Está en la página 1de 28

RESUMEN PRIMER PARCIAL ADOLESCENCIA

El concepto de adolescencia: Puntos de referencia, puntos de ruptua. – Dolto

Dolto no considera a la adolescencia como una transformación, sino como una fase de
MUTACION. El estado de adolescencia se prolonga según las proyecciones que los jóvenes
reciben de los adultos y según lo que la sociedad las impone como límites de exploración. Los
adultos están ahí para ayudar a un joven a entrar en las responsabilidades y a no ser lo que se
llama un adolescente retrasado.

Dolto desarrolla el término “inopia” hace referencia a la debilidad de la adolescencia, un


periodo sensible donde quedan marcas para siempre. Las personas secundarias juegan un
papel muy importante en la educación de los jóvenes durante este período, y todo lo que estos
digan sobre él puede dejar marcas en el sujeto. En este momento de extrema fragilidad, se
defienden contra los demás mediante la depresión o por medio de un estado de negativismo
que agrava aún más su debilidad.

La sexualidad podría ser un recurso para ellos. Es un momento en el que los jóvenes se sienten
incomodos en la realidad de los adultos por falta de confianza en sí mismos, y la masturbación
los ayuda a sobrellevarla. Pero se convierte en una trampa porque como se satisface de una
manera imaginaria, no busca en el otro un apoyo que lo sostenga y lo ayude a salir de esta
trampa que ha caído debido a los adultos, tiene dificultad para afrentar la realidad.

Cuando el joven comienza a tener ideas propias y al mezclarse en la conversación de los


adultos, aquellos padres que no saben ser padres de este adolescente, no pierden la
oportunidad para desalentarlo. Es en este momento cuando el adolescente necesita de ser
fortalecido, aquí entra en acción los educadores como modelos de revelo exogámicos q
fortalezcan su autonomía.

La época difícil es el momento de la preparación de la primera experiencia amorosa. El joven


siente que hay en ello un riesgo, lo desea y lo teme al mismo tiempo. El riesgo del primer amor
es experimentado como la muerte de la infancia. El hecho trascendental que marca la ruptura
con el estado de infancia es la posibilidad de disociar la vida imaginaria de la realidad. La
primera vida imaginaria se inicia a los tres-cuatro años. Los niños están en relación con el
mundo exterior mediante las opiniones de los padres.

Pero a los once años estallará el problema latente: en su segunda vida imaginaria, los temas de
interés que encuentra fuera del campo familiar tendrán sus modelos fuera del grupo familiar
(compañeros de la escuela/ grupos deportivos). Es atraído por pequeñas bandas de jóvenes
mayores que él y en las que pretende integrarse; y entrará así en su adolescencia saliendo de
la familia y mezclándose con grupos constituidos que, para él, tendrán un papel de sostén
extrafamiliar. No puede abandonar completamente los modelos del medio familiar sin antes
disponer de modelos de relevo. Figura del relevo = figuras fuera de los padres.

Fin de la adolescencia (Dolto): Los hijos han alcanzado el estado adulto cuando son capaces de
liberarse de la influencia paterna tras alcanzar este nivel de juicio: “mis padres son como son;
no los cambiaria y no trataría de cambiarlos. No me toman como soy; peor para ellos: los
abandono”. Hoy en día, el paso a la edad adulta se traduce en términos de independencia
económica. Un joven tiene necesidad de amar a las personas de su edad, y de formarse a
través de los de su generación, y no de seguir dependiendo de alguien de una generación
anterior que ha sido un modelo. Si la influencia se prolonga, es un modelo desestructurado. Ya
que, aunque parezca ayudar al joven a realizarse, en realidad lo aplasta porque el joven cree
estar en deuda con el adulto, ya que no fue el adolescente quien lo buscó.

La primavera del significante – Córdova

En 1914, Walter Benjamín afirma que la juventud se sitúa en el centro de donde nace lo nuevo,
los propios adolescentes comienzan a diferenciarse y crear los signos de una cultura propia. En
los años 50, 60 la juventud de posguerra toma consciencia de sí misma y pone en crisis,
desordena y cuestiona lo socialmente establecido. Se imponen globalmente los primeros
iconos adolescentes.

La relación significante/adolescencia. Etimología e historia

Adolescencia proviene de la raíz originaria que significaría (acrecentar, elevar, mover hacia
arriba) pero con el transcurrir del tiempo dio origen a la forma verbal adoleceré (crecer,
desarrollarse)

El adolescente y las inquietantes figuras de la alteridad

La significante adolescencia, desde un tiempo inmemorial, connota para el mundo adulto el


amenazante sentido de anunciar el advenimiento inexorable del recambio generacional. Los
adolescentes al crecer agitan los espectros de las tres figuras de la alteridad en su versión más
radical: el extranjero, la muerte y la sexualidad.

Una sustracción de sentido: Adolecer

La palabra adolescencia ha sido objeto de manipulaciones lingüísticas. Estas manipulaciones


generaron una falsa relación del término “adolescencia” con “adolecer”. Está muy difundida y
errónea definición, tiende a negativizar los sentidos de la voz adolescencia y contribuye a
desmentir el potencial transformador y creativo de los adolescentes.

El derivado de adolecer es el fundamento de ciertas ideologías de corte discriminatorio que


consideran a los niños y adolescentes como seres inacabados, imperfectos respecto a una
completitud a la cual se arribaría en la adultez. Esta idea genera criterios clínicos que
apuntaran a vigilar y disciplinar para corregir cualquier desvío del desarrollo que podría ser
considerado anormal. Una contraria posición a la de Winnicot el cual confiaba en el potencial
creativo del crecer adolescente y partidario de generar las condiciones necesarias para
potenciar esto. Dado que no pueden admitir el desorden como condición para los procesos
saludables, intentara mutilarlo o segregarlo. Es más tranquilizador calificar el desorden que la
adolescencia promueve como sufrimiento o carencia que pensarlo como una condición
necesaria.

Adolescencia: La primavera del significante

Grassi sostiene que los procesos puberal y adolescente se ponen en juego en lo que denomina
el “entretiempo de la sexuación”. Afirma que la adolescencia es urgencia de transformar y
crear y esto se ve en el lenguaje, al adolescente le urge poner en desorden el lenguaje. Los
adolescentes necesitan recurrir a significantes propios, a veces inéditos. Con esta finalidad,
trabajan para desordenar las convenciones del lenguaje adulto. El adolescente, para
apropiarse de los recursos del lenguaje, tiene que transgredir los códigos preestablecidos y
explorar nuevas palabras y sentidos. Desordenan el lenguaje, escandalizando a los adultos.
Una operación característica en la adolescencia es la manipulación de las silabas y fonemas →
“na, Bolú”. Se trata de un momento del trabajo creativo de puesta en desorden y apropiación
de un lenguaje al que han permanecido sujetados y alienados.

El desafío de la complejidad – Najmanovich

Las estructuras sociales y conceptuales de la modernidad están en plena transformación. Se


trata de una mutación en nuestra forma de concebir el conocimiento. Nuevas metáforas
surgen como la de noción de red.

El paradigma de la simplicidad exige pureza y definición absoluta: no consiente la mixtura, la


irregularidad, la ambigüedad ni la transformación. Los abordajes de la complejidad nos dan la
oportunidad de expandir y transformar o más aun reinventar el juego del conocimiento.
Pensar en red implica tener en cuenta el alto grado de interconexión de los fenómenos y
establecer itinerarios. La red no tiene recorridos ni opciones predefinidas. Las redes dinámicas
son fluidas, pueden crecer y reconfigurarse. Son ensambles autoorganizados que se hacen al
andar.

En el caso de la perspectiva moderna al pensamiento complejo conlleva la necesidad de gestar


nuevas cartografías y formas de cartografiar. La concepción de redes dinámicas provee una
estética que permite pensar la complejidad en su devenir transformador

Los nuevos escenarios que están emergiéndonos permiten pasar de una concepción estática y
aislada del ser hacia una perspectiva en red: interactiva, dinámica y multidimensional.

La diferencia crucial entre las concepciones modernas y el enfoque de las redes dinámicas se
ubica en que la Modernidad instituyo un enfoque esencialista-determinista mientras que en la
actualidad está en plena expansión un abordaje emergente, dinámico y no lineal → Doble
Crisis según Edgar Morin. Bauman ha planteado que estamos viviendo el tiempo de la
modernidad liquida, las formas de vida de la Modernidad se están disolviendo y nuevas figuras
y formas van emergiendo. Los enfoques complejos dan la posibilidad de salir del circulo vicioso
y habilitar un pensamiento fluido.

La configuración surge del encuentro de los seres humanos con el mundo al que pertenecen,
encuentro múltiple y mediado en el que emerge tanto el sujeto como el mundo en su mutuo
hacerse y deshacerse. La forma red es la más adecuada para pensar la multiplicidad de
configuraciones que se producen en y a través de los intercambios. La red puede adoptar tanto
formas regulares como irregulares.

En el enfoque de la complejidad todo conocimiento es una configuración actual del mundo


producida en la red de interacciones e intercambios. El conocimiento ha entrado en la era de
la fluidez. En las redes dinámicas los vínculos no son conexiones entre entidades preexistentes,
sino que los vínculos emergen simultáneamente con aquello que enlazan. La estética de la
complejidad es la de las paradojas. El pensamiento dinámico es interactivo. No todo vale lo
mismo, pero tampoco hay una vara universal que permita establecer una jerarquía de valores
a priori.

Supuestos básicos de esta concepción de redes:


1. Lo que será parte y lo que será sistema dependerá del modo de interrogación e interacción
que empleemos, por ejemplo, el hígado es parte del organismo y es sistema en relación con
sus células

2. En ningún nivel encontramos unidades aisladas sino patrones de interacción en red

3. El sistema emerge a partir de la dinámica interactiva de las redes

4. El sistema es abierto en una configuración activa producto de su intercambio con el medio,


que es un entorno activo. Resulta imposible la existencia de un suceso aislado o un ambiente
neutro

5. Las partes no son unidades definidas en sí misma, sino que son redes dinámicas

6. El sistema surge de la interacción en múltiples dimensiones de la dinámica de redes.

Posee una autonomía ligada

7. El universo concebido como red de interacciones

8. Las ligaduras con el medio son la condición de posibilidad para la libertad

9. No tiene sentido preguntarse por la causa de un acontecimiento ya que es posible aislar


factores o causas lineales. Solo podemos preguntarnos por las condiciones de emergencia, la
cual, a diferencia de la causalidad, hace lugar al acontecimiento y al azar, rompe con la
linealidad del tiempo

10. Al surgir la organización a partir de una dinámica de intercambio no hay jerarquías


preestablecidas. Las redes son de naturaleza “heterarquica”.

El sistema dinámico organizado no es el producto fijo sino una resultante de un proceso


dinámico de interacciones de redes que generan sus propios bordes y producen una unidad la
cual solo existe en y por el intercambio permanente con el medio ambiente. En la perspectiva
dinámica estamos siempre pensando en términos de redes de actividades organizadoras, es
decir, de procesos embebidos en un tiempo que no es lineal sino compuesto de múltiples
ritmos.

En la postura atomista o estructuralista, se concibe el conocimiento como una imagen del


mundo reflejada en el interior de un sujeto abstracto cuya esencia es siempre igual. En la
perspectiva compleja, el conocimiento es concebido como un proceso de interacción de los
sujetos con el mundo.

Niñez y adolescencia. Nuevos paradigmas, sus nombres y escritura. Grassi

Sujeto y psicoanálisis

Desde una tópica pre-freudiana, el yo piensa y no duda de su propia existencia por la


conciencia del pensar. Con la llegada del PSA, el sujeto queda del lado del pensamiento ICC. El
sujeto es sujeto de deseo ICC.

El Icc es más bien algo vivo, susceptible de desarrollo, y mantiene con el Pcc toda una serie de
relaciones. Esta idea de movilidad acompaña al concepto de sujeto. Sujeto psíquico es
actividad de intercambios entre los sistemas de la organización del aparato psíquico, pero
también es sistema en intercambio con el medio, con la cultura.

Sujeto e historización

Lacan traza diferencias entre sujeto y yo. El yo forma parte del orden imaginario, el sujeto es
parte del orden simbólico.

Aulagnier propone un modelo de aparato psíquico complejizado y otorga nuevas funciones al


yo, entre las cuales destaca la de historización, específica de procesos adolescentes donde se
realizan operaciones relativas a la articulación con la temporalidad. Es una necesidad de su
funcionamiento anclar una historia que sustituye un tiempo vivido y perdido.

Winnicott destaca, con relación a la inmadurez adolescente, que “lo único que la cura es el
paso del tiempo”.

No se trata tanto del paso del tiempo como quien dice “ya va a crecer, a madurar” sino del
paso del tiempo por el aparato psíquico, la marca que deja en el psiquismo; es decir, su
inscripción de lo pasado, lo vivido como perdido, el paso del tiempo como límite. El yo requiere
de inscribir y dar continuidad a su existencia a través del paso del tiempo. Ahí la subjetividad
trabaja, inscribiendo tiempo e hilando entre pasado, genealogía y proyecto identificatorio.
Subjetividad es historización en varios sentidos:

- Produce la categoría de tiempo

- Produce con la historia, genealogía y el devenir como proyecto

- Produce en y con el contexto histórico y la cultura contemporánea.

Sujeto es función psíquica, entidad no corpórea

Según Freud, el yo deriva en última instancia de sensaciones corporales. Cabe considerarlo


como la proyección psíquica de la superficie del cuerpo. Teniendo en cuenta que el desarrollo
corporal es una transformación constante, le impone al psiquismo un trabajo. Hablar de
cuerpo en psicoanálisis implica hablar de cuerpo erógeno, del yo y de su imagen. Entonces, la
función del sujeto es trabajo de integración. Integración de:

• Un trabajo de integración psicosomática. El crecimiento corporal impone al psiquismo una


ligazón constante entre la proyección de la imagen del cuerpo, la propia mirada, las
sensaciones corporales y la mirada del Otro.

• Un trabajo de integración en relación a la fantasía correlativa del crecimiento. Amor-odio por


la destructividad que implica crecer. (Winnicot)

• Un trabajo de integración del aparato en cuanto a la fantasía ICC.

El cuerpo respeta una cronología y depende del medio para que esto se posibilite y estimule.
La maduración neurológica y endocrinológica, de la motricidad, etc. requiere para su
funcionamiento normal, años de maduración. Además, requieren de intercambios e
intervenciones parentales. Así cuerpo erógeno, el psiquismo y funciones parentales se van
constituyendo entrelazados.

Constitución del aparato psíquico:


1. Proceso originario, que pone en marcha la actividad psíquica en relación con las primeras
inscripciones corporales, es decir, pictogramas (Aulagnier). (Primeros meses de vida)

2. Luego, el proceso primario con la constitución de lo ICC. Poco tiempo después se pone en
funcionamiento el proceso secundario y la constitución del yo. (Durante el primer año)

3. El estadio del espejo y la constitución del yo como funciones que comienzan a instalarse
entre el 8vo mes y el 1er año de vida, y por lo cual se vuelve a pasar en la pubertad con las
transformaciones del cuerpo puberal.

4. El superyó con sus imperativos categóricos que son herencia del complejo de Edipo (3-4
años) hasta su sepultamiento (7-9 años). Su revisita con el nuevo cuerpo puberal, la
exploración del cuerpo (Wasserman) propio y ajeno y por un período homosexual, en
adelante, ampliando diferencias genitales.

5. Las transformaciones del yo ideal en ideal del yo propias de lo adolescente.

La adolescencia implica una crisis de identidad. Lo propio del sujeto en la adolescencia es crear
sentidos que enriquezcan al yo, en un juego de identificaciones-desidentificaciones. Cuando
este juego es obstaculizado o detenido, vemos el alto precio pagado por el niño/adolescente
por su alienación con el otro, con la fijeza de identificaciones reactivas y/o defensivas.

Producir subjetividad es la acción de dar sentido, de significar y poner una marca de origen;
dar un “sentido personal”. La subjetividad es materia psíquica viviente que se produce en el
intercambio entre otros sistemas (intrapsíquico), por el intercambio con los otros
(intersubjetivo) y por el intercambio con el medio (transubjetivo).

“Donde ello era, yo debo devenir”. El devenir yo es trabajo psíquico, es producción subjetiva.
El yo se entiende en movimiento, en intercambio con el ello, el mundo exterior, con otros, con
la cultura.

Desvíos y desbordes – Grassi

Es necesario considerar el crecimiento desde perspectivas de la complejidad, ya que no existe


el crecimiento universal, unilateral ni rectilíneo. El término “creciente” hace referencia a un
proceso vivo, que se va realizando en su propio devenir.

El crecimiento incluye distintas instancias y estados. Estado de un proceso problemático, con


obstáculos, demoras, complicaciones, inhibiciones, etc. Transita por bordes, desbordes y
desvíos, más que por logros y metas claras, fijas, predeterminadas y prefijadas.

Estudiar el desarrollo saludable en el creciente, implica tener en cuenta sus demoras, sus
detenciones, sus progresiones y regresiones, sus relaciones con medio ambiente y la cultura.
Sabiendo que hay operaciones o trabajos psíquicos universales por los cuales todo creciente va
a tener que pasar. Teniendo en cuenta sus contextos históricos, condiciones sociales,
institucionales, familiares, sus vínculos, que forman parte del proceso.

Las fronteras entre salud y patología no se terminan de ordenar y consolidar en la


niñez/adolescencia, sino hasta que el aparato psíquico de señales claras de lo avanzado de su
conformación y la división de sus instancias (Freud 1915).
Winnicott plantea que la inmadurez es un elemento esencial de la salud de la adolescencia. No
hay más que una cura para ella y es el paso del tiempo y la maduración que éste puede traer.
No requiere de diagnósticos que fijen y coagulen el proceso, en todo caso proveer de
apoyaturas y apuntalamientos adecuados es parte de la responsabilidad adulta.

En términos relativamente clásicos se plantean momentos en la adolescencia que responden a


adolescencia temprana, media y tardía. En nuestros desarrollos optamos por la articulación
que puede hacerse en relación a la edad y los procesos psíquicos propios del omento.
Planteamos: lo puberal, lo adolescente, la juventud.

El deseo y el placer por crecer son condición indispensable en las evaluaciones del estado del
creciente. Acompañado de sufrimientos, lo cual traducimos en angustia, no siempre registrada
como tal.

La adolescencia es vista como el período de mayor creatividad espontánea, no dirigida,


posibilitada por la irresponsabilidad, no significada ni puesta al servicio de un proyecto ya
definido, ni dependiente de la valoración de un adulto.

En el proceso de crecimiento, no-responsabilidad y creatividad, se entrelazan y son


potencialidad propia y específica del creciente. Si hay un proceso congelado, fijado, repetición
de mecanismos de defensa, uso reiterado y exclusivo de sus modos de enfrentar los conflictos,
si hay progresiva pérdida de capacidades lúdicas y creativas, si el impulso, el deseo y el placer
por crecer están muy deteriorados, si el sufrimiento gana las escenas adolescentes, si hay
detenimiento y amenaza de agotamiento de los recursos propios, diremos que hay anuncios
de patología.

Del adolescente derecho a detenerse – Aduriz

El adolescente tiene derecho a detenerse y a un tiempo de espera por parte de los adultos. La
detención adolescente es un tiempo de divague lógico y fructífero que puede adquirir una
duración variada, se trata de un momento de gran potencialidad creativa donde imaginan,
fantasean, sueñan, idean, inventan y que les permite buscar qué camino tomar para el futuro.
Durante esta detención los adolescentes pasan ocultos en lugares que hacen suyos, rodeados
de otros iguales y en los que no permiten la entrada de los adultos.

Esta detención suele ser percibida desde la mirada adulta como una pérdida de tiempo, por lo
que se terminan por oponer a la misma generando que el adolescente refuerce esa actitud,
que la detención no sea fructífera, sino que se convierta en una parada permanente y en
rencores o heridas difíciles de cicatrizar.

No es un impasse ni un callejón sin salida, sino que es un tiempo lógico con una duración
cronológica variada. Un tiempo fructífero al que se tiene derecho cuando se está en la
búsqueda subjetiva de la mejor salida para el futuro que cada adolescente va intuyendo para
sí. Implica un tiempo de fabricación de coartadas, todas ellas destinadas a ganar tiempo, un
tiempo precioso para la construcción del semblante preciso.

La metáfora de la langosta del texto de Aduriz compara el momento en que la langosta pierde
su caparazón y queda desnuda durante un tiempo hasta fabricarse un caparazón nuevo, con la
desnudez provocada en la pubertad (a raíz de la caída de certezas y del cuerpo infantil) que da
lugar a un tiempo de extravío y detención hasta que el sujeto pueda construir su propio
camino.

Territorios adolescentes, cartografías de un devenir – Otero

La territorialidad es una metáfora para designar el espacio en el que se producen los


movimientos del pensamiento, la circulación de las intensidades deseantes. Territorio es un
espacio abierto para la producción de subjetividades, el territorio es pensado como la
construcción social, donde la subjetividad se anida y el deseo se vuelve a su motor. Implica
movimientos de apertura y despegue que promuevan nuevas construcciones. Lo imprevisible,
el devenir y la creatividad son elementos esenciales para diseñar y conquistas nuevas
geografías.

La subjetividad adolescente emerge como un entretiempo, con la capacidad de producir


desorden hacia la búsqueda de organizaciones nuevas.

El entretiempo puberal, adolescente, juventud, como un trabajo de frontera, se abre, entre los
tiempos de la sexualidad infantil y la conformación definitiva de la adultez. La geografía
puberal adolescente desordena y trabaja para la incorporación y metabolización de los
cambios corporales, los vínculos con otros y la articulación del sujeto con sus orígenes.

Deshabilitar los ropajes del tiempo infantil (territorio ya conocido) y para investir un nuevo
mapa, es el desafío. En un aparato psíquico en auto modificación permanente, se dan tres
pliegues: lo originario puberal, lo adolescente y la juventud, se abren en el abanico del crecer
desordenando subjetividades e inaugurando categorías de ser estar, produciendo
adolescencias.

Lo puberal, en su registro originario, pulsa por la continuidad zona objeto complementario,


empujando al sujeto al autoerotismo, los objetos incestuosos y a lo familiar conocido. La fuerza
de la repetición se impone y las metamorfosis cobran fuerza transformando el cuerpo puberal
en devenir creciente. El vivenciar-experienciar Lo traumático puberal desde las Perspectivas
intra psíquica e intersubjetiva categoriza la experiencia del crecer como un acontecimiento.
Algo se transforma.

Lo adolescente, fuerza que promueve la diferencia, es trabajo de elaboración de lo puberal,


pulsa por la creatividad y la sublimación de la pulsión genital.

El atravesamiento por la juventud, re requiere de otro, altero, que escriba con su propio
cuerpo y su deseo una historia a compartir. El otro expresa un mundo posible.

Cartografías: Es un mapa con múltiples entradas y posibilita recorrer un territorio en varios


sentidos. La cartografía, sustituye la idea de sistema o estructura. Es abierto, conectable en
todas sus dimensiones. La producción de subjetividad, se encuentra estrechamente
relacionada con el concepto de cartografía.

Devenires: El devenir es un proceso de deseo, un principio de aproximación a otro, a los otros y


al otro que no necesariamente luche analogía o filiación. Implica transformaciones y ánimo de
innovación, debatirse contra lo preestablecido y producir líneas de fuga. Un adolescente se
descubre frente al espejo, la mirada curiosa, un cuerpo nuevo a explorar, va a deviniendo
¿Cómo actuar con un adolescente difícil? – Nasio

La adolescencia es un pasaje obligado, atormentado, pero también creativo, que se extiende


desde el fin de la infancia hasta las puertas de la madurez. El adolescente es un muchacho o
una chica que poco a poco deja de ser un niño y se encamina difícilmente hacia el adulto que
será.

Nasio define la adolescencia desde tres puntos de vista diferentes pero complementarios:

Perspectiva biológica: Perspectiva Sociológica: Perspectiva psicoanalítica:


El principio de la El vocablo “adolescencia” En el joven todo son
adolescencia corresponde a abarca el periodo de contrastes y contradicciones.
la pubertad, que designa el transición entre la Puede estar rebelde como
periodo en el que se dependencia infantil y la conformista, intransigente y
desarrollan los órganos emancipación del joven decepcionado; en un
genitales, aparecen signos adulto (25 años). En nuestra momento entusiasta y de
distintivos del cuerpo del sociedad los jóvenes se golpe inactivo y
hombre y de la mujer, y se independizan tardíamente, desmoralizado. A veces, es
produce un crecimiento de dado la extensión de los muy individualista y se siente
altura. Biológicamente estudios, la situación seguro de si o, por el
hablando, la adolescencia es económica y factores que contrario, no se quiere, se
sinónimo del advenimiento mantienen la dependencia siente poca cosa y duda de
de un cuerpo maduro, material del adolescente todo. Los únicos ideales a los
sexuado, susceptible de respecto de su familia. que adhiere son de su grupo
procrear. de amigos. A sus padres les
manifiesta sentimientos que
son la inversa de lo que
siente realmente por ellos.
Ellos no saben qué les pasa,
solo se sienten mal.

La adolescencia es una de las fases más fecundas de nuestra existencia. El cuerpo se acerca a la
morfología adulta y se vuelve capaz de procrear y la mente se inflama por grandes causas,
aprende a concentrarse en un problema abstracto, a discernir lo esencial de una situación, a
anticipar las dificultades y a expandirse ganando espacios desconocidos.

Se presenta un adolescente al que le cuesta expresar su malestar con palabras. No sabe o no


puede verbalizar el sufrimiento difuso que lo invade y es a nosotros a quienes nos copete
soplarles las palabras que le faltan, traducirle el mal, pero con mucho tacto. Si el adolescente
no habla, no es porque no quiere comunicar, sino porque no sabe identificar lo que siente, y
mucho menos verbalizarlo. Se ve lanzado a actuar más que a hablar y que su malestar se
demuestre más por medio de los actos que de las palabras.

Panorama de las manifestaciones del sufrimiento adolescente:

Sufrimiento icc moderado Sufrimiento icc intenso Sufrimiento icc extremo


Neurosis de crecimiento: Se exterioriza a través de Se manifiesta por medio de
Neurosis juvenil sana y comportamientos riesgosos, perturbaciones mentales,
necesaria para que el impulsivos y repetitivos, con principalmente la
adolescente logre adueñarse más frecuencia los esquizofrenia, los TOC, las
de sí mismo y afirmar su comportamientos fobias, la depresión, los
personalidad. Los principales depresivos, los intentos de desórdenes alimentarios
síntomas son angustia, suicidio, la poliadicción, el crónicos y las perversiones
tristeza y rebeldía. En su consumo de drogas duras, sexuales.
mayoría son jóvenes con anorexia y bulimia, deserción
buna salud que atraviesan su escolar y fugas.
adolescencia de manera Toda esa crueldad contra
moderadamente conflictiva y uno mismo y los demás
sufren una neurosis pasajera encubre muy a menudo una
que se califica sana porque depresión que no se
se disipa con el tiempo. Se manifiesta por medio del
produce porque el sujeto abatimiento.
trata de responder a la vez a
las exigencias de su cuerpo y
a las exigencias sociales que
ha introyectado y que se
impone a sí mismo bajo la
voz del superyó.

Nasio dice que, para crecer, nos hemos obligado a soportar dos neurosis. Estas dos neurosis de
crecimiento son neurosis sanas porque son pasajeras y se resuelven por sí mismas.

• La primera entre los tres y seis años, una neurosis infantil durante el Edipo;

• La segunda entre los once y dieciocho años, una neurosis juvenil durante la adolescencia.

El segundo aspecto psicoanalítico entiende el periodo de la adolescencia como un lento y


doloroso proceso de duelo y renacimiento. Detrás de los comportamientos tristes o rebeldes
del adolescente, se esconde un trabajo interior de alejamiento progresivo del niño que ha sido,
pero también de construcción del adulto por venir. El adolescente debe perder, conservar y
conquistar a la vez: perder el cuerpo de niño universo familiar en el cual creció; conservar todo
lo que sintió, percibió, quiso desde su primer despertar y conquistar finalmente la edad adulta.

El duelo es un tiempo que hace falta para aceptar vivir con la ausencia definitiva de aquel a
quien amamos y que acabamos de perder. Aceptar vivir con la ausencia significa aprender a
quererlo de otra manera que cuando estaba vivo. Para dejar atrás la infancia el adolescente
debe volver a ella sin cesar y revivirla en la frescura de los nuevos encuentros. Cada retorno al
pasado marca un paso hacia delante.

Salida de la adolescencia:

Indicadores afectivos Indicador social Indicadores psíquicos


• El joven adulto ya no se Ya no es dependiente • Ser apto para reconocer las
avergüenza de jugar como económicamente de sus propias imperfecciones y
un niño; ha comprendido padres. aceptase como se es.
intuitivamente que ser un
• Estar cómodo consigo
hombre o una mujer es
mismo.
permitirse regresar a la
infancia sin por ello sentirse • Haber aprendido a amar al
rebajado. prójimo y amarse a sí mismo
de otra manera que cuando
• Ya no le molesta mostrarse
obediente frente a la se era un niño.
autoridad. Puede responder
a las órdenes de un superior
jerárquico o plegarse a una
disciplina sin sentirse
indigno.

Metamorfosis de la pubertad – Freud

Freud se refiere a la sexualidad como “la acometida en dos tiempos” porque la sexualidad
humana es bifásica: primero se ubica la sexualidad infantil y luego (al atravesar el período de
latencia) la conformación normal definitiva de la sexualidad con la genitalidad.

Con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil
a su confrontación normal definitiva. La pulsión sexual era hasta entonces autoerótica; ahora
halla al objeto sexual y nueva meta sexual, y para alcanzarla todas las pulsiones parciales
cooperan, a la par que las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona genital.

La normalidad de la vida sexual es garantizada únicamente por la coincidencia de las dos


corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexual: la tierna y la sensual.

La pulsión sexual se vuelve altruista, pues se pone al servicio de la función de reproducción.

El primado de las zonas genitales y el placer previo

Lo esencial de los procesos de la pubertad es el crecimiento de los genitales externos y el


desarrollo de los genitales internos para la gestación de un nuevo ser. Este aparato debe ser
puesto en marcha mediante estímulos, esto se logra por tres caminos: desde el mundo
exterior, por excitación de las zonas erógenas; desde el interior del organismo; y desde la vida
anímica. Por estos tres caminos, se provoca un estado de “excitación sexual” y se da a conocer
por dos clases de signos anímicos (sentimiento de tensión) y somáticos (alteraciones en los
genitales, erección y humectación).

La tensión sexual es un estado de excitación sexual que presenta el carácter de una tensión,
pero contrario a conllevar la sensación de displacer, se experimenta como placentera.

La estimulación de las zonas erógenas brinda un monto de placer cuyo propósito es ofrecer la
energía motriz necesaria para llevar a su término el acto sexual. El placer provocado por la
excitación de las zonas erógenas se designa placer previo, mientras que el producido por el
vaciamiento de las sustancias genésicas, placer final, el cual es el placer máximo en cuanto a
su intensidad y con él se elimina temporalmente la tensión de la libido.

El hallazgo del objeto

En la infancia, cuando la primera satisfacción sexual estaba todavía conectada con la nutrición,
la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Después la
pulsión sexual pasa a ser autoerótica, y solo luego de superado el período de latencia se
restablece la relación originaria. El hallazgo de objeto es propiamente reencuentro. Freud
plantea dos modalidades de hallazgo de objeto:
- Modelo por apuntalamiento: buscar el objeto según los modelos de la infancia. Se busca en
el objeto rasgos similares con los primeros. Se busca algo que tenga relación con esos primeros
objetos de amor. Madre nutricia y padre protector.

- Modelo narcisista: encontrar en el objeto de amor al sí mismo. Un encuentro según lo que


uno es, lo que uno busca o querría ser (ideal del yo).

No es tajante la división entre los dos modelos. Puede haber una conjunción entre ambos
modelos. Puede haber un tercer modelo de hallazgo de objeto, el modelo por alteridad. Hallar
algo nuevo, diferente a lo ya inscripto. Estos dos modos de hallazgo que son puro reencuentro
dejan por fuera la alteridad.

Lo más inmediato para el niño sería escoger como objetos sexuales justamente a las personas
a quienes desde su infancia ama. Pero, en virtud del diferimiento de la maduración sexual, se
ha ganado tiempo para erigir, junto a otras inhibiciones sexuales, la barrera del incesto, y para
implantar en él los preceptos morales que excluyen expresadamente de la elección de objeto,
por su calidad de parientes consanguíneos, a las personas amadas de la niñez. El respeto de
esta barrera es sobre todo una exigencia cultural.

Producción de subjetividad y constitución del psiquismo – Bleichmar

Bleichmar llama producción de subjetividad al modo con el cual cada sociedad define los
criterios que hacen a la posibilidad de construcción de sujetos capaces de ser integrados a su
cultura de pertenencia.

El otro concepto, el de constitución del psiquismo, refiere a los modos de constitución del
aparato psíquico tomando como causalidad la determinación libidinal del sufrimiento psíquico.
Bleichmar dice que Freud en “metamorfosis de la pubertad” deja flotando la idea de que la
identidad sexual termina de articularse con la elección de objeto Y plantea que hoy en día se
puede afirmar que sería imposible pensar que la identidad de género sea el desenlace de la
elección de objeto, porque la identidad no es correlativa a la elección de objeto.

Bleichmar redefine el concepto de perversión como el empleo del cuerpo del otro como
objeto de goce para la propia satisfacción dejándolo desubjetivado, aquí la definición de
perversión no pasa por la zona que está en juego sino por un modo de relación con el objeto.

Por otro lado, Bleichmar habla sobre el Edipo y que hoy en día sería imposible atender a niños
que odian al papá porque duermen con la mamá y la necesidad de poder aplicarlo en nuevas
conformaciones familiares. Redefine el edipo como la instauración de una pautación que no se
reduce al hecho de que el niño no pueda acostarse con la madre sino de que el adulto no
puede usar el cuerpo del niño como lugar de ejercicio de su propio goce.

Confluencia del bifasismo sexual en el entretiempo de la sexuación – Cordova

En “Tres ensayos” (1905), Freud plantea una acometida en dos tiempos de la sexualidad,
noción que será conocida como el bifasismo de la sexualidad humana. El primer tiempo
corresponde a la sexualidad infantil caracterizada por las pulsiones parciales y el autoerotismo;
y el segundo, iniciado con el advenimiento de la pubertad con sus decisivas transformaciones
que supondrán el primado de la sexualidad genital y el arribo a una “conformación normal
definitiva”.

Esto implicó sostener un pensamiento nuevo que rompe con la idea de un tiempo cronológico
y una evolución lineal del desarrollo sexual. En “La organización genital infantil” (1923), se
avanza en la idea de la aproximación del desarrollo y caracterización de la sexualidad infantil a
la sexualidad adulta. Esta variante condujo a pensar que la sexualidad genital adulta no sería
entonces otra cosa que una extensión de la sexualidad infantil. Por lo que la noción del
bifasismo sexual, perdió peso en el corpus teórico del PSA. Una tendencia fue considerar desde
una lógica lineal, determinista y evolucionista que la sexualidad genital adulta era la resultante,
el punto de llegada a la “normalidad”, la “meta genital natural” de la evolución de una
sexualidad infantil cuasigenital.

De este modo se abre una línea teórica que recupera el peso teórico de la noción de bifasismo
de la sexualidad y abre el camino a la consideración y estudio de la adolescencia.

Laplanche → propone la teoría de la seducción generalizada según la cual la madre a partir de


sus cuidados implanta la sexualidad en el niño a través de significantes verbales (palabras) y no
verbales (actos, gestos). Estos significantes los denomina como “significantes enigmáticos” por
ser desconocidos e inconscientes tanto para la madre como para el niño. Esta situación en el
que la madre implanta estos significantes en el niño es denominada como “situación
antropológica fundamental” y produce que devenga un cuerpo erógeno/psíquico donde solo
había soma.

Bleichmar → propone que “los dos tiempos de la sexualidad humana no corresponden a dos
fases de una misma sexualidad sino a dos sexualidades diferentes”.

• Sexualidad paragenital: se trata de la sexualidad infantil que es implantada por el otro de los
primeros cuidados. Es autoerótica, parcial y no logra carácter orgásmico.

• Sexualidad genital: se trata de la sexualidad adulta que presenta primacía de los genitales.
No es una repetición de la sexualidad infantil ni tampoco lo genital borra lo anterior, sino que
se produce un ensamblaje entre lo paragenital y lo genital.

A partir del advenimiento de la pubertad se dará lo que definimos como “la confluencia del
bifasismo sexual en el entretiempo de la sexuación”.

La noción de un entretiempo de la sexuación se sostiene como interpretación y aporte


novedoso que parte del postulado freudiano de la acometida en dos tiempos del desarrollo
sexual del ser humano.

Aporta para el segundo tiempo, la noción de tres momentos lógicos: puberal-adolescente-


juventud que configuran el entretiempo de la sexuación, dado que la sexualidad infantil, en el
mejor de los casos, no culmina automáticamente en una “conformación definitiva adulta”. Se
requieren estaciones de recambio, de des-orden del cuerpo. El segundo tiempo de la
acometida del desarrollo sexual se jugará en el entretiempo de la sexuación, y se caracteriza
por el proceso que denominamos “confluencia de la sexualidad infantil y la genital”. La
aparición novedosa de la pubertad genital no decreta la desaparición de la sexualidad infantil.

Se diferencia, además, el cuerpo sexuado (vinculado al adolescente) del cuerpo erógeno


autoerótico (referido a la sexualidad infantil). También se diferencia la sexuación endogámica
(familiar) de la sexuación exogámica (espacio extrafamiliar). Puget diferencia la sexuación
endogámica (familiar) de la sexuación exogámica (espacio extrafamiliar).

Extravío sexual de la pubertad y neurosis del desarrollo – Cordova

La obra de Edward Munch (1895) titulada Pubertad representa el despertar de la pubertad,


ese momento que arroja al niño “fuera de sí” provocándole desconcierto e incertidumbre. La
traumática experiencia provoca la caída de las certezas aportadas por los padres (quienes eran
los garantes de la verdad) y la caída del cuerpo infantil.

La pubertad es el acontecimiento inédito y turbulento qué le ocurre a alguien qué aún no es y


por lo tanto aún no está allí para inscribirlo. La pubertad impone al sujeto el exilio del territorio
de la infancia y su pasaje a la condición de extranjero. El manga de sensaciones sexuales y las
alteraciones del cuerpo y sus imágenes confrontan al púber con la experiencia de lo informe,
extrañe e indecible. Ante esta alteración generalizada, el yo pierde las coordenadas que
orientan su accionar durante la niñez y sobreviene el trauma puberal junto con un tiempo de
desconcierto y desgobierno pulsional qué denomino “extravío de la pubertad”.

Córdova retoma la expresión de Freud “El habitual extravío sexual de la pubertad” para
profundizar en ella. El extravío es estar desorientado y perder el rumbo a causa de la
emergencia de lo puberal. Lo puberal es un término aportado por Gutton, se trata de un
proceso que surge en la pubertad y es previo al primado de los genitales y el hallazgo de
objeto. En este proceso tienen lugar los siguientes acontecimientos:

• La caída del cuerpo infantil por las transformaciones en el cuerpo y el embate pulsional
genital.

• La pérdida de las certezas aportadas por los padres.

• La caída de las identificaciones infantiles.

• La intensificación del goce autoerótico.

• El encuentro en simultáneo de la sexualidad infantil reactivada y la pulsión genital.

En términos rituales, tras la muerte simbólica del niño, el tiempo de pasaje entre los litorales
de la infancia y el mundo adulto provoca un estado de suspensión estructural. Los
adolescentes transitan territorios de frontera y su condición social es paradojal; no son los
niños qué eran ni los adultos qué se supone serán.

Gutton (1993) afirma que para que el proceso puberal pueda acaecer sin fracturas, se requiere
un primer trabajo de la psique: la representación. Sin representaciones lo puberal genera una
fractura y no puede configurarse una adolescencia saludable.

La adolescencia requiere un nuevo pasaje por el complejo de Edipo y la castración


configurando una neurosis del desarrollo cuyo antecedente es la neurosis edípica infantil. El
juego de escenas imaginadas y relatadas que ocultan su dimensión incestuosa es el andamiaje
a partir de cual se constituye para Gutton, una neurosis adolescente de desarrollo, para el
autor, durante la crisis del desarrollo, la neurosis se produce por lo puberal sucediendo y lo
adolescente organizándose.
El Edipo se configura como una neurosis del desarrollo y se resuelve saludablemente con los
trabajos de lo adolescente para dar lugar a los procesos de la juventud.

Desasirse de sus padres (Freud) y partir requiere del adolescente un largo proceso hasta
asumir su paradojal condición de sujeto doblemente determinado:

• Por su cuerpo e historia infantil y familiar, por las generaciones precedentes, por la cultura
de su época.

• Por su propio deseo. Puesta en acto, de su propia revelación = epifanía.

Partir de la adolescencia hacia la adultez requiere de un momento de epifanía consistente en


una revelación de sí mismo, esta claridad permitirá dar lugar a un momento de decisión y a un
accionar en base a la misma.

Nasio (2010) afirma que la adolescencia es una neurosis del desarrollo, y más precisamente
una histeria que se caracteriza por ser saludable y pasajera, dado que se disipa con el tiempo.
Se trata de una neurosis de crecimiento benéfica, al final de la cual se entra en la adultez.

Adolescencia reorganización y nuevos modelos de subjetividad – Grassi

El des-orden

Reorganización implica que un orden es cambiado, transformado por reacomodamientos,


reordenamientos, por desorden de lo existente. La incorporación de nuevos elementos
desordena lo establecido dando lugar a organizaciones neo (nuevas), emerge un nuevo orden
u organización psíquica que da lugar a la producción de subjetividad. Para el pensamiento de
los sistemas complejos, un orden organizacional puede nacer a partir de un proceso que
produce desorden. Desorden es meta a alcanzar mediante un esfuerzo de trabajo psíquico.

Lo puberal-lo adolescente

La vida psíquica encuentra distintos momentos en los cuales se trata de inscribir, incorporar,
metabolizar lo heterogéneo y así reorganizar, reordenar, desordenar lo previo. En su devenir,
la subjetividad trabaja la adolescencia produciendo transformaciones. Estos trabajos
denominados lo puberal - lo adolescente implican un potencial saludable de cambio y la
incorporación de lo nuevo, su homogeneización.

El des-orden proviene de distintas fuentes:

• Un campo intrasubjetivo como los cambios corporales y las vicisitudes de la historia personal.

• Un campo de intersubjetividad que abarca las relaciones familiares, al conjunto de los


coetáneos con quienes se comparte un período histórico, político y social.

• Un campo trans-subjetivo que conecta con las generaciones precedentes.

Elementos a metabolizar en este período:

Crecimiento y desarrollo que jaquean la identidad: Los cambios corporales que producen el
crecimiento del cuerpo y la aparición de los caracteres sexuales secundarios imponen al
psiquismo un trabajo de simbolización. Los cambios corporales piden una revisita de la imagen
especular. Un nuevo pasaje por el estadio del espejo como formador de la función del yo, el
cual no es sin su imagen corporal. La subjetividad requiere de trabajos de integración
psicosomática y demanda encontrar nuevos ordenamientos, reordenar, desordenar las
relaciones del cuerpo infantil con la propia historia, con los padres de la infancia, con la
infancia de los padres, con su lugar en el circuito de deseo familiar. Se plantea la adolescencia
como un período de crisis y duelo. Crisis de identidad, duelo por el “ser infantil”, por los padres
de la infancia, por la historia de las relaciones infantiles de objeto. El fin de la infancia requiere
de una caída, una muerte, pero a la vez una conservación superadora, transformación de lo
infantil. Algo se pierde, pero los referentes simbólicos de la identidad son resignificados.

Los dos tiempos o fases de la sexuación (y el entretiempo) La sexualidad humana se


constituye en dos tiempos en relación a la sexualidad infantil y la sexualidad adulta (dos
sexualidades diferentes). Una desgranada de los cuidados precoces, implantada por el adulto,
productora de excitaciones que encuentras vías de ligazón y descarga bajo formas parciales; y
otra con primacía genital establecida en la pubertad y ubicada en el camino madurativo que
posibilita ensamblaje genital, un modo de recomposición ordenado y guiado por la existencia
de una primacía de carácter genital.

Se requerirá así de estaciones de recambio de la identidad infantil, de desorden del cuerpo, del
objeto familiar. Entre reedición y repetición, lo puberal adolescente tiene urgencia de
transformar y crear, es el entretiempo de trabajos específicos, lugar de transformación e
inscripción del cuerpo (erógeno) pre-genital, en cuerpo genital y de objeto familiar en objeto
de deseo no-familiar.

Erotismo genital y hallazgo de objeto que alteran lo familiar: Tanto en la inscripción del
cuerpo genital como en este pasaje a elección de objeto heterofamiliar, el vínculo al otro es
marca que funda e inaugura. La iniciación sexual marca un antes y un después, un hito en los
procesos de subjetivación, el cual no es sin el otro. Cobran nuevas significaciones las
diferencias sexuales, ahora genitales, de género y el pasaje de la bisexualidad a la homo o
heterosexualidad.

La sucesión generacional y su reordenamiento El reordenamiento que la adolescencia impone


al psiquismo es un trabajo de simbolización de una reubicación generacional (deviene des-
orden) cuya metabolización implica un deseo de muerte y asesinato de los progenitores como
operaciones simbólicas. Que en la adolescencia se sobreviva al deseo de muerte y asesinato es
fundante del pasaje generacional. Esto implica un nuevo registro de la temporalidad y
constituirse un pasado va a posibilitar proyectar un futuro.

La creación del cuerpo adolescente: el entretiempo adolescente – Cordova

El cuerpo en sus inicios es un soma: sustancia sin representación y a-histórica, no lleva aun la
marca de sucesivas filiaciones simbólicas y lo seguiría siendo en caso de no mediar su
encuentro con el Otro, de no ser tocado. Por ese encuentro, un cuerpo ha de advenir. La
constitución del cuerpo como integración psicosomática, como cuerpo psíquico/erógeno, lo
denominaremos “corpsi”.

El infans recibe el lenguaje del Otro materno, quien, con sus sonidos, olores, imágenes y
texturas corporales, su voz, etc. activa libidinalmente el cuerpo. La pulsión es convocada por la
sexualidad ICC de la madre. Bleichmar sostiene que la madre sexualiza y da indicio al proceso
de sexuación del infans.
En este tiempo fundante que situaremos como los albores de lo originario, el cuerpo psíquico,
equivalente de cuerpo erógeno, se va constituyendo en el doble encuentro originante con el
propio cuerpo y los procesos psicosomáticos maternos. Las representaciones de lo originario
van a materializarse por medio de pictogramas, que van a inscribir la zona con el objeto
complementario, ambos fusionados, unidos.

La estabilidad de la constitución imaginaria del cuerpo estará dada por una sutura simbólica,
que proviene de la mirada y asentimiento del Otro. En esa operación estructurante devienen
las identificaciones originantes del yo ideal (identificación imaginaria) y del ideal del yo
(identificación simbólica). No se trata aquí de la construcción del cuerpo erógeno, ya iniciada,
sino de un “nuevo acto psíquico”: la estructuración narcisista que funda la imagen
cohesionada del cuerpo y del yo como instancia corpórea.

Con la llegada de la pubertad el cuerpo erógeno se genitaliza. El resultado de esta mutación es


un cuerpo-soma de bordes sinuosos y cambiantes, un territorio a explorar, que impone un
trabajo de familiarización.

El espejo, en tanto función del Otro, permitirá́ la asunción de una imagen del cuerpo unificada
y estable.

Llegada la pubertad, el grupo familiar debe ceder su supremacía y dar lugar a la creación de
otros grupos y otros espejos. Este apuntala al adolescente en su proceso de desasimiento y
des-identificación de lo familiar, infantil y favorece la creación de ideales y modelos
identificatorios de relevo. El cuerpo propio genital, se ira creando en la adolescencia mediante
las inscripciones e identificaciones resultantes de los encuentros con el otro cuerpo y con el
cuerpo genital de los otros, en una dialéctica constitutiva del sí mismo y la alteridad. La
apropiación del cuerpo se da a partir del encuentro con nuevos cuerpos, también en proceso
de escritura de lo propio. Con los encuentros con el otro se irá constituyendo la categoría de la
alteridad que implica poder ubicarse como un sujeto deseante ante otro sujeto deseante sin
destruir ninguno de los dos términos (es decir, se trata de asumir la alteridad del propio
cuerpo y al mismo tiempo asumir la alteridad de otros cuerpos).

El estadío del espejo en el niño y el adolescente – Grassi

Se realiza una comparación entre el Estadio del espejo de Lacan y lo que llamó el Estadio de la
adolescencia.

En el estadio del espejo de Lacan se oponen dos parámetros: un cuerpo real de un bebé
sentido y vivido como fragmentado y por el otro lado la imagen entera y unificante que el
espejo le devuelve y que le da al niño la posibilidad de sentirse una unidad en relación a sí
mismo y una entidad diferente de las otras personas que lo rodean.

En el estadio del espejo del adolescente tenemos un cuerpo que no es un cuerpo


despedazado como el del bebé, pero es un cuerpo enloquecido por las múltiples e intensas
fuerzas pulsionales, en particular sexuales y agresivas.

El adolescente sufre del choque entre dos intensidades:

• La intensidad de un cuerpo que vibra al ritmo de pulsiones que reclaman convertirse en


actos impulsivos e imprevisibles.
• Intensidad de un superyó que reprime las pulsiones con tanta violencia como la violencia
que las anima.

La diferencia entre el Estadio del espejo y el Estadio de la adolescencia, reside en el tercer


personaje que no aparece en el caso del bebé que es el superyó. Lo que marca el periodo de la
adolescencia es la presencia del pudor o del impudor, el superyó es el pudor. Es esa constante
contradicción inherente al antagonismo entre superyó y pulsiones que caracteriza al
adolescente.

En el caso del bebé el sentimiento que domina es la alegría por verse reflejado en una imagen
unificadora. En el caso del adolescente el sentimiento que domina es la vergüenza o su
contrario la omnipotencia.

Lo Originario – Grassi

Lo originario nos ubica en la perspectiva de los movimientos iniciales del psiquismo, de su


fundación. Piere Aulagnier dice que el armado del aparato psíquico se constituye a partir de la
categoría de encuentro entre el cuerpo y el mundo exterior. Se inauguran las primeras
experiencias y el registro o inscripción de estas sensaciones en el aparato psíquico es lo que
entendemos por proceso originario.

Representar-Metabolizar

Una función fundamental que tiene el aparato psíquico es la actividad de representación.


Representar es metabolizar. Esta actividad indica que existe un trabajo que consiste en
incorporar elementos que son ajenos, extraños a él y transformarlos, homogeneizarlos a su
propia estructura.

El aparato psíquico naciente, va a tener que metabolizar y representar:

• El encuentro del recién nacido con la madre.

• El encuentro de este naciente aparato psíquico con su propia corporeidad.

Freud planteó que la actividad psíquica nace por una “Experiencia de satisfacción” de una
necesidad. El modelo de la pulsión nace apoyado en la satisfacción de esta necesidad. Es
necesaria la presencia del principio de placer en el cuerpo del niño y en los procesos

psicosomáticos maternos para que comience a trabajar el aparato psíquico y desencadene

el proceso de representación. Para lo originario, las primeras representaciones de lo corporal

se denominan “pictogramas”, que son marcas, la inscripción del principio del placer en el

cuerpo. Pictograma es principio de placer corporizado.

Integración psiquesoma: el enraizamiento

Con el concepto de lo originario y el pictograma, se propone un modelo diferente para pensar


la relación entre lo psíquico y lo somático. El concepto de representación pictogramática
propone un modelo por el cual no se podría decir que lo psíquico por constituirse se apoyará
en el cuerpo ya constituido ya que:
➢ Lo psíquico más que apoyado, esta enraizado en lo somático. Porque las raíces (psíquicas de
la subjetividad) penetran y se expanden y se bifurcan cada vez más arraigadas en el soma (el
otro terreno de la subjetividad).

➢ Diferencia soma-cuerpo: la subjetividad como integración psicosomática. Al nacer un bebé


es un soma que luego devendrá́ un cuerpo libidinizado, cuerpo erogenizado (corpsi)

➢ La presencia del principio del placer en el doble encuentro es la condición para que el soma
pase a otro territorio y quede inscripto como cuerpo erógeno., cuerpo psíquico.

El Pictograma

“Pictograma de fusión”: Es un pictograma de signo positivo que promueve un efecto de


ligadura e integración psicosomática. La presencia del otro inscribe y arma el cuerpo. El placer
fusiona y construye una zona erógena que va a ir variando de objetos. El pictograma fusiona:

➢ lo somático y lo psíquico

➢ objeto y zona (la boca y el pecho fundidos)

➢ representación y afecto; el pictograma de fusión es principio de placer corporizado.

“Pictograma de rechazo”: Se da cuando hay una inadecuación por exceso o ausencia de placer
de la zona y el objeto y se produce el desencuentro entre éstos. Por lo tanto, el cuerpo se
inscribe negativamente, deja marcas inaugurales en el aparato psíquico (cicatrices). La zona no
investida como zona erógena será un agujero que puede provocar consecuencias.

Las escrituras (in)visibles de la violencia – Otero

El aparato psíquico se constituye en función del intercambio que el niño establece con el
adulto que lo asiste, a través de un vínculo de amor y dependencia, será éste quien establezca
las normas de acceso al placer alrededor del cual el andamiaje psíquico comenzará a
desplegarse.

El registro de la sensación se establece a partir, del proceso originario, actividad psíquica


fundante de la subjetividad, que se produce, desde la necesidad de la psique de reconocer la
cualidad placentera o displacentera de los estímulos que le llegan.

La figura que representa al proceso originario es el pictograma, es el sello del encuentro


inaugural del recién nacido con la madre y el encuentro de este naciente aparato psíquico con
su propia corporeidad. Es la representación de la experiencia inaugural de placer que condensa
sentidos, pulsa y deja marcas de procesamiento psíquico. Si estas marcas se instauran bajo el
signo del placer, zona–objeto se fusionan. Es decir que se inscribe un pictograma de fusión,
pictograma de signo positivo que promueve un efecto de ligadura e integración psicosomática,
bajo la representación de Eros (vida).

Por el contrario, si prevalece el displacer, originado en la ausencia del objeto, o en su


inadecuación por exceso o por defecto, lleva a la inscripción de un pictograma de rechazo.
Figura de signo negativo, que promueve, un desinvestimiento de la representación: zona-
objeto complementaria.
Habitando territorios: las familias – Otero

La familia como territorio (pensado como puntos de anclaje y permanencia) y espacio abierto
para la producción de subjetividad. Familia como una organización abierta, compleja y
multidimensional entramada en la red: sujeto- vinculo- cultura.

La familia es como un mapa con múltiples entradas promoviendo el recorrido de un territorio


en varios sentidos. Despliega funciones de contención y sostenimiento, Para los niños y
adolescentes funcionan como un anclaje.

La posmodernidad con sus cambios epocales, sociales y culturales trajo la caída de la


concepción clásica de familia (familia hetero sexual- padre al mando de la familia- madre
tareas del hogar). Se incorporan otros modos de organización vincular, donde los vínculos no
se reducen a la consanguineidad ni a la heterosexualidad.

Del trauma puberal al acontecimiento adolescente I – Cordova

→Un acontecimiento no es sólo algo extraordinario, inédito y novedoso que le sucede al


sujeto. El acontecimiento no se produce por sí mismo. Requiere que el sujeto se implique con
él. Para que haya acontecimiento y no sólo trauma se requiere de un trabajo de apropiación
subjetiva e interpretación de aquello que irrumpe. El sujeto debe interpretar ese
acontecimiento como la llegada de algo inédito.

→ El trauma es constitutivo del psiquismo: Desde Freud y su teoría traumática, el trauma es


definido como acontecimiento en la vida del sujeto caracterizado por su intensidad, la
incapacidad del sujeto para responder a él adecuadamente y el trastorno y los efectos
patógenos duraderos que provoca en la organización psíquica. La teoría del trauma en Freud
implica que en el neurótico el encuentro con la sexualidad resulta traumático.

¿Qué es el trauma? Es el encuentro con el goce sexual sin ese saber sobre la sexualidad. No es
el sexo lo traumático, sino la ausencia de saber y el enigma en el que esa ausencia funda.

→Trauma y acontecimiento según Ignacio Lewkowicz: Este autor sostiene que el trauma
remite a la suspensión de una lógica por la presentación de un término que le es ajeno. Se
trata de un estímulo excesivo que no puede ser captado por los recursos previos. Por eso
mismo, ese estímulo tiene masividad y evidencia suficientes para imponer un obstáculo al
funcionamiento de la lógica en cuestión. Quizá la metáfora de la inundación permita recrear la
operatoria del trauma. La inundación sería ese algo que deja perplejo, que deja sin respuesta
por su evidencia e intensidad desmesuradas.

-Acontecimiento: Para Lewkowicz, a diferencia del trauma, el acontecimiento requiere de una


transformación subjetiva para ser tomado. En rigor, necesita de unos recursos y unas
operaciones capaces de leer la novedad en su especificidad radical.

→Del trauma al acontecimiento: Lacadée señala que debido a la pubertad el niño se descubre
exiliado de sí, de su cuerpo de niño, de las palabras y la lengua de la infancia.

Este trauma, provocado por lo puberal y sus reverberaciones infantiles, promueve como
respuesta los trabajos de lo adolescente. “El trauma se ofrece más allá del trabajo elaboración,
a una decisión, a la invención de un camino”.

El trauma puberal, dará lugar, por los trabajos de lo adolescente, al acontecimiento.


Entonces el trauma puberal en el tiempo lógico de comprender cede para dar paso.

Del pictograma al pentagrama – Cordova

→Gutton: dirá que lo puberal crea los materiales sobre los que trabaja lo adolescente. El
cuerpo púber se encuentra tomado por un proceso de transformación entre dos litorales: lo
aún niño y lo ya adulto.

Afirma que, con la llegada de la pubertad, el cuerpo genital puberal seduce al cuerpo todavía
niño. Lo puberal y lo adolescente son procesos diferentes pero lindantes y complementarios,
que actúan de un modo simultáneo o retrasado.

Sostiene que lo puberal habita en el centro de los procesos adolescentes. Frase: "saber que no
vas a volver" es una sentencia que se enlaza con el trabajo de elaboración en un nuevo pasaje
por los desfiladeros del Complejo de Edipo, del duelo por el objeto amoroso infantil
inexorablemente perdido. El adolescente tendrá que dejar algo de sí en el camino; en
principio, el cuerpo infantil. Aceptar qué no hay forma de volver también habilita el trabajo de
historización de la infancia y la elaboración creativa del duelo por el objeto, mediante procesos
saludables que dan lugar a la lo nuevo, que conducen a la creación/hallazgo de objeto.

Lo puberal activa el Edipo genital, lo adolescente permite su elaboración. Lo puberal


permanece cercano al yo ideal como anhelo narcisista de retorno; lo adolescente crea las
condiciones para la primacía del ideal del yo, como proyecto identificatorio y horizonte que
señaliza un posible camino de salida para el sujeto adolescente.

Freud plantea una simultaneidad entre la aparición de los procesos de excitación sexual genital
y el trabajo psíquico del hallazgo del objeto. Sabemos ahora que hay un largo recorrido y un
tiempo que Grassi denomina entretiempo de la sexuacion, para arribar en el mejor de los
casos a ese hallazgo. Freud no avanza demasiado, se detiene en la idea de un reencuentro.
Señala que existen dos caminos para el hallazgo de objeto: uno es por apuntalamiento en el
modelo de la temprana infancia, y el segundo es el narcisista que busca el yo propio y lo
reencuentra en los otros.

Lo puberal en su versión originaria, es una tendencia anti-separadora, búsqueda de la


repetición de toda experiencia de complementariedad. Lo adolescente, en cambio, es una
fuerza separadora, promueve la búsqueda de lo nuevo; es tendencia a la creatividad.

Del trauma puberal al acontecimiento adolescente II – Cordova

El hallazgo del objeto supone un logro psíquico que tiene su correlato en la vida amorosa. El
hallazgo requiere la creación psíquica de un objeto a hallar. Sin creación no hay hallazgo en
términos de acontecimiento.

La importancia del hallazgo no se centra tanto en el objeto como en el acto de hallar como
acontecimiento. El hallazgo es un logro psíquico decisivo, el objeto amoroso puede no ser
definitivo.
El hallazgo de objeto entonces no es tanto el final de un camino como la apertura a una
novedad en un contexto de descubrimiento.

La adolescencia es pasaje decisivo cuyo trayecto, siempre incierto con momentos de extravío,
desvíos, avances y retrocesos, detenciones y reanudaciones.

La amenaza que acecha al adolescente durante ese trayecto es la captura en un goce


desmesurado. El adolescente por momentos es gobernado por la pulsión, es decir impulsado a
actuar o tomado por un exceso de goce que no logra limitar. El exceso de goce somete y
provoca sufrimiento.

Mientras el goce captura y aísla al adolescente, lo somete a la recurrencia de la actuación y el


consumo, el Ideal proyecta un horizonte subjetivo. Durante el pasaje adolescente se produce
una tensión máxima entre goce y proyecto. Es una encrucijada que todo adolescente deberá
resolver. Así, mediante una compleja operación que define el resultado de la partida, el sujeto
renuncia a ciertos goces a cambio una promesa de amor a futuro.

Recorridos pulsionales y trayectos subjetivos que se recorren en la metamorfosis de la


pubertad a la adolescencia:

De embate puberal, el trauma y la vigencia de lo originario  al primado de lo adolescente.

Del yo ideal  al ideal del yo.

De la genealogía  al proyecto identificatorio.

Del trauma puberal  al acontecimiento adolescente.

Del puro presente del trauma y la actuación  al duelo y la historización.

Del goce  al proyecto.

De la dependencia infantil  al desasimiento de los padres.

Del vínculo familiar  al lazo social.

Del goce auto centrado en el cuerpo  a la creación/hallazgo del objeto.

La salida de la adolescencia es posible mediante la creación de un horizonte hacía el cual


partir. Ese horizonte lo provee el Ideal del yo.

Notas sobre trauma y acontecimiento – Grassi

→Trauma puberal: El trauma puberal se plantea en términos de la vivencia subjetiva corporal.

Trauma, en tanto energía libre, no ligada, como seducción, como sexual, como empuje a la
búsqueda de nuevos recursos es vivencia que viene de una “interioridad”.

Vivencia que tiene el carácter de exceso, en tanto novedad no significada, vivenciar originario.
El primer trabajo que se plantea al psiquismo en relación al trauma puberal, es homogenizar lo
heterogéneo que trae la pubertad. Lo originario como modo de representación, será la vía por
la cual este proceso comienza a producirse. Esta es una de las propuestas desarrolladas en este
escrito, lo originario como primer modo de representación de lo nuevo que trae el cuerpo
puberal. Es en este sentido acontecial y originante.
Sabemos que para que una experiencia se constituya en traumática, es decir falta de
abreacción de las experiencias y persista en el psiquismo como cuerpo extraño, deben
cumplirse determinadas condiciones, una de ellas es si falla el principio de constancia.

En lo traumático puberal la experiencia que resulta excesiva, ese demás a metabolizar, la


energía libre a ligar e integrar en el Yo, proviene de la propia interioridad. Son nuevas
sensaciones e imágenes de un cuerpo extraño que no registra un lugar en el orden de los
procesos psíquicos donde procesar dicho exceso. Lo puberal irrumpe con sus nuevas imágenes
que exponen las metamorfosis corporales, una nueva estética corporal y sus nuevas
sensaciones.

La relación que guarda el Yo con el propio cuerpo no es una relación llana y directa, no es sin
mediaciones. La relación o la vivencia subjetiva del cuerpo es “información libidinal” que
proviene de las imágenes y sensaciones corporales, como también de las miradas y palabras
provenientes del otro, el Otro y los otros.

El cuerpo erógeno comienza a sentir como rareza y extrañeza esos primeros implantes del
cuerpo puberal, nuevas imágenes de la genitalidad.

→Recurso del registro originario: Al púber en esos tiempos “de alteración” le es difícil
entender y más aún narrar lo que le pasa y por ello suele ser difícil dialogar con él. Eso lo hace
estar pendiente de las pantallas y de la mirada de los otros en procura de algún reflejo que
diga de él. Es condición en los procesos saludables de lo puberal, que este experienciar
transcurra sobre el fondo de algún tipo de registro que formulamos de la siguiente manera:
“esto nuevo me acontece, me sucede, me pasa, no se bien de qué se trata pero acepto, registro
la novedosa vivencia subjetiva en Mi”. La vía de la psicopatología podría abrirse aquí con la no
aceptación de la rareza. Pictograma de rechazo.

→Recurso de la masa puberal: Agrupamiento, en una grupalidad donde suceden fenómenos


especiales, propios de lo puberal y que denominamos masa puberal. La masa puberal
constituye parte de un escenario donde también se va produciendo el registro del nuevo Yo-
cuerpo puberal. Se destaca como lo nuevo acontece en una instancia que más allá de lo
individual, tiene ese carácter de grupalidad. Pluralidad que en su conformación como masa,
permite la inscripción de la propia extrañeza en una experiencia compartida. “No sabemos lo
que nos pasa, pero lo vamos viviendo todos juntos”.

Condenado a explorar – Wasserman

El término exploración une el devenir de la adolescencia con una de las funciones del juego, la
exploratoria que conduce al reconocimiento del sí mismo y del mundo. No hay vida sin
exploración sin búsqueda y encuentro con lo perdido y el deseo de recuperarlo y de toparse
con lo inédito. Cuando se desata la pubertad no estamos soló frente a la búsqueda de la
satisfacción de la sexualidad apremiante; estamos a sí mismo ante la llamada del mundo.

Nuestro punto de partida es tomar el trauma puberal como aquello que condena al sujeto a
explorar. Se sitúa en un mismo nivel de causa tanto el trauma como el deseo. Los dos le
plantean una exigencia de poner en movimiento su cuerpo y su mente. La exigencia
exploratoria le viene no sólo de la metamorfosis de su propio cuerpo (del cual debe
apropiarse); sino que también le viene del medio social que lo expulsa del protectorado donde
residía bajo la protección de sus padres y lo condena a buscar su propio cobijo en el amplio
mundo. Así se dan dos procesos de desterritorialización del cuerpo infantil y del espacio
infantil y reterritorialización del cuerpo de joven y del espacio del joven, que se atraviesan
unos a otros. Además, el mundo del otro sexo también debe ser explorado y territorializado
por el propio cuerpo, si el adolescente pretende encontrar este objeto perdido, el objeto de la
experiencia de satisfacción y se pretende asimismo encontrar otras satisfacciones pulsionales
diferentes al autoerotismo. El propio cuerpo se torna insuficiente hay que salir a explorar fuera
de sí.

Debemos diferenciar entonces dos procesos y por ende dos campos exploratorios; uno es la
búsqueda y encuentro de la cavidad excitatoria de la zona genital (objeto parcial); y por otra
parte lo que Freud ubica bajo el dominio psíquico, el objeto que se ha venido construyendo
desde la más temprana niñez y cuyo retorno se anhela (objeto total). El objeto total designa a
la persona en su totalidad, pero jamás será total ya que nunca podrá reunir todos los objetos
parciales en ella. Esta necesidad del hallazgo del objeto condena al sujeto también a una
exploración del mundo, porque ese objeto no puede ser compensado suficientemente por una
parte del propio cuerpo.

Pues bien, Freud se dirige a teorizar sobre una de las tareas que el nuevo status de su cuerpo
le impone al sujeto: hallar un objeto adecuado para sus nuevas posibilidades sexuales. Freud
concluye finalmente que el objeto buscado es un objeto perdido, por lo tanto, de lo que
fundamentalmente se trata es de su búsqueda. Lo paradojal de esa búsqueda es que se trata
de un objeto que nunca tuvo y que nunca se dará otro encuentro que el encuentro con lo
inédito. Pero es esa búsqueda, una búsqueda de lo antiguo en lo inédito lo que dispara, obliga,
condena al sujeto a la exploración.

Freud afirma que lo que empuja fundamentalmente al sujeto lejos de sus padres, lo que lo
condena a explorar, es el peligro de la consumación del incesto. Buscando el objeto perdido
debe impulsarse lo más lejos posible de él; en ese alejamiento exploratorio es donde es
posible encontrar el objeto adecuado. Esta trayectoria exploratoria tiene un recorrido
probable que depende de los procesos previos de la primera elección objetal en la instalación
del Edipo. Va desde las cercanías del objeto incestuoso al objeto nuevo exogámico. Este
recorrido exploratorio tiene un primer momento (imaginario, masturbatorio) donde los
objetos incestuosos y nuevos desfilan incesantemente y todas las formas de la sexualidad son
exploradas; y un segundo momento exploratorio en la realidad. Este placer alucinatorio no se
abandona por completo, una parte de la sexualidad se conserva autoerótica

Los objetos acompañantes

La exploración adolescente es una experiencia personal intransferible que se hace


acompañado, por una distinta clase de objetos cuya presencia es beneficiosa para el recorrido
exploratorio.

a. Objetos narcisistas que sostienen al Yo.

b. Objetos transicionales.

c. Objetos de apuntalamiento. Pueden ser desde el grupo de pares, el par complementario o


sustancias adictivas en la medida que favorezcan la exploración.

El movimiento exploratorio, entendido como experiencia individual subjetiva que se hace con
Otros, puede verse obstaculizado por movimientos de contrainvestidura, a lo cual está sujeto
lo no – explorable por la oposición del sujeto a investirlo libidinalmente. Se puede ver en
problemáticas de inhibición y fobias; sino por el contrario procesos de desinvestidura, donde
lo no – inscripto funciona como obstáculo.

Conceptos contemporáneos sobre el desarrollo adolescente – Winnicott

Muerte y asesinato en el proceso adolescente→ En la adolescencia los jóvenes salen, en forma


torpe y excéntrica, de la infancia, y se alejan de la dependencia para encaminarse a tientas
hacia su condición de adultos.

Si en la fantasía del primer crecimiento hay un contenido de muerte, en la adolescencia el


contenido será de asesinato. En la fantasía inconsciente, el crecimiento es intrínsecamente un
acto agresivo, pues crecer significa ocupar el lugar del padre. Si se quiere que el niño llegue a
adulto, ese paso se logrará por sobre el cadáver de un adulto. En la fantasía inconsciente total
correspondiente al crecimiento de la pubertad y la adolescencia existe la muerte de alguien.
Requiere de un adulto capaz de sostener, de dejarse asesinar, capaz de confrontar, de habilitar
la palabra, la escucha, choque generacional. La confrontación se refiere a una contención que
no posea características de represalia, de venganza; pero que tenga su propia fuerza.

Ya no tiene sentido la rebelión, y el adolescente que triunfa demasiado temprano resulta presa
de su propia trampa, tiene que convertirse en dictador y esperar a ser muerto, no por una
nueva generación de sus propios hijos, sino por sus hermanos. La inmadurez es una parte
preciosa de la escena adolescente. La sociedad necesita ser sacudida por las aspiraciones de
quienes no son responsables. Si los adultos abdican, el adolescente se convierte en un adulto
en forma prematura, y por un proceso falso. Se podría aconsejar a la sociedad: por el bien de
los adolescentes y de su inmadurez, no les permitan adelantarse y llegar a una falsa madurez,
no les entreguen una responsabilidad que no les corresponde, aunque luchen por ella.

Hay algo de la cadena generacional que se pone en cuestión. Se deja de pensar en el mito
fundacional. La adolescencia viene a romper con esto. Los padres dejan de ser idealizados,
pasan a ser falibles y mortales. Se da una modificación del vínculo. Hay algo de este padre real
que empieza a romper ese ideal. Reconstrucción de ese vínculo y búsqueda del adolescente de
otros referentes que puedan ser tan infalibles e incuestionables como lo eran los padres de la
infancia: idealismo, fanatización.

Los padres del adolescente – Rassial

La adolescencia de los hijos, que para ellos es una crisis, también será una crisis para la
organización familiar donde los padres deberán reinventar su lugar en relación con los otros y
con ellos mismos. Ya no podrán refugiarse en su posición de padre. Ellos también deben
efectuar un trabajo de duelo y separarse de lo que parecía una parte de ellos mismos.

El adolescente se ve confrontado entre la realidad de sus padres (como sujetos cualesquiera


con sus conflictos y limitaciones) y los padres idealizados en la infancia. Esto lo resolverá, o
bien con la invención de una novela familiar, o bien por la denuncia repetida de esos padres
decepcionante, o por medio de cualquier otra proyección.

Primera consecuencia de la pubertad: poseer los atributos físicos de los padres. El cuerpo del
niño se transforma en un cuerpo de adulto, son sus mismos atributos, los cuales antes los
diferenciaban. En un primer tiempo, la pubertad puede ser vivida por el adolescente como una
falta, o una enfermedad, cuyos signos serian la menstruación y las erecciones espontáneas y
poluciones nocturnas. Pero debido a la semejanza con la imagen del adulto, en un segundo
tiempo será vivida con frecuencia como una competición con los padres.

Segunda consecuencia de la pubertad: trastorno del Edipo. A la vez, los padres le parecían al
niño inmortales, sólidos, capaces de soportar sin sucumbir a los deseos edipicos más agresivos.
Los padres del adolescente, en cambio, se revelan mortales, podrán sucumbir ante la vejez sin
necesidad de matarlos. Este carácter decepcionante, que, en definitiva, los padres no están
hechos de otra materia que los hijos y ya no pueden ser los referentes últimos, ideales,
infalibles; tiene dos consecuencias:

1) Modificara radicalmente la relación del adolescente con sus padres (sus demandas, sus
quejas, etc).

2) Volverá a plantearse la cuestión de un otro como referente último, esa vez que pueda
garantizar con eficacia y de forma duradera al adolescente su identidad.

Tercera consecuencia de la pubertad: el adolescente es un padre o madre en potencia. El


adolescente no solo se convierte en un adulto, sino que se convertirá potencialmente en un
padre o madre. A partir de lo cual se cuestionara a los padres, no solo como adultos, sino como
representantes privilegiados de la paternidad y la maternidad. El término “cadena de
generaciones” es algo que constata el adolescente Los padres no son los primeros, el mismo y
sus hermanos y hermanas no son los últimos. Al replantear la cuestión de su origen, el
adolescente interroga directa o indirectamente, la sexualidad de los padres.

Los adolescentes son insolentes y responden. ¿Qué es ser insolentes? Es afirmar su soledad,
reivindicarla extrayendose del bienestar. La sociedad no reconoce el estatuto adolescencia, y
estar en adolescencia ya es de por si una insolencia. En la adolescencia, a diferencia de la
infancia y en la adultez, los sentimientos negativos con respecto a si mismo no son reprimidos,
sino que, como en la psicosis o la paranoia, son proyectados al exterior. ¿Qué es responder? Se
refiere a aquel, que en lugar de obedecer, de permanecer en el lugar que le es asignado por el
discurso de los padres, pronuncia una palabra de más, incluso insignificante. Esto pone de
manifiesto dos cosas: que hay otros discursos posibles al discurso parental, el cual pierde su
valor; que el discurso de los padres se revela como frágil, puesto que basta una palabra de más
para denunciarlo.

Tres posiciones del adolescente para dirigirse a sus padres:

1) Demandar: Se refiere a esas solicitaciones repetidas del adolescente (quieren tal cosa, o que
los autoricen salir hasta tal hora). Pero responder a la demanda no resuelve nada. Lo que para
el adolescente cuenta es que su demanda, y detrás de ella su derecho de demandar, sean
reconocidos como legítimos. Demanda pues en la niñez se le hizo la promesa de que cuando
sea mayor tendría el goce. Esta demanda va en el sentido del trabajo de apropiación de sí
mismo y del mundo que constituye el proceso de adolescencia.

2) Contradecir: El sentido de la contradicción corresponde en el adolescente a su exigencia


ilusoria de un discurso sin contradicción. De manera que marca frecuentemente las
contradicciones internas del discurso de los padres (entre lo que dicen y lo que hacen, lo que
han promovido y lo que son, etc). Este placer de contradecir va de la mano con el idealismo de
los adolescentes, su anarquismo en el sentido de una rebelión contra toda autoridad y de una
pasión por la utopía.
3) Imitar: Es lo menos evidente. Hay una estrecha relación entre los adolescentes y lo que no
son los padres, sino con aquellos que han sido en su adolescencia, lo que han soñado ser, o lo
que han reprimido de sus propios deseos.

Metamorfosis de la pubertad: el hallazgo (?) del objeto – Grassi

Freud dice que “existen dos caminos para el hallazgo de objeto: en primer lugar el que se
realiza por apuntalamiento en los modelos en la temprana infancia y en segundo lugar el
narcisista”. La cátedra agrega otra forma de encuentro, la alteridad del objeto, por su
amenidad y extrañeza, extraño por lo que conlleve de no conocido.

Nuevamente en el texto de Freud, dice que “la pulsión tenía un objeto por fuera del cuerpo
propio: el pecho materno. Lo perdió más tarde. Después la pulsión sexual pasa a ser
autoerótica y solo después de superar el periodo de latencia se vuelve a la situación originaria.
El hallazgo (encuentro) de objeto es propiamente un reencuentro”. La cátedra abre así, una
polémica acerca de este encuentro.

Hallazgo no es encuentro

Hallazgo implica la actividad que hace aparecer un objeto mediatizado por la creatividad del
sujeto. Es descubrir con ingenio algo hasta entonces no conocido. Por lo cual, hallazgo no es
tanto la acción de encontrar, como una cualidad de la actividad subjetiva. Si el encuentro de
objeto es un hallazgo, lo es porque el proceso estuvo comandado por la creatividad del sujeto.

El cuerpo puberal

Llegada la pubertad, la sexualidad (genitalidad) ya no puede ser diferida. Una vez instalada la
barrera de la prohibición del incesto y los diques morales que hacen al sujeto de la ética y la
búsqueda de alteridad propia de la pulsión genital con la pulsión puberal, al psiquismo le urgen
trabajos específicos. El cuerpo puberal, con sus reorganizaciones y neoorganizaciones,
requiere de nuevas inscripciones y nuevos circuitos pulsionales. El objeto, para terminar de
constituirse como tal (exterior-ajeno-extraño), requiere de tiempos y espacios donde hacerlo,
de ensayos y exploraciones. Le urge que el objeto sea investido siguiendo las vías corrientes
tierna y sensual de la pulsión.

Hallazgo es fundamentalmente nueva inscripción e inscripción de lo nuevo, creatividad


propia, por fuera del cuerpo familiar. Objeto marcado a fuego con la angustiosa extrañeza del
afuera. El trabajo clínico de procesos adolescentes se detiene como uno de sus lugares
privilegiados en el especial uso del cuerpo puberal. Y esto tanto en el campo de los procesos
saludables como en las patologías graves. Se llega a lo descrito como vivencia de
extrañamiento corporal. El sentimiento de extrañeza (bajo la forma de angustia no
mentalizada) asociado al cuerpo puberal, la pérdida de los reparos y los límites corporales
llevan al adolescente a tratar su cuerpo como un “objeto externo (extraño)”.

Una de las condiciones para el hallazgo de objeto, una primera condición es la creación de la
espacialidad exterior al propio cuerpo (transformación del autoerotismo y del narcisismo) y
espacialidad extrafamiliar donde hallarlo.

El hallazgo de objeto no es sin el pasado historizado, no es sin la re-interpretación de la historia


infantil, no es sin su construcción, sin su ligadura con la genealogía. El hallazgo del objeto
transcurre en un desfiladero entre re-petición, re-vuelta, de-construcción de la historia infantil.
Lo puberal, empuja al autoerotismo, al narcisismo, a los objetos incestuosos, a lo familiar
conocido. Lo adolescente que ataca la prohibición del incesto (con las barreras morales de la
pulsión), es trabajo de simbolización, de elaboración de lo puberal, de creatividad-hallazgo de
objeto por fuera del propio cuerpo familiar.

También podría gustarte