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EL EXILIO COMO UNA EXPERIENCIA TEMPORAL:

M IGUEL DE UNAMUNO Y COMO SE HACE UNA


NO VELA

STEPHEN G.H. ROBERTS

Universidad de Nottingham

Sesenta afios después del final de la guerra civil, conservamos en el


recuerdo el éxodo de cientos de miles de espafioles y la diaspora de toda
una comunidad intelectual que se vio obligada a buscar asilo en paises
europeos y latinoamericanos. Quince afios antes de estos tragicos
acontecimientos, el exilio habla formado parte también de la experiencia
vivida por varios escritores y politicos de los afios veinte forzados a huir
de la Dictadura del General Primo de Rivera (1923-1930). Entre ellos se
encuentra Miguel de Unamuno quien, después de una Jucha feroz contra el
régimen dictatorial, fue deportado a Fuerteventura a finales de febrero de
1924. Tras cuatro meses en esta isla canaria, Unamuno, ignorando el
indulto ofrecido por el General, eligi6 marcharse en exilio voluntario a
Francia, primera a Paris (1924-1925) y luego a Hendaya (1925-1930).
Unamuno escribiria su principal texto exilico, C6mo se hace una nove/a,
en dos partes. La primera, el nucleo original, data del periodo
comprendido entre diciembre de 1924 y julio de 1925, esto es, de su
estancia en Paris; esta primera parte de C6mo se hace... fue publicada en
traducci6n francesa en Le Mercure de France en mayo de 1926. Mas
tarde, al verse forzado en Hendaya a preparar una edici6n argentina del
texto, Unamuno afiadiria un «Pr6logo», un «Comentario» y también una
«Continuaci6n», que termin6 el dia 7 de julio de 1927. El resultado es
una extraordinaria mezcla de autobiografia, comentario politico, ficci6n,
critica literaria y disquisici6n filos6fica, un texto inclasificable,
fragmentario y profundamente modemo.

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Esta comunicaci6n tiene como prop6sito analizar la experiencia exilica


de Unamuno, concretamente reflejada en este texto clave. Hasta la fecha,
criticos tales como Robertson (1989) han estudiado el contexto politico
del destierro de Unamuno, otros coma Zubizarreta (1960) han revelado las
estructuras profundas de C6mo se hace una nove/a, sin embargo, lo que, a
mi entender, todavîa queda por ver es una exploraci6n detallada de la
compleja experiencia persona! del escritor en el exilio. Los que sî han
tratado este tema, como Granjel (1957: 311-26), se han concentrado
especîficamente en sus reacciones frente a los distintos paisajes de
Fuerteventura, Paris y Hendaya. Corno contraste, mi propuesta presente
es analizar el especial significado del exilio de Unamuno visto no tanto
coma un desplazamiento territorial sino coma un trastomo temporal. En
el mismo coraz6n de C6mo se hace una nove/a, después de una corta
disquisici6n sobre la obra de Proust, Unamuno constata: «[e]l tiempo: he
aquî la tragedia» (Unamuno 1977: 83). Al analizarlo minuciosamente,
veremos que este texto es una meditaci6n sobre un tema clave en la obra
de Unamuno que ha recibido poca atenci6n por parte de los crîticos: el
tema del tiempo y la temporalidad.
Con el prop6sito de comprender la naturaleza temporal de la
experiencia unamuniana del exilio, es necesario comenzar con un breve
anâlisis de la marrera en que Unamuno trat6 este tema en varias de sus
textos anteriores, empezando por En torno al casticismo (1895). Este
texto temprano se puede leer como un intenta de identificar y definir el
presente de su patria, el presente nacional. Unamuno comienza rechazando
las posiciones politicas de los tradicionalistas y de los progresistas, y lo
hace en términos temporales: los primeras viven en el pasado, un falso
pasado de glorias imperiales, mientras que los segundos, sugiere, viven
hacia un futuro abstracto de justicia y libertad (Unamuno 1991: 37-48).
Unamuno cree que la verdadera realidad de la vida nacional no se
encuentra ni en el pasado ni en el futuro, sino en lo que podrîa llamarse el
presente profundo que contiene dentro de sî los valores vivos de la naci6n
-los valores «intrahist6ricos»- que han sido depositados por el pasado
y que hacen que el presente esté prefiado de posibilidades futuras
(Unamuno 1991: 48-52). El pasado y el futuro, la tradici6n y el progreso,
se funden en este presente expandido o «etemo», en este presente nacional
en el que Unamuno desea centrarse tanto a sî mismo como a sus propios
compatriotas. En su texto filos6fico mas famoso, Del sentimiento tragico
de la vida (1912), el escritor amplia estas ideas para analizar la manera en
que el individuo puede descubrir un auténtico y fructifero modus vivendi

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dentro de este esquema temporal del presente nacional. El individuo, nos


dice en el primer capitula, existe en el tiempo y esta constituido par la
memoria, que forma la base de la identidad, y par la esperanza, el deseo
de seguir existiendo indefinidamente en el futuro. Asi, el escritor afirma
que nuestra vida espiritual, coma aquella de la naci6n a la que
pertenecemos, «no es, en el fonda, sino el esfuerzo de nuestro recuerdo
par perseverar, par hacerse esperanza, el esfuerzo de nuestro pasado par
hacerse parvenir» (Unamuno 1980: 32). El individuo busca una
continuidad ontol6gica y la encuentra al arraigarse en el presente, que se
halla en el punto donde convergen los recuerdos y las esperanzas, el
pasado y el parvenir. En términos practicos, ta! y coma Unamuno revela
en el undécimo capitula (Unamuno 1980: 221-47), el individuo consigue
este arraigo al convertir su vida en una obra, en una creaci6n constante a
través de la cual se actualiza, se da forma y se entrega a los demas,
eternizandose en sus memorias. En el momento presente, par lo tanto, los
individuos se encuentran y se eternizan, formando a su vez una
comunidad, expresando y actualizando los valores de su naci6n y
anclandose a si mismos en el presente profundo de Espafia. Después de
1912, al verse progresivamente involucrado en los asuntos politicos de su
patria, Unamuno convertiria esta vision de la vida individual y nacional
en una rica y compleja filosofia de la historia, una filosofia que no
desarrollaria plenamente hasta Corno se hace una nove/a. Su misi6n, al
escribir cientos de articulas en la prensa nacional, seria despertar a sus
compatriotas y hacerles entrar en el presente de su naci6n. Durante estas
campafias politicas que le llevarian finalmente al destierro, el escritor
llamaria a este presente nacional, a este momento actual que pasa y queda,
«la actualidad eterna» (véase Unamuno 1996: 273).
Desde esta perspectiva comenzamos a adentrarnos en la verdadera
naturaleza de la experiencia exilica de Unamuno a partir de 1924. Su
destierro sirvi6 para arrancarle de la actualidad, del centra temporal, del
presente profundo y etemo de su naci6n. Durante su estancia en
Fuerteventura, Unamuno todavia creia estar rodeado de simbolos vivos de
su patria e imaginaba permanecer centrado en su actualidad etema, sin
embargo, en Paris, el escritor se encontraria inmerso en un tiempo ajeno,
en un presente desconocido que poco a poco, coma revela Corno se hace
una nove/a, socavaria los cimientos de su ser. Este presente le fue ajeno
porque carecia de un pasado reconocible: Paris, nos dice, estaba
«henchido y desbordante de historia humana, universal» (Unamuno
1977: 59), vestigios de una historia y un pasado que no eran capaces de

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nutrir su propio presente. Corno consecuencia de esta falta de un pasado


vivo, Unamuno comenz6 a experimentar el presente como algo carente de
profundidad que amenazaba constantemente con deslizarse hacia un futuro
desconocido. El tiempo, asi, representaba la muerte y no la actualizaci6n
o etemizaci6n de cada instante (pag. 59), y por esta raz6n Unamuno se
referia a sus experiencias en Paris como «el destierro de mi etemidad»
(pag. 59), como la pérdida de su actualidad etema.
En estas circunstancias, el unico vestigio accesible que le quedaba de
su patria era el idioma espafiol, receptaculo de la identidad y de los
valores nacionales, y por lo tanto no es de sorprender que Unamuno
intentara recuperar el presente nacional a través de la escritura. El escritor
utilizaria la palabra para inscribirse en el presente, para entrar en el
tiempo, para «[v]ivir en la historia y vivir la historia, hacerrne en la
historia, en mi Espafia, y hacer mi historia, mi Espafia, y con ella mi
universo y mi etemidad» (pag. 65). Su primer impulso, como revela el
primer parrafo de Coma se hace... , seria hacer uso de la palabra para
detener el tiempo:

Héteme aqui ante estas blancas paginas -blancas como el


negro porvenir: jterrible blancura!- buscando retener el tiempo
que pasa, fijar el huidero hoy, eternizarme o inmortalizarme [...].
Héteme aqui ante estas paginas blancas, mi porvenir, tratando de
derramar mi vida, de arrancarme a la muerte de cada instante. Trato, a
la vez, de consolarme de mi destierro, del destierro de mi eternidad,
de este destierro al que quiero llamar mi des-cielo (pag. 59).

Con este comienzo poético y profundamente simbolista, Unamuno da


a entender que la palabra puede detener la rueda del tiempo y perrnitir asi
el acceso al reino de la perrnanencia y de la etemidad. Sin embargo, ésta
seria en realidad una soluci6n contraproducente para el dilema que le
afronta en el exilio puesto que le conduciria a situarse fuera en lugar de
dentro del flujo del tiempo, alejandole aun mas del presente profundo que
tan desesperadamente busca. En su lugar Unamuno decide utilizar la
palabra para experimentar el momento presente en toda su plenitud, para
conseguir lo que él Hama «la etemizaci6n de la momentaneidad» o «la
momentaneizaci6n de la etemidad» (pag. 60). El escritor afiora «vivir en
la duradera y permanente historia, no morir» (pag. 83), y se da cuenta de
que la mejor manera de conseguir esto es vivir en y para el momento
presente, ya que «nada dura mas que lo que se hace en el momento y para

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el momento» (pag. 60). Con este prop6sito, el de «etemizarme en el


presente fugitivo» (pag. 59), el escritor comienza a escribir la
autobiografia de su destierro en C6mo se hace... , sin embargo este
segundo proyecto se hallara de nuevo abocado al fracaso porque el
presente que Unamuno esta experimentando es mas «fugitivo» que
«etemo» y carece de profundidad y de sustancia. En estas circunstancias,
el escritor descubre que no es capaz de inscribirse directamente en el
presente y que necesita encontrar una manera de escribir donde la palabra
pueda proveerle tanto de un pasado como de un presente. Asi, se ve
forzado a proyectarse en otro ser, a convertirse en una entidad ficticia que
él mismo puede ir a la vez creando y observando. Este ser creado -Jugo
de la Raza- expresara su experiencia inrnediata del momento presente
mientras que el ser observador -Unamuner- contemplara y moldeara a
su creaci6n, situandola en relaci6n con el pasado para asi otorgarle raîces
y profundidad. No es de sorprender, por consiguiente, que Unamuno
dotara a su personaje de un pasado ya hecho, un pasado que poseia ya una
relevancia persona! y nacional: suJugo de la Raza llevara los apellidos de
sus abuelos mientras que es a su vez un verdadero <rjugo de la raza», esto
es, un auténtico representante de la esencia, de los valores intrahist6ricos
de Espaîia.
Sin embargo, y como revela el resto del nucleo original de C6mo se
hace... , este intento novelistico-autobiografico de recuperar el presente
profundo o etemo esta destinado también al fracaso porque tanto el pasado
como el presente con que intenta dotar a su personaje existen solamente
en la palabra y por lo tanto carecen de sustancia y de autenticidad. El
escribir la historia de Jugo de la Raza, una historia que muestra la
reacci6n del personaje frente a un libro que le amenaza a muerte, le sirve a
Unamuno unicamente para revelarle que esta viviendo en un vacio
temporal, perdido en un presente ajeno que a su pesar se le escapa hacia
un futuro amenazador. Cuando Jugo lee en la novela que ha comprado a
orillas del Sena que acabara muriendo al terminar de leerla, no es capaz de
encontrar una manera de contrarrestar la carrera precipitada del tiempo
hacia la muerte. lQué puede hacer Jugo en una situaci6n semejante?
lC6mo puede Unamuno calmar la angustia de su destierro? Una soluci6n
seria huir, escaparse del flujo del tiempo, «ir a la rebusca del olvido de la
historia» (pag. 77), refugiarse en el futuro de esperanzas y sueîios (pag.
60) o en el pasado de recuerdos reconfortantes. Lamentablemente, ninguna
de estas soluciones le sirve de consuelo al escritor ya que tanto las
esperanzas como los recuerdos necesitan de un presente profundo donde

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anclarse. Con la historia de Jugo de la Raza, por consiguiente, Unamuno


no hace mas que confirmar su sospecha de que el destierro representa no
solo la imposibilidad de arraigarse en el presente sino también el
constante deslizarse hacia un pasado de nostalgia o hacia un futuro de
expectacion desesperada (pag. 60). Esta es la dolorosa experiencia que da
origen a la profunda crisis que sufrio el escritor durante su estancia en
Paris. En esta crisis, su entera cosmovision -la compleja red de ideas
sobre el ser, la auto-creacion, la relacion entre el yo y los otros, los
valores nacionales, la temporalidad y la escritura- se desintegra. El yo
aislado de Espafi.a, del presente etemo y de sus compatriotas, se convierte
en un constructo puramente verbal, en una entidad insustancial e
inauténtica que se deshace en una serie de dudas y preguntas (para un
estudio de esta crisis, véase Roberts 1990).
En Paris no hay salida para esta crisis. Tanto Jugo de la Raza como
Unamuno terminan sintiéndose paralizados (pags. 85-6), aterrorizados por
el paso del tiempo, incapaces de actuar, quedando finalmente reducidos al
silencio. La (mica solucion posible podria ser un nuevo acercamiento a
Espafi.a donde Unamuno intentaria de nuevo arraigarse en el presente
nacional. Esta es la razon por la cual el escritor abandona Paris en agosto
de 1925 para fijar su residencia en Hendaya, justo en la frontera franco­
espafi.ola, donde escribiria el «Prologo», el «Comentario» y la
«Continuacion», que componen la segunda parte de C6mo se hace una
nove/a.
En realidad, lo que Hendaya le ofrece a Unamuno no es tanto el
presente como el pasado. Sin ser parte de Espafi.a, pertenece sin embargo
al Pais Vasco de su infancia y de su juventud, proporcionandole por lo
tanto un nuevo contacto con un pasado vivo y reconocible que tiene
significado persona! y nacional. Por un lado, Unamuno encuentra que el
mundo natural y humano del Pais Vasco francés «me restituye a mi nifi.ez
bendita, a mi etemidad historica» (pag. 98); por otra parte, descubre alli
ecos y vestigios del pasado historico espafi.ol, desde los tiempos de
Carlomagno hasta las entonces recientes guerras carlistas (pag. 79). Este
pasado persona! y nacional que cobra nueva vida para Unamuno y afi.ade
profundidad, substancia y sentido al momento presente, le permitira
redescubrir el presente profundo o etemo y arraigar en él su ser; también le
permitira reiterar que «la historia, lo (mico vivo, es el presente etemo, el
momento huidero que se queda pasando, que pasa quedandose» (pag. 37);
finalmente y como ahora veremos, le permitira reafirmar la filosofia de la
historia que le ha guiado desde Del sentimiento tragico de la vida.

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En estas condiciones, Unamuno encuentra en Hendaya una nueva


dimensiôn del ser, de su yo, que descubre dentro de si un pasado vivo,
un intrahombre que lo subyace y sostiene, ta! y como la intrahistoria
subyace y sostiene el momento presente nacional. Segun Unamuno, este
«intrahombre», «este hombre de dentro se encuentra en su patria, en su
etema patria, en la patria de su etemidad, al encontrarse con su nifiez»
(pag. 98). Es como un nifio interior que puede engendrar al yo en el
momento presente. «El nifio es el padre del hombre», <lice Unamuno
citando a Wordsworth (pag. 100), ya que moldea al yo en un continuo
proceso de auto-creaciôn, introduciéndolo en la historia, en el presente,
para luego revisar su creaciôn momento a momento. Al aplicar esta idea
tanto a la historia de Jugo de la Raza como a su propia situaciôn como
escritor, como creador verbal, Unamuno explica que «el hombre de
dentro, el intrahombre, cuando se hace lector, contemplador, si es
viviente ha de hacerse lector, contemplador del personaje a quien va a la
vez que leyendo, haciendo, creando; contemplador de su propia obra»
(pag. 102). El yo, como habia elaborado ya el escritor en Del sentimiento
tragico... , es una obra creada, escrita, expresada y actualizada dia tras dia
en el momento presente (pag. 101).
Al mismo tiempo, y como también dejô claro en Del sentimiento
tragico... , este yo, esta obra, no significa nada en solitario, aislado de los
otros yos. Viviendo ya en Hendaya, Unamuno se da cuenta de que el
destierro ha servido para aislarle de los demas, de sus «prôjimos», sin
los cuales la auténtica auto-creaciôn es una imposibilidad. En la frontera
espafiola, redescubre y tiende la mano a sus lectores y compatriotas,
invitandoles a que se conviertan en autores de sus propias obras o yos y a
que se unan con él en la tarea de la auto-creaciôn mutua. Al escribir, al
expresarse en palabras, le <lice Unamuno a su lector, «mi hombre de
dentro, mi intra-hombre, se toca y hasta se une con tu hombre de dentro,
con tu intra-hombre, de modo que yo viva en ti y tu en mi» (pag. 103).
El escritor y el lector se hacen uno en el momento presente, «se
actualizan y actualizandose se etemizan» el uno dentro del otro (pag.
112). Al terminar la «Continuaciôn», por lo tanto, Unamuno ha
conseguido finalmente el objetivo que enunciô en las primeras palabras de
la obra: «Héteme aqui». Se ha atado verbalmente a su lector, logrando asi
reanudar la inacabable tarea de crearse a si mismo y de crear al otro y, por
extensiôn, a su comunidad y naciôn (pags. 112-3). El yo y la naciôn,
concluye, no son entidades fijas sino proyectos que estan continuamente
actualizandose y etemizandose a través de la palabra en el presente etemo.

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De esta manera, se parecen a Corno se hace una nove/a, una obra cuya
estructura refleja y resume la filosofia de Unamuno puesto que se ofrece
coma un organismo vivo constituido por interminables comentarios,
capaces cada uno de expresar su experiencia del presente etemo y de
actualizarla en la mente del lector (para un estudio de la estructura de
Corno se hace..., véase Sinclair 1997).
Asi llegamos a adentramos en la filosofia de la historia unamuniana y
también en el sentido que confiri6 el escritor al término «el presente
etemo». Unamuno se refiere a la historia en Corno se hace... coma «el
pensamiento de Dios en la tierra de los hombres» (pag. 53). Corno ya
sabemos, gracias al octavo capitula de Del sentirniento tragico... ,
Unamuno concibi6 a Dios coma una creaci6n humana, como una
proyecci6n de su propio deseo de ser etemo, una representaci6n de su yo
etemizado. Asi Dios no existe ni independientemente del hombre ni fuera
de la historia, sino que se realiza dentro de la historia y, para el escritor,
su reino «nos esta viniendo momento a momento, [...J es la etema venida
de él» (pag. 53). Desde este punto de vista, el momento presente es
sencillamente una parte de este proceso abierto y etemo de la historia y,
como tal, es etemo en si. Unamuno afirma que el presente es el aqui y el
ahora, y que el aqui es «el centra del espacio infinito, el foco de la
infinitud» y el ahora es «el centra del tiempo, el foco de la etemidad»
(pag. 53). El escritor crea su propia vida dentro de estas coordenadas
espaciales y temporales; como explica en la «Continuaci6n»: «vivo ahora
y aqui mi vida contandola. Y ahora y aqui es de la actualidad, que
sustenta y funde a la sucesi6n del tiempo, asi como la etemidad la
envuelve y junta» (pag. 109). Al entrar en la historia, al arraigarse en el
presente, en la actualidad donde el pasado, el presente y el futuro
convergen, Unamuno participa en «la etemizaci6n de la momentaneidad»,
en «la momentaneizaci6n de la etemidad», en la misma etemidad. Y
finalmente, al vivir en este presente profundo o etemo, puede percibir la
presencia y afirmar la existencia del «Dios actual», «[eJI de la historia»,
«[ eJI Dios de mi Espafia» (pag. 109).
Concluyo, por lo tanto, que la experiencia exilica de Unamuno le
condujo en la «Continuaci6n» a formular plenamente su comprensi6n de
la temporalidad, una teologia del tiempo que difiere radicalmente de la
concepci6n racionalista en la que se habia sentido inmerso durante su
estancia en Paris. Al redescubrir el presente nacional y etemo, Unamuno
descubre a su vez que el tiempo se hace rico en posibilidades. En la
«Continuaci6n» y otros textos de Hendaya, el escritor analiza la intima

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relaci6n que existe entre los recuerdos y las esperanzas y reitera la idea de
que se puede invertir el flujo del tiempo y de que la muerte podrîa ser un
«desnacer», una vuelta a la inconciencia de la vida intra-uterina (.pag.
1 OO; sobre este punto, véase Garagorri 1986: 49-85). A su vez, Unamuno
explora también su sentimiento de arraigo en el presente etemo, sobre
todo en los poemas que escribi6 para el Cancionero, una colecci6n que
empez6 en 1928 y que funciona como otra continuaci6n de C6mo se hace
una nove/a. Muchos de estos poemas toman la forma de una celebraci6n
de la presencia, del hecho de que el yo existe en la palabra y la palabra
existe en el tiempo como presente etemo. Unamuno descubre que el yo,
arraigado por la palabra en el presente, puede extenderse no s6lo hacia
fuera, hacia el lector-otro, sino también hacia dentro, hacia el Dios que
existe en la profundidad de su ser. El yo puede asi crear un espacio
mistico para el divino Tû que, al igual que en las ultimas colecciones de
Juan Ramon Jiménez, se une con el yo de Unamuno en el etemo presente
de la poesia:

Padre, con este tuteo


de intimidad entrafiable
en Ti me endioso, me creo,
se hace mafiana mi tarde.

En Ti, Padre, yo me veo,


Tu te ves en mi, mi Padre;
tuteo se hace yomeo
y somos uno de sangre.

Tu me creas, yo te creo,
y en este dialogo que arde,
tumeo se hace yoteo
y las palabras gigantes.

Hablando se entienden hombres


y el nombre a la cosa le hace;
forjada a incendias de soles
fria palabra.... diamante (Unamuno 1969: 954).

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OBRAS CITADAS

Garagorri, Paulino (1986), Introducci6n a Miguel de Unamuno


(Madrid: Alianza Editorial).
Granjel, Luis S. (1957), Retrato de Unamuno (Madrid: Guadarrama).
Roberts, Stephen G.H. (1990), Unamuno in Exile, 1924-30. A
Writer's Crisis of Persona! Identity and Public Role (D. Phil Thesis,
University of Oxford).
Robertson, G. D. (1989), «Unamuno y la Dictadura de Primo de
Rivera», en Actas del Congreso lnternacional Cincuentenario de
Unamuno, ed. D. G6mez Molleda (Universidad de Salamanca), pags. 91-
106.
Sinclair, Alison (1997), «C6mo se hace una nove/a: Defences against
Closure», University of Bristol Occasional Papers Series, No: 19
(Department of Hispanie, Portuguese & Latin American Studies).
Unamuno, Miguel de (1969), Obras completas, Torno VI (Madrid:
Escelicer).
- - (1977), C6mo se hace una nove/a, edici6n de Paul R. Oison
(Madrid : Guadarrama).
- - (1980), Del sentimiento tragico de la vida, edici6n del P. Félix
Garcia (Madrid: Austral).
- - (1991), En torno al casticismo, edici6n de L. Gonzalez Egido
(Madrid: Austral).
- - (1996), Political Writings 1918-1924, Volume 1, ed. G.D.
Robertson (Lewiston: The Edwin Mellen Press).
Zubizarreta, A. F. (1960), Unamuno en su nivola (Madrid: Taurus).

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