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Origen e historia
La mayoría de los datos conocidos sobre la civilización indígena provienen de los estudios realizados por los colonizadores
españoles. Estos se basaron en la tradición oral y en los testimonios de religiosos e indígenas de la época. Sin embargo,
en ocasiones, la realidad y el mito se encuentran entrelazados.
Los orígenes del pueblo inca son mucho más remotos que su transformación en un imperio. Así,
se sabe que ya en el 1100 a. C. controlaban un territorio considerable en el Perú. Sin embargo,
no fue hasta principios del siglo XIII cuando llegaron al valle del Cusco e iniciaron su historia
como una de las civilizaciones precolombinas más importantes.
Los incas que alcanzaron Cusco venían huyendo del reino de Tiahuanaco, que había sido
invadido por los aimaras procedentes de Tucumán. Esta invasión provocó que los aristócratas taipicalas, algunos
sacerdotes y varias familias marcharan hacia el noreste. Para ello cruzaron el lago Titicaca y, en un primer momento, se
instalaron en una de sus islas.
La segunda etapa de este periplo, de nuevo provocado por la amenaza de los aimaras, estuvo liderada por Manco Cápac,
quien, junto con 10 familias, alcanzó Huayna cancha.
Tras abandonar Huayna cancha, los miembros de este grupo continuaron su camino hasta, años después, llegar al valle de
Cusco. Este estaba habitado por varios pueblos diferentes, que fueron derrotados militarmente por los recién llegados.
Una vez que Manco Cápac y los suyos controlaron la región, iniciaron una política de alianzas con las comunidades
cercanas.
Mito de fundación
Mama Ocllo
Entre los mitos más conocidos se encuentran una leyenda que relata la llegada de los incas al valle del
Cusco. Inti, el dios Sol, y Quilla, la diosa Luna, estaban enamorados. Este amor era totalmente
imposible, ya que no podían encontrar nunca. Sin embargo, una profecía anunciaba que ambos
tendrían un niño y una niña en el Lago Titicaca.
La profecía comenzó a cumplirse cuando un día la tierra se oscureció y ambos dioses pudieron
encontrarse. El fruto de su amor fue Manco Cápac y Mama Ocllo. Inti les encargó que educaran a los
hombres en la práctica de la agricultura y la ganadería, así como a tejer y trabajar en el hogar.
Además, el dios Sol les entregó una vara de oro que tenía el poder de guiarlos a una tierra fértil. La vara debía enterrarse
en ese lugar, allí donde debían levantar la capital. Manco Cápac y Mama Ocllo comenzaron su peregrinaje. Meses después,
tras varios intentos, llegaron a una región habitada por los aimaras, los collas y los urus, quienes los recibieron con
hostilidad. Por ese motivo, los hijos de Inti continuaron su camino hasta que alcanzaron el valle del Cusco. Manco Cápac
dejó caer la vara, que se enterró sola por completo. Allí fundaron Cusco.
Ubicación geográfica
Tomando como referencia la división territorial actual, la cultura inca controló todo el Perú, Ecuador, la zona oeste de
Bolivia, el norte de Argentina y Chile y una parte de Colombia. En su momento de mayor esplendor, sus territorios
sumaban unos 4 000 kilómetros cuadrados.
Capital
Cusco, fundada en el valle del mismo nombre, fue la capital del imperio. Su fundación se ha
datado sobre el año 1200 d. C. Desde ella, los incas procedieron a extender su territorio y a
aprovechar los conocimientos de los pueblos que iban conquistando. Además de la capital,
algunas otras ciudades importantes de la civilización inca fueron Machu Picchu,
Ollantaytambo, Kenko, Tipón o Sacsayhuamán.
División territorial
El Inca
Ilustración de la crónica de Martín de Murúa que muestra al inca Pachacútec en el Coricancha
El monarca absoluto del imperio era el Sapa Inca o, de manera más simple, el Inca. Tan solo el Sumo Sacerdote tenía un
poder similar, aunque sin llegar a igualarlo.
El Sapa Inca vestía una borla de lana roja, la mascapaycha, como símbolo de su estatus. Cada
uno de los que reinaron en el imperio ordenó construir su propio palacio, donde recibían a
todos los funcionarios e impartían justicia.
Igualmente, el Inca solía visitar con frecuencia las distintas zonas que componían su reino. Su
propósito era conocer de primera mano todo lo que ocurría en él y las peticiones de su pueblo.
Resto de la jerarquía de poder Por debajo del Inca existían una serie de cargos de poder, cada uno
con características y funciones propias.
El primero de ellos era el Auqui, el heredero del Inca. Una de sus obligaciones antes de ocupar el
trono era aprender las funciones imperiales junto a su padre, convirtiéndose en una especie de
cogobernante. El Auqui podía ser cualquiera de los hijos del Inca y era elegido por
las cualidades demostradas.
Las comunidades, por último, estaban encabezadas por el curaca, una especie de cacique.
Normalmente era un anciano con prestigio en el ayllu.