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RAFAEL OLASCOAGA

UNIDAD I: SESIÓN: LA EDAD MEDIA.


Edad Media
I.- DEFINICIÓN:
Un período que se caracteriza fuertemente por la existencia del Sistema Feudal o Feudalismo.
Un mundo de nobles, campesinos, tributos, vasallos, feudos, y monarquías debilitadas. El
mundo medieval estuvo dominado por la Iglesia católica o cristiana. Por eso es esencial que, para
entender el desarrollo de la edad media, investiguemos en profundidad la importancia que tuvo
Iglesia Medieval.
La Iglesia en la Edad Media fue una institución muy poderosa ya que fue una época
profundamente religiosa. Por eso, la Iglesia católica tuvo mucha influencia sobre la sociedad y,
aunque existían otros credos, en el siglo XI Europa era en gran parte cristiana. Más allá de las
fronteras que separaban los reinos europeos nació un nuevo concepto de unión: la cristiandad.
A pesar de estos logros, la cristiandad se vio profundamente afectada cuando el año 1054, los
obispos bizantinos negaron la autoridad del Papa provocando el llamado cisma de Oriente. Desde
entonces, el mundo cristiano europeo se dividió en dos:
- Oriente optó por la Iglesia griega ortodoxa.
- Occidente se mantuvo fiel a la Iglesia católica romana.
En Occidente, la Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; la misma Iglesia era un
gran poder feudal, pues poseía la tercera parte de la propiedad territorial del mundo católico y
entre otras cosas, tenía derecho al diezmo, que era le décima parte de las cosechas de toda la gente.
Además, muchos miembros de la nobleza llegaron a ser obispos. Ellos recibían su diócesis como
concesiones de los reyes o de otros nobles y al igual que cualquier otro señor feudal, disponían de
feudos y de numerosos vasallos. Como consecuencia de esto, la Iglesia se secularizó y sus
costumbres se relajaron.
II.- CRISTIANDAD E IGLESIA:
Hace unos mil años casi toda Europa Occidental empezó a llamarse la cristiandad, porque todos
sus reinos acataban la autoridad del Papa y todos sus habitantes profesaban el cristianismo.
Todos los territorios cristianos se consideraban un único imperio y sus figuras más importantes eran
el Papa y el emperador. La Iglesia era entonces muy poderosa; los obispos y los abades poseían
grandes extensiones de tierra; los clérigos, que eran casi las únicas personas cultas, se
encargaban de educar a los jóvenes, socorrían a los pobres y era los principales consejeros de
los reyes.
Los otros credos: A pesar de que en el siglo XI Europa Occidental era en su mayoría cristiana,
existía una minoría que lo no era: judíos y musulmanes. Los judíos vivían dispersos en muchas
ciudades europeas dedicados, sobre todo, al comercio. Este grupo religioso no era muy querido.
Los cristianos lo toleraban, aunque, en muchas ocasiones, los persiguieron por sus ideas. Desde
el siglo VIII, los musulmanes ocupaban casi toda España. Allí formaban un grupo muy poderoso
cuya capital se hallaba en la ciudad de Córdoba.
2.1.- La organización de la Iglesia en la Edad Media:
La Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. Esto se debía a su enorme riqueza, a su clara
organización y a su importancia cultural, que se contraponía al desorden, la ignorancia y la
violencia de la sociedad feudal. Todos los miembros de la Iglesia conformaban el clero, que se dividía
en dos: el clero secular y el clero regular. El jefe espiritual de todos era el Papa.
A.- El clero secular: Con el nombre de clero secular se designaban a aquellos miembros de la
Iglesia que vivían en el mundo, mezclados con los laicos: el Papa, los arzobispos, los obispos y
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los párrocos. Los párrocos se hallaban al mando de pequeños distritos llamados parroquias.
Varias parroquias formaban una diócesis, cuyo jefe era un obispo, y varias diócesis formaban
una arquidiócesis, dirigida por un arzobispo.
B. El clero regular: A partir del siglo VI se organizó en Occidente el clero regular. A diferencia
del clero secular, sus miembros optaron por aislarse del mundo y vivir en monasterios regidos por
un abad. Seguían, además unas reglas específicas. En Occidente, el monacato lo inició San Benito de
Nursia, quien fundó la orden benedictina. Su regla se basaba en el lema ora et labora, es decir,
reza y trabaja. Al mismo tiempo, la orden benedictina obligó a sus miembros a cumplir votos de
obediencia, castidad y pobreza. La regla de San Benito fue respaldada por el Papado.
2.2.- Los problemas del Clero:
En los inicios de la Edad Media, el clero era elegido por la comunidad religiosa. A partir del siglo
X, en cambio, los monarcas decidieron reservarse ese derecho llamado investidura. De esta
forma el clero, privado de toda independencia, se hallaba sometido a los príncipes y a los señores,
y a su elección podía recaer en personajes que carecían de toda riqueza espiritual. Esto provocó el
relajamiento de las costumbres y los dos principales vicios de la época: la simonía, que consistía
en la compra de los cargos eclesiásticos por medio de la influencia o del dinero, y el Nicolaísmo, es
decir, el rechazo al celibato religioso, transgrediendo la pureza de las costumbres eclesiásticas.
A pesar de esta corrupción, el clero procuró humanizar las rudas costumbres de la época y
evitar las constantes guerras. Por el llamado derecho de asilo, prohibía realizar cualquier acto
violento contra el que se encontraba dentro de una iglesia o convento. Mediante la paz de Dios,
prohibía a los señores feudales atacar en las batallas a los que no combatían. Por último, la
tregua de Dios consistía en la prohibición de combatir de viernes a domingo y en el transcurso
de las festividades religiosas, bajo pena de excomunión.
2.3.- Problemas benedictinos:
La regla benedictina, trasplantada del monasterio de Monte Cassino, en Italia, a otros países,
demostró tener algunos puntos débiles. Puesto que cada monasterio era autónomo, cada uno de
ellos se desenvolvía en un gran aislamiento. Además, uno de los requisitos de la regla era la
obligación de cada monje de permanecer toda su vida en un monasterio en que había ingresado. Esta
norma produjo una falta de contacto entre los monasterios y motivó que los monjes fueran
fácilmente influenciados por personas que se aprovechaban de su falta de información. Según la
regla, los monjes elegían a su abad sin que el obispo pudiera entrometerse en estas elecciones.
Sin embargo, esta norma fue desobedecida: no solo los obispos se entrometían en las elecciones,
sino también los laicos, que ofrecían dinero a cambio de que los monjes eligiesen a su candidato
preferido. De esta manera, la orden benedictina se corrompió.
2.4.- Centros Culturales:
La vida en los monasterios estaba perfectamente regulada: se rezaba y se trabajaba. Sin embargo,
no todos los monjes se dedicaban a la misma labor. Unos trabajaban en los huertos, otros se
dedicaban al trabajo artesanal, y había algunos que se dedicaban a una empresa
eminentemente cultural: copiaban, decoraban y encuadernaban los manuscritos que contenían las
grandes obras del saber clásico. Estos manuscritos o códices, escritos con plumas de oca, se
adornaban con miniaturas policromadas (flores, paisajes y personajes) y eran celosamente guardados
en las bibliotecas de los monasterios. En los monasterios también funcionaban las únicas escuelas
de la época. En ellas los futuros monjes y muchos laicos, estudiaban las primeras letras.
2.5.- La renovación Eclesiástica:
En el siglo XI, el clero regular reaccionó en contra de la relajación de las costumbres de la
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Iglesia y del poder de los laicos sobre ella. El movimiento monacal fue reformado por dos
conventos benedictinos:
A. Cluny, el espíritu de reforma: La primera reforma partió de la abadía de Cluny, fundada el
año 910. Los monjes de Cluny optaron por la protección exclusiva del Papa (y no la del
obispo o la del señor feudal) y reforzaron la autoridad del abad. Bajo estas reformas nació
la orden cluniacense, que se extendió con rapidez en Europa. En su momento de máxima
popularidad, a comienzos del siglo XII, poseía cerca de 1500 monasterios, todos ellos bajo la
autoridad del abad de Cluny. La orden cluniacense: La orden cluniacense fue esencialmente
una orden aristocrática, pues la mayoría de sus monjes eran miembros de la nobleza.
Quizás por ello, el trabajo manual ya no se consideró una ocupación adecuada y fue
sustituido por una elaborada liturgia, que ocupaba la mayor parte del tiempo de los
monjes.
a. La organización de Cluny se basó en la idea feudal de jerarquía: de la misma
manera que en la sociedad feudal había un rey en la cima, con condes, duques,
caballeros y el resto en una escala de mayor a menor importancia, el abad de Cluny
fue la cabeza de toda una jerarquía de miembros subordinados. Todos los monasterios
cluniacenses estaban bajo su autoridad.
B. Citeaux, el retorno a la simplicidad: Sin embargo, a mediados del siglo XII, los cluniacenses
se alejaron del ideal de vida benedictino enriqueciéndose en extremo. Esto dio origen a
una segunda reforma que partió del monasterio de Citeaux, también en Francia; su
promotor fue San Bernardo de Claraval. En busca de una vida más recluida y estricta, los
cisternienses fundaron su propia orden. La orden cisterniense se propagó por Europa en
el siglo XIII, y su expansión también fue espectacular.
C. San Bernando de Claraval: La expansión e influencia de la orden cisteriense se debió, en
gran parte, a la actividad de San Bernardo. Este personaje entró a la abadía de Citeaux en el
año 1112 y tres años más tarde, escogió un lugar para fundar un nuevo monasterio del
cual fue el primer abad: la abadía de Claraval. San Bernardo, apoyado por el Papado,
ejerció una enorme influencia combatiendo las herejías. Fue también, un profundo pensador
y escritor: dejó más de 350 sermones y alrededor de 500 cartas. Mientras hacía esto,
gobernaba su abadía de 700 monjes. Al morir, la abadía de Claraval tenía al menos 68
monasterios que dependían de ella.
2.6.- La Querella de las Investiduras:
Gracias a las reformas benedictinas, el clero regular se independizó, en gran parte, de la influencia
de los laicos. Sin embargo, quedaba un problema por resolver; la elección o investidura del Papa
y de los obispos que, desde el siglo X, era nombrado por el emperador del Sacro Imperio
Germánico. Desde el siglo XI, los Papas buscaron poner fin a esta situación. Por eso, el año 1075 el
Papa Gregorio VII, que soñaba con una Iglesia libre de la influencia de los emperadores alemanes,
publicó un decreto que prohibía a todos los laicos investir a cualquier miembro de la Iglesia
incluyendo al Sumo Pontífice. Este decreto originó una serie de violentos conflictos entre el Papa
y el emperador alemán Enrique IV llamado la Querella de las Investiduras. Por negarse a
cumplirlo, Enrique IV fue excomulgado. Como la excomunión era el peor castigo que había,
Enrique IV tuvo que humillarse ante el Papa, pidiendo perdón de rodillas en el castillo italiano de
Canossa, en Italia. Este conflicto concluyó en 1122 con la firma del Concordato de Worms, que se
pactó entre el Papa Calixto II y el emperador Enrique V. A través del Concordato, el emperador
renunció para siempre a la designación de obispos y Papas. A partir de entonces, los poderes de
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la Iglesia y del imperio se definieron y la Iglesia católica se fortaleció.


III.- LA FE EN LA EDAD MEDIA:
Con las reformas eclesiásticas, la Iglesia católica alcanzó un poder supremo en el siglo XII. Su
triunfo se debió, también, a la ola de fervor cristiano que envolvió a las clases más humildes. La
fe se fundaba en la esperanza de una vida mejor. La veneración a la Virgen, a los santos y a las
reliquias que, según se creía, podían obrar milagros, e difundió por toda la cristiandad. Por otro
lado, la Iglesia orientaba a sus feligreses, evitando que cayeran en herejías o falsas creencias.
Para conseguirlo contaba con dos poderosas armas: la excomunión y la Inquisición. A través de la
excomunión se expulsaba de la Iglesia a todo aquél que no obedecía sus órdenes. El excomulgado
no podía recibir sacramentos, y quedaba fuera de la ley divina. La excomunión fue el peor
castigo de la Edad Media. Por otro lado, en el siglo XII se fundó la Inquisición: un tribunal
eclesiástico que investigaba a la gente de fe dudosa. Para lograr información los inquisidores
torturaban a los acusados. Los castigos variaban según el pecado: desde pasear a lomo de un burro
con una soga en el cuello y un gorro puntiagudo llamado sambenito hasta ser quemado en la
hoguera.
Las peregrinaciones: Una de las manifestaciones del apego de la sociedad feudal a las creencias
religiosas fueron las peregrinaciones: viajes que los fieles, tanto ricos como pobres, realizaban a
pie a diferentes santuarios religiosos y que duraban meses o años. Los centros más importantes
de peregrinación fueron Roma, capital espiritual de la cristiandad; Jerusalén, donde se hallaba el
Santo Sepulcro, y Santiago de Compostela, donde se creía que estaba enterrado el apóstol Santiago.
Los cristianos peregrinaban por causas muy diversas. Algunos cumplían penitencias o una promesa,
otros buscaban la purificación, y otros lo hacían por curiosidad o por el deseo de comerciar en los
lugares a los que llegaban los peregrinos. El milenarismo: Otra expresión espiritual de la época
fue el milenarismo, es decir, la creencia de que, a los mil años de su muerte, Cristo volvería y
reinaría en la Tierra durante mil años antes del Juicio Final. El milenarismo influyó mucho en la
sociedad. Algunos renunciaron a sus riquezas para hacerse más dignos de la llegada de Cristo. Los
más pobres, en cambio, formaron frecuentemente sectas que se enfrentaron con la violencia de
los judíos, a los ricos o al clero, pensando que eran indignos de la llegada de Cristo. Estas sectas,
dirigidas por presuntos profetas y mesías, fueron el origen de muchas cosasías medievales
como, por ejemplo, la de los albigenses.

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