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La dialéctica, según la perspectiva marxista, se basa en la idea de que los objetos y

fenómenos naturales tienen contradicciones internas, con aspectos negativos y positivos, y


que la lucha entre estos constituye el proceso de desarrollo. Esto se aplica tanto a la
naturaleza como a la sociedad. Cada sistema económico y social (esclavismo, feudalismo,
capitalismo, socialismo) es un todo interconectado en constante interacción. Los cambios de
un sistema a otro son transiciones revolucionarias impulsadas por acumulaciones de
cambios cuantitativos.

Además, cada nueva formación histórica se considera progresiva y superior a la anterior;


por ejemplo, el capitalismo se considera superior al feudalismo, y el socialismo se considera
una etapa aún más avanzada en comparación con el capitalismo.

La dialéctica marxista-leninista enseña que para seguir una política recta hay que dirigirse
hacia aquellas capas de la sociedad que se desarrollan y tienen un futuro; ser revolucionario
y no reformista, seguir una irreconciliable política proletaria de clase
El método dialéctico marxista reviste una importancia enorme para las ciencias de la
naturaleza. La dialéctica es el único método valedero, el instrumento irreemplazable de la
investigación científica.

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