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en las células hematopoyéticas que dan origen a los glóbulos blancos, los que en lugar de proliferar
y diferenciarse fallan en la diferenciación y se reproducen de manera incontrolada. La falta de
diferenciación da lugar a leucocitos afuncionales, lo que expone a quien padece leucemia a las
infecciones y por otro lado la proliferación celular infiltra al resto de la médula ósea y la sustituye,
lo cual genera una marcada disminución de la producción de eritrocitos y trombocitos. Otros
órganos y estructuras también pueden verse afectados, como el tejido linfoide de bazo, hígado y
ganglios. La invasión a distancia incluye aparato digestivo, meninges, riñones, piel y encías.
OBJETIVO:
el objetivo de este trabajo es realizar una revisión actualizada de la literatura sobre los aspectos
importantes de la leucemia para el cirujano dentista, en especial el significado de las fases del
tratamiento quimioterápico, las combinaciones de drogas utilizadas, las principales manifestaciones
odontológicas precoces y tardías, así como las conductas apropiadas para cada una de estas
complicaciones.
DESARROLLO
Leucemia El término es utilizado para describir neoplasias linfoides que presentan compromiso
diseminado de la médula ósea, generalmente acompañado de gran número de células tumorales en
la sangre periférica.¹
Se denomina leucemia linfoide cuando están presentes linfocitos precursores B o T, los
linfoblastos; o en caso que se origina a partir de una célula progenitora que normalmente produce
células de diferenciación terminal de la serie mieloide (eritrocitos, granulocitos, monocitos y
plaquetas), se denomina leucemia mieloide. Dependiendo del aspecto clínico, pueden ser
subclasificadas en aguda o crónica.¹ La leucemia linfoide aguda (LLA) representa el 25 % de todas
las neoplasias en el
grupo etáreo de 0 a 14 años (pico entre 3-4 años) y en 75 % de los casos de las leucemias infantiles,
con un ligero predominio en el sexo masculino.1,2 Los primeros síntomas de la LLA pueden ser
similares a los de la gripe o cualquier otra enfermedad común, incluyendo fiebre que no desaparece,
cansancio constante, debilidad, palidez, petequias, equímosis, dolores en los huesos y/o
articulaciones, adenopatías.1,2,3 La leucemia linfoide aguda presenta 20 % o más de blastos con
características linfoides en la médula ósea. Existe una clasificación morfológica propuesta por el
grupo FAB (franco-americano-británico), que depende de la combinación de las características
citológicas, inmunológicas y cariotípicas. Esa clasificación no refleja la gran diversidad biológica
de la patología. Los linfoblastos leucémicos no presentan características citoquímicas o
morfológicas específicas. De tal forma, el diagnóstico de LLA debe ser siempre que sea posible
confirmado por linmunofenotipaje.1,4 El objetivo inicial del tratamiento de la LLA es la inducción
de la remisión completa con restauración de la hematopoyesis normal, y la quimioterapia (QT) es
frecuentemente la primera opción; pero algunos protocolos indican la radioterapia (RXT) para
complementar, y algunos casos resistentes son tratados con trasplante de médula ósea.2,4,5 A pesar
de ocurrir diferencias de abordaje en relación con la estratificación de los pacientes, los regímenes
terapéuticos contemporáneos de la LLA dividen la terapia en 4 elementos principales: inducción de
la remisión, terapia preventiva del SNC, consolidación/intensificación y manutención. El esquema
inductorio, típicamente incluye la administración de un glicocorticoide (dexametasona o
prednisona), el uso de vincristina, un antracíclico y de la L-asparaginasa. Regímenes inductorios
intensivos con 4 o más drogas resultan controvertidos, en lo que se refiere a un aumento de la
duración y de la remisión. La cura ocurre en la medida en que el tratamiento inicial es
suficientemente eficaz en la erradicación de las células malignas, antes que estas adquieran
mecanismo de resistencia a las drogas. Así, el concepto de que el tratamiento quimioterápico tiende
a ser curativo, refuerza los estudios que proponen la terapia precoz intensa con un mayor número de
agentes.5 La terapia preventiva del SNC es una terapia con altas dosis de metotrexate y,
seguidamente se inicia la fase de consolidación después de la obtención de la remisión clínica
completa (RCC) y permite aumentar la precoz destrucción de las células neoplásicas. Incluye el uso
de drogas utilizadas anteriormente en dosis aumentadas (por ejemplo, metotrexate, aracytin) o
introducción de nuevos agentes, con mínima resistencia cruzada entre sí, generalmente
administradas en repetidos ciclos durante varios meses.4,5 En lo que se refiere a la fase de
manutención, algunos investigadores postulan la exposición prolongada de drogas necesarias para
eliminar los blastos residuales de división lenta. Otros acreditan que en esta fase, el propio sistema
inmune del paciente interfiera en la destrucción de los blastos. De esta forma, ocurre supresión de la
multiplicación celular, permitiendo así la acción del mecanismo de muerte celular programada, la
apoptosis. En realidad, la dosis de quimioterapia administrada y su frecuencia de administración son
factores importantes en el éxito de la terapia de manutención. La terapia de manutención básica se
basa en la administración semanal de metotrexate y diaria de 6-mercaptopurina
La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es un cáncer en la sangre y la médula ósea. Cuando una
persona tiene leucemia, las células cancerosas desplazan las células sanguíneas sanas, lo cual puede
causar fiebre, fatiga, formación rápida de moretones, problemas de sangrado, infecciones y otros
problemas. Leucemia aguda significa que los síntomas habitualmente empeoran en un breve
período de tiempo. Los niños pueden enfermarse muy rápidamente y necesitan recibir atención
médica de inmediato.
La LLA afecta a los glóbulos blancos llamados linfocitos. Estas células combaten infecciones y
ayudan a proteger al cuerpo contra las enfermedades. Los pacientes con LLA tienen demasiados
glóbulos blancos inmaduros (blastos) en su médula ósea. Estas células no funcionan con
normalidad. Ellas desplazan a los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas normales.
Como resultado, el cuerpo tiene mayor dificultad para combatir infecciones, la piel se vuelve pálida
y el paciente desarrolla problemas de sangrado.
Existen dos tipos de linfocitos: linfocitos B y linfocitos T. La LLA puede derivar de cualquier tipo
de linfocito, de modo que los casos de LLA son conocidos como LLA de células B o de células T.
La LLA de células B es la más común.
La LLA afecta a los glóbulos blancos llamados linfocitos. Los pacientes con LLA tienen
demasiados glóbulos blancos inmaduros (blastos) en su médula ósea. Estas células no funcionan
con normalidad. Ellas desplazan a los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas
normales.
Leucemia linfoblástica crónica
La leucemia linfocítica crónica (LLC) es más frecuente en los países occidentales y comprende del
25 % al 35 % de todos los tipos de leucemia (Richards et al., 2000; Altekruse et al., 2010), con solo
el 5 % de afectación oral (Kemp et al., 2008). La incidencia anual oscila entre 5 y 15 casos por
100.000 habitantes. Considerando a las personas mayores de 80 años, la incidencia supera los 30
casos por 100.000 habitantes al año. La edad media en el momento del diagnóstico es 72 años. Se
informa que alrededor del 10 % de los pacientes con LLC tienen menos de 55 años (Eichhorst et al.,
2015). La LLC puede diagnosticarse erróneamente debido a características clínicas que imitan otras
enfermedades (p. ej., fibroma, enfermedad periodontal, etc.) (Richards et al., 2000). La leucemia
linfocítica granular granular de células T (T-LGL), un subtipo específico de CLL, suele ser un
trastorno indolente con una mediana de supervivencia superior a 10 años (Arvanitidou et al., 2011).
El diagnóstico se realiza mediante estudios histológicos e inmunofenotípicos. La biopsia de médula
ósea permite estadificar la enfermedad.
GLOSARIO
NEOPLASIA SOLIDA : Los Tumores Sólidos corresponden a la presencia de una masa sólida
formada por células neoplásicas, ubicada en cualquier sitio anatómico y de diferentes tipos
histológicos.
La xerostomía o síndrome de boca seca es una afección que disminuye la producción de saliva y
que puede provocar molestias o dificultades al tragar, masticar o hablar normalmente. Además,
una disminución en la cantidad de saliva puede ocasionar (o acelerar) el deterioro de los dientes y
acentuar la halitosis.
Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importante función de la saliva como protección para
nuestros dientes y mucosas de la boca. Pero, además, ayuda a digerir los alimentos, evita la
proliferación de bacterias en nuestra boca (y, por tanto, en nuestro cuerpo), posibilita la masticación
y la deglución y facilita una fonética adecuada cuando hablamos.
La saliva aporta a nuestros organismo multitud de beneficios, entre los que cabe destacar:
Actúa como barrera de defensa frente a posibles infecciones
Gracias a su riqueza en compuestos con funciones antibacterianas y antifúngicas (evita el
crecimiento de hongos), la saliva nos previene de adquirir infecciones, puesto que elimina muchos
de los microbios que entran en nuestra boca con los alimentos o simplemente cuando nos llevamos
los dedos a la boca.
Regula el pH de la boca
Gracias a la presencia de bicarbonato sódico que regula y evita el aumento de acidez en nuestro
organismo, la saliva tiene un pH alcalino que nos protege frente a oxidaciones y corrosiones de los
dientes.
Contiene las encimas necesarias para digerir los alimentos
Las enzimas viajan con los alimentos a través del tubo digestivo y facilitan el paso de algunas
sustancias al torrente sanguíneo antes de que actúen los ácidos gástricos, que seguramente las
degradarán. Tal es el caso de una parte del azúcar.
Sirve de control del equilibrio hídrico del cuerpo
La saliva es 99% agua y por lo tanto este elemento es muy necesario para conformarla, por lo que
cuando desciende la proporción de agua en ella, que es lo mismo que decir que aumenta la
concentración del resto de elementos, determinados sensores de la boca los detectan, inhiben la
salivación y envían una señal de sed al cerebro para que nos rehidratemos.
Es imprescindible para el sentido del gusto
Entre las muchas sustancias que conforman la saliva existen algunos receptores químicos y
eléctricos -iónicos- que se encargan de activar las papilas gustativas de la lengua de modo que
demos respuesta cerebral a las sensaciones que nos producen los alimentos. Esta respuesta es lo que
llamamos sabor y se podría decir que la lengua es un conductor electroquímico del sabor.
Si probamos a secarnos la lengua y luego ingerimos un alimento sabroso, veremos que notamos
mucho menos su sabor.
Sialagogos
Para estimular la producción natural de saliva.
Para aquellos casos en que las glándulas salivales funcionan total o parcialmente, Xeros dentaid®
pone a tu disposición spray, comprimidos y chicles dentales que gracias a su formato compacto,
permiten un cómodo uso fuera de casa.
1. Género Porphyromonas.
2. Género Prevotella.
3. Género Bacteroides.
4. Género Fusobacterium.
Para otras personas, puede que la leucemia nunca desaparezca por completo.
Algunas personas puede que reciban tratamientos regularmente
con quimioterapia, radioterapia, u otras terapias para ayudar a mantener la
leucemia en control por el mayor tiempo posible. Aprender a vivir con un
cáncer que no desaparece puede ser difícil y muy estresante, ya que causa
incertidumbre.
Cuidados posteriores
Por lo general, el tratamiento para la leucemia linfocítica aguda dura al menos
2 años. Independientemente de si ha completado el tratamiento o continua
con el tratamiento, sus médicos querrán estar muy atentos a usted.
Exámenes y pruebas
Aun cuando finalice el tratamiento, usted necesitará exámenes y pruebas de
seguimiento frecuentes que al principio probablemente serán más o menos
una vez al mes, y luego con menos frecuencia, durante al menos varios
años. Es muy importante que acuda a todas sus citas de seguimiento. Durante
estas visitas, los médicos le preguntarán sobre cualquier problema que tenga,
le examinarán y pueden ordenar análisis de sangre, exámenes de la médula
ósea u otros estudios para determinar si hay signos de leucemia o para tratar
efectos secundarios.
(Francisconi, 2016)
Bibliografía
Francisconi, C. F. (2016). Leukemic Oral Manifestations and their Management. Asian Pacific
Journal of Cancer Prevention, Vol 17.
Bibliografía
Francisconi, C. F. (2016). Leukemic Oral Manifestations and their Management. Asian Pacific
Journal of Cancer Prevention, Vol 17.