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Así mismo pues las emociones también pueden definir el carácter de una persona,
una persona puede ser mal geniada, prudente, serena, noble, terca, tosca y esto
queda definido en las emociones que nos gobiernan como la ira, la pereza, el
amor, el odio, la serenidad, la paciencia, todo esto radica también en un nivel mas
conceptual que semántico, es decir no referirnos tanto al nivel de significado sino
mas bien a un nivel de definición ya sea desde el punto de vista antropológico,
humanístico o ético.
También es cierto que las relaciones actuales están dejando las emociones a un
lado pues están cayendo en un bucle infinito de indiferencia, donde quedan
definidas desde un punto de vista más material y casual que afectivo, y esas
emociones se convierten en defectos que deben ser controlados o cambiados,
cuando las emociones deben ser aceptadas por que son innatas (como las ideas
de las que hablaba John Locke) a nuestro pensamiento y a nuestro ser.
Las emociones rigen nuestra vida, nos definen, nos categorizan y estas son
fundamentales en la creación de nuestra personalidad y de nuestro ser, estas
emociones nos dictan leyes; el prudente diría “cuidado, no lo hagas”, el arriesgado
“arriésgate, hazlo”, entonces hay una diferenciación en cuanto al nivel emocional
que se esté manejando en un adecuado momento, en base a esto las emociones
también tienen un nivel racional y un nivel pasional, solo debemos saber en qué
nivel esta cada ser humano, unos son racionales y utilizarían emociones
racionales o cartesianas, otros son pasionales y utilizarían emociones placenteras
o dionisiacas. Todo está en la categorización que se utilice o que nos defina.