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José Zorrilla Moral de la Torre Ugarte

José Zorrilla fue un poeta y dramaturgo español que nació en Valladolid en


1817 y murió en Madrid en 1893.
Su padre era José Zorrilla Caballero, un hombre de ideología absolutista casado
con su madre, Nicomedes de Moral. La familia se mudó varias veces antes de
asentarse definitivamente en Madrid, donde su padre había conseguido un
trabajo.
Después de la muerte de Fernando VII, su padre fue desterrado a Burgos,
mientras que José fue enviado a estudiar derecho en la universidad de Toledo,
pero al no prestar mucha atención fue enviado por su padre a trabajar en las
viñas, pero este robó una yegua y regresó a Madrid. Donde, gracias a un
poema suyo, dedicado al recientemente fallecido Mariano José de Larra hizo
buenas amistades y se alzó como poeta de renombre.
Después de esto, se dedicó a trabajar para varios periódicos y en 1837
presentó su primer libro, Poesías. En 1838 contrajo matrimonio con una
irlandesa 16 años mayor que él, Florentina Matilde O'Reilly. En 1840 es cuando
es contratado por Juan Lombía, empresario del Teatro de la Cruz. Consiguió
tanta fama que ya en 1843 fue dado un premio por parte del Gobierno de
España. En 1844 publicó su gran obra Don Juan Tenorio.
Su matrimonio fue bastante infeliz y a causa de esto, su mujer le hizo
abandonar el teatro y emigrar a Francia en 1845, aunque un año después tuvo
que volver a España para acudir al entierro de su madre.
En 1850, huyendo de nuevo de su mujer, se fue a París al año siguiente. De
nuevo se fue de viaje en 1853, con destino a Londres donde tuvo grandes
problemas económicos los cuales se solventarían gracias al relojero Losada.
Fue en 1855 cuando marchó a México, donde se le acogió primero por el
gobierno liberal hasta entonces vigente, y después por el emperador
Maximiliano I siendo con este último, poeta áulico (poeta productor de
biografías u otras obras para su ‘’mecena’’) y director del teatro nacional en
1859.
Fallecida su mujer en 1865, Zorrilla emprende su viaje de vuelta a España. A su
vuelta fue abundantemente aclamado y se convirtió en el único tema de los
periódicos. Allí recibió una carta de Maximiliano I pidiéndole que volviera a su
lado, aunque tan solo un mes después (1867) fue fusilado. De aquí sale un
poema lleno de odio, El drama del alma.
Fue en 1869 cuando se volvió a casar, con Juana Pacheco Martín la cual era 32
años menor que él. En su matrimonio tuvo de nuevo más apuros económicos
que se solventaron gracias a la ayuda de los condes de Guaqui.
A partir de 1879 daría viajes por toda España con el objetivo de hacer lecturas
públicas de sus obras. Además, inauguró el teatro que lleva su mismo nombre
en 1884 en Valladolid, y cansado de su gira, decidió asentarse.
En 1890 es operado de un tumor cerebral y aunque la operación fuera un
éxito, tres años después, en otra operación, José Zorrilla moriría en 1893.

LA LITERATURA DE JOSÉ ZORRILLA


José Zorrilla exploró todos los géneros literarios: la lírica, la narrativa y el
teatro.
Todas las obras tienen en común tres elementos pertenecientes a la vida de su
autor:
La primera sería que su padre nunca le llegó a perdonar por sus errores
juveniles lo que le hizo arrastrar durante toda su vida una especie de culpa de
la cual se intentó deshacer dando en sus obras un aire absolutista (ideología de
su padre) a pesar de ser en secreto un liberal.
La segunda sería su temperamento sensual, el cual le arrastraba hacia las
mujeres (sus muchas amantes y sus dos esposas). Esto hizo al amor uno de los
ejes fundamentales de las obras de Zorrilla.
La tercera y última sería su estado de salud y en cierta etapa de su vida, se
inventa un doble loco en Cuentos de un loco que aparece casi obsesivamente
en todas sus obras posteriores.

SU OBRA MÁS IMPORTANTE; DON JUAN TENORIO.


Don Juan Tenorio es un drama religioso-fantástico dividido en dos partes el
cual junto a otras obras (no del mismo autor) materializa el personaje de ‘’Don
Juan’’.

PRIMERA PARTE
La obra comienza un año después de la apuesta de Don Juan y don Luis Mejía
la cual consistía en quien obtenía más fortuna, seducía a más doncellas y se
batía en más duelos cuando estos, se vuelven a encontrar en una noche de
carnaval en Sevilla.
La apuesta se hace sonar y atraído por esta, don Gonzalo (padre de Inés) y Don
Diego (padre de Don Juan) entran en la hostería de Buttarelli donde se
encontraban nuestros protagonistas para asegurarse de que los rumores de la
apuesta eran ciertos.
Los dos participantes de la apuesta comparan sus resultados quedando como
claro ganador Don Juan. Don Luis, al ver que ha perdido desafía de nuevo a
Don Juan afirmando que no es capaz de conquistar a una mujer casada, pero
Don Juan lo acepta, además, diciendo que va a conquistar a su mujer. Esto
hace que cada uno envíe a su criado para avisar a la justicia.
Al escuchar tal desafío, Gonzalo, padre de Inés que era la futura esposa de
Juan y que esperaba a la boda en un convento, cancela la boda entre ellos dos.
Después vienen dos policías y se llevan a Don Juan y a Don Luis.
Don Luis logra escapar de la cárcel, y en seguida va con su esposa para
advertirle de la llegada de Don Juan para conquistarla. De mientras Don Juan
también escapa de la cárcel y a cambio de dinero, la sirvienta de Don Luis le
dejará entrar a la casa, no sin antes enviarle una carta declarando su amor a
Inés y entrando por sorpresa en el convento donde ella estaba. Inés se
desmaya del susto haciendo que Don Juan se la llevara. Rato después el padre
de Inés se da cuenta de que no está y denuncia su desaparición.
Don Juan llega a casa con Inés, pero de repente entra Don Luis con intenciones
de matar a Juan. También llega Don Gonzalo y Don Juan manda a Luis a otra
habitación. Después de un tiempo intentando negociar con Don Gonzalo para
poder quedarse con su amada, fracasa. Entonces, cuando Gonzalo procedía a
llevarse a su hija, Don Luis sale de la habitación y propone al padre de Inés de
aliarse con él para matar a Don Juan, pero Juan saca una pistola y asesina a los
dos. Luego de esto huye de Sevilla para irse a Italia.

SEGUNDA PARTE
5 años después, Don Juan vuelve a Sevilla para buscar el palacio de los Tenorio
el cual habría sido reemplazado por un cementerio en el que yacerían todas las
víctimas muertas a manos de él y su antigua amada, doña Inés.
Allí se encuentra con dos viejos amigos que invita a su casa a cenar. Mientras
están cenando, se escucha un fuerte ruido y el espíritu de Don Gonzalo se le
aparece para llevarle con él al infierno, pero el espíritu de doña Inés intercede
y se va con nuestro protagonista hacia el cielo donde termina nuestra historia.

Bécquer
Junto con Rosalía de Castro, es el máximo representante de la poesía
posromántica, tendencia que tuvo como rasgos distintivos la temática intimista
y una aparente sencillez expresiva, alejada de la retórica vehemencia del
romanticismo. La obra de Bécquer ejerció un fuerte influjo en figuras
posteriores como Rubén Darío, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y los
poetas de la generación del 27, y la crítica lo juzga el iniciador de la poesía
española contemporánea. Pero más que un gran nombre de la historia
literaria, Bécquer es sobre todo un poeta vivo, popular en todos los sentidos de
la palabra, cuyos versos, de conmovida voz y alada belleza, han gozado y
siguen gozando de la predilección de millones de lectores.
Quedó huérfano a los diez años y vivió su infancia y su adolescencia en Sevilla,
donde estudió humanidades y pintura. En 1854 se trasladó a Madrid, con la
intención de hacer carrera literaria. Sin embargo, el éxito no le sonrió; su
ambicioso proyecto de escribir una Historia de los templos de España fue un
fracaso, y sólo consiguió publicar un tomo, años más tarde. Para poder vivir
hubo de dedicarse al periodismo y hacer adaptaciones de obras de teatro
extranjero, principalmente del francés, en colaboración con su amigo Luis
García Luna, adoptando ambos el seudónimo de «Adolfo García».
Durante una estancia en Sevilla en 1858, estuvo nueve meses en cama a causa
de una enfermedad; probablemente se trataba de tuberculosis, aunque
algunos biógrafos se decantan por la sífilis. Durante la convalecencia, en la que
fue cuidado por su hermano Valeriano, publicó su primera leyenda, El caudillo
de las manos rojas, y conoció a Julia Espín, según ciertos críticos la musa de
algunas de sus Rimas, aunque durante mucho tiempo se creyó erróneamente
que se trataba de Elisa Guillén, con quien el poeta habría mantenido relaciones
hasta que ella lo abandonó en 1860, y que habría inspirado las composiciones
más amargas del poeta.
En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, hija de un médico, con la que
tuvo tres hijos. El matrimonio nunca fue feliz, y el poeta se refugió en su
trabajo o en la compañía de su hermano Valeriano, en las escapadas de éste a
Toledo para pintar. La etapa más fructífera de su carrera fue de 1861 a 1865,
años en los que compuso la mayor parte de sus Leyendas, escribió crónicas
periodísticas y redactó las Cartas literarias a una mujer, donde expone sus
teorías sobre la poesía y el amor. Una temporada que pasó en el monasterio
de Veruela en 1864 le inspiró Cartas desde mi celda, un conjunto de hermosas
descripciones paisajísticas.
La inmensa fama literaria de Bécquer se basa en sus Rimas, que iniciaron la
corriente romántica de poesía intimista inspirada en Heine y opuesta a la
retórica y ampulosidad de los poetas románticos anteriores. La crítica literaria
del momento, sin embargo, no acogió bien sus poemas, aunque su fama no
dejaría de crecer en los años siguientes.

Leyendas de Bécquer

Cuando Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1970) comienza a publicar casi por


entregas (y en distintos medios) sus leyendas (1858-1864) el Romanticismo en
España (y no digamos en el resto de Europa) había tocado a su fin. Sin
embargo, y a pesar del avance de otros modos estilísticos totalmente radicales
(naturalismo o realismo literario) logra levantar una obra a retazos, de gran
belleza temática y estilística que se convierte en lo mejor del género en prosa
de este movimiento artístico.
Las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer son obras en prosa de gran belleza y
repletas de espíritu poético, aunque algún creador posterior, como Luis
Cernuda, las califica de poemas en prosa.
Por primera vez entra en la literatura española los temas tradicionales
germánicos y sus personajes clásicos en forma de gnomos o criaturas de los
bosques.
Con frecuencia estos personajes femeninos no pertenecen al mundo de los
vivos y se nos presentan como parte de una realidad trascendental o etérea en
forma de fantasmas, espíritus o seres sobrenaturales.
Hay un gusto por los emplazamientos ruinosos y cementerios, tal como es
frecuente no solo en la pintura del Romanticismo sino en todas las creaciones
artísticas de este periodo estilístico.
La naturaleza se aúna con el espíritu del escritor (atormentado
frecuentemente) convirtiéndose en una extensión de su alma.
Como he señalado anteriormente, están escritas en una prosa condensada,
repleta de poesía y de gran acierto estilístico y belleza. Todas son de corta
extensión asemejándose al cuento popular.
En buena parte de ellas, antes de iniciar la narración, el poeta se empeña en
convencer al lector de su origen popular e, incluso, verídico desmontando, a la
par, las fronteras entre la realidad y la ficción. Tal como es una de las
características del Romanticismo también se vale de fuentes consideradas
exóticas y ajenas a la tradición española.
El yo interior (atormentado o perdido a veces) aflora en buena parte de las
leyendas de Bécquer enlazando la trama con un dato autobiográfico, que se
incorpora a la narración. Esto es, el artista se dispone a señalar (como si de un
diario se tratara) un hecho acaecido en cierto lugar. Y a raíz del mismo un
lugareño, de alguna manera u otra, le hace partícipe de un acontecimiento o
una leyenda vinculada al lugar.
No hay alegría en estos relatos, tal cual es frecuente en las tramas se dedican a
aflorar una oscuridad interior en constante conflicto con la realidad.
En este sentido, en las leyendas de Bécquer la figura femenina se convierte en
el alter ego o en la personificación del concepto de ánima que afloraría unas
décadas más tarde con las teorías del inconsciente según Freud y de los
arquetipos de Jung.
Rosalía de Castro
Rosalía de Castro nació en Santiago de Compostela el 23 de febrero de 1837.
Dicen que su bautizo fue en 1836 pero, esto no es correcto ya que todos los
datos que hay son del año 1837.
Es un documento firmado ante un notario en 1843, la señora Teresa de
Castro (madre de Rosalía de Castro) reconoce a Rosalía como su hija biológica
y dice que la fecha de nacimiento de Rosalía es el 23 de febrero de 1837. El
documento se encontraba con los papeles del expediente de boda de
Murguía y Rosalía. Murguía había solicitado la exención de las tasas, al no
tener muchos recursos económicos, y la Iglesia lo había archivado en la
sección de POBRES donde a nadie se le había ocurrido buscarlo. Allí lo
encontró en 2021 la investigadora Sagrario Abelleira y la archivera Irene
Galindo.
Con diecinueve años se fue a Madrid y allí conoció a Eulogio Florentino Sanz,
un traductor de Heine, y también a Bécquer. En 1858 se casó con Manuel
Murguía, quien difundió su obra. Tuvo siete hijos, pero dos de ellos murieron
durante la infancia. Rosalía se casó en Padrón, tras una larga y dolorosa
enfermedad. Además de su producción poética, fue autora de obras
narrativas, de artículos y de la Carta a Eduarda, considerada un auténtico
manifiesto feminista.
La obra de Rosalía de Castro se encuentra inscrita dentro de la reivindicación
de la cultura y las lenguas vernáculas (que tienen origen en ese país)
característica del pensamiento nacionalista romántico. Esta tendencia, que
provocó varios movimientos de recuperación lingüística y cultural en las
comunidades que poseían lengua propia, llevó en Galicia al resurgimiento de
su literatura. Asimismo, en este tiempo las mujeres adquieren gran
importancia en el panorama literario. Además de a Rosalía, tenemos que
citar a las poetisas Gertrudis Gómez de Avellaneda y Carolina Coronado.

Obra poética
La producción poética de Rosalía de Castro (totalmente bilingüe) se
desarrollaba en tres libros, dos de los cuales estaban escritos en gallego:
Cantares gallegos (1863), que refleja la cultura popular de Galicia y las
injusticias sociales, y Follas novas (1880), en el que se tratan temas sociales
junto a otros de marcado intimismo; y uno en castellano: En las orillas del Sar
(1884), en el cual la poetisa canta al desengaño y decepción que provocan el
paso del tiempo y la cercanía de la muerte.

Temas
Así pues, en la poesía de Rosalía destacan temas de dolor y soledad,
enfocados desde una perspectiva pesimista de la vida. El dolor vital abarca
todos los ámbitos de la vida, y se une al rechazo, al desengaño y a la apatía
de vivir. De este modo, la soledad es una constante en el enfrentamiento
diario con la vida y, ante todo, en el encuentro con la muerte, que implica
que el sufrimiento acaba y que el paso del tiempo nos concede un descanso.
El otro gran tema es Galicia, con sus paisajes, costumbres, lengua, creencias y
personajes. La autora centra su atención en cuestiones sociales como la
emigración, consecuencia de la miseria y pobreza de las zonas rurales, que
hace que la mujer gallega lleve una vida dura, convertida en madre de
familia. Otros motivos que inducen a la reflexión son la creación poética y el
amor, que en lugar de felicidad trae sufrimiento ya que es motivo de
desconfianza.

Estilo
La poesía de esta escritora gallega tiene un estilo en el cual predominan el
lirismo contenido y la sobriedad. Hay que destacar también la reiteración de
ciertos rasgos que son más intensos al final de su obra. Entre ellos están los
recursos de repetición -de palabras o versos, anáforas o paralelismos-, que
recuerdan características de la poesía popular y que, además de tener
función rítmica, son útiles para remarcar ciertas ideas.

También le dan importancia los contrastes, personajes, sentimientos,


paisajes, situaciones y las comparaciones para lograr una claridad mayor en
el texto. En la época de madurez los símbolos adquieren gran importancia,
como por ejemplo el clavo (el dolor), el hueco que deja el clavo (la soledad y
el vacío del alma), la fuente (vida opuesta a muerte) y el camino (la vida
como trayectoria).

¿QUÉ ES EL ROMANTICISMO LITERARIO ESPAÑOL?


El Romanticismo fue un movimiento cultural producido al final del siglo XVIII,
pero que no termina de establecerse del todo en la cultura, hasta el siglo XIX
desde varios países europeos.
El romanticismo en España llegó tarde y fue corto ya que el realismo tuvo
mayor fuerza y dominó desde mediados del siglo XIX. Así que podríamos
decir que el romanticismo literario se desarrolla desde en la primera mitad
del siglo XIX y el posromanticismo hasta la década de los 70 del siglo XIX.
Se pueden considerar dos tipos en la literatura: el romanticismo tradicional y
el liberal. El romanticismo tradicional defiende valores tradicionales
normalmente relacionados a la Iglesia y a la Patria. Y el romanticismo liberal
o revolucionario se basa en el historicismo y la dialéctica hegeliana.

José de Espronceda
Se trata del autor romántico más conocido de la primera etapa del
movimiento romántico en el país. Tuvo una vida muy breve puesto que a los
34 años de edad murió a causa de la difteria. Su estilo es muy personal y
concreto. En sus poemas, sobre todo, nos presenta a personajes que viven de
forma marginal en la sociedad o que se rebelan contra lo establecido. Dentro
de su repertorio literario, nos encontramos con algunas de las obras más
representativas del género romántico que es: “ El estudiante de Salamanca “.
Es uno de los poemas más conocidos de la historia de nuestra literatura y,
por eso, a continuación lo analizaremos.
El estudiante de Salamanca
Se trata de un poema narrativo con una gran extensión. Nos cuenta la
historia de Félix de Montemar, un seductor con tintes donjuanescos que
pretende seducir a Elvira. Montemar se trata de un personaje con gustos un
tanto oscuros y satánicos que, al final, es obligado a casarse con un
esqueleto.
Se trata de un poema que es el máximo representante del romanticismo
porque nos habla de una temática amorosa vista desde una perspectiva
pesimista y desgarradora. Un amor complicado y muy difícil que es el
principal motor de la acción literaria. El amor y la muerte se mezclan en este
poema que, hoy en día, es un clásico de la literatura.

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