Está en la página 1de 23

BLOQUE 10

Evolución de la URSS y aliados

La historia de la URSS desde 1985 hasta 1991 es la de su progresiva desaparición


como Estado. El colapso de la Unión Soviética, que le llevó a desmembrarse en una
multitud de Estados, comenzó a principios de 1985 y finalizó con la desaparición de la
propia Unión.

Tras décadas de desarrollo militar soviético conseguido en detrimento del


desarrollo de la economía doméstica, el crecimiento económico llegó a un punto muerto.
Los fallidos intentos de reforma, una economía estancada y la guerra de Afganistán fueron
provocando un progresivo sentimiento general de descontento, especialmente en las
Repúblicas Bálticas y en el Bloque del Este. Las reformas políticas y sociales más
profundas, llevadas a cabo por el último líder de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, y
denominadas perestroika y glásnost, crearon una atmósfera de crítica abierta al régimen
de Moscú. La dramática caída del precio del petróleo en 1985 y 1986, y la consecuente
falta de divisas que debían utilizarse en la compra de grano en los siguientes años influyó
profundamente en la actuación de los líderes soviéticos.1 Algunas Repúblicas Socialistas
Soviéticas empezaron a resistirse al poder central de Moscú, al calor de la relativa
democratización. El déficit comercial amenazaba las arcas de la Unión, acercándola a una
posible situación de quiebra debido al colapso económico de la Unión Soviética.

La Unión Soviética colapsaría finalmente en 1991. Tras el fallido golpe de Estado


de agosto, los acontecimientos se precipitarían. Gorbachov acabaría dimitiendo el 25 de
diciembre,2 y el Soviet Supremo reconocería al día siguiente la extinción de la Unión,3
disolviéndose y asumiendo Rusia los compromisos y la representación internacional del
desaparecido Estado.

Dictadura de Franco en España

Terminada la Guerra Civil con la victoria de las tropas nacionales en 1939, España
va a iniciar el período más largo de estabilidad política de los últimos dos siglos. Esto
quiere decir que entre 1939 y 1975 el régimen político no sufrió alteraciones importantes,
aunque como verás hubo pequeños cambios que nos permiten diferenciar varias etapas
dentro de este período.
El régimen político instaurado por el general Francisco Franco en España fue de
tipo totalitario, y ya conoces por el tema inicial de este bloque en qué consiste un estado
totalitario. Durante 36 años España fue gobernada mediante una dictadura personal en la
que el Jefe del Estado, el general Franco, asumía todos los poderes del Estado.

El régimen de Franco se inició imitando muchos aspectos de los totalitarismos


fascista y nazi que gobernaban Italia y Alemania en esas fechas, y tuvo fuertes lazos de
amistad con sus respectivos gobiernos, que como has visto apoyaron a los militares
golpistas españoles y les ayudaron durante la guerra civil.

Aunque España se mantuvo oficialmente neutral durante la Segunda Guerra


Mundial, el apoyo de Franco a Hitler y Mussolini fue notorio en muchos aspectos, lo que
condujo al aislamiento internacional de nuestro país una vez acabada la Guerra Mundial
con la victoria de las tropas aliadas. Estos años de aislamiento, en medio de una economía
que aún no se había recuperado de los destrozos de nuestra guerra civil, fueron
especialmente duros para los españoles y españolas de la época, que vivieron un tiempo
de penurias y escasez que nuestros mayores recuerdan como los años del hambre.

La situación cambió un poco cuando, alejado el fantasma del fascismo, en los años
cincuenta la Europa democrática encontró en el comunismo soviético un nuevo enemigo.
El anticomunismo de Franco sirvió para que los Estados Unidos cambiaran su punto de
vista sobre España y valoraran la importancia de contar con un aliado estratégico en el
Sur de Europa. De repente, Franco dejó de ser visto como un dictador fascista y
antidemocrático (aunque seguía siéndolo) y pasó a ser tratado como un aliado que había
conseguido frenar el avance del comunismo en el Sur de Europa.

El reconocimiento internacional del régimen de Franco permitió que nuestra


economía empezara a recuperarse y a modernizarse, mejorando la calidad de vida de la
ciudadanía, aunque no así sus derechos y libertades.
Los años sesenta fueron de un crecimiento económico espectacular en España, aunque
fueron también los años demuestra emigración masiva a Europa, porque nuestra
economía, pese a su crecimiento, no era capaz de dar sustento trabajo a una población que
creció notablemente.
Los años sesenta fueron, por lo tanto, buenos para la economía española en general, pero
malos para mucha gente que tuvo que emigrar del campo a las pocas zonas
industrializadas de nuestro país (Madrid, Cataluña y el País Vasco) o a los países europeos
más desarrollados (Francia, Bélgica, Suiza o Alemania). Andalucía fue especialmente una
de las regiones que más sufrió este fenómeno, por la falta de desarrollo económico en
nuestra región y nuestra elevada población. Pocas familias andaluzas de la actualidad
escapan al hecho de contar entre sus miembros con personas que emigraron a las regiones
más desarrolladas de España o al extranjero.

A comienzos de los años setenta la situación española era un tanto extraña en el


contexto de la Europa democrática. Por una parte, nuestra economía se había
modernizado y aspirábamos a integrarnos plenamente en las nuevas instituciones
europeas comunes: la primitiva Unión Europea que por aquellos entonces se llamaba
Comunidad Económica Europea. Sin embargo, seguíamos viviendo bajo un régimen
político y social dictatorial, de inspiración fascista, que nos impedía ser totalmente
aceptados por la Europa democrática.

Con un general Franco bastante envejecido y cuyo final se veía cada vez más
cerca, dentro de los partidarios del régimen comenzaron a desarrollarse posturas
aperturistas, partidarias de modernizarlo y darle un giro hacia la democracia. La oposición
democrática a la dictadura también se había desarrollado notablemente, sobre todo entre
las organizaciones obreras y partidos políticos, que desde la clandestinidad y el exilio
unían sus fuerzas para conseguir la restauración de la democracia en nuestro país.

La muerte de Franco en 1975 dejaba una herencia bastante complicada. La crisis


económica mundial iniciada en 1974 aventuraba tiempos difíciles para España, mientras
que el fenómeno del terrorismo, iniciado por grupos independentistas vascos (ETA) y
comunistas revolucionarios (GRAPO) se cobraba cada vez más vidas y crispaba a nuestra
sociedad.

El sucesor designado por Franco para ejercer la Jefatura del Estado a título de rey,
Juan Carlos I, se encontró una situación sin duda complicada, pero eso ya lo veremos en
el siguiente tema. Ahora vamos a adentrarnos ya en la España de Franco, una España que
por fortuna queda cada vez más alejada en el tiempo, pero que no conviene olvidar.

El régimen político establecido por el general Franco se caracterizó por su


ideología antidemocrática, nacionalista y conservadora, inspirada claramente en el
fascismo italiano que vimos anteriormente, aunque con algunos matices. Se puede utilizar
el término fascista para definir este sistema político, pero los que lo crearon y mantuvieron
durante casi cuarenta años lo denominaron nacional-catolicismo, ya que la moral católica
más estricta fue una de sus bases ideológicas y la colaboración de la jerarquía católica
con el régimen fue total y absoluta.

La dictadura de Franco no se apoyó en una constitución que estableciera la


organización política del Estado, pero con el tiempo se dictaron una serie de leyes que
establecían el funcionamiento del Estado y que se conocieron como Leyes
Fundamentales.

A la cabeza del estado se situaba el General Franco, que ostentaba el cargo de Jefe
de Estado y usaba el título de Caudillo. En su persona se concentraban los tres poderes
del Estado: el ejecutivo (gobierno), el legislativo Educación para personas adultas.
(elaboración de leyes) y el judicial (tribunales de justicia). Franco tenía la última palabra
en todos los asuntos, y designaba a su antojo a las personas concretas que los gestionaban
en su nombre. Además, Franco ostentaba la jefatura del ejército, con el título de
Generalísimo, y la del único partido político legal, la Falange Española Tradicionalista y
de las JONS, que se había creado unificando los tres partidos políticos que apoyaron el
golpe de estado militar de 1936. Durante buena parte de la dictadura no se podía acceder
a ningún cargo político si no se pertenecía a este partido.

En 1942 se crearon unas Cortes, cuyo único papel era ratificar las decisiones de
Franco y hacer sugerencias. Pero sus miembros no eran elegidos democráticamente por
la ciudadanía, sino designados por el propio Franco entre gente de su confianza.
Igualmente, los ayuntamientos estaban a cargo de alcaldes designados por el dictador
entre gente de su confianza.

Como puedes comprobar, este sistema político era claramente una dictadura
personal del general Franco, que nos recuerda el gobierno absolutista típico del Antiguo
Régimen que vimos en su momento. Por si fuera poco, al igual que los reyes absolutistas
del pasado, Franco se sentía inspirado y designado por Dios para ejercer este poder
absoluto, como puedes comprobar en las monedas de la época, en las que figuraba el
lema: Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios.
Como en el caso de otros gobiernos totalitarios, la propaganda y el fomento del
culto personal a la figura del dictador fueron dos elementos importantes del régimen
franquista para imponer a la población la idea de que sin Franco España no podría
subsistir. El cine fue durante los primeros tiempos de la dictadura uno de los medios de
propaganda más poderosos usados por el régimen.

En cuanto a la organización territorial del Estado, el régimen franquista acabó con


la existencia de instituciones de gobierno autónomas en los diferentes territorios que
componían España, y que habían empezado a ponerse en marcha durante la Segunda
República. Uno de los principales aspectos de la ideología franquista era que la unidad de
España era sagrada, y cualquier reclamación de autonomía por parte de los territorios que
la componían era considerada un crimen contra la patria. Los que apoyaron esta etapa
franquista fueron:

- El ejército. Tras la victoria franquista en la guerra civil, el ejército fue el principal apoyo
del régimen. Todos sus mandos estaban a favor de la dictadura y la fuerza militar era un
elemento disuasorio contra cualquier intento de oposición y cambio. Los altos mandos
militares ocuparon muchas veces puestos políticos de importancia. Educación para
personas adultas.

- La Iglesia católica. Claramente beneficiada y protegida por la dictadura, la Iglesia


católica se convirtió en uno de los principales apoyos del régimen franquista. Si el
régimen convirtió el catolicismo en doctrina política, la Iglesia le correspondió
defendiendo ante sus feligreses el nuevo sistema político. Claramente beneficiada y
protegida por la dictadura, la Iglesia católica se convirtió en uno de los principales apoyos
del régimen franquista. Si el régimen convirtió el catolicismo en doctrina política, la
Iglesia le correspondió defendiendo ante sus feligreses el nuevo sistema político.

- Los falangistas. La Falange Española había sido durante la República un partido político
revolucionario de ideología fascista, que fue finalmente prohibido por sus acciones
violentas. Sin embargo, contaba con una buena organización y muchos seguidores, que
tras la guerra se pusieron al servicio del nuevo Estado totalitario. Aunque con el paso del
tiempo la Falange fue perdiendo peso dentro del régimen franquista, su colaboración fue
esencial en los primeros tiempos para poner en marcha el nuevo estado totalitario.
- Terratenientes, grandes empresarios y financieros. Las clases adineradas de España
apoyaron desde el inicio la dictadura franquista, porque los derechos y libertades que la
República había dado a las clases trabajadoras pusieron en peligro su riqueza y beneficios.
El nuevo régimen les aseguraba contar con una mano de obra disciplinada y dócil que
podía poner poca resistencia a su explotación.

- Las clases medias. No todos los apoyos sociales del régimen vinieron del ejército, la
Iglesia y las clases adineradas. También hay que tener en cuenta que en sus inicios el
régimen contó con el apoyo de mucha gente de condición más humilde (clases medias)
que estaban desesperadas ante el estado de incertidumbre e inestabilidad que se había
vivido en el país durante la República y sólo querían paz y tranquilidad.

La dura represión contra cualquier forma de oposición al régimen también


contribuyó a su mantenimiento durante tanto tiempo. La falta de libertad de expresión y
la prohibición de cualquier forma de asociación que no aceptara los principios de la
dictadura hacía muy difícil difundir entre la población las ideas democráticas.

Por último, también fue importante para el mantenimiento de la dictadura el apoyo


internacional que finalmente obtuvo por parte de los Estados Unidos, que terminaron
reconociendo y apoyando la dictadura franquista ante el temor de que las ideas comunistas
se propagaran por el sur de Europa en los tiempos de la Guerra Fría.

Los primeros tiempos del régimen de Franco fueron muy duros para la población
española en todos los sentidos.
- La economía estaba deshecha por los destrozos de la guerra civil y la falta de
abastecimiento de productos básicos afectaba a buena parte de la población.
- Los miembros y simpatizantes del bando republicano eran considerados aún un peligro,
y su represión fue durísima (condenas a muerte o cárcel, campos de concentración o de
trabajos forzados).
- La moral católica se imponía a la población con mano dura, con un control asfixiante de
la vida privada de las personas, como puedes observar en el siguiente documento.
- En el terreno internacional el nuevo régimen sólo contaba con el apoyo de la Alemania
nazi y la Italia fascista, que no podían aportar ayuda económica porque desde 1939
estaban embarcadas en la Guerra Mundial.
En este estado de cosas, la dictadura de Franco se inició con una fuerte inspiración
fascista apoyada por la Falange Española y el ejército, de donde salieron los principales
cargos políticos de la primera época del régimen.
Aunque España no intervino oficialmente en la Guerra Mundial, el apoyo de Franco a
Hitler y Mussolini era notorio, llegando a enviarse a Rusia contingentes de tropas
voluntarias españolas que lucharon junto al ejército alemán, encuadradas en la
denominada División Azul.

El nuevo Estado totalitario asumió el control de la economía para intentar


organizar la producción y distribución de los productos alimenticios básicos, que
escaseaban en las ciudades y debían racionarse. También se intentó potenciar la
producción industrial mediante la creación del Instituto Nacional de Industria, que
organizó una red de industrias de propiedad estatal.

Esta época, marcada por el hambre y el aislamiento internacional, se conoce como


el período de la autarquía, en el que España trataba de salir adelante en el terreno
económico recurriendo exclusivamente a nuestros propios medios, que eran bastante
escasos.
En el terreno social se intentó encuadrar a toda la población en diversas organizaciones
dependientes del partido único, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS.
- La Central Nacional Sindicalista era un sindicato estatal, el único permitido. Obreros y
patronos tenían que pertenecer a él y aceptar las condiciones laborales impuestas por el
Estado.
-La Sección Femenina era la rama de la Falange destinada a las mujeres, e intentaba
inculcarles el papel que el régimen les reservaba: ser madres abnegadas, procrear al
máximo según la moral católica, asumir su inferioridad frente al hombre y ponerse al
servicio del Estado totalitario para labores de asistencia social.

Hasta 1942 la dictadura franquista se organizó formalmente como un Estado al


estilo fascista de la Italia de Mussolini o la Alemania de Hitler. La esperanza de Franco
era que tras el triunfo de Hitler España ocupara un papel destacado en la nueva Europa,
gracias a nuestro apoyo y simpatía hacia los Estados totalitarios.
Sin embargo, la marcha de la guerra hizo ver que la victoria iba a caer del lado
aliado, y Franco trató de distanciarse en el último momento de Hitler y Mussolini. A partir
de 1945 sobre todo, Franco intentó revestirse dictadura de una falsa apariencia
democrática, que llamó democracia orgánica.

Las Cortes creadas en 1942 y el Fuero de los Españoles otorgado en 1945


intentaban dar la idea de que había un régimen representativo y con derechos garantizados
a la población, aunque esta falsa democracia no fue aceptada por las potencias
democráticas que derrotaron a Hitler y España fue oficialmente aislada en el terreno
internacional. Muchos estados extranjeros ni siquiera reconocían al gobierno franquista y
España no fue aceptada como miembro de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU).

El aislamiento de España en este período fue cosa de dos. Por una parte, los países
democráticos no querían mantener relaciones con la España de Franco, y por otra Franco
no quería que penetraran en España las ideas democráticas que habían acabado triunfando
en los países de nuestro entorno. A la postre, el Estado Vaticano encabezado por el Papa
fue casi el único de la comunidad internacional que reconoció desde el inicio al régimen
franquista

Los últimos años del franquismo en España fueron especialmente complicados en


muchos sentidos. A partir de1970 la avanzada edad del dictador y su delicado estado de
salud hacían prever su muerte inminente, y tras casi 40años de gobierno personal el
pueblo español vivía en la incertidumbre de lo que podía pasar después.

Los propios partidarios del franquismo se dividieron entre los denominados


aperturistas, favorables a una progresiva democratización política, y los considerados
ultras, que querían mantener el régimen dictatorial tras la muerte de Franco. Los últimos
gobiernos de Franco fueron encomendados a figuras políticas del sector más duro, el
almirante Carrero Blanco (asesinado por ETA) y posteriormente Carlos Arias Navarro.
Todo parecía indicar que controlaban la situación los partidarios de mantener los
principios fundamentales del régimen bajo el mandato del futuro sucesor de Franco.
La situación se hizo aún más complicada cuando en 1973 se desencadenó una
crisis económica mundial que afectó a España muy negativamente. El precio del petróleo
se multiplicó de un día para otro por siete (de dos dólares por barril a catorce) y como
España carecía de este recurso energético toda nuestra economía se resintió. Se cerraron
empresas y fábricas que no podían soportar los costes de producción, el paro se
multiplicó, el precio de todos los productos se disparó, los salarios se congelaron...

Para colmo, la posibilidad de emigrar a Europa en busca de empleo se acabó, ya


que la crisis económica era internacional y también en Francia, Suiza, Bélgica y Alemania
empezaban a tener problemas de paro.

Ante la mala situación, el descontento se extendía entre la población. Pese a la


represión de la policía, las huelgas obreras y las manifestaciones estudiantiles se hacían
cada vez más frecuentes, y el régimen franquista optó por volver a la mano dura y cortar
las pocas medidas liberalizadoras que se habían iniciado en los años sesenta.

Para colmo de males, en los años setenta se inicia el problema del terrorismo,
protagonizado fundamentalmente por la organización ETA (Euskadi Ta Askatasuna, en
español Patria vasca y Libertad), que reclamaba la independencia del País Vasco desde
una ideología marxista revolucionaria, y la organización GRAPO (Grupos de Resistencia
Antifascista Primero de Octubre), de ideología comunista radical.

En el extranjero, los partidos políticos democráticos españoles trataban de


organizarse para unir sus fuerzas y trabajar de un modo conjunto por la restauración de la
democracia en España. La creación de organizaciones que agrupaban a partidos políticos
de diferentes ideologías dispuestos a dejar a un lado sus diferencias y a colaborar para
devolver la democracia a España fue de gran importancia para que, tras la muerte de
Franco, la democracia pudiera volver a instaurarse en nuestro país de un modo pacífico,
como veremos en el próximo tema.

Finalmente, Franco murió el 20 de noviembre de 1975. Cumpliendo su deseo y la


ley de sucesión promulgada en1969, Juan Carlos de Borbón asumía la Jefatura del Estado,
a título de rey, con los mismos poderes absolutos que había detentado el dictador. La
monarquía borbónica se restauraba en España tras un paréntesis de 44 años. Ahora faltaba
saber si Juan Carlos I trataría de gobernar manteniendo el régimen político franquista y
asumiendo todos los poderes, o cediendo la palabra al pueblo español para que después
de tantos años volviera a ser dueño de su destino.

Crisis del petróleo 1973

La crisis del petróleo de 1973 (también conocida como primera crisis del petróleo)
comenzó el 16 de octubre de 1973, a raíz de la decisión de la Organización de Países
Árabes Exportadores de Petróleo (que agrupaba a los países árabes miembros de la OPEP
más Egipto, Siria y Túnez) con miembros del golfo pérsico de la OPEP (lo que incluía a
Irán) de no exportar más petróleo a los países que habían apoyado a Israel durante la
guerra de Yom Kipur, que enfrentaba a Israel con Siria y Egipto. Esta medida incluía a
Estados Unidos y a sus aliados de Europa Occidental.

El aumento del precio, unido a la gran dependencia que tenía el mundo


industrializado del petróleo, provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción de la
actividad económica de los países afectados. Estos países respondieron con una serie de
medidas permanentes para frenar su dependencia exterior.1

Antes del embargo, el Occidente industrializado, sobre todo Estados Unidos, solía
disponer de petróleo abundante y barato. Las ciudades estadounidenses posteriores a la
Segunda Guerra Mundial, muy extendidas, con enormes núcleos urbanos de casas
unifamiliares dispersas, dependían del automóvil como principal medio de transporte, de
modo que utilizaban combustible de forma masiva. Entre 1945 y finales de los 60,
Occidente y Japón consumían más petróleo que nunca. Sólo en Estados Unidos, el
consumo se había duplicado entre 1945 y 1974. Con un 6 % de la población mundial,
Estados Unidos consumía el 33 % de la energía de todo el mundo. Al mismo tiempo, la
economía estadounidense mantenía una cuarta parte de la producción industrial mundial,
lo cual quiere decir que los trabajadores estadounidenses eran cuatro veces más
productivos que la media global, pero a cambio el país consumía cinco veces más energía.

El petróleo, sobre todo el procedente de Oriente Medio, se pagaba en dólares


estadounidenses, con los precios también fijados en dólares. Durante el mandato del
presidente Richard Nixon, el modelo económico norteamericano estaba ya agotado, el
crecimiento era nulo, y sin embargo la inflación ya empezaba a ser preocupante. Durante
el verano de 1971, Nixon estaba bajo una fuerte presión pública para que actuara de forma
tajante ante este estancamiento económico. Para provocar una caída del precio del oro en
los mercados internacionales, Nixon abandonó el patrón oro el 15 de agosto de 1971,
finalizando así el sistema de Bretton Woods, que había funcionado desde el fin de la
Segunda Guerra Mundial. El dólar fue devaluado en un 8 % en relación con el oro en
diciembre de 1971, y se volvió a devaluar en 1973.

BLOQUE 11

Distintas formas económicas y sociales del capitalismo

El capitalismo, o más concretamente los sistemas económicos capitalistas, se


caracterizan por la presencia de unos ciertos elementos de tipo socioeconómico, si un
número importante de ellos está ausente el sistema no puede ser considerado como
propiamente capitalista. Entre los factores que acaban haciendo que un sistema sea
considerado capitalista están:

• El tipo de propiedad de los medios de producción y el tipo de acceso a los factores


de producción.
• La presencia de dinero, capital y acumulación capitalista.
• La presencia de mercados de capital y mercados financieros así como el papel
asignado a los mismos.
• La existencia de salarios monetarios y una estructura de clases ligada a las
diferentes funciones dentro de la actividad económica.
• Factores macroeconómicos varios.

En términos más descriptivos, los sistemas capitalistas son sistemas socio económicos
donde los activos de capital están básicamente en manos privadas y son controlados por
agentes o personas privadas. El trabajo es proporcionado mediante el ofrecimiento de
salarios monetarios y la aceptación libre por parte de los empleados. La actividad
económica frecuentemente está organizada para obtener un beneficio neto que permita a
las personas propietarias que controlan los medios de producción incrementar su capital.
Los bienes y servicios producidos son además distribuidos mediante mecanismos de
mercado. Si bien todos los sistemas capitalistas existentes presentan un mayor o menor
grado de intervención estatal y se alejan por diversas razones del modelo de mercado
idealmente competitivo, razón por la cual se definen conceptos como la competitividad o
el índice de libertad económica, para caracterizar hasta qué punto difieren unos sistemas
capitalistas de otros.

Como se ha indicado anteriormente, existen distintas variantes del capitalismo que se


diferencian de acuerdo a la relación entre el mercado, el Estado y la sociedad. Por
supuesto, todas comparten características como la producción de bienes y servicios por
beneficio, asignación de recursos basada principalmente en el mercado, y estructuración
en torno a la acumulación de capital. Es importante destacar que entre los círculos ligados
a la Escuela austríaca de economía se conoce como «capitalismo» a su variante más pura,
el laissez faire. Otros defensores del capitalismo han adoptado visiones del capitalismo
más moderadas y más matizadas con respecto a su implementación práctica. Algunas de
las formas de capitalismo históricamente existentes o propuestas son:

-Mercantilismo: El mercantilismo sostiene que la riqueza de las naciones se incrementa a


través de una balanza comercial positiva (en que las exportaciones superan a las
importaciones). Corresponde a la fase de desarrollo capitalista llamada Acumulación
originaria de capital

-Capitalismo de libre mercado: El capitalismo laissez faire se caracteriza por contratos


voluntarios en ausencia de intervención de terceros (como pudiere ser el Estado). Los
precios de los bienes y servicios son establecidos por la oferta y la demanda, llegando
naturalmente a un punto de equilibrio. Implica la existencia de mercados altamente
competitivos y la propiedad privada de los medios de producción. El rol del Estado se
limita a la producción de seguridad y al resguardo de los derechos de propiedad.

-Economía social de mercado: En este sistema la intervención del Estado en la economía


es mínima, pero entrega servicios importantes en cuanto a la seguridad social,
prestaciones de desempleo y reconocimiento de derechos laborales a través de acuerdos
nacionales de negociación colectiva. Este modelo es prominente en los países de Europa
occidental y del norte, aunque variando sus configuraciones. La gran mayoría de las
empresas son de propiedad privada.

- Capitalismo monopolista de Estado: Caracterizado por la dominación de corporaciones


jerárquicas y burocráticas. El término «capitalismo monopolista de Estado» fue
originalmente un concepto marxista para referirse a una forma de capitalismo en que la
política de estado es utilizada para beneficiar y promover los intereses de corporaciones
dominantes mediante la imposición de barreras competitivas y la entrega de subsidios.

-Economía mixta: Una economía mixta está basada en gran medida en el mercado, y
consiste en la convivencia de la propiedad privada y la propiedad pública de los medios
de producción, y en el intervencionismo a través de políticas macroeconómicas destinadas
a corregir los posibles fallos de mercado, reducir el desempleo y mantener bajos los
niveles de inflación. Los niveles de intervención varían entre los diferentes países, y la
mayoría de las economías capitalistas son mixtas hasta cierto punto.

En gran medida en la mayoría de países modernos predominan formas de


capitalismo más cercanas a las dos últimas formas, la economía social de mercado y la
economía mixta. El mercantilismo y el proteccionismo parecen casi universalmente
abandonados, aunque tuvieron su auge durante los siglos XVIII y XIX.

En términos políticos informales se considera que los sistemas capitalistas son


opuestos a los sistemas de inspiración socialista. Presuntamente los sistemas socialistas
difieren de los sistemas capitalistas en varias maneras: propiedad pública de los medios
de producción, los recursos monetarios obtenidos mediante la producción pueden ser
utilizados con fines sociales no relacionados con la inversión o la obtención de beneficios.
En muchos sistemas históricos de inspiración socialista muchas decisiones importantes
de producción fueron directamente planificadas por el estado lo cual dio lugar a sistemas
de economía planificada.

Tampoco pueden considerarse sistemas capitalistas muchos sistemas


socioeconómicos de la antigüedad y la edad media, ya que en ellos tenía un papel
destacado la mano de obra forzada (como en el feudalismo) o directamente la mano de
obra esclava (presente en la antigüedad, la edad moderna e incluso perduró inicialmente
en las sociedades capitalistas). Tampoco existía en muchos de esos sistemas movilidad
social, al tratarse de sociedades estamentarias; ni la producción estaba orientada o
racionalizada a la obtención de beneficio económico o a crear sistemas de acumulación
capitalista, sino que otros objetivos socialmente deseables para una parte de la sociedad
podían tener mayor peso en las decisiones de producción y la actividad económica.

Derrumbe de régimenes soviéticos y consecuencias


Aunque había diferentes proclamas independentistas con anterioridad al golpe,
fue tras éste que las repúblicas soviéticas aceleraron sus respectivos procesos de
independencia, declarando su soberanía una tras otra. El 6 de septiembre de 1991, el
gobierno soviético reconoció la independencia de los tres países bálticos, que tenían el
apoyo decidido de las potencias occidentales. Aun así el 18 de octubre, Gorbachov y los
representantes de 8 repúblicas firmaron un acuerdo que daba forma al referéndum de
agosto, formando una nueva comunidad económica. El 1 de diciembre de 1991 Ucrania
celebraba un referéndum, en el que el 90% de votantes optaba por la independencia.

Mientras tanto, la situación de la economía soviética siguió deteriorándose. Hacia


diciembre de 1991, la escasez de comida en Rusia central causaba la introducción del
racionamiento en el área de Moscú por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, Gorbachov y su gobierno aún eran opuestos a las reformas demasiado
rápidas o radicales, como se consideró el programa de los 500 días de Grigori Yavlinski.
Para acabar con la oposición de Gorbachov, Yeltsin decidió disolver la Unión Soviética
mediante la firma del Tratado de Belavezha que abolía el Tratado de Creación de la URSS
de 1922. Vista por algunos como una medida forzosa para salvar al país del colapso
económico, la actuación de Yeltsin fue ampliamente apoyada por la población, así como
por los presidentes de la RSS de Ucrania y la RSS de Bielorrusia, repúblicas firmantes
del Tratado de Creación de la URSS de 1922.

Con el tiempo irían proclamando su independencia casi todas las repúblicas de la


Unión, así como algunas repúblicas autónomas de Rusia, concluyéndose la disolución
política de la URSS en diciembre de 1991. El día 8 de ese mes, se firmó el Tratado de
Belavezha, por el que las tres Repúblicas eslavas — Rusia, Bielorrusia y Ucrania —
declaraban la URSS disuelta y constituían la Comunidad de Estados Independientes
(CEI), abierta al resto de las Repúblicas. Aunque Gorbachov describió el acuerdo como
un golpe inconstitucional, pronto se observó que no había marcha atrás en los
acontecimientos.

El 12 de diciembre, el Soviet Supremo de la RSFS de Rusia ratificaba el Tratado


de Belavezha denunciando el Tratado de Creación de la URSS de 1922. El día 17, doce
de las quince repúblicas soviéticas firmaron la Carta Europea de la Energía en La Haya
como estados soberanos aún sin serlo de iure, junto con otros veintiocho países europeos,
la Comunidad Europea y cuatro países no europeos. El 21 de diciembre, los representantes
de todas las repúblicas soviéticas, excepto Georgia, firmaron el Protocolo de Almá-Atá,
confirmando la disolución de la Unión.

En esa misma fecha, todas las antiguas repúblicas soviéticas, exceptuando los tres
países bálticos, acordaron integrarse en la CEI. El acuerdo de Almá-Atá autorizaba
también a Rusia para ocupar el asiento de la URSS en el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas. El 24 de diciembre de 1991, el Embajador soviético en la ONU entregó
al Secretario General una carta del presidente ruso, Borís Yeltsin, informándole de dicho
extremo. El documento fue puesto en circulación entre el resto de miembros de la ONU
y fue aceptado sin objeción alguna el 31 de diciembre.

El 25 de diciembre de 1991 Gorbachov, cediendo ante lo inevitable, dimitió como


presidente de la URSS, declarando la presidencia extinguida y traspasando sus poderes
restantes al presidente de Rusia, asumiendo ésta los compromisos y la representación
internacional del desaparecido Estado. Durante la noche de aquel mismo día, la bandera
soviética fue arriada por última vez del Kremlin de Moscú.

Un día más tarde, el 26 de diciembre de 1991, el Sóviet Supremo de la Unión


Soviética reconoció la extinción de la Unión y se disolvió. Para finales de año todas las
instituciones soviéticas oficiales habían cesado sus actividades, y las repúblicas
asumieron el papel del gobierno central. Todas las Repúblicas de la Unión Soviética
fueron reconocidas internacionalmente como Estados independientes.

Transición política española, dictadura a democracia 1975-1982

La Transición española es el período de la historia contemporánea de España en


el que se llevó a cabo el proceso por el que el país dejó atrás el régimen dictatorial del
general Francisco Franco y pasó a regirse por una Constitución que restauraba la
democracia. Dicha fase constituye la primera etapa del reinado de Juan Carlos I.

Existe cierto consenso en situar el inicio de la transición en la muerte del general Franco,
el 20 de noviembre de 1975, tras la cual el denominado Consejo de Regencia asumió, de
forma transitoria, las funciones de la jefatura del Estado hasta el 22 de noviembre, fecha
en la que fue proclamado rey ante las Cortes y el Consejo del Reino Juan Carlos I de
Borbón, que había sido designado seis años antes por Franco como su sucesor «a título
de rey».
El rey confirmó en su puesto al presidente del Gobierno del régimen franquista,
Carlos Arias Navarro. No obstante, pronto se manifestaría la dificultad de llevar a cabo
reformas políticas bajo su gobierno, lo que produciría un distanciamiento cada vez mayor
entre Arias Navarro y Juan Carlos I. Finalmente el rey le exigió la dimisión el 1 de julio
de 1976 y Arias Navarro se la presentó. Le sustituyó Adolfo Suárez, quien se encargaría
de entablar las conversaciones con los principales líderes de los diferentes partidos
políticos de la oposición democrática y fuerzas sociales, más o menos legales o toleradas,
de cara a instaurar un régimen democrático en España.

El camino utilizado fue la elaboración de una nueva Ley Fundamental, la octava,


la Ley para la Reforma Política que, no sin tensiones, fue finalmente aprobada por las
Cortes franquistas y sometida a referéndum el día 15 de diciembre de 1976. Como
consecuencia de su aprobación por el pueblo español, esta ley se promulgó el 4 de enero
de 1977. Esta norma contenía la derogación tácita del sistema político franquista en solo
cinco artículos y una convocatoria de elecciones democráticas.

Las elecciones se celebraron finalmente el día 15 de junio de 1977.3 Eran las


primeras desde la Guerra Civil. La coalición Unión de Centro Democrático (UCD),
liderada por Adolfo Suárez, resultó la candidatura más votada aunque no alcanzó la
mayoría absoluta y fue la encargada de formar gobierno. A partir de ese momento
comenzó el proceso de construcción de la democracia en España y de la redacción de una
nueva constitución. El 6 de diciembre de 1978 se ratificó en referéndum la Constitución
española con el 87,78 por cien de votos favorables, que representaban el 58,97 por cien
del censo electoral, entrando en vigor el 29 de diciembre.

A principios de 1981 dimitió Adolfo Suárez debido, entre otras razones, al


distanciamiento con el monarca y a las presiones internas de su partido. Durante la
celebración de la votación en el Congreso de los Diputados para elegir como sucesor a
Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD) se produjo el golpe de Estado dirigido por el teniente
coronel Antonio Tejero, el general Alfonso Armada y el teniente general Jaime Miláns
del Bosch, entre otros. El golpe, conocido como 23-F, fracasó.

Las tensiones internas de UCD provocarían su desintegración a lo largo de 1981


y 1982, llegando finalmente a disolverse en 1983. El segmento democristiano terminaría
integrándose en Alianza Popular, pasando así a ocupar la franja del centroderecha. Por
otro lado, los miembros más cercanos a la socialdemocracia se unirían a las filas del
Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Mientras, el expresidente Suárez y un grupo
de disidentes de UCD iniciaron un nuevo proyecto político centrista que mantendría
representación parlamentaria en el Congreso hasta las elecciones de 1993, el Centro
Democrático y Social.

El PSOE sucedió a la UCD tras obtener la mayoría absoluta en los comicios del
82, ocupando 202 de los 350 escaños, y comenzando así la II legislatura democrática. Por
primera vez desde las elecciones generales de 1936, un partido considerado de izquierdas
o progresista iba a formar gobierno. La mayoría de los historiadores sitúan en este
acontecimiento el final de la Transición, aunque alguno lo prolonga al 1 de enero de 1986,
cuando se produjo la entrada de España en la Comunidad Europea.

Durante la transición tuvieron lugar varios centenares de muertes, tanto a manos


de grupos terroristas de extrema izquierda, principalmente Euskadi Ta Askatasuna (ETA)
y los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), como por ataques
de grupos terroristas de extrema derecha; otros perecieron a causa de la intervención de
las fuerzas del orden público. Las investigaciones al respecto sitúan el número de víctimas
mortales en un intervalo de 500 a 700 personas (entre 1975 y los primeros años de la
década de los 80), la inmensa mayoría fruto de atentados terroristas, destacando la banda
armada ETA, que fue directamente responsable de bastante más de la mitad de las
muertes.

Política supranacional

La supranacionalidad es un sistema político en el cual determinados estados ceden


parte de sus atribuciones de gobierno (en mayor o menor medida, dependiendo del grado
de supranacionalidad) a organismos internacionales que afectan a más de una nación. Uno
de los objetivos de los gobiernos supranacionales desde el punto de vista del globalismo
es la internacionalización de la economía, la implantación de sistemas monetarios
supranacionales, etc., aunque se pueden tener otros objetivos, como la regulación de las
transacciones internacionales y la preservación de los derechos humanos, el medio
ambiente y otros objetivos similares.
Es importante diferenciar el término nación de Estado, ya que el primero tiene un
sentido más bien cultural e histórico y el segundo tiene que ver con las estructuras
gubernamentales que pueden tener una nación o un conjunto de naciones.

La supranacionalidad se advierte especialmente en que las decisiones de los


organismos no necesitan ser refrendadas por los Estados para entrar en vigor (a diferencia
de los tratados internacionales clásicos).

BLOQUE 12

Revolución tecnológica

La revolución tecnológica es un proceso dentro de la historia donde ocurre un


cambio importante al introducirse una o varias tecnologías nuevas. Su implementación,
es decir, su puesta en marcha, marca una época de progreso, desarrollo, e innovación, en
una serie de aspectos de la sociedad. Sin embargo, a su vez puede generar un impacto
negativo en el ambiente o generar lo que se llama paro tecnológico (generalmente
denominado desempleo tecnológico).

Un concepto similar y complementario es el de la evolución tecnológica, cuyo


autor es el filósofo checo Radovan Richta. Este consiste principalmente en describir el
desarrollo histórico de la tecnología, y por lo tanto desarrolla las distintas revoluciones
tecnológicas que han existido en el desarrollo de la sociedad humana.

A diferencia de los cambios tecnológicos,1 la revolución tecnológica comprende


un período en donde se desarrollan e introducen casi simultáneamente más de una
tecnología en la sociedad, produciendo cambios profundos dentro de la vida humana.
Estos cambios producen una serie de revoluciones (transformaciones importantes) ya sea
en materia científica, económica, y técnica, como en relación al trabajo, y como en
relación a los sistemas de dirección y organización de la producción, sin dejar de lado
tampoco lo referente a la ecología y a la educación, así como lo vinculado a los sistemas
de salud, de alimentación, y de comunicaciones,2 etc.

La revolución tecnológica se enmarca en un proceso de transformaciones a nivel


de eficiencia y productividad, y esto afecta tanto a cambios materiales como también a
cambios relativos al aprendizaje, el desarrollo gerencial, el área de los conocimientos y
de la interacción social, etc.

Se denotan dos clasificaciones en lo relativo a las revoluciones tecnológicas:

(A) A nivel sectorial: Los cambios afectan un determinado aspecto de la sociedad.


Ejemplo de ellos son las revoluciones de los sistema de información o revoluciones
comunicacionales.

(B) A nivel general: Son varias revoluciones tecnológicas interconectadas, que logran
afectar la organización de la sociedad, lo que Involucra cambios sustanciales en relación
a la cultura. Un ejemplo de ello es la llamada Segunda Revolución Industrial.

1) La Hiladora Jenny aumentó en gran medida la productividad de la fabricación de hilos


en comparación con rueca

2) La Máquina de vapor de Watt alimentada principalmente por carbón, impulsó la


Revolución Industrial en Gran Bretaña y el mundo

3) IBM Personal Computer XT en 1988: el PC fue una invención que cambió


drásticamente no solo la vida profesional, sino la vida personal también

A lo largo de la historia, el ser humano ha buscado satisfacer sus necesidades a


través de la creación de nuevo conocimiento e innovación, logrando el desarrollo de
nueva tecnología y ciencia. Debido a las innumerables creaciones y desarrollos que se
han llevado a cabo , es difícil lograr establecer parámetros que distingan entre cambios
tecnológicos y revoluciones tecnológicas. Es importante señalar que la revolución
tecnológica general debiese estar compuesta por distintas revoluciones sectoriales.

A continuación se procederá a identificar varias revoluciones tecnológicas generales


que se han producido a lo largo de la historia:

• Revolución agrícola británica (1600-1740), describe un período de desarrollo


agrícola en Gran Bretaña donde se evidenció un incremento muy alto de la
productividad agrícola, del rendimiento y de la producción total. Estos hechos
provocaron un aumento de población sin precedentes, liberando del campo a un
significante porcentaje de la población, que constituyó la mano de obra de la
Revolución industrial.
• Revolución Industrial (1780-1840). Durante este periodo se vivió el mayor
conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia
de la humanidad desde el Neolítico, que vio el paso desde una economía rural
basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de
carácter urbano, industrializada y mecanizada.
• Revolución Técnica o Segunda Revolución Industrial (1880-1920). Este proceso
se produjo en el marco de la denominada Primera globalización que supuso una
creciente internacionalización de la economía, que cada vez funcionaba más a
escala mundial y que alcanzó más territorios que la primera revolución, que se
había limitado a Gran Bretaña, alcanzando ahora casi toda Europa Occidental,
Estados Unidos y Japón.
• Revolución verde (1940-1970). Consistió en la siembra de variedades mejoradas
de maíz, trigo y otros granos, cultivando una sola especie en un terreno durante
todo el año (monocultivo), y la aplicación de grandes cantidades de agua,
fertilizantes y plaguicidas. Con estas variedades y procedimientos, la producción
es de dos a cinco veces superior a la obtenida con las técnicas y variedades
tradicionales de cultivo.
• Revolución información y telecomunicación o la Era de la información (1985-
2000). Es una expresión aplicada al período en el que el flujo de información se
volvió más rápido que el movimiento físico, y se empezó a utilizar a partir de
1990. Empezó en la segunda parte del siglo XIX con la invención del teléfono y
la telegrafía y explotó con la fundación del internet global.
• Tercera revolución industrial, llamada también revolución científico-tecnológica
o revolución de la inteligencia dada la importancia en que la tecnología y las
comunicaciones han tenido en la transformación de la industria. Caracterizada por
la microelectrónica, tecnologías muy avanzadas y sectores centrados en I + D.

Tecnologías que revolucionaron el Siglo XX

• 1904 Radar, Christian Huelsmeyer, primer sistema anticolisión de buques usando


ondas electromagnéticas. 1942 Misil guiado , Wernher von Braun
• 1945, Bomba atómica, Científicos y gobierno estadounidense. 1946,
Computadora digital electrónica, John Presper Eckert, Jr & John W. Mauchly
• 1947, Horno microondas, Percy L. & Spencer. 1949, Avión a chorro, René Leduc
• 1950, Televisión a color, Peter Carl Goldmark. 1952, Bomba de hidrógeno,
Edward Teller & Stanislaw Ulam
• 1954, Vacuna contra la Poliomielitis, Jonas Salk. 1959, circuitos integrados, Jack
Kilby & Robert Noyce
• 1960, Láser, Arthur L. Schawlow & Gordon Gould y píldora anticonceptiva,
Gregory Pincus, John Rock & Minchueh Chang
• 1966, Corazón artificial, Michael Ellis DeBakey. 1972, Microprocesador, Ted
Hoff
• 1975, Fibra óptica, Bell Laboratories. 1977, Videojuegos, Ralph Baer
• 1983, Teléfono móvil, Martin Cooper. 1989, WorldWideWeb, Tim Berners-Lee
& Robert Cailliau. 1990, Telescopio espacial Hubble, NASA & la Agencia
Espacial Europea

El impacto de la revolución tecnológica se relaciona directamente con un cambio en


el modo de vivir del ser humano, en la cultura, costumbres, etc. Un resultado directo de
las revoluciones tecnológicas es el desarrollo de los millenials o generación Y. Marcada
fuertemente por la era del conocimiento.

Los impactos de cada revolución se diferencian por varios aspectos, uno de ellos es
la velocidad en el cual efectúan sus consecuencias. Por ejemplo, los efectos de la
revolución industrial (1780) empezaron a ser relevantes entre 1830-1840. Sin embargo,
en la actualidad las revoluciones tecnológicas incurren en una velocidad extremadamente
rápida. La velocidad que han tomado las revoluciones actuales son sorprendentes.
Ejemplo de este fenómeno es la internet, la nanotecnología, el intercambio celular, etc.
cuyo desarrollo no ha tomado más de 40 años.

El impacto que ha generado la revolución Industrial y la Revolución Digital en la


actualidad se relaciona directamente con el auge económico, social y tecnológico de
China e India, estas economías del mundo han dejado el mundo rural y se han ido
incorporando las Tecnologías de la información y comunicación como principal
competencia en materias de desarrollo. Gracias a esta estrategia, Shanghái , Pekín , Tokio
entre otras ciudades se han convertido en los centros tecnológicos del mundo.
La revolución tecnológica además de suponer grandes cambios sociales, sobre todo
en nuestra forma de comunicarnos, propone dos elementos importantes. Primero, como
lo propone Global Priorities Project, de las Universidades de Oxford y Cambridge, en su
texto “Un presente tecnológico risks”, existen en la actualidad amenazas antes
inexistentes y sumamente peligrosas que nacieron a raíz del desarrollo tecnológico. Ellos
proponen cuatro centrales: suplementos biológicos sintéticos (entiéndase armas
biológicas, biowar); ingeniería geológica, es decir la manipulación del clima;
autoproducción, es decir, creación de productos propios que no están dentro de la
producción de una empresa, ejemplo: impresoras 3D; Inteligencia Artificial. Otro tema
que dejan en entredicho, pero que es fundamental, es la amenaza nuclear y de bombas de
hidrógeno. Estos temas centrales suponen para el Global Priorities Project, la cúspide
máxima del riesgo para la humanidad arraigado en el desarrollo tecnológico.

Para ellos este hecho trae una lista de marcadas posibles consecuencias, dentro de las que
se encuentran:

• Catástrofes a nivel mundial. Muertes masivas. Geopolíticas débiles y


sobrexpuestas. El final de la humanidad. Desequilibrio medioambiental.

A pesar de lo apocalíptico de sus predicciones, no se puede perder de vista que esto


que analizan está puesto en un ambiente hiperbólico donde el uso casi que distópico de
los avances tecnológicos están orientados a destruir. No obstante, es texto es valioso para
denotar el matiz alarmista que este tema despierta.

El Global Priorities Project propone una serie de posibles soluciones para evitar que
estos escenarios catastróficos tengan lugar:

• Llevar el tema a la discusión de políticas públicas. Regular el avance tecnológico.


Concientizar a la población del uso de las tecnologías. Crear planes nacionales e
internacionales de alertas.

En conclusión, el texto propone escenarios de destrucción posibles gracias a los


desarrollos tecnológicos, todo en un tono futurológico y alarmista. Gracias a esto se
permiten la posibilidad de proponer algunas soluciones.
Segundo, la transformación misma de la realidad: hemos incluido a nuestro entorno
físico una serie de elementos que amplían esa misma corporalidad: el mundo digital, los
hologramas y los androides. Elementos que en conjunto nos permiten evidenciar que el
sentido de corporalidad y el paradigma empírico se están deslegitimando para adoptar
una nueva forma de comprender las realidades incluso si estas no están insertas
directamente en el mundo.

También podría gustarte