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Una de las leyes dialécticas más generales del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del
pensamiento humano. Según Lenin, la ley de la unidad y de la lucha de contrarios –fuente de
todo desarrollo– es el núcleo, la esencia del método dialéctico marxista.
El desarrollo es imposible sin contradicciones y superación de esas contradicciones. Desde el
momento en que consideramos los objetos y los fenómenos en su conexión –y es ése el único
método justo, científico, para estudiar la naturaleza y la sociedad– nos abocamos a
contradicciones. Constantemente, en la naturaleza como en la sociedad, ciertas cosas nacen y
florecen, otras mueren y desaparecen. La lucha entre lo viejo y lo nuevo, entre lo que perece y
lo que nace, entre lo que muere y lo que se desarrolla, es una ley objetiva del devenir. “Por
oposición a la metafísica, la dialéctica parte del criterio de que los objetos y los fenómenos de
la naturaleza llevan siempre implícitas contradicciones internas, pues todos ellos tienen su lado
positivo y su lado negativo, su pasado y su futuro, su lado de caducidad y su lado de desarrollo;
del criterio de que la lucha entre estos lados contrapuestos, la lucha entre lo viejo y lo nuevo,
entre lo que agoniza y lo que nace, entre lo que caduca y lo que desarrolla, forma el contenido
interno del proceso de desarrollo, el contenido interno de la transformación de los cambios
cuantitativos en cambios cualitativos.
Por eso, el método dialéctico entiende que el proceso de desarrollo de lo inferior a lo superior
no discurre a modo de un proceso de desenvolvimiento armónico de los fenómenos, sino
poniendo siempre de relieve las contradicciones inherentes a los objetos y a los fenómenos, en
un proceso de ‘lucha’ entre las tendencias contrapuestas que actúan sobre la base de aquellas
contradicciones”. (Stalin, Cuestiones del leninismo, Moscú, p. 639, Ed. esp., 1941).
Las contradicciones internas significan que todo objeto, todo fenómeno, incluye aspectos
contradictorios, tendencias opuestas que se hallan constante y recíprocamente ligadas entre sí
y al mismo tiempo se excluyen, se niegan mutuamente, luchan la una contra la otra. Aunque
inseparables, los contrarios se oponen dentro de un todo. En el fragmento “A propósito de la
dialéctica”, Lenin ilustra el carácter universal de esta ley con ejemplos extraídos de las diversas
ciencias de la naturaleza y la sociedad:
De igual modo, en la vida social, para comprender los acontecimientos históricos, importa tener
en cuenta sus contradicciones internas, contradicciones entre lo viejo y lo nuevo, entre lo que
perece y nace, entre el movimiento reaccionario y el movimiento progresista. Una sociedad
dividida en clases antagónicas se ve desgarrada por profundas contradicciones. Las
aspiraciones de ciertas clases son contrarias a las de otras. El marxismo ha sido el primero en
mostrar científicamente que el origen de esas tendencias contradictorias y de la lucha de clases
en el seno de la sociedad antagónica, reside en el hecho de que la situación y las condiciones
de vida de diversas clases son radicalmente diferentes. El proletariado y la burguesía son
engendrados por el modo de producción capitalista. Dentro de ese marco, las dos clases se
hallan ligadas de tal modo una con otra, que sin ellas, el modo de producción capitalista es
imposible. Pero al mismo tiempo, esas clases se excluyen recíprocamente y sostienen una
lucha sin cuartel.
La dialéctica marxista enseña que las contradicciones, inherentes a los fenómenos y a los
objetos, hacen necesaria la lucha entre fuerzas y tendencias opuestas. Lo nuevo no puede
conciliarse con lo viejo, que traba su desarrollo; el elemento progresivo no puede ser indiferente
al elemento reaccionario. La lucha entre esos movimientos contrarios es, pues, inevitable. La
dialéctica materialista asigna una importancia decisiva a la lucha de los contrarios, fuente y
contenido interno del desarrollo. Lo nuevo, lo progresivo combate a lo que frena el desarrollo,
triunfa sobre las fuerzas retrógradas y asegura el progreso. De ese modo, la lucha de
contrarios es la fuerza motriz del desarrollo. El marxismo ha mostrado que la lucha de clases es
el motor de la historia en todas las sociedades antagónicas, que las contradicciones son
superadas por la lucha y no por la conciliación. Lenin indicó que la unidad de los contrarios es
momentánea, pasajera, relativa, en tanto que es absoluta la lucha de los contrarios, como es
absoluto el movimiento, el desarrollo. Debido a que la lucha de los contrarios es absoluta, a que
no se detiene jamás, es que en el curso de esa lucha, todo lo caduco, lo reaccionario, todo lo
que traba el movimiento progresista es eliminado.
De esta ley derivan conclusiones muy importantes para la política y la táctica del partido del
proletariado. Puesto que la lucha de los contrarios es el momento crucial del desarrollo, la lucha
organizada, consciente, de los hombres, tendiente a superar esas contradicciones, adquiere un
alcance inmenso. No es necesario, por lo tanto, temer las contradicciones, sino que es preciso
descubrirlas y eliminarlas. Si el desarrollo se opera en el plano de la lucha de los contrarios y
de la superación de las contradicciones por medio de esa lucha, se infiere que no hay que
disimular las contradicciones del régimen capitalista, que es preciso ponerlas de relieve, y que
en lugar de atenuar la lucha de clases, hay que impulsarse hasta el fin.
Para no engañarse en política, es preciso practicar una política de clase proletaria intransigente
y no una política reformista de “armonía” de intereses del proletariado y de la burguesía; es
preciso denunciar la política conciliadora de “integración” gradual del socialismo en el
capitalismo. El marxismo-leninismo sostiene pues, una lucha implacable contra las diferentes
teorías metafísicas para las cuales, el desarrollo es la nivelación de todas las contradicciones.
La teoría de la conciliación de las contradicciones de clase, sienta las bases de todo
oportunismo, de todo reformismo, de todo reniego. Siguiendo las huellas de los antiguos
reformistas, los dirigentes de los socialistas de derecha actuales, predicen la teoría de la
“armonía” de las clases, de la unidad de los intereses de la burguesía y del proletariado. Al
proceder así, ayudan a las clases dominantes a realizar la política reaccionaria, a mantener al
pueblo en la servidumbre.
La dialéctica marxista impone una distinción entre las contradicciones antagónicas y las
contradicciones no-antagónicas, dado que la ley de la lucha de los contrarios se manifiesta en
forma diferente en las diversas condiciones de la vida social. En la sociedad antagónica
dividida en clases hostiles, las contradicciones tienen tendencia a crecer, a acentuarse, a
profundizar. Ellas engendran así profundos conflictos sociales que no pueden ser resueltos más
que por medio de revoluciones. Por ejemplo, el modo de producción capitalista hace nacer la
contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Debido al carácter
antagónico del modo de producción capitalista, esta contradicción se acentúa cada vez más, se
profundiza hasta transformarse finalmente en oposición total, vale decir, que llega a un punto
en que las relaciones de producción traban el desarrollo de las fuerzas productivas. La lucha de
clases exacerbada entre el proletariado y la burguesía es la expresión de ese antagonismo en
el modo de producción capitalista. La burguesía se lanza de lleno a salvaguardar las relaciones
de producción reaccionarias, y sólo la revolución proletaria pone fin al régimen burgués. Un
régimen social nuevo, el socialismo, viene a ocupar el lugar del capitalismo.
Ejemplos:
Es una de las leyes fundamentales de la dialéctica; explica de qué modo ocurren el movimiento
y el desarrollo. Esta ley objetiva universal del desarrollo establece que la acumulación de
cambios cuantitativos graduales, imperceptibles, en un momento determinado para cada
proceso particular, conduce de manera necesaria a cambios esenciales radicales, cualitativos
al paso en forma de salto de la vieja calidad a una calidad nueva.
Calidad y cantidad:
Para comprender la esencia de esta ley se debe poner en claro, ante todo, que es calidad y
cantidad, En torno de nosotros hay muchos objetos y fenómenos de lo más diversos, y todos
ellos se mueven y cambian sin cesar. Más, a pesar de ello, no los confundimos, los
distinguimos y determinamos. No los vemos como si estuvieran fundidos en una masa gris y
amorfa, sino que cada uno de ellos se distingue de los otros por particularidades y propiedades
inherentes a el.
La calidad se manifiesta en cualidades. La cualidad caracteriza una cosa por algún aspecto
determinado en tanto que la calidad da una idea de conjunto del objeto. El color amarillo, la
maleabilidad, y otros rasgos del oro tomados por separado son sus cualidades, y estas
cualidades juntas son su calidad. Además de una calidad determinada, cada objeto posee
también cantidad. A diferencia de la calidad:
La cantidad y la calidad son un todo único, porque representan aspectos de un mismo objeto.
Pero entre ellas existen también grandes diferencias. El cambio de la calidad lleva al cambio
del objeto, a su transformación en otro objeto; el cambio de la cantidad dentro de ciertos límites
no da lugar a una transformación visible del objeto.
Medida:
La palabra “medida” se emplea en el sentido de unidad de medición, de límite de algo. Esta
definición muestra ya de por sí que la medida está siempre relacionada con la cantidad. Pero la
medida está vinculada también a la calidad. El siguiente ejemplo les ayudará a comprenderlo.
Tomen unas piedras. Una piedra puede ser mayor que otra, pero todas ellas tienen un tamaño
determinado. Jamás habrán visto una piedra de un kilómetro de altura. Eso es más bien una
roca. La medida es inherente asimismo al hombre. Unas personas son altas, otras bajas, de
estatura mediana, etc. Su peso es asimismo diferente. Sin embargo, los seres humanos tienen
igualmente estatura, peso, etc, determinados.
Los cambios cuantitativos y los cualitativos están relacionados entre sí y se condicionan unos a
otros: no sólo se produce el tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos, sino también el
proceso inverso, es decir, la transformación de las características cuantitativas como resultado
del cambio de la calidad en los objetos y fenómenos.
Así, el paso del capitalismo al socialismo ha dado origen, también, a una importante
transformación de los índices cuantitativos: aceleración de los ritmos del desarrollo económico
y cultural, crecimiento de la renta nacional y de salario de los trabajadores, etc. Los cambios
cuantitativos y cualitativos son relativos.
Unos mismos cambios son cualitativos respecto a determinadas propiedades (menos
generales), y son únicamente cuantitativos respecto a otras propiedades (más generales. Así,
el paso del estadio premonopolista del capitalismo al estadio monopolista no constituye un
cambio absoluto de calidad: la calidad de capitalismo, en este caso, se modifica únicamente en
el sentido de que aparecen algunos nuevos rasgos y propiedades esenciales, pero en el fondo
el capitalismo no cambia.
Esencia de la ley:
El cambio de la cantidad dentro de ciertos límites no conduce al cambio del estado cualitativo
del objeto. Pero en cuanto esos límites se rebasan o la medida se “infringe”, los cambios
cuantitativos, que antes parecieran poco importantes, originan sin falta transformaciones
radicales, cualitativas. La cantidad pasara a calidad.
Fue formulada por primera vez en el sistema idealista de Hegel. La ley de la negación de la
negación fundamenta el carácter progresivo del desarrollo, expresa la sucesión, el nexo de lo
nuevo con lo viejo y el hecho de que en una fase superior de desarrollo se repiten algunas
propiedades de la fase inferior.
Responder a la pregunta de qué sentido damos a una frase cuando hablamos de la negación
de algo. La palabra "negación" tiene, en efecto, este significado.
Qué es la negación:
En la realidad circundante encontramos en todo momento fenómenos naturales como el
envejecimiento, la destrucción y la muerte. Tomen cualquier fenómeno de la naturaleza y verán
que tiene su comienzo, es decir, ha surgido en determinado momento; verán también que luego
se desarrolla, crece, acumula fuerzas y, después, envejece, caduca.
En su obra Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Engels decía que para la
dialéctica no existe nada definitivo, absoluto, sagrado. Ve en todo la impronta de la inevitable
negación, de la desaparición, y no deja en pie más que el proceso ininterrumpido del
surgimiento y la destrucción, el proceso del ascenso infinito de lo inferior a lo superior.
Puesto que todo fenómeno avanza hacia la vejez podrán decir y la desaparición, resulta que el
mundo marcha paso a paso hacia su fin y, en resumidas cuentas, perecerá. Para comprender
esto debe tenerse en cuenta que el proceso de negación, de muerte, de los fenómenos
caducos reviste formas distintas. Por ejemplo, cualquier máquina se desgasta y es convertida
en chatarra. Es un ejemplo de negación en el sentido habitual, cotidiano. Sin embargo, quienes
tienen relación con la técnica moderna, en rápido cambio, conocen también otra dependencia
mucho más compleja.
Negación de la Negación:
Los nuevos fenómenos que surgen en la naturaleza y en la sociedad recorren también su
camino natural: envejecen con el transcurso del tiempo y ceden su puesto a fenómenos y
fuerzas más nuevos. Si antes negaban lo viejo, ahora son negados a su vez por algo más
joven, nuevo y fuerte. Esto es ya la negación de la negación. Y como en el mundo existe una
cantidad infinita de fenómenos, el proceso de negación es constante, infinito, es decir, tiene
lugar un proceso ininterrumpido de negación de la negación. ¿A dónde conduce este proceso?
El siguiente ejemplo se lo mostrará. El proceso de la cosecha consta de varios períodos:
germinación de las semillas, crecimiento y maduración (recolección). Durante la germinación,
los granos sembrados dejan de existir, son negados. En su lugar aparecen las plantas que
nacen de ellos, los tallos. Pero después, las plantas florecen, son fecundadas y, por último;
madura la cosecha. Entonces muere el tallo. Es la segunda negación. Y todo el proceso de
obtención de la cosecha es la negación de la negación. En este caso, el proceso de negación
ha conducido no sólo a la destrucción de las semillas enterradas, sino también al surgimiento
de nuevos granos y, además, en cantidad diez o veinte veces mayor. En este resultado está la
esencia de la ley de la negación de la negación. ¿Qué teníamos al principio, en el punto de
partida del proceso? Grano. ¿Qué tenemos como resultado? Otra vez grano. El proceso parece
repetirse, el "círculo" se cierra. Pero la ley de la negación de la negación muestra que existe el
desarrollo. Porque al empezar el proceso disponíamos de determinada cantidad de semillas y,
al terminar, disponemos de la cosecha.
El escepticismo:
Toda negación es fuente de desarrollo. Engels da un ejemplo muy sencillo, del que hemos
hablado ya en parte: en vez de sembrar el grano. Crear las correspondientes condiciones para
su desarrollo y, con ello, negar dialécticamente, se le puede destruir. Será también una
negación, pero no dialéctica. No servir de fuente del desarrollo. Será la destrucción del
fenómeno, y nada más. Lenin calificaba de “vana” semejante negación. ¿Existe dicha negación
en la vida? Si, y con mucha frecuencia. Por ejemplo, hay personas que lo niegan lodo, que no
les gusta nada ni creen en nada. Son los llamados nihilistas. Hay personas que dudan de todo
y desconfían de todo. Son los llamados escépticos. Ellos niegan también, pero es precisamente
una negación “vana”, escéptica. Lenin combatió siempre esta negación, denominada por él
pura y simple. En cambio, la negación dialéctica actúa como un elemento de nexo con el grado
precedente del desarrollo, como su balance.
Ejemplos:
1. Desarrollo Tecnológico:
A. Negación Inicial: Una empresa introduce un producto con una versión inicial
que satisface ciertas necesidades del mercado, pero tiene limitaciones y áreas
de mejora.
2. Las leyes dialécticas tienen aplicaciones en campos tan variados como la ciencia, la
política, la cultura y la economía. Al fomentar la colaboración entre expertos de
diferentes disciplinas, se pueden abordar problemas complejos desde perspectivas
diversas, enriqueciendo la comprensión y generando soluciones.
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