DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO CODIGO 250 DÉCIMO SEMESTRE 2023 SECCIONES C y D DOCUMENTO DE APOYO A LA DOCENCIA Elaborado por el Licenciado Homero N. López Pérez, con fines docentes.
DERECHO PENAL INTERNACIONAL PRIVADO
I. INTRODUCCION El Derecho Penal Internacional reviste mucha importancia en la actualidad, toda vez que hoy en día el cosmopolitismo humano se ha multiplicado de manera exponencial, que aunado al reconocimiento formal universal del derecho de libre locomoción y el desarrollo y perfeccionamiento de los medios de transporte (terrestre, marítimo y aéreo; incluso, el mundo digital que está incursionando con mucha fuerza en la sociedad global moderna), la posibilidad de los delitos que afecten a personas de distinta nacionalidad (entre otras situaciones que incluyan el elemento extranjero), o a diversos Estados, se torna muy probable y frecuente. Por lo tanto, es importante expresar algunas ideas puntuales al respecto, y que deriven del criterio de diversos autores, para lograr un enfoque más amplio y variado. Iniciando con el Dr. Carlos Larios quien expresa que el Derecho Penal Internacional Privado se describe como aquellas normas jurídicas nacionales que fijan los límites geográficos del imperio de las leyes penales. Pero, lo que en un Estado es considerado como delito en otro no forzosamente lo es. De ahí que en principio una regla general es que las leyes penales sustantivas son territoriales. Se dice “general” porque esa regla admite excepciones. En algunos casos es extraterritorial (como la falsificación de la firma del presidente de la República o falsificación de moneda, realizada en otro país), en otros casos es inaplicable, por ejemplo, bajo el status Diplomático. Es precisamente, apunta el Dr. Larios, en el aspecto extraterritorial de ciertos delitos que surgen los conflictos, ya que varios Estados pueden reclamar la aplicación de sus leyes sustantivas. Por su carácter territorial, ningún extranjero puede sustraerse a la aplicación de las leyes penales sustantivas; ellas garantizan la paz, la seguridad, las buenas costumbres y la moral de los pueblos. El jurista guatemalteco, Enrique Muñoz Meany, indica los siguiente: La ley penal se aplica a todos los delitos cometidos dentro del territorio del Estado, independientemente de la nacionalidad de los delincuentes. Por eso se dice que es TERRITORIAL. Pero también es aplicable a delitos cometidos en el extranjero, ya se trate de los realizados por sus nacionales o por extranjeros, cuando es ofendida la seguridad del Estado o sus intereses económicos. Así la ley penal es también EXTRATERRITORIAL. La protección a vitales intereses del Estado justifica la punición de determinadas infracciones, con independencia del lugar de comisión y de la nacionalidad del delincuente. Este principio recibe el nombre de REAL, de PROTECCIÓN o de la DEFENSA. Siendo el principio de territorialidad de la ley penal el más amplio y general respecto del derecho penal. La territorialidad de la ley penal se entiende en el siguiente doble sentido: En primer lugar, en general: la ley aplicable es la del FORUM COMMISSI DELICTI; y, en segundo lugar: el juez aplicará siempre sus propias leyes penales, jamás las extranjeras. Las primeras representan para él el concepto que tiene de la justicia. Las leyes penales extranjeras no son aplicables en el territorio nacional. Dicho principio, aunque admitido en todas partes, no obsta para que en algunos casos, en atención a consideraciones de justicia y de solidaridad internacional, las legislaciones reconozcan la legislación extranjera y la tengan en cuenta, por ejemplo: en los casos de que una persona haya sido juzgada, condenada o absuelta por un juez extranjero, se puede aceptar o se acepta como existente la ley penal extranjera, y abonan la prisión sufrida conforme a la sentencia extranjera, consideran como productora de cosa juzgada y ejecutan la sentencia en cuanto a las responsabilidades de carácter civil. La mayoría de autores se encuentran acordes en una consecuencia de la mayor importancia: como cada juez aplica siempre su ley penal y su propio procedimiento al conocimiento de los delitos, se puede concluir que, determinada la ley aplicable, se encuentran también determinados el juez y el procedimiento aplicable. El Dr. Matos Pacheco, hace las acotaciones importantes que se expresan a continuación: Es un principio aceptado universalmente, que los delitos o infracciones punibles quedan sometidos a la jurisdicción de las leyes penales del Estado en que se cometieron, cualquiera que sea la nacionalidad del delincuente. Todas las legislaciones establecen que las leyes penales, obligan a los habitantes y transeúntes, salvo las disposiciones establecidas por el Derecho Internacional. Sin embargo, no puede circunscribirse de una manera absoluta el imperio de la ley penal a los límites del territorio del Estado, pues no se consideraría suficientemente garantizada la seguridad pública, por un poder que no reprimiese los hechos delictuosos cometidos en el extranjero, que repercutan en ese Estado, perturbando el orden social. El problema se reduce entonces a señalar los límites razonables de la extraterritorialidad de las leyes penales. Es evidente que la represión penal tiene por objeto mantener el imperio del derecho y restablecer el orden perturbado a consecuencia del delito; por consiguiente, el poder represivo corresponde a la soberanía territorial llamada a proteger con sus leyes los derechos violados, siendo ella la única competente para dictar la sentencia que proceda. Claro que estas funciones represivas no podrá realizarlas en un territorio sometido a distinta soberanía, pero, haciendo aplicación de sus deberes de protección jurídica, podrá castigar al culpable de haber violado aquellas leyes si obtuviere su entrega por medio de la extradición, por ejemplo. Es, pues, indiscutible el imperio de la ley penal sobre todos los habitantes del Estado, sean nacionales o extranjeros. Sánchez de Bustamante al respecto expone que las leyes penales son en principio de orden público internacional y están llamadas a aplicarse, salvo algunas excepciones (que ya se citaron anteriormente), a los delitos y faltas que se cometan en el territorio donde rigen. El problema de fondo radica en la determinación de los límites en el espacio de la competencia legislativa de cada Estado cuando ha de aplicarse a relaciones jurídicas que pueden estar sometidas a más de una legislación. En consecuencia, hay que examinar el alcance y la eficacia de la ley penal de cada nación dentro y fuera de su territorio. El Dr, Werner Goldschmidt, expone que en el campo de la justicia penal rige, en principio, la regla estatuida por el Código de Bustamante, en el sentido de que ningún Estado aplicará en su territorio las leyes penales de los demás, lo cual significa la interdependencia de la jurisdicción penal y del Derecho aplicable; esto es precisamente lo que se conoce como “la territorialidad del Derecho Penal”, la cual contiene lo opuesto a la mencionada “extraterritorialidad del Derecho Privado”. Por su parte el jurisconsulto costarricense Gonzalo Ortiz se manifiesta, señalando que el imperio de la ley penal viene a condensarse en la fórmula de que, obligan las leyes penales a todos los que residan en el territorio, en vez de decir que se aplica a todos los delitos y faltas que en él se perpetren; es lógica la sujeción de todos los que estén en el territorio que de hecho están sometidos al imperio de las normas represivas. Si adoptáramos la fórmula de aplicar la ley a todos los delitos y faltas que en el país se efectúen nos encontramos con la dificultad de que hay infracciones que tienen por finalidad producir sus efectos en otro país, fuera del ámbito territorial del Estado donde se prepararon. En cuanto a conflicto de leyes penales, el tratadista costarricense indica que los conflictos penales son frecuentes porque ha sido tendencia corriente en el delincuente, la de huir (como en tiempos remotos) no sólo del lugar de los hechos, refugiándose en un lugar que le ofrezca inmunidad, “asilo”, que lo preserve de la acción de la justicia, sino traspasando las fronteras con lo cual queda libre de persecución. El delincuente puede dar lugar al conflicto por su condición personal, como puede ser la de un diplomático cuya categoría le excluye o no del derecho de extraterritorialidad. También la legislación del Estado donde se ampare el autor del delito puede en sus leyes penales sacar del elenco de los delitos la infracción que se atribuye al fugitivo, y, por último, al mayor o menor interés que puedan tener los diferentes Estados en el castigo del procesado. El problema radica en lo siguiente: 1º. saber si la ley que castiga ciertos delitos, puede aplicarse aún cuando éstos se hayan cometido en el extranjero; y 2º. Si el Juez local tiene competencia en su propio país para conocer de infracciones cometidas fuera de su territorio. Únicamente el Estado cuyas leyes han sido violadas y su población ofendida es el que tiene derecho a castigar al expoliador, sin que ningún otro pueda hacerlo, porque sus leyes no han sido infringidas en algo que atañe a la estructura misma de su soberanía de una nación. No se admite que un Juez extranjero se arrogue la jurisdicción para penar un delito que no fue cometido, aisladamente, dentro de su perímetro geográfico. Sin embargo, es trascendental traer a colación aquí lo relacionado con la extraterritorialidad de la ley penal bajo el principio real o de defensa, al cual se hizo referencia anteriormente; que funciona como una excepción a la regla general (esto en los delitos como falsificación de moneda, falsificación de la firma del presidente de la República, entre otros). Por último, expondremos algunos argumentos muy importantes vertidos por el brillante catedrático argentino, Antonio Boggiano, en los términos siguientes: …Podríamos concebir una definición programática según la cual el derecho penal internacional es un sistema normativo destinado a solucionar razonablemente los caos multinacionales de derecho penal, esto es, casos vinculados a diversas jurisdicciones estatales. Conceptualmente, puede comprenderse una metodología de autolimitación del ámbito espacial de aplicación de las normas penales materiales, si los Estados no aplican derecho penal extranjero su tarea consistirá en delimitar la esfera de validez espacial de la ley penal propia. Si ésta es aplicable existe jurisdicción internacional penal, si no es aplicable no hay jurisdicción propia. De la ley y la jurisdicción extranjera nada cabe considerar. Tan sólo cabe delimitar el ámbito de aplicación de la propia ley penal con respecto a los lugares sometidos a la jurisdicción del propio Estado. Ahora bien, como cada Estado hace lo mismo podría haber concurrencia (positivo) o carencia (negativo) de leyes aplicables. En este sentido jurisdicción y ley aplicable siempre se reúnen porque la ley se aplica en jurisdicción propia. Pero podría pensarse en algún criterio delimitador de la ley penal con carácter multilateral y no sólo unilateral. Podría pensarse que a una conducta multinacional se aplicará la ley de tal o cual lugar para definir su “penalidad” en sentido material. Así podría haber normas de conflicto multilaterales en materia penal. Posteriormente apunta lo siguiente: Se ha considerado al principio territorial como fundamento de la autolimitación unilateral de la ley penal en el espacio sometido a la jurisdicción propia. (aunque la cuestión no está libre de ambigüedades). …El concepto de comisión del delito cae también bajo el ámbito del principio territorial. “Si un derecho penal extranjero considerase que un delito se ha cometido en jurisdicción argentina pero el derecho penal argentino no lo calificare así, la ley argentina no sería aplicable.”
Referencias Bibliográficas:
1. Boggiano, Antonio. Derecho Internacional Privado T.III.
2. Carrió, V. M. Derecho Internacional Privado. 3. Goldschmidt, W. Derecho Internacional Privado (Derecho de la Tolerancia). 4. Larios Ochaita, Carlos. Derecho Internacional Privado. 5. Matos Pacheco, José. Curso de Derecho Internacional Privado. 6. Muñoz Meany, Enrique. et, al. Derecho Internacional Privado. 7. Ortiz Martin, Gonzalo. Curso de Derecho Internacional Privado. 8. Sánchez de Bustamante y Sirven, Antonio. Derecho Internacional Privado.