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perdonar
Rustle
Tal vez lo hayas vivido cuando eras pequeño, cuando te veías forzado, hirviendo en tu interior
de rabia o humillación, a murmurar con la boca pequeña las palabras “te perdono”, con tal de
sentir que se relajaba la mano de tu padre apretando tu brazo y luego poder ir a tu cuarto a
expresar a solas tu pena e incomprensión.
Tus padres se equivocaban, el perdón depende únicamente de nuestra voluntad de
perdonar. El perdón tampoco impide la justicia ni exige el arrepentimiento del
agresor, tampoco borrará lo sucedido ni te dará una superioridad moral.
La cuestión es, ¿cómo perdonar, en pareja o en familia, las pequeñas ofensas o las grandes
heridas, e incluso lo impensable, como el adulterio o el deceso de un hijo?
Jean Monbourquette, psicólogo canadiense, nos marca la ruta con un camino interior de 12
etapas desarrolladas en Cómo perdonar: perdonar para sanar, sanar para perdonar, de la
editorial Sal Terrae.
El autor propone un camino espiritual y psicológico que requiere que busquemos en nuestra
alma aquello que somos incapaces de realizar solos.
Aunque sea algo espiritual, el perdón no es una cuestión de religión. Su valor curativo está
demostrado: disminuye la ansiedad, alivia la depresión, calma los arrebatos de ira y aumenta la
autoestima.
Cassandra, a quien abandonó su marido dejándola sola con dos hijos de corta edad, cayó en
una depresión. Hoy puede dar testimonio del recorrido de perdón que ha finalizado: el perdón
que se ha dado a sí misma y el perdón que ha dado a su marido le han permitido redescubrir
una nueva fuerza vital en ella y quitarse la pesada losa de sus espaldas; ha dejado de
menospreciarse.
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