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ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE VILLAVICENCIO

ÁREA DE FILOSOFÍA
DOCENTE: RODIEL RODRIGUEZ DIAZ
2023
RENÉ DESCARTES (1596-1650)
Como hemos visto, el avance de las ciencias de la naturaleza durante el Renacimiento se debió, más que nada,
al triunfo de la ‘razón’, lo que a nivel filosófico se tradujo en la paulatina sustitución del aristotelismo imperante
al final de la Edad Media por una vuelta al platonismo.

Esto que estamos diciendo lo hemos podido comprobar a través del pensamiento de Galileo Galilei, quien, como
hemos visto, daba más importancia a la ‘abstracción matemática’ (la RAZÓN) que a la pura experiencia sensible.
Esa relevancia de la razón en el campo de las ciencias empíricas tuvo (cómo no) su equivalente filosófico:
el racionalismo, y su principal representante fue precisamente el autor que ahora nos ocupa.

La unidad de la razón
Según Descartes, lo afirmado por Galileo respecto a las ciencias empíricas es aplicable sin más al resto de los
temas, especialmente a aquellos relacionados con el ser humano.
Para él, el ‘problema del HOMBRE’ equivale al ‘problema de la RECTA RAZÓN’ (o ‘bona mens’, dicho en latín).
La BONA MENS viene a ser, pues, tanto la prudencia por la cual el hombre se orienta en la vida como la razón
por la cual distingue lo verdadero de lo falso.
Es ésta una posición filosófica claramente platónica, como hemos apuntado, o más bien ‘socrática’ (ciencia =
virtud), en la cual se distinguen dos aspectos de uno y el mismo concepto:
1. Sustancia única y universal
2. Facultad específicamente humana, a la cual Dios ofrece solamente alguna garantía, subordinada a leyes
precisas.
Esas ‘leyes precisas’ a que Dios se ve sujeto (v.gr., las ‘leyes cíclicas’ de los antiguos) pueden ser descubiertas,
según Descartes, mediante un procedimiento unificado: el MÉTODO CIENTÍFICO.

EL MÉTODO
Descartes era un gran matemático. Ahora bien; como su opinión era que el método científico era único para
todas las ciencias (resabios de ‘aristotelismo’ dentro de un pensamiento básicamente platónico), supuso que
serviría perfectamente el mismo que él había utilizado para las matemáticas con sumo éxito.
Consta de cuatro fases:
• EVIDENCIA: No aceptar nunca ninguna cosa por verdadera si no se la reconoce verdaderamente
como tal

Con respecto a esto hay que saber distinguir, según Descartes, entre dos conceptos:
• CONJETURA = Aquello cuya verdad no aparece a la mente de modo inmediato
• INTUICIÓN (lo que verdaderamente busca Descartes) = Acto por el cual el alma llega a lo inmediato:

o Claridad = Presencia y manifestación de la idea en la mente que la considera


o Distinción = Separación de todas las otras ideas ANÁLISIS: Dividir cada una de las dificultades que se
han de examinar en el mayor número de partes posibles y necesarias para resolverlas mejor
• SÍNTESIS: Conducir los pensamientos por orden, de los más simples a los más complejos (DEDUCCIÓN)

En este sentido, las ‘cosas’ pueden ser:


• Absolutas (Las más simples, independientes de las demás)
• Relativas (Se deducen de las ‘absolutas’ mediante razonamiento)
• ENUMERACIÓN: Expresar (oralmente o por escrito) las conclusiones saca-das).

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El ‘CÓGITO’
Como hemos estado viendo, el método cartesiano se parece bastante al socrático.
Igual que hacía Sócrates, en efecto, antes de descubrir alguna ‘verdad absoluta’ que se demuestren por sí
misma (evidencia), Descartes empieza dudando de todo: “Si pretendes ser un auténtico investigador sobre la
verdad, es necesario que al menos una vez en tu vida dudes acerca de todo, lo más profundamente
posible (Principios de Filosofía); este procedimiento se conoce con la denominación de duda metódica’ o DUDA
CARTESIANA, y consiste en:
• Reconocer el carácter incierto y problemático de los acontecimientos
• Suspender el asentimiento a tales acontecimientos (considerarlos provisionalmente como falsos)
Este procedimiento permite a Descartes acceder a la verdad absoluta (clara y dis-tinta) que estaba buscando:
“Si dudo, estoy pensando, y si pienso, existo“:
‘PIENSO, LUEGO EXISTO’ (“Cogito, ergo sum”)
Utilizando su versión latina (no hay que olvidar que Descartes escribió la mayor parte de su obra en latín, como
era costumbre en su época), esto es lo que se conoce como ‘cogito cartesiano’, la única verdad absoluta que
permite a Descartes seguir adelante hacia el conocimiento.
A partir de ahí puede continuar profundizando por pasos cada vez más complejos, según un proceso de ‘análisis’
y ‘síntesis’. Así, al haber descubierto mi propia existencia, el siguiente paso consistirá en averiguar mis atributos
o características.
Por lo tanto, si sé que existo, lo único que sé es que soy una cosa que piensa. Ahora bien; como ya sabemos
desde los griegos, una ‘cosa que piensa’ tiene tres características (las 3 partes del alma de Platón y
Aristóteles): espíritu, entendimiento y razón.
En resumen, podemos decir que una cosa que piensa está compuesta de ideas.
IDEA = Forma de un pensamiento, por la inmediata percepción de la cual soy consciente de ese pensamiento
(definición típicamente aristotélica; el pensamiento sería la ‘materia’, y la idea la ‘forma’)
Descartes considera tres clases de ideas:
• ADVENTICIAS (Las que me parecen extrañas o que me llegan de fuera)

o Las ‘ideas adventicias’ remiten a la posible existencia de una naturaleza exterior al sujeto.
• FACTICIAS (Las formada o halladas por mí mismo)

o No tienen por qué referirse forzosamente a algo real, puesto que me las he ‘inventado’.
• INNATAS (Las que me parecen haber nacido en mí)

Descartes opina que si estas ‘ideas innatas’ las tenemos desde el momento en que nacemos, no se pueden
diferir en absoluto a nada extraño a nosotros, ya sea real o imaginario.
Sólo pueden dar noticia de una “sustancia infinita, eterna, omnisciente, omnipotente y creadora“, es decir, de
DIOS (‘res aeterna’).

DIOS
La existencia de Dios es, por tanto, evidente para Descartes; para demostrarla utiliza, en consecuencia la
famosa prueba ontológica original de Aristóteles San Anselmo):

PRUEBA ONTOLÓGICA
“Aquello, mayor de lo cual nada puede pensarse, no puede existir únicamente en la inteligencia. En efecto, si
solamente existiera en la inteligencia, podría concebirse como existiendo también en la realidad, y esto sería
mayor. Existe, pues, algo mayor de lo cual nada puede pensarse, no sólo en la inteligencia, sino también en la
realidad” (‘Proslogion’ – San Anselmo)
1. La simple presencia en mí de la idea de Dios demuestra su existencia.
2. Consideración de la finilitud de mi yo (no me he creado a mí mismo, sino que debe haberme creado un ser
que tiene todas las perfecciones cuya simple idea yo poseo).

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Descartes se pregunta en este punto si acaso lo que en verdad existe no es Dios, sino algún genio maligno que
le está tratando de engañar, haciéndole tomas por verdades absolutas lo que en realidad no lo son.
Después de considerar el problema desde todos los puntos de vista llega a las siguientes conclusiones:
1. Dios, por su perfección, no puede engañarme.
2. Desaparece toda posibilidad de duda.
3. Imposibilidad para el ateo de alcanzar la ciencia.

EL MUNDO
CONCEPTO DE ‘SUSTANCIA’
Descartes considera, como se ha visto, tres conceptos en relación con la idea aristotélica de ‘sustancia’:
• SUSTANCIA DIVINA (res aeterna)
• SUSTANCIA PENSANTE (res cogitans)
• SUSTANCIA EXTENSA Y DIVISIBLE (res extensa)

Disipada, pues, toda duda por medio de las ‘ideas innatas’ (al menos eso es lo que pensaba Descartes),
podemos dedicarnos ahora a examinar los otros tipos de ideas: adventicias y facticias.
Ya al reconocer la existencia de ambas descubrimos las dos ‘facultades’ de que dispone la mente humana:
• FACULTAD PASIVA (recibir y reconocer las ideas de las cosas sensibles)

Esto nos remite directamente, según Descartes, al concepto de ALMA (sustancia pensante = ‘res cogitans’).
• FACULTAD ACTIVA (formar o producir las ideas mismas)
Esto último, afirma Descartes, no se puede realizar sin el CUERPO. De momento sólo somos capaces de
apreciar la existencia de nuestro propio cuerpo, pero pronto extenderemos sus cualidades a los demás
cuerpos, merced a la ‘facultad pasiva’.
Por ‘cuerpo’ entiende Descartes sustancia extensa y divisible (‘res extensa’), y los diferentes cuerpos se
distinguen entre sí por dos aspectos:
• Cualidades objetivas (magnitud, figura, movimiento, situación, duración, número)
• Cualidades subjetivas (color, olor, sabor, sonido, etc.)
El carácter fundamental de la sustancia corpórea, igual que en Aristóteles, es la EXTENSIÓN, que se manifiesta
a través de tres dimensiones: longitud, anchura y profundidad.
La primera causa del MOVIMIENTO es Dios mismo (‘sustancia inmutable’), y él, como ‘primer motor’ aristotélico,
es el responsable de que se cumplan las ‘leyes fundamentales de la Física‘:
• PRINCIPIO DE INERCIA
• Todo tiende a moverse en línea recta
• PRINCIPIO DE CONSERVACIÓN DEL MOVIMIENTO.
Estas leyes, como puede verse, están prácticamente calcadas de las enunciadas por Galileo, y son las mismas
que más tarde establecerá Newton de forma más sistemática.
Sirven, según Descartes, para dar constancia del CARÁCTER MECÁNICO DE LA NATURALEZA.

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EL HOMBRE

Localización de la 'glándula pineal'


Igual que antes Platón, Descartes considera que lo más importante del ser humano es el ALMA RACIONAL, y
que esta alma utiliza al cuerpo como un vehículo para andar por este mundo.
Se supone que la unión alma-cuerpo tiene lugar en la glándula pineal, situada a la altura del entrecejo.
Curiosamente, es también ahí donde ubican el alma las antiguas religiones orientales (el famoso ‘tercer ojo’ de
los hindúes, p.ej.) Toda la conducta humana depende de la relación que se establezca entre ambos
componentes o, mejor dicho, del control que la parte racional de nuestra persona tenga sobre la parte mecánica.

En ese sentido considera Descartes dos aspectos en el comportamiento humano:


• ACCIONES (voluntarias)
• PASIONES (causadas por los ‘espíritus’ vitales’, o fuerzas mecánicas que actúan en el cuerpo):

o Percepciones
o Sentimientos
o emociones
Hay dos tipos de ‘pasiones’, según Descartes: de TRISTEZA y de ALEGRÍA.
Las primeras producen odio, y las segundas amor.
O sea, que ambas dan lugar a deseos, positivos o negativos. Por lo tanto, la moral en Descartes se reduce a
una cuestión de prudencia; todo depende, como decimos, de que la voluntad consiga mantener un equilibrio
entre acciones y pasiones.
No se puede hablar, pues, de lo que es ‘bueno’ o ‘malo’ en abstracto, y todo depende del individuo. Descartes
solamente propone unas normas o consejos morales basados en la experiencia propia:

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Naturalmente, y dada la ‘provisionalidad’ de esta reglas morales, Descartes tiene en cuenta la posibilidad de
ERROR, lo que le conduce al concepto de LIBRE ALBEDRÍO: Cada cual es libre de elegir entre lo bueno y lo
malo, y todos tienen razón en el fondo.

Preguntas orientadoras:

- Mencione los beneficios que genera el Renacimiento


- En que consiste la unidad de la razón
- Describa en que consiste el Método cartesiano y sus características
- Describa las tesis principales de la premisa filosófica: PIENSO, LUEGO EXISTO’ (“Cogito,
ergo sum”)
- Cuales son las nociones fundamentales de Dios y el Mundo.
- Que es el hombre para Rene Descartes. Escriba sus tesis principales

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