea alcohol, tabaco u otras drogas), o que
sean usuarios de drogas. Este aspecto es muy importante, porque los
padres y/o los familiares más cercanos, por ejemplo los hermanos
mayores, son una influencia directa y poderosa, ya que promueven lo
que se debe o no hacer, lo que se permite o rechaza en casa, etcétera.
En suma, los padres de familia no sólo influyen en sus hijos para usar o
no drogas, sino que también su relación con estas sustancias genera el
aprendizaje de formas de consumo en los menores; es decir, con qué
cantidad y frecuencia se utilizan. Por ejemplo: si un adulto bebe alcohol
en su casa los fines de semana al ver el fútbol y, además, lo hace en
compañía de sus amigos y alguno de sus hijos adolescentes, es probable
que los hijos consideren el consumo de alcohol como algo permitido
porque el padre lo hace, fijándose la idea de que es "normal" beber y
fumar los fines de semana.

 Desintegración familiar o vínculos escasos y/o débiles entre los


integrantes de la familia, por ejemplo: falta de apoyo, agresión física y
verbal constante, etcétera.

 Ausencia o falta de claridad en las normas y reglas familiares, por


ejemplo: pasar por alto la hora límite para estar en casa después de ir a
una fiesta, no hacer los quehaceres o las actividades domésticas
encomendadas, etcétera.

 Escaso interés, participación o supervisión de los padres de


familia en las actividades personales y escolares de los hijos, sobre todo,
durante la etapa de la adolescencia, por ejemplo: desconocer quiénes
son sus amistades, cómo es su desempeño en clase, etcétera.
 Mala comunicación o la falta de ésta entre los padres y los hijos. Una
situación cotidiana es que los adolescentes sienten que sus padres no los
entienden o no respetan sus gustos, como la forma de vestir o hablar, lo
que provoca que se corte la comunicación con los padres y que se se dé
hostilidad o enojo creciente hacia ellos.

 Percepción de hostilidad o rechazo de los adolescentes a los


padres, principalmente cuando se les reprime constantemente por lo
que hacen o dejan de hacer en casa, cuando se dificulta aceptar y
respetar la forma de ser del otro, etcétera.

 Sobreprotección, falta de reconocimiento o expresión positiva


de pensamientos y afectos, etcétera. Existen casos donde alguno de
los padres permite o tolera conductas agresivas o irrespetuosas al hijo,
ya sea niño o adolescente, en tanto el otro, por el contrario, trata de
corregir la misma conducta con una reprimenda fuerte, lo que en el hijo
provoca desconcierto y rechazo a quien le castiga, haciendo que se
incremente la aceptación con quien lo protege, y ello promueve la
creación de un círculo vicioso.

Concretamente, se sabe que en las familias de adictos a las drogas hay más
conflictos o peleas entre padres e hijos, en las que los jóvenes muestran un
mayor apego a los amigos, también usuarios de drogas, que a la propia familia.
Igualmente, que con el consumo de drogas, las personas pueden estar
"llenando" el vacío afectivo al no contar en su núcleo familiar con opciones de
desarrollo intelectual y emocional.

En sentido opuesto, también las relaciones familiares pueden evitar o disminuir


el riesgo de que sus miembros consuman drogas, siempre y cuando:

 Se fortalezcan los lazos afectivos y emocionales, es decir, que los adultos


hagan sentir a sus hijos cariño, aceptación, respeto, importancia,
etcétera.
 Se aclaren y practiquen normas contrarias al uso de drogas, por
ejemplo: evitar fumar cigarros o beber alcohol en presencia de los niños
y/o adolescentes; no mandar a la tienda a los hijos para comprar
cervezas, cigarros, etcétera.
 Que los padres de familia se involucren en las actividades de los hijos;
asimismo, que se interesen en conocer qué tipo de música les agrada
escuchar, que les pregunten también cómo les va en la escuela y/o
trabajo, etcétera.
 Se intercambien frases y conductas que muestren afectos positivos. Es
importante que los hijos se sientan queridos, valorados, aceptados y
respetados por los adultos, ya que resulta ser relevante para los hijos el
reconocimiento positivo.
 Se mejore la comunicación familiar, etcétera.
25. ¿La violencia familiar representa un riesgo para abusar de drogas?

Sí; frecuentemente la violencia familiar trunca la comunicación entre padres e


hijos y genera un alto nivel de estrés en la familia, lo que se traduce en
molestia y relaciones conflictivas. Este tipo de ambiente suele predisponer a los
menores para el consumo de drogas.

Las diversas formas de violencia familiar incluyen insultos, golpes, presión


psicológica y abuso sexual; en algunos casos, el resultado de la violencia física
puede llegar a lesiones graves (fracturas, hemorragias y lesiones internas,
contusiones, etcétera). Cualquiera de estos tipos de violencia afecta seriamente
a los miembros de la familia y genera problemas de toda índole.

De acuerdo con lo anterior, la violencia en la familia es un factor de riesgo


asociado claramente al consumo de drogas. Varias investigaciones han
encontrado que la conducta represiva por alguno de los padres (junto con
conductas permisivas del otro tutor) es un elemento que aumenta el riesgo al
consumo. Los adolescentes recurren a las drogas en mayor proporción cuando
el comportamiento de los padres es violento y poco comunicativo, o cuando la
composición familiar es inestable.

Además de lo anterior, cabe mencionar que en las familias violentas, los hijos
se sienten poco protegidos y amenazados continuamente, lo que les dificulta o
impide relacionarse emocionalmente con sus padres; esto afecta la
identificación que es tan necesaria, porque los niños generalmente los toman
como modelos. Adicionalmente, la violencia en la familia provoca otras
situaciones que se han identificado con la aparición del consumo de drogas:
baja autoestima, deserción escolar, comunicación defectuosa y eventos
angustiantes.
Diversas investigaciones han demostrado que estas situaciones influyen en los
niños y los adolescentes de tal manera que inducen el inicio del consumo de
drogas, o sea, se conforma un ambiente de riesgo derivado de la violencia
familiar.

26. ¿Por qué si una familia se encuentra integrada, uno de sus


miembros puede usar drogas?
Porque cada persona es diferente y reacciona de distinta manera ante las
exigencias de la vida cotidiana. En una familia aparentemente sana uno de sus
miembros puede consumir alcohol, tabaco u otras drogas, debido a que han
fallado sus capacidades y habilidades para hacer frente a las exigencias diarias
o no logran superar los obstáculos, y se dejan llevar por la presión de sus
compañeros o amigos, por ejemplo.

El consumo de drogas se puede considerar en muchas ocasiones como el


síntoma de una problemática subyacente. En el caso de los adolescentes la o
las causas que producen el consumo de drogas podrían ser las mismas que
provocan otras conductas inadecuadas, como: comportamientos violentos,
problemas en la escuela, conductas peligrosas, delincuencia, etcétera. Lo
importante es entender lo que ocasionan esas conductas.

Durante la adolescencia se producen cambios que muchas veces provocan


inestabilidad y, por tanto, riesgo de consumir drogas.

Algunas personas tienen dificultades para expresar lo que les pasa, lo que
sienten, lo que piensan; otras, en cambio, tienen un fuerte deseo de saber y
conocer a través de la propia experiencia; de arriesgar todo el tiempo, y de
sentirse fuertes y en peligro. Algunos sólo quieren dormir, desearían que el sol
no existiera, todo es tan oscuro y difícil para ellos. También hay personas con
una autoestima tan baja que creen o sienten que no sirven para nada. O
encontramos quienes aprendieron que si algo les sale mal, "todo está mal" y
esta poca tolerancia al fracaso los hace creer que son los que más han fallado
en la vida. En cambio, otras personas manifiestan mucho miedo, tristeza y
dolor, o creen que tienen demasiados problemas o tanta confusión de
sentimientos que no saben cómo salir adelante, cómo resistir y enfrentarse a
ello. Cualquiera de estos ejemplos, la combinación de ellos y otros más, podrían
ser las razones por las que alguien decide consumir drogas.

Diversas investigaciones han identificado "factores de riesgo" para el consumo


de la droga, entre ellos: predisposición genética, (es decir, ciertas condiciones
que se traen de nacimiento) edad y género, menor percepción del peligro de
las drogas, falta de control de los impulsos, hostilidad y actitudes de rebeldía,
deterioro de habilidades sociales y abandono de la escuela. En relación con la
familia: ausencia de consistencia en las normas de convivencia familiar,
consumo por parte de los padres, pocas expectativas de los padres en la
educación de sus hijos, desinterés por sus actividades o poca supervisión en
ellas. Con respecto al medio social: tener amigos o compañeros que usen
drogas, o que presionen fuertemente para usarlas, etcétera. Otras
investigaciones han encontrado que hay niños y jóvenes en situación de alto
riesgo para el consumo de drogas que logran sobreponerse al efecto negativo y
se desarrollan sanos y exitosos; a esta capacidad se le conoce como resilencia o
resistencia. Una persona resilente es aquélla que tiene la capacidad de
enfrentar adecuada y efectivamente la adversidad y las situaciones de crisis y
de riesgo. Se puede nacer con características que lo hacen resilente o también
obtenerlas a través del apoyo familiar, la escuela y, en general, las condiciones
ambientales y las personas que lo rodean; es decir, aprender a tener una vida
sana y libre de drogas.

27. ¿Es la pobreza un factor de riesgo para el consumo de drogas?


La pobreza no, pero sí la serie de situaciones que la acompañan, como la
marginación. Al respecto, las personas que la enfrentan a diario están en
desventaja en comparación con los demás, tanto en aspectos psicológicos como
sociales. En los casos de pobreza extrema todo es más complejo: la falta de
una alimentación adecuada, la imposibilidad de poder tener una casa segura,
ropa suficiente, nulas actividades de esparcimiento, son en su conjunto un
ambiente propicio para acercarse al consumo de drogas. En ocasiones esto
permite olvidar y/o paliar, aunque sea por unas horas, el dolor y la
incertidumbre cotidiana.

Los estudios realizados en torno a la pobreza, muestran la probabilidad de que


las personas, en esta situación, presenten diversos problemas, como el
consumo de drogas; es decir, además de adversidades, carencias, estrés e
incertidumbre diaria, tienen que enfrentar conflictos asociados con el uso y
abuso de sustancias tóxicas, con menos recursos para atenderlos. Los niños
pequeños son los más expuestos a los efectos adversos de la pobreza. Aunque
es conveniente recordar que la pobreza por sí sola no causa la drogadicción,
sino debe estar combinada con otros factores.

Algunos especialistas en el tema han elaborado diversos modelos para explicar


el consumo de drogas y en uno de éstos se incluye a la pobreza como factor de
riesgo (ubicada en el ámbito social).

Para gran cantidad de familias que viven en estas difíciles condiciones, los
sentimientos de culpa y la preocupación son experiencias cotidianas. Por
ejemplo: los padres de familia se sienten fracasados en su papel de
proveedores y administradores; además, cada integrante debe salir de casa, si
es que la hay, para ganarse unos cuantos pesos que les permitan obtener algo
de comida; esto implica poca o nula convivencia diaria, falta de supervisión de
las ocupaciones de los hijos y escasos encuentros afectivos. Es muy común que
los niños, desde muy pequeños, trabajen en la calle y esta situación incrementa
las posibilidades de que en algún momento se vean orillados a consumir
drogas. La necesidad de protección, alimentación y seguridad obligan a las
familias en estas condiciones a exponerse a un sinnúmero de riesgos, por ello
los pobres están considerados como un grupo vulnerable en términos sociales.

Resulta muy frecuente escuchar de niños y adolescentes que consumen drogas


las siguientes frases: "Con esto se me quita el frío", "…Se me olvida que tengo
hambre", "Se me olvida que mis padres están todo el día fuera de casa". Ahora
bien, en los diversos niveles de pobreza se presenta deterioro o falta de
estimulación en el desarrollo físico, mental de los hijos. Sin embargo, la
situación anterior no debe tomarse como algo determinante, ya que existen
excepciones donde los integrantes de la familia, a pesar de vivir en situaciones
de extrema marginación y pobreza, tienen las habilidades personales para salir
adelante; como ya se mencionó, a esto se le llama resilencia.
Aunque las situaciones adversas de la pobreza sitúan a los individuos en
desventaja frente a los demás, esta condición no necesariamente conduce al
consumo de drogas, ya que para ello deben concurrir otros factores de riesgo.
Sin embargo, hay casos en los que una persona, pese a enfrentar estos riesgos,
tiene recursos psicológicos para afrontar las adversidades y conseguir un
desarrollo adecuado.
28. ¿La manera de vestir, hablar y escuchar música de un adolescente,
se relaciona con el consumo de drogas?
No. En la mayoría de los casos los adolescentes adoptan modas, lenguajes y
estilos musicales buscando imitar a personajes famosos (cantantes, actores,
deportistas), o también para afirmar la diferencia de su personalidad con
respecto a la de los adultos. En algunas ocasiones estas modas también las
adoptan de otros adolescentes que consumen drogas; aun cuando el desinterés
por el cuidado de su persona e imagen puede ser síntoma de que un
adolescente está abusando de las drogas, se debe tener mucha precaución de
verificarlo por otra vía, y no etiquetar a las personas por su forma de vestir.

El modo de vestir y de hablar, así como los gustos musicales, forman parte de
un conjunto de actitudes del adolescente encaminadas a buscar su identidad, a
tratar de conocerse y definir su estilo de vida. En resumen, se puede decir que
todo esto configura una cultura propia de los jóvenes.

Lo que caracteriza a esta cultura es la búsqueda de decisiones propias, por


ejemplo, el uso de una determinada ropa o forma de hablar, se contrapone
generalmente con los gustos de los padres o con lo que les gustaría o
esperarían de sus hijos. Esto puede comprobarse si se pone atención en la
elección de la música o programas de televisión que prefieren ambos.

Esta búsqueda de autonomía y definición de sus propios gustos no es otra cosa


más que la necesidad de diferenciarse poco a poco de los padres y la familia,
con objeto de construir su propia personalidad, algo que en la etapa adulta le
ayudará a tomar decisiones correctas y asumir sus propias responsabilidades.

En muchos casos, estas elecciones son mal vistas por los padres y generan
discusiones y conflictos familiares, por lo que es conveniente dialogar con los
adolescentes y conocer sus razones de usar alguna ropa, o hablar de alguna
manera o escuchar determinada música; la mayoría de las veces estas actitudes
se adoptan para identificarse con su grupo de amigos. Interesarse por los
gustos de los hijos puede ser una buena forma de influir en su conducta sin
debilitar su sentido de autonomía, por ejemplo: en el caso de las forma de
hablar, se puede comparar con el lenguaje de los pachucos de las décadas de
los 40 y 50, donde éstos también buscaban una forma de expresión propia.

29. ¿Existe relación entre el trastorno por déficit de atención e


hiperactividad (TDAH) y el consumo de drogas?

Sí.Se han realizado diversas investigaciones que demuestran la asociación entre


el consumo de alcohol y otras drogas con el trastorno por déficit de atención e
hiperactividad. El TDAH y el consumo de alcohol y otras drogas comparten
ciertas características relevantes: son más frecuentes en niños, quienes
presentan ansiedad, depresión, comportamiento inadecuado y baja autoestima.

El TDAH se caracteriza porque el niño se mueve mucho más que lo "normal",


parece que "se mueve por moverse". Asimismo, se le dificulta mucho poner
atención en lo que ve o escucha, solamente es capaz de atender con interés
durante lapsos muy breves. Otra característica es que no concluye las cosas
que empieza: juegos, tareas escolares, etcétera. Por su falta de atención se le
dificulta aprender y como resultado presenta retrasos en su desarrollo social,
escolar y personal. Sus movimientos suelen ser bruscos, rápidos y,
consecuentemente, torpes: rompe cosas sin querer, tropieza, se golpea.
Con frecuencia, el niño con este padecimiento tiene indicadores de ansiedad y
estrés; normalmente, estos indicadores son resultado de las exigencias que
percibe sobre él, y que provenienen de su casa, la calle, el colegio, los estudios,
la conducta social, las relaciones con padres, hermanos, profesores,
compañeros, etcétera.
Como consecuencia de la acumulación crónica de frustraciones y castigos, que
en su mayor parte se dirigen a él y no sólo a su comportamiento inadecuado, el
niño con TDAH suele llegar a la preadolescencia con un pésimo concepto de sí
mismo y una baja autoestima.

El TDAH se inicia durante la infancia y afecta a un alto porcentaje de niños;


además, se calcula que en una tercera parte de los casos persiste en la etapa
adulta.
La asociación entre el TDAH y el uso de sustancias no se ha descrito sólo para
casos en los que continúa durante la vida adulta, sino que se ha observado una
elevada prevalecía de dicho trastorno durante la infancia en adultos adictos,
independientemente de si perdura o no el padecimiento.

Se han encontrado antecedentes de TDAH en porcentajes variables entre 17 y


45%, en pacientes atendidos por adicción a cocaína y opioides. Se ha
observado que los cocainómanos con antecedentes de TDAH presentan
características peculiares respecto a la edad en que aparece el abuso, la
gravedad del mismo y los rasgos de personalidad antisocial. Referente al
alcoholismo, se han hayado antecedentes de trastorno de TDAH hasta en 33%
de la población estudiada, lo que supone entre tres y cuatro veces más que en
población general.
Entre los pacientes con esta alteración se han descubierto consistentemente
frecuencias elevadas de trastornos por uso de sustancias a lo largo de la vida.
Entre 17 y 45% de adultos con TDAH manifiestan abuso de alcohol o
dependencia, y entre 9 y 30%, presentan abuso o dependencia a otras drogas.

30. ¿Son las conductas violentas durante la infancia un factor de


riesgo para el consumo de drogas?
Sí, las conductas violentas durante la infancia desempeñan un papel importante
para que los niños y adolescentes se inicien en el consumo de drogas. Cuando
los niños se comportan agresivamente, tienen mayores dificultades para
relacionarse con los otros, debido a que se expresan mediante golpes, mentiras
e insultos; también muestran poca capacidad para escuchar, así como poca
tolerancia, etcétera. Estas conductas representan desventajas para los infantes,
provocando el rechazo de los demás, y todo ello contribuye a llevarlos a un
consumo temprano de drogas, o bien que queden expuestos a este riesgo.

Cuando los niños actúan con violencia, casi siempre existe una causa que
antecede su actuar; en este sentido, a continuación se describen algunos
aspectos que originan dichos comportamientos:

Aspecto biológico

La hiperactividad: Se determina por falta de atención y concentración en las


distintas actividades y conducta impulsiva. Lo anterior se debe a que existe una
disfunción cerebral menor. Cuando la impulsividad y la inquietud rebasan los
límites, es necesario atender al niño que las padece a tiempo, ya que estas
características suelen generar rechazo por parte de familiares, amigos,
compañeros y maestros.

Aspectos psicológicos

El aprendizaje: Se inicia con la imitación que hace el niño de los modelos más
representativos, principalmente de los padres, maestros u otros adultos, por
ejemplo: si una madre le grita a su hijo por cualquier cosa, éste aprenderá a
comunicarse a través de gritos.

El proceso mental (pensamiento): Se refiere a la información, las reglas y las


ideas que cada persona va construyendo a través de sus experiencias, por
ejemplo: un niño que sabe que pegando obtiene lo que quiere, repetirá cuantas
veces sea necesario esta conducta hasta lograr su objetivo.

Aspectos socioambientales

La educación: Se relaciona con los medios que se utilizan para instruir o formar
a las personas; adquirir conocimientos, valores, creencias, costumbres,
etcétera, por ejemplo: un niño al que "jalonean" cuando llega tarde, aprende
por la experiencia que le sucederá lo mismo cada vez que repita dicha
conducta.

El ambiente familiar: Se trata de las relaciones, los vínculos, las condiciones y


las situaciones que tienen los integrantes de una familia. Por ejemplo: si un
niño se percata de que para comunicarse con su hermano tiene que empujarlo,
actuará igual con sus compañeros de escuela, amigos de la colonia, etcétera.

Es importante que los padres de familia, tutores, maestros y otros adultos que
están en contacto directo con los niños, detecten oportunamente el porqué de
las conductas violentas de los infantes, y que tomen las medidas necesarias
para disminuir este tipo de riegos capaces de originar el uso de sustancias.

31. ¿Qué es el estrés?


Elestrés es la reacción que tiene una persona ante situaciones amenazantes,
angustiantes o que ponen en riesgo su bienestar; provoca, además, un deseo
intenso de huir de la situación o de enfrentarla violentamente. En esta reacción
intervienen casi todos los órganos y funciones corporales: cerebro, corazón,
músculos, sistema nervioso, flujo de sangre, nivel hormonal y digestión.

El estrés produce cambios químicos en el organismo. Cuando alguien se expone


a una situación estresante como presentar un examen, acudir a una cita o
entrevista de trabajo, competir con otros, se ve envuelto en un estado de alerta
en el que se agudizan todas las reacciones del cuerpo, situación motivada por
la secreción de adrenalina. Como parte de los efectos de este proceso se
observa que el corazón late más rápido, sube la presión arterial, se comienza a
transpirar, se presentan temblores en manos y piernas, etcétera.

Estas reacciones, que parecen evitar el peligro a corto plazo, no son dañinas,
pero si la situación persiste, el cuerpo sentirá una fatiga que eventualmente
puede tornarse nociva para la salud.

El estrés se manifiesta en forma física y emocional. La primera se caracteriza


por presentar tensión en los músculos, descompensación en los niveles
hormonales y disminución de las defensas del cuerpo para combatir
enfermedades. Emocionalmente, afecta los pensamientos y los sentimientos,
convirtiéndose en un factor muy importante para desarrollar depresión y
ansiedad, entre otros problemas psicológicos.

Las situaciones estresantes se presentan a cada momento, pero es el mismo


individuo quien determina cuáles acontecimientos son estresantes para él y
cuáles no, dependiendo de sus características, aficiones, gustos y tolerancia.

Cuando una persona se encuentra sobreestresada, es normal que no sienta


ganas de hacer sus actividades cotidianas; por el contrario, llega a tener
pensamientos negativos y a agrandar sus problemas. El malestar emocional
provocado por el estrés tiende a convertirse comúnmente en una afección física
que en muchos casos la gente usa como excusa para justificar estados de
depresión, tristeza, desánimo o melancolía.

Algunas consecuencias físicas que puede provocar el estrés son: úlcera


estomacal -debido a la excesiva producción de ácido; aumento en la presión
sanguínea; pérdida o aumento de apetito, y, consecuentemente, variación de
peso corporal y tensión muscular, entre otras alteraciones.

Las complicaciones por el estrés pueden observarse a corto plazo, en lapsos


relativamente largos. Sin embargo, cuando una persona se expone a periodos
prolongados de estrés, resulta probable que se presenten problemas de salud
más graves, como trastornos de tipo cardiovascular, artritis reumatoide,
calvicie, asma, tics nerviosos, sarpullidos, irregularidades en la menstruación,
colitis y dolores de espalda. La presencia excesiva o la recurrencia de estos
síntomas es motivo de consulta médica y/o psicológica cuya finalidad sea crear
mecanismos para afrontar los estados de angustia y ansiedad.

Aunque los estados de estrés breves afectan el funcionamiento del organismo,


los síntomas desaparecen cuando el evento causal termina. Esto ocurre con
mayor facilidad siempre y cuando la persona posea tácticas efectivas para
enfrentar el estrés y si expresa sus sentimientos normalmente.

Las causas del estrés pueden ser muchas y muy variadas, dependiendo de cada
persona. En términos generales, este estado es provocado por cualquier suceso
o acontecimiento que genere una respuesta emocional, tanto positiva
(nacimiento de un hijo, matrimonio, ganar algún concurso) como negativa
(pérdida del empleo, muerte de un familiar, accidente de tránsito). El estrés
también se produce por situaciones menores, como esperar demasiado en el
tráfico o una cita importante. Cabe agregar que algunas situaciones que
provocan estrés en una persona pueden ser insignificantes para otra.

Al considerar las repercusiones tan serias que puede traer consigo el estrés, es
importante resaltar algunos cuidados que deben incorporarse a la vida
cotidiana, ya que debemos recordar que prevenir es mejor que curar.

 Liberar la tensión con algunos ejercicios o pasatiempos de interés, como:


practicar algún deporte, caminata y actividades manuales.

 Expresar sentimientos y deseos con alguna persona de confianza.

 Aprender técnicas de relajamiento: yoga, meditación o autohipnosis.

 Evitar el uso de tranquilizantes o alcohol para enfrentar las situaciones


de estrés.

32. ¿Cómo influye el estrés en el consumo de drogas?


Cuando una persona tiene constantes niveles altos de estrés es probable que en
ese mismo grado se deprima o se sienta exageradamente presionado, lo que
puede llevarlo al consumo de drogas.

Actualmente, el ser humano vive dentro de una sociedad donde a diario, y a


cada instante, se está sujeto a situaciones amenazantes y de riesgo (problemas
de trabajo, en las relaciones interpersonales, accidentes viales, asaltos,
etcétera) y por eso el organismo se encuentra en constante estado de alerta,
bajo estrés continúo. Cuando éste comienza a provocar problemas de salud,
tanto físicos como emocionales, se dice que ha llegado a un estado excesivo.
Una de las repercusiones más comunes de este padecimiento es la depresión,
la cual, según ha quedado demostrado con diferentes estudios, es un factor de
riesgo para el inicio en el consumo de drogas.

Para subsanar el malestar que provoca el estrés excesivo, frecuentemente se


recurre a sustancias nocivas para la salud, como el alcohol o el tabaco, llegando
incluso al consumo de sustancias ilícitas, cocaína, marihuana, sin olvidar la
utilización de tranquilizantes, hipnóticos o sedantes, entre otros. El efecto
inmediato de las drogas causa un estado inicial de euforia, depresión o sueño
excesivo, según el tipo de droga que se consuma y quien las consume se libera
del malestar sólo momentáneamente. Cuántas veces no se oye decir: "vamos a
tomarnos una copa para aliviar el estrés" o "fúmate un cigarro para los
nervios", "tómate una pastilla y te sentirás con más ánimo". Sin embargo, este
tipo de sustancias altera el funcionamiento del organismo; por ejemplo, una
persona que está expuesta a diversos hechos estresantes y consume marihuana
(que es un depresor), sentirá alivio inmediato y cada vez que su malestar se
presente, volverá a aliviarlo con la misma sustancia, sólo que en dosis cada vez
mayores, provocando una dependencia.

Por consiguiente, todas estas falsas maneras de "aliviar" el estrés lo único que
llegan a provocar son malestares posteriores que, además de causar daños
físicos y psicológicos; pueden ser el comienzo de una dependencia.
CAPÍTULO III

El Consumo de Drogas y sus Consecuencias

34. ¿Cuál es el marco legal del consumo de drogas?


Elmarco legal donde están consideradas las adicciones, se ubica en el artículo 4
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que proclama la
protección de la salud. Para cumplir con este cometido se han creado e
instrumentado diversos trabajos (Ley General de Salud, Programa Nacional de
Salud, Programas contra Alcohol, Tabaco y otras Drogas), además de
considerar un marco jurídico que contemple todo lo relacionado con la
producción, la venta y el consumo de drogas.

México dispone de un amplio conjunto de normas, leyes y reglamentos cuya


finalidad es reglamentar la venta y la producción de bebidas alcohólicas, tabaco
u otro tipo de drogas, razón por la cual se ha puesto especial cuidado en las
siguientes políticas:

El control de la publicidad en radio y televisión queda sujeto a las disposiciones


de la Secretaría de Gobernación; mientras que en cines se establece que los
anuncios publicitarios sólo deberán transmitirse en las funciones para adultos,
es decir, las de clasificación "C" y "D".

La promoción de productos (tabaco, cerveza alcohol, etcétera) deberá incluir


leyendas de advertencia, tales como "el abuso de este producto es nocivo para
la salud".

Además, los fabricantes tendrán que respetar las restricciones de venta a


menores de edad que indican que por ningún motivo se podrá vender o
suministrar bebidas alcohólicas u otro tipo de droga a menores de edad.

El control de consumo en lugares de trabajo resalta que se prohíben las bebidas


embriagantes en todo centro de trabajo; durante las últimas fechas se ha
pugnado para que se cuente con lugares de trabajo libres de humo de tabaco,
etcétera.

35. ¿Qué diferencia hay entre uso, abuso y dependencia de drogas?


La diferencia está en el control que cada persona tenga para dosificar la
cantidad y la frecuencia del consumo de alguna sustancia. En lo general, el
grado de control se relaciona con el tiempo de consumo de cierta sustancia,
como alcohol o marihuana, aunque a veces no es necesariamente así. No se
puede considerar drogadicto a un individuo que consume por primera vez una
droga en una fiesta; en todo caso, a este individuo se le puede denominar
usuario de esa droga. Pero si en esa sola ocasión el usuario pierde el control del
consumo y llega a una intoxicación severa (borrachera), o provoca actos
negativos, como accidentes, entonces lo que antes era simple uso puede
calificarse como abuso.

Para aclarar mejor esta diferencia vamos a utilizar el ejemplo del alcohol:
El uso se refiere a un consumo moderado que no provoca embriaguez, ni
pérdida del control de las funciones motoras, disminución de reflejos o
dificultades al hablar. En cambio, el abuso se caracteriza por el consumo de
grandes cantidades, incluso si éste ocurre en una sola ocasión o en algún
evento social que no forma parte de los acostumbrados, por ejemplo: partidos
de futbol y paseos; en estos casos se presentan la embriaguez y la disminución
de reflejos, la perdida del control motor, así como el clásico "arrastre" de
palabras. Es importante resaltar que el abuso no sólo implica episodios
frecuentes, sino también el beber en exceso que afecta a terceros, por ejemplo:
una mujer embarazada estará abusando del alcohol y el tabaco aunque no
llegue a la embriaguez o fume únicamente un cigarrillo. Por su parte, la
dependencia se refiere al consumo compulsivo y al deseo de consumir sin más
causa que el anhelo derivado del alto grado de dependencia alcanzado; en este
caso, los episodios de consumo, generalmente, se caracterizan por la
embriaguez, la pérdida de memoria, los eventos violentos, la privación de la
conciencia, así como por los otros signos arriba mencionados.

En general, el uso moderado de drogas no afecta de manera importante las


actividades escolares, familiares, laborales o de otro tipo; es usual que los
episodios de consumo se relacionen con eventos y situaciones específicos, por
lo que en raras ocasiones se hace fuera de estos eventos, además de que dicho
consumo no afecta a terceras personas.

Por el contrario, con el abuso, las situaciones se complican de manera


importante, ya que afecta el desarrollo escolar y laboral y genera problemas
familiares. El abuso implica rebasar los límites dentro de los cuales se
circunscriben las drogas; esto provoca malestares físicos de trascendencia, así
como falta de coordinación motora; también se presentan fallas en la
percepción, es decir, se pueden tener dificultades para ver las cosas claramente
y escuchar con nitidez lo que sucede alrededor.

El abuso se da con mayor frecuencia y en situaciones variadas, que


generalmente conducen a consecuencias que rebasan el episodio de consumo,
conocidas como "cruda" y "rebote", donde se experimenta un gran malestar
derivado de la necesidad de seguir consumiendo o del término de los efectos de
la droga. Debe mencionarse que el abuso causa daños a la salud, que pueden
originarse a corto plazo (por ejemplo, irritación de la garganta y estómago) y
daños significativos de largo plazo (cirrosis, enfermedades pulmonares, daños
al corazón y al cerebro). El abuso también implica que el consumidor excesivo
generalmente busque mezclar drogas (por ejemplo, alcohol con cocaína), lo que
en muchos casos puede llevarlo a la dependencia.

En la dependencia, la familia, el trabajo, la escuela y los demás aspectos de la


vida normal se ven seria y profundamente afectados. Como consecuencia del
abuso continuo se presentan daños graves y degenerativos en la salud que
pueden causar la muerte. Otro riesgo que corren las personas dependientes son
los accidentes y los eventos violentos relacionados con las drogas, en los cuales
existe una alta posibilidad de lesiones graves y fallecimiento.
36. Si bebo, aunque sea moderadamente, ¿puedo exigirles a mis hijos
que no lo hagan?
Sí. Es importante no sentir vergüenza o incapacidad moral para hacerlo.
Bebedor moderado es aquella persona que bebe ocasionalmente en eventos o
celebraciones; controla la cantidad de alcohol que ingiere y además, está
consciente del daño que produce esta sustancia. Por lo tanto, es necesario que
los hijos conozcan las consecuencias del consumo excesivo de alcohol y la
forma de consumirlo moderadamente. Aunado a ello, se debe considerar si los
hijos tienen la madurez física y mental para hacerlo y/o enfrentar la presión de
los amigos.

En la sociedad actual, el consumo del alcohol se liga al concepto de celebración,


y su uso entre la población adulta es aceptado. Como un afán de festejo o
convivencia, el bebedor moderado consume alcohol sin llegar al abuso y sin que
estos acontecimientos sean demasiado frecuentes en su vida. Este hecho habla
de una percepción de riesgo adecuada; el individuo sabe de los daños que le
ocasiona el consumo desmedido de alcohol, y por ello prefiere evitar los
excesos.

Desde esta perspectiva, los padres deben hablarles a los hijos de los efectos del
consumo excesivo de alcohol, considerando la permisividad, aceptación,
legalidad y disponibilidad de esta sustancia. Es necesario indicarles los riesgos
de exceder el uso de esta sustancia, así como los daños a corto y largo plazos.

Los padres deben buscar el momento y el lugar adecuados para hablar con sus
hijos; deben plantearles con tranquilidad los riesgos de la cantidad de alcohol
que se ingiere y de la ocasión en la que se hace. Es importante poder
pronunciarse convincentemente por un consumo moderado; invite a sus hijos a
mantenerse abstemios del alcohol o a que lo consuman, en todo caso,
moderadamente, ya que la presión de los amigos, la excesiva publicidad y la
permisividad social hacia el alcohol, hace a los jóvenes más vulnerables. Dar a
los hijos consejos para lograrlo es tarea fácil:

 No tomar más de tres copas en una sola ocasión.

 No tomar con el estómago vacío.

 Tomar tragos cortos.

 Dejar el vaso entre trago y trago.

 Diluir el alcohol con jugos, refrescos o agua.

 Intercambiar bebidas sin alcohol entre bebidas alcohólicas.

 No mezclar bebidas destiladas (ron, brandy, etcétera) con fermentadas


(cerveza, vino y demás).

 No beber para levantar el ánimo.

 No beber si están tomando medicamentos.


 Si beben no conducir o realizar actividades que requieran de
concentración y óptimos reflejos.

Estos consejos sencillos permiten a los padres de familia dar a sus hijos la
información necesaria para evitar que lleguen a la adicción, y que sepan cómo
enfrentar situaciones de riesgo de consumo de alcohol, ya sea evitándolo o
usándolo con moderación.
37. Si el consumo de drogas hace daño, entonces ¿por qué en algunas
personas que consumen con frecuencia no se presentan
consecuencias graves?
Escomún creer que los daños que causan las drogas deben ser evidentes a
partir de que la persona las consume; esto no alteraciones pueden ser leves o
graves dependiendo de la droga, la cantidad y el estado general de salud de la
mamá; por ejemplo, el alcohol, puede originar deformidades en el corazón, las
extremidades y las facciones del feto, sobre todo durante las primeras semanas
de gestación, que es la etapa cuando se forma la mayoría de los órganos del
bebé.

Asimismo, el consumo de algunos medicamentos sin control médico representa


un factor de riesgo para la mujer embarazada, por lo que debe evitarlo, en
virtud de que ciertas sustancias son capaces de afectar órganos como los ojos y
el sistema nervioso del feto.

Para la mujer embarazada el alcohol es una de las drogas más peligrosas, sobre
todo al principio de la gestación. Si la madre consume bebidas alcohólicas, el
bebé puede nacer con defectos, como el "síndrome alcohólico fetal", que
involucra distintos trastornos: formación de un cráneo pequeño, facciones
anormales, retardo físico y mental. Aunque no se sabe cuál es la cantidad de
alcohol que provoca este efecto, o si el beber moderadamente puede ser
suficiente para desarrollar este síndrome, lo cierto es que todo tipo de consumo
representa un riesgo.

A su vez, fumar durante el embarazo aumenta el riesgo de un parto prematuro


y genera problemas durante el desarrollo del feto. Además, reduce la capacidad
de los pulmones para absorber oxígeno, por lo que el feto, al no tener oxígeno
suficiente, encuentra mayores dificultades para formarse normalmente.

Por otra parte, los estudios sobre mujeres embarazadas consumidoras de


marihuana muestran que los bebés nacen con bajo peso y que pueden ser
prematuros.
El consumo de cocaína (incluyendo el crack) y en general las drogas
estimulantes como las anfetaminas, disminuyen el apetito de la madre, lo que
puede provocar desnutrición y las consecuencias que conlleva. Por ser
sustancias estimulantes, se observa que al aumentar la frecuencia de los latidos
del corazón y elevar la presión arterial, se perjudica el desarrollo del feto;
además hay más posibilidades de que el bebé nazca antes de tiempo o que la
placenta se separe de la pared del útero causando hemorragias.
Con algunas drogas potencialmente adictivas como la heroína y el crack, los
bebés nacen dependientes a la droga por haberla recibido a través del cordón
umbilical, por eso, desde el momento del nacimiento estos niños presentan
síntomas, tales como temblores, insomnio, espasmos musculares y dificultad
para mamar. En estos casos hay que hacerles un tratamiento para que se
puedan desintoxicar.

Cuando la futura madre inhala solventes como los que se utilizan para las
pinturas y los pegamentos industriales, el feto puede sufrir deformidades
similares a las que provoca el alcohol.

El uso de heroína, al igual que cualquier otra droga, aumenta el peligro de un


parto prematuro y bajo peso del niño al nacer. Además, esta sustancia y sus
derivados son capaces de producir dificultades respiratorias, hipoglucemia y
hemorragias en los tejidos de la cabeza del bebé.

Las mujeres que se inyectan droga y comparten las jeringas corren el riesgo de
infectarse con el virus del sida o de la hepatitis y, por lo tanto, contagiar
también a su bebé.

39. ¿El consumo de drogas puede afectar la actividad sexual de una


persona?
Sí.El uso excesivo de sustancias adictivas (alcohol, marihuana, cocaína, éxtasis,
etcétera) interfiere con la capacidad física para funcionar sexualmente,
causando impotencia, pérdida de respuesta sexual, y en ocasiones, infertilidad,
particularmente en el caso de los inhalables.

Todas las drogas, legales e ilegales, causan daños físicos y psicológicos. El


efecto de algunas sustancias sobre el "centro del deseo sexual" hace que su
capacidad de respuesta se minimice al disminuir la sensibilidad. Esta
disminución provoca pérdida del apetito sexual y también erecciones de corta
duración, que impiden llegar al orgasmo.

En el sistema circulatorio, el efecto de algunas drogas aumenta o disminuye la


presión sanguínea; el consumo excesivo de estas sustancias origina que la
sangre no llegue con suficiente fuerza al pene e inhiba la erección.

Con respecto a los problemas de infertilidad causados por el consumo excesivo


de drogas, el efecto que tienen estas sustancias en las células reproductivas
tanto femeninas como masculinas, es el de interrumpir su proceso de
maduración, produciendo óvulos inmaduros para la fecundación (en la mujer) y
espermas sin cola (en el hombre) que no logran terminar su viaje hacia el óvulo
maduro.

Otra de las repercusiones de las drogas en la actividad sexual, es que vuelven


al individuo más vulnerable al contagio de enfermedades de transmisión sexual
como el sida, así como embarazos no planeados.

Al parecer, la mayoría de los trastornos sexuales se le adjudican a los hombres;


sin embargo, las mujeres que abusan de las drogas también pueden tener
problemas de esta índole. En ocasiones, las dificultades sexuales (como falta de
interés, placer, lubricación y orgasmo) influyen para que algunas mujeres
abusen de sustancias adictivas, aunque consumirlas generalmente aumenta
estas dificultades. Cuando el consumo cesa, no terminan los problemas, ya que
algunas mujeres al dejar de abusar de las drogas pueden seguir teniendo
dificultades de tipo sexual. Cuando comienzan o vuelven a tener encuentros
íntimos, éstos pueden provocarles sensaciones negativas, como miedo y
ansiedad, que son parte de la respuesta de su cuerpo y de sus emociones como
consecuencia de la abstinencia de sustancias.

El consumo de drogas afecta el carácter y la personalidad del individuo;


minimiza los reflejos y hace que fácilmente se salga de control; en ocasiones,
realiza acciones que no haría en sus cabales, por ejemplo, agresión y/o
violencia sexual. Muchas veces estas conductas las llevan a cabo aun con su
propia familia y pareja; comienza a satisfacer deseos perversos sin ser
consciente del daño físico y psicológico que puede ocasionar a otros.

40. ¿Si uso drogas, me puede dar sida?


Elabuso de drogas y el riesgo de contagio del virus de VIH o sida se relacionan
ampliamente. Una persona que se encuentra bajo los efectos de una droga,
como alcohol, cocaína, mariguana, etcétera, tiene menos poder sobre su
comportamiento, y por lo tanto, menor capacidad para controlar sus impulsos
sexuales, lo que incrementa la probabilidad de que se tengan contactos
sexuales sin protección y mayor riesgo de contraer alguna enfermedad de
transmisión sexual, como el sida.
El consumo de sustancias adictivas, por vía intravenosa, como la heroína y, en
ocasiones, la cocaína, representa un riesgo importante de contagio del virus del
VIH, debido al intercambio de jeringas entre usuarios de estas drogas. Si se
considera que menos de 1% de la población mexicana consume drogas por vía
intravenosa, se puede decir que la probabilidad de contagio es alta entre esta
población. Sin embargo, lamentablemente éste no es el único vínculo de las
drogas con esta enfermedad, hasta el momento mortal; las personas que se
infectan por vía intravenosa pueden contagiar a parejas sexuales no
consumidoras con el virus del VIH sida o los de la hepatitis B y C y ésta se
considera una importante forma de transmisión.
CAPITULO IV

Cómo Prevenir el Consumo de Drogas

41. ¿Qué son los factores de protección en el consumo de drogas?


Son aquellas situaciones o actitudes que ante el peligro de una condición de
riesgo modifican, mejoran o alteran la respuesta de una persona; por ejemplo:
adecuada comunicación familiar, interés por la escuela, habilidades sociales,
entre otras. Los factores protectores disminuyen las desventajas o la exposición
al daño y, además, incrementan la resistencia que se tenga al mismo.

Entre más factores de protección se presenten en el entorno de una persona,


menos riesgos correrá de iniciarse en el consumo de drogas. Para ejemplificar
lo anterior: si un adolescente recibe afecto de sus padres y logra comunicarles
sus dudas, temores e inquietudes, es buen estudiante y sus padres saben
escucharlo y acompañarlo, el adolescente tendrá la capacidad de saber qué le
hace daño y cómo protegerse.

Los factores de protección se relacionan con las cualidades y las características


positivas de las personas, como ser directo, responsable, organizado, estudioso,
tolerante, etcétera. Algunos recursos de su entorno también funcionan como
factores protectores, por ejemplo: familias y escuelas libres de drogas,
comunidades seguras, baja delincuencia, etcétera; si éstos se combinan con las
cualidades y las características personales, se contará con mayores
herramientas para enfrentar el riesgo.

Algunos de los factores de protección que pueden ayudar a una persona a


evitar el consumo de drogas, son:

Autoestima. Es una característica personal que incluye el valor, el afecto y la


apreciación de uno mismo. El amor a sí mismo facilita la aceptación de
cualidades, defectos, habilidades y carencias, lo que permite la relación con los
otros de forma cordial y adecuada. Las personas con buen nivel de autoestima,
reflejan mayor seguridad en sus acciones.

Apego escolar. Está relacionado con el interés por las actividades escolares, el
éxito en los estudios y la aceptación de los compañeros de escuela, así como la
atención que proporcionan los maestros y otras autoridades de la comunidad
escolar.

Comunicación familiar. Se refiere al respeto de escuchar y ser escuchado por


cada uno de los integrantes de la familia; dicho respeto se acompaña de amor,
aceptación, negociación y de una adecuada distribución de los lugares que cada
uno ocupa dentro de la familia.

Relaciones familiares favorables. Se ven favorecidas principalmente por los


padres, ya que si ellos inculcan el respeto, el amor y la comunicación en los
hijos, éstos sentirán seguridad y confianza para platicar las situaciones tanto
positivas como negativas que les ocurren en todos los lugares donde se
desenvuelven. La relación favorable con los padres puede alejar de muchos de
los riesgos a que se exponen los hijos, aunque se encuentre en ambientes
sociales de riesgo.

42. ¿Qué es la autoestima?


La valoración que el individuo hace de sí mismo; indica hasta qué punto la
persona se cree capaz, importante y competente. En otras palabras, la
autoestima es la apreciación negativa o positiva que se tiene de uno mismo.
Las personas que muestran una autoestima óptima, reflejan mayor seguridad
en las acciones de su vida cotidiana. Además, la autoestima se relaciona con la
satisfacción de necesidades básicas y de crecimiento personal.

Las necesidades básicas son:

Fisiológicas: La satisfacción del hambre, el descanso, el sueño, etcétera son


requerimientos vitales del organismo para que funcione adecuadamente.

De seguridad: Se relacionan con la integridad personal; contar con sistemas


de justicia que protejan al individuo; con trabajo para obtener recursos
económicos para cubrir los satisfactores de casa, educación y demás.

De pertenencia: La necesidad de afecto y solidaridad a través de la


integración a grupos, comunidades o clubes, que den a las personas identidad y
aceptación de los otros.

De reconocimiento: El valor que los otros proporcionan a un individuo y el


lugar en que lo ubican, por ejemplo: el más "popular", estudioso, inteligente,
etcétera.

Las necesidades de crecimiento comprenden:

Autorrealización: Es el comportamiento que algunas personas tienen en


cuanto se muestran menos dependientes y más autónomas en sus acciones; los
individuos realizados se sienten gratificados y con deseos de realizar sus
mayores anhelos a través del esfuerzo, la creatividad y el trabajo.

Autoconocimiento: Es el conjunto de habilidades, expresiones y


manifestaciones, que nos permite saber el porqué de las propias acciones y
sentimientos. Cuando alguien tiene conocimiento de sus cualidades logra tener
una personalidad estable.

Autoconcepto: Es la imagen que cada uno percibe de su persona y que se


refleja en la conducta, por ejemplo: el participativo, la sobresaliente, el tímido,
etcétera.

Autoevaluación: Es el análisis personal de las situaciones y acontecimientos,


ya sean positivos o negativos, por ejemplo: que un adolescente tome una
decisión que sea de su agrado, misma que le trajo situaciones positivas que le
satisfacen, interesan y le permiten un crecimiento y aprendizaje constante.
Autoaceptación: Es el reconocimiento integral de cada quien: la forma de ser
y sentir. Por ejemplo, cuando alguien se acepta con sus virtudes y defectos, no
le afectan las críticas de los demás.

Autorrespeto: Tiene que ver con la forma en que una persona satisface sus
necesidades personales, tomando en cuenta sus principios y valores, de tal
manera que pueda expresar libremente sus sentimientos y emociones, sin
sentir culpa por la forma en que piensa o actúa. Por ejemplo: cuando un
adolescente le comenta a alguno de sus padres lo mal que se siente cuando
éste le llama fuertemente la atención frente a sus amigos; aquí, el adolescente
estará expresando la incomodidad que le genera esta situación.

Cuando alguien muestra una autoestima deteriorada, por ejemplo tiene


sentimientos de inseguridad y una imagen pobre de sí mismo; existe la
posibilidad de que modifique sus pensamientos y actitudes, por conocimientos
favorables sobre su persona. Sólo depende de que tenga la voluntad y el deseo
de cambiar.

43. ¿Puede la autoestima prevenir el consumo de drogas?

Sí.La autoestima junto con otros factores favorables, como el apoyo familiar, la
estabilidad económica, etcétera, pueden prevenir el consumo de drogas. Esta
cualidad permite a los individuos contar con capacidad, seguridad y firmeza
para identificar las situaciones que le benefician o le perjudican. La persona con
una autoestima adecuada sabe que el consumo de cualquier sustancia (alcohol,
tabaco u otras drogas) puede provocarle daños, tanto físicos como
emocionales. "Alguien que se quiere, no se lastima".
Las condiciones para obtener una autoestima óptima que fortalezca la
prevención del consumo de drogas, son las siguientes:

 Respetar los actos y valores propios, favoreciendo la salud y la


integridad. Los juicios personales deben aplicarse de manera que el
individuo haga y exprese lo que sienta. Esto implica rechazar algo
cuando no se desea, por ejemplo: "No me puedo reunir con ustedes",
"No quiero beber alcohol", etcétera, o el afirmar cuando en verdad se
quiere decir que sí, por ejemplo: "Tengo muchos deseos de reunirme
con ustedes y sólo tomaré una cerveza para brindar por el gusto de
verlos".

 La eficacia personal facilita la comprensión de las situaciones que están


fuera de control y no son consecuencia de su comportamiento, por
ejemplo: "Todas las mañanas hago ejercicio, aunque esto no quiere decir
que también mis amigos tengan que hacerlo".

 La elección de ser responsables y atender a las propias percepciones y


juicios resulta vital para determinar la manera como cada quien se valora
y el tipo de vida que se lleva. La autoestima adecuada permite tomar
decisiones para acercarnos a las metas propuestas, entre ellas la
escuela, las relaciones con los otros y los valores.
 La integración de ideas, normas, creencias y comportamientos que guían
las acciones en la vida. La integridad se manifiesta por la adecuación del
comportamiento a nuestra escala de valores.

 La responsabilidad para lograr las metas personales refuerza nuestro


aprecio personal e identidad, al tiempo que evita los riesgos que nos
desvían de nuestros objetivos.
Tener una autoestima adecuada facilitará la obtención de recursos (seguridad,
firmeza, amor propio, fortaleza, voluntad, determinación, etcétera) para
enfrentar a cualquier presión para consumir drogas.

44. ¿Qué es la asertividad?


Es la capacidad para comunicarnos con los demás de manera amable,
respetuosa, tomando en cuenta, sobre todo, sus derechos. Al comunicarnos, no
sólo transmitimos información hablada, sino también corporal: la forma de
mirar, la postura del cuerpo, los movimiento de las manos, los gestos,
transmiten nuestro sentir. Una comunicación asertiva permite lograr acuerdos,
tener una convivencia más sana, sin que nadie termine enfadado; es decir, una
conducta asertiva evita gritos, insultos o cualquier actitud que demuestre enojo
e incluso agresividad.

La asertividad se emplea para explicar el proceso de comunicación entre una o


varias personas con la particularidad de hacer convenios para beneficio de los
implicados, o simplemente para intercambiar ideas, evitando mensajes o
posturas agresivas o pasivas. La asertividad permite habilitar cotidianamente un
estilo de comunicación que fortalece una convivencia sana, sin recurrir a
situaciones riesgosas para expresar las ideas como es rechazar el consumo de
drogas con los amigos.

Especialistas en la materia han hecho estudios en la población mexicana que


demuestran que la comunicación asertiva no es común en nuestra cultura, ya
que las personas que representan a la autoridad (padres de familia maestros,
directivos, etcétera) toman una actitud dominante, es decir, "primero yo y
luego tú". Esto es, los hijos no tienen ningún derecho de poner en tela de juicio
las instrucciones o determinaciones del padre o la madre, simple y
sencillamente porque ellos son figuras de "poder".
Por otro lado, la asertividad es un estilo de comunicación que funciona como
"mediador" entre dos o varias personas cuyo propósito es que prevalezca el
respeto por las ideas de cada parte, por ejemplo: El profesor que imparte la
clase de química, les pide constantemente a los alumnos que guarden silencio
porque no puede dar el tema con tranquilidad. Cierto día uno de los
estudiantes, le comentó: "Maestro quiero proponerle hacer un acuerdo con mis
compañeros para que respeten su exposición y no tenga usted que quitarnos
puntos por interrumpir su tema"; el docente lo miró a los ojos y dijo "¡Cómo no
se me había ocurrido antes; tienes razón, vamos a negociar con todo el
grupo!". Al comentarle a los demás, surgieron varias propuestas para guardar
orden y además, obtener más puntos en química.
En el caso anterior, la meta fue llegar a un acuerdo, pero no necesariamente
debe suceder así, pues también está la opción de no convenir con lo que
comenta la otra persona; en este caso se debe ser paciente y escuchar, sin
recurrir a una actitud grosera o descortés. Por ejemplo: Dos grandes amigas de
la universidad comentan acerca de las ventajas y desventajas del turno de la
tarde. Griselda dice que sólo debería existir este turno y Tania está en total
desacuerdo y le dice: "Estás loca, en la noche es más fácil que te asalten;
pensé que eras más inteligente al exponer tus ideas". Griselda le responde:
"Cálmate, no es motivo para que te enfades, sólo estamos comentando nuestro
punto de vista. ¿Qué te parece si escuchas mis ideas y después nos vamos a
tomar un café para contar nuestras experiencias en este turno vespertino?". La
amiga accede y baja automáticamente su tono de voz.
No siempre se debe estar de acuerdo con las propuestas, comentarios u
opiniones de los demás, puesto que la asertividad implica la capacidad de
escuchar y, si el caso lo requiere, hacer acuerdos sin tener que llegar a insultos
o enfados. Generar una conversación donde ambas partes se sientan
escuchadas y respeten sus comentarios, son situaciones que protegen de
eventos peligrosos como el uso y abuso de drogas, que sólo ofrecen bienestar
mientras se permanece bajo sus efectos.

45. ¿Cómo influye la asertividad en la prevención de drogas?


Alser una habilidad personal que permite expresar clara y directamente lo que
se piensa y se siente en la relación con los otros, aumenta la probabilidad de
alejarse de situaciones peligrosas que lleven al consumo de drogas. Cuando
alguien se comunica de manera asertiva con los demás, se desenvuelve con
facilidad en diferentes círculos sociales y puede negociar, tomar decisiones,
sentirse respetado y a gusto consigo mismo, ya que tiene un estilo de
convivencia que lo ubica en situaciones de protección contra el uso de drogas.

Los estudios realizados en nuestro país señalan que a los mexicanos se nos
dificulta expresar directamente lo que pensamos y sentimos, es decir, que nos
cuesta trabajo ser asertivos debido a diferentes factores socioculturales. Por lo
tanto, es importante promover y fortalecer esta habilidad en actividades
preventivas, especialmente con niños, adolescentes y jóvenes, población
considerada de alto riesgo para iniciar el consumo de drogas.

Al llevarse a cabo una serie de actividades preventivas dirigidas hacia el


fomento de la asertividad, se habilita a la población a adoptar un estilo de
comunicación que tiene repercusiones positivas en la toma de decisiones, con
objeto de hacer acuerdos y evitar, en la medida de lo posible, la agresión y la
violencia en la conversación. Una persona que sólo se "comunica" con un tono
alto de voz, sin pedir con educación lo que necesita, inmediatamente genera en
el otro una actitud defensiva que sólo complica la situación; además, al ser
agresiva en su forma de comunicarse, es muy probable que nadie quiera
acercarse a ella, lo cual puede originar un aislamiento que la conduzca a
situaciones peligrosas, como el uso y el abuso de sustancias tóxicas.
En las actividades preventivas se pretende que esta forma de comunicación se
incorpore al estilo de vida de las personas, como una acción protectora, donde
los niños y niñas se expresen clara y directamente frente a los demás,
manifiesten sentimientos, inquietudes, deseos, adquieran habilidad para hacer
acuerdos; conozcan y fortalezcan estilos de comunicación sanos, pero sobre
todo, que los practiquen a diario para incorporarlos a su vida. A los
adolescentes, se les debe preparar en la toma de decisiones, la resistencia a la
presión negativa del grupo de pares, por ejemplo: al ofrecimiento de consumir
alguna droga. Generalmente, en esta etapa de cambios físicos y emocionales, a
los adolescentes se les dificulta expresar lo que sienten y quieren, por lo que la
asertividad resulta especialmente efectiva en estos casos.

Con los adultos es importante reforzar o modificar los estilos de interacción que
tienen en su lugar de influencia como padres de familia, profesores, directivos,
por mencionar algunos. Además, mediante representaciones (sociodramas) hay
que capacitarlos para que aprendan a escuchar, a ser flexibles con los
acuerdos, tolerantes frente al discurso del otro, aun cuando les parezcan "ideas
ilógicas". Todos estos ejercicios y estas actividades que se realizan con
diferentes poblaciones, los ubican en una situación de protección que les
permite adquirir recursos para tomar decisiones que no perjudiquen la salud.

Las alternativas que se fomentan en los programas preventivos incluyen:


ocupación del tiempo libre en actividades saludables como ejercicios para
compartir con la familia, círculos de convivencia, motivación, formas sanas de
comunicación, ejercicios de posturas corporales para identificar estados de
ánimo, etcétera.

46. ¿Cuántos tipos de comunicación existen?

Existen dos tipos de comunicación: verbal y no verbal. La primera se refiere a


las palabras que utilizamos y al tono de nuestra voz; la segunda, al contacto
visual, los gestos faciales, los movimientos de brazos y manos o a la postura y
distancia corporal.

Es importante que exista congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos.


Se tienen diferentes formas de comunicar lo que sentimos; algunas personas
expresan sus ideas o sentimientos de manera pasiva y se dejan influir muy
fácilmente por lo que otros piensan y sienten, mientras que hay quienes se
comunican de modo agresivo, es decir, anteponiendo siempre sus intereses sin
importarles lo que los otros sientan o piensen.

Es fundamental buscar un equilibrio entre estos dos estilos de comunicación o


sea, tomar en cuenta el punto de vista del otro, expresando lo que a nosotros
nos interesa decirle; esto se conoce como un estilo de comunicación asertiva.

Se sabe que la mayoría de las personas consumidoras de drogas no cuentan


con este equilibrio, pues generalmente tiende a mantener un estilo de
comunicación pasiva o agresiva. Además, una comunicación inadecuada suele
generar malos entendidos; por ello, es necesario considerar algunas estrategias
para evitarlos.

 Enviar mensajes claros y directos. Entre más específico sea el mensaje,


hay menos oportunidades de interpretaciones. Por ejemplo: "Quedamos
de vernos en el cine"; es mejor decir en qué cine y a qué hora, con lo
que se evitará que el receptor interprete algo que no se dijo realmente.

 Repetir el mensaje del emisor. Esto confirmará que lo hemos entendido;


la reiteración de las palabras del emisor es importante, por ejemplo: "Si
te he entendido bien, quieres decir que….", "¿Me estás diciendo que...?"
 Hacer preguntas. Para evitar malos entendidos es necesario hacer
preguntas, ya sea por parte del emisor o del receptor; por ejemplo:
"¿Qué quieres decir con eso de…?", "¿A qué te estas refiriendo
exactamente cuando dices…?"

47. ¿Qué es el apego escolar?


Es encontrar en la escuela satisfacciones que identifiquen y motiven al joven a
continuar en ella, aun cuando no solamente sea para estudiar, sino también
para convivir con los amigos, hacer nuevas amistades, participar en los torneos
deportivos u otro tipo de actividades. Es decir, el apego escolar se caracteriza
por obtener buenas calificaciones y por el ánimo de compartir las diversas
actividades con la comunidad escolar.

El apego escolar es un concepto que se utiliza para explicar el proceso de


permanencia y asistencia a la escuela, independientemente del grado que se
curse. La asistencia a la escuela no sólo implica aprobar las materias sino poner
en práctica, desarrollar o fortalecer las habilidades de cada alumno, además de
motivar el interés y la creatividad.

Aunque uno de los aspectos básicos de la escuela es evaluar y medir el


aprendizaje académico a través de las calificaciones, conocido comúnmente
como "aprendizaje formal", también está presente e influye de manera
considerable, el interés de cada persona por asistir a la escuela. Por ejemplo:
"Luis es un chico bastante hábil en la secundaria, dedica tiempo a sus tareas
escolares y revisa sus apuntes, lo que hace que obtenga buenas calificaciones;
pero, además, para él son muy importantes los amigos de su grupo, ya que con
ellos comparte aventuras e inquietudes. Al preguntarle el motivo de asistir
constantemente a la escuela, el joven responde de inmediato: "Por las cosas
que hago con mis amigos". Es decir, aparte de obtener buenas calificaciones,
hay otros motivos que impulsan la permanencia en la escuela, como cubrir
aquellas inquietudes propias de la edad.
Es muy importante la información, el gusto, el interés que los padres de familia
transmiten a los hijos para asistir a la escuela: "Para ser alguien en la vida;
para aprender a leer y escribir; para que no te vean la cara", son algunas de las
explicaciones que ofrecen los adultos. Sin embargo, es necesario saber que la
escuela es un lugar de creación y recreación, porque se ponen en juego los
recursos de cada individuo y porque ahí construyen sus propios espacios de
convivencia con los chicos y chicas de su edad. Por este motivo, cuando se
realizan concursos de carteles, poesía, periódicos murales o cualquier otra
actividad alternativa al aprendizaje formal, en la que los alumnos plasmen sus
necesidades, creatividad e inquietudes y la forma como perciben la asistencia a
la escuela, se contribuye a identificar más la escuela con los intereses de los
chicos.

48. ¿La escuela protege del consumo de drogas?

Diversos estudios han demostrado que el interés por la escuela y las actividades
relacionadas con ella (tareas, deportes y otras actividades complementarias)
promueven la protección contra el consumo de drogas. Sin embargo, también
es necesario considerar que en la escuela los niños y adolescentes están en
contacto con compañeros que consumen drogas y con la disponibilidad de
sustancias tóxicas; por ello, es de suma importancia que los padres, maestros y
otros adultos (hermanos mayores, abuelos, etcétera) que conviven con los
alumnos estén atentos a su desarrollo y actividades dentro y fuera de la
escuela.

El objetivo central de la escuela es promover la adquisición de conocimientos


formales; además, en ella se transmiten valores, costumbres, hábitos y
conceptos que repercuten en la forma de actuar y de pensar de los estudiantes.

La escuela, al ocupar una parte importante del tiempo de los alumnos, tanto
por el horario escolar, como por las tareas y actividades que se realizan fuera
de ella, se convierte en un espacio privilegiado para incluir actitudes de rechazo
al consumo en formas de pensar y actuar, independientemente de la capacidad
protectora de la escuela.

Desde esta perspectiva, la participación de los niños y los adolescentes en el


desarrollo académico y en los valores que se transmiten en la escuela, los pone
en una situación menos vulnerable ante los riesgos que desencadena la
drogadicción, uno de los cuales está en las invitaciones a consumir droga por
parte de sus amigos y compañeros de escuela. Aquí es importante mencionar
que, como en muchas ocasiones estas invitaciones se realizan en la escuela, es
necesaria la intervención y el compromiso de padres de familia y maestros, con
objeto de lograr que la escuela cumpla con su función formadora y, de esta
manera, aprovechar su potencial protector para los alumnos.

Si bien es cierto que la escuela brinda protección ante el consumo, también


puede implicar algunos riesgos. La mejor forma de diluirlos es ofreciendo apoyo
a niños y adolescentes para enfrentarlos, aunque en muchos casos la
protección que proporciona la escuela puede no ser suficiente para evitar el
consumo.
49. ¿Cómo influye el apego escolar en la prevención de las drogas?

El apego escolar mantiene al estudiante alejado de situaciones peligrosas, como


el consumo de drogas. Un estudiante que se dedica a sus actividades escolares
con gusto, disciplina y constancia, encuentra alternativas sanas para
desempeñarse cada vez mejor en la escuela y en su vida personal.
Diversas investigaciones ubican al apego escolar como un factor protector
contra el consumo de drogas, situación que se ve fortalecida cuando la
institución cuenta con la participación organizada de alumnos, padres y
maestros que son una alternativa importante para prevenir que los alumnos
usen sustancias tóxicas.
Cuando un estudiante asiste con regularidad a la escuela, su energía e
intereses están delimitados por reglas y normas de la misma, por lo que se
sanciona cualquier acción que no se considere "correcta o adecuada". En este
sentido, las intervenciones preventivas desarrolladas en la comunidad escolar
tienen como ventaja la formación y el fomento de estilos de convivencia
saludables entre todos los que conforman la comunidad escolar: alumnos,
maestros y padres de familia.

Con las actividades preventivas dirigidas a reforzar o promover el apego


escolar, se pretende impulsar el gusto por asistir a la escuela, que los
estudiantes encuentren no sólo una buena calificación, sino momentos de
recreación en los que se pongan en juego sus destrezas y habilidades
personales, alejados de situaciones peligrosas como la drogadicción. Las
intervenciones preventivas son más intensas en los estudiantes que cursan los
últimos años de primaria, así como todos los grados de secundaria y
bachillerato, por ser una población que se considera de alto riesgo para el
consumo de drogas.

Las alternativas que se fomentan a través de un programa preventivo escolar,


son: ocupación del tiempo libre en actividades saludables, hábitos de estudio,
círculos de lectura, motivación, autoeficacia, entre algunas otras.

50. ¿Cómo fortalecer el apego escolar?


Con el fomento de actitudes y conductas como: respeto por las normas de
disciplina escolar, motivación por el estudio, asistencia regular al plantel
educativo, tener buenas calificaciones e integración al medio escolar y
estudiantil.

Para el logro de este propósito se requiere sensibilizar y motivar a los


integrantes de la comunidad escolar para que se involucren en la prevención
mediante una participación activa en pro del bienestar escolar. También debe
contemplarse la capacitación de los docentes para garantizar la eficacia en el
fomento de este factor de protección a partir de una adecuación de los
métodos de enseñanza que resalte la participación activa de los alumnos e
impulse el pensamiento crítico. Por ejemplo: que los estudiantes expliquen el
tema al resto de sus compañeros; que ofrezcan exposiciones bajo criterios que
ellos consideren adecuados para facilitar la comprensión de la información,
etcétera.

Además, hay que llevar a cabo acciones orientadas a promover mayor


motivación e interés por el estudio, la clarificación de expectativas y opciones
vocacionales, el mayor compromiso de logro y expectativas de desempeño, los
hábitos de estudio, las habilidades de aprendizaje, los ejercicios de interacción
para la integración a grupos de amigos y comunidad escolar etcétera.

A continuación se mencionan algunos ejemplos de cómo fortalecer el apego


escolar.

El profesor que imparte la materia de civismo establece una nueva técnica para
que los alumnos construyan un pensamiento más crítico frente a la información
que reciben de los medios masivos de comunicación, con la finalidad de tomar
decisiones adecuadas y alejadas de peligros. Dicha técnica consiste en que los
alumnos lleven a clase información de revistas y periódicos a fin de revisar y
analizar los contenidos. Cada alumno expone sus comentarios en equipos de
trabajo y un representante comenta al resto del grupo la conclusión de sus
reflexiones. El objetivo del profesor es que los alumnos aprendan a analizar la
información o en su caso, a diferenciar situaciones u ofrecimientos que
impliquen riesgos para la persona, como la presión de amigos para iniciarse en
el consumo de drogas.

Otro profesor que enseña la clase de literatura, fomenta hábitos de estudio


como opción para obtener buenas calificaciones. Con cada capítulo del libro
"Historia de los clásicos griegos", les pide que realicen cuadros sinópticos,
saquen ideas principales, armen círculos de estudio para facilitar la
comprensión, lean en voz alta y elaboren un resumen del texto. Con estos
ejercicios el maestro pretende que los alumnos habiliten estrategias de estudio
para que les faciliten el aprendizaje y se fomente el gusto por la lectura como
una alternativa recreativa, al margen de situaciones de riesgo como el consumo
de drogas.

Una profesora de inglés realiza constantemente ejercicios de interacción y


convivencia para habilitar a los alumnos a entablar una conversación, expresar
sentimientos, saber escuchar al otro y a negociar a través del diálogo. Ella
considera que si un estudiante tiene estrategias de comunicación, se le facilita
relacionarse con grupos sociales de su interés, que cubran necesidades
psicológicas y que lo hagan sentir parte importante del grupo de amigos de la
escuela.

51. ¿Qué son las habilidades sociales?

Las habilidades sociales son la capacidad que se tiene para actuar y


comportarse de manera correcta y positiva con los amigos, conocidos, padres
de familia, maestros, etcétera. Estas habilidades permiten ser y expresar de
forma adecuada, directa y efectiva lo que se siente, piensa, cree y desea, a fin
de conducirse con seguridad y tranquilidad frente a situaciones, relaciones
personales o problemas cotidianos.

Básicamente, las habilidades sociales se refieren a la manera como


"resolvemos" o "actuamos" ante situaciones o relaciones que implican nuestro
sentir y pensar; del mismo modo, cuando se desea obtener algo que nos hace
sentir a gusto o evitar que esto afecte la salud física y mental. Por ejemplo: una
habilidad social es negociar con los padres la hora de llegada a la casa después
de ir a una fiesta, sin necesidad de pelear, enojarse, gritar o irse a la fuerza.

Todas las personas tienen ciertas habilidades sociales porque diariamente se


vive e interactúa con mucha gente; sin embargo, esto no significa que dichas
herramientas se usan mejor, debido sencillamente a que no se sabe cómo
hacerlo o, en el peor de los casos, se actúa conforme a lo que otros esperan,
dejando de lado los intereses personales. Por ejemplo: es común que nos
pongamos "nerviosos" cuando decimos o pedimos algo en presencia de
desconocidos o que con facilidad hagamos lo que nuestros amigos o familiares
nos piden, aunque muchas veces no estemos de acuerdo; es decir, que no
tenemos la habilidad para negociar o expresar nuestro verdadero sentir y
afrontar situaciones que nos pueden poner en riesgo de hacer aquello que no
deseamos.

Algunas investigaciones en la materia indican que los individuos con bajas


habilidades muestran regularmente ciertas características, por ejemplo: suelen
decirse a sí mismos palabras negativas o descalificativas ("Que tonto soy",
"creo que no puedo hacerlo", etcétera); se autoelogian poco ("Me siento seguro
de mí", "soy muy importante", entre otros); presentan ideas o creencias ilógicas
("Creo que nadie me acepta", "toda mi vida he hecho las cosas mal", y demás);
tienen más recuerdos que refuerzan la idea de que no valen o no pueden ("No
les gusto a las chavas", "¿por qué también mis amigos me dicen que estoy
mal?", etcétera). Además, se sabe que la pena (timidez), los "nervios"
(ansiedad) o el miedo (fobia) que se generan en las relaciones sociales, son
algunos de los aspectos personales que dificultan considerablemente el
desarrollo de habilidades sociales.

Es igualmente importante que sepamos con qué habilidades contamos o si las


usamos de manera adecuada y efectiva. Para ello es recomendable considerar
algunas condiciones, por ejemplo:

 Saber que las habilidades sociales se ubican siempre en situaciones que


tienen que ver con las relaciones interpersonales, donde entran en juego
nuestras conductas, emociones, deseos, pensamientos, opiniones y
demás.

 Ubicar las situaciones, los momentos, las personas o los tipos de


relaciones que nos hagan sentir nerviosos, apenados, inseguros,
indecisos, etcétera.

 Identificar las acciones o interacciones que nos dificultan tomar una


decisión, solucionar algún problema, entre otros.
 Reflexionar y/o decidir qué habilidad es la que uno desea desarrollar.

Algunas señales que indican dificultad para utilizar adecuadamente nuestras


habilidades sociales son: a) Cambios en la conducta verbal y no verbal, por
ejemplo: hablar muy rápido o quedarse callados; utilizar un tono de voz bajo o
gritar; expresar con la cara el sentir; evitar mirar a la persona o ver hacia abajo
o hacia otros lados; encoger el cuerpo; rascarse; apretar las manos o las
mandíbulas, etcétera; b) La aparición de ciertos pensamientos, por ejemplo:
"¿Qué van a pensar de mí?"; "me da miedo"; "tengo pena", "¿y ahora qué hago
o digo?", etcétera. c) Las respuestas de nuestro organismo, por ejemplo:
respirar agitadamente o contener la respiración; sentir "calor" en la cara o el
cuerpo; sudar excesivamente; sentir frío y marearse, entre otras reacciones.
Es importante considerar que todas las personas son capaces de aprender y
desarrollar habilidades sociales y, más aún, de llevarlas a la práctica ante
situaciones que perjudiquen, como el uso y abuso de drogas. De esta forma,
algunas de las habilidades sociales que se pueden aprender, mejorar y practicar
en la vida diaria, se agrupan de la siguiente forma:

 Habilidades para comunicarse, por ejemplo: escuchar a los demás,


platicar con otras personas, expresar las propias opiniones, etcétera.
 Habilidades relacionadas con los sentimientos, por ejemplo: conocer o
identificar los sentimientos personales, saber expresarlos, comprender
los sentimientos de otros.
 Habilidades para manejar la agresión, por ejemplo: negociar o resolver
desacuerdos, tener autocontrol, defender los derechos personales,
etcétera.
 Habilidades para contrarrestar el estrés, por ejemplo: saber afrontar las
presiones del grupo de amigos, formular y expresar una queja,
responder a una acusación, relajarse, entre otras.
 Habilidades de planificación, por ejemplo: tomar decisiones, solucionar
problemas, etcétera.
Los expertos en la prevención de drogas, sugieren que algunas de las
principales habilidades sociales que deben enseñarse y reforzarse en los niños,
adolescentes y jóvenes son: toma de decisiones, solución de problemas,
resistencia a la persuasión o presión del grupo de pares a usar drogas o a
cometer actos delictivos, el autocontrol y la negociación ante situaciones que se
relacionen con el consumo de drogas.

52. ¿Por qué son importantes las habilidades sociales en la prevención


del consumo de drogas?

Porque permiten crear, fortalecer y practicar pensamientos, actitudes y


conductas favorables a la salud física y mental, así como incrementar la
competencia personal o el desempeño óptimo en las relaciones interpersonales,
mismas que ayuden a afrontar decididamente todas aquellas situaciones que
puedan originar el consumo de drogas, por ejemplo: la presión de los
amigos para animarlo a darle un "toque" al cigarro de marihuana o beber
alcohol.

Actualmente, los especialistas en prevención del uso de drogas consideran que


una de las formas efectivas para afrontar este problema es a partir del
desarrollo y reforzamiento de habilidades sociales, sobre todo, en niños y
adolescentes. Ello los ayudará a incrementar sus cualidades; a mejorar la
calidad y la cantidad de las relaciones que se establecen con otros; a valorar y
aprender a pensar y a comportarse de manera positiva o más saludable,
diferente al consumo de drogas; asimismo, las habilidades sociales contribuirán
a reducir el malestar personal que orilla a niños y adolescentes a buscar otro
tipo de sensaciones o de amigos que están en riesgo de consumo, etcétera.

Por ejemplo, diversas investigaciones enfocadas al desarrollo de habilidades


sociales en adolescentes y jóvenes, como automanejo (independencia, control
personal, toma de decisiones, solución de problemas, comunicación clara y
directa) y resistencia al grupo de amigos para el uso de drogas, señalan que el
consumo de sustancias tóxicas se reduce en un porcentaje considerable,
favoreciendo, la perseverancia de actitudes y conductas ajenas a la adicción.

Otros resultados indican que fortalecer la autoestima, la toma de decisiones, la


comunicación y la habilidad de establecer actitudes y amistades libres de
drogas en los adolescentes, promueven el buen desempeño escolar, reducen la
relación con las drogas, disminuyen el contacto con amigos o conocidos que
tienen conductas riesgosas en cuanto al consumo y mejoran la autoestima, el
control personal y los vínculos con la escuela. Además, con el uso adecuado de
habilidades sociales es posible reducir problemas personales que generan
depresión, ira, agresividad o estrés.

Aunque nosotros o alguno de nuestros amigos o familiares tengan dificultad


para manejar adecuadamente algún tipo de situación o relación con amigos o
conocidos, es importante tener presente que, en realidad, todos podemos ser
competentes; es decir, mostrar conductas efectivas siempre y cuando
identifiquemos con claridad la habilidad que deseamos mejorar y la llevemos a
la práctica, sin dejar de lado el deseo, la motivación y el compromiso de
aprender y cuidar nuestra salud.

Se considera que para el desarrollo de habilidades sociales deben tenerse


presentes cuatro elementos:

 Aprender conductas o maneras específicas de manejar una situación.

 Reducir la tensión o el nerviosismo que provocan ciertas situaciones.

 Modificar valores, ideas o creencias que limitan la libre expresión.

 Practicar diferentes formas de resolver problemas.

Algunas formas que se recomienda llevar a la práctica para favorecer el


desarrollo de habilidades sociales en niños y adolescentes y, en consecuencia,
la prevención de drogas, son las siguientes:
 Aprender lo que hace otra persona segura de sí misma, es decir, copiar
su conducta, dándole siempre nuestro "toque personal".

 Representar escenas de situaciones reales para que, si se presenta el


caso, se actúe con seguridad sobre algo que no se quiere hacer; por
ejemplo, cuando en la secundaria alguien ofrece cigarros o alcohol para
darle una "probada".

 Obtener e incrementar la información acerca de lo que debe hacerse y/o


cómo manejar adecuadamente situaciones o relaciones de la vida
cotidiana, ya sea preguntando a los padres de familia y maestros,
consultando libros, etcétera.

 Automotivarse verbalmente respecto a lo aprendido y practicado, por


ejemplo: "No es tan difícil como creía", "lo estoy haciendo bien",
etcétera.

 Cambiar pensamientos inadecuados o negativos, por ejemplo: "No


puedo", "no sé", "me da pena", "me vale", por otros positivos: "esto me
beneficia", "sólo necesito practicar", etcétera.

 Aumentar el número de autoevaluaciones positivas e indicaciones


precisas sobre qué y cómo hacer y resolver problemas.

 Tener un control sobre lo que se quiere y se hace, a fin de sobrellevar,


de la mejor manera, problemas que pudieran tenerse con los amigos,
familiares y compañeros que se asocien al uso de drogas.

53. ¿Qué es la resilencia?

Es la capacidad de una persona para surgir o salir de situaciones adversas,


adaptarse, superar y acceder a una forma de vida que resulte significativa y
productiva. Una persona resilente es aquella que, a pesar de nacer, crecer y
vivir en un ambiente de alto riesgo para su crecimiento personal y familiar se
desarrolla física y mentalmente sano y exitoso.

La resilencia abre un camino para enfatizar y considerar los aspectos positivos y


los motivos de superación que los seres humanos tienen para enfrentarse
constantemente a los problemas o situaciones de riesgo en su entorno.

La resilencia no es algo con lo que se nace, sino una característica que las
personas adquieren durante su desarrollo, sobre todo en la infancia. Es una
capacidad que se va obteniendo con la constante interacción que se tiene con
el entorno donde se vive. Para que esta capacidad pueda ser considerada
resilencia, debe permanecer casi sin variación durante largo tiempo. Un ejemplo
de resilencia puede ser el caso de un niño que pese a que nace en un ambiente
con serias carencias materiales y falta de estímulos afectivos, es capaz de salir
adelante y tener una vida normal.
La resilencia es un término que ha adaptado la psicología y cuando se
menciona adaptación, es porque se utilizó inicialmente en la ciencia física para
indicar la "propiedad de la materia que se opone a la rotura por el choque o
percusión". Su origen proviene del latín "resilio", que significa volver atrás
volver de un salto, resaltar, rebotar.

54. ¿Por qué es importante la resilencia para evitar el consumo de


drogas?
La probabilidad de que una persona consuma drogas se relaciona con los
riesgos que enfrenta. Por ello, quienes cuentan con la capacidad de resilencia
podrán tener las habilidades y los elementos necesarios para contender con
esas situaciones de peligro.

Los riesgos que afrontan las personas en su vida diaria pueden ser muy
frecuentes y variados. Van desde riesgos inofensivos, como conducir un auto,
hasta los que representan un problema grave como, por ejemplo, una crisis de
depresión en un adolescente que enfrenta la muerte repentina de un hermano
en un accidente de tráfico. Cada persona contará con distintas capacidades,
habilidades y cualidades para hacer frente a cada uno de estos riesgos. Por lo
tanto, en circunstancias potencialmente peligrosas y similares, dos personas
podrán salir de ellas, afectadas en distinto grado.

En este sentido, la resilencia actúa como elemento que disminuye la influencia


negativa de las situaciones de riesgo que afronte una persona. El individuo
resilente no evitará los riesgos en su vida, sino que simplemente, tratará de no
involucrarse en un conflicto mayor derivado de situaciones problemáticas. Por
ejemplo: dos hermanos que comienzan a pasar su tiempo libre con un grupo de
amigos, entre quienes es común el consumo de marihuana, probablemente
actuarán de forma distinta ante la presión de los demás y evitarán comenzar a
consumir la droga, de acuerdo con el nivel de resilencia que posea cada uno.

55. ¿Por qué participar en la prevención de drogas cuando ni mi


familia ni yo tenemos este problema?
El uso y abuso de drogas es un fenómeno social, dinámico y en evolución.
Desde un punto de vista médico, se considera al consumo de drogas como una
enfermedad que, al igual que en otras, existe la posibilidad de que entre mayor
sea el número de personas adictas, mayor será el riesgo de que otros la
"padezcan"; es decir, como cualquier otra enfermedad, prevalece el riesgo de
propagación; por tal motivo, se justifica que evitar o prevenir el consumo de
drogas requiera del interés y participación de todos, ya que se trata de un
asunto de salud pública. Además, aun cuando dentro del núcleo familiar no se
presente este problema, se deben tomar medidas preventivas a nivel familiar y
social, pues el consumo de drogas se asocia a conductas antisociales; un
ejemplo son los accidentes automovilísticos, provocados por conductores que se
encontraban bajo los efectos de alcohol y/o de otras drogas.
Si ni usted ni su familia tienen el problema, es el momento más adecuado para
informarse y evitar que el fenómeno de las adicciones afecte a algún miembro
de su familia o comunidad; la participación de todos es indispensable, a fin de
mejorar las condiciones de vida propias y de la comunidad.

En la medida en que las personas se movilicen para hacer frente a este


problema o se interesen por tener injerencia en los programas que ofrecen las
instituciones que abordan este tipo de asuntos comunitarios, se podrá contar
con mayores y mejores alternativas de solución.

Por medio de programas preventivos, todas las personas, sin importar edad o
actividad, pueden aprender a ayudar a prevenir el uso de drogas, mediante
actividades sencillas. Además, al conocer más del tema, estará contribuyendo a
la salud de la población en la que habita su familia, sus hijos, sus amigos,
etcétera. Instituciones como Centros de Integración Juvenil han elaborado
programas preventivos, donde la participación de voluntarios y prestadores de
servicio social es fundamental, ya que son quienes llevan a cabo las actividades
de promoción a la salud.

En cuanto a los que ya utilizan algún tipo de droga como alcohol, tabaco u
otras drogas como la cocaína, la mariguana, los solventes, es importante saber
que los adictos se pueden rehabilitar, pero se necesita de la participación
organizada tanto de instituciones como de la comunidad, para generar recursos
que brinden la posibilidad de contar con profesionales de diferentes áreas de
salud, y espacios donde sea posible el proceso de recuperación y reinserción a
la comunidad.

56. ¿Cómo identificar cuando una persona consume drogas?


Esimportante identificar que las personas cambian, en particular los jóvenes y
adolescentes; sin embargo, para comprender si los cambios de personalidad
son parte del crecimiento o del inicio del consumo de drogas, es conveniente
conocer a la persona.

 Los usuarios de drogas van cambiando sus prioridades, el trabajo, los


amigos y los intereses son reemplazados por el consumo de drogas.

Desinterés y descuido en las actividades cotidianas. Esta conducta puede


manifestarse a través de depresión o enojo, en cualquier caso, es importante
resolver el problema que provoca esta conducta. Observe si se deterioran las
relaciones familiares, el desempeño escolar y/o laboral.

Cambios en la rutina. Todas las personas tienden a establecer rutinas para


levantarse, asistir a la escuela o al trabajo, visitar amigos, dormir, comer,
etcétera. No obstante, los usuarios de drogas suelen presentar cambios
abruptos en sus rutinas, ya que se incorporan a otros círculos sociales, donde
pueden consumir o conseguir las drogas. Las actividades relacionadas con la
droga sustituyen a las que se realizaban regularmente, por lo que las rutinas
tienden a cambiar.
 Los consumidores pueden dejar rastros o señales de que consumen
drogas, lícitas o ilícitas: pipas, jeringas, cigarros, polvos o pastillas que
parezcan drogas.

 La mayoría de las veces, existen evidencias de intoxicación en los


consumidores (mirada pérdida, caminar con dificultad, hablar
incoherencia, entre otras.
Aislamiento o euforia. Los consumidores de drogas pueden llegar a sentir
deseos de estar solos y aislarse; es posible que estén deprimidos y su
comportamiento resulte "normal", incluso durante un par de semanas, pero si
este cambio es repetino, se debe considerar como un indicio de consumo de
drogas, por ejemplo: la persona era muy sociable y ahora se encierra
completamente; o por el contrario, también cuando un individuo se muestra
más alegre o activo de lo acostumbrado.
Alucinaciones. Se puede notar cuando el individuo tiene alucinaciones auditivas
o visuales: escucha voces o ve diablos, animales, personas, etcétera. También,
en muchos casos este tipo de problemas puede obedecer a ciertos
padecimientos psiquiátricos que suelen presentarse en la adolescencia; ante
ello, es importante consultar a un especialista.

57. ¿Cómo saber si alguien en mi familia está en riesgo de consumir


drogas?
Por el número de las situaciones de riesgo a las que la persona se enfrenta. Por
ejemplo, si un adolescente prefiere juntarse con amigos que usan drogas o se
refiere a ellas con una actitud de aprobación y además tiende a tener bajas
calificaciones, reprueba con frecuencia o no sabe controlar sus impulsos, entre
muchas otras conductas, estará en mayor riesgo de caer en la drogadicción.

El peligro de que una persona consuma drogas puede "medirse" por la


presencia o la ausencia de una serie de situaciones que se les conoce como
factores de riesgo.

Aun cuando no se sabe qué combinación de factores de riesgo resulta más


peligrosa, se conoce que de acuerdo con el número de factores de riesgo que
enfrente una persona y la forma como éstos interactúan, puede predecirse la
probabilidad de que use sustancias tóxicas. Pero también se debe mencionar
que no siempre que se presenta una serie de factores necesariamente las
personas consumirán drogas, simplemente aumenta el riesgo. Asimismo, ciertas
características de personalidad o algunas situaciones familiares, escolares y
comunitarias incrementan este riesgo.

En ocasiones resulta positivo apoyarse un poco en la intuición familiar. Los


integrantes de las familias se conocen debido al tiempo que han pasado juntos,
por lo que se dan cuenta cuando las cosas no marchan bien para alguno de sus
miembros; saben cuáles son sus hábitos, sus estados de ánimo comunes, así
como las características de la personalidad de cada uno. Cuando existen
cambios en estas esferas, sobre todo si son muy repentinos, entonces es
factible pensar que el familiar experimenta un problema, tal vez una
enfermedad psicológica, alguna situación estresante en el trabajo, que lo
vuelven vulnerable al desarrollo de otros trastornos; sin embargo, cuando éstos
se asocian a alguno de los factores de riesgo anteriormente comentados, no se
debe descartar la posibilidad de que se trate de consumo de drogas.

Cualquier situación atípica en la vida de alguno de los familiares, puede ser un


indicio de vulnerabilidad hacia el consumo de sustancias tóxicas; en este caso,
la labor preventiva es detectar situaciones de riesgo y modificarlas.

Pero no sólo los cambios significan un riesgo. Muchas familias experimentan de


manera continua situaciones de violencia, falta de comunicación o vinculación
negativa, abuso sexual, etcétera, aspectos que también pueden ser un riesgo
de consumo de sustancias tóxicas.

58. ¿Cómo saber si los cambios en mis hijos adolescentes se deben al


consumo de drogas o a la etapa por la que atraviesan?
Es cierto que existen situaciones propias de la adolescencia que se parecen a los
cambios que algunos adolescentes presentan cuando hacen uso de drogas:
variaciones en el estado de ánimo, aislamiento, descuido en su persona, entre
otros; pero también hay indicadores que nos hablan de consumo de drogas,
como: reunirse con amigos que usan drogas, defender el uso de sustancias sin
darle importancia o minimizando sus efectos negativos, disminución del
rendimiento académico (bajas calificaciones, ausentismo, expulsiones, reportes)
o incremento de conductas agresivas.

Se puede identificar a las personas que usan drogas en distintos momentos:


 Cuando están bajo los efectos de la sustancia.
 Cuando experimentan síntomas si han suspendido su consumo.
 Cuando hacen cosas para conseguirlas, consumirlas y recuperarse de sus
efectos.
Los síntomas que las drogas provocan son muy diversos y se hallan en función
de la sustancia y la cantidad utilizada; mientras hay drogas que deprimen, otras
provocan euforia; algunas favorecen las conductas agresivas, otras, las inhiben.

Los padres de familia deben mantenerse alertas a cualquier cambio que pueda
ser indicio de consumo de drogas en sus hijos. Si sospechan de consumo deben
confirmarlo mediante preguntas directas, en una conversación donde reine la
confianza y el apoyo o como última alternativa, un examen de laboratorio.

Algunos cambios de conducta que deben alertar a los padres para identificar la
posibilidad de que sus hijos estén iniciando el consumo de drogas, son:

 Cambios intensos en el estado de ánimo. Por ejemplo: Al consumir


alcohol en grandes cantidades, las personas pueden cambiar de "humor"
pasando de estar muy alegres a llorar o pelear.

 Alteraciones emocionales: Se enoja con facilidad, se le nota "nervioso", o


muy triste.
 Comportamiento infantil, se ríe sin motivo.

 Actitud de aprobación a las drogas, como usar ropa con la figura de


hojas de marihuana o alguna otra droga.

 Deja de interesarse por sus actividades cotidianas: trabajo, escuela,


familia y amistades.

 Baja de calificaciones sin motivo aparente; le ha dejado de interesar la


escuela, quiere abandonarla o no asiste con frecuencia.

 Tiene constantemente dificultades para mantenerse en un trabajo.

 Cambio de amistades, reuniéndose ahora con personas que distribuyen


y/o consumen drogas.

 Se aísla, no desea participar en actividades familiares: reuniones, fiestas,


días de campo.

 No se interesa por su arreglo personal.

59. ¿A qué edad se recomienda hablar de drogas con los hijos?

Según su edad, los niños requieren información directa y clara de las sustancias
y los riesgos que representa consumirlas. Con los hijos siempre resulta
conveniente plantear la postura cero tolerancia hacia el consumo de drogas.
Conforme el hijo crece, se debe ampliar la información, aclarar puntos de vista
y conversar acerca de las desventajas de consumir alcohol en las fiestas y
reuniones familiares.

En el siguiente cuadro se da una guía acerca de la información sobre drogas


que es más conveniente manejar con los hijos, dependiendo del grado escolar
que cursen:
60. ¿Cómo puedo hablar con mis hijos sobre los riesgos de consumir
drogas?
Establecer un diálogo en el que puedan intercambiarse opiniones de forma
directa y sencilla respecto al tema, con la intención de aclarar las ideas, y
echar abajo los mitos en torno a las propiedades que poseen las drogas. Los
padres de familia deben buscar información confiable que les permita conocer
los daños que a corto y a largo plazo provoca el uso de alcohol, tabaco y demás
drogas. Es importante que los hijos sean escuchados y que no se les critique su
forma de pensar, esto favorecerá un buen ambiente de confianza y
comunicación.
Se debe conversar de manera clara y constante con los hijos sobre cualquier
tema, como el uso y abuso de drogas, la sexualidad, el ambiente escolar, entre
otros. Lo conveniente es que los padres de familia se informen y busquen
instancias donde puedan obtener la información necesaria para entablar una
comunicación directa con sus hijos. La información, además de orientar al hijo,
le permitirá identificar situaciones de riesgo, a fin de rechazar firmemente
alguna invitación al consumo de parte de compañeros, amigos o conocidos.

Es necesario hablar con los hijos de los riesgos que entraña el consumo de
drogas, con objeto de evitar que reciban información falsa y se dejen influir
negativamente. El desarrollo de principios y valores en la familia ayuda a tomar
decisiones basadas en hechos reales y no en la presión ejercida por otros.

Escuchar a los hijos acerca de lo que saben o creen acerca de las drogas es
básico, pues esto les permitirá plantear situaciones de probable riesgo y
compartir experiencias, con la finalidad de que conozcan los daños que
provocan las drogas a la salud física y mental, y al entorno social. Sin embargo,
este tema puede abordarse aun cuando los hijos no muestren interés al
respecto; por ejemplo, se puede aprovechar un programa de televisión o radio,
una película o una noticia que trate el tema.

Es conveniente también aprovechar el momento de transmisión para comentar


lo engañoso de los anuncios publicitarios donde la promoción del consumo de
alcohol y tabaco ofrece imágenes que nada tienen que ver con la realidad del
uso de drogas. Para que el ejercicio de comunicación de los padres brinde
realmente información y orientación a los hijos, se requiere ser un ejemplo
saludable; los padres son modelos para los hijos, por lo que sus actitudes ante
las drogas, así como sus hábitos de consumo, influyen de forma decisiva en su
comportamiento.

Dentro de las reglas y normas familiares, los padres deben ser congruentes
respecto al uso de alcohol, tabaco y otras drogas, y advertir acerca de las
consecuencias de no cumplirlas. Deben asegurarse de que sus hijos conozcan y
entiendan su punto de vista, y explicar que la prohibición del uso de drogas en
casa responde a razones de amor. Es necesario reforzar constantemente los
valores y ser un ejemplo no utilizando drogas, además de proponer diversas
formas de entretenimiento saludable.

61. ¿Cuáles son los límites o las reglas que deben considerar los
padres de familia respecto al consumo de alcohol de sus hijos e hijas?
En la medida que existan en el hogar reglas y normas claras sobre consumo de
alcohol, tabaco y otras drogas de abuso, y que los padres no tengan una
actitud permisiva al respecto, las probabilidades de que sus hijos presenten
problemas de adicción serán menores.

Las normas y reglas que aprenden todas las personas durante la infancia y la
adolescencia son transmitidas, en gran parte, por la familia y tienen un papel
fundamental en la vida adulta. Las normas adecuadamente asumidas funcionan
como importantes principios para determinar la forma de percibir la vida.
Según investigaciones, cuando los padres que usan algún tipo de droga,
incluyendo alcohol y tabaco, o tienen una actitud permisiva con sus hijos
respecto al consumo de estas sustancias, estos últimos tienen mayores
problemas para evitar o controlar que sus hijos las consuman.
Aun cuando la existencia de reglas y normas claras en el hogar sobre las drogas
no garantice totalmente que los hijos no experimenten con ellas en algún
momento, si ayudará para que esta experimentación no derive en una adicción.
Son muchas las ocasiones que se le presentan al adolescente para consumir
alcohol y tabaco entre su grupo de amigos. Ante estas situaciones, lo que
favorecerá que el joven acepte o no "probarlas", será la noción que tenga
acerca de si el hecho de experimentar le resulte normal o de si lo identifica
como un peligro. Cuando las normas y reglas sobre alcohol y tabaco son lo
suficientemente claras para toda la familia, éstas funcionan como elementos
protectores para el abuso de drogas, fuera y dentro de casa.

Los principios no permisivos con respecto al consumo de alcohol y tabaco


inculcados por la familia son también un importante mecanismo protector para
los adolescentes ante la constante influencia que ejerce la publicidad de
bebidas alcohólicas y tabaco, encargada de presentar sus productos como algo
necesario.

Por estas razones, cuando los padres que tienen hijos mayores a los 18 años de
edad se preguntan sobre la actitud que deberán asumir respecto al consumo de
alcohol y tabaco, drogas socialmente aceptadas, la respuesta más
recomendable es que en tanto asuman una actitud lo menos permisible posible,
mayores serán los elementos internos que tengan sus hijos para hacer frente a
las situaciones de presión para que consuman estas drogas.
En el caso de padres con hijos menores de edad, la actitud en relación al
consumo de cualquier sustancia tóxica debe ser de rechazo total. Lo anterior no
debe implicar que se vea afectada la comunicación y la confianza entre padres
e hijos; para ello es importante que esta actitud vaya acompañada de una
mutua comprensión en cuanto a que el uso de alcohol y tabaco en edades
tempranas afecta seriamente la salud y, en ocasiones, de manera irreversible,
además de ser éste un factor de alto riesgo capaz de convertirse en un
problema grave de alcoholismo o tabaquismo.
Supervisar las actividades de los hijos fuera de casa es otra forma de apoyar el
que las reglas familiares rijan también la conducta de los hijos más allá del seno
del hogar. Es común que en las reuniones de amigos se abuse del alcohol y del
tabaco; sin embargo, si los padres están enterados de estas reuniones, del
lugar en el que se efectúan, de quiénes asisten y establecen horarios precisos
para sus hijos, disminuirán las posibilidades de que tengan algún problema
derivado del consumo de drogas o de otras conductas de riesgo.

62. ¿Cómo puedo hablar con mis padres sobre las drogas?
Para garantizar que se establezca un buen diálogo sobre el tema de las drogas,
es necesario acercarse a los padres, cuando se encuentren tranquilos; entonces
se deberán exponer dudas de manera clara y, si ambos lo precisan, buscar
información confiable en libros especializados o consultar con un profesional en
la materia. Cualquier tema puede ser abordado con los padres, incluyendo el de
las drogas. En algunas familias, ciertos temas pueden suscitar incomodidad
porque se trata de cosas que simplemente no se tocan, es decir, que son
tabúes, por ejemplo la sexualidad o el consumo de drogas, pero que se
derrumban cuando se comienza a hablar sin prejuicios de ellos.

Los padres de familia son actores básicos en la prevención del consumo de


drogas en los hijos, primero a partir del ejemplo que muestre lo negativo que
es consumir drogas y segundo, es proporcionar a sus hijos información seria
sobre las consecuencias del uso de sustancias expresando su rechazo rotundo
al consumo.
Encontrar la forma de hablar con los padres y los hermanos mayores sobre este
tipo de temas ayuda a tener siempre más elementos para repudiar el consumo
de drogas, además de que la buena comunicación mejora la relación con ellos.

Hay temas que pueden percibirse como amenazantes, por lo que se tratan poco
en los ambientes familiares: masturbación, métodos anticonceptivos, consumo
de drogas, orientación sexual, etcétera. En muchas ocasiones corresponde a los
jóvenes romper los estereotipos y dar el primer "paso" para hablar sobre estos
temas con su familia.

La ansiedad que los asuntos delicados provocan disminuye si se toma en cuenta


lo siguiente:

 Contar con información científica sobre el tema. El conocimiento permite


plantear argumentos convincentes sobre ciertos fenómenos y las formas
óptimas de resolver o de evitar la aparición de problemas relativos al
tema.

 Evitar prejuicios. La calificación de bueno o malo debe sustituirse por


concepciones menos extremas, como: "conveniente o inconveniente" o
"más sano" y "menos sano".

 Considerar la verdad como un gran valor. La verdad y la franqueza son


valores sociales y familiares indispensables. E

 Evitar situaciones violentas. Este tipo de manifestaciones son obstáculos


para llegar a acuerdos.
Al dialogar sobre el tema de las drogas debe existir la posibilidad de que
cualquier inquietud o pregunta sea formulada, discutida y contestada.
Una vez tomada la decisión de hablar con tus padres sobre las drogas, es
necesario que se considere antes que nada:

 Definir cuál es el motivo para querer hablar sobre el tema.

 Qué aspectos de las drogas son los que más preocupan o acerca de los
cuales se quiere hablar.

 Es importante acordar un tiempo para hablar sobre este tema.

 En todo momento deben prevalecer seguridad, tranquilidad, respeto,


claridad y ambiente cordial para la charla.
63. ¿Cómo hablarle a mi hermano menor de drogas?
En general, los hermanos mayores son importantes modelos para los menores;
por esta razón, es necesario que hablen con ellos del uso de tabaco, alcohol y
otras drogas (identificando los riesgos y los daños), además procurarles ciertas
actividades que más adelante los apoyen para que no consuman de drogas.
Para proporcionar la información adecuada a los hermanos menores, se debe
ser cuidadoso, averiguar lo que saben al respecto y asesorarse con un adulto
(padre, madre, abuelo) o especialista (maestro, médico, etcétera), a fin de
saber cómo orientar a los menores de la mejor manera acerca de los peligros
que habrá de enfrentar.

De acuerdo con las investigaciones, se conoce que los niños y jóvenes son más
vulnerables para iniciar el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, debido a
las características de la edad (cambios repentinos de estado de ánimo, rebeldía,
desafío a las autoridades y a las normas, etcétera), ya que están expuestos
diariamente a una serie de peligros inevitables.

Por ello, es importante saber cómo orientar a los menores en cuanto a sus
intereses y preocupaciones principales. Por ejemplo: su estado general de
salud; relaciones sociales y afectivas; rendimiento escolar; recreación;
sexualidad; consumo de alcohol, tabaco y otras drogas; situaciones estresantes
y eventos negativos de la vida.

Hay que recordar que tanto los hermanos mayores como los padres son figuras
importantes para el niño, porque con su ejemplo crean en él una forma de ver
las cosas. El apoyo de los hermanos mayores es fundamental para prevenir que
los más pequeños usen sustancias tóxicas con los daños asociados. Pero,
¿cómo hacerlo? Aquí se incluyen algunas ideas que pueden ser de utilidad:

 Ser un buen ejemplo para el hermano menor, porque en su calidad de


mayor representa un importante modelo para imitar.

 Procurar que en la convivencia diaria entre hermanos, el menor observe,


escuche e incorpore conductas positivas.

 Enseñarle que la salud es una responsabilidad individual, que se


construye con las actitudes y se cuida día a día.

 Inculcar estilos de vida sanos: práctica de ejercicio, alimentación natural


y equilibrada; conocimiento y cuidado del cuerpo humano; hábitos de
estudio y descanso ordenados; aseo y arreglo personal; manejo del
estrés con actividades de relajación; uso sano del tiempo libre; expresión
sin cortapisas de los afectos; comunicación y confianza con la familia;
colaboración en las labores de casa; rendimiento escolar conveniente y
participación en otras actividades escolares; relación con grupos de
amigos libres de drogas; pasatiempos creativos; proyectos y metas de
realización personal, entre otros.

Asimismo, al hermano menor se le puede transmitir una serie de mensajes que,


en algún momento, le serán de gran utilidad. He aquí algunos ejemplos:
 Crecerás fuerte y sano si evitas fumar o beber.

 Mejorarás tu condición física si no fumas ni bebes.

 Tendrás mayor rendimiento en los deportes que practiques si no fumas.

 Disfrutarás más el sabor de los alimentos si no fumas, además de que


estarás evitando el mal aliento.

 El costo económico de los cigarros y las bebidas alcohólicas es alto.

 Tu salud no tiene precio.

 Si estudias y aprovechas la escuela, podrás alcanzar tus sueños.

 Si eres disciplinado, te será más fácil acabar tus tareas y organizarte.

 Cualquier proyecto se logra con empeño, orden y apoyo de quienes te


quieren.

 Tus hermanos y tus padres te queremos y nos preocupamos por ti.

 Cuentas con mi apoyo incondicional de hermano.

 Si tienes algún problema, me gustaría que me lo cuentes y poder


ayudarte.

 Los niños y jóvenes que no usan drogas son más resistentes y exitosos.

64. ¿Es conveniente hablar de drogas con un niño preescolar?


Sí. Algunas investigaciones recientes muestran que la edad de inició en el
consumo de drogas ha ido disminuyendo; además, cada vez hay mayor
disponibilidad lo que eleva las posibilidades de que un menor entre en contacto
con algún tipo de drogas. La influencia de la televisión, el internet, el cine y las
revistas, entre otros, son capaces de actuar negativamente en la percepción del
daño que provocan las drogas (generalmente, se minimiza), por lo que hablar
acerca del tema de las drogas con información verídica y de acuerdo con la
edad del menor, es algo que puede protegerlo.

En la vida diaria es frecuente encontrar contradicciones y "dobles mensajes",


entre lo que se hace o se dice, que pueden confundir, sobre todo a los
pequeños. Por ejemplo, en cuanto al tema de las drogas, solemos decir que son
peligrosas, que causan diversos tipos de daños, sin embargo, el consumo de
alcohol y tabaco se promueve insistentemente en los medios masivos de
difusión, en las canciones y, algunas veces, entre los miembros de la familia.

Cabe la consideración de que, en realidad, los menores cuentan con


"demasiada" información acerca de las drogas; por supuesto que ésta es
informal, parcial y manipulada, lo cual hace indispensable que los adultos o
encargados de educarlos platiquen con ellos desde temprana edad. Hay que
tomar en cuenta que a los niños pequeños les gusta hablar de sus "importantes
experiencias o dudas" y cuando se les escucha con interés aumenta su
seguridad y esto favorece su autoestima. Por lo tanto, procurar conversaciones
francas y frecuentes influirá para que los menores tomen buenas decisiones.

Si desde que los hijos son pequeños se establece la posibilidad de dialogar, se


estará fomentando la confianza que siempre es recomendable que exista entre
padres e hijos. En la actualidad, los niños se enfrentan a una serie de temas a
edades cada vez más tempranas, que impiden que comprendan por si solos la
información; en estos momentos, la presencia de las figuras materna y paterna
contribuye el desarrollo inteligente del menor. Cabe mencionar, que en
investigaciones médicas, así como en información de las organizaciones de
salud pública, se menciona que cuando los pequeños necesitan obtener
información, generalmente acuden primero a sus padres. En cambio, durante la
adolescencia los hijos suelen acudir más a sus amigos y a otros medios de
difusión.

Por tal razón, es precisamente durante la infancia de los hijos cuando los
padres tienen las mejores oportunidades de hablar antes de que otras personas
influyan en su forma de pensar y los confundan con información errónea o con
explicaciones que carecen de los valores que desean inculcarles. Desde esta
etapa de la vida se debe aprovechar para conversar sobre temas difíciles como
el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, del sexo, el sida y la violencia.

Es recomendable hablar con los hijos del tema de las drogas, en forma sencilla
y clara, con información. Debe hacerlo sin temor, igual que si les dijera que
deben tener cuidado al cruzar las calles o lavarse las manos antes de ingerir
alimentos, se trata de prevenirlos de posibles peligros. Si su hijo le hace
preguntas, responda con comentarios cortos y sencillos, que, por regla general,
son más efectivos.

Los niños suelen imitar a los adultos, por lo que es importante transmitirles
mensajes congruentes; por ejemplo, si usted tiene una reunión familiar o de
amigos, ofrezca a sus invitados bebidas sin alcohol; no fume cuando se sienta
enojado o intranquilo, evite la automedicación, pues su ejemplo dará claridad a
sus hijos, acerca de lo que espera de ellos.

65. ¿Cómo prevenir que mis hijos consuman drogas?

Como padres podemos evitar que nuestros hijos usen drogas al no consumir
alcohol, tabaco u otro tipo de sustancias delante de ellos; hay que puntualizar,
asimismo, nuestra desaprobación al uso de sustancias tóxicas; establecer una
comunicación adecuada con ellos; mostrar afecto a través de palabras y
acciones; evitar situaciones violentas en casa; enseñar a los hijos a tomar
decisiones y a decir NO ante el ofrecimiento de drogas; hablar con ellos de las
estrategias que utiliza la publicidad para invitarlos a usar alcohol y/o tabaco, y
enseñarlos a evaluar estos mensajes.
Diversas investigaciones han demostrado el papel que desempeña el contexto
familiar tanto en el desencadenamiento de conductas problema y consumo de
drogas, como en la prevención de este fenómeno.

Otras recomendaciones para evitar que los hijos consuman drogas se presentan
a continuación:

 Fomentar el amor propio y el autorrespeto en los hijos. Enseñarles a


valorarse, a cuidar su cuerpo, a tomar decisiones, reconocer sus logros y
no insultarlos.

 Ayudar a los hijos a tener buen desempeño escolar. Los padres pueden
favorecer las buenas calificaciones de sus hijos al estudiar con ellos,
supervisar sus tareas, verificar que asistan a la escuela, enseñar buenos
hábitos de estudio y proporcionarles un espacio conveniente para
estudiar.

 Diseñar alternativas que propicien el uso adecuado del tiempo libre.


Participar en actividades de recreación con los hijos, como: acudir al
cine, ver películas en televisión, practicar juegos de mesa y realizar
ejercicio físico. Y si por su edad, los hijos prefieren realizar actividades
con sus amigos, fomentar la diversión libre de drogas.

 Detectar indicios de depresión en los hijos (trastornos en el sueño,


tristeza, fatiga constante, disminución de la actividad sexual, pérdida del
apetito, pensamiento suicida, reducción o aumento de peso, desinterés
por actividades que anteriormente eran placenteras) y buscar a un
especialista para resolver la situación.

 Establecer límites dentro de las familias. Fijar democráticamente reglas


familiares claras, a fin de evitar límites confusos y desórdenes en el
comportamiento. Los hijos deben saber cuáles son sus responsabilidades
y derechos; y además, debe existir un código de sanciones y
recompensas que correspondan a la observancia o al incumplimiento de
las normas.

66. ¿Qué papel desempeñan los valores personales y familiares en la


prevención del consumo de drogas?
Son muy importantes. Identificar y aceptar los valores transmitidos en la familia,
la escuela, etcétera, permite que los individuos formen su propia escala de
valores y distingan las condiciones de vida a la que aspiran. Estos valores sirven
de guía, que interviene para disminuir las probabilidades de llegar a una
conducta adictiva.

Desde su infancia, los seres humanos adquieren valores de sus padres,


maestros, amigos, vecinos, familiares, etcétera, lo cual influye de manera
importante en el momento de tomar decisiones, como alejarse de personas que
incurran en uso y abuso de drogas y actos delictivos diversos, entre otros.
Como los valores determinan el comportamiento diario, es preciso identificarlos
y tratar de ser congruente con ellos. Hay valores universales como la bondad,
el amor, la justicia, la libertad, etcétera, y otros que son relativos, que
dependen del momento. Tener presentes los valores adquiridos a lo largo de la
vida, ayuda a que ante problemas de tipo individual, familiar o social, no se
olvide ni pierdan la orientación y el contenido de las acciones.

La toma de decisiones siempre se relaciona con los valores. Cuando éstos son
claros, la habilidad para elegir desde una vida saludable y libre de drogas, hasta
una profesión, se ve fortalecida.

Ante la necesidad de tomar diversas decisiones, cada persona actúa de acuerdo


con su escala de valores. En la actualidad se habla de que la velocidad con que
crece la tecnología, lleva a diferentes formas de pensar y al cambio de valores
de generación en generación; pero, al mismo tiempo, existe alarma ante la
posibilidad de que haya mayor confusión al respecto, por lo que cada vez se
hace más importante identificar las reglas, las normas y los valores que
favorezcan la convivencia entre los individuos dentro de una sociedad.
A continuación se presenta una lista de valores; es probable que el significado
de algunos no sea claro, por lo que se sugiere el apoyo de un diccionario.
67. ¿Difundir los efectos de las drogas ayuda a prevenir su uso?
Sí,pero no es suficiente para evitar el consumo, aunque en ocasiones
contribuye a retardarlo. Conocer los efectos que las drogas producen en el
organismo puede originar o incrementar la curiosidad, el deseo o el afán de
experimentar con ellas, para comprobar lo que se dice de las drogas, por
ejemplo: Si en verdad provocan sensaciones placenteras, qué consecuencias
negativas personales acarrea darles tan sólo unas "probadas". No obstante lo
anterior, la información que se dé, quien la proporciona, los motivos por los que
se hace, el lugar y las circunstancias, en general, son algunos aspectos
importantes capaces de determinar que una persona decida o no experimentar
con drogas.

Por ejemplo, es más probable que un adolescente que está en un lugar solitario
y con sus amigos, fume marihuana, sobre todo si le dicen que no pasa nada y
que por el contrario, con ella se olvidará de sus problemas y sentirá mucha
tranquilidad. La decisión de experimentar con drogas puede cambiar si aun
teniendo la disponibilidad de usarlas, se tiene información veraz en el tema, por
ejemplo que el consumo de "tachas" (éxtasis), además de provocar
desubicación, también genera irritabilidad, ansiedad, falta de apetito, mareos,
dolor de estómago, etcétera.

Actualmente, los especialistas en prevención de adicciones sugieren que más


que informar a los niños y adolescentes sobre los efectos que provocan las
drogas, es necesario que conozcan e identifiquen las situaciones de riesgo
individuales, familiares y escolares que se relacionan con el uso y abuso de
drogas, así como los factores de protección que deben reforzarse a fin de evitar
que se inicie el consumo.

Particularmente, es necesario enseñar y fortalecer las habilidades sociales que


tienen que ver con las relaciones y/o situaciones de riesgo, por ejemplo: que un
adolescente aprenda a decir que "no" al ofrecimiento de drogas de su grupo de
amigos, sin que ello le cause malestar, pena, compromiso o lo haga
menospreciarse.

68. ¿Cómo influye el consumo de alcohol y tabaco en la conducta de


los hijos?
Se considera negativo, dado que el alcohol y el tabaco son drogas que tienen
efectos a corto y largo plazo, entre ellos alteran la percepción y la capacidad de
juicio. Diversos estudios han encontrado relación entre el consumo de alcohol y
actos delictivos de diversa índole. Además, tanto el alcohol como el tabaco son
drogas de inicio, que favorecen que el individuo busque experimentar con otro
tipo de drogas, como marihuana, cocaína, etcétera.
Es importante platicar con los hijos y ayudarles a distinguir entre realidad y la
ficción; reflexionar respecto a las cualidades (la mayoría de las veces ficticias),
que se les suelen atribuir al alcohol y al tabaco. Desmitificar por ejemplo, el que
"con un trago, estarás más sociable en la fiesta", "te armarás de valor para ligar
a la muchacha o al muchacho que te gusta", que para "estar relajado, nada
mejor que un tabaco", que para "parecer grande, un cigarrillo en la mano", o
que "serás más popular entre tus amistades si fumas o tomas alcohol".

El consumo de alcohol y/o tabaco por parte de los hijos, sin la autorización de
sus padres, o por la ausencia de normas claras en la familia, con frecuencia
provoca que los jóvenes empiecen a ausentarse más tiempo de la casa; a que
requieran más dinero; a que se relacionen con personas que también consumen
tales sustancias; a que acudan a fiestas o reuniones con mayor regularidad y en
ocasiones, a que se metan en diversos problemas, como riñas, accidentes de
tráfico o robos.

Es indispensable reconocer cuando se presenta algún cambio en el estado de


ánimo de los hijos. Asimismo, los padres deben interesarse en las actividades
que ellos prefieren, conocer a sus amigos, a fin de prevenir conductas
indeseables, o bien, identificar el momento en que se manifiesten rebeldía,
desinterés escolar e, inclusive, conductas antisociales. La posibilidad de que
tales conductas estén asociadas al uso de alcohol y/o tabaco, es alta.

Aun en los casos en que se sospeche que los hijos comienzan a abusar de
alcohol y/o tabaco, resulta común que se pasen por alto consumos ocasionales
y moderados, y sólo se tomen medidas correctivas después de una borrachera.
Se recomienda conversar con ellos acerca de los daños a la salud que se están
causando y del riesgo de que el consumo se vuelva problemático.

En el caso de un consumo excesivo, se debe buscar asesoría profesional, con la


finalidad de participar en un proceso de rehabilitación y evitar mayores daños
tanto al hijo como al resto de la familia. Cabe mencionar que el alcoholismo de
un miembro de la familia afecta psicológicamente a todos los integrantes; y el
tabaquismo de cualquier individuo, además de dañarlo directamente a él, afecta
a quienes le rodean, pues el tabaco contiene gran cantidad de sustancias
tóxicas que se esparcen por el ambiente y causan enfermedades respiratorias,
cáncer y otros padecimientos.

69. ¿Son importantes las responsabilidades compartidas dentro de la


familia?
Sí, porque favorecen y fortalecen los vínculos afectivos, la comunicación, la
confianza, el crecimiento personal y, en general, el buen funcionamiento de la
familia; todo ello contribuye a propiciar un ambiente sano y libre de drogas.
Compartir responsabilidades en la familia, ayuda y refuerza la toma de
decisiones y las habilidades necesarias para afrontar situaciones que se
relacionan con el uso de drogas. Sólo mediante la participación y la
colaboración de todos sus miembros, se pueden alcanzar logros y objetivos
relevantes.

Es importante que en la familia se impulsen procesos de educación y


crecimiento individual y grupal. La formación familiar es fundamental por dos
razones básicas:
 Los primeros años de vida de un individuo son decisivos para el
desarrollo de la personalidad, la expresión de afectos, el desempeño
escolar y laboral. En la familia se aprenden la forma de hablar, los
valores, las reglas y los hábitos que nos ayudan a saber comportarnos en
otros lugares y dirigirnos a otras personas.

 En la familia confluyen una serie de circunstancias, como el espacio, los


tiempos de convivencia, las actividades, etcétera, que la hacen
indispensable para la educación, de todo lo cual son responsables los
padres.

Resulta especialmente importante señalar que el respeto a los derechos


individuales y la distribución de responsabilidades, tareas y compromisos
concretos, hacen posible la organización, el funcionamiento y el desarrollo de la
familia. Esto crea un ambiente favorable de unión capaz de proteger a los
miembros de la familia del uso y el abuso de sustancias. Por ejemplo:
 Disponer de tiempos y espacios para convivir en familia.
 Desarrollar y fortalecer lazos afectivos sólidos entre cónyuges, padres,
hermanos, hijos y, de ser el caso, con otros miembros de la familia.
 Fomentar relaciones de colaboración, apoyo mutuo y confianza.
 Definir funciones y tareas personales y grupales.
 Observar la disciplina, las normas y las reglas fijas en el hogar.
 Incorporar habilidades sociales, como la negociación, la solución de
problemas, el afrontamiento del estrés, etcétera.
 Participar, en actividades positivas y en proyectos orientados a la mejora
continua del ambiente familiar.
 Incluir a los hijos en la organización de la vida familiar cotidiana.
 Alentar la responsabilidad compartida para el cuidado del bien común, el
alcance de objetivos y el buen funcionamiento del grupo familiar.

70. ¿Por qué es importante utilizar adecuadamente el tiempo libre?


Por dos razones: Primera, porque este tiempo y los lugares donde vive, se han
convertido en el principal escenario donde jóvenes y adultos consumen drogas
y segunda, porque un adecuado empleo del tiempo en actividades libres de
drogas es algo que ayuda a mantener alejada a la drogadicción. Es
indispensable considerar actividades recreativas como el cine o los deportes y
rechazar aquellas opciones, como la visita al antro o las fiestas "raves". Las
alternativas de diversión sanas pueden ser muchas, sólo hace falta decidirse
por ellas.

Aprovechar la diversidad de opciones, disfrutar el tiempo libre y considerar los


espacios donde se vive para aprender habilidades que impidan el consumo son
alternativas preventivas relevantes. Por ejemplo, un espacio adecuado para
usar el tiempo libre puede ser el deportivo de la colonia, aunque hay que
asegurarse de que no se consuman o vendan drogas ahí.

Dentro de las opciones de uso de tiempo libre con poder preventivo se


encuentran:
 Durante el día o la tarde: la formación de un grupo de teatro, la
integración de grupos musicales, danza, etcétera.

 De noche. Fomento de actividades culturales y deportivas: teatro,


lugares de baile, la disco, siempre y cuando se vaya con toda la
intención de divertirse sanamente y no a consumir drogas.

En algunos sitios de esparcimiento se acostumbra el consumo, sobre todo de


alcohol y tabaco; si se llegan a probar estas sustancias hay que tener cuidado
de no caer en abusos.

Hay otros lugares que parecen seguros pero que no lo son, como aquéllos en
los que se celebran fiestas "rave" vespertinas y que promocionan en algunas
escuelas secundarias. En estas "fiestas" se acostumbra ingerir"tachas" que al
ser combinadas con supuestos "jugos energéticos" provocan efectos
estimulantes.

Las distintas actividades que eligen los jóvenes para ocupar su tiempo libre son
producto del aprendizaje, la moda y la industria de bares y discotecas, por lo
tanto es factible educarlos para que opten por actividades sanas como
esparcimiento.
Es importante cambiar la idea de que la diversión sólo es posible a través del
consumo de alcohol y otras drogas. Por ello hay que estimular la planeación del
tiempo libre en el que no intervenga ningún tipo de droga.

71. ¿Cómo establecer un equilibrio entre la confianza y la autonomía


del hijo adolescente?
Tiene que ver en gran medida con la forma como los padres han educado a sus
hijos. El adolescente se encuentra en una etapa importante de su vida, en la
cual revisa su conducta, valores y normas familiares aprendidos en casa, y los
compara con las experiencias que vivió fuera del hogar cuando tenía que tomar
sus decisiones.

Cada padre o madre de familia tiene una idea acerca de la conducta de su hijo,
sobre qué tan responsable y maduro es para su edad. También los padres
conocen las capacidades y defectos de sus hijos, y estos elementos de juicio les
sirven para reconocer los riesgos a los que se enfrentan y decidir qué libertades
darán a sus hijos.

Es importante confiar en la educación que se le ha dado al hijo; la juventud es


una etapa de oportunidades, así que es fundamental brindar apoyo a los chicos
cuando se equivoquen.

Además de los valores aprendidos en casa, es importante que los padres


consideren lo siguiente:

 Establecer normas claras de comportamiento: No voy a tolerar que se


fume en la casa.
 Llegar a acuerdos. Bueno, entonces esperamos que mejores tus
calificaciones; recuerda que no aceptaremos menos de ocho.
 Fijar los castigos y los premios. Si bajan tus calificaciones, tendrás libre
solamente el día domingo, ya que dedicarás el sábado por completo al
estudio.
 Cumplir tanto con los castigos como con los premios. Te felicito,
podemos considerar que pases tu cumpleaños sólo con tus amigos.
 Ser constante, mantener su postura tratando de ser flexible y
comprensivo, pero sin cambiar las reglas y normas a conveniencia del
adulto o del adolescente.

 Enseñar al hijo a pensar en varias posibilidades y elegir que prefiera.

 Instruir al hijo para que reflexione en las ventajas y las desventajas de


sus decisiones.

 Plantear situaciones, preguntar qué haría y ayudarlo a decidir.

 No regañe, el adolescente ya no es un niño, explíquele a su hijo lo que


espera que haga, las consecuencias de sus acciones y logre que
comprenda su responsabilidad en ellas.

72. Si un adolescente no fuma, no toma alcohol ni consume drogas,


¿estará en desventaja para relacionarse con otras personas de su
edad?
No, un joven que no consume ninguna droga, demuestra su capacidad de
resistencia y pone en práctica sus habilidades de convivencia, recursos
protectores, alternativas saludables y fuentes de apoyo, para afrontar y superar
exitosamente sus problemas cotidianos, situaciones estresantes y eventos
negativos de la vida.

No usar sustancias refleja la buena combinación de aspectos de orden personal,


familiar, comunitario y social que protegen al individuo, del uso de drogas.
Entre éstos se encuentran:
 Control adecuado del estrés y las situaciones difíciles. Por ejemplo,
cuando se reprueba un examen o termina una relación sentimental, en
vez de irse a tomar alcohol para tratar de olvidar la situación, se hacen
ejercicios de respiración.
 Manejo hábil de la frustración, impulsos y conflictos con otras personas:
Cuando en la escuela hay otro compañero que nos es-tá provocando con
groserías o maldades, se tiene la capacidad de tranquilizarse y no
responder con golpes o insultos; aunque haya enojo, se puede hablar
con los padres, hermanos mayores o profesores para que nos aconsejen
al respecto.
 Capacidad para planear y anticipar las consecuencias de las decisiones:
Cuando estamos a punto de hacer algo que desconocemos (irnos de
pinta, beber en una fiesta, tener relaciones sexuales), es necesario
pensar qué efectos y consecuencias pueden provocar nuestros actos
(expulsiones de la escuela, accidentes, embarazos no deseados,
etcétera), para tomar la decisión más adecuada.
 Expresión positiva de los afectos y las emociones: En nuestro desarrollo
es importante tener la suficiente habilidad para saber la forma y el
momento oportuno para poder manifestar nuestras emociones con
nuestros padres, hermanos, amigos, compañeros.
 Respeto de la autoridad: En la vida hay normas y reglas que debemos
saber respetar, porque su función es ordenar la convivencia social para
que sea sana y funcione adecuadamente.
 Búsqueda de metas y proyectos de vida familiares, escolares y sociales:
Desde pequeños, somos capaces de proponernos actividades, objetivos,
metas y proyectos de vida (voy a obtener buenas calificaciones, voy a
subir mi promedio; voy a entrar a la prepa, voy a ser médico, voy a
tener tres hijos, me voy a comprar un automóvil, etcétera).
 Participación en actividades y asistencia a lugares libres de drogas:
Ingreso a grupos deportivos, clubes de lectura, clases de teatro, talleres
de música; días de campo, excursiones familiares, entre otras.

Los investigadores han encontrado que los niños y jóvenes que no consumen
alcohol, tabaco u otras drogas, han desarrollado habilidades específicas,
competitividad social y actitudes que les ayudan a manejar el estrés y a evitar
comportamientos autodestructivos: "Entre más factores de protección existen
en el hogar, la familia y la comunidad, más aptos serán los niños y jóvenes para
desarrollar resistencia ante el consumo de drogas".
Asimismo, se puede afirmar que el niño o el joven que es resistente a las
drogas y a sus riesgos asociados, se caracteriza por:

 Ser eficaz en el desempeño de sus actividades: hogar, estudio, trabajo,


juegos y relaciones interpersonales.

 Tener altas expectativas sobre sus logros, proyectos claros y una actitud
positiva ante la vida.

 Tener autoestima y autocontrol adecuados.

 Demostrar sentido del humor.

 Tener habilidades de pensamiento crítico y de solución de problemas.

 Ser autodisciplinado, respetar las normas y mostrar hábitos saludables.

73. ¿Por qué en lugares de convivencia se ha vuelto costumbre el


consumo de tabaco, alcohol y, en ocasiones, de otras drogas?
Para algunos la convivencia, en ocasiones, no radica sólo en estar ahí, sino en la
idea malentendida de querer imitar a los demás, que lleva a experimentar con
sustancias tóxicas, porque se cree que de esa manera se tienen más
posibilidades de relacionarse, de convivir. Sin embargo, quienes caen en esta
conducta no consideran que se trata de estados de ánimo temporales, y que el
uso continuo de drogas los llevará a la pérdida de reflejos físicos incluso de la
conciencia. Es probable que este comportamiento sea una imitación de lo que
se vive en casa; si los padres de familia acostumbran utilizar en sus reuniones
algún tipo de droga, es fácil asociar que para convivir, divertirse y sentirse bien
en otro sitio, será necesario seguir este patrón de conducta.
Por lo general, a la hora de integrarse en grupos de amigos se busca a gente
similar o parecida en algunos aspectos importantes, a fin de compartir gustos,
aficiones, etcétera. Sin embargo, algunos individuos tratan de influir para que
todo el grupo se comporte de modo idéntico, a este fenómeno se le llama
"presión de grupo". Neutralizar los efectos negativos que ocasiona esta presión
es una tarea ardua para la que no suele existir ningún entrenamiento previo. Si
no se maneja asertivamente, la presión de los amigos podría ser uno de los
principales factores de inicio en el consumo de drogas.

Para algunas personas que asisten a lugares de convivencia, existe la


necesidad, tanto de hombres como de mujeres, de ser aceptados, situación que
lleva a muchos a adoptar conductas ajenas a sus costumbres y valores. Otro
factor que influye son los exagerados anuncios publicitarios que en todo
momento promocionan el uso de alcohol y tabaco: la asociación ficticia de
imágenes de hombres o mujeres muy atractivos, y en los que quien fuma o
bebe tiene una vida de éxito llena de riqueza material.

Al respecto, es necesario reflexionar en cuanto a que el simple hecho de bailar,


escuchar música y platicar con otras personas, es una experiencia muy
agradable, sin que haya necesidad de experimentar con sustancias que quizás
estén adulteradas, pues de acuerdo con investigaciones, es frecuente que el
alcohol incluya algunos componentes no autorizados.

Por otra parte, cabe mencionar que debido a que el consumo de alcohol, tabaco
y otras drogas se ha popularizado en lugares de convivencia, representa
ganancias económicas muy importantes. La solicitud de diferentes tipos de
drogas por personas que asisten a ciertos lugares de reunión, es cada vez
mayor, y su necesidad de experimentar emociones fuertes los lleva a
consumirlas en elevadas cantidades.

Si la venta de alcohol y tabaco representa para los propietarios de tales lugares


grandes ganancias, la de otro tipo de drogas como la cocaína, la mariguana, el
crack, etcétera, significan todavía mayores ingresos. Este éxito económico se
apoya además en las falsas creencias que se han creado alrededor de las
drogas, puesto que los asistentes a esos lugares buscan con el uso y abuso de
una o varias sustancias tóxicas alcanzar sensaciones extremas y parecer
sociables y atrevidos.

74. Si mi hijo quiere aprender a tomar alcohol, ¿es mejor que lo haga
en casa?
No.Si bien es cierto que la edad de inicio de consumo de alcohol ha disminuido,
no implica que el papel de los padres sea enseñarlos a beber. Lo mejor es
promover la moderación o la abstinencia. A continuación se muestran algunas
recomendaciones:

 El ejemplo. Los hijos aprenden lo que ven en casa; los padres son el
primer elemento; recuerde que a sus hijos adolescentes les importa lo
que hacen sus hermanos mayores. La mejor manera de enseñar es con
el ejemplo.

 Expresar lo que piensa sobre el consumo de alcohol y establecer normas


claras. Si no podemos lograr la abstención, procuremos que lo hagan en
forma moderada; plantearles que si van a una fiesta no deben beber
más de tres copas.

 Evite que sus hijos se encarguen de actividades relacionadas con el


alcohol, como enviarlos a comprar bebidas alcohólicas, o permitir que
hagan las veces de barman, pues es una oportunidad y una tentación
para que beban.

 Tampoco consienta que el alcohol sea una sustancia de fácil acceso para
sus hijos: si tiene bebidas en casa es conveniente que las botellas se
encuentren fuera de su alcance.

Si bien es cierto que en otras culturas o regiones el consumo de alcohol forma


parte de la dieta cotidiana, por ejemplo en las costas y en el norte del país, en
nuestra sociedad habitualmente su consumo se asocia a "momentos especiales"
celebración.

Cuando se habla del consumo moderado de alcohol, es necesario pensar en


medidas equivalentes; por ejemplo, al consumir una copa de vino, una cuba, un
"caballito" de tequila o una cerveza mediana, se está tomando la misma
cantidad de alcohol aunque las bebidas no sean del mismo tamaño.

De esta manera, el consumo moderado para un hombre adulto consiste en


tomar una copa por hora, no excederse de cuatro al día ni de doce copas a la
semana. Mientras que para una mujer adulta el consumo moderado es menor
que en el hombre; consiste en tomar una copa por hora, no más de tres al día
ni exceder de las nueve copas a la semana, debido a que las mujeres tienen
mayor cantidad de tejido graso, donde el alcohol se queda acumulado.

Para aconsejar a su hijo sobre la bebida:

 Explique que el consumo de alcohol es ocasional no cotidiano; puede


señalar algunas fechas en las que es permitido beber una copa (por
ejemplo de vino de mesa o sidra).

 Establezca los límites para beber con moderación y vigile que se


respeten.

 Muestre que la abstención es una decisión muy adecuada e inteligente.


75. ¿Qué puedo hacer para rechazar una invitación de mis amigos
para que pruebe drogas?
Ante todo debes mostrar firmeza y comunicar claramente que no estás
interesado en probar. Si este rechazo causa algún tipo de molestia, argumenta
que esta decisión no tiene que afectar la amistad, que debe respetarse la
decisión de cada persona en cuanto a lo que quiere o no quiere hacer con su
cuerpo y su salud.

Las invitaciones a consumir drogas crean una situación complicada para


muchos, ya que negarse puede hacer quedar mal a alguien frente a lo que sus
amigos esperan de él; en este caso, se debe de hablar con ellos y hacerles
saber que el hecho de que no exista interés por probar las drogas no es por
miedo, sino porque el consumo de drogas afecta la salud o pone a quien las
usa en situaciones peligrosas o desagradables. Seguramente los amigos
insistirán y dirán que por probar una sola vez no pasa nada; ante esto puedes
argumentar que el simple hecho de probar es peligroso, ya que la sustancia
puede estar muy adulterada o que tu cuerpo tenga una reacción negativa que
dañe tu salud (desmayos, vómitos, intoxicación aguda, alergia, etcétera).

En el caso de invitaciones a consumir tabaco o alcohol, se debe considerar que


aun cuando estas drogas sean legales (para mayores de edad), no significa que
no perjudiquen o pongan en peligro la salud; por ello, es mejor que rechaces
las invitaciones para consumir estas drogas. Se debe considerar siempre que en
relación con las drogas legales, como el alcohol y el tabaco, se suele tener la
falsa creencia de que las consumen casi todos los jóvenes.

También es necesario que aclares que los buenos amigos comparten vivencias
y gustos comunes positivos, y no el consumir alguna droga; de esta forma,
puedes separar claramente las consecuencias negativas del consumo de drogas
y los aspectos que te unen a tus amigos.

76. ¿Qué puedo hacer si un amigo o conocido me ofrece drogas?


Rechazarlas. Pero para ello es necesario dar una respuesta clara y contundente
que impida que el amigo insista o que tengas alguna confrontación con él. Un
"no, gracias" puede ser muy conveniente. Si esta persona toma una actitud
negativa ante el rechazo, considera que sólo tú eres el responsable de tus
decisiones y si la otra persona no las acepta, es su problema.

Se ha determinado que uno de los factores de riesgo más poderoso para que
los adolescentes consuman droga es la presión que ejerce el grupo de amigos,
razón por la cual los jóvenes deben saber cómo enfrentar la situación. Las
invitaciones a consumir se vuelven más peligrosas por la necesidad que el
adolescente tiene de sentir que es parte de un grupo y se identifica con ellos.

Cuando se toma una decisión entran en juego una serie de elementos que
permiten garantizar que ésta sea adecuada y responsable. Para ello es bueno
tomar en cuenta las alternativas y analizarlas por separado para ver sus
ventajas y desventajas.
Asimismo, cuando se ha tomado una decisión, es importante comunicarse de
forma clara, precisa, y sobre todo segura; tratar de ser lo más asertivo posible.
Algunas frases asertivas son una buena herramienta para enfrentar
ofrecimientos: "No quiero", "no me interesa", "no", "no las necesito".

He aquí algunas técnicas asertivas útiles:

El disco rayado. Consiste en repetir cuantas veces sea necesario los argumentos
de rechazo, hasta que la otra persona tenga claro que sus técnicas de
manipulación no funcionan.

El compromiso viable. Se refiere a un compromiso conciliador con la única


condición de que se respeten los propios deseos, (por ejemplo, "yo no te voy a
decir nada sobre el número de cervezas que te tomes, así que tú no insistirás
en que beba").

La autorrevelación. Significa dar razones por las que no se desea consumir


drogas (por ejemplo, "No voy a chupar porque me toca manejar", "si llego
tomado a la casa me va como en feria con mis papás").

El banco de niebla. Permite hacer frente a las críticas por no consumir drogas
con respuestas como: "Es posible que a ti te parezca cobarde que no quiera
fumar, pero yo he decidido no hacerlo".

La interrogación negativa. Se refiere a responder ante una crítica con una


pregunta como: "¿Y qué tiene de raro que no quiera fumar?"

En nuestro país algunas respuestas asertivas pudieran parecer agresivas y


contraproducentes para rechazar las drogas, por lo que es recomendable usar
frases que, sin ser asertivas, indiquen un claro rechazo al consumo de drogas:
"No ca…, esas madres te joden el cerebro"; "No me laten, luego te sientes muy
mal", "Qué crees, juré y no quiero que la virgencita me castigue".

77. ¿Qué puedo hacer si me entero de que mi hijo frecuenta a


amistades que consumen drogas?
La relación con compañeros, amigos que usan drogas o grupos tolerantes, junto
con la asistencia a lugares permisivos ante el uso de sustancias tóxicas, son
situaciones que predisponen al consumo. Sin embargo, no es recomendable la
prohibición de estas amistades. Lo que les corresponde a los padres es
fomentar la participación de otros miembros de su familia o de la comunidad y
buscar la asistencia de un especialista, a fin de brindar a los hijos apoyos
sólidos que les ayuden a enfrentar adecuadamente los riesgos asociados al
consumo.
Es una realidad que los hijos están expuestos a una serie de riesgos en su vida
diaria, entre ellos al consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. Por ello, los
padres de familia deben asumir la responsabilidad de crear y reforzar en ellos,
las condiciones y los elementos que los protejan adecuadamente.
El hecho de que nuestros hijos tengan vecinos, compañeros, amigos y
familiares que usan sustancias tóxicas, puede contribuir a que inicien el
consumo si no se cuenta con el apoyo y la supervisión de sus padres, hermanos
mayores y amigos cercanos, maestros, que son personas estratégicas para el
desarrollo saludable de niños y jóvenes. Si su hijo frecuenta amistades que
consumen drogas, usted:

 Hablar con él, tranquila, clara y directamente, y exprésele su interés y su


preocupación por el cuidado de su salud.

 Tiene que resaltar los riesgos que enfrenta con estas amistades, así
como los problemas que pueden presentarse (expulsión de la escuela,
dificultades legales, conflictos con las autoridades, etcétera).

 Evite regaños, amenazas o prohibiciones inflexibles.

Para fortalecer la resistencia ante la presión y la influencia de los amigos y la


aceptación del consumo en sus ambientes cotidianos (familia, escuela,
comunidad, trabajo), se pueden seguir estos consejos:

 Hágales saber a sus hijos que los quiere incondicionalmente.

 Demuéstreles afecto de forma física, verbal y con actitudes.

 Manténgase alerta a sus actitudes y a cambios bruscos de


comportamiento que indiquen un posible uso de drogas.

 En la medida de lo posible, desaliente el que su hijo frecuente a estas


amistades.

 Elógielos con frecuencia y reconózcales sus logros.

 Estimule sus proyectos personales.

 Impulse su desempeño escolar o laboral, así como el desarrollo de sus


habilidades e intereses.

 Comuníquese eficazmente con ellos (hablando y escuchando).

 Sea coherente y consistente (que lo que sienta, piense, diga o haga sea
lo mismo). C

 Cree situaciones y condiciones adecuadas para conseguir que sus hijos le


tengan confianza.

 Ayúdelos a sentirse bien consigo mismos.

 Establezca normas, reglas y consecuencias bien definidas.

 Conozca a sus amigos y, de ser posible, también a sus padres.

 Manténgase al pendiente de los horarios de salida y llegada de sus hijos.


 Permanezca al tanto de los lugares donde se encuentran cuando salen
de casa y de las actividades que realizan, sin llegar a ser rígido.

 Hable con ellos honesta y abiertamente sobre temas como las drogas, la
sexualidad, el manejo de las emociones, la violencia, etcétera.

 Platique sobre la importancia de pertenecer a un grupo y la relevancia de


apoyar a los integrantes que están en problemas.

 Establezca roles, derechos, deberes, límites, valores y hábitos saludables.

 Enséñeles a asumir la responsabilidad de sus actos y a enfrentar sus


consecuencias.

 Fomente que se integren a otro tipo de grupos libres de drogas y que


cuenten con proyectos culturales, deportivos o recreativos alternos.

 Busque redes de apoyo, definidas y funcionales, en la escuela y en la


comunidad.

 Infórmese acerca de las drogas, sus consecuencias, nombres comunes,


formas de uso, lugares de distribución, precios, síntomas de consumo e
instancias para que, en caso dado, pueda atender eficazmente el
problema.

78. ¿Qué puedo hacer si me entero de que mi hijo usa drogas?


Es importante que no se precipite. Si lo sospecha, tómese un momento para
pensar acerca de la situación y buscar evidencias, para descartar el hecho o
para estar seguro de que su hijo, efectivamente, usa drogas. De ser así, los
padres deben hablar sobre el tema de forma tranquila, clara y directa con el
hijo. Además, es necesario asesorarse con un especialista, para que juntos
puedan: 1) Orientarlo sobre estilos y alternativas de vida saludables, si el
consumo es moderado o esporádico; 2) Identificar formas de consumo, señales
y daños asociados al uso frecuente de drogas; 3) Derivarlo a la opción de
tratamiento más conveniente, para que sea atendido integralmente y supere
este problema.

La drogadicción va en notorio aumento en la actualidad. De acuerdo con los


estudios, se puede afirmar que los niños y los jóvenes están en mayor riesgo de
iniciar el consumo de drogas. Es importante identificar estrategias y recursos de
apoyo capaces de neutralizar los riesgos y fortalecer los elementos protectores
para prevenir y/o tratar oportunamente los casos de farmacodependencia.

Si los padres de familia sospechan o comprueban que alguno de sus hijos está
consumiendo drogas, se les sugiere conservar la calma y buscar la orientación
de un profesional o institución especializada, a fin de contar con información
veraz sobre patrones y condiciones de consumo, además de conocer los
síntomas y efectos asociados al uso de diferentes sustancias adictivas.
Es esencial disponer de elementos para identificar si el uso de drogas se ha
dado en una sola ocasión; si se realiza en fiestas, paseos o bajo la influencia de
los amigos; si se presenta los fines de semana o durante la misma. También es
necesario conocer el tipo de sustancias, la forma de consumo y las situaciones
a las que se puede asociar dicho acto (ruptura de un noviazgo, conflictos con
familiares y/o amigos, problemas escolares, etcétera). Con lo anterior
estaremos en condiciones de saber que los niveles y tipos de consumo varían
considerablemente de una persona a otra, lo que hace necesario conocer todas
las particularidades del caso y saber qué hacer y a dónde recurrir para brindar
apoyo al hijo.

79. ¿Cómo tratar a una persona cercana que consume drogas?


Con normalidad. En lo fundamental el acercamiento que demos a una persona
de quien sabemos que consume drogas, no tiene que ser distinto al que damos
a los demás. Asimismo, es importante recordar que un consumidor de drogas
no es necesariamente un drogadicto o alguien que tiene un problema de
dependencia, ya que hay distintos tipos de usuarios. Ante ello, se debe estar
bien informado para saber cómo ayudar a otra persona en función de la
gravedad de su adicción. Alguien que consume drogas puede ser desde un
adolescente que comienza a experimentar con marihuana sin que él lo
considere un problema, sino una actividad divertida, hasta otro consumidor de
marihuana crónico que lleva gran parte de su vida fumando y sufre trastornos
de personalidad graves.

Cuando se tiene conocimiento de que una persona cercana consume alguna


droga, es recomendable primero averiguar lo siguiente:

 Qué tipo de droga está consumiendo, pues hay varios tipos y cada una
provoca diferentes daños y formas de dependencia. Por esta razón, es
importante que se cuente con información verídica para saber cómo
actuar.

 Con qué frecuencia consume: Si comienza a experimentar con la droga,


es muy probable que "esté en su luna de miel" y que no sepa o no
quiera saber los posibles riesgos que va a enfrentar si continúa usándola.
En este caso, trate de conocer qué ideas tiene respecto a la manera en
que utiliza la droga y busque conversar, expresando su punto de vista,
pero sin pretender imponerse ni comportarse autoritariamente, pues
creará un clima tenso y será más difícil que encuentre en el futuro
disposición para volver a conversar con el usuario sobre el tema.
Manifiéstele su voluntad de apoyarlo e infórmele sobre los lugares donde
puede acudir si en algún momento decide pedir ayuda para dejar la
droga. También es importante que destaque los logros y las actividades
que esa persona haga bien; trate de mantener una actitud positiva, pero
siempre mostrando su desacuerdo en relación con el consumo de
drogas.
Si esa persona lleva tiempo usando drogas, pero aún no cree tener un
problema, trate de hacerle ver las actividades que ha dejado de hacer por
consumirlas y otras repercusiones que estén afectando su vida. Asegúrese de
que esté enterado de los daños físicos y psicológicos que representan las
drogas que utiliza. Mantenga una posición clara y firme en contra de su
consumo y proporciónele argumentos lógicos que refuercen su punto de vista.
Hágale saber su apoyo y ofrézcale información sobre las posibilidades que tiene
para tratarse.
Cuando se trate de un consumo problemático, en el cual la persona asuma que
no puede controlarlo, ofrezca todo su apoyo para encontrar una atención
profesional apropiada.

80. ¿Por qué mis padres me prohíben consumir alcohol y tabaco,


cuando ellos lo hacen?
Algunos adultos incurren en conductas contradictorias que, en ocasiones, se
deben a la desinformación, a la manera como acostumbran relacionarse con
otras personas, a la escasa información acerca del daño que causa el uso de
alcohol y el tabaco, entre otras. Sin embargo, la prohibición puede deberse a
que identifican las múltiples enfermedades que causan este tipo de drogas y
saben de la dificultad que implica abandonarlas, así que no desean que sus
hijos dañen su salud como ellos lo han hecho.

En nuestra cultura hay acontecimientos sociales en los que el alcohol y el


tabaco forman parte importante del ritual. Todo esto favorece que al interior de
las familias y de la comunidad se tolere más su consumo, a tal grado que el
alcohol y el tabaco se consideran drogas de uso común que se consumen desde
edades tempranas.

Empezar a fumar siempre se asocia a la necesidad de proyectar una imagen de


éxito, de prestigio, "de hombre o mujer de mundo", entre otros falsos
conceptos.

Ya que la nicotina es una droga fuertemente adictiva, el consumo persiste y


casi siempre va en aumento, el fumador llega a considerar que el cigarro es un
paliativo para ciertos estados de ánimo, como estrés, angustia, preocupación,
etcétera.

En cuanto al alcohol, la edad de inicio también es temprana, y por ser una


sustancia de uso recurrente u ocasional en convivencias familiares y sociales, su
consumo se ha expandido. Al igual que el tabaco, el alcohol es una droga
tolerada tanto en el ámbito familiar, como social; ambas drogas son de curso
legal, es decir, que se venden libremente, con algunas restricciones.

En la actualidad se cuenta con mayor difusión acerca de los daños que causan
tanto el alcohol como el tabaco. La responsabilidad de los padres de familia es
que aunque ellos lo consuman, adviertan a sus hijos de los daños a la salud que
ambas sustancias causan, además de lo difícil que es dejar el tabaquismo o
rehabilitarse de un problema del alcoholismo.
Es importante que aunque uno o ambos padres de familia fumen o beban, se
establezcan reglas precisas respecto al probable consumo por parte de los
hijos, por ejemplo: si en casa se va a organizar un convivio en el que se
servirán bebidas alcohólicas y algunos de los invitados fuman, a los hijos, en
todo caso, debe permitírseles beber y fumar sólo moderadamente, aclarándoles
que estas sustancias se usarán con motivos festivos y que no deben aprovechar
el permiso para abusar, reiterándoles además que son drogas adictivas que
causan enfermedades a corto y largo plazo, y acarrean problemas tanto
individuales, como familiares y sociales.

81. ¿Qué puedo hacer para que mi madre o padre deje de fumar y/o
beber alcohol?

Sia un adolescente le preocupa el consumo de tabaco y/o alcohol de alguno de


sus padres, él lo puede ayudar. Recuerde que cuando algún miembro de la
familia abusa de las drogas no es necesario ocultarlo; por el contrario, se
sugiere estar informado y actuar oportunamente ante este hecho. Es
recomendable buscar asesoría de un especialista para sensibilizar a los
familiares consumidores sobre las implicaciones, los riesgos y los daños
asociados al uso de estas drogas y presentarle diferentes opciones terapéuticas
con objeto de que juntos puedan superar el problema.

El tabaco y el alcohol son las drogas más usadas en México, que se vinculan
estrechamente con diversas enfermedades, muertes, accidentes, conflictos
interpersonales y problemas sociales.
Las investigaciones indican que el hecho de que exista un integrante de la
familia que consume tabaco, alcohol u otras sustancias tóxicas, genera una
serie de factores predisponentes para que otros miembros de la familia también
las consuman (sobre todo los más jóvenes), por ejemplo: la aceptación del
consumo en el hogar, la disponibilidad de sustancias, las opiniones favorables o
imparciales hacia las drogas y la baja representación del riesgo con respecto al
consumo.

Por lo anterior, cuando un padre o madre abusa de estas sustancias, el hijo


debe informarse para saber cómo actuar y de qué manera puede ayudarlo. A
continuación se presenta una serie de consejos útiles en estos casos:

 Motivar a otros familiares o amigos a que colaboren en la atención del


familiar consumidor.

 Reflexionar sobre la dinámica familiar, sus conflictos, sentimientos,


aspiraciones, carencias, etcétera.

 Analizar las situaciones y los elementos de riesgo que se asocian


frecuentemente al consumo de drogas.

 Buscar el apoyo de un profesional o de una institución especializada en


adicciones.
 Sensibilizar al familiar consumidor sobre las desventajas, daños y
peligros asociados al consumo, destacando su papel como modelo
positivo o negativo para que otros miembros de la familia (sobre todo los
más jóvenes) sigan su ejemplo.

 Señalar reiteradamente las ventajas que tiene para la familia, el hecho


de que el padre o la madre deje de consumir alcohol, tabaco u otras
drogas.

 Recalcar el interés que se tiene para que el padre o la madre superen


sus problemas y demostrarles cariño.

 Demostrar que cuenta con el apoyo de los hijos en todo lo que tenga
qué hacer para recuperar su salud.

 Identificar las alternativas de tratamiento más acordes a las necesidades,


características y posibilidades del caso.

 Asistir al tratamiento que seleccione el padre o la madre con problemas


de alcoholismo o tabaquismo.

 Reconocer los logros que se vayan teniendo en el proceso: desde la


aceptación del problema, hasta la reducción del consumo y la
abstinencia.

 Apoyar la práctica de hábitos, estilos de vida y ambientes saludables.

82. ¿Qué programas de prevención ofrece Centros de Integración


Juvenil?
Sus programas de prevención se dividen en acciones de información,
orientación y capacitación, dirigidas a niños, jóvenes y adultos. Aunque también
incluyen acciones de tratamiento y rehabilitación:

Las acciones que realiza CIJ tienen como objetivo sensibilizar a la población
general acerca del problema de las adicciones, sus daños, formas de
prevención, etcétera y consisten en:

 Información y sensibilización a través de los medios masivos.

 Sesiones de información, cursos y talleres de orientación y capacitación a


diversos grupos de población.

 Acciones de movilización social, como eventos, foros y organización de


grupos de voluntarios.

 Campañas para que disminuya la disponibilidad de drogas.

 Coordinación con diversas instituciones (educativas, salud, gobierno,


etcétera).
 Promoción para el desarrollo de una cultura de salud en las
comunidades.

Hay personas que aun cuando no consumen drogas, sus condiciones


individuales, familiares o sociales, las exponen a ello. En este sentido, se
realizan también acciones para población con altos niveles riesgo y/o vulnerable
ante el consumo de drogas, así como para los usuarios experimentadores y/o
de nivel bajo. Estas acciones tratan de detectar casos que presentan riesgos,
vulnerabilidad o de inicio en el consumo de drogas, para enviarlos a tratamiento
lo más pronto posible, entre ellas se cuentan:

 Detección oportuna y derivación de casos.

 Intervenciones específicas con grupos de muy alto riesgo.

 Seguimiento en el tiempo. Capacitación al equipo de salud.

 Consejo breve.

El programa de CIJ incluye acciones de tratamiento para lograr interrumpir el


consumo, reducir los daños y los riesgos; asimismo, acciones de rehabilitación,
que incluyen:

 Desintoxicación y manejo del síndrome de abstinencia.

 Manejo de la dependencia química.

 Manejo de la situación familiar.

 Prevención de recaídas.

 Tratamiento de la comorbilidad física y psiquiátrica asociada.

 Reinserción laboral. Reinserción social.

 Identificación y uso de redes de apoyo.

 Empleo y administración del tiempo libre.

 Escolarización.
CAPÍTULO V

Cómo Atender el Problema de Drogas

83. ¿Se puede motivar a alguien que consume drogas para que acuda
a tratamiento?
Sí.Sin embargo, es indispensable que una persona adicta o que abusa de las
drogas tenga al menos un mínimo deseo de salir de su problema, ya que de
otra forma son pocas las posibilidades de recuperación. Aun así, el apoyo de
familiares y amigos es de gran utilidad para iniciar el tratamiento.

Se ha visto que algunas personas pueden salir por sí mismas de un problema


de consumo de drogas gracias a una fuerte motivación o a la influencia de
otros. Desafortunadamente, no ocurre así con la mayoría, por lo que necesitan
de ayuda especializada para superar su adicción.

Los adictos tienen diferentes grados de motivación para asistir al tratamiento;


esto depende del deseo de cambiar, situación que no es fácil, considerando que
el consumo de sustancias trae consigo experiencias placenteras o necesidad de
usarlas para evitar efectos desagradables.

Esta motivación puede no aparecer, y cuando el sujeto no admite que tiene un


problema y que necesita tratamiento, nos encontramos con un proceso al que
se le llama negación. En cambio, otros usuarios de drogas pueden identificar su
problema, sin tener la intención de cambiar; en este caso, las personas pueden
asistir presionadas por familiares, amigos, compañeros de trabajo o patrones,
pero no convencidas. Por ello estos sujetos muchas veces abandonan el
tratamiento rápidamente, aunque siempre es útil insistir, ya que algunos logran
"engancharse" para continuar en un tratamiento y ayudarse a salir adelante.
Existe una segunda fase durante la cual la persona se encuentra más motivada;
reconoce que tiene un problema con las drogas, pese a que no ha hecho nada
para dejar de consumir. Para este tipo de pacientes el consejo puede ser muy
útil, siempre y cuando no se les critique o presione para que asistan al
tratamiento. Vale la pena buscar la ayuda de profesionales en adicciones, con la
finalidad de ayudarlos a entender la importancia de dejar de consumir. En
ocasiones, con una breve consulta se pueden reconocer los beneficios del
tratamiento o del cambio en la forma como se usan las drogas o el alcohol.
Otros sujetos pueden haber hecho intentos sin haber logrado dejar de
consumir. Algunos han estado en tratamiento en grupos de ayuda mutua, con
profesionales, por medio de medicamentos o han "jurado"; sin embargo, tarde
o temprano vuelven a consumir. Al igual que en los casos anteriores, los
consejos de la familia, los amigos, la escuela o los patrones pueden ser útiles.
De todas formas se considera que estas personas se están preparando para, en
cualquier momento, tomar la decisión de entrar a un tratamiento, por lo que en
ellos, más que en nadie, las recomendaciones, el apoyo y los consejos de otros
resultan muy importantes
Un cuarto grupo de personas han permanecido periodos largos sin consumir
alcohol o drogas y tienen la intención de continuar; aunque hayan recaído, se
mantienen más firmes en su deseo de no consumir. Claro que en ellos la
motivación es mayor, por lo que la ayuda y consejos externos siempre facilitan
y apoyan de nuevo el tratamiento.

En el "nivel" más "avanzado" están las personas que han estado años sin beber
o drogarse y que han encontrado un estilo de vida completamente diferente
que les permite vivir sin alcohol o drogas. Ellos tienen una gran motivación para
continuar así y ayudar a otras personas en el camino de su recuperación, por lo
que participan en acciones en su comunidad para la prevención del uso de
drogas y dando consejo a quienes necesitan tratamiento.
El logro de este "nivel" puede tardar años, con un trabajo intenso de
tratamiento. Sin embargo, los estados o niveles de motivación no son
permanentes, por lo que una persona que ha alcanzado un nivel superior puede
bajar a uno inferior después de recaer, pero luego subir a otro más avanzado y
permanecer un largo tiempo en abstinencia.
En general, siempre hay una persona en quien el consumidor puede confiar,
que le merece respeto; puede tratarse de un familiar, un amigo cercano, un
médico, un maestro o un sacerdote. Por esto, es muy importante recurrir a la
persona indicada, que tenga mayor influencia en el individuo con una adicción y
favorecer el inicio de un tratamiento.

84. ¿Cómo es el tratamiento para las personas adictas?


El tratamiento del adicto depende de la droga o drogas de uso, de lo avanzado
del problema y de las complicaciones tanto médicas como psiquiátricas que
existan. Generalmente, el tratamiento se torna más difícil mientras mayor
tiempo haya pasado desde que comenzó el consumo, y si ha usado varias
drogas y el adicto no acepta el tratamiento.

El tratamiento se inicia con un buen diagnóstico, es decir, el conocimiento de la


historia de la adicción y del estado actual de la persona, las causas y la
situación en la que inició el consumo, así como las alteraciones que las drogas
han producido a lo largo del tiempo y lo que el paciente espera del tratamiento.
Los tratamientos pueden llevarse a cabo en forma externa con la participación
del paciente durante algunas horas del día o por un tiempo más o menos
prolongado, en lugares donde el sujeto está internado. Esto no sólo depende de
la voluntad de la persona, sino de la gravedad del caso, por lo que es
importante la opinión de los especialistas en cuanto a la necesidad de
permanecer en internamiento o en consulta externa. Todos los tratamientos de
internamiento deben ser voluntarios, a menos de que exista una situación que
ponga en peligro la vida del paciente o la de otros. La familia y el adicto deben
investigar sobre los establecimientos tanto privados, públicos y de asistencia
social, como las características del tratamiento, la duración y los costos. Hay
teléfonos de información a través de los cuales se puede entrar en contacto con
esas organizaciones para resolver cualquier duda al respecto. La duración del
tratamiento es variable: Algunas terapias psicológicas no duran más de 12 ó 16
consultas, mientras que otras se prolongan por meses o años.
El precio del tratamiento varía desde los muy económicos hasta los muy
costosos, estos últimos son privados. Aunque algunos adictos reciben una sola
clase de tratamiento, la mayoría necesita más de una forma de tratamiento a la
vez; por ejemplo, si se tienen graves problemas familiares, de salud y
psicológicos, una sola persona podría tratarse con terapia familiar, apoyada por
medio de medicamentos y terapias psicológicas, todo al mismo tiempo.
Tratamientos psicológicos. Son aquéllos que tratan de modificar la conducta
por medio del uso de técnicas especiales impartidas por una profesional
entrenada y con experiencia, por lo general un psicólogo. También se les llama
psicoterapias, y éstas pueden ser de tipo individual, cuando un terapeuta
trabaja sólo con el paciente; de grupo, cuando participan más de dos pacientes;
de familia; de pareja, etcétera. Para que las terapias psicológicas funcionen, se
requiere del compromiso y la participación del paciente y de su deseo de
cambio. Las terapias psicológicas intentan modificar la adicción a través de
consejos, sugerencias, ejercicios, o análisis de las causas que precipitan el
consumo. Con algunos pacientes los terapeutas trabajan por años con la
finalidad de lograr que el consumo de drogas no reaparezca; otros más pueden
permanecer por espacios de tiempo largo sin usar sustancias, y por tanto
requerir de terapias psicológicas de forma más espaciada.
Tratamientos basados en la fe. Se fundamentan en la creencia de un poder
o ser superior, en quien se deposita la posibilidad de ayudar para que el
paciente logre la abstinencia. Casi todas las religiones aceptan la posibilidad de
que sus seguidores padezcan una adicción. En la religión católica la forma más
común es "la jura" o juramento, que consiste en que la persona promete a Dios
o la Virgen no hacer uso de drogas por un periodo determinado; el juramento
es firmado por la persona en presencia de un sacerdote: Se ha visto que la
"jura" funciona en los individuos que ya la han probado, o en aquéllos que
tienen una gran fe. En otras religiones se recurre a la oración, a la meditación y
a la toma de pócimas que ayudan a "limpiar" el alma del adicto.

Grupos de autoayuda. Son grupos de personas que comparten el mismo


problema; se reúnen para entender su problemática, apoyarse mutuamente,
tratar de generar un cambio y mantenerse sin consumir drogas. Los grupos de
ayuda mutua no sólo se dirigen a tratar a adictos, sino que abarcan una gran
variedad de asuntos médicos y psicológicos; por ejemplo, problemas de la
alimentación, padres golpeadores, personas con enfermedades graves,
personas que han perdido a sus hijos, etcétera. Muchos de los grupos de ayuda
mutua basan sus principios en el movimiento de los grupos de Alcohólicos
Anónimos, originado en Estados Unidos y ahora disperso por todo el mundo. Su
trabajo se sustenta en una serie de doce pasos que comienzan por el
reconocimiento de la adicción y la imposibilidad de hacer algo por sí solo para
cambiar, y que terminan con la ayuda a otras personas adictas. Los grupos
originalmente sólo tenían sesiones externas, pero han surgido movimientos en
los cuales durante periodos que van de tres a seis meses o más, la persona
permanece internada, mientras recibe lo que se denomina terapia intensiva,
que es una forma de tratamiento consistente en participar en sesiones varias
veces al día. Las terapias a base de grupos de auto-ayuda son las formas de
tratamiento más diseminadas en México; su calidad y eficacia varían, pero, en
general, los que recurren al internamiento voluntario y se asesoran de médicos
y psicólogos obtienen mejores resultados.

Medicamentos. Hoy día se dispone de una variedad de medicamentos para


tratar las adicciones o sus consecuencias, médicas y psiquiátricas. Los
principales medicamentos se usan para tratar la intoxicación causada por
drogas y que la sustancia consumida no ponga en peligro la vida del usuario;
en otros casos, los medicamentos se usan para el tratamiento de los efectos
que se presentan cuando el adicto deja la droga, situación en la que se
experimenta una serie de efectos desagradables. Esto último ocurre
frecuentemente en los usuarios de heroína, u otras sustancias derivadas del
opio, que cuando se abandona produce trastornos muy intensos. Lo mismo
ocurre con las personas que usan alcohol y depresores del sistema nervioso
como los tranquilizantes, en quienes es importante el tratamiento médico, ya
que la falta de estas drogas puede poner en peligro la vida

Tratamientos sustitutivos. Especialmente en la adicción a la heroína y a la


nicotina, algunas personas necesitan recibir sustancias similares a las que
consumían, pero sin sus riesgos: por ejemplo los consumidores de heroína que
se inyectan la droga por las venas a menudo contraen y contagian a otros
graves enfermedades como la hepatitis y el sida, todo ello como consecuencia
de compartir con otros adictos las jeringas usadas.
Los fármacos para prevenir las recaídas, sobre todo en el caso del alcoholismo
y el consumo de drogas derivadas del opio, son de gran utilidad y algunos
medicamentos como la naltrexona (Revia) hacen que el deseo por las
sustancias y el alcohol disminuya o desaparezca, facilitando que el paciente se
mantenga en abstinencia.
En los últimos años se trabaja en el diseño de medicamentos a base de
anticuerpos, es decir proteínas que se unen a pequeñísimas porciones de
drogas como la cocaína, e impiden su efecto tóxico; esas sustancias aún no se
encuentran disponibles y probablemente pasarán varios años para que pueda
definirse si son o no útiles en el tratamiento de la intoxicación por cocaína.
También se cuenta con medicamentos para el tratamiento de la depresión, la
ansiedad y de otros problemas emocionales que con mucha frecuencia se
presentan en la persona adicta.

Es importante considerar que las personas adictas que toman medicamentos


indicados y controlados por un médico, no tienen riesgo de desarrollar otra
adicción; por ello, los medicamentos no deben ser interrumpidos a menos de
que lo indique el propio médico.
85. ¿Es necesario el internamiento para una persona que está en
tratamiento?
En ocasiones, sí. A veces el internamiento de las personas que padecen un
problema de abuso o adicción permite alejarlas temporalmente del ambiente
donde se ha desarrollado su adicción.

El internamiento se plantea cuando el sujeto no puede controlar el uso de


sustancias, y también cuando se presenta una situación que pone en peligro su
salud o integridad física y o mental, o la de otras personas. Sólo una tercera
parte de los adictos necesitan tratarse en internamiento, el resto puede acudir a
la consulta externa, siempre y cuando cumpla apropiadamente con el
tratamiento.
Ni el internamiento, ni las demás formas de tratamiento, "garantizan" el éxito
de una terapia. Desafortunadamente, con mucha frecuencia la familia considera
que la única manera de controlar la conducta del paciente es internándolo para
que "en tienda" su problema y cambie. Obviamente este sistema no opera sí,
ya que no todos los adictos necesitan este tipo de abordajes; tampoco el
entendimiento de la adicción se da necesariamente con una situación de
internamiento y mucho menos este tipo de enfoque debe ser considerado como
un castigo o una forma de separar "a la manzana podrida", ya que la intención
del internamiento es dar a la persona aquello que no puede obtener de su
medio familiar o en su comunidad, y facilitar así su recuperación.
La duración del internamiento es variable; en México, por lo general, va de uno
a tres meses y rara vez supera los seis. En países, como Estados Unidos,
algunas comunidades terapéuticas consisten en programas de hasta cinco o
más años de duración.

El internamiento debe llevarse a cabo de común acuerdo entre el paciente, la


familia y los terapeutas; para la selección del lugar deberán considerarse
aspectos tales como el respeto a los derechos humanos, que cuenten con
servicios médicos, etcétera.

86. ¿Cómo puedo ayudar a un amigo o familiar que se droga para que
acuda a tratamiento?
De diferentes formas, aunque hay algunos principios básicos que, en todo caso,
deben considerarse para favorecer una ayuda más efectiva. Debemos recordar
que el tema de las adicciones aún representa una situación socialmente
rechazada; por ello, la mayor parte de los usuarios de drogas sólo comparten
sus experiencias con otros consumidores, y las actividades relacionadas con el
uso de alcohol, tabaco y especialmente con drogas ilegales, se llevan a cabo a
ocultas. Sin embargo, cuando el consumo de drogas se hace evidente, ya sea
en la escuela, en la familia o en otras circunstancias, vale la pena aprovechar el
momento para ofrecer al consumidor alternativas de ayuda. Un momento
apropiado es cuando aparecen crisis o problemas derivados del consumo, ya
que en esa situación, el afectado no está en posibilidades inmediatas para
resolver sus problemas.
A veces el simple acto de escuchar, ayuda mucho a aliviar sentimientos y
emociones que el adicto no ha podido expresar. Cuando alguien comenta su
problema es porque necesita que se le escuche: por eso, se debe actuar con
respeto y atención.

Generalmente, las personas adictas no reconocen su consumo ni su problema,


por ello es común que no expresen la necesidad de acudir a tratamiento. No es
sino hasta que se les presentan problemas en los diversos ámbitos de su vida,
que el tema se abre, o más aún, cuando se sienten presionados por familiares,
patrones o amigos.

A continuación se brindan algunas sugerencias útiles para ayudar con


efectividad a que una persona acuda a tratamiento:

1. No confrontar. Esto significa no discutir ni enfrentar directamente al paciente


con su problemática; tampoco se le debe criticar o censurar acerca de su
consumo, ya que esto en muchas ocasiones sólo produce que la persona
aumente su renuencia a asistir al tratamiento. Quien desea ayudar debe ser
claro sobre lo que piensa acerca del problema y la necesidad de tratamiento, ya
que a veces las personas escuchan sin opinar ni dar alternativas al uso de
drogas.
2. No hacerlo sentir culpable. En ocasiones los amigos o familiares hacen
parecer que todos los problemas de la familia, del salón de clases o del trabajo
se deben a una persona adicta. Se debe ser razonable al analizar la situación
del consumidor, ya que el achacarle culpas al adicto sólo puede aumentar su
resistencia al tratamiento.

3. No permitir que el consumo continúe, ni solapar conductas de consumo. Por


ejemplo, dar dinero a sabiendas de que la persona lo empleará para comprar
sustancias. Tampoco es útil pretender que nada ocurre y que todo en "la casa
es normal", que el problema es pasajero y que la persona dejará de usar
drogas tarde o temprano.

4. No agredir. La adicción o el uso de drogas hace a la familia reaccionar de


diferentes formas, una de ellas es la agresión como efecto del enojo o la
frustración ante el problema. La agresión puede ser de palabra, por medio de
insultos y amenazas o mediante la fuerza o los golpes. En casos extremos, se
sabe de familias que han llegado a sujetar o amarrar al adicto durante varios
días con la finalidad de impedir que el consumo continúe. En uno y otro casos,
estas conductas van en contra de los derechos humanos de toda persona y no
deben emplearse como forma de presión para que el adicto acuda a
tratamiento.

Se debe hacer ver al usuario que no se está de acuerdo con su conducta, pero
que si lo desea, está usted dispuesto a apoyarlo. Se puede ayudar a la persona
a conseguir alternativas para el tratamiento por medio de direcciones,
teléfonos, y si es posible acompañarlo a la consulta y apoyar su iniciativa de
continuar con el tratamiento.
87. ¿Puede una persona rehabilitada integrarse por completo a una
vida normal?
Sí.Para ello deben crearse las condiciones para su reinserción social y familiar,
es decir, el proceso de rehabilitación es posible con la integración a las
actividades y a los grupos más importantes para la persona.
Para que se dé una integración social es importante que se proporcionen las
facilidades para que la persona rehabilitada cuente tanto con un trabajo
remunerado, como con actividades de esparcimiento que fomenten su
desarrollo personal. El trabajo resulta un componente fundamental, no sólo por
su sentido remunerativo, sino porque implica una ocupación, ya sea una
actividad física y/o intelectual que favorezca la salud mental.
Otro de los puntos importantes para la reintegración, es el apoyo social que
tiene que ver con formar parte de grupos en los que los vínculos afectivos
sirvan de sostén para la persona rehabilitada; esto es, que se sientan parte de
o pertenecientes a algo. De aquí la importancia de integrarse a grupos de
ayuda mutua, en los que intercambien opiniones con personas que tienen o
tuvieron experiencias similares. En estos grupos, cada uno de los participantes
es escuchado y tomado en cuenta, hay confidencialidad y se crea un clima de
confianza.

La reintegración a la familia es de suma importancia, ya que favorece o limita la


rehabilitación de su adicto o adictos, por lo que es necesario que la familia
tenga presente la función que le corresponde y la responsabilidad que tiene que
asumir cuando uno de sus miembros está en proceso de rehabilitación. Las
dificultades no resueltas y no habladas en el grupo familiar tienen que ser
atendidas por la misma familia o por un profesional. Cuando existe una fractura
en la expresión de afectos (como la falta de manifestaciones de amor hacia los
hijos), es necesario empezar a hablar cosas que van desde lo más simple hasta
lo más complejo, por ejemplo: dar las gracias porque sirvió la comida, o
felicitarlo con un abrazo por obtener una buena calificación.

88. ¿La familia tiene algún papel en la rehabilitación?

Sí.
Es muy importante el papel de la familia en la rehabilitación de la persona
que sufre una adicción, ya que puede colaborar positivamente o influir de forma
negativa en el desarrollo de la adicción y en el tratamiento.
Una actitud de apoyo y comprensión por parte de los familiares es siempre
importante; sin embargo, no debe tolerarse el consumo de sustancias ni dentro
ni fuera del hogar. En ocasiones, ni la misma familia tiene clara su actitud
frente a la adicción, considerando al adicto como un vicioso, más que como un
enfermo, no sabe qué hacer y cree que la única alternativa es dejarlo continuar
para "ver" si algún día recapacita. Otros, por su parte, creen que internándolo
en una institución todo mejorará, debido a que sólo el adicto es responsable de
su problema. Siempre es conveniente que los miembros de la familia se reúnan
y comenten lo que cada uno espera y cómo pueden colaborar. Toda la familia
debe informarse de las diferentes formas de tratamiento y de cómo, aun sin
que el adicto asista a tratamiento, la familia puede colaborar para que las cosas
mejoren.

89. ¿Si una persona adicta a las drogas se niega a acudir a


tratamiento, es recomendable que lo haga la familia?
Sí.Cuando se detecte un problema de abuso o dependencia a las drogas, es
recomendable que la familia asista a solicitar información. Esto le permite
conocer las características de la adicción, pero, sobre todo, las conductas más
apropiadas por seguir y las actitudes que no deben manifestarse.

Lo anterior ayuda a cambiar actitudes y conductas, lo que algunas veces es


suficiente para modificar el patrón de comportamiento del consumidor. Por
ejemplo, en muchas ocasiones, el uso de drogas en los adolescentes es
consecuencia de que no se les ha tomado en cuenta, no han sido escuchados o
se sienten incomprendidos.

En otras ocasiones, la familia tiene tantos problemas y tensiones que la


comunicación se vuelve deficiente; se dan casos de familiares que dejan de
hablarse por meses y hasta por años, lo que vuelve agresivo el diálogo entre los
familiares.

Un ambiente familiar sin estructura, horarios, rutinas y límites respecto a lo que


se debe o no hacer, induce a la persona a una vida caótica y desorganizada que
posteriormente reproduce en su vida diaria. En las familias de los adictos se
presentan quejas sobre las conductas de algunos de sus miembros, por
ejemplo: "Mi hijo llega muy tarde; no me obedece, etcétera". Aunque la
mayoría de las veces las familias pasan por alto esas conductas, o sea que
aparecen sólo como espectadoras; es típico ver a un padre que no muestra
ningún interés por el problema, y si interviene lo hace con golpes o malos
tratos, o una madre que se pasa la noche en vela esperando al hijo. Pero, por
el contrario, se han visto muchos cambios positivos cuando los familiares del
adicto deciden modificar las pautas de conducta de las que quizás hasta ese
momento no se habían percatado y que en vez de ayudar, sólo mantienen la
adicción de la persona.
A veces, el plantear un cambio de valores o el fortalecimiento de otros, tiene un
efecto positivo en la adicción. Por ejemplo: En muchas comunidades los valores
se basan en el machismo, en la agresividad o la intolerancia; por ello, también
se puede pensar que el consumir alcohol o drogas, en los varones es algo
"natural", por lo que el uso de alcohol y tabaco se ve como un hecho normal y
no representa motivo de preocupación. Sin embargo, hoy se sabe que alcohol y
tabaco son precisamente "la puerta de entrada" para el consumo de otras
drogas. Asimismo, la actitud del adicto en relación con los valores está un tanto
determinada por la familia. Cuando la familia carece de valores, como el
respeto a la salud, la vida, la integridad y los derechos de otras personas, es
más probable que se originen problemas de salud mental.
90. ¿Cómo es el tratamiento que ofrece Centros de Integración
Juvenil?
El tratamiento es para personas que consumen alcohol, tabaco y otras drogas.
Se da individualmente y también a los familiares de los pacientes y es
totalmente confidencial. La atención la brinda personal especializado, como
médicos, psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales. Los costos del
tratamiento se fijan de acuerdo con un estudio socioeconómico que se le realiza
al paciente o a la familia.

El tratamiento que ofrece Centros de Integración Juvenil está a disposición de


la comunidad en general. El objetivo principal es que el paciente reduzca o
suspenda el uso de drogas, además de identificar los padecimientos asociados
o que son consecuencia del consumo. Igualmente, se conocen y tratan las
distintas formas en que se relacionan los pacientes con otros integrantes de la
familia y viceversa, ya que algunas situaciones pueden estar favoreciendo el
que alguno de sus miembros consuma drogas.

Para iniciar el tratamiento, se deben cumplir algunos pasos:

1. Que el servicio de atención lo solicite el paciente y/o su familia.

2. Se inicia una fase diagnóstica, en la que el personal médico entrevista al


paciente y/o a la familia.

 Entrevista inicial, que sirve para recabar información, como datos


personales, características del consumo de drogas, frecuencia, tipo de
droga, cuándo comenzó el consumo y cómo se integra la familia,
etcétera.
 Estudio social. Durante esta entrevista se identifican las condiciones
sociales, económicas, laborales, familiares, etcétera, que permiten
conocer aspectos que inducen a la persona al consumo de drogas;
asimismo, se determina la cuota que se le cobrará por cada sesión al
paciente y/o a su familia.
 Examen físico. Es una valoración médica del estado de salud físico y
mental del paciente.
 Historia clínica. Es una evaluación psicológica del paciente.
Al concluir esta fase ya se cuenta con un diagnóstico del paciente y/o familia, a
fin de derivarlo al tipo de terapia más adecuado según su caso. Al respecto,
debe considerarse que cada adicto tiene particularidades especiales.

3. Tratamiento y rehabilitación. En esta fase se trata al paciente y su familia


con diferentes modalidades terapéuticas. Entre ellas:

 Terapia individual. Con esta forma de tratamiento se pretende que el


paciente resuelva los conflictos que lo hacen que consuma drogas. Que
el paciente se "quiera más y se valore", es decir, que cuente con más
posibilidades de enfrentar momentos de frustración, enojo, o bien,
presión de los amigos para que consuma.
 Terapia familiar. Su objetivo es que cada uno de los integrantes de la
familia del adicto aprenda formas sanas de relación.

 Terapia grupal. En este tratamiento los pacientes comparten sus


problemas con otros que están en su misma situación con lo que evitan
sentirse solos o aislados, además de que les facilita encontrar
alternativas de solución durante los momentos críticos, todo ello con el
propósito de modificar sus valores sobre consumo de drogas.

 Terapia familiar múltiple (grupo de padres). La intención de esta


modalidad de tratamiento es que los padres de familia de algunos
pacientes participen para identificar las relaciones familiares inadecuadas
que favorecen la adicción de alguno de sus miembros Esta terapia ayuda
también a que las familias entiendan el consumo de drogas como un
problema cuyo origen es muy complejo; a buscar una forma más sana
de relación intrafamiliar.

 Acupuntura (auriculoterapia). Se utiliza como terapia de apoyo en


pacientes consumidores para reducir los síntomas ocasionados por la
suspensión brusca de la droga, a fin de evitar o disminuir la ansiedad y,
por consiguiente, la necesidad de conseguir y consumir más drogas. Este
tratamiento consiste en colocar, por algunos minutos, agujas especiales
en ciertos puntos de las orejas. Las sesiones de acupuntura
complementan el tratamiento psicológico más adecuado para el paciente.

El tratamiento se ofrece en los Centros de Integración Juvenil ubicados en la


república mexicana. Para pacientes con características especiales de consumo,
la institución cuenta, además, con dos Unidades de Consulta Externa
Especializada en el Distrito Federal, una en Tijuana y una más en Guadalajara,
así como con tres unidades de Internamiento en Jalisco, Monterrey y Tijuana y
una clínica de Metadona en Cd. Juárez.

91. ¿Es curable la drogadicción? y ¿cuánto tiempo tarda su


tratamiento y rehabilitación?
La drogadicción es un padecimiento crónico, por ello más que de "cura" se
habla de rehabilitación. El tiempo promedio de tratamiento varía de tres meses
a un año; sin embargo, las características del adicto, el tipo de sustancia y el
tiempo que tiene consumiendo, influyen en el proceso de tratamiento. Por
ejemplo, si la droga de uso y abuso es la heroína, el tratamiento requiere de
apoyo con medicamentos que mantengan al paciente más "tranquilo", después
de suspender el consumo poco a poco, por lo que la duración del tratamiento y
la rehabilitación pueden ser a más largo plazo. Debe considerarse que estos
pacientes son susceptibles de recaer en cualquier momento, por lo que
requieren de una atención terapéutica constante o supervisada.
También hay que tomar en cuenta que el paciente debe recuperarse no sólo de
la adicción a las drogas, sino, además atender los daños a la salud causados
como consecuencia del consumo.
El tratamiento debe adecuarse a las necesidades y expectativas del paciente y
su familia, considerando que no es "mágico", sino que requiere de tiempo y
constancia de los involucrados, por lo que no hay que esperar que el consumo
cese de un día para otro.

92. ¿Es lo mismo una "granja", un anexo o una clínica, para el


tratamiento?
No. Los anexos trabajan con grupos de autoayuda como Narcóticos Anónimos y
Alcohólicos Anónimos, que generalmente dirigen los mismos adictos, a partir de
platicar sus experiencias a los otros adictos (testimonios). En las granjas se
requiere de una estancia de al menos tres meses; se atiende a los pacientes a
través de la crítica y autocrítica de su adicción y, en muchos casos, se inculca la
culpa por el daño psicológico o físico que se ocasiona a sus familiares.

Las comunidades terapéuticas pueden ser lugares de estancia corta donde los
pacientes cuentan con distintas modalidades de tratamiento, por ejemplo:
terapia de grupo (entre pacientes) o terapia individual. En las clínicas de
tratamiento, la atención integral del paciente y su familia la proporcionan
especialistas en este tipo de pacientes: médicos, psiquiatras, psicólogos y
trabajadores sociales.

Existen normas y reglamentos que marcan las condiciones indispensables con


las que debe contar un establecimiento para dar tratamiento a las personas
consumidoras de drogas, alcohol y tabaco. Las distintas modalidades que se
ofrecen están disponibles para la población, acordes a las necesidades de las
personas que lo requieran.

Las "granjas" son lugares que ofrecen como alternativa el "internamiento" de


los drogadictos por un periodo no menor de tres meses. El tipo de tratamiento
es en "tribuna", es decir, las personas platican ante el grupo sus experiencias,
problemas y la razón por la cual están en tratamiento. Son grupos de
autoayuda, en los que se critica y se da un significado al consumo y al daño
que se hacen como personas. En algunos lugares se siguen los 12 pasos que
maneja Alcohólicos Anónimos. Un alto porcentaje de estos lugares no cuenta
con valoración médica.

Las comunidades terapéuticas son grupos que regularmente no utilizan la


atención médica para manejar los síntomas que tienen los pacientes al
momento de suspender repentinamente el consumo de la droga. En éstas se
trabaja fundamentalmente en grupo; los pacientes ven que su problemática no
es única, pues otras personas atraviesan por una historia similar. Lo primordial
en la atención es la terapia de grupo, aunque también la familiar es de gran
importancia.
Las clínicas especializadas deben contar con un apoyo médico, psiquiátrico y
psicológico. En una primera instancia se debe desintoxicar al paciente y,
posteriormente, someterlo a un programa de rehabilitación. La desintoxicación
permite manejar el síndrome de abstinencia; debe ser, por lo tanto, guiada y
controlada por un médico o psiquiatra, y efectuada en una clínica u hospital,
nunca de forma ambulatoria. La abstinencia a las sustancias de consumo es la
parte primordial para que la psicoterapia tenga efecto. Además, permite
conocer al paciente sin los efectos de la sustancia ingerida, inyectada o
inhalada.

93. ¿Puede una persona adicta dejar las drogas sin acudir a
tratamiento?
No. Es fundamental que un paciente en fase de dependencia reciba apoyo
terapéutico o de grupos de autoayuda para que logre dejar las drogas.
Generalmente, las personas piensan que el uso y abuso de sustancias es un
vicio y no una enfermedad, por lo que se requiere que el paciente tenga un
proceso de aceptación y reconocimiento de su adicción, a fin de iniciar un
cambio de conducta con respecto a su consumo. Un alto porcentaje de
personas no consigue esto por sí mismas. Para algunos individuos es útil
incorporarse a grupos como Alcohólicos Anónimos, Drogadictos Anónimos y, en
algunos casos, se logra la suspensión del consumo a través de juramentos
religiosos. El éxito de un tratamiento radica en la voluntad y la participación del
paciente. La drogadicción es una enfermedad en la que la persona se va
acostumbrando poco a poco al uso y los efectos de las drogas. El inicio en el
consumo de sustancias, como el alcohol, el tabaco y otras, se da por muchas
razones, por ejemplo: que alguno de los padres o hermanos mayores
consuman alcohol; frecuentar amistades que usan drogas; no tener interés por
la escuela, etcétera. Esto se suma a la "curiosidad" por conocer los efectos de
alguna sustancia, o bien el sentirse importantes o de mayor edad; la presión de
los amigos para probarlas, entre otros factores, favorece que los jóvenes las
usen alguna vez. Un alto porcentaje de los individuos que prueban drogas lo
hacen sólo una o dos veces en su vida, y se considera que son usuarios
"experimentales". Si el uso de sustancias se hace de manera más frecuente o
esporádico, se dice que son usuarios "sociales". Puede decirse que en este
consumo existe una necesidad psicológica para usar las drogas, por lo que una
intervención terapéutica (tratamiento) es más exitosa, dado que el organismo
trabaja normalmente sin el efecto de la droga, por ejemplo: "Yo fumo para
relajarme", cuando el efecto del cigarro es estimulante, es decir, acelera las
funciones orgánicas.
Si las sustancias se consumen con más frecuencia o en mayores cantidades, el
organismo se acostumbra a los efectos de éstas, lo que ocasiona que "proteste"
cuando la persona deja de consumir, pidiendo la administración de esa droga;
de lo contrario, se pueden presentar varios síntomas que prácticamente la
"obligan" a conseguirla para administrársela.

Por lo anterior, las posibilidades de tener éxito y dejar la adicción con o sin
tratamiento dependen, en gran medida, de la fase de consumo en que se
encuentre la persona. Si está en fase "experimental" o "social" es más fácil que
pueda abandonarla, siempre y cuando tenga la convicción de no continuar
usándola, porque la dependencia o necesidad de la droga es principalmente
psicológica. Aquí resulta importante que los padres reconozcan ciertos cambios
en la conducta de los hijos que pudieran favorecer una identificación oportuna
del posible uso, es decir, que no haya pasado mucho tiempo.

94. ¿Escuchar testimonios de personas exadictas al alcohol u otras


drogas puede ayudar a prevenir las adicciones?
Sí.
Escuchar las causas que tuvo una persona para consumir determinada droga
puede resultar como "ejemplo" para no pasar por la misma situación; sin
embargo, para otras personas que están en mayor riesgo puede funcionarles
como un "pretexto" o justificación para consumir algunas sustancias.
Es importante considerar que los testimonios de algunas personas exadictas
pueden ser útiles a los padres de familia para identificar algunas situaciones
que pueden poner en riesgo a sus hijos, por ejemplo: "La experiencia de un
adicto que fue objeto de "golpizas" durante la infancia por parte de su padre
cada vez que este último llegaba a su casa muy borracho, golpes que le
dejaban marcas en el cuerpo; aunado al poco apoyo de la madre para
defenderlo; además, tuvo que salirse de la escuela porque reprobó el año y
permanecía mucho tiempo en la calle con los amigos, hasta el momento en que
probó la droga y le causó problemas legales, con la familia, a su salud y
demás". Este tipo de recuentos de una persona en recuperación puede dar idea
a los padres de lo que no deben hacer con sus hijos para evitar que se
droguen.

95. ¿Por qué alguien que ha recibido tratamiento vuelve a consumir


drogas?
En los tratamientos se intenta que el paciente rompa con una actitud de
autodestrucción y se habilite para reincorporarse a las actividades de tipo
laboral, social y familiar. Sin embargo, al enfrentarse a situaciones altamente
estresantes, al sentirse sin apoyo o presionados por los "amigos y/o
compañeros", muchos pacientes pueden reiniciar el consumo.

Las recaídas, cuando el paciente vuelve a usar drogas durante el tratamiento o


al término del mismo, en muchos casos son esperables, pues el paciente está
en un proceso de cambio en el que debe aprender a comprometerse con él
mismo, relacionarse con amigos que no usen drogas y convencerse de que la
sustancia lo daña tanto a él como a su familia. Es importante que las personas
cercanas a los pacientes lo ayuden a mantenerse dentro del cambio, evitando
situaciones, personas y conductas que puedan llevarlo a una recaída. Para ello
se recomienda:

 Ayudar al paciente a pensar en lo que puede perder si no cambia su


conducta (familia, relación con los hijos, trabajo, escuela, etcétera).

 Ubicar las situaciones que lo ponen en riesgo de usar drogas.

 Evitar situaciones y lugares donde los amigos o conocidos consumen


sustancias.

 Involucrar a los amigos y los familiares en el proceso de rehabilitación.


 Propiciar un ambiente en el que el adicto se sienta apoyado y en
confianza.

96. ¿Por qué existen personas que intentan dejar de consumir alcohol
u otras drogas y no pueden hacerlo?
Porque existe una serie de situaciones, como el tiempo que se
lleva usando alcohol, tabaco u otras drogas; la frecuencia, cantidad y tipo de
sustancia; así como condiciones personales (edad, sexo, etcétera) que generan
diversos cambios en el organismo, como la dependencia física y/o psicológica,
es decir, un fuerte deseo de seguir usando drogas, ya sea para obtener efectos
placenteros momentáneos, reducir y/o eliminar el malestar que provoca dejar
las sustancias.

Las adicciones son una enfermedad en la cual se requiere que el consumidor de


drogas, alcohol y/o tabaco se dé cuenta de los problemas a su salud física y
mental que le están ocasionando. La gente no siempre se encuentra preparada
para iniciar un cambio, por lo que debe, primero, estar consciente de que tiene
un problema con las drogas y, después, decidirse a dejarlas y mantener esta
conducta.
Debe recordarse que cuando se tiene un uso prolongado de varias sustancias
se presenta el síndrome de abstinencia, un cuadro clínico con síntomas que
"obligan" al paciente a recurrir nuevamente a las drogas.
El proceso de tratamiento implica que el paciente reaprenda cómo vivir sin
drogas, se relacione con su familia y amigos, y sea una persona productiva.

97. ¿Quién tiene más probabilidades de rehabilitarse, un niño, un


joven o un adulto?

Está probado que entre más temprano se acuda a tratamiento mayores son las
probabilidades de rehabilitación. Encuestas realizadas en la república mexicana
y especialmente en Centros de Integración Juvenil, con pacientes que acuden a
solicitar tratamiento por primera vez, indican que el inicio en el uso de drogas a
edades tempranas lleva a un consumo más problemático, inclusive se asocia al
uso de un mayor número de sustancias. Las complicaciones provocadas por la
mezcla de diferentes drogas hacen más difícil el tratamiento.
La edad en que se inicia el consumo de drogas se encuentra ubicada entre los
10 y los 18 años; sin embargo, se acude a solicitar tratamiento, en promedio,
después de los 4 o 6 años de haber comenzado a consumir. Es importante
resaltar que entre más temprano se acuda a recibir un proceso de
rehabilitación, menores serán los daños a la salud provocados por el abuso de
drogas. Por ejemplo: el consumo de alcohol ocasiona daños al hígado; con el
tiempo se presentan cuadros como sangrados del tubo digestivo por varices
esofágicas, daño pancreático y mental, cirrosis y muerte. El consumo de tabaco
ocasiona problemas pulmonares, cáncer y enfisema, entre otros daños. Si se
toman en consideración estas enfermedades o padecimientos se puede
entender que entre más pronto se dé la atención de las adicciones, menores
serán los daños asociados, existiendo una mayor probabilidad de curación.
Si bien las estadísticas reportan que el mayor número de consumidores son
varones, ocho por cada dos mujeres, la proporción de mujeres que consumen
alcohol y tabaco está aumentando y algunos especialistas suponen que el
hecho de ser mujer no les permite admitir este problema debido a la menor
tolerancia social, pues existe un registro menor de casos al que se presenta en
realidad.
El consumo de drogas es un problema que si se inicia en la infancia y juventud
puede disminuir conforme se es adulto; pero es durante la etapa adulta cuando
se incrementa el uso de otro tipo de sustancias, como pueden ser
medicamentos (tranquilizantes, sedantes antidepresivos, etcétera), alcohol y
tabaco.
GLOSARIO

Acupuntura. Tratamiento médico de origen chino que consiste en insertar


agujas en determinadas partes del organismo localizadas en las líneas de fuerza
vitales.
Alucinógeno (o psicodisléptico). Sustancia capaz de provocar alteraciones de
la percepción, como delirios y alucinaciones. Algunos alucinógenos son la
psilocibina y la mescalina; además, su origen puede ser natural o elaborado de
forma sintética en laboratorios clandestinos, por ejemplo el LSD25 y la
feniciclidina.

Analgésico. Sustancia que disminuye de forma importante la sensación de


dolor; también reduce otras sensaciones desagradables, como hambre,
cansancio, ansiedad, etcétera.

Apatía. Actitud con la que una persona muestra pocas ganas de participar en
la realización de actividades, ya sean laborales, deportivas o recreativas.

Apego escolar. Se refiere a la permanencia, la asistencia constante y el gusto


que tiene un estudiante por la escuela; participa en diversas actividades
escolares y extraescolares basadas en las reglas y las normas establecidas por
la institución educativa.
Codependencia. Este concepto se utiliza para hacer referencia al impacto
emocional que la drogadicción (familia, pareja, amistades, etcétera) de un
individuo tiene en el entorno. Estas personas ven alterada su conducta,
actitudes y sentimientos, de un modo que puede producir reacciones como
ansiedad, depresión, conducta permisiva, entre otras.

Comunicación asertiva. Habilidad que utilizan las personas para expresar sus
deseos, defender sus derechos personales y manifestar sus necesidades
respetando a los demás.
Comunicación. Acto por el cual un individuo intercambia información con otro.
Conducta antisocial. Acciones de los individuos que atentan contra la
integridad personal y/o el orden socialmente aceptado.

Dependencia. Las personas le dan mayor importancia al uso de drogas que a


otras actividades anteriormente consideradas importantes, cuando estaban
ajenas al uso de sustancias.

Dependencia física. Estado caracterizado por la necesidad que tiene el


cuerpo de seguir experimentando los efectos de alguna sustancia cuando se
suspende el uso de la misma.

Dependencia psicológica. Compulsión por usar de forma frecuente drogas


para experimentar sensaciones agradables (placer, euforia) y evitar o disminuir
el malestar que provoca no consumirlas.
Depresores. Son las sustancias que suprimen, inhiben o decrementan la
función del sistema nervioso central, es decir, causan un deterioro de las
funciones psicológicas y motoras.
Drogadicción o farmacodependencia. Es la relación establecida entre un
individuo y una sustancia tóxica que puede provocar cambios en el organismo,
afectando la salud individual, las relaciones con la familia, con los amigos, en la
escuela, en el trabajo, etcétera. La relación entre la droga y el usuario por lo
regular es voluntaria y autoadministrada, y puede provocar un deseo irresistible
de seguir usando una o varias sustancias.
Drogas ilegales. Son las sustancias que no están reguladas o permitidas; su
consumo, venta y distribución es un delito federal, por ejemplo la marihuana, la
cocaína, etcétera.

Drogas legales. Son las sustancias cuyo consumo, venta y distribución están
permitidos por la ley; las de mayor consumo son el tabaco y el alcohol.

Educación para la salud. Estrategia educativa orientada a favorecer un estilo


de vida saludable mediante la promoción de actitudes y hábitos responsables
con la salud propia y la del entorno.

Estimulantes. Son las sustancias que alteran el funcionamiento del sistema


nervioso central, provocando exaltación y aceleraciones constantes, aumento
en la frecuencia cardiaca, etcétera.

Estrés. Es la respuesta del organismo ante la presencia de situaciones


extremas que trastornan el estado de ánimo, por ejemplo: enojo, ansiedad e
irritabilidad, entre otras.

Euforia. Se refiere a la sensación de alegría intensa que presenta una persona,


la cual se caracteriza por la disposición para realizar diversas actividades.

Éxtasis. Es una droga que se produce por la síntesis de diferentes compuestos


químicos, es decir, no tiene componentes naturales. El éxtasis estimula el
sistema nervioso central y provoca alteraciones en la percepción.

Factor de riesgo. Son las situaciones, vivencias o experiencias individuales,


familiares y escolares que hacen que una persona se encuentre en mayor
riesgo de iniciar el consumo de drogas.

Factor de protección. Son las situaciones y experiencias individuales,


familiares y escolares que disminuyen la probabilidad de consumir drogas.

Fiesta Rave. Es una fiesta en la que se reúnen en su mayoría adolescentes y


jóvenes para bailar, por periodos prolongados, música electrónica (en algunos
casos duran varios días). Además, suele haber tráfico y consumo de drogas
entre los asistentes.

Fumador pasivo. Es la persona que se ve obligada a inhalar el humo


procedente de los cigarros de quienes fuman a su alrededor.
Grupo de autoayuda. Son los grupos compuestos por personas afectadas por
un mismo problema, quienes se unen para buscar soluciones al respecto y
elaborar la reacción emocional que les genera.

Habilidades sociales. Se refiere a la capacidad para actuar y comportarse de


manera correcta y positiva en la relación con los amigos, los conocidos, los
padres de familia, los maestros, etcétera. Las habilidades sociales permiten a
una persona expresar de forma adecuada, directa y afectiva lo que siente,
piensa, cree y desea; de esta manera se siente seguro y tranquilo respecto a lo
que hace frente a relaciones personales o problemas que se viven a diario.

Hiperactividad. Es un trastorno de la conducta que se caracteriza por altos


grados de impulsividad, falta de atención y movilidad constante; en muchas
ocasiones la hiperactividad puede desencadenar diversas problemáticas e
incrementar el riesgo de usar drogas.

Nicotina. Alcaloide del tabaco que en pequeñas dosis produce una ligera
euforia, disminuye el apetito, la fatiga y es, incluso, un excitante psíquico;
además, en dosis elevadas puede convertirse en un potente veneno capaz de
provocar una intoxicación grave, tabaquismo o nicotinismo.

Opiáceos. Son aquellas sustancias derivadas del opio; pueden ser naturales,
como la morfina, o producidas por síntesis química, como la heroína. Estas
drogas se utilizan para disminuir o suprimir el dolor (analgésicos), por lo que
generan dependencia física y psicológica. Además, producen la desaparición de
todas las necesidades primarias de las personas (comer, dormir, etcétera).

Percepción de riesgo. Nivel de conciencia que tiene un sujeto acerca de las


situaciones que promueven el consumo y el grado de peligrosidad que puede
representar para él y su comunidad.

Presión de grupo. Influencia positiva o negativa que ejerce el grupo de


referencia sobre el comportamiento de un sujeto, sea intencional o no.

Sida. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida o sida es una enfermedad


contagiosa y mortal producida por el virus de inmunodeficiencia humana,
conocido como VIH. Este virus ataca al sistema inmunológico del cuerpo
humano, dejándolo sin defensas naturales, lo que facilita la aparición de
diversas enfermedades que, al ser cada vez de mayor gravedad, pueden
conducir a la muerte. El sida se transmite por contacto sexual, transfusión
sanguínea (debido al riesgo de intercambiar jeringas para drogarse) o en el
proceso de gestación de los bebés, si la madre es portadora del virus.

Síndrome de abstinencia. Es un conjunto de síntomas psíquicos y físicos que


aparecen al interrumpir o disminuir de forma abrupta el consumo de una droga
de la que se depende físicamente.

Taquicardia. Se refiere al aumento repentino y anormal del ritmo cardiaco.


Tolerancia. Adaptación del organismo a la administración habitual de ciertas
sustancias. Como consecuencia de esta reacción defensiva, se hace necesario
aumentar la dosis para experimentar los mismos efectos.
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