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UNIDAD V.

LAS PARTES EN EL JUICIO DE AMPARO.

Como en todo juicio, en el amparo también existen intereses que se contraponen,


esto es, existe siempre un sujeto que aduce tener un interés jurídico o legítimo,
una autoridad que emitió el acto que se controvierte por inconstitucional, un
tercero que puede verse afectado por la modificación en el acto de autoridad,
teniendo un interés contrario a aquel sujeto que aduce tener un interés para acudir
al amparo y, la llamada representación social. A estos sujetos se les denomina
quejoso, tercero interesado, autoridad responsable y Ministerio Público, según sea
el caso.

5.1 Quejoso.

El quejoso será “quien aduce ser titular de un derecho o de un interés legítimo


individual o colectivo, siempre que alegue que el acto reclamado viola los
derechos reconocidos por esta Constitución y con ello se afecte su esfera jurídica,
ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación frente al orden
jurídico”, según la fracción I del artículo 107 constitucional.

Por su parte, el artículo 5° de la Ley de Amparo, señala:


“Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo:
I. El quejoso, teniendo tal carácter quien aduce ser titular de un derecho subjetivo o de un interés
legítimo individual o colectivo, siempre que alegue que la norma, acto u omisión reclamados violan
los derechos previstos en el artículo 1o de la presente Ley y con ello se produzca una afectación real
y actual a su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación frente al
orden jurídico.
El interés simple, en ningún caso, podrá invocarse como interés legítimo. La autoridad pública no
podrá invocar interés legítimo.
El juicio de amparo podrá promoverse conjuntamente por dos o más quejosos cuando resientan una
afectación común en sus derechos o intereses, aun en el supuesto de que dicha afectación derive de
actos distintos, si éstos les causan un perjuicio análogo y provienen de las mismas autoridades.
Tratándose de actos o resoluciones provenientes de tribunales judiciales, administrativos, agrarios o
del trabajo, el quejoso deberá aducir ser titular de un derecho subjetivo que se afecte de manera
personal y directa;
La víctima u ofendido del delito podrán tener el carácter de quejosos en los términos de esta Ley.”

De la transcripción anterior, se advierten elementos para que una persona se


pueda considerar como quejoso y, a su vez, reúna los requisitos para la
procedencia del amparo, a saber:
• Ser titular de un derecho subjetivo o de un interés legítimo individual o
colectivo. Tratándose de sentencias señaladas como acto reclamado, no
podrá aducirse interés legítimo.
• La existencia de una norma, acto u omisión, siempre que afecte derechos
humanos o garantías previstas en la Constitución o en los Tratados
Internacionales en que el Estado Mexicano sea parte.
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• Que lo anterior sea atribuido a una autoridad, sea en sentido material y formal
o, quien tenga un actuar como de autoridad.

En ese sentido, es importante destacar que, no obstante que la persona aduzca


ser titular de un interés, este debe ser en las condiciones en que señala la norma y
siempre aduciendo la afectación a un derecho humano o alguna de sus garantías.

También, es imperativo destacar que las personas jurídicas de derecho público


pueden acudir al amparo, siempre que acudan en defensa de sus derechos
patrimoniales. Esta situación, se prevé en el artículo 7° de la Ley de Amparo, que
dice:
“Artículo 7o. La Federación, los Estados, el Distrito Federal, los municipios o cualquier
persona moral pública podrán solicitar amparo por conducto de los servidores públicos o
representantes que señalen las disposiciones aplicables, cuando la norma general, un acto u
omisión los afecten en su patrimonio respecto de relaciones jurídicas en las que se
encuentren en un plano de igualdad con los particulares. Las personas morales oficiales
estarán exentas de prestar las garantías que en esta Ley se exige a las partes.”

Del artículo trascrito se observa que, para que una persona jurídica oficial, acuda
al juicio de amparo, se deben dar los siguientes supuestos:
• Que la norma, acto u omisión afecte su patrimonio.
• Que se encuentren en un plano de igualdad frente a los particulares.

Resultan aplicables las siguientes jurisprudencias emitidas por la Suprema Corte


de Justicia de la Nación:

“ÓRGANOS DEL ESTADO. ESTÁN LEGITIMADOS PARA PROMOVER JUICIO DE


AMPARO DIRECTO CONTRA LA SENTENCIA DEFINITIVA QUE RESUELVE UN JUICIO
CIVIL EN EL QUE PARTICIPAN SIN ATRIBUTOS DE AUTORIDAD, EN DEFENSA DEL
PATRIMONIO PÚBLICO (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 9 DE LA LEY DE AMPARO).
En los términos del artículo 9 de la Ley de Amparo, las personas morales oficiales sólo pueden
promover un juicio de amparo cuando el acto o ley que se reclame afecte sus "intereses
patrimoniales". Ahora bien, debido a la naturaleza del juicio de amparo, como medio de control
del poder público a favor de los gobernados, los órganos del Estado no pueden acudir al
amparo para defender la legalidad de actos de autoridad; en cambio, sí están legitimados para
promover juicio de amparo en contra de la sentencia definitiva que resuelve una acción civil,
ejercida por alguno de ellos para reclamar prestaciones de carácter patrimonial que
corresponden al erario público, pues en esta hipótesis se colman los requisitos de legitimación
que establece el indicado artículo 9.”1

“AMPARO DIRECTO ADHESIVO EN MATERIA ADMINISTRATIVA. LA AUTORIDAD


DEMANDADA EN EL JUICIO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO FEDERAL O LOCAL,
CARECE DE LEGITIMACIÓN PARA PROMOVERLO, EN SU CARÁCTER DE TERCERO
INTERESADO. Del artículo 107, fracción III, inciso a), párrafo segundo, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como de la interpretación sistemática de los
artículos 7o. y 182 de la Ley de Amparo, se concluye que las autoridades demandadas en el
juicio contencioso administrativo federal o local, carecen de legitimación para promover el
amparo adhesivo en materia administrativa, en su carácter de tercero interesado en el juicio de
amparo directo, pues el único supuesto en el que las personas morales públicas pueden
solicitar amparo, es cuando la norma general, acto u omisión afecte su patrimonio respecto de

1
Tesis 1a. XXXIX/2011 de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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las relaciones jurídicas en las que se encuentran en un plano de igualdad con los particulares,
supuesto en el que no actúan en funciones de autoridad, sino como personas morales de
derecho privado; lo que no ocurre cuando en el procedimiento referido intervienen como parte
demandada en defensa de la legalidad del acto administrativo emitido en ejercicio de sus
funciones de derecho público, pero no despojado de imperio.”2

“LEGITIMACIÓN EN EL JUICIO DE AMPARO. LA TIENE LA FEDERACIÓN PARA


PROMOVERLO, POR CONDUCTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA Y/O
DE LAS DEPENDENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL, CONJUNTA O
SEPARADAMENTE, CONTRA LA SENTENCIA DICTADA POR EL TRIBUNAL AGRARIO
QUE RESUELVE UN JUICIO EN EL QUE PARTICIPA SIN ATRIBUTOS DE AUTORIDAD Y
EN DEFENSA DE SU PATRIMONIO. Las personas morales oficiales pueden actuar con un
doble carácter: como entes dotados de poder público y como personas morales de derecho
privado. En el primer caso, su acción proviene del ejercicio de las facultades de que se hallan
investidas mientras que, en el segundo, actúan en condiciones similares a la de los
particulares, esto es, contraen obligaciones y adquieren derechos de la misma naturaleza y
forma que éstos y, por regla general, las personas morales oficiales no tienen legitimación para
promover juicio de amparo, salvo que la ley o el acto que reclamen afecte sus intereses
patrimoniales, acorde con el artículo 7o. de la Ley de Amparo, que coincide con el numeral 9o.
de la Ley abrogada. En consecuencia, cuando la Federación por conducto del Procurador
General de la República y/o de las demás dependencias de la Administración Pública Federal,
conjunta o separadamente, comparece ante el Tribunal Agrario porque se le reclama el pago
de una indemnización generada por una actuación carente de carácter autoritario, como es la
ocupación ilegal de tierras ejidales, se concluye que se encuentra legitimada para promover el
juicio de amparo contra la condena que le fuera decretada, toda vez que puede acudir al
procedimiento en defensa de sus intereses patrimoniales despojada de imperio, ubicándose en
un plano de coordinación con el actor”.3

“PERSONAS MORALES OFICIALES. TIENEN LEGITIMACIÓN PARA PROMOVER EL


JUICIO DE AMPARO, EN LA VÍA QUE CORRESPONDA, CONTRA LA RESOLUCIÓN POR
LA QUE SE LES IMPONE UNA MULTA O LA SENTENCIA RECAÍDA AL JUICIO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO PROMOVIDO EN SU CONTRA. Acorde con los artículos
9o. de la Ley de Amparo abrogada y 7o. de la vigente, las personas morales de derecho
público pueden ejercitar, excepcionalmente, la acción constitucional, en los casos en que la ley
o el acto que reclamen afecte sus intereses patrimoniales, en aquellas relaciones en que se
ubiquen en un plano de igualdad con los gobernados. En ese contexto, cuando una autoridad
impone a otra una multa derivada de la infracción a la normativa a la que está sujeta, surge una
situación particular que, aun cuando se entabla entre dos entes oficiales, dista de aquella en la
que ambos actúan en un margen de colaboración. Consecuentemente, la persona moral oficial
afectada por la imposición de una multa, con independencia de si la infracción que la generó
encontró su génesis en el ejercicio de funciones estatales, como la prestación de un servicio
público, o en la realización de una actividad supeditada al otorgamiento de una autorización,
licencia o permiso, se sitúa en un ámbito de supra a subordinación con respecto a la autoridad
sancionadora que, evidentemente, actuó en uso de su potestad de imperio, en tanto que su
acción proviene del ejercicio de las facultades sancionatorias de las que se halla investida por
ministerio de ley; de ahí que la entidad pública a la que se impone la multa se ubica, en ese
supuesto, en condiciones esencialmente iguales que los particulares a quienes se les fija una
sanción pecuniaria, al verse sometida a la decisión de una autoridad diversa que goza de
fuerza vinculante y que impacta directamente en su esfera patrimonial, cuya efectividad no se
ve desvirtuada por la naturaleza pública del destinatario de ese acto, lo que legitima a este
último para promover juicio de amparo, ya sea que se trate de la vía directa, cuando se
combata la resolución que pone fin al procedimiento o la sentencia dictada en el juicio
contencioso en que se impugna una multa, o bien, en la indirecta, cuando proceda desde luego
al no existir medio ordinario de defensa en su contra o por operar una excepción al principio de
definitividad.”4

En el caso de los particulares, es necesario distinguir entre el interés jurídico y el


legítimo para acudir al amparo. En ese sentido, resulta didáctico acudir a la

2
Tesis 2a./J. 36/2014 (10a.) de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 3
Tesis 2a./J. 105/2014 (10a.) de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 4
Tesis 2a./J. 85/2015 (10a.) de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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contradicción de tesis 293/2011 resuelta por el Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, donde se determinó lo siguiente:

Atendiendo al número de personas afectadas por el acto que se reclama

Interés individual

Se refiere a la afectación de la esfera jurídica de un individuo, con independencia


del nivel de afectación.

Interés colectivo o difuso

Son aquellos derechos subjetivos e intereses legítimos que corresponden a


personas indeterminadas, pertenecientes a ciertos grupos sociales, es decir, la
afectación es indivisible. Será colectivo cuando haya intereses comunes a una
colectividad de personas entre las que existe un vínculo jurídico. A diferencia de
los intereses colectivos, en los intereses difusos, no existe un vínculo jurídico, sino
solamente situaciones contingentes o accidentales.

Ateniendo al nivel de afectación o intensidad de relación con la


esfera jurídica de la persona

Interés simple

El interés simple implica el reconocimiento de una legitimación para cualquier


individuo, por el solo hecho de ser miembro de la comunidad -situación que
comúnmente se ha identificado con las denominadas "acciones populares". En
otras palabras, el interés simple, es el concerniente a todos los integrantes de la
sociedad, por lo que el grado de intensidad en la esfera jurídica no resulta
cualificado, personal o directo.

Interés jurídico
Es aquel que se ha identificado con la titularidad de un derecho subjetivo, es decir,
con la posibilidad de hacer, o querer determinada circunstancia y la posibilidad de
exigir a otros el respeto de la misma. En este, la afectación a la esfera jurídica se
encuentra referida a una cualidad específica: la titularidad de un derecho subjetivo.

Interés legítimo

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Puede definirse como aquel interés personal -individual o colectivo-, cualificado,
actual, real y jurídicamente relevante, que pueda traducirse, si llega a concederse
el amparo, en un beneficio jurídico a favor del quejoso. Dicho interés deberá estar
garantizado por un derecho objetivo, sin que dé lugar a un derecho subjetivo; pero
siempre debe haber una afectación a la esfera jurídica del quejoso en el sentido
amplio, que puede ser de índole económica, profesional, de salud pública, o de
cualquier otra índole. En el caso del interés legítimo, se suele indicar que se trata
de una legitimación intermedia entre el interés jurídico y el interés simple, ya que
no se exige acreditar la afectación a un derecho subjetivo, pero tampoco implica
que cualquier persona pueda promover la acción.

Así, el interés legítimo únicamente requiere de una afectación a la esfera jurídica


entendida en un sentido amplio, ya sea porque dicha intromisión es directa, o
porque el agravio deriva de una situación particular que la persona tiene en el
orden jurídico. Sus características son:
a) Implica la existencia de un vínculo entre ciertos derechos fundamentales y
una persona que comparece en el proceso.
b) El vínculo no requiere de una facultad otorgada expresamente por el orden
jurídico.
c) Consiste en una categoría diferenciada y más amplia que el interés jurídico,
pero tampoco se trata de un interés simple.
d) La concesión del amparo, se traduciría en un beneficio jurídico en favor del
quejoso, es decir, un efecto positivo en su esfera jurídica, ya sea actual o
futuro pero cierto, mismo que no puede ser lejanamente derivado, sino
resultado inmediato de la resolución que en su caso llegue a dictarse.
e) Debe existir una afectación a la esfera jurídica del quejoso en un sentido
amplio, apreciada bajo un parámetro de razonabilidad y no sólo como una
simple posibilidad.
f) Así, el quejoso tiene un interés consistente en que los poderes públicos
actúen de conformidad con el ordenamiento jurídico.
g) La situación jurídica identificable, surge por una relación específica con el
objeto de la pretensión que se aduce, ya sea por una circunstancia personal
o por una regulación sectorial.
h) Si bien en una situación jurídica concreta pueden concurrir el interés
colectivo o difuso y el interés legítimo, lo cierto es que tal asociación no es
absoluta e indefectible.
i) Debido a su configuración normativa, la categorización de todas las posibles
situaciones y supuestos del interés legítimo es labor del juez de amparo.

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j) El interés debe ser armónico con la dinámica y alcances del juicio de amparo,
consistentes en la protección de los derechos fundamentales de las
personas.

5.2 Autoridad responsable.

La autoridad responsable será aquella que dicta, ordena, ejecuta o trata de


ejecutar el acto que crea, modifica o extingue situaciones jurídicas en forma
unilateral y obligatoria; u omita el acto que de realizarse crearía, modificaría o
extinguiría dichas situaciones jurídicas.

“Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo:

II. La autoridad responsable, teniendo tal carácter, con independencia de su naturaleza formal, la
que dicta, ordena, ejecuta o trata de ejecutar el acto que crea, modifica o extingue situaciones
jurídicas en forma unilateral y obligatoria; u omita el acto que de realizarse crearía, modificaría o
extinguiría dichas situaciones jurídicas.
Para los efectos de esta Ley, los particulares tendrán la calidad de autoridad responsable cuando
realicen actos equivalentes a los de autoridad, que afecten derechos en los términos de esta
fracción, y cuyas funciones estén determinadas por una norma general.”

En principio, la Corte definió cuando se iba a entender que un órgano era


autoridad para los efectos del amparo. De estas interpretaciones, surgieron las
siguientes tesis:
“AUTORIDADES. QUIENES LO SON. El término "autoridades" para los efectos del amparo,
comprende a todas aquellas personas que disponen de la fuerza pública, en virtud de
circunstancias, ya legales, ya de hecho, y que, por lo mismo, estén en posibilidad material de
obrar como individuos que ejerzan actos públicos, por el hecho de ser pública la fuerza de que
disponen.”5

“AUTORIDAD, CARACTER DE, PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. En derecho público,
se entiende por autoridad, a un órgano del Estado, investido legalmente de la facultad de
decisión y del poder de mando necesario para imponer a los particulares sus propias
determinaciones, o las que emanen de algún otro órgano del mismo Estado; pero tratándose
del juicio de amparo, no debe examinarse este concepto con el criterio antes expresado, en
cuanto deba exigirse la atribución legal de las facultades correspondientes como
indispensables para que un funcionario, agente o empleado, pueda ser considerado como
autoridad, ya que de tenerse como necesaria esta circunstancia, se llegaría a la conclusión
absurda de que el amparo no procede cuando un órgano del Estado obra fuera de su
competencia legal, en perjuicio de los particulares, siendo, estos casos, indudablemente, los
que requieren más frecuentemente, y con más imperiosa necesidad, la intervención de la
justicia federal. Así lo ha entendido la Suprema Corte en la ejecutoria dictada en el amparo del
señor Marcolfo F. Torres, en la que textualmente se dice: "En efecto, al decir la Constitución
General de la República, que el amparo procede por leyes o actos de autoridades que violen
las garantías individuales, no significa, en manera alguna, que por autoridades deba
entenderse, para los efectos del amparo, única y exclusivamente aquéllas que estén
establecidas con arreglo a las leyes, y que, en el caso especial de que se trate, hayan obrado
dentro de la esfera legal de sus atribuciones, al ejecutar los actos que se reputan violatorios de
garantías individuales. Lejos de eso, el señor Vallarta y otros tratadistas mexicanos de derecho
constitucional, sostienen que el término "autoridad", para los efectos del amparo, comprende a
todas aquellas personas que disponen de la fuerza pública, en virtud de circunstancias, ya
legales, ya de hecho, y que, por lo mismo, estén en posibilidad material de obrar, no como
simples particulares, sino como individuos que ejercen actos públicos, por el hecho mismo de
ser pública la fuerza de que disponen;...." Encontrándose que el criterio que debe servir de
norma para definir en qué casos se está en presencia de un acto de autoridad, debe referirse a
la naturaleza misma de esos actos, los que pueden ser, según la doctrina antes expresada,

5
Tesis 1103 emitida por la otrora Cuarta Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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una resolución que afecte a los particulares o actos de ejecución, con esa misma
característica, provenientes, unos y otros, de órganos del Estado, dentro o fuera de las órbitas
de sus atribuciones legales, debe concluirse que, independientemente de que, en términos
generales, determinada oficina o dependencia del Ejecutivo, tenga, o no, el carácter de
autoridad, en los términos de las leyes que regulen esa dependencia oficial, debe atenderse,
en el caso de que se trate, a precisar si el acto se considera una decisión y la amenaza de la
ejecución correspondiente, y si así fuere, debe considerarse que tiene el carácter de acto de
autoridad, para los efectos del amparo, pues por ejemplo, la declaración administrativa de la
caducidad de un contrato, es un acto típico de autoridad, y también lo es el requerimiento que
se hace sobre la entrega del local dado en arrendamiento.”6

“AUTORIDADES RESPONSABLES EN EL JUICIO DE AMPARO. CUALES DEBEN


CONSIDERARSE COMO TALES. La autoridad responsable en el juicio de amparo es el
órgano estatal de facto o jure, investido con facultades o poderes de decisión o ejecución, cuyo
ejercicio crea, modifica o extingue situaciones generales o concretas de hecho o jurídicas, con
trascendencia particular y determinada de una manera imperativa; en otros términos, señala el
artículo 11 de la Ley de Amparo, que es autoridad responsable la que dicta u ordena, ejecuta o
trata de ejecutar la ley o el acto reclamado. Por tanto, se considera que un Juez de Distrito, por
el hecho de haber concedido la libertad bajo fianza al inculpado, dentro del incidente de
suspensión del juicio indirecto que promovió en contra de la sentencia que confirmó el auto de
formal prisión decretado en su contra, no debe ser considerado como autoridad responsable en
el juicio de amparo directo, pues no cae en su ámbito competencial la ejecución de la sentencia
reclamada y, por tanto, el juicio con respecto a dicha autoridad es improcedente y debe ser
sobreseído con fundamento en los artículos 166, fracción III, 73, fracción XVIII, y 74, fracción
III, de la Ley de Amparo.” 7

Debe señalarse el criterio que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha


definido, respecto de las características de la autoridad para efectos del juicio de
amparo, conforme a las siguientes tesis aisladas y de jurisprudencia aprobadas
por el Tribunal Pleno y la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, respectivamente.

“AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. LO SON AQUELLOS


FUNCIONARIOS DE ORGANISMOS PÚBLICOS QUE CON FUNDAMENTO EN LA LEY
EMITEN ACTOS UNILATERALES POR LOS QUE CREAN, MODIFICAN O EXTINGUEN
SITUACIONES JURÍDICAS QUE AFECTAN LA ESFERA LEGAL DEL GOBERNADO. Este
Tribunal Pleno considera que debe interrumpirse el criterio que con el número 300 aparece
publicado en la página 519 del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988,
Segunda Parte, que es del tenor siguiente: ‘AUTORIDADES PARA EFECTOS DEL JUICIO DE
AMPARO. El término 'autoridades' para los efectos del amparo, comprende a todas aquellas
personas que disponen de la fuerza pública en virtud de circunstancias, ya legales, ya de
hecho, y que, por lo mismo, estén en posibilidad material de obrar como individuos que ejerzan
actos públicos, por el hecho de ser pública la fuerza de que disponen.’, cuyo primer precedente
data de 1919, dado que la realidad en que se aplica ha sufrido cambios, lo que obliga a esta
Suprema Corte de Justicia, máximo intérprete de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, a modificar sus criterios ajustándolos al momento actual. En efecto, las
atribuciones del Estado Mexicano se han incrementado con el curso del tiempo, y de un Estado
de derecho pasamos a un Estado social de derecho con una creciente intervención de los
entes públicos en diversas actividades, lo que ha motivado cambios constitucionales que dan
paso a la llamada rectoría del Estado en materia económica, que a su vez modificó la
estructura estadual, y gestó la llamada administración paraestatal formada por los organismos
descentralizados y las empresas de participación estatal, que indudablemente escapan al
concepto tradicional de autoridad establecido en el criterio ya citado. Por ello, la aplicación
generalizada de éste en la actualidad conduce a la indefensión de los gobernados, pues estos
organismos en su actuación, con independencia de la disposición directa que llegaren a tener o
no de la fuerza pública, con fundamento en una norma legal pueden emitir actos unilaterales a
través de los cuales crean, modifican o extinguen por sí o ante sí, situaciones jurídicas que

6
Tesis emitida por la Segunda Sala, visible en la página 5033 del Tomo XLV del Semanario Judicial de la Federación. 7
Tesis emitida por la Primera Sala, visible en la página 13 del Volumen 3, Segunda Parte del Semanario Judicial de la
Federación.

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afecten la esfera legal de los gobernados, sin la necesidad de acudir a los órganos judiciales ni
del consenso de la voluntad del afectado. Esto es, ejercen facultades decisorias que les están
atribuidas en la ley y que por ende constituyen una potestad administrativa, cuyo ejercicio es
irrenunciable y que por tanto se traducen en verdaderos actos de autoridad al ser de naturaleza
pública la fuente de tal potestad. Por ello, este Tribunal Pleno considera que el criterio
supracitado no puede ser aplicado actualmente en forma indiscriminada sino que debe
atenderse a las particularidades de la especie o del acto mismo; por ello, el juzgador de
amparo, a fin de establecer si a quien se atribuye el acto es autoridad para efectos del juicio de
amparo, debe atender a la norma legal y examinar si lo faculta o no para tomar decisiones o
resoluciones que afecten unilateralmente la esfera jurídica del interesado, y que deben exigirse
mediante el uso de la fuerza pública o bien a través de otras autoridades.”8

“AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. TIENE ESE CARÁCTER UN ÓRGANO
DEL ESTADO QUE AFECTA LA ESFERA JURÍDICA DEL GOBERNADO EN RELACIONES
JURÍDICAS QUE NO SE ENTABLAN ENTRE PARTICULARES. La teoría general del derecho
distingue entre relaciones jurídicas de coordinación, entabladas entre particulares en materias
de derecho civil, mercantil o laboral, requiriendo de la intervención de un tribunal ordinario con
dichas competencias para dirimir las controversias que se susciten entre las partes; de
subordinación, entabladas entre gobernantes y gobernados en materias de derecho público,
donde la voluntad del gobernante se impone directamente y de manera unilateral sin necesidad
de la actuación de un tribunal, existiendo como límite a su actuación las garantías individuales
consagradas en la Constitución y las de supraordinación que se entablan entre órganos del
Estado. Los parámetros señalados resultan útiles para distinguir a una autoridad para efectos
del amparo ya que, en primer lugar, no debe tratarse de un particular, sino de un órgano del
Estado que unilateralmente impone su voluntad en relaciones de supra o subordinación,
regidas por el derecho público, afectando la esfera jurídica del gobernado.”9

“AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. NOTAS DISTINTIVAS. Las
notas que distinguen a una autoridad para efectos del juicio de amparo son las siguientes: a)
La existencia de un ente de hecho o de derecho que establece una relación de supra a
subordinación con un particular; b) Que esa relación tenga su nacimiento en la ley, lo que dota
al ente de una facultad administrativa, cuyo ejercicio es irrenunciable, al ser pública la fuente
de esa potestad; c) Que con motivo de esa relación emita actos unilaterales a través de los
cuales cree, modifique o extinga por sí o ante sí, situaciones jurídicas que afecten la esfera
legal del particular; y, d) Que para emitir esos actos no requiera acudir a los órganos judiciales
ni precise del consenso de la voluntad del afectado.”10

De los criterios citados, puede advertirse que la Corte ha venido construyendo,


con el paso del tiempo, un criterio que define las características de las autoridades
para los efectos del juicio de amparo, que es acorde con la realidad imperante en
el ámbito de las atribuciones y facultades que desarrollan las entidades del
Estado. Así, se dejó de lado el concepto de fuerza pública para distinguir a las
autoridades, debido a que se reconoció que la evolución de la administración
púbica ha originado la creación de diversos y variados entes con atribuciones y
actividades distintas; de manera que se fijó como criterio para distinguir a una
autoridad para efectos del juicio de amparo, la posibilidad de que un organismo
realice actos unilaterales con fundamento en una norma legal, mediante los cuales
cree, modifique o extinga situaciones jurídicas que afecten la esfera legal de los
gobernados, y sin la necesidad de acudir a los órganos judiciales ni del consenso
de la voluntad del afectado.

8
Tesis P. XXVII/97 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
9
Tesis 2a. XXXVI/99 de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
10
Tesis 2a./J. 164/2011 de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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Es cierto que ese criterio se fue diseñando durante la vigencia de la Ley de
Amparo publicada en el Diario Oficial de la Federación el diez de enero de mil
novecientos treinta y seis, en vigor hasta el dos de abril de dos mil trece, en cuyo
artículo 11 disponía:

“Artículo 11. Es autoridad responsable la que dicta, promulga, publica, ordena, ejecuta o trata de
ejecutar la Ley o el acto reclamado”.

No obstante, en el Diario Oficial de la Federación del día dos de abril de dos mil
trece se publicó la Ley de Amparo que abrogó la anterior, y en la que se retomaron
los anteriores criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para definir a
las autoridades responsables, que quedó en la fracción II del artículo 5° antes
citado.

De manera que a partir del tres de abril de dos mil trece, día en que entró en vigor
la Ley de Amparo, por disposición del artículo primero transitorio del decreto
respectivo, para definir cuándo se está en presencia de una autoridad para los
efectos del juicio de amparo, o ante la existencia de un ente u organismo del
Estado, debe tenerse en cuenta:
a) la existencia de un ente y organismo del Estado, independientemente de su
naturaleza formal;
b) que emita actos jurídicos, desde luego, derivados de las facultades que les
confiera una norma jurídica u omita hacerlos;
c) que cree, modifique o extinga una situación jurídica en forma unilateral y
obligatoria.

Como puede advertirse, la definición de autoridad para efectos de juicio de


amparo que ofrece el artículo 5, fracción II, de la Ley de Amparo en vigor a partir
del tres de abril de dos mil trece, sigue esencialmente las notas distintivas que se
describen en la jurisprudencia 2a./J. 164/2011 de la Segunda Sala, pero resulta
ser más flexible, debido a que acepta la posibilidad de que los actos de
particulares sean considerados de autoridad, cuando afecten derechos de las
personas y cuyas funciones estén determinadas por una norma general.

5.3 Tercero interesado.

Ahora bien, en el caso del tercero interesado, la ley de la materia fija con claridad,
quienes podrán ostentarse con ese carácter, atendiendo a lo que establece la
fracción III del artículo 5°.

“Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo:


III. El tercero interesado, pudiendo tener tal carácter:
a) La persona que haya gestionado el acto reclamado o tenga interés jurídico en que subsista;

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b) La contraparte del quejoso cuando el acto reclamado emane de un juicio o controversia del
orden judicial, administrativo, agrario o del trabajo; o tratándose de persona extraña al
procedimiento, la que tenga interés contrario al del quejoso;
c) La víctima del delito u ofendido, o quien tenga derecho a la reparación del daño o a reclamar
la responsabilidad civil, cuando el acto reclamado emane de un juicio del orden penal y afecte
de manera directa esa reparación o responsabilidad;
d) El indiciado o procesado cuando el acto reclamado sea el no ejercicio o el desistimiento de la
acción penal por el Ministerio Público;
e) El Ministerio Público que haya intervenido en el procedimiento penal del cual derive el acto
reclamado, siempre y cuando no tenga el carácter de autoridad responsable.”

Tal como se desprende de lo anterior, el tercero interesado, en términos generales,


será la persona física o jurídica, oficial o particular, que tenga interés en que
subsista el acto reclamado. La propia ley, señala en casos específicos, quien se
puede ostentar con ese carácter, tal como la víctima u ofendido, el indiciado o el
ministerio público.

5.4 Ministerio Público Federal.

Es el órgano del Estado que actúa como parte en todos los juicios, en
representación del interés general, pero tiene limitadas sus facultades cuando se
trata del recurso de revisión.11

“Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo:

IV. El Ministerio Público Federal en todos los juicios, donde podrá interponer los recursos que
señala esta Ley, y los existentes en amparos penales cuando se reclamen resoluciones de
tribunales locales, independientemente de las obligaciones que la misma ley le precisa para
procurar la pronta y expedita administración de justicia.
Sin embargo, en amparos indirectos en materias civil y mercantil, y con exclusión de la materia
familiar, donde sólo se afecten intereses particulares, el Ministerio Público Federal podrá
interponer los recursos que esta Ley señala, sólo cuando los quejosos hubieren impugnado la
constitucionalidad de normas generales y este aspecto se aborde en la sentencia.”

Como es parte en todos los juicios, está en posibilidad de formular “pedimentos”,


que son oficios por medio de los cuales expresa su parecer sobre el juicio ante el
tribunal y solicita alguna providencia o el dictado de una resolución en
determinado sentido. Es poco frecuente su actuación en materias distintas a la
penal y tratándose de menores.12

Ahora bien, es importante señalar dos cosas: la primera de ellas es que el


Ministerio Público está limitado en materia civil (excepto menores) y mercantil, a la
interposición de recursos cuando en la sentencia se hayan abordado cuestiones
de constitucionalidad de normas; la segunda, consiste en que, cuando un asunto
se encuentre en revisión, en el sentido de que es innecesaria la intervención del
Ministerio Público Federal a través de un plazo para la imposición de autos y la
formulación de un pedimento, porque en esa instancia dicha institución ya conoce

11
Campuzano Gallegos, Adriana Leticia. Manual para entender el Juicio de Amparo, Thomson Reuters, México, 2015.
Pág. 9-10
12
Ídem.

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la litis del juicio constitucional, al haber tenido la oportunidad para formular
pedimento ante el a quo y, además, porque tiene la posibilidad de interponer el
recurso de revisión en caso de que se encuentre de por medio el interés público y
social, de lo cual resulta que la intervención que el Tribunal Colegiado o la
Suprema Corte de Justicia de la Nación debe conceder a tal representante social
antes de resolver aquella instancia, se limita a la notificación de la admisión del
recurso de revisión; en la inteligencia que la falta de formulación de pedimento no
impide que el expediente relativo sea listado para su resolución.

Ahora bien, si en el pedimento que formula el Ministerio Público Federal se


plantean cuestiones de orden público que deben abordarse preferentemente, pues
son de oficio, con mayor razón se impone su análisis cuando se plantean en forma
expresa por una de las partes, calidad que tiene el representante social de
acuerdo con lo dispuesto por el artículo 5o., fracción IV de la Ley de Amparo.

Además, es importante señalar que también tiene limitación para interponer


recurso de revisión, pues podrá hacerlo únicamente si la norma impugnada afecta
sus atribuciones, tal como lo estableció el Pleno de la Corte en la tesis P. XL/2013
(10a.), que es del rubro y texto siguientes:

“MINISTERIO PÚBLICO DE LA FEDERACIÓN. CARECE DE LEGITIMACIÓN PARA


INTERPONER EL RECURSO DE REVISIÓN EN AMPARO CONTRA LEYES, SI LA NORMA
IMPUGNADA NO AFECTA SUS ATRIBUCIONES. Esta nueva integración del Tribunal en
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación reitera el criterio sustentado en la Octava
Época del Semanario Judicial de la Federación (*), ya que conforme a los artículos 102 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 5o., fracción IV, de la Ley de Amparo,
vigente hasta el 2 de abril de 2013, al Ministerio Público de la Federación le incumbe la
persecución, ante los tribunales, de los delitos del orden federal, por lo que puede intervenir en
todos los negocios que la ley determine, como sucede en el juicio de amparo, en el que está
facultado para presentar los recursos que la ley de la materia señala. En ese sentido, puede
interponer el recurso de revisión, aun en amparo contra leyes, sin que ello implique que tenga
legitimación para hacerlo en todos los casos, sino únicamente cuando la Constitución o las
leyes le encomiendan la defensa de un interés específico como propio de su representación
social, y aun cuando el artículo 4 de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la
República le señala genéricamente la tarea de velar por el orden constitucional, ello debe
interpretarse sin demérito de los principios que rigen todo juicio y, en especial, el de amparo,
en cuanto a que las partes sólo están legitimadas para interponer los recursos contra las
resoluciones que afecten el interés que respectivamente les corresponde. Por tanto, el
Ministerio Público de la Federación está legitimado para interponer el recurso de revisión
tratándose de las disposiciones contenidas en el precepto 102 constitucional y en los
ordenamientos penales y procesales relativos que le otorgan atribuciones para perseguir ante
los tribunales los delitos del fuero federal, lo mismo que en todos aquellos casos y materias en
que el orden legal le señala específicamente la defensa de un interés; por el contrario, si con la
sola invocación genérica o abstracta de defender el orden constitucional, se aceptara que
puede interponer la revisión en el juicio de amparo a su libre voluntad y, en cualquier caso, se
estaría desfigurando el concepto del interés en sí, el cual ya no estaría sujeto a la
comprobación objetiva de los supuestos de la norma, sino a la expresión subjetiva del
recurrente, además de que su intervención en el amparo contra leyes equivaldría a darle la
oportunidad de defender o reforzar la posición de las autoridades responsables, tanto de las
que expiden, como de las que promulgan las leyes; defensa que sólo a ellas corresponde en
términos del artículo 87 de la invocada Ley Reglamentaria, lo que se traduciría en la alteración
y el trastorno del equilibrio procesal en perjuicio del quejoso.”

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De la transcripción del criterio del Pleno de la Suprema Corte de Justicia,
obtenemos en síntesis lo siguiente:
a) Al Ministerio Público de la Federación le incumbe la persecución, ante los
tribunales, de los delitos del orden federal, por lo que puede intervenir en
todos los negocios que la ley determine.
b) En el juicio de amparo, está facultado para presentar los recursos que la ley
de la materia señala, aun en amparo contra leyes.
c) La obligación del Ministerio Público de velar por el orden constitucional, debe
interpretarse conforme a los principios que rigen el juicio de amparo, en el
sentido de que sólo están legitimadas para interponer los recursos contra
las resoluciones que afecten el interés que respectivamente les
corresponde, en términos del artículo 87 de la Ley de Amparo.
d) El Ministerio Público tiene legitimación para interponer los medios de
impugnación cuando la Constitución o las leyes le encomienden la defensa
de un interés específico como propio de su representación social.
5.5 Figuras procesales aplicables a las partes en el amparo.

En el amparo, la propia legislación permite la personalidad y personería, o


legitimación ad causam y ad processum, respectivamente. Dentro del capítulo II
de la Ley, se prevé lo referente a estas figuras procesales aplicables en el amparo.
Así, la legitimación consiste en la situación en que se encuentra una persona
respecto a determinado acto o situación jurídica, para el efecto de poder ejecutar
legalmente aquél o de intervenir en ésta, o sea, es la facultad de poder actuar
como parte en el proceso, pues constituye la idoneidad para actuar en el mismo
inferida de la posición que guarda la persona frente al litigio. Se divide en la
legitimación en la causa y la legitimación en el proceso, las cuales son situaciones
jurídicas distintas.

5.5.1 Legitimación en la causa.

La legitimación en la causa (ad causam) es un elemento esencial de la acción que


presupone o implica la necesidad de que la demanda sea presentada por quien
tenga la titularidad del derecho que se cuestiona, esto es, que la acción sea
entablada por aquella persona que la ley considera como particularmente idónea
para estimular en el caso concreto la función jurisdiccional. A esta facultad se le
denomina personalidad.

5.5.2 Legitimación en el proceso.

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En cambio, la legitimación en el proceso (ad processum) se identifica con la falta
de personalidad o capacidad en el actor, se encuentra referida a un presupuesto
procesal, necesario para el ejercicio del derecho de acción que pretenda hacer
valer quien se encuentre facultado para actuar en el proceso como actor,
demandado o tercero; la falta de personalidad se refiere a la capacidad, potestad o
facultad de una persona física o moral, para comparecer en juicio, a nombre o en
representación de otra persona, por lo que si no se acredita tener personalidad,
ello impide el nacimiento del ejercicio del derecho de acción deducido en el juicio;
es decir, la falta de dicho requisito procesal puede ser examinada oficiosamente
por el Juez de la instancia. A esta facultad también se le denomina personería.

5.5.3 Representación en el juicio de amparo.

Una vez sentada la distinción entre una y otra, es necesario precisar las reglas
que rigen a estas figuras procesales en el amparo.
Quejoso y tercero interesado

Al respecto, la Ley de la materia establece:

“Artículo 6o. El juicio de amparo puede promoverse por la persona física o moral a quien
afecte la norma general o el acto reclamado en términos de la fracción I del artículo 5o.
de esta Ley. El quejoso podrá hacerlo por sí, por su representante legal o por su apoderado, o
por cualquier persona en los casos previstos en esta Ley.

Artículo 7o. La Federación, los Estados, el Distrito Federal, los municipios o cualquier
persona moral pública podrán solicitar amparo por conducto de los servidores públicos
o representantes que señalen las disposiciones aplicables, cuando la norma general, un
acto u omisión los afecten en su patrimonio respecto de relaciones jurídicas en las que se
encuentren en un plano de igualdad con los particulares.”

Así, de la lectura de los artículos transcritos, encontramos que existen las


siguientes reglas generales:
• La persona física o jurídica tendrá legitimación en la causa cuando sea a esta
al que le afecta la norma o el acto de autoridad y, a su vez, esta afectación
vaya en contra de derechos humanos reconocidos por la Constitución y los
Tratados Internacionales.
• Tratándose de los entes del Estado, al ser una persona jurídica oficial,
deberán acudir a la defensa de las mismas, únicamente aquellas personas
que tengas delegadas las facultades para ello o, por la propia ley, se les
otorgue la representación para actuar en juicios.

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Ahora bien, además de esas reglas generales, encontramos reglas especiales,
aplicables a casos en donde participa un menor, un incapaz, una persona sujeta a
proceso penal o aquella persona que reclame actos que importen peligro de
privación a la vida, ataques a la libertad persona fuera de procedimiento o aquellos
que afecten la libertad personal. Así, las reglas especiales serán las siguientes.

En amparo directo, podrá justificarse con la acreditación que tenga en el juicio del
que emane la resolución reclamada. La autoridad responsable que reciba la
demanda expresará en el informe justificado si el promovente tiene el carácter con
que se ostenta.

Cuando se trata de menores o incapaces, el amparo podrá promoverse por sí o


por medio de otra persona en su nombre (si su representante cuando éste se halle
ausente, se ignore quién sea, esté impedido o se negare a promoverlo). En estos
casos, el órgano jurisdiccional podrá nombrarle un representante especial,
debiendo preferir a alguien de su familia.13

Tratándose de personas sujetas a proceso penal, podrán solicitar el amparo por


medio de su defensor, bastando la simple afirmación al respecto, de conformidad
con lo que establece el artículo 11 de la Ley de la materia. Para el trámite de la
demanda de amparo indirecto en materia penal bastará que el defensor
manifieste, bajo protesta de decir verdad, tener tal carácter. En este caso, la
autoridad ante quien se presente la demanda pedirá al juez o tribunal que conozca
del asunto, que le remita la certificación correspondiente. Si el promovente del
juicio posteriormente carece del carácter con el que se ostentó, el órgano
jurisdiccional de amparo le impondrá una multa y ordenará la ratificación de la
demanda al agraviado dentro de un término de tres días.

Cuando se trate de actos que importen peligro de privación de la vida, ataques a la


libertad personal fuera de procedimiento, incomunicación, deportación o expulsión,
proscripción o destierro, extradición, desaparición forzada de personas o alguno
de los prohibidos por el artículo 22 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, así como la incorporación forzosa al Ejército, Armada o Fuerza
Aérea nacionales, y el agraviado se encuentre imposibilitado para promover el
amparo, podrá hacerlo cualquiera otra persona en su nombre, aunque sea menor

13
Artículo 8o. El menor de edad, persona con discapacidad o mayor sujeto a interdicción podrá pedir amparo por sí o
por cualquier persona en su nombre sin la intervención de su legítimo representante cuando éste se halle ausente, se
ignore quién sea, esté impedido o se negare a promoverlo. El órgano jurisdiccional, sin perjuicio de dictar las
providencias que sean urgentes, le nombrará un representante especial para que intervenga en el juicio, debiendo
preferir a un familiar cercano, salvo cuando haya conflicto de intereses o motivo que justifiquen la designación de
persona diversa.

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de edad. En estos casos, el órgano jurisdiccional de amparo decretará la
suspensión de los actos reclamados, y dictará todas las medidas necesarias para
lograr la comparecencia del agraviado. Una vez lograda la comparecencia, se
requerirá al agraviado para que dentro del término de tres días ratifique la
demanda de amparo. Si éste la ratifica por sí o por medio de su representante se
tramitará el juicio; de lo contrario se tendrá por no presentada la demanda y
quedarán sin efectos las providencias dictadas.

Finalmente, cuando la demanda se promueva por dos o más quejosos con un


interés común, de conformidad con el artículo 13 de la Ley de la materia, deberán
designar entre ellos un representante, en su defecto, lo hará el órgano
jurisdiccional en su primer auto sin perjuicio de que la parte respectiva lo
substituya por otro. Los terceros interesados podrán también nombrar
representante común.

Autoridad responsable

En el caso de las autoridades responsables, tal como se establece en el artículo 9°


de la Ley de Amparo, podrán ser representadas o sustituidas para todos los
trámites en el juicio de amparo en los términos de las disposiciones legales y
reglamentarias aplicables. En todo caso podrán, por medio de oficio, acreditar
delegados que concurran a las audiencias para el efecto de que en ellas rindan
pruebas, aleguen, hagan promociones e interpongan recursos. Es importante
señalar que los delegados nombrados no podrán desistirse del juicio ni de los
recursos, sino tendrá que hacerlo aquella autoridad responsable, por medio de la
persona que señale la propia ley orgánica o reglamento.

“DELEGADOS DE LAS AUTORIDADES RESPONSABLES EN EL JUICIO DE AMPARO. LA


FACULTAD QUE TIENEN PARA PROMOVER LOS INCIDENTES Y RECURSOS
PREVISTOS EN LA LEY DE AMPARO NO CONLLEVA LA DE DESISTIR DE ELLOS. Los
delegados designados por las autoridades responsables en términos del artículo 19 de la Ley
de Amparo, tienen facultades para realizar los actos procesales expresamente señalados,
entre los que no se encuentra el desistimiento de los incidentes y recursos previstos en la Ley
citada, en virtud de que tal atribución corresponde a la propia autoridad responsable, al tratarse
de un acto que podría afectar sus intereses. Estimar que dichos delegados cuentan con
facultades para desistir entrañaría realizar una indebida interpretación extensiva de la
disposición indicada, cuando les confiere expresamente facultades sólo para llevar a cabo
actos que tiendan a la prosecución del juicio o de los procedimientos o recursos que deriven de
él, pero no para que promuevan su desistimiento, ya que para ello se requiere constatar
indubitablemente que la autoridad responsable personalmente, o a través de su representante,
libre y auténticamente desea renunciar a la continuación de una acción intentada contra un
determinado acto en la instancia constitucional.”

En este caso, también existen reglas especiales a seguir. El Presidente de la


República será representado en los términos del Acuerdo General por el que se

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establecen las reglas a que se sujetará la representación del Presidente de los
Estados Unidos Mexicanos, en todos los trámites previstos en la Ley de Amparo,
Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, publicado el 25 de marzo de 2019 en el Diario Oficial de la
Federación14. En este Acuerdo, se divide la representación del Presidente, de
acuerdo a la naturaleza del acto, para cada una de las Secretarías de Estado. En
los casos no previstos por el Acuerdo, el Consejero Jurídico del Ejecutivo Federal
determinará el servidor público en quién recaerá la representación del Presidente.

Los reglamentos interiores correspondientes señalarán las unidades


administrativas en las que recaerá la citada representación. En el citado acuerdo
general se señalará el mecanismo necesario para determinar la representación en
los casos no previstos por los mismos.

En el caso de los órganos legislativos federales, de los Estados y del Distrito


Federal, así como los gobernadores y Jefe de Gobierno, Procurador General de la
República y los Procuradores de cada una de las entidades federativas, titulares
de las dependencias de la administración pública federal, estatales o municipales,
podrán ser sustituidos por los servidores públicos a quienes las leyes y los
reglamentos que las rigen otorguen esa atribución, o bien por conducto de los
titulares de sus respectivas oficinas de asuntos jurídicos.

Cuando la autoridad responsable sea una o varias personas particulares, podrán


comparecer por sí mismos, por conducto de un representante legal o por conducto
de un apoderado.

5.5.3 Autorizados en el juicio de amparo.

Esta figura se prevé en el artículo 12 de la Ley de Amparo, que dice:

“Artículo 12. El quejoso y el tercero interesado podrán autorizar para oír notificaciones en su
nombre, a cualquier persona con capacidad legal, quien quedará facultada para interponer los
recursos que procedan, ofrecer y rendir pruebas, alegar en las audiencias, solicitar su
suspensión o diferimiento y realizar cualquier acto que resulte ser necesario para la defensa de
los derechos del autorizante, pero no podrá substituir o delegar dichas facultades en un
tercero.
En las materias civil, mercantil, laboral, tratándose del patrón, administrativa y penal, la
persona autorizada, deberá acreditar encontrarse legalmente autorizada para ejercer la
profesión de licenciado en derecho o abogado, y deberán proporcionarse los datos
correspondientes en el escrito en que se otorgue dicha autorización. Sin embargo, las partes
podrán designar personas solamente para oír notificaciones e imponerse de los autos, a
cualquier persona con capacidad legal, quien no gozará de las demás facultades a que se
refiere el párrafo anterior.”

14
https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5555017&fecha=25/03/2019

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Del artículo anterior, se desprende que “el autorizado es la persona que la parte
quejosa o la tercera interesada designan para que, en su nombre, realice ciertos
actos. La autorización puede concederse con efectos amplios, para que el
autorizado formule promociones, ofrezca pruebas, alegue en audiencia o
interponga recursos y reciba notificaciones; o, con efectos restringidos, solo para
que oiga y reciba notificaciones y recoja documentos. Al momento de hacerse el
nombramiento de autorizado en la demanda o en un escrito posterior, debe
aclararse para qué efectos se concede.”15

Resulta aplicable la tesis 1a. CCXVIII/2007, emitida por la Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, de rubro y texto siguiente:

“AUTORIZADOS EN TÉRMINOS DEL SEGUNDO PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 27 DE LA


LEY DE AMPARO. SU DESIGNACIÓN SE ENTENDERÁ OTORGADA DE MANERA AMPLIA
CUANDO NO SE ACOTE EXPRESAMENTE Y SE CUMPLAN LOS REQUISITOS PARA
EJERCER LAS FACULTADES A QUE SE REFIERE ESE NUMERAL. El artículo 27, segundo
párrafo, de la Ley de Amparo permite al quejoso y al tercero perjudicado designar un
autorizado para oír notificaciones en su nombre, y faculta a éste para interponer los recursos
que procedan, ofrecer y rendir pruebas, alegar en las audiencias, solicitar su suspensión o
diferimiento, pedir que se dicte sentencia para evitar la consumación del término de caducidad
o prescripción y realizar cualquier acto necesario para la defensa de los derechos del
autorizante. Ahora bien, la norma citada limita el ejercicio de las facultades señaladas
tratándose de juicios de amparo cuya materia sea civil, administrativa o mercantil, pues
establece que en estos casos el autorizado debe acreditar que ejerce la profesión de abogado,
aportando los datos relativos en el escrito en que se otorgue su designación; mientras que en
las demás materias basta que la persona designada tenga capacidad legal. Además, el referido
precepto prohíbe que se deleguen dichas facultades a un tercero, pero permite que las partes
nombren representantes autorizados sólo para recibir notificaciones e imponerse de autos a
cualquier persona con capacidad legal. En ese tenor, se advierte una regla general en el
sentido de que los autorizados en términos del segundo párrafo del artículo 27 de la Ley de
Amparo pueden ejercer las facultades ahí conferidas, siempre y cuando cumplan con los
supuestos limitativos que la propia norma prevé, esto es, ser legalmente capaces y, en su
caso, acreditar que ejercen legalmente la profesión de abogado; de ahí que deben tenerse por
autorizados en términos amplios a quienes además de ser designados para recibir
notificaciones, cumplan los requisitos para ejercer las facultades a que se refiere dicho
numeral, y éstas no se acoten expresamente por el autorizante o su legítimo representante.”

Es importante mencionar que, tal como lo señala el numeral trascrito, existen


excepciones para la designación de autorizados en términos amplios en diversas
materias, como al civil, la mercantil, la laboral, cuando se trate del patrón, y la
administrativa.

15
Campuzano Gallegos, Adriana Leticia. Manual para entender el Juicio de Amparo, Thomson Reuters, México, 2015.
Pág. 34

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