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Las
relaciones sociales y comunitarias en general, en sus
diversos aspectos y modos, sólo pueden ser eficientes
y armoniosas si las personas tienen un grado de
confianza razonable en que los demás individuos, en
general, son de fiar. Si la mayor parte de la gente fuera
deshonesta e indigna de confianza, la posibilidad
misma de una vida social pacífica y fructífera se vería
amenazada. P.32Frankfurt, H. G., & Castells, C. (2007). Sobre la verdad. Paidós.

El fundamento de la verdad significa aquello que hace que haya verdad en la inteligencia esencia. P.
34

El
ser
humano
sólo
puede
vivir
en
la
sociedad
.
P
ero
la
sociedad
no
existiría
si
los
hombres
no
tuvieran
confianza
recíproca,
es
decir,
si
no
manifestasen
la
verdad
.
Un
lenguaje
manipulado,
al
ser
recibido
con
2

confianza
y
buena
fe,
conduce
a
las
personas
no
según
la
verdad,
sino
según
las
intenciones

del
manipulador
.
Toda
manipulación
es
una
mentira
al
servicio
del
afán
de
dominio
3

sobre
los
demás
Zubiri, en el Hombre y la verdad, texto que corresponde al curso dictado, por él, en el año
1966, estudia la conexión interna entre el hombre y la verdad. Conocer, en términos de la
PCP, la conexión interna entre el hombre y la verdad, parece algo innecesario y más desde
la metafísica. Sin embargo, en el trabajo es inevitable porque la teoría zubiriana, en
relación a la verdad, muestra que cuando el hombre no puede publicitar o hablar de la
verdad se lo aplasta, se lo humilla. En palabras de Zubiri, “…pienso que la verdad es un
ingrediente esencial del hombre, y que todo intento – teórico o practico- de aplastar la
verdad sería en el fondo un intento – teórico y práctico- de aplastar al hombre. Estos
intentos son un homicidio, que a la larga o a la corta se cobran la vida del propio hombre”
(Zubiri, 2006, p. 164). El aplastar la verdad en el hombre es, también, sinónimo de
eliminar la intersubjetividad, de eliminar el fundamento del mundo social, ya que para
Zubiri, “La verdad se apodera de cada inteligencia, pero además se apodera de esa forma
de coexistencia de las inteligencias que da lugar al mundo social y al llamado Espíritu
Objetivo” (Zubiri, 2006, p. 164). O sea, que para Zubiri, la base o el fundamento del mundo
social se encuentra en la verdad. La verdad es la que posibilita la comunicación recurrente
entre los seres humanos; recurrencia que hace que en realidad exista el mundo social. Se
puede preguntar, a partir de esto, ¿cómo es la vida cotidiana de los contadores en las
organizaciones? Esto, teniendo en cuanta la gran cantidad de escándalos financieros y
tributarios a nivel mundial donde el contador publicita una verdad que no es verdad. La
pregunta no tiene el interés de ser respondida en este documento, la interrogación sólo
muestra la importancia y pertinencia de la verdad desde la concepción zubiriana y la
necesidad de que los académicos de la contaduría pública, para tratar el problema de la
verdad, la profesión y el dilema ético en el cual está inmersa la profesión, ingresen
disciplinalmente al pensamiento de Zubiri.

En el capítulo I, del mencionado libro, realiza, entre otras cosas, un recorrido por la
historia de la filosofía, plasma una revisión crítica-histórica de las concepciones más
selectas de la verdad con el fin de buscar un acuerdo sobre lo que se entiende por verdad y
fundamentalmente cuál es la forma primaria y radical de lo que se llama verdad. Camino
que le permite encontrar varios conceptos fundamentales de la verdad. Una verdad inicial,
con Parménides, que es lo rotundo del ser, que pasa luego a ser una verdad lógica y una
verdad ontológica, con Santo Tomas, y finalmente llega a Kant para mostrar la verdad
trascendental, verdad que deja planteado el problema de una verdad fundamental. A partir
de esta discusión, culmina afirmando que la verdad, que estos, muestran es una verdad que
presupone una dualidad entre inteligencia y realidad. Camino que le permite alzarse por
encima de los últimos logros filosóficos de la verdad. Ante todo, para él, la cosa real en
cuanto inteligida tiene una ≪verdad real≫; la cual no es una verdad ≪lógica, puesto que la
verdad lógica es una verdad del conocimiento, mientras que la verdad real es una verdad de
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la cosa. Pero, tampoco se identifica con lo que suele llamarse ≪verdad ontológica≫, esto
es, con la <<conformidad≫ o ≪mensura≫ de una cosa con su concepto o idea objetiva,
porque en la verdad real no hay conformidad de ninguna especie. Toda conformidad, en
efecto, exige dos términos y, por tanto, la ≪salida≫ de uno de ellos (de la cosa real)
≪hacia≫ el otro (esto es, hacia el concepto). Esta discusión le permite plasmar otra verdad,
la verdad de la razón, que se puede entender la verdad del entendimiento, del encuentro con
las cosas.

El concepto de verdad entra por primera vez a la filosofía a mediados del siglo VI, según
Zubiri (1966), con Parménides; el cual inicia su investigación Sobre la Naturaleza, discurso
considerado como un poema, mostrando un hombre, Zubiri, considera que es Parménides,
que es llevado por un camino hacia una diosa que le va a mostrar la verdad. En palabras de
Arduini:

“El poeta es llevado por un carro tirado por caballos hacia la casa de
Díke. La diosa le ofrece la posibilidad de distinguir el discurso basado en
la verdad (alétheia), que se refiere al ser, del discurso basado en las
experiencias de los hombres. La diosa le indica también los métodos para
esta búsqueda en la que es preciso abandonar aquellos que no reflejan la
realidad y en la que no debemos dejarnos engañar por la contradicción y
confusión de lo real. También la diosa subraya que se puede pensar y
expresar lo que es, pero no se puede hablar de la nada.” (2001, p. 1).

El interés en la verdad por Parménides está en que encontró el mundo de los sentidos desde
la razón como algo problemático, ya que estos pueden dar o no la verdad de las cosas. Esta
disertación sobre la verdad, sentada en la razón, fue algo extremadamente novedoso para su
época. Afirma Láscaris, traductor de la obra Sobre la Naturaleza de Parménides, que los
griegos encontraron en éste “… su teorizador…” (1975, p. 3). De hecho, continúa
afirmando, este autor, que “Frente al paganismo zeusíaco, que valora positivamente la
materia y el mundo de los sentidos, el racionalismo parmenídeo hace moverse al hombre de
la existencia cotidiana en un mundo de apariencias.” (Parmenides, 1975, p. 3). Las
apariencias crean un discurso no fidedigno, esto da pie para que Parménides hable del ser y
del no-ser y de la verdad. De dicha verdad, afirma Zubiri, Parménides no da ningún
concepto preciso en forma de definición. Sin embargo, para Parménides la verdad tiene un
carácter de rotundidad, ya que la diosa le va a mostrar “…el corazón inconmovible de la
verdad rotunda” (Zubiri, 19966, p. 16) Verdad que tiene una disgregación, a “…aquello que
se aplica el término verdad o es o no es” (Zubiri, 19966, p. 16). Parménides utiliza tres
modos para hablar de la verdad, para entender qué es eso de la verdad: la vía del es, la de
entender que algo no es y, la última, la de entender que algo es y no es. De estas,
siguiendo a Parménides, afirma que la primera es la única que tiene la verdad.

A la vía del es, la diosa le sugiere a Parménides poner o prestar atención, porque con ésta se
poseen las cosas tal cual como son, con ésta se conoce al ser completo. La verdad, pues, en
Parménides, según Zubiri, se presenta como algo que “…está adscrito nada más que al ser,
porque esta es la índole misma de la inteligencia. Y el ser por su parte es una cosa
homogénea, en la que no hay diferencia alguna. Lo otro-unidad de diferencias – son
opiniones de los mortales. (Zubiri, 2006, p. 18) De esta idea de la verdad arranca platón;
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quien muestra las incongruencias en Parménides; quien fusionó la identidad entre ser y
verdad. Sin embargo, es con Aristóteles donde se tiene una idea más o menos clara de lo
que es la verdad, que consiste en que lo que debe estar unido y separado, lo esté
efectivamente. No es mucho lo que aportan Aristóteles y Platón frente a la
conceptualización de la verdad. Sin embargo, uno de los primeros filósofos que inicia a
conceptualizar de manera clara lo que es la verdad es Santo Tomas, quien en su obra da
cinco o seis definiciones sobre la verdad. De éstas, Zubiri toma o se centra en la verdad
como la conformidad o adecuación del pensamiento con las cosas, afirmando que ésta es
una verdad propia del conocimiento y la segunda, parte de afirmar que la verdad “…no se
predica solo del conocimiento” (Zubiri, 2006 p. 21), sino que es atributo, también de las
cosas , en este caso verdad no es la conformidad del pensamiento con las cosas, sino al
contrario: “…la conformidad de la cosa con el pensamiento” (Zubiri, 2006 p. 21), aquí la
cosa debe responder a lo conceptualizado por el hombre. Sin embargo, Zubiri, ve necesario
conceptualizar las nociones de pensamiento, adecuación y cosa; ya que Santo Tomas, deja
en claro en su discurso sobre la verdad, el pensamiento conforme a las cosas, pero no deja
en claro, o no dice, qué es el pensamiento conforme a las cosas, dos, no deja en claro dicho
pensamiento con qué cosa tiene que estar de acuerdo, esto porque “Las cosas no son,
pues, forzosamente, realidades del mundo físico, sino que por lo menos son el termino
objetivo de un concepto” (Zubiri, 2006, p. 22) y tercero, hay diferenciación entre el
termino adecuación y conformidad. Conformidad significa que entre lo que dice el sujeto y
la cosa, no hay diferenciación ninguna, pero esto no quiere decir, que la afirmación sea
adecuada. Por ejemplo, los dogmas, estos son “… conformes con la realidad verdadera,
pero, sin embargo, todos son intrínseca y estructuralmente inadecuados para expresar la
verdad que enuncia infaliblemente” (Zubiri, 2006, p. 23) Realizadas dichas salvedades,
afirma que la definición del señor Isaac, citada por Santo Tomas, para decir la conformidad
del pensamiento con las cosas “…continuo siendo canónica en la filosofía prácticamente
hasta el siglo XVIII” Zubiri, 2006 p. 23), momento en que Kant se plantea nuevamente el
problema de la verdad. Para Kant, el problema no está en la verdad ontológica ni en la
verdad lógica, sino que la verdad, para él está, o es anterior a éstas.

“Para Kant no es el pensamiento el que se conforma con las cosas, sino


que, en última instancia, son las cosas las que se conforman con el
entendimiento. Y precisamente porque las cosas se conforman con el
entendimiento, hay, naturalmente, una prioridad radical de la
intelección respecto de las cosas. Y precisamente por esto- aquí está la
originalidad de la solución kantiana del problema de la verdad- la
verdad trascendental es una verdad puesta por el hombre mismo- se
funda precisamente en el hombre. (Zubiri, 2006 p. 24).

Sin embargo, afirma Zubiri, que esto tampoco es suficiente. Porque Kant tiene que
preguntarse por el fundamento que regula al entendimiento humano. A dicho fundamento
Kant, según Zubiri, no le llama verdad, pero como si le llamará, el fundamento es “…el
propio entendimiento, para quien no le son inteligibles las cosas más que en una cierta
forma. La inteligibilidad como un atributo del entendimiento humano, y no como un
atributo de la realidad, es justamente el eje y el punto firme en que se apoya toda la
filosofía kantiana. ” (Zubiri, 2006 p. 24).
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Los conceptos de verdad, anteriormente, mostrados por Zubiri, especialmente el de


rotundidad, el lógico y el ontológico, dejan algo en claro, que todos parten de un supuesto
primario “…que hay una dualidad de dos entidades” (Zubiri, 2006, p. 25), las cosas-
entendimiento. De plano el problema de la dualidad es el problema entre inteligencia y
realidad.

Qué se entiende por inteligencia y que por realidad

En primera instancia, la inteligencia para Zubiri es mero actualizar y la estructura primera y formal de
la inteligencia es mera actualización de lo real como real. Para explicar sus afirmaciones aborda la
concepción de verdad en Heidegger; es decir, como desvelación. No niega esto, pero se cuestiona,
sí el acto primario y formal de la inteligencia es desvelar o la inteligencia desvela porque la cosa es
anterior al acto de desvelación, de aquí surge la duda de que intelegir no es concebir, intelegir, no
es develar. Zubiri afirma que el intelegir consiste en actualizar, entendido este concepto como un
estar en presencia. Un estar en presencia por que la inteligencia consiste en aprehensión de las
cosas en su forma de realidad. Es decir, en tener las cosas ante ella. En el tenerlas también hay una
dualidad, pero no es la dualidad de dos entidades, es decir, un concepto o un juicio por una parte y
por la otra la inteligencia; sino que son solo dos aspectos: “…el aspecto por el cual la cosa tiene
una realidad, que le compete de suyo y por lo que es actual y no posible o imaginaria , y el aspecto
de que esté actualizada o reactualizada en cuanto a su propia realidad en la inteligencia. La
conexión entre estos dos aspectos está dada en la forma misma de presentación de las cosas al
ser aprehendidas como realidad” (Zubiri, 2006, p. 181). El ser aprehendidas como realidad las
cosas, significa que se nos presenta en la inteligencia, pero teniendo de suyo un prius una realidad.
Realidad, en este orden de ideas es <<de suyo>> y la realidad como de suyo consiste en que la
cosa se presenta pero siendo antes de la cosa que de su presentación, el de suyo se presenta como
un de la cosa que remite a su realidad. “No basta, naturalmente, que haya una inteligencia que
consiste precisamente en aprehender las cosas como reales, y una realidad constituida
primariamente por su carácter y por su formalidad de realidad, sino que – naturalmente- es
menester algo que fundamente su conexión o su coincidencia”(Zubiri, 2006, p. 33).

La verdad entendida de esta forma tiene tres aspectos efectividad, seguridad, patencia

Ante todo, la cosa real en cuanto inteligida tiene una ≪verdad real≫. Esta
≪verdad real≫ no es, desde luego, una verdad ≪lógica, puesto que la verdad
lógica es una verdad del conocimiento, mientras que la verdad real es una
verdad de la cosa. Pero tampoco se identifica con lo que suele llamarse
≪verdad ontológica≫, esto es, con la conformidad≫ o ≪mensura≫ de una
cosa con su concepto o idea objetiva, porque en la verdad real no hay
conformidad de ninguna especie. Toda conformidad, en efecto, exige dos
términos y, por tanto, la ≪salida≫ de uno de ellos (de la cosa real) ≪hacia≫ el
otro (esto es, hacia el concepto). Ahora bien, en la verdad real no hay dos
términos sino uno solo, la cosa real misma, puesto que la intelección no es sino
mera≫ actualización. Lo que hay en la verdad real no son dos términos, sino
algo así como dos ≪condiciones≫ de un solo termino, dela cosa real, a saber,
la condición de realidad ≪propia≫ y la condición de realidad ≪actualizada≫.
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Es una especie de dualidad intrínseca a la cosa real misma al ser inteligida.


Estas dos condiciones no funcionan, ex aequo, sino que, como ya hemos dicho,
la segunda (precisamente por ser ≪mera≫ actualización) no solo envuelve
formalmente la primera sino que consiste formal y constitutivamente en
sumergirnos en esta, listo es, en la intelección, la cosa real no está actualizada
de una manera cualquiera, sino en una forma sumamente precisa, a saber,
como una actualización en que la cosa real no solo es real, sino Queen cierto
modo, ella misma ≪remite≫ formalmente desde la actualidad intelectiva a su
propia realidad ; esto es, se halla actualizada en y por sí misma como formal y
reduplicativamente real. Porque, en efecto, esta remisión y, por tanto, esta
reduplicación, es un acto que se da ≪en≫ la inteligencia, y solo en ella; pero no
es un acto ≪de≫ la inteligencia, sino de la cosa, un acto en que esta no solo es
real sino que esta realizándose como real. Y este ≪acto≫ de estar
realizándose como reales justo la a actualización≫ misma; por tanto, es una
actualización reduplicante. La realidad está en ella dos veces, como decía antes;
una, como momento de la cosa (≪real≫), otra, como momento de su
actualización (≪realizándose≫). La remisión o reduplicación es, por tanto, un
momento o propiedad de la cosa misma en cuanto actualizada. Esto es lo que
expreso diciendo que en la intelección la cosa real remite formalmente en y por
si misma a su propia realidad como a un prius respecto de la intelección. En la
intelección no hay solo realidad sino además una como ratificación de la realidad
por parte de la cosa misma. Y es la cosa misma la que, por la forzosidad
≪física≫ de esta actualización remitente a la realidad, nos ≪retiene≫ en ella.
La cosa nos retiene velis nolis porque su actualización intelectiva es
≪físicamente≫ remitente. Y por tanto, en la intelección no solo no hay una
≪salida≫ de la cosa real hacia algo otro que ella (concepto, idea, etc.), sino
que, por el contrario, hay un positivo y forzoso acto de ≪no-salir≫, el acto de
≪quedar≫ en lo que la cosa realmente es, en su realidad propia. En la
intelección, la inteligencia ≪esta≫ en la cosa(precisamente porque esta
≪esta≫ en aquella), pero es un estar internamente cualificado: es un ≪estar
quedando≫ en lo que la cosa es. En la intelección, pues, la cosa real esta,
como digo, ratificada en y por si misma en su propia realidad. Y en esto consiste
justamente lo que llamo verdad real: la verdad real consiste en ser en y por si
misma reduplicativa y formalmente lo que ya se es. La verdad real no es realidad
a secas, sino ≪verdad≫, porque en la cosa actualizada hay una dualidad; pero,
sin embargo, es verdad ≪real≫ porque esta dualidad noes de cosas, sino tan
solo de condición; esto es, la realidad inteligida una realidad tal que en la
intelección no se sale de la cosa realmisma, sino que esta ratifica formalmente
en y por si misma su realidad en cuanto tal. Si se quiere seguir hablando de
mensura, habrá que decir que en la verdad real la cosa no se mensura por el
concepto, sino que la cosa es la mensura de si misma. Por esta razón, la verdad
real no se identifica con la verdad ontológica, sino que es el supuesto primario y
primero de ella.(Zubiri, esencia, p. 35)
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Qué constituye la verdad.

La realidad o una realidad cualquiera tiene dos aspectos: la realidad que el compete y dos la
actualidad que la realidad tiene en mi propia intelección, una especie de reactualización o segunda
actualidad. Pues bien este segundo aspecto es lo que constituye una verdad, la verdad. “La verdad
primaria y radical no consiste en la adecuación de un pensamiento conceptivo o judicativo con las
cosas, sino pura y simplemente en la reactualización de la realidad primaria de las cosas en el
acto intelectivo primario” (Zubiri, 2006, p. 34) “La verdad, ciertamente, no se da más que en la
inteligencia. Pero <<en>> ella, la verdad es <<de>> la cosa. Y, precisamente por ello, la llamo
verdad, pero además verdad real. Es – si se quiere- la realidad en verdad” (Zubiri, 2006, p. 34) “No
se trata-repito- de dos términos distintos : de un lado un concepto y de otro lado una realidad, sino
de dos <<aspectos>> de una única <<cosa que es>>”(Zubiri, 2006, p. 35)”Es una realidad no de
dos términos sino de dos aspectos de un solo termino, de la cosa donde se da la conformidad o
disconformidad entre el pensamiento y las cosas , en el sentido lo mismo lógico que ontológico, no
entre inteligencia y lo está fuera de ella . La verdad real es la reactualización de la realidad en la
inteligencia, en el intelecto” (Zubiri, 2006, p. 35) “Esta verdad real es solo primaria y es solamente
primaria”(subir, 2006, p. 35) lo característico de esta verdad primaria es que en ella no cabe error
ninguno posible.: “es una verdad radical y constitutiva, que por su propia condición intrínseca
desencadena estos otros aspectos” (Zubiri, 2006, p. 35)

Caracteres de la verdad real:


“El carácter de que la cosa es así”(Zubiri, 2006, p. 35), el segundo seguridad o confianza, patencia o
manifestación (efectividad)

Cómo es la realidad- el comprender

Una cosa es la nuda intelección; otra es la comprensión. “De ahí que el hombre se lance a una
faena distinta, montada precisamente sobre la estructura inexorable de la intelección primaria, de
la verdad real, una faena que es justamente la comprensión.”(Zubiri, 2006, p. 37) “el hombre se
lanza a la compresión porque ese primer acto de intelegir no es episódico, no va pasándole al
hombre de una manera accidental a lo largo de la vida” (Zubiri, 2006, p. 38) el hombre esta atenido
esta atenido en este caso a lo que ha visto. Pero, En el primer acto de intelección “el hombre no
queda solamente atenido, sino henchido de realidad, es decir, versa sobre la realidad. Finalmente, “
por estar henchido de realidad y atenido a ella, el hombre se ve lanzado dentro de la realidad a una
búsqueda , en definitiva, interminable, indefinida; a una búsqueda , donde el hombre precisamente
no busca la realidad cuanto las cosas reales. Ninguna de estas cosas sería posible si el hombre no
estuviera, primariamente, en la realidad, aprehendiéndola en tanto que realidad; esto es, en la
verdad real. (Zubiri, 2006, p. 40)La cuestión que se le plantea a Zubiri es porque el hombre tiene que
comprender lo que son las cosas reales.

Arduini, S. (2001). Parménides y la metáfora de las dos vías [1]. Revista de Retórica y Teoría de la
Comunicación, 1(1), 43-52.
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Gómez-Lobo, A. (1985). Parménides: texto griego, traducción y comentario. Charcas. 5/12/Poema-


de-la-Naturaleza-de-Parm%C3%A9nides.pdf. Tomado el 21-01-2016

Parménides; traducción, I. Y. P. D. C. L. (1975). Sobre la naturaleza. Revista de Filosofía de la


Universidad de Costa Rica, 13(36), 1-55.

PARMÉNIDES; TRADUCCIÓN, introducción y paráfrasis de Constantino Láscaris. (1975) Sobre la


naturaleza. Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, 1975, vol. 13, no 36, p. 1-55.

Zubiri, X. (2006). El hombre y la verdad. Alianza editorial. Fundación Zubiri. Madrid.


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