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SUBSTANCIA PENSANTE, SUBSTANCIA EXTENSA Y SUBSTANCIA INFINITA

El enunciado de este redacción nos plantea la concepción cartesiana de la realidad.


Una vez Descartes a puesto en duda todos nuestros conocimiento por medio de los
3 niveles de la duda metódica, ¿cómo podemos estar seguros de que existe algo?,
¿cómo podemos derivar a partir de la existencia del pensamiento una realidad
externa?, ¿qué papel juega la idea innata de Dios en esta tarea de deducir la
realidad a partir del pensamiento?. A lo largo de nuestra exposición iremos
respondiendo a estas cuestiones.

Descartes iniciaba el capítulo IV del Discurso del Método con la Duda Metódica.
Nuestro filósofo presenta 3 argumentos (falacia de los sentidos, el argumento del
sueño y el del Genio Maligno) que venían a cuestionar o poner en duda todos
nuestros conocimientos. A partir de la Duda Metódica, Descartes deduce la primera
verdad indudable (existencia del sujeto que piensa, cogito ergo sum).

Pero, ¿qué nos aporta el cogito a la hora de deducir el resto de nuestro


conocimientos? En primer lugar, no solo nos informa de la existencia del sujeto, sino
que también aporta conocimientos sobre qué es ese yo. A la pregunta ¿qué soy?,
Descartes responde “soy una substancia pensante cuya esencia es pensar”. En
segundo lugar, restaura el criterios de verdad cartesiano, ¿por qué la existencia del
sujeto pensante es indudable? porque percibimos con claridad y distinción la
relación que existe entre pensar y existir. De ahí, deduce Descartes su criterio de
verdad: todo lo que perciba con igual claridad y distinción será verdadero y podrá
afirmarse con certeza.

Pero el cogito no confirma la existencia de una realidad extramental. ¿Cómo


demostrar la existencia de una realidad exterior a mis propios pensamientos y no
caer en el solipsismo? De momento contamos con dos elementos: la existencia del
pensamiento como actividad y sus objetos: las ideas. Descartes se centra en
analizar las ideas y distingue tres tipos: las adventicias, las facticias y las innatas. Ni
las adventicias ni las facticias pueden ayudarnos como punto de partida para la
demostración de la existencia de la realidad extramental ya que parecen provenir
del exterior y, por tanto, su validez depende de la problemática existencia de la
realidad exterior. Descartes se centra en las innatas (que el pensamiento posee en
sí mismo) y entre ella descubre la idea de infinito que identifica a Dios. La idea
innata de Dios es una idea privilegiada entre las demás, pues como nos dice
Descartes en el Discurso contiene en sí misma la idea de existencia.

Descartes presentará 3 argumentos que vendrán a mostrar la existencia de Dios. El


primer argumento demuestra la existencia de Dios como causa de mi idea de
perfección: encuentro en mí la idea de perfección. Esta idea no puedo haberla
creado yo, pues soy un ser imperfecto (duda, se equivoca) y el efecto no puede ser
superior o más perfecto que la causa (principio de causalidad). De ahí que, esa idea
de perfección ha sido puesta en mí por un ser superior más perfecto (Dios), por
tanto, concluye Descartes, Dios existe. La segunda demuestra la existencia de Dios
como causa de mi ser imperfecto, encuentro en mí ideas de perfección que no
tengo, ahora bien, si solo existiera yo y no dependiera de nadie para existir (si yo
fuese causa de mi existencia) entonces, me hubiera dado todas las perfecciones,
pero es evidente que no me las ha dado, pues soy imperfecto (dudo, ...), por tanto,
existe un ser más perfecto (Dios) del que depende mi existencia. El tercer
argumento, es el ontológico: puesto que Dios es un ser perfecto, todo ser
absolutamente perfecto si lo es entonces debe existir, ya que sino no sería lo más
perfecto, luego Dios existe.

Una vez Descarte ha demostrado que existen 3 tipos de realidad: Dios o el ser
infinito, el yo o ser pensante, y las cosas materiales (el mundo físico al que mi
cuerpo también pertenece como una cosa material más). Para referirse a estos tres
ámbitos de realidad Descartes utiliza el concepto de “Substancia”: Substancia
infinita (Dios), Substancia pensante o res cogitans (alma)” y Substancia material o
res extensa (cuerpos).

En general, en filosofía se entiende por Substancia: aquello que está debajo de los
accidentes o cualidades y le sirve de soporte. Para entender el concepto de
substancia podemos observar como el lenguaje estructura la realidad en sujeto y
predicado; Así cuando decimos “la rosa es roja”, concebimos la rosa (el sujeto)
como una cosa, es decir, como una substancia que tiene diferentes propiedades;
esto es, realizamos una distinción entre las propiedades o cualidades y la cosa que
tiene las propiedades. Aquello que es sujeto y nunca predicado, es lo que
tradicionalmente se ha llamado Substancia. Por otra parte, la substancia a diferencia
de los accidentes subsisten por sí misma, mientras que los accidentes necesitan de
la substancia para existir.

Descartes resalta de la substancia su independencia a la hora de existir. Entiende


por substancia “Toda cosa que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra
cosa para existir”. Tomada esta definición de modo literal, es evidente que sólo
podría existir la substancia infinita (Dios), ya que los seres finitos, pensantes y
extensos, son creados y conservados por él. Descartes mismo reconoce que tal
definición sólo puede aplicarse de modo absoluto a Dios, si bien la mantiene por la
independencia mutua entre la substancia pensante y la substancia extensa, que no
necesitan la una de la otra para existir (Descartes es dualista como Platón)

A diferencia de la Substancia, los atributos son cualidades o propiedades que


pertenecen a la substancia, de ahí que no puedan existir por sí mismos. Descartes
señala además que cada substancia tiene un atributo (una propiedad) que
constituye su esencia o naturaleza. El atributo esencial del yo o alma será el
pensamiento. En el caso de las cosas físicas (cuerpos) el atributo que constituye su
esencia o naturaleza es la extensión y el movimiento. Por tanto, podemos afirmar
que las cosas físicas no son como las percibimos por los sentidos.
Descartes, como Galileo, distingue entre cualidades primarias y secundarias. Nos
dice que lo único que tiene realidad objetiva en los cuerpos es aquello que
percibimos con claridad y distinción, y sólo poseen estas características las
cualidades primarias, o sea, lo que puede expresarse matemáticamente, y son: la
extensión (volumen, figura) y el movimiento. Estas cualidades existen objetivamente
en los cuerpos independientemente del sujeto. Las cualidades secundarias (olor,
sabor,sonido, etc.) no existen objetivamente en las cosas, sino que son
apreciaciones subjetivas. Por tanto, Descartes limita el conocimiento del mundo a
las cualidades primarias.

En definitiva, y para concluir nuestra exposición, de la materia, sólo podemos tener


en cuenta lo cuantificable, que es identificado por Descartes con la extensión y el
movimiento. Siguiendo a Galileo, podríamos decir que la “naturaleza está escrita en
términos matemáticos”. Las cualidades secundarias, al no poderse medir, quedan
descartadas. El estudio de esta materia cuantificable corresponde a la Física, que
para Descartes se reduce a la cinemática (estudio de las leyes del movimiento). La
física de Descartes se ha calificado de mecanicista, pues para Descartes el mundo
físico es un mecanismo de relojería, creado y puesto en movimiento por Dios, pero
que ahora se mueve por sí mismo en virtud de ciertas leyes físicas (principio de
inercia, …). Dentro de esta concepción mecanicista del universo todo está regido
por leyes necesarias, sin que exista la libertad y el azar.

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