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ATENEO PONTIFICIO REGINA APOSTOLORUM

Facultad de Filosofía

COMENTARIO AL ITINERARIO DE LA
MENTE EN DIOS

Profesor: Felipe Montt Rettig


Estudiante: Miguel Herrera
FILP1008-Historia de la Filosofía Medieval
Roma, 13 de mayo de 2023
I. INTRODUCCIÓN:

El presente ensayo comenta el capítulo VI del libro El Itinerario de la mente en


Dios (1259) obra del franciscano san Buenaventura (1221-74). Con esta obra, nuestro santo
quiere ofrecer una guía clara y segura para llegar a Dios en un periodo convulso, de muchos
cambios sociales, filosóficos y teológicos. En ella el santo describe las seis etapas de
purificación y progresiva iluminación del alma hacia Dios. En dichas etapas, el alma se va
separando de las cosas terrenales para contemplar finalmente la visión beatífica. A su vez,
estas etapas se agrupan en tres vías para llegar a Dios: las llamadas vía supra, infra y extra.

El capítulo que nos concierne se titula Cómo se conoce la Trinidad en su nombre, el


Bien, el cual pertenece a la penúltima etapa del camino espiritual propuesto. Partiendo del
Bien, el autor propone una contemplación de los atributos de la Trinidad 1. En un ejercicio
con clara influencia de métodos escolásticos, Buenaventura defiende que siendo Dios
supremo Bien necesariamente tiene que ser uno y tres (trino).

Así, con el Bien como fundamento, el santo expone las seis perfecciones de la
Trinidad: comunicación suma, consustancialidad, semejanza, igualdad, coeternidad,
intimidad recíproca2. Todas estas están ligadas a este primer ser de Dios: el Bien Supremo.
Seguidamente, se nos invita a «contemplar especialmente en Jesús la unión de Dios y
hombre»3. Mediante esta contemplación del llamado sexto día de la creación, «el alma llega
al séptimo día [la visión beatífica] donde el alma descansa»4.

A continuación, analizaremos el texto de Buenaventura bajo el conflicto teológico


de fe y razón. Primeramente, expondremos los dos lados del debate. En un segundo
momento, se destacarán los principales teólogos de la tradición mística que han
influenciado el texto. Finalmente, se iluminarán ciertos elementos de la tradición
Aristotélica presentes en el Itinerarium.

1
Cf. BUENAVENTURA, Itinerario della mente in Dio, Milan 1996, VI 1.
2
Cf. Ibid., VI 3.
3
Ibid., VI 7.
4
Ibid.
II. ELEMENTOS DE TEOLOGÍA MÍSTICA Y NATURAL

En el siglo de los Castillos se dio una disputa teología entre teólogos naturales y
místicos. Los primeros, de tradición Aristotélica, defendían el conocimiento de Dios por
medio de la razón y el mundo natural. Encontramos en esta tradición a teólogos como Santo
Tomás de Aquino. Por otro lado, los místicos aducían que Dios se encontraba fuera de toda
comprensión humana; el conocimiento de Dios solo se podía dar por medio de la Biblia o
de una experiencia mística. Teólogos más cercanos a esta posición son Pseudo Dionisio y
san Agustín.

Nuestra presente obra se encuadra dentro de la corriente mística. Los elementos de


carácter espiritual están sumamente presentes en ella, más aún, toda la obra se nos presenta
como una meditación. A su vez, el Itinerario de la mente en Dios, está fuertemente
influenciado por la tradición mística anterior a ella, especialmente por Pseudo Dionisio y
San Agustín.

Dionisio es citado directamente por San Buenaventura en el inicio del capítulo VI:
«De hecho, “se dice que el bien tiene la propiedad de comunicarse”» 5. Esta cita pertenece al
libro de Los Nombres de Dios de Pseudo Dionisio. Dicha obra, en el capítulo IV explica
que «el Bien […], en cuanto Bien sustancial, difunde su bondad en todos los seres» 6. A su
vez, para el Areopagita todos los seres participan de la bondad de este Bien Sustancial que
es principio y causa final de todo lo creado7.

Sin embargo, el santo franciscano expande la concepción del Bien de Dionisio. Es


así que el Bien no es un nombre más dentro de una lista de atributos, sino «el principal
fundamento de toda contemplación de las emanaciones divinas» 8. Este atributo de Bien
Sumo es fundamento de las otras seis perfecciones, ya mencionadas.

Por añadidura, Dionisio se enfoca en profundizar en la noción de participación, nos


presenta, para ello, el ejemplo del sol y de la luz. El sol es el Supremo Bien que mediante
sus rayos (la Bondad) da vida a todos los seres. Sin embargo, San Buenaventura toma la
5
BUENAVENTURA, Itinerario della mente in Dio, Milan 1996, VI 2.
6
DIONISIO AREOPAGITA, «Tutte le Opere», IV 1, 693c.
7
Cf. Ibid.
8
BUENAVENTURA, Itinerario della mente in Dio, VI 1.
noción de efusión del Areopagita y une dicha noción a la Trinidad: «[De no ser] Padre, Hijo
y Espíritu Santo, este Principio no sería el Sumo Bien, porque no se comunicaría en grado
sumo»9. En otras palabras, el Bien Supremo al comunicarse en grado perfecto tiene que ser
trinitario, pues solo en dicha trinidad se podría difundir completamente.

Tampoco es despreciable la influencia de San Agustín de Hipona en la obra del


franciscano. El santo africano enfatiza la importancia de la experiencia mística en el
caminar espiritual, como lo hará Buenaventura siglos después. Por añadidura, el de Hipona
comparte con nuestro santo la noción de bien por participación 10, si bien Buenaventura la
expandirá.

A su vez, en De Vera Religione se propone un camino de siete etapas en las cuales el


hombre viejo se desapega progresivamente de lo material y humano «para pasar a la forma
perfecta, hecha a imagen y semejanza de Dios»11. Para ilustrar este itinerario, Agustín aplica
las etapas de la vida del hombre a la vida espiritual. Buenaventura también propone siete
etapas, si bien no utiliza la metáfora de la vida del hombre terreno. Nuestro santo, como ya
apuntábamos en la introducción presenta tres vías distintas para llegar a Dios, a saber:
mediante la contemplación del mundo sensible, mediante la contemplación del alma y
mediante el Bien Sumo12. El camino que propone Agustín, aun siendo válido, se
encuadraría en una sola de estas vías: la contemplación del alma.

Eso dicho, la obra de San Buenaventura no es una obra que desprecia el mundo
exterior o la razón, presenta también elementos de la teología natural. «Todas estas cosas,
[las del mundo externo] constituyen vestigios en los cuales podemos conocer, como si fuera
un espejo, a nuestro Dios»13. Sobre todo en los capítulos 1 y 2, encontramos pasajes que
prueban la existencia de Dios desde argumentos racionales 14. Estos no serán tratados en el
presente comentario pues están fuera del objeto de este.

9
Ibid. VI 2.
10
AGUSTÍN, La vera religione, XIX 37.
11
«Porque son bienes [las creaturas] vienen de Dios; pero, porque no son bienes al máximo grado,
no son Dios. Por ello, el bien que no puede ser corrompido es Dios» Ibid., XIX 49.
12
Cf. BUENAVENTURA, Itinerario della mente in Dio, I 2.
13
Ibid., I 7.
14
Cf. Ibid., I 14; Ibid., II 2.
Sin embargo, aun siendo el capítulo VI de carácter contemplativo, podemos
entrever ciertos elementos de dicha teología. «Fija pues tu mirada y considera el hecho de
que el óptimo es simplemente lo que no es posible de pensar nada mejor, y es tal que no se
puede pensar rectamente que no exista porqué, en sentido absoluto, es mejor ser que no
ser»15. Tenemos aquí un ejemplo de un razonamiento silogístico presente varias veces en
nuestro extracto, más propio de tratados lógicos. Como vemos, Buenaventura no rechaza la
influencia de elementos de carácter más racional.

A la afirmación precedente, se podría objetar que nuestro santo difiere con Tomás de
Aquino, teólogo natural por excelencia, y por lo tanto Buenaventura estaría en oposición
con la teología natural. Ciertamente difieren en ciertos puntos, sin embargo, Buenaventura
comparte también muchos puntos de unión. «El Ser mismo es el principio y la raíz de
nuestra consideración de los atributos que se refieren a la esencia divina» 16. Esta cita de
nuestro santo presenta similitudes con la doctrina de Tomás de Aquino: «El ser divino que
es su sustancia, no es un ser común, sino un ser distinto de cualquier otro. Por lo tanto, Dios
se distingue por su mismo ser de cualquier otro ente» 17. Como vemos notamos con estas
dos citas, no hay una oposición neta entre santo Tomás y Buenaventura.

III. CONCLUSIÓN

Frente a tendencias extremistas, los autores cristianos a lo largo de los siglos han
batallado para unir la teología natural y mística. Hoy en día la tentación de enfrentar estas
dos corrientes sigue presente, pero como bien dice el Papa Juan Pablo II «La fe y la razón
(Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la
contemplación de la verdad»18. Como hemos tratado de mostrar en este ensayo, el
Itinerarium posee elementos de carácter místico como racionales. Gracias a la rica tradición
de la que bebe, el Itinerario de la mente en Dios es una síntesis lograda entre teología
natural y mística.

15
BUENAVENTURA, Itinerario della mente in Dio, VI 2.
16
Ibid., VI 1.
17
TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones Disputatae de Potentia Dei, The Newman Press, EE. UU.,
Maryland 1952, VIII 2.
18
JUAN PABLO II, Fides et Ratio, 1998, 1.
Así pues, la lectura atenta de San Buenaventura nos ayuda a profundizar en la unión
de fe y razón, que no sirven sino para elevarnos a Dios. Concluimos con una cita del mismo
Buenaventura a este respecto: «La grandeza de las cosas ya sea en su longitud, anchura y
profundidad, o en la excelencia de su poder, que se expande en longitud, anchura y
profundidad […] manifiesta claramente el inmenso poder, la sabiduría y la bondad del Dios
trino»19.

BIBLIOGRAFÍA
19
BUENAVENTURA, Itinerario della mente in Dio, I 13.
AGUSTÍN, La vera religione.

BUENAVENTURA, Itinerario della mente in Dio, Milan 1996.

DIONISIO AREOPAGITA, Tutte le Opere.

JUAN PABLO II, Fides et Ratio, 1998.

TOMÁS DE AQUINO, : Quaestiones Disputatae de Potentia Dei, The Newman Press, EEUU,
Maryland 1952.

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