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FACULTAD DE DERECHO

Semestre Académico: Ciclo 2023-II

INFORME

Integrantes

 Mancilla Seminario, Fabiana Alessandra

 Rojas Gutiérrez, Miguel Mathías

 Abensur Michuy, Alexa Milagros

 Medina Gallardo, Raphael Matias

 Ramos Ramos, Karola Kahori

Docente

DR. SALAZAR OSCAR FRITZ ALEXANDER

Grupo

LA MOLINA
INDICE

La Iglesia en el Medioevo...........................................................................................4

RESUMEN..................................................................................................................4

PALABRA CLAVE.....................................................................................................4

INTRODUCCIÓN......................................................................................................5

La Iglesia en el Medioevo temprano.........................................................................6

El Papado y su influencia en la sociedad..................................................................6

La importancia de la Iglesia en la sociedad Medieval..............................................7

Organización de la Iglesia durante la Edad Media....................................................7

Composición del Clero en la Edad Media................................................................8

Papa………………………………………………………………………………8

Cardenales…………………………………………………………………..……9

Obispos/Arzobispos…………………………………………………..………….9

El Clero secular en la Iglesia....................................................................................11

El Clero regular…………………………………………………………………...12

El poder de los Reyes:.............................................................................................13

La Querella de las Investiduras...............................................................................14

El Concordato de Worms........................................................................................15

La Querella del Milenio:.........................................................................................15

Los principales movimientos heréticos de la edad Media.....................................16

Priscilianismo.…………………………………………………………………….16

Adopcionismo…………………………………………………………………….17

El papado y Cisma Occidente..................................................................................18

El Papado…………………………………………………………………………18

1.Orígenes y Fundación del Papado……………………………………...…….19

2. El Papado como Poder Espiritual y Político…………………………………20


3. El Papado en Roma:............................................................................................21

El Cisma de Occidente............................................................................................22

Concilio de Constanza............................................................................................22

La Iglesia en la Alta Edad Media............................................................................22

Las Cruzadas……………………………………………………………………...22

Razones de las cruzadas..........................................................................................23

La primera cruzada..................................................................................................24

Estados cruzados………………………………………………………………….25

La segunda cruzada..................................................................................................25

La Reconquista..........................................................................................................26

Cruzadas bálticas......................................................................................................26

La tercera cruzada...................................................................................................27

Consecuencias de las cruzadas................................................................................29

Corrupción en la Iglesia y Herejía..........................................................................29

Los herejes…………………………………………………………………….…..30

La Iglesia y el poder temporal.................................................................................31

La Religión y cultura................................................................................................32

La religión…………………………………………………………………….…..32

Cultura……………………………………………………………………….……33

Influencias islámicas y judías.....................................................................................34

Guillermo de Ockham.................................................................................................35

CONCLUSIÓN…………………………………………………………………….36

REFERENCIAS……………………………………………………………………41
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La Iglesia en el Medioevo

The church in the Middle Ages

RESUMEN

El artículo tiene la finalidad de ofrecer una serie de valoraciones historiográficas y

reflexiones basadas en los aspectos más importantes de la iglesia en el periodo del medioevo,

partiendo de las cuestiones históricas de los principios de la iglesia.

PALABRA CLAVE

La iglesia: Las querellas de las investiduras; El Sacro Imperio Romano: Enrique IV;

Gregorio VII; Concordato de Worms; Iglesia; Medioevo; Papado; Cisma de Oriente y

Occidente; Jerarquía eclesiástica; Monasterios; Reformas eclesiásticas; Inquisición; Alta Edad

Media; Baja Edad Media: Peste Negra; Movimientos religiosos; Herejías; Relación Iglesia-

Estado; Influencia de la Iglesia en la sociedad medieval; Cultura medieval; Legado de la

Iglesia en la Edad Media.

SUMMARY

The article aims to offer a series of historiographic evaluations and reflections based on the

most important aspects of the church in the medieval period, starting from the historical issues

of the principles of the church.

KEYWORD

The church: The disputes of the investitures; The Holy Roman Empire: Henry IV; Gregory

VII; Concordat of Worms; Church; Middle Ages; Papacy; Schism of East and West;

ecclesiastical hierarchy; Monasteries; Ecclesiastical reforms; Inquisition; Early Middle Ages;

Late Middle Ages: Black Death; religious movements; Heresies; Church-State Relationship.
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INTRODUCCIÓN

La Iglesia Católica fue la única institución que recibió un reconocimiento prácticamente

unánime por parte de los europeos medievales. Su máxima autoridad residía en el Papa de

Roma, quien no solo era considerado el líder espiritual de la cristiandad, sino que también

gobernaba territorios conocidos como los Estados Pontificios.

Aunque el poder del Papa como gobernante político era limitado en comparación con los

monarcas seculares, su influencia como guía espiritual era innegable. Los europeos

medievales se veían a sí mismos como miembros de una gran comunidad cultural y religiosa

conocida como la "cristiandad". El Papa ejercía su autoridad a través de prácticas como el

entredicho o la excomunión. Esta última era particularmente grave, ya que aquellos

excomulgados quedaban expulsados de la Iglesia y se les privaba de sus derechos y

privilegios religiosos.

Además de su influencia espiritual y política, la Iglesia acumuló grandes riquezas a través

del diezmo, un impuesto que requería que los campesinos entregaran el 10% de sus cosechas

a la Iglesia. Esto permitió a la Iglesia financiar sus actividades y construir magníficas

catedrales y basílicas.

La organización de la Iglesia en la Edad Media se divide en dos ramas principales: el clero

secular y el clero regular. El clero secular estaba compuesto por obispos y arzobispos, que se

dirigían a la diócesis, así como por curas que asistían a las parroquias locales. Por otro lado, el

clero regular consistía en religiosos que seguían reglas específicas, como los benedictinos,

cluniacenses, cistercienses y las posteriores órdenes mendicantes como los dominicos y

franciscanos. Estos monjes y frailes vivían en monasterios y se dedicaban a la oración ya la

preservación del conocimiento, copiando manuscritos antiguos y contribuyendo a la

conservación de la cultura en una Europa aislada por la inseguridad y las guerras.


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En conclusión, la Iglesia Católica en la Edad Media ejerció un poder significativo tanto en

el ámbito espiritual como en el político, dejando una huella profunda en la sociedad europea

de ese período y desempeñando un papel esencial en la preservación del conocimiento y la

cultura.

La Iglesia en el Medioevo temprano

El Papado y su influencia en la sociedad

La Edad Media es una de las etapas más fascinantes de la historia. Un período que se

caracteriza fuertemente por la existencia del Sistema Feudal o Feudalismo. Un mundo de

nobles, campesinos, tributos, vasallos, feudos, y monarquías debilitadas. Pero más allá de

esto, el mundo medieval estuvo dominado por la Iglesia católica o cristiana. Por eso es

esencial que, para entender el desarrollo de la edad media, investiguemos en profundidad la

importancia que tuvo Iglesia Medieval.

De hecho, podemos decir que la iglesia católica tuvo influencia en todos los órdenes de la

vida de la edad medieval, y ningún sector de la sociedad se mantuvo ajeno a dichas

influencias.

Diversas circunstancias explican esta extraordinaria influencia eclesiástica durante esta

etapa de la historia europea y las profundas huellas culturales y religiosas que dejaron en

Europa y el mundo occidental.

Fue la época de mayor esplendor de la Iglesia y en concreto de la Iglesia Católica, ya que

esta tenía mucha influencia sobre la sociedad y, aunque existían otros credos, en el siglo XI

Europa era en gran parte cristiana.

De hecho, es un periodo de la historia en el que en reinados y territorios europeos nació un

nuevo concepto de unión: la cristiandad.


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La cristiandad vivió una etapa de gran influencia, aunque vio profundamente

afectada cuando el año 1054, los obispos bizantinos negaron la autoridad del

Papa provocando el llamado cisma de Oriente. Desde entonces, el mundo cristiano europeo se

dividió en dos: Oriente optó por la Iglesia griega ortodoxa, mientras que Occidente se

mantuvo fiel a la Iglesia católica romana como se conoce todavía.

La importancia de la Iglesia en la sociedad Medieval

En Occidente, la Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; la misma Iglesia era

un gran poder feudal, pues poseía la tercera parte de la propiedad territorial del mundo

católico y entre otras cosas, tenía derecho al diezmo, que era le décima parte de las cosechas

de toda la gente.

En la Edad Media, la Iglesia Cristiana tuvo un rol decisivo. Fue la única institución que

logró ejercer su poder a lo largo de una Europa fragmentada políticamente.

La vida cotidiana en la Edad Media y la forma de pensar de nobles y campesinos estaban

muy influenciados por los principios y creencias de la Iglesia Cristiana. Como consecuencia

de esto, las acciones de la gente se hallaban estrechamente ligadas a las normas religiosas.

La Iglesia era al mismo tiempo el centro de la vida intelectual. Desde este rol preeminente,

posibilitó el afianzamiento de una particular interpretación del mundo, diseñado y ordenado

según los designios Dios.

Organización de la Iglesia durante la Edad Media

Ya hemos dicho como la Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. El principal motivo

lo encontramos en su riqueza, y como no, en una clara organización, así como en la

importancia cultural, y en la influencia sobre la vida social. La iglesia se contraponía al

desorden, la ignorancia y la violencia de la sociedad feudal. Todos los miembros de la Iglesia


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conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero secular y el clero regular. El jefe

espiritual de todos era el Papa.

Composición del Clero en la Edad Media

Para adentrarnos al tema, debemos de establecer que ciertamente la influencia de la Iglesia

en la Edad Media era profundamente significativa, y esto se debió a diversos factores

destacados. En primer lugar, su inmensa riqueza y su estructura organizacional a nivel

territorial le otorgaban un poder considerable. Además, la Iglesia tenía raíces culturales

sólidas que la sostenían como un pilar fundamental en el modo de vida de la sociedad

medieval. Su papel era esencial para contrarrestar el caos, la ignorancia y la violencia que

prevalecían en la sociedad feudal. Cuando surgían actitudes que se consideraban pecaminosas,

la Iglesia respondía utilizando estrategias basadas en el temor al pecado y al castigo en el

infierno para mantener su dominio sobre la población. Esta institución religiosa se auto

proclamaba como la única intermediaria entre Dios y los seres humanos, ejerciendo control

sobre los aspectos tanto espirituales como terrenales de la vida de sus fieles.

Basándonos en esto, todos los miembros que constituían la Iglesia y, por ende,

conformaban el clero, se organizaban jerárquicamente dentro de la institución. Por un lado,

estaba el Papa, quien ejercía la máxima autoridad en la Iglesia católica. No solo desempeñaba

el papel de líder espiritual, sino que también actuaba como líder político en los territorios de

la Iglesia, con su sede en Roma, y era considerado el sucesor de San Pedro. El Papa poseía un

gran poder tanto en el ámbito espiritual como en el temporal. Aparte de ello, la Iglesia se

componía jerárquica de la siguiente forma:

Papa: Poseedor de un papel sumamente importante. Como líder espiritual supremo de la

Iglesia Católica, ejercía autoridad sobre todos los asuntos religiosos, y su palabra se

consideraba la representación de la voluntad divina en la Tierra. Sin embargo, y aparte de ello,


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también actuaba como jefe político de los Estados Pontificios, su poder político y

administrativo sobre las normas de la sociedad cristiana. El Papa también se encargaba de

supervisar la moralidad y la fe en la Iglesia, resolvía disputas religiosas y participaba en

diplomacia internacional y relaciones exteriores. Su capacidad para excomulgar y censurar a

individuos o líderes y su influencia en el nombramiento de obispos y cardenales le otorgaban

un control sustancial sobre la jerarquía de la Iglesia.

Cardenales: Los cardenales ocupaban una posición de gran relevancia en la Iglesia

Católica, fungiendo como consejeros cercanos del Papa y participando activamente en la toma

de decisiones eclesiásticas y políticas. Además de asesorar al Papa, tenían la crucial

responsabilidad de elegir a su sucesor en los cónclaves papales, lo que les otorgaba un poder

significativo en la designación del liderazgo de la Iglesia. Como obispos de importantes

diócesis, también ejercían el gobierno religioso y civil en sus territorios respectivos. Los

cardenales representaban a la Iglesia en asuntos diplomáticos y políticos, desempeñaban un

papel vital en la preservación de la ortodoxia religiosa y contribuían a mantener la estabilidad

en una época caracterizada por la agitación política y social en toda Europa.

Obispos/Arzobispos: Cómo superiores eclesiásticos, desempeñaron un papel esencial en

la Iglesia Católica y en la sociedad de la época. Bajo su cargo de alto rango, supervisaban

diócesis y arquidiócesis respectivamente, y tenían una serie de responsabilidades religiosas y

seculares. Corrían con la responsabilidad de gobernar una diócesis, una unidad territorial

dentro de la Iglesia. Esto incluía la supervisión de sacerdotes locales, la administración de

propiedades eclesiásticas y la promoción de la enseñanza y la fe católica en sus áreas. Por otro

lado, los arzobispos tenían un estatus superior y supervisaban varias diócesis en una provincia

eclesiástica. Esto les otorgaba un poder significativo en la jerarquía eclesiástica. Además de

sus responsabilidades religiosas, tanto obispos como arzobispos también desempeñaron un

papel importante en la vida política y social de la Edad Media. A menudo estaban


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involucrados en asuntos diplomáticos y políticos, y sus opiniones y consejos eran altamente

valorados por los gobernantes seculares. También eran defensores de la fe y participaban en

debates teológicos y filosóficos de la época.

Sacerdotes: Los sacerdotes en la Edad Media ocupaban una posición central en la

sociedad como ministros religiosos y líderes espirituales. Como intermediarios del pueblo y

los altos rangos del clero, su principal función radicaba en administrar los sacramentos de la

Iglesia, esenciales para la salvación de las almas, y predicar la fe católica a la comunidad.

Además, desempeñaban un papel activo como párrocos al frente de parroquias, cuidando de la

vida espiritual de la comunidad y brindando asistencia social a los necesitados. Su

participación en la educación, tanto teológica como en conocimientos seculares, era

fundamental, y a menudo estaban involucrados en la preservación y transmisión del

conocimiento y la cultura. También escuchaban confesiones, proporcionaban consejo

espiritual y dirigían ceremonias religiosas. En resumen, los sacerdotes eran figuras

polifacéticas que jugaban un papel integral en la vida medieval, tanto en lo espiritual como en

lo cultural y lo social.

Órdenes monásticas: Las órdenes monásticas en la Edad Media desempeñaron un papel

fundamental en la vida espiritual y cultural de la época. Entre las más destacadas se

encuentran los benedictinos, fundados por San Benito de Nursia en el siglo VI, cuya Regla

enfatizaba una vida de oración, trabajo y estudio. Los benedictinos contribuyeron

significativamente a la preservación del conocimiento clásico y la cultura a través de sus

monasterios, donde se copiaban manuscritos y se promovía la educación. Por otro lado, los

cistercienses, fundados en el siglo XII por San Bernardo de Claraval, se destacaron por su

vida monástica austera y contemplativa, además de su influencia en la arquitectura gótica y la

mejora de técnicas agrícolas. Ambas órdenes, junto con otras, fueron faros de espiritualidad,

centros de conocimiento y promotores de valores culturales en la Europa medieval. Su labor


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se daba principalmente en los monasterios, supervisados por un abad/abadesas, la autoridad

del abad era absoluta dentro de su comunidad y su posición a menudo implicaba una gran

responsabilidad en la preservación de la fe, la cultura y la disciplina en la Edad Media. En su

función, los abades eran responsables de supervisar la vida monástica, garantizar el

cumplimiento de las reglas impuestas por el clero y proporcionar orientación espiritual a los

monjes o monjas. También administraban los asuntos diarios del monasterio, incluyendo la

gestión de propiedades, la toma de decisiones financieras y la resolución de conflictos

internos. Si bien, el término ha quedado bastante desactualizado y se ido perdiendo con el

tiempo, su legado perdura en numerosos vestigios de la arquitectura, la educación y la

preservación del patrimonio cultural.

El Clero secular en la Iglesia

El clero secular, compuesto por aquellos miembros del clero (generalmente monjas y

frailes) que vivían fuera de los monasterios y se integraban en la sociedad, tuvieron un papel

fundamental en la Edad Media. Su labor se centraba en la vida parroquial y en la prestación

de servicios religiosos a los fieles. Esto incluía la administración de los sacramentos

esenciales como el bautismo, la eucaristía, la confirmación, la confesión y la extremaunción.

Además, los clérigos se encargaban de celebrar la liturgia y proporcionar enseñanza, tanto

religiosa como secular, a la comunidad. También tenían un importante compromiso social al

ofrecer asistencia a los necesitados y a los menos afortunados.

La organización jerárquica del clero secular era encabezada por el Papa, quien era

considerado como la máxima autoridad de la Iglesia católica. Le seguían en la jerarquía los

arzobispos, que supervisaban a los obispos en una región determinada. Los obispos, por su

parte, eran responsables de una diócesis, que estaba subdividida en parroquias, cada una de

ellas bajo la dirección de un párroco. No desempeñaban solo un papel esencial en cuestiones


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religiosas, sino que también tenía una gran influencia en la sociedad medieval. Junto con la

nobleza, formaba parte de la clase dominante y ejercía un impacto significativo en la política,

la economía y la cultura de la época. Sin embargo, a partir del siglo XII, el clero secular se

sometió a una serie de reformas promovidas tanto por el papado como por las órdenes

religiosas. Estas reformas tenían como objetivo mejorar la moral y la formación de los

miembros del clero.

Además de ello, desempeñó un papel fundamental en la difusión del cristianismo en la

Edad Media. Los párrocos eran responsables de la celebración de la misa y la administración

de los sacramentos en las parroquias, que constituían las unidades básicas de la estructura

eclesiástica. Asimismo, el clero secular desempeñó un papel importante en la educación de la

época, ya que los obispos y párrocos eran responsables de las escuelas catedralicias y

parroquiales, que eran las únicas instituciones educativas disponibles en aquel entonces. Cabe

mencionar que el clero secular era un grupo diverso en términos de conocimiento y

moralidad, abarcando desde individuos santos y eruditos hasta clérigos corruptos y

analfabetos.

El Clero regular: En la Edad Media, el clero regular se consolidó como una parte

fundamental de la Iglesia. A partir del siglo VI, surgió esta rama del clero, que se diferenciaba

del clero secular en su elección de apartarse del mundo y llevar una vida monástica en

monasterios bajo la autoridad de un abad. Estos monjes y monjas, en lugar de ejercer

funciones pastorales en parroquias, dedicaban sus vidas a la oración y al trabajo manual,

siguiendo reglas específicas.

Uno de los hitos más importantes en la formación del clero regular fue la fundación de la

orden benedictina por San Benito de Nursia en Occidente. Su regla, basada en el lema "ora et

labora" (reza y trabaja), instaba a los monjes a llevar una vida de equilibrio entre la
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contemplación espiritual y el trabajo manual. Además, los miembros de esta orden

benedictina hacían votos de obediencia, castidad y pobreza, lo que los comprometía aún más

con una vida austera y devota. La Iglesia, en particular el Papado, respaldó y promovió

activamente la regla de San Benito, lo que contribuyó a su difusión y consolidación.

El poder de los Reyes: En la sociedad medieval europea, los reyes desempeñaban un

papel central y gozaban de poderes políticos y militares. Buscaban el respaldo de la Iglesia

para legitimar su gobierno y mantener la estabilidad en sus reinos, al mismo tiempo que

asumían la responsabilidad de proteger los intereses eclesiásticos y garantizar la seguridad de

obispos y figuras religiosas dentro de sus territorios. Este poder regio se consideraba otorgado

por Dios, lo que implicaba la necesidad de un gobierno justo y objetivo, ya que la justicia se

consideraba una manifestación terrenal de lo divino. Los reyes también tenían el poder de

legislar según el derecho romano, que se consideraba inmutable y se transmitía oralmente al

pueblo a través de pregoneros y escribanos. En resumen, los reyes ejercían un papel

fundamental como representantes de la justicia divina y legisladores en la sociedad medieval.

Es por ello, que la relación entre los papas y los reyes en este contexto era compleja. Si bien

los reyes gobernaban sus reinos de manera autónoma, buscaban la aprobación de la Iglesia

para consolidar su poder. La Iglesia, por su parte, desempeñaba un papel fundamental en la

legitimación de la autoridad real y, a cambio, esperaba que los monarcas protegieran y

promovieran los intereses eclesiásticos en sus territorios. Los reyes buscaban la aprobación y

bendición del Papa para legitimar su reinado. El Papa tenía el poder de coronar a los reyes y

reinas, lo que simbolizaba su autoridad y derecho divino para gobernar. Esto se veía como una

parte crucial de la legitimidad del gobierno del rey.

Coronación: La coronación real en la Edad Media era un evento de gran trascendencia, ya

que representaba la culminación del proceso de ascenso al trono. Los reyes y reinas eran

investidos con la corona y otros símbolos de poder por el Papa o un representante eclesiástico
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de alto rango. Este acto no sólo confería legitimidad al monarca, sino que también implicaba

un compromiso religioso y moral ante Dios y la Iglesia.

Además de la coronación, los reyes también solían mantener una estrecha colaboración con

la Iglesia en asuntos políticos y religiosos. Esta relación simbiótica entre el poder secular y el

religioso era característica de la época y tenía un impacto significativo en la gobernanza y la

estabilidad de los reinos medievales. La Iglesia no sólo proporcionaba legitimidad a los

gobernantes, sino que también influía en la toma de decisiones políticas y en la moral de la

sociedad. En resumen, la coronación real era un símbolo de la compleja relación entre la

Iglesia y el poder político en la Edad Media.

La Querella de las Investiduras

Se desarrolló en el siglo XI, representó uno de los conflictos más notables en la historia de

la relación entre la Iglesia y el poder secular en la Edad Media. Este conflicto surgió en un

contexto en el que los reyes europeos comenzaron a asumir un papel cada vez más activo en

la designación de obispos y otros altos cargos dentro de la Iglesia. Investir a un obispo

implicaba otorgarle el cargo y las responsabilidades asociadas con él. Sin embargo, la Iglesia,

encabezada por el Papa, sostenía firmemente que esta prerrogativa de nombrar a los obispos

era un asunto exclusivo de la Iglesia y no debía estar sujeta al control o influencia de los

gobernantes seculares. El Papa argumentaba que esta autoridad emanaba de su posición como

líder de la Iglesia y su investidura divina.

El conflicto se prolongó durante más de un siglo y resultó en fuertes tensiones

significativas entre la Iglesia y los reyes. Este conflicto amenazó con dividir Europa, ya que

las lealtades de muchos nobles y monarcas se dividieron entre el Papa y sus líderes

espirituales y los reyes que buscaban mantener su influencia sobre la Iglesia. Seria en 1122

cuando finalmente se alcanzó una resolución histórica en el Concordato de Worms. Este


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acuerdo estipulaba que, si bien los reyes podían continuar investiendo a los obispos, la

elección final y la consagración recaían en manos del Papa o sus representantes eclesiásticos.

Esto restableció el equilibrio entre el poder eclesiástico y secular en asuntos relacionados con

la Iglesia, marcando un hito importante en la historia de la Europa medieval.

El Concordato de Worms: No solo puso fin a la "Querella de las Investiduras," sino

que también estableció un precedente fundamental para la separación de las esferas de

influencia entre la Iglesia y el Estado en la Edad Media y sentó las bases para futuros

desarrollos en la relación entre estos dos poderosos actores en la sociedad medieval.

La Querella del Milenio:

En el siglo XIII, la "Querella del Milenio”, se convirtió en uno de los conflictos más

trascendentales en la relación entre la Iglesia y el poder secular en la Edad Media. Este

conflicto se originó a raíz de la proclamación realizada por el Papa Bonifacio VIII, quien

afirmó la supremacía del poder espiritual de la Iglesia sobre el poder temporal de los

gobernantes seculares. En esencia, el Papa sostenía que la autoridad de la Iglesia prevalecía

sobre los asuntos mundanos y terrenales, lo que incluía el poder de los reyes y sus gobiernos.

La declaración de Bonifacio VIII generó una fuerte resistencia por parte del rey de Francia,

Felipe IV, también conocido como Felipe el Hermoso. Felipe IV se negó rotundamente a

reconocer esta autoridad papal sobre su reino y sus asuntos gubernamentales. Para él, esta

afirmación del Papa constituía una amenaza directa a su poder y a la autoridad del Estado

francés. El enfrentamiento llegó a su punto máximo cuando el Papa Bonifacio VIII decidió

tomar medidas enérgicas y excomulgó al rey Felipe IV. La excomunión era una medida

extremadamente seria en la Edad Media, ya que implicaba la exclusión de la Iglesia Católica

y sus sacramentos, lo que tenía profundas implicaciones tanto espirituales como políticas.
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Este conflicto evidenció de manera dramática la tensión inherente entre el poder papal y el

poder secular en la Europa medieval. Aunque la Iglesia sostenía que tenía la autoridad divina

para guiar tanto en asuntos espirituales como temporales, los reyes y gobernantes seculares

también afirmaban su autoridad y soberanía sobre sus territorios.

Si bien la Querella del Milenio no tuvo una resolución definitiva y duradera como la

Querella de las Investiduras, sentó un precedente importante para futuros desacuerdos entre la

Iglesia y los monarcas en Europa. Esta tensión perduró durante siglos y fue un factor

significativo en la configuración del paisaje político y religioso de la Edad Media y más allá.

Los principales movimientos heréticos de la edad Media

Durante la extensa edad Media, surgieron distintas interpretaciones y corrientes de

pensamiento vinculadas al cristianismo que, en los algunos casos, se alejaron sustancialmente

de los dictados de Roma. El Papado, a través del poder civil de los distintos territorios, trató

de luchar contra cualquier atisbo de heterodoxia que se detectara, aunque, en algunos casos,

como vamos a ver a continuación, las formas de religiosidad cristiana consideradas heréticas

tuvieron tal preeminencia que lograron atraer a miles de personas de diferentes lugares de

Europa. Los principales movimientos heréticos (aunque no los únicos) que convulsionaron

Europa durante la edad Media fueron los siguientes:

Priscilianismo: El priscilianismo fue un movimiento religioso que se originó en el siglo

IV que recibe el nombre de su principal predicador, Prisciliano. Esta corriente surgió como

un rechazo a la creciente riqueza y relajación de costumbres que presentaba la Iglesia de

Roma y defendía que la Iglesia debía volver a la pobreza. Asimismo, ente otros cambios, una

de las tesis más revolucionarias en aquel momento que defendía el priscilianismo era que la

mujer debía tener un papel protagonista en el ámbito eclesiástico, debía disfrutar de una
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amplia libertad y, además, debía tener autoridad en el contexto cristiano. El priscilianismo se

extendió mucho por la península Ibérica y fue ganando muchos adeptos, pese a las crecientes

medidas de contención que puso en marcha la Iglesia de Roma. Tanto Prisciliano como sus

colaboradores más cercanos fueron excomulgados, pero esto solo hizo que su influencia

continuara creciendo y las autoridades tomaron medidas cada vez más expeditivas para atajar

el problema prisciliano. Tras ser traicionado por algunos de sus acompañantes, Prisciliano fue

ejecutado, la mayoría de sus adeptos más importantes fueron apresados y el resto de los que

profesaban esa religión fueron considerados como herejes, llegando a sufrir diversas penas

como la confiscación de sus bienes o el destierro.

Adopcionismo: La idea que defendía el adopcionismo era que Jesús no era un ser divino

desde su origen, sino que había sido adoptado por Dios para actuar como su hijo en la

Tierra. El adopcionismo cobró una gran importancia durante los primeros siglos del

cristianismo, ya que este dictado era fácil de vincular con la cultura clásica, donde muchos

héroes habían alcanzado la condición de dioses en reconocimiento a sus actos o hazañas, o

con la judía, donde se consideraba que el Mesías era un humano elegido por Dios. Aunque las

teorías adopcionistas en general fueron perdiendo fuerza a medida que los sucesivos concilios

decidieron que la Encarnación de Dios era la teoría ortodoxa reconocida por la Iglesia, pero

otras teorías muy relacionadas con esta idea conocieron una gran fuerza hasta bien entrado el

siglo VI.

Los cátaros o albigenses. La herejía cátara se ha convertido en la más popular y conocida

de todas las herejías cristianas medievales, en buena medida gracias a la inmensa cantidad de

novelas y películas que se han creado en torno a ella. Esta corriente se hizo muy popular en la

zona del sur de Francia y de Aragón y tenía muy poco que ver con los dictados del

cristianismo oficial. Los cátaros defendían que el mundo estaba compuesto por una realidad
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dual, el mundo físico, creado por el Demonio o el Diablo, y el Reino de los Cielos o de Dios,

que se encontraba más allá de los límites del ámbito material. Para ellos, el alma era el único

elemento sagrado del ser humano, considerando el cuerpo como una vestidura terrena a la que

no debía darse importancia. Tomando el alma como elemento principal y negando todo el

contacto posible con el mundo material, los cátaros practicaban el ascetismo y una severa

abstinencia de todo lo terreno. Negaban los sacramentos y crearon una organización propia

ajena a la Iglesia y, en buena medida, también al resto de la sociedad del momento.

En un principio, la Iglesia de Roma organizó misiones para evangelizar estas comunidades

y devolverlas a la ortodoxia, pero dichas misiones no solo no consiguieron su objetivo, sino

que tuvieron que resignarse ante la continua expansión de las ideas cátaras. Ante tal fracaso, la

Iglesia de Roma inició una violenta ofensiva y dio a la lucha contra los cátaros la condición de

“cruzada”, presentándolos como peligrosos herejes y convenciendo a los poderes civiles de

los territorios que contaban con mayor presencia de cátaros de que debían ser exterminados

por la fuerza. Perseguidos por autoridades tanto civiles como religiosas y ante la amenaza de

sufrir graves castigos corporales o, incluso, de ser ejecutados si eran encontrados sospechosos

de la más mínima simpatía hacia los cátaros, los pocos que quedaron se refugiaron en los

bosques y en el más estricto secretismo para poder sobrevivir, aunque probablemente se

extinguieron completamente ya a finales del siglo XIV.

El papado y Cisma Occidente

El Papado y el Cisma de Occidente fueron eventos importantes en la historia de la Iglesia

Católica en la Edad Media. El Cisma de Occidente, también conocido como el Gran Cisma de

Occidente, tuvo lugar entre 1378 y 1417 y resultó en la existencia de dos Papas simultáneos y

rivales, uno en Roma y otro en Aviñón, Francia. Esto creó una división en la Iglesia Católica,

con diferentes facciones que apoyaban a uno u otro Papa.


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El Papado: Se refiere a la institución de la Iglesia Católica que tiene su sede en Roma y

es liderada por el Papa. El Papa es considerado el líder espiritual y supremo de la Iglesia

Católica.

1. Orígenes y Fundación del Papado:

El origen y la fundación del papado en la Iglesia Católica tienen una conexión importante

con el apóstol Pedro, uno de los discípulos más cercanos de Jesucristo. La tradición católica

sostiene que Jesús le dio a Pedro un papel especial entre los apóstoles, como se describe en el

Evangelio de Mateo 16:18-19, donde Jesús le dice a Pedro: "Tú eres Pedro, y sobre esta roca

edificaré mi Iglesia" y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves

del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates

en la tierra quedará desatado en los cielos".

Esta declaración se interpreta como el fundamento sobre el cual se construiría la Iglesia, y

las "llaves del Reino de los Cielos" simbolizan la autoridad y el liderazgo espiritual. A partir

de esta tradición, los papas posteriores se consideran los sucesores de Pedro y herederos de su

autoridad. Se les otorga el título de "Obispo de Roma" y se les considera el Papa, que

significa "padre" en latín, reflejando su papel como líder espiritual de la Iglesia Católica.

A lo largo de la historia, la figura del Papa se desarrolló como el líder supremo de la Iglesia

Católica, encargado de la autoridad suprema en asuntos espirituales y doctrinales. La idea de

la infalibilidad papal, que sostiene que el Papa es infalible cuando habla ex cátedra (desde la

cátedra papal) sobre cuestiones de fe y moral, también se convirtió en un dogma de la Iglesia

Católica en el Concilio Vaticano I en 1870. Esta La doctrina refuerza la posición del Papa

como la autoridad final en la toma de decisiones religiosas.

A lo largo de los siglos, los papas también han tenido un papel importante en la política

europea, en ocasiones desempeñando un papel de liderazgo en los asuntos políticos y en la


20

formación de alianzas entre estados. El papado ha sido una de las instituciones religiosas más

influyentes en la historia de Occidente, y la figura del Papa ha sido un símbolo de autoridad y

unidad para la Iglesia Católica.

2. El Papado como Poder Espiritual y Político:

Poder Espiritual:

• Autoridad Religiosa Suprema: Como líder espiritual de la Iglesia Católica, el Papa

tiene la autoridad suprema en cuestiones de doctrina, moral y liturgia para más de mil

millones de católicos en todo el mundo.

• Excomunicación y Absolución: Los papas tienen el poder de excomulgar a individuos

o incluso a gobernantes, lo que significa que pueden ser excluidos de la comunión de la

Iglesia. También tienen el poder de absolver a personas de sus pecados, lo que se considera un

acto de misericordia divina.

Poder Político:

• Papado como Estado: Durante gran parte de la Edad Media, los Papas gobernaron un

territorio conocido como los Estados Pontificios, que incluían partes de Italia central. Esta

autoridad política les permitiría ejercer poder como monarcas sobre una región significativa.

• Influencia en la Política Europea: Los Papas desempeñaron un papel clave en la

política europea a través de la diplomacia y la mediación en conflictos entre reinos y poderes.

Por ejemplo, el Papa Inocencio III ejerció influencia sobre los líderes europeos en el siglo

XIII.

• Bulas Papales y Decretos: Los papas emitían bulas papales, documentos que tenían

implicaciones políticas, como la concesión de tierras a naciones o la autorización de cruzadas

Ejemplos de momentos en la historia en los que el Papa ejerció influencia política:


21

 Papado y el Imperio Carolingio: En el siglo VIII, el Papa León III coronó al

emperador Carlomagno, lo que simbolizó la conexión entre la Iglesia y el poder político en

Europa.

 Las Cruzadas: Los Papas desempeñaron un papel importante en la organización y el

llamado a las Cruzadas, expediciones militares emprendidas por la Cristiandad europea para

recuperar la Tierra Santa de los musulmanes.

 El Renacimiento y los Borgia: La familia Borgia, que incluía al Papa Alejandro VI, fue

famosa por su influencia política y su participación en la política italiana durante el

Renacimiento.

 La Reforma Protestante: La Reforma liderada por Martín Lutero en el siglo XVI

resultó en una ruptura con la Iglesia Católica y en una lucha de poder religioso y político en

Europa.

 El Concilio de Trento: Este concilio convocado por el Papa Paulo III en el siglo XVI

para abordar la Reforma Protestante también tuvo implicaciones políticas al reafirmar la

autoridad papal y la ortodoxia católica.

3. El Papado en Roma:

El Papado en Roma es una institución religiosa con una historia rica y un profundo

significado en la ciudad de Roma y en todo el mundo católico. La sede del papado, conocida

como la Santa Sede, se encuentra en la Ciudad del Vaticano, un enclave independiente dentro

de Roma, lo que la convierte en la capital espiritual de la Iglesia Católica. Esta ubicación tiene

un significado simbólico y espiritual excepcional para los católicos, ya que representa la

conexión directa con San Pedro, considerado el primer Papa y uno de los discípulos más

cercanos de Jesús. La Basílica de San Pedro, situada en el corazón de la Ciudad del Vaticano,

es uno de los lugares más sagrados para los católicos y un punto de referencia icónico en el

horizonte de Roma.
22

La relación entre el papado y el poder político en Roma ha sido una constante a lo largo de

la historia. Durante la Edad Media, el Papado fue un papel central en la política europea,

siendo el Papa no solo el líder espiritual de la Iglesia, sino también un poder político

influyente.

El Cisma de Occidente: El Cisma de Occidente se originó a partir de disputas y

tensiones dentro de la Iglesia Católica en el siglo XIV.

En 1378, a la muerte del Papa Gregorio XI, se eligió a un Papa italiano, Urbano VI, en

Roma. Sin embargo, algunos cardenales franceses que no estaban satisfechos con esta

elección se retiraron a Aviñón y eligieron a Clemente VII como Papa rival. Esto marcó el

comienzo del Cisma de Occidente.

Durante casi cuatro décadas, hubo dos líneas de Papas rivales: una en Roma (la llamada

obediencia romana) y otra en Aviñón (la llamada obediencia avignonense).

Los intentos de resolver el cisma llevaron a la elección de varios Papas adicionales y solo

complicaron aún más la situación.

Concilio de Constanza: La crisis del Cisma de Occidente finalmente se resolvió en el

Concilio de Constanza, que se celebró entre 1414 y 1418. En este concilio, se eligió a Martín

V como Papa, poniendo fin al cisma y restaurando la unidad de la Iglesia Católica bajo un

solo Papa en Roma.

El Cisma de Occidente tuvo consecuencias significativas en la Iglesia Católica y en la

sociedad europea de la época. La división y la confusión resultantes debilitaron la autoridad

papal y llevaron a un aumento en el poder de los concilios ecuménicos y de las monarquías

nacionales en asuntos religiosos. También contribuyó a la Reforma Protestante en el siglo

XVI, que desafiaba aún más la autoridad papal y condujo a la creación de denominaciones

cristianas separadas de la Iglesia Católica.


23

La Iglesia en la Alta Edad Media

Las Cruzadas

Fueron una serie de campañas militares organizadas por el Papa y las potencias cristianas

occidentales para recuperar Jerusalén y Tierra Santa del control musulmán y luego defender

estas conquistas. Entre 1095 y 1270 hubo ocho grandes cruzadas oficiales y muchas otras

cruzadas no oficiales. Aunque hubo muchas cruzadas, ninguna tuvo tanto éxito como la

primera, y en 1291 los estados cruzados establecidos en Oriente Medio se incorporaron al

Sultanato mameluco. Las ideas de las Cruzadas fueron utilizadas con más éxito en otros

lugares (por los cristianos), especialmente en los países bálticos contra la Europa pagana y en

la Península Ibérica contra los moros musulmanes. Esta guerra, que involucraría a los

emperadores, reyes y nobles de Europa, así como a miles de humildes caballeros y guerreros,

tendría consecuencias dramáticas para todos los involucrados. Además de la muerte evidente,

la destrucción de la vida, la destrucción y el agotamiento de los recursos, sus consecuencias

fueron el colapso del Imperio Bizantino y el deterioro y la intolerancia de las relaciones entre

las religiones y los pueblos de Oriente y Occidente, cuyas consecuencias aún afectan a

gobiernos y sociedades hoy.

Razones de las cruzadas

La Primera Cruzada (1095-1102) sentó el precedente de la caótica mezcla de política,

religión y violencia que impulsó todos los movimientos posteriores. El emperador bizantino

Alejo I Comneno (r. 1081-1118) vio la oportunidad de obtener ayuda militar occidental para

derrotar a los musulmanes Qing que invadieron su imperio en Asia Menor. Cuando los

selyúcidas capturaron Jerusalén en 1087 (de manos de sus hermanos musulmanes, no de los

cristianos que habían perdido la ciudad siglos antes), se convirtió en el catalizador que

movilizó a los cristianos occidentales a la acción. El Papa Urbano II (que reinó entre 1088 y

1099) respondió a esta petición de ayuda, motivado por el deseo de fortalecer la autoridad
24

papal y dejar de convertirse en el líder indiscutible de toda la Iglesia cristiana, incluida la

Iglesia Ortodoxa. Disfruta del prestigio. Después de siglos de control musulmán, recuperar

Jerusalén y sitios como el Santo Sepulcro, que se cree es la tumba de Jesucristo, será una

verdadera batalla. Como resultado, el Papa lanzó un movimiento misionero por toda Europa,

llamando a los nobles y caballeros de Occidente a afilar sus espadas, reclutar soldados,

ascender al trono y defender el lugar más preciado de la cristiandad y de todos los cristianos.

Había muchos motivos para los soldados que "tomaron la cruz", el juramento cruzado, y se

embarcaron en viajes de combate extremadamente difíciles en tierras extranjeras. En primer

lugar, es el aspecto religioso: la defensa prometida por el Papa de los cristianos y de la fe, que

trae el perdón de los pecados y un camino rápido al cielo. También está la idea de la caballería

y de hacer lo correcto (aunque la idea de la caballería de la Primera Cruzada estaba en su

infancia), la presión de los pares y de la familia, la capacidad de adquirir riqueza material

(incluida la tierra). y nombres), además de querer viajar y visitar personalmente los grandes

lugares santos. Muchos samuráis tienen ambiciones más que glamorosas y simplemente se

ven obligados a seguir a sus amos, algunos intentan evitar las deudas y la justicia, y otros

simplemente buscan una vida decente que incluya una dieta normal. Estos motivos seguirían

proporcionando un gran número de nuevos reclutas en todas las campañas futuras.

La primera cruzada

Contra todo pronóstico, los ejércitos internacionales de la Primera Cruzada superaron

dificultades logísticas y tecnología enemiga para recuperar primero Antioquía en junio de

1098 y luego la gran ciudad de Jerusalén el 15 de julio de 1099. Con su caballería pesada,

armadura superior, técnicas de asedio y poder militar, esto significó que los caballeros

occidentales dieron a los musulmanes una sorpresa que nunca se repetiría. Tampoco se

olvidará la masacre de musulmanes tras la caída de Jerusalén. Hubo algunas complicaciones,


25

como la destrucción de la Cruzada Popular, de un grupo de civiles y de importantes muertes

humanas por plagas, enfermedades y hambre, pero el éxito general de la Primera Cruzada

convenció incluso a los organizadores de sorprenderme incluso a mí mismo. La cooperación

transfronteriza en la guerra pareció dar frutos y los comerciantes comenzaron a mostrar

interés en las Cruzadas.

Estados cruzados

Para defender el territorio ahora en manos cristianas, se formaron cuatro estados cruzados:

el Reino de Jerusalén, el Condado de Edesa, el Condado de Trípoli y Antioquía. Estas áreas se

conocen colectivamente como Oriente latino o Outremer (en francés, "ultramar"). El comercio

entre Oriente y Occidente pasaba por estos países, y los lucrativos contratos para traer

cruzados al Levante atraían a comerciantes de ciudades como Venecia, Pisa, Génova y

Marsella. En los estados cruzados surgieron órdenes militares como los Caballeros Templarios

y los Caballeros Hospitalarios, que eran grupos hábiles de caballeros profesionales que vivían

como monjes y eran responsables de proteger los castillos importantes y el paso de los

peregrinos. Desafortunadamente para la cristiandad, los estados cruzados siempre sufrieron

escasez de mano de obra y disputas entre los nobles que se establecieron allí. Su existencia en

el próximo siglo no sería fácil.

La segunda cruzada

En 1144, la ciudad de Edesa en la Alta Mesopotamia fue conquistada por el líder

musulmán selyúcida Imad ad-Din Zangi (1127-1146), gobernante de Mosul (Irak) y la

independiente Lepo (Siria), y muchas ocupaciones cristianas. Asesinado o esclavizado. Eso

desencadenaría una nueva cruzada para recuperarlo. Rey Conrado III de Alemania (r. 1138-

1152) y el rey Luis VII de Francia (1137-1180) encabezaron la Segunda Cruzada en 1147-

1149, pero la sanción real no tuvo éxito. La muerte de Zanji solo trajo una figura más
26

decidida, su sucesor Nur al-Din (a veces llamado Nur al-Din, r. 1146-1174), que intentó unir

al mundo musulmán y lanzar una yihad contra los cristianos. Levante. Los ejércitos cruzados

sufrieron grandes pérdidas en dos grandes derrotas selyúcidas en 1147 y 1148, y trataron

desesperadamente de salvar algo glorioso de la campaña, a saber, el asedio de Damasco en

junio de 1148, que fue un trágico fracaso. Al año siguiente, Nur al-Din conquistó Antioquía y

el condado de Edesa dejó de existir en 1150.

La Reconquista

En 1147, los cruzados de la Segunda Cruzada se detuvieron en Lisboa en su viaje hacia el

este para ayudar al rey Alfonso Henriques de Portugal (n. 1139-1185) a conquistar la ciudad a

los musulmanes. Era parte del desarrollo continuo de pequeños reinos cristianos en el norte de

Iberia que querían expulsar a los musulmanes del sur de España, la llamada Reconquista

(aunque los musulmanes habían estado allí desde principios del siglo VII). Los Papas se

complacieron en llamar a los moros otro enemigo de Occidente. Los mismos beneficios

espirituales se ofrecieron a quienes lucharon en Medio Oriente o Iberia. Los nobles españoles

y portugueses también anhelaban el apoyo de un poder superior y los recursos humanos y

financieros prometidos. Surgieron nuevas organizaciones militares locales y las campañas

tuvieron tanto éxito que sólo Granada quedó en manos musulmanas después de mediados del

siglo XIII.

Cruzadas bálticas

El tercer teatro de las Cruzadas, que también contó con el apoyo del papado y de una

infraestructura eclesiástica más amplia, fue el Mar Báltico y las zonas fronterizas de los

territorios germánicos todavía paganos. Las cruzadas del Báltico en los siglos XII al XV

fueron dirigidas por primera vez por ejércitos sajones bajo el liderazgo de nobles germánicos

y daneses, quienes en 1147 eligieron a los paganos Vendia (también llamados eslavos
27

occidentales) como su objetivo. Éste fue un aspecto completamente nuevo de las Cruzadas: la

conversión activa de los no cristianos al cristianismo, en lugar de la liberación del territorio

controlado por los paganos. Luego, los cruzados avanzaron, liderados principalmente por los

caballeros teutónicos, que pidieron a caballeros de toda Europa que acudieran en su ayuda. De

hecho, los caballeros fundaron su país en Prusia y luego se trasladaron a las actuales Lituania

y Estonia. Las Cruzadas, que a menudo convertían brutalmente a los paganos y quizás incluso

más para ganar tierras y riquezas, tuvieron tanto éxito en sus objetivos que los Caballeros

Teutónicos se quedaron sin trabajo a finales del siglo XIV y tuvieron que concentrarse. La

energía se dirigió contra los polacos, los turcos otomanos y los rusos, con resultados mucho

peores.

La tercera cruzada

De vuelta en Oriente Medio, el destino de los tres estados cruzados restantes se volvió cada

vez más incierto. La nueva estrella musulmana, el sultán Saladino de Egipto y Siria (r. 1174-

1193) obtuvo una gran victoria sobre los ejércitos latinos orientales en la batalla de Hattin en

1187 y rápidamente capturó Jerusalén. Estos acontecimientos condujeron a la Tercera Cruzada

(1189-1192). Quizás la más emocionante de todas las batallas, esta batalla fue librada por dos

reyes occidentales y un emperador, de ahí el nombre "Cruzada de los Reyes". Estos tres

grandes nombres son: Federico I Barbarroja, Rey de Alemania y Emperador del Sacro

Imperio Romano Germánico (r. 1152 - 1190), Felipe II de Francia (reinó 1180 - 1223) y

Ricardo I, el "Corazón de León" de Inglaterra (reinó 1180 - 1223 - 1189 - 1199). A pesar de su

sangre real, las Cruzadas tuvieron un comienzo difícil y Federico se ahogó en junio de 1190

en su camino a Tierra Santa. La llegada de Ricardo I en julio de 1191 puso fin finalmente al

asedio de Acre a favor de los cristianos, después de que el rey inglés causara revuelo al

capturar Chipre en el camino. El ejército cristiano marchó sobre Jaffa y volvió a ganar la

batalla de Arsuf en septiembre de 1191, pero cuando el ejército llegó a Jerusalén sintieron que
28

no podían tomar la ciudad y, aunque lo hicieran, el ejército relativamente intacto no podría

tomarla. Sal de esta ciudad. conquistar Ciudad. Saladino lo restauró inmediatamente. El

resultado final de la Tercera Cruzada fue sólo un premio de consolación: un tratado que

permitía a los peregrinos cristianos acceso sin obstáculos a Tierra Santa y a la estrecha franja

de tierra alrededor de Acre. Sin embargo, fue un soporte vital e inspiró muchas cruzadas

posteriores para expandirlo y convertirlo en algo mejor. La estrategia de la Quinta Cruzada

(1217 - 1221) cambió cuando las potencias occidentales decidieron que la mejor manera de

recuperar Tierra Santa de manos de los musulmanes (ahora gobernados por la dinastía Ayyubí

(1174 - 1250)) era atacar primero en el vientre. Los enemigos de Egipto eran débiles. Aunque

los occidentales lograron capturar Damieta en el Nilo en noviembre de 1219 después de un

fuerte asedio, debido a su falta de consideración de las condiciones locales y del software

adecuado, no lograron capturar Mansa en agosto de 1219 o agosto de 1221. Trágicamente

mató. en la batalla de La. En la Sexta Cruzada (1228-1229), las negociaciones lograron lo que

la guerra no pudo. El emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico II (r. (1220-

1250), criticado por no participar en la Quinta Cruzada, logró llegar a un acuerdo con Camilo

(1218-1238), entonces sultán de Egipto y Siria, con la condición de que Jerusalén fuera

entregada a los cristianos. Control Los peregrinos musulmanes pueden entrar libremente en la

ciudad. Camilo tenía sus propios problemas para controlar su gran imperio, especialmente el

rebelde Damasco, mientras que Jerusalén en ese momento no tenía valor militar ni

económico, sólo importancia religiosa, por lo que era una buena opción para evitar una guerra

disruptiva con el ejército de Federico. Patatas fritas baratas.

La Séptima Cruzada (1248-1254) comenzó después de que los ejércitos cristianos fueran

derrotados en la batalla de Lafobe en octubre de 1244. Bajo el liderazgo del rey Luis IX de

Francia (que reinó entre 1226 y 1270), los cruzados repitieron las tácticas de la Quinta

Cruzada, pero solo lograron los mismos resultados trágicos: la captura de Damieta y la derrota
29

de Manuel Sila fueron un completo fracaso. Louis incluso fue capturado, aunque luego

rescatado. El rey francés tuvo otra oportunidad en 1270 durante la Octava Cruzada. En 1250,

el sultanato mameluco había tomado el control de la dinastía ayubí y tenía al gran ex general

Baibar (r. 1260-1277) como gran líder. Luis IX volvió a atacar el norte de África, pero murió

de disentería mientras atacaba Túnez en 1270, y las Cruzadas también murieron. Mientras

tanto, los mamelucos expandieron su poder en el Medio Oriente y capturaron Acre en 1291,

destruyendo finalmente los estados cruzados.

Consecuencias de las cruzadas

Las Cruzadas tuvieron un gran impacto en todos los involucrados. Además de la muerte, la

destrucción y el sufrimiento evidentes causados por la guerra, también tuvo importantes

consecuencias políticas y sociales. El Imperio Bizantino dejó de existir, el Papa se convirtió

en el jefe de facto de la Iglesia cristiana, los estados marítimos italianos monopolizaron el

mercado mediterráneo en el comercio este-oeste, los Balcanes fueron cristianizados y los

moros ibéricos fueron expulsados al norte de África. El término cruzada se amplió aún más

para proporcionar una justificación religiosa para la conquista del Nuevo Mundo en los siglos

XV y XVI. Los enormes costos de las Cruzadas hicieron que aumentara el poder de las

familias reales europeas, mientras que el poder de la nobleza y los barones disminuyera. La

gente viajaba más, especialmente en peregrinaciones, leía y cantaba canciones sobre las

Cruzadas, abriendo así más su visión del mundo, aunque para muchos fuera parcial. Con el

tiempo, el orden militar evolucionó y finalmente se asoció con la caballería, varias de las

cuales existen ahora de una forma u otra. Los europeos desarrollaron un sentido más fuerte de

su cultura e identidad comunes, lo que también condujo a una xenofobia más profunda contra

los no cristianos, especialmente judíos y gentiles. La literatura y el arte continúan

entrecruzando leyendas tanto del lado cristiano como del musulmán, creando héroes y
30

tragedias en complejas redes de mitos, imágenes y lenguaje que a menudo se aplican de

manera imprecisa a los problemas y conflictos del siglo XXI.

Corrupción en la Iglesia y Herejía

La iglesia medieval estableció su monopolio sobre la vida espiritual de los europeos en la

Alta Edad Media (c. 476-1000) y consolidó este poder en la Edad Media (1000-1300) y la

Baja Edad Media (1300-1500). En el camino, los sacerdotes se volvieron cada vez más

corruptos, ignorando las enseñanzas cristianas básicas y viviendo en el lujo del diezmo.

Parsons se convirtió en sinónimo de hipocresía y pecado hasta tal punto que el

anticlericalismo se extendió por toda Europa a principios de la Edad Media y alentó el

desarrollo de sistemas de creencias alternativos que fueron condenados como herejía.

La gente común (e incluso la nobleza) era impotente contra la corrupción del clero, porque

la iglesia tenía la llave del destino eterno del pueblo. La salvación y la vida eterna sólo se

pueden obtener siguiendo Sus mandamientos. La alternativa es pasar la eternidad en los

tormentos del infierno o en los limitados, pero casi igualmente desagradables fuegos del

Purgatorio, donde se queman los pecados. El cielo, el infierno y el purgatorio después de la

muerte se consideraban absolutos y, dado que la iglesia determinaba las reglas del destino del

alma, no quedaba más remedio que aceptar la brutalidad del clero.

La misa cristiana se decía en latín, la Biblia en latín y los feligreses aprendían y

memorizaban oraciones como el Padre Nuestro y el Ave María en latín, un idioma que pocos

campesinos y pocos nobles entendían. El ministerio de Cristo, tal como está registrado en los

evangelios bíblicos, era propiedad exclusiva del clero, quien afirmaba que sólo la iglesia

podía comprender adecuadamente las intenciones del Dios cristiano e interpretarlas a los

demás.
31

La Iglesia católica es la única forma de cristianismo reconocida por los europeos no

ortodoxos hasta que la Reforma Protestante (1517-1648) limitó su poder. Antes de la

Reforma, las llamadas herejías brindaban oportunidades para la expresión religiosa fuera de

los estrechos y egoístas preceptos de la iglesia.

Los herejes

“PARA LA IGLESIA, UN HEREJE ERA SIMILAR A ALGUIEN CON UNA

ENFERMEDAD CONTAGIOSA”.

Aunque Europa fue teóricamente ortodoxa durante toda la Edad Media, hubo muchos

movimientos que cuestionaron las enseñanzas de la Iglesia y buscaron crear su propia versión

del cristianismo o, como los Pablos, los Bogomilos y los Cátaros, crear una forma única de

cristianismo. Religiones hermanas basadas en el maniqueísmo persa, el gnosticismo griego y

los principios cristianos. La Iglesia católica medieval condenó estos movimientos como

herejía y los reprimió brutalmente en un esfuerzo por mantener su poder. Aunque hubo

muchos de los llamados movimientos heréticos en la Edad Media, estos seis fueron los más
 Valdenses
influyentes y sirvieron de inspiración para otros:
 Lolardos
 Husitas
 Paulicianos

 Bogomilos

 Cátaros

La Iglesia y el poder temporal

La Iglesia ejerció el poder temporal por medios temporales, y Constantino y sus sucesores

inmediatos se vieron a sí mismos como defensores del cristianismo. Gracias a las exenciones

fiscales, la iglesia acumuló una riqueza considerable. Además, exigía un diezmo de la décima

parte de los ingresos de sus seguidores, que aumentaban y se transformaban en tierra y poder.
32

En el siglo VIII, la Iglesia estableció su supremacía al forjar la Donación de Constantino, en

la que se dice que el emperador Constantino transfirió el poder al Papa, quien a su vez

permitió que el emperador gobernara. Con tu amabilidad. El poder temporal en realidad

pertenece al Papa y su iglesia, y sólo se presta a un monarca que reina por un período de

tiempo determinado.

Se discute el impacto real de este documento en la mayor parte de la Edad Media, pero los

conceptos en los que se basó (y la participación cada vez mayor de la Iglesia en los asuntos

estatales) fueron significativos. Animó al rey franco Pipino el Breve (r. 751-768) a hacer

donaciones de la iglesia a Pipino, quien entregó las tierras conquistadas a los lombardos a la

iglesia y fundó los Estados Pontificios. También puede formar su propia milicia, participar en

campañas militares e intimidar a los monarcas para que sigan sus intereses mientras afirma

tener el poder detrás de cada trono.

Su participación en los asuntos mundanos alarmó a muchos y alarmó a otros. En la Italia

medieval del siglo XII, surgieron sectas conocidas como güelfos y gibelinos en respuesta a

disputas sobre nombramientos, y la iglesia podía nombrar altos funcionarios sin consultar al

rey. Los güelfos apoyaban la supremacía del Papa y los gibelinos, el emperador del Sacro

Imperio Romano Germánico. Sin embargo, los gibelinos nunca se opusieron abiertamente a la

propia Iglesia, sólo a sus abusos, mientras que los herejes condenaron la hipocresía de la

Iglesia, las riquezas mal habidas y otras formas de corrupción, y negaron la legitimidad del

Papa, del clero y del clero. . Incluso los santos presentes.

La Religión y cultura

La vida en esta época de la historia no es como todos pensábamos, con ciudades

hermosas, cálidas, con un rey que poseía todo el poder. Sin embargo, era la iglesia la cual

poseía un gran impacto social, pero también poseía tanto influencia política como militar,
33

incrementándose esta influencia y poder después del gobierno de Carlo Magno, que instauro

el “imperium christianum”.

Ya dicho esto es simple el pensar y afirmar que la religión predominante en esta época era

la católica. La mayor parte de las personas era cristiana por lo que la religión daba un

significado a la vida y a la realidad, que en ese momento era sinónimo de decir católico.

La religión

“Hace más de 2000 años, Jesús salió del desierto con un mensaje que fue el germen de la

fe cristiana y cambió radicalmente la historia de la humanidad. Así nació el cristianismo, la

religión monoteísta basada en la vida y enseñanzas de Jesús de Nazaret” (GARAY, 2022)

Ese es el origen de la religión cristiana originada en el siglo I d.C en judea, esparciendoce

posteriormente en Mesopotamia, Siria, Asia Menor, lo que hoy

Ese es el origen de la religión cristiana originada en el siglo I d.C en judea, esparciendoce

posteriormente en Mesopotamia, Siria, Asia Menor, lo que hoy en día es el Cáucaso Sur,

Etiopía, Egipto y el Imperio Romano. El eje central de su creencia es la “Santa Trinidad”,

conformada por Dios, Jesus y el espíritu santo

“La Santísima Trinidad es una, confesamos un solo Dios en tres personas, cada una de

ellas es enteramente Dios: «El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el

Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por

naturaleza.» (CIC 253)” (Paulina red de librerias, 2023)

La religión cristiana en sus diversas ramas (catolicismo, ortodoxia y más tarde,

protestantismo) desarrollo un papel central en la vida de las personas en la edad media

europea, como ya explicamos con anterioridad en la querella de las investiduras el ente


34

regulador de esta religión quería “proclamar la supremacía de la Iglesia sobre cualquier

clase de poder temporal “ (Porlan, 2019)

Cultura

Fue diversa y rica, pero estuvo fuertemente influenciada por la religión, la nobleza y la

estructura feudal de la sociedad.

Duro más de diez siglos, específicamente desde el siglo V hasta el XV, vemos un estilo

artístico nuevo y único que reflejaba las creencias, valores y creencias de la época, reflejada

en estos siguientes puntos:

 Literatura: En este punto en específico es fácil creer que ya conocemos los 2 grandes

representantes: La divina comedia de Dante Alighieri y los cantares de esta especie literaria

del género épico, consistían en cantos relatando las hazañas de un personaje histórico y

heroico entre los cuales podemos nombrar el Beowulf, en las islas británicas; la Chanson

de Roland (Canción de Rolando), en Francia; el Cantar de Mió Cid, en España, y el

Nibelungenlied (Canción de los Nibelungos) en Alemania.

 Arquitectura: Los estilos medievales son las manifestaciones religiosas, si bien no son el

único género que se desarrolló, sí es el más abundante y mejor preservado. Algunos

edificios se conservan por devoción, ya que siguen funcionando para el género para el cual

fueron edificados, otros por sus aportes artísticos y arquitectónicos, aunque ya no estén

dedicados al culto del Dios cristiano (Miceli, 2011)1.

 Arte: Su arte era sumamente influenciado por la religión, pero en cierta medida según la

época, debido a que vemos 5 estilos distintos y ordenados según su periodo: Periodo

Bizantino, Medieval temprano.

1
35

Carolingio, románico y el periodo gótico, siendo el más impresionante por sus grandes

edificios llamativos.

En resumen, la cultura en la Edad Media fue moldeada por mezcla de influencias

religiosas, nobles y populares. La religión, en particular el cristianismo, tenía un papel central

en la vida y las expresiones culturales de la época, pero también había una diversidad de

tradiciones y formas de expresión cultural en la sociedad medieval.

Influencias islámicas y judías

Por lo general, la relación judía-cristiana era amistosa y existían cartas, registros y diarios

que demuestran que algunos cristianos intentaban convertirse al judaísmo y los judíos al

cristianismo, tanto así que en fiestas judías, estos recibían regalos de parte de cristiano, tanta

era la confianza y buena relación que estos últimos nombrados al viajar, dejaban sus llaves y

casas al cuidado de sus vecinos cristianos.

“En la época de cruzadas cambio todo esto: A los judíos se les prohibió llevar armas y, por

tanto, no pudieron participar en la cruzada, lo que parece haber molestado a sus vecinos

cristianos, cuyos maridos e hijos fueron llevados por los señores feudales a Tierra Santa. Las

dificultades económicas causadas por la falta de mano de obra para trabajar los campos

dañaron aún más las relaciones entre ambos, ya que muchos judíos eran comerciantes que

podían continuar con su comercio mientras que el campesino cristiano estaba atado a la tierra

y luchaba por plantar, cuidar y recoger una cosecha.” (Mark, 2019)

Guillermo de Ockham

Guillermo de Ockham, conocido también como Guillermo de Ockham, se alza como una

figura de singular prominencia en el escenario intelectual de la Edad Media, especialmente en

el turbulento siglo XIV, una era caracterizada por desafíos tanto en la Iglesia como en la
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filosofía y la teología. Su legado trasciende las fronteras temporales y su pensamiento perdura

como objeto de estudio y debate en la contemporaneidad.

Uno de los aspectos más notables de la contribución de Ockham a la filosofía es su

destacado papel como uno de los principales exponentes del nominalismo. El nominalismo,

una corriente filosófica que sostenía que los conceptos universales abstractos, como

"humanidad" o "verdad", eran meras construcciones lingüísticas sin existencia real en el

mundo natural, desafiaba el realismo metafísico defendido por filósofos anteriores, como

Aristóteles y Tomás de Aquino. Esta posición tuvo profundas implicaciones en la teología al

cuestionar la naturaleza de las abstracciones teológicas y abogar por una religión más simple

y directa basada en la experiencia personal y la revelación divina.

Ockham, miembro de la Orden Franciscana, se vio inmerso en la famosa controversia

sobre la pobreza franciscana. En este conflicto teológico, defendió la idea de que Jesús y sus

apóstoles habían vivido en absoluta austeridad y que la Iglesia debía seguir ese ejemplo,

rechazando la acumulación de riqueza y bienes materiales. Esta posición lo enfrentó

abiertamente a la jerarquía eclesiástica, que a menudo se asociaba con la opulencia y el poder

económico. La controversia desencadenó debates teológicos y políticos de gran relevancia en

su época.

En sus esfuerzos por establecer la independencia del Imperio frente al poder papal,

Guillermo de Ockham se basó en repetidas ocasiones en textos bíblicos y reconoció la

jurisdicción propia de los no-creyentes. Ir en contra de los derechos del poder secular, en su

opinión, no solo era injusto, sino que también constituía una herejía. Esto adquiriría un

significado revolucionario en un contexto social y cultural fuertemente influenciado por la

religión, donde su rechazo al control papal sobre el poder secular desafiaba las normas

establecidas. Sin embargo, Ockham no fue tan lejos como proponer un sistema democrático al
37

estilo de Masilio de Padua, ya que no abogaba por hacer del consentimiento popular el único

principio de legitimación política. Consideraba que una vez que un gobernante había sido

elegido, la comunidad no podía destituirlo.

No obstante, en algún momento reconoció que el poder originario residía en el pueblo,

afirmando que "el poder de dar leyes y derechos estuvo primero y principalmente en el

pueblo, y el pueblo transfirió esta potestad de dar leyes al emperador". Aunque no tenía un

interés especial en la participación del individuo en el poder político, consideraba que estos

derechos naturales eran moralmente anteriores a cualquier sistema legal y debían ser

respetados, incluso antes de ser sancionados por la ley positiva. Así, sostenía que "los

individuos no necesitan tener poder político para tener derechos".

A pesar de sus apelaciones a la Biblia en sus escritos políticos para exigir el respeto por las

instituciones, Ockham también sostenía la autonomía de la política secular con respecto a la

revelación y la teología. Argumentaba que había razones teológicas para no derivar la política

de la teología, partiendo de ejemplos "apolíticos" de la perfección de Cristo, los apóstoles y

San Francisco. Además, valoraba enormemente la libertad personal, anticipando tal vez los

planteamientos de Martín Lutero, tanto a nivel individual como en la interpretación de la

Biblia. Defendía las libertades y derechos otorgados por Dios a los seres humanos,

argumentando que debían ser respetados. De esta manera, sus escritos políticos son

considerados una contribución significativa al pensamiento occidental sobre los derechos

humanos y la dignidad individual.

Dentro de su obra política, destacaba su firme defensa de la libertad de conciencia.

Afirmaba su disposición a reconocer y corregir cualquier error, pero no estaba dispuesto a

someter lo que se consideraba evidente por las Sagradas Escrituras o la razón a la corrección

de nadie. Sostenía que la ley evangélica representaba la ley de la libertad perfecta. En


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resumen, Ockham defendía la libertad por encima de la autoridad papal y cualquier mediación

que pudiera suponer la Iglesia como una entidad jerárquica organizada, lo que generó

controversia y críticas por parte de algunos historiadores de la filosofía medieval.

Muchos de estos historiadores, especialmente en la primera mitad del siglo XX, se

escandalizaron ante las ideas de Ockham, ya que consideraron que socavaban los

fundamentos doctrinales más importantes de la Iglesia durante siglos, como la Patrística y la

filosofía y teología de Tomás de Aquino. Algunos críticos argumentaban que, para Ockham y,

posteriormente, para Lutero, no existía ninguna autoridad doctrinal excepto la Biblia,

iluminada por el Espíritu Santo. La posición de Ockham, con su énfasis en la libertad de

conciencia y la autonomía de la política secular, se adelantó a su tiempo y dejó una profunda

huella en el pensamiento occidental sobre la relación entre la religión y la política, así como

sobre la libertad. individual y los derechos humanos.

Uno de los aspectos más revolucionarios del pensamiento de Ockham fue su defensa de la

separación explícita entre la Iglesia y el Estado. Anticipando ideas del pensamiento político

moderno, argumentó que la Iglesia y el Papado debían limitar su influencia al ámbito de lo

espiritual y lo moral, mientras que el Estado debía asumir la responsabilidad de los asuntos

seculares. Esta perspectiva contribuyó al posterior desarrollo de la teoría política y al proceso

de secularización en la sociedad europea.

El pensamiento de Guillermo de Ockham también incluyó una crítica enérgica contra la

preeminencia de la filosofía aristotélica en la teología medieval. Abogó por la simplificación

de la teología, rechazando argumentos metafísicos complejos y promoviendo una fe basada en

la revelación divina y la experiencia personal. Esta actitud influyó en una transición hacia una

teología más directa y menos especulativa.


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La influencia de Ockham no se limitó a su época; se expandió a la era moderna y continúa

siendo relevante en el pensamiento contemporáneo. Figuras destacadas, como Martín Lutero,

lo consideraron como un maestro influyente. Su legado fue reconocido por pensadores

posteriores, como Ortega y Gasset, quien lo describió como "el maestro de nuestros

profesores". Ockham advirtió sobre los peligros de las abstracciones inútiles y defendió la

libertad humana frente a la rigidez del pensamiento dogmático.

Guillermo de Ockham emerge como una figura fundamental en la Edad Media, cuyo

enfoque nominalista, su posición en la controversia de la pobreza franciscana, su defensa de la

separación entre la Iglesia y el Estado y su crítica a la filosofía aristotélica dejaron un legado

perdurable en la teología, la filosofía y el pensamiento político. Su influencia se extiende

mucho más allá de su tiempo y sigue siendo objeto de estudio y reflexión en la

contemporaneidad. Su legado nos recuerda la importancia de cuestionar las convenciones y

defender la libertad de pensamiento en todas las épocas. Su huella en la historia del

pensamiento humano perdura como un faro de audacia intelectual y compromiso con la

verdad.

CONCLUSIÓN

La Iglesia, en particular la Iglesia Católica, ejerció un inmenso poder e influencia sobre

la vida de las personas en la Edad Media. Controlaba vastas propiedades de tierras, tenía un

gran número de seguidores y desempeñaba un papel crucial en la educación, la cultura y la

política. Proporcionaba una estructura religiosa y espiritual en la vida de la gente medieval.

La mayoría de la población era cristiana, y la Iglesia desempeñaba un papel central en la vida

espiritual de la comunidad, brindando consuelo, orientación moral y un sentido de propósito.


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El Papado, con el Papa como líder supremo de la Iglesia Católica, tenía una autoridad

considerable. La Iglesia tenía su propia jerarquía, con obispos, sacerdotes y monjes que

desempeñaban funciones importantes en las comunidades locales.

La Edad Media también fue testigo de un período de esplendor arquitectónico con la

construcción de majestuosas catedrales góticas. Estas estructuras no solo eran lugares de

culto, sino también símbolos de la grandeza de la Iglesia y la importancia de la fe.

La Iglesia desempeñó un papel vital en la educación y la cultura medieval. Las escuelas

monásticas y catedralicias eran centros de aprendizaje donde se enseñaban las artes liberales y

se preservaba el conocimiento clásico.

La Iglesia también participó en la política medieval, a veces en conflicto con los

gobernantes seculares por el poder y la autoridad. Las Cruzadas, por ejemplo, fueron una serie

de conflictos religiosos y políticos en los que la Iglesia desempeñó un papel importante.

A lo largo de la Edad Media, la Iglesia enfrentó desafíos internos y externos. Surgieron

movimientos de reforma, como la Reforma Gregoriana, que buscaban abordar la corrupción y

restaurar la disciplina en la Iglesia.

En resumen, la Iglesia en la Edad Media fue una institución poderosa y omnipresente que

influyó en todos los aspectos de la vida medieval, desde lo religioso y espiritual hasta lo

cultural y político. Su papel fue complejo y, a veces, controvertido, pero su influencia perduró

a lo largo de la época medieval y dejó una marca indeleble en la historia de Europa.


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