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UNIDAD IX.

SUSPENSIÓN

9.1 Fundamento constitucional, objeto y naturaleza jurídica.

La suspensión es la medida cautelar que se prevé para el juicio de amparo. El principio


que uniformemente se ha sostenido sobre la materia como condición fundamental para
que pueda decretarse la suspensión, es el de que ésta no deje sin materia el juicio de
amparo, ni surta los efectos de reparabilidad del acto reclamado que competen a la
sentencia que en este último se dicte, sino que las cosas se conserven en el estado
jurídico en que se encuentre al impetrarse la protección federal.

El fundamento constitucional de esta medida cautelar, se encuentra previsto en la


fracción X, del artículo 107, que es del texto siguiente:

“Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con
excepción de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos que determine la
ley reglamentaria, de acuerdo con las bases siguientes:
X. Los actos reclamados podrán ser objeto de suspensión en los casos y mediante las
condiciones que determine la ley reglamentaria, para lo cual el órgano jurisdiccional de amparo,
cuando la naturaleza del acto lo permita, deberá realizar un análisis ponderado de la apariencia
del buen derecho y del interés social.
Dicha suspensión deberá otorgarse respecto de las sentencias definitivas en materia penal al
comunicarse la promoción del amparo, y en las materias civil, mercantil y administrativa,
mediante garantía que dé el quejoso para responder de los daños y perjuicios que tal
suspensión pudiere ocasionar al tercero interesado. La suspensión quedará sin efecto si éste
último da contragarantía para asegurar la reposición de las cosas al estado que guardaban si
se concediese el amparo y a pagar los daños y perjuicios consiguientes;”

Asimismo, se regula por la Tercera Sección del Capítulo I, del Título Segundo de la Ley
de Amparo. Es imprescindible hacer hincapié en que la suspensión puede solicitarse
hasta antes de que se dicte sentencia y esta cause ejecutoria.

9.2 Suspensión de los actos reclamados en el amparo indirecto.

La forma de otorgar la suspensión, dependerá de los actos reclamados por el quejoso.


Esto es, la ley prevé un tratamiento especial en la suspensión, cuando los actos son
prohibidos o, en su caso, podrían ser de imposible reparación. Así, puede advertirse
que la suspensión puede ser a) de oficio y de plano, b) de oficio por vía incidental, y; c)
a petición de parte por vía incidental.

9.2.1 Suspensión de oficio y de plano.

De conformidad con el artículo 126 de la Ley de Amparo, la suspensión de oficio y de


plano se concederá cuando se trate de actos que importen peligro de privación de la
vida, ataques a la libertad personal fuera de procedimiento, incomunicación,
deportación o expulsión, proscripción o destierro, extradición, desaparición forzada de
personas o alguno de los prohibidos por el artículo 22 de la Constitución Política de los

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Estados Unidos Mexicanos, así como la incorporación forzosa al Ejército, Armada o
Fuerza Aérea nacionales; decretándose en el auto de admisión de la demanda,
comunicándose sin demora a la autoridad responsable, por cualquier medio que permita
lograr su inmediato cumplimiento.

La suspensión también se concederá de oficio y de plano cuando se trate de actos que


tengan o puedan tener por efecto privar total o parcialmente, en forma temporal o
definitiva, de la propiedad, posesión o disfrute de sus derechos agrarios a los núcleos
de población ejidal o comunal.

9.2.2 Suspensión de oficio y en vía incidental.

En el caso de la suspensión que se tramita de oficio, pero por vía incidental, se sujetará
a este trámite cuando se trate de los siguientes actos:
• Extradición;
• Siempre que se trate de algún acto que, si llegare a consumarse, haría
físicamente imposible restituir al quejoso en el goce del derecho reclamado.
En este caso, de oficio se ordena la apertura y se provee en el auto inicial del incidente.
El trámite se llevará como el previsto para la suspensión a petición de parte.

9.2.3 Suspensión a petición de parte.

Procede respecto de cualquier acto que no sea de los anteriores. Para esto, es
indispensable clasificar los actos reclamados, pues de esta clasificación se podrá
advertir si, el mismo, es sujeto de suspensión.

Este tipo de suspensión se tramita por vía incidental y por cuerda separada. Es
importante señalar que el incidente se lleva por duplicado, pues en el caso de que se
tramite un recurso, el órgano se quede con un ejemplar que le permita seguir actuando
y tramitando el incidente.

9.2.3.1 Suspensión provisional.

En el primer acuerdo dentro del incidente, el órgano jurisdiccional deberá resolver si


concede o niega la suspensión provisional, misma que durará hasta en tanto se dicte la
medida cautelar definitiva. En este primer acuerdo, el órgano señalará fecha y hora para
la celebración de la audiencia incidental, en un plazo no mayor a cinco días y se
requerirá a la autoridad para que, en un plazo de 48 horas, rinda el informe previo.

9.2.3.2 Suspensión definitiva.

La suspensión definitiva se dictará, en su caso, al celebrarse la audiencia incidental,


con o sin informes previos, en la fecha y hora señaladas para tal efecto.

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La diferencia esencial entre la suspensión provisional y la definitiva, radica en la
urgencia con la cual se adopta y su duración. La suspensión provisional se dicta en un
acuerdo inicial, dentro del expediente incidental y la duración de la misma será hasta
que se dicte la sentencia incidental (suspensión definitiva). La suspensión definitiva se
decidirá en una sentencia incidental y durará hasta que cause ejecutoria la sentencia
definitiva principal.

9.3 Requisitos de procedencia.

De conformidad con el artículo 128 de la Ley de Amparo, los únicos requisitos son:
I. Que la solicite el quejoso; y
II. Que no se siga perjuicio al interés social ni se contravengan disposiciones de
orden público.
Respecto al primero de los requisitos, la solicitud que realice el quejoso deberá hacerse
de forma escrita, sea en la demanda de amparo o en un escrito posterior. En tanto, el
segundo requisito radica en la no afectación del interés social y el orden público que se
explicarán a continuación.

Además de los requisitos que prevé la Ley, deberá atenderse a:


• Que la naturaleza del acto reclamado lo permita.
• Que la ponderación entre la apariencia del buen derecho y el interés social
resulte favorable a la quejosa.
• Cuando la quejosa aduzca un interés legítimo, acredite que el daño inminente o
irreparable a su pretensión en caso de que se niegue

El artículo 107, fracción X de la Constitución General de la República, establece como


uno de los requisitos para la procedencia de la suspensión del acto reclamado en el
amparo, el de tomar en cuenta la naturaleza de la violación alegada; esto es, el
juzgador deberá realizar un juicio de probabilidad y verosimilitud del derecho del
solicitante, que podrá cambiar al dictar la sentencia definitiva, pues el hecho de que
anticipe la probable solución de fondo del juicio principal, es un adelanto provisional,
sólo para efectos de la suspensión. Tal anticipación es posible porque la suspensión se
asemeja, en el género próximo, a las medidas cautelares, aunque es evidente que está
caracterizada por diferencias que la perfilan de manera singular y concreta. Sin
embargo, le son aplicables las reglas de tales medidas, en lo que no se opongan a su
específica naturaleza.

En este aspecto cabe señalar que son dos los extremos que hay que llenar para
obtener la medida cautelar: 1) Apariencia de buen derecho y 2) Peligro en la demora.

9.3.1 Apariencia del buen derecho.


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La apariencia de la existencia del derecho apunta a una credibilidad objetiva y seria que
descarte una pretensión manifiestamente infundada, temeraria o cuestionable, lo que se
logra a través de un conocimiento superficial, dirigido a lograr una decisión de mera
probabilidad respecto de la existencia del derecho discutido en el proceso; el peligro en
la demora consiste en la posible frustración de los derechos del pretendiente de la
medida, que puede darse como consecuencia de la tardanza en el dictado de la
resolución de fondo. En síntesis, la medida cautelar exige un preventivo cálculo de
probabilidad sobre el peligro en la dilación, que no puede separarse de otro preventivo
cálculo de probabilidad, que se hace sobre la existencia del derecho cuya tutela se
solicita a los tribunales.

La apariencia del buen derecho, como ya se ha mencionado, se basa en un


conocimiento superficial dirigido a lograr una decisión de mera probabilidad respecto de
la existencia del derecho discutido en el proceso. Dicho requisito aplicado a la
suspensión de los actos reclamados, implica que, para la concesión de la medida, sin
dejar de observar los requisitos contenidos en la Ley de Amparo, basta la comprobación
de la apariencia del derecho invocado por el quejoso, de modo tal que, según un cálculo
de probabilidades, sea posible anticipar que en la sentencia de amparo se declarará la
inconstitucionalidad del acto reclamado. Ese examen encuentra además fundamento en
el artículo 107, fracción X, constitucional, en cuanto establece que, para el otorgamiento
de la medida suspensional, deberá tomarse en cuenta, entre otros factores, la
naturaleza de la violación alegada, lo que implica que debe atenderse al derecho que se
dice violado. Esto es, el examen de la naturaleza de la violación alegada no sólo
comprende el concepto de violación aducido por el quejoso sino que implica también el
hecho o acto que entraña la violación, considerando sus características y su
trascendencia.

En todo caso dicho análisis debe realizarse, sin prejuzgar sobre la certeza del derecho,
es decir, sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de los actos reclamados, ya
que esto sólo puede determinarse en la sentencia de amparo con base en un
procedimiento más amplio y con mayor información, teniendo en cuenta siempre que la
determinación tomada en relación con la suspensión no debe influir en la sentencia de
fondo, toda vez que aquélla sólo tiene el carácter de provisional y se funda en meras
hipótesis, y no en la certeza de la existencia de las pretensiones, en el entendido de
que deberá sopesarse con los otros elementos requeridos para la suspensión, porque si
el perjuicio al interés social o al orden público es mayor a los daños y perjuicios de difícil
reparación que pueda sufrir el quejoso, deberá negarse la suspensión solicitada, ya que
la preservación del orden público o del interés de la sociedad están por encima del
interés particular afectado.

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Conforme a lo anterior, el juzgador debe realizar un estudio simultáneo de la apariencia
del buen derecho y el peligro en la demora con la posible afectación que pueda
ocasionarse al orden público o al interés social con la suspensión del acto reclamado,
supuesto contemplado en la fracción II del referido artículo 124, estudio que debe ser
concomitante al no ser posible considerar aisladamente que un acto pudiera tener un
vicio de inconstitucionalidad sin compararlo de manera inmediata con el orden público
que pueda verse afectado con su paralización, y sin haberse satisfecho previamente los
demás requisitos legales para el otorgamiento de la medida.

La ponderación de la apariencia del buen derecho y el orden público e interés social es


un ejercicio de reflexión, en donde el tribunal identifica el perjuicio que puede sufrir la
parte quejosa con la ejecución del acto, omisión o norma reclamados, y el daño que
sufre la sociedad o los beneficios que deja de percibir en caso de no ejecutarse el acto,
los relaciona entre sí y, confrontándolos y armonizándolos, decide cual de estos deberá
prevalecer sobre el otro y en qué medida pueden hacerse compatibles unos con otros.

Es importante señalar que la apariencia del buen derecho no puede invocarse para
negar la suspensión, de conformidad con la tesis 2a./J. 10/2014 (10a.), de la Segunda
Sala de la Corte, de rubro y texto siguiente:

“SUSPENSIÓN EN EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. LA APARIENCIA DEL BUEN


DERECHO NO PUEDE INVOCARSE PARA NEGARLA. Para otorgar la suspensión, sin dejar de
observar los requisitos exigidos por el artículo 124 de la Ley de Amparo, vigente hasta el 2 de abril
de 2013, basta con comprobar la apariencia del buen derecho invocado por el quejoso, de modo
que sea posible anticipar que en la sentencia de amparo se declarará la inconstitucionalidad del
acto reclamado; análisis que debe llevarse a cabo concomitantemente con el posible perjuicio que
pueda ocasionarse al interés social o la contravención a disposiciones de orden público, acorde con
la fracción II del precepto legal citado. En congruencia con lo anterior, no puede invocarse la
apariencia del buen derecho para negar la suspensión de los actos reclamados, al considerar de
manera preliminar que el acto reclamado en el juicio de amparo es constitucional, debido a que esa
aplicación no es acorde con su naturaleza ni con la finalidad de la suspensión pues, incluso, cuando
se introdujo esa institución en la reforma constitucional de 6 de junio de 2011, se hizo para que
fuera tomada en cuenta sólo en sentido favorable, es decir, para conceder la suspensión de los
actos reclamados; además, su otorgamiento se sujeta a los requisitos establecidos para tal efecto,
sin que sea factible negarla con un análisis superficial del acto reclamado, ya que se estaría
aplicando una consecuencia no prevista en la ley, aunado a que dicho análisis corresponde
realizarlo al resolver el fondo del asunto. No es obstáculo para arribar a esa conclusión, la
circunstancia de que se lleve a cabo un análisis similar para conceder la medida cautelar, ya que
ello obedece a que precisamente la finalidad de la suspensión es asegurar provisionalmente el
derecho cuestionado, para que la sentencia que se dicte en el proceso principal no pierda su
eficacia, sin que esa decisión se torne arbitraria, pues en todo caso deben satisfacerse los requisitos
establecidos para su otorgamiento; máxime si se toma en cuenta que la Ley de Amparo prevé
mecanismos para asegurar que las partes en litigio no sufran un daño irreparable al otorgarse la
suspensión de los actos reclamados, aplicando la apariencia del buen derecho, lo que no podría
garantizarse al quejoso si se negara la medida cautelar aplicando esa institución en sentido
contrario y la sentencia que se dictare fuera favorable a sus intereses.”

9.3.2 Perjuicio al interés social y contravención al orden público.

El orden público y el interés social, como bien se sabe, no constituyen nociones que
puedan configurarse a partir de la declaración formal contenida en la ley en que se
apoya el acto reclamado. Por el contrario, ha sido criterio constante de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, que corresponde al Juez examinar la presencia de tales
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factores en cada caso concreto. El orden público y el interés social se perfilan como
conceptos jurídicos indeterminados, de imposible definición, cuyo contenido sólo puede
ser delineado por las circunstancias de modo, tiempo y lugar prevalecientes en el
momento en que se realice la valoración. En todo caso, para darles significado, el
juzgador debe tener presentes las condiciones esenciales para el desarrollo armónico
de una comunidad, es decir, las reglas mínimas de convivencia social, a modo de evitar
que con la suspensión se causen perjuicios mayores que los que se pretende evitar con
esta institución, en el entendido de que la decisión a tomar en cada caso concreto no
puede descansar en meras apreciaciones subjetivas del juzgador, sino en elementos
objetivos que traduzcan las preocupaciones fundamentales de una sociedad.

Se entiende que la suspensión es contraria al orden público y al interés general cuando


se priva a la colectividad de un beneficio o se le causa un daño que de otro modo no
resentiría. Algunos ejemplos son los siguientes:

“SUSPENSIÓN EN EL JUICIO DE AMPARO. ES IMPROCEDENTE CONCEDERLA CONTRA LA


APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 28, FRACCIÓN III, DEL CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN
REFORMADO MEDIANTE DECRETO PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA
FEDERACIÓN EL 9 DE DICIEMBRE DE 2013. El análisis del proceso legislativo que culminó con la
reforma citada, permite establecer que es improcedente conceder la suspensión contra el acto de
aplicación del artículo 28, fracción III, del Código Fiscal de la Federación, consistente en el deber
impuesto a los contribuyentes de llevar en medios electrónicos los registros y asientos contables a
los que se refieren las fracciones I y II del indicado precepto, en tanto que, de concederse, se
afectarían de manera trascendental las facultades de comprobación de las autoridades fiscales, al
modificarse esencialmente la forma como se cumple con la obligación básica de llevar contabilidad
y, con ello, el sistema en su conjunto, lo que ocasionaría perjuicio al interés social en mayor
proporción al perjuicio que pudieran resentir los contribuyentes con su ejecución. Lo anterior,
aunado a que dicha obligación forma parte del conjunto de medidas fijadas por el legislador para
avanzar en la simplificación administrativa mediante el empleo de mecanismos electrónicos para,
por una parte, facilitar a los contribuyentes el cumplimiento de sus obligaciones y, por otra, agilizar
los procesos de fiscalización, reduciendo sus plazos y costos de operación.”

“SUSPENSIÓN. ES IMPROCEDENTE OTORGARLA CONTRA LAS EVALUACIONES DE


CONTROL DE CONFIANZA PRACTICADAS AL PERSONAL DE BASE DE LA PROCURADURÍA
GENERAL DE LA REPÚBLICA. Es improcedente otorgar la suspensión en el juicio de amparo
promovido contra la práctica de los exámenes para el control de confianza de los trabajadores de
base de la Procuraduría General de la República, que se realizan atento a lo dispuesto en el artículo
21, párrafo décimo, inciso a), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pues del
artículo 13, fracción II, de la Ley Orgánica de la referida institución, se advierte que el personal de
base deberá aprobar las evaluaciones periódicas y permanentes que se le practiquen para
comprobar que cumple con los principios de certeza, legalidad, objetividad, eficiencia, eficacia,
profesionalismo, honradez, lealtad, imparcialidad, disciplina y respeto a los derechos humanos como
parte del sistema de control de confianza, por lo que no se surte el requisito previsto en el artículo
124, fracción II, de la Ley de Amparo, vigente hasta el 2 de abril de 2013, en tanto que la concesión
de la suspensión en el amparo contra dichas evaluaciones contravendría disposiciones de orden
público y afectaría el interés social, toda vez que la comunidad está interesada en que el servicio de
procuración de justicia se preste en términos de los principios citados.”

“SUSPENSIÓN EN AMPARO INDIRECTO. ES IMPROCEDENTE CONTRA LA APLICACIÓN DEL


DECRETO POR EL QUE SE REGULA LA IMPORTACIÓN DEFINITIVA DE VEHÍCULOS
USADOS, PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 1o. DE JULIO DE
2011. De dicho decreto se advierte que el Ejecutivo Federal, en ejercicio de la facultad conferida,
entre otras disposiciones, por el artículo 131, párrafo segundo, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, estableció los requisitos a que debe sujetarse la importación de
vehículos usados a territorio nacional, del 1o. de julio de 2011 hasta el 31 de enero de 2013, entre
los que se encuentra la presentación del certificado de origen al importar el vehículo, a fin de otorgar
seguridad jurídica a los importadores o propietarios de vehículos automotores usados, motivo por el
cual se exige que dicho documento lo expida el productor del vehículo. Ahora bien, en el segundo
párrafo de la fracción II del artículo 124 de la Ley de Amparo, se señalan ejemplificativamente los
casos en los cuales se entiende que se sigue perjuicio al interés social y se contravienen
disposiciones de orden público, entre los que destacan los señalados en el inciso g), que establece
que dicho supuesto se configura cuando se permita el ingreso en el país de mercancías cuya
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introducción la prohíba la ley o bien se encuentren en alguno de los supuestos previstos en el
artículo 131, párrafo segundo, constitucional, se incumplan las normas oficiales mexicanas o se
afecte la producción nacional. Por tanto, se concluye que es improcedente conceder la suspensión
contra la aplicación del decreto referido, dado que dicha medida cautelar no puede tener el efecto
de permitir la importación de vehículos usados al territorio nacional sin respetar las regulaciones y
restricciones establecidas por el Presidente de la República en dicho decreto, ya que el Estado
Mexicano está interesado en que no se afecte la economía nacional mediante la introducción
indiscriminada de vehículos realizada por personas físicas o morales que no cumplan con los
requisitos o condiciones establecidos por el Ejecutivo Federal, de ahí que se afectaría en un grado
mayor a la colectividad con la concesión de la medida que los que pudieran causarse a la quejosa
con la ejecución del acto reclamado.”

“SUSPENSIÓN EN EL JUICIO DE AMPARO. ES IMPROCEDENTE CONCEDERLA CONTRA


LOS EFECTOS DE LA ORDEN DE SUSPENSIÓN EN EL PADRÓN DE IMPORTADORES. Es
improcedente otorgar la suspensión en el juicio de amparo promovido contra la imposibilidad legal
de importar mercancías derivada de la orden de suspensión en el padrón de importadores y/o en el
padrón de importadores de sectores específicos, pues de los supuestos previstos en el artículo 78
del Reglamento de la Ley Aduanera y en las Reglas de Carácter General en Materia de Comercio
Exterior deriva que tal medida se impone por la comisión de infracciones, el incumplimiento a
obligaciones legales específicas o la existencia de anomalías o irregularidades que requieren su
corrección, esto es, la suspensión constituye una medida cautelar impuesta para el debido
acatamiento del procedimiento de comercio exterior relativo a la importación, por lo que no se surte
el requisito previsto en el artículo 124, fracción II, de la Ley de Amparo, en tanto la concesión de la
suspensión en el amparo contra los efectos de aquélla contravendría disposiciones de orden público
y afectaría el interés social, al permitir la continuación de tales infracciones e impedir el ejercicio de
las facultades de control en materia aduanera de la autoridad, máxime si se considera, por una
parte, que en las propias Reglas de Comercio Exterior se prevé un procedimiento para solicitar el
levantamiento de la suspensión del registro en el padrón que se lleva a cabo en cuanto se subsana
la anomalía que dio lugar a la medida y, por otra, que con las excepciones que se precisan en
donde la suspensión procederá de forma inmediata, se efectúa un procedimiento previo en el que se
notifican al contribuyente las causas que la motivan, concediéndole un plazo para ofrecer pruebas y
alegar lo que a su derecho convenga, a fin de desvirtuarlas.”

“SUSPENSIÓN EN EL AMPARO. ES IMPROCEDENTE CONCEDERLA CONTRA LA


EJECUCIÓN DEL APERCIBIMIENTO DE IMPOSICIÓN DE UNA MULTA COMO MEDIDA DE
APREMIO PARA LOGRAR EL CUMPLIMIENTO DE UN LAUDO LABORAL, POR SER UN ACTO
FUTURO E INCIERTO. Conforme al criterio reiterado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
por regla general sólo los actos futuros de inminente realización y no los futuros e inciertos son
susceptibles de suspenderse, entendiéndose por los primeros los que derivan de manera directa y
necesaria de otro ya preexistente, de modo que pueda asegurarse que se ejecutarán en breve, y
por los segundos, aquellos cuya realización es remota, ya que su existencia depende de la actividad
previa del quejoso o de que la autoridad decida ejercer o no alguna de sus atribuciones. En ese
tenor, resulta improcedente conceder la suspensión contra la ejecución del apercibimiento al
quejoso con la imposición de una multa en caso de no cumplir con un laudo laboral, pues constituye
un acto futuro e incierto, en virtud de que su realización no es segura, por depender de la conducta
que aquél asuma en relación con ese mandato judicial.”

“NORMA OFICIAL MEXICANA NOM-142-SSA1-1995. ES IMPROCEDENTE OTORGAR LA


SUSPENSIÓN CONTRA LA PROHIBICIÓN DE COMERCIALIZAR BEBIDAS ALCOHÓLICAS
DERIVADA DE SU INCUMPLIMIENTO, PORQUE DE CONCEDERSE, SE SEGUIRÍA PERJUICIO
AL INTERÉS GENERAL. Para emitir una declaratoria en torno a la suspensión de los actos que se
reclaman en un juicio de amparo, deben observarse los requisitos establecidos en el artículo 124 de
la Ley de Amparo; en esa virtud, es improcedente otorgar la suspensión contra la prohibición de
comercializar bebidas alcohólicas preenvasadas, derivada del incumplimiento de la Norma Oficial
Mexicana NOM-142-SSA1-1995 "Bebidas Alcohólicas, Especificaciones Sanitarias, Etiquetado
Sanitario y Comercial", ya que se trata de la aplicación de una norma de orden público y su
suspensión afectaría el interés general. Lo anterior es así, toda vez que los consumidores de ese
tipo de productos tienen derecho a una información veraz y clara de la publicidad comercial de tales
bebidas, de tal manera que si la autoridad prohíbe su venta al advertir que la información contenida
en las etiquetas de las bebidas alcohólicas preenvasadas no se describió en forma clara, eso
implica que dicha información puede ser falsa, equívoca o inducir a error al consumidor con
respecto a la naturaleza y características del producto; lo que pone en serio riesgo la salud y
seguridad de las personas, habida cuenta de que sus derechos a la salud y a la información están
garantizados constitucionalmente, así como los intereses de los consumidores, conforme a los
artículos 5o., 6o. y 28, párrafo tercero, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
esto es, existe un riesgo real para la salud y seguridad de las personas, ya que la adulteración de
tales bebidas puede causar daños irreversibles a la salud; por tanto, las pruebas documentales que
la parte quejosa ofrezca en el incidente relativo son aptas para demostrar, en todo caso, su interés
suspensional, pero no es factible que su análisis conduzca al juzgador a declarar que cumplió con la
Norma Oficial Mexicana, pues ese estudio y pronunciamiento deben hacerse al resolver el fondo de
la controversia.”

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Además de lo anterior, el artículo 129 de la Ley de Amparo, prevé supuestos en los que,
al parecer del legislador, se siguen perjuicios al interés social o se contravienen
disposiciones de orden público; sin embargo, esas hipótesis sólo son enunciativas, pues
el juzgador tiene libertad de ponderar en qué otros supuestos puede perjudicarse el
interés social o contravenirse disposiciones de orden público1. Las que prevé el artículo
129 son las siguientes:

I. Continúe el funcionamiento de centros de vicio o de lenocinio, así como de


establecimientos de juegos con apuestas o sorteos;
II. Continúe la producción o el comercio de narcóticos;
III. Se permita la consumación o continuación de delitos o de sus efectos;
IV. Se permita el alza de precios en relación con artículos de primera necesidad o de
consumo necesario;
V. Se impida la ejecución de medidas para combatir epidemias de carácter grave o el
peligro de invasión de enfermedades exóticas en el país;
VI. Se impida la ejecución de campañas contra el alcoholismo y la drogadicción;
VII. Se permita el incumplimiento de las órdenes militares que tengan como finalidad la
defensa de la integridad territorial, la independencia de la República, la soberanía y
seguridad nacional y el auxilio a la población civil, siempre que el cumplimiento y
ejecución de aquellas órdenes estén dirigidas a quienes pertenecen al régimen
castrense;
VIII. Se afecten intereses de menores o incapaces o se les pueda causar trastorno
emocional o psíquico;
IX. Se impida el pago de alimentos;
X. Se permita el ingreso en el país de mercancías cuya introducción esté prohibida en
términos de ley o bien se encuentre en alguno de lo supuestos previstos en el
artículo 131, párrafo segundo de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; se incumplan con las normas relativas a regulaciones y restricciones no
arancelarias a la exportación o importación, salvo el caso de las cuotas
compensatorias, las cuales se apegarán a lo regulado en el artículo 135 de esta
Ley; se incumplan con las Normas Oficiales Mexicanas; se afecte la producción
nacional;
XI. Se impidan o interrumpan los procedimientos relativos a la intervención, revocación,
liquidación o quiebra de entidades financieras, y demás actos que sean
impostergables, siempre en protección del público ahorrador para salvaguardar el
sistema de pagos o su estabilidad;
XII. Se impida la continuación del procedimiento de extinción de dominio previsto en el
párrafo segundo del artículo 22 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. En caso de que el quejoso sea un tercero ajeno al procedimiento,
procederá la suspensión;
XIII. Se impida u obstaculice al Estado la utilización, aprovechamiento o explotación de
los bienes de dominio directo referidos en el artículo 27 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos.

Este mismo numeral da la oportunidad al órgano jurisdiccional de amparo,


excepcionalmente, de conceder la suspensión, aun cuando se trate de los casos
previstos anteriormente, si a su juicio con la negativa de la medida suspensional pueda
causarse mayor afectación al interés social.

9.3.3 Clasificación de los actos reclamados.

Uno de los requisitos para que se otorgue la suspensión, es que el acto reclamado sea
susceptible de ser suspendido. En ese tenor, los actos reclamados son clasificados, por
algunos autores, de la siguiente forma:

1 Tesis 1a./J. 56/2015 (10a.), emitido por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
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• Positivos: son aquellos que llevan implícitos un dar o un hacer por parte de la
responsable; por ejemplo, la determinación de un crédito fiscal.
• Negativos: son aquellos que comprenden negativas expresas por parte de la
autoridad para conducirse de cierto modo y las omisiones o abstenciones, en que
simplemente la autoridad no actúa debiendo hacerlo; por ejemplo, la negativa de
devolver cantidades pagadas en exceso o la omisión de respuesta a un derecho
de petición.
• Consumados: Son aquellos que se ejecutaron por parte de la autoridad
responsable, existiendo la posibilidad de que se conceda la suspensión, pues
estos no han sido consumados de manera irreparable. En el caso de que sean
ejecutados cuando se concedió la suspensión, pero aún no se notifica a la
responsable, esta deberá retrotraer los efectos al estado que guardaban antes de
que se hubieran ejecutado.2 Algunos ejemplos son:

“LANZAMIENTO EJECUTADO. PROCEDE CONCEDER LA SUSPENSIÓN EN SU CONTRA,


SIEMPRE QUE SE DEMUESTREN LA APARIENCIA DEL BUEN DERECHO Y EL PELIGRO EN
LA DEMORA, Y NO EXISTA IMPEDIMENTO JURÍDICO O MATERIAL. De la interpretación
sistemática y funcional del artículo 107, fracción X, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, así como de los numerales 126 a 129, 138 a 140, 143 y 147 a 151 de la Ley de
Amparo, se colige que puede concederse la suspensión contra una orden de lanzamiento ya
ejecutada para efectos de restablecer al quejoso en la posesión del bien inmueble, siempre que se
demuestren la apariencia del buen derecho y el peligro en la demora, y no exista impedimento
jurídico o material; por lo cual, no basta con haberse ejecutado el lanzamiento para negar la
medida suspensional. Lo anterior, sobre la base de que en la regulación referida se admite
abiertamente el carácter de medida cautelar de la suspensión, que participa de los efectos
prácticos de la resolución definitiva del juicio de amparo y, por tanto, no se limita sólo a las
medidas de conservación, sino también a las de restablecer al quejoso en el goce del derecho
afectado con el acto reclamado, para mantener viva la materia del amparo e impedir los perjuicios
que éste pueda resentir por la duración del proceso, constituyendo así un verdadero amparo
provisional con el que se anticipa la tutela constitucional sobre la base del aparente derecho
advertido en un estudio minucioso y preliminar del asunto, a reserva de que, en la sentencia
definitiva, se consolide esa situación si se constata la existencia del derecho aparente o, de lo
contrario, se permita la continuación de los efectos del acto reclamado. Análisis que puede llevar a
resultados distintos al resolver sobre la suspensión provisional o la definitiva, debido a la diferencia
en los elementos probatorios que tiene a la vista el juez; o de si el quejoso es parte vencida en
juicio contra la cual se decretó el lanzamiento o si es persona extraña a juicio, entre otros
aspectos; todo lo cual, en su caso, debe valorarse al analizar las particularidades de cada asunto
para verificar si se prueba la apariencia del buen derecho y el peligro en la demora que, a fin de
cuentas, es lo que debe determinar si se concede o niega la suspensión del acto reclamado.”

“SUSPENSION. PROCEDENCIA EN LOS CASOS DE CLAUSURA EJECUTADA POR TIEMPO


INDEFINIDO. El artículo 107, fracción X de la Constitución General de la República, establece
como uno de los requisitos para la procedencia de la suspensión del acto reclamado en el amparo,
el de tomar en cuenta la naturaleza de la violación alegada; esto es, el juzgador deberá realizar un
juicio de probabilidad y verosimilitud del derecho del solicitante, que podrá cambiar al dictar la
sentencia definitiva, pues el hecho de que anticipe la probable solución de fondo del juicio
principal, es un adelanto provisional, sólo para efectos de la suspensión. Tal anticipación es
posible porque la suspensión se asemeja, en el género próximo, a las medidas cautelares, aunque
es evidente que está caracterizada por diferencias que la perfilan de manera singular y concreta.
Sin embargo, le son aplicables las reglas de tales medidas, en lo que no se opongan a su
específica naturaleza. En este aspecto cabe señalar que son dos los extremos que hay que llenar
para obtener la medida cautelar: 1) Apariencia de buen derecho y 2) Peligro en la demora. La
apariencia de la existencia del derecho apunta a una credibilidad objetiva y seria que descarte una
pretensión manifiestamente infundada, temeraria o cuestionable, lo que se logra a través de un
conocimiento superficial, dirigido a lograr una decisión de mera probabilidad respecto de la

2 Tesis 1a./J. 34/2014 (10a.), de la Primera Sala de la Corte, cuyo texto y rubro son los siguientes: “SUSPENSIÓN EN EL JUICIO DE
AMPARO. LOS ACTOS CUYA SUSPENSIÓN SE ORDENÓ Y HAYAN SIDO EJECUTADOS POR LA AUTORIDAD ANTES DE LA
NOTIFICACIÓN DE AQUÉLLA, DEBEN SER REVOCADOS PARA RETROTRAERLOS AL MOMENTO DEL OTORGAMIENTO DE LA
SUSPENSIÓN. Si bien la autoridad está obligada a acatar la suspensión desde el momento mismo en que se concede, la autoridad está
obligada a revocar su actuación, considerando el instante en que se otorgó la suspensión y debe componer la ejecución, siempre que la
naturaleza del acto ejecutado lo admita. En consecuencia lógica, no puede existir ni ser válido ningún acto que tenga como base los actos
objeto de suspensión, cuya ejecución ha debido dejarse inexistente.”

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existencia del derecho discutido en el proceso; el peligro en la demora consiste en la posible
frustración de los derechos del pretendiente de la medida, que puede darse como consecuencia
de la tardanza en el dictado de la resolución de fondo. En síntesis, la medida cautelar exige un
preventivo cálculo de probabilidad sobre el peligro en la dilación, que no puede separarse de otro
preventivo cálculo de probabilidad, que se hace sobre la existencia del derecho cuya tutela se
solicita a los tribunales. Consecuentemente, si toda medida cautelar descansa en los principios de
verosimilitud o apariencia del derecho y el peligro en la demora, el Juez de Distrito puede analizar
esos elementos en presencia de una clausura ejecutada por tiempo indefinido, y si la provisión
cautelar, como mera suspensión, es ineficaz, debe dictar medidas que implican no una restitución,
sino un adelanto provisional del derecho cuestionado, para resolver posteriormente, en forma
definitiva, si el acto reclamado es o no inconstitucional; así, el efecto de la suspensión será
interrumpir el estado de clausura mientras se resuelve el fondo del asunto, sin perjuicio de que si
se niega el amparo, porque la "apariencia del buen derecho" sea equivocada, la autoridad pueda
reanudar la clausura hasta su total cumplimiento. Lo expuesto anteriormente se sustenta en la
fracción X del dispositivo constitucional citado, que establece que para conceder la suspensión
deberá tomarse en cuenta la naturaleza de la violación alegada, lo que supone la necesidad de
realizar un juicio de probabilidad y verosimilitud del derecho esgrimido, con miras a otorgar la
medida cautelar para evitar daños y perjuicios de difícil reparación al quejoso y conservar viva la
materia del juicio, si con ello no se lesionan el interés social y el orden público, lo cual podrá
resolver la sensibilidad del Juez de Distrito, ante la realidad del acto reclamado, pues si el perjuicio
al interés social o al orden público es mayor a los daños y perjuicios de difícil reparación que
pueda sufrir el quejoso, deberá negar la suspensión solicitada, ya que la preservación del orden
público y el interés de la sociedad están por encima del interés particular afectado.”

• Consumados irreparablemente: son aquellos que han agotado todos sus


efectos y no pueden volverse al estado en que se encontraban, por ejemplo,
cuando se cumple con una pena privativa de la libertad. La jurisprudencia los
define como “aquellos en los que, habiéndose emitido o ejecutado, sea materialmente
imposible restituir al quejoso en el goce de la garantía individual violada al otorgarse
la protección constitucional, por estar fuera del alcance de los instrumentos jurídicos
volver las cosas al estado que guardaban antes de la violación.”
• De tracto sucesivo o de realización continua: el primero supone la existencia
de una pluralidad de acciones dirigidas a un solo fin; se precisa la realización de
acciones periódicas por parte de la autoridad a fin de que en el transcurso del
tiempo el acto siga produciendo efectos, por ejemplo, una intervención con cargo
a la caja, una retención de salarios a un trabajador en activo; los de realización
continua o continuos, son aquellos en donde no existe una pluralidad de
acciones con unidad de intención: el acto se consuma una sola vez, sin
necesidad de repetir sucesivamente las acciones de la autoridad, y sus efectos
se prolongan en el tiempo creando un estado jurídico determinado, por ejemplo,
una clausura o una suspensión de un servidor público.
• Inminentes: Son aquellos que no se han realizado pero se tiene la plena certeza
de que se realizarán por ser consecuencia necesaria de otros ya existentes, por
ejemplo, el cobro de una multa tras la imposición de la misma o la orden verbal
de retiro de un puesto semifijo3.

3 Tesis 2a./J. 167/2012 (10a.), de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de rubro y texto siguiente: “ORDEN VERBAL
DE RETIRO DE UN PUESTO SEMIFIJO. ES UN ACTO DE EJECUCIÓN INMINENTE PARA EFECTOS DE LA SUSPENSIÓN EN EL JUICIO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO). El hecho de que el actor impugne en su demanda la orden
verbal de retiro de un puesto semifijo en el que ejerce su actividad comercial, bajo el argumento de que las autoridades le informaron que en
breve llevarían a cabo ese retiro, constituye un acto cierto para efectos de la suspensión, ya que por regla general las manifestaciones de la
demanda son los únicos elementos con que cuenta el Magistrado instructor para pronunciarse sobre la medida cautelar en esa etapa del juicio.
Ahora bien, si se parte del hecho de que la referida orden es un acto cierto para efectos de la suspensión, debe estimarse que su ejecución es
inminente, pues ésta no depende de la sustanciación de un procedimiento, sino de que las autoridades informaron al actor que en breve
llevarán a cabo ese retiro, lo que conduce a estimar que el mencionado acto es susceptible de ser suspendido; sin embargo, para otorgar
dicha medida cautelar, el Magistrado instructor debe analizar en todo caso si se cumplen los requisitos que establece el Código de
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• Futuros o de realización incierta: son aquellos que no existen y no se tiene la
certeza de que se realizarán, por ejemplo, la imposición de una multa como
medida de apremio para lograr el cumplimiento de un laudo.
• Constitutivos y declarativos: tratándose de los primeros, son aquellos que
crean una situación jurídica; los declarativos son aquellos que solo hacen constar
lo que ya existía y no generan cambios en la situación jurídica del quejoso.

9.4 Limitación a la solicitud de suspensión.

La Ley de Amparo señala que no serán objeto de suspensión las órdenes o medidas de
protección dictadas en términos de la legislación aplicable por alguna autoridad
administrativa o jurisdiccional para salvaguardar la seguridad o integridad de una
persona y la ejecución de una técnica de investigación o medida cautelar concedida por
autoridad judicial; así tampoco las normas generales, actos u omisiones del Instituto
Federal de Telecomunicaciones y de la Comisión Federal de Competencia Económica.
Solamente en los casos en que la Comisión Federal de Competencia Económica
imponga multas o la desincorporación de activos, derechos, partes sociales o acciones,
éstas se ejecutarán hasta que se resuelva el juicio de amparo que, en su caso, se
promueva.

9.5 Sustanciación.

Al igual que en el cuaderno principal, en el incidental existirá una audiencia en la que se


decidirá sobre la suspensión definitiva. Es por eso que, en el primer acuerdo del
incidente de suspensión, se fija la fecha y hora de la audiencia incidental y, a su vez, se
requiere informe previo a la autoridad responsable.

El informe previo es aquel que rinde la autoridad responsable en el cual deberá


pronunciarse sobre la existencia de los actos reclamados, la procedencia de la
suspensión y, en su caso, desahogará los requerimientos que haga el órgano de
amparo sobre información o documentación y proporcionará datos sobre la garantía que
debería ofrecerse en caso de que se conceda la suspensión.

En el caso de que la autoridad sea omisa en rendir el informe previo, se presumirán


ciertos los actos, tal como quedó definido por la jurisprudencia 2a./J. 7/2005, que
establece:

“SUSPENSIÓN DEFINITIVA EN AMPARO. ANTE LA OMISIÓN DE RENDIR EL INFORME


PREVIO, EL JUEZ DE DISTRITO DEBE PRESUMIR CIERTOS LOS ACTOS FUTUROS,
AUNQUE PRESCINDIENDO DE LOS CALIFICATIVOS A LOS ACTOS RECLAMADOS, SIN
PERJUICIO DEL ANÁLISIS QUE DEBA REALIZAR SOBRE LA SATISFACCIÓN DE LOS
REQUISITOS LEGALES PARA OTORGARLA. De conformidad con el tercer párrafo del artículo
132 de la Ley de Amparo, la falta de informe previo de las autoridades responsables establece la

Procedimientos Administrativos del Estado de México, entre ellos, que no se siga perjuicio al interés social ni se contravengan disposiciones de
orden público o se deje sin materia el juicio.”
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presunción de ser cierto el acto que se estima violatorio de garantías, para el solo efecto de la
suspensión. En tal virtud, ante la falta de informe previo se debe presumir cierta la realización de
actos que el quejoso aduce se van a producir y ejecutar en su contra, aunque sin tomar en cuenta
los calificativos sobre ellos, los que en su caso serán materia del juicio en lo principal, sin perjuicio
del examen de los requisitos que para otorgar la medida cautelar prevé el artículo 124 y demás
aplicables de la Ley de Amparo.”

Lo anterior quedó sentado en la Ley de Amparo actual. Tratándose de amparo contra


normas generales, las autoridades que hayan intervenido en el refrendo del decreto
promulgatorio de la norma general o en su publicación, únicamente rendirán el informe
previo cuando adviertan que su intervención en el proceso legislativo o de creación de
la norma general, se impugne por vicios propios. La falta del informe previo de las
autoridades legislativas, además de lo señalado en el párrafo anterior, no dará lugar a
sanción alguna.

En el caso de la suspensión definitiva, únicamente se admitirán las pruebas documental


y de inspección judicial. Tratándose de los casos a que se refiere el artículo 15 de la
Ley, será admisible la prueba testimonial; en consecuencia, no serán aplicables las
disposiciones relativas al ofrecimiento y admisión de las pruebas en el cuaderno
principal.

9.6 Audiencia incidental.

En la audiencia incidental, a la cual podrán comparecer las partes, se dará cuenta con
los informes previos; se recibirán las documentales que el órgano jurisdiccional se
hubiere allegado y los resultados de las diligencias que hubiere ordenado, así como las
pruebas ofrecidas por las partes; se recibirán sus alegatos, y se resolverá sobre la
suspensión definitiva y, en su caso, las medidas y garantías a que estará sujeta.

La resolución que decida sobre la suspensión definitiva, deberá contener:


I. La fijación clara y precisa del acto reclamado;
II. La valoración de las pruebas admitidas y desahogadas;
III. Las consideraciones y fundamentos legales en que se apoye para conceder o
negar la suspensión; y
IV. Los puntos resolutivos en los que se exprese el acto o actos por los que se
conceda o niegue la suspensión. Si se concede, deberán precisarse los
efectos para su estricto cumplimiento.

9.7 Efectos de la suspensión.

La suspensión, cualquiera que sea su naturaleza, surtirá sus efectos desde el momento
en que se pronuncie el acuerdo relativo, aun cuando sea recurrido. En los casos en que
la suspensión sea procedente, el órgano jurisdiccional deberá fijar la situación en que
habrán de quedar las cosas y tomará las medidas pertinentes para conservar la materia
del amparo hasta la terminación del juicio, pudiendo establecer condiciones de cuyo
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cumplimiento dependa el que la medida suspensional siga surtiendo efectos. Los
efectos de la suspensión serán los siguientes:

• Atendiendo a la naturaleza del acto reclamado, ordenará que las cosas se


mantengan en el estado que guarden y, de ser jurídica y materialmente posible,
restablecerá provisionalmente al quejoso en el goce del derecho violado mientras
se dicta sentencia ejecutoria en el juicio de amparo. El órgano jurisdiccional
tomará las medidas que estime necesarias para evitar que se defrauden los
derechos de los menores o incapaces, en tanto se dicte sentencia definitiva en el
juicio de amparo.
• En los juicios de amparo en que se reclame una norma general autoaplicativa sin
señalar un acto concreto de aplicación, la suspensión se otorgará para impedir
los efectos y consecuencias de la norma en la esfera jurídica del quejoso. En el
caso en que se reclame una norma general con motivo del primer acto de su
aplicación, la suspensión, además de los efectos establecidos en el párrafo
anterior, se decretará en relación con los efectos y consecuencias subsecuentes
del acto de aplicación.
• Cuando por mandato expreso de una norma general o de alguna autoridad, un
particular tuviere o debiera tener intervención en la ejecución, efectos o
consecuencias del acto reclamado, el efecto de la suspensión será que la
autoridad responsable ordene a dicho particular la inmediata paralización de la
ejecución, efectos o consecuencias de dicho acto o, en su caso, que tome las
medidas pertinentes para el cumplimiento estricto de lo establecido en la
resolución suspensional.
• En los casos en que la suspensión sea procedente, se concederá en forma tal
que no impida la continuación del procedimiento en el asunto que haya motivado
el acto reclamado, hasta dictarse resolución firme en él; a no ser que la
continuación de dicho procedimiento deje irreparablemente consumado el daño o
perjuicio que pueda ocasionarse al quejoso.
• Cuando se promueva el amparo contra actos o resoluciones dictadas en un
procedimiento de remate de inmuebles, la suspensión permitirá el curso del
procedimiento hasta antes de que se ordene la escrituración y la entrega de los
bienes al adjudicatario. Tratándose de bienes muebles, el efecto de la
suspensión será el de impedir su entrega material al adjudicatario.

En materia penal

• Cuando el acto reclamado sea la orden de deportación, expulsión o extradición,


la suspensión tiene por efecto que no se ejecute y el interesado quede en el
lugar donde se encuentre a disposición del órgano jurisdiccional de amparo, sólo
en lo que se refiere a su libertad personal.

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• Cuando el acto reclamado consista en la orden de traslado del quejoso de un
centro penitenciario a otro, la suspensión, si procede, tendrá por efecto que éste
no se lleve a cabo.
• Cuando el acto reclamado consista en una orden de privación de la libertad o en
la prohibición de abandonar una demarcación geográfica, la suspensión tendrá
por efecto que no se ejecute o cese inmediatamente, según sea el caso. El
órgano jurisdiccional de amparo tomará las medidas que aseguren que el
quejoso no evada la acción de la justicia, entre ellas, la obligación de presentarse
ante la autoridad y ante quien concedió la suspensión cuantas veces le sea
exigida. De acuerdo con las circunstancias del caso, la suspensión podrá tener
como efecto que la privación de la libertad se ejecute en el domicilio del quejoso.
• Cuando el amparo se pida contra actos que afecten la libertad personal dentro de
un procedimiento del orden penal, la suspensión producirá el efecto de que el
quejoso quede a disposición del órgano jurisdiccional que conozca del amparo,
sólo en lo que se refiere a dicha libertad, pero a disposición de la autoridad que
deba juzgarlo, para la continuación del procedimiento.
• Cuando el acto reclamado consista en la detención del quejoso efectuada por
autoridades administrativas distintas del Ministerio Público, en relación con la
comisión de un delito, se ordenará que sin demora cese la detención, poniéndolo
en libertad o a disposición del Ministerio Público. Cuando en los supuestos del
párrafo anterior, la detención del quejoso no tenga relación con la comisión de un
delito, la suspensión tendrá por efecto que sea puesto en libertad.
• Cuando el acto reclamado afecte la libertad personal del quejoso y se encuentre
a disposición del Ministerio Público por cumplimiento de orden de detención del
mismo, salvo el caso de la detención por caso urgente, la suspensión se
concederá para el efecto de que dentro del término de cuarenta y ocho horas o
en un plazo de noventa y seis, tratándose de delincuencia organizada, contadas
a partir del momento de la detención, sea puesto en libertad o a disposición ante
el órgano jurisdiccional correspondiente. Cuando el quejoso se encuentre a
disposición del Ministerio Público por haber sido detenido en flagrancia o caso
urgente, el plazo contará a partir de que sea puesto a disposición. En cualquier
caso distinto de los anteriores y en la detención por caso urgente, en los que el
Ministerio Público restrinja la libertad del quejoso, la suspensión se concederá
para el efecto de que sea puesto en inmediata libertad o a disposición ante el
órgano jurisdiccional correspondiente.
• Cuando se trate de orden de aprehensión o reaprehensión o de medida cautelar
que implique privación de la libertad, dictadas por autoridad competente, se
estará a lo siguiente:
I. Si se trata de delitos de prisión preventiva oficiosa a que se refiere el
artículo 19 constitucional, la suspensión sólo producirá el efecto de que el

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quejoso quede a disposición del órgano jurisdiccional de amparo en el lugar
que éste señale únicamente en lo que se refiera a su libertad, quedando a
disposición de la autoridad a la que corresponda conocer el procedimiento
penal para los efectos de su continuación;
II. Si se trata de delitos que no impliquen prisión preventiva oficiosa, la
suspensión producirá el efecto de que el quejoso no sea detenido, bajo las
medidas de aseguramiento que el órgano jurisdiccional de amparo estime
necesarias a fin de que no evada la acción de la justicia y se presente al
proceso penal para los efectos de su continuación y pueda ser devuelto a la
autoridad responsable en caso de que no obtenga la protección de la
justicia federal.
Cuando el quejoso ya se encuentre materialmente detenido por orden de
autoridad competente y el Ministerio Público que interviene en el
procedimiento penal solicite al juez la prisión preventiva porque considere
que otras medidas cautelares no sean suficientes para garantizar la
comparecencia del imputado en el juicio, el desarrollo de la investigación, la
protección a la víctima, de los testigos o de la comunidad, así como cuando
el imputado esté siendo procesado o haya sido sentenciado previamente
por la comisión de un delito doloso, y el juez del proceso penal acuerde la
prisión preventiva, el efecto de la suspensión sólo será el establecido en la
fracción I transcrita. Si el quejoso incumple las medidas de aseguramiento o
las obligaciones derivadas del procedimiento penal, la suspensión será
revocada con la sola comunicación de la autoridad responsable.

El Pleno del Máximo Tribunal determinó, en la jurisprudencia P./J. 4/2019 (10a.), que el
juez puede determinar de la suspensión para efectos y consecuencias distintas a las
solicitadas por el quejoso, pero no por actos diferentes. Tal criterio quedó plasmado con
el siguiente rubro y texto:

“SUSPENSIÓN. EL JUZGADOR PUEDE CONCEDERLA PARA EFECTOS Y


CONSECUENCIAS DISTINTAS DE LAS PROPUESTAS POR EL QUEJOSO, PERO NO POR
ACTOS NO RECLAMADOS EN LA DEMANDA. De los artículos 124, último párrafo, de la Ley de
Amparo abrogada y 147, primer párrafo, de la vigente, se advierte que en los casos en que la
suspensión sea procedente, el órgano jurisdiccional deberá fijar la situación en que habrán de
quedar las cosas y tomará las medidas pertinentes para conservar la materia del amparo hasta la
terminación del juicio, lo cual significa que el juzgador está legalmente facultado para precisar,
conforme a su prudente arbitrio, las consecuencias y/o estatus legal en que deban quedar las
cosas a partir de que conceda la medida cautelar, sin importar que para ello se aparte de los
efectos propuestos por el quejoso en su escrito inicial, ya sea para maximizarlos o ajustarlos a las
necesidades del caso concreto, pues se trata de conservar la materia del juicio de amparo y no
de limitarse mecánicamente a proveer la suspensión en los términos estrictos planteados por el
quejoso, sobre todo en los casos en que sea evidente que si se atendiera en forma puntual a su
solicitud, no se lograría el objetivo integral de la suspensión. Ahora bien, la atribución depositada
en el órgano de amparo para modular fundada y motivadamente las implicaciones futuras del
otorgamiento de la suspensión no llega al extremo de poder ordenar la paralización de actos no
reclamados en la demanda, porque si no se cuestionó su constitucionalidad, es obvio que no

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constituyen la materia del juicio, la cual debe mantenerse intacta, a fin de preservar los bienes o
derechos cuya tutela se demande en el juicio de amparo.”

En todas las materias:

• En ningún caso, la suspensión tendrá por efecto constituir derechos que no ha


tenido la parte quejosa antes del juicio, lo cual implica que no tiene efectos
constitutivos.

Finalmente, es importante señalar que la suspensión surte sus efectos desde el


momento de su otorgamiento y no de su notificación. Los efectos de la suspensión no
están supeditados a su notificación, ya que, lo contrario, redundaría en el absurdo de
condicionar la eficacia de la medida a una figura cuya finalidad es detener
inmediatamente en el tiempo una circunstancia para que la litis no se vea afectada en el
fondo. El correcto acatamiento de una suspensión es la vía necesaria para acceder a
una protección judicial efectiva. Resulta aplicable la tesis 1a. CLV/2014 (10a.), de la
Primera Sala de la Corte, del tenor siguiente:

“SUSPENSIÓN EN EL JUICIO DE AMPARO. LAS AUTORIDADES ESTÁN OBLIGADAS A


CUMPLIR CON AQUÉLLA DESDE EL MOMENTO MISMO DE SU OTORGAMIENTO Y NO
A PARTIR DE SU NOTIFICACIÓN. SÓLO SE CONSIDERARÁ DESACATO SI UNA VEZ
NOTIFICADA EJECUTA ACTOS CONTRARIOS A LA SUSPENSIÓN O NO REVOCA LOS
ACTOS EJECUTADOS CON ANTERIORIDAD A LA NOTIFICACIÓN, SIEMPRE QUE SU
NATURALEZA LO PERMITA. Desde el momento de la concesión de la suspensión existe la
obligación para la autoridad responsable de mantener las cosas en el estado en que se
encontraban, y no hasta su notificación. Lo que sucede con la notificación es que sólo a partir
de entonces podría considerarse que la autoridad, conociendo la orden de suspensión, pueda
estar en desacato por ejecutar actos de los que tiene conocimiento que no pueden ser
ejecutados; es decir, si bien la obligación de la autoridad de cumplir con la suspensión surge
en cuanto ésta se concede, sólo puede considerarse que está en desacato hasta que se
notifica. Ello no significa que si ejecutó algún acto del que posteriormente se le notifique la
concesión de la medida cautelar, no esté obligada a revocarlo, si lo permite la naturaleza del
acto, so pena, en dicho supuesto, de desacato.

9.8 Requisitos de efectividad.

La suspensión tendrá requisitos de efectividad, siendo estos las garantías que tendrían
que otorgarse por la parte quejosa dentro de los cinco días siguientes a la concesión de
la suspensión.

En este punto, es importante mencionar que, los efectos de la suspensión dejarán de


surtirse, en su caso, si dentro del plazo de cinco días siguientes al en que surta efectos
la notificación del acuerdo de suspensión, el quejoso no otorga la garantía fijada y así lo
determina el órgano jurisdiccional. Al vencimiento del plazo, dicho órgano, de oficio o a
instancia de parte, lo notificará a las autoridades responsables, las que podrán ejecutar
el acto reclamado. No obstante lo anterior, mientras no se ejecute, el quejoso podrá
exhibir la garantía, con lo cual, de inmediato, vuelve a surtir efectos la medida
suspensional.

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9.8.1 Garantía.

Ahora bien, la garantía se exhibe tratándose tanto de suspensión provisional como de


la suspensión definitiva; sin que esto afecte su efectividad por no exhibirse en el
momento de dictarse la resolución. Así se sentó en la jurisprudencia P./J. 43/2001, del
Pleno de nuestro Máximo Tribunal.

“SUSPENSIÓN PROVISIONAL. SURTE SUS EFECTOS DESDE LUEGO, SIN QUE PARA
ELLO SE REQUIERA DE LA EXHIBICIÓN DE LA GARANTÍA RESPECTIVA. De la
interpretación armónica de lo dispuesto en los artículos 125, 130 y 139 de la Ley de Amparo,
que regulan lo relativo a la suspensión provisional y definitiva de los actos reclamados, y a la
garantía que el quejoso debe otorgar en los casos en que aquéllas sean procedentes, para
reparar el daño e indemnizar los perjuicios que se puedan ocasionar al tercero perjudicado si
no se obtiene sentencia favorable en el juicio de amparo, y atendiendo a la naturaleza, objeto,
requisitos de procedencia y efectividad de la medida cautelar de que se trata, así como al
principio general de derecho que se refiere a que donde existe la misma razón debe existir la
misma disposición, se arriba a la conclusión de que respecto a la suspensión provisional que
se puede decretar con la sola presentación de la demanda, cuando exista peligro inminente
de que se ejecute el acto reclamado con notorios perjuicios para el quejoso, tomando el Juez
de Distrito las medidas que estime convenientes para que no se defrauden derechos de
tercero, y a virtud de la cual se ordena mantener las cosas en el estado que guardan hasta en
tanto se notifique a la autoridad responsable la resolución que se dicte sobre la suspensión
definitiva, surte sus efectos, al igual que ésta, inmediatamente después de que se concede y
no hasta que se exhiba la garantía fijada, porque de lo contrario no se cumpliría con su
finalidad, que es la de evitar al quejoso perjuicios de difícil reparación. Además, debe tomarse
en cuenta que ante el reciente conocimiento de los actos reclamados, el quejoso está menos
prevenido que cuando se trata de la suspensión definitiva, y si ésta surte sus efectos desde
luego, aun cuando no se exhiba la garantía exigida, lo mismo debe considerarse, por mayoría
de razón, tratándose de la suspensión provisional, sin que ello implique que de no exhibirse
garantía deje de surtir efectos dicha suspensión.”

La garantía deberá exhibirse, tratándose de la suspensión provisional, hasta antes de


que se resuelva la suspensión definitiva. En el caso de que se haya constituido garantía
respecto de la provisional y se resuelve la definitiva, el quejoso podrá solicitar la
devolución de la garantía otorgada respecto de la provisional.

La parte quejosa deberá otorgar garantía para reparar el daño e indemnizar los
perjuicios que pudieran causarse si no se obtiene sentencia favorable en el juicio,
cuando la concesión de la suspensión pueda causar daño o perjuicio a un tercero.

• Por regla general, la garantía puede otorgarse en cualquiera de las formas


permitidas por la ley civil, esto es, fianza, hipoteca, prenda; aunque la más
utilizada es el billete de depósito.
• Para la fijación de la garantía, debe atenderse a los datos estadísticos que
maneja la Dirección General de Estadística Judicial del Consejo de la Judicatura
Federal, respecto del tiempo promedio de resolución de los juicios de amparo
indirecto en ambas instancias, y a fin de fijar el plazo en meses calendario, por
ser ésta la costumbre en la práctica judicial en este tema, procede dividir esa
cantidad entre treinta, que son los días promedio que tienen los meses del año,
lo que dará un total calculado en meses, que serán los que deben considerarse
como plazo tentativo para la conclusión del juicio, y la estimación de si ese plazo
es adecuado, insuficiente o excesivo para cada caso particular, es parte de la
facultad de quien decida sobre la suspensión, facultad que deberá ejercerse de
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manera adecuada, racional y lógica, con base en una apreciación de las
circunstancias propias del caso concreto, atendiendo -entre otros- a la naturaleza
de la violación y a las características intrínsecas del asunto, como lo son la
dificultad jurídica y la complejidad de los temas que involucra; si han sido
abordados previamente o si son novedosos.
• Cuando se impugne el cobro de una multa administrativa no fiscal a través del
juicio de amparo, deberá concederse la suspensión del acto reclamado siempre
que se reúnan los requisitos ya señalados, pero condicionada su efectividad a
que el quejoso garantice el interés fiscal ante la autoridad exactora o en todo
caso acredite que ya lo hizo, el Juez de Distrito deberá resguardar los derechos
de terceros y de las propias partes, hasta donde sea posible, por lo que la
garantía del interés fiscal tendrá precisamente ese efecto, tanto en la suspensión
provisional como en la definitiva.
• Cuando se concede la suspensión contra actos intraprocesales relacionados con
la personalidad y ello retarda la emisión de la sentencia definitiva en el juicio
natural, la autoridad que conozca del amparo debe fijar discrecionalmente el
monto de la garantía, pues la afectación no es cuantificable en dinero.
• Los daños y perjuicios ocasionados por la concesión de la suspensión en el juicio
de amparo están representados por la pérdida o menoscabo que al tercero le
ocasionaría no disponer, durante el tiempo que dure aquél, de las prerrogativas
que le confiere la sentencia o laudo reclamado; en tal contexto, si el otorgamiento
de la suspensión tiene por objeto impedir la ejecución de una condena en
cantidad líquida a favor del tercero, el daño radica en la pérdida del poder
adquisitivo con relación a dicha cantidad, en el lapso probable que tardaría la
resolución del juicio; esto es, el poder adquisitivo se genera o demerita en
función de la inflación en el país, dato que es posible advertir y cuantificar
mediante el Índice Nacional de Precios al Consumidor que el Banco de México
publica mensualmente en el Diario Oficial de la Federación; en consecuencia,
para calcular los posibles daños en el caso, deberá tomarse como referencia el
porcentaje inflacionario del tiempo que el juzgador considera que podría durar el
juicio a la fecha en que se decrete la garantía, en virtud de que no es posible
computar la variación porcentual que para los meses futuros llegue a obtenerse
de tal factor. Por otro lado, por lo que ve a los perjuicios, que son las ganancias
lícitas que obtendría el tercero de tener bajo su dominio el monto de la condena
durante el tiempo estimado por el juzgador para la resolución del juicio, el cual
equivale al rendimiento que en el mismo plazo produciría el citado monto,
conforme a una tasa de interés que refleje el valor del dinero, ese parámetro
sería la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE) a plazo de 28 días, que
puede constatarse en la publicación que se hace en el Diario Oficial de la
Federación.

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• Para la procedencia de la suspensión contra actos derivados de un
procedimiento penal que afecten la libertad personal, el órgano jurisdiccional de
amparo deberá exigir al quejoso que exhiba garantía, sin perjuicio de otras
medidas de aseguramiento que estime convenientes. Para fijar el monto de la
garantía se tomará en cuenta:
I. La naturaleza, modalidades y características del delito que se le impute;
II. Las características personales y situación económica del quejoso; y
III. La posibilidad de que se sustraiga a la acción de la justicia.
• Si el quejoso no otorgó garantía dentro de los cinco días siguientes, la
suspensión dejará de surtir sus efectos; aunque, por regla general, la parte
quejosa podrá exhibirla y, hecho esto, volverá a surtir efectos la suspensión.

9.8.1.1 Exención de otorgamiento de garantía.

Podrá exentarse de otorgamiento de garantía en algunos casos, a saber:


• Tratándose de núcleos agrarios (artículo 132 de la Ley).
• Cuando la Federación, los Estados, el Distrito Federal (ahora Ciudad de México)
y los municipios sean quejosos (artículo 137 de la Ley de la materia).
• De conformidad con el artículo 139 de la Ley de Amparo, cuando el amparo se
solicite en contra de actos relativos a determinación, liquidación, ejecución o
cobro de contribuciones o créditos de naturaleza fiscal, podrá concederse
discrecionalmente la suspensión del acto reclamado, la que surtirá efectos si se
ha constituido o se constituye la garantía del interés fiscal ante la autoridad
exactora por cualquiera de los medios permitidos por las leyes fiscales
aplicables. El órgano jurisdiccional está facultado para reducir el monto de la
garantía o dispensar su otorgamiento, en los siguientes casos:
I. Si realizado el embargo por las autoridades fiscales, éste haya quedado
firme y los bienes del contribuyente embargados fueran suficientes para
asegurar la garantía del interés fiscal;
II. Si el monto de los créditos excediere la capacidad económica del quejoso; y
III. Si se tratase de tercero distinto al sujeto obligado de manera directa o
solidaria al pago del crédito.
• Cuando el amparo se pida contra actos que afecten la libertad personal dentro de
un procedimiento del orden penal, cuando el quejoso quede a disposición del
órgano jurisdiccional que conozca del amparo, sólo en lo que se refiere a dicha
libertad, pero a disposición de la autoridad que deba juzgarlo, para la
continuación del procedimiento (artículo 168, in fine, de la Ley de Amparo).

9.8.2 Contragarantía.

La suspensión, en su caso, quedará sin efecto si el tercero otorga contragarantía para


restituir las cosas al estado que guardaban antes de la violación reclamada y pagar los

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daños y perjuicios que sobrevengan al quejoso, en el caso de que se le conceda el
amparo. No se admitirá la contragarantía cuando de ejecutarse el acto reclamado
quede sin materia el juicio de amparo o cuando resulte en extremo difícil restituir las
cosas al estado que guardaban antes de la violación.

Al igual que en la garantía, cuando puedan afectarse derechos que no sean estimables
en dinero, el órgano jurisdiccional fijará discrecionalmente el importe de la
contragarantía.

La contragarantía que ofrezca el tercero, deberá también cubrir el costo de la garantía


que hubiese otorgado el quejoso, que comprenderá:
I. Los gastos o primas pagados, conforme a la ley, a la empresa legalmente
autorizada que haya otorgado la garantía;
II. Los gastos legales de la escritura respectiva y su registro, así como los de la
cancelación y su registro, cuando el quejoso hubiere otorgado garantía
hipotecaria; y
III. Los gastos legales acreditados para constituir el depósito.

9.8.3 ¿Cuándo se hace efectiva la garantía?

La garantía o contragarantía se harán efectivas en los siguientes casos:


• Cuando se ha resuelto en definitiva el juicio, si se causaron los daños o perjuicios
con motivo de las resoluciones sobre la suspensión. Para esto, puede
promoverse un incidente para lograr la reparación haciendo efectivas las
garantías o contragarantías. Cuando se trate de hacer efectiva la responsabilidad
proveniente de las garantías y contragarantías que se otorguen con motivo de la
suspensión, se tramitará ante el órgano jurisdiccional que conozca de ella un
incidente de reclamación de daños y perjuicios, dentro de los seis meses
siguientes al día en que surta efectos la notificación a las partes de la resolución
que en definitiva ponga fin al juicio. De no presentarse la reclamación dentro de
ese plazo y previa vista a las partes, se procederá a la devolución o cancelación,
en su caso, de la garantía o contragarantía, sin perjuicio de que pueda exigirse
dicha responsabilidad ante autoridad judicial competente.
• También puede promoverse este incidente aunque no se haya otorgado garantía
por parte de las personas morales oficiales.

9.9 Suspensión en el amparo directo (artículos 190 y 191 de la Ley de Amparo).

En el caso de la suspensión en amparo directo, la autoridad responsable decidirá, en el


plazo de veinticuatro horas a partir de la solicitud, sobre la suspensión del acto
reclamado y los requisitos para su efectividad. Tratándose de laudos o de resoluciones
que pongan fin al juicio, dictados por tribunales del trabajo, la suspensión se concederá

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en los casos en que, a juicio del presidente del tribunal respectivo, no se ponga a la
parte trabajadora en peligro de no subsistir mientras se resuelve el juicio de amparo, en
los cuales sólo se suspenderá la ejecución en cuanto exceda de lo necesario para
asegurar tal subsistencia. Resultan aplicables las tesis 2a./J. 209/2006, 2a./J. 119/2002
y 2a./J. 12/95, todas de la Segunda Sala, de rubro y texto siguientes:

“SUSPENSIÓN EN AMPARO DIRECTO LABORAL. DEBE NEGARSE POR EL MONTO


NECESARIO PARA ASEGURAR LA SUBSISTENCIA DE LOS TRABAJADORES AL SERVICIO
DEL ESTADO, MIENTRAS SE RESUELVE EL JUICIO DE AMPARO. El artículo 174 de la Ley de
Amparo establece que tratándose de laudos o de resoluciones que pongan fin al juicio, dictados
por tribunales del trabajo, la suspensión de su ejecución se concederá en los casos en que, a juicio
del Presidente del tribunal respectivo, no se coloque a la parte trabajadora en peligro de no poder
subsistir mientras se resuelve el juicio de amparo, pero en cambio sí se podrá suspender la
ejecución del laudo en cuanto exceda de lo necesario para asegurar tal subsistencia, y en este
último caso, la medida cautelar surtirá efectos si se otorga caución bastante para responder de los
daños y perjuicios que se puedan ocasionar al tercero perjudicado. Ahora bien, en virtud de que
esta disposición no hace distinción alguna entre los trabajadores de la iniciativa privada y aquellos
al servicio del Estado que hubiesen obtenido un laudo favorable a su pretensión de reinstalación,
los del sector público también tienen derecho a la misma protección cuando han sido separados de
su empleo de manera ilegal -por así haberlo declarado el órgano jurisdiccional que les
corresponde- por lo que la subsistencia del servidor público debe garantizarse por la entidad
pública quejosa, con la entrega que se le haga del importe equivalente del salario que le
correspondería por el tiempo estimado de duración del juicio de amparo directo, suspendiendo la
ejecución del laudo por lo que hace a la reinstalación, y por el excedente del monto económico de
la condena.”

“SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO EN AMPARO DIRECTO LABORAL. PARA DECIDIR


SI EL TRABAJADOR ESTÁ EN PELIGRO DE NO PODER SUBSISTIR MIENTRAS SE
RESUELVE EL JUICIO DE GARANTÍAS, EL PRESIDENTE DE LA JUNTA DE CONCILIACIÓN Y
ARBITRAJE DEBE RESOLVER CON LAS PRUEBAS DEL EXPEDIENTE O LOS
DOCUMENTOS QUE LE ALLEGUEN LAS PARTES, PERO SIN FORMAR INCIDENTE, SINO DE
PLANO. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 174 de la Ley de Amparo, la suspensión se
concederá en los casos en que a juicio del presidente del tribunal de trabajo no se ponga al obrero
en peligro de no poder subsistir mientras se resuelve el juicio de garantías; la urgencia de esta
decisión suspensional no impide que para considerar la cuestión mencionada, se valoren las
pruebas que obren en el expediente y aun las que alleguen las partes, siempre que no impliquen
preparación e impidan resolver de plano, pero si el patrón solicita la suspensión del laudo
reclamado y ofrece pruebas para demostrar que no es necesario que garantice la subsistencia del
trabajador, y tales pruebas requieren tiempo para su desahogo, el presidente no puede,
jurídicamente, abrir un incidente probatorio, ya que su trámite retardaría la resolución sobre la
suspensión y, en su caso, la ejecución del laudo, lo cual haría nugatoria la tutela jurídica del
trabajador que ya obtuvo fallo favorable. No obsta a la anterior conclusión el hecho de que el
referido precepto no establezca restricción alguna para que el quejoso pueda aportar pruebas en
materia de suspensión, pues si la intención del legislador hubiese sido establecer un periodo
probatorio para ese efecto, así lo habría contemplado en forma expresa, como lo hizo al regular la
suspensión en amparo indirecto, respecto de la cual el artículo 131 de la citada Ley establece la
posibilidad de que en la audiencia incidental se reciban sólo ciertas pruebas, como la documental,
la inspección ocular y, excepcionalmente, la testimonial, incidente que no se establece en la
suspensión del amparo directo.”

“SUSPENSION DEL ACTO RECLAMADO EN MATERIA DE TRABAJO. EL CALCULO DEL


TIEMPO QUE DURA EL JUICIO DE GARANTIAS PARA EFECTOS DEL ARTICULO 174 DE LA
LEY DE AMPARO NO TIENE QUE SER NECESARIAMENTE DE SEIS MESES. Este precepto
establece que tratándose de laudos, la suspensión se concederá cuando a juicio de la responsable
no se ponga a la parte obrera en peligro de insubsistencia mientras se resuelva el juicio de
amparo. Para calcular el tiempo de la duración del juicio, la mencionada disposición otorga a la
responsable una facultad discrecional, en cuanto deja a su apreciación, que conforme al artículo 16
constitucional debe fundar y motivar los distintos aspectos de la cuestión como la dificultad jurídica

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del asunto, la complejidad de los temas involucrados, el número de las partes interesadas, el
monto del salario probado, el lugar donde se decreta la suspensión y, en general, las cargas de
trabajo del Tribunal Colegiado del Circuito de que se trate. Consecuentemente, la autoridad laboral
facultada para conceder la medida cautelar, no necesariamente debe atenerse a la tesis
jurisprudencial que fija en seis meses la duración probable del juicio de garantías, porque este
cálculo, como otros que también ha establecido esta Suprema Corte, fue correcto en su momento,
pero no es de inexcusable acatamiento en la actualidad.”

Cuando se trate de juicios del orden penal, la autoridad responsable con la sola
presentación de la demanda, ordenará suspender de oficio y de plano la resolución
reclamada. Si ésta comprende la pena de privación de libertad, la suspensión surtirá el
efecto de que el quejoso quede a disposición del Órgano jurisdiccional de amparo, por
mediación de la autoridad responsable.

9.10 Desobedecimiento del auto que concede la suspensión.

En el caso de que se desobedezca con la suspensión otorgada, la Ley prevé el


incidente por exceso o defecto en el cumplimiento de la suspensión. El incidente
procede en contra de las autoridades responsables, por cualquier persona que resulte
agraviada por el incumplimiento de la suspensión, sea de plano o definitiva, por exceso
o defecto en su ejecución o por admitir, con notoria mala fe o negligencia inexcusable,
fianza o contrafianza que resulte ilusoria o insuficiente.

Este incidente podrá promoverse en cualquier tiempo, mientras no cause ejecutoria la


resolución que se dicte en el juicio de amparo.

El incidente se promoverá ante el juez de distrito o el tribunal unitario de circuito, si se


trata de la suspensión concedida en amparo indirecto, y ante el presidente del tribunal
colegiado de circuito si la suspensión fue concedida en amparo directo. El incidente se
tramitará de conformidad con las reglas siguientes:

I. Se presentará por escrito, con copias para las partes, ante el órgano judicial
correspondiente señalado en el artículo anterior; en el mismo escrito se
ofrecerán las pruebas relativas;
II. El órgano judicial señalará fecha para la audiencia dentro de diez días y
requerirá a la autoridad responsable para que rinda informe en el plazo de
tres días. La falta o deficiencia del informe establece la presunción de ser
cierta la conducta que se reclama; y
III. En la audiencia se recibirán las pruebas ofrecidas por las partes, se dará
oportunidad para que éstas aleguen oralmente y se dictará resolución.

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Si como resultado del incidente se demuestra que la autoridad responsable no ha
cumplido con la suspensión, que lo ha hecho de manera excesiva o defectuosa o que
con notoria mala fe o negligencia inexcusable admitió fianza o contrafianza ilusoria o
insuficiente, el órgano judicial, en su resolución, la requerirá para que en el término de
veinticuatro horas cumpla con la suspensión, que rectifique los errores en que incurrió al
cumplirla o, en su caso, que subsane las deficiencias relativas a las garantías, con el
apercibimiento que de no hacerlo será denunciada al Ministerio Público de la
Federación por el delito que, según el caso, establecen las fracciones III y IV del artículo
262 de la Ley (pena de tres a nueve años de prisión, multa de cincuenta a quinientos
días, destitución e inhabilitación de tres a nueve años para desempeñar otro cargo,
empleo o comisión públicos).

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