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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

U.E “El Pinar”

Caracas-Paraíso

La Iglesia Cristiana

Alumno: Miguel Campos Docente: María Castillo

CI: 31.573.013 Materia: Ciencias Sociales

Curso: 2 “U”

Caracas, Abril del 2020


1. La iglesia en la edad media

Fue una institución muy poderosa ya que fue una época profundamente
religiosa. Por eso, la Iglesia católica tuvo mucha influencia sobre la sociedad y,
aunque existían otros credos, en el siglo XI Europa era en gran parte cristiana.

2. Cristiandad e iglesia

Cristiandad es un concepto polisémico, que puede definirse de varias maneras


o aludiendo a distintos ámbitos:El conjunto de los cristianos, o cristiandad
entendida como la comunidad de los creyentes o Iglesia militante. No debe
confundirse con el concepto de comunidad cristiana, también polisémico.

Iglesia es la denominación de un tipo de templo destinado al culto religioso


público.

3. Otros credos

Un credo es una declaración de fe. Los siguientes credos contienen las


creencias fundamentales del cristianismo. Normalmente las iglesias basan sus
doctrinas y sus artículos de fe de acuerdo a las enseñanzas de la Biblia y, en
segundo lugar, estas declaraciones históricas. Entre ellos están:

El Credo Apostólico

El Credo de Nicea

El Credo de Calcedonia

El Credo de Atanasio
4. La organización de la iglesia en la edad media

La Edad Media se caracteriza por su mentalidad religiosa. Todo gira en torno a


la religión y a Dios.

Todos los miembros de la Iglesia conformaban el clero, que se dividía en dos:


el clero secular y el clero regular. El jefe espiritual de todos era el Papa.
El clero secular
El clero secular eran aquellos miembros de la Iglesia que vivían en el
mundo, mezclados con los laicos: el Papa, los arzobispos, los obispos y los
párrocos.
Los párrocos eran los que estaban al mando y regulaban pequeños distritos
llamados parroquias. Varias parroquias formaban una diócesis, cuyo jefe era un
obispo, y varias diócesis formaban una arquidiócesis, dirigida por un arzobispo.
El clero regular
A partir del siglo VI se organiza en Occidente el clero regular. Sus miembros
son aquellos que optaron por aislarse del mundo y vivir en monasterios regidos
por un abad. Seguían, además unas reglas específicas. Su regla se basaba en
el lema ora et labora, es decir, reza y trabaja.
En Occidente, el monacato lo inició San Benito de Nursia, quien fundó la orden
benedictina, la cual obligó a sus miembros a cumplir votos de obediencia,
castidad y pobreza. La regla de San Benito fue respaldada por el Papado

5. El clero secular

El clero secular, o también denominado clero diocesano, designa al clero


compuesto por el obispo y su presbiterio, es decir todos los sacerdotes, los
diáconos, que no están vinculados a una orden religiosa católica y no están
regidos por ninguna de sus reglas monásticas.

6. Los problemas del clero

 Los dos principales problemas de la época: la simonía, que consistía en la


compra de los cargos eclesiásticos por medio de la influencia o del dinero, y el
nicolaísmo, es decir, el rechazo al celibato religioso, transgrediendo la pureza
de las costumbres eclesiásticas.
7. Problemas benedictinos

La Orden de San Benito es una orden religiosa, perteneciente a la Iglesia


católica, dedicada a la contemplación, fundada por Benito de Nursia, dictada
por este a principios del siglo VI para la abadía de Montecassino.

El origen de la Orden benedictina se encuentra en las fundaciones hechas


por Benito de Nursia en la localidad de Subiaco. Allí surgieron los primeros
doce monasterios propiamente benedictinos, dirigidos cada uno por un propio
abad, el cual tenía a su cargo su propia iglesia para la recitación del oficio
litúrgico en comunidad. A la cabeza de los doce cenobios se encontraba
Benito, quien además se encargaba de la formación de los futuros monjes.

8. Centros culturales

Los Centros Culturales, ofrecen a la Iglesia posibilidades únicas de presencia y


de acción en el campo de los cambios culturales. En efecto, constituyen “foros
públicos” que permiten la amplia difusión, a través del diálogo creativo, de la
visión cristiana sobre el hombre, la mujer, la familia, el trabajo, la economía, la
sociedad, la política, la vida internacional, el medio ambiente, etc.

El gran número de Centros Culturales existentes en varias partes del mundo


atestigua la riqueza de estas realidades, ya sea en la denominación, en las
orientaciones, en los temas tratados, ya sea en las actividades realizadas. Así
pues, detrás del nombre genérico de “Centro Cultural Católico” se encuentran
realidades extremadamente diversificadas, caracterizadas por múltiples
actividades e intereses, que responden, frecuentemente, a las necesidades y
demandas locales, en sintonía con las tradiciones culturales y sociales de cada
lugar. Sin embargo, a pesar de su diversidad, no faltan denominadores
comunes: los CCC tienen siempre como finalidad esencial poner la fe cristiana
en relación con las culturas de nuestro tiempo y con todos los fenómenos
vinculados a ellas. Una relación que se desarrolla a través del diálogo, la
investigación científica, las bellas artes, la formación, la promoción de una
cultura inspirada, fecundada, vivificada y dinamizada por la fe en Cristo.
9. La renovación eclesiástica

Los cambios que sufren las iglesias católicas —y más en general, una porción
muy significativa de los edificios religiosos durante el siglo XX— son fruto de un
complejo encuentro entre la radical renovación que se lleva a cabo en la
arquitectura moderna, como una de las respuestas al complejo proceso de
renovación de nuestra cultura, y los cambios producidos al interior de la Iglesia
Católica, incluyendo una nueva consciencia teológica, una nueva interpretación
de las fuentes bíblicas, y significativas modificaciones en la praxis religiosa que
expresa una relación nueva entre la fe y el mundo. Ciertamente, el Concilio
Vaticano II constituye un episodio fundamental en este último proceso. Es en
este contexto que me propongo examinar algunos rasgos específicos de esa
renovación de la arquitectura sacra en América Latina.

10. La fe en la edad media

La Edad Media es un periodo inabarcable por definición. Bajo el concepto


"medieval" se cobijan más de los mil años de historia que comprenden el paso
de la Antigüedad Tardía (313-800) a la Edad Moderna, cuyo arranque podemos
fijar en el siglo XV. Como es de imaginar, el Medievo integra numerosos y
trascendentes acontecimientos que contradicen la concepción de estos siglos
como insignificantes y oscuros en contraposición al brillo renacentista.

En todos estos hitos de la Edad Media, la fé tendrá un papel fundamental, es


decir, la fé se considera una proyección de la voluntad de Dios, por ello, resulta
una tarea extremadamente ardua concebir la Edad Media sin la existencia de la

11. Las peregrinaciones

Una peregrinación o peregrinaje es el viaje a un santuario o lugar sagrado con


importantes connotaciones religiosas. Es, también, un viaje efectuado por un
creyente hacia un lugar de devoción o un lugar considerado como sagrado
según la religión de cada uno.
Las Peregrinaciones iniciaron en la Iglesia antes de la paz otorgada por el
emperador Constantino en el 313, aunque aumentaron considerablemente
cuando la Iglesia gozó de paz y libertad en el Imperio Romano.

Las Peregrinaciones iniciaron en la Iglesia antes de la paz otorgada por el


emperador Constantino en el 313, aunque aumentaron considerablemente
cuando la Iglesia gozó de paz y libertad en el Imperio Romano.

Las más antiguas peregrinaciones cristianas tenían como destino Roma y


Tierra Santa como a las tumbas de los mártires. La más famosa de las
peregrinas de esa época fue una española de nombre Egeria, quien nos narra
cómo se celebraban estas peregrinaciones en Tierra Santa en el siglo IV.

En la actualidad, la Iglesia ha encontrado en los últimos Papas el modelo de los


peregrinos, que nos recuerdan que el cristiano es ante todo un peregrino (GS
7) y que la Iglesia misma es un pueblo peregrino (LG 8).

La Peregrinación nos ofrece la posibilidad de reencontramos con nuestra


propia historia cristiana, nuestra realidad transitoria en este mundo. Pero la
nota característica es la forma festiva y gozosa de estas peregrinaciones, que
ha de recordarnos que nuestro peregrinar hacia Dios no debe, ni puede ser
lastimoso ni triste.

12. Reliquias y jerarquías

El clero está organizado en una jerarquía ascendente, basado en los tres


grados del sacramento del orden (el Episcopado, el Presbiterado y el
Diaconado), que va desde el diácono, pasando por el presbítero, obispo,
arzobispo, primado, patriarca (en casos más especiales) y cardenal, hasta
llegar al cargo supremo de Papa.

En la Iglesia católica, se llaman reliquias a los restos de los santos después de


su muerte. En un sentido más amplio, una reliquia constituye el cuerpo entero o
cada una de las partes en que se haya dividido, aunque sean muy pequeñas.
Las reliquias también designan a los ropajes y objetos que pudieran haber
pertenecido al santo en cuestión o haber estado en contacto con él,
considerados dignos de veneración.

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