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LOS AMORES DE CESAR VALLEJO

Los amigos de Vallejo sabían que era monógamo, que lo único a que se atrevía
era a mirar a las “Zorritas”, jóvenes parisimas, llamándolas así debido al color de
la piel y el cabello. El Cholo no era enamorador, ni mucho menos dado a
protagonizar amores pasajeros, compromisos furtivos ni aventuras. Sus
contertulios coincidían en decir que era un tanto tímido e introvertido con las
mujeres.
Precisamente por eso, se puede hacer una historia de los amores del Cholo
Vallejo. Como se sabe, nació 19 de mayo de 1892 y en 1915, a los 23 años se
enamoró de su sobrina carnal llamada Otilia Vallejo, de 16 años de edad, hija de
su hermano Víctor. La familia se preocupó y censuró al amor del poeta. Sin
embargo, la amó más allá de las miradas de fuego y plegarias dichas en voz baja
en templo de Santiago de Chuco.
Una vez radicado en Trujillo, en 1916, a los 24 años conoció a María Rosa
Sandoval, una muchacha atractiva, de quien sus contemporáneos decían que por
entonces escribía un “Diario de su vida”, por lo que la bautizaron con el nombre de
María Bashkirseff. Pero falleció el 10 de ese año, dejando en el Cholo Vallejo un
recuerdo con un sabor amargo, habiéndoles inspirado el poema “Los dados
eternos”.
En 1917 conoció a Zoila Rosa Cuadra, de 15 años, de ojos verdes y labios
carnosos. Una tarde Vallejo le declaró su amor y así empezaron un intenso
romance. Y ocurrió que Vallejo le puso en nombre de Mirtho, dedicándole al final
de un amor intenso, el poema “Septiembre”, que después incluyera en “Los
heraldos negros”.
El dolor que le causó la ruptura con Mirtho lo llevó al borde del suicidio. Pero
sucedió que ese mismo año, se enamoró de una adolescente llamada Lourdes
Murguía. A fines de ese mismo año sintió una profunda atracción por Hemelinda
Melly, de 16 años.
El 27 diciembre de 1917 Vallejo viajó a Lima y se enamoró intensamente de
Otilia (nombre también de su prima Otilia Vallejo), ese amor le causó serios
disgustos porque lo presionaron para que se casara, hecho que no aceptó el
poeta, fue un año en que el Cholo sufrió una intensa soledad y además una
marcada pobreza.
El julio de ese año terminó con ella y le dedicó un soneto de catorce
monosílabos: Ves / lo / que / es / pues / yo / ya / no. / La / cruz / da / luz / sin / fin. /
A lo que habría que agregar el hecho de que Ángela Ramos le dijera, no. Sin
olvidar a la “andina y dulce Rita de junco y capulí”, que de acuerdo a la versión de
Francisco Izquierdo Ríos se llamó Margarita Gordillo.
Hasta que el 27 de junio de 1923, el Cholo partió en el barco “El Oroya” con
destino a París. Desde ese año hasta 1925, poco se sabe respecto a la vida
amorosa de Vallejo. Desirée Lieven, Ernesto More y José Macedo Mendoza,
solían decir que durante ese tiempo, Vallejo tuvo amores informales con mujeres
menores que él, de los cuales recordaban con cierta tristeza a Martha, empleada
de una tienda de comestibles, hija de un español inmigrante.
Será difícil determinar las circunstancias en que Henriette Maisse y el Cholo se
conocieron. Vallejo convivió con ella en 1926. Pobre y enfermo, el poeta recibió el
auxilio y amor infinito de Henriette, debido a que desarrollaba sus actividades
como modista. Y ocurrió que el Cholo conoció a Georgette Phillipart, con quien
contrajo matrimonio el 11 de octubre de 1934, en el municipio del XV
arrodissement, en el barrio de la Mairie, habiéndose instalado para vivir después
en el bulevar Garibaldi. Nº 41.
Extraña que Vallejo nunca le dedicara siquiera una línea a Henriette ni a
Georgette. Un rasgo de todas las mujeres que amó o que lo amaron, es que
siempre fueron menores que él. Pero la mujer con quien tuvo una gran diferencia
de edad fue con su sobrina carnal llamada Otilia Vallejo, un amor prohibido del
que hablan poco los historiadores.
Poco se sabe acerca de los biografía de Henriette Maisse. Los estudiosos
oficiales de Vallejo consignan datos dispersos como equívocos y no sienten afecto
por ella, lo que es absolutamente injusto. Ignoran u olvidan a propósito que
Henriette, convivió con Vallejo durante una de sus crisis, pobreza y enfermedad
más penosa.
Es cierto que precisamente Henriette no fue una mujer con una biografía
extraordinaria. Pero lo que no puede quedar en el fondo del olvido, es su calidad
humana, su grado de solidaridad y amor a Vallejo. Compartió con él su magro
salario de obrera a destajo, compró medicinas hasta donde pudo y sobre todo, lo
amó en las circunstancias más adveras y en un mundo hostil para ambos.
Henriette nació en París en el mes de septiembre de 1900, huérfana de padre y
mayor de dos hermanas, pasó por serias penurias económicas en su niñez.
Estudió hasta concluir con estrechez su educación secundaria, siendo una de sus
tías quien le enseñó el oficio de modista. Trabajaba en varios lugares o casas
particulares y a veces lo hacía en su departamento alquilado, para lo cual había
adquirido una máquina manual de cocer.
Era una mujer sencilla, agraciada, sobre todo poseía una extraordinaria lucidez,
rasgo mental por que Vallejo quedó sumamente impresionado, enamorado, según
Desirée Lieven. No era digamos bella, pertenecía a lo que se denomina en París,
la classe ouvriere.
Una de las únicas fotografías que ha quedado de ella es en la que aparece
junto a Vallejo y Carlos More. Está sentada junto al Cholo, festejando la navidad
de 1926, en el atelier de la rue Vereingetorix, ocasión en que sobre la mesa,
aparece pan, vino, botellas vacías con velas encendidas. Henriette junto a Vallejo,
tiene una copa levantada para hacer un brindis. La foto fue tomada por Ernesto
More.
Se ha dicho que es posible que Vallejo la conociera a fines de mayo de 1925 y
que después vivirían intensamente un amor con vino, pan, patatas y pobreza. Pero
ni Henriette ni Vallejo estaban dotados para realizar o emprender tareas que les
permitieran ganar lo suficiente como para poder vivir cómodamente. Cuando
Vallejo se refería a Henriette le llamaba siempre mi “Zorrita”. “Mi dulce zorrita”.
Todo indica que en realidad nunca hubo entre ellos la posibilidad de que algún día
contrajeran matrimonio.
En 1928, Vallejo con fecha 30 de enero le escribió a Pablo Abril de Vivero,
diciéndole entre otros asuntos: “Le agradeceré muchísimo me diga con qué fecha
se pidió un pasaje a Lima y cuánto solicitó para gastos de mi viaje al Callao”,
debido a que el poeta había solicitado se financiara su repatriación. Luego en otra
carta también a Abril de Vivero, le dice: “No he recibido aún la respuesta de
Leguía y le agradeceré me diga usted si se ha hecho el reclamo a Lima por oficio
o por telégrafo. Temo a veces que en Lima haya alguna mala intención contra mí.
Para el pasaje”. Lo que indica el deseo ferviente de regresar de Vallejo al Perú,
pese a las amenazas e inminente encarcelamiento.
En mayo de ese año, Vallejo le escribe a Abril de Vivero en forma dramática:
“Hace un mes que estoy enfermo de una enfermedad de lo más complicada:
estómago, corazón y pulmones. Estoy hecho un cadáver. No puedo ya ni penar.
Sufro también del cerebro. Un mes que no duermo. Una debilidad horrible.
Dispénseme que no le dé más detalles porque el médico me ha prohibido escribir
y leer absolutamente”.
Enfermo y débil, con la esperanza que el gobierno peruano le enviara el monto
de los pasajes, Vallejo esperaba lo peor. Fue cuando precisamente el poeta tuvo
el auxilio y amor de Henriette. No lo abandonó en ningún momento. Al contrario,
después que superó una horrenda crisis física y sicológica, la “Zorrita” Henriette
Maisse, acompañó al Cholo para que saliera de París y poco a poco recuperara su
salud.
Repuesto Vallejo, volvió a Paris con fecha 8 de setiembre de 1928 y, le escribió
a Pablo Abril de Vivero haciéndole conocer que vive “Alrededor de Fontainebleau”.
“A París voy –dice Vallejo- solo de cuando en cuando”. Le hace conocer su
sorpresa al haberse producido el envío de su pasaje. En un acápite señala
además que ha ganado 5 kilos, que su espíritu se ha fortalecido y que tiene
conciencia de lo mal que estuvo en París.
No existe otro documento no referencia directa a Henriette de la que Vallejo
expresa en su carta: “Fue una crisis terrible y muy grave. Hoy – dice Vallejo - me
siento como resucitado, los meses de junio y mayo fueron verdaderamente
trágicos para mí y para la pobre chica que me acompaña y que, dicho sea de paso
se ha portado con mucha nobleza en este trance”. Hasta aquí el testimonio de
Vallejo acerca de Henriette, reconocimiento en el que tácitamente expresa su
sentimiento amoroso y al mismo tiempo un profundo agradecimiento.
Desde fines de 1926, Vallejo y Henriette Maisse vivieron en el Hotel Richelieu de
la rue Moliere. El caso es que Georgette en 1927, era una “zorrita” de 18 años,
quien también vivía allí con su madre llamada Marie Traverrs. El destino hizo que
ambas vivieran frente a frente, razón por la que Vallejo conoció a Georgette.
Enamorado Vallejo de Georgette no tuvo más que decírselo a Henriette. Era
natural que le produjera un serio disgusto, además Henriette sabía que Vallejo
sentía una gran atracción por Georgette. No faltan quienes aseguran que
Georgette persuadió a Henriette para que se trasladara a otro lugar y dejara
tranquilo a Vallejo. El caso es que poco a poco se fueron perdiendo y diluyendo en
el tiempo los pasos y recuerdos de Henriette.
Desirée Lieven y otros amigos que conocieron a Henriette Maisse solían decir
que contrajo matrimonio con un joven provinciano menor que ella. Fue imposible
conseguir mayores datos o quizá testimonio más frescos. El caso es que Henriette
nunca recibió un reconocimiento, un homenaje o algún poema.
La referencia más humana de la “pobre chica” que acompañó y ayudó a Vallejo
es de la Macedonio de la Torre, pues en ese entonces afirmó: “Tengo para mí que
el Cholo no debía haberse separado de Henriette, esa muchacha abnegada que
sufrió en silencio y compartido la miseria valientemente, muchas veces
trabajando”.
Sin embargo, la sonrisa de Henriette retratada en la Navidad de 1926, ha
quedado impresa en el recuerdo de quienes hemos tratado de conseguir algunos
datos sobre ella. Pero Henriette Maisse estará siempre viva a través de la carta de
Vallejo, aunque solo se haya referido a ella y no escrito su nombre. Henriette
Maisse vivirá en la memoria de las generaciones de poetas y pueblos de América,
precisamente porque supo asistir con nobleza a Vallejo a cambio de nada, lo amó
mucho aunque jamás le haya dedicado un poema.

Necesaria aclaración:
Este es el texto acompañó al libro El cholo Vallejo, publicado en 1994 por la
Editorial FIMART, Lima, en forma de addenda. Pero como eran tres hojas
separadas, se han perdido o separado del texto. Es por esa razón que publico esa
versión tal cual para hacerla conocer de nuevo, con todos sus errores y virtudes.
Es verdad que he recibido la oferta de hacer una segunda edición de El cholo
Vallejo, ese hecho implicaría revisar todo el libro, pero además las páginas
referentes a Henriette Maisse. A este respecto tengo que decir lo siguiente: Los
estudios sobre Vallejo no han aportado mucho respecto a Henriette Maisse, al
contrario, cada vez ha sido más relegada y las referencias a ella no tienen el valor
de reconocer de haber salvado la vida a Vallejo, aunque después el Cholo haya
preferido a Georgette. No ha faltado quien haya acusado a Henriette de haber
“vendido” a Vallejo a Georgette “por una fuerte suma de dinero”. Eso no es verdad,
Vallejo no era una mercancía no tenía precio. También es denigrar a Henriette, no
porque haya sido una obrera, iba a “vender” a un hombre que amaba. La prueba
es que lo cuidó, lo atendió en los momentos más graves y finalmente le salvó a
vida.
Lo que nunca he contado es mi entrevista con Georgette Vallejo. Fue César
Calvo quien insistió generosamente en que la conociera, hablara con ella y así fue.
Cuando tacamos tres temas: Anaís Nïn, Desirée Lieven y Henriette Maisse, se
puso disimuladamente furiosa, no pudo ocultar su gesto de disgusto. ¿Por qué?
Con Anaís Nïn no llegaron a ser amigas porque entre ambas había una enorme
distancia de caracteres, Anaís era extrovertida y Georgette muy reservada.
Desirée era una mujer comprometida con una causa justa: la República Española
y en su departamento, recibía siempre a luchadores sociales, especialmente
latinoamericanos; Georgette en cambio no tenía una marcada inclinación ni
vocación por la política como Desirée. Henriette había sido formada para ser
obrera y su familia pertenecía al proletariado, en cambio Goergette tenía una
mejor preparación intelectual, la prueba es que defendió la obra de Vallejo.
¿Por qué Henriette Maisse tiene que ser necesariamente olvidada? Nadie podría discutir
la fidelidad a la obra de Vallejo, respecto a la permanente lucha de Georgette, eso no está
en discusión, porque sino hubiera sido ella, seguramente que en gran parte se hubiera
perdido. Las amigas de Desirée, sus amigas más cercanas y confidentes como la Petit Yaki
ni Rayka, que aparecen en varias fotos que ahora circulan en Internet, sabían mucho, tenían
una vaga referencia pero más conocían la biografía de Anaís Nïn, que incluso la de
Georgette. Yakeline Weller “Yaquicha” me llevó una vez donde Georgette, pero se
acordaba siempre que le había hecho una referencia de Henriette: Esa chica no significa
nada en la vida de Vallejo - dijo. Cuando salimos a calle le

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