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DOCENTE:
DILMER HUAMAN GALVEZ
INTEGRANTES:
MARIANA HUAMAN NAVARRO CODIGO: U22311514
BRYAN FABRICIO MENDOZA CODIGO: 23205803
LUIS ANGEL CARDENAS CAMA CODIGO: U21317196
2023
Perú, en medio de una aguda crisis política y social, ha sido testigo de una serie de protestas
que han desencadenado una oleada de violencia y un saldo lamentable de muertes. Estas
manifestaciones, iniciadas en diciembre de 2021 tras el juicio político y arresto del
expresidente Pedro Castillo, han estado motivadas por la insatisfacción generalizada con las
condiciones de vida y la creciente desigualdad en el país. Sin embargo, el manejo de estas
protestas ha sido desigual por parte de las autoridades peruanas, lo que ha dado lugar a
acusaciones de violaciones de los derechos humanos y un notorio sesgo racista en la represión.
Este fenómeno plantea una interrogante fundamental: ¿es justificada la represión violenta de
las protestas en Perú? Con la acusación de Amnistía Internacional sobre un "marcado sesgo
racista" en la represión de estas manifestaciones, se desata un debate crucial sobre la
legitimidad de las acciones gubernamentales y la necesidad de garantizar el respeto a los
derechos humanos y la igualdad de trato para todos los ciudadanos, independientemente de
su origen étnico. En este ensayo, se analizará exhaustivamente la situación en Perú, poniendo
bajo la lupa las acusaciones de violaciones de los derechos humanos y el sesgo racial en la
represión de las protestas, con el propósito de entender mejor la magnitud del problema y
proponer posibles soluciones para abordarlo de manera efectiva.
La represión violenta de las protestas en Perú no solo es inaceptable, sino que también va en
contra de los principios fundamentales de los derechos humanos. Los informes de Amnistía
Internacional detallan numerosos casos de violencia policial, incluyendo el uso
desproporcionado de armas de fuego con municiones letales, lo que ha resultado en la trágica
pérdida de vidas de varios manifestantes. Un ejemplo destacado se encuentra en la región de
la selva peruana, donde se han reportado incidentes de violencia extrema contra manifestantes
indígenas que protestaban pacíficamente. Este trato desigual ha dejado en evidencia la
fragilidad de la protección de los derechos humanos en Perú, especialmente para aquellos
pertenecientes a grupos étnicos minoritarios. La falta de responsabilidad por parte de las
autoridades competentes y la impunidad generalizada solo han contribuido a agravar la
desconfianza y el malestar en la sociedad. Es crucial destacar que este trato desigual ha sido
más evidente en aquellas zonas del país con una mayor población indígena, lo que sugiere una
clara violación de los estándares internacionales de derechos humanos. Ante esta situación, es
de vital importancia que las autoridades peruanas respeten el derecho a la libertad de
expresión y a la reunión pacífica de los manifestantes, además de llevar a cabo investigaciones
exhaustivas y aplicar sanciones justas a los responsables de los abusos cometidos durante estas
protestas. Esta disparidad plantea serias dudas sobre la integridad del sistema legal y policial
en Perú. La imparcialidad en la aplicación de la ley constituye un pilar esencial en cualquier
sociedad justa y democrática, y su violación representa un desafío directo a los principios de
igualdad y justicia en los que se sustenta cualquier nación moderna.
Además del trato desigual en la represión, es necesario resaltar la estigmatización crónica que
han experimentado los manifestantes provenientes de comunidades indígenas y
afrodescendientes. Tanto las autoridades gubernamentales como los medios de comunicación
han recurrido a estereotipos y prejuicios raciales para desacreditar las legítimas demandas de
estos grupos, menoscabando así su integridad y credibilidad. Esta actitud discriminatoria y
estigmatizadora ha contribuido a una percepción distorsionada de estos grupos étnicos en la
sociedad peruana, lo que ha generado divisiones y conflictos innecesarios. En lugar de abordar
las preocupaciones legítimas de las comunidades indígenas y afrodescendientes, la
estigmatización ha servido para deslegitimar sus demandas y desviar la atención de los
problemas estructurales que enfrentan. Este enfoque estigmatizador desempeña un papel
crucial en la perpetuación de la discriminación racial y la marginalización de estas comunidades
étnicas en la sociedad peruana. Al fomentar una imagen distorsionada y negativa de las
comunidades indígenas y afrodescendientes, se obstaculiza el diálogo constructivo y se
dificulta la búsqueda de soluciones pacíficas y equitativas para los problemas que enfrentan
estas poblaciones históricamente marginadas. La estigmatización, por lo tanto, no solo refuerza
las desigualdades existentes, sino que también obstaculiza la posibilidad de encontrar
soluciones efectivas y duraderas a los problemas estructurales que afectan a estos grupos.
Bibliografia:
-Claudia Rebaza(2023). Amnistia internacional acusa a las autoridades peruanas de marcado
“marcado sesgo racista”. Recuperado de: https://cnnespanol.cnn.com/2023/02/16/amnistia-
internacional-sesgo-racista-represion-protestas-peru-trax/