Qué-hacer del psicoanálisis con los pacientes que no presentan una
neurosis tipo
Estimados docentes y coordinadores institucionales:
Tengo el gusto de dirigirme a cada uno de Ustedes para poder compartir una reflexión de nuestra práctica como Institución. Advertimos, junto a la Coordinadora del Área clínica, Lic. Gloria Greco, que los profesionales se desorientan con asiduidad cuando tienen que intervenir con sujetos cuya problemática, y en ocasiones su propia estructura, no es la de la neurosis tipo. Resulta muy importante que Ustedes destaquen en la transmisión teórica y en la supervisiones clínicas el valor que adquiere para este tipo de presentaciones el diálogo, la enunciación amorosa, la paciencia, las explicaciones más detalladas que lo corriente, a fin de evitar dentro de lo posible “interpretaciones” de índole paranoica por parte del paciente, que terminan generalmente en un corte abrupto del tratamiento. Es fundamental que los profesionales entiendan que lo recién mencionado constituye una orientación clínica de profunda hondura psicoanalítica. Con fundamentos teóricos que devienen de la experiencia clínica. Frente a una frustración, problemática o desengaño, “la realidad” y/o el analista se tornan amenazantes para aquellos sujetos que no disponen, como el neurótico, de su fantasía-fantasma para retornar. Al no haber o en su defecto ser muy frágil el fantasma, que es de orden intrapsíquico, lo pulsional que no tuvo como destino ligarse, se presenta como proviniendo desde fuera, desnudo y certero. La presencia del analista brinda, si así esté se dispone, con palabras, amor y ternura un velo para contener el des-borde pulsional. El analista opera así como una barrera de protección frente a lo traumático que significa el campo pulsional que no devino fantasma. Esta lectura, que extraemos de los textos de Freud-Lacan y tantos discípulos es finamente analítica, como las intervenciones que de ella se desprenden. Decíamos al comienzo que desde la Institución observamos que los profesionales tratan, en muchas ocasiones, a pacientes con severos problemas estructurales, como si fueran neuróticos, promoviendo de esta forma actos y/o pasajes al acto que culminan en un corte del tratamiento (tan diferente de la culminación) por sentirse desalojados o destratados. Estos sujetos pierden, de esta manera, la enorme oportunidad de aminorar su padecimiento y la chance de tener una vida más digna para ellos y quienes los rodean. Estos pacientes muestran en acto las resistencias del analista, por supuesto y como es de esperar en estas frágiles estructuras, horfanándose aún más, de su universo, que queda cada vez más empobrecido. Forma parte de mi intención hacia ustedes, queridos colegas, poner de manifiesto esta observancia clínica con la finalidad de que la puedan poner al trabajo, a través de sus conocimientos, investigaciones y experiencia, desde la teoría y la supervisión, en los grupos de capacitación de Posgrado.