Está en la página 1de 9

PERDONAR

20 agosto 2020
Empezar Perdonando

En cuanto empezamos a pensar en una relación rota o retorcida con otra persona, nos
ponemos emocionalmente a la defensiva. Para evitar mirar los daños que hemos causado
a otra persona, nos enfocamos con resentimiento en el mal que nos ha hecho. Nos resulta
aun más fácil hacerlo si, en realidad, esta persona no siempre se ha comportado bien.
Triunfantes, nos aferramos a su mala conducta, convirtiéndola en el pretexto ideal para
minimizar o ignorar nuestra propia mala conducta.

En este preciso instante tenemos que echar el freno. No tiene mucho sentido que seamos
nosotros quienes tiremos la primera piedra. Recordemos que los alcohólicos no son los
únicos aquejados de emociones enfermas. Además, por lo general, es un hecho innegable
que nuestro comportamiento cuando bebíamos ha agravado los defectos de otras
personas. Repetidamente hemos agotado la paciencia de nuestros más íntimos amigos, y
hemos despertado lo peor en aquellos que nunca nos tenían en muy alta estima. En
muchos casos, estamos en realidad tratando con compañeros de sufrimiento, gente cuyos
dolores hemos aumentado. Si ahora nos encontramos a punto de pedir el perdón para
nosotros mismos, ¿por qué no empezar perdonándolos a todos ellos?

DOCE Y DOCE, pág. 84


Problemas de Nuestra Propia Fabricación
¡Egoísmo – concentración en sí mismo! Creemos que esta es la raíz de
nuestras dificultades. Acosados por cien formas de temor, de vana ilusión, de
egoísmo, de autoconmiseración, les pisamos los pies a nuestros compañeros
y éstos se vengan. A veces nos hieren aparentemente sin provocación, pero
invariablemente encontramos que alguna vez en el pasado tomamos
decisiones egoístas que más tarde nos colocaron en posición propicia para
ser lastimados.
Así que nuestras dificultades, creemos, son básicamente producto de
nosotros mismos; surgen de nosotros, y el alcohólico es un ejemplo extremo
de la obstinación desbocada, aunque normalmente él piense que no es así.
Por encima de todo, nosotros los alcohólicos tenemos que librarnos de ese
egoísmo. ¡Tenemos que hacerlo o nos mata!
ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, pág. 58
El Perdón
Por medio del vital Quinto Paso empezamos a obtener la sensación de que
podríamos ser perdonados, sin importar lo que hubiéramos pensado o hecho.
Frecuentemente, mientras trabajamos en este Paso con nuestros padrinos o
consejeros espirituales, nos sentimos por primera vez capaces de perdonar
verdaderamente a los demás, sin importarnos la profundidad del daño que
creíamos que nos habían causado.
Nuestro inventario moral nos había persuadido de que era deseable un
perdón general para todos, pero sólo cuando resueltamente afrontamos el
Paso Cinco vimos interiormente que podríamos recibir el perdón y otorgarlo.
DOCE Y DOCE, págs. 61-62
En Busca de Motivos
Algunos de nosotros nos aferrábamos a la pretensión de que cuando
bebíamos no le hacíamos daño a nadie sino a nosotros mismos. Nuestras
familiar no sufrían, porque siempre pagábamos las cuentas y rara vez
bebíamos en casa. Nuestros socios en los negocios no sufrían, porque
normalmente estábamos en el trabajo. Nuestra reputación no había sufrido,
porque estábamos seguros que pocos sabían de nuestra bebida. Quienes lo
sabían nos aseguraban a veces que, después de todo, una animada juerga
era sólo un desliz de un hombre bueno. Por consiguiente ¿qué daño real
habíamos hecho? Seguramente, nada que no pudiéramos enmendar
fácilmente con unas pocas disculpas casuales.
Esta actitud, por supuesto, es el resultado final de un deliberado intento de
olvidar. es una actitud que sólo podrá cambiarse con un sincero y profundo
análisis de nuestros actos y motivaciones.
DOCE Y DOCE, pág. 85
La Oración Bajo Presión
Cada vez que me encuentro sometido a graves tensiones, alargo mis paseos
diarios y voy recitando nuestra Oración de la Serenidad al ritmo de mis pasos
y mi respiración.
Si me parece que mi dolor ha sido en parte ocasionado por otros, trato de
repetir "Dios, concédeme la serenidad para amar lo mejor de ellos y nunca
temer lo peor". Este benigno proceso curativo, en el que a veces es necesario
persistir por algunos días, raras veces ha fallado en devolverme un balance
emocional y una perspectiva suficientes por lo menos para seguir.
GRAPEVINE, Marzo de 1962
La Verdadera Tolerancia
Poco a poco empezamos a poder aceptar no sólo las virtudes de nuestro
prójimo sino también sus defectos. Acuñamos la poderosa y significativa
expresión "Amemos lo mejor que tienen los demás – y nunca temamos lo
peor".
*****
Finalmente, llegamos a ver que todo el mundo, incluidos nosotros, está hasta
cierto grado enfermo emocionalmente, y que también estamos a menudo
equivocados. Al sucedernos esto, nos acercamos a la verdadera tolerancia y
vemos lo que el verdadero amor para con nuestros prójimos realmente
significa.
GRAPEVINE, Enero de 1962 D
DOCE Y DOCE, pág. 99
Contado lo Peor
Mi tema principal, aunque sobre éste tocaba multitud de variaciones, siempre
era: "¡Qué atroz soy!" Al igual que a menudo exageraba, por soberbia, mis
pequeños logros así, por la culpa, exageraba mis defectos. Corría por todas
partes confesándolo todo (y mucho más) a quienquiera que me escuchara. Y,
si lo puedes creer, tomaba este descubrimiento general de mis pecados por
gran humildad, y lo consideraba como una gran ventaja y consuelo espiritual
Más tarde, me di cuenta profundamente de que no estaba verdaderamente
arrepentido de los graves daños que había causado a otras personas. Estos
episodios no eran más que oportunidades de contar cuentos y de
exhibicionismo. Con esta conciencia vinieron las primeras semillas de un
cierto grado de humildad.
GRAPEVINE, Junio de 1961
Repasar el Pasado
Debemos hacer un preciso y exhaustivo examen de cómo nuestra vida pasada ha
afectado a otra gente. En muchos casos, descubrimos que, aunque el daño que
hemos causado a otras personas no ha sido muy grande, no obstante nos hemos
causado a nosotros mismos considerables daños emocionales.
Y además, perniciosos conflictos emocionales persisten por debajo del nivel
consciente, muy profundos y, a veces, casi olvidados. Por lo tanto, debemos tratar
diligentemente de recordar y repasar aquellos acontecimientos pasados que
originalmente provocaron estos conflictos y que siguen retorciendo violentamente
nuestras emociones, trastornando así nuestras personalidades y alterando nuestras
vidas hacia lo peor.
****
"Reaccionamos más fuertemente que la gente normal ante las frustraciones.
Volviendo a vivir estos episodios y hablando acerca de ellos de una forma
estrictamente confidencial con otra persona, podemos reducir su tamaño y,
consecuentemente, su potencia en nuestro inconsciente".
DOCE Y DOCE, pág. 85
CARTA, 1957

También podría gustarte